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cambio social mi resumen

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PARTE 1: CONCEPTOS Y CATEGORÍAS
CAPÍTULO 1: CONCEPTOS FUNDAMENTALES EN EL
ESTUDIO DEL CAMBIO SOCIAL
A
1. LA METAFORA ORGANICA: EL ENFOQUE CLASICO DEL
CAMBIO SOCIAL
➢ Auguste Comte (1798-1857) dividió su teoría en dos: la estática social,
que analizaba la anatomía de la sociedad humana, las partes que la
componen, como un organismo (órganos, esqueleto, tejidos…); y la
dinámica social, que analizaba la fisiología de los procesos que operan
dentro de la sociedad, como las funciones corporales (respiración,
circulación…), cuyo resultado es el desarrollo de la sociedad. Esto suponía
creer en un estado continuo de la sociedad, que podía percibirse y ser
analizado.
➢ Herbert Spencer (1820-1903) retuvo la misma imagen, pero altero la
terminología: estructura por oposición a funciones. La estructura social
indicaba la construcción interna, el diseño o la forma de las totalidades
sociales, mientras que las funciones sociales apuntaban a los modos de
su funcionamiento y transformación.
El legado de estas ideas fue la oposición de dos tipos de procedimientos que
Comte describió como la búsqueda de las leyes de coexistencia (por que ciertos
fenómenos sociales aparecen invariablemente juntos) frente a las leyes de
sucesión (por que determinados fenómenos sociales preceden o siguen a otros
de forma invariable). Esta división se abrió paso hasta hoy, diferenciándose entre
el estudio sincrónico (seccional), definido como la observación de la sociedad
desde una perspectiva atemporal, estática, en un momento dado del tiempo; y
el estudio diacrónico (secuencial), que reconoce el fluir del tiempo y presta
atención a los cambios sociales en curso. El estudio moderno del cambio social
es más bien diacrónico, pero está muy influido por la metáfora orgánica clásica
a través de la escuela funcionalista (teoría de sistemas, escuela funcional o
funcionalismo estructural).
2. EL MODELO DEL SISTEMA: EL NACIMIENTO DEL
CONCEPTO DE CAMBIO SOCIAL
El concepto de sistema apunta a una totalidad compleja, compuesta de
múltiples elementos ligados por diversas interrelaciones y separados del
entorno por un límite. Esta noción de sistema puede aplicarse a distintos
niveles de la complejidad social: (i) en el nivel macrosocial, a la totalidad de la
sociedad (humanidad); (II) en el nivel medio, a los estados-nación y las
alianzas políticas y militares regionales; (III) en el nivel microsocial, a
las comunidades locales, las asociaciones, las empresas o las familias. Por
tanto, toda teoría del cambio social debe aspirar a explicar cómo las macro
variables afectan a las motivaciones y elecciones individuales y como, a su vez,
esas elecciones individuales afectan a las macro variables.
El cambio social se concibe como el cambio que acontece dentro del sistema
social o que lo abarca, es decir, como la diferencia entre los diversos estados
del sistema al sucederse los unos a los otros en el tiempo. Dicho concepto
implica tres ideas: (a) diferencia entre sistemas, (b) diferentes momentos
temporales y (c) diferentes estados del mismo sistema.
Dependiendo de qué aspectos, fragmentos y dimensiones del sistema estén
implicados en el cambio, pueden distinguirse diferentes objetos de cambio:
1. Los elementos del sistema (p. e., los individuos y sus acciones).
2. Las interrelaciones entre los elementos (lazos sociales, lealtades,
dependencias, conexiones entre individuos, interacciones…).
3. .Las funciones de los elementos del sistema (p. e., en los papeles
ocupacionales jugados por los individuos).
4. La frontera del sistema (criterios de inclusión o aceptación, paz o
guerra…).
5. Los subsistemas del sistema (número y variedad de segmentos
especializados).
6. El entorno del sistema (las condiciones naturales, la localización
geopolítica...).
Solo a través de la interacción compleja emergen las características del conjunto
del sistema: equilibrio o desequilibrio, consenso o disenso, armonía o lucha, paz
o guerra…
Cuando en el sistema se produce una separación de sus distintos componentes
se suelen observar los siguientes tipos de cambios:
1. Cambio de composición: migración de un grupo a otro, despoblación
debido al hambre, dispersión de un grupo…
2. Cambio de estructura: aparición de desigualdades, emergencia de lazos
de amistad, establecimiento de relaciones cooperativas…
3. Cambio de funciones: especialización y diferenciación de trabajos,
decadencia del papel económico de la familia, asunción del papel de
indoctrinacion por la escuela o las universidades...
4. Cambio de limites: fusión de grupos, relajación de los criterios de
admisión y democratización de la condición de miembro…
5. Cambio en las relaciones de los subsistemas: ascendencia del régimen
político sobre el orden económico, control de la esfera privada por un
gobierno totalitario…
6. Cambio en el entorno: deterioro ecológico, terremotos, catástrofes
naturales o humanas, enfermedades…
A menudo se trata de cambios parciales (cambios en), sin mayor repercusión
para otros aspectos del sistema; en ese caso, el sistema como un todo
permanece intacto, salvo pequeños cambios internos; precisamente, la fuerza
de un sistema político democrático radica en su capacidad para afrontar los
cambios mediante reformas sin poner en peligro
la estabilidad y continuidad del Estado. Pero también hay cambios generales
(cambios de) que pueden abarcar todos o a casi todos los aspectos del sistema,
produciendo una mutación del conjunto que obliga a considerar el nuevo
sistema como diferente del antiguo, como ejemplifican las grandes revoluciones
sociales; este tipo de transformación merece llamarse cambio de sistema. Sin
embargo, en ocasiones es la acumulación en la extensión, intensidad e
importancia de los cambios parciales o fragmentarios los que llegan a
transformar por completo la identidad del sistema, conduciendo no solo a
novedades cuantitativas sino también cualitativas.
En general, las diferentes definiciones del cambio social ponen el énfasis en
distintos tipos de cambio, como, por ejemplo:
•
Transformación en la organización de la sociedad y en los modelos de
pensamiento y conducta a lo largo del tiempo (J. Macionis, C. Persell).
•
Transformación
en
las
relaciones
entre
individuos,
grupos,
organizaciones, cultura y sociedades (G. Ritzer).
•
Transformación de los patrones de conducta, en las relaciones sociales,
en las instituciones y en la estructura social en el tiempo (J. Farley).
Con más frecuencia que en otros tipos de cambio, cuando cambia todo lo demás
también suele producirse un cambio estructural. Además, normalmente cuando
hay cambios en el nivel micro se producen también cambios en el nivel macro,
porque el cambio social esta mediado por los actores individuales.
3. CONJUNTO DE CAMBIOS: AUMENTO DE LA
COMPLEJIDAD DE LOS CONCEPTOS DINAMICOS
Los cambios singulares raramente están aislados, sino conectados entre sí. En
ese sentido, la idea de proceso social describe la secuencia de los cambios
interrelacionados, y refiere a cualquier clase de movimiento, modificación,
transformación o evolución de un sujeto en el curso del tiempo, sea una
modificación de sus aspectos cuantitativos o cualitativos. Dicho concepto
denota: (1) la pluralidad de cambios, (2) referidos a un mismo sistema, (3)
relacionados causalmente entre sí, y (4) siguiéndose unos a otros en una
secuencia temporal. Ejemplos de procesos desde el nivel macro al nivel micro
son la industrialización, urbanización, globalización, cristalización de un grupo
de amigos, crisis familiar…
Entre los procesos sociales hay dos formas especificas:
I.
El desarrollo social, que describe el proceso de despliegue de una cierta
potencialidad inherente al sistema. Características: (1) es direccional, (2)
el estado del sistema en cualquier momento posterior representa un nivel
superior, (3) el sistema se va aproximando a algún estado señalado, y (4)
es estimulado por propensiones inmanentes (expansión de la población).
En general, este concepto contiene los presupuestos de inevitabilidad,
necesidad e irreversibilidad del proceso, degenerando en una visión
fatalista y mecanicista del cambio, como si se produjera al margen de
las acciones humanas y se dirigiera hacia un fin último predeterminado.
II. El ciclo social, que no es direccional pero tampoco fortuito; rasgos: (1)
sigue un modelo circular (cada estado del sistema en cualquier momento
dado es susceptible de repetirse en el futuro); y (2) esta repetición es
debida a alguna tendencia inmanente del sistema. Por tanto, en un ciclo
social hay cambios a corto plazo, pero no a largo plazo, pues el sistema
siempre regresa a su estado inicial.
El concepto de progreso social añade una dimensión valorativa, pues nos
aparta
de
las
descripciones
estrictamente
científicas,
neutrales,
para
introducirnos en el dominio normativo y prescriptivo. Así, se entiende por
progreso a un proceso direccional que acerca el sistema de forma continua al
estado preferido o beneficioso. A veces la idea de progreso tiene un aroma
categórico, descriptivo, que acarrea la pretensión de que algunos valores hacen
cambiar inevitablemente la sociedad para mejor.
4. UN MODELO ALTERNATIVO: EL CAMPO SOCIAL
DINAMICO
Recientemente la sociología ha puesto en duda la validez de los modelos
orgánico-sistémicos de sociedad y la dicotomía entre estática y dinámica social.
Hoy predominan dos rasgos básicos: (1) la imagen procesal, basada en el énfasis
en las cualidades dinámicas y permeables de la realidad social (esto es, en
concebir la sociedad en movimiento); y (2) la imagen de campo, basada en evitar
ocuparse de la sociedad como un objeto (esto es, desreificar la realidad social).
La sociedad ya no es vista como un sistema rígido o duro, sino como un campo
blando de relaciones. La realidad social es una realidad interindividual; es lo
que existe entre individuos humanos: una red de conexiones, lazos,
dependencias…; es un tejido social especifico o un entramado social que
engarza y agrupa a la gente. Tal campo interindividual está constantemente en
movimiento: se expande y se contrae (cuando los individuos se unen o separan),
se fortalece y se debilita (cuando la calidad de las relaciones se modifica), se une
o disgrega (cuando aparece el liderazgo o se disuelve).
La unidad básica del análisis sociológico es el acontecimiento, que debe
entenderse como un estado momentáneo del campo social; ejemplo: la cena
familiar, cuando una serie de actores dispersos se unen para comer y hablar, y
que poco después volverán a dispersarse.
Podemos distinguir cuatro tipos de tejidos sociales que surgen en la sociedad:
a) Tejidos de ideas. Las redes interconectadas de ideas o creencias
caracterizan la dimensión ideal del campo: su conciencia social.
b) Tejidos de reglas. Las redes interconectadas de reglas o normas
caracterizan la dimensión normativa del campo: sus instituciones
sociales.
c) Tejidos de acciones. Las redes interconectadas de acciones caracterizan
la dimensión interaccional del campo: su organización social.
d) Tejidos de intereses. Las redes interconectadas de intereses (u
oportunidades vitales) caracterizan la dimensión de oportunidad del
campo: sus jerarquías sociales.
Las dimensiones ideal y normativa forman parte de la cultura, y las dimensiones
interaccional y de oportunidades forman parte del tejido social. La
multidimensionalidad de los cuatro tejidos interrelacionados se denomina
campo sociocultural, el cual se encuentra sometido a un cambio perpetuo en
cada uno de los cuatro niveles; además, los procesos en ellos no discurren
independientemente, sino que están interrelacionados mediante diversas
conexiones transdimensionales.
5. VARIEDADES DE PROCESOS SOCIALES: UNA TIPOLOGIA
(importante)
No se puede afirmar la validez exclusiva ni del modelo sistémico ni del modelo
de campo. El modelo sistémico ha demostrado ser muy influyente y subyace a
la mayoría de las teorías del cambio social; el modelo del campo surge como un
intento de aprehender mejor la naturaleza dinámica de la sociedad, pero
necesita aun de una gran cantidad de trabajo añadido de elaboración conceptual
y de corroboración empírica. Lo ideal es tomar una posición ecléctica y analizar
el cambio social desde ambas perspectivas, pues cada una de ellas arroja algo
de luz sobre la extrema variedad de fenómenos.
La tipología de los procesos sociales se basa en cuatro criterios principales: (a)
la forma que adopte el proceso, (b) los productos o resultados del proceso, (c)
la conciencia de los procesos sociales en la población, y (d) la fuerza motriz tras
el proceso.
a) Por la forma de los procesos sociales podemos distinguir entre:
I Procesos direccionales. Son irreversibles, a menudo acumulativos y cada
estadio
es diferente
e
incorpora
efectos
del
anterior
y
proporciona
prerrequisitos para el posterior. Se enfatiza que en la vida hay acciones que no
pueden deshacerse, y que dejan huellas endémicas en los estadios posteriores:
socialización del niño, expansión de una ciudad, desarrollo tecnológico
industrial… Entre ellos distinguimos los siguientes:
─ Procesos lineales, cuando siguen una trayectoria única o pasan a través de
secuencias parecidas o estadios necesarios (p. e., la mayoría de los
evolucionistas sociales cree que todas las culturas humanas han de atravesar el
mismo conjunto de estadios).
─ Procesos multilineales, cuando siguen trayectorias alternativas, se saltan
algún estadio, sustituyen otros o añaden estadios atípicos (p. e., cuando los
historiadores describen los orígenes del capitalismo señalan los diferentes
escenarios del mismo proceso en distintas partes del mundo).
─ Procesos no lineales, cuando proceden por saltos cualitativos o rupturas
tras periodos prolongados de crecimiento cuantitativo, traspasando umbrales
específicos o a través de determinadas “funciones peldaños” (p. e., los marxistas
consideran que la secuencia de las llamadas formaciones socioeconómicas se
mueve a través de periodos revolucionarios).
II. Procesos no direccionales (o fluidos). En ellos se puede distinguir entre:
─ Procesos fortuitos o caóticos, sin criterio discernible; p. e., los flujos de
excitación en las multitudes revolucionarias, o los procesos de movilización y
desmovilización en los movimientos sociales o en los juegos infantiles.
─ Procesos oscilatorios o circulares, siguiendo criterios discernibles de
repetición o de similitud. Cuando es observable una recurrencia virtual
hablamos de procesos de ciclo cerrado, como una jornada laboral o el ciclo de
las estaciones para un agricultor; si lo que se observa en los estados sucesivos
es cierto parecido, pero a un nivel diferente de complejidad hablamos de
procesos de ciclo abierto (espirales), como el paso de los cursos para un
estudiante o los ciclos económicos para un economista.
b) Por los resultados de los procesos sociales podemos distinguir entre:
I.
Procesos morfogenéticos (morfogénesis): procesos que generan nuevas
condiciones sociales, estados de la sociedad o estructuras sociales.
Ejemplos: la movilización de movimientos sociales, la formación de
grupos, asociaciones, organizaciones y partidos… Estos procesos están
en los orígenes de todos los logros civilizatorios, tecnológicos, culturales
y sociales.
II. Procesos
reproductivos
(reproducción):
procesos
sin
novedades
fundamentales, distinguiéndose: (1) procesos de reproducción simple,
que no producen novedad alguna, preservando el status quo y la
persistencia y continuidad de la sociedad (p. e., la socialización que
transmite la herencia cultural de la sociedad entre generaciones, o el
control social frente a la desviación); (2) procesos de reproducción
ampliada,
que
propician
un
enriquecimiento
cuantitativo,
sin
modificación cualitativa (crecimiento demográfico, extensión de barrios
residenciales,
aumentos
de
producción...);
y
(3)
procesos
de
reproducción contraída, que propician un empobrecimiento cuantitativo
sin modificación cualitativa (reducción demográfica, sobreexplotación de
recursos naturales…).
III. Procesos transformadores (transformación): procesos que generan
cambios cualitativos, afectando al núcleo de la realidad social. Ejemplos:
aparición de liderazgos, burocratización de un grupo social, reemplazo
de un gobierno autocrático por uno democrático, introducción de la
autogestión en una empresa, nivelación de desigualdades…
c) Por los procesos en la conciencia social. Por los sucesos que acontecen en el
ser humano (la conciencia del cambio por la gente implicada), se distingue entre
los siguientes procesos:
I.
Procesos manifiestos (R. Merton): procesos sociales que pueden ser
reconocidos,
anticipados
e
intencionados
por
las
personas
implicadas. Ejemplo: advertir que la reforma de las leyes de tráfico
reduce los accidentes.
II.
Procesos latentes (R. Merton): procesos sociales que no pueden ser
reconocidos,
anticipados
o
intencionados
por
las
personas
implicadas; el cambio y sus consecuencias aparecen por sorpresa,
pudiendo ser bienvenidos o no. Ejemplo: durante mucho tiempo no se
fue consciente del daño medioambiental de muchas industrias.
III.
Procesos boomerang: procesos sociales que la gente puede
reconocer,
anticipar
su
curso
y
adivinar
sus
pretendidas
consecuencias específicas, pero pueden equivocarse: el proceso va
contra sus expectativas y produce resultados diferentes o incluso
enteramente opuestos a los pretendidos. Ejemplo: una campaña de
propaganda puede desembocar en el fortalecimiento de las actitudes
que ataca, movilizando su defensa y provocando una reacción
negativa; o una reforma fiscal pensada para frenar la inflación puede
producir recesión y una inflación más alta.
d) Por la sede de la causalidad. Según la fuerza motriz de los procesos sociales,
es decir, según los factores causales que los ponen en movimiento, distinguimos
los siguientes procesos:
I.
Procesos endógenos: procesos en los que los factores o fuerzas que
generan el cambio se encuentran en el dominio sujeto al cambio,
desplegando potenciales inherentes o tendencias contenidas en la
realidad en cambio.
II.
Procesos exógenos: procesos en los que los factores o fuerzas que
generan el cambio se encuentran fuera del dominio sujeto al
cambio; dichos procesos son reactivos, adaptativos, respondiendo a
presiones, estímulos y desafíos provenientes del exterior.
Al distinguir entre procesos endógenos y exógenos se plantea el problema de la
demarcación de lo que cae dentro y fuera del dominio social. A gran escala, se
suele considerar que la naturaleza es externa a la sociedad, y que los procesos
sociales que reaccionan a los estímulos medioambientales deben ser tratados
como exógenos (p. e., la Peste Negra en el s. XIV, o el virus del SIDA en el s. XX);
pero también se puede reducir la escala del análisis y trazar otra frontera, no
ya entre sociedad y naturaleza, sino entre subsistemas, segmentos o
dimensiones de la sociedad; así, un cambio de régimen político inducido por una
crisis económica puede ser catalogado como exógeno (la economía con factor
exógeno de la política).
Los sociólogos siempre han ambicionado descubrir que factores son los más
importantes en el cambio: cuales son los motores primeros de los procesos
sociales. Entre las numerosas versiones de determinismo social que señalan
varios factores como cruciales sobresalen dos categorías principales de
procesos:
I.
Procesos
materiales,
producidos
por
presiones
tecnológicas,
económicas, medioambientales o biológicas.
II.
Procesos ideales, en los que se reconoce el papel causal de la
ideología, la religión o el ethos.
Sin embargo, existe una tendencia sociológica actual a abandonar tales
distinciones y a tratar la causación de los de los procesos como concreta y
contingente, aceptando la interacción de múltiples fuerzas y factores, tanto
materiales como ideales, en permutaciones únicas. Por tanto, la sociología
moderna considera que no existe ninguna causa última de los procesos
sociales y rechaza la absolutización de factores singulares. Así mismo, se
considera que hablar de causas económicas, tecnológicas o culturales de cambio
es una abreviación, porque tras todas esas categorías las causas realmente
eficientes son las acciones humanas. En ese sentido podemos distinguir entre:
I.
Procesos espontáneos (que emergen desde abajo): procesos que surgen
como un agregado no intencionado y a menudo no reconocido (latente)
de una gran multitud de acciones ejecutadas por diversos motivos y
razones privadas que nada tienen que ver con el proceso que generan
inconscientemente.
II. Procesos
planificados
(que
emergen
desde
arriba):
procesos
desencadenados intencionadamente, orientados a propósito hacia fines,
diseñados y controlados por una agencia dotada de poder.
CAPÍTULO 2 VICISITUDES DE LA IDEA DE PROGRESO
1. BREVE HISTORIA INTELECTUAL (importante)
La idea de progreso social es muy antigua y ha evolucionado con los siglos; la
explicación es que quizás sea una característica de la condición humana: la
tensión permanente entre la realidad y las aspiraciones, nunca saciadas; el
concepto de progreso alivia esa tensión, proyectando la esperanza de un mundo
futuro mejor, siendo “la fe que hace funcionar nuestra civilización” (Lash, 1991).
― En Grecia (Platón, Aristóteles, Protágoras) se aceptaba la perfectibilidad del
mundo, concebido como en un proceso de crecimiento con el desenvolvimiento
gradual de potencialidades, pasando por etapas fijas que producían avance y
mejora.
― En la tradición religiosa judía se defiende una imagen sagrada de la historia,
guiada por la divina voluntad; el diseño divino se despliega progresivamente
mediante sucesos concretos que culminaran en la “edad dorada” o paraíso; solo
los profetas pueden leer este diseño divino y predecir el curso de los
acontecimientos.
― En la tradición judeocristiana, “la idea de progreso representa una versión
secularizada de la creencia cristiana en la providencia” (Lash, 1991).
― En la Edad Media prevalece la idea de que el conocimiento sigue un
crecimiento acumulativo a través de las épocas, gradualmente enriquecido y
perfeccionado; en esta época aparecieron las primeras utopías sociales que
definían la dirección en la que se supone se mueve la humanidad (Chartres,
Bacon, Fiore).
― En la era de los descubrimientos geográficos se observa que las sociedades
y culturas no son homogéneas sino diversas; para preservar la idea de unidad
de la humanidad y de su avance necesario, la diversidad se explica por los
diferentes estadios de desarrollo: las sociedades más primitivas permanecen en
los primeros estadios y las más desarrolladas en los posteriores; así, se presume
una trayectoria común por la que discurren todas las sociedades a diferente
velocidad y desigual éxito.
― En la Ilustración, Bossuet introdujo la idea de historia universal, un modelo
común subyacente a las historias particulares de países y regiones, y propuso
una periodización en 12 grandes épocas de la humanidad y la religión; Kant
sugirió que el significado y la dirección de la historia están marcados por el
crecimiento de la libertad individual y la moralidad; y Condorcet propuso una
periodificación de 10 etapas basadas en las mejoras del conocimiento (progreso
secular).
― El siglo XIX o “Era del progreso” supone el triunfo de la idea de historia
universal y del optimismo romántico: la creencia en la razón y el poder humano,
cuya ciencia y tecnología pronostican una expansión y avance ilimitados. Nace
la sociología, y sus fundadores aportan su visión del progreso: Saint-Simón y
Comte postulan el progreso del espíritu en tres etapas: teológica, metafísica y
positiva, y consideran a la ciencia positiva como el cenit del pensamiento
humano; Spencer considera el progreso como una evolución, basada en el
principio de diferenciación estructural y funcional; Marx planteo la utopía de la
sociedad comunista y el progreso a través de revoluciones; Weber planteo la
tendencia hacia la racionalización de la vida y la organización social; Durkheim
señaló la creciente división del trabajo y de la integración de la sociedad; y
Tonnies genero las primeras dudas sobre los efectos colaterales del desarrollo,
señalando las virtudes de la tradicional Gemeinschaft (comunidad) frente a la
moderna Gesellschaft (sociedad), industrial y urbana, y anticipo el desencanto
ante el progreso y la búsqueda de una “comunidad perdida” de un siglo más
tarde.
2. LA DEFINICION DE PROGRESO (importante)
La idea de progreso social parece implicar un modelo de transformación
direccional, pues carece de sentido hablar de sociedades en progreso si se las
considera estables; el progreso solo tiene sentido como “cambio de” y no solo
como “cambio en”. Así, R. Nisbet (1980) define el progreso como “la idea de que
la humanidad ha avanzado lenta, gradual, continuamente, desde la condición
original de privación cultural, ignorancia e inseguridad hacia niveles cada vez
más altos de civilización”. Esta definición implica varios componentes:
1. Un tiempo irreversible, que fluye en forma lineal y proporciona
continuidad entre el pasado, el presente y el futuro.
2. Un movimiento direccional, en el que ningún estadio se repite, y cada
estadio posterior se va acercando a un supuesto estadio final.
3. Un progreso acumulativo, que opera gradualmente o de forma
revolucionaria a través de saltos periódicos cualitativos.
4. Unos estadios necesarios a través de los cuales pasa el proceso.
5. Un énfasis en las causas endógenas (internas, inmanentes) de los
procesos.
6. Un proceso inevitable, necesario o “natural”, que no puede pararse ni
desviarse.
7. Un mejoramiento o avance en cada estadio, culminando en un estadio
final que se espera produzca la satisfacción completa de los valores
apreciados.
Cabe considerar un progreso relativo, pues siempre es relativo a los valores con
los que se considere; aunque no se pueda hablar de un progreso absoluto, pues
lo que para unos es progreso para otros puede no serlo, si es posible hablar de
progresos parciales, pues parece difícil rebatir los avances en la medicina, la
tecnología
(costes
de
eficacia),
los
transportes
y
comunicaciones,
el
conocimiento, astronomía, demografía… También hay criterios de progreso
cuestionables por los efectos colaterales perniciosos, o porque el progreso en
un área puede ser a costa del retroceso en otra; así, la industrialización y la
urbanización suelen conllevar polución y expolio de recursos naturales, o la
expansión del mercado libre suele implicar mayor desempleo y pobreza en los
países más débiles.
Muchos pensadores han defendido un progreso general y universal en todas
las dimensiones y han dibujado sociedades perfectas: las utopías sociales
(Platón, Moro, Marx, Mao); sin embargo, otros han defendido criterios parciales
de progreso en dominios considerados de especial importancia, como el
espiritual y moral (salvación), el conocimiento, la vida cotidiana (vínculos
sociales, solidaridad), la tecnología (dominio sobre la naturaleza), la política
(libertad, justicia, igualdad, oportunidades, emancipación), la economía
(producción organizada, bienes, servicios), la naturaleza (conservación)…
3. EL MECANISMO DE PROGRESO (importante)
Los mecanismos del progreso implican tres aspectos: (I) las fuerzas motrices,
(II) la forma que adopte y (III) el modo de operar del sistema social que lo
produce.
1. Fuerzas motrices del progreso (o agencias). Los primeros teóricos
sociales postularon tres estadios en la historia: en la primera la fuerza
motriz era el dominio sobrenatural (dioses, providencia; sacralización de
la
agencia);
en
la
segunda
el
dominio
natural
(tendencias
y
potencialidades inherentes a la sociedad, el progreso como despliegue
natural e inexorable que exige adaptación como única reacción humana
posible; secularización de la agencia); y en la tercera el dominio humano
(individual y colectivo, el progreso como un esfuerzo creativo o lucha;
humanización de la agencia). La diferencia básica es la que distingue entre
progreso mecánico o automático (sagrado o secular, que afirma la
necesidad del progreso y una actitud pasiva o adaptativa; el progreso
acontece) y progreso activista (que admite la contingencia y exige un
compromiso activo; el progreso se consigue).
2. Forma que adopta el proceso. Algunos autores consideran el progreso
como
un
movimiento
regular,
uniforme,
gradual,
incremental,
acumulativo y lineal persistente hacia estados mejores de la sociedad
(Comte, Spencer, Durkheim); otros lo consideran un movimiento
irregular
o
dialectico,
con
súbitos
acelerones
y
congestiones,
evolucionando a saltos revolucionarios, con regresiones sistemáticas a
corto plazo y un carácter progresivo a largo plazo (Marx).
3. Modo de operar del sistema social. Algunos autores consideran el
progreso como el despliegue armonioso y pacífico de potencialidades
progresivas (evolucionistas, Hegel), mientras otros lo consideran el fruto
de tensiones internas, contradicciones y conflictos, como una lucha
entre fuerzas opuestas cuya resolución mueve al sistema en la dirección
progresiva (Marx, darwinismo, psicoanálisis, San Agustín).
4. EL DERRUMBE DE LA IDEA DE PROGRESO (importante)
Durante el s. XX se observa el declive de la idea de progreso, pues numerosos
hechos históricos y corrientes intelectuales la contradicen. Según Nisbet (1980),
las premisas de la idea de progreso han sido atacadas por el pensamiento
contemporáneo:
― El declive de la convicción de la superioridad de la civilización occidental.
― El declive de la fe en los valores e instituciones de las sociedades modernas.
― La extensión del irracionalismo y el renacer del misticismo y el subjetivismo,
con el ataque a la ciencia y a la razón en nombre del relativismo epistemológico.
― La extensión de la idea de los límites del crecimiento y las barreras a la
expansión.
― El declive de la fe en el valor intrínseco de la vida (cultura del ocio y del placer
hedonista), surgiendo el “hastío del aburrimiento”, la anomia y la alienación, o
bien actitudes presentistas, enfocadas a la gratificación inmediata.
― El declive del utopismo (caída regímenes comunistas); no hay proyecto que
movilice la acción colectiva ni visión de un mundo mejor, y en su lugar hay
profecías catastrofistas o extrapolaciones de tendencias actuales (teorías
postindustrialistas).
En consecuencia, el progreso ha sido sustituido por el concepto de crisis
crónica o normalización de la crisis, dominando visiones pesimistas de la
realidad social, o lo que los postindustrialistas llaman el fin de la historia. Sin
embargo, la crisis es temporal, y puede conducir tanto a la mejora (superación
de la crisis) como al desastre (crisis endémica); sin duda, la idea de progreso está
sufriendo un colapso pasajero, y tarde o temprano recuperara su lugar en la
imaginación humana, debidamente revisada y reformulada.
5. UN CONCEPTO ALTERNATIVO DE PROGRESO (importante)
Según lo anterior, las distintas variedades de desarrollismo tradicional parecen
implicar un rechazo necesario a la idea de progreso; sin embargo, debería ser
posible retener un concepto de progreso libre de negatividad. Así, si aceptamos
que la idea de progreso implica un proceso direccional, existen varias preguntas
por contestar.
1. Sobre la fase en que está anclado el concepto de progreso. Existen tres
respuestas: (I) el progreso como un ideal, como el resultado o producto
final
del
proceso
(utopías
sociales);
(II) el
progreso
como
un
mejoramiento, donde cada estadio es visto como una mejora respecto al
anterior, siempre perfectibles, pero sin un fin último; (III) el progreso
como algo ilimitado: no se trata del resultado, sino de la búsqueda, de la
potencialidad para llegar a ser, de un progreso inherente a la agencia
humana, dirigido a fines que no son visibles y solo son definibles al
avanzar hacia ellos.
2. Sobre los criterios del progreso y su estatuto lógico: absoluto o
relativo. Algunos afirman que los criterios de progreso son absolutos,
constantes y universales, y que para medirlo nos proporcionan una
escala externa; mientras que otros afirman que son relativos, dinámicos
e históricos, sometidos a cambio permanente, y que se pueden medir con
una escala interna, inmanente al proceso mismo.
3. Sobre el estatuto deóntico del progreso: necesidades o posibilidades.
Por un lado, los enfoques desarrollistas postulan un progreso inevitable
y necesario, debido a las leyes inexorables de la evolución y de la historia;
por otro, las teorías postdesarrollistas optan por un progreso posibilista
y contingente, como una oportunidad abierta para la mejora que no se
produce de forma inevitable.
4. Sobre el sustrato ontológico del progreso: la naturaleza de la fuerza
causal. Existen cuatro respuestas: (I) el providencialismo: la fuerza
causal del progreso es el orden sobrenatural y la intervención divina; (II)
el heroísmo: la fuerza causal es el líder carismático (reyes, profetas,
caudillos); (III) el organicismo: existe una propensión inherente al
organismo social, automática, en la que los individuos son ejecutores
inconscientes; y (IV) el constructivismo (postdesarrollismo): la fuerza
causal son los individuos socializados reales, en sus contextos presentes
e históricos, a través de sus actividades cotidianas; el progreso puede ser
intencionado, aunque en su mayor parte es involuntario (guiado por la
mano invisible de Smith, la astucia de la razón de Hegel, o la lógica
situacional de Popper).
Así, el postdesarrollismo nos aporta una nueva formulación del progreso: (I)
como una capacidad potencial (no como un logro ultimo), (II) como una
cualidad dinámica en evolución, relativa a un proceso concreto (no como un
patrón absoluto, universal y externo), (III) como una posibilidad histórica y una
oportunidad abierta (no una tendencia necesaria e inevitable) y (IV) como un
producto humano de las acciones colectivas, a menudo involuntario (no
resultado de una voluntad extrahumana).
Según Sztompka, para que exista un progreso direccional es necesaria la agencia
humana; sin embargo, también pueden existir retrocesos, y solo una agencia
especifica presenta la potencialidad para el progreso. Veamos cuales son los
rasgos relevantes en la conexión entre la agencia y el progreso:
I.
Actores. Por un lado, pueden ser creativos, innovadores, orientados al
logro, enfatizando la autonomía, la independencia, la dominación y la
integridad personal; por otro, pueden ser pasivos, conservadores,
orientados al consenso, la conformidad, la adaptación y la dependencia,
atrapados en la mitología.
II.
Estructuras sociales. Por un lado, pueden ser plurales, heterogéneas y
complejas, así como abiertas, flexibles y tolerantes; por otro, limitadas,
homogéneas y simples, así como cerradas, rígidas y dogmáticas.
III.
Ambiente natural. Por un lado, pueden ser benignas, ricas en recursos
y maleables; por otro, duras, pobres y coactivas.
IV.
Tradición. Por un lado, puede defender la continuidad, la consistencia
y el largo plazo, con gran respeto por la tradición y el pasado; por otro,
puede mostrar rupturismo, discontinuidad y presentismo, con rechazo
acrítico del pasado.
V.
Futuro esperado. Por un lado, el agente puede mostrar optimismo y
esperanza ante un futuro considerado contingente, con posibles
escenarios alternativos según el esfuerzo humano; o bien pesimismo,
fatalismo y desesperación.
Por tanto, existen dos tipos de características: las que motivan la acción
(motivaciones) y las que modelan la acción (oportunidades): unas determinan
si la gente querrá actuar en la transformación de la sociedad (motivan a la
acción) y otras determinan si serán capaces de actuar (las oportunidades). La
agencia puede
considerarse progresiva solo si
dispone
de esos dos
prerrequisitos: motivaciones y oportunidades, es decir, si la gente desea actuar y
además puede hacerlo.
En conclusión, un tipo ideal de sociedad activa dispondría de las características
siguientes: (I) actores creativos, autónomos y conscientes, (II) estructuras ricas
y flexibles, (III) un medio natural benigno, (IV) una tradición continua y
orgullosa, y (V) una planificación optimista del futuro.
El modo de operar de este tipo de sociedad es a través de dos características: (I)
libertad,
tanto
negativa
(libertad
de,
autonomía,
independencia,
sin
constricciones, con oportunidades y capacidad de obrar) como positiva (libertad
para, capacidad para influir y modificar, control de los recursos); y (II)
autotrascendencia, necesidad de ir más allá de si misma, de cruzar fronteras,
tanto de la naturaleza (aprovechándola, regulándola, controlándola) como de las
estructuras sociales (revoluciones, reformas, innovaciones) y de los actores
humanos (aprendizaje, autocontrol). Al final, la autotrascendencia de la sociedad
retroalimenta a la agencia misma, resultando en su propia transcendencia; así,
la progresividad de la agencia no solo estimula el progreso social, sino también
el progreso de la agencia misma.
Esta propensión al progreso del ser humano es fruto de dos de sus rasgos
fundamentales: (I) la creatividad y la capacidad de innovación de los actores
(objetos, instituciones, ideas), y (II) el carácter acumulativo de la experiencia
humana, constantemente ampliada y enriquecida, transmitida socialmente. Sin
duda, la fuente principal del progreso se encuentra en la irreductible e ilimitada
creatividad y educabilidad de los seres humanos, capaces de aprender y
transmitir las innovaciones, incrementando permanentemente el depósito
común de conocimientos, estrategias y habilidades de la humanidad.
CAPÍTULO 3 LA DIMENSION TEMPORAL DE LA
SOCIEDAD: EL TIEMPO SOCIAL
1. EL TIEMPO COMO DIMENSION DE LA VIDA SOCIAL
El cambio social siempre acontece en el tiempo, pues todo devenir, mudanza,
dinámica o proceso implica tiempo; de hecho, el cambio social se define como
la diferencia en el tiempo entre dos estados del sistema social. Sin duda, el
tiempo, como el espacio, es un contexto universal para la vida social.
Los actos sociales siempre están relacionados con otros sucesos o fenómenos
sociales; una de las formas de dicha relación es la relación secuencial,
conectándose unos a otros en una cadena. Según Lewis y Weigart (1990), los
actos sociales están “permeados por el tiempo”, pues “todos los actos sociales
encajan temporalmente dentro de otros actos sociales mayores”, y a su vez
pueden descomponerse internamente en componentes menores que también
están interrelacionados temporalmente entre sí. Por otra parte, no hay sucesos
atemporales, pues todo suceso tiene alguna duración, sea al nivel macro (curso
de la historia), medio (biografía personal) o micro (vida cotidiana); la duración
siempre es relativa, dependiendo del entramado temporal relativo que
apliquemos. Por último, otra característica de los actos sociales es su
irreversibilidad: los fenómenos sociales no pueden deshacerse, lo que implica
la distinción entre pasado, presente y futuro; esta distinción no es
históricamente universal, pues apareció en un momento del desarrollo
civilizatorio, con el pensamiento judeocristiano y la invención de la escritura,
pues no falta quien afirma que “la historia empieza con la escritura” (Goody,
1968). Además, de forma estricta, no hay presente, porque los sucesos están en
movimiento, y cuando tecleo cada palabra deja de estar en el futuro para pasar
a estar ya en el pasado.
2. EL TIEMPO EN TANTO ASPECTO DEL CAMBIO SOCIAL
El tiempo es una dimensión universal y el factor constitutivo del cambio social,
pues todas las sociedades cambian con el tiempo; de lo que puede hablarse es
de magnitudes de diferencias, en el sentido de que las sociedades antiguas,
consideradas estables o inmutables, en realidad estaban cambiando a unos
niveles de cambio y a una velocidad mucho menores que los de la sociedad
moderna; además, hablar de estabilidad social no implica abstraerse del tiempo,
sino que significa continuidad en el tiempo.
En relación con los cambios sociales, existen dos modalidades de tiempo:
― Tiempo cuantitativo, como una estructura externa para la medida de
sucesos sociales (“acontecimientos en el tiempo”), ordenando el flujo caótico
para coordinar las actividades humanas con artefactos como relojes y
calendarios; cuanto más compleja es la sociedad, mayor es la importancia del
ordenamiento y la coordinación temporal.
― Tiempo social, como una propiedad interna o inmanente de los procesos
sociales (“tiempo en los acontecimientos”). Todos los procesos sociales
manifiestan ciertas cualidades temporales: (I) son más largos o más cortos
(batalla, reformas legislativas, erosión moral, crecimiento económico); (II) van
más deprisa o más despacio (inflación, emancipación, carrera artística, progreso
profesional);
(III)
están
marcados
por
intervalos
rítmicos
o
fortuitos
(prosperidad y decadencia, modas); y (IV) son divididos en unidades de diferente
cualidad sustantiva por medio de circunstancias naturales o sociales (tiempo
sagrado y secular, ocio y trabajo, día y noche...).
3. EL CALCULO DEL TIEMPO
La medida del tiempo exige una escala y unas unidades, que pueden construirse
por referencia a sucesos repetitivos, que señalan intervalos, o a sucesos únicos,
que marcan el comienzo de la escala. Entre los sucesos que proporcionan puntos
de referencia destacan: (I) los sucesos naturales, como el ciclo astronómico, la
sucesión del día y la noche o la sucesión de las estaciones; (II) las experiencias
sociales, como el origen de la semana, los mercados y ferias locales, las
divisiones litúrgicas religiosas o las horas del día (monasterios); (III) los
aparatos técnicos, como relojes y calendarios, que surgieron en Babilonia y
Egipto, hasta el reloj personal, que salió al mercado en el s. XIX, permitiendo
disociar el tiempo de los sucesos concretos, tanto naturales como sociales, e
introduciendo unidades de igual duración y fáciles de contar.
4. EL TIEMPO EN LA CONCIENCIA Y EN LA CULTURA
Como rasgo dominante de la vida social y experiencia humana universal, el
tiempo tiene su reflejo en el nivel subjetivo de la conciencia; por ello, la
psicología estudia como el sentido del tiempo difiere en cada individuo al
estimar la anticipación, identificación, duración o división de los sucesos; por su
parte, la sociología se interesa por el nivel cultural, por lo que tiende a analizar
los símbolos, valores, reglas y orientaciones referidas al tiempo y compartidas
por los grupos sociales, los cuales se fijan en la conciencia social con un carácter
intersubjetivo y normativo, generando distintos perfiles temporales en cada
sociedad; estos patrones temporales no solo existen en el nivel macro
(sociedades, culturas), sino también en niveles menores (clases sociales,
profesiones, genero, grupos de edad), manifestándose en estilos específicos de
conducta.
Cuando hablamos de orientación en el tiempo o perspectiva temporal
distinguimos:
I.
El nivel de conciencia del tiempo: desde la preocupación obsesiva (el
tiempo es oro) a la indiferencia o negligencia (síndrome mañana).
II.
La profundidad de la conciencia del tiempo: perspectiva a corto plazo
(presentismo) o perspectiva a largo plazo (historicismo).
III.
La forma del tiempo: visión cíclica (sociedades antiguas, ligada a los
ciclos de los procesos naturales) o lineal (sociedad moderna, redención
futura, salvación, con persistencia de ciertos ritmos cíclicos: días,
semanas, estaciones).
IV.
El énfasis en el pasado o en el futuro: orientación retrospectiva
(tradiciones, mirar al pasado) o prospectiva (mirar hacia el futuro);
ciertos grupos sociales poseen orientaciones distintas: religiosos
(visiones utópicas o quiliásticas), clases sociales (utopías sociales), niños
(presentismo), ancianos (orientados al pasado), grupos marginales
(presentismo), clases medias (orientadas a una carrera profesional)…
V.
La manera de concebir el futuro: orientación pasiva (adaptación, el
futuro se encuentra, fatalismo) o activa (voluntarismo, el futuro se
construye, planificación, modelación; si abarca procesos a gran escala se
denomina historicidad).
VI.
El valor dominante: orientación progresiva (orientado al cambio, la
novedad y el progreso) o conservadora (orientado a la recurrencia, la
similitud y el orden).
El factor tiempo penetra la cultura de una sociedad, no solo en las orientaciones
temporales, sino también en las expectativas normativas que regulan la
conducta humana, como reglas integradas en instituciones, roles y estatus; por
tanto, las reglas que se ocupan del tiempo están integradas en sistemas
normativos sociales. Según Merton (1982), existe unas reglas del tiempo sobre
las “duraciones socialmente esperadas”, que prescriben cuanto han de durar
determinados actos, cargos o funciones: toda la vida (matrimonio, paternidad),
un ano (servicio militar), un mes (vacaciones), una semana (comisión), cuatro
años (legislatura), dos horas (una película)… La duración esperada influye en el
pensar y el hacer de los actores sociales, observándose incluso diferencias de
conducta y de compromiso entre el periodo inicial, las fases intermedias y el
tiempo próximo al final.
También hay expectativas normativas referidas a la velocidad de ciertos
procesos (obtención de una licenciatura, normas de producción, leyes de
tráfico), así como sobre los momentos adecuados para determinado eventos
(edad de jubilación, horas diarias de comidas, rutinas sanitarias de un hospital,
descansos en una oficina).
5. LAS FUNCIONES DEL TIEMPO SOCIAL
Sin duda, el tiempo ejerce funciones sociales comunes en todas las sociedades,
pero también muestra importantes diferencias entre ellas. Según W. Moore
(1963), existe una triple función del tiempo relacionada con tres aspectos
universales de la vida social: la sincronización de las acciones simultaneas, el
secuenciación de las acciones posteriores y la determinación de la tasa de
acciones dentro de una unidad temporal.
Podemos distinguir las siguientes funciones del tiempo en una sociedad:
I.
Sincronización: la acción colectiva exige que la gente esté en el mismo
sitio al mismo tiempo; cuanta mayor es la interdependencia social,
mayor es la necesidad de sincronización temporal.
II.
Coordinación: los actos individuales deben interrelacionarse de un
modo lógico (hacerse al mismo tiempo o en una secuencia temporal) para
que sean efectivos; el ejemplo prototípico es la división del trabajo
(empresa, industria, ejercito).
III.
Secuenciación: los actos deben seguir una secuencia específica y encajar
en un momento concreto del proceso; el ejemplo prototípico es la cadena
de montaje, pero también la enseñanza escolar por cursos o las tareas
del campo.
IV.
Actualidad: la disponibilidad de ciertas oportunidades o recursos puede
determinar que se emprendan o no algunas actividades (horarios del cine,
días de apertura de museos, frecuencias del transporte público).
V.
Medida: la duración de determinadas actividades tiene una importancia
decisiva (segundos, horas, diario, semanal, mensual), pues puede
condicionar el coste (sueldos) o la excelencia (competiciones deportivas).
VI.
Diferenciación: la rutina vital se interrumpe intercalando diversos
periodos con actividades variadas (ocio-trabajo, trabajo-vacaciones,
carnavales, festividades religiosas, campañas electorales).
La significación de las funciones del tiempo cambia con la complejidad de la
sociedad. Así, en las sociedades primitivas se conocía el tiempo per se, como
de
una
variable
secundaria,
dependiente,
satisfaciendo
exclusivamente
funciones instrumentales; incluso se han descubierto sociedades que carecen de
la categoría de tiempo, como los Nuer (Sudan).
Sin embargo, en la sociedad moderna el tiempo deviene en un factor central,
regulador,
coordinador
y
organizador
de
las
actividades
humanas,
configurándose como un factor primario, con valor en sí mismo; el tiempo se ha
convertido en un recurso que puede ser presupuestado, gastado, repartido o
vendido, y la puntualidad es considerada como una de las mayores virtudes.
6. PRINCIPALES TRADICIONES TEORICAS EN EL ESTUDIO
DEL TIEMPO (importante)
Las nociones de sentido común sobre el tiempo lo consideraban un medio
difuso, natural, que abarca todas las experiencias humanas; I. Kant lo
consideraba la forma humana universal de ordenar la experiencia, la categoría
de la cognición a priori; el tiempo era natural, pero residía en la mente.
La sociología clásica del tiempo parte de E. Durkheim (1915), quien introdujo
tres nuevas perspectivas:
― Perspectiva sociológica. El tiempo es una representación colectiva, y como
otros hechos sociales es construido socialmente y se muestra a las personas
como algo externo y coercitivo, proporcionando regulación normativa de la
vida social.
― Perspectiva relacional. El carácter social del tiempo implica que no es una
sustancia, sino un conjunto de relaciones que ordenan los acontecimientos en
un modelo secuencial o rítmico sea de tipo lineal (típico del dominio secular) o
cíclico (típico del tiempo sagrado).
― Perspectiva relativista. El tiempo es cultural e históricamente relativo,
adoptando formas distintas en cada sociedad; cada colectividad proporciona
esquemas temporales específicos a sus participantes, cada actividad humana es
dirigida por una matriz temporal distinta, e incluso algunos grupos sociales se
mantienen aislados del impacto del tiempo (niños, ancianos, enfermos).
El “tiempo sociocultural” fue una aportación de P. Sorokin y R. Merton (1937),
quienes conectaron el tiempo al cambio social, poniendo el énfasis en la
naturaleza cualitativa y relativista del tiempo. En su opinión, no existe una
escala cuantitativa neutral para medir los cambios, pues los puntos de
referencia para su contabilización son escogidos entre acontecimientos
sociales relevantes, y su significación depende de distintos estilos de vida y de
los problemas dominantes en cada sociedad (cosechas, vedas de caza, mercados,
fiestas religiosas…). Las fechas tienen significado cultural, pues “los sistemas
del tiempo varían con la estructura social”. El flujo del tiempo no es neutral,
suave o uniforme; hay marcados acelerones y vacíos. Consideran el tiempo
como un prerrequisito funcional de una vida social ordenada, predecible,
coordinada y sincronizada.
La tipología de categorías de tiempo en la sociedad moderna de G. Gurvitch
(1964) enfatiza la heterogeneidad del tiempo social cualitativo, presentando
cuatro tipologías: (I) el “resistir el tiempo” de las comunidades tradicionales, (II)
el “tiempo errático” de las tecnologías modernas, (III) el “tiempo cíclico” de las
iglesias y las sectas religiosas, y (IV) el “tiempo explosivo” de los movimientos
revolucionarios.
Cada sociedad posee una configuración particular de los tiempos sociales, y la
elección del tiempo deviene un aspecto importante de la identidad del grupo y
de la competición intergrupal.
Una “sociología del tiempo” ha sido desarrollada por E. Zerubavel (1981), para
quien el orden socio temporal es un principio universal de la vida social, que
se manifiesta en el nivel objetivo y en el subjetivo. La sociedad produce
“estructuras temporales de referencia” objetivas, compartidas, para su
funcionamiento,
y
la
gente
desarrolla
“orientaciones
temporales
normalizadas” para orientarse en la vida social de su sociedad. Todo
acontecimiento o cambio social tiene su propio perfil temporal, combinación
de: (I) la estructura secuencial (el modelo de estadios específicos), (II) la
duración, (III) la localización en secuencias más amplias, y (IV) la repetitividad
o su unicidad. Por otra parte, en la sociedad moderna hay una importante
separación entre el tiempo público y el privado. A medida que el tiempo
deviene mercancía, la gente vende parte de su tiempo privado, convirtiéndolo en
tiempo de trabajo; así, en la época burocrática el tiempo de la gente está
rígidamente segmentado en partes: la de su papel ocupacional y la que no lo es.
CAPÍTULO 4 MODALIDADES DE TRADICION
HISTORICA
1. LA NATURALEZA PROCESAL DE LA SOCIEDAD
(importante)
Las sociedades modernas están en cambio constante, tanto en el macro nivel
(la economía, la política, la cultura), como en el nivel medio (comunidades,
grupos,
organizaciones)
y
en
el
micro
nivel
(acciones
individuales,
interacciones). Desde esa perspectiva, la sociedad no es una entidad, sino un
conjunto de procesos entremezclados a muchos
niveles, un fenómeno transtemporal, cuya existencia no está en un momento
singular del tiempo, sino que solo existe a través del tiempo. Como dijo E. Shils,
“Una sociedad está en existencia continua”. Si esto es así, entonces hay un
movimiento constante desde el pasado hacia el futuro, en el que el presente
es simplemente una fase transitoria entre lo que ha acontecido y lo que viene;
por tanto, la naturaleza de la sociedad implica que las fases anteriores están
causalmente conectadas con la fase presente, la cual contiene las condiciones
que determinan la fase siguiente.
El enlace del futuro con el pasado a través del presente es el fundamento de
la tradición. El pasado de la sociedad no desaparece, o al menos no por
completo, pues sus fragmentos permanecen y proporcionan una especie de
ámbito en las fases siguientes para la continuación del proceso. Esto ocurre por
dos mecanismos causales:
a) Mecanismo material: la tradición opera a través de objetos, artefactos u
organizaciones producidos por las actividades de las generaciones anteriores
y que permanecen en el presente: carreteras, monumentos, catedrales, puertos…
En definitiva, son los objetos que conforman el medio material heredado en el
que vivimos.
b) Mecanismo ideal: la tradición opera a través de los conocimientos adquiridos
en el pasado y preservados hasta el presente, sea a través de la memoria
(experiencia personal, depósitos de memoria colectiva), sea a través de los
medios de comunicación (escritura, bibliotecas, archivos, registros). El pasado
es preservado porque la gente recuerda fragmentos de él. A través del
mecanismo
ideal
o
psicológico
la
gente
hereda
creencias
pasadas,
conocimientos, símbolos, normas y valores, los cuales son almacenados,
interpretados y aprobados por distintos agentes (familia, escuela, medios de
comunicación).
Obviamente, los mecanismos material e ideal interactúan entre sí, estando a
menudo
interrelacionados
(iglesia-idea
religiosa,
Parlamento-democracia).
además, lo que nos llega del pasado esta preseleccionado y mediatizado a través
del tiempo, pues suele ser idealizado y distorsionado a través de las
generaciones de agentes e intérpretes.
Por tanto, a través de las rutas materiales e ideales el pasado, aunque
distorsionado, penetra en el presente; de hecho, puede decirse que el pasado
existe en el presente, en tres sentidos: (I) objetivamente, cuando los objetos del
pasado son conservados materialmente; (II) subjetivamente, cuando las ideas
del pasado son recordadas por los miembros de la sociedad; y (III) a través de
tradiciones inventadas, cuando el pasado se imagina o inventa, consciente o
inconscientemente, por ejemplo buscando legitimidad a acciones políticas o
para fortalecer el espíritu nacional.
E. Hobsbawm (1985) clasifica las tradiciones inventadas en tres grandes grupos:
(1) las que simbolizan la cohesión social de las comunidades o naciones, (2) las
que legitiman el status, las instituciones o la autoridad, y (3) las que socializan
en determinados valores, normas y reglas de conducta. Las imágenes idealizadas
del pasado, aun si son completamente falsas, pueden ejercer una influencia
causal importante; como afirma el Teorema de Thomas, “Si la gente define como
reales determinadas situaciones, estas son reales en sus consecuencias”.
Estos mecanismos sociales o psicológicos explican el hecho del cambio en la
continuidad y de la continuidad en el cambio: por un lado, el cambio social
nunca es absoluto o completo, sino que acontece sobre un rico trasfondo de
mismidad (incluso el cambio revolucionario deja inalterados muchos aspectos
de la sociedad); por otro lado, la continuidad nunca es absoluta, pues la herencia
es remodelada, distorsionada, modificada o enriquecida a cada instante.
2. EL CONCEPTO DE TRADICION (importante)
Los contenidos de todo aquello que heredamos del pasado, de todo lo que nos
es trasmitido en el proceso histórico acumulativo, es la herencia de la sociedad,
pudiendo tratarse de herencia histórica (macro nivel, a nivel social), herencia
del grupo (micro nivel, a nivel de comunidad) o herencia personal (biográfica,
a nivel individual). Si se acepta la idea de que los procesos sociales son continuos
y se mueven a lo largo de lapsos de tiempo, entonces cada fase debe ser
considerada como el producto acumulado de todas las fases precedentes desde
el origen de la humanidad. Así, lo que muestra ahora una comunidad dada ha
cristalizado a través de sucesos que han venido ocurriendo desde su fundación,
del mismo modo que lo que yo soy es el producto de todas mis experiencias
pasadas.
La idea de tradición apunta a una conexión intima entre el pasado y el
presente, o, dicho de otro modo, a la existencia continua del pasado en el
presente. De un modo general, por tradición se entiende la totalidad de objetos
e ideas que se derivan del pasado y que pueden encontrarse en el presente; de
un modo más restringido, la tradición comprende aquellos fragmentos
cualificados de la herencia histórica que no solo sobreviven y permanecen en
el presente, sino que además manifiestan su influencia en el pensamiento y en
la conducta del presente, extrayendo su significado y legitimidad del pasado.
Es importante señalar que las tradiciones no se reproducen ni se reelaboran de
forma independiente; son los seres humanos los que las crean, dotan de
significado, olvidan, recuperan, modifican o descartan (E. Shils).
3. EL SURGIMIENTO Y EL CAMBIO DE LA TRADICION
(importante)
Las tradiciones son aquellas colecciones de objetos e ideas dotadas por la
gente de un significado especial debido a sus orígenes en el pasado; por tanto,
es obvio que las tradiciones están sujetas a cambio, pues pueden aparecer en
determinados momentos, ser modificadas durante su vigencia, permanecen
durante algún tiempo y desaparecer cuando son abandonadas, rechazadas u
olvidadas.
El nacimiento de la tradición puede acontecer de dos formas: (a) Proceso desde
abajo, a través del mecanismo del surgimiento de un modo espontaneo,
involuntario e incremental, implicando grandes masas de individuos; por una
razón o por otra, determinados individuos encuentran atractivos determinados
fragmentos de la herencia histórica, y estas preferencias y acciones individuales
llegan a ser compartidas y a convertirse en verdaderos hechos sociales. (b)
Proceso desde arriba, a través de la imposición, cuando lo que se considera
tradicional ha sido en realidad seleccionado, enfatizado e incluso forzado por
individuos con poder e influencia; con frecuencia, las tradiciones inventadas
suelen ser impuestas por aquellos en el poder para servir a sus fines políticos,
llegando incluso a reescribirse tradiciones nacionales por entero.
En general, las tradiciones sufren dos tipos de cambios: (a) cambios
cuantitativos en el número de seguidores o partidarios, bien ganándolos, bien
por su abandono gradual o súbito; y (b) cambios cualitativos en el contenido de
la tradición, cuando algunas ideas, símbolos, valores u objetos son añadidos y
otros son desechados o descartados. Pero, sea de un modo u otro, la cuestión a
resolver es por qué se producen los cambios. Gran parte de la respuesta se
encuentra en las cualidades psicológicas de la mente humana, en general
inquieta y escéptica, ansiosa de novedad y originalidad, con creatividad,
imaginación y afán de innovación: tarde o temprano, toda tradición comienza a
ser cuestionada, puesta en duda y reexaminada, mientras que al mismo tiempo
se descubren nuevos fragmentos del pasado que son validados como tradición.
Otras explicaciones de los cambios en la tradición se encuentran en: el
pluralismo de tradiciones y el choque inevitable entre las que compiten
(religiosas, de clases, regionales, de oficios), tradiciones que devienen
inadecuadas o disfuncionales, tradiciones socavadas por nuevos hechos, el
préstamo cultural, la Fusión de tradiciones…
4. LAS FUNCIONES DE LA TRADICION (importante)
Una pregunta básica es porque existen las tradiciones; o, dicho de otro modo,
¿qué necesidades de la vida social satisfacen? Entre las funciones de la tradición
más destacadas se encuentran las siguientes:
1. La tradición es la sabiduría de generaciones, pues ponen a nuestro
alcance las creencias, normas, valores y objetos creados en el pasado que
por alguna razón se los considera valiosos, motivo por el cual se los ha
conservado. Por tanto, la tradición es una especie de depósito de recursos
y modelos de referencia que la gente puede utilizar para construir el
futuro utilizando el pasado.
2. La tradición es una fuente de legitimación para las formas de vida, las
instituciones y los códigos existentes. Fue Weber quien señaló el papel
legitimador de la tradición como fundamento de la autoridad, es decir,
del poder reconocido y aceptado.
3. La tradición proporciona símbolos persuasivos de la identidad
colectiva, fortaleciendo las lealtades a las naciones, comunidades y
grupos. Ejemplo de ello son las identidades nacionales, con sus
símbolos, himnos, banderas y rituales públicos, pero también las
tradiciones de las ciudades, de las profesiones, de las universidades…
4. La tradición proporciona escape a las insatisfacciones y frustraciones
de la vida contemporánea. El recuerdo de un pasado mejor proporciona
una fuente sustitutiva de orgullo cuando la sociedad está en crisis. Como
afirma Shils, “El pasado es un puerto para el espíritu que no está a gusto
en el presente”.
Aunque en general las tradiciones suelen tener consecuencias funcionales,
también existen tradiciones disfuncionales, como en los siguientes casos:
a) Toda tradición deviene disfuncional cuando evita o restringe la
creatividad o la innovación, proporcionando soluciones antiguas a
problemas contemporáneos. El resultado más frecuente de ello es el
estancamiento.
b) Las tradiciones devienen disfuncionales cuando se confía en las formas
de vida, métodos de gobierno o estrategias económicas tradicionales
frente a circunstancias nuevas o diferentes. Apegarse a las viejas
tradiciones es un síntoma de inercia, cuyo resultado suele ser la falta de
efectividad, el fracaso político, la crisis económica o el descontento
popular.
c) Algunas tradiciones son disfuncionales o incluso dañinas por su
contenido: el militarismo, el imperialismo, el colonialismo, el nazismo, el
estalinismo…
d) Hay tradiciones que devienen disfuncionales al no preservarse por una
elección consciente, sino en el nivel del subconsciente social, por la
fuerza del hábito o por la inercia, pues frente a circunstancias distintas
presentan un obstáculo formidable a la adaptación. Un buen ejemplo es
el homo sovieticus (oportunista, pasivo, apático, rechazo al trabajo,
delegación
de
responsabilidad,
ineficacia
aprendida,
infantilismo
prolongado, innovación parasitaria), una forma de vida profundamente
asumida por el hombre soviético durante la vigencia de la URSS que le
hacen difícilmente adaptable a la nueva situación de economía capitalista
5. TRADICIONALISMO Y ANTITRADICIONALISMO (importante)
Se denomina tradicionalismo a aquellas ideologías articuladas a los climas
generales de opinión que favorecen la tradición; por el contrario, el
antitradicionalísimo apunta a aquellas que la rechazan. En general, los periodos
de desarrollo no favorecen la tradición, pues en esos momentos el cambio y no
la continuidad es el tema dominante, y la gente se orienta hacia el futuro y no
hacia el pasado, aunque en estos casos el antitradicionalismo adopta la
modalidad de ignorar el pasado en lugar de combatirlo. Como ejemplo, la
sociedad capitalista industrial y urbana del s. XX era notablemente anti
tradicionalista;
si
veneraba
una
tradición,
esta
era
la
tradición
del
antitradicionalismo. Por el contrario, en los periodos de estancamiento o
decadencia, tanto económica como intelectual, despiertan de inmediato las
tradiciones, pues en tiempos difíciles la gente busca la ayuda y el consuelo en el
recuerdo de un pasado más brillante. Quizá la postura más razonable hacia la
tradición sea el tradicionalismo crítico, basado en adoptar una actitud analítica
y escéptica que hace balance de funciones y disfunciones en cada tradición
concreta. Consiste en analizar el contenido de la tradición y de las
circunstancias históricas de su afirmación, evitando tanto la falacia del
tradicionalismo ciego como la del antitradicionalismo dogmático
CAPÍTULO 5 LA MODERNIDAD Y MAS ALLA
1.LA DEFINICION DE LA MODERNIDAD (importante)
La Sociología surgió en el s. XIX buscando interpretar y comprender la transición
en la que estaba sumido Occidente: de la sociedad tradicional a la sociedad
moderna. Por ello, la mayoría de los sociólogos se han centrado en el estudio de
la sociedad occidental, e incluso los analistas de otras sociedades lo han hecho
desde el etnocentrismo de una perspectiva occidental, considerando las
primitivas o subdesarrolladas y sugiriendo que su desarrollo solo puede darse
emulando a Occidente.
Desde una perspectiva histórica, la modernidad refiere a un tiempo y un espacio
particulares, específicamente a los modos de vida o de organización que
surgieron en Europa durante el s. XVII y que se han desarrollado desde
entonces. Su surgimiento está vinculado a tres grandes revoluciones: las
revoluciones americana y francesa, que proporcionaron el entramado político
e institucional (democracia constitucional, imperio de la ley, principio de
soberanía de los Estados); y la revolución industrial británica, que proporciono
los fundamentos económicos (industrialismo, capitalismo, urbanismo).
Desde una perspectiva analítica, la modernidad puede definirse mediante la
descripción de sus rasgos fundamentales. El primero en hacerlo fue A. Comte,
quien señala los siguientes: (1) concentración de la fuerza de trabajo en grandes
centros urbanos, (2) organización del trabajo guiada por la efectividad y el
beneficio, (3) aplicación de la ciencia y la tecnología a la producción, (4) aparición
de antagonismos entre empresarios y empleados, (5) crecientes desigualdades
sociales y (6) un sistema económico basado en la libre empresa y en la
competición abierta. Sin embargo, la mayoría de los sociólogos han optado por
definir la modernidad mediante el contraste de las características de la sociedad
tradicional frente a las de la sociedad moderna (H. Spencer, F. Tonnies, E.
Durkheim), destacando la de K. Marx y F. Engels por su fuerte crítica y peso
ideológico; de todas ellas, quizás la más completa ha sido la de M. Weber, quien
contrasto ambas sociedades en un modelo multidimensional: (1) propiedad de
los medios de producción (asociada al status social – propiedad de empresarios),
(2) grado de mecanización del trabajo (inexistente – mecanización), (3)
naturaleza de la fuerza de trabajo (esclavitud/servidumbre – libre), (4) grado de
apertura del mercado (locales/limitados – abiertos), (5) carácter de las leyes
(particularistas – universalistas) y (6) motivaciones dominantes (satisfacción de
necesidades– ganancia ilimitada).
Posteriormente, T. Parsons desarrollo un análisis basado en cinco variables de
modelo, cada una de las cuales implica un continuum entre dos polos: (1)
articulación de la estructura social (difuminación – especificidad), (2) bases de
estatus (adscripción – logro), (3) criterios de reclutamiento (particularismo –
universalismo), (4) foco de valoración (colectivismo – individualismo) y (5) papel
de las emociones (afectividad– neutralidad); en su opinión, los términos sociedad
tradicional y moderna solo describen dos modelos teóricos de entre las infinitas
posibilidades organizativas posibles.
2. ASPECTOS DE LA MODERNIDAD
Según Krishan Kumar (1988), el estudio de la modernidad supone enumerar
primero sus características generales, para a continuación indicar sus
repercusiones en diversas áreas más limitadas: la economía, la estratificación, la
política, la cultura y la vida cotidiana. Así, en su opinión los principios generales
de la modernidad (principios eje) son:
1. Individualismo. La sociedad moderna representa el triunfo del
individuo, pues en ella adquiere un carácter central por encima de la
tribu, el grupo o la nación, siendo libre para moverse entre colectivos y
de responsabilizarse de sus acciones.
2. Diferenciación. En la esfera del trabajo implica la aparición de gran
número de ocupaciones y profesiones, y en la esfera del consumo
representa una asombrosa variedad de opciones o de oportunidades
vitales.
3. Racionalidad.
La
sociedad
moderna
refleja
el
cálculo
y
la
despersonalización del trabajo en las organizaciones e instituciones;
este es el origen de la teoría weberiana de la burocracia y la organización
burocrática, considerada como una de las características centrales de la
modernidad.
4. Economicismo. La sociedad moderna esta primordialmente preocupada
por los bienes, por su producción, distribución y consumo, y, por
supuesto, por el dinero; ello supone la dominación de toda la vida social
por actividades económicas, fines o criterios económicos en su
consecución.
5. Expansión. La sociedad moderna tiene una tendencia inherente a
expandir su alcance, tanto en el espacio (globalización) como en
profundidad (afectando a las esferas cada vez más privadas e intimas de
la vida cotidiana), así como a generar fenómenos nuevos.
Según Kumar, las características del área económica en la sociedad moderna
son:
1. Crecimiento económico con una velocidad y un alcance sin precedentes.
2. Productos industriales como nuevo sector central de la economía.
3. Las ciudades como lugar de concentración de la producción económica.
4. Fuentes no vivas de energía para reemplazar la fuerza humana y animal.
5. Innovaciones tecnológicas en todas las esferas de la vida social.
6. Mercados de trabajo libre y competitivo con margen de desempleo.
7. concentración de trabajo en fábricas y grandes empresas industriales.
8. Papel esencial de los hombres de negocios y de los empresarios.
Según K. Kumar, las características del área de la estratificación social en la
sociedad moderna son las siguientes:
1. La situación de propiedad y la posición en el mercado se convierten en
los determinantes principales del estatus social (frente a la edad, la etnia,
el género…).
2. Proletarización y depauperizacion de gran parte de la población,
obligada a ser fuerza de trabajo no propietaria sin participar en los
beneficios que produce.
3. Poderosos grupos de propietarios adquieren una riqueza considerable
apropiándose y reinvirtiendo los beneficios, acrecentando las diferencias
sociales.
4. Expansión de una gran clase media que incluye a diversas profesiones:
comercio, administración, transporte, educación y otros servicios.
Según K. Kumar, las características del área política en la sociedad moderna
son:
1. Papel creciente del Estado, que toma nuevas funciones (regular y
coordinar la producción, redistribución de la riqueza, protección de la
soberanía económica…).
2. Difusión del imperio de la ley, que obliga tanto al Estado como a los
ciudadanos.
3. Creciente inclusividad de la ciudadanía, que proporciona categorías
sociales más amplias, con derechos políticos y civiles.
4. Extensión de la organización burocrática racional como sistema
dominante de gestión en todas las áreas de la vida social. Fue M. Weber
quien formulo el concepto de organización burocrática, basado en: (I)
competencias específicas de los cargos, (II) jerarquía de cargos, (III)
criterios prefijados en el nombramiento y promoción de cargos, (IV)
formación especial como requisito para acceder a cargos, (V) trabajo a
tiempo completo con salario fijo, (VI) separación personal del cargo, (VII)
formas
escritas
de
funcionamiento
e
(VIII)
impersonalidad
del
procedimiento.
Según Kumar, las características del área de la cultura en la sociedad moderna
son:
1. Secularización: disminución de la importancia de las creencias, mitos y
normas religiosas y su reemplazo por ideas y argumentos terrenales.
2. Centralidad del papel de la ciencia como proveedora de acceso al
verdadero conocimiento, aplicable a las practicas tecnológicas y
productivas.
3. Democratización de la educación, integrando sectores cada vez mayores
de la población a niveles superiores.
4. Aparición de la cultura de masas, con productos intelectuales, estéticos
y artísticos al alcance de casi todo el mundo y dirigidos a gustos no
refinados.
Según Kumar, las características de la vida cotidiana en la sociedad moderna
son:
1. Extensión de dominio del trabajo y su separación de la vida familiar.
2. Creciente privatización de la familia y su aislamiento del control social
de la comunidad o de la sociedad.
3. Separación entre trabajo y tiempo de ocio, con incremento de este
último.
4. Creciente preocupación por la adquisición y consumo de bienes, con
un papel no solo utilitario, sino también simbólico (por ejemplo, la
concepción de ir de compras como actividad en sí misma, al margen de la
necesidad o no de comprar).
3. LA PERSONALIDAD MODERNA
Obviamente, las condiciones humanas (urbanismo, industrialismo, ecología…)
dejan su huella en las personalidades humanas; por contra, existen algunas
disposiciones de personalidad humana que parecen prerrequisitos para el
completo desarrollo de la modernidad. Por tanto, podemos concluir que existe
una interacción mutua entre el nivel institucional-organizativo y el nivel de la
personalidad.
Las características de la personalidad moderna son las siguientes:
1. Predisposición a las experiencias nuevas, las innovaciones y el cambio.
2. Predisposición a formarse y a sostener opiniones sobre gran cantidad
de temas, a buscar pruebas que las apoyen y a reconocer la diversidad de
opiniones existentes.
3. Orientación especifica hacia el tiempo: énfasis en el presente y en el
futuro en lugar de en el pasado, aceptación de horarios, puntualidad…
4. Confianza en la capacidad para organizar la propia vida y para dominar
los retos que se presenten.
5. Planificación de actividades futuras (anticipación y organización), tanto
en el dominio de lo privado como en el de lo público.
6. Confianza en la regularidad y predictibilidad de la vida social (reglas,
normas, políticas, códigos, reglamentos), lo cual permite la calculabilidad
de las acciones.
7. Confianza en la justicia distributiva: creencia de que las recompensas
deben estar de acuerdo con las reglas, así como con la pericia y la
contribución relativa.
8. Alta valoración de la educación formal y la escolarización.
9. Respeto por la dignidad de los otros, incluidos los de estatus y poder
inferior
4. EL DESENCANTAMIENTO CON LA MODERNIDAD
(importante)
El s. XIX ha sido denominado la era de la modernidad triunfante, pues en el
existe una fe generalizada en la razón, en la tecnología, en la ciencia y en el
capitalismo como salvaguardas permanentes del progreso y la expansión
ilimitada de la humanidad. Pero pronto se hizo obvio que la modernidad daba
lugar a consecuencias ambiguas, algunas beneficiosas, pero otras también
perjudiciales e incluso trágicas. Ya en el s. XIX se inició una tradición critica de
la sociedad industrial-capitalista que continuo a lo largo del s. XX,
desarrollando los siguientes conceptos y argumentos:
1. Alienación. Según K. Marx, los individuos son por naturaleza libres,
creativos y sociales, pero abandonaron estas virtudes a causa del
capitalismo moderno y su sociedad de clases, donde las personas se han
convertido en fragmentos dependientes de la maquinaria económica.
Privado del control sobre su trabajo y sus productos, el trabajador se
siente alienado; solo recuperara sus potencialidades humanas cuando la
alienación cese con el derrocamiento de las condiciones sociales que la
han producido a través de una sociedad socialista sin clases. Otros
autores señalaron que la alienación se produce en todos los órdenes
sociales (no solo en el dominio del trabajo, sino también en la política, la
cultura, la educación, el arte, la familia…); por ello, E. Fromm denomino
a la sociedad moderna “la locura” y H. Marcuse la asemejo a “un callejón
sin salida de la sociedad humana.
2. Anomia. Según E. Durkheim, las personas en su estado natural son
bestiales, individualistas y egoístas, características que solo refrenan al
sentirse constreñidas por reglas, normas y valores culturales. Por ello, en
su opinión la anomia surge de la desregulación normativa o falta de
normas, como acaece en la sociedad moderna, situación en la que la gente
se siente abandonada, desarraigada y sin guía.
3. Sociedad de masas. Es el resultado de los efectos socialmente
desintegradores
de
la
industrialización,
la
urbanización
y
la
democratización, situación en que la gente ha perdido sus identidades
individuales y es tratada como agregados anónimos y atomizados
(funcionario, votante, vendedor); como resultado, los lazos particulares
hacia el grupo se difuminan o se ignoran y los individuos devienen
aislados y desarraigados, a merced de burocracias y gobiernos
impersonales, como una masa igualada, indiferenciada y dependiente.
En base a ello, F. Tonnies expreso su escéptica visión de la sociedad
moderna frente a la comunidad tradicional.
4. Conciencia ecológica. Surge ante la constatación del agotamiento de los
recursos, de la destrucción del medio natural, de las repercusiones
genéticas en la población... En base a ello, algunos autores analizaron los
límites del crecimiento y otros los requisitos para el crecimiento o
desarrollo sostenible.
5. Desigualdades y desequilibrios. Destaca la teoría del imperialismo de
V. I. Lenin, según la cual el sistema capitalista busca los beneficios, mano
de obra barata, materias primas y mercados para sus productos, lo que
propicio la explotación colonial o neocolonial de los países más débiles
por los más poderosos. Otra formulación destacada es la teoría de la
dependencia de A. G. Frank, según la cual la división del mundo en
regiones centrales, periféricas y semiperifericas es inevitable, con una
diferenciación creciente entre el norte opulento y el sur subdesarrollado.
6. La guerra. El fenómeno de la guerra apunta hacia el hecho indiscutible de
que el número, dimensión, violencia y destructividad de las guerras en la
época moderna está más allá de lo conocido en el pasado, sin olvidar la
amenaza de una guerra nuclear y la posibilidad de autodestrucción total
de la humanidad.
5. MAS ALLA DE LA MODERNIDAD (importante)
Las consecuencias ambivalentes de la modernidad, positivas y negativas, dan
lugar al menos a cuatro puntos de vista teóricos acerca del futuro de la
sociedad:
1ª Perspectiva: la teoría de la sociedad postindustrial, de D. Bell y A. Touraine
(1974). Bajo el clima optimista y progresista de la sociología clásica, afirma que
las tendencias presentes, la mayoría beneficiosas, continuaran progresando en
el futuro y que la modernidad evolucionara hacia formas más maduras y
perfectas. Postula la vigencia de cinco tendencias: (i) cambio de sector
económico dominante, de la industria a los servicios; (II) importancia creciente
de la clase de servicios, especialmente de los grupos técnicos y profesionales
(ciencia, investigación, educación, salud); (III) surgimiento de una tecnología
intelectual (la sociedad tecnotronica de Z. Brzezinski); (IV) crecimiento
tecnológico autosostenido; y (v) en el sistema de valores adopta una importancia
central la adquisición de conocimiento (la sociedad de la educación de P.
Drucker).
2ª Perspectiva: el retorno a la sociedad tradicional. Ante la visión de las partes
menos prometedoras de la modernidad y sus consecuencias antihumanas, esta
perspectiva señala que la sociedad moderna no puede seguir por el camino
actual y sugiere un retorno a formas sociales tradicionales. Para ello, se
considera prioritario reconstruir las comunidades humanas, restablecer los
lazos humanos primordiales, revitalizar los grupos y relaciones básicas y
combatir la contaminación y la destrucción ecológica salvando y restaurando el
medio ambiente.
3ª Perspectiva: la sociedad postmoderna. Esta visión sostiene que las
transformaciones sociales son irreversibles, pero que pueden dirigirse hacia un
tipo cualitativamente nuevo de sociedad que surgirá de las cenizas de la
modernidad; entre sus posibles denominaciones, a esta nueva sociedad se la ha
denominado postmodernidad, posthistoria, posticivilizacion…
4ª Perspectiva: la teoría de la alta modernidad o modernidad tardía,
propugnada por A. Giddens (1990). En su opinión, es prematuro hablar de
postmodernidad, pues nos estamos moviendo hacia un periodo en el que las
consecuencias de la modernidad se están haciendo más radicales y universales,
no como una simple continuación de tendencias anteriores, sino incluyendo la
aparición de fenómenos nuevos que remodelan el mundo contemporáneo. Según
Giddens, los rasgos de la alta modernidad son: (I) confianza: derivada de la
presencia en la vida moderna de sistemas abstractos cuyo funcionamiento no es
obvio para la gente corriente, pero de cuya fiabilidad depende la vida cotidiana
(comunicaciones, transporte, organizaciones internacionales, internet); (II)
riesgo: significa incertidumbre acerca de las consecuencias de las acciones
propias, así como la inevitabilidad de vivir con peligros que están fuera del
propio control; (III) opacidad, derivada de la incertidumbre y el carácter errático
de la vida social (fallos de diseño, fallos del operador, efectos involuntarios o
latentes); y (IV) globalización continua, basada en la extensión de las redes de
las relaciones sociales, económicas, políticas y culturales a lo largo del globo,
dando como consecuencia la disminución del papel del Estado y la reaparición
de los lazos sociales más primordiales y de las lealtades del grupo, así como el
reforzamiento de las presiones a favor de la autonomía local y la identidad
regional. Según Giddens, frente a la incertidumbre y el riesgo dominantes las
personas suelen adoptar alguna de las siguientes reacciones humanas: (1)
pragmatismo, basado en centrarse en las tareas cotidianas del día a día y en la
represión de la ansiedad (“Esto es lo que hay”); (2) optimismo, basado en la fe en
que las cosas mejoraran gracias a las soluciones aportadas por la ciencia, la
tecnología y la racionalidad humana; (3) cinismo pesimista, basado en la
tendencia a disfrutar el aquí y el ahora antes de que llegue el peligro; o (4)
oposición radical a las fuentes de peligro a través de movimientos sociales, pero
dando una oportunidad a algunos de los aspectos amenazantes de la
modernidad.
CAPÍTULO 6 LA GLOBALIZACION DE LAS SOCIEDADES
HUMANAS
1. DEL AISLAMIENTO A LA GLOBALIZACION
Una de las tendencias históricas particularmente señaladas en la Era moderna
es el movimiento hacia la globalización, definida como el conjunto de procesos
que conducen a un mundo único: las sociedades se vuelven interdependientes
en todos los aspectos de su vida, político, económico y cultural, y la humanidad
deja de ser un mero agregado estadístico para devenir en una entidad
sociológica real. Desde mediados del s. XX, la tendencia a la globalización ha
cambiado la cualidad fundamental de los procesos históricos, en el sentido de
que cualquier cosa que ocurra en cualquier lugar tiene determinantes y
repercusiones globales; las historias nacionales o regionales empiezan a no tener
sentido, y en su lugar todos los hechos históricos deben ser estudiados en el
contexto global. Sencillamente, en el mundo globalizado la historia circula de
forma diferente, a través de nuevos agentes, con nuevos mecanismos y en
nuevas direcciones.
La sociedad pasada presentaba un heterogéneo mosaico de unidades sociales
aisladas, diversificadas y plurales, con múltiples entidades políticas separadas
(tribus, reinos, imperios, Estados), economías independientes y cerradas y
culturas indígenas que conservaban su identidad única. Frente a ello, la sociedad
presente muestra diversas unidades supranacionales (bloques políticos y
militares,
coaliciones,
organizaciones
internacionales),
fragmentos
rudimentarios de un gobierno mundial (Parlamento Europeo, Tribunal
Internacional de Justicia, Interpol) y una creciente homogeneización política. En
el terreno económico se observa el papel creciente de la coordinación y la
integración supranacional (CE, EFTA, OPEP), de los acuerdos económicos,
regionales y mundiales, de la división global del trabajo y del creciente papel de
las corporaciones multinacionales y supranacionales.
Tras el fracaso de las economías planificadas, el mercado se ha convertido en
un universal económico, en un mecanismo económico común que abarca el
globo. En el área de la cultura se observa una progresiva homogeneización, pues
los medios de comunicación de masas han convertido el mundo en una aldea
global, donde todo el mundo está expuesto a las mismas experiencias culturales,
unificando los gustos y preferencias.
Los movimientos de personas (migraciones, empleo, turismo) proporcionan una
familiarización directa e inmediata con modelos extranjeros; aparece un
lenguaje global, el inglés, y la tecnología Informática refuerza la unificación de
los mismos programas para la organización y procesamiento de los datos. Por
todo ello, la cultura occidental se ha convertido en un universal cultural que
impregna todo el globo.
2. DESCRIPCIONES CLASICAS DE LA GLOBALIZACION
Hay tres descripciones teóricas de la globalización que ya pueden considerarse
clásicas: la teoría del imperialismo, la teoría de la dependencia y la teoría del
sistema mundial. Se ocupan principalmente de la esfera económica y están
dirigidas a desentrañar los mecanismos de la explotación y la injusticia, lo que
evidencia sus raíces marxistas.
a) Teoría del imperialismo (J. Hobson, V. Lenin, N. Bujarin). El imperialismo es
considerado el ultimo estadio de la evolución del capitalismo, cuando la
sobreproducción y las tasas descendentes de ganancia exigen medidas
defensivas. La expansión imperial (conquista, colonización, control económico
sobre otros países) es la estrategia del capitalismo para defenderse de su
colapso, y sirve a tres fines básicos: obtener una fuerza de trabajo barata,
adquirir materias primas y abrir nuevos mercados para los excedentes. Como
consecuencia, el mundo se divide entre un limitado número de metrópolis
capitalistas explotadoras y una gran mayoría de sociedades menos desarrolladas
explotadas, con un abismo cada vez mayor entre ambos.
b) Teoría de la dependencia. Se basa en el supuesto de que el subdesarrollo de
los países latinoamericanos se debe no solo a problemas internos, sino en gran
medida
a constricciones externas. Su precursor, Raúl Prebisch, señaló que la economía
mundial se dividía entre un centro dominante de países industriales y una
periferia
dependiente
de
países
principalmente
agrícolas.
Desde
una
perspectiva más pesimista, A. Gunder Frank afirmo que el subdesarrollo de
América Latina es permanente e irreversible, debido a (1) las relaciones
completamente asimétricas entre las metrópolis capitalistas y los satélites
dependientes, cuya explotación de los recursos naturales está en manos del
capital extranjero; y (2) a que este tipo de estructura económica engendra los
intereses creados en las elites del país dependiente, poniéndolos al servicio del
capital extranjero como verdaderos ejecutores de sus planes y proyectos. Algo
más
optimista,
Fernando
Cardoso
propuso
la
teoría
del
desarrollo
dependiente; en su opinión, y a pesar de sus aspectos negativos, las inversiones
extranjeras acaban generando un efecto boomerang, pues crean islas de
desarrollo y empresas modernas en medio del atraso, educan a una clase obrera
capacitada, preparan a una clase empresarial local y abren oportunidades para
empresas subsidiarias; gracias a ello, las motivaciones empresariales nacen y se
extienden, surge lentamente una clase media local y comienza la acumulación
de capital local, lo que permite disminuir gradualmente la dependencia.
c) Teoría del sistema mundial. Según Immanuel Wallerstein (1974), en la
historia se observan tres estadios básicos: (I) los minisistemas en la época de
las sociedades horticultoras y agrícolas, unidades económicas autosuficientes,
relativamente pequeñas, dotadas de una división interna del trabajo y de una
estructura cultural singular; (II) los imperios mundiales, grandes entidades
mucho más variadas que incorporaban un número considerable de mini
sistemas, basadas en economía agrícola y con gobiernos militares y políticos
fuertes, en permanente guerra y conquista (China, Egipto, Roma); y (III) el
sistema mundial, que surge en el s. XVI junto al capitalismo como sistema
económico dominante. En el Estado es reemplazado por el mercado como
agencia reguladora y coordinadora, y su única función es salvaguardar la
actividad económica, la libre empresa y las condiciones favorables para el
desarrollo del comercio. El sistema capitalista muestra un enorme potencial
para la expansión, pues dispone de poder político y recursos militares para
extender su dominio, así como de los desarrollos en el transporte, la tecnología
militar y las comunicaciones; así, durante el s. XX la práctica totalidad del globo
se ha ido incorporando gradualmente a un único sistema de interdependencias.
La consecuencia de todo ello ha sido la jerarquización de la sociedad global en
tres niveles fundamentales: (I) sociedades centrales (sociedades capitalistas
avanzadas de Europa Occidental), (II) sociedades periféricas (sociedades pobres
de todo el mundo forzadas a entrar en el sistema mundial dirigido por el centro,
pero sin apenas poder ni beneficios) y (III) sociedades semiperifericas (en una
posición intermedia entre las centrales y las periferias). Las mayores
limitaciones a la teoría de Wallerstein son su fuerte inclinación económica y la
extrapolación mecánica de la idea de las desigualdades de clase a la escena
internacional, ambas reflejo de sus ideas marxistas; por tanto, pronto se vio que
la teoría del sistema mundial era insuficiente para comprender la complejidad
de la sociedad global, y que había que integrar en ella otra dimensión
importante: la cultura global.
3. UN ENFOQUE RECIENTE: LA GLOBALIZACION DE LA
CULTURA
El interés por la globalización cultural surge con los trabajos de los
antropólogos sociales B. Malinowski y A. R. Radcliffe-Brown, quienes ya
advirtieron los fenómenos del contacto cultural a principios del s. XX, cuando
ya quedaban muy pocas sociedades tradicionales en el mundo. Al margen de
unos pocos grupos aislados, a comienzos del s. XX casi todo el mundo había
experimentado ya un contacto prolongado con el mundo occidental, bajo cuyo
influjo las formas de vida locales, con sus normas, valores y costumbres,
parecen marchitarse. La constatación de dicho fenómeno dio origen a dos
respuestas ideológicas opuestas: (I) el imperialismo cultural, catalogándolo
como un fenómeno con consecuencias catastróficas (eliminación de las
culturas indígenas, perdida de autonomía cultural); y (II) el etnocentrismo,
alabando la misión civilizadora de Occidente en su lucha contra la barbarie y
el paganismo, erradicando costumbres salvajes e instituciones primitivas.
La actual sincronización cultural, basada en una creciente occidentalización
cultural (o americanización), carece de precedentes históricos. Por un lado, la
comercialización, mercantilización y masificación de la cultura disminuye la
calidad de los productos al mínimo, dando como resultado una no-cultura o un
nuevo salvajismo. Sin embargo, también existe una gran predisposición a
abrazar los modelos occidentales como medio para una emancipación social
general o como símbolos de avance civilizatorio, actitud típica de las elites
educadas de los países coloniales en su intento por unirse a Europa (democracia,
progreso) y escapar de Asia (autocracia, atraso).
La unificación y homogeneización de la cultura a escala global se ha producido
principalmente a través de los medios de comunicación de masas, con la TV
como principal portador. El imperialismo de los medios ha convertido cada vez
más al mundo en una aldea global en donde el alcance de las experiencias y
productos culturales es casi el mismo. Un efecto parecido es producido por la
intensidad de los viajes y el turismo.
Ulf Hannerz (1987) ha propuesto la teoría de la ecúmene global, según la cual
una ecúmene es una región de interacción, interpenetración y cambio culturales
persistentes; en la actualidad, la expansión gradual de la ecúmene ha
alcanzado verdaderas dimensiones globales. Mientras que las culturas
tradicionales surgen en comunidades limitadas, ancladas en un espacio y un
tiempo concretos y reproduciendo a través de interacciones
directas, la cultura moderna cruza cualquier localización espacial y temporal
concreta y se difunde indirectamente a través de las tecnologías modernas de la
comunicación y el transporte. Además, los flujos culturales dentro de la
ecúmene global no son simétricos o recíprocos, sino que en su mayoría son
unidireccionales desde el centro, en el que se originan los mensajes culturales,
hacia las periferias, donde son adoptados; las transferencias culturales inversas
son muy limitadas (p. e., la música reggae jamaicana).
Según Hannerz, puede haber hasta cuatro escenarios posibles de la unificación
cultural. (1) El escenario de la homogeneización global, basado en la
dominación total de la cultura occidental, en el que el resto del mundo deviene
en una réplica de los estilos de vida occidentales. (2) El escenario de la
saturación, según el cual la periferia va absorbiendo gradualmente los modelos
culturales del centro, se satura y, a largo plazo, las formas culturales locales son
eliminadas. (3) El escenario de la corrupción periférica, según el cual se
produce una decadencia y distorsión de la cultura occidental en el curso de su
adopción por la periferia (pornografía en lugar de crítica literaria, música rap en
lugar de clásica), debido tanto a la falta de preparación cultural y de gustos
sofisticados por los receptores, como por la tendencia a vender los peores
productos en los mercados periféricos por el centro. Y (4), el escenario de la
maduración, según el cual se producirá una remodelación parcial y selectiva de
la cultura metropolitana por la periferia, enriqueciéndola con algunos valores
locales; la diversidad de culturas permanece, pero revitalizadas y enriquecidas
por el impacto del centro. El resultado ultimo de todo ello es lo que Hannerz
denomina mestizaje de la cultura: a lo largo de todo el mundo las culturas
muestran orígenes mixtos, síntesis presentes complejas, perdida de pureza y
homogeneidad a causa de la continua interacción entre el centro y la periferia;
lo que acontece, lejos de ser la incorporación a una cultura global singular, es
una conversación entre culturas.
4. LAS IMAGENES DEL MUNDO GLOBALIZADO Y LAS
IDEOLOGIAS DEL GLOBALISMO
La globalización, que es un problema prácticamente ineludible de la vida
contemporánea al abarcar todos los aspectos de la vida social (economía,
política, cultura…), produce a un tiempo peligros y esperanzas. El proceso de
globalización se refleja en la conciencia social, pues la forma en la que la gente
concibe el mundo está sufriendo un cambio considerable, e incluso aparecen
nuevas imágenes del mundo.
Roland Robertson (1992) postula una tipología de las imágenes del orden del
mundo, basada en cuatro visiones:
1. Comunidad global I. Concibe el mundo como un mosaico de
comunidades,
cerradas,
limitadas
y
únicas
institucional y cultural, bien iguales
en
su
organización
(relativismo cultural), bien
jerárquicas (con algunas comunidades en su cima).
2. Comunidad global II. Enfatiza la unidad de la especie humana y defiende
la emergencia de una comunidad global, con un consenso en todo el
globo sobre valores e ideas (idea del reino de Dios sobre la Tierra,
movimiento mundial por la paz).
3. Sociedad global I. Contempla el mundo como un mosaico de Estados,
soberanos, abiertos e insertos en intercambios económicos, políticos y
culturales, bien iguales (colaboración benéfica mutua), bien jerárquicos
(con
sociedades
hegemónicas
dominantes
que
salvaguardan
la
estabilidad del mundo).
4. Sociedad global II. Contempla la unificación de los Estados bajo alguna
forma de un gobierno mundial, bien en un Estado supranacional, bien
como Federación de Estados.
PARTE
3:
LA
VISION
ALTERNATIVA:
CONSTRUCCIÓN DE LA HISTORIA
LA
CAPÍTULO 12 CONTRA EL DESARROLLISMO: LA
CRITICA MODERNA
1. KARL R. POPPER
Durante el s. XX, las teorías basadas en la idea de que la historia sigue su propio
curso plantearon importantes dudas y serias críticas, siendo reemplazas
gradualmente por una visión alternativa. Una de las críticas más serias fue la
del austriaco KARL R. POPPER (1902-1994) en su obra “La pobreza del
historicismo” (1957), quien lo denomino historicismo falaz y lo caracterizo con
tres visiones: (I) una visión ontológica de que la sociedad cambiara
necesariamente siguiendo un camino predeterminado (determinismo, fatalismo,
finalismo); (II) una visión epistemológica de que las leyes de la historia son
cognoscibles
(modelos,
ritmos,
tendencias,
ciclos);
y
(III)
una
visión
metodológica cuyo objetivo último es la predicción del futuro de la sociedad.
Según Popper, el historicismo implica ideas equivocadas y dañinas, pues las
ideas anteriores: (I) engendran un clima de fatalismo y pasividad social (el
destino es necesario e inexorable); (II) restringen la intervención política al
avanzar acontecimientos históricos futuros; (III) justifican el futurismo moral,
pues aparenta bueno todo lo que se ajuste al presunto desarrollo futuro; y (IV)
justifican el relativismo moral de que el fin justifica los medios con el fin de
alcanzar el desarrollo esperado (lo que podría justificar la tiranía, el despotismo
y el totalitarismo).
Así, la crítica del historicismo de Popper se basa en al menos cinco argumentos
fundamentales: (I) no hay una historia universal de la humanidad, sino
historias sociales diversas y dispares; (II) hay una gran contingencia y variación
en las condiciones sociales, haciendo que cada suceso histórico sea el resultado
de una constelación momentánea de fuerzas en conflicto; (III) existe un factor
personal contingente, irracional y errático en la historia; (IV) la historia es un
proceso único e irrepetible, lo que impide la predicción de su curso; y (V) el
conocimiento es una dimensión crucial de la sociedad humana, que influye
significativamente en todas las demás dimensiones.
Estos argumentos críticos permiten a Popper extraer cinco conclusiones
fundamentales: (I) la predicción científica condicional es la única que permiten
la variabilidad de las circunstancias (frente a las tendencias de desarrollo
absolutas e inexorables del historicismo); (II) las leyes condicionales graduales
basadas en descripciones de tendencias contingentes son las únicas aceptables
(frente a las leyes evolutivas universales del historicismo; (III) los rasgos
históricos es lo único que podemos lograr, y estos no nos proporcionan
fundamentos para entrever el futuro); como dice Popper (1964), “la observación
cuidadosa del desarrollo de una oruga no nos ayudara a predecir su
transformación en una mariposa”; y (IV) el conocimiento es un componente
causal de la realidad social con respecto a otras dimensiones sociales; por ello,
no podemos anticipar hoy lo que no conoceremos hasta mañana, ni podemos
anticipar el curso de la historia porque no podemos saber hoy lo que solo será
conocido en el futuro; y (v) el cambio social histórico es el resultado de nuestros
intentos por resolver nuestros problemas, y estos implican elementos
impredecibles como la imaginación, la elección y la suerte, lo que imposibilita
cualquier posibilidad de una teoría científica del desarrollo histórico que sirva
de base a la predicción histórica
2. ROBERT NISBET
El norteamericano ROBERT A. NISBET (1913-1996) planteo su crítica al
desarrollismo en su obra “Cambio social e historia” (1969), y la baso en la
contraposición del evolucionismo biológico y el social (EB y ES), a los que
considera incompatibles en cuatro puntos: (I) el E.B. es explicativo y el E.S. es
descriptivo; (II) el EB analiza especies y poblaciones, y el ES analiza objetos
singulares (una sociedad, un grupo, una clase, una institución); (II) el EB analiza
sucesos estocásticos (generalizaciones, leyes probabilísticas) y el ES analiza
sucesos deterministas (inexorables, necesarios, irreversibles); y (IV) el EB plantea
como mecanismos explicativos la selección natural, la variación genética y la
supervivencia del mejor adaptado, y el ES propone la diferenciación estructural
y funcional. Nisbet critica la metáfora del crecimiento empleada por el
evolucionismo social y supuestamente tomado del biológico, que implica una
analogía entre el cambio en la sociedad y los procesos de crecimiento de un
organismo individual, desde el estado embrionario hasta la madurez; pero, en
su opinión, ese modelo de evolución no es el modelo darwinista de la selección
natural, sino una invención de los sociólogos del s. XIX, cuyos preceptos
pueden ser refutados:
I.
El ES afirma que el cambio es natural y normal; sin embargo, la
estabilidad y la persistencia son tan normales como el cambio, y lo que
impera en las sociedades es la inclinación conservadora, reflejada en el
hábito y las costumbres.
II.
El ES afirma que el cambio es direccional, con una secuencia de estadios
y orientado a un fin último; sin embargo, la historia no refleja una
direccionalidad simple y lineal, ni estadios distinguibles, ni un fin último
del cambio.
III.
El ES afirma que el cambio es inmanente y endógeno; sin embargo, a
menudo el cambio es exógeno, estimulado por acontecimientos externos
a la sociedad.
IV.
El ES afirma que el cambio es continuo, gradual y acumulativo; sin
embargo, lo que se observa con frecuencia es la discontinuidad y el
rupturismo en el cambio.
V.
El ES afirma que el cambio es necesario, un despliegue inexorable de las
potencialidades humanas y sociales; sin embargo, no existe necesidad en
los cambios sociales, pues pueden darse o no darse, dándose todo tipo
de regresiones y retrocesos en la historia.
VI.
El ES afirma que el cambio procede mediante causas uniformes, es decir,
originándose en las mismas fuerzas a lo largo de la historia (sea el espíritu
de Comte, las contradicciones de Hegel o la lucha de clases en Marx); sin
embargo, las causas del cambio social son múltiples y variadas, relativas
cultural e históricamente.
Nisbet afirma que ni el evolucionismo ni el materialismo histórico tienen nada
que ver con la historiografía, pues han ignorado las fuentes históricas y han
propuesto teorías que han impuesto sobre la historia en lugar de formular
teorías sobre la historia; en su opinión, se trata de teorías abstractas, inventadas
racionalmente, que presentan como descripciones de realidades históricas, y de
ellas han tratado de deducir predicciones futuras. Frente a ellos, Nisbet propone
el estudio serio de la historia, basado en la concreción histórica, es decir, en
un objeto de estudio concreto, empírico y conductista; para Nisbet, el cambio
histórico refleja contingencia y causación exógena.
3. CHARLES TILLY
El norteamericano CHARLES TILLY (1929-2008), en “Grandes estructuras, largos
procesos, enormes comparaciones” (1984), critico la persistencia de diversos
presupuestos de la sociología decimonónica, y para ello en su obra enumero
los ocho postulados perniciosos del s. XIX que había que abandonar,
proponiendo una visión alternativa:
I.
La sociedad es una cosa aparte, tiene existencia objetiva como totalidad
(organismo social) y se subdivide en totalidades más pequeñas
(sociedades); sin embargo, la sociedad no es algo diferenciado, sino algo
fluido y complejo que se superpone a las múltiples relaciones sociales
(locales y mundiales); algunos nudos de esa red pueden analizarse por
separado (estados, organizaciones, grupos).
II.
II. La conducta social se explica por el impacto externo y constrictivo de
la sociedad sobre las mentes individuales; sin embargo, los factores
determinantes de la vida social no son totalidades externas reificadas,
sino las interacciones y relaciones entre sus miembros.
III.
El cambio social es un fenómeno general y coherente, que puede ser
estudiado y explicado como una totalidad; pero el cambio no es un
proceso único, sino que existen numerosos procesos fragmentarios con
distintos niveles de complejidad y en diversas direcciones, y el cambio
social es solo un término para denotar sus consecuencias agregadas
IV.
Hay una sucesión de etapas, cada una superior a la anterior; sin embargo,
los hechos niegan la existencia de etapas y cualquier tipo de progreso
entre ellas.
V.
La diferenciación es la lógica principal del proceso histórico; sin
embargo,
también
existen
procesos
de
desdiferenciación
(desorganización, regresión, colapsos).
VI.
El orden social depende del equilibrio entre diferenciación e integración;
sin embargo, también hay diversas formas de violencia (protestas,
huelgas, disputas) que en ciertas circunstancias son el único modo
racional de salvaguardan o perseguir un orden más aceptable.
VII.
La patología social surge de la tensión por un cambio social demasiado
rápido; sin embargo, el cambio no siempre genera tensiones, patologías y
desviación.
VIII.
Las formas legitimas del conflicto sirven de integración y de control, y
las ilegitimas generan cambio y desorden; sin embargo, en ocasiones las
formas legitimas de coerción ejecutada por el Estado y sus funcionarios
no se diferencia mucho de la delincuencia, quebrando el orden social
(totalitarismos, dictaduras).
En base a ello, Tilly propone abandonar los postulados perniciosos del s. XIX,
adoptar las nuevas perspectivas y, en línea con Nisbet, propone un giro
intelectual orientado hacia el estudio histórico concreto y profundo basado en
pruebas; el mismo fue un gran historiador en el campo de las revoluciones y los
movimientos sociales
4. IMMANUEL WALLERSTEIN
El norteamericano IMMANUEL WALLERSTEIN (n. 1930) redacto una obra que
título “Despensar las ciencias sociales” (1991), y esa iba a ser su propuesta:
rechazar los presupuestos clásicos del s. XIX, pues en su opinión se habían
convertido en una barrera intelectual para el análisis del mundo social,
especialmente la idea del desarrollismo.
Según Wallerstein, en la actualidad la idea del desarrollo es inaceptable porque
era incapaz de asumir la tendencia histórica actual de la globalización, y ello
debido a cuatro causas:
I.
El desarrollo postula un cambio inmanente y endógeno, mientras que el
mundo social real muestra principalmente cambios exógenos, generados
desde fuera, principalmente por factores internacionales y globales.
II.
El desarrollo plantea una visión de cada sociedad como algo aislado,
soberano, en cierta medida autónomo y autárquico, que evoluciona de
acuerdo con sus propias tendencias; pero esta visión de un mundo
fragmentado se hace insostenible frente al mundo globalizado actual,
con estructuras creadas por procesos a escala mundial, que han tomado
forma en respuesta a los mismos.
III.
La vinculación de desarrollo y progreso plantea dos debilidades: (I)
propone una direccionalidad constante, cuando en realidad los procesos
sociales fluctúan, invierten su curso, incluso se detienen, sin que su
direccionalidad pueda presuponerse a priori; y (II) propone un
mejoramiento lineal sin fin a través de estadios, cuando en realidad las
fases históricas difícilmente pueden ser definidas como mejoras en
comparación a las anteriores.
IV.
La noción de desarrollo mantiene la idea típica de las disciplinas sociales
del s. XIX de la existencia de tres subcampos separados: el político, el
económico y el social, como si mantuviesen trayectorias separadas que
debían analizarse por separado, con ciencias separadas, cuando en
realidad esto no es más que un sinsentido, y las nuevas orientaciones
teóricas muestran que la ciencia social globalizada necesariamente debe
ser interdisciplinar.
Al final del s. XX, el evolucionismo y el materialismo histórico parecen
pertenecer ya a la historia del pensamiento social, y empieza a vislumbrarse un
enfoque sociológico alternativo postdesarrollista del cambio social
CAPÍTULO 13 LA HISTORIA COMO PRODUCTO
HUMANO: LA TEORIA EN EVOLUCION DE LA AGENCIA
1. EN BUSCA DE LA AGENCIA
El hombre siempre ha indagado sobre las causas ultimas de los hechos, los
motores de los fenómenos y de su propio destino, las fuentes mutables y
escondidas de las dinámicas sociales. Por ello, su concepto de agencia ha
evolucionado a lo largo del tiempo:
I.
Al principio, la agencia fue situada en el mundo de lo sobrenatural
(dioses, providencia), fuera del mundo humano y social, y de un modo
externo parecía operar modelando y controlando la vida humana
individual y colectiva.
II.
Posteriormente fue situada en fuerzas naturales, residentes en la tierra
y de distintos tipos, lo que supuso su secularización.
III.
Mas tarde se situó en los grandes hombres (profetas, líderes
carismáticos, caudillos, héroes, descubridores, inventores, genios), lo que
implico su humanización.
IV.
Con el nacimiento de la sociología, la agencia se situó en la sociedad,
concebida como una totalidad autorregulada y autotransformable, lo
que supuso su socialización, pero también su deshumanización, pues
implicaba situar la historia como algo que acontece por encima de los
seres humanos (falacia sociológica).
V.
Mas adelante la agencia se devolvió a los grandes hombres, pero sus
poderes excepcionales fueron considerados como emanación de la
sociedad en lugar de
VI.
como
una
cualidad innata;
encarnaciones
de
tensiones
así,
los
agentes
estructurales,
eran
ambientes
vistos como
sociales
o
tradiciones históricas, y su conducta como una forma de actividad
representativa de aquellos a quienes dirigían.
VII.
Lo siguiente fue situar la agencia en los roles sociales específicos, los
roles con prerrogativas para introducir y reforzar los cambios (problema
de los cargos).
VIII.
El siguiente paso situó la agencia en los roles sociales de toda la gente,
al considerar que cada actor tiene un poder agencial pequeño pero
colectivamente poderoso; un símil es la mano invisible en la economía,
que surge de las decisiones agregadas de innumerables productores y
consumidores, o en la lingüística, donde las decisiones latentes e
involuntarias de innumerables actores modifican el lenguaje; así, el
cambio social se ve como el resultado agregado y acumulado
históricamente de lo que la gente hace por razones privadas y
propósitos egoístas.
IX.
Por último, surgió la idea de los agentes corporativos o colectivos, que
generan un cambio intencionado y planificado, unos desde arriba
(gobiernos, legislaturas, corporaciones) y otros desde abajo (grupos de
presión, lobbies, movimientos sociales), complementando la acción
personal de los individuos.
Así, la agencia ha sido secularizada, humanizada y socializada, hasta considerar
que el cambio social es producto de la acción conjunta de individuos y
colectivos.
2. TEORIAS MODERNAS DE LA AGENCIA
A) WALTER F. BUCKLEY
El norteamericano WALTER F. BUCKLEY (1922-2006) buscaba revisar e integrar
la tradición estructural-funcional y la teoría de sistemas; como resultado, en su
obra “Sociology and Modern Systems Theory” (1967) desecho el modelo
estructural-funcional de un sistema autorregulado y homeostático, con
retroalimentaciones
negativas
compensatorias
(modelo
morfoestático), y
propuso el modelo del sistema morfogenético, con retroalimentaciones
positivas, en el que las estructuras son constantemente construidas y
transformadas;
este
modelo
postula
un
sistema
en
movimiento
con
componentes interactivos y una fuente interna de tensión: el todo en constante
transacción con su ambiente externo e interno. Buckley definió la morfogénesis
como los procesos que tienden a elaborar o cambiar la forma de un sistema o
estructura, poniendo el énfasis en el lado activo y constructivo del
funcionamiento social; su sistema morfogenético “se genera, elabora y
reestructura a sí mismo”, lo que implica cierto automatismo; la agencia aún no
ha sido liberada de su jaula sistémica.
B) AMITAI ETZIONI
El alemán AMITAI ETZIONI (n. 1929), en “La sociedad activa” (1968), propuso el
concepto de sociedad activa y la teoría de la autodirección o de la dirección
societal, en la cual los impulsos de movilización de las colectividades y de las
sociedades son vistos como la fuente principal de sus propias transformaciones.
Etzioni ve la sociedad como un “movimiento social macroscópico y
permanente”, inmerso en una autotransformación intensa y perpetua; el motor
es la transformabilidad autodesencadenada y la receptividad creativa, el locus
son los colectivos y grupos sociales, y el mecanismo es la acción colectiva,
principalmente en el marco político.
C) A. TOURAINE, M. CROZIER Y E. FRIEDBERG
El francés ALAIN TOURAINE (n. 1925) se mostró crítico tanto con el
desarrollismo como con el estructuralismo, pues “subordinaban el sentido de la
acción colectiva a las leyes inmutables o a los requerimientos de la realidad
histórica”; frente a ambos, propuso una sociedad autoproducida, en la que los
hombres hacen su propia historia, lo que supuso un regreso del actor. Para
Touraine, la sociedad es un producto contingente de los esfuerzos humanos,
pues “la sociedad no es otra cosa sino el resultado inestable e incoherente de
las relaciones sociales y de los conflictos sociales”; en su opinión, la
construcción de la sociedad y de la historia es producto de la acción colectiva,
y sus principales agentes son los movimientos sociales; Touraine considera que
un movimiento social es ante todo un actor, y que la realidad histórica se
construye a través de los conflictos y negociaciones de los movimientos sociales.
Según Touraine, esta visión de los movimientos sociales como agentes viene
conectada con el surgimiento de la sociedad postindustrial, cuyas sociedades
se ven a sí mismas como producto de sus propias acciones, con capacidad para
movilizarse, transformarse y engendrar sus estructuras.
Otra aportación francesa fue la de M. CROZIER y E. FRIEDBERG, quienes
postularon la interdependencia de los actores y el sistema, dado que los
actores no existen fuera de un sistema y ningún sistema existe sin actores (“El
actor y el sistema”, 1977). Rechazaron el determinismo y las leyes de la historia
(automáticas, inevitables, necesarias), y postularon un cambio social entendido
como la estructuración reestructuración continua del espacio en el que la
gente realiza acciones en respuesta a los desafíos que encaran; el cambio es
gradual, y surge de los juegos sociales, las negociaciones, los conflictos y la
cooperación. En su opinión, las actividades colectivas son eminentemente
creativas, debido al mecanismo del aprendizaje colectivo (la sociedad que
aprende), por el cual los descubrimientos e innovaciones individuales se
convierten en prácticas sociales compartidas; así, defienden que no hay cambio
necesario, inevitable o natural, sino que el mundo social es fundamentalmente
indeterminado y contingente, pues todos los cambios son resultado de la
inventiva, la creación y la búsqueda humanas; esta perspectiva proporciona
espacio para la perspectiva critica, así como para la capacidad de oponerse y
romper con las condiciones estructurales existentes.
D) ANTHONY GIDDENS
El británico ANTHONY GIDDENS (n. 1938) critico los funcionalismos y
estructuralismos y, inspirado en la sociología interpretativa, llego a negar la
noción de estructura; frente a ello, postulo la idea de una realidad social de
naturaleza completamente contingente y fluida, en cambio permanente, cuyo
único sustrato ontológico son las acciones e interacciones de los sujetos
humanos. Por ello, propuso reemplazar la noción estática de estructura por la
noción dinámica de estructuración, como descripción de la conducta humana
colectiva, dada la producción y reproducción constante de la sociedad (“nuestra
vida transcurre en la transformación”). Giddens formulo el teorema de la
dualidad de la estructura, según el cual las reglas y recursos que utilizan los
actores son remodeladas en el proceso de su utilización, de modo que las
propiedades estructurales de los sistemas sociales son a un tiempo el medio
y el resultado de las prácticas de dichos sistemas. Según Giddens, el motor
último de la estructuración son los actores humanos en su comportamiento
cotidiano; una de sus propiedades es la cognoscibilidad y la reflexividad, pues
todos los actores conocen bastante bien las condiciones y consecuencias de sus
actos, aunque se admite que ciertas condiciones pueden no ser conocidas y que
algunas consecuencias pueden ser involuntarias; otra propiedad es la
corporalidad o constitución material (biológica, carnal) de los actores, lo que
implica su incardinación en el tiempo y en el espacio, imponiéndoles severas
limitaciones en su capacidad de movimiento y de percepción.
Por tanto, con Giddens la agencia se encarna finalmente en los seres humanos
individuales, cuya conducta cotidiana es la que moldea y remodela las
sociedades humanas.
E) TOM R. BURNS Y EL GRUPO DE UPPSALA (SUECIA)
Si de la relación agencia-estructura, Giddens se centra en los actores
modeladores, TOM R. BURNS y Helena Flam (1987) centraron su atención en las
estructuras modeladas, concebidas como redes complejas de reglas; en base a
ello, postularon la teoría de los sistemas de reglas, según la cual la actividad
humana está organizada y gobernada por sistemas de reglas socialmente
determinadas, lo que implica una ontología normativa del mundo social, pues
todo tipo de interacción y cooperación presupone normas comunes. Según
dichos autores, las reglas sociales construyen las estructuras de la historia,
agrupándose en tres módulos estructurales: (I) sistemas de reglas, conjuntos
de reglas dependientes del contexto y temporalmente específicas que regulan
como realizar las transacciones, realizar actividades o interactuar con los
demás; (II) regímenes de reglas, que poseen autoridad respaldados por
sanciones sociales y redes de poder y control, con una cualidad objetiva y
externa a la percepción humana; y (III) gramáticas generativas para la acción
social, al nivel individual, usadas por los actores para estructurar y regular sus
transacciones. Esta red compleja de reglas configura un sistema dual, pues es
creada y reformada continuamente por los agentes humanos de tres modos:
creándolos, interpretándolos, aplicándolos; y, a su vez, los sistemas de reglas
inciden en las acciones humanas, lo que cierra el círculo de la relación dual
actores-reglas. Esto plantea la dimensión histórica de la realidad humana, pues
los agentes no solo transforman las condiciones de sus propias acciones, sino
también las de los actores futuros, pues los sistemas que siguen hoy han sido
producidos y desarrollados a lo largo del tiempo.
F) MARGARET S. ARCHER
La británica MARGARET S. ARCHER (n. 1943) realizo una fuerte crítica a la
teoría de la estructuración de Giddens, y en su obra “Cultura y Agencia” (1988)
formulo una teoría reformada de la morfogénesis. En su opinión, una
característica distintiva de los sistemas sociales (frente a los orgánicos o
mecánicos) es su capacidad para sufrir reestructuraciones radicales, debidas
en ultimo termino a la agencia humana. La noción de morfogénesis de Buckley
refiere a los intercambios complejos entre estructuras y acciones que generan
un cambio en un sistema o estructura; sin embargo, para Archer esta definición
se fundamenta en un dualismo conceptual que, al considerar la acción y la
estructura como separables, comete la falacia de la refundición central, es
decir, la elisión de los dos elementos, lo que elimina toda autonomía o
interdependencia de uno de ellos o de ambos. Frente a ello, propuso una noción
de morfogénesis reformada, basada en un dualismo analítico, en el que acción
y estructura son consideradas separables; Archer defiende el dualismo analítico
con dos razones: (I) metodológicamente, pues presentar la acción y la estructura
como constitutivas la una de la otra no conduce a proposiciones sobre su
dependencia, lo que impide desenredar sus influencias mutuas; y (II)
ontológicamente, pues suceden en momentos distintos debido a la naturaleza
secuencial o cíclica de los intercambios acción-estructura, de modo que la
estructura lógica antecede a las acciones que la transforman y la elaboración
estructural va después de estas (cada interacción es diferente de la anterior,
pues está condicionada por las consecuencias estructurales de aquella). Archer
propuso la idea de la morfogénesis de la agencia, en el sentido de que la agencia
conduce a la elaboración estructural y cultural, pero también se elabora a sí
misma en el proceso; y acuno la noción de doble morfogénesis para referirse al
proceso por el cual la estructura y la agencia son resultados conjuntos de la
interacción: la estructura es el medio condicionante y el resultado de la
interacción, y la agencia es el actor que modela y remodela la estructura, al
tiempo que se remodela a sí mismo en el proceso. Con todo ello, Archer situó la
dialéctica acción-estructura en el tiempo histórico.
3. EL COEFICIENTE AGENCIAL (importante)
Las teorías de la agencia se han centrado en la oposición entre acción y
estructura, buscando la forma de unirlas; por ello, la realidad social ha
empezado a ser percibida con cierto coeficiente agencial. Sztompka (1993)
propone resumir su legado en un conjunto de seis supuestos ontológicos: (I) la
sociedad es un proceso en cambio constante, (II) el cambio es mayormente
endógeno y como autotransformación; (III) el motor ultimo del cambio es el
poder agencial de los individuos y los colectivos; (IV) la dirección, fines y
velocidad del cambio son discutibles y fuente de conflicto; (V) la acción acontece
en el marco de estructuras dadas que a su vez moldea (dualidad de las
estructuras: modeladoras y modeladas); (VI) el intercambio de acción y
estructura acontece en el tiempo, en fases alternas de creatividad agencial y de
determinación estructural. así, el problema de la estructura y de la agencia ha
llegado a ser considerado como el problema central de la teoría social moderna.
CAPÍTULO 14 LA NUEVA SOCIOLOGIA HISTORICA:
CONCRECION Y CONTINGENCIA
1. EL AUGE DE LA SOCIOLOGIA HISTORICA
La sociología histórica es una reacción critica frente a los usos tradicionales de
la sociología. Aunque es cierto que la sociología europea del s. XIX nació del
intento de comprender y explicar la transición de la sociedad tradicional a la
sociedad moderna, gran parte de aquellos primeros sociólogos (Comte, Spencer,
Tonnies, Durkheim) representaron la sociedad como algo ahistórico y estático,
y la historia como algo mecánico que acaece de modo autónomo y
predeterminado, al margen de las actividades de los actores. Por ello, las
primeras teorías sociológicas no fueron trazadas mediante un método
verdaderamente histórico, e incluso los esquemas evolucionistas o desarrollistas
no fueron derivados de la historia, sino más bien impuestos sobre la historia. Por
fortuna, existieron dos excepciones notables de verdadera sociología histórica
frente a la tendencia dominante K. Marx y M. Weber; ambos rechazaron las
coetáneas leyes de la historia por ahistóricas y mecanicistas, devolvieron a los
agentes humanos su papel crucial en la producción social y se centraron en las
transiciones
históricas
concretas,
especialmente
en
el
nacimiento
del
capitalismo en Europa occidental.
Pero tras Marx y Weber la sociología mostro un largo eclipse de la perspectiva
histórica, principalmente entre 1900-1930 por el nacimiento del pensamiento
sociológico en EEUU.
Siendo una sociedad pobre en tradiciones históricas, con una compleja
composición racial, étnica y de clase, que desde sus propios inicios solo conoció
el capitalismo industrial como único sistema socioeconómico, los sociólogos
americanos se centraron en salvaguardar el delicado funcionamiento del
sistema social (erradicar el crimen, minimizar la desorganización social,
integrar las comunidades), principalmente a través de diagnósticos empíricos
concretos en el nivel microsociológico. Para ello, recurrieron a la fuente
intelectual de la psicología en lugar de la historiosofía, dando como resultado
el pragmatismo, el conductismo social, el interaccionismo simbólico y la teoría
del intercambio. Por último, en los años 40 nació la escuela del funcionalismo
estructural, y pronto adquirió una preponderancia en la sociología americana
que mantuvo durante treinta años; claramente abstraída de la dimensión
histórica de la realidad social, en ella dominaba tanto el presentismo
ahistoricista (la sociología sin historia), como el ahistoricismo historiosóficas
(la sociología por encima de la historia). Durante esta época, la perspectiva
histórica se mantuvo viva gracias al activismo marxista (Gramsci, Lukács,
Escuela de Frankfurt) y a un grupo de sociólogos que, asumiendo en gran medida
el papel de historiadores, se dedicaron a estudiar fragmentos concretos y
limitados aplicándoles sus esquemas sociológicos: R. Merton (la ciencia
experimental en GB del s. XVII), N. Smelser (industria del algodón en GB en época
moderna), S. Eisenstadt (sistemas políticos de imperios antiguos), S. Lipset
(genealogía histórica de EEUU)...
A partir de los años 50 empiezan a surgir fuertes críticas contra el empirismo
estrecho y el presentismo, destacando en ello C. Wright Mills, quien reivindico
la restauración de la perspectiva histórica como un prerrequisito necesario para
la imaginación sociológica. Finalmente, durante los años 60-70 la teoría
funcional será acusada de defender una imagen de la sociedad utópica e
inadecuada, y frente a ella los teóricos del conflicto (Dahrendorf) postularan
modelos de coerción y cambio social. La fórmula de sociología sin historia
estaba siendo irreversiblemente socavada.
2. EL NUEVO HISTORISMO
Siguiendo la senda iniciada por Marx y Weber, y continuada por Merton, Smelser
y Mills entre otros, la sociología histórica (o nuevo historismo) emerge como
una orientación teórica cuya metodología se basa en realizar trabajos sobre
problemas históricos concretos sometiéndolos a análisis sociológicos
generalizadores, intentando descubrir mecanismos comunes en los procesos
históricos. En ello destacan Barrington Moore (análisis de las rebeliones
campesinas o burguesas en Francia, EEUU, China y Japón, sugiriendo un
mecanismo de desarrollo político posterior), Charles Tilly (análisis de los
movimientos sociales 1800-1830 en Francia, Inglaterra e Italia, sugiriendo una
teoría de la acción colectiva), Theda Skockpol (análisis de las revoluciones
francesa, rusa y china, sugiriendo un mecanismo común), Michael Mann
(análisis de los orígenes y fuentes del poder en las sociedades humanas,
sugiriendo una teoría del poder)…
A) Norbert Elias y la sociología figurativista. NORBERT ELIAS (1897-1990)
fue uno de los primeros sociólogos en denunciar la “retirada de los
sociólogos del presente” y en postular la necesidad de adoptar una
perspectiva procesal en el análisis de la sociedad humana, basada en el
reconocimiento de que el presente constituye solo una fase momentánea
dentro del vasto curso del desarrollo de la humanidad. En su opinión, las
sociedades deben ser situadas en el tiempo histórico, pues “toda
sociedad presente ha surgido de sociedades precedentes y apunta más allá
de si misma a una diversidad de futuros posibles”. También señala que no
hay automatismo en el cambio, sino que el proceso es contingente,
siendo activado por los seres humanos en sus diversas interrelaciones
complejas; así, denomina figuraciones a las redes o mallas de relaciones
interhumanas de carácter fluido, inestable y objeto de múltiples
permutaciones, cuya principal ligadura es el poder (que conecta a la
gente, pero también la enfrenta). Por tanto, para Elias es la gente, en sus
figuraciones, la que moldea la agencia del cambio histórico, pues es ese
orden de impulsos y tensiones humanas entretejidas el que determina el
curso del cambio social. Una vez establecidas, las figuraciones se
retroalimentan en las acciones, pues “los individuos constituyen
figuraciones históricas y están constituidos históricamente por ellas
B) Philip Abrams y la Sociología Histórica. PHILIP ABRAMS (1982)
representa la apuesta más radical a favor de una sociología histórica, pues
defiende la completa integración de la sociología y la historia, llegando
a afirmar que la única forma seria de hacer sociología es historia, pues
“en términos de sus preocupaciones fundamentales, la historia y la
sociología son la misma cosa”. Postula una Sociología del proceso: puesto
que el proceso constituye la conexión entre la acción y la estructura, la
sociedad debe entenderse como un proceso construido históricamente
por los individuos, que a su vez son construidos históricamente por la
sociedad
(proceso
estructuración
social
social”).
=
Este
dialéctica
proceso
es
“agencia
abierto,
humana
secuencial
↔
y
acumulativo, pues en cada estadio las acciones se acometen bajo
condiciones producidas en el pasado, que a su vez remodelan las
circunstancias para el futuro. Según Abrams, este proceso continuo de
construcción social debe ser la preocupación central del análisis
sociológico, y está construido por hechos históricos. En su opinión, “un
acontecimiento es un momento del devenir en el que la acción y la
estructura se encuentran” (≈ hecho histórico relevante: movimiento
social, revolución); los grandes hechos de la historia “son momentos
transparentes de estructuración en los que la agencia humana encuentra
la posibilidad social y puede verse claramente como determinada y como
determinante al mismo tiempo”. Por tanto, para Abrams la fuerza motriz
de la historia es la dialéctica de la agencia humana, y el curso de la
historia está marcado por la dialéctica de la estructuración.
C) Charles Tilly: encuentro de la Sociología y la Historia. CHARLES TILLY
(1929- 2008) representa la síntesis entre la sociología y la historia
(historiador social ↔ sociólogo histórico). En su opinión, “la historia es el
resultado acumulado de hechos pasados sobre hechos del presente”;
pero la situación actual no es necesariamente una fase de una secuencia
predeterminada de desarrollo, sino más bien “el resultado de un proceso
largo, lento e históricamente específico”. El proceso histórico real es
pluralista y diferenciado, combina distintos procesos que se solapan y
complementan de forma conflictiva y que van en paralelo; por ello, Tilly
afirma que “no hay cambio social en general”, sino numerosos
procesos a gran escala de cambio: urbanización, industrialización,
proletarización, burocratización…; todos ellos acontecen de formas
definibles y coherentes, y aunque algunos adquieran relevancia en un
momento dado, siempre es de forma contingente y nunca inevitable. Por
otra parte, Tilly percibe la realidad no como un sistema, sino como un
fluido, como una red variable de múltiples relaciones sociales, algunas
localizadas y otras a escala mundial; además, la constitución de la
sociedad y el flujo de la historia son en ultimo termino dependientes de
acciones humanas concretas, lo que le lleva a interesarse más por la
historia populista que por la historia elitista. En conclusión, para Tilly la
sociología
debe
devenir
fundada
históricamente,
pues
debe
“contemplar las sociedades de forma comparativa sobre bloques
sustantivos de espacio y tiempo con el propósito de ver a donde hemos
llegado, a donde vamos y que alternativas reales existen a nuestra
condición presente.
D) Christopher Lloyd y el “Estructurismo”. El propósito de CHRISTOPHER
LLOYD (1988) es “mostrar como hace la gente su propia historia”. La clave
es la naturaleza procesal de la sociedad, pues el presente es algo siempre
deviniendo pasado y existen procesos continuos en ambas direcciones;
por ello, “la ciencia social debe tener como propósito básico la explicación
de la transformación social”, lo que implica la necesidad de una
perspectiva histórica (“Puesto que las estructuras están cambiando
siempre, han de ser estudiadas siempre de modo histórico”). En dicho
proceso, “la acción es explicable por sus imperativos y constricciones
estructurales y psicológicas, y la estructura y su historia son explicables
como las consecuencias voluntarias e involuntarias de la acción individual
y de la conducta reglada de las masas en el tiempo”. Para Lloyd, “La acción
humana individual y colectiva es el agente fundamental de la historia”,
bien sea intencionada o involuntariamente, que es lo más frecuente. En
conclusión, la concepción estructurista “ve la sociedad como un
conjunto de relaciones, reglas y roles ordenado, independiente, pero
vagamente integrado y en cambio constante que reúne a una
colectividad de personas individuales. Trasciende a los individuos y tiene
una existencia independiente de cualquiera de ellos, pero no a todos ellos
(o a una porción significativa)”
3. EL COEFICIENTE HISTORICO (importante)
Aceptar la dimensión histórica de la realidad social supone percibirla como
dotada de un cierto coeficiente histórico, el cual viene definido por seis
presupuestos ontológicos que se configuran como el fundamento de la
sociología histórica:
1. La realidad social no es algo fijo, sino un proceso dinámico, algo
que acontece más que algo que existe, consiste en sucesos más que
en objetos; lo que ocurre depende del tiempo en que acontece y de
su localización en la secuencia procesal.
2. El cambio social es una confluencia de múltiples procesos
diferenciados, heterogéneos, multidireccionales y con varios
vectores (que se solapan, convergen o divergen), que se apoyan o
destruyen mutuamente. El estado de la sociedad es siempre un
punto concreto de intersección de esos procesos.
3. La sociedad no se percibe como una entidad, objeto o sistema, sino
más bien como una red fluida de relaciones, dominada por la
tensión o por la armonía, el conflicto o la cooperación.
4. La secuencia de sucesos dentro de cada proceso social es
acumulativa. Cada fase del proceso es vista como un resultado
acumulado o cristalización de todas las fases anteriores, y al
mismo tiempo el punto de partida de los procesos sucesivos.
5. El proceso social es visto como algo construido, creado por
agentes humanos, individuales o colectivos, a través de sus
acciones. Cada fase del proceso social proporciona un cumulo de
oportunidades para que la gente acometa la construcción de la
realidad social.
6. La gente no construye la sociedad a su gusto, sino parcialmente
constreñidos por circunstancias estructurales heredadas del
pasado, esto es, construidas por sus predecesores, a su vez
igualmente constreñidos.
La aceptación general de la imagen de la realidad social como algo dotado de
coeficiente histórico todavía está lejos de darse, pues implica superar las viejas
dicotomías de la continuidad y del cambio, de la estática y de la dinámica, de la
sincronía y de la diacronía. En dicha visión, el proceso social es visto como el
logro agencial, el efecto acumulado de los esfuerzos productivos y
reproductivos de los actores humanos, acometidos en las condiciones
estructurales modeladas por las generaciones anteriores. Por tanto, el
coeficiente histórico y el coeficiente agencial [pág. 226 de Sztompka]
demuestran ser dos imágenes equivalentes de la realidad social
CAPÍTULO 15 EL DEVENIR SOCIAL: LA ESENCIA DEL
CAMBIO SOCIAL
1. LOS NIVELES DE REALIDAD SOCIAL
Según Sztompka (1993), hay dos dicotomías sociales básicas. Por un lado,
diferencia entre dos niveles de realidad social: (I) el nivel de las
individualidades, formado por personas, como individuos o como miembros de
grupos; y (II) el nivel de las totalidades, constituido por totalidades abstractas
de tipo supraindividual que representan la realidad social (sociedades, culturas,
civilizaciones, sistemas sociales, movimientos…). Por otro, diferencia dos
modos de existencia de la realidad social: (I) el modo de las potencialidades
(tendencias inherentes, capacidades, habilidades); y (II) el modo de las
actualidades (procesos, transformaciones, desarrollos, conductas). Sztompka
aplica estas dos dicotomías a los componentes fundamentales del mundo social,
las estructuras y los agentes, y observa que las estructuras se despliegan en su
funcionamiento y que los agentes se movilizan en la acción, obteniendo la
siguiente clasificación:
MODOS
DE
EXISTENCIA
DE
LA
REALIDAD SOCIAL
NIVELES DE
Totalidad
Potencialidad
Actualidad
ESTRUCTURA
FUNCIONAMIENTO
AGENTE
ACCION
REALIDAD
SOCIAL
Individualidad
En la dimensión vertical de la tabla debemos considerar las relaciones
complementarias de emergencia y autonomía. Así, las estructuras son
emergentes respecto a los agentes, pues, aunque sin agentes no hay
estructuras, adquieren propiedades específicas que no son reducibles a la suma
de los agentes; así mismo, los agentes no son reducibles a su localización
estructural, pues mantienen cierta autonomía y libertad para decidir, incluso
yendo contra corriente, actuar anacrónicamente o actuar de forma innovadora.
Igualmente,
el funcionamiento societal es emergente respecto a las acciones de los
agentes, pues, aunque sin acciones no hay funcionamiento, numerosas acciones
interrelacionadas hacen que este adquiera una lógica secuencial que es más que
la suma de las acciones. En conclusión, los sistemas sociales complejos
adquieren una dinámica independiente propia, al margen de que el sustrato
ultimo sean los agentes y sus acciones.
Sztompka (1993) sugiere tres dinámicas independientes de las estructuras, que
son estas: (I) el principio de inercia: lo más probable es que el funcionamiento
siga en la misma forma, en vez de realizar un cambio radical; (II) el principio de
continuación (o de impulso): lo más probable es que al alcanzar cierta fase de
funcionamiento se continúe hacia la siguiente, en lugar de detenerse o volver
atrás; y (III) el principio de secuencia: hay fases de funcionamiento regladas que
no se suelen poder omitir, como las rutinas que deben seguir una secuencia
regular para ser efectivas.
En la dimensión horizontal debemos considerar las relaciones de movilización
y despliegue. Así, los agentes movilizan sus potencialidades al acometer
acciones de diversos tipos, aunque existen factores que influyen en la decisión
de actuar o de abstenerse. Igualmente, las estructuras se despliegan en el
funcionamiento, es decir, que despliegan sus potencialidades inherentes en
función de diversas variables (así, son capaces de la ruptura y el cambio si se
ven dominadas por las tensiones y las contradicciones, o de funcionar con
suavidad si se sienten homogéneas y armoniosas internamente). Pero, aunque la
actualización de las estructuras se puede concebir analíticamente como algo
separado de la actualización de los agentes, en realidad están íntimamente
conectados.
2. EL NIVEL INTERMEDIO: AGENCIA Y PRAXIS
En la interrelación entre estructuras y agentes es donde se traza el devenir
social. En ese sentido, A. Giddens (1979) enfatizo la dualidad de estructuras
(las propiedades estructurales de los sistemas sociales son tanto un medio como
un resultado de las practicas que se organizan) y la dualidad de los agentes (las
propiedades de los agentes son tanto productos de las estructuras como
recursos para la construcción de estructuras). Por su parte, M. Archer (1988)
propuso un dualismo analítico con el que pretendía determinar cómo se
combinan las propiedades de las estructuras y de la gente, pero sin llegar a
refundirlos, es decir, sin considerarlos como constitutivos el uno del otro.
Sztompka (1993) propone la teoría del devenir social, en la cual la estructura
y los agentes no son tratados como mutuamente reducibles ni como
analíticamente separables, sino como componentes de un tercer nivel
intermedio que representa la única sustancia verdadera de la realidad social: un
tejido social especifico. Todo suceso social implica una fusión de estructuras y
agentes, de funcionamiento y acción; no existen los agentes sin estructuras, ni
las estructuras sin agentes, pero no se funden entre sí. En realidad, no existen
estructuras ni agentes per se, sino que están fundidos en un único mundo social,
en un único tejido estructural-agencial de la sociedad; por tanto, no se tata de
que agentes y estructuras interactúen, sino que la realidad social muestra
diversas mezclas de ingredientes agenciales y estructurales con las que
modela los hechos sociales.
Sztompka denomina praxis a las manifestaciones del tejido social, es decir, al
lugar de encuentro entre el funcionamiento de las estructuras y la acción de
los agentes. Por ello, la praxis esta doblemente condicionada: desde arriba (por
el funcionamiento de la sociedad) y desde abajo (por la conducta de individuos
y grupos); sin embargo, la praxis no es reducible a ambas, sino que es una
cualidad nueva y emergente. Pero, si la praxis es la manifestación del tejido
social, entonces debe haber algo que sea manifestado, y ese algo es la agencia,
un concepto que se muestra correlativo al de praxis, y que refiere al encuentro
entre las estructuras y los agentes, una fusión de circunstancias estructurales
y de talentos agenciales; como tal, esta doblemente condicionada: desde arriba
(por el equilibrio de constricciones y limitaciones) y desde abajo (por las
capacidades de los miembros sociales y las formas organizativas de los grupos).
Pero la agencia no es reducible ni a estructuras ni a agentes, sino que es una
cualidad nueva y emergente. Relacionando ambos conceptos, la agencia se
actualiza en la praxis y se manifiesta en los acontecimientos sociales; esta
conexión se denomina acontecer, que es contingente: el acontecer es posible o
probable, pero nunca necesario (la agencia puede ser actualizada, pero también
permanecer latente).
Las secuencias que ligan las potencialidades y las actualidades son el despliegue
de las estructuras en el funcionamiento, la movilización de los agentes en la
acción y el acontecer de la agencia en la praxis; sin embargo, el mecanismo no
es unidireccional sino bidireccional, por lo que en el modelo deben introducirse
mecanismos de retroalimentación (≈ dualidad de las estructuras y dualidad de
los agentes). A estos mecanismos los denominaremos construcción de
estructura (funcionamiento → estructura), que refiere a la automodificación de
las estructuras; construcción de agencia (praxis → agencia), de la que hemos
hablado en el párrafo anterior; y modelado de los agentes (acción → agentes),
que refiere a los agentes moldeadores, doble morfogénesis o morfogénesis de la
agencia (Archer). La comprensión del funcionamiento de estos mecanismos debe
aguardar a la introducción de la dimensión del tiempo en el modelo.
3. LOS AMBIENTES: NATURALEZA Y CONCIENCIA
El modelo del devenir social ha de ser emplazado en el ambiente. Dos tipos: la
naturaleza y la conciencia. La dualidad humana implica la dualidad de
ambientes:
3.1 El ambiente natural
Aparece de 2 formas: como las condiciones naturales externas en las que los
agentes y las estructuras actúan y funcionan (clima, topografía, geología, etc.) y,
como los rasgos constitutivos internos de los individuos (constitución biológica
y dotación genética: talentos innatos, fuerza física, salud...). En ambas formas
puede aparecer como constricciones negativas o como posibilitador externo
(recursos).
Además, la relación de la sociedad con la naturaleza es reciproca: la naturaleza
prepara el campo para las actualizaciones posibles de la agencia, pero puede ser
modelada ella misma mediante la praxis y, por tanto, el campo puede ser
ampliado (aplicación de tecnología, entrenamiento del cuerpo y la mente...) o
estrechado (polución, agotamiento).
3.2 La conciencia social o "medio ideológico"
El conocimiento de sí mismo del sistema social es un parte de la dinámica del
propio sistema y origina el cambio. La conciencia se manifiesta en dos niveles.
a) Es un atributo de actores individuales. GIDDENS lo llama la
"cognoscibilidad humana" y distingue 2 formas: practica (capacidad de
dirigir sus actividades) y discursiva (capacidad de "dirigir lo que dirige").
También es aplicable a los agentes colectivos: "cultura o ideología de
grupo".
b) Esta la conciencia considerada como las "representaciones colectivas" en
sentido durkheimiano: relaciones supraindividuales que conectan ideas,
creencias, en los bloques generales de las ideologías, doctrinas, teorías,
tradiciones. Estas resisten más que sus portadores individuales, están
codificadas, materializadas en textos y sirven como constricciones o
recursos para el pensamiento individual. Tienen su propia dinámica y los
principios de inercia, impulso y secuencia también son aplicables aquí.
Ambiente Externo
Naturaleza
Conciencia
Medio Ambiente (clima, terreno)
Individual (mental)
Ambiente Interno
Constitución física y psíquica
Social (representaciones colectivas)
El poder de la conciencia no es absoluto, no todo lo que acontece en la sociedad
es intencionado o reconocido por sus miembros, existen consecuencias no
previstas "latentes". La cognoscibilidad humana esta siempre limitada. Se puede
postular un continuo de situaciones que van desde la "agencia ciega" y la "praxis
espontanea" en un extremo a la "agencia consciente" y la "praxis racionalmente
controlada" en el otro. Y a lo largo de esta escala pueden ordenarse todos los
grados de influencia que ejerce la conciencia sobre el funcionamiento de la
sociedad.
4. SE INTRODUCEN EL TIEMPO Y LA HISTORIA
La dimensión temporal se presume en el modelo, pero este reconocimiento hasta
ahora solo es implícito, no se extraen aun sus implicaciones, el modelo es aún
estático, sincrónico.
Precedentes del reconocimiento temporal son: la teoría de la agencia y la
sociología histórica. Ambas comparten la idea de que la conexión entre el nivel
de las individualidades y el de las totalidades es posible solo introduciendo la
historia en el cuadro.
GIDDENS introduce los conceptos de "recursividad (en y a través de sus
actividades los agentes reproducen las condiciones que hacen posibles esas
actividades) y "estructuración" (formas en que el sistema social, mediante la
aplicación de reglas generativas y recursos, y en conexión con resultados
involuntarios, es producido y reproducido en la interacción).
Sociología e Historia se vuelven indistinguibles metodológicamente con la
incorporación de la temporalidad como parte de la teoría social.
Incorporando el tiempo a nuestro modelo, vemos que la praxis en un tiempo
dado moldea la agencia en un tiempo posterior, que es actualizado en una praxis
distinta en un tiempo todavía más posterior, y este proceso continua sin fin. Los
continuos sucesos sociales en un tiempo dado influyen a ambas estructuras y
agentes en un tiempo posterior. Como resultado emerge una agencia nueva o
modificada.
La potencialidad social para la praxis es alterada. Una nueva praxis en un tiempo
posterior comienza un ciclo análogo.
Esta secuencia sin fin produce transformaciones acumulativas en la sociedad.
Representa lo que entendemos por historia humana, opuesta al funcionamiento
interno de la sociedad. Cualquier estado existente es, tan solo, una fase de una
secuencia histórica: producto del funcionamiento pasado y precondición para el
funcionamiento futuro. El devenir social considerado en la dimensión del tiempo
histórico o "longue duree" puede denominarse construcción de la historia.
El modelo nos permite ahora definir con precisión tres conceptos cruciales para
la comprensión de las dinámicas sociales:
➢ Funcionamiento. Todo lo que ocurre en la sociedad en un momento
determinado en el tiempo.
➢ Cambio social. Una transformación singular de la sociedad desde un
estadio anterior al siguiente, posterior.
➢ Proceso histórico. Secuencia de autotransformaciones que sufre la
sociedad durante un largo lapso de tiempo
Con el reconocimiento temporal, el doble ambiente de la sociedad es afectado:
➢ En la naturaleza. La praxis deja una huella evidente, al alterar las
condiciones naturales, pero también aportando un dominio nuevo de
naturaleza transformada. Los remanentes del funcionamiento anterior de
la sociedad están codificados en el ambiente natural y son traspasados a
las siguientes fases de funcionamiento.
➢ En la conciencia social. La praxis en marcha, en un momento dado, se
refleja tanto en las ideas de los agentes como en las ideologías
supraindividuales. Se convierte en praxis alterada y da lugar a cambios en
la conciencia. De nuevo el ciclo se repite. La herencia de las fases pasadas
del funcionamiento social se codifican en la conciencia social y se
transmiten al futuro.
Hay 4 espirales causales distinguibles en el proceso de construcción de la
historia: 1) por medio de efectos estructurales, 2) por medio de las capacidades
de los agentes, 3) por medio de la naturaleza "humanizada" y 4) por medio de la
conciencia modificada.
En los 4 casos la praxis produce, en un determinado nivel, efectos que la
sobreviven, y que devienen una fuerza activa condicionante para la praxis
posterior. La suma de tales efectos puede referirse como la tradición histórica,
que tiene tendencia a acumularse. La acumulación es selectiva: algunos
remanentes son portados y otros desaparecen. Pero siempre hay un núcleo de
tradición, transmitido de generación en generación.
Con cierta frecuencia, el engendramiento de efectos duraderos por la praxis en
curso y la acumulación de estos en la tradición transmitida, es involuntario o
inconsciente. Incluso cuando la praxis en si es intencionada. En este caso, si
surge un modelo en la historia, se atribuye al gobierno de la "mano invisible".
Pero también podemos reconocer manos "visibles" que operan en la historia en
dirección intencionada, planificada, presentando un tipo alternativo de
construcción de la historia. En ambos casos, no obstante, el proceso histórico es
contingente y no predeterminado o necesario. El campo siempre está limitado,
pero no carece de opciones. En último término depende de las elecciones de los
agentes. Si hay alguna necesidad en la historia, esta seria condicional. La
apariencia de necesidad surge solo tras el suceso, una vez ocurrido.
5. EL DEVENIR DEL DEVENIR SOCIAL
En nuestro modelo, la sociedad está cambiando continuamente, pero .el
mecanismo en si es inmutable? Esto es preguntar si el cambio histórico significa
solo un cambio de hechos (estados) o es también un cambio de regularidades
(leyes sociales).
Rechazada la noción de leyes sociales universales, ahistóricas, y traducido al
modelo significa que las transformaciones históricas abarcan no solo a los
agentes, estructuras y agencia, no solo a acciones, funcionamientos y praxis, no
solo a los ambientes de naturaleza y conciencia, sino a las conexiones entre
todos ellos, a las formas en las que se combinan. El devenir social cambia su
modo en el curso de la historia.
El modo del devenir social evoluciona de acuerdo con el tipo de relaciones que
conectan la sociedad con sus 2 ambientes. El denominador común de la
tendencia histórica que abarca el mecanismo del devenir social se encontrara en
el control creciente sobre los ambientes, dominio sobre ellos y aislamiento de
ellos. Con respecto a la naturaleza es bastante obvio. Con respecto a la
conciencia: el crecimiento del conocimiento humano significa el despliegue de
la autoconciencia de los fenómenos sociales, la destrucción de mitos y "falsas
conciencias", lo que permite mayor anticipación e intencionalidad. Los
mecanismos del devenir social se hacen menos opacos para sus participantes.
Pero como sabemos estas tendencias producen no solo efectos beneficiosos,
sino también efectos colaterales e incluso negativos, poniendo en peligro el
funcionamiento societal y el cambio. Por tanto, la tendencia histórica parece
evolucionar hacia una señal mayor de control: el reconocimiento de las
limitaciones del control, o el autocontrol de las aspiraciones mismas de control.
En los términos de nuestro modelo puede ser tomado como indicador de que un
nuevo modo de devenir social está surgiendo lentamente, proporcionando a la
historia humana una mayor autonomía, así como mayor autoconciencia, un
control crítico y realista sobre su propio destino. Este es el sendero de la
emancipación histórica de la agencia humana.
Nuestro modelo de devenir social está ya completo: su constitución interna, su
funcionamiento interno, su situación en un tiempo histórico, su mecanismo de
autotransformación e incluso el metamecanismo a través del cual sus mismos
principios de funcionamiento y transformación sufren el cambio histórico. Se ha
aplicado la perspectiva dinámica más radical: la sociedad como movimiento
perpetuo (sea cual sea el componente que tomemos: agentes en sus acciones,
estados como fases del proceso).
CAPÍTULO 16: LAS IDEAS COMO FUERZAS HISTÓTICAS
1.LOS INTANGIBLES EN LA HISTORIA.
El reconocimiento de los intangibles (creencias, valores, motivaciones, etc.) en
el proceso de cambio social, sólo se hizo posible cuando la sociología se
desplazó desde la perspectiva historicista o desarrollista hacia una orientación
individualista.
En la perspectiva historicista, reinaban los sistemas holísticos con propiedades
irreductibles y la gente eran componentes pasivos.
Desde la orientación más individualista, ha de reintegrarse al corazón de la
teoría sociológica a la gente que actúa. Este giro al individualismo metodológico
fue el logro de Max Weber.
Con el “humanismo sociológico” de Weber, los organismos o sistemas sociales
perdieron su posición central y el enfoque se desplazó hacia los agentes y sus
acciones. Para Weber la sociología es el estudio de las acciones sociales, que
acumuladas en el tiempo forman las entidades sociales complejas (economía,
sistemas políticos, organizaciones sociales, etc.).
Explicar todo esto, significa trazar sus raíces en las acciones humanas, desvelar
su significado, las motivaciones psicológicas, valores culturales, normas,
reglas… por tanto los factores explicativos últimos se encuentran en el reino de
las ideas.
Algunos comentaristas contemporáneos afirman que el principal tema de la obra
de Weber es el reconocimiento de la “función de la ideología como variable
independiente en el desarrollo social”. La aplicación más penetrante, se
encuentra en la interpretación de Weber de los orígenes del capitalismo,
desarrollado en su clásico ensayo (1904) La ética protestante y el espíritu del
capitalismo.
2.EL ESPÍRITU DEL CAPITALISMO.
Para Weber y sus predecesores del S.XIX, su principal fin era entender la
modernidad, un nuevo mundo social que había llegado a su madurez en Europa
Occidental y Estados Unidos y se estaba expandiendo. El principio fundamental
era el capitalismo.
Weber: “El capitalismo es idéntico a la búsqueda de beneficios, siempre de un
beneficio renovado, por medio de una empresa continua, racional, capitalista, ...
la organización racional del trabajo (formalmente) libre”.
Una de las principales preocupaciones de Weber era cómo nace y logra sobrevivir
este sistema. Buscaba una explicación a la transición de sociedad tradicional a
capitalista.
Weber razonó que, si el capitalismo era resultado de acciones humanas,
realizadas por unos agentes concretos bajo unas motivaciones determinadas…
¿Quiénes fueron los fundadores del capitalismo? Responde: por igual, un tipo
nuevo de empresarios y un tipo nuevo de trabajadores. La emergencia de tales
agentes es clave en el origen del capitalismo. A lo que le sigue otra cuestión:
¿Qué distingue a estos nuevos empresarios y trabajadores? Respuesta: un ethos
o mentalidad específica, el “espíritu del capitalismo”, una mezcla concreta de
motivos (beneficios) y valores.
Pero… ¿Cuál es el origen de este espíritu? Es aquí donde se produce la
contribución más original ( y debatida) de Weber.
3.EL ETHOS PROTESTANTE.
Bajo un punto de vista empírico, observa la correlación entre los agentes
cruciales (hombres de negocios, etc.) que tendían a ser protestantes.
Con el propósito de demostrar la correlación:
1. Los datos demostraban que la correlación funcionaba en países
desarrollados y subdesarrollados.
2.
En regiones muy diferentes en cuanto a riqueza acumulada la
preponderancia de protestantes en oficios técnicos y fuerza del trabajo
especializada era constante.
3. Al margen del estatus o posición de los gobernantes, los datos muestran
que las ocupaciones orientadas a los negocios son más comunes entre los
protestantes.
Weber extrae que lo que es realmente decisivo para el papel particular de los
protestantes en la generación del capitalismo es el “carácter intrínseco
permanente de sus creencias religiosas y no sólo sus situaciones temporales,
externas, histórico-políticas”.
¿Qué es lo que hay en el credo protestante que pueda producir las motivaciones
conducentes a actividades precapitalistas? ¿ Cuál es el proceso motivacional que
se desprende de estas ideas?
Weber postula la ansiedad y la incertidumbre existencial como condiciones
emocionales del fiel. Entra en juego la idea de Dios, cómo el que tiene a sus
elegidos. Si uno tiene éxito en la actividad mundana, será salvado en el camino.
Del mismo modo, si uno es ocioso, desperdicia su tiempo en el placer, el
consumo… esto es señal de condenación.
“La valoración religiosa del trabajo sin descanso, continuo y sistemático en una
vocación mundana, como medio más alto de ascetismo, y al mismo tiempo la
prueba más segura y evidente de resurrección y de fe verdadera, debe haber sido
la palanca más poderosa concebible para la expansión de esa actitud hacia la
vida que hemos denominado aquí espíritu del capitalismo”.
Una vez esto acontece, la estructura de las relaciones sociales se transforma:
1. En sentido negativo debido a la destrucción de viejas estructuras.
2. Transformación positiva, al elegir nuevas estructuras. Movilidad para la
actividad y el éxito. Acumulación de capital en lugar de consumo,
reinversión de los beneficios y mercado de trabajo competitivo. La
maximización de la eficiencia emerge como tendencia del sistema.
En este momento el sistema empieza a funcionar por sí mismo, deviene
autoreproductivo sin necesidad de apoyo religioso constante.
La “tesis de Weber” fue polémica. Estaba dirigida principalmente contra el
materialismo histórico de Marx.
Weber reconocía las inclinaciones y lo incompleto de su propuesta. Así, en sus
últimas obras introdujo diversas correcciones a la tesis:
1. En sus monumentales estudios sobre las religiones antiguas, mostro que,
dependiendo de las condiciones locales, históricas… la religión puede
tener implicaciones muy distintas e incluso opuestas para la vida social.
2.
En “Economía y sociedad” incluía otras variables independientes además
de la religiosa. Tales como factores institucionales y políticos.
3.
Las afirmaciones relativas al protestantismo se limitaron ( ya no era la
causa última sino más bien un factor influyente en un momento
determinado).
4.LA PERSONALIDAD INNOVADORA.
La tesis de Weber ha sido muy influyente. Numerosos teóricos modernos la
han intentado aplicar al capitalismo más desarrollado.
Everett Hagen introdujo la noción de personalidad innovadora como
prerrequisito del crecimiento económico, de la extensión de la mentalidad
empresarial y de la formación del capital. En la sociedad tradicional, su producto
y la precondición para la continuación de su funcionamiento es la personalidad
autoritaria
Personalidad autoritaria frente a personalidad innovadora
Rasgo
Actitud hacia la
realidad
Personalidad
autoritaria
Conformidad con
modelos de vida
dictados por la tradición
y por autoridades y
legitimados por su
naturaleza
presuntamente eterna y
su origen sobrenatural.
Percepción del papel Sumisión, obediencia,
individual en el mundo conformidad, evitación
de la responsabilidad y
necesidad de
dependencia.
Estilo de liderazgo
Nivel de creatividad e
innovación
Personalidad
innovadora
Actitud investigadora y
exploradora del mundo,
en búsqueda
permanente de sus
regularidades
subyacentes con el
propósito de influir y
controlar los fenómenos.
Toma de
responsabilidad por las
caras feas del mundo,
emparejada con la
búsqueda de soluciones
mejores y de intentos de
introducción de cambios.
Rigidez, elevadas
expectativas y
demandas rígidas
dirigidas a los
subordinados.
Apertura y tolerancia
hacia los subordinados,
estimulando su
originalidad e
innovación.
Falta de creatividad e
innovación.
Creatividad, se premia la
originalidad y la
novedad, curiosidad sin
límites.
Al igual que Weber, Hagen ha de enfrentar la difícil pregunta sobre los orígenes:
¿cómo aparece la personalidad innovadora moderna, si no hay causación
endógena?
El primer empujón hacia la modernidad ha de atribuirse hacia un factor externo,
exógeno. En Weber fue el factor contingente de la religión protestante
(calvinista). En Hagen son las circunstancias históricamente específicas que
denomina “retirada de estatus” ( ocurre cuando los estatus establecidos son
socavados por la movilidad social emergente y por la apertura de las jerarquías
de clase y de estratificación.
Hay cuatro casos típicos de retirada de estatus:
1. Cuando un grupo al completo pierde su estatus anterior y, en
consecuencia, esto ocurre también en cada uno de sus miembros ( por
ejemplo, artesanos tradicionales, son reemplazados por los trabajadores
de las fábricas). Se abre un abismo entre el estatus anterior y el posterior.
2. Cuando un grupo no es considerado todo lo elevado que sus miembros
consideran que se merece (por ejemplo, grupos que se sientes
infravalorados). Se abre un abismo entre la autodefinición de estatus y el
estatus que en realidad se disfruta.
3. Cuando hay discrepancia o inconsistencia entre las distintas dimensiones
del estatus ( por ejemplo, el prestigio de un profesor universitario no es
igualado por los ingresos o el poder). Se abre un abismo entre el estatus
que la persona ( u ocupación) recibe en una escala de estratificación y el
estatus medido por otra escala.
4. Cuando el grupo (ya) no es aceptado en un escenario social más amplio y
sus miembros comparten un estatus marginal (por ejemplo, los grupos
étnicos minoritarios). Se abre un abismo entre el estatus al que se aspira
y el que en realidad se obtiene.
Las cuatro situaciones evocación la discusión clásica de Robert K. Merton de la
anomia. Hagen se embarca en un razonamiento análogo al de Merton. Afirma
que la inconsistencia estructural manifestado por la retirada de estatus da lugar
a determinadas adaptaciones (resignación, innovación i rebelión; siendo los dos
últimos los más interesantes). Cree que el factor de la socialización temprana
del niño es el decisivo. Los hombres tienden más hacia la resignación y la
desesperación. La mujeres, agentes socializadores cruciales, ponen un mayor
énfasis en el cambio, en la innovación y creatividad en sus prácticas de crianza,
con la esperanza de producir vástagos mejor adaptados.
5.LA MOTIVACIÓN DEL ÉXITO.
Otra teoría ampliamente discutida y centrada en los aspectos psicológicos del
desarrollo del capitalismo fue la propuesta por David McClelland (1967). Toma
como eje si existe un síndrome de personalidad común, universal, que preceda
a toda explosión de desarrollo económico intenso, siempre que esto acontece en
la historia. Su respuesta a la cuestión es afirmativa: el desarrollo económico
siempre ha resultado y es resultado de la extensión precedente de una
motivación del éxito ( la necesidad del éxito, nÉxito).
McClelland: “ Una sociedad con un nivel generalmente alto de “nÉxito” producirá
empresarios más enérgicos que, a su vez, producirán un desarrollo económico
más rápido”.
Los síndromes alternativos de personalidad, “nAfiliación” o “nPoder”, tienen
consecuencias opuestas. La extensión de las necesidades afiliativas evita la
competencia entre los individuos, el inconformismo, la originalidad y la
innovación, frenando eventualmente el desarrollo económico. Las necesidades
afiliativas emparejadas a la necesidad de poder producen incluso tendencias
totalitarias más viciosas.
La motivación de éxito, la precondición universal para la expansión económica
y el crecimiento, puede aparecer en épocas históricas diversas, por lo tanto, tiene
que definirse en términos relativos.
Al especificarla para la extensión del capitalismo, la “nÉxito” se reduce a una
disposición latente de competir por un patrón más elevado de excelencia
gratificado en dinero y por el beneficio continuo, ascendente, mediante la
acumulación en lugar del consumo.
McClelland anima a sembrar motivación del éxito para cosechar crecimiento
económico.
6.EL PROBLEMA DE LA “MENTALIDAD SOCIALISTA”.
Hasta aquí se ha analizado lo positivo de la ideas, ideologías, actitudes mentales
como causas que contribuyen al crecimiento económico, a la expansión, al
progreso. Pero en circunstancias específicas, los mismos factores pueden jugar
un papel opuesto, sirviendo de barreras y bloqueos al cambio.
Muchos observadores han enfatizado que uno de los principales obstáculos en
la transición desde el “socialismo real” a una sociedad democrática, es el
extendido síndrome de personalidad denominado “mentalidad socialista”,
“espíritu socialista”, “homo sovieticus” o “mente cautiva”. Podemos decir que es
el resultado de muchas décadas de gobierno totalitario que ha dejado huella
sobre las motivaciones y las actitudes de la población. Había dos formas
mediante las cuales el “socialismo real” modelaba la personalidad:
1. Estaba la impronta de las instituciones socialistas, de sus formas de
organización e ideológicas. Imposición y habituación a una falsa “realidad
ideológica” sobre las mentes humanas hasta el punto de que alcanzaban
un dominio de motivaciones irreflexivas, de subconsciencia, de códigos
psicológicos profundos.
2. Mecanismo indirecto que surgía de las “reacciones adaptativas” o de los
mecanismos de defensa que la gente desarrollaba como formas de
enfrentarse a las condiciones “socialistas”.
De este modo, el dominio de la psicología de masa mostraba una sorprendente
resistencia al cambio y parecía sobrevivir a las formas de organización y a las
instituciones
del
“socialismo
real”,
efectivamente
destruidas
por
los
movimientos democráticos de los años 80. El infortunado legado del “socialismo
real” parece más duradero en el dominio mental. El autor supone que aquí radica
le principal mecanismo a través del cual el comunismo amenaza a las sociedades
poscomunistas desde la tumba.
Se podía esperar que una vez que las estructuras institucionales del “socialismo
real” han sido demolidas, la “mente socialista” también desaparecería.
Desafortunadamente este no es el caso; es sorprendente cómo al analizar las
actitudes políticas de los 90, guardan estrecha similitud con periodos anteriores.
El autor enumera, algunos ejemplos de la persistencia de , por ejemplo, la
oposición central de la esfera pública y privada, o muchas de sus expresiones
psicológicas.
CAPITULO 17: EL SURGIMIENTO DE LO NORMATIVO:
EVASIONES E INNOVACIONES
1.EL NÚCLEO NORMATIVO DE LA ESTRUCTURA SOCIAL
La vida social está regulada por reglas y por ello, el orden de las normas, los
valores y las instituciones que regulan la vida humana son consideradas por
parte de muchos investigadores sociales el aspecto central de la sociedad. Así,
Durkheim, en su formulación clásica, concebía los hechos sociales en términos
normativos.
En Florian Znaniecki, también encontramos ese énfasis normativo en el
desarrollo de la idea de orden axionormativo. En sus propias palabras: “El orden
social desde esta perspectiva denota simplemente orden axionormativo entre
los fenómenos denominados sociales… La organización social está fundada en
normas reconocidas y apoyadas colectivamente, que regulan no sólo las acciones
sino también las experiencias y representaciones de sus miembros”
En el trabajo de los estructuralistas-funcionalistas se observa también una fuerte
preocupación por los fundamentos normativos del consenso social y del sistema
de equilibrio en el trabajo. También “la escuela dramatúrgica” y en concreto
Ervin Goffman aportaron un sutil análisis de la estructura normativa implícita
en el drama social.
Por su parte, los etnometodólogos estudiaron los vericuetos de los supuestos
normativos dados por sentado que subyacen a la vida social y, más
recientemente, Tom Burns y su grupo han propuesto una teoría general de los
“sistemas de reglas” y de los “regímenes de reglas”.
Estos ejemplos no sirven para demostrar “la importancia de las normas sociales
y suposición clave en la vida social han sido ampliamente reconocidos por
científicos sociales” (Segerstedt) y podríamos afirmar como Harry Johnson que
“el concepto de norma es central en sociología”
2.EVASIONES INSTITUCIONALIZADAS DE LAS REGLAS
Por cambio normativo entendemos el surgimiento, reemplazo o modificación de
los componentes de la estructura normativa: normas, valores, roles, complejos
institucionales.
El cambio de normas presupone una desviación normativa. Robert Merton ha
sugerido el siguiente concepto de desviación: “Una adaptación es descrita
como desviada (no sin justificación) cuando la conducta se aparta de lo
exigido por fines culturales, o por las normas institucionales, o por ambas”.
Merton afirma que no hay que confundir la desviación con la conducta
meramente idiosincrásica; hay que “distinguir entre las nuevas formas de
conducta que se ajustan dentro de lo prescrito o permitido y las formas nuevas
que quedan fuera”.
Merton distingue dos formas principales de desviación en sentido estricto, que
difieren en varios aspectos:
➢ EL COMPORTAMIENTO NO CONFORMISTA (o desviación de principios).
La no conformidad es pública e implica el abandono de la legitimidad de
las normas en uso. También es positiva y constructiva, pues los
inconformistas proponen cambiar las normas que creen que son
moralmente sospechosas por otras de base moral firme
➢ EL COMPORTAMIENTO ABERRANTE (o desviación conveniente). Al
contrario que los inconformistas que anuncian públicamente su
disidencia, la conducta aberrante es privada y reconocen la legitimidad
de las normas que violan, pero consideran tal violación oportuna. El
objetivo de los aberrantes es intentar escapar de la fuerza sancionadora
de las normas existen.
El comportamiento no conformista y el comportamiento aberrante inician, así,
dos senderos diferentes de morfogénesis normativa con estadios y mecanismos
internos diferentes. Uno podría llamarse morfogénesis por medio de la
innovación normativa y el otro, morfogénesis por medio de la evasión de la
norma. Ambas son formas de devenir social.
o
MORFOGÉNESIS POR MEDIO DE LA EVASIÓN DE LA NORMA
Arranca de incidentes de conducta aberrante realizados por individuos que
encuentran las normas demasiado exigentes para ellos, aunque legítimas. Ej. El
ladrón no cuestiona la legitimidad del quinto mandamiento y por ello se
enfadará si le roban algo y no se sorprenderá si es atrapado y sentenciado.
Muchas de estas evasiones son completamente privadas, invisibles e
indetectables y por ello no tienen consecuencias sociales, es decir, no inician
procesos de devenir social. Si las evasiones se extienden más, es decir, son
realizadas por una pluralidad de individuos, entonces la conciencia colectiva
puede estar en disposición de despertar.
Cuando son identificados los evasores particularmente habilidosos pueden
convertirse en objeto de culto popular; un buen ejemplo de ello nos lo
proporcionan los empresarios privados en los países del “socialismo real”, con
sus riquezas, su llamativo consumo y sus conexiones políticas, son a menudo
tomados como modelos de rol. Otros ejemplos los tenemos en la evasión de
impuestos, copiar en los exámenes, los pequeños hurtos en las empresas…
La ocurrencia de evasiones según patrones es el siguiente paso en el camino
hacia la morfogénesis normativa; la fase más crucial llega cuando, como afirma
Merton, “Una creciente frecuencia desviada con éxito tiende atenuar y, como una
potencialidad extrema, a eliminar la legitimidad de las normas institucionales
por otras en el sistema. Aquí se aplica el concepto de Merton de “evasiones
institucionalizadas”
Hay tres variaciones específicas de las evasiones institucionalizadas:
1. Erosión de la norma. Esto ocurre cuando las normas se establecieron
mucho tiempo atrás y son tradicionales en su estructura normativa, pero
no son coherentes con las realidades actuales. Un ejemplo claro es la lenta
liberación de las costumbres sexuales.
2. Resistencia a la norma. Las normas evadidas son nuevas, recién
introducidas por decreto “desde arriba”, y se alejan de las formas
establecidas de conducta. Un ejemplo lo tenemos en la resistencia a las
reformas legales que van contra las costumbres compartidas, de los
estereotipos, de los prejuicios o de las convicciones morales (como en el
caso de la ley seca o la legislación de derechos civiles)
3. Sustitución de normas. Esto acontece cuando una norma se mantiene
vigente pero la evasión generalizada adquiere tentativamente legitimidad
a través de la escala y la larga tradición de su acontecer. Un buen ejemplo
es la prohibición de fumar en espacios públicos, que es a menudo
ignorada porque no ha habido objeción ninguna has ahora.
Estos tipos sucesivos de evasiones institucionalizadas conducen a la fase final
de un proceso morfogenético: la introducción de nuevas normas por
autoridades, o la obtención por evasión, del estatus de normas sancionadas,
completamente legitimadas e impregnadas de una nueva estructura normativa.
La vieja evasión deviene aceptada y sancionada como norma nueva.
Las normas nuevas serán evadidas de nuevo, por lo menos por algún miembro
de la sociedad y el proceso de formular, reemplazar y modificar las normas
mediante evasiones normativas volverá a comenzar.
o
MORFOGÉNESIS POR MEDIO DE LA INNOVACIÓN NORMATIVA
El mecanismo alternativo a la morfogénesis normativa es la acumulación de
innovaciones, En este caso los agentes cuestionan, la validez de las normas
mismas, se niega la legitimidad a la norma desde el principio y la conducta de
rechazo es pública, abierta y hasta a veces ostentosa. Por acercarnos a la
terminología de Merton, el caso paradigmático de conducta que inicia este
proceso se denomina “rebelión”.
Este concepto tiene una denotación muy amplia: se aplica a la ruptura
innovadora en la estructura de una tecnología prevalente o de un paradigma
científico dominante. Algunos ejemplos son cuando un profeta religioso dicta
una nueva definición de justicia o cuando un artista propone un nuevo estilo.
Hay una distancia considerable entre el momento en el que un individuo o grupo
concibe una innovación y el momento temporal en el que ésta es finalmente
aceptada y reemplaza las formas y modos anteriores de conducta humana. El
proceso puede dividirse en una secuencia de 4 estadios. En cada estadio puede
darse contingencia, es decir el proceso puede continuar o no, puede producir
morfogénesis normativa o pararse en su camino
1) En el primer estadio, la innovación puede permanecer privada,
completamente idiosincrásica y los intentos de publicitarla
fracasaron por completo
2) La visibilidad es tan sólo una condición necesaria, no suficiente
para el éxito, incluso cuando las innovaciones son conocidas no
producen consecuencias sociales inmediatas. El filtrado del
cambio implica a diversos agentes que aún pueden bloquear la
innovación impidiendo que se extiendan con amplitud por la
sociedad. Algunos ejemplos de agentes que pueden bloquear la
innovación son los censores, evaluadores de artículos y libros,
consejos de redacción, oficina de patentes…
3) Una vez que la innovación consigue abrirse paso superando los
mecanismos de filtrado y alcanza a la sociedad, comienza la fase
de diseminación. Esta puede adoptar diversas modalidades
a) Debe haber Compensación cuando el cambio inicial
desencadena retroalimentaciones negativas que tienden a
disminuir el significado de la innovación normativa,
haciéndola inconsecuente o eliminándola mediante una
contra reforma
b) Se produce una Sobrecompensación cuando la resistencia
a la innovación es tan fuerte que los mecanismos de
compensación sobrerreaccionan, no sólo conservando el
status quo sino alterando la estructura en dirección opuesta
a la pretendida. Esta es la resaca o el “efecto boomerang” ,
muy común en el caso de reformas políticas radicales
c) Aislamiento al cambio, Se produce cuando la innovación
inicial no genera repercusiones, es conservada pero limitada
al área de la estructura normativa en el que fue introducida
sin mayores consecuencias en la sociedad
d) Dispersión. Se da cuando el cambio inicial conduce a la
transformación
azarosa
de
un
número
limitado
de
componentes distintos de la estructura normativa. Esto deja
una huella caótica en la estructura normativa existente,
modificándola de diversas maneras, pero preservando la
totalidad de la estructura intacta.
e) Amplificación del cambio, en esta modalidad el cambio
inicial desencadena una cadena de cambios posteriores en
los
otros
componentes
de
la
estructura
normativa,
conducentes a la multiplicación de las innovaciones
normativas, el realce y la consecuencialidad de la original y
en algunos casos de la transformación total de la estructura.
Esto sucede a menudo en el mundo tecnológico, por
ejemplo, las consecuencias que la invención del automóvil,
el avión o los ordenadores han tenido para la vida humana.
El cambio normativo aún puede frenarse, como ocurre en los caso de
compensación y sobrecompensación, pero una vez que la innovación consigue
permanecer lo que deviene crucial es su legitimación. Para influir y persistir en
la sociedad a largo plazo, las normas, los valores y las instituciones cambiadas
han de ser reconocidas, aceptadas y tener el apoyo activo de miembros de la
sociedad. De otra forma su existencia será precaria
CAPÍTULO 18: LOS GRANDES INDIVIDUOS COMO
AGENTES DE CAMBIO
1.LA HISTORIA COMO PRODUCTO HUMANO
El cambio social es producto de las acciones realizadas por los actores humanos.
Todo en la historia es producto, voluntario o involuntario de esfuerzos
humanos.
Para introducirnos en este tema debemos hacernos las siguientes preguntas:
¿Quién hace la historia? ¿Cuánta historia hace? ¿Qué historia hace? ¿Cómo la
hace?
Al preguntarnos por quién hace la historia debemos ser conscientes de la
diferencia básica entre actores individuales y agentes colectivos. Entre los
actores individuales distinguimos tres tipos:
1. Un tipo está formado por la gente corriente en sus actividades cotidianas.
La mayor parte de lo que ocurre en la sociedad consiste en gente
trabajando, descansando, comiendo, viajando… Las masas de gente
corriente modelan la materia última de la que está constituida la masa
humana.
2. El 2º tipo está formado de individuos con cualidades excepcionales que
actúan como representantes de otros, en su nombre o a favor de ellos, o
que manipulan o suprimen a otros sin su consentimiento. Estos incluyen
a líderes, profetas, ideólogos, patriarcas, dictadores…
3. El 3º tipo son actores que ocupan posiciones excepcionales, lo que les
conceden prerrogativas especiales. Sus roles les permiten demandar
acciones con consecuencia para otras personas, decidir su futuro.
Algunos ejemplos son los gobernantes, gestores administradores…
Considerando la forma que pueden tomar las acciones, parece haber un
continuo.
1. En un polo encontramos las actividades cotidianas, con motivaciones
puramente egoístas y privadas. Todas ellas, inconscientemente o de
forma inintencionada, puede tener efectos colaterales que afectan a otras
personas o incluso instituciones. Ejemplo: utilizar el lenguaje, evadir
normas, inventar nuevas herramientas…)
2. Podemos encontrar acciones individuales que, sumadas a otras acciones
individuales, sin una intención común, pero que debido a su carácter de
“reunión”,
son
capaces
de
producir
inmediatas
e
importantes
consecuencias sociales.
3. También encontramos en la línea de acciones individuales, también
acometidas junto a otros, pero ahora con una intención por parte de los
actores sociales para alcanzar algún bien común. Ejemplo: peticiones,
manifestaciones…
4. Una categoría separada la forman las actividades empresariales, la
organización la movilización, educación e indoctrinacion de otros con el
propósito de producir las acciones deseadas
5. Por último, están las acciones políticas, el ejercicio de poder( o la lucha
por él, para ejercerlo con posterioridad), ordenar, manipular, legislar,
codificar ( y también conspirar, hacer campaña, concurrir a elecciones,
etc.)
En cuanto al contenido o al objetivo de las acciones individuales cometidas por
los actores sociales, puede añadírsele una tipología más. Algunas acciones están
dirigidas directamente a las estructuras: las producen, las cambian o las apoyan.
Constituyen la primera categoría de nuestra tipología: la construcción de
estructuras propiamente. Éstas son de distintos tipos:
1. Cuando se imponen nuevas normas, cuando se inventan nuevas ideas,
cuando comienzan nuevas interacciones, cuando se forman nuevas
jerarquías de desigualdades, se produce la verdadera morfogénesis.
2. Cuando las normas son cambiadas, las ideas reformuladas, los canales
interaccionales alterados, las oportunidades redistribuidas, se produce el
cambio estructural
3. Cuando las normas son hechas cumplir, las ideas apoyadas, las líneas de
interacción sostenidas y las desigualdades petrificadas, estas acciones
producen continuidad estructural. La construcción de estructuras en
estas formas diversas no agota todos los tipos de acción. Aquí
encontramos la socialización, la movilización, la organización, la
indoctrinacion, etc.
La segunda pregunta que debemos hacernos es ¿Cuánta historia hace? Es obvio
que disponemos de un amplio espectro de casos, desde las acciones de la gente
corriente hasta las extraordinarias hazañas de grandes líderes o héroes. Éstas
últimas son las llamativas y han recibido más atención desde el inicio
sistemático del cambio social.
Podemos diferenciar diversos grados y matices de grandeza. Tomando el factor
tiempo podemos encontrar:
1. Personas que han dejado una huella duradera, para bien o mal, a lo largo
de los muchos años de historia. Encontramos aquí a Jesús, Buda, Cesar,
Napoleón, Stalin, Copérnico, Hitler o Edison
2. Por otro lado, están los líderes de tendencias modernos, que pueden tener
un enorme seguimiento y cambiar modelos de vida, pero sólo
temporalmente, siendo pronto desplazados por otros: Elvis Presley, los
Beatles, Madonna…
El grado de influencia también puede variar en el espacio. Están aquellos que
solo tienen un seguimiento local, o en pequeñas comunidades limitadas o como
mucho en países singulares; y, por otro lado, están aquellos cuyos seguidores e
impacto es global.
Otra pregunta que nos debemos hacer es ¿Qué historia hacen? Por un lado, están
los líderes de acción: generales, políticos, dictadores y por otro, están los líderes
de pensamiento.
La última pregunta que debemos hacernos es ¿Cómo hacen historia? La huella
histórica que dejan puede ser tanto de forma inconsciente como consciente. Las
consecuencias objetivas y las intenciones subjetivas no siempre coinciden.
COPERNICO no imaginó que su descubrimiento cambiaría CIENCIA, RELIGION, e
incluso SENTIDO COMUN durante los siglos venideros; o ROSA PARKS la mujer
negra que no se levantó para ir a la zona segregada para los negros en el autobús
no imaginó las consecuencias que aquel simple gesto supondría para la
población de color norteamericana.
Por otra parte, están los que si son conscientes de que sus acciones tienen
consecuencias para la humanidad. Algunos ejemplos son: NAPOLEON, MARX,
LENIN, ROBESPIERRE, GORBACHEV, REAGAN, TATCHER. La ironía de la historia
juega malas pasadas a los reformistas y revolucionarios más ambiciosos.
Algunos
producen
consecuencias
contrarias
a
las
soñadas
por
los
revolucionarios. KARL POPPER lo advirtió del peligro de los efectos colaterales
por ejemplo el MARXISMO. Las preocupaciones morales, románticas y
humanitarias de Karl Marx degeneraron en uno de los sistemas políticos más
opresivos de la humanidad. También puede ocurrir lo contrario. Por ejemplo,
Gorbachev con su política de glasnost y perestroika intentaba salvar el decréptio
del sistema comunista y sin embargo lo que provocó fue su colapso total.
2.TEORÍAS EN COMPETENCIA
La reflexión sociológica sistemática sobre los grandes individuos se ha movido
entre dos orientaciones opuestas: el determinismo heroico y el social. Y también
apareció una intermedia que intenta combinar las percepciones valiosas de
ambas doctrinas extremas, a este se le denomina ENFOQUE EVOLUTIVOADAPTATIVO.
2.1Determinismo heroico
Su doctrina esta enraizada en la concepción más general del individualismo y el
voluntarismo. Toda la historia es consecuencia de acciones individuales, la
historia es maleable y responde a esfuerzos individuales. Sólo los individuos
pueden influir en la historia; son los grandes personajes los que cuentan en la
mayoría de los cambios sociales.
THOMAS CARLYLE es el historiados y filósofo que defiende esta teoría; la
historia del mundo como la biografía de los grandes hombres, héroes. LIDERES,
PATRONES, CREADORES.
La medida última de la grandeza radica en las obras, Carlyle valora al hombre
como personaje de acción más que como hombre de pensamiento. Carlyle creía
que los héroes inducen sentimientos de lealtad, reverencia, obediencia, y
devoción en las masas de seguidores. Esto proporciona el Lazo Social más
importante.
Carlyle identifica distintos tipos de héroes, aquellos identificados con dioses
(profetas y sacerdotes; a continuación, los poetas, los escritores, los gobernantes
y los artistas.
Uno de los seguidores de Carlyle, el historiador Frederick Adams Wood se
concentra en una sola categoría de héroes: los reyes, argumenta su importancia
crucial para la historia europea. .Estudió 386 reyes llegando a la conclusión que
monarcas fuertes, mediocres, y débiles se correspondían con épocas y periodos,
fuertes, mediocres y débiles.
El mayor desafío dificultad de los defensores del determinismo heroico radica
en la referencia al contexto histórico, las circunstancias sociales, a las
situaciones concretas en las que actúan los individuos. Tal consideración
muestra que, al margen de la valía personal de los personajes, siempre han
estado limitados en aquello que quería conseguir por la sociedad que le rodeaba.
Hay una forma de contrarrestar esta acusación al determinismo heroico, señalar
que las condiciones que constriñen a los héroes son el legado de los grandes
individuos que vivieron con anterioridad. Con esta corrección temporal
afirmamos el papel exclusivo de los individuos, pero tal determinismo genético
heroico se acerca mucho a la regresión infinita y al pensamiento tautológico.
2.2.Determinismo Social
La doctrina del determinismo social está fundada en presupuestos opuestos y
hace afirmaciones opuesta, su raíz se encuentra en algún tipo de “historicismo”
y enfatiza el curso predeterminado de las historia conducido por fuerzas
inmanentes y aislado de todo impacto de los individuos humanos, incluidos los
héroes
En esta visión los individuos son sacudidos por oleadas históricas,
son
irrelevantes o como mucho portadores de procesos históricos. En esta visión
reina el fatalismo, pues nada puede hacerse para cambiar el destino, las únicas
acciones efectivas son aquellas que coinciden con las tendencias históricas
inmanentes. Por tanto, es la época la que hacer nacer grandes individuos.
Las necesidades históricas pueden ser percibidas y anticipadas con mayor o
menor acierto; quienes consigan con más éxito comprender las tendencias
necesarias de su tiempo, lograrán adaptarse mejor, conseguir el éxito y actuarán
con mayor eficacia. Se convertirán, por tanto, en grandes hombres y su éxito
radicará en su habilidad para leer y reconocer esas necesidades históricas.
Existen 2 variantes de dicho razonamiento:
1. Una es idealista, representada por Hegel, para quien “la historia del
mundo no es otra cosa sino el desarrollo de la idea de libertad”. Para
Hegel los héroes eran aquellos que mejor perciben lo que los tiempos
exigen.
2. Otra variante materialista, cuyo representantes es Marx con su
materialismo histórico. Las necesidades de Hierro están enraizadas en la
Economía y en la emergencia de las clases. Los grandes individuos son los
que comprenden la lucha de clases.
La dificultad del Determinismo Social es la observación de que sin la aparición
de algunos personajes históricos algunos cambios hubieran sido impensables
en la historia. ¿Si Napoleón hubiera muerto por una bala en el puente de Lodi al
inicio de su carrera? …
Los deterministas se aferran diciendo que las grandes personas son producto
de los tiempos históricos, tales personajes satisfacen las necesidades de una
época. Parece de no haber refutación para este razonamiento salvo la
imposibilidad de ponerlo a prueba.
A la vista de la debilidad de ambos enfoques, la posición intermedia parece más
razonable
2.3.Adaptativa Evolutiva
Se basa en la interacción mutua entre individuos y contextos sociales, el
argumento esta sostenido por 2 principios. El principio de la variación afirma
el factor fortuito de la eminencia ( talentos, genios, habilidades…)que siempre
aparecen en determinada proporción en toda población. Hay un depósito de
individuos excepcionales resultado de unas especie de accidente genético. Y a
continuación comienza a operar el segundo principio: el principio de selección.
La gente eminente ha de dar con terreno fértil para desarrollar sus nuevas ideas,
acciones e innovaciones. Si lo hacen su eminencia será reconocida y
compensada. Serán influyentes porque serán seguidos por otros. Pueden
modelar la historia, pero también pueden ser ignorados o derrotados y sus
acciones no jugarán un papel histórico.
Si aceptas esta posición teórica, existen entonces 2 problemas concretos
1. ¿Cómo opera la interrelación de los factores sociales e individuales en el
proceso de adquirir grandeza, de convertirse en un héroe?
2. ¿cómo se manifiesta esta interrelación de factores sociales e individuales
en el ser un héroe, en el proceso de cambio social?
3.CONVERTIRSE EN HÉROE
La gente nace con talentos, algunos los desarrollan, pero el momento crucial
viene después cuando es la sociedad quien reconoce o ignora su pretensión de
eminencia. Para convertirse en líder se ha de tener seguidores, para ser profeta
debes tener creyentes… Para que uno cuente en la sociedad, la grandeza y el
talento deber ser publica nunca privado. Es ahí donde operan los mecanismos
sociales selectivos , elevando a individuos a héroes.
Hay cuatro pruebas que indican la importancia social de la grandeza:
1. Hay muchos casos de individuos excepcionales que adquirieron
reconocimiento póstumamente, o cuyos logros se atribuyeron a autores
posteriores. Estos individuos no encajaban con sus tiempos ni con las
condiciones sociales que los rodearon. Van Gogh, Galileo….
2. El 2º argumento es en cierto sentido el contrario. Muestra como el
contexto social maduro puede no sólo reconocer los logros, sino que los
anima e induce. Los mejores ejemplos los obtendremos de la ciencia,
donde
encontramos
el
fenómeno
de
múltiples
descubrimientos
independientes aparecidos en periodos en los que las comunidades
científicas estaban preparadas para rupturas en determinados campos.
(En cálculo por ejemplo Newton y Leibniz) El alcance de tales
multiplicaciones parece incrementarse conforme avanzamos en la época
de la ciencia moderna. Es la situación general, de una disciplina académica
en su totalidad la que está madura para el cambio. Y sucede desde varios
focos a la vez.
3. La siguiente prueba se encuentra en el hecho histórico de que hay épocas
de auténtico florecimiento de la creatividad, de la innovación, de la
originalidad; a veces denominadas Edades de oro. Grecia SV A.C.,
civilización Maya, Renacimiento. La explicación a que surjan tantas
personalidades es el contexto social.
4. El último argumento es la representación desigual en cuanto a razas,
sexos, y comunidades étnicas. Los personajes históricos han sido en su
mayoría hombres. Los Nobel. La única explicación es el prejuicio y
discriminación social y atención desigual. Aquí lo que sucede es
claramente una selección social negativa, que priva a miembros de
determinadas categorías de género, etnia o raza del reconocimiento
equilibrado de sus logros.
En el proceso de selección social se tienen en cuenta distintos criterios de
eminencia. En el terreno de la religión, la política y la guerra, el criterio primero
y más general fue el del carisma.
Esta cualidad se cree que es de origen sobrenatural, un signo de gracia divina,
una elección o vocación. El carisma es percibido por la persona que lo ostenta,
les da una sensación de fuerza sin igual, de tenacidad y de vocación; también
es percibido por otros que lo reconocen o que se lo adscriben a otros.
Para Max Weber el carisma es uno de los 3 fundamentos del poder legítimo o de
la influencia de determinadas personas pueden tener sobre otras en el terreno
político. Militar, religioso e intelectual. La autoridad carismática se encuentra en
las personalidades creativas innovadoras y de recursos reconocidos como tales
por sus seguidores o por sus súbditos. Para Weber la Autoridad carismática es
por necesidad revolucionaria; están dispuestos a romper orden establecido y a
crear un nuevo orden en su lugar.
La persona carismática desarrolla estilos de acción y rasgos de personalidad
característicos que refuerzan su imagen de enviados de Dios, de encarnaciones
del destino… Son muy exigentes y autocráticos, dictan leyes de acción para sus
seguidores y castigan la insubordinación. También mantienen las distancias con
sus seguidores, sus discípulos o capitanes y lo enfatizan mediante diferentes
accesorios. Acometen acciones extraordinarias para probar su valía, son muy
dogmáticos e intolerantes con la crítica y se aíslan de los cambios desfavorables
en la opinión pública estableciendo un círculo de adeptos fanáticos que generan
el pensamiento de grupo.
La legitimación carismática de la autoridad es más grande en épocas de crisis
social, cuando las formas de vida, las normas y las leyes establecidas son
socavadas, y cuando los gobernantes son desacreditados y se rechazan las
tradiciones. En esos periodo se aviva la receptibilidad y la sensibilidad del
carisma por parte de las masas; la explicación a este hecho lo encontramos en
que satisfacen tres necesidades psicológicas que acontecen en épocas de crisis:
•
La necesidad de seguridad
•
La tendencia a buscar compensación indirecta por el fracaso personal,
por la inadaptación, por la pobreza o por identificación con un gran héroe
•
La necesidad de evitar la responsabilidad y el compromiso personal en
condiciones de mucha incertidumbre.
En situaciones más estables otras bases de la autoridad se vuelven más
importantes: la legal-racional y la tradicional. En otros campos distintos de la
política y la religión , se pueden encontrar otros criterio de eminencia; por
ejemplo, en la ciencia el conocimiento esta institucionalizado como criterio
fundamental, en las artes es la perfección en la ejecución y la originalidad…
4.SER UN HÉROE
Dejando de lado las formas a través de las cuales se obtiene el estatuto de héroe
y al margen de los criterios de legitimación que se aplique cuando una persona
es reconocida como héroe se abre el camino para que inicie e influya en el
cambio social. Pero para que pueda dejar huella deben darse una serie de
condiciones:
1. La situación social, política y económica debe ser propicia; ha de ser tal
que las decisiones singulares puedan ser decisivas para el devenir de los
procesos
2. El individuo eminente, no sólo tiene que serlo, sino que además debe estar
en el lugar adecuado para ejercer el poder. No sólo en el tiempo, sino
además en el espacio.
3. El cambio verdaderamente histórico sólo acontece cuando están invitadas
gran cantidad de personas. El individuo eminente ha de ser capaz de
movilizar, dirigir, atemorizar, convencer, levantar la emoción del resto de
personas. En definitiva, el comandante ha de tener ejército, el profeta
debe tener creyentes y el presidente, ciudadanos obedientes a la ley.
5.SE AFECTA LA HISTORIA
De diversas formas, para bien o para mal, los grandes individuos realizan
cambio sociales y transforman los procesos históricos Según Sydney Hook su
papel histórico toma dos formas:
•
Individuos Eventuales: Son grandes en virtud de lo que hicieron, no
porque poseyeran un nivel extraordinario de sabiduría o imaginación,
sino porque estaban en el sitio correcto en el momento adecuado.
Hicieron buen uso de sus oportunidades Y las consecuencias históricas
vinieron solas, no fueron conscientes de lo que hicieron.
•
Individuos productores de eventos: Estos son grandes en virtud de
quienes son. Tuvieron cualidades extraordinarias. Inteligencia, visión,
capacidad de liderazgo… es de estos personajes de donde surgen los
carismáticos. Aprovechan las oportunidades, pero además también las
crean.
Por último, he de señalar que hay trampas en el camino de la grandeza histórica;
los intentos de transformar la historia a menudo fracasan.
Hay varios errores que impedirían el éxito de héroes o que conducirían a la caída
de aquellos que ya se encontraban en esa categoría:
1. El fallo común a la hora de definir el campo de posibilidades
adecuadamente. Ha de evitarse el pensamiento influido por el deseo y no
inventarse alternativas históricas cuando éstas no existen
2. La tendencia común pensar en términos de dicotomía, del tipo de uno
o lo otro, ignorando la complejidad de las situaciones sociales.
3. La incapacidad común de estimar correctamente la probabilidad y los
costes de sus acciones
4. No tener en cuenta las consecuencias involuntarias de las posibles
acciones, ni los efectos indirectos y los productos colaterales de las
decisiones tomadas
5. La incapacidad para predecir las reacciones de las masas antes las
decisiones, sin valorar si puedan producir una movilización por parte de
ésta. También dentro de estos errores está el de malinterpretar el estado
de ánimo del público y sus fines y aspiraciones
Los que sean capaces de superar estas dificultades y de evitar esas trampas,
serán dignos merecedores de ser llamados “grandes individuos”.
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