Universidad de los Andes, Colombia Chapter Title: RÉGIMEN LEGAL DE LOS DERECHOS FIDUCIARIOS EN COLOMBIA Book Title: Derechos fiduciarios y mercado de valores. Reflexiones frente a la normativa Colombiana Book Author(s): Juan Carlos Varón Palomino and Germán Darío Abella Abondano Published by: Universidad de los Andes, Colombia. (2013) Stable URL: https://www.jstor.org/stable/10.7440/j.ctvjhzrwf.6 JSTOR is a not-for-profit service that helps scholars, researchers, and students discover, use, and build upon a wide range of content in a trusted digital archive. We use information technology and tools to increase productivity and facilitate new forms of scholarship. For more information about JSTOR, please contact [email protected]. Your use of the JSTOR archive indicates your acceptance of the Terms & Conditions of Use, available at https://about.jstor.org/terms Universidad de los Andes, Colombia is collaborating with JSTOR to digitize, preserve and extend access to Derechos fiduciarios y mercado de valores. Reflexiones frente a la normativa Colombiana This content downloaded from 201.234.181.53 on Wed, 22 Apr 2020 02:12:51 UTC All use subject to https://about.jstor.org/terms Capítulo I RÉGIMEN LEGAL DE LOS DERECHOS FIDUCIARIOS EN COLOMBIA 1. Noción de derechos fiduciarios Hasta la fecha, en Colombia no existe una definición legal del término derecho fiduciario.1 Habida cuenta de ello, para determinar su significado, se acude al sentido natural de dicho término, según el uso general que a las palabras que lo conforman se da comúnmente en el ámbito de la industria fiduciaria,2 considerando los elementos relevantes de la normatividad y de la doctrina. Para comenzar, recordemos que en el derecho privado colombiano se reconoce que la obligación es un vínculo jurídico en virtud del cual un sujeto jurídico (deudor) debe realizar una prestación de dar, hacer o no hacer, en provecho de otro sujeto jurídico (acreedor). En consecuencia, del vínculo jurídico obligacional surgen derechos para el acreedor, dentro de los cuales la doctrina resalta los denominados derechos subjetivos patrimoniales,3 que, según la clasificación legal del Código Civil, pueden ser de dos clases: a) derechos reales y b) derechos personales o crediticios.4 1 2 3 4 En el ámbito contable, el Plan Único de Cuentas (puc) para los comerciantes, recogido en el Decreto 2650 de 1993, incluye dentro de las cuentas del activo la distinguida con el número 1245, denominada derechos fiduciarios, con la siguiente descripción: “Registra el valor de los bienes entregados con el propósito de cumplir una finalidad específica, bien sea en beneficio del fideicomitente o de un tercero en calidad de fideicomiso de inversión”. Sin embargo, esta descripción tiene un alcance puramente contable: se refiere al valor de los bienes entregados al fiduciario en virtud de un negocio fiduciario de inversión, y no abarca la naturaleza jurídica de los derechos fiduciarios como derechos subjetivos patrimoniales y fuente de obligaciones. Por otra parte, el artículo 271-1 del Estatuto Tributario regula la determinación del valor patrimonial de los derechos fiduciarios, para efectos fiscales, sin definirlos. Código Civil, artículos 28 y 29. Ospina Fernández, Guillermo. Régimen general de las obligaciones. Octava edición (reimpresión). Bogotá: Temis, 2008, pp. 17-18. En cuanto al contenido general de los derechos patrimoniales, señala la doctrina: “Son derechos patrimoniales aquellos que representan en el patrimonio de su titular un provecho, beneficio o ventaja apreciable en dinero. Los derechos patrimoniales tienen, principalmente un interés pecuniario; ellos constituyen, para quienes los poseen[,] un valor económico. Ellos corresponden a riquezas materiales. Independientemente de sus respectivos objetos (bienes inmuebles o bienes muebles), los derechos patrimoniales tienen directamente o por evaluación, una expresión monetaria. Todos ellos representan un valor-dinero”. Ochoa G., Óscar E. Derecho civil i. Personas. Caracas: Editorial Universidad Católica Andrés Bello, 2006, p. 98. 3 This content downloaded from 201.234.181.53 on Wed, 22 Apr 2020 02:12:51 UTC All use subject to https://about.jstor.org/terms Derechos fiduciarios y mercado de valores Los derechos reales son taxativos5 y oponibles erga omnes, y otorgan a su titular la facultad jurídica de usar y aprovechar económicamente el bien sobre el cual recaen, explotándolo, transformándolo o disponiendo de este, como ocurre, por ejemplo, con el derecho real principal, que es el de dominio o propiedad, gravándolo o ejerciendo la facultad jurídica de perseguir el bien y procurar su realización cuando se ha entregado como garantía para el pago de una obligación, como ocurre con los derechos reales accesorios de prenda e hipoteca. Su objeto material son bienes que pueden ser corporales (muebles e inmuebles) o ser incorporales (por ejemplo, propiedad intelectual, nombre comercial, marcas y patentes o derechos de autor). A su turno, los derechos personales o crediticios dan a su titular la facultad jurídica de exigir al deudor el cumplimiento de la correspondiente prestación, positiva o negativa.6 De manera general, los derechos subjetivos patrimoniales tienen su fuente en el acto o negocio jurídico —en el campo que nos ocupa, el negocio fiduciario celebrado en cada caso particular— y en la ley. La autoridad de supervisión financiera colombiana ha caracterizado los negocios (contratos) fiduciarios como: […] aquellos actos de confianza en virtud de los cuales una persona entrega a otra uno o más bienes determinados, transfiriéndole o no la propiedad de los mismos, con el propósito de que esta cumpla con ellos una finalidad específica, bien sea en beneficio del fideicomitente o de un tercero. Dentro de este concepto se incluyen la fiducia mercantil y los encargos fiduciarios al igual que los negocios denominados de fiducia pública y los encargos fiduciarios públicos de que tratan la Ley 80 de 1993 y las normas que la modifiquen o sustituyan.7 En ese orden de ideas, en un sentido amplio, la expresión derechos fiduciarios podría servir para hacer referencia a los derechos originados en un contrato fiduciario reconocido por el ordenamiento colombiano, de los cuales es titular 5 6 7 Código Civil, artículo 665: “Derecho real es el que tenemos sobre una cosa sin respecto a determinada persona”. “Son derechos reales el de dominio, el de herencia, los de usufructo, uso o habitación, los de servidumbres activas, el de prenda y el de hipoteca. De estos derechos nacen las acciones reales”. Código Civil, artículo 666: “Derechos personales o créditos son los que solo pueden reclamarse de ciertas personas que, por un hecho suyo o la sola disposición de la ley, han contraído las obligaciones correlativas; como el que tiene el prestamista contra su deudor por el dinero prestado, o el hijo contra el padre por alimentos. De estos derechos nacen las acciones personales”. Superintendencia Financiera de Colombia. Circular Básica Jurídica, título quinto, capítulo primero, numeral 1.1, inciso primero. 4 This content downloaded from 201.234.181.53 on Wed, 22 Apr 2020 02:12:51 UTC All use subject to https://about.jstor.org/terms Régimen legal de los derechos fiduciarios en Colombia el sujeto de derecho que tiene la calidad de fideicomitente o constituyente, o de beneficiario, en el negocio fiduciario respectivo. No obstante, en la práctica de la industria fiduciaria colombiana se emplea comúnmente una acepción restringida del término derecho fiduciario,8 según la cual corresponde al derecho personal de contenido económico del que es titular el beneficiario, vinculado a los bienes objeto del negocio fiduciario, que lo faculta para exigir al fiduciario la entrega del beneficio generado en la ejecución del contrato y el cumplimiento de su finalidad. La acepción expuesta en el párrafo precedente se apoya en los elementos de la definición del negocio fiduciario atrás referenciada, esto es, la entrega por el fideicomitente al fiduciario de bienes determinados, en que le transfiere o no la propiedad, con el propósito de que este los administre o enajene para cumplir una finalidad específica, en beneficio del fideicomitente o de un tercero (beneficiario). Generalmente el beneficio es de contenido económico. El derecho fiduciario representa el beneficio económico concreto estipulado a favor del beneficiario (ya sea este el fideicomitente o un tercero); por ejemplo, la facultad del fideicomitente adherente en una fiducia inmobiliaria para pedir al fiduciario que le escriture y entregue una unidad inmobiliaria a la terminación del proyecto de construcción de un edificio, que se adelanta por medio de un patrimonio autónomo creado en virtud de un contrato de fiducia mercantil inmobiliaria, o la facultad del beneficiario de un fideicomiso de inversión para que pedir al fiduciario que le entregue periódicamente los rendimientos de las inversiones realizadas por medio de un contrato de encargo fiduciario de inversión. Desde esa perspectiva, el derecho fiduciario puede verse como un activo en sí mismo, que tiene un valor económico determinado o determinable y sobre el cual se pueden realizar negocios jurídicos, como la compraventa de derechos fiduciarios —esta es la acepción que interesa en este trabajo—, por lo que no se profundiza sobre otros derechos legales o contractuales del fideicomitente y del beneficiario, que son instrumentales a la protección del derecho fiduciario, como los de recibir rendiciones de cuentas, exigir al fiduciario el cumplimiento de sus obligaciones y hacer efectiva la responsabilidad por el incumplimiento de ellas, o pedir la remoción del fiduciario cuando a ello haya lugar, entre otros. 8 También llamado derecho de beneficio. 5 This content downloaded from 201.234.181.53 on Wed, 22 Apr 2020 02:12:51 UTC All use subject to https://about.jstor.org/terms Derechos fiduciarios y mercado de valores 2. Aspectos relevantes del régimen legal de los contratos fiduciarios A continuación se reseñan los aspectos del régimen legal de los contratos fiduciarios reconocidos por el ordenamiento colombiano, de los cuales pueden surgir derechos fiduciarios: fiducia mercantil, encargo fiduciario, fiducia pública y encargo fiduciario público, relevantes para los propósitos del presente estudio. 2.1. Fiducia mercantil La fiducia mercantil se encuentra regulada en los artículos 1226 a 1244 del Código de Comercio, y 2.5.1.1.1 y 2.5.2.1.1 del Decreto 2555 de 2010. Su definición está contenida en el primer inciso del artículo 1226 del Estatuto Mercantil, que a la letra dice: La fiducia es un negocio jurídico en virtud del cual una persona llamada fiduciante o fideicomitente transfiere uno o más bienes especificados a otra llamada fiduciario, quien se obliga a administrarlos o enajenarlos para cumplir una finalidad determinada por el constituyente en provecho de este o de un tercero llamado beneficiario o fideicomisario. En esta definición están señalados los cuatro elementos estructurales de esta modalidad de negocio fiduciario, a saber: elemento subjetivo, elemento patrimonial, elemento teleológico o finalista y elemento obligacional, que abordamos a continuación sintéticamente. En primer lugar, el elemento subjetivo se refiere a los diversos sujetos de derecho que intervienen en este negocio jurídico, como son: • Fiduciante o fideicomitente: es el sujeto de derecho que transfiere uno o más bienes especificados, a título de fiducia mercantil. Puede ser una persona natural o jurídica, de derecho privado o derecho público, nacional o extranjera, o un patrimonio autónomo, con capacidad de disposición sobre los bienes que pretende transferir a título de fiducia mercantil. • Fiduciario: es el sujeto de derecho calificado y profesional (sociedad fiduciaria u otra entidad legalmente autorizada para obrar como fiduciario), que facultado para ello por la ley, como vocero del patrimonio autónomo, recibe los bienes transferidos por el fideicomitente y se obliga a administrarlos o enajenarlos para cumplir una finalidad determinada por aquel. 6 This content downloaded from 201.234.181.53 on Wed, 22 Apr 2020 02:12:51 UTC All use subject to https://about.jstor.org/terms Régimen legal de los derechos fiduciarios en Colombia En Colombia, el fiduciario está sometido a la supervisión estatal por parte de la Superintendencia Financiera de Colombia. • Beneficiario o fideicomisario: es el sujeto de derecho en cuyo favor o provecho se constituye el fideicomiso mercantil. El beneficiario puede ser el mismo fideicomitente, o un tercero designado por este, e incluso puede no existir al momento de celebración del contrato de fiducia mercantil, con tal que su existencia ocurra posteriormente.9 En segundo lugar, el elemento patrimonial se relaciona con los bienes objeto de la fiducia mercantil, que en el lenguaje de la industria se denominan bienes fideicomitidos, y con los efectos jurídicos que se generan respecto de ellos. A términos de la definición legal en comento, el fideicomitente transfiere unos bienes determinados, transferencia que conlleva el traslado del derecho de dominio sobre los bienes fideicomitidos, a cambio de los derechos fiduciarios correspondientes.10 Así, la fiducia mercantil es un título traslaticio del derecho real de dominio o propiedad sobre los bienes fideicomitidos, en virtud del cual este pasa del fideicomitente al patrimonio autónomo, cuyo vocero es el fiduciario. De este modo, una vez efectuada la tradición la propiedad de los bienes fideicomitidos se radica en el patrimonio autónomo para todos los efectos legales.11 Al respecto puntualiza la autoridad de supervisión financiera que “Cuando haya transferencia de la propiedad de los bienes se estará ante la denominada fiducia mercantil regulada en el artículo 1226 y siguientes del Código de Comercio”.12 Consecuentemente, puede afirmarse que en la fiducia mercantil los derechos fiduciarios del beneficiario tienen el carácter de derechos personales y de contenido económico, toda vez que el derecho real de dominio o propiedad sobre los 9 10 11 12 Código de Comercio, artículo 1229. Decreto 2555 de 2010, artículo 2.5.2.1.1. Si el beneficiario del fideicomiso mercantil es el mismo fideicomitente, este será el titular de los derechos fiduciarios derivados del contrato de fiducia mercantil. Si como beneficiario del fideicomiso mercantil se designa a un tercero, este será el titular de dichos derechos fiduciarios, sin perjuicio de la posibilidad de que los derechos fiduciarios sean asignados en parte al fideicomitente y en parte el tercero beneficiario. Cuando el fideicomitente transfiere bienes cuya tradición está sujeta a una solemnidad sustancial, por ejemplo, bienes inmuebles, la solemnidad respectiva es también un elemento de la esencia del negocio de fiducia mercantil. Superintendencia Financiera de Colombia. Circular Básica Jurídica, título quinto, capítulo primero, numeral 1.1, inciso primero. 7 This content downloaded from 201.234.181.53 on Wed, 22 Apr 2020 02:12:51 UTC All use subject to https://about.jstor.org/terms Derechos fiduciarios y mercado de valores bienes fideicomitidos se transfiere por el fideicomitente e ingresa al patrimonio autónomo constituido en virtud del contrato, cuyo vocero es el fiduciario. Para todos los efectos legales, la ley dispone que los bienes fideicomitidos deben mantenerse separados del resto del activo fiduciario y de los que correspondan a otros negocios fiduciarios y forman un patrimonio autónomo afecto a la finalidad contemplada en el acto constitutivo,13 lo cual significa que los bienes fideicomitidos salen del patrimonio del fideicomitente y pasan a formar parte de un nuevo patrimonio especial, que es distinto e independiente del patrimonio propio del fiduciario y de los patrimonios autónomos de otros negocios fiduciarios traslaticios administrados por ese mismo fiduciario. El patrimonio autónomo que surge en virtud del contrato de fiducia mercantil no tiene personería jurídica pero, por disposición legal, se constituye en receptor de los derechos y obligaciones legales y convencionalmente derivados de los actos y contratos celebrados y ejecutados por el fiduciario en cumplimiento del contrato de fiducia mercantil,14 y los bienes que lo integran solo garantizan las obligaciones contraídas en el cumplimiento de la finalidad perseguida.15 El fiduciario tiene las calidades de vocero y administrador del patrimonio autónomo, y como tal le corresponde ejecutar diligentemente todas las actividades necesarias para lograr la finalidad del fideicomiso, con arreglo a la ley imperativa y a los términos establecidos en el acto constitutivo. El fiduciario debe, además, llevar la personería del patrimonio autónomo en todas las actuaciones procesales de carácter administrativo o jurisdiccional que deban realizarse para proteger y defender los bienes que lo conforman contra actos de terceros, del beneficiario o del constituyente, o para ejercer los derechos y acciones que le correspondan en desarrollo del contrato de fiducia mercantil. En tercer lugar está el elemento finalista o teleológico conforme al cual todo contrato de fiducia mercantil debe tener una finalidad determinada, que debe ser lícita y le corresponde al fideicomitente determinarla libremente. Sobre el particular importa resaltar la norma jurídica, según la cual el negocio fiduciario no puede servir de instrumento para realizar actos o contratos que no pueda realizar directamente el fideicomitente de acuerdo con las disposiciones legales,16 en razón de lo cual le corresponde al fiduciario, como profesional de 13 14 15 16 Código de Comercio, artículo 1233. Decreto 2555 de 2010, artículo 2.5.2.1.1. Código de Comercio, artículo 1227. Decreto 2555 de 2010, artículo 2.5.2.1.1, parágrafo. 8 This content downloaded from 201.234.181.53 on Wed, 22 Apr 2020 02:12:51 UTC All use subject to https://about.jstor.org/terms Régimen legal de los derechos fiduciarios en Colombia la actividad fiduciaria, desarrollar acciones que le permitan evitar que el negocio fiduciario se convierta en un instrumento de fraude a la ley. En cuarto lugar, el elemento obligacional está integrado por el conjunto de derechos y obligaciones de los sujetos intervinientes en la fiducia mercantil, que se derivan de la celebración del contrato, aspecto central para este estudio desde la óptica de los derechos fiduciarios del beneficiario. 2.2. Encargo fiduciario En virtud del contrato de encargo fiduciario, el constituyente entrega al fiduciario uno o más bienes determinados, sin transferirle la propiedad de estos, con el propósito de que el fiduciario cumpla con ellos una finalidad específica, bien sea en beneficio del constituyente o de un tercero.17 El objeto del encargo fiduciario es reglado y puede consistir en la realización de inversiones, la administración de bienes, la ejecución de actividades relacionadas con el otorgamiento de garantías por terceros para asegurar el cumplimiento de obligaciones, la administración o vigilancia de los bienes sobre los que recaigan las garantías y su realización.18 En el encargo fiduciario están presentes los elementos subjetivo, teleológico y obligacional, no así el elemento patrimonial, toda vez que el constituyente, si bien entrega bienes al fiduciario para que este adelante la gestión encomendada, no transfiere la propiedad de los bienes objeto del contrato, ni se crea patrimonio autónomo. Así, el constituyente retiene en su cabeza el dominio de los bienes objeto del encargo fiduciario, y sus derechos fiduciarios —y, en su caso, los del beneficiario— son derechos personales de contenido económico. El contrato de encargo fiduciario carece de una regulación legal integral; sin embargo, por remisión expresa, se le aplican las disposiciones que regulan la fiducia mercantil y, subsidiariamente, las normas del Código de Comercio que regulan el contrato de mandato, en cuanto unas y otras sean compatibles con la naturaleza propia del encargo fiduciario y no se opongan a las reglas legales especiales.19 17 18 19 Superintendencia Financiera de Colombia. Circular Básica Jurídica, título quinto, capítulo primero, numeral 1, subnumeral 1.1. Estatuto Orgánico del Sistema Financiero, artículo 29, numeral 1, literal b. Estatuto Orgánico del Sistema Financiero, artículo 146, numeral 1. 9 This content downloaded from 201.234.181.53 on Wed, 22 Apr 2020 02:12:51 UTC All use subject to https://about.jstor.org/terms Derechos fiduciarios y mercado de valores 2.3. Fiducia pública y encargo fiduciario público La fiducia pública es el contrato mediante el cual una entidad estatal entrega, en mera tenencia, al fiduciario bienes o dineros cuyo origen o administración no resulta de los contratos celebrados por la entidad pública. En cuanto a su naturaleza, la jurisprudencia constitucional indica que la fiducia pública es un tipo contractual autónomo e independiente de la fiducia mercantil.20 El encargo fiduciario público es el contrato en virtud del cual la entidad estatal entrega, en mera tenencia, al fiduciario recursos vinculados a los contratos que la entidad pública celebre, así como los fondos destinados a la cancelación de obligaciones derivadas de contratos estatales, con el fin de que el fiduciario los administre o maneje, y obtenga beneficios o ventajas financieras y el pago oportuno de lo adeudado.21 En los precitados negocios fiduciarios se presentan los elementos subjetivo, teleológico y obligacional, mas no el elemento patrimonial, pues tampoco en ellos el constituyente transfiere la propiedad de los bienes objeto del contrato, ni se crea patrimonio autónomo. De contera, los derechos fiduciarios de la entidad 20 21 Al respecto indica la sentencia C-086 de 1995 (M. P. Vladimiro Naranjo Mesa): “Ahora bien, la Ley 80 de 1993 introdujo en el numeral 5º del artículo 32, una regulación específica de una serie de negocios jurídicos denominados ‘encargos fiduciarios y fiducia pública’. Sin entrar a definirlos, señaló que dichos contratos de fiducia pública solo podrán ser celebrados previa autorización de ley, de la ordenanza o del acuerdo, según el caso. De igual forma, determinó que los encargos fiduciarios que celebren las entidades estatales con las sociedades fiduciarias autorizadas por la Superintendencia Bancaria, tendrán únicamente por objeto la administración y manejo de recursos vinculados a contratos que tales entidades celebren. Así mismo, como se advirtió, esa normatividad prohibió pactar la remuneración con cargo a rendimientos del fideicomiso, así como la posibilidad de delegar en las sociedades fiduciarias los contratos que las entidades estatales celebren. [...] Para la Corte, las anteriores condiciones del referido contrato, y teniendo de presente la enunciación de los contratos estatales a que se refiere el artículo 32 de la citada ley —donde se incluyen los previstos en el derecho privado y los derivados del ejercicio de la autonomía de la voluntad—, obligan a concluir que el estatuto general de contratación administrativa creó un nuevo tipo de contrato, sin definirlo, denominado ‘fiducia pública’, el cual no se relaciona con el contrato de fiducia mercantil contenido en el Código de Comercio y en las disposiciones propias del sistema financiero. Se trata, pues, de un contrato autónomo e independiente, más parecido a un encargo fiduciario que a una fiducia (por el no traspaso de la propiedad, ni la constitución de un patrimonio autónomo), al que le serán aplicables las normas del Código de Comercio sobre fiducia mercantil, ‘en cuanto sean compatibles con lo dispuesto en esta ley’. Así, por ejemplo, al establecer la Ley 80 que el contrato de fiducia pública no comporta la transferencia de dominio ni la constitución de un patrimonio autónomo, entonces no le serán aplicables las normas correspondientes contenidas en el Código de Comercio, sin que ello signifique que se altera la naturaleza del contrato de fiducia mercantil. En otras palabras, esta Corporación encuentra que, en la actualidad, las entidades estatales podrán celebrar el contrato de fiducia pública en los términos del numeral 5º del artículo 32, o el contrato de fiducia mercantil de acuerdo con lo dispuesto en el Código de Comercio y en las normas generales de contratación administrativa previstas en la citada Ley 80 de 1993” (las cursivas son de los autores). Hernández Limongi, Martha Patricia. Guía jurídica de los negocios fiduciarios en Colombia. Bogotá: Legis, 2011. 10 This content downloaded from 201.234.181.53 on Wed, 22 Apr 2020 02:12:51 UTC All use subject to https://about.jstor.org/terms Régimen legal de los derechos fiduciarios en Colombia pública fideicomitente o constituyente son derechos de carácter personal y de contenido económico. Los negocios fiduciarios públicos se encuentran regulados, entre otras disposiciones, en la Ley 80 de 1993, artículo 32, numeral 5; en la Ley 1150 de 2007, y en la Circular Básica Jurídica, título quinto, capítulo primero, numeral 5, subnumeral 5.4.1. 3. ¿El negocio fiduciario es un contrato intuitu personae ? Llegados a este punto, abordamos seguidamente el tema de si el contrato fiduciario —en general— es o no intuitu personae, en relación con lo cual comenzamos por recordar la siguiente distinción doctrinal: Contrato intuitu personae es el que se realiza en función de las cualidades personales de uno o ambos contratantes (contrato de servicios profesionales, sociedad, mandato, algunos contratos de obra). Normalmente, la muerte de la persona elegida por sus cualidades extingue el negocio, como puede suceder con el contrato de servicios profesionales, o en el comodato, cuando el préstamo se haya hecho en contemplación a la persona del comodatario. Contrato impersonal es el que se realiza sin elevar a primer lugar las cualidades personales, lo que implica que la muerte de uno de los contratantes no extingue el contrato, quedando vinculados los herederos, como sucede, por ejemplo, con la compraventa.22 Según esta caracterización, en el contrato intuitu personae, las calidades de uno o todos los contratantes tienen importancia determinante en su celebración, no así en el contrato impersonal. En ese orden de ideas, y de cara a los contratos fiduciarios, pueden apreciarse diversas situaciones, en todas las cuales son comunes denominadores, por un lado, la confianza que el fideicomitente deposita en el fiduciario, en tanto profesional de la actividad fiduciaria, y, por otro lado, el debido conocimiento del cliente que ha de tener el fiduciario antes de contratar, conforme a la regulación aplicable en materia de prevención del riesgo de lavado de activos y financiación del terrorismo, elementos estos de indudable relevancia; pero que, por sí solos, no bastan para calificar el contrato fiduciario como intuitu personae. Si el contrato lo celebra el fideicomitente con un fiduciario escogido en función de ciertas características particulares que son determinantes para que el 22 Aguilar Guerra, Vladimir. El negocio jurídico. Madrid: Magna Terra, 2008, p. 110. 11 This content downloaded from 201.234.181.53 on Wed, 22 Apr 2020 02:12:51 UTC All use subject to https://about.jstor.org/terms Derechos fiduciarios y mercado de valores fideicomitente contrate, se estaría en presencia de un contrato fiduciario intuitu personae. A manera de ejemplo, piénsese en un contrato de fiducia de inversión cuya finalidad es la realización de inversiones en cierto tipo de activos no tradicionales, y su administración, en que la realización o el manejo de tales inversiones requiere un conocimiento especializado, y que se celebra con el único fiduciario que ofrece esa clase de servicio en el mercado. Si, en cambio, el contrato lo celebra el fideicomitente con un fiduciario escogido entre varios que podrían prestar un servicio similar, el contrato fiduciario no tendría carácter intuitu personae. Tal sería el caso, entre otros, de un fideicomiso de administración y pagos, cuya finalidad consiste en que el fiduciario reciba los dineros que el fideicomitente le entrega, los invierta temporalmente en un fondo de inversión colectiva abierto del mercado monetario y los destine luego al pago de obligaciones del fideicomitente con sus acreedores, al vencimiento de las obligaciones, gestiones que hoy por hoy seguramente pueden realizar muchas entidades fiduciarias que prestan este tipo de servicios. Similar ejercicio cabe igualmente desde la perspectiva del fiduciario, para quien, más allá de las reglas sobre conocimiento del cliente, aplicables de manera transversal a todas las instituciones financieras, el contrato fiduciario también puede llegar a ser intuitu personae, en función de especiales calidades del fideicomitente o del beneficiario. En tal sentido, piénsese, por ejemplo, en un fideicomiso de administración cuya finalidad radica en servir como vehículo para el desarrollo de un proyecto complejo de construcción y operación de una planta termoeléctrica, donde las calidades del fideicomitente promotor o desarrollador son, sin duda, determinantes para que el fiduciario consienta en prestar los servicios correspondientes y administrar el fideicomiso. También pensamos que el contrato fiduciario puede considerarse impersonal cuando, cumplidas satisfactoriamente las verificaciones de conocimiento del cliente, el fiduciario está en disposición de ejecutarlo, aun si el fideicomitente o beneficiario inicial es reemplazado por otro sujeto de derecho que tenga parecidas calidades, hipótesis que ilustramos con el ejemplo de un fideicomiso de administración inmobiliaria, en el cual se prevé la posibilidad de que el adherente ceda su posición contractual a un tercero que acredite la procedencia lícita de sus recursos y tenga igual o mejor solvencia económica que el cedente. Así las cosas, concluimos que el carácter de intuitu personae no es un elemento de la esencia del contrato fiduciario, toda vez que pueden existir contratos fiduciarios que no tengan tal carácter, pero cuando este se presenta sí puede tener 12 This content downloaded from 201.234.181.53 on Wed, 22 Apr 2020 02:12:51 UTC All use subject to https://about.jstor.org/terms Régimen legal de los derechos fiduciarios en Colombia incidencia en la conservación del negocio jurídico en caso de faltar el cocontratante, por cuyas calidades especiales se celebró este, sin perjuicio —claro está— de los derechos de terceros de buena fe legítimamente interesados en el negocio fiduciario de que se trate. Para establecer si un negocio fiduciario es intuitu personae, habrán de examinarse, entre otros aspectos, sus antecedentes y finalidades, términos y condiciones, y sería además de utilidad la revelación que una o ambas partes —fideicomitente y fiduciario— hicieran en tal sentido en el mismo contrato o en otros documentos relacionados. Ahora bien, para el evento en que se concluya que un específico contrato fiduciario es intuitu personae, importa precisar las implicaciones jurídicas de tal calificación. Si las calidades personales del cocontratante han sido determinantes para la celebración del contrato fiduciario, entonces la posterior falta del cocontratante elegido —por muerte de la persona natural fideicomitente o por disolución de la persona jurídica, o como consecuencia de una decisión en firme de autoridad competente que impone el cambio de uno de los contratantes, v. gr., al ordenar al fiduciario que acepte la cesión de la posición contractual del fideicomitente o del beneficiario, a favor de un tercero por ejemplo— podría invocarse como causal de terminación del negocio fiduciario, sin perjuicio, claro está, de los derechos de terceros de buena fe legítimamente interesados en este. Por otro lado, desde la perspectiva de la ley civil y la validez del contrato, el asunto puede verse desde la óptica del régimen de los vicios del consentimiento, donde el error sobre la persona con la cual se contrata vicia el consentimiento y da lugar a la nulidad relativa o anulabilidad del acto, solamente cuando la consideración de esta persona sea la causa principal del contrato.23 4. Contenido y alcance de los derechos fiduciarios según su fuente y el tipo de contrato fiduciario Como atrás se indicó, en la industria fiduciaria colombiana se entiende comúnmente que los derechos fiduciarios son los derechos de carácter personal y de contenido económico del beneficiario que se originan en el negocio fiduciario. 23 Código Civil, artículo 1512. 13 This content downloaded from 201.234.181.53 on Wed, 22 Apr 2020 02:12:51 UTC All use subject to https://about.jstor.org/terms Derechos fiduciarios y mercado de valores Retomando lo indicado en el primer punto del presente capítulo, la ley mercantil establece un conjunto de derechos del fideicomitente y del beneficiario que de manera general aplican en todo contrato fiduciario, salvedad hecha de aquellos relativos a la transferencia de los bienes fideicomitidos y al patrimonio autónomo, que por su naturaleza solo aplican en el caso de la fiducia mercantil. Son derechos legales del fideicomitente: los que se hubiere reservado para ejercerlos directamente sobre los bienes fideicomitidos; revocar la fiducia, cuando se hubiere reservado esa facultad en el acto constitutivo; pedir la remoción del fiduciario y nombrar el sustituto, cuando a ello haya lugar; obtener la devolución de los bienes al extinguirse el negocio fiduciario, si cosa distinta no se hubiere previsto en el acto de su constitución; exigir rendición de cuentas; ejercer la acción de responsabilidad contra el fiduciario, y en general, todos los derechos expresamente estipulados y que no sean incompatibles con los del fiduciario o del beneficiario, o con la esencia de la institución.24 Son derechos legales del beneficiario: exigir al fiduciario el fiel cumplimiento de sus obligaciones y hacer efectiva la responsabilidad por el incumplimiento de ellas; impugnar los actos anulables por el fiduciario, dentro de los cinco años contados desde el día en que el beneficiario hubiera tenido noticia del acto que origina la acción, y exigir la devolución de los bienes dados en fideicomiso a quien corresponda; oponerse a toda medida preventiva o de ejecución tomada contra los bienes dados en fiducia o por obligaciones que no los afectan, en caso de que el fiduciario no lo hiciere, y pedir al superintendente financiero de Colombia, por causa justificada, la remoción del fiduciario y, como medida preventiva, el nombramiento de un administrador interino.25 Así mismo, el fideicomitente o constituyente, y en su caso el beneficiario, tienen otros derechos que surgen de la ley mercantil, que son los correlativos a las obligaciones legales del fiduciario,26 con base en los cuales pueden exigirle a este el cumplimiento de tales obligaciones y la responsabilidad en caso de incumplimiento injustificado. Más allá de los mencionados derechos legales, las partes en el contrato fiduciario pueden crear y regular derechos fiduciarios de origen convencional, cuyo conte- 24 25 26 Código de Comercio, artículo 1236. Código de Comercio, artículo 1235. Código de Comercio, artículo 1234. 14 This content downloaded from 201.234.181.53 on Wed, 22 Apr 2020 02:12:51 UTC All use subject to https://about.jstor.org/terms Régimen legal de los derechos fiduciarios en Colombia nido y alcance se define libremente por ellas en cada caso, siempre que no sean incompatibles con la esencia de la respectiva institución contractual ni contraríen normas imperativas.27 Siendo ello así, la cantidad, el contenido y el alcance concreto de los derechos fiduciarios del beneficiario no puede determinarse ex ante, sino que depende en cada caso de la finalidad y estructura del negocio fiduciario, y de la voluntad de las partes que lo celebran, quienes gozan de una amplia libertad de configuración en esta materia.28 Los derechos fiduciarios de fuente convencional guardan estrecha relación con la finalidad perseguida con la celebración del negocio fiduciario. Así, por ejemplo, en la fiducia de garantía, el acreedor beneficiario, en caso de incumplimiento del deudor en el pago de la obligación garantizada, tiene derecho de fuente contractual para exigirle al fiduciario que proceda a realizar la garantía fiduciaria, vendiendo el bien fideicomitido o entregándolo en dación en pago, en los términos dispuestos en el acto constitutivo. De análoga manera, en la fiducia inmobiliaria de administración del proyecto inmobiliario, el fideicomitente adherente que ha cumplido sus obligaciones, en especial las de aporte de recursos dinerarios al fideicomiso, con miras a adquirir una unidad inmobiliaria resultante de la ejecución del proyecto constructivo desarrollado a través del fideicomiso mercantil, tiene derecho de fuente contractual para exigirle al fiduciario que a la terminación del proyecto le transfiera la propiedad de la unidad inmobiliaria. En general, el derecho fiduciario convencional le permite a su titular (acreedor) exigirle al fiduciario (deudor) el cumplimiento de la prestación contractual de contenido económico pactada a favor de aquel. 27 28 Código Civil, artículos 15 y 1602; Código de Comercio, artículo 864. El doctrinante Rodolfo Batiza, haciendo referencia al tema de los derechos del beneficiario en el régimen mexicano del fideicomiso mercantil, anota las siguientes reflexiones, aplicables al caso colombiano: “La naturaleza jurídica de los derechos del fideicomisario representa una de las dificultades técnicas más arduas para la adecuada adaptación del trust en los sistemas romanistas, puesto que deriva de la dualidad de jurisdicciones que dio a la figura original características peculiares de reproducción difícil en regímenes que no la conozcan. El problema de determinar sus derechos no puede resolverse a priori sino con referencia a situaciones concretas. Sin embargo, pueden hacerse ciertas consideraciones de carácter general. La ley sustantiva no determina qué clase de derechos puede tener el fideicomisario y deja la solución de este punto a la decisión del fideicomitente. […] Siendo, como es, imposible enumerar en forma exhaustiva los bienes y derechos susceptibles de darse en fideicomiso, la solución práctica es determinar los diversos derechos que, en general, puedan tenerse sobre los bienes, dentro de los cuales quedan comprendidos los derechos”. Cfr. Batiza, Rodolfo. Principios básicos del fideicomiso y de la administración fiduciaria, segunda edición. México: Porrúa, 1985, pp. 205-207. 15 This content downloaded from 201.234.181.53 on Wed, 22 Apr 2020 02:12:51 UTC All use subject to https://about.jstor.org/terms Derechos fiduciarios y mercado de valores Respecto de la configuración de los derechos fiduciarios, que hace parte de la estructuración del negocio fiduciario, importa resaltar que las sociedades fiduciarias tienen a su cargo deberes de diligencia, profesionalidad, especialidad y previsión, en virtud de los cuales han de tener los conocimientos técnicos y prácticos de la profesión, emplearlos para adoptar las medidas tendientes a la mejor ejecución del negocio y prever circunstancias que puedan afectar su ejecución, así como los diferentes riesgos que puedan afectar al negocio y a los bienes fideicomitidos, los cuales deben ser advertidos a sus clientes desde la etapa precontractual.29 Consecuentemente, las sociedades fiduciarias se deben abstener de realizar negocios fiduciarios en los cuales no tengan la adecuada experiencia para llevarlos a cabo o no cuenten con los recursos físicos, tecnológicos y humanos necesarios para su desarrollo. De lo anterior se sigue que el fiduciario debe desplegar especial cuidado para que los derechos fiduciarios asociados a los negocios que estructura queden debidamente configurados, en cuanto a su contenido y alcance, así como para advertir a los clientes sus características y riesgos inherentes, y los derechos y obligaciones que les competen en relación con tales derechos fiduciarios. Lo anterior a fin de prevenir riesgos legales por responsabilidad del fiduciario que pueden originarse sobre la base de una inadecuada labor de estructuración. Adicionalmente, es preciso tener en cuenta que, a partir de los elementos mencionados, se debe evaluar la responsabilidad del fiduciario en la consecución de la finalidad de la fiducia, tal y como lo establece el numeral 1º del artículo 1234 del Código de Comercio, en concordancia con el numeral 1º del artículo 1235. Ilustrativa del aspecto antes anotado es la sentencia proferida por la Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Penal, de fecha 13 de marzo de 2013 (M. P. José Leonidas Bustos Martínez), en la que se condenó a una sociedad fiduciaria como tercero civilmente responsable por los perjuicios patrimoniales sufridos por una entidad territorial que invirtió recursos de excedentes de liquidez en patrimonios autónomos creados mediante contratos de fiducia mercantil de administración y pagos, cuyo activo subyacente eran derechos económicos de otros contratos celebrados por el fideicomitente con terceros. Dicha inversión fue realizada bajo la figura contractual de oferta comercial de 29 Superintendencia Financiera de Colombia. Circular Básica Jurídica, título quinto, capítulo primero, numeral 2.2.1, literales b.v) y b.vi). 16 This content downloaded from 201.234.181.53 on Wed, 22 Apr 2020 02:12:51 UTC All use subject to https://about.jstor.org/terms Régimen legal de los derechos fiduciarios en Colombia cesión de derechos de beneficio con pacto de readquisición, mediante la cual la entidad territorial adquirió los derechos fiduciarios del fideicomitente y beneficiario, y desembolsó a cambio el dinero acordado, que ingresó a los fideicomisos y desde allí fue girado conforme a las instrucciones del fideicomitente, y este se obligó a readquirir posteriormente los mismos derechos de beneficio por un precio aumentado, obligación que a la postre incumplió, y como no ingresaron a los patrimonios autónomos los flujos dinerarios esperados de los contratos que debían operar como fuente de pago, la entidad territorial perdió la mayor parte de los recursos así invertidos. Al examinar la responsabilidad de la sociedad fiduciaria vinculada al proceso como tercero civilmente responsable, la Corte consideró: a) que la obligación de reparar reclamada por el tercero civilmente responsable no se sustenta en una relación contractual previa, sino en su culpa concurrente en la producción del daño, incluso siendo ajeno a su producción causal, motivo por el cual la fuente de esa obligación es la denominada responsabilidad indirecta o aquiliana; b) que la fiduciaria celebró y firmó el contrato de fiducia mercantil de administración y fuente de pago teniendo para esa fecha pleno conocimiento de que la fuente para dispensar las necesidades dinerarias de su cliente serían excedentes de liquidez de la entidad territorial y que la operación en que iban a invertirse era riesgosa; c) que la fiduciaria no verificó la viabilidad jurídica del ingreso al patrimonio autónomo de recursos de excedentes de liquidez de la entidad territorial, que no era jurídicamente posible, habida cuenta del régimen legal aplicable para la inversión de recursos de esa naturaleza; d) que la fiduciaria no advirtió a la entidad territorial los riesgos previsibles que se cernían sobre los recursos invertidos por esta en la operación de cesión de derechos de beneficio con pacto de readquisición; e) que las labores de administración asumidas por la fiduciaria no podían quedar restringidas, como en la práctica se hizo, a cumplir ciegamente con las instrucciones de giro impartidas por el fideicomitente, cuando su calidad de vocero y administrador del fideicomiso le imponía el deber de protección de los bienes fideicomitidos, que en este caso eran dineros públicos, y f ) que entre la actuación desplegada por la sociedad fiduciaria, por cuyo medio a la postre se permitió que el negocio fiduciario sirviera como medio para recibir recursos públicos con los cuales se financiarían operaciones de un particular, amparando una operación ilegal y altamente riesgosa, y el daño causado al patrimonio público medió el nexo causal necesario para declararla solidariamente responsable de ellos. 17 This content downloaded from 201.234.181.53 on Wed, 22 Apr 2020 02:12:51 UTC All use subject to https://about.jstor.org/terms Derechos fiduciarios y mercado de valores 5. Tipologías de negocios fiduciarios En este aparte explicaremos los distintos tipos de negocios fiduciarios, según su finalidad. También haremos referencia a los negocios fiduciarios de prestación masiva, de adhesión y estructurados, y a los negocios fiduciarios con vinculación masiva de fideicomitentes/beneficiarios, en los cuales se tiene la expectativa de beneficios económicos futuros. 5.1. Tipología de negocios fiduciarios según su finalidad Sobre la base de los tipos contractuales reconocidos por el ordenamiento, cuyos aspectos más relevantes dejamos reseñados atrás, cada sociedad fiduciaria construye en la práctica su portafolio de productos y servicios30 que ofrece en los mercados que atiende, considerando, además, la tipología enunciativa de negocios fiduciarios contemplada en la regulación, la cual se desarrolla en función de la finalidad del negocio fiduciario, así:31 • Fideicomiso de inversión. En el artículo 29, numeral 2, del Estatuto Orgánico del Sistema Financiero, se define como: […] todo negocio fiduciario que celebren las entidades aquí mencionadas [sociedades fiduciarias] con sus clientes, para beneficio de estos o de los terceros designados por ellos, en el cual se consagre como finalidad principal o se prevea la posibilidad de invertir o colocar a cualquier título sumas de dinero, de conformidad con las instrucciones impartidas por el constituyente y con lo previsto en el presente estatuto. • Fiducia inmobiliaria. La Superintendencia Financiera de Colombia lo caracteriza como: “el negocio fiduciario que, en términos generales, tiene como finalidad la administración de recursos y bienes afectos a un proyecto inmobiliario o a la administración de los recursos asociados al desarrollo y ejecución de dicho proyecto, de acuerdo con las instrucciones señaladas en el contrato”. Puede presentar los siguientes subtipos: ♦ 30 31 Fiducia inmobiliaria de administración y pagos: La Ley 1328 de 2009, en el artículo 2, literal e, define los términos productos y servicios, de las entidades vigiladas por la Superintendencia Financiera de Colombia, así: “Se entiende por productos las operaciones legalmente autorizadas que se instrumentan en un contrato celebrado con el cliente o que tienen origen en la ley. Se entiende por servicios aquellas actividades conexas al desarrollo de las correspondientes operaciones y que se suministran a los consumidores financieros”. Superintendencia Financiera de Colombia. Circular Básica Jurídica, título quinto, capítulo primero, numeral 8. 18 This content downloaded from 201.234.181.53 on Wed, 22 Apr 2020 02:12:51 UTC All use subject to https://about.jstor.org/terms Régimen legal de los derechos fiduciarios en Colombia […] negocio fiduciario en virtud del cual se transfiere un bien inmueble a la sociedad fiduciaria, sin perjuicio de la transferencia o no de otros bienes o recursos, para que administre el proyecto inmobiliario, efectúe los pagos asociados a su desarrollo de acuerdo con las instrucciones señaladas en el acto constitutivo y transfiera las unidades construidas a quienes resulten beneficiarios del respectivo contrato. ♦ ♦ Fiducia inmobiliaria de tesorería: “negocio fiduciario que tiene como finalidad principal encomendar a la sociedad fiduciaria la inversión y administración de los recursos en efectivo destinados a la ejecución de un proyecto inmobiliario”. Fiducia inmobiliaria de preventas: […] negocio fiduciario que conlleva para la sociedad fiduciaria como obligación principal, efectuar el recaudo de los dineros provenientes de la promoción y consecución de interesados en adquirir inmuebles dentro de un proyecto inmobiliario. En este caso, la fiduciaria recibe los recursos como mecanismo de vinculación a un determinado proyecto inmobiliario y los administra e invierte mientras se cumplen las condiciones establecidas para ser destinados al desarrollo del proyecto inmobiliario. De acuerdo con estas disposiciones, en la fiducia inmobiliaria se distinguen varias modalidades: a) la de preventas, en la cual el fiduciario recauda los dineros aportados por los terceros adherentes interesados en adquirir inmuebles dentro de un proyecto inmobiliario determinado y los administra e invierte hasta que se cumplen las condiciones establecidas para ser destinados al desarrollo del proyecto inmobiliario, momento en el cual los entrega al promotor para que este los emplee en el desarrollo del proyecto; b) la de tesorería, en la cual el fiduciario acompaña la etapa de ejecución (construcción) del proyecto, invirtiendo y administrando los recursos aportados por los adherentes, y c) la de administración del proyecto constructivo, en la cual el inmueble donde ha de levantarse la construcción se transfiere a un patrimonio autónomo, el fiduciario hace los pagos asociados al desarrollo del proyecto, según las instrucciones señaladas en el acto constitutivo, y — una vez terminada la construcción— transfiere las unidades construidas a los beneficiarios del respectivo contrato. En relación con los derechos fiduciarios sobre proyectos inmobiliarios, en la modalidad de “preventas”, la Superintendencia Financiera de Colombia ha señalado lo siguiente: 19 This content downloaded from 201.234.181.53 on Wed, 22 Apr 2020 02:12:51 UTC All use subject to https://about.jstor.org/terms Derechos fiduciarios y mercado de valores Los negocios fiduciarios de preventas son una modalidad de los negocios de fiducia inmobiliaria, cuyo objeto principal consiste usualmente en que la sociedad fiduciaria se obliga a recaudar los recursos entregados por los interesados en adquirir uno o varios inmuebles dentro de un proyecto inmobiliario, administrarlos e invertirlos según las disposiciones establecidas en el Acto Constitutivo o Contrato Fiduciario para que, al cumplirse con las condiciones previamente establecidas en dicho Acto, sean entregados a la entidad encargada de la construcción del proyecto. […] Así pues, los derechos fiduciarios derivados de los negocios fiduciarios que constituyen los fideicomisos de un proyecto inmobiliario, son productos del resorte exclusivo de las sociedades fiduciarias sometidas a nuestra inspección, control y vigilancia. En este sentido es importante indicar que esta Superintendencia no cuenta con funciones relacionadas con la verificación del desarrollo y buen funcionamiento de proyectos inmobiliarios.32 • Fiducia de administración: “negocio fiduciario en virtud del cual se entregan bienes a una sociedad fiduciaria, transfiriendo o no su propiedad, para que los administre y desarrolle la gestión encomendada por el constituyente, destinando los bienes fideicomitidos junto con sus respectivos rendimientos, si los hay, al cumplimiento de la finalidad señalada”. Según la autoridad de supervisión, puede revestir los siguientes subtipos: ♦ ♦ Administración y pagos: “negocio fiduciario que tiene como finalidad la administración de sumas de dinero y/u otros bienes que junto con sus rendimientos, si los hay, pueden ser destinados al cumplimiento oportuno y adecuado de las obligaciones que el fideicomitente señale”. Administración de procesos de titularización: […] negocio fiduciario que tiene por objeto la emisión y/o administración de una emisión de valores emanados de un proceso de titularización de activos y bienes. Con este negocio se pretende crear mecanismos para respaldar la rentabilidad y el pago total de los títulos emitidos, contando la sociedad fiduciaria con la potestad de utilizar los activos que conforman el patrimonio autónomo, para realizar las gestiones pertinentes al pago oportuno de las obligaciones de la titularización. 32 Superintendencia Financiera de Colombia. Concepto 2011077602-002 del 28 de noviembre de 2011, citado en el Oficio 2012023563-002, del 8 de junio de 2012. 20 This content downloaded from 201.234.181.53 on Wed, 22 Apr 2020 02:12:51 UTC All use subject to https://about.jstor.org/terms Régimen legal de los derechos fiduciarios en Colombia ♦ ♦ Administración de cartera: “negocio fiduciario que tiene como finalidad principal la administración de carteras productivas e improductivas de entidades financieras y/o del sector real”. Administración de procesos concursales: “Este negocio fiduciario se genera en virtud de la designación efectuada a una sociedad fiduciaria como agente liquidador o promotor de un proceso concursal y tiene como objetivo la administración de los recursos afectos a su finalidad”. • Fiducia en garantía: “negocio fiduciario que se constituye cuando una persona entrega o transfiere a la sociedad fiduciaria bienes o recursos, con la finalidad de garantizar el cumplimiento de obligaciones propias o de terceros”.33 • Fiducia con recursos del sistema general de seguridad social y otros relacionados. Es importante anotar que la precitada tipología de negocios fiduciarios, según la finalidad, tiene carácter enunciativo y, por lo mismo, pueden existir otros negocios fiduciarios que no estén expresamente reconocidos en ella, siempre y cuando en su diseño y desarrollo se respeten las normas imperativas aplicables a la actividad fiduciaria. Cada producto o servicio fiduciario se diseña teniendo en cuenta, entre otros factores, las necesidades y la finalidad específica perseguida por el fideicomitente que, como ya se dijo, puede ser libremente definida por este, respetando las normas imperativas, el tipo de contrato fiduciario que se va a emplear y su régimen, y la gestión específica que va a realizar el fiduciario, a partir de lo cual se definen y precisan los derechos y obligaciones particulares de los sujetos intervinientes. Según el diseño del producto fiduciario, la parte fideicomitente o constituyente puede estar conformada por uno o más sujetos de derecho, y dependiendo de ello se distingue entre los negocios fiduciarios individuales (en los cuales hay solo un fideicomitente o constituyente) y los plurilaterales (en los cuales hay dos o más fideicomitentes o constituyentes), siendo posible que un negocio fiduciario 33 El Decreto 4828 de 2008, artículo 17, autoriza el uso de la fiducia de garantía como mecanismo de cobertura aceptable por la entidad estatal contratante para cubrir los riesgos derivados de la seriedad del ofrecimiento o del cumplimiento de las obligaciones surgidas del contrato o de su liquidación, en materia de contratos estatales regulados por las leyes 80 de 1993 y 1150 de 2007. El artículo 18 del mismo decreto señala los bienes admisibles como objeto de la fiducia mercantil en garantía. 21 This content downloaded from 201.234.181.53 on Wed, 22 Apr 2020 02:12:51 UTC All use subject to https://about.jstor.org/terms Derechos fiduciarios y mercado de valores se celebre con un único fideicomitente o constituyente y luego se vinculen otros. Cuando el negocio fiduciario tiene una parte fideicomitente plurilateral, o varios beneficiarios, cada uno de los fideicomitentes/beneficiarios es titular de derechos fiduciarios a prorrata de su participación en el negocio fiduciario. No existe actualmente un límite legal al número de sujetos de derecho que pueden participar en un contrato fiduciario como fideicomitentes o constituyentes, ni para el número de sujetos de derecho que pueden tener la calidad de beneficiario,34 ni para el monto de los activos que pueden ser destinados a un negocio fiduciario. 5.2. Negocios fiduciarios de prestación masiva de servicios; de adhesión y estructurados; negocios fiduciarios con vinculación masiva de fideicomitentes/beneficiarios, en los cuales se tiene la expectativa de beneficios económicos futuros La regulación nacional distingue entre los contratos de prestación masiva de servicios fiduciarios que las sociedades fiduciarias emplean para prestar servicios indistintamente a diferentes clientes, los cuales suelen ser a la vez contratos de adhesión,35 y los negocios fiduciarios “estructurados”, es decir, aquellos que el fiduciario diseña de manera más particular, a la medida de las necesidades específicas del cliente. Tratándose de contratos de prestación masiva de servicios fiduciarios, las condiciones negociales son previamente definidas por la sociedad fiduciaria, es decir, se trata de contratos de adhesión, de modo tal que los potenciales clientes interesados en el producto o servicio generalmente se limitan a aceptarlas o no, según sea el caso, y existe una pluralidad de clientes que se vinculan a un mismo negocio fiduciario en calidad de fideicomitentes o beneficiarios. Un ejemplo de lo anterior se encuentra en la fiducia inmobiliaria, mediante la cual se estructura el desarrollo y la comercialización de proyectos constructivos, pues crea en primera instancia un fideicomiso matriz, cuyo fideicomitente 34 35 Así lo ha sostenido la Superintendencia Financiera de Colombia, a propósito de la denominada fiducia de parqueo, en el oficio 2012043756-001 del 2 de agosto de 2012, así: “2. ¿Existe regulación acerca de la pluralidad de fideicomitentes en un contrato de fiducia? En nuestra legislación no existe restricción ni regulación especial sobre la materia, distinta a la que regula los contratos mercantiles, de manera tal que corresponde a las partes del contrato determinar en el acto constitutivo si habrá lugar a la concurrencia de varias personas en calidad de fideicomitentes y, en caso de ser así, establecer el alcance de sus derechos y obligaciones, así como las condiciones de su participación en el proyecto”. Superintendencia Financiera de Colombia. Circular Básica Jurídica, título quinto, capítulo primero, numeral 3, subnumeral 3.2. 22 This content downloaded from 201.234.181.53 on Wed, 22 Apr 2020 02:12:51 UTC All use subject to https://about.jstor.org/terms Régimen legal de los derechos fiduciarios en Colombia es el promotor, al cual se aportan el terreno y el proyecto (estudios, diseños, planos, licencias, presupuesto, etc.), sobre cuya base se promueve el proyecto para vincular a terceros interesados en adquirir las futuras unidades inmobiliarias, mediante esquemas de preventa en los que estos celebran, por un lado, un contrato de fideicomiso de inversión con destinación específica (la adquisición de una o más unidades inmobiliarias determinadas, a la terminación del proyecto) y, por el otro, adhieren al contrato de fiducia mercantil inmobiliaria, obligándose a realizar los aportes dinerarios correspondientes, de conformidad con el plan de pagos convenido, recursos con los cuales se financia la construcción. A la finalización del proyecto inmobiliario, el fiduciario transfiere y entrega a cada adherente la(s) unidad(es) inmobiliaria(s) para cuya adquisición este se vinculó. De esta manera, se vinculan dos tipos de negocios fiduciarios: la fiducia inmobiliaria, que le facilita al empresario de la construcción la comercialización, la financiación y el desarrollo del proyecto constructivo, y el fideicomiso de inversión, que le permite al interesado invertir en el proyecto para adquirir una o más unidades inmobiliarias determinadas, actividades estas que tanto aquel como este pueden realizar válidamente. En ese orden de ideas, el contrato de prestación masiva de servicios fiduciarios no es en sí mismo un tipo de negocio fiduciario, ni un mecanismo para crear convencionalmente nuevos tipos de negocios fiduciarios, sino que aquel debe relacionarse con alguno de los distintos tipos de negocios fiduciarios reconocidos por la regulación, o con otros negocios fiduciarios que, sin enmarcarse bajo alguno de los tipos o subtipos reconocidos, sean admitidos por la Superintendencia Financiera de Colombia, cuando conlleven la vinculación de una pluralidad de fideicomitentes o beneficiarios. En consecuencia, al diseñar productos fiduciarios que impliquen la prestación masiva de servicios, los fiduciarios han de tener en cuenta el alcance que puede tener cada tipo de negocio fiduciario a la luz de la regulación vigente, y, cuando el producto diseñado involucre el empleo del fideicomiso de inversión, se deben tener presentes las reglas según las cuales la destinación de los recursos debe hacerse de acuerdo con las instrucciones del fideicomitente, y no de manera discrecional por el fiduciario.36 36 En efecto, sobre este particular, el artículo 29 del Estatuto Orgánico del Sistema Financiero, en el numeral 2, inciso segundo, dispone: “Entiéndese por ‘fideicomiso de inversión’ todo negocio fiduciario que celebren las entidades aquí mencionadas con sus clientes, para beneficio de estos o de los terceros designados por ellos, en el cual se consagre como finalidad principal o se prevea 23 This content downloaded from 201.234.181.53 on Wed, 22 Apr 2020 02:12:51 UTC All use subject to https://about.jstor.org/terms Derechos fiduciarios y mercado de valores Los modelos de los contratos de prestación masiva de servicios fiduciarios y los modelos de los contratos fiduciarios de adhesión deben ser previamente evaluados por la Superintendencia Financiera de Colombia,37 para proteger a los clientes, velando por que las condiciones generales incluidas en tales modelos se ajusten a las disposiciones legales y por que en ellos no se incorporen cláusulas abusivas. En ejercicio de esta atribución legal, la Superintendencia Financiera de Colombia puede solicitar aclaraciones y ordenar modificaciones sobre el contenido de los modelos de contrato evaluados, así como objetarlos e impedir su utilización cuando considere que no se ajustan a derecho. La evaluación que de dichos modelos de contratos fiduciarios hace la autoridad supervisora se limita únicamente a su revisión jurídica y no constituye una valoración previa, aprobación o conformidad respecto de la validez o eficacia del negocio jurídico, ni respecto de las circunstancias de tiempo, modo y lugar relacionadas con su celebración, ejecución o liquidación, y tampoco de las obligaciones y derechos de las partes intervinientes, o de lo relacionado con los conflictos de orden contractual que puedan surgir con ocasión de su desarrollo; no obstante, en la medida en que el modelo de contrato para la prestación masiva de servicios fiduciarios sea evaluado y autorizado por la entidad de supervisión, 37 la posibilidad de invertir o colocar a cualquier título sumas de dinero, de conformidad con las instrucciones impartidas por el constituyente y con lo previsto en el presente estatuto”. Por su parte, la Superintendencia Financiera de Colombia, en su Circular Básica Jurídica, título V, capítulo I, numeral 5.1.2, ha puntualizado lo siguiente: “Modelos preimpresos y destinación específica de los recursos fideicomitidos. Comoquiera que la destinación de los recursos recibidos a título de negocio fiduciario de inversión solo puede ser establecida por el propio fideicomitente debiéndose aplicar, en su defecto, el mecanismo subsidiario previsto en el parágrafo del numeral 3º artículo 151 del Estatuto Orgánico del Sistema Financiero, es claro que la entidad fiduciaria en ningún caso y de manera unilateral puede señalar tal destinación. Por lo anterior, esa destinación no puede hallarse preimpresa en los modelos de contrato que se utilicen para instrumentalizar la respectiva relación jurídica”. Al respecto pueden plantearse dos entendimientos sobre el régimen aplicable a la destinación de los recursos en el fideicomiso de inversión. Por un lado, si bien el numeral 3 del artículo 151 del Estatuto Orgánico del Sistema Financiero, modificado por el artículo 109 del Decreto 2175 de 2007, fue derogado por el Decreto 2555 de 2010, artículo 12.2.1.1.4, a la luz de las otras disposiciones vigentes citadas en precedencia, los dineros entregados por el fideicomitente al fiduciario en virtud de un fideicomiso de inversión deben ser invertidos por este según las instrucciones impartidas por aquel, y tal destinación no puede ser preimpresa en los modelos de contrato empleados por el fiduciario. Dichas normas, por su carácter especial, prevalecen sobre la contenida en el artículo 1234, numeral 3, in fine, del Código de Comercio, a cuyo tenor uno de los deberes indelegables del fiduciario es el de: “Invertir los bienes provenientes del negocio fiduciario en la forma y con los requisitos previstos en el acto constitutivo, salvo que se le haya permitido obrar del modo que más conveniente le parezca”. Por el otro, se podría argumentar que al ser derogado el numeral 3 del artículo 151 del Estatuto Orgánico del Sistema Financiero, modificado por el artículo 109 del Decreto 2175 de 2007, sobre cuya base se expidió el precitado instructivo de la Superintendencia Financiera de Colombia, este quedó sin piso legal y respecto de este se produjo el fenómeno jurídico conocido como “decaimiento del acto administrativo” (artículo 91 de la Ley 1437 de 2011 del Código Contencioso Administrativo), tesis que lleva a sostener la aplicabilidad de la norma consagrada en el artículo 1234, numeral 3, in fine, del Código de Comercio. Superintendencia Financiera de Colombia. Circular Básica Jurídica, título quinto, capítulo primero, numeral 3, subnumeral 3.1. 24 This content downloaded from 201.234.181.53 on Wed, 22 Apr 2020 02:12:51 UTC All use subject to https://about.jstor.org/terms Régimen legal de los derechos fiduciarios en Colombia ello puede ser interpretado por el mercado como un control de legalidad del modelo respectivo. Por otro lado, en los negocios fiduciarios “estructurados”, por ejemplo, un fideicomiso de administración sobre bienes determinados, un fideicomiso de garantía o un fideicomiso de inversión diseñado para un cliente determinado, el fideicomitente inicial debe tener mayor posibilidad de intervenir en el diseño del producto y discutir las cláusulas del contrato, y es también posible contemplar que, una vez celebrado el contrato, otros terceros se vinculen en calidad de fideicomitentes o beneficiarios. Los modelos de los contratos fiduciarios estructurados que no sean de adhesión no requieren la previa revisión y autorización de la autoridad de supervisión. Bajo el anterior contexto, y sin perjuicio de lo que más adelante se analiza sobre la relación entre los derechos fiduciarios y la normatividad del mercado de valores, llamamos ahora la atención sobre un ámbito de medular interés para los propósitos de este trabajo: el de los mecanismos fiduciarios que se utilizan para vincular de manera masiva inversionistas a diferentes clases de proyectos, desarrollados a través de patrimonios autónomos, donde los inversionistas no necesariamente están interesados en adquirir bienes —inmuebles o de otro tipo—, sino que su interés es vincularse al proyecto y mantenerse como parte de este con la expectativa de recibir beneficios económicos en el futuro. Un ejemplo de la modalidad descrita en el párrafo precedente son los negocios fiduciarios, cuya finalidad consiste en el desarrollo o la explotación de un proyecto inmobiliario de gran envergadura —por ejemplo, de hotelería, de comercio o de oficinas—, en los que el promotor del proyecto, obrando como fideicomitente inicial, constituye un patrimonio autónomo al cual se transfiere el terreno donde se pretende edificar el proyecto inmobiliario, y para financiar su desarrollo se vincula luego a terceros (inversionistas), contactados por fuerzas de ventas o atraídos mediante publicidad en medios de comunicación, quienes a cambio de la entrega de una suma de dinero adquieren derechos fiduciarios, que son creados con cargo al patrimonio autónomo, y por esa vía se vinculan al negocio fiduciario con la expectativa de obtener una rentabilidad sobre los dineros entregados, una vez termine la construcción y entre en operación el inmueble respectivo. En estos esquemas, el inversionista no se vincula al negocio fiduciario con el objeto de adquirir una unidad inmobiliaria determinada, ni los derechos fiduciarios ofrecidos le otorgan tal facultad, salvo en caso de liquidación del fideicomiso, evento en el cual habrá de recibir una alícuota de la propiedad del 25 This content downloaded from 201.234.181.53 on Wed, 22 Apr 2020 02:12:51 UTC All use subject to https://about.jstor.org/terms Derechos fiduciarios y mercado de valores activo inmobiliario subyacente, sino que la vinculación se da como medio para participar en los resultados económicos del proyecto, de manera proporcional a los dineros entregados, por ejemplo, en las eventuales utilidades generadas por la explotación de los inmuebles, una vez construidos, asumiendo el adherente los riesgos propios del proyecto considerado. Siendo ello así, en dichos esquemas, los derechos fiduciarios ofrecidos a los inversionistas se configuran como activos o instrumentos financieros que generan expectativas de beneficios económicos. A este respecto, tenemos en cuenta la definición regulatoria del término instrumento financiero, dada por la Superintendencia Financiera de Colombia, según la cual: “Un instrumento financiero es cualquier contrato que genera un activo financiero en una entidad y, al mismo tiempo, un pasivo financiero o un instrumento de capital en otra entidad”.38 Aun cuando esta definición se encuentra incluida en el acápite de la Circular Básica Contable y Financiera, relativo a los instrumentos financieros derivados y productos estructurados, consideramos, sin perjuicio de que ello pudiera ser discutible, que es aplicable de manera analógica en otros contextos similares, como el que nos ocupa, y en esa medida resulta relevante para los propósitos de este trabajo. Al confrontar la precitada definición con los esquemas fiduciarios de que se viene hablando, se observa que el contrato fiduciario, en cuya virtud el inversionista se vincula al patrimonio autónomo por medio del cual se desarrolla el proyecto, genera para aquel un activo financiero (derecho fiduciario) que lo faculta para recibir durante la vigencia del fideicomiso una parte alícuota de los eventuales beneficios económicos que genere el proyecto, en proporción a los dineros invertidos, y estos forman parte del patrimonio del fideicomiso receptor. Importa poner de presente que la modalidad en comento no se limita al campo de los proyectos inmobiliarios, sino que puede utilizarse para articular mecanismos de inversión en otros tipos de proyectos productivos. Ahora bien, teniendo en cuenta que a través de los esquemas fiduciarios en comento se acude a los inversionistas, como fuente de recursos dinerarios para financiar los proyectos que se van a desarrollar, subyacentes a los negocios fiduciarios respectivos, además de exponer el régimen general de los derechos fiduciarios, como lo hacemos en los acápites precedentes de este capítulo, es 38 Superintendencia Financiera de Colombia. Circular Básica Contable y Financiera, capítulo xviii, numeral 2.13. 26 This content downloaded from 201.234.181.53 on Wed, 22 Apr 2020 02:12:51 UTC All use subject to https://about.jstor.org/terms Régimen legal de los derechos fiduciarios en Colombia necesario plantear y examinar, por un lado, su régimen de transmisión —y en el marco de este lo relativo a su vocación de transmisibilidad— y, por el otro, si en el referido ámbito aplica o no la normatividad del mercado de valores, a lo cual procedemos seguidamente. 6. Transmisibilidad de los derechos fiduciarios. Derechos fiduciarios con vocación de transmisibilidad y sin esta 6.1. Régimen de transmisión de los derechos fiduciarios, según su naturaleza jurídica Como se concluyó atrás, en la fiducia mercantil los derechos fiduciarios del beneficiario tienen el carácter de derechos personales de contenido económico. Así mismo, en el encargo fiduciario, al igual que en la fiducia pública y en el encargo fiduciario público, los derechos fiduciarios del beneficiario son derechos personales de contenido económico. A la vez, también se dijo que los derechos personales son una clase de derechos subjetivos patrimoniales o de contenido económico.39 En sentido amplio, el concepto jurídico de transmisión aplica de forma general a los derechos de contenido económico, dado que todos son susceptibles de transferirse, enajenarse o cederse, y la forma de transmisión del derecho se determina por la ley o por las partes si la ley no establece una forma determinada. Adicionalmente, el derecho de contenido económico puede no ser transmisible, cuando existe pacto o disposición legal expresa en tal sentido. De conformidad con lo anterior, los derechos fiduciarios son transmisibles, y si la ley o el contrato no establecen una forma específica de transmisión o no la prohíben, se debe atender al régimen general consagrado para la cesión de los contratos mercantiles o al régimen dispuesto para la cesión de créditos, según se trate de la transmisibilidad de una posición contractual, constituida por derechos fiduciarios y obligaciones, o de la transmisibilidad solamente de los derechos fiduciarios, respectivamente. En efecto, en el primer caso se configura una cesión de contrato regida por los artículos 887 y siguientes del Código de Comercio; mientras que en el segundo caso se está frente a una cesión de créditos regida por los artículos 1959 y siguientes del Código Civil,40 en concordancia con el artículo 882 del Código de Comercio. 39 40 Véase nota al pie de página 4. La otra clase de derechos subjetivos patrimoniales son los derechos reales. Estas reglas aplican a toda clase de créditos, sean civiles o mercantiles. Sobre el particular puede consultarse a Gómez Estrada, César. De los principales contratos civiles, tercera edición. Bogotá: Temis, 1996, pp. 145-160. 27 This content downloaded from 201.234.181.53 on Wed, 22 Apr 2020 02:12:51 UTC All use subject to https://about.jstor.org/terms Derechos fiduciarios y mercado de valores En relación con la cesión de contratos mercantiles,41 el artículo 887 del Código de Comercio dispone: En los contratos mercantiles de ejecución periódica o sucesiva cada una de las partes podrá hacerse sustituir, por un tercero, en la totalidad o en parte de las relaciones derivadas del contrato, sin necesidad de aceptación expresa del contratante cedido, si por la ley o por estipulación de las mismas partes no se ha prohibido o limitado sustitución. La misma sustitución podrá hacerse en los contratos mercantiles de ejecución instantánea que aún no hayan sido cumplidos en todo o en parte, y en los celebrados intuitu personae, pero en estos casos será necesaria la aceptación del contratante cedido. Así mismo, el artículo 895 del Código de Comercio señala que “[l]a cesión de un contrato implica la de las acciones, privilegios y beneficios legales inherentes a la naturaleza y condiciones del contrato”. Por lo tanto, se puede concluir que la transmisión de los derechos fiduciarios, junto con la posición contractual de la cual hacen parte, en contratos fiduciarios de ejecución periódica o sucesiva, está permitida por la ley mercantil, mediante cesión, sin necesidad de autorización del contratante cedido (fiduciario), salvo que la ley o las partes la hayan limitado o prohibido. En el caso de los contratos fiduciarios de ejecución instantánea que aún no hayan sido cumplidos en todo o en parte y en los celebrados intuitu personae, podrá hacerse la transmisión de los derechos fiduciarios junto con la posición contractual de la cual hacen parte, pero será necesaria la aceptación del contratante cedido. En cuanto a la forma de hacer la cesión, la ley mercantil la regula en el artículo 888 del Código de Comercio, que a la letra dice: Art. 888.—La sustitución podrá hacerse por escrito o verbalmente, según que el contrato conste o no por escrito. Si el contrato consta en escritura pública, la cesión podrá hacerse por escrito privado, previa autenticación de la firma del cedente, si esta no es auténtica o no se presume tal, pero no producirá efectos respecto de terceros mientras no sea inscrita en el correspondiente registro. 41 Para una exposición detallada del régimen de cesión de contratos, véase Castro de Cifuentes, Marcela. “La cesión de contratos”. En Derecho de las obligaciones, t. ii, vol. ii. Bogotá: Universidad de los Andes, 2010, pp. 121-154. 28 This content downloaded from 201.234.181.53 on Wed, 22 Apr 2020 02:12:51 UTC All use subject to https://about.jstor.org/terms Régimen legal de los derechos fiduciarios en Colombia Si el contrato consta en un documento inscrito que, a pesar de no ser título-valor, esté otorgado o tenga la cláusula “a la orden” u otra equivalente, el endoso del documento bastará para que el endosatario se sustituya al endosante en las relaciones derivadas del contrato.42 De conformidad con lo dispuesto en el último inciso de la norma legal que se acaba de indicar, es factible incluir en el contrato fiduciario la cláusula “a la orden” u otra equivalente, caso en el cual para la cesión de los derechos fiduciarios, junto con la posición contractual de la cual hacen parte, basta el endoso del documento para que el endosatario sustituya al endosante en las relaciones derivadas del contrato. Esta cláusula tiene carácter accidental,43 es decir, no se presume y debe ser pactada. A su vez, el artículo 894 del Estatuto Mercantil dispone: Art. 894.—La cesión de un contrato produce efectos entre cedente y cesionario desde que aquella se celebre; pero respecto del contratante cedido y de terceros, solo produce efectos desde la notificación o aceptación, salvo lo previsto en el inciso tercero del artículo 888. En consecuencia, para que la cesión de la posición contractual produzca efectos respecto del contratante cedido y de terceros, se requiere la notificación, la aceptación o el endoso, según el caso. Ahora bien, cuando se trata solamente de la transferencia de los derechos fiduciarios de los que sea titular el fideicomitente o el beneficiario44 en un contrato de fiducia mercantil, deberán cumplirse las reglas de la cesión de créditos contenidas en el artículo 1959 y siguientes del Código Civil. Efectivamente, el artículo 1959 del Código Civil dispone: La cesión de un crédito, a cualquier título que se haga, no tendrá efecto entre el cedente y el cesionario sino en virtud de la entrega del título. Pero si el crédito que se cede no consta en documento, la cesión puede hacerse otorgándose uno por el cedente al cesionario, y en este caso la notificación de que trata el artículo 1961 debe hacerse con exhibición de dicho documento. 42 43 44 Cabe aclarar que, si bien el inciso final del artículo 888 del Estatuto Mercantil alude a un documento inscrito, dicha expresión debe entenderse como documento escrito. Lo anterior tiene fundamento en que en el proyecto de reforma del Código de Comercio, de 1958, la norma originalmente propuesta, que correspondía al artículo 788 de dicho proyecto, disponía que: “Si el contrato consta en un instrumento que, a pesar de no ser negociable, esté otorgado o tenga la cláusula ‘a la orden’, u otra equivalente, el endoso del instrumento bastará para que el endosatario se sustituya al endosante en las relaciones derivadas del contrato”. Código Civil, artículo 1501, concordante con el artículo 822 del Código de Comercio. El beneficiario puede ser un tercero o el mismo fideicomitente. 29 This content downloaded from 201.234.181.53 on Wed, 22 Apr 2020 02:12:51 UTC All use subject to https://about.jstor.org/terms Derechos fiduciarios y mercado de valores A su vez, los artículos 1960 y 1961 del Código Civil señalan que: Artículo 1960.—La cesión no produce efecto contra el deudor ni contra terceros, mientras no ha sido notificada por el cesionario al deudor o aceptada por este. Artículo 1961.—La notificación debe hacerse con exhibición del título, que llevará anotado el traspaso del derecho con la designación del cesionario y bajo la firma del cedente. De esta manera, la norma civil dispone que para que la cesión tenga efecto entre cedente y cesionario se requiere la entrega del título; pero si el crédito cedido no consta en documento, podrá otorgarse un documento por el cedente al cesionario. Así mismo, la norma civil consagra dos formas para que el deudor quede vinculado ante el cesionario por virtud de la cesión del crédito, esto es, la notificación al deudor o la aceptación por este de la cesión.45 En este evento, no cabe la posibilidad de la cláusula a la orden y de endoso como forma para realizar la cesión. En principio, todos los créditos son susceptibles de cederse sin necesidad de autorización del deudor cedido (fiduciario); por lo tanto, bastará la notificación con exhibición del documento correspondiente para que tenga efectos la cesión respecto del cedido y de los terceros. No obstante, como ya lo dijimos para la cesión de contrato, es posible que la ley o las partes limiten o prohíban tal posibilidad, o bien que exijan la aceptación de la cesión.46 También, como acabamos de señalar, en caso de tratarse de un contrato intuitu personae, para la que la cesión produzca efectos respecto del cedido y de terceros, será necesaria la aceptación del contratante cedido. Finalmente, conviene recordar que el artículo 1966 del Código Civil dispone que “Las disposiciones de este título no se aplicarán a las letras de cambio, pagarés a la orden, acciones al portador, y otras especies de transmisión que se rigen por el Código de Comercio o por leyes especiales” (las cursivas son de los autores). Advertimos al lector que si bien se han enunciado las reglas generales sobre la transmisibilidad de los derechos fiduciarios, la interacción entre la norma 45 46 Para una exposición detallada del régimen de cesión de créditos, véase Hinestrosa, Fernando. Tratado de las obligaciones, t. i. Bogotá: Universidad Externado de Colombia, 2002, pp. 419-438. Las normas civiles que regulan la cesión de créditos no disponen nada sobre este particular. No obstante, salvo que se trate de una prohibición legal, nada se opone a que las partes en desarrollo de la autonomía de la voluntad limiten o prohíban la cesión de un derecho fiduciario o exijan que se acepte la cesión. 30 This content downloaded from 201.234.181.53 on Wed, 22 Apr 2020 02:12:51 UTC All use subject to https://about.jstor.org/terms Régimen legal de los derechos fiduciarios en Colombia comercial y la norma civil hace necesario que para cada situación particular deba estudiarse de manera específica la regla aplicable para la cesión de los derechos fiduciarios. Lo anterior dado que, en cada caso, pueden presentarse circunstancias propias de la clase de negocio fiduciario de que se trate y, por ello, derivarse consecuencias o efectos jurídicos distintos.47 Bajo el anterior contexto, distinguimos los siguientes escenarios que pueden considerarse en materia de cesión de la posición contractual por parte del fideicomitente o de la sola cesión de derechos fiduciarios por parte del fideicomitente o del beneficiario, y su efecto respecto del fiduciario (contratante cedido): • En los contratos fiduciarios en los cuales ni por la ley ni por estipulación de las partes se ha prohibido o limitado la sustitución contractual del fideicomitente, o la cesión de los solos derechos fiduciarios del fideicomitente o del beneficiario, pero no consta la cláusula “a la orden”, la cesión debe notificársele al fiduciario y produce efectos respecto de este último desde la notificación, sin que se requiera la aceptación del fiduciario.48 • En los contratos fiduciarios en los cuales se incluya la cláusula “a la orden” u otra equivalente como mecanismo para la transmisión de los derechos fiduciarios, junto con la posición contractual de la cual hacen parte, bastará el endoso del documento representativo del derecho fiduciario (contrato fiduciario o constancia de los derechos fiduciarios junto con la posición contractual de la cual hacen parte) para que el endosatario (cesionario) se sustituya al endosante (cedente) en las relaciones derivadas del contrato, y la cesión producirá efectos respecto del fiduciario desde la fecha del endoso, sin necesidad de que sea notificada al fiduciario o aceptada por este. • En los contratos fiduciarios en los cuales se incluya la cláusula “a la orden” u otra equivalente, los solos derechos fiduciarios no podrán transmitirse por el simple endoso del documento representativo del derecho fiduciario. Por lo 47 48 Por ejemplo, en el evento en el que al momento de la cesión el fideicomitente cedente ya ha cumplido con sus obligaciones en un contrato de fiducia mercantil y, por lo tanto, puede ceder la posición contractual en su integridad o parcialmente, o solamente los derechos fiduciarios. Por ello, respetuosamente discrepamos de lo expresado por la Superintendencia Financiera de Colombia, en el concepto 2013026500-007, del 27 de mayo de 2013, respecto a que: “Como se observa, los derechos fiduciarios, son derechos personales, cuya forma de transferir la propiedad es a través de la cesión, lo que implica realizar el proceso de cesión, notificación por el cesionario al deudor y su aceptación, (…)”, de un lado, porque en este pronunciamiento únicamente se tomó en cuenta la cesión de derechos fiduciarios regida por la normatividad civil, dejando de lado la normatividad comercial sobre cesión de posición contractual, y, de otro lado, porque la cesión de los solos derechos fiduciarios del fideicomitente o del beneficiario, debe notificársele por el cesionario al fiduciario cedido pero para que produzca efectos no se exige la aceptación de éste, en los términos del art. 1960 del Código Civil (las cursivas son de los autores). 31 This content downloaded from 201.234.181.53 on Wed, 22 Apr 2020 02:12:51 UTC All use subject to https://about.jstor.org/terms Derechos fiduciarios y mercado de valores tanto, para que el titular de los derechos fiduciarios los transfiera, se requiere la notificación al fiduciario pero no su aceptación. • En los contratos fiduciarios intuitu personae, para que la cesión produzca efectos respecto del contratante cedido (fiduciario) se requiere su aceptación, tanto en el caso de la transmisión de los derechos fiduciarios, junto con la posición contractual de la cual hacen parte, como para el caso de la transmisión de los solos derechos fiduciarios. • En los contratos fiduciarios en los cuales por estipulación de las partes se ha limitado la sustitución contractual del fideicomitente o del beneficiario, o la transferencia de los derechos fiduciarios del beneficiario, mediante la exigencia de la aceptación del fiduciario, la cesión debe serle notificada al fiduciario y produce efectos respecto de este último desde su aceptación. En la práctica, este es el escenario más frecuente, habida cuenta que las sociedades fiduciarias suelen pactar en sus contratos que la cesión de la posición contractual del fideicomitente o la cesión de los derechos fiduciarios del fideicomitente o del beneficiario requiere la aceptación de la fiduciaria. En los tres primeros escenarios, los derechos fiduciarios tienen vocación de transmisibilidad, a través del mecanismo de la cesión, toda vez que su titular (fideicomitente o beneficiario) puede cederlos libremente a terceros sin necesidad de aceptación del contratante cedido (fiduciario), al paso que en el cuarto y el quinto escenarios los derechos fiduciarios no tienen vocación de transmisibilidad, en la medida en que la vinculación al contrato de un nuevo fideicomitente o beneficiario requiere la aceptación de la cesión por el fiduciario —previa notificación— y solo produce efectos respecto de este a partir de su aceptación. Entonces, los derechos fiduciarios configurados como activos o instrumentos financieros que generan expectativas de beneficios económicos, a los que hicimos referencia en el numeral 5.2 precedente, son en nuestra opinión jurídicamente viables, siempre que no tengan vocación de transmisibilidad, según lo que sobre este asunto se dejó expuesto atrás, en cuanto el interés del inversionista es vincularse al proyecto y mantenerse como parte de este con una expectativa de rentabilidad, y no adquirir un instrumento financiero que haga parte del mercado de valores. En este sentido, se ha conocido a través de los medios de comunicación 32 This content downloaded from 201.234.181.53 on Wed, 22 Apr 2020 02:12:51 UTC All use subject to https://about.jstor.org/terms Régimen legal de los derechos fiduciarios en Colombia el criterio de la Superintendencia Financiera de Colombia, a propósito de un caso particular, acerca de que se debe ser cuidadoso para no limitar indebidamente el mecanismo fiduciario, pues muchas veces se utiliza para vincular inversionistas a diferentes tipos de proyectos que no necesariamente están interesados en participar en el mercado público de valores, pues su finalidad es mantenerse como parte del proyecto.49 No obstante lo anterior, habida cuenta de la existencia de normatividad en materia de captación masiva y habitual de dineros del público, es recomendable que cada esquema fiduciario en particular se evalúe de cara a dicha normatividad.50 6.2. Viabilidad de que la entidad fiduciaria administradora del fideicomiso se niegue a aceptar una cesión de derechos fiduciarios que el fideicomitente o el beneficiario, o su cesionario, le hace a un tercero Conforme se indicó, según el principio general del artículo 887 del Código de Comercio, salvo pacto o disposición legal expresa en contrario, no se requiere aceptación del contratante cedido para sustituir una parte en un contrato mercantil de ejecución periódica o sucesiva. Como también se dijo, lo mismo ocurre para el caso en el que se pretendan ceder solamente derechos fiduciarios, por aplicación de los artículos 1960 y 1961 del Código Civil. En estas circunstancias, la entidad fiduciaria administradora del fideicomiso no podría negarse a aceptar una cesión de derechos fiduciarios que el fideicomitente, el beneficiario o su cesionario le hace a un tercero, salvo que las partes así lo hayan establecido en el negocio fiduciario, dado que, como se indicó, la posibilidad de transmisión del derecho fiduciario y la forma de hacerlo se define libremente por ellas en cada caso. No obstante lo anterior, es necesario mencionar que, de acuerdo con la normativa de gestión de los riesgos de lavado de activos y financiación del terrorismo, de obligatoria aplicación al negocio fiduciario, las sociedades fiduciarias pueden 49 50 Dinero.com. “Debate de altura”, 2 de enero de 2012. Disponible en http://www.dinero.com/ Imprimir.aspx?idItem=143769. Código Penal (Ley 599 de 2000), artículo 316; Decreto 3227 de 1982, artículo 1º, modificado por el artículo 1º del Decreto 1981 de 1988; Decreto 4334 de 2008. Así mismo, el artículo 108 del Estatuto Orgánico del Sistema Financiero establece que corresponde a la Superintendencia Financiera de Colombia imponer una o varias de las medidas cautelares allí indicadas, a las personas naturales o jurídicas que realicen actividades exclusivas de las instituciones vigiladas sin contar con la debida autorización. 33 This content downloaded from 201.234.181.53 on Wed, 22 Apr 2020 02:12:51 UTC All use subject to https://about.jstor.org/terms Derechos fiduciarios y mercado de valores oponerse al ingreso de terceros, cesionarios del fideicomitente o del beneficiario, cuando en cumplimiento del deber de conocimiento del cliente existan dudas razonables sobre la legalidad de las operaciones y la procedencia y origen lícito de los recursos.51 51 Superintendencia Financiera de Colombia. Circular Básica Jurídica, título v, capítulo primero, numeral 2.2.4: “Práctica insegura. Con fundamento en lo señalado en el artículo 326, numeral 5°, literal a) del Estatuto Orgánico del Sistema Financiero, esta Superintendencia califica como práctica ilegal e insegura la estructuración y celebración de contratos de fiducia mercantil en cuyo objeto esté previsto que para la obtención de recursos se permita la vinculación de terceros, llámense inversionistas, cesionarios de beneficios, acreedores, o cualquier otra denominación similar, o que impliquen la recepción de recursos en calidad de aportes con cargo al pago del precio de los derechos de beneficio cedidos, en los cuales la Fiduciaria no se haya reservado la potestad de oponerse al ingreso de dichos terceros o no asuma responsabilidad alguna en la verificación de la legalidad de tales operaciones y en la procedencia y origen lícito de tales recursos”. 34 This content downloaded from 201.234.181.53 on Wed, 22 Apr 2020 02:12:51 UTC All use subject to https://about.jstor.org/terms