Subido por Jesus Frias

TAREA INDIVIDUAL N°1 (IMATERIA DE GRADO 2I)

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FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS POLITICAS
LICENCIATURA EN DERECHO Y CIENCIAS POLÍTICAS
MATERIA:
TEORÍA DE LA PRUEBA JUDICIAL Y NUEVOS MEDIOS DE PRUEBAS
TRABAJO:
LOS PRINCIPIOS PROBATORIOS
PROFESOR:
OMAR BARRIOS
ESTUDIANTE:
JESÚS A. FRÍAS V.
6-717-683
2021
PRINCIPIO DE LA NECESIDAD DE LA PRUEBA
“Un juicio sin pruebas no se puede pronunciar; un proceso no se puede hacer sin
pruebas”.
Siguiendo el planteamiento del maestro Devis Echandía lo que debe entenderse por necesidad
de la prueba es aquello que interesa al respectivo proceso por constituir los hechos sobre los
cuales versa el debate sin cuya demostración no puede pronunciarse la sentencia.
La necesidad de la prueba es una noción que comprende hechos que deben ser materia de
prueba sin tener en cuenta a quien le corresponde suministrarla, por ello es objetiva, y se
refiere a ciertos y determinados hechos, es decir, aquellos que en cada proceso deben
probarse, en este orden de ideas se le identifica a la necesidad de la prueba como concreta.
La pregunta que se plantea este principio es sobre: ¿Qué se debe probar en este proceso? Para
dar respuesta se requiere indagar sobre los hechos materiales o síquicos que puedan servir de
presupuesto a las normas jurídicas aplicables en cada proceso y que la ley exige probar por
medios autorizados, son medios probatorios: el testimonio, la inspección judicial, indicios,
etc., a su vez, existen medios legales, aquellos que son indicados expresamente por la ley o
el código y medios libres, aquellos en los que la ley deja plena libertad para utilizar cualquier
medio probatorio. Corolario la necesidad de la prueba se contempla objetivamente y no
respecto a la parte que este obligada a suministrarla y los hechos que deben probarse en cada
proceso son los que forman parte del presupuesto fáctico. En Colombia se exige la prueba
tanto de la ley extranjera como de la costumbre nacional o extranjera pero el juez debe
decretarla de oficio.
Nos ocupa ahora la cuestión tocante a la valoración probatoria que debe ser entendida como
la operación mental que hace el juez para determinar si los hechos debatidos en el proceso se
encuentran o no demostrados por los medios para tal objeto. Los sistemas tenidos en cuenta
para valorar o estimar la prueba han sido:
-Tarifa Legal: En la que el legislador establece previamente los medios de prueba y determina
su valor, este sistema priva al juez de la libertad de apreciar los diferentes medios de prueba.
El derecho canónico tomó esta figura de la biblia y luego la adoptó al sistema de la tarifa
legal de pruebas.
-Libre Apreciación, apreciación racional: Consiste en dejarle al juez autonomía para que
conforme a las reglas de la experiencia y mediante una operación lógica determine si un
hecho se encuentra o no probado.
La prueba es esencial y fundamental, y el funcionario jurisdiccional sólo obtiene
conocimiento de ella a través de los medios debidamente allegados al proceso.
Es por tanto que el principio de la necesidad de la prueba es lo que se requiere en un proceso
determinado por constituir los presupuestos fácticos de las pretensiones o excepciones.[7]
Los elementos sobre la necesidad de la prueba esta constituidos de diferente manera, si se
trata de un proceso voluntario por no existir controversia, le corresponde al interesado
demostrar los hechos que sustentan su pedimento y si se trata de un proceso contencioso la
necesidad de la prueba se constituye por los hechos controvertidos, aquellos sobre los cuales
no hay acuerdo entre las partes.
Los hechos que no deben probarse son: admitidos, indefinidos, notorios, presumidos,
prohibidos y los amparados en cosa juzgada.
Ante lo dicho, valga traer al particular a Carnelutti quien sostiene que el juez al principio se
encuentra ante una hipótesis: no sabe cómo ocurrieron las cosas, es por tanto que debe
convertir la hipótesis en tesis, certificando el hecho, conocerlo como si lo hubiese visto. (…)
Se exige del juez una actividad perceptiva, debiendo escuchar y mirar atentamente las
pruebas.
PRINCIPIO CARGA DE LA PRUEBA
Una vez realizada la actividad probatoria, el juez debe prestarse a dictar sentencia. Para ello
deberá seguir un iter lógico (V. sentencia) en el que uno de los pasos es establecer los hechos
probados, sobre los que aplicar las pertinentes normas, previa la valoración (V. valoración
de la prueba) de dicha actividad probatoria.
Declarados los hechos probados, positiva o negativamente, independientemente de cuál de
las partes haya convencido al juez, con base en el principio de adquisición procesal, puede
ocurrir que no haya hechos dudosos, en cuyo caso el juez no se planteará más problemas
probatorios. Pero si para él sigue existiendo hechos sobre los que tiene dudas racionales, en
cuanto le está prohibido el non liquet, según los artículos 1.7 del C.C., 361 L.E.C.1881 y 11.3
L.O.P.J. así como el 448 C.P., debe plantearse el tema de la carga de la prueba.
La carga (V. carga de la aportación), que no obligación, de la prueba pesa sobre las partes,
según viene siendo contemplado en la L.E.C.1881 y en la mayoría de los códigos procesales,
aunque nada impide que el legislador, partiendo de la carga de las partes de alegar los hechos,
atribuya al juez las facultades necesarias para que sea él el encargado de realizar la actividad
probatoria de oficio.
Pero las partes son varias, al menos dos, ubicadas en las dos exclusivas y excluyentes
posiciones de parte: demandante y demandada, y, por ello, el tema de la carga de la prueba
se centra en determinar qué concreta parte debería (en tiempo pasado, no en tiempo futuro o
a priori) haber probado el hecho dudoso, y así determinar en quién ha de recaer las
consecuencias negativas de la inactividad o ineficacia probatoria.
Desde antiguo, partiendo de reglas legales, se mantuvieron como realmente eficaces
principios recogidos en brocardos que, como «actore non probante reus est absolvendus»,
«necessitas probandi incumbit ei qui agit, reus in excipiendo fit actor, onus probandi incumbit
actori, in dubiis reus est absolvendus», «incumbit probatio qui dicit (affirmat), non qui
negat», no siempre aplicables, en cuanto no se les puede considerar como verdades absolutas;
antes al contrario.
La regla general sobre la materia que estoy analizando está en el artículo 1.214 C.C. en el
legislador intenta dar algunas pautas: «incumbe la prueba de las obligaciones al que reclama
su cumplimiento y la de su extinción al que la opone». Pero, a pesar de las posibles buenas
intenciones del legislador, estas pautas son incorrectas e incompletas. Ciertamente, en este
momento se haría necesario un análisis detenido de los posibles hechos a probar, pero esa
tarea en este momento y lugar no es posible, por lo que baste decir lo siguiente:
a) Las reglas sobre la carga de la prueba son normas procesales, aunque puedan estar ubicadas
en normas no procesales.
b) Conviene no perder de vista, para poder dar debida respuesta a la pregunta, lo que se
denomina criterio de la normalidad y facilidad o proximidad probatoria.
c) Hechos constitutivos de la pretensión: realmente no se atribuye al demandante la carga de
todos los hechos de los que la norma deduce la consecuencia pedida. Esto sería una carga
insoportable, una probatio diabolica, como ha establecido la doctrina y la jurisprudencia, en
la forma vista. Se ha de partir de los principios de normalidad y facilidad o proximidad
probatoria, vistos, así como del concepto que en su momento se dio del hecho constitutivo
(V. hecho constitutivo): hecho sobre el que se apoya la pretensión del demandante, cuya
carga de estos hechos corresponde a éste.
d) Hechos impeditivos, extintivos y excluyentes, en cada caso concreto (V. hecho impeditivo,
hecho extintivo, hecho excluyente): hechos en los que se apoya la defensa de la parte
demandada, y cuya prueba le corresponde a ésta.
e) Se suele hablar de la inversión de la carga de la prueba, pero, pienso, ésta realmente no
existe. En los supuestos contemplados por la jurisprudencia y por la doctrina no hay
verdadera inversión. Lo que ocurre es que, ante determinadas circunstancias,
fundamentalmente la presencia de una presunción, la parte contraria debe realizar lo que se
denomina prueba de la contrario (V. prueba).
EL PRINCIPIO DE COMUNIDAD DE LA PRUEBA
Origen del principio de comunidad
EI principio de comunidad o adquisición de la prueba, tuvo su origen en el principio de
adquisición procesal, nombre instaurado por Chiovenda, que se refiere a la unidad en cuánto
a la actividad procesal, estableciéndola como común a las partes.
Si bien él se refiere a la unidad con carácter general y en relación a todo el procedimiento en
sí, es en el procedimiento probatorio donde cobra mayor sentido, pues es allí donde el juez
debe apropiarse de las pruebas para evaluarlas y fundar su decisión.
Son las pruebas, las encargadas de crear certeza, indistintamente de la parte que la ofreció,
pues las probanzas no tienen como fin beneficiar a alguna de las partes, sino que el benefactor
directo es el proceso en sí mismo.
Apropiación de la actividad probatoria
En un principio, las partes tienen la facultad de ofrecer las pruebas que ellas consideren
beneficiosas a su derecho para dar inicio al procedimiento probatorio; posteriormente, el
resultado de esa actividad se desprende del poder de la parte que la ofreció, aportó o produjo,
para así introducirse al sistema procesal y ser valoradas por el juez, quién se constituye en el
principal destinatario.
Esa inserción dentro del procedimiento, es realizada por el tribunal, al apropiarse de los
resultados de la actividad probatoria.
Ese mecanismo de adquisición tiene por objeto, permitir al juzgador un mayor análisis de los
que se le presenta, con el fin de obtener un buen resultado.
¿A quién beneficia las Pruebas?
Toda actividad procesal pertenece a una actividad única, es por ello que el procedimiento
probatorio al ser considerado como actividad procesal reviste ese carácter único, resultando
comunes a las partes.
La eficacia de un acto realizado por cualquiera de las partes, puede ser utilizado por la
contraparte, ya sea como medio de defensa o de ataque. Así, por ejemplo, presentado un
documento, ambas partes pueden deducir de él conclusiones en beneficio propio,
independientemente de quien lo haya ofrecido.
Esto se activa, en aquellos casos en que alguna de las partes carece de elementos
probatorios que beneficien a su derecho, entonces, es cuando debe observar a su alrededor
para valerse de otras pruebas, que si bien no fueron ofrecidas por él, servirán de respaldo a
sus pretensiones.
Muchas veces en la creencia de que una probanza sería beneficiosa a la parte que la ofrece,
ella subestima los demás factores capaces de ejercer influencia en la actividad probatoria, y
lo bueno se podría llegar a tornar perjudicial.
De ello se deduce entonces que no es posible determinar con exactitud a quién beneficiaría o
perjudicaría una prueba.
Se infiere, de lo mencionado, que la actividad probatoria beneficia a todo el proceso en
general en su afán de llegar a tan ansiada justicia, logrando una perfecta armonía que permita
sostener la balanza en justo equilibrio.
PRINCIPIO DE CONTRADICCIÓN
Los jueces no pueden dictar una resolución sin que los acusados tengan
oportunidad de exponer su posición y aportar las pruebas pertinentes para
apoyar sus argumentos. Esta exigencia queda cumplida con que el acusado
tenga la posibilidad de actuar, aunque de forma efectiva decida no utilizarla.
El Tribunal Constitucional señaló en una sentencia de 2008 que el principio de
contradicción es el que hace posible el enfrentamiento dialéctico entre las partes
de un proceso y permite que el juez o tribunal conozca los argumentos de ambas
partes. Se trata de una exigencia ineludible vinculada al derecho a un proceso
que cumple todas las garantías legales y que los órganos judiciales asegurar que
se cumplen.
Recordemos que las pruebas procesales que se admitirán en juicio serán las que
el ordenamiento jurídico recoge y permite, y deberán solicitarse en el tiempo y
forma que las normas procesales establecen. Además, el juez o tribunal tiene
capacidad de pedir la práctica de las pruebas que crea necesarias.
Los medios de prueba válidos en juicio de acuerdo con la normativa vigente
son:
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



Documentos públicos o privados.
El dictamen de peritos.
El interrogatorio de las partes.
El interrogatorio de testigos.
Reconocimiento judicial.
Medios de reproducción de la palabra, sonido e imagen relevantes en el
proceso y conforme a lo que dicte la ley.
En resumen, las claves del principio de contradicción son:



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Es una de las claves del proceso judicial en cualquiera de sus órdenes
(civil, penal, administrativo…).
El juez y las partes implicadas en un proceso o sus representantes legales
deben estar presentes durante la práctica de la prueba para evitar que se
produzca indefensión.
Las pruebas que se soliciten y practiquen deben ser las que el
ordenamiento jurídico autoriza y deben solicitarse en tiempo y forma.
Si las pruebas se practican en juicio vulnerando el principio de
contradicción serán declaradas nulas y no se tendrán en cuenta para dictar
sentencia.
Como abogado, es necesario conocer en profundidad los mecanismos
procesales. De ello depende cumplir con la labor fundamental que asigna la
ley: defender los derechos e intereses legítimos de un cliente. Los graduados
en Derecho que quieran ejercer la abogacía deben superar el máster en
Abogacía y el examen de acceso a la profesión como primer paso. Este
programa de postgrado permite a los futuros abogados profundizar en las
normas procesales y adquirir habilidades que serán clave para su desempeño
en los juicios, como las técnicas de interrogatorio.
PRINCIPIO DE INMEDIACIÓN PROCESAL
Siguiendo a DÍAZ, cabe señalar que, durante el curso del proceso, el juez puede realizar
los actos de adquisición del material que ingresa a la litis de dos formas posibles: a)
directa y personalmente sin intervención de ninguna otra persona; y b) indirectamente,
por la intervención de un delegado, que interponiéndose entre el juez y el acto de
adquisición, suministra al primero una versión de éste.
El principio (regla o máxima) de inmediación procesal implica la comunicación personal
del juez con las partes y el contacto directo de aquél con los actos de adquisición,
fundamentalmente de las pruebas, como instrumento para llegar a una íntima
compenetración de los intereses en juego a través del proceso y de su objeto litigioso.
Palacio define al principio de inmediación en sentido estricto y sólo con referencia a los
procesos dominados por el signo de oralidad, como "aquel que exige el contacto directo
y personal del juez o tribunal con las partes y con todo el material del proceso,
excluyendo cualquier medio indirecto de conocimiento judicial".
No obstante la estrecha vinculación entre oralidad e inmediación, ambos conceptos
pueden diferenciarse. La oralidad es un tipo procesal y se refiere al medio de expresión
que se utiliza en el proceso. El principio de inmediación se refiere a la forma en que el
juez asimila o toma contacto con el material de conocimiento y con los intervinientes en
el mismo.
En los procesos escritos o predominantemente escritos, la aplicación de este principio -si
bien puede darse- sufre importantes limitaciones, reduciéndose a imponer la asistencia
personal del juez en la ejecución de la prueba que se recibe en audiencia y en la
realización de los actos procesales que requieran la comparecencia personal de los
litigantes. A ello se suma que, generalmente en la práctica, esa aplicación limitada se
suele diluir, sea por la reiterada y abusiva delegación de funciones, sea por la
imposibilidad material (recursos económicos, número de jueces, etc.) de que el principio
se aplique.
Se señalan, como caracteres de la inmediación, los siguientes:
a) La presencia de los sujetos procesales ante el juez.
b) La falta de un intermediario judicial entre las cosas y personas del proceso y el juez.
c) La identidad física entre el juez que tuvo contacto con las partes y el que dictará la
sentencia. Este punto es fundamental para evitar que el juez que sentencia lo haga en
base a una versión mediata de la realidad que le proporcione otro juez.
Resulta evidente que existe una relación directamente inescindible entre las posibilidades
de que el juez tome contacto con las partes y las pruebas, y la justicia de la sentencia que
se dicte. La justicia intrínseca del fallo está casi inexorablemente predeterminada por el
alcance y medida de lo que el juez pueda percibir en forma inmediata a través de sus
sentidos. Inversamente, cuanto más mediata y lejana sea la visión de las circunstancias
de hecho que motivan la decisión, como también de las partes, letrados y demás personas
que intervengan en el proceso, más se ha de alejar la factibilidad teórica de una decisión
ajustada a derecho.
PRINCIPIO LA IDONEIDAD DE LA PRUEBA
La prueba judicial contempla dos aspectos: a) el de la forma o procedimiento, que incluye
su admisibilidad, su oportunidad, sus requisitos y su práctica, y b) el de fondo, que
proporciona los principios para la valoración de los distintos medios aportados al
proceso y que constituye una verdadera ciencia de la prueba, independientemente de las
reglas del procedimiento.
onsideradas desde el punto de vista de su aportación al proceso, ya sea por las partes o
por el juez o como los diversos medios utilizados para obtener el convencimiento del
juzgador sobre los hechos planteados, las pruebas son actos jurídicos procesales, porque
en ellas interviene la voluntad humana (Florián, citado por Devis Echandía, en Teoría
General de la Prueba judicial , Tomo I, Quinta edición, Editorial TEMIS, S.A., BogotáColombia, 2002, p. 11).
Para Florián, son tres los aspectos que presenta la noción de prueba:
1.- Su manifestación formal, es decir, los medios utilizados para llevarle al juez el
conocimientote los hechos. Por ejemplo, los testigos.
2.- Su contenido sustancial o esencial, es decir, las razones o motivos que de esos
medios se deducen a favor de la existencia o inexistencia de los hechos.
3.- Su resultado subjetivo o el convencimiento que con ellos se trata de producirán la
mente del juez, quien concluye si hay o no prueba de determinados hechos.
Para Rocco (citado por Devis Echandía, Op. Cit., p 20), la prueba tiene esa triple
fisonomía:
a) Medio de prueba.
b) Razón para proponer la verdad de los hechos.
c) Control de la verdad o actividad del órgano jurisdiccional.
Existen principios generales aplicables a la prueba civil y de otras materias. Uno de ellos
es el Principio de la pertinencia, idoneidad o conducencia y utilidad de la prueba.
Este principio representa una limitación al principio de la libertad de la prueba, pero es
igualmente necesario, pues significa el tiempo y el trabajo de los funcionarios judiciales
y de las partes en esta etapa del proceso, no debe perderse en la práctica de medios que
por sí mismos o por su contenido, no sirvan en absoluto para los fines propuestos y
aparezcan claramente improcedentes o inidóneos.
PRINCIPIO DE PUBLICIDAD
El principio de publicidad de la prueba consiste en que no puede haber pruebas ocultas, sino
que deben ser conocidas por las partes. Señala que la prueba puede ser conocida, en oposición
a las reservas y a la llamada prueba secreta, que existió en algunas épocas de la humanidad,
y cuyos aberrantes resultados se tratan de prevenir a nivel de fallos o providencias. La
publicidad y la contradicción de la prueba corresponden a principios esenciales que no
pueden ignorarse por la ley procesal, sin afectar el derecho de defensa de las partes. Si no se
garantiza la debida publicidad y contradicción en lo tocante a las pruebas, éstas carecen de
valor y de eficacia. La prueba se decreta en virtud de un acto estatal que es público y se
practica en las mismas condiciones. La publicidad de la prueba permite a la parte
contradecirla, cuando ello sea necesario para tutelar su posición e intereses dentro del
proceso.
Si existe un sujeto procesal - lo que ocurre en los dos eventos a los que se ha hecho alusión , las garantías formales del proceso, inspiradas en los principios de publicidad y
contradicción, no pueden en principio pretermitirse. Esto quiere decir que la inspección
judicial no puede llevarse a cabo, en ausencia de una providencia que la decrete; lo contrario,
significaría cercenar injustamente oportunidades de defensa a las personas cuya suerte está
íntimamente ligada al desarrollo del proceso y a su decisión final.
Este principio presenta un triple aspecto:
a) Cada parte tiene derecho a enterarse de las pruebas pedidas por la otra. Se cumple mediante
la notificación de la providencia que las decreta u ordena tener como tales.
b) Todas las partes tiene derecho a conocer el valor o poder de convicción que el juzgador le
da a cada prueba y a todas en su unidad o conjunto. Se obtiene con la motivación que el juez
hace al tomar una decisión de fondo.
c) Cualquier persona tiene la oportunidad de asistir a la práctica de las pruebas. Para su
efectividad las pruebas se practican en audiencia pública (…). La publicidad de la audiencia
no significa que a ella asistan personas ajenas al proceso, sino simplemente que tengan la
posibilidad de hacerlo. En consecuencia, es factible que a dicha actuación solo asistan las
partes y los órganos de prueba y, sin embargo, se cumple con el principio.
Entonces, la prueba puede conocerla y debe conocerla, a nivel de oportunidades procesales
mediante el acceso, por quienes están conectados a las expectativas de un fallo y en la órbita
de sus intereses como imputados, sindicados, partes, terceros o intervinientes de cualquier
índole, salvo cuando se trata de asegurar la prueba y se toma medidas para interceptar la
comunicación privada.
PRINCIPIO DE LA LIBERTAD DE LOS MEDIOS PROBATORIOS
La libertad probatoria es un principio que indica que puede usarse en cualquier medio que
lo exprese la ley o que resulte impertinente. Esta convierte una investigación criminal en
“eminentemente creativa”, y es aplicada por un juez o abogado.
Principios de Libertad Probatoria:
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Que los hechos que se presenten pueden justificarse directa o indirectamente.
Al juzgador permite ver si es suficiente o no las pruebas.
Da la posibilidad de probar hechos por cualquiera que sea su medio ilícito .
Hace imposible que el juzgador obtenga pruebas por medios de violaciones
o derechos fundamentales de la persona involucrada.
Aplicaciones de la Libertad Probatoria:
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En la confesión: declaración de cada parte del proceso que se encuentra
controvertidos en un juicio. Todo los que estén involucrados en el juicio están
en obligación a declarar bajo juramento.
En el juramento decisorio: es una promesa como también una declaración que
está basado en algo o alguien que se considera sagrado, también puede crear
una afirmación o negación sobre la verdad de un hecho. Puede referirse
también a disposiciones del Código Civil .
En el acto de presentación del juramento: se presenta en acto público se adapta
a cualquiera que sea circunstancia establecida sin razonamiento, objeciones y
ni digresiones. Y depende la cultura del país.
Otorga un amplia valoración de los elementos que se incorporen con las
pruebas.
La libertad probatoria como principio no es absoluta y posee las siguientes
limitaciones:
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Genérica: son muy pocos hechos y expresa una limitación legal,
no es objetivo de la prueba.
Específica: en este caso es concreto tampoco puede ser objetivo si
las circunstancia no están relacionadas con lo que originó el
proceso.
Medios para una Libertad Probatoria:
No son admitidos por medios de pruebas vulnerables por ejemplo: un allanamiento ilegal o
una confesión obtenida por medio de torturas o humillación. El estado civil en que se
encuentren las personas solamente se puede probar por medio de códigos civiles y proceso
civil y mercantil .
Importancia de la Libertad Probatoria:
La libertad probatoria permite que a las personas se les juzguen de manera correcta e
imparcial, brinda una cierta protección a las personas involucradas que hasta cierto punto
deben respetar su privacidad ya que es anti-constitucional que se tomen declaraciones u
objetos de las personas sin permiso legal.
EL PRINCIPIO DE IRRENUNCIABILIDAD
En el sistema jurídico laboral existen dos áreas; la del orden jurídico público en la que los
derechos nacen de disposiciones imperativas y son irrenunciables y la de la autonomía de la
voluntad donde juega la voluntad privada y la libre manifestación y disposición de las partes.
La Ley de Contrato de Trabajo establece expresamente el principio de irrenunciabilidad
como medio para asegurar el cumplimiento efectivo de las normas protectoras.
El principio protectorio establece límites, normas de orden público, que aseguran condiciones
inderogables de labor. Estas condiciones son irrenunciables sea que la renuncia provenga de
un acto unilateral del trabajador o por acuerdo de partes, porque de lo contrario el orden
público laboral quedaría vulnerado al disponerse en perjuicio del trabajador.
La irrenunciabilidad protege al trabajador durante todos los momentos de la relación laboral,
desde su nacimiento hasta su finalización y una vez concluida ésta protege también el
ejercicio de los derechos emergentes de la relación habida. La violación de la
irrenunciabilidad trae aparejada la nulidad de la cláusula respectiva, pero el contrato subsiste.
La ley prevee que para que el trabajador pueda renunciar a derechos adquiridos por una
convención privada debe intervenir la autoridad judicial o administrativa previa resolución
fundada.
Los derechos futuros son disponibles pero si la renuncia fuere lesiva para el trabajador este
puede atacar el acto, por lesión subjetiva o vicios del consentimiento o por aplicación directa
del principio de la Buena fe estando la prueba a cargo del trabajador.
PRINCIPIO DE PRECLUSION DE LA ACTIVIDAD PROBATORIA
Como se ha hecho mención, tanto la preclusión procesal, como el derecho fundamental a la
prueba, constituyen cargas que se imponen en el marco del proceso civil; siendo que, esta
última, también constituye un derecho, en virtud a que no sólo impone el cumplimiento de
una determinada acción por parte del justiciable, bajo una determinada consecuencia, sino
que, además le otorga la oportunidad de materializar o efectuar dicho actuar.
Ahora bien, dichas situaciones además de coincidir en el hecho de constituir cargas, también
coinciden en su materialización, específicamente, en aquellos supuestos que responden a los
momentos en que se deben presentar los medios probatorios destinados acreditar las
afirmaciones de las partes.
Siendo ello así, el artículo 189º del Código Procesal Civil ha regulado la oportunidad para
ofrecer los medios probatorios, como una clara manifestación de la preclusión procesal,
estableciendo que éstos se presentan en los actos postulatorios, que se materializan con la
demanda, contestación de la demanda, reconvención y contestación de la reconvención, salvo
que el mismo Código efectúe una regulación diferente.
PRINCIPIO IN DUBIO PRO REO
El art. 11.1 de la Declaración Universal de Derechos Humanos dispone que
«[t]oda persona acusada de delito tiene derecho a que se presuma su inocencia mientras no
se pruebe su culpabilidad, conforme a la Ley y en un juicio público en el que se hayan
asegurado todas las garantías necesarias para su defensa›».
Al igual que ocurre con el resto de los derechos reconocidos en la indicada Declaración, el
concepto de presunción de inocencia no ha permanecido incólume desde la adopción y
proclamación por la Asamblea General de la ONU el 10 de diciembre de 1948. En particular,
la presunción de inocencia es un derecho poliédrico, del que se derivan un haz de garantías
de distinto signo, cuyo alcance ha evolucionado con el paso del tiempo.
En el contexto actual, se aprecia desde algunos sectores doctrinales y, sobre todo,
jurisprudenciales, una tendencia a denunciar una supuesta «hiperinflación» de este derecho,
que obstaculizaría la persecución de determinados delitos y provocaría, a la postre, la
impunidad de algunos de ellos (vid. STS, 2ª, nº 332/2019, de 27 de junio). Pero sabemos
desde hace mucho que la contraposición de la presunción de inocencia con la impunidad de
determinadas conductas delictivas encierra siempre un falso dilema: si se relajan las
exigencias que encierra aquel derecho, ya no estaremos seguros de condenar a un verdadero
culpable.
Es conocido que el Tribunal Supremo (vid. STS, 2ª, nº 459/2018, de 10 de octubre),
modificando su anterior jurisprudencia, entiende que el principio in dubio pro reo forma
parte del derecho a la presunción de inocencia. La presunción de inocencia supondría la
exigencia ineludible de concurrencia de prueba de cargo lícita y válida suficiente para dotar
de certeza a la tesis acusatoria. Por su parte, el principio in dubio pro reo actuaría en un
momento posterior del estadio de la valoración probatoria, una vez superado por la acusación
el umbral de la presunción de inocencia del acusado. De alguna forma, la presunción de
inocencia haría referencia a la existencia de prueba de cargo objetivamente convincente,
mientras que el adagio in dubio pro reo se aplicaría a aquellos casos en los que el tribunal, a
pesar de existir esa prueba de cargo objetivamente suficiente para fundar una condena desde
la perspectiva de la presunción de inocencia, albergara alguna duda subjetiva sobre la
culpabilidad del acusado. En esos casos, se entiende por nuestra jurisprudencia que, si el
tribunal mantiene sus dudas y su “falta de convicción”, debe, en todo caso, absolver al
acusado. Y si a pesar de ello le condena y hay constancia en la sentencia de esas dubitaciones,
la resolución debe ser revocada o casada en vía de recurso.
Adicionalmente a los requisitos de prueba de cargo objetiva y convicción subjetiva, la
jurisprudencia de la Sala Segunda añade un tercer elemento: que entre el presupuesto y
la convicción exista objetivamente un «enlace de racionalidad y lógica».
PRINCIPIO DE LA PRUEBA DE OFICIO
La prueba en todos los procesos, en todas las jurisdicciones en su ámbito probatorio tiene la
misma función y es ayudar al esclarecimiento de los hechos, inicialmente ayudará a la
demostración de la verdad de un hecho, permitirá que el juez desde su escenario contemple
si los hechos evocados son ciertos a través de la práctica de la prueba. Para llegar a ese
conocimiento hay distintos medios, uno de ellos es la prueba de oficio, por los demás que
son a petición de parte como por ejemplo la prueba testimonial puede evidenciarse a través
de las decisiones del juez, que es un medio probatorio en donde su uso es frecuente. Los
medios de prueba son llamados también medios de convicción, porque sobre lo que resulte
de la demostración de ellos dará certeza al juez para que pueda emitir una decisión.
La prueba de oficio en el proceso penal colombiano ha sido motivo de discusión académica,
por lo que ciudadanos, docente, doctores que al saber que no hay posibilidad de la práctica
de la prueba de oficio12 en el proceso penal colombiano, realizan demandas de
inconstitucionalidad13 , proyectos, escritos, fundamentando por qué debería implementarse
dentro del proceso penal, como hay otra parte que sigue fundamentando su prohibición.
En relación con las pruebas de oficio, la jurisprudencia constitucional ha respaldado su
legitimidad e incluso sostenido su necesidad, partiendo de la idea de que la búsqueda de la
verdad es un imperativo para el juez y un presupuesto para la obtención de decisiones justas.
Tal potestad no debe entenderse como una inclinación indebida de la balanza de la justicia
para con alguna de las partes, sino como “un compromiso del juez con la verdad, ergo con el
derecho sustancial”. El decreto oficioso de pruebas no es una mera liberalidad del juez, es un
verdadero deber legal. De acuerdo a esta Corporación, el funcionario deberá decretar pruebas
oficiosamente: (i) cuando a partir de los hechos narrados por las partes y de los medios de
prueba que estas pretendan hacer valer, surja en el funcionario la necesidad de esclarecer
espacios oscuros de la controversia; (ii) cuando la ley le marque un claro derrotero a seguir;
o (iii) cuando existan fundadas razones para considerar que su inactividad puede apartar su
decisión del sendero de la justicia material; (iv) cuidándose, en todo caso, de no promover
con ello la negligencia o mala fe de las partes. (Sentencia SU 768 , 2014)
PRINCIPIO IN DUBIO PRO POSSESSORE
Forma abreviada de la máxima in dubiis melior est conditio possidentis ('ante la duda es
mejor la condición del que está poseyendo').
Otras voces afines a In dubio pro possessore pertenecientes al Derecho Privado Romano se
cuentan entre los siguientes términos jurídicos:

In dubio pro operario

Hyperocha

Habeas corpus

Fragmentos sínaíticos

Fórmula
EL PRINCIPIO DE MORALIDAD PROCESAL
El concepto principio es definido por Villacampa como “[c]omienzo, punto
de partida”. Afirma que “[se] distinguen muchas clases de principios: entre las
principales, los lógicos (que pueden ser de identidad, de no contradicción y de tercero
excluido) los morales y los postulados teóricos (que implican demostración). La
filosofía crítica distingue el principio del fundamento (justificación-explicación)
Para el positivismo jurídico los principios jurídicos no contienen mandatos definitivos,
son mandatos de optimización, son normas cuyo cumplimiento depende de las
posibilidades fácticas y jurídicas imperantes, por lo que los principios dependen y
requieren de ponderación con otros principios opuestos para ser aplicados; 244 para
los iusnaturalistas los principios son “criterios universales y eternos de justicia con
carácter suprapositivo
Como toda norma jurídica los principios constan de dos elementos estructurales: un
supuesto de hecho y una consecuencia jurídica, incompletas, 299 no son normas 300
siempre el supuesto es el enunciado que prescribe de manera general la realización u
observancia de una conducta y la consecuencia es tácita o latente, pero deducible 301
(recompensa, ventaja, validez o firmeza del acto, obligación de indemnizar, etc.). Al
igual que las reglas los principios necesitan de una norma posterior que los particularice
o individualice, sea esta la sentencia, el acto administrativo o el contrato, para que
aparezca expresamente la consecuencia jurídica. 302
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