Subido por Pedro Francisco Escalona Mora

Procesos Inferenciales durante la Comprensión Lectora

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UNIVERSIDAD DEL BÍO-BÍO
FACULTAD DE EDUCACIÓN Y HUMANIDADES
DEPARTAMENTO DE ARTES Y LETRAS
PEDAGOGÍA EN CASTELLANO Y COMUNICACIÓN
PROCESOS INFERENCIALES DURANTE
LA COMPRENSIÓN LECTORA
ASIGNATURA
PROFESOR
ESTUDIANTE
AYUDANTE
FECHA
: COMPRENSIÓN Y PRODUCCIÓN DEL TEXTO
: ABRAHAM BENJAMÍN NOVOA LAGOS
: PEDRO FRANCISCO ESCALONA MORA
: SOL ALEJANDRA PALACIOS
: 24/05/2019
INTRODUCCIÓN
El presente trabajo, tiene por objetivo dar a conocer uno de los campos de estudio
de mayor interés para la Psicología Cognitiva, como lo son los procesos inferenciales
que tienen lugar durante el proceso de comprensión lectora.
Desde los mismos comienzos del siglo XX, y con un mayor énfasis posterior en
1974, se empezaron a analizar los diferentes textos, discursos y todos los fenómenos
asociados a ellos desde una perspectiva diferente, ligada principalmente al paradigma
constructivista que, a partir de dicho periodo, empezó a tomar fuerza fundamental en las
diferentes disciplinas científicas. De esta forma, factores como el papel del conocimiento
previo del lector, la realización de inferencias o la construcción de distintos niveles de
representación mental, pasaron a tomar una vital importancia para dar un sentido más
profundo al texto.
El lector establece relaciones con el texto que van más allá de lo propiamente visto
u oído; así, la información de un estímulo se empareja con la información ya existente en
la mente y de manera particular, en la memoria del lector, para darle al texto una
coherencia o sentido más amplio. Así, la comprensión lectora se reconoce como una
habilidad multicomponencial que opera en todos los niveles de procesamiento (sintáctico,
léxico, semántico y discursivo), y posibilita establecer vínculos entre las características
del texto y aquellos elementos que se encuentran inmersos en la mente de los lectores.
I.
EL ESTUDIO DE LAS INFERENCIAS A LO LARGO DELTIEMPO
Desde aproximadamente unas cuatro décadas, los estudios de las inferencias han
venido teniendo un afloramiento, gracias al creciente interés que teóricos y expertos
sobre el procesamiento y comprensión del texto, han tenido sobre la materia. Pero el
punto de partida sobre el asunto se encuentra más atrás en la historia, desde la primera
mitad del siglo XX, hacia el año 1932, cuando Bartlett “ya describía los procesos a través
de los cuales los lectores añadían elementos de información que extraían de su propia
memoria –inferencias- para construir sus representaciones mentales del texto”
(Escudero, 2010, p.8).
La concepción proveniente de Bartlett, de la cual se desprende el conocimiento
como información ya procesada, tal cual la abordan los especialistas de la computación,
es posteriormente asumida por autores como Bruner (1957). Con el paso del tiempo se
le fue dando un papel cada vez más preponderante a las inferencias y su importancia en
el fenómeno de comprensión de los diferentes textos y discursos presentes en la
sociedad.
Las investigaciones posteriores, concentradas a partir de la década de los setenta
en adelante, han puesto especial atención a los tipos, número, función y momentos de
las inferencias que los lectores generan al enfrentarse a un texto de cualquier tipo. Esta
es la misma línea que autores como Greasser et al (2007) siguen en su investigación, al
clasificar y caracterizar los tipos de inferencias presentes durante la lectura. Los propios
Van Dijk y Kinstch, en 1978, crean una clasificación de las inferencias, atendiendo a su
modalidad de construcción.
Parodi y Peronard (2010), denominan como estrategias a todos aquellos procesos
que el lector debe efectuar para poder comprender los textos y discursos, entre ellos, se
encuentra el generar conexiones que incluso vayan más allá de lo propiamente dicho o
escrito, a fin de “completar los espacios vacíos” (p.105), teniendo en cuenta la
representación mental del texto que el lector vaya generando, y los tipos de estrategia
que utilice para lograr su cometido.
II.
LA PSICOLOGÍA COGNITIVA Y LA COMPRENSIÓN DEL DISCURSO
Como se planteó anteriormente, la Psicología Cognitiva, a raíz del afloramiento
del paradigma constructivista, comenzó a volcar su mirada en la comprensión del texto,
comprendiéndola desde una perspectiva de la construcción del significado que toma en
cuenta los conocimientos de mundo, el conocimiento del género del texto y el modelo
discursivo, que el lector ha desarrollado a lo largo de su vida. Así, cuando un lector se
enfrenta a un discurso, no parte desde cero, sino que ha desarrollado todo un “modelo
de situación mental” (Greasser et al, 2007, p. 289), que le ayuda a comprender el sentido
lógico del texto, a completar sus vacíos y a interpretarlo.
Un texto o un discurso supone siempre, como señalan de Vega, Díaz y León
(1999), una guía incompleta hacia el significado, en la que el lector debe ser capaz
de construir una representación apropiada del mundo real o ficticio al que se
refiere. Esta guía hacia el significado sería imposible de completar si no fuese por
una facultad cognitiva enormemente sofisticada y universal de la mente para
generar inferencias. A las inferencias se les atribuye la responsabilidad de
desvelar lo oculto, de ahí que estén especialmente vinculadas con el conocimiento
tácito (Escudero, 2010, p. 2).
La importancia de las inferencias es tal, que los diferentes textos, discursos y fenómenos
de la realidad, son posibles de ser comprendidos e interpretados a través de ellas,
convirtiéndolas así, en uno de los principales pilares de la cognición humana. La
Psicología Cognitiva ha vuelto de ellas, uno de sus principales áreas de interés de
estudio, puesto que gracias a ellas se podría comprender de mejor manera el
funcionamiento mental, la adquisición de conocimiento, el razonamiento, la percepción,
la memoria y el aprendizaje.
a) LA COMPRENSIÓN COMO PROCESO: LA MEMORIA Y LAS INFERENCIAS
La clave de la comprensión, consiste en construir una representación integrada y
coherente de los distintos fenómenos presentes en la realidad. En el caso de los textos
y discursos, la “comprensión implica un importante número de procesos perceptivos, de
codificación y de acceso léxico, de procesamiento sintáctico, gramatical, de inferencias,
la construcción de la representación semántica del texto, así como la comprensión como
producto final o resultado del aprendizaje” (Escudero, 2010, p. 3).
Haciendo eco de lo antes planteado, así como de lo propuesto por el mismo autor
durante el año 2007, cuando atendemos a un texto, nos enfrentamos a una serie de
estructuras lingüísticas y discursivas, así como también a información explícita e
implícita. Como plantean Greasser et al (2007), cuando el lector es capaz de representar
mentalmente el texto, mediante un modelo de situación en el cual logra interaccionar lo
explicitado con sus conocimientos previos, a fin de otorgarle un sentido pleno y llenando
las lagunas de información, es que está haciendo uso de las denominadas inferencias.
Pero estos procesos inferenciales, tanto a nivel de los distintos fenómenos de la
realidad, así como también del texto y el discurso, dependen de forma indisoluble de la
memoria de los sujetos. Si el lector logra relacionar la información presente en su
memoria de trabajo (operativa) con aquellos de la memoria a largo plazo, podrá dar una
mayor coherencia en base a la construcción de inferencias.
Así, la importancia de la memoria es indiscutible en el proceso de comprensión de
textos, puesto que el procesamiento de estos, se da a través de ciclos de
aproximadamente una oración cada uno. Así, cuando se procesa un ciclo nuevo, gracias
a la memoria de trabajo actuando de forma interconectada, es que el lector experto,
puede relacionar y recuperar información a fin de generar un esquema mental asertivo
sobre el texto.
b) LA INFERENCIA COMO BASE DE LA COMPRENSIÓN HUMANA
En 1957, Jerome Bruner, ya reconocía a la mente humana como una máquina de
inferencia, puesto que tiene la capacidad única de activar el conocimiento ya adquirido e
interpretar a la luz de ellos la nueva información entrante, estableciendo relaciones
abstractas sin ninguna conexión con los estímulos; todo esto implica, que no somos
meros codificadores y/o receptores pasivos de la estimulación proveniente del entorno,
sino que cumplimos un rol activo, al establecer inferencias que nos ayudan comprender
a cabalidad las distintas modalidades discursivas a las que nos vemos enfrentados en la
cotidianidad.
El motor de las inferencias son los conocimientos previos del lector en los más
variados ámbitos y las relaciones que logra establecer con lo que está leyendo; así, las
inferencias pueden relacionarse “con cualquier aspecto del significado, ya sea la
naturaleza de este espacial, temporal, causal, lógico, natural, artificial, abstracto o
concreto” (Escudero, 2010, p. 6). Finalmente, el lector siempre acaba procesando más
información de la leída de manera explícita en el texto, todo esto gracias al proceso
inferencial, que ayuda a comprender de mejor manera aquello escrito en él.
Para McNamara, cuando un texto entrega toda la información necesaria para su
completa comprensión, es que se vuelve dificultoso en su lectura, por su cantidad de
términos y verborrea. Por tanto, es necesario que los textos se construyan desde la base
de generar procesos inferenciales en la mente del lector, para que este pueda dilucidar
los sentidos que subyacen a lo escrito, siendo capaz de ir más allá en su interpretación.
Para
Gutiérrez-Calvo
(1999),
las
inferencias
cumplen
tres
funciones
fundamentales: la función cognitiva, puesto que ayudan a ahondar bajo la superficie de
los datos; la comunicativa, pues facilita la transmisión de información, de forma
económica y atractiva; y la conductual, por su utilidad para dirigir y predecir las conductas.
Estas funciones que cumplen las inferencias, ayudan a potenciar la capacidad
adaptativa, así como la comprensión y entendimientos del entorno.
III.
INFERENCIAS GENERADAS DURANTE LA LECTURA
Existen múltiples teorías sobre los tipos y la cantidad de inferencias que tienen
lugar durante el fenómeno de la comprensión lectora, algunas de ellas van desde la nula
o escasa participación de estas durante el proceso, puesto que conciben que toda la
información se encuentra dada de forma explícita en el texto, o bien, las que se den son
solo para dar coherencia en los niveles más básicos; hasta aquellas que las conciben
como parte fundamental, puesto que, mediante su computación, es la única forma de
poder comprender los textos y discursos de los que se es lector.
Las ideas relacionadas al primer orden expuesto, corresponden a aquellas
denominadas hipótesis minimalistas, que plantean que “las únicas inferencias que se
codifican de forma automática durante la lectura son aquellas que resultan
absolutamente necesarias para establecer una coherencia local con la información
explicitada por el texto” (Escudero, 2010, p.14).
Desde las teorías del segundo orden expuesto, podemos reconocer las de una
posición construccionista, en donde se propone que:
La representación mental de un texto es un modelo de la situación descrita por él.
Dicha representación supone muchas inferencias que incluyen elaboraciones de
partes explícitas de la información y conexiones globales entre las proposiciones.
De esta manera, cuando leemos una novela, construimos potencialmente varios
tipos de inferencias basadas en el conocimiento durante la comprensión del
contenido. Los planes y las metas que motivan las acciones de los personajes,
sus rasgos, conocimientos, creencias y emociones, las causas de los sucesos,
(…), etc. Según esta concepción, muchas inferencias de carácter global deben
elaborarse durante la lectura para conectar información muy separada en el texto.
(Escudero, 2010, p.14)
Para muchos autores, la edad del lector, la modalidad discursiva y el tipo de texto
a leer, son claves al momento de determinar el número y el tipo de inferencias que
tendrán lugar en el proceso de lectura. Greasser et al (2007, p.289), por ejemplo,
plantean que para los adultos es más fácil construir modelos de situación en textos
narrativos, puesto que los micromundos representados por esta tipología textual, se
parecen a los vivenciados en la experiencia diaria; esto no ocurre así en los textos
expositivos, donde los tecnicismos y palabras complejas abundan, no permitiendo una
sencilla comprensión.
De esta misma noción hacen eco Escudero y León (2007), que explican que,
durante el proceso de lectura de textos narrativos, tienen lugar un mayor número de
inferencias que en textos expositivos, esto primordialmente porque son necesarias para
la representación mental de la disposición espacial de los objetos de la narración, las
características físicas y psicológicas de los personajes, así como para ordenar la serie
de sucesos según el orden en que tienen lugar en el relato, etc. Mientras que durante la
lectura de textos expositivos no tienen lugar muchas inferencias a causa de presentar un
lenguaje más exacto y especializado que dificulta su representación mental.
Para especialistas como Fincher-Kiefer (1996), y Just y Carpenter (1987), solo las
inferencias hacia atrás son las que tienen lugar durante el proceso de la comprensión
lectora. O sea, para ellos, el lector, durante la comprensión es capaz de encadenar hacia
atrás la serie de enunciados que va leyendo, uniéndolos con elementos ya pasados
dentro de la lectura, o bien con aquellos que habitan en la memoria a largo plazo y que
tienen que ver con sus conocimientos previos.
IV.
TIPOS DE INFERENCIAS
Como se explicó anteriormente, los estudios de las inferencias desde los años
ochenta, se han visto volcados hacia contabilizarlas y clasificarlas. Siguiendo este
camino, Greasser et al (2007), proponen una clasificación de las distintas inferencias que
tienen lugar durante el proceso de comprensión lectora. En total suman 13 tipos, cada
uno de ellos necesitan del conocimiento de mundo del lector para tener lugar, y no siguen
ninguna regla lógica en su construcción:
Tipo de Inferencia
Tabla 1
Tipos de Inferencias
Descripción
1. Referencial
Una palabra o frase para referirse a un
elemento previo constitutivo del texto.
2. Estructura de asignación de
roles
Se asigna una frase nominal explícita a
una regla de estructura de caso particular;
por ejemplo: agente, objeto, locación,
tiempo, etc.
3. Instanciación de la categoría
de sustantivo
La inferencia es una subcategoría del
nombre explícito. Ej.: Donald Trump 
Presidente.
4. Meta superior
La inferencia es una meta que motiva la
acción intencional de un agente.
5. Objetivo o acción superior
La inferencia es una meta, plan o acción
que especifica cómo se logra la acción de
un agente.
6. Instrumento
La inferencia es un objeto, parte del
cuerpo o recurso que se utiliza cuando un
agente ejecuta una acción intencional.
La inferencia está en una cadena causal,
7. Antecedente Causal
que une la acción, el evento o el estado
explícitos actuales al contexto del pasaje
anterior.
La inferencia está en una cadena causal
8. Consecuencia Causal
pronosticada, que incluye eventos físicos,
eventos psicológicos y nuevas metas,
planes y acciones de los agentes.
Clasificaciones 4 y 9 quedan excluidas.
9. Reacción
emocional
personaje
del
La
inferencia
es
una
emoción
experimentada por el agente, causada
inmediatamente por o en respuesta a un
evento o acción.
10. Emoción del lector
La inferencia es una emoción que el lector
experimenta, o pretende experimentar,
mientras lee un texto.
11. Estado
La inferencia es un estado continuo,
desde el punto de vista del texto, que no
está relacionado causalmente con el
argumento de la historia. Los estados
incluyen los rasgos, el conocimiento y las
creencias de un agente; las propiedades
de
los
objetos
y
conceptos;
y
la
localización espacial de las entidades.
12. Temas
Este es el punto principal o moral del texto.
13. Intención del autor
La inferencia es la actitud o el motivo del
autor al escribir el texto.
(Greasser et al, 2007, p 292)
Un papel importante también es el que cumplen los elementos de cohesión para
favorecer la representación mental de los diferentes textos. Muchas veces al leer este
tipo de partículas, la mente establece relaciones de tipo inferenciales entre los diferentes
elementos presentes en el texto. Así, algunos signos de cohesión y relación como los de
correferencia, conjunciones, etc., solo adquieren sentido si el lector es capaz de generar
las relaciones inferenciales necesarias para la total representación de cada uno de ellos.
Siguiendo esta idea, es que Greasser et al (2007), reconocen diversos tipos de
signos de cohesión y relación presentes en los textos y que adquieren sentido solo
cuando el lector ejerce las relaciones inferenciales suficientes para hacerlo. Por ejemplo,
este es el caso de la deixis: si en un texto narrativo, el lector se encuentra con la expresión
“allá” o “allí”, difícilmente podrá entenderlas si las lee de forma aislada, puesto que estas
solo tendrán sentido si se tiene una representación mental del espacio en el que está
teniendo lugar la acción.
Otro caso es el de la correferencia, en donde dos o más expresiones distintas
dentro del texto se refieren al mismo elemento; por ejemplo, si un texto dice: “Donald
Trump irá a Brasil durante la semana. El presidente de EE.UU. saldrá de vacaciones”, el
lector necesitará acceder a sus conocimientos previos para comprender que la expresión
“el presidente de EE.UU.” hace referencia al mismísimo “Donald Trump” de la secuencia
anterior. Esto mismo sucede si el texto expresa: “Juana fue vista en el centro este viernes,
Antonio la reconoció”, en donde por relación inferencial, el lector comprende que la
expresión “la”, presente en el texto, hace referencia a “Juana”, nombre que aparece al
inicio del mismo.
Así, los más variados tipos de inferencias, están presentes en las lecturas que los
más diversos sujetos efectúan de los textos. Estas requieren del conocimiento de mundo
que tengan los individuos; de esta forma, aquel individuo que establezca la mayor
cantidad de relaciones inferenciales dentro del texto, podrá comprender a mayor
cabalidad el sentido de este, puesto que podrá ir más allá de aquello que se encuentra
explícito.
CONCLUSIONES
Durante los siglos XX y XXI el paradigma constructivista ha tenido un importante
impulso al ser acogido como método por las diversas disciplinas científicas; gracias a él,
en el área lingüística, se vive un ferviente interés acerca del estudio del procesamiento y
la comprensión del texto, motivo por el cual, los expertos se han especializado en los
diversos procesos que tienen lugar durante la comprensión. Uno de estos procesos es el
inferencial.
Son dos las corrientes teóricas que abordan la problemática de las inferencias;
unas son las minimalistas, que son aquellas que establecen que estas tienen lugar solo
a fin de establecer las relaciones de coherencia local dentro de los enunciados de los
textos; las otras son aquellas constructivistas, que proponen la presencia permanente de
las inferencias a nivel textual para establecer todo tipo de relaciones con los
conocimientos previos de los lectores.
El estudio de las inferencias durante el proceso de la Comprensión Lectora se ha
venido desarrollando a lo largo de todo el último tiempo, pero sus cimientos descansan
en autores de comienzos del siglo XX como Bartlett y Bruner, hasta llegar a nuestros
tiempos, con teóricos como Greasser et al (2007), Escudero, entre otros. Si bien, al
comienzo los estudios se enfocaban en definir qué eran las inferencias, en la actualidad,
se centran en reconocer sus tipos, así como también la cantidad de estos procesos que
tienen lugar en la lectura.
Greasser et al (2007), proponen una clasificación para los tipos de inferencias
presentes durante el proceso de Comprensión Lectora. En total suman 13 tipos, cada
uno de ellos necesitan del conocimiento de mundo del lector para tener lugar y no siguen
ninguna regla lógica en su construcción. Algunos signos de cohesión y relación, también
consiguen establecer este tipo de conexiones en la mente del lector.
Finalmente, se puede establecer que el estudio de las inferencias es ampliamente
esclarecedor al momento de vislumbrar la comprensión humana y todos los tipos de
relaciones presentes en ella. Las relaciones que produce la mente son múltiples, y
gracias a las representaciones que en ella se producen, es que los individuos pueden
realmente cargar de coherencia el mundo que les rodea.
REFERENCIAS
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