Su Biblia: Un Tesoro Viviente III

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Su Biblia: Un Tesoro Viviente III
INTRODUCCIÓN: En las dos primeras partes de este estudio, hemos visto
que la Biblia es un libro eterno, veraz, preciado y un libro vivo porque el
Creador del universo exhaló literalmente sobre Su palabra.
Vimos también que debe ser asimilada (tomada en nuestra mente),
entendida y debe ser provista como alimento para nuestra alma y
espíritu. ¿Cómo hacemos esto? Primero orando, pidiéndole a Dios que
sea nuestro maestro, luego entonces meditando en ella.
DESARROLLO
1) Medítela: "En tus mandamientos meditaré..." (Salmo 119:15). "Se
anticiparon mis ojos a las vigilias de la noche, Para meditar en tus
mandatos" (Salmo 119:148). En otras palabras, el salmista tenía un rato
tranquilo para meditar en la palabra de Dios.
Toma un tiempo para reflexionar en la palabra de Dios. Si tiene que
levantarse un poco más temprano o acostarse a dormir un poco más
tarde, haga lo que sea necesario para que usted pueda meditar en la
palabra de Dios también.
Mantenga a mano un lápiz y papel. Siempre es bueno tener algo en que
escribir cuando lee la Biblia, puesto que usted va a recibir algo de Dios
para su vida. Si está esperando escuchar lo que Dios le quiere hablar
entonces esté preparado para escribirlo. No diga simplemente que lo
recordará. La tinta más débil es mejor que la mejor memoria. Ore sobre
ella, reflexione en ella, entonces luego esté listo para escuchar a Dios
hablar con usted.
Mientras medita, use su sentido común que ha sido santificado. No salte
en medio de un capítulo o un libro sin razón. Siga un plan. Recuerde,
también, que la Biblia contiene diversas formas de literatura. Lea la poesía
como poesía, la profecía como profecía. Vea el precepto como
precepto, la promesa como promesa y el proverbio como proverbio.
Por ejemplo, un proverbio es un principio general que cuando se aplica
generalmente trae un resultado general. En el libro de Proverbios hay
consejos para estar sano, próspero y hacerse sabio. Los Proverbios son
maravillosas directrices que establecen principios para la vida, pero no
trate de convertir los Proverbios en promesas. Recuerde son principios, no
promesas.
Pregúntese, "¿es este un precepto? ¿Profecía? ¿Poesía? ¿Prosa?
¿Promesa?" Dios espera que usted haga su parte en estudiar y meditar Su
palabra. Hágase estas 6 preguntas mientras estudia la Palabra, y Dios le
ira mostrando que es lo que Él quiere que usted aprenda.
1.
2.
3.
4.
5.
6.
¿Es una promesa que puedo reclamar?
¿Es una lección para aprender?
¿Es una bendición para disfrutar?
¿Es una orden para obedecer?
¿Es un pecado para evitar?
¿Es un nuevo pensamiento que me compete a mí?
2) Memorícela: "En mi corazón he guardado tus dichos, Para no pecar
contra ti... Me regocijaré en tus estatutos; No me olvidaré de tus palabras"
(Salmo 119:11, 16). Oculte como un tesoro la palabra de Dios en su
corazón. No diga, "No puedo memorizarla – es difícil". La memoria viene
con la concentración, motivación y el uso. Nuestra mente es una
maravilla, y podemos recordar mucho más de lo que creemos que
podemos. Llene su mente con la Palabra simplemente; y lo que está
adentro fluirá hacia afuera con bendición y honra a Dios.
3) Obedézcala: “Tú encargaste Que sean muy guardados tus
mandamientos. ¡Ojalá fuesen ordenados mis caminos Para guardar tus
estatutos!” (Salmo 119:4-5).
No es suficiente con recitar las promesas sin obedecer los mandamientos.
Si usted quiere aprender más de la Palabra de Dios, obedezca lo que ya
sabe. Cuanto más obedezca, más aprenderá. Si comienza a obedecer
lo que ya sabe y entiende, la Palabra de Dios se convertirá en real y viva
para usted.
4) Proclámela: "Hablaré de tus testimonios delante de los reyes" "Hablará
mi lengua tus dichos" (Salmo 119:46, 172).
Permita que la Palabra de Dios este de constante en su boca. Mientras
más de la Palabra usted proclame, más será entretejida en su alma y
espíritu.
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