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BLOQUES 1 Y 2

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BLOQUE 1 Y 2
Explica las diferencias entre la economía y la organización social del Paleolítico y el
Neolítico, y las causas del cambio.
La península ibérica fue asiento de comunidades humanas desde fechas remotas. La prehistoria se
divide en tres etapas: Paleolítico, Mesolítico y Neolítico.
1. PALEOLÍTICO: La etapa más prolongada en la prehistoria fue el Paleolítico, marcada por la
sucesión de glaciaciones. El período más trascendental es el Paleolítico Superior (Desde
hace unos 40.000-30.000 años hasta hace 9.000 años). Las glaciaciones son periodos se
caracterizaban por un clima más frío que el actual con un medioambiente y unos
ecosistemas adaptados a esas circunstancias. Por entonces, las condiciones climáticas de la
Península Ibérica eran distintas a la actualidad: hacía más frio y las lluvias eran abundantes.
Asimismo, grandes herbívoros de clima frío habitaban la zona bisontes, uros, caballos,
ciervos, renos, etc. La economía era depredadora, basada en la caza y la recolección. En
consecuencia, la forma de vida era nómada -había que seguir a la caza- y se realizaban
asentamientos estacionales junto a ríos y en cuevas. Es presumible que no existieran, en los
propios grupos, diferencias sociales de importancia, ya que su reducido tamaño y la
necesidad de cooperación en la caza reforzarían la cohesión interna y la igualdad entre sus
miembros. Las únicas divisiones sociales debían estar causadas por las diferencias de
género: hombres dedicados a la caza y mujeres a la recolección y cuidado de ancianos y
niños. Se trataba, pues, de una economía recolectora-depredadora basada en la caza, la
pesca y la recolección como base de la subsistencia. Los yacimientos más importantes del
Paleolítico superior aparecieron en la cornisa cantábrica (Morín, Altamira, Tito Bustillo...
etc) y en el área mediterránea (Parpalló, Mallaetes, L’Arbreda, etcétera.
2. MESOLÍTICO (9000-5000 a. de C.) Y NEOLITICO (5000-2500 a. de C.): Hacia el año 9000
a. de C., finalizó la última glaciación (Würm) y se inició la fase climática actual. Los hielos
permanentes se retiraron hacia el norte y en la Península ibérica, al igual que en todo el
Mediterráneo, el clima se volvió más cálido y seco. Este cambio climático dio comienzo al
Mesolítico, que se caracterizó por la pervivencia de la economía depredadora del Paleolítico,
pero en un escenario de creciente presión demográfica: al desaparecer los grandes
herbívoros de clima frío, la forma de vida cazadora resultaba cada vez más difícil para una
población en aumento. En el caso de los grupos cazadores la presión demográfica se da
cuando el crecimiento de la población obliga a cazar a un ritmo superior al de la capacidad
de reproducción de las especies cazadas, por lo que estas tienden a extinguirse. El
crecimiento de población y la disminución de la caza obligaron a pasar de una economía
depredadora a otra de producción, basada en la agricultura y la domesticación de animales.
Este proceso se conoce como “revolución neolítica”. La gran ventaja de la agricultura,
respecto a la caza, es que permite producir más cantidad de alimentos por unidad de
superficie y, por lo tanto, posibilita mantener a poblaciones más densas y en crecimiento.
Sin embargo, tiene también sus inconvenientes: requiere invertir más esfuerzo y tiempo de
trabajo. En consecuencia, el hombre dejó de ser nómada para convertirse en sedentario, con
lo que acabó agrupándose en comunidades, formando poblados. Los grupos fueron
adquiriendo una complejidad creciente y la división social del trabajo -jefes, sacerdotes,
guerreros, agricultores, pastores- originó diferencias de riqueza y de poder entre sus
miembros. La sedentarización favoreció la generación de excedentes de producción y, por
tanto, la aparición de la propiedad privada y la diferenciación social.
Explica el diferente nivel de desarrollo de las áreas celta e ibérica en vísperas de la
conquista romana en relación con la influencia recibida de los indoeuropeos, el reino de
Tartesos y los colonizadores fenicios y griegos.
Aproximadamente hacia el Ier milenio a. C. (Edad del Hierro) la diversidad cultural aumenta y los
pueblos extranjeros, procedentes de Centroeuropa (celtas), y del Mediterráneo oriental (fenicios y
griegos), llegan a la Península Ibérica en busca de tierras que cultivar o metales para comerciar.
Paralelamente el sustrato indígena evoluciona por influencia de estos colonizadores originando la
civilización íbera y tartésica.
ÁREAS CELTA E IBÉRICA
En el siglo III a. de C., en vísperas de la conquista de los romanos, la Península ibérica constituía un
mosaico de pueblos muy diversos que se agrupaban principalmente en dos áreas:
 Área ibérica (sur y levante). Los iberos eran descendientes de los indígenas prehistóricos.
Al recibir las influencias civilizadoras de oriente aumentaron su grado de civilización
(aculturación).
 Su economía era rica, con un activo comercio y uso frecuente de la moneda. - La
estructura social estaba bastante evolucionada y se dividía en grupos diferenciados por
su poder o riqueza; comprendía desde la aristocracia hasta los esclavos.
 Su organización política, era ya de tipo estatal, según el modelo griego o fenicio de la
ciudad-estado.
 Área celta (norte, centro y oeste). Los celtas habían penetrado en la Península a través de
los Pirineos (invasiones indoeuropeas). También se puede incluir en esta área a los
llamados celtíberos, de la zona centro-oriental de la meseta, pueblos indígenas que se
habían fusionado con los invasores celtas y que habían asumido su cultura. Más alejada de
la influencia de los colonizadores orientales, el área celta estaba más atrasada en todos los
ámbitos, aunque era muy heterogénea y existían grandes diferencias de desarrollo entre
unos pueblos y otros.
REINO DE TARTESSOS.
El reino de Tartesos es el primer estado de la Península ibérica de cuya existencia histórica se tiene
noticia; se extendía desde Huelva hasta la región de Cartagena. Las fuentes griegas llamaron
Tartesos a un río -probablemente el Guadalquivir-, o a un extenso territorio situado en el sur de la
Península y a una ciudad que, si existió, no ha sido localizada. Tartessos (siglo IX a 550 a. de C.),
alcanzó una gran prosperidad, como revelan los tesoros allí encontrados (Carambolo, Aliseda).
Tartessos estableció relaciones privilegiadas con las colonias fenicias de la Península (como Gadir),
razón de su paulatina transformación en un estado o reino, de base urbana y estructura social
aristocrática y guerrera cuya influencia se extendió por todo el sureste peninsular.
COLONIZACIONES GRIEGAS Y FENICIAS.
En este periodo, paralelamente, aparecieron en etapas sucesivas, los fenicios y los griegos, dos
pueblos colonizadores procedentes del Mediterráneo Oriental. Los colonizadores fenicios y griegos
llegaron a la Península ibérica atraídos por su riqueza de oro, plata y cobre. En primer lugar, los
fenicios -pueblo mercantil muy desarrollado procedente del actual Líbano- establecieron enclaves
comerciales por todo el sur del Mediterráneo. La colonia más antigua que fundaron en la Península
fue Gadir (Cádiz), Más tarde llegaron los griegos por la vertiente septentrional del Mediterráneo
(siglos VII a V a. C.). La fundación de Marsella, en el sur de Francia, constituyó el punto de partida
para el establecimiento de colonias en la costa catalana, como Emporíon (Ampurias).
Tanto los griegos como los fenicios fundaron sus colonias con la intención de comerciar con los
nativos y, especialmente, con el reino de Tartesos. Los cartagineses o púnicos, herederos de los
fenicios, aparecieron en los siglos VII a III a.C. (Ibiza, Cartago Nova o Cartagena, Baria en Almería...).
Todas estas colonizaciones incorporaron el área de la costa mediterránea y del sur peninsular al
devenir histórico del mundo Mediterráneo, un mundo orientalizante.
En suma, hacia los siglos V-IV a. de C., la Península prerromana estaba, así, definitivamente
formada: dos grandes áreas lingüísticas —ibérica y céltica (o indoeuropea)— y varias subáreas
étnico-culturales; etnias, pueblos y comunidades conocidos por fuentes romanas muy posteriores.
Por otro lado, con las visitas de sus gentes, Oriente y Europa enriquecieron el proceso de mestizaje
iniciado en ese momento y estimularon la divergencia cultural entre la costa y el interior.
Define el concepto de romanización y describe los medios empleados para llevarla a cabo.
Se entiende por romanización el proceso de imposición y/o adaptación de los pueblos hispanos a
las estructuras económicas, sociales, políticas y culturales del Imperio romano (218 A. de C. -476 d.
de C.). El proceso de romanización de Hispania tuvo dos fases: la conquista militar y la integración
de los pueblos hispanos en el Imperio romano. Sin embargo, este fenómeno de aculturación no fue
homogéneo sino que fue un proceso discontinuo con resultados desiguales:
 En el área ibérica (sur y levante), más urbanizada y con formas de organización no muy
diferentes de las de Roma, no solo fue más fácil la conquista, sino también su inserción en la
civilización romana.
 En el centro y oeste la romanización fue tanto más difícil cuanto menor era su grado de
urbanización y desarrollo.
 En el norte, la zona más atrasada y la última en conquistarse, la vida urbana era inexistente
y los romanos no consiguieron desarrollarla ni imponer del todo su modelo de vida.
En cualquier caso, el proceso de romanización se llevó a cabo en todos los rincones del Imperio a
través de los mismos cauces:
 La extensión de la vida urbana. En el sur y levante aprovecharon la amplia red de ciudades
preexistentes y se limitaron a transformar sus órganos de gobierno autónomos en órganos
dependientes de la administración general romana. En cambio, en el resto de la Península se
crearon nuevas ciudades, según el modelo romano.
 EI papel del ejército. El ejército fue uno de los más importantes vehículos de difusión de la
civilización romana. Se reclutaron tropas auxiliares entre los pueblos indígenas, lo que
facilitaba su contacto con los romanos, y, además, al término de su servicio militar, podían
obtener el privilegio de la ciudadanía romana y recibir lotes de tierras. Es el caso, por
ejemplo, de León, cuyo nombre deriva de legio, ya que allí estuvo asentada la Legio VII
Gemina.
 La fundación de colonias. El asentamiento de ciudadanos romanos en colonias de nueva
creación o en tierras confiscadas a los indígenas también extendió el modelo de vida
romano. En general, se trataba de soldados veteranos. Mérida (Emérita Augusta), por
ejemplo, fue fundada por orden del emperador Augusto para asentar a los veteranos de las
guerras cántabras.
 La concesión de la ciudadanía romana a los indígenas. La obtención del título de ciudadano
romano suponía gozar de numerosos derechos y privilegios, por lo que se utilizaba su
concesión como reclamo para imponer la dominación romana. Fue un proceso progresivo
que se inició con la aristocracia indígena, para asegurarse su apoyo y colaboración.
Con esta romanización la población indígena asimiló los modos de vida romanos en diversas facetas
(lengua, religión, obras públicas, derecho, administración, urbanismo...). La romanización conllevó
cambios radicales para la historia peninsular: latinización (expansión del latín y eliminación de las
lenguas ibéricas e indoeuropeas, lo que supuso la unificación lingüística de la Península), creación
de estructuras político-administrativas (provincias, gobernadores, ciudades, municipios),
principios de derecho, red viaria, grandes infraestructuras, toponimia y onomástica nuevas, idea de
ciudadanía, nuevo orden social, cultura romana, nuevos sistemas religiosos (incluido, ya muy
tardíamente, siglo III de nuestra era, el cristianismo).
Las ciudades peninsulares se configuraron según el modelo de la propia Roma e incorporaron por
ello construcciones características de la vida urbana romana: termas y baños, alcantarillado, teatros
(Mérida, Itálica), anfiteatros, templos, basílicas, acueductos (Segovia, Mérida), foros, arcos de
triunfo (Bará, Medinaceli), circos, murallas (Lugo, Coria). La amplia red viaria de calzadas
construida (Vía Augusta, Vía de la Plata...) y las obras de infraestructura complementarias (puentes,
como los de Córdoba y Alcántara, puertos) vertebraron la Península.
Por todo ello, Hispania terminó por ser una de las provincias más romanizadas del imperio. Así lo
muestra la aparición de importantes personalidades romanas originarias de Hispania: escritores (el
filósofo Séneca, el poeta Lucano, etc.), senadores, gobernadores provinciales, altos funcionarios,
tribunos militares, emperadores (Trajano, Adriano, Teodosio). En suma, las elites hispanas se
integraron pronto en el sistema romano. Hispania fue así una parte del universo romano occidental.
Tras el derrumbe del Imperio, el cristianismo (religión permitida con el emperador Constantino) se
convirtió en la principal salvaguarda de las esencias de la cultura latina y en la fundamental
impulsora de la romanización de las tribus bárbaras.
Resume las características de la monarquía visigoda y explica por qué alcanzó tanto poder la
Iglesia y la nobleza.
A lo largo de los siglos IV y V tuvieron lugar las "grandes invasiones" protagonizadas por los
llamados pueblos bárbaros, los cuales irrumpieron en el Imperio romano, acelerando de esa forma
su caída. La península Ibérica fue finalmente ocupada por los visigodos. Los visigodos se asentaron
definitivamente en la península en el año 507. Durante los siglos VI y VII el estado visigodo unificó
territorialmente la Península y estableció su capital en Toledo. Durante todo el tiempo de presencia
visigoda en Hispania, éstos tuvieron que hacer frente a estos graves problemas:
 La difícil convivencia entre las dos comunidades, la hispanorromana conquistada y
mayoritaria (unos cuatro millones) y la germana conquistadora y minoritaria (no más de
300.000 personas), que generará problemas de convivencia. Las continuas disputas entre
los clanes visigodos y la nobleza hispanorromana condujeron a los reyes a llevar a cabo un
proceso de unificación para conseguir la fusión de ambas comunidades.
 Intensificación de las tendencias económicas iniciadas en el Bajo Imperio: ruralización,
latifundismo y economía cerrada.
 En el plano social, se reforzaron las relaciones de tipo personal. Se originó por tanto, una
situación muy próxima al feudalismo con la aparición de una minoría de nobles
latifundistas. Por otro lado, la monarquía visigoda era electiva y la designación del rey
dependía de los magnates (Nobleza). Además el poder del rey estaba limitado por esa
misma nobleza. Este control que los poderosos ejercían sobre la realeza se hacía evidente en
estas dos instituciones: El Aula Regia: Asamblea de carácter consultivo, integrada
fundamentalmente de la nobleza y el Officium Palatinum: También formado por la nobleza
de mayor confianza del rey.
Asimismo, la medida unificadora más importante fue la unión religiosa llevada a cabo por Recaredo.
En el III Concilio de Toledo (589), Recaredo abandonó el arrianismo con todo su pueblo y aceptó el
catolicismo como religión oficial del reino. Esta medida fue más política que religiosa, pues de este
modo consiguió para la monarquía el apoyo tanto de la aristocracia hispanorromana como de la
cada vez más poderosa Iglesia. Cuando Recaredo reconoció el catolicismo como religión oficial
obtuvo para la monarquía el apoyo fundamental de la Iglesia. Pero ésta, en contrapartida, se
convirtió en el nuevo árbitro de la situación política; en lo sucesivo apoyaría al monarca siempre
que actuara de acuerdo a sus intereses.
Tras la conversión al catolicismo de los visigodos los Concilios de Toledo (hasta entonces asambleas
eclesiásticas) integraron al rey, la nobleza y la Iglesia, y tuvieron carácter de asamblea legislativa,
por lo que se convocaban cada vez que debía tratarse un asunto importante que afectaba a la
monarquía. Los obispos se convierten desde ese momento en verdaderas autoridades del reino y
pasan a desempeñar competencias en asuntos sociales, fiscales y judiciales que desbordan el mero
ámbito de la fe.
También en lo cultural, la nota distintiva fue su estrecha dependencia de la Iglesia. Sin duda la
figura más relevante de todo este periodo fue San Isidoro de Sevilla en su monumental Etimologías.
En suma, a pesar de la debilidad de los reyes, los visigodos llegaron a construir un Estado
aparentemente unificado que dio lugar a la aparición de un cierto nacionalismo hispano. Es en esta
época visigoda cuando nace también la idea de España. Sus límites geográficos ya habían sido
establecidos en tiempos de Roma, pero es ahora cuando, sobre todo mediante los escritos de san
Isidoro de Sevilla, se empieza a difundir una noción nacional más allá de las fronteras peninsulares.
El goticismo, la tesis del reino “godo” como antecedente de la monarquía astur-leonesa de los siglos
IX a XIII y raíz, por tanto, de la idea de recuperación de la Península tras la invasión musulmana
tuvo vigencia recurrente en visiones sustantivas de la historia de España.
Representa una línea del tiempo desde 250 a.C. hasta 711 d.C, situando en ella los
principales acontecimientos históricos.
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228 a. C.: fundación de Cartago Nova (Cartagena) por los cartagineses.
219 a.C: toma de Sagunto por Aníbal.
218 a.C: desembarco romano en Ampurias (IIa guerra púnica). Conquista romana (197-19).
197 a.C división de Hispania en Ulterior y Citerior.
19 a.C: fin de las guerras cántabras y de la conquista romana. 15: reorganización de
Hispania en Lusitania, Bética y Citerior.
74 d.C.: Vespasiano concede la “ciudadanía latina” a los hispanos. 98-117: Trajano,
emperador de Roma.
117-138: Adriano, emperador de Roma.
212: Caracalla concede la ciudadanía romana a los hispanos.
s. III: cristianización paulatina de Hispania.
379-95: Teodosio I, emperador; el cristianismo religión oficial.
409: penetración de vándalos, alanos y suevos en la Península.
476: desaparición del imperio romano de occidente.
507-711: instalación de los visigodos en Hispania.
568: Toledo, capital del reino visigodo.
574-81: unificación de la Península por Leovigildo.
589: conversión de Recaredo al catolicismo.
710. Batalla de Guadalete. Rodrigo, último rey visigodo.
711. Conquista musulmana: Al-Andalus
Explica las causas de la invasión musulmana y de su rápida ocupación de la Península.
La presencia de los musulmanes en la Península Ibérica se debió a la confluencia de dos procesos
simultáneos: la crisis interna de la monarquía visigoda y el movimiento expansivo del islam desde
el año 634.
 La crisis interna de la monarquía visigoda: La monarquía visigoda adolecía de una gran
debilidad, tanto por el excesivo poder de la iglesia y la nobleza, como por el carácter electivo
de la Corona. En este marco, las intrigas políticas y las rivalidades entre bandos por la
sucesión al trono eran, por lo tanto, frecuentes. El rey visigodo Witiza había asociado al
trono a su hijo Agila para que le sucediera, pero cuando aquel murió (710), el duque de la
Bética, Roderico, encabezó una revuelta y ocupó el trono, lo que desencadenó una nueva
guerra civil entre grupos nobiliarios rivales. Fue entonces cuando el bando Witizano solicitó
la ayuda de los musulmanes.
 El movimiento expansivo del islam: Los musulmanes, en su expansión por el norte de África,
habían llegado hasta el Atlántico en el año 707. Ante las disputas internas de los visigodos,
el gobernador del norte de África, Musa, concibió la posibilidad de extender sus conquistas
por la Península ibérica, para lo cual contaba con el apoyo, como ya se ha dicho, del bando
visigodo de los witizanos y del gobernador de Ceuta, el conde Julián. En consecuencia, Musa
decidió enviar en el año 711 una expedición dirigida por Tariq, quien, con los barcos del
gobernador de Ceuta, consiguió trasvasar hasta Gibraltar (Gabal Tariq, 'monte de Tariq')
con unos siete mil hombres, en su mayoría bereberes, a los que poco tiempo después
seguirían otros cinco mil. El enfrentamiento decisivo se produjo en la batalla de Guadalete
(711), donde fue derrotado el ejército de Roderico, y con la muerte de este se hundió la
débil monarquía visigoda. En el año 712, Musa cruzó el estrecho con un nuevo ejército y se
unió en Toledo a las tropas de Tariq. En poco tiempo (712-714), se consumó la conquista de
casi toda la Península en campañas que iban de sur a norte. Fue prácticamente un paseo
militar con escasísimas resistencias, ante el desinterés de la mayoría de la población por
defender una monarquía con la que no se identificaba.
Un factor importante de la rápida expansión de los musulmanes fue su tolerancia y su respeto hacia
los cristianos y los judíos, a los que consideraban sus protegidos por ser también gentes del Libro
(los musulmanes también aceptan que Dios reveló su voluntad a través de libros sagrados, por lo
que judíos y cristianos son gentes del Libro, ya que comparten con ellos el hecho de haber recibido
la revelación de Dios y haberla registrado en un libro sagrado).
En cuanto a la ocupación de los territorios conquistados, esta se efectuó mediante dos sistemas:
 Rendición incondicional. Los que opusieron resistencia y fueron sometidos por las armas
perdieron sus derechos y sus tierras se repartieron entre los conquistadores.
 Rendición pactada o capitulación. A los que se sometieron voluntariamente a los
musulmanes se les respetaron sus derechos y sus tierras, a cambio del pago de los tributos
correspondientes. Este fue el procedimiento más habitual.
Representa una línea del tiempo desde 711 hasta 1474, situando en una fila los principales
acontecimientos relativos a Al Ándalus y en otra los relativos a los reinos cristianos.
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711: penetración musulmana en la Península.
722: victoria de Pelayo en Covadonga.
756: proclamación del emirato independiente de al-Ándalus.
ss. VIII-X: surgimiento de los reinos de Asturias y Pamplona y de los condados de Aragón,
Sobrarbe, Ribagorza y Barcelona.
910-1230: reino de León.
929-1031: califato de Córdoba.
950: aparición de Castilla como condado independiente.
1031: desaparición del califato de Córdoba: reinos de taifas.
1035: Sancho el Mayor (Sancho Garcés III de Pamplona) crea los reinos de Castilla y Aragón.
1085: toma de Toledo por Alfonso VI de León y Castilla.
1090-1145: “imperio” almorávide.
ss. xi-xiii: grandes avances territoriales de los reinos cristianos peninsulares.
1118: toma de Zaragoza por Alfonso I de Aragón.
1137: unión de Aragón y Cataluña: creación de la corona de Aragón.
1139: independencia de Portugal.
1147-1212: reunificación de al-Ándalus por los almohades.
1162-1512: reino independiente de Navarra.
1188: nacimiento de las cortes de Castilla y León.
1212: batalla de Las Navas de Tolosa.
1229 y 1239: Jaume I conquista Baleares y Valencia.
1230: unión definitiva de Castilla y León.
1237-1492: reino nazarí de Granada.
1240-62: Fernando III toma Murcia, Córdoba, Jaén, Sevilla, Jerez, Cádiz y Niebla.
1282: Aragón ocupa Sicilia.
1324: ocupación de Cerdeña por Jaume II.
1369: Enrique II Trastámara, rey de Castilla.
1390: los almogávares entregan a Aragón los ducados de Atenas y Neopatria.
1412: Fernando I (de Antequera) Trastámara, rey de Aragón por el “compromiso de Caspe”.
1443: Alfonso V de Aragón, rey de Nápoles.
1450-60: guerra civil navarra.
1462-72: guerra civil catalana.
1469: matrimonio de Isabel I de Castilla y Fernando II de Aragón.
1474-79: guerra civil castellana.
1479: unión de Castilla y Aragón bajo los Reyes Católicos.
Describe la evolución política de Al Ándalus.
La presencia de los musulmanes en la Península Ibérica se debió a la confluencia de dos procesos
simultáneos: la crisis interna de la monarquía visigoda y el movimiento expansivo del Islam desde
el año 634. De esta manera, desaparece el reino visigodo y aparece una nueva realidad políticoreligiosa: Al-Andalus. En la evolución política de Al-Andalus encontramos estos periodos:
ÉPOCA DE PRIMACÍA Y ESPLENDOR (SIGLOS VIII-X.)
 Emirato dependiente del califato omeya de Damasco (711-756), en que Al-Andalus era una
provincia del califato de Damasco, gobernada por un emir que actuaba como delegado del
califa. El problema más relevante fue el enfrentamiento interno entre los bereberes
norteafricanos y la minoría árabe que se quedó con las mejores tierras y la mayor parte del
botín. En este periodo se marcaron los límites del avance islámico hacia el norte con la
batalla de Covadonga que garantizó la independencia del núcleo astur y la victoria de los
francos en la batalla de Poitiers que frustro los intentos de expansión más allá de los
Pirineos.
 Emirato independiente de Bagdad (756-929). Fue obra de Abd-al-Rahman I, de la familia de
los Omeyas. Se trataba de un miembro de la familia derrotada en el primer fraccionamiento
político general del Imperio islámico tras la revolución abasida. Al-Andalus adquirió desde
ese momento conciencia de su personalidad política, coincidiendo con la etapa en que se
arabizó más decididamente. Durante este periodo se acrecentó el poder del Estado y se
consolidó y organizó el territorio. El principal emir fue Abderramán II (822-852), con quién
el emirato alcanzó su máximo esplendor. En este periodo Al-Andalus conoció numerosas
conmociones internas, debido a las frecuentes luchas entre árabes y bereberes, pero
también a las revueltas de los muladíes y de los mozárabes.
 Califato de Córdoba (929-1031), que representó el máximo apogeo económico, político y
cultural a través de las fuertes personalidades de sus dirigentes (Abd-al-Rahman III, AlHakam II, Al- Mansur). En el año 929, el emir Abderramán III decidió proclamarse califa, lo
que significaba que asumía la más alta dirección, tanto en las cuestiones seculares como en
las espirituales, a la vez que rompía definitivamente con Bagdad. Abderramán ordenó la
construcción de Medina Azahara, una grandiosa ciudad-palacio situada en las afueras de
Córdoba. Al-Hakam fue famoso por su protección a la cultura y a las artes. En las últimas
décadas del s. X, el poder estuvo en manos de Almanzor, primer ministro del califa Hixam II.
A raíz de la muerte de Almanzor el califato entró en un período de disgregación. En el año
1031, los representantes de las grandes familias cordobesas deciden suprimir el califato. Su
lugar será ocupado por una serie de reinos independientes que se conocen con el nombre
de reinos de taifas.
DISGREGACIÓN POLÍTICA Y PÉRDIDAS TERRITORIALES (SIGLOS XI-XIII)
 Primeros reinos de taifas (1035-1090): El nuevo mapa político era el resultado de las
profundas divergencias que existían en el seno de la población islámica dirigente y entre las
distintas etnias (árabes, bereberes y eslavos). De este modo, el califato de Córdoba se
disgregó en unos treinta pequeños estados musulmanes denominados reinos de taifas. Los
más importantes estados taifas fueron los de Zaragoza, Tortosa, Valencia, Denia, Almería,
Toledo, Badajoz, Sevilla, Granada y Málaga. Las taifas, inferiores militarmente a los
cristianos, comienzan a pagar las parias, esto es una tasa para evitar su conquista. A finales
del siglo XI, ante la fuerza creciente de los reinos cristianos, los reinos de taifas
comprendieron la necesidad de solicitar ayuda exterior.
 Imperio almorávide (1090-1145): Los almorávides eran bereberes nómadas y saharianos
que pretendían volver al islamismo de la época coránica, caracterizado por su
intransigencia. Con motivo de la ocupación de Toledo por los cristianos (1085) el rey taifa
de Sevilla solicitó la ayuda de los almorávides para enfrentarse con aquéllos. Derrotados los
cristianos (Batalla de Sagrajas), el sultán almorávide, inició la conquista de todos los reinos
de taifas para unirlos al Imperio almorávide con capital en Marraquex. Sin embargo, los
éxitos almorávides duraron poco. Entre otros motivos por el fanatismo religioso que
provocó el descontento no sólo de cristianos y judíos, sino incluso de amplios sectores de la
población musulmana. Hacia 1145, la descomposición del poder almorávide propició un
retorno a la fragmentación política.
 Segundos reinos de taifas (1145-1170): A partir de 1145 la unidad musulmana se
fragmenta: existen reinos independientes en Cádiz, Badajoz, Córdoba, Valencia, etc, que
cuenta con el apoyo directo de Alfonso VII (rey de Castilla), interesado en debilitar a los
almorávides para reinstaurar el sistema de parias.
 Imperio almohade (1170-1224): Poco después de la instauración de los segundos reinos de
taifas, comenzaban a actuar en la península los almohades. Nuevo grupo ultraortodoxo y
rigorista que querían imponer la ley coránica. Sustituyeron a los almorávides en el norte de
África y saltaron a Al Andalus para extender sus dominios. Sin embargo, una coalición de
reyes cristianos logra vencerlos en las Navas de Tolosa (1212). La derrota fomentó la
aparición de nuevos reinos de taifas.
 Reino nazarita de Granada (1224-1492): En 1238 los reinos de taifas, excepto el de
Granada, habían desaparecido. El reino granadino fue creación de Muhammad I hacia 1232.
Muhammad, posteriormente se convertirá en vasallo del rey castellano al que pagará un
tributo. Muhammad se convirtió en el primer emir de la dinastía nazarita. El reino nazarita
de Granada, tuvo durante los dos siglos y medio de su existencia una vida muy azarosa. A las
frecuentes disputas internas había que añadir la permanente amenaza castellana sobre sus
fronteras. Sólo en la segunda mitad del s. XIV conoció el reino de Granada una prolongada
época de paz. El reino nazarita pudo pervivir hasta 1492, en que fue conquistado por los
Reyes Católicos..
En suma esta tendencia disgregadora, resultado de una sociedad étnicamente muy dividida, impidió
la consolidación de una estructura estatal musulmana unitaria, lo que debilitó política y
militarmente a Al-Andalus frente al avance cristiano desde el Norte.
Resume los cambios económicos, sociales y culturales introducidos por los musulmanes en
Al Ándalus.
Entendemos por Al-Ándalus el territorio peninsular dominado por los musulmanes entre 7111492. Mientras que en los países europeos en la Alta Edad Media (entre ellos los reinos cristianos
de la península) la economía era rudimentaria, rural y de subsistencia, en Al-Andalus se produjo
una "economía urbana", basada en el tráfico comercial entre la ciudad y el campo y en el comercio
peninsular y extrapeninsular. Esta circunstancia convirtió a Al-Andalus en una de las economías
más pujantes del Mediterráneo entre los ss IX-XIV.
La base económica siguió siendo la agricultura pero con notables mejoras. Así se perfeccionaron las
técnicas del regadío y se generalizó el uso de acequias y norias. Asimismo se introdujeron nuevos
cultivos, como el arroz, los agrios, la caña de azúcar. La industria se localizaba exclusivamente en el
ámbito urbano. La gran mayoría de esta industria tenía como materia prima los productos
obtenidos del campo: así en las almazaras se obtenía el aceite, en los molinos la harina. Del lino,
algodón, etc., se obtenían los hilos que alimentaban una desarrollada industria textil. También
existía otro tipo de industrias como la minera: explotación de mercurio de Almadén, etc. El
comercio se desarrolló en dos ámbitos complementarios: en primer lugar en el ámbito urbano:
todos los productos obtenidos en su área de influencia eran comercializados en los zocos (plaza o
conjunto de calles dedicadas al mercado).
En segundo lugar en el ámbito exterior: el mundo islámico desempeñó el papel de intermediario
entre Europa, África negra y Asia Monzónica. Al-Andalus se encontró en un extremo de este circuito
comercial, de ahí la aparición de dos importantes rutas: ruta del oro de Sudán, y la ruta hacia
Europa, de donde se obtenían esclavos, que después los comerciantes andalusíes exportaban a
Oriente. Este complejo desarrollo comercial exigía una sólida y abundante moneda que lo
respaldara. Para ello se centralizó la acuñación de moneda en Córdoba. Al-Andalus se convirtió en
centro distribuidor de oro y plata para toda Europa occidental, metales que utilizaban los países
europeos para sus acuñaciones.
En cuanto a la sociedad andalusí lo más singular fue la variedad de grupos étnico-religiosos que
convivieron en un mismo territorio, a veces con grandes tensiones pero mayoritariamente de forma
pacífica, hasta el punto de que la convivencia multirracial fue una de las principales características
de Al-Andalus. Los principales grupos eran los siguientes:
 Una minoría árabe, que ocupaban los puestos más relevantes de la escala social.
 Los bereberes, grupo racial norteafricano convertido al islamismo.
 Los judíos, que ocupaban profesiones artesanales, comerciales y liberales. Residían
principalmente en las ciudades.
 Los eslavos, procedentes del Centro de Europa como esclavos y que acabaron ocupando
importantes cargos en la administración y el ejército.
 Los hispanovisigodos, que formaban la mayoría de la población y que tomaron dos posturas
distintas: los que se convirtieron al islamismo, conocidos como muladíes; y los que
permanecieron en territorio musulmán pero conservando su religión cristiana, conocidos
como mozárabes (los musulmanes viviendo en territorio cristiano recibían el nombre de
mudéjares).
En lo que a vida intelectual y cultural se refiere, hablamos de un marco que gozó de enorme
prestigio tanto en el mundo islámico como en la Europa medieval cristiana, tomando como modelo
y lengua de expresión el árabe al tiempo que se dejaban influir por la culturas persa, hindú y
grecorromana. Este progreso cultural y científico se debió, en parte, a la atmósfera de libertad
ideológica que reinó en Al-Andalus durante muchos siglos. En el aspecto lingüístico la imposición
del árabe permitió a Al-Andalus relacionarse intelectualmente con los centros culturales del
Próximo Oriente. La relación con Oriente fue un factor fundamental de intercambio y penetración
de ideas, libros, costumbres, etc.
En cuanto a los estudios filosóficos, aparece, en el siglo XII, la figura de Averroes. También hay que
destacar los estudios científicos y técnicos. Así en medicina destacó el judío Maimónides. Estos
libros divulgaron en España y de aquí a Europa la filosofía de la Antigua Grecia. Por otra parte, en
sus obras arquitectónicas destacan dos obras arquitectónicas: la mezquita de Córdoba y el Palacio
de la Alhambra en Granada.
En definitiva, la mayoría de hispanovisigodos aceptaron la civilización musulmana y formaron con
sus conquistadores un verdadero Estado con personalidad propia que se convirtió en la vía de
transmisión a Occidente de la ciencia griega, de gran parte de la hindú (sistema de numeración) y
de la propia aportación del mundo islámico.
Describe las grandes etapas y las causas generales que conducen al mapa político de la
península Ibérica al final de la Edad Media.
Desde la batalla de Covadonga (711) aparece un movimiento de oposición a la presencia islámica y
que pretenderá la restauración del reino visigodo de España. A este fenómeno se le denomina
Reconquista; esto es, el proceso de ocupación militar de los territorios musulmanes de la península
ibérica, siendo el causante del mapa político de la P. Ibérica a lo largo de toda la Edad Media. Las
fases de esta reconquista son las siguientes:
Evolución histórica entre los siglos VIII-X.
Entre 711 y 725 los musulmanes ocupan toda la península salvo pequeños núcleos cristianos en
Asturias y los Pirineos, pero sin que existan fronteras definidas entre ambas religiones ni tampoco
entre los distintos núcleos. Estos núcleos son:
 Núcleo asturiano: Formado por astures y por una minoría de hispanovisigodos que eligen
como rey Pelayo, quien dirigió la lucha contra los musulmanes en el enfrentamiento de


Covadonga. Con Alfonso III se traslada la capital de Oviedo a León, (de ahí el nombre de
reino astur- leonés). Sin embargo Castilla, principal frontera con el mundo musulmán,
empezó a adquirir fuerza debido al fuerte poder que acumularon sus condes. De esta
manera, Castilla se convertirá en un condado independiente.
Núcleo pamplonés: Durante los siglos VIII y IX, Pamplona se vio ocupada alternativamente
por francos y musulmanes. Expulsados los francos, la familia Arista, expulsará a los
musulmanes, afianzando así la pervivencia del reino navarro.
Núcleo franco: Los francos, a través de la dinastía carolingia, extienden su influencia por los
valles pirenaicos, con el fin de evitar las razias musulmanas y asegurar el control de su
territorio. Surgen así una serie de condados cuyos condes dependen de la monarquía franca
(carolingios): condado de Aragón, Sobrarbe, etc., además de los condados catalanes
(Barcelona, Gerona, etc). Algunos investigadores denominan a toda esta zona Marca
Hispánica. En el siglo IX, la familia Galindo impuso sus intereses frente a los francos que
abandonaron la zona de los condados de Aragón, Sobrarbe, etc., formándose el núcleo del
reino de Aragón. Por otro lado, los condes catalanes adquieren mayor independencia, si
bien, entre todos, comienza a adquirir un protagonismo mayor el conde de Barcelona.
Evolución histórica. Siglos XI-XIII.
 Siglos XI-XII.: La desintegración del califato cordobés favorece el renacimiento económico
cristiano. Entre los reinos cristianos, Navarra desempeñó el papel más importante; su rey
Sancho III el Mayor (1000-1035), mediante vasallaje y matrimonios, llegó a controlar
Castilla, León, Navarra, Aragón y el condado barcelonés. Sin embargo, esta unidad se rompió
al dividir, Sancho III, su reino entre sus hijos. Tras esta división el Reino de Pamplona perdió
su hegemonía anterior, ante la expansión de Aragón y de Castilla, que pasaron a ser reinos
independientes.
 Durante el siglo XII, se afianzaron las distintas nacionalidades peninsulares cristianas.
Veamos ahora la evolución que viven cada uno de los reinos:
 REINO CASTELLANO LEONES.- Lo más destacable en este reino fue la conquista de
Toledo (1085), por parte de Alfonso VI; y la independencia del condado de Portugal
ocurrida en 1143.
 REINO ARAGONÉS Y CONDADO BARCELONÉS: El matrimonio de la hija del monarca
aragonés y del conde de Barcelona, permitió que el heredero de ambos: Alfonso II,
uniese, así, Aragón y Cataluña con la denominación de Corona de Aragón, si bien
cada uno conservó sus características particulares.
 REINO DE NAVARRA: Navarra a pesar de mantener su independencia hasta el siglo
XVI, quedó bloqueado entre Castilla y Aragón, lo que provocó su decadencia política.
Siglo XIII:
Durante el siglo XIII prácticamente se puede considerar terminada la reconquista. Con la
disgregación musulmana (reinos de taifas), se reanuda la reconquista por parte de los reinos
cristianos. Alfonso VIII, rey de Castilla, marcha sobre Despeñaperros donde en 1212 se produce la
victoria cristiana de las Navas de Tolosa, que despejó el camino hacia el Guadalquivir. Durante el
siglo XIII se llevará a cabo la reconquista de Andalucía por parte de Fernando III el Santo y su hijo,
Alfonso X, el Sabio. Al-Andalus queda reducida al reino nazarí de Granada. La Corona de Aragón
inicia también bajo Jaime I el Conquistador (1213-1276) su expansión por tierras musulmanas. Así
incorpora Valencia y Mallorca a la Corona de Aragón. La posesión de Mallorca facilita la expansión
económica catalano-aragonesa por el Mediterráneo, que finalizará con la incorporación del Sur de
Italia, Sicilia y Cerdeña a las posesiones de la Corona de Aragón.
Evolución histórica. Siglo XIV.
La crisis económica, social y política del siglo XIV provoca la desaparición de las dinastías legítimas
y se instauran las procedentes de líneas bastardas. En Castilla se inicia el reinado de la casa
bastarda de los Trastámara. En la Corona de Aragón esta crisis fue más tardía.
En definitiva, durante este proceso reconquistador se produce la estructuración casi definitiva de
las fronteras de cada uno de los reinos cristianos, que adquieren su propia personalidad y que será
el origen de las diversas nacionalidades existentes en el actual Estado español.
Explica el origen de las Cortes en los reinos cristianos y sus principales funciones.
La España cristiana medieval era un mosaico de núcleos políticos diversos e independientes donde,
a partir del s. XIII, fueron destacando Castilla, Aragón y Navarra. Todos estos reinos se fueron
organizando paulatinamente bajo la estructura feudal, a partir del momento en que la nobleza y el
clero acapararon, en sus señoríos, una importante parte del poder político que correspondía a los
monarcas (administración, justicia, etc.). Las relaciones políticas van a convertirse ahora en
vínculos personales; dentro de una pirámide feudal de poder. Desde la base (siervos) hasta la
cumbre (Rey), el poder asciende o desciende a través de una relación personal que se llama
vasallaje.
Toda esta estructura, que dejaba pocos poderes al monarca, presuponía que cada reino quedaba
convertido en un mosaico de jurisdicciones y distintas justicias. El rey sólo conservó la capacidad de
administrar justicia entre los nobles y ciertos derechos exclusivos como la acuñación de moneda y
otros. Las distintas jurisdicciones que podían aparecer en un reino son las siguientes: tierras de
realengo, tierras de propiedad eclesiástica, tierras de solariego y municipios que podían obtener
fueros, es decir, el privilegio de autogobernarse. Casi todos los cargos del gobierno municipal
acabaron en manos de la alta burguesía.
A nivel de la administración real el organismo más importante era la Curia Real, consejo integrado
por magnates del clero y la nobleza cuyo cometido era asesorar al rey. Desde 1188 en León y
durante el siglo XIII en el resto de los reinos, los monarcas convocaron también a los burgueses a la
Curia, en representación de las ciudades: así nacieron las Cortes. Convirtiéndose,
consecuentemente, en la única institución con carácter nacional. Existían Cortes en Castilla y en
Aragón. Aquí existía una por cada nación, ya que la monarquía aragonesa era pactista (pacto entre
las diversas nacionalidades). Así frente a la monarquía castellana que aparece como unitaria, la
Corona de Aragón aparece como una "federación" de varios Estados: Cataluña-Mallorca, Aragón y
Valencia, con un mismo monarca pero conservando su personalidad.
Las Cortes medievales eran convocadas por el rey y reproducían la estructura estamental de la
sociedad, ya que estaban compuestas de tres brazos -en representación de la nobleza, el clero y las
ciudades- que deliberaban por separado. Aunque existían diferencias entre unos reinos y otros, las
funciones de las Cortes eran esencialmente dos:
 Atender las consultas del rey en asuntos de especial importancia.
 Sobre todo, votar impuestos de carácter extraordinario, lo que era frecuente debido a la
insuficiencia de los ingresos fiscales ordinarios para atender los gastos crecientes de la
monarquía. El valor de las Cortes fue desigual según los distintos reinos ibéricos:
 En Castilla no tenían poder legislativo vinculante.
 En la Corona de Aragón, las Cortes tuvieron un verdadero poder legislativo. Cada
reino de la Corona de Aragón (Aragón, Valencia y Cataluña) tenía sus propias Cortes.
Para vigilar el cumplimiento de lo aprobado en las Cortes, se creó una Diputación
del General (Generalitat en Cataluña).
 En Navarra las Cortes nacieron tardíamente pero tuvieron gran vitalidad en los
siglos XIV y XV. Como la Corona de Aragón las Cortes navarras tenían poder
vinculante.
Por consiguiente, ni la composición ni las funciones de estas Cortes primitivas son equiparables con
las de las Cortes o Parlamentos actuales: ni eran representativas de la voluntad general del reino, ni
tenían poder legislativo, ni disponían de instrumentos legales para controlar el poder del monarca.
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