"Hijo vuelve a casa" Programa sugerente para un día de Visitas

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"Hijo vuelve a casa"
Programa sugerente para un día de Visitas,
dedicado a los
Ex adventistas
c. Dos hijos: Representados por dos muchachos bien
vestidos. El más joven será el Hijo Pródigo.
d. Ropa sucia, rota, o vieja, con la que se vestirá el Hijo Pródigo.
e. Tres personas más: Dos hombres y una mujer,
quienes aparecerán
como los amigos del Hijo
Pródigo y, después, como los sirvientes.
Objetivos del Programa:
f. Algunos muebles y objetos para simular una casa.
1. Brindar un cálido recibimiento a los ex adventistas que asistan
este día al templo.
2. Que durante, o al finalizar el programa, el corazón de nuestros
amigos pueda ser
tocado por el Espíritu Santo, para que ellos
decidan volver a los brazos de Jesús.
g. Si le es posible, fabrique unas figuras de cerdos en unicel o cartón.
h. Ore con humildad para que el propósito del programa pueda
cumplirse.
Servicio de Cantos:
3. Concientizar a los miembros de la iglesia sobre la aceptación que
debemos ofrecer a los ex adventistas.
Sugerencias para el Director:
1. Asigne ujieres. Escoja personas que sean muy amables para que
reciban a los ex adventistas en la entrada del templo.
Colóqueles un distintivo especial y guíelos hasta los primeros
asientos, a un lugar apartado especialmente para ellos.
2. Arregle el templo con suficientes flores, y procure que haya música de
fondo desde Temprano, y buena música durante el programa.
3. Coloque el título del programa en letras grandes y muy visibles, en
la pared del centro de la plataforma.
4. Debajo del título, coloque una figura de Jesús con los brazos
extendidos. Puede usar una figura en fieltro, en unicel, o una
manta, donde incluya a Jesús y el título.
5. Ya que se hará una representación de la Parábola del Hijo Pródigo,
necesitará:
Bienvenida: (Use música de fondo. Esta parte puede ser
presentada por el Anciano de la Iglesia)
¡Muy buenos días tengan todos! La iglesia de_____________ se viste
de fiesta en este
Sábado tan especial. Estamos felices de poder ver nuevamente a
nuestros hermanos en la casa de nuestro Padre Celestial. (Mencione
sus nombres) ¡Les damos un saludo fraternal y cariñoso! ¡Sean todos
bienvenidos a este programa de Escuela Sabática!
Himno Inicial:
(Lo anunciará el (la) Director(a) de Escuela Sabática) Cantemos con
júbilo el himno Núm. 334, "Gran gozo hay en mi alma hoy",
del Himnario Adventista.
Lectura Bíblica:
(En un extremo de la plataforma, el Padre aparece vestido
adecuadamente y repite el
Siguiente texto:)
"Porque este mi hijo muerto era, y ha resucitado; se había perdido, y es
hallado. Era necesario hacer fiesta y regocijarnos, porque este tu
hermano era muerto, y ha revivido; se había perdido, y es hallado"
(Lucas 15:24 y 32).
a. Un Narrador.
b. El Padre: Puede ser un hermano mayor de edad,
vestido como en
los tiempos bíblicos, con
apariencia de un hombre rico.
Luego dice: "Postrémonos para orar".
Oración de Rodillas:
(Será hecha por el encargado de la iglesia. Después de la oración,
todos salen
de la plataforma.)
Canto Especial:
(Sin ser anunciado, entra la persona asignada para esta participación.
Elegirá un canto que sea adecuado a la ocasión. En vez de un canto,
puede presentarse una poesía.)
ESCENA 1
(Antes de empezar el programa, y en un extremo de la plataforma,
tenga lista una mesa arreglada con un mantel, con recipientes
simulando comida, frutas y unas sillas. El papá y los dos hijos, estarán
sentados a la mesa, comiendo y platicando muy alegres. Después, se
colocan de pie juntos, se arrodillan y hacen una oración por un
momento. Luego, se levantan.)
Narrador: Un hombre tenía dos hijos. Los dos vivían en la
casa de su padre; ambos tenían todo lo que querían y eran
igualmente amados. Como familia, disfrutaban de un ambiente de
paz y de amor. Asistían juntos al templo para adorar y alabar al
Señor. Unidos y fortalecidos en Cristo, enfrentaban los problemas de
la vida. Pero el más joven era un muchacho lleno de inquietudes. Por
eso, un día se acercó a su padre, diciendo:
Hijo Pródigo: (Junto con el Padre, se acomoda al centro de
la plataforma.) Padre, estoy cansado de que se me diga qué
debo y qué no debo hacer. Quiero estar libre para hacer mi voluntad;
quiero gozar de los placeres de la ciudad, de los que tanto he oído
hablar. Por eso Padre, quiero que me des la parte de la herencia que
me toca, porque he decidido irme de esta casa. Aquí tengo de todo,
pero quisiera experimentar otras cosas.
Padre: Hijo, no te apresures. Aquí no te falta nada. Mi
posición económica me permite darte lo que tú quieras. No
estarás mejor en ningún otro lugar. Las normas que hay en esta casa
son sólo para el bien de nosotros mismos.
Hijo Pródigo: ¡No, Padre! ¡He decidido irme!
Narrador: NO tenía derecho de pedir su herencia, pero el
Padre, como lo amaba tanto, se la dio. El muchacho,
sintiéndose rico y afortunado, se despidió de su padre y se
marchó.
(El papá entrega unas bolsas pequeñas, simulando que son de
dinero, y llora al despedirse. El hijo dice adiós, mostrando su felicidad.
Salen ambos por los extremos dela plataforma.)
ESCENA 2
(Aparecen el Hijo Pródigo y sus tres amigos. Pueden estar sentados
a la mesa, o parados, platicando y abrazados. Utilizarán vasos,
simulando beber algo, muy alegres. El muchacho les da dinero de sus
bolsas.)
Narrador: Por un tiempo, el muchacho la pasó muy bien. Como
tenía muchas riquezas, tenía también muchos amigos. Y, entre todos,
se encargaron de malgastar el dinero tan rápido como pudieron. Un
día, el joven descubrió que ya no tenía más dinero. ¡Se había quedado
sin un centavo! Además, ni siquiera tenía amigos, pues todos lo habían
abandonado.
Hijo Pródigo:(Los amigos se empiezan a alejar) ¡Ey, amigos!
¿Dónde están? ¡No me dejen solo!
Amigos: ¡Ya no vale la pena estar contigo! ¡Vámonos! ¡Ya
no tienes dinero! (Salen y detrás sale el Hijo Pródigo,
caminando triste.)
Narrador: El rumbo que llevaba la vida de este joven, no
era el mejor.
¿Cuál es el rumbo que llevan nuestras vidas, planes y proyectos?
Por eso, como iglesia, escuchemos con atención el rumbo que
debemos llevar.
Marcando el Rumbo: (La persona asignada pasa y presenta "Marcando el
Rumbo".)
ESCENA 3
(En el extremo de la plataforma que está desocupado, coloque las
figuras de cerdos a manera de corral y una cubeta o balde viejo y
sucio. Entra el Hijo Pródigo caminando despacio, cabizbajo, con la
ropa sucia y despeinado.)
Narrador: Por ese entonces, sobrevino una fuerte hambre
en aquella tierra. Los alimentos comenzaron a escasear. El
joven empezó a buscar trabajo, y el único que pudo conseguir fue el de
cuidador de cerdos. Llegó a tener tanta hambre, que quiso comer las
algarrobas de los cerdos.
(El Hijo Pródigo se acerca a alimentar a los cerdos. Luego, se
sienta en el piso junto a ellos y simula estar comiendo.)
Narrador: Un día, mientras estaba solo con los animales,
se puso a pensar en lo bien que la pasaban los jornaleros en
la casa de su padre.
(En este momento, alguien podría entonar un canto especial referente a
la presencia de Dios en nuestros problemas. Mientras, el Hijo Pródigo
permanece sentado y pensativo escuchando el himno. Una sugerencia
podría ser el himno Núm. 222, "Tan triste y tan lejos de Dios",
del Himnario Adventista.)
ESCENA 4
(El Padre aparece sentado, apoyado sobre la mesa, pensativo y
triste.)
Narrador: El camino de vuelta a casa fue muy largo para
él, porque lo hizo caminando y porque estaba muy debilitado
a causa del hambre y la fatiga. Se preguntaba qué le diría su padre.
Tal vez, hasta rehusaría verlo.
Sin embargo...
Padre: ¡Hijo mío! ¿Cuándo volverás? Todos los días desde
que te fuiste, he estado preocupado por ti. Sé que no te va muy
bien; sé de tus problemas y quisiera que me permitieras ayudarte. No
me interesa tu condición ahora. Estaría dispuesto a recibirte en mis
brazos, si tan sólo tú lo quisieras. ¡Aquí está tu casa, tu familia y aún
estamos esperando tu regreso! ¡Mi querido hijo! ¡Hijo, vuelve a casa!
Narrador: El padre levanta su rostro y ve aparecer (en el
otro extremo de la plataforma) al muchacho, quien camina
despacio y cansado.)
Padre: ¡Hijo! ¡Hijo! (Corre hacia él y lo abraza) ¡Hijo, has
vuelto a casa! ¡Mi hijo ha vuelto a casa! ¡Miren!
Hijo Pródigo: Padre, padre, he pecado contra el cielo y
contra ti, ya no soy digno...
Padre: (Interrumpiendo al hijo) ¡Pronto, vengan! ¡Mi
hijo ha vuelto! ¡Traigan el mejor vestido y pónganselo; unas
sandalias para sus pies y un anillo para sus manos! ¡Hagamos fiesta,
comamos y alegrémonos, porque este mi hijo que había muerto, ha
vuelto a la vida; se había perdido y ha sido hallado!
(Mientras él habla, entran los tres sirvientes con la ropa limpia, y las
sandalias y ayu-dan a colocárselas al Hijo Pródigo. Luego, todos juntos
salen mostrando gran alegría, y el padre y el hijo abrazados. Esta
escena puede acompañarse con música que exprese alegría.)
Clausura:
(Entran el Anciano de la iglesia, el Director(a) de Escuela Sabática,
para terminar con el programa.)
Queridos
a m i g o s : Hemos
visto
representada
la
historia del Hijo Pródigo. Posiblemente, esta parábola
ilustra también la historia de nuestra vida. Pero quiero decirles
que, si por varios meses o años hemos dejado la casa del Padre
Celestial, tengamos la seguridad de que Él ha estado pendiente de
nosotros cada uno de esos días. Él sabe nuestra condición presente.
No le preocupa qué tan bajo hayamos caído o qué tan lejos hayamos
llegado. ¡Levántate del lugar donde estás, y camina; ven de vuelta a
casa! ¡Tu Padre Celestial ha estado esperando por tu regreso todos
estos días! ¡Mira sus brazos extendidos ansiosos de abrazarte!
Escúchalo decir: Roberto, Lucía, hijos, ¡vuelvan a casa! Tengan la
seguridad de que en el momento que ustedes decidan volver, ésta, su
iglesia y el cielo entero, harán fiesta, se gozarán y se alegrarán
también los ángeles y los mundos no caídos. Los invito, queridos
hermanos, para que pasen al frente y hagamos una oración muy
especial por ustedes.
Y a los que hemos tratado de permanecer en casa con el Padre, les
animo para que nos gocemos también porque nuestros hermanos
han vuelto.
Oración Especial por los Ex Adventistas:
Repaso de la Lección de Escuela Sabática: (Pasa la Directora o el
Director de la Es-cuela Sabática)
Así como aquel muchacho hambriento, nuestra alma necesita
satisfacerse con el pre-cioso pan de vida. En este momento,
esperamos que nuestra hambre espiritual pueda
medio del estudio de su Santa Palabra.
Pasemos ahora al repaso de la Lección.
Oración por los Maestros:
Himno Final:
Demostrando nuestro gozo de estar en la presencia de nuestro Padre, unamos
nuestras voces para alabar su nombre, entonándolas estrofas del himno Núm. 221, "Dios al
pródigo llama", del
Oración Final
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