Subido por MARIA EUGENIA CASTILLO LORENZO

VALORACIÓN CRÍTICA DE BAJARSE AL MORO (1)

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VALORACIÓN CRÍTICA DE ​BAJARSE AL MORO
Escrita por José Luis Alonso de Santos en 1985, ​Bajarse al moro ​se encuadra en la
tendencia teatral de su época, que trataba de huir tanto del experimentalismo de la década
anterior, con autores como Arrabal y compañías como El Comediants o Dagoll Dagom,
como del teatro comercial heredero de la comedia burguesa de Benavente, con Antonio
Gala y Ana Diosdado como máximos representantes. Junto a Alonso de Santos, autores
como Sanchis Sinisterra o Fermín Cabal, vuelven a la tradición realista española del sainete
e incluso del popular vodevil para ilustrar con humor los cambios que estaba viviendo la
España del momento.
La trama resulta sencilla. Chusa y Jaimito son dos primos que comparten un
pequeño piso en Lavapiés. A pesar de que viven de vender droga que traen de Marruecos,
convive con ellos Alberto, un policía que mantiene una relación con Chusa. A igual que hizo
con Alberto en su día, Chusa acoge en casa a Elena, una joven de clase acomodada que
huye de su familia y que quiere vivir nuevas experiencias. Por iniciativa de Chusa y con el
objeto de que Elena perdiera su virginidad para poder traer droga de Marruecos a España,
Alberto y Elena mantienen una relación sexual que muy pronto evolucionará hacia una
relación estable. La intervención de las madres de ambos asegurará la huida de estos dos
personajes del mundo marginal y de perdedores que Chusa y Jaimito representan.
El humor es el “leitmotiv” que hace avanzar la acción a través de un lenguaje de
jerga (expresiones con doble sentido de carácter sexual y del mundo marginal de la droga) y
de situaciones muy cómicas, como las creadas por los personajes de la madre de Alberto y
Jaimito. Pero detrás de la aparente frivolidad humorística, trasciende una clara crítica a los
valores hipócritas de la sociedad del momento, dejando entrever una ambigüedad moral
que anticipa a las ficciones del siglo XXI. A través de la risa, observamos cómo la madre de
Alberto critica los efectos de la droga, pero ella es alcohólica y cleptómana; pertenece a un
grupo religioso activo, pero en todo momento muestra un egoísmo que contrasta con la
actitud generosa de Chusa. El drama, por tanto, y la crítica social se encuentran tras la
comicidad. Se trata de un realismo costumbrista que en un primer momento nos remite a los
sainetes de Ramón de Cruz en el siglo XVIII o al más reciente de Carlos Arniches en los
principios del siglo XX, pero cuyo contenido dramático y de profunda crítica social nos
recuerda a los entremeses de Cervantes y la tradición clásica de la farsa.
En definitiva, ​Bajarse al moro y​ otras obras del autor (​La estanquera de Vallecas​),
junto con las de otros autores de su generación suponen una nueva vía de ficción dramática
de raíz realista y de alto contenido humorístico y social que trataba de superar la seriedad
del teatro existencialista de la década de los 50 y 60 (Buero Vallejo o Sastre) y el elitismo
del teatro experimental de los 70. El realismo y el humor paródico y crítico serán los nuevos
ingredientes de un nuevo tipo de ficción dramática que vemos hoy repetidamente en el cine
y la televisión. Obras de éxito comercial como ​Bajarse al moro ​tienen el mérito de haber
rescatado los viejos géneros dramáticos y haberlos actualizado para momento actual.
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