Subido por Gustavo Fernando Ccasa Callo

El cristiano y los Videojuegos

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El cristiano y los Videojuegos, el
vicio en el celular
Los juegos realmente parecen sólo un pasatiempo,
pero son un fenómeno que merece una evaluación
más profunda. Desde que Steve Russel inventó, en
1962, el primer juego, llamado Spacewar, hubo hasta
hoy una verdadera explosión. Se encuentran por
todas partes: hogares, internet y salas de internet,
que son ambientes especiales con varios
ordenadores de última generación conectados en
red. Independiente del tipo de juego, los riesgos son
muy grandes.
El mayor riesgo es el vicio.
Aunque los juegos no sean violentos, tienden a viciar,
pues una persona gasta hasta 100 horas para
dominar un videojuego típico. Por detrás del vicio
aparecen todavía la dependencia y el mal uso del
tiempo. «Los adictos a juegos llegan a jugar 24
horas al día sin parar, reaccionando a la
abstinencia de la misma forma que los
dependientes
de
alcohol
y
otros
estupefacientes», dijo en una entrevista el psicólogo
Hakan Jonsson, experto en el tratamiento de
jugadores compulsivos.
Hay varios motivos para el surgimiento de ese vicio,
pero normalmente se desarrolla por el hecho de que
los juegos tienen fuerte atractivo visual, garantizan
increíble inmersión del jugador en el ambiente del
juego y recompensan a los jugadores de acuerdo con
su éxito y esfuerzo a través de puntos, nuevas fases,
bonificaciones, etc.
Además, permiten a los jugadores tener un control
que no tienen en la vida real, y eso tiene una
atracción muy fuerte. Es necesario recordar, sin
embargo, que el vicio es una de las cosas más
ofensivas a Dios, pues domina el mayor regalo que
Él dio a los seres humanos en la Creación – la libertad
de elección. Dios aceptó el riesgo de ver toda la
creación comprometida para dejar al hombre
escoger libremente. Él sufre al ver decisiones
equivocadas, pero no interfiere en la libertad de
elección. Por eso, no puede aceptar cualquier cosa
que venga a controlar esa libertad,
Es bueno recordar que, además del vicio, el
envolvimiento con videojuegos puede causar:
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1. Cansancio físico debido a la disminución o
hasta la falta del sueño nocturno;
2. Cansancio visual, ojos que arden y resecados,
pues una persona concentrada parpadea tres
veces menos;
3. Aislamiento de la convivencia social y del
contacto humano;
4. Dificultades de atención;
5. Limitación
conversación;
del
vocabulario
y
de
la
6. Disminución del hábito de la lectura;
7. Deshumanización
comportamiento;
y
mecanización
del
8. Estímulo a comportamientos agresivos en
función del tipo de juego utilizado o por el
exceso de cansancio;
9. Falta de sensibilidad ante problemas serios y
de la realidad diaria;
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10. Pasividad, con la voluntad inhibida y el
raciocinio
bloqueado,
debido
a
los
movimientos repetitivos y predefinidos;
11. Separación de la realidad por encontrar un
«hábitat» en el mundo virtual. Cuando los
juegos son «pesados», la situación es peor,
pues la persona pasa a encarar con naturalidad
la violencia, las muertes, las torturas y el
sadismo. Ellos son desligados de toda
consecuencia moral o espiritual;
12. Bajo rendimiento y aprovechamiento
escolar debido al cansancio físico y mental
debido a largas horas dedicadas a los juegos;
13. Conexiones peligrosas, la creación de
familiaridad con los demonios de todo tipo:
zombis, chamanes (brujos), vampiros, Ets,
dragones, criaturas deformes, andrógina, así
como familiarizarse con sus nombres: Diablo,
Jersey Devil, Pokemon (monstruos de bolsillo),
Speed Devils, Dragón Quest, etc .;
14. Aumento de la presión arterial, pues la
actividad cardiovascular es directamente
influenciada. Cuanto mayor es la violencia del
juego, más sube la presión arterial;
15. Problemas de columna, en función de la
postura irregular durante horas de juego;
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16. Tendinitis y Lesión por Esfuerzo Repetitivo
causados por repeticiones excesivas de
movimientos de manos y brazos.
Mantente alejado del vicio y de toda esta lista de
pérdidas. Por más que algunos juegos te atraigan, y
parezcan hasta inocentes, Dios tiene una vida mejor
para ti. Intente dar la vuelta por encima, tomando
una decisión. Su primera actitud debe ser decidir
cambiar y acabar con lo que lo sostiene. Siga el
consejo del Salmo 119: 9-11.
Consejos para liberarse
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1. Busque la ayuda de Dios. Sólo Él puede
cambiar su voluntad. Hazlo un gran motivo de
tus oraciones. Aunque el hábito ya se ha
transformado en vicio, dos consejos preciosos
de Elena de White pueden ayudar: «En la
fuerza conquistada por la oración y el estudio
de la Palabra … abandonará el vicio» (Hechos
de los Apóstoles, 467), y «el único remedio
para el vicio es la gracia y el poder de Cristo
«(La Ciencia del Buen Vivir, página 179).
2. Desarrollar nuevos hábitos. Para cambiar y
vencer hay que ocupar el tiempo con otras
cosas útiles. Descubra áreas que le atraen y
busque maneras de involucrarse con ellas.
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3. Practique actividades físicas. Ellas también
apasionan, pero lo hacen de manera
constructiva y sana.
4. Si es necesario, cambie de amigos. Busque
una clase que tenga otros hábitos y que pueda
involucrarse en actividades más saludables.
Fuente: Biblia.com.br
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