Subido por Gabi Ybalo

RESUMEN COMUNICACIÓN Y DERECHOS HUMANOS

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RESUMEN PRÁCTICO: COMUNICACIÓN Y DERECHOS HUMANOS
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FICHA DE CÁTEDRA: SOBRE COMUNICACIÓN Y DERECHOS HUMANOS.
LA COMUNICACIÓN Y LA DEMOCRACIA TIENEN COSAS PARA DECIR
LEY CORTA: UN “PARCHE” PARA LAS TELECOMUNICACIONES – PORTAL NOTAS.
LOS DNU DEL VERANO CONTRA LA LEY DE MEDIOS – DANIEL BADENES
LA COMUNICACIÓN COMUNITARIA, POPULAR Y ALTERNATIVA PIDE PISTA – ALEJANDRO LINARES.
MEMORIAS. RELATOS Y DEMOCRACIA A 40 AÑOS DEL GOLPE CIVICO MILITAR – MACARENA ORDENAVÍA.
LA ANTROPOLOGA QUE INCOMODA – REVISTA ANFIBIA
TERRITORIO, SOBREANÍA Y CRÍMENES DE SEGUNDO ESTADO: LA ESCRITURA EN EL CUERPO DE LAS
MUEJRES ASESINADAS EN CIUDAD JUÁREZ – RITA LAURA SEGATO
9. ALGUNAS CONSIDERACIONES SOBRE LA MODIFICACIÓN DE LA LEY DE MIGRACIONES – AMNISTÍA
INTERNACIONAL.
10. PEDAGOGÍA DE LA DESMEMORIA. CRONICAS Y ESTRATEGIAS DEL GENOCIDO INVISIBLE – MARCELO VALKO.
1- FICHA DE CÁTEDRA: SOBRE COMUNICACIÓN Y DERECHOS HUMANOS
Dar. La conjunción
A principios de los 80, Hector Schmucler escribió: “Un proyecto de comunicación/cultura”. Con este
proyecto postulo el reemplazo de la Y por la barra que continuaba marcando la diferencia entre los términos
pero que también anunciaba la imposibilidad de su tratamiento por separado. Propuso un nuevo espacio
teórico, una nueva manera de entender y estimular las prácticas sociales, colectivas o individuales.
Entendemos que cada vez que unimos, lo más importante son los motivos por los cuales se produce
tal unión. Una unión siempre representa un problema y estos se construyen, se analizan y se resuelven
desde una perspectiva política. En la unión está la política, y en ella nace el germen de la acción
transformadora. Está unión pone de manifiesto una serie de desafíos puntuales:
1. Lo epistemológico
No es una exigencia académica sino política, necesaria para potenciar un modo de acción e
intervención. En este sentido, pensar y construir lo especifico de esta conjunción implica recuperar y poner
en tensión una serie de supuestos establecidos en las trayectorias de uno y otro campo.
Una perspectiva de comunicación y derechos humanos debe anclar fundamentalmente en la
posibilidad de imaginar y establecer vínculos sociales-comunitarios donde la construcción de sentidos con
otros desplace al monopolio de la enunciación y la palabra como estatuto de verdad que legitima la
opresión. La perspectiva de comunicación y derechos humanos es una perspectiva para la emancipación.
Por eso, como dice Rosana Reguillo, comunicación y derechos humanos “alude a una relación
cultura, se trata del debate entre la inclusión y la exclusión, por lo que se impone un trabajo para el
desmontaje critico de los dispositivos, discursos y mecanismos que naturalizan la exclusión y expropian la
posibilidad de la palabra a mujeres, indígenas, jóvenes… Para analizar el modo en que estos son
construidos y representados en el espacio público, la autora recurre a tres estrategias: el desmontaje de
una expresión popular, la critica a un pensamiento legitimado y el uso del relato etnográfico”.
De esta forma, la reflexión epistemológica que nutre de contenidos nuestra propuesta, al mismo
tiempo redunda en una concepción pedagógica. La particularidad de esta conjunción exige asumir modos
específicos, atractivos y transformadores para poner en acto con otros lo que se ha pensado. Jaques
Rancierre habla al respecto, “quien enseña sin emancipar atonta. Y quien emancipa no ha de preocuparse
de lo que el emancipado debe aprender. Aprenderá lo que quiera, quizás nada. Sabrá que puede aprender
porque la misma inteligencia actúa en todas las producciones del arte humano, que un hombre siempre
puede comprender la palabra de otro hombre”.
2. Lo metodológico
Así la perspectiva se convierte en posicionamiento y exige un modo particular de abordaje: ¿Es
posible enseñar este modo de concebir una relación y que esto se traduzca en un modo especifico de
acción? ¿Cómo se aprende a intervenir para provocar el desmontaje critico de los dispositivos, discursos y
mecanismos que naturalizan la exclusión? Aquí un segundo desafío: la puesta en acto de los cómo.
Sí hay caminos para explotar. Algunas definiciones clave para el desarrollo de la estrategia
metodológica.
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Ir al otro. Fundamental que el proceso reflexivo este atravesado y tensionado por instancias de
provocación de la propia subjetividad de los estudiantes, a partir de la posibilidad del intercambio con otros.
El otro no conserva aquí la extrañeza de un objeto de estudio, por el contrario, es o debería constituirse en
un actor clave para el despliegue de la propia subjetividad. El objetivo es poder activar/actuar a cada
estudiante en esa clave.
Que la diversidad se exprese. En la medida que la diversidad se expresa, también la propia
experiencia se tensa, se transforma, se cuestiona.
Ejercitarse en la confrontación. Donde hay diversidad hay confrontación en un sentido positivo del
término. Confrontación que es expresión de desigualdades, pero también reconocimiento de esas
desigualdades. El ejercicio de la confrontación obliga a fundamentar y fundamentarse en la tensión con lo
otro, y uno mismo termina convirtiéndose en otro.
Asumir el disenso como valor democrático. La posibilidad de volver a pensar la democracia y lo
democrático de una nueva perspectiva, la del disenso.
Estos elementos establecen criterios para el diseño de cada clase, sino que atraviesan de manera
profunda y permanente el modo de concebir la acción central de este espacio académico en las dinámicas
y los procesos de formación de los comunicadores.
3. Lo ético-profesional
Promueve un modo particular de acción profesional capaz de ponerse en juego en cualquier campo
que intervenga el comunicador. No es prioridad establecer los dóndes del profesional sino los cómo. Puede
ser que un organismo de derechos humanos, o una política estatal de derechos humanos terminen siendo
el espacio que cobije al Licenciado en Comunicación.
Puede ser que el mismo comunicador se inserte laboralmente en un medio masivo de comunicación,
en el diseño de una campaña política o en una agencia de publicidad. Y en cualquiera de estos espacios o
similares, volverá a ser imprescindible un modo particular de ver, diagnosticar, pensar y actuar atravesado
por la perspectiva de comunicación y derechos humanos.
La ética profesional no se puede enseñar. Porque la ética es un modo de actuar. Por esta razón,
entendemos que uno de los principales desafíos creativos está definido por el modo de poner en acto y de
impactar en la subjetividad de los estudiantes.
Volver a abrir. La invitación
En Argentina, remiten al pasado. Un pasado ya no “tan reciente” que encuentra en la década del 70
un conjunto de claves históricas desde donde empezar a andar.
Porque los derechos humanos son en nuestro país el resultado de una historita marcada por el terror
instaurado desde el Estado, la persecución y la desaparición de personas, también la lucha, la organización
y la resistencia, por el otro.
La matriz sobre la que se asienta el discurso de los derechos humanos está íntimamente asociada
a las dinámicas y modos de elaboración del pasado.
Lo interesante de este breve desarrollo es de recuperar la historita para situar la reflexión sobre los
derechos humanos en la clave pasado/presente.
La clave pasado/presente desplaza la cuestión de los derechos humanos del plano de los derechos
y la ubica en la dimensión de los contextos y los discursos.
El problema de los derechos humanos es un problema de la comunicación en la medida que atañe
también a los discursos que enuncian y legitiman prácticas y dispositivos que impactan sobre las
subjetividades y la identidad, y potencian u obturan procesos de emancipación social.
Esta propuesta no pretende invitar a otros a asumirla, sino a crearla.
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2- LA COMUNICACIÓN Y LA DEMOCRACIA TIENEN COSAS PARA DECIR –
FACULTAD CSYP
Introducción
Desde el retorno de la democracia hasta la actualidad, la comunicación y la democracia han ido
dialogando de diferentes modos. Hoy sabemos que la comunicación como practica y proceso contribuye al
fortalecimiento y profundización de la democracia y que, a la vez, más democracia es más comunicación.
Estos diálogos han ido generando espacios y prácticas políticas que habilitan la acción e interacción de las
personas para ensanchar y profundizar las luchas por la igualdad.
Democracia no refiere aquí únicamente a la organización o administración del sistema político y la
participación ciudadana expresada a través del voto. Nos referimos a democracia en el sentido de un
conjunto de valores, normas, prácticas y procesos que dan forma a la experiencia colectiva de la cultura y
la política y legitiman modos diversos de ejercicio del poder. La democracia define un estilo de vida, es un
modo de vivir basado en el respeto a la dignidad humana. La liberta y los derechos de todos y cada uno de
los miembros de la comunidad.
La comunicación también necesita situarse y caracterizarse. Hablamos en un sentido amplio.
Comunicar es hacer en común: toda una práctica social tramada en nuestra cultura que en el encuentro de
unos con otros y de todos con el mundo habilita procesos de producción de sentido.
Entendemos que comunicación y cultura no pueden pensarse por separado. Y al mismo tiempo esta
perspectiva redefine los imaginarios, prácticas y proyectos en torno a la comunicación, desplazándola de
la acción mediática como su exclusivo espacio de intervención y desempeño a la vida cotidiana.
La herencia de la dictadura y los desafíos de la democracia
La última dictadura dejó una sociedad atravesada por la desconfianza, el miedo, y el individualismo.
No sólo los partidos políticos se vieron afectados. La política en un sentido amplio se replegó y la
participación social en todas sus dimensiones fue restringida. Organizaciones sindicales, barriales, los
movimientos estudiantiles, y religiosos; todo esto y más fue desmantelado.
Esa herencia de la dictadura, fue uno de los principales desafíos de la democracia. Un desafío que
aún persiste. Es el desafío de reconstruir el tejido social y restituir lo público, para volver a imaginar,
proyectar y poner en acción mecanismos que nos permitan vivir juntos, organizarnos, perder el miedo al
otro, recuperar la confianza social, el sentido político de nuestro trabajo cotidiano y la acción colectiva como
camino para la transformación.
La comunicación ha tenido y tiene, para la consolidación de una democracia plena, real y verdadera,
un papel fundamental que cumplir. La comunicación es espacio de articulación, encuentro y enlace, donde
las voluntades, los proyectos y las practicas hacen sinergia generando polos de poder que permiten
transformar la sociedad.
a) Los medios de comunicación y la producción de la información
En Argentina es muy difícil escindir una mirada crítica sobre los medios sin pensar en las
continuidades y las rupturas que hubo entre el tiempo de la dictadura y la democracia. Entre 1976 y 1983
fueron muy pocos los medios de comunicación que se animaron a desafiar al régimen dictatorial
denunciando crímenes y poniendo en evidencia el proyecto económico. Por el contrario, la gran mayoría
no hizo eso. Así encontraron, la posibilidad de hacer grandes negocios.
Frente a este panorama, para muchos periodistas, escritores y militantes, no quedó otra opción que
la de la prensa clandestina. Desafiando la persecución, el control y la censura por parte del gobierno. La
figura de Rodolfo Walsh es tal vez la más paradigmática en este sentido. Por su entra heroica y por un
empeño en construir con su práctica las condiciones justas para un paradigma de producción de información
completamente opuesto al hegemónicamente ocupaban los grandes medios.
Esta tensión entre modos antagónicos de pensar y practicar la información no acabó con el fin de la
dictadura. Por el contrario, persiste hasta nuestros días, bajo nuevas formas. Es una tensión que no se
agota en los qué, cómo y para quienes informamos, sino que fundamentalmente se expresa en los por qué
y los para qué.
Ensayar respuestas a estas preguntas es comenzar a aproximarnos desde la perspectiva de la
producción de la información y las lógicas mediáticas de la circulación, a unos diálogos entre comunicación
y democracia. El tipo de información que se produce y el valor que se le asigna mediáticamente no son
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independientes de las condiciones que hacen posible que una determinada información valga más que otra.
Democratizar la información es democratizar esas condiciones, y esa es una tarea de la comunicación en
democracia.
b) La disputa del espacio público y la política
En tiempos de la dictadura, cuando parecía que no había opción y el terror lo dominaba todo
produciendo una parálisis, el espacio público fue escenario de disputas. Y fueron los organismos de
derechos humanos, guiados por las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, los que provocaron tal vez las
tensiones más significativas. Frente a la imposibilidad de sus reclamos encontraron eco en los medios de
comunicación, fue el espacio público el escenario donde erigir la lucha y construir visibilidad: toda una
acción política dotada de una visión comunicacional estratégica.
El espacio público se extiende desde los lugares físicos más concretos y específicos, a otros más
simbólicos, aunque no menos efectivos. Lo público es siempre un lugar de articulación, tensión y disputa.
Y todas las batallas que allí se libran son políticas.
Los noventa significaron otro duro golpe: en esos años, lo público se privatizó producto de las
políticas económicas. Pero por supuesto que hubo resistencias durante todos esos años.
De esas resistencias, prácticas y proyectos políticos que no se apartaron de la convicción de disputar
la política desde lo público, aun en los momentos más difíciles, de ese conjunto de fuerzas y voluntades
diversas, emerge en los últimos años, no solo en Argentina sino en América Latina, la posibilidad de
refundar, de restituir lo público, como espacio para profundizar las democracias que convoca especialmente
a la comunicación.
c) La producción discursiva y la estigmatización
Antes fueron los subversivos, hoy son los pobres. Ayer y hoy, unos y otros, siempre fueron narrados
como peligrosos, aquellos a los que hay que temer. Esa visión que se legitima en los medios de
comunicación, aunque no es privativa de éstos, engendra procesos de discriminación que habilita prácticas
de exclusión y exterminio que terminan profundizando la desigualdad sobre la que se asienta.
En el dialogo entre comunicación y democracia, ganar el espacio público implica también asumir los
desafíos para desmontar estos dispositivos discursivos que se amparan en la desigualdad. Estos desafíos
son cruciales para la democracia en la medida que permiten pensar en una distribución justa de las
posibilidades simbólicas y materiales para la vida digna.
Las democracias latinoamericanas están atravesadas por mecanismos culturales de producción de
sentidos que segregan, separan y excluyen, y sobre ellos deben especialmente trabajar los comunicadores
no solo desde los medios, sino también desde sus prácticas en un sentido amplio e integral.
En la actualidad, son los jóvenes pobres el blanco de estos mecanismos de estigmatización. Este
es uno de los desafíos más urgentes para la democracia, porque estos mecanismos de significación tienden
a naturalizarse, del mismo modo que se naturaliza la desigualdad. Aquí los comunicadores y la
comunicación encuentran una tarea clave, porque no alcanza con “multiplicar los proyectos de
comunicación alternativa, abrir espacios en los grandes medios, legislar sobre el derecho a la información
y a la comunicación si todo ello no va acompañado de una profunda revolución simbólica que altere de
manera radical nuestra mirada”.
d) La organización popular y las luchas por la igualdad
La comunicación juega un papel clave en la organización popular. No solo en la resistencia, también
en el protagonizar procesos de transformación. En ese el salto cualitativo que la sociedad tuvo que dar
después de los noventa, para sumarse activamente a proyectos noventa, para sumarse activamente a
proyectos populares que los convocaron desde múltiples sectores, y donde el Estado comenzó a ocupar
un rol cada vez más activo.
El 2001 fue tal vez el momento de mayor expresión, alcanzando niveles de visibilizarían que antes
no se habían podido reconocer de modo tan claro y contundente. Sin embargo, el 2001 no se puede pensar
aislado de la historia reciente de nuestro país.
Entonces… ¿para qué la comunicación?
La sanción de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual en el 2009, saldó una de las deudas
más postergadas de la democracia en términos comunicacionales. Tiene mucho que ver con los diálogos
que aquí sugerimos como necesarios entre comunicación y democracia. En la medida que reconoce el
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derecho a la comunicación, la ley expresa esta relación desde la perspectiva del estado e interpela a la
sociedad argentina poniendo en juego los debates y los desafíos que ya no pueden postergarse.
Esta ley recoge las historias de los diversos procesos y practicas comunicacionales, e intenta ser
una herramienta clave en la transformación de la matriz de la producción de la información y los paradigmas
de comunicación desde donde miramos y significamos el mundo.
Esta Ley viene a decirnos que comunicación y democracia deben seguir dialogando para profundizar
procesos sociales que edifican la posibilidad de sostener las luchas por la igualdad. Y que es necesario
asumir una nueva matriz de pensamiento en torno a los sentidos, las funciones y las posibilidades de
intervenir desde la comunicación.
En este paradigma es necesario que otros comunicadores diferentes, con tradiciones, experiencias
y deseos marcadamente diferentes, no solo puedan entrar en la arena de la comunicación y la participación
política, sino que recuperen un espacio para hacer oír su propia voz.
Se trata de que los comunicadores generemos las condiciones para que esos otros puedan hablar
y ser escuchados sin mediaciones ni mediadores.
3- LEY CORTA: UN “PARCHE” PARA LAS TELECOMUNICACIONES – PORTAL
NOTAS
Con 46 votos a favor, 11 en contra y una serie de modificaciones al proyecto original, el 4 de julio
de 2018 se dio media sanción en la cámara de Senadores al proyecto conocido como “Ley corta”, que
modifica la ley de telecomunicaciones.
Se trata de un proyecto que Mauricio Macri les había prometido a las empresas telefónicas para que
pudieran insertarse en el mercado del cuádruple play, es decir, ofrecer telefonía fija, móvil, internet y TV
paga.
El proyecto fue enviado por el Ejecutivo en abril con la denominación de “Fomento de despliegue de
infraestructura y la competencia de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TICS)”.
Martín Becerra, doctor en Ciencias de la Información e investigador del CONICET, afirmó que el
“proyecto sufrió muchas modificaciones en el Senado respecto del original que presentó el oficialismo, que
a su vez incumple la promesa de presentar un proyecto de ley convergente e integral”. “Es un parche, que
originalmente estaba destinado a satisfacer a las telefónicas y que ni siquiera termina haciéndolo por los
cambios que le hicieron”. Obtuvo media sanción, se posterga hasta el año 2020 en el caso de la ciudad y
provincia de Buenos Aires, Córdoba y Rosario, mientras que en otras localidades se podría implementar
recién en 2021. Si la localidad de que se tratase contara con menos de 100 mil habitantes, estas empresas
deberían esperar entonces hasta 2022.
Lo que se aprobó en la Cámara Alta “deja un poco disconformes a todos; no hay ningún actor
económico y de las telecomunicaciones que quede totalmente satisfecho con esta propuesta”.
El presidente provisional del Senado, Federico Pinedo, califico la ley como “antimonopólica” y
aseguró que “fomenta la competencia”, justamente por impedir que Clarín sea el único agente autorizado
a ofrecer los cuatros servicios en uno.
Otro de los argumentos que el oficialismo esgrimió es que este proyecto permitiría que los
contenidos lleguen a todo el país. No obstante, se perdería el federalismo informativo. Según Becerra, “este
proyecto de ley modifica la participación privilegiada que tenía ARSAT en a la gestión de esa porción de
espectro. Esta reserva del espectro iba a estar destinada a paliar las asimetrías estructurales que tiene el
sistema de medios en Argentina. Por lo cual es problemático que una decisión de tamaña importancia
estratégica se defina con un parche normativo como es este proyecto”.
La senadora Catalfamo afirmó que “esta ley afectaría el progreso de las pequeñas empresas y las
cooperativas del interior del país” y “afectaría seriamente el federalismo”. También que “se van a reducir
las fuentes informativas”.
“En el interior del país vamos a tener que ver canales nacionales” y consideró que el proyecto “no
es innovador, ni integral ni convergente, es una ley de negocios para adecuar la normativa a las grandes
empresas de comunicación”. “No podemos dejar de lado la regulación de los contenidos, que esta ley no
prevé porque no es una ley integral”.
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4- LOS DNU DEL VERANO CONTRA LA LEY DE MEDIOS: DIEZ PASOS ATRÁS –
DANIEL BADENES
En 2004 esta revista contó el nacimiento de la Iniciativa Ciudadana por una Ley de Radiodifusión
para la Democracia: un inédito consenso entre organizaciones preocupadas por la vigencia de un decreto
firmado por el dictador Jorge Videla, solo reformado para empeorarlo. Aquella vieja norma, entendía a la
comunicación como un negocio y no como un derecho humano. Por ejemplo, para ser licenciatario era
requisito “tener fines de lucro”. Los medios comunitarios y cooperativos estaban prohibidos.
Aquel consenso básico de 21 puntos daba nacimiento a la Coalición por una Radiodifusión
Democrática, se regaló a los prestadores existentes 10 años más de licencias. El panorama cambió hacia
2008, cuando el Poder Ejecutivo sufrió en carne propia el poder de los medios concentrados, durante el
conflicto con las patronales del agro que resistían el pago de impuestos. En marzo de 2009 en el Teatro
Argentino se presentó el anteproyecto de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual. La propuesta
se debatió y se mejoró en foros federales antes de ingresar al Congreso. En octubre fue votada por una
amplia mayoría parlamentaria. A partir de entonces empezó la pelea por la plena vigencia, demorada por
la estrategia judicial de los grupos económicos obligados a la desmonopolización y por algunas torpezas o
inercias en el organismo de aplicación.
La judicialización se saldó en octubre de 2013 cuando la Corte Suprema de la Nación declaró
plenamente constitucionales los artículos cuestionados por Clarín. En 2015 ya se podía ver una Defensoría
del Público en funcionamiento, los primeros concursos de señales de televisión digital para organizaciones
sin fines de lucro y la aplicación del FOMECA, un fondo concursable para el fomento de medios
comunitarios que ese año rondó los 140 millones de pesos.
El mayor reclamo ciudadano lo sostenían las revistas auto gestionadas: el sector grafico siguió
sumido en la lógica neoliberal y sufre las consecuencias de una concentración alarmante, que afecta desde
la producción de papel hasta los mecanismos de distribución.
En diciembre de 2015 todo empezó a cambiar.
La saga de los decretos
El cambio sugirió el día de la asunción del Presidente, cuando el locutor oficial, al presentar la
cadena nacional, dijo “ley de radiodifusión”, en lugar de “servicios de comunicación audiovisual”. Ese día,
Mauricio Macri firmó un decreto que creó el Ministerio de Comunicaciones y puso bajo su órbita a la
Autoridad Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual. Según la ley, la AFSCA debía ser un
organismo autárquico. Designado dos años antes de la elección presidencial, debía seguir hasta dos años
después. Podía ser removido por causas justificadas, por intervención del Consejo Federal de la
Comunicación Audiovisual. El gobierno obvió todo eso: el 23 de diciembre dispuso una “intervención” de la
AFSCA. Ese día el organismo había amanecido rodeado de policías: una intervención de facto. Con el
argumento de que su titular, Martín Sabbatella, era un “militante político”, se removió a todo el Directorio y
designó en su reemplazo a un militante del PRO. Entre Navidad y Año Nuevo, hubo movilizaciones y
presentaciones judiciales: los sectores que impulsaron la ley desde 2004 salían en defensa del derecho a
la comunicación. Oscar Aguad deslizó: “La ley no se modifica… por ahora”.
El periodista Nelson Castro dijo: “Me parece que lo que están haciendo genera un precedente
terrible, así entramos en una jungla que es brutal. Yo soy crítico de la gestión de Sabbatella, pero la ley ha
sido declarada constitucional por la Corte. La ley se puede cambiar por otra ley no por un decreto, esto es
muy peligroso para la institucionalidad”. El ministro sostenía que “Una ley del Congreso no puede limitar las
capacidades de un presidente”.
El 30 por la mañana, el Jefe de Gabinete informo que se estaba escribiendo otro decreto para
modificar la regulación del sector. A la tarde el juez platense Luis Arias emitió una medida “precautelar”
para que el gobierno se abstuviera de alterar la ley sin dar intervención al congreso. Otra vez, no importó:
el 4 de enero, publicaron el decreto 267 que introdujo severas modificaciones en la Ley de Servicios de
Comunicación Audiovisual y en la Ley Argentina Digital, que regula las telecomunicaciones. Le pusieron
fecha del 29 de diciembre, para eludir el fallo judicial, aunque ese día el presidente descansaba en Villa La
Angostura. Poco hizo falta para advertir que esas desprolijidades eran lo de menos: el decreto de necesidad
y urgencia desmotó los principales pilares de aquella ley nacida de un amplio consenso.
Un decreto bastó para invertir los términos: el Estado se adecuó a las necesidades de las empresas.
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Contra con Constitución
Los sucesivos decretos contra la Ley generaron varias presentaciones judiciales. En el verano hubo
idas y vueltas, dictámenes y apelaciones difíciles de digerir fuera del ámbito de los especialistas. Los
defensores de la comunicación democrática plantean que la forma y el contenido de las medidas tomadas
en diciembre y enero violan la Constitución Nacional y los estándares vigentes sobre libertad de expresión.
En un trabajo de 3 profesores de la catedra de Derecho a la Información de la UBA en redes sociales, con
el título “El decreto 267 y el fin de los debates”. Allí, Loreti, Charras y Lozano sostienen que el “análisis a la
luz de los estándares de derechos humanos resulta central” teniendo en cuenta “el rango constitucional de
los tratados internacionales”.
La coalición por una Comunicación Democrática lo rechazó por inconstitucional.
Revistas en alerta
En febrero, la Asociación de Revistas Culturales Independientes (ARECIA) dio a conocer su cuarto
informa anual sobre el sector. El panorama de 2015 confirma las consecuencias de una situación alarmante
que los editores autogestivos denunciamos desde hace años: la falta de uan legislación que promueva
políticas públicas de fomento y protección frente a un mercado de prensa gráfica concentrado y desregulado
en los dos extremos de la cadena –la producción de papel y la distribución y venta.
En síntesis: Menos publicaciones independientes, por los elevados costos de papel. Disminuyo la
presencia en kioscos.
Aunque la ley no abarcaba a los medios gráficos, en el verano ARECIA adhirió al reclamo de las
redes de medios comunitarios y acompaño la presentación de la Defensoría del Publico ante la Corte
Interamericana de Derechos Humanos.
Las ediciones gráficas alcanzan un total de 1,2 millones de lectores mensuales, mientras que las
exclusivamente digitales llegan a 2,8 millones de personas por mes.
21 puntos, banderas renovadas
Nuevo documento, actualizado a las nuevas realidades y desafíos de la Comunicación Democrática.
Hay tres razones principales para que esto suceda. Las dos primeras son obvias: el desarrollo de
nuevas tecnologías y plataformas de comunicación que también necesitan ser legisladas; y la nueva
situación política planteada por un gobierno que anuló a decretazos muchas de las conquistas normadas
por la Ley 26.552.
La necesidad de debatir todos los elementos constitutivos de una Comunicación Democrática en su
conjunto, además de los directamente relacionados con el sector audiovisual.
La nueva versión de los 21 puntos no solo pretende ser insumo para defender y debatir la Ley de
Comunicación Audiovisual, sino también los medios gráficos, internet, pauta publicitaria, acceso a la
información pública y trabajo digno entre muchos otros. La metodología elegida para su debate y
presentación hace honor a la mejor tradición sembrada durante el proceso que culminó con la Ley de
Servicios de Comunicación Audiovisual: al cierre de esta edición circulaban borradores por todo el país,
para ser debatidos en foros organizados desde las versiones locales de la Coalición por una Comunicación
Democrática.
5- LA COMUNICACIÓN COMUNITARIA, POPULAR Y ALTERNATIVA PIDE PISTA –
ALEJANDRO LINARES.
Con la sanción de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual (LSCA) en 2009, las emisoras
comunitarias, populares y alternativas consiguieron el reconocimiento legal pleno para funcionar. El impulso
de esta norma para el surgimiento de nuevos medios sin fin de lucro y la capacidad de las políticas estatales
de apoyo para respaldar estos proyectos de comunicación. Según este informe, 155 de las 228 experiencias
mediáticas de este tipo nacieron desde 2008 en adelante.
Históricamente estos medios se caracterizaron por proponer una agenda alternativa u opuesta a la
generada por las empresas mediáticas comerciales. Desde allí, han propuesto temas y perspectivas
periodísticas que han perforado los límites de las propuestas comerciales. Además, son experiencias que
siempre han ofrecido canales de expresión a comunicadores y grupos diversos sin lugar en los medios
mainstream.
Durante las jornadas de deliberación estas emisoras agrupadas en sus redes asumieron un marcado
protagonismo en la demanda por la sanción de una norma que contemple sus necesidades y realidades.
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La ley reconoció su forma de comunicación y creo políticas específicas de fomento. Además, les reservó el
33% del espectro radioeléctrico e incluyó la posibilidad de entregar licencias de modo directo a emisores
de baja potencia en zonas despobladas. Otro aspecto valorado de la norma fue la ausencia de restricciones
de alcance o de financiamiento. Cabe aclarar que estos puntos siguen vigentes: no fueron alcanzados por
el DNU 267 de diciembre de 2015, que desarticuló buena parte de la ley audiovisual.
LEGALIZACIÓN, PRIMER PASO. Hasta 2015 estaba legalmente vedado en Argentina el funcionamiento
de las experiencias de comunicación sin ánimo lucrativo. Ese año, la ley del Congreso respondió en forma
parcial a un fallo de la Corte Suprema de 2003 que había declarado inconstitucional un artículo de la vieja
Ley de Radiodifusión de la última dictadura cívico-militar, en la que se prohibía brindar servicios
audiovisuales a organizaciones sin fines de lucro. Hasta 2005, solo los llamados Permisos Precarios y
Provisorios entregados en 1989 ofrecieron cierto reconocimiento legal algunas de estas emisoras. Así, en
2009 solo dos organizaciones del sector tenían licencias para emitir.
Desde la sanción de la ley y hasta junio del año pasado, se adjudicaron 96 licencias a organizaciones
sin fines de lucro. Entre estas, 56 fueron asignadas de modo directo y las restantes fueron el resultado de
concursos públicos. Debe aclararse que la categoría legal “sin fines de lucro” incluye a fundaciones,
cooperativas y organizaciones de diverso tipo.
Según este relevamiento, los años más activos para la entrega de licencias fueron 2015 (23% de
las licencias), seguido por 2013 y 2016 (20%). Casi la totalidad de estas licencias fue para emisoras FM y
se destacan ocho de estas asignadas para televisión digital. La provincia donde más títulos se entregaron
fue Córdoba (15), seguida por Salta (11), Santa Fe (9) y Misiones (6). Solo Tierra del Fuego quedó fuera
de las legalizaciones.
Les investigadores destacan que “los llamados a concursos de licencias para el sector sin fin de
lucro se encuentran paralizados desde 2015 y que sigue sin realizarse el plan técnico necesario para
conocer el estado de situación del espectro radioeléctrico en el país”. Además, no se terminaron de resolver
concursos iniciados en el último año del gobierno kirchnerista. Una solución intermedia fue impulsada antes
de su disolución. Fue cuando otorgó 140 reconocimientos de funcionamiento a distintas radios sin fin de
lucro del país que se encuentran en las zonas de conflicto.
EMISORAS SIN FINES DE LUCRO
Periodo
1983 - 2007
2008 - 2015
2016 – 2017/2018
Licencias
2
68
28
Reconocimientos
126
140
-
Emisoras Existentes
73
140
15
EL IMPRESINDIBLE APOYO ESTATAL. La herramienta novedosa que incorporó la ley fue el Fondo de
Fomento Concursable (FOMECA), con líneas destinadas a equipamiento, producción de contenidos y
gestión. Según los cálculos del grupo de investigación, hasta el cierre de 2016 se destinaron más de 46
millones de pesos al fortalecimiento de equipamiento e infraestructura, 49 millones de pesos para la
producción radiofónica y 91 millones de pesos para la producción audiovisual.
Al menos 130 organizaciones accedieron en algún momento a un subsidio para obtener
equipamiento. Para la producción radiofónica fueron 297 las organizaciones beneficiadas por el fomento
mientras 243 postulantes accedieron a la línea de producción audiovisual.
La misma puesta en funcionamiento de este instrumento de apoyo estatal constituye un incentivo
inédito para el sector. Sin embargo, el equipo de investigadores observó “limitaciones de concepción y de
implementación que debilitaron su incidencia”. Entre estas, demoras en la entrega de premios, obstáculos
administrativos y “el escaso conocimiento sobre las especificidades de este tipo de experiencias de
comunicación”.
LA MULTIPLICACIÓN COMO CONSECUENCIA. Mapa de los medios comunitarios, populares y
alternativos.
228 medios de estas características en todo el país hasta junio de 2018. 73 fueron creados bajo la
vigencia de la ley de radiodifusión 22.285 entre 1980 y 2007 (una televisora y 72 radios). En el periodo de
debate, elaboración e implementación de la ley audiovisual (2008 – 2015), se crearon y continúan
operativos 140 medios (9 televisoras y 131 radios). Por ultimo, 15 radios fueron fundadas en el periodo
comprendido por el nuevo gobierno de Mauricio Macri.
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La ausencia de un registro oficial puede ser leída como una muestra de desconocimiento y falta de atención
de la autoridad estatal sobre este sector de la comunicación.
El documento concluye que las políticas de legalización y fomento tuvieron un impacto positivo para el
“surgimiento, crecimiento y consolidación de los medios comunitarios”. Está “demostrado que las iniciativas
estatales para el fomento del sector resultan instrumentos imprescindibles y efectivos” para alcanzar
mayores niveles de diversidad y pluralismo. Por últimos, lxs investigadorxs advierten que la “evidente
multiplicación de emisoras supuso también la federalización de las posibilidades de participación en este
tipo de espacios”.
6- MEMORIAS. RELATOS Y DEMOCRACIA A 40 AÑOS DEL GOLPE CÍVICO
MILITAR – MACARENA ORDENAVÍA
La memoria está asociada en la Argentina a las dictaduras cívico militares que azotaron América
Latina en las décadas del 60 y 70. Las atrocidades que se cometieron convirtieron a estas dictaduras a lo
que Henry Russo llamaría, “acontecimiento emblema”. Son acontecimientos que tienen un significado tan
poderoso que nunca terminan, que nunca podemos terminar de cerrar. Es algo así como una herida abierta,
un crimen que se sigue cometiendo, los desaparecidos siguen desaparecidos.
Dentro de todo podemos encontrar “el campo de la memoria” que se pregunta por la historia de la
memoria, pone el acento en la necesidad de historizar tanto las memorias como los relatos históricos
analizando las condiciones sociales y políticas en las que se configuran las diversas visiones sobre el
pasado.
Construir relatos
Los relatos son en sí mismos prácticas sociales que se realizan en el plano del lenguaje y es
necesario analizarlos desde las condiciones de producción, circulación y recepción que ofrecen las distintas
épocas, pero también es necesario tener en cuenta quienes son los agentes que enuncian estos relatos y
los usos que se hace del pasado en las disputas políticas en la que los agentes participan.
Feld se refiere a “escenarios de la memoria” cuando los dos principios del trabajo de la memoria
que señala Ricouer (la distancia temporal y la construcción-legitimación de la verdad) se despliegan en un
dispositivo escénico, en el que participan diversos actores, se apela a un público determinado y la puesta
en escena crea sentidos e interpretaciones, desde el presente, sobre el pasado.
La idea de escenario, como “lugares de memoria” o “vectores del recuerdo”, permite enfocar
problemas relacionados con la puesta en escena, la tensión dramática, los dispositivos narrativos puestos
al servicio de la construcción de sentidos sobre el pasado, y los mecanismos por los cuales se seleccionan,
jerarquizan y reúnen diversas voces o testimonios.
El trabajo de la memoria no solo requiere de actores, también necesita espacios o escenarios en
donde una “presentación de” y un “discurso sobre” el pasado sean posibles.
Tres dimensiones para abordar los “escenarios de memoria elegidos”:
7- Una dimensión narrativa (el contar una historia) en la que importa el tipo de relato que se construye
y las claves en que se narra la historia.
8- Una dimensión espectacular (una puesta en escena) en la que importan los lenguajes y los
elementos usados en la escenificación.
9- Una dimensión veritativa (la producción de una verdad) en al que importa qué tipo de verdad sobre
el pasado se construye y la lucha con qué otras verdades.
El relato del pasado siempre está en relación con el presente. Se fueron construyendo diversos
relatos sobre el pasado dictatorial. Es posible distinguir, cuatro narrativas.
La narrativa de la guerra
La dictadura construyo su propia producción simbólica. Implementada por el gobierno militar y
sostenida aun hoy en los juicios, representa al pasado con relación a una guerra donde las Fuerzas
Armadas, se enfrentaron al enemigo subversivo hasta su aniquilamiento.
Desde sus primeros años, el gobierno militar combinó cuatro estrategias para enfrentar las
denuncias sobre los desaparecidos:
10- Negación de todo dato y responsabilidad
11- Justificó las desapariciones como resultado puntual de una guerra
12- Relativizó el número de desaparecidos
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13- Pretendió derivar toda responsabilidad vinculada al ejercicio del terrorismo de Estado en los
gobiernos constitucionales que la precedieron.
El documental Ganamos la Paz intenta justificar el golpe de estado como una necesidad para
contrarrestar el caos social generado por la lucha de las organizaciones armadas. El relato que nos presenta
es el de las Fuerzas Armadas como salvadores de la patria de ese enemigo que vino de afuera. Nos plantea
un escenario ideal y armonioso que se vio sucumbido por estos “terroristas”.
Esta narrativa continúa estando presente en varios discursos.
Los dos demonios
Otra forma de contar es a partir de la “teoría de los dos demonios”, instalada en el primer gobierno
democrático teniendo en sus bases el paradigma punitivo.
Cuando Alfonsín asume el poder en 1983 firma 2 decretos que ordenan el enjuiciamiento de siete
jefes guerrilleros y de las tres primeras juntar militares de la dictadura. Estos decretos se referían que los
primeros eran responsables de la violencia ejercida promovida por intereses externos al país y que había
servido de pretexto para la alteración del orden constitucional por un sector de las Fuerzas Armadas. A su
vez, acusaba a las juntas de haber implementado un plan de operaciones contra la actividad subversiva y
terrorista por fuera de los márgenes legales. Esta mirada sobre le pasado continua con la idea de la guerra,
pero reconoce dos bandos responsables de la violencia política y exculpaba al resto de la sociedad.
Muchos creen encontrar el origen de esta narrativa en el primer prólogo del Informe Nunca Más,
pero el informe no las equipara, sino que las sitúa en grados diferentes.
En su introducción Tróccoli legitimo a la CONADEP calificando de “patriótica” su tarea, pero de
inmediato advirtió que su relato no comprendía la historia completa de la violencia al señalar que “la otra
cara se inició cuando recalo en las playas argentinas la irrupción de la subversión y el terrorismo
alimentando desde lejanas fronteras.” Se proyectó, añadió “basado en el terror… termino desatando una
orgia de sangre y de muerte”. Reconoció que asevero que la sociedad “se vio conmovida y sorprendida por
esa violencia (…) y reclamó su erradicación y el ejercicio de la autoridad al Estado”, pero “lo menos que
podía presuponer era que el propio estado iba a adoptar metodologías del mismo signo”.
La sociedad fue víctima de una violencia desatada entre dos demonios (de igual fuerza, claro); la
sociedad fue una víctima inocente.
Las víctimas inocentes
La despolitización y el refuerzo de la condición de inocencia de los desaparecidos se presenta por
los denunciantes, por las primeras organizaciones de familiares.
La denuncia en términos histórico-políticos de la violencia de Estado y su relación con el orden social
o con los grupos de poder fue sustituida por la descripción fáctica y en detalle de los secuestros, las torturas
padecidas las características de los lugares de cautiverio, la precisión de los nombres de los cautivos y los
responsables de las violaciones. En la presentación de los desaparecidos, la mención a sus militancias
políticas y la adjetivación de sus compromisos en clave de heroicidad y martirologio fueron reemplazadas
por la referencia a sus datos identitarios básicos, como la edad, el sexo, ocupaciones, pertenencias
religiosas y por la mención de sus valores morales; todas estas resaltan la amplitud y el carácter
indiscriminado de la violencia del estado terrorista y la inocencia de sus víctimas.
La verdad elaborada así, fue asumiendo un carácter factual, el relato de los sufrimientos corporales
se convirtió en un eje medular, en el modo privilegiado para convocar la empatía de los receptores y
configuro, además el conocimiento producido sobre lo acontecido.
Es importante marcar que esta narrativa se inscribió en la propia lógica de culpables e inocentes.
De hecho, la afirmaba sostener la idea de la defensa de los derechos humanos en los valores morales de
las víctimas. Esta idea se institucionaliza en el Informe Nunca Más de la CONADEP, relato oficial sobre las
desapariciones. Describe a los desaparecidos como seres humanos cuyos derechos elementales habían
sido avasallados.
Este relato encontró luego distintos vectores sirvieron para asentarla, tanto desde el campo de la
literatura, el cine o la televisión. Un ejemplo muy fuerte fue “la noche de los lápices”.
El “mito de la inocencia” o “víctima inocente” se funda a partir de narrar a las personas desaparecidas
como “víctimas inocentes”, esto es inocentes de pertenecer o haber participado en hechos “subversivos”
por los que supuestamente pudieron haber sido secuestrados.
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Enarbolar la condición de “víctimas inocentes” procuraba dotar de legitimidad su reclamo, aunque
esta presentación develase al mismo tiempo, la eficacia y capacidad de penetración del discurso dictatorial
que distinguía entre sujetos con y sin derechos.
Todavía es una dificultad abordar este tema en las aulas.
Eran militantes
Segunda mitad de los años 90, un nuevo clima político y cultural, posibilito la aparición pública de
nuevas voces. Fueron por esos años donde emergieron las memorias de los sobrevivientes, pero también
las voces de los HIJOS de los desaparecidos que aparecían con nuevas preguntas y nuevas acciones.
En este periodo se pusieron en el centro de la escena los procesos de transmisión y re significación
de la memoria por parte de estas nuevas generaciones, mostrando fracturas, huecos y los silencios que
dejo el ejercicio estatal de las violencias extremas, y también la militancia armada de los 60 y 70 comenzó
a ser objeto de debate.
Este tipo de relatos podemos encontrarlos en algunas representaciones en la literatura posterior a
1995. Ejemplo: La voluntad. Las narraciones de la militancia mueven a las víctimas del lugar de desterrados
y les devuelve la posibilidad de reconstruir el precario escenario de la década del 70. Durante los 90, los
desaparecidos se reconfiguran como militantes políticos.
La confirmación de la agrupación HIJOS, comenzó a instalar la dimensión política de los militantes
desaparecidos a partir de un intento de estos jóvenes de la recuperación de las trayectorias de sus padres.
Nuevas preguntas se generaron: los compromisos políticos y las relaciones de la sociedad civil con la
violencia política y la dictadura. Por ejemplo, los escraches fueron novedosas formas de comunicar
ejercidas por estos nuevos actores.
La dictadura y los jóvenes hoy
Las políticas de memoria implementadas imponen configuraciones narrativas sobre el pasado pero
la pertenencia generacional a su vez imprime rupturas y crea nuevas formas de narrar.
Los jóvenes de hoy se acercan al pasado a partir de intereses que le son propios, les atribuyen
nuevos significados a viejas palabras o eligen otras para contar la historia. Al narrar la dictadura, recuperan
diversas narrativas, pero a su vez crean otras. Los jóvenes están construyendo nuevos relatos sobre este
pasado.
Los desaparecidos a los que los jóvenes hoy hacen referencia, distan bastante de los que hacían
referencia generaciones anteriores. Narran a estas víctimas utilizando residuales configuraciones
narrativas, pero también nuevas palabras que otorgan otros sentidos a los constituidos hasta hoy. Una del
as preguntas centrales: quiénes eran. En la búsqueda de respuestas, retoman la narrativa humanitaria
recuperando testimonios de familiares e intentando un recorrido biográfico que hace foco en la vida privada
y familiar, pero también recuperan a través de diversos relatos y búsqueda de testimonios, la dimensión
política. Las nuevas generaciones relacionan a los desaparecidos con la muerte de la identidad. El
secuestro intento borrarlos, y ellos se proponen el no olvido.
También: ¿Qué paso con los desaparecidos? Indagar en cual fue el destino final de los
desaparecidos, en el dónde están y en la necesidad de recuperación de los cuerpos.
En estos relatos la pregunta por la muerte esta cerrada. O ni siquiera está. Para estos jóvenes no
es lo mismo estar muerto que desaparecido.
¿Cómo saberlos muertos sin cuerpo? ¿A dónde ir a llorarlos?
En nuestra sociedad las tradicionales formas de evacuación son el sepelio, como el hecho de dar
sepultura o enterrar a los muertos, y el cementerio como lugar de depósito o descanso final. Porque para
estos jóvenes occidentales y actuales, los muertos “deben estar en la tierra”.
Schmucler plantea: “El desaparecido no es el “no muerto”, es le privado de la muerte. La fosa está
vacía: no es posible el duelo; ni es posible la cólera que requiere señalar a un responsable de asesinato”.
Los ritos que se realizan habitualmente se imposibilitan con la desaparición.
Porque para estos jóvenes, los desaparecidos no son muertos, pero lo están. Y esta es una decisión
que ya tomaron.
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Memorias para qué
La memoria es una construcción de sentidos que se realiza desde el presente. Entonces, ¿para qué
la memoria?
El sintagma “dictadura” pareciera seguir ofreciendo más claves para entender y denunciar al
presente de lo que podríamos imaginar. La democracia sigue siendo todo lo que la dictadura no es, a veces
confunde, distorsiona, opaca porque impide pensar los problemas en términos de la propia democracia,
emancipa por fin de su antónimo. La dictadura seguirá condicionando en la medida que siga ofreciendo los
recursos discursivos y simbólicos que legitiman la democracia o la denotan. Muchas de las escenas “que
no nos gustan” y que solemos vincular con ese pasado han sido producidas por la democracia, son
problemas de la democracia y habría que desligarlas de la dictadura para poder entenderlas y así
resolverlas. El presente no es otra cosa que pasado.
Silva Catela: “el discurso de los derechos humanos y la memoria ha triunfado como una poderosa
bandera de acción moral y cívica”.
Todorov plantea la cuestión de los buenos y los malos usos del pasado, implícita en la idea de la
transmisión de la memoria. Se refiera a dos maneras de leer la reminiscencia: la memoria literal y la
memoria ejemplar. Preguntarnos por esto implica reflexionar acerca de qué y para que se quiere transmitir;
es preguntarnos por si optamos por recuperar todos los detalles de un evento que no puede ser comparado
con otro, u optamos por una memoria ejemplar. Esta “permite utilizar el pasado con visitas al presente,
aprovechar las lecciones de injusticias sufridas para luchar contra las que se producen hoy día y separarse
del yo para ir hacia el otro”. Una memoria que nos permita comprender nuevas situaciones a la luz del
presente compartido. Como decíamos, la dictadura sigue significando el presente. Por ejemplo, tortura en
las cárceles bonaerenses. Se tortura “como en la dictadura”.
El deber de memoria es para tender puentes con el pasado que nos permitan pensarnos a nosotros
mismos, pero no solo como víctimas. Tenemos casos de gatillo fácil, nuevas desapariciones, como la de
Miguel Bru o Julio López. Nosotros somos parte de esta sociedad, la misma que hace cuarenta años
“permitió” la dictadura.
Es la propuesta de esta catedra, impactar en la subjetividad de quienes somos parte para volver a
narrarnos. Que todos somos responsables, que lo que hacemos, lo que pensamos es parte de la historia.
Porque es solo en la medida en que lo veamos que podremos encontrar pistas para cambiarlo.
Es nuestro deber ético y político preguntarnos por qué estamos haciendo esto. Por qué una catedra
de comunicación y derechos humanos.
6- LA ANTROPÓLOGA QUE INCOMODA – JULIETA GRECO
El pensamiento de Rita incómoda pero su escucha abraza. Desde hace un tiempo habla de la
importancia de la conversación como forma de pensamiento. Rita piensa con otrxs, es dialéctica, como a
la antropología, la enciende la alteridad.
Pensamiento Incómodo. Es un pensamiento que se expresa fuera de los márgenes, fuera de los
lugares comunes. Me asustan las repeticiones de todo el movimiento social, no solo las mujeres, pero a
veces se encuentran clichés, una consigna interesante fuerte y luego se empiezan a repetir y de alguna
manera eso detiene la historia. Hay que salir de los círculos viciosos, de la repetición de algunas consignas.
Por ejemplo, un término que se repite mucho es el de crímenes de odio. Yo no hablo de crímenes de odio,
es una idea muy norteamericana que sentimentaliza los crímenes políticos. Empoderarse es otra palabra
que no utilizo, porque cuando uno habla de poder, el poder también implica despoder y a mí me interesa
aspirar a un mundo horizontal. Una búsqueda de no hablar con las palabras que no representan las formas
en que yo pienso, tiene que ver con esta idea del pensamiento incómodo.
Un movimiento sin errores es imposible. Toda normativa tiene sus fisuras, sus errores posibles, pero
me sorprendió mucho por una razón: si hay un paso importantísimo en el camino de la teoría feminista, que
es un pensamiento sumamente sofisticado y en las grandes bibliotecas del mundo los estantes de
pensamiento feminista superan en cantidad a los estantes de las bibliotecas disciplinares. En esa
acumulación de reflexión un momento claro es el momento del desmonte de la biologización. El
desacoplamiento de lo que es lo femenino de los cuerpos, o sea la desbiologización. Estamos echando a
la basura la noción de género que retira de los cuerpos el patriarcado. Retira de los cuerpos lo femenino y
lo masculino y lo transforma en una estructura, en una matriz que trasciende el cuerpo que llevamos.
Cuando los fundamentalistas están queriendo borrar la palabra género de las escuelas. El género es justo
lo que sale del determinismo biológico, el gran invento de la noción de género es la desbiologización de la
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matriz heterosexual. No basta con tener un cuerpo. Hay mujeres patriarcales, y hay hombres que pueden
ser maternos, por ejemplo y estar aplicados al cuidado. Cuidado con el biologicismo, es una amenaza. Un
momento crucial del feminismo fue superar la amenaza del biologisismo. Mi manera de decidir quién va a
la calle y quien no, es todos aquellos que el patriarcado ve como desobedientes, en desacato a la norma
patriarcal. Hombres débiles, hombres femeninos. El patriarcado los castiga por desobedientes al mandato
de masculinidad. Es un problema falso, inventado que realmente no me representa.
La misoginia es hegemónica, se mete en todas partes. El ojo patriarcal y misógino es hegemónico.
Pero eso no nos debe llevar a un fanatismo de los cuerpos. Nos debe llevar a entender lo que pasa. Las
traiciones son constantes en la historia dentro de todos los movimientos políticos, pero no por eso vamos
a tirar a la basura al bebé con la pélela. El Bebé es la desbiologización de la matriz patriarcal.
Las complejidades son directamente proporcionales a todo lo que hemos caminado y al lugar donde
hemos llegado. Hay que pensar más allá del lugar común. ¿Con el castigo voy a modificar la sociedad y la
forma en que las personas se comportan? Eso es falso. La ley no causa comportamientos. Si la ley causara
comportamientos no habría abortos. El hecho de que haya tantos abortos por nacimiento muestra que la
ley no es determinante en la práctica de las personas. Lo más importante es la eficacia retórica, discursiva,
simbólica, performativa. Que es la eficacia de persuadir, convencer. Si no persuade ni disuade no existe la
ley, solo existe ese teatro legislativo, pero la ley no tiene eficacia materia. Las leyes punitivas son un
discurso eminente, importantísimo. La tarea es llevar ese discurso a la sociedad, que atraviese y persuada
las conciencias. Sin ese trabajo la ley no existe.
Está la idea de que entender la cuestión de género es entender la secundaria, en sus diversos
niveles sociales. En la secundaria uno ve lo que yo llamo la catástrofe del género. Quiero hacer una
diferencia entre el Mee Too, lo que yo llamo el feminismo pilgrim de los Estados Unidos, porque el país está
fundado por los peregrinos puritanos vs. el feminismo de las mal fundadas repúblicas criollas. El
feminismo pilgrim que acata la idea de que durmiendo con un abogado resolvemos los problemas entre los
chicos y chicas. Nosotros no podemos entrar por ese camino porque nuestra formación colonial es diferente.
Nuestra tarea es dar herramientas a los chicos y las chicas para que puedan negociar su relación, y eso el
feminismo lo está descuidando.
Debemos darle a la juventud esas herramientas para que puedan negociar qué quieren y qué no
quieren. Nuestro mundo es un mundo de conversación. La Argentina es un país donde aún las personas
conversan, pero está sucediendo en las escuelas que los chicos y las chicas no están pudiendo conversar
sobre sus expectativas sobre su sexualidad y sus deseos. Hay una desconfianza extrema entre muchachos
y muchachas. Yo veo eso negativamente y tiene que ver con el punitivismo. Lo vemos en las escuelas con
el bullying, el castigo y algo que a mí no me gusta llamar escrache.
El escrache es una forma noble de hacer justicia debatida a lo largo de varios meses cuando no se
podía acceder a la justicia por el Estado. En ese período, e inclusive hoy es muy relativa la justicia por parte
del Estado.
El feminismo cae en el linchamiento moral sin parámetros claros del justo proceso y eso a mí me
asusta porque coloca a nuestro movimiento en un riesgo muy grande. Errores que suceden por la velocidad
de los linchamientos y el carácter espontaneísta pueden llevarnos a incurrir en errores que luego van a
poner en jaque muchas conquistas, muchos avances y muchos escraches bien procesados. La cuestión
del punitivismo no lleva a una disminución de los problemas que tenemos y eso es constatable. Los
feminicidios no disminuyen. Entonces, lo mejor es que lo pensemos más seriamente porque las leyes no
están tocando los números. En el debate en el senado nacional con la ministra Patricia Bullrich quiso usar
el sufrimiento de las mujeres para recrudecer las leyes. Usaron el sufrimiento de las mujeres para punir a
toda la población carcelaria que es pobre y no blanca.
En ese caso mi argumento fue que para que exista un feminicidio, una violación, es necesario un
caldo de cultivo gigantesco que está presente en toda la tela social. Agresiones diarias cotidianas que todas
las mujeres sufrimos. Modificando ese caldo de cultivo, esa base del Iceberg, solo así vamos a poder
introducir en lo que puede ser tipificado como crimen. De todas esas agresiones a las mujeres, un número
muy pequeño puede ser tipificado como crimen o delito. Las miradas al cuerpo de las mujeres no podemos
criminalizarlas.
Es una obligación para poder mostrarse hombres. El chiste, la mirada ultrajante, la mirada
rapiñadora sobre el cuerpo de la mujer, el cuerpo que se usa para construir un vínculo entre hombres. para
que un hombre un poco más delicado en su masculinidad pueda probar su masculinidad ante otro hombre.
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El derrumbe de eso que es capilar en el tejido social es lo único que será capaz de tocar allá arriba en lo
que sí puede ser tipificado como un crimen de género.
Entonces en el juicio del juez Rossi, uno de los argumentos centrales es la mala interpretación del
garantismo, que es una doctrina noble cuando se habla de raza y clase. ¿Porque para qué sería
garantismo? El garantismo en realidad si lo miramos con aproximación es una doctrina jurídica que tiene
por detrás la noción de acción afirmativa. Un precepto de acción afirmativa, o sea: si las garantías fueran
igual para todos. Entonces el garantismo existe como doctrina porque hay vulnerables y si uno mira la
población carcelaria esos vulnerables son pobres y no blancos. Pero entonces, una cantidad de jueves,
Rossi es paradigmático y el otro López, se llamaba también, aplican el garantismo a agresores,
delincuentes, a criminales que han perpetrado crímenes de género. Sólo que el garantismo ahí tiene que
ser aplicado, al contrario. Porque el vulnerable no es el agresor, como en los crímenes contra la propiedad,
donde generalmente quien es el agresor, el ladrón, a veces inclusive los asesinos, que son juzgados y
encarcelados son vulnerables dentro de la sociedad por esta razón de clase y raza, como acabo de decir.
Pero en el crimen de género el poderoso es el agresor. Y la vulnerable es la víctima, por lo tanto, en el
crimen de género tiene que haber una inversión del garantismo, y la garantía tiene que ir para la víctima y
no para el agresor. Es una interpretación ciega y estrecha por parte de la justicia, de los operadores del
derecho, los operadores de la justicia, que la aplican siempre con la relación a la protección del procesado,
cuando en el caso de los crímenes de género es la víctima, el lado acusador, el que está del lado de la
vulnerabilidad.
Alejandra Cebrelli, que publicó en estos días. Ella se especializa mucho en el tema del chineo.
¿Saben qué es el chineo? La cito a ella porque en el campo de la comunicación es una especialista en ese
tema del chineo. Que es una práctica muy común en esas provincias, que tan vehementemente sus élites
se pronuncian contra el aborto y sin embargo llevan a sus hijos a tener su iniciación sexual con las
indígenas, las quom. Es muy común en las provincias del noroeste que sus padres criollos, ese criollaje
asqueroso, que son los de pro vida, las mismas personas del grupo de pro vida, son esa élite criolla de
esas provincias que son las que conozco más del país, del noroeste, que agarran a sus niños, a sus
jovencitos, hijos que nunca han tenido relaciones sexuales y en sus pick up los llevan allá a violar niñas
wichis. Al chacho salteño, por ejemplo. Entonces sobre el chineo, ni una palabra en la ley. Ni aparece.
Cuando se habla de la violación por ocho muchachos de una niña wichí que era epiléptica, que fue un tema
reciente, la palabra chineo no aparece, no es una costumbre.
Existe allá en el norte ese derecho de pernada. El dueño de las tierras tiene derecho a la primera
noche de la joven pobre indígena de su región, de su propiedad. Todas esas costumbres están vigentes,
pero a la ley no le interesa eso. No parece ser un crimen. Cuando el blanco va al chineo. Hace uso de un
cuerpo sexual de mujer indígena, la indígena es prostituta. Es un doble estándar, un doble discurso,
absolutamente insoportable y nauseabundo. Y luego a él se le une la prohibición del aborto. Cuando una
niña es violada adentro de un espacio social donde el chineo es una práctica absolutamente común de la
cual todo el mundo sabe, ahí el cuerpo de la niña es lacerado por un bisturí. Entonces yo digo: Cuanto más
débil es un Estado nacional o provincial, más se ensaña con una panza de mujer. La medida de la debilidad
de un grupo político, de un Estado. ¿No tienen cosas más interesantes de qué ocuparse? Además, la
cuestión del aborto, claramente, la objeción de conciencia y el activismo anti aborto es una cuestión de
prestigio. O sea: sociedades inseguras que quieren parecerse a las damas rosadas de la parroquia de no
sé qué. No hay una cuestión moral por detrás. Y la prueba son las clínicas de fertilidad asistida. Hay varios
óvulos inseminados. ¿Esos no son personitas? Son las personitas cuando están afectando la vida de una
mujer. Algunas células son personitas cuando están en una panza femenina, pero cuando están en una
probeta de una clínica de inseminación asistida, eso no tiene alitas, no es angelito.
Son 70 años de feminismo y de trabajo. Esa es la diferencia inclusive con relación a los grupos
fundamentalistas que hoy salen a la calle y que es un movimiento que tiene entre cinco y siete años. Es
muy reciente y muy rápidamente construido. Las mujeres salen a favor del aborto y luego salen pro vida,
con el pañuelo celeste por la prohibición del aborto. No son equivalente, porque muchas razones porque el
movimiento de los pañuelos verdes es la consecuencia de 70 años de mancunamiento de mujeres que
pensamos, que dialogamos, reflexionamos y debatimos nuestros temas. Y el otro rápidamente se coloca.
Eso muestra que es una agenda, una construcción muy rápida de un movimiento en las calles y es una
agenda. Hay ahí una estrategia montada de reacción a bases que ya están, que son las que han causado
que hoy se pueda hablar y la reacción popular frente a la victimización de las niñas, que traspasa fronteras,
que va a los diarios del norte. Significa que nuestro movimiento realmente ha transformado la visión de las
cosas. Hay un cruce, una ajenidad y una mutua fertilización, hay una funcionalidad del control del cuerpo
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de las mujeres con el proyecto histórico del capital y con el proyecto histórico de los dueños. Si el patriarcado
cae, toda la sociedad se transforma. Por eso hay un re armamiento de los poderes, que son los poderes
económicos expresados por los grandes medios, los medios masivos de información que se están
rearmando para evitar eso. Eso nos muestra que hemos amenazado uno de los cimientos, un núcleo del
edificio de todos los poderes. Entonces esa reacción virulenta que estamos sufriendo es la medida de lo
que hemos alcanzado con el movimiento. Nos da la magnitud del peligro que significamos. Entonces vamos
adelante porque estamos llegando a destino. Nuestros adversarios nos han mostrado eso. Nos están
mostrando algo que llamé en uno de mis textos más recientes que es “Patriarcado del borde al centro” o
sea que nuestro tema, no es un tema. En la estructura de la página siempre la noticia sobre los temas de
las mujeres fue una columna marginal y lo que está pasando hoy, lo que nos muestran nuestros adversarios
es que la protección del patriarcado es el ¿mantra? del poder. Para el poder económico y político. Y no es
el borde de las cuestiones, no es un tema de minoría. El esfuerzo nuestro tiene que ser para retirar de la
posición de minoría y de columna marginal.
La cátedra de Pensamiento incómodo propone mirar el mundo desde nuestro margen y a contrapelo
de los hábitos y consensos del sentido común de una academia, ya fatalmente marcada por el
eurocentrismo de su fundación y por el patriarcalismo de sus prácticas. Para esto se orienta por una serie
de ejes y consignas que han formado parte del discurso de subtitular en textos y conferencias. Algunos de
ellos son:
Saber dónde tenemos los dos pies plantados. Porque muchas veces la universidad nos intenta decir
que vivimos en una Europa hiperreal. Es un error atroz. Así no se puede pensar. Sólo se puede pensar
mirando alrededor, exactamente cómo es el lugar que habitamos. Creo en una construcción de
pensamiento en conversación. Entonces construir retóricas de valor para las prácticas y las tecnologías de
sociabilidad que nos ayudan a reexistir en este paisaje. Cultivar el arte de pensar en conversación. No
descartar el ensayo para sustituirlo por la exigencia de tecnologías textuales formateadas por la academia
eurocéntrica. Construir parámetros de calidad propios y pautas para la evaluación que no traicionen estas
idiosincrasias. Nosotros somos constantemente traicionados en nuestra idiosincrasia por pautas de
evaluación que están construidas en otra parte.
Tener por meta histórica un mundo cuyo valor indeclinable es el pluralismo. Pensar el género. La ex
presidenta Cristina coloca en una conferencia, los pañuelos celeste y verde juntos es un error lógico de
inmenso tamaño. Es un error antes que político es un error lógico. Porque el pañuelo celeste es monopólico.
Existe una única verdad: nadie puede practicar abortos. Y el pañuelo verde es pluralista: quien quiere
puede, quien no quiere, no. Lo que está ahí colocado como antagónico ahí es el monopolio de la verdad
contra el pluralismo de las posiciones. Esa es la estructura lógica que está por detrás de esa comparación.
La meta de una sociedad plural, radicalmente plural, sin hegemonía es mi meta. Con más fuerza que el
propio feminismo.
El feminismo tiene que concebirse como una pluralidad de mujeres, una pluralidad de sexualidades.
La mínima división entre una sexualidad homosexual y una heterosexual es un error brutal porque hay
infinidad de heterosexualidades y homosexualidades. Entonces porque somos entrenados a pensar
binariamente, lo cual es un error que nos atrapa. El mundo en plural sale de esa cápsula. Entonces pensar
el género y la raza como categorías centrales en un mundo opresivo. Pensar la violencia de raíz conquistual
y colonial y sus secuelas e impactos en el presente. O sea: muchos de los dolores, de las opresiones, de
las violencias que nuestro mundo latinoamericano, nuestroamericano, sufrimos por la constante
presentificación de la pauta que ya no le llamo ni de colonialidad. Le llamo de conquistualidad. La conquista
es un proceso que nunca se encerró, que nunca acabó. En algunos territorios del país y de América Latina
en general podemos ver la conquista en curso todavía. O sea que la rapiña territorial, la toma de tierras, la
expulsión de la gente del lugar que habita, eso es conquista. Es una conquista en curso. Es mentira que
terminó. Entonces no ¿deificar? las temáticas del movimiento social, que es un problema que veo mucho
en el movimiento de mujeres, que ¿getifican? los temas. No. Sino que entender los temas entrañados en
un nicho de relaciones políticas, económicas, raciales y de género. Que no es solamente la
interseccionalidad. Es más. Es ver por ejemplo en el problema de la violencia contra las mujeres, el tema
de la dueñidad que es un tema plenamente económico se manifiesta.
Identificar las estrategias con las que los dueños de la vida y de la muerta intentan ajenizar nuestro
futuro.
Contribuir para entender y desarmar el nudo que prolonga la prehistoria patriarcal de la humanidad.
En mi libro las estructuras elementales de la violencia yo digo que todavía estamos atravesando una única
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página de la historia, que es la prehistoria patriarcal de la humanidad, que nunca se ha cerrado. Quizás
posiblemente, la furia del fundamentalismo nos está mostrando que estamos por dar la vuelta a esa página.
Desentrañar los males del mandato de masculinidad inclusive para los hombres y en beneficio de
los hombres. Eso me lo critican mucho en el feminismo, pero realmente yo lo veo así y no voy a mentir. Las
primeras víctimas del mandato de masculinidad, que después recae sobre nosotras, son los hombres. El
hombre que tiene que rendir examen todos los días a su hermano mayor, a su primo que tiene más
músculos, tiene que mostrarle que es hombre también, ese es el que va en su inseguridad de su virilidad
va a violar y va venir a usar a la mujer para mostrar un trofeo, para ver si aquel que él considera un macho
beta, porque alfa no exista, pero por lo menos un macho beta lo acepta en el club.
Pensar la justicia como uno de los déficits centrales de la colonial modernidad.
Identificar la variedad de ideas y formatos del hacer justicia. Eso del escrache, por ejemplo. Y
apostar al campo del pluralismo jurídico como estrategia fundamental para un mundo en plural y un mundo
justo.
Desarrollar y complejizar la oposición entre el proyecto histórico de las cosas y el proyecto histórico
de los vínculos.
7- TERRITORIO, SOBERANÍA Y CRÍMENES DE SEGUNDO ESTADO: LA
ESCRITURA EN EL CUERPO DE LAS MUJERES ASESINADAS EN CIUDAD
JUÁREZ
Ciudad Juárez, estado de Chihuahua, frontera Norte de México con El Paso, Texas; allí más que en
otro lugar se vuelve real el lema “cuerpo de mujer: peligro de muerte”.
Esta ciudad es también un lugar emblemático de la globalización económica y del neo-liberalismo.
Allí se muestra la relación directa que existen entre capital y muerte, entre acumulación y concentración
desreguladas y el sacrificio de mujeres pobres, morenas, mestizas, devoradas por la hendija donde se
articulan economía monetaria y economía simbólica, control de recursos y poder de muerte.
El primer problema de los horrendos crímenes de Ciudad Juárez presenta al forastero, a las
audiencias distantes, es un problema de inteligibilidad. Y es justamente en su ininteligibilidad que los
asesinos se refugian, como en un tenebroso código de guerra, un argot compuesto enteramente de acting
outs.
Lo que más se impresiona cuando se le toma el pulso a Ciudad Juárez es la vehemencia con que
la opinión publica rechaza uno a uno los nombres que las fuerzas públicas presentan como presuntos
culpables. Da la impresión de que la gente, a pesar de desnorteada, desea mirar en otra dirección, es pera
que la policía dirija sus sospechas hacia el otro lado, hacia los barrios ricos de la ciudad.
El trabajo ilegal de todo tipo de lucro hacia el otro lado incluye las mercancías producidas por el
trabajo extorsionado a las obreras de las maquiladoras, el valor excedente que la plusvalía extraída de ese
trabajo agrega, además de drogas, cuerpos y, en fin, la suma de los cuantiosos capitales que estos
negocios generan al sur del paraíso. Su tránsito ilícito se asemeja a un proceso de devolución constante a
un tributador injusto, voraz e insaciable que, sin embargo, esconde su demanda y se desentiende de la
seducción que ejerce.
En Ciudad Juárez se perciben todos los crímenes contra las mujeres, como un smoke-screen, una
cortina de humo cuya consecuencia es impedir ver claro un núcleo central que presenta características
particulares y semejantes.
La ciencia y la vida
El agresor y la colectividad comparten el imaginario de género, hablan el mismo lenguaje, pueden
entenderse.
Uso y abuso del cuerpo del otro sin que este participe con intención o voluntad compatibles, la
violación se dirige al aniquilamiento de la voluntad de la víctima, cuya reducción es justamente significada
por la pérdida del control sobre el comportamiento de su cuerpo y el agenciamiento del mismo por la
voluntad del agresor. La victima es expropiada del control sobre su espacio-cuerpo. La violación es el acto
alegórico por excelencia de la definición schmittiana de la soberanía – control legislador sobre un territorio
y sobre el cuerpo del otro como anexo a ese territorio.
La violación conjuga en un acto único la dominación física y moral del otro. Y no existe poder
soberano que sea solamente físico. Sin la subordinación psicológica y moral del otro lo único que existe es
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poder de muerte. El trazo por excelencia de la soberanía no es el poder de muerte sobre el subyugado,
sino su derrota psicológica y moral, y su transformación en audiencia receptora de la exhibición del poder
de muerte discrecional del dominador.
El modus operandi de un agresor es nada más y nada menos que la marca de un estilo en diversas
alocuciones. Identificar el estilo de un acto violento como se identifica el estilo de un texto nos llevara al
perpetrador, en su papel de autor.
Si la violación es, como afirmo, un enunciado, se dirige necesariamente a uno o varios interlocutores
que se encuentran físicamente en la escena o presentes en el paisaje mental del sujeto de la enunciación.
Para que un sujeto adquiera su status masculino, como un título, como un grado, es necesario que
otro sujeto no lo tenga pero que se lo otorgue a lo largo de un proceso persuasivo o impositivo que puede
ser eficientemente descrito como “tributación”. En condiciones socio-políticamente “Normales” del orden de
status, nosotras, las mujeres, somos las dadoras del tributo; simbólico marcado por la desigualdad que se
encuentra presente y organiza todas las otras escenas de la vida social regidas por asimetría de una ley de
status.
La misoginia, en el sentido estricto de desprecio a la mujer, sea generalizada en el ambiente donde
los crímenes tienen lugar.
Los propósitos
Deseo proponer que los feminicidios de Juárez se pueden comprender mejor si dejamos de
pensarlos como consecuencia de la impunidad e imaginamos que se comportan como productores y
reproductores de impunidad. El ritual sacrificial violento y macabro, une a los miembros de la mafia y vuelve
su vínculo inviolable. La victima sacrificial, parte de un territorio dominado, es forzada a entregar el tributo
de su cuerpo a la cohesión y vitalidad del grupo y la mancha de su sangre define la esotérica pertenencia
al mismo por parte de sus asesinos. En otras palabras, más que una causa, la impunidad puede ser
entendida como un producto, el resultado de estos crímenes y los crímenes como un modo de producción
y reproducción de la impunidad: un pacto de sangre en la sangre de las víctimas.
El hombre abusa de las mujeres que se encuentran bajo su dependencia porque puede hacerlo, es
decir, porque estas ya forman parte del territorio que controla, el agresor que se apropia del cuerpo
femenino en un espacio abierto, publico, lo hace porque debe para mostrar que puede.
Los significados
Es por eso mismo que debemos insistir en que, cada vez que el lema del móvil sexual se repite con
liviandad antes de analizar minuciosamente lo “dicho” en estos actos de interlocución, perdemos la
oportunidad de seguirle el rastro a quien se esconde detrás del texto sangriento.
Los feminicidios son mensajes emanados de un sujeto autor que solo puede ser identificado,
localizado, perfilado, mediante una “escucha” rigurosa de estos crímenes como actos comunicativos.
Un día cada una de las lenguas (italiano, portugués) se estableció por procesos históricos como
conquista, colonización, unificación de territorios bajo un mismo estado nacional o migraciones. En ese
sentido, las razones por las cuales hablamos una lengua son arbitrarias y no pueden ser explicadas por
una lógica necesaria. Son, por lo tanto, también históricos los procesos por los cuales una lengua es
abolida, erradicada de un territorio. El problema de la violencia como lenguaje se agrava aún más si
consideramos que existen ciertas lenguas que, en determinadas condiciones históricas, tienden a
convertirse en lengua franca y generalizarse más allá de las fronteras étnicas o nacionales que le sirvieron
de nicho originario.
Entonces preguntamos aquí: ¿Quién habla aquí? ¿a quién? ¿qué le dice? ¿Cuándo? ¿Cuál es la
lengua del feminicidio? ¿Qué significante es la violación?
Ciudad Juárez tiene dueños, y que esos dueños matan mujeres para mostrar que lo son. El poder
soberano no se afirma si no es capaz de sembrar el terror.
Se dirige con esto a los otros hombres de la comarca, a los tutores o responsables de la víctima en
su círculo doméstico y a quienes son responsables de su protección como representantes del Estado; le
habla a los hombres de las otras fratrias amigas y enemigas para demostrar los recursos de todo tipo con
que cuenta y la vitalidad de su red de sustentación; le confirma a sus aliados y socios en los negocios que
la comunión y la lealtad de grupo continua incólume. Les dice que su control sobre el territorio es total, que
su red de alianzas es cohesiva y confiable, y que sus recursos y contactos son ilimitados.
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La lengua del feminicidio utiliza el significante cuerpo femenino para indicar la posición de lo que
puede ser sacrificado en aras de un bien mayor, de un bien colectivo, como es la constitución de uan fratria
mafiosa. El cuerpo de mujer es el indicie por excelencia de la posición de quien rinde tributo, de victima
cuyo sacrificio y consumición podrán más fácilmente ser absorbidos y naturalizados por la comunidad.
En la lengua del feminicidio cuerpo femenino también significa territorio y su etimología es tan
arcaica como sus transformaciones son recientes. Que el cuerpo de la mujer se anexe como parte del país
conquistado. La sexualidad vertida sobre el mismo expresa el acto domesticador, apropiador, cuando
insemina el territorio-cuerpo de la mujer. Por esto, la marca del control territorial de los señores de Ciudad
Juárez puede ser inscrita en el cuerpo de sus mujeres como parte o extensión del dominio afirmado como
propio.
La violación tumultuaria es la mezcla de substancias corporales de todos los que en ella participan;
el acto de compartir la intimidad en su aspecto más feroz, de exponer lo que se guarda con más celo.
¿Qué es entonces, un feminicidio, en el sentido que Ciudad Juárez le confiere esta palabra? Es el
asesinato de una mujer genérica, de un tipo de mujer, solo por ser mujer y por pertenecer a este tipo, de la
misma forma que el genocidio es una agresión genérica y letal a todos aquellos que pertenecen al mismo
grupo étnico, racial, lingüístico, religioso o ideológico.
Si en el genocidio la construcción retórica del odio a l otro conduce la acción de su eliminación, en
el feminicidio la misoginia por detrás de lacto es un sentimiento más próximo al de los cazadores por su
trofeo: se parece al desprecio por su vida o a la convicción de que el único valor de esa vida radica en su
disponibilidad para la apropiación.
Las condiciones de posibilidad
Una retórica nacionalista que se afirma en una construcción primordialista de la unidad nacional
beneficia a los que detentan el control territorial y el monopolio de la voz colectiva.
El discurso de los medios, cuando se escucha el subtexto de la noticia, cuando se lee entrelineas,
es: es mejor un asesino propio, por más cruel que sea, que un justiciero ajeno, aunque tenga razón. Esta
conocida estrategia propagandística elemental construye, todos los días, frente a cualquier amenaza de la
mirada exterior, la muralla totalitaria de Ciudad Juárez, y ha contribuido, a lo largo de estos once años, a
escamotear la verdad al pueblo y a neutralizar las fuerzas de la ley que se resistan a una articulación
protética con los poderes locales.
Es un segundo estado que necesidad de un nombre. Un nombre que sirviera de base para la
categoría jurídica capaz de encuadrar en la ley a sus dueños y la red de complicidad que controlan. Los
femicidios de Ciudad Juárez no son crímenes comunes de genero sino crímenes corporativos y, más
específicamente, son crímenes de segundo estado, de estado paralelo. Son más próximos a crímenes de
estado, crímenes de lesa humanidad, donde el estado paralelo que los produce no puede ser encuadrado
porque carecemos de categorías y procedimientos jurídicos eficientes para enfrentarlo.
Son crímenes que podrían ser llamados de segundo estado o crímenes de corporación en los que
la dimensión expresiva de la violencia prevalece. Entiendo aquí “corporación” como grupo o red que
administra los recursos, derechos y deberes propios de un Estado paralelo, establecido firmemente en la
región y con tentáculos en las cabeceras del país.
Esa doblemente otra mujer emerge así en la escena como el lugar de la producción y de la
significación de la última forma de control territorial totalitario – de cuerpos y terrenos, de cuerpos como
parte de terrenos – por el acto de su humillación y supresión.
8- ALGUNAS CONSIDERACIONES SOBRE LA MODIFICACIÓN DE LA LEY DE
MIGRACIONES (DNU 70/2017)
¿En qué consiste el DNU 70/2017?
El decreto introduce impedimentos concretos para el ingreso y permanencia de migrantes en el país,
acelera los tramites de expulsión reduciendo las garantías procesales de las personas, vulnerando el
derecho de defensa; elimina la unidad familiar como condición para evitar la expulsión y restringe el acceso
a la nacionalidad argentina.
Evitar el ingreso de migrantes y facilitar los mecanismos de expulsión de aquellos que cuenten con
antecedentes penales.
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Reduce el fenómeno de la migración a un debate sobre seguridad nacional, que asocia al migrante
al delincuente. La inmigración o el ingreso de extranjeros al país pone en riesgo la seguridad nacional y
esto justificaría la adopción de medidas excepcionales.
¿Cómo era la ley sobre migraciones argentinas antes del decreto?
En 2004 se promulgó la ley de Migraciones (25.871). La ley reconoce que hay un derecho a migrar
y asegura el acceso a derechos fundamentales (salud, educación, justicia, asistencia social) a todos los
residentes, con independencia de su situación migratoria. Este instrumento fue producto de un amplio
debate social, que terminó obteniendo mayoría en el congreso y sigue estándares internacionales en
materia de DDHH.
Desafíos para su implementación: dificultades para acceder a servicios de seguridad social, barreras
en los servicios de salud, falta de acceso al sistema judicial.
El 25 de enero de 2017 se comparte un compromiso regional diferente. En esa instancia, el Estado
Argentino adhirió a “la decisión de algunos gobiernos de eliminar políticas migratorias discriminatorias y
selectivas que afectan los flujos migratorios en la región, así como se insta a la eliminación de mecanismos
de esta naturaleza en concordancia con la declaración Especial sobre Migración y Desarrollo”.
En ese documento se afirma la “visión integral de la migración internacional basada en un enfoque
de derechos humanos que rechaza la criminalización de la migración irregular, así como todas las formas
de racismo, xenofobia y discriminación contra los migrantes y que reconoce las contribuciones de los
migrantes en los países de origen y destino y (…) para promover una migración ordenada, regular y segura”.
¿El decreto fue la única iniciativa del gobierno para reformar la política migratoria?
Además, han sido acompañadas de fuertes discursos que reducen el fenómeno de la migración a
un debate sobre seguridad nacional, que asocia el migrante al delincuente, instalando un falso problema
que desplaza un real debate sobre cómo abordar cuestiones de seguridad y violencia en un mundo
globalizado.
Las personas migran por motivos complejos donde los límites entre lo voluntario y lo forzoso son
difusos, por lo que vincular la delincuencia con la migración puede incitar y alimentar episodios de xenofobia
y violencia hacia las personas migrantes.
En 2013 comenzó a funcionar un programa de asesoramiento y regularización migratoria a través
del cual se facilitaba los trámites migratorios a personas que vive en lugares alejados. Esta iniciativa
respondía al principio central de la Ley de Migraciones que es la regularización migratoria. En 2016 este
programa fue discontinuado.
En septiembre de 2016, anunciaron un centro de detención para migrantes que incumple las leyes
migratorias vigentes. Amnistía Internacional se pronunció en contra de esto como herramienta para ejercicio
del control migratorio y se opuso a la utilización de la detención como forma de castigo en lugar de abordar
las causas que originan la migración irregular.
La regla debe ser la libertad y la excepción, únicamente habilitada tras una orden JUDICIAL, debe
ser la privación de la libertad.
En lo que respecta a las personas en situación irregular, en tanto la irregularidad se trata de una
falta administrativa –no delito- la regla a aplicarse es la misma: permanecer en libertad durante el proceso
administrativo. Una persona puede hallarse en el país de manera irregular por varios motivos, ya sea porque
ingresó al país por un cruce fronterizo sin declarar su ingreso, ya sea porque una vez dentro del país no
actualizó su situación migratoria; porque no existen políticas de reunificación familiar que habiliten el ingreso
de familia, etc. Otras veces los migrantes ingresan con promesas de trabajo que luego resultan engañosas
o que no avalan el ingreso de la familia y quedan desamparados en el país de destino.
El Comité para la Eliminación de la Discriminación Racial (CERD) de la ONU mostró inquietud por
la discriminación de los migrantes y el aumento de órdenes de expulsión ocurridas en nuestro país a la vez
que llamó a no adoptar medidas que signifiquen un retroceso respecto del marco normativo vigente.
¿Qué pasa si una persona comete un delito en su país de origen o en Argentina?
Si una persona comete un delito en Argentina, y es condenado, el Estado, cumplida la mitad de la
condena, le brinda la posibilidad al migrante de ser expulsado del país.
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Si una persona tiene antecedentes penales por determinados delitos como tráfico de armas, de
personas, de estupefacientes o por lavado de dinero o inversiones en actividades ilícitas o delito que
merezca una pena de más de 3 años, puede impedirse su ingreso o permanencia en territorio argentino.
Con el nuevo decreto, se amplía el espectro de delitos, a TODOS los delitos. Se establece que no
es necesario que cuente con una condena como antecedente.
¿Cuáles son los argumentos que usa el gobierno para avanzar con este decreto?
El Estado ha dicho que debe velar por el orden internacional y la justicia y que la permanencia de
los extranjeros con antecedentes delictivos atenta contra dicho objetivo.
En relación a los delitos vinculados a la narcocriminalidad, se observa que el 33% de las personas
bajo custodia del Servicio Penitenciario Federal son extranjeros. Ello denota que la población extranjera
detenida en dependencias del Servicio Penitenciario Federal está altamente representada entre los
detenidos.
A su vez, la población de personas de nacionalidad extranjera bajo custodia del Servicio se ha
incrementado en los últimos años hasta en el 2016 alcanzar el 21,35% de la población carcelaria total.
El Estado Nacional ha enfrentado severas dificultades para concretar órdenes de expulsión. Puede
llegar a 7 años de tramitación.
En los últimos años se verifica una proporción sumamente baja en la relación existente entre la
cantidad de expulsiones dispuestas por la autoridad migratoria competente.
¿De dónde provienen las cifras que utiliza el gobierno?
El estado no brinda ninguna fuente. Pese a ellos, no son falsos, pero los utilizan de manera que
hace un uso indicioso y sesgado que no refleja la realidad. Ello se utiliza para “argumentar” los motivos
detrás de la reforma.
¿Es verdad que existe un número elevado de extranjeros vinculados con delito?
Arroja porcentajes que no reflejan la realidad.
El decreto afirma que mientras que el total de extranjeros detenidos representa el 6% de la población
carcelaria, en lo que hace a los delitos vinculados con drogas el porcentaje sube al 33%. Sin embargo, no
aclaró que el primer dato hace referencia al total de la población carcelaria argentina, mientras que el
segundo solo al Servicio Penitenciario Federal.
Según datos oficiales, del total de las personas detenidas por drogas, el 82% son argentinas y solo
el 28% son extranjeras.
¿Es mayor la incidencia de extranjeros en delitos de narcotráfico?
La incidencia de extranjeros en delitos de drogas es mayor que en otros delitos. Este fenómeno se
replica en la mayoría de los países del mundo.
Según datos oficiales, más del 50% de los argentinos que se encuentran detenidos en otros países
lo están por delitos relacionados con el narcotráfico.
Con este nuevo decreto el Estado ha dicho que busca impedir el ingreso o permanencia de
extranjeros con antecedentes penales ¿antes si se permitía?
No. El art. 29 de la ley 25.871 ya preveía como impedimento de ingreso el haber sido condenado o
estar cumpliendo condena. Esto para delitos graves.
Lo que hace el decreto actual es expandir estas opciones a básicamente todos los supuestas
migrantes que tengan una condena firme o no firme en Argentina o en el exterior, por delitos que merezcan
según las leyes argentinas, penas privativas de la libertad.
Entonces:
a) Avanza sobre todos los delitos sobre los que recaiga una pena privativa de la libertad. Es decir
que afecta tanto a quien tenga antecedentes por un delito muy grande como a quien tenga una
falta menor.
b) Avanza sobre el concepto de “antecedentes” penales. En efecto, la norma establece que se
entiende por antecedentes “todo auto de procesamiento firme, cierre de la investigación
preparatoria o acto procesal equiparable. Esto es actos preparatorios en la investigación. Lo cual
viola el principio de inocencia.
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c) Avanza sobre aquellos que no tienen una condena firme. Aquellos que no cuenten con una
condena firme en el país o en su país de origen, pueden de todos modos prohibírsele el ingreso,
vulnerando su principio de inocencia
¿Amnistía internacional cree que debe aceptarse el ingreso de todas las personas al país, aun de
aquellas que cometen delitos?
No. El argumento del gobierno para avanza con la reforma es que existe un nivel alarmante de
vinculación del narcotráfico y la migración, que hace necesaria esta modificación.
El decreto en la práctica vulnera a los eslabones más débiles de la cadena: hoy una persona que
se vio involucrada en una contravención, como dijimos, un accidente de tránsito, puede ser expulsada del
país.
Si el gobierno ya cuenta con las herramientas para expulsar a extranjeros que delinquen
(especialmente delitos graves) entonces, ¿Para qué publica este decreto?
Esta medida se inscribe en el marco de lo que se ha llamado “plan de emergencia en seguridad”.
De este modo, el gobierno establece la política migratoria en un marco securitista para dar visibilidad a
políticas y acciones en este sentido. Pero falla al demostrar que efectivamente exista un marco de
emergencia que requiera de la intervención de una política migratoria urgente sin pasar por el Congreso
Nacional.
¿Qué opina Amnistía Internacional sobre la decisión del gobierno de modificar esta medida por
decreto de necesidad y urgencia y no a través del parlamento?
Los DNU buscan resolver situaciones de necesidad y urgencia. Hasta el momento el Estado no ha
brindado argumentos que sostengan esos elementos.
El uso de una herramienta de carácter excepcional se instala en la vereda opuesta.
Esta política restringe derechos humanos contenidos en la Constitucion pasando por alto la
discusión parlamentaria.
¿Este DNU puede ser rechazado?
La Comisión Bicameral Permanente del Poder Legislativo tiene competencia para pronunciarse
respecto de los decretos de necesidad y urgencia. El jefe de Gabinete de Ministros debe remitir el DNU a
la CBP dentro de los diez días de dictado. De ahí, la comisión tiene 10 días hábiles para emitir un dictamen
sobre la validez o invalidez del decreto. Luego, la comisión envía el dictamen al pleno de ambas cámaras.
Las Cámaras tienen que darle un tratamiento expreso e inmediato. Si el Ejecutivo no cumple con su plazo,
la Comisión actúa de oficia una vez vencido el plazo. Si la Comisión no se expide, vencido el plazo, el
plenario de cada Cámara debe abocarse al inmediato y expreso tratamiento.
Según la ley las Cámaras no pueden modificar el texto del DNU, deben circunscribirse a la
aceptación o rechazo de la norma mediante el voto de la mayoría. Se mantiene vigente salvo que ambas
Cámaras lo rechacen expresamente.
La Comisión podrá convocar o invitar a su seno, para que participen haciendo oír su opinión, a las
asociaciones, personas físicas o jurídicas, públicas o privadas y a las comisiones parlamentarias
permanentes, que tengan vinculación con el tema que se trate.
En nuestro país eran prohibidos todos los DNU que se refieran a materia penal.
¿Cuál es la diferencia entre un decreto y un DNU?
Los decretos y los DNU son atribuciones del Presidente. La diferencia básica entre ambos es que
los decretos son reglamentos del Poder Ejecutivo, mientras que los DNU tienen contenido legislativo.
El decreto se refiere a la potestad del Presidente de expedir “las instrucciones y reglamentos que
sean necesarios para la ejecución de las leyes de la Nación”
Los DNU son decretos que tienen contenido legislativo, y por norma general están prohibidos. La
Constitución dice que cuando existan situaciones en las que sea imposible realizar el proceso legislativo
normal, el Presidente podrá emitir DNU.
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¿Qué requisitos tienen los DNU?
9- Debe darse en un contexto excepcional que lo justifique.
10- Debe ser firmado por el Presidente, el Jefe de Gabinete y la totalidad de los ministros.
11- Luego de emitido el DNU, el Jefe de Gabinete debe remitirlo a la Comisión Bilateral Permanente de
Trámite Legislativo del Congreso de la Nación, para su aprobación o rechazo, en un plazo de 10
días.
¿Desde cuándo y por cuanto tiempo tiene vigencia?
Los DNU tienen vigencia desde el momento en que es publicado. Hasta que el Congreso se pronuncie en
rechazo del mismo, o hasta que otro DNU lo modifique.
¿Cada país es libre de definir su política migratoria?
Pese a que los Estados se reservan la potestad de aplicar las normas en materia migratoria que
consideren oportunas, pero, al hacerlo, no pueden violar derechos previstos por la Constitución Nacional y
los tratados internacionales de derechos humanos.
¿No es importante avanzar en reformas para que un proceso de expulsión no se extienda 7 años?
Preocupa que un proceso de expulsión pueda demorar más de 7 años o 400 días.
La reforma introducida, lejos de revisar el accionar institucional en el procesamiento de los casos
que llegan a su conocimiento y que involucren uan expulsión para entender el origen de dichas dilaciones,
releguen en el migrante la responsabilidad por la demora en los procesos de expulsión.
En todo proceso, judicial y/o administrativo deben protegerse y resguardarse las garantías judiciales
y el derecho de defensa. Las medidas introducidas por el decreto no parecieran ser estrategias tendientes
a garantizar los derechos del debido proceso legal y de acceso a la justicia previstos en la Constitución
Nacional y tratados internacionales de derechos humanos.
De acuerdo a sobrada jurisprudencia, los recursos provistos por el Estado deben ser efectivos y
adecuados en el entendimiento de que no deben ser meramente formales, destinados a fracasar.
Se impone al migrante que en el plazo de tres días pueda hacer una presentación judicial, además
conseguir patrocinio letrado. Para acceder a la defensa pública y gratuita. En este contexto, muy
probablemente las personas migrantes sin recursos serán las que queden en situación de vulnerabilidad.
¿Qué otras reformas introduce el decreto?
1) El decreto matiza el principio de no privación de la libertad de migrantes como regla.
2) El decreto reduce la aplicación del principio de reunificación familiar en los procesos de expulsión
y cancelación de la residencia.
En los casos de expulsión, si antes la reunificación familiar era una condición para evitar la expulsión,
ahora es una excepción.
¿Qué opina Amnistía sobre los dichos de la ministra de seguridad sobre los inmigrantes?
Son preocupantes los dichos de la Ministra de Seguridad, quien ha llegado a sostener públicamente
de manera generalizada y discriminatoria que la población migrante de origen boliviano, peruano y
paraguayo está vinculada con la droga y el narcotráfico.
Vincular la delincuencia con la migración puede además incitar y alimentar episodios de xenofobia
y violencia hacia las personas migrantes.
Los Estados parte del Mercosur se han comprometido a promover el respeto, dialogo e integración
entre las naciones. Plan de Trabajo para la confección del Estatuto de la Ciudadanía, en donde se
establecen como objetivos fundamentales: la implementación de una política de libre circulación de
personas en la región; la igualdad de derechos y libertades civiles, sociales, culturales y económicas para
los nacionales de los Estados Partes del Mercosur; y la igualdad de condiciones de acceso al trabajo, a la
salud y a la educación.
¿Cree que esta modificación tiene alguna relación con la política y retórica anti-inmigración
aplicada por el presidente de EEUU, Donald Trump?
Las medidas se basan en consideraciones sobre la seguridad.
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¿Van a haber “tribunales especiales” en la justicia argentina para juzgar a migrantes que
delinquen?
La garantía del juez natural es un requisito del derecho internacional de los derechos humanos y la
Constitucion Nacional, que establece que no pueden establecerse comisiones o jueces ad hoc para ciertas
personas o delitos.
9- PEDAGOGÍA DE LA DESMEMORIA. CRÓNICAS Y ESTRATEGIAS DEL
GENOCIDIO INVISIBLE – MARCELO VALKO
Inferiorizar, invisibilizar, exterminar
Todo genocidio es heredero de un genocidio anterior. Matanza hereda matanza. La desmemoria
hereda olvido. La impunidad traslada el espanto una y otra vez y la invisibilidad se instala. No existe
genocidio sin la complicidad de las mayorías. Y no existe la necesaria dosis de complicidad sin una buena
coartada que justifique la indiferencia y el silencio general frente a la matanza. Es necesario algún pretexto
narcotizante y a la vez convincente. Los acusados de crímenes de lesa humanidad aducen una motivación
altruista para actuar en nombre del conjunto de la sociedad. Siempre se trata de un mecanismo único que
se pone en práctica y que no tiene que ver solo con un ejercicio desmedido del poder. Para ejecutar un
genocidio se requiere el control de los resortes del poder, pero no todo poder es genocida, puede ser
despótico, cruel o hasta asesino. El genocidio sobre América es muy distinto a los demás.
A lo largo de la historia se cometieron numerosas aberraciones que grupos étnicos o estados
nacionales enmascararon con distintos ropajes para eliminar al Otro al que se desviste de memoria y se le
sustituye el futuro. El otro, ese extraño, extranjero, diferente, anormal o subhumano, es otro que no
comparte las cualidades esenciales del grupo que ejecuta la matanza. La religión, la biología, la ciencia o
la filosofía, brindan la cobertura ideológica y las excusas necesarias para cada ocasión en que es necesario
poner en práctica este mecanismo.
En 1537 mediante la Bula Papal, la iglesia advierte que los indios “eran seres humanos dotados de
alma y razón”. La bula tiene por objetivo a los enemigos de España entre quienes comienza a esparcirse
la llamada Leyenda Negra que mancha la gloria de España y del mismo modo que no convence a nadie,
tampoco tiene efectos reales. Los indígenas desaparecen en proporciones alarmantes, las islas del Caribe
se despueblan y los habitantes de las costas centroamericanas huyen o son cazados como esclavos.
Pronto, comienza la importación de esclavos negros. No creer en el Dios correcto implica carecer de la
dosis de divinidad que el creador infundió en el grupo elegido al moldearlo a su imagen y semejanza. En
Memorial de las casas de la Nueva España, allí se equipará la mortandad de México-Tenochtitlán con lo
ocurrido en el Egipto bíblico cuando Jehová castiga con dureza al pueblo del Faraón. Incluso enumera 10
plagas. En esa homologación con los egipcios, los mexicas se convierten en impíos que se oponen a los
designios del Señor y merecen morir como mueren. Todos los justificativos caben en la cuenta de la religión
vencedora.
Las mínimas diferencias de biotipo sirven para discriminar a ese ‘otro extraño’: los pómulos salientes,
una nariz de base ancha, en especial el matiz de la piel será la más ‘popular’ de las pruebas de la inferioridad
y saldrá a relucir hasta bien entrado el siglo XX.
La antropología colonialista durante el siglo XIX avalando la apropiación del mundo por Occidente.
Todas las escalas tienen como meta llegar al ‘estadío’ alcanzado por la Inglaterra Victoriana como lo
explicita Lewis Morgan, con la sucesión de sus prolijas etapas que parten del salvajismo y atraviesan la
barbarie hasta llegar a la civilización, estadíos que deben transitar necesariamente los diferentes grupos
humanos en su camino hacia el progreso encarnado por EEUU y Europa. La superioridad que sienten unos
frente a otros será el denominador común. Todos los aspectos de la vida arcaica son menospreciados y en
el mejor de los casos, pasan a ser interesantes en virtud de su exotismo.
Tal vez es la filosofía quien aporta mayor cantidad de bagaje teórico para inferiorizar e invisibilizar
la condición humana del individuo que luego será exterminado. En particular Aristóteles, será quien va a
propagar una doctrina que los siglos pacientemente naturalizaron. Me refiero a aquel axioma de los
hombres y los homunculli, los que nacieron amos y los que nacieron para ser esclavos.
¿Eran humanos los habitantes descubiertos? ¿Era licito esclavizarlos? ¿Pueden alcanzar la fe? En
realidad, se está discutiendo la legitimidad de la Conquista.
En esos momentos el dominico Las Casas hacía años que venía defendiendo a los indígenas desde
el Obispado de Chiapas afirmando que los indios eran hombres y habían sido descubiertos para alcanzar
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la salvación. Concibe el hallazgo y la apropiación del Nuevo Mundo como una cruzada para el orbis
christianus. Antiguamente Occidente justificaba la dominación asegurando que llevaba la palabra de Dios
a los infieles. Hoy sustituye peras por manzanas y dice traer la democracia y la libertad a los nuevos
‘bárbaros’ islámicos. Magallanes y Elcano completan la vuelta al mundo y la Pax Hispánica es tal, que se
permite el lujo de autorizar ese debate, ciertamente peligroso, donde se cuestionaba en última instancia la
legitimidad que tenía España para apoderarse del Nuevo Mundo. Debate en el que Sepúlveda se lanza al
ataque con violencia. Parte de su argumentación principal, la podemos rastrear en su Démocrates cuya
edición fue prohibida tras el debate:
“Los más grandes filósofos declaraban que estas guerras pueden emprenderse por parte de una
nación muy civilizada contra gente nada civilizada que son más barbaros que lo que uno se imagina, pues
carecen de todo conocimiento de las letras, desconocen el uso del dinero, van casi siempre desnudos hasta
las mujeres, y llevan fardos sobre sus espaldas y en los hombros como animales, durante largas jornadas”
Sepúlveda, asegura que los hombres se rigen naturalmente por un régimen de jerarquía y no de
igualdad. Afirma que “los indios son radicalmente inferiores como los simios lo son a los hombres” e incluso
considera su eliminación como un acto de caridad cristiana.
Y al no ser humanos, carece de raciocinio. El nivel mental de un esclavo apenas alcanza para
percibir una orden simple y cumplirla.
Los indígenas siguen siendo percibidos como algo difuso, no se sabe exactamente que son ni cuál
es su origen. Los teólogos no logran dilucidar de modo fehaciente la procedencia de los habitantes de
América. El nuevo mundo es un verdadero rompecabezas que los obliga a realizar permanentes ajustes
semánticos para suavizar lo que en la realidad ocurre de modo brutal. Desde 1753 se suprime en todos los
documentos oficiales la palabra “Conquista” y se la reemplaza por “Pacificación”.
Los problemas terminológicos para designarlos expresan una sintomatología producto de
desconcertantes errores geográficos, filosóficos y de etimología básica. El más burdo de estos sugestivos
actos fallidos también es la más popular de las denominaciones: indios. Como se sabe, los descubridores
adjudicaron tal nombre creídos de estar pisando la India asiática. Por su parte, aborigen se refiere al natural
del suelo que habita, un concepto que aporta poco. Indígenas deviene de indigencia y alude al estado de
necesidad y carencia que se observa en estas poblaciones. Otra definición muy curiosa es natural, un
concepto que alude a su vida silvestre en inmediato contacto con la naturaleza y que implica su desnudez.
La piel desnuda de los indios alude a la inocencia y pureza de seres muy próximos al Edén, y también, es
un indicativo de la lujuria, el sexo y el pecado, son conceptos opuestos a la razón que detenta el occidental
que desembarca vestido. Llamarlos americanos es otro despropósito enorme, ya que se les otorgaría el
nombre de uno del os cartógrafos del descubrimiento que termino acabando con su mundo. Y ni qué decir
cuando se encasilla sus sociedades como precolombinas, donde se observa un caso similar. Además, el
mismo prefijo pre parece condenarlos a dos movimientos ineludibles: los arroja al pasado y al mismo tiempo
los encarrilla a un destino irremediable. En el prefijo está implícito un tránsito o pasaje hacia lo post. De esa
forma se anula su historia y se los encadena al devenir histórico Occidental. Cada uno de estos términos
que se utilizan como sinónimos arrastran una herencia maliciosa y equivoca. Una terminología que se
establece como obstáculo epistemológico en el mismo instante de su pronunciación. Últimamente existe
una tendencia a llamarlos Pueblos Originarios, tampoco aportaría ningún componente especifico.
La idea aristotélica de la inferioridad natural de los que nacieron esclavos permanece enquistada
hasta nuestros días. Se la puede rastrear, por ejemplo, en las constantes sugerencias para retornar al “voto
calificado”, tal como se realizaba en la antigua Grecia, donde solo los propietarios tenían la cedula que los
acreditaba para votar. Todos estos justificativos se utilizan para pontificar al Hombre, a Dios, a la Patria, al
Ser Nacional o a la Raza. En muchos casos, se utiliza una terminología cercana a la empleada por los
extirpadores inquisitoriales que equiparan a la Nación con un cuerpo al que hay que preservar de contagios
y, llegado al caso, operar para extirpar el mal diabólico.
En la actualidad, seguimos encontrando los mismos rastros de sangre en quienes hablan del mal
que aqueja al país, de la obligación moral de extirpar el quiste cancerígeno que busca propagarse por el
cuerpo de la Patria. En 1977, al cumplirse el primer año de la Dictadura, Saint Jean declaró con una
satisfacción paranoica: “primero eliminaremos a los subversivos, luego a sus colaboradores, seguiremos
con los simpatizantes y acabaremos con los indiferentes”. Solo quedarían ellos: los extirpadores de
idolatrías y bestialidades. Ciertamente, el Proceso de Reorganización Nacional de 1976 se consideraba
heredero de la Conquista del Desierto que luchaba por los “valores inmanentes de la civilización” y cuyo
centenario, en 1979, celebró con bombos y platillos. Exorcizar la tierra extirpando hasta sus muertos.
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Justamente, todo genocidio parte y se sostiene a través de un discurso que atraviesa el tiempo e invisibiliza
al Otro. La impunidad de ayer facilita la impunidad de hoy. El otro siempre es un bárbaro, un apátrida, un
maldito a tal grado que es necesario desterrar hasta sus restos para liberar la tierra de su malsana infección.
A mediados del siglo XVII Thomas Hobbes escribe El Leviatán. Da por sentado que el hombre es el
lobo del hombre. El hombre es el que devora al hombre. Ciertamente propone un panorama sombrío. Los
lobos que van a devorar, en este caso, a los pueblos originarios son de la peor especie, con carroñeros que
se encuentran en el mismo eslabón de la escala evolutiva que sus víctimas. No son especies distintas, son
hombres lobos de hombres. Son hombres iguales a los hombres que exterminan.
Un genocidio nunca se comete si no posee una segura coartada de impunidad. Pensemos en lo que
Turquía hizo con un millón y medio de armenios en la I Guerra. Ankara estaba convencida de la victoria y
de que la limpieza étnica no tendría mayores consecuencias. Realizó una operación quirúrgica para extirpar
a los armenios a quienes consideraba un quiste maligno, una excrecencia en el cuerpo nacional. Su
posición estratégica la exoneró de culpa ante las democracias occidentales. Además, se habían
exterminado armenios, no habitantes europeos. Ese genocidio de principios del siglo XX no ocurrió. La
Alemania nacionalsocialista, con su certeza de un III Reich para mil años, partió del mismo supuesto. El
único inconveniente fue haber perdido la guerra. Sin embargo, los vencedores no estuvieron muy
preocupados por impedir el exterminio de gitanos y judíos, de haberlo querido, hubieran bombardeado los
hornos crematorios y las cámaras de gas. Por el contrario, cometieron a su vez otro genocidio de
proporciones, solo que matizado con el barniz de la victoria. Los manuales de historia y las películas todavía
cuentan que las dos bombas atómicas que se lanzaron contra ciudades repletas de civiles como Hiroshima
y Nagasaki fueron “necesarias para salvar vidas”. Matar en forma masiva para salvar vidas. Los enemigos
cargan con “diferencias” que inhabilitan su humanidad arrojándolos en la confusa bolsa de la inferioridad
racial.
Más cercano el caso de Israel. Un estado que debió constituirse como un paradigma de la tolerancia
y en el país más observante en lo que atañe a los derechos humanos, muy pronto extravió el rumbo de los
kibutzines iniciales y no pudo despegarse del rol de gendarme del Medio Oriente que le fue asignado. Así
se convirtió en un territorio donde prolifera un racismo acentuado, y donde últimamente la construcción de
un muro de cientos de kilómetros que quiera el territorio haría palidecer de envidia al más extraviado de los
stalinistas que eligieron el Muro de Berlín. Por su parte, la Argentina Occidental y Cristiana de la Dictadura
del pomposo Proceso de Reorganización Nacional de Videla también hizo lo suyo. Hizo de todo en realidad.
Arrojó gente viva mar adentro, mató, torturó, violó y hasta robó bebés para suplantarles la identidad. La
dictadura vernácula, al igual que el régimen turco de la I guerra, los nazis y los últimos gobiernos de Israel,
estaban y están seguros de gozar de impunidad perpetua.
Aunque resulte discutible, los casos que acabamos de mencionar se encuentran acotados
temporalmente, por supuesto los genocidios armenio, gitano o judío venía larvándose de muy atrás y las
guerras le permitieron a la intolerancia de siglos pasearse desnuda. En cambio, lo sucedido en América
rebasa estos ejemplos desde el punto de vista de su continuidad temporal. Por estos lares seguimos
hablando de “encuentro de culturas”. ¿Podríamos decir que lo sucedido con los armenios a manos de los
turcos fue un encuentro de culturas? Obviamente que no. En cambio, en América continúa utilizándose el
eufemismo de “encuentro de culturas”. La impunidad y la complicidad perpetua son las hermanastras de la
injusticia. Este perverso mecanismo produce un doble resultado, por una parte, se invisibiliza lo ocurrido y
luego se lo glorifica. Precisamente este libro, que tiene como eje desenmascarar la pedagogía de la
desmemoria, va a enfocar aspectos de un genocidio que sigue ocurriendo hace cinco siglos, un genocidio
porciones difíciles de comprender. Sin embargo, ocurrió, sigue sucediendo, se sigue negando, oprimiendo,
invisibilizando… Situado entre el último cuarto del siglo XIX. Es un periodo en el cual se crea y consolida el
imaginario de esa Argentina generosa, abierta a todos los hombres de buena voluntad; ese país granero
del mundo, esa tierra del trigo y las vaquitas, poseedora de los cuatro climas. Ese país que nunca existió
en realidad, decidió suprimir a todo un conglomerado humano ‘sobrante’.
El imaginario social va a construir la pedagogía de la desmemoria sobre la que se asienta la Historia
Oficial. Me refiero a una estructura mental que hace del olvido, de la perdida de la verdadera identidad, de
la amnesia y de la tergiversación de la historia, su máximo catecismo. El poder tiene pánico de recordar.
Ama el olvido. Ama lo ilusorio, se desespera por imaginar que estamos en Francia, que Buenos Aires es
París, que somos todos blancos y rubios como Escandinavia. Necesita olvidar, porque olvidar es olvidarse
de sí misma, de sus responsabilidades, de su fingida ignorancia, de sus justificaciones absurdas, de aquella
letanía “por algo será” capaz de explicar y justificar la desaparición de decenas de miles de ciudadanos y
el secuestro de 500 bebés. Y la pedagogía de la desmemoria busca evitar ligazones claras y borrar los
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nexos del accionar genocida, como fue la entrega en adopción de los niños indígenas a familias cristianas.
La pedagogía de la desmemoria continúa repitiendo el latiguillo “los indios chilenos las horas chileno-indias”.
La Nación el 28 de noviembre de 2006 donde invierte los roles de víctimas y victimarios: “Estos indios
chilenos se autodenominaron mapuches y no solo fueron usurpadores, sino también genocidas, a pesar de
lo cual el tratamiento que se les dio a los que se sometieron voluntariamente fue muy generoso”.
Esa “generosidad” para con los que se sometieron voluntariamente incluyo el asesinato durante los
traslados, las deportaciones masivas, el desmembramiento familiar, la reclusión en campos de
concentración, la inoculación de la viruela, los trabajos forzados. Esa “generosidad” se construyó con
desmemoria y silencio. Juan Sorbino, teólogo de la liberación que postula la necesidad de no perder la
memoria de las víctimas ni de los victimarios, fue condenado a “silencio absoluto” por el Papa Benedicto
XVI. El poder sueña con el silencio. Areche donde condena a Túpac Amaru a morir descuartizado. La
sentencia de Areche va más allá: prohíbe el idioma quechua, las comedias donde los indios representaban
la muerte de Atahualpa, las vestimentas e incluso los peinados, tradicionales identificadores étnicos que
“solo sirven para recordarles memorias de sus incas”. El quechua deberá ser reemplazado por el castellano,
las obras de teatro por las procesiones de las fiestas eclesiásticas y la ropa y los tocados de las mujeres
por vestidos y trenzas de las campesinas peninsulares. Paradójicamente, con el correr del tiempo, esa
vestimenta será considerada como “clásica de las cholas” del altiplano. Una vestimenta de castigo. Aunque
resulte increíble, Areche prohíbe recordar y ordena el olvido.
Cuando el 12 de julio de 1562 fray Diego de Landa condena a la hoguera a toda una simbología
contraria a los Evangelios coartando de ese modo la posibilidad de recuperar a través de los códices sus
valores culturales.
La acción de la desmemoria no solo provoca un dolor que los indígenas padecen “a maravilla”, sino
que actúa en forma poderosa, y en numerosos casos va a lograr sus objetivos, va a destituir los andamiajes
teórico-míticos, los va a despojar de los soportes del pensamiento dejando a la larga únicamente actos
vacíos.
Uno de los principales logros de la desmemoria es la sustitución de la realidad histórica, lo que
produce una arraigada fantasmagoría social. Nos encontramos habitando una suerte de realidad paralela,
una realidad ficcionada. Una ignorancia devaluatoria que mantiene eterno un status quo de frustración e
invisibilidad. Crea y conduce a aquella relación malsana que establece la dialéctica de la burbuja blanca de
Buenos Aires, intoxicada con sus propias toxinas que la lleva na soñar con ser la París de Sudamérica.
Esta realidad ficticia tiende a producir razonamientos esquizoides y malsanos que temen más que nada a
la materialidad, a lo concreto, a lo cierto y real. Sarmiento será el vocero de aquellos que consideran la
extensión territorial como una deformidad, como un pecado original, una tara de nacimiento de la que
apenas está exento el puerto con sus ojos fijos en el horizonte europeo.
De ello que aquí se trata es de explorar olvidos, desenterrar mentiras enseñadas como axiomas
académicos y explicar oscuridades que pretenden eternizarse en el imaginario. Tenemos el deber de
develar. Son muy poderosos los intereses de aquellos políticos y empresarios de la pobreza que necesitan
que los pueblos originarios mantengan su lugar de siervo de la gleba, de combustible biológico, de bárbaro
sin raciocinio ni cultura, de sirvientes, de esclavos. Sin voz, sin acceso a la palabra y a un nombre. Y el
silencio puede ser también el peor de los gritos de angustia. En la periferia de la periferia los muertos son
más invisibles todavía. Nunca llegaron a ser. Nunca estuvieron empadronados ni tuvieron nombres
reconocidos por el Estado. Es como si no hubiese muerto nadie, como si nunca hubiesen estado vivos.
Argentina es un país injusto. Nuestra historia arrastra una injusticia estructural que no hace más que
profundizarse con el correr del tiempo. Los sectores marginados y orpimidosno dejan de aumentar: villeros
cartoneros, orilleros, piqueteros y los novedosos “banquineros”, por vivir en las banquinas de las rutas.
Todo esto vive sin esperanza de reingresar al sistema productivo. Por supuesto, los más oprimidos son los
indígenas. La pedagogía de la desmemoria hizo su trabajo. Después de arrebatarles sus tierras, se los
colocó en el banquillo de los acusados.
No existe exterminio sin complicidad. Los que ejecutan los crímenes siempre son una minoría. La
mayoría de la sociedad adopta un rol en apariencia menos participativo, mas aséptico y asume el rol de la
complicidad fingiendo ignorar lo que acontece ante sus narices. Se los presenta como un otro problemático
al que se le sustituye la identidad convirtiéndolo en un estigma. Un indígena no es un indígena, es un
problema. De ese modo se transforma a los pueblos originarios en lo que no son. En lo que en realidad no
existe. Se los problematiza como grupo. En todos los casos, la sociedad adopta y utiliza un imaginario
impuesto que en primera instancia ausentifica una presencia que se considera una contrariedad irreductible,
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de esta forma se lo vacía de su propio y verdadero contenido y luego se lo hace depositario de todos los
males y todas las culpas. Se lo viste de lo que no es como si fuera una absurda paradoja.
El general Videla fue muy explícito: “¿qué es un desaparecido? Es una incógnita el desaparecido.
Si reapareciera tendría un tratamiento X, y si la desaparición se convirtiera en certeza de su fallecimiento
tendría un tratamiento Z. Pero mientras sea desaparecido no puede tener ningún tratamiento especial, es
una incógnita, es un desaparecido, no tiene entidad, no está, ni muerto ni vivo, está desaparecido”.
“Muertos vivos” que acaba de definir y que se encuentran tan próximos a lo ocurrido con los pueblos
originarios. Cuando se cumple el centenario de la campaña, el general Videla viaja a Neuquén para presidir
los actos de la Conquista del Desierto. La dictadura y sus asociados se visten de gala para la gran fiesta.
No resulta extraño que el proceso iniciado en 1976 se sienta heredero y continuador de aquella “Magna
gesta de Roca”.
La Nación titula: “Evocase a Roca a cien años de la gesta del Desierto (…) Hónrase a Roca a cien
años de la gesta del desierto”. Clarín se queja de la insensibilidad de la sociedad ante el combate contra
los infieles y subversivos. Resulta interesante la utilización del término “civilización” y el parangon que
establece entre lo que critican a Roca por el genocidio cometido contra indígenas y las calumnias de las
que es objeto el gobierno de la dictadura por la desaparición foraza de personas.
Feliz Luna escribió Julio A. Roca: un afortunado político. Luna se propone humanizar la figura del
genocida. En lugar de ello, termina proyectando su propia idealización sobre Roca. Luna de alguna manera
se asume como el propio conquistador del desierto. Él es el héroe. Conozco ciertamente, numerosos
historiadores que siguen idealizando a Roca. Pero conozco otros que no solo no lo idealizan, sino que están
moviéndose a todo lo largo del país para reemplazar al menos los nombres de calles y plazas y trasladar
monumentos que rinden homenaje a quien fuera no solo asesino de indígenas, sino también de obreros, y
un furibundo xenófobo.
El libro de José Cosmelli Ibáñez, editado en 1982 y que siguió utilizándose por lo menos hasta 1995
como libro de texto escolar. El apartado que se refiera al a campaña de Roca ya empieza mal. Presenta el
equívoco latiguillo “El problema indio”. A partir del cuarto renglón los estudiantes secundarios quedan
precavidos sobre “la belicosa actitud de los salvajes”, que en realidad defendían su territorio. Señala que
Roca era partidario “de una acción ofensiva contra los salvajes para destruirlos en sus tolderías”.
Todavía hay algo más grave que aquella frase que asocia éxito con eliminación. Para que los
estudiantes no tuviesen ninguna duda sobre la malignidad de los indígenas: “Se afirmó que entre 1820 y
1870 los indios habían robado 11 millones de bovinos, 2 millones de caballos, 2 millones de ovejas, matando
50 mil personas, destruido 3 mil casas y robando bienes por valor de 20 millones de pesos”, sin ninguna
fuente, solo dice “se afirmó”.
Mario Vargas Llosa, en un artículo en La Nación el 20 de enero de 2006 al que denomina Asoma en
la región un nuevo racismo: indios contra blancos. El autor le adjudica a Morales un racismo desmesurado
contra los blancos, “un racismo al revés”. Vivir alejado de Latinoamérica por décadas no le es obstáculo
para brindar una radiografía biológica de Evo Morales a quien acusa hasta de no ser “un indio propiamente
hablando”. Es decir, un indio de verdad, según él, no puede hablar bien el español. La Nación, que lo cuenta
como uno de sus columnistas habituales, explica a sus lectores que, con Morales, el racismo “cobra pronto
protagonismo y respetabilidad fomentado y bendecido por un sector irresponsable de la izquierda” a quien
la asunción a la presidencia de Evo le permitió alcanzar increíbles niveles orgásmicos. Afirma que, con Evo,
“la raza se vuelve un concepto ideológico”. Resulta penosa la manera en que Vargas Llosa acepta el papel
de vocero del os que siempre tuvieron el poder en el mundo andino y que no aceptan resignar ni siquiera
un ápice de sus desmesuradas ganancias. Lo de racismo a la inversa prende un cierto imaginario social
que percibe cada uan de las conquistas y logros del gobierno de Morales como ataques escalonados contra
los blancos en un simple movimiento de venganza.
Aguinis en su “Teatro de lo absurdo” muestra una profunda preferencia por el “Plurifacetico Julio
Argentino Roca, tan lucidamente pintado por Félix Luna en su libro Soy Roca” Consecuente con esto,
Aguinis dice que el general: “no fue un genocida, sino el líder que termino con los malones que impedían
extender las fronteras del progreso y de la soberanía hasta los actuales límites nacionales. Consolidó a la
Argentina como una respetada protagonista mundial”.
Los indígenas que no fueron terminados por la dupla Alsina-Roca y la Campaña del Desierto,
terminaron arrojados en Buenos Aires, donde fueron dados como esclavos a las “buenas familias” a través
de la Sociedad de Beneficencia. Otros terminaron en los cañaverales de Tucumán o en la Isla Martín García.
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El gobierno de Roca decretó la ley 4.144, Ley de Residencia que expulsaba a los obreros extranjeros
considerados perturbadores del orden público, pero se dejaba aquí a su familia.
Ciertamente la invisibilidad a la que se arroja a los pueblos originarios parece sobrevolar ambas
orillas del Rio de La Plata. Sanguinetti se complace en denostar a aquel pueblo originario que fue “barrido”
del mapa Oriental y al que despectivamente califica de “tribu charrúa”.
Tantos años de pedagogía de la desmemoria y de amnesia colectiva inculcada por la escuela del
status quo, tanta dictadura rioplatense, tanta impunidad, lleva a que la inversión de las pruebas terminen
naturalizadas inculpando a las víctimas, aunque estén ya muertas.
Teorizando sobre la pira de cadáveres
Walter Benjamín señala que todo documento de cultura es un documento de barbarie. Y el
documento de barbarie es extenso. No solo nos encontramos con los carceleros de la red de los campos
entre los que sobresalió Auschwitz, también están los ingenieros que diagramaron las prisiones.
Lo que la ONU entiende sobre este tema: “Se entiende por genocidio cualquiera de los actos
mencionados a continuación, perpetrados con la intención de destruir, total o parcialmente a un grupo
nacional, étnico, racial, o religioso, como tal: (a) matanza de miembros del grupo; (b) lesión grave a la
integridad física o mental; (c) sometimiento intencional del grupo a condiciones de existencia que hayan de
acarrear su destrucción física, total o parcial; (d) medidas destinadas a impedir los nacimientos en el seno
del grupo; (c) traslado por fuerza de niños del grupo a otro grupo.
Las decenas de millones de indígenas que murieron en América no entran en la categoría de
genocidio, porque la implementación de la muerte careció de la impresionante infraestructura Estatal que
presenta el ejemplo alemán. Aquí las matanzas fueron desordenadas, no ocurrieron en sitios
preestablecidos.
En Napalpi, durante el invierno de 1924. Se mataron como escarmiento apenas a unos 200 qom
(tobas). Objetan que no fue un genocidio porque no se buscó eliminar a todos los qom del Chaco. Solo se
trató de una advertencia. El caso americano fue y sigue siendo distinto. No tuvimos un lugar que aplicara
la muerte en forma general, visible y prolija. Aquí tuvimos las minas de Potosí donde al menos unos ocho
millones de mitayos se quedaron para siempre en la oscuridad de los desprolijos socavones. Tuvimos las
selvas donde se dejaron pudrir los cuerpos o las corrientes de los ríos donde eran arrojados para un viaje
sin retorno. Tuvimos la invisibilidad del campo de concentración de la Isla Martín García con su horno
crematorio que comenzó a funcionar 29 años antes que el cementerio de Chacarita.
Lo sucedido en América, no se atienen a los criterios de los especialistas que teorizan sobre la pira
de cadáveres. Es hora de advertir hasta qué punto estamos en un Nuevo Mundo donde no funcionan
necesariamente los mismos criterios y herramientas teóricas pensadas para otras latitudes, ni siquiera las
formulas sobre la muerte masiva. Provienen del primer mundo. La esclavitud no solo de los cuerpos, sino
también el sometimiento mental, se encuentra tan extendida en América, que en esa relación dialéctica de
amos y esclavos, de dueños y desposeídos, también somos esclavos teóricos, estamos destinados a ser
meros repetidores de las teorías europeas. Cuando Sarmiento nos ubica de una vez y para siempre en el
mercado internacional con sus leyes de oferta y demanda, olvida un dato. Señala que “los españoles no
somos ni navegantes ni industriosos, y la Europa nos proveerá por largos siglos de sus artefactos a cambio
de nuestras materias primas, y ella y nosotros ganaremos en el cambio”; pero olvida decir que también el
norte “Nos proveerá por algos siglos” de sus marcos conceptuales que debemos tragar crudos, sin
posibilidad de cocinarlos de acuerdo a nuestra realidad.
Los cultores de la precisión terminológica aducen que el desastre epidemiológico producido al inicio
de la Conquista con enfermedades para las cuales los indígenas carecían de anticuerpos, tales como la
gripe, sarampión o viruela que provocaron un descenso demográfico abrupto, no pueden ser catalogadas
como genocidio. Estos cadaverologos señalan que no fue genocidio porque no hubo intencionalidad, no
hubo un plan preconcebido para contaminar a los indígenas con cepas bacterianas. Solo ocurrió. “¿Por qué
los conquistadores eliminarían su mano de obra?”. Por un lado, la eliminan porque la utilizan como un
combustible biológico del que obtienen el máximo rendimiento en el mínimo tiempo posible. Los que mueren
son culpables hasta de morir.
Recordemos aquel Bando del corregidor Areche prohibiendo que los indios recordaran memorias.
Tal es su afán que intenta espiar y castigar los recuerdos. Ordena el olvido.
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Billing, diferencia tres formas de genocidio: por supresión de la capacidad de procrear, por la
deportación y por el exterminio. No mencionó que genocidio también es quitarle al otro las ganas de vivir.
Están agotados por el trabajo, agobiados mentalmente y ya no tienen amor por la vida. Carecen de placer.
El genocidio también es la conquista y apropiación de los cuerpos de la mujer y la exclusión completa
del cuerpo del hombre, que es suplantado por el cuerpo del amo.
Extinción, despoblamiento, pobreza, usurpación de tierras. Pensemos cuales son las respuestas
posibles frente a una frustración o agresión de proporciones. Una primera respuesta es atacar al foco que
origina la frustración; en otros casos, cuando no se puede eliminar al agresor ya que detenta un poder
imposible de neutralizar, la agresión se internaliza y se transfiere a otro grupo. Se encuentro un chivo
emisario, otro peor que uno mismo al que despreciar. Sin embargo, existe una tercera posibilidad. Cuando
la agresión es tan pavorosa, cuando del o que se trata es de un verdadero fin del mundo, el grupo cae
preso de la indefensión, de una anomia defensiva que le impide reaccionar. No existen ni siquiera las
normas de autodefensa. La situación se torna imposible de elaborar y ya “no hay remedio” o “cesa la
generación”. No hay motivos porqué vivir.
En América se viene produciendo un genocidio permanente. Estamos hace 5 siglos con un
genocidio que no cesa, un genocidio insomne que prosigue de día y de noche. Orlando Villas Boas señalo:
“Genocidio no es solamente la matanza de indios con armas de fuego. Genocidio también es injusticia,
colaborando con el objetivo de que los indios y sus culturas desaparezcan. No podemos en nombre del
desarrollo, menospreciar al indio, robar su tierra y masacrarlo de ninguna manera”.
El caso americano no solemne se remite a la eliminación de grupos étnicos, sino a toda la inmensa
y compleja estructura de exclusión y desarraigo que termina aniquilando individuos y culturas en aras de
homogenizar la nación.
Genocidio también es mantener a los indígenas en la invisibilidad desde los mismos basamentos
jurídico-políticos del Estado, construyendo un status quo de racismo que es más explícito de lo que muchos
suponen.
Feos, sucios y malos. El pecado de nacer a destiempo
El imaginario social consiste en un sistema de significación heredado que una nueva generación
reelabora, internaliza e institucionaliza sobre la realidad. Esa imago mundi es asumida como propia y se
transmite a la generación siguiente. El paradigma o la temperatura social no es un corpus absolutamente
compacto o uniforme, y por eso hablamos de generalidad.
Cuando se produce el Descubrimiento de América, irrumpe un extraño universo que es necesario
ubicar, reducir y transformar en algo conocido. Dicha familiarización no siempre es fiel o acertada ni remite
necesariamente a lo novedoso. En la mayoría de los casos deja de percibirse lo real y se suplanta la verdad
por una construcción, por uan imagen de ficción.
En la elaboración del imaginario del indio saqueado y asesino, un claro ejemplo es el Martín Fierro,
donde José Hernández manifiesta su racismo contra el indio.
Varela también: “espanto del desierto, bárbaro indomable…”
Se trata de una sucesión de calificativos que no dejan lugar a dudas sobre la malignidad animal del
indígena. En la cautiva de Esteban Echeverría establece un patrón asociativo que se nutre de ideas
similares y presenta la imagen del indio y sus actitudes como “tribu errante, torbellino, brutos formas
desnudas de aspecto extraño y cruel, insensata turba, alaridos, salvajes, barbaros, inhumanos cuchillos,
sedientos vampiros, abominables fieras, infernal alarido, parecen del infierno inmundaralea, turba inhumana
y fatal”.
En el Facundo de Samiento. El desprecio que experimenta pro lo indígena y que traslada
gustosamente al gaucho y a la montonera, es visceral. Los indios no tienen remedio. Dos sociedades
distintas.
No solo los indios serán sucios, feos y malos, sino también sus modos de vida y hasta sus toldos a
los que Estanislao Zeballos califica de “Inmundos y grasientos”. El libro de William Mac Cann, sobre la
argentina, al referirse de los usos y costumbres de los indios pampas, este viajero abunda en párrafos
tremendos sobre los toldos indígenas: “feísimo y el interior sucio y repugnante”
Manuel Gálvez: Eran sucios y malolientes los toldos. En cada uno vivía diez o doce indios y dormía
algún perro”.
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Su temporalidad ya no cuaja con la razón, la técnica y el progreso de la segunda mitad del siglo XIX.
Son obsoletos, cargan con la culpa de nacer a deshora. Desde Europa, pensadores de la talla de Hegel
aceptan de buen grado la inmadurez de nuestro continente.
Carlos Mariátegui y sus 7 ensayos… donde intenta reelaborar una teoría como el marxismo
incorporando al sujeto indígena, son realmente excepcionales. Como Alberdi, sostienen que los indios
sobran y naturalizan esta certeza como una doctrina: “todo en la civilización de nuestro suelo es europeo”.
Alberdi hable de “dueños”. Esa imagen lleva implícita otra, la de aquellos que son los desposeídos,
los que no tienen dominio ni señorío. Unos nacieron para ser amos y otros para ser esclavos. Aristóteles
piensa en términos de jerarquía. Los indios carecen de rostros distintivos e individualidad, son todos iguales,
visto uno, vistos todos. Nacieron para ser invisibles, nacieron a destiempo.
Es evidente la construcción de dos sujetos. Por un lado, tenemos al francés posicionado del lado de
la razón, correctamente ubicado en la temporalidad del siglo XIX, por el otro, a los auténticos salvajes a
quienes sorprende en el delito flagrante del salvajismo, perpetrando matanzas y devastaciones. Eso es
todo lo que aparece consignado sobre los pueblos originarios y estado lo que los estudiantes necesitan
conocer.
Los originarios eran estériles económicamente, ocupaban las tierras sin extraerles la rentabilidad
que percibían las bancas europeas.
El indio tiene astucia, que no es lo mismo que la inteligencia; el indio tieen astucia como un animal.
No realiza acciones en conjunto con el resto de su grupo, sino que anda en horda, como una manada. El
indio no camina ni se desplaza, el indio pulula, perpetra correrías. No tiene palabra sino alaridos, chillidos
o “aullidos como perros”.
Patoruzito de diciembre de 1958, dedicado a Ceferino Namuncurá, ya desde la tapa se pregunta:
¿Dónde están los indios argentinos? Para poder encontrarlos, los protagonistas de la historieta deben ir
acompañados de expertos, de hecho, en el comic consta que esa historia está basada en la documentación
ofrecida por la Dirección Nacional de Asuntos Indígenas. En un manual de texto de 1970 Exequiel Ortega
no tiene empacho en escribir “a esta altura del problema del indio en que nos hemos situado, la presidencia
de Avellaneda significo su solución final”. O la publicación infantil de la Editorial Atlántica que para el Día
de la Raza de 1979 decidió recordar la Conquista del Desierto: “Al término de su campaña, Roca había
eliminado a 6 caciques principales y 1600 indios de pelea. Tomo 10 mil prisioneros y terminó con las
indiadas poderosas”.
Sarmiento cuando habla de que la lucha es “entre la civilización europea y la barbarie indígena,
entre la inteligencia y la materia”. Allí los dibujos de niños rubios abundan en una correlación de 3 a 1 frente
a los dibujos de chicos de pelo castaño u oscuro. Y en nuestro país, esa no es la proporción que se ve en
la calle.
La ruta de la trata de esclavos se desarrolló con muy pocas variaciones durante siglos. Los negros
eran capturados entre Sengal y Angola y llevados a la isla de Santiago en el archipiélago de Cabo Verde,
un enorme campo de concentración que distribuía a los esclavos al resto del mundo.
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