Subido por Slangerkikenna

El festín de Vincent

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El festín de Vincent.
Advertencia
Este texto contiene escenas de ultra-violencia, gore, sexo y abuso.
Si no soportas este tipo de contenido, vete.
Advertido estás, comencemos.
Mike era un tipo sencillo, tenía sus fallos y sus virtudes.
Pero era una buena persona, o eso se quería recalcar a él mismo, ocultando sus gustos extraños a
todos a quienes conocía.
Todos menos una persona, su compañero de hogar pues, un chico 13 años menor que él (cabe
recalcar que Mike tiene 45 años) de pelo morado y algo… Descompuesto.
Su nombre es Vincent.
Variados eventos le conllevaron a sufrir de esquizofrenia severa, provocándole ataques de
pánico, alucinaciones, etc… Gracias a Dios, o quien sea que estuviera ahí arriba, Mike
controlaba eso, le daba la atención que necesitase, los medicamentos y vigilaba que no se
hiciese daño el mismo con algunos de sus ataques.
Al fin y al cabo, Vincent tampoco era tan violento, solía asustarse más bien, quizá se ponía
nervioso.
De todas formas cuando se ponía Violento, no era mucho problema para Mike, pues Vincent no
era muy fuerte.
Lo máximo que llegó a hacerle alguna vez, fue morderle en el brazo, le sacó sangre incluso.
Mike recuerda que se enfadó muchísimo con su compañero, y el pobre, horas después lo único
que hacía era disculparse con el mayor, pues nunca quiso hacerle tanto daño, al fin y al cabo le
tenía algo de aprecio, él era quien le curaba de esas personas extrañas que a veces le decían
cosas en su mente o de los ataques que le daban.
Pero realmente a pesar de todas esas disculpas, Vincent por dentro sintió algo, un hormigueo tan
asombroso y de alguna manera excitante.
Al sentir sus dientes atravesar la piel de Mike y el sabor metálico de su sangre sobre sus papilas
gustativas… Aunque fue por un segundo, fue el segundo más glorioso de su existencia.
Pagaría por volver a hacerlo, pero no quería herir a Mike, podría matarlo si perdía el control.
Realmente él había matado antes, pero solo eran inútiles mujeres.
Mike era realmente alguien distinto para él, especial incluso.
Le tenía mucha confianza, hacían casi todo juntos.
Pero ese no es el caso.
El caso es que hoy, día 11 de septiembre, Mike trabajaba en un extraño experimento, o bueno,
eso le parecía a Vincent, pues el mayor solamente se dedicaba a probar el funcionamiento de
unas medicinas con un par de conejillos de indias.
-¿Qué haces?- Soltó el de cabello morado, asomándose por detrás de Mike.
-Solo pruebo unos medicamentos, no toques nada ¿sí? Es muy peligroso… Cuando termine haré
algo de comer, ya es algo tarde, supongo que tienes hambre.
-Pues… Un poco, hehe.
-Haré spaghetti, me da pereza cocinar algo más.- Y ahí, la conversación terminó.
Vincent terminó aburriéndose y se fue a una ventanita, mirando el cielo del atardecer.
Era muy bonito, le gustaba mirar por la ventana a veces.
Era lindo imaginar que era un pájaro que volaba entre esas nubes.
Pero un pájaro de los chulos, como un águila o un halcón…
Pasó una hora y media y el rubio cocinaba aquellos spaghettis, ya blandos.
Les retiró el agua dejándolos reposar en el caldero y entonces, les agregó salsa de tomate en
bastante cantidad, revolviéndolos.
-Parecen intestinos…- Soltó Vincent como si fuera lo más normal del mundo.
-Se nota que nunca viste unos intestinos de verdad ¿eh?...
Vincent rodó sus ojos.
¿Mike tendría esos spaghettis dentro de él?
Seguro que los intestinos son iguales que eso… Blandos, líquidos y rojos.
-¿Y tú sabes cómo saben unos intestinos?... Como te gustan tanto los muertos…
-… No, Vincent… Me gustan los muertos, pero no comérmelos… No nombres eso igualmente,
¿vale?...
-Ok.
Comieron tranquilamente, con bastante silencio, no era incómodo.
Pero para Vincent era muy tenso.
Realmente ahora dudaba de la real similitud entre los spaghettis que comía y los intestinos de un
ser humano…
Al terminar la cena, Mike llevó a Vincent a su cuarto para comprobar que se acostaba a dormir.
Entonces, volvió con sus “experimentos” mientras Vincent solo estaba mirando al techo.
No podía dormir…
Así pasó horas hasta que algo cansado se levantó yendo a la pequeña sala donde Mike trabajaba,
pero por desgracia él no estaba ahí.
Vincent entonces recordó cuando su compañero le contó que no tocase los medicamentos con
los que trabajaba, que eran peligrosos… Lo que le provocó demasiada curiosidad, he de admitir.
Se acercó a la mesa, viendo los botecitos, las vacunas y a los conejillos en una jaula.
Uno estaba muerto, otro estaba cubierto de sangre.
Quizá tenía hambre y tuvo que llegar a esos límites.
Con cuidado, el peli morado tomó uno de los frasquitos.
Había una etiqueta con el nombre del medicamento y los ingredientes.
Con curiosidad e inocencia, Vincent lo abrió, oliendo de este.
No olía mal, era un olor… Dulce.
Quizá también sabía así… Era como un olor a sirope de vainilla…
Lo pensó por unos segundos y, con cuidado introdujo su lengua en el tarrito, probando aquel
líquido.
Efectivamente sabía a vainilla, joder, que genial.
Eso solo provocó que Vincent literalmente ingiriese todo aquel tarrito de medicina y, por vicio,
otro más.
Se quedó agusto, o por lo menos unos minutitos hasta que comenzó a sentir un fuerte dolor de
cabeza.
Era asquerosamente insoportable y doloroso, todo daba vueltas.
Cayó al suelo, su nariz sangraba.
Sentía ira, mareo y a la vez ansias de comer y muchas cosas más.
Se levantó con dificultad, tambaleándose hasta el cuarto de Mike, queriendo pedirle ayuda.
Pero cuando lo vio, tirado en su cama, dormido, indefenso…
Algo despertó dentro de él.
“Oye, Vinny… ¿no te apetece comprobar si dentro de él hay spaghettis?”
Susurró una dulce voz en su cabeza… Que extraño, las voces en su cabeza siempre eran
agresivas e insultantes…
“Podemos hacerle lo que queramos…”
“Devóralo, Vinny.”
“Hazlo tuyo.”
“Disfruta de ese festín…”
Decía la voz a medida que el chico daba pasos firmes hacia la cama, quedando frente a Mike, en
silencio con los ojos como chernes.
“Venga… No tengas miedo, cariño…”
Con cuidado, posó su mano en la barriga de Mike, sintiéndola subir y bajar por su respiración,
sintiendo lo cálida que era, sintiendo lo viva que estaba.
Y entonces, ahí estaba.
Una rígida, caliente y dura erección entre los pantalones de Vincent.
“No te resistas… Sáciate con él.”
“VAMOS VINCENT.”
“YO SÉ QUE PUEDES, HAZLO, LO NECESITAS, HAZLO, HAZLO, HAZLO.”
Él comenzó a temblar, apretando la piel de aquella zona, provocando que Mike se despertase.
-¿Vinny?
Entonces retiró la mano de la piel de Mike rápidamente.
-¿Qué haces aquí?... Anda…
-Yo… Tuve una pesadilla y no pude dormir…- Hablaba con voz temblorosa.
-Oh, bueno, puedes quedarte conmigo, solo esta noche.- Susurró haciéndose a un lado. –Sabes
que no me importa que me destroces, Vin.- El nombrado abrió sus ojos como platos, ¿había
escuchado bien?...
-Aunque la próxima vez podrías no ocultarme tu puta mierda. Es un poco incómodo que te
resistas de esta forma ¿sabes?... Igualmente quiero que me abras y saques esos deliciosos
spaghettis de mi interior, sin piedad, haz que duela, Vinny… Buenas noches, descansa.
Vincent se sentía desconcertado.
¿De verdad él había dicho eso?
“Sí, ¿ves? Él también lo desea… HAZLO”
-No…“HAZLO, HAZLOOOO, HAZLO, HAZLO, HAZLO HIJO DE PUTA, HAZME CASO ES LO
MEJOR.”
Vincent temblaba de terror, y entonces, jaló de su cabello.
Miró a Mike con los ojos inyectados en sangre.
El pobre hombre le daba la espalda sin saber lo que se venía.
Un montón de voces comenzaron a acumularse en la cabeza de Vincent, voces que jamás había
oído antes, hombres, mujeres, niños, ancianos.
ERA DEMASIADO.
NO PODÍA, DEBÍA SOLUCIONARLO.
-ARGH.
Chilló, jalando de su cabello, alarmando a Mike, quien al voltear a verlo, recibió un fuerte golpe
en el rostro, tan fuerte que prácticamente partió su nariz de golpe, aturdiéndole y haciendo que
sangrase a mares.
-MIKE, ¿¡LOS PUTOS SPAGHETTIS SON COMO LOS INTESTINOS!? NO ME
MIENTAS, JODER.
El pobre Michael miraba confuso y desconcertado a su compañero.
-¿Q…Qué?...- Y otro golpe, y otro y otro, su rostro prácticamente estaba dejando de sentirse.
La sangre manchaba tanto las manos como el rostro de Vincent.
Dolía de tantas manera, y se sentía tan débil que no podía ni si quiera tomar los hombros de
Vincent para detenerlo.
Aun así, este se detuvo, mirándole mientras respiraba agitado.
-Mike, Mike, te amo muchísimo.- Soltó con desespero. –Quiero ver todo lo que está dentro de
ti.El atacado solo mantenía aquella mirada rota, triste y confusa, sin poder articular palabra
alguna,
Vincent golpeó el estómago de Mike repetidas veces, ahora provocándole el vómito a grandes
cantidades.
Al ver eso, Vincent tapó su boca, viendo como el pobre Mike estaba tragando todo eso y
asfixiándose.
Lo soltó y, lo tiró al suelo, viendo como se levantaba débilmente, tratando de correr a la puerta,
pero Vincent pateó su espalda tirándolo al suelo.
Se sentó sobre él tomando su cabello y tirando hacia atrás para inclinar su cabeza.
-Mike… Esta noche eres mío. No puedes irte sin mi putísimo permiso…- Susurró con
delicadeza e incluso cariño.
Se levantó del suelo y con intensidad pisoteó una de las piernas de Mike de forma repetitiva,
sintiendo como su hueso se iba destrozando dentro de esta, escuchando los grito de agonía del
rubio.
Hizo lo mismo con su otra pierna.
Su erección se sentía goteante y presionada, así que sin pensarlo se desnudó de cintura para
abajo.
-Voy… Voy a follarte…-
Soltó divertido, y mientras Mike se revolcaba nervioso y se negaba, Vincent ya le había sacado
los pantalones y había entrado en él de golpe, embistiéndolo sin piedad, sintiendo los apretados
y calientes interiores del mayor rodeando su erecto falo, palpitante y desesperado, sintiendo
como la entrada del hombre sangraba y se contraía con fuerza.
Mike chillaba de dolor, tratando de detenerle, pero Vincent seguía y seguía hasta que por fin se
corrió en su interior, o bueno, siguió hasta correrse 6 veces en su interior, dejando a Mike en
shock y exhausto.
Vincent salió de él y lo pateó, girándolo.
-Sigo cachondo…Dijo amulado.
Acto seguido se sentó sobre su pobre víctima, masajeando su barriguita con cuidado.
-V…Vincent… Aún tienes tiempo de… Parar esto… Por favor… Duele demasiado, necesito
atención médica por favor…- Vincent frunció el ceño y le pegó un bofetón.
-¿¡Quién te dio permiso para hablar!? CÁLLATE.Entonces, se acercó al cuello del mayor, mordiéndole con fuerza, así en casi todo su cuello y
parte de su pecho, estaba entrenando para su objetivo final…
De paso para aliviar sus nervios, se dedicó a romper sus dedos a base de doblarlos con fuerza,
tironeando y mordisqueándolos.
Michael ya no daba para más, sentía que estaba prácticamente muerto, pero por desgracia no era
así…
Pasó una hora de puras torturas, con sus uñas levantadas, sus dientes rotos y un ojo el cual
Vincent con su propio dedo se dedicó a pinchar y hurgar por toda su cuenca hasta sacarlo y
arrancarlo, obligando a Mike a comerlo, pues para Vincent, parecía una uva muy grande…
Ahí ya algo cansado de tanto teatro, comenzó a lamer de su pecho a su estómago, mirándole
fijamente como si fuese una escena erótica y totalmente sensual.
En su estómago, se quedó quieto, mirando su temblorosa piel, su ombligo y los pequeños vellos
casi invisibles en su piel.
Sonrió y abrió su boca, mordiendo aquella piel con intensidad, como un lobo devorando a su
presa, tironeando de esta, sacándole sangre, sollozos, gritos.
Mike no comprendía como coño seguía despierto, esto era jodidamente asqueroso y horrible.
Vincent tiraba y tiraba, notando como la piel comenzaba a despedazarse, como todo se iba
revelando, asquerosos músculos que no interesaban una puta mierda.
Ahí usó sus manos, retirando todo lo necesario hasta llegar a su menú principal.
Deliciosos spaghettis…
-Que belleza… Me mentiste, dijiste que los spaghettis no se parecían a esto…Soltó, tomando los intestinos del chico y sacándolos lentamente, dejándolos a un lado y notando
como de nuevo tenía una erección.
Sonrió y sin dudarlo, se puso sobre Mike, dejando que su pene entrase en ese enredo de vísceras
y sangre en su mismísimo cuerpo, dando embestidas de nuevo, disfrutando de lo caliente y
viscoso que era todo.
Tomó la parte de sus intestinos que había sacado y metió el borde de estos a su boca, chupando
y sorbiendo a ver que salía.
Al sacarlo de su boca, Mike (ya casi inconsciente) tuvo que presenciar como mientras Vincent
se follaba sus entrañas, tenía la boca llena de sangre y mierda sacada de sus propios intestinos.
Vincent estaba en el puto paraíso, viendo a Mike vomitar fluidos extraños y comenzando a
sentir el olor a sangre y heces, viendo como su amigo moría lentamente mientras él tenía el
orgasmo de su vida.
-SÍ, OH SÍ, MIKE, ESTO ES GENIAL, ESTO ES LO MEJOR QUE JAMÁS HICE, MIKE, TE
AMO, OH DIOS.Y entonces, tuvo un abundante orgasmo, manchándolo todo de esperma.
Tantos olores, tantas sensaciones, tantos sabores…
Dejó salir su pene de esa grotesca maraña, mirando a Michael.
Ya estaba muerto.
“Vinny… ¿por qué no comes un poco antes de ir con él?... Los spaghettis de Mike siempre
fueron taaan ricos…”
Vincent asintió y comenzó a comer de esas sangrientas entrañas, llenas de semen y otros fluidos
que paladar de Vincent, eran una delicatese.
Al terminar, vomitó de forma escandalosa, sintiendo un fuerte dolor de barriga…
Mereció la pena.
“Muy bien cielo… Ya estás listo… Lo has hecho de maravilla…”
El tipo entonces se levantó, yendo a la cocina y tomando un cuchillo de esta.
Volvió con su amigo tumbándose a su lado.
Lo miró por unos segundos y entonces, miró al techo, alzando el cuchillo e incrustándolo en su
propio estómago, abriendo este sin dudarlo.
-A-ahh…- Metió su mano en aquella raja que hizo y lentamente fue sacando sus entrañas.
Dolía como la putísima mierda, y apestaba…
Pero no importa, lentamente fue colocándolas sobre el hueco vacío de Mike.
-Mira… Hehe, yo también tengo spaghettis… Que chulada…Estuvo una hora así, sollozando y quejándose mientras se masturbaba.
Cuando por fin iba a correrse, para llegar al máximo éxtasis, tomó el cuchillo incrustándolo en
su garganta mientras veía como todo ese semen salpicaba hasta el putísimo techo.
Que hermoso.
Que maravilloso…
Ahora sí que se sentía un águila o un halcón…
Ahora sí que estaba feliz, mereció totalmente la pena.
La mejor experiencia de su jodidísima vida...
Se quedó sin aire al final, obviamente.
Nadie descubrió sus cuerpos, nadie pasaba por ahí.
Se quedaron solos y juntos por meses, incluso años, pudriéndose hasta que la casa se llenó de
ese putrefacto olor y ellos ya eran apenas hueso y piel de tono verdoso… Pero todo eso juntos…
Solo ellos dos, pudriéndose después de aquel delicioso y único festín.
El festín de Vincent.
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