Colección Psicología Contemporánea Hugo B. Bleichmar Introducción al estudio de las perversiones La teoría del Edipo en Freud y Lacan Ediciones Nueva Visión Buenos Aires Blaichmar, Hugo B. Introducción al estudio de !as perversiones ed 151 reimp. Buenos Aires: Nueva Visión, 2012. 128 p.; 19x13 cm. (Psicología Contemporánea) PRESENTACION I.S.B.N. 978-950-602-022-4 1. Perversiones I. Título CDD 616.858.2 I.S.B.N 978-950-602-022-4 LA F MATA Y ES OPIA IBRO ELITO Toda reproducción total o parcial de esta obra por cualquier sistema —incluyendo el fotocopiado— que no haya sido expresamente autorizada por el editor constituye una infracción a los derechos del autor y será reprimida•con penas de hasta seis años de prision (art. 62 de la ley 11.723 y art. 172 del Código Penan Durante 1975 en el Centro de Docencia e Investigación abordamos el tema de las perversiones como parte de un proyecto más amplio centrado alrededor del papel que desempeñan las relaciones intersubjetivas en la psicogénesis de los diferentes cuadros psicopatológicos. En la presente puplicación se reproducen siete clases que diéramos en aquella oportunidad, las que en realidad sirvieron de introducción al tema. En un principio nos resistimos a que las clases aparecieran en forma de compilación: era urticante para un cierto pudor intelectual el carácter más bien esquemático que tenían y la intención pedagógica que simplificaba muchas problemáticas. Sin embargo un argumento nos decidió para que fueran impresas: tratan de presentar en una forma racional tópicos que ofrecen grandes dificultades de lectura. En este sentido pueden servir de ayuda para ubicar al lector ante los textos originales, pudiendo decirse, como es costumbre en estos casos, que no los reemplazan sino que obligan a una remisión a los mismos. Aquí la aseveración está más que justificada. 01995 por Ediciones Nueva Vision SA81 Tucumán 3748, (C1189AAV) Buenos Aires, República Argentina. Queda hecho el depósito que marca la ley 11.723. Impreso en la Argentina Printed in Argentina 5 EL COMPLEJO DE EDIPO Y EL EDIPO ESTRUCTURAL (Introducción) Vamos a comenzar con el problema del Complejo de Edipo en la teoría psicoanalítica, planteando algunas cuestiones como para ir orientando la lectura. Con respecto al Complejo de Edipo existen, en Freud, tres momentos de síntesis que pueden ser tomados como tres elaboraciones sucesivas. La primera es la exposición que Freud hiciera en la carta que enviara el 15 de Octubre de 1897 a Fliess, exposición que retoma en "La Interpretación de los sueños" en el apartado sobre "Muerte de seres queridos". La segunda síntesis es la que Freud realizara ent"Psicología de las masas y análisis del Yo" (cap. VII) y en "El Yo y el Ello" (cap. III, El Yo y el Superyo). Y el tercer momento podemos considerar que comienza en el trabajo "La organización genital infantil" (1923), y concluye en el artículo del 31 sobre la Sexualidad Femenina. Cuando nosotros decimos que existen tres momentos o tres formulaciones de Freud, nos estamos refiriendo a aquellos lugares de la obra en que intenta explicitar una teoría con la cual está trabajando. Y como en toda explicitación que un autor hace de su teoría existe en realidad un recorte y una selección, nos encontrarnos entonces con una situación muy particular: algunas de las formulaciones son incompletas con respecto al trabajo que Freud presenta, por ejemplo, en los historiales clínicos. Sucede algo bastante similar al trabajo sobre "Lo Inconsciente" de la Metapsicología: en él Freud intenta una síntesis del conocimiento del inconsciente que, sin embargo, no contempla suficientemente toda la elaboración freudiana sobre el tema del inconsciente, tal como se desprende de los trabajos existentes hasta ese momento. Por lo tanto hay que diferenciar entre la síntesis que un autor realiza —la forma en que un autor se representa su propia teoría— y la puesta en práctica de su teoría más allá de la representación que ese autor se haga. Con esto estamos retomando, en otro nivel, toda una problemática que ya trabajamos el año pasado: la diferencia existente entre el ser y 9 la representación que se toma como reflejando a ese ser. En este caso tomamos por un lado la explicitación que se realiza de la teoría, pero por el otro la puesta en acción de esa teoría que puede mostrar puntos de fractura con respecto a la misma explicitación. Partiendo de la explicitación, decía, se pueden encontrar tres conceptualizaciones en Freud con respecto al Edipo. Comencemos con la que aparece en la carta a Fliess de Octubre del 97, la del cap. de "Muerte de seres queridos" y la mencionada en "Un tipo especial de elección de objeto hecha por el hombre", el artículo de 1910. Freud plantea lo que ya todos sabemos pero que en su época significó una revolución: el deseo amoroso al progenitor del sexo opuesto y el deseo hostil frente al progenitor del mismo sexo, deseo hostil que culmina en el de muerte. Es en ese trabajo "Un tipo especial de elección de objeto hecha por el hombre" que Freud acuña por primera vez en su obra escrita la expresión Complejo de Edipo. Previamente había utilizado Edipo, por ejemplo en "La Interpretación de lo; sueños" cuando plantea el mito del Edipo, pero recién entonces utiliza la expresión Complejo de Edipo". Van a ver que no es por un mero interés de erudición que hago hincapié en que la expresión "Complejo de Edipo" aparece en 1910. Lo que estoy ubicando es una problemática y una conceptualización, que ya queda implicada por la elección de una expresión como Complejo de Edipo y que corresporille a una época definida. El término Complejo había sido utilizada por el grupo suizo de Bleuler y Jung, con quien Freud había empezado a intercambiar científicamente. Freud toma de Jung lo básico del concepto denotado por complejo. En Jung complejo estaba implicando un conjunto de ideas cargadas afectivamente que era capaz de guiar el curso asociativo. El primer uso del término "complejo" lo hace Freud en 1906, en un trabajo en el cual nos vamos a detener porque ha sido prácticamente olvidado en Psicoanálisis y creemos que ofrece interés teórico: "El Psicoanálisis y el establecimiento de los hechos en los procedimientos legales", escrito poco tiempo después de entrar en contacto con Jung. En ese artículo Freud explica los experimentos de Jung, y de ahí va a surgir el concepto de complejo. Dice así: "Los experimentos que ellos llevaron a cabo (se refiere a Bleuler y Jung) adquirieron su valor por el hecho de que ellos supusieron que la reacción a la palabra estímulo no podía ser una cuestión de azar sino que debía estar determinada por un contenido ideacional presente en la mente del sujeto que reaccionaba". Les recuerdo los experimentos de Jung: se daban palabras-estímulo y se registraban las asociaciones. La respuesta de acuerdo ala teoría nc era por azar sino que ese estímulo caía sobre una estructura presente del sujeto, y la respuesta nos informaba sobre la misma. Dice Freud: "Se ha hecho costumbre nombrar como complejo a un contenido ideativo de este tipo que es capaz de influenciar la reacción a la palabra estímulo". Es decir, que Freud toma ese sentido que es el que va a ser utilizado en su teoría. Y poco más adelante en el mismo articulo dice: "Esta influencia —se refiere a la del complejo ideativo— actúa ya sea porque la palabra estímulo toca al complejo directamente, o porque el complejo logra hacer una conexión con la palabra a través de lazos intermedios". ¿Cuál es la importancia de ésto? Acá hay toda una teoría del funcionamiento psíquico y de la asociación de ideas: la teoría del determinismo. La teoría es de que aquéllo que preexiste a la palabra estímulo es decisivo para la organización de la respuesta. El modelo que plantea es el siguiente: 10 ) algo existente dentro del psiquismo del individuo, 2°) un estímulo y 30 ) un efecto. La primacía no está dada por el estímulo sino por el existente. Esta idea constituye en Freud una verdadera estructura formal, cuyas versiones particulares las vamos a reencontrar en el análisis de los sueños, de la transferencia, de las producciones psicopatológicas. Así: 1°) Existente 20) Deseo reprimido Estimulo contingente e + Resto diurno Efecto Producción onírica 3°) Viejas relaciones Persona del analista de objeto, fanta- Transferencia clínica sías, emociones en estado de represión 40) Herencia + asperiendas infantiles + Acontecimiento Producción desencadenante sintomática Lo importante a retener aquí es que el resto diurno, la persona del analista. o el acontecimiento desencadenante adquieren su eficacia no por lo que son en sí mismo sino por su conexión con el existente. 10 11 Más aún, lo que determina que de la diversidad de estímulos presentes alguno dé ellos se convierta en resto diurno es exclusivamente que "despierta" el complejo. A tal punto esto es así para Freud que entiende a la transferencia clínica como algo que está en el paciente listo para aprovechar a la figura del analista --éste sería la famosa pantalla neutra— para abrirse paso. Más allá de la verdad que esté contenida en esta suposición lo que ilustra es un modelo general: lo previo constituye a lo posterior en significativo si. Obsérvese entonces que lo que podría verse como simplemente una teoría de la asociación de ideas es algo más, es toda una concepción de la estructura y del funcionamiento psíquico como lo evidencia el que la reencontremos en el sueño, en la transferencia y en las series complementarias de la formación de síntomas. Resulta entonces que con el término complejo Freud lo que estaba planteando es que hay algo que existe en el sujeto, frente a lo cual un elemento externo actúa ya sea como un disparador que evoca, o como algo que permite la exteriorización de aquéllo que pugnaba por abrirse paso. De esta manera se puede entender porque Freud dice en esta primera época de su teorización, que el complejo de Edipo es central: hay un conjunto de sentimientos, de aptitudes, de emociones, de ideas —al cual llama complejo—, que existen en el chico y que orientan su relación hacia sus padres. ¿Por qué hago el énfasis en un conjunto de ideas, sentimientos, afectos que existen en el chico? Porque toda esta caracterización del complejo de Edipo aparece centrada en el análisis de lo que le pasa al chico. Es un existente que en función de sus pulsiones se orienta de determinada manera frente a sus padres. Más aún, si tuviéramos que elegir una metáfora o algún modelo que permitiera visualizar ésto podríamos decir que en esta concepción el chico es el equivalente a un imán dentro de un campo magnético; el imán ya tiene propiedades de por sí, independientemente del campo magnético y en función de Nay por supuesto un otro modelo en Freud que rompe con le linealidad de la causación psicológica del antes que condicione a lo posterior: es el principio de la retroacción que ya aparece en el Proyecto de 1895 (secciones 4, 5 y 6 de Is parte y muy especialmente en el apartado I de "Nuevas observaciones sobre las neuropsicosis de defensa" (1896) 11897). y en la "Etiología de la Histeria" éste se orienta, entra en determinada relación con el campo magnético, pero sus propiedades preexisten al campo, a tal punto que se orienta de acuerdo a cómo estén previamente constituidos sus polos. Para que se vea desde ya más claramente la diferencia con lo que podría ser otra concepción del Edipo, que se desarrollará más tarde, pensemos ahora en un trozo de hierro que no sea un imán y que se halle en el interior de un poderoso campo magnético. Sus moléculas se orientarán por influencia del campo, y luego ya fuera de éste se convertirá en un imán artificial. Aquí ya no es un imán que se orienta de acuerdo al campo sino algo que se convierte en imán en función del campo, éste estructura a aquél. Por supuesto que el hierro tiene ya propiedades que hacen que el campo magnético pueda influenciado —no sucedería lo mismo con un trozo de madera—, pero el campo aparece no simplemente interactuando con él, como era en el primer modelo, sino organizándolo. Volviendo ahora a la sexualidad del chico y de sus padres, aquél es como el trozo de hierro y no como el imán: lo biológico, lo previo, es la condición de posibilidad para que actúe el campo edípico. Pero no es una sexualidad ya constituida —como podría sedo la del animal— sino que se organiza en el seno de la estructura edípica. Ya tendremos ocasión a lo largo del curso de ir dotando de contenido particular a esta aseveración general. Ahora bien, la concepción que aparece en la primera formulación freudiana del Edipo es -la de una sexualidad biológicamente determinada que orienta al chico — imán en el campo dinámico de la relación con sus padres. Con todo Freud hace intervenir a los padres, aunque de una manera muy particular. En el apartado sobre la "Muerte de seres queridos", hay algunos párrafos que muestran que Freud no solamente tenía en cuenta el Complejo de Edipo en el chico sino que otorgaba también alguna participación a los padres. Dice así: "La atracción sexual actúa también generalmente sobre los mismos padres, haciendo que por un rasgo natural (enfatizo lo de natural) prefiera y proteja la madre a los varones, mientras que el padre dedica mayor ternura a las hijas". Y dice poco más adelante Freud: "Los niños se dan perfecta cuenta de tales preferencias y se rebelan contra aquél de sus inmediatos ascendien: tes que los tratan con mayor rigor". O sea, lo que hacen los padres provoca algún tipo de reacción en los chicos. Pero para que se vea cómo todavía la influencia de los padres es entendida como pura mente de interacción dice: "De este modo siguen (se refiere a los chicos) 12 13 su propia pulsión sexual (la palabra que subrayo es siguen). Y renuevan al mismo tiempo con ello el estímulo que parte de los padres cuando su elección coincide con la de ellos". O sea, en última instancia Freud ve como un encuentro entre dos entidades constituidas: los chicos siguen su propia pulsión sexual y renuevan al mismo tiempo con ello el estímulo que parte de los padres. Fíjense que aquí el papel que queda reservado a los padres no es de constituyentes de la sexualidad del chico sino de algo que interactúa con algo que es propio del chico, Y acá es donde se ve claro la diferencia entre un enfoque interaccionalista y un enfoque intersubjetivo. En el primero existen entidades que interactúan, es decir que intercambian, que se influencian mutuamente. En un enfoque intersubjetivo no preexisten entidades que interactúan sino que se constituyen como entidades en el proceso mismo de la interrelación. Ahora bien, el complejo de Edipo de la primera época freudiana', caracterizado así, aparece como orientando la sexualidad infantil y sus emociones. Por lo que habíamos dicho está centrado en qué le sucede chico. Y fíjense que no es casual que se llame complejo de Edipo, Si algún sentido tiene el genitivo "de", es que es el complejo que tiene Edipo. O sea, complejo de Edipo nos está diciendo el complejo que "tenía" Edipo, con lo cual la misma expresión está marcando el interés que centra la conceptualización: ver qué es lo que le pasa a ese sujeto que es Edipo. Esto va a hacer que nosotros tengamos que diferenciar entre el complejo de Edipo, como algo que vive subjetivamente alguien, y el Edipo como una.estructura en la cual se da el complejo de Edipo, diferencia que es central, y a la cual más adelante me voy a referir. Recapitulando: el complejo de Edipo está centrado en el chico, se lo supone a éste un ente constituido en su sexualidad, cuya evolución de naturaleza biológica y predeterminada lo hace dirigirse hacia sus padres. Esta conceptuación no describe cómo se constituye su sexualidad ni cómo se construyen sus deseos, ni el papel que tienen los padres en la construcción de esta sexualidad. Se podría decir que desde este punto de vista este Edipo no se puede considerar un Edipo estructural. Primero porque no trata de caracterizar a la totalidad de la estructura en juego, a los padres y al chico, y porque no cumple con el sentido moderno con que se utiliza el término estructura, como un conjunto de elementos que se constituyen en la relación y que son por lo tanto rigurosamente interdependientes. Sin embargo, este Edipo que no es estructural en sentido riguroso ya Freud lo entrevee como estructurante. Ahora bien, en qué sentido es estructurante? Este Edipo es estructurante del sujeto en un sentido' como consecuencia de esta sexualidad que se desarrolla en el seno de una situación edípica, como consecuencia de estos deseos -de tipo incestuoso y hostiles que entran en contradicción con lo que Freud llamaría las corrientes dominantes de la vida anímica del sujeto —en síntesis la cultura—, todos estos sentimientos repugnan al sujeto, y entonces Freud establece la concepción de la represión, de la censura, como el mecanismo que constituye un tratar de colocar fuera de la conciencia del sujeto aquéllo que lo repugna. Desde este punto de vista el complejo de Edipo, aún con las limitaciones de esta época, es estructurante en el sentido de la primera tópica, ya que contribuye a la constitución del inconsciente. No lo funda, porque en Freud es la represión primaria la que funda el inconsciente, pero contribuye a su constitución. La sexualidad aparece así como dando origen a exclusiones, y por lo tanto, en última instancia, a producciones sintomáticas como retorno de lo reprimido. Fara poder diferenciar semánticamente a este Edipo del de la estructura puede ser adecuado llamar al primero "el Edipo del mito" y reservar "el Edipo" para el estructural, como es la tendencia en el psicoanálisis francés actual. Había dicho que hay un segundo momento en Freud, que es el queaparece explicitado en "Psicología de las masas y análisis del Yo". Acá no solamente plantea lo que pasa durante el período edípico y lo complejiza —el Edipo completo: ambivalencia hacia ambos padres— sino que plantea algo nuevo: la salida del Edipo con las identificaciones. En este trabajo "Psicología de las masas y el análisis del Yo" como consecuencia de lo que pasa en el Edipo el sujeto sale con determinadas identificaciones, por de pronto con su identidad sexual. Hay un cambio sustancial con respecto a la formulación anterior, porque la identidad sexual ya no se da por dada, por natural, sino que la identidad sexual es algo que ie debe asumir, es algo que puede no ocurrir, o puede ocurrir en una dirección distinta de lo que la biología estaría determinando, como es el caso de la homosexualidad por ejemplo. Como consecuencia de estas identificaciones a la salida del Edipo se se forma el Superyo. Recuerden: heredero del complejo de Edipo en el sentido que es el reemplazo de las catexis de objeto por las 14 15 identificaciones, y además se forma el carácter, como Freud lo plantea en esa primera página del cap. II I de "El Yo y el Ello". que juega para esa díada madre-hijo, pero lo que no aparece estudiado El sujeto se constituye como tal en el seno de la situación edípica, por- es qué significa para el pádre que la madre tenga el falo a través del hijo, que sea ilusoriamente la ley, etc. Mientras que se describen los efectos que las funciones de la estructura inducen en lo imaginario de la madre y, del chico no sucede lo mismo con el padre. Inclusive algunos trabajos como el de Moustafá Saffouan, miembro destacado del grupo lacaniano, cuando analiza la función del padre real lo que le interesa es qué pro- que si el Superyo y el carácter se forman a consecuencia de lo que pasa duce éste en la díada madre-hijo. en ella, esta situación entonces aparece como condición estructurante del sujeto. Ahora bien, no queremos anticipar en forma de aforismos lo que merece ser objeto de un estudio detallado y de lectura de textos, pero teníamos interés en plantear cuestiones que dieran dimensión a la discusión. Hay muchos otros problemas que deberemos debatir con detenimiento: ¿Cómo se constituye la sexualidad, la elección de objeto? ¿Qué papel juegan las pulsiones? ¿Cómo se encuentran éstas y se inscriben en un orden cultural? ¿Cómo se pasa de lo biológico a lo cultural? Esto es en síntesis de lo que trata de dar cuenta el complejo El Edipo acá adquiere un carácter más estructurante de la personalidad porque ya no aparece solamente constituyendo al inconsciente sobre la base de una fundación previa sino que surge —estamos ya en la segunda tópica— integrando parte de toda la arquitectónica del sujeto. En este sentido no hay un sujeto que preexista a la relación con los padres. Es en el contacto con esos padres, movido por su sexualidad y por su odio a sus padres que el sujeto se estructura de una manera determinada. Podemos decir que es menos interaccionalista que el primer modelo dado por Freud: ya no hay alguien que sigue su pulsión natural, sino que hay un interjuego que constituye a un sujeto. Considera no sólo lo que pasa en el acmé de la situación edípica sino a la salida de ella, por lo tanto plantea la existencia de dos tiempos en el Edipo. En la obra freudiana viene después un tercer período, aquél en que Freud dice que el Edipo no es igual para la mujer que para el hombre. Establece una diferencia ya con respecto al período que acabamos de reseñar en que el Edipo era equivalente para ambos. Además convierte a la castración en el centro del Edipo. Con todo no aparece claro aún en estas formulaciones más tardías sobre el Edipo cuál es la función, o qué es lo que quiere la madrt. O sea, qué es lo que pasa en la totalidad de la estructura edípica. Sigue centrado el análisis en uno de los polos de la estructura edípica, el chico. Es acá donde aparece verdaderamente el mérito de Lacan, quien amplía el concepto de complejo de Edipo, ya no a lo que pasa en el chico sino a lo que pasa en una situación dentro de la cual el chico está incluído. Cuando afirma que el chico es el falo de la madre ya está diciendo qué es el chico para la madre, pero además de que nos está hablando de la madre nos muestra a ésta constituyéndose en relación con el chico. Porque si el chico es el falo para la madre ésta se constituye, en función del chico, como teniéndolo. La madre ya no es un ente sino que es alguien que se conforma, se estructura, en interdependencia con ese chico. Sin embargo el análisis del padre en tanto sujeto no aparece tan claramente delimitado. Se podría decir, y ya lo vamos a trabajar, que se ha llevado a un primer plano la función del padre, ó sea el papel 16 de Edipo de la segunda época freudiana —El Yo y el Ello—, cómo se pasa de lo biológico a lo cultural. , Pero el Edipo es clave también para entender la constitución de los mecanismos de funcionamiento psíquico y entre ellos los de defensa. Durante mucho tiempo se pensó que los mecanismos de defensa eran algo que naturalmente estaban dentro de -un individuo, y de los que disponía para protegerse de las ansiedades de la situación edípica. Mientras que la fuga frente al'peligro puede ser un instinto —en el sentido de los etólogos— que se trae desde la filogenia, la negación freudiana, para tomar un ejemplo, depende del lenguaje. Por algo lo que la caracteriza es el signo lingüístico "no". Y si es del resorte del lenguaje ésto implica que el sujeto no sólo debe adquirirlo sino que lo recibe de los que le aportan el lenguaje: sus padres. Más aún, si los mecanismos de defensa son operaciones del pensamiento, formas de manejar símbolos, en el código operatorio que se aporta en la situación edípica al chico por parte de los padres se halla la condición de posibilidad de la existencia de los mecanismos defensivos. Pero esto no es todo. No solamente los padres aportan un conjunto de operaciones posibles sino que privilegian algunas dentro de ellas. Así, para tomar un sólo ejemplo que sabemos simplificante pero al mismo tiempo ilustrativo, el discurso colectivo de ciertas familias que constituyen verdaderos rodeos en torno a temas que no son tocados directamente sino que quedan demarcados por su ausencia, facilita por 17 introyección un tipo de pensamiento individual en que la evitación un rasgo distintivo. es Y entonces, ¿cómo se articula la existencia del conflicto inconscienLa identificación juega, por tanto, un papel centr en la constitución de los mecanismo al te y de la contradicción que implica el complejo de Edipo reprimido s de defensa en el sujeto. Y com son procesos que ocurren en el seno de una situación, la edípica, qu° con la aseveración repetida hasta el cansancio pero sin extraer conseestá marcada por los deseos, los mecanismos de funcionamiento de loe cuencias de ella de que en el inconsciente no hay contradicción? padres serán aceptados o rechazados según como quede ubicado es ¿Cómo se articula la teoría del Complejo de Edipo con la teoría del chico frente a aquéllos. 1 inconsciente? Esta es una problemática que deberemos también encarar El Edipo aparece así condicionando los mecanismos de defensa, y n en nuestras reuniones. éstos como algo que o enfrenta a lo edipico. Ya Uds. se pueden preguntar a esta altura ¿y qué tiene todo ésto que volveremos en el curso a tratar de desarrollar lo que ahora aparece como una formulación ver con la Psicopatología, con las perversiones? Demos desde ya la general. respuesta; si el Edipo interviene determinando el tipo de elección de Les había dicho que Lacan amplía el Edipo mediante una conceptuaobjeto, la identidad del sujeto, cómo éste y su deseo se constituyen, lización que puede ser considerada más estructural, y surge entonces la sus mecanismos de defensa, la perversión que implica una determinada pregunta: ¿cuál es la relación entre este Edipo y la cultura? El Edipo identidad, una posición frente al deseo, una elección de objeto, estará que nosotros analizaremos es un Edipo mutilado, es un Edipo que a su entonces marcada por el Edipo. vez no está definido con respecto a una estructura más amplia en la Es por ello que abordar el tema del Edipo no es dar un rodeo sino cual está inscripto que es la estructura de la cultura. Existen en este iniciar la consideración del problema que nos ocupa. momento pistas para tratar de estudiar una articulación entre la cultura y el Edipo, pero son pistas a ser desarrolladas y quizás es el terreno más inexplorado de toda la teoría. Pero se nos plantean muchos problemas más que yo quiero ir señalando para que tengamos motivo de reflexión Y que se puedan convertir en problemática que nos sea fructífera a lo largo del curso. El complejo de Edipo es inconsciente en el sentido sistemático, es decir algo que no puede hacerse conciente mediante catexis de atención —que sería el caso del preconsciente— ya que los deseos incestuosos y hostiles constituyen el núcleo de lo reprimido. Tenemos entonces una primera tesis: el complejo de Edipo pertenece al inconsciente en sentido sistemático. Ahora bien, si en ese complejo inconsciente se desea eliminar al padre para poderse quedar con la madre —ya que ésa es en la conceptualización freudiana la causa principal del deseo de muerte sobre el progenitor del mismo sexo— ésto implica una lógica de oposición: ''ci él o yo", "si él tiene a mamá no la puedo tener yo, luego él debe desaparecer". Por otra parte si existen conflictos inconscientes, con ideas que se oponen entre sí y que serían la causa de defensas también inconscientes, ¿todo ésto no indicará que en el inconsciente existe contradicción, que los contrarios no pueden coexistir, ya que de ser así cómo podría haber conflicto? 8 19 EL EDIPO EN LACAN - I Hoy vamos a empezar la presentación del Edipo según Lacan. Es verdaderamente una empresa pedagógica sumamente complicada la. de trasmitir una lectura sobre este tema a una población de formación desigual. Hay quienes no saben absolutamente nada de Lacan y hay quienes tienen una lectura previa. Por otro lado hacer esa trasmisión tratando de ser lo más fiel a los textos exige un trabajo de interpretación de los mismos, dado que- el texto no es transparente —y mucho menos en Lacan—, con lo cual la deformación por parte de cualquier expositor es un riesgo difícil de sortear. Hay una dificultad adicional que es la de que nosotros tenemos un corpus reducido de textos, faltan aquellos seminarios que nunca se han publicado. En este sentido no queremos dar la imagen de una lectura acabada. Pero al mismo tiempo nos preocupa que el decir ésto —de que no es una lectura acabada— nos lleve a la conclusión de que la incomprensión o contradicciones que podamos descubrir sean atribuidos exclusivamente a lo incompleto de la lectura, y que aparezca la ilusión de que cuando se publiquen los seminarios esas incomprensiones o contradicciones desaparecerán. A la conclusión de que la lectura es incompleta no se opone aquella otra: de que la teoría presenta incompletudes, ambigüedades, puntos importantes no aclarados. En Lacan uno tiene la convicción de que muchos problemas importantes han sido intuidos, o se los ha rozado, se han dado pistas, pero no han sido desarrollados. Quisiéramos. hacer una aclaración ulterior, y el hecho de tantas aclaraciones marca lo que significa para nosotros tener que introducir a Lacan. Su incorporación al programa de este año no debe tomarse como adherencia al sistema mismo, sino como resultado de la convicción de que en ciencia no nos podemos permitir el lujo de descartar una teoría por las dificultades que presente su comprensión. Obviamente estas dificultades tampoco son indicio de verdad, pues la fascinación que 23 r ejerce lo misterioso que haya en una teoría no nos asegura que en ella haya un tesoro oculto. No siempre dado que en realidad no se trata de valores fijos o lugares Vacantes que va encierra una ciudad perdida, se definan de por sí sino que cada uno es función del otro personaje. a veces al cabo de mucha búsqueda uno termina descubriendo que! sólo hay una maraña de vegeta Así, por ejemplo, el padre es -tal en relación a alguien que es hijo y vegetación. viceversa. Las dificultades de una teoría, la pedantería de su autor, el que otorga su difusión, que ~atol' Con una complicación adicional: cuando uno crea una estructura matemática, un algoritmo del tipo "y es función de x", en esas condiciones hay algo que es la variable independiente. En el Edipo lacaniano no hay nada que sea variable independiente, están mutuamente condicionadas. Y si en todo caso hubiera una cierta semejanza con la metáfora poder juzgar su validez. No se puede estar a la pesca de signos superf j que estoy haciendo, lo que la validaría como metáfora, es que en el primer tiempo del Edipo la variable independiente sería la madre, ciares que permitan una ubicación fácil para aceptar o descarta! la teoría, como serían por ejemplo si l aquélla de la cual. depende el chico, quedando éste determinado en el movimiento lacaniano tiende a función del deseo de aquélla. Pero tampoco llega a constituir una variade ella se hayan derivado preceptos técnicos! que sean adecuados o no, no constituyen elementos para prejuzgar sobre la verdad o falsedad de la misma. En todo caso esos son puntos de reparo cuando a falta l de comprensión de la teoría no se tiene más reme[ dio que ir a la búsqueda de indicios exteriores a la teoría misma párai expandirse o tiene signos de decadencia o no. Sería lo mismo que li suponer que la verdad de una teoría matemática depende, a favor o contra, de que su expositor use polera en o le guste impiimirla al revés. r Los defectos o virtudes personales de los sostenedores de una teoría no I dicen nada de ella, de su contenido de verdad. Vayamos ahora a nuestro tema. ' El Edipo en Lacan es la descripción de una estructura intersubjetiva, ésta es la primera aproximación. Trataremos de ver, entonces, cuál es el concepto de estructura que está en juego en el Edipo lacaniano. 1) Una estructura como una organización caracterizada por posicio. 1 nes o lugares vacantes que jes. Tomemos una pueden ser ocupados por distintos persona- metáfora: una pieza teatral en que existen personajes o roles que son protagonizados por los actores, que al asumir el rol ejercen las funciones marcadas por el mismo. Es evidente que el actor no es el rol sino que lo encarna. Una segunda metáfora: el teatro griego de máscaras, donde bajo la máscara de los personajes sólo tres actores eran los que representaban la totalidad de los mismos. 2) Es importante también el concepto de función matemática es función matemática. Una i una relación entre dos variables. Cuando se dice r por ejemplo que "y" es función de "x", y se ; este caso a "x" como la variable toma una de ambas, en 1 independiente y a "y" como la variable 1 dependiente, lo que se 'está queriendo decir con que "y" es función de c"x" es que "y" varía en la medida que varía "x", o que tiene una cierta í orrespondencia con las variaciones de ""x, dada una determinada ley. I Esto resulta bastante importante I en la concepción del Edipo lacaniano 24 ble independiente en el sentido literal que tiene en matemáticas, pues la madre fue variable dependiente en relación a un Edipo, y así en la cadena de las generaciones. 3) Otro elemento para tener en cuenta en el concepto de estructura es el que ha sido tomado de Levi-Strauss: Las estructuras elementales del parentesco como codificación de alianzas que resultan del intercambio de mujeres. Las mujeres son cambiadas entre los hombres, circulan entre ellos. 4) Derivado de lo anterior: lo que circula es lo que va a determinar la posición del personaje. Nuevamente una metáfora, tomada de Lacan, para ilustrar qué es lo que se quiere decir con que lo que circula va determinando la posición del personaje, o mejor dicho va marcando una determinada posición en la cual la persona que se encuentre en esa posición tomará las funciones, las propiedades de la misma. Pensemos en ese juego del anillito en que varios personajes en círculo hacen circular un anillito. El valor que toma una de las personas en el juego depende del lugar donde el anillito esté escondido. Este es el que determina qué persona adquiere un valor especial. Las personas en sí, por lo que son, no se diferencian las unas de las otras en cuanto al juego. Sólo por el hecho de que en poder de una de ellas cae el anillito adquiere un status particular. Se puede decir que el anillito marca e instituye una posición: aquélla en que el anillo se encuentra. Pero no sólo determina la posición del que tiene el anillo sino que por contraste los demás integrantes de la ronda quedan marcados como no teniéndolo. El que tiene el anillo pasa a desempeñar determinado rol, los que no, tienen otro, y el personaje que está buscando el anillo quedará m2rcado 25 como equivocado o acertando, haciéndose acreedor al premio o al castigo, de acuerdo a que diga que tiene el anillo aquél que en efecto lo tiene, Supongamos ahora una condición psíquica tal que uno de los miembros del círculo cuando el anillo llega a su lugar en vez de creer que el el anillo le otorga a él una posición y un valor, se cree que él mismo es el anillo, que el valor que tiene es por él y no por el anillo. Para él, si él es el anillo no existe éste como algo que circula y otros lo pueden eventualmente tener y él a su vez no tenerlo, perderlo; él es el anillo y no hay distancia con respecto al anillo. El anillo como elemento-independiente de él ha desaparecido de la representación que él se hace. Ahora bien, desde el punto de vista de un observador que teorizase sobre la estructura de ese círculo de personas las cosas son como hemos descripto en la primera parte: hay un conjunto de personas y algo anillo— en circulación que determina las posiciones. Pero desde la representación que se hace este hipotético sujeto está aquél que es el anillo y están los que no son anillos. Quisiera que mantuvieran a todo lo largo de la presentación de hoy esta diferencia existente entre observar el círculo desde alguien que teoriza la estructura y la representación ilusoria que se puede hacer alguien desde adentro de la estructura. Imaginemos ahqra que ese personaje que se creyó el anillo tuvo sentado a su lado, como socio, a un otro personaje que deseaba intensa. mente tener el anillo. Que siempre sintió que ese anillo lo haría inmensamente feliz, que era algo que le faltaba y que el día que tuviese un anillo sería completo. La metáfora no está tan alejada de la realidad si se reemplaza anillo por cualquier otra cosa, inclusive se la literaliza en el anillo mismo. En un momento dado le dice a su socio: "vos sos el anillo", y éste cree serlo. Ni siquiera le llegó el anillo real, pero el socio l9 convence que lo es para de esa manera tener al anillo. El socio que desea fervientemente tener el anillo, lo puede lograr si él mismo se convence de que el otro si el anillo y para completar la ilusión requiere que el otro se convenza de que efectivamente lo es. Queda claro acá que la representación que se hace alguien, en este caso el personaje hipotético y su socio, está bien alejada de la descripción de la estructura real. Ahora bien, el Edipo lacaniano es la descripción de una estructura y de los efectos de representación que esa estructura produce en los que la integran. La pregunta clave acá es entonces: si lo que determina la posición de los personajes es algo que circula, ¿qué es lo que circula entre los miembros de la estructura del Edipo? Y la respuesta es taxativa: el falo. Por lo tanto la elucidación del concepto de falo se va a convertir en algo central para nuestra exposición, y no puede reemplazar al concepto de falo la descripción simple de los tres tiempos del Edipo. Es necesario captar qué es lo que se quiere decir en la teoría lacaniana sobre el falo. Nuevamente la empresa no es simple y, para poder construir el concepto de falo en Lacan, vamos a seguir un doble movimiento expositivo: vamos a ir de la abstracción del concepto de falo a lo que es su ejempli• ficación en los tres tiempos del Edipo, deteniéndonos en el primero. De ahí vamos a volver al concepto de falo para tratar de precisarlo. Al mismo tiempo para dar solidez a los conceptos que expondremos intentaremos ir marcando la procedencia de los mismos en los textos de Lacan que recorremos para su construcción. Veamos dos definiciones del falo: 1) "el falo es el significante de una faltan (en La significación del fa/o, que está en "Lectura estructuralista de Freud"); 2) "el falo es el significante del deseo", en "Las formaciones del inconsciente" (edit. Nueva Visión, pág. 112). Acá aparece la necesidad de aclarar un otro articulador, el concepto de significante ya que forma parte de la definición y así vamos a tener que ir procediendo en la exposición, con lo cual se dan cuenta que a medida que vamos introduciendo algo, tenemos que ir introduciendo una otra cosa. Esperemos no hacer una regresión al infinito que sea una especie de deslizamiento interminable que realmente no permite captar nada. Veamos cuál es el concepto de significante en Lacan. Por de pronto una aclaración: el concepto de significante de Lacan no es una copia no es una reproducción del concepto de significante en lingüística, es en realidad una derivación del concepto de significante en lingüística. Hay un artículo en castellano que puede ser útil, el de Jorge Jinkis sobre "El significante", en la Revista Imago, en el número "Qué dice Lacan? ", artículo que en lo esencial sintetiza el trabajo "Le titre de la léttre", de Labarthe, P.L. y Jean L. Nancy, Editions Galilée, 1973. Este trabajo es, en lo que yo conozco, el intento más sistemático de precisar el concepto de significante en Lacan, én base al estudio de "La instancia de la letra en el Inconsciente", que está traducido —este último—, en "Lectura estructuralista de Freud". Dejo de lado una serie de propiedades que tiene el significante en Latan a fin de señalar en una primera aproximación las que me parecen 26 27 Particularmente relevantes para poder entender qué se quiere decir con que falo es el significante de una falta'. En primer lugar el significante es el una traza material. Es una huella acústica, una imagen visual, algo del orden de lo sensible o capaz de convertirse en perceptible. Simple. mente para aclarar más: una imagen del sueño tal como se presenta, un fonema, una palabra, un olor determinado, todos ellos en la medida en que se diferencian de otras imágenes, fonemas, palabras, olores, se constituyen en significantes. Segundo, en el significante y por medio del significante algo queda inscripto que es de otro orden. Esto es central: el significante sirve para que en él se inscriba algo que es de otro orden. ¿Qué se quiere decir con que algo queda inscripto? Un ejemplo, se siente una necesidad orgánica y se dice: "tengo hambre", se transpuso la necesidad orgánica en términos del lenguaje; el "tengo hambre" ya tiene una diferencia con respecto a la necesidad orgánica. Simplemente por el hecho de que algo pasa a ser registrado en otro nivel, corno el del lenguaje, hay algo que no va a ser registrado, hay una transposición. O sea algo que es deformado, capturado en otro registro. En el concepto de inscripción, de que algo queda inscripto en un significante, está involucrado el concepto de transposición, de deformación, de algo que queda sin inscribir, simple. mente por el hecho de que se pase de un orden a otro orden. En este sentido digo que inscribir es trasponer, alterar. Hay una distancia esencial soporte entre lo que se va a inscribir y el material que va a servir de para esa inscripción. Un chico se inscribe en el Registro Civil. lo que en un nivel es un chico, en el otro es un nombre; se ve muy claro que en la inscripción hay una transposición. Más aún, alguien puede estar inscripto en el Registro de Defunciones, está inscripto -presenteen el registro pero está inscripto en tanto ausente, es decir en tanto inexistente, y éste es un rasgo esencial del significante. El significante inscribe algo que es una ausencia, aparece en lugar de la Cosa, en • Etorofew, para no complicar desmesuradamente el desarrollo no examino el encadenamiento significante /a primacía del significante sobre el Panificado, la barra resistente a la significación, la diferencia entre significado, significaCiar/ y significancia. Me remito a los artículos citados y al articulo "La primacía del significante" en pág. 392 del "Diccionario Enciclopédico de les Ciencias del Lenguaje de Ducrot y Todorov, Siglo XXI. sustitución de una ausencia; no se inscribe en realidad un existente -el chico en el Registro Civil no queda allí- sino que lo que se inscribe es un ausente. Ahora bien, ¿qué es lo que pasa cuando lo que hay que inscribir en vez de ser un existente que va a ser transpuesto, es una falta, una carencia? Lo notable es que el significante, traza material, en el que esa falta se inscribe aparece como una presencia, el significante materialidad aparece como aquéllo en que queda registrada la falta. Se puede producir entonces la ilusión de que si está el significante, si hay algo -incluso que es material- no falta nada. Es porque la falta se inscribe como presencia que se puede producir la ilusión. Hay otros tres atributos del concepto de significante en Lacan que son: el de que un significante remite siempre a otro significante -la cadena articulada-, el que se define por los rasgos o elementos diferenciales en pares de oposición, y el último que aún cuando no lo desarrollemos hoy veremos que tiene una importancia realmente central para poder salir de algunas impasses teóricas: que los significantes se combinan de acuerdo a leyes de un orden cerrado. Esa expresión de Lacan que puede parecer enigmática sin embargo puede ser aclarada. ¿Qué se quiere decir con que el significante se combina de acuerdo a leyes de un orden cerrado? Significa que las leyes combinatorias no son azarosas, responden estrictamente a leyes; o sea que el significante no puede hacer cualquier cosa, sino que existen leyes que rigen su combinación. Lo relevante para lo que nos ocupa es que el significante a) es una traza material, b) que en él y por medio de él algo queda inscripto, algo que es de otro orden, que hay una transposición. Y la otra propiedad que también es esencial para la discusión de hoy es que el significante siempre puede ser tachado -dice Lacan- anulado, destituido de su función (Formaciones del Inconsciente, pág. 112). Qué se quiere decir con tachado, anulado, destituido de su función. Tachado, o sea si está presente podría no estar presente, o sea el significante aparece como presente por contraste con una ausencia posible. En este sentido puede ser anulado o reemplazado por otro significante, y acá es donde está la idea de que puede ser reemplazado siempre por otro significante. Vemos presentado asi muy esquemáticamente el concepto de significante en Lacan *. Apliquémoslo al falo. El falo es entonces lo que El otro aspecto esencial del significante en la teoría lacaniana es el de que no 28 representa a la significación sino que la engendra. 29 aparece como lo que esta en lugar de la falta. O sea "el falo es el signifi. cante de la falta" significa el falo es aquéllo en lo cual se inscribe la falta, está en lugar de la falta. Desde la subjetividad del sujeto cuando parezca —aún una redundancia creo que es importante este nivel descriptivo—, desde esa subjetividad, al aparecer como una presencia el falo produce la ilusión o posibilita la ilusión de que no falte nada. Repárese entonces que desde la descripción de la estructura el falo es la marca de la falta —cómo está inscripta la falta—, pero debido a que esa falta aparece inscripta como una presencia, desde la subjetividad aparecen dos posibilidades: 1) Si está presente la imagen hay ilusión de completud, no falta nada: 2) Pero la segunda posibilidad en la cual vamos a insistir cuando hablemos del falo simbólico es la de que algo que está presente se pueda perder. O sea que hay un aspecto esencial. mente paradojal entre este doble punto de vista sobre el falo: que desde la teorización de la estructura sea siempre el significante de una falta, pero sin embargo desde la subjetividad pueda ser vivido como un pleno, como una completud. Veamos entonces una primera aproximación a la .caracterización del falo. El falo imaginario es lo que completa una falta (ya vamos a ir viendo en la tercera clase por qué hablamos del falo imaginario). El falo imaginario —decía— es lo que completa una falta produciendo la expansión del narcisismo, su satisfacción. Algo que es vivido por 'el sujeto, como falta —estamos en el nivel de la subjetividad-- encuentra algo, que puede ser cualquier cosa, que produce la ilusión cuando se lo tiene de que se está completo. O en otros términos, el individuo siente que algo le falta, ese algo seria para él lo que le completaría si lo tuviera. El falo imaginario le permite mantener la ilusión, entonces, de que nada falta. Esto es lo que se llama la función imaginaria del falo. Y el objeto que lo cumple, cualquier cosa se convierte en el falo imaginario. Examinemos más en detalle la idea de que cualquier cosa puede ser el falo imaginario. Para indicar cómo el falo imaginario en la teoría lacaniana no es solamente el pene sino aquéllo que produce la sensación de completud, de perfección, veamos dos citas de Lacan. Este dice: "esa experiencia privilegiada que hemos descripto como fase del espejo y que le abre nuevas posibilidades, la de situar al falo en tanto objeto imaginario, coq que el niño debe identificarse para satisfacer un deseo de la madre, y'que se enriquece con esa cristalización del Yo bajo la forma de imagen del cuerpo" (Formaciones del Inconsciente, pág. 91). Acá se presenta una dificultad expositiva en el curso: los que vieron 30 la fase del espejo el año pasado tienen una mayor captación de ésto, pero para los nuevos hago una digresión aclarativa. El chico siente su incoordinación motriz. A determinada edad ve en el espejo su imagen que se le aparece como completa en contraste con su incoordinación motriz. Con esa imagen de completud él se identifica. El cree que es ese ser completo. Esa imagen con la cual se identifica es su Yo. Como se dán cuenta la imagen en el espejo lo que logra es obturar, cerrar, tapar una sensación de incompletud que estaba dada por su incoordinación muscular. El es —en su representación— ese ser completo que aparece en el espejo. Hay una segunda cita en "Las formaciones del Inconsciente", pág. 92; "y en lo imaginario el falo representa lo que siempre se disfraza por el mismo hecho de la existencia del significante. Ciertos elementos desempeñan en él un papel cristalizante, la imagen del cuerpo y la dominación de sus miembros por el sujeto" (subrayado mío). O sea, cuando el falo como significante de una falta queda imaginarizado en términos de un objeto concreto, este objeto puede ser el cuerpo, la dominación de los miembros, el pene, el dinero, el auto. Entonces todas esas pueden ser versiones del falo imaginario en la medida que en la subjetividad lo que hacen es completar una falta. Veamos un poco más ésto. Si el falo es el significante de la falta, aquéllo en lo que se inscribe la falta, pero al mismo tiempo lo que completa la perfección, este completar la perfección implica una escala de valoraciones. ¿Qué se quiere decir con escala de valoraciones? Se quiere decir que si tiene determinado atributo el sujeto tiene el máximo valor narcisista y ocupa un lugar de preferencia a los ojos del deseo del otro. En términos de la segunda tópica, se está identificado con el Yo Ideal. ¿Cómo se puede inscribir este máximo valor que le permite al sujeto ocupar el lugar de preferencia, ser objeto del deseo en definitiva, ser el Yo Ideal? A través de cualquier atributo, de cualquier rasgo que para la madre —para el deseo de la madre— se haya convertido en la máxima valoración. Podrán ser los rulos de la nena, podrá ser la habilidad futbolística del nene, la inteligencia, lo que sea, pues entonces cada uno de estos elementos constituye verdaderamente un significante en el sentido de que es una imagen en la cual se inscribe algo. Y ese significante podrá ser un hijo, podrá ser el pecho, podrán ser las heces, podrá ser el pene, ese significante podrá ser realmente un número infinito de imágenes posibles, el dinero, la inteligencia, la belleza, la sabiduría, la rectitud, la bondad, etc. 31 Aclaremos ya que habíamos dicho antes que el significante tiene una traza material y ahora decimos que la belleza, la inteligencia, la sabiduría, la rectitud, la bondad son significantes. Que estos términos designan narcisismo. De acuerdo al falo que va circulando, otorgando la máxima valoración, se puede entender cómo se van ubicando los distintos perso- entidades abstractas, desde el punto de vista de una teoría del lenguaje, facción narcisista. En el primer tiempo: el niño es el falo, la madre no impide que en la subjetividad la inteligencia aparezca en forma de entidades concretas: alguien haciendo rápidamente tal cálculo, resolviendo tal problema, etc. La bondad como alguien dando a otro el último trozo de pan que le queda, perdonando una ofensa, etc., etc. En la individualidad de cada sujeto las cualidades abstractas quedan inscriptas en términos singulares, discretos. Para cada uno la bondad será tal o cual acción, percibida alguna vez o nunca — simplemente imaginada— pero siempre ubicable en términos de una situación pensada, es decir existente en el psiquismo en términos de imágenes, Es decir, ubicable en términos de traza. palabras. Ahora bien, ¿por qué decimos que éstos scn significantes? Porque pueden tener distintos significados. ¿En qué sentido se diferencia ésto de un signo? Recuerden que en Saussure el signo es esa entidad, esa unidad bifásica de significante y significado. En cambio acá el hijo en tanto significante no tiene de por sí un valor. Por ejemplo el hijo de la madre soltera, o el hijo mogólico para la madre es un hijo —está ahí el significante hijo— pero sin embargo ¿cuál es el significado que tiene para la madre? ¿Máximo valor ideal narcisista, Yo Ideal que chico es el y por eso la convierte a la madre en la que tiene el Yo Ideal? No, muy por el contrario. O sea que lo interesante es que cada una de estas cosas pueda tener el valor totalmente contrario, El significante no está soldado al significado. Otro ejemplo: el dinero en tanto significante. Puede ser el máximo valor para alguien pero por el contrario puede ser el mínimo valor para el asceta. Hasta el pecho cuyo volumen fue realmente un significante en el cual se inscribía la máxima valoración de la belleza, en la actualidad con Tvvtggy o personajes como ella se han convertido ahora en aquéllo que de ser tenido en esas dimensiones voluminosas convierten en el negativo del Yo Ideal. Lo prosaico del ejemplo no obstaculiza el captar que el pecho de por sí no es un signo, sino un significante que puede ser significado y se puede inscribir en la najes frente a ese falo cuya posesión otorga una determinada satis- tiene el falo; el padre no aparece suficientemente desarrollado en la teoría, qué es lo que pasa con él (me refiero al padre real, no al padre simbólico). En el segundo tiempo el niño deja de ser el falo, la madre deja de tener el falo, pero todavía en el segundo tierhpo el padre es el falo omnipotente que puede privar a la madre. Recién en el tercer tiempo el padre tiene el falo pero no es el falo. El falo se encuentra por fuera del padre. El es alguien que lo posee. Es decir que en el tercer tiempo el falo es reinstaurado en la cultura, dice Lacan. No es la madre, ni el niño, ni el pene del padre, ni el padre mismo; el padre y el niño pueden tener penes pero estos son diferentes del falo. Fíjense entonces que el Edipo consiste en superar el falo como aquéllo que se es, para arribar al falo como aquéllo que se tiene, o en un sentido más riguroso consiste en separar el falo de sus representaciones, entre ellas el pene en primer lugar. Una acotación acá que puede ser interesante aunque sería digna de todo un desarrollo. Cuando Melanie Klein convierte al pecho en la máxima valoración, o sea aquéllo que es envidiado, deseado por el chico, y que da lugar a todo ese juego intersubjetivo en torno al pecho, en realidad M.K. estaba describiendo algo verdaderamente importante. Lo que pasa es que no ubicaba al pecho como aquéllo que quedaba revestido de valor fálico en un período determinado, o sea había convertido al pecho en vez de un significante verdaderamente en un signo. Y no se puede decir que la diferencia con Lacan está simplemente en que Lacan hable de falo y M.K. de pecho, porque el falo de Lacen no.es el pene, no es un objeto parcial. Por lo tanto no es el reemplazo de la importancia del pecho sino que es entrar en un orden de conceptualización completamente distinta como se ve por este análisis que estamos haciendo. máxima valoración o no. Acá ya podemos hacer una primera aseveración de tipo general que nos va a permitir ir adentrándonos en la lectura del Edipo lacaniano. El Edipo freudiano está centrado alrededor de la satisfacción de la pulsión, el lacaniano en realidad alrededor de la satisfacción del 32 33 EL EDIPO EN LACAN - II Retomando, había planteado que luego de introducir así brevemente el concepto de falo, vamos a tratar de caracterizar el primer tiempo del Edipo lacaniano para después volver nuevamente al concepto de falo, tratando de precisar con mayor rigor el falo simbólico y el falo imaginario. En el primer tiempo del Edipo se consideran dos personajes y la relación entre ambos. Esos dos personajes: el niño por un lado desea ser todo para la madre, desea ser el objeto del deseo de la madre; para ello se convierte en aquéllo que la madre desea. Su deseo es deseo del otro, en el doble sentido, o sea ser deseado porel otro, y de tomar el deseo del otro como si fuera el propio. ¿Qué es lo que determina que el chico desee ser el objeto del deseo de la madre? Lacan responde: No la dependencia vital sino la dependencia de amor. El niño se identifica con aquéllo que es el objeto del deseo de la madre, cree que es por él que la madre es feliz. En la metáfora que habíamos utilizado él se siente el anillo y cree que la madre lo ama a él; no sabe que la madre busca otra cosa más allá de él: la completud narcisista de ella. O sea, que en el primer tiempo del Edipo tenemos a la madre, el niño y el falo; se ha creado así lo que en Lacan se llama el ternario imaginario (por ejemplo en el trabajo sobre "De una cuestión preliminar a todo tratamiento posible de la psicosis"). En el primer tiempo Lacen dice que la metáfora paterna actúa en sí porque está inscripta en la cultura. Quiere decir que si bien para el chico no existe el falo simbólico —él se cree el falo— y no sabe que existe otra cosa más allá de él —en el inconsciente de la madre sí existe el falo— o sea en el inconsciente de la madre el falo está simbolizado. Lacan plantea que para el chico en la relación primordial con la 87 madre ésta es el Otro. ¿Qué significa el Otro con mayúsculas? El lugar desde el que se le aporta el código, es decir el lenguaje, las palabras, que van a captar y a moldear por tanto sus necesidades. La expresión puede parecer enigmática: "el Otro como el lugar del código". Significa que el chico tiene una necesidad, pero la única manera de captar esa necesidad es en términos de lenguaje, lenguaje que no es de él, que se le aporta desde afuera; es en ese sentido que se dice que el Otro constituye el lugar del código, o sea desde donde se le aporta el lenguaje. Lacan también dice que el chico lee la satisfacción de sus necesidades en los movimientos esbozados de la madre. Acá está en juego todo el problema del transitivismo, o sea de que alguien lea lo suyo en el rostro del otro. Un ejemplo que quizá permita a los que no trabajaron el transitivismo el año pasado tener un cierto acceso a él: un padre juega con su nena de menos de tres años de edad; juegan a que el padre se esconde en un rincón, la nena pasa corriendo, y el juego consiste en que el padre la debe sorprender y asustar. El placer de la nena consiste en ser sorprendida por el padre y ser asustada. La nena sabe dónde está el padre — siempre es la misma localización— pero el juego se repite con la nena reencontrando al padre y jugando a su vez ella a que es asustada. En un momento determinado la nena le dice al padre "cerré los ojos", el padre le pregunta "para qué" y la nena le dice "para que no me de cuenta". El juego se repite a la semana. La nena pide que el padre cierre los ojos: "¿para qué? " La nena responde: "Para que no te vea y no me doy cuenta". El padre le pregunta: "¿Y si los abro? ", "Te veo" es la respuesta. le pasa al otro le esta pasando a ella. Y no es un problema simplemente de una dificultad en la adquisición de algunas categorías gramaticales que le haga confundir el "me" o el "te", uno en lugar del otro, lo que, por otra parte, ella es capaz de usar con toda corrección fuera de las situaciones descriptas. En ese sentido el chico lee en los movimientos esbozados dé la madre la satisfacción de sus necesidades. Por otro lado la madre le aporta al chico el lenguaje que le dice qué es lo que está pasando; le dice "tenés frío", "tenés hambre". No sólo la madre lee sus necesidades sino le construye necesidades. En ese sentido la madre de lo que Lacan llama primera relación primordial es el Otro con mayúsculas; pero al mismo tiempo es el otro con minúscula, el del transitivismo, la imagen con la que se va a identificar y va a constituir su Yo en tanto Yo representación. Es el Otro en tanto la madre le aporta el código, pero es el "otro" en tanto es el "otro" imaginario, el semejante especular, con el cual el chico se identifica y cree que ese otro es él. Ahora bien, en este primer tiempo del Edipo se está caracterizando al falo como objeto imaginario. Lacan dice: "todo el problema de las perversiones consiste en concebir cómo un niño en su relación con su madre, relación constituida en el análisis no por su dependencia vital sino por su dependencia de amor, es decir por el deseo de su deseo, se identifica con el objeto imaginario de este deseo en tanto que la madre misma lo simboliza en el falo". (De una cuestión preliminar a todo tratamiento posible de la psicosis, pág. 554, "Écrits"). Fíjense, el chico se identifica con un objeto imaginario: el falo, pero A los pocos días el juego se repite. La que está en el rincón escondida es la nena. Cierra los ojos. El padre le pregunta: "¿Para qué cerrás los ojos? ". La respuesta: "Para que no me vean". Acá no hay ninguna en tanto que la madre lo simboliza en el falo. A primera vista parecería finalidad defensiva, no es una proyección para tratar de sacarse, por razones de censura, la visión de sí misma y colocarla en el padre. Es un fenómeno de transitivismo '; ella lee lo propio en el otro, lo que dificultad de esta lectura. Hay algo —cualquier cosa— el chico que es bueno o que es intéligente, o que es hermoso, o que es valiente, o que es obediente, o el que va a hacer fortuna, o el que va a ser médico famoso, etc.; la madre simboliza al falo en esa forma particular, específica para ella. El chico se identifica con esa imagen de perfección: es el bravo, el inteligente, el hermoso, el valiente, el obediente, el que va a hacer fortuna, el médico famoso. Toma esa identidad como si fuera la de él; • Se pueda leer: Lacen, "El estadio del espejo como formador de la función del Yo" y "La agresividad en psicoanálisis". Como muy buena síntesis conceptual de ambos la clase de Diana Rabinovich, dada en el curso de Psicopatología, 1979. Muy recomendable de Wallon: el cap. IV: "El propio cuerpo y mi imagen exteroperceptiva", del libro "Los orígenes del carácter en el niño". 38 una contradicción; ¿cómo el falo es un objeto imaginario, y la madre lo simboliza en el falo? Vamos a tratar de ir viendo dónde radica la toma de la madre el deseo de ser éso. Si es éso, entonces, es aquéllo que para la madre es el falo que la completa. Por eso Lacan dice: para el niño es necesario y es suficiente para obtener el amor de la madre 39 con ser el falo, entendiéndose por ser el falo cada una de estas ejemplificaciones que di. En la madre hay una simbolización. En el niño no es que él simbolice al falo, lo es. Desde la madre el niño ha sido simbolizado como falo y éste es un objeto imaginario. Aquí se entiende en qué sentido el falo es el significante del deseo. Es aquéllo —como decía antes— bajo lo cual va a quedar inscripto el deseo de la madre. Acá volvemos a aclarar las dos citas de "Las formaciones del Inconsciente" de la pág. 113, en que dice Lacen: "El falo es el signo mismo de lo deseado", "el falo es el significante del deseo del otro". Ahora bien, aún a riesgo de redundar, si lo deseado es algo que está ausente, que falta, por ello el falb es el signo de la falta y al mismo tiempo lo que la completa. Veamos lo que pasa con la madre en el primer tiempo del Edipo: ésta siente su carencia de ser, su incompletud, su propia castración, se reconoce como castrada, como faltándole algo: el falo. Este reconocimiento de su castración (porque ella pasó por su Edipo) porque ella reconoció su castración, y en esto Lacan sigue a Freud, cuando dice que la niña reconoce su castración, hace que ella busque algo que la haría perfecta, que lo puede simbolizar en el chico como falo. La madre produce entonces la ecuación niño—falo. El hijo la hace sentir completa, éste es para ella el falo. Todas las expresiones conocidas que encontramos en la vida cotidiana por parte de la mujer embarazada: "nunca me sentí mejor", el bienestar y la expansión narcisista de la maternidad,lo tenemos aquí al desnudo. Siente que ya tiene todo. Podemos entonces definir a la madre fálica: es aquélla que siente que no le falta nada, está completa; en ese sentido tiene al falo que la completa. Si imaginariza como que eso que la completa es el pene, esta es una versión posible del falo, pero no se tiene que pensar que siempre lo imaginariza como que lo que la completa es el pene. Todas las insatisfacciones, las frustraciones, los anhelos, los sueños de gloria, de reina, encuentran en su hijo la posibilidad de crearse la ilusión de que se realizan. Tiene alguien para quien ella es todo, tiene un súbdito incondicional. El niño es el falo para la madre. de poder marcar la ley del deseo, como ley omnipotente. Lo que se le ocurre a ella como valioso es lo valioso para el hijo, lo que se le ocurre como indigno es lo indigno para el hijo. Fíjense que acá está el concepto de ley que lo vamos a tratar en otra reunión, pero ya lo quería introducir. En el primer tiempo del Edipo en la madre está encarnada una ley omnímoda. No es que haya una, ley y la madre es la representada de ella. Es la ley misma. Así como el hijo es el falo, ella es la ley. El niño y la madre forman una unidad narcisista en que cada uno posibilita la ilusión en el otro de su perfección y produce narcisismo satisfecho. La madre convierte al chico en el falo para poder ser como decíamos antes 14 madre fálica. ¿Cuál es la consecuencia de que la ubicación del chico como falo le venga desde afuera, de la madre? Es una concepción totalmente distinta de aquélla que entiende al narcisismo primario como simplemente algo que nace en el propio chico.* Ahora bien, esta ubicación del chico como falo puede producirse pero también puede no tener lugar, o sea el chico puede no constituirse como falo. Piénsese en las situaciones que ya mencioné antes de la madre soltera: para ella su hijo es el testimonio de la indignidad, de la castración simbólica; piénsese en la madre que tiene un hijo mogólico. Lo anterior tiene una consecuencia verdaderamente importante: que si el chico puede quedar ubicado o no como el falo para la madre, no hay que tomar el primer tiempo del Edipo lacaniano como algo obligatorio bajo la forma con que comúnmente aparece descripto. No se trata solamente que las vicisitudes del Edipo transcurran entre el pasaje al segundo o al tercer tiempo, en la falta de la castración; hay algo que también puede suceder con el primer tiempo del Edipo. Y es acá donde cabe una conclusión: si el primer tiempo puede no constituirse bajo la forma comúnmente descripta, es decir no producirse la unidad narcisista del niño que es falo—madre fálica, resulta que la descripción del Edipo lacaniano de los tres tiempos es una variante, la versión más frecuente de una estructura más abarcativa, pero es- Desde la perspectiva del niño él es el que la hace feliz; no sabe por qué, porque no sabe de la castración simbólica de la madre. tructura que tiene por lo menos la otra versión como posible. El hecho Utilicé recién una metáfora que tenía una intencionalidad: dije que la madre es la reina que tiene un súbdito, pero, ¿por qué traigo esta metáfora? Porque tiene un súbdito al que ella dicta una ley que es la ley del deseo delhijo, o sea aparece como aquélla que goza del atributo lo, y que por consecuencia ella no sea la madre fálica, no significa que el 40 de que el hijo no se convierta para la simbolización de esa madre en el fafalo —como lo que convierte en perfecta— no existe para esa madre. • Véase al respecto el curso sobre el narcisismo que dimos en 1974. 41 En efecto, volviendo al ejemplo de la madre que tiene un hijo mogólico, para esa madre el hijo—falo será el que posee otra mujer cuyo hijo sea normal. La ecuación hijo—falo igual existe en su inconsciente aunque referida a otra dupla madre—hijo. Pero si en el caso que estamos analizando el hijo no queda ubicado como el falo de la madre, ¿se puede decir entonces que el primer tiempo del Edipo sea universal? Sí, por lo siguiente: en este caso el hijo queda constituido como no falo —esa es la identidad que su madre le otorga— con lo que se mantiene lo esencial: alguien —el hijo— que lee su identidad en el discurso de alguien exterior a él, y que por su dependencia de amor va a tomar el deseo del otro como el propio. El deseo de la madre continúa siendo de tener un hijo que sea el falo, lo que es sentido como no alcanzable. Esa meta será también la del hijo, meta con la que no se podrá identificar. Entonces lo que se describe en el primer tiempo del Edipo tiene algunas características generales en las que vale la pena reparar pues son las que lo definen: 1) es una relación dual, imaginaria, especular (aquí utilizados como equivalentes). ¿Qué es lo que caracteriza a esta relación? Que dos personajes están presos de la misma ilusión y cada uno de ellos posibilita que el otro se mantenga en la misma. Por ejemplo que la madre haga del chico el falo determina que ella puede ser madre fálica. Es una relación que tiene una asimetría: la madre es determinante, es exterior al chico, le preexiste, le moldea, le aporta el deseo, la identidad. Fíjense que así como dijimos que el narcisismo en Lacan está lejos de toda concepción en que sea simplemente la captación de una omni- Ser el objeto de su deseo. Se puede entender entonces porque el analizado termina soñando lo que el analista desea que sueñe, porque el analizado termina en la posición depresiva penando por el fin de semana, el duelo por las partes perdidas del yo, por los ataques realizados al analista, o por el contrario haciendo de la posición maníaca su ideal. Se identifica y constituye su Yo a imagen y semejanza del Yo que le marca el analista. Ahora bien, cuando el analizado llega a ser lo que el analista desea, entonces éste puede caer en la ilusión de que ha tenido un éxito terapéutico. El analista es en estos casos el equivalente a la madre fálica, dado que el analizado es en ese momento el falo. O sea, el analista tiene una expansión narcisista porque ha sido capaz de "curar" a alguien que aparece como "perfecto". En verdad de lo único que ha sido capaz es de convertir a alguien a imagen y semejanza de su Yo y tener en ese momento la ilusión de que realmente ha producido una transformación. El ejemplo además de señalar una desviación del objetivo que debe guiar un Psicoanálisis, tiene por finalidad mostrar que lo que se está describiendo con el concepto de relación dual no es simplemente un momento genético, sino una estructura: alguien podrá haber pasado el primer tiempo del Edipo, pero sin embargo podrá haber recaídas siempre en esta estructura de la relación dual. Es acá donde uno tiene que hacer un reconocimiento a Melanie Klein cuando decía que la posición esquizo-paranoide era una posición (una estructura), no simplemente una fase o un momento evolutivo, que había posibilidades de potencia intrínseca al sujeto, también digamos ahora cuán alejado está de ver al objeto externo como un simple modulador de un juego pulsional interno. En la concepción lacaniana el elemento externo —la madre—, es por un lado el Otro —el lugar del código— y además el otro, o sea la imagen con la cual el chico se va a identificar. A su vez esa madre depende de un orden simbólico que la determina. recaída, etc. M? Klein estaba describiendo una estructura que va más allá de su reducción cuando se trata de localizarla en un momento del ¿Qué es lo característico de todo esto? Se está describiendo una estructura intersubjetiva que vale para el primer tiempo del Edipo, NOTA No. 1: Como lo han hecho notar LABARTHE y NANCY cuando Lacan emplea el algoritmo .1 está invirtiendo el signo saussuriano, que en realidad es significado sobre significante. NOTA No. 2: Que se diga que eh el significante se inscriban diferencias no debe de entenderse como que esas diferencias estaban ya en el pensa- pero vale para muchas otras situaciones. Esta situación intersubjetiva se caracteriza por la posición de alguien frente al deseo de otro. Alguien está sujeto al deseo de otro. Y para que se vea que es la descripción de una estructura intersubjetiva que va más allá simplemente de que se la ejemplifique en el primer tiempo del Edipo, piensen en la situación analítica, en el analizado tratando de satisfacer el deseo del analista. 42 desarrollo a determinada edad. 2) Los ejes teóricos alrededor de los que gira la "relación primordial" son: el deseo, el del narcisismo, y el 'concepto de Ley. miento y que el significante sea un mero registro. No hay el mismo tipo de conceptos antes de las palabras que cuando éstas existen y los delimitan. Las palabras, como paradigmas de significantes, instituyen los conceptos mismos. El chico del ejemplo de la primera parte de la clase 43 existe, sin lugar a dudas, en tanto cosa antes de que se le dé un nombre, se lo inscriba en el Registro Civil, se le diga que es el hijo de tal y el hermano de tal, que es de tal nacionalidad, que tiene tal sexo, tantos años, etc., etc. Pero antes que quede ubicado con respecto a todos esos sistemas de filiación, tablas de edad, par de oposiciones de sexos, no es un chico en el sentido humano del término, que precisamente se caracteriza por ese entrecruzamiento de sistemas en el que queda ubicado. Como dice Lacan: "Ninguna necesidad de un significante sin dudas para ser padre, tampoco para estar muerto, pero sin significante, nadie sabría nunca nada de uno y otro de estos estados del ser" (De Una cuestión preliminar a todo tratamiento posible de las psicosis, "Écrits", pág. 556). Véase la primera parte del seminario "Las formaciones del Inconsciente" para tener en "familionaris" un ejemplo de cómo la forma de combinarse el significante es capaz de producir un nuevo significado. 44 EL CONCEPTO DE FALO EN FREUD Y LACAN Antes de pasar a la descripción del segundo y del tercer tiempo del Edipo en Lacan veamos el concepto de falo. En Freud con falo se designa una teoría infantil, la de que todos los seres tienen pene, lo que se. ha llamado la premisa universal del falo. Vamos a ver que tendremos que acotar esta definición estableciendo algunas precisiones. Esta caracterización del falo es la que da Freud en 1923 en "Algunas consecuencias psíquicas de la diferencia anatómica de los sexos". Dice: "para ambos sexos sólo un genital, el masculino, es tenido en cuenta; lo que está presente por lo tanto no es una primacía de los genitales sino una primacía del falo". Evidentemente Freud al decir "es tenido en cuenta" se está refiriendo al orden de la representación que un individuo se hace de un estado de cosas, es decir al orden de la subjetividad. El término falo es entonces el que designa en la teoría esa creencia, pero en tanto esa creencia contrasta con otra creencia, la del teórico. Si Freud destaca como digno de ser comentada esa teoría infantil—de que todos los seres tienen pene— es porque la coloca como contrastando con otra existente en la pubertad, aquélla en que se reconoce la existencia del pene y de la vagina, creencia que es también obviamente la del que teoriza, que toma la suya como la adecuada para representar la realidad. Que esta creencia —la del teórico— se corresponda con la realidad no le quita el carácter de ser una creencia. De la comparación entre la creencia del sujeto infantil —de que todos los seres tienen pene— y la creencia del teórico de que no es así surge una articulación; esta articulación es precisamente lo que se llama falo. El falo no es, rectificando ahora el comienzo de la exposición, la creencia del niño en sí, sino esta creencia sobre el fondo de otra creencia que es la creencia del teórico. Hagamos un símil que facilite la comparación: supongamos que tuviéramos una jaula dibujada sobre un papel transparente, que sobre otro papel que es opaco —blanco— hubie47 ra dibujado un pajarito. Si superponemos los dos papeles colocando el transparente sobre el opaco el pajarito aparecerá dentro de la jaula. El concepto de "pajarito enjaulado" es un concepto que surge de la articulación entre los dos papeles. No está ni en el pajarito ni en la jaula, sino en la superposición de ambos. El concepto de falo es equivalente. La creencia del chico de que todos tienen un pene, sería una creencia que en sí misma no daría lugar al concepto de falo. Si da lugar al concepto de falo en la teoría es porque el que teoriza contrasta esa creencia del chico y la juzga ilusoria con respecto a otra. De modo que del contraste entre las dos creencias surge el concepto de algo que no estaba ni en el chico ni en el teórico previamente. El falo es entonces la forma en que el teórico conceptualiza la creencia del chico de que todos los seres tienen pene desde su propio conocimiento de que existe pene y vagina. De modo que falo designa una entidad de dos caras: del lado de la subjetividad del niño al pene, del lado de la teoría a la falta del mismo. Observen esta articulación: en el niño aparece como presente lo que en la teoría corresponde a una falta. Esto nos permite entender por qué el falo en la doctrina, como dice Lacan, no es la imagen sensible, es la falta con respecto a una prbsencia ilusoria, pues el concepto de falta surge también en relación a algo que se cree que está. El concepto de falta —por parte del teórico— surge por contraste con otro concepto que es el de presencia, de modo que la presencia en el chico queda definida con respecto a una falta y la falta que considera el teórico con respecto a una presencia supuesta. Ahora bien, como uno de los atributos esenciales del significante es el de ser una presencia material en que está inscripta la cosa en tanto ausente (por ejemplo: la palabra silla es la presencia en el significante "silla" de una cosa que en realidad está ausente), entonces, de acuerdo a lo que habíamos dicho de que lo que aparece inscripto en el chico como presencia es la imagen de una falta, se puede decir en la teoría lacaniana que el falo es el significante de una falta. Como se ve el falo en Lacan aparece conceptualizado en términos propios —en términos de la teoría del significante— a la teoría freudiana del falo. Pero el hecho de que la teoría lacaniana retome la teoría freudiana del falo no nos debe hacer pensar que el falo en Freud y el falo en Lacan son exactamente lo mismo, Lacan no sólo retraduce Freud a otro lenguaje, sino que en esa nueva inscripción hay transformación, creación de algo que es distinto, con todas las posibilidades de confusión que se produce cuando se deriva un concepto de otro manteniendo el nuevo concepto la misma denominación que el anterior. Acá una digresión: el concepto de derivación es bastante importante en las ciencias del hombre, en donde se toma un concepto de un campo y se lo trabaja en otro (por ejemplo el concepto de significante en la lingüística saussuriana). Pero como vimos en la reunión pasada el significante en Lacan ya no es el significante en Saussure y sin embargo guarda una cierta conexión con lo anterior, ésto es lo que se conoce como derivadión de un concepto. En toda derivación de un concepto hay un mantenimiento de alguna de las características del concepto original. Pero al mismo tiempo aparecen nuevas propiedades que son las del concepto derivado. Tiene su ventaja y su desventaja el mantener el mismo término para denominar al nuevo concepto derivado. Uno se podría preguntar por qué para el concepto derivado se utiliza el término de falo y no se utiliza un nuevo término, dado que el utilizar el término de falo pareciera que es el mismo concepto que el original. Igualmente cuando Lacan habla de significante pareciera que se está refiriendo al significante saussuriano y no es así. El mantenimiento del mismo término para designar un nuevo concepto tiene el inconveniente que predispone a la confusión, tiene la ventaja de que introduce una continuidad y una relación entre dos campos articulados. Si cuando se deriva un concepto, utilizando para designar al nuevo concepto el término que designaba al concepto anterior, tenemos en cuenta que se trata de una derivación, podremos gozar de la ventaja de articularlo con el campo anterior y obviar el inconveniente de que caigamos en la confusión de creer que es lo mismo. Después de esta digresión, volviendo a Freud, su descripción de la subjetividad del niño en relación al falo reconoce dos momentos: un primer momento de la fase fálica con la creencia de que todos tienen pene: el pene nunca falta en esas condiciones y ni siquiera está planteada la posibilidad de que ésto ocurra; el chico cree que todos tienen pene; recuerden a Juanito no solamente con los seres animados sino también con los objetos; no está planteado para él que pueda no existir el pene. En realidad se trata de un preconcepto, la generalización —a partir de una experiencia singular—. Como él tiene pene entonces todos los seres tienen pene. No existe en su psiquIsmo considerada la posibilidad de que alguien no tenga pene. Para ser más claro aún a riesgo de redundar: no es que él reconozca que alguien no tiene pene y reniegue de este 48 49 conocimiento, sino que no está planteada la cuestión de que existen Seres sin pene. Este es un primer momento en la subjetividad del chico. Pero hay un segundo momento dentro mismo de la fase fálica en que el pene es un presente,.presente en el sentido de existente, pero que se puede perder; aparece así la angustia de castración en el varón; o que se ha perdido en la niña (de acuerdo a la visión del varón), o que no lo recibió (de acuerdo ala visión de la niña). O sea que en este segundo momento de la fase fálica, aunque el varón se considera a si mismo como dotado de estrictamente la correlación entre presencia de pene y máxima valoración, ausencia de pene mínima valoración. Es decir que fálico en Freud (no solamente en Lacan, sino en Freud) implica valioso, mientras que castrado es no valioso. Entonces en Freud falo es lo que completa, el narcisismo satisfecho, el Yo Ideal. Además por algo Freud sostiene que el Complejo de castración es angustia de castración en el hombre y envidia del pene en la mujer, es decir sentimiento de inferioridad frente al hombre. pene, piensa que puede perderlo y cree que la niña no lo tiene porque ¿Qué es lo que se desprende de todo esto? Que en una lectura lo perdió. La niña considera que el varón tiene pene, es completo y que ella no lo tiene pues no se lo dio la madre. cuidadosa de Freud castración implica por un lado sin pene pero también implica pérdida de la identificación con el Yo Ideal, es decir que hay dos niveles en Freud mismo de acuerdo a las citas que expuse, en que se puede leer el concepto de castración. Por un lado como angustia frente a la pérdida del pene, pero básicamente como la pérdida de la identificación con la máxima valoración, de acuerdo a lo que habíamos visto el año pasado como la pérdida de la identificación con el Yo El pene es entonces una presencia que se define en relación a una ausencia posible y una ausencia que se hace posible en relación a una presencia supuesta. Ahora bien, qué significa en Freud la oposición fálico-castrado: primero la oposición entre presencia—ausencia del pene, o sea significa pene presente—pene ausente; segundo la oposición entre máxima valoración y mínima valoración. Fíjense que decimos que en Freud la oposición fálico castrado significa dos oposiciones: presencia/ausencia de pene, y máxima valoración versus mínima valoración. Se realiza entonces una correlación en la subjetividad del chico: el pene es a la ausencia del pene como la máxima valoración. es a la mínima valoración. Inclusive se podría representar como una ecuación, donde en el primer término estuviera: pene máxima valoración ausencia de pene mínima valoración Freud en "Algunas consecuencias psíquicas, ..", después de señalar el rechazo de la niña el reconocimiento de su falta de pene dice: "Después de que una mujer ha tomado conocimiento de la herida a su narcisismo, ella desarrolla como una cicatriz, un sentimiento de inferioridad", o sea que la nena correlaciona no tener pene con el ser inferior. Es la correlación a la cual yo me refería recién. Y una segunda cita —en "La organización sexual infantil"— dice: "el chico cree que solamente las mujeres no valiosas han perdido sus genitales, mujeres que con toda probabilidad eran culpables de impulsos inadmisibles similares a los suyos, las mujeres a las que él respeta —como su madre— retienen su pene por un largo tiempo". Esta cita es muy importante porque muestra Ideal. El falo en la teoría lacaniana Veamos ahora en Lacan el concepto de falo. En realidad estamos retrabajando el tema porque ya lo habíamos introducido en nuestra reunión anterior. Por ello se va a producir un cierto nivel de redundancia. Hay que diferenciar el falo en la estructura edípica, o sea el falo simbólico en la estructura edípica, del falo en la subjetividad. ¿Qué quiero decir con falo simbólico en la estructura edípica y falo en la subjetividad? Una cosa es el papel que en la caracterización teórica del Edipo juega ese significante que es el falo como articulador mayor de la teoría, y otra cosa es cómo lo viva un sujeto que esté inserto en esa estructura. Un desvío para aclarar conceptos. Lacan utiliza lo imaginario y lo simbólico para diferenciar dos maneras bajo las cuales algo puede estar organizado. Supongamos, a modo de ilustración, el caso de las imágenes del contenido manifiesto de un sueño. Para el s'oriente esas imágenes representan lo que ellas muestran. Si en el contenido manifiesto aparece * Ver "La depresión, un estudio psicoanalítico. N.V. 50 51 oor ejemplo un barco, ésto es lo que significa para el soñante. Sin embargo, después de analizado el sueño, el BARCO por su vinculación con BARCA, éste con NOE, y esta palabra con NOEMI, puede estar representando a la chica de ese nombre. La imagen del barco cuando ella no es sino un barco se halla en lo imaginario. Cuando ya no es una embarcación, sino otra cosa a través de una serie de elementos articulados pertenece al orden simbólico. En síntesis: un elemento pertenece a lo imaginario cuando es algo sí mismo; y a lo simbólico cuando adquiere valor en relación a otros elementos, en de modo que un elemento en sí no es simbólico o imaginario sino que depende del tipo de articulación en la que entre. Se podría pensar que en lo imaginario no existe ningún tipo de articulación, que ésta sería privativa de lo simbólico. Sin embargo el problema no reside en la oposición articulado versus no articulado, sino en las características que tenga la articulación. Así por ejemplo cuando las imágenes del sueño se presentan siendo lo que son para el soñante, hay en ello un tipo de articulación: ellas se pueden diferenciar entre sí, no se confunden pues conforman un sistema de diferencias. Si así no ' fuera ni siquiera tendrían el carácter de imágenes particulares que recortan de determinada manera el campo de la percepción. Pero lo que las caracteriza es la fijeza de lo que son. Un ejemplo de lo imaginario de Lacen que permite corroborar estas afirmaciones: la imagen en el espejo de la fase del mismo nombre está articulada con la percepción del chico de su incoordinación sensoriomotor. Si la imagen especular aparece como completa es por oposición a esta última. Si el cuerpo aparece como fragmentado es por oposición a la imagen especular. Pero esta articulación de oposiciones, en que cada una es la condición de posibilidad de la otra, el fenómeno de la fase especular es en Lacan el ejemplo paradigmático de lo imaginario. Y ello es así pues si bien la imagen en el espejo tiene un correlato opositivo el chico se identifica con ella: él es esa imagen. Ahí, en la imagen está él. Para ver ta diferencia de lo anterior con un ordenamiento simbólico volvamos al ejemplo del sueño Barco — Barca—Noé—Noemí. En este caso algo —el Barco— puede ser otra cosa, puede sustituir, no tiene valor fijo sino que depende de su articulación con los otros elementos. Las relaciones del parentesco son un ejemplo de un orden simbólico pues alguien, ubicado en una trama, no es de por sí sino en relación a los otros elementos. Alguien es padre porque hay un hijo y viceversa. Alguien es sobrino porque hay un tío que lo es pues hay un hermano o hermana que es padre o madre. Pero además alguien puede ser hijo, padre de su hijo, tío del hijo de su hermana y sobrino del hermano de su madre de acuerdo a quien se remita en su relación. No es ni algo en sí mismo, ni tampoco tiene un valor fijo. Los sistemas matemáticos son otro ejemplo de orden simbólico ,como así también la lógica simbólica en que los símbolos no significan nada sino que se relacionan con otros símbolos a través de operaciones que les otorgan valor. El lenguaje es el ejemplo por excelencia de orden simbólico. No solamente porque los fonemas constituyen sistemas de oposiciones y se delimitan en el seno de los mismos, sino además porque las palabras pueden ser sustituidas por otras palabras, como lo demuestra el ejemplo del diccionario en que las definiciones de palabras son reemplazos de unas por otras. Además las palabras pueden no querer significar lo que aparentan sino servir para decir otra cosa. Pero acá una aclaración importante para nosotros como psicoanalistas. Que el lenguaje sea un orden simbólico no quiere decir que siempre que en un sujeto aparezcan palabras nos encontramos en presencia de lo simbólico. Si están coaguladas en su significación, si sólo son lo que dicen y nada más, si su valor no depende del sistema con el que 'se articulan nos encontramos en el registro de lo imaginario. Un buen ejemplo es el del esquizofrénico que toma un refrán no en su sentido figurado sino literal. En este caso las palabras tienen un valor fijo, y dicen para él sólo una significación coagulada. Volviendo ahora al falo simbólico en la estructura edípica se puede encontrar una aproximación a éste en "La significación del falo", cuando Lacan dice: "El falo aquí se esclarece por su función. El falo en la doctrina freudiana no es un fantasma, si es necesario entender por aquéllo un efecto imaginario. No es tampoco como tal un objeto (parcial, interno, bueno, malo, etc.), en la medida en que este término tiende a apreciar la realidad interesada en una relación. El es aún menos el órgano, pene o clítoris que simboliza". Remarco "el falo en la doctrina freudiana", porque acá el énfasis de Lacan cuando dice que el falo no es un representable, es porque interpreta al falo no desde la subjetividad de los que están en la situación edípica, sino desde una teoría que caracteriza al Edipo y la variación de sus tiempos en función de cómo queden ubicados los personajes en relación al falo. (En el primer tiempo el chico es el falo de la madre sin saberlo y ésta por poseerlo a aquél es la madre fálica. En el segundo tiempo ambos dejan 52 53 de ser el falo y de tenerlo respectivamente, pero todavía hay un personaje que lo es: el padre. En el tercero nadie lo es, el falo queda instaurado en la cultura más allá de cualquier persona. El falo se tiene pero no se es). Planteado así el falo simbólico en la estructura recurramos nuevamente al símil que diéramos en la clase anterior. Recuerdan la metáfora del anillito en el círculo, etc. El falo simbólico sería el anillito. Digo sería porque obviamente no es una entidad de orden material. De acuerdo a las posiciones que va tomando el anillito va marcando el valor de los personajes. Entonces hay una organización del juego, una determinada regla del juego: aquél al que le cae el anillito ése tiene determinado un valor. En ese sentido al existir una ley que fija posiciones en base a un elemento en circulación estamos dentro de la caracterización de un orden simbólico. El falo en la doctrina es precisamente el equivalente del anillito, eso que en su circulación va determinando posiciones, independientemente que un sujeto se llegue a dar cuenta jamás que está determinado por eso. Más aún en el primer momento del primer tiempo del Edipo, el chico no tiene idea de que está determinado por el deseo de la madre. Falo en la subjetividad Veamos ahora cómo aparece el falo en la subjetividad, es decir qué características poseen las representaciones que se hacen los personajes que están involucrados en la estructura edípica. La representación que se hace alguien del falo puede tener las características pertenecientes a lo imaginario, o por el contrario la forma de estar articulada su representación con otras representaciones, ser deltipo de las que sirven para definir a un orden simbólico. En la subjetividad habrá pues un "falo — representación" que podrá estar estructurado de dos maneras: a) Siguiendo las leyes de organización que son propias de lo imaginario; b) Siguiendo las leyes de organización que son propias del orden simbólico. Veamos el falo que en la subjetividad está estructurado de acuerdo a lo imaginario. En la pág. 91 de "Las formaciones del Inconsciente" hay una cita que justifica traerla in extenso por su importancia: "De hecho el niño 54 se interesa primero en toda clase de objetos antes de hacer esa experie.ncie privilegiada que hemos descripto con el nombre de fase del espejo y que le abre nuevas posibilidades: la de situar al falo en tanto objeto imaginario, con el que el niño debe identificarse para satisfacer el deseo de la madre, y que se enriquece con esa cristalización del Yo bajo la forma de imagen del cuerpo." Vamos a ver las partes de esta cita: a) "antes de hacer esa experiencia privilegiada", estamos en el orden de la subjetividad, de algo que es experienciado; b) "sitúa al falo en tanto objeto imaginario con el que el niño debe identificarse"; ésto no debe entenderse como que el niño tiene el concepto de falo, él tiene el cuerpo como aquéllo que lo completa, es decir aún cuando eso ni lo llame falo ni para él tenga ninguna vinculación con el pene; c) "para satisfacer el deseo de la madre y que se enriquece cqn esa cristalización del Yo bajo la forma de imagen del cuerpo", ésta sería la primera imagen fálica; no significa que el chico esté haciendo la ecuación imagen del cuerpo / falo, imagen del cuerpo / pene, sino que para el chico esa imagen del cuerpo, imagen totalizante que le contrarresta la sensación dada por la incoordinación sensorio motriz aparece como la completud y por lo tanto es lo que la teoría designa como imagen fálica. Hay otra cita del falo (pág. 552, "Écrits") que dice: "Objeto imaginario con que el sujeto se identifica", y aclara Miller, que es un epistemólogo de la escuela lacaniana que ha hecho una lectura muy cuidadosa de Lacen: "Falo imaginario, especie bajo la cual el sujeto se representa a sí" (pág. 906 de los "Écrits"). A este falo imaginario Lacan lo llama también imagen fálica (pág. 552). Ahora bien, falo imaginario o imagen ' fálica es la designación en la teoría de la forma bajo la cual el sujeto se representa a sí mismo. ¿Cuáles son los atributos de esta imagen fálica? Porque no cualquier representación de sí es falo imaginario o imagen fálica. Falo imaginario es la forma bajo la cual el sujeto se representa a sí cuando ésta tiene determinados atributos y uno esencial: la perfección. Imagen fálica es aquéllo a lo que no le falta nada. ¿Para qué? Para ser perfecto, ya que lo es por antonomasia. Falo imaginario es así todo lo que completa una falta de perfección, anulando la imperfección. El niño cuando se identifica al falo imaginario es la perfección. La perfección en ese momento existe como una categoría cognitiva y él identificado con el falo es la perfección. 55 La expansión narcisista es como derivación la experiencia subjetiva de felicidad dada por el vivirse como perfecto. En el momento de la identificación con el falo imaginario la cuestión de la falta no está planteada para el chico. Ahora bien, ¿qué se quiere decir con la afirmación de que cuando el chico se identifica con el falo la falta no está planteada? ¿Acaso se quiere decir que no existe el concepto de falta en el psiquismo? ¿Que no existen las categorías completo / incompleto? No es así, y hay una cita de Lacan en el "Seminario sobre las relaciones de objeto" que muestra claramente que cuando el chico se identifica al falo tiene las categorías cognitivas de completo / incompleto. La cita dice: "En la experiencia especular el sujeto descubre (palabra que evidentemente está aludiendo a un orden de la subjetividad) una totalidad en relación a la cual a él le falta algo; en la relación primordial con la madre él hace la experiencia (nuevamente hace la experiencia se está refiriendo al orden de la subjetividad) de lo que le falta a ésta" (lo que está entre paréntesis es comentario nuestro). Veamos las dos partes primeras de la cita: "relación especular", su incoordinación muscular hace que su imagen en el espejo se le aparezca como completa, está por lo tanto la categoría completa / incompleta, como una unidad indisoluble, pero el chico se representa bajo la imagen de completo. O sea: él tiene la categoría de incompleto —su incoordinación sensorio-motriz percibida— pero él se ve en un espejo y dice "éste soy yo"; entonces él se representa como completo. La categoría de completo e incompleto está, pero la especie bajo la cual él se representa —como diría Miller— es la especie de completud, de perfección, por lo tanto el falo. Lo mismo pasa en la relación primordial. El chico descubre que a la madre le falta algo, que es él mismo en tanto falo lo que le falta a ella. Lo necesita a él, él la completa. Esto no quiere decir que el chico sepa que la madre simboliza en él al falo. El simplemente se siente el causante de la felicidad de la madre, experiencialmente el que es perfecto; en esta representación de él en tanto perfecto, desde la teoría se la llama falo, pero el chico —como decía antes— no se vive como un pene, sino como aquéllo que constituye la felicidad de la madre. Concluyendo: el chico hace la experiencia de que a la madre le falta algo —él mismo— pero como lo tiene a él entonces no le falta nada, es madre fálica, es completa. Ahora bien, hay otra cita de Lacan que pareciera en contradicción 56 con lo anterior. Dice en el mismo Seminario de las relaciones de objeto: "pero qué va a suceder cuando el chico al descubrir la diferencia de sexos descubra también que su madre no tiene falo y que desea en él otra cosa que él mismo". Si comparamos las dos citas pareciera que hay una contradicción. Porque en la primera ( l... en la relación primordial con la madre él hace la experiencia de lo que le falte a ésta, el falo"), pareciera que habría descubierto el falo en tanto falo. En la segunda, sin embargo, dice: "Qué pasa cuando el chico al descubrir la diferencia de sexos descubre también que su madre no tiene falo". Entonces pareciera que hay dos momentos de descubrimiento del falo. ¿Cómo se debe interpretar el cotejamiento entre las dos citas? ¿Se trata del mismo falo? En la relación primordial se trata del falo imaginario, pero lo va a tener en cuanto el hijo sea el falo. Si bien a la madre le falta algo —el falo— como él lo es, entonces a la dupla madre / hijo ya no le falta nada porque está completa, desde el momento que la madre lo tiene a él. En cambio, en la segunda cita falo designa a algo que es diferente de él. El chico ya no es lo que completa a la madre, el falo se independiza del chico; él ya no es el falo. Lo que comprueba es que la madre lo desea a él porque estaba representando —sin saberlo— para la madre una otra cosa. Y en la medida que él estaba representando para la madre una otra cosa significa que hay una distancia entre aquéllo que representa para la .madre y lo que es él. El simboliza al falo pero no lo es. Se entiende entonces por qué Lacen dice que la castración simbólica permite el acceso al orden simbólico. No sólo porque el sujeto queda ubicado como elemento en una estructura, porque nace a una subjetividad independiente, sino porque se posibilita la categoría cognitiva de símbolo como algo articulado, relacionado con unzi cadena y no algo en sí mismo. En efecto cuando el chico ea el falo, desde su subjetividad no es que él lo representa, lo es. No está el falo y algo que lo simboliza, pero que es diferente de lo simbolizado. Esto es lo que sucede desde la subjetividad del chico. Pero desde la madre que sí accedió a su Edipo y simboliza, el chico es un símbolo del falo, lo representa para su inconsciente. O sea, que en ese encuentro entre el deseo de la madre y el deseo del chico, el chico es el falo sin que haya diferencia con el falo desde la subjetividad del chico, pero desde la madre es la simbolización en el chico del falo. Ahora bien, cuando el chico accede a la castración simbólica, accede a que ya no es el falo sino que el falo es otra cosa, o sea que hay algo que representa otra cosa, está por lo tanto toda la distancia del símbolo 57 y lo simbolizado. Y por lo tanto el chico captaría y entraría en un tipo de construcción donde existe una simbolización, dado que una cosa remite a otra cosa, se refiere a otra cosa, está en reemplazo de otra cosa. Una fantasía * puede estar organizada de acuerdo a un ordenamiento simbólico si cumple con las condiciones que sirven para definir a éste. Puede por el contrario pertenecer a lo imaginariolmás puro si su signifi- El falo empieza a aparecer en un ordenamiento diferente del imaginario con que se presentaba en el ler. tiempo del Edipo. En Lacan, por la castración se inscribe el falo en tanto simbólico. Una cita del Seminario sobre las relaciones de objeto: "Para comprenderlo hay que distinguir nuevamente entre el plano imaginario y el orden simbólico, o sea entre la inferioridad que puede sentir la mujer por no tener pene o por tener uno muy pequeño y la ausencia / presencia del falo simbólico, ausencia / presencia de la castración que implica para la niña no tener el falo pero que puede recibirlo". Fíjense que para que algo sea el falo cación está coagulada, aislada de una articulación en la que desempeñe el papel de un significante. Todo el orden de la subjetividad está compuesto por representaciones, es imaginado, pero el problema es en qué simbólico en Lacan no basta con sentir que no se tiene el pene. La cita dice: "para comprender hay que distinguir nuevamente entre el plano imaginario y el orden simbólico". O sea, en el plano del orden imagina. rio la mujer está reconociendo que no tiene pene con respecto a un pene existente, o por tener uno muy pequeño —el clítoris— con respecto a otro grande se siente inferior. Hay un reconocimiento de algo que mente de qué son en sí, sean imágenes o palabras. Es algo que guarda una cierta similitud con la diferenciación que Freud hiciera entre Inconsciente y Preconsciente. El Inconsciente con sus leyes de falta de contradicción, de atemporalidad, de tendencia a la descarga, de regularse por el principio del displacer—placer, por su poca consideración por la realidad externa, por regirse por el Proceso Primario (libre desplazamiento y condensación) fue en un principio correlacionado con la cualidad de no conciencia y de reprimido. De ahí la denominación de Inconsciente para ese modo de existir lo psíquico. Sin embargo en el trabajo "Lo Inconsciente" Freud dice: "Más aún, en los seres humanos debemos estar preparados para encontrar condiciones patológicas en las cuales los dos sistemas (se refiere al Inconsciente y al Preconsciente) alteran o aún intercambian tanto su contenido como sus características". (Standard Ed., Vol. XIV, p. 189, subrayado nuestro): está sobre la posibilidad de que no esté, es decir que lo tiene el varón y ella no lo tiene, pero igual Lacan lo ubica en el plano imaginario. Lo que caracteriza al falo simbólico no es, por tanto, la oposición presencia / ausencia, sino que lo ausente puede ser sustituido por otra cosa que lo representa. No se tiene falo pero se lo puede reemplazar. Y un orden en que algo puede ser sustituido por otra cosa, en que no hay valores fijos es, como habíamos visto antes, lo propio de un orden simbólico. El hijo puede reemplazar al falo. Sintetizando, el falo simbólico en la subjetividad tiene los siguientes atributos: 1) Algo que se puede tener pero no se es. Se puede tener el falo pero no hay nadie que lo sea. 2) Se lo puede perder. En el caso de lue el falo esté representado por el pene éste se puede perder por la :astración. El varón tiene el pene pero ya nunca más en forma segura y Jefinitiva, siempre podría ser castrado. La niña desde la perspectiva lel varón lo tenía y lo perdió por la castración. Desde la perspectiva de a niña no lo tiene porque la madre no se lo dio, pero es una ausencia obre la base de una presencia supuesta. 3) Es algo que circula, se da, e recibe. El varón lo recibe del padre a través del uso de surpene, la iiña del hijo que recibe de aquél. 4) Puede ser reemplazado por otra osa. Se establecen equivalencias simbólicas, pero se mantiene la distania entre el símbolo y lo simbolizado. 8 forma, siguiendo qué leyes combinatorias. Aún cuando imaginario—en Lacan tenga como origen, para la elección del término a la relación con una imagen —fase del espejo— no todo lo formado por imágenes es imaginario. Lo importante con la diferenciación entre imaginario y simbólico es el caracterizar dos modos bajo los cuales se organizan determinados elementos, independiente- Por características Freud se está refiriendo al modo de funcionamiento. Y después en el cap. siguiente ilustra cómo el psicótico esquizofrénico posee un funcionamiento consciente que sigue las leyes del inconsciente. Además, el propio contenido manifiesto del sueño, que se produce en la consciencia del soñante, se organiza de acuerdo a las leyes del Inconsciente: hay personajes de distintos tiempos simultáneamente presentes (atemporalidad), alguien está muerto y habla (falta de contradicción), etc., etc. Que la causa de este tipo de organización de lo consciente sea su vinculación con lo reprimido no resta importancia a que lo consciente se rija por leyes- que sirven para definir a lo in• No se debe de confundir imaginario —una forma de organizacibn— con imaginado o con fantasía. 59 consciente. alguna concreción no sería más que la repetición tan frecuente en Por otra parte en el capítulo que sigue a la cita de "Lo Inconsciente" que consignamos —aquel titulado "V Comunicación entre los sistemas"— Freud concluye que la diferencia que había hecho entre lo Inconsciente y lo Preconsciente no es tan tajante. En efecto, hay fantasías con un alto grado de organización, coherentes, lógicas que se hallan reprimidas y no simplemente desatendidas. Es decir que no se podrían hacer conscientes por una simple catexis de atención. Con lo cual existen entidades reprimidas organizadas de acuerdo a las leyes del Preconsciente (recuérdese que Freud hace aquí la metáfora de los mestizos). la historia del pensamiento de que algunas grandes ideas o preocupaciones impregnan una época y producen efectos en campos diversos. Si a ésto le agregamos los ejemplos del contenido manifiesto de los sueños y del pensamiento consciente del esquizofrénico nos encontramos ante entidades que desde el punto de vista de las leyes de organización pertenecen a un sistema y desde el punto de vista de su relación conlla cualidad de conciencia a otro. Por algo Freud reiteradamente insiste en tratar de independizar a las leyes de organización de un sistema de la cualidad de conciencia y por ello dice: "Por lo tanto la consciencia (como propiedad) no se halla en una relación simple con los diferentes sistemas o con la represión" (Standard Ed., vol. XI — XIV, p. 192). Y poco más adelante: "Cuanto más buscamos obtener un camino hacia una perspectiva metapsicológica de la vida mental, tanto más debemos aprender a emanciparnos de la importancia del síntoma de ser consciente". (p. 193). En síntesis: aún cuando en su origen una forma de existir lo psíquico en relación con la conciencia —su cualidad de inconsciente— sirviera para nombrar también a un modo de funcionamiento, la no concordancia sistemática entre la cualidad de conciencia y el tipo de organización nos aporta evidencia de que lo significativo no es tal correlación sino las leyes de organización. Si el Psicoanálisis ha merecido la atención de los que se dedican a las ciencias del hombre no ha sido ni por la difusión de una moda, por el peso de su práctica profesional, por sus éxitos o fracasos terapéuticos sino porque aporta un modelo de cómo pueden estar articulados elementos que no siguen las leyes de la lógica clásica. Sería interesante pensar cuáles pueden haber sido los troncos comunes que permitieron pensar en campos tan diversos como el de la Psicología y el de la lógica, la lógica del Inconsciente por un lado y las lógicas modales, las plurivalentes y las llamadas disminuidas, todas desarrolladas en este siglo. En caso de que un tal proyecto encontrase SO 6t EL EDIPO EN LACAN: 2o. TIEMPO En primer lugar una aclaración: cuando en la descripción del Edipo que realiza Lacan se habla de madre o padre, lo que se está denominando tras esos términos son determinadas posiciones que puede ocupar un personaje, o mejor aún las funciones que realiza. Dado el tipo de familia existente en nuestra sociedad las funciones designadas por esos nombres son frecuentemente desempeñadas por los que efectivamente son los padres o madres reales. Sin embargo, si un padre tiene con su hijo una relación dual, en la que el deseo de éste es ser el objeto del deseo de aquél, en que el chico es el falo del padre y gracias a ésto, éste no se reconoce como castrado, sino que es fálico, entonces ese padre real puede ocupar la posición de lo que en el primer tiempo se llama madre. Vayamos ahora al estudio del segundo tiempo del Edipo. Dice Lacan en "Las formaciones del Inconsciente": "El padre interviene efectivamente como privador de la madre en doble sentido, en tanto priva al niño del objeto de su deseo y en tanto priva a la madre del objeto fálico. Aquí hay una sustitución de la demanda del sujeto, al dirigirse hacia el otro, he aquí que encuentra al Otro del otro, su ley". Veamos los elementos de esta cita que parece verdaderamente un juego de palabras: a) Con respecto al niño: "priva al niño del objeto de su deseo", el niño deja de ser el falo de la madre, ve que ésta prefiere a otro que no es él, porque supone que aquél tendría algo que él no tiene. Lacan considera como esencial que la madre desea al padre, o sea que se vuelve del hijo al padre. Es aquí donde se puede ver que tiene importancia la madre real, lo que realmente haga la madre. b) Con respecto a la madre: para que haya privación efectiva del objeto fálico es esencial no sólo que la madre cambie al chico por el padre sino que éste no quede ubicado como totalmente dependiente del deseo de la madre. Si ésto no sucede la madre se cOnserva como madre 65 fálica: tendría en este caso con el padre el mismo tipo de relación dual, narcisista que poseía con el chico; ella sería en estas condiciones lo que determinaría el deseo del otro. A esto se refiere Lacan cuando en la pág. 90 de "Las formaciones del Inconsciente" habla: "sobre los efectos que fiero: que la madre haya dictado la ley al padre, como sucede cuando ésta está muy enamorado de aquélla o también cuando el padre se mantiene muy a distancia y sus mensajes llegan por intermedio de la madre". Se puede ver entonces que es posible que haya pérdida del valor fálico para el chico pero con conservación de la madre fálica. Esta retiene sus atributos fálicos en otro, en este caso el padre, que depende de ella totalmente. Sería equivalente a la situación en que la madre prefiriera a un hermano del niño: este hermano pasa a ser el falo. Ya no lo es el niño primero, pero la que sigue siendo la ley, la que enviste a su total voluntad a otro del valor fálico, o por el contrario se lo priva también a su total arbitrio continúa siendo la madre. sustitución de la demanda del sujeto: al dirigirse hacia el otro (por lo tanto el semejante, el otro de la relación especular, la madre), he aquí que se encuentra al Otro del otro, su Ley". O sea, el chico al dirigirse a su madre encuentra que hay un Otro, en este caso Otro como el lugar de la ley o significando a la ley, a la cual la madre debe someterse. Por lo tanto la castración simbólica no es el pasaje de la dominación de la madre a la dominación del padre, sino que consiste en la instauración del falo como algo que está por fuera de cualquier personaje, de la madre o del padre, que no se lo puede poseer a su solo arbitrio. Es por eso que el falo se instituye en la cultura como una entidad desde la cual todos quedan ubicados como castrados simbólicamente. ¿Cómo aparece en el segundo tiempo el padre interdictor, el padre terrible? Esto es lo que plantea Lacan en la pág. 89 de "Las formaciones del Inconsciente": "En el discurso de la madre, como mediada por la pérdida de la identificación con el valor fálico, o como planteamos en ésta. Menos velado por consiguiente que en la primera etapa, pero aún no revelado". ¿Por qué no revelado? Por el hecho de que todavía el padre en tanto algo que está por fuera de la madre y de un personaje en particular, o sea en tanto que padre simbólico no está totalmente constituido. En este segundo tiempo de pasaje todavía el chico cree que el padre es el falo, y continúa la cita: "interviene a titulo de mensaje para la madre y, por lo tanto, para el niño, a título de mensaje sobre un men- otra oportunidad es la pérdida de la identificación con el Yo Ideal. sate: una prohibición, un no. Doble prohibición. Con respecto al niño: Hay que diferenciar entonces colapso narcisista de castración simbólica. En el colapso narcisista —pongamos por caso el nacimiento de un hermano que pasa a ser el preferido— el chico deja de ser el falo, el Yo Ideal. El hermano pasa a serlo. De modo que colapso narcisista es En la castración simbólica, en cambio, el niño reconoce que a la no te acostarás con tu madre. Y con respecto a la madre: no reintegrarás madre le falta algo que lo debe de buscar en otra parte, corresponde al tu producto. Aquí el padre se manifiesta en tanto otro", dice Lacan, y momento en que el niño deja de ser el falo y éste pasa a existir para él significativamente coloca otro con minúscula, o sea que el padre se manifiesta en tanto otro, no en tanto ley; en tanto un semejante con el cual el chico rivaliza. Continúa la cita: "Y el niño es profundamente sacudido en su posición de sujeción (al deseo de la madre): el objeto del deseo como entidad independiente de un personaje. Por ello la castración simbólica para completarse " exige que el chico reconozca que hay algo más allá no sólo de él —el falo— sino también de la posibilidad de la madre de instaurarlo, de dotar a su total arbitrio del falo al personaje que a ella se le ocurra; que ella a su vez está sometida a un orden que le de la madre es cuestionado por la interdicción paterna". Esta representación del padre interdictor, como padre terrible no es es exterior. Esto es lo esencial de la castración simbólica: en el psiquismo el padre simbólico. Por el contrario tiene los atributos, por un lado, de del chico es el reconocimiento de la castración de la madre, y de toda persona, incluido el padre. Se aclara ahora la última parte de la cita cuando dice: "Aquí hay una • "Pera completarse" quiere indicar que en el 2o. tiempo del Edipo se inicia la castración simbólica con le castración de la madre, pero recién cuando en el tercer tiempo el padre aparezca como castrado se habrá producido la totalidad del movimiento que lleva a independizar al falo y a la ley de todo personaje real. 66 la madre del primer tiempo —es el que dicta la ley y no aquél que está en representación de la misma—, por eso Lacan utiliza la expresión "el padre interdictor", "el padre terrible"; hay un matiz de ironía en lo de "padre terrible", aparece como terrible pero en realidad esto no es más que una impostura, o sea tiene el atributo presuntuoso de dictar la ley. Además aparece como siendo el falo —porque en la subjetividad del chico es aquél que lo desplaza en el deseo de la madre—, o sea para el chico es lo que él no es, por lo tanto sería perfecto, es aquéllo 67 T que él pasa a sentir que no es: el falo. Es una representación imaginaria, en el sentido de que es algo en sí mismo. rico: la castración en el sentido concreto, literal, sería el corte de una parte del cuerpo que se separa del resto. El elemento que constituye Para captar un poco más el concepto de ese padre terrible hay un artículo de Moustafá Saffouan, que es un miembro destacado de la escuela lacaniana, en su libro "Estudios sobre el Edipo" que publicó Du Seuil. El estudio se llama "La figura del Padre Ideal". Este es el padre imaginario que aparece como un interdictor; es el padre que en el mito de "Tótem y Tabú" corresponde al padre omnipotente de la horda primitiva. Y acá se requiere una aclaración: cuando decimos que el Padre Ideal o padre imaginario es aquél que en el mito de "Tótem y Tabú" corresponde al padre omnipotente de la horda primitiva nos referimos a que en la descripción mítica de la horda primitiva había la base de la comparación, de la metáfora es: algo que se corta, o una alguien que funcionaba como un interdictor que poseía a las mujeres, que castraba a los hijos, y que después fue muerto, Es Padre Ideal dentro del momento que describe el mito de la horda primitiva. Pero cuando se realiza la muerte del padre, y nosotros desde aquí nos estamos refiriendo a ese padre de la horda primitiva —desde la situación actual— como un padre no existente en este momento, como un padre que dictó la ley, ya no cumple el mismo papel que en la situación original describe el mito corno que cumplía. O sea en la situación original del mito, suponiendo que hubiera existido esa condición, para los personajes ese padre terrible era la Ley, no la representaba sino que la era. Mientras que para nosotros, en la representación que nos hacemos de aquella situación mítica, la ley nos viene desde la muerte de ese padre como plantea Freud en "Tótem y Tabú". A partir de ahí se edifican una serie de regulaciones, etc. Entonces ese padre en tanto muerto, con todas las consecuencias que se derivan origina una ley que está más allá de un personaje particular en este momento, de modo que ahora sí va a pasar a tener los atributos del padre simbólico. Como digresión, Saffouan es realmente un personaje que merece la mayor de las admiraciones. Es el traductor al árabe de "La Inter- pretación de los sueños" Esto es en cierta medida un homenaje a todos aquéllos que introducen en un dominio determinado una teoría muy importante; es el papel que cumplió López Ballesteros para nosotros. Con todas las imperfecciones de la traducción, realmente significó para la gente hispano hablante la apertura al Psicoanálisis. Volvamos a la castración simbólica. ¿Por qué se llama castración simbólica? En primer lugar castración es utilizado en sentido metafó68 separación entre dos partes. En el caso de la castración simbólica se introduce un corte, una separación entre la madre y el hijo, pero al 'mismo tiempo para cada uno se produce un corte y una pérdida. El chico se separa del falo, pierde su identificación con él, deja de ser el falo. La madre pierde a su falo, deja de poder instaurar el falo á voluntad y de tenerlo. O sea, metafóricamente, la unidad niño—falo / madre— fálica se corta entre ambos, y se le corta algo a cada uno de los dos integrantes de la cupla. El segundo término —"simbólico"— alude primero a que no es real en el sentido concreto de castración como pérdida del pene, pero ésto no es lo más importante; lo más importante es que designa en la teoría al corte mismo, es decir en la descripción de la estructura edípica caracteriza a esa separación con las distintas propiedades que adquieren después los elementos a partir del corte. Los miembros individuales, el chico, la madre, el padre podrán representarse, imaginar de diversas maneras esa castración, pero la castración simbólica no es la forma bajo la cual alguien se imagina la castración, sino la descripción teórica de esa circunstancia del corte en la estructura edípica. Ira castración simbólica al ser para el chico la pérdida de la identificación con el falo y para la madre la pérdida del falo —en tanto una posesión de la que puede dotar o privar a alguien—, no está relacionada con el pene sino con el falo, en el sentido que tiene falo en Lacan. Por eso Lacan dice en el Seminario de las relaciones de objeto: "La castración no es nunca real sino simbólica y concierne a un objeto imaginario, el falo". Ahora bien, si un objeto —el pecho, el pene, las heces— pasan a quedar investidos de valor fálico, representan al falo, entonces la pérdida de los objetos será vivida como pérdida del falo. La conclusión es entonces que la castración designa: a) en la teorización de la estructura edípica, al corte: b) en la subjetividad, a la pérdida,drfalo, cualquiera sea la forma en que se represente a éste. Otro articulador teórico al cual debemos aludir es el de "padre simbólico". Caracterizada la castración simbólica existe en la estructura edípica una posición o lugar: la del padre simbólico. Es cualquiera o cualquier cosa que ejerza la función de la castración simbólica, o sea que el padre simbólico se define en función de la castración simbólica. 69 El que ejerza la castración o lo que la ejerza constituye el padre simbóli- la madre de ser fálica en la medida en que inviste al chico del atributo co. Dice Lacan, en "Las formaciones del Inconsciente", en la pág. 86: "La existencia de un padre simbólico no depende del hecho de que en fálico; la madre pierde su identificación con la ley, con ser aquéllo que la dicta; la ley como entidad más allá de un personaje queda instaurada. Por ello se puede decir que el padre simbólico es el promotor de la ley. una cultura dada se haya más o menos reconocido el vínculo entre coito y alumbramiento, sino que haya o no algo que responda a esa función definida por el hombre—del—padre" (subrayado mío). Como habíamos dicho no tiene por qué ser el padre real. En una cultura en que se realice el culto de los antepasados como aquéllos que crearon la ley a la que todos deben acatar, incluída la madre, esos antepasados desempeñan la función del padre simbólico. En efecto, si la madre reconoce ante su hijo que ella misma no puede hacer lo que quie- Veamos ahora otro articulador, aquél que se conoce como "Nombre —del—padre". Al ejercer el padre simbólico su función de castración simbólica, produce en la subjetividad del chico el reemplazo de la ley omnímoda del deseo de la madre por la ley como instancia exterior a todo personaje. Esto queda inscripto de maneras muy diversas. Para cada uno asumirá una forma particular, pero lo importante es que en re, que hay algo exterior a lo que se debe someter, que su hijo no le el psiquismo del chico aparece como algo que limita el poder de la ma- pertenece sino que también está sometida a ese sistema de regulaciones fijados por la tradición y atribuidas a los muertos en un acto de legislación, el que la madre se presente así implica una restricción de su poder sobre su hijo; éste se ubica entonces no en relación al deseo de ella sino a un orden compartido por todos y no detentado con exclusividad por nadie. El mito de los antepasados desempeña entonces la función de la castración simbólica pues corta la unidad narcisista madre—fálica / dre. Este algo, cualquiera sea la forma bajo la cual se le representa al sujeto, ya sean las Tablas de la Ley, la tradición, las normas morales, etc., produce los siguientes efectos: 1°: Reemplazo del poder de la madre por la ley. 2°: Determina que el chico que era el falo deje de serlo, que éste hijo—falo, e instaura una ley que está más allá de cualquier personaje real, inclusive del propio padre del sujeto, con lo cual también cuando se realiza la castración simbólica no solamente queda castrada la madre sino que queda castrado el padre, como alguien que debe depender de un otro arden exterior a él. Con lo anterior nos introducimos en el concepto de ley. La ley en Lacan es la regulación que está más allá del deseo o voluntad de un individuo. El prototipo de la ley es la prohibición del incesto. Es una ley de la cultura que regula los intercambios sexuales. Un individuo particular puede actuar en representación de la ley pero no serla para que se hable de orden simbólico. Si. en el primer tiempo del Edipo la madre es la ley para el chico esta ley no pertenece en realidad al orden simbólico y en sentido estricto no merece el calificativo de ley. Cuando la madre ya no es la ley, recién en ese momento queda separada la madre de aquélla, la madre—personaje queda ubicada en relación a esa otra cosa independiente que es la ley. se instaure como algo más allá de todo personaje; de algo que se es pasa a instaurarse como algo que se tiene, que se da y se recibe; es decir pasa a ser falo simbólico. En.este sentido la castración simbólica prodw, ce en el psiquismo la emergencia de la significación fálica, entendiendo por ésta al falo en tanto simbólico. Por lo tanto si es algo que reemplaza a otra cosa, si está en un encadenamiento que le otorga valor, si produce efectos de significación, reúne los atributos que para Lacen entran en la caracterización del significante. Ahora bien, a este significante se lo llama en la teoría el "Nombre—del—Padre". O sea, que se puede caracterizar al "Nombre— del—Padre" como la expresión que en la teoría designa al significante que inscribe en la subjetividad del chico a la función del padre simbólico. Pero si el "Nombre—del—Padre" es la inscripción en el psiquismo de la función del padre simbólico implica obviamente a la castración simbólica y promueve la instauración de la ley, ya que no hay padre simbólico sin castración simbólica y sin ley; no existen el uno sin el otro, sino que se implican. Veamos ahora una cita de Lacan que pese a lo compleja que apa- Resumamos entonces cuál es la articulación entre castración simbólica, padre simbólico y ley; la podríamos plantear de la siguiente manera: rece en un primer momento resulta clara si se ubican los términos que ella utiliza en un cierto vocabulario lacaniano. Lacen-dice en el trabajo por la operación de la castración simbólica, que es ejercida por el padre simbólico, el niño deja de representarse como siendo el falo y "De una cuestión preliminar a todo tratamiento posible de la psicosis", pág. 583: "El Nombre-del—Padre, es decir el significante que en el Otro, 70 71 en tanto que lugar del significante es el significante del Otro en tanto que lugar de la ley". Veamos qué es lo que significa. La clave está en el significado de Otro. Otro significa dos cosas: por un lado código y además ley. O sea que en el código —el lugar del significante, el Otro— hay un significante. O en otros términos: en el lugar del significante se produce en esta circunstancia la castración simbólica a través de un elemento imaginado, elemento imaginado que al jugar la función del pa- hay un significante que ubica un lugar, el lugar de la ley. Donde era el lugar (lugar como un espacio que puede ser ocupado, que no es algo en sí mismo) de la madre como ley absoluta aparece la Ley. dre simbólico estructura la cupla madre / hijo en relación a él. Lo deseado por la madre más allá del chico puede incluso no ser una persona real o imaginada. Supongamos una- madre pintora, que sus cuadros, su éxito artístico es más importante para ella que su hijo mismo; éste siente que hay algo más allá de ella que la madre desea. El no es el falo de ella; el falo serían sus cuadros, pero ésto no basta La cita quiere decir entonces que el Nombre—del—padre es el significante que instaura el lugar de la ley dentro del código. madre mantiene una relación con sus cuadros en que estos son su falo y para que sea castración simbólica. Puede ser colapso narcisista si la ¿Por qué la expresión Nombre del Padre? La expresión intenta subrayar la conexión con el contexto bíblico en que se realiza la invocación "En el nombre del padre...", o sea en representación de una autoridad última que sería la ley misma. Cuando en el contexto bíblico se dice "en el nombre del Padre", el que lo dice no es la ley, está actuando en representación de, invocando. Por eso lo que se quiere indicar con el Nombre—del—padre es que algo queda inscripto en la ley, y los personajes como actuando en representación de la misma. En el texto bíblico las Tablas de la Ley le son entregadas a Moisés; éste actúa en representación de el Dios y él no es la ley. La ley es identificada con la figura del Padre Eterno, pero no con Moisés. Por eso dice Lacan en el discurso de Roma en el 53, el texto que se titula "Función y campo de la palabra" en la pág. 98 de Lectura estructuralista: "En el nombre del padre es donde tenemos que reconocer el sostén de la función simbólica que desde el albor de los tiempos históricos identifica su persona con ella es fálica porque los posee. Ella ho está castrada, el hijo no es el falo pero la madre sí es fálica a través de los cuadros. Mirado desde el chico la madre continuará siendo idealizada, figura omnipotente, que en vez de verlo a él como falo ve así a sus cuadros; se produce rivalidad con el cuadro—falo, rivalidad equivalente a la que se tendría con un hermano. Pero bastará que la madre considere que sus cuadros se tienen que ajustar a determinados cánones estéticos, que si no cumplen estos requisitos sus cuadros no valen, para que ella entonces ya no sea mujer fálica, en el sentido de que ya no instaura a voluntad el falo. Que ella admita la existencia de algo que está más allá de ella, de su voluntad —un ordenamiento exterior— posibilita la castración simbó- la figura de la ley". O sea desde el albor de los tiempos históricos, desde alguien, en relación a lo cual la madre queda ubicada como no siendo la ley. Más aún el padre real puede no hacer nada, ser débil, pero ante los esos tiempos a los cuales remiten los textos sagrados, se identifica Dios con la ley, o sea con aquél que realiza la ley, que la legisla, pero a partir de esa legislación ya no hay nadie más que sea la ley, todos actúan en representación de ella. Aquí resulta necesario disipar varios equívocos posibles: el primero, al decirse que el padre simbólico realiza la castración simbólica sobre la madre y el chico se puede pensar que es necesaria la presencia física de una persona real, que si por ejemplo una madre vive sola con su hijo la falta de padre ocasionará la no existencia de padre simbólico. Esto no es así. La madre puede imaginar una pareja para ella, desearla y de esa manera introducir un padre inexistente pero que cumple la función del padre simbólico como capaz de señalar al chico que hay alguien que está más allá de él que ala madre le falta, con lo que 72 lica. Lo anterior nos lleva a poder concluir que cuando se dice que el padre simbólico efectúa la castración simbólica no se presupone que hay alguien que ejecuta una acción sino que hay algo, que puede sí ser ojos de la madre ser alguien que es deseado, cuya palabra escucha —como dice Lacan— e igual tiene lugar la castración. ¿Cómo se compatibiliza ésto con lo que Lacan dice en el Seminario de las relaciones de objeto? Recordemos el texto: "Sólo se vive el complejo de castración si el padre real juega realmente su juego". O sea'que-el„padre real tiene importancia, tanto más cuando la madre tenga demasiagá'teradencia a conservar al hijo en el lugar del falo. En ese * Es interesante ésto de que un elemento imaginado pueda desempeñar un papel simbólico, porque este elemento Imaginado no pertenece a un orden imaginario sino que está articulado en un orden simbólico como lo señalamos en el capitulo anterior. 73 T caso el padre real puede contrarrestar esa tendencia. A su vez si el padre real es totalmente incapaz de ponerse a la altura que le exige su función con todo la madre podrá encontrar en otro elemento real o imaginado al padre simbólico. O sea, que el padre real es tanto o más importante cuando mayor sea la tendencia de la madre a excluir al padre simbólico. Hay circunstancias en que el padre real para poder producir la castración simbólica tiene que realizar algo semejante a una verda- integridad o de la devoción, en virtuoso o en eximio...", y concluye la cita diciendo: "Y para decirlo todo, de excluir del Nombre--del—Padre de su posición en el significante". Lo decisivo no es por lo tanto que el padre venga a reemplazar a la madre en su lugar de amo absoluto, de omnipotente, pues eso deja igual al sujeto en la relación dual frente a un personaje que es la ley, sino que éste venga como tercero a indigar que el otro no es el amo absoluto, que el otro tiene que aceptar a su dera violación en la cupla madre—fálica / hijo—falo. vez una ley. Pero a su vez en el tercer tiempo del Edipo el padre debe En síntesis: se trata de un verdadero balance. El elemento tercero real será tanto más importante cuanto más tendencia tenga la madre de la relación dual a conservar ese papel, y viceversa. El segundo equívoco a disipar es el de suponer que un padre fuerte, en el sentido de dominante y autoritario, es más apto para producir la castración simbólica. Por lo que se verá es todo lo contrario. Si un padre es el poder omnímodo, arbitrario, despótico en su familia, actúa como aquéllo que llamamos la función madre de la relación dual. Entonces no realiza la castración simbólica; tanto el hijo como la ma- ser también alguien que acepte la ley, o sea castrado por su parte. dre real se colocan frente a él como esclavos de sus deseos, el padre en vez de representar la ley, lo es. O sea mantiene la esencia de la relación dual. El caso prototípico en este sentido es el del padre de Schreber. Recuerden: padre terrible, figura caracterizada de la sociedad germana, autor de múltiples libros, dueño de gimnasios, que fijaba la ley a su voluntad. En sus libros de enseñanza mostraba cómo su meta era que el padre se convirtiera en omnímodo para su hijo. En este caso el padre real de Schreber es la función madre de la relación dual, de modo que Schreber desde ese punto de vista permaneció sin que se realizase en él la castración simbólica. Por eso dice Lacan en el trabajo "De una cuestión preliminar a todo tratamiento posible de la psicosis": "Pero aquéllo sobre lo que nosotros queremos insistir es que no es únicamente de la manera como la madre se acomoda a la persona del padre que convendría ocuparse, sino del caso que ella haga de su palabra, de su autoridad, es decir del lugar que ella reserva al Nombre—del—Padre en la promoción de la ley", y continúa: "Más aún la relación del padre con la ley debe ser considerada en sí misma, pues allí se encontrará la razón de esta paradoja por la cual los efectos devastadores de la figura paterna se observan con particular frecuencia en los casos en que el padre tiene realmente la función de legislador o se aprovecha, que él sea en verdad de aquéllos que hacen las leyes o que se colocan como pilares de la ley, en modelo de la medida de la 74 75 f EL EDIPO EN LACAN: 3er. TIEMPO La presentación de hoy es un exponente de las dificultades de tipo pedagógico que resultan de que tengamos entre los alumnos del curso dos niveles de formación diferentes, con expectativas que también divergen. Algunos alumnos nos solicitan una lectura lo más exhaustiva posible del Edipo lacaniano. Quieren entender párrafos que les han resultado oscuros. Nos piden no pasar a otro tema hasta que hayamos agotado, dentro de las limitaciones de nuestro conocimiento de Lacen, lo que podamos aclarar. Otros alumnos, por el contrario, tienen tanta necesidad de conocer aspectos básicos de la Psicopatología Psicoanalítica que el detenimiento en la pormenorización de un aspecto parcial les representa un verdadero lujo. Nosotros nos encontramos así sometidos a una doble demanda, las que por otra parte nos parecen legítimas por igual. El Centro Docente debe ser un lugar en el que nos podamos internar por vías sofisticadas y que incluso puedan llegar hasta demostrarse como estériles. El poder arribar mediante un trabajo serio a desechar una teoría, a ver sus fallas y sus aportes, es productivo porque en el proceso se han ido delimitando más claramente las problemáticas. Más aún el rechazar una concepción errónea, cuando se puede decir en qué no acierta, implica necesariamente hacerlo por contraste con respecto a aquéllo que queda marcado como verdadero. Toda eliminación del error se hace sobre la base de una afirmación de la verdad, que surge así a la luz. Al mismo tiempo el Centro Docente debe de proveer de información básica del tipo de aquélla que ya tiene una cierta carta de ciudadanía en el conocimiento, y que además permita operar en la práctica. Es muy probable que la forma organizativa que podría satisfacer la doble demanda sería la existencia de seminarios especiales y separados de los cursos generales. Sin embargo las disponibilidades docentes nos impiden por el momento una diversificación así. El Centro es una 79 estructura en desarrollo, que debemos cuidar contra dos mutilaciones: una la de cerrarse a las necesidades formativas de amplios sectores insertos en una práctica que los requiere; la otra, la de que se convierta en una "escuelita" de bajo nivel sin aspiraciones de producción científica. El justo equilibrio es un ideal nunca alcanzable. Inclusive el plan- evidente que significa que como consecuencia de una operación se produce algo. Tomemos ahora un ejemplo de metáfora que da Lacan en las En la fórmula un significante S reemplaza a otro significante S', teniendo este último un significado x, desconocido para el sujeto, ya que la producción del significado s tiene lugar como consecuencia de la sus- "Formaciones del Inconsciente". En el cap. II del trabajo de Freud sobre el chiste —aquél en que Freud plantea la técnica del chiste— se halla la afirmación: "y tan cierto como que Dios debe velar por mi bien, doctor, yo estaba sentado junto a Salomón Rothschild y él me trató como a un igual, muy famillionariamente". O sea, que aparece la palabra famillionarin que sustituye en el discurso manifiesto a familiar y a millonario. Supóngase que se hubiera dicho: "me trató de una manera familiar", hubiera sido un sentido de la frase; "me trató de una manera millonaria", hubiera sido un otro sentido de la frase. Pero con ambos significantes (familiar y millonario), Por la condensación "famillonariamente", surge un nuevo sentido que no estaba ni en familiar ni en millonario. O sea me trató tan famillonariamente significa: como un millonario puede tratar. No dice que lo trató como un millonario ni como un familiar, aparece la ironía de que cuando un millonario trata de manera familiar ésta no deja de reflejar la existencia del millonario. O sea que lo importante de acá es que como consecuencia de la sustitución de un significante por otro se produce algo nuevo que no estaba previa- tituciór significante. El tachar S ' es para indica, que en la operación mente. Esto es lo que se quiere señalar con la fórmula de la metáfora: de la metáfora queda eliminado, simplificado en el sentido matemático del término. por la sustitución de este significante S ' por el significante S, en el segundo término de la fórmula de la metáfora aparece algo que es un significado que no estaba previamente. Ahora veamos cuál es el sentido que tiene el término metáfora habitualmente. Tomemos primero antes que una definición un ejemplo de metáfora, por ejemplo "el barco surca las aguas". Es evidente que ésto está queriendo decir que así como un arado atraviesa la tierra tearlo así en términos de dicotomía es ya una deformación. Hoy en la primera parte de la reunión quizá oscilemos hacia el polo de la demanda de un tipo de alumnos. Con saberlo creemos que ya hemos dado Lin paso para no quedarnos fijados a esa posición_ Entremos ahora en materia y detengámonos en la metáfora paterna, así llamada en la teoría lacaniana. Lacan define la metáfora cómo la fórmula de !a sustitución significante y la escribe de la siguiente manera: s x 'Una aclaración sobre esta fórmula: en primer lugar Lacan utiliza las fórmulas matemáticas para ilustrar algo en forma analógica. No se deben entender en el sentido matemático estricto. Una indicación de eso es que la fórmula de la metáfora no es una ecuación (no aparece el signo igual entre los dos términos sino una flecha) La flecha esa tiene el sentido de indicar que esta operación produce un producto. No conozco indicaciones de dónde Lacan sacó la flecha, pero si uno tuviera que pensar en un contexto en donde la flecha tiene un significado de producir algo es en las ecuaciones químicas, en donde el primer término de la fórmula produce el segundo término. * De cualquier manera por el uso que hace Lacan de la flecha resulta En matemáticas no es así, al menos en lo que conozco; en el cálculo infinite- el surco". Vayamos a las definiciones de metáfora que dan distintos..qiccionados. El Robert da como definición: "Procedimiento de lenguaje que simal se emplea la flecha para indicar que algo tiende a un limite; se pone por consiste en una transferencia de sentido por sustitución analógica". ejemplo x tiende a O, anotándolo x ¿Por qué habla de transferencia de sentido? Porque cuando se dice: "el barco surca las aguas" gracias a la palabra "surca" se transfiere al te el sentido de que x produzca O. BO dejando un surco, de igual manera el barco al atravesar las aguas deja una estela que parece un surco. Por eso se ha dicho que la metáfora es en realidad una analogía implícita y se diferencia del simil en el que la analogía sería explícita; ejemplo de simil será "el barco atraviesa el agua dejando una estela como el arado atraviesa la tierra produciendo En este caso no tiene evidentemen- 81 novimiento del barco los caracteres del movimiento del arado. El Webster dice: "Una figura de lenguaje usando una clase de objeto idea en lugar de otra". El Diccionario de la Real Academia dice: 'Tropo (figura de retórica) que consiste en trasladar el sentido recto le las voces en otro figurado en virtud de una comparación tácita". _os ejemplos que da son: las perlas del rocío, la primavera de la vida, efrenar las pasiones. En estas definiciones aparecen dos aspectos a destacar: algo sustituje a otra cosa (surca en vez de navegar), y segundo, existe una transfeencia de sentido, se pasa sentido de uno a otro. Tomemos los ejemplos irle plantea la Real Academia: "las perlas del rocío". Fíjense que perlas a imagen que sugiere es la de ser redondas, bellas, brillantes, etc., o ;ea el conjunto de notas características que les permiten a Uds. dar la zonnotación de perlas. Rocío también sugiere la idea de algo que es una gota, redondeada, que es brillante, etc. Existe una cierta similitud entre perlas y rocío, pero no son exactamente iguales; gracias a que se dice las perlas del rocío, a rocío se le transfiere el sentido que tiene perlas y por eso introduce algo más, por ejemplo que son bellas, que son valoradas, etc.; se introduce un cierto criterio estético con respecto al rocío que si no sería una mera descripción de esas gotas redondeadas de agua. Pero esto aparece gracias a una transferencia de sentido y a una cierta similitud existente entre ambos elementos. Fíjense en la otra metáfora que da el Diccionario de la Real Academia, "la primavera de la vida"; acá hay una comparación implícita: la primavera es una época del año, es una época de esplendor, de vigor, de rebrote, todas las cosas que Uds. quieran dar como notas características del concepto de primavera. O sea que el año tiene estaciones, tiene períodos; la vida también tiene períodos mejores o peores. De modo que al mejor período de la vida se lo llama primavera de la vida. La primavera es a las estaciones del año como el mejor período de la vida es a la vida en totalidad. Entonces cuando se dice "primavera de la vida" se está diciendo el mejor período de la vida; pero lo que yo quiero señalar es que hay una analogía existente antes de que se produzca la metáfora: la primavera es una estación del año, así como la vida tiene períodos. Por lo tanto decir "la primavera de la vida" se basa en una analogía existente, la posibilidad de que el año y la vida se dividan en períodos algunos de los cuales son mejores o no tienen características que son consideradas mejores que las de otros períodos. O sea sobre la base de una analogía previa se produce una traslación y una creación de sentido. 82 Comparemos ésto con lo que plantea Lacan. En Lacan no hay una analogía previa entre los objetos o entre los conceptos, no hay similitud de sentido que sirva de base a la metáfora. Por ejemplo entre familiar y millonario no existe ninguna analogía de sentido. Si existe una analogía es entre los significantes y no entre los significados que tienen. O sea familiar y millonario no tienen ninguna relación de sentido entre sí; cuando en vez de ambos aparece "me trató de una manera famillionaria", surge un nuevo sentido. Y lo importante entonces es esta creación de sentido que se produce por la combinación del significante, porque de eso se trata: de una particular combinación. Como consecuencia de que se combinan de una manera determinada —se combinan familiar y millonario— se produce un nuevo sentido. Por ello se entiende qué es lo que quiere decir Lacan cuando plantea que el significante no es el registro de un sentido previamente existente, o sea que en un significante simplemente se inscriba un sentido como podría aparecer en la teoría del signo saussuriano en que hay un significante y hay un significado, y que éste se inscribe en el primero —teoría de la doble cara del signo— sino que el significante es un creador de sentido en su combinación. Y que esta creación de sentido se produce específicamente por la combinación del significante en base a propiedades de éste. Acá hay un punto que valdría la pena discutir y que lo dejo para los trabajos prácticos para no recargar la exposición, cómo queda introducido el significado en todo esto y si en realidad más que una combinación de significantes no se trata de una combinación de signos polisémicos que son los que permiten la constitución de una nueva significación. Apunto a lo que a mi juicio no está suficientemente aclarado en la teoría del significante lacaniano, aún cuando quede insinuado con los llamados puntos de almohadillado o de "capitón", que es el nombre que utiliza Lacan para abrochamiento del sentido y del significante. Ahora bien, qué es lo que retiene entonces Lacan del concepto de metáfora: que algo sustituye a otra cosa; pero en lo que hace hincapié es que en esa sustitución se produce una significación que previamente no existía. Lo notable es que en las definiciones de los diccionarios no está, esta segunda parte en la cual hace énfasis Lacan. En las definiciones se habla de una figura de lenguaje usando una clase de objeto o idea en lugar de otrapara sugerir una similitud o analogía entre ambos. O si no dice "procedimiento de lenguaje que consiste en una transferen83 1 ia de sentido por sustitución analógica" o si no en el Diccionario de la icademia "tropos que consiste en trasladar el sentido recto de las voces n otro figurado en virtud de una comparación tácita". O sea, que lo que acentúa es la analogía existente, no el producto que aparece en el Tundo término de la metáfora. Esto no significa que no se haya visto, tal punto que en todas las ejemplificaciones queda muy claro que hay na producción de sentido. A lo que me refiero es que en las definicioes explícitas de los diccionarios no se toma en cuenta aquéllo que sí .atan enfatiza, y que pone en primer plano un aspecto esencial del lescubrimiento freudiano. Ahora bien, planteado así el concepto de metáfora en Lacan, éste o utiliza para hablar de lametáfora paterna, que la escribe de la siguiene manera: \-c su..hl°11k' •Rif Nombre-del-Padre • ;i Deseo de la madre Deseo de la madre • Significado al sujeto I A Nombre -del-Padre (Falo —1 O sea, que cuando el deseo de la madre, que dominaba totalmente al :hico, es sustituido por el Nombre—del—padre en la subjetividad del :hico aparece la significación fálica. Veamos cada elemento de la metáfora: Nombre—del—Padre fue ce-acterizado en la clase anterior. Deseo de la madre, quiere decir que el :hico no desea de por sí sino que su deseo le viene de aquélla. La A simboliza al Otro (Autre en francés), es decir al código. Falo es aquél que se puede perder, intercambiar por un hijo. El hecho de que falo está bajo A es porque la significación fálica depende del código compartido. Significado al sujeto (Signifié au sujet), no conocemos ningún lugar en la obra escrita de Lacen en que quede aclarado. Se podría entender la expresión de la siguiente manera: que el deseo de la madre deje significado al sujeto en el sentido de que aquéllo que el sujeto significa —es-- resulta producido por el deseo de la madre. Además el "significado --significación desconoal sujeto" que ocupa el mismo lugar que la cida— de la fórmula general de la metáfora dada al comienzo de la clase, indicaría que antes que el individuo se libere del deseo todopoderoso, y capaz de crear de por sí la significación de lo que aquél es, no se podría hablar de sujeto. Antes de la metáfora paterna el individuo no sería sujeto, sino que'emergería como consecuencia de ella. Como consecuencia del reemplazo que realiza el significante Nombre—del—Padre del Deseo de la madre se produce en el segundo térmi84 t \ no la significación fálica. Por lo tanto metáfora paterna es pues la operación de sustitución en el código del Deseo de la madre por el Nombre—del—Padre, lo que induce la significación fálica. Veamos ahora el tercer tiempo del Edipo: nuevamente no voy a tratar hoy de hacer toda una exposición detallada del tercer tiempo del Edipo sino me voy a detener en aquellos aspectos que pueden ofrecer una cierta dificultad. En primer lugar, producida la castración simbólica el hijo deja de ser el falo, tampoco lo es el padre como lo era en el segundo tiempo; la madre deja de ser la ley, tampoco lo es el padre. El falo pasa a ser algo que se podrá tener o carecer de él pero que no se es ;, la ley pasa a ser una instancia en cuya representación un personaje pueda actuar pero no lo será. O sea que en el tercer tiempo del Edipo quedan instauradas la ley y el falo como instancias que están más allá de cualquier personaje. Segundo, al no ser el chico el falo deja de estar identificado con el Yo Ideal y se identificará con el Ideal del Yo. Recuerden que Lacan plantea que en el tercer tiempo se produce la identificación con el Ideal del Yo. Recordemos entonces las diferencias entre Yo Ideal e Ideal del Yo en la teoría lacaniana y vamos a entrar en una precisión que no habíamos dado el año pasado porque entonces nos habíamos aproximado desde el punto de vista básicamente de Lagache. El Yo Ideal es la imagen de perfección narcisista, representa a un personaje dotado de atributos, de perfección, completud, omnipotencia. El Ideal del Yo, en cambio, es para Lacan ("Observación sobre el informe de Daniel Lagache") una constelación de insignias. Esta es la frase en la que vale la pena detenerse: el Ideal del Yo es una constelación de insignias, y la palabra clave es insignia. Las insignias son un distintivo que lleva alguien para señalar que está ocupando un lugar, desempeñando una función, teniendo un papel, que queda indicado a través de las mismas. O sea la insignia es un testimonio, un símbolo de que alguien ocupa un lugar determinado. Fíjense en lo que dice el Robert de la palabra insignia: "marca exterior y distintiva de una dignidad, de una función, de un grado...". ¿Qué es lo que señala con marca exterior y distintiva? Que es un emblema, un símbolo, de la misma manera que los galones que utiliza un militar son la marca exterior y distintiva de una determinada dignidad; si él tiene los galones significa que no es en sí mismo el grado que aquéllos marcan sino que es aquél que participa de los atributos de una clase determinada de personajes. Entonces la 88 insignia es un elemento material significante que ubica al que la posee. Se entiende la cita de Lacan en "Las formaciones del Inconsciente" cuando dice: "La identificación que produce el Ideal del Yo es una puesta en relación del sujeto no con la persona del padre sino con ciertos elementos significantes de los que es el soporte, digamos las insignias del padre. El sujeto se presentará pues bajo la máscara, bajo las insignias de la masculinidad". Veamos las partes de esta cita: el sujeto se relaciona, se ubica en relación a, no a la persona total del padre como si fuera un Yo Ideal con el cual se identifica y él sería ese Yo Ideal, sino con ciertos elementos significantes de los que el padre es soporte. El padre no es ese Yo Ideal, el padre real simplemente actúa como un soporte, de la misma manera que el que está adentro de un uniforme es soporte de una determinada investidura. ¿Qué significa: se presentará bajo la máscara? La idea es la del teatro griego donde una persona —el actor— revistiéndose con determinada máscara pasa a ocupar el lugar del personaje; lo permanente es el personaje, mientras el sujeto que ocupa ese personaje es contingente, es simplemente el soporte de una determinada función. Ahora lo que nos podemos preguntar es: ¿pero acaso el Yo Ideal no se presenta también bajola forma de determinados rasgos que hacen que aquél que los posea lo sea, sea el Yo Ideal? ¿Acaso no es un elemento particular inclusive material, visible, una marca lo que constituyen los bucles, el color de los ojos, o cualquier otra característica que sirve para convertir a un chico en el falo de la madre y por lo tanto en el Yo Ideal? ¿Cuál es entonces la diferencia entre un rasgo que va a producir la imagen del Yo Ideal y el rasgo cuya identificación va a producir el Ideal del Yo?, porque en ambos casos son rasgos los que son tomados para que alguien sea el Yo Ideal y el Ideal del Yo. La diferencia no está simplemente en que uno —el Yo Ideal— sería una imagen total, porque siempre es un rasgo particular el que convierte a alguien en un Yo Ideal. Un intento de respuesta para diferenciar entre los tipos de rasgos :uya identificación dará lugar al Yo Ideal o al Ideal del Yo sería decir que la diferencia radica en el tipo de rasgo, en su naturaleza; á es del orden de lo sexual, de marcar la diferencia anatómica de 'os sexos ese rasgo serle por esencia algo que va a constituir el Ideal lel Yo. En ese sentido uno podría leer --bajo esta perspectiva— la :ita de Lacan cuando habla del Ideal del Yo como lo que "está orientado -lacia lo que en él deseo del sujeto representa un papel tipificante, 16 el hecho de asumir la masculinidad o la feminidad", y se podría pensar que aquellos rasgos que hacen asumir la masculinidad o la feminidad son por su esencia, por sus características, por su temática, por su contenido, lo que define al Ideal del Yo, y se diferencia de otros rasgos que serían Yo Ideal, como por ejemplo la fuerza, la belleza, la inteligencia, etc. Pero ésto no es así. De igual modo que la diferencia entre lo imaginario y lo simbólico no depende de la naturaleza en sí del elemento en cuestión, sino del tipo de articulación con los otros elementos. De la misma manera un elemento —pongamos por ejemplo la conducta sexual hacia la mujer en el hombre— podrá servir para que ese individuo se identifique al Yo Ideal, o por el contrario ser una insignia de que pertenece a la clase de los hombres y no de las mujeres, por lo tanto constituir un Ideal del Yo. Veamos uno y otro caso. Si su conducta sexual hacia las mujeres lo hace sentir que él es el supermacho, le produce la satisfacción narcisista de sentirse perfecto, si gracias a esa conducta se ve como la imagen del hombre por antonomasia, si se siente ser el falo, entonces esa conducta en particular, ese rasgo, será el rasgo distintivo del Yo Ideal. Bi por el contrario su conducta sexual hacia la mujer resulta de que al ubicarse él como hombre y al ser lo propio de éste el actuar de esa manera él termina identificándose con esa conducta, que es la de su sexo por pertenecer a la clase de los hombres, ese elemento será parte del Ideal del Yo. O sea por ser un miembro de ese conjunto y no él el conjunto en sí mismo, su conducta sexual será una consecuencia y una insignia de su pertenencia. Como consecuencia de tener esa insignia —la conducta sextial— él pasará a constituir un miembro más de la clase de los hombres. Es la diferencia entre tener el falo y serlo. Por eso Lacen dice en "Las formaciones del inconsciente" (pág. 103) que el Ideal del Yo está orientado hacia lo que en el deseo del sujeto representa un papel tipificante, el hecho de asumir la masculinidad o la feminidad. ¿Qué quiere decir tipificante? Esta es la palabra central en la cita. Tipificar algo significa ubicar dentro de un tipo, es decir en un conjunto. Significa clasificar como perteneciente a una clase de objetos, en este caso la de los hombres o la de las mujeres. Por lo tanto el Ideal del Yo está orientado hacia lo que en el deseo del sujeto representa un papel tipificante, o sea es la insignia que le permite que el sujeto poseyéndolo quede tipificado como siendo hombre, como perteneciendo a la clase de los hombres. De modo que se es el Yo Ideal pero se tiene un rasgo, que a modo de insignia, de galones, lo ubican 87 como perteneciendo a un grupo; esta constelación de rasgos es el Ideal del Yo. Tercero, derivado de lo anterior, se desprenden dos consecuencias que se producen en el tercer tiempo del Edipo: a) la aceptación de la ley. Al aceptar la ley, la ley que se acepta por antonomasia es la ley del incesto, que no sólo prohíbe la relación sexual con la madre sino que la posibilita con otras mujeres. Por eso Lacan dice que en el tercer tiempo el padre aparece como permisivo y donador, o sea que el padre posibilita. Mientras que aparecía como prohibidor y terrible en el segundo tiempo, en .el tercer tiempo realizada la castración simbólica la ley es "no te acostarás con tu madre pero sí con cualquier otra mujer". El padre aparece como aquél que otorga el derecho a la sexualidad y como consecuencia se produce la asunción de la identidad de ser sexuado, identidad acorde con la naturaleza anatómica de cada uno. , Fíjense que hay que asumir la identidad sexual acorde con la naturaleza anatómica de cada uno. Por eso se habla de una normativización del Edipo, no de una normalización del Edipo. La palabra a lo que quiere hacer referencia es a que trata de que el sujeto entre en una norma, en una ley, se inscribe, en el tercer tiempo del Edipo, en una determinada norma de regulación de los intercambios sexuales. Lo central de todo ésto es que la identidad no es algo que derive de por sí, de la observación de la propia anatomía, sino que se llega a ser aquéllo que se es. O sea lo que trata de plantear el Edipo lacaniano es que a través de la evolución del Edipo se llega a tener como identidad sexual aquéllo que anatómicamente se es. Entonces la normativización es la inscripción del sujeto en una norma de la cultura. Ahora bien, lo anterior daría para discutir muchos aspectos poco claros y otros cuestionables. Sería útil retrabajar en las reuniones de las comisiones, la idea de que el Edipo lacaniano no es una simple retraducción a otro lenguaje del Edipo freudiano; el Edipo lacaniano se puede decir —utilizando la expresión de Lacen-- que es una metáfora del freudiano, en el sentido de que es una sustitución de algo con una producción de nuevas significaciones, se crea sentido. Lo que resultaría interesante discutir es qué es lo que se conserva y qué es lo que se crea, que previamente no estaba incluido en el Edipo freudiano. Acá tenemos nuevamente todo el concepto de derivación que nosotros habíamos introducido para hablar del falo cuando dijimos que el falo lacaniano era una derivación del concepto de falo freudiano pero que al mismo tiempo se creaba algo nuevo que no estaba incluido. Recuerden que 88 habíamos hecho la observación de que por un lado la derivación implicaba un beneficio en el sentido de que era producción de conocimiento, pero que por otro lado al conservar la misma denominación para la teoría derivada que para la teoría original se prestaba a la confusión. El último aspecto que me gustaría plantear hoy es si el Edipo lacaniano es o no una estructura que deba entenderse como dándo cuenta genéticamente de la evolución del chico. En Lacan los tiempos del Edipo aparecen planteados por un lado como describiendo en su sucesión la evolución que sufre el chico, como si éste fuera pasando de una etapa a otra en el curso de un desarrollo. Pese a los reclamos de la escuela lacaniana y a su indudable esfuerzo en desprenderse de todo enfoque genético—evolutivo, de los textos lacanianos se desprenden citas, como aquélla en que Lacan dice "que para cuando el chico hace la experiencia de que a su madre..." que dejan deslizar una diacronía concreta, correlacionada con determinados progresos evolutivos, inclusive fechables (por ejemplo la fase del espejo entre los seis y los dieciocho meses). Creemos que el Edipo lacaniano merece reservas si se lo pretendiera ver como una sucesión de etapas a cumplir por el chico. Más aún, la psicología evolutiva requiere de estudios especializados y no se solucionan con interpolaciones a partir del adulto. Se plantea aquí una situación bastante similar a la que encontramos en la teoría kleiniana de las posiciones. Uno puede tomar la descripción de la posición esquizoparanoide y de la posición depresiva como dando cuenta de la evolución del lactante en el primer año de vida, y ésto parece bastante objetable; pero uno la puede tomar como haciendo una descripción estructural de determinadas constelaciones, más allá de que eso ocurra o no a nivel de tal o cual período, y como algo que sirve para caracterizar a determinada configuración de ansiedades, de relaciones de objeto, de defensas, etc. Creemos que éste es el caso con el Edipo lacaniano. Puede ser bastante objetable el tratar de darle un carácter de validez genética y sumirnos en contradicciones sin salida, y sin embargo nos puede proveer —en cambio— de un valioso instrumento que permita describir determinadas configuraciones intersubjetivas en relación a la ley, al narcisismo, la ubicación del deseo, es decir todos esos articuladores teóricos que hemos estado trabajando. Otra cuestión sobre la cual quisiéramos alertar es sobre el intento lacaniano de correlacionar los diferentes tiempos del .Edipo 89 con los cuadros psicopatológicos. Se dice ya como una especie de dictamen que la forclusión del Nombre—del—Padre es la causa de la psicosis, etc., etc. Creemos que la relación entre la descripción lacaniana del Edipo y los cuadros psicopatológicos es no sólo muchísimo más compleja y menos resuelta que lo que aparece en los trabajos lacanianos, sino que éstos padecen a nuestro juicio de un error básico de enfoque, aún cuando la aseveración pueda parecer poco cauta. Para ser más claros: no es que pensemos que lo que falta es desarrollar, trabajar, profundizar la correlación entre el Edipo lacaniano y los cuadros psicopatológicos sino que dudamos que a partir del primero se puedan justificar los segundos. Los cuadros psicopatológicos son estructuras complejas, aún no definidas en cuanto a la articulación de sus elementos. Provienen de un agrupamiento descriptivo, agrupamiento de síntomas cuya lógica interna es débil. De acuerdo a los articuladores teóricos que se empleen se podrían inclusive reagrupar los síntomas de manera diferente, formando otras unidades diagnósticas. Es una recaída en el empirismo más elemental el pensar que se puede aceptar la nosología de las unidades tal como nos la presenta la psiquiatría dejándolas tal cual y que la función de nosotros, analistas, sería la de explicar la causa de esas unidades. Un paso previo es el de ver si desde los articulados teóricos del Psicoanálisis forman en verdad esas unidades o si por el contrario es necesario redefinirlos desde aquéllos. En este sentido nos parece una empresa epistemológicamente mejor orientada tomar el Edipo lacaniano —los articuladores teóricos que en él confluyen— y tratar de delimitar entidades que se caracterizan, por la ubicación frente a la ley, al narcisismo, a la castración, a la identificación especular, etc. 90 EL FETICHISMO (Introducción) El fetichismo constituye una oportunidad excepcional para examinar una serie de problemas centrales de la teoría psicoanalítica que trascienden la importancia de esta perversión. Iremos indicándolos a medida que progresemos en el tratamiento del tema. En "Tres ensayos para una teoría sexual" Freud diferencia entre condición fetichista y fetichismo. Esta distinción nos servirá de guía para una serie de reflexiones. La condición fetichista es el :requisito que debe cumplir el objeto sexual a fin de que tenga ese carácter para el sujeto, para que pueda devenir en objeto de su deseo. Esto nos señala ya que el objeto sexual no lo es de por sí, por su simple naturaleza, sino en la medida en que posea determinados atributos que sean significativos para ese individuo en particular. Se trata entonces de examinar cuáles son las circunstancias, pero sobre todo los mecanismos que conducen a que un rasgo se convierta en condición del amor (recuérdese el Hombre de los Lobos y su fijación al trasero de la mujer). Por otra parte no es casual que en ese mismo texto, en que Freud habla de la condición fetichista, recuerde a Binet, quien ya en 1887 había sostenido que: "todo el mundo es más o menos fetichista en el amor, y que hay una dosis constante de fetichismo en el amor más normal". • Tenemos entonces que en la "condición fetichista" —que está a mitad de camino entre el amor normal y el fetichismo— se conserva lo que Freud llama el fin sexual normal: "el acoplamiento de los genitales en el acto conocido como copulación" ••. El hecho a explicar aquí es cómo sobre un atributo no esencial al acto mismo de la copulación puede recaer la sobrevaloración que sería propia del objeto sexual. Freud • Tomado a partir de J.B. Pontalis, en MI trabajo de presentación al número sobre Objetos del Fetichismo, Gallimard, 1970. •• "Tres Ensayos para una teoría sexual", St. Ed., pág. 149. 93 dice, en ese mismo trabajo:"... el punto de contacto (del fetichismo) con lo normal está provisto por la esencial sobrevaloración psicológica del objeto sexual que inevitablemente se extiende a todo lo que está asociado con él" *. Con lo de inevitablemente está indicando que no se trata de algo ocasional, sino que es una forma esencial del funcionamiento psíquico: el fenómeno del desplazamiento, del valor o del interés que se produce con todo lo que asociativamente esté ligado con aquéllo que es significativo para el sujeto, desplazamiento que no se produce solamente con el objeto de deseo sino también con lo displacentero, como el caso de las fobias lo ilustra suficientemente. Pero el punto a destacar en el caso de la "condición fetichista" o del amor normal es que el desplazamiento no tiene un carácter defensivo: no por ser estimulante el rasgo que ha devenido en "condición" el sujeto deja dé ser estimulado por el genital. El fin sexual normal se conserva, la copulación no es evitada. Por algo Freud utiliza la expresión "se extiende", es decir utiliza un término que tiene la connotación de que algo, sin abandonar su posición anterior, abarca nuevas áreas. ** Es que el desplazamiento en Freud no sólo es un fenómeno al servicio de la defensa sino algo que caracteriza al funcionamiento psíquico, tanto al Proceso PriMario —en que hay libre desplazamiento de cargas— como al Proceso Secundario en que el desplazamiento es de pequeñas cargas, pero desplazamiento al fin. A diferencia de este tipo de desplazamiento, en el caso del fetichismo se produce un fenómeno muy singular: "el fetiche se separa de una persona en particular y deviene el sólo objeto sexual" ***. El fetiche está entonces en una relación inversa con respecto al genital: si uno es estimulante entonces no el otro. El fetiche es excitante, sobrevalorado, en reemplazo del genital. * "Tras ensayos para una teoría sexual", St. Ed., pág. 154 ** No se puede menos de hacer notar la similitud que existe entre este tipo de Que el genital pase a ser indiferente para la conciencia del sujeto, o que le inspire horror como plantea Freud no es lo esencial, sino que sea sustituido. La noción de sustituto que aparece así en juego en el caso del fetiche lejos de ser privativa de esta anomalía, es capital en toda la Psicopatología freudiana: el síntoma histérico es sustituto de otra cosa que permanece por fuera de la conciencia, igual con la fobia; con la obsesión, con el recuerdo encubridor, con el contenido manifiesto del sueño en vez del contenido latente. En todos estos casos el sustituto permite que algo no sea sabido por el sujeto: función defensiva de desconocimiento. Pero volvamos ahora al fetichismo, tras la digresión que intentaba señalar que su conceptualización es en la obra freudiana el resultado de la aplicación de un modelo psicopatológico básico. El fetiche aparece ya en "Tres Ensayos" cumpliendo la finalidad de evitar el desarrollo de angustia. Aún cuando no está desarrollado el concepto de castración Freud dice, en la nota agregada en 1915: "El Psicoanálisis ha demostrado que el fenómeno puede ser también accidentalmente determinado por la ocurrencia de una temprana disuación de la actividad sexual debida al temor, que puede apartar al sujeto del fin sexual normal y alentarlo a buscar un sustituto para el mismo". Pero la evitación del desarrollo de angustia mediante el uso del fetiche no es totalmente equiparable a la evitación fóbica, como por ejemplo el adolescente que se masturba por temor a iniciar el contacto con el objeto sexual, pero que lo hace con la conservación de la imagen y del deseo de ese objeto sexual. La foto del desnudo que puede actuar como estímulo en la masturbación, aún cuando se la disponga a total voluntad (control omnipotente), como también sucede con el fetiche, se diferencia sin embargo claramente de éste: el fetichista ha hecho una modificación en el objeto de su deseo, gracias a que algo está sobrevalorado, el genital deja de estarlo. * Para aclarar más aún el carácter defensivo del fetiche vayamos ahora desplazamiento no defensivo, en que el efecto que 'produce une idea puede ser causado por otra con elle asociada y el fenómeno del condicionamiento pavloviano: la campana que por contigüidad temporal produce el efecto de la comida. También similitud con lo que en la Teoría del Aprendizaje se llama "generalización del estímulo". Esta similitud no es casual sino que deriva de la Psicología Asociacionista en la que evidentemente abrevaron tanto Freud como Pavlov. *** "Tres Ensayos", St. Ed., pág. 154. • Esto nos está ya Indicando que pese e que el control omnipotente es un elemento en la constitución del objeto fetiche no es definitorio. Va volveremos más adelante sobre el problema de le articulación de condiciones necesarias para la producción de una estructura psicopatológica. Aquí, simplemente, queríamos destacar une vez más que un rasgo de una estructura psicopatológica, por más prominente que aparezca en ésta, no se lo puede considerar específico en su génesis si también existe en otras. 94 95 al artículo del "Fetichismo" de1927. En él Freud propone la tesis de que el fetiche es el sustituto del pene de la madre. Dejemos de lado ahora la adhesión o'no que debamos prestar a este enunciado. En ese artículo el propósito del fetiche es permitir la renegación de la castración, es la prueba de triunfo sobre ella (asé como su afirmación). El fetiche, sustituto del pene materno —por contigüidad témporo—espacial o por analogía— permite seguir creyendo que aquél existe y por lo tanto que la castración no es una eventualidad que pueda ocurrirle al sujeto. Veamos un poco más en detalle una de las posibilidades que Freud entrevee como capaz de contribuir a la constitución del objeto fetiche: el chico espiando desde abajo el genital femenino en el momento en que Pero sería un error el ver que el carácter defensivo del sustituto consiste solamente en que mantiene algo por fuera de la conciencia. Si simplemente se excluyera el conocimiento de la castración de la conciencia, pero ésta quedase afirmada en el inconsciente, el sujeto tendría angustia aunque no supiera por qué. Sería la angustia sin objeto, angustia flotante, que terminaría al fin uniéndose a un objeto en la conciencia para convertirse en miedo, tal como lo plantea Freud en "Inhibición, síntoma y angustia". El objeto al que se uniría cumpliría el mismo papel que en la racionalización ejerce el argumento racionalizador que permite justificar un existente. Comparemos ésto con lo que pasa en el recuerdo encubridor: el desplazamiento posibilita la relación entre aquéllo que tiene carácter traumático y aquéllo que quedará en la conciencia como recuerdo encubridor. Pero si hubiera sólo desplazamiento se recordaría tanto al suceso traumático como aquel acontecimiento que por antecederle o sucederle pasa a cargarse del mismo valor psíquico. En el recuerdo encubridor se En la constitución del fetiche interviene además del ocultamiento a la conciencia la realización de deseos, como Freud se preocupara insis• tentemente en Mostrar su participación tanto en los fenómenos normales como patológicos. Para ir viendo este segundo factor comencemos por el sueño. Si el contenido manifiesto fuera simplemente el resultado del ocultamiento a la conciencia de un contenido penoso reprimido, si sólo se tratase de un efecto de la censura, habría una angustia que aparecería como inapropiada para el contenido manifiesto pero cuya existencia estaría asegurada por el significado de los pensamientos latentes del sueño. En el sueño hay además un verdadero trabajo de transformación de la condición angustiante que constituye su motor, transformación efectuada por la realización de deseos. ' En el sueño algo es transformado, modificado con respecto a una primera condición displacentera. Se contrarresta el displacer con un contenido a través de darse como realizado el deseo. Tomemos el sueño de la inyección de Irme, olvida, se reprime —en el sentido restringido del término— uno de los inclusive en el nivel preconsciente en el que transcurre el análisis que la mujer se desnuda elige como fetiche al pie, la ropa interior, o el vello pubiano, porque ahí se "cristaliza" el último momento en que la mujer podía ser considerada como fálica. Se ha producido entonces un desplazamiento del falo prejuzgado como existente hacia algo que está contiguo témporo—espacialmente. Pero el desplazamiento no es en sí lo que crea el fetiche, sólo relaciona el falo con lo contiguo. Se requerirá por lo menos una operación adicional para que lo contiguo devenga en fetiche: el mecanismo de la renegación. elementos, el que de por sí tiene carácter traumático, y el cargado por desplazamiento es el que queda en la conciencia'. Si tiene algún sentido mantener la diferencia entre renegación y represión, entonces-el desplazamiento no es de por sí defensivo, sino en la medida en que se articula con otros mecanismos. " mantes que se diferencian entre sí, y que por lo tanto luego obligan e una clasificación también diferencial de esas estructures. De paso digamos que en alguna oportunidad se intentó creer una falsa oposición entre la tesis de que el sueño es una realización de danos y la de que • constituye la elaboración de una situación traumática. En Freud el deseo surge Este cumple el papel de contracatexis con respecto el suceso reprimido, en la acepción que tiene contracatexis en el articulo sobre la represión. " Otra opción seria por supuesto llamar desplazamiento a la articulación entre el fenómeno de la extensión y el proceso defensivo mismo, pero como las procesos defensivos serian distintos --represión, renegación, etc.—, habría que postular entonces diferentes tipos de desplazamiento. No nos parece ofrecer ninguna ventaja el englobar bajo un término a estructuras complejas que tienen cornpo- ■ partir de un estado de tensión y cuando el deseo se realiza es precisamente en la anulación de esa tensión. Por lo tanto realización de deseos y elaboración de la situación traumática constituyen dos formas de expresar lo mismo: la superación del incremento de tensión psíquica. %moledera al respecto que Freud define en el cap. VII le realización de deseos corno el movimiento que ve sial polo del displacer al del placer. (Por ej. de la "tendón de necesidad" e la "experiencia de satisfacción"). 96 97 Freud hace de él. Si en lo único en que consistiría el sueño sería en no dejar saber a la conciencia que Freud se siente afectado en su narcisismo por las imputaciones que supone le hizo su amigo Otto, o si lo ocultado a la conciencia fuera su culpabilidad por la imprudencia profesional en el empleo de la cocaína, entonces el contenido manifiesto se limitaría a no tener incluidos esos temas, a no saber nada de ellos. Pero si Freud concluye su análisis diciendo que el sueño nos muestra un deseo realizado, es porque en él se ha producido algo que va más allá de la mera ausencia, del ocultamiento. Otto es el culpable, el irresponsable, no Freud. El deseo realizado implica esa transformación. Y aún más, si apelamos a la bella interpretación que hace Erikson del sueño de Freud * éste realiza el deseo de poseer sexualmente a Irme. Lo digno a ser retenido aquí es que la realización de este deseo sexual es totalmente inconsciente, reprimido, para Freud, como lo corrobora el hecho de que se escape a su propio autoanálisis, quedando indicada la labor de la censura en la alusión a que en determinados puntos no desea continuar el análisis. En "La interpretación de los sueños" realización de deseos y ocultamiento por la censura están articulados. Se realiza un deseo, pero como éste es rechazado por "las tendencias dominantes en la vida anímica del sujeto" la conciencia no debe enterarse de aquéllo. El ocultamiento surge para desconhcer el deseo no aceptado, evitando así la producción de angustia que implicaría su percatación. Pero que la realización de deseos y ocultamiento a la conciencia estén articulados, no nos debe hacer confundir sobre los alcances de una y otra: en el caso del ocultamiento la única angustia que se evita es la que surge por el conocimiento consciente; la realización de deseos, en cambio, es capaz de transformar el significado inconsciente de una situación. En este sentido la realización de deseos constituye una modificación de la economía psíquica, ya que es capaz de intervenir en la supresión del desarrollo de angustia. El ocultamiento defensivo, lo más que puede hacer es que la conciencia desconozca la representación que ocasiona el desarrollo de angustia, es decir en el caso de que se percate de la existencia de la angustia no sepa a qué adscribírsela. ** Volvamos ahora al caso del fetichismo. Si en éste el fenómeno se circunscribiera a excluir de la conciencia el conocimiento de que la ausencia de pene en la mujer —que sí acepta en la conciencia •—, es el resultado de la castración, y que él por lo tanto está expuesto a ella, se encontraría en la siguiente situación: en la conciencia los hombres tienen pene —él incluido—, las mujeres no. Como ideas reprimidai, en cambio: la falta de.,pene en la mujer indica que la castración es una amenaza que pendesobre él. Este saber inconsciente lo tendría constantemente en un estado de angustia flotante, angustia sin objeto conocido. Pero en el fetichista ha tenido lugar además de la defensa frente al saber consciente una verdadera transformación: mediante la ecuación fetiche = falo, ecuación inconsciente, se afirma en el inconsciente que la madre tiene falo, que la castración no existe. Esto permite "renegar" —verleugnung— de la castración. Pero, ¿dónde es la renegación? : en el inconsciente. Si la ecuación fetiche = falo es inconsciente, resulta obvio entonces que la creencia que hay falo es en el inconsciente reprimido. Al que "se engaña" no es a la conciencia, ya que en ella sí se reconoce que la mujer no tiene pene. Lo anterior plantea algo muy singular: la renegación de la castración•` tal como aparece descripta en el caso particular del fetichismo, se produce en el inconsciente. La escisión no es entre el Consciente y el Inconsciente. Basta como evidencia de ello el siguiente párrafo del articulo del Fetichismo: "en muy sutiles ejemplos tanto la renegación como la afirmación de la castración han intervenido en la constitución del fetiche en sí mismo. Este era el caso de un hombre cuyo fetiche era un suspensor anatómico que podía ser usado como pantaloncito de baño. Este trozo de vestimenta cubría enteramente los genitales y ocultaba la distinción entre ellos. El análisis mostró que significaba que las mujeres estaban castradas y no lo estaban". Es decir el fetiche tenía un doble significado inconsciente: renegaba y afirmaba la castración, la escisión en mejores términos si sistemáticamente se distinguiera entre el afecto como estado, como proceso de descarga, tal como lo caracteriza Freud, y le representación ideadas de ese afecto. • • "Psiquiatría Psicoanalltka" de R.P. Knight. Cap. "Psicoanolisis de los sodios", de Erikson. ad. Horma. •• Caemos que en la discusión acerca de si los afectos son únicamente conscientes o también pueden existir como inconscientes se podría colocar la discusión 98 Pues el fetichista no cree obviamente que la mujer no tenga pene sino que conscientemente reconoce la diferencia anatómica de sexos. •• Insistimos en que es de la castración y no sólo de la falta de pene, pues la carencia de éste tiene que ser renegada en tanto implica aquélla, o sea que el verdadero motivo es el de la primera. 99 menos histéricos" (1893). En este artículo la escisión era entre un grupo tiene por fin impedir el desarrollo de afectos penosos, y la realización de deseos también tiene por objeto esto último, se tiende a englobarlas en una única categoría por tener un punto en común, precisamente la evitación de la producción de angustia? de ideas que quedaban excluídas y las ideas conscientes. El fetiche al significar inconscientemente que no existe la castración Volvamos nuevamente al objeto fetiche. En su constitución ha habido entonces: a) un desplazamiento, algo se ha conectado asociativa- guarda una similitud con aquellas otras fantasías inconscientes que mente con el genital, y se ha extendido a ese algo la sobrevaloración. b) la castración, ha quedado renegada y afirmada, el yo está escindido. c) Relacionado con lo anterior se ha producido una transformación, —realización de deseos: lo que era una ausencia —el falo— ha quedado transformado en una presencia, el fetiche. Se ha realizado un deseo que no es la alucinación del falo como sucede en el modelo paradigmático de la realización alucinatoria de deseos, pero que guarda con ésta un punto en común: una presencia fantástica viene a llenar una ausencia. La diferencia es que la ausencia en la realización alucinatoria de deseos del Yo como dos corrientes que persistían una junto a la otra pero sin influenciarse. • Esta escisión es diferente, pese a la homonimia con aquélla que Freud introdujera en "El mecanismo psíquico de los fenó- contrarrestan a otras fantasías también inconscientes. Por ejemplo el sentido de las fantasías megalómanas inconscientes es precisamente el compensar a otros pensamientos también fantásticos, aterrorizantes. Las descripciones kleinianas de las fantasías inconscientes nos ofrecen un mar de ejemplos de fantasías que actúan como defensas frente a otras fantasías. Y aquí se abre un nuevo punto para la reflexión: cuando se dice que una fantasía inconsciente "defiende" frente a otra que es aterrorizante ¿no sería necesario diferenciar entre este "defenderse" y el de los mecanismos de defensa que mantienen algo por fuera de la conciencia? ¿No se habrá producido un "desplazamiento" conceptual, una extensión del término "defensa", que primitivamente Freud lo introdujo para referirse específicamente a la evitación del conocimiento consciente de algo que provocaría la angustia, hacia cualquier formación que tiende a impedir la producción de angustia? ¿No será que como la defensa —en el sentido de exclusión de la consciencia— • En otros casos la escisión del Yo puede estar entre dos conjuntos de Ideas conscientes que ambas son afirmadas, pese a la contradicción que existiría entre ellas sin que se anulen. Este es por ejemplo el caso de un paciente delirante que en una oportunidad me llamó por teléfono y me dijo: "Doctor, tengo de nuevo las ideas delirantes, creo que me quieren matar, ¿tomo Stelazinel ". En su conciencia creía en el delirio, pero al mismo tiempo me llamaba a mí en tanto psiquiatra y no a la policía, y pensaba que se tenía que tratar mediante es de un objeto real, en el caso del fetichismo es una ausencia vivida sobre la base de una presencia ilusoria. Vemos pues que el fetichismo nos ha introducido hoy a una serie de problemas que lejos de estar solucionados ofrecen múltiples facetas para la discusión. Consignémoslos a título de inventario: a) constitución del objeto sexual; b) desplazamiento; c) renegación, especificidad o no de ésta en relación a las estructuras psicopatológicas, su comparación con la represión; d) relación entre renegación y escisión; e) campo de la ilusión. Además en la discusión del fetichismo debemos retomar conceptos trabajados en la primera mitad del curso: la ley, la transgresión, la constitución del Ideal, la castración simbólica y el concepto de falo, y no por ser mencionada en último término de importancia secundaria la cuestión de si el fetiche es el sustituto del pene real o del falo simbólico. medicamentos. Sin embargo este conocimiento de que eran ideas delirantes no les quitaba la fuerza de convicción que tenían para él. Otro ejemplo de escisión del Yo consiente nos lo muestra Freud en el caso del Hombre de las Ratas: sabía de la muerte del padre, se lo relata él mismo a Freud, y sin embargo e media noche a ubicaba frente al espejo esperando concientemente que el pa- dre muerto retornase como si no lo estuviera. Todo ésto nos muestra que la escisión del Yo no tiene el mismo status que le represión por ej., u otros mecanismos defensivos (la proyección, por ej.) en que algo queda excluido de la conciencia. Retomaremos este problema en otra oportunidad. 100 101 LA RENEGACION. LA DEFENSA FRENTE A LA ANGUSTIA Y LA REPRESION Presentaremos aquí algunas ideas tendientes a diferenciar la renegación de la represión, lo que nos llevará a tener que abordar el problema de la escisión, con el que aquéllas están directamente relacionadas. La represión es en Freud el proceso de exclusión de la conciencia que sufre una determinada idea. Así lo dice explícitamente en el trabajo del 15 sobre la Represión; afirma en él: "Su esencia consiste exclusivamente en rechazar y mantener alejados de la conciencia a determinados elementos". De modo que el concepto de represión es solidario y sólo se puede entender en relación a la separación entre inconsciente y conciencia. El núcleo teórico al que pertenece la represión es por lo tanto el de la primera tópica, y en este caso sí tiene valor el correlacionar cronológicamente la época en que se desarrollan el concepto de represión y la primera tópica.; el período que va desde 1893 con él "Mecanismo psíquico de los fenómenos histéricos", hasta 1923 con "El Yo y el Ello". Aquí la contemporaneidad concierne a una correspondencia conceptual. Veamos ahora lo que sucede con la renegación. Seguiremos un do, ble camino para el desarrollo de'la connotación que tiene este término en Freud: en primer lugar los pasajes en que explícitamente trata de diferenciarla de la represión, y en segundo lugar recorreremos los ejemplos que Freud ofrece de renegación y en los que funda la presentación del concepto. En el artículo del Fetichismo (1927), afirma: "Si queremos diferenciar más claramente entre la vicisitud de la idea como distinta de la del afecto y reservamos la palabra represión para el afecto, entonces la correcta palabra alemana para la vicisitud de la idea sería renegación". El párrafo es sorprendente, pues está en total contradicción con el concepto de represión que Freud expusiera a todo lo largo de su obra, en que sostenía que lo que se reprime es siempre la idea; recuerden el artículo del Inconsciente en que textualmente sostiene que las ideas se reprimen y los afectos (1) se suprimen, o en el trabajo 105 ismo sobre la represión, al que antes nos referimos. Freud fue sin nbargo el primero, y sin lugar a dudas, en captar como inadecuada la iferenciación entre represión y renegación que presentaba en el fetiiismo, como lo demuestra que la abandonase posteriormente, no apaiciendo en los trabajos siguientes, y por el contrario la modificara en el 3p. VIII del "Esquema de Psicoanálisis" de 1939. En ese trabajo reJerden que Freud propone el siguiente criterio diferencial: "El Yo Ifantil se libera de las indeseadas demandas pulsionales por medio de represión" y agrega: "Complementaremos ésto al afirmar además que urante el mismo período de la vida el Yo se encuentra a menudo en la iosición de eliminar algunas demandas del mundo exterior que siente lerturbadoras y ésto es efectuado por medio de la renegación de la ercepción que trae al conocimiento esta demanda de la realidad" (2). La diferencia entre la represión y la renegación sería entonces que la >rimen actúa contra la demanda pulsional y la segunda contra la "Ellos disimulan la contradicción entre la observación y la pre-concepción diciéndose a sí mismos que el pene es aún pequeño y crecerá". Las dos partes de esta cita implican dos cosas totalmente diferentes, y a ambas se aplica el concepto de renegación. En la primera Freud dice: "ellos reniegan el hecho y creen que con todo ven un pene"; destaquemos que Freud no dice ven un pene, con lo que el fenómeno estaría colocado en el orden puramente de la percepción y se trataría por lo tanto de una alucinación; la palabra creen señala que no es un trastorno de la percepción sino de la creencia. Más aún, en el trabajo del Fetichismo Freud rechaza el uso del término escotomización propuesto por )ercepción que hace conocer una demanda de la realidad. Comparemos ahora la formulación del Fetichismo con aquélla que Lafforgue diciendo:"Escotomización me parece particularmente inapropiado porque sugiere que la percepción es enteramente eliminada, de modo que el resultado es el mismo que cuando una impresión cae en el punto ciego de la retina. En la situación que nosotros estamos considerando, por el contrario, la percepción ha persistido y una muy enérgica reacción ha sido realizada para mantener la renegación. No es cierto que después de que un chico ha hecho su observación de la mujer él ha acabamos de referirnos tomada del Esquema de Psicoanálisis. Más allá preservado inalterada su creencia de que una mujer tiene un falo. El ha de lo que aparecen como diferencias tienen algo esencial en común: la discriminación entre represión y renegación se trata de fundar en la naturaleza del material, el contenido sobre el que actúan uno y otro mecanismo. En el trabajo sobre el Fetichismo serán los afectos por un lado y la idea por el otro, en el Esquema de Psicoanálisis la demanda pulsional y la percepción de algo que informa de una demanda de la realidad. La separación conceptual, entonces, entre la renegación y la represión aparecería así colocada sobre un mismo plano: el contenido del cual el sujeto trata de liberarse. La pregunta que uno se puede formular aquí es: ¿esta formulación de la diferencia es suficiente? O más explícitamente: ¿se puede asentar exclusivamente la separación conceptual de los que se proponen como dos mecanismos sobre la base del contenido sobre el que operan? Para encarar una aproximación a la respuesta de este interrogante iniciaremos el segundo de los caminos que proponíamos hace un momento, las oportunidades en que Freud hace uso del término de renegación. Este aparece en la "Organización genital infantil" (1923). Dice allí: "Nosotros sabemos cómo los chicos reaccionan a sus primeras impresiones de la ausencia,del pene, ellos reniegan (la palabi- a es leugnung, que después va a ser en los trabajos ulteriores como verleugnung), y creen que con todo sí ven un pene", y a continuación agrega: retenido esta creencia pero también la ha abandonado" (subrayado nuestro). Volvamos a la cita tomada de "La organización genital infantil", en la parte en que Freud dice: "ellos reniegan el hecho y creen que con todo sí ven un pene". Como vimos no se trata de algo que ocurra a nivel de una percepción, aunque sí tiene que ver con una percepción. Aclaremos esto: ese rechazo de creer en una percepción, se puede entender mejor si apelamos a la diferencia que Freud hiciera entre la percepción y la huella mnémica de ésta. La renegación no actúa sobre el dato perceptivo en sí sino sobre la huella mnémica del mismo; el dato perceptivo queda registrado en el psiquismo como Freud se ocupa de aclararlo en la cita en que no acepta el término escotomización. Agreguemos además que la diferencia que tratamos de hacer no es entre la tesis de que la percepción implica elementos conceptuales que organizan el dato sensorial y aquella otra tesis insostenible en que el dato sensorial seria algo de por sí. Partimos del hecho de que el chico al observar los genitales lo hace utilizando sistemas conceptuales de referencia que permiten ubicar una forma como siendo el pene u otra cosa como no siéndolo. Lo que queremos subrayar más bien es que la falsificación de la Yenegación no es sobre la percepción en sí, no es que el chico al tener el preconcepto de que todos tienen pene —la premisa universal— cuando observan un 107 106 er sin pene por rigidez perceptual continúe viendo un pene donde no lo centrado en ir siguiendo a Freud en las ejemplificaciones de la renega- ¡ay. No es equivalente al fenómeno de que alguien no descubra un error ipográfico en un texto pues al tener una gestalt de las palabras, aún :uando en éstas exista un error, los elementos presentes que constituyen as notas características de las palabras son suficientes para reproducir a gestalt , como si en el texto no hubiera cambiado nada. Si se habla le renegación es porque el chico percibió la diferencia, sacó la conclu;ión de que entonces a él puede faltarle el pene —angustia de cas- ción. Volvamos pues a los textos. En el trabajo "La pérdida de la realidad en la neurosis y la psicosis" Freud tratando de precisar la diferencia entre neurosis y psicosis dice: "Nuevamente expresado aún de otra manera, la neurosis no reniega de la realidad, solamente la ignora; la psicosis la reniega y trata de reemplazarla" (subrayado nuestro). Esta cita la tración— y recién entonces sustituyó la huella mnésica del genital sin ene por la del que lo posee. La renegación presupone haber percibido algo, lo que es equivalente a la afirmación primordial que Freud describiera en el mecanismo de la negación cuando viera a la negación como Jri mecanismo frente al retorno de lo reprimido. Así como la negación supone una afirmación primordial, de igual manera la renegación supone una afirmación primordial. Por ello podemos decir que el contenido renegado es el de una percepción aunque la operación de la renegación 1 consideramos muy importante porque nos conduce a la siguiente reflexión: Freud hace la diferencia entre ignorar la realidad y renegarla, de modo pues que no toda alteración de la realidad a favor de la realización de un deseo es equivalente a la renegación; el histérico olvida un suceso traumático —está alterando el recuerdo de la realidad— y la amnesia histérica aparece en Freud directamente vinculada al olvido de un acontecimiento ocurrido en la realidad. Toda la historia del concepto de represión en Freud se constituyó alrededor de la amnesia de acontecimientos no sólo de la fantasía sino ocurridos en la realidad misma. Este concepto del olvido por represión de sucesos reales lo man- no ocurra en el acto perceptivo propiamente dicho sino en la manipula- tiene Freud no sólo en los historiales de la primera época sobre la his- ción de la huella mnémica que es producto de aquél. Volvamos luego de esta digresión que nos,. permite ir cerniendo el concepto a la segunda parte de la cita, aquélla en que Freud dice: "ellos disimulan la contradicción entre la observación y la percepción, diciéndose a sí mismos que el pene es aún pequeño y crecerá". Aquí ya hay una diferencia sustancial con el caso anterior: se acepta el dato perceptual, desde el momento que se dice "es aún pequeño pero crecerá", pero se apela a una teoría que permita rechazar a la amenaza de teria sino en todos los trabajos ulteriores. De ahí que el objetivo de rescatar de la represión, el recuperar del olvido los sucesos infantiles realmente vividos y reprimidos, se mantenga aún hoy, como una de las tareas —aún cuando no sea la única— en el proceso analítico. Después de lo que dijimos nos encontramos a esta altura de la clase de hoy en una situación muy singular: resulta que Freud afirma en el 24, cuando ya ha desarrollado el concepto de renegación, que se reprime la escena traumática y se la confina a la amnesia, pareciera que perderíamos el único punto de reparo, el de que la renegación se ejercería sobre la realidad, para poder diferenciar entre represión castración. Las dos partes de la cita ejemplifican renegaciones, y guardan una cierta similitud con los diferentes tipos de renegación frente a la muerte: se puede rechazar el dato de que el muerto está inmóvil y no respira y tener en un determinado momento la convicción, no tan infrecuente en muchos duelos, de que hizo un movimiento o de que respiró, pero también puede aceptarse de que esté muerto —digamos aceptación del dato perceptivo— y hacerse la teoría de la reencarnación que encontramos en ciertas religiones, o de la vida en el más allá de las religiones y renegación. De nada nos sirve acá intentar un golpe de fuerza y decir que el ignorar la realidad, hecho por la represión, es a consecuencia de la demanda pulsional y que en cambio la renegación lo sería por una demanda en sí de la realidad, porque cuando Freud trata de diferenciar uno y otro mecanismo no hace hincapié como elemento diferenciador en la causa que inicia el proceso —en ambos es la amenaza de judeo—cristianas. Se contrarresta la angustia por la muerte de un ser castración— sino en aquéllo sobre el que recae el mismo, lo que hemos querido mediante la idea de un después que anula el ahora. Como vemos llamado el contenido sobre el que opera el mecanismo. Pero, ¿se trata del mismo tipo de operación, en cuanto a la realidad, en el caso de la represión en que se olvida a aquélla relegándola al inconsciente, que en el de la renegación en que se sustituye la falta de pene por la presencia, se reemplaza el conocimiento de la muerte del ser querido la teoría infantil de "después crecerá el pene" y la del adulto de que "después lo reencontraré en el más allá" transcurren en el seno de un mismo tipo de operación (3). Pero con lo anterior nos hemos desviado de nuestro propósito 108 109 por la creencia de que vive? Veamos la diferencia entre un tipo y otro tipo de modificación de la realidad. En la represión: la representación de la realidad en tanto representación reprimida se halla en el inconsciente, en la conciencia el sustituto aparece en forma de resto metonímico de aquél, o de elemento que lo representa simbólicamente (véase el historial de Lucy R. cuando ella relega al olvido, por represión, la escena en que recibió la carta, escena catexis es en cuanto permite mantener excluido de la conciencia al elemento reprimido, no porque signifique lo contrario de éste. NOTAS (1) en la que estaba presente el olor a la harina quemada. Luego lo reprimido reaparece a través del síntoma de la alucinación olfatoria que es un resto metonímico). Entonces, en el caso de la represión el inconsciente sabe de la realidad, la conciencia no, y ésta sólo conoce elementos que se le aparecen como desprovistos de sentido. En el caso de la renegación cuando el chico afirma que la mujer tiene pene, o cuando se afirma que el ser querido vive, una creencia afectos", debe leerse "supresión de afectos". (2) es reemplazada por otra creencia que es la contrapartida exacta de aquélla, su imagen en negativo. Donde no hay algo, se cree que está, ya sea el pene o la vida en el ser querido. Es el reemplazo de una realidad por otra, pero esta otra no es cualquiera, es la recíproca. Este sustituto recíproco sin embargo no tiene cualidad sensorial, no es una alucinación, sigue estando a nivel de la creencia. Tenemos así una primera base para ir aproximándonos a una diferenciación entre la represión y la renegación: aún cuando la represión se ejerza sobre la representación de la realidad, nunca obviamente sobre la realidad misma sino sobre su representación (olvido del recuerdo de una escena), la operación consiste en su exclusión de la conciencia; el retorno de lo reprimido hará reaparecer a éste como sustituto deformado para la conciencia. En el caso de la renegación no queda un simple agujero en la conciencia, el hueco de la represión. La renegación consiste en el rechazo de una representación a través de la afirmación de la opuesta. No se trata de un rechazo de la percepción y luego el suplantarla por otra. El fenómeno mismo del reemplazo, eso es la renegación. La presencia de una creencia implicaría la renegación de la otra. Fíjense la En la traducción de López Ballesteros no se ha incluido está dife rencia que es clara en el original alemán y en la traducción de Strachey. Donde en la traducción de L.B. dice "represión de No podemos menos que pensar hasta con cierto placer un ejemplo que muestra las dificultades de diferenciar la represión de la renegación por la separación entre demanda pulsional y percepción de la realidad. En el caso de un individuo que en medio de una reunión social va comprobando con horror que la zona de su pantalón que cubre su genital comienza a elevarse, y rechaza el reconocimiento de su erección, ¿nos encontramos ante una represión o una renegación? Trata de no enterarse de algo que no cabría sino considerar como demanda pulsional, por lo que tendríamos que ubicar la contingencia en el terreno de la represión; pero al mismo tiempo ve el bulto no tolerado y lo siente: sería así el rechazo de una percepción, luego una renegación. (3) De paso aprovechemos la oportunidad para señalar en base a estos ejemplos cómo las creencias infantiles no son productos que surgen en la mente del chico por el sólo juego de su imaginación, por operaciones cognitivas surgidas a partir de un psiquismo insuficientemente desarrollado, sino que en esas creencias se utilizan modelos cognitivos que la cultura le ofrece mediada por sus padres. Cuántas afirmaciones de los padres del tipo "Después nene te compro ésto", "Después nene cuando lleguemos a casa", afirmaciones que uno y otro saben que son un engaño tendiente a situación diferente de la renegación con respecto a la represión. En paliar el sufrimiento del ahora favorecen el desarrollo y la con- ésta queda un agujero en la conciencia y después el retorno de lo re- solidación de la renegación a través del "después". El chico que dice que después le crecerá el pene ante la visión de la nena, visión que le produce angustia por hacerle factible la castración, en realidad reedita en su mundo circunscripto de intereses los mitos del "después", del cual el del Paraíso no es sólo una versión expandida, sino también un modelo. Más allá de los ejemplos primido originará un resto o un sustituto simbólico, pero ya no simplemente una realidad que se contraponga a la anterior. El sustituto del segundo tiempo de la represión —el retorno de lo reprimido— contiene a lo reprimido disfrazado. No lo contrarresta, no tiene el sentido contrario. Inclusive si Freud dice que el sustituto actúa como contra110 111 simplificantes del "después" que damos, lo que nos interesa aquí es señalar una línea para el estudio de la génesis de los mecanismos defensivos, en que se vean a éstos no como invenciones del psiquismo individual sino como el resultado de que el psiquismo se construye tomando como modelo el funcionamiento del otro significativo. Así como se aprende el lenguaje también los mecanismos defensivos se adquieren por identificación, y aún cuando no pensemos en una mera copia —el psiquismo no es la hoja de una Xerox duplicadora de los mecanismos de los padres— y el desarrollo de las operaciones son un proceso complejo, no cabe duda que la identificación juega un papel esencial en él. 112 LA RENEGACION LA DEFENSA FRENTE A LA ANGUSTIA Y LA REPRESION Pero en vez de intentad- sacar todavía una conclusión definitiva tomemos ésto como una primera aproximación y sigamos examinando los textos freudianos. En el Fetichismo la renegación es ejemplificada por el rechazo del reconocimiento de la falta de pene en la mujer, pero también por los dos casos de neurosis consignadas por Freud en que la muerte del padre a los dos y a los diez años había sido renegada. Ya veremos la impcirtancia que le asignamos a este tipo de renegación, pero lo que queremos remarcar sobre todo en este texto es algo que a nuestro juicio resulta notable, y que coloca la caracterización de la renegación sobre bases diferentes: el fetiche que para la conciencia es un objeto de placer, de amor —sin que se sepa por qué— para el inconsciente representa al falo; o sea en el inconsciente la ecuación fetiche—falo permite mantener la creencia de que la madre tiene falo y renegar así de la castración, en el inconsciente la castración existe y simultáneamente no. Veamos más cuidadosamente cómo son las cosas. En la conciencia el sujeto reconoce que la mujer no tiene pene, y sin embargo no tiene angustia de castración conciente, no piensa concientemente en la castración; en el inconsciente en cambio cree en la castración y al mismo tiempo la reniega mediante la ecuación fetiche—falo. El fetiche—falo contrarresta a la representación de la falta de pene. El calificativo de notable que hemos utilizado está dado por el hecho de que, a diferencia del chico en que la renegación consiste en rechazar en la conciencia el dato de la falta de pene en la mujer, pero su afirmación en el inconsciente como castración, en el fetichista ocurre al revés: hay aceptación en la conciencia del dato pero su renegación es a nivel del inconsciente. La defensa no consiste aquí en el ocultamiento a la conciencia del dato. La conciencia sabe del dato pero no de la significación del mismo, significación que es la de que la castración es posible, de ahí que el fetichista no se encuentre preocupado concientemente por la posibilidad de su castración. La oposición es entonces entre el no saber de la amenaza de 115 castración en la conciencia y el sí saberlo a nivel del inconsciente. Se puede decir entonces con propiedad que la amenaza de castración está reprimida (4) en el fetichista —reprimida en el sentido que está excluída de la conciencia—. pero en tanto reprimida promueve la construcción de la ecuación fetiche—falo que reniega de la castración pues tiende a contrarrestarla. Digámoslo una vez más a riesgo de redundar: renegación en el inconsciente a través de la construcción de una representación contraria. En el fetichismo tenemos así una escisión entre conciente e inconsciente —el dato de que la mujer no tiene pene por un lado y su significación en tanto hace pensable como factible a la castración-pero tenemos otra escisión en el seno mismo de lo reprimido: cree y no cree en la castración, el no creer es la renegación de la creencia provocadora de angustia. Freud dice que ambas creencias coexisten una junto a la otra pero sin influenciarse mutuamente, como corresponde a las leyes del proceso primario. Acá surge una complicación, ¿cómo se debe entender que no se influencian mutuamente? Por de pronto no en el sentido que -9 y otra no tengan nada que ver entre sí; debido a la creencia en la castración se construye el fetiche; la creencia en la castración es el prerequisito y la causa del fetiche ya que éste tiene por finalidad contrarrestar la amenaza de castración. Dice Freud en "Esquema de Psicoanálisis": "la creencia en el fetiche fue debida a una intención de destruir la evidencia de la posibilidad de castración, de modo que el temor de la castración pueda ser evitado". Por ello resulta que mal se podría sostener que no tiene nada que ver, cuando una es la condición de la otra, y ésta última el fetiche por ejemplo tiende a paliar el efecto de la primera. Por lo tanto que ambas corrientes coexisten mutuamente una junto a la otra sin influenciarse mutuamente solamente puede entenderse en el sentido de que ninguna puede anular totalmente la existencia de la otra. el infinito, o podríamos encontrarlos en los innumerables análisis kleinianos, el caso bastante frecuente de la persona que frente a un peligro externo real se comporta como si éste no existiera, gracias a que tiene la fantasía de que es inmortal o invulnerable por ejemplo. ¿Acaso esta creencia, de la que el sujeto nada sabe, no interviene en la renegación misma del peligro? Acaso no es una creencia inconsciente, por ejeMplo este tipo de fantasía la que permite renegar de otra creencia inconsciente. Se va planteando entonces por el desarrollo anterior que la renegación se podría caracterizar por el tipo de escisión que es diferente con respecto a la de la represión. Pero sigamos en la recorrida de los textos de Freud para ver qué podemos decir sobre ésto. En el artículo "Una perturbación de la memoria en el Acrópolis", aquel artículo cuyo primer párrafo emociona hasta las lágrimas, Freud analiza el fenómeno de la desrealización, al que considera comoiestando al servicio de la defensa, como una renegación; también recuerda el famoso lamento del rey Boabdil al recibir la noticia de la caída de Te Alhambra cuando dice: "Cartas le fueron venidas que Alhambra era ganada. Las cartas echó al fuego y al mensajero matara". En el lenguaje del poema épico no es que Boabdil quiera simplemente olvidarse de la pérdida de la Alhambra, quiere hacer como si no se hubiera enterado, como si a él no hubiera arribado la noticia —eta es la expresión que utiliza Freud "non arrivé"— la carta o la existencia misma del mensajero, por eso trae lo de la renegación. La renegación aquí no es una pura represión, hueco en la memoria; hay una creencia que se quiere mantener que es la de que su poder sigue incólume y no peligra, y para ello desea eliminar la percepción que contraría la creencia. Pero todavía podemos ser más precisos sobre el pensamiento de Freud y no apelar a la interpretación de los versos del poema citado. Recordemos que Freud habla de renegación para referirse al rechazo de Resumiendo: ¿qué es lo que esencialmente aporta de nuevo el texto del Fetichismo? Algo a nuestro modo central: 1°) que la renegación no tiene lugar como una escisión entre la conciencia y lo reprimido sino en el seno mismo de este último. 2°) Que la defensa consiste en la creación de una realidad psíquica contraria a la que resulta intolerable. La escisión en el seno de lo reprimido no es exclusiva sin embargo del fetichismo. Todos aquellos ejemplos de fantasías inconscientes que contrarrestan a otras fantasías también inconscientes nos lo señalan. Para tomar un solo ejemplo, aún cuando podríamos multiplicarlos hasta la aceptación de la muerte del padre en el caso de sus dos pacientes; recordemos también el caso del Hombre de las Ratas quien sorprendió a Freud cuando le comunicó que el padre había muerto y simultáneamente renegaba 15) de la muerte del mismo a través de tener miedo que algo le ocurriera a éste, o mediante el esperar, al filo de la medianoche, su llegada; o el pensar cuando escuchaba un chiste que se lo iba a contar a aquél. En todos estos casos una creencia contrarresta a otra. Dejando ahora a Freud tomemos los innumerables ejemplos de renegación que da 116 117 Uctave Mannoni en su artículo "Ya lo sé, pero aún así". En ellos el sujeto tiene una creencia que reniega de otra, como por ejemplo en la doble actitud conciente que se tiene frente a la superstición. No se cree y al mismo tiempo existen ideas concientes de que algo temido - en realidad puede acaecer. Yendo ahora a otro ejemplo: ¿acaso con el ateo y el creyente no pasa algo similar? ¿No es acaso frecuente que en él coexistan simultáneamente en su pensamiento conciente creencias opuestas a la religión (El no cree en Dios pero por las dudas...)? ¿No sucede en muchos casos que el ateo desde su posición de tal reniega de sus pensamientos religiosos y el creyente de su descreimiento? El momento de la duda es aquél que se nos aparece como propicio para poner al descubierto el mecanismo de la renegación y en él nos detendremos. En el momento de la duda religiosa las dos creencias están simultáneamente en la Conciencia. Su oscilar de una a otra, aportando los argumentos que inclinen la balanza hacia una u otra posición, son intentos de salir de la angustia que ocasiona el no creer en lo que sí se debería a través de la renegación de la posición opuesta. Tomemos para afinar el análisis el caso del creyente en el momento mismo que transita al ateísmo, experiencia que sin lugar a dudas encontrará resonancia en muchos. Hasta ese momento creía, luego surgen lás dudas, aparecen éstas en su conciencia, aparecen las objeciones a su creencia; trata entonces de mantener la firmeza de su fe a través de argumentos —teorías que le permiten rechazar sus dudas— es decir, otras creencias; unas y otras creencias sin embargo no quedan en el inconsciente reprimido, sino que coexisten en la conciencia. El reforzamiento de las creencias religiosas con todos los argumentos que pueda darse, permite la renegación de las otras. En el acto de la afirmación de la fe a través de la argumentación se reniega simultáneamente de las ideas que la contradicen. La afirmación de una creencia actúa, como dijimos antes, posibilitando la renegación de las otras. Pero si el proceso concluye con la victoria de la conversión al ateísmo, y el sujeto se asienta en esa posición, se podrá producir una situación inversa a la de la etapa anterior Cada vez que le asaltan sus creencias religiosas para poder concordar con su nuevo ideal tendrá que renegar de aquéllas a través de una reafirmación en sus nuevas creencias. Las cavilaciones concientes del Hombre de las Ratas constituyen una ilustración ejemplar de ideas que reniegan a otras en la conciencia. De lo anterior se desprende que unas ideas concientes pueden renegar a otras. 118 Damos más ejemplos que nos señalen cómo se puede renegar de algo conciente a través de otra idea conciente. Así tenemos los sueños diurnos en que un individuo construye una realidad en la:cual cree y al mismo tiempo no cree, y que siempre sobrevienen en circunstancias en que existe una realidad displacentera. A través del sueño diurno se reniega de otra creencia que en ese momento sigue estando en la conciencia, aunque disminuyándola en su valor gracias al sueño diurno (6). Tanto en el caso de la renegación de la muerte —los pacientes consignados por Freud— en el caso de la renegación de las creencias supersticiosas, en el caso de renegación de creencias religiosas, o por el contrario de la renegación de las objeciones a la fe, o en el caso de los sueños diurnos, en todos estos casos la escisión no es entre conciente e inconsciente, o como en el caso del fetichismo entre la afirmación inconsciente de la castración y su renegación también inconsciente. La escisión en todos estos cas s es entre ideas concientes, aún-cuando ésto no quiera decir que el mecanismo de la renegación y las causas que lo impulsan sean concientes para el sujeto. Hay que diferenciar entre el mecanismo de-la renegación que siempre es inconsciente y las creencias renegadas que pueden en cambio ser concientes y seguir permaneciendo en la conciencia, carácter que también pueden tener las creencias que intervienen en la renegación de aquéllas (7). Pero con todo caben algunas inquietudes cuando afirmamos que la idea conciente de que el padre estaba vivo, en los casos consignados por Freud, reniega a otra idea conciente, la de que estaba muerto. En primer lugar, Len el momento mismo de la renegación no se podría afirmar que la idea del padre en tanto muerto está reprimida? ¿O en todo caso cuál es el status en relación a las tópicas freudianas de esta idea del padre muerto en el momento mismo de la renegación? La idea del padre muerto- no .desaparece de la conciencia; simultáneamente con la creencia de que el padre vive se sabe y se actúa en base a la convicción de que está muerto. No se trata por lo tanto de un oscilar veloz entre la represión y el levantamiento de la misma, ya que resultaría poco concordante con el concepto de reprimido —como lo incapaz de conciencia— el ubicar a la idea que es el objeto de la renegación como teniendo tal carácter (8). La escisión no es-como ya lo hemos observado frecuentemente entre la conciencia y el inconsciente. Bien, si como venimos viendo la renegación puede tener lugar sobre una creencia inconsciente —caso del fetichismo, o de la fantasía inconsciente— o sobre una creencia conciente, llegamos así a un momento 119 clave de la diferenciación que estamos tratando de hacer entre la represión y la renegación, y que en parte ya habíamos adelantado al comienzo. Mientras que el concepto de represión es dependiente de la primera tópica, el de renegación lo es de la segunda y solidaria de la escisión del Yo. Por algo la renegación se desarrolla en Freud simultáneamente con la segunda tópica. No hay represión ni renegación sin escisión: lo que cambia es entonces entre qué y qué se produce esa escisión; en ese sentido nos parece poco sostenible lo que plantea Mannoni en el art. citado cuando dice: "La noción de escisión no nos parece tener mucha utilidad, en todo caso no es indispensable, probablemente porque no concebimos al Yo como un aparato de síntesis" (9). Resumamos hasta acá lo que creemos haber avanzado en este intento de separación entre la renegación y la represión que nos deja lejos de estar satisfechos. La renegación aparece en Freud doblemente delimitada: en primer lugar. por el contenido sobre el que opera (percepción que contraría una creencia), pero en segundo lugar, y esto es lo que queremos enfatizar, por el descuido que a nuestro juicio se ha hecho de ello, la renegación implica una escisión que no se define por ser exclusivamente entre conciente e inconsciente sino que puede serlo entre ideas inconscientes o entre ideas condenses. Esta escisión implica el otro elemento característico de la renegación: se afirma una creencia que contrarresta a la rechazada. Si tuviéramos que exigirnos una definición de la renegación diríamos que es la operación defensiva (tendiente a evitar el desarrollo de angustia) mediante la cual se rechaza una creencia, estando en ésta involucrada o no una percepción, rechazo realizado a través de oponer a la creencia no tolerada una otra creencia que tiende a contrarrestarla. La operación es inconsciente para el sujeto, aunque las creencias que se oponen puedan ser ya sea reprimidas o concientes. ¿Qué relación guarda la renegación con la psicosis y la forclusión? Aún cuando se admitiera la importancia del mecanismo de la verwerfung traducido como forclusión por Lacan para caracterizar el hecho psiceitico, la forclusión no nos permite desprendernos del concepto dela renegación en la psicosis. Son mecanismos diferentes. En efecto, la forclusión es en la teoría lacaniana de un significante básico, el Nombre— del—Padre, y su no inclusión en el orden simbólico como ya lo hemos visto en la primera parte del curso, y no de tal o cual percepción concreta; más aún la forclusión está en el origen —para Lacan— del hecho psicótico y el síntoma psicótico sería un retorno desde lo real de lo "forcluído". Cuando un psicótico sostiene determinada creencia: por ejemplo que el ser querido muerto está vivo, o el psicótico sigue sosteniendo que tiene el miembro que le han amputado, los lacanianos no dirían que está "forcluyendo" la muerte del ser querido o la pérdida del miembro. Además si hemos elegido estos casos en que se rechaza el reconocimiento de una percepción, es porque en no todo psicótico odurre este fenómeno, de modo que aún en la teoría lacaniana habría que reconocer como mecanismo universal para la psicosis a la forclusión, y un otro mecanismo que se da en algunos otros casos con respecto a experiencias concretas, y para este último caso continuaría siendo válido el uso del concepto de renegación, como por otra parte lo hace Freud también en la psicosis. De los ejemplos consignados a lo largo de este presentación se desprende que la renegación se puede encontrar en la neurosis, en la perversión y en la psicosis. La renegación aparece así como una serie de mecanismos, no un mecanismo único, que tienen los elementos en común que hemos señalado y que permiten delimitarlos como clase. Lo que nos resulta difícil es entrever en qué puede radicar la diferencia de la renegación en esos cuadros o aún más saber si la renegación en sí es diferente en estos distintos cuadros, o esta distinción aparece debido a su articulación con mecanismos que serían los propios de cada una de las estructuras. Bien, a esta altura resulta necesario interrogarnos por qué hemos dedicado tanta atención al problema de la renegación. En realidad nuestro interés no reside en tratar de precisar un mecanismo de defensa más, en definirlo con mayor rigor, sino que intentaremos servirnos de la diferenciación entre represión y renegación para abordar una problemática más general: la no equivalencia entre "defensa frente a la angustia" en general, y el sector más restringido de "defensas frente al saber de la conciencia", que hallan su expresión teórica en el concepto de represión. Expliquemos lo que al enunciarlo así aparece como enigmático. En toda la primera época de Freud la angustia podía ser provocada por dos grandes causas: por la libido impedida de descarga —recordemos el papel atribuido al coito interruptus, a la masturbación, o a la misma abstinencia sexual— o porque determinadas representaciones resultaban reprobables peral la instancia de la conciencia. Surgía en estos casos el conflicto entre el deseo del inconsciente y la conciencia, y la representación intolerable era rechazada al inconsciente. La "defensa", la censura onírica, o la resistencia tenían por objeto que no llegase a la conciencia. 129 121 La "defensa endopsíquica" era contra el saber de la conciencia: el recuerdo encubridor, la laguna mnésica, la represión —tanto en sentido amplio o en el restringido— eran estrategias del psiquismo para que la conciencia no supiera. El síntoma, el sueño eran realización encubierta de deseos, palabra que señala bien a las claras que el problema era ocultar algo a la conciencia. Pero el no saber de la conciencia no protege frente a la angustia. Juanito, por ejemplo, tiene angustia y no sabe de qué, recién después se establecerá el miedo, en el que la angustia queda ligada a un objeto en la conciencia. Hay otras veces, en cambio, que la angustia no aparece: la "belle indifference" de la histeria. O sea que la conciencia no sepa en unos casos no impide el desarrollo de angustia y en otros sí. Freud dirá que en un caso la represión fue exitosa y en otro no. ¿Pero, qué quiere decir que es exitosa, y en qué consiste que lo sea? La diferencia no pasa por el hecho del no saber de la conciencia ya que en ambos casos esto se cumple. Ni tampoco en la formación de sustitutos en sí mis- consciente, y que antes que ello ocurra ya operan otras defensas: transformación en lo contrario y vuelta contra el propio sujeto. Con esto señalaba una restricción al entender a la represión como equivalente a defensa. La defensa frente a la angustia constituye una clase más abarcativa que incluye a los mecanismos de defensa contra el saber de la conciencia, que operarían en el sector restringido de la angustia producida por este saber. (12) NOTAS (4) aversión, que no esté nunca ausente en todo fetichista, al genital femenino queda como estigma indeleble de la represión que ha tenido lugar". No se trata de un error, de que en lugar de represión mos pues en la conversión histérica o en el síntoma obsesivo los hay, y la primera "en relación con la cuota de afecto, sin embargo, que es la verdadera tarea de la represión, generalmente significa un éxito total" (10), mientras que en el síntoma obsesivo domina la angustia. debiera haber dicho renegación. El fetichista reprime la representación de la castración. La aversión al genital femenino es el retorno de lo reprimido. En el fetichista se articula la represión con la renegación. Si la angustia está ausente no es pues debido a la represión en sí misma. Volvamos al caso del fetichista: si éste no siente angustia flotante no es porque la amenaza de castración esté sustraída a la conciencia reprimida, sino porque la ecuación inconsciente "fetiche falo" la contrarresta. O en el caso de la histeria de conversión cuando caminar significa inconscientemente "pisar = tener relación sexual con la madre tierra" (11), la parálisis significa para el inconsciente que no lo está haciendo, una modificación de una fantasía inconsciente. La inhibición aquí es una defensa contra la angustia, angustia que lejos de ser impedida por el significado reprimido de caminar ha originado a éste. Si a estas ejemplificaciones le agregamos las que mencionamos en la primera parte de esta presentación: fantasías maníacas inconscientes que contrarrestan a otras, sueños diurnos, teorías que reniegan a otras, se hace evidente que el no saber de la conciencia, la represión, es sólo uno de los métodos de defensa frente a la angustia, e inclusive no el más efectivo. Freud en el trabajo de la Represión observó que la represión sólo es posible cuando ya hay una neta diferenciación entre conciente e in- Se entiende la razón de por qué en el artículo del fetichismo cuyo centro es precisamente la renegación Freud dice: "Más aún, una (5) La expresión VERLEUGNUNG no se halla en el historial aunque conceptualmente es una renegación. (6) No se debe pensar que la creencia renegada es siempre una que corresponde a la realidad, y que es la fantasía la que actúa como posibilitando la renegación de aquélla. A veces se apela a la realidad para renegar de una creencia que es pura fantasía: el delirante paranoico que cree que lo persiguen, en el momento que se da argumentos tomados de los datos de la realidad tendiente a convencerse de que no corre peligro está en verdad utilizando las percepciones de la realidad para renegar una creencia que en él tiene fuerza de convicción. Apela a una "percepción" para rechazar una creencia fantasmal. Este caso no se podría encuadrar para nada diciendo que "reprime" la fantasía, pues inclusive ésta continúa en la conciencia. Tiene en cambio toda la estructura de la operación de la renegación. Valga también este ejemplo para mostrar lo inadecuado de definir a la renegación como el rechazo de una percepción de la realidad que contraría una creencia deseada, la que 122 123 sería en sí misma la "falsa", la "equivocada", mientras que la per- consecuencia el término Yo resulte connotado negativamente, que sea mala palabra, no nos debe hacer desplazar esa valoración negativa a las funciones del Yo y no querer saber nada de su estudio. Solamente el funcionamiento del proceso primario determina que si dos entidades tienen algo en común se les trate como idénticas, es decir que si el "Yo—representación" y el "Yo—función" tienen de común que ambas se designen como Yo, entonces traslademos el valor de uno a otro. En la teoría, por el contrario, poco es lo que tienen de idénticos el "Yo—representación" y el "Yo—función", en todo caso el primero podría ser uno de los productos del funcionar del segundo. cepción renegada sería la "correcta". La renegación es siempre el rechazo de una creencia angustiante sea ésta o no la que mejor representa a la realidad convalidada intersubjetivamente. (7) Es similar a lo que ocurre con la represión en que hay que distinguir entre mecanismo, siempre inconsciente, y los contenidos que concientes primero, luego devienen en inconscientes. (8) Edith Jacobson plantea que la idea renegada queda en el pre-conciente. En este caso particular de renegación concordaríamos con ella, aún cuando no valga para todo tipo de renegación. Queremos Yendo ahora al problema más específico de la escisión del Yo tampoco nos parece válido el plantear que el Yo no se escinde por el hecho de que constitutivamente ya está escindido. Concordamos con la posición lacaniana de una escisión constitutiva, origi- recomendar la lectura de este trabajo (Revista de Psicoanálisis, vol. No. 3, 1967). En él se plantean tesis que guardan similitud con las aquí expuestas, como por ejemplo: "En el caso de la renegación se utiliza una fantasía original de deseos en el ello que tiende a distorsionar la realidad como una defensa contra una idea opuesta y atemorizante que también distorsione la realidad" (pág. 562, subrayado nuestro). O también: "... podemos hablar de una idea reprimida que reniega otra idea opuesta e indeseable, igualmente reprimida" (pág. 563, subrayado nuestro). También quisiéramos remitir a los cap. VI y VII del libro de nal, que no hay nada comparable a una unidad inicial, pero ello no implica que en el proceso defensivo se den otras escisiones, que son de distinta naturaleza que la constitutiva. A nuestro juicio el error aquí de Mannoni radica en que la homonimia, le dificulta ver las diferencias y trata la escisión como si fuera una categoría homogénea. Ya tendremos ocasión de volver al trabajo de Mannoni para destacar todos sus méritos —de los cuales el haber llamado la atención sobre el problema de la creencia merece nuestro reconocimiento— cuando nos dediquemos más especialmente al problema de la escisión, pero queríamos desde ya adelantar la idea de que la renegación es solidaria conceptualmente de la escisión; no se puede concebir aquélla sin ésta, aunque la recíproca sea cierta, es posible escisión sin renegación. Ana Freud "El Yo y los mecanismos de defensa", en donde trata de la renegación mediante la fantasía, o mediante los actos y palabras (Laplanche y Pontalis hacen notar que el término que utiliza Ana Freud es VER LEUGNUNG y no negación, que es como aparece en la traducción inglesa y castellana de su libro). Véase en especial la renegación de Juanito con la fantasía del plomero (cap. VI). (9) Creemos que esta afirmación resulta de un profundo equívoco de la escuela lacaniana respecto al concepto de Yo. Concordamos con (10) La Represión, St. Ed., Vol XIV, p. 156. ellos cuando hacen del Yo el lugar del desconocimiento, pero con- (11) Inhibición, síntoma y angustia, St. Ed., Vol. XX, p. 90. sideramos mutilante con respecto al planteo freudiano el equiparar el concepto de Yo con el de "Yo — representación" y de dejar de lado totalmente el "Yo función". En Freud el Yo designa tanto a uno como a otro. Que el sujeto tenga un "Yo—representación" que lo engañe respecto a quién es él, que la representación oficial de sí suponga una alienación básica con respecto a su ser, que en (12)- De acuerdo a esto sería conveniente denominar "defensa" a todo procedimiento que tenga por objeto el disminuir la angustia, cualquiera sea el origen de ésta, y "mecanismos de ocultamiento a la conciencia" a aquellos otros que protegen contra la angustia emergente del saber de la conciencia. En esta última sub-clase 124 125 entrarían la represión, proyección, etc. Que hay procedimientos de protección en contra de la angustia que no consisten en el ocultamiento a la conciencia nos lo muestran el caso de la regresión o el de la evitación ante un peligro real. INDICE Presentación El complejo de Edipo y el Edipo estructural (Introducción) 126 7 El Edipo en Lacan — I 21 El Edipo en Lacan — II 35 El concepto de falo en Freud y Lacan 45 El Edipo en Lacan: 2° tiempo 63 El Edipo en Lacan: 3° tiempo 77 El fetichismo (Introducción) 91 La renegación. La defensa frente a la angustia y la represión (I) 103 La renegación. La defensa frente a la angustia y la represión (II) 113