Subido por Mercedes Lara

Naturaleza de los antiguos mitos romanos (1)

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Naturaleza de los antiguos mitos romanos
Los romanos no tenían relatos secuenciales de sus dioses, que se pudieran
comparar con la Titanomaquia o la seducción de Zeus por Hera, hasta el
momento en que sus poetas empezaron a utilizar los modelos griegos en el
último lapso de tiempo de la de la República Romana.
Sin embargo, lo que si tenían, era:
1. Un sistema muy desarrollado de rituales, escuelas sacerdotales y panteones
de dioses relacionados;
2. Un rico conjunto de mitos históricos sobre la fundación y auge de su ciudad
por parte de actores humanos con ocasionales intervenciones divinas.
Las historias fascinantes, las leyendas y los mitos siempre han formado parte
de nuestra cultura universal. En todas las épocas, las sociedades se han
dejado cautivar con el ir y venir de seres prodigiosos. En esta ocasión
hablaremos de la Mitología Romana, una de las más importantes por su
historia y tradición.
En sus orígenes, la Mitología Romana fue el resultado de la fusión de creencias
y relatos de las diversas culturas que conformaban el territorio de la antigua
Roma, así que las primeras narraciones sobre dioses romanos abarcaban
temas más relacionados con mitos históricos sobre su fundación y
consolidación.
Al principio los mitos romanos no contaban con relatos bien estructurados
desde el punto de vista narrativo. A lo que sí le daban importancia, era a su
sistema de rituales, panteos de dioses y escuelas sacerdotales.
A medida que Roma inicia su expansión territorial también empieza a recibir
influencia de las culturas foráneas, siendo la mitología griega la más
determinante.
Tan grande fue la penetración de la cultura helénica que los poetas y
escritores romanos empezaron a plasmarlas como propias en sus escritos.
Dioses Romanos
Los relatos de la Mitología Romana tenían como protagonistas a tres clases
de dioses, los “Di Indigentes”, quienes eran los dioses más antiguos, eran los
nativos, los que defendían el estado y eran denominados como sacerdotes.
Representaban actividades de la vida diaria como la cosecha, el arado y la
lucha.
La mayoría de estas deidades tenían su fecha de celebración fija en el
almanaque y eran objeto de festividades especiales en donde el día en
cuestión se reconocía con el nombre del dios y su tipo de naturaleza.
Los “Novensides” fueron ídolos establecidos posteriormente pero sus cultos se
incluyeron en toda la fase histórica, en este rubro se ubico a todos los dioses
que fueron reconocidos después de los Di Indigentes, esto con el objetivo de
dar respuesta a nuevas necesidades.
En tercer lugar se presentan los “dioses extranjeros”, que se originaron
gracias a los nuevos territorios conquistados. Con nuevas culturas también
llegaron otras deidades para adorar, las cuales fueron acogidas sin problema
ya que a los foráneos se les permitía continuar con sus creencias.
Mitología antigua sobre los dioses
El modelo romano incluía una forma muy diferente a la de los griegos de definir
y concebir a los dioses; un ejemplo de esto es que en la mitología
griega Demeter era caracterizada por una historia muy conocida sobre su dolor
por el rapto de su hija Persėfones de Hades.
Los antiguos romanos, a diferencia de los griegos, concebían a su
equivalente Ceres como una deidad, que tenía un sacerdote oficial
llamado Flamen (subalterno de los flamines de Júpiter, Marte y Quirino), pero
superior a los de Flora y Pomona. A ese dios se le consideraba junto a otros
dos dioses agrícolas: Liber y Libera. Se conocía la relación de dioses menores,
con funciones especializadas que le
asistían: Sarritor (escardado), Messor (cosecha), Convector (transporte), Condit
or (almacenaje), Insitor (siembra).
Religión
La religión original de los primeros romanos fue modificada por la adición de
numerosas y contradictorias creencias en épocas posteriores, así como por la
asimilación de grandes porciones de la mitología griega. La escasa información
que existe sobre la religión romana primitiva, no se debe a relatos de la época,
sino a escritores posteriores como el estudioso Marcos Terencio Varron; que
buscaron preservar las viejas tradiciones del olvido. Otros escritores clásicos,
como el poeta Ovideo en sus Fastos (calendario), fueron fuertemente influidos
por los modelos helenísticos; y en sus obras se recurre con frecuencia a las
creencias griegas, para rellenar los huecos de las tradiciones romanas.
Dioses romanos
Jano
Se le reconoce como el "dios de las puertas" y también de los comienzos.
Según los romanos aseguraba buenos finales. Su principal templo en el Foro
Romano tenía puertas que daban al este y al oeste, hacia el principio y el final
del día; entre ellas se situaba su estatua con dos caras, cada una mirando en
direcciones opuestas.
En todos los hogares se le dirigía la plegaria matutina, y en toda tarea
doméstica se buscaba su asistencia. Como Dios de los comienzos, se lo
invocaba públicamente el primer día de enero, el mes que derivó de su nombre
porque inicia el nuevo año. Se lo invocaba también al comenzar una guerra, y
mientras ésta durara, las puertas de su templo permanecían siempre abiertas;
cuando Roma estaba en paz, las puertas se cerraban.
Jano no tiene equivalente en la mitología griega.
Vesta
"Diosa del hogar", venerada en un ámbito doméstico como una divinidad
casera. El santuario público más importante dedicado a Vesta era su templo
redondo en el Foro Romano, cuyo fuego según se decía, lo había llevado
desde Troya el legendario fundador de Roma, Eneas.
El santuario era símbolo de la seguridad de la ciudad y lo custodiaban
permanentemente seis vírgenes vestales y sacerdotisas que conservaban
encendido el fuego, y servían durante períodos de treinta años sometidas a
severas reglas. A principios de junio de cada año se celebraban fiestas en
honor de Vesta, llamadas Vestalia. En cuanto a su imagen, la diosa era
asociada con las llamas de su fuego.
Su equivalente griega era Hestia.
Lares
Se denomina así a divinidades tutelares de las encrucijadas y de las regiones
campesinas; también se les llama "dioses del hogar". Se veneraba a
los lares compitales en el compitum (encrucijadas), donde se reunían cuatro
parcelas de una propiedad. Según algunos modernos investigadores, los lares
familiares o "dioses del hogar", que se distinguían claramente de los lares
compitales, habrían sido espíritus divinizados de los antepasados muertos; a
quienes se veneraba como espíritus divinos en contraste con los malignos
verdugos: las larvae. De acuerdo con la teoría ampliamente aceptada, los lares
del hogar eran también originalmente espíritus de los campos cultivados y sólo
más tarde se les atribuyeron funciones domésticas.
El lar familiaris era el centro del culto familiar, y los escritores romanos solían
emplear la palabra lar con el significado de "hogar". Durante el periodo de la
República Romana cada hogar tenía sólo un lar familiaris, pero bajo el Imperio
Romano se veneraban regularmente dos lares, que llegaron a identificarse con
los penates.
La religión oficial del Estado incluía el culto de los lares públicos o lares
praestites, guardianes de la ciudad, que tenían un templo y un altar en la
vía Sacra, cerca del monte Palatino.
Saturno
Antiguo "dios de la agricultura". En leyendas posteriores se le identifica con el
dios griego Cronos, quien después de haber sido destronado por su hijo Zeus
(en la mitología romana, Júpiter), huyó a Italia; donde gobernó durante la Edad
de Oro (tiempo de paz y felicidad completas). Durante las fiestas llamadas
saturnales, cada 17 de diciembre se rememoraba la Edad de Oro durante siete
días. Todas las actividades se suspendían y se postergaban ejecuciones y
operaciones militares.
Era un período de buena voluntad, dedicado a los banquetes y al intercambio
de visitas y regalos. Un rasgo peculiar de este festival era la libertad que se
daba a los esclavos, quienes durante este tiempo ocupaban el sitio preferencial
en la mesa familiar y eran servidos por sus amos.
Saturno era el marido de Ops ("diosa de la abundancia"). Además de Júpiter,
que era soberano de los dioses, entre los hijos de Saturno
figuraban Juno ("diosa del matrimonio"); Neptuno ("dios del mar"); Plutón ("dios
de los muertos") y Ceres ("diosa de los cereales").
En el arte, se suele representar a Saturno con barba, sosteniendo una hoz y
una espiga de trigo.
Ceres
"Diosa de la agricultura". Ella y su hija Proserpina eran equivalentes a las
diosas griegas Deméter y Perséfone. La creencia griega de que su júbilo al
reunirse con su hija cada primavera, hacía que la tierra produjera frutos y
granos en abundancia fue introducida en Roma en el siglo V a.n.e, y su culto se
volvió sumamente popular, sobre todo entre los plebeyos. La
palabra cereal deriva de su nombre. Su festividad más importante, las Cerealia,
se celebraba del 12 al 19 de abril.
Júpiter
"Soberano de los dioses", hijo del dios Saturno, a quien derrocó. Originalmente
se le denominaba "dios del cielo" y "rey del firmamento". Júpiter era venerado
como dios de la lluvia, el rayo y el relámpago.
Como protector de Roma se le llama Júpiter Optimus Maximus (el mejor y más
alto) y se lo veneraba en un templo sobre el monte Capitolino. Como Júpiter
Fidius era guardián de la ley, defensor de la verdad y protector de la justicia y la
virtud. Los romanos identificaban a Júpiter con Zeus ("dios supremo de los
griegos") y asignaban al dios romano los atributos y mitos de la divinidad
griega. El Júpiter de la literatura latina, por tanto, tiene muchas características
griegas, pero el Júpiter del culto religioso romano se mantuvo esencialmente
libre de la influencia griega.
Con las diosas Juno y Minerva, Júpiter formaba la tríada que constituía el culto
central del Estado Romano.
Marte
"Dios de la guerra", hijo de Júpiter, rey de los dioses y de su mujer Juno. Era
considerado una de las deidades romanas más importantes; se consideraba a
Marte el padre del pueblo romano, porque era padre de Rómulo, legendario
fundador de Roma.
Originalmente un dios del año, especialmente de la primavera, los romanos
identificaban a Marte con el dios griego de la guerra, Ares. Los nombres del día
martes y del mes de marzo derivan del nombre de este dios.
Artísticamente suele ser representado joven y vigoroso, con coraza, casco,
escudo y yelmo; aunque en ocasiones aparezca de forma poco convencional,
como es el caso del Marte de Velázquez que se halla en el Museo del Prado de
Madrid.
Quirino
"Dios de la guerra" venerado por las sabinas. En la mitología romana posterior,
se identificaba a Quirino con el divinizado Rómulo.
Diana
SE le nombra "Diosa de la luna" y de la caza. Es la equivalente latina de la
virginal diosa griega Artemis. Diana era la guardiana de las corrientes y los
manantiales y protectora de los animales salvajes.
Además, era especialmente venerada por las mujeres y se creía que
aseguraba un parto apacible a sus favoritas. En la iconografía artística se la
representa habitualmente como una joven cazadora, a menudo armada de arco
y flechas. El santuario más famoso consagrado a Diana estaba sobre el lago
Nemi, cerca de Aricia.
Sibila
En la mitología romana (y también en la griega), cualquier mujer inspirada con
poderes proféticos por el dios Apolo. Las sibilas vivían en grutas o cerca de
corrientes de agua y formulaban sus profecías en estado de trance;
habitualmente en hexámetros griegos, que se transmitían por escrito.
Los primeros escritores griegos mencionan sólo a una sibila, probablemente la
eritrea Herófila, quien predijo la guerra de Troya. En leyendas posteriores el
número de sibilas crece hasta diez, incluyendo la de Samos, la troyana, la del
Helesponto]], la frigia]], la cimeria]], la délfica]], la de Cumas, la libia, la tiburtina
y la babilónica o persa.
La más importante de todas en la mitología romana era la Sibila de
Cumas, Deífoba. Apolo le había prometido concederle todos sus deseos, y ella
le pidió vivir tantos años cuantos granos de arena había en su mano. Por lo
tanto, no le pidió la eterna juventud y se consumió tanto, que debieron
encerrarla en una jaula que colgaron en el templo de Apolo en Cumas; aunque
su deseo irresistible de morir no podía cumplirse.
En una leyenda posterior, guía al príncipe troyano Eneas, a través de los
Infiernos, para visitar a su padre Anquises. Según otra leyenda, apareció bajo
la forma de una mujer anciana ante Lucio Tarquino, séptimo y último rey
de Roma, y le ofreció nueve libros proféticos a un alto precio. Cuando él se
negó, ella destruyó tres libros y le ofreció los seis restantes al precio original; de
nuevo Tarquino se negó, y ella destruyó otros tres. El rey acabó comprando los
tres que quedaban al precio pedido por los nueve. Estos tres libros se
guardaron en el templo del dios Júpiter en Roma y se los consultaba en
situaciones de especial gravedad. Aunque el fuego destruyó los libros sibilinos
originales en el año 83 a.n.e, posteriormente se formó una nueva colección
pero que en el 405 d.n.e también se destruyó.
Cástor y Pólux
En la mitología griega y romana son los hijos mellizos de Leda, mujer del rey
espartano Tindáreo. Eran hermanos de Clitemnestra, reina de Micenas, y
de Helena de Troya. Aunque ambos eran conocidos como
los Dioscuros o Hijos de Zeus, en la mayor parte de las narraciones sólo
a Pólux se le considera inmortal, porque fue concebido cuando Zeus sedujo a
Leda bajo forma de cisne. Sin embargo, se considera que Cástor, su hermano
gemelo, era hijo mortal de Tindáreo.
Ambos fueron venerados como deidades en el mundo romano, aunque también
se los conceptuaba como protectores de marinos y guerreros. Vivieron justo
antes de la guerra de Troya, y tomaron parte en muchos de los grandes
hechos, incluido la expedición de los Argonautas y el rescate de su hermana
Helena, llevado a cabo por el héroe griego Teseo.
Los hermanos fueron inseparables en todas sus aventuras y cuando Idas, un
ganadero, mató a Cástor por una disputa sobre sus bueyes, Pólux quedó
desconsolado. En respuesta a sus plegarias, en las que pedía la muerte para sí
mismo o la inmortalidad para su hermano, Zeus reunió a ambos permitiéndoles
estar siempre juntos, la mitad del tiempo en el submundo y la otra mitad con los
dioses en el monte Olimpo. Según una leyenda posterior, Cástor y Pólux fueron
transformados por Zeus en la constelación de Géminis o los Gemelos.
Minerva
"Diosa de la sabiduría", hija de Júpiter (rey de los dioses), equivalente de la
diosa griega Atenea. Minerva nació de la cabeza de Júpiter, crecida y vestida
con una armadura. Cruel y belicosa era la patrona de los guerreros, la
defensora del hogar y del Estado y la encarnación de la sabiduría, la pureza y
la razón. Era también patrona de las artes, de la artesanía y de los
comerciantes. Con Júpiter y Juno fue una de las tres deidades principales del
Estado Romano.
Venus
Originalmente "diosa de los jardines" y de los campos, pero después
identificada con Afrodita, diosa griega del amor y la belleza.
En la época imperial era venerada bajo diferentes aspectos: como Venus
Genetrix (madre del héroe Eneas (fundador del pueblo romano); como Venus
Félix, portadora de buena fortuna; como Venus Victrix (portadora de la victoria)
y como Venus Verticordia (protectora de la castidad femenina).
Venus era la mujer de Vulcano, "dios de la forja de los metales"; sin embargo le
era infiel. Entre sus amantes estaba Marte (dios de la guerra); el bello pastor
Adonis y Anquises (padre de Eneas). Era también la madre de Cupido, "dios
del amor".
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