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María en el Antiguo Testamento - Version final

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María en el Antiguo Testamento
Por: Lisbett Carina Amador Rivera
Enero 20, 2022
Hola hermanos, mi nombre es Lisbett Carina Amador Rivera, alumna de tercer semestre del Instituto
Biblico Católico de Hermosillo, y con la ayuda del Espíritu Santo quiero compartir con ustedes una reflexión
acerca del tema: María en el Antiguo Testamento.
Todos los que profesamos la fe católica, reconocemos en María a la Madre del Salvador, esa mujer sencilla que
recibe del Ángel Gabriel la noticia de que ha encontrado gracia delante de Dios, y que concebirá por obra del
Espíritu Santo al Hijo de Dios. (cf. Lc 1, 26-33).
Así como encontramos a María en este pasaje de la Anunciación del Evangelista San Lucas, también es
importante saber que la figura de María está presente en el plan salvifico de Dios desde el inicio de los tiempos.
De esta manera, podemos encontrarla también en el Antiguo Testamento en diversa citas que nos hablan y
profetizan de su gran misón, ligada por entero a la de su Hijo, el Salvador prometido al pueblo de Israel.
La primera de estas citas la podemos encontrar en el libro del Génesis, capítulo 3 versículo 15, también conocido
como Proto-Evangelio o primer buen anuncio1: ”Enemistad pondré entre ti y la mujer, entre tu linaje y su linaje:
él te pisará la cabeza mientras acechas tú su calcañar”. En esta cita cuando dice pondré enemistad entre ti y la
mujer, la primera parte hace referencia a la serpiente que tienta a Eva para desobedecer a Dios (cf. Gen3, 1-5),
y la segunda parte hace referencia a la madre del Mesías que habría de venir. La enemistad se extiende entre
linajes, de tal forma que el linaje de María, es decir Jesús, aplastará la cabeza de la serpiente. Por lo que María
es esa “Mujer”, “La Nueva Eva”, “La Madre del Salvador” 2.
Otra cita en el Antiguo Testamento que también nos habla proféticamente de la madre del Mesías se encuentra
en el libro del profeta Isaías en el capítulo 7 versículo 14: “Pues bien, el Señor mismo va a daros una señal:
Mirad, una doncella está encinta y va a dar a luz a un hijo, al que pondrá por nombre Emmanuel”. Ahí está
María, esa Doncella que sin conocer varón, osea siendo Virgen, está embarazada y va a dar a luz. ¡Vaya signo
prodigioso e innegable que hace Dios en María por obra del Espíritu Santo!; trayendo al mundo al Dios que se
encarna, al “Dios con nosotros”.
Finalmente, por mencionar una cita más, en el libro del profeta Miqueas en el capítulo 5 versículo 2, que dice
“Por eso él los abandonará hasta el momento en que la parturienta dé a luz y el resto de sus hermanos vuelva
con los hijos de Israel”. En esta cita, “la parturienta” se trata de la madre del Salvador. Miqueas piensa tal vez
en el célebre oráculo de la almáh que ya examinamos en Isaias 7, 14, pronunciado por Isaías unos 30 años antes3.
En conclusión, podemos asegurar que la misión de María dentro de la economía de la salvación estaba en el
pensamiento de Dios desde siempre, desde toda la eternidad4. Es por ello mismo que la figura de María la
encontramos presente no sólo activamente en el Nuevo Testamento, sino de forma pasiva, profetizada,
esperada en el Antiguo Testamento.
1
Sección de Comentarios en Gen 3,15. Biblia de Jerusalén Quinta edición.
María en las Sagradas Escrituras. Presentación de la clase 1. IBCH.
3
Sección de Comentarios en Mi 5,2. Inciso (b). Biblia de Jerusalén Quinta edición.
4
Catecismo de la Iglesia Católica, 488
2
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