LECTURA ORANTE DE LA PALABRA EVANGELIO DE MARCOS 7, 31-37

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VICARÍA ZONA SUR
Área de Espiritualidad
LECTURA ORANTE DE LA PALABRA
EVANGELIO DE MARCOS 7, 31-37
Domingo 06 de septiembre 2015
INTRODUCCIÓN.- El evangelio de este domingo, continúa mostrándonos a un Jesús
itinerante, comprometido radicalmente con la vida. Hoy regresa a Galilea, después de un
largo recorrido. Traen ante él a un hombre sordo que habla con dificultad. Su enfermedad
refleja una ruptura con el mundo exterior: la sordera y el hablar con dificultad manifiestan
un obstáculo que le margina de la vida social. Sin embargo no viene solo. Hay algunas
personas que no conformes con su exclusión se han involucrado con él en la búsqueda de
un cambio para su vida y ruegan a Jesús por él.
ORACIÓN DE INCIO.“Oh Dios, que llenaste los corazones de tus fieles con la luz del Espíritu Santo;
concédenos que, guiados por el mismo Espíritu, sintamos en lo profundo del corazón el
gozo de tu Palabra, para que ella sea recibida en tierra buena y transforme nuestra vida.
Amén”
LECTURA.- ¿Qué dice el texto de Marcos 7, 31-37?
Leemos el texto con mucha atención. Incluso releerlo y
detenerte en cada palabra o frase que te haya llamado la
atención. La idea es que te imagines la escena que nos
presenta el Evangelio.
Miremos algunos detalles del texto: Jesús lo apartó, lo tocó y lo sanó. Le pide
silencio, queda a solas con él. Le proporciona atención completa, uno frente al otro
en un espacio íntimo de profunda humanidad.
Introduce los dedos en sus oídos, le besa y gime mirando al cielo. Jesús se une
íntimamente al dolor de este hombre y contradice una vez más la creencia en que el
contacto con una persona impura traía impureza. Manos en la tierra y ojos en el
cielo, sintetizan en un cuadro expresivo el querer de Dios que escucha y siente el
dolor humano.
Le dice “ábrete”: Expresa su absoluta confianza en la capacidad de la persona de
salir de sí misma, de los esquemas que la excluyen e incluso de las ideas erróneas
que las llevan a aceptar como normal su situación de separación y abandono social.
Al instante se abren sus oídos y comienza a hablar, pero no es ésta la única atadura
que se rompe, pues a pesar de solicitar prudencia, muchos otros, quizás sus
acompañantes, también comienzan a hablar. Ni la prohibición logra callar su
anuncio.
¿Qué te llama la atención del texto? ¿Quiénes participan de él?
¿De qué lugar viene Jesús? ¿Hacia dónde se dirigía? ¿Con quiénes se encontró en el
camino? ¿Qué le pidieron a Jesús?
¿Qué hace Jesús con el enfermo? ¿Qué les recomienda?
¿Qué hacen ellos? ¿Por qué no siguen las recomendaciones de Jesús?
MEDITACIÓN.- ¿Qué me dice o nos dice el texto de Marcos?
Luego de haber leído el texto, los invito a compartir entre todos lo que la Palabra de Dios
nos dice. La preguntas son orientadoras, no es necesario responder a cada una de ellas, lo
importarte es que meditemos y profundicemos el texto, para luego aplicarlo a nuestra
propia vida.
En este marco, las curaciones de sordos, narradas por los evangelistas, pueden ser
leídas como "relatos de conversión" que nos invitan a dejarnos curar por Jesús de
sorderas y resistencias que nos impiden escuchar su llamada al seguimiento. ¿Es
nuestra fe capaz de hacernos hablar sin medida sobre Él que todo lo puede? ¿Cómo
es nuestra fe?
En concreto, Marcos ofrece en su relato matices muy sugerentes para trabajar esta
conversión en las comunidades cristianas. ¿Cómo en nuestra confianza en Dios?
¿Tenemos plena confianza en Jesús?
El sordo vive ajeno a todos. No parece ser consciente de su estado. No hace nada
por acercarse a quien lo puede curar. Por suerte para él, unos amigos se interesan
por él y lo llevan hasta Jesús. ¿Qué situaciones de mi vida necesitan tener un oído
atento y unos pies ligeros para ir al encuentro del Señor?
Así ha de ser la comunidad cristiana: un grupo de hermanos y hermanas que se
ayudan mutuamente para vivir en torno a Jesús dejándose curar por él. ¿De qué
manera dejo que el Señor realice su obra salvadora en mí? ¿Qué caminos
proporciono para que mis hermanos vayan también al encuentro del Maestro?
La curación de la sordera no es fácil. Jesús toma consigo al enfermo, se retira a un
lado y se concentra en él. Es necesario el recogimiento y la relación personal.
Necesitamos en nuestros grupos cristianos un clima que permita un contacto más
íntimo y vital de los creyentes con Jesús. La fe en Jesucristo nace y crece en esa
relación con él. ¿Cómo cultivo en el día a día mi relación con Jesús? ¿Soy constante
en esa relación?
ORACIÓN.- ¿Qué le respondo al Señor luego del regalo de su Palabra?
Una vez que el Señor me ha hablado con su Palabra y la he
interiorizado con mi meditación, ahora se la devuelvo con mi
oración de alabanza, de agradecimiento, de perdón y/o de súplica
confiada.
Señor Jesús, te pido ser dócil a tu escucha, estar atento a las
necesidades de mis hermanos, especialmente de aquellos que aún no conocen tu
misericordia y logren reconocer en sus vidas que Tú eres el único Salvador y
Señor.
Gracias por haberme hecho cristiano y haberme abierto los oídos y la boca. Gracias
por quienes me han trasmitido esta fe.
Te pido Señor, por todos aquellos que están cerrados a tu mensaje… por quienes no
creen en Ti, por quienes son indiferentes a tu Palabra, por quienes se han alejado de
tu Iglesia, en fin, por todos los que tienen impedimentos para oírte y oír a tu
Iglesia.
CONTEMPLACIÓN.- Dejo que el Señor me hable y me ame
Es el momento de mirar mi propia vida a la luz de la Palabra y movernos a la conversión.
Podemos empezar imaginándonos la escena, siendo nosotros mismos los “sordos y
tartamudos”.
Me imagino la situación de exclusión de aquel hermano e imagino cuantas veces he
sentido esa misma sensación en forma personal, cuantas veces he hecho oído sordo
a las necesidades de quienes me rodean, cuanta injusticia en mi propia comunidad,
en mi propia familia, trabajo.
Me quedó un instante en silencio, escuchando todo lo el Señor quiera decirme para
ponerme en acción.
ACCIÓN.- Y ahora ¿Cómo hago vida esta Palabra?
Después de leer, meditar, orar y contemplar la Palabra, dejo que me impulse a realizar
actos concretos y me pregunto. Haciendo eco de las palabras del domingo anterior:
”Acepten dócilmente la Palabra que ha sido plantada y es capaz de salvaros. Llévenla a
la práctica y no se limiten a escucharla, engañándose a ustedes mismos. La religión pura e
intachable a los ojos de Dios Padre es ésta: visitar huérfanos y viudas en sus
tribulaciones y no mancharse las manos con este mundo” (Santiago 1,17-18.21b-22.27)
¿Qué me está pidiendo el Señor? ¿Hacia dónde me está invitando?
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