olfato empresa de jabon//esencia El olfato El olfato es el sentido encargado de detectar y procesar los olores. Las partículas aromáticas u odoríficas desprendidas de cuerpos volátiles actúan como estimulantes que entran en contacto con el epitelio olfativo a través del aire aspirado. El epitelio olfativo se encuentra en la profundidad de las fosas nasales detrás de la nariz. El olfato es el sentido que nos ayuda a percibir y distinguir los olores, también conocidos como aromas. Al igual que el sentido del gusto, el olfato es un ‘sentido químico’ porque detecta e identifica sustancias químicas volátiles que están disueltas en el aire. El sentido del olfato nos proporciona diversas funciones, como la capacidad de identificar un alimento, alertarnos en distintas situaciones de peligro o percibir alimentos en mal estado, un incendio, un escape de gas u otros tóxicos. El proceso es el siguiente: las moléculas odorantes interaccionan con nuestros receptores olfativos, que se localizan en la parte superior de las fosas nasales. Concretamente, en la glándula pituitaria o región olfatoria. Estos receptores desencadenan un impulso eléctrico que viaja a través de las fibras nerviosas hasta el bulbo olfativo y, consecuentemente, al sistema límbico, encargado, entre otras cosas, de la identificación de los olores (percepción). Por último, la amígdala conecta ese aroma con una emoción, y es el hipocampo el encargado de relacionar ese olor con un recuerdo. ER ORFATO El olfato y el gusto están íntimamente relacionados. Las papilas gustativas en la lengua determinan el gusto y las terminaciones nerviosas en la nariz determinan el olfato. Ambas sensaciones se transmiten al cerebro, que integra la información para poder percibir y disfrutar los sabores. Algunos sabores, como el salado, el amargo, el dulce y el ácido, se pueden percibir sin olor. Sin embargo, la identificación de sabores más complejos (como las bayas) requiere la intervención tanto del gusto como del olfato. Cómo se perciben los sabores Para diferenciar la mayoría de los sabores, el cerebro necesita información del olfato y el gusto. Estas sensaciones se transmiten al cerebro a través de la nariz y la boca. Diferentes áreas del cerebro integran esta información, lo que permite a los sujetos percibir y apreciar los olores. Un pequeño parche de mucosa que recubre la nariz (el epitelio olfativo) contiene células nerviosas especializadas llamadas receptores olfativos. Estos receptores tienen protuberancias similares a pelos (cilios) para detectar olores. Las moléculas de aire que ingresan a las fosas nasales estimulan los cilios y provocan impulsos nerviosos en las fibras nerviosas cercanas. Estas fibras continúan a través del hueso que forma el techo de la cavidad nasal (la lámina cribosa) y se conectan con las neuronas dilatadas (el bulbo olfativo). Estos bulbos forman el nervio olfativo (nervio olfativo). El impulso viaja a través del bulbo olfatorio, a lo largo del nervio olfatorio, hasta el cerebro. El cerebro interpreta este impulso como otro olor. Además, también se estimularon áreas del cerebro que almacenan recuerdos de olores (los centros del olfato y el gusto en el lóbulo temporal medio). La memoria permite a las personas distinguir e identificar los diferentes olores que perciben a lo largo de sus vidas. La capacidad de oler puede verse afectada por cambios en la nariz, los nervios de la nariz al cerebro o el cerebro. Por ejemplo, si la congestión nasal es causada por un resfriado, la capacidad de oler puede verse reducida porque los olores no pueden llegar a los receptores olfativos (células nerviosas especializadas en las membranas mucosas que llegan a la nariz). Debido a que la capacidad de oler afecta el sentido del gusto, a las personas resfriadas no les gusta el sabor de la comida. El virus de la gripe destruye temporalmente los receptores olfativos. Algunas personas no pueden oler ni saborear durante días o semanas después de contraer la gripe y, en casos raros, la pérdida del olfato y el gusto puede volverse permanente. ¿Qué es un análisis organoléptico? Es una valoración cualitativa que se realiza sobre una muestra basada en la valoración de los sentidos (vista, olfato, gusto, tacto y oída). En la práctica, un análisis organoléptico es una prueba de degustación o cata para determinar la calidad del producto. El análisis organoléptico es una prueba siempre subjetiva que involucra directamente al gusto y el olfato, pero también está relacionada con el sentido de la vista y el tacto. Empresa de esencias para jabones “Les Tullis Eau” Esta empresa es de Rogelia, Nico y Sílvia. Se creó ayer a partir de tres amigos muy respetables que lo que querían era ver el mundo arder. Por eso se iniciaron en esta maravillosa aventura: la creación de una empresa de jabones. Querían ver el mundo arder, pero con buen olor, con cuidado y alegría. https://amai.org/revistaAMAI/6-13/revista-amai-articulo-20060320_115943.pdf