La historia de Job Una historia interesante que aparece en el Antiguo Testamento es la de Job, un ganadero que vivía una vida apacible junto a su esposa y sus diez hijos. Todas las mañana agradecía a Dios por la vida tan alegre que le había dado y mostraba una gran Fe en el Señor. Pero la buena suerte de Job no tardó en despertar la envidia del Demonio, quien fue en busca de Dios para decirle lo siguiente: -Estoy seguro de que si la vida de Job se desmoronase, dejaría de creer en ti y renegaría de tu palabra al igual que hacen muchos hombres- un comentario envenenado al que Dios respondió: -Job es una buena persona y por muchas dificultades que pongas en su camino, siempre me será fiel. Si eliges arruinar su vida, adelante, pero que sepas que por muchos obstáculos que le pongas, él siempre confiará en mí y no perderá su Fe. El Demonio se puso manos a la obra y comenzó a complicar la vida del pobre Job. Primero le arrebató su ganado, luego a sus hijos y por último su salud. Sin embargo, y a pesar de sus desgracias, Job siguió creyendo fielmente en Dios, buscando consuelo en él y provocando la ira de Satanás, que no pudo cumplir al final su propósito. Entonces el Señor, agradecido por toda la fe que Job había depositado en él a pesar de las desgracias, le recompensó devolviéndole todo aquello que el Diablo le había arrebatado: multiplicó su ganado e hizo que él y su esposa tuvieran diez hijos más, demostrando así que Dios nunca te dejará de lado y que tu bondad será recomensada. Si algo debes sacar de estas historias de la Biblia para niños y adultos es lo siguiente: ten fe, aunque las cosas se pongan en tu contra y no te queden fuerzas para seguir... confía en él y todo valdrá la pena. 6. EL REY SALOMÓN (Reyes 3) Existió una vez un rey muy sabio llamado Salomón. Todos acudían por su consejo cuando tenían problemas que no sabían cómo resolver. Un día se presentaron ante el dos mujeres, una habló: -Señor, esta mujer y yo vivimos en la misma casa, primero yo di a luz a un niño y a los tres días ella dio a luz a otro. Durante este tiempo hemos estado solas, nadie nos ha visitado. Una noche el hijo de esta mujer murió porque ella se acostó sobre él, así que mientras yo dormía cambió a su hijo muerto por mi hijo vivo. Cuando me levante de madrugada para dar pecho creí que mi hijo había muerto, pero me di cuenta que el niño que estaba acostado a mi lado no era el mío. La otra mujer la interrumpió: -Mientes, mi hijo es el que está vivo y el tuyo ha muerto. – Mientes, tu hijo es el que está muerto y el mío está vivo Discutían así las mujeres cuando el rey las interrumpió, mandó a traer una espada y dijo: – Partan en dos al niño vivo y denle una mitad a cada mujer. Entonces la verdadera madre del niño dijo entre lágrimas: – ¡Por favor no lo maten! Denle el niño a ella. Mientras que la otra mujer dijo: -Ni a mí, ni a ti, pártanlo. De ese modo supo el sabio rey quien era la verdadera madre y entregó el niño a la mujer que prefirió entregarlo antes que lo mataran. El rey sabía que solo una madre es capaz de renunciar a un hijo para protegerlo.