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Docfoc.com-Sidicaro - Los Tres Peronismo

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LOS TRES
PERONISMOS
Estado y poder económico
1946-1955/1973-1976/1989-1999
por
Ricardo Sidicaro
Siglo
veintiuno
editores
argentina
s.s.
3. La crisis del Estado y el gobierno
peronista 1973-1976
Los cambios del peronismo (1955-72)
_f,p.tre 1955 y 1972 el peronismo se convirtió en un movimiento político de organización e ideología imprecisas. Sus adherentes
~e unían en la defensa global de los principios sosteni~n sus
años de gobierno y en la exigencia del regreso al país de su exiliado líder. Desaparecidos los efectos de unificación que antes surgían
de la común pertenencia al Estado, sus dirigentes tendieron a dividirse, y Perón cumplió, en muchos casos, el papel de árbitro. Los
~~jetivos compartidos por las diferentes tendencias se combinaron
con ideas de carácter opuesto, y el peronismo conoció así sus versiones centristas, fascistas, falangistas, socialistas, socialcristianas,
~ Las fracturas aparecieron, también, por las disímiles tácticas
.ffente a las políticas de los gobiernos, civiles o militares, que buscaron la colaboración de dirigentes peronistas, manteniendo, globalmente, la situación de proscripción. A pesar de esos conflictos y divisiones, continuó la adhesión a Perón en los sectores populares.
Los principales dirigentes de la denominada rama polítl'Ca del
Pe.Eonismo, en su gran mayoría, habían ocupado responsabilidades
c:!e gobierno hasta 1955. El peronismo se dotó de esa forma de un
conjunto de "notables" que, dada la prohibición para organizarse
como partido político, fundaban su autoridad y legitimidad en la
antigüedad de su pertenencia, "la primera hora", y en sus vínculos,
más o menos directos, con Perón. En las grandes áreas urbanas,
esos políticos carecían, prácticamente, de seguidores propios y sus
posibilidades de reconocimiento dependían de la confianza del
exiliado líder. En cambio, en aquellas provincias o distritos de menor desarrollo económico y culturalmente más tradicionales, ese
tipo de dirigentes contaba con bases propias y no faltaron los que
se distanciaron de la autoridad de 'Perón y formaron partidos neo-
,_
1
104
RICARDO SIDICAR-6
peronis~as g_t~ co~~~ie~?~~ccede~~!:_<?_ntrol de gobiernos loe~
les y a representaciones parlamentarias. Entre 1972 y comienzos
d~-197~(ai aprestarse el peronismo a vol~er al gobierno, esos "notables" se encontraron bien posicionados para aspirar a las candidaturas y cargos públicos.
!-a~2~if!~Ecalj_~lpc;_r~f!ism~_!=()_m.~m;ó ªreconstruirse poco de~"'ü'és del golpe militar de 1955. La~_pe~~~c::11c~11<:~ co~
g~~_qiaÜ~ifi~_~uyier?n c?_ll1C? consec~~!lcia no buscada la ren~
ción~_g_i_~~genc~a~ s_índicales. Los sistemas de predisposiciones
burocráticas de los diez años del gobierno de Perón no eran los
más adecuados para la siguiente etapa. De un sindicalismo dependiente del Estado se pasó a otro orientado a la confrontación y la
nueva generación de dirigentes gremiales logró su reconocimiento a partir del entrelazamiento de los conflictos políticos con las
reivindicaciones laborales. Luego de la dictadura militar de Aramburu, ~-~!J~~<:_sid~gte f ro1:1c:J.jú2_~~stªb_leció la Ley de Asociaé::
nes Profesionales, con Ja cre<:_i_cióri._c!<: .aRaratos sindicales muy fuer-~~~~~Ri~i~nrnl y con abundan~e~ recursos económicos 140.
Los sindLcalistas_~umentaron su gravita~ión en las decisiones del
~~~t~ ~~l ~_ovimi~nto, objetivam.e:r~t~f<!_"._C?!~-9dos por la proscr!,Qci_ó_I_l que pesaba sobre el Partido Peroni~ta~ La autonomía de
~ores d!:!_sjncfü;_a~i~i:!!_ü__<::on respec::~?- aJ>erón -~e manifestó plenamente a mediados de la década del 6-Q, cuando la fracción vandoris~i2~~~vió una escisió_11. Más allá de su carácter momentáñ~~ esa ruptura mostró la influencia creciente del ala gremial,
cuyo peso fue determinante en las discusiones sobre l<¡.s tácticas a
adoptar frente a los distintos gobiernos y, más en general, en la
designación de las conducciones locales del peronismo 141 .
La tercera forma organizativa, cuya importancia creció a par-~rÁ_e_p_r.Ln_~!P-los d<; l_a década del 7o, seJ"!:I_ndamentó ~estio­
_11~~-~_:~erací<:!l1ª1~s con la formación de g~up?_~ g~~~~~~~~te co- _
LA CRISIS DEL ESTADO YEL GOBIERNO PERONISTA 1973-1976
105
nocidos como Juventud Peronista?sin mayores articulaciones con
los dirigentes de las otras ramas. En esa época se crearon varios
grupos guerrilleros urbanos que se identificaban con la tradición
de la llamada resistencia 'pero nis ta surgida como respuesta al golpe de 1955142. Esas prácticas armadas, ligadas a alguna_s tendencias de los sectores juveniles, fueron estimuladas pór Peron en tanto medio táctico útil para debilitar a los militares. Los asesina~~
de algunos dirigentes sindicales peronistas perpetrados por los
gíüi}os guerrilleros revelaron las tensiones extremas existentes en
la heterogénea fue~_política 9ue alcanzó el ~bierno en 1~73.
Ninguno de los principales sectores internos del peromsmo
tenía relaciones estables o medianamente orgánicas con las corporaciones empresarias. Las ideas compartidas por la mayoría de
los peronistas remitían a la defensa de los intereses de los sectores
populares y consideraban al país como perjudicado por la "explotación imperialista" de los Estados Unidos y de las empresas transnacionales. En el plano nacional, desde Perón hasta el menos influyente de sus partidarios, coincidían en criticar a los grandes
propietaiios rurales, la "oligarquía", considerada aliada de lo~ intereses de las grandes potencias internacionales. A esos enemigos
les asignaban la responsabilidad del golpe de 1955 y de las posteriores persecuciones y proscripciones.
Por su situación en las negociaciones salariales, los sindicalistas mantenían contactos permanentes con el mundo empresario y
de esa relación surgían múltiples conflictos. La conciliación entre
el capital y el trabajo, postulada en la doctrina peronista, suponía
un Estado conducido por gobiernos favorables a la justicia social,
y para los gremialistas los años iniciados en 1955 se caracterizaban
por el avance del capit:<fl en detrimento de la equidad distributiva.
Al lle ar el momento del retorno al obiernQ... el sin~~i!!!-§mqy~-=.
ronista tenía un carácter bifronte
onflicti~!~_§pecto aJa_,
f>atronal por su histo!i~.l~!!iediata Y.R2!' saj1m.~jQQf:!~--~2rp_<~E<lti-
1
4° Véase
Marce lo Cavarozzi, Sindiwtos y ¡1olítica en Argentina, Buenos Aires, CEDES, 1984.
41
1
111
Véase juan Carlos Torres, Los sindicatos en el gobierno 1973/1976, Buenos Aires, CEAL, 1989, cap. l.
142 Al respecto, consultar la compilación de Robert Baschetti, Documentos ( 1970-73). De la guerrilla peronista al gobierno popular, Buenos Aires, De la
Campana, 1995.
106
RICARDO SIDICARO
vas_ ~cuerdista y conciliador por su inserción en un movimien~~o gue colocaba el pacto social en el centro de su proyec- ~
to gubernamenta)..
Los dirigentes de la rama política podían mantener individualmente vinculaciones con sectores empresarios, o ser ellos mismos. propietarios de establecimientos comerciales, industriales o
rurales, pero esas situaciones personales no se reflejaban en sus
propuestas públicas. Considerados como conjunto, los políticos
peronistas se expresaban de un modo más tradicional que los sin~os proQ!emas de la sociedad y del Estado, pues los
mayores méritos q11e reivindicab<!!l_remitían a su P-articipación en_
<:l .período 1943-1955, narrado de una manera "antioligárguica" y
.eso les dio a alfillp.os de ellos apoyo~ en los jóvenes radicalizados.
!/En las provincias más tradicionales, sus planteos pidiendo la reparación de las injusticias sociales o de las desigualdades regionales
¡ no favorecían, tampoco, las buenas relaciones con las grandes em1 presas nacionales y extranjeras.
1
En la determinación de la línea programática del nuevo gobierno peronista le cupo a Perón.un papel decisivo. Si bien el anciano caudillo reunía menos unanimidad que en otras épocas para definir los predominios internos, mostró una neta preocupación
por conformar a todos los sectores reunidos bajo su conducción.
Con singular pragmatismo, unió a los sindicalistas, a los políticos y
a los jóvenes, y manejó iniciativas que, en principio, escapaban a su
control. Por su visión del juego político, inspirada en una matriz
de tipo militar que lo llevaba a pensar en la inevitable confrontación con adversarios, Perón procuró ampliar las alianzas y las convergencias con actores y bloques provenientes de los más diversos
horizontes 143• J;:l aliado empresario lo encorrtró en la nueva Confederación General Económica.
La C.G.E. había sido disuelta luego del gobierno militar de
1955 y recuperó su personería gremial a mediados de 1958, por
i
,..,.
@Sobre las ideas políticas de Perón, véase Ricardo Sidicaro, Juan Domingo Perón, la paz y la guerra, Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica,
1996.
LA CRISIS DELESTADOYELGOBIERNO PERONISTA 1973-1976
107
decisión de la administración de Frondizi. Su anterior y ventajosa
situación de asociada al Estado había desaparecido y el retorno a
la acción corporativa recibió la franca hostilidad de las entidades
empresarias tradicionales. Para la Unión Industrial Argentina, la
Sociedad Rural Argentina y la Bolsa de Comercio, la reqabilitación legal de la C.G.E. fue el signo del interés del gobierno de
Frondizi de hallar apoyos para el intervencionismo~l, así, la
ruptura del campo empresario perduró y se reflejó én las luchas
políticas nacionales 144 • En la época en que la C.G.E. recuperó la
legalidad, bajo la dirección del empresario José Ber Gelbard, las
principales entidades tradicionales crearon Acción Coordinadora
de las Instituciones Empresarias Libres (A.C.I.E.L.), en la que también participaban otras corporaciones menos importantes pero
igualmente partidarias del liberalismo económico.
La nueva C.G.E. se prop11-so repr~s~ntaJ_<!l~mpr~sariad<;> <!eL
.?>
interior del país, asumi~_la_d_t:fe_nsa de la industria -en especial,
de las emQresas medianas y_e~ql_leñas~, y _su_progr_ama se cen!Tó
en el proteccionismo de l~s <\_qividades económicas nacionales y
~ planteos favorables a ~'.:1-~i~trj~t~<:ión más equit<l_tiva .?e los in~&- En algunos estudios fomentados por la entidad se cuestionó el modo de desenvolvimiento del sector agropecuario, visto como un factor limitante del desarrollo económico. Por otra parte,
para la C.G.E. era necesario COf1:!!~pesa~ c:g.r_J. ~ª ac~iórL~tal.JQ§_ __
efectos negativos que podían -~·~·H_Ki~ de !a~cc:i§~~ i:!~l capi!(:l_l~x~p::_
~!.º' cuyas maneras de op~ra~ ocasionaban distorsjon~§ .4.~l.a.. es~
tructura productiva naciona_l! 45 • La visibilidad pública de la enti-dad creció notablemente entre 1971 y comienzos de 1973.
El reconocimiento logrado por los dirigentes cegeístas en el
§sobre las orientaciones de l:~s corporaciones empresarias tradicionales en el período, véanse Mirta Palomino, Tradición y poder: la Sociedad Rural
Argentina (1955-1983), Buenos Aires, Cisea-GEL, 1988;Jorge Schvarzer, Empresarios del Pasado. La Unión Industrial Argentina, Buenos Aires, Cisea - Imago
Mundi, 1991.
@Respecto a las ideas de la C.G.E.. véase Julio Broner y Daniel Larriqueta, La revolución industrial argentina, Buenos Aires, Sudamericana, 1969.
108
RICARDO SIDICARO
seno dé. todas las conducciones de los partidos fue un factor favorable para su afianzamiento en las relaciones corporativas y políticas. Gelbard se convirtió en un interlocutor de los peronistas y
de los radicales; con buenas vinculaciones con el gobierno militar¡del general Lanusse, y, para completar el panorama, diversas fuc1"''
zas de izquierda lo caracterizaban como el representante de la
"burguesía nacional y antiimperialista" 146. En su momento de apogeo, la C.G.E. se definía como una organización democrática y federalista, y estaba integrada por tres confederaciones -la Confederación General de la Industria, la Confederación General de la
Producción y la Confederación General de Comercio y Servicioscuyas federaciones representaban a 2.000 cámaras y a 800.000 empresari~dados. Sobre la base del programa de la C.G.E., poco antes de la finalización del régimen militar, la entidad suscribió con la C.G.T. un conjunto de acuerdos en los que se plasmó
el proyecto del segundo gobierno del peronismo. En esa época,
las rupturas internas que dividieron a sus adversarios de AC.I.E.L.
y realinearon a los dirigentes de la U.LA.junto a la C.G.E. abrieron
un proceso de fusión de ambas entidades.
Los cambios de la economía y de la situación social
y estatal (1955-72)
EnJ~~_q":lince afias anteriores a 19_7~ el valor de la produc~ndu~trial, ~~-llloneda constante, s_e duplicó. En la ~ormación
total del ~~~.:.L.!a ~~cl_ljstria pasó del 31,7% en 1958 al'37,9% en
147
_1973 . ~l c!:~-ci~~-I1!º manufacturero_ft!e impulsado, fundamen~n~e~ por 13: radicación de filiales de E~:r:~~snadonales .Y.
por las 1~~er~iones de industrias controladas por el Estadol4s. Con_
146
147
V'ease M ana
, Seoane,
. cap1tulos
,
op. czt.,
4 y 5.
Banco Central <le la República Argentina, Sistema de cuentas del producto e ingreso de la Argentina, Buenos Aires, 1975.
148
Véase Juan Sourrouille, El impacto de las empresas transnacional,es so!Jre
el empl,eo y los ingresos: el caso argentino, Ginebra, O.I.T., 1976.
LA CRISIS DEL ESTADO YEL GOBIERNO PERONISTA 1973-1976
109
esa nueva fase de desarrollo del sector secundario, el país pudo sac
tlsfacer la demanda interna de productos de consumo durable y
~~maquinarias y eg!!!pos relatiyamente complejos para la indu~­
_!!ia.-Se completó así una estructura fabril cuyas empresas de capitales nacionales más antiguas operaban en las ramas agroindustriales, a las que se habían sumado otras nuevas pequeñas y medianas
dedicadas la mayoría de ellas a la elaboración de textiles y de productos metalúrgicos utilizando tecnologías poco complejas149. Du- _
_r~te esos tres lustros, las grandes empresas de capital extranje~
consolidaron posiciones de predominio, con control oligQQÓlic_~
2-e algunas de las principales ramas de las industrias dinámicas 15º.
Con independencia de sus niveles tecnológicos y de su incidencia
sobre los respectivos mercados, todas las empresas, nacionales o filiales de extranjeras, operaban beneficiándose con el marco de las
protecciones estatales propio de las economías cerradas.
El problema que se había presentado al desenvolvimiento industrial durante el gobierno de Perón subsistía y revelaba su carácter estructural. El sector fabril re~s intermedios y
~pos importados y su crecimiento se hallaba condicionado P?ila evolución de las exportaciones, originadas en un 85% por el sector agro:e_ecuario. La disponibilidad de saldos exportables, era irre~lar y se generaban frecuentes cuellos de botella en los intercambios internacionales y falta de divisas. Para alentar el incremento
de las exportaciones el Estado favorecía el aumento de los precios
de los productos rurales, y si bien en lo inmediato se deterioraban
l
149
En la formación del P.B.I. de la economía argentina, a principios de
la década del 70, la producción del sector agrario contribuía aproximadamente con el 14%; la industria manufacturera con el 31 % y el sector servicios con el 45%. Durante el período 1960-70, el crecimiento anual del P.B.I.
· fue del orden del 4,2%, con índices anuales del 2,3% para la agricultura, del
5,7% para la industria manufacturera y del 3,3% para el sector servicios. La
evolución del agro y la industria en los cuatro años comprendidos entre 1970
y 1973 registró el estancamiento del primero y un crecimiento del orden del
23% del segundo.
.
@Al respecto, véase Mario Rapoport y colaboradores, Historia económica, política y social argentina, Buenos Aires, Macchi, 2000, caps. 5 y 6.
110
RICARDO SIDICARO
los ingresos urbanos, luego, con la expansión de los saldos exportables, se mejoraban los equilibrios.
Entre los años 1958 y 1973 los sectores asalariados urbanos, y
en especial la clase obrera industrial, ampliaron su presencia en
el sistema político y su poder de negociación en los conflictos por
la distribución del ingreso. Ambos aspectos se encontraban estrechamente vinculados. Los asalariados industriales contaban a su
favor con la unidad política adquirida en la década peronista, y
eso contribuyó a fortalecer sus organizaciones sindicales. Si bien
los_ dirigentes gremiales peronistas rechazaban las ideas anticapitahstas, en múltiples coyunturas impulsaron programas de lucha
y movilizaciones radicalizados, y sus demandas de reformas laborales o de aumentos salariales culminaron en no pocos casos en
huelgas generales y ocupaciones de fábricas. Aun los dirigentes
~ás negociadores aparecieron como una amenaza para la mayona de los sectores empresarios. Además, dada la falta de unidad
política e ideológica del resto de los sectores sociales, la cohesión
de los asalaiiados cobró mayor importai1cia simbólica1s1.
El intervencionismo económico estatal sólo retrocedió en as. ~e-:<:!_~~_earciales_ desJ?_~é~~~-~;;:~c~~~~~~J'.i§_g_~El Estado siguió part!Cipando en la reproducción de la vida económica y social, pero
al debilitarse la continuidad y coherencia de los proyectos gubernamentales se deterioraron sus capacidades políticas, técnicas y
burocráticas. Los frec~e elencos gobernantes, re-~i_d~_c>r la !nestable alternancia cívico-militar, provocaron la
_P_~rdida de ef!.~~e_i::<:i_;;t_~<:__~~~g~is~o~úblicos y se fueron acumulando orien~~~~.~.e~.c:~:m~!J:d!~torias y medidas surgidas de los
_ ~~asion~edom!_l!i2.s_~~}~!YS<;§.~s emr-resari~re los mecanismos de toma:;~~~~i-~_i~I)._s:~e imp,lementación de políticas
-:•·~s. En esas condiciones, el intervencionismo se expandió se-=
gún la lógica e intensidad de las presiones de los actores socioeco-
LA CRISIS DEL ESTADO Y EL GOBIERNO PERONIS' J'A 1973-1976
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nómicos y políticos que, en forma más o menos efímera, grávitaron sobre la conducción del Estado, dejando un conj1~e trazas en las estructuras institucionales que sobrevivieron, total o parcialmente, al retroceso de su influencia. Como resultado de ese
proceso las actividades estatales se multiplicaron, creándose un
amplio e incoherente entramado de regulaciones intervencionistas en lo económico y de funciones de carácter benefactor en lo
social, y heterogéneas empresas públicas 152 •
Mediante disímiles mecanismos se buscó orientar la marcha de
L'.reconomía hacia metas que se considcraha imposible alcanzar de-Jando jugar libremente las fuerzas del mercado. Así, se promovieron determinadas producciones industriales, se fomentó el desarrollo de regiones, se establecieron sistemas de créditos subsidiados
para favorecer la expansión de actividades juzgadas prioritari.as, etc.
Especial importancia asumieron las regulaciones para transferir ingresos entre sectores de la economía. El comercio exterior fue un
dominio en el que el Estado tuvo una presencia permanente para
evitar déficit en los intercambios y para orientar, según c1ite1ios preferenciales cambiantes, la utilización de las divisas disponibles .
Las funciones sociales del Estado que se ocupaban de la salud, la educación y de la vivienda conocieron un desarrollo errático durante el período analizado, sin embargo, en todo momento fueron consideradas como problemas de los cuales el aparato
estatal debía hacerse cargo y dar soluciones. Cuando esto no se
hacía, los gobiernos se justificaban argumentando la ausencia de
recursos, pero sin poner en duda.la legitimidad de la intervención
en esos ámbitos. En algunos casos estas actividades se cumplieron
en asociación con los sindicatos, fundamentalmente en lo que respecta a viviendas y salud; en otros, las autoridades nacionales, provinciales o municipa!es se ocupaban de encarar esas tareas sociales. La importancia de las funciones de carácter benefactor se
encontró estrechamente relacionada con la mayor o menor per-
151
Sobre el tema, véanse Grade; Ducatanzeiler, Syndicats et politique en
Argentine, Montreal, PUM, 1980; Daniel James, Resistencia e integración. El peromsmo Y la clase trabajadora argentina 1946-1976, Buenos Aires, Sudamericana, 1990.
repecto, véanse R. Mallon y J. Sourrouille, La política ernnómzca en
una sociedad conflictiva. El caso argentino, Buenos Aires, Amorrortu, 1976 y
., :~ O'Donell, El Estado burocrático autontario, Buenos Aires, Ed. de Belgrano, 1982.
152 Al
• 1
112
RICARDO SIDICARO
meal'>ilidad de los gobiernos para aceptar las demandas de los sectores afectados por los distintos problemas. En el mismo sentido,
el Estado intervenía en la ftjación del nivel de ingresos mediante
la estipulación del salario mínimo y, más en general, a través de
los roles arbitrales que desempeñaba en las negociaciones en_,~e
asalariados y empresarios. Esas funciones sociales favorecían lacreciente politización de los conflictos sociales 153 •
Las empresas estatales tenían presencia en los más diversos
sectores de actividad: desde petróleo y electricidad hasta emisoras
de televisión y de radio, incluyendo, también, bodegas y fábricas
de armas. Si en algunos casos las actividad_es estatales eran el resul- ~':1~() de jniciativas tomadas a fin de asegurar.la PI.2Y.i~i{>n de bienes
. o ser~:considerados estratégicos o de i11:t<:':~§Q.a_<::ÍQna.l&n otros
se tram del traspaso al sector público de firma..~. ~~_udOI:.ª8 d~ fisco
· ()_<:~ dificultades económicas y que pasab~~_<;t_c;;¡,rgo d.<:!J Estado para evitar el despido de los asalariados. Como resultado de estos procesos, a principios de la década del 70 el Estado controlaba aproximadamente el 50% del valor agregado en el sector de servicios
de provisión de electricidad, gas y agua; alrededor de la mitad de
la actividad minera; el 40% en el transporte y almacenaje; un tercio en las finanzas y seguros, y el 4% en la industria. Algunas de las
principales empresas públicas registraban en sus balances importantes déficit económicos, compensados con transferencias de fondos del presupuesto nacional.
El segundo gobierno peronista
El peronismo ganó las elecciones de marzo de 1973 con el
49,59% ele los sufragios. Desde el 25 de mayo de 1973, Héctor J.
Cámpora y Vicente Solano Lima ejercieron la presidencia y la vi-
1 3
"
Para el caso argentino de la época a la que nos referimos, con los debidos recaudos, se podría aplicar la idea de la "revolución de los derechos
crecienles", desarrollada por Daniel Bcll en The Cultural Contradictions of Ca¡1italis111, Nueva York, Basic Books, 1976, cap. 6.
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LA CRISIS DEL ESTADO YEL GOBIERNO PERONISTA 1973-1976
113
cepresidencia de la República hasta el 13 .de julio de ese mismo
año; renunciaron aduciendo su voluntad de permitir que Perón
fuese candidato en una nueva compulsa electoral. Bajo el interinato del presidente de la Cámara de Diputados, Raúl Lastiri, se
realizaron nuevas elecciones el siguiente 23 de septiembre, y la fórmula Juan Perón - María.Estela Martínez de Per6n se impuso con
el 61,85% de los votos. Los nuevos mandatarios asumieron el 12
de octubre. El 12 de julio de 1974 falleció Perón y fue sucedido
por su esposa, destituida por los militares en marzo de 1976.
Tal como señalamos, el peronismo sólo tenía una definición
amplia y general de sus objetivos, y eso había facilitado la coexistencia en su seno de numerosos sectores carentes de unidad de metas y programas, lo que le permitió capitalizar simpatías y adhesiones en casi toda la sociedad. Esa situación dejó, objetivamente, de
favorecerlo al acceder al gobierno. Los distintos jefes y sus séquitos libraron luchas extremadamente tensas para justificar sus aspiraciones a ocupar cargos y posiciones en los organismos públicos.
Como consecuencia de esos conflictos, se agudizó la crisis y el debilitamiento de las capacidades estatales. La renuncia del presidente Cámpora, las de varios gobernadores de las principales provincias, los cambios en el gabinete nacional, fueron, entre otras, las
manifestaciones de ese proceso. En el período se multiplicaron los
enfrentamientos armados entre facciones peronistas.
La cor~orativización de los aparatos estatales fue un fa<_:~<:?r
que contribuyó al proceso general de crisis política del trieniq_. El
empresario José Ber Gelbard ocupó el cargo de ministro de Economía en representación de la C.G.E., y un alto dirigente de la
C.G.T., Ricardo Otero, fue designado ministro de Trabajo. El reconocimiento oficial de los poderes corporativos supuso un cambio de las relaciones del Estadó con los principales sectores socia- les. El doble carácter asumido por las organizaciones de los
empresarios y de los asalariados implicó una "invasión" de los aparatos estatales por las corporaciones. Sin mayores condiciones _!li
_interés para filtrar las demandas de las entidades patronales y s~.!1.:
dicales a las que representaban, las autoridades surgidas de las cor__eoraciones provocaron lo que en términos sistém~~°-~-s~j_en~¡J1i~
~~~~~-~-ºl:~~~g~-~~l_s_~~~(!_!l.l~_~stat:<t.~:..La administración peronista
114
RICARDO SIDICARO
terminó tratando de convertir en medidas de gobierno un conjunto contradictorio y poco compatibilizado de demandas de los
sectores empresarios y de los sindicatos, cuyas consecuencias tendieron a dislocar el funcionamiento de la estructura económica.
En octubre de 1974, con la renuncia del ministro Gelbard y
de los equipos de la C.G.E., los sindicatos obtuvieron mayor gravitación sobre las decisiones estatales, y en esa situación limitaron
las alternativas de política económica por las que podía optar el
gobierno. El poder de veto sindical alcanzó su mayor expresión a
mediados de 1975 al movilizar a sus bases para hacer dejar sin efecto el plan del ministro de Economía Celestino Rodrigo, que establecía la reducción de los salarios reales como parte de una estrategia para resolver la crisis económica. Desde esa coyuntura se
abrió una fase marcada por el aumento de las protestas empresarias y surgieron sectores.peronistas que pedían la renuncia de la
presidenta. En la escena política así convulsionada, el sindicalismo incrementó aún más su influencia sobre el gobierno. Sin embargo, los dirigentes sindicales revelaron carecer de proyectos políticos para orientar la acción estatal, y su preocupación, al igual
que la de las otras facciones con las que disputaban, se limitó a reclamar cargos y espacios de poder. En realidad, el auge del sindicalismo fue el signo del aislamiento político del gobierno.
LA CRISIS DEL ESTADO YEL GOBIERNO l'ERONISTA
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I·
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El programa económico y social
1
En el proyecto inicial del gobierno peronista resulta muy dificil separar los aspectos que remitían a las reformas sociales de
aquellos concernientes a la política económica o, más aún, a las
..;•relaciones internaCionales. El diagnóstico trazado por el presidente Cámpora en su mensaje inaugural al Congreso de la Nación resumió los de su perspectiva gubernamental:
"La Argentina se ha convertido c:n un campo de saqueo de los
intereses extranjeros. Al tiempo.'que los empresarios nacionales se hallan postrados, jaqueados por la quiebra y por la desigual competencia de los monopolios, el Estado asiste impávido ·
1
·o
HJ7~l97lí
al triunfo de lo extranjero sobre lo nacionai. El ahorrq~vs
argentinos dejó de estar al servicío del crecimiento prÓpio, del
sostenimiento de la empresa nacional y de la multiplicación de
las fuentes ocupacionales. La captación del ahorro nacional por
sucursales de los bancos extranjeros aumentó considerablemente y bancos de capital argentino pasaron a ser controlados
por compañías externas ( ... ). El control dei sistema financiero
por el interés externo determina que los planes de expansión
de la economía árgentina y los planes sociales de asistencia po,,.. pular, queden rezagados a favor de la penctracíón del capital
extranjero. Se plantea así, por 1111a parte, b escasez del ahorro
interno para financiar el desarrollo y, por la otra. ese magro
ahorro va a incorporarse al capital de giro de empresas no nacionales que eluden traer recursos financieros genwnos. En la
cúspide del sistema, los argentinos estamos financiando a ·ras
grandes corporaciones multinacionales, el poder de las cuales
es, a veces, superior al del propio Estado. Todo ello se agrava
con el elevado monto de la deuda externa y la sangría en divisas que significa, año por año, solventar el servicio de la misma.
( ... )El hombre argentino sabe, en carne propia, de la explotación a que es sometido por el régimen. Mientras avanzaban la
concentración de la riqueza, y la desnacíonalización de nuestra economía y el endeudamiento, la participación de los asalariados en el ingreso nacional disminuía drásticamente. Los
monopolios y las oligarquías fueron los beneficiarios directos
de esta explotación del trabajo humano. De la misma manera
los beneficios de la mayor productividad del trabajo no fueron
. a manos de los trabajadores.
El desarrollo nacional autónomo es indispensable para alcanzar un ritmo intenso y autosostenido en el crecimiento de la
producción de bienes y servicios dentro de una concepción de
la economía de ple!lo empleo y demanda constante en el marco de la estabilidad monetaria.
La justicia social es la que permite distribuir equitativamente
los esfuerzos que demandará alcanzar ese desarrollo, aumentar la participación de los asalariados en el conjunto· del ingreso nacional, promover el rápido acceso a condiciones dignas de
trabajo, salud, educación y vivienda, liberar de cargas impositi-:.·
vas al trabajo y crear las bases de una comunidad igualitaria, solidaria y democrática.
115
116
¡
RICARDO SIDICARO
LA CRISIS DEL ESTADO YEL GOBIERNO PERONISTA 1973-1976
117
1
!,.a indep~ndencia económica es una finalidad para asegurar a
los ar?entmos el poder de decisión económico y financiero que
c~nsutuye un atributo indispensable de la soberanía política,
ehmmando la acción de los monopolios internacionales y de
los personeros del imperialismo económico y financiero, pro- ¡
moviendo la presencia nacional en las áreas estratégicas del de- -;1
sarrollo energético, industrial, minero, agrario y financiero"i54.
Quince días después de la alocución de Cámpora, la C.G.E. y
~a ~.G.T. suscribían el "Acuerdo Social", donde se pautaban los objetivos y lo~ compr~1;1isos ~ontraídos por ambas corporaciones pa~a conducir la gestion social y económica del gobierno: "Primero:
implantar como sistema de política salarial todas las medidas dest~nad~·.11~ajusta distribuci?;1 del ingr~so, cuya finalidad supenor ~-t~rmme la conformacion de salanos con creciente poder
adqmsitivo. Segundo: eliminar la marginalidad social mediante la
acción efectiva del Estado en materia de vivienda, educación, salud y asistencia social. Tercero: absorber en forma total y absoluta
la desocupación y el subempleo de los trabajadores argentinos.
.Cuarto: mejorar en forma irreversible la asignación regional del
mgreso. Quinto: terminar con el descontrolado proceso inflacionario y la fuga de capitales"l55.
En comparación con el gobierno destituido en 1955, el proyecto anunciado en 1973 tenía posiciones más cuestionadoras del
orden económico y social capitalista. Como se vio en el capítulo
prec.cdcnte, a comienzos ele la década del 50 los peron,istas habían
mongcraclo sus críticas a los intereses económicos internacionales Ybuscad_o reconciliarse con el gran empresariauo· industrial y
agropecuano. _El nuevo peronismo se presentó más beligerante
respecto al capital extranjero y más crítico de los "dueños de la tier~a". En su c~mpaña electoral con vistas a los comicios presidenciales de septiembre de 1973, Perón sostuvo: "el antiguo sistema
1
1
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1
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1
demoliberal-capitalista ha muerto, Hay algunos que todavía lo defienden, y yo he encontrado tontos que suspiran por lo que pasaba en el Medievo. De manera que no debe admirarnos que haya
quien suspire por el demoliberalismo-capitalista, hoy totalmente
superado por la evolución" 156.
Del proyecto del nuevo gobierno presidido ¡Jor Perón corresponde destacar: VÍ)\la política agraria que combinaba las transferencias de ingres6ihacia otros sectores de la economía, con las propuestas de modernr~ción para incrementar la producción y los
saldos exportables;~;las medidas tendientes a favor?\er el desarrollo industrial y a las empresas de capital p.{lcional;ie))la mejora
de la situación de los sectores asalariados;/~))la restricción de las
actividades de las empresas transnacionales, considerando que habían sido tratadas de forma privilegiada por los gobiernos anteriores. Todas las metas mencionadas suponían el aumento de la intervención estatal en la vida económica y social.
La comparación con lo ocurrido en su anterior experiencia
de gobierno fue muchas veces abordada por Perón para reivindicar el pasado e indicar los pasos a seguir, criticando a quienes lo habían sucedido:
"Cuando nuestro gobierno cayó en 1955, nunca decíamos que
en la Argentina había tantos miles de pesos per cápita, porque
sabíamos que ése era un cuento chino. A nosotros nos interesa
saber cuál era el coeficiente de rendimiento bruto del país correspondiente a los que lo elaboran trabajando y cuánto es lo
'que corresponde a los que lo elaboran dirigiendo y realizando
las empresas. En 1955 el trabajador recibía el 47,6 por ciento
del producido neto¡ las empresas recibían el resto. En este momento los obreros perciben el .33 por ciento del producido bruto y el 67 por ciento corresponde a los patrones. Eso tenemos
que nivelarlo sin provocar una destrucción de valores. Tenemos
que lograrlo por un acuerdo mediante el cual un día se sacrifi-
154
M ensaJe
. de lP res1'dente de la Nación Argentina Dr. Héctor José Cárnpora, Congreso de la Nación, Buenos Aires, 25 de mayo de 1973, p. 9.
155
El Acuerd o Social
· fue suscripto en el Congreso de la Nación el día 8
de junio de 1973 Yla vigencia prevista era hasta el 12 de junio de 1975.
156 Juan Domingo Perón, discurso pronunciado en la sede de la C.G.T.
el 30 de julio de 1973, reproducido en Eduardo Astesano (comp.), Doctrina
universal., Ediciones Culturales Argentinas.
118
RICARDO SIDICARO
ca un sector y otro día lo hace otro. Lo constructivo es el diálogo y el acuerdo; con la lucha y el enfrentamiento destructivo
no se gana nada. Ese equilibrio, que actualmente está roto, lo
impondremos poco a poco, hasta llegar nuevamente a lo que
eljusticialismo aprecia que debe ser: un 50 por ciento del producto bruto para cada una de las partes. En eso estamos; en lo
justo, en lo posible y en lo conveniente. Por ello tenemos que
luchar y estamos luchando, pero hagámoslo todos unidos, a través del acuerdo. Para eso sirve la organización. Cuándo la Confederación General del Trabajo y la Confederación General
Económica hari llegado a un acuerdo inicial que tiende a restablecer las condiciones anteriores, se ha establecido lo quepodríamos llamar un convenio colectivo de trabajo, ¿o acaso no
es un convenio colectivo de trabajo el que se realiza en el horizonte de los sindicatos, en el horizonte de las federaciones y en
el horizonte de las confederaciones? Son acuerdos; en consecuencia, son convenios colectivos de trabajo. Indudablemente,
esto no da la perfección, porque ella se alcanzará cuando discriminadamente podamos darle a cada uno, lo que a cada uno
le corresponde. Pero eso es producto de la reconstrucción de
que hemos hablado; es decir cuando hablábamos de reconstrucción estábamos refiriéndonos a ese problema"1s1.
El papel de la C.G.E. fue elogiado por Perón, argumentando
como si su propuesta contase con mejor comprensión en la entidad patronal que en la plana mayor de los gremiosl58. A comien-
..,,.
1571uan Dommgo
.
p eron,
, M ensa;es
. de octulffe
L
•.
a dzaemúre
1973, Presidencia de la Nación, Secretaría de Prensa, Buenos Aires, 1974, pp. 27-28;
158 Al respecto:Juan Carlos Torre señala: "Si se analiza la lógica de la política concertada se advierte que, una vez debatidos y firmados los acuerdos, los
sindicatos habían comprometido todo su poder institucional, mientras que los
empresarios sólo habían condicionado parcialmente su gestión económica. Al
acordar la suspensión de las negociaciones colectivas por dos años, la C.G.T. había obligado a los sindicatos a congelar/ por igual lapso, el uso del único poder
de control económico que institucionalmente les era reconocido, el de afectar
el comportamiento de los salarios. Los empresarios, por su parte, no habían resignado, sin embargo, el control sobre una serie de variables económicas cru-
LA CRISIS DEL ESTADO YEL GOBIERNO PERONISTA 1973-1976
119
zos de la gestión económica de Gelbard los empresarios habían
apoyado las políticas oficiales, o bien disminuido las críticas públicas, eso hizo más visibles las objeciones sindicales. Perón, a poco
de asumir la presidencia consideraba que la Confederación General Económica le había dado al gobierno "la garantía de éxito que
no hubiera podido asegurar ninguna otra institución, ni menos
nin~na otra persona. Para mí, lo que ya se ha realizado a través
de,;Í~ conducción económica eficíentísima, inteligente y honesta,
qlie es lo que se necesita para estas cosas del país, nos garantiza a
. , d e los pro bl emas " 1·r,q· .
corto plazo l a so l uCion
_Ml1YJ~!-2!!!~.. ~_(!J:J.J~-~I10torio que la concertación deinter~~-c~ _
entre los empresarios y los _ayalaríados necesitaba de u_i_:i_'.l_ aq:IOI_!_
de!_poder político_gue de~ge_ e~ Es_tado en crisis no_~e p_o<:lí_;;i. p_r~__
p~rcionar. El aumento de las_~<::~iyi.d<!9e_s c:conómicas_"~n ne_f2~º~'
fue un problema que trajo ~Js!o~siones denunciadas por las_au::tQ.riQades, pero ante el que adop_iaron medic:las que r~sult~~.Q!L
_!gQp_erantes160. El debilitamiento de las capacidades estatales
fue reconocido por Perón, consciente de que en su anterior gestión gubernamental había contado con aparatos estatales mucho
más eficientes. El deterioro de las capacidades estatales para contrarrestar las acciones contrarias a la ley y a las reglamentaciones
en el plano económico en las más disímiles escalas fue ilustrado
por el presidente con una observación de carácter puntual, con
·o
dales para el desenvolvimiento del plan económico. Ellos contaban todavía con
la posibilidad de decidir si habrían de invertir o no, si habrían de interrumpir
o incrementar la producci0n, esto es, contaban con una capacidad de maniobra frente a las disposiciones de la política de ingresos muy supe1ior a la que tenían los sindicatos. Esta asimetría de las limitaciones impuestas por la política
concertada a empresarios y sindicatos, respectivamente, tuvo consecuencias decisivas ya en los primeros tramos de la vigencia del pacto social". Juan Carlos
Torre, Los sindicatos en el gobierno 1973-1976, Buenos Aires, CEAL, 1989, p. 81.
159 Juan Domingo Perón, Los rnensayes de enero a marzo .f 974, Presidencia
.<fe la Nación, Secretaría de Prensa, Buenos Aires, 1975, p. 29.
..
160 Sobre la evolución de los índices del P.B.l. informal de esos años, véase José María Dagnino, El nuevo look de la economía argentina, Buenos Aires,
Crespillo, 1995, pp. 35-37.
120
RICARDO SIDICARO
LA CRISIS DEL ESTADO YEL GOBIERNO PERONISTA 1973-1976
tono coloquial y anecdótico, en oportunidad del balance de lo
ocurrido desde el inicio del Acuerdo Social:
\
"Por la fróntera del nordeste se pierde un millón de dólares por
~lía por la evasión de nuestros propios abastecimientos; y es una
cosa lógica, a pesar de que estamos tomando medidas( ... ). En
Clorinda, por ejemplo, hay una población de 20.000 habitantes y hay vei~te grandes almacenes. Es una cosa evidente de la
que se da cuenta cualquiera. No importaría sí se tratase del contrabando hormiga, que se ha hecho siempre. No nos puede interesar. El contrabando hormiga es siempre un contrabando ~-·_,..
moderado. Pero despachar, a través de la frontera, grandes cargamentos, no puede ser, porque esto resta elementos a nuestros propios abastecimientos. Hace pocos días han comprobado que bahía en La Quiaca varios cargamentos para pasar la
frontera"lfiI.
. En un contex~o con notorias dificultades_J@ra mantener el
Acu_~rcl()_~()CÍ<:J-1. a firi. de marzo de 1974 se realizó la actualización
de la llamada Acta de Compromiso Naci~;;~( ~~-¡~cual el Estado
h
la-C.G.T. reafinnaban su volunta(f<le.mantener los li~
1~~~i!iieíi!(}~:tJ:ai.~d-~~. Se mejo1'aron lo~~~e!~~~..Y 1?~ftis.~ii:it~s tipo~
d_e asigriaciones y beneficios percibidos por los asalariados; se es-~<_1.l:>_l_eciercm pa-utas para ajustar co~ ~~iterios sod~~; las tarifas de
~l!~-~ervici_os públicos y se formularon otr?-S me.dic!_~__ig~~ tamb_iéJ~
~_LIE1_t::1:l)an a_e:vitar el deterioro de los ingresos de los sectores de
~!2.~:~~-:e~_ursos. El compromiso debía tener vigencia hasta el 1º
de junio de 1975, momento en que se pensaba volver a las las convenciones paritarias.
c.c.E:-y
El lugar acordado a las corporaciones por el gobierno despertó críticas de quienes lo asociaron con el fascismo y defendieron la
exclusiva vigencia de las formas de representación partidariasl62. De
161
162
Ibidem, p. 164
Ante esas críticas, Perón defendió el sistema de concertación diciendo: "El 1º de mayo hablé en el Congreso acerca de este tema y ya dijeron fas=-cista. Hicieron referencia a las corporaciones. Qué corporaciones ni que oc]¿:~
1Í;
t
¡:
1
121
t~dos modos, la viabilidad del pa§to corporativo se encontraba seriamente en cuestión no sólo por los conflictos entre los sindicatos
y los empresarios, sino, además, por el de~erioro es~~- Un tanto
paradójicamente, el Acuerdo Social agudizaba l~ cns1s del ~stado
en virtud del poder que éste cedía a las corporaciones. Los mtere~oriales que controlaban el Ministerio de Economía y el de
Trabajo se regían por una lógica de confrontacione~ propia de ~as~
ciedad civil y provocaban una mayor pérdida de umdad de las mstltuciones estatales. Los esfuerzos discursivos y pedagógicos de Perón
para explicar y crear una política estatal parecida a la de su anterio_r
gestión gubernamental carecieron de mayores efectos performa~­
vos en la medida en que su proyecto de gobierno realzaba la participación de las corporaciones y éstas no estaban bajo su control. Los
sindicatos o la C.G.E. de la nueva experiencia gubernamental peronista muy poco tenían en común con heterónomos actores de la década fundadora. En esa situación de evidente crisis de su propuesta
de concertación social, Perón pronunció en junio de 1974 sus dos
últimos discursos públicos con forma y contenidos similares a los de
los años 1946-55. Entre perplejo y amenazador, en ellos hizo una
constatación pública de los obstáculos encontrados por su política,
pero el tema vertebrador de sus exposici~nes fue la cris~~ del Estado y, sin mayores velos, en ambas disertaciones reconoc10 que con
.
, po día ser p eron
, 163.
la debilidad estatal remante
m. p eron
La configuración estructural no modificable por la voluntad
de un líder carismático iba, sin embargo, a potenciar toda su fuer-
cuartos. Los demás factores de poder que pueden conjugarse, si hay una organización en la comunidad, ¿no cuentan? ¿Por qué? ¿Por qu~ ~os empresarios que son el poder económico no van a participar en las_ decISiones del ~o­
bierno? y los obreros, que son la parte activa del trabajo, que en la VIda
constituyen el instrumento de grandeza y desarrollo, ¿por qué no van ª.participar? ¿Por qué van a participar solamente lós políticos:"· Juan_ Do.mmgo
Perón, 1974. Perón. Discursos r.omplétos, tomo N, Buenos Aires, Ed1tonal Megafón, 1988, p. llO.
.
. ,
,
163 Sobre el contexto del discurso de Perón del 12 de Jumo de 1974, vease, Ricardo Sidicaro,]uan Domingo Perón, op. cit., p. 68. El comentario políti-
u·
LA CRISIS DEL ESTADO Y EL G0BIERNO PERON !STA rni:l- l 97ti
122
123
RICARDO SIDICARO
za centrífuga luego de su muerte. Perón había concitado a la hora
de s~ ret?rno al país y luego al gobierno un alto consenso, para sus
~ara.danos en razón de su pasado y para muchos de sus adversanos por la expectativa de verlo convertido en jefe del partido del
orden. En su breve gestión gubernamental agudizó más conflictos
que los que solucionó, y al fallecer, el mayor capital político de su
sucesora
. era el temor generalizado frente al futurol64 . p ero s1· con
e~ anci~o caudillo .e:i la presidencia ya era claro que las te;denc1as a la :111gobernab1hdad no podían neutralizarse y que la crisis de
la ~~tondad estatal se había agudizado en virtud de la corporativizac1on de s~s ministerios claves para la administración y dirección
de las cuestJ.ones económicas y sociales, con su heredera los márgenes políticos se estrecharon. Las luchas sucesorias, iniciadas mucho antes del fallecimiento de Perón, se acrec~ntaron y cambiaro
de
de su muerte. El modelo de organización de· l:
poh.tJ.ca que el Jefe del peronismo había pregonado en su anterior
gobierno aco~daba lugares estratégicos a los sindicatos e imaginaba que en algu~ momento debía presentarse con más presencia el
actor e~pr~sano. Esa concepción no era totalmente compartida
~or ~os ~mdicatos: ¿No les correspondía, acaso, a los trabajadores
I smdic~ados, expresados por sus dirigentes, a.sumir un mayor protagomsmo en la conducción de los asuntos públicos? Esa pregun~ fue formulada y contestada afirmativamente por los interesados
\ directos en la respuesta: la C.G.T. y las 62 Organizaciones.
Para la C.G.E., Perón había sido su sosté:p. principal en el se-
~ó.gica desp~és
co
Panorama N 2 367 fechado 20-24 dej·unio de 1974, resum1a
l del
d semanario
.
as enunc1~ de ~erón: "¿Cuáles eran, entonces, las asechanzas denunciadas
po~ el c~ud1llo? El mensaje aludía al 'sabotaje', a 'los diarios oligarcas' y 'a
q~1enes m.t:ntan socavar las bases del acuerdo social'. En consecuencia, Peron repartio ~an~obles muy cuidadosamente a su diestra y a su siniestra. Por
un lado,_ª I~ izquierda que motorizó conflictos salariales, con su estela de tomas de fabnc: Yhuelgas salvajes, sobrepasando a los dirigentes sindicales. Por
el otro golpe~ a la derecha económica, que provoca el desabastecimiento y
torped:: particularmente el plan oficial para el agro, para lo que ultima la
formac10n
de una entidad rural al margen de la C •GE
"
10.
164 . .
• • 'p.
L1hana de Riz ha señalado con respecto a la nueva etapa que "la'. sin-
no del gobierno. Bajo su mandato, las tensiones del proyecto económico de concertación fueron hasta entonces interpretadas como dificultades para conciliar intereses sociales legítimos, y el
acento en el largo plazo y en las metas estratégicas inwonía la posºtél'gación de reivindicaciones gremiales consideradas justas. Bajo
su sucesora, el Ministerio ele E<:onomía se transformó parª las fo1~~
~i¿;ne~y~iiupos políticos en ¡:mgna en un recurso para acrecei:i~~
sus re¿p_ectivas fuerzas. Es muy difícil separar analíticamente los
facto~es que se conjugaron para producir la caída c!el ministro Gelbard. Desde dentro del _Eeronismo jugaron tanto las protestas ~!!1-:_
dicales contra e~~~d~ Social como lo que dio en denonl'rm1r-.
----·---------------·-·
se el "entorno" de la presidenta, cuya figura más co.nocida era e!
rr;-inistro José López Re~~ En el mundo empresario ~e habían multipiica"do iosdes~ntos que fragmentaban, incluso, a la C.G.E.
i_esto fortafecióaiO~~cto~es_propietarios c¡ue desde el principio
se declaraban_c;l!sconform~~on la_política seguida.
---iff~cuerdo entre la C.G.E. y la U .l.A., gestionado a comienzos
del nuevo gobierno peronista, había dado lugar, en agosto de
1974, a la formación ele la Confederación ele la Industria Nacional Argentina (C.I.N.A.). Esa fusión resultó precaria y sus fisuras
se manifestaron muy pronto en razón de las disidencias de los dirigentes de la U.I.A. con posiciones adoptadas por la C.G.E. La
unificación encontró dificultades emanadas de los diferentes intereses, inserciones estructurales y tradiciones ele los c,listintos sectores empresarios y, además, de los disímiles problemas ante los
que se encontraban165 . De la U.LA. participaban las graneles em-
gularidad de la coyuntura política creada por Ja muerte del jefe del peronismo fue que su desaparición dejaba a las distintas fuerzas sociales y políticas
sin otra alternativa que la de apoyar la continuidad del proceso insütucional.
La amenaza de desarticulación total del poder político en beneficio de los
poderes parciales dispersos en la trama social obligó a los distintos actores
políticos, incluidas las Fuerzas Armadas, a cerrar filas en torno a su viuda".
Liliana de Riz, Retorno y derrumbe: el último gobierno peronista, México, Folios
Ediciones, 1981, p. 116.
& Sobre la crisis de la C.I.N .A. véase Jorge Schvarzer, Empresarios del pasado. La Unión Industrial Argentína, op. cit.
124
RICARDO SIDICARO
presas nacionales y transnacionales, estas últimas directamente
afectadas por los controles del gobierno, cuyos objetivos apuntaban explícitamente a limitar sus ganancias. Además, las grandes
empresas eran más vulnerables a las presiones por incrementos de
s~larios, y s.i cedían a esas demandas no sólo violaban las disposiCiones ofinal~s de congelamiento de sueldos, sino que, además,
se perjudicaban por los precios máximos o controlados de sus pro~uct~s. Todo esto sucedía en un contexto en el que los propietanos y managers de las grandes empresas se consideraban amenazados por eventua~s secuestros y actos de violencia realizados en esa
época por grupos armados de disímiles signos, condiciones en las
que era clara la incapacidad del gobierno para asegurar la libertad, la vida o la propiedad de los responsables de las mayores fir::·c.
mas que operaban en el país.
La C.G.E. nunca había sido homogénea, y en su seno se libraban conflictos políticos y de intereses; con Gelbard en el manejo
del Ministerio de Economía las tensiones habían quedado en segundo plano, pero resurgieron con más fuerza luego de su renuncia. Las distintas federaciones cegeístas del interior se alinearon
junto a quienes protestaban contra el gobierno y cuestionaron a
los dirigentes corporativos. En el afio 1975 era público que la otrora entidad que se presentaba como expresión de los· intereses del
empresariado del interior del país era cuestionada, precisamente,
por quienes reprochaban a la dirección no haberse preocupado
por la preservación de las situaciones económicas imperantes en
las provincias. La acusación de la existencia de una ci:ipula empresaria que dirigía la C.G.E. sin representar a sus bases fue muchas
veces argumentada por los descontentos de esos años.
Los conflictos con la gran burguesía agraria
Las políticas respecto del sector rural se hallaron entre las más
cuestionadas durante el trienio analizado. Particular importancia
tuvieron las iniciativas para crear impuestos dirigidos a penalizar
a los propietarios de tierras explotadas de modo deficiente. Ade-
LA CRISIS DEL ESTADO YEL GOBIERNO PERONISTA 1973-1976
125
más, el Estado pasó a controlar u,na parte considerable de los beneficios provenientes de la comercialización externa de productos primarios y se intentó disminuir la participación del sector
rural en la distribÚción del crédito. También se reglamentaron
precios máximos para la comercialización interna de los principales productos de origen agrario. Todas esas orientaciones fueron
permanentemente criticadas por las diferentes corporaciones rurales. Por su capacidad para defender sus intereses, el gran empresariado rural se convirtió en el principal sector propietario de oposición.
En los tres años, la producción agropecuaria no registró mayores modificaciones, y esto dio como consecuencia que no se mejoraran los volúmenes de las exportaciones de granos. Por otra
parte, en virtud de la situación de crisis mundial que comenzaba
en esa época, se redujo la demanda externa de carne vacuna. Las
relaciones entre los índices de los precios de los productos agropecuarios y los no agropecuarios conocieron entre mayo de 1973
y marzo de 1976 un deterioro prácticamente permanente; Es de·
destacar que para los cereales se registraron aumentos considera......
bles de sus cotizaciones mundiales, y las mayores ganancias fueron
absorbidas por el Estado mediante los mecanismos de control del
comercio exterior y 01ientadas a favorecer a lo,s sectores urbanos.
Las metas e instrumentos de la política agropecuaria se presentaron en el prograw.a de planificación indicativa denominado
"Plan Trienal", en el que se atribuyó a la estructura y dinámica del
sector agrario el caricter de obstáculo para alcanzar un mayor nivel de desarrollo económico. El ·incremento de los volúmenes de
la producción rural y de las exportaciones, junto con la provisión
de alimentos a precios accesibles para el mercado interno requería, según el Plan, más intervención estatal en los ámbitos vinculados con la actividad agropecuaria. Entre las principales medidas
propuestas se destacaron el denominado "impuesto a la renta normal potencial de la tierra'', la suspensión de los juicios en curso para desalojar arrendatarios, la apertura de líneas crediticias para
que arrendatarios desalojados·en el período anterior adquiriesen
tierras, el fomento a la formación y desarrollo de cooperativas rurales, la creciente intervención del Estado en el comercio de gra-
126
RICARDO SIDICARO
nos ~ de car_nes. Por otra parte, durante todo el período se fijaron
precios ofi:i~es topes a los productos de origen agropecuario que
se comercializaban en el mercado interno, con lo cual se disminuían los ingresos de los propietarios rurales. Todas esas medidas
fueron sistem~ticc:mente criticadas por la Sociedad Rural Argentina Ypor las pnncipales organizaciones empresarias del sector.
Del conjunto de iniciativas que se discutieron en el período
analizado, el anteproyecto de "ley agraria" fue el que suscitó mayores polémicas, aun cuando en ningún momento alcanzó la sanción legislativa. Postulando la "función social" del uso de la tierra
en el anteproyecto se formulaban una serie d~ limitaciones al de~
recho. d~ _propiedad en el ámbito rural y se contemplaba, incluso,
la posibilidad de la expropiación estatal de las superficies ociosas.
De ser considerado necesario para realizar programas de desarrollo agropecuario, se acordaba el derecho a las autoridades de adquirir_campos pagándolos con bonos rescatables en plazos de 20
y 30 anos. Las medidas mencionadas habrían introducido modificaciones importantes en la estructura agraria. Por primera vez desd~ la :onformación del Estado intervencionista, los grandes prop~etanos rurale~ se encontraron frente a un gobierno que parecía
dispuesto a real12ar transformaciones planteadas sin éxito en otras
oportunidades. La Sociedad Rural Argentina ~e expresó públicamente contra el anteproyecto de ley agraria, en el cual se veía un
factor desestabilizante de la producción_ rural que, según estimab_ª; desale~taba la realización de nuevas inversiones. La corporacion rurahsta consideró que, de un modo más o menos velado el
gobierno trataba de realizar una reforma agraria.
'
LA CRISIS DELESTADOYELGOBIERNO PERONISTA IV73-IV7ü
·"-:~-
hermanos. A quienes tienen la responsabilidad de decidir les pedimos un acercamiento a la realidad de nuestros campos, sin
preconceptos ideológicos ( ... ). Pero los elementos que generan
inquietud no son solamente los que se originan en la subversión
armada, sino( ... ) los que ignoran la realidad y afectan las bases
mismas de la producción. Es en esta categoría de acciones donde ubicamos al anteproyecto de ley agraria( ... ). Una vez qu~se
ataca el principio de propiedad, cualquiera puede¡ ser víctima
16
del despojo, sea productor grande, mediano o pequeño" li,
167
Tal como analizamos en otra investigación sobre el tema ,
el subperíodo acotado entre la renuncia de Gelbard y el final del
gobierno peronista se caracterizó pqr la agudización de los conflictos con la gran burguesía agraria. Si bien los nuevos equipos a
cargo de la conducción económica abandonaron los proyectos de
cambios estructurales, la política de ingresos concinuó pe1judicando al sector agrario. En el caso del trigo, en el curso del aüo 1975,
los precios en moneda constante percibidos por los productores
llegaron a ubicarse en alrededor de unlfl:ercio de los valores de la
década anterior. Eso ocurrió en ün contexto inten1acional en el
cual, aproximadamente, se duplicaron las cotizaciones. Las regulaciones de los precios, los impuestos a las exportaciones, las paridades cambiarias y las restricciones del mercado mundial se combinaron para provocar, en el caso de la carne vacuna, el deterioro
168
de los ingresos de los grandes propietarios rurales •
166
Anales de la S.RA., 1974, p. 23.
167 Ricardo
"El anteproye~to revela un profundo desconocimiento de la realidad, de modo que sólo es posible explicarlo como un instrumento político y no como una herramienta económico-social
(···) · 1:f~a política agropecuaria de fuerte con tenido ideológico
cole:t:J.V!sta, que crea bases jurídicas para una reforma agraria
consistente en expropiar, confiscar y subdividir campos. Una ley
de este tipo se _presta perfectaniente para una reforma agraria ·
con:o l~ de Ch~le ( ... ). Propone la creación de un régimen hereditario especial, que provocará graves enfrentamientos entre
127
Sidicaro, "Poder y crisis de la gran burguesía agraria argentina'', en Alain Rouquié, Argentina, hoy, México, Siglo XXI Editores, 1982, p. 88.
168 En ese contexto se desplegó un intenso comercio de exportaciones
ilegales de productos agropecuarios argentinos hacia países limítrofes, lo cual
llevó al gobierno a sancionar la resolución 73 del Ministerio de Economía
del 28 de enero de 1976, en la cual se aumentaban las penas a aplicar a ese
tipo de delito:>. Refiriéndose a las causas de ese proceso, afirmó el presidente de la S.RA., que "en el Brasil el kilo vivo de novillo se paga 5.000 pesos viejos, en el Paraguay a igual cantidad, en Uruguay a 4.000 y en la Argentina a
1.000". Anales de la S.RA., Suplemento, Buenos Aires, l 97fi, p. 73.
128
LA CRISIS DEL ESTADO YEL GOBIERNO PERONISTA 1973-1976
RICARDO SIDICARO
129
vacuna contra la política vigente5Luego de un proceso de discusiones, en virtud de que la S.R.A. se mostró coyunturalmente\
opuesta a impulsar nuevas medidas de fuerza, C.RA., bajo el l~~e­
iazgo de la C.A.RB.A.P., firmó un acuerdo con la Federac1on
Agraria Argentina (FAA.) 172, para realizar nueva~ huelgas de productores ganaderos, y en septiembre de 1975 se llevó a cabo otro
paro agropecuario durante diez días que contó con la adhesi~n
de la S.RA Entre fin de octubre y principios de noviembre las mismas entidades patrocinaron una nueva paralización por 18 días
de las actividades comerciales del agro.
Ante la continuidad de las medidas que perjudicaban sus intereses, las críticas ruralistas contra el gobierno peronista se multiplicaron. Con la única excepción del breve intermedio en que
el ingeniero Celestino Rodrigo ocupó el Ministerio de Economía
(2-6-1975/22-7-1975), la Sociedad Rural Argentina expresó su
oposición a la gestión de todos los demás equipos que pasaron por
esa cartera del. Poder Ejecutívol<i9 . La i:iayor influencia adquirida
por los sindicatos sobre el Estado en el subperíodo_9}!~ se inició
..
41
... ···---- · - luego de la muerte de Perón fue vista porl~_~o~ie_cI~cI.:13:~.rajA!:~~
tina como el factor explicativo principal_<i~_!~_p_c~!~ti.C:~~-~~?...Etadas
e11 contra de los fntereses del sector ªS'!.ª!Í.<!: Para la mencionada
entidad, los problemas económicos qm::. <i.!J;-ª.Y~..§Ó la Argentina durante el año 197.r) sólo podían solucionarse mediante la restricción
d~-lOs-tng!"eSOS de los sectores asalariad~S.J' la ad~-p~ión de medi.:::-c.
da_s_ a favor del'incremento de las expoi:taci.~1!~~-~grarias aumen.~~? sus precios relativos. Reflexionando sobre una de las conducciones económicas que se sucedieron durante esta etapa, afirmó
la S.R.A. que el error central había consistido en "comprometerse
públicamente a defender el salario real, ya que ese compromiso
condujo inexorablemente a la hiperinflación" 170 , y sostenía más
adelante que si no se había adoptado otra política de salarios era
en razón del origen populista del gobierno.
En el transcurso de este segundo subperíodo la gran burguesía agraria organizó, junto a ot,ros sectores propietarios, diversas
acciones de protesta cuyo carácter abiertamente golpista se fue haciendo paulatinamente más evidente. Entre fines de 1974 y principios de 1975 se creó una entidad coordinadora formada por la
S.R.A., C.R.A. y CoNINAGRo 171 , y en marzo de 1975 esas organizaciones realizaron una suspensión general de las ventas de carne
La beligerancia política de los actores
socioeconómicos predominantes
Quedan fuera del recorte analítico de nuestra investigación
las referencias a los conflictos laborales del período en los que se
enfrentaron puntualmente empresarios y asalariados, sin embargo, es necesario remitir a algunas medidas gubernamentales de,; .t_!,;i
carácter social que repercutieron directamente en la escena pol 1tica y en las :relaciones entre el Estado y los actores socioeconómicos predominantes173 • En el trienio, el sindical~smo5ons~~j._Q_d_o_s _
~des logros en materia legislativa: la Ley de Asociaciones P!:Q::
f~~onales y la Ley de'Coñtrato de Trabajo.
-~forma de la Ley de Asociaciones Profesionales, de noviembre de 1973, consolidó la representación gremial centralizada por sector de actividad, que era una meta de los dirigentes sindicales para entorpecer, o anular, la aparición de nuevos sindicatos
con orientaciones más radicalizadas y críticas de sus relaciones de
negociación con los sectores patronales. La duración en el ejerci-
¡
169
Véase Anaks de la S.R.A .. nota editorial, Buenos Aires, año IX, N 2 5,
mayo 1975.
l?O Anales .. ., Suplemento, 1976, p. 10
171
En su reunión constitutiva el Comité de Acción Agropecuario decidió
"realizar entrevistas con los pode1·es públicos, C.G.T., Fuerza5Armadas, industria, cOincrcio, etc.", A11ah·s de la S.R.A., Suplemento, Buenos Aires, 1975, p. 71.
.¡
¡
172 En la medida en que la S.RA. no estimaba el momento adecuado para realizar ese tipo de medidas de fuerza en mayo de 1975 se disolvió el Comité de Acción Agropecuario.
173 Sobre los conflictos laborales, véase Elizabethjelin, Los conflictos laborales en la Argentina 1973-1976, Buenos-Aires, CEDES, 1977.
130
LA CRISIS DEL ESTADO YEL GOBIERNO PERONISTA l 973-l 97ti
RICARDO SIDICARO
cio de cargos gremiales se prolongó y se acordaron fueros sindic~es en materi_a judicial, estableciéndose que los dirigentes no pod1an ser someudos a procesos sin la correspondiente autorización
~el Ministerio de Trabajo. En lo relativo a la acción de los gremiahstas. en las empresas, se amplió la protección especial contra el
~esp1do durante el ejercicio de los cargos y el derecho a no trabajar cu~d~ debían cumplir funciones sindicales. La disciplina de
las, ~soCiac1ones de grado inferior a las de mayor jerarquía burocrauca fue asegurada mediante disposiciones que autorizaban a
las segundas a intervenir a las primeras, en caim de encontrar causas que lo justificaran. En materia de actividad política, la nuéva
legislación permitía la participación de los gremios en las luchas
entre partidos y autorizaba el apoyo a candidaturas. Las reformas
fortalecieron a los sindicatos dentro de las empresas y en el sistema político y, además, apuntaron a eliminar las corrientes rebeldes u opositoras a las conduccionesl74.
. Sobre l~ Ley de Contrato de Trabajo, promulgada por la pres_identa Mana Estela Martínez de Perón en septiembre de 1974,
Alvaro Abós sostuvo que sistematizaba materiales de orígenes diversos, "legislación dispersa, fórmulas ya adoptadas en los convenios colectivos, criterios jurisprudenciales, recomendaciones 0
convenios de la O.I.T., aportes de las doctrinas o de legislaciones
.
"175 . s
.
. .
extranjeras
· o b re 1as mejoras
a las cond1c1ones
de trabajo y los
efectos que la ley introdujo en la economía, Guido Di Tella, en la
época alto funcionario del gobierno, destacó que los aspectos nuevos que se agreg~on en la ley consistían: "principalmente en prolongar las vacac10nes pagas en un 40 por ciento, extender la licencia por mat~rnidad sin goce de sueldo de seis a doce meses y
174
Como señala Liliana de Riz, "ésa fue la suerte del sindicato de mecánicos de Córd~ba, conducido por René Salamanca; del sindicato gráfico, liderado por Raimundo Ongaro en B~enos Aires; del de electricistas de Córdoba dirigido por Agustín Tosco; Guillán perdió su posición de líder máximo
de los telefónicos", op. cit., p. 120.
- ·
175 ,
,
Alvaro Abos, La columna verte[JraL Sindicatos y peronísmo, Buenos Aires
Hyspamérica, 1986, p. 132.
'
•0
131
~.-aumentar de dos a seis veces la indemnización por despido. Las
faltas al trabajo ya no serían controladas por los servicios médicos
del empleador, tal como era la práctica habitual, sino que bastaría un certificado médico privado. Esta medida, asociada al espedal clima social, aumentó significativamente el ausentismo.
Cálculos privados de ese tiempo indican que el ausentismo medio
aumentó alrededor de 10 puntos porcentuales, pasando !!el 6-7
por ciento al 17-18 por ciento aproximadamente.iSu efecto inicial
fue desorganizar la producción; más adelante, obligó a los empleadores a acrecentar su fuerza laboral en proporción similar al aumento del ausentismo. La ley fue anunciada como un gran avance un tanto fuera de proporción con sus disposiciones reales. Por
su parte, el sector empresarial la consideró como uno de los prin176
cipales factores que obstaculizaban la productividad" .
La actualización de los contenidos de la legislación laboral tuvo consecuencias directas sobre el conflicto social. Por un lado, los
empresarios juzgaron exagerado el peso de las organizaciones sindicales que habían participado de la redacción del nuevo ordenamiento legal y protestaron ante la :i1~pliación de derechos laborales que, más allá de existir previamente en algunas grandes
empresas, pasaban a generalizarse. El aumento del "ausentismo",
otro tema de protesta empresaria, no fue ajeno a las incapacidades burocráticas de los aparatos estatales, que carecía de condiciones para asegurar la correcta aplicación de las nuevas regulaciones laborales. Según Abós: "ante las enfermedades del trabajador
la ley establecía un mecanismo que, respetando el derecho del
mismo para atenderse con su propio médico o el médico que le
proporcionaba el sindicato, aseguraba al empresario el control sobre el diagnóstico. En caso de discrepancia entre ambos criterios,
una autoridad médica neutral, en el caso un médico de la administración pública, decidía si el trabajador estaba o no enfermo.
Es cierto que la burocracia sanitaria estatal no brillaba por su eficacia y que las juntas médicas, para revisar los diagnósticos cues-
•
176
Guido Di Tella, Perón-Perón 1973-1976, Buenos Aires, Sudamericana,
1983, pp. 185-186.
132
RICARDO SIDICARO
LA CRISIS DEL ESTADO YEL GOBIERNO PERONISTA 1973-1976
133
111.
cionados, solían reunirse con retraso, tornando ilusorio el control
patronal" 177.
~l. apoyo sindical acompañó a la presidenta Perón hasta el golpe ~1htar Y tuvo por contrapartida el aumento del protagonismo
pohtico de los actores socioeconómicos que exigían el fin de su
gestión Yanunciaban una revancha social. El vínculo de la C.G.T.
con el gobierno se estrechó al romperse la alianza con la C.G.E.,
al perder la presidenta el apoyo de much~s dirigentes de /,a rama
política y al extinguirse casi completamente las posibilidades de poder de los elen~os lopezreguistas. En una situación de total desestructuración del juego político, las intrigas palaciegas ocultaron
en m~chos momentos la intensidad de los conflictos sociales y eso
contribuyó a que luego, en la difusa memoria social, quedaran registrados hechos•ecundarios casi carentes de significación con respecto a los enfrentamientos que se libraron en ese agitado trienio.
Cuando la movilización sindical consiguió hacer retroceder al
go~~erno y al llamado Plan Rodrigo, para el gran empresariado pa•>c.
recio quedar claro que la política oficial no podría apartarse de las
presiones gremiales. Con el ministro Rodrigo cayó el primer gran
programa de.ajuste propuesto por un gobierno del peronismo, derrotado por las movilizaciones y huelgas sindicales más important~s d~I período. En el balance de su triunfo, la C.G.T. y las 62 Orgamzac1ones caracterizaron la iniciativa cuya implementación habían
frustrado y postularon sus propias líneas de acción programática:
"Un plan económico, con resabios del más perimido liberalismo, pretendió recurrir a las viejas fórmulas, tantas veces empleadas para pauperizar a los árgentinos, quebrar la e~onomía
nacional y entregarnos a la voracidad de los centros financieros del poder económico internacional ( ... ).Entendemos necesario, también, que el Estado asuma en su totalidad la conducción del comercio exterior, en forma similar a como se hizo
durante los gobiernos de Perón a través del l.A.P.I. (Instituto
Argentino de Promoción del Intercambio), que tan beneficio-
177 ,
Alvaro Abós, 0/1.
cit.,
p. 134.
sas experiencias ha dejado; que se provea de inmediato una política de desarrollo interno, pari la que es indispensable el control de la economía por parte del Estado, y el estricto cumplimiento de las leyes, ya.dictadas, de nacionalización del sistema
bancario y de reaseguros, así como la eliminación de las financieras no bancarias( ... ). No ignoramos que las ~inorías del
privilegio, afectadas por· estas políticas, van a tratar de reaccionar en defensa :fe sus espurios intereses ( ... ). El Estado Justicialista no se debe reducir a llenar los vacíos creados o desatendidos por la empresa privada. Asumiendo un papel estratégico
y predominante, debe cumplir una función rectora, precursora y empresarial; actuando como promotor y gestor de los intereses colectivos" 178 •
De' las múltiples reacciones despertadas por el documento de
la C.G.T. - 62 Organizaciones, parece interesante reproducir lo expresado por el economista Horado.García Belsunce en una conferencia organizada por la Cámara Argentina de Comercio, en noviembre de 1975: "El famoso manifiesto del 21 de julio de 1975
constituye la mejor expresión de la filosofia socializante de la política sindical y de su pretensión de tomar el poder ( ... ). Deteriorado por las luchas intestinas el peronismo político que actuaba
como contrapeso del peronismo sindical le deja a éste ahora la vía
expedita para concretar su objetivo" 179 • Como nota marginal, es ··~
interesante señalar que García Belsunce, según sostiene Daniel
Muchnik en un interesante libro sobre la gestión de los ministros
peronistas y de comienzos del "proceso", fue uno de los "intelectuales" que junto con los miembros del Consejo Empresario Argentino preparó el primer proyecto económico de la dictadura
militar1so.
178 Solicitada: El Movimiento Obrero ante la situación naciona~ publicada en
el diario Clarín, 22/7/1975, pp. 18-19.
179 Horado García Belsuce, Trece años en la política económica argentina.
1966-1978, Buenos Aires, Emecé, 1978, pp. 159-160.
180 Daniel Muchnik, De Gelbard a Martínez de Hoz, Buenos Aires, Ariel,
1978, p. 285.
134
RICARDO SIDICARO
El citado conferencista coincidía con muchos dirigentes empresarios al identificar la filosofía que guiaba a los sindicalistas con
las ideas socialistas, perspectiva ideológica o visión del mundo que,
de más está recordarlo, con frecuencia rechazaba explícitamente
la gran mayoría de los dirigentes gremiales. No obstante, el lenguaje de la C.G.T. de aquella etapa abundabá en ideas inquietantes para quienes creían que las posiciones gremiales no diferían
mayormente de las de los partidarios de los diversos socialismos
existentes en el Tercer Mundo de la época. A riesgo de abundar
en el suministro de testimonios, es ilustrativo reproducir un análisis publicado en forma de solicitada por las 62 Organizaciones el
9 de agosto de 1975, que debió incrementar el temor empresario:
"El desgobierno del Estado fue, en realidad, el manejo liso y llano del rumbo de nuestra Nación por el imperialismo, encarnado localmente en las fuerzas reaccionarias de los monopolios y
la oligarquía, y el caos económico y social no•resultó otra cosa
que el negocio de estos enemigos de la Patria, que alentaron y
aprovecharon durante mucho tiempo el desencuentro de los
argentinos ( ... ).Así, el desabastecimiento y la especulación prÓ- ·
liferaron como armas de los monopolios y la oligarquía para
promover el desorden social que permitiese la recuperación de ·
sus negocios económicos. El corolario de esta ofensiva de la ultraderecha fue la obtención de la liberalización de precios y la
pauperización de la clase trabajadora. En el ejercicio de ese verdadero terrorismo económico y social, se percibe ya la amenaza de quienes parecieron ya pretender el desencadenamiento
de nuevas aventuras golpistas ignorando las enseñanzas de la
historia y marchando en contra de la voluntad popular"1 1•
'
!
ª
',
r,
El salto organizativo del empresariado de oposición se :registró con la creación de la Asamblea Permanente de Entidades Gremiales Empresarias. Su manifiesto de presentación en sociedad no
ahorraba términos extremos para caracterizar la situación nacional. La nueva expresión del empresariado estaba formada por al-
181
Solicitada de las 62 Organizaciones, diario Clarín, 7/8/1975, pp. 10-11.
LA CRISIS DEL ESTADO YEL GOBIERNO PERONISTA 1973-1976
•
135
guna de las entidades corporativas más tradicionales, c~mo la
S.R.A. o las C.R.A. y sus regionales, e incluía cámaras y federaciones de menor figuración. El beligerante frente e1~1presario asociaba en su declaración liminar la situación de desorganización del
país con las responsabilidades públicas desempeñadas por la
C.G.E. y la C.G.T. 182 •
La diversidad de intereses económicos y de actividades de
quienes suscribían la proclama antigubernamental era un buen
reflejo de la composición de ese frente empresario, destinado a
asumir un importante papel en la gestación del clima civil del golpe de Estado. Conscientes del valor de determinadas acusaciones
y asociaciones de ideas, los empresarios invitaban a las fuerzas armadas a pensar el accionar de la guerrilla en el mismo registro
~
182 La solicitada, diario La Nacíón, 14/8/1975, p. 7, de A.P.E.G.E. sostenía: "La Nación está atravesando una de las más graves crisis de su historia, que
alcanza tanto al ámbito político como al económico y social. Con sólo diferencias de matiz, todos los sectores de la comunidad y el propio Gobierno han advertido sobre esta situación pero, sin embargo, pareciera que son pocos quienes han tomado conciencia de la urgente necesidad de corregir rumbos Y
abandonar cursos de acción que conducen a una perspectiva catastrófica. Los
compromisos políticos suelen postergar las soluciones más acertadas, pero ni
siquiera este argumento, mezquino frente a la realidad que vive el país, puede
justificar la insistencia oficial en actualizar las mismas argucias y recetas que
han motivado reducción del nivel de vida de la población; inflación desenfrenada; desabastecimiento; virtual cesación de pagos en el sector externo; quiebra empresaria; desocupación; paralización de la inversión y, sobre todo, una
gangrena corruptiva que invade todas las expresiones de la relación social argentina. Resulta aún más incomprensible que, en esta emergencia, el Gobierno respalde sii hitención futura en el comprometido consejo de las mismas entidades que tuvieron papel protagónico en la concepción y aplicación del
programa que, en corto plazo, destruyó tantas reservas morales y materiales
del país". La declaración estaba firmada por las siguientes entidades: Asociación de Comerciantes en Materiales para la Construcción; Asociación de Importadores y Mayoristas de Bazar; Asociación de Industriales de la Provincia de
Entre Ríos (A.D.I.P.E.R.); Cámara Argentina de Comercio; Cámara Argentina
de la Construcción; Cámara Argentina de Frigoríficos Industriales Y Exportadores de Carnes y Afines; Cámara Argentina de Publicaciones; Cámara Argen-
136
RICARDO SIDICARO
ideológico que las actividades de sindicalismo peronista; así,
A.P.E.G.E. afirmó en una solicitada publicada en noviembre de
1975 que "la propiedad, la ~niciativa y la empresa privada están suc~_mbi~ndo. La injustici:, la arbitrariedad, el desorden y la corrupCion triunfan. Se crean impuestos y contribuciones en beneficio
~e los sect?res sindicales ... Es decir, se entrega el país al sindicahsmo contmuando su camino hacia el marxismo"I83. En ese mismo mes, la S.R.A. se entrevistó con el general Jorge Rafael Videla,
entonces ;oman~ante en jefe del :fjército, para explicarle, según
lo expreso la ent:Idad en un comunicado, que el debilitamiento
tina de Sanitarios; Cámara Argentina de Supermercados; Cámara Comercial
del Calzado; Cám~ra Comercial e Industrial de Lanús; Cámara de Agricultura,
Industria y Comercio de General Roca (Río Negro); Cámara de Comerciantes
en Art?-lllanías YRegalos; Cámara de Comerciantes Mayoristas; Cámara de Co~e~ciante~ Mayoristas de Herramienta~; Cámara de Comercio de Paños y Cas1m1res; Camara de <;omercio e Industria de Salta; Cámara de Comercio Industria YAgricultura <le San Rafael (Mendoza); Cámara de Distribuidore~ de
Comestibles, Bebidas y Afines; Cámara de Empresas con Sucursales; Cámara
de Export~dores de la República Argentina; Cámara de Grandes Tiendas y ,.
Anexos; Camara de Importadores de la República Argentina; Cámara de Im~~-·c.
portadores Mayoristas de Rek~ería,Joyería y Afines; Cámara de Importadores
YDistiibuidores de Hierro; Cámara de Sociedades Anónimas; Cámara de Sombrererías, Camist.:rías y Afines; Gen tro Comerical de Santa Fe; Centro de Almaceneros ~e. la Ciudad de Buenos Aires; Comisión Federal de Supermercados y
AutoserVJc1os; Confederaciones Rurales Argentinas; Confederaoión de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa (CA.R.B.A.P.); Confederación de
Asociaciones Rurales del Litoral Oeste (C.A.R.C.L.G.); Confede~ción de Asociaciones Rurales del Noroeste Argentino (C.A.R.N.OA.); Confederación de
Asociaciones Rurales de la Tercera Zona (CA.R.T.E.Z.); Confederación de Asociaciones Rurales Zona Rosafe (C.A.R.Z.O.R.); Federación Argentina de Entidades Empresarias de Autotransporte, de Carga (F.A.D.E.E.A.C.); Federación
Argentina del Transporte Automotor de Pasajeros (FA.TA.P.); Federación de
Comercio de la Ciudad de Buenos Aires; Federación Gremial del Comercio y
la Indu_s~a de Ros~rio; Sociedad Rural Argentina; Unión Comercial Argentina; Umon ComerC1al e Industrial de Mendoza; Unión Propietarios de Fiambrerias, Queserias y Rotiserías de la Capital Federal.
183
Solicitada, diario La Nación, 28/11/1975, p. 2.
1A CRISIS DEL ESTADO YEL GOBIERNO PERONISTA 1973-1976
137
del sector agrario p~nía en peligro la seguridad nacional y que el
abandono de tierras llevaba a la penetración brasileña184.
La C.G.T. y las 62 Organizaciones trataron, por el contrario,
de vincular la protesta empresaria con el "terrorismo económico'',
pero' no por eso dejaron de formular su interés en reanudar el diálogo y la concertación. Por su parte, el gobierno oscilaba entre la
convocatoria al acuerdo social y el anuncio de represalias inminentes contra los empresarios. Al respecto, la Secretaría de Estado de
Comercio del Ministerio de Economía anunció castigos a la especulación y a la "voracidad" empresaria: "A las Cámaras, Federaciones Gremiales (empresarias) les señala su obligación de exhortar
también a los asociádos a que no eludan las leyes y reglamentaciones legales vigentes, a fin de acreditar ante la población que no defienden intereses contrarios a la comunidad sino que constituyen,
. . .
d e mteres
.
, pu, bl'1co ,,185 .
en verdad, mst:J.tuc1ones
El año 1975 finalizó en un clima político absolutamente crispado y era vox populi la inminencia del derrocamiento militar de
las autoridades nacionales. La C.G.T., convertida en su único apoyo importante, defendía a las autoridades y en su declaración de
cierre del año volvió a dirigirse a los empresarios pidiendo su colaboración para restablecer el normal funcionamiento de la economía y de las relaciones sociales: "A los empresarios les pide que
asuman legítimamente la concertación de sus intereses particulares -una justa rentabilidad-, con los intereses supremos del país,
rechazando la especulación y desoyendo la prédica de quienes
pretenden sembrar en¡:.re el empresariado la resistencia al cambio
social"186.
'
Para ampliar apoyps en la población, A.P.E.G.E. innovó en la
práctica de los llamados a las huelgas patronales, y a mediados de
febrero de 1976 dispuso la paralización de actiyidades durante 24
horas sin pérdida de los jornales para los asalariados. La medida,
según las informaciones publicadas ese día, contaba con la adhe-
Anales de la Sodedad Rural Argentina, Suplemento, 1976.
Solicitada, diario.LaNación, 11/12/1975, p. 6.
186 La Nación, 30/12/1975, p. 11.
184
185
ü
•
138
RICARDO SIDICARO
sión de 1.200 instituciones empresarias representativas del agro,
comercio, industria y servicios. Para entonces, las autoridades de
la C.G.E. se encontraban totalmente cuestionádas por los empresarios que formalmente decían representar y buena parte de ellos
participaron de las huelgas patronales que no contaron con la adhesión de los dirigentes de la entidad187. Las movilizaciones empresarias fueron bien recibidas por las asociaciones civiles creadas
para alentar el inminente golpe de Estado, y entre sus argumentos invariablemente condenaban al sindicalismo peronista, vinculándolo con el "comunismo internacional". Probablemente, uno
de los mejores ejemplos de esa estrategia declarativa fue una de
las solicitadas de la agrupación Acción Patriótica Argentina, cuyo
presidente honorario era el almirante Isaac Francisco Rojas. Con
el título de "Bajo la tiranía sindical", entre ottas consideraciones
sostenía:
"La opinión sana se pregunta: ¿Hasta cuándo habrá de soportar
la institucionalizada impunidad en el campo gremial, para usar
y abusar de la intimidación y la violencia, con sus secuelas de
ocupación de lugares de trabajo, toma de rehenes, agresiones,
amenazas, indisciplina en las fábricas, control de las mismas por
verdaderos soviets o ... ? Este sindicalismo sirve así a la conjura
del comunismo internacional ( ...) . Para esta destrucción ha servido, del lado empresario, la e.e.E., y del lado obrero, la C.e.T.,
cuyos representantes compulsivamente designados pueden impunemente meter la mano en los bolsillos ajenos"Iss.
Los análisis de la Bolsa de Comercio de Buenos Aires so tire el
trienio mostraron las cambiantes perspectivas del gran empresa.
.
187 Sobre el proceso de descomposición de· la e.e.E. véanse Giorgio Alberti, Laura Golbert y Carlos Acuña, "Intereses industriales y gobeniabilidad
democrática en la Argentina", en Boletín Informativo Techint, N2 235, Buenos
Aires, octubre-noviembre-diciembre i984, pp. 107-111, y Jorge Schvarzer, op.
cit., pp. 210-216.
188 Acción Patriótica Argentina, presidente honorario Almirante Isaac
Francisco Rojas, La Nación, 26/1/1976, p. 10.
LA CRISIS DEL ESTADO YEL GOBIERNO PERONISTA
1973-1976
139
riado con respecto al proceso político, económii~ y social. La entidad bursátil vio en el resultado electoral de marzo de 1973 el deseo del "pueblo de elegir la vía pacífica del comicio para expresar
su voluntad soberana" y consideró que "la ocasión resulta propicia para iniciar una etapa de conciliación fecunda; abandonando
antagonismos se posibilita la construcción de una Argentina pujante y progresista"189. Sin embargo, junto con esas expresiones de
apoyo a la democratización de la vida política, en la opinión de la
Bolsa no se dejaba de percibir las implicaciones riesgosas de la
nueva etapa y se aconsejaba a las autoridades declas que no cedieran "a la tentación fácil de la demagogía." 190 . Las expectativas creadas con el retorno al régimen democrático se vieroi; frustradas según la entidad en virtud de que "so pretexto de reivindicaciones
revolucionarias, el desorden y el atropello se insinuaron en la administración pública y amenazaron extenderse a la actividad privada"191. Si bien en lo político todo estaba dado para construir "un
gobierno de orden", las sucesivas autoridades nacionales no se
mostraron capaces de alcanzar esa meta.
En lo económico la institución bursátil no manifestó m~or
oposición a l_Qs plane; d~LiP"i~i~tro Gelb~~cl. E~~~(pi~~o polltic;,
sÜ:s análisis valoraron positivamente la presidenci<i d~ ~er~11 }'._':_~~­
sid~~on _que su falleci~~~ñto podía tener _consecue!1cias_g~a~~~
yaque "la personalidad del teniente general Perón, su notorio poder de convocatoria, y las reiteradas muestras de adhesión popular que recibía lo ubicaban, en las difíciles circunstancias por las
que el país venía atravesando, como una figura relevante en todo
proyecto qu~ procur<:1ra desarmar los enconos y reconciliar ~ los
argentinos" 192. ~_!~~ciado luego fue objet()_~-~ mú_l!t~!_:~ _
c~l!ación_económica_~9stuvo_~_e __e_~g~!>1er.:.
;J:°o se h~!_aba_ "a!T-ªEªdo_por sus slogans y condicior1.<1do ~!:.].?_~_
CO""Il1~º1!1i.~5:>-S..P~g~~1!1!.ti~º~'', el clima social "fomentado por la
189 Memoria 1972, 1973, p. 4.
¡90
Ibidem.
191Memoria1973, 1974, p. 3.
192 Memoria 1974, 1975, p. 3.
..
140
RICARDO SIDICARO
l
IA CRISIS DEL ESTADO YEL GOBIERNO PERONISTA 1973-1976
141
1
legislaci?~ demagógica que favoreció el ausentismo, la caída de la
productlVIdad y los reclamos salariales fueron configurando u
cuadr~ s~mbrío para la actividad empresaria", en tanto que esti~
maba justificado el vuelco a la especulación de "numerosos sectores -ant:s ded~cados a las actividades productivas- [pues era] una
alternativa racional para conseguir una relativa preservación del
valor d.e sus .~ctivos [y que esas conductas] fueron la consecuencia
de la situacion del desa~astecimiento, del mercado negro y del
co~trabando. No otra cosa era de esperar ante la insistencia en
ª?hcar. esa filosofia que venimos comentando, donde el Estado
-mefici~nte y sobredimensionado- invade el campo de acción de
los ~articulares, donde se desalienta la libre iniciativa individual
castigando ~a i~aginación y el deseo de realización personal"l93'.
La Bolsa e~timo tener suficiente autoridad para convocar a políticos, profesionales, sacerdotes, militares, obreros y empresarios, encammado a ?romover "el cambio de mentalidad que ha ganado
desde hace ti:mp~ a los argentinos'', llamado que pareció ser escuchado, segun lo mtcrpretó la entidad al saludar '1a toma del poder por las ~ueir~as Armadas, por lo que una nueva instancia se
a~re en la historia de la República, instancia que deseamos ferviente1'1ente contribuya al cambio que hemos señalado"l94.
~uego de producirse el golpe militar, la Sociedad Rural Arg:ntina form~ló .~u balan.ce sobre la segunda experiencia de gobierno r.e~omsta y resumió sus opiniones acerca de las gestiones
de los mm1stros de Economía del año del colapso:
--'--.. r;.
"D_urante el período 75-76 el país presenció posiblemente su
~as grande convulsión social, política y económica desde la
epoca de b Organización Nacional. Estos trastornos consecu~ncia de un régim~n dem~gógico y populista, llevaro~ al país
casi al bord.e de su d1soluc1011, desgracia que pudo ser evitada
debido a la mtervención militar del 24 de marzo, destinada fundamentalmente a reencauzar el país en el camino de la ley, de
193
la responsabilidad, de la verdadí(.;.) en el camino de la dignidad nacional( ... ). El intento de saneamiento del Plan Rodrigo terminó en un fracaso, ya que la oposición sindical terminó
por imponerse ( ... ) esto acentuó la inestabilidad política, con
repercusiones en las expectativas inflacionarias( ... ). El Dr. Bonani, a cargo de la conducción económica, intentó dar nueva
vida a la política de concertación ( ... ) y apoyó un documento
económico de la C.G.T. de neto corte nacionalista e izquierdista ( ... ) . El error fatal de la conducción de Ca.fiero ( ... ) fue comprometerse públicamente a defender el salario real, ya que este compromiso condujo inexorablemente a la hiperinflación
( ... ). El programa de Mondelli desalentaba las exportaciones"i95.
El 24 de marzo de 1976 los militares cerraron la segunda experiencia de gobierno peronista. !_)e los múltiples factores q"ll:e _se.
habían conjugado para llegar a ese desenlace, _el prota_Bo~i~~()
opositor del !i!"ªn 'empresariad~jug_? un p_~.e_~.!_~':1~~3.:IE:~-tal. En
f 955, dada la combinación entre los apoyos públicos que daban
las corporaciones patronales al gobierno de Perón, en los cuales,
como se ha visto en el capítulo precedente, resulta difícil distinguir en cuánto operaba la conveniencia económica y en qué medida pesaba el temor fl la represión, las voces empresarias sólo se
hicieron escuchar después del éxito de los militares. En 1976, en
cambio, el ac_!ivismo patronal f\t~_~nor!_!l~m~!l_te mfts_s~~i!icativo
par_a_g~1_1~rar f~condici°.n~~-d~_ la e:~~~~ p()l~t!_ca y ~oci3" q~_e llevó
<iJ'~uev~golpe castrense:.
La Bolsa de Comercio de Buenos Aires coincidió con las principales organizaciones empresarias al apoyar la implantación del
régimen político autoritario. La situación de crisis política y económica preexistente daba a la entidad bursátil argumentos circunstanciales para considerar necesario el establecimiento de una
dictadura militar. Pero las expectativas, los proyectos y las justificaciones iban mucho más allá de las meras razones coyunturales. ·•.:..
Según la opinión de la Bolsa, la vía autoritaria debía servir para
Memoria 1975, 1976, p. 4.
1 4
~ ldem, p. 6.
195 Anal.es de la S.RA., Suplemento, 1976, pp. 3-5.
142
RICARDO SIDICARO
1
transfor~ar l.~ estructura y la dinámica de la economía argentina
~a c~mbmac1~n·entre el control represivo de los conflictos socia~
~s y a plena libertad de mercado era vista como un nuevo ,
tlmo, estilo de desarrollo que permitiría superar la mayoría de~~~
problemas que habían surgido del "diri ·sm
, .
magogia política"l96.
.
gi
o econom1co y la de-
1
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re a pos1c10n de la entidad durante el "proceso" véase Ricardo
. Sid,1caro, La. Bolsa de Comercio de Buenos Aires y la representación intereses em esanos. Estudio de sociología. Buenos Aires, Cisea, 1988, pp. 97-103.. ,
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de
4. El peronismo contra el Estado:
el gobierno 1989-1999
El gobierno presidido por Carlos Menem se inició en una situación caracterizada por la agudización de la crisis de las capacidades estatales. En esas condiciones, el poder de intervención de
los actores socioeconómicos predominantes sobre las decisiones
públicas había aumentado considerablemente. Por otra parte, los
anteriores recursos políticos del peronismo se encontraban debi;'titados o no existían. El país no tenía los sindicatos fuertes ni los
-! sólidos tejidos laborales de las épocas de las administraciones justicialistas anteriores. Las transformaciones sociales y políticas registradas desde mediados de los años 70 habían modificado las bases
materiales y las referencias simbólicas de la identidad peronista. El
imaginario histórico nacionalista y favorable a la mayor eqliidad social había perdido buena parte de su capacidad de provisión de
sentido de la acción de quienes adherían aljusticialismo. Una manifestación fácil de captar de la situación de disolución de las referencias ideológicas peronistas la ofreció el hecho de que cuando
Menem orientó su proyecto gubernamental hacia el liberalismo
económico no recibió mayores críticas públicas provenientes de su
movimiento. Ante sus políticas opuestas a la tradición peronista, sólo sectores marginales emplearon las otrora usuales categorías clasificatorias de ''vendepatria" o de "cipayo". El partido justicialista
no contaba con bases sociales ideológicamente exigentes y de su
seno no emanaron protestas significativas ante los nuevos rumbos
menemistas197. Los dirigentes y miembros relativamente más reco-
197 Al respecto, véase Steve Levitsky, "Crisis, adaptación partidaiia y estabilidad del régimen en la Argentina: el caso del peronismo, 1989-1995 ", en
Reviita de Ciencias Sociales, N 2 6, Universidad Nacional de Quilmes, septiembre 1997, pp. 85-131.
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