Subido por Brian Emanuel Flores

Dei Verbum

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Institución: Seminario Mayor “Pbro. Pedro Ortiz de Zarate”
Asignatura: Introducción general a las sagradas escrituras
Nombre y apellido: Emanuel Brian Flores
Ciclo: 2do de filosofía
Profesor: Pbro. Néstor Aramayo
CONSTITUCIÓN DOGMÁTICA
DEI VERBUM
SOBRE LA DIVINA REVELACIÓN
Capítulo I
La revelación en sí misma
Naturaleza y objeto de la revelación: Dios dispuso en su sabiduría dar a conocer el misterio de
su voluntad por medio de Cristo. Dios invisible habla a los hombres como amigos, movido por
su gran amor y mora con ellos, para invitarlos a la comunicación consigo y recibirlos en su
compañía.
Preparación de la revelación evangélica: Dios se manifestó a nuestros primeros padres,
alentando la esperanza de la salvación y la promesa de la salvación para todos aquellos que la
buscan con perseverancia en las buenas obras.
En Cristo culmina la revelación: Dios habló muchas veces y de muchas maneras por los
Profetas, "últimamente, en estos días, nos habló por su Hijo". Pues envió a su Hijo.
La revelación hay que recibirla con fe: Ante la revelación se presta la “obediencia de la fe”, la
cual requiere de la libertad para aceptar y creer la verdad.
Las verdades reveladas: Mediante la revelación se manifiestan los bienes divinos, que supera
la comprensión de la inteligencia humano.
Capítulo II
Transmisión de la revelación divina
Los Apóstoles y sus sucesores, heraldos del Evangelio: La revelación se transmite a todas las
generaciones por medio de la predicación de todos los apóstoles, dejando como sucesores suyos
a los Obispos, "entregándoles su propio cargo del magisterio". La sagrada tradición y la Sagrada
Escritura son como un espejo en el cual la Iglesia contempla a Dios como anticipo.
La Sagrada Tradición: Esta Tradición, que deriva de los Apóstoles, progresa en la Iglesia con
la asistencia del Espíritu Santo: puesto que va creciendo en la comprensión de las cosas y de las
palabras transmitidas, ya por la contemplación y el estudio de los creyentes, que las meditan en
su corazón y, ya por la percepción íntima que experimentan de las cosas espirituales, ya por el
anuncio de aquellos que con la sucesión del episcopado recibieron el carisma cierto de la
verdad. Es decir, la Iglesia, en el decurso de los siglos, tiende constantemente a la plenitud de la
verdad divina, hasta que en ella se cumplan las palabras de Dios.
Mutua relación entre la Sagrada Tradición y la Sagrada Escritura: La Sagrada Tradición y
la Sagrada Escritura, surgen de la misma divina fuente, se funden y tienden a un mismo fin. La
sagrada escritura por ser palabra de Dios inspirada por el Espíritu Santo, y Tradición transmite
íntegramente a los sucesores de los Apóstoles la palabra de Dios confiada por Cristo Señor
nuestro.
Relación de una y otra con toda la Iglesia y con el Magisterio: La Sagrada Tradición y
Sagrada Escritura constituyen un solo depósito sagrado confiado a la Iglesia para que todos
perseveren en la comunión. Interpretar esta palabra ha sido confiada a la autoridad del
Magisterio de la Iglesia, la cual no está por encima de la palabra de Dios, sino que la guarda y
expone con fidelidad. La Sagrada Tradición, Sagrada Escritura y el Magisterio, están
entrelazados y unidos y contribuyen para la salvación de las almas.
Capítulo III
Inspiración divina de la Sagrada Escritura y su Interpretación
Se establece el hecho de la inspiración y de la verdad de la Sagrada Escritura: La Iglesia
tiene por santos y canónicos tanto al AT como al NT. Los autores sagrados usaron sus propias
facultades para que, inspirados por el Espíritu Santo, con ellos y sus propios medios, fuera Dios
mismo el que obrara de la forma en que Él quería.
Cómo hay que interpretar la Sagrada Escritura: Hablando Dios por medio de hombres y a la
manera humana, el intérprete debe investigar con atención el contexto de los autores, atendiendo
a los géneros literarios, sean históricos, proféticos, poéticos. La Sagrada Escritura debe ser
tenida como una sola unidad, teniendo en cuenta la Tradición viva de toda la Iglesia y la
analogía de la fe.
Condescendencia de Dios: En la Sagrada Escritura, se manifiesta, siempre la verdad y la
santidad de Dios. Las palabras de Dios expresadas con lenguas humanas se han hecho
semejantes al habla humana, como en otro tiempo el Verbo del Padre Eterno, tomada la carne de
la debilidad humana, se hizo semejante a los hombres.
Capítulo IV
El Antiguo Testamento
La historia de la salvación consignada en los libros del Antiguo Testamento: Dios eligió un
pueblo y realizó un pacto revelándose con palabras como único Dios. La economía de la
salvación se conserva como palabra de Dios en el AT.
Importancia del Antiguo Testamento para los cristianos: La economía del Antiguo
Testamento estaba ordenada, para preparar, anunciar proféticamente y significar con diversas
figuras la venida de Cristo redentor universal y la del Reino Mesiánico.
Unidad de ambos Testamentos: Dios inspirador de ambos Testamentos, dispone que el Nuevo
está latente en el Antiguo y el Antiguo patente Nuevo.
Capítulo V
El Nuevo Testamento
Excelencia del Nuevo Testamento: La palabra divina es poder de Dios para la salvación de
todo creyente. Suscitar la fe en Jesús, Cristo y Señor, todo eso y más presente en el NT como
testimonio perenne y divino.
Origen apostólico de los Evangelios: La Iglesia siempre ha defendido y defiende que los
cuatro Evangelios tienen origen apostólico. Pues lo que los Apóstoles predicaron por mandato
de Cristo, luego, bajo la inspiración del Espíritu Santo, ellos y los varones apostólicos nos lo
transmitieron por escrito, fundamento de la fe, es decir, el Evangelio en cuatro redacciones,
según Mateo, Marcos, Lucas y Juan.
Carácter histórico de los Evangelios: Los cuatro evangelios, en tanto historicidad, comunican
fielmente lo que Jesús Hijo de Dios, enseñó para la salvación de los hombres. La tradición oral
o por escrito, sirvió para los autores sagrados.
Los restantes escritos del Nuevo Testamento: Las cartas de San Pablo y otros libros
apostólicos, bajo la inspiración del Espíritu Santo, declara más genuina la doctrina de salvación.
Capítulo VI
La Sagrada Escritura en la vida de la Iglesia
La Iglesia venera las Sagrada Escritura: La Palabra de Dios como el cuerpo de Cristo
distribuido en la Sagrada Liturgia, comunican la palabra del mismo Dios que es fortaleza de la
fe y alimento eficaz.
Se recomiendan las traducciones bien cuidadas: Conviene que los cristianos tengan acceso a
la Sagrada Escritura. La Iglesia ya desde sus principios, tomó como suya la antiquísima versión
griega del Antiguo Testamento, llamada de los Setenta, y conserva siempre con honor otras
traducciones orientales y latinas, sobre todo la que llaman Vulgata. Pero como la palabra de
Dios debe estar siempre disponible, la Iglesia procura, con solicitud materna, que se redacten
traducciones aptas y fieles en varias lenguas, sobre todo de los textos primitivos de los sagrados
libros. Y si estas traducciones, oportunamente y con el beneplácito de la Autoridad de la Iglesia,
se llevan a cabo incluso con la colaboración de los hermanos separados, podrán usarse por todos
los cristianos.
Deber de los católicos doctos: La Iglesia promueve al más profunda inteligencia de las
Sagradas Escrituras, fomentando el estudio de los Santos Padres de Oriente y Occidente, y de
las Sagradas Escrituras. Los exegetas y demás teólogos deben estudiar con dedicación las Letras
Divinas con todos los instrumentos disponibles con el objetivo de nutrir al Pueblo de Dios con
el alimento que robustezca e ilumine las voluntades, encendiendo en todos los corazones el
amor de Dios.
Importancia de la Sagrada Escritura para la Teología: La Teología se apoya en la Sagrada
Tradición y en la Sagrada Escritura.
Se recomienda la lectura asidua de la Sagrada Escritura: Todos los clérigos y demás
diáconos y catequistas dedicados al ministerio de la palabra, se sumerjan con estudio diligente
de la Sagrada Escritura. Recurran a todos los medios para meditar, estudiar, orar y predicar las
Sagradas Escrituras.
Epílogo
Con la lectura y el estudio de los Libros Sagrados "la palabra de Dios se difunda y
resplandezca" y el tesoro de la revelación, confiado a la Iglesia, llene más y más los corazones
de los hombres.
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