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Lección 30
EL MENTOREO EN EL REINO DE DIOS
(Parte A)
Aprendiendo a mentorear: 2 Timoteo 2:2
Todos los grandes personajes de la historia que Dios ha usado tuvieron personas que fueron
sus mentores, discipuladores o maestros. Ninguno de nosotros llega a ser algo o alguien en
forma independiente.
No existe en el Reino la idea de llaneros solitarios o iluminados que surgen de la nada. Para
bien o para mal, todos somos producto de la inversión o no inversión que otros hicieron en
nosotros.
Moisés fue entrenado por los mejores maestros de Egipto, luego por su suegro Jetro. Josué y
Caleb fueron entrenados por Moisés. Samuel fue entrenado por Elí, Salomón por David.
Timoteo, Tito y otros fueron discipulados por Pablo. Los grandes reformadores religiosos y
sociales tuvieron mentores que los guiaron en diferentes etapas de sus vidas.
Cuando Jesús comenzó su ministerio, luego de un tiempo, escogió a 12 hombres, en los
cuales se abocó completamente. El invirtió un 5% de su tiempo en las multitudes, un 15% en
unas 70 personas y un 80% de su tiempo en 12. Pero de los doce el invirtió el 100% de su
tiempo sólo en tres (Pedro, Santiago y Juan).
Cuando Jesús resucitó y antes de ascender a los cielos comisionó a sus hombres a una de
las tareas más arduas y a su vez más gloriosas que es la formación de discípulos, en el
desarrollo de co-gobernadores junto al Espíritu Santo.
En Mateo 28:18-20 Jesús dice: “Toda autoridad me ha sido dada en los cielos y en la
tierra. Por tanto, vayan y hagan discípulos de todas las naciones; bautizándolos en el
nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a obedecer todo lo que
les he mandado a ustedes. Y les aseguro que estaré con ustedes siempre, hasta el fin
del mundo”.
Fíjense que Jesús especifica muy bien nuestra tarea. Por lo tanto, cuando nosotros a nivel
personal y como iglesia no estamos involucrados en lo que Jesús nos mandó, no podemos
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decir que somos cristianos e iglesias fieles a Dios. Este proceso de discipulado conlleva
tiempo, esfuerzo, experiencia y muchas lágrimas.
Pablo, tomando este mismo concepto, le dice a su joven discípulo Timoteo: “Y lo que has
oído de mí en la presencia de muchos testigos, eso encarga a hombres fieles que sean
idóneos para enseñar también a otros” (2 Timoteo 2:2)
Como iglesia no queremos que ninguno se pierda la bendición de ser discipulado ni la de
discipular a otros. Este material es una propuesta en donde tanto hermanos de más años
como también los que recién comienzan pueden estar involucrados.
¿Quiénes pueden ser mentores?. Quisiera compartir seis principios o características de un
mentor. Desde ya queremos que sepan que los que han de discipular a otros también
deberían tener un mentor que los acompañe. Al igual que un racimo de uva, cada uva está
conectada al racimo.
1) Es alguien que tiene convicción
El profeta enfurecido, se apresuró a entrar en el palacio real. Pasó agitado entre los guardias
quienes se asustaron del visitante inesperado. Pasó como viento hacia la corte. El hombre a
quien Dios envió llegó a la sala del trono y se encontró frente a frente con el rey Acab y le dijo:
“Tan cierto como que vive el Señor, Dios de Israel, a quien yo sirvo, te juro que no
habrá rocío ni lluvia en los próximos años, hasta que yo lo ordene” (1 Reyes 17:1).
Y así como entró salió rápidamente de ese lugar. Su misión estaba cumplida. Para hacer
esto, Elías tuvo que tener la certeza de la realidad de Dios.
Uno de los aspectos más fascinantes del cristianismo es el poder de transformar vidas. No
hay nada en el mundo más poderoso que el Evangelio. Pero debemos recordar que el mundo
no se impresiona por nuestra elocuencia, sino por nuestro carácter.
Nuestros hijos no se impresionan por la tarea que desarrollamos, por los libros que escribimos
o por las vidas que aconsejamos. Pero si se impresionan por lo que Jesús hizo en nosotros.
Por lo tanto, ¿cómo podemos los mentores convencer a nuestros discípulos de que Dios está
vivo?. Dejando brillar la luz de Dios a través de nuestra vida. Si nuestra vida es transformada
por el poder Divino, ella será un mensaje a una generación engañada. Somos cartas abiertas.
Elías tenía certeza de que era representante de Dios. También tenía certeza de que el poder
de Dios estaba a su disposición. ¿De dónde logró Elías tener el coraje para enfrentar al rey?
Sin duda alguna ha sido fruto de su vida de oración. Un mentor que no ora es un mentor
incompleto.
2) Es alguien que tiene comunión
Nada es más repugnante que la falsedad espiritual, y nada es más atractivo que la verdad
espiritual. Un mentor debe vivir la vida cristiana y atraer a otros. Habiendo muchos
charlatanes en la época de Elías es bueno encontrar a un cristiano como él.
Vemos en 1 Reyes 17:2-7 una causa y efecto. Dice así el texto: “Entonces la Palabra del
Señor vino a Elías y le dio este mensaje: Sal de aquí hacia el oriente, y escóndete en el
arroyo Querit, al este del Jordán. Beberás agua del arroyo, y yo les ordenaré a los
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cuervos que te den de comer allí. Así que Elías se fue al arroyo de Querit, al este del
Jordán, y allí permaneció conforme a la palabra del Señor. Por la mañana y por la tarde
los cuervos le llevaban pan y carne, y bebía agua del arroyo”.
Cuando una persona obtiene resultados en público, también lo obtiene en su vida particular.
Una persona que transforma la sociedad en la que vive, como resultado de su fe en Dios,
ciertamente es alguien que pasa tiempo de comunión y oración con el Señor. En este pasaje
de 1 Reyes encontramos cuatro palabras claves:
a) Orden
No era el momento para esconderse, pero Dios le dio una orden y Elías obedeció. No
podemos ser mentores conforme al corazón de Dios si nosotros no estamos dispuestos a
obedecer las órdenes de Dios. Jesús siguió la misma línea de conducta. Muchas veces se
apartó del público para estar a solas con su Padre.
b) Promesa
Dios nunca ordena nada que no podamos cumplir. Nunca nos pide que hagamos algo sin
darnos las herramientas y los recursos. Dios le prometió a Elías alimentarlo a través de los
cuervos. Elías nunca esperó que así fuera, pero la fórmula que escogió Dios fue para
alimentar su fe y para que Elías conociera un poco más a su Dios.
c) Respuesta
Cuando Dios ordenó a Elías retirarse, inmediatamente él se retiró y fue a vivir al lado este del
Jordán, junto al arroyo Querit, tal como Dios se lo había mandado. En todo el resto del
capítulo y de la historia de Elías vemos que él fue un hombre obediente, que su respuesta
siempre fue positiva ante una orden de Dios.
d) Prueba
La secuencia de esta historia es: La orden de Dios de ir al campo, la promesa de que lo
sustentaría y la respuesta del profeta. Dice el texto que luego de unos días el arroyo Querit se
secó, y allí estaba Elías obedeciendo a Dios no sólo en público sino también en privado,
confiando en las promesas de Dios.
Dios no está interesado sólo en un crecimiento parcial de nuestra fe, sino que él desea que
crezcamos. Dios permite que pasemos por pruebas porque él sabe que no aprendemos la fe
por escuchar la teoría. El laboratorio de la vida es donde la fe se desenvuelve y crece. Antes
de que nosotros podamos ministrar a otros como mentores, necesitamos que el Espíritu
Santo nos ministre a nosotros.
3) Es alguien que tiene confrontación
Por lo general Dios lleva a sus siervos a la realización de sus planes. Cuando necesitó sacar
a su pueblo de la esclavitud de Egipto, encontró a Moisés. Cuando necesitó de alguien para
introducir al pueblo a la tierra prometida, encontró a Josué. Cuando quiso que alguien
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construyera el templo, encontró a Salomón. Cuando hubo que preparar el camino para la
llegada del Mesías, encontró a Juan.
Los criterios que los humanos tenemos para escoger a alguien es de acuerdo a la apariencia
externa o en base a lo que la persona es. Pero Dios escoge con otros criterios, el escoge de
acuerdo al carácter de la persona y de acuerdo a lo que la persona llegará a ser.
Mientras Elías permaneció parado junto al arroyo Querit que se secaba, Dios transformó el
corazón de Elías. Antes Dios ministraba al corazón de Elías dándole más para sí, pero ahora
Dios ministraría a otros a través de Elías, usándolo como un instrumento para hacer cumplir
sus propósitos en otros. Días después Dios usó a Elías para ministrar prosperidad a la viuda
de Sarepta y vida nueva a su hijo que había muerto.
En el capítulo 18 de 1 Reyes vemos nuevamente la confrontación de Elías al rey Acab. Dos
personalidades explosivas se chocaron. Elías es enviado una vez más para confrontar al rey
Acab y este le recibe con un insulto “¿Eres tu el que le está causando problemas a
Israel”? (1 Reyes 18:17). Pero Elías no se acobarda y le responde: “No soy yo quien le
está causando problemas a Israel. Quienes los causan son tú y tu familia, porque han
abandonado los mandamientos del Señor y se han ido tras los baales”.
Elías reprendió a Acab por su pecado y le lanzó un desafío. Notemos que nos son las
circunstancias ni los políticos de turno los que controlan la historia. Es Elías quien una y otra
vez toma las iniciativas y asume el liderazgo y da las órdenes.
No podes ser un mentor ni no estás dispuesto a tomar las decisiones que corresponden, aún
a expensas de perder tu popularidad. Lo peor que te puede pasar es dejarte enredar por el
espíritu de familiaridad. El espíritu de familiaridad dice: “No hay profeta en la tierra para
honrar”. Pero en realidad lo que Jesús dijo es que profeta había en la tierra, pero no había
honra por causa de la familiaridad.
La confrontación es un hecho innegable en todo líder, en toda persona que quiera asumir la
responsabilidad dada por Jesús de discipular a otros, de asumir el rol de mentores.
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