Subido por Sofía Barrios

ENSAYO 4 La respuesta del adolescente frente al vacío de la no relación sexual a través de la toxicomanía

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UNIVERSIDAD CATÓLICA DE SANTIAGO DE GUAYAQUIL
FACULTAD DE FILOSOFÍA, LETRAS Y CIENCIAS DE LA
EDUCACIÓN
CARRERA:
PSICOLOGÍA CLÍNICA
MATERIA:
TEORÍA Y CLÍNICA DEL ADOLESCENTE – “B”
TÍTULO:
LA RESPUESTA DEL ADOLESCENTE FRENTE AL VACÍO DE LA NO
RELACIÓN SEXUAL A TRAVÉS DE LA TOXICOMANÍA
NOMBRE:
VALERIA SOFÍA BARRIOS VEGA
FECHA:
13 DE NOVIEMBRE DE 2019
La respuesta del adolescente frente al vacío de la no relación sexual a través de la
toxicomanía
La adolescencia es una de las etapas más conflictivas del ser humano. Esta premisa
no sólo se asienta en bases orgánicas que tienen que ver con el ámbito hormonal del sujeto
que implica que se desarrollen una serie de comportamientos inducidos por causas
relacionadas a esta área. Sino que también, estaría direccionada a partir del factor
psicológico y analítico inconsciente, en el que se verían relacionados los conceptos
clínicos basados en el psicoanálisis acerca de la infancia como el complejo de Edipo, el
complejo de castración, la construcción de la subjetividad, el primer despertar sexual,
entre otros. No obstante, en este tiempo en el que el sujeto es bastante susceptible y
vulnerable hacia los cambios, puede verse afectado desde distintas perspectivas,
conllevando posiblemente a practicarse actos que impliquen el consumo de tóxicos.
Para adentrarse en esta temática referente a la toxicomanía, es importante
desarrollar una breve retroalimentación con respecto a la temática del segundo despertar
sexual, que se ve observado en las etapas de la pubertad y de la adolescencia.
Es imprescindible entender que, como futuros psicólogos clínicos, al establecer la
hipótesis diagnóstica acerca de la estructura clínica de un paciente que activamente
consume cierto tóxico, hay que aprender a analizar si el uso de éste correspondería a una
forma de recurso hacia el paciente, en el sentido de servir como un estabilizador o
anudamiento. Estos casos se pueden dar con mucha frecuencia en las psicosis ordinarias
(no desencadenadas), por lo que hay que tener en cuenta que la intención de que el sujeto
deje de depender de una sustancia debido a los efectos negativos en su integridad física,
es una problemática que debe analizarse desde otras perspectivas, dado que en el caso de
que un psicótico que deje de consumir un tóxico que le sirve como recurso para consolidar
su estructura, podría conllevar a un desencadenamiento total de la estructura. Por lo que,
dicho de otra manera, al quitarle el tóxico, en estos casos, se podría provocar una ruptura
que induciría a la imposibilidad de crear un lazo con el Otro.
Partiendo de esto, se cree necesario introducir a Lacan con su planteamiento de
que “la droga es lo que permitiría romper el casamiento con el hace pipí” (Velásquez,
2017, p. 2). Con esta frase se intenta explicar que la sustancia tóxica funcionaría de tal
forma que produciría una ruptura con el falo y, asimismo, con el fantasma, implicando un
goce que va mucho más allá de lo que se enmarca a partir del fantasma. La toxicomanía,
por su parte, puede verse relacionada con la temática de la no relación sexual que se da
en la fase adolescente. Fase, en la cual puede surgir un goce autoerótico, un goce uno,
que estaría dividido y fragmentado (Laurent, 2017, p. 3). Entonces, al hablar de que la
droga la vía para lograr un quebramiento del cuerpo con el “hace pipí”, se estaría
hablando, por ende, sobre el goce fálico. Ya no se trata de un goce otro, sino un goce uno,
puesto que a partir del consumo de un tóxico, lo que se ocasiona es un goce autoerótico
y un rompimiento con el Otro.
Ahora bien, al tratar de constituir una relación entre la adolescencia y el vacío que
se instaura a partir de la no relación sexual en conjunto con el tema de la toxicomanía
como una problemática, se puede decir que se trata de un encuentro con lo real a través
de la imposibilidad de no lograr un despertar de este impacto sexual, lo cual podría
incurrir como una causa lo suficientemente potente como para que el sujeto adolescente
llegue a tomar la decisión de dar pasaje al acto. Esta idea está basada desde la perspectiva
freudiana que refiere al falo, dado que el consumo activo y maníaco de un tóxico es una
problemática de índole sexual. Lo cual, tal como se dijo anteriormente, no significa que
que esté precisamente orientado al Otro, sino más bien, se trata de una funcionalidad
particular del tóxico o la droga, sirviendo como un objeto que permite el goce
mencionado, que no tiene nada que ver con lo sexual hacia el cuerpo del Otro.
Este goce del que se habla, trae por ende, angustia en el sujeto adolescente, debido
a este vacío implicado y consigo el encuentro con lo real. Esta falta, en el caso de las
neurosis – ya sea obsesiva o histérica – está instaurada desde los primeros años de vida
del sujeto en el tiempo de la angustia de castración, al verse el niño amenazado por el
padre de ser desposado de su miembro., mientras que, por otra parte, la niña siente la
angustia al darse cuenta que no posee ni poseerá el mismo.
De la misma forma, la toxicomanía, a partir de la subordinación del goce fálico,
funcionaría como si se tratase de una vía masturbatoria del cuerpo del mismo sujeto, sin
tener que pasar por el cuerpo del Otro. Se planteará un tipo de goce “cínico”, que tiene
que ver con el propio cuerpo a partir del rechazo hacia la metaforización del mismo por
el cuerpo del Otro, que induce que la masturbación implicaría un goce sexual, pero
fragmentado (Sauce, 2016, p. 39). Entonces, se podría decir que al consumir un tóxico, el
adolescente de alguna u otra manera experimentaría un goce propio, por lo que no le
interesará llegar a constituir una relación sexual con el partenair, sirviéndole la droga
como un sostenimiento para aquella angustia a partir del encuentro con lo real.
Es por esto que, donde antes el principal conflicto del adolescente con respecto a
la sexualidad, era aquello que tenía que ver con la elección de objeto sexual, los cambios
orgánicos de este nuevo cuerpo que se le otorga – y por ende el duelo respectivo – y los
lineamientos a seguir a partir del agujero producido por la falta y lo real; ahora, el
consumo de un tóxico de forma maníaca es otro factor a considerar desde un
planteamiento importante a analizar, debido a que la droga puede ser observada desde
distintas perspectivas que mayoritariamente suelen ser negativas. Sin embargo, la
posición subjetiva en la que se ubique el sujeto podrá usarse como base para lograr
reconocer qué función tendría el tóxico para el paciente. Hay incluso casos en los que,
muy a diferencia de lo planteado previamente, el adolescente consumidor consigue
facilitar de algún modo el encuentro con el Otro, exponiendo a la droga como una salida
beneficiosa para este acercamiento.
Asimismo, desde otro punto de vista, la toxicomanía puede ser una manera que el
adolescente utiliza para intentar realizar un llamado de atención hacia el Otro, en donde
éste la mayoría de los casos está protagonizado por las figuras parentales desde una
perspectiva simbólica.
En todo caso, este vacío de la no relación sexual que se vivencia a través de la
toxicomanía, puede ser analizado desde varios ámbitos y puntos de vista. Uno de ellos
está el ámbito psicoanalítico, el cual ocupa la mayor parte de la explicación de este
ensayo, y se refiere a que el consumo del tóxico en el adolescente puede ser una forma de
sustitución de goce fálico a un goce “cínico” o goce uno, haciendo referencia al acto
masturbatorio autoerótico que implica un rompimiento con el Otro, representando una
ruptura del fantasma y del falo. Llegando, de este modo, a la angustia, la cual es típica en
este tipo de situación no sólo por encontrarse dependiente de una droga, sino también por
la falta que ésta envuelve. Es así, que el adolescente puede llegar o no a responder de
manera más o menos conflictiva ante la no relación sexual, desarrollándose este tóxico
como una respuesta hacia este encuentro con lo real ante el acercamiento hacia el
partenair y su cuerpo. Por otro lado, la toxicomanía puede ser analizada desde otro
planteamiento, en el que a la droga se la sostendría más bien como una salida hacia esa
falta que el sujeto puede llegar a experimentar a partir de la ausencia de atención necesaria
de las figuras parentales, sirviéndose como un recurso simbólico para hacer un llamado
hacia el Otro.
Referencias bibliográficas
Laurent, E. (2017). Tres observaciones sobre la toxicomanía TYA (Toxicomanías y
Alcoholismo). Obtenido de Asociación Mundial de Psicoanálisis.
Sauce, P. (2016). Toxicomanía y Alcoholismo del Instituto de Psicanálise da Bahia (TyABa). Pharmakon, 2.
Velásquez, D. (2017). Entrevista a Fabián Naparstek. Obtenido de Nueva Escuela
Lacaniana .
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