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cartilla maracuya para espertos

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Cartilla N°30/2019
Maracuyá
Aspectos generales de la especie, su cultivo y mercado
Rodrigo Nuñez Hinostroza1
Elias Levandovski2
2019
INTA – ESTACIÓN EXPERIMENTAL AGROPECUARIA CERRO AZUL
1
Ing. Agr. Mgter., Área Frutales, INTA EEA Cerro Azul, CR Misiones, Argentina
E-mail: [email protected]
2
Téc. Agr., Área Frutales, INTA EEA Cerro Azul, CR Misiones, Argentina
E-mail: [email protected]
2
E.E.A Cerro Azul — INTA. Cartilla N° 30/2019
E.E.A. Cerro Azul – INTA.
Dirección: Ruta Nacional 14. Km 836
3313 – Cerro Azul- Misiones, Argentina
Teléfono: (0376) 449 4740, (0376) 449 4741
DIRECTOR: Ing. Agr. Horacio BABI
COMISIÓN ASESORA DE PUBLICACIONES
Lic. Jorge AIASSA
Ing. Agr. Sebastián BÁRBARO
Lic. en Gen. Adrián DE LUCIA
Ing. Agr. Diego GUERRERO
Ing. Agr. Sandra MOLINA (Presidente)
Ing. Agr. Belén ROSSNER
Nuñez Hinostroza, R.; Levandovski, Elias. 2019.Maracuyá – Aspectos generales de la
especie, su cultivo y mercado. Cerro Azul. E.E.A INTA Cerro Azul. Cartilla N° 30/2019.
3
Contenidos
Introducción……………………………………………………………………5
1.
Denominación y origen del nombre maracuyá…………………..6
2.
Características botánicas……………………………………………..6
3.
Aspectos reproductivos
3.1.
4.
Floración y polinización………………………………………………10
Consideraciones generales para su cultivo
4.1.
Condiciones edafoclimáticas………………………………………..12
4.2.
Elección y preparación del sitio de cultivo………………………..13
4.3.
Material vegetal de implantación…………………………………..16
4.4.
Estructuras de sostén…………………………………………………21
4.5.
Trasplante……………………………………………………………….23
4.6.
Densidad de plantación……………………………………………….24
4.7.
Desbrote, conducción y formación………………………………….24
4.8.
Nutrición…………………………………………………………………25
4.9.
Ciclos de producción…………………………………………………...26
4.10. Manejo de la vegetación……………………………………………...26
4.11. Podas……………………………………………………………………..27
4.12. Polinización artificial…………………………………………………...28
5.
Plagas y enfermedades………………………………………………..32
5.1.
Enfermedades
5.1.1. Verrugosis (Clodosporium spp.)……………………………………..32
5.1.2. Antracnosis (Colletotrichum gloeosporioides)…………………….34
5.2.
Plagas
5.2.1. Chinches (Familia Coreidae)…………………………………………..35
5.2.2. Orugas defoliadoras (Familia Nymphalidae)……………………....38
5.2.3. Moscas (Familias Tephritidae y Lonchaeidae)……………………..38
5.2.4. Vaquitas y escarabajos (Orden Coleoptera)………………………..39
5.2.5. Trips (Familia Thripidae)……………………………………………….40
6.
Cosecha y poscosecha………………………………………………….42
7.
Mercado y producción nacional………………………………………44
8.
Consideraciones finales………………………………………………...50
Créditos Fotográficos…………………………………………………………...51
Bibliografía y bases de datos consultada…………………………………...51
4
INTRODUCCIÓN
Continuamente desde el sector público y privado se dirigen esfuerzos y
recursos en la búsqueda e introducción de nuevos cultivos que permitan
establecer oportunidades de negocio, con la finalidad de desarrollar sistemas
productivos sostenibles, tanto desde el punto de vista económico, como social
y ambiental.
En este sentido, el maracuyá presente una serie de atributos que hacen
interesante su cultivo, entre los que se pueden indicar: pronto ingreso a
producción y periodo prolongado de cosecha que generan un rápido y
constante retorno económico, importante demanda de mano de obra en toda la
cadena productiva, versatilidad y aptitudes para diferentes industrias
(alimenticia, farmacéutica, cosmética y perfumería). Con respecto a su
demanda en los mercados, la misma se encuentra en crecimiento a nivel
internacional. Todo esto ha generado interés por el cultivo del maracuyá en
diferentes partes del mundo, y Argentina no es la excepción.
Las condiciones edafoclimáticas de las provincias del norte de Argentina, han
permitido el desarrollo de diferentes emprendimientos relacionados al cultivo de
maracuyá. Sin embargo, la mayor oferta de esta fruta en el mercado nacional
sigue siendo como producto procesado (pulpa de fruta) de origen extranjero.
El conocimiento sobre su cultivo en la Argentina es muy escaso. Asimismo, su
estudio no se ha abordado de manera integral, lo que dificulta la determinación,
cuantificación y proyección de sus potencialidades a lo largo de toda la cadena
productiva.
Esta publicación fue realizada con la finalidad de facilitar, a modo orientativo,
algunos conocimientos y aspectos generales sobre esta especie, su cultivo y
mercado.
La información presentada fue obtenida de consultas bibliográficas, de
experiencias realizadas en parcelas demostrativas de la EEA Cerro Azul- INTA
CR Misiones, y de comunicaciones brindadas por productores y empresas que
se encuentran vinculadas al cultivo y comercio de esta especie frutícola.
5
1. Denominación y origen del nombre maracuyá
El nombre maracuyá es utilizado para mencionar diferentes especies de
plantas del género Passiflora; en este escrito es aplicado para referirse a la
especie Passiflora edulis f. flavicarpa – maracuyá amarillo. La denominación
taxonómica Passiflora edulis f. flavicarpa para nombrar al maracuyá con fruto
de color amarillo, y Passilora edulis f. edulis para mencionar al maracuyá con
fruto de color morado o púrpura, es utilizado por muchos autores para
diferenciar estas dos formas botánicas; sin embargo otros autores sostienen
que, a nivel taxonómico, la especie botánica debe ser mencionada sólo como
Passiflora edulis Sims, indistintamente del color del fruto.
La palabra maracuyá deriva del portugués maracujá, la cual proviene de una
denominación indígena de origen tupi cuyo significado es “alimento que se
toma de sorbos” o “alimento con forma o servido en vaso (cuia)”, haciendo
alusión este último significado al recipiente hecho con la cáscara del fruto de la
especie Crescentia cujete.
El maracuyá es originario de América Tropical; algunos autores consideran a la
región Amazónica de Brasil como centro específico de su origen. Brasil es uno
de los principales centros de diversidad genética de la familia Passifloraceae,
con más de 150 especies nativas.
Esta especie también es conocida con los nombres comunes de parcha,
chinola, fruta de la pasión/passion fruit (inglés), entre otros. Este último nombre
está relacionado a la morfología de la flor del género Passiflora, nombre
proveniente del latín, cuyo significado literal es “flor de la pasión”, asociado a la
crucifixión (pasión) de Cristo.
2. Características botánicas
El maracuyá es una planta trepadora, de crecimiento muy vigoroso, que puede
superar los diez (10) metros de altura. Su sistema radical es superficial y
ramificado; en plantas adultas el 80 % de sus raíces se encuentra en los
primeros 45 cm de profundidad y en un radio de 40 cm desde la base del
tronco (Figura 1). Su tallo es cilíndrico, leñoso, y muy lignificado en su base,
disminuyendo su tenor de lignina a medida que se aproxima al ápice. Sus hojas
son simples, alternas, con peciolo surcado en la cara superior, con lámina foliar
de color verde brillante en el haz, y de bordes finamente aserrados. El
maracuyá presenta dimorfismo foliar, con hojas de lámina foliar de un solo
lóbulo en los primeros estados de desarrollo, y trilobadas en estados más
avanzados (Figura 2a, 2b, 2c).
6
Figura 1. Desarrollo radical (planta con 6 meses desde trasplante).
a
b
c
Figura 2. Hojas del maracuyá. a- hoja de un solo lóbulo; b- hoja trilobada; cdimorfismo foliar.
En el peciolo, cercano a la base de la lámina foliar, se encuentran 2 glándulas
nectaríferas (Figura 3). Además de su importancia taxonómica, estas glándulas
producen una secreción dulce que funciona como atrayente de hormigas, las
cuales ayudan a repeler las orugas del orden Lepidoptera.
Los zarcillos, estructuras que nacen de las axilas de las hojas, le permiten la
sujeción a cualquier superficie que pueda ser utilizada como soporte, y son los
que le brindan su característica de trepadora (Figura 4a, 4b). Además de los
7
zarcillos, y las hojas, en el nudo se encuentran las estípulas, una yema
vegetativa que puede o no dar origen a una nueva rama, y una yema floral.
Figura 3. Glándulas nectaríferas.
a
b
Figura 4. Zarcillos. a- vista de su disposición; b- ejerciendo su función.
La flor del maracuyá es perfecta (hermafrodita). En el ápice del pedúnculo se
encuentran tres brácteas que protegen al botón floral en sus primeros estados
de desarrollo. El cáliz está conformado por 5 sépalos de color blanquecino en
la cara interna, y verdosos en la cara externa; la corola por 5 pétalos de colores
blancuzcos, y la corona por numerosos filamentos de color blanco en el exterior
y púrpuras hacia la base. Los órganos reproductivos están sostenidos por una
columna llamada androginóforo; el gineceo está formado por un ovario súpero
del cual salen 3 estilos que soportan a los estigmas, y el androceo por 5
estambres compuestos por los filamentos estaminales que sostienen a las
anteras (Figura 5).
8
Figura 5. Flor de maracuyá amarillo (Passiflora edulis f. flavicarpa).
El fruto es una baya globosa u ovoide. El epicarpio es coriáceo, ceroso, liso, y
de color amarillo en estados avanzados de madurez. El mesocarpio es
esponjoso, de color blanco. El endocarpio (arilo) está adherido a la pared del
fruto por una capa en forma de bolsa con funículos provenientes de la
placentación parietal; es de aspecto mucilaginoso, de color amarillo, y rodea a
las semillas, siendo la parte comestible del fruto (pulpa) (Figura 6). Las semillas
son numerosas, superiores a 250 por fruto; de color negro, de testa dura con
presencia de hendiduras. (Figura 7).
9
Figura 6. Fruto de maracuyá.
Figura 6. Semilla de maracuyá
3. Aspectos reproductivos
3.1. Floración y polinización
El maracuyá es una planta de días largos, requiriendo fotoperiodos superiores
a 11 horas para su floración. En la provincia de Misiones, se ha observado que
la apertura de las flores, en días de sol, comienza entre las 12:00 y 12:30, y se
extiende hasta las 15:00 a 15:30, permaneciendo abiertas hasta las 18:00
18:30, luego comienza el cierre de las mismas. Una vez que la flor se cerró, ya
no vuelve a abrir. Desde el inicio de la apertura (separación de los sépalos)
hasta la apertura plena (exposición total de los filamentos de la corona)
transcurren entre 10 a 15 minutos. La flor de maracuyá es auto-incompatible
(incompatibilidad del tipo esporofítica); además presenta hercogamia de
aproximación (los estigmas están por encima de las anteras) la cual puede ser
transitoria (luego de un tiempo, el cual varía entre 60 a 80 minutos, los estilos
comienzan a curvarse, pudiendo alcanzar la curvatura total cuando los
estigmas quedan en el mismo nivel que las anteras, o curvatura parcial) o
definitiva (Figura 8a, 8b, 8c); también posee dicogamia protándrica (las anteras
maduran antes que los estigmas). Todas estas características hacen del
maracuyá una planta alógama (polinización cruzada) por excelencia, y deben
ser consideradas para su cultivo. Las flores con hercogamia definitiva (su estilo
no se curva y permanece erecto), además de no dejar expuestos los estigmas
al alcance de los polinizadores, presentan esterilidad femenina, por lo que,
aunque se utilice polinización manual, estas no serán fecundadas; asimismo, si
bien el polen de las flores con hercogamia definitiva es fértil, no debe ser
utilizado para la polinización de otras flores, ya que la característica de
esterilidad femenina es transmitida; debido a esto, las semillas generadas por
la fecundación con esos granos de polen, presentan gran probabilidad de
producir plantas con porcentaje elevado de flores con esterilidad femenina. En
10
las flores que tienen curvatura parcial de los estigmas, su órgano femenino es
fértil, pero su polinización natural es poco viable debido a la distancia entre los
estigmas y anteras, la cual no permite una aproximación adecuada de contacto
con los insectos polinizadores.
Los agentes polinizadores del maracuyá que tienen mayor eficiencia son los
abejorros (mangangá) del género Xylocopa, debido a su gran tamaño (Figura
9). El viento presenta escaso valor como agente polinizador, ya que el grano de
polen es muy pesado y pegajoso, lo que dificulta su traslado por este medio.
a
b
c
Figura 8. Curvatura de los estigmas. a- curvatura total; b- curvatura parcial; c- sin
curvatura.
Figura 9. Agente polinizador del maracuyá (Mangangá).
11
4. Consideraciones generales para su cultivo
4.1.
Condiciones edafoclimáticas
El maracuyá es una planta que crece y se desarrolla adecuadamente en climas
tropicales y subtropicales. Tiene un amplio intervalo de adaptación, en relación
a la altitud sobre el nivel del mar, que va desde los 0 a los 1500 m.s.n.m.
El crecimiento vegetativo, floración, fructificación, productividad, y calidad de
fruta, encuentra su óptimo entre los 23°C a 28°C de temperatura ambiente,
pero puede ser cultivado comercialmente con éxito en un rango más amplio de
temperaturas. Las temperaturas muy elevadas, superiores a 35°C afectan la
floración, disminuye el número de botones florales y deshidratan el estigma,
imposibilitando la fecundación. Temperaturas menores a las óptimas reducen la
absorción de nutrientes y retardan el crecimiento, disminuyendo el número de
nuevas brotaciones lo que deriva en una menor cantidad de flores y frutos.
Temperaturas de 8°C o inferiores, además de causar la detención total de
crecimiento, provocan lesiones aéreas y aborto de flores. Si bien el maracuyá
es muy sensible a las heladas, algunas experiencias de Misiones han
demostrado que puede soportar heladas leves (temperaturas cercanas a -1°C)
de muy corta duración; con estas heladas la parte aérea es dañada pero la
planta sobrevive, pudiendo recuperarse al practicar una poda intensa luego del
periodo de peligro de heladas. En este sentido, es importante mencionar la
existencia de productos comerciales de aplicación foliar, que le brindan a la
planta una mayor resistencia a las heladas, pudiendo soportar hasta -2°C,
siempre que estas no sean de larga duración.
La planta de maracuyá demanda importantes cantidades de agua para lograr
buena productividad y calidad de fruta, indicándose como adecuadas
precipitaciones de entre 800 a 1.500mm anuales bien distribuidas en el año.
Tanto el exceso como el déficit hídrico generan inconvenientes en el
crecimiento y desarrollo. Un periodo seco prolongado puede llevar a la caída de
hojas y frutos; periodos de lluvias intensas y frecuentes causan problemas en la
polinización, entre otros inconvenientes.
El viento y la humedad relativa son factores de mucha importancia para el
cultivo de maracuyá. Vientos fuertes pueden provocar laceraciones muy
severas por la fragilidad de esta especie. La humedad relativa más favorable se
encuentra en torno al 60-70%; situaciones de baja humedad relativa,
acompañada de vientos calurosos, provocan deshidratación de tejidos,
pudiendo llegar a la muerte de brotes tiernos y aborto de flores, entre otros
perjuicios. Por su parte, humedades relativas elevadas, asociadas a periodos
lluviosos, favorecen la proliferación de enfermedades.
En lo que respecta al suelo, se puede decir que esta especie se adapta a
diferentes tipos, siendo los mejores aquellos de textura liviana (franco arenoso
a franco arcilloso). Como condiciones básicas se requieren suelos libres de
12
impedimentos en los primeros 60 cm, bien aireados, con buen drenaje y libres
de encharcamiento. Suelos propensos a presentar excesos de humedad
(pesados del tipo arcilloso) favorecen el desarrollo de enfermedades radicales,
limitantes del cultivo, como Fusarium spp. El pH adecuado se encuentra en el
rango de 5,5-6,5. Si bien son preferibles suelos con buena fertilidad natural, las
deficiencias de nutrientes pueden ser corregidas con aportes de materia
orgánica y fertilización.
4.2.
Elección y preparación del sitio de cultivo
Uno de los factores más limitante para la producción de maracuyá en la
Argentina es el riesgo de heladas. Es importante aclarar que en Misiones, al
igual que en el resto del país, no existen zonas libres de heladas, pero si
existen áreas que por su exposición, pendiente y entorno (sobre todo en
lugares cercanos a los grandes ríos) les permiten comportarse como zonas con
bajo riesgo e incidencia de heladas. Esta consideración debe ser tenida muy en
cuenta al momento de la elección de la región/área, si se pretenden llevar
adelante proyectos productivos que contemplen la explotación de frutales de
tipo tropical/subtropical como actividad de renta.
Establecido el predio, se debe seleccionar el lote de implantación, para lo cual
corresponde dar prioridad a los lugares más elevados, con superficies que no
presenten pendientes pronunciadas, y que posean protección (natural o
implantada) de los vientos predominantes (en Misiones los vientos
predominantes soplan desde el Nordeste y Sudeste). En caso de que no
existan barreras rompe vientos establecidas, deben ser implantadas con
anticipación al cultivo. El pasto elefante (Pennisetum purpureum Schum) es
una especie rústica muy utilizada en Brasil como barrera rompe viento (Figura
10). Su acelerado crecimiento permite obtener, de manera rápida, una cortina
que sirve de protección al momento de trasplante de los plantines de
maracuyá, la cual puede ser integrada con cortinas forestales perimetrales de
crecimiento más lento.
Es importante recabar y evaluar toda la información posible, tanto presente
como el historial del lote (muestreo y análisis químico, vegetación presente, si
existe o no compactación del suelo, cultivos antecesores, rotaciones, uso de
fertilizantes, uso de herbicidas, registro de heladas, incidencia de plagas y
enfermedades) con la finalidad de realizar todas las correcciones necesarias
para mitigar o evitar futuros problemas. Esta información debería ser
complementada con datos de actividades que se estén llevando en áreas
próximas a la futura plantación; por ejemplo el uso de herbicidas en lotes
cercanos podría generar problemas de toxicidad por deriva, o emprendimientos
apícolas que se encuentren cerca del predio podrían generar inconvenientes
en la polinización, por substracción del polen por parte de las abejas.
13
Pasto elefante
Figura 10. Barrera rompe viento pasto elefante.
Estas consideraciones generales de selección del lote, son para aquellos
cultivos que no se contempla riego; en caso de utilizar sistemas de riego se
deben analizar en conjunto con otros factores de selección.
Una vez seleccionado el lote, y evaluada toda la información recolectada del
mismo, se procede al trazado y preparación de la superficie para llevar
adelante la implantación. En regiones con relieve irregular (provincia de
Misiones) es primordial considerar como factor principal para el trazado de la
plantación, la pendiente del terreno; esta se debe hacer con la orientación de
las filas de plantación perpendiculares a la pendiente, con el fin de minimizar la
erosión, principalmente hídrica. Otro factor de importancia para el trazado de la
plantación es la captación de luz; si las líneas de plantación se orientan de
norte a sur hay buena distribución y captación de luz, ya que las caras este y
oeste reciben cantidades similares de luz, pero en lugares con elevada
radiación solar, siempre que fuera posible, es conveniente orientar las filas en
sentido este-oeste para que las frutas no queden expuestas a la incidencia
frontal del sol, ya que esto podría provocar importantes daños por quemado de
sol, principalmente en la cara oeste. Cómo puede apreciarse, es difícil que se
pueda cumplir con la satisfacción conjunta de estos dos factores (pendiente y
captación de luz), pero como fue mencionado, en caso de existir gradientes de
pendiente que puedan generar importante erosión hídrica, esta última debe
priorizarse.
14
Dependiendo de las condiciones del suelo, la preparación de la superficie para
la plantación puede realizarse sobre el área total (Figura 11), sólo sobre la línea
de cultivo (Figura 12), o labrando únicamente el lugar definitivo de la planta
(Figura 13). Este último caso es sólo recomendado en lugares con mucha
pendiente, o aquellos en el que el suelo no presente ningún inconveniente de
compactación y que no requieran tratamientos extensos de corrección
(encalado principalmente).
En el caso de requerir encalado, es recomendable realizarlo sobre la línea de
plantación, ocupando una franja de 1m de ancho (Figura 14) ya que no se
justifica realizarlo en todo el terreno o en una franja más ancha porque la
exploración de las raíces del maracuyá es de corto alcance. La cantidad de
material calcáreo a aplicar será determinada de acuerdo a análisis químico. Es
importante realizar la aplicación con 2 meses previos a la plantación,
incorporando y mezclando el material en los primeros 20cm de profundidad, lo
que puede lograrse con una rastra de discos (Figura 15). Siempre que fuera
posible contar con material orgánico, suficiente para realizar la aplicación en la
franja, se recomienda hacerlo 15 días antes de la plantación. En caso de no
contar con el mismo, se puede realizar de manera localizada, donde se ubicará
la planta.
Figura 11. Preparación del terreno sobre superficie total.
15
Figura 12. Preparación en línea de cultivo.
Figura 14. Encalado en línea de cultivo.
4.3.
Figura 13. Preparación en lugar de plantación.
Figura 15. Incorporación de material calcáreo.
Material vegetal de implantación
En Argentina, por ser aún un cultivo poco explotado, no existen cultivares
mejorados inscriptos en el RNC. Esta situación seguramente se mantendrá en
el tiempo, a menos que el interés por este cultivo vaya en aumento, y genere
un atractivo económico a viveros comerciales con capacidad para importar,
evaluar, y registrar materiales certificados con el fin de hacer usufructo
económico, o se lleve adelante el desarrollo de un programa de selección y
fitomejoramiento con vinculación público/privada, a partir de material ya
establecido en el país, para propiciar el fomento y beneficio económico de este
cultivo. El material predominante en los emprendimientos establecidos
corresponde a maracuyá amarillo (Passiflora edulis f. flavicarpa), pero también
existe un material con frutos de colores rojizos (Figura 16a, 16b) sin
identificación específica (probablemente generado por el cruzamiento de
Passiflora edulis f. flavicarpa x Passiflora edulis f. edulis); este material
presenta buena productividad, rendimiento en pulpa y °Brix.
16
a
b
Figura 16. Material vegetal con frutos de colores rojizos. a-carga; b-detalle del fruto.
Actualmente, el material vegetal utilizado para llevar adelante los
emprendimientos de este cultivo, puede obtenerse, de viveros que logran los
plantines de semillas recolectadas con ciertos criterios de selección, tanto de la
planta madre como del fruto. Sin embargo, en la mayoría de los
emprendimientos, los plantínes son producidos por los mismos productores, ya
sea adquiriendo frutos de otro emprendedor/productor (en el caso de iniciación
al cultivo) o de su propia plantación (en el caso de cultivo ya establecido). En
muchos de estos casos, las condiciones de propagación no son las adecuadas,
y mayormente se desconocen algunos aspectos que son necesarios considerar
para realizar una correcta selección.
La propagación por semilla es el método más utilizado, pero al ser material de
tipo sexual genera gran variabilidad genética del material obtenido, ya que
como fue mencionado el maracuyá es de polinización cruzada, por lo que las
plantas logradas serán diferentes a la planta madre. Esto podría interpretarse
como beneficioso, ya que disminuye el riesgo de incompatibilidad en el lote por
esa misma variabilidad. Se deben seleccionar plantas madres que presenten
buen estado fitosanitario, de elevada producción, de precocidad productiva.
Dentro de cada planta madre, seleccionar frutos sin manchas y
malformaciones, con peso superior a 200 g, °Brix > 13, rendimiento en pulpa >
30%. La cantidad de frutos elegidos dependerá del total de plantines a lograr,
considerando que cada fruto contiene aproximadamente 250 semillas. Antes de
extraer las semillas es conveniente desinfectar los frutos en agua con
hipoclorito de sodio, a una concentración aproximada de 200 ppm,
sumergiendo los mismos por un tiempo de 5 minutos; luego se enjuagan con
agua potable, se secan y cortan a la mitad. Se debe extraer la pulpa con
semilla y dejar en un recipiente por 2 a 3 días, para que fermente y facilite la
separación de la pulpa; luego se pasa por un tamiz, frotándolas sobre el mismo
y lavándolas con agua limpia; extraída toda la pulpa, se las deja secar sobre
papel, en un lugar fresco y con sombra. Posteriormente, la semilla puede ser
tratada con fungicida, quedando así listas para su siembra, o para
17
almacenarlas a temperatura de refrigeración (5 – 8°C). Se debe tomar la
precaución de que los recipientes utilizados impidan el ingreso de humedad
durante todo el periodo de conservación, el cual puede llegar hasta un año, sin
pérdidas significativas de su viabilidad.
La producción de plantines de maracuyá en Argentina debe realizarse siempre
bajo invernáculo, ya que las fechas indicadas para el trasplante a campo son a
partir de principio/mediados de Septiembre. Debido a esto, para el desarrollo
de los plantines se transitan meses de otoño e invierno, debiendo protegerlos
de las bajas temperaturas. Las semillas pueden sembrarse inicialmente en
bandejas de germinación, y luego de alcanzar 2 a 3 hojas verdaderas,
trasplantarlas a los contenedores plásticos definitivos (Figura 17a, 17b, 17c), a
fin de uniformizar los lotes de plantas.
a
b
c
Figura 17. Producción plantines de maracuyá por semilla. a-siembra en bandejas;
b- material listo para el trasplante; c-plantines en contenedores plásticos.
Otra forma es realizar la siembra en los contenedores plásticos definitivos,
colocando 3 semillas por contenedor; luego se selecciona la planta que alcanzó
con mayor rapidez las 2 o 3 hojas verdaderas, cortando con tijera el tallo de las
más rezagadas; no es conveniente intentar extraer las rezagadas para
18
trasplantarlas, ya que al sacarlas se podría estar dañando el sistema radical de
la planta seleccionada. Los contenedores plásticos más utilizados para la
obtención de plantas de maracuyá tienen una medida aproximada de 8x18 cm,
cuya capacidad es de aproximadamente 1.000 cm 3. Con este tipo de
contenedor se pueden lograr plantínes de 40 cm de altura sin mayores
inconvenientes. En el caso de requerir plantínes más desarrollados (por
ejemplo con la intención de adelantar el ingreso a producción, o contar con un
stock de plantínes para utilizarlos por posibles replantes por fallas, o trabajar
sobre un sistema de producción anual) es necesario utilizar contenedores de
mayor dimensión (12 x 25 cm, o 12 x 30 cm, capacidad aproximada 2.000,
2.800 cm3, respectivamente). Como sustrato se puede utilizar corteza de pino
compostada, mezclada con turba en una proporción 3 x 1 respectivamente,
agregando 6 a 8 gr de fertilizante de liberación controlada (9 meses) por cada
litro (1.000cm3) de mezcla preparada.
La germinación ocurre entre los 10 a 20 días después de la siembra,
dependiendo principalmente de las condiciones de temperatura y humedad. Si
bien plantínes con 30 cm de longitud se pueden lograr y ser trasplantados en
un lapso de 60 a 75 días desde la siembra, siempre es conveniente llevar a
campo plantínes con el máximo desarrollo posible, ya que a mayor desarrollo el
ingreso a producción es más rápido y por ende mayor la productividad,
principalmente en el primer ciclo. El único inconveniente que presenta la
obtención de plantínes más desarrollados es la necesidad de tutorado en vivero
y más tiempo para lograrlos, requiriendo así mayor cantidad de mano de obra,
además del mayor espacio necesario. Si se pretende llevar a campo plantínes
de 120-150 cm de altura (Figura 18) a mediados de septiembre, es necesario
realizar la siembra a mediados de Febrero.
Figura 18. Plantines de maracuyá de 150 cm de altura.
Otros métodos de propagación del maracuyá son los denominados de tipo
vegetativa, que incluyen propagación por estacas, por injerto, y
19
micropropagación (cultivo de tejidos). Estas técnicas presentan grandes
ventajas, pero aún son de carácter investigativo para esta especie,
principalmente porque la relación costo/beneficio de su utilización, todavía no
está del todo definida para ser adoptada en escala comercial.
La propagación por estacas permite obtener plantaciones uniformes, de rápido
ingreso a producción, al reducir el tiempo del periodo juvenil, y de elevada
productividad. Algunas informaciones indican que la producción con plantínes
de estaca es el doble a aquella obtenida con plantines de semillas. Sin
embargo, es importante considerar que si se pretende utilizar plantines
obtenidos por este método en cultivos comerciales, se debe tener la precaución
de utilizar un buen número de plantas madres e identificar las líneas por clon,
para poder realizar una polinización adecuada, ya que los clones de una misma
madre serán incompatibles. Asimismo, la información indica que estas plantas
alcanzan menor tiempo de vida productiva que aquellas obtenidas por semilla.
Para lograr plantines por estaca, se deben cortar las guías de plantas adultas
que se encuentren en floración; de estas guías se selecciona la parte media
eliminando los extremos; de ese material se cortan estacas con 4 nudos cada
una, eliminando los zarcillos y las hojas de las yemas inferiores. La estaca se
trata en su base con hormona de enraizamiento (AIB 1.000-1.500ppm) y se
entierra hasta los dos primeros nudos en el sustrato; el material debe quedar
en invernáculo con nebulización intermitente. Este método ha sido utilizado en
la EEA Cerro Azul-INTA CR Misiones, logrando un 70% de enraizamiento, sin
embargo aún no fue evaluado su comportamiento agronómico a campo. En la
figura 19, se muestra una estaca enraizada (b) comparada con las raíces de
una plantín obtenido por semillas (a).
a
b
Figura 19. Plantines de maracuyá por estaca y por semilla.
La propagación por injerto está siendo practicada (aún con carácter de
investigación) principalmente en zonas con alta incidencia de patógenos del
suelo (Fusarium spp., Phytophthora spp.). Estudios realizados en Brasil indican
20
que especies como Passiflora alata, Passiflora gilberti, presentan elevada
resistencia a enfermedades del suelo y tienen buena compatibilidad con
Passiflora edulis f. flavicarpa.
La micropropagación en maracuyá se está utilizando para conservación de
germoplasma in vitro y programas de mejoramiento genético, entre otros.
4.4.
Estructuras de sostén
Debido a que el maracuyá es una planta de muy rápido crecimiento, y que su
consistencia no le permite alcanzar altura sino cuenta con un soporte donde
fijarse y trepar, para su cultivo comercial es imprescindible la implementación
de un sistema de conducción que se logra mediante podas sobre una
estructura de sostén. Estas estructuras de sostén determinarán la altura que
alcanzará la planta, la disposición y conformación de la plantación, la
exposición del follaje y los frutos a la luz solar, la forma de manejo y
mantenimiento del cultivo (podas, tratamientos fitosanitarios, etc.).
Por ser el más económico y sencillo para su montaje, por ofrecer adecuadas
condiciones para llevar adelante trabajos propios del manejo (polinización
manual, aplicación de fitosantarios, entre otros), la estructura de sostén más
utilizada para el cultivo de maracuyá es la espaldera con un sólo alambre.
Esta estructura consiste en instalar postes sobre la línea de cultivo,
atravesados en la parte superior por alambre galvanizado de alta resistencia
(17/15). Los postes, de diámetro de 15cm y largo de 2,50m, se disponen cada
6 metros enterrándolos 60 cm (la parte que va enterrada debe ser tratada con
aceite quemado u otro impermeabilizante). En las cabeceras es conveniente
utilizar postes de 20-25cm con muertos de apoyo, ya que estos soportarán la
tensión del alambre, la cual se logra por medio de torniquetes (Figura 20).
Figura 20. Cabecera de espaldera con muerto de apoyo.
21
La separación entre las líneas de postes debe ser de 3 a 4 metros; esta
distancia permite el pasaje adecuado de maquinaria y una buena aireación del
cultivo. Antes de colocar los postes, se deben realizar los orificios por donde
pasará el alambre, el cual debe quedar a una altura de 1,80m del suelo.
Cuando el cultivo alcanza su máximo desarrollo, se forma una cortina muy
densa de hojas (Figura 21) que, sumado a la producción de frutas, genera un
enorme peso que debe ser soportado por el sistema de sostén. Por esta razón
no es recomendable realizar líneas de más de 80 metros de largo.
El establecimiento de la estructura de sostén, requiere de una importante
erogación de dinero, por lo que deben tomarse todos los recaudos necesarios
para que su montaje sea perfecto, ya que una construcción incorrecta puede
causar grandes perjuicios económicos. En lugares donde existen vientos
fuertes, se pueden hacer espalderas con 2 o 3 filas de alambre (Figura 22) para
dar mayor sostén, principalmente en los primeros estados de crecimiento. Es
importante aclarar que esto no genera mayor producción de frutas.
Otros tipos de estructura de sostén que se utilizan en otras partes del mundo
para el cultivo de maracuyá son de tipo “parral español” y en “T”, las cuales son
citadas con aspectos positivos y negativos, pero en Argentina no han sido
comprobadas sus ventajas y/o desventajas que permitan determinar la relación
costo/beneficio en comparación con la estructura de espaldera.
Figura 21. Cultivo desarrollado sobre espaldera (parcela EEA Cerro Azul).
Figura 22. Espaldera con 3 filas de alambre (parcela EEA Cerro Azul).
22
4.5.
Trasplante
De acuerdo a las condiciones climáticas de la provincia de Misiones, el periodo
más adecuado para realizar el trasplante a campo es desde inicio de
Septiembre a mediados de Octubre. Los hoyos, deben estar hechos antes de
llevar las plantas a campo, y tener un diámetro de 30 cm y una profundidad de
30 cm, para plantas provenientes de macetas medianas (2 litros). En el caso de
plantas provenientes de macetas más pequeñas, se pueden realizar hoyos de
menor tamaño, o bien realizar con subsolador un surco profundo (30-40cm)
sobre toda la línea de plantación. Una consideración de importancia es que,
sea cual fuere la forma de realizar el trasplante, la estructura de sostén debe
estar montada previa al mismo. Establecer la estructura de sostén posterior al
trasplante, puede generar importantes inconvenientes, como la rotura de
plantas. Para el trasplante se deben evitar las horas de mayor radiación solar,
preferentemente realizarlo por la tarde cuando el sol se encuentra bajando, o
en las primeras horas de la mañana.
La fertilización de base debe realizarse de acuerdo al análisis de suelo y los
requerimientos nutricionales del cultivo en cada etapa de desarrollo. De manera
general, en el trasplante, se puede recomendar la aplicación de 50 g de P2O5,
más 50 g de K2O, mezclados con materia orgánica compostada, depositados
en el fondo del hoyo y cubiertos por 5cm de tierra. La planta se extrae del
contenedor y se la acomoda en el hoyo (Figura 23), teniendo el cuidado que el
cuello quede a nivel del suelo; se rellena con tierra y se hace presión para
evitar que queden bolsas de aire; posteriormente se realiza un riego de
asentamiento. Para que la planta pueda crecer en altura se debe colocar un
tutor. Se puede utilizar una estaca con un hilo plástico atada al alambre, o un
tutor vegetal, por ejemplo caña tacuara, enterrada y fijada al alambre. En el
caso de que la planta ya haya sido tutorada en la etapa de vivero, se debe
asegurar que este tutor alcance el alambre, o prolongar el mismo con hilo
plástico hasta alcanzarlo.
Además de lo mencionado, pude ser necesario brindar protección individual a
la planta, por ejemplo el uso de protectores plásticos del tallo, cuando exista
riesgo por ataque de roedores. Esto también le otorga protección en el
momento del control de malezas, ya sea con método químico o mecánico. Esta
protección se puede fabricar (Figura 24) o adquirir ya confeccionada.
Figura 23. Extracción de planta para trasplante.
23
Figura 24. Protectores plásticos del tallo (parcela EEA Cerro Azul).
4.6.
Densidad de plantación
La densidad de plantas por hectárea dependerá de la distancia elegida para
montar las espalderas. En la provincia de Misiones, se están utilizando
densidades de 1.850 plantas/ha, (con 3 m entre hilera y 1,8 m entre planta), y
1.428 plantas/ha, (con 3,5 m entre hilera y 2 m entre planta).
4.7.
Desbrote, conducción y formación
El maracuyá debe ser conducido con tallo único hasta alcanzar el primer
alambre. Esto se logra podando los brotes laterales que van surgiendo (Figura
25) y amarrando el tallo al tutor, a medida que va creciendo.
Figura 25. Poda brotes laterales del tallo.
24
Cuando el tallo alcanza el alambre, se realiza el despunte (Figura 26) para
estimular las yemas laterales que formarán 2 ramas secundarias (Figura 27);
estas se conducirán por el alambre hasta una longitud, que será la mitad del
distanciamiento entre plantas. Alcanzada la altura, se procede al despunte de
las ramas secundarias, generando la estimulación de las yemas que formarán
las ramas terciarias. Estas ramas terciarias se pueden dejar crecer libremente,
o se les puede eliminar los zarcillos en los primeros 40 cm de longitud, para
evitar que se entrelacen, y así permitir que caigan y constituyan la cortina
productiva. En las ramas terciarias se producirán la floración y fructificación.
Figura 26. Despunte del tallo.
4.8.
Figura 27. Desarrollo de ramas secundarias.
Nutrición
El maracuyá es una planta de rápido crecimiento, que responde muy bien a la
aplicación de fertilizantes. La nutrición debe acompañar los diferentes periodos
de desarrollo. La determinación de la cantidad de fertilizante a utilizar
dependerá del estado en que se encuentre el cultivo, de la disponibilidad de
nutrientes presentes en el suelo, del diagnóstico foliar, del tipo de fertilizante a
emplear, y del rendimiento esperado, entre otros factores. La fertilización
realizada en suelo (cobertura o al voleo) debe ser complementada con
fertilización foliar, principalmente para la disponibilidad de micronutrientes. Es
muy importante aclarar que no existe una recomendación generalizada para la
aplicación de fertilizantes, por lo que la misma dependerá de cada situación
particular. En la etapa de formación de planta, se pueden realizar aplicaciones
a los 30, 60, 90, y 120 días después del trasplante; en la primera y segunda
aplicación 15 g de N; en la tercera 20 g de N, 20 g de K2O y 10 g de P2O5; en la
cuarta aplicación 30 g de N y 30 g de K2O; las cantidades son expresadas por
planta. Estas aplicaciones se deben realizar inicialmente a una distancia de 15
cm alrededor del tallo. Esta distancia se va aumentando a medida que la planta
se desarrolla. Para el segundo y tercer ciclo de producción, aplicar 200Kg/ha
de N, 350Kg/ha de K2O , y 80Kg/ha de P2O5. Estos valores corresponden a una
densidad de entre 1.400 a 1.850 plantas por hectárea. En el caso del K2O y N,
estas cantidades deben ser fraccionadas en 3 a 4 aplicaciones, siendo
recomendable realizar franjas de 1m de largo a cada lado del tallo, y con centro
en el tallo separarlas a 25-30 cm del mismo.
25
4.9.
Ciclos de producción
Generalmente, el cultivo del maracuyá se maneja a 2 o 3 ciclos de producción
ya que, luego del 3 ciclo, disminuye notablemente su rendimiento, siendo
conveniente comenzar con una nueva parcela productiva. Sin embargo en
algunos lugares, como por ejemplo Perú, se logran obtener altos rendimientos
hasta el cuarto o quinto año de edad de la plantación. Asimismo en algunas
zonas de Brasil, donde existe alta incidencia de enfermedades, principalmente
aquellas causadas por virus, se está manejando con viabilidad técnicaeconómica el cultivo con sólo un ciclo productivo.
En el primer ciclo productivo, la cosecha puede comenzar a finales de enero o
principios de febrero, si las plantas fueron trasplantadas a principio de
septiembre con una altura de 1,5m o más. En el caso de haber utilizado plantas
de menor tamaño, la cosecha comenzará estimativamente a mediados de
marzo. En las condiciones de Misiones, la cosecha puede llegar hasta
mediados/fines de Junio, siempre y cuando las temperaturas no hayan bajado
de forma intensa.
Si bien la planta de maracuyá no ingresa a un periodo de dormancia total, ya
que su crecimiento vegetativo puede reactivarse con la ocurrencia de
temperaturas adecuadas, aunque estas sean por un breve periodo de tiempo,
una vez recolectados los últimos frutos la planta ingresa a un periodo de receso
de crecimiento, el cual termina con la llegada de las temperaturas primaverales.
En el segundo y tercer ciclo de producción, la cosecha puede comenzar a partir
de mediados de diciembre, dependiendo de la época de realización de la poda
de producción. El inicio de cosecha en diciembre, se puede ver muy
perjudicada por la existencia de poblaciones de abejas cercanas a la
plantación. Las abejas pueden sustraer todo el polen de los primeros flujos de
floración, impidiendo de esta manera la polinización por parte del mangangá,
afectando la fructificación.
4.10. Manejo de la vegetación
La línea de plantación debe mantenerse siempre limpia, limitando el desarrollo
en altura de la vegetación, ya sea esta espontánea o implantada como cubierta
verde. Debido a que la planta de maracuyá es muy sensible a los herbicidas,
no es recomendable el uso de los mismos para el control de la vegetación en
este cultivo. Asimismo, el control mecánico en la línea de plantación debe
realizarse con máximo cuidado, ya que el tallo puede ser fácilmente dañado
debido a su consistencia. En la entrelínea, el control puede realizarse con
tractor y macheteadora, y el material cortado puede ser colocado en las líneas,
como cubierta muerta. Otra de las técnicas utilizadas para el control de la
vegetación, son las cubiertas sintéticas (mulching plástico), la cual presenta
ventajas y desventajas que deben ser analizadas antes de su adopción. En el
caso de ser necesaria la utilización de herbicidas, se deben tomar todos los
recaudos correspondientes, como ser la utilización de pantallas, realizar la
aplicación sin presencia de vientos, la utilización de protectores plásticos
individuales ya mencionados, entre otros.
26
4.11. Podas
Además de las intervenciones necesarias para la formación de la planta y el
ciclo inicial de producción, para obtener adecuadas producciones y un buen
estado sanitario de la plantación a lo largo de toda su vida útil, es necesario
realizar podas de limpieza, estimulación/renovación.
Es importante considerar que las ramas que ya produjeron flores necesitan
generar nueva brotación para continuar con la floración; asimismo, y por ser
una planta de crecimiento indeterminado, en la medida que la planta va
creciendo las flores surgen en puntos cada vez más distantes de su tallo
principal, haciendo más dificultosa la nutrición de los frutos formados. Por otro
lado, el crecimiento vigoroso produce una enorme cantidad de masa vegetativa
que dificulta la aireación y penetración de la luz solar, generando condiciones
favorables para el desarrollo de plagas y enfermedades, además de un
aumento de peso vegetativo, muchas veces excesivo, que debe soportar la
estructura de sostén. Debido a esto, la poda resulta necesaria para mantener el
estado saludable de las plantas, mejorar las condiciones de aireación y
captación de luz solar, mermar el peso improductivo soportado por el sistema
de sostén, y generar el estímulo para la brotación que permitirá la nueva
floración más cercana al eje principal, cuyos frutos podrán ser de mayor peso.
Esta última consideración no es del todo concluyente, ya que diversos trabajos
de investigación en la temática han obtenido resultados diferentes.
La poda debe comenzar siempre eliminando las ramas secas y aquellas que
presenten síntomas de enfermedad. Luego se procede al raleo (eliminación
total de rama) y rebaje (recorte de una porción de la rama). La intensidad con la
que se practicará la poda, dependerá de cada situación, siendo en el segundo
ciclo productivo menos intensa que en el tercero. En algunas ocasiones, por
ejemplo cuando ocurren heladas que perjudican gran parte de la planta pero no
fueron lo suficiente para producir su muerte, se puede practicar una poda muy
intensa, dejando solamente el tallo principal, y comenzar nuevamente con la
formación de la planta.
Para realizar la poda, se debe tener la seguridad de que la planta se encuentre
en actividad vegetativa y no exista riesgo de heladas. En la provincia de
Misiones, las condiciones ambientales favorables para el inicio de la poda en
maracuyá se presentan los primeros días de septiembre. Asimismo, y debido a
la rápida respuesta al estímulo de la poda que promueve un crecimiento muy
vigoroso, las condiciones de nutrición deben estar aseguradas.
27
4.12. Polinización artificial
Como fue mencionado en párrafos anteriores, los abejorros (mangangá),
principalmente del género Xylocopa, son los agentes naturales que realizan
con mayor eficiencia la polinización del maracuyá. Dependiendo de la
población de estos insectos presentes en el cultivo, de la época en la cual se
encuentra la floración, y de las condiciones ambientales, la tasa de
fructificación por polinización natural puede variar de 10% a 60%. De acuerdo a
esto, toda medida y práctica tendiente a favorecer el crecimiento poblacional de
estos insectos, tendrá un impacto positivo en la productividad del cultivo de
maracuyá. En este sentido, la conservación de áreas naturales cercanas a la
plantación permite una mayor nidificación del mangangá. Sus nidos son
construidos sobre troncos y ramas secas, postes de alambrados, entre otros.
Esto se puede complementar con la implantación de especies atrayentes de
este insecto, y colocando trozos de madera, ya sea en el suelo o colgando, con
el fin de ofrecer mayor cantidad de material para que realicen sus nidos.
También, se debe considerar que la utilización de productos fitosanitarios
puede perjudicar la población o actividad de estos insectos, con lo cual, en el
caso de ser necesaria su utilización, es recomendable realizar la aplicación, en
horas muy tempranas o por la tarde-noche, ya que la mayor actividad de estos
insectos comienza pasado el mediodía, y se extiende durante toda la tarde.
Más allá de contar con una buena población de mangangá, en ciertas
situaciones, es necesario complementar la polinización natural con polinización
artificial. Una de estas situaciones se da cuando existe una importante
presencia de abejas de las especies Apis mellifera (abeja europea) y Trigona
sp. (conocida como carabozá o irapuá, entre otros) (Figura 28 y 29).
Figura 28. Abeja europea extrayendo polen de la flor de maracuyá.
28
Figura 29. Carabozá extrayendo polen de la flor de maracuyá.
Cuando estas abejas se encuentran presentes en gran cantidad,
principalmente en los meses de Septiembre y Octubre, pueden ser
extremadamente perjudiciales, afectando los rendimientos de las cosechas
tempranas del segundo y tercer ciclo productivo. En los meses mencionados,
estas abejas se encuentran muy ávidas por el polen, pudiendo retirarlo por
completo, sin dejar material para que el mangangá pueda cumplir su rol de
polinizador. Asimismo, se ha observado que en estos meses las abejas no sólo
extraen el polen, sino que además repelen el acercamiento del mangangá a la
flor, comportamiento que desaparece en otros periodos de floración, cuando las
abejas dejan de buscar polen y comienzan a recolectar néctar. Para disminuir
el efecto negativo de estas abejas, es recomendable implantar especies que
presenten floración atractiva para las mismas en los meses mencionados.
Otra situación en la cual se podría auxiliar la polinización natural con
polinización artificial, es cuando se tiene una considerable superficie bajo
cultivo. En estos casos, por más que exista una buena población de mangangá,
estos pueden no ser suficientes para visitar la gran cantidad de flores abiertas
en un momento determinado. Es importante recordar que la flor de maracuyá
abre sólo una vez, y si esta no es polinizada, no se formará el fruto
correspondiente.
La polinización artificial se puede realizar de diferentes maneras. La más
utilizada consiste en tocar con los dedos las anteras para que el polen quede
impregnado en los mismos (Figura 30); posteriormente se procede a tocar los 3
estigmas de la flor de otra planta (Figura 31)3; de esta última flor se vuelven a
pasar los dedos por las anteras para repetir la operación en otra flor.
3
Nótese que en las imágenes se utilizó una flor sin los estilos curvados solamente con el objetivo de que
se pueda observar con claridad la técnica.
29
Figura 30. Extracción polen de la flor de maracuyá.
Figura 31. Depósito polen sobre los estigmas.
El horario para realizar la polinización artificial es a partir de las 15:00hs, ya que
en ese momento estarán abiertas la mayor cantidad de flores, y las mismas ya
deberían tener sus estilos curvados. Aquellas flores que no tengan sus estilos
curvados (hercogamia definitiva) no deben ser polinizadas, y tampoco debe ser
utilizado su polen, ya que como fue descrito en otros párrafos estas presentan
esterilidad femenina.
Otra manera de realizar la polinización artificial es retirando las anteras
completas, colocarlas en un recipiente, y mezclarlas (Figura 32). Luego, con
ayuda de un pincel, se practica la polinización (Figura 33), considerando las
mismas indicaciones que en el procedimiento anterior. Esta forma de realizar la
polinización es utilizada principalmente cuando las abejas se encuentran muy
activas, ya que las mismas retiran el polen desde antes de la apertura de la flor.
En estas situaciones, las anteras se deben retirar cuando el capullo esta en
30
punta blanca, en horario cercano a las 12:00hs. El problema de esta práctica es
la imposibilidad de identificar las flores con hercogamia definitiva. De esta
manera, por más que se tomen las anteras de las flores de una gran cantidad
plantas, siempre existirá la probabilidad de que se esté utilizando polen
indeseable. Es importante remarcar la importancia de polinizar los tres
estigmas con buena cantidad de polen, ya que esto influirá en el tamaño y peso
del fruto logrado.
Figura 32. Extracción de anteras y polen.
Figura 33. Polinización con pincel.
31
5. Plagas y enfermedades
Si bien en la literatura se encuentran reportados una gran cantidad de
organismos perjudiciales para el cultivo de maracuyá, en los siguientes
párrafos se detallan sólo aquellos que se han observado en condiciones
locales; los otros organismos son únicamente nombrados. Esto no significa
que, los organismos citados en otras regiones como perjudiciales para el
cultivo, no estén presentes en las plantaciones de maracuyá de la provincia,
sino que tal vez se han manifestado de una manera leve, sin provocar daños
de importancia.
La determinación de estos organismos ha sido exclusivamente por
comparación visual entre los signos y especímenes observados en el cultivo y
aquellos descritos y reportados en bibliografía; no han sido utilizadas técnicas
específicas de reconocimiento y clasificación. Por otra parte, no se realizan
explicaciones sobre su control químico, ya que al igual de lo que ocurre con
otros cultivos denominados menores, para el maracuyá no existen productos
fitosanitarios registrados a nivel nacional para el control de plagas y
enfermedades. De esta manera, las sugerencias de control sólo se han limitado
a las de tipo preventivo y cultural.
Otra forma de control que podría ser utilizada es la de tipo biológico, pero
debido a la falta de experiencia local en su aplicación, no hay sustento técnico
para su recomendación. Es importante mencionar que la reciente resolución del
SENASA (Resolución 829/2018) permite la solicitud de ampliación de uso
productos de fitosanitarios para cultivos menores, debiendo cumplir una serie
de procedimientos para su autorización.
5.1. Enfermedades
5.1.1. Verrugosis (Clodosporium spp.)
La verrugosis es la enfermedad que se ha observado con mayor frecuencia en
la provincia de Misiones. Los agentes etiológicos de esta enfermedad son
especies de hongos del género Cladosporium. El nombre de verrugosis
proviene de las lesiones superficiales que ocasiona en los frutos, las cuales son
semejantes a verrugas. La infección ocurre generalmente en tejidos jóvenes,
en condiciones de alta humedad y temperaturas cálidas. En las hojas se
manifiesta como pequeñas manchas circulares que se van tornando de color
rojo-amarronadas, circunscriptas por un anillo amarillento. Posteriormente el
tejido afectado se necrosa y se desprende. En las partes jóvenes de las ramas
se presentan lesiones deprimidas con forma de canoa, en cuyo centro se
puede observar la fructificación del hongo (Figura 34). En los botones florales,
se observan manchas circulares de color marrón claro con centro más oscuro,
pudiendo dañar el botón floral por completo. En los frutos se presenta
inicialmente como pequeñas manchas circulares de color marrón claro, que
posteriormente se tornan ásperas y sobresalientes, con aspecto corchoso
32
(verrugas) (Figura 35). Esta enfermedad no causa el deterioro de la pulpa, pero
perjudica seriamente la apariencia para su comercialización en fresco.
Figura 34. Signo de verrugosis en rama.
Figura 35. Signo de verrugosis en fruto.
33
5.1.2. Antracnosis (Colletotrichum gloeosporioides)
Esta enfermedad esta reportada como uno de los mayores problemas de poscosecha del maracuyá, pero también puede provocar serios daños en etapas
previas a la cosecha. El agente causal, Colletotrichum gloeosporioides, es un
patógeno que ataca diversas especies de plantas, y su desarrollo se ve
favorecido por condiciones de alta humedad, asociada a periodos de lluvia y
temperaturas en torno a los 26-28°C. Los signos en las hojas se manifiestan
inicialmente como pequeñas manchas circulares de aspecto aceitoso que se
van tornando marrón oscuras. En condiciones favorables, estas manchas se
unen ocupando una gran área, que posteriormente provoca la caída de las
hojas. Cuando el patógeno ataca las ramas, se observan manchas alargadas
de coloración verde intenso, que luego se necrosan y deprimen, pudiendo
causar la desecación general de la rama. En frutos inmaduros, aparecen
manchas de color marrón claro, que luego se tornan marrón-grisáceo oscuras y
deprimidas. En frutos con estados más avanzados de madurez, se presentan
manchas de aspecto aceitoso de color pardo claro, y el tejido de la cáscara
adquiere una textura apergaminada. A medida que avanza la enfermedad, la
coloración se torna más oscura y el área afectada se deprime, observándose
pequeños puntos de coloración negro-grisáceos, correspondiente a las
fructificaciones del hongo (Figura 36, 37).
Figura 36. Manchas causadas por antracnosis.
Figura 37. Antracnosis, signos avanzadosárea deprimida y fructificaciones del hongo.
Además de estas dos enfermedades, en la literatura son citadas otras de
significativos perjuicios para el cultivo, en regiones con importantes superficies
bajo producción (Brasil, entre otras). Entre las enfermedades de mayor
importancia se mencionan a Fusariosis (Fusarium spp.), Septoriosis (Septoria
34
sp.), Bacteriosis (Xanthomonas sp.), Virus del endurecimiento del fruto
(CABMV), Mancha Parda (Alternaria sp.), entre otras.
Entre las medidas de control preventivo y cultural recomendadas para el
manejo de enfermedades se pueden mencionar:
Implantación del cultivo en lugares con buen drenaje; establecer cortinas
rompe-viento; utilizar plantines sanos; desinfectar las herramientas de trabajo;
utilizar densidades y orientación que permitan una buena circulación de aire;
realizar monitoreo constante del cultivo; podar y quitar los órganos que se
encuentren afectados (retirarlos de la plantación y quemarlos), y en caso de ser
necesario (enfermedades muy avanzadas) eliminar por completo la planta;
realizar las podas de limpieza y renovación para mejorar la aireación y así
evitar la formación de sectores de mucha humedad; realizar fertilizaciones
equilibradas, sin exceso de nitrógeno; para frutos de venta en fresco evitar su
recolección del suelo.
5.2. Plagas
5.2.1. Chinches (Familia Coreidae)
Las chinches, junto a las orugas defoliadoras, son unas de las principales
plagas del cultivo de maracuyá. Las chinches que se han reportado como
plagas para este cultivo, corresponden a los géneros Holhymenia, Diactor,
Anisoscelis, y Leptoglossus, todos ellos pertenecientes a la familia Coreidae.
En Misiones, los especímenes que se han observado con mayor frecuencia
pertenecen al género Holhymenia, el cual según bibliografía es la especie
Holhymenia clavigera (Figura 38a, 38b). Otro espécimen que se ha observado
pertenece al género Anisoscelis (Figura 39a, 39b), el cual, según bibliografía,
es confundido por su semejanza con la especie Diactor bilineatus, siendo que
esta última recibe el nombre de “chinche del maracuyá”. Sin embargo esta no
ha sido observada en las plantaciones de maracuyá de la provincia.
Actualmente, Anisoscelis sp. es una de las chinches más comunes en algunos
estados de Brasil.
35
a
b
Figura 38. Chinche (Holhymenia clavigera); a y b- especímenes adultos.
a
b
Figura 39. Chinche (Anisoscelis sp); a y b- especímenes adultos.
Estos insectos se alimentan succionando la savia de diferentes partes de la
planta. En sus estadios ninfales (Figura 40a, 40b) prefieren las partes nuevas y
tiernas, mientras que en su etapa adulta se alimentan de cualquier parte y
estado (hojas, ramas, botones florales, frutos). Por la succión de la savia, los
botones florales y los frutos en estados iniciales de desarrollo se caen; en los
frutos mayores se deforman, y luego se van marchitando hasta que quedan
completamente arrugados, sin posibilidad de ser comercializados (Figura 41a,
41b).
36
a
b
Figura 40. Estadios ninfales familia Coreidae; a-primeros estadios; b-último estadio.
a
b
Figura 41. Daños en fruto de maracuyá asociado al ataque de chinches; a-daño inicial
(deformación); b-fruto completamente arrugado.
37
5.2.2. Orugas defoliadoras (Familia Nymphalidae)
Las especies de orugas defoliadoras, citadas como las más perjudiciales para
el cultivo de maracuyá, son Dione juno juno y Agraulis vanillae ssp., ambas
pertenecientes a la familia Nymphalidae. En las plantaciones de maracuyá de
la provincia de Misiones, la especie que se ha observado con mayor frecuencia
es Agraulis vanillae ssp., aunque también se han observado ataques
esporádicos de Dione juno juno. Las larvas (orugas) de ambas especies
consumen vorazmente las hojas, pudiendo llegar a la defoliación total de la
planta. Por los hábitos gregarios de las orugas de Dione juno juno, los daños
son más repentinos, pero si bien las orugas de Agraulis vanillae ssp. son de
hábito solitario, la magnitud del daño es mayor, debido a la abundancia de la
población observada (Figura 42a, 42b).
a
b
Figura 42. Agraulis vanillae ssp.; a-adulto (mariposa); b-larva (oruga).
5.2.3. Moscas (Familias Tephritidae y Lonchaeidae)
Las moscas de las frutas (familia Tephritidae) y las moscas del botón flor
(familia Lonchaeidae) son consideradas, en algunas regiones, como las
principales plagas del maracuyá. Sin embargo, en la provincia de Misiones no
se han advertido daños provocados por estos insectos en las plantaciones de
Passiflora edulis f. flavicarpa (maracuyá amarillo), pero su presencia ha sido
observada en parcelas de Passiflora alata (maracuyá dulce / mburucuya) y
Passiflora edulis f. edulis (maracuyá púrpura), por lo que deben ser
contempladas con atención, debido al potencial daño que podrían provocar a
las plantaciones de maracuyá amarillo. Las especies de moscas del botón floral
reportadas como perjudiciales para el maracuyá amarillo pertenecen a los
géneros Dasiops, Silba, Protearomyia y Lonchea, siendo Dasiops uno de los
más perjudiciales. Las larvas de estos géneros destruyen los tejidos internos de
38
los botones florales, provocando su caída. Individuos adultos de esta familia
(Lonchaeidae) se han observado en botones florales de Passiflora alata (Figura
43). Las especies de moscas de las frutas reportadas con mayor incidencia en
maracuyá pertenecen al género Anastrepha, y en menor medida al género
Ceratitis. Al igual de lo que ocurre con otras especies de fruta, las larvas de
estas moscas se alimentan del interior del fruto. En ataques tempranos
provocan la caída de los frutos, y en estados más avanzados de madurez los
tornan no aptos para su consumo. En Misiones, las larvas de esta familia
(Tephritidae) se han observado en Passiflora edulis f. edulis (Figura 44).
Figura 43. Mosca (familia Lonchaeidae)
oviponiendo en botón floral de Passiflora
alata.
Figura 44. Larvas de mosca (familia Tephritidae)
en fruto de Passiflora edulis f. edulis.
5.2.4. Vaquitas y escarabajos (Orden Coleoptera)
Los insectos del Orden Coleoptera, reportados en la literatura como
perjudiciales para el cultivo de maracuyá, pertenecen a los géneros Diabrotica,
Astylus, Monomacra, y Parchicola. En plantaciones de la provincia de Misiones
se han observado especímenes del género Diabrotica y Astylus (Figura 45 y
46). Especies de Diabotrica causan principalmente defoliación, y Astylus sp.
daña principalmente la flor. Si bien en algunas regiones se mencionan
situaciones con importantes perjuicios, en Misiones sus daños aún no han sido
significativos.
39
Figura 45. Vaquita (género Diabotrica)
Figura 46. Especímenes adultos (Astylus sp.)
5.2.5. Trips (Familia Thripidae)
Los trips son pequeños insectos que en algunas regiones se los ha reportado
como agentes causales de daños de importancia para el cultivo de maracuyá.
En Misiones sólo se han observados daños muy esporádicos, de escasa
magnitud. Además de los daños directos causados por su tipo de alimentación,
los trips pueden transmitir enfermedades virales. Con su aparato bucal picadorchupador raspan los tejidos y succionan la savia ocasionando lesiones. Los
síntomas observados pueden ser hojas deformadas, caída de botones florales,
frutos deformados con cicatrices de aspecto oxidado y áspero
que
desmerecen su calidad comercial; este último daño es el que ha sido
mayormente advertido en plantaciones de maracuyá en la provincia de
Misiones (Figura 47).
40
Figura 47. Daños en fruto de maracuyá asociados al ataque de trips.
Junto a estos insectos mencionados como plagas, en ciertas ocasiones se
debe considerar a Apis mellifera y Trigona sp. dentro de esta categoría, por los
perjuicios ya indicados en la polinización. Las abejas del género Trigona,
además de los daños ocasionados en la polinización, pueden perforar los
botones florales en busca de néctar, pudiendo causar la caída de los mismos.
En ciertas ocasiones, pueden perforar los frutos. Estos daños no han sido
observados en las plantaciones de maracuyá de la provincia de Misiones.
Además de estas plagas, en la literatura se citan a otros organismos (ácaros,
insectos y nematodos) como agente causales de daños, para el cultivo de
maracuyá, pero su presencia no ha sido advertida aún en las plantaciones de
esta especie, llevadas adelante en la provincia de Misiones. Entre estos
organismos se pueden mencionar a: pulgones (géneros Myzus y Aphis)
principalmente por su vinculación con la transmisión de virus; ácaros (géneros
Brevipalpus,
Polyphagotarsonemus,
y
Tetranychus),
que
afectan
principalmente la capacidad fotosintética de la planta; nematodos (géneros
Meloidogyne y Rotylenchulus) que pueden afectar seriamente el sistema
radical.
Entre las medidas de control preventivo y cultural recomendadas para el
manejo de plagas se pueden mencionar:
Eliminar o evitar plantaciones cercanas de plantas hospederas, como la papa
del aire (Sechium edule) para la chinche, o la mandioca (Manihot esculenta)
para la mosca del botón floral; implantación de diferentes especies vegetales
41
que ofrezcan un ambiente atrayente para enemigos naturales (predadores y
parasitoides); utilización de trampas con atrayentes; eliminar frutos atacados;
monitoreo constante; recolección y eliminación de todo estadio que se visualice
(huevos, ninfas, adultos) siendo esto último efectivo en pequeñas plantaciones.
6. Cosecha y poscosecha
Los frutos del maracuyá estarán listos para su cosecha a los 60-75 días de
ocurrida la floración (fecundación). La variación del periodo de maduración
dependerá principalmente de la temperatura (acumulación de grados días). La
determinación del punto óptimo de cosecha dependerá del destino de la fruta.
Si bien, en algunos escritos se menciona que el maracuyá es una fruta que se
recoge (se levanta del suelo), esto no debería ser así, máxime cuando la fruta
es destinada a su venta en fresco. Cuando la fruta cae al suelo por abscisión
natural se encuentra en un estado avanzado de madurez, por lo que su vida
poscosecha será más limitada que aquella que es cosechada en estados
anteriores. Asimismo, al caer al suelo, aumenta la probabilidad de
contaminación por microorganismos que pueden terminar comprometiendo el
aspecto visual del fruto y dejarlos no aptos para su comercialización. Para la
determinación del punto de cosecha, suele utilizarse como parámetro el cambio
de color de la cáscara, ya que esto se encuentra asociado a cambios en la
composición química del fruto. Cuando la fruta se destina a su venta en fresco,
puede ser cosechada cuando el fruto presenta 2/3 partes de color amarillo
(Figura 48), quedando el color verde principalmente en las zonas cercanas al
pedúnculo y la base.
Figura 48. Fruto de maracuyá apto para cosecha.
Es importante considerar que el maracuyá es un fruto climatérico, por lo que
luego de cosechado continuará con el proceso de cambios físico-químicos
42
(color, relación °Brix/acidez, entre otros). Cuando el destino es la industria, es
conveniente que el fruto esté completamente amarillo, pero con su cáscara
firme para evitar inconvenientes en los procesos industriales.
Debido a que el maracuyá presenta floración indeterminada, la cosecha se
prolonga por un largo periodo de tiempo, con algunos periodos de mayor
cantidad de fruta que otros (en Misiones el pico de producción se encuentra en
marzo/abril). Por este motivo, en algunos periodos, la cosecha/recolección
debe realizarse 2 o 3 veces por semana, siendo necesario tener planificada
previamente su venta, de acuerdo a las cantidades y calidades demandadas.
En el caso de que la fruta tenga destino de venta en fresco, es recomendable
realizar cosecha selectiva de frutos, eligiendo sólo aquellos que estén bien
formados, libres de daños por plagas o enfermedades, sin quemaduras de sol,
entre otros aspectos. De esta manera, el trabajo de clasificación posterior será
mucho más sencillo. El pedúnculo se corta a 2 o 3 cm, y los frutos se depositan
preferiblemente en canastos plásticos, para luego trasladarlos al lugar donde
se realizará la clasificación y presentación final del producto para su venta. En
la medida que fuera posible, es recomendable evitar la utilización de cajones
de madera, ya que la fruta puede sufrir más daños.
Algunos productores realizan la venta directa, otros entregan la fruta a un
agente intermediario de comercialización. En el Mercado Central de Buenos
Aires, la fruta se vende embalada en bandejas de cartón de 4Kg,
aproximadamente.
A temperatura ambiente, la fruta puede ser almacenada por un periodo
aproximado de 7 días, antes de que comience un deterioro muy pronunciado.
Para almacenar el producto, es necesario disponer de un lugar cubierto, que
sea fresco y bien ventilado, y de adecuadas condiciones higiénicas.
Para periodos más prolongados de almacenamiento, es necesario realizarlo en
cámaras de refrigeración (6°C a 8°C) con 85 a 90 % de humedad. Con estas
condiciones se puede alcanzar las 3 a 4 semanas de almacenamiento, sin que
el sabor de la pulpa se vea seriamente afectado. Sin embargo la deshidratación
puede ser importante, perjudicando no sólo el peso sino también
desmereciendo su apariencia externa.
La fruta para industria se puede cosechar/recolectar y acopiarse en las
cabeceras de las líneas, de donde será ubicada en bolsas tipo red o canastos
(Figura 49), o realizar esto último de manera directa. La fruta embalada puede
ser entregada al acopiador quien la entregará al industrial, o realizar la entrega
directamente a la planta industrial.
43
Figura 49. Cosecha de maracuyá destino industrial (parcela EEA Cerro Azul).
7. Mercado y producción nacional
El mercado del maracuyá en Argentina es todavía de escasa envergadura. Su
comercialización, ya sea como fruta fresca o procesada, está dirigida a nichos
de poder adquisitivo medio/alto. Es importante mencionar que esta fruta tiene
un escaso consumo en forma directa, siendo que la misma es mayormente
utilizada como base de otros preparados (salsas, helados, jugos, entre otros).
Esta condición, junto a otros factores, explica el bajo volumen comercializado
como fruta fresca. En la Figura 50 se observa que en la serie de datos 201220174 de ingreso de maracuyá en fresco al Mercado Central de Buenos Aires
(MCBA) alcanzó un máximo de sólo 77 toneladas en el año 2015, donde las
principales provincias proveedoras fueron Corrientes y Tucumán; Misiones
aportó únicamente 5 toneladas ese año.
4
En la serie de datos 2012-2017, correspondiente al análisis del comercio en el MCBA se excluyó el año
2013 debido a que los datos suministrados no se encontraban completos
44
Figura 50. Ingreso y precio de venta mayorista del maracuyá en el MCBA; serie
2012-2017. Elaboración propia en base a datos del Dpto. de estadística MCBA.
La comercialización de maracuyá procesado en Argentina (correspondiente al
mayor volumen comercializado de esta fruta) es realizada principalmente como
pulpa congelada. Actualmente, la mayor cantidad ofertada de este producto en
el mercado nacional, es de origen extranjero (producto importado), siendo el
principal proveedor Perú (Figura 51).
Además del maracuyá procesado que ingresa al país, con identificación
arancelaria específica desde origen, se conoce que ingresa pulpa congelada
de maracuyá incluida dentro de la clasificación arancelaria “Otras frutas
congeladas”, la cual está conformada por diferentes especies, excluidos los
berries. En el año 2017, bajo esta partida, ingresaron a Argentina 491,5
toneladas, por un valor cercano a U$S 1,21 millones de dólares (Figura 52).
45
Figura 51. Exportación de maracuyá procesado desde Perú hacia Argentina.
Elaboración propia en base a datos de Trademap; los valores monetarios están
expresados en precio FOB. Clasificación arancelaria específica identificada en
origen (Perú): Fracción= 0811.90.94.00.
Figura 52. Importación Argentina de ―Otras Frutas Congeladas‖. Elaboración propia
en base a datos de Trademap; los valores monetarios están expresados en precio
CIF. Clasificación arancelaria identificada en destino: Fracción= 0811.90.00.
46
En base a comunicaciones con empresas vinculadas al sector, se estima que
actualmente la importación de pulpa congelada de maracuyá es de
aproximadamente 350 toneladas. La mayor cantidad de esta pulpa es
comercializada en envases plásticos (bolsas tipo almohada) de 1Kg, en sus
variantes “con semilla” y “sin semillas” (Figura 53). Las ventas de estas
empresas, se encuentran destinadas principalmente al canal HORECA, y
distribuidores, con precios que varían de acuerdo a la empresa (Cuadro 1).
Figura 53. Formato de presentación para la venta de pulpa de
maracuyá congelada (bolsa tipo almohada de 1Kg).
Cuadro 1. Precio de venta mayorista de pulpa de maracuyá congelada.
Precio expresado en U$S.
47
Además de su uso alimenticio, por todos los atributos que posee el maracuyá,
su uso industrial pude ser explotado por otras industrias, como ser la
farmacéutica, cosmética y perfumería, entre otras, brindando la posibilidad de
hacer un aprovechamiento integral de esta fruta (pulpa, semillas, cáscara).
Con respecto a la producción de maracuyá en Argentina, al igual que ocurre
con el mercado, la misma es todavía incipiente. Entre las provincias que tienen
emprendimientos con el cultivo de esta especie se encuentran Misiones,
Formosa, Salta, Tucumán, Corrientes. En Misiones, si bien no se encuentran
estadísticas oficiales, se estima que existen 40 hectáreas bajo producción. Los
rendimientos (t/ha) bajo secano alcanzan, en el primer ciclo de producción, 5 a
6 toneladas; en el segundo ciclo 10 a 12 toneladas, y en el tercero y último 7 a
8 toneladas. Estos rendimientos pueden ser ampliamente superados, utilizando
tecnologías de producción como ser polinización artificial y riego localizado. En
experiencias observadas en la provincia de Misiones, con cultivo bajo riego por
goteo y polinización artificial complementaria, se lograron rendimientos de 12
t/ha en el primer ciclo de producción, y 23 t/ha en el segundo ciclo de
producción (Figura 54a, 54b).
a
b
Figura 54. Cultivo de maracuyá bajo riego por goteo y polinización artificial
complementaria (Los Helechos, Oberá); a-carga de frutas; b- parcela desarrollada.
Algunos de los emprendimientos en la provincia de Misiones han avanzado en
el agregado de valor, aunque de una manera poco tecnificada, y sin una
organización comercial que les permita acceder a los nichos de mercado de
mayor demanda para este producto. En este sentido, en la EEA Cerro Azul, se
ha montado una Planta Piloto de Procesamiento de Frutas (Figura 55), con la
finalidad de desarrollar y transferir tecnologías relacionadas a la industria de
frutas. Se entiende que el sector de estas especies no tradicionales tiene un
48
importante potencial de negocio, tanto a nivel nacional como internacional, pero
para poder hacer usufructo del mismo es necesario desarrollar los
conocimientos y tecnologías necesarias para su aprovechamiento.
Figura 55. Planta Piloto de Procesamiento de Frutas. EEA Cerro Azul- INTA CR Misiones.
49
8. Consideraciones finales
Las condiciones edafoclimáticas de la provincia de Misiones permiten llevar
adelante la producción de diferentes especies denominadas “No Tradicionales”.
El interés en el cultivo de las mismas, radica en la necesidad de encontrar
alternativas que permitan mejorar la sostenibilidad económica, social y
ambiental de los sistemas productivos, y aprovechar oportunidades de negocio.
En este sentido, el cultivo de maracuyá se ha comenzado a explorar en
Misiones desde hace algunos años, y si bien su consumo a nivel nacional no se
ha generalizado (exótico), el mercado argentino ofrece oportunidades
comerciales, que pueden ser aprovechadas por producto de origen nacional, ya
que la demanda es cubierta mayormente por producto importado.
Asimismo, y si bien su consumo ya alcanzó la conquista de muchos paladares,
sus intensos y versátiles atributos organolépticos le permiten continuar
generando adeptos, sin perder la etiqueta de exótico. Además, por su valor
nutricional y propiedades medicinales, es posible desarrollar un importante
abanico de productos innovadores, no sólo en la industria alimenticia, sino
también en industrias vinculadas al bienestar y la salud, brindando así
importantes oportunidades de negocio, en toda la cadena productiva.
Por otra parte, y debido a que el mayor consumo de esta fruta no es en forma
directa sino como base para otros preparados, es indispensable que,
conjuntamente al desarrollo del cultivo, sea desarrollada la actividad industrial
para su procesamiento.
La provincia de Misiones cuenta con las condiciones y ventajas comparativas
para llevar adelante el aprovechamiento intensivo de esta y otras frutas; sin
embargo, para alcanzar buenos resultados y sostenibilidad en el tiempo, la
actividad debe ser proyectada y desarrollada con una visión empresarial, cuya
estrategia debe estar orientada inicialmente, a posicionarse como proveedor
del mercado nacional, con producto de calidad y con oferta estable. Una vez
que esta posición esté consolidada, sería posible explorar la viabilidad de
avanzar hacia un programa de exportación, con productos de alto valor
agregado, principalmente a mercados extranjeros cercanos (Uruguay,
Paraguay, entre otros). En tal sentido, el desarrollo y transferencia de
tecnologías resultan fundamentales, no sólo en la etapa primaria sino también
en la industrial. Si bien se han desarrollados ciertos conocimientos sobre el
cultivo e industria de esta especie frutícola en las condiciones locales, aún
quedan muchos tópicos por resolver, por lo que este documento sólo debe ser
tomado como un aporte general en la temática.
50
Créditos Fotográficos
Todas las imágenes utilizadas en esta publicación son producción de los
autores.
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