Las semillas son el misterio más asombroso que la naturaleza nos puede regalar. Según los antiguos griegos, ellas contienen "el fin en sí mismo". Orquestadas por un orden superior, ellas expresan códigos de información como notas de la bella sinfonía. Ellas son el canto de la existencia y el lenguaje oculto de la transformación de la materia. Las semillas cumplen desde tiempos ancestrales, el rol de asistir en la manutención y regeneración (1) de los organismos humanos. Muchas civilizaciones como los egipcios y los mayas hablaban de un origen divino de los cereales que cultivaban (2). Tal era la devoción de los primeros, que colocaban semillas de trigo alrededor de aquellos que morían, como símbolo de la nueva vida que les esperaba más allá de las cascaras de sus cuerpos. Según la antroposofía de Rudolf Steiner, las principales semillas que han acompañado a la humanidad como sustento, son portadoras de "mensajes" extra planetarios. Cada una de ellas sería capaz de transferir procesos creativos como energías a ser decodificadas. En la llamada transición planetaria, tenemos la valiosa oportunidad de percibir inéditos impulsos alimentarios. Podemos afirmar que el resurgimiento de la energía femenina, como expresión de la actual polaridad del planeta, nos ofrece una nueva visión en el tratamiento de los alimentos. Desde esta perspectiva, podemos ser conducidos a una "síntesis", donde formas y estructuras de pensamientos rígidos, no interfieran con la actual necesidad de intuir aquel alimento que más asista en la evolución de la Conciencia. Los antiguos esenios, sabios y maestros agricultores fueron quizás, los más grandes conocedores de estos "Dinamos de Luz". Ellos practicaban la ciencia de la germinación para nutrirse con el "poder de la Vida Naciente". El pan esenio, era una mezcla de varios tipos de cereales y legumbres germinadas, las cuales molían y secaban al sol sobre piedras calientes. De esta manera, obtenían un alimento de un potente perfil nutricional, de muy fácil digestión y que podía incluso ser conservado por largos periodos de tiempo. Para aquellos que sintonizan un tipo de alimentación basado en lo "energético", este pan resulta ser un pilar fundamental en la nutrición del nuevo paradigma. Según los antiguos vedas, la semilla nutre todos los niveles del Ser. Se dice que su parte más densa nutre al cuerpo físico y su parte más sutil nutre a la mente, ofreciéndole Fuegos ígneos que se imprimen como ideas-intenciones. Los pensamientos son semillas que nacen y que dan lugar a procesos de transformacion. Según el libro “La Promesa del Reino Vegetal ”, los tres movimientos de expasion que atraviesa una semilla como germinacion, florecimiento y fructificación, simbolizan el ciclo lunar de gestación de la Conciencia Humana. También podemos afirmar que las semillas son los pensamientos del cosmos, que se reflejan como estados de ánimo que visten en colores, la piel de la madre naturaleza. “Se la semilla idea de un pensamiento elevado. Conviertete en la colorida flor del sentimiento abnegado. Expresa calidamente, el dulce fruto del Sabio Amor” (1) Según Edmond Szekely, las semillas se clasifican como “bioactivas” cuando ayudan a mantener el cuerpo, mientras que las semillas “biogenicas”, es decir germinadas, asisten la regeneracion del mismo. (2) Según el libro de la Doctrina Secreta, escrito por Helena Blavatsky, los egipcios daban al trigo, un origen “venusino”, asi como los mayas creían que la semilla de cacao tenia la misma procedencia. El trigo no tiene un predecesor botanico emparentado como sucede con el resto de los cereales principales (maíz, arroz, centeno, avena)