CATEQUESIS DE NIÑOS Beatificación Tarragona 2013 1 LA EUCARISTÍA, ALIENTO Y ESTÍMULO EN EL CAMINAR DE CADA DÍA Javier: Lucía, ¡estoy encantado con todo lo que estamos aprendiendo de los sacramentos y de la vida de las hermanas! Lucía: ¡Ya, te lo dije! Era una aventura apasionante. Y si apasionante fue descubrir la importancia del bautismo en la vida de las hermanas mártires, estate atento porque lo que viene ahora no lo es menos. Javier: ¿El qué, qué… cuenta? ¿qué es lo que viene? Lucía: Pues, vamos a descubrir juntos también como la Eucaristía fue el motor y la fuerza de las hermanas para mantenerse firmes en la fe y en su vocación en el momento de entregar la vida. Javier: ¿De verdad? Lucía: Sí, sí además presta atención, porque vamos a conocer la vida de San Tarsicio. Javier: ¿De quién? ¿San sanTar…qué has dicho? ¿Eso es un nombre? Lucía: ¡Pues, claro! Es niño de nuestra edad que fue mártir de la Eucaristía. Ahora verás. Javier: ¡Venga, vamos! 2 SAN TARSICIO, MÁRTIR DE LA EUCARISTÍA San Tarsicio es el Patrón de los Monaguillos y de los Niños de Adoración Nocturna. Por algo se le conoce como el Mártir de la Eucaristía. Valeriano era un emperador duro y sanguinario. Se había convencido de que los cristianos eran los enemigos del Imperio y había que acabar con ellos. Los cristianos para poder celebrar sus cultos se veían obligados a esconderse en las catacumbas o cementerios romanos. Era frecuente la trágica escena de que mientras estaban celebrando los cultos llegaban los soldados, los cogían de improviso, y, allí mismo, sin más juicios, los decapitaban o les infligían otros martirios. Todos confesaban la fe en nuestro Señor Jesucristo. El pequeño Tarsicio había presenciado la ejecución del mismo Papa mientras celebraba la Eucaristía en una de estas catacumbas. La imagen macabra quedó grabada fuertemente en su alma de niño y se decidió a seguir la suerte de los mayores cuando le tocase la hora, que ojalá, decía él, fuera "ahora mismo". Un día estaban celebrando la Eucaristía en las Catacumbas de San Calixto. El Papa Sixto se acuerda de los otros encarcelados que no tienen sacerdote y que por lo mismo no pueden fortalecer su espíritu para la lucha que se avecina, si no reciben el Cuerpo del Señor. Pero ¿quién será esa alma generosa que se ofrezca para llevarles el Cuerpo del Señor? Son montones las manos que se alargan de ancianos venerables, jóvenes fornidos y también manecitas de niños angelicales. Todos están dispuestos a morir por Jesucristo y por sus hermanos. Uno de estos tiernos niños es Tarsicio. Ante tanta inocencia y ternura exclama lleno de emoción el anciano Sixto: " ¿Tú también, hijo mío?" Y le dice: ¿Y por qué no, Padre? Nadie sospechará de mis pocos años. Ante tan intrépida fe, el anciano no duda. Toma con mano temblorosa las Sagradas formas y en un relicario, las coloca con gran devoción a la vez que las entrega al pequeño Tarsicio de apenas once años, con esta recomendación: "Cuídalas bien, hijo mío". -"Descuide, Padre, que antes pasarán por mi cadáver que nadie ose tocarlas". 3 Sale fervoroso y presto de las catacumbas y poco después se encuentra con unos niños de su edad que estaban jugando: -"Hola, Tarsicio, juega con nosotros. Necesitamos un compañero". - "No, no puedo. Otra vez será", dijo mientras apretaba sus manos con fervor sobre su pecho. Y uno de aquellos mozalbetes exclama. "A ver, a ver. ¿Qué llevas ahí escondido?" Debe ser eso que los cristianos llaman "Los Misterios" e intentan verlo. Lo derriban a tierra, poniendo en su pecho los mozalbetes sus piernas con el fin de hacer fuerza de palanca para abrirle sus bracitos y arrebatarle las Sagradas Formas, le tiran pedradas, y Tarsicio no solo puso resistencia sino que Dios hizo el milagro de que quedasen sus brazos herméticamente cerrados de forma que no pudieron abrírselos jamás (ni siquiera después de muerto) siguen dándole pedradas, y va derramando su sangre. Todo inútil. Ellos no se salen con la suya. Por nada del mundo permite que le roben aquellos Misterios a los que él ama más que a sí mismo... Momentos después pasa por allí Cuadrado, un fornido soldado que está en el período de catecumenado y que por eso conoce a Tarsicio. Los niños huyen corriendo mientras Tarsicio, llevado a hombros en agonía por Cuadrado, llega hasta las Catacumbas de San Calixto en la Vía Appia. Al llegar, ya estaba muerto. Desde entonces, el frío mármol guarda aquellas sagradas reliquias sobre las que escribió San Dámaso, "queriendo a San Tarsicio almas brutales de Cristo el sacramento arrebatar, su tierna vida prefirió entregar, antes que los Misterios celestiales" 4 LA EUCARISTÍA, ES UNA FIESTA Cuando hay un acontecimiento muy especial en la familia o en la comunidad, se celebra con una gran fiesta y la mayoría de las veces hacemos un banquete, es decir, una comida o cena divertida. Así acostumbramos a celebrar bautizos, bodas, cumpleaños etc. Lo mismo hizo Jesús con sus discípulos la noche del Jueves Santo. Al finalizar la cena, Jesús tomó el pan y el cáliz con vino. Diciendo: “Tomad y comed todos de él, esto es mi cuerpo que se entrega por vosotros”. “Tomad y bebed todos de él, este es el cáliz de mi Sangre, Sangre de la Alianza nueva y eterna que será derramada por vosotros y por todos para el perdón de los pecados.” Después les dijo a sus apóstoles: “Haced esto en memoria mía”. En este momento queda instituido el Sacramento de la Eucaristía. Ésta es la primera misa que se celebró. Ahora son los sacerdotes y Obispos los que consagran el pan y el vino, y celebran la misa. El Sacramento de la Eucaristía es el sacramento por excelencia porque, bajo las especies de pan y vino, se encuentra la presencia real de Cristo, de su Cuerpo y de su Sangre. Es el sacramento del amor de Cristo, ya que Él quiso quedarse de manera permanente con nosotros para alimentarnos y hacernos partícipes de su vida. Además Él permanece en el Sagrario para asegurarnos su presencia y su cercanía. Por eso nosotros debemos adorarlo y visitarlo. En estas visitas a Jesús debemos decirle lo mucho que le queremos, agradecerle todo lo que nos ha dado, adorarle por ser nuestro Dios y Salvador, y pedirle por los demás y por nuestras necesidades. En la Última Cena Jesús nos deja un nuevo mandamiento: “Amaos unos a otros como Yo los he amado”. Si hacemos esto, estamos cumpliendo con el deseo de Jesús y así somos sus amigos. 5 Veamos La Misa cuenta con una preparación, llamada Ritos iniciales. La Misa tiene dos partes importantes: Liturgia de la Palabra y Liturgia Eucarística que constituyen un sólo acto de culto. Concluye con los Ritos finales. Liturgia de la Palabra: En esta parte de la Misa escuchamos la “proclamación” de la Palabra de Dios. Cristo mismo es quien la realiza, ya que es Palabra de Dios encarnada, la única Palabra que resuena en el antiguo y en el Nuevo Testamento. - Los elementos principales de la Liturgia de la Palabra son: las Lecturas, el Salmo Responsorial, el Evangelio, la Homilía, Credo y la Oración de los Fieles. - En la Liturgia de la Palabra escuchamos la Palabra de Dios, conocemos la vida de Cristo por medio del Evangelio y el sacerdote o el ministro nos explican en la Homilía lo que se ha leído. Luego, todos juntos nos unimos en oración para pedir por las necesidades de la Iglesia, en la Oración de los Fieles. Liturgia de la Eucaristía: En la Liturgia de la Eucaristía conmemoramos la renovación del sacrificio de la Cruz que se hace presente cuando el sacerdote, que representa a Cristo, realiza la acción que el mismo Señor cumplió y ordenó a sus discípulos que hicieran en su memoria. - En el Ofertorio ofrecemos, por amor a Dios, todos los actos de nuestra vida. Se ofrece a Dios el pan y el vino, en nuestro nombre. Al ofrecernos a Jesús, le estamos dando nuestros trabajos, nuestras alegrías, nuestros sufrimientos, nuestras ilusiones, etc. A través del sacerdote, por la acción del Espíritu Santo, se convierten el pan y el vino en el Cuerpo y la Sangre de Cristo, durante la Plegaria Eucarística, tal como lo hizo Jesús en la Última Cena. Este es el momento central de la Misa. Debemos estar muy atentos, con una actitud de amor y respeto. - - Más tarde, en la Comunión, recibimos el Cuerpo de Cristo bajo las especies de pan y vino. Él nos dijo “Yo soy el pan de la vida. El que coma de este pan tendrá vida eterna.” La Eucaristía es lo que nos une más íntimamente a Cristo, porque nos alimenta con el Espíritu de Cristo resucitado y nos da fuerza para hacer el bien y ser felices. Este alimento es el que necesitamos para crecer espiritualmente y lograr nuestra salvación. Así como necesitamos comer diariamente para que nuestro cuerpo se alimente, debemos alimentar nuestro espíritu con el pan de la vida. 6 Como hijas de la Iglesia, las Hijas de la caridad expresan su fe según su cultura y la celebran en la liturgia, fuente de vida espiritual. En torno a la Eucaristía, los cristianos son “instruidos con la Palabra de Dios, se fortalecen en la mesa del cuerpo y la sangre del Señor, dan gracias a Dios”. Las hermanas son conscientes de la importancia vital de la Eucaristía, centro de su vida y misión, encuentro esencial, cada día, con Cristo y con los hermanos. Pensemos 1. 2. 3. 4. ¿Qué es la Eucaristía? ¿Quiénes forman parte de ella? ¿Cuántas partes componen la Eucaristía? ¿Qué significan los elementos utilizados en ella? ¿Dónde está el origen de la Eucaristía? Actuemos Confeccionar un mural entre todo el grupo de forma que aparezcan las partes de la Eucaristía, los elementos que se utilizan en ella y las oraciones o frases más comunes. Celebremos Aplicaciones en la vida diaria: - Al acostarse meditar si hemos cumplido el nuevo mandamiento de Jesús. - Hacer una visita al Sagrario para agradecer todos los dones recibidos e invitar a alguien a acompañarnos. ORACIÓN: GRACIAS SEÑOR, POR LA EUCARISTÍA Gracias Señor, porque en la última cena partiste tu pan y vino en infinitos trozos, para saciar nuestra hambre y nuestra sed... Gracias Señor, porque en el pan y el vino nos entregas tu vida y nos llenas de tu presencia. Gracias Señor, porque nos amaste hasta el final, hasta el extremo que se puede amar: morir por otro, dar la vida por otro. Gracias Señor, porque quisiste celebrar tu entrega, en torno a una mesa con tus amigos, para que fuesen una comunidad de amor. Gracias Señor, porque en la eucaristía nos haces UNO contigo, nos unes a tu vida, en la medida en que estamos dispuestos a entregar la nuestra... Gracias, Señor, porque todo el día puede ser una preparación para celebrar y compartir la eucaristía... Gracias, Señor, porque todos los días puedo volver a empezar..., y continuar mi camino de fraternidad con mis hermanos, y mi camino para encontrarme contigo… 7