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Relaciones Internacionales
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Tema 1
1.1. El concepto de las Relaciones Internacionales
El contenido, el objeto y la estructura del concepto de las Relaciones Internacionales es
muy difícil de precisar. En este sentido, existen varias escuelas de pensamiento que no se han
puesto de acuerdo a la hora de definir el concepto de las Relaciones Internacionales.
Para definirlas a través de su objetivo se utilizan dos criterios:
En primer lugar se utiliza el criterio objetivo: depende de la naturaleza concreta de esas
relaciones, lo que conduce inevitablemente a la anarquía. Es lo que Thomas Hobbes
denominó Estado de la naturaleza. Es el estudio de la fuerza bruta entre Estados. Mientras la
sociedad internacional es anárquica, la interna lo es hasta cierto punto, puesto que existen
unas medidas de control ejercidas por los gobiernos que no se dan en la sociedad
internacional. Sin embargo, existen ciertas reglas que rigen la sociedad internacional, por
ejemplo, el instinto básico de conservación, de perpetuación por el que una comunidad se
prolonga en el tiempo. La frase de Hobbes “El hombre es un lobo para el hombre” define
perfectamente el devenir de las Relaciones Internacionales durante siglos.
En segundo lugar se utiliza el criterio subjetivo, que determina quiénes son los actores
en esa anarquía que son las Relaciones Internacionales. Si las entendemos como la disciplina
que estudia las relaciones entre estados, los sujetos son:
1) El Estado.
2) Las organizaciones internacionales.
3) Los Grupos de presión o de interés.
4) Los Grupos profesionales o corporativos
5) Los partidos políticos.
6) La Iglesia.
7) La opinión pública.
Los Estados son fundamentales. Toda comunidad política que se considera una nación
y se segrega de otra de la que formaba parte, se constituye en Estado (derecho a
autodeterminarse y autodeterminación). Se crea, entonces, un Estado con todas las
prerrogativas y derechos.
Las organizaciones internacionales se definen como un sistema de organización social
dotado de características orgánicas especiales y técnicas. Los órganos internacionales se
dividen en: 1) gubernamentales -dirigidas por el gobierno- y 2) no gubernamentales. Las
organizaciones internacionales se consideran junto con los estados los sujetos primarios de las
Relaciones Internacionales.
1
A continuación se encuentran los grupos de presión o grupos de interés (sujetos
transnacionales). Son multinacionales con un órgano central y una red de sucursales en otros
países que forman un entramado económico, social y político. Son empresas con gran poder
económico internacional o puede ser una sola persona la que dirige el grupo de presión, por
ejemplo, el presidente de Microsoft, Bill Gates. Son sujetos de las Relaciones Internacionales
porque tienen mucha repercusión en las mismas.
Luego se encuentran los grupos profesionales o corporativos. Están formados por
obreros, comerciantes, médicos, etcétera, que se agrupan internacionalmente para ejercer
presión, por ejemplo, la Federación Industrial Mundial, la Cámara Internacional de Comercio,
etcétera. Su objetivo es obtener libertades adherentes a sus profesiones.
Son también sujetos de las Relaciones Internacionales los partidos políticos, ya que
existe una internacionalización de todos ellos.
Otro sujeto de las Relaciones Internacionales es la Iglesia. Las ramificaciones de la
Iglesia institucionalizada desbordan las fronteras, es decir, son internacionales en sí mismas.
Por último, otro sujeto es la opinión pública que actúa sobre los gobiernos.
Las Relaciones Internacionales tiene por objeto el estudio de un sistema muy complejo
de relaciones que se dan en la sociedad internacional entre los sujetos primarios y los
secundarios, teniendo en cuenta los factores que constituyen esa sociedad y que influyen en
ella y, además, en el comportamiento entre los sujetos. Estos factores influyen en los sujetos y
éstos, a su vez, lo hacen en los factores.
1.2 Delimitación respecto a otras disciplinas de las denominadas Ciencias Sociales
Las Relaciones Internacionales se han sometido siempre a normas de derecho
internacional (tratados, protocolos, convenios, etcétera), por lo que durante mucho tiempo
formaron parte del Derecho Internacional. No obstante, y pese a que están relacionadas, así
como con la Historia, es preciso distinguir a las Relaciones Internacionales de estas Ciencias
Sociales.
Por un lado, la Historia es imprescindible para explicar las Relaciones Internacionales
pese a que tengan sujetos diferentes. Por otro lado, el Derecho Internacional no se puede
explicar sin acudir a las Relaciones Internacionales para lo que es preciso conocer el
funcionamiento de la sociedad. El Derecho Internacional es un conjunto de normas que intenta
regular a la sociedad internacional. Para el profesor Arroyo, el Derecho es accesorio porque se
modifica en función de las transformaciones de la sociedad en la que se aplica. Esas
transformaciones sociales tienen un reflejo inmediato en el Derecho. Al mismo tiempo, todo el
Derecho Internacional regula a la sociedad. Por lo tanto, las Relaciones Internacionales y el
Derecho Internacional se complementan de forma indispensable.
2
1.3. Fuentes esenciales y fuentes complementarias de las Relaciones Internacionales
Existen una serie de fuentes de conocimiento que ayudan a conformar el objeto
principal de las Relaciones Internacionales: la sociedad internacional. Estas fuentes de
conocimiento aportan infinitos datos, cifras, conceptos, etcétera, que contribuyen a conformar
ese objeto principal de las Relaciones Internacionales. Estas fuentes de conocimiento se
pueden agrupar en dos niveles:
1) Fuentes esenciales o primarias: Ciencias Sociales, Ciencias Políticas e Historia.
2) Fuentes complementarias o secundarias: son infinitas. La sociedad está en permanente
cambio, con infinitos sujetos y abarca a casi todas las actuaciones humanas.
La primera y fundamental fuente complementaria es la economía. Algunos la
consideran la única fuente complementaria porque los factores económicos influyen de forma
subyacente en la toma de decisiones de todos los actores de la sociedad internacional. Si se
atiende cuidadosamente a la economía, se podrían explicar muchos de los hechos que ocurren
en el mundo. Por lo tanto, la economía es casi una fuente primaria.
Otras fuentes complementarias o secundarias son:
1) La Geografía: distribución geográfica de recursos, como medio físico donde el hombre
se mueve.
2) Las disciplinas ecológicas: tratan de preservar el medio ambiente. Han creado una
infinidad de organizaciones no gubernamentales (Greenpeace, por ejemplo), e influyen
en la opinión pública internacional.
3) La Antropología Social: estudia los modelos de organización humana que proporcionan
las claves del conocimiento profundo de grupos o de individuos humanos.
4) La Filosofía: ayuda a conocer la estructura cognitiva de las distintas culturas y su
proyección exterior en las demás culturas.
5) Las Ciencias Físicas aplicadas como método en los análisis, sobre todo, cuantitativos.
6) Las Matemáticas por los mismos motivos que las Ciencias Físicas.
En definitiva, todas estas fuentes -primarias y secundarias- ayudan a conocer cómo
funcionan las Relaciones Internacionales. Por esa razón es necesario conocer cada una de
estas fuentes para explicar por qué existen las Relaciones Internacionales.
Tema 2
3
2.1. Autonomía del estudio de las Relaciones Internacionales: sus razones teóricas
Una disciplina adquiere autonomía cuando una determinada comunidad científica
adquiere conciencia de que desde otros campos no se da respuesta a determinadas
cuestiones sobre esa teórica disciplina.
Es difícil fijar el momento en el que las Relaciones Internacionales adquieren
autonomía como disciplina. En este sentido, las primeras enseñanzas sobre Relaciones
Internacionales se dieron a partir de la Primera Guerra Mundial en la Universidad de Princeton,
en los Estados Unidos. Estas enseñanzas estaban impulsadas por el presidente Thomas W.
Wilson (1856-1924) quien estaba obsesionado por saber el porqué de las guerras.
Thomas Wilson era un idealista que creía en el entendimiento entre naciones y en la
paz mundial, pese a que fue él quien introdujo a los Estados Unidos en la Gran Guerra de 1917
(el 2 de abril de 1917 Wilson pidió al Congreso norteamericano la intervención de su país en el
conflicto armado europeo). Para el presidente Wilson, se podía vivir en paz siempre y cuando
lo permitieran Alemania y el Imperio Austrohúngaro, enemigos de los aliados. Sin embargo,
Wilson se equivocó en su concepción idealista de las Relaciones Internacionales al no
distinguirlas de las Ciencias Políticas.
El 8 de enero de 1918, Thomas Wilson pronunció en el Congreso de los Estados
Unidos la Lista de los catorce puntos con el objetivo de obtener la paz en el conflicto europeo.
Estos catorce puntos son: 1) el final de la diplomacia secreta; 2) la libertad de navegación y
comercio; 3) la desaparición de las barreras económicas; 4) la reducción de los armamentos
militares; 5) la reglamentación de las rivalidades coloniales; 6) la evacuación de Rusia; 7) la
restitución de la soberanía en Bélgica; 8) la restitución de Alsacia y Lorena a Francia; 9) el
reajuste de las fronteras de Italia; 10) la autonomía de los pueblos del Imperio Austrohúngaro;
11) la evacuación de Rumanía, Serbia y Montenegro; 12) la autonomía de los pueblos del
Imperio Otomano; 13) la restitución de la soberanía a Polonia; y 14) la creación de una Liga de
Naciones, claro antecedente de la Sociedad de Naciones.
Todos estos puntos sirvieron para establecer el Tratado de Versalles de 1919, que
significó el final de la Primera Guerra Mundial.
En 1921, Thomas W. Wilson fue galardonado con el Premio Nobel de la Paz “por su
impulso a la Sociedad de Naciones y por la promoción de la paz después de la Primera Guerra
Mundial mediante el Tratado de Versalles”, el cual, paradójicamente, algunos historiadores
consideran la principal causa de la Segunda Guerra Mundial.
El teórico judío-alemán Hans Morgenthau (1904-1980) afirmó en 1948 con un criterio
más realista que el del presidente Wilson, que en las Relaciones Internacionales no se pueden
ignorar las aportaciones de otras disciplinas. La Sociología, la Economía y las Ciencias
Políticas, por ejemplo, son los núcleos sobre los que van a girar tanto la disciplina de las
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Relaciones Internaciones, como sus métodos de estudio. Si bien es cierto que las Relaciones
Internacionales se pueden convertir en una disciplina con un contenido específico y una
metodología propia -con lo que alcanza su autonomía-, también es cierto que abarcará
aspectos de otras disciplinas como la Economía, la Sociología, el Derecho, etcétera.
Junto con Edward Carr, Hans Morgenthau es uno de las autores más importantes de la
Escuela Realista. Esta escuela postula que el Estado es el actor más importante en las
Relaciones Internacionales, y que el principal objeto de estudio en esta materia es el Poder. Su
libro Política entre las naciones (1948), que hacía énfasis en las relaciones de poder, fue una
de las obras clave en el campo de las Relaciones Internacionales norteamericanas de
posguerra, y contribuyó a desplazar a las tendencias idealistas -caso de Thomas Wilson- que
predominaron hasta la Segunda Guerra Mundial.
Morgenthau formuló los seis principios del Realismo Político en su obra Política entre
las naciones: 1) La política, como la sociedad en general, está gobernada por leyes objetivas
arraigadas en la naturaleza humana, que es invariable; por lo tanto, es posible desarrollar una
teoría racional que refleje estas leyes objetivas; 2) el rasgo principal del Realismo Político es el
concepto de interés, definido en términos de poder que infunde un orden racional al objeto de
la política, y de ese modo hace posible la comprensión teórica de la política. El Realismo
Político hace hincapié en lo racional, lo objetivo y lo no emocional; 3) El Realismo asume que el
interés definido como poder es una categoría objetiva universalmente válida, pero no con una
definición fijada de una vez y para siempre. El poder es el control del hombre sobre el hombre;
4) El Realismo Político es consciente del significado moral de la acción política. Es también
consciente de la tensión entre el control moral y las exigencias de la acción política eficaz. Por
lo tanto, el Realismo no es inmoral, sino que su objeto de estudio no es la moral; 5) El
Realismo Político rehúsa a identificar las aspiraciones morales de una nación en particular con
las leyes que gobiernan el universo. Es el concepto de interés definido en términos de poder lo
que nos salva de los excesos morales y de la torpeza política; 6) El realista político sostiene la
autonomía de la esfera política. Se pregunta: “¿cómo afectará esta política al poder de la
nación?” El Realismo Político está basado en una concepción pluralista de la naturaleza
humana. Un hombre puro y exclusivamente político no sería más que una bestia, pues
carecería por completo de límites morales. Sin embargo, para desarrollar una teoría autónoma
del comportamiento político, el hombre político debe abstraerse de los demás aspectos de la
naturaleza humana.
Morgenthau sostenía que la política internacional, al igual que toda la política en
general, es una lucha por el poder, y que el poder político es una relación psicológica entre
aquellos que lo ejercen y aquellos sobre los cuales es ejercido. Le confiere a aquellos que
ejercen el poder un control sobre ciertas acciones de los que no lo tienen a través de la
influencia de sus mentes. Dicha influencia puede ser ejercida a través de órdenes, amenazas,
persuasión, etcétera.
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2.2. Las Relaciones Internacionales como objeto de una teoría específica y las diferentes
perspectivas generales
Durante la Primera Guerra Mundial y, sobre todo, tras terminarse el conflicto, las
Relaciones Internacionales empiezan a diferenciarse como disciplina. A partir de 1918 y 1919,
algunos teóricos intuyeron que existía algo que tenía un poco de Sociología, de Derecho, de
Ciencias Políticas, etcétera.
En el año 1916, por ejemplo, se publica en Londres una obra de varios autores cuyo
título recogía este -“A introduction to the study of International Relations”-. Tres años más tarde,
en 1919, se crea en los Estados Unidos la primera cátedra de Relaciones Internacionales en el
Colegio Universitario de Gales gracias a la labor de los hermanos Davis con un contenido muy
variado y carente de una visión global. Años después, y siempre en países anglosajones,
surgieron nuevas cátedras sobre Relaciones Internacionales pero siempre careciendo de ese
enfoque científico que necesita una disciplina para ser autónoma.
2.2.1. Los comienzos: Nicholas Spykman
Para poner orden a este caos, en 1933 la Fundación Carnegie para la Paz Mundial le
encarga al profesor de la Universidad de Yale, Nicholas Spykman (1893-1943), crear los
fundamentos teóricos y científicos de las Relaciones Internacionales. En este sentido, publicó,
además, “Métodos de aproximación al estudio de la política internacional” en donde hace una
distinción entre la realidad y el mundo de los valores.
Spykman parte de que para poder tener conocimiento de algo, debemos prescindir de
la realidad en su plenitud y estudiar tan sólo un sector de esa realidad. Según él, existen tres
niveles de conocimiento o tres niveles de aproximarse al conocimiento:
a) Primer nivel. Investigación Histórica: cuál es la situación de una cosa en el tiempo;
b) Segunda nivel. Investigación Científica: cuál es el funcionamiento de una cosa; y
c) Tercer nivel. Dominio o área de la Ciencia Aplicada: cómo se puede influenciar en el
comportamiento de esa cosa, de eso que se quiere conocer.
Nicholas Spykman concedió especial relevancia al segundo nivel puesto que la
investigación científica permite que la teoría de las Relaciones Internacionales tenga que
ajustarse a criterios científicos prescindiendo de cualquier escala de valores -religiosos,
étnicos, etcétera-.
Por otro lado, cabe decir que toda ciencia social tiene por objeto el conocimiento del
comportamiento social, y como las Relaciones Internacionales son una ciencia social, es obvio
que le interesen las relaciones y los comportamientos que se producen entre individuos de
distintos estados. Ésta sería la síntesis del pensamiento de N. Spykman.
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La influencia de Nicholas Spykman ha sido enorme. Además, fue el primer teórico del
Conductismo en las Relaciones Internacionales y el primer científico autónomo de esa rama de
las Ciencias Sociales que llamamos Relaciones Internacionales.
2.2.2. Los teóricos sistémicos: Quincy Wright y Morton Kaplan
La teoría más importante de las Relaciones Internacionales es la Teoría del Sistema o
Teoría Sistémica ya que ofrece un campo de experimentación amplísimo. La teoría del sistema
trata de estudiar parámetros inamovibles, es decir, un marco fijo en cuyo interior existen
campos concretos en continua evolución.
En el año 1931, Quincy Wright (1890-1970) fue el primero en proponer un sistema
sobre las Relaciones Internacionales. En 1955 publica “The study of International Relations”
que se convertirá en el guión del método sistémico de las Relaciones Internacionales. En ese
libro, Wright determinó el campo teórico de las Relaciones Internacionales mediante el lenguaje
matemático, pues entiende que este lenguaje es el único que puede fijar los valores infinitos
que actúan en las Relaciones Internacionales. Wright establecía unas coordenadas a, b, c…
que podían ser economía, política, etcétera, que entrecruzadas en distintas épocas de la
historia permitían obtener datos. Por lo tanto, Wright reduce el campo de las Relaciones
Internacionales al mundo de las matemáticas porque permite obtener datos exactos.
Quincy Wright es realmente el introductor de la Teoría Sistémica en las Relaciones
Internacionales, pero el verdadero impulsor fue Morton Kaplan, profesor de Ciencias Políticas
en la Universidad de Chicago y autor de “Sistema y proceso en la política internacional” (1957).
Según Morton Kaplan, una teoría debe reunir dos condiciones: 1) que las propuestas
de esa teoría sean lógicas, es decir, que sean razonables; y 2) que las proposiciones de esa
teoría puedan demostrarse. Cuando aplica esto a las Relaciones Internacionales, Kaplan se
encuentra con dos problemas:
1) La demostración de las proposiciones es difícil, aunque no imposible.
2) La casi absoluta imposibilidad de aislar el sistema social internacional.
Partiendo de esta idea, Kaplan dice que un científico social no puede predecir lo que va
a ocurrir, pero sí puede predecir tendencias, es decir, podrá describir los comportamientos del
sistema social que está estudiando y predecir las consecuencias de forma global.
En un sistema global, todos los subsistemas tienden al equilibrio, es decir, existe un
parámetro de mayor prestigio (por ejemplo, los Estados Unidos hoy en día) y el resto tiende a
equilibrarse. Un conflicto bélico, por ejemplo, tiende a desequilibrar el sistema que,
inmediatamente, vuelve a reequilibrarse. Ese sistema es estable por fuera y dinámico por
dentro. Además, sufre un proceso constante de acción-reacción y tiene una tendencia
constante a perpetuarse. Esto explica los cambios políticos y la jerarquía implícita del sistema.
El conjunto de subsistemas da lugar al gran sistema mundial. Cualquier fallo en el sistema
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provoca conflictos, por ejemplo, desequilibrios políticos, económicos, etcétera, que dan lugar al
desequilibrio
Kaplan elabora una teoría inicial de la política social que se basa en los que él llama
sistemas de acción y le añade la Historia que sería el material de demostración. Por eso no hay
un sistema internacional sino varios que explican los cambios de poder, el equilibrio de poder,
el mundo bipolar, unilateral, el sistema jerárquico entre los estados, etcétera. La historia de
cada sistema no demuestra la veracidad de cada uno de ellos.
Posteriormente, la teoría de los sistemas de acción ha tenido representantes en los
Estados Unidos, por ejemplo, el profesor Richard Rosecrance que lo convierte en un sistema
de acción único en el que cada actor ocupa un lugar en la pirámide o una hilera de columnas.
Un sistema unipolar se daría, por ejemplo, cuando el que ostenta el poder hegemónico no
comparte ese poder y constituye él solo el sistema tal y como sucede hoy con los Estados
Unidos. Por ejemplo, durante la guerra fría, ese sistema era bipolar ya que la hegemonía la
compartían los Estados Unidos y la Unión Soviética.
2.2.3. La teoría de la decisión y la denominada teoría del juego
La teoría de la decisión comenzó a aplicarse en situaciones de crisis internacionales,
por ejemplo, en la Guerra de Corea o en el conflicto de los misiles soviéticos en Cuba en 1962.
La diferencia entre la teoría sistémica y la teoría de la decisión la encontramos en que los
sistémicos puros quieren explicar de forma científica el marco global, mientras que la teoría de
la decisión tan sólo estudian qué factores ayudan a los gobernantes a tomar decisiones, es
decir, cómo se toman las decisiones de los gobernantes, principales sujetos de la política
internacional.
La teoría de la decisión explica los problemas de la política exterior desde el punto de
vista de cada estado. En este sentido, el estado es el actor en una situación determinada
provocada por una decisión. El estudio de los órganos y de sus actuaciones en esas
situaciones concretas nos ofrece una idea sobre la política exterior de un estado, así que, de
esta manera, se puede llegar a predecir los modos de actuar de un gobierno y, por tanto, de un
estado.
Ejemplo. En la conflicto de los misiles soviéticos en Cuba (1962), el presidente Kennedy
adoptó la decisión de establecer un bloqueo a la isla caribeña y a la Unión Soviética porque
creyó que era lo más acertado. Sin embargo, si Cuba y la Unión Soviética se hubiesen
enfrentado al bloqueo, se podría haber producido la Tercera Guerra Mundial. Por lo tanto, pese
a que el presidente Kennedy tomo una decisión “acertada”, nada impide que esas decisiones
conlleven algunas riesgos.
Las Relaciones Internacionales no deben decir cómo actuar, ni cuál debe ser la
decisión correcta; sólo han de explicar cuál ha sido la decisión y cómo se ha tomado. Muchas
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decisiones de los gobiernos se toman por factores psicológicos o irracionales, es decir, no
siguiendo unas reglas lógicas que son fruto de cada momento histórico. Por ejemplo, en
nuestro contexto histórico la invasión de Irak fue fruto de una decisión irracional.
Una variante de la teoría de la decisión es la teoría del juego del matemático húngaro
John von Neumann (1903-1957) basada en los juegos de salón. Según Neumann, la guerra
es como un juego de cartas en la que cada jugador quiere obtener el máximo para sí
concediéndole a su oponente el mínimo; por lo tanto, ganar más concediendo menos.
Actualmente, la teoría del juego en política internacional se aplica mediante técnicas de
simulación por ordenador. Los científicos recurren a la simulación por ordenador para resolver
problemas muy complejos que tienen una cantidad de variables y decisiones infinitas. Con el
ordenador, a partir de la introducción de esas variables, se puede obtener la decisión más
adecuada. En la práctica, lo hicieron los norteamericanos en el Pentágono tras la Segunda
Guerra Mundial. Se le encargó a una multinacional el diseño de un juego de política
internacional en el que pudiesen jugar distintos grupos de políticos nacionales. A éstos se les
daba un supuesto teórico, adoptaban decisiones de acuerdo a esos supuestos y se modificaba
la situación. El resto de participantes actuaban en consecuencia y tomaban también decisiones
teniendo en cuenta las de su adversario y así sucesivamente.
Con el avance de la informática, los resultados que se podían obtener eran
espectaculares. A los militares les resultó apasionante porque podían introducir múltiples
variables en el juego con lo que se multiplicaban los posibles resultados. Además, a partir de
las decisiones que se tomasen se podían ver qué consecuencias podrían traer consigo, es
decir, se podían prever los resultados.
Lamentablemente, las limitaciones del juego son enormes. Por ejemplo, el sistema
informático es capaz de recibir cientos de datos, pero se le escapa un dato muy importante: la
psicología de los que introducen esos datos. De esta forma pueden aparecer resultados
disparatados. Un ordenador no puede prever un golpe de estado porque psicológicamente no
puede pensar como lo hacen los individuos; sólo están influidos por quien o quienes lo
programan.
2.2.4. La teoría de las telecomunicaciones
Esta teoría proviene de las Ciencias Sociales e incluye a) el proceso íntegro de la
información, b) el sistema de comunicación de masas y c) la creación de la opinión pública.
La comunicación tiene importancia en las Relaciones Internacionales en dos planos
bien distintos:
1) Análisis de los medios y de la comunicación, es decir, análisis del proceso de
información -cómo actúan los medios, cómo le dan forma a la opinión pública, la
importancia que tienen, etcétera-. Este análisis ya lo hicieron en los años veinte dos
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teóricos: a) Clark fue el primero en estudiar los sistemas de comunicación y su
influencia en la política
internacional;
y
b)
Lasswell estudió
las
técnicas
propagandísticas en la Primera Guerra Mundial -tanto las de los aliados como las de
Alemania-.
2) Por otro lado, el primer teórico de la comunicación fue el alemán Karl Deutsch (19121992) quien consideraba que las Relaciones Internacionales estaban condicionadas
por los canales de información, comunicación y mando, una idea que recoge en su libro
“Los nervios del gobierno, modelos de comunicación y control político”.
La densidad de comunicación permite medir el grado de cohesión de una comunidad
política. En este sentido, cuanto mayor sea la densidad de comunicación, más integrada estará
una determinada comunidad política. Además, a través de la comunicación se puede conseguir
movilizar a la población hacia opciones muy concretas.
Por ejemplo, Karl Deutsch explica la Guerra de Cuba (1898) a través de la teoría de las
telecomunicaciones. En este conflicto armado, los medios de comunicación y el gobierno
norteamericanos se unieron con la intención de crear una opinión pública favorable a la
intervención estadounidense en la Isla. Algo muy parecido sucedió con la guerra de Vietnam.
Cuanta menos comunicación haya, menor poder tendrá un país. La comunicación
incluye la cantidad pero no la calidad. Cuanta más cantidad de comunicación haya, más
estable será un Estado, por ejemplo, la Unión Europea. El caso contrario se da, por ejemplo en
el continente africano donde la escasa cantidad de comunicación que se produce en él
determina irremediablemente la inestabilidad de África.
2.2.6. La teoría de la interdependencia funcional
Esta teoría define qué es la interdependencia y cómo funciona. Es la tesis más
relevante y revolucionaria del último tercio del siglo XX. Sus autores empiezan a plantearla a
partir de 1975, por lo tanto, relativamente reciente. Estos teóricos son Robert Keohane y
Joseph Nye, quienes escribieron en 1977 la obra llamada “Poder e interdependencia. La
política mundial en transición”. Ambos pertenecen a la escuela realista norteamericana que
propugna que los estados se mueven por su interés nacional y por el poder político -factores
reales por los que se mueve un Estado-.
El Realismo fue formulado en el año 1948 y, por tanto, han aparecido desde entonces
factores que no se conocían cuando apareció esta escuela, por ejemplo, el concepto de
transnacionalidad que implica, por un lado, reconocer que existen otros elementos y sujetos
aparte del Estado que poseen un papel relevante en los procesos internacionales o en las
Relaciones Internacionales. Por otro lado, la transnacionalidad implica contactos, coaliciones e
interacciones traspasando las fronteras del Estado que no están controlados por órganos
centrales del Gobierno. En esos contactos se incluye la burocracia de los demás estados y los
sujetos no gubernamentales como por ejemplo las ONG.
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Existen en la sociedad internacional muchos sujetos y factores interconectados que
necesitan cooperar entre sí. Esta corriente interdependentista arranca interconexiones con la
economía, el medio ambiente y cualquier actividad humana.
La interdependencia no significa que el Estado pueda ser sustituido por otros sujetos,
pero quedaría al lado de otros sujetos.
2.2.7. El estructuralismo sistémico *
El estructuralismo sistémico implica que las Relaciones Internacionales están siempre
marcadas por una interdependencia fuertemente asimétrica. En este sentido, en las Relaciones
Internacionales hay constantemente una compra-venta, es decir, alguien vende y otro compra,
y una de esas dos partes es la que se lleva siempre el beneficio. Normalmente, quien vende no
le da a quien produce el mismo valor que tiene el producto en el punto de venta, de ahí que se
obtenga un beneficio.
El estructuralismo sistémico se basa en el intercambio desigual que se produce en el
terreno económico, social, cultural y político. En este sentido, para que un sistema funcione son
necesarias las transacciones económicas.
Dependencia es una situación en la que varios países tienen su economía
condicionada por el desarrollo y la expansión de otros países, colocando a los países
dependientes en una posición retrasada.
El Estado siempre será considero un sujeto dominante, y su papel está condicionado
porque la clase dominante lo usa en su propio beneficio. Además, existe una distancia
estructural básica en el interés de los estados y entre los propios estados: centro y periferia.
Eso explica la naturaleza de la política y la economía internacional que son interdependientes.
Desde el interior del Estado se extiende hacia el exterior el subdesarrollo, el expansionismo y el
imperialismo
2.2.8. La sociología como fundamento teórico *
La Sociología piensa que las Relaciones Internacionales son una rama más de los
estudios sociales. Sin embargo, hay teóricos como Max Weber, fundador de la Sociología, que
afirman que es imposible que lo social sea objeto de estudio porque es algo indeterminado.
Entre las comunidades políticas ha existido siempre una red de relaciones internas y externas
que son relaciones sociales. Estas relaciones sociales se desarrollan en un medio que se
denomina sociedad internacional. Esas relaciones sociales se producen entre sujetos de la
sociedad internacional y se pueden estudiar a través de los hechos sociales, es decir, toda
actividad que un sujeto produce en relación con otro sujeto.
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Las Relaciones Internacionales se pueden producir entre comunidades políticas
reducidas o entre todas las comunidades políticas de todos los Estados, es decir, en cada
Estado se establecen relaciones.
La Sociología en Francia fue estudiada por Raymond Aron quien entiende que sólo se
pueden estudiar las Relaciones Internacionales desde el punto de vista de la Sociología. Sin
embargo, si hacemos depender las Relaciones Internacionales de lo social, ¿entre quiénes se
dan esas Relaciones Internacionales? Básicamente entre comunidades políticas. Sin embargo,
la Sociología no estudia las comunidades políticas. Éstas son estudiadas por las Ciencias
Políticas que determinan quiénes son los sujetos del hecho social. La comunidad política está
inmersa también en un contexto histórico determinado del que se ocupa la Historia, y la
Sociología se ocupará de las características sociales de esa comunidad política. Por lo tanto,
hay que un análisis político, sociológico, histórico junto a un análisis jurídico y económico para
poder hablar de las Relaciones Internacionales.
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Tema 3
3.1. Las concepciones clásicas de las Relaciones Internacionales: introducción a su
origen histórico. Hobbes y otros
La concepción clásica de las Relaciones Internacionales es la más antigua y la más
estudiada.
En la Edad Media, en la sociedad medieval europea existía un orden relativo, es decir,
un ordenamiento estamental en donde no existían clases sociales pero sí estamentos
claramente diferenciados (militares, campesinos, clero, señor feudal). Todo este ordenamiento
constituía una pirámide organizada que es el paradigma del orden. Pese a la diferencia de
estatus, existía una cierta coherencia ideológica que se rompe cuando esa unidad ficticia, es
decir, esa sociedad estamental desaparece tras la Guerra de los Treinta Años (1618-1648) y la
posterior paz alcanzada con los Tratados de Westfalia en 1648, momento en el que entra en
juego otro sujeto político: el soberano, el cual se convierte en señor de su reino durante los
siglos XIV y XV.
En ese estado de caos surge el llamado estado naturaleza al que hace referencia el
filósofo inglés Thomas Hobbes (1588-1679). Su visión del estado naturaleza anterior a la
organización social es la guerra de todos contra todos. La vida en ese estado es solitaria,
pobre, brutal y breve. Hobbes habla del derecho de naturaleza como la libertad de usar el
poder que cada uno tiene para garantizar la auto conservación. Cuando el hombre se da
cuenta de que no puede seguir viviendo en un estado de guerra civil continua, surge la ley de
naturaleza que limita al hombre a no realizar ningún acto que atente contra su vida o la de
otros. De esto deriva la segunda ley de naturaleza en la cual cada hombre renuncia o transfiere
su derecho a un poder absoluto que le garantice el estado de paz. Así surge el contrato social
en Hobbes.
Thomas Hobbes recupera las ideas del filósofo italiano Nicolás Maquiavelo quien
expuso en su obra más importante, “El príncipe” (1532), la teoría de que el gobernante no debe
regir sus actos por normas morales o procedentes del derecho natural, sino que debe
reconocer como única guía el bien del Estado.
Tras la firma de la paz de Westfalia, Thomas Hobbes escribe en 1651 “Leviatán”, obra
que redacta a partir de las notas que le proporcionaba el embajador de Inglaterra sobre la
situación política en la Europa del momento. “Leviatán” es un manual que habla sobre la
naturaleza humana y sobre cómo se organiza la sociedad. Partiendo de la definición de hombre
y de sus características, Hobbes explica en su libro la aparición del Derecho y de los distintos
tipos de gobierno que son necesarios para la convivencia social. Considera al Estado como un
acuerdo natural entre los poderosos o gobernantes -el rey- y los súbditos que beneficia a
ambos. Es decir, existe un pacto social no escrito que permite instaurar un poder político que
13
dispone del monopolio de la fuerza para conseguir la seguridad de todos sus súbditos y la suya
propia.
En el año 1690, el filósofo inglés John Locke (1632-1704), uno de los fundadores del
pensamiento democrático, escribe su “Tratado sobre el gobierno civil” donde difunde, insiste y
matiza las tesis de Thomas Hobbes. En realidad, es el primero en hablar con todas sus letras
del estado natural o estado naturaleza en donde se encontraba la sociedad europea a finales
del XVII, XVIII y principios del XIX.
El filósofo alemán Immanuel Kant (1724-1804), por su parte, intentó crear el estado
universal, una teoría que defiende en su obra “Filosofía del derecho y el estado”. El filósofo
alemán ve en el imperativo categórico el sentido de la moral universal: las naciones viven en
estado de guerra constante y esto sólo es superable si existe un acuerdo de buena voluntad
entre ellas, es decir, para superar ese estado naturaleza hay que crear un pacto implícito entre
las naciones.
Sin embargo, para Friedrich Hegel (1770-1831) la guerra es algo necesario para
alcanzar la armonía universal. Es lo que él llama el espíritu universal o espíritu del mundo que
nace de la dialéctica entre los espíritus que están limitados por los diversos pueblos y que se
encarna en el estado.
Todas estas ideas de Hobbes, Locke, Kant y Hegel tratan sobre cómo funciona la
sociedad pero parten de una concepción judío-cristiana -Antiguo Testamento- de la naturaleza
humana: el hombre que cae en el pecado tiende a la destrucción. Por lo tanto, el hombre es
destructivo por naturaleza y sólo el instinto de supervivencia le permite no ser destruido.
En 1945, por primera vez la Sociedad de Naciones (1919-1946) logró que se superase
el estado naturaleza, es decir, que se lograse superar la guerra de todos contra todos. De esta
manera, todos los estados se ponen de acuerdo y se establece un pacto implícito que supone
la paz, la superación del estado naturaleza y de la anarquía absoluta.
3.2. Las principales concepciones y algunas de sus variantes: a) el realismo y el
neorrealismo; b) el conductismo y la teoría cuantitativa; y c) el postconductismo
3.2.1. El realismo
Esta idea tan elemental cristalizó en una nueva concepción de las Relaciones
Internacionales, el realismo, donde se reflexiona sobre unas Relaciones Internacionales
apoyadas en el pensamiento filosófico de Maquiavelo o Hobbes.
El primer trabajo del realismo se publicó en la década de los veinte, “La crisis de los
veinte años (1919-1939)”, de E.H. Carr, una crítica realista a las posiciones idealistas del
periodo de entreguerras. En este sentido, el realismo aparece como una corriente idealista que
14
quería conseguir la paz y la superación de la guerra y que cristalizó, de alguna manera, en la
idea de la Sociedad de Naciones.
Edward Hallet Carr (1892-1982) sostiene que el realismo pone su acento en la
aceptación de los hechos y en el análisis de las causas y las consecuencias de esos hechos.
Según Carr, la función del pensamiento es estudiar una secuencia de acontecimientos que no
se puede alterar. En este sentido, Carr habla en su obra “La crisis de los veinte años” de tres
núcleos: a) la historia universal es una secuencia constante de causa y efecto; b) la teoría no
crea la práctica, al contrario, la teoría la crea la práctica; y c) la política carece de funciones
éticas ya que la ética está en función de la política.
El principal heredero de E.H. Carr fue Hans Morgenthau -página 4-, fundador de la
teoría anglosajona. En 1948, escribe “Política entre las naciones en la lucha por el poder y la
paz” donde establece los seis principios del realismo político. Éstos serían los siguientes:
1) La política internacional se rige por leyes objetivas que tienen sus raíces en la
naturaleza humana. La combinación de estas leyes con la creencia de que los sujetos
que actúan en la política son racionales puede explicar las Relaciones Internacionales.
2) El núcleo del realismo político es el concepto de interés nacional, es decir, el elemento
clave es que los estados se movilicen en función de su interés nacional que se define
en términos de poder político en donde las concepciones éticas no tienen utilidad
ninguna (la ética y la moralidad sobran). El poder es el control que se ejerce sobre las
ideas y las acciones de los hombres, y se fundamenta en las relaciones de control
mutuo entre los que ostentan el poder y el pueblo. Ese poder no se identifica con la
violencia; en lugar de la violencia hay que pensar en otra cosa, por ejemplo, en la
amenaza, un elemento clave en la política internacional que es suficiente para el
mantenimiento de la estabilidad política. Cuando se usa la fuerza física, la violencia, ya
se estaría sustituyendo la amenaza por el hecho.
3) ¿Cuál es la auténtica naturaleza del poder? Morgenthau dice que cambia, que se
transforma en función del medio en el que ese poder se va a ejercer.
4) Morgenthau admite que la política puede tener un significado moral definido porque la
política se adecua al interés. Por tanto, el poder es moral en función a su interés.
5) Todos los estados, al perseguir el interés nacional, creen que lo que hacen es justo.
Por eso, las Relaciones Internacionales, en este sentido, serán más justas.
6) El político realista no puede ignorar que hay criterios diferentes al suyo. Lo que no hace
es subordinarse voluntariamente a otros pensamientos que no sean políticos; puede
coordinarse, pero nunca subordinarse.
3.2.2. El neorrealismo
El neorrealismo surge en los años setenta y sólo repite los mismos principios del
realismo añadiéndole otros en los que Morgenthau no creyó nunca como, por ejemplo, el
concepto de organización internacional.
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Los realistas no habían tenido en cuenta este concepto hasta la llegada de los
neorrealistas, siendo entre ellos el más importante Kenneth Waltz (1924-…). En 1979 publica
“Teoría de la política internacional” donde afirma que el sistema internacional es
permanentemente anárquico pero estable y, además, se fija en el estudio de las causas de las
guerras, en el estudio del equilibrio de poderes y en cómo es el desequilibrio de poderes el que
provoca los conflictos bélicos. Su tesis es que la sociedad internacional está en equilibrio
cuando no hay conflictos y en desequilibrio cuando sí los hay.
Robert Gilpin, en “La guerra y las acciones de la política mundial” (1981) argumenta
que los cambios en el sistema internacional se producen cuando crece la desconexión entre los
que gobiernan el sistema y quienes realmente lo sostienen -mundo económico, político y
social- . Gilpin añade que existen tres formas de controlar el sistema: a) hegemonía, por
ejemplo, Estados Unidos en la actualidad; b) duopolio, Rusia y Estados Unidos; y c) equilibrio
de poderes, constante histórica en la que no hay un equilibrio hegemónico, no dos poderes.
3.2.3. El conductismo
El conductismo está formado por teóricos de la conducta, del comportamiento cuyas
tesis provienen de la Sociología. En este sentido, el conductismo es una escuela de
pensamiento que reflexiona acerca de la conducta del hombre, es decir, se fija en su conducta,
en sus reacciones, en su comportamiento, etcétera. Además, surge como una reacción al
realismo. El conductismo trae consigo dos formas de ver la realidad:
1) Mediante un estudio comparativo estructural del comportamiento de las instituciones y
sus estructuras.
2) Mediante un estudio cuantitativo de esas conductas.
Variante comparativa. El primer conductista norteamericano es Joel Singer, autor de
“Odisea en busca de la paz” y “Relevancia de las Ciencias de la Conducta en las Relaciones
Internacionales” (1961). Singer sostiene que no puede haber una teoría científica si no se
fundamenta en la adquisición y ordenación de conocimientos. En este sentido, llama
conocimientos a datos, cosas reales, cosas que existen que pueden ser comprobados. Por
ejemplo, algunos de estos datos son los acontecimientos históricos ya que se pueden
comprobar. Singer añade que hay que aportar datos científicos de todo tipo -dimensión de los
estados, población, recursos, potencial económico y militar, demografía, etcétera-, y la suma de
todos ellos da lugar a una categoría general que si se repite a lo largo del tiempo, se puede
decir que esa categoría existe. Cuantas más categorías generales se puedan reunir, mejor se
podrá explicar cualquier acontecimiento histórico.
Variante cuantitativa. Joel Singer no es un cuantitativo puro, aunque hay cuantitativos
absolutos, sobre todo, economistas que probaron reflexionar sobre las Relaciones
Internacionales. Uno de ellos fue Herman Lox quien, en 1973, elaboró una escala de seis
valores que permitía clasificar a los estados: 1) Producto Nacional Bruto (PNB); 2) Producto
16
Nacional por Habitante; 3) población; 4) capacidad militar global; 5) capacidad nuclear; y 6) el
prestigio, un valor enormemente subjetivo.
El mérito de los conductistas puros es que basan sus estudios en cifras y datos muy
útiles y porque les importa más la forma que el fondo de lo que están diciendo. Sin embargo,
en las Relaciones Internacionales los conductistas cometen muchos errores porque cuantifican
nada más que estados y organizaciones internacionales, lo que da lugar a resultados
arbitrarios. También desdeñan muchos otros datos -el subdesarrollo, el racismo, las ideologías,
etcétera-, simplemente, porque no encajan en sus métodos de estudio.
3.2.4. El postconductismo
Los
postconductistas
proclaman
la
búsqueda
de
fines
en
las
Relaciones
Internacionales. Consideran que falta el sentido finalistas. “Ustedes -refiriéndose a los
conductistas puros- usan el conductismo con un sentido pragmático; sin embargo, las
Relaciones Internacionales están para averiguar qué problemas han sucedido y plasmar cómo
se puede hacer para que esos problemas no vuelvan a ocurrir”. Por eso, lo que ahora interesa
es saber cómo surgen los conflictos y cómo se pueden resolver o lograr que no se vuelvan a
producir. En este sentido, un conductista puro sólo aporta datos concretos pero no explica por
qué ocurren ciertas cosas y cómo se pueden solucionar.
3.3. Concepciones propias del sistema europeo de Estados: a) la vertiente idealista; b) la
influencia realista norteamericana; c) historia y sociedad
3.3.1. La vertiente idealista
No podemos hablar de una concepción teórica puramente europea, ya que no hay
contradicción con los conceptos anglosajones -idealismo, realismo, conductismo, etcétera-.
Sólo los principios son diferentes desde una óptica u otra. De hecho, hay conductistas
europeos e idealistas americanos.
El espíritu del idealismo consiste en mantener, a cualquier precio, el estado de paz. Las
Relaciones Internacionales se ocupan, por tanto, de llevar a cabo procedimientos pacíficos y de
encontrar vías para alcanzar la paz. Entre 1936 y 1939 tiene lugar el periodo de mayor
esplendor de la corriente idealista que trataba de solucionar la anarquía imperante por medio
del sistema de la seguridad colectiva: atacar a un estado es atacar a todos.
En 1926, Dickinson propone una serie de mecanismos para hacer desaparecer esa
situación de anarquía. Dickinson se basa así en cuatro puntos: 1) obligatoriedad de todo estado
a someterse a soluciones pacíficas en los conflictos; 2) buscar una fórmula de distribución
equitativa de las materias primas; c) supresión de las barreras europeas en Europa -sería un
intento de Comunidad Europea en el primer tercio del siglo XX-; y d) el reconocimiento de los
derechos de las minorías étnicas.
17
Dentro del idealismo existen distintas ramas o tendencias. Por un lado, en Europa
surgen los internacionalistas que tienen una fe absoluta en la moral y en el derecho. Según
ellos, por medio de la moral y aplicando el Derecho, todo conflicto puede solucionarse. Cuando
se crea el 28 de junio de 1919 la Sociedad de Naciones en Ginebra (Suiza), los
internacionalistas la recibieron como un triunfo absoluto pues surgía con el objetivo de
garantizar la paz y el orden entre naciones eliminando las guerras.
En 1933, en plena crisis de la Sociedad de Naciones, el teórico inglés Angell afirmó
que la vida económica de los estados había llegado a una interdependencia e internacionalidad
tal que la guerra sería un auténtico desastre para la economía mundial. Su lema dice así:
“debemos elegir entre anarquía armada o seguridad general”.
La otra rama del idealismo es el federalismo, una corriente ideológica que surge
cuando la Sociedad de Naciones empieza a flaquear, y que parte de una antigua idea de
confederación de estados. Conflictos como la guerra del Chaco entre Uruguay y Paraguay
(1932-1935), la invasión japonesa de Manchuria (1931) y la Guerra Civil española, demostraron
que la Sociedad de Naciones no era suficiente para garantizar la seguridad colectiva. En este
sentido, los federalistas son los precursores de lo que se llamó la construcción europea.
Hubo políticos que defendieron esta federación europea como el único sistema capaz
de acabar con las guerras. Uno de ellos fue Aristide Briand (1862-1932), uno de los
precursores de la unidad europea, quien presentó en la Asamblea de la Sociedad de Naciones
en 1930 un “Memorándum sobre la organización de un sistema de Unión Federal Europea”
basada en la solidaridad, la prosperidad económica y la cooperación política y social. Sin
embargo, el memorándum fue pasando de comisión en comisión durante nueve años sin llegar
a nada. El memorándum de Briand, si se hubiera tenido en cuenta diez años antes, quizás
hubiera retrasado la Segunda Guerra Mundial.
Una tercera rama del idealismo es el humanismo que acusa al federalismo de utópico
salvo en un punto: su pretensión de combatir los nacionalismos. Los humanistas, sintiendo la
necesidad de hacer algo útil, redactan en 1941 una Declaración de Derechos Humanos. Este
movimiento estuvo encabezado por Lord Sankey y H. G. Wells, autor de “La guerra de los
mundos”. Esta Declaración de Derechos Humanos se considera el antecedente de la Carta de
Filadelfia de 1944, que supuso la reformulación de la Organización Internacional del Trabajo
(OIT), pero, sobre todo, es el antecedente inmediato de la Declaración de los Derechos
Humanos proclamada el 10 de diciembre de 1948 adoptada por la Asamblea General de las
Naciones Unidas. Wells dice: “La protección de los derechos humanos puede ser el único arma
posible contra la guerra”, de ahí que se llamen humanistas.
La última rama del idealismo es el pacifismo formada por teóricos que propugna la paz
a cualquier precio. El pacifismo traía consigo el no querer ver lo que estaba pasando en los
años previos a la Segunda Guerra Mundial, es decir, el movimiento expansionista de Alemania.
En este sentido, no se puede ser pacifista cuando el mundo no lo es. Aunque las raíces
18
intelectuales y religiosas de los pacifistas fueron muy profundas en toda Europa, su influencia
quedó más en el plano político (socialismo utópico) que en el de las Relaciones
Internacionales.
3.3.2. La influencia realista norteamericana
Como ya vimos en la concepción anglosajona del realismo, Hans Morgenthau es el
precursor de esta concepción en 1948. El realismo norteamericano llega también a Europa, e
incluso, tuvo un desarrollo muchísimo mayor pero con unas características propias.
Uno de los realistas europeos fue el húngaro Karl Mannheim (1893-1947). En su obra
“Ideología y utopía: una introducción de la sociología del conocimiento”, anuncia que es posible
que los nuevos tiempos traigan consigo un pensamiento desprovisto de ideologías y utopías.
En este sentido, Mannheim dice: “el elemento esencial del realismo es el poder político y el
poder económico y, sobre todo, los estados libres de utopía”.
3.3.3. Historia y sociedad
Dentro del realismo europeo hay dos enfoques: 1) uno histórico y 2) otro sociológico.
En cuanto al enfoque histórico, está basado en la aplicación de los métodos de la historia en
las Relaciones Internacionales. El primero en hacerlo fue un gran filósofo británico de la
historia, Arnold J. Toynbee (1889-1975), quien afirmaba que las Relaciones Internacionales
no son relaciones entre estados, sino que son relaciones entre civilizaciones. Sin embargo, no
especifica qué civilizaciones hay y cuáles son.
El historiador francés Pierre Renouvin (1893-1974), especialista en relaciones
diplomáticas, mantenía que lo que él llama fuerzas profundas de la historia es lo que
condiciona las relaciones entre estados.
Por otro lado, los historiadores franceses Jean Baptiste Duroselle y Claude Colliard
estudiaron cómo se relacionan los estados en un momento histórico concreto. Duroselle y
Colliard afirmaban que las Relaciones Internacionales no son sólo entre estados, sino también
entre grupos no estatales. Duroselle dice: “la historia de las Relaciones Internacionales es la
historia de los pueblos, no únicamente la de los estados”.
El enfoque sociológico está representado por el francés Raymond Aron (1905-1983),
sociólogo realista, catedrático de Ciencias Políticas y articulista. En el fondo es un sociólogo
que dice que “lo esencial de las Relaciones Internacionales es lo que decía Morgenthau, pero
sus efectos se producen gracias a las organizaciones internacionales”. En este sentido, Aron
dice que “el poder de los estados está mitigado, precisamente, por su pertenencia a las
organizaciones internacionales”.
19
3.4. El marxismo como concepción del mundo y su influencia en las Relaciones
Internacionales
El marxismo tiene su propia teoría sobre las Relaciones Internacionales. Para Karl
Marx (1818-1883) la sociedad internacional no es una suma de estados soberanos, sino que la
competitividad es ejercida por las clases burguesas que son las que tienen el capital y las que
conforman grupos de presión que usan a los gobernantes como sus gestores.
Por otro lado, la voluntad última de la burguesía es la expansión del territorio y no la
consolidación
de
fronteras
nacionales,
por
eso
la
burguesía
es
tremendamente
internacionalista.
El sistema capitalista no puede superar la contradicción entre expansión o freno del
capitalismo -rechazo a la propia expansión-. En este sentido, “cuando todo el mundo sea
capitalista -dice Marx- surgirá la verdadera revolución porque los que no poseen nada se
rebelarán contra los que lo poseen todo”. Por lo tanto, cuando el sistema capitalista haya
controlado el mundo entero, surgirá la revolución desde la propia estructura interna, es decir,
desde la propia burguesía.
Por esta razón, Marx escribe en el siglo XIX sobre la expansión colonial de Francia e
Inglaterra y piensa que la expansión es una etapa absolutamente necesaria en la historia.
Retoma el pensamiento de Charles Darwin -selección natural- y dice que la etapa colonial es
necesaria porque hay que acabar con toda sociedad arcaica, tarea que corresponderá a la
burguesía. Marx dice, además, que el colonialismo es necesario para la expansión del
capitalismo porque se podrán explotar nuevas materias primas, contratar mano de obra barata,
fabricar cosas más baratas y, en definitiva, obtener beneficios. Marx dice: “las sociedades
arcaicas van a ser destruidas por la burguesía y esto va a favorecer el triunfo de la revolución
comunista”.
Vladimir Lenin (1870-1924) intentará trasladar las ideas del marxismo a la Rusia pos
revolucionaria de 1917 dando como resultado un fracaso sin precedentes: hambre, miles de
muertos, crisis económica, etcétera. Tras la muerte de Lenin surgen dos niveles: 1) un primer
nivel defendido por León Trotsky en el que todos los estados están en revolución permanente;
y 2) un segundo nivel, opuesto a la idea de Trotsky, en donde destaca la figura de Stalin que
dice: “primero hagamos el comunismo en nuestro país” -creación del socialismo en un solo país
(Rusia)Yosif Stalin (1879-1953) y sus ministros de asuntos exteriores siguieron una línea
política exterior prudente que consiguió introducir poco a poco a la Unión Soviética en el campo
de las Relaciones Internacionales. Stalin pensaba que Rusia había sido una de las ganadoras
de la Segunda Guerra Mundial, de ahí que se plantease a) invadir Europa para expandir el
comunismo y b) crear una frontera que mantuviese alejado al comunismo del capitalismo de
Occidente, una frontera formada por Polonia, Checoslovaquia, Alemania Oriental, Hungría, etc.
20
El pensamiento de Stalin perdió fuerza con el paso de los años y al final de su vida,
suscitó la necesidad de un nuevo enfoque: la coexistencia pacífica de estados capitalistas y
socialistas. Malenkov y Kruchev, en 1955 y 1956 respectivamente, publicaron sendas tesis
sobre materia internacional en donde propugnaban, precisamente, la coexistencia con los
demás países no comunistas.
21
Tema 4
4.1. Introducción a la evolución histórica de las Relaciones Internacionales y sus
instituciones
Las relaciones entre comunidades políticas han existido siempre, incluso, mucho antes
de la era cristiana ya existían comunidades muy desarrolladas como fueron las de Babilonia,
Asiria, Creta, etcétera, civilizaciones organizadas en comunidades políticas que se
relacionaban entre sí, a veces mediante la guerra, mediante tratados, alianzas, relaciones
diplomáticas, etcétera. En este sentido, los tratados más antiguos que se conocen son los de
Hatti, rey de los hititas, y el de Ramsés II, que dato del año 4000 a.C. aproximadamente. Sin
embargo, es discutible la existencia de una sociedad internacional, al menos de una manera
consciente, en la Antigüedad Pre-Clásica.
4.2. La Antigüedad Clásica: Grecia y Roma
En la Grecia Clásica, la comunidad griega estaba formada por un conglomerado de tres
razas (atenienses, corintios y espartanos) que dieron origen a instituciones tan conocidas como
la ciudad-estado o la polis, ciudades de un tamaño relativo, amuralladas, con campo alrededor
y miles de habitantes. Como su propio nombre indica, estas polis funcionaban como si fueran
micro estados.
El concepto de nacionalidad griega está ligado a la pertenencia a la ciudad. En este
sentido, el habitante de la ciudad se consideraba ciudadano de un estado, y el que no
pertenecía a esa ciudad se consideraba un bárbaro, un extranjero (de fuera). Por lo tanto, la
comunidad griega acuña dos conceptos nuevos: 1) ser nacional: aquel que pertenece a la
ciudad, es ciudadano y, por tanto, cuenta con una serie de derechos; y 2) extranjero o bárbaro:
no pertenece a la ciudad y en dentro de ella es considerado como una cosa sin derechos.
El mundo griego se presenta así como una sociedad interdependiente compuesta por
ciudades-estado en las que existen tres instituciones que surgen por necesidad:
1) Anfictionías: tratados o alianzas entre dos o más ciudades-estado para unirse en
determinadas situaciones, por ejemplo, para hacer frente a un enemigo. Por ejemplo,
dos ciudades-estado se alían durante un espacio determinado de tiempo para hacer
frente a un enemigo. Una alianza muy conocida fue la de Grecia y Esparta.
2) Arbitraje: su objetivo era solventar conflictos entre dos o más polis mediante el arbitraje
de un tercero cuyo dictamen sería acatado por todas las partes en conflicto.
3) Proxenia: antecedente de la función consular. Consistía en el envío de representantes
de una polis a otras ciudades-estado dotados de una serie de inmunidades y
privilegios. Entre sus funciones se encontraba la de resolver conflictos entre individuos
procedentes de su polis de origen, llevar a cabo tratados, alianzas, acuerdos
mercantiles, etcétera.
22
En realidad desconocemos el funcionamiento exacto de estas instituciones. Los griegos
son los primeros que distinguen entre un nacional y un extranjero y de ellos hemos heredado el
paso del mito al logos y, sobre todo, una herencia cultural importantísima.
Respecto a Roma, es completamente distinta. Por eso no podemos decir que exista
una evolución de las instituciones clásicas griegas a las romanas. Además, Roma entiende de
manera distinta las relaciones con otras comunidades políticas.
Desde comienzos de la república con la fundación de la ciudad, Roma sólo piensa en
conquistar territorios, en dominar el mundo sin tener en cuenta la existencia de otras
comunidades políticas similares. Primero fueron los etruscos, los galos transalpinos, Grecia, el
norte de África y los múltiples pueblos del Mediterráneo. Sus relaciones con estos pueblos
fueron siempre de dominación y conquista. Roma se apoyará en el uso de la fuerza, en su
importantísima arquitectura civil, en poderoso ejército y en su sistema jurídico que fue
avanzadísimo a su tiempo. Son estos elementos los que permitieron a Roma su expansión
incesante convirtiendo a las demás comunidades políticas en comunidades romanas logrando
así la hegemonía tanto en mar como en tierra.
El privilegio de ser ciudadano romano era impagable. Entre el siglo I y V d.C. ser
ciudadano romano suponía estar a salvo y protegido de todo tipo de cosas como, por ejemplo,
vejaciones, torturas o la esclavitud. El extranjero, por el contrario, no posee ningún derecho, lo
que genera un sentimiento xenófobo en la sociedad romana.
El apogeo del Imperio permitió la aparición de la pax romana (29 a.C-180 d.C.), un
largo periodo de paz impuesto por el Imperio Romano a los pueblos por él sometidos, es decir,
la desaparición de la guerra por el simple hecho de que no había con quien hacerla. El estado
de paz se refería sólo al interior de las fronteras del Imperio, mientras que se siguió
combatiendo a los pueblos de la periferia. De esta manera surge en Roma el concepto de
frontera y lo que quedaba tras ella no era más que territorio bárbaro.
Cuando comienzan las invasiones de los pueblos del norte -godos, ostrogodos,
alanos…-, el Imperio Romano de Occidente termina convirtiéndose en un imperio de bárbaros,
ya que Roma permitió que en sus legiones se alistasen otras etnias originando así tres tipos de
individuos: a) romanos puros, b) bárbaros paganos y c) romanos y bárbaros cristianizados.
Esto dio lugar a la romanización de los pueblos germánicos y al desplazamiento del centro de
poder de Roma a Oriente (Bizancio) donde se instalan las instituciones romanas hasta
mediados del siglo XV, cuando Constantinopla cayó bajo el poder otomano.
A principios del siglo V, las tribus germánicas, empujadas hacia el Oeste por la presión
delos pueblos hunos, procedentes de Asia, penetraron en el Imperio Romano. Las fronteras
cedieron por falta de soldados que las defendiesen y el ejército no pudo impedir que Roma
fuese saqueada por visigodos y vándalos. Cada uno de estos pueblos se instaló en una región
del Imperio, donde fundaron reinos independientes. Uno de los más importantes fue el que
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derivaría con el tiempo en el Sacro Imperio Romano Germánico. El emperador de Roma ya no
controlaba el Imperio, de tal manera que en el año 476, un jefe bárbaro destituyó al que fue el
último emperador romano de Occidente. El senado envía las insignias a Constantinopla, capital
del Imperio de Oriente, formalizándose así la desaparición del Imperio de Occidente. No
obstante, el imperio romano supone el primer intento de unificación económica y política de
Europa.
4.3. La Alta y Baja Edad Media, Pontificado e Imperio y las instituciones más relevantes
de este periodo histórico
4.3.1. La Alta y Baja Edad Media
La fractura del Imperio de Oriente y Occidente no marca el comienzo de la Edad Media,
por lo tanto, la Edad Media no comienza inmediatamente después de la caída del Imperio
Romano, sino que lo hace con la aparición del feudalismo y los reinos.
Denominaremos Edad Media a un largo periodo que abarca una época de continuos
cambios en el mundo europeo. Además, la Edad Media se denomina Medievo precisamente
porque es posterior a la Edad Clásica y anterior a la Edad Moderna.
A partir del siglo XV aparecen en Europa dos fenómenos aparentemente
contradictorios: a) por un lado, una fuerte fragmentación política; y b) una unidad espiritual.
La fragmentación es lo que da origen al Estado Moderno. El Imperio Romano pierde su
unidad con la partición de Teodosio en el año 395 d.C., surge así la división entre Imperio
Romano de Occidente e Imperio Romano de Oriente, el cual dura hasta el año 1453.
Tras las ruinas de un Imperio fragmentado se instauran organizaciones políticas que
pretenden recuperar el esplendor del Imperio Romano. En este sentido, en el año 800
Carlomagno es coronado emperador de Roma por el papa León III y vuelve a reconstruir el
Imperio de Occidente. Sin embargo, tras su muerte, éste se vuelve a fragmentar en diferentes
reinos. De esta manera se instaura en el poder político el concepto de propiedad, es decir, el
rey es propietario del poder y puede hacer con él lo que desee.
Los reinados se siguen multiplicando y el rey se rodea de señores que se convierten en
señores feudales a los que el rey les concede un feudo (terreno) y los siervos que viven y
trabajan en esa tierra a cambio de prestar favores al rey y comprometerse a servirle mediante
el derecho de armas, es decir, en el caso de guerras, tendrán que luchar para proteger al rey.
En el Medievo no existen las clases sociales. Lo que impera es una sociedad
estamental fuertemente cerrada por lo que quien nace en un estamento muere dentro de ese
estamento.
El otro fenómeno al que hicimos referencia más arriba es la unidad espiritual. En este
sentido, el conjunto de Europa es una unidad espiritual cristiana. El debilitamiento del poder
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político facilita la existencia de la autoridad religiosa, la autoridad de la Iglesia en la que el
obispo goza de dos poderes: a) el poder sobre la tierra; y b) el poder sobre toda la
espiritualidad.
4.3.2. Pontificado e imperio
Durante siglos, la religión controlará la vida cotidiana de la sociedad de la época y los
monasterios aparecerán por toda Europa.
Durante la Edad Media, la unidad de la Iglesia se superpone y absorbe al poder político
y no cesa de defender su supremacía sobre los príncipes, e incluso, el emperador. En este
sentido, la primera prueba de autoridad de la Iglesia se hizo visible en la coronación de
Carlomagno como emperador romano por el papa León III en el año 800. La Iglesia impone la
idea de que el poder viene de Dios, y si el papa es el representante de Dios en la tierra, es el
papa quien tiene el poder y quien traspasa ese poder. Por lo tanto, en la coronación de
Carlomagno es el papa quien transfiere su poder al nuevo emperador. Esto no hizo más que
desatar una serie de conflictos entre el papa y los señores feudales, los reyes y el emperador.
La lucha se desata abiertamente en el siglo XI con la guerra de las investiduras entre el
papa Gregorio VII y el rey Enrique IV, reconstructor del Imperio de Occidente, del Sacro
Imperio Romano Germánico. ¿Quién tiene derecho a investir a quién? A ningún emperador se
le había ocurrido nunca antes investir a un pontífice y si un emperador era emperador, se debía
a que había heredado el poder político de su padre. Por lo tanto, Enrique IV se enfrenta a
Gregorio VII y se niega a ser coronado por éste. El papa lo excomulga y, de esa manera, libera
a los súbditos del rey de su vínculo de vasallaje, es decir, se rompe el juramento de fidelidad de
todo cristiano en el Sacro Imperio Romano Germánico. Antes de otorgarle su perdón, el papa
Gregorio VII humilla al rey Enrique IV obligándole a ir caminando desde Múnich hasta Roma.
Durante los siglos XII y XIII los pontífices disponen de los dos poderes: 1) el temporal y
2) el espiritual. Además, disponen de las coronas reales e imperiales a su antojo, considerando
al emperador como un mero servidor de la Iglesia. En definitiva, el pontífice acaba
imponiéndose y gobierna a los reyes y a los reinos con la continua amenaza de la excomunión,
y siempre, con el beneplácito de la Iglesia.
Los templarios, orden de monjes militares, consiguieron amasar una inmensa fortuna
gracias a que se convirtieron en el primer banco del mundo. Felipe IV, necesitado de recursos
económicos por la guerra que mantenía con Inglaterra, acaba con la orden templaria
acusándola de herejía para de esa manera hacerse con la inmensa fortuna de los templarios.
Felipe IV, además, se convirtió también en uno de los muchos reyes que se enfrentaron al
papa.
Nuevamente necesitado de recursos económicos a causa de la guerra, pretendió que
la Iglesia francesa pagara un tributo. El papa Bonifacio VIII, ante esto, responde emitiendo una
25
bula por la que prohibía el cobro de tasas al clero por parte de los poderes políticos sin el
consentimiento papal. Esta actitud derivó en una serie de disputas entre Felipe IV y el papa
Bonifacio VIII que derivó en la detención del papa a quien el rey francés trasladó a la ciudad de
Avignon que se convertirá en nueva sede pontificia. Esto originó el primer gran Cisma de la
Iglesia y, por lo tanto, la separación del poder temporal y el poder espiritual.
4.3.3. Las instituciones más importantes de este momento histórico
Las Relaciones Internacionales de la época están marcadas por las instituciones
eclesiásticas. En una sociedad permanentemente en guerra, la Iglesia intenta ponerle freno
mediante dos instituciones:
1) La paz de Dios, firmada en el Concilio de Letrán, es un primer intento de reglamentar la
guerra obligando a respetar a las personas inocentes y a los bienes sagrados
(cosechas, animales, etcétera).
2) La tregua de Dios data del Concilio de Clermont (1095) e implicaba una tregua en un
lapsus de tiempo, es decir, bajo la amenaza de excomunión se limita la guerra. En este
sentido, se prohibía la guerra de jueves a domingo, en Adviento, Cuaresma y Semana
Santa y, además, se prohíbe el uso de la ballesta, el arma más peligrosa de la época.
Los reyes, aprovechando el incumplimiento de estas dos instituciones eclesiásticas, se
hacían con los territorios de aquellos señores feudales que al ser excomulgados por infringir la
paz de Dios y la tregua de Dios perdían sus derechos patrimoniales y políticos, o lo que es lo
mismo, se rompía el juramento de fidelidad de sus súbditos.
Pero más allá de la cristiandad, entre 1096 y 1276, se produce la guerra contra el infiel:
las Cruzadas. Las Cruzadas son el acontecimiento más importante de la Edad Media de
carácter internacional, pues suponían un flujo continuo de mercancías e ideas entre Oriente y
Occidente sin precedentes. Por ejemplo, la ruta de la seda llega a partir de este momento y por
primera vez a Occidente. Éste sería, en cierta medida, el lado positivo y donde radica la
verdadera importancia de las Cruzadas, puesto que entre una y otra hubo largos periodos de
paz en los que el flujo entre Oriente y Occidente fue continuo. Sin embargo, el lado negativo se
traduce en la enorme destrucción que se produjo durante las Cruzadas y en los miles de
muertos.
4.4. Concentración del poder político y secularización
A partir del siglo XIV y XV, el feudalismo empieza a atenuarse por la rápida aparición
de factores que configurarán el estado moderno. En este sentido, el primer embrión del estado
moderno es la creación de la burocracia al servicio de las monarquías europeas.
Los reyes, a partir de la aparición de las estructuras burocráticas, empezaran a tener
más autonomía respecto al emperador. Además, se elimina definitivamente el sistema feudal y
los reyes se rodean de consejos formados por secretarios reales.
26
Las ciudades del norte de Italia se dotan de una burocracia férreamente organizada.
Italia estaba constituida en este momento por un conjunto de micro estados modernos que
mantienen relaciones comerciales estrechas con Oriente (Venecia, Florencia, Milán, Génova,
etcétera). Es en este preciso momento cuando surge la figura de Marco Polo (1254-1324) fue
el primer occidental en recorrer la ruta de la seda abriendo así un nuevo tráfico comercial entre
Oriente y Occidente.
En cuanto al pontífice, se va convirtiendo lentamente en un ente político más ya que ha
perdido gran parte del poder espiritual. Por lo tanto, se convierte en un soberano territorial más.
Italia, tal y como hemos dicho antes, estaba dividida en poderosas ciudades-estado
que van a propiciar el desarrollo económico, político y cultural con la llegada del Renacimiento.
Así, el príncipe italiano se convierte en el príncipe renacentista, una figura que sabe de todo;
que habla distintas lenguas; rodeado de pensadores, músicos, artistas, etcétera.
El renacer cultural se une, además, a otro renacimiento que supuso el descubrimiento
de América en 1492, un logro conjunto de las dos potencias navales de la época: España y
Portugal. El papa Borgia, Alejandro VI, a través de una bula, arbitrará el reparto de las tierras
americanas entre los dos países.
Este momento coincide con la aparición de un estado moderno más centralizado, más
burocratizado, que pone fin al sistema feudal y donde el rey se convierte en centro del
gobierno. Durante el siglo XVI, por tanto, se produce la aparición del estado moderno con las
siguientes manifestaciones:
En primer lugar, se abandona el principio de sociedad estamental de la época feudal
que no permitía la permeabilidad entre las distintas capas sociales. Al desaparecer la sociedad
estamental, el siervo ya se puede mover dentro de los territorios del rey y, además, se puede
mover entre las clases sociales, es decir, puede ascender de clase social. Además, no está
obligado a trabajar la tierra de un señor, sino que puede optar por ejercer un oficio -herrero,
carpintero, cantero, etcétera-.
Por primera vez surge el sentimiento nacional (los cantones suizos frente a Austria, las
provincias unidas que dieron lugar al Benelux con fuertes lazos culturales y sociales, etcétera)
que se resiste al poder imperial centralizado.
Con la reforma protestante de Martín Lutero (1483-1546) en 1517, Europa se divide en
dos económica, política, cultural y, por supuesto, religiosamente. La cristiandad se divide en
dos -católicos y protestantes- y comienza la guerra entre ellos, una mezcla de guerra civil e
internacional. Tras no llegarse a un acuerdo entre católicos y protestantes, comienza la Guerra
de los Treinta Años (1618-1648), una guerra civil europea que culminó con la paz de
Augsburgo (1955), también llamada paz de las religiones, por la que cada rey podía elegir
libremente la religión oficial de su país.
27
La independencia de los estados se agudiza, por lo que la primacía de lo político frente
a lo religioso se convierte en la tónica dominante. Francisco I (1494-1547), rey de Francia y un
rey muy adelantado a su época, firma con el imperio turco una alianza comercial: las
capitulaciones, privilegios concedidas por Turquía a los franceses para que pudieran comerciar
con ellos. Lo que se consigue es que las mercancías provenientes de Oriente pasaban por
Turquía y de allí llegaban hasta Francia, quien las repartía por toda Europa.
Por otro lado, después de la Guerra de los Treinta Años surge el llamado sistema de
equilibrio al que tienden todas las monarquías europeas, sobre todo, las tres potencias que
salen vencedoras de la guerra: Francia, Inglaterra y Suecia que se repartirán las zonas de
influencia política.
4.5. El fin del sistema imperial y los Tratados de Westfalia
La Paz de Westfalia o Tratado de Westfalia es un conjunto de tratados relacionados
entre sí que supusieron el fin de la Guerra de los Treinta Años reconociendo la independencia
de Holanda.
Entre todos los estados implicados en la guerra -Francia, España, Benelux (Provincias
Unidas), Sacro Imperio Romano Germánico, Suecia y Dinamarca- hubo largas conversaciones
diplomáticas y numerosos acuerdos parciales que tuvieron lugar simultáneamente con las
campañas bélicas. De hecho, el curso de las negociaciones se veía alterado frecuentemente
según el éxito o fracaso de las batallas.
El Sacro Imperio Romano Germánico, Francia y Suecia eligieron Münster y Osnabrück,
dos ciudades imperiales entre Francia y Suecia, para celebrar conversaciones de paz que
comenzaron en 1643. En Münster se reunió el Sacro Imperio con Francia (católicos) y en
Osnabrück con Suecia (protestantes). En 1645, España y el Benelux enviaron delegados a
Münster.
El acuerdo definitivo se firmó el 24 de octubre de 1648 en la Sala de la Paz del
Ayuntamiento de Münster. La Paz de Westfalia supuso modificaciones en las bases del
Derecho internacional, con cambios importantes encaminados a lograr un equilibrio europeo
que impidiera a unos estados imponerse a otros.
A partir de los Tratados de Westfalia: a) surge un nuevo derecho entre estados; b) una
nueva forma de ejercer la diplomacia; y c) un nuevo concepto de soberanía de los estados.
Todo ello marca el principio de un nuevo concepto de Europa cuyos elementos esenciales son:
a) el reconocimiento del estado nacional (principio de las nacionalidades) y b) el principio del
equilibrio de poderes entre los estados-nación.
A mitad del siglo XVII surgen dos grandes potencias coloniales: Inglaterra y Francia en
detrimento de España. Además, surge también Prusia que se independiza de Alemania y al
este de Europa, Rusia.
28
Francia, Inglaterra y Holanda poco a poco van a ir acabando con el poder marítimo de
España y, además, van a ir despojándola de sus privilegios en América y en el Pacífico, ya que
hasta ese momento España no permitía a ningún otro estado comerciar con el continente
americano sin su autorización.
Inglaterra sustituye a España en el control del comercio y dada su posición insular el
dominio marítimo que llega a alcanzar, defiende la tesis del mar cerrado, es decir, todo el
Atlántico pasa a ser inglés. Sin embargo, los países neutrales -como por ejemplo Holandadefendían la tesis del mar abierto que es la que termina imponiéndose. Es en este momento
cuando Rusia comienza a convertirse en una gran potencia al armar una enorme flota para
aliarse con los países neutrales y así evitar que se cerrasen los puertos y se lograse la apertura
del mar. Constituyeron así la liga de neutralidad armada.
1648 es, pues, una fecha clave en la historia de las Relaciones Internacionales. Un
mundo surge y surge otro: el mundo de los estados libres e individuales, basado en el equilibrio
del poder y que perdurará hasta hoy. En este sentido, el año 1648 significa: a) soberanía del
estado; b) se acaba con el imperio y el pontificado; c) surge el concepto de estado libre e
independiente; y d) surge el sistema de equilibrio.
29
Tema 5
5.1. El sistema europeo de Estados en los siglos XVIII y XIX. El denominado principio de
las nacionalidades. Las conferencias diplomáticas
Tras la Paz de Westfalia en 1648, surgen dos elementos fundamentales en los que
reposa la nueva sociedad internacional: 1) principio del equilibrio de poderes y 2) concepto de
estado-nación, es decir, espíritu nacionalista enfrentado al imperialismo precedente.
Surge, por tanto, la idea de un estado soberano independiente basado en el equilibrio
de poderes donde lo verdaderamente importante es la monarquía. Del conjunto de estados
soberanos resulta, en los siglos XVII y XVIII una sociedad internacional formada por estados
soberanos iguales entre sí.
Sin embargo, la revolución de las colonias americanas -tanto las españolas como las
inglesas- y la posterior independencia de América (1776) muestra una nueva tendencia a
finales del XVIII: todo estado tiene derecho a elegir su propia forma de gobierno, es decir,
derecho a elegir, abolir o cambiar la forma de gobierno. En este sentido, las colonias
norteamericanas se unen por primera vez para formar una entidad política distinta a la que hay
en Inglaterra.
Todo esto fue refrendado por la Revolución Francesa (1789). Los líderes de la
revolución, el 19 de noviembre de 1792, proclaman el derecho del pueblo a emanciparse,
siendo válido este derecho para cualquier pueblo, para cualquier tiempo y para cualquier lugar,
ofreciendo, incluso, ayuda para la consecución de este derecho a cualquier nación que lo
demandase.
Sin embargo, la fórmula de la soberanía nacional que deriva de la Revolución no tuvo
una implantación inmediata ya que, a finales de 1792, la Francia revolucionaria se convierte en
un Imperio conquistados y retoma el derecho de conquista para extender su dominio de la
mano de Napoleón Bonaparte (1769-1821). Ya en 1792, el nuevo Imperio francés invade
Bélgica.
Inglaterra ya había percibido que Francia iba a adoptar una forma dictatorial tras la
Revolución, e Inglaterra acierta. En 1799, Napoleón Bonaparte es nombrado Primer Cónsul de
la República; tres años después, en 1802, se convierte en Cónsul Vitalicio; y ya el 18 de mayo
de 1804 fue proclamado Emperador de los franceses -coronado el 2 de diciembre-. En 1805 es
proclamado Rey de Italia, ostentando ambos títulos hasta 1815. Napoleón Bonaparte encarna
al hombre de guerra, es un extraordinario militar y un extraordinario político. Además, redacta
la primera colección de leyes del mundo (Código Penal, Civil, etcétera) que llegarán a España
e Italia. Durante el Imperio, el clero deja de tener peso en Francia y la burguesía y la nobleza
adquieren un papel dominante.
30
Contra el imperialismo francés y las ideas revolucionarias, el resto de reyes europeos,
liderados por Inglaterra, reaccionarán en busca del reequilibrio de poder. Después de veinte
años de guerra contra Francia, tras la batalla de Waterloo (Bélgica, 1815), da comienzo la
restauración monárquica a través del Tratado de París (1814-1815) y la Conferencia de Viena
(1814-1815).
La Conferencia o Congreso de Viena fue un encuentro internacional celebrado en la
ciudad austriaca de Viena, convocado con el objetivo de 1) restablecer las fronteras de Europa
tras la derrota de Napoleón Bonaparte y 2) reorganizar la forma e ideología políticas del
Antiguo Régimen. La reunión se llevó a cabo durante ocho meses, del 1 de octubre de 1814 al
9 de junio de 1815. Asisten un total de noventa representantes de príncipes soberanos,
cincuenta y tres de príncipes sub soberanos además de una gran cantidad de delegados.
Klemens von Metternich, quien presidió la Conferencia, y Charles Maurice de Talleyrand,
que actuaba en representación de Luis XVIII, fueron las figuras más destacadas. El mando de
la Conferencia lo tenía la Comisión Jurídica General integrada por los representantes de los
cuatro vencedores de Napoleón: Rusia, Austria, Prusia e Inglaterra, a las que más tarde se
unirán España, la propia Francia, Portugal y Suecia. Estos ocho estados firmarán en nombre y
representación del resto de estados europeos el acta general y final del Congreso de Viena.
Los tratados firmados en la Conferencia de Viena constituirán la obra cumbre de la
diplomacia europea en pro del sistema de equilibrio político. Este equilibrio se garantizó a partir
del llamado Directorio constituido por Rusia, Prusia y Austria, quienes firman el Tratado de la
Santa Alianza el 26 de septiembre de 1815. El emperador Francisco I de Austria, el rey
Federico Guillermo III de Prusia y el zar Alejando I de Rusia firmaron, a iniciativa de éste
último, un tratado por el cual se unían en una Santa Alianza cuyo contenido era
fundamentalmente religioso. Los tres monarcas declararon su firme resolución de utilizar como
única regla de su gobierno los principios de la religión cristiana: justicia, amor y paz. Como
consecuencia, los gobernantes declararon su mutua fraternidad por medio de la cual, se
apoyarían entre sí y se abstendrían de guerrear. Este trato no fue bien recibido por el político y
diplomático austriaco Metternich ni por los prusianos. Así que Metternich reemplazó este
tratado por una alianza puramente política el 20 de noviembre de 1815 entre Austria, Prusia,
Rusia e Inglaterra -también conocida como Cuádruple Alianza- con el fin de garantizar el
mantenimiento del orden absolutista y reprimir cualquier intento de alterar la situación política
de la Europa de la Restauración, contando, además, con la posibilidad de poder intervenir
militarmente en cualquier país contra movimientos liberales y revolucionarios. Con la admisión
de Francia en 1818, la Cuádruple Alianza se convirtió en la Quíntuple Alianza. Sin embargo, la
aversión del gobierno británico a las políticas reaccionarias del resto de aliados supuso que la
alianza cayese en la inoperancia a mediados de la década de 1820. La muerte del zar
Alejandro I de Rusia en 1825 trajo consigo, además, la propia muerte de la Alianza. A pesar de
todo, la Santa Alianza deja una herencia importante: el Sistema de Conferencias que preveía la
31
celebración periódico de conferencias con el objetivo de mantener la paz y hacer respetar los
intereses comunes de los signatarios.
Las soluciones de la Conferencia de Viena sirvieron de muy poco. Eran soluciones
anacrónicas e, incluso, utópicas. Se hizo caso omiso a las tesis revolucionarias y a las nuevas
fuerzas políticas que iban surgiendo. La idea de estabilidad se abandona y así lo reflejan los
movimientos revolucionarios en las distintas naciones. Sin embargo, gracias a la Conferencia
permanece latente una paz duradera que permitió el desarrollo y progreso de todos los
estados.
Poco a poco, la estructura de la Santa Alianza fue sustituida por una nueva que
caracterizó al siglo de la lucha contra la monarquía absoluta y al siglo del principio de las
nacionalidades -siglo diplomático- (1815-1914). Este nuevo sistema se denominó Sistema de
Consulta o Sistema de Conferencias Diplomáticas. El procedimiento de las Conferencias
Diplomáticas exigía la consulta entre estados antes de llegar a la guerra.
A partir de este momento el mundo sufre cambios importantes: económicos,
comerciales, políticos, sociales, materiales, etcétera. Así que surge un nuevo mundo donde no
encaja la monarquía absoluta. Este desarrollo es el germen de todos los nuevos principios,
sobre todo, del principio de las nacionalidades que surge a raíz del importante avance
económico.
5.1.1. Las conferencias diplomáticas
Las conferencias van a suponer el motor de la sociedad y de las relaciones
internacionales, creando y extinguiendo estados. Así, por ejemplo, el imperio otomano -que
duró seis siglos- es disuelto por el sistema de conferencias sin necesidad de invadir territorio
turco.
Por su parte, la Conferencia de París de 1856 dictaría la independencia de Serbia y
Moldavia, y la Conferencia de Berlín de 1885 concedería la independencia a Rumanía,
Montenegro y Bulgaria. Y todo esto lo hizo el sistema de conferencias. En este sentido, cada
conferencia se reúne para fines concretos, y siempre pacíficos.
La Conferencia de los Embajadores se reunió desde 1896 a 1913. Adoptó un papel de
administradora de la sociedad internacional e hizo surgir de la nada estados como Albania o
Creta -antiguo dominio turco-, y también hizo desaparecer otros.
Sin embargo, el sistema de conferencias ignoraba los estallidos revolucionarios de
corte nacionalista que estaban surgiendo en Europa y que iban a minar la unidad internacional.
Uno de estos estallidos fue la revolución liberal de 1848 en Francia, que se extendió a Polonia,
Rusia y Bélgica. Precisamente, este último era un estado inexistente que surge a raíz del
sistema de conferencias en 1830 a quien se le otorgó la independencia a cambio de la
obligación a aceptar un estatuto de neutralidad permanente.
32
Por otro lado, Italia inició un proceso de reunificación que concluyó en 1881, y
Alemania –que no existía todavía como nación- también entra en una etapa revolucionaria. La
revolución alemana tuvo como consecuencia la reafirmación del nacionalismo bajo la dirección
o el poder militar. Prusia, que unificaba a los pueblos alemanes del norte, consolidó su dominio
mediante el expansionismo ocupando Bélgica, Holanda y Francia en 1870.
El Congreso de Viena, celebrado en 1815, consagró el ordenamiento europeo. Sin
embargo, no había tenido en cuenta la existencia de otros estados fuera de Europa. Por
ejemplo, Norteamérica no fue invitada a la Conferencia pese a que ya tenía una consolidación
plena.
Organizados los estados americanos, iniciaron la lucha colonial contra España y
Portugal. La guerra en Centroamérica y Sudamérica fue asumida por España sin que la Santa
Alianza -página 31- ni ningún estado europeo interviniera. Surge en este momento la tesis del
caudillo, una figura asociada al movimiento revolucionario. En este sentido, el caudillo de la
revolución americana fue Simón Bolívar (1783-1830) quien se rodeó de criollos y no de
indígenas. Por lo tanto, la revolución era una revolución criolla contra la corona española y no
una revolución indígena, así que, en definitiva, era una lucha de españoles contra la corona
española. Simón Bolívar había ideado la unión panamericana, es decir, la unificación de toda
Sudamérica para contrapesar a los Estados Unidos. Sin embargo, Bolívar abandona esta idea
para crear la Gran Colombia, una enorme nación que existió entre 1819 y 1831 y que
englobaba los actuales territorios de Colombia, Venezuela, Ecuador y Panamá. A la muerte de
Simón Bolívar en 1830, su idea del panamericanismo y la Gran Colombia desaparecen. Los
Estados Unidos aprovecharon el vacío de poder interviniendo por la fuerza en todo el
continente y desarrollando su idea del panamericanismo desde 1889. Así, Estados Unidos
ocupa Texas, Nuevo México, California, Oregón -se la arrebata a los ingleses-, la Luisiana
francesa y la Alaska rusa. Posteriormente, su expansión alcanzaría a Cuba, Puerto Rico,
Filipinas, Hawái, el canal de Panamá, la isla de Guam, etcétera.
A comienzos del siglo XX, los Estados Unidos, junto a otros países europeos, participa
en una expansión contra China con la que se enfrentó en la Guerra del Opio. También arbitra
un conflicto entre Rusia y Japón en 1905, y en la Conferencia de Algeciras interviene para que
Francia y España se repartan Marruecos desde una posición, aparentemente de igualdad pues
no poseían territorios en la zona. Estados Unidos, poco a poco, va formando parte de la
sociedad internacional lo que le lleva a participar en la Segunda Conferencia de la Haya de
1907 donde asisten diecisiete estados norteamericanos.
5.2. La expansión colonial
Entre 1815 y 1914 tiene lugar la expansión colonial europea en África y Asia. Tal y
como ya había dicho Karl Marx, el colonialismo es necesario porque hay que acabar con toda
sociedad arcaica, tarea que corresponderá a la burguesía. Marx dice, además, que el
colonialismo es necesario para la expansión del capitalismo porque se podrán explotar nuevas
33
materias primas, contratar mano de obra barata, fabricar cosas más baratas y, en definitiva,
obtener beneficios. Marx dice: “las sociedades arcaicas van a ser destruidas por la burguesía y
esto va a favorecer el triunfo de la revolución comunista” -página 20-.
El colonialismo se desarrolla de manera paralela a la Revolución Industrial y, en cierta
manera, no era más que una invasión militar por parte de las grandes potencias coloniales que
comenzarán su expansión a partir de 1830. Por otro lado, además de la invasión militar, se
buscarán nuevas formas de anexión colonial. Por ejemplo, Francia establece el sistema de
colonización mediante protectorados en Túnez y Marruecos, una mezcla de vasallaje y
colonialismo puro donde la colonia protegida deja en manos de su protector la política exterior,
la hacienda pública, las finanzas y el control del ejército y la policía.
A finales del siglo XIX, la expansión colonial está prácticamente completa y tan sólo
existe en toda África un estado que conserva una cierta independencia precaria: Abisinia,
actual Etiopía, a pesar de los intentos de Italia por colonizarla.
Egipto, por ejemplo, era una provincia turca en estado de vasallaje. Sin embargo, en
1882, Inglaterra invade Egipto e inmediatamente Sudán.
Al sur, la denominada África negra constituía un inmenso territorio formado por el
estado libre del Congo que fue invadido por los belgas surgiendo así un nuevo estado en 1830.
El Congo no fue más que un regalo al rey Leopoldo II de Bélgica que se convirtió en su finca
particular, y fue en 1908 cuando el monarca la cedió al estado belga como colonia. De esta
manera, Bélgica pasó a tener el mayor estado colonial del mundo que se extendía desde el sur
de Egipto hasta Sudáfrica. Con el tiempo, el estado libre del Congo empezó a fragmentarse
cayendo en manos de ingleses y franceses.
Las rivalidades entre las distintas potencias europeas por la colonización africana eran
enormes y, a pesar de las conferencias internacionales, se vuelven a producir nuevos
enfrentamientos bélicos con la única finalidad de anexionarse nuevos estados africanos para
poder explotar nuevas materias primas y obtener mano de obra barata. Estos enfrentamientos
derivaron en la Conferencia de Berlín de 1885 en la que se instauraron tres principios
fundamentales que se mantendrán vigentes durante mucho tiempo:
1) Primer principio: no se puede ocupar un territorio que ya está ocupado. Además, la
toma de una colonia ha de hacerse efectiva, no sólo sobre el papel. En este sentido,
para colonizar un territorio bastaba con ocupar su costa.
2) Segundo principio: libertad absoluta para navegar por los dos mayores ríos africanos, el
río Congo y el río Níger.
3) Tercer principio: repartirse las llamadas zonas de influencia, es decir, repartirse
equitativamente y de forma amistosa lo que queda África.
34
El colonialismo del continente africano consiguió, entre otras cosas, abolir la esclavitud
que había sido condenada en el Congreso de Viena de 1815, en la Convención de Londres de
1841 y en la Conferencia anti esclava de Bruselas de 1890. Sin embargo, seguirán existiendo
prácticas esclavistas por parte de los árabes en el Mar Rojo y Zanzíbar.
Por otra parte, la expansión colonial de Asia fue totalmente diferente ya que era más
difícil establecer colonias. Rusia, Inglaterra y, en menor media, Francia son los principales
protagonistas de la colonización asiática.
Siberia y Asia Central fueron el campo de expansión de Rusia durante el siglo XIX,
convirtiéndose así en la potencia más grande del mundo -en extensión territorial-. Mientras que
el sudeste de Asia se convirtió en un condominio franco-inglés. Inglaterra, por ejemplo, se
aseguró el control de la India y se reparte Irán con Rusia en un tratado firmado en 1907.
Además, la ocupación de Birmania y un cierto protectorado sobre Afganistán permitían a
Inglaterra controlar los accesos a la India tanto por el este como por el noroeste de la
Península hindú. En cuanto a Francia, ocupa Indochina donde establece tres protectorados:
Camboya, Vietnam y Tamkin, con lo que se asegura el control de los principales puertos del
Pacífico.
Debido a la lejanía de estas colonias, la colonización era un tanto absurda. Además, los
colonizadores se estaban encontrando con culturas muy antiguas, por lo que la culturización
era tremendamente difícil y compleja. Por lo tanto, la colonización asiática sólo se puede
entender desde un punto de vista tecnológico.
Con respecto a China, tras las Guerras del Opio -también conocidas como guerras
anglo-chinas- (1839-1842; 1856-1860), se vio obligada a abrir sus puertos, Hong-Kong entre
ellos, y ríos a los extranjeros a finales del siglo XIX y principios del XX.
En cuanto a Japón, en 1870 era un estado feudal similar a España en la Baja Edad
Media. Sin embargo, con la llegada de los colonos, Japón se convertirá en 1905 en un imperio
colonial y en una importantísima potencia industrial totalmente occidentalizada.
Entre 1904 y 1905 se produce la guerra ruso-japonesa que se salda con la humillante
derrota de la flota rusa en las costas japonesas -Port Arthur, 1905-. Además, con la clara
intención de ocupar China, Japón establece un protectorado en Corea en 1905 e invade China
e Indochina en 1910, convirtiéndose así en el gran imperio colonial japonés en torno a 1940.
5.3. La era industrial
La era industrial -avance y transformación económica- se va a producir de forma
paralela a la expansión colonial. Así, el colonialismo se va a alimentar de los avances
tecnológicos y, por su parte, la industria y el comercio van a llevar a la economía mundial a
niveles desconocidos desde que se firmara la Paz de Westfalia -página 28-.
35
Desde 1648 la economía europea había permanecido estática, basada en la agricultura
y la artesanía. Hubo de esperar hasta el siglo XIX para que el desarrollo tecnológico trajera
consigo la aparición de la máquina de vapor, un descubrimiento sin precedentes que va a
cambiar el mundo. La máquina de vapor se aplicó a miles de campos y, más concretamente, a
todo lo que se mueve: ferrocarril, navegación, etcétera. La unidad alemana, por ejemplo, se
dice que fue fruto del ferrocarril. Asimismo, en Estados Unidos el ferrocarril era el medio de
transporte intercontinental de este a oeste. El ferrocarril, además, permitió la expansión del
colonialismo. Por ejemplo, permitió la aparición del transiberiano, una red ferroviaria que
conectaba la Rusia europea con las provincias del lejano Oriente ruso, Mongolia y China; por
tanto, una extensión de más de nueve mil kilómetros que unía Moscú con la costa del Pacífico
de Rusia, y más precisamente, con Vladivostok -localizada en el mar de Japón, y cuyo
significado en ruso es poder sobre Oriente-. Menos importancia tuvo el transafricano que unía
las colonias francesas del norte de África con Ciudad del Cabo. El inmenso territorio de la India
también contó con su línea ferroviaria construida por los ingleses e imprescindible para llevar a
cabo la colonización.
La expansión de la industria de la siderurgia y el acero necesitaba cada vez más
materias primas, y esto va a provocar que el ferrocarril se convierta en el medio de transporte
idóneo para llevar las materias primas desde las colonias europeas.
Por otro lado, la máquina de vapor también revolucionaría el transporte marítimo. Así,
en 1838, se llevo a cabo la primera travesía en barco de vapor desde Europa hasta
Norteamérica. Gracias al vapor, ya no se dependía del viento, y ahora, gracias a una máquina,
el hombre podía llegar por mar donde quisiera. Esto condujo a perfeccionar la tesis de la
circulación libre por mar que garantizó la ausencia de tasas además de garantizar la seguridad
y una mayor rapidez. Ya en 1829, Rusia y Turquía habían firmado el Tratado de Antinópolis
que permitía la libre navegación por los estrechos que separan ambos países, lo que llevó a
una intensificación del tráfico marítimo por el Mediterráneo.
El desarrollo tecnológico permitió, además, las grandes obras de los canales: el de
Suez (1888) y el de Panamá (1903), lo que trajo consigo la unión definitiva del mundo
conocido, tanto por mar como por tierra.
En cuanto a los ríos navegables, el setenta por ciento del tráfico en Europa se hace a
través de los ríos franceses y centroeuropeos que estaban abiertos al tráfico comercial. Así, en
el año 1815, un acuerdo firmado en el propio Congreso de Viena -página 31- permitió la libre
circulación por el Rhin, el Elba, el Mosa y el Danubio.
Así, los ríos, el tráfico marítimo y el ferrocarril abrieron la puerta a la globalización.
Además, una de las primeras consecuencias de este progreso fue el desarrollo de la
comunicación y, más concretamente, el desarrollo del correo por correspondencia. En este
sentido, en el año 1837, Inglaterra se convirtió en el primer estado en poner en marcha un
servicio de correo, primero en el propio país, luego colonial y, finalmente, a nivel mundial. En
36
1864 se crea la Unión Postal Universal, un sistema internacional de correo. Con la aparición del
telégrafo surge la Unión Telegráfica Universal en 1865; y en 1906, con la aparición del telégrafo
sin cables, la Unión Postal Radio Telegráfica Universal. En definitiva, la mejora de las
comunicaciones permitió la aparición del servicio de correos, el telégrafo y, posteriormente, el
radiotelégrafo.
En definitiva, durante el siglo XIX el mundo vivió una expansión industrial sin
precedentes y en un muy corto espacio de tiempo, apenas quince o veinte años en el que se
enfrentan los estados surgidos por el Tratado de Westfalia -página 28-. Ante esta delicada
situación y tratando de evitar cualquier tipo de enfrentamiento bélico, se crearon las
instituciones internacionales u organizaciones técnicas que constituían el precedente de las
futuras organizaciones internacionales. Estas organizaciones técnicas trataban de aprovechar
al máximo el desarrollo tecnológico y, además, poner en común los conocimientos adquiridos
por los distintos estados. Así, por ejemplo, en 1875 se establecería el sistema métrico; en
1883, se crearía la propiedad industrial; y en 1884, considerando que la propiedad intelectual
era un valor sagrado que había que proteger, se creó la Unión Protectora de la Propiedad
Literaria y Artística.
5.4. La preponderancia del sistema de Conferencias y los intentos de regulación del
conflicto bélico en los siglos XIX y primer tercio del XX
El desarrollo industrial se lleva a cabo en un periodo relativamente pacífico en donde
los principales conflictos que tienen lugar en el llamado siglo de la paz (1815-1914) están
perfectamente localizados, identificados y, sobre todo, son de corta duración: a) Guerra de
Secesión en Norteamérica (1864-1888), y b) Guerra de los Boers en Sudáfrica
El sistema de conferencias se da cuenta de que no puede haber un desarrollo industrial
si no hay una verdadera paz entre los estados, así que procura regular los conflictos bélicos
durante ese periodo de relativa paz de una forma pacífica. Así pues, el conjunto de países
europeos moverán sus esfuerzos en cuatro frentes:
1) Primer frente: mantener el uso del Sistema de Conferencias iniciado en Viena en 1815.
2) Segundo frente: usar medios pacíficos para resolver los conflictos bélicos entre países.
3) Tercer frente: regular o humanizar las guerras en tierra, y en el caso de que sean
inevitables, establecer los procedimientos a seguir.
4) Cuarto frente: regular la guerra marítima.
5.4.1. Primer frente: mantener el uso del Sistema de Conferencias iniciado en Viena en 1815.
El Sistema de Conferencias se reanuda con dos conferencias de paz con un larguísimo
proceso de creación: 1) la primera Conferencia de la Haya (1899) y 2) la segunda Conferencia
de la Haya (1907).
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La primera Conferencia de la Haya de 1899 reúne a veintiséis estados que declaran de
forma conjunta tres convenios y tres declaraciones adjuntas, una de ellas aprobada
unánimemente: acuerdo de obligación de resolver las controversias pacíficamente. Esta
primera Conferencia fue todo un éxito, por lo que las delegaciones manifestaron su deseo de
proseguir con el Sistema de Conferencias.
Estados Unidos propuso que la siguiente conferencia se celebrara en 1904; sin
embargo, la guerra rusa-japonesa lo impidió y se tuvo que esperar hasta 1907. En la segunda
Conferencia de la Haya (1907) se reunieron cuarenta y cuatro estados, se organizaron trece
convenios y se extrajo una declaración reafirmando los acuerdos de la primera Conferencia
celebrada en 1899.
A pesar de todo, los resultados de esta segunda Conferencia fueron muy limitados ya
que ninguno de los trece convenios fue ratificado. En este sentido, el hecho de que no se
hayan obtenido buenos resultados cambió el clima de amistad internacional. No obstante, se
colocaron en la opinión mundial dos ideas clave: 1) limitación de gastos militares; se
recomendaba invertir en otra cosa más beneficiosa; y 2) freno a la carrera armamentística,
puesto que el sobrante industrial se estaba invirtiendo en armamento.
Este Sistema de Conferencias marca una etapa importante en el Derecho de las
Relaciones Internacionales en la medida en que crea por primera vez un cuerpo jurídico que
intenta regular los excesos de la guerra -la matanza de civiles inocentes, por ejemploprocurando que los estados cumpliesen con un mínimo de autoprotección y de protección a los
demás. De esta manera, se aplicarán dos tesis: 1) antes de iniciar la guerra, vamos a intentar
evitarla acudiendo a procedimientos pacíficos; y 2) surge de nuevo el procedimiento del
arbitraje que había desaparecido en la Edad Media.
5.4.2. Segundo frente: usar medios pacíficos para resolver los conflictos bélicos entre países
La idea del arbitraje no es nueva. Aparece en la Grecia Clásica, se usó en la Edad
Media y a finales del siglo XVIII en forma de arbitraje moderno entre Inglaterra y los Estados
Unidos mediante el cual se resolvieron los problemas surgidos entre estas dos potencias a raíz
de la proclamación de independencia norteamericana.
Durante gran parte del siglo XIX se olvida el procedimiento del arbitraje; sin embargo, a
finales del mismo se recupera haciendo de él una obligación. Y es que a partir de 1872 se van
a suceder diferentes conflictos que podrían haber derivado en una guerra total y que, por el
contrario, se solucionaron por la vía pacífica. Por ejemplo, durante la Guerra de Secesión
americana se torpedeó un barco neutral inglés que recogía algodón en uno de los puertos del
Sur. Este hecho provocó un conflicto entre los Estados Unidos e Inglaterra que se resolvió
mediante el procedimiento del arbitraje.
38
El arbitraje consistía en plantear soluciones a los conflictos mediante múltiples
propuestas que eran presentadas por jueces neutrales. Estas propuestas debían de ser
aceptadas por las dos partes enfrentadas y, en caso de incumplimiento, se permitía la
intervención militar en el estado que había incumplido la decisión del tribunal de arbitraje.
La primera Conferencia de la Haya (1899) creó la Corte Permanente Arbitral constituida
por una lista de noventa jueces neutrales que eran elegidos por las partes implicadas en un
conflicto para solucionar sus problemas.
A partir del arbitraje surgieron otros dos modos para la búsqueda de soluciones
pacíficas en los conflictos: 1) la mediación y 2) la conciliación. En definitiva, la mediación en
este tipo de conflictos implica que terceros estados o un grupo de estados -que han de ser
neutrales- medien en enfrentamientos entre un primer y un segundo estado para que cesen las
hostilidades. Y en cuanto a la conciliación, consiste en que un grupo de estados configure una
Comisión de Conciliación a petición de las partes y, como su propio nombre indica, conciliar de
forma pacífica a aquellos estados que están en conflicto.
5.4.3. Tercer frente: regular o humanizar las guerras en tierra y, en el caso de que sean
inevitables, establecer los procedimientos a seguir
Todo conflicto armado tiende a la destrucción del enemigo, dejando heridos y
prisioneros de guerra que vienen a suponer un insulto al género humano. Todo esto género
que por primera vez se reflexionase acerca de las víctimas inocentes y los prisioneros en los
conflictos bélicos. La visión de esta situación en la Batalla de Solferino entre Italia y Austria en
1859, en la que no hubo ninguna atención médica, condujo al suizo Henri Dumant (1828-1910)
-testigo de la misma y de la agonía y sufrimiento de los heridos en el campo de batalla- a crear
la Cruz Roja Internacional que se regularía por la Convención de Ginebra de 1864.
La primera convención que limitaría el uso de algunas armas mortíferas en la guerra
fue la celebrada en San Petersburgo en 1868. A partir de esta Convención se prohibió el uso
de distintos tipos de proyectiles, de gases asfixiantes o letales y el lanzamiento de proyectiles
en forma de globo, es decir, la prohibición de bombardeos aéreos. Sin embargo, no sólo no se
hizo caso a estas prohibiciones sino que, además, hoy se siguen quebrantando -ejemplos de
Vietnam o Irak-.
A pesar de todo, el voluntarismo idealista continuó y esta Convención significó el
antecedente de la Convención de Ginebra de 1929 en la que se firma un convenio que prohibía
el uso de armas químicas y bacteriológicas. El acuerdo no fue firmado ni por Rusia ni por Irak;
pero hoy sigue estando vigente.
Sí fueron más efectivas las conclusiones de la segunda Convención de la Haya (1907)
-página 37- en la que se adoptaron trece convenios. El contenido de los cinco primeros forma
parte del Derecho consuetudinario aplicable a todos los estados, estén o no ratificados por los
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mismos, es decir, firmen o no firmen. En cierto modo, estamos hablando de los juicios por
crímenes de guerra, como por ejemplo, los que se produjeron tras la Segunda Guerra Mundial.
Hoy en día, el cuarto convenio -relativo al respeto de las leyes y costumbres de la guerra
terrestre- y el quinto -derechos y deberes de los estados neutrales en tiempo de guerra- siguen
estando vigentes.
5.4.4. Cuarto frente: regular la guerra marítima
La regulación de las guerras marítimas sigue un camino similar a la regulación de las
guerras terrestres. El motivo de ello es porque durante el primer tercio del siglo XX el comercio
marítimo era esencial para el mantenimiento de los estados, entre ellos, España, Portugal,
Inglaterra y Holanda. Además, se plantea la necesidad de proteger a los estados neutrales de
los ataques de los beligerantes mediante reglas reguladas, conocidas por todos y dentro de
unos límites tolerables.
Por este motivo, será la décimo tercera convención de la segunda Conferencia de la
Haya (1907) la que entre a regular este sistema y prohíba la institución del corso -corsario o
permiso de corso- que tanto daño causaba a los países neutrales. Durante esta época, los
estados daban patentes de corso a los corsarios -de ahí su nombre-, lo que les permitía
apoderarse de la mercancía de estados neutrales que viajaba en barcos con bandera enemiga,
o bien, mercancías del enemigo que viajaban en barcos neutrales. Y todo esto no hacía más
que provocar enormes pérdidas.
Así pues, la décimo tercera convención de la segunda Conferencia de la Haya dio lugar
a la regulación de las leyes y costumbres de la guerra marítima y, entre otras cosas, prohibió el
derecho a la patente de corso y el bloqueo de puertos.
A partir de 1914, con el estallido de la Primera Guerra Mundial, se cerraría para
siempre el Sistema de Conferencias y concluiría así el llamado Siglo de la Paz (1815-1914).
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Tema 6
6.1. La sociedad internacional después de la Primera Guerra Mundial y las tentativas de
organizarla: la Sociedad de Naciones y sus crisis
Al final de la Primera Guerra Mundial, en 1919, se celebra la Conferencia de Paz de
Versalles o el Tratado de Versalles, con una estructura similar a la Conferencia de Viena de
1815. Durante más de seis meses, alrededor de cincuenta comisiones discuten sobre los
problemas que han generado la guerra y, especialmente, sobre sus consecuencias, siendo los
países vencedores los que hagan pagar duramente a Alemania la factura del conflicto.
Entre 1919 y 1923 se firmaron un total de cinco tratados que consagraron una serie de
cambios territoriales en Europa a costa de los vencidos. Así:
1) Desaparece el imperio austro-húngaro.
2) Alemania pierde sus colonias en África y casi todas sus competencias territoriales en el
Este de Europa.
3) Surgieron una serie de nuevas naciones: Yugoslavia y los Estados Bálticos.
4) Polonia obtiene su independencia tras tres siglos de lucha.
5) Francia, con la ayuda de Inglaterra, presionó para que Alemania pagase la factura de la
guerra: 40 millones de francos en oro debe pagar como indemnización.
La gran novedad de estos tratados es la creación de una organización política universal
para la consecución de la paz internacional. Hablamos pues de la Sociedad de Naciones con
sede en Ginebra.
El Tratado de Versalles supuso el fin de una era y el comienzo de otra. Significó un
deseo de venganza indiscriminada por parte de Inglaterra y Francia que sumen a Alemania en
una crisis sin precedentes, donde se extiende la anarquía política, los movimientos
nacionalistas y una crisis económica terrible.
6.1.1. La Sociedad de Naciones y sus crisis
La Sociedad de Naciones -tal y como hemos dicho antes- fue un organismo
internacional creado por el Tratado de Versalles el 28 de junio de 1919, cuya sede se
encuentra en Ginebra (Suiza), y entre cuyos objetivos primó el deseo de mantener una paz
duradera.
En su creación influyen tanto los horrores de la guerra como los llamados Catorce
Puntos del presidente norteamericano Thomas Wilson -página 4-. Su estructura se esfuerza en
organizar jurídica y racionalmente las Relaciones Internacionales. Asimismo, su composición es
la siguiente:
a) Una Asamblea permanente en la que están representados todos los estados miembros.
Dicha Asamblea se reunirá, al menos, una vez al año -cada mes de septiembre-.
41
b) Un Consejo de Estado permanente formado por cinco miembros, es decir, las cinco
potencias vencedoras -Inglaterra, Francia, Italia, Japón y China-.
c) Un Consejo de once miembros no permanentes que son reelegidos cada cuatro años.
d) Una Secretaría permanente en La Haya (Holanda).
e) Un órgano permanente que funciona como Corte o Tribunal de Justicia Internacional.
Se trataba de un órgano al margen de la Sociedad de Naciones; sin embargo, fue
quien más problemas le solucionó a esta organización internacional.
La Sociedad de Naciones tiene como principal objetivo acabar con la fuerza como
medio para solventar los conflictos internacionales. De hecho, en caso de conflicto, la Sociedad
de Naciones obliga a hacer uso del procedimiento del arbitraje, y en caso de que alguno de los
estados beligerantes incumpla las decisiones que se tomen tras el arbitraje, el Consejo
impondrá las sanciones oportunas. Permitirá, por ejemplo, al resto de estados miembros acudir
en ayuda del agredido.
A pesar de todo, la Sociedad de Naciones nace con numerosos fallos, entre ellos, la
ausencia de los Estados Unidos, lo que supone una paradoja ya que el principal impulsor de
esta organización internacional fue el presidente norteamericano Thomas Wilson. El lugar de
los Estados Unidos lo ocuparán los otros vencedores de la guerra: Inglaterra y Francia quienes,
sedientos de venganza, van a ordenar Europa a su manera. Un segundo fallo de la Sociedad
de Naciones y que contribuyó a su desaparición, fue que Alemania llegó a formar parte del
Consejo Permanente. Por último, cabe señalar un fallo estructural en el artículo 10 del Pacto
Fundacional de la Sociedad de Naciones que consagró el status quo político y territorial de
Europa delimitando fronteras, repitiendo lo que ya estaba establecido en la Conferencia de
Viena a pesar de que en el artículo 19 estaba prevista su revisión.
Esos años de gloria de la posguerra traen consigo el espíritu pacifista que se tradujo,
en el año 1925, en la firma de los Tratados de Locarno. Los también llamados Pacto o
Acuerdos de Locarno hacen referencia a los siete pactos destinados a reforzar la paz en
Europa después de la Primera Guerra Mundial. Fueron firmados por los representantes de
Bélgica, Checoslovaquia, Francia, Alemania, Gran Bretaña, Italia y Polonia en la ciudad suiza
de Locarno el 16 de octubre de 1925. Dicho tratado garantizó las fronteras de los países
firmantes y, además, devolvió a Alemania sus territorios limítrofes.
Tres años después, en 1928, se firma el Pacto de París, uno de los instrumentos más
idílicos y más fantásticos ideados por el ministro de asuntos exteriores francés, Aristide
Briand, y el Secretario de Estado de los Estados Unidos, Frank Billings Kellogg. Briand y
Kellogg idearon un pacto que prohibiera la guerra como instrumento de política nacional.
Ambos presentaron el tratado a otros países, entre los cuales, quince acabaron firmando el
pacto: Alemania, los Estados Unidos, Francia, el Reino Unido, Italia, Japón, Bélgica, Polonia,
Canadá, Australia, Nueva Zelanda, Sudáfrica, Irlanda, la India –aún bajo mandato británico- y
Checoslovaquia. Otros cincuenta y siete países se adhirieron más tarde. El Pacto de París está
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constituido de treinta y tres artículos muy cortos pero de una enorme importancia. En su primer
artículo fijan el concepto de guerra fuera de la ley; según este principio, toda guerra es ilegal y
está prohibido a cualquier estado firmante acudir a la guerra como desarrollo de su interés
nacional. Por lo tanto, todo estado que acuda a la guerra como desarrollo de su interés
nacional, irá contra la ley y será entonces cuando la Sociedad de Naciones pueda actuar contra
el infractor.
Ese mismo año (1928) se firma en Ginebra el denominado Acta General de Arbitraje
que contempla el procedimiento de arbitraje, la conciliación y el derecho a acudir a los
tribunales internacionales. Los artículos 8 y 9 versan sobre la regulación del uso de armas y la
limitación de la cuantía del ejército y de las armas.
Entre 1920 y 1924 se produjeron muchísimas comisiones para proponer una
Conferencia General de Desarme. Sin embargo, este proyecto fue abandonado en 1933 ante el
apogeo del Partido Nacional Socialista en Alemania y su abandono del Consejo permanente de
la Sociedad de Naciones.
Pese a los muchos fallos internos de la Sociedad de Naciones, logró resolver
pacíficamente algunos conflictos como por ejemplo, el enfrentamiento entre Finlandia, Suecia y
Rusia o la Guerra del Chaco entre Bolivia y Paraguay (1932-1935).
En el año 1931 comienza la verdadera crisis de la Sociedad de Naciones. En primer
lugar, no fue capaz de frenar la invasión japonesa de Manchuria, en el norte de China. Japón
desoyó las advertencias de la Sociedad de Naciones e hizo caso omiso a las múltiples
sanciones que se le impuso. Inmediatamente después, en 1934, Italia -que no había podido
unirse a la expansión colonial del XIX- invade Abisinia (actual Etiopía). La Sociedad de
Naciones declaró a Italia estado agresor y le impone una serie de sanciones que no sirvieron
para nada. El germen de esta retrasada expansión colonial lo encontramos en el fascismo
italiano que reclamaba un dominio colonial para Italia. Sin embargo, el colonialismo en el siglo
XX estaba completamente desfasado. De hecho, cuando Italia lleva a cabo su expansión
colonial, casi coincide con la descolonización. Italia pretendía llevar a cabo su expansión en el
norte de África para controlar algunos de los principales puertos del Mediterráneo. Sin
embargo, en 1937 la Sociedad de Naciones expulsa a Italia de la organización internacional sin
haber consumado la conquista de Abisinia, Somalia y Libia.
Por otro lado, con respecto a la Guerra Civil española (1936), la Sociedad de Naciones
no podía intervenir en un conflicto interno, tan sólo podía hacerlo en conflictos internacionales.
En un principio, Inglaterra propuso la firma de un pacto de no intervención al que se unieron
Francia, Italia y Alemania. Pese a todo, Alemania e Italia terminaron incumpliendo dicho pacto
al apoyar al bando fascista; mientras que el bando republicano encontró su apoyo en la Unión
Soviética. Por lo tanto, como la guerra se terminó internacionalizando, la Sociedad de Naciones
creó una comisión de intervención que también fracasó.
43
El fracaso de la Sociedad de Naciones en España transmitió un sentimiento de
frustración a toda la sociedad internacional, lo que contribuyó a la precipitación de la Segunda
Guerra Mundial.
6.2. La reordenación sistemática después de la Segunda Guerra Mundial: a) los tratados
de paz; b) el enfrentamiento Este-Oeste y la doctrina de la coexistencia pacífica
6.2.1. La Segunda Guerra Mundial (1939-1945)
Alemania, haciendo caso omiso al Tratado de Versalles y al Pacto de Locarno -que
había establecido las fronteras europeas-, expande sus fronteras y ocupa la orilla izquierda del
Rhin. Además, se anexiona Austria mediante un plebiscito e invade Checoslovaquia con la
excusa de atender a la población alemana afincada en la parte occidental del país. Chequia era
mayoritariamente alemana y, basándose en la unidad del pueblo alemán, apoyó la expansión.
También hay que recordar que Checoslovaquia era un estado nuevo que había surgido del
Tratado de Versalles (1919).
Pese a todo, el verdadero germen de la guerra fue la ocupación el 1 de septiembre de
1939 de la ciudad polaca de Gdansk (Danzig), en teoría, bajo la protección de la Sociedad de
Naciones. Dos días más tarde, el 3 de septiembre de 1939, comenzaría oficialmente la
Segunda Guerra Mundial. Alemania había advertido a la Sociedad de Naciones de las graves
consecuencias si se le denegase la soberanía sobre Gdansk. Finalmente, la organización
internacional cede ante la presión alemana y todos los estados miembros comenzaron a
abandonarla.
Por otro lado, también en 1939, Rusia invade Finlandia con la excusa de la presencia
de tropas finesas en sus fronteras, lo que acarreó la expulsión de Rusia de la Sociedad de
Naciones cuyo esqueleto perduró hasta 1946, año en el que desaparece definitivamente
transfiriendo todo su patrimonio a la recién creada Organización de las Naciones Unidas
(ONU).
El 21 de diciembre de 1941, aviones japoneses atacan la bahía de Pearl Harbour, en
donde acaban con la flota norteamericana en el Pacífico. Este hecho supuso el ingreso de los
Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial, una vez Alemania le declara la guerra.
Cuatro años después, el 8 de mayo de 1945, se pone fin a la Segunda Guerra Mundial
con la rendición de Alemania y, poco después, con la rendición de Japón.
6.2.2. Los tratados de paz
En 1947 -dos años después de terminarse el conflicto- se firman los tratados de paz
tras la Segunda Guerra Mundial. Los firman los vencedores de la guerra -Estados Unidos,
Inglaterra, Francia y Rusia- y los países aliados de Alemania: Italia, Austria, Bulgaria, Rumanía
y Hungría.
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Respecto a Japón, fueron los Estados Unidos los que llevaron el peso de la guerra y
también el de la firma de la paz, cuyo tratado se firmó en 1951. Y en cuanto a Austria, se
segrega de Alemania, se convierte así en estado independiente y vio recortadas sus fronteras.
Los norteamericanos creyeron que un estado como Alemania no podría desaparecer
para siempre del mapa europeo, de modo que el Comité de Control Inter Aliado dividió la
dividió en cuatro zonas de ocupación: 1) una oriental que fue ocupada por la Unión Soviética; y
2) una occidental -dividida en tres partes- que fue ocupada por los Estados Unidos, Francia e
Inglaterra.
Polonia recupera su status anterior a la guerra y solicita que se restablezcan sus
antiguas fronteras, una de ellas, en el este de Alemania (zona soviética). Finalmente, Polonia
recibe la administración de los territorios alemanes de la Prusia Oriental situada al este de la
línea imaginaria que, más o menos, trazan los ríos Oder y Leipzig.
6.2.3. El enfrentamiento Este-Oeste y la doctrina de la coexistencia pacífica
1948 es un año clave en el enfrentamiento entre los países occidentales y la Unión
Soviética. Cuando los Estados Unidos, Francia e Inglaterra deciden llevar a cabo una reforma
monetaria en Alemania, se encuentran con la negativa de la Unión Soviética que responde con
el bloqueo de Berlín -situada en la zona oriental-. Inmediatamente, los Estados Unidos
responden al bloque con un puente aéreo para abastecer vía aérea a los berlineses con
productos de primera necesidad -alimentos, medicinas, agua, ropa, etcétera-. La Unión
Soviética no se atreverá nunca a interrumpir el puente aéreo, por lo que termina resignándose
ante la creación de un status especial en Berlín por el que las cuatro potencias comenzarán a
estar presentes en la ciudad.
Recién terminada la guerra, parece que otra puede comenzar. De hecho, existía un
plan por parte de Inglaterra de invadir la Unión Soviética para erradicar el comunismo. Así
pues, para evitar el peligro de un nuevo conflicto, los Estados Unidos, Francia e Inglaterra
deciden poner fin a la ocupación alemana creando, en 1949, la República Federal Alemana
enviando a sus representantes diplomáticos a Bonn, la nueva capital. La Unión Soviética les
imita y crea también la República Democrática Alemana comenzando así la historia roja de
Alemania.
Durante veinte años las dos Alemanias se ignoran por completo. En 1961 se levanta el
muro de Berlín, pues la ciudad había quedado dividida en dos partes: una perteneciente a la
República Federal Alemana y otra, a la República Democrática Alemana.
En 1969, el cambio se produce gracias al canciller de la República Federal Alemana
Willy Brandt (1913-1992) quien inició los primeros contactos con la otra Alemania -República
Democrática- con la que logra negociar una serie de tratados en los que se reconoce
recíprocamente que los estados constituyen uno solo que engloba a toda Alemania. En esos
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tratados se reconocían, por ejemplo, las nuevas fronteras alemanas con Polonia. Así, en 1972
se firma el Tratado Fundamental con la República Democrática Alemana en la que se incluye,
por ejemplo, el derecho de visitas.
6.2.3.1. La Guerra Fría
Esta historia de la Guerra Fría, como tal, empezó a usarse como un enfrentamiento
entre comunistas y no comunistas. Asimismo, el auténtico origen del enfrentamiento entre la
Unión Soviética y los países occidentales hay que buscarlo en la Revolución Rusa de 1917,
una auténtica guerra civil que duró cuatro años. Los que no aceptaron el comunismo y fueron
fieles al zar -tropas blancas- estaban apoyados por Francia e Inglaterra. Los bolcheviques, que
eran la minoría, dieron un golpe de estado dentro de la propia guerra civil, dejando en la
oposición a los mencheviques, que eran la mayoría, a los que terminaron exterminando
literalmente. Finalmente, los bolcheviques, encabezados por Lenin, instauraron el régimen
comunista en 1921. El rencor que sintieron los bolcheviques hacia Francia e Inglaterra duró,
incluso, hasta 1990.
En el periodo de entreguerras, el nombramiento de Yosif Stalin (1922-1953) como
Secretario General del Partido Comunista posibilitó la consolidación de un estado dirigido por el
Partido que dio origen a un país que se convertiría en la primera potencia mundial, tanto
territorial como militar. Así, este alzamiento se aprovechó para dar rienda suelta al rencor que
desde hacía tantos años se sentía hacia Francia e Inglaterra.
La Segunda Guerra Mundial supuso una autoreorganización sistemática a nivel
mundial -la primera que ocurre-. En este sentido, nos encontramos con dos esferas políticas
enormes que se colocan en dos extremos totalmente opuestos -Política Bipolar-. La Unión
Soviética era un estado enorme con una importante capacidad militar y nuclear al igual que los
Estados Unidos. Por otro lado, hasta la Segunda Guerra Mundial, Norteamérica había estado
completamente aislada desde el punto de vista político. Sin embargo, el estallido de la guerra
no sólo la metió de lleno en la política internacional sino que, además, le permitió desarrollar su
potencial industrial, una industria que cuatro años más tarde, en 1945, es la que genera más
bienes de consumo en todo el mundo. Además, el ejército norteamericano se convierte en el
más poderoso del mundo -junto con el de la Unión Soviética-; contaba con armas nucleares y,
sobre todo, con algo de lo que carecía la URSS: capacidad financiera.
La Unión Soviética, para evitar la invasión del capitalismo, crea un cinturón de
seguridad formado por estados satélites en el Oeste ruso -estados afines a la ideología
soviética-: Polonia, Checoslovaquia, Hungría, etcétera. Pero aún faltaban dos elementos para
lograr el aislamiento absoluto: Grecia y, sobre todo, Turquía.
Así pues, en 1947 la guerra fría fue un hecho que motivó la aparición de la Doctrina
Truman que establecía que los Estados Unidos podían dar apoyo a “personas libres que están
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resistiendo los intentos de dominio por minorías armadas o por presiones exteriores”, siendo
estas directrices de ferviente tendencia anticomunista dado el contexto en el que se hallaban.
Los Estados Unidos se estaban dando cuenta de lo que estaba ocurriendo en Europa,
es decir, de que toda Europa Occidental podía caer en manos de la Unión Soviética, de ahí que
decidiesen frenar la expansión comunista en aquellos países que pudieran cerrar el cinturón de
seguridad soviético, sobre todo, en Grecia y Turquía.
Con respecto a Grecia -inmersa en plena guerra civil-, los ingleses habían notificado a
la Casa Blanca que no podían continuar apoyando al gobierno griego contra las guerrillas
comunistas ni podían ayudar económicamente a Turquía. La doctrina Truman se promulgó
precisamente con el ánimo de proporcionar soporte a gobiernos que resistían frente al
comunismo y los casos de Grecia y Turquía eran dos buenos ejemplos. El presidente Truman
insistió en que si Grecia y Turquía no recibían la ayuda que necesitaban, podían caer
inevitablemente en manos del comunismo.
Por otro lado, los Estados Unidos se han de enfrentar, además, con una Europa
totalmente devastada y con una economía completamente hundida tras la Segunda Guerra
Mundial. Sólo los Estados Unidos podían poner de nuevo en marcha la economía europea, lo
que se hará a través del Plan Marshall, ideados por el Secretario de Estado norteamericano
George C. Marshall con el objetivo a paliar los efectos de la guerra. Así, en 1947 se elabora
un Programa de Reconstrucción Europea (ERP) que proporciona materias primas, productos y
capital en forma de créditos y donaciones. Además, en 1948, se crea en París la Organización
Europea de Cooperación Económica para la distribución de los fondos de la ERP.
La guerra fría es ya un hecho cuando la Unión Soviética ve la posibilidad de extender el
comunismo a otros países por medio de métodos pacíficos, es decir, ganando elecciones
democráticas libres en otros países, por ejemplo, en Francia o Italia que en aquel momento
eran países muy pobres. En el caso de Italia, virtualmente se pudo dar el caso de que llegase a
formar parte del cinturón de seguridad ya que el Partido Comunista italiano era muy fuerte.
Algo similar ocurrió también en Francia. Por lo tanto, ahí estaba la solución, en que un partido
comunista ganase las elecciones, lo que sería ideal para la expansión del comunismo y que
toda Europa pasase a formar parte del cinturón de seguridad. La Unión Soviética era en estos
momentos el referente de estado obrero, de ahí que desde 1947 hasta 1956 la idea del control
soviético de Europa desde el Pacífico hasta el Atlántico pareciera viable.
A pesar de todo, la Unión Soviética no estaba preparada aún desde el punto de vista
financiero y tampoco en el campo militar no nuclear. De ahí que los Estados Unidos pasasen a
enfrentarse a la URSS en el Pacífico, es decir, desde la periferia. Por lo tanto, buscan el
enfrentamiento periférico.
El enfrentamiento periférico de ambas potencias se inicia en Asia como campo de
batalla, confrontando dos formas de entender la política y la economía. Es la Unión Soviética
47
quien se encarga de abrir frentes muy vulnerables: primero China, luego Corea, ambos
próximos a Japón; y más tarde, la península de Indochina, próxima a Australia y Nueva
Zelanda.
La República de China establecida en Nanjing en 1927, estaba liderada por el militar y
estadista chino Chian Kai-Sheck (1887-1975). Tras la invasión japonesa de China (19371945), nacionalistas y comunistas chinos dejan de lado sus diferencias para formar un frente
unido contra el invasor, el cual abandona definitivamente la República de China tras la
Segunda Guerra Mundial. Tras acabar con la invasión japonesa comienza la Segunda Guerra
Civil en China. Fue en este momento en el que las Fuerzas Revolucionarias Nacionales,
lideradas por Chian Kai-Sheck y apoyadas por los Estados Unidos, retoman su lucha contra las
fuerzas comunistas del llamado Ejército Popular de Liberación liderado por Mao-Tse-Tung
(1893-1976) y apoyado por la Unión Soviética. En contra de todo pronóstico, las fuerzas
comunistas conseguirán finalmente ganar esta guerra civil. Tras hacerse con la victoria, el
nuevo gobierno comunista chino se instala en la China continental (Shanghái) mientras que los
nacionalistas, con el apoyo norteamericano, lo hacen en Taiwán, única provincia China que
nunca caería bajo el control comunista.
El segundo enfrentamiento periférico tiene lugar en Corea, un protectorado japonés
dividido en dos partes: 1) Corea del Norte, bajo la tutela de la Unión Soviética y la China
comunista; y 2) Corea del Sur, apoyada por los Estados Unidos y sus aliados. El 25 de julio de
1950, las tropas norcoreanas atravesaron el paralelo 38 que dividía ambas Coreas con la clara
intención de ocupar Seúl. Inmediatamente, los Estados Unidos piden la retirada de las tropas
norcoreanas. Ante la negativa, los Estados Unidos pide a las Naciones Unidas la intervención
militar contra Corea del Norte para expulsar a las tropas invasoras. Esta petición es aceptada y
la ONU envía tropas internacionales bajo el control norteamericano. La intervención militar
internacional no se conformó con expulsar a las tropas norcoreanas, así que, además, llevó a
cabo la invasión de Corea del Norte. China, ante el temor de que las tropas de las Naciones
Unidas llegasen a la capital norcoreana, decide intervenir en el conflicto. En cierta manera, se
trataba de una invasión descarada de Corea por parte de China bajo el auspicio de la Unión
Soviética, algo que aterró a los Estados Unidos ante la posibilidad de un inminente conflicto
mundial. El interés de la Unión Soviética en China no era otra más que mantener un forcejeo
de poder con los Estados Unidos. Finalmente, la guerra duró tres años (1950-1953) y concluyó
con la firma de un armisticio pero no la paz, tras el cual Corea quedó dividida como antes de la
guerra.
El tercer enfrentamiento periférico se produjo en la península de Indochina. La guerra
de Indochina hace referencia al conflicto librado entre Francia y los nacionalistas vietnamitas
contra el Viet Minh -Liga para la Independencia de Vietnam- del político y revolucionario
comunista vietnamita Ho Chi Minh (1890-1969) por la independencia de los cuatro países que
formaban la Indochina francesa (Camboya, Laos, Vietnam del Norte y Vietnam del Sur) entre
1945 y 1954.
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El 7 de mayo de 1954, tras nueve años de lucha, las fuerzas francesas son derrotadas
definitivamente. En el Congreso de Ginebra de ese mismo año, se decidió el abandono de la
colonia por parte de Francia, la separación de Vietnam en dos estados soberanos y la
celebración de un referéndum un año después donde los vietnamitas decidirían su reunificación
o su separación definitiva. El 9 de octubre de 1954, los últimos soldados franceses arriaban la
bandera tricolor de los edificios públicos de Hanoi, y son sustituidos por oficiales del Viet Minh
que hacen su entrada en la capital con un desfile. De esa misma manera llegará Ho-Chi-Ming a
la capital de la que sería hasta 1975 República Democrática de Vietnam, más conocida por
Vietnam del Norte. Los dirigentes del sur optaron por dar un golpe de estado y no celebrar el
referéndum. Por este motivo, Vietnam del Norte comenzó las infiltraciones de soldados en
apoyo del Vietcong -Frente Nacional de Liberación de Vietnam- para anexionarse a Vietnam
del Sur. Así comenzó la Segunda Guerra de Indochina, más conocida como Guerra de
Vietnam.
Estados Unidos consideraba a Indochina una zona vital para sus intereses por su
cercanía con Australia e Indonesia y el consiguiente peligro de expansión del comunismo. Por
esta razón, Norteamérica decidió apoyar al presidente de Vietnam del Sur, Ngo Dinh Diem
(1901-1963) para acabar con el régimen comunista en Vietnam del Norte. Ngo Dinh Diem fue el
primero en realizar un acercamiento a Estados Unidos, quienes siempre le miraron con recelo y
desconfianza, pero al que decidieron apoyar con fondos, asesores y soldados en la Guerra de
Vietnam. Sin embargo, en 1963, el presidente Ngo Dinh Diem es asesinado dejando tras de sí
un vacío político absoluto.
El asesinato de Diem hizo que los Estados Unidos interviniesen cada vez más en los
asuntos internos del país, sobre todo, tras el asesinato de J.F. Kennedy (1963), momento en el
que son enviadas las tropas norteamericanas a Vietnam donde permanecerán hasta 1973. En
agosto de 1964, cuando dos destructores norteamericanos que navegaban en el Golfo de
Tonkín informaron haber sido atacados por lanchas vietnamitas, el presidente Llyndon B.
Johnson decidió actuar con todo el poder de que disponía. Comienza así oficialmente la
Guerra de Vietnam.
En 1973, tras la Guerra de Vietnam, se alcanza de nuevo la máxima estabilidad en la
los Estados Unidos y la Unión Soviética se hacen cargo de la política internacional y, sin llegar
nunca al enfrentamiento, dividen el mundo en dos partes.
Una nueva ruptura del sistema se produce tras otro error de cálculo. En 1956, el
presidente egipcio Gamal Abdel Nasser (1918-1970) decidió nacionalizar el Canal de Suez
como medida para financiar la construcción de una presa sobre el Nilo en Asuán, condición
requerida por el Banco Mundial para conceder un crédito a Egipto. La medida fue recibida con
indignación por Francia e Inglaterra quienes realizaron una desastrosa invasión al mismo
tiempo que Israel tomaba la península del Sinaí. Los ataques obtuvieron el rechazo de los
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Estados Unidos y la Unión Soviética y culminaron con la completa retirada de las potencias
europeas e Israel.
Otro punto caliente de la guerra fría fue la crisis de los misiles cubanos en 1962. Cuba
era en aquel momento un estado-vasallo de la Unión Soviética, y la URSS quería conocer
hasta dónde llegaba la paciencia norteamericana colocando misiles nucleares en la Isla que se
encontraba a unos 88 kilómetros de Florida. El presidente John F. Kennedy ordena
inmediatamente un bloqueo total de Cuba -bloqueo marítimo y aéreo-. Sin embargo, un convoy
de barcos rusos se aproximaba a Cuba, así que podían haber pasado dos cosas: 1) o se
detenían los barcos, o 2) se hundían los barcos, algo que hubiera sido contestado de mala
manera por la Unión Soviética. Los Estados Unidos solicitan a la URSS que respete el bloqueo
y que ordenase a los barcos dar la vuelta y, además, solicita que se desmantelen los
lanzamisiles de Cuba. En seis horas, el gobierno ruso acepta las peticiones norteamericanas
dando por zanjado el asunto. De esta forma se puso fin a la crisis sin dar muestras de debilidad
ni de derrota por ninguna de ambas potencias, y se volvió a evitar el conflicto directo. En este
momento se creó el llamado teléfono rojo, línea directa entre la Casa Blanca y el Kremlin, con
el fin de agilizar las conversaciones entre ambas potencias durante períodos de crisis.
Otro momento de crisis fue la llamada Guerra de los Seis Días o Guerra de Junio de
1967, un conflicto bélico que enfrentó a Israel con una coalición árabe formada por Egipto,
Jordania, Irak y Siria entre el 5 y el 10 de junio de 1967. Tras la exigencia egipcia a la ONU de
que retirase de forma casi inmediata sus fuerzas de interposición en el Sinaí, el movimiento de
fuerzas egipcias en la frontera y el bloqueo del estrecho de Tirán, Israel, temiendo un ataque
inminente, lanzó un ataque preventivo contra la fuerza aérea egipcia argumentando legítima
defensa preventiva. En seis días, el ejército egipcio es destruido. La Unión Soviética amenaza
con intervenir si Israel cruza el Canal de Suez, mientras que los Estados Unidos, Francia e
Inglaterra presionan para que Israel se retire. Al finalizar la guerra, Israel había conquistado la
Península del Sinaí, la Franja de Gaza, Cisjordania, Jerusalén Este (incluida la Ciudad Vieja) y
los Altos del Golán.
Éste hecho supuso el último resquebrajamiento de la estabilidad del sistema
internacional que ha perdurado estable durante cincuenta años.
6.3. El proceso descolonizador: a) Medio Oriente y Asia; b) África
Acabada la Segunda Guerra Mundial comienza el proceso de la descolonización, por
tanto, ha llegado el momento de poner fin al sistema colonial. En el artículo primero de la Carta
Fundacional de las Naciones Unidas se recoge el principio de autodeterminación de los
pueblos, lo que supuso el punto de partida de la independencia de las colonias que fue
apoyada por los Estados Unidos y la Unión Soviética.
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En 1919 la Sociedad de Naciones se empieza a platear la necesidad de descolonizar
un territorio tan grande (Asia, Medio Oriente y África), así para ello establece tres tipos de
mandatos:
1) Colonias que podían hacer frente de forma rápida a su independencia, supervisadas
por el estado mandatario (cuatro provincias turcas).
2) Colonias subdesarrolladas (estados administrados parcialmente por el mandatario).
3) Colonias sometidas totalmente a los mandatarios.
6.3.1. Medio Oriente y Asia
Con respecto al proceso descolonizador de Medio Oriente, éste se desarrolló de la
siguiente manera. En primer lugar, Francia se retira del Líbano y Siria. En segundo lugar,
Inglaterra se retiró de Palestina, un territorio inmenso que quedó dividido en dos estados:
Cisjordania y Transjordania -hoy en día Jordania- que hasta entonces no existía. Acabada la
Segunda Guerra Mundial, miles de israelitas se refugian en el antiguo mandato inglés. Una vez
los judíos empiezan a asentarse, piden a Inglaterra qué hacer con los árabes que ocupaban
esa zona. Inglaterra, cansada de la Segunda Guerra Mundial, únicamente les dice que tendrán
que convivir, algo que todavía hoy no han podido hacer. De hecho, Inglaterra se marcha de su
antigua colonia y deja a Palestina a su propia suerte.
En cuanto a Asia, se producen los siguientes cambios. En primer lugar, en 1948
Inglaterra concede la independencia a la India donde Mahatma Gandhi (1869-1948) se
proponía establecer un gobierno donde convivieran en igualdad hindúes y musulmanes. Sin
embargo, los islamistas querían un territorio propio por lo que Inglaterra dividió su colonia en
dos partes: la India y Pakistán -nuevo estado musulmán-. Además, Inglaterra aisló dos zonas
de este último territorio: Pakistán Oriental y Occidental, de modo que la población musulmana
pudiera convivir en la misma zona evitando así conflictos étnicos y religiosos. Pakistán Oriental
-actual Bangladesh- se independizó en 1971 tras una guerra entre la India y Pakistán
Occidental. Por último, Inglaterra concedió la independencia absoluta a Ceilán -actual Sri
Lanka- y Birmania.
El Imperio holandés, al igual que el resto de grandes potencias, también vio
desaparecer sus colonias asiáticas en el Pacífico. En 1949 Holanda abandona el Pacífico
creando un nuevo estado que llamó Estados Unidos de Indonesia -posterior República Unitaria
de Indonesia- compuesto por Java, Borneo y muchas otras islas. Tras una guerra civil, Malasia
obtiene su independencia y hace muy pocos años, también la obtuvo Timor Oriental.
Por su parte, Francia ofreció a Laos, Camboya y la Indochina francesa un tratado
especial de estados asociados por el que éstos quedaban vinculados a la República.
51
6.3.2. África
Con respecto al continente africano, existía en todo el continente un sentimiento
anticolonialista muy fuerte, de ahí que cada vez fuera mayor la presión por parte de las
colonias hacia sus gobiernos para que se les concediese la ansiada independencia. Así, de
esta manera, surgió el Movimiento de los Países No Alineados que en la Conferencia de
Bandung de 1955, y a propuesta de Nehru -primer ministro de la India desde su independencia
en 1947- y Gamal Abdel Nasser, presionan a las Naciones Unidas para que se llevara a cabo
la descolonización. La torpeza de los Estados Unidos, la debilidad de los países colonialistas
además del peso de la Unión Soviética fueron factores importantes para acelerar el proceso
descolonizador. Sin embargo, muchos de los estados africanos no estaban preparados para
ser independientes, a lo que se unía un altísimo índice de pobreza y subdesarrollo. En África
no había industria ninguna; tan sólo Egipto había experimentado un cierto desarrollo. Europa
no había invertido ni un gramo en tecnología en el continente africano que sólo fue un territorio
usado para extraer materias primas.
Los primeros estados en obtener su independencia fueron los países africanos del
norte (Nigeria, Túnez, Egipto, etcétera) que terminaron adquiriendo su estatuto de autonomía
bajo el auspicio de la Commonwealth británica, lo que implicó una serie de ventajas: a) los
diplomáticos de un estado no necesitan acreditación en otro estado miembro y gozarían de
inmunidad; b) entre todos los estados miembros estaba prohibido litigar ante el Tribunal de la
Haya; y c) derecho a una nacionalidad común hasta el punto de que llegan a existir tres tipos
de nacionalidad -permiso de trabajo, permiso de residencia y para los estados más antiguos,
nacionalidad plena-.
El Congo belga era el estado africano de mayor extensión. Tras su descolonización se
produjo una terrible guerra civil que duró ocho años, provocada por la gran cantidad de oro,
petróleo y diamantes que poseía la provincia de Katanga. En este conflicto se vio obligada a
intervenir la ONU, y tras ella, el país se dividió en dos: el Congo belga y Kinshasa.
Argelia tuvo que pasar por una auténtica guerra colonial contra Francia para lograr su
independencia. El territorio argelino era la colonia francesa más grande y más rica, productora
de petróleo y gas, por lo que Francia no quería desprenderse de esa colonia. Este hecho
propició la sublevación de grupos guerrilleros que reclamaban la independencia del país.
Finalmente, después de años de guerra civil y miles de muertos, el general francés Charles de
Gaulle (1890-1970), presidente de la Quinta República francesa, concede en 1962 la
independencia a Argelia.
En cuanto a España, existía un protectorado compartido con Francia de Marruecos que
se había obtenido en la Conferencia de Algeciras de 1906. España tenía soberanía total sobre
Ifni, el Sáhara, Tetuán, Ceuta, Melilla y Tánger. Las razones por las que España quería poseer
colonias no eran económicas; eran razones estratégicas ya que se temía una nueva invasión
árabe ya que Marruecos era la puerta de entrada a Europa para los árabes. Sin embargo, en
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1906 España era una potencia de tercera o cuarta categoría, por lo que una invasión era
impensable. Incluso, si ésta se hubiera producido, España se hubiera quedado sola. Por otro
lado, también existían factores psicológicos ya que pocos años antes España había perdido
sus últimas colonias -Cuba, Puerto Rico y Filipinas-. Además, había un segundo fin estratégico:
proteger a las Islas Canarias de una posible colonización europea. Una última razón pudo ser
la de contentar al ejército español inmerso en un clima de malestar por las múltiples derrotas
cosechadas en aquellos años. Entre 1921 y 1925, se produjo la Guerra del Rif, también
llamada Guerra de Marruecos o Guerra de África. Fue un enfrentamiento originado por la
sublevación de las tribus rifeñas -naturales de una región montañosa del norte de Marruecoscontra la ocupación colonial española y francesa. Francia no participará en la guerra hasta el
año 1924. Hasta entonces, las tropas españolas se enfrentarán solas a los sublevados y pese
a ser mayores en número, son prácticamente masacradas a manos de las tribus rifeñas.
Finalmente, en septiembre de 1925 el ejército español, con apoyo francés, realiza un
desembargo en la bahía de Alhucemas que pone fin a la guerra.
Portugal tuvo un imperio colonial mayor que el español y durante más tiempo: Angola,
Mozambique, Guinea Ecuatorial, Cabo Verde, Azores, etcétera. Angola y Mozambique aún hoy
soportan guerras civiles debido a que Portugal dilató mucho la descolonización. Tanto uno
como otro eran países ricos en petróleo y diamantes, lo que animaba a Portugal a no
desprenderse de sus colonias. En cierto modo, seguía el mismo proceder que Francia en
Argelia.
La última colonia africana en obtener su independencia fue Namibia que rápidamente
quedó integrada en África del Sur, un territorio con el ochenta por ciento de población negra y
el veinte por ciento de población blanca.
El ciclo corto del colonialismo se cierra definitivamente en 1960; sin embargo, la
explotación pura duró entre ciento diez y ciento veinte años más. A lo largo de cincuenta años
todas las colonias africanas habían obtenido su independencia. A pesar de todo, la situación en
la que quedan es generalmente peor que la que tenían antes. Las colonias tardarán muchísimo
tiempo en ponerse al nivel de los estados del sur de Europa, entre otros motivos, porque existía
otro tipo de colonialismo económico y cultural y una hipocresía absoluta de quienes hacían uso
de las materias primas de estos países sin dar nada a cambio, o casi nada.
6.4. El fenómeno coordinador: la multiplicación de las organizaciones internacionales
El último fenómeno novedoso que tiene que ver con las relaciones internacionales es la
reorganización internacional. En este sentido, el desarrollo que experimentaron las grandes
potencias durante todo el siglo XIX permitió que muchos estados se compaginasen con otros
vendiendo sus excedentes, y esto sólo podía funcionar mediante sistemas de organización
internacional. Por lo tanto, los estados estaban obligados a unirse para conseguir unos fines
que por sí solos no podrían obtener. En definitiva, las organizaciones internacionales surgen
53
por razones económicas para conseguir fines que un estado por sí solo no podía lograr, y así,
poder beneficiarse económicamente cada uno de esos estados.
Los pasos para la creación de una organización internacional podrían ser,
explicándolos de una manera sencilla, los siguientes:
1) Primero hay que determinar qué países van a formar parte de la organización
internacional y, sobre todo, especificar qué principios van a regir dicha organización
2) Una vez hecho el primer paso, es necesario proponer una serie de normas que han de
ser coherentes a esos principios.
3) El tercer paso sería, una vez se han propuesto las normas, redactar un reglamento.
4) Por último, y hecho el reglamento, habría que ver cómo se pone en marcha la
organización y cómo se van a aprobar las decisiones que se tomen: por unanimidad,
por las dos terceras partes, etcétera.
5) Finalmente, no queda más que ver qué resultados obtiene esa organización, si son
positivos o, por el contrario, negativos.
Una posible definición de organización internacional sería aquella que hace referencia,
como su propio nombre indica, a una organización intergubernamental creada por distintos
estados con una intención determinada. En el mundo existen numerosos ejemplos de los
cuales podemos explicar algunos.
La Organización de Naciones Unidas (ONU) es la mayor organización internacional
existente. Se define como una asociación de gobiernos global que facilita la cooperación en
asuntos como el Derecho internacional, la paz y la seguridad internacional, el desarrollo
económico y social, los asuntos humanitarios y los derechos humanos. La ONU fue fundada el
24 de octubre de 1945 en San Francisco (California) por cincuenta y un países al finalizar la
Segunda Guerra Mundial, con la firma de la Carta de las Naciones Unidas. Desde su sede en
Nueva York, los Estados miembros de las Naciones Unidas y otros organismos vinculados
proporcionan consejo y deciden acerca de temas significativos y administrativos en reuniones
periódicas celebradas durante el año. En el año 2007, la ONU posee ciento noventa y dos
Estados miembros, prácticamente todos los países soberanos reconocidos internacionalmente.
Hay excepciones como la Santa Sede, que tiene calidad de observador, y la República de
China-Taiwán. La sede europea -y segunda sede mundial- de la ONU se sitúa en Ginebra,
Suiza.
La Organización de Estados Americanos (OEA) nace de la antigua Unión
Panamericana en el Pacto de Bogotá. Tiene las mismas funciones que las Naciones Unidas,
pero si esta última organización no funcionó, la OEA lo hizo menos.
En 1945, en Próximo Oriente, surgió la Liga Árabe que, como su propio nombre indica,
agrupa a los Estados árabes.
54
En África hubo muchos intentos por consolidar una organización propia, intentos que al
final se tradujeron en la Organización para la Unidad Africana (OUA) surgida en 1963. Sin
embargo, si la OEA apenas tuvo eficacia política, la OUA tuvo muchísima menos.
Aparte debemos distinguir los organismos internacionales especializados, es decir,
organizaciones de carácter técnico con uno o dos fines y competencia casi universal. La más
importante es la Organización Internacional del Trabajo (OIT) que surge en 1919 y aún hoy
sigue funcionando. Su principal función es la de controlar que la clase trabajadora de los países
miembros trabajen en las mejores condiciones. La OIT tiene parangón en cuanto a eficacia con
la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) que había derivado de
la Organización Europea de Cooperación Económica (OECE), una organización destinada a
gestionar el reparto de los fondos del Plan Marshall. Debido a su eficacia, comenzará a
desarrollar su actividad bajo las siglas OCDE que aparece en 1950 para impulsar la
cooperación y el desarrollo económico internacional. Otras organizaciones especializadas
importantes son: 1) la UNESCO, organización vinculada a la Organización de las Naciones
Unidas; 2) la Organización Mundial de la Salud (OMS); 3) la Organización de las Naciones
Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO); 4) la Agencia Internacional de Energía
Atómica (IAEA); 5) el Fondo Monetario Internacional (FMI); 6) la Asociación Norteamericana de
Libre Comercio (NAFTA); 7) el Mercado Común del Sur (MERCOSUR); o 8) el Pacto Andino.
Por otro lado, en Europa se ha creado uno de los subsistemas más importantes de
organizaciones internacionales. En este sentido, Europa fijó dos caminos: uno político, que no
funcionó; y uno económico. Incluso, cabe hablar de un tercer camino de tipo militar. Así nació
en 1948, fruto del Tratado de Bruselas, la Unión Europea Occidental (UOE) que no sólo fue
una alianza militar, sino que también deseaba la unidad económica y, sobre todo, política.
Inicialmente estuvo integrada por los estados europeos no comunistas como el Benelux,
Francia e Inglaterra. Luego pidieron su ingreso Italia y Alemania, y más tarde, España y
Portugal. Esta organización surgió con la intención de convertirse en un brazo armado europeo,
pero esta intención no ha funcionado. La UOE dejó de funcionar entre los años 2001 y 2002 ya
que la mayor parte de los mandos militares forman parte de la Alianza Atlántica (OTAN) por lo
que no tiene sentido su permanencia. De todos modos, la UOE no se ha disuelto del todo
puesto que a Francia no le ha interesado.
En vista a que las Naciones Unidas no función, y sobre todo, desde el punto de vista de
la unidad militar, surge en Europa la Alianza Atlántica (OTAN) creada en 1949 en un momento
en el que se temía que la Unión Soviética pudiera invadir el continente europeo. La Alianza
Atlántica reúne una serie de ventajas, entre ellas, que en caso de conflicto se reúnen todos los
estados miembros -Europa, los Estados Unidos y Turquía- que han de decidir dos cosas: 1) si
hay agresión o no, y 2) en el caso de que la haya, quién la ha realizado.
Otra organización europea es el Consejo de Europa, surgido del Tratado de Londres en
1948. Fue un intento de crear una unidad de política europea fundamentada en ideas
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democráticas, pero se ha quedado en un intergubernamentalismo no integrado con un objetivo
fundamental: la defensa y protección de los derechos humanos a través del Convenio para la
Protección de los Derechos Humanos y las Libertades Fundamentales (1950).
Por último, la organización europea más importante es la Unión Europea (UE) formada
por veintisiete estados miembros. En conjunto representa el segundo o tercer Producto Interior
Bruto del mundo, por detrás de los Estados Unidos, Japón y muy cerca de China. La
cooperación europea ha provocado sin duda un aumento del nivel de vida de los miembros de
la Unión. Franceses, italianos y alemanes son los propulsores de la Unión Europea. En este
sentido, en 1950 se crea la Comunidad Europea del Carbón y Acero (CECA), que pretendía
poner en común dos elementos esenciales en toda industria: el carbón y el acero. Tenía una
serie de órganos comunes que estaban por encima de la voluntad de los estados miembros:
Asamblea, Consejo de Ministros, Alta Autoridad, Secretaría Permanente y Tribunal de Justicia.
La integraban Italia, Alemania, Bélgica, Luxemburgo, Francia e Inglaterra.
En esta línea se creó el Comité Europeo de Defensa (CED), uno de los grandes
desconocidos de las organizaciones europeas. Nació con la intención de suprimir la Unión
Europea Occidental (UOE) para lo que necesitaba la ratificación de todos los estados
miembros de la CECA. Sin embargo, Francia, que acababa de salir de la guerra de Indochina y
no deseaba pertenecer a ninguna otra organización militar, se negó a formar parte del mismo.
Como la CECA había tenido un funcionamiento favorable, siete años más tarde, en
1957 se crea la Comunidad Económica Europea (CEE) tras el Pacto de Roma. Asimismo, ese
mismo año se creó también la Comunidad Económica Europea para la Energía Atómica
(EURATOM) tras el Pacto de Bruselas. Se forma así un trío de organizaciones (CED, CEE y
EURATOM) siendo lo más llamativo la fusión en 1964 de todos los órganos comunes a los que
se une, además, una Asamblea o Parlamento Europeo. La CEE o Mercado Común, la
organización más conocida, trajo consigo múltiples libertades económicas, entre ellas, la libre
circulación de mercancías entre los estados miembros. En 1991, en el Tratado de Maastricht
(Holanda) la CEE pasa a llamarse Unión Europea (UE) que englobaba tan sólo a tres estados
miembros. En 1998 y en 2002 -Tratado de Ámsterdam y Tratado de Niza- se han ido
añadiendo enmiendas para conseguir, entre otras cosas, la introducción una moneda única y la
mejora del mercado común. La Unión Europea se organiza de la siguiente manera:
1) Cúspide: Consejo Europeo. Se reúne cada seis meses de manera rotatoria en uno de
los estados miembros, y se encarga de fijar las directrices de la Unión.
2) Luego hay órganos similares: Comisión, Consejo de Ministros, Tribunal de Justicia y el
Parlamento Europeo.
La Comisión no tiene potestad legislativa; en su lugar tiene la función de impulso, es
decir, toda norma europea surge de la Comisión que es el órgano que propone leyes y las
dirige al Consejo de Ministros. A su vez, el Consejo tiene que votar esas propuestas que se
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han de ratificar por unanimidad. Una vez que el Consejo recibe de la Comisión propuestas de
leyes, puede hacer tres cosas:
1) Un reglamento, es decir, hacer una ley que pasa a ser obligatoria en todos los estados
miembros.
2) Una directiva, es decir, el Consejo se dirige a todos los estados miembros para
conseguir un fin concreto; por lo tanto, hace referencia a una norma del reglamento que
dice lo que hay que hacer y lo que debe hacer cada estado miembro para conseguir un
fin concreto.
3) Una decisión, es decir, el Consejo se dirige tan sólo a un estado miembro para
conseguir un fin concreto, por lo tanto, el Consejo de Ministros se dirige al gobierno de
ese estado miembro para decirle lo que hay que hace en situaciones concretas.
Todo este proceso queda vigilado por el Tribunal de Justicia Comunitario que actúa
cuando un estado miembro no cumple la ley o cuando un órgano no funciona como tiene que
funcionar. En cuanto al Parlamento Europeo, tiene el poder de aprobar el presupuesto y
nombrar a un comisario -a dos como mucho-.
Por último, cabe hacer referencia a una potestad de la Unión Europea que el principio
subsidiario. Según este principio, la UE puede actuar como si fuera un estado, es decir, actúa
como si tuviera competencias sobre una materia concreta -educación, sanidad, cultura,
etcétera- al margen del gobierno de un estado. Por ejemplo, la Unión Europea puede
considerar que el gobierno español debería haber transferido una determinada competencia a
una Comunidad Autónoma. Sin embargo, al margen de que la UE lo crea necesario, el
gobierno español no transfiere esa competencia. Como la Unión Europea mantiene que esa
transferencia es completamente necesaria, actúa al margen del gobierno español y,
acogiéndose al principio subsidiario, hace esa transferencia a esa Comunidad determinada.
57
Tema 7
7.1. La denominada guerra fría y sus acontecimientos principales: energía nuclear, los
intentos de desarme y la conquista del espacio ultraterrestre
Se denomina Guerra Fría al enfrentamiento político, ideológico, tecnológico y militar
que tuvo lugar durante el siglo XX entre los bloques occidental-capitalista, liderado por los
Estados Unidos; y el bloque oriental-comunista, liderado por la Unión Soviética. Estos dos
bloques se caracterizarán por no enfrentarse nunca directamente, sino siempre uno de ellos
directamente contra un aliado del otro o dos aliados de cada bloque entre sí. Los límites
temporales del enfrentamiento se ubican entre 1945 y 1948 -fin de la Segunda Guerra Mundial
y fin de la posguerra, respectivamente- hasta 1985 y 1991 -inicio de la Perestroika y disolución
de la Unión Soviética-.
La Unión Soviética y los Estados Unidos se enfrentaron en muchos puntos pero nunca
de forma directa. Aún así, la rivalidad entre ellos hacía que existiera una amenaza en todo
mundo, una amenaza de conflicto nuclear. La bomba atómica, cuyo núcleo está formado por
plutonio o uranio enriquecido, era exclusiva de los dos bloques -los Estados Unidos y la Unión
Soviética-. En el bloque occidental sólo tenían armas atómicas Norteamérica, Inglaterra -a
quien se las vendía los Estados Unidos- y Francia. Actualmente, el arma nuclear no sólo no ha
desaparecido, sino que hay más que nunca y en sitios -algunos- desconocidos.
7.1.1. Energía nuclear
El equilibrio entre los dos bloques se basaba en la idea de que la guerra no podía
existir porque los dos juntos tenían tal cantidad de armamento nuclear que un conflicto entre
ellos podía hacer desaparecer el planeta. Sin embargo, el peligro de utilización de la bomba
atómica no ha desaparecido. Cuando existían los dos bloques, digamos que la situación estaba
hasta cierto punto controlada; pero con la desintegración de la Unión Soviética las armas
nucleares escaparon a su control y no se sabe ni cuántas hay ni quién las posee -si están
controladas, si están obsoletas, si hay quienes tienen medios para fabricarlas, etcétera-. En
este sentido, cualquiera puede hacer desaparecer un estado con un arma nuclear; incluso, tan
sólo hace falta consultar Internet para encontrar instrucciones sobre cómo fabricar una bomba
atómica. Se sabe, además, que Rusia, Ucrania, Francia, Inglaterra, la India, Pakistán, China,
Corea del Norte e Irak -y algunos países que se desconocen- poseen enormes cantidades de
armas nucleares. Todos lo hacen en secreto pero la bomba atómica es su arma de reserva.
7.1.2. Los intentos de desarme
Mediante diversos tratados se ha intentado regular el uso de la energía atómica. Por
ejemplo, en 1963 se firmó un tratado entre la Unión Soviética, los Estados Unidos e Inglaterra
que prohibía los experimentos nucleares en la atmósfera, y más tarde se amplió al espacio y a
los fondos marinos. Por su parte, las Naciones Unidas elaboró en 1968 el Tratado de No
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Proliferación de Armas Nucleares al que se agregaron más de cien países. Se pretendía con
este tratado que el club nuclear fuera controlado, es decir, saber quién poseía armas
nucleares. Este tratado se caracterizó por su parcialidad, ya que permitía la posesión de armas
nucleares a los países que ya las tenían y, en cambio, prohibía la fabricación a aquellos países
que no tenían. Otro tratado interesante es el Tratado de Desnuclearización de los Fondos
Marinos Oceánicos firmado en 1972 que, a diferencia de los otros tratados, sí tuvo un cierto
éxito.
En su momento, los Estados Unidos y la Unión Soviética consideraron que el uso de
armas nucleares era inviable, es decir, eran inútiles y no tenían valor estratégico. En cuanto a
armamento, y en términos comparativos, Estados Unidos poseía menos armas nucleares pero
más armas convencionales; y la Unión Soviética tenía lo contrario, es decir, menos armas
convencionales y más armas nucleares. Además, desde el punto de vista estratégico y para
multiplicar la fuerza atómica, se fabricaron submarinos nucleares por parte de los dos bloques.
Sumamente interesante es la firma de un tratado entre el presidente Richard Nixon y
el líder soviético Leoniv Brezhnev. Tras arduas negociaciones, Brezhnev en nombre de la
Unión Soviética y Nixon por los Estados Unidos, firmaron en Moscú los Acuerdos SALT
(Strategic Arms Limitation Talks) en mayo de 1972. Este tratado ponía límite a la construcción
de armamentos estratégicos y fijaba un número para los misiles intercontinentales y los
lanzamisiles en submarinos que poseían la Unión Soviética y los Estados Unidos. También
prohibía, bajo vigilancia mutua, el establecimiento de sistemas de defensa antimisiles.
Brezhnev y el presidente Jimmy Carter firmaron en Viena unos nuevos acuerdos conocidos
como Acuerdos Salt II que limitaba el número y el tipo de misiles nucleares intercontinentales
para las dos potencias.
A estos dos acuerdos le siguió el Tratado sobre Misiles Anti-Balísticos o Tratado ABM,
un nuevo acuerdo entre los Estados Unidos y la Unión Soviética para limitar el número de
misiles anti-balísticos usados para defender ciertos lugares de misiles con carga nuclear. El 26
de mayo de 1972, el presidente norteamericano Richard Nixon y el Secretario General del
Comité Central del Partido Comunista, Leonid Brezhnev, firmaron este tratado que estuvo
vigente durante treinta años -hasta 2002-. El 13 de junio de 2002, seis meses después de
anunciarlo, Estados Unidos se retiró del acuerdo.
7.1.3. La conquista del espacio ultraterrestre
Un segundo acontecimiento clave tras los intentos de desarme fue la conquista del
espacio ultraterrestre, también conocido como la carrera espacial, una competición informal
entre Estados Unidos y la Unión Soviética que duró aproximadamente desde 1957 hasta 1975.
Supuso el esfuerzo paralelo entre ambos países de explorar el espacio exterior con satélites
artificiales, de enviar humanos al espacio y de posar a un ser humano en la Luna.
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La finalidad de la conquista del espacio era, fundamentalmente, estratégica y militar.
Tanto la Unión Soviética como los Estados Unidos empezaron a lanzar al espacio el Sputnik,
los Apolos y múltiples satélites, pero la obsesión era enviar al espacio satélites anti-balísticos
para neutralizar, por ejemplo, los misiles que viajaban por el espacio antes de alcanzar su
objetivo. Como consecuencia de este tipo de satélites, los norteamericanos inventaron los
misiles Tomahawk, misiles que van a ras de tierra usados para burlar los escudos antimisiles.
Entre sus ventajas, cabe destacar que no son detectables por los radares; sin embargo,
cuentan con la desventaja de ser visibles y lentos. El misil Tomahawk, además, cuenta con un
ordenador de a bordo que le permite alcanzar su objetivo con una enorme precisión.
En la conquista del espacio sólo existía una eventualidad, un tratado de enero de 1967
que disponía que la Luna, satélite de la Tierra, no podía ser ni explotada ni ocupada por nadie.
7.2. Desarrollo económico y subdesarrollo
Como consecuencia de la descolonización, el enfrentamiento entre los dos bloques y el
desarme armamentístico, las diferencias entre estados desarrollados y estados no
desarrollados son enormes. Por eso, desde los años sesenta la ONU manifestó una gran
preocupación por lograr el desarrollo económico y social de los países no desarrollados, los
cuales han visto como sus economías se han tenido que adaptar a condiciones insoportables,
por ejemplo, a causa de la famosa deuda externa, una deuda que se debe a una gestión
pésima, al robo y la corrupción continuos y al gasto excesivo en el campo militar.
Por una causa o por otra, la deuda exterior se ha convertido en un problema mundial ya
que muchos estados que no tienen dinero para pagar se ven obligados a renegociar los pagos,
de tal manera que cada año la deuda es mayor. Este hecho provoca que los prestamistas,
sobre todo el Banco Mundial al que están afiliados ciento cincuenta países, se nieguen a
prestar más dinero puesto que los estados a los que prestan no pueden hacer frente a sus
deudas. Esto trae consigo que el sistema financiero de esos países deudores se declare en
quiebra, tal y como pasó en Argentina y como casi pasa en Brasil. Si no hay más quiebras en el
mundo es precisamente porque si las hubiera, el que se quedaría sin cobrar sería el país
acreedor, y por eso es preferible que siga prestando dinero. Además, si por un casual se
produjese la quiebra del sistema financiero de cinco o más países, se produciría un movimiento
en cadena que traería consigo, en primer lugar, una quiebra monetaria a nivel mundial y, en
segundo lugar, una tremenda inestabilidad política y sistemática también a nivel mundial.
Un grupo de presión de la ONU se constituyó para obtener mejoras sobre el Derecho
del mar. Surge así la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar, uno de los
tratados multilaterales más importantes de la historia desde la aprobación de la Carta de las
Naciones Unidas, siendo calificada como la Constitución de los océanos. Fue aprobada, tras
nueve años de trabajo, el 30 de abril de 1982 en Nueva York, y abierta a su firma por parte de
los demás estados el 10 de diciembre de 1982 en Montego Bay (Jamaica). Entre otros temas,
la Convención del Derecho del Mar engloba los límites de las zonas marítimas, zona
60
económica exclusiva, plataforma continental y alta mar, derechos de navegación y estrechos
para la navegación internacional, estados archipielágicos, paz y seguridad en los océanos y los
mares, conservación y gestión de los recursos marinos vivos, protección y preservación del
medio marino, investigación científica marina y procedimientos para la solución de
controversias.
A pesar de todo, el grupo de los setenta y siete estados no desarrollados votaron en
contra del convenio porque la explotación de los fondos marinos no quedaba regulada. Esto
provocó la creación de una agencia especial para el reparto de esos fondos, mientras que los
beneficios serían distribuidos entre aquellos estados que no tuvieran acceso al mar. Sin
embargo, los países que gastaban miles de millones en tecnología para explotar los fondos
marinos se negaron a esta medida, así que, finalmente, se aprobó una propuesta que consistió
en la creación de un fondo monetario común destinado a invertir en tecnología.
7.3. El llamado sistema bipolar. El neutralismo
La alineación en bloques o el también llamado sistema bipolar fue producto de la
Guerra Fría. En este sentido, cualquier intento de salirse de uno de esos bloques o los
movimientos entre los países que formaban uno y otro bloque eran castigados. Cada bloque
era coherente en ideología y política, de ahí que el bloque occidental se asociase a los países
occidentales-capitalistas, y el bloque oriental, a los países orientales afines al comunismo. Esto
dio lugar a la denominada Teoría de la Soberanía Limitada de los países que pertenecían a
uno u otro bloque. En 1968, por ejemplo, y en respuesta a un breve periodo de liberalización,
los países del bloque oriental invadieron Checoslovaquia. Esto viene a significar que cada
bloque era capaz de eliminar sus disidencias internas indirectamente o directamente mediante
el uso de la fuerza. Por ejemplo, el bloque socialista reprimía toda disidencia interna con el uso
de la fuerza directa a través de la actuación del ejército ruso (en Hungría en 1956, en las
huelgas alemanas de 1950, en las polacas de 1960, etcétera).
Entre el 1 y el 6 de septiembre de 1961 se celebró la Conferencia de Belgrado de los
Países No Alineados. El denominado Movimiento de Países No Alineados (NOAL o MPNA) es
una agrupación de estados que se formó durante la Guerra Fría. Su finalidad era la de
conservar su posición neutral y no alinearse a ninguna de los dos bloques. Aunque haya caído
el Muro de Berlín (1989) y la URSS se haya disuelto (1991), la organización continúa vigente.
La Conferencia de Belgrado supuso la reafirmación de la doctrina del neutralismo a nivel
internacional, sin embargo, el poder de los dos bloques era tan grande que la capacidad
política, ideológica y militar de los estados no alineados era, en comparación, terriblemente
baja. De ahí que simplemente se convirtieran en estados periféricos al sistema bipolar.
61
7.4. Las reestructuraciones sistemáticas desde 1990: aproximación a un análisis
estructural
El año 1990 puso fin al sistema bipolar con el comienzo de la disolución de la Unión
Soviética y el cambio político en su cinturón de seguridad. Lo que no se imaginaban los
analistas políticos y económicos de la época es que el cambio sistemático se pudiera producir
a esa velocidad.
En 1985, la Unión Soviética se encuentra en la cúspide del poder mundial desde el
punto de vista militar, tan sólo equiparable a los Estados Unidos y a todos los estados satélites
fieles al gobierno soviético. Por lo tanto, algo tuvo que ocurrir para que todo esto se viniera a
cabo. En este sentido, Mijaíl Gorbachov, Secretario General del Partido Comunista de la
Unión Soviética desde 1985 hasta 1989 y presidente ejecutivo de la Unión Soviética desde
1989 hasta 1991, ofreció un discurso en 1991 que se sostuvo en las siguientes premisas: 1)
supresión de la ideología en las Relaciones Internacionales; 2) voluntad de integrarse en la
economía mundial; y 3) “extinción total” de las armas nucleares. Gorbachov, frente a todo y
frente a todos, y como gran visionario, estaba haciendo una revolución dentro de la propia
revolución que supuso la Unión Soviética. En cierta medida, el líder soviético quería el cambio
tranquilo, ir poco a poco dessovietizando la URSS. Sin embargo, nadie puede contar a la hora
de actuar y tomar decisiones con la irracionalidad, y eso quedó reflejado en el cinturón de
seguridad y en el lugar menos impensable: en Polonia.
En 1980 se produjo una gran oleada de huelgas en casi todas las empresas polacas
dirigidas por la central sindical Solidarnosc (Solidaridad). A finales de agosto de 1980, el
Partido Unificado de los Obreros Polacos legalizó a Solidarnosc como sindicato independiente,
el único existente en todo el cinturón de seguridad. El 13 de diciembre de 1981 se establece en
toda Polonia el Estado de Sitio para reprimir las huelgas, aplastar a la oposición anticomunista
e ilegalizar a Solidarnosc. En 1988, el gobierno polaco legalizó de nuevo a Solidarnosc y
convocó elecciones al año siguiente, que ganaron ampliamente los sindicalistas y la oposición
anticomunista. En diciembre de 1990 Lech Walesa fue elegido presidente de Polonia en las
primeras elecciones multipartidistas y dos años después, en 1992, las últimas tropas soviéticas
abandonaron Polonia.
62
Tema 8
8.1. El medio internacional y sus factores. Concepto de factor en la sociedad
internacional
El medio internacional actual engloba el conjunto de la sociedad internacional
entendida como sujeto y a todos los factores, organismos e individuos que constituyen esa
sociedad internacional, así como los medios que condicionan sus relaciones internas.
En este sentido, los factores esenciales de los que dependen las Relaciones
Internacionales son los siguientes:
1) Los recursos naturales.
2) Los recursos técnicos y la comunicación.
3) La diplomacia.
4) La estrategia militar.
5) La cultura y los sistemas de valores.
6) La tecnología.
7) La demografía.
8) La economía.
9) Las representaciones simbólicas -ideologías-.
Es posible que existan muchos más factores, pero lo cierto es que son éstos los que se
sabe que existen.
8.2. Los recursos naturales
Los recursos naturales de la tierra están distribuidos de forma desigual en el mundo, y
es esa desigualdad la que condiciona a la sociedad internacional.
Podríamos pensar que cuanta mayor cantidad de recursos tiene un país y mayor
facilidad tiene para su explotación, mayor será su poder político y económico. Sin embargo,
esto que parece tan lógico no siempre es así. De hecho, mayor cantidad recursos no equivale
siempre a mayor poder. La mayor parte de los recursos naturales son limitados y están
distribuidos de manera desigual. Por lo tanto, la ecuación Más recursos = Más poder no puede
tomarse al pie de la letra, pues hay países muy ricos en recursos naturales y, sin embargo,
viven en unas absolutas condiciones de subdesarrollo, por ejemplo, gran parte del continente
africano, algunos países sudamericanos, etcétera.
La tecnología es fundamental para obtener recursos naturales. En este sentido, la
tecnología ha avanzado tanto que puede convertir un desierto en una zona fértil, por ejemplo,
tal y como ha ocurrido en Israel.
Por otro lado, a lo largo de la historia ha habido países que fueron ricos en recursos
naturales en un determinado momento, por ejemplo, cuando el carbón era una materia prima
63
importante. Sin embargo, cuando el carbón dejó de emplearse de forma masiva, esos países
ricos dejaron de serlo. Esto es precisamente lo contrario a lo que ocurrió en los países de
Oriente Medio, ya que de ser países pobres pasaron a ser países ricos por la presencia de
petróleo en esos territorios. Por lo tanto, la riqueza-pobreza de un país es un factor histórico y
coyuntural que depende de la importancia en cada momento de determinadas materias primas.
Existen países que cuentan con recursos naturales propios y los explotan trasladando
su poder económico al plano internacional. Sin embargo, hay otros países que tienen un bajo
nivel de desarrollo porque pese a que tienen gran cantidad de recursos naturales, no disponen
de la tecnología suficiente para su explotación.
Por otra parte, hay que decir que los recursos son limitados, una tesis utilizada
mayoritariamente por los ecologistas. Dado que los recursos naturales son limitados, habría
que limitar su explotación. De ahí que desde hace unos años se investigue la utilización de
energías alternativas a muchos recursos, por ejemplo, alternativas al petróleo del que no
quedan reservas para mucho tiempo.
Por último, el poder político ha sido y es determinante en el agotamiento de estos
recursos, lo que podría provocar enfrentamientos en el seno de la sociedad internacional, es
decir, entre los países que tienen recursos naturales y los que no los tienen.
8.3. Los recursos técnicos y la ruptura histórica del individuo
La difusión de los recursos técnicos influye enormemente en el medio internacional. En
este sentido, todo avance técnico en comunicación ha supuesto la ruptura del aislamiento del
individuo. Se puede llegar a decir incluso que cuando el individuo comenzó a comunicarse y
comunicó sus técnicas, comenzó la Historia. Y es ese intercambio de información lo que hace
que se rompa el aislamiento de los individuos. En caso contrario, cuando no hay comunicación,
el retraso cultural, tecnológico y científico es enorme, por ejemplo, lo que ocurre en algunos
pueblos del País Vasco que están completamente aislados del mundo.
Con la comunicación comienza la difusión de los avances técnicos, y las desigualdades
vienen determinadas por pueblos que están más avanzados tecnológicamente que otros. Por lo
tanto, la comunicación es siempre fundamental; de hecho, Roma nunca habría sido un imperio
sin sus avanzadísimos sistemas de comunicación, y lo mismo ocurre con el imperio español
que contaba con importantes vías de comunicación marítima.
8.4. La diplomacia
La diplomacia es un elemento exclusivo de la sociedad internacional y supone un factor
importante en las Relaciones Internacionales.
La figura del diplomático nace en Italia y su importancia se encuentra en su capacidad
para tomar decisiones políticas, aunque lo hicieran en nombre del rey. Durante los siglos XV y
64
XVI las comunicaciones eran muy lentas y el diplomático debía adoptar decisiones que no
podían esperar a la respuesta del monarca al que representaba, ya que ésta podía demorarse
días, meses, e incluso años en llegar. El valor de la diplomacia era, pues, enorme. Pero los
avances de las comunicaciones cambiaron radicalmente las cosas. El telégrafo sin cables, el
teléfono, el ferrocarril, la navegación a vapor, etcétera, adelantaron los procesos de
comunicación enormemente.
En la actualidad, las decisiones políticas se toman mediante una comunicación directa
entre gobiernos, prescindiendo así de los canales diplomáticos. En consecuencia, los
diplomáticos ya no han de tomar decisiones de carácter político ya que de ellas se encargan
los políticos directamente. No obstante, es importante destacar la función protectora que
desempeñan las embajadas diplomáticas respecto a los ciudadanos del país al que
representan, e incluso a los de otros países, ya que tienen el poder de otorgar asilo político a
quien lo solicite.
8.5. La estrategia militar
Las operaciones militares de la Segunda Guerra Mundial se han convertido en
operaciones globales debido a los avances de la técnica, convirtiendo el esquema clásico
ataque-respuesta, en ataque-respuesta inmediata. Es decir, se responde con rapidez a la
agresión, a veces, incluso antes de recibir el ataque.
La única organización militar que existe hoy es la ONU, cuyo fin sigue siendo la
destrucción militar del enemigo -si es preciso, usando incluso armas nucleares- siempre y
cuando la decisión sea adoptada por la Junta de Jefes del Estado Mayor, en la que
permanentemente están representados los Estados Unidos.
8.6. La cultura y los sistemas de valores
Otro factor importante es el impacto que tiene el desarrollo de las técnicas de
comunicación sobre la cultura. No olvidemos que muchos acontecimientos políticos responden
a movimientos culturales.
En las comunidades políticas siempre ha existido una comunicación interna de carácter
vertical -entre los dirigentes y los dirigidos- o de carácter horizontal -entre los individuos de un
mismo pueblo-.
Antiguamente, la información recibida por el individuo es asimilada por éste aplicando
sus propios códigos culturales. En este sentido, cada estado-nación asimilaba la información
que le llegaba del exterior aplicando su propio concepto del mundo exterior -estereotipos-. Así
la opinión pública se manifestaba de forma unánime respecto a las informaciones exteriores.
En general, la técnica ha revolucionado el sistema de valores porque la información
circula por radio, televisión, Internet, etcétera. En principio, resulta positivo que todo el mundo
65
tenga acceso a la información, pero está claro que la programación con información exterior es
muy selectiva y reviste todas las características de la propaganda. Así, a través de la
información el estado intenta justificar sus acciones políticas y resaltar sus logros.
Actualmente, la radio y la televisión están contribuyendo a la difusión de información de
manera instantánea a cualquier parte del mundo. Además, al ser medios de comunicación que
pueden ser controlados, facilitan la programación externa de cada estado o la propaganda de
sus políticos.
La UNESCO adopta en 1948 una resolución en defensa de la libre circulación de ideas
a través de los medios y recomienda a los estados miembros que reconozcan el derecho que
todos los países tienen a oír las emisiones radiofónicas de cualquier país. En aquel momento,
por ejemplo, la Unión Soviética ejercía un control férreo sobre las emisiones de los Estados
Unidos.
En 1972, la Asamblea General de la UNESCO promueve un tratado que reconocía el
derecho de todos los países a determinar el contenido de sus programas educativos
transmitidos por satélite y destinados a sus ciudadanos.
El llamado nuevo orden mundial de la información controlaba las informaciones
externas de los países subdesarrollados, con fuertes restricciones a la hora de difundir noticias
poco convenientes, lo que provocó el abandono de Inglaterra -que regresará más tarde- y los
Estados Unidos. El problema residía en el control de la información, ya que no está en manos
de las personas sino de la sociedad estatal, lo cual es intolerable para el derecho de la
información. Sin embargo, beneficiaba a las sociedades culturalmente atrasadas que se veían
inundadas por una avalancha de información proveniente de los países desarrollados.
8.7. La transformación de los sistemas productivos de intercambio. La tecnología
La tecnología tiene una importancia cada vez mayor en las transformaciones
económicas de los estados y, además, influye muchísimo en las Relaciones Internacionales.
El subdesarrollo tiene muchas causas pero, sin duda, la principal es la inferioridad
tecnológica que no permite el avance de los sistemas productivos. La única solución para
acortar distancias entre países desarrollados y no desarrollados es que los primeros les
transfieran tecnología, algo que, evidentemente, nunca va a ocurrir porque en ella radica su
superioridad.
8.8. La demografía. Los movimientos migratorios y la importancia de los movimientos
demográficos en las Relaciones Internacionales
El factor demográfico influye en las Relaciones Internacionales debido a dos
fenómenos: 1) los movimientos migratorios, y 2) el crecimiento poblacional.
66
Los movimientos migratorios, es decir, los desplazamientos voluntarios o forzosos, son
una de las causas de la alteración del equilibrio interno del estado y eso influye directamente
en las Relaciones Internacionales. Ejemplos claros son los movimientos poblacionales hacia
Siberia en la Unión Soviética tras la Segunda Guerra Mundial o la que está teniendo lugar
ahora en el Sáhara con unos treinta millones de personas desplazadas.
Al hablar de movimientos migratorios, podemos señalar distintos tipos. En primer lugar,
podemos nombrar las migraciones voluntarias que han dado lugar a nuevas sociedades, es
decir, hay ciertos estados que se han formado mediante aluviones de inmigrantes, por ejemplo,
los Estados Unidos, Australia o Nueva Zelanda, países donde surgirá una mezcla intercultural
muy fuerte que se conoce con el nombre de cultura del aluvión.
Un segundo tipo de movimiento migratorio, aunque escaso, es el trasvase de
intelectuales, también conocido como fuga de cerebros. Si se da entre estados de similar poder
económico, pues no tiene mucha importancia. Pero si los especialistas y técnicos proceden de
un país no desarrollado, lo más probable es que nunca regresen, un hecho que acentúa el
subdesarrollo en sus países de origen.
Por último, un tercer tipo es la emigración masiva de trabajadores no cualificados de los
estados no desarrollados a los desarrollados. Es sobre todo emigración obrera que llega en la
mayoría de los casos a países emergentes. Existen dos casos por los que hace falta esta mano
de obra: 1) porque es mano de obra barata; y 2) porque es utilizada ante la escasez de mano
de obra en determinados campos, por ejemplo, en la agricultura. Además de cobrar poco,
muchas veces no logran integrarse en el país que los recibe. Pese a ello, seguramente vivirán
mejor que en sus países de origen.
El fenómeno migratorio tiene una íntima relación con el campo económico, político y
demográfico. Actualmente, por ejemplo, se está desarrollando una cultura del aluvión, es decir,
una emigración masiva. De hecho, algunas de las principales ciudades del mundo cuentan con
auténticos guetos multiculturales donde conviven miles de inmigrantes.
8.9. La economía. Los modelos económicos del capitalismo liberal de mercado y la
denominada globalización. Los modelos marxistas y neomarxistas. Wallerstein
8.9.1. La economía
La economía es fuente de muchas cosas. En este sentido, nunca antes el concepto de
riqueza se había convertido tanto en un factor colectivo esencial. Y esto se da por tres razones:
1) Porque implica un alto nivel económico y un alto nivel de vida que siempre han ido
parejos. Además, hoy se reivindican como un derecho para todos.
2) Porque los medios de comunicación de masas han sido fundamentales para contribuir
a ese aumento del nivel de vida.
67
3) Porque también hay un mayor acceso a la educación y a la política -antes limitada a los
señores-. Por lo tanto, hay mayor conciencia política.
En cuanto a las masas desfavorecidas, las que tienen menos recursos, toman por
primera vez conciencia de su estado de inferioridad respecto a los que tienen más recursos,
algo que se lo debemos a Karl Marx. Bien es cierto que la burguesía siempre ha sabido que
pertenecía a un status social determinado; sin embargo, en cuanto al resto, no toma conciencia
de clase hasta el siglo XIX, es decir, hasta que Karl Marx habla por primera vez de la clase
obrera.
El crecimiento económico es una necesidad imperiosa en la sociedad contemporánea,
es decir, una meta fundamental. En este sentido, la economía tiene que crecer
indefinidamente, por eso siempre oímos hablar de crecimiento económico, incluso cuando la
economía no crece -así, oímos hablar, por ejemplo, de crecimiento cero que hace referencia a
que las cosas están más caras pero no crece la economía-.
La economía se ha convertido en el parámetro esencial del poder del estado. Se tiende
hacia la cooperación e integración económica, pero la unión no hace crecer más a los estados
pobres porque carecen de influencia militar y política.
La mayoría de las organizaciones internaciones tienen como principal objetivo el mayor
desarrollo económico y no el desarrollo político. Y entre esas organizaciones está, por
supuesto, la Unión Europea. La cooperación política no hace crecer a los estados más pobres,
sin embargo, la cooperación económica sí lo consigue.
8.9.2. Los modelos económicos del capitalismo liberal de mercado y la denominada
globalización
Partiendo del capitalismo liberal de mercado como sistema económico predominante,
existen tres tipos de sistemas: 1) el Capitalismo; 2) el Comunismo-Socialismo; y 3) Países en
desarrollo.
El sistema imperante en el mundo es el sistema del capitalismo liberal o de libre
mercado, que hace referencia a la cooperación de los países desarrollados y al crecimiento
económico indefinido que viene determinado, entre otras cosas, por la distribución de
productos. La mayoría de los países no son productores de materias primas, sino que las
transforman, las distribuyen y las comercializan. Como ya sabemos que los recursos son
limitados, estos países transformadores de la materia prima ven amenazado su crecimiento por
el de los países productores de esas materias primas que necesitan, por ejemplo, el petróleo.
Esto puede generar, y de hecho ya ha generado en muchos ocasiones, conflictos armados de
alcance imprevisible.
Por otro lado, hoy estamos siendo testigos del crecimiento económico de países que
antes eran subdesarrollados: China, la India, Brasil, Méjico o Corea del Sur. China, por
68
ejemplo, ya ha pasado a ser una economía emergente ya que lleva tres años de crecimiento
ininterrumpido. En términos comparativos, el crecimiento económico de estos países ha sido
superior al del resto, por ejemplo, al de los Estados Unidos y Europa (la que menos ha
crecido). Estamos así ante un panorama inigualable.
La globalización de la economía comienza, más o menos, en 1989 y tardará unos
quince años en completarse. Un estudio reciente habla de que los países del E7 -siete
principales economías emergentes-, es decir, Brasil, la India, la República de Corea, Méjico, la
Federación de Rusia y Sudáfrica, en unos años superarán en un veinte por ciento a los países
industrializados -G7-. El pregunta que nos debemos hacer es si este crecimiento es sostenible.
El sistema económico socialista, en la práctica, ha quedado relegado a Corea del
Norte. La teoría socialista hace referencia a la colectivización de los medios de producción, lo
que dio lugar al monopolio estatal del comercio. El crecimiento económico de los países
socialistas fue muy grande, pero no llegó nunca al nivel de los capitalistas. La riqueza interior
bruta alcanzó su límite máximo en la década de los setenta y, a partir de 1980, el sistema se
vino abajo. Fue algo imparable. Disminuyeron los bienes de consumo y, en consecuencia, se
produjo un descontento generalizado -más en los países del Este que en la propia URSS- que
condujo a dar por terminado el sistema comunista.
En cuanto a los países en vías de desarrollo, son ex colonias que a duras penas
lograron su independencia y que poseen importantes materias primas, como por ejemplo
petróleo (Venezuela, Irak, Méjico, etcétera). En estos países se construyeron grandes obras de
infraestructura pero en la actualidad, siguen dependiendo demasiado de la ayuda de los países
desarrollados. Las materias primas tienen un precio que no es fijado por los países
desarrollados, sino por las bolsas internacionales. Por ejemplo, cuando hay alteraciones a la
baja del barril de petróleo (principal materia prima), los más perjudicados son siempre los
países no desarrollados.
Un cierto equilibrio norte-sur sería aconsejable, pero la mayor parte de la humanidad
parece hoy condenada al subdesarrollo. No es un problema fácil de resolver ni con la mayor
voluntad. De ello se desprende que el sistema económico mundial se desarrolla en unos
parámetros que desbordan a las organizaciones políticas.
En resumen, toda relación entre comunidades políticas en la sociedad internacional es
una relación económica y nada más que eso; el resto de los factores tienen, en comparación,
un peso menor.
Existe una contradicción entre el mundo dominado por un sistema económico global y,
a su vez, una serie de estados políticos en los que se divide el mundo. En este sentido, los que
dictan las reglas económicas no son los economistas sino los políticos. Por eso, según algunas
teorías, los estados son el verdadero elemento distorsionador y deberían desaparecer. Esto es
cierto en parte. La economía mundial esta internacionalizada, pero no todas las decisiones
69
económicas las adoptan los políticos pues, en ocasiones, son el reflejo de las que ya han
tomado los grupos de poder económico. Así, los conflictos que existen entre los estados son
consecuencia de los intentos por parte de los países capitalistas de hacerse con el poder y la
riqueza económica internacional.
8.9.3. Los modelos marxistas y neomarxistas
En la Unión Soviética el socialismo representaba el estado obrero del mundo, por lo
que el marxista soviético debía tener el control del socialismo frente a los países capitalistas.
Sin embargo, los dos países enfrentados -Unión Soviética y Estados Unidos- coexistieron
siempre a espaldas de los países no desarrollados repartiéndose riquezas y poder.
Los neomarxistas acusan a los marxistas ortodoxos de economicistas, es decir, de no
alejarse nunca de los sistemas clásicos provocando un proceso cansino de acumulación de
capital exactamente igual que el capitalismo.
Arghieri Emmanuel en El intercambio desigual (1969) y Samir Aminen en El
desarrollo desigual, afirman en la década de los setenta que la sociedad mundial no es más
que un gigantesco mercado en el que la política está al servicio de la economía, mientras que
la ideología es un disimulo de la explotación pura. Concluían diciendo que el capitalismo se
perjudicaba a sí mismo porque proletariza al mundo y que su fin llegará con una revolución
proletaria mundial sin precedentes.
8.9.4. Wallerstein
Uno de los principales analistas del sistema económico mundial y de las Relaciones
Internacionales es el sociólogo y científico social-histórico estadounidense Immanuel
Wallerstein (Nueva York, 28 de septiembre de 1930), que en obras como Análisis del sistema
mundial esquematiza el sistema capitalista de la siguiente manera.
P
Periferia
SP
Semiperiferia
N
Núcleo
1) Núcleo o área central: engloba la actividad económica avanzada (banca, construcción
naval a gran escala, técnicas de extracción de metales).
70
2) Periferia: suministra los materiales para la expansión del núcleo. Para mantener el
carácter hegemónico, el núcleo no le transfiere el desarrollo tecnológico para que no
pueda competir con él. En la periferia siempre hay inestabilidad y se producen crisis.
3) Semiperiferia: está en una situación intermedia, y también suministra materias primas
para que el núcleo pueda trabajar.
La función básica de cualquier estado del mundo es combinar el modelo económico
capitalista para que la teoría de los tres elementos concéntricos funcione. De hecho, el estado
sirve para crear, proteger y conservar el sistema capitalista. Por otro lado, no se puede
concebir un sistema capitalista igualitario, de ahí que Wallerstein afirme que el sistema
capitalista se compone siempre de unidades fuertes y unidades débiles. Por lo tanto, el sistema
económico internacional es igual al sistema capitalista, un sistema global formado por unidades
más fuertes y unidades más débiles.
Wallerstein habla también de unidades de análisis que se elaboran de acuerdo al
sistema histórico. En este sentido, hay tres subtipos históricos:
1) Los macro sistemas: se fundamentan en la reciprocidad de intercambios. Son muy
poco extensos y duran muy poco tiempo. Surgen en momentos históricos en los que
las unidades políticas están equilibradas unas con otras, por lo que el intercambio
político, social y económico es fluido. Sin embargo, lo normal es que una de esas
unidades políticas rompa el equilibrio e instaure una hegemonía política.
2) Los imperios mundiales: son grandes estructuras políticas que se alimentan de la
explotación de impuestos directos sobre los ciudadanos que se envían de la periferia al
núcleo, distribuyendo una parte de los mismos entre los funcionarios locales de la
periferia para que continúen con el ciclo. El resto se destina a sufragar los gastos del
propio sistema.
3) Las economías mundiales: son cadenas de producción y distribución desiguales con la
única finalidad de extraer plusvalías de la Semiperiferia que luego se reenvían al
núcleo. El núcleo es la verdadera economía mundial. Todas las economías mundiales
son áreas geográficas más o menos limitadas que se dedican a la extracción de
plusvalías.
A finales del siglo XIX surge el sistema capitalista como único sistema histórico que
gestiona todas las relaciones económicas y sociales. El sistema capitalista equivale al sistema
mundo que da lugar a una desigualdad o desequilibrio económico.
71
8.10. Las representaciones simbólicas. El factor religioso y su interpretación. La religión
y la política: acción e interacciones de estos elementos en las Relaciones
Internacionales actuales
8.10.1. Las representaciones simbólicas
Es un factor interesante e importante de las sociedades internacionales. Debe
responder a la siguiente pregunta ¿la interiorización de la realidad y la representación de los
fenómenos que ocurren en el mundo real influyen en el comportamiento del individuo? Y, si
existen una serie de fenómenos ¿es posible estudiar esos fenómenos que se producen en el
mundo que nos rodea? La respuesta es rotunda: No. Es cierto que tenemos una idea sobre
ciertas cosas -el cosmos, el microcosmos, etcétera- pero no podemos conocer la idea en sí.
Por ejemplo, conocemos el concepto de la gravedad pero ¿qué es la gravedad aparte de una
fórmula matemática? La pregunta, por tanto, sería ¿quién sabe qué?
El ser humano podemos estudiarlo de tres formas distintas: 1) desde el punto de vista
biológico; 2) desde el punto de vista social, de lo que se ocupan las Ciencias Humanas; y 3)
desde el punto de vista psíquico -las artes, la religión-, campo de acción de la introspección.
Hay leyes físicas, fisiológicas; un mundo de valores, imágenes, símbolos; y una red de
significados, es decir, el conjunto de significados que nos hacemos de las cosas. Además, se
puede hablar de sentimientos, emociones, visiones, sueños, etcétera, que no están sujetos a
leyes científicas. Precisamente por eso la Ciencia no puede y no debe convertirse en la verdad
absoluta, ya que no somos un conglomerado de neuronas unidas por análisis químicos.
Actuamos en el mundo con una mente inconsciente y actuamos en función a nuestra mente
consciente e inconsciente.
Existen cuatro tipos de representación:
1) Las creencias: son representaciones simbólicas que afectan a un fenómeno de la
realidad. Se puede creer, por ejemplo, en la amenaza que procede del exterior, o tener
la esperanza de que algo que nos preocupa se solucione. Influyen muchísimo en la
opinión pública y en los dirigentes políticos. Alcanza su máxima expresión cuando se
une a otras representaciones simbólicas -mitos, ideologías…-.
2) El mito: es un conjunto de creencias organizadas en torno a un núcleo que atrae o nos
retrae. Propone casi siempre una explicación somera o banal. Por ejemplo, sabemos o
creemos saber lo que es el Tercer Mundo, pero no puede ser tratado por las ciencias.
Por lo tanto, es una explicación mítica que alude al subdesarrollo. Otro mito es, por
ejemplo, Europa, es decir, se habla de ella, de que somos europeos, etcétera. Pero
¿qué es Europa? ¿Sólo la Unión Europea o incluye también a la Europa asiática? Y si
no la incluye ¿por qué? ¿Qué es lo europeo entonces? En definitiva, no se puede
definir de una forma racional qué es lo europeo, por eso decimos que el mundo del
72
mito es inconmensurable y fuera de la realidad, pero lo necesitamos porque nos hace
sentir seguros pese a que haga referencia a cosas irracionales.
3) La ideología: es el conjunto de representaciones simbólicas que presentan tres
características específicas:
a. Cada ideología explica una fenomenología distinta del mundo; explica la
realidad desde su punto de vista excluyendo los del resto.
b. Da una explicación global y universal.
c. Auto justificación del creyente por idoneidad o por motivos simbólicos (bandera,
escudo, himno, etcétera). Es decir, quien se adhiere a una ideología se justifica
a sí mismo aunque no la sienta.
4) La utopía: es la representación simbólica de un mundo mejor por la fe en el ser humano
o la aplicación de una ideología.
Estas representaciones simbólicas tienen cosas comunes entre sí y, a veces, se
solapan. Por ejemplo, las creencias y los mitos, o las ideologías y la utopía.
Las ideologías no pueden nunca evaluarse ni positiva ni negativamente porque
dependen de los valores que el sujeto tenga de sí mismo, del mundo y de su sistema de
valores.
El nacionalismo, por ejemplo, es la noción más elemental de la ideología. Es una
ideología sentimentalmente primaria que no tiene contenido racional. El nacionalismo apela al
primitivismo del hombre, a la horda, al clan, a la tribu y, mucho después, al Estado.
Los ideólogos son los teóricos que suministran pautas de comportamiento a los
dirigentes políticos, siempre dentro de los límites de las ideologías. Su influencia es muy
valiosa, puesto que las concepciones que se tengan del mundo están en todos nosotros,
aunque sea de forma irracional. Todos sabemos cómo debe ser el mundo, cómo es y cómo nos
gustaría que fuera. ¿Qué medios puedo utilizar para que la sociedad internacional sea como yo
quiero? Para las ideologías, el fin justifica los medios. Si cien millones de personas creen lo
mismo, es lícito hacer cualquier cosa para conseguir un fin.
8.10.2. El factor religioso y su interpretación.
La religión influye enormemente en las Relaciones Internacionales y participa, más o
menos, de los mitos, de las utopías y, por supuesto, de las creencias. La religión ha sido
determinante durante siglos en las Relaciones Internacionales y ha sido la causa de
enfrentamiento en múltiples momentos de la Historia -Guerra de los Treinta Años, la Guerra
Santa, las guerras de religión, etcétera-.
Modernamente, lo religioso forma parte del yo individual de los creyentes y de una
Iglesia. Los grupos de creyentes pueden influir en las decisiones de tipo político y la Iglesia
influye en los cambios y en las transformaciones globales.
73
Hay dos formas religiosas que entran en la categoría de sociedad política más que
religiosa en sí:
1) Sionismo: se identifica con el Estado de Israel que es una representación simbólica del
sionismo o del mítico y glorioso Israel de Salomón. Su afán expansionista condiciona a
los israelitas y a todos los judíos del mundo. Su ideal es la patria judía y la progresiva
inmigración a Palestina, que desde 1917 ha provocado tres guerras (1948, 1967 y
1973). El destino común de todos los judíos es la política exterior de Israel. Todo ello
no puede entenderse sin la participación del sionismo, mezcla de mito, creencia y
utopía.
2) Integrismo islámico: demuestra cómo una secta ortodoxa, al acceder al poder político
de un estado, provoca grandes cambios en su sociedad. Los integristas actúan en
cualquier sociedad en la que estén, tal y como lo harían en su país, lo que repercute en
las Relaciones Internacionales. Los integristas dominan al Estado, lo que también
influye en la sociedad internacional de forma directa. Además, el integrismo islámico
coloca en el mismo plano a la política y a la religión -ambos están asociados- así que el
Corán se convierte en un texto de obediencia política.
74
Tema 9
9.1. El concepto de actor en las Relaciones Internacionales
El sujeto o actor es el elemento esencial y el punto de partida de las Relaciones
Internacionales. Entendemos por actor aquellos sujetos individuales o colectivos que producen
o reciben las relaciones, es decir, un ente que actúa en la sociedad internacional ejecutando
actos o recibiendo esos actos de manera voluntaria o involuntaria. Actúa o recibe hechos
sociales en mayor cantidad y relevancia si son sujetos primarios, y en menor cantidad y
relevancia si son sujetos secundarios.
Por lo tanto, no todos los actores actúan con la misma intensidad. Dependiendo del
grado de actuación tanto cuantitativa como cualitativa, podemos hablar de: a) sujetos primarios,
y b) sujetos secundarios -unos hacen más y otros menos-. Los sujetos o actores primarios
actúan constantemente en el mundo social produciendo relaciones de mayor relevancia tanto
cualitativa como cuantitativamente. Mientras que los sujetos o actores secundarios actúan con
menor intensidad e importancia.
Sin embargo, la diferenciación es muy difícil ya que hay sujetos que con un solo acto
producen consecuencias muy importantes, por ejemplo, el asesinato del archiduque Francisco
Fernando, heredero del trono del Impero Austrohúngaro, y su esposa, Sofía Chotek, en
Sarajevo el 28 de junio de 1914 a manos del joven estudiante nacionalista serbio Gavrilo
Princip, fue el detonante de la Primera Guerra Mundial. Por otro lado, hay otros sujetos que a
pesar de llevar a cabo muchos actos tienen una escasa influencia internacional.
Es, por tanto, una diferenciación aleatoria que depende de la comodidad de evaluación.
Por ejemplo, se supone que los agentes colectivos -estados y organizaciones internacionalesson actores primarios y el resto, actores secundarios. Sin embargo, no tiene porqué siempre
ser así. Lo que sí es cierto es que las Relaciones Internacionales se producen de forma
efectiva entre sujetos o actores que tienen capacidad para actuar internacionalmente, es decir,
sujetos compuestos, no individuales (los Estados Unidos, las Naciones Unidas, la Unión
Europea, etcétera). Una persona, en principio, no es un actor porque las relaciones entre
individuos transnacionales no influyen en la sociedad internacional. Sin embargo, ya hemos
visto excepciones como el ejemplo que hemos detallado en el párrafo anterior; otro buen
ejemplo sería la figura de Osama Bin Laden, una sola persona cuyos actos han tenido una
enorme relevancia desde el punto de vista cuantitativo y cualitativo en la sociedad
internacional.
9.2. Estado, Nación y pueblo: sus diferencias
Hay una tendencia generalizada a identificar la palabra Estado con la de Nación, y sin
embargo, no son lo mismo, es decir, no son sinónimos.
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El concepto de Nación hace referencia a una identificación común en torno a una
entidad o unidad abstracta a la que se denomina Nación.
El concepto de Estado hace referencia a una forma jurídica simple o compleja que
puede englobar varias nacionalidades o varias identidades –por ejemplo, en el Estado español
podemos encontrarnos, desde un punto de vista virtual, la Nación española y la Nación
catalana, y ambas pertenecen al mismo estadoEn los Estados Unidos, en Gran Bretaña y en Francia se habla de sentimiento nacional
porque existe una identidad común y, al mismo tiempo, esa identidad coincide con la forma
jurídica -Estado-, de modo que toda persona nacida en cualquier punto de esa Nación se
considerará ciudadano de ese Estado. Por lo tanto, nos encontramos con un caso excepcional
en el que se da una equivalencia entre los términos de Nación y Estado.
El término Nación también se usa con normalidad, pero equivocadamente, en las
organizaciones internacionales. Así, podemos oír hablar por ejemplo de las Naciones Unidas.
Por otro lado, en la mayoría de los casos se identifica a un Estado con un grupo humano
determinado. Así, por ejemplo, se denomina español a la persona nacionalizada en el Estado
español.
El concepto de Nación implica una pregunta ¿Qué se entiende por Nación? Esta
pregunta da lugar a dos conceptos de Nación enfrentados:
1) Concepto objetivo: considera que la comunidad nacional está determinada por una
serie de elementos raciales, religiosos, lingüísticos, etcétera. Este concepto fue
formulado por el diplomático y filósofo francés Arthur Gobineau (1816-1882) y el
primer ministro del Reino Unido Neville Chamberlain (1869-1940), y tuvo, además,
una especial acogida en Alemania a partir de 1933 con la eclosión de la nacionalidad
pangermánica -sentirse alemán, lo alemán, lo germano-.
2) Concepto subjetivo: en esta definición el eje central es la voluntad de vivir en común, es
decir, coloca el elemento voluntarista en primer lugar -deseo común de constituir una
Nación-. Tiene su origen en las tesis del estadista y profesor italiano Estanislao
Mancini que define a la Nación como una sociedad virtual con un origen y leyes
comunes que decide constituir una comunidad nacional. No es sólo una concepción
voluntarista, sino también histórica o historicista.
Según el profesor Arroyo, el concepto objetivo parece más realista que el subjetivo. El
concepto subjetivo se diferencia del objetivo en que es una idea preconcebida, es decir, ésta
no se piensa sino que se es nacional y punto.
El llamado sentimiento nacional expresa el deseo de vivir como nación a pesar de las
diferencias de raza, lengua, religión, etcétera. Cuando se carece del deseo de integración y de
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pertenencia, se fragmenta esa identidad nacional -precisamente, lo que le recrimina el Partido
Popular al Partido Socialista respecto al debate de Cataluña-.
Íntimamente relacionado con el concepto de Nación se encuentra el Principio de las
Nacionalidades que surge a mediados del siglo XIX y que se hace referencia al derecho de
cada nación a constituirse como estado independiente y a elegir a sus dirigentes de gobierno,
es decir, alude a la autodeterminación. Este principio, sin embargo, tiene un lado peligroso si se
extiende a la política internacional imperialista, es decir, agregar a un estado otros con los que
comparte una misma lengua. Por ejemplo, Alemania durante la Segunda Guerra Mundial
amplió su territorio anexionando otros estados amparándose en el hecho de que éstos poseían
la misma lengua. También supuso la desaparición del Imperio Austrohúngaro que dio lugar a
diversos países en donde nunca hubo un sentimiento nacional -Checoslovaquia, Yugoslavia,
etcétera-. De hecho, estos territorios están hoy fragmentados en distintos estados.
En cuanto al concepto de pueblo, responde a una idea muy similar a la de Nación. Si
nos referimos a los Derechos de los Pueblos, una aplicación del Principio de las
Nacionalidades, hace referencia al derecho de los pueblos a disponer de sí mismos.
Históricamente ya se hablaba del principio de autodeterminación de los pueblos en los Catorce
Puntos del presidente estadounidense Thomas Wilson. Para él, la causa de la Primera Guerra
Mundial era el maltrato a las minorías, y añadía que todo pueblo constituido en minoría tenía
derecho a su estatuto y a ser protegido por organizaciones internacionales. La Carta
Fundacional de las Naciones Unidas, en su artículo primero, segundo apartado, alude también
al principio de autodeterminación y a la idea de pueblo.
Hemos dicho antes que la idea de pueblo es muy similar a la de Nación, de ahí que
podamos oír hablar, por ejemplo, del pueblo francés o la nación francesa. Sin embargo, la idea
de pueblo es mucho más genérica, vaga e imprecisa que la idea de Nación. Desde un punto de
vista histórico, un pueblo es un estado inferior a la nación pese a que se suelen utilizar uno y
otro (por ejemplo, pueblos de España, naciones de España, pueblo-nación saharaui, etcétera).
A pesar de todo, sentirse pueblo es la base de la Nación, es decir, el pueblo es el
sustrato de la Nación. Pueden existir pueblos sin conciencia de nación, como por ejemplo los
gitanos. Pero no podemos entender el concepto de Nación sin la idea de pueblo.
No obstante, cuando anteponemos el sufijo Nación es porque se intenta dar un mayor
rango político. En este sentido, no es lo mismo decir el pueblo vasco que la nación vasca. En
este último caso, los que hablan son previsiblemente nacionalistas. No deja de ser un matiz
curioso de la psicología del lenguaje.
En definitiva, la idea de Nación alude a una identidad cultural, racial y lingüística;
mientras que la idea de Pueblo hace referencia a un escalafón inferior que puede ser o no ser
naciones.
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9.3. El concepto y los elementos del Estado
El Estado es producto de una larguísima evolución cuyo germen lo encontramos
cuando surgen las primeras comunidades políticas. Pero ¿qué conjunción de elementos dan
lugar al concepto de Estado? La respuesta la encontramos en la Declaración de Montevideo de
1933 donde se establecieron los cuatro requisitos o elementos de un Estado: 1) territorio, 2)
población, 3) gobierno, y 4) capacidad de relacionarse con otro u otros sujetos -elemento
políticoEn primer lugar, el Estado es un ordenamiento jurídico creado por un gobierno que
tiene la potestad de legislar en un territorio en el que los individuos quedan sujetos a ese
ordenamiento para evitar la aniquilación propia.
En segunda lugar, cabe señalar las primeras formas pre-estatales: la horda, la tribu y el
clan, formas precursoras del Estado y primeras formas de convivencia.
En tercer lugar nos encontraríamos con la burocracia, un elemento clave del estado
moderno. El sistema burocrático está formado, entre otras cosas, por cuerpos de funcionarios
que tienen una función diferente y determinada. Ya en la Edad Media el rey relegaba parte de
sus funciones en personas de confianza. Por ejemplo, el rey deja de impartir justicia en
exclusiva y delega esa función en un tribunal que tiene a partir de ese momento la función de
juzgar y hacer cumplir las leyes. Surge así el Poder Judicial.
En cuarto lugar, y tal y como hemos dicho al principio, el Estado es una súper
estructura jurídica aplicada a un conjunto de individuos en un territorio determinado. En este
sentido, la creación de una norma jurídica es la primera norma de esa estructura. De hecho, no
hay ningún grupo en el mundo que no esté dotado de normas jurídicas -muchas o pocas,
escritas o no escritas-.
Al principio de este apartado, enumeramos los cuatro elementos que dan lugar a un
estado. A partir de aquí detallaremos cada uno de ellos: 1) territorio, 2) población, 3) gobierno,
y 4) soberanía.
El territorio es el lugar físico o geográfico donde se aplica el ordenamiento jurídico del
Estado. Y se denomina territorio, no porque sea sólo un lugar físico, sino porque ahí se aplica
el ordenamiento jurídico, y es éste el que delimita las fronteras de ese territorio.
La población hace referencia al conjunto de seres humanos que están sometidos al
ordenamiento jurídico del territorio en el que habitan. Su vinculación con ese territorio responde
al nombre de nacionalidad.
El ordenamiento jurídico surge del gobierno de una comunidad política. Así pues, es el
gobierno quien crea, modifica o extingue ese ordenamiento jurídico. La esencia del gobierno es
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el poder coactivo, es decir, el poder de imponer o no imponer las leyes del ordenamiento
jurídico.
Por último, la soberanía es la suma de competencias que tiene el gobierno, unas
competencias aplicadas coactivamente al Estado en el que se aplica el ordenamiento jurídico.
Estos cuatro elementos constituyen de forma convencional la idea de Estado: territorio,
población, gobierno y soberanía.
La organización del Estado es variada: federal, confederal, autonómico, etcétera. Sin
embargo, lo que realmente importa es quién, cómo y sobre quién se ejecuta la norma jurídica.
9.4. Igualdad teórica y desigualdad real de los Estados
Todos los estados son jurídicamente iguales entre sí, algo que proviene de los días de
la Revolución Francesa, es decir, de las ideas de la Ilustración: si los hombres son iguales
entre sí, los estados, a semejanza de los hombres, también deben ser iguales jurídicamente
hablando.
Sin embargo, en la práctica los estados difieren entre sí por muchísimas razones:
Por su antigüedad. Más de dos tercios de los estados miembros de las Naciones
Unidas han surgido después de la creación de esta organización (1945). Cuanto más antiguo
es el Estado, mayor estabilidad política aunque esto no siempre es así. Los golpes de estado,
los conflictos, etcétera, son propios de nuevos estados donde prima la inestabilidad política.
Por el sistema político: monarquías absolutas, monarquías parlamentarias, regímenes
democráticos, presidencialistas, repúblicas, estados federalistas, dictaduras, etcétera.
Por la extensión. Por un lado, estarían los macro-estados, por ejemplo, la antigua
Unión Soviética ocupaba prácticamente un continente entero, al igual que hoy China, los
Estados Unidos o Canadá. Y luego estarían los micro-estados como Andorra, Mónaco,
Singapur, Qatar, algunas islas del Caribe, etcétera. La demografía suele ir unida a la extensión
del Estado, sin embargo, hay micro-estados que comparativamente hablando pueden tener
más población, por ejemplo, en los llamados paraísos fiscales.
Por la riqueza tecnológica. La antigua Unión Soviética más los Estados Unidos más
China más la India consumen más del setenta y cinco por ciento de la energía mundial china,
Rusia, los países del Este, la India más Inglaterra producen el setenta por ciento de la riqueza
tecnológica. Aquí, la diferencia la marca la estructura del Estado y su organización política.
La mayoría de estos estados surgieron en los años sesenta, por el proceso de
descolonización, y algunos de ellos, sobre todo en África, se convirtieron en estados fallidos, es
decir, estados no desarrollados que tras su independencia se vieron obligados a poner su
economía y su política en manos de otros estados. Generalmente, esos estados fallidos
79
poseen una casta dirigente que a cambio de armas y dinero, principalmente, dan oro, petróleo,
diamantes, etcétera.
Desde el punto de vista jurídico, todos los estados son prácticamente iguales; sin
embargo, desde el punto de vista práctico, son abiertamente desiguales. Eso influye
negativamente en las relaciones que mantienen los estados entre sí y, por lo tanto, en las
Relaciones Internacionales. Por ejemplo, para lograr la igualdad desde el punto de vista
práctico, Rusia propuso que los estados de menos de un millón de habitantes dejasen de
formar parte de las Naciones Unidas y pasasen a estar bajo un nuevo estatuto con la categoría
de estados asociados. Sin embargo, esta propuesta se desestimó.
Existen diferentes tipos de estado. En primer lugar estarían los estados que son
protagonistas a escala mundial. Japón, por ejemplo, es un gigante económico que no puede
intervenir a escala mundial porque carece de ejército. China, sin embargo, es ya en 2007 una
potencia mundial por su poder militar y su peso económico. La Unión Europea, sin embargo, es
muy limitada en el campo militar ya que carece de ejército al igual que Japón. Por lo tanto, la
Unión Europea, pese a ser una gran potencia económica e ideológica, no tiene influencia a
escala mundial puesto que militarmente debe acudir a los Estados Unidos. Es precisamente
Norteamérica la gran potencia mundial por antonomasia, en declive, pero sigue siendo una
gran potencia por su peso económico, financiero, tecnológico, demográfico y, por supuesto,
militar. Lo que sí debemos tener en cuenta es que hay estados que tienen un enorme poder
material pero carecen del deseo de ejercerlo, por ejemplo, los Estados Unidos en 1919. Ese
año ya era la primera potencia mundial pero no tenía el deseo de ejercer su hegemonía como
primera potencia. También puede ocurrir que el consenso político sea el que convierta a un
estado en una potencia mundial, tal y como ocurrió con la Unión Soviética.
En segundo lugar estarían los estados que aspiran a ser una potencia mundial pero su
capacidad sólo les permite que sean potencias mundiales en un solo sector, por ejemplo,
estados que tienen un atractivo económico y cultural. Éste sería el caso de Francia que sigue
teniendo una enorme influencia en sus antiguas colonias. Otros ejemplos de estados que
aspiran a ser potencia mundial serían Canadá y Japón, muy poderosas económicamente pero
incapaces de ejercer una influencia a nivel mundial. Para que un estado pueda convertirse en
potencia mundial, debe primar el deseo, la voluntad de ejercer su hegemonía por todos los
medios. Es lo que ocurre con los Estados Unidos. Si quiere seguir manteniendo su papel
hegemónico, debe primar la voluntad de seguir siéndolo.
En tercer lugar estarían los estados que no pueden ser potencias mundiales pero sí
potencias regionales, casos de Brasil, Egipto, Italia, Siria, Nigeria, Sudáfrica, Venezuela -por el
petróleo-, el Zaire o Cuba. Y decimos Cuba porque es el emblema de la revolución mundial
para la clase intelectual internacional; por ejemplo, la imagen del Che sigue estando en todas
partes. Normalmente son estados que tienen una considerable extensión, demografía,
recursos, etcétera; sin embargo, carecen de supremacía en otros aspectos.
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Por último, están los estados que desean preservar su independencia y sus fronteras,
por ejemplo, el caso español. Son estados que desean preservar su hegemonía local. España,
por ejemplo, tiene cierta importancia porque pertenece a la Unión Europea, si no, sería un cero
a la izquierda.
81
Tema 10
10.1. Los elementos de la política exterior del Estado
Todo gobierno actúa en nombre del Estado. En este sentido, las relaciones exteriores
que lleva a cabo un gobierno dependerán de su color político. El Estado es ciego, sordo y
mudo puesto que el Estado no existe. Como ya sabemos, sólo existe un territorio donde el
gobierno ejerce sus competencias. Por lo tanto, el que ejerce la política de un país es el
gobierno y no el Estado; precisamente por eso no podemos hablar de política de Estado, de la
desintegración del Estado, de la unidad del Estado, etcétera.
La distribución competencial dependerá de cada gobierno. En España, por ejemplo,
esas competencias están recogidas en el artículo 97 de la Constitución española de 1978.
10.2. Las instituciones: Jefe del Estado, Ministerio de Asuntos Exteriores y Parlamentos
10.2.1. El Jefe del Estado
El Jefe del Estado es la persona que representa a un país ante el resto del mundo. De
esta forma, es quien participa, por sí mismo o mediante delegados, en reuniones
internacionales, nombra y recibe a delegaciones diplomáticas, etcétera.
En un sistema presidencial, como en Argentina o en los Estados Unidos, el jefe del
Estado -el presidente- es también el jefe del gobierno, siendo la cabeza del Poder Ejecutivo del
país.
En un régimen parlamentario, en cambio, el jefe de gobierno -el primer ministro- es
elegido por el Parlamento del que depende o por el jefe del Estado (sólo en el caso de una
república). El jefe del Estado puede ser un presidente elegido por el Parlamento o un monarca
hereditario. En este último caso, normalmente es un rey, pero también puede ser un príncipe,
como el caso de Mónaco; un emperador, como en Japón; u ostentar otro título nobiliario.
Las funciones del jefe del Estado varían de acuerdo a la forma de gobierno que
establece la Constitución de cada país, es decir, tiene competencias diferentes según el
ordenamiento jurídico de cada Estado.
10.2.2. El Ministerio de Asuntos Exteriores
El Ministerio de Asuntos Exteriores de cada gobierno es el responsable de mantener
las relaciones con los países extranjeros. En cuanto a sus funciones, podemos señalar las
siguientes: 1) con su proceder hacen responsable a todo el Estado, por lo tanto, un mal
proceder del ministro de Exteriores no es más que un mal proceder del país al que representa;
2) tiene el deber de desarrollar una acción exterior coherente; y 3) debe coordinar la acción
exterior del Ministerio.
82
Muchas veces, los ministerios de Asuntos Exteriores no pueden asumir la totalidad de
los asuntos exteriores por sí solos, de ahí que se creen mecanismo o aparatos del Estado para
llevar a cabo esos asuntos, por ejemplo, embajadas, consulados, oficinas diplomáticas,
etcétera. El jefe del Estado, a su vez, también puede desarrollar labores de asuntos exteriores,
un caso que se da en España a través de Rey y el resto de miembros de la Casa Real, o a
través del presidente del Gobierno.
10.2.3. El sistema parlamentario
El Parlamento es el órgano constitucional de un Estado con sistema parlamentario.
Éste está compuesto por los representantes elegidos por el pueblo y tiene atribuida la misión
principal de expresar la voluntad de éste elaborando y aprobando normas jurídicas de carácter
general e interviniendo en la integración y funcionamiento de otras instituciones del Estado. Su
misión es la misma que la del Congreso, pero éste último tiene más definida la separación de
poderes legislativo y ejecutivo y es más propio del sistema presidencial.
El Parlamento ejerce una serie de controles, por ejemplo, orienta la acción del gobierno
mediante la aprobación o el rechazo de los presupuestos del Estado. Sin embargo, cuando un
gobierno tiene la mayoría de escaños en el Parlamento, éste último estará influenciado por el
partido gobernante, así que el gobierno apenas notará el control parlamentario.
El Parlamento controla la acción del Gobierno mediante interpelaciones y preguntas
que cualquiera de sus miembros puede plantear al Gobierno.
Un tipo de control exterior al Parlamento es el que ejerce un partido a su propio partido,
por ejemplo, a través de su portavoz que debería controlar lo que hace la entidad política a la
que pertenece. Sin embargo, este control es absolutamente ficticio.
Otra forma de control del Parlamento es el sistema de votaciones, ya que para aprobar
una ley orgánica hacen falta los dos tercios de la cámara. Para el resto de leyes, tan sólo hace
falta la mayoría simple.
10.3. Algunos factores internos de la política exterior: partidos, grupos de presión y opinión
pública
Hay factores internos como los partidos políticos, los grupos de presión y la opinión
pública que tienen su papel en la política exterior.
10.3.1. Los partidos políticos
Los partidos políticos conceden escasa importancia en sus programas a la política
exterior porque consideran que a sus votantes apenas les importan estos asuntos -lo que les
interesa a los votantes es lo que ocurre aquí-. Sin embargo, los programas electorales sí
pueden tener repercusiones en asuntos internacionales, por ejemplo, en aquellos en los que se
incluyen puntos que implican poner frenos a la inmigración, o en los que se cuestionan las
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relaciones con ciertos países, por ejemplo, el Partido Socialista con respecto al Gobierno de los
Estados Unidos tras la invasión de Irak.
En los sistemas bipartidistas o en los sistemas de coalición con respecto a la política
exterior pueden darse dos situaciones:
1) Discontinuidad en la línea de política exterior. Suele ser frecuente ya que,
generalmente, cada partido tiene una idea opuesta en política exterior. Una excepción
se da en los Estados Unidos en donde apenas hay esa discontinuidad exterior.
2)
Línea de actuación unívoca en política exterior.
10.3.2. Los grupos de presión
Al hablar de grupos de presión podemos establecer tres clases: 1) de interés, 2)
ideológicos, y 3) de burocracia administrativa o administraciones públicas.
Los grupos de presión de interés buscan defender o mejorar sus posiciones a través de
una determinada forma de entender la política exterior, por ejemplo, los agricultores franceses
que ejercen en su país una enorme presión en política exterior; los pescadores españoles; las
grandes multinacionales, sobre todo, la industria química y farmacéutica; los trabajadores que
piden un aumento salarial, ya que repercuten en la economía a corto y largo plazo, etcétera.
Los grupos de presión ideológicos militan una causa desinteresada (desarme, la paz
mundial, la anti globalización, etcétera). Presionan para que la política exterior se oriente de
forma determinada.
Los grupos de presión de burocracia administrativa o administraciones públicas están
formados por burócratas, es decir, agentes ejecutivos de la política del gobierno. La
burocratización del servicio exterior del Estado ha hecho que se desarrolle con lentitud la
política exterior del gobierno (tardan en dar un trámite, no firman un papel, lo pierden, etcétera).
Al mismo tiempo, la burocracia está mal dirigida por comisiones de expertos. Es decir, el propio
gobierno que quiere que la burocracia funcione más rápidamente, crea un grupo de expertos
que debe trasladar sus informes a los propios burócratas. Por lo tanto, lo único que consigue es
ralentizar aún más la política del gobierno.
El ejército también es un grupo de presión importante. El ejército, por ejemplo, impone
una política que teóricamente podría estar dirigida a la mayor fabricación de armas, pero hay
muchos ejemplos que nos enseñan que esto no siempre es así. Por ejemplo, en los Estados
Unidos el militarismo norteamericano deriva más de los propios políticos que del ejército. Pero
también se puede dar el caso contrario, por ejemplo, en la Guerra Fría son el gobierno
estadounidense y el soviético los que dictan a sus jefes del ejército que han de ser moderados.
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10.3.3. La opinión pública
La opinión pública influye en la política exterior y al revés. La opinión pública hace
referencia a lo que opinan grandes masas de gente en momentos concretos. Los asuntos
internacionales, en la mayoría de los casos, apenas forman parte de los programas electorales
porque se cree que al ciudadano no le interesa lo que ocurre en el exterior. En momentos de
crisis económica, por ejemplo, la política exterior deja de interesar por completo.
Para que ejerza presión la opinión pública, ha de formar una fuerza autónoma ajena al
gobierno. En este sentido, nos podemos encontrar con tres casos:
1) La opinión pública aprueba la política exterior del gobierno.
2) La opinión pública se muestra indiferente ante la política exterior del gobierno.
3) La opinión pública desaprueba la política exterior del gobierno.
Cuando ocurre esto último, el gobierno suele hacer uso de los medios de comunicación
para silenciar a la opinión pública. Sin embargo, los medios también pueden por sí solos
convencer a la opinión pública ya que ésta es siempre susceptible de ser manipulada. Para
evitar esto, el remedio es educar a la mayoría en asuntos internacionales.
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