El arbitraje es una de las formas más antiguas utilizadas para resolver conflictos y tuvo una notable difusión en el mundo antiguo, en especial en el marco territorial griego y romano. Surge cuando las partes renuncian al uso de la fuerza y deciden someter la disputa a la decisión de un tercero o terceros elegidos. Es un modo de solución de controversias que ofrece el ordenamiento jurídico, que se encuentra en constante evolución y perfeccionamiento, para que las partes basadas en el principio de la autonomía de la voluntad, puedan excluir respecto de ciertos casos la jurisdicción judicial y nombrar a terceros denominados árbitros, con el fin de que de manera independiente e imparcial resuelvan el conflicto dictando un laudo que las partes cumplirán voluntariamente, o en caso contrario se lleve a cabo una ejecución judicial. II. NOCIONES FUNDAMENTALES SOBRE ARBITRAJE INTERNACIONAL El arbitraje internacional nace para proteger básicamente intereses privados, con la finalidad de resolver problemas del comercio internacional, específicamente los derivados de la clásica contratación de compraventa internacional de mercaderías. Pero en su evolución, el arbitraje internacional está referido no sólo al tránsito de mercaderías sino también al tránsito de capitales a través de las fronteras, relacionándose así con las inversiones extranjeras. Este mecanismo brinda a las partes la posibilidad de designar a un especialista en la materia objeto del conflicto, independiente e imparcial, quien resolverá la controversia a través de un laudo que tiene la misma fuerza legal que una sentencia judicial,2 con la ventaja de ser una decisión mediante la cual siempre se resuelve el fondo del asunto y pocas veces se dedica a cuestiones de mero procedimiento. La resolución alternativa de controversias a través del arbitraje no sólo requiere de la autonomía de la voluntad de las partes, sino también del reconocimiento del legislador nacional e internacional, quienes convalidan el carácter obligatorio y definitivo de los laudos arbitrales, 2. Naturaleza jurídica El desarrollo doctrinario del arbitraje ha generado un debate en torno a su naturaleza jurídica, el cual podemos resumir fundamentalmente en dos corrientes: la jurisdiccionalista y la contractualista. Por una parte, los jurisdiccionalistas sostienen que el arbitraje es un proceso y el árbitro es un juez, por lo que se considera como una institución procesal. Se objeta a este criterio que mientras en todo proceso hay una pretensión y una oposición, y un demandante y un demandado, en el arbitraje lo que hay es un thema decidendi, los árbitros tienen jurisdicción y son obligatorias sus decisiones porque así las partes lo han querido. El árbitro puede ser una persona física (árbitro único) o una institución (centro arbitral), al cual las partes concurren directamente a fin de que se expida una decisión definitiva con relación al conflicto que someten a su consideración. De tal manera que el arbitraje puede ser ad hoc o institucional. El arbitraje ad hoc se fundamenta en la cláusula contractual o compromiso en la cual se regula detalladamente las condiciones del arbitraje, ¿ A diferencia de un arbitraje institucional, es aquel proceso cuya administración y desarrollo no ha sido encomendado a una institución arbitral, sino que es conducido a voluntad de las partes, quienes en concurrencia de los árbitros, fijan sus propias reglas.. El arbitraje institucional es aquel que se realiza a través de centros permanentes de arbitraje, los cuales son organizaciones que han ido creándose en forma paralela a la normativa convencional en materia de arbitraje. La sede del arbitraje es el lugar geográfico elegido por las partes, el cual determinará la ley aplicable a la solución, en defecto de elección, a propósito de la cual el árbitro o los árbitros han recibido la misión de expedir su decisión. De su ubicación dependerá la jurisdicción del Estado que deberá intervenir en caso de dificultad en la designación de árbitros, y también la que deberá conocer los posibles recursos contra el laudo. Aún cuando el proceso se desarrolle o el laudo se dicte fuera de la sede establecida por las partes. Si el arbitraje proviene de un acuerdo de voluntades o de una disposición de la ley, se distingue el arbitraje voluntario o el forzoso. Arbitraje voluntario En el arbitraje voluntario las partes libremente y en ejercicio de la autonomía de su voluntad deciden someter al arbitraje cualquier controversia sobre derechos disponibles, respetando el orden público nacional e internacional. Arbitraje forzoso En cambio, en el arbitraje forzoso es el legislador quien confiere legitimación al árbitro por la naturaleza y características de determinados casos, apartando esa situación a la sujeción de los tribunales ordinarios. b) Conforme al modo de actuación de los árbitros, Arbitraje de derecho Los árbitros de derecho o árbitros iuris actúan sujetándose a las formas impuestas por la ley y su decisión será conforme al derecho positivo. Arbitraje libre o Ad-Hoc En el arbitraje libre o ad-hoc no existe una institución que administre el procedimiento, las partes se ponen de acuerdo en las reglas a las cuales se sujetará el tribunal arbitral y las partes. En el arbitraje ad-hoc (o no administrado), la carga de manejar el procedimiento arbitral recae exclusivamente en las partes y, una vez nombrados, en los árbitros. Las partes pueden facilitar su labor seleccionando un reglamento diseñado para ser utilizado en arbitrajes ad hoc. Arbitraje Institucional El arbitraje institucional es elegido mayoritariamente, implica una entidad nominadora que organiza y administra el trámite y presta una serie de servicios para que el conflicto se resuelva con mayor eficacia. Arbitraje comercial internacional En principio, el arbitraje es internacional cuando hay elementos que trascienden la soberanía de un Estado, ya sea por los sujetos intervinientes, por el domicilio o residencia de los sujetos, por el asiento de los negocios, por el lugar de la prestación del objeto o por el derecho aplicable. En aquellos casos en que las partes tienen sede o domicilio en diferentes Estados, o cuando la controversia es objetivamente multinacional, es decir con elementos de contacto objetivos con diferentes sistemas jurídicos , el arbitraje es el medio idóneo para resolver los conflictos de transacciones comerciales internacionales.