Subido por Francisco Lizaraso

tema 7 20-21

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BLOQUE 7. LA RESTAURACIÓN BORBÓNICA: IMPLANTACIÓN Y AFIANZAMIENTO
DE UN NUEVO SISTEMA POLÍTICO (1874-1902)
7.1. LA RESTAURACIÓN BORBÓNICA (1874-1902): CÁNOVAS DEL CASTILLO Y EL
TURNO DE PARTIDOS. LA CONSTITUCIÓN DE 1876.
a) ESQUEMA
- Introducción. Las raíces de la Restauración; Cánovas y el partido alfonsino; abdicación de Isabel II
(1870); el manifiesto de Sandhurst (1-12-1874) y el pronunciamiento de Sagunto (Martínez Campos,
29-12-1874).
- Tema:
- Cánovas del Castillo y el turno de partidos: liberalismo, orden y estabilidad.
- La “dictadura canovista” (1875-1881): legislación básica de la Restauración
(moderada; rey moderador y rey-soldado; limitación de derechos – universidad,
imprenta, reunión, asociación, electoral-; centralismo).
- El turno pacífico y el fin de los pronunciamientos y Juntas.
- Fundación, ideología y composición social de los Partidos:
- Conservador (1875 por antiguos moderados y miembros de la unión
liberal; conservadores; clases altas y terratenientes).
- Liberal Fusionista (1879 por antiguos progresistas y demócratas
moderados; liberales reformistas; clases medias, medias altas y
profesionales liberales).
- La consolidación del turnismo: el Pacto de El Pardo (noviembre de 1885) y el
“gobierno largo liberal” (1885-1890): reformas (Ley de asociaciones, 1887; Ley
del jurado, 1888; Código civil, 1889; Ley de sufragio universal, 1890)
- Caciquismo: el encasillado. Los niveles del falseamiento electoral: Ministerio
de Gobernación, gobernadores civiles, alcaldes y caciques.
- La Constitución de 1876:
- Redacción (comisión desde 1875 presidida por Alonso Martínez) y aprobación (30-61876).
- Principios:
- Brevedad e indefinición en puntos controvertidos (leyes orgánicas).
- Soberanía compartida.
- La cuestión religiosa: Estado confesional, pero libertad religiosa privada.
- División de poderes:
- Ejecutivo: Rey (turnismo).
- Legislativo: Rey y Cortes bicamerales (Congreso electivo y Senado
parcialmente electivo).
- Judicial: tribunales independientes.
- Derechos liberales, regulados por leyes orgánicas.
- Estado centralista.
- Conclusión: la lenta crisis del sistema canovista. Desconexión con los problemas y división de los
partidos de notables.
b) TEMA
El sistema de la Restauración (1875-1923) debe mucho a la actuación de Cánovas del Castillo durante
el Sexenio democrático, al incorporar las clases medias y altas al partido alfonsino, bajo la promesa de
“paz y orden”. Dinásticamente el príncipe quedó legitimado tras la abdicación de su madre en él
(1870). Su programa político apareció en el Manifiesto de Sandhurst (1-12-1874), redactado por el
propio Cánovas. Finalmente, sería un pronunciamiento (el del general Martínez Campos en Sagunto el
29-12-1874) el que le devolvería el trono (ante la pasividad del Gobierno de Serrano).
Rubén Mayoral. IES Joan Miró. 7.2 Rubén Mayoral y Marian Llera
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Cánovas del Castillo y el turno de partidos
Cánovas del Castillo y los conservadores asumieron el poder durante un largo período (“dictadura
canovista”, 1875-1881), redactando la legislación básica de la Restauración, además de poner fin a los
dos conflictos abiertos: la guerra carlista (1876, con la abolición fueros vascos) y la guerra colonial de
Cuba (por Martínez Campos a través de la Paz de Zanjón, 1878).
Las bases del sistema enlazaban con el mooderantismo y su obsesión por el orden y limitación de las
libertades para evitar su “abuso” por las clases bajas y opositores: control de la universidad (1876,
debiendo jurar fidelidad sus profesores); libertades limitadas de asociación (1875), de imprenta (1879)
y de reunión (1880); sufragio censitario (1878, sólo 850.000 electores); y centralismo en la gestión
municipal. Además, el rey gozaba de un gran poder moderador (al nombrar los gobiernos, disolver las
Cortes y sancionar las leyes). Como novedad, asumía la jefatura del ejército (con lo que pretendía
reducirse la actuación de los posibles espadones, como así sucedió).
En segundo lugar, para evitar el descontento político (y los pronunciamientos y las Juntas) Cánovas
imitó el turnismo bipartidista inglés. Para eso fomentó la creación de dos partidos (de notables) que
coincidían en lo esencial y que integraron a la mayor parte del espectro político:
- Partido Conservador, liderado por él mismo y creado en 1875 por antiguos moderados y
miembros de la unión liberal. Agrupaba a todos los conservadores (excepto los carlistas) y tenía gran
apoyo entre las clases altas y terratenientes.
- Partido Liberal Fusionista (o simplemente Liberal), dirigido por Sagasta y fundando en 1879
por la convergencia de antiguos progresistas y demócratas moderados. Su ideología era un liberalismo
reformista (sufragio universal, libertad de imprenta, libertad religiosa, etc.) y agrupaba a las clases
medias, medias altas y a los profesionales liberales.
Sagasta ocupó el poder entre 1881 y 1883, ampliando la libertad de imprenta (1883). Sin embargo, la
temprana muerte de Alfonso XII (25-11-1885) puso en riesgo todo el sistema canovista (pues el rey
era una pieza clave del mismo). Sin embargo, Cánovas y Sagasta acordaron el mantenimiento del
turnismo y el respeto a la labor legislativa del contrario (Pacto de El Pardo, noviembre 1885). La viuda
de Alfonso XII, María Cristina de Habsburgo-Lorena, juró la Constitución como Regente (diciembre
1885). La reina estaba embarazada, dando a luz en 1886 a un varón, Alfonso XIII.
Como consecuencia del Pacto de El Pardo, la Regente encargó el gobierno a Sagasta, que ocupó el
poder hasta 1890. Durante estos años el Partido Liberal aprovechó para desarrollar su programa
político, con las leyes de asociaciones de 1887 (que las autorizaban y regulaban por primera vez desde
el Sexenio), la del jurado de 1888 (que introducía esta figura en los juicios de alguna serie de delitos,
incluyendo los de imprenta) y la de sufragio universal de 1890 (que dio el derecho a voto a varones de
mayores de 25 años, lo que suponía unos 5 millones de personas). Además aprobaron el primer
Código Civil (1889).
Sin embargo, como complemento de todo el sistema turnista, Cánovas fomentó el tradicional
falseamiento electoral y el llamado caciquismo con el fin de asegurar mayorías parlamentarias que
diesen estabilidad al gobierno. Para eso el Ministerio de Gobernación realizaba el encasillado, que los
gobernadores civiles y alcaldes, y en última instancia los caciques, se ocupaban de hacer cumplir
mediante censos adulterados, sobornos, presiones, violencia o directamente pucherazos.
La Constitución de 1876
Una de las piezas clave del sistema fue la Constitución de 1876. Su redacción se inició en 1875 por
una comisión de expertos (dirigida por Alonso Martínez, pero con muchas aportaciones del propio
Cánovas) y fue aprobada por las Cortes constituyentes (elegidas en enero de 1876 por sufragio
universal) el 30 de junio.
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Sus principios eran una modernización de los de 1845: orden y estabilidad. Sin embargo, los aspectos
donde había más diferencia con los progresistas quedaron abiertos para ser desarrollados en leyes
orgánicas posteriores, como el tipo de sufragio y la regulación de la libertad de imprenta (así como la
mayor parte de los derechos). Un ejemplo es la solución de compromiso en cuanto a la religión: el
Estado era confesional (catolicismo), pero se admitía la libertad religiosa a nivel privado.
De esta manera, se volvía a adoptar la Soberanía compartida, que dotaba de gran poder al Rey: elegía
al ejecutivo (aunque ahora siguiendo los principios del turnismo), co-legislaba y sancionaba las leyes y
disolvía las Cortes.
Las Cortes eran bicamerales, con un Congreso de los Diputados electivo y un Senado no electivo en su
mayor parte (los senadores eran elegidos por el Rey o por los electores más ricos o algunas
corporaciones, como Universidades; o bien entraban directamente tras servir como altos funcionarios).
Al igual que defendían los moderados, se mantenía el poder judicial independiente, se protegía
especialmente el derecho a la propiedad, mientras que se abolía la autonomía local, volviendo al
centralismo.
Conclusión
Desde 1890, la alternancia se siguió basando en el encasillado y el caciquismo, cada vez más
denunciados y criticados. Las Cortes estuvieron cada vez más desconectadas de la España real y sus
problemas, especialmente tras el auge de los movimientos obreros y nacionalistas y el empeoramiento
de las condiciones de vida tras la necesidad de importar grano desde 1882 o la persistencia de la mala
situación de los jornaleros (en parte por el caciquismo).
En esta década también se hicieron más patentes las divisiones dentro de los partidos del sistema, que
seguían funcionando como agrupaciones de notables (acentuado por el caciquismo). Una vez realizado
su programa, el Partido Liberal careció de elementos comunes y diversas figuras (Sagasta, Martínez
Campos, Gamazo, partidario del proteccionismo, y Moret, más librecambista) empezaron a actuar con
independencia. Sin embargo, la crisis fue mucho mayor entre los conservadores, con una división entre
los partidarios de Cánovas, Romero Robledo (más conservador) y Silvela (más reformista). Como
remate, Cánovas fue asesinado en 1897, mientras que Sagasta sufrió el desprestigio de la derrota
española de 1898 ante los Estados Unidos.
c) VOCABULARIO
- Debate sobre el sistema de la Restauración: Los principales defensores actuales del sistema de la
Restauración elogian el establecimiento de un turno pacífico, que dotó de gran estabilidad al país, base
del desarrollo económico posterior. Minimizan el falseamiento electoral como un mecanismo
empleado a lo largo del siglo XIX (y con peores resultados para la estabilidad), que no resultaba
discordante del panorama europeo contemporáneo (caracterizado por los sistemas bismarckianos y un
liberalismo conservador obsesionado por el orden) y que esconde, no una explotación, sino unas
relaciones clientelares que beneficiaban a todos sus participantes.
En realidad, el caciquismo paralizó el desarrollo de España en un momento en el que estaba
cerca de igualarse con las principales naciones europeas. La deliberada elección de la corrupción (pues
eso es el uso de los mecanismos del Antiguo Régimen, como el clientelismo, en un sistema liberal),
cuando no de la pura coacción violenta, como elemento clave del sistema y la exclusión de las nuevas
fuerzas políticas en formación favoreció que el país se mantuviese sin cambios, como deseaban las
clases más poderosas, que vieron consolidado su poder a costa de que no se produjese ninguna
innovación (como la creación de un auténtico mercado nacional, la reforma de la explotación agrícola
o el desarrollo de una industria de bienes de equipo). Como consecuencia, pronto la economía se
estancó, cuando no retrocedió (como consecuencia de la pérdida de las colonias en 1898), haciendo
fracasar definitivamente la primera revolución industrial en España. Los propios españoles eran
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conscientes del falseamiento electoral, lo que les convertía, bien en cómplices (dando origen a una
cultura permisiva con la corrupción que, a través del franquismo, ha llegado hasta nosotros), bien en
contrarios. Dentro de este grupo, algunos optaron por el cinismo y la pasividad (y que se manifestó en
lo descrito por Silvela en su “España sin pulso”), mientras otros, incapacitados para participar, optaron
por el viejo sistema del pronunciamiento y las Juntas, sembrando las semillas para la inestabilidad de
las primeras décadas del siglo XX.
- Cacique: persona de gran poder (principalmente sobre una base económica: era un gran propietario
agrario) que era la última pieza de todo el entramado del falseamiento electoral. Su nombre provenía
de los líderes indígenas americanos que basaban su posición por su carácter de intermediarios con los
conquistadores españoles. Los caciques canovistas habían construido una amplia red clientelar basada
en las relaciones personales y en su riqueza y posición de fuerza que podía extenderse a nivel local o
incluso provincial. A cambio de favores (cargos públicos, exenciones, ayudas, etc.) ponían esta red a
funcionar para lograr que se cumpliese el encasillado, de ahí que todo el sistema recibiese el nombre
de caciquismo.
- Encasillado: designación por parte del Ministerio de Gobernación del candidato que debía ser
elegido en cada circunscripción electoral (“casilla”), como parte del proceso de falseamiento electoral.
Estos encasillados se hacían llegar a las autoridades provinciales y locales (gobernadores civiles y
alcaldes, todos elegidos por el Gobierno), que ponían en marcha sus redes clientelares, contactos,
medidas administrativas (como adulterar los censos mediante la inclusión de fallecidos, dado que los
ayuntamientos elaboraban los censos por la ley electoral de 1878) o de coacción (actuación de las
fuerzas de orden público, “partidas de la porra”, amenazas económicas, etc.) para que se cumpliesen.
- Pucherazo: falseamiento electoral consistente en cambiar las urnas (o el recuento de las mismas) por
otras adulteradas para que los resultados sean los deseados.
- Reconversión de la deuda de 1882: Medida adoptada por el gobierno de Sagasta con el objetivo de
sanear la deuda pública (aumentada durante el Sexenio revolucionario). Consistió en cambiar los
títulos de deuda por otros nuevos cuyo valor y sistema de pago era más favorable a los intereses del
Gobierno. Como medida adicional a la restructuración de la deuda, los liberales crearon el sistema
actual de emisión de moneda, que pasó a depender en exclusiva del Banco de España (anterior Banco
de San Carlos). En realidad, lo que hacía el gobierno era vender su deuda pública al Banco de España,
que emitía a cambio dinero que recibía el Gobierno para completar su presupuesto. En esa época (y
hasta la década de 1970) el dinero emitido por los bancos centrales era canjeable por su valor en oro de
las reservas de dicho banco, por lo que actuaban realmente como un “vale” (en este caso por la deuda
pública del Estado).
- Sandhurst: Academia militar inglesa para oficiales del ejército de tierra. Alfonso XII estaba
formándose allí en 1874 por sugerencia de Cánovas del Castillo, convirtiéndose así en el primer
monarca español con formación militar, con la idea de que asumiese la jefatura del ejército, al tiempo
que aprendía los usos militares en Gran Bretaña, tomada como modelo por Cánovas por su estabilidad
y su liberalismo conservador. Desde entonces todos los reyes han pasado por academias militares
como parte de su formación.
7.2. LA RESTAURACIÓN BORBÓNICA (1874-1902): LOS NACIONALISMOS CATALÁN Y
VASCO Y EL REGIONALISMO GALLEGO. EL MOVIMIENTO OBRERO Y CAMPESINO.
a) ESQUEMA
- Introducción: la bases del desarrollo de los nacionalismos periféricos y el movimiento obrero y
campesino (los cambios socioeconómicos de la restauración -latifundismo e industrialización-; la
cuestión nacional para el liberalismo - pluralidad de la españolidad- ; y los límites del sistema
canovista).
- Tema:
- Los nacionalismos catalán y vasco y el regionalismo gallego.
- Nacionalismo catalán.
- Bases: Reinaxença, federalismo, desarrollo industrial.
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- Tendencias: izquierdista (Almirall) y conservador (Prat de la Riba, las Bases
de Manresa-1892).
- La Lliga Regionalista (1901).
- Nacionalismo vasco:
- Bases: carlismo, cuestión racial e industrialización.
- Sabino Arana y el Partido Nacionalista Vasco (PNV, 1895).
- Otros nacionalismos: Galicia, Valencia, Andalucía.
- Galicia: O Rexurdimiento, Brañas, Murguía y la Asociación Regionalista
Gallega.
- El movimiento obrero y campesino.
- Precedentes: ludismo (Bonaplata); asociaciones de auxilio mutuo.
- Difusión: la AIT y envío delegados (Fanelli, Lafargue) durante el Sexenio.
- Corrientes:
- Anarquismo: Congreso de Barcelona (1870), FTE, FTRE (1881). Propaganda
por el hecho, anarcosindicalismo. Levante, Andalucía y Aragón.
- Socialismo: PSOE (1879, Pablo Iglesias), UGT (1888). Madrid, Asturias, País
Vasco. Minoritario.
- Sindicalismo católico (Doctrina Social de la Iglesia, 1891).
- Conclusión: la lenta erosión de la legitimidad del sistema canovista y el desarrollo del nacionalismo
y movimientos obreros en el siglo XX (tras el Regeneracionismo).
b) TEMA
El sistema canovista dotó de orden y estabilidad a España. Hasta el siglo XX no hubo grandes
conflictos, lo que fomentó el desarrollo industrial, apoyado por el Gobierno mediante aranceles
proteccionistas y la exclusividad del mercado colonial. Estas industrias tendieron a concentrarse en
algunas zonas (principalmente Barcelona y desde la década de 1880 Bilbao). Por otro lado, los
procesos desamortizadores y el caciquismo reforzaron y consolidaron el latifundismo y la oligarquía,
especialmente en Andalucía y en la meseta sur.
Por otro lado, el liberalismo español presentó una peculiaridad con respecto al francés y en general al
Europeo: no pretendió la homogeneidad cultural al tiempo que lograba la legal. Los liberales no
buscaron la eliminación de las lenguas y las culturas de la Península (si bien, al ser el castellano la
lengua de la administración por continuar la tradición borbónica, se las relegaba a un segundo plano),
en parte por su fracaso para iniciar un sistema de instrucción pública generalizado. Pero las Historias
de España estudiaban y reconocían la variedad de reinos medievales (puesto que situaban como origen
de nuestra historia común el Reino visigodo de Toledo) y los diputados de las Cortes de Cádiz usaron
el ejemplo de las Cortes del Reino de Aragón como justificación de su legislación y soberanía.
Por último, los límites del sistema canovista (caciquismo, progresiva desconexión de la realidad)
fomentaron la creación de de unos movimientos nacionalistas y sociales que permitiesen la
representación de regiones especialmente ricas por su industrialización y la solución de los problemas
de sectores numerosos (jornaleros) y agrupados (obreros fabriles), que fueron ganando poco a poco
conciencia.
Los nacionalismos catalán y vasco y el regionalismo gallego
Sobre el nacionalismo, destaca el surgimiento de unos movimientos que no buscan la independencia,
sino la defensa de la propia cultura y dotarse de dosis de autogobierno para hacer frente a sus
problemas propios, que se sienten no atendidos por el sistema. De hecho, entroncaron con el
republicanismo federalista (que pretendían la implantación de un sistema parecido al de los Estados
Unidos).
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El nacionalismo más importante fue el catalán. Sus bases estuvieron en la recuperación de la cultura
catalana, especialmente del uso del catalán como lengua literaria y científica, durante la segunda mitad
del siglo XIX (Renaixença), la tradición republicana federalista (con gran implantación en Cataluña) y
el enorme desarrollo industrial en el entorno de Barcelona (que creó una auténtica clase burguesa
habituada a organizarse para hacer valer sus intereses ante el Gobierno).
La cristalización en un movimiento político se estableció a través de dos vías:
- La republicana federalista e izquierdista, que representó Valentí Almirall, con la celebración
en 1880 del Congreso Catalanista y la creación del Centro Catalá (1882, que integraba a la otra
corriente). Su principal logro fue el memorial de Greuges de 1885.
- La conservadora y burguesa de Prat de la Riba, agrupados en torno a la Unión Catalanista
(1891), que formuló su programa en las Bases de Manresa (1892). Esta opción fundó en 1901 la Lliga
Regionalista, partido político que fue capaz de romper con el encasillado en Cataluña.
El otro gran nacionalismo fue el vasco. Resultó mucho más tardío y peculiar, ya que su base estaba en
el carlismo (que integró en su seno los rasgos culturales vascos). Por eso, frente a la integración con
autonomía en España, defendía abiertamente la independiencia (desligándose del sistema liberal y la
industrialización). Su figura principal fue Sabino Arana, fundador del Partido Nacionalista Vasco
(PNV, 1895). Partiendo de la defensa de los fueros (como forma tradicional de autonomía), el
catolicismo y la sociedad rural tradicional (propios del carlismo), añadió un elemento racial a la
defensa de las tradiciones vascas (al considerar al vasco como una raza diferente y superior al
castellano). También se opuso a la rápida industrialización del País Vasco durante la Restauración
(centrada en Bilbao y que supuso la quiebra de las tradiciones). Compartió por tanto los mismos
apoyos sociales que el Carlismo. Fue moderando su ideología para atraer a más sectores
conservadores.
En otras zonas, como Galicia, Valencia y Andalucía, surgieron otros movimientos regionalistas,
aunque de difusión entre intelectuales y centrados en la recuperación de la cultura. De entre ellos, sólo
el gallego lograría crear un movimiento político fuerte, pero ya en el siglo XX, con las Irmandades de
Fala (1916). Durante esta etapa se trató de un movimiento de intelectuales que buscó en primer lugar
recuperar y revalorizar la cultura gallega (O Rexurdimiento) y posteriormente solucionar los
problemas (aislamiento, atraso rural y del interior, caciquismo, minifundismo) de la región. Cabe
destacar la Asociación Regionalista Gallega (Brañas, Murguía - 1890).
El movimiento obrero y campesino
Lo más novedoso fue la consolidación de un movimiento obrero, cuyas reivindicaciones eran la
mejora de las condiciones de vida de obreros industriales y campesinos (derechos de asociación y de
huelga, regulación de la jornada laboral y el trabajo infantil, etc.). Su forma de actuación fue
principalmente a través de asociaciones, bien coordinadoras de su acción (sindicatos, partidos), bien de
ayuda mutua; y a través de huelgas.
Los antecedentes del movimiento obrero están en el ludismo (como el incendio de la fábrica
barcelonesa de Bonaplata en 1835). Más tarde, en el reinado de Isabel II, se crearon sociedades de
auxilio mutuo (ayudaban a los afiliados en paro, enfermos o a sus viudas), pero carecían de orientación
política
Durante el Sexenio revolucionario, las dos facciones de la Primera Internacional (fundada en 1864)
enviaron delegados a España, aprovechando la libertad de imprenta y de asociaciones. Fue el
comienzo de la organización del movimiento obrero y campesino moderno.
Dentro de dicho movimiento hubo dos corrientes, tal como había sucedido con la AIT:
- Los anarquistas: por influencia de Fanelli, delegado por la AIT (llegó en 1868, aprovechando
el estallido de la Revolución). En 1870 un Congreso en Barcelona organizaba la Federación Regional
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Española (FRE), siguiendo el modelo anarcosindicalista: organización de sindicatos y uso de la huelga
para alcanzar el programa de transformación social. La Restauración dificultó su acción, por lo que en
1881 tuvo que transformarse en la Federación de Trabajadores de la Región Española (FTRE). A pesar
de la Ley de Asociaciones (1887), fue disuelta en 1888. Sin embargo, esto no fue su final, ya que era
el movimiento más numeroso, especialmente entre el campesinado andaluz (el socialismo tardó en
desarrollar un programa propio para ellos), pero también en el principal centro industrial (en
Barcelona) y en Levante. Además de continuar con la formación de sindicatos (anarcosindicalismo),
otros militantes optaron por la “propaganda por el hecho” (asesinato de personajes políticos
destacados).
- Los socialistas: Marx encargó a Lafargue la difusión de sus ideas por España en 1872, con
gran éxito, especialmente en Madrid, donde Pablo Iglesias fundaba en 1879 el Partido Socialista
Obrero Español (PSOE), tras haber sido espulsado de la FRE. De nuevo, su actuación estuvo muy
limitada hasta la Ley de asociaciones de 1887, que permitió la fundación del sindicato socialista, la
Unión General de Trabajadores (UGT, 1888). Durante esta época, la afiliación fue escasa y agrupada
en las áreas industriales no catalanas: Madrid, Vizcaya y Asturias. En un primer momento (siguiendo
las ideas de Marx), no prestaron apenas atención a la situación de los campesinos, lo que explica en
parte su escasa implantación en el campo (frente a los anarquistas).
Por último, a raíz de la encíclica del Papa León XIII De Rerum Novarum (1891), la Iglesia comenzó a
fijarse en las condiciones de vida de obreros y campesinos en el nuevo contexto de la industrialización,
dando comienzo al desarrollo de su “Doctrina social”. Eso llevó a la formación de sindicatos y
asociaciones obreras (“Círculos Obreros Católicos”, como los iniciados por el padre Vicent en Alcoy)
y campesinas inspiradas por dicha Doctrina, especialmente en el País Vasco. Siempre fueron
minoritarios y mucho menos combativos y reivindicativos, limitándose a la ayuda mutua (incluyendo
la instrucción) y a apelar los sentimientos cristianos de los empresarios con la mediación de la Iglesia
para mejorar sus condiciones laborales.
El Gobierno se hizo eco de las reivindicaciones y la situación de obreros y campesinos al fundar la
Comisión de Reformas Sociales en 1883. En un primer lugar, se limitó a estudiar las condiciones de
vida y trabajo, sin ninguna medida importante hasta el cambio de siglo.
Conclusión
No será hasta el siglo XX cuando tanto el nacionalismo como los movimientos obreros ganen fuerza,
gracias a la evidente crisis del sistema canovista, incapaz de atender las demandas de la periferia y de
obreros y jornaleros, cuyo número aumentaba sin variar en lo fundamental su situación. Pero también
reforzó a estos movimientos los términos en los que se realizó el Regeneracionismo tras la crisis del
98: centralidad de Castilla en la definición de la españolidad y la acción del Gobierno (lo que excluía a
los nacionalistas e incluso los consideraba como el enemigo interno, y los fue acercando hacia
posiciones independentistas); y desarrollo de una legislación reformista en lo social (que alentó la
acción sindical) y en lo electoral (intentando reducir el caciquismo), lo que abrió el parlamento a
nacionalistas y socialistas.
c) VOCABULARIO
- Asociación Internacional de Trabajadores (AIT): Asociación creada en 1864 con la pretensión de
unir internacionalmente a los trabajadores, con la intención de coordinar sus reivindicaciones y el
modo de realizarlas. Funcionó como una serie de Congresos anuales realizados en diversos países
europeos donde la libertad de reunión y asociación permitiese su celebración, con una estructura
institucional mínima. Los delegados se representaban a sí mismos, sin llegar a establecer un sistema de
representación por países. Dentro de la AIT surgieron dos corrientes:
- los anarquistas (liderados por Bakunin), que defendían la abolición del Estado y sus
sustitución por comunidades libres y autogestionadas y como forma de actuación el asociacionismo y
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los instrumentos que pudiesen utilizarse en cada momento, lo que no excluía las reivindicaciones del
campesinado; y
- los socialistas (cuyo ideólogo fue Marx), que sostenían la conquista del Estado por los
proletarios y su uso como elemento transformador que aboliese el sistema liberal-burgués y lo
sustituyese por un sistema socialista. Por tanto, su actuación se dirigió a la participación en política y
la formación de sindicatos que, bajo una dirección coordinada, lograsen mejoras para la clase obrera
(entendiendo como tal principalmente a los obreros industriales) y en última instancia la llegada al
poder.
Las diferencias (incluso personales) entre ambas corrientes llevaron a la expulsión de Bakunin
y los suyos (que fundaron una internacional anti-autoritaria, con delegados rusos, italianos y
españoles, principalmente).
La Comuna de París (primera revolución con un fuerte componente obrero y socialista) en
1871 dificultó la actuación de la AIT, por lo que en 1872 se trasladó a Nueva York, para disolverse en
1876.
En 1889, los socialistas fundaron una nueva Internacional en la que los delegados se
organizaron en secciones nacionales, representando al socialismo de su país.
- Bases de Manresa: nombre con el que se conoce a las Bases para la Constitución Regional Catalana,
elaboradas en 1892 por la Unión Catalanista en Manresa, donde se celebraba su asamblea. Las Bases
planteaban los principios que deberían regir el autogobierno de Cataluña (apelando a las instituciones
tradicionales, incluyendo la representación corporativa) dentro de España (no pretendían la
independencia). La Unión había sido fundada en 1891 por los integrantes de la Lliga Catalanista, que
representaban los sectores más conservadores dentro del nacionalismo y que terminarían creando la
Lliga regionalista.
- Memorial de Greuges (agravios): forma tradicional en el que las instituciones catalanas elevaban al
monarca sus peticiones. Este fue el nombre que adopto Almirall para el documento que presentó ante
Alfonso XII con las peticiones catalanas (uso del catalán, protección de la industria catalana, etc).
7.3. EL PROBLEMA DE CUBA Y LA GUERRA ENTRE ESPAÑA Y ESTADOS UNIDOS. LA
CRISIS DE 1898 Y SUS CONSECUENCIAS ECONÓMICAS, POLÍTICAS E IDEOLÓGICAS.
a) ESQUEMA
- Introducción: las colonias españolas
- Cuba, Puerto Rico, Filipinas e islas Carolinas, Marianas y Palaos.
- Régimen colonial: monopolio comercial de la metrópolis; centralismo.
- La sociedad cubana: españoles, criollos, campesinos, mulatos, negros (esclavitud hasta 1886).
Descontento.
- Tema
- El problema de Cuba y las guerra entre España y Estados Unidos.
- Precedentes: la Guerra Grande (1868-1878).
- La Guerra de Independencia Cubana (1895-1898)
- José Martí, el Partido Revolucionario Cubano y el inicio de la guerra (febrero
1895).
- Fase de avance cubano (febrero 1895-enero 1896). Guerrillas rurales y
pacifismo Martínez Campos.
- Reacción española: Weyler y las reconcentraciones (enero 1896-octubre
1897).
- Concesiones de Sagasta sin éxito (octubre 1897-abril 1898).
- La Guerra con los Estados Unidos (abril – diciembre 1898).
- Intervencionismo previo de los Estados Unidos.
- Hundimiento del Maine (febrero 1898). Derrotas de Cavite (mayo 1898) y
Santiago de Cuba (julio 1898).
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- El Tratado de París (10 de diciembre de 1898). Tratado hispano-alemán de 30
de febrero de 1899.
- La crisis de 1898 y sus consecuencias económicas, políticas e ideológicas.
- Crisis económica, mercado nacional y retorno de capitales.
- El desprestigio internacional.
- La crisis del sistema canovista.
- El Regeneracionismo
- Cambio de gobierno (Silvela-Polavieja, marzo 1899)
- El regeneracionismo intelectual
- Joaquín Costa
- La generación del 98: Unamuno, Baroja, Machado, Azorín, ValleInclán, Maeztu, Blasco Ibáñez.
- La Institución Libre de Enseñanza
- Conclusión: el regeneracionismo político de Maura y Canalejas y la supervivencia del sistema. El
regeneracionismo de Miguel Primo de Rivera, Ortega y Gasset y la II República.
b) TEMA
Tras la independencia americana, España sólo conservó algunas colonias en el Caribe (Cuba, Puerto
Rico y temporalmente Santo Domingo) y en el Pacífico (Filipinas, Carolinas, Marianas y Palaos). Las
más rentables e importantes fueron las primeras, principalmente por el monopolio comercial impuesto
por la metrópoli (que benefició especialmente a la industria textil catalana) y el régimen centralista que
beneficiaba a los españoles en el desempeño de los cargos públicos y obtención de beneficios
económicos a través del comercio (entre ellos el de esclavos) y las plantaciones (indianos). Las
colonias (principalmente Cuba) se consideraban como una parte de España (y, por tanto, no abiertas a
la autononomía, como cualquier otra parte del país).
Cuba fue la más importante y la que más reivindicó su independencia. La sociedad cubana estaba
formada por españoles (numerosos por las emigraciones, pero concentrados en las ciudades), criollos
(que controlaban la mayor parte de las plantaciones de tabaco y azúcar, explotadas con mano de obra
esclava, que deseaban exportar a Estados Unidos) y un campesinado empobrecido, especialmente los
mulatos y negros (descendientes de los esclavos y muchos de ellos esclavos). Tanto criollos (oposición
al proteccionismo y régimen comercial; a la exclusión de la administración; y a la abolición de la
esclavitud de 1886) como campesinos (discriminados) estaban descontentos.
El problema de Cuba y la guerra entre España y Estados Unidos
Este descontento (especialmente por los proyectos abolicionistas del nuevo Gobierno revolucionario)
estalló el 10 de octubre de 1868 en una declaración de independencia (Grito de Yara) a la que siguió la
Guerra de los Diez Años (o Guerra Grande, 1868-1878). El general Martínez Campos acabó con la
rebelión con la firma de la Paz de Zanjón (10 de febrero de 1878), donde se comprometía a atender
alguna de las demandas de los rebeldes.
La negativa del gobierno español a adoptar cambios o hacerlo tardíamente llevaron a los autonomistas
criollos a unirse a los independentistas (representados por el Partido Revolucionario Cubano, fundado
en 1892 por José Martí en el exilio, y por guerrilleros que no aceptaron el acuerdo de Zanjón). Se
inició la Guerra de Independencia cubana (1895-1898) con un levantamiento armado del propio José
Martí (febrero 1895). La guerra atravesó tres fases:
- En un primer momento (febrero 1895-enero 1896) los independentistas cubanos (a pesar de la
muerte de Martí en mayo) llevaron la iniciativa, con una guerra de guerrillas, especialmente en el
campo. Martínez Campos intentaba llegar a un acuerdo con ellos.
- En enero de 1896 Weyler asume la capitanía general de la isla e inicia una campaña contra los
cubanos. Confina a la población en reconcentraciones (campos de concentración) cerca de las
ciudades y derrota a los guerrilleros poco a poco.
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- En octubre de 1897 es sustituido Weyler. El gobierno de Sagasta intenta llegar a un nuevo
acuerdo (concediendo la autonomía) sin éxito.
En abril de 1898 Estados Unidos declaraba la guerra a España. Ya había intentado comprar varias
veces la isla a España, para luego apoyar a Martí y desde 1895 enviar armas y dinero a los
independentistas. Luego impuso un bloqueo sobre las Filipinas y Cuba. En febrero de 1898, el
acorazado estadounidense Maine estallaba y se hundía en la Habana, lo que precipitó el inicio de la
Guerra, que se extendió a Filipinas y Cuba.
Los Estados Unidos enviaron sus flotas a Filipinas (donde había estallado una rebelión tras la
ejecución del líder independentista José Rizal en 1896; y donde hundieron la flota española en Cavite
en mayo de 1898), a Puerto Rico (donde desembarcaron las tropas con poco éxito) y a Cuba (donde
derrotaron a los españoles en la zona de Santiago, forzando a la flota española a salir a mar abierto y
ser hundida en julio).
A través del embajador francés en Estados Unidos, España inició la negociación de la paz, que llegó
con el Tratado de París (10 de diciembre de 1898), cediendo Cuba (aunque formalmente
independiente), Puerto Rico, Filipinas y Guam. El resto del imperio fue vendido por el Tratado
hispano-alemán de 30 de febrero de 1899 a este país.
La crisis de 1898 y sus consecuencias económicas, políticas e ideológicas
Económicamente, la industria textil se resintió del final del monopolio, pero pronto la producción se
orientó hacia el consumo interior, avanzando hacia la formación de un mercado nacional. El retorno de
capitales invertidos en Cuba (y la imposibilidad de invertir más allí) ayudó también al crecimiento
económico, a pesar de que España tuvo que asumir el pago de la deuda de la isla.
El desastre del 98, la humillante derrota, que dejó sin flota a España y sin colonias, supuso el
descrédito total del país en el plano internacional. La falta de una política exterior durante la
Restauración (las únicas alianzas fueron con Alemania para integrarse en los sistemas bismarckianos)
habían dejado al país aislado (sólo Francia y Alemania intercedieron para que el desastre no fuera
mayor). La clase política vivía en la ensoñación de que España era una potencia autosuficiente que
contaba en el concierto europeo, pero esta idea (fundada por la Unión Liberal y su acercamiento a
Napoleón III en la década de 1860) se derrumbó. España era el nuevo “enfermo de Europa” y tuvo que
reinventarse como una potencia de segunda que sólo podía aspirar a la neutralidad para ayudar a
mantener el equilibrio europeo.
El desastre fue también entendido como un fracaso del sistema canovista, que fue puesto en cuestión
por el regeneracionismo. En primer lugar, hubo un cambio de gobierno: Sagasta fue sustituido por
Silvela y Polavieja en marzo de 1899 (conservadores ambos y críticos con el legado de Cánovas), que
intentaron algunos cambios sin éxito.
El regeneracionismo se extendió entre los intelectuales y los movimientos de oposición al sistema
(republicanos, movimientos obreros y nacionalistas principalmente). Hoy el más valorado es Joaquín
Costa, que vinculó la decadencia directamente con el régimen oligárquico y el caciquismo. Sin
embargo, su movimiento político (la Unión Nacional) tuvo poco éxito.
Otros intelectuales regeneracionistas fueron conocidos como la generación del 98: Unamuno, Maeztu,
Baroja, Machado, Azorín, Valle-Inclán, Blasco Ibáñez, muchos de ellos con conexiones con la
Institución Libre de Enseñanza. En general:
- Denunciaron la distancia entre la España real (humillada) y la España imaginada por la
Restauración, con cierto pesimismo.
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- Buscaron el “Ser de España”, en su mayoría recurriendo a Castilla y su pasado (lo que,
cuando fue asumido desde el Gobierno, que además vio a los nacionalistas como un enemigo interno a
abatir, llevó a estos a radicalizar sus posturas).
- Intentaron modernizar la literatura introduciendo la filosofía europea del momento y
situaciones y vocabulario verosímil, hablado por la gente.
- Aunque sus soluciones variaron, en general coincidieron en la importancia de la educación.
Estas ideas e intelectuales se mantuvieron e inspiraron a una nueva generación de lideres políticos del
sistema (principalmente Maura y Canalejas), que aplicaron una serie de cambios que permitió al
sistema canovista mantenerse unos años más y acabar de desarrollar el nacionalismo español. Los ecos
del Regeneracionismo llegan hasta el dictador Miguel Primo de Rivera (1923-1929) por un lado, pero
por otro lado a los intelectuales (como Ortega y Gasset) que se unieron a los republicanos y a la
proclamación de la II República (14 de abril de 1931) para lograr las reformas que España necesitaba.
c) VOCABULARIO
- Indianos: Personas que volvían enriquecidas de América (principalmente Cuba) para restablecerse
en sus lugares de origen. Son típicas sus casas, inspiradas por la arquitectura colonial.
- Institución Libre de Enseñanza: Organización educativa fundada en 1876 por Giner de los Ríos e
inspirada por el krausismo, con sede en Madrid. Siguiendo las ideas de Krause, defendia la libertad de
cátedra y la necesidad de educar en el laicismo, la experimentación y el contacto con la realidad y la
naturaleza. Estuvo abierta también Tuvo una gran importancia en la educación de las elites
intelectuales que renovaron la literatura y ciencias españolas durante el primer tercio del siglo XX, así
como en las medidas regeneracionismas y republicanas del mismo período (como la Junta para
Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas – JAE – fundada en 1907 y dirigida por Ramón
y Cajal). Muchos de estos intelectuales se unieron a los republicanos y celebraron la proclamación de
la II República como un nuevo régimen que pondría fin al atraso secular de España.
- Regeneracionismo: movimiento cultural animado por el desastre del 98, que partió de una visión
negativa de la situación de España (y de gran parte de su pasado reciente) pero que pretendía (de
diversas maneras) su recuperación. Había desde intelectuales que se unieron a las filas republicanas
(Machado) hasta otros que evolucionaron hacia posiciones reaccionarias (Maeztu), pasando por
políticos del propio sistema (Silvela) o que defendían soluciones autoritarias temporales (el cirujano de
hierro de Costa, que luego modificó). Se extendió a toda la esfera cultural y algunas de sus ideas
fueron adoptadas por políticos de los partidos monárquicos: Maura (conservador) y Canalejas (liberal).
Rubén Mayoral. IES Joan Miró. 7.2 Rubén Mayoral y Marian Llera
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