Introducción En el presente trabajo se mostrará una breve investigación acerca del SIDA (AIDS, en inglés), que es considerada una de las enfermedades que más preocupan a la sociedad mundial hoy en día. Esto se debe principalmente a que muy poco se sabe acerca de los métodos para controlar el virus, además de que dicho mal se está extendiendo a lo largo y ancho del mundo a una velocidad alarmante. Cada 10 minutos alguna persona se contagia de esta enfermedad. Por esta razón resulta de suma importancia conocer más acerca de qué es el VIH-SIDA, cómo se transmite y cómo se puede llegar a prevenir. Para tener un panorama más amplio, definiremos por partes el Síndrome de Inmuno Deficiencia Adquirida: Síndrome = conjunto de signos y síntomas. Inmuno Deficiencia = agotamiento importante del sistema inmunitario. Adquirida = debida a un virus contraído por el enfermo durante su vida. La enfermedad no es hereditaria. Cuando el VIH ingresa en la corriente sanguínea, se adhiere al linfocito, y transcribe el ARN vírico en ADN, que se introduce en el núcleo del linfocito para formar parte del código genético de la célula. Cuando sucede esto, el virus va destruyendo poco a poco los linfocitos T4, pero el sistema inmunitario es fuerte aún y puede ir regenerando los linfocitos destruidos; en esta etapa los síntomas no se presentan en la persona. EL SIDA, es el conjunto de manifestaciones clínicas que aparecen como consecuencia de la depresión del sistema inmunológico debido a la infección por el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH). Una persona infectada con el VIH va perdiendo, de forma progresiva, la función de ciertas células del sistema inmune llamadas linfocitos T CD4, lo que la hace susceptible a diversas infecciones como neumonías o micosis. En algunos casos, estas infecciones oportunistas (infecciones por microorganismos que normalmente no causan enfermedad en personas sanas pero sí lo hacen en aquellas que han perdido, en parte, la función del sistema inmune) pueden llegar a provocar la muerte o el desarrollo en el paciente de diversos tipos de cáncer. Al principio de la década de 1980 se detectaron diversos fallecimientos debidos a infecciones oportunistas que también se habían observado en pacientes trasplantados que recibían una terapia inmunosupresora para evitar el rechazo al órgano trasplantado. Al parecer, un gran número de estos fallecimientos se producían en varones homosexuales. En 1983, un especialista francés en cáncer, Luc Montagnier, del Instituto Pasteur de París, consiguió aislar un nuevo retrovirus humano en un nódulo linfático de un hombre que padecía un síndrome de inmunodeficiencia adquirida. Por esas mismas fechas, científicos americanos consiguieron también aislar un retrovirus en enfermos de SIDA, así como en personas que habían mantenido relaciones con pacientes con SIDA. Este virus, conocido como VIH en la actualidad, resultó ser el agente causante del SIDA. Es importante considerar que el contraer una infección por VIH no implica necesariamente que la persona vaya a desarrollar el síndrome de inmunodeficiencia adquirida, aunque a aquellos pacientes a los que se les detecta la infección por VIH se les considera, erróneamente, como enfermos de SIDA. De hecho, se tiene constancia de que algunas personas han sufrido una infección por VIH durante más de diez años sin que, durante este tiempo, hayan desarrollado ninguna de las manifestaciones clínicas que definen el diagnóstico de SIDA. En 1997 se estimó que más de 30 millones de personas en el mundo estaban infectadas por el virus VIH o padecían SIDA (29,5 millones de adultos y 1,1 millones de niños). La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que desde 1981, cuando los primeros casos de SIDA fueron detectados, hasta finales de 1998, más de 12,9 millones de adultos y niños han desarrollado las manifestaciones clínicas que definen el SIDA. En este mismo periodo se han producido 11,7 millones de fallecimientos por esta causa. España es el país europeo con mayor incidencia de la enfermedad y ocupa el segundo lugar (después de Estados Unidos) en número de casos dentro del mundo occidental. Desarrollo del Trabajo El sida (de SIDA, acrónimo de síndrome de inmunodeficiencia adquirida, en inglés AIDS) es una enfermedad que afecta a los humanos infectados por el VIH (virus de inmunodeficiencia humana). Se dice que una persona padece de sida cuando su organismo, debido a la inmunodepresión provocada por el VIH, no es capaz de ofrecer una respuesta inmune adecuada contra las infecciones que aquejan a los seres humanos. Se dice que esta infección es incontrovertible. Cabe destacar la diferencia entre estar infectado por el VIH y padecer de sida. Una persona infectada por el VIH es seropositiva y pasa a desarrollar un cuadro de sida cuando su nivel de linfocitos T CD4 (que son el tipo de células a las que ataca el virus) desciende por debajo de 200 células por mililitro de sangre. El VIH se transmite a través de los fluidos corporales (tales como sangre, semen, secreciones vaginales, leche materna). El Día mundial de la lucha contra el SIDA se celebra el 1 de diciembre. La Real Academia Española (RAE) recoge la palabra sida en la vigésima segunda edición de su diccionario, por lo cual puede ser utilizada en minúsculas y en mayúsculas. El uso de minúsculas es recomendado por la Organización Panamericana de la Salud, agencia de salud de Naciones Unidas para las Américas. Historia de la Evolución del SIDA Los orígenes del SIDA aún no están muy claros. Se sabe que en 1981 surgió una epidemia la cual creció rápidamente. En un principio los científicos pensaron que se debía a un nuevo virus creado por la CIA o por la KGB. Sin embargo desde 1959 se han detectado casos de SIDA y de VIH-1 y VIH-2 en África y desde 1968 en Norteamérica. Los virus del SIDA, el VIH-1 y el VIH-2, podrían constituir una invención antigua de la naturaleza, según sospechan los biólogos. Pertenecen a la familia de los retrovirus, cuya información genética está contenida en una molécula de ARN en vez de ADN, como es habitual en la mayoría de los seres vivos. Hasta 1984 se sostuvieron distintas teorías sobre la posible causa del sida. La teoría con más apoyo planteaba que el sida era causado por un virus. La evidencia que apoyaba esta teoría era, básicamente, epidemiológica. En 1983 un grupo de nueve hombres homosexuales con sida de Los Ángeles, que habían tenido parejas sexuales en común, incluyendo a otro hombre en Nueva York que mantuvo relaciones sexuales con tres de ellos, sirvieron como base para establecer un patrón de contagio típico de las enfermedades infecciosas. El VIH-2, endémico en África occidental y que se ha propagado principalmente a la India y Europa, está emparentado con el virus SIVsm del mono mangabey y el SIVmac del macaco. El pariente simiesco más próximo del VIH-1, endémico en África central desde donde se ha extendido a América del Norte y Europa, es el virus SIVcpz del chimpancé. El estudio de los genes de estos virus y de otros hallados más recientemente, como el SIVmnd del mandril y el SIVagm del mono verde, apunta a que todos ellos se separaron al mismo tiempo de un antecesor común. El descubrimiento en 1989 del VIH-2 ALT, una variante del VIH-2 más remota que algunos SIV, parece indicar que el virus del SIDA existía en el continente africano casi un siglo antes de que surgiera la epidemia. Otras teorías sugieren que el sida surge a causa del excesivo uso de drogas y de la alta actividad sexual con diferentes parejas. También se planteó que la inoculación de semen en el recto durante el sexo anal combinado con el uso de inhalantes con nitrito (poppers) producía supresión del sistema inmune. Pocos especialistas tomaron en serio estas teorías, aunque algunas personas todavía las promueven y niegan que el sida sea producto de la infección del VIH. En 1986 el virus fue denominado VIH (virus de inmunodeficiencia humana). El descubrimiento del virus permitió el desarrollo de un anticuerpo, el cual se comenzó a utilizar para identificar dentro de los grupos de riesgo a los infectados. También permitió empezar investigaciones sobre posibles tratamientos y una vacuna. En esos tiempos las víctimas del sida eran aisladas por la comunidad, los amigos e incluso la familia. Los niños que tenían sida no eran aceptados por las escuelas debido a las protestas de los padres de otros niños; éste fue el caso del joven estadounidense Ryan White. La gente temía acercarse a los infectados ya que pensaban que el VIH podía contagiarse por un contacto casual como dar la mano, abrazar, besar o compartir utensilios con un infectado. En un principio la comunidad homosexual fue culpada de la aparición y posterior expansión del sida en Occidente. Incluso algunos grupos religiosos llegaron a decir que el sida era un castigo de Dios a los homosexuales (esta creencia aún es popular entre ciertas minorías de creyentes cristianos y musulmanes). Otros señalan que el estilo de vida «depravado» de los homosexuales era responsable de la enfermedad. Aunque en un principio el sida se expandió más deprisa a través de las comunidades homosexuales y que la mayoría de los que padecían la enfermedad en occidente eran homosexuales, esto se debía, en parte, a que en esos tiempos no era común el uso del condón entre homosexuales, por considerarse que éste era sólo un método anticonceptivo. Por otro lado, la difusión del mismo en África fue principalmente por vía heterosexual. El sida pudo expandirse rápidamente al concentrarse la atención sólo en los homosexuales, esto contribuyó a que la enfermedad se extendiera sin control entre heterosexuales, particularmente en África, el Caribe y luego en Asia. Gracias a la disponibilidad de tratamiento antirretrovirales, las personas con VIH pueden llevar una vida normal, la correspondiente a una enfermedad crónica, sin las infecciones oportunistas características del sida no tratado. Los antirretrovirales están disponibles mayormente en los países desarrollados. Su disponibilidad en los países en desarrollo está creciendo, sobre todo en América Latina; pero en África, Asia y Europa Oriental muchas personas todavía no tienen acceso a esos medicamentos, por lo cual desarrollan las infecciones oportunistas y mueren algunos años después de la seroconversión. La teoría más reconocida actualmente, sostiene que el VIH proviene de un virus llamado «virus de inmunodeficiencia en simios» (SIV, en inglés), el cual es idéntico al VIH y causa síntomas similares al sida en otros primates. Desarrollo de la Enfermedad Desde que una persona se infecta con el VIH hasta que desarrolla el SIDA suelen transcurrir entre 6 y 10 años. El estudio de la evolución de la enfermedad puede realizarse a través de distintos marcadores de laboratorio o por las manifestaciones clínicas que van apareciendo. Dentro de los marcadores bioquímicos podemos considerar el descenso de la cifra de linfocitos T CD4 que, hasta hace relativamente poco tiempo, ha sido la principal referencia para catalogar el estadio de evolución de la enfermedad. Desde 1996, la determinación de la cantidad de virus circulante en la sangre de la persona infectada, que recibe el nombre de carga viral, se ha convertido en el principal marcador de la evolución de la enfermedad. La mayoría de los pacientes experimentan, al cabo de unas tres semanas de haberse infectado con el virus VIH, una serie de síntomas pseudogripales como fiebre, cefalea, eritema, linfoadenopatías y sensación de malestar. Estos síntomas desaparecen al cabo de una o dos semanas. Durante esta fase, llamada fase de infección aguda, el VIH se multiplica a una gran velocidad, sufriendo diversas mutaciones genéticas. En un primer momento, se produce un descenso de la cifra de linfocitos T CD4 pero, al poco tiempo, alcanzan unas cifras normales en respuesta a una activación del sistema inmunológico. Los individuos son altamente contagiosos durante esta fase. A continuación se pasa a una fase, llamada fase asintomática, que puede durar diez años o más. Durante este periodo, el virus continúa replicándose causando una destrucción progresiva del sistema inmune. El recuento de linfocitos T CD4 suele ser normal. En la fase siguiente, denominada fase sintomática precoz, se suele iniciar el desarrollo de síntomas de enfermedad clínica y suelen aparecer infecciones oportunistas leves. Se llega, por último, a la fase denominada SIDA o fase de enfermedad avanzada por VIH en la que aparecen las infecciones y tumores definitorios del síndrome de inmunodeficiencia adquirida. Infecciones Oportunistas y Tumores Los fallecimientos de enfermos con SIDA no suelen deberse a la infección por el propio virus, sino a la aparición de infecciones oportunistas o al desarrollo de ciertos tumores. Las infecciones se desarrollan cuando el sistema inmune no puede proteger al organismo frente a diversos agentes infecciosos que habitualmente se encuentran en el medio ambiente y no provocan enfermedad. El desarrollo de alguna de las diferentes infecciones oportunistas, llamadas enfermedades definitorias del SIDA, junto con el descenso de la cifra de linfocitos T CD4 es lo que determina el diagnóstico clínico de la enfermedad. La infección oportunista más frecuente en pacientes con SIDA es la neumonía debida a Pneumocystis carinii, que es un protozoo que se suele encontrar en las vías respiratorias de la mayoría de las personas. Distintas neumonías bacterianas están, junto con la tuberculosis, frecuentemente asociada con el SIDA. En la última fase sintomática de la enfermedad la infección por Mycobacterium avium puede causar fiebre, pérdida de peso, anemia y diarrea. Ciertas infecciones provocadas por bacterias del tracto gastrointestinal también pueden cursar con diarrea, pérdida de peso, anorexia y fiebre. También son comunes, durante las fases avanzadas, enfermedades causadas por distintos protozoos, especialmente toxoplasmosis del sistema nervioso central. Las infecciones por hongos también son frecuentes en pacientes con SIDA. La infección mucocutánea por Candida albicans suele ocurrir en fases tempranas y anuncia el inicio de la inmunodeficiencia clínica. El Cryptococcus es la causa principal de las meningitis que desarrollan los enfermos de SIDA. Las infecciones virales oportunistas, especialmente las debidas a herpesvirus, son muy frecuentes en pacientes con síndrome de inmunodeficiencia adquirida. Los citomegalovirus, miembros de esta familia de virus, infectan la retina y puede provocar ceguera. Otro herpesvirus es el virus de Epstein-Barr, que se ha relacionado con la aparición de linfomas (tumor de las células sanguíneas). La infección por el virus herpes simple, tanto tipo 1 como 2, también es frecuente, provocando lesiones perianales y alrededor de la boca muy dolorosas. Muchos pacientes con síndrome de inmunodeficiencia adquirida desarrollan, además, tumores, siendo los más frecuentes los linfomas de células B y el sarcoma de Kaposi. El linfoma es una manifestación tardía de la infección por VIH y se desarrolla cuando existe una gran depresión del sistema inmune. Puede afectar a cualquier órgano y principalmente al sistema nervioso central. El sarcoma de Kaposi es una neoplasia multifocal que se manifiesta por el desarrollo de nódulos vasculares en piel, mucosas y vísceras. Es una manifestación precoz de la infección por VIH y puede aparecer con recuentos normales de linfocitos T CD4. Es la neoplasia más frecuente en pacientes infectados por el virus de la inmunodeficiencia humana y se caracteriza por la aparición de lesiones cutáneas de color rojo o púrpura. ¿Cómo se contagia el SIDA? El virus del SIDA, para fortuna de todos los seres humanos, no puede transmitirse como el resfriado común, pues necesita de determinadas condiciones para ser transmitido y sobrevivir dentro del nuevo organismo que habita. El virus es frágil, no permanece con facilidad y además tiene un periodo muy corto de actividad fuera del organismo. Además es sensible al calor, no puede resistir más allá de los 60 grados centígrados, por lo cual cuando penetra en el cuerpo necesita entrar en contacto inmediatamente con la sangre del nuevo individuo contagiado. Otra ventaja que tiene el virus para el hombre es que para poder infectarlo necesita penetrar con una cantidad determinada de virus, si no lo puede hacer de esta manera, la persona puede ser inmune a la infección. Los lugares en los que se encuentra en cantidades que pueden causar la infección son en la sangre, el esperma, flujo vaginal, leche materna y otras secreciones vaginales. Así mismo, se puede encontrar en otros fluidos corporales pero en cantidades inferiores. Existen diferentes medios de contagio, que se describen a continuación: Transmisión sexual En un principio se decía que los contagios sólo se producción a consecuencia de prácticas homosexuales; sin embargo, hoy en día se puede ver que también las heterosexuales son una fuente de contagio. El uso de condones de látex se recomienda para todo tipo de actividad sexual que incluya penetración. Es importante enfatizar que se debe usar el condón hecho del material látex, pues otro condón (de carnero) que existe en el mercado, hecho a base de material orgánico, no es efectivo para la prevención. Los condones tienen una tasa estimada del 90-95% de efectividad para evitar el embarazo o el contagio de enfermedades, y usado correctamente, esto es, bien conservado, abierto con cuidado y correctamente colocado, es el mejor medio de protección contra la transmisión del VIH. Se ha demostrado repetidamente que el VIH no pasa efectivamente a través de los condones de látex intactos. El sexo anal, debido a la delicadeza de los tejidos del ano y la facilidad con la que se llagan, se considera la actividad sexual de más riesgo. Por eso los condones se recomiendan también para el sexo anal. El condón se debe usar una sola vez, tirándolo a la basura y usando otro condón cada vez. Debido al riesgo de rasgar (tanto el condón como la piel y la mucosa de la paredes vaginales y anales) se recomienda el uso de lubricantes con base acuosa. La vaselina y los lubricantes basados en aceite o petróleo no deben usarse con los condones porque debilitan el látex y lo vuelven propenso a rasgarse. En términos de trasmisión del VIH, se considera que el sexo oral tiene menos riesgos que el vaginal o el anal. Sin embargo, la relativa falta de investigación definitiva sobre el tema, sumada a información pública de dudosa veracidad e influencias culturales, han llevado a que muchos crean, de manera incorrecta, que el sexo oral es seguro. Aunque el factor real de trasmisión oral del VIH no se conoce aún con precisión, hay casos documentados de transmisión a través de sexo oral por inserción y por recepción (en hombres). Un estudio [concluyó que el 7,8% de hombres recientemente infectados en San Francisco probablemente recibieron el virus a través del sexo oral. Sin embargo, un estudio de hombres españoles que tuvieron sexo oral con compañeros VIH+ a sabiendas de ello no identificó ningún caso de trasmisión oral. Parte de la razón por la cual esa evidencia es conflictiva es porque identificar los casos de transmisión oral es problemático. La mayoría de las personas VIH+ tuvieron otros tipos de actividad sexual antes de la infección, por lo cual se hace difícil o imposible aislar la transmisión oral como factor. Factores como las úlceras bucales, etc., también son difíciles de aislar en la transmisión entre personas "sanas". Se recomienda usualmente no permitir el ingreso de semen o fluido pre-seminal en la boca. El uso de condones para el sexo oral (o protector dental para el cunnilingus) reduce aún más el riesgo potencial. El condón que haya sido utilizado ya para la práctica del sexo oral, debe desecharse. En caso de que exista coito posterior, se utilizará un nuevo profiláctico; ya que las microlesiones que se producen en el látex por el roce con las piezas dentarias, permiten el paso del virus. La proteína SEVI Según un trabajo elaborado en el año 2007 por científicos de las universidades de Ulm y Hannover, en conjunto con científicos españoles, se ha descubierto una proteína en el semen humano, que facilita la transmisión del virus VIH. Con frecuencia la cantidad de virus existente en el semen no alcanza los niveles mínimos esperables para que pueda generarse contagio. Sin embargo esta proteína llamada SEVI, desempeña un rol de facilitador para la propagación de la infección, con concentraciones de VIH en semen que de otro modo jamás hubieran producido contagio. Esta proteína se manifiesta en dos formatos o arquitecturas diferentes. Es la SEVI de estructura amiloidea, la que cuenta con capacidad de convertirse en patógena o mutar sus propiedades biológicas. Esta proteína favorece considerablemente el contagio por semen, facilitando la infección y distribución del virus. El SEVI actúa concentrando el virus en la superficie de la célula, que luego va a ingresar en forma masiva hacia el citoplasma. Transmisión por sangre La sangre es la fuente más importante de contagio, pues es una zona donde la cantidad de virus concentrada es la indicada para infectar a cualquier persona. Hoy en día la transfusión de sangre a través de un banco no genera gran problema, dado que desde 1985 todos los donantes deben someterse a las pruebas correspondientes de detección de VIH. Sin embargo, las jeringas si representan un verdadero peligro, pues las personas que consumen drogas inyectables comparten sus jeringas provocando así un foco de infección, es además importante mencionar que las cucharas para preparar las drogas también pueden estar infectadas. Se ha dicho que los artículos como las pinzas, tijeras de peluquero navajas de afeitar, cepillos dentales, etc. pueden estar infectados. Es por esto que se requiere que antes de ser usados por una nueva personas sean sometidos a la autoclave, la cual calienta el objeto con el fin de reducir la posibilidad de contagio. Los trabajadores médicos pueden prevenir la extensión del VIH desde pacientes a trabajadores y de paciente a paciente, siguiendo normas universales de asepsia o aislamiento contra sustancias corporales, tales como el uso de guantes de látex cuando se ponen inyecciones o se manejan desechos o fluidos corporales, y lavándose las manos frecuentemente. El riesgo de infectarse con el virus VIH a causa de un pinchazo con una aguja que ha sido usada en una persona infectada es menor de 1 entre 200. Una apropiada profilaxis pos- exposición (con medicamentos anti-VIH) logra contrarrestar ese pequeño riesgo, reduciendo al mínimo la probabilidad de seroconversión. Transmisión de la madre al hijo Esta transmisión puede producirse durante el embarazo a través de la placenta o bien durante el parto. Una mujer VIH positiva tiene entre un 20 y un 50% de probabilidades de tener un bebé infectado, porcentaje que varía según los países. EL riesgo de infección aumenta con el empeoramiento del estado de la madre. Después del nacimiento, el amamantamiento es una fuente potencial de transmisión de virus, por lo que también se recomienda a las mujeres VIH positivas que no amamanten a sus hijos. Síntomas Principales: Agotamiento prolongado e inexplicable. Glándulas hinchadas (nódulos linfáticos). Fiebre que dure más de 10 días. Resfriados. Exceso de sudor, especialmente de noche. Lesiones de boca incluyendo llagas y encías hinchadas y dolorosas. Dolor de garganta. Tos. Acortamiento de la respiración. Cambio en los hábitos, incluyendo el estreñimiento. Diarrea frecuente. Síntomas de una infección específica (tales como cándidas, neumocistis, etc.). Tumores (sarcoma de Kaposi) Erupciones en la piel u otras lesiones. Pérdida de peso no intencionada. Malestar general o inquietud. Dolor de cabeza La única causa de la transmisión es el intercambio de fluidos corporales, en particular la sangre y las secreciones genitales. El virus VIH no se puede transmitir por la respiración, la saliva, el contacto casual por el tacto, dar la mano, abrazar, besar en la mejilla, masturbarse mutuamente con otra persona o compartir utensilios como vasos, tazas o cucharas. En cambio es teóricamente posible que el virus se transmita entre personas a través del beso boca a boca, si ambas personas tienen llagas sangrantes o encías llagadas, pero ese caso no ha sido documentado y además es considerado muy improbable, ya que la saliva contiene concentraciones mucho más bajas que por ejemplo el semen, y también porque la saliva tiene propiedades antivirales que hacen que destruya al VIH. Diagnóstico: Aunque el síndrome de inmunodeficiencia adquirida se detectó en 1981, la identificación del virus VIH como agente causal de la enfermedad no se produjo hasta 1983. En 1985, la primera prueba de laboratorio para detectar el VIH, desarrollada por el grupo de investigación de Roberto Gallo, empezó a utilizarse en los bancos de sangre. Este test permitía detectar si la sangre contenía anticuerpos frente al VIH. Sin embargo, durante las 4 a 8 semanas siguientes a la exposición al VIH, la prueba es negativa porque el sistema inmunológico aún no ha desarrollado anticuerpos frente al virus. En 1996, se aprobó la utilización en los bancos de sangre de una prueba de laboratorio suplementaria que permitía detectar antígenos del VIH que son proteínas del propio virus. Esta prueba permite, por tanto, identificar el virus antes de que el sistema inmune fabrique sus anticuerpos. Los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de Atlanta (CDC, siglas en inglés) han establecido la siguiente definición para el diagnóstico del SIDA: en un individuo VIH positivo el recuento de células T CD4 debe ser menor a 200 células por milímetro cúbico de sangre, o el individuo debe presentar alguna manifestación clínica definitoria de SIDA como infecciones oportunistas por Pneumocystis carinii, candidiasis oral, tuberculosis pulmonar o carcinoma invasivo de cérvix en la mujer, entre otros. Prevención: Las formas de prevenir el SIDA son diversas, cuando se trata de transmisión de carácter sexual se tiene dos medidas a tomar. La primera es la abstinencia, la cual es la más segura. Sin embargo en caso de que se haya tomado la decisión de tener relaciones sexuales con una pareja, es necesario que se conozca bien a la pareja y que además se use un preservativo de manera adecuada; es decir, sin que éste sufra ningún tipo de alteraciones en su estructura, lo cual significa que no se perfore o rompa en ningún grado. El preservativo (condón) puede ser masculino o femenino, ya que se ha probado que es el único medio de prevenir el casi al 100%, puesto que se ha probado que en ocasiones el virus ha logrado traspasar el condón. Para los casos de transmisión sanguínea es necesario que para hacerse una transfusión se acuda a un centro confiable. Para el caso de las drogas inyectables, es necesario que no se compartan las jeringas ni ningún otro instrumento para preparar la inyección. Por su parte, las madres que tienen el riesgo de contagiar a su pequeño, pueden disminuir este riesgo dejando de amamantarlo. Según algunos estudios, los programas que preconizan la abstinencia sexual como método preventivo exclusivo no han demostrado su utilidad para disminuir el riesgo de contagio del virus. Edward Green, director del Aids Prevention Research Project de Harvard, asegura que "El preservativo no detiene el Sida. Sólo un comportamiento sexual responsable puede hacer frente a la pandemia" Tratamiento: Existen distintos medicamentos antirretrovirales que actúan en distintas fases del ciclo de replicación viral. En el ciclo vital del virus hay un proceso fundamental, denominado transcripción inversa, que consiste en la conversión del ácido ribonucleico viral en ácido desoxirribonucleico. Esta actividad es llevada a cabo por la enzima trascriptasa inversa. Un grupo de medicamentos antirretrovirales, denominados nucleósidos, inhiben la acción de esta enzima; entre éstos se encuentran la zidovudina o AZT, la didanosina o ddI, la zalcitabina o ddC, la estavudina o d4T y la lamivudina o 3TC. Aunque los nucleósidos interaccionan con la enzima de conversión del retrovirus, también pueden reaccionar con las enzimas responsables de la síntesis del ADN de las células del organismo, lo que puede hacer que resulten tóxicos y ocasionen distintos efectos secundarios. Aunque los medicamentos que inhiben la acción de la transcriptasa inversa nunca han sido considerados como curativos, pueden frenar la evolución de la enfermedad. Los beneficios de estos medicamentos se hacen más patentes cuando se usan en combinación. Los inhibidores de la transcriptasa inversa todavía parecen más efectivos cuando se prescriben junto a otra clase de medicamentos retrovirales llamados inhibidores de las proteasas. El primer medicamento de este tipo fue el saquinavir, al que siguieron otros como el ritonavir, el indinavir y el nelfinavir. Actualmente se considera que el tratamiento más efectivo para luchar contra el VIH es la combinación de tres medicamentos tomados conjuntamente, dos nucleósidos inhibidores de la transcriptasa inversa y un inhibidor de la proteasa. Aunque estas combinaciones pueden dar lugar a importantes efectos secundarios, cuando se usan con precaución pueden llegar a reducir los niveles del virus en sangre hasta cifras prácticamente indetectables. También se puede emplear una combinación de dos nucleósidos inhibidores de la acción de la transcriptasa inversa junto con un inhibidor de esta enzima no nucleósido. La nevirapina fue el primer medicamento de este tipo. Estadísticas El SIDA se ha ido propagando en el mundo. Aproximadamente 60 millones de personas se han infectado con el virus del SIDA en el transcurso de los últimos veinte años y 22 millones de éstas han muerto. Para 1999 ya existían 34, 016,536 de personas que vivían con el VIH/SIDA, de las cuales 24, 448,700 de personas pertenecían al África Subsahariana, lo que representaba el 71.8% del porcentaje mundial. Actualmente, la infección por el virus del VIH ya no es considerada una infección mortal y aguda, sino una enfermedad crónico-degenerativa. Sin embargo, a pesar de los avances médicos en el tratamiento, la mejor arma contra esta enfermedad sigue siendo la prevención. En México, el Programa de Acción para la Prevención del VIH/SIDA e ITS 2001-2006, tiene como objetivo disminuir la infección de estas enfermedades entre la población. Dicho programa está conformado por tres componentes principales que a su vez se subdividen en otros programas de acción: Prevención sexual, en donde se encuentran programas referentes a Salud Reproductiva, Salud de la Infancia, Arranque Parejo en la Vida, etc. Prevención perinatal, este componente además de utilizar los programas antes mencionados, también está integrado por el Programa Vete Sano, Regresa Sano; y Mujer y Salud). Porcentaje de uso de condón en la última relación sexual por grupos de riesgo 2008 Fuente: CENSIDA. Informe UNGASS México, 2008.38.596.019.679.426.995.8020406080100Población de 15 a 49 años con más de una pareja en el último añoHombres que tienen sexo con hombresUsuarios de drogas inyectablesProfesionales del sexoHombresMujeres A pesar de los esfuerzos realizados por detener esta pandemia en México, durante los últimos años, los casos nuevos registrados se han incrementado; siendo la transmisión sexual el principal tipo de contagio, la cual ha disminuido sensiblemente. Sin embargo, el contagio por transmisión sanguínea se ha incrementado en forma importante, al pasar entre 2004 y 2007, de 0.2 a 3.5% de los casos, es importante mencionar que en este tipo de contagio se incluye la administración de drogas intravenosas. Bibliografía http://es.wikipedia.org/wiki/SIDA Sontag, Susan: El sida y sus metáforas (104 pág.). Barcelona: El Aleph, 1989. ISBN 84-7669-085 1. Echevarría Lucas, Lucía; María José del Río Pardo, Manuel Causse del Río: El sida y sus manifestaciones oftalmológicas. Avances tras la Haart. 2006. ISBN 84-9747-116-4 López, Liliana: ¿Se puede prevenir el sida?. Madrid: Biblioteca Nueva. 2004. ISBN 84-9742-315-1. Irwin, Alexander, Joyce Millen, Dorothy Fallows, Fernando Aguiar González: Sida global: verdades y mentiras: herramientas para luchar contra la pandemia del siglo XXI. Barcelona: Paidós Ibérica. 2004. ISBN 84-493-1626-X.