Subido por Johannes Guillermo Olenchuk

Orden Martinista - Ogdo -Manuscritos Asociado - Monografias 01 a 24

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Orden Martinista Ogdoádica
Orden Martinista Ogdoádica
La Orden Martinista ofrece a los miembros Rosa Nigra sus enseñanzas
como un estudio suplementario. NO es un movimiento religioso. Su
propósito es instruir al hombre en el uso de las fuerzas naturales y
cósmicas para que por sus propios poderes logre lo que para los no
iniciados parecieran milagros. El Martinismo no está relacionado con las
causas fundamentales de las cosas y con sus efectos, o especulaciones del
por qué. Más bien, sus ritos y hermosas enseñanzas instruyen al hombre
para alcanzar, aquí y ahora, el arte de vivir armoniosamente.
Este manuscrito y todo el material ritualístico y doctrinario de la Orden
Martinista Ogdoádica expedido por y con permiso del Colegio de los
Tronos, son y permanecerán siendo de su exclusiva propiedad. La
aceptación de este manuscrito por parte de cualquier individuo miembro
Martinista, oficial o cuerpo, es un reconocimiento que el mismo está
siendo mantenido en fidecomiso por ellos para el Colegio de los Tronos, y
que será devuelto a su pedido.
GRADO ASOCIADO
Estará disponible para todos los miembros Rosa Nigra que hayan alcanzado el
PRIMER GRADO DEL TEMPLO en los estudios Ogdoádicos. A los Martinistas
que se hayan autoiniciado en sus hogares y que estén recibiendo los estudios
Martinistas, se les aconseja tomarla.
GRADO MISTICO
Es para los miembros Martinistas, que hayan terminado las lecciones del Grado
Asociado y que se les ha concedido la INICIACION DEL GRADO ASOCIADO en
un su casa o en una Heptada de la Orden Martinista.
GRADO SUPERIOR
Para los Martinistas que han terminado los Grados Asociado y Místico y que
han efectuado las INICIACIONES DE LOS MISMOS GRADOS ASOCIADO en un
su casa o en una Heptada de la Orden Martinista.
A CADA MIEMBRO QUE SE INICIE EN EL GRADO ASOCIADO SE LE OTORGARA UN
CERTIFICADO DE INICIACION.
MIEMBROS QUE DESEEN TOMAR LA INICIACION DEL GRADO MISTICO O
SUPERIOR, DEBERAN TRAER CONSIGO SU CERTIFICADO PARA PODER
APROBARLO DESPUES DE LA CEREMONIA.
LAS TUNICAS MARTINISTAS SE REQUIEREN PARA LAS INICIACIONES DEL GRADO
MISTICO O SUPERIOR.
Orden Martinista Ogdoádica
Orden Martinista Ogdoádica
Monografía No. 1
Grado Asociado
-A-
Respetados Asociados:
Ustedes deberán saber desde el principio que el Martinismo es
otro vocablo para el Misticismo Cristiano. Busca colocar al
hombre más sobre el sendero para la reintegración y la
regeneración. No tiene otros objetivos.
Sin embargo, primeramente debería decirse algo acerca de cómo
el Martinismo llegó a ser. Sus fundamentales fueron aquellos
promulgados por Martínez de Pasqualy, alrededor de la mitad del
Siglo XVIII, pero su nombre honra a Louis Claude de Saint-Martin,
discípulo de Pasqualy.
Los fundamentales de las enseñanzas de Pasqualy fueron dados
oralmente a los grupos que él organizó e instruyó. Estos estaban
principalmente integrados por hombres que eran francmasones. La
francmasonería estaba en una etapa de transición y la experiencia
era un poco confusa. Existía un conflicto entre las viejas tradiciones
de esoterismo y las nuevas ideas de fraternidad liberal. Pasqualy,
Cagliostro y el Conde de Saint-Germain pesaban entre los
francmasones en el lado del genuino misticismo de la antigua
tradición.
Pasqualy
Si las enseñanzas de Pasqualy hubieran sido totalmente aceptadas y desarrolladas, el
carácter total de Francia habría sido diferente. Pero Pasqualy fue inoportunamente
alejado de su trabajo y no existió entre sus sucesores quien fuera capaz de llevar a
cabo la transmutación.
Solamente Jean Baptiste Willermoz y Louis Claude de Saint-Martin tenían alguna
esperanza de perpetuar el trabajo que Pasqualy había iniciado. Ellos fueron muy
diferentes en sus puntos de vista de lo que su maestro buscaba llevar a cabo y casi
inmediatamente comenzaron a trabajar con propósitos contradictorios. Willermoz
trabajó para comprimir las ideas de Pasqualy al molde de la francmasonería, y limitó
sus actividades enteramente a los hombres. Saint-Martin, por otra parte, no estaba
interesado en perpetuar las prácticas teúrgicas y rehusó mantener lo que había
aprendido de aquellos cuya aptitud espiritual era aparente.
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En 1891, cuando los pocos iniciados que quedaban emprendieron la tarea de revivir la
forma y perpetuar el trabajo de Pasqualy, pocos quedaron más genuinos que la llama
espiritual que reavivaba en las palabras del Filósofo Desconocido, con quien SaintMartin se había identificado a sí mismo. El espíritu activo entre los Martinistas de
1891 fue el Dr. Gerard Encausse, mayormente conocido por el nombre de Papus.
A él, en su mayor parte, se le debe el crédito de reconstruir el Martinismo y diseñar su
curso de estudio. Siendo él uno del grupo de esotéricos independientes, muchas ideas
de naturaleza práctica y útil fueron, indudablemente, incluidas en las enseñanzas.
Hoy, por lo tanto, nuestra Orden reconstruida debe tanto a Papus como a Pasqualy o
Saint-Martin. Se ha entresacado de todos, pero los más simples rituales en sí mismos
sólo para aquellos capaces de alcanzar y nutrir ideas y principios místicos de la
naturaleza más sublime. Muchos pueden ser llamados a su mesa, pero solamente serán
elegidos para permanecer en ella los que han avanzado suficientemente para agradecer
el viaje espiritual ofrecido.
Cada iniciado debe encontrar dentro de sí mismo la confirmación de la rectitud de este
camino interior, y no debe fantasear con que las escrituras esotéricas en cualquier
persona puedan transformarse en una guía infalible de verdad. Esto es verdad hasta en
las escrituras de aquellos que honramos como Maestros Venerables de nuestra Orden.
Lo que ellos escribieron para los ojos públicos no es ni el todo ni lo mejor del
Martinismo. El verdadero Martinismo se encuentra en nuestra Heptada, que se
transformará en nuestro taller.
Nos reuniremos no sólo para disfrutar de nuestra mutua asociación, no sólo para
expresar meramente agradecimiento por tales oportunidades que la vida pueda
proporcionarnos durante esta etapa terrena de nuestra existencia; sino también para
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hacernos artífices, para así poder participar en lo que pueda exactamente ser llamado
un proyecto gigante de construcción.
Que el Divino Arquitecto del Universo ha concebido y ejecutado un magnífico plan
debe ser evidente para todos. Como seres humanos, somos segmentos de este plan.
Ajustamos dentro de él en alguna forma; cómo la mayoría de nosotros no estamos bien
seguros. Sabemos, sin embargo que no podemos separarnos de él. Este plan nos
requiere para ser agentes del Divino Arquitecto y como Sus agentes estar activamente
trabajando aquí en la Tierra.
Como Martinistas, entonces, estamos asociados con cada uno de los otros para el
propósito de descubrir aquellas verdades que son fundamentales para el plan divino, y
que puedan ayudarnos a establecer un nexo entre la ciencia y la religión.
En la antigüedad, la ciencia y la religión eran sólo aspectos separados del mismo
estudio. Encontramos hoy que la ciencia y la religión se han desligado tan
completamente que parecen no sólo independientes sino también hostiles en algunos
respectos. Son ellas como dos grandes proyectos de ingeniería concernidos con la
tarea común de construir un puente a través de un río. Ambas tienen cuadrillas de
trabajadores de construcción y equipo en las riberas opuestas, pero no pueden ponerse
de acuerdo en los principios de la construcción y en el método de proceder. Ellas se
ocupan de sutilezas y, sin ningún propósito, en argumentar, dejando al río sin puente y
sin posibilidad de ser atravesado por tránsito.
La ciencia ha hecho solamente débiles tentativas en comparación con lo que deberla
haberse hecho para restaurar al hombre a su verdadero lugar en la naturaleza. En
forma relativa, precisamente ha comenzado a reducir una porción del gran plan del
Arquitecto a esa forma que el hombre puede comprender y usar en su vida diaria. Ello
concierne solamente con ciertos aspectos del plan del Divino Arquitecto. El aspecto
inmaterial, aquellas cualidades comúnmente llamadas como espirituales y psíquicas
son tratadas casualmente o no se tratan para nada. Las causas primeras, que
generalmente son conocidas como proposiciones metafísicas, tales como "¿Por qué
estamos aquí?" y "¿Cuáles son los fines que el hombre debería alcanzar en la vida?",
no se encuentran dentro de sus propósitos.
La religión, por otra parte, en sus declaraciones, dogmas, ritos y prácticas ha sostenido
a menudo que está bajo la dignidad de sus tradiciones el inquirir en las causas divinas.
El hombre, por. lo tanto, está obligado a tener fe ciega en muchos asuntos o a aceptar
solamente aquellas verdades que la ciencia está materialmente inclinada a ser capaz de
demostrar.
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Es evidente, por lo tanto, que nuestro deber es convertirnos en los constructores del
medio. Como tales, debemos aprender mucho acerca de lo que concierne tanto a las
porciones materiales e inmateriales del plan del Divino Arquitecto:
qué es material
y qué es inmaterial es un asunto de futura consideración.
Primero, debemos prepararnos aquí, en nuestro taller de la Heptada, para el gran
trabajo que tenemos que llevar a cabo. Antes de poder realmente alcanzar cualquier
objetivo meritorio, debemos entrenarnos minuciosamente. Debemos familiarizarnos
con las herramientas que necesitaremos usar. Debemos transformarnos en hábiles
artesanos. No podemos dejar disipar nuestras fuerzas, nuestro intelecto, nuestra
energía corporal y el tiempo que dediquemos a este proyecto. No podemos cometer
desatinos. El esfuerzo y el sistema equivocados es algo que no podemos amparar.
Antes de comenzar cualquier procedimiento, debe existir una probabilidad de
cumplirlo. Debe ello aparecer plausible por el intentó de ciertas reglas de comprensión.
Además, no vamos a descartar cualquier hecho útil, idea u objeto de conocimiento,
simplemente porque no fue originado por nosotros. Todo lo que se encuentre aplicable
a situaciones a mano, debemos usarlo.
Más tarde, si descubrimos una forma mejorada de llegar a la solución de un problema,
no deberemos vacilar en adoptarla. El conocimiento que ha llegado a nosotros y que en
el presente es irrefutable, justifica que lo usemos. Mucho de ese profundo y útil
conocimiento está expresado en la forma de símbolos. Debido a que estos símbolos se
transformarán en nuestras herramientas, es necesario que comencemos nuestro
entrenamiento para un estudio de ellos.
Es una idea falsa que los místicos inventaron intencionalmente signos con el propósito
de mistificar la posteridad o esconder verdades para aquellos que deseaban seguirlas.
Los místicos y sabios de la antigüedad eran filósofos en espíritu. Amaban el
conocimiento. Vivían en él y para él, y para la mayoría de ellos su ideal en la vida era el
deseo de diseminarlo. Por consiguiente estaba muy lejos de sus mentes hacerlo difícil
para que cualquiera obtuviera la verdad, o inventar medios de ocultarlos.
Precisamente, ¿qué es un símbolo? Podemos decir que es un número de líneas o
ángulos componiendo un proyecto o una inscripción hecha con la intención de
expresar alguna idea uniformemente. Resulta razonable que no puede permanecer
como siendo exclusivamente el pensamiento de un individuo. Un símbolo que tiene
significado para sólo una persona naturalmente que nada transmite a alguien más.
Para ser activo, entonces, y servir un propósito útil, un símbolo debe sugerir a otros
algo experimentado o algo percibido. Generalmente se concede que la más primitiva
forma de símbolos eran los pictogramas, literalmente, la escritura pictórica. Esta clase
de signo se conocía hace 50.000 años, durante la Era Paleolítica. Pero los pictogramas
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no son símbolos de confianza. No podemos depender de ellos, porque no son
suficientemente específicos. Por ejemplo, los primitivos jeroglíficos egipcios, una forma
de escritura pictográfica, tenían un signo que algunas veces significaba tajada, otras
veces alimento y hasta otras veces pan.
Si los símbolos han de tener valor verdadero para poder usarlos para ventaja nuestra
en nuestra vida diaria, deben tener una forma fijada. Ellos deben tener el mismo
significado para todos, en todos los tiempos. Por consiguiente, debemos considerar su
naturaleza psicológica.
Encontramos dos tipos generales:
Al primero lo llamamos símbolos naturales; al
segundo, artificiales. Los símbolos naturales dan evidencia de cosas que existen en la
naturaleza. Ellos no están meramente en la mente, existiendo como un concepto o una
idea. Tienen ellos una conexión actual con otro en naturaleza, totalmente aparte del
hombre y su mente. Por ejemplo, el humo puede ser un símbolo o signo de fuego
debido a que siempre existe donde está o ha estado el fuego. De las nubes puede
decirse que son un signo de tormenta, porque ellas a menudo están asociadas con las
tormentas que la mente inmediatamente acepta como un símbolo de esa clase de
tiempo.
Los signos naturales, sin embargo, tienen ciertas desventajas. Ellos son altamente
restringidos. Existen solamente bajo las condiciones que los producen. Así, el humo
puede ser un símbolo natural solamente donde existen aquellas condiciones físicas que
lo producen. Por consiguiente, con símbolos naturales el hombre está forzado a esperar
hasta que condiciones los efectúen antes que pueda derivar algún conocimiento o idea
de su apariencia.
El otro tipo de símbolo es, como hemos dicho, artificial, ese que el hombre ha creado
por acuerdo social. Media docena de personas, mil o hasta una nación, crean signos y
por acuerdo confieren sobre ellos un cierto significado. Tales signos artificiales tienen
un muy definido significado para las personas que los establecen y los reconocen. Por
otra parte, ellos pueden significar nada o algo enteramente diferente para otro grupo.
Aunque los símbolos artificiales tienen un significativo limitado para aquellos que han
hecho un acuerdo de su significación, ellos están mucho más liberados que los signos
naturales. Los símbolos artificiales pueden hablarse, pronunciarse como palabras o
inscribirse al deseo del hombre. No existe restricción, excepto el esfuerzo para
expresarlos en alguna forma. Por consiguiente, es muy obvio que los signos artificiales
son más beneficiosos para nosotros que los naturales. Por ejemplo, debido a la
prevaleciente superstición y a la ignorancia de la gente en la Edad Media con respecto
a las causas de los fenómenos celestiales, los cometas usualmente pronosticaban mal y
causaban gran temor y preocupación. Pero antes de que pudiera ser un símbolo de
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temor como signo natural, el cometa tenía primero que aparecer en el cielo y señalarse.
Por lo tanto, fue de poco uso como signo conveniente para designar mal o temor
mientras permaneciera solo como signo en la naturaleza.
La idea de personalizar el mal como un ser satánico, el opuesto de Dios, fue
desarrollada en un ser antropomórfico en forma, pero con cuernos y cola al que se
refería como al Demonio o Satán. Tan imposible como tal idea pueda parecemos, como
un signo o símbolo artificialmente creado por el hombre fue mucho más valioso que el
cometa para representar la idea del mal cuya aparición era incierta. El hombre podía
dibujar este símbolo del Demonio dondequiera que fuera.
En nuestro próximo Conventículo de Heptada continuaremos el estudio de los
símbolos —nuestras herramientas de trabajo Martinista. En tal momento,
determinaremos cuáles constituyen símbolos verdaderamente místicos al distinguirlos
de los naturales y artificiales.
Mantengan en la mente los pensamientos recibidos de este discurso, y durante la
semana venidera miren junto a ustedes para ver cómo de mucho emplean símbolos en
su vida personal, asuntos sociales y relaciones de negocios. Analicen sus hábitos de
pensar y vean cómo muchos de ellos incluyen símbolos naturales, es decir, aquellos
originados en la naturaleza.
También, en el futuro, lleven consigo un cuaderno de notas y un lápiz a cada
Conventículo, para los principios importantes, las leyes e instrucciones que se les darán
a ustedes de tiempo en tiempo y que desearán preservar para referencia y estudio.
Esto concluye nuestro discurso de la noche.
Cerraremos este Conventículo de acuerdo con el ritual de este grado.
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Los ejercicios propuestos en esta sección constituyen una herramienta para despertar
los planos superiores del ser y están destinados a promover el desarrollo psíquico. Su
secuencia está diseñada para permitir este despertar con la máxima eficacia, evitando
los riesgos inherentes a cualquier técnica descontrolada o mal adaptada.
Por la gradación de la que son objeto (ciertos principios se retoman durante diferentes
ejercicios, dispersos en el conjunto), se ha querido establecer una escala de progresión
que permita la preparación necesaria de cada uno para trabajos de carácter superior.
Debe quedar claro entonces que, como primer paso, su estudio e implementación debe
hacerse imperativamente en el orden en que se dan y clasifican; cada ejercicio debe
haber sido asimilado correctamente antes de pasar al siguiente. Solo a este precio
sacaremos el máximo partido a su valor, y sobre todo que evitaremos cualquier riesgo
o accidente, siendo su implementación una condición imprescindible para este
despertar (progresivo y cuidadoso) al que aspira cualquier candidato en la iniciación.
De hecho, cualquier iniciación, y este es el objetivo, hace que una buena preparación
del individuo sea esencial. Aquí está la siguiente advertencia, tomada de La Kabbale
Pratique de Robert Ambelain:
" [ ...] cuando una iniciación es muy poderosa, o por la que teníamos una
afinidad particular, despierta en nosotros el centro de Tiphereth, o el de Kether
[ ...] , quedamos " sometidos a un período más o menos largo de tentaciones " y
" pruebas morales de todo tipo" . [ ...] . Eso se debe a que Ruach Elohim se ha
despertado imprudentemente y " que a su vez, ha acelerado de forma anormal la
" radiación" de uno de los " Sephiroth inferiores" : Yesod... " (Op. Cit, Bussières,
París, 1992, pág. 207)
De ahí, una vez más, la necesidad de una preparación adecuada de quien pretenda
iniciarse. Insistimos en un punto: en ningún caso el neófito se debe esforzar por
obtener resultados a toda costa, ni dedicar más tiempo de lo razonable a la práctica de
cada ejercicio; tenemos que dejar que las cosas sucedan, dar tiempo para que los
efectos aparezcan a un ritmo que es, único para cada uno de nosotros, y para que las
técnicas discutidas se integren gradualmente en nuestro ser. Sobre este punto, el
mismo autor advierte:
" A menudo, al estar ansiosos por tener una " experiencia" personal, puede
aparecer la explosión de un
" sentimiento" que nos da una ilusión
particularmente dañina. Está sucediendo " algo" , que se parece a una realización
espiritual.
" En efecto, mientras no se complete la purificación de la afectividad [ ...] ,
siempre existe el peligro de temer que se produzca prematuramente una
elevación de la conciencia. " [ ...] . A partir de entonces, nuestra naturaleza, que
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aún conserva sus impurezas, se empantana con sus " impulsos animales y sus
memorias biológicas" . (Ibíd., P. 206-207) "
EJERCICIO 1
El objetivo principal de este primer ejercicio es la purificación del ser y el acceso de
éste al plano de la conciencia universal que es el del alma.
Observación. Este ejercicio no puede ser realizado en práctica colectiva
1. Por la noche, mientras se acuesta a dormir, recostado y relajado tanto como sea
posible, esfuércese por repasar todos los eventos del día, comenzando por el final,
desde la noche y avanzando hasta la mañana.
2. Luego intente reproducir mentalmente cada situación del día, de la manera más
precisa y objetiva posible. Como un observador neutral e imparcial, visualícese
viviendo, actuando, hablando y pensando; Realice su propio autoexamen de la
siguiente manera:
" ¿He vivido, actuado, hablado y pensado como debería haberlo hecho?"
En este ejercicio usamos una técnica que Pitágoras le había recomendado a sus
discípulos. Tal práctica tiene una doble ventaja: por un lado, nos obliga a recurrir a
nuestra memoria y, en consecuencia, a mantenerla; por otro lado, nos lleva a hacer un
balance de nuestro comportamiento diario y a valorar lo que deberíamos haber hecho
o no hecho, dicho o no dicho, pensado o no pensado, para que nuestra actitud sea
irreprochable, tanto frente a otros como frente a nosotros mismos.
Como práctica diaria, este ejercicio retrospectivo ayuda a depurar el cuerpo vital. Es
fundamental que sea llevado a cabo con perseverancia para que sea plenamente
eficaz.. Su propósito es el desarrollo gradual de la fase superior de nuestro cuerpo vital
(es llamado por algunos autores " cuerpo etérico" ), fase que sirve para construir el cuerpo
de gloria necesario para la liberación del alma. En este análisis real, proveniente tanto
de la anamnesis como de la catarsis mental, no debemos culparnos por nuestros
errores, faltas o fallas misceláneas; debemos permanecer lo más “externos” posible –
como simples observadores - notando solo estas deficiencias para poder evitarlas más
tarde.
Después de varios años de práctica, será posible que tomemos conciencia de la
existencia de nuestro propio " observador interno" , quien luego nos indicará de una
manera cada vez más perceptible y, a la larga, en " tiempo real" , los errores cometidos.
El impacto de este ejercicio es considerable ya que su práctica regular ayuda a acelerar
el proceso de regeneración del cuerpo físico durante la noche.
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Grado Asociado
Monografía No. 2
-A-
Respetados Asociados:
Las ideas que tienen los hombres no son puramente productos de la percepción; es
decir, no son exclusivamente objetos de conocimiento que percibamos inmediatamente
como realidades de sonido, vista, gusto u olfato. No son ellas del todo un asunto de
recolección extraído de la memoria de experiencias tenidas. Más bien, por lo menos
parcialmente, son impresiones nuevas para la consciencia. Han nacido de varias
impresiones recombinadas. Consisten ellas en aquello tenido inmediatamente como un
sentido de datos o como cosas percibidas, y en la recolección de experiencias tenidas.
De esta combinación o recombinación de impresiones surge un significado particular
como una idea en la mente. Esta idea no tiene existencia presente externa porque, si
tuvo una contraparte fuera de nosotros, no sería una idea; sería algo que percibimos
inmediatamente o algo que recordamos haber experimentado en el pasado. Así, una
consideración dé la naturaleza de las ideas es esencial para la comprensión de los
símbolos.
Debido a que la realidad de una idea está enteramente dentro de la mente, debe
adquirir cuerpo en un símbolo de alguna clase si ella es para existir en verdad fuera de
la mente. De las cosas que existen en la naturaleza, entonces, del mismo modo que de
las ideas nacidas en la consciencia de una combinación de varias impresiones, pueden
crearse símbolos. Aquellos existentes en la naturaleza los hemos llamado naturales ;
aquellos resultantes de ideas corporizadas, artificiales. Los verdaderos símbolos
místicos son una combinación de ambos.
Como forma geométrica, está ese que llamamos triángulo. Existe también una ley de la
naturaleza donde se recuerda el triángulo. Estas son dos cosas separadas:
La forma
física que llamamos un triángulo y la ley natural que decimos está representada por el
triángulo. Es sólo la mente, sin embargo, la que combina estos dos en un símbolo. Es la
mente sola la que ve en la forma física del triángulo una apropiada representación de
una ley de la naturaleza. Es por esta razón que decimos que los símbolos
verdaderamente místicos son el resultado de la combinación mental de signos
artificiales y naturales.
¿Cómo se lleva a cabo esta combinación? En esta forma: Las
mentes
inquisitivas
miran a la naturaleza. Ellas estudian y observan para indagar su método de operación.
Ellas miran al cielo y a la Tierra para descubrir una uniforme ocurrencia de fenómenos.
Estas mentes inquisitivas aprenden que, cuando ciertas cosas ocurren de tiempo en
tiempo, las mismas condiciones prevalecen con cada ocurrencia,. En otras palabras,
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ellas descubren que los fenómenos dependen de ciertas condiciones básicas —que el
fuego, por ejemplo, no puede existir o manifestarse hasta que se hacen presentes
ciertas circunstancias, y que no puede haber una inundación a menos que ciertas otras
cosas prevalezcan. Estas condiciones uniformes de dependencia son las que el hombre
decidió llamar leyes.
Las leyes, por lo tanto, son verdades irrevocables. En lo que conciernen a la consciencia
del hombre, ellas son inmutables. Una de esas leyes es la ley de la dualidad. El hombre
descubrió pronto la ley de la dualidad, y a través de la historia del pensamiento
encontramos referencias a ella. En la antigua Grecia, el filósofo Anaximandro comentó
acerca de lo que él denominó "los contrarios en la naturaleza", aquellos opuestos como
la luz y la obscuridad, calor y frío, duro y blando. Para él, estos opuestos causaban las
muchas formas, los muchos particulares que componen el mundo que nos rodea.
Empédocles, por su parte, otro antiguo filósofo griego, explicó que la reunión de todos
estos opuestos o contrarios era responsable de los cambios que experimentamos en la
naturaleza.
Es importante recordar, en conexión con los símbolos que tienen significado místico,
que la ley natural que descubrimos crea en nuestra mente su propio símbolo. El
significado que percibimos en la ley en sí es el símbolo. Cuando realizamos que
estamos discerniendo una ley, la forma que ese significado toma en nuestra
consciencia es una forma mental que se transforma en el símbolo en sí mismo. Está él
cerca para representar la verdad de la que estamos conscientes —que cualquier otro
símbolo que pudiéramos más tarde delinear o diseñar significará la misma cosa.
Por ejemplo, ustedes admiten la ley de dualidad y la han visto demostrada muchas
veces. Pero, ¿qué cuadro mental tienen de ella? Es seguro decir que ustedes piensan
de dos cosas o condiciones iguales relacionadas, aunque ellas necesariamente no
puedan ser de la misma naturaleza o forma. La noche y el día componen una dualidad;
sin embargo, ellos son opuestos. Por consiguiente, en un sentido amplio, el dos se
transforma en un signo o símbolo lógico para la dualidad —dos líneas rectas o dos de
cualquiera cosa que estén relacionados en su naturaleza.
Otra ley de la naturaleza existente como un corolario a la ley de dualidad es que dos
condiciones relacionadas apropiadamente, puestas juntas, producen una tercera
condición o cosa. Por lo tanto, cuando pensamos de dos condiciones separadas pero
relacionadas produciendo una tercera o distintivamente separada condición, ¿qué
surge en nuestra consciencia para representar esa idea? ¿No es la idea de un triángulo
y el número tres?
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No existen, entonces, substitutos para los símbolos verdaderamente místicos. Ellos son
las formas de pensamiento de la ley universal. Es importante recordar que los símbolos
místicos son reflejos en nuestra consciencia de nuestros descubrimientos en el reino
astral, y que no podemos discernir ninguna de tales verdades sin al mismo tiempo
dibujarla como un símbolo. Como se ha dicho, entonces, no puede existir substituto
para los símbolos místicos, porque cualquier signo que no surgió espontáneamente en
nuestra mente, de la verdad discernida en sí misma, no es un símbolo místico, no
importa cómo podamos llamarlo.
¿Qué son algunos de esos eternos símbolos místicos que el hombre primitivo conocía
y que significan lo mismo hoy de lo que significaban entonces? La cruz es uno de los
más antiguos, quizás el más de todos, y representa uno de los más grandes de todos
los principios. Representa la unidad de dos opuestos, dos fuerzas o dos relativas
condiciones en la naturaleza y en el universo. Hasta las mentes primitivas tuvieron
conocimiento de ello. La cruz, por lo tanto, simboliza las condiciones de dualidad
juntándose y produciendo ciertas manifestaciones. Donde dos líneas han hecho la cruz
—la una con la otra— su forma simboliza dos fuerzas que se juntan y el punto de su
manifestación.
Para la mayoría de la gente, la cruz es solamente un símbolo religioso asociado con el
cristianismo, a despecho de algunas trescientas ochenta y cinco variaciones. Que ella
es mucho más antigua que la Iglesia Cristiana, es algo no bien conocido. Es verdad, sin
embargo, que la cruz como símbolo entró en uso entre los cristianos debido a su
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primitiva asociación con las llamadas religiones y filosofías paganas, y debido a la ley
universal que ella simbolizaba. Por esa razón, debemos considerarla como uno de los
símbolos místicos más antiguos y debemos aceptar el hecho que fue adoptada en la
cristiandad porque era un símbolo reconocido de la ley de dualidad resultando en una
tercera condición. Dondequiera que sea que la vemos exhibida, deberíamos estar de
acuerdo en su doble respecto: Ella es sagrada como un símbolo cristiano de sacrificio,
y es igualmente sagrada como un signo místico de una ley eterna: Donde dos opuestos
se reúnen, ocurre una manifestación que es una combinación de sus respectivos
poderes.
Sería de interés examinar las muchas formas que se le ha dado a la cruz como un
símbolo, pero esta información es fácilmente disponible en cualquiera enciclopedia
estándar o diccionario, por lo que parecería innecesario. Es suficiente para nosotros
recordar que cualquiera forma que tome el símbolo, la cruz proclama una verdad
eterna. Dos poderes opuestos, al ser juntados, siempre crean una manifestación en el
punto de reunión.
Formas especializadas de la cruz, sin embargo, pueden servir para ilustrar la más
importante de sus variaciones y pueden intrigarnos suficientemente para leer más
sobre el tema. Los egipcios estaban familiarizados con la cruz bajo dos formas:
Una forma que mucho recuerda la letra T mayúscula de nuestro
alfabeto corriente, la cual los griegos llamaban tau. La otra era esta
misma tau superada por anillo. Esta fue conocida por los egipcios
como el ankh. Usualmente hablamos de ella por su nombre latino de
crux ansata.
Para los egipcios, el ankh simbolizaba vida —no justamente animación, sino vida en
sentido continuo. Era, por lo tanto, de especial significación en un nombre o título tal
como ese del Faraón Tut-Ankh- Amen. En los murales en los templos y tumbas, los
personajes reales y los sacerdotes se mostraban con este símbolo de vida en
exhibición.
Antes de la XVII Dinastía se creía que solamente la realeza y los miembros del
sacerdocio eran capaces de la inmortalidad, y por esta razón el símbolo de la
inmortalidad estaba visible en sus personas.
En algunos murales de tumbas, frecuentemente se ve este símbolo empleado como un
amuleto para despertar a los muertos y conferir sobre ellos el poder de una nueva vida.
Por ejemplo, en un bajorrelieve de la XII Dinastía, la diosa Annuket es mostrada
sosteniendo el ankh o cruz ansata en las narices del Rey Usertsen III. Bajo el
bajorrelieve aparece la inscripción "Te di vida, estabilidad, pureza, como Ra, eterno".
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Debido a que Ra era el dios-sol egipcio, esto significarla que el rey Üsertsen iba a
respirar en sus narices esa esencia de vida que lo haría inmortal, como el dios en sí
mismo. De este modo, el arte egipcio proclamaba que el hombre podía tener la misma
inmortalidad que los dioses poseían, y que la cruz ansata simbolizaba esa divina
cualidad siendo pasada al hombre.
En tiempos cristianos, San Andrés sufrió el martirio sobre una
cruz con la forma de nuestra letra X; así, esta forma de cruz
se ha hecho familiar como la cruz de San Andrés. Al final de
la III Centuria, los cristianos desarrollaron un monograma de
las dos primeras letras de la palabra griega para Cristo. Estas
dos letras, " ch" y " r" aparecen mucho como la cruz de San
Andrés con una letra P mayúscula dibujada a través del
monograma. Este monograma, a menudo trabajado en seda,
fue llevado en algunas ceremonias eclesiásticas como un
estandarte o insignia; luego, fue llamado lábaro.
Otro símbolo muy antiguo es ese del simple punto. En sí mismo, un punto puede
definirse como siendo amorfo, es decir, informe. Es vago y no lleva idea de forma
definida. Cualquier cosa mirada desde gran distancia se transforma precisamente en tal
punto indistinto. Puede ser un barco en el mar o un camello en el desierto; pero para el
ojo, es vago y carente de forma. A medida que se acerca, el punto crece hasta que lo
percibimos como un objeto identificable. Por eso, para los antiguos, el punto sugería
potencialidad, la condición sin forma que podía transformarse en algo. En otras
palabras, eso, fuera de las cosas, podía tomar forma. De consiguiente, para ellos, el
punto era un símbolo místico significando comienzo.
El círculo es del mismo modo otro símbolo significativo. Uno sólo tiene que intentar
visualizar algo sin principio ni fin para descubrir que el círculo es la única
representación perfecta de ello. Una línea recta jamás podría tener tan abstracta
concepción, porque, aunque muy extendida, una línea recta tendría que tener un
principio y un final. Mística y lógicamente, por lo tanto, solamente un círculo puede
servir como símbolo de eso que no tiene ni principio ni fin.
Estos son sólo unos pocos de los más importantes verdaderos símbolos místicos, y
son simples. Ustedes pueden fácilmente encontrar una multitud de otros, porque el
místico siempre hizo uso de ellos. Frecuentemente, son ellos tan complejos como para
hacer obscuro su significado. En tales casos, es necesario mirar primero los simples
fundamentales de que está hecho el símbolo y entonces, de la comprensión de los
elementos simples, proceder a esos más complejos. En esta forma, al final, será
descubierta la idea general intentada.
Orden Martinista Ogdoádica
El simbolismo será más fácilmente comprensible cuando nosotros mismos nos
hacemos cuidadosos observadores de la naturaleza, de sus métodos de operación.
Teniendo nuestra experiencia para descubrir leyes que se transforman en símbolos por
nuestra propia observación y reflexión, encontraremos tener las necesarias
herramientas de trabajo para terciar comprensiblemente con el asunto total.
En nuestro último Conventículo se les pidió que se proveyeran de sus cuadernos de
notas y lápices. Antes de proceder con nuestro ritual de cierre, ustedes pueden desear
copiar en sus cuadernos de notas uno o dos asuntos que traten con este discurso.
Tales notas, como se ha comprendido, deben ser usadas solamente en conexión con el
propio avance de ustedes en el trabajo de este grado. Usarlas de otra manera o
revelarlas a no miembros sería considerado una violación a las obligaciones
subscriptas por ustedes durante su iniciación, especialmente la parte que dice:
"Y
solemnemente me comprometo y prometo que el material subsiguiente no será
copiado o revelado en ninguna manera que pueda ser, palabras, símbolos, signos o
hasta aunque sea por las cosas que han sido confiadas a mí por el Gran Maestro
Supremo y el Consejo Supremo Regional".
En la página de sus cuadernos de notas con título " Notas del Grado Asociado" , bajo
un subtítulo " Discurso No. 2" , ustedes pueden escribir:
Los signos artificiales y naturales son combinados por la mente para formar
verdaderos símbolos místicos.
Un símbolo místico es la reflexión mental de una verdad universal que hemos
discernido.
oo0oo
Cerraremos ahora este Conventículo de acuerdo con el ritual de este grado.
Orden Martinista Ogdoádica
Orden Martinista Ogdoádica
El objetivo esencial de la Sección Oratorio, de los cuadernillos que la constituyen y que
se le entregan al asociado para su instrucción: es capacitar a todo Hermano, y a toda
Hermana, comprometidos en el camino de la iniciación martinista, para tener acceso al
material original, para finalmente comprender el espíritu de Nuestra Orden y lo que la
ha llevado a su forma actual.
Tal como fue pensada y producida, esta colección se basa inicialmente en la tradición
del llamado martinismo “ruso”, en gran parte heredero (con otros) de la tradición Elus
Cohen. De hecho, a través de este camino, el objeto, la meta principal de este corpus es
conducir, paso a paso, a la persona de deseo sincero en el camino de la teúrgia, y esto
en el marco de las particularidades del Esoterismo judeo-cristiano.
EJERCICIO 2
(Cuando un ejercicio (como éste) se implemente colectivamente (o se presente, de manera
experimental, durante una reunión de trabajo colectiva), además de haber realizado
previamente los preparativos, el oficiante (el instructor) leerá los comentarios asociados con el
ejercicio (ver al final del ejercicio); según el caso, esta lectura se puede realizar después (incluso
después de un posible intercambio de impresiones y comentarios) o antes del ejercicio. Cabe
señalar de paso que estos comentarios sólo pueden ser considerados como base y soporte
para la discusión (además, algunos de ellos se reducirán a lo estrictamente necesario)).
Su objetivo es el despertar del subconsciente. Permite despertar en el individuo el
sentimiento de su unidad con la conciencia universal y divina.
1. Siéntese cómodamente, en actitud de perfecta relajación, los pies ligeramente
separados y apoyados en el suelo, el torso erguido, las palmas de las manos
abiertas sobre los muslos cerca de las rodillas (esta posición será generalmente la
recomendada en muchos de nuestros ejercicios; si es necesario, en ausencia de
indicaciones precisas, se puede intentar cualquier otra posición que se adapte mejor a
cada uno); nada debe obstaculizar su relajación. Cierre sus ojos.
2. Concentre su conciencia en los talones, luego muévala gradualmente a las
plantas de los pies y luego a los dedos de los pies. Trate de sentir la existencia de
cada una de estas partes de su cuerpo y concéntrese en ellas como si cada uno
de sus pies fuera la única parte viva y activa de usted. Permanezca así durante 1
o 2 minutos.
3. Luego concentre su atención en sus tobillos; uno, luego el otro, hasta que
pueda sentir los huesos y la carne que los cubre.
4. Suba con su conciencia hacia las pantorrillas, sintiendo allí la presencia de los
huesos y de la carne, y la pulsación de los vasos sanguíneos.
Orden Martinista Ogdoádica
5. Siga hacia las rodillas, hasta que sienta los huesos y la carne que las cubre.
6. Continúe hacia la pelvis, luego la cintura, sintiendo la presión de la ropa, la
presencia de huesos y carne, de los órganos sexuales.
7. Concéntrese en el abdomen y sienta que allí se concentra toda la vida de los
órganos.
8. Siga lentamente hacia al pecho, sienta el movimiento de su corazón, la sangre
que circula y los pulmones, con el aire entrando y saliendo. Sea plenamente
consciente de su respiración.
9. Lleve ahora la conciencia a sus manos: a la punta de los dedos, la palma y el
dorso de la mano. Trate de sentir la existencia de cada una de estas partes y
concéntrese en ellas como si cada una de sus manos fuera la única parte
viviente y activa en usted. Permanezca así durante 1 a 2 minutos.
10. Ahora concentre su atención en sus muñecas; primero en una, luego en la
otra, hasta que pueda sentir los huesos y la carne que los cubre.
11. Lleve su conciencia hacia los antebrazos, luego a los codos, a los brazos, a
los hombros, sintiendo allí los huesos y la carne que los recubre, la sangre que
circula por allí.
Orden Martinista Ogdoádica
12. Ahora muévase lentamente hacia la parte inferior de la cara, hasta que
sienta los dientes y las encías.
13. Lleve la conciencia a sus oídos, luego a sus ojos y lentamente alcance su
frente, luego a la parte superior de su cabeza; Trate de sentir su cuero cabelludo,
la sangre que fluye a través de él, su cabello.
14. Ahora dirija su atención al cerebro, especialmente a su cerebro, alojado en su
cráneo. Permanezca así durante 1 o 2 minutos.
En este ejercicio, es fundamental darle a cada parte del cuerpo de uno a dos minutos
de concentración. Es importante comenzar con las extremidades inferiores del cuerpo,
enfocándose gradualmente y despertando la conciencia en las diversas partes
involucradas, una a la vez, avanzando hasta la cabeza. Se potenciará la actividad de la
sangre y su acción en estas zonas. Tal proceso obliga a la conciencia física y psíquica a
desarrollarse en todas las partes del cuerpo (es decir, a ser más activa allí); participa en
el despertar de los centros nervioso y psíquico.
Se debe realizar preferiblemente por la noche, antes de acostarse. Después de realizar
este ejercicio varias veces durante tres o cuatro días, conviene repetirlo acompañando
cada paso con una inspiración nasal profunda, seguida de retención de aire durante
unos treinta segundos (si uno se siente capaz de hacerlo). como sea posible), luego con
una exhalación nasal lenta y profunda.
La práctica de este tipo de respiración (tenga cuidado si es susceptible a trastornos
cardiovasculares o respiratorios) aumenta la vitalidad y aporta energía adicional que
activa la naturaleza psíquica de las partes del cuerpo en las que nos centramos.
Nota sobre el término " subconsciente" . Nos parece más que relevante, junto a René
Guénon, advertir contra cierta confusión -bastante extendida- entre las nociones de
subconsciente y superconsciente (término que utiliza para designar la
superconciencia). Citemos un pasaje de su artículo “Tradición e inconsciente”,
publicado en la revista Etudes Traditionnelles de julio-agosto de 1949:
[ ...] Jung, para explicar lo que los factores puramente individuales no parecían
poder explicar, se vio obligado a formular la hipótesis de un llamado '
inconsciente colectivo' , que existe de cierta manera, o bajo la psique de
todos los individuos humanos, y con el que creía poder relacionar tanto como "
indiscriminadamente el origen de los símbolos [ ...] . No hace falta decir que este
término " inconsciente" " es completamente inapropiado, y que lo que se usa
para designar, en la medida en que puede tener" alguna realidad, se relaciona
con lo que los psicólogos suelen llamar el " subconsciente" , es decir el conjunto
de prolongaciones inferiores de la conciencia. [ .] todo lo que es de orden
"
'
'
"
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tradicional, y en particular el “simbolismo, sólo puede relacionarse con el
“superconsciente”, es decir con lo que se establece una comunicación con lo
suprahumano, mientras que el “subconsciente” tiende por el contrario hacia lo
infrahumano. " (Artículo recogido en Symbols de la Science sacrée, Gallimard,
París, 1992, p. 44)"
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Grado Asociado
Monografía No. 3
-A-
Respetados Asociados:
En nuestro primer discurso se nos pidió pensar de nuestra Heptada como un taller y de
nosotros mismos como artesanos para llevar a cabo un gran trabajo. Comenzamos por
familiarizarnos en una forma general con símbolos como las herramientas que íbamos
a usar. Aprendimos tres clases de símbolos: naturales, artificiales y místicos. Los
símbolos místicos son producidos por la mente de una combinación de los otros dos.
Se nos dio también la explicación de ciertos de los más antiguos símbolos conocidos
por el hombre. Ellos fueron introducidos meramente como ejemplos. Sin embargo,
cuando cada uno de ustedes penetró la Luz de este, el Grado Asociado, fueron
expresadas para ustedes palabras, cosas fueron puestas sobre su persona y se llevaron
a cabo actos en presencia de ustedes, que son símbolos personales de este grado. Ellas
son las herramientas inmediatas con las que van a trabajar. Es apropiado, por lo tanto,
que ustedes las comprendan a fondo antes de entrar a considerar las grandes verdades
esotéricas y exotéricas de las que este grado y la Orden en sí misma son un vasto
archivo.
El lenguaje directo no es capaz de expresar total y completamente el pensamiento. El
responde a las inmediatas necesidades del hombre; sin embargo, es insuficiente para
presentar como un gran conjunto una idea con sus desarrollos, corolarios y analogías.
Así como los sentimientos y las pasiones son mejor descriptos a través de la música y
Orden Martinista Ogdoádica
la pintura, así las ideas metafísicas son más completamente desarrolladas y
comprendidas a través de alegorías y símbolos.
En cada idea expresada, ya sea por la palabra o la escritura, es necesario considerar la
forma y motivo primario, la letra y espíritu, la envoltura material y la esencia espiritual
o lo que es llamado en el lenguaje de los místicos su exoterismo y esoterismo.
Los filósofos de las naciones orientales hablaron en apologías, fábulas y parábolas,
guiando así las meditaciones de los oyentes a una inexhaustibie fuente de aplicación
religiosa y científica. Además, los egipcios dieron tres principales interpretaciones de
sus caracteres escritos. Junto a su valor fonético, ellos también poseían un significado
simbólico (jeroglífico) y uno sagrado (hierático). Tocamos brevemente en nuestros
previos discursos el significado de uno de esos símbolos, la cruz ansata o cruz ojalada,
que ellos llamaban ankh.
El lenguaje de los kabalistas —sobre cuya filosofía descansan las enseñanzas de
muchas órdenes esotéricas en general y el Martinismo en particular— era el hebreo. Una
letra hebrea poseía un valor fonético, un valor numérico y, finalmente, un valor místico,
combinando así, de una vez, el pensamiento, la palabra y la acción. Una simple palabra
hebrea a menudo proporciona al kabalista con una inexhaustible fuente de meditación,
tal, que requeriría volúmenes de explicación en cada palabra.
Para comprender y perpetuar sabiduría antigua, es necesario recurrir a sus símbolos.
Debido a que el simbolismo fue el primer lenguaje del hombre, puede muy bien ser su
último, porque en el símbolo de una serpiente mordiéndose su propia cola, el final del
círculo se mezcla con el origen de las cosas, y la humanidad muere para sobrevivir de
nuevo.
Siguiendo las tradiciones de nuestros antiguos maestros, los egipcios, los caldeos, los
agnósticos, los platónicos y los kabalistas, el Martinismo afirma la naturaleza triádica
de la creación y la existencia de un principio único llamado el Absoluto, que gobierna
con igual regularidad los poderes creativos de Dios, el fenómeno de la naturaleza y los
pensamientos y acciones del hombre.
Es en la búsqueda de este Absoluto —que nuestros Hermanos Herméticos llamaban la
Piedra Filosofal— en la que están comprometidos los Martinistas a través de la
meditación sobre los símbolos, y va a ser explicada a continuación.
Contemplen las tres luminarias (señálelas) dispuestas en forma de un triángulo sobre
tres paños de diferentes colores, blanco, rojo y negro. Las tres diferentes luminarias
combinan sus luces separadas para dar una luz unificada. Así, también una Verdad
perfecta emana de esa que es diferente y a menudo aparentemente opuesta. Por medio
de este símbolo, el Iniciado puede reconocer la religión como siendo siempre la misma
Orden Martinista Ogdoádica
bajo las variadas sectas y credos que la expresan a sus masas. Pero existe sólo una
religión, primero porque existe una sola verdad; y no especiales formas de trabajo, ya
sean llamadas bramanismo, budismo, judaismo o islamismo, pueden reclamar para sí
mismas el monopolio de la verdad para la exclusión de las otras. Como se explicará
más tarde, esta fue la base de las iniciaciones antiguas.
El Venerable Maestro Papus, primer Presidente del Consejo
Supremo de la Orden Martinista del Mundo, nos dice que
" cada sacerdote de una secta antigua era un Iniciado; a
saber, él comprendió perfectamente que existía una
religión y que las diferentes formas de adoración sólo
servían para traducir esa religión a diferentes gentes, de
acuerdo con sus temperamentos en particular. Como un
importante resultado de este hecho, el sacerdote de un
dios podía ser honorablemente recibido en los templos de
todos los otros dioses y ser admitido a los sacrificios. No debe pensarse, sin embargo,
que esto era propiedad de la doctrina o idea del politeísmo:
" El Alto Sacerdote de
los Israelitas recibió en el templo a un iniciado, Alejandro el Grande, y lo condujo al
Santo de los Santos para ofrecer un sacrificio " .
Las disputas de varias sectas religiosas por la supremacía habrían sorprendido al
antiguo Iniciado, llenándolo de desdén por nuestra ignorancia y mala fe. El propósito de
la mayor parte de las sociedades secretas es restablecer esta unión, esta tolerancia,
entre todos los miembros de la familia humana a través de hombres de inteligencia.
Consideremos ahora las capas de diferente color sobre las que están situadas las
luminarias. Estas capas de color son emblemáticas del verdadero principio de la
Jerarquía, ese orden progresivo, o serie de grados o etapas, a través de las cuales nos
desarrollamos. Cada luminaria representa un diferente grado de la Jerarquía, uno
excediendo al otro, precisamente como el numeral dos sigue al uno y el tres sigue al
dos. En cada organización debe existir tal Jerarquía, porque es razonable que aquellos
que han avanzado han progresado más allá de aquellos que apenas han entrado a la
Luz. Así, cada luminaria despide luz, luz la cual no es simbólicamente la misma.
Los colores, blanco, rojo y negro, representan la Jerarquía de la Luz. En el hombre, esta
Jerarquía se encuentra en las tres partes que constituyen el tronco humano. En su
orden, tenemos el estómago, luego el pecho y, finalmente la cabeza. Cada uno de éstos,
respectivamente, da nacimiento: el estómago, al cuerpo, que él renueva; el pecho, a la
vida, que él preserva dentro; y la cabeza al pensamiento, que es manifiesto.
Esto puede ser más comprensible si es expresado en otra forma: Nuestra búsqueda por
el conocimiento del Absoluto, Dios, naturaleza y hombre, comienza en la obscuridad,
Orden Martinista Ogdoádica
un estado de comparativa confusión, quizás de duda y temor. Esto está simbolizado
por el paño negro y denota que nuestro grado jerárquico de ascenso está todavía
mucho en la sombra. El paño negro denota, del mismo modo, el estómago y el cuerpo,
porque éstos son los más bajos en el orden jerárquico de nuestro ser. Ciertamente que
el hombre cuya vida está gobernada solamente por su estómago y apetitos corporales
no está más avanzado en el hombre ni más arriba que los animales.
El paño rojo representa el grado de penumbra. En el arte, la penumbra es la mezcla de
sombras en la luz; es ese punto donde las sombras se sumergen en color. Por
consiguiente, el paño rojo sobre el negro en el altar simboliza al hombre elevándose de
la obscuridad abyecta dentro del crepúsculo de la comprensión. También denota el
pecho y la vida. Simbólicamente, el corazón es el asiento de las emociones y
sentimientos del hombre, y, además, él bombea la sangre de vida a través del cuerpo.
Debido a que está ubicado en el pecho, sus intereses son altos y ejerce una más
refinada influencia sobre el hombre que aquellas del estómago o los apetitos. Un
hombre sensitivo a sus sentimientos y emociones está trascendiendo su naturaleza
baja.
Está emergiendo de la obscuridad a la luz;
consiguientemente, el paño rojo simboliza aquellas
cosas que están sobre el negro.
El paño blanco, superando el altar, representa la Luz
pura. Denota la manifestación de la cabeza —el
pensamiento. Es en el pensamiento que dependemos
para nuestra comprensión del misterio de la tríada de
la naturaleza, el hombre y Dios, como así mismo del
carácter del Absoluto.
En la naturaleza, como en el hombre, veremos los mismos tres grados de Jerarquía: las
tres grandes divisiones de reinos —mineral, vegetal y animal. Existe una relación
correspondiente entre estos tres reinos de la naturaleza y el orden jerárquico del
hombre.
Dios, hombre y naturaleza, forman las tres grandes divisiones jerárquicas del universo,
y para el no iniciado cada una parece animada por un poder peculiar en sí mismo. Es
obligación del Martinista relacionar estas tres manifestaciones jerárquicas del universo
con la verdad. Con esta tarea comenzaremos pronto.
Orden Martinista Ogdoádica
Que por favor el Hermano Desconocido se
coloque su máscara y se ponga de pie por
un momento para que todos puedan
observar su máscara. En nuestra Orden la
máscara tiene un distinto y significativo
significado
simbólico.
Con
ella,
la
personalidad desaparece; uno se convierte
en un desconocido en medio de otros
desconocidos. Nosotros, que estamos
reunidos aquí, no nos preocupamos por el
reconocimiento, el honor o la distinción que
el mundo pueda haber conferido sobre
nosotros y por la cual somos conocidos de
él. Estas cosas son de la personalidad
exterior y la máscara las oculta de nosotros y de los demás para que nada pueda
distraernos de la luz que buscamos. Usando la máscara hemos desdeñado el miedo de
las pequeñas susceptibilidades a las que la vida está constantemente sujeta entre seres
interesados en encontrarnos en culpa. Estamos protegidos contra las celadas que el
ignorante y el vano ponen cada día en nuestra contra.
Cuando caminamos el sendero de los hombres en la
vida diaria, nuestros éxitos, posesiones, nuestra
verdadera vestidura puede incitar al celo y la envidia
de otros. Su pequeñez de naturaleza puede causarles
arriesgar nuestra reputación y hasta nuestra
seguridad social, económica y física. Las masas de
hombres son más variables en sus afectos. Lo más
conspicuos que somos hoy en su admiración, lo más
que mañana somos menospreciados por su
acosamiento salvaje de alguna otra personalidad que
ha arrebatado su fantasía. Pero aquí, entre
Hermanos, aplicamos el arte de permanecer
desconocidos. Nos retiramos al secreto mientras observamos a otros. Por lo tanto,
dejen que la máscara de la circunspección siempre los proteja.
Aún más verdades pueden derivarse del simbolismo de la máscara. Se nos ha dicho
que " encontrándote a ti mismo ante la gente que no conoces, nada tienes que pedirles;
es de ti mismo, es de tu soledad que debes sacar los principios de tu propio adelanto.
Nada esperes de los demás, excepción hecha para el caso de una necesidad absoluta;
aprende a ser tú mismo". Esto significa que en otros deberíamos ver solamente a
criaturas de una humanidad más bien que a seres de influencia y poder temporal. Así,
Orden Martinista Ogdoádica
no estamos inclinados a juzgar a otro por su valor para nuestros propios asuntos
materiales y egoístas.
Es experiencia común que muchos afiliados a organizaciones y sociedades cuyas ideas
y objetivos son nobles, lo hacen solamente para tomar ventaja del estado material y de
la influencia de sus miembros compañeros. Si estamos alegóricamente enmascarados,
si mantenemos nuestras diarias asociaciones en el fondo donde estamos así agrupados,
nada intentará pervertir esta asociación. Es de dentro de nosotros de donde debe venir
el logro. Muchos se sienten avanzados en la presencia de brillantes personalidades.
Ellos meramente reflejan la luz de esos prominentes en su sociedad inmediata. Cuando
la luz de tales personalidades disminuye o se va, estos infortunados se encuentran a sí
mismos una vez más en total obscuridad, porque dentro de ellos no poseen luz de
comprensión.
Nuestro mundo diario es un excelente ejemplo de esta deplorable condición. Las masas
disfrutan de los prácticos frutos de la ciencia, la filosofía y las artes, el resultado de la
contribución de una pequeña minoría sobre la que depende la cultura de nuestra
civilización. Ellos se visten y actúan como los pensadores que han hecho posible el
ropaje de la civilización con el cual ellos se adornan. Si esta minoría de contribuyentes
fuera sacada de nuestra civilización debido a un evento cataclísmico, la gran mayoría
de la gente dejaría de progresar. En realidad, ellos estarían ignorantes de los medios y
arbitrios para preservar, esos de los que hoy disfrutan como resultado de los esfuerzos
de otros.
Aquel que usa la máscara está solo dentro de sí mismo; es gobernado principalmente
por su propia mente y su propio desarrollo espiritual. Acepta el conocimiento de otros
con agrado y lo aprecia; pero lo digerirá y asimilará y verá que se hace parte de sí
mismo. El no tomará meramente el sol en la tibieza del intelectualismo de otros, como
quien está bajo los rayos del Sol, para ponerse de inmediato a tiritar apenas ellos se
han ido tras de él. Detrás de la máscara ustedes son responsables a sí mismos de sus
actos. Su consciencia es el Maestro a quien temer, de quien ustedes deben siempre
recibir consejo —el juicio, inflexible y severo, a quien deberán rendir una justa cuenta de
sus actos. Esta máscara los aísla a ustedes del resto de la humanidad y les muestra el
precio que ustedes deben adherir a su libertad .
Dejen que la máscara les enseñe a permanecer desconocidos para aquellos que se han
salvado de la miseria o de la ignorancia. Dejen que los instruyan acerca de cómo
sacrificar su ser terreno, cómo sumergir el ego y la vanidad, cuando quiera que sea que
lo exija el bienestar de la colectividad.
Se ha dicho que Buda, el gran maestro, en el más sublime esfuerzo enseña la doctrina
del Nirvana o abnegación de sí mismo o autocancelación. Esta doctrina de extrema
Orden Martinista Ogdoádica
autoabnegación no significa nada más que la subyugación del lado carnal de nuestro
ser. El hombre es un compuesto:
En él existe lo angélico y lo animal. El
entrenamiento espiritual de la vida significa nada más que la subyugación de lo animal
y la libre colocación de lo angélico. Hermanos y Hermanas, estos profundos
pensamientos de Buda corresponden a aquellos simbolizados por la máscara.
Como asociados del Martinismo, ustedes usan la máscara que está simbólicamente
relacionada con la letra hebrea Yod ( ), la décima de ese alfabeto. Los estudiosos han
considerado a Yod el germen o célula de donde crecieron todas las letras hebreas; es
para el hebreo la piedra fundamental; así es la máscara para la simbología Martinista. El
Asociado Enmascarado es la célula de la que germina el cuerpo de la humanidad
temporal y espiritualmente regenerada.
La referencia a aislarnos periódicamente no infiere que deberíamos transformarnos en
ermitaños y vivir aparte de la humanidad. En Conventículos como este, nos estamos
realmente aislando en el santuario de la Heptada para aprender verdades sagradas.
Para la semana venidera, vistan figurativamente la máscara en numerosas ocasiones
mientras estén en sus asuntos personales. Dondequiera que sea que estén conscientes
de estar impresionados por la opulencia, la prominencia social o el poder económico u
otra cosa con la que estén asociados, pausen y retírense detrás de la máscara. Dejen a
esa persona como una desconocida para ustedes. Acéptenla como otro mortal y
revalúenlo en términos de su carácter, simplicidad y humanitarismo. Cuando quiera
que sea que se sientan tentados a ser jactanciosos de perfecciones, retírense tras la
máscara para encontrar placer en su propio logro y en el bien que han hecho. En tales
ocasiones consideren todo lo de sus semejantes como estando también tras la
máscara, y no esperen palabras de alabanza o signos de admiración.
SUMARIO
Los tres paños, negro, rojo y blanco, simbolizan la Jerarquía de la Luz.
El cuerpo del hombre, representando el reino mineral, está simbolizado por el paño
negro.
La vida del hombre, representando el reino vegetal, está simbolizada por el paño blanco
y la luz de las tres luminarias.
Las tres luminarias también simbolizan unidad surgiendo de diversidad:
de luminarias separadas; una verdad de diversas fuentes.
Una
luz
La máscara simboliza la submersión de la personalidad terrenal para que pueda
transformarse simplemente en una desconocida en medio de otros desconocidos.
Orden Martinista Ogdoádica
+ La letra hebrea Yod es, literalmente, un punto rabudo. Puede ser dibujado en dos
golpes y combinada en una figura.
oo0oo
Cerraremos ahora este Conventículo de acuerdo con el ritual de este grado.
oo0oo
Orden Martinista Ogdoádica
Orden Martinista Ogdoádica
El Martinismo es hoy en día aquello que se denomina una Orden iniciática y esotérica.
Esto significa que las reuniones no son accesibles a aquellos que no han sido iniciados
a sus ritos. La estructura iniciática podría exteriormente ser equivalente a la de la
Francmasonería. Sabemos que existen múltiples formas de transmitir los
conocimientos: por escrito, oralmente, etc. La iniciación tiene por objetivo transmitir un
conocimiento con la ayuda de ritos compuestos de símbolos, de palabras, gestos que
despiertan el inconsciente y causan una transformación que el iniciado deberá
proseguir. Despertando las emociones, la psique más profunda, la iniciación transforma
y transmite realmente un contenido oculto que el iniciado tardará algún tiempo en
descubrir. Es una semilla que ha sido sembrada y que germinará si ha sido depositada
en una buena tierra y ha sido mantenida durante el suficiente tiempo. Tal transmisión
no podría hacerse intelectualmente, porque entonces se dirigiría a una facultad que no
corresponde a la dimensión psíquica ligada a lo sagrado. De una forma implícita la
iniciación nos dice que el inconsciente, lo imaginario, hacia donde van dirigidos los
ritos, no es otra cosa que el sentimiento de sacralidad.
Es, entonces, fácil de comprender tales ritos iniciáticos que han existido desde
milenios. Fueron utilizados en las diferentes religiones y culturas para transmitir los
conocimientos secretos y sagrados. Se puede hablar entonces de iniciación Rosa-Cruz,
masónica, Ogdoádica o Martinista. Pensamos que ninguna es superior a otra, si cada
una tiene por ambición el perfeccionar el ser y conducir al descubrimiento de lo
sagrado.
Las diferencias residen en el mito que sirve de soporte a este despertar y,
evidentemente, en los ritos y sus estructuras. Una gran cantidad de literatura ha
popularizado el mito masónico de Hiram. Sin entrar en los detalles de esta tradición,
vemos que el objetivo consiste en aprender a conocerse, a perfeccionarse, a hacer
morir al viejo hombre para renacer a un mundo nuevo. No existe, sin embargo, en la
francmasonería francesa ideología religiosa particular. El esmero es dejado a cada uno
de los hermanos o hermanas para expresar lo sagrado y que lo descubran en sí
mismos de la forma que consideren conveniente.
No es lo mismo en el Martinismo, donde el mito que sirve de base a los ritos es, a
menudo, más próximo a los evangelios y a la Biblia. De la misma forma, para el
Martinezismo el mito de la caída del hombre, de la prevaricación de los espíritus
rebeldes, es central. El mundo ha caído y el hombre debe reconciliarse con el creador
para poder reintegrar el plan divino. Importa poco desarrollar los detalles de la doctrina.
Es suficiente saber que debemos, con nuestros esfuerzos individuales, redimirnos y
reencontrar el camino del creador.
Orden Martinista Ogdoádica
Los ritos iniciáticos Martinistas nos deben conducir a tomar conciencia de este estado
de cosas y a ofrecernos los medios, sean teúrgicos en el caso de Martínez, o místicos
en el caso de Saint-Martín.
EJERCICIO 3
Su objetivo es el desarrollo de la energía ligada al pensamiento, el aumento de su
potencial.
Preparativos. La habitación estará a oscuras y tendrá un tramo de la pared (de
aproximadamente un metro cuadrado) cubierto con una tela negra mate frente a la
cual, a una distancia de treinta a cuarenta centímetros, se encenderá una vela. Instálese
a unos dos metros de la vela, la llama al nivel de los ojos.
1. Siéntese cómodamente con los pies apoyados en el suelo y ligeramente
separados, el torso recto y las palmas de las manos abiertas sobre las rodillas.
Relájese bien.
2. Fije su mirada firmemente en un punto justo encima de la llama y concéntrese
durante 3 a 4 minutos, hasta que pueda ver un halo más o menos brillante y
coloreado alrededor de la llama.
3. Enfoque su mirada en la llama hasta que gradualmente vea que el diámetro
del halo se ensancha y pueda ver rayos de luz que se extienden por todos lados
y lo alcanzan.
Orden Martinista Ogdoádica
4. Esfuércese por cambiar el tono del aura de la vela, dándole un color único y
bien definido. Para ello, sin apartar los ojos de la llama, diga mentalmente, 7
veces seguidas:
(Nombre el color elegido aquí :) " ………………………."
5. Continúe mirando la llama, sin perder de vista el color elegido, hasta que note
un cambio de color en el aura de la vela, que cambiará al tono deseado.
Este ejercicio destaca el poder vinculado a las vibraciones del pensamiento; también
permite perfeccionar el desarrollo de este poder. Se puede mejorar colocando un
recipiente con agua fría cerca de la vela, el agua tiene un efecto beneficioso sobre las
facultades psíquicas del hombre. El proceso descrito aquí se puede repetir para otros
colores, puros y únicos. Si, durante el ejercicio, el aura de la vela observada permanece
compuesta por varios matices o matices, esto indicará que la concentración no es
suficiente y que el pensamiento está disperso.
Orden Martinista Ogdoádica
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Grado Asociado
Monografía No. 4
-A-
Respetados Asociados:
NOTA PARA EL MAESTRO:
ES NECESARIO QUE El, HERMANO DESCONOCIDO
ESTE APROPIADAMENTE ATAVIADO Y LLEVANDO SU CINTURON DE CUERDA
DURANTE ESTE CONVENTICULO, DEBIDO A QUE SE HACE DE EL ESPECIAL
REFERENCIA.
oo0oo
Respetados Asociados:
Resumiendo nuestro estudio de simbolismo, debemos considerar los accesorios
ritualísticos de nuestra Heptada y las prendas de vestir con las que nos adornaremos.
No importa cómo de buena sea nuestra situación en la vida, no importa cuánto
estemos o no golpeados por la adversidad, si no sabemos por qué actuamos como lo
hacemos y por qué son como son las circunstancias y lo que nos rodea, es que
estamos viviendo en la ignorancia. Nadie puede estar contento o feliz por mucho
tiempo en ese estado de obscuridad; consiguientemente, no podemos permitirnos
consentir en prácticas o estar rodeados por cosas cuyos propósitos permanecen
desconocidos para nosotros. Esa es la razón por la cual prestamos considerable
atención a las prendas de vestir, los signos y símbolos del vestido:
Ellos, también,
deben usarse como herramientas. Esto no significa que el símbolo en sí mismo pueda
realmente usarse siempre para crear o lograr algo en nuestras vidas; sin embargo, más
bien, el símbolo sería el silencioso recuerdo de leyes profundas que pueden así usarse —
leyes que serán enseñadas cómo usar.
¿Tendría a bien nuestro Honorable Hermano Desconocido ponerse de pie por un
momento para que los Hermanos y Hermanas puedan observar el cinturón de cuerdas?
El cinturón de cuerdas es un símbolo muy antiguo, teniendo una abundancia de
significado místico. El ha impartido al hombre luz en cada centuria y continúa
iluminando al Martinista de hoy. Nos nace conscientes de ciertas obligaciones y
deberes. En la antigüedad, este cordón estaba relacionado con el cíngulo, o ceñidor, de
la ropa primitiva. Era importante, porque la cintura proporciona un medio natural de
sostener la parte inferior de la ropa. Muchos nombres fueron adscriptos a él como, del
mismo modo, varios propósitos. Al comienzo, era mayormente utilitario, un artículo de
vestir; más tarde, su función fue religioso-mágica; y, finalmente, se hizo un símbolo
esotérico. Fue conocido como cinturón de cuerda, una cuerda, cíngulo y nombres
Orden Martinista Ogdoádica
equivalentes entre los diferentes puebles de la Tierra. En diseño, el cordón varía de una
tira de género asida alrededor del cuerpo a una especie de atavío usado por miembros
de algunas Ordenes monásticas. Prácticamente, algunas veces se usaba para llevar una
espada o una cartera. En esta forma, se transformó en el artículo final de vestir para
poner sobre otras vestiduras,, del mismo modo en que un soldado viste un cinturón
sobre su uniforme. Así como el hombre a la moda indica encontrarse listo para partir
cuando se coloca un sombrero en su cabeza y toma sus guantes y bastón, así, al
colocarse el cinturón, una persona de los tiempos bíblicos indicaría estar " lista para la
acción" .
Este pensamiento está substanciado en el Libro de Lucas 17:8 " cíñete y sírveme..."
Este cinturón ha jugado una parte significativa en el simbolismo religioso y místico. En
este sentido, quizás su forma más antigua fue una cuerda alrededor de la cintura,
llevada por los sacerdotes. Se transformó en un símbolo sacerdotal. El ritual
zoroástrico requería que cada niño o niña que alcanzaba la edad de dieciséis años tenía
que ser investido con el sagrado "kusti", o cordón. Archivos arcanos descubren que
este kusti consistía en una especie de cordel pesado. El rito consistía en pasar el
cordón flojamente dos veces alrededor de la cintura del Iniciado, sobre la sagrada
camisa usada en la ocasión. Estaba atado al frente con un flojo nudo doble, con el
extremo largo pasado por tercera vez alrededor de la cintura y atado una vez más con
un nudo similar.
Este cordón zoroástrico contenía seis torceduras, cada una consistiendo en doce muy
finas hebras de lana, haciendo 72 en total. Las seis torceduras simbolizaban los seis
Gahanbars, o festivales de estación. Las doce hebras en cada torcedura simbolizaban
los doce meses de cada año. Las 72 hebras representaban capítulos del sagrado Yasna
del Avesta, el gran trabajo religioso del zoroastrismo.
En la India, la importancia de este cordón es tal, que debe usarse antes de que se
efectúe cualquier rito religioso. Es, por lo tanto, un elemento sacrosanto de religión. Es
parte del rito de entrada a una vida más elevada de que uno disfruta en tales devotas
ceremonias religiosas. Colocándolo sobre su persona, tiene el devoto un segundo
nacimiento dentro de una más grande iluminación y profundo conocimiento espiritual.
Los brahmanes usan el cordón sobre el hombro izquierdo durante todas las
ceremonias, excepto las fúnebres. Esta sola excepción se hace porque todos los actos
litúrgicos y costumbres están al revés en las ceremonias fúnebres, para mostrar la
diferencia entre la vida y la muerte. La iniciación y la investidura del brahmán, con el
cíngulo o cordón, tiene lugar a la edad de ocho años. En la ceremonia, antes de que el
cordón sea colocado sobre la persona del Iniciado, el sacerdote proclama:
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" Aquí viene a nosotros, protegiéndonos de malas palabras, purificando nuestra piel,
como un purificador, vestido a sí mismo por el poder de inhalación y exhalación, con
fortaleza, esta amistosa diosa, este bendito cíngulo" . Al final de estas palabras
repetidas tres veces, es colocado alrededor de izquierda a derecha, tres veces.
Finalmente, es ajustado mientras el sacerdote brahmán pronuncia las siguientes
palabras: " El cordón de sacrificio eres tú. Con el cordón del sacrificio yo te invisto " .
Podemos ver, entonces, que el cordón alrededor del candidato significa el tomar en sí
mismo los poderes de purificación de los dioses. Si él permanece devoto en su
adoración, estará investido en todo momento con el espíritu y la fortaleza de los dioses
que lo rodearán.
En su forma final, a través de centurias de transición, el cordón se hizo una vestidura
eclesiástica, usada por los sacerdotes de diferentes sectas, inclusive aquellos de la
Iglesia Cristiana. Materialmente, consistía en una angosta banda de seda o algodón, a
menudo blanca pero usualmente coloreada. La estola, ahora una forma común de
vestidura sacerdotal, es la sucesora eclesiástica del cíngulo o cordón. Consiste en una
tira bordada, de cuatro a cinco centímetros de ancho, colocada alrededor del cuello, sus
extremos colgando libremente al frente de la cintura y terminando a menudo en la cruz
o en algún otro diseño emblemático.
Para el sufi mahometano, el cordón simboliza el lazo de obediencia. Anudado, es el
emblema del nexo de obediencia. Significa que cada discípulo o sufi está atado a su fe
de adherencia a la orden de Alá, por la ley islámica de la sumisión. También significa la
adquisición y cercamiento de sí mismo con una omnipotencia. Es, por lo tanto, un
recuerdo siempre presente: El hombre no necesita depender de tales poderes de mente
y cuerpo como solo pueda ejercer; él puede, del mismo modo, llamar a los poderes
sobrenaturales para que le ayuden en su maestría. Si lo pide, tal poder lo rodeará a él
como un muro de protección.
Este último concepto del cordón se sugiere en pasajes bíblicos, por ejemplo, en Isaías
11:5 "Y el cíngulo de sus lomos será la justicia, y la fe el cinturón con que se ceñirá su
cuerpo". De nuevo, Salmo 18:32 "Es el Dios que me ha revestido de fortaleza y ha
hecho que mi conducta fuese sin mancilla" . El verso 39 del mismo Capítulo: " Los
destrozaré, no podrán resistir; caerán debajo de mis pies" .
En un viejo himno, reminiscente de ritos célticos y quizás druidas, aparece lo siguiente:
"El cíngulo de Finnen está alrededor para protegerme y para que camine por el sendero
que circunda a la gente" .
El significado intenta ser que un Ser de cualidades divinas rodea al individuo para
protegerlo y prevenir sus pasos de errores y maldad en los senderos en los cuales el
vagabundo se pierde.
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En adición al significado simbólico adquirido durante las centurias, el cordón tiene una
diferente importancia para el Martinista; y con ese puro significado Martinista nos
concerniremos nosotros.
En su iniciación, recordarán que enfrentan las luminarias mientras el cordón es atado
alrededor de su cintura. Las palabras exactas de su Iniciador fueron: "Por medio de este
cordón que desde ahora llevarás sobre tu capa, te aislarás de las fuerzas del mal
durante tu trabajo. Recuerda, este cordón, símbolo de una forma mágica, te eslabonará
a tu Iniciador como él ha sido eslabonado a la luz, que viene de toda Iniciación y toda
luz".
Los Martinistas no están concernidos con las
filacterias. El cordón no es un amuleto imbuido
con cualquiera propiedad religioso-mágica; ni
su mera forma física proporciona protección o
instila sabiduría o percepción divina. No es un
embeleso de suerte para proteger o para
asustar
a
imaginarios
demonios.
Es
estrictamente un símbolo, o signo, de un actual
—aunque invisible— lazo que ahora eslabona a
cada uno de nosotros con su respectivo
Iniciador y a través de él a todos los otros
Martinistas y a la fuente de luz misma! Cuando
en solemne iniciación desnudamos nuestras
almas a cada uno de los otros, profesando nuestras más íntimas creencias,
respondiendo al interrogatorio sincero de nuestra concebida relación a Dios y a cada
uno de los otros, llegamos a un acuerdo en nuestros expresados pensamientos y
estamos atados el uno al otro.
Los hombres pueden cambiar su ropa, su manera de hablar y sus costumbres de vida y
hasta hacerse extraños a uno o a otro; pero cuando ellos piensan del mismo modo y
creen en algo que es sagrado y defendible, entonces son ellos uno en la comunidad de
sus pensamientos. Tal unión de pensamiento es una cuerda que jamás puede ser
cortada por ninguna agencia externa. Solo aquellos así enlazados pueden desatarse
cambiando sus mentes o pervirtiendo sus creencias. La historia ha probado que los
lazos de una fe común son más fuertes que aquellos del nacimiento, afiliación política o
relación social.
En la fraseología Martinista, el cordón es también un " símbolo de forma mágica" . Esto
implica que la fe y la sinceridad, evidenciadas por sus solemnes obligaciones a la Orden
Martinista, han puesto a ustedes en el camino de la comprensión. El despertamiento de
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talentos latentes y habilidades y sus resultantes logros parecerán a otros algo
verdaderamente mágico.
Por medio del cordón se nos dice " tú te aislarás de las fuerzas del mal durante tu
trabajo" . Una verdad profunda. Está velado su significado a la curiosidad del buscador.
Ningún hombre puede estar fuera de armonía con el universo o la sociedad terrena si
se enlaza a sí mismo con lo bueno que dirige su mente y consciencia. Nadie vaga en la
obscuridad si mantiene sus ojos sobre la luz. Debería seguirse hasta la luz más débil en
vez de preferir dejarse uno envolver en oleadas de obscuridad. Por lo tanto, si ustedes
prestan atención bien a los preceptos del Martinismo como han prometido hacerlo,
ciertamente que se aislarán de las fuerzas del mal —aquellas cosas, condiciones y
experiencia de vida humana que al hombre puedan herirlo.
Respetados Asociados, estos son los preceptos simbolizados por el cordón. Estén
siempre atentos a ellos cuando lo aten alrededor de sus personas.
En el sentido en que usamos la palabra, somos una sociedad secreta. No ocultamos
nuestra identidad o nuestra existencia. El secreto es una condición de la intimidad.
Cada uno de nosotros mantiene los asuntos íntimos de su familia en forma privada. Por
lo tanto, como una sociedad secreta, nosotros mantenemos privada la conducta de
nuestros asuntos, la naturaleza de nuestras enseñanzas, nuestros símbolos y nuestros
Conventículos.
Después de apropiado reconocimiento del buscador o de aquellos cuyos derechos hay
que conocer, podemos divulgar, tanto colectiva como individualmente, que somos
Martinistas si se nos pregunta. En nuestros estudios, nosotros servimos de causa de
una más cerrada comunión con Dios y una comprensión de las leyes de la naturaleza y
la constitución del hombre. No atacamos sino la superstición, la ignorancia y lo que sus
efectos juntan para el mal. Prometemos lealtad a la Constitución de nuestra nación y
buscamos ser útiles ciudadanos cumplidores de la ley. Por consiguiente, no tenemos
razón para ocultarnos nosotros o nuestros ideales y actividades.
Como miembros y oficiales de la Orden Martinista, sin embargo, les incumbe no
transmitir en forma escrita algún acto oficial o información vital a otro oficial
Martinista o a los hermanos de los Templos Regionales Supremos o los Grandes
Templos. Tales comunicaciones quizás serán enviadas a través de canales públicos. La
posibilidad de que la intimidad de la correspondencia pueda ser violada hace necesario
tomar precauciones para que tales informaciones no caigan en manos de aquellos que
podrían profanarlas para usos impropios. Así, la Tradicional Orden Martinista por
décadas ha usado ciertos símbolos como substitutos para nombres y números
comunes. En esta ocasión, estos símbolos son transmitidos para uso de ustedes en la
manera sugerida.
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De ninguna manera deberán usarlos en la transacción de sus asuntos comunes o
correspondencia.
SUMARIO
El cordón simboliza el lazo espiritual que tenemos con toda la humanidad, como así
mismo la afinidad en fe que existe entre nosotros y nuestro Iniciador.
(Exhibición de la hoja preparada con los numerales A**) He aquí una lista de los
vulgares o comunes numerales árabes con su simbólica equivalencia usada en el
Martinismo. Ustedes los copiarán en su cuaderno de notas.
(Exhibición de la hoja preparada con meses B*) He aquí otra lista consistente de los
meses del año y sus equivalentes. Cópienla.
(Exhibición de la hoja preparada con los días, etc., C*) Finalmente, he aquí los días de la
semana y sus equivalentes. También, símbolos especiales pertenecientes a las
Heptadas y oficiales de la Orden. Cópienlos.
Traigan a su próximo Conventículo el día, fecha, mes y año de ese Conventículo escrito
en este cifrado**.
oo0oo
Cerraremos ahora este Conventículo de acuerdo con el ritual de este grado.
* Las exhibiciones A, B y C, deberían prepararse de antemano en hojas separadas de
por lo menos 50 centímetros por lado para que se vean fácilmente.
** El Maestro observará estos al cierre del Conventículo y ofrecerá cualesquiera
instrucciones o correcciones necesarias.
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Si bien es cierto que los ejercicios (cualquiera que sea el sistema -válido- que son la
praxis) tienen un papel importante en el despertar de las facultades, no deja de ser
cierto que nos equivocaríamos si pensáramos trabajar sólo en lo físico, descuidando lo
espiritual.
Como habíamos dicho, Saint-Martín solo transmitió una iniciación, la de Superior
Desconocido (S.I.). La estructura desarrollada por Martínez era de tipo masónico. Hoy
en día, el Martinismo está, generalmente, estructurado según tres grados. Las
denominaciones son, sin embargo, diferentes según las Órdenes, pero clásicamente se
trata de Asociado (Io grado), Iniciado (2o grado), Superior Desconocido (3o grado) y un
4o grado, el de Superior Desconocido Libre Iniciador.
No existe un tiempo para pasar de grado, ya que ello depende del grado de madurez
del estudiante.
Los procedimientos de iniciación implican una o más entrevistas, destinadas a saber si
el espíritu del Martinismo puede convenir al postulante. Seguidamente, es recibido en
su primera iniciación.
A parte de los ritos, un grupo Martinista se reúne una o dos veces al mes. La Apertura
y la Clausura ritual de la reunión son conducidas por el responsable, asistido en ciertos
ritos por algunos hermanos o hermanas, haciendo funciones simplemente simbólicas.
Durante el periodo de trabajo, propiamente dicho, diversas posibilidades son ofrecidas
que difieren según las Órdenes o grupos. Unos textos propios de la Orden pueden ser
leídos y comentados, algunos trabajos hechos por los miembros pueden ser leídos y
discutidos en común. Algunos periodos de plegarias y meditaciones pueden ser
guiados por un Superior Desconocido, equilibrando así la dimensión teórica y mística
propia de esta corriente.
Las investigaciones de los miembros, leídas durante los trabajos de grupo, tienen por
objetivo permitir un trabajo y una reflexión individual sobre algún motivo simbólico
particular o sobre alguna cuestión que es objeto de las preocupaciones de los
participantes. Os ofrecemos algunos ejemplos de trabajos en el anexo, para que tengáis
una idea sobre qué tipo de trabajos de reflexión son elaborados. Es, por ejemplo,
posible reflexionar sobre el simbolismo de la espada y destacar los elementos que
pueden incidir en una mayor comprensión del ritual y, por extensión, de ciertos
elementos de la personalidad y de la psique. De una forma más explícita, los trabajos
sobre los Maestros del pasado, sobre el amor o sobre el rol de la mujer dentro de la
tradición esotérica permiten echar una mirada más amplia sobre el mundo en el cual
vivimos. En todos los casos las reflexiones teóricas o simbólicas son convenientes para
el iniciado y reflejan su comprensión personal, ¿cómo podría ser de otra manera?
Estos trabajos no son, entonces, la última palabra sobre el Martinismo. Para poder
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hablar en el nombre de la tradición, sería necesario considerar las etapas de la
iniciación.
En los casos de otras Ordenes Martinistas, un conjunto de prácticas tanto místicas
como teúrgicas se transmite a los hermanos y hermanas que pueden ponerlas en
práctica, tanto en grupo como en su oratorio personal. Encontraréis algunos ejemplos
en la parte práctica. El objetivo consiste en dar unos elementos realmente operativos
que puedan ayudar al recién iniciado a avanzar en el camino. Las oraciones, las
plegarias y los ritos individuales son instrumentos muy útiles. Las reuniones de grupo
tomarán entonces un vigor y tendrán el mismo impacto y fuerza, a medida que las
prácticas individuales sean frecuentes. He aquí un verdadero proceso de impregnáncia
que va a vivificar cada día el psiquismo inconsciente del practicante hasta convertirlo
en extremadamente sensible al ritual y las energías presentes en este tipo de trabajo.
No creemos que sea suficiente asistir a los ritos de las reuniones Martinistas para
avanzar realmente en la vía. El trabajo individual es una necesidad para aquél que no
desea depender únicamente del grupo al que pertenece.
EJERCICIO 4
Su propósito es capacitar a todos en el arte de la concentración, mediante el cual son
posibles grandes logros.
Nota preliminar. Las reglas en esta área se pueden reducir a cuatro leyes o imperativos:
1 ° El objetivo: ¿en qué concentrarse, y con qué objetivo preciso?
2 ° El motivo: concentrarse para hacer qué, para obtener la realización de qué;
¿el motivo es egoísta o negativo de alguna manera?
3 ° Mérito: ¿podemos (o puedo yo?) Obtener la realización de lo que se desea?
¿Es esto posible y se puede conceder?
4 ° Armonización: resueltos los puntos anteriores, ahora se trata de entrar en
una relación armónica con la Inteligencia divina, mediante la cual se obtendrá la
consecución de la meta elegida.
Preparativos. Prepare la habitación como en el Ejercicio 3 estudiado anteriormente.
1. Siéntese cómodamente, con calma, los pies apoyados en el suelo y
ligeramente separados, el pecho recto y las palmas de las manos abiertas sobre
las rodillas, mirando fijamente la llama de la vela. Relájese bien.
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2. Elija un objetivo específico para su concentración e intente sentir si es
correcto y si es legítimo lograrlo.
3. Esfuércese por formarse una imagen mental de lo que desea lograr mediante
la concentración; visualice de la manera más clara y precisa posible lo que ha
retenido como su objetivo. La imagen mental obtenida debe ser lo más viva
posible, con el máximo realismo y percepciones relacionadas con la escena que
luego debe tener lugar en su conciencia objetiva.
4. Cierre los ojos y deje de pensar en este objetivo; haga que su conciencia
objetiva abandone la imagen mental así creada en su subconsciente y, a través
de ella, a la conciencia divina que es la única que puede hacer todo.
En cuanto a la fase de armonización (punto 4), fase efectiva en el arte de la
concentración, la clave a recordar está en esta recomendación: cesar todo pensamiento
objetivo.
De hecho, cualquier proceso de análisis interfiere y debe detenerse antes de que se
pueda lograr una armonización perfecta; entonces debemos dejar de percibir dónde
estamos, quiénes somos e incluso: que somos. Así pues, sólo el objetivo debe ocupar
principalmente nuestro pensamiento, antes de que, en segundo lugar, también sea
olvidado.
En última instancia, es posible concentrarse sin el uso de ayudas visuales.
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Grado Asociado
Monografía No. 5
-A-
Respetados Asociados:
Ha sido obligación de la verdadera Orden mística preservar y transmitir la verdad
fundamental. Esto se ha logrado a través de la iniciación y el uso de símbolos.
La iniciación ha demostrado ciertas leyes universales, y símbolos han sido dados para
explicarlas. Es la universal y eterna naturaleza de sus elementos lo que da su
significación al Martinismo. Sus símbolos, siendo fundamentales y verdaderamente
místicos, contienen una aplicación casi sin fin. El símbolo de la Jerarquía de Luz con
que nos familiarizamos en un discurso anterior ilustraba bien la naturaleza triádica de
todas las cosas —hasta las tres grandes clasificaciones o divisiones del hombre. Así
como hay tres gradaciones de luz, así hay tres gradaciones de hombres. Primero, está
el común, que habita en las sombras —ciego, ignorante, viviendo ampliamente para la
satisfacción y gratificación de los apetitos. Está vagamente consciente de que la vida
tiene un propósito o que debe tenerse esa Luz tal-como ha sido preservada a través de
las edades. Hace poco o ningún esfuerzo para alcanzar un nivel más alto de vida o
actuación que ese que le parece natural y se logra con el mínimo esfuerzo. Sus
preguntas se centran siempre en el más bajo reino del pensamiento y sus respuestas
representan la más grande distorsión de la verdad. En la Jerarquía de Luz, la luz de la
mayoría de los hombres es solamente obscuridad.
Arriba de este rudo nivel de sociedad están aquellos cuyas aspiraciones han sido
despertadas, cuyas naturalezas han sido un poco disciplinadas y cuyos deseos se han
espiritualizado. Ellos ya no están contentos con las sombras, porque la presencia de la
Luz anima una lánguida respuesta en sus mentes y corazones.
Ellos se esfuerzan por abrirse a sí mismos más totalmente a la Luz, aunque no
conociendo su verdadera efulgencia a menudo fallan en conocer sus mensajeros. A
estos habitantes de la penumbra los llamamos Hombres de Deseo; y simbólicamente
puede decirse del iniciado que ha logrado esa clasificación al final del Grado Asociado.
En la Jerarquía de Luz, los Hombres de Deseo están representados por la disipación de
obscuridad al grado de penumbra.
En el ápice de la pirámide de hombres están aquellos seres verdaderamente avanzados
y perfectos que son los verdaderos líderes y maestros de aquella compañía de la que
aspiramos ser una parte. Ellos son los Superiores Desconocidos que marcan nuestro
sendero en el Martinismo y arrojan su Luz y su Amor sobre nuestros Conventículos.
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Su número es pequeño comparado con aquellos en los otros dos grados; sin embargo,
por el rito del cordón, todos los Hombres de Deseo están eslabonados a ellos. En la
Jerarquía de Luz, ellos están representados por el blanco puro.
Así, podemos trazar el plan de la evolución espiritual del hombre, de la cruda
ignorancia a la creciente iluminación, a un estado de sabiduría y adquisiciones.
Nuestros luminarias nos han enseñado que la verdad es una, hasta cuando venga de
fuentes aparentemente opuestas y a variación con cada otro; así, en el Martinismo,
buscamos descubrir esta esencial unidad no importa dónde sea encontrada y cuál sea
el canal a través del cual viene. Al establecer un puente entre la brecha de puntos de
vista de ciencia y religión, establecemos una forma aceptable y agradable para ambos.
Para hacer esto y así conducir más seguramente a la verdadera comprensión de
fundamentales mientras todavía permitan la mayor libertad en la interpretación
individual, nuestros profesores han elegido seguir el molde tradicional de la instrucción
mística.
Tal fue el método usado por Moisés. El escribió del comienzo en palabras
cuidadosamente elegidas y capaces de una interpretación tríplice. Esto permitió a los
hombres ser confortados y reasegurados, aun cuando no comprendieran totalmente. La
luz que ocultó la instrucción de Moisés fue tal que no podía ser penetrada por el
común de los hombres; sin embargo, los Hombres de Deseo caminaban con seguridad
y aquellos en los más altos grados fueron uno con él.
Encontraremos nuestro mejor acercamiento a la verdad fundamental por medio de una
consideración de las enseñanzas de Moisés. En esto, tendremos la ayuda de aquellos
entrenados en su escuela, y podremos comenzar nuestro trabajo de reconciliación con
confianza por el aprendizaje de la verdadera naturaleza de la creación y los derechos
de nacimiento de cada ser humano.
Una vez que conocemos nuestro derecho de nacimiento podemos con la mayor
facilidad determinar la naturaleza de nuestro verdadero lugar en el plan divino, y actuar
lo más inteligentemente para hacerlo seguramente nuestro.
Con relación a esto, nuestro Venerado Maestro, Louis Claude de Saint-Martin, ha
escrito:
" A la primera ojeada que el hombre dirige sobre sí mismo, percibirá sin
dificultad que debe haber una ciencia o una ley evidente para su propia
naturaleza, en vista de que es una para todos los seres, aunque no está
universalmente en todos y debido a que hasta en medio de nuestra debilidad,
nuestra ignorancia y humillación estamos empleados después solamente en la
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búsqueda de la verdad y la luz. Por lo tanto, aunque los esfuerzos que el hombre
hace diariamente para alcanzar el final de sus investigaciones son raramente
afortunados, no debe ser considerado en este cálculo que el final sea imaginario.
Es sólo que el hombre está engañado en lo que respecta al camino que conduce
a ello, y está por esto en la más grande de las privaciones debido a que hasta
desconoce el camino en el cual deberla caminar. La abrumadora desventura del
hombre no es que esté ignorante de la existencia de la verdad, sino que da mal
sentido a su naturaleza. Cuántos errores y cuántos sufrimientos podrían
habernos sido ahorrados si, lejos de buscar la verdad en el fenómeno de
naturaleza material, hubiéramos resuelto descender dentro de nosotros mismos
y buscado explicar las cosas materiales por el hombre y no al hombre por las
cosas materiales; y si, fortificados por el coraje y la paciencia, hubiéramos
preservado en la calma de nuestra imaginación el descubrimiento de esta luz que
todos nosotros deseamos con tanto ardor" .
Tenemos diaria evidencia de la verdad en la declaración que " la abrumadora
desventura del hombre no está en que sea ignorante de la existencia de la verdad sino
que mal interpreta su naturaleza" . Es este hecho el que hace tan valioso el correctivo
suplido por la enseñanza mística. Debido a que el hombre se ha hecho esclavo de sus
alrededores y ya no presta atención a sus derechos de nacimiento es sumamente
necesario para la instrucción mística despertarlo de nuevo.
El misticismo se abstiene de hablar de la exacta naturaleza de Dios, porque los
limitados sentidos del hombre jamás pueden alcanzar el Infinito —y tentarlo sería para
mayor confusión. Es mejor considerar el carácter del Infinito como manifestado a sí
mismo en la creación, y así aprender por vía indirecta eso que con el tiempo se
desplegará en una total comprensión.
Sin intentar definición, Moisés escribió simplemente:
cielo y la Tierra" . (Génesis 1:1)
"En el comienzo, Dios creó el
La declaración expone en detalle los aspectos en despliegue del Creador de la
Naturaleza, mostrando cada etapa de creación dedicada a una particular clase de
actividad. En total, seis días, o etapas, son registrados con un día o periodo final en el
que Moisés nos dice que Dios descansó o retornó a Si Mismo.
Las ideas importantes para nosotros en esta declaración no son necesariamente las
más obvias; ciertamente, ellas no son aquellas que han intrigado las mentes de los
teólogos.
Primero, deberla advertirse que la creación fue un proceso continuo, no logrado
instantáneamente sino ocupando varias etapas llamadas días. En la escuela de Moisés,
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la descriptiva palabra emanación fue comprendida como la palabra día y esto expresa
el pensamiento de desarrollo.
Científicamente, esto podría ser comparado al proceso de condensación por medio del
cual un gas se condensa en líquido y un líquido en sólido. De la invisibilidad de la total
infinidad, las cosas visibles se hacen manifiestas.
Fuera de la obscuridad y del vacío, la Invisible, No manifestada y No conocida Deidad
movió la faz de las aguas: " Y Dios dijo, que se haga la luz" . (Génesis 1:3)
Así, la Luz fue la primera creación, o emanación, y vino el primer día. El cielo, o el
firmamento, fue lo segundo; la tierra y su flora fue el tercero; las luminarias el cuarto;
los peces del mar y las aves del aire el quinto; el ganado y las criaturas vivientes y el
hombre el sexto. Después de tales etapas activas o días de emanación, siguió un
séptimo en el que Dios retornó a su impenetrabilidad más allá de la comprensión del
hombre por el cual El fue En Si Mismo por primera vez manifestado.
Dentro de este reino de impenetrabilidad, el hombre podía entrar solamente en teoría y
eso en forma negativa. El la expresó como una trinidad hecha de lo No Limitado, la Luz
de lo No Limitado y el No Ser en Sí Mismo.
Esta trinidad, junto con los siete días de la creación, produjo por adición el número diez,
referido en los más antiguos archivos de la escuela de Moisés como la década. En
verdad, lo que ha venido a considerarse como el primer ensayo metafísico en lengua
hebrea, el Sepher Yetzirah, usa este término década para referirse a la manifestación de
la creación. Allí se lee:
"La década de existencia fuera de todo tiene su fin
eslabonado a sus comienzos y sus comienzos eslabonados a su fin, precisamente como
la llama está casada al carbón vivo; porque el Señor es uno y no existe un segundo y
antes del uno, ¿qué contarás tú?"
Una vez más, en esa sección del Talmud llamada el Aggada, se ha escrito:
"El mundo fue creado en diez cosas: en sabiduría, en comprensión y en
conocimiento, en fortaleza, en reprensión y en coraje, en justicia y rectitud, en
benevolencia y misericordia" .
Como aprenderemos más tarde, esta década y las veintidós letras del alfabeto hebreo
son ricas en significado simbólico y enteramente esencial para la completa
comprensión esotérica de la que Moisés escribió en el Libro del Génesis. Aprenderemos
también que ambos, la década y el alfabeto hebreo, pueden solamente ser
comprendidos cuando descubrimos su molde triádico, es decir, su naturaleza tríplice.
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Si durante la próxima semana ustedes estudian el primer capítulo del Génesis en
cualquiera Biblia, cristiana o judía, estarán mejor preparados para considerar científica
como también religiosamente la materia a ser presentada después.
SUMARIO
Puede decirse que la Jerarquía de Luz representa el molde triádico fundamental que se
expresa a sí mismo en todas partes como una ley universal. Especialmente ilustra la
división tríplice de sociedad en común, los Hombres del Deseo, a los que nos referimos
como los Hombres de Luz, nuestros maestros.
Nuestro Venerado Maestro, Saint-Martin, escribió:
" La abrumadora desventura del hombre no es esa de que es ignorante de la
existencia de la verdad, sino que da mal sentido a su naturaleza" .
El Libro del Génesis fue escrito por Moisés como instrucción fundamental. Es él capaz
de una tríplice interpretación: religiosa, científica y mística. Solamente el iniciado,
especialmente de nuestra Orden, que ha sido ayudado por aquellos de la escuela de
Moisés, está preparado para comprender el total significado del libro.
**********
Cerraremos ahora este Conventículo de acuerdo con el ritual de este Grado.
**********
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Vivir una vida espiritual significa trabajar y esforzarse. Si una persona no quiere
trabajar ni esforzarse, si entiende la vida como una condición en la que puede
encontrar el placer y no le incumbe ningún esfuerzo para ser consciente y obrar
adecuadamente, si no tiene siempre en cuenta la finalidad última por la cual ha sido
creado, tal persona se encuentra lejos del camino espiritual. Asumir la tarea de
investigar la vida y descubrir la verdad supone inquirir sobre la totalidad de la propia
vida, significa investigarla completamente hasta el fin, ver, obrar adecuadamente y no
limitarse a pensar que es demasiado difícil. Nada es demasiado difícil si se ve la
necesidad de hacerlo y queremos hacerlo. La palabra “difícil” nos impide la acción, pero
si podemos desechar esta palabra, entonces podremos investigar la verdad y la vida
con todos sus complejos problemas.
El trabajo espiritual nunca queda sin resultados. Varias veces al día, aunque sea un
momento o unos minutos, se debe tratar de encontrar dentro de uno mismo el punto
de equilibrio, el centro divino. Este trabajo espiritual es, muchas veces, la única riqueza
que se posee. Para andar el camino espiritual es preciso revisar periódicamente la
propia vida. Diariamente, al acostarse es necesario repasar el día transcurrido, pero en
otras ocasiones, quizás aprovechando uno o varios días de retiro, es preciso realizar
revisiones profundas y amplias en las que uno pueda darse cuenta de sus errores y
poder, así, rectificarlos. Con demasiada frecuencia, a causa de las actividades y de las
preocupaciones con las que nos encontramos, nuestra vida tiende a tomar una
dirección que nos aleja cada vez más de nuestro deber. Nos olvidamos que
permanecemos sobre la Tierra poco tiempo, que tendremos que dejar aquí todas
nuestras adquisiciones materiales, así como nuestros títulos y nuestra posición social.
Esto todo el mundo lo sabe, pero todo el mundo lo olvida, y nosotros también nos
dejamos arrastrar por los ejemplos que vemos a nuestro alrededor. Por eso es
indispensable hacer de vez en cuando una pausa para mirar atrás, analizar la dirección
que estamos tomando, las actividades en las que nos estamos enredando, y reflexionar
para realizar lo que es esencial.
La evolución, que siempre es un proceso individual, es progresiva y requiere trabajo.
Una persona no abandona todas sus creencias, sus hábitos y sus costumbres sólo por
comprender que hacerlo sería positivo para ella. No, ser consciente y obrar
adecuadamente no es fácil, aunque a veces obtenemos victorias parciales. Y es ahí, en
metas pequeñas pero accesibles, dónde es preciso actuar, sabiendo que no basta dar
pasos que un día terminen por llevarnos hasta la meta, sino que cada paso es una
meta, sin dejar por ello de ser un paso.
Se debe comprender la riqueza y la profundidad que se esconden en todas las
dificultades. Al obrar no se tiene que hacer lo más fácil, sino lo adecuado. Si sufrimos y
estamos tristes queremos que la situación acabe pronto, mientras que si somos felices
queremos que dure eternamente. Pero este no es el camino. Cuando experimentamos
Orden Martinista Ogdoádica
una sensación agradable pero que no va a aportarnos ningún enriquecimiento interior,
debemos disminuir su duración, incluso interrumpirla; y al contrario, cuando es preciso
realizar un trabajo, tenemos que tratar de prolongarlo. Tenemos que trabajar en las
propias dificultades, ver, comprender y asimilar todo el contenido de conocimiento que
se nos ofrece a través de ellas, mientras que los placeres no sirven, frecuentemente,
más que para debilitarnos y alejarnos de la verdad y del camino.
La vida espiritual no es todo claridad o todo tiniebla, sino más bien luz y sombras,
cualidades y defectos, virtudes y flaquezas. Nuestra vida interior y nuestra voluntad
ceden con demasiada frecuencia a las impresiones exteriores y a la propia imaginación,
en contra del buen sentido y de la prudencia; con ello no hacemos más que perder la
serenidad y el sosiego interior. No combatimos sistemáticamente a la imaginación. Ella
tiene su valor e importancia en la vida, pero si se le sueltan las riendas entra en nuestra
intimidad como un caballo desbocado. Debemos saber que depende siempre de
nosotros el aceptar una influencia; ni tan siquiera los espíritus del mal tienen poder
sobre nosotros si nos cerramos a ellos. Evidentemente, si no tenemos discernimiento, si
no sabemos protegernos y tomar precauciones, pueden arrastrarnos hasta el infierno.
Ellos saben cómo deben tentarnos con toda clase de cebos y, si nos doblegamos, si
mordemos el anzuelo, entonces caemos en la red. Después, suavemente, nos llevan a
nuestra perdición. Dios les ha dado ese poder, pero sólo pueden ejercerlo si somos
débiles, si no permanecemos en la luz. Si nos negamos a dejarnos atraer en la dirección
a la que quieren conducirnos y nos ponemos bajo la influencia de los espíritus
luminosos, entonces nos alejamos de su influencia y dejan de tener ningún poder sobre
nosotros.
Tenemos que aprender a valorar las posibilidades de nuestro mundo interno, pues es
en nuestro mundo interno en el que estamos continuamente sumergidos. Este mundo
nos pertenece, donde quiera que vayamos, lo llevamos con nosotros y podemos contar
con él, mientras que el mundo externo siempre nos reserva la tribulación. Si nos damos
cuenta que necesitamos andar nuestro verdadero camino es preciso saber que
podemos encontrarlo en nosotros mismos. El problema es que no nos conocemos, no
sabemos todo lo que poseemos, todos nuestros tesoros, y nuestro conocimiento se
pierde irremediablemente en tesituras inertes, sin sentido y de vana erudición.
Debemos trabajar para sentir y utilizar todos nuestros recursos.
EJERCICIO 5
Su finalidad, como el ejercicio anterior, es formarnos en el arte de la concentración.
Además, como práctica diaria asociada al llamado ejercicio " retrospectivo" , también
permite la purificación de nuestra aura.
Orden Martinista Ogdoádica
Observación. Este ejercicio no puede ser objeto de práctica colectiva.
Preparativos. Se recomienda que tenga a mano un pequeño cuaderno personal.
1. Por la mañana, apenas se despierta y siempre en la cama, cuando aún no
estés muy despierto, relaje totalmente tu cuerpo, llevándolo casi al mismo nivel
de inercia que durante el sueño.
2. Elija entonces un pensamiento de alta naturaleza (tal o cual idea, tal imagen,
tal cita de un texto que le inspirará y elevará su alma) y esfuércese por quedar
totalmente absorto en él, sin tener en cuenta todos los demás pensamientos
parasitarios.
3. Mantenga su mente enfocada en este pensamiento durante el mayor tiempo
posible, durante casi 5 minutos.
4. Después de unos 5 minutos, puede intentar despejarse, tratando de no pensar
en nada, solo esperar, calmado, relajado y pasivo, hasta que perciba imágenes
que se presentarán espontáneamente en su mente. Tome nota de estas imágenes
de inmediato.
Este ejercicio de concentración debe ser realizado todas las mañanas. Ayuda a
asegurar que las corazonadas, las visiones, nos lleguen en cualquier momento del día.
En la medida de lo posible, es importante para nuestro desarrollo espiritual que tales
intuiciones, visiones o imágenes percibidas se transcriban con la mayor fidelidad
posible.
Si de hecho se practica con regularidad y si nos enfocamos de manera constante,
encontraremos que, incluso si no percibimos nada objetivamente en las primeras
etapas, nuestro poder de pensamiento aumentará.
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Orden Martinista Ogdoádica
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Grado Asociado
Monografía No. 6
-A-
Respetados Asociados:
Las ideas de nuestro previo discurso, se dijo, fueron sacadas de escrituras de Moisés.
Ellas fueron puestas en palabras capaces de una interpretación tríplice. Ellas tenían un
significado simple, simbólico, y uno sagrado o hierático. Las primeras dos podían ser
expresadas por la palabra hablada; pero el más profundo y sagrado significado
hierático podía solamente leerse en el signo de la palabra en sí.
Estudiantes de la escuela de Moisés fueron encargados de guardar y transmitir
exactamente sus enseñanzas, y debido a que ellos eran en cada respecto fieles en sus
obligaciones, es preservado aún ese original significado sagrado —pero solamente en el
original hebreo en que estaban escritas. Se designaban como Sabiduría Recibida —o
Cábala; pero no todos los que leen hebreo —ni siquiera aquellos que han guardado así
cuidadosamente preservados los antiguos textos— son capaces de hablar
correctamente de eso que ellos han guardado.
Debido a que esto es verdad, puede comprenderse cuanto menos los de afuera de la
tradición han sido capaces de penetrar el texto sagrado y conocer una seguridad en el
intento de Moisés. A despecho de esto, incontables dogmas religiosos han ofrecido
varias interpretaciones de los libros de Moisés, e interminables disputas han sido
engendradas debido a que el hombre ha reconocido la importancia de las enseñanzas
de la Biblia aun cuando esa enseñanza no fue nada más que imperfectamente
comprendida.
Tanto judíos como cristianos han basado sus religiones honradamente en la Biblia, en
la mayoría de los casos sin conocer la naturaleza tríplice de las escrituras de Moisés y
casi sin insinuación de la tercera o más importante significación contenida en ella.
Hasta nuestros maestros en las escuelas de los misterios a veces han elegido ser
obscuros en tales asuntos fundamentales que descubren a mentes no maduras ni aún
listas una verdad que parecería vacía de sentido. Por esta razón, en nuestra Orden
Martinista procedimos lentamente, aconsejando al Asociado a prepararse por medio de
la meditación y la contemplación para las explicaciones que serán gradualmente
desarrolladas.
Las preguntas de filosofía y religión honradas por el tiempo podrían haber encontrado
respuesta inmediatamente en el apropiado conocimiento de las enseñanzas de Moisés.
La especulación sin fin relativa a la calda del hombre, el libre albedrío, la naturaleza del
bien y del mal, como así mismo el propósito del hombre en la Tierra, podían haber sido
Orden Martinista Ogdoádica
evitadas si se hubiera permitido que estuvieran al alcance de todos las enseñanzas
reservadas para el iniciado.
Que ese procedimiento no fue juzgado el único a ser seguido ha resultado en que la
mayoría de los hombres vivan con media-verdad y falso conocimiento, y ha obligado
al candidato a los misterios a olvidar mucho de lo que previamente había aceptado
como verdad. Es por esta razón que a ustedes se les pidió, como parte de su iniciación,
asegurar su calidad de dispuestos a aceptar nuevos puntos de vista y a reexaminar los
esenciales de la ciencia, la filosofía y la religión.
El discurso de la pasada semana encaró el asunto de la creación como ella se modela
en el pensamiento de la Totalidad —el molde en que se vio estar una serie de
emanaciones de Infinidad. Siendo diez el número de tales emanaciones —contadas
como una trinidad y una heptada comprendiendo los siete días de la creación— el
nombre década fue elegido para sugerir la completación y la invariabilidad del total .
Siguiendo las explicaciones de los Cabalistas —
recibidas por tradición— encontraremos estas diez
emanaciones hablando como la Sephiroth. Aunque
diez en número, estas Sephiroth fueron contadas
como una, porque todas eran sólo aspectos de y no
separadas de la Infinidad, de la que vinieron. Como la
luz vista a través de vasijas coloreadas es una luz
aunque manifestada diferentemente, así Dios,
exhibiéndose a Sí Mismo bajo varios aspectos,
permanece Uno. 0 en las palabras de Saint-Martin:
"Como todas las cosas en Dios están unidas
por una comunicación universal, nada existe
separado de Su naturaleza. Cada facultad es la
universalidad de Sus facultades, y la
universalidad de Sus facultades se encuentra
en cada una".
Consideremos —como lo hicieron los cabalistas— estas diez esenciales e invariables
facetas de la Deidad llamadas Sephiroth o década divina. Ellas están en su propio
orden: Corona, Sabiduría, Inteligencia, Misericordia, Fuerza, Belleza, Victoria, Esplendor,
Fundación, Reino. Tales términos pueden parecer ser sin ninguna distinción particular.
Esto es en parte porque sus traducciones no llevan su completo significado hebreo y
también porque las palabras en sí mismas son muy familiares para nosotros como para
asociarlas en nuestro pensamiento con cualquier significado esotérico.
Orden Martinista Ogdoádica
Estas Sephiroth constituyen una representación de Infinidad en acción —dándonos un
cuadro de la creación, delineando el sendero de la caída de la creación manifestando la
senda del ascenso del hombre. Ellas son también la base para el convencimiento
místico del molde triádico de las cosas.
Si fuéramos a diagramar la Sephiroth, deberíamos hacerlo con tres triángulos, uno bajo
del otro, con un simple punto debajo del tercero. Permitiendo que el punto represente a
la Tierra, tendríamos, entonces, tres niveles o planos, cada uno consistiendo en un
triángulo de Sephiroth sobre nosotros. Esto sugiere correctamente los triples planos de
consciencia que los cabalistas llaman mundos sobre el nuestro.
Lo más lejano removido de nuestra esfera de
densidad es lo hecho de las tres primeras Sephiroth:
Corona, Sabiduría e Inteligencia.
Esto, debemos recordarlo, abarca aquellos aspectos
de Dios más difíciles de comprender por el hombre.
Su carácter está para el hombre tan cercano a las
fronteras de lo Infinito, que éste no hace más que
llamarlos la Trinidad. Ellos representan, en verdad, lo
que para los cristianos ortodoxos ha llegado a ser el
Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, aunque tales
términos son difícilmente adecuados. Esta Trinidad a
menudo ha sido simbolizada por un triángulo
equilátero con su ápice hacia arriba, conteniendo
dentro de sí el 0jo-que-todo-lo-ve, rodeado por una
aureola.
Este mundo o reino de consciencia, habitado o caracterizado por Corona, Sabiduría e
Inteligencia fue llamado Atziluth por los cabalistas, o Mundo del Arquetipo. Para el
Martinista, es el reino de las Simientes de las ideas. Es, por lo tanto, el plano germinal o
etapa de perfecto intelecto. La letra madre Shin, (
asignada a Atziluth.
) sugiriendo el fuego celestial, es
Siguiente es el mundo o nivel de consciencia expresado por las tres Sephiroth llamadas
Misericordia, Fuerza y Belleza. Este es el mundo de Generación o Briah. Fuera de las
aguas, nació la creación. La letra madre Mem, (
), (El alfabeto hebreo tuvo tres
divisiones. Estas fueron tres letras madre, siete doble letras y doce letras simples. Las
tres letras madre fueron Aleph ,
correspondiente a la A española; Mem,
correspondiente a M, y Shin, correspondiente a la pronunciación francesa de CH (SH))
gobernando el elemento acuoso, es asignada a Briah.
Orden Martinista Ogdoádica
El mundo o nivel de consciencia inmediatamente sobre nuestra Tierra —ese expresado
por la Sephiroth Victoria, Esplendor y Fundación, es llamado el Mundo de las Ideas
Formativas, un plano aéreo o forma pura, llamada Yezirah. Es sugerido por la letra
madre Aleph, (
), porque el aire es el aliento de vida y el animador de la forma.
Bajo estos tres reinos, o mundos más altos está una de las formas tangibles que
llamamos la Tierra. Está a la sombra de la décima Sephira, llamada Reino, marcando
como si fuera, la más lejana extensión o más grande condensación del material etéreo
de la Deidad. Visto desde el punto de vista de la alegoría, nuestra Tierra es lo más
lejano removido de la luz, calor y beneficencia de la Fuente de Luz; y el hombre, de
quien aquella es su hogar, parece poco menos que un exiliado. Verdaderamente,
considerando el abismo que se estira entre el mundo en el que el hombre fue
introducido en el comienzo y ese en el que se encuentra a sí mismo prisionero en el
tiempo presente, "el exilio" parece una apta caracterización de hombre.
Mucho de lo escrito por nuestro Venerado Maestro Louis Claude de Saint-Martin, fue
dirigido " al hombre, en el exilio" . Para consolar al hombre en su estado de destierro y
para inspirarlo con fe en su derecho de retornar a esos reinos que una vez fueron
suyos, se transformó en la labor de amor creciente a la que Saint-Martin se dedicara.
Sus libros fueron ampliamente leídos y sus palabras de consejo ansiosamente
buscadas, no sólo entre los seguidores de Pasqualy sino entre los profanos de su
propio país como también del continente.
Parecería bien aquí dejar en claro que el método de instrucción esotérica usado por
Pasqualy no fue ese seguido por Saint-Martin; no mucho porque Saint-Martin
estuviera en desacuerdo con él sino porque él
estaba espiritualmente más allá de
la necesidad de usarlo. El estaba listo para conocer la actitud
de la sabiduría de
Pasqualy, "Súfrelo para ser así ahora" .
Saint-Martin reconoció la integridad intelectual de Pasqualy y lo reconoció como un
maestro del camino oculto; pero él aceptó la instrucción de Pasqualy y la asimiló de
acuerdo con su propia capacidad espiritual. Habiendo hecho eso, él fue hasta
conocedor de un camino mejor:
" El conocimiento que podría antiguamente ser transmitido en escritos dependió
de instrucciones que a veces descansaban en
prácticas
y
ceremonias
misteriosas, el valor de las
cuales fue materia de opinión o hábito más
que realidad, y algunas veces descansó en prácticas ocultas y operaciones
espirituales, detalle de las cuales habría sido peligroso transmitir al vulgar o al
ignorante y a hombres intencionadamente enfermos. El tema que nos
compromete, no descansando en tales bases, no está expuesto a peligros
Orden Martinista Ogdoádica
similares. La única iniciación que yo predico y busco con todo el ardor de mi
alma es esa por medio de la cual podemos entrar dentro del corazón de Dios y
hacer que el corazón de Dios entre en nosotros, para formar allí un matrimonio
indisoluble que nos hará el amigo, el hermano y el esposo de nuestro Divino
Redentor. No existe otro misterio para llegar a esta sagrada iniciación que bajar
más y más dentro de las profundidades de nuestro ser y no dejar de hacerlo
hasta que podamos producir las vivificantes raíces vivas, porque entonces todo
el fruto que tenemos la obligación de llevar, de acuerdo a nuestra naturaleza,
será producido naturalmente dentro y fuera de nosotros" .
Reconstituido el Martinismo busca ejemplificar este espíritu de preocupación por el
bienestar de aquellos que están buscando el sendero de regreso. Esto delinea, de
acuerdo con la habilidad de sus maestros y la capacidad de sus iniciados, no solamente
los poderes originales, las habilidades y posesiones del hombre como creación favorita
de la Deidad, sino también las formas por las cuales esos poderes, habilidades y
posesiones (ahora aparentemente perdidas para el hombre) pueden ser recobradas.
Habrá poco de teoría o de perezosa especulación para ocuparnos en relación con estas
más altas materias, porque el Martinismo intenta abrir un camino de comprensión por
donde el hombre pueda reposeer las habilidades internas y re-despertar las facultades
dormidas y comenzar su viaje hacia aquello que podría muy bien llamarse su herencia
perdida.
Será necesario, no obstante, especialmente en este grado, volver a hacer el relato de
estos significativos eventos en el pasado del hombre que han sido a menudo
menospreciados, y aquellos de importancia para su progreso espiritual que han sido
enteramente pasados por alto.
En nuestro próximo discurso, continuaremos nuestra consideración de las escrituras de
Moisés para que podamos evaluar apropiadamente aquellos problemas fundamentales
con que cada hombre, el exilio, está enfrentado y que debe superar.
SUMARIO
Las diez emanaciones de infinidad, dichas como la Sephiroth, son Corona, Sabiduría,
Inteligencia, Misericordia, Fuerza, Belleza, Victoria, Esplendor, Fundación y Reino.
Las primeras tres, Corona, Sabiduría e Inteligencia, hacen el Atziluth o el Mundo del
Arquetipo.
Orden Martinista Ogdoádica
Las segundas tres, Misericordia, Fuerza y Belleza, hacen el siguiente nivel debajo:
Mundo de la Generación o Briah.
El
El nivel de consciencia inmediatamente sobre nuestra Tierra es ese expresado en la
Sephiroth Victoria, Esplendor y Fundación, y se llama el Mundo de las Ideas
Formativas.
Bajo estos tres reinos, a la sombra de las diez Sephiras, llamado Reino, se encuentra la
Tierra.
Los escritos de Louis Claude de Saint-Martin fueron dirigidas " al hombre, en el exilio"
para consolarlo de su destierro y para inspirarlo con fe en su derecho a retornar a esos
reinos que una vez fueron suyos.
**********
Cerraremos ahora este Conventículo de acuerdo con el ritual de este Grado.
**********
Orden Martinista Ogdoádica
Orden Martinista Ogdoádica
Son raros los que poseen el conocimiento suficiente para mantenerse firmes, serenos y
dueños de sí mismos en su propio mundo interior. Estas pocas personas son
conscientes y obran adecuadamente y, por eso, viven la calma en sus mentes y la paz
en sus corazones. Quien camina por esta vida disperso, perdido entre lo que hay dentro
y lo que hay fuera, no está nunca dentro de sí mismo. Frívolo y superficial, estudia y
aprende las costumbres de los famosos de la actualidad, escucha y participa de las
habladurías de todos los corros, colecciona chismorreos, analiza, intriga y derriba, si
puede, todo cuanto está por encima suyo. Cuando un individuo de estas características
quiere entrar dentro de sí retrocede espantado y sale enseguida porque allí ni habita
nadie ni hay nada. Es una habitación sin muebles, sin luz, sin comodidad y sin aire. Por
eso sale precipitadamente en busca de diversiones y corre tras las apariencias y las
sombras de un mundo hecho a su imagen y semejanza. Cuando alguien inferior quiere
recogerse dentro de sí mismo se siente prisionero, le falta la respiración, se ahoga y
sale de sí en busca de entretenimiento y consuelo. Pero luego tiene que confesar que
después de las fiestas, las comidas y los placeres, la vida le parece aún más hueca y
vacía, más llena de amargura y oscuridad. Es que el alma entera necesita encontrar su
propio camino hacia sí misma.
Qué diferente es contemplar a la persona que dentro de sí misma encuentra todo lo
que necesita. No hay nada más hermoso en el mundo que la vida de alguien realmente
espiritual. Su corazón es una flor de pétalos tan variados como las virtudes que lo
adornan, una flor perfumada por el soplo mismo de Dios que la balancea en un
ambiente de libertad y de placer, como si la naturaleza se sintiera transplantada al
paraíso terrenal. La sabiduría gobierna sus sentimientos, la inteligencia dirige la
imaginación y ordena las impresiones recibidas. Esta es la maravilla de la persona justa
y superior. Pero son muy pocas las almas que se dirigen sabiamente, y por eso son tan
contadas las que disfrutan de la paz interior. El camino de la espiritualidad, por ser
disciplinado y dar un valor adecuado a todas las cosas, siembra en el alma la semilla de
la paz. Esta semilla es interior y nace por el orden y el equilibrio entre la mente y el
corazón.
Ni la concha adherida a la roca se inquieta por el empuje del mar embravecido ni la
hiedra enroscada en el tronco de un árbol se preocupa por el vendaval, aunque ella
misma no pueda mantenerse en pie y tienda a arrastrarse por los suelos. Dios es la
roca y el roble que sostiene las personas espirituales, pero quien que se aleja de Dios
es como el sargazo que, sin raíces profundas, es llevado por los vaivenes de las olas y
arrastrado de aquí para allá. El ser dueño de sí mismo no es otra cosa que “ser”
conscientemente en todas las circunstancias y desarrollar todos movimientos del alma
desde ese punto de luz que llamamos consciencia.
En nuestra vida no puede haber lucha ni contra las fuerzas del mal, ni contra el mundo,
ni contra nuestra alma. Todo tiene su razón de ser en esta vida y sólo necesitamos ser
Orden Martinista Ogdoádica
conscientes y obrar de forma adecuada a cada situación. Pero para poder obrar en
justicia nuestro interior debe ser equilibrio y orden. Y esta paz no la puede dar el
mundo.
La espiritualidad consiste en ser consciente y obrar adecuadamente, y esto significa la
unión de la totalidad del ser humano con Dios, desde aquello que se pueda llamar lo
más interior e íntimo hasta lo más exterior. Es un respirar de Dios, un vivir en Él, con Él
y para Él, porque nadie que posea un mínimo de inteligencia creerá que el camino de la
espiritualidad consiste en un sistema de formas superficiales, un ceremonial y una
justicia exclusivamente legal. Ser espiritual es amar a Dios más que a nuestros padres
y hermanos, más que a nuestros bienes, posesiones y que a nosotros mismos; amarle
con toda nuestra inteligencia, voluntad y corazón, y que este amor se materialice en las
obras adecuadas que toda la Creación espera de nosotros. Todo acto fruto de la
consciencia, al ser una exteriorización del amor interior, toma la forma de alguna virtud
y acerca nuestra consciencia a Dios.
Vivir espiritualmente significa realizar acciones que son emprendidas por sí mismas, sin
ningún otro interés, únicamente porque la consciencia, a través del conocimiento y del
discernimiento, indica que son necesarias. También necesita que estas mismas
acciones no busquen, ni siquiera indirectamente, el éxito, la ganancia o la utilidad.
Dios no se puede buscar, por la sencilla razón de que no se puede buscar lo que ya se
tiene. Nuestro trabajo espiritual consiste en obrar siempre en justicia, y para ello
necesitamos que Dios pueda surgir en nuestra consciencia. Una búsqueda de Dios es
egoísta por sí misma, nos hace perder el sentido de la vida y todas las inmensas
posibilidades que ésta nos ofrece.
Tampoco debemos buscar ni seguir un ideal para llegar a un final feliz, para alcanzar
conseguir el objetivo que nos hemos propuesto. Si así lo hacemos el cumplimiento de
toda nuestra vida dependerá de que alcancemos el objetivo o no. La búsqueda de algo
indica que somos egoístas. Si buscamos algún fin condicionamos nuestras acciones y
hace que éstas tengan sentido si conseguimos o no lo que buscamos. La búsqueda de
algo nos convierte en unos explotadores. El primer plano lo toma nuestro interés y el
segundo plano lo toman nuestras acciones, cuando en verdad, son las acciones que
realizamos lo importante. Lo que verdaderamente tiene importancia y valor en nuestra
vida son las acciones diarias y éstas no deben efectuarse, en absoluto, por el “objetivo
final”. Ese “objetivo final”, si es que tienen alguno, sólo se podrá alcanzar por las
acciones de cada día.
La acción que realizamos, aunque sea sencilla y cotidiana, debe llevar en sí misma todo
el sentido de nuestra vida, y no la deberemos considerar como un escalón que tenemos
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que subir, sino que le tenemos que dar todo el valor que tiene un escalón sobre el que
podemos edificar toda nuestra vida.
EJERCICIO 6
Su propósito es tanto demostrar la existencia de cierta fuerza asociada con el
" pensamiento dirigido" como permitir el desarrollo de esta fuerza.
Observación. Primero nos referiremos al ejercicio 3, que trata sobre el poder del
pensamiento.
Preparativos. Es necesaria una mesa sobre la que se colocara una taza de agua pura y
fresca en la que hemos echado, dispersas por toda la superficie del líquido, gotas de
aceite (tenderán a juntarse de forma natural, pero esto no interfiere para nada). El
recipiente debe ser lo suficientemente pequeño como para ser rodeado por nuestras
manos, dejando un espacio de aproximadamente un centímetro entre las puntas de
nuestros dedos, que quedan muy cerca del recipiente sin tocarlo.
1. Siéntese cómodamente en la mesa, frente a la taza de agua y aceite, con los
pies apoyados en el suelo, ligeramente separados, con el torso recto. Relájate
bien.
2. Coloque las manos a cada lado del vaso de agua, de modo que el pulgar y los
otros dedos formen un semicírculo a cada lado, a unos 2 centímetros del borde
del recipiente.
3. Ahora concéntrese en las gotas de aceite e intente que encajen en una forma
geométrica específica.
El punto importante de este ejercicio es concentrarse en las gotas de aceite que
controlan su movimiento.
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Grado Asociado
Monografía No. 7
-A-
Respetados Asociados:
Es necesario al principio conocer la naturaleza del primer libro de Moisés, llamado
Génesis, y el relato de la creación dado allí. Todo el libro es simbólico y jamás debería
ser considerado como un ejemplo literal o candoroso de la primera cosmología. Es
meramente una declaración de la ley básica por la que llegó a ser la creación.
Moisés estuvo pensando tanto científica como místicamente: la creación manifestada
no es nada más que el resultado de la operación evolutiva de la primera ley. Moisés
había tenido el beneficio de instrucción, no solamente en las escuelas de los misterios
del Egipto, sino también en esa escuela de que su suegro, Jethro, era alto sacerdote.
Por lo tanto, él escribió como un iniciado para iniciados. Debido a esto, aquellos que
han intentado explicar su significado sin el beneficio de una instrucción mística similar
han sido como el profano —ciegos, ignorantes y mal instruidos.
Tales hechos pueden alarmar a la mente ortodoxa debido a que ellos corren contra las
ideas promulgadas por las religiones formales de todas las denominaciones. Ellos no
han llevado a descrédito ideas religiosas o han suplicado la buena intención de los
líderes religiosos; pero ellas son introducidas como necesarias para la comprensión de
Dios y Sus leyes, que nos elevarán de la niebla de la equivocación y de la ignorancia en
la que estamos sumergidos.
No es de incumbencia del misticismo detallar los pecados por omisión o comisión
perpetuados o permitidos por canales ortodoxos de educación; no debe esperarlo el
iniciado preparado. El mira al misticismo por aquellas positivas exposiciones de
esenciales que le permitirán, con certeza creciente, colocarse en la verdad y demostrar
la rectitud de su posición.
A este punto, entonces, consideremos esos problemas teológicos con los que la iglesia
se ha preocupado y que solamente pueden ser resueltos con el secreto y la sabiduría
oculta de la iniciación.
Primero, examinemos brevemente los varios aspectos de lo que ha sido llamada la
calda del hombre, porque nos ha sido enseñado en un viejo cuplé que:
" En la caída de Adán todos transgredimos" .
Orden Martinista Ogdoádica
El relato familiar de Adán y Eva y el Jardín del Edén, con el que los instructores
religiosos nos han declarado culpables de pecado, no es nada más que la burda
relación equivocada o mala inteligencia de la exposición de Moisés en el Génesis.
No existió Jardín del Edén; no hubo serpiente; ¡no hubo, en realidad, ninguno de los
elementos infantiles hechos familiares por el relato bíblico! Lo que existió está situado
muy profundo en el reino de las ideas abstractas para que pueda ser penetrado por
religiosos no iluminados y exageradamente celosos. Fue de una vez y al mismo tiempo
una ideación científica y una filosófica del hombre, de sus facultades y del campo de
su actividad.
El Jardín del Edén fue en realidad el campo, la esfera de actividad en la que estaba el
hombre para ejercitar y desarrollar sus facultades. La palabra hebrea GAN, que ha sido
traducida jardín, de acuerdo con su raíz simplemente significa "espacio cercado". Así,
"campo" o "esfera" es del mismo significado. Desgraciadamente, los eruditos y
traductores de la Biblia o leyeron inexactamente la intención o deliberadamente
eligieron esconder el real significado. Una vez más, por error o designio, ellos
personalizaron las facultades del hombre, llamándolas personas o cosas. Así, la fábula
del Jardín del Edén con sus habitantes ha dado a la humanidad una noción
enteramente equivocada y extraviada del fundamental principio de la creación. Ha
causado interminable confusión y ha hecho surgir algunas de las más vanas
especulaciones que los pensadores se han permitido a sí mismos.
Debido a esta fábula, como Martinistas, ahora hasta debemos prestar alguna atención
a asuntos que, debido a centurias de mala enseñanza, no tenían necesidad de
concernirnos. La caída del hombre es uno de esos. Con ella han unido los problemas del
bien y del mal, libre albedrío y muchas otras cuestiones teológicas. ¡Todos ellos
encuentran su origen en una serie de circunstancias que jamás existieron!
El hecho científico expuesto por Moisés fue simplemente que las facultades de las
cosas creadas encuentran vida o expresión en un campo de operación. La vida no
puede ser expresada sin movimiento. El movimiento no puede ser iniciado sin impulso,
o estímulo, y no puede ser mantenido sin polos de atracción y repulsión. Finalmente,
sólo una acción insípida y monótona puede resultar donde las fuerzas de atracción y
repulsión están equilibradas a nivel y donde no se permite provisión para variación.
Un pequeño pensamiento establecerá las correspondencias propuestas. Adán es
creación; Eva es la facultad volitiva, o deseo; la tentación es esa que inicia actividad o
pone en movimiento las fuerzas de atracción y repulsión. Los aspectos positivos y
negativos de fuerza son el bien y el mal, y la posibilidad de variación por el sobrante de
deseo es libre albedrío.
Orden Martinista Ogdoádica
Las consecuencias de la volición jamás pueden ser resueltas exactamente, porque la
variación en el molde puede ser interminable. En el relato, como lo conocemos, el
primar ejercicio del libre albedrío resultó en la pérdida de todo eso que el Creador había
conferido por Su creación. Esta es la llamada caída, despojando al hombre de su
perfección. En realidad, solamente fue la necesaria expansión del campo de operación
para circundar las facultades en desarrollo del hombre como ellas ansiosamente
buscaron las nuevas experiencias de crecimiento. La concha que protege el embrión en
maduración debe a cierto punto ser destruida o el polluelo será sofocado y hecho
además imposible su crecimiento y desarrollo.
Equivocando todas las cosas, los hombres profanos jamás han sido capaces de
penetrar el secreto de la creación y por ello nada conocen de su verdadero carácter.
Aprisionado en el limitado punto de vista, ellos se han llevado más y más dentro del
laberinto de la ilusión hasta que al final se imaginan a sí mismos sin esperanza fuera de
los límites del Amor Infinito y sentimiento, perdidos para ese estado una vez
mantenido y castigados por pecados que sus antecesores supuestamente cometieron.
Por lo tanto, es un estado autocreado de sueño de exilio en el que el hombre se
encuentra a sí mismo. El desea con vehemencia el suelo del que él se siente despedido;
pero falla en encontrarlo, porque imagina que está fuera de él. Nuestro Venerado
Maestro, Saint- Martin, ha escrito que en este estado la sola comunicación entre Dios y
el hombre, que se ha declarado a sí mismo separado, es por signos y emblemas. Por
medio de estos, el Eterno indica Su amor por las criaturas corrompidas y da evidencia
de sus incesantes esfuerzos "para remover la separación tan contraria a la felicidad de
ellos".
La reintegración, entonces, es el Gran Trabajo (Gran Obra), y este es logrado
" por medio de la restauración en nuestras facultades de la misma ley, el mismo
orden, la misma regularidad por medio de la cual todos los seres son dirigidos en
la naturaleza" .
" El objeto del hombre en la Tierra es emplear todos los derechos y poderes de
su ser en extender todo lo que sea posible el medio interventor entre sí mismo y
el Sol verdadero de modo que —siendo prácticamente nula la oposición— pueda
existir un pasaje y los rayos de luz puedan alcanzarlo sin refracción " .
El primer error mayor que el género humano en general está inclinado a cometer
repetidamente es ese que tiende a depender tan exclusivamente en el mundo de la
naturaleza —o fenómenos. Hasta la más casual contemplación de la naturaleza indica la
presencia de una ley y un orden. ¿No es razonable, entonces, esperar que el hombre,
también, esté moldeado de acuerdo a una ley? Muchos viven de acuerdo con las leyes
del mundo de los fenómenos más que de acuerdo con la Ley del Hombre. La
Orden Martinista Ogdoádica
consciencia de esa luz mística dentro puede venir solamente por una percepción de la
verdad.
En vista de que la ley funciona dentro de la humanidad como segura y razonablemente
lo hace en el mundo de la naturaleza, el hombre debe aprender a establecer contacto
con su ser interno para ayudarse a evitar el error. En consecuencia, él debe empezar a
realizar que la felicidad depende de condiciones internas y no de circunstancias
materiales externas. A medida que él sienta nacer dentro de sí mismo aspiraciones y
deseos hasta ahora desconocidos, él estará más cerca de la libertad. Desde el amanecer
de la consciencia, el género humano ha sido separado del camino recto por dos
principios aparentemente opuestos. Una casi indistinguible mezcla de bien y de mal, luz
y obscuridad, armonía y discordia, parecen destruir y nublar los más brillantes rayos
de luz que de otra manera podrían existir a través de todo el universo y dentro de sí
mismo. Tal contradicción causa una confusión difícil de clarificar. Cuando el hombre
trata de explicarlo, a menudo pierde confianza y se abandona a opiniones peligrosas.
Existen dos básicas creencias relacionadas al problema del mal como opuesto al bien;
(1)
La creencia que el mundo fue creado por un Ser absoluto en poder,
sabiduría y bondad, y que siempre ha permanecido bajo Su guía divina.
(2)
La creencia que el mal no es una mera ilusión, sino un poder existente
independientemente del bien.
(El Maestro debería releer estas dos definiciones, enfatizando su importancia)
Su preocupación acerca del continuado conflicto entre el bien y el mal ha afectado
profundamente los pensamientos, las costumbres sociales y los ideales de la
humanidad; sin embargo, la respuesta puede ser simplemente expuesta.
El bien, para cada hombre, es el logro de su propia ley. El mal es eso que está opuesto
a su propia ley. Cada ser humano tiene solamente una ley, que está relacionada
principalmente a la Ley de Dios, que es Una. Este Bien, o el logro de la única Ley, es
Verdad. El hombre tiene en sí la habilidad de asir el poder del bien y de este modo
defenderse de lo que parece mal. Él ha sido creado en el centro del bien y le ha sido
señalada una vida ideal libre del mal o de equivocación. Creyéndose no estar ya en el
centro del bien, el hombre experimenta su ausencia, la que él llama mal.
Es el propósito de la existencia del hombre que de su propio libre albedrío él aprenderá
a perpetuar la bondad y la verdad a través de la felicidad. El continuará siendo
incomodado y castigado por la falsa apariencia del mal hasta que aprenda a reconocer
que el mal se eleva de su propio libre albedrío. Alcanzando la disciplina moral de pena
y aflicción en su vida, eventualmente retornará a situarse dentro del reino y esfera del
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Bien. El fortalecer al hombre en su presente estado e iluminarlo al camino de retorno a
su estado original es la preocupación del Martinismo.
SUMARIO
El Libro del Génesis es simbólico. El expone los principios científicos sobre los que está
basada la creación. Como una alegoría él indica cómo está mantenida la creación en su
campo de operación por medio de la actividad de la facultad volitiva del hombre
(deseo) entre dos polos de fuerza.
El hombre ha efectuado su presente condición debido a un mal concepto de sus
derechos bajo la ley de Unidad.
Los términos Bien y Mal son solamente términos de aspectos positivo y negativo de la
misma fuerza.
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Cerraremos ahora este Conventículo de acuerdo con el ritual de este Grado.
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Así, como una luz puede tener múltiples reflejos, un símbolo puede tener múltiples
significados. Lo importante, es encontrar alguno de ellos. La profundidad de nuestras
interpretaciones, surgirá con la práctica y la constancia. Como Martinistas, la
develación simbólica que practicamos se basa en la esencia de nuestra tradición. Por lo
que el símbolo es, al mismo tiempo, un conocimiento del mundo espiritual y una
alegoría de la praxis. Develarlo, implica el acceso al conocimiento por un método
practico.
El martinismo está estructurado sobre la ejercitación. No se trata de una vía
especulativa, sino que apunta al trabajo en el oratorio particular. Las reuniones
grupales y la investigación, son secundarias. La interpretación simbólica martinista
refleja esta tendencia hacia la práctica como cuestión esencial. Por lo tanto, podríamos
decir, que todo símbolo trasmitido por el martinismo siempre tiene una aplicación
práctica. Esta es una de las claves fundamentales para comprender el sistema
simbólico martinista. Al analizar un símbolo, debemos tener en cuenta que está inserto
dentro de la cosmogonía que nos fue legada por Saint Martin.
Continuamos avanzando por los senderos del bosque simbólico martinista. En este
texto, trataremos de acercarnos al significado de la Iglesia Interna en la vía íntima.
Cuando hablamos de iglesia, pareceríamos referirnos a una cuestión religiosa y
exterior. Sin embargo, es importante darse cuenta que iglesia tiene otros significados.
Uno bastante común es asociar iglesia a templo. Es decir, el lugar donde se realiza el
culto. Por lo tanto, hablar en este sentido de iglesia interna sería lo mismo que hablar
de templo interno. A lo cual, dejaremos esta cuestión para cuando tratemos el
simbolismo del templo
La iglesia, en lo temporal, se ubica como intermediaria entre el cielo y el hombre. Esta
intermediación se efectúa como representante institucional de lo divino en la
materialidad. Luego, necesariamente, toda iglesia posee una jerarquía. A veces más
rígida, otras más flexible. Pero siempre encontramos una estructura. Además, una
iglesia implica la existencia de una doctrina. La cual, constituye una interpretación de la
tradición. Notemos que todos estos elementos son construcciones producto de una
estructura comunitaria.
EJERCICIO 7
Su propósito es regular la presión arterial, devolviéndola a un valor normal para cada
uno de nosotros.
Observación. Este ejercicio debe ser realizado con precaución.
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Preparativos. Se necesitará un vaso de agua fría.
1. Beba un vaso de agua fría y siéntese cómodamente con los pies ligeramente
separados, apoyados en el suelo, el torso erguido y las palmas de las manos
abiertas sobre las rodillas.
2. Cierre los ojos y relájese perfectamente, mientras concentra sus pensamientos
en su corazón, deseando que lata más lentamente durante algunos minutos.
Luego, haga un esfuerzo para que su presión arterial baje.
3. Después de unos 5 minutos de que su pensamiento se haya centrado así en
el objetivo planteado, manténgase tranquilo y relajado, tratando de sentir una
sensación de ligereza, de cierto bienestar.
4. Ahora inhale tan profundamente como pueda por la nariz con la boca cerrada
y retenga el aire durante unos segundos, tanto como sea posible, antes de
exhalar lentamente y de una vez, por la nariz.
Uno de los factores más importantes para la regeneración y el mantenimiento de la
salud es la regulación de la circulación sanguínea. En este sentido, la hipertensión
arterial es una condición que provoca un deterioro lento pero generalizado de la salud
a largo plazo. La renovación de aire, realizada al final del ejercicio (punto 4), tiene un
efecto calmante adicional sobre la presión arterial y, por tanto, sobre la regulación de la
presión arterial.
Es importante en relación con este ejercicio comprender que nuestro estado general de
salud tenga alguna influencia en elevar nuestra propia conciencia a un grado más alto
de armonización con la conciencia divina.
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Grado Asociado
Monografía No. 8
-A-
Respetados Asociados:
Debe ser sencillo, por lo que hemos aprendido en nuestro último discurso, que lo que
ha dado en llamarse libre albedrío es simplemente la habilidad del hombre para decidir
por sí mismo cuándo y cómo actuará para mantener su fuerza y su independencia
resistiendo voluntariamente los obstáculos que tienden a prevenir su manera de actuar
en conformidad con la ley de su más interna naturaleza.
El hecho que filósofos aún pregunten acerca de la voluntad y cómo ella opera, indica
que el promedio de las personas tiene una pequeña idea: que la voluntad es el poder
gobernador dentro de la naturaleza del hombre. A través de las edades, los hombres
han inferido erróneamente que la voluntad requería razón para motivarla. Si la
voluntad estuviera subordinada a causa externa, ¿cómo podría creer el hombre en un
libre albedrío? Sin embargo, la mayoría de nosotros giramos continuamente en tal
círculo, repitiendo los errores que nos preservan de ser independientes y libres. Decir
que no puede haber libertad sin causa es decir que la voluntad no es una facultad que
decida libertad. Tal razonamiento ignora la verdadera esencia del libre albedrío, que es
la habilidad de un individuo para actuar independientemente en su propia volición de
todas las influencias externas. Cuando el hombre aprende a confiar en sus recursos
internos será entonces capaz de ejercer su voluntad por lo que será armoniosa su
relación con el mundo externo.
El libre albedrío es algo limitado, sin embargo, porque aunque el hombre tiene el poder
de determinar sus propias acciones, no puede controlar todas las otras influencias en el
mundo que lo rodea. El libre albedrío es también disminuido por la falta de armonía
dentro de la constitución del hombre en sí. El hombre que no es física, mental y
espiritualmente progresivo nunca buscará lo que el libre albedrío puede traer. La
persona ciega, frívola, sin ideales, que está guiada solamente por sus sentidos, juzga las
cosas por lo que ellas parecen ser y no por lo que realmente son. Sería fútil presentar a
ese hombre verdades opuestas a errores, porque él las compararía con sus obscuras y
falsas ideas y encontraría en la verdad solamente culpa y contradicción. Estando
embotado en sus percepciones, él erigiría seguir la muerta y obscura ley de su
naturaleza animal.
Como quedara implicado en nuestra definición, la libertad ideal de la voluntad puede
lograrse solamente por el individuo que se libera a sí mismo de imitar a los otros, de
posesiones materialistas y de temor o pérdida, para en esa forma poder actuar de
acuerdo con su ser interno. Tal hombre se estima a sí mismo lo suficiente para desear
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conocerse a sí mismo. El observa sus hábitos y ya ha tratado de empujar fuera el velo
de la obscuridad que lo rodea. Así, él se fortificará con el poder que viene del poder
interno que gobierna la voluntad.
Cuando la voluntad está bien, el resto de la constitución del hombre cae en armonía. El
poder de la voluntad, entonces, ordena todo aquello que acerca la fortaleza del hombre
físico; y a través de su ejercicio, son liberadas todas las acciones que han estado
limitadas debido a un mal uso.
La armoniosa apariencia y funcionamiento del cuerpo humano depende del apropiado
funcionamiento de cada célula en una coordinada jerarquía de células, tejidos y
órganos. En tal manera, el armonioso funcionamiento de cada individuo en la sociedad
depende de su habilidad para funcionar armoniosamente de acuerdo con su propia
naturaleza.
El apropiado ejercicio del libre albedrío puede resultar en una libertad para el hombre,
sobrepasada solamente por el estado de libertad que existió en su origen. Cuando
llegamos a realizar que " somos miembros el uno del otro " , cesamos de buscar
nuestros propios fines egoístas a expensas de otros miembros de la sociedad. Cuando
un miembro de la sociedad sufre, necesita o está enfermo, así, fundamentalmente, es
afectado cada miembro de la sociedad. Mientras es raramente encontrada hoy esa
responsabilidad social que descanse en el libre albedrío de la naturaleza de cada
individuo, uno no debe inferir que no pueda existir en el futuro. Colectiva como
individualmente, experimentamos lo que merecemos experimentar.
¿Podemos preguntar por qué ha fallado el hombre en reconocer y usar totalmente su
inherente potencial de libertad? En parte, la causa puede ser atribuida a los aspectos
negativos de varias filosofías formuladas por él. Podríamos mencionar como ejemplo:
Fatalismo, que afirma que todas las cosas ocurren de acuerdo a un orden fijado,
donde causa y efecto no están relacionados;
Predestinación, que afirma que todo lo que ocurre está pre-ordenado por la
Deidad; y
Determinismo, que afirma que todas las voliciones están determinadas por
motivos actuando en el carácter de una persona, de modo que la acción no es
realmente el resultado de una libre elección.
De tales filosofías, la humanidad, en servidumbre por sus tareas, por las opiniones
forzadas sobre ella y por los convencionalismos de la sociedad, ha decidido vagamente
que el hombre no fue creado para la libertad. Tales falacias están basadas en
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concepciones erróneas de libertad, la habilidad del hombre y su voluntad. Por lo tanto,
anhelar libertad mientras se ignora la voluntad del hombre no es lo mismo que dar
hasta una pequeña porción de esa libertad que es el derecho divino de cada uno.
Si cada individuo fuera a descubrir y poner en práctica sus más íntimos ideales, la
libertad de necesitar y un mayor y armonioso orden social resultarían inevitablemente.
Mientras realizamos que " somos miembros el uno del otro " , cesamos de forzar
eventos exteriores. Al mismo tiempo, mantenemos la más estricta lealtad a la ley
dentro de nuestros corazones. Cada individuo en la sociedad tiene el derecho y el
poder de fortalecer o debilitar su libertad. Cuando este poder es usado para fortalecerla,
tiene los más saludables efectos. Existe un sentimiento de alivio de un gran peso, como
así mismo un sentimiento de expansión. Desaparecen los lazos de preocupación y
temor que han atado al hombre a la servidumbre, y una nueva actitud de confianza y
libertad del desasosiego entra en su vida. Los viejos hábitos de limitación ceden a las
características de docilidad y calma hasta en medio del disturbio y el alboroto.
Esas semillas de una vida nueva, una vez plantadas en la consciencia, echarán raíces y
crecerán día a día. Eventualmente, uno se encontrará a sí mismo más en conformidad
con la Voluntad Divina. También cambiarán los alrededores y las circunstancias
externas, porque la primera Ley de Justicia Universal es esa de que la proporción es
exacta entre la naturaleza del resultado y la naturaleza de la causa.
La voluntad es indudablemente el factor principal en la creación de propuestos
cambios espirituales. Por consiguiente, todo lo que tiende a aumentar el poder de la
voluntad y a hacerla más fuerte es lo que naturalmente se desea. Generalmente
hablando, aprendemos a fortalecer este poder de nuestra alma —nuestro poder— por
medio del estudio de sus atributos, formando hábitos rectos, y luego por ejercitarlos .
SUMARIO
El libre albedrío es simplemente la habilidad del hombre para decidir por sí mismo
cuándo y cómo él actuará para mantener su fuerza y su independencia al resistir
voluntariamente los obstáculos que tienden a prevenirle de actuar en conformidad con
la ley de su más íntima naturaleza.
La humanidad en total, mantenida al presente en servidumbre, tiene el poder para vivir
en un estado ideal de libertad.
La revivificación de la voluntad en
el hombre para su uso en una manera pura,
positiva y constructiva, es de principal importancia para la libertad del hombre.
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Una Disciplina Sugerida para la Voluntad
1.
Definitivamente planee dos horas al día para tratar por todos los medios de
vivir de acuerdo con este plan. Usualmente, lo mejor es elegir el Domingo o un
día de fiesta para hacer este experimento. Distribuya cada minuto de esas dos
horas y vaya de una actividad a la siguiente en el momento, aunque usted pueda
no haber terminado la actividad previa.
2.
Prométase a sí mismo que por un plazo de una semana evitará rascarse la nariz,
tirarse el lóbulo de una oreja o poner su mano izquierda en su cara. Por cada
violación de esta disciplina, voluntariamente pellízquese siempre en el mismo
punto. A su tiempo, el cuerpo automáticamente evitará el llevar a cabo la acción
indeseable.
(Datos sacados de una antigua teoría de la dualidad del hombre. En esta forma,
el ser más bajo es enseñado a obedecer los dictados de la voluntad)
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Cerraremos ahora este Conventículo de acuerdo con el ritual de este Grado.
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Si retrocedemos en el tiempo, hacia los orígenes de la palabra iglesia, veremos que
procede de la voz griega ekklesía. Ella designaba a la asamblea de las polis griegas.
Esto es una evidencia de que el cristianismo primitivo es una tradición que asume
tempranamente las formas helénicas. La asamblea, representa la comunidad de
cristianos. En la antigüedad, según se dice, se realizaban en el Templo. Más tarde, los
cristianos celebraban la ekklesía en otros sitios. En el mundo griego, la ekklesía no era
una reunión común.
Era uno de los órganos de la antigua democracia griega. Ésta asamblea, tomaba
decisiones sobre leyes, nombramiento de funcionarios, declaraciones de guerra, paz,
etc. Los ciudadanos que participaban en ella, lo hacían con igualdad de voz y voto, de
manera directa y sin representantes.
Con lo cual, la eclesia cristiana primitiva, heredera de la ekklesía griega, debería tener
igualmente un espíritu democrático. El cual se habrá ido perdiendo, hasta que se
incorporó al imperio romano, donde asumió la forma de una jerarquía rígida sostenida
por una autoridad ad vitam.
Entre aquella primitiva eclesia y las iglesias cristianas de nuestros días, si bien han
cambiado la forma y la estructura, hay una continuidad en que ambas significan una
agrupación de la comunidad cristiana. La iglesia representa, el sentido de religión. Es la
reunión de los fieles entres sí. No podemos dejar de pensar, en esta reunión de los
fieles, como un símbolo de la reunión completa de la humanidad, con un fin espiritual.
Entonces, podemos decir que la iglesia es un símbolo en el cual las almas se fusionan
en un cuerpo o asamblea comunitaria. Es así, que la iglesia viene a simbolizar la
reconstrucción del Hombre Primordial, como unión del coro de almas de toda la
humanidad. Por éste simbolismo de reunir la humanidad completa, es que aparece la
idea de una iglesia universal. Que lo abarque todo, sin que nada quede por fuera.
Tal operación de reconstrucción de la Humanidad Original, es clara para la iglesia
exterior. Pero, estamos tratando de enfocarnos en el concepto de iglesia interna.
Entonces, ésta última, es necesariamente, la reunión de nuestras facciones
encontradas. Es la unificación de nuestra voluntad para seguir el Deseo de la
Realización Espiritual. La iglesia interna, es el signo de la Regeneración Individual.
Consiste en fundir nuestro intelecto con nuestro Corazón en una unidad indisoluble. La
iglesia interna es la reunión de todas nuestras fuerzas y de todos nuestros recursos, en
pos de acercarnos hacia la Divinidad. Es el fin de nuestra existencia contradictoria, de
la guerra de los opuestos en nuestra alma. Ésta iglesia interna, viene a significar el
Espíritu de Dios en nosotros.
“Cuando se hizo necesario que las verdades interiores fueran envueltas en ceremonias
exteriores y simbólicas, a causa de la debilidad de los hombres, que no eran capaces de
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soportar la unión de la luz, nació el culto exterior; pero se trata siempre de la
representación y el símbolo del interior, o sea, el símbolo del verdadero homenaje
rendido a Dios en espíritu y en verdad.”
EJERCICIO 8
Su objetivo es el desarrollo de la visión psíquica.
Preparativos. Es necesario un espejo suficientemente grande en el centro del cual se
pegue un disco blanco, de aproximadamente un centímetro de diámetro, así como una
vela encendida, colocada cerca del espejo. La vela será la única luz en la habitación.
1. Siéntese cómodamente a 1,50 m del espejo, con los pies apoyados en el suelo
y ligeramente separados, el pecho recto y las palmas de las manos abiertas
sobre las rodillas, con la mirada justo al nivel de la bolita sobre el espejo. Relájate
bien.
2. Enfoque su mirada en la pastilla durante al menos 5 minutos, hasta que
parezca desaparecer o cambiar, o hasta que vea otras cosas cerca. Mientras
hace esto, trate de no parpadear.
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3. Mantente calmado y relajado por unos minutos, tu mirada todavía fija en el
espejo donde la bolita parece haber desaparecido. Luego, puede cerrar los ojos y
permanecer así por unos momentos.
Con este ejercicio se trata de aprender a ver más allá de la visión común ya observar
más allá del campo visual normal; para eso, es necesario liberarse de la mirada actual.
Para desarrollar nuestra capacidad de captar las cosas detrás de todo lo que vemos,
debemos aprender a percibir los elementos que componen el objeto de nuestra
observación y no solo ese objeto en sí. Esta es la forma de ver que tenemos que
desarrollar; de hecho, debemos aprender a percibir las fuerzas psíquicas que están en
el origen de todo lo que es. Tal habilidad se obtiene a través de la práctica, el estudio y
la observación; por lo tanto, se recomienda realizar este ejercicio con la mayor
frecuencia posible. Ponerlo en práctica debe provocar lo que se conoce como " fatiga
visual" . Con el tiempo, esta fatiga ocular hace que ya no se vea el objeto que se está
observando o que deje de responder a la impresión visual resultante. Este es un
fenómeno fisiológico conocido, pero no es esto lo que explica la visión de otros
elementos que pueden surgir cuando el objeto inicial desaparece de la vista; de hecho,
la fatiga ocular es solo el proceso que ayuda a pasar al reino de la " vista psíquica" , el
ojo interior se abre bruscamente... Este es un proceso comparable a lo que ocurre
cuando la conciencia objetiva parece apagarse, dejando su plena expresión a un estado
de " superconciencia" .
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Grado Asociado
Monografía No. 9
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Respetados Asociados:
En el discurso anterior estuvimos dando ciertas enseñanzas de la Orden Martinista
concernientes con el libre albedrío. Fue esta alta facultad la que causó el descenso del
hombre de su primer estado. Estando entonces más alto que los ángeles, él existió en
un verdadero paraíso de delicia, fue dotado de muchas facultades y fue un Ser potente.
Rigió tales agentes intermediarios como las Principalidades, Poderes, Virtudes,
Dominios, Tronos, Querubines y Serafines. El estaba alto en las corrientes de
emanaciones de la Unidad.
Agentes intermediarios de creación fueron conocidos de los antiguos egipcios,
cabalistas, gnósticos y primitivos cristianos. Una jerarquía de tales Seres terrestres y
celestiales, se ha dicho que existe desde el verdaderamente más alto plano espiritual al
más bajo estado de la materia. En general, el hombre ha perdido la posibilidad de regir
o hasta de comunicarse con estos grandes Seres espirituales de la esfera
ultramundana. Sin embargo, volviendo sus ojos espirituales hacia arriba en preparación
para su regreso a su hogar original, el hombre revivió grandemente dentro de sí mismo
su poder y su comunicación con tales Seres.
Contrariamente a la creencia general, el hombre no vino a este mundo como un
resultado de debilidad. Más bien, su venida fue un paso autoafirmativo, el resultado de
fuerza. El hombre vino a este mundo para cumplir el propósito de evolución, no
solamente para incrementar su fuerza a través del crecimiento sino también para
ayudar a elevar el estado de todas las cosas materiales.
Ningún origen de vida espiritual sobrepasa a esa del hombre, porque no existe un ser
más viejo en la naturaleza. El origen del hombre es Dios, pero el origen de la raza
humana en la Tierra es la bajada del hombre dentro de la materia. Naturalmente, el
hombre ha perdido y sacrificado mucho. Esto puede verse fácilmente, porque la vida
corporal del hombre en la mayoría de los casos es una privación y un esfuerzo.
Durante períodos de aspiración, el hombre recuerda débilmente su estado más alto.
Este deseo vehemente, o deseo ardiente, esta indefinida remembranza de una
existencia más total, más ideal, inconscientemente lo impele hacia adelante en su
búsqueda de felicidad.
El hombre vive ahora en la obscuridad y no la comprende. Su elemento real de vida es
luz. El cuerpo corporal, físico, está sujeto al fin más humillante; pero el hombre posee
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un cuerpo inmaterial que es glorioso y perfecto, a través del cual él puede disfrutar de
todos los derechos de la inmortalidad.
¿Dónde más podría existir un estado o condición en la cual poseyera todas las
perfecciones, el opuesto de lo cual ahora el hombre soporta, si no fuera en el infinito
conocimiento y presencia de la Unidad? Las limitaciones del hombre son debidas nada
más que a su separación de la Unidad, o el Supremo Principio del Bien, que es la luz
verdadera y único apoyo de toda la creación.
La formación de la materia por la condensación de formas espirituales más finas en el
denso estado físico, puede ilustrarse por medio de una pirámide, cuyo ápice representa
el sentido unitario de todo y cuya base representa la etapa terrestre de condensación
final. (Ver la Ilustración A.) Esta pirámide ilustra la antigua teoría de la emanación de la
materia de la fuente unitaria de todo.
El hombre se observa a sí mismo como no siendo más el Ser que fue en un tiempo. El
conoce sus limitaciones y sus responsabilidades y se está esforzando por conocer su
destino. Este destino es que, como resultado de sus esfuerzos en el mundo material, el
hombre puede a través de sus propios esfuerzos ganar de nuevo su estado primitivo y
original y también elevarse a un estado más alto del que en otro tiempo disfrutara. La
realización de su destino, del mismo modo que la búsqueda de sus muchas facultades
comparables, le ha causado el estar ocupado desde su primera llegada a esta Tierra.
Su subida de nuevo al reino de la Unidad necesita que él se acerque a varias
emanaciones de abajo. Por lo tanto, debe desarrollar ciertos poderes en este ascenso
que son diferentes de aquellos de su descenso. Al llevar su camino de nuevo a su
estado original a través del Bosque de los Errores, la humanidad está dando mucha
ayuda y auxilio, dependiendo el grado y proporción de su propio trabajo y esfuerzo. A
medida que se esfuerza por comprender al Absoluto y efectuar una reintegración
dentro de sí mismo, así será ayudado por Seres en esta Tierra, como así mismo por los
invisibles. (Ver la ilustración B)
Los Martinistas afirman que el hombre está hecho de tres principios: el áme, (que se
pronuncia "am"), la envoltura fluida y el cuerpo corpóreo. La palabra áme se ha usado
porque su significado en francés no puede ser fácilmente aproximado a cualquiera
palabra española. Puede decirse que representa las propiedades espirituales del
hombre, o el principio de vida. En realidad, es la parte componente del hombre que es
inmortal.
El plástico intermedio o envoltura fluida sirve como un eslabón de conexión entre el
áme y el cuerpo corruptible o físico. Eso también da elevación a esas actividades del
hombre que atribuimos a las emociones. Los místicos de todas las épocas han estado
conscientes de que existe otra división general del cuerpo del hombre, que posee una
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cualidad vital y responsiva. Ustedes pueden llamar a este cuerpo intermediario la
envoltura fluida, o el cuerpo astral, como lo deseen. Es suficientemente espiritual en
carácter para ser influido por el espíritu, pero, sin embargo, es suficientemente físico en
naturaleza para influir el cuerpo físico.
Nadie puede cuestionar que el hombre recibe ayuda de su constitución. Él ha sido así
construido como para estar protegido y salvaguardado contra los peligros que lo
rodean. Esta protección es de la naturaleza de una envoltura corruptible, o cuerpo
corpóreo, que le da un vehículo para sufrir ciertas experiencias y un canal para sus
sentidos que le dan conocimiento. Así, por la prontitud y rectitud de su razón y la
celeridad de sus sentidos, el hombre puede prevenirse de caer en errores lamentables
en su retorno a su estado ideal de existencia.
Su relación conectadora entre espíritu y naturaleza puede ser ilustrada dibujando dos
triángulos equiláteros ligeramente superpuestos. (Ver ilustración C) El triángulo con su
punta hacia abajo representa las propiedades espirituales del hombre. El triángulo con
su punta hacia arriba representa el lado mundano, o físico, de la naturaleza del hombre.
Donde las puntas de los dos triángulos se superponen es la envoltura fluida, como se
indica en las enseñanzas Martinistas.
Por lo tanto, el hombre retiene el áme de la posesión superior de la cual él estuvo
totalmente consciente en su estado primitivo hasta que se sujetó a un cuerpo
corpóreo, sensual. El es al mismo tiempo grande y pequeño, mortal e inmortal, físico y
espiritual; poseído de libertad potencial, pero atado al mundo físico como resultado de
su voluntad. En otras palabras, el hombre está principalmente compuesto de dos
naturalezas, opuestas la una de la otra. Ellas se juntan y son poco más o menos
mezcladas en lo que los Martinistas conocemos como la envoltura fluida. Por medio de
la comprensión de su construcción fundamental, el hombre puede dirigir su voluntad
constructivamente hacia la reintegración y la regeneración.
SUMARIO
En un tiempo, el hombre ocupaba un estado espiritual glorioso e ideal.
La llamada caída fue una acción autoafirmativa del hombre. A través de una existencia
en un mundo físico, el hombre ha perdido ciertos de sus poderes, privilegios y
derechos. Su objetivo principal es su búsqueda del mundo espiritual del que vino, y el
retorno a esos derechos originales y privilegios de que disfrutó en su primer estado
espiritual.
El hombre ha sido equipado con ciertos instrumentos, o cuerpos, con los cuales puede
vencer al mundo y retornar a la existencia real de la que vino.
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La parte espiritual del hombre, o áme, está conectada con y puede funcionar a través
del cuerpo físico por la instrumentación de un tercer cuerpo, o medio, conocido como la
envoltura fluida.
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Cerraremos ahora este Conventículo de acuerdo con el ritual de este Grado.
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EL SEÑOR EDIFICÓ SU MORADA EN EL ALMA DEL HOMBRE
“El Señor ha elegido al alma del hombre para poner en ella su morada. Le
gustaría pasar el rato paseando por los senderos espaciosos que se ha
preparado en ella. Allí despliega toda su majestad y, para que ésta se pueda
percibir mejor, hace que brillen astros deslumbrantes, cuya luz difunde un
resplandor inefable que llega hasta los rincones más ocultos de este refugio
sagrado”.
EL HOMBRE COMO ARQUITECTO, TEMPLO Y SACERDOTE
“…nos encontramos con el compromiso de vigilar con cuidado la construcción
espiritual que se nos ha confiado, construcción que debe sernos tanto más
atractiva cuanto más encontremos en nosotros mismos todos sus materiales y,
bajo la inspección del que nos ha hecho este anuncio, y con su ayuda, podamos
llegar a ser, al mismo tiempo, el arquitecto, el templo y el sacerdote por quien
será honrado en él el fundador Divino. Debemos, como un artista meticuloso y
agradecido, poner en todas las partes de nuestro edificio el nombre del que nos
ha encomendado el trabajo, sin olvidar un solo instante que este nombre
sagrado, inscrito en la piedra angular, es también el que debe acompañar todos
los crecimientos que va a tomar la iglesia en nosotros, marcar las decoraciones
exteriores e interiores, regular las divisiones del templo, fijar sus horizontes y
determinar todos los detalles del culto que se debe celebrar allí eternamente”.
" ...levantarás tu altar al único Dios verdadero en este hijo querido y concebido
por el espíritu, ya que ese es el único lugar donde puede ser honrado, pues solo
allí puede encontrar un ser que sea verdaderamente su imagen y semejanza y
que tenga las cualidades necesarias para oír su lengua divina y comprender los
oráculos de su sabiduría eterna. Además, solo allí podrás oír su voz sagrada,
recibir respuestas que llenen tu inteligencia y satisfagan todos los deseos de tu
corazón y todas las necesidades de tu espíritu" .
“Aprende [que tu] Ser intelectual [es] el verdadero templo; que las luminarias
que le deben iluminar son las luces del pensamiento que le rodean y le siguen en
todas partes; que el sacrificador es la confianza en la existencia necesaria del
Principio del orden y de la vida; es ante esta persuasión ardiente y fecunda que
la muerte y las tinieblas desaparecen; que los perfumes y las ofrendas es [ tu]
oración, [ tu] deseo y [ tu] altar para el reino de la exclusiva unidad; que el altar
es ese eterno convenio, fundado sobre su propia emanación, y que Dios y el
hombre van a visitar, de común acuerdo, para renovar la alianza de su amor y
para encontrar, respectivamente [ uno] su gloria y [ el otro] su felicidad; en una
palabra, que el fuego destinado a la consumación de los holocaustos, ese fuego
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sagrado que jamás debería apagarse, es el de esta chispa divina que anima al
hombre y que, si hubiese sido fiel a su ley primitiva, le habría convertido para
siempre en una lámpara brillante y caritativa, colocada en el sendero del trono
del Eterno, para alumbrar los pasos de los que se habría alejado, porque
finalmente el hombre no debe dudar más de haber recibido su existencia con el
único objetivo de ser el testigo vivo de la luz y el emblema de la Divinidad”.
EL CORAZÓN DEL HOMBRE: SANTO DE LOS SANTOS Y ORÁCULO DEL SEÑOR
" Con el Dios único que ha elegido su santuario único en el corazón del hombre
y en este hijo querido del espíritu que todos debemos hacer que nazca en
nosotros, no tienes que temer los mismos peligros y solo tendrás que recoger
frutos saludables, porque es muy simple el ser verdadero, el único ser que es
impasible a toda influencia que no sea la de la verdad. ¡Además, se ha reservado
para él solo el poder de darla a conocer y de manifestarla en toda su pureza! "
" El Señor fundó su templo en el corazón del hombre; en él trazó todo el plan;
cabe al hombre levantar las murallas y terminar todo el edificio.
Formemos al hombre a nuestra imagen y semejanza.
Aquí se establecerá mi santuario; reservé este lugar más interior para el santo de
los santos.
Hombre, aquí es donde el oráculo escogió su morada; rodeada de árboles
espesos y majestuosos; que sus cimas se reúnan y se curven para ocultarlo a los
ojos del profano.[ ...]
Él colocó su templo y su oráculo en tu corazón, para que en todos los tiempos y
en todos los lugares, sea caminando, sea en estado de reposo, pudieses entrar en
él y consultarlo" .
" Sí, hombre nuevo, este es el verdadero templo en el que solo podrás adorar al
verdadero Dios del modo que él quiere que se haga, ya que todos los templos
representativos y figurativos, que ha permitido que su sabiduría te conceda
durante tu paso por las regiones visibles, no son más que las avenidas que
conducen a este templo invisible, al cual querría ver llegar en multitud a todas
las naciones del universo. El corazón del hombre es el único puerto donde el
barco, lanzado por el gran soberano a la mar de este mundo para transportar a
los viajeros a su patria, puede encontrar un asilo seguro contra la agitación de
las olas y un fondeadero sólido contra el ímpetu de los vientos" .
Orden Martinista Ogdoádica
" …desde la infancia hasta la alta sabiduría de los seres celestes podemos
elevarnos de santuarios en santuarios, con la certeza de que, cuanto más esos
santuarios se hacen sublimes e invisibles, más activos y sensibles son en el
orden de nuestra verdadera sensibilidad" .
EJERCICIO 9
Su propósito es familiarizarnos con la práctica de visualizar personas para ser asistidas
en el plano espiritual.
1. Siéntese cómodamente con los pies ligeramente separados y apoyados en el
suelo, el torso erguido, las palmas de las manos abiertas sobre las rodillas y los
ojos cerrados. Relájate bien. (Esta visualización se puede practicar en cualquier
otra posición: acostado en una cama, por ejemplo)
2. Concéntrese mentalmente en la persona elegida durante unos 5-10 minutos.
Al hacer esto, esfuércese por ver una imagen precisa y vívida en la pantalla de
su conciencia; debes ser capaz de distinguirla claramente, dotada de vida y
acción, reproduciendo con la ayuda de tu ojo interior todos los rasgos
característicos de su rostro en particular, hasta que tengas la impresión de estar
en su presencia real, mirándola de cerca con tus propios ojos físicos.
La asistencia o ayuda espiritual a menudo requiere un gran dominio en el arte de
visualizar a las personas involucradas. El proceso a seguir para ayudar, aliviar o curar a
las personas físicamente ausentes es, de hecho, tan simple en principio y en la práctica
- cuando uno conoce y comprende las leyes a implementar - que uno podría creer que
es suficiente con cerrar los ojos, extender la mano y susurrar alguna palabra u oración
para que se lleve a cabo la obra de asistencia espiritual.
En realidad, no son realmente los gestos o las palabras las que pueden actuar, sino la
actitud mental de quien las realiza (en este ámbito, más o menos rápidamente, los
Orden Martinista Ogdoádica
gestos y las palabras pueden volverse superfluas...); en este caso, las palabras y las
actitudes son la expresión exterior, el reflejo simbólico de lo que ocurre en el interior.
Es importante comprender que para utilizar una técnica de alivio o tratamiento a
distancia, el primer paso es precisamente visualizar claramente a la persona que se va
a beneficiar de ella. Sin embargo, visualizar claramente a una persona (como cualquier
objeto de visualización) es poder cerrar los ojos en cualquier lugar, en cualquier
momento y ver, en la pantalla simbólica de nuestro ojo interior, una imagen vívida y
realista de la persona en cuestión.
Además de este interés, esta técnica de visualizar personas es también un paso previo
esencial para la práctica de la telepatía.
Orden Martinista Ogdoádica
Orden Martinista Ogdoádica
Orden Martinista Ogdoádica
Grado Asociado
Monografía No. 10
-A-
Respetados Asociados:
Desde los días de Aristóteles, la humanidad se ha esforzado por clasificar todas las
substancias —vivientes y no vivientes— en la faz de la Tierra. Sin embargo, hoy ni la
ciencia puede proporcionar una satisfactoria clasificación para todos los numerosos
objetos en la Tierra.
Los Martinistas creen que una verdadera clasificación puede alcanzarse siguiendo a la
naturaleza, conformando con su molde triádico de mineral, vegetal y animal. Pero,
¿dónde están las demarcaciones entre vegetal y mineral? ¿Entre vegetal y animal?
¿Entre animal y hombre?
Consideremos, primero, la diferencia existente entre los reinos vegetal y mineral. El
reino vegetal incluye todos los objetos crecientes, originados directa o indirectamente
en la Tierra, multiplicándose y reproduciéndose sobre o bajo el terreno.
Por otra parte, consideremos los objetos que son del reino mineral, si ellos tienen su
fuente en el terreno, si son aparentemente pasivos y si no pueden reproducirse a sí
mismos.
Ambos tienen en común su estrecha asociación con el terreno; sin embargo, uno tiene
movimiento y el otro no lo tiene. El vegetal verde empuja mientras crece hacia la luz y
no tiene contraparte entre los objetos minerales. Debido a las muchas habilidades y
poderes que tiene una especie, lo más avanzada que está en la escala de la evolución,
es correcto inferir que el reino vegetal está sobre el mineral en el reino de la naturaleza.
Pasemos luego a una comparación de los reinos vegetal y animal. Hemos notado que el
reino vegetal posee características de crecimiento, fructificación y reproducción. Estas
características son también la posesión del reino animal. En adición a estas
características comunes, uno tiene sentimiento y el otro no lo tiene. El animal da
evidencia de sentimiento, no solamente de placer y de dolor, sino también de temor y
deseo; pero de estos está falto el vegetal. En la base de poseer más habilidades y
poderes, entonces, el reino animal debe estar sobre el vegetal en el reino de la
naturaleza.
Dentro del reino animal en sí, el hombre es esencialmente distinto debido a su facultad
de la razón. Como los animales y los vegetales, tiene ciertas características en común;
así también hombres y animales, pero las habilidades adicionales y los poderes
poseídos por el hombre están mucho más avanzados que aquellos poseídos por otros
Orden Martinista Ogdoádica
miembros de este reino, lo que virtualmente convierte al hombre en un reino en sí
mismo sobre los otros tres.
La ley del desarrollo, que los Martinistas llaman la gran proposición cuádruple, o Ley
Cuaternaria, eslabona los cuatro reinos juntos en sus cuatro axiomas. Son
fundamentales para la explicación de todos los reinos en la Tierra, las esferas del
mundo espiritual y la constitución del hombre. Ellas proveen al hombre de
comprensión con la cual puede empezar su jornada fuera del Bosque de los Errores en
que se encuentra. Brevemente, esta proposición cuádruple es:
Axioma Uno:
Axioma Dos:
Axioma Tres:
Axioma Cuatro:
La evolución justifica la existencia de todos los reinos en la Tierra.
Existe una definida correspondencia entre los reinos del mundo
físico y las emanaciones del mundo espiritual.
Desde la manifestación material más baja a la más alta emanación
espiritual, existe una continua progresión de características y
fuerza.
En todas las clasificaciones, la regla es en proporción inversa:
Lo
más grande que sea el número de emanaciones o subdivisiones, lo
menos que es expresada proporcionalmente la fuerza de vida en
cada una.
Tan importante es nuestro progreso en esta Proposición Cuaternaria que
examinaremos cada uno de los axiomas en detalle. El Axioma Uno declara que la
evolución es la justificación para la existencia de todos los reinos en la Tierra.
En la naturaleza, es claro que todos los reinos del mundo material crecen,
primeramente, a través de involución; segundo, a través de evolución. Es para decir que
existe un sendero de descenso de la unidad a la multiplicidad que podría ser llamada
Orden Martinista Ogdoádica
desintegración; y que existe un sendero de ascenso de la multiplicidad a la unidad que
los Martinistas llaman reintegración.
En biología, el término involución se comprende que significa desarrollo en
retrogradación, degeneración. Es el opuesto de ese proceso biológico llamado
evolución, que se comprende que significa el desarrollo de una serie de formas bajas en
formas más altas.
Para los Martinistas, los dos términos implican caída y elevación. Para la caída del
hombre, él se movió del centro de la Unidad en una serie de descensos, o progresiones
hacia abajo, que disiparon sus poderes originales aunque multiplicaron sus
extensiones. En su elevación, él se moverá de una multiplicidad de debilidad y acciones
febles a través de la reintegración, de nuevo a la Unidad, su centro verdadero. Este
proceso de caída y elevación o involución y evolución es uno continuo y abraza los
cuatro reinos —mineral, vegetal, animal y hombre. Opera por las leyes inherentes en sí y
no concierne directamente con la Unidad.
El Axioma Dos incorpora la ley de correspondencias —una ley fundamental para todos
los estudiantes místicos, Se resume en la frase familiar de " como es arriba es abajo" ,
significando que el mundo visible no es sino un reflejo del invisible y que las leyes que
operan allí tienen su expresión aquí. Del mismo modo, eso significa que las cosas
terrestres son contraparte de las cosas divinas. Por consiguiente, la ley de analogía es
usada en todas partes para demostrar este hecho. Por analogía, hasta las cosas
disímiles pueden ser hechas para servir de ilustraciones. Así, el corazón y el cerebro no
son similares; pero en la doctrina de las correspondencias, ellos pueden ser
considerados análogos —es decir, en anatomía filosófica sus funciones son
correspondientes.
Orden Martinista Ogdoádica
El Axioma Tres declara que de las más bajas manifestaciones materiales a la más alta
emanación espiritual existe una continua progresión de características y fuerza.
Los místicos han poseído siempre el conocimiento de que todos los reinos de la
naturaleza están relacionados, arriba y abajo, por progresión o series intactas. Entre la
materia y el Dios indefinible, o Unidad, existen infinitesimales gradaciones de energía;
por lo tanto, en el universo no existen dos cosas iguales. La naturaleza no hace
duplicados.
La progresión existe de lo más bajo a lo más alto, sin frontera o separación. Hasta las
aparentes brechas entre los reinos se encuentran, después de examinarse, llenas con
una serie continua. Es imposible, sin embargo, conocer exactamente las características
de cualquiera de los términos u objetos en esta grande escalera o progresión, porque
tal conocimiento se perdió cuando el hombre renunció a su primer status. Debido a
que él ha perdido todo contacto con la primera de estas fuentes, no conoce la fuente o
raíz de cada una de estas series numéricas.
Esta ley de la progresión o continuidad aplica igualmente a Seres que están sobre el
status material. En realidad, los seres en las esferas espirituales lo siguen con más
exactitud porque ellos no están tan lejos del primer término o división de progresión.
El Axioma Cuatro, que declara que en todas las clasificaciones la regla es la proporción
inversa, sigue lógicamente como un resultado del Axioma Tres. Debido a que existe
una continua progresión de características y fuerza de lo más bajo a lo más alto, debe
ser claro que la fuerza decrece a medida que las características se multiplican.
En otras palabras, lo más que se subdivide la substancia, lo menos que las
subdivisiones exhibirán los poderes de la raíz original. Esta ley aplica solamente a la
involución de la creación.
Orden Martinista Ogdoádica
Una simple ilustración demostrará esto. El círculo por mucho tiempo ha sido un
símbolo de la Unidad. En vista de que el círculo está hecho de 360 grados, digamos
que la Unidad tiene 360 atributos.
Por lo tanto, si dividimos el círculo por la mitad, la Unidad, que es una, se convierte en
dos, cada una teniendo solamente 180 atributos en vez de los 360 originales. Si la
dividimos por cuatro, habrán cuatro subdivisiones o clasificaciones, pero cada una
exhibirá solamente 90 atributos en vez de 360. De este modo, lo más que demos
subdivisiones a la Unidad, lo más numerosas que ellas se hacen, pero con menos
atributos de los que poseía la original. Esta es la regla de la proporción inversa.
Esta Ley Cuaternaria es significativa, y sus cuatro axiomas deberían aprenderse.
SUMARIO
La Ley Cuaternaria es para los Martinistas una ley cuádruple que eslabona a todos los
cuatro reinos en sus cuatro axiomas. Ella es fundamental para la explicación de los
reinos de la Tierra, las esferas del mundo espiritual y la constitución del hombre.
Sus cuatro axiomas son:
1.
2.
3.
4.
La evolución justifica la existencia de todos los reinos de la Tierra.
Existe una correspondencia entre los reinos del mundo físico y las emanaciones
del mundo espiritual.
Existe una progresión continua de características y fuerza de la más baja
manifestación material a la más alta emanación espiritual.
La ley de la proporción inversa gobierna esta progresión: Mientras más
subdivisiones, serán menos las características y menor la fuerza en cada una de
ellas.
Orden Martinista Ogdoádica
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Cerraremos ahora este Conventículo de acuerdo con el ritual de este Grado.
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Orden Martinista Ogdoádica
Orden Martinista Ogdoádica
La palabra " Egrégor" es una voz verbal del griego clásico. Significa vigilar, velar, estar
despierto, no dormir. Por extensión, la raíz sustantiva ha significado vigilia, vela,
privación de sueño. Por tanto, el concepto masónico de Egrégor es " Vigilante" de la
Logia.
Rizardo da Camino, en su Diccionario Masónico, nos dice que Egrégor es un " Cuerpo
Místico que se forma con sus propias peculiaridades, después de la apertura del Libro
Sagrado, cuando todos se unen con las mentes para el acto de crear " .
Son muy pocos los escritores que nos entregan una definición sobre el significado de
nuestro tema; Mouni Sadhu es uno de ellos y en su obra " El Tarot" , nos dice que el
Egrégor es una entidad colectiva, tal como una nación, estado, sociedad, religiones,
sectas y sus adherentes, e incluso organizaciones humanas menores.
La estructura de los Egrégores es similar a la de los seres humanos. Tienen cuerpos
físicos, astrales y mentales por lo que se constituyen en la suma total de todos estos
elementos.
Los Egrégores tienen formas peculiares en los mundos superfísicos, similares a sus
representaciones simbolizadas, como el león de Gran Bretaña, el gallo de Francia, el
águila de Alemania, etc. Estas formas - como lo declaró Paul Sédir, que las observó
antes de la primera Guerra Mundial - pueden ser vistas por una persona clarividente, o
por otras con la directa asistencia de un Maestro espiritual, como lo fue el caso de
Sédir. En sus " Initiations" nos cuenta cómo, poco antes de 1914, el misterioso
Monsieur Andréas le mostró el futuro de Europa para algunos años adelante. Habla de
la tragedia de su amada Francia, que luego se desangró en la primera Guerra Mundial.
En la siguiente visión, que también fue provocada por el mismo Andréas, también se le
mostró a Sédir el pasado lejano, volviendo al tiempo de Santa Juana de Arco e incluso
habló con ella y tomó parte de la ceremonia mística que siguió en las mazmorras y
celdas del viejo castillo, donde la Santa fue reducida a prisión antes de su ejecución en
la hoguera.
Existe un momento en la historia, cuando Sédir - como puede verse por su narración pudo apreciar asimismo el futuro distante, probablemente la Segunda Guerra Mundial,
tan desastrosa para Francia. Pero se le prohibió revelar algo sobre eso, aunque su
profunda preocupación queda en evidencia a través de sus tristes palabras al final del
capítulo. En todas estas visiones, el Egrégor de Francia tenía la forma de un gallo,
mientras que los otros estaban representados por diferentes pájaros y animales, como
los comentados anteriormente.
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EJERCICIO 10
Su propósito es refinar la percepción visual para distinguir el aura de una persona,
animal u objeto.
Preparativos. La sala estará moderadamente iluminada por una sola vela y habrá un
fondo negro (colgando por ejemplo) sobre el que observar.
1. Siéntese cómodamente frente a un fondo negro, con los pies ligeramente
separados y apoyados en el suelo, el torso erguido y las palmas de las manos
abiertas sobre las rodillas. Relájese bien.
2. Coloque una de sus manos frente al fondo negro y mírelo, sin parpadear,
durante el mayor tiempo posible.
3. Luego examine sus contornos, el resplandor percibido con su longitud y sus
colores (no se desanime si no aparece nada al principio).
4. Poniendo la mano de perfil, luego junte gradualmente el pulgar y el índice
mientras observa lo que ocurre en el centro del círculo así formado.
5. Ahora acerque la otra mano a la primera, acercándolas gradualmente cara a
cara, con las palmas una frente a la otra, observando la combinación e
interpenetración de su resplandor antes de tocarse.
Todos los cuerpos emiten radiación; Quienes conocen las técnicas de radiestesia saben
que es posible resaltar esta radiación y medir su intensidad. Este es el objeto de este
ejercicio, resaltar este resplandor específico de nuestro cuerpo.
oooooooooooooooo
Para no engañar al lector, mantendremos este neologismo (relativo al éter de los Antiguos),
avalado por la costumbre.
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Un primer entrenamiento preliminar en este ejercicio, que permite probar el nivel de
percepción de un sujeto, consiste en hacer que éste dibuje, en una hoja blanca, los
límites, tal como los ve, de un espectro de luz obtenido a partir de la descomposición
de la Luz blanca por un prisma.
Un segundo entrenamiento preliminar, que permite obtener gradualmente una buena
visión del borde " etérico" de los sujetos u objetos observados, consiste en
concentrarse en mirar fijamente a una persona u objeto durante más y más tiempo sin
parpadear.
Para ver más allá de la percepción clásica, es necesario mostrar disposiciones
particulares y así practicar con mucha regularidad algunos ejercicios sencillos, como el
presentado anteriormente con los entrenamientos preliminares. La percepción así
desarrollada, depurada, permitirá inicialmente distinguir el aura fronteriza de los
cuerpos animados o no animados y el aura propia del cuerpo emocional de los sujetos
animados.
El aura del borde se caracteriza por una banda extremadamente brillante, de tres a
cinco centímetros de ancho, que sigue los contornos del cuerpo. En los humanos, esta
radiación está particularmente relacionada con lo que a menudo se llama cuerpo
etérico.
La percepción de la propia aura marca la segunda etapa de la sensibilidad clarividente.
Nos permite ver un halo que se extiende mucho más allá del borde etérico. Dentro de
este halo se distingue una actividad arremolinada muy intensa, atravesada por
destellos de colores muy variados.
El asiento del cuerpo emocional, su propia aura, es atravesado por colores cambiantes
en relación a las emociones, pero también a los pensamientos del sujeto. Sin embargo,
todo cuerpo emocional tiene un color dominante en relación al mayor o menor avance
espiritual de los individuos.
Tenga en cuenta que la percepción del aura de una persona se favorece en un ambiente
oscuro sobre un fondo negro, colocando detrás de la persona (entre el sujeto y el
fondo) una vela o una luz de un tono violeta o azulado. Si las circunstancias no lo
permiten, practicamos la visión sostenida, descrita anteriormente (sin parpadear), de la
persona cuya silueta se destaca sobre un fondo oscuro. Tenga en cuenta también que
las personas con grandes facultades de clarividencia también pueden percibir el
resplandor de otros cuerpos, mentales y espirituales.
oooooooooooooooooo
A veces se lo denomina " cuerpo astral" .
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Grado Asociado
Monografía No. 11
-A-
Respetados Asociados:
En el discurso precedente se nos dieron ciertas leyes sobre el origen del hombre, su
primer esplendor, su voluntad, y la condición en la cual se encuentra a si mismo en el
presente. También encontramos prevalecientes ciertos errores en la conducta y opinión
diaria de la humanidad en general.
Uno de los más grandes de estos, es el fracaso en distinguir entre materia inanimada y
organismo vivo. ¿Por qué? Daremos tres conceptos equivocados que han resultado en
este gran error: el primero es el error cometido por el hombre en su aparente
percepción del mal. Reiteremos la definición del mal:
" Mal es eso que se opone al
progreso de cada individuo" .
La oposición al progreso de la humanidad hace infeliz al hombre. Si es infeliz, entonces
él debe ser culpable por no hacer uso del privilegio de su libre albedrío, porque el mal
es inexistente cuando es confrontado con el bien. El progreso de cada ser en la Tierra,
sin embargo, está sujeto a la oposición, como resultado de su propia evolución.
Tanto como concierna a la práctica actual, realmente existe una doble acción
trabajando sobre el hombre y sobre la naturaleza. Podemos decir, en verdad, que en
efecto, existen dos fuerzas opuestas, si recordamos siempre que de estas dos
solamente una puede ser real.
La segunda fuerza, o mal aparente, no puede tener ni peso, ni número, ni medida,
debido a que estas concepciones pertenecen a la verdadera esencia del bien. Por lo
tanto, la voluntad del hombre progresará mucho si él reconoce al comienzo la gran ley
dual de las fuerzas positivas y negativas que trabajan en la naturaleza o en la creación
corpórea. Debemos reconocer esta ley dual en todas las cosas temporales, porque esta
realización será el medio de aclararla dentro de nosotros. Desde el comienzo de la
consciencia del hombre, siempre ha existido esta ley de acción dual. Es necesario, sin
embargo, que el hombre comprenda, y subsiguientemente supere, su creencia en un
poder ilusorio de lo negativo o mal.
Como resultado de la infortunada creencia del hombre en el poder de lo negativo, ha
surgido un segundo error en este Bosque de Errores: en su lucha por progresar, el
hombre ha hecho de naturaleza material una fuerza independiente. Aunque el hombre
fue capaz de ver que la naturaleza era viviente y activa, la consideró separada del
tronco principal de la creación. Esencialmente, él vio en ella un ser aislado, cuya voz
Orden Martinista Ogdoádica
estaba perdida en la distancia. Por lo tanto, las leyes y verdades que la naturaleza le
hubiera revelado, fueron vistas como oposiciones, más bien que como lecciones útiles.
Debido a que el hombre ha estado atado a las regiones materiales de la Tierra, ha
tratado de descubrir las leyes y fuerzas extendidas dentro de la materia del reino
invisible; pero se ha confundido por la creencia en que tal gula invisible debería ser tan
tangible como la materia en si misma. Él ha querido someter tanto a la materia y a la
fuerza directiva tras de ella, a sus medidas físicas. Tal medida corpórea puede ser sólo
dada al espacio y a la masa.
Si la humanidad estuviera en lo correcto al creer que esa fuerza invisible, directora, es
lo mismo que la materia, ello significaría que algunas de las emanaciones espirituales
de la Unidad estarían dentro de los lazos de facultades sensorias limitadas e inexactas.
Esto es directamente opuesto a lo que comprendemos tanto del hombre como de las
grandes fuerzas espirituales del universo, porque creemos que previamente el hombre
era capaz de percibir tales fuerzas. La solución a estos dos problemas que han surgido
como resultado de nuestra comprensión equivocada, es que las fuerzas invisibles tras
la naturaleza son superiores a y controlan la materia. Por lo tanto, ellas no pueden
tener la misma calidad. La materia no existiría sin estas fuerzas protectoras; no
obstante, estas fuerzas pueden existir sin la materia.
Es la recurrencia rítmica continua de tales fuerzas la que causa la renovación regular
de los seres corpóreos.
Esto nos lleva a un tercer error o equivocación general de la humanidad. Habiendo
visto cuerpos de animales y otras criaturas vivientes descomponerse y desaparecer de
la vista, y habiendo visto también a estos cuerpos continuamente reemplazados por
otros, el hombre ha inferido que los cuerpos nuevos fueron formados de despojos de
los viejos, las diferentes partes siendo una vez más introducidas en la composición de
nuevas formas. De esto, el hombre infirió que las partículas de materia fueron pasando
a través de un ciclo continuo de vida y muerte, permaneciendo su naturaleza
fundamental siempre igual. Esto no es verdad.
Primero, la materia, es decir, sus formas y expresiones, no es indestructible ni eterna.
Sólo las fuerzas cohesivas invisibles de la Unidad son eternas e indestructibles, y ellas
son la esencia de la materia. Uno debe tener cuidado de no confundir la materia con la
divina energía que la apoya. La materia es solamente la expresión externa, lo aparente,
sensible o tangible de las fuerzas cohesivas innatas de la Unidad.
En lo que concierne a la Unidad, no puede existir fin para criatura viviente alguna. Sin
embargo, la ley de dualidad causa el final que llamamos muerte. Ello aplica hasta los
vegetales, que proceden de semilla para florecer totalmente. La oposición a su progreso
lleva, finalmente, a una conclusión.
Orden Martinista Ogdoádica
Por lo tanto, vemos que los cuerpos de cosas animadas están hechos de materia la
cual, está siendo reforzada continuamente por energía cohesiva. La materia es incapaz
de retener esta fuerza bajo la continua presión y tensión de los aspectos negativos en
la naturaleza; así es que ocurre la muerte.
La muerte resulta del cese de actividad de estas fuerzas cohesivas. Estas formas están
sujetas a descomposición, solamente porque las fuerzas, habiéndose retirado,
abandonan a la materia a sus propias condiciones caóticas. Estas condiciones, siendo
negativas, se oponen la una a la otra. Ellas se dividen y destruyen ante nuestros
propios ojos.
Cuando los seres humanos devoran animales, podemos percibir alguna diferencia entre
la materia descompuesta, desorganizada y aquella que contiene energía cohesiva.
Cuando un hombre come una porción del cuerpo de un animal, obtiene una gran
cantidad de esa energía cohesiva. Esa energía no está en su equilibrio natural y trae un
aumento de energía porque quiere retornar a su fuente original o escapar. Durante esta
lucha, el ser humano siente una efervecencia que lo estimula a una acción más grande.
El se siente quieto sólo después de que sus propios órganos han dejado en libertad
esta energía cohesiva.
Esto nos lleva a la conclusión lógica de que la muerte es un simple fenómeno que todo
lo concierne. Un hombre sabio tiene la estabilidad moral para contemplar su propia
muerte. Aquellos que han comprendido los errores de este mundo y han estado
ocupados en vivir con luz y verdad, están conscientes a veces del fin que se acerca,
porque el espíritu es la antorcha de la materia.
Hemos dicho que el hombre está compuesto del cuerpo físico, de la envoltura plástica
y del ame. Usando la analogía de un caballo tirando de un carruaje y su conductor,
diremos que éste es el áme, o Alma del individuo; el carruaje es el cuerpo físico, y el
caballo corresponde a la envoltura plástica. Si el carruaje se rompe, el hombre puede
montar el caballo y seguir. Esto es lo que ocurre a la muerte. El jinete cabalga hasta
que el caballo envejece, se fatiga y consume; entonces, el jinete puede continuar a pie.
En la concepción materialista el hombre tira del caballo, el caballo está sentado en el
carruaje, y el carruaje dirige las acciones del caballo en lo que respecta al camino a
seguir. La misma analogía podría ser aplicada a otras concepciones relacionadas con la
muerte.
Quizás hasta una mejor analogía puede bosquejarse de un gran globo de observación.
(Ver el diagrama del globo)
Orden Martinista Ogdoádica
Ustedes verán que en el diagrama hay tres divisiones distintas y separadas. Estas tres
divisiones hacen la construcción del ser humano análoga a la figura.
La canasta de alambre que contiene las bolsas de arena, representa el cuerpo físico.
Está enganchada a la envoltura plástica en 1, la envoltura plástica a su vez, está
enganchada al propio globo en 2. Cuando el globo está lo suficientemente alto, el
viento se vuelve fuerte y sacude a la canasta que contiene las pesadas bolsas de arena.
El balanceo del globo a gran altura, desprende la pieza de metal en forma de gancho
que representa la envoltura plástica. El globo, entonces, sube hasta perderse de vista.
En esta figura vemos una explicación muy simple de la muerte. En el estado ordinario
de salud, los tres principios están unidos.
Cuando uno se enferma o se aproxima la muerte, algunas de las bolsas de arena son
arrojadas fuera de la canasta, y el áme es entonces capaz de ejercer una fuerza más
grande que el cuerpo. Las fuerzas del mundo espiritual comienzan a mecer al globo, y
el cuerpo es sacudido y dejado tras de si en la Tierra.
Siendo la Tierra el verdadero solvente de los cuerpos muertos, descompone el cuerpo
del hombre, siendo éste absorbido nuevamente dentro de la naturaleza. El gancho
doble, es el siguiente en sacudirse de su conexión con el áme. El áme entonces, se
remonta a las alturas invisibles.
El hombre sabio, por lo tanto, convencido de que este mundo es sólo un reflejo del
mundo invisible, se regocija más que afligirse cuando llega el tiempo de renovar su
familiaridad con el estado original, porque él sabe que los originales son preferibles a
los reflejos.
SUMARIO
En este mundo material opera una interacción negativa y positiva conocida en las
enseñanzas Martinistas como la gran ley dual. Esta acción aparente se debe a las
manifestaciones de bien y a los efectos de la ausencia del bien, que es el mal. El mal,
debido a su carencia de identidad, trabaja en oposición a la progresión del hombre.
La opinión general errónea que sostiene la humanidad, es que la naturaleza sólo existe
por s£ misma, independiente de toda creación.
Si el hombre guía sus acciones en la vida para evitar la oposición a su progreso,
dominará su vida y comprenderá la llamada muerte.
Orden Martinista Ogdoádica
*****
El Maestro de la Heptada puede convocar a discusión y clarificación de cualquier
punto.
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Cerraremos ahora este Conventículo, de acuerdo con el ritual de este Grado.
*****
Orden Martinista Ogdoádica
Orden Martinista Ogdoádica
Una obligada referencia debemos hacer del Maestro contemporáneo de la antigua
Filiación Rusa del Martinismo, Gregory Ottonovich de Mebes, más conocido por sus
iniciales " G. O. M." , quien en su obra escrita en idioma ruso " Curso Enciclopédico de
Ocultismo" escrita en la ciudad de Saint-Petersburgo entre el año 1911 y 1912 y
traducida al español por el antiguo miembro de la Orden Martinista, Sergei Veshñacov,
nos hace referencia en el capítulo dedicado a la explicación del XI Arcano, el desarrollo
de diversas instancias iniciáticas, religiosas y filosóficas desde el punto de vista de la
construcción egregórica. Su análisis tiene una visión desde la dinámica del
Tetragrámaton (el Nombre Sagrado de Dios) y como ella se proyecta en sus diversas
etapas hasta encontrar una solución y explicación lógica a la historia y objetivos
secretos de las sociedades de iniciación. Sin embargo, no podemos entrar en el estudio
de dicho texto ya que requiere de un tratamiento especial y de un auditórium
preparado para comprender tales conocimientos. Solamente lo citamos para que los
Hermanos estudiosos e investigadores busquen en sus profundos conocimientos,
estadios superiores de aprendizaje.
EL PODER DEL PENSAMIENTO, BASE DE TODA CONSTRUCCION EGREGORICA
Para que una Tenida Masónica, o de cualquier Orden Iniciática que sea, dé el efecto
deseado, cuyo objetivo es posible percibir por el sentido impreso en el ejercicio del
Ritual con el que esta opera, es que el lugar donde se reúne, debe estar exclusivamente
dedicado para el oficio iniciático en el cual se trabaja. Egregóricamente hablando, no es
conveniente dedicar un lugar usado comúnmente para actividades profanas, para
convertirlo en forma ocasional en un lugar para la actividad iniciática.
Por el contrario, tampoco es conveniente, desde este mismo punto de vista, que un
Templo dedicado al uso de un Ritual preciso, se convierta por cualquier razón, en un
lugar para actividades profanas.
Una Tenida masónica debe llevarse a cabo, tanto en el desarrollo del Ritual como en las
intervenciones personales que surgen en el debate o análisis de alguna enseñanza, en
la más justa y completa armonía. Si uno o más miembros de la Logia, estuvieren
pensando, por ejemplo en forma vanidosa, sobre lo ostentoso de los paramentos que
lucen para la ocasión, o el deseo de manifestarse en el afán de brillar y tomar parte
prominente en los procedimientos del Ritual; si existieran sentimientos personales tales
como haber ingresado al Templo en un ánimo de sentirse ofendido, de revancha, o
estar afectado por los celos y la envidia, lo más probable es que todo el ejercicio y
esfuerzo por conseguir el objetivo oculto del sentido del Ritual sería algo
absolutamente inútil.
Si por el contrario, al ingresar en el Templo, los miembros que participan de él hacen el
ejercicio de dejar todo pensamiento, sentimiento y acción profana fuera, entonces
Orden Martinista Ogdoádica
puede resultar de un efecto muy considerable y beneficioso. Entendemos que en la
mayoría de los casos es así, como también que de tales efectos no se tiene conciencia,
por lo desconocido que resulta del análisis de dicho tema.
La técnica recomendable para el estudio de un tema en una Tenida en particular, es que
todos los miembros que asisten a ella se encuentren al tanto sobre cuál materia se
estudiará. Esto permite que todos se hayan preparado convenientemente y con
antelación al día de la asamblea. No es de responsabilidad el que algún Hermano llegue
a las reuniones de su Logia sin siquiera estar enterado sobre el motivo y temática que
se trabajará en ella, sino por el contrario, todo Hermano debe tener una inteligente
comprensión del tema que se va a tratar. Su asistencia entonces constituirá un factor
de aporte al trabajo general que emprenda la Logia.
Los Aprendices, Compañeros y Maestros, tienen que hacer su trabajo, y más allá de ser
simples espectadores, deben estar en condiciones de hacer aportes ciertos sobre los
temas en estudio; si no se está en condiciones de hacer un aporte objetivo, al menos
cada uno de ellos debe dar su opinión; esto igual sirve, pues también se acumula al
resultado sumatorio que en adelante se observa en la construcción del Egrégor que se
quiere tener.
Este no es un tema fácil de entender, por el contrario, requiere de cierta reflexión y
meditación, pues es necesario fijarse sobre el efecto exacto de un pensamiento bien
definido y sostenido en el tiempo.
Todo pensamiento suficientemente definido para ser digno de este nombre, produce
dos resultados diferentes. Primeramente, debe establecer una vibración lo
suficientemente definida y fuerte como para invadir todo el plano de la comprensión
mental que involucra a nuestros hermanos que se encuentran a nuestro alrededor,
donde al igual que la voluntad al ordenar a un dedo de nuestra mano que ejerza
presión sobre una tecla definida de un piano, resulte de un sonido audible y musical;
nuestro pensamiento suficientemente definido entrará en la comprensión de todos
quienes asisten al trabajo de la Logia. En segundo lugar, cada pensamiento reúne a su
alrededor la materia viviente del plano mental y construye lo que se denomina forma
de pensamiento. Allí está el átomo simiente por el cual se construye el Egrégor de
nuestra Logia.
Si nuestros pensamientos y aportes al estudio de la Logia están radicados en exclusiva
a un simple ejercicio mental, donde nuestro aporte resulte de algo comúnmente
repetitivo y ya sin sentido, como quien suma dos más dos, tal esfuerzo no pasa más
allá de ser simplemente eso.
Orden Martinista Ogdoádica
Si nuestra intervención ya no es una simple exposición de palabras sin gracia y
sentido, sino que nuestro pensamiento expresado por el verbo lleva como sello el
sentido altruista, de la aspiración elevada y de la emoción superior por los Ideales que
profesamos, entonces esa simple idea como pensamiento, se desarrolla en la
comprensión de los hermanos centuplicando así su fuerza y acción.
Pero, un sentimiento y un pensamiento altruista pueden morir si a su derredor moran
sentimientos y vibraciones inferiores tales como el egoísmo, el fanatismo o la
intolerancia.
Cuando un Iniciado piensa y hace aportes muy bien definidos desde el punto de vista
de la Doctrina a sus hermanos y Logia en general, está enviando a su derredor una
vibración muy potente, porque prácticamente no sufre oposición, al igual que un
sonido en un gran silencio. Es como una luz brillante en una noche oscura. Es la visión
que mediante la potencia de su vibración, remece las mentes de sus iguales para
despertarlos de su sueño mental. Es el momento en que se esclarecen las mentes de
todos y comprenden las múltiples posibilidades de un pensamiento bien dirigido,
esclarecido y con emoción. Esto no quiere decir que se comprende por completo las
doctrinas que nos sustentan, sino que los hermanos que lo han escuchado tienden a
liberalizar ciertas posiciones del plano mental, que los dejan en condiciones
beneficiosas e incalculables de recepción y creatividad.
Ahora bien, si el pensamiento de un solo hermano produce tales resultados, fácil será
comprender que el pensamiento de veinte, treinta o más hermanos dirigidos al mismo
fin producirá un efecto enormemente mayor. La fuerza del pensamiento unido de un
gran número de hermanos es, con mucho, mayor que la suma de sus pensamientos
aislados.
Un Masón u Hermano de cualquier Orden Iniciática consecuente en pensamiento y
emoción con sus ideales, se constituye en un centro del cual fluyen hacia el mundo
profano, las ideas y pensamientos liberalizadores hacia mentes que en absoluto han
sido despertadas a ideas superiores, produciendo un verdadero aceleramiento al
momento de su despertar.
Quizás muchos piensen que aquí se cierra la enseñanza, pero en verdad recién está a
punto de comenzar.
Orden Martinista Ogdoádica
EJERCICIO 11
Su propósito es familiarizarnos a cada uno de nosotros con la proyección de " formas
de pensamiento" durante las experiencias de visualización.
Observación. Este ejercicio es una extensión del ejercicio 9; por lo tanto, nos
referiremos a esto primero.
1. Siéntese cómodamente (repase lo que se dijo al comienzo del ejercicio 9 sobre este
tema) con los pies ligeramente separados y apoyados en el suelo, el torso
erguido y las palmas de las manos abiertas sobre las rodillas. Cierra los ojos y
relájese bien.
2. Elija una persona con la que desea contactar y el mensaje que desea enviarle.
Luego aplique toda su atención de tal manera que su visualización sea lo más
clara y vívida posible y que su mensaje sea lo suficientemente claro y conciso.
Al hacerlo, intente formarse una imagen mental de una escena en la que se
dirige directamente a esa persona.
3. Una vez que se haya concentrado de esta manera, respire hondo y, mientras
exhala lenta y completamente, continúe visualizando a la persona de contacto y
diga mentalmente (aquí, como siempre en tal caso, debe ser obvio que la
redacción dada solo puede ser general, a modo de ejemplo; por tanto, podemos
adaptarnos.):
" Que este mensaje se proyecte hacia (nombre aquí el interesado). ¡Está hecho! "
4. Entonces deje de pensar en el mensaje y evite prestarle atención.
Orden Martinista Ogdoádica
En el proceso de visualización, tenemos que dar ciertos pasos y hacerlo en buen
estado.
El propósito de la visualización es combinar ideas en una imagen mental clara y
ordenada. Esto solo se puede hacer si se procede metódicamente y con una buena
comprensión del proceso en cuestión; en otras palabras, todos los detalles que entran
en la imagen que visualizamos deben complementarse entre sí en nuestra conciencia y
realzar el todo.
Siendo el objetivo de cualquier visualización que se proyecte hacia la conciencia
universal y, posiblemente, por esta última, hacia una persona muy concreta, es
fundamental que ésta sea clara y precisa, tanto en la sustancia como en la forma.
Para cada una de nuestras visualizaciones, por lo tanto, debemos definir con precisión
su propósito y, mientras nos esforzamos por simplificarlo, construirlo gradualmente
hasta el más mínimo detalle, con toda la vida que podamos poner en él. Así que
debemos cerrar los ojos e incorporar lentamente los detalles que queremos ver en
nuestra imagen mental. Hecho eso, debemos tomarnos el tiempo para contemplar todo
internamente, para ver si no hemos olvidado o pasado por alto un detalle, una
tonalidad, un color, etc.
Es importante entender que si seguimos pensando en el mensaje después de
" enviado" , impedimos su proyección y así acortamos el proceso, reduciendo o incluso
eliminando su efectividad.
Sin embargo, tenga en cuenta que es posible renovar (tanto como sea necesario) los
procesos de visualización y proyección, haciendo que se sucedan; entonces
simplemente será necesario dejar un tiempo razonable (variable y a determinar por la
experiencia personal) entre las distintas pruebas. Por otro lado, si queremos enviarle un
mensaje a alguien, es preferible (y en la medida en que se nos deje esta libertad), elegir
un momento en el que sepamos que esa persona se encuentra en un estado receptivo,
por ejemplo al dormir o en reposo.
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Orden Martinista Ogdoádica
Orden Martinista Ogdoádica
Grado Asociado
Monografía No. 12
-A-
Respetados Asociados:
Para tener una comprensión más completa de las dificultades que acosan al hombre en
este mundo, viene bien que tengamos una más grande comprensión del mundo de la
naturaleza, del hombre y, eventualmente, de las esferas espirituales. A medida que
nuestros discursos continúan, advertiremos que ellos expanden y elaboran principios
generales y declaraciones relacionadas con Dios, la naturaleza y el hombre. Después de
haber tomado un examen precipitado de la naturaleza, examinémosla más en detalle,
paso a paso.
Se nos ha dicho que estamos en un planeta llamado Tierra, esférico en forma, girando
sobre sí mismo en el espacio. Muchas cosas vivientes más o menos organizadas
forman junto con nosotros los diferentes pasos que nos separan de los minerales. En
los cielos más allá de la Tierra giran otros cuerpos opacos que están iluminados
solamente por el reflejo del Sol. Estos numerosos planetas y sus satélites junto con el
Sol forman lo que es conocido como nuestro sistema solar.
En el universo existen una infinidad de sistemas solares comparables al nuestro.
En nuestro último discurso hablamos de las acciones positivas y negativas que el
hombre está forzado a conocer. Vimos específicas instancias de esta acción positiva y
negativa tratando de destruir todo lo que hemos hecho con esfuerzo. El hombre
construye, y si cesa por un solo momento de mantener lo que ha construido y
repararlo, las fuerzas que parecen invencibles comienzan a tomar esas cosas para
destruirlas. Las polillas comen nuestra ropa. El óxido se come nuestro hierro. Las
malezas inutilizan nuestros campos cultivados.
Hemos hablado de los reinos mineral, vegetal y animal. Estas divisiones y su existencia
constituyen lo que se conoce como el Mundo Elemental de nuestro sistema solar. Esta
es la primera división a considerar. La Tierra y los otros planetas y satélites
constituyen lo que los antiguos místicos llamaban el Mundo de Esferas, la segunda
división de nuestro sistema solar.
Existe además otra división del sistema solar, que es más o menos invisible. Esta
división era conocida por los antiguos como el Mundo Empíreo.
Tanto el Mundo de las Esferas y ese llamado el Empíreo, tienen que ver con los grados
avanzados de nuestra Orden. A través de todo este Grado, estaremos concernidos
solamente con el Mundo Elemental.
Orden Martinista Ogdoádica
En este mundo, como se ha dicho, existen tres divisiones: Mineral, vegetal y animal.
Los minerales son substancias que tienen una única propiedad de crecimiento:
Crecen en volumen sin cambiar su posición. Así, el mineral es un poco tierra-sol,
recibiendo rayos y reflejándolos y, al mismo tiempo, incrementándose y agrandándose.
El reino vegetal empuja hacia arriba hacia la luz, sin cambiar su posición pero
creciendo en dirección vertical. Los vegetales tienen sus cabezas, o bocas, formadas
por raíces en el terreno. El cuerpo principal del vegetal se encuentra bajo tierra. La
cabeza se hunde más y más dentro de la tierra, mientras las ramas y los miembros dan
a luz flores y semillas.
Este punto es importante de advertirlo, porque algunas veces el hombre piensa que él
puede crecer sólo en una forma —hacia arriba.
En nuestro planeta, todo puede crecer en ambas direcciones. En otras palabras, cada
vez que el hombre lleva a cabo un acto sobre la Tierra, o lo eleva o lo degrada. Con el
tiempo, él puede transformarse en algo tan enraizado que el temor y el sufrimiento lo
quebrarán o desarraigarán con gran dificultad.
El hombre pertenece al reino animal. La más destacada habilidad de los animales es la
habilidad para moverse hacia donde quieran. En adición, el hombre posee dentro de sí
mismo una luz viviente, o fuego místico, que no se encuentra en cualquier parte del
reino animal. Por medio de esta luz, él es capaz de funcionar intelectual y
espiritualmente.
Los anatomistas místicos usualmente dividen el cuerpo en tres partes: la cabeza, el
pecho y el abdomen. La justificación del número tres vendrá más tarde en nuestra
discusión de los números. Es suficiente decir aquí que la naturaleza en sí misma dirigía
esta división. Las primeras divisiones generales son representativas de subdivisiones y
analogías más detalladas.
El abdomen contiene el estómago, los intestinos y el hígado. Para el antiguo alquimista,
el abdomen correspondía a la sal alquímica (
), simbolizando las aguas de la
creación. El Cabalista usaba la letra hebrea Mem (
), para representar la misma cosa.
El pecho contiene el corazón y los pulmones y es, por lo tanto, el asiento del sistema
circulatorio como también del respiratorio. El alquimista representaba esto por el
mercurio alquímico (
letra hebrea Aleph (
), la esencia vital universal. El Cabalista lo representaba por la
).
Orden Martinista Ogdoádica
La cabeza del hombre es la fuente de la primitiva substancia del sistema nervioso y el
asiento del intelecto. Para el alquimista ella correspondía al azufre alquímico (
fuego divino. El Cabalista se refería a ella con el uso de la letra hebrea Shin (
la Ilustración A)
), el
). (Ver
En el estado embronario, el cuerpo humano está hecho de tres cubiertas o fundas.
Primero aparece la externa, que forma el cerebro, la médula espinal, los nervios, la piel,
el cabello, el esmalte de los dientes, las uñas y partes de los ojos. Esto es conocido
científicamente como el ectoderma o ectoblasta.
Después de esta cubierta, aparece una interna de la que se desarrolla el aparato
digestivo, es decir, el hígado, estómago, páncreas, etc. Esta piel interna se llama
endoderma. Cuando la piel interna ha sido formada, aparece una cubierta intermediaria,
que se llama mesoderma. De la cubierta en el medio se desarrollan los órganos de la
circulación, los riñones, los músculos, el esqueleto, la dentina de los dientes, etc. En
adición a esta formación tríplice, existe también una circulación tríplice.
Desde el punto de vista oculto, el abdomen, pecho y cabeza, son considerados los
centros de la linfa, la sangre y la fuerza nerviosa, cada una más o menos un fluido
conectado, respectivamente, a cada uno de estos tres centros.
A cada una de estas tres divisiones del cuerpo están conectados los miembros: al
abdomen, las dos piernas; al pecho, los dos brazos, y a la cabeza los miembros
cefálicos, o mandíbulas inferior y superior. (Ver la Ilustración B)
La anatomía es una ciencia creada por el hombre. Como tal, tenemos el derecho de
interpretarla como pensamos que ajusta. Este diagrama, por lo tanto, contiene
Orden Martinista Ogdoádica
suficientes divisiones generales como para diseñar al hombre desde el punto de vista
Martinista.
SUMARIO
La concepción tríplice del universo, o nuestro sistema solar, está clasificada por los
Martinistas dentro del Mundo Elemental (mineral, vegetal y animal):
El Mundo de
Esferas (cuerpos celestes); y el Mundo Empíreo (lo infinito más allá del Mundo de
Esferas).
La concepción anatómica del hombre es también tríplice, consistiendo en la cabeza, el
pecho y el abdomen. Esta concepción está en acuerdo tanto con la Alquimia como con
la Cábala: La Alquimia representa las divisiones como azufre (
(
), mercurio (
); y la Cábala las representa por las tres letras Madre, Shin (
Mem (
), y sal
), Aleph (
).
**********
Cerraremos ahora este Conventículo de acuerdo con el ritual de este Grado.
**********
), y
Orden Martinista Ogdoádica
Orden Martinista Ogdoádica
Orden Martinista Ogdoádica
EL EGREGOR Y LA LOGIA
La construcción del Egrégor de una Logia está directamente relacionada con varios
aspectos que es importante anotar. De hecho, cuando se funda una Logia, esta viene a
la existencia bajo ciertas condiciones, que pueden ser de tipos astronómicas,
astrológicas, numerológicas, cabalísticas, etc., y que afectan toda su vida. Algunas
nacen sanas y robustas, otras débiles y enfermizas, permaneciendo así durante el
transcurso de muchos años.
Quienes hemos tenido alguna experiencia en visitar algunas Logias de diferentes Ritos,
por ejemplo, nos podemos dar cuenta que todas tienen sus características peculiares
que perduran a pesar de los individuos que entran y salen y de los que las componen
en forma regular. De hecho, están animadas desde su fundación por propósitos muy
particulares. Algunas Logias llevan el nombre de alguna virtud, como por ejemplo
" Esperanza" , " Unión Fraternal" , " La Concordia" , etc.; otras llevan el nombre de
personajes famosos, como: " San Martín" , " Mozart" etc., y otras llevan nombres de
santos patronos como, " San Juan Evangelista" , " San Andrés de Escocia" , etc., todas
ellas animadas por una idea sostenida en una inspiración que busca una meta en
particular. Estos nombres están sostenidos por pensamientos, los cuales se revisten
con materia de planos superfísicos y que permanecen como una entidad independiente,
durante un tiempo más o menos largo con mayor o menor actividad, según sea el
impulso original que se le ha dado y según es reforzado por nuevas corrientes de
pensamiento.
Un hecho que es importante considerar, y que reafirma lo que dijéramos en un
principio, el Templo de la Logia debe ser considerado como el lugar donde habita el
Egrégor formado por el pensamiento colectivo de todos los Hermanos que asisten a las
Tenidas.
El Templo es el lugar exclusivo para los trabajos de todos los masones y no otro lugar.
La construcción y permanencia del Egrégor no puede ser perturbado por pensamientos
desarmónicos, cosa que ocurre cuando dicho lugar es utilizado para fines que no son
iniciáticos.
Si un Templo es utilizado en otros días de la semana para actividades de tipo profano,
el Egrégor se siente desarmónicamente afectado con las formas de pensamiento
creadas allí por las habladurías, comentarios, chismes, discusiones, risotadas,
diversiones, diversos aromas y olores que emanan del consumo de cigarrillos, bebidas
alcohólicas, etc., todos ellos como efectos de una convivencia social profana. El
Egrégor ciertamente que es afectado por todos estos elementos, y nuestro deber es
defenderlo de todo este perjuicio evitando que nuestros Templos se conviertan en
centros de actividad profana.
Orden Martinista Ogdoádica
Nuestro interés por el embellecimiento del Templo debe ser permanente ya que el
Egrégor que construimos se ve agradablemente afectado por los pensamientos de
todos los que ingresen en él. Por el contrario, lo perjudicamos, si al ingresar al Templo
este se encuentra sucio, con adornos de mal gusto, los Hermanos mal decorados, los
candelabros deslucidos y no lustrosos, las paredes mal pintadas, mal iluminado. El
Templo puede ser sencillo pero debe estar escrupulosamente limpio, decorado de un
buen gusto para estimular el respeto, el recogimiento y el estímulo para la emoción
artística, porque el Egrégor debe ser perfecto en todos los sentidos, y el arte y la
belleza son fundamentales para la evolución tanto del Egrégor de la Logia como de los
Hermanos que la componen.
El Egrégor es formado con nuestros pensamientos, sentimientos y emociones y de
acuerdo a ellos, este reacciona sobre nosotros ayudándonos tan pronto como nos
pongamos bajo el amparo de su influencia.
En el Templo no debería haber ninguna murmuración, ni menos ningún pensamiento o
gesto poco fraternal, pues un mal pensamiento y un acto antifraternal por parte de un
iniciado es multiplicado por esta condición que al ser hechos por un profano. No da lo
mismo un comentario mal intencionado de parte de un profano, que una crítica
incorrecta, maligna e injusta hecha por un iniciado. Por eso, todos los hermanos deben
procurar que los trabajos siempre estén poblados de los pensamientos más elevados y
con las palabras más respetuosas y afectuosas. Siempre hay que dar paso a opiniones
útiles, verdaderas y agradables.
Todos los miembros de una Logia son importantes. Son necesarios los Hermanos con
capacidades intelectuales, para construir su cabeza; son necesarios los Hermanos de
vivos sentimientos para construir su corazón, son necesarios los Hermanos
cooperadores y siempre dispuestos a servir a sus demás Hermanos, para construir sus
miembros. Si se da el caso que un grupo de ellos es muy excesivo, entonces la
construcción del cuerpo y el alma del Egrégor también será desproporcionada.
EJERCICIO 12
Su propósito es conseguir que utilicemos cada uno de nuestros sentidos por separado,
prestándoles toda nuestra atención y concentración.
Observación. Este ejercicio se puede realizar en cualquier lugar y bajo cualquier
condición. Debe repetirse sucesivamente, durante diferentes semanas o en diferentes
días de la misma semana, para los demás sentidos físicos: oído, tacto, gusto y olfato.
Este ejercicio no puede ser objeto de práctica colectiva.
Orden Martinista Ogdoádica
1. En la próxima semana, elija un día para prestarle mucha atención a todo lo
que ve.
2. Esfuércese por ver las cosas como nunca antes lo había hecho: míralas,
míralas, obsérvalas, contémplelas en detalle, con el intenso deseo de percibir la
energía que está en su forma, su color, en una palabra: su apariencia.
3. Observe mientras hacemos esto con qué frecuencia cada día perdemos
experiencias que, si bien son puramente objetivas, son sin embargo muy
enriquecedoras.
Al realizar este tipo de ejercicio, encontraremos que, en general, hemos desarrollado el
hábito de retener conscientemente solo una fracción muy pequeña de las vibraciones
que pueden ser percibidas por nuestros sentidos físicos. Nuestro cuerpo y nuestra
conciencia son dos aspectos complementarios de una misma cosa: la vida. Se recibe,
asimila y reproduce materia; el otro recibe, asimila y reproduce impresiones mentales
(entendiéndose este término en el sentido más amplio).
El crecimiento de uno aparece en su estructura material y el del otro en su ideación
inmaterial. Cualquier acción que un estímulo produzca sobre la conciencia deja allí su
huella. Sólo se produce una modificación parcial o total de esta acción cuando se repite
un estímulo similar; cuanto mayor es la similitud, más duradera es la memoria de este
estímulo. Un punto a tener en cuenta es que la memoria parece retener de manera
imprecisa cualquier impresión vaga y continua de lo mismo.
Esto se debe a que tal impresión crea una monotonía que no tiene suficiente interés
para ser comprendida o hecha comprensible mediante asociaciones o relaciones
mentales precisas y claras.
Todas las vibraciones transmitidas al cerebro se transmiten a través de los órganos
sensoriales y los nervios sensoriales a un ritmo determinado; todas las impresiones que
llegan a la conciencia y provienen de ella también obedecen a un cierto ritmo.
Cuando el ritmo de ciertas impresiones se vuelve uniforme o monótono, la conciencia
finalmente se adormece.
Orden Martinista Ogdoádica
Orden Martinista Ogdoádica
Orden Martinista Ogdoádica
Grado Asociado
Monografía No. 13
-A-
Respetados Asociados:
Ustedes recordarán que, en el discurso anterior, dividimos el hombre físico en tres
partes, con tres fluidos o fuerzas, uno por cada una de las partes principales. Cada una
de estas tres divisiones, cubre en parte las otras dos. Esto explica la constitución del
hombre desde el punto de vista místico y el ocultista.
Pitágoras, un iniciado en las antiguas escuelas de los misterios, quien estableció una
escuela renombrada en Crotona, Italia, dio una excelente ilustración de cómo se
entrelazan estas tres divisiones. Los estudiantes modernos, que han intentado
representar la filosofía de Pitágoras sólo por medio de números, han logrado seguir sus
arreglos sólo parcialmente, porque la verdad del asunto es que los místicos de la época
de Pitágoras usaban tanto palabras, como ideas. El diagrama A ilustra tanto las ideas
de Pitágoras, como los conceptos de la Orden Martinista.
Este es un diagrama muy profundo. Los llamados escritores místicos han promulgado
teorías acerca de los numerosos cuerpos de que está compuesto el hombre, pero ellos
han confundido las subdivisiones con las divisiones principales. Es verdad que existe
una variación en cada una de las tres divisiones principales, como se ilustra en el
diagrama; pero existen solamente tres partes principales en la verdadera constitución
del hombre.
Ya hemos hablado de éstas:
el áme, la envoltura fluidica, y el cuerpo físico. Cada
una de éstas contribuye a la formación de las otras dos. Así, antes de nacer, el áme da
ímpetu al cuerpo fluidico, y éste sirve como matriz para el cuerpo material.
Durante la vida terrestre, sucede lo contrario:
el cuerpo físico hace posible que el
cuerpo fluidico y el espiritual funcionen en este plano. Durante la vida en la Tierra, las
nueve vibraciones de estos tres cuerpos están fundamentalmente enlazadas.
La unión de las envolturas física y fluidica, produce una chispa llamada vida, que
perdura mientras el hombre permanece en la Tierra. Ocurre lo mismo con la unión de la
envoltura fluidica y el áme, sólo que en este caso, la chispa, o la luz, es algo más
intensa. La constitución del hombre está completa cuando las tres partes funcionan
como una unidad.
Aquellos que creen que esta chispa es permanente, no pueden explicar qué pasa con
ella antes del nacimiento y después de la muerte.
Orden Martinista Ogdoádica
La vida física puede compararse con la luz producida por una corriente eléctrica,
pasando a través de dos pedazos de carbón. La electricidad y los dos trozos de carbón
contienen luz potencial, pero no habrá chispa, a menos que los carbones se acerquen lo
suficiente para que la corriente pase del uno al otro.
En forma análoga, Pitágoras usó números para ilustrar el funcionamiento de varios
principios en el cuerpo y en la naturaleza. Los números son un medio general de
simbolismo, que pueden aplicarse a todas las formas que se manifiestan en este plano
material, porque sin números no podría haber peso, medida o clasificación. Los
números juegan una parte importante en toda acción sensible que el hombre establece
para buscar su liberación de este Bosque de Errores.
Si es verdadera la gran Ley Hermética de la correspondencia que dice, " Aquello que
está arriba es análogo a lo que está abajo" , entonces poseemos una clave definida para
estudiar la constitución del ser humano. En general, podemos afirmar que el cuerpo del
hombre está hecho a imagen de Dios y que la verdad está en el hombre.
Hemos visto que existen tres divisiones generales en el cuerpo físico: abdomen, pecho
y cabeza. Sin embargo, encontramos representados otros números además del 3.
Existen 7 aperturas en la cabeza: dos ojos, dos orificios nasales, una boca y dos orejas.
Tenemos diez dedos, cinco en cada mano; además, diez dedos en los pies y doce pares
de costillas. Finalmente, el cuerpo está dividido en dos partes generales —una mitad
derecha y una izquierda. El hecho de que la mitad derecha es positiva y la izquierda
negativa, con el tiempo llegará a tener un significado importante para ustedes. En este
grado, sin embargo, el número tres tendrá el mayor significado. (Ver Diagrama B)
En su uso de los números, Pitágoras estaba siguiendo la práctica acostumbrada por los
místicos primitivos, cuyo concepto del significado de los números se ha perdido
totalmente. Para ellos, los números eran simbólicos de leyes manifestadas; eran
expresiones de la Unidad absoluta del Omnipotente. Las operaciones de los números,
entonces, eran análogas a las operaciones de las leyes del Omnipotente. Así, los
números llegaron a ser considerados como teosóficos en sus operaciones, porque ellos
representaban las fuerzas del Omnipotente que penetran las leyes de la naturaleza y se
extienden a través del mundo.
Las operaciones teosóficas eran de dos clases: reducción y adición. Por medio de la
reducción teosófica, todos los números de dos o más cifras podían ser reducidos a una
unidad por la adición de todos sus elementos. La reducción teosófica está ilustrada en
la primera sección del diagrama.
Orden Martinista Ogdoádica
Por medio de la adición teosófica, el valor teosófico de cualquier número podía ser
obtenido sumando todos los números desde la unidad hasta, e incluyendo el número
en sí. Este proceso está ilustrado en la segunda parte del diagrama.
Un examen ulterior de los números en este momento, no obstante, sólo nos confundiría
más, puesto que aún no completamos el estudio de las cosas fundamentales que los
harían significativos. Sólo nos detendremos en este tema lo suficiente para destacar la
importancia que los místicos atribuían a los números 1, 3, 4, 7 y 10, antes de proceder
a una comparación de la división tríplice del hombre en el Martinismo, en relación con
otras filosofías. Notarán que la división tríplice es mantenida y que sólo la terminología
varía. (Ver Diagrama C)
En Sánscrito el cuerpo físico está representado por la palabra RUPA. La que
corresponde a la envoltura fluidica es JIVA, que literalmente quiere decir "vestido'' o
"apariencia", pero que significa vida renovada o vitalidad. Atman, que es la traducción
más cercana que se puede hacer al español, representa Alma Divina siendo encarnada.
La filosofía hebrea usa la palabra ruach en vez de áme, nephesch por envoltura fluidica
y malkuth por el cuerpo físico.
La filosofía egipcia usa la palabra BA por áme, KA por la envoltura fluidica y KHAT por
el cuerpo físico.
En discursos anteriores, el énfasis principal se hizo en la envoltura plástica como el
eslabón que conecta la parte más elevada del ser del hombre, el áme, y la más baja, el
cuerpo físico. Generalmente, se cree que la envoltura plástica está dentro del cuerpo
físico, pero esto es sólo parcialmente cierto. Debido a su naturaleza extremadamente
tenue, la envoltura plástica se extiende hacia afuera y rodea el cuerpo físico. Está
estrechamente ligada a nuestra respiración. Como el hombre está atado a su madre
antes de nacer por medio del cordón umbilical, así está atado después del nacimiento a
la atmósfera de la Tierra, por la respiración. Como analogía con el cordón umbilical, el
cordón de la respiración que ata al hombre a la Tierra ha sido referido místicamente
como el cordón atmosférico o, como en Eclesiastés 12:6, el Cordón de Plata. De hecho,
el Cordón de Plata es el nombre usado más frecuentemente.
Cuando el cordón umbilical es cortado en el momento del nacimiento, el hombre
comienza una nueva existencia. En la misma forma, cuando el Cordón de Plata, o el
cordón atmosférico si ustedes prefieren ese término, es cortado al morir, el hombre
entra de nuevo a otra existencia.
Es la envoltura plástica la que anima el cuerpo físico del hombre. Su verdadero asiento
anatómico en el cuerpo humano está en la cavidad torácica, y su energía circula a
Orden Martinista Ogdoádica
través del sistema nervioso simpático. También debemos mantener en mente que la
envoltura plástica sirve tanto al áme como al cuerpo. Su servicio al cuerpo yace en
presidir la vida orgánica o animal y para el áme en suplir los medios de comunicación
del conocimiento intelectual.
Durante el sueño o en los períodos de inconsciencia, se interrumpe la relación entre la
envoltura plástica y el cuerpo físico. En tales momentos, se dice que la envoltura
plástica está desconectada de su correspondiente asiento físico.
La función de la envoltura plástica es proveer la electricidad humana o la fuerza
nerviosa necesaria para la acción del espíritu o para la interacción del áme y la materia.
Desde un punto de vista orgánico/ la envoltura plástica es realmente una herramienta
universal, tanto para el cuerpo como para el espíritu.
El áme tiene muy poco contacto con el cuerpo físico. La envoltura plástica, sin
embargo, tiene una mitad de sus cualidades entrelazada con el ame. Así, el áme es
capaz de funcionar a través del cuerpo físico, por medio del mediador plástico.
El hombre puede así comulgar con sus semejantes, los hombres, en dos formas:
físicamente, dándose la mano con ellos, y, astralmente, proyectando electricidad
humana hacia otro espíritu. Los chinos han simbolizado admirablemente este último
tipo de comunicación, por medio de un símbolo que representa la unión de la envoltura
plástica y el áme. (Ver Ilustración D) En la China, este símbolo puede ser encontrado en
los estandartes de muchas sociedades secretas. En la delineación de este símbolo, una
mitad es hecha luz y la otra mitad obscuridad.
Con esta explicación, el estudiante debería ser capaz de distinguir las tres divisiones
del ser humano. Las dos divisiones más bajas como responsables de la reproducción y
de todos los actos de la vida, no pueden operar sin un áme superior e inteligente, que
ordene a los de abajo a actuar. Nuestro próximo discurso servirá para continuar
tratando acerca de la envoltura plástica y la importancia de sus funciones. Estas
observaciones ayudarán al hombre sabio y prudente y le prevendrán de perderse a sí
mismo en senderos desconocidos de los que no puede retornar.
SUMARIO
Los sabios veían en números los símbolos de las leyes de la Unidad en operación. Los
números tenían, entonces, un significado teosófico, que era medido por reducción y
adición teosófica.
La división tríplice Martinista del hombre, difiere de la de Pitágoras y otras filosofías,
sólo en su terminología.
Orden Martinista Ogdoádica
La naturaleza de la envoltura plástica como un intermediario entre el ame y el cuerpo,
la hace análoga en un sentido al cordón umbilical. Así como el cordón
umbilical
anuda al hombre a su madre antes de nacer, así la envoltura plástica, de la que
hemos llegado a pensar como si fuera un cordón atmosférico, anuda al hombre a la
Tierra por medio de la respiración.
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Cerraremos ahora esta Conventículo de acuerdo con el ritual de este grado.
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Orden Martinista Ogdoádica
Orden Martinista Ogdoádica
Orden Martinista Ogdoádica
Orden Martinista Ogdoádica
Las Tenidas deberían ser constantes y regulares y tan frecuentes como fuere posible,
no precisamente muy concurridas, pero sí los que asistieren debieran ser sinceros y
entusiastas con los trabajos de la Logia. Esta actitud es fundamental para su
construcción ya que necesita además ser cargada continuamente con nuevo poder.
El Gran Arquitecto del Universo es el Logos constructor, y al igual que el que crea los
mundos de acuerdo a sus designios, los miembros de una Logia (que es un
microcosmos) también crean al Egrégor según los patrones de pensamientos que
emiten en su conjunto. Es una gran responsabilidad, pero al mismo tiempo un gran
privilegio el tomar parte de tan magnífica forma de pensamiento, cargada de benéficas
influencias que ayudará a todos los que se pongan en contacto con él.
Por cierto que el Egrégor tiene una individualidad, y es por el resultado de quienes
tengan un poder de pensamiento más poderoso, fuerte y definido, elementos que son
más activos al momento de definir su edificación. Sin embargo hay que tener cuidado,
porque si todos los elementos que colaboran a la construcción del cuerpo del Egrégor
no son lo suficientemente equilibrados, entonces es posible que nos encontremos con
Egrégores de clases muy variadas. Unos pueden ser fríamente intelectuales, otros
activos y batalladores, otros adormecidos y tristes, otros muy cautelosos y
desconfiados.
Si visitáramos varias Logias y poseyéramos la capacidad sensitiva de captar la
influencia de un Egrégor, podríamos entonces definir aún sin conocer a los miembros
que componen tal o cual Logia, qué clase de Hermanos son los que tenemos en frente.
El Egrégor influencia permanentemente a los miembros de una Logia, aún a aquellos
que ignoran que sus nobles pensamientos son el resultado de muchos que acuden a
sus mentes en el curso de su asistencia a las Tenidas de la Logia.
Finalmente y para terminar esta pequeña exposición, agregaremos que es posible
construir más de un Egrégor para una sola Logia, y señalarles a cada uno de ellos
ciertas misiones que tienen que cumplir por el bien de la Orden y de la Logia en
particular; dotarlos a cada uno de ellos con la armadura que estimemos conveniente y
con los atributos tanto en defensa como de ataque que creamos necesarios. Solo nos
reservamos la técnica con la cual es posible fabricar y dar forma a estos auxiliares
invisibles ya que allí radica el secreto real de lo operativo por sobre lo especulativo y
que debe ser necesariamente enseñado por quienes corresponde.
Por último, agregaremos que es perfectamente posible considerar que los iniciados con
capacidades innatas para el trabajo teúrgico, pueden construir de igual forma a como lo
hacen para una determinada Logia, el Egrégor o egrégores para la protección de su
propio hogar y entorno familiar, pero en ello, radica ni más ni menos, que los
fundamentos de una enseñanza particular.
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De esta manera y considerando todos los aspectos que antes hemos señalado, y si las
formas de pensamiento tanto colectiva como individuales son armoniosamente
construidas, pueden ser vivificadas por los Maestros Pasados, quienes son los
verdaderos Guardianes de nuestra tradición, y transformarse por este medio en el canal
por el cual se viertan los dones del Espíritu en casi forma tangible. Entonces la
divinidad, invocada a través del Gran Arquitecto del Universo, puede enfocar su gracia
en la forma de pensamiento que nosotros hemos creado.
EJERCICIO 13
Su propósito es desarrollar el poder de concentración para una acción eficaz sobre la
materia inanimada.
Preparativos. Sobre una mesa se coloca un recipiente de vidrio incoloro y transparente
(debe ser lo suficientemente pequeño como para estar rodeado por nuestras manos,
colocado a su alrededor, muy cerca sin tocarlo, un espacio de aproximadamente un
centímetro que luego quede entre las puntas de nuestros dedos), que contiene agua en
cuya superficie flota un trozo de papel blanco de unos dos centímetros cuadrados. Se
colocará frente a un espejo, detrás de él se colocará una vela encendida (la única luz en
la habitación).
Observación. Primero nos referiremos al ejercicio 3, que trata sobre el poder del
pensamiento.
1. Siéntese cómodamente a la mesa, de cara al recipiente con agua y al espejo,
con los pies ligeramente separados y apoyados en el suelo, el pecho erguido y
las palmas de las manos abiertas sobre las rodillas. Relájese bien.
2. Luego enfoque su mirada y pensamiento en el recipiente y el papel que flota
en él.
Orden Martinista Ogdoádica
3. Mientras está en movimiento, trate de observar, según la intensidad de su
concentración, qué ocurre al contacto con el agua y el papel; observe la
aparición de varios colores en esta área.
4. Intente cambiar estos colores utilizando el poder creativo de su mente.
5. Luego aumente su concentración, esforzándose por producir una ligera
agitación en la superficie del agua; luego intente controlar esta corriente débil y
darle una dirección precisa.
6. Ahora coloque su mano derecha cerca de la pared del recipiente y, sin dejar
de mirar el papel, haga que se mueva en la dirección de su mano; luego detenga
el experimento.
7. Tras una pausa de unos treinta segundos en la actitud inicial, repita este
último paso (punto 6) con la mano izquierda.
Este ejercicio retoma algunos de los principios discutidos anteriormente. En este punto
de nuestro progreso, sin embargo, nuestro poder de concentración debe estar más
desarrollado y el magnetismo que emana de nuestras manos también debe ser más
activo.
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Grado Asociado
Monografía No. 14
-A-
Respetados Asociados:
Hemos hablado de la ubicación de la envoltura plástica en el cuerpo. Esto nos lleva a la
interesante pregunta de la interrelación de la envoltura plástica y el cuerpo físico.
Cuando el hombre es privado de uno de sus miembros físicos, parece que continúa
teniendo sensaciones, provenientes aparentemente del miembro amputado.
La medicina de hoy ofrece esta explicación: Toda sensación corporal es interpretada en
el cerebro, y varios grupos de células cerebrales están conectadas con las fibras
nerviosas de los pies, las manos, las caderas, los hombros; en verdad, de todas las áreas
del cuerpo. Existen cuatro formas por medio de las cuales son estimulados los nervios:
(1) eléctricamente, (2) térmicamente, ya sea por excesivo calor o frío, (3)
químicamente, por medio de la aplicación de una substancia química en el nervio, y (4)
mecánicamente, al aplicar presión que aplasta o deforma temporariamente el extremo
del nervio.
Si la pierna de una persona es amputada a la altura de la rodilla, son cortados los
nervios que van a los dedos de los pies, al talón y a diferentes partes del pie, asi como
a la pantorrilla. Cuando sana el muñón, estos extremos de los nervios forman de nuevo
un pequeño bulbo y son capaces de transmitir sensaciones al cerebro. En algunas
ocasiones, el muñón de la amputación puede estar sujeto a cambios de temperatura,
como en los cambios del tiempo, o el proceso de curación en sí, puede producir una
presión temporal sobre los nervios, debido a la acumulación de depósitos de gordura,
contracciones de los músculos o presión ejercida por el uso de un miembro artificial. 0
quizás, es posible que los nervios sean estimulados por presión ejercida en diversas
oportunidades, por la alteración de la cantidad de sangre que circula a través de ellos.
Todas estas condiciones estimulan los extremos de los nervios que anteriormente
venían del miembro amputado, y cuando estas sensaciones llegan al área particular del
cerebro, la consciencia es estimulada de inmediato produciendo la sensación de que la
parte amputada está doliendo o que está muy fría o muy caliente, como si el miembro
mismo estuviese realmente produciendo el dolor, o estuviera sujeto a extremos de
temperatura.
Si la envoltura plástica pudiera ser dividida como la materia física, como sugieren los
materialistas, es seguro que, después de la amputación de un brazo o una pierna, el
hombre jamás podría tener sensación en ese lugar. Esto serla cierto, porque la parte de
la envoltura plástica habría sido separada al mismo tiempo que el miembro. Aun menos
explicación podemos encontrar en el miembro amputado en sí, porque desde el
Orden Martinista Ogdoádica
momento de la separación, el miembro físico no tendría más conexión con su fuente, y,
por lo tanto, no podría dar testimonio de su sensibilidad. La extremidad amputada es
nada para el cuerpo del cual ha sido separada.
Por lo tanto, el poder de sensación existe para el hombre después de una amputación,
sólo porque la envoltura plástica en si no ha sido cortada: está más allá de la
amputación. Permanece como siempre, una substancia fina, tenue, ultra física. La
pérdida de un brazo o una pierna físicos como resultado de una seria mutilación,
causará solamente la pérdida de las funciones físicas de esa extremidad, en relación al
mundo material circundante.
Un punto muy importante, digno de mencionar en estos momentos, es que la
circulación de la fuerza nerviosa dentro del hombre, lo pone en comunicación con el
universo. En los místicos altamente desarrollados, ocurre lo que en el ocultismo es
llamado a veces la circulación de imágenes astrales. Estas imágenes astrales
generalmente parecen venir de la parte de atrás de la cabeza. Esto no es del todo
exacto, pero dará una idea de la naturaleza de este fenómeno. Debemos esperar hasta
otro grado para un desarrollo más completo de este pensamiento, pero a este punto
diremos que el llamado ojo de la envoltura plástica, está precisamente a nivel con la
nuca; es decir, en el punto donde la parte trasera de la cabeza se junta con el cuello. Si
nos concentramos y tratamos de ver en nuestra imaginación este punto físico, uno
puede activar las funciones de este centro, haciéndolas más rápidas. Esto será
importante cuando estudiemos las acciones del mundo invisible, tan fundamental para
todo Martinista.
El fenómeno del sueño depende de la envoltura plástica. Durante las horas de vigilia, la
electricidad humana de dicha envoltura fluye hacia el cerebro. El intelecto y la
consciencia del hombre funcionan entonces. Después de una actividad continua, las
reservas del sistema nervioso simpático se agotan. Tal es el caso al final del día o
después de un arduo trabajo, cuando nos encontramos cansados y con necesidad de
reposo. En esas ocasiones, esta fuerza nerviosa ya no va al cerebro, sino a la materia
espinal y a los ganglios simpáticos. Es entonces cuando sentimos que viene pesadez a
nuestra cabeza y bostezamos. El bostezar es siempre un signo del cambio de dirección
de esta fuerza nerviosa. La gente que bosteza a menudo es aquella cuya fuerza
nerviosa cambia de dirección fácilmente.
Las fuerzas de la naturaleza, trabajando a través de la constitución humana, restauran
y reponen esta fuerza nerviosa de la envoltura plástica, y hacen que una corriente de
energía vaya de nuevo al cerebro y entonces despertamos. Esto explica los dos
estados fisiológicos a través de los cuales experimentamos regularmente la influencia
de la fuerza nerviosa de la envoltura plástica.
Orden Martinista Ogdoádica
Hay otras dos condiciones generales que producen una reducción o disminución de
velocidad de esta fuerza nerviosa. La primera es por enfermedad o accidente, apoplegía,
desmayo o enfermedad del sueño; la segunda condición es el sueño artificial producido
por la administración de anestésicos químicos o por medio de la hipnosis.
Hemos hablado de la posición y función general de la envoltura plástica, que algunas
filosofías llaman el cuerpo astral. El hecho de que el sueño esté estrechamente
relacionado con la envoltura plástica y sus funciones, hace necesario que examinemos
más de cerca las actividades del dormir.
El sueño está ejemplificado en todas partes en la naturaleza. La dualidad de lo positivo
y lo negativo en la naturaleza ya ha sido discutido en discursos anteriores. La Tierra,
girando en su eje, nos presenta alternativamente los rayos estimulantes del Sol y la
influencia calmante y reposante de la noche. Durante el curso del día, los rayos
positivos del Sol nos estimulan a la actividad. La necesidad de relajarse y fortalecer el
cuerpo y regenerar el sistema nervioso produce el sueño, la condición negativa de la
existencia.
Dormir es tan importante en la vida, como lo es el trabajo y la actividad. El dormir
apropiadamente ayuda a mantener nuestra existencia física y hace mucho para reparar
las anormalidades de la vida, debidas a las enfermedades y a la edad. Entonces, dormir
es tan necesario como el alimento y el aire para la preservación de la salud.
El sueño es un estado en el que el áme cesa de controlar las funciones del cuerpo a
través de la consciencia. Es una manifestación de fatiga cuando el cuerpo ha
alcanzado, más o menos, el límite de su actividad física por un día. La dificultad en
concentrarse, es uno de los primeros síntomas de la llegada del sueño. El individuo ve
que se le cierran los ojos, comienza a bostezar, coloca su cuerpo en una posición
cómoda, cabecea y pronto se duerme. Estamos hablando de esa persona como si
estuviera " muerta para el mundo" . Su respiración se hace más lenta. Su pulso
disminuye y su cerebro no tiene la circulación activa de sangre, como cuando está
despierta. El sistema nervioso espinal deja el control de todas las facultades al sistema
nervioso simpático. Al dormir sin soñar, cesa hasta el pensamiento y la memoria se
mantiene en expectativa, porque el cerebro, el órgano de la mente, ha cesado de
funcionar y está inactivo.
Para un observador, una persona dormida parece absolutamente pasiva y en reposo;
pero, debido a la extraña facultad de la envoltura plástica, el durmiente puede estar
contemplando las pirámides, escalando las alturas del Himalaya, recorriendo el desierto
de Gobi o luchando contra una pesadilla. En otras palabras, durante el sueño, la
envoltura plástica y el áme están en relación estrecha con los mundos invisibles.
Durante el sueño, se reduce la tensión de la envoltura plástica, y se hace más elástica.
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Si esta envoltura plástica, o Cordón de Plata se llegara a romper o se desconectara
permanentemente, sobrevendría la muerte.
En el discurso número 11 se les dio un diagrama ilustrando las tres divisiones
separadas y distintas de la formación del ser humano.
El siguiente diagrama muestra lo que ocurre durante el sueño, cuando la envoltura
plástica se estira en toda dirección, dependiendo de los pensamientos del durmiente.
(Ver Diagrama)
Los sueños han sido estudiados por los hombres de todas las épocas. La historia está
repleta de ejemplos de sueños proféticos, desde el tiempo del José bíblico/ hasta el de
Chaucer, y hasta los tiempos modernos, a través de los trabajos de Freud y sus
sucesores. El arte del verdadero soñar y la habilidad para recordar escenas y
conocimiento adquirido en los sueños, es muy importante para los Martinistas que
desean acelerar su proceso de regeneración. El método más sano y a la vez más
místico para obtener una noche con sueños significativos, depende más o menos de las
funciones normales del cuerpo físico.
Algunos exponentes de las escuelas orientales van hasta el extremo en los ejercicios
respiratorios. Se concentran tanto en una sola idea, que no solamente estancan el flujo
de la asociación de las ideas, sino que el cerebro físico se inflama. Tales condiciones no
sólo impiden un sueño profundo, sino que provocan sueños distorsionados y
exagerados.
Por otra parte, la mejor preparación para una noche confortable, es tener la mente en
calma y con pensamientos bondadosos para todos los hombres. El pensar en algo
ajeno a nosotros, preferentemente ideas abstractas de belleza y armonía, relajará la
tensión de la envoltura plástica en el cuerpo físico. Girando el globo de los ojos hacia
arriba, después de cerrar los párpados, tiende a liberar la consciencia del cuerpo físico y
centrarla en la envoltura plástica.
El corazón humano vive en el plano en que desea vivir. Las cosas en que pensamos
durante el día y que deseamos, serán las cosas que atraeremos cuando durmamos.
Para tener sueños verdaderos, por lo tanto, debemos laborar constantemente dentro de
nosotros, para transformar el Hombre de los Errores, en el Hombre de la Regeneración.
SUMARIO
La relación entre la envoltura plástica y el cuerpo físico es tal, que jamás puede ser
destruida, excepto por la muerte. Aún la amputación de un miembro no afecta la
envoltura plástica en su percepción del miembro cortado.
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La naturaleza elástica de la envoltura plástica permite al áme una mayor libertad de
movimiento durante las horas de sueño, debido a que en esas ocasiones la presión del
cuerpo físico sobre la envoltura plástica se reduce en cierta medida.
Estudiando la naturaleza de la envoltura plástica y su funcionamiento, los Martinistas
han aprendido mucho sobre el dormir y el fenómeno de los sueños.
El hecho de que el corazón vive en el plano que desea, ha hecho posible para los
Martinistas asegurarse a sí mismos un descanso más tranquilo, al mismo tiempo que
desarrolla su habilidad para entrar en los mundos invisibles.
El método simple de estimular los sueños verdaderos, como los Martinistas los
entienden, es llenar la mente con pensamientos amables y desinteresados al acostarse
y concentrar su mente brevemente en el punto donde se une la nuca con el cuello.
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Cerraremos ahora esta Conventículo de acuerdo con el ritual de este grado.
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Orden Martinista Ogdoádica
DEL CUERPO GLORIOSO DE ADÁN
" [ …] el Eterno emanó al hombre, a Adán, u hombre espíritu: Réaux, que
significa ser elevado en gloria espiritual Divina. Él lo emanó en un cuerpo de
gloria, incorruptible, que no estaba sujeto a ninguna influencia de la parte
elemental y no tenía necesidad de ninguna especie de alimento para su forma,
que era toda espiritual […] Esa forma era semejante a la que tenemos en el
presente. […] no era diferente de la que tenemos, sino por la naturaleza: una era
gloriosa, espiritual y activa, y la otra tenebrosa, material y pasiva.
[ …] Adán no era susceptible de ser alimentado por ninguno de los frutos
inmundos de [la] materia, sino que era alimentado apenas de frutos puramente
espirituales Divinos de su naturaleza, porque ningún espíritu puro y simple, tal
como lo era Adán, bebe o come para mantener su forma, ya que él la deja y la
retoma cuando quiere" .
IHD, VIª Instrucción
" Porque la desnudez que los libros hebreos le atribuyen [ a Adán] antes de su
crimen y de la cual se dice que no se ruborizaba, presenta otra verdad. La
palabra gharoum (desnudo) procede de la raíz árabe ghoram, que significa hueso
despojado de carne. Ahora bien, el hueso es el símbolo sensible de la palabra
fuerza, Virtud, porque el hueso es la fuerza y el sostén del cuerpo. Por otro lado,
esta palabra hueso remonta por la palabra ossum de los Latinos hasta la raíz
hebraica ghatzam, que significa una fuerza, una virtud, una Potencia desprovista
de carne, o sin cuerpo de materia.
Esto parece más real en cuanto que en el siguiente pasaje, el hombre se anuncia
como que no se ruboriza de su desnudez y, en efecto, dado que la confusión que
inspira el pudor solo se debe a los sentidos carnales, si el hombre, aunque puro y
esclarecido, no sintiese, debido a su desnudez, ni vergüenza, ni ninguna de las
impresiones del pudor, sería una prueba evidente de que no tenía ningún sentido
carnal" .
CN, XIII
CONSECUENCIA DE LA CAÍDA SOBRE EL CUERPO DE GLORIA
" [ …] Adán, precipitado por la justicia del Eterno del centro de las regiones
celestes, fue obligado a revestirse en los abismos de la tierra con una forma
semejante a aquella que tenemos: se tornó sombrío y tenebroso por su crimen y
por la desnudez en que se encontraba con la compañera objeto de su desgracia,
por la pérdida de su cuerpo de gloria, tal como dice la Escritura, hablando
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simbólicamente, cuando dijo que Dios les “vistió” [con túnicas de piel]. Ahora
bien, el vestido que Él les dio no fue otro sino la forma aparente que cubrió
nuestro ser espiritual Divino, o nuestra alma.
Dios los expulsó del paraíso terrestre, o del cielo, para arrastrarse sobre la tierra,
como el resto de los animales y los sujetó al tiempo. Fue esa sujeción que la que
hizo a Adán sentir todo el horror de su crimen, una vez que, en su primer estadio
de gloria, siendo un ser pensante en la Divinidad, no conocía ningún obstáculo
para comunicarse con ella; mientras que, en su segundo cuerpo de materia se
encuentra sujeto a los ataques del intelecto que vienen incesantemente para
atacar a su forma aparente, para atacar luego, con su dominio sobre ella, al ser
espiritual que contiene. Ya que, cuando el alma es sometida a este combate ya
no es pensante, sino pensativa. Lo que en modo alguno ocurría con Adán, que,
habiendo recibido de la Divinidad un cuerpo de gloria incorruptible, recibía
comunicación del pensamiento del Eterno por un ser superior que Dios le
enviaba bajo una forma aparente y que le comunicaba sin ningún velo su
voluntad; mientras que habiéndose vuelto pensativo por el trabajo que fue
obligado a realizar sin cesar contra el intelecto malvado, ya no puede volver a
ser pensante si no es por el tiempo, por la unión íntima con el espíritu. […]
Es este crimen horrible el que le hizo sentir su desnudez, una vez que después
de haber comido (del fruto prohibido) fue despojado de su cuerpo de gloria y fue
echado del cielo, o del paraíso terrestre, y vino a arrastrarse sobre la tierra como
el resto de los animales. Adán sintió una perturbación inconcebible en su forma
de materia. […]
Al principio, Adán tenía una acción totalmente espiritual Divina, ya que no
estaba asociado a ninguna especie de acción temporal. Consecuentemente, su
ley era puramente espiritual, mientras que en su cuerpo de materia, su acción era
extremadamente limitada y sujeta a lo temporal, lo que le volvió un ser privado,
ya que los cuerpos son un caos o tinieblas para el espíritu, lo que prueba
demostrativamente que la forma de materia de la cual Adán se revistió por
decreto del Eterno fue hecha para servirle de prisión, y para hacerle sentir,
durante todo el tiempo de morada en esta forma, el castigo de su crimen”.
EJERCICIO 14
Su objetivo es prolongar la retención consciente de imágenes persistentes el mayor
tiempo posible para desarrollar el poder de concentración y creación mental.
Observación. Primero nos referiremos al ejercicio 3, que trata sobre el poder del
pensamiento. Este ejercicio no puede ser objeto de práctica colectiva.
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1. Tan pronto como pueda, salga y contemple el sol por unos momentos (elija un
momento en el que su brillo sea fácilmente sostenible sin riesgo para la vista).
2. A continuación, mire rápidamente hacia otro lado y gírelo hacia un fondo
neutro.
3. Con los ojos abiertos, observe la multitud de formas geométricas y de colores
que se presentan a su conciencia.
4. Luego, intente ensamblar estas imágenes, mediante el poder del pensamiento,
en formas simples y bien definidas.
Muchas personas, cuando comienzan a estudiar las facultades psíquicas del ser, están
tan ansiosas por lograr resultados extraordinarios que llegan a interpretar las
experiencias puramente fisiológicas como de naturaleza psíquica. El más mínimo
sonido inusual se convierte en una señal para ellos y la más mínima circunstancia un
tanto inusual se convierte en un mensaje destinado a ellos.
Por lo tanto, es importante para el estudiante de ocultismo tener un conocimiento
suficiente de las leyes y principios básicos que gobiernan tanto al hombre como a la
naturaleza. Así, en este campo, una buena comprensión de lo que son las imágenes
persistentes, en fisiología, ayuda a minimizar los riesgos de mala interpretación.
En el registro óptico, de hecho, es fácil percibir colores o imágenes que no tienen una
contraparte real fuera de nosotros sin ser de naturaleza psíquica. De hecho, las
imágenes persistentes son solo una recurrencia inmediata de sensaciones visuales que
persisten en nuestra conciencia después de que ha cesado el estímulo físico que las
causó.
Orden Martinista Ogdoádica
Estas imágenes persistentes se pueden obtener (como en este ejercicio) mirando
fijamente un objeto brillante o muy colorido y luego mirando hacia otro lado hacia un
fondo neutro. La imagen del objeto reaparece entonces en la pantalla de nuestra
conciencia, aunque el estímulo original ha dejado de actuar. En realidad, hay dos tipos
de imágenes persistentes: negativas y positivas.
Las imágenes negativas persistentes pueden durar varias decenas de segundos y hacer
que el objeto que observamos tenga la misma forma, pero a menudo con su color
complementario; Las imágenes persistentes positivas duran sólo unos segundos y son
una reproducción exacta del objeto inicialmente observado.
Aunque a menudo son causadas por impresiones visuales externas, las imágenes
persistentes positivas también pueden ser causadas por otra estimulación artificial. Así,
una presión suficientemente fuerte ejercida sobre los párpados, con los ojos cerrados,
puede producir tales imágenes; asimismo una sensación de calor en los párpados, en
las mismas condiciones.
Una variación de este ejercicio es observar cuidadosamente el rostro de una persona
en la que nos encontramos. Es aconsejable entonces, habiendo dejado de mirar el
rostro, tratar de mantener en nosotros una imagen persistente de éste, esforzándonos
en darle a este " recordatorio" (esta recurrencia) tanto como sea posible y mantenerlo
el mayor tiempo posible. .como podamos en nuestra conciencia.
Nótese que este ejercicio, en esta variante, nada tiene que ver con uno que consistiría
en visualizar el rostro de una persona ausente, del único recuerdo que tenemos de él.
Debe basarse únicamente en la retención de una imagen, inmediatamente después de
que nos haya sido impresa.
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Grado Asociado
Monografía No. 15
-A-
Respetados Asociados:
En nuestros pasados discursos hemos revisado la constitución del hombre y la
formación de nuestro universo y la Tierra.
Muchos de los errores que el hombre hace con relación a su pensar acerca de la Tierra
se deben a su idea equivocada de su edad. Las verdaderas nociones y explicaciones de
la Tierra, por supuesto, no siempre han estado disponibles. Del mismo modo que otras
sabias enseñanzas y verdades, ellas han sido mantenidas más o menos fuera del
alcance de aquellos que no inquieren. Impresionados, quizás, por la sublimidad de estas
verdades, los líderes de la humanidad han sentido sinceramente que la multitud debería
ser mantenida en la ignorancia de ellos. Las escuelas de los misterios de hoy, sin
embargo, como en tiempos pasados, deben derramar confianza y conocimiento.
La historia bíblica coloca el comienzo a aproximadamente 4000 años antes de Cristo.
Esto es relativamente reciente, extendiéndose hacia atrás solamente hasta la edad del
cobre de las primitivas civilizaciones. Realmente, la edad del planeta data hacia atrás
por lo menos a tres trillones de años (3.000.000.000.000.000.000). Los
antropólogos y geólogos hablan en términos de eras Azoica, Arqueozóica,
Proterozóica, Paleozóica, Mesozóica y Cenozóica cuando discuten la edad de la Tierra.
De acuerdo con la tradición oculta, cuatro continentes sucedieron el uno al otro en este
planeta: Primero, Lemuria, ahora sumergido bajo el Océano Pacífico; segundo,
Atlántida, ahora bajo el Océano Atlántico; tercero, África, y último, Europa. Que el área
de los continentes hoy sea menos que el espacio ocupado por los mares y los océanos,
puede verse para referencia en cualquier mapa del mundo. Los cambios en la Tierra
debido a la influencia de la Luna y otros fenómenos que causan grandes
levantamientos en la corteza terrestre, tales como el hundimiento y la elevación de
continentes, como así mismo las cuatro grandes migraciones glaciales, hacen difícil
calcular la gran antigüedad de aquellas partes de ella que conocemos como África y
Egipto.
La mejor forma para comprender la antigüedad de la Tierra es por la medida de tiempo
conocida como el año de Platón, o sea el Gran Año, un período de 25.920 años. Este
es el largo de tiempo necesario para que el equinoccio pase sucesivamente a través de
los doce signos del zodíaco, correspondiendo 2.160 años por signo. En el tiempo
presente, se dice que el Sol está en el proceso de cambiar al signo de Acuario. Hace
alrededor de 2.160 años, el Sol estaba en Aries, entrando a Piscis. (Ver la Ilustración A)
Orden Martinista Ogdoádica
Esto podría aclararse si el Gran Año de 25.920 años estuviera dividido en doce partes
de 2.160 años cada una, distribuidas alrededor de la esfera de un reloj. Cada hora en la
naturaleza del reloj representaría, entonces, un período de 2.160 años y constituiría
una edad zodiacal. El Sol, como la manecilla que marca las horas, haciendo una
completa revolución, marcarla un período de 25.920 años. Si esta revolución fuera
hacia atrás, tendría que girar hacia atrás cincuenta veces antes de alcanzar el comienzo
de la Era del Hombre. Eso representaría algo un poco sobre un millón de años. El hacer
caminar hacia atrás el reloj cincuenta veces nos llevaría solamente al comienzo de la
Era del Hombre y deberíamos hacerlo girar hacia atrás casi 50 veces 50, para llegar a
la era de los mamíferos. Esto indicaría la enorme edad de la Tierra.
¿Cuándo apareció el hombre en el cuadro? Evidentemente, él ha existido físicamente
solamente dentro del pasado millón de años. Por lo tanto, en algún momento entre el
millón de años y ahora, los Atlantes y los Lémures florecieron y establecieron sus
sistemas de civilización.
La primera pregunta en conexión con el origen del hombre es: ¿por qué existen tantas
razas diferentes? La Biblia ofrece el relato de la Torre de Babel como una explicación;
pero él es breve y altamente esotérico. Es capaz de muchas interpretaciones y por tal
razón no es del todo satisfactorio.
Indudablemente, la variación que hoy vemos en muchas razas es debida a los lugares
en que habitan, el clima, la vida social y la evolución, del mismo modo que el hecho
que las naciones y la civilización se alzan y caen. Aunque aparentemente a medias y
sin razón, tal alzamiento y caída debe ser parte del gran plan de la Unidad. Debe estar
conectado con y ser dependiente del crecimiento y cambio del planeta en sí mismo.
La respuesta a la pregunta del origen del hombre, entonces, es un asunto de ir hacia
atrás a través de semejanzas y desemejanzas para llegar al molde que resolverá la
dificultad.
La ciencia de la antropología ha ideado cuatro maneras de clasificación de las razas del
hombre. Ellas son el lenguaje, el color de la piel, la textura del cabello y la forma de la
cabeza.
El ocultista clasifica por color y encuentra cuatro razas mayores que han mantenido el
dominio en el mundo. Estas son designadas: blanca, negra, amarilla y roja. A cada una
de estas le ha correspondido un período de dominación en el mundo equivalente a la
mitad del Gran Año de Platón. En otras palabras, cada una ha sido predominante por
unos 12.960 años. Tras de estas cuatro, ciertamente que existieron otras razas; pero
de ellas hasta hoy la arqueología tiene poco que decir.
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La moderna antropología apoya en principio la tradición oculta, con sólo algunas
diferencias menores. La civilización egipcia enfatiza la verdad de los archivos antiguos;
la tumba de Seti I, en Tebas, designa realmente las cuatro razas, llamándolas Tamahu
(blanca); Halasiu (negra); Rot (roja); y Amu (amarilla). Por mezclas de estas han
aparecido las variedades de hombres con los que estamos familiarizados.
El Mar Amarillo, el Mar Rojo y el Mar Negro, fueron, supuestamente, centros de
actividad para las razas de esos nombres. Los Lémures eran supuestamente una raza
roja, los Atlantes, una amarilla. La raza negra quizás tuvo la más grande extensión de
influencia y en su ascendencia llamó Scythian al hombre blanco, significando
imaginativo. Para algunos, el gran clásico hindú, El Ramayana, describe la lucha del
blanco contra el negro para obtener supremacía.
Otros enemigos, aparte de la guerra, acosaron a la raza blanca particularmente en su
lucha, enfermedad y pestilencia. Los Druidas, que eran sacerdotes místicos de la raza
blanca, prestaron a esto su atención. Una enfermedad temida era la consunción, y a un
joven druida, llamado Ram, según se dice, le dijeron en un sueño que cierta planta,
llamada gwyd (muérdago) mezclada con el jugo de la uva, curarla esa enfermedad. El
remedio era efectivo y después de ello el muérdago fue mantenido en la más alta
consideración por los druidas. Para conmemorar su descubrimiento, se celebraba cada
año, el 25 de diciembre, una fiesta especial llamada Nueva-Alegría. En su preparación
para la ocasión, los druidas juntaban muérdago, cortándolo con un cuchillo dorado en
un roble, y lo colocaban en sus altares. La consideración hacia el muérdago se ha
preservado hasta los tiempos modernos. Los herbolarios hablan mucho de sus poderes.
Debemos dejar a la antropología la tarea de completar el relato de las migraciones del
hombre y cómo se dispersó a través de todo el mundo, como así mismo historiar los
registros de su crecimiento y logros en la sociedad. Nuestra preocupación en esta
breve delineación es para indicar las cuatro grandes razas y para enfatizar su subida y
caída. Ninguna raza o nación continúa para siempre; así, el destino de Nínive y Tiro, de
Grecia y de Roma, debe alcanzar en su tiempo a cada raza y nación. (Ver Ilustración B)
En esta ilustración se ven, brevemente delineadas, las cuatro grandes razas, mostrando
su descendencia del habitante de la caverna prehistórica.
Nos preocupa el hecho de que no exista hoy una raza pura, no mezclada. Lo que nos
preocupa también es que existe un plan por medio del cual la Unidad lleva a cabo
todas las cosas. La Orden Martinista revela este plan y muestra la forma de retornar al
estado prístino del hombre.
Orden Martinista Ogdoádica
SUMARIO
El Gran Año de Platón, de 25.920 años, nos permite medir el tiempo. El representa el
número de años necesarios para que el equinoccio pase sucesivamente a través de los
doce signos del zodíaco, dejando 2.160 años para cada signo.
La tradición oculta nos informa que los cuatro continentes han sucedido el uno al otro
en este planeta: Lemuria, Atlántida, África y Europa.
Los ocultistas aceptan el hecho de las cuatro razas mayores, cada una de ellas
dominando el planeta a su turno por una mitad del Gran Año de Platón:
Negra, Roja, Amarilla y Blanca.
**********
Mayor información relacionada con las cuatro razas principales puede probar ser
interesante y útil. Se les sugiere consultar la sección de antropología de la biblioteca y
tomar algunas pocas notas del tema para usarlas en el período de discusión del
próximo Conventículo.
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Cerraremos ahora este Conventículo de acuerdo con el ritual de este grado.
**********
Orden Martinista Ogdoádica
Orden Martinista Ogdoádica
Orden Martinista Ogdoádica
EL SER ESPIRITUAL EN SU FORMA ACTUAL
“El ser espiritual divino encerrado en este cuerpo preside no solamente los
movimientos de esta forma, sino también la preservación de las esencias que la
componen en su pureza”.
" El hombre es un fuego concentrado en un envoltorio grosero; su ley, como la
de todos los fuegos, es disolverlo y unirse a la fuente de la cual está separado.
Si, descuidando la actividad propia de su Ser, se deja dominar por este envoltorio
sensible y tenebroso, éste se hará con un control más o menos fuerte y
duradero, según los derechos que le haya cedido por su debilidad, por sus
inclinaciones o por sus gozos. Entonces, su fuego estaría ahogado o sepultado,
por así decirlo, bajo este velo oscuro, y el hombre, a su muerte, se encontraría
como confundido con las ruinas de su forma corporal; estos mismos restos se
quedarían amontonados sobre él, mientras no sintiese renacer en el centro de su
existencia algo lo suficientemente vivo como para romper y destruir los lazos
que le atan a la región inferior de los cuerpos.
Si, al contrario, siguiendo la ley de su naturaleza, sabe no solamente conservar la
fuerza y los derechos de su propio fuego, sino también aumentarlos por la
acción de un fuego superior, no es de extrañar que a su muerte el ardor consuma
más rápidamente la forma impura que hasta ahora había constreñido sus
movimientos, y que la desaparición de esta forma sea más rápida.
¿Qué ocurriría entonces si el hombre entero es abrasado por este fuego
superior? Destruirá hasta el más insignificante vestigio de su materia; no se
encontrará nada de su cuerpo, porque no habrá dejado nada impuro, al igual que
estos Elegidos, que al final de su carrera parecieron elevarse hacia las regiones
celestes sobre carros luminosos, los cuales no eran más que la explosión de una
forma pura, más natural a nuestro Ser de lo que pueda serlo nuestra envoltura
material, y que nunca hemos dejado de tener, a pesar de nuestro vínculo con la
materia" .
" ...recordemos la sentencia pronunciada por San Pablo, en I Cor, 15, 50: Os digo
esto, hermanos, que la carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios, y
digamos por la misma razón que el reino de Dios no puede habitar con la carne
y la sangre, consecuentemente la carne y la sangre habrán de desaparecer para
que las profecías de paz de los Judíos puedan cumplirse " .
Orden Martinista Ogdoádica
“Comprobarás por la infección, que es el residuo final de todos los cuerpos, cuál
es el objeto de la existencia de estos mismos cuerpos (…) la putrefacción es su
base fundamental así como su término”
“Nuestro cuerpo es una barrera de materia tenebrosa que, separándonos de
Dios, debe perecer y desaparecer totalmente…”
" A medida que [ en el hombre] su Ser intelectual [ espiritual] se eleva hacia la
luz, su cuerpo se hunde y se repliega sobre sí mismo, y debemos estar
convencidos de que, cuando ha recogido en él todas las Virtudes que comporta
su región terrestre, su forma corruptible ya no puede existir con él; como
algunos frutos que se separan naturalmente de su envoltorio cuando han
adquirido su madurez; de modo que la vida del uno [ ser espiritual] es la muerte
del otro [ cuerpo físico] " .
«Cuando tu cuerpo está embebido de toda tu iniquidad te abandona. Vuelve a la
tierra, que es la gran piscina; y tu alma purificada se eleva hacia su región
original con toda la agilidad de su naturaleza. ¡Qué bello será este espectáculo
futuro, en que todas las almas que no hayan sucumbido a la prueba se elevarán
así hacia la región de la luz! ¿Veis el universo entero hundirse en la nada, y
perder a la vez todas sus formas y toda su apariencia? ¿Veis todos estos
espíritus purificados elevarse en los aires como la llama de un gran incendio y
mostrar una claridad deslumbrante, en lugar de todas esas materias que se
consumirán y nunca más existirán?»
EJERCICIO 15
Su propósito es permitirnos una conciencia más completa de nosotros mismos y del
mundo que nos rodea.
1. Siéntese cómodamente con los pies ligeramente separados, apoyados en el
suelo, el torso erguido y las palmas de las manos abiertas sobre las rodillas.
Cierre los ojos y relájese bien, permaneciendo allí unos minutos.
2. Ahora dirija su atención al talón del pie derecho. Luego asegúrate de que toda
tu conciencia y todas tus percepciones estén enfocadas en esa parte de tu
cuerpo, hasta el punto que seas plenamente consciente de su contacto con el
suelo. Manténgase enfocado en su talón durante aproximadamente un minuto.
3. A continuación, dirija su concentración a su hombro izquierdo, exactamente
donde su brazo está unido al cuerpo. A medida que se concentra en esta parte
de su cuerpo, gradualmente debe tomar conciencia de los puntos de contacto
Orden Martinista Ogdoádica
entre la ropa que está usando y su piel. Incluso debes percibir qué partes del
hombro estas prendas no tocan tu piel y sentir los espacios libres entre las dos,
por pequeños que sean. Concentre su atención en esa parte del cuerpo durante
aproximadamente un minuto.
4. Continúe su concentración enfocando su atención en su corazón. Con los ojos
aún cerrados y en un estado perfectamente relajado, concéntrate en la parte de
tu cuerpo donde está, casi en la mitad del pecho, detrás del esternón, entre los
dos pulmones, su punto inferior ligeramente hacia la izquierda.
5. Luego respire hondo y manténgalo así todo el tiempo que pueda sin
inconvenientes, tratando de sentir el reflujo y el fluir de la sangre a través de su
corazón, con toda la fuerza vital que ha concentrado allí. Manténgase enfocado
en su corazón durante aproximadamente un minuto como este.
Al enfocar sucesivamente nuestra atención en varias partes de nuestro cuerpo,
podemos percibir claramente nuestra conciencia en cada una de ellas.
La conciencia es un atributo del alma; al menos, depende de este último para su
existencia, su manifestación en nuestro cuerpo. Muchos filósofos del pasado han
intentado ubicar el alma en varias partes de nuestro cuerpo; sin embargo, ninguna
parte precisa parece contenerlo y todo el cuerpo parece estar impregnado de él, ya que
el aire invade todos los rincones de la habitación a la que entra.
Asimismo, como atributo del alma, la conciencia impregna cada parte de nuestro
cuerpo. Como el alma, que no permanece circunscrita o atrapada en su envoltura
carnal, nuestra conciencia también se expande en el espacio que nos rodea, lo que nos
permite interactuar más plenamente con el mundo que nos rodea.
El cerebro no es pensamiento ni conciencia, y cada parte de nuestro ser es
pensamiento y conciencia; por nuestro sistema nervioso autónomo, en particular, cada
órgano, cada parte de nuestro cuerpo físico es capaz de transmitir lo que experimenta
o siente a nuestra mente, lo que nos permite tomar conciencia objetiva de ello.
Entonces debemos entender claramente que lo que percibimos del mundo circundante
no es la realidad última de él, sino la forma en que nos aparece: su " actualidad" para
usar esta imagen. De hecho, es nuestra propia conciencia de las impresiones o
pensamientos que nos llegan lo que nos hace parecer estas percepciones - estas
" ventanas" abiertas al mundo - como reales, cuando son sólo " nuestras realidades
actuales" . De hecho, nuestras realidades dependen de nuestra concepción y
percepción de las cosas y no de lo que son estas cosas, independientemente de
nosotros.
Orden Martinista Ogdoádica
Uno de los objetivos de este ejercicio es comprender esto. Cuando estamos
concentremos en una parte de nuestro cuerpo (o en otra cosa que hagamos: como leer
o escuchar frases), estamos como absorbidos en esta parte, como « metidos en ella» y,
ella es « todo para nosotros " ; por lo tanto, no podemos ser conscientes de dos cosas
al mismo tiempo y nuestra percepción del mundo es constantemente parcialmente
ciega.
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Grado Asociado
Monografía No. 16
-A-
Respetados Asociados:
Cualquiera discusión acerca del origen de las razas y las primitivas culturas lleva
naturalmente a una consideración de los más primitivos estímulos hacia la adoración.
¿Crecieron ellos del curso e incertidumbre de la vida bajo las primitivas circunstancias
o surgieron de algún sentimiento innato de temor y reverencia dentro mismo del
hombre? Aunque muchas veces se ha argüido que las condiciones de barbarie y temor
de lo desconocido impulsaron al hombre a la adoración en la misma forma en que los
elementos lo impulsaban a buscar refugio en las cavernas, ha sido de contención
mística que las semillas de la adoración que dieron origen a los sistemas religiosos
fueran innatas en el hombre en sí, siendo coexistentes con sus comienzos en la Tierra.
En otras palabras, fue como una memoria transportando o abatiendo de su alto estado
previo, y fue solamente despertado por su contacto con el mundo de los fenómenos
materiales. No obstante que eso pueda ser, se dice que tres tipos de pensamiento han
caracterizado al hombre primitivo.
Primero, existió ese irreflexivo pensamiento que se expresaba a sí mismo en los
métodos de esfuerzo-y-error; segundo, se encontraba aquello que actuaba en base a
un conocimiento no verificado, sino que acumulado e intuitivo; y tercero, fue ese
pensamiento que avanzó en base al conocimiento verificado por pasada experiencia.
Estos tres tipos de pensamiento se ha dicho que eran las tres raíces principales de las
que creció el árbol del conocimiento. Ellas nutrieron un tronco que en un tiempo
produjo muchas ramas, pero al principio esas ramas se asemejaban grandemente a sus
primitivas raíces. Las costumbres sociales y las reuniones fueron principalmente el
vástago de pensamiento irreflexivo y desarrollado por el método de esfuerzo-y-error.
El animismo y la mitología, que fueron las más primitivas formas de religión y filosofía,
crecieron de la raíz de pensamiento no verificado pero innato. La ciencia fue el
sobrecrecimiento del conocimiento verificado o empírico. Con el avance de la
civilización, estas ramas principales dieron origen a otras, y las nuevas sorbieron del
tronco hasta que resultó la compleja estructura de conocimiento conocida por
nosotros. (Ver la Ilustración)
El hombre, así lo afirman los místicos, trajo consigo a su existencia terrena, experiencia
y obligaciones que él poseía en el mundo de su estado previo. Fue su deber tener una
perfecta comprensión de todo lo que tenía lugar en el universo, prevenir el trabajo de
malhechores, mantener la paz y el orden, y hacer todo lo posible para manifestar el
poder y la gloria de la Unidad.
Orden Martinista Ogdoádica
En su estado superior, el hombre tuvo medios más perfectos para llevar a cabo sus
deberes religiosos. En su presente condición física, sin embargo, él debe usar medios
sensibles o físicos. Como resultado, es incapaz de llevar a cabo sus deberes religiosos
con el mismo éxito de su previa existencia.
En todas las religiones están comprometidos dos factores principales: adoración
y
entonamiento. Estos fueron usados por gente primitiva, antes de que estuvieran
altamente desarrollados los sistemas o doctrinas del ritual. Ellos todavía se usan hoy.
Con ellos, el lugar más humilde puede transformarse en un templo; sin ellos, el edificio
más ornamentado jamás podría transformarse en un lugar de adoración.
En las palabras de Louis Claude de Saint-Martin, estos dos factores son que:
" primeramente, el hombre no puede dar un paso sin hallar su altar o sanctum.
Ese altar está siempre rodeado de lámparas que jamás se apagan y deben
siempre arder tanto tiempo como el altar exista. Y segundo, el hombre siempre
lleva incienso con él cuando se acerca al altar; con eso, él puede entrar a un
estado de devoción y así efectuar actos más verdaderos de su religión" .
Los místicos siempre han tenido sus altares o santuarios. Los primitivos místicos los
construían en un lugar abierto y apartado y los levantaban de materiales a mano. El
fuego sagrado, que servía para juntar lo visible con lo invisible, quemaba en el altar. En
el fuego se esparcían hierbas aromáticas o aceites de perfume dulce. En esta forma, los
místicos fueron llevados por el misterioso poder del fuego y la atmósfera creada por el
incienso a una condición esencial de verdadera adoración.
Hoy, aunque existen muchas sectas religiosas, ellas son en esencia las mismas. Todas
hablan de un Dios viviente y de un Mundo de la Naturaleza que les es amistoso. En
cada estado el hombre posee el germen de la Deidad.
Los ejercicios espirituales, los rituales y las prácticas de todas las religiones tienen,
también, un propósito similar. Este propósito, en las palabras de un Martinista
contemporáneo, es el "establecimiento, por el hombre, de esa relación con la vida
infinita que lo rodea, mientras conecta su vida con esta infinidad y dirige su conducta
para estar siempre en acuerdo con su razón y con el conocimiento humano". Por lo
tanto, no es para sorprenderse encontrar los libros sagrados de todas las religiones
fundamentalmente similares. Los escritores ateos afirman que ellas se han copiado la
una de la otra, pero tal no es el caso. Cada una ha sido recibida como revelación divina,
revelación que descansa en el sólido y durable cimiento de las prácticas religiosas
anteriormente llevadas a cabo en el previo estado del hombre.
Orden Martinista Ogdoádica
Está bien recordar que los libros sagrados y religiosos tienen significados internos y
esotéricos. El misticismo ha estado consciente de esto desde el tiempo de Orígenes,
que trató de llevar a la religión cristiana la interpretación usada en las antiguas
escuelas de los misterios. El afirmaba que todo libro religioso es para ser leído en tres
planos y que los religiosos están mayormente en duda acerca de la tercera o más alta
interpretación.
Esto ha sido bien ilustrado en nuestra interpretación del Libro del Génesis. Pocos
traductores han sido capaces de exponer correctamente los más profundos
significados de la Biblia Cristiana. Saint- Martin recomendaba un comentario escrito
por Orígenes; ciertamente, el Martinista —o cualquier estudiante de misticismo—
encontrará útil un conocimiento de la historia y desarrollo de la Biblia, porque
establece los antecedentes y las bases para su estudio místico. No debería limitar su
estudio a las Escrituras Cristianas. Las de todas las religiones son igualmente útiles.
Por lo tanto, sería bueno para nosotros prepararnos para nuestro próximo
Conventículo familiarizándonos con los libros sagrados de diferentes religiones. Se
sugiere que un libro religioso sea elegido por cada Asociado para estudio durante la
semana venidera. Esto proveerá de material para nuestra próxima discusión.
SUMARIO
La religión, o adoración, es innata en el hombre. Las condiciones externas de la vida
solamente las inspiran dentro del ser.
Las doctrinas religiosas, los rituales y las prácticas han crecido del pensar primitivo
expresado como animismo y mitología.
La religión tiene dos requerimientos:
un oratorio, o santuario, e incienso.
Todas las religiones están de acuerdo esencialmente en que todo se esfuerza por unir
al individuo con el Ser Supremo.
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Preguntas concernientes al discurso pueden hacerse y responderse en este momento,
o permitirse breves discusiones si el Maestro las juzga prudentes.
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Cerraremos ahora este Conventículo de acuerdo con el ritual de este grado.
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“La única cosa que nuestra carne humana podría hacer por nosotros, durante
nuestra estancia sobre la tierra, sería desvanecerse sucesivamente como un
fantasma, como por obra de magia, y devolver a nuestro espíritu, por la misma
dulce gradación, su libertad primera, su fuerza y sus virtudes originales”.
" Deja al hombre extraviado estos sueños de la tierra:
No estamos más que adormecidos en nuestro cuerpo tenebroso.
Cuando el tiempo nos arrastre a sus restos fangosos,
la hora que nos despierta es una hora eterna.
¡Oh! justo, ¡qué arrebatos! ¡Qué nuevo esplendor!
Tomas otro cuerpo, en el crisol de la tumba;
un vivo resplandor, siempre más brillante y más bello;
una ojeada más penetrante; una voz más sonora;
un corazón incluso más puro. Así cuando yo evapore
estos fluidos burdos o la sal que está cautiva,
su fuego retomará su fuerza, y se convertirá en más activo " .
“¿Qué sois, elementos compuestos? Sois la esponja del pecado. Cuando tu
cuerpo está embebido de toda su deshonra, te abandona. Vuelve a la tierra, que
es la gran piscina; y tu alma purgada se alza en dirección a su región original,
con toda la agilidad de su naturaleza”.
“Tu alma está en tu cuerpo como en el seno de una madre: pero en él ella puede
disponer su propia conformación según desee, y la que hubiere preparado por si
debe permanecer después de su nacimiento; después de ese nacimiento que la
materia llama muerte”.
“Sea porque haya precipitado mi materia bien abajo de mi espíritu, o porque
haya atraído mi espíritu hacia fuera y encima de mi cuerpo tenebroso, se hace
en mí una división de lo puro y de lo impuro”.
“¿Cuál es el pensamiento del alma inmortal del hombre? Es el carro glorioso
sobre el cual reposa, que debería animar con su fuego, y que un día debe hacerla
planear en la gloria.
¿Cuál es el pensamiento del alma animal? Es su cuerpo material. Es la
producción mixta y sujeta a descomposición; dado que los diversos principios
que concurren para su construcción pueden también dividir y suspender su
acción, cuando el centro que las une se retira.
Orden Martinista Ogdoádica
¿Cuál es el pensamiento del carro glorioso, donde reposa el alma inmortal del
hombre? Es una operación de vida; porque tiende a una progresión que va
siempre de acciones simples en acciones simples.
¿Cuál es el pensamiento del cuerpo material? Es una operación de muerte;
porque vinculándose a una raíz que no es simple, cuanto más sus resultados se
propagan, más se dividen y debilitan”.
EJERCICIO 16
Su propósito es hacernos resonar con el aspecto más sutil de nuestra conciencia.
1. Siéntese cómodamente con los pies ligeramente separados, apoyados en el
suelo, el torso erguido y las palmas de las manos abiertas sobre las rodillas.
Cierra los ojos y relájate bien.
2. Concéntrese en cualquier sensación o impresión que pueda llegarle desde el
espacio circundante; pueden ser percepciones visuales - proyectadas en la
pantalla de su ojo interno -, auditivas, olfativas o cualquier otra sensación de
naturaleza muy sutil; percepciones que no sentirías si no estuvieras en un
estado de conciencia tan receptivo.
3. Luego sienta que la atmósfera de la habitación adquiere muchas impresiones.
Quédese así durante unos cinco minutos.
En cierto modo, este ejercicio es complementario al anterior ya que ambos desarrollan
el poder de concentración, de forma similar.
La fase más sutil de la conciencia, con la que nos permite relacionarnos, es de hecho la
que impregna todo el espacio circundante y la totalidad del universo; nos referimos a la
conciencia universal y divina, a la que todos estamos apegados y cuya naturaleza es
ilimitada.
A medida que nos comunicamos con la conciencia universal, podemos notar
gradualmente que ciertas vibraciones muy elevadas o sutiles finalmente se nos hacen
manifiestas, vibraciones que no pueden ser percibidas con la ayuda de las cinco
facultades sensoriales de la vista, el oído, el olfato objetivo o físico, el gusto y el tacto.
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Grado Asociado
Monografía No. 17
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Respetados Asociados:
En nuestro discurso previo fue señalado que cada religión tiene su Biblia o libro
sagrado en el cual se encuentra su enseñanza esencial.
Aunque en sí mismo no una religión, el Martinismo tiene sus libros sagrados también.
Son dos en número, y cada Martinista encuentra necesario estudiarlos constantemente.
Ellos se llaman " El Libro del Hombre" y " El Libro de la Naturaleza" , los que algunas
veces son referidos como tratados en el microcosmos y en el macrocosmos. Tratan
ellos, entonces, con el mundo grande (macrocosmos) y con el mundo pequeño
(microcosmos) y pueden fácilmente ser simbolizados en esta forma. (Ver Ilustración)
No siendo libros en un sentido literal, tienen ellos ese cuerpo de verdad espiritual y
mística que es fundamental para un conocimiento de las leyes de la Unidad y su
operación en el universo. Los místicos siempre han hablado en términos velados de la
abundante evidencia de ley y orden en cada mano. Tal evidencia, la definió
Shakespeare en la frase siguiente:
" en el libro infinito del secreto de la Naturaleza,
he podido leer un poco" .
En el antiguo Egipto, a tal conocimiento se le llamaba " El Libro de Magia de Thoth" .
Contenía solamente dos hojas. La primera daba poder para encantar los cielos y la
Tierra, las montañas, la Luna y las aguas, y para comprender el lenguaje de los pájaros,
reptiles y peces. El segundo trajo inmortalidad y conocimiento, ese que solamente los
dioses poseen.
Los dos libros del Martinismo son similares. Uno, " El Libro del Hombre" , contiene las
verdades del mundo pequeño, o microcosmos. El otro, " El Libro de la Naturaleza" ,
explica el universo, el mundo grande, el macrocosmos.
El Martinismo declara que en la existencia original y superior del hombre ambos
volúmenes están abiertos para su lectura y uso. El hombre podría leer sus verdades
rápida y fácilmente. La caída del hombre no lo privó de estos libros pero si lo privó de
la habilidad de leer y comprenderlos fácilmente. Es solamente con dificultad que él
puede ahora leer una simple página. Cuando él ha retornado a su estudio de estos dos
grandes volúmenes y ha aprendido a leerlos correctamente, todos sus derechos y
privilegios originales le serán restaurados.
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" El Libro de la Naturaleza" aunque contiene un compendio de conocimiento universal,
tiene simbólicamente sólo cinco páginas, que son indicativas de los cinco períodos de
la evolución de la humanidad. Estas pueden ser brevemente compendiadas:
La primera página representa la armonía existente en el orden universal y está
simbolizada por el equilibrio.
La segunda explica la ley de los ritmos y de las vibraciones manifestadas en
todos los mundos.
La tercera deja en claro por qué el misterio de la creación está escondido para el
profano.
La cuarta revela a la naturaleza y al hombre como siendo los dos aspectos de la
Unidad.
La quinta declara que el conocimiento de los mundos altos viene a través de
sueños y comunión con la asamblea del mundo espiritual.
" El Libro del Hombre" puede ser un poco mejor comprendido a despecho del hecho
que ha recibido poca o ninguna atención de las masas de la humanidad. Unos pocos
poetas, filósofos y místicos han conocido de él y han hecho alguna tentativa de leer
sus páginas. Algunos se han dedicado solamente a la primera página; otros han ido un
poco más adelante; pero escasamente algunos han comprendido la unidad que
caracteriza a su total, y nadie, en ningún sentido, lo ha dominado. Los resultados de tal
incompleto conocimiento son evidentes en el ateísmo intelectual, en el materialismo
vacío y en el confundido deísmo.
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Nuestro propio venerado Maestro, Saint-Martin, ha dejado quizás el más completo
delineamiento de las diez páginas que comprenden a " El Libro del Hombre" en su libro
De Errores y de Verdad (Parte I, páginas 221-230). De su trabajo, extraemos la
siguiente información que le concierne:
La primera página trata de los principios universales o centros de los que
continuamente emanan todos los otros centros de la creación. Ella es la corona,
por así decir, de toda la creación.
La segunda página trata de la ley doble, corpórea, o causa que apoya al universo,
de la doble naturaleza que apoya al hombre; en verdad, de todo lo que está
compuesto y formado por las dos grandes acciones, positiva y negativa.
La tercera página tiene que ver con la actual formación de los cuerpos. Explica el
resultado, la conclusión, las producciones.
Es la clave, o explicación, de las substancias materiales, inanimadas, que no
piensan.
La cuarta página concierne todo lo que es activo en la naturaleza; el poder
formativo de pensamiento y vibración, el gran Logos —o Palabra. Es aquí donde
encontramos la clave o número de los Seres Espirituales.
La quinta página describe limitación o idolatría y muerte o putrefacción. La
escatología explica no solamente adonde va el hombre después de la llamada
muerte, sino también cómo va allá.
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La sexta página discute las leyes de formación de todo lo que es temporal en la
Tierra. Explica los misterios del círculo y cómo puede ser dividido y cuadrado
por el radio.
La página séptima nos habla de los vientos y mareas y cómo tales fenómenos
corresponden a la tempestad dentro de la escala geográfica del hombre.
La octava página tiene que ver con aquellos que rigen a la humanidad; en
consecuencia, con el gran gobernador místico de la Tierra, la única esperanza del
hombre. También trata de las leyes de justicia, los poderes legislativos, el
ascenso de los Soberanos y la autoridad de los Generales, Jueces y oficiales.
La novena página presenta una alegoría del ser humano formado primero en el
corazón de la mujer y en la cabeza del hombre.
La décima página, finalmente, es la clave de todas las nueve precedentes y es la
única sin la cual las otras permanecerían incomprensibles. Nada de ella puede
decirse.
¿Y qué de los beneficios de tal lectura en "El Libro del Hombre"? La primera, y la
última página están encadenadas juntas. Si uno comprende una, no puede ayudar a
comprender la otra. Cuando uno ha dominado las otras, el Autor de todas las cosas,
abrirá, Él mismo, sus secretos. Aquel que domina la segunda página será conocido por
ser sabio. Aquel que domina la tercera, tendrá gran comprensión. Comprensión de la
cuarta significa compasión y misericordia. El dominio de la quinta capacitará para
evaluar las vicisitudes de la vida. El dominio de la sexta abrirá al reino de la belleza
cuatridimensional. La séptima permitirá que el hombre que la domina se conozca a sí
mismo y alcance victoria. El que domina la octava vivirá una vida justa, rindiendo a
César lo que es de él, ya Dios lo que pertenece a Él. El dominio de la novena da al
hombre la clave para la lucha entre lo universal y lo particular.
¿Son estas recompensas insuficientes para hacernos celosos, y no son las labores
conducentes a ellas de proporciones hercúleas? Adquieran coraje, Hermanos
Asociados, y conozcan que en el sendero místico todo esfuerzo honesto es bien
recompensado. A través de la oración y la meditación, pueden ustedes aprender a
tiempo más de estos dos libros extraordinarios que nuestra Orden está preparando a
ustedes para que los lean.
Orden Martinista Ogdoádica
SUMARIO
Se dice que el Martinismo tiene dos libros sagrados para que se estudien. Son ellos " El
Libro de la Naturaleza" y " El Libro del Hombre". Ambos son simbólicos; no son
volúmenes impresos en tipos ni encuadernados en cuero.
" El Libro de la Naturaleza" está compuesto de solamente cinco páginas, las que
explican el Universo.
" El Libro del Hombre" contiene doble número de ellas. Saint-Martin ha delineado su
contenido en De Errores y de Verdad.
A este punto en nuestro progreso, necesitamos concernirnos solamente con la página
4 de " El Libro del Hombre" , la que concierne en que " todo es activo en la naturaleza:
el poder formativo del pensamiento y la vibración, el Logos —o la Palabra".
—oOo—
Ahora pueden discutirse los puntos importantes de esta lección.
—oOo —
Cerraremos ahora este Conventículo de acuerdo con el ritual de este grado.
—oOo —
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Orden Martinista Ogdoádica
El verdadero cristianismo es no solamente anterior al catolicismo, sino incluso al propio
término «cristianismo». El nombre de cristiano no figura ni una sola vez en el
Evangelio, pero el espíritu que corresponde a este término queda muy claramente
expresado, y consiste, según San Juan (I, 12) en el poder de llegar a ser hijos de Dios; y
el espíritu de los hijos de Dios o de los Apóstoles del Cristo y de los que han creído en
él es (según San Marcos, XVI, 20) que el Señor coopere con ellos y que confirme sus
palabras con los milagros que las acompañen. Bajo este punto de vista, para
encontrarse realmente en el seno del cristianismo es necesario estar unido en espíritu
al Señor y haber consumado la completa alianza con él.
En relación con esto, el verdadero genio del cristianismo sería menos el constituir una
religión que el término y lugar de reposo de todas las religiones y todos los caminos
laboriosos, a través de los cuales la fe de los hombres y la necesidad de purgarse de
sus faltas les obliga a caminar diariamente.
De esta forma, existe algo muy destacable, que en los cuatro Evangelios, que
descansan en el espíritu del verdadero cristianismo, la palabra religión no se menciona
ni una sola vez y que, en los escritos de los apóstoles que completan el nuevo
testamento, sólo se menciona cuatro veces: una en los Hechos (XXVI, 5), en donde el
autor se refiere a la religión judía; la segunda en los Colosenses (II, 18), donde el autor
se limita a condenar el culto o la religión de los ángeles; la tercera y cuarta figuran en la
Epístola de Santiago (I, 26 y 27), donde dice simplemente: 1) aquel que no reprime su
lengua y libra su corazón a la seducción, no posee más que una religión vana, y 2) la
religión pura y sin mácula consiste en visitar a los huérfanos y las viudas en sus
aflicciones y guardarse de la corrupción del siglo; ejemplos a través de los cuales el
cristianismo parece tender más hacia una sublimidad divina o hacia el lugar de reposo
que a revestirse de los colores que acostumbramos a denominar religión.
He aquí un cuadro de las diferencias entre el cristianismo y el catolicismo.
El cristianismo no es sino el espíritu de Jesucristo en su plenitud, y una vez que
este divino reparador ha realizado todos los grados de su misión, que empezó a
cumplir en el mismo momento en que se produjo la caída del hombre,
prometiéndole que la raza de la mujer aplastaría la cabeza de la serpiente. El
cristianismo es el complemento del sacerdocio de Melquisedec; es el alma del
Evangelio, es el que hace circular en dicho Evangelio todas las aguas vivas de
las que las naciones tienen necesidad para liberarse.
El catolicismo, al que corresponde propiamente el título de religión, es la vía de
pruebas y trabajos precisos para llegar al cristianismo.
Orden Martinista Ogdoádica
El cristianismo es la religión de la liberación y de la libertad; el catolicismo no es
sino el seminario del cristianismo, la región en donde moran las reglas y
disciplinas del neófito.
El cristianismo llena toda la tierra por igual con el espíritu de Dios; el catolicismo
sólo llena una limitada región del globo, aunque su título lo presente como
universal.
El cristianismo lleva nuestra fe hasta la región luminosa de la eterna palabra
divina; el catolicismo limita esta fe en las fronteras de la palabra escrita o las
tradiciones.
El cristianismo dilata y amplía el uso de nuestras facultades intelectuales; el
catolicismo encierra y circunscribe el ejercicio de estas mismas facultades.
El cristianismo nos muestra a Dios al descubierto en el seno de nuestro ser, sin
el recurso de formas y fórmulas; el catolicismo nos hace abandonar la relación
con nosotros mismos para encontrar a Dios oculto bajo el aparato de las
ceremonias. [ ...]
EJERCICIO 17
Su propósito es aumentar nuestro potencial de energía de tipo positivo (El aumento de
energía del tipo " negativo" será objeto de otro ejercicio del mismo tipo, del que
hablaremos en breve: en el ejercicio 18).
Preparativos. Antes de realizar este ejercicio, beba un vaso de agua fría y lávese y
séquese las manos correctamente.
Observación. Este ejercicio no puede ser objeto de práctica colectiva.
1. Párese frente a una ventana abierta (o al aire libre), con las piernas separadas,
los brazos estirados a ambos lados del cuerpo horizontalmente (el cuerpo forma
así un pentagrama), y las palmas de las manos apuntando al cielo.
2. Mientras todavía está en esta actitud, respire profundamente por la nariz y
retenga el aire en los pulmones durante el mayor tiempo posible (sin que sea una
molestia), luego exhale por la nariz, lentamente y de una vez.
3. Repita este tipo de respiración (llamada " respiración positiva" ) durante unos
cinco minutos.
Orden Martinista Ogdoádica
Este ejercicio aumenta nuestro potencial energético positivo que emana de nuestra
mano derecha (si es izquierdo lo arreglara a su modo). De hecho, nos sitúa más
particularmente en relación con el magnetismo de la atmósfera que es
predominantemente positivo.
En este sentido, es interesante señalar que uno de los aspectos de muchas técnicas
terapéuticas está vinculado a la transferencia de la llamada energía " positiva" o
" negativa" entre el paciente y el médico. Por tanto, el objeto de este ejercicio será
permitir la preparación del terapeuta, llevándolo así a dispensar eficazmente un
determinado tratamiento (sin descuidar el evidente interés por sí mismo).
Orden Martinista Ogdoádica
Orden Martinista Ogdoádica
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Grado Asociado
Monografía No. 18
-A-
Respetados Asociados:
Habiendo considerado algo de los perfectos poderes y privilegios del hombre en su
primer estado y habiendo indicado por qué procesos él los alcanzará de nuevo, parece
necesario hablar del estado ideal de la sociedad, que ha existido y existirá una vez más
cuando el hombre se reposea a sí mismo de su reino perdido.
Hasta en este estado de exilio, el hombre, como el Hijo Pródigo que registra la Biblia,
sueña con su estado anterior en la casa de su padre e imagina para sí las condiciones
ideales que prevalecían allí. Esto, en sí mismo, es significativo: indica que el hombre
reconoce que la sociedad al presente constituida es solamente un arreglo temporario y
no satisfactorio que puede ser y está siendo cambiado en proporción a su habilidad
para percibir uno mejor.
Ello indica, también, que el hombre realiza que progresa más cuando tiene un propósito
en vista; y que, aunque ese propósito pueda no ser perfecto y pueda ser mejorado, sin
él se desespera y del todo degenera en su estado de exilio.
Es, por lo tanto, una obligación de las Ordenes místicas ayudar a que el hombre mejore
su ideal, informándole de la verdadera naturaleza de lo que él está buscando. Muchos
de los informes de sociedades ideales que han traído estímulo y han despertado la
esperanza han sido escritos por místicos para este verdadero propósito.
Los Martinistas, ciertamente, han dado mucho pensamiento a la forma de sociedad que
estaría más cerca del ideal. Concibiendo, como ellos lo hacen, que la sociedad es un
organismo vivo, afirman que el estado ideal debe exhibir el mismo carácter tríplice
expresado en la naturaleza y en el hombre.
Las tres divisiones de tal estado, entonces, dicen los Martinistas, deberían ser religiosa,
legal, y económica, y deberían funcionar análogamente para la cabeza, el pecho y el
abdomen del hombre —todo bajo el gobierno de la Unidad.
La cabeza, siendo el asiento del intelecto, debería expresar más claramente la comunión
con la Unidad y gobernar aquellos asuntos humanos que tienen que ver con los
propósitos educacionales y religiosos de la sociedad.
El pecho, siendo el asiento de las emociones, debería establecer la relación entre los
individuos en asuntos pertenecientes a la ley y bienestar.
Orden Martinista Ogdoádica
El abdomen, siendo la puerta al nacimiento del cuerpo y efectuando las funciones
generativas, debería poner en efecto leyes y observar sobre la política del cuerpo.
Los individuos de tal sociedad deberían cumplir separadamente las funciones que se
les han asignado como agentes particulares de la Unidad —actuando siempre desde el
punto de unión con lo divino. La sociedad en sí, por lo tanto, debería en realidad ser una
teocracia, un estado donde cada uno juegue su parte por dirección divina.
Para que ajusten para tal tarea en esa sociedad es que los Martinistas buscan
reintegrarse con la Unidad para que en esa forma puedan hacerse mensajeros
aceptables de lo divino en los asuntos humanos. En esta forma, también, ellos pueden
encontrar en la sociedad de la que ahora son parte, la oportunidad de una práctica
aplicación de su visión del estado ideal. Ellos sostienen que tal estado puede existir en
perfección solamente cuando la regla de la teocracia se haya establecido
universalmente. La teocracia implica que tanto la Unidad como el hombre funcionan
mejor cuando los intereses de la Unidad han recibido preferencia sobre aquellos del
individuo, y cuando las adquisiciones individuales humanas producen el bien de todos.
En otras palabras, cuando la competencia da camino a la cooperación.
En el pasado, la humanidad ha fallado en establecer una teocracia debido a las muchas
ilusiones y errores que entran en la vida diaria. No obstante, los Martinistas creen que
por la continua práctica de una genuina fraternidad y un esfuerzo honesto hacia la
regeneración individual, puede hacerse evidente entre los hombres una teocracia
verdadera. Con su manifestación, los Martinistas tienen confianza en que vendrá el
establecimiento de la solidaridad universal, una asociación de todos los intereses, una
federación de todas las naciones y una genuina sociedad basada en la hermandad del
hombre.
Puede ser útil discutir además algo acerca de las sociedades ideales que han sido
propuestas en el pasado. Por tal razón, resulta adecuado que se lean trabajos al
respecto, para que así puedan prepararse para el Conventículo de la próxima semana.
Antes de eso, sin embargo, me gustaría leer, para consideración de ustedes, una
porción de la obra Cristianópolis de Johann Valentin Andrea, como un ejemplo de las
sociedades bajo consideración. Debido a las enseñanzas de este discurso, ustedes
pueden juzgar su valor como una expresión de un ideal:
" Los consejeros son los más distinguidos de todos los ciudadanos, conspicuos
en su piedad, honestidad e industria, y lo que ellos han traído debido a su larga
experiencia. En número, ellos son veinticuatro, elegidos igualmente de las tres
órdenes, honrados del mismo modo que amados por los ciudadanos debido a su
alta consideración por el estado. Los ciudadanos han elevado a estos para no
removerlos de todas las virtudes, sino para nombrarlos como luces de la misma,
Orden Martinista Ogdoádica
como si fuera, de todo el resto. Los consejeros no encuentran placer en ser
arrogantes ante los otros, extrayendo el jugo de los bienes de otros o
engordando perezosamente. Pero como el Sol brilla, así ellos brillan, son
consultados por todos, trabajan para todos. Si algo más bien serio ocurre, ellos
invocan a Dios ansiosamente y requieren también las oraciones de la gente.
Ellos observan muy cuidadosamente las loables acciones de sus predecesores, y
las transmiten invioladas a sus descendientes. En ninguna parte he visto una
más diligente investigación del pasado, en ninguna parte un más solícito cuidado
por el futuro.
" Por esto ellos examinan el presente de acuerdo a modelos, y si encuentran que
ellos están deteriorados aunque sea un poco, reparan el asunto. Si, por otra
parte, alguna cosa puede ser mejorada en método, sienten júbilo muy grande por
la oportunidad que se les ha dado de llevar testimonio a la posteridad de que
ellos no han vivido en vano. Sin embargo, ellos juzgan este pensamiento como
siendo uno digno de alabanza, si ellos han preservado la flor y la seguridad del
estado. Nadie parte del sendero de su anterior vida nacional por miedo de que
pudiera parecer que ellos se han convertido en gente diferente, en lugar de ser la
misma raza, con una habilidad más aprobada en sus deberes. Y así, un lugar de
honor adecuado es preservado para la labor y la ocupación respetables. Así
como ellos honran al más débil, así ellos tienen doce extraordinarios substitutos
adicionales. Si cualquiera de ellos comete una inusitada ofensa grave, aunque
digan que eso difícilmente ocurre, es removido de su posición y el asunto
seriamente considerado. La recompensa de todo es la consciencia del derecho,
en la que ellos se regocijan, digamos, por haber sido capaces, con la Divina
Ayuda, de propagar el Evangelio, para proteger a sus semejantes/ para
ennoblecer la juventud, adornar la Tierra e incrementar el número de moradores
en el cielo" .
Orden Martinista Ogdoádica
SUMARIO
El más inmediato acercamiento a la forma de sociedad disfrutada por el hombre en su
primer estado, es la teocracia, según creen los Martinistas.
Tal estado ideal es tríplice, teniendo una cabeza, un pecho y un estómago en analogía a
un organismo viviente.
La cabeza de tal estado es el departamento del conocimiento y la religión; el pecho, las
leyes y el bienestar; el estómago, la política del cuerpo.
El Martinismo nos ayuda a prepararnos para convertirnos en agentes aceptables de la
Unidad en el restablecimiento de una teocracia entre los hombres.
—0O0 —
Cerraremos ahora este Conventículo de acuerdo con el ritual de este grado.
—0O0--
Orden Martinista Ogdoádica
Orden Martinista Ogdoádica
El cristianismo no hace ni monasterios ni anacoretas, porque no puede aislarse más de
lo que lo hace la luz del sol, y de manera idéntica trata de difundir todo su esplendor.
Es el catolicismo el que ha poblado los desiertos de solitarios, y las ciudades de
comunidades religiosas, unos para dedicarse con mayor aprovechamiento a su
salvación individual y los otros para ofrecer al mundo, que consideran corrompido,
algunas imágenes de virtud y piedad que lo espabilarán de su letargia.
El cristianismo no tiene ninguna secta, porque abarca la unidad, y siendo única, no
puede dividirse consigo misma. El catolicismo ha visto nacer en su seno multitud de
cismas y sectas que han ido incrementando el reino de la división, más que el dominio
de la concordia, y este propio catolicismo, cuando se creyó en el más perfecto grado de
pureza, apenas encuentra dos miembros de su fe que posean una creencia uniforme.
El cristianismo no ha hecho jamás cruzadas; la cruz invisible que lleva en su seno no
tiene por finalidad más que el consuelo y la felicidad de todos los seres. Ha sido una
falsa imitación de este cristianismo, por no decir más, el que ha inventado estas
cruzadas, y ha sido inmediatamente el catolicismo quien las ha adoptado; pero es el
fanatismo quien las ha dirigido, el jacobinismo quien las compuso y el anarquismo el
que se puso a su frente, y por último el «bandolerismo» el que las ha realizado.
El cristianismo sólo le ha hecho la guerra al pecado; el catolicismo va por el sendero de
las autoridades y las instituciones. El cristianismo no es más que la ley de la fe; el
catolicismo es la fe de la ley.
El cristianismo es la instalación completa del alma del hombre en el rango de ministro
y obrero del Señor; el catolicismo limita al hombre en el seno de su propia salud
espiritual.
El cristianismo une sin cesar al hombre a Dios, como siendo, por su naturaleza, dos
seres inseparables; el catolicismo, al utilizar en ocasiones el mismo lenguaje, nutre, sin
embargo, al hombre de tantas formas que le hace perder de vista su objeto real y le
hace adquirir, o incluso viciarse, en numerosos hábitos que no sirven siempre para el
provecho de su verdadero avance. [ ...]
El cristianismo es una activa y perpetua inmolación espiritual y divina, sea del alma de
Jesucristo, sea de la nuestra. El catolicismo, que descansa particularmente en la misa,
no ofrece en ella más que una inmolación ostensible del cuerpo y sangre del
Reparador. [ ...]
El cristianismo pertenece a la eternidad; el catolicismo es del tiempo.
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El cristianismo es el término; el catolicismo, a pesar de la imponente majestad de sus
solemnidades, y por encima de la santa magnificencia de sus admirables rezos, no es
más que el medio.
Finalmente, es posible que existan muchos católicos que no sean capaces de juzgar
todavía en qué consiste realmente el cristianismo; pero es imposible que un verdadero
cristiano no se encuentre en estado de juzgar lo que es realmente el catolicismo y en
qué consiste en realidad lo que libera al ser.
EJERCICIO 18
Complementario al ejercicio anterior, su objetivo es incrementar la energía de tipo
negativo en nosotros.
Preparativos. Consulte lo recomendado al comienzo del ejercicio anterior.
Observación. Este ejercicio no puede ser objeto de práctica colectiva.
1. Párese frente a una ventana abierta (o al aire libre), los pies y las piernas
presionadas juntas y los brazos levantados por encima de la cabeza, las palmas
de las manos juntas, los dedos no cruzados (las manos están como en actitud
habitual de oración).
2. En esta actitud, inhale profundamente por la nariz y luego exhale
completamente por la nariz, lentamente y de una vez, mantenga los pulmones
vacíos durante el mayor tiempo posible (sin que sea molestia).
3. Repita este tipo de respiración (llamada " respiración negativa" ) durante unos
cinco minutos.
Este segundo ejercicio “energético” produce un aumento del magnetismo negativo que
irradia nuestra mano izquierda; por tanto, es complementario al anterior. Nos pone en
relación con el magnetismo de la tierra, que es predominantemente negativo.
Cuando esté suficientemente dominado, se realizará de forma sistemática después de
haber realizado el ejercicio diecinueve, teniendo cuidado no obstante de observar un
retraso de unos cinco minutos entre cada uno.
Sobre este tema, citemos un extracto de un documento de la Orden Martinista
tradicional, que a través de estos dos ejercicios evoca un método " fortalecedor y
benéfico" :
Orden Martinista Ogdoádica
" Los beneficios de [ este] método se deben al equilibrio de la electricidad
humana" en el cuerpo. El torrente sanguíneo es tal que en media hora puede
circular unas " setenta veces por todo el cuerpo " . Cuando una persona
permanece, durante este tiempo, con " las manos unidas por encima de la
cabeza, la electricidad positiva y negativa del" cuerpo se equilibra y, por lo
tanto, aumenta el poder curativo. De hecho,
" La antigua costumbre de unir las manos en oración era un uso desconocido
de" la ley del equilibrio de poder.
“En realidad, hay dos ejercicios que deben hacerse juntos. El primero "consiste
en pararse erguido con los pies separados cuarenta y cinco " centímetros, las
manos extendidas, los brazos en posición horizontal, de modo que el cuerpo
" representa la estrella de cinco puntas o pentagrama. El segundo es unir las
" palmas de las manos por encima de la cabeza, juntando los pies" .
" El ejercicio del pentagrama debe realizarse ante todo, durante " sólo unos tres
minutos. Luego haremos el ejercicio de palmas unidas " durante cinco minutos.
La duración se incrementará gradualmente a treinta " minutos. Durante el
ejercicio, experimentará una sensación de " pulsación" en sus manos. El ejercicio
del pentagrama traerá " vibraciones atmosféricas de naturaleza positiva al
cuerpo" . El ejercicio de las palmas juntas cargará el cuerpo " negativamente" .
(OMT, extracto de un manuscrito clase " asociado" ) "
Independientemente de este ejercicio y del anterior, la práctica regular de las llamadas
respiraciones " positivas" y " negativas" es la base de una buena vitalidad, tanto física
como mental. En general, nos permiten reforzar en todo nuestro ser la incesante
actividad de nosotros. En este sentido, las respiraciones profundas positivas estimulan
más particularmente la fase positiva de la nariz, mientras que las respiraciones
profundas negativas refuerzan la denominada fase negativa.
Nota. Es posible estimular simultáneamente ambas fases, aspectos o polos de nosotros,
como se manifiesta en nosotros, mediante el uso de la respiración profunda " neutra" ,
en la que cada respiración profunda es seguida inmediatamente por una exhalación
completa.
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Monografía No. 19
-A-
Respetados Asociados:
Quizás el más primitivo pensamiento relativo a un estado o sociedad ideal fue " La
República" de Platón. Mucho antes de ese tiempo, la sociedad se había transformado,
más o menos, en algo cristalizado en un molde. Las sociedades primitivas sin duda que
crecieron de una necesidad de seguridad y protección mutuas, y sus leyes fueron tales
como para que los más viejos de la tribu pensaran lo necesario para preservar sus
costumbres y beneficiar a sus miembros. Fue solamente cuando las imperfecciones y
desigualdades de esas sociedades se hicieron aparentes que los hombres comenzaron
a pensar en mejoramientos que harían mucho más por la felicidad individual y
permitirían un mayor crecimiento individual.
Aquellos escritores místicos que se impusieron la tarea de describir el estado ideal y
especialmente aquellos que concibieron el estado ideal como una teocracia, estuvieron
bien conscientes del hecho que el hombre en el exilio había quedado corto de ese ideal
en práctica. Ellos podían en verdad, meramente delinear el estado ideal como un
propósito hacia el que la humanidad podía aspirar, porque la sociedad que ellos
propusieron era, en muchas formas, la antítesis de la que estaba en existencia. En el
estado superior que el hombre había habitado y al que aspiraba retornar, ningún
individuo tenía autoridad sobre otros.
Cada uno, aunque reconociendo su dependencia en fuerzas espirituales más altas para
su dirección, fue una ley para sí mismo. En la sociedad, como existía ella en la mayoría
de los casos, uno era en absoluto autoridad sobre todos los otros. Uno tenía derechos y
privilegios ilimitados, pero el resto vivía y se movía como lo dirigieran. Además, ese
clamaba ser representante de la Unidad y como tal fue revestido de facultades y
poderes negados a los otros miembros de la sociedad. Él era el rey, cuyo mismo
nombre se transformó en sello de autoridad en el estado.
Él era el centro y fuente de todos los privilegios y poderes dentro de su reino,
manteniendo el poder de vida y muerte sobre sus súbditos. Como agente o
representante de Dios en la Tierra, se esperaba que todo debiera someterse a su voz y
autoridad como a la Unidad en sí misma. Naturalmente, aquellos estados que tenían
reyes sabios y buenos, prosperaron y tenían causa para ser agradecidos; pero sufrieron
aquellos que tuvieron gobernadores escasos de juicio o malos. En cada caso, no
obstante, nada pudieron hacer los súbditos de por sí para cambiar los asuntos.
Es posible que la idea de la monarquía surgiera en el continente de Atlántida, donde los
espiritualmente sabios fueron los gobernantes. Cuando los Atlantes dejaron su antigua
Orden Martinista Ogdoádica
tierra y se afincaron en el Egipto, se creyó que sus líderes espirituales, teniendo
grandes conocimientos tanto en lo esotérico como en lo exotérico, fueron conservados.
La tradición nos informa que el más antiguo y el más grande de los gobernadores del
antiguo Egipto fue Osiris, que no solamente gobernó sabiamente a su pueblo, sino que
también le enseñó altas verdades a las que él tenía acceso. El buscó conducir al
hombre fuera del Bosque de los Errores y hacerlo partir una vez más en el camino
ascendente de su retorno a su primer estado. Tan grande fue la vida y la influencia de
Osiris y de su consorte, Isis, que fueron considerados divinos por los egipcios, que los
adoraban como dioses. En mucho de la misma forma, el subsiguiente gobernante,
Hermes, o Hermes Trismegisto, como lo llamamos, fue deificado.
El primer gran gobernante del Egipto, de acuerdo con la historia, fue Menes, quien, por
medio de una notable acción de ingeniería salvaguardó la tierra contra las periódicas
inundaciones del Nilo, usando su agua para irrigación. Después de Menes, vino Cheops,
el constructor de pirámides. Seguidamente vino Ramsés el Grande, que se dedicó a la
construcción de templos y a la fundación de escuelas para que la humanidad pudiera
ser mejorada por medio del estudio de las ciencias y las artes.
No todos los gobernantes del Egipto, sin embargo, fueron tan sabios como estos ni tan
ansiosos de cumplir sus obligaciones y llevar a cabo sus misiones como viceregentes
de la Unidad. En la XVIII Dinastía, alrededor del año 1350 A.C., apareció, no obstante,
un muy serio y talentoso joven gobernante, Amenhotep IV. El reconoció su posición
como una privilegiada pero llena de responsabilidad. Llevó a cabo la más grande
reforma que el país hubiera conocido hasta entonces, estableciendo un gobierno
diseñado para restaurar para su pueblo los privilegios y una forma de vida desde
mucho tiempo perdida, y al mismo tiempo los llevó hacia atrás, al reconocimiento de
un Dios.
Desgraciadamente, ni la sabiduría ni los deseos de Amenhotep fueron lo suficiente
fuertes para establecer permanentemente las reformas que él esperaba efectuar. Como
aquellos hebreos que siguieron a Moisés hacia la tierra prometida y empero ansiaban
los prostíbulos del Egipto cuando ellos experimentaron las privaciones del desierto,
hubo muchos asociados suyos que pensaron que él era muy benevolente en su modo
de proceder con sus súbditos. Estos fueron principalmente nobles egoístas y oficiales
del sacerdocio que trabajaron secretamente para minar sus políticas mientras
abiertamente aparecían como apoyándolo.
En esto vemos que el hombre en sí, por alguna imaginada ventaja o por alguna medida
de poder sobre sus asociados, fue responsable de continuar su destierro.
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No estando inclinado a ayudarse a sí mismo o, más bien, no estando inclinado a
permitirles a todos en vez de a unos pocos disfrutar de los privilegios y beneficios de la
vida, el hombre mismo se puso en contra del sendero de su retorno y así perdió la
ayuda y guía de la Jerarquía de los Seres espirituales. Él aceptó el divino derecho de
los reyes en su abatimiento en vez de su alto significado, y se entregó a vagar en el
Bosque de los Errores.
La historia es el archivo de la lucha del hombre para encontrar el camino fuera de este
Bosque de los Errores, y ella registra que él muchas veces ha sido ayudado en su
progreso por gobernadores benevolentes. Tales auxiliadores, indudablemente, fueron la
Reina Ana de Inglaterra, Luis XVI de Francia, Federico el Grande de Prusia, Catalina de
Rusia, Carlos III de España y el Emperador Francisco José de Austria. Con el tiempo, el
hombre debió acertar, porque existen tres leyes que lo hacen necesario: primera, es el
deseo de la Jerarquía de Seres espirituales que la verdadera luz de la sabiduría antigua
se derrame entre toda la humanidad y no se confine a o se monopolice por unos pocos
gobernantes. Segunda, el orden universal debe manifestarse a sí mismo
suficientemente fuerte en el mundo físico para llevar a cabo ese tipo de gobierno más
equitativo y beneficioso para el hombre. Tercera, el hombre individual debe tener
acceso al mundo espiritual sin la intercesión ya sea del rey o del sacerdote.
El progreso ha sido hecho en esta dirección y está evidenciado en la gradual
desaparición de reyes de los gobiernos del mundo, y en la tendencia hacia
procedimientos más iluminadores en ciertas sociedades destacadas. Puede decirse que
el progreso se ha hecho, también, para restaurar al promedio de los hombres ciertos
poderes, o virtudes, que una vez solamente los reyes poseyeron.
Esto concierne especialmente con el poder de sanar por la aplicación de las manos, que
se supo poseían los gobernantes y algunos otros pocos. Tan hacia atrás como hasta la
época de Eduardo el Confesor, los reyes de Inglaterra eran poseedores del regalo de
esta curación.
Otros después de él consideraron una parte de su deber y obligación de soberanos la
práctica de la curación. El secreto de su habilidad yacía indudablemente en su
conocimiento de cómo utilizar el magnetismo o las corrientes eléctricas de la Tierra.
Desde los días en que sus predecesores estuvieron en posesión de una secreta
sabiduría, estos gobernantes han heredado un conocimiento de cómo las corrientes
positiva y negativa en el cuerpo podían ser fortalecidas. El método que ellos usaron
era, sin duda, similar a, si no idéntico con, aquel que ustedes pueden ahora probar por
sí mismos.
Es una práctica vigorizante y beneficiosa, en verdad, que ustedes pueden querer usar
para ustedes mismos y para miembros de su familia.
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En ningún caso, sin embargo, es para ser usada fuera de la familia de uno ni para ser
practicada profesionalmente. Tal uso estaría en contra de la ley.
Los beneficios de la práctica se deben al equilibrio de la electricidad humana
dentro del cuerpo. El fluir de la sangre es tal que en media hora ella puede
circular unas setenta veces a través de todo el cuerpo. Cuando una persona se
pone de pie con las manos juntas sobre la cabeza por ese lapso de tiempo, la
electricidad positiva y la negativa en el cuerpo se equilibran y aumenta en esa
forma el poder de curación. Como un ejemplo, la antigua costumbre de unir las
manos durante la oración fue un uso desconocido de la ley de las fuerzas en
equilibrio.
Hay, entonces, dos ejercicios que deberían ser practicados en conjunto el uno
con el otro: el primero, ese de pie con los pies separados entre sí por unos
veinte centímetros y las manos extendidas de modo que la posición del cuerpo
represente la estrella de cinco puntas, o pentagrama; segundo el de unir las
palmas de las manos sobre la cabeza colocando los pies juntos. Primeramente,
efectúen el ejercicio del pentagrama por algunos tres minutos. Luego, seguir el
de las manos juntas por otros cinco minutos. El tiempo puede ser aumentado
gradualmente a treinta minutos. Durante el ejercicio se sentirá en las manos una
sensación de latido. El ejercicio del pentagrama traerá dentro del cuerpo
vibraciones atmosféricas de una naturaleza positiva; el ejercicio de las manos
juntas cargará el cuerpo negativamente.
SUMARIO
En tiempos prehistóricos, los Adeptos-Reyes, poseyendo conocimiento del mundo
espiritual, trajeron enseñanza espiritual y dirección al género humano.
Los poderes y virtudes que fueron de ellos, establecieron su autoridad y los hicieron
gobernantes por Derecho Divino.
Cuando el verdadero significado de la monarquía fue perdido de vista, se hizo más
lento el progreso del hombre.
Es deseo de la Jerarquía de Seres espirituales que todos los hombres sean iluminados
como en el pasado solamente lo eran los reyes.
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Cerraremos ahora este Conventículo de acuerdo con el ritual de este grado.
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Orden Martinista Ogdoádica
Orden Martinista Ogdoádica
" Velad, manteneos firmes en la fe, sed hombres, sed fuertes" .
I Cor 16:13
" Ponte en vela, Reanima lo que te queda y está a punto de morir"
Ap 3:2
“Vigila sin descanso, hombre de paz, hombre de deseo, para que el trono esté
firme e inamovible, ya que, si este trono no está en buenas condiciones, puedes
retrasar con tu negligencia la obra y la manifestación de las maravillas y las
gracias del Señor”.
“Vela, vela mientras estés entre los hijos de la violencia. Ellos te persuadirán de
que tienen algún poder, y nada pueden.
¿Cómo serán amigos de la verdad, si las comparaciones que ellos nos presentan
son siempre falsas?
En los seres aparentes, no queda ninguna impresión de la acción de los seres
verdaderos; he ahí porqué las tinieblas no pueden comprender la luz.
Si deseas comprenderla, no la compares a nada de aquello que conoces.
Purifícate, pide, recibe, actúa: toda la obra está en estos cuatro tiempos.
¿Purificarse no es orar, ya que es combatir?
¿Y qué hombre osaría caminar sin purificarse, ya que no puede dar un paso sin
colocar el pie sobre los peldaños del altar?
No es suficiente dejar de dudar del poder del Señor; es preciso también no dudar
del tuyo.
Porque Él te concedió un poder, pues te dio un nombre y pide sólo que lo
utilices.
No dejes, por tanto, la obra entera a cargo de tu Dios, pues Él quiso dejarte algo
para hacer.
Está siempre dispuesto a derramar sobre ti todos los bienes; te pide sólo que
vigiles los males que te rodean y no te dejes sorprender.
Su amor expulsó estos males del templo en tu beneficio; ¿llegaría tu ingratitud al
punto de dejarlos volver?
Orden Martinista Ogdoádica
“No te relajes, hombre de deseo, porque el Dios de los seres no tiene
inconveniente en venir a hacer una alianza con tu alma ni tiene inconveniente en
venir a realizar con ella esta generación divina y espiritual en la que él te aporta
los principios de vida y quiere encargarte del cuidado de darles la forma. Si
quisieras observarte con atención, notarías que todos estos principios divinos de
la esencia eterna deliberan y actúan con fuerza dentro de ti, cada uno de ellos
según su virtud y su carácter; te darías cuenta de que puedes unirte a esas
fuerzas supremas, hacerte uno con ellas, transformarte en la naturaleza activa de
su acción y ver que todas tus facultades crecen y se avivan por multiplicidades
divinas; sentirías que estas multiplicidades se mantienen y crecen en ti todos los
días, porque la impresión que habían transmitido a tu ser los principios de vida
las atraería cada vez más y, al final, estos principios no harían en realidad más
que atraerse ellos mismos en ti, puesto que te habrían asimilado a ellos”.
“Mantendré mi alma en actividad, para tener continuamente en mí la prueba de
mi Dios.
La mantendré ocupada en la meditación sobre las leyes del Señor.
La mantendré ocupada en la práctica y en el hábito de todas las virtudes.
La mantendré ocupada en regenerarse en las fuentes vivificadoras.
La mantendré ocupada en cantar todas las maravillas del Señor y la inmensidad
de su ternura por el hombre.
¿Qué instantes podrán quedarle que no sean llenados por la oración? Mi vida
será un cántico continuo, pues el poder y el amor de Dios son ilimitados.
Inmediatamente que me aproxime al Señor para alabarlo, Él me enviará al
Santificador.
El Santificador me enviará al consolador.
El consolador me enviará al amigo del orden.
El amigo del orden me enviará el amor de la casa de mi Dios.
El amor de la casa de mi Dios me enviará la liberación.
Y las tinieblas se apartarán de mí y serán precipitadas para siempre en sus
abismos”.
Orden Martinista Ogdoádica
“…así es como se dan a conocer las recompensas prometidas al hombre de
deseo, que se ha consumido en la vigilancia y en el celo por guardar la ciudadela
que se le ha confiado, a este hombre de deseo, que se ha prometido no dedicarse
jamás a una especulación del espíritu y de la inteligencia sin haber consagrado
de antemano unos esfuerzos y un tiempo a cualquier obra activa del espíritu.
Hasta ese punto está persuadido de que el hombre debe temer siempre no hacer
lo suficiente, pero no debe tener ningún temor a no saber lo suficiente, y este
prudente temor de no hacer lo suficiente establece en él una virtud también muy
beneficiosa: la de estar siempre dispuesto a seguir las órdenes de su maestro,
siempre lleno de resignación con todos los acontecimientos a los que puedan
conducirlo sus servicios, siempre felices, desde el momento en que pueda darse
interiormente el testimonio consolador de que ha sido celoso con la gloria de su
maestro y no ha caído en falta ni en retraso en su servicio”.
EJERCICIO 19
Su propósito es permitir la división o disociación temporal entre el cuerpo físico y los
otros cuerpos más sutiles.
1. Siéntese cómodamente con los pies ligeramente separados y apoyados en el
suelo, el torso erguido y las palmas de las manos abiertas sobre las rodillas.
Cierre los ojos y relájese bien.
2. Luego haga una serie de siete inhalaciones y exhalaciones no rítmicas por la
nariz, sin retención de aire; al hacerlo, solo intente relajar completamente el
cuerpo.
3. Retome la respiración normal y regular, luego visualice la parte superior de su
cabeza, provocando una sensación de relajación y relajación total.
4. Luego sus ojos, luego de sus orejas, luego las mandíbulas, luego el cuello,
provocando así también una relajación más completa.
5. Continúe de la misma forma por los hombros, luego por cada brazo,
esforzándose en relajarlos lo máximo posible.
6. Luego el pecho, el abdomen, las piernas, relajándolas del mismo modo al
máximo.
7. Luego sienta sus extremidades y todo su cuerpo tan pesados, como el plomo,
que parecen atravesar aquello sobre lo que se apoyan; siéntase tan pesado que
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su respiración a veces parece detenerse. En este estado, sienta gradualmente
que la calma se apodera de todo su cuerpo.
8. Luego imagine, y sienta, una corriente de aire caliente que fluye a través de
sus extremidades.
9. A continuación, visualice una luz azulada que crece gradualmente dentro de
su cuerpo, envolviéndolo por completo como una concha luminosa.
10. Ahora con esta caparazón de luz en su mente, visualice una espiral
ascendente, mientras cuenta mentalmente de 10 a 1 (habiendo decidido
previamente que en " 1" , la duplicación será efectiva) y cante (durante todo el
ascenso) en voz alta (Siempre que hablemos de " sonidos vocales" en la
transcripción que les damos, es más el aspecto fonético el que debe ser tenido
en cuenta. Tenga en cuenta también que es muy posible experimentar con otros
sonidos o combinaciones vocales), " ZOM…" .
11. Obtenida esta duplicación (De lo contrario, será necesario persistir, mediante
repetidos intentos, hasta el éxito total), trate de ver desde este otro cuerpo (en
este caso no se trata de usar los ojos carnales) como su cuerpo permanece en su
asiento. No intente (al menos inicialmente) salir de la habitación donde está tu
cuerpo.
12. Al volver a entrar en su cuerpo, trate de pensar (especialmente en caso de
sensaciones desagradables o dificultades) en un evento de su pasado que sea
feliz. Si hay alguna forma que le impida volver a entrar en tu cuerpo, quítela o
destrúyela mentalmente con una espada.
Dominar este ejercicio requiere un buen conocimiento de la constitución oculta del
hombre, con los diferentes cuerpos que posee; Asimismo, requiere una gran
familiaridad con las técnicas básicas de respiración, concentración, visualización y uso
de los sonidos vocales. Por tanto, no hace falta decir que todo el mundo tendrá que
aprender a utilizar las diversas técnicas en cuestión.
Este ejercicio en particular, como se especifica en el encabezamiento, se centra en la
duplicación o disociación entre el cuerpo físico y algunos de sus componentes etéreos
por un lado y los otros cuerpos sutiles que son los cuerpos astral y mental (para usar
esta terminología y no limitarnos aquí voluntariamente sólo a estos dos cuerpos
superiores).
La principal dificultad de este ejercicio es, habiendo llegado al último escalón antes de
la duplicación (punto 10), conseguir coordinar y mantener juntas las distintas
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visualizaciones, mientras debemos proceder a un recuento mental y una entonación en
voz alta. Sin embargo, con la práctica, se hace fácil rápidamente.
Es posible que el cuerpo no se separe por completo, sobre todo al principio, quedando
por ejemplo pegado a las manos; en este caso, como en el caso de un fallo total, no se
desanime y repita este ejercicio tantas veces como sea necesario.
En breve se presentarán otros métodos de " proyección" , usando esa expresiva
expresión. Cuando llegue el momento, todos podrán elegir la técnica que más les
convenga, o la que mejor se adapte al objetivo que se hayan propuesto...
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Grado Asociado
Monografía No. 20
-A-
Respetados Asociados:
Nuestros recientes discursos sobre la naturaleza del estado ideal y las
responsabilidades y deberes de aquellos que gobiernan, deberían habernos dado los
fundamentales del verdadero punto de vista místico en estos asuntos. En otras
palabras, deberla haberse hecho evidente que para los Martinistas el estado ideal entre
los hombres deberla ser ese que más cercanamente sigue el molde triádico de la
naturaleza. El gobierno deberla ser tríplice, correspondiente a la cabeza, el pecho y el
abdomen del hombre. Análoga a la cabeza del hombre, la más alta división del estado
debería estar concernida con la religión y la educación. La siguiente división —el pecho—
debería regular asuntos legales y militares. La última —el abdomen— debería estar
dedicada al cuerpo político y a llevar a cabo los decretos de las otras dos divisiones.
Además, el estado ideal entre los hombres, según los Martinistas, debería ser una
teocracia, porque solamente en tal forma le acordaría al hombre el privilegio que éste
ha tenido en su primer estado, el privilegio de ser una ley en sí mismo bajo la dirección
de la Unidad. Para el Martinista, la teocracia, por lo tanto, es el más alto y el más
deseado sistema de gobierno, porque él reconoce el acceso individual del hombre a la
Verdad y su innato derecho al autogobierno.
Un aspecto necesario del estado ideal es la administración de justicia, la puesta en
práctica de la recompensa y el castigo. Aquí, una vez más, el hombre encuentra
necesario oponer las condiciones existentes con aquellas que prevalecían en su primer
estado. La justicia absoluta es inherente solamente a la Unidad. Ella está más
estrechamente aproximada por aquellos que olvidan simulándose tras de lo Divino
como agentes de la Unidad. La justicia, sin embargo, solamente se ha perdido porque
sus agentes han olvidado la Unidad y se han moldeado a sí mismos tras de sus propias
debilidades.
Es debido a la necesidad de justicia en cada estado y debido a su falta en la mayoría
que el Martinista está tan concernido con ello.
Él contempla el disfraz establecido en nombre de la justicia, reconoce que la justicia
debe ser ciega en vez de imparcial, y sabe que el crimen es engendrado más que
abolido en la sociedad del presente. El hasta puede recorrer la lista de penas capitales
existente desde que la sociedad comenzó: Encuentra que ellas han sido por
decapitación, hoguera, enrodamiento, en la caldera, enterramiento vivo, crucifixión, ser
destrozado por animales, el combate compulsorio en la arena, sumersión, electrocución,
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estaca, desollamiento vivo, horca, lanzas, envenenamiento, arma de fuego, sofocación,
lapidación y corte con serrucho. Aún, él busca la respuesta en la única forma en que
puede, por medio de una apelación para un rápido retorno a las formas de su primer
estado y una bien fundada confianza en los designios de la Unidad .
El sabe que el castigo es en algún grado necesario, pero aboga por un castigo que sea
correctivo más que uno de venganza total. El reconoce la posibilidad de un mejor
crecimiento del hombre a través de una sabia corrección, pero recuerda que todos los
hombres son sus hermanos y que "aquello que quieras que los hombres te hagan,
hazlo con ellos", es un precepto divino.
El Martinista nunca olvida que el hombre tiene un pequeño derecho para condenar a
su hermano y ningún derecho para quitarle la vida. Por esta razón, él esta
inalterablemente opuesto a la pena capital. Fuera de ser una violación al precepto
divino y a los instintos humanitarios, no refrena el crimen ni corrige al criminal. No
existe recurso en contra de su ley establecida y presume una infalibilidad de juicio que
es del todo imposible para el hombre imperfecto.
Afortunadamente, la civilización en avance está lentamente dándose cuenta de la
rectitud de la posición Martinista, porque la pena de muerte está perdiendo el favor de
los jueces iluminados y casi en cualquier parte el criminal está empezando a ser mirado
como una persona enferma más que una totalmente depravada de quien es mejor
desembarazarse. A su tiempo, es inevitable que la justicia humana se asemeje más
estrechamente a la justicia divina. Entonces se comprenderá el significado místico de la
admonición bíblica: "Aquello que el hombre siembre, eso será lo que coseche " .
Esta es la ley de causa y efecto, que siempre ha enseñado el místico —usualmente bajo
el hombre de la ley del karma. Ella es simple como lo son todas las leyes de la Unidad,
pero es profundamente justa. Lo que pensamos y lo que hacemos, lo que sufrimos y lo
que permitimos registrar en los archivos de la Unidad como causas. Estas causas
deben tener efectos, y es inevitable que cada uno reciba los buenos y los malos efectos
de las buenas o malas causas que ha puesto en movimiento.
Con esta ley del karma se junta otra que la explica y le da la necesaria libertad de
operación. Esta es la ley de la reencarnación, que declara que el áme, nuestra parte
inmortal, está periódicamente uniéndose a un nuevo cuerpo físico. Se separa del viejo
al momento de la muerte y se une a uno nuevo en el momento del renacimiento. De
este modo, el áme constituye una permanente personalidad astral, que renace con cada
renacimiento en un cuerpo carnal. El cuerpo físico cambia; el áme permanece.
El hombre está constituido en forma que generalmente es incapaz de verse a si mismo
como la causa de su propio castigo. El está inclinado a condenar a su familia, a sus
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alrededores y hasta a la Unidad por sus dificultades en la vida. Las desigualdades en la
distribución de la riqueza, conocimiento, salud y necesidades humanas que se hacen
evidentes en la vida carecen de una explicación satisfactoria hasta que uno acepte las
leyes del karma y la reencarnación. Ambas leyes fueron parte de la instrucción
fundamental de los místicos en aquellas grandes universidades del pasado llamadas las
escuelas de los misterios.
A la luz de esta discusión, se verá que el Martinista seguirá el mandato bíblico "No
juzgues de lo que no quieres que te juzguen", porque los asuntos de la vida del hombre
no están tan descuidadamente arreglados como parece a primera vista. Las leyes del
karma y de la reencarnación están en operación y el Martinista muy bien reconocerá el
hecho, limitándose siempre a hacer su propia vida conforme al más alto molde posible
mientras sea caritativo hacia todos los hombres, que son sus hermanos.
SUMARIO
La justicia humana debe acercarse a la de la Unidad para ser aceptable. Esto coloca una
grave responsabilidad en todos aquellos que la administran.
El propósito del castigo siempre debería ser correctivo y su fin la reforma más bien
que el desquite o la venganza.
Desde un punto de vista místico, el castigo es un resultado necesario de la operación
de las leyes del karma y la reencarnación. Como tal, es siempre justo, siempre ajustado
al individuo, siempre en la naturaleza de la corrección.
—0O0—
El Maestro puede desarrollar el tema de la causa y efecto. Si lo hace así, debe nombrar
a alguien para que conduzca la discusión en el próximo Conventículo.
—0O0—
Cerraremos ahora este Conventículo de acuerdo con el ritual de este grado.
—0O0—
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LA TRIPLE RESURRECCIÓN DEL HOMBRE NUEVO
Louis-Claude de Saint-Martin
(Extractos de su obra “El Hombre Nuevo”)
[ HN, 13]
Cuando el reparador fue a Betania para resucitar al hermano de Marta y María, que
estaba muerto desde hacía cuatro días y olía mal, dijo con voz potente, al lado del
sepulcro: Lázaro, levántate. Es a ti, alma humana, a quien se dirige la palabra, más aún
que a aquel cadáver, que no era más que el símbolo del verdadero renacimiento, y es
ahí también donde puedes encontrar un nuevo detalle de ese cuadro general cuyo
tema eres tú y que abarca todo el conjunto de las cosas.
Si has comprendido de antemano que la anunciación del ángel puede repetirse para ti,
lo mismo que la concepción y el nacimiento del hijo de la promesa, no te sorprenderá
que la resurrección de Lázaro pueda repetirse también para ti, sino que también, por la
misma razón, te das cuenta de que esta operación preliminar te resulta indispensable,
puesto que llevas muerto cuatro días (tus cuatro grandes instituciones primitivas que
ya no sabrías llenar) y puesto que difundes por todas partes la imperfección. La voz del
reparador se acerca a tu sepulcro y te grita: Lázaro, levántate. No hagas como hicieron
los judíos en el desierto. No endurezcas tu corazón ante esta voz y sal inmediatamente
de tu féretro. No faltarán personas serviciales que te quiten las vendas. Recuerda
después que, si se te ha dicho Lázaro, levántate, solo ha sido para que, a tu vez, repitas
voluntariamente a todas tus facultades dormidas ¡Lázaro, levántate!, y para que esta
palabra se extienda de forma continua por todas las partes de tu ser. Entonces es
cuando podrás esperar sentarte a la mesa con el Señor.
[ HN, 44]
El hombre viejo ha caído bajo el yugo de una muerte triple, que se conoce como
muerte del cuerpo, muerte del alma y muerte del espíritu, pero que, al haber tenido en
su origen como causa y principio la muerte o abolición de sus títulos de pensamiento,
palabra y obra del Eterno, debe considerarse bajo el nombre de la muerte de su ser
Divino, que, en realidad, está hoy como enterrado en un sepulcro, comparando su
deplorable situación con el estado glorioso de que ha disfrutado. Por tanto, es preciso
que el hombre nuevo tenga por misión procurar la triple resurrección, es decir, que
rescate su pensamiento, su palabra y su obra de las regiones tenebrosas donde están
esclavizadas, que contenga su pensamiento, su palabra y su obra al borde del abismo
en el que el enemigo intenta precipitarlos todos los días, y que evite en lo sucesivo la
muerte de su pensamiento, de su palabra y de su obra, en cualquier circunstancia en
que el enemigo pueda amenazarlos.
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Ésa es una de las facetas bajo las cuales podemos considerar la triple resurrección del
hombre nuevo, y este punto de vista es tanto más real cuanto más es la imagen
demasiado fiel del peligroso destino de toda la posteridad humana. Además, es el
detalle y el cuadro reducido de la obra universal que se realiza a gran tamaño en toda
esta posteridad del hombre. […]
La primera y más difícil de estas tres resurrecciones que tendrá que realizar en sí
mismo el hombre nuevo consiste en separar de todas las substancias falsas que lo
rodean los pensamientos, voluntades y acciones suyos que se han engullido y, por así
decirlo, se han amalgamado en ellas, y que están allí como en una verdadera tumba en
la que no sólo no disfrutan del día y de la luz, sino que van continuamente hacia una
repulsiva putrefacción. […]
La segunda resurrección consistirá en retener al borde del precipicio aquellos
pensamientos, voluntades y acciones suyos que estén a punto de caer en él, si no está
completamente pendiente de arrancarlos de las manos que los llevaban ya hacia el
sepulcro; pero el mismo poder del que se servirá en la primera resurrección le será
igualmente útil en la segunda, y retirará nuevas víctimas de los brazos de la muerte.
La tercera resurrección será la que realice de antemano en sus pensamientos,
voluntades y acciones que, en el futuro, podrían estar expuestos a los ataques del
enemigo y que él querría tratar de corromper para sumirlos con él en los abismos, pues
al hombre nuevo no le bastará con abarcar las épocas pasadas y presentes en la
manifestación de su fortaleza y de su sabiduría, sino que tendrá que cubrir también las
épocas que no han llegado todavía, ya que ése es el mayor privilegio del espíritu.
Además, trabajará sin descanso para conseguir que la mano suprema lo rodee, lo
sostenga y lo proteja de tal modo que el enemigo no pueda en lo sucesivo tener sobre
él ningún dominio, cosa que conseguirá cuando haya sometido todo lo que hay en él
y pueda decir de él lo que decía el reparador de la corrupción exterior: He vencido al
mundo.
Pero, para tener también una idea más simple, más exacta y, por consiguiente, más
fácil de comprender, de esta triple resurrección, considerémosla en una época en la que
la muerte haya producido sus estragos en todas las facultades espirituales del hombre.
Este cuadro, al estar al alcance de muchos más, tiene que ser más útil, por fuerza.
Efectivamente, podemos morir en nuestras obras si llevamos nuestros pensamientos
falsos y nuestros deseos criminales hasta su consumación; podemos morir en nuestras
voluntades corrompidas, si se unen a los planes desordenados que pueden adoptar
nuestros pensamientos, aunque no lleguemos a realizarlos en nuestras obras.
Finalmente, podríamos morir en nuestros pensamientos si los dejásemos que se
llenasen de cuadros contrarios a la verdad y a la gloria del espíritu, aunque no los
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adoptásemos en nuestras voluntades y aunque no dejásemos que se transformasen en
actos.
Ésa es la triple resurrección que debe realizar cada hombre en sí mismo, si quiere llegar
a la dignidad del hombre nuevo; pero jamás podremos tener la mínima idea de nuestros
derechos primitivos y de nuestro verdadero renacimiento, si no restablecemos
definitivamente en nosotros una fuente de acciones regulares, una fuente de
movimientos verdaderos y una fuente de pensamientos sanos, ya que estas tres
fuentes manan juntas de la fuente única y eterna del espíritu.
El hombre nuevo, una vez convencido de estas verdades, no sólo por su íntima
persuasión, sino también por su propia experiencia, verá con agradable sorpresa que el
reparador no ha tenido más propósito que hacer que se abran los ojos de los hombres
sobre estos deberes indispensables y tan beneficiosos, cuando ha empleado toda su
fuerza en producir las tres muertes en medio del pueblo de Israel. Esto es algo
sorprendente y no se sabría marcar bien la diferencia que hay entre los lugares en los
que cada uno de estos muertos ha sido llamado a la vida. Lázaro fue resucitado en la
tumba en la que llevaba cuatro días, cuando ya olía mal; el hijo único de la viuda de
Naím fue resucitado en el camino, cuando lo llevaban al sepulcro; la hija de Jairo, jefe
de la sinagoga, de doce años, fue resucitada en la casa de su padre. ¿Cómo no vamos
a ver, en estas tres resurrecciones realizadas por el reparador, esa triple resurrección
que tenemos que hacer todos en nosotros mismos y que es, al mismo tiempo, la obra
principal y la recompensa del hombre nuevo?
Efectivamente, ese Lázaro resucitado en su tumba, libre ya de la putrefacción, es la
representación de nuestros actos depravados y de las prevaricaciones que hemos
llevado hasta la obra y a la realización, es decir, hasta la morada de la muerte y de la
corrupción, que está representada aquí por los sepulcros materiales. El hijo único de la
viuda de Naím, resucitado camino de la tumba, es la representación de nuestras
voluntades criminales que se han adherido a los planes falsos de nuestro pensamiento,
pero han quedado detenidos camino de la tumba, es decir, antes de llegar a su
realización y a los actos inicuos que hubiesen completado su corrupción y les hubiesen
hecho conocer la putrefacción sepulcral. Finalmente, la hija del jefe de la sinagoga,
resucitada en su casa, representa la muerte que podemos sentir en nuestro
pensamiento, cuando lo dejamos que se infecte con planes culpables e injuriosos para
el espíritu de la verdad, que no quiere que adoptemos más proyectos que los suyos, se
ha dignado elegir el pensamiento del hombre para ser jefe de la sinagoga universal y
quiere en todo momento que este pensamiento del hombre y todos los hijos que
puedan emanar de él, difundan por todas partes la vida que los anima.
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EJERCICIO 20
Su finalidad es permitir una doble estimulación, tanto positiva como negativa, del
cuerpo.
Observación. Esta técnica debe ser comparada con los dos ejercicios energéticos
discutidos anteriormente.
1. Siéntese cómodamente con los pies juntos apoyados en el suelo, el torso
erguido y las manos colocadas sobre el plexo solar (ubicado entre la punta
inferior del esternón (apéndice xifoides) y el ombligo, en la región abdominal
(región epigástrica), los dedos cruzados y los pulgares tocándose en la punta.
Cierra los ojos y relájate bien.
2. Luego, realice una serie de respiraciones neutras y profundas durante cinco a
diez minutos, inhalando y luego exhalando lenta y profundamente por la nariz,
sin retener aire.
Este ejercicio también se puede realizar acostado en la cama. Si es así, si siente que el
sueño se está apoderando de usted, no se resista; un sueño así sería de lo más
regenerativo.
Esta técnica de doble estimulación constituye un verdadero método de tratamiento,
por el fortalecimiento del plexo solar en energía de carácter positivo y negativo.
Al cruzar los dedos según las instrucciones, provocamos una fusión de energía positiva
y negativa que emana de nuestras manos. Esta fusión, cuya intensidad se amplifica
con las respiraciones profundas neutras, se irradia luego al plexo solar y, desde allí, se
extiende por todo el cuerpo para regenerarlo.
El plexo solar, o plexo celíaco, está de hecho en relación con un importante centro
psíquico del cuerpo. Ahora, todos los centros psíquicos son interdependientes y
forman un todo. Como resultado, cualquier estimulación realizada en uno repercute en
los demás y se comunica a todo el cuerpo a través, en particular, de nuestro sistema
nervioso autónomo.
Así, al aplicar tal " autoestimulación" , tanto positiva como negativa, al plexo solar, es
todo nuestro ser psíquico y, en consecuencia, todo nuestro ser físico, el que se
beneficia del reequilibrio energético que produce.
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Monografía No. 21
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Respetados Asociados:
En el altar de cada Heptada Martinista está el Libro del Nuevo Testamento sirviendo
como constante recuerdo, en cada conventículo de que " en el comienzo fue la
palabra" . En esta palabra que estaba en el comienzo reside todo el misterio de los
números. Esa palabra es la unidad absoluta. De ella han descendido, por medio de la
emanación, todos los particulares, o números, que existen en la creación.
La verdadera ciencia de los números ha permanecido sin cambio. Cuando es
comprendida en su totalidad, se encontrará que todo lo que existe tiene número, peso
y medida. La ciencia de los números, entonces, es la ciencia a la que todas las cosas
están relacionadas. Tiene primer rango en todos los procesos intelectuales y de
razonamiento.
El comienzo de la ciencia de los números se pierde en la antigüedad, pero puede ser
trazado hasta las gentes primitivas, como una parte de su tradición. Está basada en la
relación de una substancia con otra; por lo tanto, cuando se han fijado estas relaciones,
los resultados derivados de ellas son continuamente exactos. La demostración de la
ciencia de los números, sin embargo, depende de axiomas que son puramente
intelectuales. Tales axiomas son independientes de los sentidos o de la substancia. Son
ellos, en un sentido, la esencia verdadera de principios eternos.
Los signos, o caracteres, que ordinariamente usamos, son para el místico meramente
símbolos de números. Los números, en sí, permanecen para principios eternos que son
emanaciones o cualidades invariables de la Unidad. Ellos constituyen un conciso
lenguaje por medio del cual las relaciones de Dios, hombre y naturaleza pueden
manifestarse, y las verdades expresarse concretamente en aquellas demostradas
relaciones. Es por esto que destacados místicos y filósofos del pasado siempre han
encontrado la ciencia de los números útil en su comprensión del mundo de la
naturaleza y en su acercamiento a los misterios del mundo divino. Se ha señalado, sin
embargo, que el significado original de la ciencia de los números se ha perdido. Entre
tanto se reconoce a Pitágoras como un gran filósofo y al conocimiento de su teoría de
los números como habiendo sido siempre valiosa, pocos han penetrado la real
significación de el uso que él tuvo de ellos. Es verdad, no obstante, que en las
enseñanzas de Pitágoras nos aproximamos mucho a la concepción de los antiguos
acerca del valor de los números y de su lugar en la verdadera filosofía.
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De acuerdo con Pitágoras, el estudio de las matemáticas, a la ciencia de los números,
era una preparación necesaria para una vida de regeneración, proporcionando los
medios más rápidos y mejores de asir pensamientos abstractos. Ser capaz de pensar
en números, afirmaba Pitágoras, era elevar los pensamientos de uno sobre las cosas de
la Tierra; en verdad, para llegar a una clara concepción del mundo divino, o, como
podríamos expresarlo, para darle a uno un vislumbre dentro del mundo
cuatridimensional. Los números, para Pitágoras, eran los significados de la filosofía
como cosa positiva. Con ellos, uno podía definir las leyes de la Unidad y demostrar sus
relaciones a través del mundo. Se ha dicho que con Pitágoras "todo es número". Como
íntimamente esto es verdad, debe verse por medio de la consideración de la
importancia que Pitágoras conectaba a la década y la tétrada.
La década consiste en los primeros diez números naturales —1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10.
"La década", decía Pitágoras, "contiene todas las cosas, en vista de que los números
más allá de la década repiten los primeros diez". (11 es 10+1; 12, 10+2; 13, 10+3,
etc.). Pero la tétrada fue hasta más importante, porque los primeros cuatro números
naturales agregados hacen 10 (1+2+3+4=10). De este modo, la tétrada se transformó
para Pitágoras y sus seguidores en "la divina 'tetractys'".
En el Discurso Trece de este grado se dijo que los místicos siempre han mostrado un
particular respeto por ciertos números. Debe ser evidente ahora que esto no se debía a
ninguna creencia de que ciertos números tuvieran poder misterioso en sí mismos, sino
más bien porque en la filosofía del misticismo ciertos números llevan a la mente más
importantes leyes de la Unidad que lo que hacen otros. En los reinos del pensamiento
abstracto, para el cual ellos eran las claves, algunos números abrieron más cámaras
secretas del mundo divinas que lo que hicieran otros. Este punto debería ser
ampliamente comprendido; de otra forma, el estudiante será engañado por aquellos
que han envilecido los números llevándolos a niveles supersticiosos y los han usado
como elementos en sistemas de adivinos más que como mnemotecnia en un sistema
de filosofía mística.
Como se dijera, cuando se fijan las relaciones entre las cosas los resultados derivados
de ellas son continuamente exactos. Debido a que en los sistemas de los antiguos la
ciencia de los números dependía para definir, expresar y explicar las relaciones entre
Dios, la naturaleza y el hombre, nuestra primera consideración de los números debe
concernir con el carácter y el valor asignado a ellos. En esta tarea, debe ponerse
particular atención a Pitágoras y a su escuela, porque sus enseñanzas eran en esencia
aquellas de las escuelas de los misterios en la que él mismo había estudiado antes.
El número 1 es llamado monad (o monada). Es considerado como existiendo solo y
siendo independiente de todos los otros números. El es la Unidad, y la Unidad jamás ha
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sido llamada un número aunque todos los números emanan de ella y ella los contiene a
todos.
El número 2 es duad. Éste es el primer principio, denotando separación de la Unidad.
Se yergue por oposición, la pasividad que es 1 el opuesto de la actividad.
El número 3 es triad. Es universalmente tomado para representar la manifestación que
resulta del encuentro del 1 con el 2. En el mundo inmaterial, representa la trinidad que
compone la Unidad; en el mundo material, se yergue para los tres reinos de la
naturaleza: mineral, vegetal y animal.
El número 4 es tetrad. Es el número universal de perfección material. Es el
tetragrammaton o nombre de poder de Unidad de cuatro letras, y es también el " divino
' tetractys' " de la escuela de Pitágoras. Para los Martinistas, él sugiere la gran Ley
Cuaternaria.
El número 5 es pentad, simbólico del pentagrama, el hombre.
El número 6 es hexad, simbólico de los seis actos de la creación manifestados en el
mundo material. Está representado en el Sello de Salomón como el trabador de los
mundos más alto y más bajo.
El número 7 es heptad, el más sagrado de todos los números. Simboliza el poder
divino.
El número 8 es oqdoad, que expresa el equilibrio de la fuerza, en la " Aritmética" de
Nicomachus es llamado la armonía universal, porque las tasas musicales son
determinadas por él.
El número 9 es ennead. Este es el número de la limitación porque no es posible un
número elemental ulterior.
El número 10 es decad. El es simbólico de la unión de heptad y triad.
Nuestro conocimiento en relación con los números y su valor se extenderá a medida
que se avance en los estudios de nuestra Orden.
SUMARIO
La verdadera ciencia de los números está concernida con la relación de una substancia
con otra. En sí misma, constituye un lenguaje místico y filosófico.
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La escuela de Pitágoras preservó mucho de los antiguos puntos de vista relacionados
con los números y los transmitió a los cuerpos genuinamente místicos.
Con Pitágoras, el decad y el tetrad eran los más significativos: Decad, porque
" contiene todas las cosas" y tetrad porque los primeros cuatro números naturales
sumados hacen 10, o decad.
Brevemente, 1, representa unidad; 2, oposición; 3, manifestación; 4, perfección
material; 5, humanidad en su estado de exilio; 6, la trabazón de los mundos más altos y
los más bajos; 7, el poder divino; 8, el equilibrio; 9, la limitación; y 10, la reunión.
El Maestro de la Heptada puede pedir a un miembro que prepare un breve informe de
la vida de Pitágoras para el próximo Conventículo.
Un trabajo particularmente adecuado para tal discusión es La Magia de los Números,
por Eric Temple Bell.
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Cerraremos ahora este Conventículo de acuerdo con el ritual de este grado.
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EJERCICIO 21
Su objetivo es prepararnos para determinadas técnicas conocidas como " proyección
psíquica" utilizando la armonización con la conciencia universal.
Preparativos. La habitación estará sumida en la oscuridad.
Observación. Es necesario, en cuanto a la técnica presentada en el ejercicio 19,
dominar el uso de los sonidos vocales así como las técnicas básicas de respiración,
concentración y visualización.
1. Siéntese cómodamente con los pies ligeramente separados y apoyados en el
suelo, el torso erguido y las palmas de las manos abiertas sobre las rodillas.
Cierre los ojos y relájese bien.
2. Luego, realice una serie de siete respiraciones profundas por la nariz,
reteniendo en cada vez los pulmones llenos de aire durante unos momentos,
seguidas de siete respiraciones lentas y completas, siempre por la nariz
(respiración llamada positiva).
3. Luego retome la respiración normal y manténgala durante aproximadamente
un minuto.
4. Ahora inhale profundamente, luego exhale lenta y completamente, todo el aire
a la vez, mientras canta siete veces seguidas (se encadena cada sonido al
siguiente; lo mismo para cada serie) en voz alta y clara: "ZA... RA... ZA..."
5. Luego, manténgase calmado y relajado, en el estado más receptivo posible,
tratando de ser consciente de cualquier impresión sutil y psíquica que pueda
estar recibiendo.
Si el sueño se apodera de nosotros, nos entregaremos a él sin ningún problema;
entonces será particularmente regenerador, además de poder favorecer el éxito de este
ejercicio.
Es probable, como resultado de este ejercicio preparatorio para la proyección psíquica,
que sintamos una nueva forma de conciencia despertando dentro de nosotros. De
hecho, es la conciencia de nuestro propio cuerpo psíquico, que es el cuerpo mismo de
nuestro ser interior (nuestro " maestro interior" , como también se le llama a menudo).
Es este cuerpo el que se utiliza durante la llamada proyección psíquica.
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El propósito principal de este ejercicio es ponernos en armonía con la conciencia
universal y divina, a fin de preparar nuestro ser interior para extender su acción fuera
de nuestro cuerpo físico.
Además, ayuda a despertar las facultades internas que deben usarse para proyectarse
a través de la psique.
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Grado Asociado
Monografía No. 22
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Respetados Asociados:
En nuestro anterior discurso, se declaró que la esencia de la enseñanza de Pitágoras
era que "todo es número". En esta enseñanza él siguió estrechamente lo que había
estudiado en las antiguas escuelas de los misterios. Esta fue la forma de razón o puro
intelectualismo en la filosofía mística. Dominó el pensamiento de la humanidad hasta el
Siglo XVI, cuando Galileo revivió el método experimental.
El péndulo del pensamiento comenzó entonces su balancear en una nueva dirección y
la esencia de todas las enseñanzas se hicieron " el experimento todo lo responde" . No
hasta el año 1920, el péndulo comenzó una vez más a balancear hacia atrás, al punto
de vista de Pitágoras. Esto fue verdad, por supuesto, solamente en lo que respecta al
pensamiento profano, porque los místicos aún se adherían a la ciencia de los números.
Mientras el pensamiento profano balancea de un lado al otro entre dos puntos de vista
opuestos, el estudiante de misticismo continúa siendo informado de la relación
fundamental entre Dios, el hombre y la naturaleza por medio de los números. Es cierto
que el Martinismo y otras escuelas genuinas, también expresan estas relaciones en
alguna forma menos cautelosa y en términos no tan obscuros como una vez se pensó
necesario que fuera; pero la parte esencial de la ciencia de los números ha permanecido
sin cambios.
Quizás esto pueda ser mejor ilustrado por un pasaje de La Reintegración de Seres,
manuscrito de Martínez Pasqualy;
"Subdividan el número 4 en los números innatos en él (1, 2, 3, 4), y ustedes
encontrarán el número decimal de la Divinidad, y ustedes aprenderán,
físicamente, que es del mismo número decimal que procedían todos los seres
espirituales: mayor, inferior, menor, toda ley de acción, ya sea espiritual o
espirituosa. Sumando los cuatro números incluidos en el cuaternario nos da
1+2+3+4=10; y enlazando estos en diferentes formas, encontrarán cómo todo
ha sido concebido y creado. La Unidad (1), pertenece al Creador. El número 2 se
da para la confusión en que fueron encontrados los espíritus perversos y los
hombres que se han unido al intelecto de esos malos espíritus. El número 3
indica las tres esencias espirituosas que constituyen todas las formas; el tres
también indica a través del origen de estas tres esencias la acción inferior de los
espíritus ternarios, debido a que de ellos emanó el mercurio, sulfuro y la sal para
la construcción del universo. Así, el número 4 indica el menor, su origen y poder.
Orden Martinista Ogdoádica
" Sumando 2 y 3, tendrán 5, el número de los demonios que emplean acción y
contemplación contra todo lo que es puramente divino y espiritual. En la
emanación original, el número del espíritu demoníaco fue un número cuaternario,
el mismo como el menor: El Padre Eterno (1) , el Hijo (2), el Espíritu Santo (3), y
la emanación de estas tres personas divinas (4). Pero los espíritus perversos por
su propio libre albedrío y autoridad, agregaron uno arbitrario al número
cuaternario original, que disminuyó su poder espiritual y lo transformó en uno
limitado y puramente material bajo la dirección de un jefe de entre ellos mismos.
Por esto es que el número cuaternario ya no aplica más a ellos y por qué el
número 5, el quinario es el número del mal.
" Sumando 2 y 4, tenemos el senario 6, que es el número de los pensamientos
divinos que operaban a la creación del universo. Por la suma de 3 y 4, ustedes
arriban al septenario 7, que constituye el poder de acción del espíritu mayor que
es doble... Sumen 1 a 3 y de nuevo agreguen 4 y tendrán el octenario 8, el
número que representa el doble poder divino espiritual que había sido confiado
al primer menor para manifestar la gloria y justicia del Creador contra los
espíritus ambiguos... Este número 8 es el reservado por el Creador para el
Espíritu Electo...
" Junten 5 y 4 y tendrán el nonario 9... Por medio de la unión del quinario con
sus imperfecciones y corruptibilidad y el cuaternario,
incorruptible (el hombre), degrada su divino poder espiritual" .
perfectamente
Pintoresco y obscuro como esta declaración pueda ser, es simple deducir que ambos, la
Unidad y el 10, expresan una partida de la Unidad y, por lo tanto, representan
oposición o confusión. La triada, o 3, expresa los elementos universales de la sal,
sulfuro y mercurio.
El quinario o 5, es malo porque atrae un poder espirituoso no del 1 divino a su
perfección como el menor (4), y busca un status no garantizado en el plan divino.
El nonario, o 9, representa degradación porque es la unión del cinco imperfecto con el
perfecto cuatro.
El denario, o 10, representa para los Martinistas el primer poder del Creador.
El septenario, o 7, representa el segundo poder del Creador, el número divino que trae
la liberación del hombre.
Orden Martinista Ogdoádica
El senario, o 6, representa el tercer poder del Creador expresado en los seis días de la
creación.
El cuaternario, o 4, es el número del hombre, constituyendo la perfección de poderes
conferidos por la Unidad. Contiene todos los números de creación divina.
El ejemplo que sigue servirá para ilustrar el uso a que esos números fueron puestos en
la solución de problemas filosóficos, y al mismo tiempo indica el abuso de poderes
intelectuales a que está inclinado el hombre en exilio.
Uno de los más grandes problemas de la humanidad ha sido descubrir la verdadera
relación entre la línea recta y el círculo. Una línea recta regula la base y el equilibrio de
todas las cosas, pero el círculo limita la producción de líneas rectas. Para ilustrar esta
distinción, los Martinistas representan la línea recta por el número 4 y el círculo por el
número 9.
El objeto de una línea recta es perpetuar la infinidad de producción del punto del cual
emana. Pero la línea circular limita en todos los puntos la producción de la línea recta.
De aquí, la línea circular tiende a destruir la producción del punto y puede ser
observada, por así decirlo, como su enemiga.
El número 4 es aplicado a la línea recta porque el radio trazado del centro del círculo a
la circunferencia es una línea recta. Este radio es simbólico de todo movimiento. En
otras palabras, existe una analogía entre los principios de movimiento y la línea recta.
El número 4 es el número de todo eso que no es corporal y sensible, y el 9 permanece
para toda la materia. Se ha dicho que el número 9 representa la línea circular, también,
porque el círculo es equivalente a cero:
El centro del círculo tiene un punto, o
Unidad, y la Unidad unida al cero hace 10. La separación de la Unidad del 10 deja al
cero como una línea circular, estableciendo de este modo una correspondencia entre 0
y el número 9.
La lucha del hombre desde su exilio puede ser simbólicamente ilustrada por la
incongruencia de estos dos números. Desde su caída o exilio, el hombre ha tratado de
conciliarios, tratando de multiplicar 4 hasta hacer que el resultado sea exactamente 9
o intentando dividir 9 por 4 sin que quede un saldo inigual. Una relación armoniosa no
puede ser establecida entre incongruencias.
Nosotros podemos no encontrar inmediatamente posible o hasta recomendable el uso
de la ciencia de los números como lo hicieron nuestros antiguos hermanos; pero
apreciaremos todo lo más el hecho que la ciencia de los números proporciona un
camino válido de elevación de los pensamientos de uno sobre las cosas de la Tierra
después de esta breve introducción.
Orden Martinista Ogdoádica
SUMARIO
La ciencia de los números ha sido probada de valor para los místicos de todas las
épocas. Para el Martinista, ella es nada más que una copia incompleta de una gran
ciencia conocida por el hombre en su primer estado.
Los números 10, 7, 6, 4, 3, lo, como lo llaman los Martinistas, el denario, el septenario,
el senario, el cuaternario, la triada y la unidad, son especialmente significativos.
***********
La discusión de Pitágoras, previamente asignada a uno de los hermanos, puede llevarse
a cabo ahora.
***********
Cerraremos ahora este Conventículo de acuerdo con el ritual de este grado.
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Orden Martinista Ogdoádica
Orden Martinista Ogdoádica
PRÁCTICA DE LA ORACIÓN INTERIOR
PARA CONDUCIR AL ALMA A LA UNIÓN CON DIOS
Método de oración y contemplación mística según
Louis-Claude de Saint-Martin
“La oración es una escala con la cual uno puede
elevarse hasta el cielo de los cielos”
(Louis-Claude de Saint-Martin, Pensamientos)
Para aquellos que hacen una lectura cuidadosa, la auténtica guía espiritual de LouisClaude de Saint-Martin (1743-1803) nos invita a poner nuestros pasos, tras su
lectura, en la vía de la oración, nos invita a caminar, a su lado, en la profundización de
nuestro conocimiento de la divinidad, porque es bueno, para nosotros, no solamente
nutrirnos, en un primermomento, de las supremas palabras y bienhechores consejos
del Filósofo Desconocido, sino que es importante insistir notablemente en el tema, por
su carácter superior y central, de “practicar”, a nuestra vez, el santo ejercicio de la
“oración interior”, de ir, como nos pide con urgencia Saint-Martin, al encuentro asiduo
y fiel con lo sobrenatural; acostumbrar al alma al servicio divino.
Conservemos así permanentemente en la memoria que la vía de la “oración interior”,
tal como la enseña el Filósofo Desconocido, es una vía secreta donde reina el silencio y
la luz, es la “vía” por excelencia del encuentro con lo divino; ante todo nos convierte en
“el hermano, la hermana y la madre” (Marc. 3:35) del Reparador, siendo, según su
carácter eminente en la obra divina, el “verdadero culto de adoración agradable a
Dios”. (Antoine Esmonin, marqués de Dampierre (1744-1824), autor ignorado nacido
en Beaune, armado Caballero Bienhechor de la Ciudad Santa en marzo del año 1780,
pero que terminó alejándose de la franc-masonería y abandonando las “vías externas”,
hace amistades en Lausanne en ambientes unidos a la mística de tendencia quietista,
donde encuentra a Pierre Dutoit-Membrini (1721-1793), exponente de vías sobre la
oración interior que califica de “esencia de la religión”, apelando a la adoración de Dios
“en espíritu y en verdad”: “Para adorar y servir a Dios de esta forma, debemos tratar
de comprender que el espíritu del hombre debe ser totalmente sumiso a la acción del
espíritu santo, que sea por él susceptible de toda dilatación o concentración posible…”
(Antoine Esmonin de Dampierre, Vérité divine pour le coeur et l'esprit, Daniel Pétillet,
Lausanne, 1823, tomo primero, p. 173).)
Por lo tanto, la oración es en realidad, como dice en repetidas ocasiones y con razón
Saint-Martin, quien también vio esto en su secreto, la sublime y efectiva operación que
permite la eclosión en nuestro interior de la pura esencia indefinible, de la sutil
“Presencia” que es el tesoro del espíritu, la que da, en las abisales profundidades de
nuestro corazón, para nuestra mayor felicidad e inexpresable transformación,
Orden Martinista Ogdoádica
nacimiento al Verbo, a Aquel sin el cual toda vida es vana – “la luz verdadera que
ilumina a todo hombre que viene a este mundo” (Jn 1:9).
I. Necesidad de la oración interior
La oración - o la oración interior, también llamada « oración del corazón » según la
terminología de la tradición mística -, para Saint-Martin, consiste no tanto en orar a
Dios como en dejar que Dios ore en nosotros.
La verdadera originalidad de la oración sanmartiniana se haya en la profunda y radical
modificación del punto de vista, en esta “descentralización” que ya no enfoca la
atención sobre lo que el hombre hace, o deja de hacer en su oración, sino en lo que,
precisamente, Dios hace en el corazón del hombre, sabiendo que la oración de
recogimiento de los místicos participa más de la pasividad que de la acción.
En este sentido podríamos decir, en lenguaje teológico, que la oración sanmartiniana es
una “oración infusa” (En los grados de perfección, en la relación del alma con Dios, se
distingue en teología ascética y mística varios niveles de oración que representan, en
realidad, diferentes escalas o etapas en la intimidad de la criatura con Dios.
Destaquemos generalmente la siguiente progresión, que va de la meditación discursiva
y razonada, a la oración afectiva u “oración del corazón”, primer escalón de la vía
contemplativa “adquirida” pero no “infusa”, es decir, obtenida por los propios
esfuerzos, o en la que el alma se dirige suave e insensiblemente hacia una oración
constituida por una mayor austeridad y una simplificación de los poderes y facultades,
por lo que precisamente lo llamamos: “oración de simplicidad”. Esta oración prepara y
predispone favorablemente a la contemplación infusa a la cual el alma es conducida,
cuando “le plazca a Dios”, bajo la influencia del Espíritu Santo.), en la cual y por la cual,
es el mismísimo Dios el agente directo de la oración, el verdadero agente de la
actividad orante. En numerosas ocasiones, Saint-Martin nos lo confirma en sus
escritos, y hace de ella, sin lugar a dudas, la clave fundamental de lo que él entiende
por la palabra “oración”: “La única oración que tendríamos que hacer sería trabajar
continuamente en no impedir que ore en nosotros aquel que no puede dejar de orar por
nosotros, ya sea en nosotros, ya sea fuera de nosotros. Porque es en nosotros donde
más le gusta orar, ya que nosotros somos su oratorio, pero cuando no le dejamos el
acceso libre, se va a orar fuera de nosotros y se lleva su paz consigo” (Retrato, 635).
Saint-Martin precisa, para que estemos atentos: “Si la naturaleza es como la iniciación
de todas las religiones, la oración sería como la consumación, puesto que las contiene a
todas. ¿Y por qué contiene en ella a todas las religiones? Porque empapa nuestra alma
de ese encanto sagrado, de esa magia divina que es la vida secreta de todos los
seres…”. Más adelante añade: “La oración es una vegetación, porque no es sino el
desarrollo laborioso, progresivo y continuo de todas las potencias y de todas las
Orden Martinista Ogdoádica
propiedades divinas-espirituales y naturales, temporales, corporales, gloriosas del
hombre, que han estado escondidas y enterradas por el pecado”. (La Oración, in
OEuvres posthumes)
El Filósofo Desconocido nos deja entrever que es de la más alta importancia unir en
nosotros “corazón y espíritu”, a fin de que puedan colaborar, el uno y el otro, para
disponernos a recibir la gracia divina. Incluso emplea una muy bella imagen evangélica,
imagen que hace referencia a una promesa de Cristo, puesto que el Reparador señala
que estará eternamente presente en medio de aquellos que se reúnan en su “Nombre”
(Mateo 18:20), para aumentar la fuerza evocatoria de su instructivo discurso: “La
oración es la principal religión del hombre porque es la que une nuestro corazón a
nuestro espíritu; y esto ocurre porque nuestro corazón y nuestro espíritu no están
ligados al cometer tantas imprudencias, viviendo en medio de tantas tinieblas e
ilusiones. Cuando, al contrario, se unen nuestro espíritu y nuestro corazón, Dios se une
naturalmente a nosotros, puesto que nos ha dicho que cuando nos reunamos en su
nombre, estará entre nosotros, y entonces podremos decir, como el Reparador: Dios
mío, sé que me complaces siempre”.
EJERCICIO 22
Su propósito es permitir la proyección psíquica de nuestro ser interior para que se
libere temporalmente de los límites de nuestro cuerpo físico.
Nota preliminar. En esta etapa, conviene aclarar cuál puede ser realmente la utilidad de
la proyección psíquica. Sin entrar en demasiados detalles por el momento,
recordaremos que de hecho es una herramienta muy eficaz para los siguientes fines:
1 ° Tener conocimiento de eventos que se desarrollan en un lugar específico y
en un momento determinado.
2 ° Realizar trabajos de asistencia espiritual.
3 ° Transmitir a una persona un mensaje que le sea de utilidad.
4 ° Recibir conocimientos que no podríamos obtener de otra manera.
5 ° Actuar en el plano psíquico al servicio de los "maestros invisibles" y, en
general, como intermediarios entre los mundos invisible y visible.
Orden Martinista Ogdoádica
Preparativos. Además de repasar el ejercicio 21, se lavará bien las manos y beberá un
vaso de agua fría antes de este ejercicio. Asimismo, asegúrese de que la ropa no lo
moleste, especialmente que no aprieta demasiado.
1. Siéntese cómodamente con los pies ligeramente separados y apoyados en el
suelo, el torso erguido (recto) y las palmas de las manos abiertas sobre las
rodillas. Cierre los ojos y relájese bien.
2. Pida mentalmente que su ser sea completamente penetrado por la Esencia
divina, y que esta Esencia purifique sus pensamientos y todo su ser, y que por
este medio pueda entrar en contacto con la Conciencia universal y divina, y
comulgar con ella.
3. Concéntrese durante unos treinta segundos en todas las partes de su cuerpo,
para despertar la conciencia psíquica, mientras inhale profundamente por la
nariz, retenga en los pulmones en la inspiración y exhale en cada etapa todo por
la nariz; Haga esto sucesivamente para sus pies, tobillos, pantorrillas, piernas,
muslos, pelvis, abdomen, pecho, luego sus manos, muñecas, antebrazos, brazos,
luego hombros, cuello, cabeza y, finalmente, la parte superior de la cabeza con el
cuero cabelludo.
4. Trate de sentir un cosquilleo agradable y calmante, que se irá extendiendo
gradualmente por todo su cuerpo, hasta que pierda la conciencia de su propio
cuerpo y de su entorno.
5. Luego, vuelva a inhalar profundamente por la nariz y mantenga el aire en los
pulmones todo el tiempo que pueda sin sentir molestias.
6. Exhale todo el aire por la nariz, lentamente y de una vez, ejerciendo toda su
fuerza de voluntad para proyectar su cuerpo psíquico fuera del cuerpo físico,
mientras entona: " RA..."
7. Visualice su cuerpo psíquico como siendo llevado fuera del cuerpo físico por
el aliento emitido por su boca, luego manténgase en una actitud mental lo más
pasiva posible y déjese guiar por las impresiones psíquicas que pueden
manifestarse en su conciencia. Permanezca así el tiempo que sea necesario para
alcanzar la meta deseada.
8. Regrese gradualmente su cuerpo en pensamiento y termine diciendo
mentalmente: " ¡Que el Ser Divino santifique este contacto con la Conciencia
Universal! ¡Que así sea!"
Orden Martinista Ogdoádica
Entre las muchas habilidades que debemos desarrollar en el curso de nuestro trabajo,
uno de los " poderes" más impresionantes y más útiles es el que permite a nuestro ser
interior mirar fuera del cuerpo que habita y así vislumbrar el mundo a través de
nuestra conciencia objetiva y las facultades sensoriales físicas asociadas con él.
Una facultad tan inusual se basa en dominar lo que llamamos " el arte de la
proyección" ; tal proyección del cuerpo psíquico fuera del cuerpo físico permite de
hecho a nuestra conciencia franquear los límites del espacio y acceder a un
conocimiento que excede todos los medios físicos habituales. El aprendizaje de este
" arte" no es un milagro.
Está basado en leyes y principios naturales ya discutidos en nuestro acercamiento al
Hombre y la Naturaleza; leyes y principios que estudiaremos gradualmente con mayor
profundidad, especialmente a través de otros ejercicios.
Debe quedar claro que sobre todo no se debe esperar, desde los primeros intentos,
experimentar una situación espectacular y actuar sobre el plano psíquico con tanta
facilidad como a nivel físico. El dominio de la proyección psíquica requiere, según el
grado de desarrollo propio de cada uno, un tiempo más o menos largo - y una práctica
más o menos larga.
Por ello, se nos aconseja la práctica del presente ejercicio de forma regular, ya que si
procedemos como se indica, lograremos finalmente el éxito total.
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Orden Martinista Ogdoádica
Orden Martinista Ogdoádica
Grado Asociado
Monografía No. 23
-A-
Respetados Asociados:
En nuestra reciente discusión de la ciencia de los números, hemos visto que los
números pueden usarse como un lenguaje para expresar ciertas ideas místicas y
filosóficas. Esto debería sugerirnos una estrecha relación entre números y lenguaje, de
la que hemos sido hechos conscientes. En otras palabras, tanto el lenguaje como los
números deben haber tenido un origen común. Ambos son medios de comunicación.
Los Martinistas afirman que una vez existió un lenguaje interior o supersensible —un
medio de comunicación no dependiente de signos exteriores o sonidos. Si esto puede
ser, es cierto que cuando la comunicación se hizo una cosa exterior y externa,
comenzó a existir la disparidad. Lo que había sido la lengua enóica, o lenguaje angélico,
fue conocida por unos pocos, y la comunicación entre los hombres estaba limitada
como cualquier otra cosa en el plano terrestre.
Los Martinistas, sin embargo, no han perdido la esperanza que el hombre recobre el
uso del lenguaje angélico, y parte de su estudio ha sido dedicado al lenguaje del
hombre para recobrar aquellos secretos y elementos interiores de la lengua del mundo
espiritual.
De los lenguajes vivientes de hoy, el chino es el más antiguo.
El sánscrito, hebreo y el egipcio son igualmente muy antiguos; pero con la posible
excepción del hebreo, ellos ya no están más en uso.
Sin embargo, un cuidadoso examen de la estructura de estas lenguas nos dará alguna
indicación de la fuerza original de lenguaje y mostrará que en el comienzo sus poderes
fueron más grandes de lo que son ahora.
En hebreo, especialmente, uno puede ver algo de la fuerza original inherente en las
mismas letras del alfabeto. En sí mismas, ellas tienen un significado y un propósito,
una característica fundamental que ellas transportan dentro de las palabras que
forman. Primero de todo, ellas están divididas en tres clasificaciones: Existen tres
primeros o fundamentales elementos llamados madres, de los que hemos hablado
antes, (
) Aleph, Mem y Shin. (NOTA: Los caracteres hebreos se leen de derecha a
izquierda).
Orden Martinista Ogdoádica
En el Sepher Yezirah o " Libro de la Creación" , del que se dice haber sido el primer
ensayo metafísico hebreo, está escrito: " Las tres letras fundamentales (
)
significan, como
(Mem) que es silenciosa como el agua y
(Shin) silbante como
el fuego, está
(Aleph) entre ellas, un aliento de aire que las reconcilia".
Seguidamente, hay siete letras doble o letras que tienen dos sonidos. Finalmente, hay
doce letras simples.
Estas veintidós letras fueron establecidas y nombradas por Dios, de acuerdo con el
Sepher Yezirah; " El combinó, pesó y las cambió y formó por ellas todos los seres que
están en existencia, y todo aquello que será formado en todo el tiempo por venir".
Es en la Cábala Dogmática que uno encuentra el sistema metafísico desarrollado por
estas letras hebreas. En nuestro próximo estudio de ello, descubriremos la fuente de
mucho que es fundamental para toda verdadera enseñanza mística; y también, nos
acercaremos a una comprensión de la fuerza y belleza que debe haber caracterizado a
la lengua angélica.
Cualquiera que sea que pueda haber sido la exacta naturaleza de esa lengua espiritual,
debemos reconocer el hecho que, embarazado como está en su estado de exilio, el
hombre lucha todavía por hablarlo aunque sea solamente una sílaba y esa
imperfectamente proferida. La memoria de ella llena sus momentos de aspiración y lo
impulsa a hacer algún esfuerzo para comunicarla a otros. Si él debe usar palabras, ellas
están llenas de belleza y vibrantes con sutiles sobretonos de significado. Si él es un
artista, sus colores se mezclan en más altos matices de luz destellante. Si es músico,
entonces sus cuerdas golpean profundo en la consciencia del alma y despiertan
reconocimiento de infinita armonía.
La poesía, la música, la pintura, ¿qué son éstas sino hechos lánguidos de la lengua
angélica por medio de la cual el hombre se comunicaba con sus compañeros cuando
estaba en su primer estado? Estas no son pequeñas diversiones u ocupaciones ideales
como el místico las conoce. Ellas son los remanentes de un habla divina que
momentáneamente rompió las nieblas de la ignorancia que circundaba al hombre en su
exilio en el Bosque de los Errores, y lo inspiró con memorias de esa vida que él
conociera una vez y que puede conocer de nuevo.
La poesía no viene de la corrupción, ni nace en la frivolidad.
Es uno de los más sublimes entre los regalos de los hombres. Expresa algo que
recuerda al hombre su lenguaje perdido y primer estado y lo eleva de los pensamientos
sórdidos en los que se ha engolfado. Por esto es que muchos místicos en tiempos
pasados expresaron sus más sublimes pensamientos en forma poética.
Orden Martinista Ogdoádica
Lo mismo es verdad en la pintura y la música. La pintura es la ciencia de la vista
mística. Viendo objetos sensibles en la naturaleza, el verdadero místico pintor los
transciende para encontrar temas en el reino de la imaginación espiritual. Hasta
copiando lo que ve, el pintor procura ver lo que es real y permanente y prefigurar los
valores y dimensiones del mundo más alto. Jamás él está contento con limitar su
trabajo a reproducir sólo qué miran los ojos físicos; él procura infundir en su creación
algo de los principios eternos hacia los que el hombre aspira, los que son invariables.
La música siempre ha estado relacionada con los términos místicos de la armonía de
las esferas. Pitágoras trabajó igualmente con la música y el número para librar al
hombre de su atadura a la Tierra. Debido al efecto de la música sobre las sutiles
facultades del hombre en ayudarlo a recordar la experiencia de su primer estado,
Pitágoras recomendaba su diario uso entre sus discípulos. El expuso la teoría de la
armonía de las esferas, explicando que los siete planetas eran comparables a las siete
cuerdas del arpa, que se dice que él inventara. Cada planeta tiene su nota individual,
todas mezcladas para hacer una gran música dentro del mismo universo.
Muy poco se conoce hasta ahora del estímulo místico evocado por los cánticos,
mantras y sonidos vocales, y del efecto que tales cosas tienen en las diferentes partes
del cuerpo. Cuando los músicos se hacen místicos o cuando los místicos van a la
música para expresarse a sí mismos, el total tono moral y ético de su vida es elevado.
Una definida purificación toma lugar dentro de la envoltura plástica y la reintegración
y regeneración del hombre es de ese modo elevada. De acuerdo con Platón, es a través
de la música que el hombre puede con mayor rapidez entonarse con el reino de los
Arquetipos.
SUMARIO
Los Martinistas sostienen que el lenguaje original del hombre en su primer estado era
supersensible, sin sonido o signo exterior.
El molde de esta lengua angélica puede encontrarse sugerido en los antiguos lenguajes
de China, India, Egipto y el hebreo.
La poesía, la pintura y la música son al presente nada más que substitutos para el
lenguaje del mundo espiritual. Como tales, de ellos tiene que hacer uso el hombre para
facilitar el recobramiento fundamental de la perdida lengua angélica.
El Maestro de la Heptada puede asignarle a un hermano la tarea de preparar un breve
programa musical para ilustrar los efectos de la música. 0 él puede pedir un pequeño
papel en las otras artes o en el lenguaje en sí.
Orden Martinista Ogdoádica
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Cerraremos ahora este Conventículo de acuerdo con el ritual de este Grado.
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Orden Martinista Ogdoádica
Orden Martinista Ogdoádica
II. El alma es el verdadero Cielo.
Dios vive en nosotros, oculto en la invisibilidad del corazón; el Verbo se ha hecho
carne para, con el Padre y el Espíritu, estar vivo en nosotros, en nuestra alma, y
permitirnos vivir con él la vida divina: “Mas vosotros no estáis en la carne, sino en el
espíritu, ya que el espíritu de Dios habita en vosotros” (Romanos 8:9), dice justamente
san Pablo.
Por lo tanto nuestra alma es una auténticamorada celeste según la expresión de
Orígenes (v.185- v.253): “Tú eres cielo, hecho por el cielo”; lo mismo que san Agustín
(+430): “Con el Dios del cielo somos cielo”. El cielo es pues, y esto es una alta y
sublime verdad, el centro de nuestra alma, siendo ella misma el “Templo de Dios”.
Esta es la vivificante “ordenación” de la que nos habla el Filósofo Desconocido en El
Hombre Nuevo, la cual se realiza por este descenso en el corazón que, formal y
sobrenaturalmente, instituye al ser de deseo “en espíritu y en verdad, sacerdote del
Señor”, ordenación que explica el papel esencial y fundamental de la criatura en la obra
divina. No hay lugar a dudas de que el hombre, tabernáculo sagrado de la Santa
Presencia, “ha nacido para ser el principal ministro de la Divinidad”, como nos lo indica
en El Ministerio del Hombre-espíritu, y es por lo que debemos arrodillarnos, en nuestro
centro, para oír cómo ora aquello que debe, después de haber nacido, irradiar sobre
nosotros su inconmensurable luz.
III. La oración interior es superior a las « oraciones con fórmulas »
Saint-Martin recuerda, igualmente, que demostró a menudo, en sus obras, “cuánto la
oración del hombre interior está por encima de las oraciones con fórmulas”, que era
inútil cargarse con prácticas verbales mecánicas no pensadas, no expresadas con el
corazón. Cuan superior era, en nuestra oración, sumergirnos en silencio en la comunión
con la presencia del Eterno, que era mucho más importante estar a la escucha de aquel
que habita en nosotros, de unir nuestras potencias para elevarnos hasta la
contemplación de la irradiante santidad del Amor, antes que extraviarnos con
invocaciones inútiles y a menudo peligrosas.
No es la repetición la que cuenta, el número de palabras, es la profundidad con la que
son pronunciadas; lo que importa es la pureza de intención, es la claridad del alma, tal
es la verdadera naturaleza de la oración del corazón, la marcha de la palabra interna
actuante portadora de numerosos frutos, de los que el principal, y el más
extraordinario entre ellos, es poder dar vida a aquel que es la Vida, conceder la luz a
aquel que es Luz, transmitir la verdad a aquel que es, por esencia, Verdad.
Orden Martinista Ogdoádica
La verdadera oración interior se efectúa en el silencio y en estricta invisibilidad, sin
ningún tipo de ornamento u objetos visibles de naturaleza litúrgica no necesarios para
su desarrollo, ninguna imagen acompaña a esta acción claramente oculta, vacía de toda
referencia visual externa es una oración secreta: “Hay un gran número personas que
no pueden orar sin imagen y sin crucifijo. No saben que la única imagen que nos es
permitida y útil de contemplar somos nosotros, como los únicos que somos a imagen
de Dios. No saben tampoco que no es delante de los ojos sino en el corazón donde
deberíamos procurar tener el crucifijo, incluso donde deberíamos procurar tener al
crucificado, a fin de poder expulsar al crucificador”.
EJERCICIO 23
Su propósito es hacer que nuestra aura se materialice y se condense al nivel de las
manos.
Preparativos. La habitación estará tenuemente iluminada por una sola vela, siendo
esencial una oscuridad a medias. Tendrá una pequeña mesa sobre la que se colocará un
recipiente transparente lleno de agua fresca. El recipiente será lo suficientemente
pequeño como para ser casi completamente rodeado por las manos, será necesario un
espacio libre entre los dedos de aproximadamente un centímetro, estando las manos
cerca del recipiente sin tocarlo.
1. Siéntese cómodamente con los pies ligeramente separados y apoyados en el
suelo, el torso erguido (recto) y las palmas de las manos abiertas sobre las
rodillas. Cierre los ojos y relájese bien. Permanezca en este estado relajado
durante algunos minutos.
2. Ahora abra los ojos y coloque las manos alrededor del recipiente con agua, lo
más cerca posible sin tocarlo. Mire fijamente el agua.
3. Mientras mantiene esta actitud y su concentración, realice una serie de
inspiraciones nasales profundas, seguida cada una de una retención de aire
durante algunos segundos y una lenta exhalación completa, siempre por la nariz,
hasta que perciba entre las paredes del recipiente y cada una de tus manos una
especie de halo azulado o violáceo.
4. Prosiga así su concentración hasta que el halo se expanda y termine
envolviendo completamente cada una de sus manos.
5. Deje entonces de concentrarse y, tomando el recipiente con ambas manos,
tome un sorbo de su agua.
Orden Martinista Ogdoádica
6. Luego retome la actitud inicial (punto 1), las palmas de las manos
descansando abiertas sobre las rodillas y los ojos cerrados. Quédese así durante
algunos minutos, en meditación.
Durante este ejercicio, nuestra aura se vuelve perceptible para nuestros sentidos
físicos, por condensación en las manos. Esta condensación se ve facilitada por la
presencia de agua. De hecho, magnetizada por la proximidad de nuestras manos (y por
la respiración positiva utilizada) y por nuestra mirada sostenida, el agua atrae las
vibraciones de nuestra aura (que emanan en particular de nuestras manos) y tiende a
hacerlas mucho más perceptibles que usual.
Este ejercicio es muy eficaz para aumentar el dinamismo y la luminosidad de nuestra
aura. Conocemos la importancia del agua en nuestro cuerpo; representa casi el setenta
por ciento de la composición de masa de nuestro cuerpo. Sin embargo, la técnica de
magnetizar el agua antes de beber el contenido (ver la fase final del ejercicio: punto 5)
tiene como objetivo beneficiar a todo nuestro organismo del poder regenerador del
agua (tenga en cuenta que, como tal, el consumo diario de agua dulce así magnetizada
puede ser muy recomendable).
Sin embargo, el interés del agua magnetizada no se limita a esto. Si a menudo
proponemos su uso, en diversas formas y en múltiples ocasiones, y si recomendamos
la magnetización del agua consumida como práctica diaria de higiene de vida, es sobre
todo porque permite un aumento de las cualidades electromagnéticas de nuestra aura. .
El aura, como sabemos, resulta en efecto de la unión de dos " fuerzas"
complementarias de nosotros, que pueden llamarse " fuerza física" o " fuerza
material" ( nos referimos a la " fuerza" que gobierna los principios y manifestaciones
de un orden físico o material) y " fuerza vital" ( Entendamos la " fuerza" que gobierna
los principios y manifestaciones de los vivos). Por tanto, es el resultado de la actividad
física y psíquica de nuestro ser. Por lo tanto, es fácil entender que cuanto más se
desarrolla nuestra naturaleza psíquica, más también se desarrolla nuestra aura y el
desarrollo de esta última es el índice del desarrollo de nuestro ser psíquico.
Al concentrarnos como se muestra en este ejercicio, enfocamos la actividad de nuestra
conciencia psíquica al nivel de nuestras manos. De ello se deduce entonces que
nuestras manos se convierten no solo en un punto focal - de concentración - para
nuestra conciencia psíquica, sino también en un área de condensación (para usar este
término) de nuestra propia aura. El hecho de realizar además las respiraciones de tipo
positivo solo puede reforzar esta concentración y esta condensación.
Además de este aspecto práctico, este ejercicio tiende a estimular el polo o fase de
nuestra aura más activa durante una proyección psíquica.
Orden Martinista Ogdoádica
Orden Martinista Ogdoádica
Orden Martinista Ogdoádica
Orden Martinista Ogdoádica
Grado Asociado
Monografía No. 24
-A-
Respetados Asociados:
En este, nuestro final discurso del Grado Asociado, es necesario completar nuestra
preparación para avanzar al segundo, o Místico, Grado de nuestra Orden. Podemos
hacer eso solamente asegurándonos de que las enseñanzas esenciales que hemos
recibido están firmemente establecidas en nuestras mentes y corazones. Para tal fin, el
Hermano Iniciado y yo llevaremos a cabo el siguiente coloquio llamado "La Valuación
del Asociado", que ustedes más tarde deberán aprender. Esta serie de preguntas y
respuestas han sido extraídas de las notas de nuestros tres Venerables Maestros,
Martínez Pasqualy, Louis Claude de Saint-Martin y Gerard Encausse, a quien llamamos
Papus.
M.
Que el Hermano Iniciado tenga la bondad de ponerse de pie.
El Maestro hace un signo, enfrentando al Hermano Iniciado. (Mueve tres dedos de la
mano derecha tres veces a través)
de la ceja derecha
H. I.
(Contesta pasando su mano derecha medio cerrada tres veces detrás de la oreja
derecha)
M.
¿Es usted un Martinista?
H.I.
Lo, Soy.
M.
¿Conoce la máscara?
H.I.
Conozco la máscara.
M.
¿Conoce la capa?
H.I.
Conozco la capa.
M.
¿Por qué el Iniciado se envuelve en la capa?
H.I.
Para preservar su propia personalidad de las Mundo Profano.
M.
¿Por qué desearía él hacerlo?
Orden Martinista Ogdoádica
H.I.
Para poder recibir lo más fácilmente posible las radiaciones de aquellos que él
juzga meritorios. radiaciones del
M.
¿Conoce usted algunas capas renombradas?
H.I.
Recuerdo dos: La del Profeta Elias y la de Magus Apolonio de Tiana. Ambas
proporcionaban la necesaria aislación para alcanzar los más altos reinos de
aspiración.*
*Ver aclaración al final de la monografía.
M.
¿Por qué Elias legó su capa a Elisha?
H.I.
Para recordarle que su propia personalidad debe ser preservada para ser útil a
sus hermanos.
M.
¿Qué es la máscara?
H.I.
Es algo para ocultar la personalidad e incrementar a un máximo la distancia
entre el Iniciado y el Mundo Profano; además, es una ayuda para crear la
personalidad ideal.
M.
¿Debe, entonces, el Iniciado esconderse?
H.I.
Sólo para el Mundo Profano. Para sus hermanos, él presenta su total y abierto
rostro.
M.
¿Qué enseña la capa?
H.I.
Ese verdadero conocimiento es impersonal y conocido sólo a través de sus
manifestaciones. No puede ser personificado como una individualidad.
M.
¿Cuál es el origen de la máscara?
Orden Martinista Ogdoádica
H.I.
M.
En el antiguo teatro, el autor siempre usaba una máscara cuya boca abierta
constituía una trompeta parlante a través de la cual sonaba la voz. La misma
palabra persona significa " Sonar a través (persona)" ; así, un hombre es llamado
persona porque la máscara le ha dado a él su nombre.
En las tragedias, las divinidades en sí se creía que hablaban a través de la
máscara del actor; así, el hombre vino a asociar la máscara con la comunicación
con otros mundos. Ella se ha hecho con nosotros simbólica de tal comunión.
¿Por qué es roja la máscara del Maestro?
H.I.
Porque es rojo el color del espíritu. Es también el color de batalla, espiritual o
temporal y denota así mismo el sacrificio que el Iniciado está listo para hacer por
su ideal.
M.
¿Por qué el iniciado viste un cordón?
H.I.
Para conmemorar la práctica de los Templarios antiguos que por medio del
cordón se aislaban ellos mismos de las fuerzas de la materia y se acercaban a su
Iniciador.
M.
¿Qué se le dijo cuando el cordón fue puesto en su cadera?
H.I.
" Recuerda, este cordón, símbolo de una forma mágica, te encadena a tu
Iniciador como él mismo ha sido eslabonado a la luz "
M.
¿De qué le recuerda ésto a usted?
H.I.
De la tradición, revelada y transmitida por aquellos que la encontraron digna. El
cíngulo es la marca de distinción del Iniciado, significando su aceptación en la
sucesión de la luz mística.
M.
¿Es dogmática la enseñanza del Martinismo?
H.I.
La verdadera iniciación es siempre así, porque debe transmitir luz original en la
forma que ella tuvo en el comienzo.
M.
¿Cómo se hará usted digno de este perfecto conocimiento incluido en nuestros
símbolos a los que la iniciación ofrece la clave?
H.I.
Por celoso e incesante esfuerzo para el bienestar de nuestra Orden. En esta
forma, garantizaré la benevolencia de los Maestros que trabajarán conmigo para
Orden Martinista Ogdoádica
el fin que yo pueda disfrutar los derechos, frutos y prerrogativas de cada
verdadero Martinista.
M.
¿Por qué ha sido usted llamado un Asociado?
H.I.
Porque con un corazón intrépido y un espíritu fuerte me he asociado con las
operaciones espirituales de los Maestros, que son los Desconocidos Superiores
de la Orden. Me he unido con aquellos que son los guardianes de las sagradas
luminarias que han perpetuado la verdad por medio de la iniciación.
¿En qué momento están abiertos los trabajos del Asociado?
M.
H.I.
En la séptima hora, pues es entonces cuando el discípulo co¬mienza su
educación.
M.
¿En qué momento se cierran esos trabajos?
H.I.
A las trece.
M.
¿Por qué es eso?
H.I.
Todavía tengo que aprenderlo; pero ese conocimiento me ha sido prometido.
M.
¿Cuál es su edad?
H.I.
Tres años.
M.
¿Por qué tres años?
H.I.
Es el número de significación, que mi trabajo como Asociado me ha descubierto
en varias formas. Él también me recuerda tres cosas para consentir y tres para
abstenerme. He sido instruido para observar Perseverancia, Temperancia y
Caridad y he sido advertido de huir de la calumnia, la pereza y el mal hablar.
M.
Deme el signo general Martinista.
H.I.
(Pase la mano derecha
M.
Deme el golpe.
H.I.
(Golpee en el suelo con su vara, siete veces, así: --- --- -)
medio cerrada 3 veces detrás de la oreja derecha)
Orden Martinista Ogdoádica
M.
Mi hermano, la exactitud de sus respuestas me lleva a juzgarlo capaz de
disfrutar de las prerrogativas dispensadas por nuestra Orden. Le haré solamente
una pregunta más. ¿Cuál es la ventaja de nuestra Orden?
H.I.
Nuestra Orden provee a los Hombres del Deseo con los medios para ejercitar
principios espirituales, virtudes y poderes como ellos han sido practicados,
preservados y transmitidos por nuestros dignos predecesores.
M.
Usted tiene todavía que aprender la forma de perpetuación de la verdad. Ella
debe ser alcanzada, año tras año, a través de la voluntad de los Maestros
presentes en nuestros trabajos, que presiden desconocidos y aislados entre
nosotros en nuestros Conventículos. Que usted Siempre Habite en la Eterna Luz
de la Sabiduría Cósmica.
(El Hermano Iniciado regresa a su asiento y el Maestro da a conocer los momentos que
serán dedicados en el futuro a la maestría de la Valuación del Asociado.)
***********
Cerraremos ahora este Conventículo de acuerdo con el ritual de este grado.
***********
* La Biblia representa la grandeza de Elías como profeta y habla de su manto
descendiendo sobre Elisha, su discípulo. Ver Reyes I, Capítulos 17, 18, 19, 21 y Reyes
II, Capítulos 1 y 2.
Apolonio de Tyana, fue casi universalmente honrado en el mundo antiguo Para algunos
fue considerado un trabajador milagroso, pero él era modesto en referirse a sus
habilidades. Fue contemporáneo de Jesús, el Cristo, y fundó una escuela para promover
las enseñanzas de Pitágoras.
Orden Martinista Ogdoádica
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IV. El renunciamiento a las facultades en la oración de “pasividad”.
Saint-Martin tiene expresiones muy llamativas de lo que constituye la “pasividad” por
la cual debe avanzar el alma de oración: “Prefiero enormemente la vía dulce, simple e
interior por la cual hasta la raíz íntima se puede revelar; puesto que si esta raíz íntima y
divinamente central se puede revelar debe traer todo consigo, y su reproducción
universal no se podrá ya interrumpir; es por esto que es tan beneficioso caminar por
esta vía, porque así no tendremos, por así decir, nada más que hacer. También en mis
momentos de alegría a menudo me decía que el comercio de la verdad terminaría por
ser un verdadero comercio de perezosos considerando lo que hacía por todos
nosotros” (Retrato, 701).
Estas líneas del Filósofo Desconocido son una reminiscencia de Martin de Barcos
(1600-1678), autor de los “Sentimientos del abad Philérème sobre la oración mental”
(1696), que afirma que las facultades humanas están totalmente impregnadas de una
corrupción ontológica, haciendo que en la práctica de la oración convenga que sea
Dios quien actúe y no la criatura, puesto que la actividad humana está desorientada en
sus actos y en su principio, y que la acción divina, a la cual no opone ninguna
resistencia, es infinitamente más perfecta y más santa forzando al que ora a reducir,
simplificar y suspender sus facultades.
Enseñando el reconocimiento a la actividad propia, aplicándose en mostrar que esta
actividad es un “vacío”, las concepciones intelectuales diferentes y discursivas son
incapaces de establecer un contacto con Dios y de obtener su gracia y el
“conocimiento sobrenatural”10.
V. Tradición de la corriente mística y contemplativa
Saint-Martin, en pleno corazón del iluminismo iniciático en el siglo XVIIIº, como
escribió y dio a conocer, incluso por hechos de distanciamiento categórico con las vías
externas dependientes de las formas, se inscribió indudablemente en la tradición de la
corriente contemplativa, la cual busca en la oración superar las estrechas limitaciones
de la imaginación y las formulaciones verbales mecánicas. Esta tradición camina por
“el desierto de la fe” y orienta su oración hacia el misterio inefable de la Divinidad,
renunciando voluntariamente a los actos especiales a fin de que el alma, debiendo
aniquilarse con todas sus facultades, pueda entrar en la simple contemplación de la
santa e inefable Presencia.
La práctica de la “oración interior” es obviamente propia de la corriente iluminista que
recorre la historia de la espiritualidad cristiana. Esta sensibilidad se encuentra no
obstante en Europa – desde la mística renana, principalmente con Marguerite Porrette
(1250-1310),Maestro Eckhart (1260- 1327), Henri Suso (1395-1366), Jean Tauler
Orden Martinista Ogdoádica
(1300-1361), así como Jan van Ruysbroeck (1293- 1381), pasando por el siglo de
oro de la mística española cuyas dos figuras excepcionales son,
evidentemente, santa Tersa de Ávila (1515-1528) y san Juan de la Cruz (15241591)- en el siglo XVII que prefigura las tendencias iluministas cuyas temáticas han
sido elaboradas por Jakob Böhme (1575-1624) y sus discípulos ingleses: Jane Lead
(1623-1669), John Pordage (1608-1681), Gottfried Arnold (1664-1714) yWilliam
Law (1686-1761) -cuya influencia sobre Saint-Martin fue considerable, explicando
muchas de sus orientaciones y tesis-, una asombrosa influencia, en particular bajo la
proximidad de ciertas tendencias religiosas más conocidas bajo la denominación de
“quietismo” o “jansenismo” que, como piadosos “amigos de la verdad”, conservarán el
espíritu y la doctrina original del cristianismo primitivo, tendencias que constituyen el
clima espiritual en el cual se sumergirá el Filósofo Desconocido.
Saint-Martin hereda, y se inscribe incontestablemente, en la continuidad de la corriente
mística occidental en la que el capuchino Benoît de Canfield (1562-1611), autor de
una Regla de perfección (1608) y adepto de la espiritualidad abstracta del
vaciamiento, fue uno de sus mayores representantes, corriente en la que se inscriben
igualmente nombres como Jean de Bernières (1602-1659), o el terciario Jean Aumont
(1608-1689), autor de La apertura interior del rayo del cordero inmolado en nuestros
corazones (1660), así como Victorin Aubertin (1604-1669), que publica El Cristiano
unido a Jesús-Cristo en el fondo del corazón (1667), obra en la cual describe, con
extraordinaria precisión, la vía de la oración; citemos también a Éloy Hardouin de
Saint- Jacques (+ 1661), redactor de Conducta de un alma en la oración desde los
primeros hasta los más sublimes grados (1662), sin olvidar el Dirario místico de Pierre
de Poitiers (+ 1683), texto publicado en 1671, exponiendo el conjunto de matices de
la “luz interior” a la cual se referirá en sus Justificaciones (1695) Madame Guyon
(1648-1717), así como, muy evidentemente, Constantin de Barbanson (1582-1631)
y sus Secretos senderos del espíritu divino a los que preceden dos capítulos de los
Secretos senderos del Amor divino (1623) con notables énfasis metafísicos, a los
que hay que añadir El Rayo de Dios en el alma de Juan Evangelista, de Bois-le-Duc
(1588-1635), publicado en flamenco en 1637, libro que merecerá el sobrenombre,
muy merecido, de “Juan de la Cruz flamenco”, igualmente que Alexandrin de La Ciotat
(+ 1706), capuchino, autor de la Perfecta pobreza (1680).
Por otro lado, si recordamos que Archange de Pembroke (1567-1632) pasa a ser
director, de 1609 a 1620, de la Madre Angélique Arnauld (1591-1661), abadesa y
reformadora de Port-Royal que fue “convertida” por el sermón que el capuchino vino a
predicar en el monasterio en 1608, la decisión de aplicar la regla de su Orden en todo
su rigor, y del papel que juega el Padre Joseph du Tremblay (1577-1738) -no
solamente en el plano político en tanto que diplomático al servicio del Richelieu-, como
predicador itinerante consejero de Antoinette d ' Orléans (1572-1618), religioso de
Fontvraud, cuando decide la creación en 1617 de la Orden de los Hijos del Calvario
Orden Martinista Ogdoádica
donde escribió el Libro de las meditaciones piadosas para ellos, donde se mide la
influencia de la mística interior ligada a las diferentes ramas, salidas o relacionadas, de
la Orden de San Francisco en el siglo XVII, y que contribuyen extensamente y de forma
significativa, al desarrollo de esta espiritualidad de la “vía secreta de oración”, de la que
heredarán los siguientes siglos, aunque de forma oculta -puesto que las campañas
anti-místicas coaccionarán a los autores, cuyo ejemplo más representativo fue el del
Padre Jean-Pierre de Caussade (1675-1751), autor de un Tratado sobre la oración del
corazón que es un verdadero compendio de la enseñanza de la oración interior,
invitando a la práctica de la oración de quietud y a la pasividad en la vía espiritual-, así
como las Cartas Espirituales, en las que insiste sobre la importancia de lo que viene a
designar como siendo el “sacramento delmomento presente”: “¡Oh pan de los
ángeles,maná celeste, perla evangélica, sacramento del momento presente! Das a Dios
bajo apariencias tan viles como el establo, el pesebre, el heno, la paja. Pero ¿a quién se
lo das? Esurientes repies bonis…”, considerando que “el deseo terrenal del
recogimiento es ya una meditación”, fue obligado a disimular el origen de sus fuentes
que provenían de medios próximos a Madame Guyon, y serán calificados, con razón, de
simpatías “quietistas”.
Desafortunadamente, por una campaña demasiado virulenta contra la oración de
quietud y la “mística pasiva”, a partir de la condena en Roma deMiguel deMolinos
(1628-1697), que no tenía comparación con la realizada contra las tesis sobre la
gratuidad de la gracia defendidas por la corriente agustiniana y el medio dicho
jansenita, que llegará hasta la escandalosa dispersión de los Solitarios en 1679 y la
destrucción de la abadía cisterciense de Port-Royal, pronto devino una especie de
retorno a lo invisible de la corrientemística abstracta, periodo que fue designado como
representando un verdadero “crepúsculo”.
Por lo tanto, no es inconcebible pensar que a partir del siglo XVIII, en el seno de
círculos protegidos por una clase de regla de discreción y de secreto, que se preserva y
se transmite, la “práctica de la vía interior” y la “vía oculta en Dios en la oración”, en el
seno de pequeñas iglesias alejadas del mundo, o en el marco de medios iluministas y de
la franc-masonería mística, medios nutridos por los escritos de Fenelón (1651-1715)
y de Madame Guyon13 (1648-1717) - el Caballero de Ramsay (1686-1743),
miembro de la masonería escocesa en el origen de la idea de caballería iniciática que
estará en la base de los “Altos Grados”, convertido y bautizado por Fenelón, después
íntimo de Madame Guyon, viene a ser un ejemplo significativo-, de los que SaintMartin fue, en Francia, el representante por excelencia, lo que permitirá, y él debe estar
infinitamente agradecido, que pueda perdurar una vía espiritual que, de otra manera,
ciertamente habría desaparecido por completo.
Orden Martinista Ogdoádica
EJERCICIO 24
Su objetivo es proyectarnos a través de la psique hacia un lugar o persona elegidos.
Preparativos. Consulte lo indicado en el preámbulo de los ejercicios 21 y 22.
Observación. Primero nos referiremos a las técnicas de visualización presentadas en
los ejercicios 9 y 11.
1. Habiendo hecho la elección del lugar o de la persona, siéntese cómodamente
con los pies ligeramente separados y apoyados en el suelo, el pecho erguido y
las palmas de las manos abiertas sobre las rodillas. Cierre los ojos y relájese bien.
2. Pida mentalmente que su ser sea completamente penetrado por la Esencia
divina, y que esta Esencia purifique sus pensamientos y todo su ser, y que por
este medio pueda entrar en contacto con la Conciencia universal y divina, y
comulgar con ella.
3. Concéntrese durante unos treinta segundos en todas las partes de su cuerpo,
para despertar la conciencia psíquica, mientras inhale profundamente por la
nariz, retenga en los pulmones en la inspiración y exhale en cada etapa todo por
la nariz; Haga esto sucesivamente para sus pies, tobillos, pantorrillas, piernas,
muslos, pelvis, abdomen, pecho, luego sus manos, muñecas, antebrazos, brazos,
luego hombros, cuello, cabeza y, finalmente, la parte superior de la cabeza con el
cuero cabelludo. Trate de sentir un cosquilleo agradable y calmante, que se irá
extendiendo gradualmente por todo su cuerpo, hasta que pierda la conciencia de
su propio cuerpo y de su entorno.
4. Visualice entonces con el máximo de realismo y vida el lugar o la persona a la
que deseas unirse o contactar con la psique. Con esta visualización claramente
efectuada, vuelva a inhalar por la nariz, reteniendo el aire en los pulmones todo
el tiempo que pueda sin molestia.
5. Exhale todo el aire por la nariz, lentamente y de una vez, ejerciendo toda su
fuerza de voluntad para proyectar su cuerpo psíquico fuera del cuerpo físico,
mientras entona: " RA..."
6. Visualice su cuerpo psíquico como siendo llevado fuera del cuerpo físico por
el aliento emitido por su boca, luego manténgase en una actitud mental lo más
pasiva posible y déjese guiar por las impresiones psíquicas que pueden
manifestarse en su conciencia. Permanezca así el tiempo que sea necesario para
alcanzar la meta deseada.
Orden Martinista Ogdoádica
7. Regrese gradualmente su cuerpo en pensamiento y termine diciendo
mentalmente: " ¡Que el Ser Divino santifique este contacto con la Conciencia
Universal! ¡Que así sea!"
Cuando nos proyectamos hacia un lugar, no con el objetivo de contactar con una
persona sino de averiguar qué está pasando allí, todo lo que percibimos sobre él se
vuelve tan claro para nosotros como si estuviéramos allí físicamente. En otras palabras,
entonces nos damos cuenta de las personas que pueden estar allí y de todos los
eventos que tienen lugar allí. Sin embargo, en esta ocasión solo somos espectadores de
lo que sucede a nuestro alrededor, ciertamente capaces de vivir los hechos pero sin
poder influir en ellos. Sin embargo, lo que acabamos de decir no debe sugerir que
nuestro papel, en un estado de proyección psíquica, se limite exclusivamente al de un
simple espectador puramente pasivo. Si bien es cierto que desde el plano psíquico no
podemos actuar hasta el punto de cambiar los eventos que tienen lugar en el plano
físico, sí tenemos el poder de irradiar pensamientos constructivos a la atención de
todos los que necesitan ayuda. Es decir, si nos encontramos en un estado de
proyección en un lugar donde las personas, por su actitud mental, se encuentran en un
estado suficientemente receptivo, podemos actuar a nivel psíquico para inspirarlas y
darles el apoyo interior que puedan necesitar.
De todo lo anterior, es fácil entender que el primer beneficio que podemos obtener de
la proyección psíquica a un lugar es que podemos ver lo que está sucediendo en
lugares muy alejados de nosotros. Este poder puede permitirnos evitar muchos errores
y actuar en nuestra vida de una forma mucho más constructiva. Es obvio que quien, a
su antojo, es capaz de proyectarse hacia los lugares y " ver" por sí mismo lo que allí
ocurre, enriquece considerablemente su conocimiento del mundo y también su
capacidad para tomar decisiones para sí mismo y para otros.
La segunda gran ventaja de la proyección psíquica a un lugar es la posibilidad de
ayudar a las personas que están allí, aunque no sean conscientes de nuestra
proyección o de nuestra acción. Aunque esta ayuda es entonces de naturaleza
puramente psíquica, el bien que puede aportar a los demás es invaluable; como tal, solo
es cuestión de revisar la importancia real de lo que generalmente se denomina " ayuda
espiritual" .
La proyección hacia una persona determinada permite un " contacto" real con ésta en
la medida en que el éxito de la proyección psíquica nos hace plenamente conscientes
de estar en su presencia; aún así, ese no sería el caso de esta persona.
En otras palabras, vemos a la persona en cuestión, la escuchamos, podemos sentirla
como si estuviéramos físicamente en su presencia. Si esta persona no se encuentra en
Orden Martinista Ogdoádica
un estado de receptividad que le permita percibir nuestra presencia, nuestra
proyección no puede permitirnos realmente establecer un " diálogo" psíquico con ella,
pero al menos nos permite saber dónde está y qué está haciendo en el tiempo. Por otro
lado, si ella se encuentra en un estado receptivo, puede haber una verdadera
conversación psíquica entre ella y nosotros, especialmente si ella misma domina la
técnica de proyección.
Sin duda uno podrá preguntarse de qué naturaleza es el " diálogo" que se establece
entre dos personas que están en comunión consciente y voluntaria a nivel psíquico. La
mejor manera de responder a esta pregunta es decir que se parece mucho a lo que
sucede en el sueño. Cuando vemos a otras personas en sueños y nos comunicamos
con ellas, lo hacemos de manera tan realista como si la situación soñada fuera bastante
real; es decir, en ningún momento, a menos que nos despertemos, sentimos que no
estamos viviendo las escenas de nuestro sueño; aunque estemos dormidos y nuestras
facultades objetivas estén dormidas, los encuentros que realizamos ponen en juego las
mismas sensaciones que constituyen nuestra vida consciente y despierta.
Sin embargo, podemos ver una cierta diferencia entre lo que sucede en un sueño y lo
que sucede en un contacto psíquico entre dos personas. Un sueño, aun con todo el
realismo que pueda tener, no corresponde necesariamente a un intercambio verdadero
y controlado entre las personas que forman parte de él. Por tanto, no puede tener más
realidad y utilidad que una escena imaginada. En el caso de la verdadera comunión
psíquica, por otro lado, las personas interesadas saben que están situadas en el nivel
psíquico y tienen un diálogo plenamente consciente e inteligible en este nivel.
Lo que acabamos de decir se refiere al diálogo consciente que se puede establecer
entre dos personas en estado de proyección; Sin embargo, no debemos olvidar el caso
frecuente en el que solo el que se proyecta es consciente de esta experiencia, estando
el otro solo en un estado de más o menos receptividad. El mejor ejemplo para ilustrar
esto es cuando nos proyectamos junto a una persona dormida. De hecho, cualquier
persona sumergida en el sueño se encuentra, a menudo inconscientemente, en un
estado de proyección psíquica; el problema radica entonces en el simple hecho de que
esa persona la mayor parte del tiempo ignora y, por lo tanto, es incapaz de controlar
este fenómeno.
Por eso, cuando nos proyectamos hacia una persona dormida, no podemos crear un
diálogo psíquico real con ella. Sin embargo, al estar en un estado de mayor
receptividad, podemos " hablar" con su ser psíquico y comunicarle ciertas cosas, con
mayor probabilidad de pasar estas cosas a su inconsciente. 48
Orden Martinista Ogdoádica
Respetado Asociado:
Saludos en la luz del martinismo. Adjuntos le ha sido enviados sus primeros discursos.
Su hora de estudio debe ser abierta y cerrada normalmente para estos discursos y
todos los demás, incluidos los discursos que seguirán de grado superior y místico. Los
rituales de apertura y cierre son los siguientes:
En todo el trabajo martinista se utilizan tres velas. Después de haber encendido el
incienso y las tres velas en el Santuario de su hogar, diga:
« Luz Triple, Divina y Misteriosa, Fuego Sagrado, Alma del Universo, Principio
Eterno del Mundo y de los Seres, Símbolo Venerado, ilumina mi espíritu, mis
obras y mi corazón, y derrama sobre mi alma el vivificante Fuego de la Verdad.
Fiat Lux.»
Cuando haya terminado su estudio de la noche, y haya apagado las velas, cierre su
conventículo con las siguientes palabras:
« Así como los Rayos de Luz fluyen continuamente desde el Gran Arquitecto del
Universo, y se extienden hasta los confines del espacio, y así como todas las
estrellas y planetas de nuestra galaxia reflejan la luz y la luminosidad del Gran
Arquitecto del Universo, yo, como miembro de la Orden Martinista, me voy a
Orden Martinista Ogdoádica
esforzar para reflejar la Luz de la Sabiduría que he recibido en mi trabajo de esta
noche. Velat Lux.»
Recuerde tener este sencillo ritual en un lugar de su oratorio en donde esté disponible
para ser realizado en todas las lecciones futuras.
Que tenga una felicidad e iluminación en sus estudios dentro de la Orden Martinista.
Que Usted siempre habite en la Luz Eterna de la Sabiduría Cósmica.
Sinceramente y fraternalmente,
Orden Martinista Ogdoádica
Orden Martinista Ogdoádica
Orden Martinista Ogdoádica
Auto-iniciación para
el primer grado martinista
PARTE UNO
INSTRUCCIONES GENERALES PARA EL PROFANO
(Para leer antes de realizar la Autoiniciación)
Se recomienda leer la primera parte de este discurso antes de intentar la Iniciación para
que usted se familiarice con los arreglos que tendrá que hacer en su hogar. Sin
embargo, no lea las Partes Dos y Tres hasta que su oratorio esté debidamente
preparado y usted esté solo y listo para realizar la ceremonia. Se espera que
comprenda y aprecie el valor de la iniciación que está a punto de recibir.
PREPARATIVOS PARA LA CEREMONIA:
Habitación:
Puede utilizar su propio oratorio (o la sala en la que haya realizado sus estudios) como
lugar para realizar esta ceremonia martinista. Las esquinas opuestas de la habitación
deben ser preparadas para que cuando el profano * esté sentado en cualquiera de las
esquinas, su espalda esté hacia la esquina opuesta. En otras palabras, no debe mirar el
lugar en el que se llevará a cabo la Segunda Parte de la Iniciación hasta el momento de
la ceremonia.
Materiales requeridos:
1.
Una mesa pequeña de altura estándar (cualquier diseño, pero de no menos de
sesenta cm [ dos pies] cuadrados).
2.
Otra mesa o soporte a la altura del respaldo de una silla.
………………………………………
* Profano se refiere a ustedes, los no iniciados.
Orden Martinista Ogdoádica
3.
Otra mesa pequeña de altura estándar (cualquier diseño) que puede tener menos
de sesenta cm (dos pies) cuadrados.
4.
Seis velas de cera blanca, de aproximadamente 20 a 30 cm (ocho a doce
pulgadas) de largo, para usar como luminarias. Se puede utilizar cualquier titular
común para acomodarlos.
5.
Un pequeño Nuevo Testamento.
6.
Pequeño quemador de incienso e incienso.
7.
Una espada ceremonial o de gala desnuda. (Si no puede tomar prestada una
espada, puede comprar una, o tal vez prefiera hacer una. El diseño debe ser
como el de los cruzados de antaño, con una hoja y un mango anchos y rectos.
Esta espada se usó indistintamente para una cruz y un arma. Después de cortar
aproximadamente las dimensiones correctas de su espada de un trozo de
madera, puede tallarla a mano, utilizando cualquier diseño que se adapte a su
gusto. El travesaño en el mango de la espada se puede unir con Perforar un
agujero a través de la protección y deslizar el travesaño sobre el mango y
pegarlo en su lugar. Pintar la hoja de plata y la empuñadura, o mango, de negro.
Las dimensiones de una espada ceremonial promedio son las siguientes: mango,
12,5 cm [ cinco pulgadas] de largo y aproximadamente 2,5 cm [ una pulgada]
de diámetro; protector, 12,5 cm [ cinco pulgadas] de largo y aproximadamente
1,2 cm [ media pulgada] de grosor; desde el protector hasta el extremo de la
hoja, 82 cm [ treinta y dos pulgadas] . Si no es conveniente hacer una espada de
madera como se describe, cualquier pieza de madera de unos 95 cm [ treinta y
siete pulgadas] de largo y 3,7 cm [ una pulgada y media] de ancho
representarán una espada simbólicamente).
Orden Martinista Ogdoádica
8.
Una máscara económica de tela negra lo suficientemente grande como para
cubrir la frente, los ojos y la nariz; una máscara roja, que se puede recortar en
papel rojo usando la máscara negra como patrón.
9.
Tres telas: una blanca, una roja y la otra negra. Pueden ser de cualquier material
opaco. La blanca debe ser lo suficientemente grande para cubrir la parte superior
de la mesa, y la negro y la roja deben ser lo suficientemente grandes para cubrir
los lados de la mesa, una encima de la otra.
10.
Otra tela blanca, lo suficientemente grande como para colocarla sobre el asiento
y el respaldo de una silla.
11.
Una tela blanca lo suficientemente grande para ser usada como capa o manto
sobre los hombros y un cordelier (cordón) negro. Este es un cordón de algodón
retorcido como el que se usa para batas y albornoces. Debe tener
aproximadamente 1,2 cm (media pulgada) de diámetro, lo suficientemente largo
como para atarlo alrededor de la cintura, con suficiente sobrante para colgar del
muslo entre cuarenta y cuarenta y cinco cm (quince o dieciocho pulgadas). La
capa puede ser cualquier sábana blanca que se eche uniformemente sobre los
hombros y sea sujetada con un seguro.
Orden Martinista Ogdoádica
12.
Cartón blanco, o hule blanco, de treinta centímetros cuadrados, en el que está
dibujado el Pentáculo de la Orden Martinista. Este pantáculo es un hexagrama,
hecho así:
Ya habrá notado este símbolo circunscrito por un círculo en los afiches
martinistas. Es un símbolo muy antiguo y potente. Sería bueno que usted
buscara en una enciclopedia u otra obra de referencia la historia tradicional del
hexagrama. Incluso en círculos exotéricos, tiene un significado universal. Esta
estrella de seis puntas consta de dos triángulos unidos entre sí de manera que se
entrelazan parcialmente.
El vértice de uno apunta hacia arriba y el vértice del otro hacia abajo.
Las líneas que forman la estrella de seis puntas deben tener aproximadamente
un cuarto de pulgada de ancho.
13.
El Profano debe haber presentar la carta firmada por el Soberano Gran Maestre,
que acompaña este ritual.
14.
Pluma de escritura.
15.
Partidos.
16.
Cuatro sillas.
17.
Espejo.
Arreglo de la habitación:
El tamaño y la forma de la habitación no son importantes siempre que se puedan
acomodar los muebles necesarios en cada rincón.
Orden Martinista Ogdoádica
(A)
En una esquina, es necesario tener una mesa pequeña (Ítem 3) con un espejo,
dos velas a cada lado del espejo y una silla frente a la mesa. (Vea la Ilustración
No. 2, Página 4.)
(B)
En la esquina opuesta, que debe ser el Este de la habitación, o el Oriente, si es
posible, se coloca la mesa-altar (Ítem 1).
(Vea la Ilustración No. 1, Página 4.)
(C)
Detrás de esta mesa, directamente en el Este, se colocan dos sillas. En la mesa
antes de una silla se coloca la máscara de papel rojo; en la otra silla se extiende
la tela blanca. Detrás de esta silla, una luminaria encendida, o vela, se coloca
sobre un soporte (artículo 2) o estantería. (Vea la Ilustración No. 1, Página 4.)
(D)
Se coloca una tercera silla aproximadamente a 1,25 m (4 ' ) frente a esta mesa,
frente a las otras dos sillas. En otras palabras, la mesa está entre las dos sillas y
esta última tercera silla.
Sobre el respaldo de la tercera silla se extiende la sábana blanca del Profane que
se usará como capa, y el cordón negro o cordelier. (Vea la Ilustración No. 1,
Página 4.)
(E)
La mesa-altar (Ítem 1) debe arreglarse de la siguiente manera: La tela blanca
(Ítem 9) se coloca sobre ella. Rodeando sus lados como una banda comenzando
con el lado superior está la tela roja, y debajo de ella como una banda inferior
está enrollada la tela negra. En el centro de la mesa se colocan tres luminarias
dispuestas en triángulo. Un punto del triángulo debe mirar hacia afuera hacia
donde se sentará el profano. Entre las tres luminarias en el centro de la mesa se
coloca el incensario en el que se enciende el incienso. Frente al Profano, frente a
la vela que es la punta del triángulo, se coloca la espada desnuda en forma
transversal. Sobre la espada se coloca la máscara negra. En el lado derecho de la
mesa está el Nuevo Testamento abierto al Evangelio de San Juan. A la izquierda
está la carta del Soberano Gran Maestre. En el lado opuesto de la mesa, entre la
máscara roja y las velas, se colocan las copias del Juramento de Obligación, el
bolígrafo y los fósforos.
(Vea la Ilustración No. 1, a continuación).
Orden Martinista Ogdoádica
(F)
En el suelo, frente a la mesa y entre ésta y la silla del Profano, se coloca el
Pentáculo de la Orden Martinista. NUNCA SE DEBE SUBIR. (Vea la Ilustración
No. 1, Página 4.)
Orden Martinista Ogdoádica
PARTE DOS
RITUAL DE INTERROGACIÓN
El profano, o neófito, primero debe ser interrogado sobre sus opiniones y creencias.
Esto debe hacerse en el rincón donde se encuentra la mesa con el espejo y las velas.
Debe estar sentado en la silla frente al espejo, con las velas encendidas. Esta es una
ocasión solemne y trascendental, porque significa el comienzo de un nuevo y meritorio
servicio para los profanos. Debe leer la lista de preguntas que debe seguir con voz
tranquila y seria. Luego debe mirar a los ojos de su reflejo en el espejo y responder con
seriedad, veracidad y lo mejor que pueda. Al hacerlo, podrá extraer información de las
partes más internas de su ser. El venerable místico, Louis Claude de Saint ' Martin, dijo
sobre la iniciación martinista: " La única iniciación que predico y que busco con toda el
alma es aquella por la que podemos entrar en el corazón de Dios y hacer que el
corazón de Dios para entrar en nosotros. No hay otro misterio en esta santa iniciación
que sumergirnos cada vez más en las profundidades de nuestro ser y no dejar escapar
el premio " .
Las siguientes preguntas deben leerse en voz baja como si otra persona se las
estuviera leyendo. Cuando las responda, mírese al espejo.
(El Iniciador Invisible pregunta):
¿Cuál es su concepción de la Orden Martinista?
¿Qué buscas entre nosotros?
¿Cree que una organización secreta puede transmitir luz?
¿Cree que hay alguno de ellos que se ha perpetuado hasta este momento?
¿Cree que la Orden Martinista es una organización tradicional o que es
simplemente una asamblea de curiosos?
No te preguntamos quién eres, porque si lo supieras, no tendrías nada más que
aprender; pero le preguntamos quién cree que es.
Orden Martinista Ogdoádica
¿Crees que la vida está ligada a la materia?
¿Crees que la muerte es un final o una etapa?
¿Crees en Dios?
Si te ordenaran besar a tu enemigo y abandonar a tu amigo, ¿lo harías?
Si se le ordenara creer en lo que no cree o dejar de creer en lo que cree, ¿lo
haría?
¿Cuál es su comprensión de la " Jerarquía de seres" ?
¿Cuál es su comprensión de las palabras ocultismo, hermetismo (hermetismo),
esoterismo?
¿Crees en la virtud mágica de la palabra y la acción?
(Al finalizar la lectura de las preguntas y sus respuestas, tome el papel en el que está
escrito un breve resumen de la historia y los propósitos generales de la Orden
Martinista. Lea en voz baja y compare meditativamente lo que lee con sus respuestas a
las preguntas. Esta historia de la Orden Martinista le fue enviada con su primera carta
Martinista. Con esto concluye la primera mitad de la Iniciación.)
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PARTE TRES
LA INICIACIÓN
(El profano debe sentarse en la silla frente a la mesa-altar. Debe relajarse y ponerse en
un estado mental receptivo).
(Los comentarios del Iniciador Invisible deben leerse como antes de la misma manera
seria y tranquila).
EL INICIADOR INVISIBLE COMIENZA:
" Digno suplicante, le va a conferir la Iniciación Martinista de Primer Grado tal
como se ha transmitido a lo largo de los años desde Louis Claude de SaintMartin, nuestro venerado Maestro. Esta iniciación es única, antigua y por
tradición. Considerada como una de las iniciaciones más bellas de cualquier
fraternidad misteriosa, en primer lugar, sin embargo, el digno suplicante debe
construir en su imaginación una imagen clara y vívida del templo idealista en el
que tiene lugar la iniciación.
Puede ser, por ejemplo, una cueva misteriosa o un antiguo templo de piedra en el
sur de Francia. En este templo hay dos pilares altos sobre una plataforma
elevada. Entre estos pilares está la mesa-altar y detrás de la mesa-altar hay dos
Maestros invisibles, uno con una máscara roja y el otro completamente vestido
de blanco. Dado que las ceremonias de iniciación funcionan mediante símbolos y
emblemas, el futuro iniciado debe rodearse de meditación con un hermoso
simbolismo. Puede haber una pancarta en Occidente con el Pentáculo de la
Orden Martinista de bellos colores, los dos triángulos entrelazados de color rojo
y azul.
En el este, puede haber un pentagrama llameante o una estrella de cinco puntas.
Se pueden agregar otros símbolos y colores, de acuerdo con la imaginación y el
ingenio del individuo. Entre los antiguos místicos, el conocimiento se transmitía
solo a aquellos cuyo valor había sido probado mediante una serie de pruebas. A
medida que continúe demostrando su valía mediante pruebas y servicios,
recibirá otras iniciaciones y recompensas. El suplicante debe ser humilde de
espíritu y de mente. Debe abstenerse de pensar en sí mismo, sus sentimientos o
sus experiencias. Así, la habitación se santificará y por la influencia de la
Orden Martinista Ogdoádica
imaginación del suplicante, el ritual y el incienso, se producirá una
transformación misteriosa y la habitación se convertirá en un templo privado y
particular" .
EL INICIADOR INVISIBLE CONTINÚA:
" Levántese, suplicante. Diga su propio apellido (apellido)" .
(Levántese en silencio hasta ponerse de pie.)
" Ahora devolveré fuerza y vigor al símbolo de la Orden".
(Encienda las tres luminarias y el incienso. Luego diga en voz baja pero lo
suficientemente alto como para ser escuchado):
" Que esta luz, que emana de tres luminarias diferentes, nos manifieste el
misterioso poder de Aquel que protege nuestro templo particular, que
dedicaremos a la gloria de IESCHOUAH (Ye-hesh-shoo-wha), Gran Arquitecto
del Universo. "
(Ahora encienda la luminaria detrás de la silla que tiene la tela blanca. Luego diga):
" Esto es en memoria de aquellos que existieron, que ya no existen y que viven
de nuevo" .
(Con su dedo índice derecho dibuje un gran pentagrama, o estrella de cinco puntas, tan
ancho como sus hombros en el aire sobre el incienso ardiendo de la siguiente manera):
(El Pentagrama es una representación simbólica de una cruz con una rosa en el centro,
los cuatro extremos de la cruz y la rosa formando las cinco puntas. El Pentagrama es
un símbolo maravilloso para la meditación).
" Meditemos y sintonicémonos con los Maestros del pasado" .
(Párese con los ojos cerrados durante 30 segundos. Durante este período de silencio,
imagine que la figura de Louis Claude de Saint-Martin, con su perfil clásico, nariz
romana, frente alta y ojos profundos y penetrantes, está parado frente a la silla que
Orden Martinista Ogdoádica
tiene la tela blanca encima. Un Maestro invisible, que es su Iniciador, está parado frente
a la silla ante la cual se coloca la máscara roja. Comenzando con estos dos y formando
un círculo completo a su alrededor, hay otros Maestros, invisibles venerables, antiguos
miembros de la Orden Martinista, que te están observando y examinando cada uno de
tus pensamientos).
" Se le pide que lea este solemne juramento en voz alta y luego le ponga su
firma" .
(Si, como aspirante a las antiguas enseñanzas de la Orden Martinista, siente que debe
negarse a suscribir esta obligación, no continúe con la ceremonia, apague las velas y
salga de la habitación).
(Sin duda, sus convicciones y fuerza de carácter fueron suficientes y ha puesto su
firma en las dos copias de la obligación. En tal caso, deténgase un momento y dé
gracias al Dios de su Corazón.
Ha pasado con éxito una de las pruebas. Ahora sostenga la hoja de papel en la que está
escrita una obligación en la llama de una vela hasta que se consuma).
EL INICIADOR INVISIBLE CONTINÚA:
" Hermano (o hermana), siéntate" .
(Cuando esté sentado, lea lo siguiente):
" Desde que has llegado a la entrada de nuestro Templo, escucha y recuerda
estas nociones preliminares. Debes saber sobre todo que el propósito de nuestra
Orden Martinista Ogdoádica
Orden no es establecer Maestros dogmatizadores sino, por el contrario,
estudiantes humildes dedicados a la hermandad de la verdad eterna. Opuesta a
todo dogma, ostracismo y fanatismo, la Orden está abierta a todos los que
buscan la verdad en silencio y con paciencia. Así como una única y única luz
emana de diferentes luminarias, así también una única y única verdad emana de
fuentes que son diferentes y aparentemente A través de esto debes entender y
reconocer que la tradición y la religión son siempre iguales a pesar de las
múltiples sectas que las revelan a los ojos de los profanos.
Solo hay una religión porque solo hay una verdad. Ninguna secta, cualquiera
que sea su nombre, puede arrogarse el monopolio de sus posesiones con
exclusión de otra" .
(Ahora dite a ti mismo):
" Por favor, levántese, hermano (o hermana)" .
(Recoja la máscara negra de la mesa-altar y póngala; luego diga):
" Por esta máscara, tu personalidad mundana desaparece. Te conviertes en un
desconocido en medio de otros desconocidos. Ya no tienes que temer las
pequeñas susceptibilidades a las que está constantemente sujeta la vida diaria
entre los seres siempre interesados en encontrarte culpable. Inspírate a ti mismo
del profundo simbolismo de esta práctica aparentemente sin sentido. A solas
con personas que no conoces, no tienes nada que pedirles. Es de ti mismo, de
todo tu aislamiento, de quien debes extraer los principios de tu progreso. No
esperes nada de otros, incluso en el caso de suprema necesidad. En otras
palabras, aprende a ser siempre un desconocido a ti mismo. Eres responsable de
tus acciones ante ti mismo, y tu conciencia es la dueña de quien siempre debes
tener consejo, el juez severo e inflexible de a quien debes dar cuenta de tu
acción. Debes saber ser desconocido para todos aquellos que has sacado de la
desgracia o la ignorancia. Debes saber sacrificarte a ti mismo y a tu autoestima
cada vez que sea necesario por el bien de la colectividad. Estos son los
principales hechos derivados del profundo símbolo de la Máscara de nuestra
Orden.
Otros significados te serán desvelados si tu corazón sabe cómo desearlos" .
(Ahora tome la sábana del respaldo de la silla y colóquela sobre sus hombros para
formar una capa blanca, fíjela y diga):
Orden Martinista Ogdoádica
" Aislado en el estudio de sí mismo, has llegado a través de la meditación para
crear tu personalidad. Ahora puedes enfrentarte a otros hombres sin miedo.
Aprende a envolverte en el manto misterioso que lo vuelve insensible a los
ataques de la ignorancia. Si sabes cómo aislarte en la quietud de la conciencia, la
prudencia será siempre tu consejera. Este manto con el que evitas los ojos de los
impíos y los profanos debe cubrirte siempre con sus pliegues protectores. Es
quizás el símbolo más profundo que nuestra Orden ha puesto ante los ojos del
Iniciado. Por lo tanto, su estudio debe dejarse a tu cuidado perseverante y a tu
trabajo personal" .
(El suplicante toma el cordelier, se lo ata a la cintura y dice):
" A través de este cordelier que de ahora en adelante llevarás en tu manto, te
aislarás de las fuerzas del mal durante tu trabajo. Recuerda, este cordelier,
símbolo de un camino mágico, te vincula a tu Iniciador como él mismo ha estado
vinculado a luz, de donde viene toda iniciación y toda luz" .
(Toma la espada, o su sustituto, de su lugar en la mesa-altar. Coloca la parte plana de la
espada primero en la parte superior de tu cabeza, luego en cada uno de tus hombros.
En cada posición, sucesivamente, golpea suavemente dos veces, eso es, en total seis
veces, y luego lea la siguiente declaración):
" Yo, como Iniciador Invisible, iniciado regular y tradicionalmente por la
autoridad del Soberano Consejo, en nombre del Soberano Gran Maestre de la
Orden, y en virtud de los poderes que me han sido conferidos, confiriéndole el
vínculo mediante la Iniciación del Primer Grado, que se denomina Grado
Asociado, bajo los auspicios del Filósofo Desconocido, nuestro venerado
Maestro" .
(Ahora imagine la sonrisa de alegría, felicidad y afecto fraternal que se le otorga al
entrar en los portales de la Orden Martinista).
(Ahora apague las tres luminarias, o velas, en la mesa-altar y luego diga):
" Que la paz, la alegría y la caridad more en nuestro corazón y en nuestros labios
ahora y hasta el día de nuestra muerte terrestre " .
(Ahora apague la luz detrás de la silla vacía y luego diga):
" Que esta luz despierte siempre dentro de mí la presencia de nuestros Maestros
pasados para que puedan ser mis guías y mi apoyo".
Orden Martinista Ogdoádica
(Ahora es miembro de pleno derecho del Primer Grado de la Orden Martinista y, como
tal, se le conoce como " Hermano Asociado" . Ahora tiene derecho a conocer los signos
y palabras de reconocimiento).
LOS SIGNOS DE RECONOCIMIENTO SON LOS SIGUIENTES:
1. (Para determinar el estado de una persona).
Mueva tres dedos de la mano derecha suavemente sobre la ceja derecha. Este
movimiento se realiza tres veces pero sin ostentación.
2. (Acuse de recibo de la firma).
Pase la mano derecha entreabierta detrás de la oreja derecha tres veces.
3. P. ¿Conoce Saint-Martin?
4. A. Conozco la Máscara.
5. P. Pruébelo.
6. A. Conozco el manto.
7. P. Pruébelo.
8. A. (Dale el agarre).
Tres golpes largos y un golpe corto con el pulgar de la mano derecha en la primera
falange del índice derecho del interrogador.
(Después de haber completado su Iniciación, firmará la página doce indicando la fecha
de Iniciación, su nombre y su número de clave. Luego regresará por correo la página
doce de este manuscrito únicamente al Supremo Registrador, Orden Martinista
Ogdoádica, Lviv, Ucrania, lo antes posible).
Rynek 14
79008 L' viv (Leópolis, Ucrania)
Orden Martinista Ogdoádica
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