Capitalismo en Argentina

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DESDE QUE EL CAPITALISMO ES CAPITALISMO
El capitalismo en la Argentina tiene características prebendarias, con sus reformas incompletas, la escasa
transparencia y un gasto brutal dejó a la mayoría del país en la miseria; mientras unos pocos, pero bien
conectados personajes, lograron fortunas instantáneas (...).
(Alessandri, Fernando; Salvia, Gabriel, Ensayo: El dilema argentino, S/ FECHA)
En este ensayo, pretendo exponer como bien dijo Marx, que (...) el capitalismo no conduce al pleno empleo,
sino que por el contrario, genera una masa permanente de desocupación.
El desempleo masivo no es resultado de situaciones excepcionales, ni del funcionamiento imperfecto del
mercado, sino que es consecuencia de la operación normal del capitalismo, de aquel realmente existente (...)
La aparición de los comerciantes y artesanos libres en el seno de las pequeñas ciudades medievales significó
también la aparición del germen de una nueva sociedad que, con el paso del tiempo, acabaría por sustituir al
sistema feudal; esta nueva sociedad, es denominada como sociedad capitalista. En ésta, los miembros se
diferencian por la posesión o carencia de los medios de producción y por la contratación libre del trabajo.
Desde un punto de vista sociológico la sociedad capitalista, es que aquella en la que el capital detenta una
posición dominante en la producción de bienes. La expresión sociedad capitalista hace referencia a una
sociedad altamente industrializada en la que la innovación tecnológica tiende a conseguir una alta
productividad con un empleo proporcionalmente decreciente de mano de obra.
Hoy en día, el capitalismo, es entendido como un sistema económico dominante en el mundo occidental,
conocido también como economía de mercado o de libre empresa y que se encuentra caracterizado por la
propiedad privada de los medios de producción.
Como bien sabemos, existen tal vez, innumerables problemas que caracterizan a la crisis actual de la
Argentina, hoy en día, el más importante y revelador es el del desempleo.
Resulta por un lado un tanto aterrorizador y agobiante toparse con las cifras y porcentajes actuales que
encontramos de este, ya que nos ponen frente a una realidad devastadora donde predominan la falta de trabajo
y como si esto fuera poco, todas las consecuencias sociales que esto acarrea en el país, como lo son; los
problemas de vivienda, de atención de la salud, de alimentación, desarraigo social y familiar, crisis de
identidad y emigración, entre otras... pero, por otro lado, el tema del desempleo en esta magnitud deja de
sorprendernos y se sumerge en nuestra rutina.
En fin, lamentablemente, parece que todos estos problemas no van a solucionarse nunca, día a día nos
encontramos con situaciones realmente penosas y la impotencia nos supera.
Los gobiernos que han manejado y manejan nuestro país no han sabido crear las bases necesarias para que
este funcione debidamente, no han sabido imponer un buen gobierno y junto con la llegada del capitalismo
han dejado al país en ruinas.
Para dejar bien en claro lo que intento decir, voy a establecer datos acerca de la población y de las tasas de
desocupación que se manifiestan hoy en nuestro país para manejarnos con datos verosímiles y profundizar el
entendimiento de la situación que actualmente vivimos.
Aquella porción de la población que está en condiciones de trabajar, se la conoce con la sigla P.E.A., que
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significa población económicamente activa, y son parte de esta, aquellas personas que están entre los 18 y los
65 años de edad (vale dejar en claro, que se excluyen de ella a los detenidos, −estén o no procesados− a los
discapacitados, a los enfermos mentales y enfermos incapacitados para el trabajo).
Nuestra población actualmente, según cálculos realizados por el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos
durante el año 2004, es de aproximadamente 36.260.130 habitantes, de esa cifra, reconocemos a un 45% de
personas en actividad. Resulta importante destacar que de este número, que representa a un total de
16.317.058 personas, no necesariamente todas estas personas están con un empleo fijo, ni cobran un sueldo
digno, sino que se entiende por en actividad a aquellas personas que han ingresado a la edad mínima para
trabajar (18 años) y a aquellas que están dentro de las requeridas y por lo tanto, no necesariamente están
empleadas.
Del mismo número de habitantes, sólo un 31% aproximadamente, están empleadas. Es decir, que un total de
11.240.640 personas solamente, puede satisfacer sus necesidades básicas, etc.
Tengamos en cuenta que una familia tipo ( integrada por la madre, el padre, y dos hijos) recibe al mes entre
$200 y $750, y que la canasta familiar básica ha sido valuada este año por el INDEC en $780 mensuales
(siempre para una familia tipo); es decir que con estos ingresos, ni siquiera alcanza el salario para comprar
aquellos artículos de primera necesidad.
Del total de la población de la Argentina, se nos presenta una suma de alrededor del 15% personas que están
desocupadas y un total de 14% sub−ocupados, (aquellas personas que realizan "changas" trabajando menos
de 35 horas semanales). Juntos, dan un total de 29%, por lo que tienen problemas de empleo un total de
aproximadamente 10.515.437 argentinos, casi la mitad de la población de la Argentina.
Casi la mitad de la población de la Argentina, no puede satisfacer sus necesidades, no recibe una alimentación
ni educación adecuada. Casi la mitad de la población de la Argentina está expuesta a una desintegración
familiar continua, a que sus hijos se conviertan en chicos de la calle, a abusos y violaciones tanto físicas como
morales de los más débiles: mujeres y niños; a la vinculación con la droga, y a involucrase con sectores de
delincuencia, etc.
Vale agregar a estos terribles datos, que por supuesto, cada persona desempleada implica otras tres o cuatro
personas más, es decir, sus parientes directos, esposo o esposa, e hijos, con todas las consecuencias de
pobreza, ya sea la falta de alimentación, analfabetismo o semi−analfabetismo (por la dificultad que se presenta
de no poder enviar a los hijos menores a una escuela), y de depresión, ya que resulta inevitable que el
desempleado se sienta marginado, excluido no sólo del mercado laboral, sino de su lugar en la sociedad, es
decir de su comunidad, de su provincia o de su pueblo o barrio; el desempleado sabe que se endeuda día a día,
y que no podrá proveer de lo elemental a los suyos.
Desde que el capitalismo es capitalismo, los trabajadores desempleados fueron utilizados por los capitalistas
para bajar los salarios de los ocupados y someter a los ciudadanos a peores condiciones de trabajo. A esto Karl
Marx lo llamaba "ejército industrial de reserva". Esto es, una masa de trabajadores desocupados y listos para
"entrar en acción" cuando los capitalistas los requirieran.
Muchos neoliberales tratan de exculpar a sus propias políticas y hacen responsables a los mismos
desocupados de su situación, sosteniendo que no supieron adaptarse a los adelantos tecnológicos y por eso
quedaron fuera del mercado del trabajo. Otro argumento, es que la devaluación que se produjo en el 2002 es la
que ocasionó el desempleo.
Ahora voy a explicar algunas de las causas que ocasionaron el brutal desempleo en nuestro país: desde los
principios de la década de 1990 se viene llevando a cabo un proceso de Reforma del Estado, este, implica el
desmantelamiento del llamado Estado benefactor, que, desde finales de la segunda guerra mundial, en
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América Latina, fomento la producción de bienes industriales destinados al consumo en el mercado nacional o
interno con políticas territoriales como programas y planes de desarrollo rural, urbano y regional y, además
creó grandes proyectos de infraestructura y promoción industrial.
Básicamente este estado se basa en un conjunto de políticas tendientes a liberar la economía y a establecer las
condiciones necesarias para dinamizar el crecimiento y la acumulación privada del capital. La Reforma del
Estado incluye básicamente los siguientes procesos: la apertura de la economía nacional hacia el exterior ( es
decir, se orienta la producción hacia el mercado externo); la privatización de empresas públicas; la
transferencia de servicios y responsabilidades que estaban a cargo del estado nacional, hacia las provincias y
municipios; la disminución del gasto público −a través de la reducción del gasto social− y la implementación
de políticas tendientes a incrementar la recaudación impositiva.
No olvidemos que la mayor parte de la incorporación de tecnologías en las industrias y los servicios, se dio a
través de la importación de bienes de capital y de la implantación de paquetes tecnológicos aportados por los
inversores extranjeros. En este marco se ha registrado una incorporación de tecnologías en las empresas de
servicios públicos que pasaron a manos de concesionarios extranjeros y en una estrecha franja de pequeñas y
medianas empresas (PyMEs) con más visión o capacidad innovadora.
Aquellas empresas privadas que no pudieron mejorar su tecnologías por el cambio producido bruscamente al
importar adelantos técnicos durante la década del `90 se vieron obligadas a cerrar, dejando a miles de obreros
fuera del mercado laboral, por otro lado, las empresas privadas que sí se adaptaron a estos cambios y
adquirieron insumos, reemplazaron a los trabajadores asalariados por nuevas maquinarias capaces de realizar
cualquier tipo de trabajo designado de forma más eficaz y rápida.
Si bien esta tendencia presenta un rasgo positivo en la medida que incorpora nuevas tecnologías y capitales
externos, tiene la contrapartida de contribuir al retroceso de la industria de bienes de capital nacional, que es
una de las principales usinas de generación tecnológica, sin olvidar que también aumenta la dependencia de
las firmas locales respecto de la provisión de tecnología externa.
Volviendo al tema del desempleo, en la Argentina, el nivel de desocupación nunca pudo superar el 3% al 5%
anual, aún en medio de la hiperinflación que se produjo entre los años 1989− 1990, el índice más alto
registrado fue del 6%.
La ley de Okun describe una relación lineal entre los cambios en la tasa de desempleo y el crecimiento del
producto nacional bruto: por cada punto porcentual de disminución del desempleo, el P.B.I (producto bruto
interno) real crece un 3%. A partir de esta, puede predecirse que un desempleo del 25% podría reducirse hasta
llegar a los niveles que siempre tuvo nuestro país, en un período de veinte años. Para esto, se supone un P.B.I
de al menos un 2 % anual. Actualmente, Argentina tiene un P.B.I negativo del 13% , es decir que deberá
crecer en ese porcentaje (13 %) hasta llegar al 0% y ahí tener proporciones positivas de crecimiento.
La inserción de América latina al capitalismo global, se manifiesta a través del ajuste económico: al interior
del Estado se impone la racionalización en el gasto público; la privatización de empresas públicas; la
disminución del numero de organismos públicos; los despidos masivos, etc
Las relaciones entre pobreza e inserción laboral se evidencian en el hecho de que casi la mitad de los
desocupados provienen de hogares medidos como pobres. Así por un lado, la pobreza es consecuencia
directa de la falta de trabajo, y por otro lado, el mercado laboral rechaza a la población pobre por su baja
calificación. Sin embrago, estudios del INDEC muestran que como los jefes de hogares no pueden
permanecer desempleados por mucho tiempo, recurren a cualquier trabajo por peor pago que sea.
Los problemas laborales que sufre la mayoría de la población económicamente activa en nuestro país, se
relacionan con el surgimiento de una nueva pobreza que no es la pobreza estructural − es decir, la población
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que proviene de hogares que desde hace mucho tiempo tienen un bajo grado de satisfacción de sus
necesidades básicas−, sino que se trata de la población derivada de la reducción de ingresos percibidos por
las familias.
Esto incide en la satisfacción de las necesidades de la población, llevando a muchas personas a la exclusión
de los bienes y servicios básicos, como dije anteriormente.
Al mismo tiempo, estos problemas de empleo profundizan las desigualdades sociales. La concentración de la
riqueza en algunos sectores, expulsa a cierta población hacia la economía informal, por lo que aumenta cada
vez el número de subocupados sin cobertura social.
Recordemos la Teoría general sobre el empleo, el interés y el dinero, obra de John Maynard Keynes,
(postulada en 1936) en la que exponía que, ante las depresiones económicas, los gobiernos debían actuar,
incrementando la inversión pública, para recuperar el equilibrio. Estas tesis determinaron las políticas
económicas de muchos países desde entonces.
Karl Marx, nos explica en su famosa teoría de la explotación, que el beneficio que obtienen los capitalistas es
el resultado de la explotación de los trabajadores, y no de una retribución por el alquiler del capital y por su
actitud innovadora. Al mismo tiempo, realiza una crítica al capitalismo al decir que el verdadero poder está
centrado en unos pocos ricos que cada vez se enriquecen más.
Para finalizar, debo decir que las repercusiones de las extremadamente penosas condiciones laborales sobre
las condiciones de vida de las personas son directamente proporcionales: es decir, que a mayor desempleo,
mayor pobreza e indigencia.
Marx, Karl, art .Marx ya lo había dicho, Le Monde Diplomatique.
AA/VV, Enciclopedia Hispánica, Tomo III, Hispánica, Estados Unidos, pp. 234 (1992)
ídem, pp.235
Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC). Censo Nacional de Población, Hogares y Viviendas
2004
Blanco. J, Fernández Caso. V, Gurevich. R, Geografía Argentina y del MERCOSUR, Los territorios en la
economía globalizada, Aique, 1999.pp. 14.
http:// www.eumed.net/cursecon/economistas/okun.htm
Blanco. J, Fernández Caso. V, Gurevich. R, Geografía Argentina y del MERCOSUR, Los territorios en la
economía globalizada, Aique, 1999.
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