Se describen cuatro tipos principales de cálculos :1) calcio (70%), compuestos principalmente por oxalato cálcico y oxalato cálcico mezclado con fosfato cálcico; 2) otro 15% se conocen como cálculos triples, compuestos por fosfato amónico magnésico; 3) entre un 5 y un 10% son de ácido úrico. 4) un 1-2% son de cistina . En todos ellos se encuentra una matriz orgánica de mucoproteína que supone hasta el 1-5% del peso. El aumento de la concentración de los componentes de los cálculos, los cambios en el pH de la orina, la reducción de la diuresis y la presencia de bacterias influyen en la formación de los cálculos, sin embargo, también puede deberse a una deficiencia de inhibidores de la formación de cristales en orina, como pirofosfato, el difosfonato, el citrato, los glucosaminoglucanos, la osteopontina y una glucoproteína denominada nefrocalcina. Los cálculos de oxalato cálcico se asocian a hipercalcemia e hipercalciuria en el 5% de los pacientes, como sucede en el hiperparatiroidismo, en la enfermedad ósea difusa, en la sarcoidosis y en otros estados hipercalcémicos. El 55% tiene una hipercalciuria sin hipercalcemia. El 55% tiene una hipercalciuria sin hipercalcemia, como la hiperabsorción de cálculos desde el intestino (hipercalciuria absortiva), un deterioro intrínseco de la reabsorción tubular renal de calcio (hipercalciuria renal) o una hipercalciuria idiopática en ayunas con una función paratiroidea normal. Hasta el 20% de los cálculos de oxalato cálcicose asocian al aumento de la secreción de ácido úrico (nefrolitiasis cálcica hiperuricosúrica), con o sin hipercalciuria. En el 5% se asocian a hiperoxaluria, también puede deberse a hipocitraturia o ser idiopáticos. Los cálculos de fosfato amónico magnésico se forman principalmente después de infecciones bacterianas (p. ej., Proteus y algunos estafilococos) que convierten la urea en amoníaco. Se conoce como cálculos coraliformes, que ocupan grandes porciones de la pelvis renal. Los cálculos de ácido úrico son frecuentes en sujetos con hiperuricemia, como gota y enfermedades que impliquen un metabolismo celular rápido, como las leucemias. Sin embargo se cree que una excreción de una orina de pH menor de 5,5 de origen no explicado predispone a la formación de piedras de ácido úrico, porque el ácido úrico es insoluble en la orina ácida. Los cálculos de cistina se deben a defectos genéticos de la reabsorción renal de aminoácidos, Estos se forman con un pH urinario bajo SINTOMAS DE LITIASIS Dolor intestinal: Se produce por la obstrucción de la salida de orina del riñón, aparece en la zona lumbar y se irradia hacia el abdomen anterior y los genitales. Es un dolor intermitente, inquietante, que se asocia a náuseas, vómitos y sudoración. Puede llegar a dar fiebre. Hinchazón abdominal. Poliaquiuria. Hematuria: es la aparición de sangre en la orina. Se produce por las lesiones que produce el cálculo en su paso por la vía urinaria. Uno de los grandes problemas de la próstata es su tendencia a crecer con el paso de los años, principalmente después de los 40 años. El aumento de la próstata recibe el nombre de hiperplasia benigna de la próstata. La hiperplasia benigna de la próstata es tan común que afecta a la mitad de los hombres con más de 50 años y a más del 80% de los hombres con más de 80 años de edad. Prostatitis La prostatitis es una enfermedad causada por la inflamación de la próstata ETIOLOGIA DE ADENOMA DE PROSTATA DIETA: En varones con obesidad se ha observado una asociación con el cáncer de próstata agresivo, se explica por los cambios hormonales causados por la obesidad; estos efectos pueden ser mediados por adipocitoquinas como la leptina y la adiponectina, las concentraciones de leptina están directamente relacionadas con la adiposidad, estimula la proliferación celular y la angiogénesis, y en contra parte, la adiponectina se asocia con una disminución en el riesgo de cáncer. Edad: Los varones de mayor edad tienen un mayor riesgo de desarrollar cáncer de alto grado. El cáncer de próstata detectable es raro antes de los 40 años. Historia Familiar: Los hombres con un familiar de primer grado con cáncer de próstata tienen un riesgo 2 a 3 veces mayor, y los que tienen dos o más familiares de primer grado afectados tienen un 5 a 11 veces más riesgo en comparación con la población general. Tabaquismo: Los fumadores de más de un paquete al día, tienen un riesgo 2 a 3 veces mayor en comparación con los no fumadores. Los pacientes fumadores duplican el riego de mortalidad con respecto a los no fumadores4 . Etnia: Los varones residentes de Estados Unidos y el Caribe, con ascendencia Africana poseen la mayor incidencia de cáncer de próstata en el mundo. El riesgo es 1,8 veces mayor en comparación de la etnia blanca. Lesiones pre malignas: Se tiene la neoplasia intraepitelial prostática, que se define como la presencia de células atípicas o displásicas confinadas dentro de la glándula prostática que conservan el revestimiento basal, y se divide en bajo y alto grado. Solo las neoplasias intraepiteliales de alto grado se consideran precursoras de cáncer invasor. Factores de riesgo próstata Los factores de riesgo del agrandamiento de la glándula prostática son los siguientes: •Edad. Es poco frecuente que el agrandamiento de la glándula prostática cause signos y síntomas en hombres menores de 40 años. Aproximadamente un tercio de los hombres experimentan síntomas de moderados a intensos a los 60 años, y aproximadamente la mitad lo hacen a los 80 años. •Antecedentes familiares. Tener un pariente consanguíneo, como un padre o un hermano, con problemas de próstata significa que es más probable que tengas problemas. •Estilo de vida. La obesidad aumenta el riesgo de hiperplasia prostática benigna, mientras que el ejercicio puede reducirlo. •Consumo de alcohol: la hiperplasia benigna de próstata se sientan con mayor intensidad. ¿Por qué ocurre esto? El alcohol, tal y como sucede con el café y té, es un irritante del sistema digestivo en general y de la próstata. •Habitos de fumar: el fumar es un posible aumento pequeño riesgo de morir a causa de cáncer de próstata •Glomerulonefritis Análisis de orina. Un análisis de orina podría mostrar glóbulos rojos y moldes de glóbulos rojos en la orina, un indicador de posibles daños en los glomérulos. Los resultados de los análisis de orina también pueden mostrar glóbulos blancos, un indicador común de infección o inflamación, y un aumento de las proteínas, lo que puede indicar un daño en la nefrona. Otros indicadores, como el aumento de los niveles sanguíneos de creatinina o de urea, son señales de alerta. •Análisis de sangre. Pueden brindar información sobre el daño renal y el deterioro de los glomérulos a partir de la medición de los niveles de desechos, como la creatinina y el nitrógeno ureico en sangre. •Pruebas de imagen. Si se detecta evidencia de daño, puede recomendar estudios diagnósticos que permitan visualizar tus riñones, como una radiografía de riñón, un examen de ultrasonido o una tomografía computarizada. •Biopsia de riñón. Este procedimiento implica el uso de una aguja especial para extraer pequeños trozos de tejido renal y examinarlos con microscopio a fin de determinar la causa de la inflamación. Casi siempre se necesita una biopsia de riñón para confirmar el diagnóstico de glomerulonefritis. complicaciones de la glomerulonefritis: •Insuficiencia renal aguda. La pérdida de función en la parte filtrante de la nefrona puede dar lugar a una rápida acumulación de desechos. Es posible que necesites que te realicen diálisis de urgencia (un medio artificial para eliminar los líquidos adicionales y los desechos de la sangre), por lo general, mediante un riñón artificial. •Enfermedad renal crónica. Los riñones pierden progresivamente su capacidad de filtrado. Cuando la función renal se deteriora a menos del 10 por ciento de su capacidad normal, esto implica una enfermedad renal terminal, que requiere diálisis o un trasplante de riñón para poder vivir. •Presión arterial alta. El daño a los riñones y la acumulación resultante de desechos en el torrente sanguíneo pueden elevar la presión arterial. •Síndrome nefrótico. Con este síndrome, hay demasiada proteína en la orina, por lo que hay muy poca proteína en la sangre. El síndrome nefrótico puede estar relacionado con niveles altos de colesterol en sangre y con la hinchazón (edema) de los párpados, los pies y el abdomen. Pielonefritis PRUEBAS DIAGNÓSTICAS Analítica de sangre: debe incluir un hemograma (prueba analítica que ofrece información acerca de los diferentes tipos de células presentes en la sangre, fundamentalmente glóbulos blancos, glóbulos rojos y plaquetas) y una bioquímica que permita comprobar el funcionamiento del riñón. Análisis de orina: la presencia de piuria (pus en la orina) es un hallazgo casi constante, aunque puede no estar presente en algunos casos. Por otro lado, la presencia de nitritos en orina es también bastante frecuente, aunque algunos gérmenes causantes de pielonefritis no producen nitritos (los nitratos son unas sustancias presentes en la orina que son convertidos a nitritos por la acción de bacterias, lo que sugiere la existencia de infección urinaria). Cultivo de orina o urocultivo: es la prueba fundamental para establecer qué microorganismo es el causante de la pielonefritis. Debe recogerse de la mitad del chorro, desechando la primera parte de la micción, y habiéndose lavado previamente la región genital. La muestra debe recogerse antes de iniciar tratamiento con antibióticos. Hemocultivo o cultivo de una muestra de sangre: se debe obtener si el paciente presenta fiebre. Sólo es positivo en el 20-30% de los pacientes, siendo más frecuente en ancianos, diabéticos, enfermos con insuficiencia renal, o si existe obstrucción del flujo urinario. Pruebas de imagen: las pruebas de imagen no son necesarias en las pielonefritis agudas no complicadas. La radiografía simple de abdomen está indicada si se sospecha la existencia de urolitiasis por los síntomas que describe el paciente, por sus antecedentes, o si el paciente es diabético y sufre una pielonefritis grave. La ecografía abdominal está indicada sólo en pacientes con afectación importante del estado general, signos de sepsis, o factores de riesgo por anomalías en la vía urinaria, para descartar la existencia de obstrucción. Igualmente, la persistencia de fiebre después de 48-72 horas a pesar de un tratamiento antibiótico correcto, es indicación de realizar una ecografía abdominal para descartar la existencia de un absceso renal.