Orientación profesional a personas ex drogodependientes

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Amaia Barco Zabal.
Orientación Profesional I.
ÍNDICE
Introducción……………………………………………………………. 3
¿De qué estamos hablando?......................................................... 3
Programa de rehabilitación e inserción sociolaboral…………... 5
Reflexión personal…………………………………………………….. 7
Bibliografía……………………………………………………………… 8
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A modo de introducción, decir que el tema del trabajo lo he elegido basándome
en mis intereses personales, me he basado en la motivación por conocer más
sobre un tema que hasta ahora casi desconocía. El hecho de ser una persona
drogodependiente supone una diversidad de consecuencias que a primera
vista no son fáciles de reconocer y que son interesantes de analizar para
conseguir mejorar los procesos de inserción laboral de las personas en esta
situación.
En la primera parte de la estructuración de este trabajo introduzco el tema de
las drogas, de las toxicomanías, los procesos de drogadicción y las
representaciones sociales ante esta temática.
A continuación describo un programa de reinserción sociolaboral descrito por
Pello Aramendi (Profesor de la Universidad del País Vasco) en un congreso en
Zaragoza, como ejemplo práctico en base a la teoría antes analizada.
Para finalizar esta parte teórica del trabajo se encuentra la bibliografía utilizada.
La última parte de mi trabajo es una reflexión personal sobre la temática
analizada en el mismo.
¿DE QUÉ ESTAMOS HABLANDO?
Estamos hablando de unas sustancias químicas (naturales, sintéticas o
semisintéticas) que cuando introducimos en nuestro cuerpo por las distintas
vías existentes (oral, nasal, intravenosa…) tienen la capacidad de modificar
algunas funciones (percepción, estado de ánimo, comportamiento,
motricidad…) lo que puede conllevar diversas consecuencias, entre ellas la
capacidad de generar tolerancia y dependencia (psíquica, física y/o funcional).
Estas alteraciones van a depender de multitud de factores relacionados con la
propia sustancia (forma de ingesta, dosis, calidad, cantidad…), con las
personas que las usamos (personalidad, estado de ánimo, experiencia
previa…) y del contexto social y cultural de la persona.
Estas sustancias se pueden clasificar siguiendo criterios socioculturales
(asumidas, toleradas o rechazadas socialmente), estatus jurídico (legalizadas o
ilegalizadas), origen, peligrosidad, modelo de sociedad (tradicional,
consumista…), efectos en el sistema nervioso central y percepción de la
realidad, según el tipo de dependencia, etc.
Los indicadores que utilizamos para valorar los tipos de consumo, se basan en
las sustancias, personas y contextos.
Las toxicomanías no aparecen de golpe y porrazo sino que comienzan mucho
antes del contacto con las drogas; es un problema de la estructuración del
psiquismo del sujeto.
Características de la persona toxicómana: exaltación yoica, depresiones, baja
tolerancia a las frustraciones, tendencia al narcisismo, repliegue de sí mismo,
fuerte ambivalencia afectiva, tendencia a idolatrar o a denigrar a los objetos,
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sistemas idealizantes, problemas de autonomización, etc. El común
denominador es que encontraron en la droga el alivio a sus sufrimientos.
Antes de la droga existen los problemas psíquicos.
El surgimiento de la drogadicción se basa en tres aspectos fundamentales: el
sujeto, la sustancia y el contexto social. Este contexto social facilita o dificulta el
enganche o el abandono de las drogas. Respecto a las características del
entorno social que impulsa el consumo de estupefacientes podemos destacar
las siguientes: el nihilismo exacerbado, la violencia, la corrupción, la creencia
social de que todo es solucionable, el consumismo, la pérdida de valores e
ideales básicos, la escasa actividad colectiva, la apatía, el mito de la juventud
eterna, la impaciencia de los educadores, el impulso del individualismo, la
destrucción ecológica, la trasgresión de la ley, etc.
Los niveles de malestar y frustración son evidentes ante la dificultad de muchas
personas de encontrar un sitio dónde nos sintamos reconocidos y aceptados.
Las realidades de desmotivación, delegacionismo, individualismo, insolidaridad,
presentismo, conformismo… están construyendo realidades favorecedoras de
consumos problemáticos de drogas. Valores, actitudes y conductas
dominantes, con déficit de modelos referenciales positivos, con fortalecimiento
de los sistemas de autoritarismo y criminalización… aumentan las
percepciones y vivencias reales de malestar y, por tanto, las tendencias a
gestionar esas realidades con consumos no adecuados de drogas.
El nivel de deterioro en las personas y en la convivencia comunitaria conllevan
descenso en los sentimientos de pertenencia e identidad comunitaria, por tanto,
debilitamiento de lo social y lo colectivo.
Las representaciones sociales dominantes sobre el fenómeno de las
drogodependencias han construido un discurso, una opinión, una imagen y una
demanda muy parcial (acento en las drogas ilegalizadas), criminalizadota
(prohibicionismo), victimista (enfermo), delito (delincuente) e insolidario (control
y penalización). En la construcción de esta visión social, y por tanto, de las
demandas de la sociedad, los medios de comunicación tienen un papel
fundamental.
De forma progresiva y lenta se van produciendo modificaciones en las
representaciones sociales sobre el fenómeno de las drogodependencias, con
un discurso menos homogéneo, con un positivo descenso en las “alarmas
sociales” y en los niveles de dramatismo en el abordaje del fenómeno de las
drogodependencias. Se van percibiendo y aceptando diferentes formas de ser
persona usuaria, consumidora y/o drogodependiente. Se empieza a posibilitar
abordajes diferenciados según sustancias, edades, estructuras de socialización
y entornos sociales y culturales. Se avanza en la comprensión de la diferencia
entre usos terapéuticos, recreativos, placenteros, sociales y problemáticos. El
tema de las representaciones sociales es fundamental a la hora de desarrollar
estrategias y proyectos de abordaje al fenómeno de las drogodependencias en
código normalizador.
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PROGRAMAS DE REHABILITACIÓN E INSERCION SOCIOLABORAL
En primer lugar, hablar de la necesidad de que el centro terapéutico no se
utilice sólo para necesidades urgentes o para un momento concreto de la vida
del usuario, sino que la comunidad terapéutica se debiera de utilizar también
como recurso permanente capaz de poder facilitar un apoyo a lo largo de la
vida. Otra necesidad urgente es la atención de los hijos de los pacientes de la
comunidad.
Respecto al itinerario que siguen los pacientes en las Comunidades
Terapéuticas se pueden dividir en tres fases fundamentales:
1. FASE DE ADMISIÓN Y DIAGNÓSTICO DEL PACIENTE (1mes):
evaluar las características del paciente y ofertar una propuesta de
intervención.
2. FASE RESIDENCIAL-COMUNIDAD TERAPÉUTICA (6-12 meses):
reconocer sus problemas y dar respuesta a los mismos.
3. FASE DE SEGUIMIENTO-REINSERCIÓN SOCIOLABORAL (12meses):
desarrollar un plan individualizado de inserción sociolaboral.
El tema que nos interesa en este trabajo es la reinserción laboral/ sociolaboral
por lo tanto me pararé a describir esta última fase del programa:
Una vez finalizada la estancia en la Comunidad Terapéutica el paciente se
incorpora a esta última fase del programa que tiene una duración de doce
meses. El objetivo principal de esta etapa es proporcionar a cada paciente un
plan individualizado de inserción, asesorándole en el manejo de nuevas
situaciones, impulsando su capacitación laboral y la ocupación sana de su
tiempo libre. Se pretende que el paciente aprenda a obtener el máximo partido
de sus recursos personales y de los existentes en su entorno próximo,
potenciando su incorporación familiar y social y previniendo posibles recaídas.
Entre las actividades más significativas para lograr este objetivo podemos
destacar las siguientes:
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Actividades formativas: realización de cursos formativos como
plataforma para la búsqueda de empleo y también como recurso que
favorece la relación con otras personas, el sentimiento de pertenencia a
un grupo, la adaptación de compromisos, el esfuerzo personal,etc.
Fomento de la utilización del tiempo libre para favorecer un tipo de
relaciones y actividades que permitan pasarlo bien, sin estar vinculadas
directamente con el abuso de consumo de drogas.
El apoyo del paciente en la búsqueda de empleo poniéndole en
contacto con otros recursos especializados en este campo (técnicos de
empleo de ayuntamientos, empresas de trabajo temporal, INEM, etc.).
Atención a demandas puntales de pacientes dados de alta, una vez
finalizado el tratamiento. Se atienden las demandas de pacientes que
finalizaron el tratamiento y que, en momentos concretos, solicitan algún
tipo de intervención: apoyo en situaciones de crisis o recaídas,
enfermedades y asesoramiento en materia judicial y laboral. Algunos de
los pacientes se benefician de las ayudas a la contratación de personas
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toxicómanas del Gobierno Vasco. También existen usuarios con causas
pendientes y se mantienen contactos permanentes con los Juzgados de
lo Penal, de Paz, Vigilancia Penitenciaria, Audiencias Provinciales, etc.
Igualmente se mantienen relaciones estrechas con diversos
departamentos de la Universidad del País Vasco.
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ASPECTOS RELATIVOS A LA INSERCIÓN
El conjunto de actividades diseñadas responden a un objetivo general: poner a
los individuos en contacto con los elementos de la vida cotidiana que no han
conocido hasta ese momento. Hay que formarlos y asesorarlos en la utilización
de los materiales de trabajo, de claves personales y de comportamiento
necesarios para que puedan afrontar un reto en principio sencillo, pero que
plantea numerosas incógnitas: desenvolverse en el día a día. Esta
confrontación del individuo con las diversas facetas de la vida cotidiana
constituye una experiencia formativa de gran valor para el paciente. La
comunidad terapéutica exige a cada paciente el dar respuesta diariamente a
una serie de trabajos y obligaciones como si lo estuvieran haciendo en la vida
normal. El paciente trabaja como un empleado cualquiera. La incorporación a
cada trabajo es paulatina y graduada en función de la dificultad de cada
quehacer concreto.
Las actividades realizadas en la Comunidad se pueden clasificar en cinco tipos:
laborales,
socioculturales,
psicopedagógicas,
socioterapéuticas
y
psicoterapéuticas.
Entre las actividades laborales podemos destacar las siguientes:
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El trabajo doméstico: relativo a la preparación de comidas para los
componentes de la Comunidad y la limpieza de las instalaciones.
Taller y mantenimiento: su objetivo es mantener en el mejor estado
posible los espacios interiores y exteriores del edificio. Se realizan
trabajos de pintura, carpintería, albañilería, barnizado y electricidad.
Desde el punto de vista educativo el taller sirve para fomentar la
independencia (sin sentirse aislado), el orden y la autoorganización en
el trabajo.
Animales y huerta: este trabajo permite abastecer a la Comunidad de
vegetales, leche de vaca, huevos y carne. La huerta dispone de un
espacio de terreno cultivable donde se cultivan verduras, hortalizas,
legumbres, fresas y también posee árboles frutales.
Área de exteriores: se intenta recuperar las zonas verdes que rodean
las instalaciones. Los residentes se encargan de cuidar la zona frutal,
mantenimiento de la presa, ordenar y cortar leña y arreglar los dos
jardines próximos a los edificios.
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REFLEXIÓN PERSONAL
Es un hecho que el empleo y el trabajo se revelan como el medio más
apropiado para la integración social y laboral de las personas.
El empleo se ha convertido en una dificultad apreciable para aquellas personas
que tienen un modo de vida distinto, me refiero a personas discapacitadas,
pertenecientes a minorías étnicas, ex reclusos, ex toxicómanos, mujeres
inmigrantes, mayores de 40 años, etc., que habitualmente no manejan las
claves simbólicas actuales que operan en el actual mercado de trabajo, y por lo
tanto les resulta difícil no solo el acceso, sino también la permanencia.
El problema en estos casos, no es la incorporación a un empleo, sino su
incorporación desde el mundo en el que viven a otro que desconocen (mercado
de trabajo), o mejor que conocen según los patrones de interpretación que han
aprendido.
La ruptura con el pasado y el enfrentamiento a una situación desconocida y por
lo tanto de gran inseguridad para estas personas es, bajo mi punto de vista uno
de los puntos clave dentro del proceso de inserción laboral, pero a la vez, uno
de los más difíciles y dónde más ayuda profesional precisan estos sujetos.
La mayor parte de los programas de inserción laboral que he leído tienen a mi
parecer el error de englobar únicamente actuaciones de tipo puntual, es decir
de carácter solo formativo, o prácticas en empresas, o acompañamiento… con
la finalidad de compensar los déficit personales o la formación puntual que
demanda el mercado laboral.
La justificación por la cual esto me parece un fallo es muy sencilla, como ya he
dicho anteriormente a estas personas no solo les resulta difícil el acceso al
empleo, sino también la permanencia, en estos programas estarían dando
solución únicamente al primer problema planteado, al problema que hace
referencia al acceso al mercado laboral, pero nos olvidamos de que es
necesario un mantenimiento positivo y correcto de ese trabajo. Por eso, me
parece importante tener en cuenta a la hora de crear un programa de este tipo,
este último punto, que sea un proceso sin temporalidad fijada, que dure toda la
vida, que esté siempre abierto para proporcionar las intervenciones necesarias
en los problemas que vayan surgiendo.
Otro punto que me parece muy importante a tener en cuenta (también tiende
muchas veces a quedar olvidado) es la necesidad de que junto a una formación
de carácter técnico que capacite para el desempeño de un oficio,
paralelamente se imparta un programa formativo basado en el cambio de
actitudes, normas, valores, habilidades sociales, todos aquellos aspectos que
conducen a la toma de conciencia para el cambio de una forma de vida que se
había configurado en la cultura de la exclusión social.
Por supuesto me parece básico, dentro de estas Comunidades trabajar con
programas totalmente individualizados y personalizados, respondiendo a las
necesidades concretas de cada paciente y globales de todo el grupo. La
creación de un buen ambiente en la convivencia y la facilitación de recursos
que estén a nuestra disposición, me parecen tareas simples, pero muy
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importantes a la hora de ayudar a mejorar el desarrollo personal de estas
personas. Con la adquisición de pautas para una correcta convivencia nos
estamos asegurando el aprendizaje de las mismas para una futura reinserción
sociolaboral, algo que parece insignificante pero que me parece clave para un
funcionamiento correcto del proceso.
REFERENCIAS BLIBIOGRÁFICAS:
Aramendi, P. (2005). La inserción laboral de las personas con problemas de
drogas. IV Congreso de formación para el trabajo. Zaragoza.
Kongil, T., Merino, P.P., Arana, X., Wagman, D,. San Miguel,N., Manzanos, C.,
Ruiz, M.A., Salazar, M., Iraurgi, I., Rodriguez, S., Araluce, C. y Roldan, G.
(2005). Políticas sociales y criminales en materia de drogas. Álava: Salhaketa.
www.empleoenred.org
www.patim.org
www.lanbide.net
www.cinterfor.org.uy
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