Animales venenosos - IHMC Public Cmaps (3)

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Se denominan venenos de animales las sustancias tóxicas producidas por animales.
La capacidad de formación de sustancias tóxicas que poseen los animales es muy reducida y
por ello los tipos de venenos animales existentes en la Naturaleza son poco numerosos. La
capacidad de segregar sustancias tóxicas puede constituir una poderosa arma ofensiva, en
cuyo caso el veneno es segregada generalmente por glándulas que se hallan en conexión con
los dientes (vertebrados) o con las piezas bucales (artrópodos). En otras especies, por el
contrario, el veneno tiene una misión defensiva; en este caso, la sustancia tóxica segregada se
pone en contacto con espinas y otros dispositivos que de forma pasiva protegen a la presunta
víctima. Igualmente, el veneno puede almacenarse en los propios tejidos del animal, con lo
cual su carne o su sangre resulta tóxica y es temida o despreciada, según el caso, por sus
enemigos.
Animales venenosos
Es interesante reseñar la distribución en la serie animal de las especies venenosas, pues desde
un punto de vista filogenético parece un carácter más bien primitivo, de forma que se halla
ausente en los grupos más evolucionados.
Vertebrados En los vertebradas inferiores se hallan representados con esta propiedad los
grupos de los peces, anfibios y reptiles. En las aves, solamente se conocen a Ifrita kowaldi y
algunas especies del género Pitohui, y en los mamíferos únicamente tiene esta facultad el
Ornithorhynchus anatinus perteneciente al grupo de los monotremas, que es el más primitivo
de los mamíferos.
En el grupo de los reptiles destacan en este aspecto los ofidios (serpientes), en los que se da
una cierta variedad de sustancias venenosas y de toxicidad muy elevada entre las especies de
clima desértico y tropical, como la Naja, Crotalus, etc. Existen alguna tortuga que poseen saliva
venenosa. Entre los lagartos existen varios casos: el género Heloderma, con sus dos especies,
Heloderma horridum y Heloderma suspectum; y recientes investigaciones han demostrado
que al menos dos especies del género Varanus, el varano arborícola (Varanus varius) y el
dragón de Komodo (Varanus komodoensis) poseen glándulas venenosas a lo largo de su línea
mandibular que, al darse una mordedura, inoculan una serie de toxinas de efecto
anticoagulante (así como una gran cantidad de bacterias, haciendo la sepsis una consecuencia
común de dicha mordedura). Observando la mandíbula de la especie extinta megalania
(Varanus prisca), se puede predecir que los forámenes mandibulares sobre los dientes
albergaban una glándula similar a la que poseen las especies modernas.
En los anfibios es bastante frecuente la existencia de glándulas que segregan un mucus viscoso
y tóxico, depositado en la piel, o en ocasiones son las glándulas paratiroides las que vierten el
tóxico en la cavidad bucal. En general, los géneros Salamandra, Triturus (tritones) y Bufo
(sapos) poseen tales formaciones.
En los peces es donde existe mayor variedad de animales venenosos. La mayoría de ellos
presentan pequeñas glándulas que están conectadas con algún radio de las aletas dorsal o
caudal, o en conexión con espinas situadas en la cabeza o en el opérculo. Su presencia no
excluye el hecho de constituir un pez comestible e incluso de primera calidad, como ocurre con
representantes del género Scorpaena, entre otros. Los peces venenosos con dispositivo para
producir la picadura se agrupan en las familias de los Triglidae (como el Cottus scorpius) y las
especies del género Scorpaena, Trachinidae (como el Trachinus draco, relativamente frecuente
en las playas de la península Ibérica, y Gobiidae (como el Callionymus). En los
Tetraodontiformes, especies exóticas como Diodon, Tetrodon, Sphaerondes, son los
responsables de las intoxicaciones más graves por ingestión. Otras especies también presentan
su toxicidad en la sangre como la anguila, la lamprea marina y la morena. Esta última especie
(Muraena helena) así como la mayoría de representantes de la familia Muraenidae tienen la
característica de ser especies venenosas por su mordedura.
Invertebrados[editar]
Dado el número de especies de invertebrados que existen, la proporción de las venenosas
resulta aún más pequeña. Así, en los moluscos, solamente puede citarse a los gasterópodos
del género Murex (M. brandaris y M. trunculus), en los cuales las glándulas productoras de la
púrpura segregan también un activo veneno, y los Conus, algunos mortales.
En los artrópodos, especialmente dentro de los arácnidos y miriápodos, es donde se presenta
un mayor número de especies venenosas y con un elevada grado de toxicidad. En las arañas,
debe citarse la especie de la Europa meridional, Latrodectus malmignatus, que con el
escorpión (Buthus occitanus) y las escolopendras (Scolopendra morsitans) son las especies
comunes más peligrosas, aun cuando lo son mucho menos que las especies exóticas.
En los insectos es poco frecuente la secreción de veneno, pero en cambio es abundante la
producción de secrecciones ácidas e irritantes. Los himenópteros son el único grupo que
presenta algunas especies con glándulas venenosas, justamente con dispositivos de
inoculación; son ejemplos de ellas la abeja (Apis mellifica), las avispas (Vespa) y otras (Xilocopa
violacea, Bombus lapidarius).
De los restantes grupos de invertebrados, sólo debe citarse a algunos equinodermos y
celentéreos que producen irritación por contacto y pueden también resultar tóxicos por
ingestión.
Clases de venenos[editar]
Desde el punto de vista químico, así como atendiendo al mecanismo de acción, pueden
hacerse varias clasificaciones de los venenos animales conocidos. Uno de los primeramente
referidos es la tetradotoxina, citado por Tahara en 1910; constituye el compuesto responsable
de la toxicidad por ingestión de los peces tetraodontiformes. Su fórmula general es:
C11H17N3O8. Su toxicidad depende del tejido ingerido -el hígado y los ovarios son los órganos
donde alcanza una mayor concentración- y resulta letal en un porcentaje muy elevado de
intoxicaciones. Ha sido hallada también en la piel, el músculo y la sangre de algunos caudados
(Fuhrman, 1962). Su acción afecta a la conducción del impulso nervioso y a la contracción
muscular. En el bloqueo del nervio es 150.000 veces más efectiva que la cocaína, por lo cual
podría usarse como anestésico local, pero se difunde por todo el organismo, resultando muy
peligroso.
Aparte de esta toxina, existen otras en los peces y, en general, debe indicarse que la toxicidad
de una especie puede deberse a tres causas: 1) por toxicidad intrínseca, como acontece en los
Tetraodontidae; 2) por putrefacción bacteriana, lo cual puede afectar a cualquier tipo de
pescado; y 3) por toxicidad adquirida al poseer ciertos microorganismos (dinoflagelados que
producen v. como la saxitoxina).
En general, los venenos de los peces están emparentados desde un punto de vista químico con
los glucósidos saponínicos. Los venenos de los anfibios, con excepción de las especies que
poseen tetrodontoxina, son sustancias de naturaleza esteroidea, como las bufotoxinas. En los
sapos existe otro tipo de sustancias venenosas, como la bufotenina, derivado metilado de la
serotonina. La propia serotonina se encuentra en el veneno del escorpión y en los de otros
animales.
El veneno de las serpientes (por ejemplo, cobra, víbora, serpiente de cascabel) contiene, en
general, toxinas proteicas, de tipo enzimático (lipasas y proteasas), juntamente con otras
sustancias. Estas enzimas provocan cambios importantes en ciertos compuestos químicos de la
sangre de la víctima, los cuales son la causa de trastornos que pueden ser mortales.
El mecanismo de la toxicidad es específico. La mayoría ejercen una acción en la sangre,
hemolítica, coagulante o anticoagulante. Otros tienen su acción en el hígado o en el riñón,
destruyendo las células. Algunos, como la saxitoxina y la tetrodotoxina, producen el bloqueo
de la conducción en el nervio y en el músculo. Las dosis letales de los venenos más activos son
del orden de las centésimas de miligramo por kilo de peso corporal.
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