SUPERANDO EL DESASTRE En las últimas semanas hemos podido observar a través de la prensa escrita y digital de diversos medios internacionales como el Cuerpo de Bomberos de Chile, con la ayuda de miles de brigadistas chilenos y extranjeros y los aportes de más de 15 países de distintos lugares del mundo, combaten uno de los desastres ecológicos más grandes de nuestro siglo, que a la fecha ha afectado a casi 600.000 hectáreas y sigue aumentando. Para comprender la dimensión de las extensiones de terreno afectadas por los incendios forestales, la sumatoria total de los terrenos dañados se asemejaría a que en Europa el 20% de Bélgica se estuviera incendiando. El Cuerpo de Bomberos de Chile está haciendo una labor fantástica digna de elogios, a la fecha simultáneamente ha logrado controlar las llamas en diversos focos distribuidos por la accidentada geografía chilena, demostrando gran pericia e inteligencia para gestionar sus escasos recursos y donaciones recibidas, distribuyendo la cooperación nacional e internacional de personas, aviones cisterna y suministros con rapidez y precisión, pero, por sobre todo, ha logrado coordinar el trabajo de miles de voluntarios que con compromiso y sentido del deber están logrando la hazaña de controlar el fuego y mitigar los daños para millones de personas, animales y floras. Voluntad y desempeño Mirando desde Paraguay el desenlace de tamaña tragedia me parece tentador preguntarnos cómo aquellas personas que lideran los cuerpos de bomberos están alcanzando tal hazaña, logrando que sus equipos los acompañen a poner lo mejor de sí mismos al servicio de combatir el fuego que pareciera nunca terminar, sustentados solamente en un propósito común y en su propia voluntad. Desde la mirada empresarial cabe, por lo menos, preguntarnos: ¿cómo esos líderes están logrando que cada persona esté de pie frente al incendio contribuyendo con su mejor esfuerzo? Después de trabajar tantos años con empresas de diferentes industrias, con culturas tan diversas y metas y objetivos tan retadores, me he encontrado con que en todas ellas hay un común denominador en el trabajo que si no es bien gestionado acaba determinando y parcelando el esfuerzo y convirtiéndose para muchas de ellas en la piedra en el zapato que les impide caminar hacia el éxito y saltar hacia el siguiente nivel de desarrollo. Este común denominador es el desempeño humano, cómo hacer que las personas traduzcan sus funciones a una acción concreta que materializa la estrategia y la hace visible favorablemente en los estados de resultados. Como muchos empresarios y gerentes sabrán: gestionar el esfuerzo y la voluntad de las personas no es la tarea más fácil, lograr que “la gente lo quiera hacer” es muy diferente a lograr que “la gente lo haga”, más aún cuando la variabilidad del mercado nos hace enfrentar sin previo aviso nuestros propios incendios forestales. Nuestros propios desastres Toda empresa se ve tarde o temprano haciendo frente al desastre, ya venga desde afuera o desde adentro, llegará el momento en que tendremos que lidiar con algo que amenaza con quemarlo todo y que, si no controlamos con visión y compromiso, sus efectos podrían convertir en cenizas lo IMPORTANTE: Si va a imprimir esta hoja, por favor hágalo en papel reciclado que durante años ha sido el sustento de innumerables familias y el motivo por el que se levantan cada mañana decenas, cientos o miles de trabajadores. El desastre puede tener muchos rostros, en ocasiones tiene cara de crisis económica, en otras de revolución tecnológica y en otras de dueño o gerente de empresa, por lo que no deberían sorprendernos aquellos casos de empresas que, por una falla de mercado o por un mal capitán de barco, terminan olvidadas. Un emblemático caso ocurrido en Estados Unidos fue el de Lehman Brothers, empresa de servicios financieros con más de 150 años que no pudo soportar la crisis financiera de los créditos subprime del 2007, dejando a más de 26.000 personas desempleadas. Otro conocido caso es el de Blockbuster, empresa que dominó la industria de películas y videojuegos en casa, con más de 60.000 empleados distribuidos en cerca de 9.000 tiendas y con presencia en 20 países, no había quién les enfrente, hasta que la banda ancha de internet produjo la descarga casera de películas que ni el copyright pudo detener, años más tarde Netflix se encargaría de poner punto final a la historia con su menú en streaming. Enumerar todas las causas y casos de empresas que no pudieron superar el desastre haría de este artículo muy extensivo, más aún si quisiéramos tan solo describir cómo las malas relaciones familiares pueden llevar al fracaso a cualquier buen emprendimiento. La milla extra al final del camino Cómo lograr que en aquellos momentos más difíciles cada colaborador se sienta comprometido con las metas de la empresa y ponga lo mejor de sí mismo para alcanzarlas, esforzándose más allá de lo que exige el cargo, esto es lo que en los contextos laborales diferencia a una persona ordinaria de una persona extraordinaria, lo que diferencia a una persona que sólo hace lo que se le pide de aquella persona que espontáneamente hace la milla extra al final del camino. A ese esfuerzo adicional Aubrey Daniels lo denominó esfuerzo discrecional, refiriéndose a todo esfuerzo que los empleados hacen en beneficio del logro de las metas de la empresa y que no es inherente a su cargo. Hacia estas personas debemos dirigir nuestra inversión, pues son quienes estarán con nosotros en los momentos más difíciles de la compañía, apagando el incendio, pues como dice Elbert Hubbard: “una máquina puede hacer el trabajo de 50 hombres corrientes, pero no existe ninguna máquina que pueda hacer el trabajo de un hombre extraordinario”. IMPORTANTE: Si va a imprimir esta hoja, por favor hágalo en papel reciclado RODRIGO ROJAS Director [email protected] + 595 981 698647 rodrigo.rojasj - sinergiapositivasrl www.sinergiapositiva.com.py IMPORTANTE: Si va a imprimir esta hoja, por favor hágalo en papel reciclado