Una joven pareja se mudó a otra ciudad, lejos FLORECER…

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PARA FLORECER…
Una joven pareja se mudó a otra ciudad, lejos
de la familia y los amigos. Llegó la mudanza, la
pareja desempacó sus pertenencias y el
esposo empezó a trabajar a la semana
siguiente. Todos los días al llegar a su casa, su
esposa lo recibía en la puerta con una nueva
queja:
Medellín, 13 de febrero de 2013
“Dios da esfuerzo al cansado, y multiplica
las fuerzas al que no tiene ninguna. Los
muchachos se fatigan y se cansan, los
jóvenes flaquean y caen;
pero los que esperan en Dios tendrán
nuevas fuerzas; levantarán alas como las
águilas; correrán, y no se cansarán;
caminarán, y no se fatigarán”.
Isaías 40:29-31
AGENDA DE TRABAJO
1. Saludo, reflexión, Verificación del
quorum
2. Lectura del protocolo de la reunión
anterior
3. Video motivacional: “Un país unido por
la educación”
4. Socialización cartilla uno y revisión de
conceptos de calidad
5. Socialización de compromisos (Ajustes
del comité de calidad)
6. Validación de formatos:
-Quejas y reclamos
-Diseño de proyectos
7. Propuesta
de
sensibilización,
socialización, divulgación y apropiación
con la comunidad
“Porque donde Dios nos ponga…
es necesario florecer”
- "Aquí hace mucho calor".
- "Los vecinos no son amigables".
- "La casa es muy chica".
- "Los niños me están volviendo loca".
Y cada tarde, su esposo la abrazaba mientras
escuchaba sus comentarios negativos. Lo
siento, le decía, "¿qué puedo hacer para
ayudarte?". Su esposa se calmaba y se
secaba las lágrimas, pero empezaba con lo
mismo al día siguiente.
Una tarde, el esposo llegó a su casa con una
hermosa planta con flores. Encontró un sitio
apropiado en el jardín y la plantó. "Querida, le
dijo, cada vez que te sientas triste, sal al jardín,
toma una de las pequeñas plantas, siémbrala y
verás cómo crece en tu jardín".
Cada semana traía a casa un árbol nuevo o
rosales, o plantas para que su esposa las
plantara. Pronto, su esposa cortó algunas
flores y se las llevó a una vecina. Cada
mañana regaba el jardín y observaba el
crecimiento de las plantas. Sin darse cuenta,
poco a poco creció también su amistad con
otras mujeres de la cuadra, quienes le pedían
consejo con sus jardines. Al finalizar el año, el
jardín de esta pareja era el más hermoso de la
cuadra. Todo había sido producto del amor, la
paciencia y la constancia.
Dios sabe que todos tenemos que aprender a
florecer en el lugar en el cual hemos sido
trasplantados. Con su sabio toque de amor,
no sólo vamos a florecer sino que vamos a
producir continuamente el fruto del amor, la
ternura y el contentamiento.
“DE CARA A LOS RETOS DE UNA
EDUCACIÓN CON CALIDAD”
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