Apuntes para leer y rezar con los textos del domingo 28° durante el año – ciclo C 2 Re 5,10.14-17 . Eliseo: Profeta sucesor de Elías. Su nombre quiere decir “Dios salva”. Pertenecía a una comunidad de hijos de profetas, que vivían pobremente (2 Re 4,1-7). Eran los seguidores incondicionales del Señor, a los que el pueblo venía a consultar regularmente. Durante un largo período, después de su llamado, acompañó a Elías en su ministerio profético. A partir de 2 Reyes 2,14 se narra su actuación como profeta. Como su predecesor, Elías, hizo algunos milagros y habló en nombre del Señor, el único Dios, aunque su mensaje era ante todo político. En nombre de Dios intervino en los asuntos de estado. Su visión era universalista: en nombre del Señor, acoge y cura a Naamán, alto funcionario arameo. . Naamán es presentado como “general del ejército del rey de Aram”, “hombre prestigioso y altamente estimado por su señor, porque gracias a él, el Señor había dado la victoria a Aram”. El reino de Aram, en esa época, solía hacer incursiones militares en el reino del Israel, asolando, saqueando y tomando cautivos. Pero el autor del libro deja claro que las victorias se debían al Señor. Está indicando que este reino enemigo es instrumento de la obra del mismo Dios. . Todo el texto, lleno de contrastes, está orientado a demostrar que no hay Dios en toda la tierra más que el de Israel. Naamán, poderoso general, con todo su prestigio y poder no puede hacer nada contra su enfermedad (en esa época se denominaba “lepra” a cualquier enfermedad de la piel). Es auxiliado por una cautiva, una muchacha israelita que había sido tomada como esclava. Cuando llega a Israel, el rey de Israel toma como una provocación el mensaje del rey de Aram (vivían en guerra permanente): “te envío a Naamán, mi servidor, para que lo cures de su enfermedad”, ya que evidentemente el rey no tenía el poder de curarlo. Sólo el “hombre de Dios”, el profeta, podrá ayudar a Naamán, pero antes le pedirá un acto de fe humilde y audaz (Naamán no era humilde, ciertamente). Mientras otros actores de la historia, como los reyes y el general, tienen prestigio social y político, el profeta sólo tiene el prestigio que le da su ministerio de ser mediador entre Dios y los hombres. . Siete veces deberá bañarse en el río Jordán, mucho más pequeño que los ríos de Siria. Ciertamente no era el río lo que iba a curar al poderoso general. Los versículos que faltan en el texto que proclamamos en la liturgia (vv. 11-13) narran la resistencia de Naamán a cumplir con la orden del profeta y la insistencia de sus servidores. Finalmente, el general se presenta ante el profeta como “tu servidor”. . Eliseo “manda un mensajero”, es decir, mantiene su superioridad, como hombre de Dios. Luego de su sanación, Naamán pasa de su incomprensón a una comprensión profunda. Eliseo rechaza el regalo de Naamán, porque hubiera implicado que el milagro era obra del profeta, no del Señor. Naamán, a partir de su curación, sólo quiere adorar al Señor. Por eso se lleva la tierra, ya que en la antigüedad la presencia de Dios se veía necesariamente ligada a un lugar determinado. Sal 97,1-4 2 Tim 2,8-13 . Sugerente el principio del texto, casi litúrgico. La exhortación “acuérdate” nos remite a la plegaria eucarística, en la que es referida al Padre, pidiendo que el Espíritu Santo anime la vida de la Iglesia y rezando por aquellos que ya han vivido su pascua, su paso a la gloria del Padre. A la exhortación de 2 Tim 2,1-7, en la que se anima a fortalecerse la gracia de Cristo y a compartir las fatigas de Pablo, sigue un “encomio” o alabanza, un modelo de vida a imitar. Aquí aparecen dos modelos: Jesús, el Cristo, hijo de David, resucitado; y el mismo Pablo, en su actitud de soportar con constancia los sufrimientos derivados del anuncio del Evangelio. El sufrimiento de Pablo es consecuencia de su vocación como predicador, apóstol y maestro. . Dos notas presenta el texto sobre “Jesucristo”. Además de presentarlo como Mesías, lo que ya figura en el nombre mismo, resalta su resurrección y su descendencia de David como elementos fundamentales del anuncio de Pablo y por lo tanto de Timoteo y todos los discípulos de Jesús. . Pablo vive una situación de cautividad, por su fidelidad al Evangelio. Pero nada puede “aprisionar” la Palabra de Dios, encadenarla, quitarle su fuerza para llegar a las personas y comunicarles la salvación. El sufrimiento de Pablo tiene un sentido, es fecundo porque está unido al de Cristo, y a sus hermanos. Pablo ofrece esta situación por la salvación de sus hermanos. Pablo sufre por el Evangelio y por sus hermanos. . La doctrina que anuncia es “digna de fe”, “fiable”, verdadera. La traducción literal sería que es un “dicho fidedigno”. Asegura al lector u oyente que la afirmación que sigue o que precede merece toda confianza. La frase que sigue puede haber tenido un origen litúrgico, como parte de un himno relacionado con la salvación. . El cristiano está llamado a vivir todo en comunión con Cristo. “Morir con Cristo” es fruto de haber “vivido con Cristo”, es ofrendar la vida con amor y sin miedo como Jesús. Dios respeta nuestra libertad, la posibilidad de que rechacemos su amor, su llamada a la salvación. Se nos llama a una elección. Pero la fidelidad de Dios no se deja ganar nuestro pecado, es más grande que nuestras debilidades y fallas. Lc 17,11-19 ¿La “curación de los diez leprosos” o “el samaritano agradecido”? . Este texto pertenece exclusivamente a Lucas, no está en los otros evangelios. El texto nos recuerda que estamos en la “sección del camino” de Lucas (9,51-19,28), desde Galilea a Jerusalén. Jesús se encamina decididamente hacia la ciudad de su destino, dónde tiene que realizarse la salvación definitiva de la humanidad. La ubicación geográfica del episodio es un poco difusa (“a través de Samaría y Galilea”). . Samaría, considerada tierra de extranjeros, tiene una importancia particular en el plan de San Lucas (el buen samaritano del Lc 10, la promesa de que serán testigos de Cristo “en Jerusalén, en toda Judea y Samaría, y hasta los confines de la tierra” en Hch 1,8, la misión del diácono Felipe en Hch 8,4-8, etc.). . El mandato de Jesús: «Vayan a presentarse a los sacerdotes» es una expresión del poder efectivo de Jesús. . El énfasis del episodio no recae en el elemento narrativo, sino en la “declaración” del taumaturgo sobre la actitud de uno solo de los curados, precisamente un “extranjero”. El relato presenta a Jesús en pleno uso de sus “poderes” para socorrer el infortunio que aparta a un grupo de desgraciados de la convivencia social; Jesús libera a esos marginados de su condición de proscritos. Una vez más, Jesús es fuente de curación que derrama su benevolencia sobre los más necesitados. . “Jesús, de camino a Jerusalén y a punto de entrar en una aldea, se encuentra con un grupo de diez leprosos. Desde la distancia, suena un grito que le pide un gesto de compasión. Y la respuesta es inmediata; ningún gesto, sólo un mandato: que se presenten al sacerdote, como lo prescribe la ley (Lev 13)”. (Fitzmeyer, El Evangelio según Lucas. Traducción y comentario, III, 795). . El objetivo del relato el contraste entre agradecimiento e ingratitud, entre judíos y samaritanos, y entre el hecho de la curación y su interpretación. Mientras el samaritano llega a comprender, los otros no llegan a comprender. El samaritano se abre a la trascendencia, lo que lo capacita para convertirse (volver), dar gloria a Dios y agradecer a Jesús la demostración de su misericordia. La compasión de Jesús, en la vida del samaritano, se transforma en un acercamiento, una vuelta que es conversión a Dios y a su intermediario de salvación, Jesús. . La figura del samaritano agradecido resalta la inexplicable ausencia de los “otros nueve”. Mientras diez leprosos son curados, solo uno comparte la experiencia de la salvación. Lo fundamental, entonces, no es quedar curado, sino ver, darse cuenta de que la curación es un hecho que supone una “salvación”. El mensaje de la liturgia. Algunas líneas . Agradecer los dones de Dios no es simplemente un “deber”, sino que es fruto de reconocer, de comprender la obra que Dios está haciendo en mi vida, que “todo es don”. Como en la experiencia de Naamán y del samaritano sanado, supone un proceso de conversión. No hay lugar para el orgullo por la raza (los dos “protagonistas”, Naamán y el samaritano, son extranjeros), ni por el cargo o el prestigio social (Naamán, el gran general, no es ayudado por los reyes, sino por una humilde muchacha cautiva y por un profeta). . La salvación no consiste en primer lugar en la sanación física, ni la superación de distintas dificultades. Supone un acto de fe en el Señor, ver su obra en mi vida y responder. En la experiencia de San Pablo, cómo se narra en la segunda carta a Timoteo, el testimonio de la salvación se da en medio de la experiencia de sufrimiento y dificultad. Pablo afronta la cárcel por amor a Dios y a sus hermanos, y así vive la comunión plena con el Señor. La espiritualidad redentorista y la liturgia de este domingo . La acción de gracias es un elemento clave de la oración para San Alfonso. Dice Rui Santiago, un redentorista portugués: «Gratitud: es la palabra que define el nacimiento de la espiritualidad alfonsiana... toda la propuesta espiritual de San Alfonso se asienta en tres virtudes fundamentales...: la conversión (distacco), la unión con Dios (uniformidad) y la oración. Pues bien, el agradecimiento es el anterior y motor de estas tres... Es muy importante que comprendamos esto: la espiritualidad alfonsiana es una respuesta de amor a “Aquel que nos amó primero” (1 Jn 4,10), un fiat dócil y fiel a “Aquel que nos escogió” (Jn 15,16).» (Por las sendas del amor. Itinerario espiritual con San Alfonso María de Liguori, Scala, Bogotá 2001, 11). . Dice San Alfonso en su Novena de Navidad: «Oh Dios: los hombres son tan agradecidos para con las criaturas, que si alguno les hace un regalo o les envía una visita de lejos o les demuestra algún afecto, no pueden olvidarse y se sienten movidos a renumerárselo. ¿Cómo son tan ingratos contigo, su Dios, y Dios tan amable que por su amor no has rehusado dar la sangre y la vida?¡Ay de mí... Yo fui peor que los otros, ya que a mayor amor tuyo correspondí con mayor ingratitud» (Día 3°, oración).