LA PESTE NEGRA En la Edad Media se utilizó la palabra plaga, peste o pestilencia para significar la aparición de una enfermedad epidémica que producía gran mortandad. Hubo algunas pestes o plagas famosas a las que se ha dado el nombre del lugar donde comenzaron o donde tuvieron su mayor intensidad. Pero la más tristemente famosa de todas fue sin duda la peste del siglo XIV llamada "muerte negra" o "peste negra". La peste negra fue una devastadora epidemia que asoló Europa en el siglo XIV y que, se estima, mató cerca de un tercio de la población. La mayor parte de los científicos cree que la Peste negra fue un brote de peste bubónica, una terrible enfermedad que se ha extendido en forma de pandemia varias veces a lo largo de la historia. Esta realidad es una epizootia de las ratas que se propaga al ser humano por intermedio de los ectoparásitos de estos animales (la pulga llamada Xenopsylla cheopis). Las variedades de ratas afectadas son: la rata gris o de alcantarilla (Rattus norvegicus), la rata negra o rata casera (Rattus rattus). En el ser humano, los parásitos propios de éste como la pulga (Pulex irritans) o el piojo (Pediculus capitis, P. vestimenti) se infectan también y contribuyen a la transmisión de la enfermedad. Otros roedores pueden ser reservorio de la peste (marmotas, etc.). Alejandro Yersin Etiopatogenia actual: Hoy se sabe que la peste es una enfermedad infecto-contagiosa, producida por el Bacilo de Yersin (Yersinia pestis) aislado en Hong-Kong durante una epidemia por el el microbiólogo suizo Yersin. De comienzo brusco, con fiebre elevada y escalofríos, sed intensa, náuseas y agotamiento, puede adoptar la enfermedad varias formas según la variedad del germen productor: Peste bubónica, en la que aparecen bultos o bubones, abultamientos dolorosos en cuello, axilas e ingles. Peste pulmonar, en la que además de la fiebre elevada y los demás síntomas generales, aparece una expectoración sanguinolenta (Peste neumónica). Peste septicémica, generalizada a partir de bubones ganglionares del pulmón. La aparición de hemorragias cutáneas de color negro azulado es lo que ha dado origen al nombre de PESTE NEGRA O MUERTE NEGRA. La elevada mortalidad acompaña como secuela lógica a esta terrible enfermedad. Evolución y causas de la Peste Negra: En 1346, en el Este, un inmenso número de tártaros y sarracenos fueron atacados por una súbita y mortal enfermedad. La India, hacia donde se propagó, quedó casi despoblada. La enfermedad llegó a El Cairo donde morían entre 10.000 y 15.000 personas diariamente. En Alepo murieron 500 personas cada día y en Gaza en seis semanas murieron 22.000 personas. En China murieron más de 13.000.000 de seres humanos y en Crimea, 85.000 en poco tiempo. No está enteramente claro dónde comenzó la mayor epidemia del siglo XIV, quizá en algún lugar por el norte de la India; la peste bubónica debió ser precedida por la colonización de las ratas orientales procedentes de la India. La rata negra, adaptada a climas como el de la India, no resistían temperaturas frías, pero adaptándose al calor de la vivienda humana, pudieron reproducirse y extenderse llevando la enfermedad consigo. Y con los barcos colonizaron todos los puertos del Mediterráneo. Pero más probablemente la epidemia comenzó en las estepas de Asia central, desde donde fue llevada al oeste por los ejércitos mongoles. La peste fue traída a Europa por la ruta de Crimea, donde la colonia genovesa de Kaffa (Feodosiya) fue asediada por los mongoles. La Historia dice que los mongoles lanzaban con catapultas los cadáveres infectados dentro de la ciudad (si bien la enfermedad no se contrae por contacto con los muertos). Los refugiados de Kaffa llevaron después la peste a Messina, Génova y Venecia, alrededor de 1347/1348. Algunos barcos no llevaban a nadie vivo cuando alcanzaban las costas. Desde Italia la peste se extendió por Europa afectando a Francia, España, Inglaterra (en Junio de 1348) y Bretaña, Alemania, Escandinavia y finalmente el noroeste de Rusia alrededor de 1351. Se pensaba que los monjes mendicantes, los peregrinos, los soldados que regresaban a sus casas eran el vehículo para la introducción de las grandes epidemias de un país a otro. Esto pudo ser en parte cierto, pero sin duda el comercio por mar tuvo que ser más peligroso ya que los barcos llegaban a puerto y descargaban junto con las mercancías las ratas infectadas procedentes de países donde la enfermedad era endémica. Este fue sin duda el medio mayor de difusión. Por entonces, los genoveses tenían un activo comercio con los puertos del Mar Negro (en exclusiva) y parece que fueron ellos los que trajeron a Italia la epidemia que se extendió por toda Europa. Las ratas que venían cargadas de ectoparásitos infectados en los barcos colonizaron rápidamente los puertos donde tocaban. Fueron diez galeones genoveses los que infectaron todos los puertos del Mediterráneo. Y aunque en Génova los rechazaron, incluso con ingenios de guerra, temiendo el contagio, el mal ya estaba hecho en otros lugares donde habían ido regando su carga mortal. Ratas, pulgas y la propia tripulación pudieron ser los vehículos transmisores. Lo cierto es que la MUERTE NEGRA se extendió desde los puertos del Mediterráneo hacia el interior de Europa. El más leve contacto con un enfermo propagaba la enfermedad que iba pasando de unos a otros. Asustada la gente de las ciudades por la elevada mortandad, huían al interior y con ellos llevaban la peste hasta el fondo de las montañas. Los primeros puertos del Mediterráneo infectados en 1348 fueron Génova, Venecia y Sicilia. Más tarde Pisa, que fue el principal punto de penetración de la enfermedad hacia el interior de Italia, de donde llegó la enfermedad a Roma y toda la Toscana, región que quedó casi despoblada. En Siena no se podían enterrar los muertos de la cantidad que había. Entre Florencia y Siena hubo más de 150.000 muertos. La rápida propagación se interpreta por la existencia de una cepa muy virulenta de peste neumónica. A partir de estos focos la variedad de rata casera Rattus rattus se multiplicó velozmente y se extendió por toda Europa. Abu Ghiaphar Ebn Khatemar, médico árabe natural de Almería, gran conocedor de las pestes de los años anteriores, describió la epidemia que azotó Almería en 1347. Describía en su obra cómo la epidemia atacó primeramente el Norte de África, luego se extendió por Egipto hasta Asia y finalmente atacó a Italia, Francia y España. Su obra "Morbi in posterum vitandi discriptio et remedia" está escrita con letras cúficas en el Códice 1730 de la Biblioteca de El Escorial. Ese mismo año de 1348 llegaba la peste a Marsella donde en poco tiempo murieron 56.000 personas. Se cree que ambas formas, bubónica y neumónica, afectaron a la población simultáneamente. La extensión tuvo lugar por oleadas desde el Sur al Norte de Europa. Sólo en Inglaterra 2.000 pueblos quedaron despoblados. En Francia, agotado el país por el hambre consecutiva a la guerra de los 100 años (1337), la peste causó estragos terribles. En "La Petite Cronique de St. Aubin" escrita por un monje agustino (Angers 1348), se lee: "Los más escupían sangre, otros tenían en el cuerpo manchas rojas y obscuras y de éstos ninguno escapaba. Otros tenían apostemas o estrumas en las ingles o bajo las axilas y de éstos, algunos escapaban...y hay que saber que estos enfermos eran muy contagiosos y que casi todos los que cuidaban los enfermos, morían, así como los sacerdotes que recogían las confesiones". El Papa ordenó que todas las personas presentes o cercanas a un pestoso, al estornudar éste dijeran: "Que Dios te bendiga". GUY DE CHAULIAC hace una buena descripción del paso de la peste por Avignon (1348) y comenta: "El padre no visitaba al hijo ni el hijo al padre, la caridad estaba muerta y la esperanza destruida. Los médicos no osaban visitar a los enfermos por miedo a quedar infectados". Se exponían los cadáveres a la puerta de las casas y a veces los tiraban por las ventanas porque no tenían a nadie para enterrarlos. Los enterradores fueron los primeros en caer víctimas de la peste. La muerte, especialmente por epidemias como las medievales, es considerada por la conciencia popular como la gran niveladora social, ya que no respeta pobres ni ricos, señores o vasallos. La huída era el remedio más eficaz, la huída a lugares apartados donde no llegase el aliento, la pulga o la rata. Las ciudades eran las más afectadas por la epidemia de peste negra, como también los lugares donde hubiese aglomeraciones como las comunidades monásticas que quedaron diezmadas. A la peste se unieron el hambre y las guerras de aquel infausto s. XIV. La Península Ibérica no se vio libre del azote que flagelaba a todo el Continente. También guerras, sequía, malas cosechas y la "Muerte Negra" cayeron sobre la piel de toro con furia homicida. El propio Rey Alfonso XI murió de peste bubónica. Tenía sitiada a Gibraltar donde se refugiaban los moros, cuando vio a su ejército afectado por la peste. El mismo cayó víctima de la plaga a los 38 años de edad el 26 de marzo de 1350. La "MUERTE NEGRA" se cree que penetró en España por la Isla de Mallorca de donde pasó a Valencia, Cataluña y Aragón. Mallorca casi se despobló en un mes y que de cada 100 personas morían 80. En muy poco tiempo murieron más de 30.000 habitantes. De Aragón pasó a Navarra y Castilla, extendiéndose después por León, Galicia, Extremadura y Andalucía y pasando a Portugal. - Expansión de la peste negra en Europa Consecuencias: La información sobre mortalidad varía ampliamente entre las fuentes, pero se estima que alrededor de un tercio de la población de Europa murió desde el comienzo del brote a mitad del siglo XIV. Aproximadamente 25 millones de muertes tuvieron lugar sólo en Europa junto a muchas otras en África y Asia. Algunas localidades fueron totalmente despobladas con los pocos supervivientes huyendo y expandiendo la enfermedad aún más lejos. La gran pérdida de población trajo cambios económicos basados en el incremento de la movilidad social según la despoblación erosionaba las obligaciones de los campesinos (ya debilitadas) a permanecer en sus tierras tradicionales. La repentina escasez de mano de obra barata proporcionó un incentivo para la innovación que rompió el estancamiento de las épocas oscuras y, algunos argumentan, causó el Renacimiento, a pesar de que el Renacimiento ocurriera en algunas zonas (tales como Italia) antes que en otras. A causa de la despoblación, sin embargo, los europeos supervivientes llegaron a ser los mayores consumidores de carne para una civilización anterior a la agricultura industrial. Es materialmente imposible dar en cifras la mortalidad que produjo en España, pero los documentos de la época en algunas regiones son más explícitos. Por ejemplo se sabe que en Aragón entre 1342 y 1385 la población disminuyó casi un 40 por cien. En otras regiones fue casi un 25 por cien. Y basándose en documentos de la época se puede saber que muchos lugares fueron "borrados del mapa", despoblados totalmente. Los estudiosos del tema han asignado diversas cifras de población a la Europa del s. XIV. Mientras algunos (BENNET y RUSSELL) le asignan una población de 73-85 millones de habitantes en vísperas de la Pandemia de Muerte Negra, afirman que 20 años después la población se había reducido a 51-45 millones a finales de siglo. Estiman en casi un 50 % la reducción de la población aunque muchos autores consideran que murieron dos tercios de la misma. La "MUERTE NEGRA" duró ocho años. HECKER calcula en 25.000.000 el número de víctimas, 1/4 de la población de Europa. Este autor considera a la "Muerte Negra" como uno de los más importantes acontecimientos que prepararon el camino hacia el estado presente de Europa. MOLL le atribuye serios trastornos sociales. ZECHNER cree que contribuyó al movimiento de la Reforma y GASQUET la considera como el fin del periodo medieval y el comienzo de la Edad moderna. Explicaciones alternativas: Recientemente, los científicos Susan Scott y Christopher Duncan de la Universidad de Liverpool han propuesto la teoría de que la peste negra pudo haber sido causada por un virus similar al del Ébola, y no una bacteria. Argumentan que esta plaga se extendió mucho más deprisa y el periodo de incubación fue más largo que en el caso de las plagas causadas por Yersinia pestis (un periodo de incubación más largo permite que los portadores de la enfermedad puedan viajar más lejos e infectar a más personas que un periodo de incubación más corto. Cuando el vector principal es la especie humana, y no las aves, esto es de gran importancia). Los estudios realizados a partir de los documentos en iglesias inglesas indican un largo periodo de incubación, de más de 30 días, y que pudo haber contribuido a la rápida propagación de la enfermedad, de hasta 5 Km. al día. La peste negra se propagó por zonas donde no hay ratas, como Islandia, fue transmitida entre personas (lo que ocurre raramente con Yersinia pestis) y algunos genes que determinan la inmunidad a virus parecidos al Ébola están mucho más extendidos en Europa que en otras partes del mundo. En una línea similar de pensamiento, el historiador Norman F. Cantor, en su libro In the Wake of the Plague (En el despertar de la peste, 2001), sugiere que la Peste Negra pudo haber sido una combinación de pandemias entre las que se podría encontrar una forma de ántrax. Cita, entre otras cosas, informes sobre los síntomas de la enfermedad que no concuerdan con los efectos conocidos de las pestes bubónica y neumónica; el descubrimiento de esporas de ántrax en un cementerio de víctimas de la Peste Negra en Escocia y el hecho de que se sabe que se vendió carne de ganado infectado en muchas áreas rurales de Inglaterra poco antes del comienzo de la peste. Más aún, lo que fue considerado previamente la evidencia definitiva a favor de la teoría de la Yersinia pestis, tejido de pulpa dental tomado de un cementerio en Montpellier de la epidemia del siglo XIV, que contenía DNA de Y. pestis, nunca fue confirmado en ningún otro cementerio. Hay, sin embargo, contra argumentos para esta teoría. Ejemplos históricos de pandemias de otras enfermedades en poblaciones no expuestas previamente, tales como viruela y tuberculosis entre Indígenas americanos, muestran que debido a que no hay una adaptación heredada a la enfermedad, su curso en la primera epidemia es más rápido y mucho más virulento que posteriores epidemias entre los descendientes o supervivientes. El Oriente Medio y el Oriente lejano fueron afectados igualmente mal (como testifica la Rihla de Ibn Battuta), así que es curiosa la prevalencia de genes de inmunidad específicamente en europeos. Además, la peste volvió repetidamente y fue considerada como la misma enfermedad a través de los sucesivos siglos hasta los tiempos modernos cuando fue identificada la bacteria Yersinia. En Septiembre de 2003, un equipo de investigadores de la Universidad de Oxford reveló los sorprendentes resultados de pruebas hechas sobre 121 dientes de 66 esqueletos encontrados en fosas comunes del siglo XIV. Los restos no mostraron traza genética alguna de Yersinia pestis, y los investigadores sugieren que el estudio de Montpellier podría haber sido defectuoso. La Peste Negra y el arte: Algunas obras de arte gótico muestran claramente el impacto del gran desastre medieval, la Peste Negra. Esto provocó una ola de entusiasmo popular, pero, por desgracia, no por la religión en sí misma, sino por el consuelo que aportan ciertas penitencias desmedidas, como la flagelación. Artistas como el Maestro de las Horas Rohan reflejaron en su obra su interés por la muerte y por el juicio. Por ejemplo, el terrible realismo de la miniatura El muerto ante su juez (abajo) contrasta poderosamente con las miniaturas de los Limbourg. Aquí, el artista anónimo muestra su decidido conocimiento sobre el significado y lo inevitable de la muerte. La obra, con su perspectiva arcaica y sus ambigüedades espaciales, parece más impresionante precisamente por estas cualidades. El horror de una muerte así se intensifica por la forma en que el cadáver cubierto de manchas y en descomposición llena el lienzo, como si estuviese cerca de nosotros, y es capaz de asombrar con sacro temor incluso al observador casual. La última oración del muerto aparece escrita en latín sobre un pergamino blanco: «En tus manos encomiendo mi espíritu; que me ha redimido, oh Señor, Dios de la verdad.». Dios sostiene un globo y una espada como símbolos de su poder y de su juicio supremo. En respuesta a las oraciones del muerto, contesta en francés: «Por tus pecados tendrás que cumplir penitencia. El día del Juicio Final estarás a mi lado». Las pequeñas figuras en la parte superior izquierda representan la lucha entre san Miguel, ayudado por su ejército de ángeles invisibles, y el demonio, que intenta llevarse el alma del muerto. La peste. Arnold Böcklin (1827-1901). En las primitivas representaciones alegóricas de la peste, un jinete galopando por el campo y las ciudades solía personificar la epidemia. Especialmente el dragón que escupe veneno y sobre el que cabalga la Muerte por las calles de una ciudad crea con su atrevido colorido una atmósfera solemne y aterradora a la vez. ((Paulus Fürst, 1656). Los médicos de la peste Durante la epidemia de peste de Marsella, el médico del rey Luís XIII, Charles Delorme (1584-1678) fue el primero en recomendar llevar una indumentaria especial para protegerse del contagio al asistir a los enfermos de peste. La ilustración de Paulus Fürst del año 1656 nos muestra uno de esos atavíos. La máscara en forma de pico de ave contenía en su interior perfumes, a modo de filtro contra la fetidez que emanaba de los apestados. A menudo salía de la máscara una humareda para prevenir la peste, como consta en otro antiguo grabado en cobre. También se recomendaba fumar tabaco a fin de protegerse contra la peste. El médico de apestados llevaba en la mano un bastón blanco, obligatorio, según las disposiciones sanitarias, para las personas que tenían contacto con los atacados de ese mal. Peste en Florencia (pintura del siglo XVII) Víctimas de la peste de 1348-1349(de Gilles Le Muisit) Triunfo de la muerte (1562) del pintor belga Meter Bruegel, retrata el horror que la peste negra causó en Europa.