CÓMO INFLUYE EL PASADO EN NUESTRA VIDA Algunos se preguntan día a día ... ¿porqué a mí? … ¿qué he hecho mal? ... ¿porqué nada me sale bien?, etc. No obstante, no nos detenemos a pensar sin buscar respuestas dentro de uno mismo, pues es ahí donde comienza nuestro problema… Según Boaler, equivocarse aumenta la actividad sináptica, ya sea que nos demos cuenta de nuestro error o no. “Las investigaciones recientes acerca del cerebro y los errores son tremendamente importantes para los padres y los profesores de matemáticas, puesto que nos dicen que cometer un error es algo muy bueno. A lo largo de mi existencia, me he cuestionado acerca de mis decisiones que me han llevado al fracaso, no obstante, sin ellos no hubiese alcanzado la madurez y sabiduría que tengo y es ahí donde quiero llegar; pues somos lo que somos gracias a los errores que nos han enseñado que el equivocarse no es malo, si es que de ellos aprendemos a mejorar o direccionar nuestra vida; no obstante, a algunas personas les lleva más tiempo en darse cuenta que errar es parte del crecimiento y no parte de uno mismo; es decir, debemos aprender de todos y cada uno de nuestros tropiesos y de las enseñanzas que nos aportan. Me llevó muchos años comprender que los errores del pasado no tienen porqué perseguirnos toda la vida, si es que no hemos dañado a nadie, pero si es caso es diferente, sólo debemos pedir perdón y seguir adelante con la enseñanza y confianza de que no volveremos a tropezar con la misma piedra, de eso se trata la vida, siempre avanzar superando cada vaya o hicapié que nos encontremos a la hora de persevar hacia nuestro objetivo, que es nuestro bienestar y el de nuestro seres amados. Es por este razonamiento que pienso que para sanar nuestras emociones tenemos que realizar un trabajo en profundidad, no sólo de nuestro presente sino también y, sobre todo, de nuestro pasado. Tanto en lo positivo como en lo negativo, nuestra historia afecta a nuestro presente. Aunque no seamos plenamente conscientes de ello, nuestro pasado nos programa, nos condiciona y nos hace ser tal y como somos. Por eso, cuando se presentan problemas emocionales, mirar atrás puede ser clave para sanarnos. REPASAR EL PASADO Debemos profundizar en nuestro pasado para comprender los patrones dañinos que seguimos en la actualidad. De lo contrario, tarde o temprano atravesaremos alguna crisis vital que nos forzará a caer, de nuevo, en las actitudes tóxicas que creíamos ya solucionadas. No se trata de hurgar en el pasado para recordar y sufrir, sin más. Se trata de realizar, por pasos, un proceso terapéutico sanador: 1. Conectar con las emociones de las diversas situaciones traumáticas vividas en el pasado. Así lograremos comprender cómo se forjaron los patrones perjudiciales que arrastramos todavía en nuestro presente. 2. Asimilar el hecho de que las circunstancias del pasado ya no son las actuales. Comprenderemos así que aquellos patrones que creamos para sobrevivir en aquellas situaciones adversas hoy en día ya no tienen sentido en nuestra vida. 3. Liberarnos de los patrones tóxicos que creamos antaño para ayudarnos a sobrevivir en aquellas nefastas circunstancias. Podremos hacerlo a medida que conectemos con nuestro pasado y nos comprendamos a nosotros como niños. 4. Sacar conclusiones sobre nuestra vida presente y reforzar nuevos aprendizajes para aplicarlos en nuestro día a día. Así, los cambios introducidos en nuestra vida serán mucho más estables y duraderos que si nos hubiéramos centrado, únicamente, y sin haber tenido en cuenta nuestro pasado, en forzar una modificación de conducta. No permitirnos cometer errores nos impide ser naturales o espontáneos. Estar muy pendientes de hacer siempre las cosas bien, sin equívocos nos impide afrontar con normalidad el día a día y en especial las relaciones sociales. Todos nos equivocamos. ¿Por qué es importante aprender de los errores cometidos? Porque de ellos se obtienen lecciones que se convierten en éxitos, en crecimiento. Los errores son experiencias; del error se aprende. Por lo menos se conoce que es lo que ya no debe hacer y seguir un camino diferente. Nuestros actos, conductas y comportamientos tienen sus consecuencias en la rueda de la vida. Tanto los momentos buenos como los momentos malos que experimentamos son importantes, son lecciones de vida que nos van a instar a madurar, a crecer y a ser mejores personas.