Subido por Carlos Arturo Sanchez Isaza

MEDICINA de AVES 2a Edición Jaime Samour

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SEGUNDA EDICIÓN
MEDICINA
AVIARIA
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SEGUNDA EDICIÓN
MEDICINA
AVIARIA
Editado por
Jaime Samour MVZ, PhD, Dip ECAMS
Director,
Wildlife Division,
Wrsan,
Abu Dhabi,
United Arab Emirates
Edición en español de la segunda edición de la obra original en inglés
Avian Medicine
© Elsevier Limited MMVIII. All rights reserved.
Revisión científica
Ricardo Martínez Alesón
Doctor en Veterinaria. Especialista en Avicultura.
Profesor Asociado del Departamento de Sanidad Animal.
Facultad de Veterinaria. Universidad Complutense de Madrid.
© 2010 Elsevier España, S.L.
Travessera de Gràcia, 17-21 – 08021 Barcelona, España
Fotocopiar es un delito (Art. 270 C.P.)
Para que existan libros es necesario el trabajo de un importante colectivo (autores, traductores, dibujantes, correctores, impresores,
editores...). El principal beneficiario de ese esfuerzo es el lector que aprovecha su contenido.
Quien fotocopia un libro, en las circunstancias previstas por la ley, delinque y contribuye a la «no» existencia de nuevas ediciones.
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Este libro está legalmente protegido por los derechos de propiedad intelectual. Cualquier uso fuera de los límites establecidos por la
legislación vigente, sin el consentimiento del editor, es ilegal. Esto se aplica en particular a la reproducción, fotocopia, traducción, grabación
o cualquier otro sistema de recuperación y almacenaje de información.
ISBN edición original: 978-0-7234-3401-6
ISBN edición española: 978-84-8086-641-5
Traducción y producción editorial:
Advertencia
La veterinaria es un área en constante evolución. Aunque deben seguirse unas precauciones de seguridad estándar, a medida que
aumenten nuestros conocimientos gracias a la investigación básica y clínica habrá que introducir cambios en los tratamientos y en los
fármacos. En consecuencia, se recomienda a los lectores que analicen los últimos datos aportados por los fabricantes sobre cada fármaco
para comprobar las dosis recomendadas, la vía y duración de la administración y las contraindicaciones. Es responsabilidad ineludible
del médico determinar las dosis y el tratamiento más indicados para cada paciente, en función de su experiencia y del conocimiento de
cada caso concreto. Ni los editores ni los directores asumen responsabilidad alguna por los daños que pudieran generarse a personas o
propiedades como consecuencia del contenido de esta obra.
El editor
Índice de capítulos
Colaboradores
Prólogo
Agradecimientos
Dedicatoria
Prefacio a la edición española
Prefacio a la primera edición
CAPÍTULO 1 Captura y manejo
CAPÍTULO 4 Anestesia y cirugía
de las partes blandas
Anestesia general
Anestesia local y analgesia
Hipotermia
Urgencias anestésicas
Cirugía de las partes blandas
Captura
Manejo
CAPÍTULO 5 Intervenciones
médicas
CAPÍTULO 2 Exploración clínica
Administración de fármacos
Enema
Fluidoterapia
Sonda de alimentación y apoyo nutricional
Ajuste metabólico de los fármacos
Corte de garras/uñas y pico
Reparación de plumas
Recorte y corte de las alas
Vendajes y apósitos
Escayolas protectoras para las patas
Férulas externas
Collares isabelinos
Consideraciones generales
Anamnesis
Exploración física
Obtención de datos fisiológicos
Jaula y entono
CAPÍTULO 3 Técnicas clínicas
y diagnósticas
Principios generales
Muestras biomédicas
Muestras de sangre
Análisis hematológico
Bioquímica
Aspirados
Hisopos
Lavado del buche y los sacos aéreos
Ectoparásitos
Raspados cutáneos y plumaje
Biopsias
Citología
Radiología
Radioscopia con imagen intensificada
Ecografía
Técnicas de imagen anatómicas avanzadas
Endoscopia
Evaluación del estado corporal y el contenido
de lípidos utilizando la conductividad eléctrica
corporal total
CAPÍTULO 6 Consideraciones
médicas relacionadas
con los traumatismos
Luxación y fractura de cuello
Lesiones en ojos y párpados
Lesiones de la quilla
Lesiones en las puntas de las alas
Pododermatitis
Fracturas
Heridas
CAPÍTULO 7 Trastornos relacionados
con el manejo
Osteopatías metabólicas
Deformidades por torsión y flexión de los huesos
largos en aves en crecimiento
vi
●
ÍNDICE DE CAPÍTULOS
Tendón deslizado, ala de ángel y dedos
enrollados
Inanición
Osteodistrofia conductual
Paresia por captura
Toxicología
Trastornos del aparato digestivo
Trastornos endocrinos
CAPÍTULO 8 Enfermedades
infecciosas
y parasitarias
Biología de conservación de los parásitos
Artrópodos
Protozoos
Helmintos
Hemoparásitos
Enfermedades bacterianas
Enfermedades víricas
Enfermedades fúngicas
CAPÍTULO 9 Examen post mortem,
con notas anatómicas
Apéndices
Tabla de referencia del peso corporal
relacionado con el sexo de especies de aves
seleccionadas
Valores hematológicos de referencia
Valores de referencia del perfil bioquímico
Periodos de incubación de especies de aves
seleccionadas
Literatura médica aviaria seleccionada
Legislación y normativa relevantes en
medicina aviaria
Organizaciones y recursos electrónicos
relacionados con la medicina aviaria
Fármacos utilizados habitualmente en
medicina aviaria
Colaboradores
M.M. APO, BSc, ACS
Wildlife Division, Wrsan,
Abu Dhabi, United Arab Emirates
T.A. Bailey, BSc, BVSc, MRCVS, Cert Zoo Med, Dip ECAMS,
MSc (Wild Animal Health), PhD
Dubai Falcon Hospital,
Dubai, United Arab Emirates
F. Cavalli, MD, Gen Rad
Radiodiagnostic Unit,
Department of Diagnostic Imaging,
Maggiore Hospital, Trieste,
Italy
M.E. Cooper, LLB, FLS
The University of the West Indies,
School of Veterinary Medicine,
St. Augustine,
Trinidad and Tobago
Professor J.E. Cooper, DTVM, FRCPath, FIBiol, FRCVS
Diplomate, European College of Veterinary
Pathologists,
Professor of Veterinary Pathology,
The University of the West Indies,
St. Augustine,
Trinidad and Tobago
L. Cruz-Martinez, DVM
Veterinary Resident,
The Raptor Center,
College of Veterinary Medicine,
University of Minnesota,
St. Paul, Minnesota,
USA
F.J. Dein, VMD, MS
USGS, National Wildlife Health Center
School of Veterinary Medicine,
University of Wisconsin–Madison,
Madison, Wisconsin,
USA
M. Delogu, DVM, PhD
Department of Public Veterinary Health and
Animal Pathology
Faculty of Veterinary Medicine, University of
Bologna,
Italy
A. Di Somma, Dr Vet Med
Specialist in Small Animal Medicine
Dubai Falcon Hospital,
Dubai, United Arab Emirates
N.A. Forbes, BVetMed, CBiol MIBiol, Dip ECAMS,
FRCVS, RCVS
Specialist Zoo Animals and Wildlife Medicine
(Avian),
Great Western Referrals, Swindon,
UK
N.H. Harcourt-Brown, BVSc, Dip ECAMS, FRCVS
Harrogate, Yorkshire,
UK
J.C. Howlett, RVN, BSc (Hons), Dip Nat Sci
National Avian Research Center,
Environment Agency,
Abu Dhabi, United Arab Emirates
P.J. Hudson, BSc, DPhil
Department of Biological and Molecular
Sciences,
Institute of Biological Sciences,
University of Stirling, Stirling,
UK
S.J. Kellner, Dr med vet, MRCVS, Cert VOphthal
Animal Eye Clinic, Frauenfeld,
Switzerland
I.F. Keymer, PhD, FRCVS, FRCPath, CBiol, DLSHTM
Edgefield
Melton Constable,
UK
viii
●
COLABORADORES
Professor J.K. Kirkwood,
BVSc, PhD, MRCVS, C Biol FIBiol
Scientific Director, Universities Federation for Animal
Welfare,
Wheathampstead,
UK
Professor M.E. Krautwald Junghanns,
Dr med vet, Dr med habil, Dip ECAMS
Clinic for Birds and Reptiles,
University of Leipzig,
Germany
M.P.C. Lawton, B Vet Med, Cert VOphthal, Cert LAS, D Zoo
Med, CBiol MIBiol, FRCVS,
Specialist in Exotic Animal Medicine,
Exotic Animal Centre, Harold Wood,
UK
P.A. McKinney, MVB, Cert Zoo Med, MRCVS
Wildlife Protection Office,
Dubai, United Arab Emirates
C.G. Martinez, Lic Vet, MRCVS, MSc
Cheltenham,
UK
J.L. Naldo, DVM
Wildlife Division, Wrsan,
Abu Dhabi, United Arab Emirates
M.A. Peirce, PhD, CBiol FIBiol, FZS
MP International Consultancy, Bexhill-on-Sea
UK
M. Pees, Dr med vet, Dip ECAMS
Clinic for Birds and Reptiles,
University of Leipzig,
Germany
Professor P.T. Redig, DVM, PhD
Director, The Raptor Center, College of Veterinary
Medicine,
University of Minnesota,
St. Paul, Minnesota,
USA
J. Samour, MVZ, PhD, Dip ECAMS
Director, Wildlife Division, Wrsan,
Abu Dhabi, United Arab Emirates
C. Silvanose, BSc, DMLT, DCPath
Dubai Falcon Hospital,
Dubai, United Arab Emirates
P. Thorsen, DVM
Laboratory Animal Resource Center,
University of California San Francisco, San Francisco,
California,
USA
Professor U. Wernery, Priv Doz Dr Dr habil
Scientific Director, Central Veterinary Research
Laboratory,
Dubai, United Arab Emirates
P. Zucca, DVM, PhD
Department of Comparative Biomedical
Sciences,
Faculty of Veterinary Medicine, University of Teramo,
Teramo,
Italy
Professor Emeritus P. Zwart, DVM, PhD
Professor in Diseases of Exotic Animals, Department
of Veterinary Pathology,
Utrecht University
The Netherlands
Prólogo
La publicación de una segunda edición de Medicina aviaria
es el testimonio del éxito del libro y de la calidad de sus
contenidos. Se publicó por primera vez en 2000 y ahora
se le ha dado una nueva presentación para divulgar la
información sobre las aves y su salud. Magníficamente
ilustrado, con especial énfasis en las especies y situaciones
que se alejan más de los volúmenes más convencionales
de América y Europa, Medicina aviaria no sólo capta rápidamente la atención de los veterinarios y los biólogos, sino
que se ha reconocido en seguida como una referencia científica y como un texto fidedigno orientado a la práctica.
El editor, el Dr. Jaime Samour, ha mostrado interés por
las aves y otras especies salvajes durante toda su vida.
Tras realizar sus estudios universitarios y de posgrado,
comenzó a aplicar sus conocimientos veterinarios, sus
habilidades prácticas y su empatía con los animales para
fomentar la salud, el bienestar y la conservación de diversas criaturas. La mayoría de estas especies habían atraído
relativamente poco la atención de la profesión veterinaria,
y había mucho trabajo que hacer. A lo largo de su carrera,
que ha incluido períodos de conferenciante, ayudante
de museos, taxidermista, asesor cinematográfico, jefe de
expediciones y director de parques, así como puestos más
convencionales dentro de la veterinaria, Jaime ha hecho
destacadas aportaciones a nuestro conocimiento de la
biología y el cuidado de un gran número de animales.
Jaime tiene un considerable bagaje internacional. Nació
en El Salvador, se educó en México e Inglaterra y ha trabajado como veterinario en Oriente Medio −Bahréin,
Arabia Saudí y los Emiratos Árabes Unidos−. Tiene
amigos y colegas en todo el mundo, lo que junto con sus
habilidades de comunicación y lenguaje le ha permitido
leer y hacer referencia a una amplia selección de la literatura. Esto también se refleja en sus numerosas publicaciones, revistas científicas, conferencias, artículos, informes
y varios libros.
Durante miles de años las aves han fascinado a la raza
humana, y nos han servido de muchas formas distintas:
proporcionan compañía y ayuda, y de ellas se obtienen
huevos, carne y plumas. Han sido reverenciadas y temidas en varias culturas. Tanto los escritores cristianos
como los musulmanes, así como los maestros de otras
grandes religiones, destacan la necesidad de tratarlas de
forma humanitaria.
Este libro nunca había sido tan necesario. La vida en
libertad de muchas de las 9.000 especies de aves que existen en todo el mundo está amenazada debido a factores
como la destrucción de su hábitat, la caza insostenible, la
persecución, el envenenamiento y las enfermedades infecciosas. Es fundamental mantener la salud de las aves en
cautividad y crece la presión internacional, tanto entre el
público como entre los científicos, para considerar su bienestar como algo prioritario. Medicina aviaria es una gran
fuente de información para todos los que trabajan con aves,
ya sea en el medio salvaje o en cautividad, y por lo tanto le
doy una calurosa bienvenida a esta edición revisada.
John E. Cooper DTVM, FRCPath, FIBiol, FRCVS
Diplomate, European College of Veterinary
Pathologists
Professor of Veterinary Pathology,
The University of the West Indies,
St. Augustine,
Trinidad y Tobago
Agradecimientos
Quisiera dar las gracias al profesor J. E. Cooper, uno
de los fundadores de la medicina aviaria, por su apoyo
profesional a lo largo de los años y por sus ánimos para
crear este libro. Su entusiasmo y su dedicación a la ciencia
veterinaria siempre han sido una fuente de inspiración
en mi carrera. Estoy muy agradecido a Amado Azur, Tom
Bailey, Judith Howlett, Nafeez Mohammed Iainudeen,
Jesus Naldo y Christudas Silvanose, mis colegas y amigos:
sin su comprensión y su apoyo no habría sido posible
realizar esta obra. Gracias también al Dr. Ali Ridah, al Dr.
Ulrich Wernery, a la Sra. Renate Wernery y a todo el personal técnico del Central Veterinary Research Laboratory,
Dubai, Emiratos Árabes Unidos, por su amistad y su
colaboración técnica desde hace años. Asimismo, me
gustaría expresar mi más sincero y profundo agradecimiento a HE Mohammed Al-Bowardi, director general
de la Environment Agency (antiguamente Environmental
Research and Wildlife Development Agency), Abu
Dhabi, Emiratos Árabes Unidos, por su amistad personal y su apoyo en el trabajo clínico y de investigación del
Veterinary Science Department; al Sr. Abdullah Ghanem
Al-Chanem, el Dr. Fahad Mohammed Al-Nafjan y el
Sr. Basil Al Abbasi por toda su ayuda y apoyo durante la
creación del Fahad bin Sultan Falcon Center; a H. H. Sheikh
Sultan bin Zayed Al Nahyan por su interés y dedicación
a la conservación de la flora y la fauna en Abu Dhabi; a
Linda Duncan, Teri Merchant y el personal de Mosby
Year Book Inc., St. Louis, USA, y a Deborah Russell, Mark
Sanderson, Philip Dauncey, Hilary Hewitt y todo el personal editorial y de producción de Harcourt Publishers Ltd.,
London, UK, por su paciencia, dedicación y comprensión
durante el inicio, la preparación y la finalización de la primera edición de este libro; estoy muy agradecido a los
colaboradores de la primera edición por aceptar actualizar
sus secciones con nuevo material y por su apoyo continuo
a Medicina aviaria; mi más profunda gratitud también a
Joyce Rodenhuis, Zoe A. Youd, Rita Demetriou-Swanwick
y todo el personal editorial y de producción de Elsevier
Ltd., UK, por su estímulo, su ayuda y su increíble paciencia durante la preparación de esta segunda edición; por
último, me gustaría agradecer la inestimable ayuda proporcionada por Generoso Quiambao para producir una
gran parte del material fotográfico que se ha utilizado en
la segunda edición de este libro.
Dedicatoria
Este libro está dedicado al Sr. David M. Jones y a la Dra.
Christine M. Hawkey, mis mentores y amigos en los
momentos en los que en mi carrera profesional necesité
una mano amiga y una guía. Su amabilidad, sabiduría
y profesionalidad todavía son una luz que alumbra el
camino de mi vida. Mi gratitud de todo corazón por su
apoyo incondicional, sus profundos conocimientos y por
creer en mí. Gracias por ser quienes sois.
También quiero dedicar este libro a la memoria de mi
padre, Óscar, y de mi madre, Clarita, quienes dedicaron
toda su vida a darnos un futuro mejor; a mi hermana,
Jeannette, y a mis hermanos, Óscar y su esposa Gilda,
Eduardo y su esposa Charito, Carlos Roberto y su esposa
Anita y a Hayde por compartir a lo largo de los años
todos estos preciosos momentos conmigo. Por último, a
mi esposa Merle, mis hijos Omar Ricardo y Adam, y mis
hijas Miriam y Yasmeen, con todo el amor que un marido
y un padre puede dar... Y a todos aquellos que de una
forma u otra han creído en mí y han hecho más fácil mi
viaje a través de la vida.
Jaime Samour
Abu Dhabi, Emiratos Árabes Unidos
Prefacio a la edición española
Un día un hombre caminaba frente a un lugar en
donde se estaba construyendo una iglesia para el pueblo. El hombre vio a un obrero con una carretilla llena
de ladrillos, lo paró y le preguntó: «¿Qué es lo que está
haciendo?». El obrero, sorprendido, le respondió: «Estoy
acarreando ladrillos». El hombre siguió caminando y
vio a otro obrero con otra carretilla cargada de ladrillos,
lo paró y, asimismo, le preguntó: «¿Qué es lo que está
haciendo?». El obrero, con una sonrisa, le dijo: «Estoy
ganándome el pan para mi familia». El hombre siguió
caminando y vio nuevamente a otro obrero con una
carretilla llena de ladrillos, lo paró y le hizo la misma
pregunta: «¿Qué es lo que está haciendo?». El obrero,
con la frente llena de sudor y con mucho orgullo, le dijo:
«Estoy construyendo una catedral».
En el transcurso de nuestras vidas, nosotros también
nos tenemos que parar y hacernos la misma pregunta:
«¿Qué es lo que estamos haciendo con nuestras vidas?».
Como médicos veterinarios trabajamos con animales porque nos gustan, y hacerlo nos permite proveer
y mantener a nuestras familias. Pero, como profesionales,
también tenemos la obligación de estudiar y superarnos
intelectualmente para así poder dar lo mejor de nosotros.
La medicina de aves exóticas es una rama de la medicina veterinaria que se encarga del estudio del manejo
y el cuidado médico de aves exóticas mantenidas en casas
como mascotas, en centros de reproducción y cría, en zoológicos, en centros de rescate y rehabilitación y en centros
de cetrería. Mientras que esta disciplina ha avanzado a
pasos agigantados en todo el mundo en los últimos quince
años, éste no ha sido el caso en el ámbito de habla hispana. Una de las razones más importantes ha sido la falta
de acceso a libros especializados en esta área en español.
Este libro es el producto del esfuerzo y la dedicación
de varias autoridades mundiales en la rama de la medicina de aves exóticas que trabajan en diferentes partes
del mundo. Sus contribuciones son ejemplos del avance
y del desarrollo que esta especialidad ha logrado a través
de los años. En la preparación de esta obra se ha considerado la necesidad de incluir técnicas básicas en medicina
de aves para estudiantes, así como técnicas mucho más
avanzadas para especialistas. Este libro se ilustra con
una gran cantidad de fotografías en color. Muchas de
ellas fueron obtenidas por veterinarios durante el ejercicio de sus carreras, mientras que otras fueron obtenidas
en condiciones controladas para así poder mostrar de
la mejor manera posible una diversidad de casos clínicos y patológicos. Esta obra cubre una gran diversidad
de áreas, desde la preparación de soluciones analíticas
utilizadas para el examen hematológico, o instrucciones
detalladas para obtener radiografías de buena calidad,
hasta la descripción paso a paso de cómo conducir un
examen sistemático post mortem. Al final se incluye una
serie de apéndices que contienen datos físicos y fisiológicos normales de aves, direcciones de centros e instituciones de investigación y conservación de aves, datos sobre
incubación de huevos, aspectos legales sobre el mantenimiento y transporte de aves y dosis de fármacos comúnmente utilizados en la clínica aviaria.
Aplaudo la iniciativa de Elsevier y de los editores
Robert Edwards en el Reino Unido y Paula Obeso en
España junto con su equipo de trabajo de traducir y
publicar esta edición en español. Su esfuerzo y dedicación merecen un gran agradecimiento.
Deseo que este libro ayude a fomentar el interés en
esta especialidad y a contribuir en la capacitación de
futuros médicos veterinarios especialistas en aves exóticas en el mundo de habla hispana.
Jaime Samour
Abu Dhabi, Emiratos Árabes Unidos
Advertencia
Los fármacos a los que se hace referencia en este libro
pueden comercializarse bajo otros nombres comerciales
fuera de EE. UU.
Prefacio a la primera edición
Durante los últimos veinticinco años, los veterinarios
clínicos y científicos de todo el mundo han contribuido
sobremanera a establecer la medicina aviaria como una
especialidad legítima de la ciencia veterinaria. Se han
realizado importantes avances en las disciplinas de terapéutica, anestesia, cirugía y diagnóstico dentro del campo
de las aves, y parece que el gran número de publicaciones
que describen estos avances no tiene fin. Desde los humildes comienzos con libros de texto como los de Arnall
y Keymer (1975) y Cooper (1978), seguidos algunos años
más tarde por los de Cooper y Greenwood (1981), Heidenreich (1982), Coles (1985), Harrison y Harrison (1986) y
Burr (1987), hasta las obras maestras más recientes como
las de Redig et al., (1993), Ritchie et al., (1994), Beynon
et al., (1995), Ritchie (1995), Beynon et al., (1996), Rosskopf
y Woerpel (1996), Tully y Shane (1996), Altman et al.,
(1997), Heidenreich (1997), Rupley (1997), Altman y
Forbes (1998), Coles y Krautwald-Junghanns (1998),
Olsen y Orosz (2000), Lumeij et al., (2000), Tully et al.,
(2000), Cooper (2002), Wemery et al., (2004) y Harrison
y Lightfoot (2006), todos son ejemplos destacables que
reflejan el estado actual de la medicina aviaria.
Medicina aviaria se ha concebido como una publicación híbrida que combina la formalidad de un libro
de texto, la guía visual de un atlas y el carácter práctico
de un manual. Además de esforzarnos por proporcionar
la información más actualizada disponible, hemos intentado mantener unos mínimos en cuanto a la densidad y
la continuidad del texto. Desgraciadamente, no ha sido
posible conseguirlo en todos los capítulos, ya que algunos
temas son difíciles de describir de forma condensada o
incluso de ilustrar. Sin embargo, a lo largo de todo el libro,
el texto se ha salpicado de información en forma de cuadros y tablas con el fin de facilitar su comprensión de un
vistazo. Además, algunas secciones incluyen pautas prácticas sobre el manejo clínico de un paciente determinado
o de una bandada, consejos sobre el diagnóstico clínico y
de laboratorio, y tratamientos sugeridos. En los apéndices
se han reunido datos de una amplia variedad de especies
sobre los valores de referencia hematológicos y bioquímicos, el peso corporal relacionado con el sexo, los períodos
de incubación, los fármacos utilizados habitualmente y
otra información importante para las personas dedicadas
a las aves. Algunos de los datos que contiene esta sección
son únicos y no se habían publicado con anterioridad.
El material fotográfico de Medicina aviaria ilustra una
amplia diversidad de casos clínicos y patológicos del
mundo de las aves. Algunas de las fotografías podrían
incluso ser premiadas, puesto que se obtuvieron en condiciones de estudio, mientras que otras las obtuvieron los
clínicos en el desarrollo de su trabajo. Además, las fotografías han sido aportadas por personas que realizan
trabajos clínicos en parques zoológicos y por profesionales que trabajan en la práctica privada y en la investigación clínica. El lector también observará que hay muchas
fotografías de las características culturales y del aspecto
morfológico de los propios patógenos, en lugar de las
lesiones patológicas que causan. Creo que diversidad es
la palabra correcta para describir el material fotográfico
que se presenta, siendo quizá el mayor valor de Medicina
aviaria.
Durante la preparación de cada sección de Medicina
aviaria hemos intentado reunir un conjunto de referencias bibliográficas lo más completo posible. Asimismo,
en algunas secciones se proporciona una lista de publicaciones o lecturas recomendadas que el lector puede consultar. Además de intentar proporcionar una bibliografía
actualizada, también hemos procurado incluir referencias
de ambos lados del Atlántico, un detalle especialmente
importante que no queríamos pasar por alto. Si hemos
fracasado al respecto y hemos omitido cualquier referencia importante, podemos asegurar que no ha sido de
forma intencionada y pedimos disculpas sinceramente.
Gran parte de las primeras publicaciones sobre medicina aviaria tenían una clara tendencia a centrarse casi
exclusivamente en los aspectos médicos y el manejo de
las especies psitácidas. Para muchos, la medicina aviaria era sinónimo de medicina de psitácidas. Esto puede
haberse debido al hecho de que muchos de los pioneros
de la medicina aviaria desarrollaron su experiencia trabajando con psitácidas. Con respecto a ello, me gustaría rendir tributo a todos aquellos cuyo duro trabajo y
visión crearon una especialidad verdadera. Las habilidades adquiridas y mejoradas a lo largo de los años y su
dedicación a la medicina de las psitácidas han sido una
fuente de inspiración para todos nosotros. Sin embargo,
los tiempos han cambiado y tenemos que cambiar con
ellos. Actualmente hay muchos colegas, no sólo a ambos
lados del Atlántico, sino también en otras partes del
mundo, que están trabajando para fomentar la medicina
xiv
●
PREFACIO A LA PRIMERA EDICIÓN
aviaria como una especialidad que abarca una amplia
variedad de especies. Así, es muy reconfortante ver las
publicaciones recientes dedicadas a la medicina de
las palomas, las aves rapaces, las aves corredoras y las
aves acuáticas, así como a la medicina de las psitácidas.
Medicina aviaria describe aspectos médicos generales
de una amplia variedad de grupos de aves, pero destacan especialmente algunos que se han mencionado en
muy raras ocasiones en la literatura, como las avutardas. También se ha prestado una atención especial a los
halcones, puesto que muchos de los colaboradores han
tenido la suerte de haber estado en contacto con la medicina de las aves de presa mientras trabajaban en Oriente
Medio y en otras muchas partes del mundo. Además,
Medicina aviaria incluye algunos temas que raramente
se han descrito en los libros de texto convencionales,
como la dislocación y la fractura del cuello y la paresia,
y temas únicos como el uso de TOBEC para evaluar el
estado corporal en las especies aviarias o las nuevas técnicas ortopédicas descritas por el profesor Patrick Redig.
Algunas secciones son simplemente celebraciones de los
largos años de servicio y la gran experiencia del colaborador, como el capítulo sobre la necropsia del Dr. Ian F.
Keymer y el apartado sobre enfermedades bacterianas
del profesor Peernel Zwart. Otros apartados han ofrecido
una oportunidad a muchos recién llegados para expresar
y compartir nuestra experiencia con otros miembros de
la profesión veterinaria.
Medicina aviaria se creó como una guía en imágenes e
ilustrada sobre algunos de los aspectos más importantes
de la medicina aviaria. Intentamos dirigirnos a los estudiantes de medicina veterinaria abriendo sus ojos a las
numerosas facetas de la medicina en las aves, pero también intentamos pensar en los veterinarios en ejercicio.
Si, después de recorrer el texto y las ilustraciones de este
libro, somos capaces de influir en un único miembro de la
profesión veterinaria para que abrace la medicina aviaria
como especialidad, nuestra intención al publicar esta obra
habrá sido ampliamente recompensada.
Jaime Samour
Riad, Reino de Arabia Saudí, 1998
1
Captura y manejo
Captura
Thomas A. Bailey
Captura física
Para poder realizar una exploración f ísica a un paciente
aviario, primero hay que capturarlo (figs. 1.1-1.5). El
método de captura depende de la especie, la edad, el
nivel de mansedumbre, el tamaño de la jaula/recinto y
el entorno.
Muchos pacientes se presentan en jaulas pequeñas, y
antes de intentar cogerlos hay que quitar todas las perchas y los comederos y bebederos. Las puertas de las
jaulas pequeñas no permiten un acceso fácil y puede ser
más práctico quitar la parte superior de la jaula en una
habitación oscura. Para facilitar la captura, puede utilizarse una toalla de papel o de tela como barrera visual.
Muchos pájaros de jaula domésticos pueden estar entrenados para saltar al dedo o a la mano cuando se les
empuja desde atrás. Es mejor colocar una caperuza a las
aves rapaces entrenadas antes de cogerlas. Pueden utilizarse gafas de visión nocturna del ejército (v. fig. 1.5)
para capturar a las aves y manejarlas en habitaciones
oscuras o pajareras por la noche.
Las aves que viven en pajareras más grandes pueden
escaparse volando o corriendo y hay que utilizar redes o
rediles para capturarlas. Una sola persona puede coger
un pájaro manso con la mano si está en una pajarera
pequeña; si el pájaro tiene un temperamento nervioso,
puede utilizarse una red y pueden participar una o más
personas. Las redes pueden utilizarse con o sin mango.
La decisión sobre si utilizar o no un mango depende del
espacio disponible dentro de la pajarera. La persona que
va a coger al ave debe empujarla hasta una esquina antes
de encerrarla en la red. Si el ave intenta correr o sobrevolar a la persona, la red debe colocarse enfrente de ella,
para que el ave corra o vuele hacia ella. Cuando se utilizan redes para capturar aves que vuelan hay que tener
cuidado para que no se hagan daño. En todos los casos,
si la persona tiene dudas, debe dejar que el ave se escape.
Una vez que el ave está en la red, hay que sacarla con
cuidado y sujetarla con las manos o colocarla en una caja
o en un trasportín. Cuando se saca al ave de la red debe
prestarse una atención especial a las patas, la cabeza y
© 2010. Elsevier España, S.L. Reservados todos los derechos
las articulaciones carpometacarpianas para asegurarse
de que no están enredadas en la red.
En las pajareras más grandes, las bandadas o las aves
pueden cogerse haciendo un redil con tela oscura, que
debe extenderse o sujetarse con pértigas metálicas extensibles dándole forma de túnel con un extremo ciego y
una entrada ancha y con una zona de captura circular
pequeña en el extremo ciego. Algunas especies más grandes, como la avutarda kori (Ardeotis kori), puede capturarse mejor si se arrinconan y se sujetan firmemente con
la mano. Sin embargo, incluso para estas aves grandes,
una red colocada por encima de la cabeza y la parte
superior del cuerpo facilita la captura y, por lo tanto, es
menos estresante para el ave. Para capturar ratites deben
consultarse libros de texto especializados.
A continuación se ofrecen algunos ejemplos de dispositivos para capturar a las aves que viven en libertad:
●
●
●
●
●
●
Trampas para aves que andan o nadan (aves salvajes).
Redes en cañón o proyectil (aves salvajes, de caza y
avestruces).
Balchatri (rapaces).
Boma (ratites).
Redil emergente (avestruces).
Doghaza (rapaces).
Figura 1.1 Red para capturar aves de tamaño mediano.
2
●
CAPÍTULO 1:
Captura y manejo
Figura 1.2 Las especies más grandes de aves pueden empujarse
hacia una esquina donde pueden capturarse.
Figura 1.5 Las gafas de visión nocturna del ejército pueden utilizarse
para capturar aves, como este pavo común (Meleagris gallopavo),
manteniéndolas en habitaciones oscuras o en pajareras por la
noche.
Figura 1.3 La avutarda kori (Ardeotis kori) puede capturarse cuando
pasa entre la persona y el lado de una cerca.
Las lesiones relacionadas con las capturas no son poco
frecuentes y antes de intentar capturar aves que viven en
libertad los veterinarios deben conocer las normas locales sobre la vida salvaje así como el método de captura
que van a utilizar.
LECTURAS COMPLEMENTARIAS
Austin DH, Peoples TE, Williams LE (1972) Procedures for capturing and
handling live wild turkeys. Southeastern Association of Game and Fish
Commissioners 26: 222–236.
Cooper JE (1991) Caged and wild birds. In: Anderson RS, Edney AT (eds)
Practical Animal Handling, pp. 147–155. Pergamon Press, Oxford.
Forbes NA (1996) Examination, basic investigations and handling. In: Beynon
PH, Forbes NA, Harcourt-Brown NH (eds) Manual of Raptors, Pigeons and
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Fowler ME (1995) Restraint and Handling of Wild and Domestic Animals. Iowa
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Sleigh I, Samour JH (1996) The National Avian Research Centre Birdcare Manual –
management techniques for a collection of bustards (Otididae). Internal Report,
National Avian Research Centre, Abu Dhabi.
Figura 1.4 Las puertas deslizantes facilitan el movimiento de las aves,
como el de las avutardas hubaras (Chlamydotis undulata), de una
habitación a otra. Utilizando este sistema, un ave puede aislarse de un
grupo más grande para facilitar la captura física.
Sonsthagen TF (1991) Restraint of Domestic Animals, pp. 131–137. American
Veterinary Publications, Goleta, CA.
White J (1990) Raptor restraint. Journal of the Association of Avian Veterinarians
4: 91–92.
Captura química
●
Pavo común (Meleagris gallopavo).
Paloma torcaz (Columba palumbus).
Captura química
●
En 1942 J.L. Daude utilizó por primera vez cebos con fármacos para capturar aves dañinas en Francia, y se considera que es el método más eficaz para capturar aves
que viven en libertad, especialmente aves de caza y
aves acuáticas (Jessup, 1982). Las aves más grandes,
como las ratites, pueden inmovilizarse químicamente,
tanto en condiciones de cautividad como de campo,
administrándoles fármacos por vía intramuscular utilizando cerbatanas o jeringas conectadas a una pértiga.
Los veterinarios especializados en aves pueden participar en la captura de pájaros que viven en libertad por
los siguientes motivos:
En la tabla 1.1 se presenta la posología de algunos fármacos orales. También se han utilizado combinaciones de fármacos (Jessup, 1982; Cyr y Brunet, 1992), por
ejemplo diazepam y α-cloralosa en las aves acuáticas
(0,3-0,4 g y 0,1-0,12 g por taza de cebo, respectivamente)
y α-cloralosa y secobarbital en el tordo sargento (Agelaius
phoeniceus) (0,02-0,025 mg y 0,025-0,03 mg, respectivamente). Aunque ketamina oral se ha utilizado con éxito
para sedar a una rapaz que se había escapado (Garner,
1988), no se ha observado que sea eficaz para capturar
pavos (Clutton, 1988). También se recoge en la literatura
que el uso de 1-2 granos de pentobarbital mezclados con
pan inmoviliza a patos salvajes y es suficiente para capturarlos en 15-20 min (Harrison, 1986).
Cuando se utilizan cebos con fármacos, es dif ícil controlar la dosis y la velocidad de absorción de los fármacos que se ingieren debido al tamaño y a la especie, el
estado de salud y a otras condiciones del entorno. Las
complicaciones que pueden afectar a los individuos
sedados que no se han capturado incluyen:
●
●
●
●
●
●
●
Estudios biomédicos.
Control de enfermedades.
Tratamiento de aves de caza.
Control de animales molestos.
Control de la población.
Estudios biológicos y anillamiento.
Desplazamientos.
Los alimentos que pueden utilizarse como cebo incluyen
maíz, huevos y carne para capturar granívoros; gruiformes y aves acuáticas; y córvidos y rapaces, respectivamente (Jessup, 1982; Garner, 1988; Stouffer y Caccamise,
1991; Belant y Seamans, 1997; Hayes et al., 2003). Se han
utilizado en las siguientes especies:
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●
●
●
●
●
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●
Cuervo americano (Corvus brachyrhynchos).
Barnacla canadiense (Branta canadensis).
Tórtola plañidera (Zenaidura macroura).
Ánade real (Anas platyrhynchos).
Gavilán de Harris (Parabuteo uncinatus).
Faisán común (Phasianus colchicus).
Tordo sargento (Agelaius phoeniceus).
Gruya canadiense (Grus canadensis).
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●
Hipotermia.
Hipertermia.
Sobredosis.
Asfixia.
Neumonía por aspiración.
Ahogamiento.
Predación.
Traumatismos infringidos por un igual.
Después de capturar a las aves sedadas, pueden mantenerse confinadas en un corral de recuperación hasta
que los efectos del fármaco desaparezcan. En el caso
de sobredosis, con frecuencia las aves pueden salvarse
TABLA 1.1 Fármacos administrados con cebos orales que se han utilizado para capturar aves que vivían en libertad
© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
3
Fármaco
Especie
Dosis
Amobarbital sódico
Ánades
900 mg
Referencia
Gordon, 1977
α-cloralosa
Pavo salvaje
2 g ptc
Williams et al., 1973; Austin et al., 1972
Grulla canadiense
0,45–0,5 g ptc
Williams y Phillips, 1973
Barnacla canadiense
0,25 g ptc
Jessup, 1982
Stouffer y Caccamise, 1991
Cuervo americano
0,035 g por huevo
Ketamina
Gavilán mixto
100 mg/kg carne
Garner, 1988
Metohexital
Palomas
1,25 g ptc
Jessup, 1982
Jessup, 1982
Metoximol
Pavo salvaje
4 g ptc
Palomas
1,5-2 g ptc
Secobarbital sódico
Palomas
1,25 g ptc
Jessup, 1982
Tribromoetanol
Pavo salvaje
10-11 g
Williams et al., 1973
Faisán
40 g/kg de maíz
Fredrickson y Trautman, 1978
ptc por taza de cebo (generalmente maíz).
4
●
CAPÍTULO 1:
Captura y manejo
realizando una incisión en el buche, sacando el cebo con el
fármaco y lavando el buche (Jessup, 1982). Aunque es
imposible controlar la cantidad de cebo consumido,
se considera que los cebos con fármacos causan menos
de un 10% de mortalidad cuando se utilizan de forma
correcta (Jessup, 1982). Antes de intentar administrar
cebos orales, los veterinarios deben conocer las normas locales que regulan la fauna salvaje y la literatura
relevante.
Se ha administrado ketamina intramuscular utilizando
inyectores a control remoto colocados cerca de los nidos
de las aves marinas (Wilson y Wilson, 1989). Utilizando
este método se han anestesiado y capturado fácilmente
pingüinos africanos (Spheniscus demersus), alcatraces del
Cabo (Morus capensis), cormoranes de bajío (Phalacrocorax
neglectus) y cormoranes coronados (Phalacrocorax coronatus) para realizar estudios biológicos.
Se han administrado combinaciones de hidrocloruro
de etorfina, maleato de acepromacina, ketamina, hidrocloruro de medetomidato e hidrocloruro de xilacina
por vía intramuscular mediante pistolas de aire o jeringas conectadas a una pértiga para inmovilizar avestruces (Struthio camelus) y casuarios (Casuarius casuarius)
(Robinson y Fairfield, 1974; Stoskopf et al., 1982; Samour
et al., 1990; Ostrowski y Ancrenaz, 1995). Grobler y Begg
(1997) informaron de la captura de tres avutardas kori
que vivían en libertad en el parque nacional Kruger utilizando una pistola de dardos y 1 mg de hidrocloruro
de etorfina y 100 mg de ketamina/5 mg de xilacina para
capturar dos aves (se invirtió con antídotos para etorfina
y xilacina) y 30 mg/kg de zolacepam/tiletamina (Zoletil)
para un ave. Las aves capturadas con Zoletil tuvieron
que mantenerse en un entorno silencioso, oscuro y tranquilo durante al menos 12 h y, según su experiencia,
Grobler y Begg (1997) recomendaron utilizar 20-25 mg/kg.
Las complicaciones de la inmovilización química incluyen hipertermia, regurgitación, neumonía por inhalación
y miopatía. Keffen (1993) y Tully y Shane (1996) analizaron en profundidad la posología de los fármacos que se
utilizan para anestesiar a las ratites.
Harrison GJ (1986) Anesthesiology. In: Harrison GJ, Harrison LR (eds) Clinical
Avian Medicine and Surgery, pp. 549–559. WB Saunders, Philadelphia.
Hayes MA, Hartup BK, Pittman JM, Barzen JA (2003) Capture of sandhill
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oral anesthetics. In: Nielsen L, Haigh JC, Fowler ME (eds) Chemical
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Keffen RH (1993) The ostrich Struthio camelus: capture, care, accommodation,
and transportation. In: McKenzie AA (ed.) The Capture and
Care Manual, pp. 634–652. Wildlife Decision Support Services, Pretoria,
South Africa.
Ostrowski S, Ancrenaz M (1995) Chemical immobilisation of rednecked
ostriches (Struthio camelus) under field conditions. Veterinary Record 136:
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Robinson PT, Fairfield J (1974) Immobilization of an ostrich with ketamine
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Samour JH, Irwin-Davies J, Faraj E (1990) Chemical immobilisation in
ostriches (Struthio camelus) using etorphine hydrochloride. Veterinary
Record 127: 575–576.
Stoskopf MJ, Beall FB, Ensley PK, Neely E (1982) Immobilization of
large ratites: blue necked ostrich (Struthio camelus austrealis) and
double wattled cassowary (Casuarius casuarius), with hematologic
and serum chemistry data. Journal of Zoo and Wild Animal Medicine 13:
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Tully TN, Shane SM (1996) Ratite Management, Medicine and Surgery,
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Williams LE, Phillips RW (1973) Capturing sandhill cranes with alphachloralose. Journal of Wildlife Management 37: 94–97.
Williams LE, Austin DH, Peoples TE, Phillips RW (1973) Capturing turkeys
with oral drugs. National Wild Turkey Symposium.
Wilson RP, Wilson M-PTJ (1989) A minimal-stress bird-capture technique.
Journal of Wildlife Management 53: 77–80.
LECTURAS COMPLEMENTARIAS
Fredrickson LF, Trautman CG (1978) Use of drugs for capturing and handling
pheasants. Journal of Wildlife Management 42: 690–693.
Gordon B (1977) The use of sodium amobarbital for waterfowl capture.
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Loibl MF, Clutton RE, Marx BD, McGrath CJ (1988) Alpha-chloralose as a
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BIBLIOGRAFÍA
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handling live wild turkeys. Southeastern Association of Game and Fish
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Belant JL, Seamans TW (1997) Comparison of three formulations of alphachloralose for immobilization of Canada geese. Journal of Wildlife Diseases
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Clutton RE (1988) Inefficacy of oral ketamine for chemical restraint in
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Cyr A, Brunet J (1992) Anesthetization of captive red-winged black-birds
with mixtures of alpha-chloralose and secobarbital. Journal of Zoo and
Wildlife Medicine 24: 80–82.
Garner MM (1988) Use of an oral immobilizing agent to capture a Harris
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Grobler DG, Begg S (1997) Chemical capture of kori bustard (Ardeotis kori).
Newsletter of the World Association of Wildlife Veterinarians.
Manejo
Thomas A. Bailey
Inmovilización
Los objetivos principales cuando se sujeta a las aves son
inmovilizar las alas y controlar las patas y la cabeza en
las especies que tienen picos y patas potentes (figs. 1.61.34). Dedicar tiempo a practicar las técnicas, además de
una gran paciencia, son requisitos previos fundamentales para reducir al mínimo la posibilidad de lesionar y
Inmovilización
Figura 1.6 Inmovilización de una avutarda hubara (Chlamydotis
undulata) utilizando un arnés corporal. Existen arneses fabricados con
tela de lona de grosor medio y bandas de Velcro®. Estos dispositivos
se utilizan habitualmente para sujetar a las aves acuáticas grandes,
como los cisnes, y algunas aves de presa.
●
Figura 1.7 Técnica de inmovilización para una avutarda hubara de
tamaño mediano a la que se le ha colocado una caperuza de cetrería.
© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Figura 1.9 Técnica para sujetar una avutarda kori (Ardeotis kori)
poniéndole una capucha de tela.
Figura 1.8 Método correcto para sujetar las extremidades posteriores
de una avutarda hubara, colocando uno o dos dedos entre ellas.
Figura 1.10 La presión superficial ha dañado la piel de la cara medial
de los tarsos de una avutarda kori debido a un manejo incorrecto.
5
6
●
CAPÍTULO 1:
Captura y manejo
Figura 1.11 Sujeción de una avutarda hubara en decúbito dorsal sobre
una almohadilla acolchada para facilitar la venopunción.
Figura 1.14 Garza (Ardea cinerea) sujeta con una mano para controlar
las alas, el cuello y el pico, dejando libre la otra mano para explorar o
tratar al ave. (Por cortesía de Mr. A. Jones.)
Figura 1.12 Método correcto para sujetar a un loro yaco (Psittacus
erithacus). (Por cortesía de Mr. A. Jones.)
Figura 1.13 Método correcto para sujetar a un periquito (Melopsittacus
undulatus) para su exploración. (Por cortesía de Mr. A. Jones.)
Figura 1.15 Las gaviotas suelen intentar picar, y puede ser necesario
colocarles una banda elástica en el pico. (Por cortesía de Mr. A. Jones.)
Inmovilización
●
7
Figura 1.16 Se ha utilizado cinta adhesiva para ayudar a inmovilizar a
un cernícalo común (Falco tinnunculus) como una primera ayuda para
sujetar las alas temporalmente tras la fractura de un ala, hasta que
pueda fijarse la fractura de forma más precisa. (Por cortesía de
Mr. A. Jones.)
Figura 1.19 Las aves potencialmente peligrosas, como esta águila
real (Aquila chrysaetos), deben sujetarse con guantes. (Por cortesía de
Mr. A. Jones.) Además, el personal femenino siempre debe llevar un
delantal de cuero si va a manejar rapaces grandes.
Figura 1.17 Loro cacique (Deroptyus accipitrinus) sujeto con una
toalla. (Por cortesía de Mr. A. Jones.)
© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Figura 1.20 Psitácida envuelta en una toalla de papel mientras se
recupera de la anestesia. (Por cortesía de Mr. A. Jones.)
Figura 1.18 Búho real (Bubo bubo) en actitud amenazadora.
El abordaje para manejar un ave varía según la especie y el
temperamento del animal. (Por cortesía de Mr. A. Jones.)
Figura 1.21 Sujeción de un loro recién nacido para alimentarlo a mano.
(Por cortesía de Mr. A. Jones.)
8
●
CAPÍTULO 1:
Captura y manejo
Figura 1.22 Halcón sacre (Falco cherrug) con una capucha adaptada
para evitar que se autolesione. (Por cortesía del Dr. J. Samour.)
Figura 1.23 Halcón sacre con una caperuza con bloqueo estilo Oriente
Medio. (Por cortesía del Dr. J. Samour.)
Figura 1.24 En situaciones de urgencia puede ser necesario improvisar
una capucha. (Por cortesía del Dr. J. Samour).
Figura 1.25 Forma correcta de «escayolar» a un halcón. El ave tiene
puesta la caperuza y el operador la coge por los lados sujetando
firmemente las alas y colocando los pulgares en la espalda del
halcón. El halcón se ha escayolado sobre una toalla suave. Obsérvese
el «paño de cocina» con que se ha envuelto el cuerpo. (Por cortesía
del Dr. J. Samour.)
Figura 1.26 Forma correcta de envolver a un halcón utilizando un
«paño de cocina» y cinta adhesiva. Siempre hay que tener cuidado con
las garras. (Por cortesía de Dr. J. Samour).
Inmovilización
●
9
(a)
(a)
(b)
(b)
Figura 1.28 (a) Dispositivo de sujeción adaptado para cirugía de las
patas de las aves. (b) El dispositivo utilizado para inmovilizar las patas
de un halcón antes de la cirugía debido a la infección de las patas.
(Por cortesía del Dr. J. Samour.)
© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
(c)
Figura 1.27 Sujeción de un halcón con una capucha utilizando una
toalla. (a) El ayudante sujeta el halcón con la capucha con las manos
enguantadas. El operador sostiene una toalla suave preparada para
colocarla alrededor del cuerpo del ave. (b) El operador coloca la
toalla alrededor del cuerpo del ave y sujeta al halcón firmemente.
(c) El ayudante se ha quitado los guantes y ahora puede administrar
fármacos orales al halcón.
Figura 1.29 Mesa de operaciones (20 15 10 cm) usada para
realizar intervenciones quirúrgicas en aves pequeñas (50 g).
Obsérvese que los lados son de aluminio y la parte superior es de
Perspex adaptable para acomodarse a la forma del cuerpo. La mesa
puede colocarse sobre una almohadilla caliente para mantener
una temperatura adecuada durante la cirugía (Por cortesía del
Dr. J. Samour.)
10
●
CAPÍTULO 1:
Captura y manejo
Figura 1.30 Puede ser necesario sujetar a las aves que viven en
libertad, como esta avutarda hubara, para que los biólogos de
campo puedan colocarles transmisores satélite. (Por cortesía del
Dr. J. Samour.)
Figura 1.33 Los avestruces (Struthio camelus) son aves muy
peligrosas y siempre debe manejarlas un personal experto y bien
entrenado. (Por cortesía del Dr. J. Samour.)
Figura 1.31 Sujeción de un pingüino de penacho amarillo (Eudyptes
chrysocome). (Por cortesía del Dr. J. Samour.)
Figura 1.34 Método correcto para sujetar una paloma doméstica
(Columba livia).
Figura 1.32 Sujeción de un cálao. (Por cortesía del Dr. J. Samour.)
estresar tanto al ave como al que la maneja. En la tabla 1.2 se enumeran los elementos del equipo que se
utilizan para ayudar a sujetar a las aves para realizar la
exploración f ísica.
Las estrategias para defenderse del manejo humano
var ían entre las distintas especies de aves. Los gavilanes
generalmente tienden a utilizar las patas para resistirse
al manejo, mientras que los halcones, las aves de presa,
los buitres, algunas águilas y algunos búhos pueden
picar y «dar patadas» a la persona que los maneja. Los
pájaros más grandes, como los cisnes, pueden causar
lesiones con las alas, y las ratites dan patadas peligrosas.
Conociendo las estrategias que pueden utilizar las aves,
la persona que las maneja puede tomar decisiones necesarias para sujetarlas con seguridad en medio segundo.
En la tabla 1.3 se ofrecen las técnicas recomendadas para
manejar y sujetar los diferentes grupos de aves. Puede
obtenerse información más especializada sobre las técnicas de manejo para diferentes especies de aves en los
textos enumerados en la bibliograf ía.
Inmovilización
●
11
TABLA 1.2 Equipo que puede facilitar el manejo y la inmovilización de las aves
Equipo
Finalidad
Comentarios
Tubo de cartón
En el que se coloca al ave para minimizar el
forcejeo y facilitar pesarla y otras intervenciones
Los biólogos de campo suelen utilizarlo. El ave parece
más tranquila y es más difícil que se estrese
Una bolsa de tela, un saco, una
media o una funda de almohada
Como se ha indicado arriba
Hay que tener cuidado para no asfixiar o lesionar
al ave. Si se utiliza material de tela, debe lavarse y
esterilizarse en un autoclave después de utilizarlo para
evitar que se transmitan infecciones de un ave a otra
Un tubo de corcho o de caucho
Puede colocarse en el pico si tiene la punta
cortante para evitar que lesione la cara de la
persona que maneja al animal
Protectores para los oídos
Para prevenir la pérdida de audición que
puede producirse por el contacto repetido con
pacientes que chillan
Bandas elásticas y cinta adhesiva
Para cerrarles el pico y proteger al operador
Hay que recordar que el ave todavía puede clavar el
pico, y que hay que quitarle la cinta o la banda antes de
liberarla
Cubregarras
Para inmovilizar las garras de las aves de presa
Colocar una bola de algodón o una gasa en las
almohadillas y envolver las patas con una envoltura no
adhesiva para inmovilizar las garras
Horquilla o manillar
Para separar con cercas a los avestruces
grandes y otras ratites
Guantes
Para reducir las lesiones del operador
Evitarlo a no ser que sea imprescindible. No deben
utilizarse para sujetar a las psitácidas o a las
paseriformes. Usar guantes finos siempre que sea
posible. Los guantes que llegan hasta el codo pueden
ser útiles para las aves grandes, agresivas
Arneses y otros dispositivos
Para sujetar a las aves con el fin de minimizar el
forcejeo y facilitar las intervenciones
El «Guba» es un diseño que se utiliza para sujetar a las
aves de cetrería, mientras que las «fundas de cisne» se
han diseñado para sujetar a las aves acuáticas grandes
Caperuzas
Para cubrir la cabeza de las aves diurnas con
el fin de minimizar el forcejeo y facilitar las
intervenciones
Es un método estándar para tranquilizar y sujetar a las
aves de cetrería y pueden ser útiles en muchas otras
especies. Si no se dispone de una capucha adaptada,
puede utilizarse una bolsa de tela suelta o un calcetín.
Las caperuzas de cetrería deben adaptarse bien al ave
Mesa de exploración
almohadillada
Las aves deben explorarse en una superficie
blanda con el fin de prevenir los traumatismos
cuando el ave forcejea
Pueden usarse sábanas, toallas, cobertores o espuma
Hojas almohadilladas de
contrachapado o de plexiglás
Se utilizan para que los operadores puedan
protegerse mientras mueven a las ratites
grandes díscolas
El operador debe estar preparado para los impactos
fuertes sobre la tabla
Toallas de papel o de tela
Para envolver al ave y facilitar el manejo y la
inmovilización
Las toallas de papel son mejores, porque pueden
desecharse tras el uso. El material debe lavarse y
esterilizarse en autoclave después de utilizarlo en un ave
y antes de utilizarlo en otra, como se ha indicado arriba
Gafas de seguridad
Para proteger la cara y los ojos del operador
Puede considerarse su uso cuando hay que tratar con
aves agresivas como cigüeñas o garzas
Soportes o «cajas de desplumar»
Se utilizan para sujetar a los avestruces
mientras se les quitan las plumas
© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Fuente: modificado de: Cooper JE (1991) Caged and wild birds. In: Anderson RS, Edney AT (eds). Practical Animal Handling, pp. 147–155. Pergamon Press,
Oxford.
Se han diseñado dispositivos de inmovilización fabricados con lonas de peso medio y tiras de Velcro® y se
han utilizado con éxito en las avutardas (v. fig. 1.6) y
otras especies, como los cisnes y las aves grandes de
presa (Harris y Brown, 2003). Estos dispositivos protegen a las aves de los traumatismos dentro de las cajas
de transporte o jaulas y protegen la integridad de las
plumas.
Las aves son muy sensibles al estrés, y el manejo incorrecto puede causar:
●
●
●
Paresia o parálisis de las extremidades, temporal o
permanente.
Hipertermia.
Fracturas de las patas o las alas.
●
●
●
●
●
Laceraciones de la piel, contusiones y pérdida de las
plumas.
Luxación de los huesos tibiotarsianos.
Dislocación de las vértebras cervicales.
Compresión de la tráquea flexible y de los órganos
internos.
Evolución de un proceso patológico e incluso la muerte.
Antes de intentar capturar y tocar a los pájaros pequeños y evidentemente enfermos, se recomienda advertir
al dueño de que existe un riesgo de que el pájaro muera
súbitamente por un fallo cardíaco. Las aves que se han
capturado y que eran libres no están acostumbradas a los
seres humanos y por lo tanto la persona que las maneja
debe considerar los efectos del estrés y reducir al mínimo
el tiempo de inmovilización.
12
●
CAPÍTULO 1:
Captura y manejo
TABLA 1.3 Métodos de manejo e inmovilización de varios grupos de aves
Grupo de aves
Técnica de manejo
Otros comentarios
Paseriformes pequeñas
Se coloca la cabeza entre dos dedos para que el
cuerpo se quede en la palma de la mano, o puede
restringírselas sujetándoles la cabeza suavemente
entre el pulgar y el dedo índice
Pueden picar o morder con el pico; los guantes finos
ayudan a minimizar el efecto. Puede utilizarse una
banda elástica o una cinta adhesiva para cerrar el pico
Paseriformes grandes
Se sujetan con dos manos, alrededor de las alas
Psitácidas pequeñas
Como para las paseriformes pequeñas
Psitácidas grandes
Como para las paseriformes grandes
Aves de presa de pequeño
y mediano tamaño
Como para las paseriformes grandes. Las caperuzas
de cetrería son muy útiles para bloquear los
estímulos visuales y tienen un efecto calmante
Las rapaces suelen dar patadas al aire cuando se las
sujeta y es importante no dejar que se hagan daño a sí
mismas con las garras (para ello se utilizan paños para
patas)
Aves de presa grandes
Como para las aves de presa pequeñas y medianas.
Puede colocarse una toalla de tela alrededor de las
alas para sujetarlas. Otra alternativa es inmovilizarlas
mientras están posadas sujetándoles las patas y
girando rápidamente al ave para ponerla boca abajo:
generalmente extenderá las alas, pero pueden
plegarse fácilmente sobre el cuerpo
Utilizar guantes gruesos y un equipo adecuado de
cetrería. Los buitres pueden regurgitar alimentos del
buche cuando se les toca
Palomas y tórtolas
Como para las paseriformes pequeñas y grandes.
Los criadores de palomas prefieren sujetar a las
aves con una mano alrededor de la base de la cola
No suelen picar ni arañar. Se inclinan para defecar
cuando se les maneja. Pierden plumas fácilmente
Aves acuáticas pequeñas
Pueden sujetárseles por las alas o por la espalda y las
alas, utilizando los dedos para sujetarles las patas
Las especies que pesan mucho no deben transportarse
sujetándoles sólo las alas o las patas
Aves acuáticas grandes
Debe sujetarse la base de ambas alas con una mano
mientras que con la otra mano y el brazo se sujeta
el cuerpo. Estas aves pueden transportarse debajo
del brazo, con la cabeza hacia la espalda. El brazo
se enrolla alrededor de las alas y se utiliza una mano
para sujetar el cuerpo y controlar las patas
Algunos gansos tienen uñas afiladas y patas potentes
y causan arañazos. Los cisnes y los gansos pueden
mover las alas y dar aleteos dolorosos, y es difícil
sujetarlos. Estas especies no deben transportarse sólo
por las alas, puesto que puede producirse parálisis
braquial temporal o permanente
Aves de caza
En las especies más grandes, la base de las alas
se fija con una mano y las patas se controlan con la
otra. El abdomen debe sujetarse desde abajo
Nunca debe sujetarse a las aves de caza sólo por las
plumas: todo el cuerpo debe fijarse para evitar que
pierdan las plumas de forma traumática. Los gallos con
espolones pueden lesionar a los operadores, y el pico
también puede servirles como arma
Aves zancudas, garzas,
cigüeñas, flamencos, grullas
Como se ha indicado antes, dependiendo del
tamaño. Sujetar primero el cuello de las garzas,
cigüeñas y grullas con el fin de sujetar la cabeza.
Cuando el ave levanta las patas debe extenderse
paralela al suelo. Es importante colocar uno o dos
dedos o enrollar una toalla entre los tarsos para
prevenir las lesiones
Pueden picar: hay que protegerse los ojos y la piel
expuesta. Manejar con cuidado, porque las patas largas
y las alas son propensas a lesionarse. Las cigüeñas y
las grullas tienen las patas fuertes y dan coces.
Los bordes del pico de los flamencos son serrados
y pueden lacerar los dedos o los brazos. Las cigüeñas
pueden regurgitar alimentos cuando se las maneja
Avutardas
Como arriba, dependiendo del tamaño
No suelen picar ni arañar. Se inclinan para defecar
durante el manejo. Pierden plumas con facilidad. Hay
que manejarlas con cuidado porque sus patas largas son
propensas a lesionarse, incluyendo fracturas. Algunas
especies tienen patas fuertes y pueden dar coces
Gaviotas, golondrinas de
mar, petreles, pardelas
Como arriba, dependiendo del tamaño
Es muy probable que las gaviotas piquen: siempre
ha de usarse una banda elástica. Todo este grupo se
inclina para vomitar durante el manejo y los fulmares
pueden regurgitar aceite
Ratites
Las ratites pequeñas o inmaduras pueden
inmovilizarse sujetando las patas firmemente y
alejando al ave del suelo. Las ratites grandes se
manejan sujetándoles la cabeza y llevándola hacia
afuera y hacia abajo hasta que se bloquea la visión
del animal. Otros operadores sujetan las alas desde
los lados y hacen presión hacia abajo para impedir
que el ave pueda saltar. Si se hace más presión, el
ave se sentará
La oscuridad (poniéndoles una capucha o con luz
suave) es una de las mejores técnicas de sujeción que
pueden utilizarse en las ratites de todos los tamaños. La
inmovilización manual de las ratites es potencialmente
peligrosa tanto para el operador como para el animal.
Las ratites pueden reaccionar rápidamente cuando
se sienten amenazadas y pueden saltar y agitar
violentamente las patas. Los avestruces macho pueden
ser más peligrosos durante la estación de apareamiento
Colibríes
Se sujetan y se transportan con más facilidad
envueltos en chaquetas de tela de las que puedan
sacar la cabeza para alimentarse
Pingüinos
Los pingüinos Spheniscus y la mayoría de los
pingüinos crestados deben sujetarse cogiéndolos
bruscamente por el cuello y levantándolos en el aire
la longitud del brazo. Las patas pueden controlarse
con la otra mano. Desde esta posición, el ave puede
sujetarse sobre el regazo del operador y examinarse
por completo
Estas aves pueden golpear a un agresor con sus
potentes aletas, lo que puede resultar doloroso
Fuente: modificado de Cooper JE (1991) Caged and wild birds. En: Anderson RS, Edney AT (eds) Practical Animal Handling, pp. 147–155. Pergamon Press,
Oxford.
Transporte
●
13
Transporte
Las aves deben transportarse en un contenedor seguro,
oscuro y bien ventilado (figs. 1.35-1.38). Los contenedores deben tener orificios de ventilación en la parte
inferior de las paredes (para reducir al mínimo la luz a
nivel de los ojos) y hay que colocar un trozo nuevo de
moqueta, una esterilla de caucho (que tiene la ventaja
de que puede desinfectarse y volver a utilizarse) o un
material parecido en el suelo para que el ave pueda sujetarse adecuadamente. Debe evitarse la paja, la turba o el
heno como lecho debido al riesgo de contaminación con
Figura 1.36 En los viajes cortos, las aves grandes pueden sujetarse
manualmente y transportarse en coche.
© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Figura 1.35 Caja de cartón para transportar aves de tamaño mediano.
Una de las principales ventajas de las cajas de cartón (o de materiales
parecidos) es que son relativamente baratas y pueden incinerarse
después de su uso.
Figura 1.37 Trasportín comercial que puede utilizarse para transportar
aves de tamaño mediano, como las avutardas hubaras (Chlamydotis
undulata). Para reducir el riesgo de que las aves se resbalen mientras
están en el trasportín, se coloca una esterilla de caucho en la base.
Puede utilizarse un trozo de arpillera para cubrir la reja frontal y
disminuir las molestias para el ave y oscurecer el trasportín de forma
eficaz.
Figura 1.38 En Oriente Medio suelen utilizarse cajas con tres niveles
para transportar aves de corral, avutardas hubaras, patos, perdices
y muchas otras especies de aves. Las aves se transportan largas
distancias en estos cajones en condiciones de hacinamiento y pueden
llegar en un estado muy debilitado.
14
●
CAPÍTULO 1:
Captura y manejo
esporas de Aspergillus sp. El contenedor no debe tener
bordes cortantes ni salientes que podr ían causar lesiones. Poner almohadillas en el techo y los lados del contenedor puede disminuir las lesiones. Las aves deben
mantenerse a una temperatura ambiente de 21,1-26,6 °C
y nunca debe dejárseles sin atención. El tamaño del contenedor no debe permitir que el ave agite las alas, pero
debe poder estar de pie en una posición natural y darse
la vuelta.
Las necesidades de transporte de las aves var ían
mucho entre los diferentes grupos. Las palomas y las
aves acuáticas más pequeñas pueden transportarse en
cajas de cartón desechables pequeñas. Las aves de patas
largas, como los flamencos, no solamente necesitan
poder ponerse de pie mientras viajan sino también poder
apoyar el cuerpo ventralmente, por ejemplo utilizando
un cabestrillo, para prevenir el colapso. Los cisnes y los
gansos grandes pueden mantenerse en un contenedor
fabricado especialmente. Las aves rapaces que viven en
libertad pueden transportarse en cajas de cartón duras,
pequeñas. Las aves de cetrer ía pueden transportarse con
la caperuza puesta en una caja o en el puño del cetrero.
Las aves paseriformes y psitácidas pueden transportarse
en sus jaulas, pero con el bebedero vacío. Deben retirarse
todos los juguetes, las perchas y todos los elementos, y
puede colocarse una manta sobre la jaula para que quede
a oscuras. Las cajas para transportar aves salvajes tienen que tener buena ventilación y un receptáculo para el
agua (si van a viajar más de unas pocas horas). Las ratites adultas pueden transportarse en un cajón de transporte o en un camión para caballos cerrado, mientras que
las ratites jóvenes pueden transportarse en trasportines
para mascotas. Se recomienda trasportar por la noche a
las aves como las ratites, ya que están más calmadas y
tienen menos estrés térmico. Puede obtenerse información más especializada sobre el manejo de las diferentes
especies de aves en los libros de texto que se enumeran
en la bibliograf ía.
Los contenedores que se han utilizado para transportar aves deben limpiarse y desinfectarse antes de volver
a utilizarse. Los trasportines de madera no son adecuados para transportar aves porque es dif ícil desinfectarlos.
La International Air Transport Association (IATA 1998)
ha establecido las especificaciones del transporte aéreo
internacional de aves.
BIBLIOGRAFÍA
Cooper JE (1991) Caged and wild birds. In: Anderson RS, Edney AT (eds).
Practical Animal Handling, pp. 147–155. Pergamon Press, Oxford.
Harris JM, Brown B (2003) A restraint and transportation device for raptors.
Proceedings of the Association of Avian Veterinarians, Pittsburgh, pp. 91–93.
IATA (1998) Live Animal Regulations, 25th edn. International Air Transport
Association, Geneva. Webpage: http://www.iata.org/index.asp.
LECTURAS COMPLEMENTARIAS
Cooper JE, Hutchinson MF (1985) Manual of Exotic Pets. British Small Animal
Veterinary Association, Cheltenham.
Forbes NA (1996) Examination, basic investigations and handling. In: Beynon
PH, Forbes NA, Harcourt-Brown NH (eds) Manual of Raptors, Pigeons
and Waterfowl, pp. 17–29. British Small Animal Veterinary Association,
Cheltenham.
Fowler ME (1986) Zoo and Wild Animal Medicine, 2nd edn. WB Saunders,
Philadelphia.
Jensen JM (1993) Ratite handling and restraint. In: Fowler ME (ed.) Zoo and
Wild Animal Medicine, Current Therapy 3, pp. 198–200. WB Saunders,
Philadelphia.
Mouser M (1996) Restraint and handling of the emu. In: Tully TN, Shane
SM (eds) Ratite Management, Medicine and Surgery, pp. 41–45. Krieger
Publishing, Malabar, FL.
Ritchie BW, Harrison GJ, Harrison LR (1994) Avian Medicine: Principles and
Application. Wingers Publishing, Lake Worth, FL.
Sleigh I, Samour JH (1996) The National Avian Research Centre Birdcare Manual –
management techniques for a collection of bustards (Otididae). National Avian
Research Centre Internal Report, Abu Dhabi.
Sonsthagen TF (1991) Restraint of Domestic Animals, pp. 131–137. American
Veterinary Publications, Goleta, CA.
Wade JR (1996) Restraint and handling of the ostrich. In: Tully TN, Shane
SM (eds) Ratite Management, Medicine and Surgery, pp. 37–40. Krieger
Publishing, Malabar, FL.
White J (1990) Raptor restraint. Journal of the Association of Avian Veterinarians
4: 91–92.
Exploración clínica
Consideraciones generales
Jaime Samour
La exploración clínica es una parte fundamental del
diagnóstico de los trastornos de las aves. Implica manejar y sujetar al ave con el fin de poder realizar las investigaciones necesarias.
Antes de coger a un ave para manejarla hay que tener
en cuenta unos requisitos previos importantes. El primero de ellos es asegurarse de tener una anamnesis del
caso tan completa como sea posible. Esto debe incluir
información no sólo sobre las propias aves, sino también
sobre el entorno en el que viven y su manejo. Puede ser
recomendable que el clínico visite las instalaciones o,
como mínimo, vea la jaula y los accesorios antes de intentar hacer una exploración clínica. Antes de la exploración
clínica puede ser útil realizar pruebas complementarias,
como examinar las heces o los alimentos que quedan en la
caja o analizar el posible material tóxico, que pueden indicar qué investigaciones posteriores pueden ser necesarias.
Después de cotejar y analizar la anamnesis y los registros, debe observarse a las aves. La observación implica
mirar al ave cuidadosamente sin tocarla ni sujetarla
(figs. 2.1-2.7). Existen muchas formas de observar a las
aves, y el método elegido depende de las circunstancias,
Figura 2.1 El clínico especializado en aves tiene que estar familiarizado
con la biología básica de las distintas especies. A los observadores no
entrenados les puede parecer que el halcón gerifalte (Falco rusticolus)
de la fotografía está agonizando y a punto de morir. La cuestión es muy
simple: ¡el ave está durmiendo! Los halcones gerifaltes, a diferencia de
otros halcones, tienden a doblar el cuerpo y a mantener la cabeza muy
baja en las primeras horas del día si todavía están dormidos.
© 2010. Elsevier España, S.L. Reservados todos los derechos
2
las instalaciones, la finalidad de la intervención, etc. En
términos generales, la observación puede dividirse en
dos tipos: 1) cuando el ave es consciente de la presencia
del observador, y 2) cuando el ave no es consciente de la
presencia del observador. Idealmente, deben realizarse los
dos tipos de observación, puesto que ninguno de los dos
proporciona necesariamente toda la información importante. Así, un ave puede mostrar determinados rasgos de
conducta cuando está sola y el observador no está aparentemente cerca, pero puede que no los muestre cuando
ve al observador, en cuyo caso puede suprimir los rasgos
conductuales. A la inversa, algunos rasgos se muestran
cuando hay una persona presente, especialmente los que
son psicológicos y pueden desencadenarse por la presencia de seres humanos u otros estímulos. Por lo tanto, siempre que sea posible, el paciente debe observarse primero
sin que sea consciente de la presencia del observador, y
luego siendo consciente de ella. La primera de estas observaciones se realiza mejor utilizando un panel de observación con mirillas a través de las cuales que puede verse
al ave, preferiblemente en su propio entorno. Un método
alternativo es filmar la conducta del ave utilizando una
cámara de vídeo o un circuito cerrado de televisión. Pero
hay que tener cuidado, porque las aves que no están acostumbradas a las cámaras de vídeo o equipos parecidos
pueden mostrar conductas atípicas delante de ellos.
Figura 2.2 Excrementos normales de un halcón. Obsérvese la parte
abundante normal de agua/urato y la parte sólida de color castaño/
negro. Las diferencias de la consistencia y el aspecto pueden reflejar
una enfermedad general.
16
●
CAPÍTULO 2:
Exploración clínica
Figura 2.4 La expulsión de bolas de granza es un aspecto fisiológico
normal del sistema digestivo de las aves de presa. Las bolas
regurgitadas de las aves de presa se forman en la molleja y contienen
elementos no digeribles de la dieta, como fragmentos de huesos,
plumas y piel.
(a)
Figura 2.5 Un halcón clínicamente normal muestra un interés
inmediato por el alimento y normalmente come de forma rápida y
activa.
(b)
Figura 2.3 El halcón que se muestra en (a) ingresó porque expulsaba
uratos de color verde metálico. En la exploración radiológica se
observó que el hígado estaba muy dilatado. La biopsia hepática y el
análisis histopatológico posteriores confirmaron un diagnóstico de
amiloidosis hepática grave. Este trastorno médico se caracteriza por
pérdida de peso gradual y biliverdinuria. Las fotografías muestran
los excrementos que expulsó durante la noche. (b) Primer plano de los
excrementos del halcón de (a). Obsérvese el color verde metálico de
los uratos.
Figura 2.6 Mientras come, un halcón con tricomoniasis clínica
desmenuza mucho los trozos de carne y los tira lejos. Obsérvese el
gran crecimiento tricomoniásico caseoso que se localiza en la cavidad
nasal y que protruye hacia el paladar duro.
Anamnesis
●
17
La ventaja de grabar en vídeo las conductas de las aves,
tanto antes como después de que sea consciente de la
presencia del observador, es que la grabación puede visualizarse todas las veces necesarias. También puede utilizarse posteriormente para valorar el progreso del ave o
con fines educativos para los clientes o los estudiantes.
Anamnesis
Jaime Samour
© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Figura 2.7 Un caso clínico poco habitual en un halcón sacre (Falco
cherrug) en el que se observa una hernia abdominal. El único signo que
mostraba el ave era la incapacidad para expulsar los excrementos y
limpiarse las plumas.
La observación siendo el paciente consciente es
mucho más fácil de realizar, pero aun así debe realizarse
de forma sistemática y lógica. Al principio, el ave debe
observarse a distancia y sólo hay que aproximarse a ella
posteriormente. Debe observarse la respuesta del ave
frente a la presencia de una persona o a estímulos como
los sonidos, pero la actitud general o la tranquilidad del
ave también deben registrarse. Lo más importante es
observar al ave como un conjunto, lo que significa, por
ejemplo, que deben observarse ambos ojos, ambas narinas, el lado derecho del ave, el lado izquierdo, mirarle
la espalda, mirarle la parte frontal, etc. (v. fig. 2.5). Si no
se sigue este método pueden cometerse errores. Un ave
puede incluso intentar disimular los signos clínicos, por
ejemplo girando la cabeza sólo hacia un lado (un ojo)
hacia el observador, protegiendo así y ocultando el otro
ojo, que puede estar parcialmente cerrado, tener exudados o tener una úlcera corneal. Durante la observación
también pueden medirse otros parámetros, como la frecuencia respiratoria, por ejemplo. Los movimientos respiratorios, que suelen apreciarse por un balanceo de la
cola, pueden registrarse con más facilidad y precisión
en esta fase antes de coger al ave. De hecho, merece la
pena registrar la frecuencia respiratoria durante la observación inicial (paciente desprevenido), durante la observación posterior (paciente consciente) y finalmente cuando
el paciente se maneja para la exploración clínica. Puede
obtenerse información importante de esta comparación.
En general, la observación debe realizarla un veterinario solo, sin que haya otras personas presentes. Así
disminuye la influencia de la proximidad de otros seres
humanos y el clínico puede concentrarse en la tarea que
está realizando. Sin embargo, en ocasiones la observación
en presencia del dueño puede ser útil. Un ejemplo de ello
es cuando existen trastornos psicológicos y el veterinario
cree que pueden estar desencadenados por la presencia o
las acciones del dueño o cuando un rasgo conductual en
especial sólo se manifiesta con ayuda del dueño. Por ejemplo, un loro puede salir de su jaula y mostrar un comportamiento determinado sólo cuando su dueño se lo pide.
Generalmente, en la clínica aviaria los cirujanos veterinarios se enfrentan a una sola ave doméstica en su clínica,
pero suele ser necesario hacer visitas para observar a un
ave o una bandada en el lugar donde se alojan. En ambos
casos es esencial obtener una anamnesis exhaustiva y
bien detallada, del dueño o del personal de mantenimiento, para realizar un diagnóstico preciso. Pero es muy
importante realizar las preguntas de forma metódica y
sistemática, puesto que la obtención de datos bien organizada crea una buena impresión y alcanza sus objetivos
en un tiempo relativamente corto. Con mucha frecuencia
se hacen diagnósticos erróneos por omitir una cuestión
básica o por pasar por alto un aspecto del manejo del ave
o de la bandada.
La obtención de la anamnesis clínica en la práctica
aviaria es muy parecida y tiene muchos aspectos en
común con la obtención de información en la práctica
veterinaria general (figs. 2.8-2.10). Sin embargo, los signos clínicos de los mamíferos son más evidentes para los
dueños o los cuidadores que los de las aves. Por lo tanto,
es esencial hacer preguntas cuidadosas, metódicas y lógicas cuando se trata de aves.
Figura 2.8 Actualmente, las bases de datos médicas son muy
populares para registrar la asistencia en las clínicas. Este programa,
disponible comercialmente (Clientrax®a), es una base de datos muy
completa que puede manejar los registros médicos y económicos de
los pacientes y los dueños. A la inversa, las bases de datos a medida
pueden cubrir las necesidades especiales del centro sanitario, de cría o
de investigación.
18
●
CAPÍTULO 2:
Exploración clínica
Fahad bin Sultan Falcon Center
Formulario de registro clínico
]
Registro N.º [
Datos del paciente (por favor rellenar/marcar con
)
] Especie: [
Nombre: [
Edad: Joven (
) Adulto (
)
Color: [
] Sexo: M (
] Origen: Capturado en libertad (
N.° de TIP [
)
) Raza cautiva (
)
]
] Anillo N.°: [
Datos del dueño (por favor rellenar/marcar con
) F(
)
Dueño [
]
Cetrero [
]
] Móvil [
Números de contacto: Trabajo/domicilio [
N.° de cuenta del cliente[
Anamnesis
Fecha
] Ciudad [
Peso
]
] País [
]
Antecedentes médicos/tratamiento
Figura 2.9 Formulario clínico simple y de pequeño tamaño que se utiliza en el Fahad bin Sultan Falcon Center. Este formulario puede adaptarse
para el trabajo clínico habitual en otras especies de aves.
Anamnesis
●
19
Fahad bin Sultan Falcon Center
Formulario de patología clínica-hematología
]
Registro N.° [
Información de registro (por favor rellenar/marcar con
Fecha de obtención [
)
] Momento de la obtención [
Muestra: Sangre-EDTA (
) Sangre-heparina (
Tiempo de ayuno: <3 h (
) 3-6 h (
Motivo del envío: Clínico (
] Estado sanitario: Normal (
) Sangre-frotis (
) 6-12 h (
) Cuarentena (
)
) Inmovilización: Manual (
12-24 h (
)
24-48 h (
) Detección sanitaria (
>48 h (
) Otros [
) PME (
)
)
]
) Tipo [
) Sedación (
)
) Anormal (
Desconocido (
)
]
Resumen clínico [
]
Pruebas solicitadas: Perfil N.° 1(
), Perfil N.° 2 (
), Perfil N.° 3 (
), Perfil N.° 4 (
). Por favor, especifique las pruebas individuales en la tabla
Uso exclusivo del laboratorio
Información del análisis (por favor, rellenar/marcar con
/
Fecha del examen [
/
]
Condiciones de almacenamiento: Fresco 0-3 h (
Aspecto de la muestra: Normal (
)
)
Hora del examen [
)
]
Refrigerado <24 h (
Anormal: Hemolítica (
)
)
Refrigerado >24 h (
Ictérica (
)
Peregrino
Gerifalte
Borní
Eritrocitos (×1012/l)
2,54-3,96
2,95-3,94
3,1-5,1
2,6-3,9
Hb (g/dl)
11,5-16,5
11,8-18,8
16-21,2
12,2-17,1
38-49
37-53
44-59
37-53
124-147
118-146
106,1-162,3
127-150
MCV (fl)
MCH (pg)
41,4-45,4
40-48,4
39,2-59,6
42,3-48,8
MCHC (g/dl)
30,4-34,9
31,9-35,2
35,5-37,8
31,7-35,3
Leucocitos (×109/1)
3,8-11,5
3,3-11
4,2-10,8
3,5-11
(×109/1)
2,6-5,85
1,4-8,55
2,3-8,8
1,65-8,8
0,8-4,25
1,1-3,3
0,5-2,4
1,1-5,13
Heterófilos
Linfocitos (×109/1)
9/1)
© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Resultados
(%)
)
)
Sacre
Ht (%)
Resultados
(absoluto)
Lipidémica (
]
Rango normal (valores absolutos)
Resultados de los análisis (por favor seleccione las pruebas individuales necesarias)
Análisis
ID de la muestra del laboratorio [
Monocitos (×10
0-0,8
0,1-0,86
0,03-0,9
0-0,9
Eosinófilos (×109/1)
0-0,02
0-0,3
0-0,6
0-0,2
Basófilos (×109/1)
0-0,45
0-0,64
0-0,3
0-0,45
Trombocitos (×109/1)
12-25
6-46
12,7-29,9
5-40
1,78-4,7
<4,2
1,7-5,6
<4
Fibrinógeno (gl)
Hallazgos del frotis
Nota:
Perfil N.º 1. – Recuento de eritrocitos, estimación de hemoglobina, examen de frotis para recuento diferencial y morfología de células sanguíneas.
Perfil N.º 2. – Recuento de eritrocitos, recuento de leucocitos, Hto, estimación de hemoglobina, examen de frotis para recuento diferencial, morfología de
células sanguíneas y hemoparásitos.
Perfil N.º 3. – Recuento de eritrocitos, recuento de leucocitos, Hto, estimación de hemoglobina, MCV, MCH, MCHC, examen de frotis para recuento
diferencial, morfología de células sanguíneas, hemoparásitos y fibrinógeno.
Perfil N.º 4. – Pruebas hematológicas individuales.
Figura 2.10 Formulario de diagnóstico de laboratorio clínico más completo que se utiliza en el laboratorio del Fahad bin Sultan Falcon Center. Es
más fácil rellenar estos formularios complejos si se incluyen «espacios en blanco para rellenar» y «recuadros para marcar». También se incluyen los
valores normales establecidos para ayudar a interpretar los resultados.
20
●
CAPÍTULO 2:
Exploración clínica
Al principio es importante obtener información básica
del dueño y del paciente de la siguiente forma:
●
●
●
Datos del dueño
●
●
●
●
Nombre.
Dirección.
Números de contacto (domicilio/lugar de trabajo/
teléfono móvil/fax).
Dirección de correo electrónico.
●
●
●
Alojamiento
●
●
Datos del paciente
●
●
●
●
●
●
Especie.
Sexo.
Edad.
Identificación (nombre, transmisor inducido pasivo
[TIP], anillo, tatuaje).
Origen/fuente.
Desde cuándo pertenece al cliente.
El primer paso para obtener la anamnesis clínica es preguntar sobre la finalidad de la visita. El paciente puede
estar presente o puede solicitarse la inspección de la bandada para una evaluación sanitaria de rutina o debido
a un trastorno médico. Las preguntas deben hacerse de
forma cordial, puesto que es esencial crear una impresión correcta y dar confianza para realizar preguntas más
adelante.
El segundo paso es obtener información clínica importante sobre el trastorno médico. Siempre es recomendable comenzar con preguntas generales y luego realizar
preguntas más particulares o específicas. También es
muy recomendable que los veterinarios interesados en
la práctica aviaria estén familiarizados con la biología de
las especies de aves más comunes. Esto ayuda a dirigir
todas las cuestiones correctamente y a no cometer errores
importantes. Por ejemplo, el clínico debe saber si la especie tiene bimorfismo sexual, y debe conocer sus hábitos
de alimentación normales y si está en la estación de cr ía
antes de comenzar a hacer preguntas importantes. Una
sonrisa tranquilizadora anima a los dueños o a los cuidadores a hablar. Hay que dejarles que hablen mientras
se les escucha con atención, y no hay que interrumpirles bruscamente para hacer más preguntas. La paciencia
y la amabilidad son factores psicológicos claves cuando
se realiza la anamnesis clínica, y deben tenerse en cuenta
aspectos importantes, como los detalles clínicos generales, el alojamiento y la alimentación.
Vaciado (falconiformes).
Consistencia y aspecto de las heces.
Cambios del plumaje/muda.
Peso corporal.
Estado reproductor.
Fármacos/tratamientos.
●
●
●
●
●
●
●
●
Tipo de jaula/cercado/pajarera.
Tamaño (altura, longitud y anchura).
Materiales estructurales (postes, redes).
Vegetación (árboles, arbustos, plantas que cubren el
suelo, plantas comestibles).
Localización de la jaula/pajarera en relación con otros
edificios/perturbaciones.
Mobiliario/elementos de la jaula (perchas/repisas/
nidos).
Suelo de la pajarera (sustrato/cama).
Utensilios para la alimentación (comederos/
bebederos).
Compañeros (número/sexo).
Contacto con aves salvajes o que viven en libertad.
Alimentación
●
●
●
●
●
Tipo de dieta.
Cambios de la dieta.
Fuente y almacenamiento de los alimentos.
Apetito.
Consumo de agua.
Evidentemente, no todas estas preguntas son importantes en todas las situaciones. Por lo tanto, el veterinario
debe conducir las preguntas dependiendo de la especie, el trastorno clínico y las circunstancias generales
del caso.
LECTURAS COMPLEMENTARIAS
Brown SA (1996) Taking an accurate patient history. In: Rosskopf WJ Jr,
Woerpel RW (eds) Diseases of Cage and Aviary Birds, 3rd edn, pp. 242–244.
Williams & Wilkins, Baltimore.
Forbes NA (1996) Examination, basic investigations and handling. In: Beynon
PH, Forbes NA, Harcourt-Brown NH (eds) Manual of Raptors, Pigeons
and Waterfowl, pp. 17–29. British Small Animal Veterinary Association,
Cheltenham.
Harrison GJ, Ritchie BW (1994) Making distinctions in the physical
examination. In: Ritchie BW, Harrison GJ, Harrison LR (eds) Avian
Medicine: Principles and Application, pp. 144–175. Wingers Publishing,
Lake Worth, FL.
Detalles clínicos generales
●
●
●
●
●
●
Signos clínicos (síntomas).
Duración de la enfermedad/trastorno.
Actitud del ave.
Comportamiento (vuelo).
Paso de alimentos desde el buche al estómago
(falconiformes).
Regurgitación/vómitos.
Exploración física
Jaime Samour
La exploración f ísica implica manejar o sujetar al ave. El
manejo y la sujeción pueden, a su vez, ser diferentes.
El manejo implica tocar al ave, pero no necesariamente
Peso y medidas morfológicas
limitarla f ísicamente, por lo que no se cohíben sus movimientos ni su actividad. Así, un periquito doméstico
puede manejarse mientras sube por la mano o se queda
quieto en ella, o un halcón entrenado puede manejarse
cuando se sienta sobre el puño de su dueño.
En ambos casos puede realizarse una parte de la
exploración e incluso puede ser posible tomar muestras.
Sin embargo, en muchos otros casos es necesaria la inmovilización f ísica, que var ía desde coger con la mano a un
pájaro pequeño de jaula utilizando una red o guantes
duros o recubrir al ave con una toalla o material similar.
Por definición, cuanto más restringida esté el ave, menos
«normal» estará, lo que puede complicar la exploración y
la interpretación de los resultados. Sin embargo, cuando
el ave está envuelta en una toalla para poder explorarla,
puede intentar picar al explorador, pueden aumentar sus
frecuencias respiratoria y cardíaca y es posible que no
responda normalmente a los estímulos visuales u otros
estímulos. Por lo tanto, la magnitud de la inmovilización debe limitarse, sobre todo al principio de la exploración, para poder obtener datos relativamente fiables. El
impacto del manejo y de la inmovilización puede reducirse de muchas formas, por ejemplo utilizando una luz
suave o poniéndole una caperuza o una bolsa de tela en
la cabeza. En algunos casos puede ser necesario o deseable anestesiar (sedar) ligeramente a un ave para facilitar
la exploración clínica. Esto es muy recomendable, especialmente si el ave está por lo demás sana y le afectan
negativamente el manejo y la inmovilización, pero hay
que tener en cuenta el efecto de la sedación, especialmente en lo que se refiere a los parámetros a los que
puede afectar, como la frecuencia cardíaca, los valores
hematológicos y la respuesta a los estímulos.
●
Figura 2.11 La determinación del peso exacto es fundamental para
administrar anestésicos o fármacos. Es fácil pesar a una avutarda
hubara (Chlamydotis undulata) si se le pone una capucha. (Por cortesía
del Dr. T. A. Bailey.)
© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Peso y medidas
morfológicas
Cuando se maneja o se sujeta a un ave siempre hay
que pesarla (figs. 2.11-2.13). El peso proporciona datos
importantes (especialmente cuando se combina con las
medidas morfológicas, como las medidas de las alas o
de las patas; fig. 2.14) que pueden utilizarse para evaluar
la salud, seguir la respuesta al tratamiento y para otras
finalidades, como determinar el sexo, la taxonomía o proporcionar información para posteriores casos judiciales.
En ocasiones es posible pesar las aves fácilmente,
por ejemplo se puede poner una caperuza a un halcón
y colocarlo sobre la balanza o la báscula sin dificultad.
Las psitácidas domesticadas generalmente permiten
que el dueño las coloque en una báscula o se las puede
sujetar suspendidas en una bolsa de tela en una balanza
de resorte. Sin embargo, en muchos casos, el ave debe
pesarse durante la inmovilización f ísica. En este caso,
el pájaro se coloca en una bolsa de tela pequeña o se le
envuelve en una toalla o se le coloca en un dispositivo
de sujeción y después se le pesa en una báscula o en una
balanza. Las balanzas electrónicas que pueden ponerse
a cero para que no cuenten el peso de la bolsa o de la
21
Figura 2.12 Método correcto de pesar a un ave grande, como esta
avutarda kori (Ardeotis kori). (Por cortesía del Dr. T. A. Bailey.)
22
●
CAPÍTULO 2:
Exploración clínica
Figura 2.13 Un cetrero pesa a su halcón durante la estación de
entrenamiento. Una balanza electrónica de tipo plataforma equipada con
una alfombrilla de plástico es ideal para pesar a los halcones.
toalla suelen ser ideales para este fin. Sin embargo, se
han recomendado mucho las balanzas de resorte especialmente diseñadas para las aves, y suelen ser muy
precisas. Son especialmente adecuadas para las aves
pequeñas y mientras se las pesa, pueden sujetarse para
su exploración. Cuando se pesan aves de presa que se
utilizan en cetrer ía, hay que tener en cuenta el equipo
que lleva el ave, como caperuzas, chaquetas y campanillas, por ejemplo. Por otro lado, al valor total hay que
restarle el peso de los transmisores. Cuando se registra
el peso de un ave también hay que tener en cuenta si ha
comido recientemente y, en especial, si el buche contiene
alimentos. El peso de un ave con el buche lleno puede ser
mucho mayor que unos minutos antes de haber comido.
Exploración sistemática
Supone seguir un método adecuado y reducir el riesgo
de omitir una parte determinada de la exploración o una
intervención en especial. Estas omisiones pueden producir complicaciones o diagnósticos erróneos en las aves
cautivas, e incluso tienen repercusiones más negativas
cuando se explora un ave que vive en libertad que posteriormente se va a liberar cuando no existe la posibilidad de volver a capturarla para rectificar las omisiones.
Por lo tanto, es necesario que el clínico siga un método
lógico sistemático, ya establecido, o debe seguir un protocolo escrito o un diagrama de flujo. Un ejemplo de una
omisión que puede ser importante es no comprobar si el
ave tiene glándulas uropigias ni si las glándulas funcionan normalmente. Esto puede ser un factor fundamental
para evaluar la causa de la enfermedad y es un paso que
puede omitirse con facilidad.
El abordaje preferido por el autor para la exploración
clínica sistemática es comenzar por la cabeza del ave y
después ir bajando por el cuerpo, explorando las alas,
el propio cuerpo, la cola, las patas y los pies. En todas
estas fases, es importante comparar y contrastar la parte
derecha con la izquierda. Así, lo que puede parecer una
Figura 2.14 Forma correcta de medir la longitud del cráneo de una
avutarda de cresta roja (Eupodotis ruficrista) utilizando un dispositivo
para medir de Vernier. (Por cortesía del Dr. T. A. Bailey.)
inflamación de la articulación del codo izquierdo puede
ser una caracter ística anatómica normal si se observa la
misma inflamación en la articulación del codo derecho.
Sin embargo, siempre hay que tener cuidado, porque las
anomalías esqueléticas bilaterales no son infrecuentes.
En esta fase pueden realizarse pruebas estándar sobre
la parte determinada del organismo que se está explorando. Así, por ejemplo, cuando se exploran los ojos
debe tenerse la oportunidad de comprobar los reflejos
pupilares y posiblemente también de explorar la cámara
anterior, el cristalino, la cámara posterior y la retina con
un oftalmoscopio. En el caso de las extremidades (alas y
patas) deben flexionarse y extenderse todas las articulaciones, así como realizar movimientos de abducción y
aducción.
El aspecto de un órgano o de una estructura suele
relacionarse con la función, lo que puede suponer una
dificultad para la exploración clínica. Distintos autores tienen sus propios abordajes; por ejemplo, algunos veterinarios exploran la visión del ave, en especial
comprobando que no hay deterioro visual evidente,
durante la observación, y exploran el ojo cuando el ave
está inmovilizada. Otros pueden retrasar la evaluación
de la función visual hasta después de la exploración
f ísica. Generalmente, el rendimiento locomotor se evalúa
durante la exploración o al final de la exploración. Si, por
ejemplo, se detecta una lesión en una pata o un ala, es
mejor evaluar la capacidad del ave para mantenerse de
pie, caminar, correr o volar cuando ya se han realizado
las otras pruebas, puesto que la liberación durante la
exploración puede complicar otras investigaciones. Los
cisnes que son líderes pueden tener debilidad del cuello
y les puede resultar dif ícil mantener la cabeza levantada,
pero suelen enmascarar este signo cuando son conscientes de la proximidad de las personas. Las superficies
plantares de las patas siempre deben observarse con cuidado, porque las lesiones pequeñas, como los cambios
degenerativos tempranos, pueden ser un signo importante del estado de salud del ave o proporcionar información básica útil sobre su manejo y cuidados.
Exploración sistemática
●
23
TABLA 2.1 Exploración sistemática de las aves
Estructura
Exploración
Comentarios
Pico
La morfología normal varía mucho según la especie
de ave y sus hábitos de alimentación
Oídos
Cuello/buche
Aspecto normal, consistencia normal, simétrico
bilateral. Sin pruebas de daños o lesiones
El mismo tamaño y aspecto.
Presencia o ausencia de exudados
Color normal. Ausencia de lesiones.
Aspecto normal de las estructuras asociadas, como
la glotis, etc.
Exudados, cuerpos extraños, miasis
Inflamación, impactación del buche, etc.
Cuerpo (anterior/craneal)
Heridas, lesiones, inflamación, etc.
Cuerpo (posterior/caudal)
Como arriba
Cloaca
Inflamación de los labios cloacales. Infiltración de
uratos/heces.
Inflamación, cálculos, huevos
Heridas, otras lesiones incluyendo fracturas,
dislocaciones, plumas primarias, secundarias y
coberteras normales
Plumas intactas, lesiones, marcas de estrés u
otras lesiones
Presente (ausente en algunas aves).
Inflamación, descarga normal/anormal, presencia
de aceite
Como en las alas
Orificios nasales
Mucosa bucal
Alas
Cola
Glándula uropigia
Patas
© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Pies
●
●
●
Se combina con pruebas de la funcionalidad (vuelo o
similar)
Se combina con la exploración de la glándula uropigia
Si se comprime con suavidad pueden aparecer
secreciones
Como con las alas. Prueba de la función: capacidad
del ave para quedarse de pie, caminar, correr, etc.
Heridas, inflamaciones u otras lesiones,
especialmente infección de las patas (varias fases)
Es imposible describir todas las investigaciones que
pueden realizarse durante el curso de la exploración clínica sistemática. Las aves var ían mucho en cuanto a su
tamaño, forma y anatomía, y la medida en que se investigue un órgano o una estructura en especial puede relacionarse bien con los signos clínicos en el momento de la
presentación o la anamnesis. En la tabla 2.1 se enumeran
algunas de las caracter ísticas importantes de la exploración clínica.
Una de las caracter ísticas más importante de la clase
Aves es la presencia de plumas, y siempre debe examinarse el plumaje con cuidado. Existen plumas de diferentes tipos, pero la estructura básica es la misma. Las
plumas están formadas por queratina, pero pueden
sufrir muchas lesiones, y el aspecto de las plumas y el
patrón de muda pueden ser indicadores importantes del
estado de salud. Siempre hay que tener cuidado cuando
se explora el plumaje de las aves de exhibición o las que
se utilizan para competición o algunas otras finalidades.
Las lesiones pueden tener un efecto negativo sobre el ave
y afectar a las relaciones con sus dueños.
En la tabla 2.1 se sugieren algunas ideas para la
exploración clínica. Otras merecen ser mencionadas. La
exploración clínica es principalmente visual y táctil, pero
puede obtenerse mucha más información utilizando:
●
Varía entre los diferentes tipos de aves. Pueden
obtenerse muestras para pruebas diagnósticas
cuando el ave abre el pico
La humedad de las plumas puede indicar descarga
El esófago y el buche pueden explorarse con un
endoscopio y pueden obtenerse muestras
Se combina con la auscultación, la palpación y la
percusión
Como arriba, combinado con la exploración de la
cloaca
Siempre se recomienda la exploración digital y
endoscópica de la cloaca
La auscultación con un fonendoscopio o un monitor
cardíaco.
Radiología.
Ecograf ía.
TC/RM si están disponibles.
●
Endoscopia (r ígida o flexible) para explorar (y, si es
necesario, obtener muestras) a través de orificios
naturales o de orificios creados (p. ej., laparoscopia).
La obtención de muestras para su examen en el laboratorio se analiza en otra parte (v. capítulo 3) pero debe
mencionarse aquí brevemente porque la obtención de
muestras es una parte integral de la exploración clínica.
Las muestras que pueden obtenerse incluyen plumas,
ectoparásitos, sangre, uratos/heces, exudados o material
aspirado o recogido mediante biopsia. Cuando se planifica la exploración f ísica es importante tener a mano agujas, jeringas, tubos de obtención de muestras, etc. para
poder recoger muestras de forma satisfactoria durante la
exploración si surge la necesidad.
Obtención de datos
fisiológicos
Jaime Samour
La obtención de datos fisiológicos es un aspecto importante de la exploración f ísica de los individuos y, más
específicamente, de la monitorización de los pacientes
aviarios bajo anestesia general (fig. 2.15). Existen tres
parámetros fisiológicos principales para evaluar el estado
de salud de un individuo, la temperatura, la frecuencia
respiratoria y la frecuencia cardíaca.
24
●
CAPÍTULO 2:
Exploración clínica
Figura 2.15 Un cirujano veterinario y su ayudante están explorando
a un halcón sacre antes de la cirugía. La obtención de los datos
fisiológicos es un aspecto importante de la exploración física y de la
monitorización de los pacientes bajo anestesia general.
Temperatura
La temperatura cloacal en un ave clínicamente normal
var ía entre 40 y 41°C pero, como la mayor ía de los clínicos puede comprobar, este parámetro tiene un valor
diagnóstico muy limitado.
Frecuencia respiratoria
El mecanismo respiratorio en las aves es muy parecido al
de los mamíferos. En ambos grupos, los movimientos de
las costillas y el esternón aumentan el diámetro de las cavidades corporales, comenzando por la cavidad torácica y
siguiendo por la pared abdominal. Por lo tanto, el tipo de
respiración es torácica-abdominal. En la tabla 2.2 se muestran las frecuencias respiratoria y cardíaca normales de
diferentes especies en reposo y durante la inmovilización.
La frecuencia respiratoria y el tipo de respiración de
un ave tiene que evaluarse en un corto per íodo de tiempo
dentro de su jaula de transporte, caja o al principio
cuando el ave está en reposo y, más importante, antes de
tocarla. Puede existir obstrucción mecánica de las vías
respiratorias superiores, como la que causan las lesiones
por tricomoniasis o parásitos del género Syngamus, que
produce jadeos, aumento de los ruidos respiratorios y,
con mucha frecuencia, vibraciones de la piel justo inmediatamente por encima de los senos infraorbitales.
En medicina aviaria, pero especialmente cuando se
trata con halcones, las «pruebas de resistencia o estrés»
se han hecho cada vez más populares para evaluar la
saculitis aérea asociada a aspergilosis o infestación por
filarias Serratospiculum. Estas pruebas implican evaluar
la frecuencia respiratoria y el tipo de respiración antes y
después de someter al ave a situaciones de estrés. Para
realizar esta intervención en un halcón debe dejarse al
ave (con la caperuza puesta) en reposo durante 5-10 min
dentro del área de exploración a una temperatura ambiente normal y estimar la frecuencia respiratoria/min.
La frecuencia respiratoria normal de un halcón de
aproximadamente 900-1.100 g en reposo es de entre 15 y
20 por minuto. Después se deja al halcón volar sujeto con
la correa durante una media de 30 s. Un halcón normal
debe recuperar la frecuencia respiratoria original en un
per íodo de 2 o 3 min. Si el ave necesita más tiempo para
volver a la normalidad, está indicado realizar un estudio
radiológico o una prueba de diagnóstico más invasiva,
como una endoscopia. La endoscopia debe recomendarse si el halcón respira con el pico abierto y si la respiración es dificultosa, profunda y predominantemente
abdominal.
Durante la anestesia, la frecuencia respiratoria puede
monitorizarse mediante observación directa del tórax o
el abdomen del ave o utilizando un monitor respiratorio. Alguno de los monitores disponibles en el mercado
no son lo suficientemente sensibles y sólo pueden utilizarse en las especies grandes, puesto que la mayor ía de
ellos necesitan conectarse a sondas endotraqueales. Sin
embargo, están apareciendo modelos más sofisticados
que son lo bastante sensibles para utilizarlos con mascarillas faciales o sondas endotraqueales y están equipados
TABLA 2.2 Frecuencias cardíaca y respiratoria en las aves clínicamente normales
Peso corporal
Frecuencia cardíaca/min
(en reposo)
Frecuencia cardíaca/min
(inmovilización)
Frecuencia respiratoria/min
(en reposo)
Frecuencia respiratoria/
min (inmovilización)
25 g
274
400-600
60-70
80-120
100 g
206
500-600
40-52
60-80
200 g
178
300-500
35-50
55-65
500 g
147
160-300
20-30
30-50
1.000 g
127
150-350
15-20
25-40
1.500 g
117
120-200
20-32
25-30
2.000 g
110
110-175
19-28
20-30
Tomado de: Harrison GJ, Ritchie BW (1994) Making distinctions in the physical examination. En: Ritchie BW, Harrison GJ, Harrison LR (eds) Avian Medicine:
Principles and Application, pp. 144–175. Wingers Publishing, Lake Worth, FL.
Frecuencia cardíaca
con una alarma de apnea. En este sentido yo utilizo un
monitor respiratoriob equipado con un sensor fabricado
específicamente para las aves pequeñas y animales de
laboratorio pequeños y con una alarma de apnea (fig. 2.16).
En la tabla 2.3 se ofrecen las frecuencias respiratoria y
cardíaca de aves bajo anestesia general con isoflurano.
●
25
electrocardiográfico portátilc sin electrodos en psitácidas
conscientes. Este dispositivo innovador registró los trazos electrocardiográficos con precisión en aves conscientes y en aves anestesiadas con isoflurano (Lichtenberger
et al., 2003). Los electrocardiógrafos portátiles pueden ser
útiles para monitorizar la función cardíaca en individuos
con riesgos anestésicos.
Frecuencia cardíaca
La frecuencia cardíaca en la mayor ía de las especies aviarias es demasiado rápida para poder contarla utilizando
un fonendoscopio estándar. Por lo tanto, durante la anestesia normalmente este parámetro fisiológico se obtiene
utilizando un electrocardiógrafo (ECG) (fig. 2.17) con
una velocidad del papel de 100 cm/min. El dolor afecta
mucho a la frecuencia cardíaca en las aves (Lawton,
1996), por lo que es esencial utilizar un electrocardiógrafo para monitorizar a los pacientes en los que se está
realizando una intervención quirúrgica con anestesia
general. Hace poco se ha descrito el uso de un registro
Figura 2.16 Un halcón peregrino (Falco peregrinus) anestesiado, con
un monitor respiratorio. El sensor del monitor está conectado entre
la mascarilla facial y el circuito de anestesia (pieza en T de Eyres).
La unidad principal del monitor respiratorio puede verse en la parte
superior de la mesa.
Figura 2.17 Un electrocardiógrafo usado en una avutarda hubara
(Chlamydotis undulata) para monitorizar la profundidad de la anestesia
con isoflurano antes de la cirugía.
© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
TABLA 2.3 Frecuencias cardíaca y respiratoria en las aves anestesiadas con isoflurano
Especie
Frecuencia cardíaca/min
Frecuencia respiratoria/min
Periquitos
600-700
55-75
Cacatúas
450-604
30-40
Palomas
93,1 5,4*
15-25
Loros
120-780
10-20
Avestruces†
60-72
2-20
Fuente: *tomado de Korbel TJ, Milovanic A, Erhardt W et al. (1993) Aerosaccular perfusion with isoflurane – an anaesthetic procedure for head surgery
in birds. Proceedings of the European Association of Avian Veterinarians, Utrecht, pp. 9–42; † tomado de Bruning DF, Dolensek EP (1986) Ratite
(Struthioniformes, Casuariiformes, Rheiformes, Tinamiformes and Apterygiformes). En: Fowler ME (ed.) Zoo and Wild Animal Medicine, 2nd edn, pp. 277–291.
WB Saunders, Philadelphia.
26
●
CAPÍTULO 2:
Exploración clínica
LISTA DE PRODUCTOS MENCIONADOS
a
Clientrax, Clientrax Software, 4716 Harrisburg Pike, Grove City, OH 43123,
USA.
b
Respiration Monitor, Apnea Alarm, Bird/laboratory Animal Sensor, Medical
Engineering and Development, 3334 Vrooman Road, Jackson, MI 49201,
USA.
c
Biolog ECG Recorder, DVM Resources, Dallas, TX, USA.
BIBLIOGRAFÍA
Lawton MPC (1996) Anesthesia. In: Beynon PH, Forbes NA, Harcourt-Brown
NH (eds) Manual of Raptors, Pigeons and Waterfowl, pp. 79–88. British
Small Animal Veterinary Association Ltd., Cheltenham.
Lichtenberger M, Swan T, Tilley L (2003) Recording an electrocardiogram
in the conscious psittacine bird. Proceedings of the European Association of
Avian Veterinarians, pp. 150–153, Tenerife.
Jaula y entorno
Peter McKinney
La salud, el bienestar y el éxito de la cr ía de las aves en
cautividad se relacionan directamente con el entorno
en el que se mantienen. Cuando las pajareras se manejan con cuidado, tienden a producirse menos problemas patológicos, fugas y lesiones. Los loros domésticos
representan el mayor desaf ío porque el diseño básico de
las jaulas no ha cambiado mucho desde hace cientos de
años, lo que expone a muchos loros, con frecuencia en
peligro de extinción, a años de negligencias. Las aves
suelen desarrollar problemas de conducta y se vuelven
obesas debido a la vida sedentaria.
Cuando se intenta proporcionar un hogar a las aves
cautivas, deben seguirse unos principios básicos, pero lo
primero que debemos tener en cuenta es su bienestar (es
decir, la salud mental y f ísica del ave).
Seguridad
Las aves cautivas dependen de los cuidadores para obtener comida, refugio y seguridad. Las aves que se escapan
no siempre sobreviven a la dureza de la vida en libertad
y también es un deber moral de los cuidadores no liberar a las especies que no son autóctonas. En la mayor ía
de las pajareras suele ser imprescindible un sistema de
doble puerta, pero es necesario colgar tiras de tela o
de plástico a la entrada. Antes de entrar en una pajarera
es mejor avisar a las aves de nuestra presencia para evitar el pánico, que podr ía causar lesiones. Las rapaces que
se mantienen en cautividad tienden a ser especialmente
nerviosas, y requieren un abordaje especialmente cuidadoso. Algunas especies (p. ej., azores, cacatúas) muestran
una agresividad intersexual importante y requieren un
área para esconderse en las pajareras de cr ía. Otras especies son gregarias y pueden mantenerse con una agresividad mínima siempre que se les proporcione un número
adecuado de sitios para anidar (fig. 2.18).
En las pajareras no debe existir del riesgo de que seres
humanos o animales perturben a las aves y deben estar
libres de plagas. Las ratas, los ratones y las serpientes no
sólo pueden matar a las aves jóvenes, sino que también
alteran a los adultos, produciendo unos malos resultados de la cr ía. El área de anidamiento es especialmente
vulnerable. Colocar una hoja de Perspex detrás de una
caja para anidar bien montada es una forma excelente de
impedir que los predadores puedan subir y alcanzar el
nido. ¡En este caso la única forma es volando!
Especialmente en las zonas tropicales, pero también en
otras áreas, las pajareras deben ser a prueba de mosquitos, ya que muchas especies desarrollan viruela transmitida por mosquitos. Los perros y los zorros pueden ser un
problema, por lo que es necesario poner un muro sólido
alrededor del per ímetro de la pajarera. Los gatos también
pueden causar problemas, pero la mayor ía de las aves se
acostumbran a ellos siempre que no les molesten en las
zonas de anidamiento. Muchas especies de aves cautivas
son valiosas, por lo que deben darse los pasos necesarios
para proteger las pajareras de los ladrones y de los actos
vandálicos. Las cámaras de seguridad son ideales, ¡especialmente si se combinan con un perro guardián!
Ejercicio
Todas las aves cautivas deben tener acceso a una zona
de ejercicio. Las ratites jóvenes necesitan ejercicio para
desarrollar la fortaleza de las patas; los halcones necesitan un área para volar para desarrollar los músculos
y para que disminuya la incidencia de úlceras por presión y de pododermatitis (infección de las patas). Las
jaulas excesivamente largas pueden ser un problema
para las aves voladoras, ya que las aves pueden alcanzar
mucha velocidad y colisionar accidentalmente con las
paredes de la pajarera, produciéndose lesiones graves.
Actualmente algunos de los criaderos más grandes albergan a los halcones jóvenes en jaulas circulares para que
puedan volar sin riesgo de lesionarse con las esquinas.
Aunque son más caros, pueden ser el diseño de las jaulas
del futuro.
Figura 2.18 Las psitácidas pequeñas pueden mantenerse en grupos
grandes y la agresividad es mínima siempre que dispongan de nidos
suficientes.
Diseño de la pajarera
Estimulación mental
Durante demasiado tiempo se ha dado muy poca importancia a la salud mental de las aves cautivas. Un loro
doméstico solitario en una jaula pequeña está privado de
las actividades básicas de buscar comida, bañarse, realizar el cortejo, volar, construir el nido y muchas más actividades sobre las que nosotros podemos conocer muy
poco. Los juguetes para las aves domésticas son ahora
muy populares, y los dueños de loros y de muchas aves
también han visto que se benefician de la radio y la televisión, especialmente cuando el dueño no está en casa. Los
halcones gerifaltes cautivos juegan con pelotas de tenis
en las pajareras durante horas. La conducta de búsqueda
de comida puede estimularse colocando alimentos en
distintos sitios y a intervalos regulares en la pajarera. Esto
también anima a hacer ejercicio. A los loros les gusta picotear madera, y esta actividad puede mantenerles activos
durante horas y también puede estimular la conducta de
anidamiento. Proporcionar alimentos naturales también
puede estimular a las aves en el entorno de cautividad.
Parece que a la mayor ía de las aves cautivas les divierte
bañarse, lo que proporciona una actividad natural y
mejora la calidad de las plumas (fig. 2.19). Muchos centros
grandes disponen de un sistema de vaporización para las
aves tropicales, aunque hay que tener mucho cuidado para
evitar el enfriamiento. Se recomienda colocar recipientes
poco profundos para el baño, ya que las aves mojadas pueden tener dificultades para salir de una bañera profunda.
●
27
Otra alternativa es proporcionar una luz artificial adecuada. Es importante facilitar y mantener un fotoper íodo adecuado dentro de la pajarera o de la jaula. Los
per íodos de luz más largos pueden producir trastornos
del ciclo reproductor y de la muda, y pueden dar lugar a
que las aves se arranquen las plumas. La mayor ía de las
especies pueden vivir con un régimen de luz de 12 h. Sin
Figura 2.20 Las pajareras grandes, para vuelo libre, se están haciendo
cada vez más populares en los parques zoológicos y en aviarios.
Diseño de la pajarera
© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Cuando se diseña una pajarera deben tenerse en cuenta
las necesidades de las especies que va a albergar
(figs. 2.20-2.31). El fr ío y la humedad pueden ser perjudiciales para las especies desérticas y el calor puede
causar problemas en las especies de climas templados
y de climas fr íos. El fr ío excesivo es uno de los factores
involucrados en el síndrome del edema de la punta de
las alas de las rapaces y en la congelación de los dedos
de los flamencos. Deben utilizarse paneles translúcidos
para permitir la exposición a la luz natural si el recinto
está completamente cubierto (es decir, en cautividad).
Figura 2.19 En las estaciones calurosas, los halcones y muchas otras
especies de aves deben tener acceso al agua para bañarse. Esto
proporciona a las aves una actividad natural y mejora la calidad de sus
plumas. (Por cortesía del Dr. J. Samour.)
Figura 2.21 Las pajareras de cría a gran escala deben diseñarse con
cuidado y teniendo en cuenta las necesidades básicas de las aves
cautivas.
Figura 2.22 La infección de las patas (pododermatitis) es un trastorno
muy frecuente en los halcones cautivos. Esta enfermedad suele
asociarse al uso de perchas inadecuadas en aviarios.
28
●
CAPÍTULO 2:
Exploración clínica
Figura 2.23 Un halcón peregrino (Falco peregrinus) con una lesión
típica de la viruela en la comisura caudal del párpado inferior. En
los países con climas tropicales, las ventanas de los aviarios deben
estar cubiertas con mosquiteros para prevenir las enfermedades que
transmiten los mosquitos, como la viruela aviaria.
Figura 2.26 En muchos países, las colecciones de aves acuáticas
se mantienen en lagos o en estanques grandes. Sin embargo, en
muchos aviarios y zoológicos, los patos tienen acceso a lagos más
pequeños donde los visitantes tienen la costumbre de arrojar monedas
y pedir un deseo. La fotografía muestra varias monedas extraídas
quirúrgicamente de la molleja de un ánade real (Anas platyrhynchos).
El ave presentaba anorexia y paresia de una extremidad posterior. Las
monedas se detectaron mediante radiología. (Por cortesía del Dr. J.
Samour.)
Figura 2.24 En los parques zoológicos y en los aviarios grandes son
imprescindibles los carteles en los que se identifican las diferentes
especies que se encuentran en el mismo alojamiento. (Por cortesía del
Dr. J. Samour.)
Figura 2.25 Los gráficos que contienen datos biológicos sobre
cada especie son una contribución importante para aumentar los
conocimientos del público. (Por cortesía del Dr. J. Samour.)
Figura 2.27 Este halcón peregrino fue asesinado y parcialmente
devorado cuando un halcón híbrido sacre/gerifalte más grande cortó la
correa en una sala de muda. Deben extremarse los cuidados cuando
se alojan halcones grandes y agresivos con individuos más pequeños.
(Por cortesía del Dr. J. Samour.)
Diseño de la pajarera
Figura 2.28 En muchos aviarios y zoológicos, las aves grandes como
las grullas y las cigüeñas se alojan en corrales abiertos. Las palomas
y otras aves, como los gorriones y los estorninos, suelen agruparse
para comer y beber agua en este tipo de corral, representando un
riesgo para la salud. Recubrir el techo de los corrales o comederos y
bebederos (diseñados especialmente) con red fina de nailon podría
ayudar a reducir este problema. (Por cortesía del Dr. J. Samour.)
© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Figura 2.30 Pajareras de cría para aves de presa en una granja privada
inglesa. Las pajareras de tipo «aislado» son muy populares entre los
criadores de rapaces y suelen fabricarse con paneles de madera y
redes de nailon fino como techo. (Por cortesía del Dr. J. Samour.)
embargo, las especies que están en un programa de cr ía
deben exponerse de 14 a 16 h a la luz.
En los climas cálidos, las aves deben mantenerse en
un ambiente fresco. En Oriente Medio, las pajareras para
halcones suelen tener aire acondicionado en ambos extremos, así como ventiladores colocados fuera para dirigir
el aire fr ío a las perchas principales. La mayor ía de las
aves se refrescan bañándose (v. fig. 2.19) y quedándose
después cerca del ventilador. Los halcones no aclimatados necesitan aire acondicionado durante los meses más
cálidos del año.
La ventilación es muy importante en todas las pajareras y para todas las especies. El aire limpio es fundamental para el bienestar de las aves cautivas al igual que
para los cuidadores. Una mala ventilación predispone
a infecciones respiratorias y yo lo considero un factor
●
29
Figura 2.29 Pequeña jaula hecha de malla y madera, en el interior
de un pabellón cerrado para aves. Las aves que viven en este tipo
de jaulas no tienen acceso a la luz del sol y la madera es una mala
elección como material para construir jaulas. (Por cortesía del Dr. J.
Samour.)
Figura 2.31 Las rapaces grandes pueden mantenerse con éxito en
cautividad para exhibirlas o en programas de cría, pero se necesitan
pajareras naturalistas grandes para cubrir sus necesidades. Al
quebrantahuesos (Gypaetus barbatus) de la fotografía se le han
proporcionado superficies adecuadas para que se pose, como troncos
grandes, y una rocalla para simular todo lo posible su hábitat natural.
(Por cortesía del Dr. J. Samour.)
fundamental que contribuye al desarrollo de aspergilosis
en los halcones.
Un problema principal con las rapaces cautivas es el
desarrollo de infecciones en las patas (pododermatitis,
v. fig. 2.22). La etiología es multifactorial, pero el tipo de
percha es fundamental. Según mi experiencia, las perchas cubiertas con Astroturf® o fibra de coco son ideales. Deben proporcionarse varias perchas de distintos
diámetros a todas las especies de aves que utilizan las
perchas, especialmente a las paseriformes. En las áreas
tropicales, impedir el acceso de insectos dañinos como
30
●
CAPÍTULO 2:
Exploración clínica
los mosquitos ayudará a prevenir enfermedades como la
viruela aviaria (v. fig. 2.23). Se debe tener mucho cuidado
al albergar especies grandes agresivas con otras más
pequeñas (v. fig. 2.27).
No hay una fórmula mágica para diseñar una pajarera. Cada especie tiene sus propias necesidades y cada
cuidador de aves insistirá en que su diseño es el mejor.
Es deseable que exista un gran nivel de información
pública (v. figs. 2.24, 2.25). Todavía tenemos mucho que
aprender sobre cómo alojar a las aves y siempre debemos
esforzarnos para mejorar el bienestar de las que están a
nuestro cuidado.
3
Técnicas clínicas
y diagnósticas
Principios generales
Judith C. Howlett
El diagnóstico preciso de los trastornos de las aves vivas
depende de una serie de investigaciones que deben realizarse con cuidado. Después de observar a las aves enfermas o con lesiones, hay que analizar cuidadosamente
la anamnesis y otros registros importantes. Lo mejor es
observar al ave en su propio entorno, sin que sea consciente de la presencia del observador. La exploración
clínica que supone tocarla y sujetarla se realiza después
de la observación. Una vez que se ha cogido al ave, la
exploración clínica puede completarse con varias pruebas diagnósticas clínicas.
En este apartado se analizan las técnicas diagnósticas clínicas que pueden realizarse de forma habitual.
Consisten principalmente en extraer sangre y obtener
otras muestras para la investigación de laboratorio.
Las muestras que suelen obtenerse en las aves con
fines diagnósticos son las siguientes:
●
●
●
●
●
●
●
●
●
Heces.
Uratos.
Sangre.
Otros productos corporales «normales» (p. ej., semen).
Biopsias.
Frotis.
Aspirados.
Plumas.
Raspados cutáneos.
Todas las muestras indicadas arriba, más otras que no
se enumeran, pueden utilizarse para varias investigaciones. Las pruebas que deben realizarse determinan cómo
obtener, conservar, transportar y procesar las muestras.
Por lo tanto, una regla importante es hacer una planificación cuidadosa y asegurarse de que están disponibles
los materiales y el equipo adecuados antes de obtener
muestras. En los últimos años han aumentado exponencialmente nuestros conocimientos sobre los parámetros
normales de las aves salvajes, especialmente en cautividad, por lo que la interpretación de los resultados de las
muestras se ha hecho más fácil y más fiable. La sangre es
el ejemplo clásico. Las técnicas para examinar la sangre
de las aves han mejorado muchísimo. Se han establecido
los valores normales de la hematología y la bioquímica
sanguínea de muchas especies, y cuando estos no están
disponibles, pueden llegar a extrapolarse con éxito a
© 2010. Elsevier España, S.L. Reservados todos los derechos
partir de otras especies, especialmente las más relacionadas (Gascoyne et al., 1994). Es necesario diseñar una base
de datos más grande de los valores normales de las aves,
por lo que la obtención de muestras con fines diagnósticos, además de su función en el diagnóstico, también
puede ayudar a este respecto.
Generalmente se aplican las siguientes reglas a las
muestras para la investigación diagnóstica clínica:
●
●
●
●
●
Como regla general, hay que estar preparado para
obtener sangre y otras muestras en todos los casos
aviarios. Es mejor estar preparados para obtener las
muestras y poder hacerlo que someter a un ave al
manejo posterior porque el equipo y los materiales
no están disponibles en la primera ocasión. Hay que
tener preparados tubos, portaobjetos, contenedores
de muestras, etc. antes de comenzar la exploración
clínica.
Utilizar el equipo de mejor calidad, puesto que las
muestras incorrectas pueden dar resultados erróneos.
Los frascos de anticoagulante, por ejemplo, deben
haberse adquirido recientemente y deben haberse
almacenado correctamente, especialmente en los
climas cálidos. Los portaobjetos deben limpiarse y
pulirse antes de utilizarlos.
Seguir las técnicas estándar cuando se obtienen
muestras de las aves y asegurarse de que se realizan
con eficacia y de forma humanitaria. Esto puede
significar limitar la cantidad de sangre que se obtiene
de un individuo en especial, sobre todo si el ave está
en mal estado. Es muy recomendable utilizar unas
normas internas.
Asegurarse de que todas las muestras que se obtienen
se etiquetan y se registran correctamente. Existen
varias técnicas que pueden facilitarlo; por ejemplo, los
portaobjetos de cristal esmerilado pueden etiquetarse
con un lapicero, lo que resulta más fácil. Asegurarse
de que el portaobjetos está etiquetado al mismo lado
de la muestra. Etiquetar el frasco, no la tapa. Estas
precauciones no sólo son importantes para poder
realizar el diagnóstico inmediatamente y disminuir
el riesgo de cambiar las muestras, sino que también
pueden ser importantes si posteriormente hay un
juicio o deben investigarse otras circunstancias del
caso o la forma en que se prepararon las muestras.
Vigilar al ave cuidadosamente después de obtener
la muestra, no sólo porque es una buena práctica en
términos del bienestar del ave, sino también porque
puede obtenerse más información sobre el estado
32
●
●
CAPÍTULO 3:
Técnicas clínicas y diagnósticas
del ave; por ejemplo, un tiempo de hemorragia
prolongado después de obtener muestras de sangre
puede indicar un envenenamiento por dicumarol.
Conocer los posibles riesgos para la salud humana
y seguir las pautas adecuadas. Si, por ejemplo, se
cree que un ave tiene una infección zoonótica (p. ej.,
clamidofilosis), las muestras deben obtenerse con
una campana de seguridad o asegurarse de que los
que participan se ponen ropa protectora adecuada.
No exponer al personal (y tampoco a los dueños)
a riesgos innecesarios.
Muestras biomédicas
Judith C. Howlett
En la tabla 3.14 (pág. 66) se ofrecen los protocolos para la
obtención, el transporte y el procesamiento de todos los
tipos de muestras.
●
●
●
●
●
Toxicología: análisis de sustancias tóxicas o
anormalmente elevadas en la sangre (puede
superponerse a la bioquímica).
Microbiología: detección de bacterias y otros
microorganismos en la sangre y posible cultivo o paso
a un cultivo tisular u otros animales.
Estudios del ADN y cromosómicos.
Gases sanguíneos (p. ej., concentraciones de PO2 y
PCO2).
Otros.
TABLA 3.2 Hemorrespuestas: influencia del estrés sobre
el recuento de células sanguíneas
Componente sanguíneo
Respuesta
Eritrocitos (Hb, VEC/Hto)
Aumento
Heterófilos
Aumento
Eosinófilos
Disminución
Basófilos
Aumento
Linfocitos
Disminución
Monocitos
Aumento
Trombocitos
Aumento
Muestras de sangre
Jaime Samour, Judith C. Howlett
TABLA 3.3 Recuento total y diferencial de leucocitos
La sangre de las aves, como la sangre de los mamíferos,
puede aportar una sorprendente cantidad de información útil. Las técnicas que pueden realizarse con sangre
incluyen las siguientes (tablas 3.1-3.4):
●
●
●
Hematología: evaluación cualitativa y cuantitativa de
las células sanguíneas y otros componentes.
Bioquímica: análisis de varias sustancias, normales y
anormales, de la sangre.
Parasitología: detección de protozoos o de otros
parásitos de la sangre (p. ej., microfilarias).
Evaluación sanguínea
Asociado a trastornos/
infecciones
Heterofilia
Infecciones fúngicas/
bacterianas/respuesta
inflamatoria
Heteropenia
Respuesta degenerativa
Monocitosis
Infección (tuberculosis,
aspergilosis)
Linfocitosis
Leucosis linfoide
Eosinofilia
Parásitos
Aumento de fibrinógeno
Infección/inflamación/hemorragia
Disminución de fibrinógeno
Insuficiencia hepática
Capa sanguínea
Morfología celular/parásitos
sanguíneos
TABLA 3.1 Principios básicos de hematología
Pruebas y resultados
Conclusiones
VEC/Hto, Hb y CHCM
En los mamíferos o las aves
adultas pueden reconocerse,
por lo tanto, policitemia,
anemia normocrómica y anemia
hipocrómica sin las referencias
a los rangos específicos de la
especie
Relativamente constantes en los
mamíferos y las aves
Recuento de eritrocitos, VCM
Variable en los mamíferos y las
aves
Pero pueden detectarse
las anemias normocítica/
macrocítica/microcítica
conociendo el VCM y la Hb
de las especies que se están
estudiando
Recuento de trombocitos
Cuando es elevado, la
probabilidad de que exista un
trastorno es también elevada
Fibrinógeno
Aumenta en las infecciones y en
los trastornos inflamatorios
TABLA 3.4 Evaluación clínica: valores clínicos
del recuento de leucocitos absoluto
HETERÓFILOS
Aumento
Infección, lesión tisular, estrés,
algunos trastornos metabólicos,
leucemia mieloide, etc.
Disminución
Respuesta degenerativa a la infección,
lesión de la médula ósea, algunos
trastornos por deficiencia, leucemia
aleucémica, viremia, etc.
LINFOCITOS
Aumento
Algunos trastornos infecciosos y
metabólicos, leucemia linfocítica,
reacción eucemoide, etc.
Disminución
Estrés, uremia, algunos
tumores malignos, trastornos
inmunodepresores
Obtención de muestras de sangre
●
33
La sangre que se obtiene de un ave debe ser de origen
venoso y en la mayor ía de las aves puede obtenerse de
la vena subclavia (vena cutanea ulnaris superficialis, figs. 3.1
y 3.2), que atraviesa la superficie ventral de la articulación radiocubital-humeral (codo) inmediatamente por
debajo de la piel; o de la vena yugular (vena jugularis
dextra), generalmente la derecha, que es mayor que la
izquierda (figs. 3.3 y 3.4); o la vena tibial caudal (vena
metatarsalis plantaris superficialis), que se localiza en la
cara medial del tibiotarso por encima de la articulación
Figura 3.1 La vena subclavia (vena cutanea ulnaris superficialis)
probablemente es la zona más fácil para obtener muestras de sangre
en las aves. La fotografía muestra la vena subclavia levantada en una
avutarda hubara (Chlamydotis undulata) antes de extraer la sangre.
Figura 3.3 Obtención de una muestra de sangre de la vena yugular
(vena jugularis dextra) de un halcón sacre (Falco cherrug).
© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Figura 3.2 Obtención de una muestra de sangre de la vena subclavia
(vena cutanea ulnaris superficialis) en un búho real (Bubo bubo).
Todas estas técnicas requieren métodos específicos de
obtención o de conservación y, como se ha mencionado
antes, esto debe tenerse en cuenta antes de obtener la
muestra. El desarrollo en los últimos años de microtécnicas ha supuesto que puedan analizarse con seguridad
muestras relativamente pequeñas. Esto significa que una
pequeña muestra de sangre suele ser suficiente para realizar varias pruebas. Sin embargo, hay que tener cuidado
cuando se obtienen las muestras para asegurarse de que
se conservan correctamente en el anticoagulante adecuado (si procede) y no se producen confusiones.
Obtención de muestras
de sangre
El volumen total de sangre de un ave es de aproximadamente el 10% de su peso corporal. Por lo tanto, un ave
del 30 g tendrá aproximadamente 3 ml de sangre de los
cuales, en un ave sana, pueden extraerse con seguridad
hasta el 10% (0,3 ml) sin efectos negativos. Este volumen
debe reducirse en las aves enfermas. Es posible realizar
un perfil hematológico completo con 0,3 ml de sangre.
Figura 3.4 Obtención de una muestra de sangre de la vena yugular
(vena jugularis dextra) de una avutarda kori hembra (Ardeotis kori).
Como regla general, las muestras de sangre de la vena yugular de las
aves se toman de la vena yugular derecha, que es mayor que la del
lado izquierdo. En este caso se está utilizando un catéter de mariposa
unido a una jeringa para obtener la muestra.
34
●
CAPÍTULO 3:
Técnicas clínicas y diagnósticas
en las muestras heparinizadas. En algunas especies de
aves (córvidos, grullas, ñandús, alcedinidaes), cuando se
mezcla la sangre con EDTA se produce hemólisis progresiva de los eritrocitos y es necesario utilizar heparina litio
como anticoagulante.
Transporte de muestras
Todas las muestras obtenidas deben etiquetarse correctamente y los formularios de envío deben contener la
siguiente información:
●
●
Figura 3.5 Obtención de una muestra de sangre de la vena braquial
(vena cutanea ulnaris superficialis) o tibial caudal (vena metatarsalis
plantaris superficialis) de una avutarda kori.
●
●
●
●
tarsiana (fig. 3.5). Las muestras pueden obtenerse en
la mayor ía de las especies de aves mediante sujeción
manual y en posición dorsal. Otros métodos incluyen
recortar una uña, aunque la sangre de esta zona (que
procede de un lecho capilar) suele tener distribuciones
celulares anormales y da lugar a artefactos, por lo que
sólo debe utilizarse cuando los otros métodos para obtener sangre venosa han fracasado. En las aves más pequeñas, en las que no es posible extraer más de una gota de
sangre, puede utilizarse para preparar un frotis.
Como ejemplo se describe la técnica para obtener sangre de la vena subclavia para su análisis hematológico.
Estando en posición dorsal, se extiende completamente
el ala derecha y se prepara la cara medial de la zona
humeral utilizando un hisopo de algodón y alcohol quirúrgico. La aplicación de presión con el dedo pulgar en
el extremo proximal del húmero aumenta el grosor de la
vena subclavia, haciéndola claramente visible mientras
discurre a lo largo de la cara lateral externa del húmero.
Puede obtenerse un volumen de 0,3-0,5 ml de sangre utilizando una jeringa desechable de 1 o 3 ml y una aguja
desechable de calibre 25 G 5/8 o 23 G 1 cm, dependiendo del tamaño del ave. Se inclina la aguja en un
ángulo de aproximadamente 25-30 ° y se inserta suavemente dentro de la vena. Se comienza a extraer la sangre, pero intentando evitar hacer mucho vacío, puesto
que esto siempre causa colapso venoso. Es muy recomendable mantener la presión estable en el extremo
proximal del húmero mientras se obtiene la muestra
para asegurarse de que la vena está bien definida. La
piel de las aves es muy delicada y puede dañarse fácilmente. Pueden producirse hemorragias y hematomas
con facilidad, por lo que hay que tener cuidado con esta
técnica, especialmente en las aves pequeñas en las que la
pérdida de unas gotas de sangre puede afectar mucho al
volumen sanguíneo total. Pueden utilizarse tubos para
muestras comercialmente disponibles que contienen el
anticoagulante ácido etilendiaminotetraacético (EDTA;
1,5mg/ml de sangre) o tubos con heparina litio. Se prefieren las muestras con EDTA para los análisis hematológicos generales, puesto que no es posible estimar el
fibrinógeno ni obtener un recuento de eritrocitos fiable
●
●
●
Nombre del dueño.
Nombre/número de referencia del ave.
Especie, edad y sexo.
Anamnesis, signos de presentación, tratamientos
actuales y diagnósticos diferenciales.
Fecha y hora de obtención de la muestra.
Tipo de muestra obtenida y, si es aplicable,
anticoagulante utilizado.
Detalles del sitio o sitios donde se ha obtenido la
muestra, si es necesario hacer biopsias, etc., con un
diagrama.
Indicaciones de las pruebas o exámenes necesarios.
Nombre del veterinario.
Nota: Si las muestras se van a enviar a un laboratorio
comercial es necesario empaquetarlas siguiendo las normas postales locales.
Consideraciones especiales
●
●
●
●
●
●
●
●
Los contenedores deben ser seguros, a prueba de
fugas y estar protegidos de las roturas, y también
deben ser accesibles para el personal que recibe la
muestra.
Es importante que los documentos que contienen y
que ninguna persona que entre en contacto con la
muestra en la oficina de correos o en el laboratorio
puedan contaminarse.
La muestra debe sellarse con una tapa a prueba de
líquidos para impedir cualquier fuga.
El contenedor debe envolverse en material
absorbente, como bolas de algodón, para que absorba
cualquier posible pérdida y ayude a proteger al
contenedor para que no sufra ningún daño.
El contenedor debe envolverse otra vez en bolsas de
plástico a prueba de pérdidas con el formulario para
el laboratorio unido en una bolsa independiente.
La muestra debe colocarse en un contenedor de
plástico o de metal ligero cerrado, o en una caja de
cartón o de poliestireno.
La muestra o muestras deben colocarse en una bolsa
de burbujas (acolchada) «jiffy» u otro embalaje
aprobado por la oficina de correos y hay que poner la
dirección correctamente.
En el RU, por ejemplo, es necesario etiquetar el
paquete con una cinta con la advertencia «MUESTRA
PATOLÓGICA – FRÁGIL, MANEJAR CON
CUIDADO», y puede enviarse por correo de primera
clase o a través de una empresa de mensajer ía.
Análisis hematológico
Procesamiento de muestras
hematológicas
Las muestras hematológicas deben procesarse en el laboratorio el mismo día de su obtención si es posible; si no
es posible, debe hacerse un frotis y dejar que se sequen
al aire en el momento de la extracción. Así puede mantenerse hasta 72 h sin fijación, aunque es fundamental que
los frotis no entren en contacto con ninguna mezcla. Las
técnicas que se utilizan para hacer recuentos completos
y medir el fibrinógeno se basan en las que se utilizan en
los mamíferos, aunque se han hecho algunas modificaciones porque los eritrocitos son relativamente grandes
y nucleados. Es útil dar prioridad al orden en el que se
procesa una muestra, ya que el volumen de la muestra es
limitado.
Prioridades cuando se
procesan muestras de sangre
●
●
●
●
●
Frotis de sangre: una gota pequeña de sangre
sobre un portaobjetos para hacer un frotis. Se tiñe
inmediatamente. Esto permite explorar la morfología
de los leucocitos y de los eritrocitos.
VEC: un tubo capilar lleno puede inclinarse y se mide
el volumen extracelular (VEC).
Leucocitos: 50 μl de sangre en 0,95 ml de una solución
de oxalato amónico al 1%.
Hemoglobina: 20 μl de sangre en 4 ml de una solución
de amoniaco al 0,04%.
Recuento de eritrocitos: 20 μl de sangre en 4 ml de
líquido de dilución de eritrocitos (solución de formolcitrato) en un hemocitómetro.
Análisis hematológico
© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Jaime Samour, Judith C. Howlett
La hematología es la disciplina de la medicina que estudia la sangre y los tejidos formadores de sangre y actualmente se considera una parte integral del diagnóstico de
laboratorio clínico que sirve de base a la medicina aviaria. Los ensayos hematológicos rara vez proporcionan un
diagnóstico etiológico, pero siguen siendo herramientas
de diagnóstico indispensables para evaluar la salud y los
trastornos de los individuos, para hacer el seguimiento
de la respuesta y la evolución de los pacientes frente a los
regímenes terapéuticos y para ofrecer un pronóstico.
La obtención habitual y el procesamiento de las muestras de sangre permiten evaluar las respuestas hematológicas a la enfermedad. Además, la creación de bases
de datos hematológicas es importante para establecer
los valores de referencia de varias especies aviarias. En
los últimos 15 años se han hecho avances importantes en
●
35
cuanto al uso de los ensayos hematológicos en el diagnóstico diferencial de los trastornos patológicos en las
especies aviarias. Al parecer, se han ido desarrollando de
forma paralela a otras áreas como la nutrición, la anestesia, la cirugía y los tratamientos.
El procesamiento de las muestras hematológicas también ha mejorado en los últimos años. En el pasado, los
análisis automáticos de las muestras de sangre aviarias
se limitaban básicamente al recuento total de eritrocitos utilizando los contadores celulares disponibles y
ajustando manualmente los umbrales y los entornos de
apertura reales (Coulter Counter ZF, Beckman Coulter
Inc., Fullerton, CA). Más recientemente, el análisis de las
muestras de sangre aviarias ha recibido un gran impulso
con el desarrollo de sistemas analíticos automáticos más
exhaustivos y precisos basados en la citometr ía de flujo
láser (Cell Dyn 3500, Abbott Laboratories, Abbott Park,
IL). Esta metodología se basa en medir la dispersión
de la luz láser, que fluctúa dependiendo del tamaño de
la célula, su complejidad (p. ej., forma general, proporción entre el núcleo y el citoplasma, granulación) y el
tamaño y la forma del núcleo después de exponer las
células sanguíneas a un haz láser. Esta unidad genera
un gráfico que incluye el recuento de leucocitos óptico
total, el recuento diferencial de leucocitos expresado en
porcentaje y valores absolutos y el recuento total de eritrocitos, la medida de hemoglobina mediante el método
de cianometahemoglobina, el recuento de trombocitos
y el recuento de leucocitos mediante la medida de la
impedancia de la lisis celular de los núcleos celulares
(Fudge, 1995). Sin embargo, la tecnología de citometr ía de flujo láser en las especies aviarias no carece de
deficiencias.
Existen algunos trastornos patológicos en los que la
presencia de trombocitos agrandados, que habitualmente
se denominan megatrombocitos, en el frotis parece ser
una respuesta hematológica caracter ística. Por ejemplo,
en las avutardas hubaras (Chlamydotis undulata macqueenii), la medida media de los trombocitos en las aves con
inflamación crónica (lesión grave del hombro debido a
colisiones repetidas contra la pared del cercado) fue de
9,22 0,21 μm de longitud y 8,10 0,19 μm de ancho,
mientras que en las aves clínicamente normales la longitud fue de 5,47 0,12 μm y el ancho de 4,96 0,10 μm
(D’Aloia et al., 1994). Sin embargo, el diámetro medio de
los linfocitos en las avutardas hubaras clínicamente normales es de 7,7 μm (Samour et al., 1994). Por lo tanto, es
probable que en una muestra que contiene megatrombocitos, el recuento de linfocitos sea elevado cuando
se utiliza un sistema analítico automático, por lo que
podr ía ser imposible diferenciar entre ellos incluso utilizando una unidad sofisticada. Sin embargo existen
otras especies, como la avutarda kori (Ardeotis kori), en
las que la presencia de trombocitos grandes y pequeños en la misma capa de sangre parece normal (Howlett
et al., 1995). Cuando se trabaja con esta especie es necesario ajustar el software con el fin de diferenciar estas células de los linfocitos. Evidentemente, esto implicar ía la
necesidad de realizar una calibración extensa basada en
evaluaciones manuales repetidas con un número importante de muestras.
36
●
CAPÍTULO 3:
Técnicas clínicas y diagnósticas
Es más, en algunas especies es relativamente frecuente encontrar linfocitos grandes y pequeños en la
misma capa de sangre. El fenómeno se ha observado
en muchas especies de psitácidas. En las avutardas kori
clínicamente normales, por ejemplo, el diámetro medio
de los linfocitos pequeños fue de 7,2 0,12μm, mientras que el diámetro medio de los linfocitos grandes fue
de 10,7 0,16μm (Howlett et al., 1995). Por lo tanto, el
recuento total de leucocitos y el recuento diferencial no
pueden aceptarse como fiables en todos los casos clínicos y en todas las especies si los valores se han estimado
mediante citometr ía de flujo láser, y es muy recomendable volver a evaluar estas muestras utilizando métodos
manuales.
En este apartado se intentan combinar las ventajas
prácticas de un manual y de un atlas incluyendo técnicas
hematológicas y fotograf ías que permitan identificar las
células sanguíneas. En la sección fotográfica se ilustran
eritrocitos, leucocitos y trombocitos normales, e incluye
algunas de las respuestas hemopatológicas más frecuentes (figs. 3.6-3.48).
Poi
Tr
Poi
Tr
Figura 3.8 Poiquilocitos (Poi) y trombocitos (Tr) de un halcón sacre.
(Tinción de Wright-Giemsa modificada.)
EPo
Poi
Poi
Figura 3.6 Eritrocitos normales de un halcón sacre (Falco cherrug).
Los eritrocitos de las aves son ovalados, con el núcleo ovalado que
contiene aglomeraciones de cromatina densas. (Tinción de WrightGiemsa modificada.)
Figura 3.9 Eritroblastos policromáticos (EPo) y poiquilocitos (Poi) de
un halcón sacre. El tamaño de los núcleos disminuye y la cantidad del
citoplasma aumenta cuando las células llegan a la madurez. (Tinción
de Wright-Giemsa modificada.)
Lin
Er
Figura 3.7 Una forma eritroplástica (Er) en un halcón sacre. La
presencia de un pequeño número de eritrocitos anucleados es
relativamente normal cuando se examina un frotis. (Tinción de WrightGiemsa modificada.)
Het
Figura 3.10 Heterófilos normales (Het) y linfocitos normales (Lin) de
una avutarda hubara (Chlamydotis undulata). Los heterófilos aviarios
se caracterizan por la presencia de gránulos eosinófilos con forma de
bastón dentro del citoplasma. (Tinción de May-Grünwald-Giemsa.)
Análisis hematológico
●
37
Er
Het
Lin
Meg
Het
Figura 3.11 Heterófilos normales (Het) y una forma eritroplástica (Er)
de un halcón sacre. (Tinción de Wright-Giemsa modificada.)
Figura 3.12 Linfocito normal (Lin) y megatrombocito (Meg) de
un halcón peregrino (Falco peregrinus). El linfocito es una célula
mononucleada, con un núcleo relativamente grande. Estas células
suelen encontrarse comprimidas entre dos o tres eritrocitos. (Tinción
de Wright-Giemsa modificada.)
Tr
Tr
Het
Lin
Het
Lin
Tr
© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Figura 3.13 Linfocito normal (Lin) y trombocito normal (Tr) de un
halcón sacre. Los trombocitos en las aves se caracterizan por la
presencia de núcleos muy basófilos, con cromatina muy condensada y
un citoplasma vacuolizado. (Tinción de Wright-Giemsa modificada.)
Figura 3.14 Heterófilos normales (Het), linfocito normal (Lin) y
trombocitos normales (Tr) de un halcón sacre. (Tinción de WrightGiemsa modificada.)
Eos
Lin
Het
Figura 3.15 Un linfocito con gránulos basófilos (Lin) de un halcón
sacre. Estos gránulos pueden encontrarse en los frotis de sangre
de los individuos sanos. Sin embargo, la presencia de gránulos en
el citoplasma se ha asociado a trastornos víricos, en particular a la
enfermedad de Newcastle. (Tinción de Wright-Giemsa modificada.)
Figura 3.16 Eosinófilo normal (Eos) y heterófilo normal (Het)
de una avutarda kori (Ardeotis kori). Los eosinófilos de esta
especie de avutarda se caracterizan por la presencia de gránulos
intracitoplásmicos de color rojo ladrillo, redondeados, simétricos y
grandes. (Tinción de May-Grünwald-Giemsa.)
38
●
CAPÍTULO 3:
Técnicas clínicas y diagnósticas
Tr
Tr
Eos
Eos
Tr
Figura 3.17 Eosinófilo normal (Eos) de un halcón sacre teñido con la
tinción de Diff Quick. Los gránulos dentro del citoplasma no se han
teñido, lo que da la impresión de numerosas vacuolas.
Figura 3.18 Eosinófilo normal (Eos) y trombocitos normales (Tr) de un
halcón sacre teñidos con la tinción de May-Grünwald-Giemsa. Los
gránulos no están teñidos, lo que da la falsa impresión de que hay
vacuolas dentro del citoplasma.
Cf
Eos
Eos
Eos
Het
Figura 3.19 Eosinófilos normales (Eos) de un halcón sacre. Este
método de tinción, como se describe en el texto, proporciona una
definición granular excelente que facilita la identificación positiva de
estas células. (Tinción de Wright-Giemsa modificada.)
Figura 3.20 Eosinófilo normal (Eos), heterófilo normal (Het) y una célula
de frotis (Cf) de una avutarda kori. Las denominadas «células de frotis»
suelen ser los restos de los núcleos de eritrocitos dañados. Esto tiende
a producirse durante la preparación del frotis de sangre debido a lesión
mecánica. (Tinción de May-Grünwald-Giemsa.)
Het
Eos
Eos
Tr
Figura 3.21 Eosinófilo ligeramente alterado (Eos) y un trombocito
normal (Tr) de una cacatúa sulfúrea menor (Cacatua sulphurea). Los
gránulos redondeados de tamaño medio tienen un color azul pálido.
(Tinción de May-Grünwald-Giemsa.) El color basófilo de los gránulos
eosinófilos es característico de la mayoría de las aves psitácidas.
Figura 3.22 Eosinófilo normal (Eos) y heterófilo normal (Het) de un
halcón peregrino. (Tinción de Wright-Giemsa modificada.)
Análisis hematológico
●
39
Bas
Bas
Figura 3.23 Basófilo normal (Bas) de una avutarda hubara. Los
basófilos de las aves son los granulocitos más pequeños y se
caracterizan por la presencia de gránulos muy basófilos que ocultan el
citoplasma y el núcleo de la célula. (Tinción de May-Grünwald-Giemsa.)
Figura 3.24 Basófilo normal (Bas) de un halcón sacre. (Tinción de
Wright-Giemsa modificada.)
Tr
Tr
Mon
Het
Tr
Mon
Tr
Mon
Tr
© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Figura 3.25 Monocitos normales (Mon), heterófilo normal (Het) y
trombocitos normales (Tr) de un halcón sacre. Los monocitos aviarios
se caracterizan por su gran tamaño. Normalmente, el núcleo es
redondeado o tiene forma de riñón y el citoplasma se tiñe de azul
pálido con un aspecto granular fino y con mucha frecuencia contiene
vacuolas de tamaño pequeño a mediano. (Tinción de Wright-Giemsa
modificada.)
Figura 3.26 Monocito normal (Mon) y trombocito normal (Tr) de un
halcón sacre. (Tinción de Wright-Giemsa modificada.)
Het
Meg
Tr
Tr
Tr
Mon
Het
Tr
Eos
Figura 3.27 Eosinófilo normal (Eos), heterófilos normales (Het),
monocito normal (Mon) y trombocito normal (Tr) de una avutarda kori.
(Tinción de May-Grünwald-Giemsa.)
Figura 3.28 Trombocitos normales (Tr) y un megatrombocito (Meg) de
un halcón sacre. (Tinción de Wright-Giemsa modificada.)
40
CAPÍTULO 3:
●
Técnicas clínicas y diagnósticas
Po
Hc
Poi
Dc
Po
Tr
Dc
Hc
Hc
Hc
Hc
Hc
Hc
Po
Dc
Dc
Hc
Dc
Poi
Poi
Poi
Po
Poi
Poi
Po
Cf
Dc
Tr
Po
Poi
Dc
Vc
Poi
Hc
Cf
Cf
Hc
Hc
Figura 3.29 Eritrocitos de un halcón sacre con anemia grave que
muestra hipocromasia (Hc), poiquilocitos (Poi), policromasia (Po),
algunos drepanocitos (Dc) y algunos trombocitos (Tr). (Tinción de
Wright-Giemsa modificada.)
Figura 3.30 Frotis de sangre de un halcón sacre con anemia
drepanocítica grave en el que se observan muchos drepanocitos (Dc),
hipocromasia (Hc), poiquilocitos (Poi), policromasia (Po), vacuolización
(Vc) y algunas células de frotis (Cf). (Tinción de Wright-Giemsa
modificada.)
Po
Poi
Hc
Poi
Poi
Poi
Po
Cf
Poi
Poi
Figura 3.31 Poiquilocitos (Poi), policromasia (Po) e hipocromasia (Hc)
en un halcón sacre. Este ave tenía una infección moderada por el
parásito intracitoplásmico Babesia shortii. (Tinción de Wright-Giemsa
modificada.)
Figura 3.32 Poiquilocitos (Poi) y una célula de frotis (Cf) de un halcón
sacre. (Tinción de Wright-Giemsa modificada.)
Tr
Het
Het
Het
Het
Het
Tr
Het
Figura 3.33 Heterófilos tóxicos (Het) y trombocitos (Tr) de un halcón
peregrino. Pérdida de lobulación (derivación a la izquierda) del núcleo
y degranulación. Los gránulos son grandes, redondeados y muy
basófilos. (Tinción de Wright-Giemsa modificada.)
Het
Figura 3.34 Heterófilos tóxicos (Het) de un halcón gerifalte. Los
cambios tóxicos graves incluyen pérdida de lobulación (desviación
a la izquierda) del núcleo y degranulación intensa. Los gránulos
son redondeados, grandes y muy basófilos. El halcón tenía una
infección grave por Aspergillus fumigatus. (Tinción de Wright-Giemsa
modificada.)
Análisis hematológico
41
●
Het
Het
Figura 3.35 Heterófilo (Het) de un halcón sacre con cambios tóxicos
graves. Degranulación grave y pérdida de la lobulación (desviación a la
izquierda) del núcleo. (Tinción de Wright-Giemsa modificada.)
Figura 3.36 Cambios tóxicos graves en un heterófilo (Het) de un
halcón gerifalte (Falco rusticolus). Degranulación intensa y pérdida de
la lobulación (desviación a la izquierda) del núcleo. (Tinción de WrightGiemsa modificada.)
Mon
Het
Tr
Figura 3.37 Heterófilo (Het) de un halcón peregrino con cambios
tóxicos. Existe una pérdida leve de la granulación, pérdida de la
lobulación (desviación a la izquierda) y gránulos grandes teñidos de
color violeta oscuro. (Tinción de Wright-Giemsa modificada.)
Figura 3.38 Un monocito reactivo (Mon) de un halcón sacre. El
citoplasma es muy basófilo y la cromatina nuclear es gruesa. También
hay un trombocito (Tr). (Tinción de Wright-Giemsa modificada.)
© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Het
Tr
Tr
Mon
Het
Het
Mon
Tr
Mon
Poi
Tr
Figura 3.39 Monocitos reactivos (Mon), heterófilos (Het), con cambios
tóxicos y trombocito (Tr) de un halcón sacre. El citoplasma del
monocito es muy basófilo y tiene algunas vacuolas citoplásmicas con
la cromatina nuclear gruesa. (Tinción de Wright-Giemsa modificada.)
Figura 3.40 Monocito reactivo (Mon), heterófilo tóxico (Het),
trombocitos (Tr) y poiquilocito (Poi) de un halcón sacre. (Tinción de
Wright-Giemsa modificada.)
42
●
CAPÍTULO 3:
Técnicas clínicas y diagnósticas
Mon
Lin
Mon
Het
Lin
Figura 3.41 Monocitos reactivos (Mon) y linfocito reactivo (Lin) de
un halcón sacre. El citoplasma del linfocito es basófilo y el núcleo
es relativamente grande y redondo. (Tinción de Wright-Giemsa
modificada.)
Figura 3.42 Linfocito reactivo (Lin) de un halcón gerifalte. El
citoplasma es muy basófilo con varias proyecciones citoplásmicas
(borde citoplásmico festoneado). El núcleo es redondo, se localiza
centralmente y tiene un color violeta oscuro. También puede
observarse un heterófilo normal (Het). (Tinción de Wright-Giemsa
modificada.)
Mon
Lin
Lin
Tr
Figura 3.43 Monocitos reactivos (Mon) y linfocito reactivo (Lin) de un
halcón sacre. (Tinción de Wright-Giemsa modificada.)
Figura 3.44 Linfocito (Lin) con el núcleo segmentado y un trombocito
(Tr) de un halcón sacre. La segmentación nuclear bilobular o trilobular,
denominada como núcleo con forma de trébol, es relativamente rara
en las especies aviarias y podría ser el resultado de un trastorno
metabólico degenerativo crónico o inmunomediado. (Tinción de
Wright-Giemsa modificada.)
Meg
Tr
Tr
Tr
Figura 3.45 Megatrombocito (Meg) de un halcón sacre. (Tinción
de Wright-Giemsa modificada.) La presencia de los denominados
megatrombocitos generalmente se asocia a inflamación crónica.
Figura 3.46 Trombocitos anormales (Tr) de un halcón sacre. Esta
anomalía se relaciona con un trastorno hepático grave. (Tinción de
Wright-Giemsa modificada.)
Técnicas de laboratorio
●
43
Soluciones de trabajo
Prueba hematológica manual para recuento
de eritrocitos BD Unopette™ 365851
(Becton Dickinson Co., NJ, EE. UU.)
El sistema Unopette™ 365851 probablemente sea el
método manual más popular para el recuento de eritrocitos en las especies aviarias. En este sistema se utilizan 10 μl
de sangre completa en 1,9 ml de suero salino al 0,85%, lo
que da lugar a una dilución de 1:200. El uso de este sistema no se describe en este apartado.
Los otros dos sistemas más habituales se basan en
usar la solución de Natt y Herrick o la solución de formol citrato o líquido de Dacie, dependiendo de si el examen se va a realizar con un microscopio de contraste de
fase o no.
Figura 3.47 Vista microscópica de una cámara de recuento Neubauer
mejorada cargada y lista para el recuento de leucocitos. Los leucocitos
pueden observarse como células blancas brillantes bajo el microscopio
de contraste de fase. (400.)
Solución de Natt y Herrick para utilizar sin
microscopio de contraste de fases
Ingrediente
NaCl
Na2SO4
Na2HPO4 12H2O
KH2PO4
Formaldehído al 40%
Violeta de metilo 2B
Agua destilada
Nota: Dejar que la solución
antes de utilizar.
Cantidad
3,88 g
2,5 g
2,91 g
0,25 g
7,5 ml
0,1 g
Hasta 1.000 ml
repose toda la noche. Filtrar
Solución de formol citrato (líquido de Dacie) para
utilizarlo con microscopio con contraste de fases
© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Figura 3.48 Vista microscópica de una cámara de recuento Neubauer
mejorada cargada y lista para el recuento de eritrocitos bajo microscopia
de contraste de fase. Generalmente el recuento se realiza siguiendo la
regla de la «L». Se cuenta las células que tocan la línea central de los
cuadrados pequeños de la parte izquierda e inferior. (400.)
Técnicas de laboratorio
Recuento de eritrocitos
(eritrocitos 1012/l)
El recuento total de eritrocitos es por sí mismo una
prueba hematológica importante, pero también es esencial para estimar el volumen corpuscular medio (VCM) y
la hemoglobina corpuscular media (HCM). Muchos laboratorios prefieren estimar el recuento de eritrocitos utilizando un sistema automático, ya que es más preciso que
los métodos manuales. El método que se describe más
adelante se refiere a la técnica manual.
Ingrediente
Formaldehído al 40%
Citrato trisódico
Agua destilada
Nota: Refrigerar a 8-12 °C.
Cantidad
10 ml
31,3 g
Hasta 1.000 ml
La solución de formol citrato de Dacie es el líquido de
dilución menos conocido, pero es el que yo utilizo y
recomiendo.
Materiales y equipo
●
●
●
●
●
●
●
●
●
●
●
●
Tubo de muestras desechable de 5 ml con tapa.
Dispensador automático de 0-50 ml.
Micropipeta de 20 ml con punta.
Mezclador de rodillos.
Tubo microcapilar abierto.
Placa de Petri (8,5 cm de diámetro).
Papel de filtro (8,5 cm de diámetro).
Hisopos.
Agua destilada.
Hemocitómetro de Neubauer mejorado y
cubreobjetos.
Microscopio, preferiblemente con contraste de fase.
Paños de laboratorio.
44
●
CAPÍTULO 3:
Técnicas clínicas y diagnósticas
Método
Se ponen 4 ml de formol citrato o de solución de Natt
y Herrick en el tubo de la muestra. Se recogen con una
pipeta 20 μl de sangre de la muestra, se limpia la parte
exterior de la punta de la pipeta y se añade al tubo. Se
coloca el tubo en el mezclador de rodillos durante 3 min.
Se limpia el hemocitómetro utilizando una tela o un
paño limpio y seco, sin hilos. Se fija el cubreobjetos firmemente, asegurándose de que los anillos de Newton
(patrones de interferencia coloreados) se encuentran a
ambos lados de la cámara de recuento. La formación de
líneas de interferencia entre los puentes exteriores y el
cubreobjetos indica que ha sido colocado correctamente.
Se toma una cantidad alícuota pequeña de la muestra
diluida utilizando un tubo capilar y se llena el hemocitómetro. No llenar en exceso ni por defecto la cámara ni
permitir que se formen burbujas durante este proceso.
Se recubre una placa de Petri con papel de filtro y, utilizando agua destilada, se humedece el papel ligeramente.
El hisopo se divide en dos trozos (de 6 cm de longitud)
y se colocan a cada lado de la parte inferior de la placa
de Petri. Se almacena el hemocitómetro cargado sobre
los hisopos dentro de la placa de Petri humedecida para
evitar que la muestra se deshidrate. Se esperan 5 min y se
cuentan las células en 5 16 cuadrados en el centro de la
rejilla de conteo (80 cuadrados pequeños).
n Número de células contadas, entonces:
n
eritrocitos 1012 /l
20
Cámara de conteo de Neubauer
mejorada
El recuento total de eritrocitos se realiza contando el
número de células que hay en los 25 grupos de 16 cuadrados pequeños en las cuatro esquinas y en los cuadrados centrales de la zona central de la cámara (figs. 3.49 y
3.50). Estos cuadrados están separados por líneas triples
Figura 3.49 Diagrama de una rejilla de recuento del hemocitómetro
de Neubauer mejorado. Los cuadrados sombreados 5 16 se utilizan
para contar los eritrocitos.
Figura 3.50 Diagrama que ilustra la posición de las células contadas.
Es una zona agrandada de la figura 3.49.
muy pautadas, que se ilustran en el dibujo como líneas
gruesas.
Sistema de conteo
Se cuentan las células que rozan la triple línea del centro
(que se muestra aquí como una línea gruesa) de la regla
del lado izquierdo y del lado inferior; no se cuentan las
zonas que tocan la línea triple central de la regla de los
lados derecho y superior.
Estimación de hemoglobina (Hb g/dl)
En las aves es dif ícil estimar la hemoglobina, porque los
eritrocitos tienen núcleo. La estimación de la hemoglobina se basa en medidas colorimétricas de la hemoglobina
liberada tras la lisis de los eritrocitos. La hemoglobina puede estimarse utilizando métodos automáticos
o métodos manuales. En los laboratorios comerciales se
estima la hemoglobina utilizando un analizador hematológico automático que tiene en cuenta la interferencia fotométrica de los núcleos libres tras la lisis de los
eritrocitos. En el método manual hay que eliminar los
núcleos de la preparación porque su presencia da lugar
a resultados no fiables. Los núcleos pueden depositarse
mediante centrifugación a baja velocidad pero, puesto
que parte de la hemoglobina sigue unida a los núcleos,
las lecturas colorimétricas habitualmente son bajas. Esto
puede evitarse estimando la hemoglobina como cianometahemoglobina utilizando la solución de cianuroferricianida de Drabkin alcalina o como oxihemoglobina
utilizando una solución de amoniaco. En ambos casos, la
estimación se realiza utilizando un espectrofotómetro a
una lectura de la absorbencia de de 540 nm. Debe hacerse
un gráfico de calibración utilizando los estándares disponibles comercialmente para hemoglobina para expresar
la hemoglobina como oxihemoglobina. A la inversa, la
hemoglobina puede estimarse directamente como oxihemoglobina utilizando un hemoglobinómetro comercial.
Técnicas de laboratorio
El método descrito más adelante se basa en el uso de un
hemoglobinómetro o un color ímetro.
Materiales y equipo
●
●
●
●
●
●
●
●
Dispensador automático de 0-50 ml.
Tubo de muestras desechable de 5 ml con tapa.
Micropipeta de 20 ml con punta.
Mezclador de rodillos.
Palillos.
Cubeta de 10 mm2.
Paños de laboratorio para lentes.
Hemoglobinómetro.
Solución de trabajo
Solución de amoniaco
© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Ingrediente
Cantidad
Solución de amoniaco
4 ml
(densidad 0,88)
Agua destilada
Hasta 1.000 ml
Nota: Almacenar en fr ío a 8-12 °C.
●
45
Estimación del volumen
extracelular (VEC%) hematocrito
(Hto l/l)
El volumen extracelular (VEC) es una prueba hematológica importante puesto que es una forma fácil y objetiva de estimar el número de eritrocitos de la muestra.
También es fundamental para calcular el volumen corpuscular medio (VCM) y la concentración de hemoglobina corpuscular media (CHCM). En las especies
aviarias, el VCM se estima mejor utilizando el método
del microhematocrito que se describe a continuación. Es
preferible utilizar tubos microcapilares abiertos, puesto
que el mismo tubo puede utilizarse después para estimar
el fibrinógeno.
Materiales y equipo
●
●
●
●
Tubos microcapilares abiertos.
Cristaseal o cualquier otro sellador de plástico
adecuado.
Centrifugadora para microhematocrito.
Lector de microhematocrito.
Método
Método
Se etiquetan los tubos de muestras utilizando un rotulador permanente. Se utiliza un dispensador automático para transferir 4 ml de la solución de amoniaco al
tubo de la muestra. Se esperan 5 min para permitir que
la solución de trabajo alcance la temperatura ambiente.
Se aspiran 20 ml de sangre completa del tubo almacenado utilizando una micropipeta, se limpian los lados
de la punta de la pipeta cuidadosamente utilizando un
paño y se dispensa sobre un lado del tubo de la muestra.
Hay que evitar tocar la abertura distal de la punta de la
pipeta con el paño, ya que esto producirá un intercambio
capilar de la sangre hacia el tejido. También hay que evitar sumergir la punta de la pipeta en el líquido de dilución. Esta es una mala práctica de laboratorio. Se coloca
el tubo de la muestra en el mezclador de rodillos y se
esperan 3 min.Se decantan aproximadamente 3,5 ml de la
sangre diluida en la cubeta. Se elimina la gelatina de los
núcleos celulares utilizando palillos. No deben tocarse
las paredes de lectura claras de la cubeta con los dedos
descubiertos. Limpiar las paredes de lectura claras de
la cubeta utilizando un paño de laboratorio para lentes.
Poner a cero el hemoglobinómetro utilizando la solución
de amoniaco como blanco. La lectura se expresa como
hemoglobina g/dl.
Se llena el tubo microcapilar hasta aproximadamente
tres cuartos de su longitud. Se sella el extremo seco utilizando el sellador de plástico. Se coloca el tubo capilar
correctamente dentro del rotor y se centrifuga a 10.000 g
durante 5 min. Se determina el volumen extracelular en
el lector del hematocrito. Se coloca el tubo capilar sobre
el portador acr ílico del lector. En el extremo distal del
tubo se hace coincidir la línea de demarcación entre
el sellador y los eritrocitos con la línea A del lector del
hematocrito. Deslizando el portador del tubo hacia la
derecha o hacia la izquierda, se alinea el menisco marginal de la parte superior de la columna de plasma con la
línea B del lector del hematocrito. Se coloca la línea C en
la zona de unión de la capa leucocitaria y los eritrocitos y
se lee el valor del hematocrito en la escala (fig. 3.51).
HemoCue AB™ (Ängelhom, Suecia)
Método
La hemoglobina también puede estimarse como metahemoglobina ácida utilizando un sistema hemoglobinómetro (HemoCue AB, Suecia). Este sistema incluye
microcubetas precargadas con un reactivo y un fotómetro. Las lecturas se realizan a 70 y 880 nm para compensar la turbidez de la muestra.
Figura 3.51 Diagrama del lector del hematocrito en el que se ilustra el
método para estimar el volumen extracelular: VEC%-hematocrito: l/l.
46
●
CAPÍTULO 3:
Técnicas clínicas y diagnósticas
Índices eritrocitarios
●
Volumen corpuscular medio (VCM) es la expresión del
volumen medio de los eritrocitos individuales calculado
con la siguiente fórmula:
●
VCM VEC 10
VCM (femtolitros [fl]).
eritrocitos
La hemoglobina corpuscular media (HCM) es la expresión
del contenido medio de hemoglobina de un eritrocito
único, y se calcula con la siguiente fórmula:
Hb 10
HCM (picogramos [pg]).
HCM eritrocitos
La concentración de hemoglobina corpuscular media (CHCM)
es la expresión del volumen dentro del eritrocito que ocupa
la hemoglobina, y se calcula con la siguiente fórmula:
CHCM Hb 100
CHCM (g/l).
VEC
Recuento de leucocitos
(leucocitos 109/l)
Soluciones de trabajo
Prueba hematológica manual de recuento
de eosinófilos BD Unopette™ 365877
(Becton Dickinson Co., NJ)
El sistema Unopette™ 365877 se desarrolló originalmente
para determinar los eosinófilos en hematología humana,
pero se ha demostrado que es útil para hacer el recuento
de leucocitos totales en las especies aviarias. En este sistema se utilizan 25 μl de sangre completa y 0,775 ml de
diluyente Floxina B al 1%, lo que da lugar a una dilución
de 1:32. Este método no se analiza en este apartado.
●
●
●
●
●
●
Tubo capilar abierto.
Placa de Petri (8,5 cm de diámetro).
Papel de filtro (8,5 cm de diámetro).
Hisopos.
Hemocitómetro de Neubauer mejorado y
cubreobjetos.
Agua destilada.
Microscopio, preferiblemente con contraste de fase.
Paños de laboratorio.
Método
Se introducen 1,9 ml de la solución de oxalato de amonio
al 1% en el tubo de muestras. Se llena la pipeta con 100 μl
de sangre de la muestra, se lava la parte exterior de la
punta de la pipeta y se introduce en el tubo. Se coloca el
tubo en el mezclador de rodillos durante 3 min. Se limpia
el hemocitómetro utilizando un paño o una tela sin hilos,
limpios y secos. Se coloca el cubreobjetos firmemente,
asegurándose de que los anillos de Newton (patrones de
interferencia coloreados) se encuentran a cada lado de la
cámara de recuento.
Se toma una pequeña cantidad alícuota de la muestra
diluida, utilizando un tubo capilar, y se llena el hemocitómetro. La cámara no debe llenarse ni más ni menos de
lo necesario y no deben formarse burbujas durante este
proceso. Se traza una línea en la placa de Petri con el
papel de filtro y, utilizando agua destilada, se humedece
el papel ligeramente. El hisopo se divide en dos trozos
(6 cm de longitud), que se colocan a cada lado de la parte
inferior de la placa de Petri. Se almacena el hemocitómetro cargado sobre los hisopos dentro de la placa de Petri
humedecida para evitar que se deshidrate la muestra.
Se esperan 5 min y se cuentan las células de las cuatro
esquinas grandes de la rejilla de recuento (64 cuadrados
pequeños) (fig. 3.52).
n número de células contadas, entonces:
n
leucocitos 109 /l.
20
Solución de Natt y Herrick (para utilizar
con microscopio sin contraste de fases)
(V. la fórmula del método para eritrocitos, más arriba.)
Solución de oxalato de amoniaco al 1%
(para microscopia de contraste de fases)
Ingrediente
Oxalato de amonio
Agua destilada
Cantidad
10 g
Hasta 1.000 ml
El método descrito más adelante se basa en el uso de una
solución de oxalato de amonio, que es el método que yo
utilizo y recomiendo.
Material y equipo
●
●
●
●
Un tubo de muestras desechable de 3 ml con tapa.
Dispensador automático 0-50 ml.
Micropipeta de 100 μl y punta.
Mezclador de rodillos.
Figura 3.52 Diagrama de una cuadrícula de recuento del
hemocitómetro de Neubauer mejorado. Los cuatro cuadrados
sombreados grandes de las esquinas se utilizan para contar leucocitos.
Técnicas de laboratorio
Recuento diferencial de leucocitos
(%) y número absoluto
Para hacer el recuento diferencial y el recuento absoluto
de leucocitos, el frotis debe examinarse con aumento de
alta potencia (1.000) utilizando aceite de inmersión. La
zona topográfica recomendada es el borde del frotis de
sangre, ya que en esta zona las células sanguíneas están
en una capa y ligeramente segregadas, lo que facilita su
examen.
En términos generales, deben contarse 100 leucocitos y clasificarse según las caracter ísticas morfológicas
y de tinción. El recuento generalmente se realiza utilizando un contador de células diferencial manual o electrónico comercial. El recuento de leucocitos diferencial
se expresa como un porcentaje de los grupos de células
individuales. El porcentaje de cada grupo celular se convierte en números absolutos haciendo referencia a los
leucocitos totales utilizando la siguiente fórmula:
porcentaje de leucocitos contados leucocitos totales
100
n. absoluto 109 / I.
Fijación y tinción de los frotis
de sangre
Habitualmente se acepta que los frotis de sangre puedan
prepararse y después fijarse y teñirse. Esto es incorrecto.
Los frotis deben, al menos, fijarse inmediatamente después de prepararlos, especialmente si se hacen en entornos
cálidos y húmedos o en condiciones de fr ío y congelación.
Los frotis de sangre nunca deben exponerse a la luz de sol
directa, ni mezclarse con productos químicos, en forma de
vapor o de cualquier otro tipo, especialmente formaldehído, ya que esto afecta siempre a la morfología celular.
© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Fijación
En general, los frotis preparados frescos deben sumergirse en metanol absoluto dentro de un frasco de Coplin
durante 5 a 10 min. Esto debe hacerse inmediatamente
después de la preparación. Los frotis de sangre fijados
pueden guardarse en cajas de almacenamiento para portaobjetos comerciales y teñirse después (p. ej., en condiciones de campo). A la inversa, los frotis de sangre
pueden teñirse inmediatamente después de fijarlos.
Nunca se insistirá demasiado en la importancia de la
fijación adecuada de los frotis de sangre de las especies
aviarias. Los gránulos intracitoplásmicos de los heterófilos y de los basófilos son hidrosolubles; por lo tanto,
los frotis de sangre deben fijarse correctamente antes de
teñirlos con el fin de conservar la integridad de estas
estructuras. Un problema importante en hematología
aviaria es la presencia de núcleos de los eritrocitos en los
frotis debido a la hemólisis cuando los frotis se fijan de
forma incorrecta. Este es uno de los motivos principales
por los que ahora los clínicos y los laboratorios comerciales se inclinan a utilizar tinciones que se preparan con
metanol absoluto (p. ej., tinción de Wright-Giemsa, tinción de Leishman) y se utilizan a concentración completa
para que los frotis se fijen y se tiñan a la vez. Si utiliza
●
47
metanol absoluto con un frasco de Coplin para hacer la
fijación en su laboratorio, recuerde sustituirlos tan pronto
como se empiece a observar fatiga química. Esto dependerá del número de portaobjetos fijados y de las condiciones medioambientales del laboratorio.
Tinción
La mayor ía de las tinciones de Romanowsky utilizadas
para la tinción de los frotis de sangre de los seres humanos y los mamíferos pueden utilizarse para teñir los
frotis de sangre aviaria. Sin embargo, los resultados obtenidos con las distintas tinciones pueden ser ligeramente
diferentes y generalmente se acepta que la selección de
las tinciones es una cuestión de preferencias personales. Las tinciones que se utilizan habitualmente incluyen la tinción de Wright, la tinción de Giemsa, la tinción
de Wright-Giemsa, la tinción de Leishman, la tinción de
Wright-Leishman, la tinción de May-Grünwald y la tinción de May-Grünwald-Giemsa. Yo no creo que con las
tinciones rápidas (p. ej., Diff Quick, Rapid Diff) pueda
conseguirse una calidad adecuada para diferenciar las
estructuras celulares hematológicas sutiles y los hematozoos. Esto es especialmente importante con respecto a las
caracter ísticas morfológicas de los granulocitos.
Las tinciones automáticas para portaobjetos facilitan
la tinción de un número relativamente grande de frotis
sanguíneos a la vez, produciendo resultados consistentes
y eliminando las variaciones que pueden producirse con
las técnicas manuales. Es innecesario decir que este tipo
de equipo es relativamente caro y el coste de mantenimiento es elevado, por lo que es más adecuado para los
laboratorios comerciales con un gran volumen de trabajo.
Es importante que los clínicos o los técnicos de laboratorio recuerden los principios básicos de la hematología
cuando tiñen los frotis sanguíneos. El pH de las tinciones debe comprobarse cada vez que se prepara un nuevo
inventario. Algunas tinciones, especialmente las que se
preparan a partir de polvo, deben filtrarse correctamente.
Los objetos de cristal deben lavarse correctamente, enjuagarse con agua destilada y secarse completamente antes
de utilizarse. Muchos de los artefactos habituales de los
frotis sanguíneos se producen porque se preparan de
forma descuidada y con una metodología inadecuada.
El método de tinción que el autor utiliza actualmente
y recomienda es una técnica de tinción de Wright-Giemsa
modificada, que se describe aquí.
Tinción de trabajo
Ingrediente
Polvo de tinción de Wright
Polvo de tinción de Giemsa
Glicerol
Metanol absoluto
Nota: Filtrar y almacenar.
Cantidad
3g
0,3 g
5 ml
hasta 1.000 ml (sin acetona)
Método
Se preparan frotis sanguíneos finos. Se colocan en un
estante para tinción. Se empapa el frotis con la tinción
de Wright-Giemsa, y se deja que se tiña durante 3 min.
48
●
CAPÍTULO 3:
Técnicas clínicas y diagnósticas
Se añade una cantidad igual de tampón de Sørensen a
un pH de 6,5-6,8, dependiendo del lote del colorante. Se
mezcla suavemente con una pipeta hasta que se forma
un brillo de color verde metálico en la superficie y se
deja reposar 6 min.Se aclara con el tampón dejándolo
reposar 1 min para la diferenciación. Se lava abundantemente con el tampón. Se limpia la parte de atrás del frotis con un paño para quitar el exceso de tinción. Se deja
en una gradilla hasta que se seque. (Nota: esta técnica se
ha modificado de Campbell 1995.)
Puede colocarse un cubreobjetos sobre el frotis de sangre utilizando un medio de montaje comercialmente disponible. Montar los frotis de sangre tiene varias ventajas,
como prevenir los arañazos durante el transporte, evitar
que se dañen cuando se manipulan mucho (p. ej., material de enseñanza) y mejorar la visualización para realizar exámenes ópticos y hacer fotograf ías.
Características morfológicas
y de tinción de los eritrocitos,
leucocitos y trombocitos
Es muy importante conocer la morfología y las caracter ísticas de tinción de las diferentes células sanguíneas
para diferenciarlas y clasificarlas.
La figura más destacada en el campo de las tinciones
biológicas fue Paul Ehrlich (1854-1915). Inventó una tinción triácida que permite diferenciar y clasificar los leucocitos en grupos, que todavía se utiliza mucho hoy en día.
Esta tinción se sustituyó por una tinción de eosina y azul
de metileno que ideó Dimitri Leonidovich Romanowsky
(1861-1921), y que posteriormente fue modificada
por médicos como Richard May (1863-1936), Gustav
Giemsa (1867-1948) y James Homer Wright (1871-1928).
En general, las tinciones que en general se conocen como
«tinciones de Romanowsky» tienen lapislázuli azul, que
reacciona con los grupos ácidos, incluyendo los ácidos
nucleicos y las proteínas del núcleo y el citoplasma, y
eosina Y, que tiene afinidad por los grupos básicos, en
especial los de hemoglobina. Cuando se utilizan en distintas especies aviarias, se observan ligeras variaciones
que pueden ser el resultado de una diversidad real entre
las especies o de variaciones simples en los materiales y
métodos que se utilizan para los distintos individuos o
entre los distintos laboratorios. En la tabla 3.5 se resumen las caracter ísticas morfológicas y de tinción de las
diferentes células sanguíneas de las aves.
Preparación de frotis de sangre
Método
Los frotis de sangre pueden hacerse poniendo una gota
de sangre fresca sin anticoagulante directamente desde
la punta de la jeringa, o también con sangre almacenada
en ácido etilendiaminotetraacético (EDTA) a las 2-3 h de
haberse obtenido. En hematología existen dos métodos
que se aceptan de forma general para preparar frotis
sanguíneos: la técnica de portaobjetos a portaobjetos y
la técnica de cubreobjetos a portaobjetos. El método más
popular entre los veterinarios especializados en aves es
la técnica de cubreobjetos a portaobjetos, ya que los eritrocitos del frotis generalmente se reducen al mínimo.
Técnica portaobjetos a portaobjetos
Es muy recomendable utilizar un portaobjetos esmerilado
en un extremo para escribir el número de identificación de
TABLA 3.5 Morfología y características de tinción de las distintas células sanguíneas
Célula sanguínea
Características morfológicas
Características de tinción
Eritrocitos
Células maduras
Células maduras
Tamaño mediano; forma ovalada, alargada; núcleo central ovalado,
alargado
Citoplasma: se tiñe uniformemente de color naranja
pálido a rosa rojizo. Núcleo: rojo violeta, condensado,
cromatina aglutinada
Células inmaduras
Células inmaduras
Más pequeñas que las células maduras; redondeadas o
semiovaladas; núcleos relativamente más grandes
Policromáticas; azul pálido a oscuro
Heterófilos
Tamaño mediano; forma redondeada; núcleo bilobulado
Citoplasma incoloro; con gránulos con forma de
bastón a cigarro, de color rojo ladrillo a azul pálido
Eosinófilos
Tamaño mediano; forma redondeada; núcleo bilobulado
Citoplasma de color azul pálido; gránulos redondeados
u ovalados, de color rojo ladrillo a azul pálido
Basófilos
Tamaño pequeño; forma redondeada; núcleo monolobulado
Citoplasma de color azul pálido; número variable de
gránulos pequeños, medianos y grandes, de color
violeta rojo oscuro
Linfocitos
Tamaño pequeño a mediano; normalmente, forma redondeada a
triangular; núcleo redondeado, grande, colocado centralmente;
en general, 25 citoplasma:72 núcleo; condensado grueso con
cromatina muy condensada
Citoplasma de color azul pálido
Monocitos
Tamaño grande; normalmente, forma redondeada; núcleo con forma
de riñón, colocado excéntricamente; en general, 75 citoplasma:25
núcleo; citoplasma con aspecto de lazo, con frecuencia con
vacuolas de tamaño mediano, cromatina muy condensada
Citoplasma de color azul pálido a gris pálido
Trombocitos
Pequeños; forma ovalada a rectangular; núcleo ovalado a
rectangular
Citoplasma de incoloro a azul pálido; vacuolas
grandes; cromatina de color violeta oscuro-rojo muy
condensada en el núcleo
Técnicas de laboratorio
la muestra utilizando un lápiz. Los portaobjetos limpios se
secan con un paño para lentes o una tela sin hilos. Se utiliza un tubo microcapilar abierto para retirar una pequeña
cantidad de sangre fresca sin anticoagulante directamente
de la punta de la jeringa o un tubo EDTA. Se coloca una
gota pequeña de sangre (2 μl) en un extremo del portaobjetos. Se selecciona un portaobjetos esparcidor y se coloca
frente a la gota de sangre formando un ángulo de aproximadamente 45 °. No es necesario decir que el portaobjetos
seleccionado no debe tener ninguna muesca. Para comprobarlo, pase el borde de extensión sobre el borde de
una uña del dedo. Mueva suavemente el portaobjetos de
extensión hacia atrás hasta tocar la gota de sangre y deje
que la gota discurra a lo largo del portaobjetos. Dirija el
portaobjetos suavemente hacia delante con un movimiento constante y firme para que el frotis sea uniforme
(fig. 3.53). Siempre es una buena práctica hacer dos frotis
de sangre de buena calidad.
●
49
Figura 3.54 Diagrama que ilustra la preparación de una muestra de
sangre utilizando la técnica de cubreobjetos a portaobjetos. Se coloca
el cubreobjetos sobre la gota de sangre. Se aplica una presión suave
hacia abajo. El portaobjetos y el cubreobjetos se mueven en sentidos
opuestos para hacer el frotis.
Técnica cubreobjetos a portaobjetos
La única diferencia importante entre este método y el
anterior consiste en los siguientes pasos. Coloque un
cubreobjetos rectangular grande sobre la gota de sangre.
Presione el cubreobjetos y deslícelo en direcciones opuestas con un movimiento continuo y firme para crear un
frotis uniforme (fig. 3.54).
Número de trombocitos contados
leucocitos
100
trombocitos 109 / I.
Recuento de trombocitos (109/l)
Estimación del fibrinógeno (g/l)
Método
Material y equipo
El recuento de trombocitos se realiza cuando se hace el
recuento diferencial de leucocitos. El número absoluto de
trombocitos de la muestra se calcula posteriormente utilizando la siguiente fórmula:
●
●
●
●
●
●
Un soporte para tubos microcapilares para baño
Mar ía.
Centr ífuga de microhematocrito.
Baño de agua a 56 1 °C.
Portador de tubos microcapilares.
Microscopio con lente de medición y escala de Vernier
por niveles.
Cronómetro.
© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Método
Tras medir el volumen extracelular, coloque los tubos
microcapilares en el soporte y sumérjalos en agua a 56 °C
durante 3 min. Asegúrese de que toda la columna de
plasma esté sumergida. Retire los capilares y centrifúguelos a 10.000 g durante 5 min. Colóquelos en el portador de
tubos microcapilares y, utilizando la lente de medida y la
escala Vernier del microscopio, realice las lecturas en el
límite superior e inferior de la capa proteica y en el límite
superior de la columna de plasma (fig. 3.55).
El fibrinógeno se estima utilizando la siguiente fórmula:
Figura 3.53 Diagrama que ilustra la preparación de un frotis de sangre
utilizando la técnica de portaobjetos a portaobjetos. Se mueve el
portaobjetos de extensión hacia atrás para tocar la gota de sangre
suavemente, permitiendo que se distribuya a través del borde del
portaobjetos. Se mueve hacia delante para hacer el frotis. Si se mueve
lentamente, la sangre discurre lentamente; si se mueve deprisa, la
sangre discurre deprisa.
B A
100 fibrinógeno (g/l).
C A
Nota: Es fundamental realizar esta prueba con muestras
recogidas en EDTA, puesto que la prueba se invalida si
las muestras se han almacenado en heparina o si tienen
coágulos.
50
●
CAPÍTULO 3:
Técnicas clínicas y diagnósticas
Cambios hematológicos
relacionados con la edad
Se han investigado los resultados hematológicos relacionados con la edad en pollos de avutarda kori (Ardeotis
kori) durante su crecimiento y desarrollo (fig. 3.56). Se
obtuvieron muestras de sangre de 16 pollos clínicamente
normales a intervalos de un mes. La décima muestra se
obtuvo cuando los animales tenían 15 meses de edad.
Eritrocitos
2.5
2
1012/l
Figura 3.55 A la izquierda, el diagrama muestra las distintas medidas
obtenidas para estimar el fibrinógeno; a la derecha, un portaobjetos
modificado para sujetar el tubo microcapilar durante la lectura.
1.5
1
0.5
0
1
2
3
4
5
6
7
8
9
10
Edad (meses)
Hematocrito
16
14
12
10
8
6
4
2
0
0.5
0.4
0.3
l/l
g/dl
Hb
(a)
0.2
0.1
0
1
2
3
(b)
4
5
6
7
8
9
10
1
2
3
4
5
6
Edad (meses)
Edad (meses)
Leucocitos
Fibrinógeno
20
3.5
15
2.5
7
8
9
10
(c)
g/dl
109/l
3
10
2
1.5
1
5
0.5
0
0
1
(d)
2
3
4
5
6
Edad (meses)
7
8
9
10
1
2
3
4
5
6
Edad (meses)
7
8
9
10
(e)
Figura 3.56 Resultados hematológicos relacionados con la edad en pollos de avutarda kori (Ardeotis kori). (a) El recuento de eritrocitos aumenta
de forma constante durante los primeros 4 meses de 1,28 0,06 1012/l al mes de edad, aumentando gradualmente hasta la edad de 4 meses
a 2,06 0,08 1012/l. Después de este momento, el recuento de eritrocitos permanece bastante constante. El valor del recuento de eritrocitos a
la edad de 12-15 meses fue de 2,08 0,06 1012/l. (b) El valor de la Hb sigue un patrón parecido al del recuento de eritrocitos con un valor de
7,5 0,2 g/dl a la edad de 1 mes, aumentando hasta 12,1 0,3 g/dl a los 4 meses de edad. Este valor permaneció muy constante hasta la edad
de 12 meses, cuando aumentó a 14,2 0,4 g/dl. (c) El valor del hematocrito continuó aumentando de forma constante desde 0,23 0,7l/l al mes
de edad, hasta 0,399 0,9l/l a los 5 meses de edad y permaneció bastante constante hasta la edad de 12-15 meses, cuando el valor aumentó
hasta 0,47 0,9l/l. (d) El recuento de leucocitos al mes de edad era de 8,78 0,45 109/l, aumentando hasta 15,6 0,7 109/l a los 7 meses
y disminuyendo después ligeramente hasta 14,5 0,5 109/l a los 9 meses de edad. (e) El valor del fibrinógeno fue de 1,76 0,18 g/l al mes de
edad aumentando de forma constante hasta 3,0 0,2 g/l a la edad de 7 meses. Nota: Modificado de Howlett JC, Samour JH, Bailey TA, Naldo JL
(1998) Age-related haematology changes in captive-reared kori bustards (Ardeotis kori). Comparative Haematology International 8: 26–30.
Cambios hematológicos relacionados con la edad
AGRADECIMIENTOS
Los autores quieren dar las gracias a los editores de Clinical Avian Medicine
(2006), Spix Publishing, por autorizarles a reproducir partes del capítulo
sobre la utilidad diagnóstica de la hematología.
●
51
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52
●
CAPÍTULO 3:
Técnicas clínicas y diagnósticas
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muestras recomendadas que deben obtenerse para las
diferentes pruebas bioquímicas.
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Bioquímica
Thomas A. Bailey
En este apartado se revisan las pruebas bioquímicas
que se utilizan habitualmente para evaluar la salud
de las aves. Los signos clínicos en las aves pueden ser
inespecíficos, y con frecuencia la exploración f ísica sólo
proporciona información limitada. Las pruebas bioquímicas de sangre son un componente fundamental del
laboratorio clínico necesario para el diagnóstico diferencial de muchas enfermedades. Interpretar lo que realmente significa una lista de valores bioquímicos de un
ave enferma puede ser confuso y, aunque los resultados
bioquímicos generalmente no son diagnósticos, pueden
ser útiles para descartar otros trastornos o indicar la gravedad de la patología orgánica (Fudge, 1997). Es dif ícil
relacionar los cambios de los valores bioquímicos con
la patología de los órganos, porque, con la excepción de
los estudios sobre palomas realizados por Lumeij (1987),
en las especies aviarias no domésticas se han realizado
pocas investigaciones bioquímicas detalladas sobre los
perfiles enzimáticos tisulares, los cambios relacionados
con la edad y los cambios tras las lesiones orgánicas
experimentales.
Rangos de referencia
bioquímicos normales
En el apéndice 3 se presentan los rangos bioquímicos
normales publicados de las enzimas sanguíneas, metabolitos, electrolitos y elementos traza de varias especies
de aves, jóvenes y adultos, sanas. Estos valores pueden
ser útiles para interpretar algunos resultados de laboratorio. Sin embargo, es importante que el lector sepa que
muchos de estos rangos «normales» derivan de estudios
únicos en grupos en cautividad, y en el caso de algunas
especies sólo ha participado un número pequeño de aves.
Los valores reales de la población sólo pueden determinarse a partir de muestras más grandes que representen
distintas dietas, climas, alojamientos, niveles de ejercicio y distintos grupos según el sexo y la edad (Merritt et
al., 1996). Desgraciadamente, estos estudios son escasos
y los veterinarios especializados en aves deben trabajar
con rangos derivados de pequeños grupos de aves.
Además de tener en cuenta el número de aves de las
que se obtuvieron muestras, para calcular un «rango
normal» los clínicos deben evaluar de forma cr ítica
qué estadísticas se utilizaron para analizar los datos.
Desgraciadamente, muchos rangos de referencia publicados se han deducido utilizando estadísticas inadecuadas.
Muchos datos bioquímicos no se ajustan a la distribución
gaussiana (normal) y son necesarias estadísticas no paramétricas para establecer los rangos de referencia (Lumeij,
1987; Lumeij et al., 1988a, 1988b). Los rangos de referencia se han establecido estadísticamente para producir un
intervalo de confianza del 95%. En el caso de los datos
distribuidos normalmente es un intervalo de confianza
del 95% de la media; en el caso de los datos que no se han
distribuido normalmente, el intervalo de confianza del
95% de la media es más adecuado. Esto significa que este
5% (es decir, una de 20) de las aves sanas tendrán valores
que estén fuera del rango de referencia «normal» dado.
Se recomienda al lector que consulte la bibliograf ía
para conocer mejor las teor ías y las dificultades para
establecer los rangos de referencia normales (Lumeij,
1987; Lumeij et al., 1988a, 1988b; Hochleithner, 1994).
Actualmente existen muchos libros sobre estadística que
son intelectualmente «digeribles» para los no estadísticos
(Petrie y Watson, 1999; Petrie y Sabin, 2000).
Perfiles enzimáticos
Obtención y almacenamiento
de muestras
Las técnicas para obtener sangre y el volumen de sangre
que puede obtenerse con seguridad ya se han analizado.
Aunque el anticoagulante de elección para la mayor ía
En la tabla 3.7 se revisan las causas del aumento de la
actividad enzimática y se resume la actividad tisular de
algunas enzimas en las aves. Esta tabla puede ser útil para
interpretar los cambios de las concentraciones plasmáticas
de enzimas que se observan en la práctica clínica.
El aumento de la actividad enzimática en el plasma se
relaciona con la filtración de enzimas desde las células
Perfiles enzimáticos
●
53
TABLA 3.6 Muestras de sangre recomendadas para pruebas bioquímicas en aves
Prueba
Plasma*
Suero
Ácido δ-aminolevulínico deshidratasa
√
√
Otros
Comentarios sobre la obtención de muestras
Ácido úrico
√
√
Ácidos biliares
√
√
Las aves deben estar en ayunas durante 12-24 h antes de obtener la
muestra
Alanina aminotransferasa (ALT)
√
√
La hemólisis causa aumento de la actividad
Amilasa
√
√
Aspartato aminotransferasa (AST)
√
√
Amoniaco
EDTA
Bicarbonato
√
Bilirrubina
√
√
Calcio
√
√
Las muestras deben analizarse inmediatamente después porque se libera
amoniaco por el catabolismo de muchas sustancias (p. ej., urea)
√
Los anticoagulantes que se ligan al calcio (p. ej., EDTA) producen valores
artificialmente bajos
√
Cinc
Cloro
√
Cobre
√
√
√
Colesterol
√
√
Creatina cinasa (CK)
√
√
Creatinina
√
√
Fosfatasa alcalina (FA)
√
√
Fósforo
√
√
Evitar la hemólisis. El citrato, oxalato y EDTA interfieren con el análisis
Glucosa
√
√
Analizar las muestras en 2 h para minimizar el efecto de la glucólisis que
realizan los eritrocitos
Glutamato deshidrogenasa (GLDH)
√
√
√
γ-glutamil transferasa (GGT)
Citrato y fluoruro inhiben la actividad de CK
EDTA
La heparina interfiere con los reactivos de la prueba y el citrato, oxalato y
fluoruro disminuyen artificialmente la actividad
Hierro
√
√
Evitar la hemólisis. Evitar el citrato, oxalato y EDTA porque se ligan al
hierro
Lactato deshidrogenasa (LDH)
√
√
La hemólisis produce aumento de la actividad
Magnesio
√
√
Potasio
√
√
Las concentraciones se elevan debido a la hemólisis. Separar las muestras
en unos minutos para que los resultados sean precisos. La hiperlipidemia y
la hiperproteinemia producen valores artificialmente bajos
Proteínas totales
√
√
El plasma contiene fibrinógeno y en las palomas la concentración total
de proteínas en el plasma es más alta que en el suero
Sodio
√
√
Triglicéridos
√
√
Urea
√
√
√
Selenio
La hiperlipidemia y la hiperproteinemia producen valores artificialmente
bajos
*
© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Plasma de tubos con heparina litio.
lesionadas (Lumeij, 1987; Lumeij et al., 1988a). El aumento
de las concentraciones plasmáticas de enzimas sólo
puede interpretarse si se conocen los perfiles enzimáticos de varios órganos de las especies que se están investigando, porque la distribución de las enzimas es muy
diferente entre los distintos órganos y especies animales.
Las caracter ísticas de la enzimología clínica de muchos
mamíferos se conocen bien, pero los estudios sobre
los patrones enzimáticos de los tejidos de las aves con
fines diagnósticos se limitan a algunas pocas especies
(Cornelius et al., 1958; Bogin e Israeli, 1976; Bogin et al.,
1976; Lumeij y Wolfswinkel, 1987; Lumeij et al., 1988a,
1988b; Bailey et al., 1999b).
Hay que observar que no todos los aumentos de la
actividad de las enzimas plasmáticas indican un proceso patológico, y los perfiles enzimáticos tisulares sólo
pueden servir como una guía tosca para interpretar la
actividad enzimática en el plasma. Por ejemplo, aunque
parece que la creatina-cinasa (CK) es un indicador específico y sensible de la lesión de las células musculares
tanto en los mamíferos (Chalmers y Barrett 1982) como
en las aves (Lumeij et al., 1988a, 1988b), se sabe que las
concentraciones de CK (y de lactato deshidrogenasa,
LDH) aumentan de forma espectacular en las avutardas
sanas cuando se las maneja (Bailey et al., 1997). Como
consecuencia, deben tenerse en cuenta los episodios anteriores de manejo cuando se interpretan las concentraciones plasmáticas de CK y de LDH. De forma parecida,
Dorrestein et al. (1986) produjeron lesiones musculares
en palomas inyectándoles doxiciclina en el músculo pectoral y observaron que había una buena relación entre
las concentraciones de CK y la gravedad de la lesión causada por la inyección. Cuando se sabe que a las aves se
les ha puesto recientemente una inyección intramuscular,
54
●
CAPÍTULO 3:
Técnicas clínicas y diagnósticas
TABLA 3.7 Actividad de las enzimas en los tejidos de las aves y causa del aumento en las especies de aves
Enzima
Actividad en los tejidos de las palomas* y las avutardas†
Causas de aumento en las especies de aves
ALT
Presente en la mayoría de los tejidos, incluidos el duodeno, el
páncreas, el hígado, el proventrículo, el corazón y el músculo
esquelético
Lesión celular inespecífica. Sólo aumenta raramente en los
trastornos hepáticos de las aves
AST
Presente en la mayoría de los tejidos, incluidos el hígado,
el corazón, el músculo esquelético, el cerebro, el riñón, el
duodeno y el páncreas. En las avutardas las concentraciones
más elevadas se observan en el proventrículo, el corazón y el
músculo esquelético
Principalmente en trastornos hepáticos (p. ej., hígado graso), del
corazón o los músculos.
Deficiencia de vitamina E/Se, inyecciones intramusculares.
La AST tiene una semivida más larga que la LDH y las
concentraciones permanecen elevadas durante algunos días
más una vez que desaparece la lesión celular
CK
Presente en la mayoría de los tejidos incluidos el duodeno,
el páncreas, el riñón, el hígado, el proventrículo, el músculo
esquelético, el músculo cardíaco y el cerebro
Lesión muscular, inyecciones intramusculares, neuropatías,
captura física, cirugía, deficiencia de vitamina E/Se, intoxicación
por plomo
FA
La mayoría en el duodeno, el riñón. Concentraciones bajas en
el hígado
Aumento de la actividad celular, no necesariamente lesión.
Mayor en los jóvenes. Se observa que aumenta durante la
puesta de huevos, en las fracturas, las neoplasias y la infección
GGT
Epitelio biliar y tubular renal
No es un indicador sensible de lesión hepatocelular
GLDH
Enzima mitocondrial en la mayoría de los tejidos. Hígado, riñón
y cerebro
Necrosis hepatocelular y hepatopatía grave
LDH
Presente en la mayoría de los tejidos incluidos el duodeno,
el páncreas, el músculo esquelético, el músculo cardíaco,
el hígado, el hueso, el riñón y las células sanguíneas. Las
concentraciones más elevadas en las avutardas se observan en
el proventrículo y los músculos cardíacos
Hemólisis y trastornos hepáticos (p. ej., hígado graso), el
corazón o los músculos, inyecciones intramusculares. Esta
enzima tiene una semivida corta y las concentraciones
disminuyen rápidamente tras la lesión del órgano
*
Lumeij 1987. †Bailey et al. 1999b.
Fuente: tomado y modificado de Hochleithner, 1994, Fudge, 1997, Lumeij, 1987, Bailey et al., 1999b.
debe interpretarse con cuidado el aumento de la actividad plasmática de CK, aspartato aminotransferasa (AST)
y LDH. En las tablas que acompañan al texto se analizan
otras causas de artefactos bioquímicas, que incluyen contaminación bacteriana de las muestras, sangre no separada, hemólisis y varios anticoagulantes.
Metabolitos y minerales
El análisis de los metabolitos en la sangre proporciona
información sobre la capacidad funcional de los órganos
que participan en diferentes rutas metabólicas. Los metabolitos que se miden habitualmente incluyen amoniaco
plasmático, ácidos biliares, fosfato inorgánico, urea y
ácido úrico. Los macrominerales (calcio, fósforo, potasio,
sodio y cloro) y los microminerales (magnesio, cinc, hierro, cobre y selenio) también tienen importantes funciones
metabólicas y son fundamentales para el mantenimiento,
el crecimiento y la reproducción. En las tablas 3.8 y 3.9
se resumen las causas de los cambios de las pruebas
metabólicas y de los electrólitos en las especies aviarias.
Una vez más, es necesario tener en cuenta las variaciones fisiológicas normales cuando se interpretan las concentraciones plasmáticas de los metabolitos. No todos
los aumentos indican un proceso patológico: por ejemplo, en las rapaces se produce un aumento posprandial
importante de las concentraciones plasmáticas de ácidos biliares, ácido úrico y urea (Lumeij y Remple, 1991,
1992). En las tablas que acompañan al texto se analizan
otras variaciones fisiológicas de las concentraciones de
los metabolitos. La deficiencia y el exceso de minerales
pueden causar enfermedades, por lo que, para evaluar
la salud del animal, suele ser necesario determinar el
estado de los minerales. El estado de los minerales puede
determinarse analizando el suero, el hueso, los tejidos
(p. ej., hígado) y los alimentos (Scheideler et al., 1994).
Hay que conocer los rangos de la concentración normal
de minerales en la sangre o los tejidos de los animales
sanos para determinar el estado de los minerales. Los oligoelementos, incluyendo el cobre, el manganeso, el selenio y el cinc, actúan como factores complementarios de
las enzimas y son necesarios en cantidades pequeñas en
la dieta (National Research Council, 1980, 1994). Los oligoelementos se han estudiado mucho en la sangre y los
tejidos de los animales domésticos de granja, como las
aves de corral, y evaluar la salud de las bandadas suele
implicar evaluar el estado de los minerales. Aunque la
obtención de muestras de sangre es una técnica práctica
y mínimamente invasiva para hacer la detección selectiva
en las aves no domésticas, se recomienda realizar más
estudios para relacionar las concentraciones tisulares
(p. ej., hígado) y sanguíneas. Por ejemplo, se considera
que las concentraciones hepáticas son el indicador más
fiable del estado del cobre en las especies domésticas
(Keen y Graham, 1989). En la tabla 3.10 se ofrece un
resumen de la fisiología y de los efectos en las especies
de aves de la intoxicación y de la deficiencia de algunos
minerales para los que se han publicado las concentraciones sanguíneas o tisulares en las aves.
Vitaminas
Las vitaminas se definen como componentes naturales
de los alimentos que se presentan en cantidades mínimas, son orgánicas y son esenciales para el metabolismo
normal y la salud (Brue, 1994). Si están limitadas en la
Vitaminas
●
55
© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
TABLA 3.8 Causas de los cambios en las pruebas metabólicas en las especies aviarias
Metabolito
Fisiología
Ácido
δ-aminolevulínico
deshidratasa
La ácido δ-aminolevulínico deshidratasa (ALAD) es
una enzima a la que afecta la presencia de metales
pesados. Las concentraciones sanguíneas de ALAD
disminuyen en la intoxicación por metales pesados
Causas de aumento
Causas de disminución
Ácido úrico
Producto principal del catabolismo del nitrógeno. Se
sintetiza en el hígado y en los túbulos renales y se
elimina por secreción en los túbulos renales. Cuando
las concentraciones plasmáticas de ácido úrico son
elevadas, se ha producido una lesión tubular importante.
Las aves que comen cereales tienen concentraciones
inferiores de ácido úrico que las aves carnívoras
Ovulación, aumento posprandial,
lesión renal inducida por
hipovitaminosis A, deshidratación,
infección renal, intoxicación
renal, hipervitaminosis A,
hipervitaminosis D3, fármacos
nefrotóxicos, gota (articular)
Ácidos biliares
Se sintetizan en el hígado a partir del colesterol y
actúan principalmente emulsionando las sustancias
en la digestión grasa y la absorción. Cuando se
ingieren alimentos, la bilis se transporta a través del
conducto biliar al intestino delgado. Alrededor del
90% de los ácidos biliares se reabsorben en el aparato
gastrointestinal y vuelven a través de la circulación
portal al hígado, donde se reciclan. Este es el «ciclo
enterohepático». Si la función hepática está alterada,
los ácidos biliares no se reabsorben adecuadamente,
y por lo tanto aumenta la cantidad de ácidos grasos
excretados que entran en la circulación. Se considera
que la medida de la concentración de ácidos biliares es
la prueba más sensible y específica para determinar la
disfunción hepática en las aves y los mamíferos
Disminución de la función
hepática (p. ej., enfermedad
del hígado graso), aumento
posprandial en algunas especies
Albúmina
La albúmina actúa principalmente como un regulador
de la presión osmótica y una proteína de transporte,
y generalmente comprende el 45-70% de las
proteínas séricas de las aves. Sólo puede calcularse
con precisión la cantidad de albúmina mediante
electroforesis y muchos de los valores que se presentan
en los apéndices se determinaron mediante ensayos
químicos húmedos y secos y por lo tanto no deben
considerarse unas medidas precisas de la albúmina.
Las concentraciones de albúmina deben evaluarse en
el contexto de la proporción albúmina:globulina
Amilasa
Se produce en el páncreas, el hígado y el intestino
delgado
El aumento se asocia a
pancreatitis aguda y enteritis
Amoniaco
La mayoría se absorbe del tubo digestivo, parte deriva
del catabolismo proteico en el músculo esquelético. En
las aves sanas, el amoniaco se convierte en ácido úrico
y urea en el hígado y las concentraciones sanguíneas
son bajas
Disminución de la función
hepática
Envenenamiento con amoniaco
Bilirrubina
En las aves, el pigmento biliar más abundante es
biliverdina, y la biliverdina no se convierte en bilirrubina.
Como consecuencia, en el suero de las aves sanas las
concentraciones son bajas o insignificantes
Trastorno hepático (raramente),
clamidofilosis
Calcio
El mayor componente del hueso. Participa en la
transmisión de los impulsos nerviosos, la permeabilidad
y la excitabilidad de las membranas, la activación de los
sistemas enzimáticos, la calcificación de la cáscara y
las contracciones uterinas antes de poner huevos. Las
concentraciones sanguíneas de calcio se relacionan
directamente con las concentraciones de albúmina.
En el suero de las aves, el calcio se encuentra en tres
fracciones, como la sal ionizada, como calcio ligado
a proteínas y como calcio complejo (Stanford, 2003).
El calcio ionizado es fisiológicamente activo, mientras
que el calcio ligado a proteínas es inactivo. Por tanto,
actualmente se considera que la medida del calcio
ionizado es el reflejo más preciso del estado del calcio
en los pacientes aviarios (Stanford, 2003).
Hiperproteinemia, exceso
de vitamina D en la dieta,
deshidratación, tumor óseo
osteolítico, gallinas en ovulación
Síndrome hipocalcémico
en algunos loros, en aves
jóvenes relacionado con la
edad, hipoalbuminemia
Colesterol
Es el lípido principal que es el precursor de las
hormonas esteroideas y los ácidos biliares. Se obtiene
a partir de proteínas animales y también se sintetiza en
el hígado
Hipotiroidismo
Hepatopatía, obstrucción del
conducto biliar, desnutrición,
dietas con gran contenido en
grasa, aterosclerosis
Hepatopatía aflatoxicosis,
dietas pobres en grasa,
endotoxemia por
Escherichia coli
Creatinina
Deriva del metabolismo de la creatina en el tejido
muscular y se excreta por los riñones. No proporciona
una evaluación precisa de la función renal de las aves
Lesión renal grave, peritonitis
por huevos, clamidofilosis,
traumatismo renal, fármacos
nefrotóxicos, alimentación con
dietas ricas en proteínas
Intoxicación por metales
pesados
Concentraciones menores
en las aves jóvenes.
Hepatopatía grave
Disminuye la síntesis debido
a hepatopatía crónica,
inflamación crónica;
las pérdidas aumentan
debido a trastornos
renales, parasitismo o
sobrehidratación
(Continúa)
56
●
CAPÍTULO 3:
Técnicas clínicas y diagnósticas
TABLA 3.8 Causas de los cambios en las pruebas metabólicas en las especies aviarias (cont.)
Metabolito
Fisiología
Causas de aumento
Causas de disminución
Glucosa
Es necesaria como fuente de energía y debe
mantenerse a concentraciones adecuadas en el
plasma. Las concentraciones sanguíneas se mantienen
por la conversión del glucógeno hepático. Toda la
glucosa del plasma se filtra desde la sangre a través de
los glomérulos renales y se reabsorbe en los túbulos
Es mayor en muchas aves
jóvenes, el ritmo circadiano,
aumenta tras la alimentación, el
estrés, diabetes mellitus
Disfunción hepática,
septicemia, aspergilosis,
neoplasia, anorexia
Fósforo
El fósforo inorgánico deriva de la dieta y es un
componente principal del hueso y también desempeña
una función en el almacenamiento, liberación
y transferencia de energía en el metabolismo
acidobásico. El aumento de fósforo es poco frecuente
en las aves
Lesión renal grave,
hipervitaminosis D,
hiperparatiroidismo nutricional
Hipovitaminosis D,
malabsorción, tratamiento
con glucocorticoides a largo
plazo
Proteínas totales
La mayoría de las proteínas plasmáticas se sintetizan
en el hígado (no inmunoglobulinas y hormonas
proteicas). Las proteínas son la base de la estructura
orgánica y tisular
Infecciones crónicas, trastornos
linfoproliferativos, deshidratación,
en las hembras normales aumenta
antes de poner huevos
Hepatopatía crónica,
malabsorción,
enfermedad consuntiva,
hemorragia, enteropatía,
parasitismo, nefropatías,
inanición, desnutrición,
sobrehidratación,
relacionado con la edad en
las aves jóvenes
Triglicéridos
Es la forma principal en que se almacenan los lípidos
y son una fuente importante de energía. Se sintetizan
en la mucosa intestinal y en el hígado a partir de
componentes de la digestión de las grasas
Peritonitis relacionada con los
huevos, hiperadrenocorticismo,
desnutrición de aves obesas
Urea
Se forma por la rotura de las proteínas en el hígado y
se excreta por filtración glomerular desde el riñón. Se
produce reabsorción tubular, que es dependiente del
estado de hidratación. En las aves deshidratadas se
absorbe urea; en las aves hidratadas la mayoría de la
urea filtrada se excreta
Deshidratación, obstrucción
uretral
Fuente: tomado y modificado de Hochleithner, 1994; Fudge, 1997; Harris, 2000.
TABLA 3.9 Causas de los cambios en las pruebas de electrólitos en las especies aviarias
Metabolito
Fisiología en las especies aviarias
Causas de aumento
Cloruro
Anión extracelular principal. Es un componente osmóticamente
activo del plasma. En las muestras de aves no suelen
observarse cambios
Deshidratación
Potasio
Sólo el 2% del potasio del organismo está en el líquido
extracelular, el 98% restante se mantiene dentro de las células
mediante la bomba de potasio
Lesión tisular grave
Insuficiencia renal
Trastornos adrenales
Acidosis
Deshidratación
Anemia hemolítica
Diarrea crónica
Tratamiento con diuréticos
Alcalosis
Sodio
Se encuentra en el líquido extracelular y es responsable de
determinar el volumen del líquido extracelular y la presión
osmótica
Envenenamiento por sales
Pérdida excesiva de agua
Disminución de la ingestión
de agua
Nefropatía
Diarrea
Sobrehidratación
Bicarbonato
Las alteraciones de bicarbonato son características del
equilibrio acidobásico
Aumento debido a acidosis
metabólica
Disminuye debido a la
alcalosis metabólica
Fuente: tomado y modificado de Hochleithner, 1994.
Causas de disminución
Equilibrio acidobásico
●
57
TABLA 3.10 Fisiología y efectos de la intoxicación y la deficiencia de algunos minerales en las especies aviarias
Elemento traza
Fisiología en las especies aviarias
Signos de intoxicación
Signos de deficiencia
Cobre
Es un componente de enzimas importantes y participa
en la hematopoyesis, así como en la absorción y
transferencia de hierro y en la síntesis de hemoglobina.
Las concentraciones séricas de cobre también son
útiles en los casos en los que se sospecha deficiencia,
ya que se considera que las concentraciones bajas son
diagnósticas. El rango normal de cobre en la sangre de
la mayoría de los animales sanos está entre 50 y
150 μg/dl, aunque las aves, los peces y los marsupiales
se caracterizan por concentraciones de cobre de la
mitad de estos valores (Keen y Graham, 1989). Las
concentraciones séricas publicadas de cobre en las
aves incluyen: avutarda kori 67,8-101 μg/dl, ratites 1528 μg/dl y amazona de la Española (Amazona ventralis)
6,5-18 μg/dl (Bailey et al., 2004; Angel, 1996; Osofsky
et al., 2000)
Mortalidad de los pollos,
erosión de la molleja y
anemia. Puede producir
deficiencia de selenio
Anemia, disminución de la pigmentación
de las alas, desmineralización
del hueso, trastornos cardíacos,
crecimiento anormal de las plumas, y
ataxia y parálisis en los pollos
Selenio
Fundamental para la actividad enzimática y otros
procesos bioquímicos. Un componente esencial de
la glutatión peroxidasa, que inhibe la formación de
peroxidasas
Mal rendimiento
reproductor, muerte
y deformidades
embrionarias
La deficiencia simultánea de selenio
y vitamina E produce trastornos
específicos de la deficiencia
Cinc
Fundamental para la actividad enzimática y otros
procesos bioquímicos. El método que más se utiliza
para evaluar el estado del cinc consiste en medir las
concentraciones plasmáticas (Keen y Graham, 1989).
Las concentraciones plasmáticas o séricas típicas de
cinc en la mayoría de las especies varían entre 50-150
μg/dl (Keen and Graham, 1989), mientras que el rango
normal del cinc en la amazona de la Española (Amazona
ventralis) es de 125-229 μg/dl (Osofsky et al., 2000)
Parálisis de las patas
y desmineralización
del hueso. Las
concentraciones
elevadas pueden
producir deficiencia de
selenio secundaria
Anomalías embrionarias y disminución
de la tasa de eclosión, descamación de
la piel, trastornos del desarrollo de las
plumas, trastornos de la reproducción,
acortamiento y engrosamiento de
los huesos largos y dilatación de las
articulaciones de los tarsos. Disminuye
la absorción de cinc cuando hay
concentraciones elevadas de calcio y
de citrato de fósforo en la dieta
Magnesio
Fundamental para los procesos fisiológicos normales,
como la respiración celular y la actividad enzimática, y
participa en la formación del hueso y de la cáscara de
los huevos
Alteración de la
calcificación del hueso
y mortalidad en las aves
jóvenes
Disminuye la tasa de eclosión,
mortalidad de los pollos y convulsiones
neuromusculares. La absorción de
magnesio disminuye cuando en la dieta
hay concentraciones elevadas de calcio
y fósforo
© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Fuente: tomado y modificado de Keen and Graham, 1989; Anderson et al., 2002; National Research Council, 1994; Friend and Franson, 1999.
dieta se producen síntomas de deficiencia específicos y
caracter ísticos. En la tabla 3.11 se ofrece un resumen de
la fisiología y los efectos de los cambios de las concentraciones de vitaminas en las aves.
El diagnóstico de las deficiencias de vitaminas en las
aves ha tendido a basarse en los signos clínicos y en la
respuesta a los suplementos. Sin embargo, ahora que
existen más pruebas para medir las concentraciones de
vitaminas en los tejidos y en la sangre es indudable que
mejorará la capacidad de los veterinarios para diagnosticar las deficiencias y proporcionar suplementos de forma
más racional. Las concentraciones plasmáticas de vitamina E se han medido en un amplio rango de especies
aviarias en cautividad (Gulland et al., 1988; Dierenfeld
1989; Schweigert et al., 1991; Dierenfeld y Traber, 1992;
Dierenfeld et al., 1993; Anderson et al., 2002), pero las
concentraciones en sangre de otras vitaminas no se conocen tanto. En el apéndice 3 se presentan las concentraciones sanguíneas de vitaminas en las especies de aves.
Equilibrio acidobásico
El diagnóstico de los trastornos acidobásicos y los desequilibrios de electrólitos en los seres humanos y muchos
animales domésticos están bien documentados, pero se
ha publicado poca información sobre las aves. La sangre
heparinizada venosa es la muestra que se utiliza con más
frecuencia para analizar los gases sanguíneos en las aves
y lo ideal es que la determinación se realice en la clínica
tan rápidamente como sea posible. El desarrollo de unidades portátiles y baratas, como el analizador sanguíneo
I-STAT (Abbott Laboratories), ha hecho que el análisis
de los gases sanguíneos sea más práctico para los clínicos. Se considera que los parámetros más adecuados para
evaluar el estado acidobásico es el pH y niveles de PCO2
y HCO3 (Martin, 1994). Es importante evaluar el equilibrio acidobásico en las aves enfermas para determinar el
tipo de solución más adecuado para la fluidoterapia. Por
ejemplo, la solución de lactato de Ringer es más adecuada
58
●
CAPÍTULO 3:
Técnicas clínicas y diagnósticas
TABLA 3.11 Resumen de la fisiología y los efectos de los cambios de las concentraciones de vitaminas
en las especies aviarias
Vitamina
Fisiología en las especies aviarias
Causas y efectos de los cambios
de las concentraciones de vitaminas
A
Vitamina liposoluble esencial para el crecimiento y la diferenciación
de los tejidos epiteliales, la formación de mucopolisacáridos, la
estabilidad de las membranas celulares, el crecimiento de los huesos
y la reproducción normal. También mejora el sistema inmunitario. Se
almacena en el hígado y puede actuar como un tóxico acumulativo.
Las deficiencias pueden estar causadas por insuficiencia de
grasa en la dieta, protección antioxidante insuficiente o trastornos
que interfieren con la digestión o la absorción de la grasa. Las
hepatopatías pueden reducir la capacidad de las aves para
almacenar vitamina A
Deficiencia: mortalidad y anomalías embrionarias;
sensibilidad a infecciones respiratorias; trastornos visuales;
metaplasia escamosa de las mucosas; hiperqueratosis;
disminución del tamaño de los testículos y de las
concentraciones de testosterona; depósitos de uratos en
los riñones y los uréteres; bloqueo de los huevos; huevos
mal formados
Intoxicación: anomalías óseas; fracturas espontáneas;
conjuntivitis; enteritis; disminución de la queratinización;
hemorragias internas; hígado y riñones grasos; deficiencias
secundarias de otras vitaminas liposolubles
D3
Vitamina liposoluble esencial para la absorción de calcio y como
consecuencia para la formación de hueso normal y de la cáscara
de los huevos. Se destruye por la radiación excesiva con luz
ultravioleta y oxidación en presencia de ácidos grasos que causan
enranciamiento. Existen dos formas de esta vitamina, ergocalciferol
(D2), un derivado de las plantas y colecalciferol (D3), que se produce
en el cuerpo de las aves. La vitamina D3 se sintetiza en la piel de las
aves expuesta a la luz ultravioleta y es 30-40 veces más potente que
la vitamina D2. Las aves que no tienen acceso a la luz ultravioleta
necesitan una fuente dietética de vitamina D3.
Deficiencia: huevos con la cáscara frágil y blanda;
anomalías y mortalidad embrionarias; osteopatías
metabólicas; debilidad de las patas; convulsiones;
fracturas óseas patológicas; plumas en mal estado. Puede
estar inducida por concentraciones elevadas en la dieta de
vitamina A o E
Intoxicación: disminución de la fertilidad; alteraciones
en la calidad de la cáscara de los huevos; calcificación
de los tejidos blandos; calcificación renal y arterial;
desmineralización ósea; atrofia muscular
E
Vitamina liposoluble que proporciona protección antioxidante natural
para las células, los ácidos grasos y otras vitaminas liposolubles.
Actuando junto con la vitamina E hay varias metaloenzimas que
incorporan manganeso, cinc, cobre, hierro o selenio. La glutatión
peroxidasa que contiene selenio es la más importante de estas
enzimas. Debido a que su actividad es parecida, el selenio y la
vitamina E tienden a tener un efecto de ahorro una sobre la otra.
La vitamina E actúa en varios sistemas metabólicos, incluyendo
la respiración celular, las reacciones de fosforilación normales, la
síntesis de ácido ascórbico y la síntesis de aminoácidos sulfurados.
También tiene efectos sobre la inmunidad aumentando la fagocitosis
y la producción de anticuerpos, así como estimulando la actividad
de los macrófagos y los linfocitos
Deficiencia: fertilidad baja; mortalidad embrionaria; tasa de
eclosión baja; inmunodepresión; degeneración testicular;
y anomalías clínicas específicas como encefalomalacia,
diátesis exudativa y miopatías musculares. Puede estar
predispuesto por giardiasis
Intoxicación: Hígado graso y hepatomegalia; plumas
cerosas. En concentraciones elevadas puede producir
signos de deficiencia secundaria de desmineralización
del hueso o fracaso de la coagulación sanguínea si las
vitaminas D3 y K son marginales
K
Vitamina liposoluble esencial para la coagulación sanguínea
normal. Procede de tres fuentes: plantas verdes, bacterias y
formas sintéticas. La síntesis microbiana en el aparato intestinal es
importante en la mayoría de las especies. Las necesidades de esta
vitamina varían según la magnitud a la que las distintas especies
utilizan la vitamina K sintetizada y también de si practican la
coprofagia. Se destruye por oxidación, condiciones alcalinas, ácidos
fuertes, la luz ultravioleta y algunos fármacos sulfurados. La vitamina
K también requiere la presencia de grasas y sales biliares en la dieta
para absorberse desde el intestino, por lo que la disminución de la
función pancreática y biliar puede alterar la absorción normal
Deficiencia: mortalidad embrionaria; hemorragias; anemia;
alteración del metabolismo óseo. Puede estar inducida por
concentraciones dietéticas elevadas de vitamina A o E o
por un tratamiento prolongado con antibióticos
Intoxicación: las concentraciones elevadas pueden causar
mortalidad de los pollos y anemia
B1
La tiamina es una vitamina hidrosoluble esencial para la actividad
enzimática y el control respiratorio celular y también participa en la
actividad nerviosa. Es frecuente en las plantas y en los alimentos
de origen animal pero generalmente a concentraciones bajas.
Varios compuestos de la naturaleza tienen actividad antitiamina, e
incluyen amprolio, que inhibe la absorción de tiamina en el intestino,
tiaminasas, que se encuentran en el pescado crudo, y antagonistas
de tiamina como el ácido tánico. La tiamina no se almacena en el
organismo durante mucho tiempo
Deficiencia: mortalidad embrionaria; parálisis muscular;
ataxia; convulsiones; signos neurológicos; atrofia de
órganos
Intoxicación: no se ha estudiado en las aves. Las
concentraciones elevadas en los mamíferos pueden
causar depresión del centro respiratorio y bloqueo de la
transmisión nerviosa
B2
La riboflavina es una vitamina hidrosoluble esencial para la actividad
enzimática, la utilización de hidratos de carbono, el metabolismo y la
respiración celulares, la formación de ácido úrico, la descomposición
de aminoácidos y el metabolismo de los fármacos. Se destruye
por la luz ultravioleta y las soluciones alcalinas. En el organismo se
almacena una cantidad muy pequeña de riboflavina y se excreta
rápidamente
Deficiencia: anomalías y mortalidad embrionarias;
mortalidad de los pollos; parálisis, dedos curvados y otros
trastornos neuromusculares; dermatitis; pigmentación
anormal de las plumas; extensión de las patas; hígado graso
Intoxicación: no se ha observado en las aves. Se cree que
la intoxicación no es un riesgo, debido a que no se absorbe
bien en el intestino
B6
La piridoxina es una vitamina hidrosoluble que participa en varios
sistemas enzimáticos como coenzima. Es necesaria en todas las
áreas de la utilización de aminoácidos, la síntesis de niacina y la
formación de anticuerpos. Se destruye por oxidación
Deficiencia: disminución de la tasa de eclosión; ataxia;
trastornos neuromusculares; perosis; hemorragias; erosión
de la molleja
Intoxicación: no se ha observado en las aves
B12
La cianocobalamina es un producto de la biosíntesis bacteriana y
por lo tanto debe obtenerse consumiendo una fuente de bacterias
o tejidos animales que acumulan la vitamina. Es un componente
fundamental de muchas rutas metabólicas y participa en la síntesis
de ácidos nucleicos y proteínas, así como de hidratos de carbono
y grasas. La mayoría de la vitamina B12 del organismo se encuentra
en el hígado, y existen almacenes secundarios en los músculos.
La vitamina B12 se almacena de forma eficaz, y tiene una semivida
biológica larga de 1 año en los seres humanos
Deficiencia: anomalías y mortalidad embrionarias;
mortalidad de los pollos; erosión de la molleja; defectos de
las plumas
Intoxicación: no se ha observado en las aves
Cambios bioquímicos relacionados con la edad
●
59
TABLA 3.11 Resumen de la fisiología y los efectos de los cambios de las concentraciones de vitaminas
en las especies aviarias (cont.)
Vitamina
Fisiología en las especies aviarias
Causas y efectos de los cambios
de las concentraciones de vitaminas
Biotina
Vitamina hidrosoluble que es una parte activa de cuatro enzimas
carboxilasa diferentes en el organismo que participan en el
metabolismo de la energía, la glucosa, los lípidos y algunos
aminoácidos. Se destruye por los ácidos y bases fuertes, los
agentes oxidantes y la proteína avidina de la albúmina de los huevos
crudos. La biotina está muy distribuida en los alimentos a bajas
concentraciones. La síntesis de biotina por la microflora intestinal
puede ser importante
Deficiencia: anomalías y mortalidad embrionarias; mal
crecimiento; dermatitis; perosis y anomalías de las patas;
síndrome de hígado-riñón grasos
Intoxicación: no se ha observado en las aves
Colina
Vitamina hidrosoluble que tiene cuatro funciones metabólicas
importantes: 1) como componente de los fosfolípidos y por lo tanto
para el mantenimiento de la integridad celular; 2) maduración de la
matriz cartilaginosa del hueso; 3) metabolismo de las grasas en el
hígado, y 4) acetilada para formar el neurotransmisor acetilcolina.
Aunque la mayoría de los animales sintetizan colina, los animales
jóvenes no pueden sintetizar una cantidad suficiente para cubrir sus
necesidades durante el crecimiento
Deficiencia: disminuye la tasa de eclosión; perosis
y dilatación de la articulación tibiotarsiana; esteatitis
hepática; síndrome del hígado graso
Intoxicación: no se ha observado en las aves
Ácido fólico
Vitamina hidrosoluble que participa en el metabolismo y la
bioconversión de los aminoácidos y en la síntesis de nucleótidos.
Interviene en la maduración de los eritrocitos, la producción de
leucocitos, el funcionamiento del sistema inmunitario, la formación
de ácido úrico. También es fundamental para el crecimiento normal.
Algunos fármacos sulfurados aumentan las necesidades de
ácido fólico. La deficiencia de cinc puede aumentar la absorción
de ácido fólico disminuyendo la actividad de las enzimas de la
mucosa que crean una forma absorbible de ácido fólico. Los
inhibidores enzimáticos están presentes en algunos alimentos como
el repollo, las naranjas, las judías y los guisantes
Deficiencia: anomalías y mortalidad embrionarias; perosis;
anemia macrocítica; plumas en mal estado; pérdida de la
pigmentación de las plumas
Intoxicación: no se ha observado en las aves
Niacina
Vitamina hidrosoluble que es un componente importante de las
coenzimas NAD y NADP, que participan en el metabolismo de los
hidratos de carbono, las grasas y las proteínas
Deficiencia: dermatitis; perosis; estomatitis; dilatación de
la articulación tibiotarsiana; anemia; trastornos digestivos;
debilidad muscular general
Intoxicación: plumas ásperas, rugosas y patas cortas y
dirigidas hacia delante en los pollos
C
No se ha demostrado que el ácido ascórbico sea un nutriente
necesario para la mayoría de las especies de aves. Se sintetiza
fácilmente en el hígado y los riñones de las aves pero la deficiencia
de vitamina A, E y biotina pueden inhibir su biosíntesis. El ácido
ascórbico participa en la síntesis de colágeno, es un antioxidante
excelente y puede regenerar la vitamina E
Deficiencia: los signos de deficiencia de vitamina C no se
han documentado en las aves
Ácido
pantoténico
Vitamina hidrosoluble que es un componente estructural de
la coenzima A, una de las coenzimas más importantes para el
metabolismo tisular. Participa en la biosíntesis y la degradación
de ácidos grasos, y en la formación de colesterol, triglicéridos,
fosfolípidos y hormonas esteroideas. Se destruye en el corazón, y
por los ácidos y las bases
Deficiencia: mortalidad embrionaria; dermatitis; perosis;
plumas en mal estado; falta de crecimiento; síndrome del
hígado-riñón grasos; ataxia; disminución del volumen del
semen y de la fertilidad
Intoxicación: no se ha observado en las aves
© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Fuente: adaptado de Anderson, 1995; Brue, 1994; McWhirter, 1994.
para las aves acidóticas, mientras que una solución de
suero salino con dextrosa al 5% es más adecuada para las
aves con alcalosis (McKinney, 2003). En el apéndice 3 se
ofrecen los valores de los gases sanguíneos de algunas
especies de aves. Se recomienda realizar más investigaciones para establecer los rangos de referencia y ofrecer
pautas de actuación interpretativas para las aves.
Cambios bioquímicos
relacionados con la edad
En las investigaciones en aves jóvenes de muchas especies, incluyendo psitácidas (Clubb et al., 1990; Joyner y
Duarte, 1994), cigüeñas (Montesinos et al., 1997) y avutardas (Bailey et al., 1998a, 1998b, 1999a), se ha observado
que se producen cambios de los valores bioquímicos
relacionados con la edad. Estos estudios han demostrado
que existen diferencias importantes en muchos valores
bioquímicos, incluyendo glucosa, proteínas totales, fosfatasa alcalina (FA), AST, LDH y calcio, entre las aves adultas y jóvenes sanas. El calcio, las proteínas totales y las
concentraciones de AST tienden a ser significativamente
inferiores en el plasma de las aves jóvenes si se compara
con los adultos. Las necesidades de proteínas (un componente fundamental de los tejidos) para el crecimiento
pueden explicar las concentraciones bajas circulantes en
las aves jóvenes. En las aves jóvenes se observan concentraciones plasmáticas elevadas de FA y se considera
que se asocian al crecimiento y desarrollo normales de
los huesos. Como ejemplo, en las figuras 3.57 y 3.58 se
muestran los cambios de las concentraciones plasmáticas
de calcio y FA en las avutardas kori en crecimiento.
60
●
CAPÍTULO 3:
Técnicas clínicas y diagnósticas
350
300
FA (U/i)
250
200
150
100
50
0
4a8
9 a 16
17 a 24
25 a 32
33 a 40
41 a 52
Adulto
De 41 a 52
Adulto
Edad (semanas)
Figura 3.57 Concentraciones plasmáticas de fosfatasa alcalina (U/i) en las avutardas kori.
Calcio (mmol/l)
3
2,5
2
1,5
1
0,5
0
De 4 a 8
De 9 a 16
De17 a 24
De 25 a 32
De 33 a 40
Edad (semanas)
Figura 3.58 Concentraciones plasmáticas de calcio (mmol/l) en avutardas kori.
Análisis de orina
Está indicado realizar un análisis de orina si se sospecha de una nefropatía. En muy pocas investigaciones
se han definido los parámetros normales de la orina
de las aves (Rosskopf et al., 1986; Halsema et al., 1988;
Huchzermeyer, 1998; Tschopp et al., 2007). En los estudios sobre enzimas tisulares se ha demostrado que los
tejidos renales aviarios contienen altas concentraciones
de glutamato deshidrogenasa (GLDH), γ-glutamil transferasa (GGT), fosfatasa alcalina (FA), CK, LDH, AST y
ALAT (Lumeij y Wolfswinkel, 1987, Lumeij et al., 1988a,
Bailey et al., 1999b). Se sabe que los mamíferos excretan
una gran cantidad de estas enzimas en la orina después
de sufrir una lesión renal (Keller, 1981) y el análisis bioquímico de la orina de las aves puede ser una prueba
diagnóstica útil y deber ía prestársele más atención que la
que ha recibido hasta ahora.
El problema principal en las aves es obtener muestras no contaminadas. Los avestruces son las únicas
aves que emiten orina de forma independiente de las
heces, lo que permite obtener muestras simples de orina
no contaminada con heces que contienen proteínas
(Huchzermeyer, 1998; Mushi et al., 2001). En condiciones experimentales se han obtenido muestras adecuadas
de palomas utilizando una cánula cloacal o de aves que
estaban en jaulas con el suelo de red, cuyas muestras se
han podido recoger en una hoja de plástico. En muchas
especies puede inducirse poliuria transitoria administrando agua en el buche a través de una sonda y, en
algunos grupos de aves, como las rapaces, la obtención
de orina en el entorno clínico es una técnica comparativamente sencilla (Tschopp et al., 2007). En los halcones,
la tullidura normal (salida de excremento del intestino y
del aparato urinario en las rapaces) consiste en un centro de color negro oscuro (heces) rodeado de una masa
de uratos blanca puramente caliza, a veces con un anillo más grande de orina clara. La parte líquida (orina) de
una tullidura fresca puede aspirarse fácilmente y centrifugarse, y el sobrenadante puede analizarse utilizando
una tira reactiva comercial o un analizador bioquímico
estándar. Tschopp et al. (2007) observaron un aumento
de las concentraciones de GGT y de proteínas totales en
los halcones enfermos si se comparaban con los halcones sanos (tabla 3.12). En el apéndice 3 se presentan los
valores de referencia del análisis de orina en los halcones sanos. A veces la única prueba de laboratorio de que
existe una enfermedad renal es la presencia de cilindros
y sedimento urinario, por lo que las muestras deben examinarse con cuidado buscando la presencia de estos.
Análisis de orina
●
61
TABLA 3.12 Análisis de orina en las especies aviarias
Parámetro
Fisiología normal
Causas de los cambios en las especies aviarias
Color y
consistencia
La orina generalmente es clara, excepto en las ratites y
las anseriformes, en las que la orina es opaca y turbia
El color de la orina puede cambiar tras la ingestión o la inyección
de vitaminas hidrosolubles (p. ej., vitamina B). La intoxicación por
plomo puede causar orina de color chocolate con leche y uratos.
Las hepatopatías graves (p. ej., virus de la enfermedad de Pacheco,
clamidofilosis, herpesvirus del halcón) pueden aumentar la secreción de
biliverdina, lo que produce una orina de color verde lima y uratos
Densidad
Varía dependiendo de la hidratación.
Se mide con un refractómetro. Los valores de 1,0051,020 se consideran normales
Cualquier trastorno caracterizado por poliuria y polidipsia.
El aumento de la pérdida de agua sin que aumente la pérdida de solutos
disminuye la densidad, y se produce en la fluidoterapia intravenosa,
el hipertiroidismo, las hepatopatías, las neoplasias hipofisarias y el
tratamiento con glucocorticoides
pH
La orina de la mayoría de las aves domésticas tiene
un pH entre 6-8. El pH se relaciona con la dieta:
los carnívoros tienden a tener la orina ácida y los
granívoros tienen la orina más alcalina
Se considera que las aves con un pH urinario inferior a 5 están
acidóticas
Proteínas
urinarias
En la orina de la mayoría de las aves pueden
detectarse trazas de proteínas, probablemente debido
a contaminación fecal
Se ha observado que, en las rapaces enfermas, las concentraciones de
proteínas en la orina se duplica (aspergilosis, trastornos parasitarios,
intoxicación por plomo, amiloidosis) si se comparan con las aves sanas
Glucosa
La orina de las aves normalmente no contiene
glucosa. En las aves normales pueden detectarse
concentraciones traza debido a contaminación fecal
Se ha observado que en las rapaces enfermas las concentraciones de
glucosa en la orina son superiores (aspergilosis, trastornos parasitarios,
intoxicación por plomo, amiloidosis) si se comparan con las aves sanas
Sangre
Puede diferenciarse la hematuria de la hemoglobinuria
con las tiras reactivas comerciales
La sangre en la orina puede originarse en la cloaca, o los aparatos
urinario, reproductor o digestivo. Debe tenerse en cuenta la dieta:
la mayoría de las rapaces tienen sangre en la orina debido a que se
alimentan con carne
GGT
Se ha demostrado que en los tejidos renales aviarios
muchas enzimas tienen mucha actividad, incluida la
GGT
En las rapaces enfermas se ha observado aumento de la concentración
de GGT en la orina (aspergilosis, trastornos parasitarios, intoxicación
por plomo, amiloidosis), mientras que en estas aves las concentraciones
séricas de GGT están dentro del rango normal. Es necesario realizar más
investigaciones sobre la importancia clínica de las enzimas en la orina
Cloruro
Las concentraciones de cloruro en la orina dependen
principalmente de la concentración de cloruro sódico
en los alimentos y también del estado de hidratación,
que está influido por factores climáticos
Existen muy pocos estudios sobre las concentraciones de cloruro en la
orina de las aves. Los resultados de los análisis de orina de avestruces
de granja sanos demostraron que los rangos de cloruro eran muy
superiores (hasta 400 veces mayores) que los valores en los halcones
Fuente: tomado y modificado de Hochleithner, 1994; Tschopp et al., 2007.
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Aspirados
Judith C. Howlett
Los aspirados pueden dar información útil que puede
ayudar al diagnóstico. Los ejemplos de las zonas de las
aves desde las cuales pueden obtenerse aspirados incluyen las articulaciones inflamadas (líquido sinovial) y
los exudados purulentos o trasudados de las cavidades
corporales.
Los aspirados no deben obtenerse hasta que el
paciente se haya evaluado completamente. Esto puede
implicar pruebas como radiograf ías. Obtener un aspirado puede ser arriesgado, porque generalmente implica
el uso de una aguja, y por lo tanto deben tomarse precauciones para minimizar el riesgo de lesionar más al ave.
A veces es posible comprobar el paso de una aguja para
aspiración utilizando la radiología u otras técnicas de
imagen. Sin embargo, generalmente la aspiración debe
realizarse «en ciego», y hay que tener mucho cuidado
(figs. 3.59-3.62).
El equipo para la aspiración de líquidos o material
semilíquido de una lesión en un ave consta esencialmente
Aspirados
Figura 3.59 El aspirado de las coanas o la orofaringe puede realizarse
en aves pequeñas, de tamaño mediano o grande utilizando una cánula
para lagrimal estéril unida a una jeringa. Los aspirados de estas zonas
son muy útiles para los estudios de protozoos.
●
63
Figura 3.61 Se está desinfectando la articulación tibiotarsiana antes
de obtener un aspirado de la articulación inflamada de una avutarda
hubara (Chlamydotis undulata).
Figura 3.62 Una aguja de calibre 25 unida a una jeringa de tuberculina
es ideal para los aspirados de las articulaciones.
© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Figura 3.60 Uso de un catéter para obtener un aspirado del buche de
una paloma doméstica (Columba livia).
de una jeringa y una aguja. A veces puede utilizarse
un Vacutainer, pero en general no se recomienda porque puede causar lesiones y la evacuación rápida del
líquido de una lesión puede tener efectos sistémicos. En
la mayor ía de los casos, el objetivo de la aspiración es
eliminar una pequeña cantidad de material para su estudio en el laboratorio. La aspiración total (p. ej., drenaje
de un quiste lleno de líquido) se realiza mejor después,
cuando ya se conoce la etiología probable y la topograf ía de la lesión. La elección del tamaño de la aguja y la
jeringa para la aspiración depende de varios factores,
que incluyen las preferencias individuales. Como regla
general, si se necesita una muestra pequeña debe utilizarse una jeringa pequeña (1 ml). La aguja debe ser tan
corta como sea posible, siempre que sea compatible con
la obtención de la muestra. Una aguja demasiado larga
puede dañar inadvertidamente otros tejidos, especialmente si el ave se mueve. El tamaño de la aguja necesario
es cuestionable. Una aguja de pequeño calibre producirá
menos lesión tisular y habrá menos peligro de derrame
una vez que la aguja se retire. Sin embargo, esto tiene dos
inconvenientes principales: 1) si el material que se va a
aspirar es semisólido o contiene agregados de material
sólido, puede bloquearse en la aguja o quizá no aspirarse, dando así un cuadro falso en el examen del laboratorio, y 2) cuando el material se aspira en la aguja (y
aún más cuando posteriormente se expulsa a través de
la aguja) existe el peligro, como en hematología, de que
las células se lisen y aparezcan artefactos. Con una aguja
de gran calibre ocurre lo contrario y, en mi opinión, generalmente es preferible. Como regla general, una aguja de
calibre 23-25 G suele ser adecuada para aspirar muestras
en las aves.
Los métodos de aspiración también var ían. Yo recomiendo introducir la aguja de forma decidida, pero
con cuidado, unos milímetros y después hacer presión
hacia atrás con el émbolo de la jeringa. Puede cambiarse
la dirección de la aguja hasta que se aspira el líquido u
otro material. Si esto fracasa, puede ser necesario retirar
la jeringa y la aguja y volver a insertarla en otra zona, o
quizá utilizar otra aguja de mayor calibre.
64
●
CAPÍTULO 3:
Técnicas clínicas y diagnósticas
Una vez que se obtiene un aspirado con la aguja,
hay que decidir cuál es la mejor forma de manipularlo.
Como en hematología, existen muchas opciones (frotis
para examinar las células, cultivos de bacterias u hongos,
pruebas bioquímicas y otras si la muestra es suficientemente grande, etc.). Se recomienda tener un diagrama de
flujo o un sistema de triaje.
Hay que recordar que, aunque parezca que la aspiración no ha tenido éxito, este no es necesariamente el
caso. La punta de la aguja o incluso los últimos milímetros pueden contener material de la lesión, por lo que si
parece que el aspirado no ha tenido éxito, también debe
utilizarse la aguja para las pruebas de laboratorio. Si se
considera que el cultivo bacteriológico es la prueba más
importante, puede utilizarse la punta de la aguja para
cultivar directamente en agar sangre u otro medio. Una
técnica preferible, no sólo para las investigaciones bacteriológicas, sino también para otras investigaciones, es
retirar la aguja e infundir un pequeño volumen (0,1 ml
como máximo) de suero salino estéril para lavar la punta
de la aguja y arrastrar el material que pueda haber. Esto
puede utilizarse para preparar un frotis sobre un portaobjetos o puede ponerse el líquido (idealmente mas las
células) en una pequeña ampolla para hacer pruebas.
Tras la aspiración, el paciente debe vigilarse con cuidado, en especial por si aparecen signos de derrame a
través del orificio hecho con la aguja, y puede ser necesario un tratamiento profiláctico adecuado (p. ej., antibióticos si se ha producido una lesión en una articulación o
en otra parte).
●
●
Hisopos cubiertos de arginato.
Cualquiera de las mencionadas antes diseñadas
específicamente para uso pediátrico o para obtener
muestras de orificios estrechos (p. ej., hisopos
nasofar íngeos).
Hisopos
Christudas Silvanose
El término «hisopo» implica el uso de una parte específica del equipo para recoger la muestra (figs. 3.63 y 3.64).
También pueden utilizarse otras técnicas (p. ej., lavado,
cepillado y raspado), que se analizarán más adelante en
el epígrafe «Biopsias».
Los hisopos pueden realizarse con varias finalidades,
que incluyen bacteriología, micología, virología, micoplasmología y citología.
Hay que tener en cuenta dos puntos importantes
cuando se obtiene una muestra con un hisopo:
●
●
Figura 3.63 Obtención de una muestra de la cloaca con un hisopo de
un halcón sacre (Falco cherrug) anestesiado con isoflurano.
El tipo de hisopo que se utiliza.
El área del que se va a obtener la muestra.
El tipo de hisopo puede influir mucho en los resultados,
así como en la determinación que se va a realizar. Existen
muchos tipos de hisopos, aunque la mayor ía constan
esencialmente de una varilla de madera o de metal (p. ej.,
aluminio) y una punta de algodón aunque puede haber
muchas variantes. En la práctica aviaria los hisopos que
más suelen utilizarse son:
●
●
Hisopos con una bola de algodón seco.
Hisopos con una bola de algodón con un medio de
transporte (p. ej. medio de transporte de Stuart).
Figura 3.64 Las muestras de la orofaringe pueden obtenerse de forma
relativamente fácil con un hisopo en un sisón moñirrojo (Eupodotis
ruficrista).
Aparato gastrointestinal inferior
●
65
TABLA 3.13 Protocolo para la obtención, el transporte y el procesamiento de muestras para investigaciones de virus
Muestra
Investigación
Hisopos para orofaringe, cloaca, coana, nariz,
conjuntiva, hígado y pulmón
Microscopia
directa
Cultivo
Transporte
Medio/método
Microscopia electrónica
Embalaje de transporte para virus
Cellmatics™ (Difco), a 2-10°C
Cultivo de huevos embrionados,
cultivo celular
Nota: Las pruebas de identificación incluyen microscopia electrónica, hemaglutinación, hemadsorción, cambios citopáticos y reacción antígeno-anticuerpos.
Todas las nombradas antes tienen algunas ventajas. En la
mayor ía de los casos son adecuados los hisopos de algodón seco, especialmente si se va a tomar la muestra de
una lesión extensa (v. más adelante) y es probable que
se coloque en una placa o se procese rápidamente en la
clínica. A veces la eficacia de los hisopos secos a la hora
de obtener microorganismos y de su supervivencia superior aumenta si se introduce primero en suero salino. Los
hisopos en un medio de transporte se prefieren cuando
las muestras no se van a examinar inmediatamente y
especialmente cuando puede ser dif ícil almacenarlas
de forma adecuada (p. ej., en los trabajos de campo en
los países donde no están disponibles la refrigeración
u otros medios). De nuevo, existen muchos tipos de
medios de transporte, y cada uno tiene sus caracter ísticas específicas, pero en general puede asumirse que
el medio de transporte de Stuart es satisfactorio para el
almacenamiento de muchos tipos de bacterias durante
per íodos considerables de tiempo. También existen
medios de transporte para finalidades más específicas,
como el transporte cuando se sospecha la existencia de
virus o micoplasmas. Incluso si se utiliza un medio
de transporte, hay que tener cuidado para almacenar y
transportar las muestras con cuidado (tabla 3.13). Deben
manejarse con suavidad (no deben dejarse caer ni agitarse) y, en general, es mejor mantenerlas a temperatura de refrigeración normal (4 °C) hasta que puedan
procesarse.
Obtención de hisopos
microbiológicos
Vías respiratorias superiores
Se recomienda obtener muestras si un ave presenta
alguno de los siguientes signos:
●
●
●
●
Faringitis.
Tos.
Estornudos.
Halitosis.
Hay que obtener una muestra con un hisopo de todas las
lesiones orales evidentes, y por otro lado de los orificios
nasales.
Método
El pico puede abrirse manualmente con los dedos o colocando una venda de gasa en la parte superior e inferior
del pico. En algunas aves con un pico fuerte, como las
psitácidas, puede utilizarse un espéculo oral de metal o
una toalla a modo de mordaza suave.
Las descargas nasales no son necesariamente buenas
muestras, aunque la descarga se asocie a infección de las
vías respiratorias superiores. (El examen microscópico
puede demostrar que la descarga está llena de bacterias.) Las muestras que se obtienen con hisopos oculares
o conjuntivales no siempre son útiles clínicamente. Los
signos oculares de las infecciones de las vías respiratorias superiores suelen estar causados por Chlamydophila o
Mycoplasma spp.; hay que obtener muestras de las coanas.
Un método no invasivo para obtener muestras de los
senos consiste en instilar suero salino normal estéril en
las narinas. Se deja que el suero salino penetre a través
de los senos y que drene a través de las aberturas de las
coanas. Se toma la muestra con el hisopo de esta zona tal
como se ha descrito antes.
© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Para que los resultados de laboratorio sean consistentes,
es importante evitar errores, que incluyen:
●
●
●
●
●
●
Obtener la muestra de un sitio incorrecto.
Muestras no diagnósticas.
Contaminación del hisopo por factores del entorno
(p. ej., tocar accidentalmente el hisopo).
Obtener muestras durante un tratamiento con
antibióticos.
Utilizar materiales inadecuados, incluyendo un medio
de transporte incorrecto, etc.
Contacto con inhibidores químicos (es decir,
desinfectantes).
En la tabla 3.14 se resumen los distintos protocolos recomendados para la obtención, el transporte y el procesamiento de las muestras.
En la tabla 3.15 se ofrece información sobre los
antibiogramas.
Aparato gastrointestinal
inferior
Es mejor obtener muestras de heces muy frescas para su
cultivo; la obtención de muestras con hisopo de la cloaca
puede ser una alternativa. Es posible que no represente el
aparato gastrointestinal inferior, ya que la cloaca puede
estar seca y relativamente carente de bacterias. El hisopo
debe insertarse después de haber hecho un lavado con
suero salino estéril o con una solución de Ringer; esto
puede ayudar a la inserción además de recuperar microorganismos. Con respecto al tamaño del hisopo, puede
ser mejor utilizar un hisopo «pequeño» como un hisopo
«ENT» para los pacientes diminutos.
66
●
CAPÍTULO 3:
Técnicas clínicas y diagnósticas
TABLA 3.14 Protocolos para la obtención, el transporte y el procesamiento de muestras
Muestra
Prueba
Transporte
Medio/método
Microscopia
directa
Contenedor estéril a 4 -10°C
Frotis con hidróxido de potasio al 10% o una preparación de
lactofenol azul de anilina (KOH) en agar Sabouraud, agar para
dermatofitos
Cultivo
Medio de Stuart
Hisopo con suero salino
Contenedor estéril a 4-10°C
Microscopia
directa
Contenedor estéril a 4-10°C
Frotis con una preparación de KOH al 10% para tejidos blandos y
KOH al 20% para tejidos duros
Cultivo
Medio de Stuart
Contenedor estéril a 4-10 °C
Agar de Sabouraud para hongos
Agar para levaduras-mohos para Candida spp.
Agar con infusión de cerebro-corazón para Histoplasma
capsulatum y Coccidioides immitis
Microscopia
directa
Hisopo con suero salino a
4-10 °C
Frotis con lactofenol y azul de anilina o una preparación con suero
salino normal
Frotis con preparación de tinta china para Cryptococcus neoformans
Cultivo
Medio de Stuart
Hisopo con suero salino a
4-10 °C
Agar de Sabouraud para hongos
Agar para levaduras-mohos para Candida spp.
Agar con infusión de cerebro-corazón para Histoplasma
capsulatum y Coccidioides immitis
Microscopia
directa
Contenedor estéril a 4-10 °C
Frotis con una preparación de KOH al 20%
Cultivo
Contenedor estéril a 4-10 °C
Agar de Sabouraud, agar para dermatofitos
Microscopia
directa
Contenedor estéril a 4-10 °C
Frotis con lactofenol y azul de anilina o preparación de suero salino
normal
Cultivo
Medio de Stuart
Contenedor estéril a 4-10 °C
Agar de Sabouraud para hongos
Cultivo en agar para levaduras-mohos para Candida spp.
Agar con infusión de cerebro-corazón para Histoplasma
capsulatum y Coccidioides immitis
Microscopia
directa
Hisopo con suero salino
Contenedor estéril a 4-10 °C
Frotis con KOH al 10% o lactofenol y azul de anilina o preparación
en suero salino normal
Cultivo
Medio de Stuart
Hisopo con suero salino
Contenedor estéril a 4-10 °C
Agar de Sabouraud para hongos
Cultivo en agar para levaduras-mohos para Candida spp.
Agar con infusión de cerebro-corazón para Histoplasma
capsulatum y Coccidioides immitis
Cultivo
Contenedor estéril a 4-10 °C
Agar de Sabouraud o agar de Czapek
Placas Air-settled a 4-10 °C
Agar de Sabouraud o agar de Czapek
Microscopia
directa
Suero salino normal
a 20-30 °C
Frotis con una preparación de suero salino normal para trofozoítos
Frotis con yoduro de Lugol o una solución de yoduro de Dobell y
O’Connor para quistes de Amoeba
Incubación con dicromato potásico para ovoquistes de Coccidia
Cultivo
Suero salino normal
a 20-30 °C
Medio de Balamuth para Amoeba spp.
Medio de Unipath o Clausen para Trichomonas spp.
Microscopia
directa
Suero salino normal
a 20-30 °C
Frotis con una preparación de suero salino normal para trofozoítos
Frotis con yoduro de Lugol o solución de yoduro de Dobell y
O’Connor para quistes de Amoeba
Cultivo
Suero salino normal
a 20-30 °C
Medio de Balamuth para Amoeba spp.
Medio de Unipath o Clausen para Trichomonas spp.
Cultivo celular o cultivos en huevos embrionados para Toxoplasma
gondii
Microscopia
directa
EDTA u oxalato doble
Frotis con tinción de May-Grünwald-Giemsa
Cultivo
ACD o CPD
Medio de NNN o Tobie o Wenyon para Trypanosoma spp.
Caldo con suero, eritrocitos, sales inorgánicas, aminoácidos y
varios factores de crecimiento para Plasmodium spp.
Cultivos celulares o de huevos embrionados para Toxoplasma gondii
Microscopia
directa
Frotis fijado
con llama
Frotis teñido con Gram
Microscopia fluorescente para Chlamydophila spp.
Técnica de tinción de Ziehl-Neelsen para Mycobacterium spp.
Mycobacterium
spp.
Cultivo aéreo
Medio de carbón de
Amies a 4-10 °C
Medio de Loewenstein-Jensen
Agar sangre y agar MacConkey o EMB
Cultivo anaerobio
Medio de carbón de Amies
RCM, agar para Clostridium y agar sangre con incubación anaerobia
Cultivo para
Chlamydophila
Medio de Spencer y
Johnson a 4-10 °C
Cultivo celular
PRUEBAS MICOLÓGICAS
Raspado cutáneo
Tejidos
Hisopos
Plumas
Líquido aspirado,
lavado bronquial
Hígado, pulmón, otros
órganos e intestino
Alimento para animales
DETECCIÓN DEL ENTORNO
Cultivo
PRUEBAS PARA PROTOZOOS
Heces y obtención de
muestras con hisopo
de la cloaca
Obtención de muestras
con hisopo de la
orofaringe y las coanas
Sangre
PRUEBAS BACTERIOLÓGICAS
Líquido aspirado y
lavado bronquial
Aparato gastrointestinal inferior
●
67
TABLA 3.14 Protocolos para la obtención, el transporte y el procesamiento de muestras (cont.)
Muestra
Hisopo
Prueba
Transporte
Medio/método
Cultivo para
Mycoplasma
Caldo PPLO o caldo con soja
tripticasa con suero bovino,
2SP y de ternero a 4-10 °C
Medio para Mycoplasma
Cultivo para
Haemophilus spp.
Medio de carbón de Amies
a 20-25 °C
Agar chocolate con factor X, Y e incubación con dióxido de
carbono al 10%
Microscopia
directa
Hisopo con suero salino
Frotis fijado con llama
Frotis teñido con Gram
Microscopia fluorescente para Chlamydophila spp.
Técnica de tinción de Ziehl-Neelsen para Mycobacterium spp.
Cultivo aerobio
Medio de carbón de Amies
a 4-10 °C
Medio de Loewenstein-Jensen
Agar sangre y agar MacConkey o EMB
Cultivo anaerobio
Medio de carbón de Amies
RCM, agar Clostridium y agar sangre con incubación anaerobia
Cultivo para
Chlamydophila
Medio de Spencer y
Johnson a 4-10 °C
Cultivo celular
Cultivo para
Mycoplasma
Caldo PPLO o caldo con soja
tripticasa con suero bovino,
2SP y de ternero, a 4-10 °C
Medio para Mycoplasma
Cultivo para
Haemophilus spp.
Medio de carbón de Amies
a 20-25 °C
Agar chocolate con factor X, Y e incubación con dióxido de
carbono al 10%
Campylobacter
spp.
Medio de transporte de
Cary-Blair a 4-10° C
Medio selectivo para Campylobacter o medio selectivo de Butzler
APW y TCBS para Vibrio spp.
Incubación para Campylobacter
Microscopia
directa
Hisopo con suero salino
Frotis fijado con llama
Frotis teñido con Gram
Microscopia fluorescente para Chlamydophila spp.
Técnica de tinción de Ziehl-Neelsen para Mycobacterium spp.
Cultivo aerobio
Medio de carbón de Amies
Medio de Loewenstein-Jensen
Agar sangre y agar MacConkey o EMB
Cultivo anaerobio
Medio de carbón de Amies
RCM, agar para Clostridium y agar sangre con incubación anaerobia
Cultivo para
Chlamydophila
Medio de Spencer y
Johnson a 4-10 °C
Cultivo celular
Cultivo para
Mycoplasma
Caldo de PPLO o caldo con
soja tripticasa con suero
bovino, 2SP y de ternero a
4-10 °C
Medio para Mycoplasma
Cultivo para
Haemophilus spp.
Medio de carbón de Amies
Agar chocolate con factor X, Y e incubación con dióxido de
carbono al 10%
Campylobacter
spp.
Medio de transporte de
Cary-Blair
Medio selectivo para Campylobacter o medio selectivo de Butzler
APW y TCBS para Vibrio spp.
Incubación para Campylobacter
Cultivo aerobio
Medio de carbón de Amies
Agar sangre y agar MacConkey o EMB
Cultivo anaerobio
Medio de carbón de Amies
RCM, agar para Clostridium y agar sangre con incubación anaerobia
Microscopia
directa
Contenedor estéril
Frotis fijado con llama
Frotis teñido con Gram
Microscopia fluorescente para Chlamydophila spp.
Cultivo aerobio
Medio de carbón de Amies
Agar sangre o agar MacConkey o EMB
Cultivo anaerobio
Medio de carbón de Amies
RCM, agar para Clostridium y agar sangre con incubación anaerobia
Cultivo para
Chlamydophila
Medio de Spencer y
Johnson a 4-10 °C
Cultivo celular
Cultivo para
Mycoplasma
Caldo de PPLO o caldo con
soja tripticasa con suero
bovino, 2SP y de ternero
Medio para Mycoplasma
Cultivo aerobio
Medio de carbón de Amies
Agar sangre y agar MacConkey o EMB
Cultivo anaerobio
Medio de carbón de Amies
RCM, agar para Clostridium y agar sangre con incubación
anaerobia
Cultivo aerobio
Medio de carbón de Amies
a 4-10 °C
Agar sangre y agar MacConkey o EMB
Cultivo anaerobio
Medio de carbón de Amies
RCM, agar para Clostridium y agar sangre con incubación anaerobia
Mycobacterium
spp.
Muestras post mortem:
hígado, pulmón y otros
órganos
Mycobacterium
spp.
Hisopo de la cáscara
de los huevos
© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Contenido de huevos
infértiles
Alimentos de los
animales
Hisopo de huevos
incubados y
eclosionados
PPLO, microorganismos de tipo pleuroneumonía.
Las pruebas de identificación de Candida/levaduras incluyen pruebas de tubo germinal, API 20 C Aux, prueba MUAG Candi y Uni-Yeast-Tek.
Las pruebas de identificación de bacterias incluyen el índice del perfil analítico (API), agar hierro de Kligler (KIA), agar reacciones/triple hierro dulce (TSI),
actividad de citocromo oxidasa, catalasa, coagulasa/estafilasa, y aglutinación con antisuero específico.
68
●
CAPÍTULO 3:
Técnicas clínicas y diagnósticas
TABLA 3.15 Antibiogramas
Antibióticos
Concentración
Aislados
Amoxicilina
25 μg
Todas las bacterias gramnegativas y positivas patógenas
Amoxicilina-ácido clavulánico
30 μg
Todas las bacterias gramnegativas y positivas patógenas
Ampicilina
10 μg
Bacterias patógenas grampositivas
Ampicilina
30 μg
Bacterias patógenas gramnegativas
Carbenicilina
100 μg
Pseudomonas spp. y otros patógenos gramnegativos
Cloranfenicol
10 μg
Bacterias patógenas gramnegativas
Cloranfenicol
30 μg
Bacterias patógenas gramnegativas
Enrofloxacino
25 μg
Todas las bacterias gramnegativas y positivas patógenas
Eritromicina
15 μg
Todas las bacterias grampositivas patógenas
Gentamicina
10 μg
Todas las bacterias gramnegativas y positivas patógenas
Piperacilina
100 μg
Pseudomonas spp. y otros patógenos gramnegativos
Penicilina-G
1 unidad
Bacterias patógenas grampositivas
Penicilina-G
2 unidades
Bacterias patógenas gramnegativas
Sulfametoxazol
25 μg
Todas las bacterias gramnegativas y grampositivas patógenas
Sulfonamida
300 μg
Pseudomonas spp. y otros patógenos gramnegativos
Tetraciclina
30 μg
Todas las bacterias gramnegativas y grampositivas patógenas
Ticarcilina
75 μg
Pseudomonas spp. y otros patógenos gramnegativos
Los antibiogramas incluyen agar en medio-nutriente, agar de Mueller-Hinton, agar sangre, difusión de discos de Method-Kirbey-Bauer, técnica de
meteseleno y técnica de dilución de caldo.
LECTURAS COMPLEMENTARIAS
Fudge AM (1996) Avian microbiology. In: Rosskopf WJ Jr, Woerpel RW
(eds) Diseases of Cage and Aviary Birds, 3rd edn, pp. 795–806. Williams &
Wilkins, Baltimore.
Gaskin JM (1988) Microbiologic techniques in avian medicine. In: Jacobson
ER, Kollias GV Jr (eds) Contemporary Issues in Small Animal Practice,
pp. 159–175. Churchill Livingstone, New York.
Koneman EW, Allen SD, Janda WM et al. (1992) Introduction to microbiology
part 1: the role of the microbiology laboratory in the diagnosis of
infectious diseases. Guidelines to practice and management. In: Color
Atlas and Textbook of Diagnostic Microbiology, 4th edn. pp. 1–46. JB
Lippincott, Philadelphia.
Koneman EW, Allen SD, Janda WM et al. (1992) Diagnosis of infections
caused by viruses, Chlamydophila, Rickettsia and related organisms. In:
Color Atlas and Textbook of Diagnostic Microbiology, 4th edn, JB Lippincott,
Philadelphia, pp. 966–1048.
Van Cutsem J, Rochette F (1991) Diagnostic methods. In: Van Cutsem J,
Rochette F (eds) Mycoses in Domestic Animals, pp. 23–43. Janssen Research
Foundation, Beerse, Belgium.
la boca del ave y el esófago hasta el buche. La sonda
debe pasar libremente sin resistencia para evitar cualquier lesión f ísica del esófago o el buche. Para que la
sonda pase mejor es útil mantener al ave con la cabeza
y el cuello extendidos y rectos durante la intervención;
generalmente puede palparse f ísicamente la sonda en el
esófago para comprobar que está en el lugar correcto. El
contenido del buche puede aspirarse suavemente con
una jeringa estéril unida al otro extremo de la sonda.
Hay que tener cuidado para no hacer demasiada presión porque podr ía dañarse la mucosa del buche.
Puede hacerse un lavado del buche, infundiendo el
buche con una pequeña cantidad de suero salino estéril al 0,9% y aspirando inmediatamente el líquido para
su examen citológico utilizando la técnica mencionada
antes.
Lavado de los sacos aéreos
Lavado del buche
y los sacos aéreos
Judith C. Howlett
Lavado del buche
El examen del aspirado del buche puede estar indicado en las aves con antecedentes de vómitos, regurgitación excesiva u otras anomalías del buche. Se realiza
insertando cuidadosamente una sonda de plástico o de
caucho con el extremo redondeado, estéril, a través de
Campbell (1995) describe ejemplos de lavado como técnicas de aspiración en las que se infunde una pequeña
cantidad de suero salino estéril al 0,9% en una zona e inmediatamente vuelve a aspirarse intentando obtener una
muestra citológica de zonas donde es dif ícil obtener muestras o que proporcionan un campo celular pequeño. Por
ejemplo, pueden hacerse lavados de la tráquea en las aves
si se sospecha que tienen graves trastornos de las vías respiratorias superiores. La infusión puede realizarse con el
paciente anestesiado o no anestesiado pero bien controlado. Se inserta un catéter de plástico lo suficientemente
pequeño para entrar en la tráquea a través de la glotis
abierta (hay que tener cuidado para que la punta no se
contamine en la cavidad oral). En las aves más grandes,
Examen de las plumas
el catéter de plástico puede introducirse a través de una
sonda endotraqueal estéril insertada. La sonda se introduce a nivel de la entrada torácica cerca de la siringe. Si el
ave está consciente puede picar la sonda y se puede utilizar un espéculo oral. El ave debe sujetarse horizontalmente y se infunde rápidamente una pequeña cantidad
de suero salino estéril (1-2 ml/kg) en la zona y se vuelve
a aspirar inmediatamente para obtener la muestra.
Pueden utilizarse técnicas parecidas para obtenerse
muestras citológicas de las vías respiratorias inferiores,
que pueden ser útiles para el diagnóstico de clamidofilosis, aspergilosis o bacterias que causan infecciones de
los sacos aéreos. También pueden obtenerse muestras
citológicas de los sacos aéreos si se está realizando una
endoscopia al ave.
●
69
Sólo se une a los músculos en algunos lugares, pero está
muy unido al esqueleto (p. ej., patas y cráneo). Como en
los mamíferos, consta de tres capas: la epidermis, la dermis
(que contiene el tejido conjuntivo, vasos sanguíneos, terminaciones nerviosas, folículos de las plumas y los músculos
erectores de las plumas) y el subcutis (que contiene grasa).
El subcutis y la dermis no contienen muchas fibras elásticas
y por lo tanto no son elásticos y se desgarran fácilmente.
Se realizan raspados cutáneos para determinar si
existen infecciones fúngicas o parasitarias (ácaros) de
las capas superficiales de la piel (v. el apartado sobre
ectoparásitos). Deben obtenerse muestras de las zonas
sospechosas, pero deben evitarse las áreas de la piel gravemente traumatizadas.
Realizar raspados cutáneos
BIBLIOGRAFÍA
Campbell TW (1995) Avian Hematology and Cytology, pp. 47–69, 2nd edn. Iowa
State University Press, Ames, IA.
Raspados superficiales
●
LECTURAS COMPLEMENTARIAS
●
Fudge AM (1996) Avian cytology. In: Rosskopf WJ Jr, Woerpel RW (eds)
Diseases of Cage and Aviary Birds, 3rd edn, pp. 806–820. Williams &
Wilkins, Baltimore.
●
Raspados más profundos (algunos ácaros viven
en el subcutis)
Ectoparásitos
●
Judith C. Howlett
●
Los artrópodos que se encuentran con más frecuencia y
que afectan a la piel y las plumas de las aves son los ácaros,
pero también pueden observarse piojos, pulgas, garrapatas y moscas. Los síntomas pueden incluir lesión y pérdida
del plumaje, irritación cutánea, prurito, etc. Algunos de los
más frecuentes se detallan en la tabla 3.16. Los métodos
para determinar si existen ectoparásitos se analizan más
adelante en el apartado «Raspados cutáneos y plumaje».
LECTURAS COMPLEMENTARIAS
Arends JJ (1997) External parasites and poultry pests. In: Calnek BW (ed.)
Diseases of Poultry, 10th edn, pp. 785–813. Mosby–Wolfe, London.
Coles BH (1985) Avian Medicine and Surgery, pp. 240–242. Blackwell Science,
Oxford.
© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Humedecer la piel con una bola de algodón
empapada en aceite mineral.
Tensar la piel entre el dedo índice y el pulgar.
La piel puede rasparse suavemente con la hoja de un
bistur í roma, incluyendo raspados del borde de la
lesión.
Greve JH (1996) Parasites of the skin. In: Rosskopf WJ Jr, Woerpel RW (eds)
Diseases of Cage and Aviary Birds, 3rd edn, pp. 423–426. Williams &
Wilkins, Baltimore.
Malley AD, Whitbread TJ (1996) The integument. In: Beynon PH, Forbes NA,
Harcourt-Brown NH (eds) Manual of Raptors, Pigeons and Waterfowl,
pp. 129–139. British Small Animal Veterinary Association, Cheltenham.
Raspados cutáneos
y plumaje
Judith C. Howlett
El tegumento de las especies aviarias generalmente es
mucho más fino y más delicado que el de los mamíferos.
●
Humedecer la zona de la que se va a hacer el raspado
con un poco de hidróxido de potasio (KOH) al 10%
Tensar la piel entre el dedo índice y el pulgar
Raspar suavemente (recordar que la piel de las aves
es bastante delicada) la lesión hasta que aparecen
puntitos de sangre.
En ambos casos, el material recogido se transfiere a un
portaobjetos de cristal y se cubre con un cubreobjetos (o
se pone en un contenedor adecuado). Cuanto más material haya en el portaobjetos, más dif ícil será la identificación. Calentarlo levemente ayuda a que el KOH limpie la
queratina y los restos para que pueda hacerse una búsqueda sistemática de los parásitos y las esporas de hongos. El KOH ayuda a «limpiar» el parásito, haciendo sus
caracter ísticas más identificables. El portaobjetos puede
examinarse bajo el microscopio con baja potencia; como
alternativa, el raspado cutáneo puede colocarse en una
placa de Petri con etanol al 70%.
Examen de las plumas
La identificación de ectoparásitos puede ser dif ícil, y el
examen clínico detallado puede fracasar y no confirmar
la presencia de ectoparásitos. Puede ser necesario recoger plumas y/o muestras de las raíces de las plumas
para investigar si hay artrópodos como ácaros.
Las plumas o las raíces de las plumas se colocan en
hidróxido de sodio al 10% en un contenedor con el fondo
en forma de V, como un contenedor Universal de 30 ml;
se mantiene a 37 °C toda la noche. El examen microscópico del sedimento debe revelar ectoparásitos o partes
corporales contra material poco diferenciable. Como
70
●
CAPÍTULO 3:
Técnicas clínicas y diagnósticas
TABLA 3.16 Ectoparásitos artrópodos
Orden
Descripción
Especie
Síntomas
Identificación
Piojos (malófaga)
Piojos mordedores o
masticadores
Columbicola columbae: piojo
delgado
Menopon latum: piojo de cuerpo
grande
Menacanthus
Orificios de alfiler en las
plumas y bordes irregulares,
irritación cutánea
Pueden encontrarse piojos
o huevos en las plumas;
con frecuencia pueden
observarse reptando
alejándose de las aves
anestesiadas
Ceratophyllus gallinae
Echidnophaga gallinacea
Irritación, inquietud, no suelen
verse
Se encuentran huevos
o larvas en las zonas de
anidamiento
Irritación, otras enfermedades
Identificación del parásito
Pulgas
Garrapatas
Argasidae
Garrapatas blandas
En los casos graves en las
aves pequeñas muerte debido
a la pérdida de sangre
Ixodidae
Garrapatas duras
Ácaros
Ácaros rojos o de las
perchas
Dermanyssus spp.
Irritación cutánea y lesión
de las plumas. En los casos
graves la pérdida de sangre
puede causar anemia intensa
e incluso la muerte del
huésped
Pueden observarse por la
noche cuando se alimentan;
ponen huevos en el ave.
Hay que comprobar las
jaulas/nidos durante el día
Ácaros de las aves de
corral
Ornithonyssus spp.
Como arriba
La forma adulta es grande,
cuando se alimentan son
de color rojo brillante y
pueden verse a simple vista;
permanecen en el huésped
permanentemente
Ácaros de los cañones
Syringophilus spp.
Irritación cutánea y lesión/
putrefacción de las plumas.
Viven en el interior del eje
de las plumas y son difíciles
de ver
Pueden verse con un
microscopio a 40
Ácaros excavadores
Ácaros desplumadores
Ácaros de las escamas
de las patas
Knemidocoptes spp.
Irritación cutánea y lesión de
las plumas. Viven en la piel
y en la base de los cañones.
Producen lesiones en panal:
pueden producir lesiones
con costras graves en las
patas y los pies debido a las
excavaciones
Raspados cutáneos
Ácaros de la cosecha
Trombicula spp.
Pueden producir ampollas
alrededor del punto por el que
los ácaros se unen a la piel
Ácaros de la sarna
Myialges spp.
Dermatitis pruriginosa,
hiperqueratosis, formación de
costras y de caspa
Causan irritación y pueden
transmitir parásitos de la sangre
(p. ej., Haemoproteus spp.).
Puede causar pérdida de sangre
en las aves pequeñas
Moscas parásitas planas que
se quedan en el plumaje
Insectos dípteros,
hematófagos
(Hippoboscidae)
Mosquitos
(Culicidae)
Hemiptera spp.
Raspados cutáneos
Picaduras, también transmiten
parásitos de la sangre y
avipoxvirus en los países
templados
Zancudas
(Simulidae)
Transmiten la infección por
Leucocytozoon spp.
Moscas de la carne
(Tachinidae)
Las atraen las heridas abiertas
alternativa, las plumas afectadas pueden colocarse en
etanol al 70% y examinarse a bajos aumentos.
Cuando las plumas y las raíces se colocan en un sobre
de plástico precintado durante al menos 24 h, los parásitos tienden a migrar desde las plumas y se quedan
atrapados en los pliegues del sobre. Los ectoparásitos
pueden examinarse a través del plástico con microscopia
a bajos aumentos.
Miasis
Deben examinarse las raíces de las plumas, porque
algunas especies de ácaros viven en el eje de las plumas.
Para examinar los ácaros de los cañones, puede cortarse
el eje longitudinalmente y colocarse en etanol al 70%, y
se examina como se ha indicado arriba. Una exploración
más completa de la piel y de la cavidad pulposa de las
plumas incluye lo siguiente (v. información más detallada en el siguiente apartado sobre biopsias).
Biopsias
●
●
Piel: la citología, el cultivo y la biopsia de la piel
están indicadas en los casos de dermatitis. Frotis de
impresiones: inflamación, neoplasias, bacterias y
hongos.
Cavidad pulposa de las plumas: citología de la
cavidad pulposa para bacterias y hongos, y frotis para
procesos inflamatorios dentro de la pulpa.
LECTURAS COMPLEMENTARIAS
Coles BH (1985) Avian Medicine and Surgery. Blackwell Science, Oxford.
Fisher M (1995) Elementary mycology and parasitology. In: Lane DR, Cooper
B (eds) Veterinary Nursing, pp. 333–355. Elsevier Science, Oxford.
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British Small Animal Veterinary Association, Cheltenham.
●
71
Biopsias
Judith C. Howlett
La obtención de biopsias es una parte cada vez más
importante de la medicina diagnóstica en las aves. En
este apartado, el término «obtención de biopsias» no
sólo se aplica a la escisión quirúrgica o la eliminación
mediante punción o perforación de un trozo de tejido,
sino también para la obtención de muestras exfoliadas
mediante cepillado, lavado, raspado o frotis de impresión (preparaciones mediante toques).
Pueden realizarse biopsias de un amplio rango de
órganos y tejidos de las aves, y en la tabla 3.17 se ofrece
una lista de ellos. También se proporciona información
sobre las técnicas de biopsia.
Cuando las biopsias implican obtenerlas de un tejido
sensible, es necesario anestesiar al ave o utilizar anestesia local (con precaución). Es necesario planificar y
decidir con cuidado el sitio de la biopsia. Con frecuencia se necesita la ayuda de otras técnicas, como la radiología o la ecograf ía, para decidir el lugar adecuado para
obtener la muestra. La biopsia debe ser lo bastante profunda para proporcionar información importante para
el patólogo, pero no tan profunda que, por ejemplo, se
© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
TABLA 3.17 Zonas y técnicas de biopsia en las aves
Órgano/tejido
Técnicas
Comentarios
Piel, incluyendo los folículos
de las alas
Escisión quirúrgica o biopsia mediante
punción cutánea. Aguja de biopsia.
Raspado. Las plumas arrancadas
pueden proporcionar números
pequeños de células
Evitar la desinfección preoperatoria intensiva, que puede afectar a la
biopsia. Puede ser necesario el tratamiento postoperatorio de la herida
de biopsia
Exfoliativa
Especialmente útil si la lesión está ulcerada
Músculo y grasa (externos)
Escisión quirúrgica. Biopsia con aguja
La hemorragia suele ser intensa, pero raramente tiene consecuencias
Cavidad oral y cloaca
Escisión quirúrgica. Exfoliativa
Algunas lesiones (p. ej., papilomas cloacales) sangran abundantemente.
La escisión electroquirúrgica o la criocirugía minimizan la hemorragia,
pero pueden dañar la biopsia
Aparato gastrointestinal
superior
Pinzas de biopsia. Endoscopio flexible
(a veces rígido). Exfoliativa
Evitar la sobreinflación del estómago con aire: se arruga la muestra
Tubo intestinal inferior (colon
y recto)
Pinzas de biopsia. Endoscopio flexible
o rígido. Exfoliativa
Riñón
Endoscopio rígido
Aparato reproductor de la
hembra (oviducto)
Pinzas de biopsia. Endoscopio rígido
flexible. Exfoliativa
Abordaje por la cloaca o mediante laparoscopia
Aparato reproductor del
macho (testículos)
Escisión quirúrgica o biopsia con
aguja. Pinzas de biopsia. Exfoliativa
Abordaje interno de los testículos mediante laparoscopia
Aparato respiratorio
(pulmones)
Pinzas de biopsia. Endoscopio rígido
Abordaje generalmente a través de la tráquea. Puede ser necesario
administrar más aire en las aves a través de los sacos aéreos abdominales.
Abordaje laparoscópico o intercostal en las palomas
Aparato respiratorio (sacos
aéreos de las aves)
Pinzas de biopsia. Biopsia con aguja.
Escisión quirúrgica. Exfoliativa
Abordaje mediante laparoscopia
Hígado
Biopsia con aguja (succión). Biopsia
por punción
Las hemorragias pueden ser un problema
Hueso
Biopsia con aguja. Punción ósea
(trefina). Escisión quirúrgica
Las punciones óseas son caras
Exfoliativa obtención mediante cepillado, lavado u obtención de frotis de impresión (preparaciones mediante toques).
72
●
CAPÍTULO 3:
Técnicas clínicas y diagnósticas
TABLA 3.18 Manejo y procesamiento de las biopsias de las aves
Tipo de biopsia
Técnicas
Comentarios
Escisión quirúrgica (total) o
incisión (eliminación parcial)
Preparaciones mediante toques (improntas) sobre
portaobjetos de cristal, después: 1) la mitad en suero salino
tamponado con formol (BFS) al 10% u otro fijador para
histopatología y/o microscopia electrónica, y 2) la mitad se
mantiene en fresco para microbiología y otras técnicas
La elección del fijador depende de las
técnicas que van a realizarse. Puede
ser necesario ablandar el material muy
queratinizado (p. ej., de los reptiles) antes de
procesarlo histológicamente
Biopsia cutánea por punción
Como se ha indicado arriba
Como se ha indicado arriba, puede utilizarse
para cuerno después de la perforación
Pinzas de biopsia
Las muestras de biopsia se retiran de las pinzas utilizando
una aguja de calibre 23 y se colocan en un paño para
lentes humedecido con suero salino estéril. Las biopsias
seleccionadas pueden entonces enviarse en fresco para
microbiología o (todavía envueltas en el paño para lentes),
fijarse en BFS al 10% o en otro fijador
Estas muestras son pequeñas, se dañan
fácilmente y se pierden con facilidad. Deben
contarse, tratarse con rapidez, mantenerse
húmedas y no tocarse si no es necesario.
Se recomienda unir las muestras a trozos de
pepino
Biopsia con aguja
Se lavan con suero salino estéril o un fijador en el paño para
lentes humedecido y después se procesan como se ha
indicado arriba
La muestra es pequeña, a veces muy friable
y se pierde fácilmente
Biopsia por punción ósea
Como se ha indicado arriba
Generalmente es necesaria la
descalcificación
perfore la pared de un órgano. El centro de una lesión
puede proporcionar relativamente poca información porque, por ejemplo, puede contener principalmente material necrosado o ulcerado. En este caso, debe obtenerse
la biopsia de la periferia. Sin embargo, generalmente las
biopsias de las neoplasias deben obtenerse de las proximidades del centro de la lesión, porque, si la biopsia es
demasiado superficial, sólo se recoge el tejido conjuntivo
circundante. Por otro lado, el centro de un tumor puede
estar necrosado. Cuando se obtiene una biopsia, el objetivo es obtener tejido suficiente y de buena calidad para
hacer un diagnóstico o para evaluar la evolución de una
lesión patológica. El material irrelevante, como coágulos
de sangre y restos, puede dar lugar a errores.
Las muestras deben manejarse y procesarse correctamente. Hay que tener un cuidado especial cuando se
obtiene la biopsia si es necesario que el material esté fresco,
por ejemplo para microbiología, pruebas bioquímicas o clínicas, así como para fijarlo para microscopia óptica o electrónica. En estos casos debe considerarse recoger varias
muestras. También es aconsejable preparar un frotis de
impresión de una muestra antes de fijarla. En la tabla 3.18
se sugiere un abordaje para el manejo y el procesamiento.
Obtener muestras de biopsias puede ser peligroso. Las
aves pueden autolesionarse, ya que puede perforarse un
órgano o un tejido, producirse una hemorragia, puede
haber una infección mayor o más células neoplásicas o
puede que la lesión tisular produzca cambios crónicos.
El ave debe evaluarse con cuidado antes y debe vigilarse
después de obtener las muestras.
●
La citología puede proporcionar un diagnóstico por sí
misma o puede ser un suplemento/complemento a otro
que se ha hecho utilizando otros métodos.
La clave del éxito de la investigación citológica es la
obtención de muestras precisas y la preparación del
tejido (Pinches, 2005a, 2005b, 2005c). Como en hematología (que es en sí misma una forma de citología), el
requisito previo esencial es una monocapa (Hawkey y
Dennett, 1989). Una analogía útil es un huevo, donde la
yema es el núcleo y la clara el citoplasma. En las preparaciones citológicas las células deben ser como un huevo
frito, bien extendido y fino.
Obtención y procesamiento
de muestras
Las muestras de las aves para su examen citológico pueden dividirse en principio en:
●
●
Citología
John E. Cooper, Christudas Silvanose
La citología es el estudio de las células y tiene funciones
importantes en medicina aviaria:
●
Es por sí misma una técnica rápida y barata que
puede utilizarse en la clínica y en el campo (Latimer
et al., 1988; Campbell, 1993, 1995; Harrison y
Campbell, 1994; Corr et al., 2002).
Como un complemento de otras disciplinas, especialmente la histopatología y también la bacteriología y la
parasitología (Cooper, 1994; Rosenthal et al., 2004).
●
●
Líquidos, como exudados serosos de derrames
peritoneales, que se obtienen mejor mediante jeringa/
aguja y después se extienden en un portaobjetos de
forma parecida a la sangre.
Sólidos, como la superficies de corte de un tumor o un
granuloma, que se obtienen mejor in situ o después
de eliminarse (Cooper, 1994) como impresiones
(«preparaciones mediante toques» o muestras de
impresión), después de haber reducido la cantidad de
sangre de la superficie del corte mediante coagulación
en papel de filtro.
Muestras de la orofaringe, la tráquea, los orificios
nasales y la cloaca, que se obtienen mediante hisopo
estéril y se extienden sobre un portaobjetos.
Muestras de lavado, que requieren citocentrifugación
para aumentar la celularidad del frotis.
Puntos generales
●
73
TABLA 3.19 Algunas técnicas de tinción en hematología aviaria
Tinción
Uso
Comentarios
Tinciones de Romanowsky, por ejemplo:
Giemsa, de Wright, Wright-Giemsa, MayGrünwald-Giemsa
Todos los tipos celulares incluida la sangre.
También tiñe microorganismos como
hemoparásitos y Chlamydophila
Es mejor secarla al aire. Resultados variables
dependiendo del tipo de tinción y de la habilidad
del técnico. Las preparaciones teñidas conservan el
color si se mantienen en la oscuridad
Tinciones rápidas comerciales, por ejemplo,
Diff-Quik®, Rapid Diff®, Hemacolor®,
Aviacolor®
La mayoría de los tipos celulares, pero
especialmente la sangre y la médula ósea
No es necesaria la fijación. Rápida: puede
examinarse en unos minutos. Las preparaciones
teñidas tienden a decolorarse
De Gram
Bacterias. Mielina
Técnica estándar
Ziehl-Neelsen (Z-N)
Mycobacterium spp. Otros microorganismos
acidobásicos, como Cryptosporidium
Z-N modificada (de Macchiavello) detecta
Chlamydophila y algunos micoplasmas
Sudán III o aceite rojo
Detección de grasa (lípidos)
Útil porque en las secciones histológicas la grasa se
ha eliminado y por lo tanto no se puede demostrar
directamente
Nuevo azul de metileno
Hifas de hongos, fibrina, determinadas
bacterias
Puede combinarse con otras tinciones, como eosina
Tinción limpia (eosina y azul de metileno)
Células en general y otras estructuras
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TABLA 3.20 Categorías de las estructuras
Célula/estructura
Comentarios
Células del huésped normales
Puede observarse un aumento del número (p. ej., hiperplasia linfoide del bazo, proliferación del epitelio) o
estar presentes en zonas anormales (p. ej., infiltración heterófila del hígado)
Células del huésped anormales
Puede indicar una patología, pero también pueden ser artefactos debido a que las muestras se han obtenido,
transportado o procesado de forma incorrecta
Células del huésped patológicas
Las células patológicas del huésped pueden mostrar cambios individuales discretos (p. ej., degeneración,
vacuolización, metaplasia, neoplasia) o ser parte de un patrón en el que participan diferentes tipos de células.
El tamaño de las células puede ser importante (se miden con una gratícula y se comparan con células
de tamaño conocido, p. ej., eritrocitos). Las células gigantes y los cuerpos de inclusión pueden ser una
característica
Células extrínsecas
Hay células que no derivan del huésped (paciente) pero pueden ser importantes para el diagnóstico (p. ej.,
parásitos, material inhalado, cuerpos extraños)
Contaminantes
Hay que tener cuidado con las plantas y otros contaminantes, especialmente cuando se trabaja en el campo,
donde se obtienen o se procesan varias muestras al mismo tiempo, puede producirse transporte de células
Siempre deben obtenerse al menos dos preparaciones,
preferiblemente más, aunque no todas se tiñan y se examinen. Es mucho mejor tener preparaciones sobrantes
que basarse sólo en una mezcla y tener dudas sobre si
enviarla a un colega para pedir una segunda opinión y
correr el riesgo de que se pierda o se rompa.
Puede ser necesario o deseable fijar la muestra, o no,
dependiendo de la técnica de tinción que se va a utilizar.
Si existen dudas, si la muestra se va a procesar en 24 h
debe secarse al aire, pero hay que estar preparado porque esto puede causar crenación de las células. Pueden
utilizarse varias tinciones (tabla 3.19).
La microscopia puede revelar estructuras de cinco
categor ías principales (tabla 3.20).
Las preparaciones sin teñir también pueden ser útiles.
En las preparaciones húmedas pueden observarse, por
ejemplo, células ciliadas del huésped o parásitos, y en un
frotis sin teñir puede observarse grasa (adipocitos) o cristales de colesterol.
Para detectar los cambios patológicos importantes
puede ser necesario examinar muchos campos y pueden
participar varios tipos celulares, e incluyen:
●
●
Inflamación aguda.
Inflamación crónica.
●
●
Proliferación no maligna.
Proliferación maligna (neoplasia).
Las respuestas inflamatorias (aguda y crónica) y neoplásica a veces son confusas. En la tabla 3.21 se ofrecen algunos ejemplos y la forma de diferenciarlas.
Puntos generales
●
●
Siempre hay que intentar cuantificar la celularidad.
Recordar que algunas células, por ejemplo epiteliales,
son más exfoliativas que otras, por ejemplo
fibroblastos. Por lo tanto, el número de células puede
variar dependiendo de qué tipo sean
Hay que registrar todos los datos, aun cuando en ese
momento parezcan irrelevantes.
Aunque la interpretación se basa principalmente en
la anamnesis clínica/post mortem junto con el análisis de los hallazgos citológicos, es vital comparar esto
último con los resultados de otras investigaciones, por
ejemplo, microbiología, hematología, bioquímica clínica y, posiblemente, histopatología y microscopia
electrónica.
74
●
CAPÍTULO 3:
Técnicas clínicas y diagnósticas
TABLA 3.21 Tipo de respuesta citológica
Respuesta
Tipo de célula
Importancia/comentarios
Inflamatoria
Heterófilos (normales)
Inflamación aguda
Neoplásica
Heterófilos (degenerados)
Infección, generalmente bacteriana
Heterófilos mixtos, linfocitos, etc.
Infección crónica o subaguda
Macrófagos en abundancia (algunas células gigantes)
Reacciones a hongos, Mycobacterium y
cuerpos extraños
Características generales: poblaciones de células similares con diferencias
individuales, incluida la proporción nuclear:citoplásmica variable, núcleos y
nucléolos prominentes, a veces núcleos anormales/múltiples. Aumento del
índice mitótico
Células fusiformes que se exfolian poco
Sarcoma
Células redondeadas/ovaladas, a menudo en patrones
Carcinoma
Células redondeadas /ovaladas de tipo linfoblasto
Neoplasia linfoide (p. ej., leucemia)
Células mixtas (pero con características neoplásicas)
Neoplasia poco diferenciada
Células epiteliales escamosas en gran número, pero con algunas
características de neoplasia
Papiloma (o hiperplasia tisular)
Interpretación
La interpretación correcta requiere:
●
●
●
Unos conocimientos sólidos de la morfología de
las células normales del huésped y del aspecto
normal de los microorganismos y los parásitos
metazoos.
Conocer los cambios patológicos, especialmente
a nivel celular, por ejemplo picnosis, cariorrexis,
formación de cuerpos de inclusión.
Apreciar las limitaciones de las técnicas citológicas y
de nuestros poco desarrollados conocimientos sobre
la importancia de algunos cambios, especialmente en
las especies no mamíferas.
La interpretación se basa en:
●
●
Anamnesis clínica/post mortem.
Análisis de los datos citológicos mediante
microscopia. (Nota: utilizar siempre primero a bajos
aumentos.)
Figura 3.65 Frotis de la cavidad oral de una avutarda somalí (Neotis
heuglinii) en el que se observan Candida sp. con células germinales
(flecha) y formación de hifas (punta de flecha). (Tinción de MayGrünwald-Giemsa, 1.000.)
Ejemplos de hallazgos
citológicos en las aves
Se ilustran en las figuras 3.65-3.88.
AGRADECIMIENTOS
Queremos dar las gracias al Dr. Ravi Seebaransingh (The University of the
West Indies) por sus útiles comentarios sobre el primer borrador de este
apartado. Queremos dar las gracias a numerosos colegas, del pasado y
el presente, en Arabia, Europa, África y el Caribe, que han participado
en nuestros estudios y han compartido nuestro interés por la citología
aviaria. Las imágenes utilizadas en este apartado se han reproducido con
la autorización de: Bailey TA, Diseases and Medical Management of Houbara
Bustards and Other Otididae, publicado por el National Avian Research
Center, PO Box 45553, Abu Dhabi, Emiratos Árabes.
Figura 3.66 Trichomonas gallinae (flechas) en un frotis de la cavidad
oral de una avutarda kori (Ardeotis kori). (Tinción de May-GrünwaldGiemsa, 1.000.)
© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Ejemplos de hallazgos citológicos en las aves
●
75
Figura 3.67 Frotis del contenido intestinal de una avutarda kori con
una infestación intensa por endoparásitos en el que se observan
exfoliación anormal de las células del epitelio cilíndrico (flechas).
(Tinción de May-Grünwald-Giemsa, 1.000.)
Figura 3.68 Frotis de las narinas de una avutarda hubara (Chlamydotis
undulata) en el que se observa una respuesta inflamatoria aguda
predominantemente con heterófilos (flechas) y bacilos bacterianos.
(Tinción Neat, 1.000.)
Figura 3.69 Frotis de las narinas de una avutarda hubara en el que
se observan una respuesta inflamatoria activa crónica con células
inflamatorias mixtas (flechas), predominantemente macrófagos y
bacilos bacterianos. (Tinción Neat, 1.000.)
Figura 3.70 Impresión pulmonar de una avutarda hubara con
neumonía bacteriana crónica que muestra macrófagos con bacterias
fagocitadas (punta de flecha). (Tinción Neat, 1.000.)
Figura 3.71 Impresión pulmonar de un alcaraván común (Burhinus
oedicnemus) en la que se observan conidióforas (puntas de flecha) y
conidiosporas (flechas). Se aisló Aspergillus fumigatus. (Tinción Neat,
1.000.)
Figura 3.72 Impresión pulmonar de un halcón gerifalte (Falco
rusticolus) en la que se observan hifas (puntas de flecha). Se aisló
Aspergillus fumigatus. (Tinción Neat, 1.000.)
76
●
CAPÍTULO 3:
Técnicas clínicas y diagnósticas
Figura 3.73 Aspirado del líquido sinovial de una avutarda kori en el
que se observan cristales de urato (flechas) y que reveló gota articular.
(Tinción Neat, 1.000.)
Figura 3.74 Frotis de una lesión de viruela en el que se observan
células epiteliales escamosas con vacuolas citoplásmicas grandes
(flecha) que empujan el núcleo celular hacia la periferia de la célula
(punta de flecha). (Tinción Neat, 1.000.)
Figura 3.75 Frotis de impresión del bazo de una avutarda hubara
con viruela septicémica, que muestra células plasmáticas (flechas) y
aumento del número de linfocitos inmaduros (punta de flecha). (Tinción
Neat, 1.000.)
Figura 3.76 Impresión del bazo de una avutarda kori que muestra un
aumento notable de plasmocitos (flecha) que indica un bazo reactivo.
(Tinción Neat, 1.000.)
Figura 3.77 Impresión del bazo de una avutarda hubara que muestra
plasmocitos vacuolados con cariorrexis (flecha) debido a viruela
septicémica. (Tinción Neat, 1.000.)
Figura 3.78 Impresión del bazo de una avutarda hubara que murió
debido a una infección bacteriana septicémica aguda, en el que se
observan cadenas de bacterias (flechas). (Tinción Neat, 1.000.)
Ejemplos de hallazgos citológicos en las aves
Figura 3.79 Frotis de una biopsia de un saco aéreo de un halcón
gerifalte que muestra inclusiones (flechas) que indican una infección
por Chlamydophila. (Tinción Neat, 1.000.)
© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Figura 3.81 Frotis de impresión para citología del riñón normal en el
que se observan células epiteliales renales con citoplasma abundante y
núcleos ligeramente excéntricos de redondeados a ovalados (flechas).
(Tinción Neat, 1.000.)
Figura 3.83 Frotis de la impresión del riñón de una avutarda hubara,
en el que se observan células renales vacuoladas (flechas) debido a
viruela septicémica. (Tinción Neat, 1.000.)
●
77
Figura 3.80 Frotis de la impresión del hígado de una avutarda hubara
con leucosis aviaria, en el que se observan hepatocitos con basofilia
citoplásmica (flecha) y vacuolización (punta de flecha). (Tinción Neat,
1.000.)
Figura 3.82 Impresión del riñón de una avutarda hubara en el que
se observan células renales con pigmento de hierro (hemosiderina)
(flecha). (Tinción Neat, 1.000.)
Figura 3.84 Frotis de la biopsia de los sacos aéreos de un halcón
peregrino (Falco peregrinus) con saculitis de los sacos aéreos en el
que se observan células inflamatorias mixtas que incluyen heterófilos y
macrófagos. (Tinción Neat, 1.000.)
78
●
CAPÍTULO 3:
Técnicas clínicas y diagnósticas
Figura 3.85 Frotis de una biopsia de los sacos aéreos de un
halcón gerifalte con aspergilosis en el que se observan heterófilos,
macrófagos, células gigantes multinucleadas y esporas fúngicas.
(Tinción Neat, 1.000.)
Figura 3.86 Frotis de impresión del hígado de un halcón híbrido
gerifalte/peregrino con micobacteriosis en el que se observan células
mononucleares activas con basofilia intensa. (Tinción Neat, 1.000.)
Figura 3.87 Frotis de la impresión del hígado de un halcón híbrido
(gerifalte peregrino) con micobacteriosis, en el que se observan
bacilos acidograsos. (Tinción de Ziehl-Neelsen, 1.000.)
Figura 3.88 Frotis de la biopsia de los sacos aéreos de un halcón
peregrino con serratospiculosis, en el que se observan huevos de
Serratospiculum sp. (Tinción de Neat, 100.)
BIBLIOGRAFÍA
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UK Vet 10(5): 78–81.
Campbell TW (1993) Cytodiagnosis in raptor medicine. In: Redig PT, Cooper
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Pinches M (2005b) First steps in cytology; the examination, and beyond.
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Pinches M (2005c) Increasing information yield in cytology. UK Vet 10(3):
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Cooper JE (1994) Biopsy techniques. Seminars in Avian and Exotic Pet Medicine
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Surgery 18: 137–143.
Corr SA, Maxwell M, Gentle MJ, Bennett D (2002) Preliminary study of joint
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Harrison GJ, Campbell TW (1994) Cytology. In: Ritchie BW, Harrison GJ,
Harrison LR (eds) Avian Medicine: Principles and Application. Wingers
Publishing, Lake Worth, FL.
LECTURAS COMPLEMENTARIAS
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Otididae. National Avian Research Center, Abu Dhabi.
Latimer KS, Goodwin MA, Davis MK (1988) Rapid cytologic diagnosis of
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Teachout DJ (2005) Cytological sample analysis and interpretation. National
Wildlife Rehabilitators’ Association, USA. Topics in Wildlife Medicine.
Clinical Pathology 1: 43–45.
Sujeción y posición
Radiología
Jesus Naldo
La radiología es una técnica esencial en medicina aviaria que puede aplicarse al diagnóstico de los trastornos
musculoesqueléticos y las enfermedades de la cavidad
celómica. Es una de las herramientas diagnósticas más
importantes porque puede interpretarse rápidamente y
puede realizarse en pacientes de distintos tamaños. Es
útil como una técnica de diagnóstico primaria y también
como un complemento de otras intervenciones, como la
endoscopia y la hematología, para hacer el diagnóstico
diferencial. Además, la radiología puede ser muy útil
para el seguimiento de la evolución de las enfermedades
y para evaluar la eficacia de los regímenes terapéuticos.
Las técnicas radiológicas en la práctica aviaria han evolucionado mucho desde que se introdujeron las unidades
radiológicas ultraligeras de alta frecuencia, los chasis con
pantallas de alta definición, las películas rápidas y las
reveladoras automáticas. Desde que empezaron a utilizarse fármacos anestésicos inhalatorios seguros y eficaces, como el isoflurano, la radiología en las aves es una
técnica segura.
Unidad de rayos X
En la radiología aviaria, la unidad de rayos X debe tener
una configuración de kVp que var íe de 45 a 75, aunque
en la mayor ía de los casos se utiliza un kVp de 50-55. La
mayor ía de las unidades de rayos X portátiles tienen esta
capacidad y pueden generar entre 15-35 mA. Utilizando
las pantallas intensificadoras modernas pueden obtenerse buenas radiograf ías con 15-20 mA y un tiempo de
exposición de 0,04-0,2 s.
Las unidades portátiles se utilizan más en la práctica
veterinaria en general y son adecuadas para la radiología
aviaria. Tienen varias ventajas, que incluyen:
●
●
●
© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
●
Son más baratas que otros tipos de unidades.
Pueden operar desde un punto eléctrico de
13 A o 15 A.
Pueden desmontarse fácilmente y transportarse
en coche.
Son ligeras y pueden manejarse con facilidad.
Pantallas, chasis, películas
Actualmente en la práctica aviaria se utilizan más las
pantallas de alta definición o de grano fino en chasis que
las películas sin chasis por las siguientes caracter ísticas:
●
●
Consiguen más detalles que los chasis rápidos.
Requieren menos amperaje que las películas sin
pantalla pero más amperaje que las pantallas
rápidas.
Las pantallas intensificadoras de tierras raras con películas de emulsión única producen resultados detallados.
●
79
Sin embargo, requieren un tiempo de exposición mayor
si se compara con las combinaciones de película-bastidor
de doble emulsión.
La elección de la película depende del detalle necesario de la radiograf ía y de la naturaleza de la exploración.
Existen tres tipos de película:
●
●
●
Estándar: película de grano fino y rapidez media
que es adecuada para chasis intensificadores de alta
definición. Excelente para radiología aviaria y de las
extremidades de las especies más grandes.
Rápida: la velocidad es de casi el doble que la
de la película estándar. Es buena para la película
veterinaria.
Ultrarrápida: necesita un tiempo de exposición más
corto, adecuada para su uso en radiología veterinaria
pero tiene una vida de almacenamiento corta.
Sujeción y posición
La sujeción adecuada es fundamental para obtener radiograf ías diagnósticas de alta calidad. La inmovilización
f ísica es estresante y existe una gran probabilidad de
que empeore el trastorno del ave y le cause luxaciones e
incluso fracturas óseas. Y lo que es más importante, con
la inmovilización f ísica aumenta la posibilidad de que el
personal se exponga a la radiación.
La anestesia inhalatoria con isoflurano (IsoFlo, Abbott
Laboratories) es el método más seguro para controlar a
las aves (v. información más detallada en el capítulo 4).
Antes de la exploración radiológica, las aves se anestesian con una combinación de isoflurano y oxígeno administrados mediante mascarilla facial. Las aves que están
anestesiadas más de 15 min se intuban con una sonda
endotraqueal sin balón. La anestesia se induce con isoflurano al 5% y se mantiene con isoflurano al 2-3% combinado con oxígeno al 0,5 l/min.
Hasta hace poco, no se recomendaba la anestesia en
los estudios de contraste del aparato gastrointestinal
debido a que puede detener la motilidad gastrointestinal. Sin embargo, en los estudios realizados por Lennox
y Crosta (2005) se demostró que no hay diferencias significativas en el progreso del sulfato de bario entre las
radiograf ías obtenidas con isoflurano y con inmovilización manual sólo.
La colocación del paciente es muy importante para
obtener una radiograf ía diagnóstica buena. En todas las
aves se realizan estudios radiológicos de todo el organismo en posiciones ventrodorsal y lateral. Se obtienen
radiograf ías detalladas de una extremidad (cabeza, cuello, ala, pata) si está indicado. La colocación perfecta para
las proyecciones de todo el cuerpo puede conseguirse
con las siguientes técnicas (Baumgartner, 1991; McMillan,
1994; Harcourt-Brown, 1996; Krautwald-Junghanns,
1996; Romagnano, 1997; Smith y Smith, 1997; KrautwaldJunghanns y Trinkaus, 2000).
En la proyección ventrodorsal (fig. 3.89):
●
●
El ave se coloca en decúbito dorsal.
La quilla debe superponerse sobre la columna
vertebral.
80
●
CAPÍTULO 3:
Técnicas clínicas y diagnósticas
Figura 3.89 Técnica de colocación para obtener una radiografía
ventrodorsal del cuerpo de una cacatúa sanguínea (Cacatua sanguinea)
anestesiada con isoflurano. Ambas alas están ligeramente extendidas
y fijadas con cinta adhesiva. Las patas están estiradas hacia atrás y se
han fijado las articulaciones tarsometatarsianas con cinta adhesiva. El
ave está colocada directamente sobre el chasis radiográfico.
Figura 3.91 Técnica de colocación para obtener una radiografía
craneocaudal del ala de un halcón sacre (Falco cherrug) anestesiado
con isoflurano. El ave se sujeta con el ala completamente extendida y
la cabeza hacia un lado.
●
●
●
●
El ala superior se fija con cinta adhesiva por las
articulaciones carpometacarpianas.
Debe colocarse una almohadilla de espuma entre las
alas para impedir la sobreextensión.
Ambas patas pueden extenderse caudalmente o la
pata dependiente puede colocarse cranealmente
a la pata contralateral y fijarse por la articulación
tarsometatarsiana con cinta adhesiva.
El haz de rayos X se centra en la línea media craneal a
la punta caudal de esternón.
Además de las radiograf ías ventrodorsal y lateral de una
extremidad, pueden realizarse radiograf ías detalladas de
las alas y de las patas con las siguientes técnicas.
Figura 3.90 Técnica de colocación para hacer una radiografía lateral
del cuerpo de una cacatúa sanguínea pequeña anestesiada con
isoflurano. Ambas alas están extendidas dorsalmente y fijadas con
cinta adhesiva. Las patas están estiradas caudalmente y fijadas
con cinta adhesiva sobre las articulaciones tarsometatarsianas. El ave
está colocada directamente sobre el chasis radiográfico.
En la proyección craneocaudal (fig. 3.91):
●
●
●
●
●
Ambas alas se extienden ligeramente hacia los lados y
se fijan con cinta adhesiva.
Ambas patas se estiran hacia atrás, se colocan
simétricamente y se fijan con cinta adhesiva sobre el
tarso metatarsiano.
El haz primario se centra sobre el paciente en el
punto del esternón, y se colima para reducir la
dispersión.
En la proyección lateral (fig. 3.90):
●
●
●
El ave generalmente se coloca en decúbito lateral
izquierdo o derecho.
Las articulaciones de la cadera y de los hombros
deben superponerse.
Las alas deben extenderse dorsalmente, con el ala
inferior colocada ligeramente craneal al ala superior
para que puedan diferenciarse la derecha de la
izquierda.
●
●
La proyección craneocaudal del ala puede ser
especialmente útil para evaluar las fracturas del ala o
las lesiones de la clavícula, el coracoides, la escápula o
el húmero.
Debe haber un técnico protegido correctamente
que sujete al ave con el ala afectada completamente
extendida y la cabeza hacia el lado.
En la posición craneocaudal verdadera se superponen
los huesos antebraquiales y de todos los dedos.
Esta proyección también puede conseguirse en una
posición oblicua, que permite separar el radio y el
cúbito así como los dedos alulares.
La prueba de los músculos pectorales extendiéndose
hacia el húmero indica la superficie ventral del ala.
En la proyección «en tensión» (fig. 3.92):
●
●
●
La radiograf ía detallada del ala en posición «en tensión»
puede ser útil para evaluar las fracturas o las lesiones
del húmero, la clavícula, el coracoides o la escápula.
El ave se coloca en decúbito dorsal.
Ambas patas se estiran hacia atrás, se colocan
simétricamente y se fijan con cinta adhesiva sobre el
tarsometatarso.
Radiología convencional
Figura 3.92 Técnica de colocación para hacer una radiografía de
tensión de las alas de un halcón sacre anestesiado con isoflurano. El
ave se coloca en decúbito dorsal. Las patas se estiran hacia atrás y se
fijan con cinta adhesiva sobre las articulaciones tarsometatarsianas.
Las alas están extendidas cranealmente y «en tensión» y fijadas con
cinta adhesiva sobre los metacarpos.
●
●
© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
●
Ambas alas se extienden completamente hacia
los lados, cranealmente «en tensión», se colocan
simétricamente y se fijan con cinta adhesiva sobre los
metacarpianos.
En la proyección caudoplantar (fig. 3.93):
●
La proyección caudoplantar de las patas es útil para
evaluar los dedos, las articulaciones metatarsofalángicas
y los huesos sesamoideos entre la articulación
metatarsofalángica del dedo 2 y los tendones flexores en
algunas especies de rapaces. Es especialmente útil para
evaluar la infección crónica de las patas.
El ave se coloca en decúbito ventral sobre una toalla
enrollada.
Las patas se colocan con la superficie plantar tan cerca
como sea posible del chasis.
Todos los dedos se fijan con cinta adhesiva.
El haz primario se centra en el punto de la
articulación metatarsofalángica del dedo 1 (hallux).
Los estudios radiológicos de las aves de presa encapuchadas que no pueden anestesiarse por algún motivo en
especial (p. ej., riesgos anestésicos [han comido recientemente, están demasiado estresadas, tienen disnea, etc.] o
simplemente porque el dueño rechaza la anestesia) pueden realizarse con el ave sujeto en una percha. El valor
diagnóstico de esta técnica es muy limitado y sólo puede
usarse en determinados casos, por ejemplo, en algunos
trastornos musculoesqueléticos, perdigones o fragmentos de plomo en los ventr ículos, impactación, y detección
de transmisores inducidos pasivos (PIT).
En posición erguida (fig. 3.94):
●
●
●
●
81
Figura 3.94 Técnica de colocación para un estudio radiológico de
un halcón peregrino que está de pie. El ave se coloca de pie en una
peana hecha a medida o en una percha. Se coloca un chasis sujeto tan
cerca como sea posible del ave. Esta técnica se utiliza para las aves
que no pueden anestesiarse; sin embargo, su uso sólo tiene un valor
diagnóstico limitado.
●
Figura 3.93 Técnica de colocación para las radiografías
caudoplantares de las patas de un halcón peregrino (Falco peregrinus)
anestesiado con isoflurano. El ave se coloca en decúbito ventral sobre
una toalla enrollada. Las patas se colocan con la superficie plantar
tan cerca como sea posible del bastidor. Los dedos se fijan con cinta
adhesiva. El haz primario se centra en el punto de la articulación
metatarsofalangiana del primer dedo.
●
●
Las radiograf ías pueden realizarse en las posiciones
ventrodorsal o lateral.
Debe colocarse un chasis sobre la percha o sobre la
sujeción tan cerca como sea posible del paciente.
Se gira la cabeza de la máquina de radiología para
central el haz horizontal sobre el paciente y se colima
para disminuir la dispersión.
Se mantiene la configuración de exposición necesaria
(tabla 3.22).
Radiología convencional
La mayor ía de las radiograf ías que se incluyen en este
apartado se obtuvieron con una unidad de radiología
portátil (ATOMSCOPE HF 80, Mikasa X-ray Co. Ltd,
82
●
CAPÍTULO 3:
Técnicas clínicas y diagnósticas
TABLA 3.22 Técnicas radiológicas en las aves: radiología convencional
Objeto
Peso corporal (g)
kV
mA
Tiempo (s)
DF (cm)
Todo el cuerpo, extremidades proximales
2.500-3.500
60
15
0,04
62,4
Cabeza, extremidades distales
2.500-3.500
55-60
15
0,04
56,4-62,4
Todo el cuerpo
1.400-1.500
55-60
15
0,04
56,4
Todo el cuerpo
800-1.300
55
15
0,04
56,4
Todo el cuerpo
800
50
15
0,04
56,4
Extremidades: cabeza, patas, alas
1.000-1.500
55
15
0,04
56,4
Extremidades: cabeza, patas, alas
1.000
50
15
0,04
56,4
Las radiografías se realizaron en películas de doble emulsión estándar (MG-SR, Konica Medical Film), en placas de alta definición en chasis (HR-Regular,
Veterinary X-Rays).
kV, kilovoltios; mA, miliamperios (el equipo de rayos X portátil ATOMSCOPE HF 80 tiene una configuración constante de 15 mA); DF, distancia focal.
TABLA 3.23 Técnicas radiológicas en las aves: radiología magnificada
Objeto
Peso corporal (g)
kV
mA
Tiempo (s)
DOP (cm)
DF (cm)
Todo el cuerpo
1.400-1.500
55-60
15
0,04
28,8
48
Todo el cuerpo
800-1.300
55
15
0,04
28,8
48
Todo el cuerpo
800
50
15
0,04
28,8
48
Extremidades: cabeza, patas, alas
1.000-1.500
55
15
0,04
28,8
48
Extremidades: cabeza, patas, alas
1.000
50
15
0,04
28,8
48
Las radiografías se realizaron en películas de doble emulsión estándar (MG-SR, Konica Medical Film), en pantallas de alta definición en chasis (HR-Regular,
Veterinary X-Rays, Reino Unido).
kV, kilovoltio; mA, miliamperio (el equipo de rayos X portátil ATOMSCOPE HF 80 tiene una configuración constante de 15 mA); DF, distancia focal, DOP,
distancia del objeto a la película.
Tokio, Japón). Esta unidad tiene un voltaje del tubo de
rayos X de 50-80 kV, fijado a una corriente de 15 mA con
un tiempo de exposición de 0,02-1,98s. Se utilizaron películas (MG-SR, Konica Medical Film, Tokio, Japón) y chasis (HR-Regular, Veterinary X-Rays, Beaconsfield, Reino
Unido). La configuración de la exposición para las radiograf ías convencionales que utilizamos en nuestro hospital se describe en la tabla 3.22.
Radiología magnificada
La radiograf ía magnificada o aumentada mejora la visualización de zonas especiales de interés (p. ej., el seno infraorbitario, las extremidades, las articulaciones). El coste de la
magnificación es una disminución de la resolución espacial
o la nitidez de la imagen, que es inversamente proporcional al nivel de magnificación (Tell et al., 2003). Los ajustes
de la exposición para la radiograf ía de magnificación que
se utilizan en nuestro hospital se describen en la tabla 3.23.
Indicaciones:
●
●
●
●
Evaluación de la naturaleza y la extensión de las
partes blandas craneofaciales o las anomalías
musculoesqueléticas.
Evaluación de los senos.
Evaluación de las anomalías oculares y del oído.
Evaluación de las extremidades y las articulaciones.
Técnica de la parte superior de la mesa (fig. 3.95):
●
●
El chasis de la película se coloca en la parte superior
de la mesa.
La distancia entre el objeto y la película (DOP) se
aumenta colocando al paciente sobre bloques de
poliestireno.
●
La distancia focal (DF) se disminuye bajando el tubo
para acercarlo al chasis de la película.
Estudios radiológicos
de contraste
Los estudios de contraste pueden realizarse para examinar lo siguiente:
●
●
●
●
●
●
●
Tamaño de los órganos.
Forma de los órganos.
Posición de los órganos.
Contenidos anormales.
Contorno de un órgano en relación con los órganos
vecinos.
Determinación de la función del órgano.
Función y estado de la pared de las estructuras huecas.
Estudios de contraste
gastrointestinales
Indicaciones:
●
●
●
●
●
●
Regurgitación crónica.
Diarrea persistente.
Estreñimiento.
Palpación anormal.
Dilatación abdominal.
Anomalías del aparato gastrointestinal observadas en
estudios radiológicos.
Las técnicas comunes que se utilizan en la radiología de
contraste del aparato gastrointestinal en las aves incluyen:
Estudios radiológicos de contraste
●
●
Figura 3.95 Técnica de colocación para observar una proyección
magnificada de la cabeza de un halcón peregrino. La distancia entre
el objeto y la película (DOP) fue de 19,2 cm y la distancia focal (DF) fue
de 48 cm. La DOP se aumentó colocando al halcón sobre un bloque de
poliespán.
●
●
© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Contraste gastrointestinal con sulfato de bario al
25-45% administrado directamente en el esófago a
una dosis de 20 ml/kg de peso corporal. El medio de
contraste llega al proventr ículo y el ventr ículo en unos
minutos y alcanza el intestino en 30-60 min (tabla 3.24).
Si el área de interés es el aparato gastrointestinal
83
inferior, puede administrarse el medio de contraste
directamente en el ventr ículo (Krautwald-Junghanns y
Trinkaus, 2000).
Doble contraste con sulfato de bario al 25% (medio
de contraste positivo) a una dosis de 10 ml/kg de
peso corporal, que puede administrarse por vía oral o
por vía cloacal. Se introduce aire (medio de contraste
negativo) inmediatamente después de administrar el
sulfato de bario a 20 ml/kg de peso corporal.
Esta técnica es útil para demostrar el grosor y el
estado de la pared del aparato gastrointestinal y
para observar la cloaca (Krautwald-Junghanns y
Trinkaus, 2000).
Iohexol, un medio de contraste yodado, hidrosoluble,
con baja osmolaridad, no iónico, que puede utilizarse
como una alternativa a la suspensión de sulfato
de bario en los estudios de contraste del aparato
gastrointestinal. Debe utilizarse en los casos en los
que se sospecha una perforación intestinal porque
es menos probable que el yodo cause peritonitis en
comparación con el sulfato de bario. Si se aspira, el
iohexol se absorbe desde la cavidad celómica con
una reacción tisular mínima. El tránsito de iohexol a
través del aparato gastrointestinal de las aves es más
rápido que el del bario. Sin embargo, en los estudios
con iohexol suelen producirse un recubrimiento de la
luz poco uniforme y burbujas (Smith y Smith, 1997;
Romagnano y Love, 2000).
Las anomalías radiológicas que pueden identificarse
mediante los estudios de contraste gastrointestinales
(McMillan, 1994) incluyen:
●
●
●
●
●
●
●
●
●
Cambio de la localización, el tamaño o la forma de los
órganos abdominales.
Diferenciación entre el aparato gastrointestinal y otros
órganos.
Aumento o disminución de la motilidad.
Aumento o disminución del diámetro luminal.
Irregularidades de la mucosa.
Defectos de llenado.
Cambios del grosor de la pared.
Extravasación del medio de contraste.
Dilución del contraste con moco o líquidos.
TABLA 3.24 Duración del tránsito del sulfato de bario
Objeto
Estómago
Intestino delgado
Intestino grueso
Cloaca
Canario
5
10-15
15-30
Miná del Himalaya
5
10-15
15-30
30-90
30-90
Paloma doméstica
5-10
10-30
30-120
120-240
Halcón
5-15
15-30
30-90
90-360
Periquito
5-30
30-60
60-120
120-240
Loro gris
10-30
30-60
60-120
120-130
Amazona
10-60
60-120
120-150
150-240
Faisán
10-45
45-120
120-150
150-240
Tiempo en minutos para el sulfato de bario administrado a través de una sonda hasta alcanzar y llenar varias partes del aparato gastrointestinal.
Fuente: modificado de McMillan MC (1994) Imaging techniques. En: Ritchie BW, Harrison GJ, Harrison LR (eds) Avian Medicine: Principles and Application,
pp. 246–326. Wingers Publishing, Lake Worth, FL.
84
●
CAPÍTULO 3:
Técnicas clínicas y diagnósticas
Radiografía de contraste
con insuflación de presión positiva
En un ave anestesiada e intubada los sacos aéreos pueden insuflarse manualmente para aumentar el área total
de los sacos, utilizando aire como medio de contraste
negativo para mejorar la visualización de los órganos
internos y sus bordes en las radiograf ías (figs. 3.96 y 3.97)
(Sherrill et al., 2001).
●
●
●
●
Una vez anestesiado, el ave se intuba con una sonda
endotraqueal de silicona semiflexible y se mantiene
en un plano quirúrgico de anestesia.
Se utiliza un circuito de anestesia unido a una bolsa
de ventilación (1 l) y un rotámetro (unidades en cm
H2O).
Se obtienen radiograf ías de todo el cuerpo sin y con
insuflación a presión positiva (IPP).
Se aplica una presión positiva IPP de 20 cm de H2O
manualmente a la bolsa de ventilación de un circuito
de ventilación cerrado mientras que se obtiene la
radiograf ía.
Urografía
Existen muy pocas indicaciones para la urograf ía en las
aves debido a que las caracter ísticas macroscópicas e
histológicas del riñón hacen que las imágenes resultantes
proporcionen relativamente poca información útil. Sin
embargo, puede utilizarse para definir las dimensiones
renales o la existencia de tumores. Las indicaciones de la
urograf ía incluyen poliuria/polidipsia y signos clínicos
inespecíficos de paresia de las extremidades o inflamación articular (Smith y Smith, 1997).
Para realizar radiograf ías de contraste del aparato
urogenital, el medio que se utiliza es un compuesto
de yodo orgánico al 70-80% o un compuesto con 300400mg yodo/ml a una dosis de 700-800 mg yodo/kg
de peso corporal por vía intravenosa (McMillan, 1994;
Krautwald-Junghanns y Trinkaus, 2000).
Angiografía
La angiograf ía puede ser una herramienta de diagnóstico
importante para detectar los trastornos cardiovasculares en las aves. Se ha utilizado para el diagnóstico de los
aneurismas de la arteria coronaria derecha en una cacatúa blanca (Cacatua alba) (Vink-Nooteboom et al., 1998) y
de aterosclerosis de las arterias aorta y braquiocefálica en
un guacamayo (Ara severa) (Phalen et al., 1996). La angiograf ía con fluoresceína se ha utilizado para examinar la
irrigación sanguínea de los ojos de varias rapaces (Korbel
et al., 2000).
(b)
(a)
Figura 3.96 (a) Estudio radiológico ventrodorsal y (b) radiografía con insuflación con presión positiva (IPP) ventrodorsal de un halcón sacre
anestesiado, intubado. Obsérvese cómo mejora la visualización de las estructuras internas, incluyendo los sacos aéreos torácicos y abdominales,
debido a la IPP.
Interpretación radiológica
●
85
(a)
(b)
Figura 3.97 (a) Estudio radiológico lateral y (b) radiografía con IPP lateral de un halcón sacre anestesiado, intubado. Obsérvese cómo mejora
la visualización de las estructuras internas, incluyendo el bazo (b) y los sacos aéreos torácicos y abdominales, como resultado de la IPP. Puede
observarse una masa radiodensa grande localizada a lo largo del campo del saco aéreo caudal (flecha).
Mielografía
Las anomalías que pueden detectarse mediante mielograf ía incluyen compresión de la médula espinal, traumatismos espinales o masas que ocupan espacio. Los
pacientes deben estar anestesiados para esta intervención. Se inserta una aguja espinal de calibre 25 G con
cuidado en la articulación toracosinsacral y se inyectan
0,8-1,2 ml/kg del medio yodado no iónico dentro del
espacio subaracnoideo (Harr et al., 1997). Como alternativa, puede inyectarse el medio de contraste directamente en la cisterna medular cerebelar (McMillan, 1994).
Interpretación radiológica
© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Es importante seguir un abordaje sistemático para interpretar las radiograf ías y realizar un diagnóstico correcto.
Cuando se evalúan las radiograf ías no hay que centrarse
en la lesión más evidente y pasar por alto los cambios
más sutiles. Una técnica útil es evaluar primero la calidad
global de la radiograf ía desde un punto de vista técnico,
y después trabajar secuencialmente a través de todos los
sistemas orgánicos. Yo utilizo un abordaje siguiendo un
sistema órgano por órgano, desde la parte craneal a la
caudal, evaluando la cabeza y el cuello, el sistema esquelético, respiratorio, cardiovascular, gastrointestinal, otros
órganos celómicos y el sistema genitourinario.
Silverman (1990) recomienda el siguiente análisis:
●
●
●
●
●
●
Esqueleto: cráneo, espina, cintura pectoral, cintura
pelviana, alas, patas.
Cardiovascular: corazón, vasos más grandes.
Respiratorio: senos nasales, boca, tráquea, siringe,
pulmones, sacos aéreos.
Gastrointestinal: boca, buche, esófago, proventr ículo,
ventr ículo, intestino, cloaca.
Genitourinario: región pelviana, riñones, abdomen,
cloaca.
Órganos accesorios: hígado, bazo.
Las radiograf ías se examinan detenidamente según los
siguientes criterios (Baumgartner, 1991):
●
●
●
●
Tamaño del órgano.
Densidad de los órganos y partes de los órganos.
Estructura de los órganos.
Evaluación del contenido del aparato gastrointestinal.
En la tabla 3.25 se ofrecen los resultados radiológicos
anormales y sus indicaciones. En las figuras 3.98-3.125 se
ilustran algunos resultados radiológicos anormales.
TABLA 3.25 Hallazgos radiológicos anormales
Signos radiológicos
Indicaciones
SISTEMA RESPIRATORIO
Desplazamiento o posición anormal de la tráquea
Hipovitaminosis A
Infección bacteriana (pseudomoniasis)
Infección micótica (aspergilosis)
Infección parasitaria (tricomoniasis)
Infección por el virus de la viruela
Cuerpos extraños (semillas)
Lesiones por la sonda endotraqueal
Presencia de masas anormales en el área cervical ventral
Aumento de la radiodensidad de los anillos traqueales o de la pared
de la siringe traqueobronquial
Calcificación de la tráquea o de la siringe traqueobronquial en aves
ancianas
Sombra moteada de la siringe traqueobronquial con sobredistensión
de los sacos aéreos abdominales (atrapamiento de aire)
Estenosis causada por granuloma micótico en la siringe traqueobronquial,
pseudomoniasis o tricomoniasis
Aumento de la radiodensidad de la luz traqueal (masas traqueales)
(Continúa)
86
●
CAPÍTULO 3:
Técnicas clínicas y diagnósticas
TABLA 3.25 Hallazgos radiológicos anormales (cont.)
Signos radiológicos
Indicaciones
Sobredistensión de la parte axilar de los sacos aéreos claviculares
Estenosis de las vías respiratorias inferiores
Aumento homogéneo de la radiodensidad del campo pulmonar
Neumonía bacteriana
Aumento no homogéneo de la radiodensidad del campo pulmonar
Neumonía micótica
Áreas densas localizadas, irregulares, en los pulmones
Granuloma micobacteriano, micótico
Aumento de la radiodensidad en la zona cardiopulmonar que suele
concentrarse alrededor del bronquio principal
Bronquitis crónica
Bronconeumonía crónica
Aumento de la radiodensidad y del redondeo del campo pulmonar
caudal
Congestión de la parte caudal del pulmón en trastornos crónicos
Engrosamiento de las paredes de los sacos aéreos (formación de
cavernas)
Infección micótica crónica
Aumento de la radiodensidad de las paredes de los sacos aéreos
Debido a depósitos cristalinos o calcificación de las paredes de los sacos
aéreos
Aumento homogéneo de la radiodensidad de los sacos aéreos
torácicos y abdominales
Depósitos de grasa en los sacos aéreos
Saculitis de los sacos aéreos de origen desconocido (bacteriana, vírica, por
clamidias o infecciones micóticas)
Aumento no homogéneo de la radiodensidad de los sacos aéreos
torácicos y abdominales
Saculitis de los sacos aéreos micótica crónica
Aumento de la radiodensidad localizada, solitaria o múltiple, en los
sacos aéreos torácicos y abdominales
Granuloma micótico micobacteriano
Abscesos
Neoplasia
Redondeo de las partes caudales de los sacos aéreos abdominales
Saculitis de los sacos aéreos crónica
Compresión del campo de los sacos aéreos torácicos y
abdominales
Se observa de forma secundaria a las lesiones tumorales en la cavidad
celómica caudal (distensión del tubo digestivo, neoplasias o unión de huevos)
SISTEMA GASTROINTESTINAL
Engrosamiento de la pared del esófago/buche y el proventrículo
Distensión y/o impactación del buche
Deficiencia de vitamina A (que suele asociarse con una sombra renal dilatada)
Inflamación crónica debido a infección por Candida spp. o una infección
por gusanos
Ingestión excesiva de arena
Técnica de cría manual inadecuada
Ingestión de materiales extraños
Secundaria a dilatación de la glándula tiroidea
Intoxicación por plomo
Obstrucción del proventrículo, ventrículo e intestino superior
Dilatación del aparato gastrointestinal
Infecciones neurogénicas
Envenenamiento por neurotóxicos
Impactación por alimentos
Íleo de los segmentos distales
Dilatación del proventrículo
Infección bacteriana
Infección micótica
Infección parasitaria
Intoxicación por metales pesados
Impactación
Cuerpos extraños
Aves bebés normales
Engrosamiento de la pared del proventrículo
Infección parasitaria
Dilatación intensa del proventrículo, paso retardado, paredes
proventriculares más finas, y atrofia y deformación del ventrículo
Trastorno por dilatación proventricular
Candidiasis
Dilatación llena de gas del ventrículo
Intoxicación por plomo
Enfermedad de Newcastle
Engrosamiento de la pared del ventrículo
Enfermedad de Newcastle
Exceso de arenilla en el ventrículo y los intestinos
Trastornos por deficiencias o alteraciones del buche, el ventrículo o el
intestino
Partículas de metal pesado que son visibles como cuerpos extraños
radiopacos en el ventrículo
Perdigones
Escamas de pintura
Alambre
Desplazamiento dorsocraneal o dorsocaudal del ventrículo
Dilatación del hígado
Desplazamiento ventrocraneal o ventrocaudal del ventrículo
Dilatación del riñón, el bazo o las gónadas
Desplazamiento ventrocraneal del ventrículo
Dilatación de las asas intestinales
Huevo en el oviducto
Quistes ováricos
Intestino lleno de gas
Infección bacteriana
Íleo funcional
Obstrucción por un tumor luminal o extraluminal
Aerofagia secundaria a disnea intensa, intoxicación por metales pesados o
anestesia con gases
Dilatación del asa duodenal o de cualquier otro asa del intestino con
aumento de la radiodensidad
Infección por gusanos prepatente masiva
Infección bacteriana o micótica
Pancreatitis
Neoplasia
Obstrucción por un tumor luminal o extraluminal
Interpretación radiológica
●
87
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TABLA 3.25 Hallazgos radiológicos anormales (cont.)
Signos radiológicos
Indicaciones
Dilatación de la cloaca
Cloacitis
Neoplasias
Cloacolito
Trastorno con dilatación proventricular
Retención de cáscara blanda del huevo
Dilatación traumática
Dilatación idiopática
Hígado y bazo
Disminución de la radiopacidad hepática
Lipidosis hepática
Irregularidades focales del contorno hepático
Lesiones granulomatosas
Disminución del tamaño de la sombra hepática (microhepatía). La
sombra del hígado está separada del corazón en la sombra del reloj
de arena
Emaciación generalizada
Desnutrición
Intoxicación por pesticidas
Puede producirse normalmente en los guacamayos
Dilatación de la sombra hepática
Infección por Chlamydophila psittaci
Tuberculosis
Enfermedad de Pacheco
Hepatitis por herpesvirus
Otras enfermedades víricas
Neoplasia
Trastornos metabólicos
Enfermedades parasitarias
Aspecto de vidrio esmerilado de toda la cavidad celómica. Los
pulmones y los sacos aéreos están comprimidos (ascitis)
Cirrosis hepática
Hemocromatosis
Neoplasia
Insuficiencia cardíaca congestiva
Infecciones víricas
Endocarditis y miocarditis bacterianas
Dilatación intensa del bazo
Infección por Chlamydophila psittaci (acompañada por saculitis de los
sacos aéreos y consolidación pulmonar)
Tuberculosis
Yersiniosis
Neoplasia
Dilatación de la sombra del bazo con dilatación del hígado y los
riñones
Tuberculosis
Enfermedades víricas
Sistema urogenital
Depósitos cristalinos radiodensos en los riñones
Gota renal
Deshidratación
Infección bacteriana crónica
Sombras renales dilatadas con o sin aumento de la densidad
Neoplasia
Quistes
Infección por Chlamydophila psittaci
Enfermedades bacterianas
Trastornos metabólicos
Obstrucción posrenal
Intoxicación por metales pesados
Dilatación del polo craneal del riñón
Dilatación renal como se ha indicado arriba
Dilatación adrenal
Dilatación gonadal
Aumento de la densidad sin dilatación de los riñones
Gota
Deshidratación
Hipovitaminosis A
Huevo en el oviducto
Unión de huevos si se combina con síntomas específicos (debilidad,
presión, disnea)
Un área de aumento de la densidad causado por cáscaras de
huevos fragmentadas dorsales y caudales a la masa intestinal
Salpingitis
Aumento difuso de la radiodensidad de la cavidad celómica caudal
y es posible que no haya diferenciación de varios órganos (derrame
abdominal)
Neoplasia ovárica
Peritonitis relacionada con la yema de huevos
Sistema cardiovascular
Aumento de la dimensión del ápex a la base, estructuras vasculares
dilatadas, prominencia del segmento auricular izquierdo, forma
anormal de la sombra del corazón (cardiomegalia)
Valvulopatías
Endocarditis
Anemia crónica
Compresión por masas extrínsecas
Hemocromatosis
Dilatación globoide de la sombra cardíaca
Derrame pericárdico que puede estar causado por la infección por
Chlamydophila psittaci, poliomavirus, tuberculosis, poliomavirus,
sarcocistosis o neoplasia
Dilatación y/o aumento de la radiodensidad de la sombra cardíaca
Pericarditis
Epicarditis
Deposición notable de grasa
Alteración de la forma y el contorno del corazón (dilatación de una
cámara)
Puede ser una anomalía genética
(Continúa)
88
●
CAPÍTULO 3:
Técnicas clínicas y diagnósticas
TABLA 3.25 Hallazgos radiológicos anormales (cont.)
Signos radiológicos
Indicaciones
Sombra mal definida del extremo craneal del corazón
Bronquitis
Bronconeumonía
Disminución del tamaño de la sombra cardíaca (microcardia). Puede
haber una hendidura radiotransparente entre el corazón y el hígado
Hipovolemia
Nutrición inadecuada
Calcificación de los vasos principales y de los campos pulmonares
Arteriosclerosis (en las psitácidas y las aves de presa muy ancianas)
SISTEMA ESQUELÉTICO
Aumento de la radiodensidad del seno infraorbitario. Puede haber
cambios osteolíticos en los huesos circundantes
Disminución de la radiodensidad esquelética, deformidades de los
huesos largos, las costillas y la espina, y/o fracturas de las metáfisis
Rinitis
Sinusitis
Trastornos óseos metabólicos (osteoporosis, osteomalacia, raquitismo,
osteodistrofia fibrosa, hiperparatiroidismo nutricional secundario)
Deformidades por giro y flexión de los huesos largos
Cambios osteolíticos y escleróticos múltiples en la cavidad medular
de los huesos largos
Infecciones micobacterianas
Aumento homogéneo de la densidad del hueso medular
(hiperostosis poliostósica)
En las aves hembras antes de producir huevos
Aumento irregular de la densidad del hueso medular
Concentraciones de estrógenos elevadas patológicas asociadas a huevos
aglutinados, tumores gonadales o quistes
Aumento de la radiodensidad ósea asociado a proliferación
perióstica e inflamación del tejido blando circundante
Osteomielitis
Espacio articular colapsado, proliferación periarticular del hueso e
inflamación del tejido blando
Artritis
Cambios artríticos y osteolíticos de los dedos, las articulaciones y el
tarsometatarso
Infección séptica de las patas
Cuerpo de
la clavícula
Vértebra
cervical
Tráquea
Cuerpo del
coracoides
Saco aéreo
clavicular
Quilla del
esternón
Músculos
pectorales
Vasos
grandes
del corazón
Notarium
Área del
ápex
cardíaco
Hígado
Parte
preacetabular
del íleon
Sinsacro
Isquion
Asas
intestinales
Pubis
Vértebras
caudales libres
Pigostilo
Extremidad del
hombro de la
clavícula
Extremidad del
hombro
del coracoides
Cabeza del
húmero
Cabeza de
la escápula
Cuerpo de
la escápula
Cuerpo del
húmero
Pulmón
Costilla
vertebral
Cintura
cardiohepática
Área contigua de
los sacos aéreos
torácicos y
abdominales
caudales
Cabeza del
fémur dentro
del acetábulo
Cuerpo
del fémur
Ventrículos
Parte caudal
del saco aéreo
abdominal
Cuerpo del
tibiotarso
(b)
(a)
Figura 3.98 (a) Radiografía ventrodorsal del cuerpo de una amazona de frente azul (Amazona aestiva) normal. (b) Figura digitalizada de la misma ave
que ilustra las diferentes partes del cuerpo.
Interpretación radiológica
●
89
(a)
Área contigua de
los sacos aéreos torácicos
y abdominales
caudales
Notarium
Vértebra
cervical Húmero
Tráquea
Coracoides
Clavícula
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(b)
Escápula
Grandes
vasos
del corazón Pulmón
Proventrículo
Siringe
Sinsacro
Área del
bazo
Ápex del
corazón
Esófago
torácico
Quilla del
esternón
Riñón,
Área de
división craneal
las gónadas
Hígado
Costilla
esternal
Riñón,
división
caudal
Tibiotarso
Ventrículo
Fémur
Vértebra
caudal libre
Pubis
Asas
intestinales
Glándula
uropigia
Pigostilo
Figura 3.99 (a) Radiografía lateral (I-D)
del cuerpo de una amazona de frente azul
normal. (b) Figura digitalizada de la misma
ave para ilustrar las diferentes partes del
cuerpo.
90
●
CAPÍTULO 3:
Técnicas clínicas y diagnósticas
Figura 3.100 Estudio radiológico lateral de una cacatúa sanguínea en
el que se observa una gran cantidad de material radioopaco (grit) en
los ventrículos.
Figura 3.101 Estudio radiológico ventrodorsal de un turaco violáceo
(Musophaga violacea) en el que se observa un aumento homogéneo
unilateral de la radioopacidad que afecta al saco aéreo torácico craneal
izquierdo (flecha). El aire atrapado es evidente en el campo de los sacos
aéreos abdominal y torácico caudales izquierdos. En esta especie no es
evidente la cintura cardiohepática típica en forma de reloj de arena.
Figura 3.103 Estudio radiológico lateral de un halcón sacre en el
que se observa un bazo dilatado (flechas) visible en la cara dorsal
del ventrículo (v). Las sombras del corazón (c) y el hígado (h) tienen
un tamaño reducido. Obsérvese la hendidura radiotransparente
entre el corazón y el hígado. La dilatación intensa del hígado puede
estar causada por trastornos víricos o bacterianos (tuberculosis,
clamidofilosis) o linfoma.
Figura 3.104 Estudio radiológico lateral de un halcón híbrido gerifalte/
sacre (Falco rusticolus-Falco cherrug) en el que se observan distensión
gaseosa del ventrículo (v) y las asas intestinales (flechas). El hígado
dilatado ha desplazado caudodorsalmente el hígado engrosado (h).
Esta ave se presentó con antecedentes de disminución del apetito,
vómitos crónicos y pérdida de peso progresiva. Este caso de
gastroenteritis severa fue el resultado de una infección bacteriana.
Figura 3.105 Estudio radiológico lateral de un halcón sacre en el que
se observa un perdigón en los ventrículos. El halcón se alimentó con
una tórtola turca (Streptopelia decaocto) que se había abatido el día
anterior con un arma de calibre 12.
Figura 3.102 Estudio radiológico lateral de un loro gris (Psittacus
erithacus) que presentaba disnea. Hay un aumento de la consolidación
del campo pulmonar, con marcada neumonía (flecha).
Interpretación radiológica
●
91
h
b
Figura 3.106 Estudio radiológico ventrodorsal de un eclectus
(Eclectus roratus) que se presentó debido a disnea intensa, inflamación
abdominal y uratos verdes. Se observa una radioopacidad difusa
extensa a través de las cavidades celómicas hepática y peritoneal.
El ave tenía ascitis asociada a amiloidosis grave que afectaba
principalmente al hígado. La ascitis es la acumulación de líquido seroso
en una o varias cavidades celómicas. En el buche hay partículas de
alimento (flecha).
Figura 3.108 Estudio radiológico ventrodorsal de un halcón sacre
en el que se observa el hígado (h) y el bazo (b) dilatados y una masa
radiodensa grande (flechas) a lo largo de la cintura cardiohepática
derecha. En el examen post mortem se descubrió que la masa era un
aspergiloma encapsulado. El examen histopatológico reveló depósitos
amiloides abundantes en el hígado.
b
p
© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
c
v
h
h
Figura 3.107 Estudio radiológico lateral de la misma ave de la
figura 3.106. Se observa una sombra grande de tejido blando en la
cavidad celómica caudal (puntas de flecha) y los pulmones y los sacos
aéreos están muy comprimidos. La ascitis asociada a congestión
hepática grave es el resultado del aumento de la presión hidrostática
venosa portal y la disminución de la presión osmótica coloidal venosa
portal. Los límites del corazón (c) y las sombras hepáticas (h) no
están bien definidos. Hay partículas de alimentos en el buche (flecha).
Obsérvese la deformidad del sinsacro caudal.
Figura 3.109 Estudio radiológico lateral del mismo halcón de la
figura 3.108. Las flechas indican los bordes de la masa radiodensa. El
hígado dilatado (h) produjo desplazamiento caudodorsal del ventrículo
(v). Puede observarse el bazo dilatado (b) en la cara dorsal del
proventrículo (p).
92
●
CAPÍTULO 3:
Técnicas clínicas y diagnósticas
Figura 3.110 Estudio radiológico ventrodorsal de un halcón híbrido
sacre/gerifalte con aspergilosis que se presentó debido a bajo
rendimiento durante el vuelo y disnea. Puede observarse una masa
radiodensa grande localizada a lo largo del borde cardiohepático
izquierdo (flecha blanca). Existe una pérdida del espacio de aire en
ambos sacos aéreos claviculares (flechas negras).
Figura 3.111 Estudio radiológico ventrodorsal de un halcón sacre en
el que se observa saculitis de los sacos aéreos intensa, unilateral, que
afecta a los sacos aéreos torácico y abdominal derechos.
Figura 3.112 Estudio radiológico ventrodorsal de un halcón gerifalte
que se presentó con antecedentes de disnea intensa, disminución
del apetito, bajo rendimiento en vuelo y uratos de color verde claro.
La radiografía muestra que el aire está atrapado en el campo de los
sacos aéreos torácico y abdominal caudales, probablemente debido a
obstrucción mecánica del ostia pulmonare. Existen masas radiodensas
multifocales en el saco aéreo torácico y en el campo pulmonar
(flechas). El corazón, el hígado y otros órganos no pueden diferenciarse
y existe una pérdida del espacio aéreo en ambos sacos aéreos
claviculares (puntas de flecha).
Figura 3.113 Radiografía de contraste gastrointestinal ventrodorsal
de un halcón sacre obtenida 3 h después de administrarle sulfato de
bario mediante sonda gástrica. El hígado (flechas) está muy dilatado y
existen masas radiodensas multifocales en el saco aéreo torácico y en
el campo pulmonar (puntas de flecha).
Interpretación radiológica
bu
●
93
b
p
v
i
p
bu
v
h
Figura 3.114 Radiografía de contraste gastrointestinal lateral
de un halcón híbrido sacre/gerifalte obtenida 15 min después de
administrar sulfato de bario. Hay una dilatación masiva de los sacos
aéreos torácico y abdominal caudales que desplazan el ventrículo (v)
caudodorsalmente. bu, buche; flecha, esófago torácico;
p, proventrículos; h, hígado.
h
Figura 3.115 Radiografía de contraste gastrointestinal lateral de un
halcón sacre obtenida 90 min después de administrar sulfato de bario.
El hígado muy dilatado (h) ha desplazado el ventrículo (v) y las asas
intestinales (i) caudodorsalmente. El bazo (b) también está dilatado.
bu, buche; flecha, esófago torácico; p, proventrículos.
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Figura 3.117 Enfermedad ósea metabólica en un águila perdicera
(Hieraaetus fasciatus) joven, que se estaba criando con una dieta
exclusivamente a base de carne. Arqueamiento con fracturas
patológicas del húmero, el radio y el cúbito. La densidad ósea global
está disminuida y los perfiles corticales de los huesos largos casi no
pueden verse. (Por cortesía del Dr. T. A. Bailey.)
Figura 3.116 Radiografía ventrodorsal de un loro vasa (Coracopsis
vasa) de 1 año de edad. Deformidad de la columna, arqueamiento de la
mayoría de los huesos largos (flechas) y fractura patológica del fémur
derecho debido a un trastorno óseo metabólico.
Figura 3.118 La misma ave que en la figura 3.117. Arqueamiento con
fracturas patológicas del fémur y el tibiotarso. (Por cortesía del Dr. T. A.
Bailey.)
94
●
CAPÍTULO 3:
Técnicas clínicas y diagnósticas
Figura 3.119 Radiografía lateral de una cernícalo vulgar (Falco
tinnunculus) en la que se observa una fractura conminuta, de alta
energía, del radio y el cúbito derechos y del tibiotarso distal (flechas).
Obsérvese la inflamación del tejido blando alrededor del sitio de la
fractura en el ala.
Figura 3.120 Radiografía ventrodorsal del ala de un halcón borní
(Falco biarmicus) en la que se observan fragmentos de plomo de
diferentes tamaños incrustados en el radio, el cúbito y la región del
hombro. Obsérvese la formación de un callo sobre el cúbito y el radio.
Figura 3.121 Este halcón híbrido sacre/gerifalte fue ingresado con
una fractura conminuta, de alta energía, del tibiotarso proximal. Este
es el tipo más frecuente de fracturas que se observan en la práctica
clínica en las rapaces cautivas. Las fracturas de este hueso tienden
a producirse en las aves cuando empiezan a atárselas y durante
los ejercicios de entrenamiento. La fractura se reparó utilizando una
técnica de fijación IM-ESF utilizando una aguja IM insertada de forma
normógrada desde la cresta tibial, tres agujas roscadas de perfil
positivo colocadas en los fragmentos proximal y distal y conectadas
utilizando una barra y abrazaderas.
Figura 3.122 Fractura transversa, de baja energía, del tibiotarso
proximal en un halcón tagarote (Falco pelegrinoides). La fractura se
reparó utilizando una técnica de fijación IM-ESF utilizando una aguja IM
insertada de forma normógrada desde la cresta tibial y una aguja
roscada de perfil positivo única en el fragmento distal y fijada utilizando
una barra y abrazaderas.
Interpretación radiológica
●
95
Figura 3.123 Radiografía craneocaudal de la pata de un halcón
sacre con una pododermatitis en la que se observa inflamación
del tejido blando y cambios osteolíticos notables de la tróclea del
tarsometatarso, el primer hueso metatarsiano (punta de flecha) y las
falanges proximales de los dedos I y II (flechas).
Figura 3.124 Estudio radiológico ventrodorsal de un águila culebrera
(Circaetus gallicus). Obsérvese la presencia de toda la extremidad
de la presa (probablemente un ave zancuda de patas largas) con el
fémur proximal ocupando la entrada torácica y extendiéndose hacia la
parte caudal del esófago torácico. El tibiotarso ocupa el proventrículo
y el ventrículo. Después se dobla en la articulación intertarsiana. El
tarsometatarso y los dedos ocupan el ventrículo, el proventrículo y la
parte caudal del esófago torácico (flechas). (Por cortesía de J. G. de la
Fuente, A. L. Sánchez y la Facultad de Veterinaria, León).
© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Lennox AM, Crosta L (2005) The effects of isoflurane anaesthesia on
gastrointestinal transit time. Proceedings of the European Association of
Avian Veterinarians, Arles, pp. 207–210.
Figura 3.125 Proyección ventrodorsal de una gaviota con un anzuelo
alojado en el proventrículo. El ave se presentó con un trozo de sedal
que le salía a través de la boca. El ave murió inmediatamente después
de hacer la radiografía, probablemente debido a la pérdida de peso
intensa, la deshidratación y la septicemia.
McMillan MC (1994) Imaging techniques. In: Ritchie BW, Harrison GJ,
Harrison LR (eds) Avian Medicine: Principles and Application, pp. 246–326.
Wingers Publishing, Lake Worth, FL.
BIBLIOGRAFÍA
Romagnano A (1997) Radiology. In: Proceedings of the Association of Avian
Veterinarians, Reno, pp. 551–561.
Baumgartner R (1991) Radiology in birds. Proceedings of the European
Association of Avian Veterinarians, Vienna, pp. 405–409.
Harcourt-Brown NH (1996) Radiology. In: Beynon PH, Forbes NA,
Harcourt-Brown NH (eds) Manual of Raptors, Pigeons and Waterfowl,
pp. 89–97. British Small Animal Veterinary Association, Cheltenham.
Harr KE, Kollias GV, Rendano V et al. (1997) A myelographic technique for
avian species. Veterinary Radiology Ultrasound 38: 187–192.
Korbel, RT, Nell, B, Redig, PT et al. (2000). Video fluorescein angiography in
the eyes of various raptors and mammals. Proceedings of the Association of
Avian Veterinarians, August 30–September 1, Portland, Oregon, pp. 89–95.
Krautwald-Junghanns ME (1996) Avian radiology. In: Rosskopf W, Woerpel R
(eds) Diseases of Cage and Aviary Birds, pp. 630–663. Williams & Wilkins,
Baltimore.
Krautwald-Junghanns ME, Trinkaus K (2000) Imaging techniques. In: Tully
TN, Lawton MPC, Dorrestein GM (eds) Avian Medicine, pp. 52–73.
Butterworth-Heinemann, Oxford.
Phalen DN, Hays HB, Filippich LJ et al. (1996) Heart failure in a macaw with
atherosclerosis of the aorta and brachiocephalic arteries. Journal of the
American Veterinary Medical Association 209: 1435–1440.
Romagnano A, Love NE (2000) Imaging interpretation. In: Olsen GH, Orosz
SE (eds) Manual of Avian Medicine, pp. 391–423. Mosby, St Louis.
Sherrill J, Ware LH, Lynch WE et al. (2001) Contrast radiography with
positive-pressure insufflation in northern pintails (Anas acuta). Journal of
Avian Medicine and Surgery 15: 178–186.
Silverman S (1990) Basic avian radiology. Proceedings of the Association of Avian
Veterinarians, Phoenix, pp. 334–338.
Smith BJ, Smith SA (1997) Radiology. In: Altman RB, Clubb SL, Dorrestein
GM, Quesenberry K (eds) Avian Medicine and Surgery, pp. 170–199.
WB Saunders, Philadelphia.
Tell L, Silverman S, Wisner E (2003) Imaging techniques for evaluating the
head of birds reptiles and small exotic mammals. Exotic DVM 5(2): 31–37.
Vink-Nooteboom M, Schoemaker NJ, Kik MJ et al. (1998) Clinical diagnosis of
aneurysm of the right coronary artery in a white cockatoo (Cacatua alba).
Journal of Small Animal Practice 39: 533–537.
96
●
CAPÍTULO 3:
Técnicas clínicas y diagnósticas
LECTURAS COMPLEMENTARIAS
Coles BH (1988) Radiographic examination. In: Price CJ (ed.) Manual of
Parrots, Budgerigars and other Psittacine Birds, pp. 25–34. British Small
Animal Veterinary Association, Cheltenham.
Douglas SW, Williamson HD (1980) Principles of Veterinary Radiography,
3rd edn. (pp. 10–53) Baillière Tindall, London.
Krautwald ME, Tellhelm B, Hummel GH et al. (1992) Atlas of Radiographic
Anatomy and Diagnosis of Cage Birds. Paul Parey, Berlin.
Rubel GA, Isenbugel E, Wolvekamp P (1991) Atlas of Diagnostic Radiology of
Exotic Pets. WB Saunders, Philadelphia.
Silverman S (1990) Advanced avian radiographic interpretation. Proceedings
of the Association of Avian Veterinarians, Phoenix, pp. 339–342.
Radioscopia con imagen
intensificada
Thomas A. Bailey, Antonio Di Somma,
Celia G. Martinez
La radioscopia es una técnica de monitorización de rayos X
continuos o intermitentes. En la radioscopia se utilizan
rayos X para producir imágenes de vídeo en tiempo real.
Una vez que los rayos X atraviesan al paciente, en vez
de usar una película se capturan en un dispositivo que
se denomina intensificador de imagen y se convierten en
luz. Esta luz se captura en una cámara de televisión y se
muestra en un monitor de vídeo. La ventaja de la radioscopia sobre la radiograf ía convencional es que estas imágenes de rayos X pueden verse directamente sin obtener
y revelar fotograf ías de los rayos X. Esto permite observar en «tiempo real» determinados procesos corporales
dinámicos, como el desplazamiento de los alimentos
a través del tubo digestivo, y también es útil en determinadas intervenciones quirúrgicas y de diagnóstico.
Además, las exploraciones pueden registrarse en una
cinta de vídeo y revisarse en fases posteriores.
En medicina humana, la radioscopia se utiliza habitualmente para la localización intraoperatoria de la
anatomía del paciente y la posición del instrumental quirúrgico. Esta información aumenta la precisión y disminuye la exposición quirúrgica en una amplia variedad de
intervenciones. La radioscopia es especialmente útil para
identificar la presencia de estenosis u obstrucciones en
los órganos huecos del organismo.
Equipo de radioscopia
Las imágenes radioscópicas que ilustran este apartado se
obtuvieron con un sistema de imagen Premier Mini-C-arm
(FluoroScan Imaging Systems Inc., EE. UU.) (fig. 3.126).
El sistema de radiología FluoroScan Premier actúa con
niveles muy reducidos de exposición a la radiación
y dispersión, aunque los operadores siempre deben
llevar delantales de plomo. El haz radiológico de
este sistema está estrechamente colimado y muy filtrado. Se ha diseñado para actuar con una corriente del
tubo de 0,1 mA o inferior. El sistema FluoroScan tiene
Figura 3.126 Halcón con un ala descolgada que está de pie en una
percha para un examen radioscópico. Los halcones entrenados que
llevan puesta la caperuza se mantienen de pie tranquilos en una percha
mientras se realiza la investigación radioscópica. La radioscopia es útil
en la detección preliminar de los casos sin usar anestesia.
caracter ísticas distintas que permiten obtener imágenes de diferentes calidades modificando el número de
fotogramas de vídeo que se toman por término medio
(denominado supresión de ruido). Para las vistas cinematográficas es deseable que el ajuste de supresión del
ruido sea lo más bajo posible, lo cual es importante en los
estudios de movimiento. Los ajustes de supresión superior son necesarios para las imágenes de alta calidad. En
la figura 3.127 se muestran las diferencias en cuanto a la
calidad entre dos ajustes de supresión de ruido.
Los halcones entrenados y con la caperuza puesta
pueden quedarse tranquilos en una percha mientras
se realizan la radioscopia (v. fig. 3.126), y para realizar
radioscopias a aves anestesiadas se utiliza una mesa de
Perspex (fig. 3.128).
Radioscopia en las aves
Aunque la radioscopia no se utiliza mucho en medicina aviaria, debido al coste de las unidades, se considera que es una forma importante de explorar la
motilidad del aparato gastrointestinal aviario (McMillan,
1994), en especial para observar y evaluar los trastornos de dilatación del proventr ículo en las psitácidas
(Storm y Greenwood, 1993; Romagnano y Love, 2000).
Específicamente, se ha utilizado en estudios de contraste
del aparato gastrointestinal de las psitácidas (Taylor et al.,
1999; Vink-Nooteboom et al., 2003), para localizar cuerpos extraños ensartados en una cacatúa blanca juvenil
(Cacatua alba) (Oglesbee y Sreinohrt, 2001), el diagnóstico de megacloaca en una cacatúa moluqueña (Cacatua
moluccensis) (Graham et al., 2004), para investigar la obstrucción proventricular en un eclectus (Eclectus roratus)
(De Voe et al., 2003), y como herramienta para investigar
los efectos de metoclopramida sobre la motilidad del
aparato gastrointestinal en una amazona de la Española
Radioscopia en las aves
●
97
(a)
(b)
Figura 3.127 Halcón, proyección anteroposterior. Hepatomegalia. En la secuencia es posible observar la mejoría de la calidad de la imagen
utilizando la característica de supresión del ruido. Obsérvese la calidad granular de la imagen cuando no se suprime el ruido (a) y cómo mejora la
calidad cuando se suprime el ruido (b).
© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Figura 3.128 Puede utilizarse una mesa de Perspex para realizar la
radioscopia en las aves anestesiadas.
(Amazona ventralis) (Bowman, 2002). Probablemente, la
radioscopia también es una técnica útil en obstetricia
aviaria, especialmente para estudiar la distocia y la retención de huevos. En nuestro hospital, hemos encontrado
la radioscopia útil para detectar cuerpos extraños ventriculares en las aves (fig. 3.129) incluyendo perdigones,
hepatomegalia (fig. 3.130 y v. fig. 3.127), granulomas esofágicos (fig. 3.131) y granulomas consolidados de las vías
respiratorias inferiores (fig. 3.132). La radioscopia también es útil cuando se sospecha la existencia de fracturas
y tiene la ventaja de que no es necesario sujetar al ave
para hacer un diagnóstico preliminar (v. fig. 3.126). Las
técnicas de imagen intraoperatorias son útiles durante
Figura 3.129 Avutarda hubara (Chlamydotis undulata), proyección
anteroposterior. Partículas radioopacas (alambre) en el ventrículo.
la cirugía ortopédica para ayudar a realinear fracturas y
colocar implantes ortopédicos (figs. 3.133-3.135), para hacer el seguimiento de la cicatrización del hueso y para
comprobar la colocación de catéteres intraóseos (IO)
(fig. 3.136). Según nuestra experiencia, la radioscopia no
98
●
CAPÍTULO 3:
Técnicas clínicas y diagnósticas
Figura 3.132 Halcón, proyección anteroposterior. Sombra asimétrica
sobre los sacos aéreos, área irregular asimétrica de aumento de
densidad en los pulmones. Aspergilosis.
Figura 3.130 Halcón, proyección anteroposterior. Hepatomegalia.
La histopatología de las biopsias del hígado confirmó la amiloidosis.
Figura 3.133 Halcón, proyección anteroposterior. Fractura de húmero.
Figura 3.131 Avutarda hubara, proyección lateral. Radiodensidades de
tejidos blandos en el esófago debido a infección por Trichomonas sp.
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Radioscopia en las aves
●
99
(a)
(b)
(c)
(d)
(e)
Figura 3.134 (a-e) El uso de radioscopia intraoperatoriamente es útil
para la colocación de implantes ortopédicos durante la reparación
de las fracturas. Esta secuencia muestra la colocación de una aguja
intramedular en el fémur de un halcón.
Figura 3.135 Halcón, proyección anteroposterior. Reparación del
tibiotarso fracturado utilizando fijadores externos de tipo II.
100
●
CAPÍTULO 3:
Técnicas clínicas y diagnósticas
Figura 3.136 La radioscopia proporciona una forma muy rápida de
comprobar la colocación de los catéteres intraóseos.
proporciona imágenes con una resolución lo suficientemente fina para detectar los cambios patológicos tempranos de las vías respiratorias inferiores.
Exploración del aparato
gastrointestinal de las aves
utilizando la radioscopia
Las enfermedades que afectan al aparato gastrointestinal son frecuentes en las aves y las indicaciones para los
exámenes con bario incluyen: vómitos y diarrea agudos
o crónicos que no responden al tratamiento, hallazgos
radiológicos anormales que indican un patrón obstructivo, desplazamiento inexplicable de un órgano, pérdida
de detalles abdominales que indica perforación, diarrea hemorrágica, antecedentes de ingestión de material
extraño y pérdida de peso crónica inexplicable (McMillan,
1994). Las imágenes radioscópicas que se obtienen a intervalos adecuados dan información sobre la duración del
tránsito (p. ej., tránsito retardado en casos de obstrucción
por cuerpos extraños) y la radioscopia de vídeo se ha utilizado para detectar la motilidad anormal del aparato gastrointestinal y las contracciones gástricas descoordinadas
en los loros con trastornos por dilatación proventricular
(Degernes et al., 1999).
La duración del tránsito del bario en el aparato gastrointestinal de las aves var ía mucho entre las especies
y los individuos, y es importante conocer la duración
normal en cada especie. En la tabla 3.26 se resume
la velocidad y la localización del medio de contraste
cuando pasa a través del aparato gastrointestinal de los
halcones, los gavilanes y los loros. En la figura 3.137 se
muestra la retención de bario en el ciego de una avutarda hubara (Chlamydotis undulata macqueenii) 30 h después de su administración, un hallazgo normal en esta
especie. En la figura 3.138 se observa bario en el aparato
gastrointestinal de un alcaraván común (Burhinus oedicnemus), una especie que es sensible a la candidiasis gástrica. El retraso del tránsito gástrico puede ser un indicio
de candidiasis en esta especie. La duración del tránsito
depende de la dieta de la especie, y el tamaño y la longitud del tubo digestivo (Tully et al., 2000). También está
influenciado por otros muchos factores, como la edad, el
estado nutricional, los trastornos patológicos, el estrés y
los fármacos (McMillan, 1994). Si la administración del
medio de contraste está precedida por un ayuno prolongado, su velocidad se acelera al principio hasta el ventr ículo, pero después aumenta el tiempo de tránsito a
través del resto del aparato gastrointestinal, prolongándose la eliminación del medio de contraste (KrautwaldJunghanns et al., 1992).
Los estudios radiológicos siempre deben realizarse
antes de comenzar los estudios de contraste (McMillan,
1994; Krautwald-Junghanns, 1996). Esto es especialmente
importante para detectar partículas de metales pesados
radiodensas, puesto que el medio de contraste podr ía
enmascarar estas partículas (Krautwald-Junghanns et al.,
1992). Además, el aparato gastrointestinal del paciente
debe estar vacío antes de administrar el contraste, porque los alimentos y el material fecal pueden imitar u
ocultar las lesiones (Lennox et al., 2000). Las aves muy
estresadas pueden regurgitar el medio de contraste, lo
que predispone al paciente a neumonía por aspiración.
Debido al riesgo de aspiración, el estudio de contraste
está contraindicado en las aves comatosas o en decúbito
TABLA 3.26 Datos comparativos de la duración del tránsito del bario en el aparato gastrointestinal en los halcones,
los gavilanes, y los amazonas
Duración
Halcones
Gavilanes
Amazonas
0 min
Buche
Buche
Buche
1-3 min
Buche/estómago/intestino
10 min
15 min
Buche/estómago
Buche
Buche/estómago/intestino
Estómago
Estómago
Estómago
30 min
Buche/estómago/intestino/cloaca
Intestino delgado
1h
Estómago/intestino/cloaca
Intestino grueso
Intestino delgado
2h
Intestino/cloaca
Cloaca
Intestino grueso
4h
Intestino/cloaca
Cloaca
Cloaca
8h
Cloaca
Vaciado
Vaciado
Martinez C. G. et al. (2007).
Exploración del aparato gastrointestinal de las aves utilizando la radioscopia
© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Figura 3.137 Avutarda hubara, proyección ventrodorsal. Contraste
gastrointestinal con sulfato de bario, a las 30 h. En las avutardas
hubaras el medio de contraste se detiene en el ciego de 6 a 30 h o más.
lateral y en las que tienen depresión respiratoria (Smith
y Smith, 1997). En nuestro hospital, los halcones ayunan
12 h antes de realizar una radioscopia con estudio de
contraste del aparato gastrointestinal.
La dosis de sulfato de bario utilizada var ía dependiendo de la especie y la presencia o ausencia de buche,
y es de 0,025-0,05 ml/g de peso corporal, utilizando el
rango de dosis más bajo en las especies más grandes. Las
lesiones de la mucosa se identifican mejor utilizando una
dosis mayor, y puede utilizarse la dosis más baja si la
intención es simplemente identificar los bordes del aparato gastrointestinal (Krautwald-Junghanns, 1996). Si se
utiliza una dosis inadecuada, el aparato gastrointestinal
no se distiende del todo (Burk y Feeney, 1996). Nosotros
utilizamos una dosis de 25 ml/kg de sulfato de bario
administrado directamente en el buche en los halcones.
La secuencia de imágenes es 1 a 3 min después de la
administración del medio de contraste y después a intervalos de 15 min, 30 min, 1, 2, 4 y 8 h. Deben realizarse
proyecciones dorsoventral y laterales para determinar
la localización exacta del bario en el aparato gastrointestinal. Es muy probable que la inmovilización manual
para la radiograf ía o la radioscopia disminuya la motilidad gástrica, ya que la intervención produce al menos
algún nivel de excitación, miedo y forcejeo (Lennox et
al., 2000). Como consecuencia, la duración del tránsito
gastrointestinal se evalúa mejor en las aves no anestesiadas, sin inmovilización, cuando se utiliza la radioscopia,
o en las radiograf ías «de pie» sobre una percha adaptada
para aves, obtenidas utilizando un haz lateral. Los halcones que nosotros vemos en nuestro hospital están entrenados para cetrer ía, y las aves con la caperuza puesta se
quedan de pie tranquilamente en una percha mientras
se realizan las investigaciones radioscópicas. Esta es una
técnica que produce poco estrés, es mucho más fácil de
●
101
Figura 3.138 Alcaraván común (Burhinus oedicnemus), proyección
lateral. Contraste gastrointestinal con sulfato de bario. Los alcaravanes
comunes son susceptibles a la candidiasis gástrica y el retraso del
tiempo de tránsito gástrico puede ser un indicio de candidiasis en esta
especie.
realizar, no requiere anestesia y carece de riesgos para
los halcones. Otras especies que no pueden manejarse
de esta manera pueden examinarse en cajas de cartón o
en jaulas de Perspex pequeñas que tengan perchas. En la
figura 3.139 se muestra una secuencia de imágenes en un
halcón antes de administrar bario, en 1 y 3 min, 15 min,
30 min, 1, 2, 4 y 8 h después de administrárselo.
Generalmente, en los halcones sanos se observa el
paso inicial rápido del medio de contraste hasta el ventr ículo y el intestino. En halcones sanos que están estresados se ha observado un paso más lento del medio de
contraste desde el buche al ventr ículo. Se han visualizado las contracciones del buche y también pueden identificarse fácilmente los bolos del medio de contraste que
pasan a través del esófago hacia el proventr ículo. Parece
que el rango de la velocidad del tránsito es amplio
incluso en los halcones sanos y en algunas aves normales
puede retrasarse el vaciado del buche (Garcia-Martinez,
comunicación personal). En otras especies de aves, el
estrés afecta a la duración media del tránsito a través del
aparato gastrointestinal. En las aves que se alimentan de
semillas, las aves jóvenes, las aves obesas y cuando el
estómago está congestionado o distendido con alimentos, así como en las aves estresadas y sedadas o anestesiadas, la velocidad del medio de contraste es más lenta o
se prolonga el tránsito (Krautwald et al., 1992; McMillan,
1994; Krautwald-Junghanns, 1996; Tully et al., 2000).
Realmente, las funciones más útiles de la radioscopia
en medicina aviaria son la investigación de los trastornos
gastrointestinales y la obtención de imágenes intraoperatorias durante la cirugía ortopédica. La disminución del
estrés del paciente debido al manejo mínimo necesario
y a la rapidez del examen hace que la interpretación de
los cambios estructurales y funcionales de los trastornos
del aparato digestivo sea más realista. Con experiencia,
102
●
CAPÍTULO 3:
Técnicas clínicas y diagnósticas
(a)
(b)
(c)
(d)
(e)
(f)
Exploración del aparato gastrointestinal de las aves utilizando la radioscopia
●
103
(g)
(h)
Figura 3.139 Serie de imágenes antes y después de la administración de bario: (a) antes de la administración; (b) a 1-3 min; (c) a los 15 min; (d) a los
30 min; (e) 1 h; (f) 2 h; (g) 4 h, y (h) 8 h después de la administración en un halcón.
es posible detectar cambios más sutiles del aparato gastrointestinal o detectar los signos precoces de los trastornos consuntivos de las aves. El uso de la radioscopia
para colocar implantes durante la cirugía ortopédica permite realizar las intervenciones rápidamente y permite al
cirujano alinear las fracturas con gran precisión. En los
mamíferos la radioscopia se ha utilizado para el diagnóstico de las cardiopatías y se recomienda investigar más
esta área en medicina aviaria.
BIBLIOGRAFÍA
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LECTURAS COMPLEMENTARIAS
Ivey E, Knox V (2002) Effects of metoclopramide on alimentary tract motility
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Monterey, pp. 57–59.
Ecografía
M.-E. Krautwald-Junghanns, M. Pees
Aunque existen factores que limitan su uso en las aves
(el pequeño tamaño de los órganos, las posibilidades
limitadas de acoplamiento y las peculiaridades anatómicas, sobre todo el sistema de los sacos aéreos), la ecograf ía se ha convertido en una herramienta diagnóstica útil
e importante en medicina aviaria debido a la evolución
104
●
CAPÍTULO 3:
Técnicas clínicas y diagnósticas
técnica que ha experimentado en los últimos años. Se
han publicado varios estudios sobre el uso de la ecograf ía para explorar el corazón, el hígado, el bazo y los
sistemas gastrointestinal y urogenital. La ecograf ía sigue
teniendo limitaciones si se compara con la medicina de
los mamíferos, pero proporciona información única en
algunas indicaciones, especialmente en el examen de los
sistemas cardiovascular y urogenital. En algunos procesos patológicos (p. ej., derrame pericárdico) es incluso la
única posibilidad de realizar un diagnóstico definitivo en
vida.
Aunque a veces puede ser dif ícil observar los órganos
internos de las aves sanas mediante la ecograf ía, la situación en las aves enfermas suele ser completamente diferente. La dilatación de los órganos, el desplazamiento de
los sacos aéreos y las acumulaciones de líquido facilitan
el acoplamiento del transductor y mejoran la calidad de
la imagen.
Equipo técnico
El pequeño tamaño de los órganos y, con respecto a la
ecocardiograf ía, la frecuencia cardíaca elevada suponen
demandas especiales para el equipo técnico y limitan
el uso de los dispositivos ecográficos más antiguos en
medicina aviaria.
Cuando se utiliza la ecograf ía en las aves deben cumplirse los siguientes requisitos:
●
●
●
Sondas electrónicas con superficies de acoplamiento
pequeñas (son preferibles las sondas microcurvas).
Sondas con frecuencias de exploración de al menos
7,5MHz.
Disco duro interno para almacenamiento de las
imágenes y los ciclos de movimiento, o la posibilidad
de grabar en una cinta de vídeo.
El tamaño de la sonda es fundamental, especialmente en
las aves pequeñas. Se obtienen mejores resultados utilizando ecógrafos desarrollados para medicina pediátrica
humana, así como para uso quirúrgico o ginecológico
(fig. 3.140). En las aves pequeñas puede ser útil para la
exploración mantener una distancia.
Figura 3.140 Los transductores para la ecografía en las aves deben
tener superficies de acoplamiento pequeñas. Esta sonda microcurvada
con una frecuencia de 7,5 MHz es ideal para examinar a las aves de
una masa corporal de hasta 1.000 g.
Para las aves con una masa corporal de hasta 1.000 g,
se recomienda un ecógrafo con una frecuencia de
7,5 MHz para la visualización adecuada de las estructuras cardíacas. Las frecuencias superiores pueden ser
beneficiosas pero disminuyen el ritmo de representación
y la profundidad de exploración máxima. Se recomienda
grabar los ciclos de movimiento digitales o las secuencias de vídeo puesto que la evaluación y la morfometr ía pueden realizarse después del examen sin estresar
al ave.
En los exámenes ecocardiográficos los siguientes puntos son importantes:
●
●
●
Un mínimo de 100 fotogramas por segundo.
Función Doppler (Doppler color y espectral).
Función de activación de electrocardiograf ía (ECG).
El ritmo de representación de fotos es necesario para
obtener imágenes de las fases cardíacas definidas como
la sístole y la diástole. En las aves con frecuencias cardíacas de hasta 600 latidos por minuto, lo que significa 10 latidos por segundo, un ritmo de representación de fotos
de 100 imágenes/s proporciona 10 imágenes por ciclo
cardíaco. Aunque existe poca experiencia con el uso de
Doppler en las aves, los dispositivos ecográficos utilizados para cardiograf ía deben tener tanto función Doppler
espectral como Doppler color (estas técnicas se volverán más importantes en el futuro). La función de activación es útil para relacionar las imágenes cardíacas y las
medidas con determinadas fases del ECG, y por lo tanto
puede identificar la fase cardíaca correspondiente (final
de la diástole y final de la sístole).
Preparación del paciente,
abordaje y técnica
de exploración
Puesto que el aparato gastrointestinal lleno puede alterar
la penetración de las ondas de ultrasonidos y por tanto
la visualización de los órganos más allá del intestino
(especialmente con el abordaje ventromedial, v. anteriormente), las aves deben estar en ayuno antes de la exploración. Para las psitácidas se recomienda 2-4 h; las palomas
deben estar en ayunas 12 h y las rapaces hasta 48 h.
En general, no es necesaria la anestesia para la ecograf ía. Cuando se explora el sistema circulatorio, el estrés
puede ser un problema para interpretar los resultados
en las aves despiertas, pero la anestesia también puede
afectar a la frecuencia y la contractilidad cardíacas. Por lo
tanto, para las exploraciones en modo B, se recomienda
anestesia sólo para las aves sensibles al estrés, pero las
exploraciones Doppler espectrales deben realizarse bajo
anestesia general para disminuir la influencia del manejo
y la inmovilización sobre la velocidad de la sangre.
Un ayudante o el dueño puede sujetar al paciente en
decúbito dorsal o lateral (utilizando el área del costado)
o en posición erguida. En los pacientes con signos clínicos de cardiopatía o disnea, el decúbito dorsal puede
causar problemas circulatorios graves y debe por tanto
evitarse. Generalmente se recomienda sujetar al ave en
Preparación del paciente, abordaje y técnica de exploración
●
105
Figura 3.142 Abordaje paraesternal, paloma (Columba livia). Para este
abordaje, la pata se estira hacia atrás o hacia delante. Esto sólo es
posible en las aves con suficiente espacio entre la última costilla y los
huesos púbicos.
© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Figura 3.141 Abordaje ventromedial, guacamayo azul y amarillo
(Ara ararauna). El transductor se acopla en la parte media detrás del
esternón. Se ha utilizado un dispositivo de fijación para sujetar al ave
en una posición erguida.
una posición tan erguida como sea posible. Los dispositivos de fijación (fig. 3.141) pueden ser útiles.
La posibilidad de colocar el transductor en contacto con la piel es limitada debido a la anatomía de los
pacientes aviarios. Puesto que el contacto íntimo entre
el transductor y la piel es necesario para que la calidad
de la imagen sea adecuada, sólo existen dos abordajes
posibles: abordaje ventromedial por detrás del esternón y abordaje paraesternal por detrás de las costillas.
El abordaje ventromedial es el abordaje principal. El
transductor se acopla en la parte media directamente
por detrás del extremo caudal del esternón (v. fig. 3.141).
El abordaje paraesternal es útil en las aves con espacio
suficiente entre la última costilla y los huesos pélvicos, como las palomas y algunas especies de rapaces.
La sonda se acopla sobre el lado derecho del ave, porque la molleja está en el lado izquierdo y podr ía alterar
la penetración de las ondas de ultrasonidos. Se estira
de la extremidad posterior hacia atrás o hacia delante
y la sonda se presiona ligeramente sobre la pared corporal para comprimir los sacos aéreos subyacentes
(fig. 3.142).
Las plumas impiden el contacto entre el aparato y
la piel y disminuyen así la calidad de la imagen. Que
haya que arrancarlas o que sea suficiente con apartarlas
depende de la especie. En las palomas, las gallinas y las
aves de presa, normalmente es necesario arrancar alguna
de las plumas. En la mayor ía de las psitácidas suele ser
suficiente separar las plumas en la mayor ía de los casos.
Para el abordaje ventromedial, en las psitácidas puede
utilizarse una zona sin plumas que hay por detrás del
esternón (mácula reproductora). En las aves acuáticas
deben quitarse las plumas con mucho cuidado, porque
podr ían perder la capacidad para nadar. Por último,
debe aplicarse una cantidad suficiente de un gel acústico
hidrosoluble comercial para asegurar un buen contacto
entre el transductor y la piel. Estos geles son bien tolerados y pueden eliminarse de las plumas y de la piel con
facilidad.
En los diagnósticos ecográficos la evaluación de los
resultados es mucho más subjetiva y depende mucho
más de la experiencia del personal y de la técnica de
exploración que la radiograf ía. Por lo tanto, para la evaluación ecográfica habitual debe utilizarse un patrón fijo
de exploración. Un método recomendado para examinar
la cavidad celómica es comenzar evaluando el hígado
y después el corazón, el sistema gastrointestinal y por
último el sistema urogenital.
En el abordaje ventromedial el transductor se dirige
cranealmente para visualizar el tejido hepático (fig. 3.143).
Después de identificar el hígado, el transductor se pasa
desde la parte lateral a la medial, hasta que se ha explorado todo el hígado. Si está indicado, pueden hacerse
biopsias hepáticas utilizando la ecograf ía.
Para explorar el corazón, el transductor se dirige craneodorsalmente hasta que se identifica el corazón (el hígado
actúa como una ventana acústica). Cuando se ha visualizado el corazón, el transductor se dirige lateralmente
para examinar sección por sección. Primero se examina la
proyección sagital (perpendicular al esternón) y después
el transductor se gira 90 ° para obtener un segundo plano
de la proyección. Antes de tomar medidas debe ajustarse
106
●
CAPÍTULO 3:
Técnicas clínicas y diagnósticas
8
7
6
3
1 Hígado
2 Corazón
3 Proventrículos
4 Ventrículos
5 Intestino
6 Riñones
7 Gónadas
8 Pulmones
2
1
4
5
Figura 3.143 Abordaje ventromedial, vista esquemática. El tejido
homogéneo del hígado sirve como una ventana acústica para visualizar
el corazón.
la sonda hasta que se observa la extensión máxima de los
ventr ículos. Con el abordaje paraesternal pueden obtenerse
más secciones transversas del corazón.
El transductor se desplaza hacia el lado izquierdo
para comenzar a examinar el aparato gastrointestinal. La
molleja se identifica fácilmente debido a sus músculos
grandes y a su gran contenido de cálculos arenosos en
las aves granívoras. El proventr ículo puede observarse
en ocasiones en el lado derecho; el intestino delgado sólo
puede observarse claramente con frecuencias de exploración altas (al menos 10 MHz). Además, puede reconocerse el peristaltismo del intestino delgado; la cloaca se
observa en el abdomen caudal.
Finalmente, el sistema urogenital se encuentra detrás
del intestino y se examina comenzando con la presentación de los riñones. Los riñones deben explorarse en una
sección cruzada para identificar el tejido (v. más adelante).
Tras la identificación, puede observarse toda la extensión
del órgano en una sección longitudinal. La observación
de los testículos y los ovarios depende del estado de la
actividad sexual, las gónadas inmaduras inactivas normalmente no son visibles en las imágenes ecográficas.
Figura 3.144 Exploración ecográfica, abordaje ventromedial, loro
gris (Psittacus erithacus), hígado normal. El tejido hepático (1) está
delicadamente granulado y tiene una ecogenicidad media. Los bordes
entre los lóbulos hepáticos son visibles como líneas hiperecoicas (2).
finas y contenidos anecoicos. Se localiza caudalmente al
lóbulo hepático derecho.
En las aves con hepatopatías, las alteraciones comunes
que se observan en el examen ecográfico incluyen:
●
●
●
●
●
●
Aumento del tamaño (o disminución).
Bordes irregulares, inflamados (fig. 3.145).
Disminución o aumento de la ecogenicidad del
parénquima o lesiones parenquimatosas
localizadas.
Vasos hepáticos dilatados y/o congestionados
(v. fig. 3.145).
Quistes hepáticos (masas anecoicas, claramente
definidas, con aumento acústico posterior
notable).
Líquido (p. ej., ascitis) en la cavidad celómica
(v. fig. 3.145).
Órganos y sistemas
de órganos
Hígado
La indicación más frecuente para el examen ecográfico
del hígado es la dilatación del contorno hepático en la
radiología. El aspecto ecográfico del parénquima hepático
es de ecogenicidad media y toscamente granular, pero
con una textura uniforme en todo el órgano (fig. 3.144).
Los bordes del hígado aparecen marcados pero, puesto
que sólo pueden evaluarse a la vez partes del hígado,
es dif ícil medir el tamaño del hígado. A veces son visibles los vasos intrahepáticos como canales anecoicos.
En las aves con vesícula biliar, es una estructura redondeada u ovalada, lisa, claramente definida, con paredes
Figura 3.145 Exploración ecográfica, abordaje ventromedial, loro gris.
El hígado (1) está inflamado; los vasos dilatados (2) son visibles y hay
ascitis (3).
Órganos y sistemas de órganos
●
107
TABLA 3.27 Ecografía bidimensional, parámetros medidos y calculados importantes en las aves (media DE)
Parámetro
Abordaje
ventromedial
Psittacus
erithacus
erithacus (Pees
et al., 2004)
Amazona spp.
(Pees et al.,
2004)
Cacatua spp.
(Pees et al.,
2004)
Rapaces diurnas*
(Boskovic et al.,
1999)
Palomas, abordaje
paraesternal
(Schulz, 1995)
Masa corporal (g)
493 55
353 42
426 162
720 197
434 52
Longitud, sístole (mm)
Longitud, diástole (mm)
22,5 1,9
24 1,9
21,1 2,3
22,1 2,2
19 1,3
19,9 1,6
14,7 2,8
16,4 2,7
17,9 1,0
20,1 1,4
Ancho, sístole (mm)
6,8 1
6,7 1,2
6,4 1,7
6,3 1,1
5,2 0,4
Ancho, diástole (mm)
8,6 1
8,4 1,0
8,3 1,5
7,7 1,2
7,4 0,6
Acortamiento fraccionado del ancho (%)
22,6 4,4
22,8 4,2
25,6 7,0
Sin determinar
27,2 4,5
VENTRÍCULO IZQUIERDO
VENTRÍCULO DERECHO
Longitud, sístole (mm)
9,2 1,4
9,4 1,8
10,3 1,2
12,7 2,7
Sin determinar
Longitud, diástole (mm)
11,5 1,9
10,3 1,3
11,3 2,3
13,9 2,5
9,9 0,8
Ancho, sístole (mm)
2,8 0,9
3,1 0,7
2,3 0
2,1 0,6
Sin determinar
Ancho, diástole (mm)
4,8 1,1
5,2 1,3
3,5 0,5
2,5 0,8
4 0,5
Acortamiento fraccionado del ancho (%)
40,8 11,9
34,1 3,7
33,3 10,3
Sin determinar
Sin determinar
Grosor, sístole (mm)
2,9 0,5
2,2 0,1
1,9 0,3
1,9 0,6
3,8 0,1
Grosor, diástole (mm)
2,5 0,3
2,1 0,4
1,7 0,4
1,9 0,5
3,3 0,2
TABIQUE INTERVENTRICULAR
*
© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Incluyendo Buteo buteo, Accipiter nisus, Accipiter gentilis, Milvus milvus.
Es fácil identificar las lesiones focales porque interrumpen el aspecto uniforme del parénquima hepático. Las
alteraciones neoplásicas suelen aparecer como zonas
ecogénicas focales, mientras que las necrosis suelen producir áreas hipoecoicas. La identificación de las lesiones
parenquimatosas difusas (p. ej., alteraciones por ácido
graso) es más dif ícil. Aunque la ecogenicidad de la inflamación, la neoplasia, la calcificación y el granuloma son
diferentes, no es posible predecir la naturaleza histológica de una lesión a partir del aspecto ecográfico. Sólo es
posible hacer un diagnóstico provisional y es necesario
realizar una biopsia para hacer el diagnóstico definitivo.
Las biopsias guiadas por ecograf ía pueden obtenerse
fácilmente de regiones definidas del parénquima hepático utilizando la misma técnica que en los mamíferos.
establecida para las aves y los valores de referencia se
han registrado para varias especies (tabla 3.27). Además,
se ha comprobado que la ecocardiograf ía Doppler es
útil en las aves. Los patrones de flujo deben mostrarse
en modo color y las velocidades pueden medirse en las
zonas de las aberturas auriculoventriculares y en la raíz
aórtica. La exploración sistemática y los valores de referencia utilizando Doppler espectral con ondas pulsadas
están disponibles para algunas especies, mientras que el
uso de Doppler color sólo está documentado en algunos
informes de casos.
La masa corporal y la longitud esternal palpable
externa son parámetros útiles para determinar las medidas en relación con el tamaño del ave. Debe derivarse un
ECG para obtener imágenes cardíacas desde el final de la
sístole hasta el final de la diástole.
Sistema circulatorio
Modo B (ecocardiografía
bidimensional)
La gran ventaja de la ecograf ía cuando se explora el
corazón de las aves es la presentación de las estructuras
internas y por lo tanto la posibilidad de evaluar tanto el
estado morfológico como funcional. Sin embargo, debido
a las caracter ísticas anatómicas especiales del corazón de
las aves, el protocolo (proyecciones estandarizadas) recomendado para la ecograf ía en los mamíferos no puede
utilizarse en las aves. En las aves no es útil el modo M,
una herramienta útil para evaluar el grosor de la pared
y la contractibilidad en los mamíferos, porque el corazón
de las aves sólo puede visualizarse en las proyecciones
longitudinal y semitransversal. Hasta ahora, el modo B
(ecograf ía bidimensional) es la técnica de exploración
Utilizando la ecocardiograf ía bidimensional (2D) pueden
evaluarse las estructuras internas del corazón de forma
subjetiva y pueden tomarse las medidas (figs. 3.1463.148). El tamaño de los ventr ículos, el grosor del tabique
intraventricular y la contractibilidad de los ventr ículos
son parámetros importantes para evaluar la morfología y
la función cardíacas. Además, pueden evaluarse las válvulas auriculoventriculares (AV) izquierdas, las válvulas
aórticas y la válvula AV muscular derecha, dependiendo
de la calidad de la imagen. Es fácil reconocer los signos
de congestión (hidropericardio, ascitis y congestión de
los vasos hepáticos).
108
●
CAPÍTULO 3:
Técnicas clínicas y diagnósticas
Aurícula
derecha
Aurícula
izquierda
Aorta
2
3
(a)
1
Figura 3.147 Esquema del corazón aviario, proyección horizontal,
puntos de medida. Los valores de referencia se ofrecen en la tabla 3.27
para la longitud y el ancho del ventrículo izquierdo (1), el ventrículo
derecho (2) y el tabique interventricular (3).
(b)
Figura 3.146 Exploración ecográfica, abordaje ventromedial, busardo
ratonero (Buteo buteo), corazón normal. (a) sístole, (b) diástole. El
ventrículo izquierdo (1) y derecho (2) así como la aurícula izquierda (3)
son visibles. Las válvulas de la base aórtica (4) están cerradas durante
la diástole, mientras que, durante la sístole, se cierran las válvulas
auriculoventriculares. 5, tejido hepático.
En la imagen de 2D se toman medidas siguiendo el
«método del borde interno». Además del tamaño, la contractibilidad (acortamiento fraccional, AF) de los ventr ículos es especialmente importante. Se calcula utilizando
la fórmula AF [%] 5 (valor diastólico – valor sistólico) 100/valor diastólico). Debido a la forma de hoz del ventr ículo derecho del corazón de las aves la contractibilidad de esta cámara es mucho mayor que la de la cámara
izquierda.
Ecocardiografía Doppler
El Doppler espectral se utiliza para determinar la velocidad del flujo de sangre (flujo de entrada, flujo de salida),
que se muestra como un gráfico bidimensional con respecto al tiempo (v. fig. 3.148). Los valores de referencia
están disponibles para el flujo de entrada diastólico en
los ventr ículos izquierdo y derecho y el flujo de salida
sistólico hacia la aorta (tabla 3.28).
El Doppler color muestra la velocidad del flujo de sangre en colores superponiéndose a la imagen bidimensional (fig. 3.149). Puede utilizarse para colocar la entrada
para la ecocardiograf ía Doppler espectral pero también
Figura 3.148 Exploración ecográfica, abordaje ventromedial, Doppler
espectral, corneja negra (Corvus corone), corazón normal. Dentro de
la imagen bidimensional, una entrada muestra la zona de las medidas
Doppler espectral. La velocidad se muestra con respecto al tiempo, en
este caso aproximadamente 80 cm/s (línea amarilla).
se ha informado que es útil para detectar insuficiencias
valvulares y aneurismas. Puesto que el ritmo de representación de fotos disminuye considerablemente en la
mayor ía de los dispositivos ecográficos cuando se utiliza
Doppler color, hasta ahora su valor es limitado en la ecocardiograf ía aviaria.
En las aves con trastornos cardiovasculares, las alteraciones comunes que se detectan en la exploración ecográfica incluyen:
Órganos y sistemas de órganos
●
109
TABLA 3.28 Velocidades del flujo de sangre intracardíaco en algunas especies de ave (anestesiadas)
Amazona
spp. (Pees
et al., 2005)
Cacatua galerita Psittacus erithacus Falco spp.
Ara spp.
(Straub et al.,
(Carrani et al.,
(Carrani et al., (Carrani et al.,
2001)
2003)
2003)
2003)
Buteo buteo
(Straub et al.,
2001)
Flujo de entrada diastólico, ventrículo
izquierdo (m/s)
0,18 0,03
0,54 0,07
0,32 0,15
0,39 0,06
0,21 0,03
0,14 0,01
Flujo de entrada diastólico, ventrículo
derecho (m/s)
0,22 0,05
Sin determinar
Sin determinar
Sin determinar
0,21 0,04
0,14 0,02
Flujo de salida sistólico, base aorta
(m/s)
0,83 0,08
0,81 0,16
0,78 0,19
0,89 0,13
0,95 0,07
1,18 0,05
Parámetro
Figura 3.149 Ecografía, Doppler color, abordaje ventromedial, corneja
negra, corazón normal. El flujo de salida hacia la aorta se observa
como sangre fluyendo hacia afuera del transductor (azul).
●
●
●
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●
●
●
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© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
●
Arritmias.
Dilatación de los ventr ículos (o disminución del
tamaño) (fig. 3.150).
Aumento o disminución del grosor de las paredes.
Aumento o disminución de la contractibilidad de los
ventr ículos.
Alteraciones del miocardio o del endocardio.
Alteraciones del pericardio, incluyendo derrame
pericárdico (v. fig. 3.150; fig. 3.151).
Alteraciones de las válvulas (engrosamiento,
insuficiencia) (v. fig. 3.150).
Aumento o disminución de las velocidades del flujo
cardíaco.
Ascitis y congestión hepática (v. fig. 3.150; fig. 3.152).
Los datos ecocardiográficos patológicos más frecuentes
son hidropericardio e hipertrofia/dilatación del ventr ículo derecho. Ambas alteraciones suelen estar causadas
por insuficiencia cardíaca congestiva del lado derecho.
En estos casos, el ventr ículo derecho suele ser casi tan
grande como el izquierdo; las paredes están significativamente engrosadas. En las aves con hidropericardio
puede verse un área anecoica entre el corazón y el pericardio. El aumento de la presión arterial en el ciclo circulatorio mayor suele dar lugar a congestión hepática
(vasos hepáticos dilatados visibles) y a ascitis. La hipertrofia muscular de la válvula AV derecha suele asociarse
a hipertrofia del ventr ículo derecho. Las alteraciones del
ventr ículo izquierdo se observan con menos frecuencia.
Pueden combinarse con engrosamiento de las válvulas
auriculoventriculares que indica lesión e insuficiencia
valvulares. La insuficiencia cardíaca congestiva del lado
izquierdo normalmente se combina con alteraciones del
lado derecho debido a congestión del ciclo circulatorio
menor.
Figura 3.150 Ecografía, abordaje ventromedial, loro gris, insuficiencia
cardíaca del lado derecho. El ventrículo derecho (2) es más grande que
el ventrículo izquierdo (1), la válvula auriculoventricular muscular (2a)
está engrosada. Se observan derrame pericárdico (3) y ascitis (4).
Figura 3.151 Ecografía, abordaje ventromedial, loro gris,
clamidofilosis. El derrame pericárdico (3) es visible como un área
anecoica entre el corazón (1) y el hígado (2). 4, esternón.
Aparato gastrointestinal
La molleja es fácil de identificar debido a sus músculos
grandes y a que contiene gran cantidad de arenilla en las
aves granívoras. Debido a la reflexión total, puede observarse un sombreado acústico típico detrás de la molleja (v.
fig. 3.152). El proventr ículo puede observarse cuando está
dilatado pero es dif ícil identificar el órgano cuando su
110
●
CAPÍTULO 3:
Técnicas clínicas y diagnósticas
Puesto que todavía no existen estudios sobre el uso de
la ecograf ía para explorar el aparato gastrointestinal en
las aves enfermas, la evaluación se basa en la experiencia subjetiva del examinador. Por lo tanto, hasta ahora,
el valor de la ecograf ía para examinar el aparato gastrointestinal en las aves es limitado si se compara con otras
técnicas de imagen.
Sistema urogenital
Figura 3.152 Ecografía, abordaje ventromedial, cotorra argentina
(Myiopsitta monachus), molleja normal. El contenido de la molleja es
hiperecoico (1), mientras que la pared muscular es hipoecoica (2).
Debido a las reflexiones totales de la arenilla, no existen estructuras
visibles más allá de la molleja (sombreado acústico, 3).
Debido a su anatomía, el aparato reproductor de las
aves no puede examinarse tan fácilmente como el de los
mamíferos. El aparato gastrointestinal y los sacos aéreos
impiden su exploración. Hasta el momento, sólo es posible determinar el sexo mediante ecograf ía en las aves
hembra con folículos grandes o huevos presentes o en las
aves más grandes, como las ratites, utilizando escáneres
intracloacales.
En las aves con trastornos del aparato urogenital, los
cambios habituales que se detectan en la exploración
ecográfica incluyen:
●
tamaño es normal. El intestino puede evaluarse sólo
con sondas con frecuencia de al menos 10 MHz. Con
estas sondas pueden visualizarse las capas de la pared
y el contenido (fig. 3.153). También puede reconocerse el
peristaltismo con frecuencias más bajas. La cloaca puede
verse fácilmente en el abdomen caudal. El llenado retrógrado de la cloaca con líquido puede ayudar a evaluar la
mucosa.
En las aves con trastornos gastrointestinales, las alteraciones comunes que pueden detectarse en la exploración ecográfica incluyen:
●
●
●
●
●
●
●
●
Dilatación de los órganos, incluyendo signos de
alteraciones neoplásicas (áreas necrosadas)
(figs. 3.154-3.157).
Alteraciones quísticas de los ovarios y los riñones
(v. fig. 3.156).
Huevos sin cáscara calcificada (fig. 3.158).
Huevos con cáscara calcificada rota.
Engrosamiento del oviducto (procesos inflamatorios)
(fig. 3.159).
Productos inflamatorios dentro del oviducto (huevos
aglutinados) (v. fig. 3.159).
Aumento o disminución del peristaltismo.
Aumento o disminución del tamaño de los órganos.
Aumento del grosor de la pared, por ejemplo debido
a inflamación.
Figura 3.153 Ecografía, abordaje ventromedial, tucán de tipo
acanelado (Ramphastos vitellinus), enteritis. Son visibles diferentes
capas de la pared engrosada (1). 2, contenido intestinal. (Por cortesía
de I. Kiefer, Leipzig.)
Figura 3.154 Ecografía, abordaje ventromedial, loro gris (Psittacus
erithacus), nefrosis causada por intoxicación. Es visible el aumento del
tamaño del riñón (1), presencia de ascitis (2). 3, reflexión con forma de
W de la columna vertebral y los huesos pélvicos.
Órganos y sistemas de órganos
●
111
Figura 3.155 Ecografía, abordaje ventromedial, amazona real,
(Amazona ochrocephala), neoplasia renal. El tejido renal (1) forma una
masa sólida de ecogenicidad no homogénea. Los demás órganos
están desplazados (flechas); hay ascitis (2). 3, reflexión en forma de W
de la columna vertebral y los huesos pélvicos.
Figura 3.156 Ecografía, abordaje ventromedial, cacatúa sanguínea
(Cacatua sanguine), quistes renales y hemorragia renal. Los quistes
(2) son visibles como áreas anecoicas dentro del tejido renal (1). La
hemorragia se aprecia como un área anecoica que contiene estructuras
hiperecoicas móviles (coágulos).
Figura 3.157 Ecografía, abordaje ventromedial, periquito
(Melopsittacus undulatus), neoplasia testicular. La neoplasia se observa
como una masa sólida (1) con varias áreas anecoicas (2, necrosis).
3, ascitis; 4, reflexión de la columna vertebral.
Figura 3.158 Ecografía, abordaje ventromedial, inseparables de
Namibia (Agapornis roseicollis), huevo no calcificado. Se observa la
yema (1) como un área central de ecogenicidad media; la albúmina
(2) se presenta como un área anecoica alrededor de la yema. Este caso
no es una alteración patológica, sino una fase normal del desarrollo del
huevo.
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Riñones
Figura 3.159 Ecografía, abordaje ventromedial, loro gris, huevo
aglutinado. La pared del oviducto (2) está engrosada, el contenido
(1) se observa con ecogenicidad alternante («capas de cebolla»).
En la mayor ía de los casos, no es posible observar los
riñones normales mediante ecograf ía transcutánea.
Esto se debe a su posición en la columna vertebral, dentro de las depresiones de la pelvis y a los sacos aéreos
abdominales que los rodean. Sin embargo, en casos de
dilatación renal, los sacos aéreos están distendidos y es
posible visualizar los riñones. Tanto el tamaño como el
parénquima pueden evaluarse sin dificultad, no sólo
en las aves grandes sino también en las más pequeñas
(p. ej., periquitos). En la sección transversal (con el
plano del haz perpendicular a la columna vertebral),
los riñones se visualizan situados en reflexión total en
forma de W debido a los huesos pélvicos/espinales
(v. figs. 3.154 y 3.155). En esta proyección, los riñones
pueden compararse uno con otro, aparecen redondeados u ovalados y puede medirse su tamaño. Girando el
112
●
CAPÍTULO 3:
Técnicas clínicas y diagnósticas
transductor aproximadamente 90 ° puede examinarse
el eje longitudinal de los riñones (longitudinal a la
columna vertebral). La ecotextura de los riñones inflamados y dilatados es homogénea y más bien anecoica,
sin estructuras internas reconocibles. Las neoplasias son
reconocibles como masas únicas, voluminosas y con frecuencia redondeadas, que suelen tener una ecotextura
no homogénea difusa y áreas hipoecoicas (v. fig. 3.155).
Los quistes de los riñones pueden detectarse fácilmente
mediante ecograf ía. Aparecen ecográficamente como
estructuras anecoicas redondeadas, claramente definidas
(v. fig. 3.156), a menudo con un aumento acústico distal
notable. Si no es posible diferenciar los quistes renales y
ováricos, puede realizarse una punción guiada con ecograf ía de las cavidades llenas de líquido y examinarse el
líquido.
Los depósitos de ácido úrico y/o las calcificaciones
producen reflexiones (aumento de la ecogenicidad); el
tejido renal aparece más heterogéneo. Sin embargo, el
diagnóstico de gota renal por medio de la ecograf ía es
dif ícil: deben tenerse en cuenta otras técnicas (radiología, endoscopia, bioquímica sanguínea, biopsia) antes de
hacer un diagnóstico.
Gónadas
La observación ecográfica de los testículos sólo tiene
éxito en el caso de aves sexualmente muy activas. El
parénquima de este órgano muestra una estructura delicadamente granulada de ecogenicidad media. Los procesos neoplásicos, inflamatorios y otros cambios, junto
con la dilatación del órgano, pueden observarse ecográficamente. El tejido neoplásico suele presentarse como
una masa única redondeada delimitada por las estructuras circundantes (v. fig. 3.157). Sin embargo, no es posible asociar las masas definitivamente a los testículos. Es
posible realizar una biopsia guiada por ecograf ía pero es
dif ícil (riesgo de hemorragia interna).
Ovario
La observación ecográfica del ovario tiene éxito en las
aves hembras más activas con un peso corporal de más
de 70 g. La imagen de los ovarios activos se caracteriza
por la presencia de folículos de diferentes tamaños que
representan varias fases del desarrollo. Los folículos en
desarrollo se observan primero como zonas redondeadas con una estructura interna indiferenciada, anecoica
o hiperecoica. En las fases avanzadas de desarrollo, los
folículos muestran el contenido más ecoico de la yema.
Más distalmente en el oviducto, en el magnum, el huevo
muestra una separación diferenciada entre la yema ecogénica y un per ímetro poco ecoico circundante de albúmina. La cáscara hiperecoica, que se añade en el útero,
puede reconocerse fácilmente.
Las neoplasias ováricas pueden demostrarse claramente mediante la ecograf ía. Acompañadas por dilatación masiva del órgano afectado, las estructuras bien
definidas aparecen como masas redondeadas grandes
de ecogenicidad mixta, que se observan como ecotexturas heterogéneas localizadas o difusas notables. El origen de los tumores no puede determinarse debido a su
extensión masiva. Los quistes ováricos aparecen ecográficamente como compartimentos anecoicos redondeados,
claramente definidos, que muestran el fenómeno del
aumento acústico distal.
Oviducto
Independientemente de su estado funcional, el oviducto sin cambios no se suele poder diferenciar ecográficamente de las estructuras abdominales circundantes
(intestino). El oviducto activo puede diferenciarse debido
a la presencia de huevos y a la ausencia de contractibilidad (en comparación con el intestino).
Los procesos inflamatorios avanzados del oviducto
pueden reconocerse por el aumento del grosor de la
pared del oviducto. Si existen huevos aglutinados, su ecogenicidad depende del tipo de derrame. Principalmente,
los huevos aglutinados se presentan con áreas de cambio
hipo e hiperecoicas alrededor de un punto central. Esto
se debe a las distintas densidades del material depositado, que da al huevo aglutinado el aspecto ecográfico
de capas de cebolla (v. fig. 3.159).
A veces pueden detectarse quistes del oviducto derecho rudimentario. Muestran el mismo aspecto ecográfico
que los quistes ováricos. Los huevos anormales se detectan con más frecuencia en los casos en que se sospecha
unión de los huevos. Los huevos de cáscara fina o no
calcificados (v. fig. 3.159), los huevos malformados y los
huevos con la cáscara destruida pueden detectarse ecográficamente. Debido a su alta ecogenicidad, la aspereza
de la cáscara de los huevos no puede observarse en la
mayor ía de los casos.
Otros órganos
Bazo
Debido a la posición de bazo, se prefiere el abordaje
paraesternal para su exploración. No es posible observar ecográficamente el órgano normal. En las aves con
esplenomegalia puede identificarse como una estructura redondeada u ovalada de ecogenicidad media.
Es dif ícil diferenciar entre los cambios neoplásicos e
inflamatorios.
Ojo
La ecograf ía del ojo de las aves es útil para el diagnóstico
de cambios oculares, especialmente cuando no es posible la visualización directa del ojo interno, por ejemplo
en los casos de opacidad del cristalino. Principalmente
se utiliza la ecograf ía en modo A para la biometr ía del
globo ocular. La ecograf ía en modo B bidimensional
aporta más información sobre las estructuras oculares
y los cambios patológicos del ojo. Tras aplicar un anestésico local, el transductor puede colocarse directamente sobre la córnea. Sólo se necesitan geles acústicos
si el transductor se coloca sobre los párpados cerrados.
La cámara anterior y el humor vítreo están fisiológicamente libres de estructuras ecogénicas. Consulte las lecturas complementarias para obtener información más
detallada sobre la exploración ecográfica del ojo de las
aves.
Técnicas de imagen anatómicas avanzadas
BIBLIOGRAFÍA
Boskovic M, Krautwald-Junghanns ME, Failing K et al. (1999) Möglichkeiten
und Grenzen echokardiographischer Untersuchungen bei Tag- und
Nachtgreifvögeln (Accipitriformes, Falconiformes, Strigiformes).
Tierärztliche Praxis 27: 334–341.
Carrani F, Gelli D, Salvadori M et al. (2003) A preliminary echocardiographic
initial approach to diastolic and systolic function in medium and large
parrots. Proceedings of the Association of Avian Veterinarians, Tenerife,
pp. 145–149.
Pees M, Straub J, Krautwald-Junghanns ME (2004) Echocardiographic
examinations of 60 African grey parrots and 30 other psittacine birds.
Veterinary Record 155: 73–76.
Pees M, Straub J, Schumacher J et al. (2005) Pilotstudie zu
echokardiographischen Untersuchungen mittels Farb- und pulsedwave-Spektraldoppler an Blaukronenamazonen (Amazona ventralis)
und Blaustirnamazonen (Amazona a. aestiva). Deutsche Tierärztliche
Wochenschrift 112: 39–43.
Schulz M (1995) Morphologische und funktionelle Messungen am Herzen
von Brieftauben (Columbia livia forma domestica) mit Hilfe der
Schnittbildechokardiographie. Doctoral thesis, Justus Liebig-Universität,
Gießen.
Straub J, Pees M, Schumacher J, Krautwald-Junghanns ME (2001) Dopplerechocardiography in birds. Proceedings of the Association of Avian
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LECTURAS COMPLEMENTARIAS
Enders F (1995) Beitrag zur sonographischen Diagnostik von Lebererkrankungen
der Vögel unter besonderer Berücksichtigung röntgenologischer Befunde.
Doctoral thesis, Justus Liebig-Universität, Gießen.
Gumpenberger M, Korbel RT (2001) Comparative aspects of diagnostic
imaging in avian ophthalmology using ultrasonography and computed
tomography. Proceedings of the Association of Avian Veterinarians, Munich,
pp. 99–102.
Hofbauer H (1997) Beitrag zur transkutanen Ultraschalluntersuchung des
aviären Urogenitaltraktes. Doctoral thesis, Justus Liebig-Universität, Gießen.
Krautwald-Junghanns ME, Schulz M, Hagner D et al. (1995) Transcoelomic
two-dimensional echocardiography in the avian patient. Journal of Avian
Medicine and Surgery 9: 19–31.
Krautwald-Junghanns ME, Stahl A, Pees M et al. (2002) Sonographic
investigations of the gastrointestinal tract of granivorous birds. Veterinary
Radiology and Ultrasound 43: 576–578.
Pees M, Straub J, Krautwald-Junghanns ME (2003) Echocardiographical
examinations of healthy psittacine birds under special consideration
of the African Gray parrot. Proceedings of the Association of Avian
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Riedel U (1991) Ultrasonography in birds. Proceedings of the Association of
Avian Veterinarians, Vienna, pp. 190–198.
© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Técnicas de imagen
anatómicas avanzadas
Paolo Zucca, Mauro Delogu, Fabio Cavalli
Las técnicas muy avanzadas no se diferencian de la magia.
Arthur C. Clarke, Profiles of the Future
Las técnicas de imagen clínicas avanzadas son una de las
herramientas diagnósticas no invasivas más importantes
disponibles en medicina aviaria. Aunque desempeñan
una función importante en el cuidado y el tratamiento de
los pacientes aviarios, sólo la radiología y la ecograf ía se
han utilizado de forma regular en medicina veterinaria.
De hecho, muy pocos centros veterinarios están equipados con unidades de tomograf ía computarizada (TC) o
resonancia magnética (RM) debido al precio elevado de
estas unidades y al gran coste de mantenimiento. Debido
●
113
a la escasez de equipos de TC o MR en la práctica veterinaria, parece que se conocen poco los formatos de los
archivos de imágenes estándar asociados a estas unidades de diagnóstico avanzadas. El resultado de todas las
investigaciones clínicas con un dispositivo de diagnóstico
avanzado como la TC o la RM, o los aparatos ecográficos
más simples, es un número determinado de archivos de
imagen digitalizados (v. más adelante). El formato Digital
imaging and communications in medicine (DICOM) es el
estándar para el almacenamiento y la comunicación de
estas imágenes en medicina humana y también debe convertirse en el estándar para la medicina veterinaria en un
futuro próximo. Todos los veterinarios deben saber cómo
abrir y obtener más información de estas imágenes. Sin
embargo, es dif ícil pasar directamente desde el uso de
la radiología clásica (analógica y basada en películas) a
las nuevas herramientas de diagnóstico por la imagen
(digitales y sin películas) sin adquirir unos conocimientos básicos sobre el manejo de las imágenes (Zucca et al.,
2007a, 2007b). Por este motivo, esta breve sección se centra en el DICOM y en los otros formatos de archivos de
imágenes que se utilizan con más frecuencia, aportando
una visión general iconográfica de las distintas herramientas de diagnóstico avanzadas y su aplicación potencial en medicina aviaria, haciendo referencia en especial
a la TC y la RM.
El estándar DICOM
El estándar DICOM, que se creó al principio como una
referencia al estándar del procesamiento y la comunicación de las imágenes digitales en medicina por el
American College of Radiology y la National Electrical
Manufactures Association (NEMA), se ha mantenido
por varios comités estándar NEMA multidisciplinarios
DICOM. Estos comités existen para crear y mantener
estándares internacionales para la comunicación de la
información biomédica, diagnóstica y terapéutica en las
disciplinas médicas que utilizan imágenes digitales y los
datos asociados (Bighood et al., 1997; NEMA Strategic
Document, 2004). Uno de los estándares DICOM define
un formato de archivo para distribuir imágenes y las
personas se refieren a los archivos de imagen que son
compatibles con la parte 10 del estándar DICOM como
archivos en formato DICOM (NEMA PS 3-10, 2004). Un
conjunto de imágenes DICOM es completamente diferente de ningún otro archivo de imagen porque contiene
un encabezado (que incluye información sobre el nombre del paciente, la fecha de exploración, quién realizó la
exploración, las herramientas de diagnóstico utilizadas,
el tipo de técnica de imagen, las dimensiones de la imagen y la información relativa a la intervención diagnóstica) así como los datos de la imagen. Estas imágenes no
pueden verse si no está instalado un programa de visualización DICOM en el ordenador. Existen buenos programas freeware en Internet que permiten abrir las imágenes,
hacer representaciones tridimensionales, nombrar cada
grupo de imágenes DICOM (v. «Descargas, enlaces y lecturas complementarias» más adelante) y comenzar a usar
la telemedicina y la telerreferencia veterinarias. Para obtener más información sobre el estándar DICOM, consulte
114
●
CAPÍTULO 3:
Técnicas clínicas y diagnósticas
la página web de NEMA Diagnostic Imaging and Therapy
System Division (http://medical.nema.org/). Últimamente se ha desarrollado un DVD interactivo para
el autoaprendizaje de la manipulación de imágenes
DICOM en medicina aviaria (Zucca et al., 2007a, 2007b).
Formatos de archivos
de imagen y su uso
en medicina veterinaria
Existen varios formatos de archivo disponibles para
guardar y transferir imágenes médicas. Parecen bastante
parecidos, pero no lo son. El uso de un formato o de otro
puede modificar espectacularmente la calidad de las
imágenes que se almacenan. Es más, casi todos los estándares permiten elegir entre diferentes niveles de compresión. Cuando adquiera o modifique imágenes con fines
diagnósticos debe intentar obtener la mayor definición
que pueda soportar su sistema. El segundo paso es elegir
cuidadosamente el formato de la imagen para sus propósitos (tabla 3.29). El formato Joint Photographic Experts
Group (JPEG) se concibió para reducir el tamaño del
archivo de las imágenes tanto como sea posible sin afectar visiblemente a su calidad. Este es el formato de primera elección para cualquier imagen de tipo fotográfico a
color real, incluyendo las radiograf ías. Este estándar permite archivos que contienen 16,7 millones de colores y es
uno de los que más se utilizan para almacenar imágenes
médicas y radiograf ías y para publicarlas en Internet.
El estándar Tagged Image File Format (TIFF), por otro
lado, es un formato que no puede comprimirse. Esto
significa que mantiene el mayor nivel posible de información, pero los archivos son muy grandes. Algunas
unidades de TC y RM tienen un software dedicado
que permite guardar las imágenes obtenidas en formato DICOM con una copia del mismo archivo en JPEG
o TIFF. Si no hay que enviar los archivos a través de
Internet, TIFF garantiza el procesamiento mejorado tras
la adquisición. Es importante destacar que este estándar
salva la imagen completa sin perder nada de información. El estándar Portable Network Graphic (PNG) es un
formato con un algoritmo de compresión sin pérdida,
lo que significa que una imagen con muchos colores
que se salva como imagen PNG no pierde nada de calidad cuando se descomprima. Sin embargo, los archivos tienen un tamaño mayor que los JPEG. El Graphics
Interchange Format (GIF) casi nunca se utiliza para las
imágenes diagnósticas. Es más adecuado para el diseño
web o para intercambiar imágenes de poca resolución
TABLA 3.29 Diferencias de tamaño de la misma imagen
(15 11,22 cm, definición a 300 dpi) en diferentes
formatos de archivo de imagen
Archivo de formato de imagen
Tamaño
JPEG (Joint Photographic Experts Group)
436 kb (a la compresión
más baja)
TIFF (Tagged Image File Format)
6,72 Mb
PNG (Portable Network Graphic)
4,74 Mb
GIF (Graphics Interchange Format)
1,26 Mb (256 colores)
(generalmente 72-90 dpi) por correo electrónico. Por
último, siempre hay que recordar que no se puede recuperar lo que se pierde; es decir, si se guarda una imagen
en un formato inadecuado o con una baja definición se
perderán detalles para siempre, incluso aunque después
se guarde la imagen con una definición mayor utilizando
un formato mejor (Zucca et al., 2007a, 2007b).
La medicina aviaria requiere tener unos buenos conocimientos anatómicos del paciente que se está tratando y
este proceso requiere mucho tiempo cuando se utilizan los
métodos educativos clásicos como la disección y las radiograf ías normales (Zucca et al., 2007a). Un veterinario especializado en aves tiene más de 10.000 especies de aves como
pacientes potenciales y su variabilidad morfológica y funcional es mayor que entre las diferentes razas de animales
domésticos. Es más, los veterinarios especializados en aves
a veces tratan con especies raras o en peligro de extinción
de las que se disponen de pocos datos anatómicos y fisiológicos. El uso de métodos de investigación no invasivos
como la TC o la RM podr ía representar una contribución
importante, no sólo para el cuidado de cada paciente individual, sino también para la conservación de las aves en
el significado más amplio del término. Una base de datos
compartida de las imágenes de la TC y/o MR en un formato DICOM de especies aviarias seleccionadas podr ía
representar una gran fuente de información para los estudiantes interesados en mejorar sus conocimientos sobre el
campo de la medicina aviaria y para los colegas que trabajan con especies aviarias raras, en peligro de extinción o
simplemente menos conocidas (Zucca et al., 2007a). El uso
diario de las unidades de diagnóstico avanzadas no necesariamente requiere disponer de una unidad de TC o RM
cara. Los veterinarios especializados en aves podr ían beneficiarse mucho simplemente mediante la consulta en tiempo
real de un atlas anatómico virtual de las especies aviarias
bajo tratamiento, almacenado en un CD o en un ordenador
en la clínica. Después del «banco de ADN», los veterinarios especializados en aves deben empezar a pensar en un
«banco de imágenes de aves», que podr ía representar una
contribución importante a las intervenciones diagnósticas,
la educación y la conservación de las especies de aves.
Ejemplos de datos
de técnicas de imagen
avanzadas de las aves
Se ilustran en las figuras 3.160-3.180.
Detalles técnicos
El estudio ecográfico de la figura 3.160 se realizó utilizando una unidad de ecocardiograf ía portátil de nueva
generación (My Lab 30, ESAOTE, Génova, Italia). Las imágenes de TC se obtuvieron utilizando una unidad de TC
de 16 cortes (Aquilion 16, Toshiba Medical Systems, Japón)
y se realizaron cortes de 0,5 mm de grosor, con aumentos
de tabla de 5 mm (pitch 1,4); las imágenes se reconstruyeron cada 0,5 mm. 120kV, 250mA. Todas las imágenes
digitales (obtenidas en formato DICOM) se almacenaron
y se procesaron con software de imágenes tridimensional
Ejemplos de datos de técnicas de imagen avanzadas de las aves
Figura 3.160 Busardo ratonero (Buteo buteo), adulto, espécimen vivo,
ecografía Doppler de un vaso hepático. El archivo se ha exportado
en formato DICOM utilizando una unidad ecográfica portátil de nueva
generación (My Lab 30, ESAOTE, Génova, Italia). Modificado con
autorización de Zucca et al., 2007a.
●
115
Figura 3.162 Gaviota patiamarilla, adulta espécimen vivo, TC,
representación tridimensional del esqueleto, detalle de las alas, el tórax
y el abdomen, vista ventral.
© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Figura 3.163 Gaviota patiamarilla, adulta, espécimen vivo, TC,
representaciones tridimensionales de la cintura torácica izquierda y el
ala, capa ósea, vistas lateral y dorsal.
Figura 3.161 Gaviota patiamarilla (Larus cachinnans), adulto,
espécimen vivo, TC, representación tridimensional de todo el
esqueleto, vista ventral.
116
●
CAPÍTULO 3:
Técnicas clínicas y diagnósticas
Figura 3.165 Gaviota patiamarilla, adulta, espécimen vivo, TC,
representación tridimensional de la capa muscular superficial, vista
lateral derecha.
Figura 3.164 Gaviota patiamarilla, adulta, espécimen vivo, TC,
representación tridimensional de la capa muscular superficial, vista
dorsal.
(a)
(b)
(c)
Figura 3.166 (V. página siguiente)
Ejemplos de datos de técnicas de imagen avanzadas de las aves
●
117
(d)
(e)
Figura 3.166 Gaviota patiamarilla, adulta, TC, representación tridimensional de la cabeza y el cuello. El grupo de imágenes muestra cómo,
cambiando el software para destacar los distintos tejidos y los valores del aire/bordes para crear la imagen, es posible desplazarse desde la capa
ósea (a) hasta la capa muscular externa (e), pasando a través de los diferentes tejidos (b, c, d).
© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
(a)
(b)
Figura 3.167 (a) Corneja cenicienta (Corvus corone cornix), adulta, espécimen vivo, TC, representación tridimensional de la cabeza combinando
tanto la imagen como los valores de sombreado del hueso y las capas musculares para obtener la imagen, vista frontal. (b) Cárabo común (Strix
aluco), adulto, espécimen muerto, TC, representación superficial tridimensional de la cabeza, vista frontal. Las dos imágenes se realizaron en dos
estudios con dos unidades de TC diferentes (16 cortes frente a un corte); el grosor entre los cortes de la corneja cenicienta fue de 0,5 mm, mientras
que en el cárabo común fue de 2 mm. Además, se utilizó un programa de imágenes digitales de última generación para hacer la representación
tridimensional de la corneja cenicienta, Vitrea 2, que permitió una mejor definición durante el proceso de conversión en 3D. De hecho, las «ondas»
del cárabo común casi desaparecen en la imagen de la corneja. Además, la exploración de un espécimen muerto y un espécimen vivo hace que
existan diferencias significativas en la calidad de la imagen.
118
●
CAPÍTULO 3:
Técnicas clínicas y diagnósticas
(a)
(a)
(b)
Figura 3.169 Gaviota patiamarilla, adulta, espécimen vivo, TC, cortes
bidimensionales de todo el cuerpo, proyección sagital. (a) Estudio
anatómico del sistema nervioso central. El cerebro y la médula
espinal están resaltados en amarillo. Obsérvense las dos dilataciones
diferentes de la médula espinal a nivel cervical y lumbosacro. En las
aves voladoras, la dilatación cervical es mayor que la lumbar (King
y McLelland, 1984). (b) El mismo espécimen, la misma proyección,
estudio anatómico de la tráquea que se destaca en color rosa. La
especialización de las extremidades anteriores de las aves influye
mucho en la longitud del cuello y por lo tanto de la tráquea. Para
compensar el aumento de resistencia al flujo de aire, el radio de la
tráquea de las aves es mucho mayor (aproximadamente 1,3) que el
de los mamíferos (King y McLelland, 1984).
(b)
(c)
Figura 3.168 Corneja cenicienta, adulta, espécimen vivo, TC,
representación tridimensional del lado izquierdo de la cabeza.
Cambiando el aire/bordes y utilizando diferentes configuraciones
estándar para distintos tejidos disponibles en el software analítico,
es posible destacar diferentes capas tisulares de la misma zona
anatómica. En (a), utilizando una configuración «tejido/músculo» es
posible diferenciar el tejido muscular (amarillo) del cerebro y el ojo,
que son de color castaño. (b) Se realizó utilizando la configuración
«vascular» y es posible apreciar las áreas anatómicas con más
vascularización, mientras que (c) permite visualizar la estructura
muscular externa bajo la capa dérmica.
Figura 3.170 Gaviota patiamarilla, adulta, espécimen vivo, TC, cortes
bidimensionales del cuerpo completo, proyección axial. Detalles de la
tráquea, la ampolla siríngea, los bronquios primarios y los pulmones.
© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Ejemplos de datos de técnicas de imagen avanzadas de las aves
●
119
Figura 3.171 Gaviota patiamarilla, adulta, espécimen vivo, TC,
obtención de imágenes en 3D de los órganos internos y las
cavidades, un viaje virtual dentro del organismo. Tres proyecciones
bidimensionales de la laringe, sagital, axial y coronal y su
reconstrucción en 3D. Las líneas amarillas muestran la localización
exacta y la dirección de la cavidad laringe-oral virtual. El observador se
coloca sobre la lengua frente a la laringe.
Figura 3.172 Gaviota patiamarilla, adulta, espécimen vivo, TC,
obtención de imágenes tridimensionales de las cavidades internas, un
viaje virtual por el interior de la tráquea, vista completa. El observador
se coloca aproximadamente a medio camino a lo largo de la tráquea,
en dirección hacia la entrada torácica.
Figura 3.173 Gaviota patiamarilla, adulta, espécimen vivo, TC,
imágenes tridimensionales de las cavidades internas, un viaje virtual
por el interior de la tráquea, como en la figura 3.172 pero a un nivel
traqueal inferior, aproximadamente en la entrada torácica. Las sombras
de las estructuras óseas y los órganos internos se reflejan sobre las
paredes internas de la tráquea. Es posible observar parte de la siringe
en la parte inferior de la reconstrucción tridimensional. Obsérvense
también las líneas amarillas que indican la localización y dirección
exactas de la vista del observador.
Figura 3.174 Gaviota patiamarilla, adulta, espécimen vivo, TC, un
viaje virtual por el interior del organismo, obtención de imágenes
tridimensionales de la cavidad celómica. Sección sagital del
organismo y reconstrucción tridimensional de los órganos internos
del lado izquierdo del organismo. Superior izquierdo, dilatación del
riñón izquierdo (destacado en verde); inferior derecha, dilatación del
pulmón izquierdo con los bronquios primarios y secundarios y los
parabronquios. En el lado derecho del cuadro puede apreciarse la
arteria subclavia izquierda.
120
●
CAPÍTULO 3:
Técnicas clínicas y diagnósticas
Figura 3.175 Corneja cenicienta, adulta, espécimen vivo, TC,
representación tridimensional de la cabeza, el cuello y las extremidades
anteriores, vista dorsal. Equilibrio correcto entre los diferentes
parámetros como aire/límites, una disminución del grosor del corte y la
combinación tanto de la imagen como de los valores de las sombras
para obtener imágenes que permite visualizar los detalles más finos,
como las membranas patágeas.
Figura 3.177 Corneja cenicienta, adulta, espécimen vivo, TC,
imágenes en 3D, proyección lateral de la cabeza, detalle de la zona
ocular y la estructura cerebral. Las dos imágenes son exactamente
la misma: la única diferencia es la configuración del software, que es
«tejido/músculo» para la imagen superior y «vascular» para la imagen
inferior, en la cual es posible apreciar las áreas anatómicas más
vascularizadas, representadas por el cerebro y el ojo.
Figura 3.176 Corneja cenicienta, adulta, espécimen vivo, TC,
representación tridimensional de la cabeza y el cuello, vista ventral;
configuración del software del «tejido/músculo». Los cuadrados y el
hueso hioides están bien definidos y es posible observar la lengua, la
laringe, la tráquea y el esófago.
Descargas, enlaces y lecturas complementarias
Figura 3.178 Corneja cenicienta, adulta, espécimen vivo, TC,
obtención de imágenes tridimensionales de la cabeza, vista dorsal.
La imagen insertada en la parte superior muestra una dilatación de
los osículos esclerales o anillo escleral, mientras que en la imagen
insertada en la parte inferior puede apreciarse claramente la zona
occipital con el atlas y su articulación con la segunda vértebra cervical.
En la otra imagen se observan los extremos epibranquiales del hioides,
que se articula con el área occipital del cráneo.
●
121
Figura 3.180 Cárabo, adulto, espécimen muerto, RM, proyección
sagital de la cabeza, presentación de múltiples cortes. El sistema
nervioso central aparece de color amarillo, mientras que el área ocular
enorme es de color azul pálido. Obsérvese el ángulo de orientación
diferente del cerebro comparado con el de la gaviota argéntea.
2,00, hendiduras intercorte de 0,2, utilizando secuencias
de eco de espín y de eco de gradiente, mientras que las
figuras 3.179 y 3.180 se realizaron utilizando un programa
de imágenes DICOM freeware (MRIcro).
Descargas, enlaces
y lecturas complementarias
Aplicaciones y analizadoresvisualizadores DICOM
●
© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
●
Figura 3.179 Cárabo común, adulto, espécimen muerto, RM, vista
sagital de la cabeza.
●
(Vitrea2, Vital Image, Minnetonka, MI) en una estación de
trabajo independiente. La figura 3.167 (derecha) se realizó utilizando el paquete Stack View para imágenes TC/
RM en una estación de trabajo independiente (EasyVision
Release 5.2 system, de Philips Medical Systems, Philips,
Eindoven, Holanda). Las RM se obtuvieron utilizando
una unidad de 1,5 T (Intera, Philips) con cortes de grosor
Osiris fue desarrollado por la Digital Imaging Unit
(UIN) del Service for Medical Computing (SIM) del
Radiology Department of the University Hospital of
Geneva, Suiza. Enlace: http://www.sim.hcuge.ch/
osiris/01_Osiris_Presentation_EN.htm.
Osirix fue desarrollado por el Department of
Radiology, David Geffen School of Medicine,
University of California, Los Angeles, CA. Es un
software de procesamiento de imágenes de proyecto
de origen abierto para imágenes DICOM producidas
por equipos médicos y microscopia confocal. El
software se ha desarrollado en Objective-C en
plataforma Macintosh bajo sistema operativo OS X.
Enlace: http://www.osirix-viewer.com.
ezDICOM (Chris Rorden et al.: Windows) se ha
diseñado para mostrar la mayor ía de las imágenes
médicas: RM, TC, radiograf ías y ecograf ía. Todas
las versiones de ezDICOM pueden detectar
automáticamente y abrir imágenes Analyze, DICOM,
Genesis, Interfile, Magnetom, Somatom and NEMA.
Enlace: http://www.psychology.nottingham.ac.uk/
staff/cr1/ezdicom.html.
122
●
●
●
●
CAPÍTULO 3:
Técnicas clínicas y diagnósticas
MRIcro (Chris Rorden: Windows y Unix) puede
visualizar imágenes Analyze, DICOM, ECAT,
Genesis, Interfile, Magnetom, Somatom y NEMA y
convertirlas en el formate Analyze popular. Enlace:
http://www.psychology.nottingham.ac.uk/staff/
cr1/mricro.html.
Adobe Photoshop Plugin (dominio público) para
importar ACR/NEMA (trabaja también con imágenes
NIH). Enlace de David A. Clunie página web: http://
www.dclunie.com/dicom-plugin/
DICOM Import Component for QuickTime (Escape).
Enlace: http://www.escape.gr/dicom/
Archivo de imágenes DICOM
en la web
●
Sébastien Barré tiene un buen archivo de imágenes
DICOM (medicina humana). Enlace: http://www.
barre.nom.fr/medical/samples/index.html.
Tutorial de aprendizaje
para el estándar DICOM
en medicina aviaria en DVD
●
Zucca P, Delogu M, Pozzi-Mucelli R y col. (2007b) The
Bird of Prey Anatomical Project DVD, v. Bibliograf ía.
LECTURAS COMPLEMENTARIAS
Bartels T, Krautwald-Junghanns ME, Portmann S et al. (2000) The use
of conventional radiography and computer-assisted tomography as
instruments for demonstration of gross pathological lesions in the
cranium and cerebrum in the crested breed of the domestic duck
(Anas platyrhynchos). Avian Pathology 29: 101–108.
Fleming GJ, Lester NV, Stevenson R et al. (2003) High field strength (4.7T)
magnetic resonance imaging of hydrocephalus in an African grey parrot
(Psittacus erithacus). Veterinary Radiology and Ultrasound 44:
542–545.
Gumperberger M, Henninger W (2001) The use of computed tomography in
avian and reptilian medicine. Seminars in Avian and Exotic Pet Medicine
10: 174–180.
Gumpenberger M, Korbel R (2001) Ultrasonographic and computer
tomographic examinations of the avian eye. Proceedings European
Association of Veterinary Diagnostic Imaging, Paris, pp. 18–21.
Krautwald-Junghanns ME, Kostka VM, Dorsch B (1998) Comparative studies
on the diagnostic value of conventional radiography and computed
tomography in evaluating the heads of psittacine and raptorial birds.
Journal of Avian Medicine and Surgery 12: 149–157.
Krautwald-Junghanns ME, Schuhmacher F, Sohn HG (1998) Examination
of the lower respiratory tract of Psittacines and Amazoniae varieties by
means of reconstructed computer X-ray tomography. 1: Examination of
healthy parrots. Tierärztliche Praxis Ausgabe Kleintiere–Heimtiere,
26: 61–70.
Orosz S, Toal R (1992) Tomographic anatomy of the golden eagle. Journal of
Zoo and Wildlife Medicine 23: 39–46.
Smith RD, Williams M (2000) Applications of informatics in veterinary
medicine. Bulletin of the Medical Library Association 88: 49–51.
Talbot RB (1991) Veterinary medical informatics. Journal of the American
Veterinary Medical Association 199: 52–57.
Van der Linden A, Verhoye M, Van Auderkerke J et al. (1998) Non-invasive
in vivo anatomical studies of the oscine brain by high resolution MRI
microscopy. Journal of Neuroscience Methods 81: 45–52.
Informática para veterinarios
●
Association for Veterinary informatics (AVI). Enlace:
http://www.avinformatics.org/index.htm
Endoscopia
Jaime Samour
AGRADECIMIENTOS
Queremos dar las gracias al Dr. Dino Scaravelli, Ichthyopathology and
Aquaculture Centre, Universidad de Bolonia, Italia, por los comentarios
sobre el manuscrito.
BIBLIOGRAFÍA
Bighood WD, Horii SC, Prior FW et al. (1997) Understanding and
using DICOM, the Data Interchange Standard for Biomedical
Imaging. Journal of the American Medical Informatics Association 4:
199–212.
King AS, McLelland J (1984) Birds, their structure and function. Baillière
Tindall, London.
NEMA Strategic Document (2004) Digital imaging and communications
in medicine (DICOM), version 4.0. National Electrical Manufacturers
Association, Rosslyn, VA.
NEMA PS 3–10 (2004) Digital imaging and communications in
medicine (DICOM). Part 10: Media storage and file format for
media interchange. National Electrical Manufacturers Association,
Rosslyn, VA.
Zucca P, Pozzi-Mucelli R, Gelli D, Delogu M (2007a) Advanced clinical
anatomy imaging. In: Samour JH, Naldo LJ (eds) Atlas of Anatomy and
Clinical Radiology of Birds of Prey: including advanced interactive anatomical
imaging. Elsevier, London, pp. 261–273.
Zucca P, Delogu M, Pozzi-Mucelli R, Cova M et al. (2007b) The Bird of
Prey Anatomical Project DVD. In: Samour JH,
Naldo LJ (eds) Atlas of Anatomy and Clinical Radiology of Birds of Prey:
including advanced interactive anatomical imaging. Elsevier,
London, (ISBN: 0702028029).
La endoscopia (del griego: endon dentro skopein explorar) es la inspección visual directa de cualquier
cavidad del organismo y de los órganos utilizando un
endoscopio (tabla 3.30). La endoscopia se utilizó por
primera vez en medicina aviaria para determinar el
sexo de las especies monomórficas. Uno de los primeros informes con respecto al uso de un endoscopio para
determinar el sexo en las aves durante los años cuarenta
y cincuenta fue realizado por el Dr. W. M. P. Hauser en
1977. El Dr. Hauser, un médico de Tacoma, WA, era un
avicultor consagrado y apasionado. En su granja mantuvo y crió grullas, aves acuáticas y gallináceas. En
este informe describió la técnica de la exploración de la
cloaca utilizando un otoscopio a pilas, portátil, que se
utiliza habitualmente en la práctica humana. A finales
de los años sesenta y en los años setenta, los biólogos de
campo y los zoólogos utilizaron otoscopios y proctoscopios humanos para determinar el sexo de los pingüinos
mediante la exploración de la cloaca (Ainley, 1970; Le
Resche, 1971; Sladen, 1978). Bailey (1953) probablemente
fue el primero en informar sobre el uso de un otoscopio
insertado en el organismo a través de una pequeña incisión con el fin de determinar el sexo y evaluar el estado
reproductor. Posteriormente, la exploración endoscópica
Aplicaciones clínicas y quirúrgicas
TABLA 3.30 Aplicaciones endoscópicas frecuentes
en medicina aviaria
Aplicación
Zona anatómica
Otoscopia o auriscopia
Conducto auditivo externo
Rinoscopia
Senos craneales
Faringoscopia
Orofaringe
Traqueoscopia
Tráquea
Ingluvioscopia
Buche
Esofagoscopia
Esófago
Gastroscopia
Proventrículo, ventrículo
Celoscopia/laparoscopia
Cavidad celómica
Cloacoscopia
Cloaca
de las gónadas a través de una laparotomía pequeña y
utilizando otoscopios se convirtió en una intervención
establecida en medicina aviaria (Risser, 1971; Ingram,
1977, 1978, 1980; Harlin, 1996). Sin embargo, hasta 1977
no apareció en la literatura el primer informe sobre la
determinación del sexo en las especies aviarias utilizando endoscopios r ígidos (Satterfield y Altman, 1977).
La técnica se basaba en el uso de endoscopios con un sistema de lentes montadas en un vástago r ígido y la iluminación se proporcionaba a través de un cable de fibra
óptica unido a una fuente de luz potente. Actualmente,
la endoscopia es una técnica médica bien establecida en
medicina aviaria como técnica diagnóstica y para determinar el sexo de las especies monomórficas (Bush, 1978,
1980; Bush et al., 1978; Harrison, 1978, 1986; Satterfield,
1980; Burr et al., 1981; McDonald, 1982, 1987, 1996; Jones
et al., 1984; Kollias, 1988; Taylor, 1989, 1990, 1992, 1994;
Samour, 1991).
© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Equipo e instrumental
Muchos clínicos utilizan todavía los otoscopios a pilas
portátiles y los endoscopios tubulares. Estos suponen
una inversión más modesta y ofrecen la ventaja de que
pueden utilizarse en condiciones de campo. Sin embargo,
la tecnología de endoscopia con las lentes en un vástago
(endoscopia r ígida) es bastante superior, y proporciona
imágenes de mejor resolución, un ángulo más amplio de
visión y un aumento de la iluminación. Es más, es más
viable realizar fotograf ías de alta calidad e imágenes de
vídeo utilizando endoscopios r ígidos, aunque también
es posible con algunos de los endoscopios tubulares más
sofisticados.
En los últimos 15 años los equipos endoscópicos adecuados para su uso aviario han evolucionado mucho. La
elección del equipo se relaciona directamente con las distintas aplicaciones y el tamaño de los pacientes aviarios.
En la tabla 3.31 se ofrece una lista del equipo y el instrumental para endoscopia aviaria.
●
123
Aplicaciones clínicas
y quirúrgicas
Exploración clínica
Las indicaciones de la exploración endoscópica clínica
se ofrecen en la tabla 3.32. Las técnicas diferentes de la
exploración endoscópica de los pacientes aviarios son
posibles por la existencia de los sacos aéreos, la cloaca y,
en la mayor ía de las especies, el buche. Los endoscopios
r ígidos son ideales para examinar la cavidad celómica,
el aparato digestivo superior, el aparato respiratorio y
la cloaca. Los endoscopios flexibles también son útiles y
ofrecen varias ventajas sobre los endoscopios r ígidos en
la exploración clínica del aparato digestivo superior y el
aparato respiratorio. Por ejemplo, los endoscopios flexibles facilitan mucho la eliminación de cuerpos extraños
de la molleja de aves como los pingüinos, las aves acuáticas y las aves de presa. Los otoscopios a pilas portátiles
y los endoscopios tubulares son ideales para explorar el
aparato digestivo superior y el aparato respiratorio y la
cloaca en las aves de jaula y de pajarera más comunes
(fig. 3.181). Los proctoscopios o los vaginoscopios que
se utilizan habitualmente en medicina humana unidos a
una fuente de luz de fibra óptica son los instrumentos de
elección para la exploración de la cloaca en los pingüinos, las aves acuáticas y las ratites.
Aplicaciones quirúrgicas
En muchas intervenciones quirúrgicas que se realizan
en medicina humana se utilizan técnicas endoscópicas,
minimizando así el traumatismo y el tiempo de recuperación. En medicina aviaria está empezando a estudiarse
el beneficio de realizar la cirugía mediante endoscopia,
pero en los últimos años se han hecho algunos avances.
La eliminación con ayuda de un endoscopio de las filarias adultas Serratospiculum seurati de la cavidad celómica de los halcones (figs. 3.182 y 3.183) se realiza de
forma habitual en los hospitales para halcones de los
Emiratos Árabes Unidos (Samour, 1996). Muchos clínicos
especializados en aves tratan las lesiones de la aspergilosis en los sacos aéreos o la cavidad celómica de forma
tópica utilizando fármacos antifúngicos además del tratamiento parenteral (figs. 3.184 y 3.185). Posteriormente,
las lesiones se eliminan mediante endoscopia (N. Forbes
y K. Riddle, comunicación personal; J. Samour, datos no
publicados). En las figuras 3.186-3.190 se ilustran otros
trastornos.
En muchos países de todo el mundo se ha expresado
la preocupación cada vez mayor por el uso de halcones híbridos en cetrer ía. Se ha sugerido que un halcón
híbrido podr ía escapar accidentalmente y reproducirse
con aves libres de especies muy relacionadas. Los halcones híbridos 75% gerifalte (Falco rusticolus) y 25% sacre
(Falco cherrug), y 50% peregrino (Falco peregrinus) y 50%
gerifalte están entre los más populares utilizados en cetrer ía. Existen varios casos confirmados de forma independiente de cruces entre híbridos liberados accidentalmente
y halcones de vida libre, tanto en Norteamérica como en
124
●
CAPÍTULO 3:
Técnicas clínicas y diagnósticas
TABLA 3.31 Equipo e instrumental para la endoscopia aviaria
Equipo
Especificación
Descripción
DIAGNÓSTICO Y EXPLORACIÓN
Endoscopio rígido
(selfoscope)
Endoscopio rígido
(needlescope, artroscopio)
Diámetro externo de 1,2; 1,7 mm
Endoscopio flexible
Diámetro externo de 1,6; 2,4; 3; 3,5; 5 mm
Longitud de trabajo de 200, 255, 365, 380, 450 mm;
ángulo de visión de 0°; canal de trabajo de 0,6, 1,2,
2,2 mm
Proctoscopios
Diámetro externo de 12, 18, 21 mm
Longitud de trabajo de 100-120 mm
Cable de fibra óptica
Longitud 1.800, 2.300 mm
Diámetro de las fibras de 1-3,5 mm
Fuente de luz
Luz de alta intensidad halógena o xenón; lámparas de
150, 250, 300, 400 W
Intensidad de la luz ajustable, lámpara de reserva,
flash interno
Diámetro externo de 1,9; 2,2; 2,5; 2,7; 3; 4; 5 mm
Visualizador secundario o
accesorio de enseñanza
Longitud de trabajo de 67-114 mm; ángulo de visión
de 0° y 30°
Longitud de trabajo de 170-190 mm; ángulo de visión
de 0 y 30°
Accesorio rígido o flexible para que un segundo
operador también pueda ver
FOTOGRAFÍA Y TÉCNICAS DE IMAGEN DE VÍDEO
Cámara de foto fija
Cámara SLR de 35 mm, automática
Cámara de vídeo
Controlador de cámara; sistemas de color PAL y NTSC;
lentes de distancia focal de 21-38 mm
Monitor de video en color
Monitor de 9, 14, 20″; resolución 450-700 líneas
Imagen a tamaño completo, división 4 o 16, sistema
de impresión termosublimación
Impresora de vídeo en color
Grabador de video S-VHS o Betacam SP
Grabador de vídeo
Endoscopios rígidos
quirúrgicos
Endoscopios con oculares en ángulo recto o ajuste
oblicuo, recto, de diámetro de 2,7, 5, 10 mm
Longitud de trabajo de 250-300 mm; ángulo de visión
de 0°; canal de trabajo de 1,8-5 mm
Instrumentos rígidos
Pinzas de biopsia, pinzas de sujeción, inyector, tijeras,
portaagujas, clamps
Convencional, bipolar
Instrumentos flexibles
Pinzas de biopsia (fenestradas, elipsoides, de cocodrilo),
cepillo de citología, pinzas de sujeción (en cestillo, con
dientes), inyector
Convencional
Bomba de irrigación y
succión
Sondas de irrigación y succión
Vacío de 65 kPa 10%, presión de 200 kPa 10%,
capacidad de aspiración de 3,5 l/min
Sistema de radiocirugía
Unidad de radiofrecuencia dual de 3,8 o 4 MHz, pedal
para pie, electrodos monopolares y bipolares
Sistema láser
Unidades de diodo y CO2, fibras láser diodo de punta
planta y cónicas de 400 y 600 μm, sondas cerámicas de
láser de CO2 semirrígidas
Adaptador de la cámara para endoscopios rígidos y
flexibles
Adaptador de la cámara para endoscopios rígidos y
flexibles
Biopsia y cirugía
Limpieza y mantenimiento
Unidades de limpieza y
desinfección automáticas
Unidades de mantenimiento
automáticas
Para endoscopios rígidos y flexibles
Para endoscopios flexibles
Bateas
Desinfección, esterilización, almacenamiento
Para endoscopios rígidos
Cepillos
Limpieza
Canales de trabajo para endoscopios rígidos y flexibles
TABLA 3.32 Indicaciones de la exploración endoscópica clínica
Exploración endoscópica
Indicación
Otoscopia o auriscopia
Ectoparásitos, cuerpos extraños, infecciones
Rinoscopia
Tricomoniasis, candidiasis, otras infecciones
Faringoscopia
Tricomoniasis, candidiasis, infecciones generales, cuerpos extraños
Traqueoscopia
Tricomoniasis, aspergilosis, nematodos traqueales, cuerpos extraños
Ingluvioscopia
Tricomoniasis, cuerpos extraños, infecciones generales, perdigones retenidos (principalmente en las aves de presa)
Esofagoscopia
Tricomoniasis, cuerpos extraños
Gastroscopia
Cuerpos extraños, impactaciones
Celoscopia/laparoscopia
Determinación del sexo, evaluación de la actividad gonadal, seguimiento del ciclo gonadal, determinación de la
edad, recuperación de filarias Serratospiculum spp., diagnóstico y tratamiento de las lesiones por Aspergillus spp.,
diagnóstico de tuberculosis y neoplasias, cirugía, biopsias, diagnósticos clínicos generales
Cloacoscopia
Determinación del sexo, impactaciones, urolitos, prolapso, infecciones
© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Aplicaciones clínicas y quirúrgicas
●
125
Figura 3.181 Un gran número de filarias Serratospiculum seurati en el
saco aéreo torácico caudal de un halcón sacre (Falco cherrug).
Figura 3.182 Filarias Serratospiculum seurati 7 días después
del tratamiento. La mayoría de los parásitos están muertos o en
descomposición. Obsérvese el líquido de color amarillo verdoso que
rodea los parásitos. Puede producirse una saculitis temporal después
del tratamiento como resultado directo de la muerte de un gran número
de filarias.
Figura 3.183 Placas típicas de Aspergillus fumigatus dentro de la
cavidad celómica de un halcón peregrino (Falco peregrinus).
Figura 3.184 Detalle de una placa de esporulación de Aspergillus
fumigatus.
Figura 3.185 Saculitis en un halcón gerifalte (Falco rusticolus) asociada
a infección por Aspergillus flavus.
Figura 3.186 Neumonía leve en un halcón sacre (Falco cherrug).
Obsérvese la congestión en la zona ventral del pulmón.
126
●
CAPÍTULO 3:
Técnicas clínicas y diagnósticas
Figura 3.187 Neumonía grave en un halcón peregrino. La mayoría del
pulmón muestra una congestión extensa.
Figura 3.188 Bazo dilatado con aspecto «moteado» en una avutarda
hubara (Chlamydotis undulata). En los individuos clínicamente normales
de esta especie se observan con frecuencia cambios estructurales del
bazo durante las exploraciones endoscópicas de rutina. Puede verse
parte de un asa intestinal por encima del bazo.
Figura 3.189 Masa caseosa grande en el esófago de una avutarda kori
(Ardeotis kori) causada por Trichomonas gallinae.
Figura 3.190 Uno de los factores más importantes que determinan el
éxito de los programas de cría de aves en cautividad es el alojamiento
de parejas «reales», puesto que muchas especies, como este tordo
jocoso garrulado (Garrula leucolophus), no muestran dimorfismo
sexual.
Europa. En las palomas domésticas (Columba livia) macho
adultas se ha realizado la vasectomía utilizando técnicas
endoscópicas (J. Samour, datos no publicados). Esta intervención quirúrgica consiste en seccionar de forma sencilla una porción de 10-20 mm de los conductos deferentes
de aves adultas, maduras. En el ave adulta es relativamente fácil identificar y seccionar los conductos deferentes, en particular durante el ciclo reproductor. Hay que
tener mucho cuidado cuando se manejan los instrumentos quirúrgicos (p. ej., pinzas de biopsia) debido a que
los conductos deferentes están muy cerca de los uréteres
y de la vena ilíaca común. Recientemente se ha descrito
una técnica para hacer la vasectomía a codornices japonesas (Coturnix coturnix japonica) inmaduras (Jones y Redig,
2003). La técnica asistida por endoscopia de entrada
única consiste en seccionar los conductos deferentes por
su extremo proximal cuando abandonan el epidídimo,
donde no están muy cerca de los uréteres, utilizando
unas pinzas de biopsia. Los conductos deferentes se separan suavemente de los uréteres tirando cuidadosamente
y seccionándolos completamente por el medio mediante
tracción suave. Bennett (1993) y Heidenreich (1997) describieron las técnicas quirúrgicas para esterilizar a las
aves machos y hembras mediante celiotomía. También
se han descrito intervenciones quirúrgicas guiadas por
endoscopia para esterilizar a las aves macho (Jones y
Redig, 2003) y hembra (Pye et al., 2001a, 2001b; Lierz,
2004; Hernandez-Divers, 2005; Lierz y Hafez, 2005).
Ahora es posible, por ejemplo, realizar una salpingohisterectomía o una vasectomía en las aves utilizando uno,
dos o tres puntos de entrada. La técnica con entrada
única implica utilizar un endoscopio, habitualmente
un telescopio de 2,7 mm, insertado a través de un trocar
quirúrgico. Cuando se han detectado los conductos deferentes, se introducen unas pinzas de biopsia flexibles
a través del puerto del trocar y se dirigen hacia la zona
Determinación del sexo en especies monomórficas
© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
quirúrgica. En esta técnica, el cirujano sujeta el trocar y
el endoscopio con una mano mientras maneja las pinzas con la otra. Utilizando la técnica de entrada por dos
puertos, el cirujano sujeta el endoscopio con una mano
y maneja la unidad electroquirúrgica o el instrumental
quirúrgico con la otra en un punto de entrada diferente.
Utilizando la técnica de la entrada quirúrgica por tres
puertos, el endoscopio puede colocarse sobre una bolsa
de arena o lo puede manejar un ayudante mientras el
cirujano maneja los instrumentos quirúrgicos y la unidad
de electrocirugía, que se han insertado a través de sitios
quirúrgicos diferentes. Los endoscopios también pueden
sujetarse en su sitio utilizando un soporte en ángulo de
fabricación casera o comercial.
Recientemente se han realizado estudios experimentales de esterilización de aves macho mediante inyecciones
asistidas por endoscopia directamente en los testículos
utilizando gluconato de cinc neutralizado con arginina
(Wilson et al., 2004). En este estudio se intentaron dos
dosis diferentes, una más alta y otra más baja. Los autores
observaron efectos indeseables, incluyendo mortalidad,
asociados a la dosis alta. La dosis más baja no produjo
ningún efecto indeseable pero se obtuvieron pruebas
histológicas que indicaban conservación de la capacidad
reproductora (Wilson et al., 2004). Existe una necesidad
evidente de investigar más con este y otros productos químicos nuevos que podrán estar disponibles en el futuro.
Una de las aplicaciones quirúrgicas más populares
de la endoscopia es la obtención de biopsias guiada por
endoscopia (Taylor, 1994; McDonald, 1996). Recientemente
en las psitácidas se ha descrito una técnica nueva de biopsia testicular asistida por endoscopia para evaluar la fertilidad (Crosta et al., 2002). También se ha descrito una
técnica de biopsia testicular asistida por endoscopia que
supone la aspiración y la citología para evaluar el estado
reproductor en el periquito migrador (Lathamus discolor)
macho (Gartrell, 2002). Se ha demostrado que ambas técnicas son útiles para establecer el potencial reproductor de
individuos en programas de cr ía en cautividad. Las indicaciones y las diferentes técnicas para obtener las biopsias
se han analizado antes en este capítulo.
Otras técnicas quirúrgicas endoscópicas en las aves
incluyen la eliminación de cuerpos extraños de la tráquea
(Clayton y Ritzman, 2005), la succión in situ de impactaciones y la eliminación de huevos de cáscara blanda dentro del oviducto (Crosta y Timossi, 2005).
●
127
dietas inadecuadas tienen muchos riesgos anestésicos, y
las falconiformes y psitácidas especialmente. En las figuras 3.191-3.198 se indican algunas de las dificultades de
la determinación del sexo en las aves.
La selección de la técnica anestésica var ía según la
especie y las circunstancias a las que tiene que enfrentarse el especialista en aves. Se han utilizado con éxito
anestésicos inyectables en alrededor de 10.000 exploraciones endoscópicas en alrededor de 350 especies de aves
diferentes (Jones et al., 1984; J. Samour, datos no publicados). Los anestésicos y combinaciones de anestésicos
utilizados incluyen ketamina, ketamina combinada con
xilacina, y alfaxalona-alfadolona. Este último ha sido el
anestésico de elección para las aves de patas largas, las
Figura 3.191 Muchas especies, como los ibis y los flamencos, se
mantienen en aviarios o parques zoológicos en bandadas. En una
bandada, pequeña o grande, también es fundamental mantener una
proporción sexual adecuada para asegurar el éxito de la cría.
Determinación del sexo
en especies monomórficas
Celoscopia (laparoscopia)
para determinar el sexo
Las consideraciones preoperatorias para la celoscopia
en los pacientes aviarios son parecidas a las de la cirugía general. Es esencial una exploración clínica completa,
además de información sobre la edad, la dieta, el alojamiento y el manejo en general. Las aves ancianas y obesas alojadas de forma incorrecta y que se alimentan con
Figura 3.192 Tradicionalmente, muchas especies en cautividad se
han sexado observando los patrones de conducta entre los individuos
como el acicalamiento y la alimentación. En el caso de una pareja
«verdadera», generalmente el macho acicala y alimenta a la hembra.
Sin embargo, si la «pareja» está formada por individuos del mismo sexo
un individuo suele asumir el papel dominante, dando una impresión
equivocada (por cortesía de Mr. P. McKinney).
128
●
CAPÍTULO 3:
Técnicas clínicas y diagnósticas
Figura 3.193 Las grullas tienen un cortejo elaborado que incluye una
danza ritual que se acompaña de una serie de llamadas. Este patrón de
conducta intrínseco se ha utilizado para aparear grullas en cautividad.
En muchas ocasiones, este método para sexar grullas ha producido
errores. El alojamiento de dos individuos del mismo sexo puede inducir
a que uno de los individuos asuma el papel dominante. El macho de
grulla del paraíso (Anthropoides paradise) que se muestra en esta
ilustración convivía con otro macho mucho más pequeño. Intentaron
la cópula, construyeron el nido e incluso se sentaron en el nido para
incubar. Tres semanas después del «período de incubación fallido», el
personal de mantenimiento inspeccionó el nido y encontró un soldado
de juguete, dos bolas de papel y una piedra. La «pareja» de grullas se
había sexado 3 años antes utilizando el tamaño de las aves y su ritual
de cortejo.
Figura 3.194 Una gran cantidad de información publicada sobre el
dimorfismo sexual en las aves, incluyendo el aspecto del plumaje, el
peso y las medidas, se basa en datos de especímenes disecados y
conservados en colecciones en los museos. Algunos de estos datos
proceden de una cantidad sorprendentemente pequeña de material de
referencia.
Figura 3.196 Parece que los busardos ratoneros (Buteo buteo) que
aparecen en esta fotografía son de sexo diferente. Obsérvense las
diferencias en cuanto al tamaño y la coloración de los ojos. Cuando
se sexaron quirúrgicamente se descubrió que ambos individuos eran
hembras, a pesar de que había una diferencia de más de 800 g entre
ellas.
Figura 3.195 Dos guacamayos aliverdes (Ara chloroptera) adultos
de tamaños significativamente diferentes. Utilizando los criterios
tradicionales, el ave más pequeña podría ser una hembra mientras
que el individuo más grande podría ser un macho. Se sexaron
quirúrgicamente después de que hubieran pasado 3 años juntos sin
tener descendencia. Se encontró que ambos eran hembras.
Figura 3.197 Los dos caracaras caranchos (Polyborus plancus) de
la fotografía habían vivido juntos durante más de 8 años. Cuando
se les sexó quirúrgicamente se observó que ambos individuos eran
machos. Obsérvese la diferencia significativa de tamaño entre los dos
especímenes.
Determinación del sexo en especies monomórficas
●
129
Figura 3.198 Equipo básico para endoscopia aviaria. Fuente de luz,
cable de fibra óptica, endoscopio con lentes en vástago rígido, trocar
y cánula.
Figura 3.201 Materiales, instrumento y equipo que se utilizan
habitualmente para las intervenciones quirúrgicas menores y las
biopsias asistidas por endoscopia, incluyendo equipo fijo para
fotografía y vídeo para endoscopia.
© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Figura 3.199 Equipo de endoscopia necesario para endofotografía
fija. La fuente de luz se proporciona con un flash electrónico, cable de
fibra óptico, endoscopio rígido, trocar y cánula, cámara con adaptador
para endoscopio conectado a fuente de luz, segundo visualizador o
accesorio para enseñanza.
Figura 3.200 Los endoscopios flexibles son herramientas útiles para
recuperar cuerpos extraños del buche y el estómago de las aves.
También son útiles para introducirlo en intervenciones quirúrgicas.
grullas, las cigüeñas y los flamencos, y otras especies
como turacos, buitres y cálaos (Samour et al., 1984a).
Los anestésicos gaseosos también se han utilizado de
forma habitual en las aves. Isoflurano es el fármaco de
elección para muchos clínicos especializados en aves
(Harlin, 1996; Lawton, 1996; McDonald, 1996; Rosskopf
y Woerpel, 1996). Este anestésico tiene varias ventajas
cuando se utiliza en los pacientes aviarios, incluyendo
un margen de seguridad alto, inducción rápida y recuperación rápida. Cuando un clínico debe determinar el sexo
de un gran número de aves que pesan 1 kg o más, como
los guacamayos grandes, las grullas, los flamencos y los
ibis, es muy recomendable utilizar alfaxalona-alfadolona.
En las aves que pesan menos de 250 g se recomienda
el uso de una mesa pequeña de operaciones de 250 mm
de longitud, 150 mm de ancho y 100 mm de altura. La
parte superior se fabrica con Perspex moldeable para
acomodar el cuerpo del ave y los lados son de aluminio,
terminando en una base con forma de «L» de 10 mm de
ancho. La mesa se coloca sobre una almohadilla de calor
a 37 °C. Esto proporciona una temperatura adecuada de
alrededor de 28 °C mediante conducción del calor. Las
aves más grandes pueden acomodarse sobre una toalla
colocada directamente sobre la almohadilla de calor. En
las figuras 3.199-3.201 se ilustra el equipo que se utiliza
habitualmente para la endoscopia en las aves.
El paciente aviario se posiciona en decúbito lateral
derecho con las alas plegadas en la posición anatómica
normal. La pata izquierda se extiende completamente
hacia adelante y la cara lateral del abdomen se prepara
para la cirugía. Deben quitarse todas las plumas de la
zona y cepillarse y desinfectarse con un desinfectante
adecuado. Debe colocarse un paño estéril sobre el ave.
Los paños transparentes tienen la ventaja de permitir al cirujano ver claramente los puntos de referencia
130
●
CAPÍTULO 3:
Técnicas clínicas y diagnósticas
Figura 3.203 Puntos de referencia externos para la inserción del trocar
y la cánula para la exploración endoscópica general.
Figura 3.202 Un cirujano veterinario está utilizando un equipo de
endoscopia con vídeo para visualizar el sistema de los sacos aéreos de
un halcón. Obsérvese el gran número de nematodos filarias del género
Serratospiculum presentes en la pared del saco aéreo.
Figura 3.204 Un cirujano veterinario realizando una exploración
endoscópica en un ave. Se está utilizando un visualizador secundario o
un accesorio de enseñanza para mostrar un trastorno patológico a un
ayudante.
Figura 3.205 El cirujano veterinario debe estar preparado para obtener
fotografías durante las exploraciones endoscópicas de rutina puesto
que pueden ser registros importantes de datos patológicos.
Figura 3.206 Una vista endoscópica de la tráquea normal y la
siringe traqueobronquial de un halcón sacre (Falco cherrug). La siringe
traqueobronquial es un sitio anatómico al que afectan con frecuencia
infecciones por aspergilosis, pseudomoniasis y tricomoniasis. La
exploración de estas zonas anatómicas es fundamental cuando los
pacientes presentan disnea, estridores y estertores húmedos.
quirúrgicos, al contrario que los paños de tela convencionales. El abordaje quirúrgico var ía según la especie.
Cuando se extiende completamente la pata izquierda es
posible identificar un triángulo formado por la última
costilla, la parte proximal del fémur y el borde craneal
del pubis. El abordaje quirúrgico recomendado para la
mayor ía de las especies es el área proximal de este triángulo. Este abordaje se recomienda especialmente en las
aves con un ventr ículo grande, como las aves de presa.
Numerosos autores han propuesto otras muchas técnicas
y Taylor (1994) las ha analizado adecuadamente. En la
figura 3.202 se perfilan los puntos de referencia externos
para la endoscopia aviaria y en las figuras 3.203-3.206 se
ilustra cómo se realiza la intervención.
Se han explorado las gónadas mediante endoscopia en
individuos con un peso de entre 28 g y 12 kg (J. Samour,
datos no publicados). El tamaño del endoscopio debe
Determinación del sexo en especies monomórficas
relacionarse directamente con el tamaño del ave. Por
ejemplo, en las aves pequeñas que pesan menos de 100 g
debe utilizarse un endoscopio de 1,9 mm de diámetro,
mientras que en las aves más grandes que pesan 500 g
es más adecuado un endoscopio de 3 mm. En las aves
grandes, como las grullas, los flamencos y las cigüeñas,
es ideal un endoscopio de 5 mm. Se hace una incisión
pequeña (del mismo diámetro del endoscopio que se va
a utilizar) en la piel. Se insertan el trocar y la cánula en la
cavidad. La función del ayudante sujetando al ave anestesiada es extremadamente importante en este momento,
en especial cuando se utilizan paños de tela convencionales. El ave tiene que sujetarse perpendicularmente a
la mesa con la espalda completamente recta. Cualquier
cambio de posición podr ía producir un accidente cuando
el trocar se dirige hacia la cavidad. Como regla práctica,
el trocar y la cánula deben insertarse formando un ángulo
de 45 ° con la mesa y un ángulo de 45 ° con la espalda del
ave. Los trocares de punta roma son preferibles para la
endoscopia aviaria. Un accidente común de los principiantes, e incluso de los clínicos experimentados, es
perder el sentido de la dirección y perforar el hígado o,
con más frecuencia, el ventr ículo. Esto puede ocurrir si
el ayudante gira inadvertidamente al ave en cualquier
●
131
Figura 3.209 Abertura del saco aéreo torácico craneal en una avutarda
hubara.
Figura 3.210 Abertura del saco aéreo torácico caudal en un halcón
gerifalte.
© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Figura 3.207 Vista superior anterior del saco aéreo torácico caudal. El
pulmón puede observarse en el extremo craneal del saco aéreo.
Figura 3.208 Vista inferior posterior del saco aéreo torácico caudal.
Puede observarse parte del hígado cubriendo parcialmente el
ventrículo en un halcón peregrino clínicamente normal.
dirección o el cirujano no puede identificar correctamente
los puntos de referencia para el abordaje quirúrgico. Esto
último es muy frecuente en las aves obesas. Cuando los
instrumentos se colocan correctamente, se retira el trocar
y se inserta el endoscopio a través de la cánula. Es una
mala práctica introducir la óptica sin ayuda de la cánula
porque podr ían dañarse la cubierta protectora frágil o
las lentes del extremo terminal de la óptica. Además, el
uso de una cánula tiene la ventaja de permitir al operador introducir y extraer el telescopio repetidamente para
limpiarlo.
Si el endoscopio está correctamente colocado, el
cirujano verá el interior del saco aéreo torácico caudal
(figs. 3.207 y 3.208). Cranealmente, será posible ver el
pulmón ventralmente a la izquierda, el ventr ículo parcialmente cubierto por el hígado y, a la derecha, la pared
del saco aéreo abdominal izquierdo. Las figuras 3.209
y 3.210 son vistas del saco aéreo torácico craneal. Debe
prestarse atención al saco aéreo abdominal para explorar
las gónadas. En la mayor ía de las especies sólo es funcional el ovario izquierdo en las aves hembra. Por el contrario, en las aves macho están presentes ambos testículos.
132
●
CAPÍTULO 3:
Técnicas clínicas y diagnósticas
Figura 3.211 Se ha realizado una perforación pequeña en la pared del
saco aéreo abdominal con el fin de explorar y obtener una fotografía
del ovario inmaduro de una avutarda hubara como parte de un
proyecto de investigación.
Figura 3.214 Ovario melanístico de una cacatúa sulfúrea (Cacatua
sulphurea) al principio de la estación de cría. Obsérvense los folículos
en desarrollo de pequeño y mediano tamaño.
Figura 3.212 Riñón, glándula adrenal y ovario inmaduro de un
alcaraván común (Burhinus oedicnemus) de 8 meses de edad.
Obsérvese la forma en V de la gónada inmadura.
Figura 3.215 Testículos melanísticos e inactivos de una cacatúa
sulfúrea fuera de la estación de cría.
Figura 3.213 Riñón, glándula adrenal y testículos inmaduros de un
alcaraván común de 8 meses de edad.
Generalmente, las gónadas (figs. 3.211-3.215) se localizan en la base anterior del lóbulo craneal del riñón, formando un triángulo con la glándula adrenal en la parte
frontal. Una de las mayores ventajas de determinar el
sexo mediante visualización directa de las gónadas es
que es posible obtener otra información útil además
de determinar el sexo de las aves. Las gónadas sufren
cambios estacionales espectaculares a lo largo del año.
Los cambios de tamaño, color y aspecto de las gónadas
son caracter ísticas claves importantes para evaluar el
estado reproductor. Las gónadas de algunas especies de
aves, como las cacatúas, los tucanes, los turacos y otras
muchas, están pigmentadas debido a que tienen depósitos de melanina. Las gónadas de los individuos inmaduros y sexualmente inactivos de estas especies muestran
un amplio rango de coloración, desde gris pálido, azul
verdoso pálido y verde pálido hasta un color verde
metálico oscuro a negro. El color de las gónadas cambia dependiendo de la estacionalidad y tiene que ver
con los cambios morfológicos. Por ejemplo, el peso de
los testículos de un ave macho puede aumentar de 10 a
500 veces, (Johnson, 1986). En un estudio en concreto,
se estudiaron los cambios estacionales del desarrollo de
los ovarios en avutardas hubaras (Chlamydotis undulata)
utilizando fotograf ías y asignándoles una puntuación
determinada según las caracter ísticas anatómicas estructurales diferentes (figs. 3.216-3.217) (J. Samour, datos no
publicados).
© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Determinación del sexo en especies monomórficas
●
133
(a)
(b)
(c)
(d)
(e)
(f)
Figura 3.216 Secuencia de desarrollo del ovario de una avutarda hubara durante la estación de cría. Se evaluó endoscópicamente el desarrollo de
las gónadas a través de los cambios morfológicos y se asignó una puntuación en una escala de 0 a 5. También se obtuvieron muestras de sangre,
paralelamente al estudio endoscópico, para determinar los cambios de las concentraciones hormonales. Las aves se examinaron una vez al mes,
desde febrero a julio. (a) Puntuación 0. Ovario pequeño, de forma triangular, folículos muy pequeños, depósitos de grasa pequeños. (b) Puntuación 1.
Ovario pequeño, de forma triangular, actividad ovárica temprana, al menos un folículo de 3 mm de diámetro, depósitos de grasa pequeños.
(c) Puntuación 2. Ovario grande, de forma triangular, aumento de la actividad ovárica, al menos tres folículos de 5 mm de diámetro, el estroma del
ovario todavía es visible. (d) Puntuación 3. Más grande, de forma triangular, varios folículos de 5-10 mm de diámetro, estroma parcialmente visible. (e)
Puntuación 4. Más grande, aspecto de racimo, varios folículos de 10-15 mm de diámetro, el estroma no es visible. (f) Puntuación 5. Grande, aspecto
de racimo, varios folículos de 15-25 mm de diámetro, estroma no visible.
134
●
CAPÍTULO 3:
Técnicas clínicas y diagnósticas
especies dimórficas, como los avestruces, la determinación del sexo se realiza mediante exploración digital de la
cloaca (Samour et al., 1984; Fowler, 1996).
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Figura 3.217 Ovario de una avutarda hubara en el que se observan los
signos típicos de regresión folicular al final del ciclo reproductivo.
Cloacoscopia para determinar
el sexo
Se ha demostrado que la cloacoscopia (exploración de
la cloaca) es una técnica útil para determinar el sexo de
los pingüinos (Samour et al., 1983) y las ratites jóvenes
(Samour et al., 1984b). En el caso de los pingüinos, el ave
se sujeta cabeza abajo con la cabeza y el cuello entre las
rodillas del operador sentado y hacia su espalda. Una
persona sujeta las patas y las alas. Mientras sujeta la cola,
el operador inserta el proctoscopio lubricado dentro de la
cloaca hasta una profundidad de 65 mm en el pingüino
rey (Aptenodytes patagonica), 40 mm en el pingüino Juanito
(Pygoscelis papua) y 25 mm en el pingüino de Humboldt
(Spheniscus humbolti), el pingüino saltarrocas (Eudyptes
crestatus) y el pingüino de El Cabo (Spheniscus demersus).
Después se retira el obturador y se explora cuidadosamente la pared dorsal de la cloaca. La cloaca del ave
está dividida en cuatro regiones diferentes, el proctodeo,
el urodeo, el coprodeo y el colorrecto. La exploración se
dirige hacia el urodeo. Alrededor de la línea media de
esta zona existen dos pares de papilas. El par interno
constituye las papilas uretéricas, que son parecidas en
longitud y morfología en ambos sexos. El par externo
representa la abertura de los conductos deferentes. En
las aves macho, estas papilas están bien desarrolladas y
tienen el mismo tamaño que el par interno. En las aves
hembra, las papilas del par externo son más pequeñas y
mucho más cortas. Además, en las hembras la abertura
del oviducto es claramente visible en el lado izquierdo
del urodeo. Durante la estación de puesta, la membrana
mucosa de alrededor de la abertura del oviducto está
inflamada y tiene un color rosado-rojizo.
La técnica para determinar el sexo en las ratites jóvenes es muy parecida a la de los pingüinos. El ave se sujeta
de forma similar y la elección de los proctoscopios se relaciona con el tamaño del ave. Utilizando el proctoscopio,
el operador puede identificar fácilmente el pene en los
machos. A esta edad no es posible identificar la abertura
del oviducto de las aves hembra jóvenes. Por lo tanto, en
las hembras, el sexo se establece sólo por la ausencia de
pene. En las especies monomórficas, como los ñandús y
los emús, y en los individuos jóvenes y subadultos de las
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Evaluación del estado
corporal y el contenido
de lípidos utilizando
la conductividad eléctrica
corporal total
Peter J. Hudson
Una de las dificultades principales de los estudios experimentales con animales vivos es estimar el estado corporal o la composición del organismo de forma no invasiva.
●
135
Tradicionalmente, las estimaciones han evaluado la masa
con respecto a una medida del tamaño corporal, generalmente medidas esqueléticas (p. ej., tamaño del tarso) o
una medida de las plumas (cordón del ala). Sin embargo,
estas estimaciones son por necesidad relativamente
imprecisas y las medidas de la masa incluyen lípidos, la
masa muscular, la grasa y el contenido del intestino.
Existen varias técnicas alternativas para estimar el
estado corporal relativo. Una es hacer una indentación
del músculo pectoral sobre pasta dental y posteriormente obtener una estimación del volumen pectoral. Un
segundo método es utilizar un trozo de alambre colocado sobre el músculo pectoral para proporcionar una
representación de la sección transversal del músculo pectoral y, utilizando figuras de corrección de aves muertas, estimar el volumen pectoral. Un tercer método es
utilizar un dispositivo de ultrasonidos que pueda medir
el momento que tarda una onda sonora en llegar a una
unión entre los tejidos y puede utilizarse para estimar el
grosor del músculo pectoral.
Estas técnicas tienen la ventaja de que permiten estimar de forma comparativa y cuantitativa el estado corporal de un individuo único y pueden utilizarse con
regularidad durante un per íodo de tiempo. Sin embargo,
ninguna de estas técnicas puede utilizarse para hacer
una estimación razonable de la composición corporal o la
proporción relativa del contenido de lípidos con respecto
a la masa corporal. Un amplio rango de estudios requiere
una estimación razonable del almacenamiento de lípidos, puesto que los lípidos proporcionan una forma
principal de almacenar energía antes de la reproducción,
la migración o unas condiciones duras de supervivencia.
Antes no era posible obtener una estimación precisa de
los almacenes de lípidos de un individuo sin sacrificar al
animal y extraer los lípidos con disolventes desde la carcasa homogeneizada. Este abordaje limita la posibilidad
de realizar estudios detallados sobre los individuos y de
estimar los cambios del contenido de lípidos asociados a
las estrategias de sus antecedentes de vida. Una técnica
relativamente reciente consiste en utilizar la conductividad eléctrica corporal total (TOBEC, fig. 3.218), que permite estimar con precisión la masa corporal magra, el
porcentaje de grasa corporal y el contenido de agua total
de los individuos de forma comparativa y hacer estimaciones cuantitativas del estado corporal entre los individuos y con respecto al tiempo.
Equipo TOBEC
El equipo TOBEC actual para aves está fabricado por
EMSCAN Inc. (Springfield, IL) y se vende en el Reino
Unido a través de Biotech Instruments Ltd. (Kimpton,
Herts). El equipo básico consiste en un equipo de registro de escáner asociado a una de una serie de cámaras. La
elección de la cámara está determinada por el diámetro
de la especie que se va a estudiar y var ía desde 30 mm,
adecuado para los animales que pesan menos de 10 g, a
203 mm, para los animales que pesan aproximadamente
1 kg, aunque con este sistema pueden medirse animales de
hasta 8 kg.Todos los tejidos de los animales deben fijarse
en la cámara y el cuerpo debe llenar más de la mitad del
136
●
CAPÍTULO 3:
Técnicas clínicas y diagnósticas
parte de la cámara de detección se sujeta, y se asume que
existe una cierta homogeneidad en la composición del
ave, por lo que las aves deben colocarse en el centro y
en la misma localización en la cámara todas las veces.
Con cada cámara se proporciona una placa de transporte
curva que puede utilizarse para asegurar que el cuerpo
se localice en la misma zona del rango de escaneo. La
mejor localización para la mayor ía de las especies de
aves es con la parte media del esternón colocada cerca
del punto medio de la cámara. El índice de conductividad eléctrica corporal total se estima como:
Lectura de la cámara TOBEC vacía – lectura con el ave
en la cámara/constante de normalización (del fabricante).
Figura 3.218 Estimación del estado corporal y del contenido de lípidos
utilizando la conductividad eléctrica corporal total (TOBEC).
diámetro de la cámara. En los estudios de crecimiento o
en los estudios con una amplia variación del tamaño corporal, puede ser necesario utilizar dos cámaras. El sistema
está diseñado para utilizarse tanto en campo, utilizando
un sistema de bater ías DC y un dispositivo de registro
portátil, o conectado a un ordenador en el laboratorio.
Metodología TOBEC
La metodología básica para el sistema TOBEC consiste en
colocar un animal en una cámara de medida, abierta por
los dos extremos, rodeada por un solenoide que produce
un campo electromagnético cilíndrico estable. Al colocar al
animal en la cámara, se altera la inductancia electromagnética de la bovina, cuya extensión se determina por los
electrólitos del organismo, específicamente en los tejidos
hidratados. Midiendo los cambios de la fase de relación
entre el voltaje y la corriente cuando pasa una señal de
alta frecuencia a través de la bovina puede determinarse
una estimación de la masa tisular magra, dado que el agua
corporal es una proporción constante del tejido magro y
que los lípidos del organismo tienen una conductividad
relativamente baja (justo del 5% de los tejidos magros).
Comparando la masa corporal real y magra puede obtenerse una estimación razonable del contenido de lípidos.
En necesario sujetar a los animales antes de introducirlos en la cámara, ya sea mediante anestesia o insertando al animal en un dispositivo de sujeción adecuado
y aprobado. Algunos trabajadores utilizan una funda
de plástico blando con cierres de Velcro. El proceso de
insertar al ave sujeta dentro de la cámara y obtener una
lectura requiere aproximadamente 20 s para cada espécimen. No tiene efectos perjudiciales si el ave está sujeta
y se obtienen las medidas a intervalos repetidos. Hay
que tener cuidado para conseguir resultados reproducibles, puesto que un cambio de la orientación puede alterar los resultados. Si se tiene cuidado, los errores serán
menos del 5%. Algunos trabajadores encuentran que la
secuencia a la que las aves se escanean puede alterar los
resultados, por lo que se recomienda repetir las medidas
escaneando una serie de aves al azar, y generalmente
deben obtenerse cinco lecturas con el ave dentro y el ave
fuera e ignorarse los valores evidentemente atípicos. Sólo
Durante el trabajo de campo, el equipo de escaneo no
debe colocarse de forma que le de la luz del sol directamente y las lecturas deben obtenerse sólo una vez que
la cámara ha estado a la sombra durante 15 min o más.
Generalmente es mejor asegurarse que el ave está bien
colocada dentro de la parte central del campo electromagnético. Las marcas de metal pueden alterar las lecturas, y parece que las marcas y anillas de plástico no, pero
se recomienda comprobar todas las causas posibles de
variaciones. Las marcas deben escanearse de forma independiente y estos valores deben restarse de los valores
finales obtenidos por la máquina.
Cualquier otro material conductor debe mantenerse
alejado de la cámara, incluyendo las manos del operador,
y no debe haber contacto entre el ave y el usuario.
Calibración TOBEC
En necesario calibrar el dispositivo de exploración e idealmente es necesario sacrificar una serie de aves y extraer
los lípidos. La estimación de la conductividad eléctrica
puede ser muy precisa pero las propiedades del sujeto que
relacionan la conductividad con la masa libre de grasa tienen varias caracter ísticas que influyen en la estimación de
la masa libre de grasa. La calibración es básicamente:
Masa libre de grasa – factor de calibración del índice
de conductividad.
Si el grupo que se está examinando es heterogéneo,
con variaciones con respecto a la edad y el sexo, puede
reducirse el error del resultado produciendo una curva
de calibración para cada grupo respectivo o añadiendo
términos a la ecuación arriba indicada y utilizando la
regresión múltiple para estimar la masa libre de grasa.
Incluir la longitud dentro de la ecuación de calibración
puede ayudar a aumentar la potencia de predicción
de la ecuación, y si se han utilizado aves muertas debe
incluirse la temperatura corporal.
Cuando se trabaja con especies protegidas o especies
que no pueden sacrificarse, puede realizarse la calibración utilizando una dilución de isótopos estables.
LECTURAS COMPLEMENTARIAS
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(TOBEC) to estimate total body fat of free-living birds. Condor 92: 496–499.
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of total body electrical conductivity (TOBEC) measurements in studies of
single species in the field. Functional Ecology 5: 314–320.
4
Anestesia y cirugía
de las partes blandas
Anestesia general
Martin P. C. Lawton
El uso habitual de isoflurano en la práctica aviaria ha
hecho que la anestesia de las aves sea una intervención
previsiblemente segura y sin incidentes. Sin embargo, la
anestesia es más que poner una mascarilla con isoflurano
al ave. La anatomía y fisiología únicas de las aves afectan
al diseño y al uso de los circuitos anestésicos, la intubación
o colocación de una sonda en un saco aéreo, así como al
método de reanimación cuando se produce una urgencia.
Los objetivos de la anestesia deben ser proporcionar una
inducción suave y fiable con una sujeción adecuada, relajación muscular y analgesia, seguidos por una recuperación
sin incidentes, rápida y completa (Lawton, 1996a, 1996b).
Consideraciones anatómicas
y fisiológicas
o incluso una tráquea doble (pingüinos) (Edling, 2003),
que pueden causar complicaciones con el espacio muerto
dentro de la tráquea.
Sacos aéreos
La clase Aves tiene un sistema respiratorio único, utilizan los
sacos aéreos que actúan como fuelles y reservorios cuando
respiran (fig. 4.1). La mayor ía de las aves tienen nueve sacos
aéreos, algunos de ellos con huesos neumáticos, mientras
que otros dejan la cavidad celómica y terminan subcutáneamente (Fedde, 1986). En general, existen los siguientes
sacos aéreos: dos torácicos craneales, dos torácicos caudales,
dos abdominales, dos claviculares y uno cervical único. Los
sacos aéreos son avasculares y contribuyen a menos del 5%
del intercambio de gases respiratorios (Edling, 2003).
La posición de un ave anestesiada afecta a la capacidad de los sacos aéreos para trabajar con normalidad.
En decúbito dorsal, el peso de los órganos abdominales
colapsa parcialmente los sacos aéreos abdominales y
torácicos. La ventilación con presión positiva intermitente (VPPI) puede ayudar a superar los efectos de la
postura dorsal sobre la respiración.
Consideraciones anatómicas
En este capítulo sólo se van a analizar las caracter ísticas
más importantes de la anatomía aviaria que influyen
directamente en el tratamiento y el mantenimiento de la
anestesia. Para una descripción más detallada de la anatomía respiratoria de las aves, véase King y McLelland,
1975 y McLelland, 1990.
Área paleopulmonar
del pulmón
Saco aéreo
cervical
Saco aéreo
Área neopulmonar abdominal
del pulmón
Tráquea
Los anillos de la tráquea de las aves están completamente unidos, y son cartilaginosos en algunas especies
y osificados en otras. Esto afecta a la intubación de las
aves, ya que las sondas endotraqueales con manguito,
cuando se utilizan, pueden lesionar estos anillos completos (Fitzgerald y Blais, 1993). A diferencia de los mamíferos, las aves pueden vocalizar incluso cuando se las
intuba debido a la localización de la siringe en la bifurcación traqueal (Heard, 1997). Algunas anseriformes y
otras especies tienen divertículos y expansiones bulbosas,
mientras que otras tienen anillos traqueales complicados
© 2010. Elsevier España, S.L. Reservados todos los derechos
Saco aéreo
clavicular
Saco aéreo
torácico craneal
Saco
aéreo torácico
caudal
Figura 4.1 Relación entre los sacos aéreos y la zona paleopulmonar y
neopulmonar de los pulmones.
138
●
CAPÍTULO 4:
Anestesia y cirugía de las partes blandas
Pulmones
Los pulmones de las aves son relativamente r ígidos y
no se mueven apreciablemente durante la respiración.
No tienen diafragma y por lo tanto los pulmones no se
colapsan cuando se accede quirúrgicamente (o endoscópicamente) a la cavidad torácica (celómica). El pulmón
de las aves es un sistema «de flujo». Las entradas entre
los sacos aéreos y los pulmones pueden consistir en
aberturas o a veces en tubos largos, los bronquios recurrentes. Los bronquios primarios también tienen una
parte extrapulmonar que se extiende a través del pulmón hasta el saco aéreo abdominal (Edling, 2003). Esta
organización de los pulmones que se interconectan con
los sacos aéreos permite ventilar artificialmente al ave,
ya sea a través de la tráquea o a través de una sonda en
el saco aéreo abdominal (v. más adelante).
Los pulmones se dividen en áreas paleopulmonar y
neopulmonar. Durante la inspiración, el flujo de aire se
divide entre estas dos áreas, pero el intercambio gaseoso
tiene lugar principalmente en el área paleopulmonar, y
sólo una pequeña cantidad se produce en el área neopulmonar. El aire que atraviesa el área paleopulmonar entra
en los sacos aéreos cervical, clavicular o toracicocraneal,
mientras que el aire que atraviesa el área neopulmonar
se introduce en los sacos aéreos toracicocaudal y abdominal. Existen algún debate sobre si el aire inspirado
pasa dos veces por el tejido pulmonar (James et al., 1976)
o sólo una vez (Scheid y Piiper, 1971; Fitzgerald y Blais,
1993). Tanto durante la inspiración como la espiración,
aunque el aire se mueve bidireccionalmente a través del
área neopulmonar, el aire sólo viaja en sentido unidireccional (caudal a craneal) a través del área paleopulmonar
(Fedde, 1986). Se cree que el flujo unidireccional a través de los parabronquios paleopulmonares se debe a la
forma aerodinámica y al ángulo de los bronquios y los
sacos aéreos craneales que crean una resistencia de flujo
dentro de los pulmones, ya que no se han identificado
válvulas macroscópicamente.
Consideraciones fisiológicas
Tráquea
se mueven hacia fuera). Este aumento del volumen corporal produce una presión negativa que se acumula en
los sacos aéreos, haciendo que el aire se absorba a través
de los orificios nasales y la boca, pase a través de los pulmones y los sacos aéreos. Al sujetar o colocar a un ave
antes de la cirugía, cualquier presión en las costillas y en
especial en el esternón puede afectar a la capacidad para
respirar, ya que es posible que no se produzcan los cambios del volumen corporal necesarios.
La espiración tiene lugar cuando los músculos espiratorios producen una disminución del volumen corporal
por compresión del esqueleto torácico (fig. 4.2) que no es
pasivo, a diferencia de la situación en los mamíferos. La
disminución del volumen corporal produce un aumento
de la presión dentro de los sacos aéreos, forzando al gas
a salir desde los sacos aéreos hasta los pulmones (fig. 4.3)
y después hacia fuera a través de la boca o los orificios
nasales. Así, los sacos aéreos actúan como fuelles. En la
relajación de los músculos respiratorios, el esternón está a
medio camino entre su posición inspiratoria y su posición
espiratoria. Un ave anestesiada profundamente puede no
generar suficientes contracciones musculares para permitir
el «bombeo» adecuado del aire hacia los pulmones. Sinn
(1994) recomendó el uso habitual de la VPPI (20-40/min
a 15 mmHg) para evitar cualquier posibilidad de hipocapnia
y para mantener la oxigenación adecuada.
Figura 4.2 Demostración del movimiento de la quilla y las costillas
durante la respiración. El área sombreada de gris claro representa
la espiración y el área sombreada de gris oscuro representa la
inspiración.
La longitud y el volumen de la tráquea son mayores
en las aves que en los mamíferos de igual masa corporal. El espacio muerto de la tráquea es 4,5 veces el de los
mamíferos. Las aves lo compensan aumentando su volumen tidal y disminuyendo la frecuencia respiratoria si
se compara con un mamífero del mismo tamaño (Fedde,
1986). Este aumento del volumen tidal debe mantenerse
durante la anestesia para prevenir la hipocapnia asociada
a la disminución del volumen del espacio muerto de la
tráquea y cualquier sonda endotraqueal utilizada.
Inspiración y espiración
La inspiración de las aves se produce cuando los músculos inspiratorios aumentan el volumen corporal mediante
el movimiento de la pared corporal toracoabdominal (en
especial, el esternón se mueve hacia abajo y las costillas
Figura 4.3 Abertura entre los pulmones y el saco aéreo torácico caudal.
Anestesia volátil
Intercambio gaseoso
El intercambio gaseoso dentro de los pulmones de las
aves depende de un sistema de intercambio a contracorriente en el que el aire en el interior de los capilares
aéreos fluye en ángulos rectos hasta el flujo de sangre a
través de los capilares sanguíneos. Este sistema de intercambio contracorriente es más eficaz que el de los pulmones de los mamíferos. El flujo a contracorriente produce
un aumento potencial de la presión parcial de dióxido de
carbono (PCO2) espirado y un aumento de la PO2 dentro de la sangre. Se considera que los pulmones de las
aves son 10 veces más eficaces que los pulmones de
los mamíferos (James et al., 1976).
En las aves, el CO2 se encuentra principalmente en
forma de bicarbonato de hidrógeno en el plasma, y sólo
pequeñas cantidades como CO2 disuelto o ligado en el
plasma. La anhidrasa carbónica es responsable de la
producción de bicarbonato y de la posterior disociación
del ión hidrógeno. Parece que el CO2 no tiene un efecto
directo sobre la afinidad por el oxígeno de la hemoglobina, además de la liberación metabólica de iones hidrógeno. En los pulmones, el bicarbonato de hidrógeno
entra en los eritrocitos y el metabolismo resultante libera
CO2, que entonces se expulsa al exterior. Un cambio
pequeño de la PCO2 da lugar a un gran cambio del CO2
en la sangre.
© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Activadores de la ventilación
Durante la anestesia, a la ventilación la afectan varios
factores fisiológicos que deben tenerse en cuenta en los
pacientes anestesiados. Como en la mayor ía de los taxones, la inhalación de CO2 estimula la ventilación. Se sabe
que existen receptores en los cuerpos carotídeos y quimiorreceptores intrapulmonares, así como que el CO2
estimula directamente el sistema nervioso (Fedde, 1986).
Los cuerpos carotídeos son responsables de controlar la
ventilación cuando hay una disminución de la PO2 en
las arterias, hipoxia o un aumento de la PCO2. El dolor
también estimula la respiración. El aumento de la temperatura corporal produce polipnea térmica, pero generalmente no hiperventilación. Bajo anestesia, se sabe que
exponer la laringe y la tráquea a gases fr íos ralentiza la
respiración y puede incluso causar apnea. La temperatura también influye sobre la afinidad de la hemoglobina
por el O2 un aumento de la temperatura en los tejidos
activos favorece la liberación de O2 desde la hemoglobina, pero si el ave se enfr ía demasiado bajo anestesia
esto afecta a la liberación de oxígeno y aumenta su unión
con la hemoglobina.
Hipoglucemia
Las aves son muy propensas a la hipoglucemia cuando
se anestesian. No se recomienda que las aves estén en
ayunas antes de la inducción gaseosa, pero si es posible
la inducción, debe realizarse con el buche vacío (si lo tienen). Suele pasarse por alto el hecho de que el tiempo
total en que un ave tiene que estar en ayunas no sólo
incluye el per íodo antes de la anestesia (si lo hay), sino el
tiempo hasta que el ave se ha recuperado completamente
y está dispuesta a comer. Cooper (1989) afirmaba que
●
139
las aves pequeñas nunca deben privarse de alimentos
durante más de 3 h. El ayuno también puede disminuir
la detoxificación hepática de ciertos fármacos anestésicos (Carter-Storm, 1988). La regurgitación no suele ser
un problema en las aves psitácidas granívoras, a diferencia de las aves acuáticas o las aves frugívoras, en las que
se ha recomendado previamente un per íodo de ayuno
(Mandelker, 1987).
Anestesia volátil
Existen varios fármacos anestésicos que se han utilizado
históricamente para la inducción y mantenimiento en las
aves. El éter, uno de los anestésicos volátiles más antiguos, puede descartarse debido a su falta de seguridad,
ya que el margen de seguridad es más bajo que el de los
más modernos fármacos anestésicos, por lo que existe
riesgo de explosión y es un irritante para las mucosas.
Aunque en el pasado se ha utilizado metoxiflurano con
resultados muy buenos, la falta de disponibilidad y la
necesidad de un vaporizador dedicado, junto con el inconveniente de su efecto de resaca (se metaboliza el 50%),
ha eliminado prácticamente su uso de la práctica aviaria.
Los dos fármacos que es probable que se utilicen habitualmente en una situación práctica son el halotano y el
isoflurano, y estos se comparan en la tabla 4.1. Rosskopf
y Woerpel (1996) consideran que, si los cirujanos veterinarios no están dispuestos a invertir en isoflurano y el
equipo necesario para utilizarlo, deben derivar el caso
para realizar la cirugía en un centro que esté equipado
de forma adecuada. Los últimos estudios (Lennox et al.,
2002) han demostrado que el isoflurano tiene muy pocos
efectos sobre los procesos fisiológicos naturales, como el
tiempo de tránsito gastrointestinal, y por lo tanto puede
utilizarse en situaciones donde se necesita una inmovilización estresante previa (como para las radiograf ías del
aparato gastrointestinal con administración de bario).
Muchos veterinarios especializados en aves utilizan
habitualmente «isoflurano» de la siguiente generación. Se
ha demostrado que el sevoflurano es incluso más seguro
que el isoflurano, y muchos consideran que es el fármaco
anestésico de elección para las aves. El sevoflurano tiene
un coeficiente de participación de gases sanguíneos incluso
inferior que el isoflurano (0,69), y el tiempo de recuperación
es más corto si se compara con este último. Se cree que el
sevoflurano aumenta la posibilidad de éxito en las intervenciones cr íticas o prolongadas (Edling, 2003). Sin embargo,
las diferencias en cuanto al coste entre el sevoflurano y el
isoflurano pueden hacer dif ícil justificar su uso habitual.
Equipo (máquinas de anestesia,
mascarillas faciales, sondas
endotraqueales, cámaras
anestésicas)
Aunque es posible utilizar fármacos anestésicos volátiles
en una botella de Boyle o mediante el método primitivo
de colocar una bola de algodón empapada directamente
en una cámara con un ave, no se recomienda. En cambio,
140
●
CAPÍTULO 4:
Anestesia y cirugía de las partes blandas
TABLA 4.1 Comparación de isoflurano y halotano
Isoflurano
Halotano
Margen de seguridad
Es la proporción entre la dosis letal y la
dosis que produce anestesia (Dohoo, 1990)
5,7
Este margen de seguridad solo hace obsoletos
a otros fármacos (Rosskopf et al., 1992)
3
Tras la inducción, quedan «retenidas» en los
sacos aéreos concentraciones elevadas del
fármaco anestésico, lo que puede producir
mortalidad
Coeficiente de partición sangre gas
Cuanto mayor es su valor, mayor es la
solubilidad en la sangre y la distribución
tisular
1,4 a 37°C
La solubilidad muy baja permite la inducción
rápida y la recuperación rápida, con menos
retención en los tejidos corporales si se
compara con el halotano
2,3 a 37°C
La solubilidad mayor aumenta las
posibilidades de redistribución desde
los compartimentos del organismo hacia
la circulación tras la inducción, y una
recuperación más lenta que con isoflurano
Nivel del metabolismo
Cualquier metabolismo ralentiza la
velocidad de eliminación del organismo,
y los metabolitos suelen causar un efecto
de «resaca»
0,3%
Prácticamente el metabolismo no permite la
excreción exclusiva mediante respiración.
Se ha utilizado isoflurano al 2% para la
anestesia prolongada y la recuperación sigue
siendo rápida, produciéndose en 6 min, y se
considera que la recuperación completa se
produce en 21 min (Clutton, 1986)
15-20%
Debido al aumento de la distribución en los
tejidos corporales (asociado a un coeficiente
mayor de participación de gas y sangre) y a
un aumento del metabolismo, la recuperación
es más lenta que con isoflurano. La
recuperación se retrasa si existe alguna
hepatopatía subyacente
Relajación muscular
Muy buena
Escasa
Analgesia
Buena
Escasa
Efectos respiratorios
Poca depresión respiratoria
Depresión respiratoria notable
Efectos cardíacos
Posibilidad de depresión miocárdica ligera,
con pocos o ningún cambio de la frecuencia
cardíaca (Jenkins, 1993)
Depresión miocárdica notable.
Existe sensibilización a catecolaminas
Contraindicaciones
No existen informes
Disfunción hepática, trastornos
cardiovasculares o liberación de
catecolaminas
Sobredosis
Generalmente produce apnea antes de parada
cardíaca. Esto permite un cambio adecuado a
la ventilación artificial inmediata, dando lugar a
la recuperación completa
Apnea y parada cardíaca que generalmente
se producen simultáneamente, haciendo la
ventilación artificial y la recuperación completa
más difíciles que con isoflurano
sí se recomienda el uso de un vaporizador dedicado para
administrar una concentración exacta (sin tener en cuenta
la temperatura o la presión del aire, dentro de determinados rangos). Lo ideal es que la máquina anestésica esté
en un carrito móvil con repisas para colocar el equipo de
monitorización, como los monitores respiratorios y cardíacos, junto con los fármacos, por si se produce una emergencia (fig. 4.4). No es posible utilizar el mismo vaporizador
para el halotano y el isoflurano debido a las diferencias de
estos líquidos volátiles, a menos que se limpie el vaporizador y se recalibre antes de cada cambio. Una máquina
de anestesia con un accesorio «Selectatec» permite el intercambio fácil entre los vaporizadores dedicados si es necesario, como para diferentes clases, por ejemplo.
El uso de la VPPI en las aves anestesiadas tiene varias
ventajas (fig. 4.5) y esto permite controlar no sólo la velocidad y profundidad de la respiración, sino también la
oxigenación y prevenir la hipercapnia.
Figura 4.4 Carro de anestesia con vaporizador para isoflurano, monitor
respiratorio, monitor cardíaco y botiquín de urgencias.
Figura 4.5 Ventilación con presión positiva intermitente en un loro gris
(Psittacus erithacus).
Anestesia volátil
●
141
Si se utiliza VPPI, intubación y un circuito adecuado
o una mascarilla facial, la velocidad de flujo de oxígeno
hasta los pulmones debe mantenerse alta con el fin de
prevenir la hipercapnia. La velocidad del flujo del gas
debe ser como mínimo tres veces el volumen minuto normal (es decir, aproximadamente 3 ml/g de peso corporal:
un amazonas [Amazona sp.] de 400 g necesita 1,21 l/min),
aunque yo utilizo 2-3 l/min independientemente del
tamaño.
Mascarilla facial
El isoflurano permite un método relativamente fácil de
inducción mediante mascarilla facial (excepto para las
aves buceadoras), disminuyendo muchas de las complicaciones del manejo y la inyección y el estrés que
suponen estas intervenciones. Por lo tanto, el circuito
anestésico más básico consta de un vaporizador, una
fuente del gas portador (generalmente oxígeno) y una
mascarilla facial. Para mantener al ave relajada y prevenir e impedir el aleteo, el paciente debe sujetarse
correctamente, por ejemplo con una toalla (figs. 4.6-4.8).
Las mascarillas faciales pueden comprarse o pueden
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Figura 4.6 Sujeción de un loro gris con una toalla antes de la
inducción mediante mascarilla facial.
Figura 4.7 Inducción con mascarilla facial de un loro gris con
anestesia con isoflurano.
Figura 4.8 Uso de una mascarilla de Hall para inducción en un
avestruz (Struthio camelus).
fabricarse con elementos desechables como las fundas
de las jeringas (para aves pequeñas, fig. 4.9) o botellas de
plástico blando (para los guacamayos o las aves de pico
Figura 4.9 Anestesia de un canario (Serinus canaria) antes de eliminar
un quiste de las plumas, con el cartucho de una jeringa adaptado
como una máscara facial.
Figura 4.10 La parte superior cortada de una botella de plástico, con
los bordes protegidos con esparadrapo, se convierte en una mascarilla
ideal para un guacamayo azul y amarillo (Ara ararauna).
142
●
CAPÍTULO 4:
Anestesia y cirugía de las partes blandas
Figura 4.11 Se ha fabricado una mascarilla facial grande con una botella
de plástico para aves de pico largo como los tucanes (Ramphastos sp.).
Figura 4.13 Una caja de transporte adaptada con Perspex se
convierte en una cámara de inducción anestésica adecuada.
Figura 4.12 Puede cortarse una mascarilla facial con una jeringa para
permitir el acceso al área del ojo mientras se mantiene la anestesia sin
intubación.
Figura 4.14 Una cámara anestésica unida a una máquina de anestesia
y tubos de evacuación.
grande, figs. 4.10 y 4.11). Las ventajas de utilizar mascarillas
faciales desechables son la eliminación del riesgo de que se
contagien infecciones entre las aves y suelen ser mascarillas más adecuadas para las aves que las que existen en el
mercado. Si no se utiliza una mascarilla facial desechable,
es importante que la mascarilla se limpie bien antes de volver a utilizarla en otro paciente. Las mascarillas faciales tienen inconvenientes, especialmente si se va a explorar o a
realizar una intervención alrededor de la cabeza, aunque la
mascarilla puede adaptarse a ello (fig. 4.12).
Intubación endotraqueal
Cámaras anestésicas
Para las aves que es probable que estén muy estresadas
debido al manejo necesario para colocar la mascarilla, se
recomienda el uso de una cámara anestésica (figs. 4.13 y
4.14). Las aves tienden a no sufrir estrés negativo cuando
están en una cámara anestésica, especialmente si el fármaco anestésico volátil es isoflurano. Las cámaras anestésicas pueden ser muy simples, como una caja y una bolsa
colocada sobre ella dentro de la que se introduce el anestésico volátil, o cámaras construidas especialmente para
esta finalidad conectadas a una máquina de anestesia y
con capacidad de evacuación. Las desventajas principales de utilizar las cámaras anestésicas suelen ser el coste y
un aumento ligero del tiempo antes de la intubación si se
comparan con las aves a las que se les ponen mascarillas.
Una vez que se ha inducido un paciente, aunque es posible mantener la anestesia sólo con una mascarilla facial
(fig. 4.15), debe considerarse la intubación endotraqueal
excepto para las intervenciones más cortas. Debe proporcionarse una vía aérea para permitir mantener al ave
bajo anestesia y también para realizar la ventilación si se
produce apnea. La intubación de las aves es fácil, debido
a que la glotis está colocada hacia delante por detrás
de la base de la lengua (figs. 4.16 y 4.17). Con la boca
abierta y sujeta y, en el caso de las psitácidas, tirando de
la lengua suavemente hacia delante, puede introducirse
una sonda del tamaño adecuado a través de la glotis
(fig. 4.18). Incluso los periquitos y las cacatúas pequeños
pueden intubarse utilizando cánulas cortadas o catéteres
(fig. 4.19), aunque estas sondas de pequeño diámetro pueden bloquearse con las secreciones respiratorias. Debido
a las grandes diferencias que existen en cuanto al tamaño
en las aves, también hay que disponer de un amplio
rango de sondas, que pueden ser sondas fabricadas especialmente o catéteres intravenosos o sondas urinarias
cortadas o prefabricadas (figs. 4.20 y 4.21). La mayor ía de
los catéteres y cánulas están conectadas a un cebo y por
lo tanto pueden conectarse a un circuito anestésico (fig.
4.22) utilizando una jeringa de 2 ml pequeña fijada sobre
un adaptador endotraqueal (generalmente de 8,5 mm).
Anestesia volátil
●
143
Figura 4.15 Un loro gris mantenido con anestesia con una mascarilla
facial.
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Figura 4.18 Intubación de un loro gris anestesiado con una sonda
endotraqueal de Bethune de 2,5 mm.
Figura 4.16 Un loro gris anestesiado en el que se aprecia la abertura
de la glotis y la base de la lengua.
Figura 4.19 Catéter intravenoso reducido que sirve como una sonda
endotraqueal ideal para un periquito (Melopsittacus undulatus).
Figura 4.17 Abertura de la glotis de un búho real (Bubo bubo).
Compárese con la figura 4.16.
Figura 4.20 Una selección de sondas endotraqueales de Bethune
adecuadas para aves.
144
●
CAPÍTULO 4:
Anestesia y cirugía de las partes blandas
las válvulas. Se ha demostrado que, en las aves, la intubación es necesaria para permitir la ventilación, y también
permite evacuar los gases de desecho, un requisito que
cada vez se incluye más en la legislación de la mayor ía de
los países. La evacuación de los gases de desecho con una
mascarilla facial abierta es dif ícil, si no imposible, a menos
que se utilice un sistema de evacuación activo más caro,
como Fluvac (diseñado para mascarillas faciales).
Intubación de los sacos aéreos
Figura 4.21 Cánulas intravenosas preparadas o sondas urinarias con
un adaptador para la jeringa.
Una vez intubado, el ave debe mantenerse con un sistema
de Bethune o Ayre con forma de T (fig. 4.23). No deben
utilizarse circuitos circulares para los pacientes aviarios,
ya que no pueden ejercer una fuerza suficiente para abrir
Figura 4.22 Un circuito anestésico de Bethune unido a una sonda
evacuadora y un monitor respiratorio.
Figura 4.23 Circuito de Bethune unido a una sonda endotraqueal de
Bethune. Obsérvese la disminución del espacio muerto entre el circuito
y el ave.
Cuando se realiza cirugía alrededor del pico, la cabeza o
la cara, una mascarilla o incluso una sonda traqueal pueden limitar el acceso. La presencia de los sacos aéreos
y el flujo del aire único desde los sacos aéreos abdominal y torácico caudal hacia los pulmones significan que,
cuando se coloca una sonda dentro de los sacos aéreos,
pueden introducirse gases anestésicos (figs. 4.24 y 4.25).
La zona para la colocación de una sonda en un saco aéreo
es una cuestión preferente, pero habitualmente es parecida a la zona elegida para la exploración endoscópica.
Tradicionalmente, esto se hace a la izquierda justo detrás
Figura 4.24 Colocación de una sonda en un saco aéreo en un
guacamayo macao (Ara macao).
Figura 4.25 Un búho sujeto con la cabeza metida en una mascarilla de
respiración con oxígeno al 100% mientras se coloca una sonda en el
saco aéreo.
Monitorización de la anestesia
de las costillas, aunque Sinn (1994) ha indicado el uso de
sondas endotraqueales o sondas de caucho dentro de los
sacos aéreos clavicular o torácico caudal. La colocación de
la sonda en el saco aéreo generalmente se realiza después
de la inducción mediante inyección, mascarilla facial o
cámara anestésica. En los casos de obstrucción grave de
las vías respiratorias, es posible colocar la sonda en un
ave consciente con inmovilización f ísica. La colocación de
una sonda en un ave consciente es rápida y parece que
causa pocas molestias o poco estrés negativo. En situaciones urgentes, para reducir los riesgos que se han asociado
a la disnea respiratoria causada por el manejo, el ave
puede sujetarse con la cabeza dentro de una mascarilla en
la que se está liberando oxígeno al 100% (Lawton, 1996b).
Debe colocarse una sonda tan grande como sea posible (de calibre 14 French) unida al circuito anestésico. Es
necesaria la VPPI a través de la sonda colocada mientras
el ave esté anestesiada, ya que las aves con intubación en
un saco aéreo generalmente dejan de respirar espontáneamente debido a la expulsión de todo el dióxido de carbono
del sistema respiratorio (Korbel et al., 1993). Las aves ventiladas no respirarán otra vez espontáneamente hasta que
se termine la perfusión a través del saco aéreo y aumenten
las concentraciones sanguíneas de dióxido de carbono. La
sonda puede retirarse tras la intervención o dejarse in situ
en casos de disnea (p. ej., después de la cirugía del cuello
o en caso de tapones de aspergilosis en la siringe).
Anestesia inyectable
Si se va a utilizar un fármaco inyectable, el ave debe
pesarse con precisión. Sin un peso exacto no es posible
calcular una dosis precisa, y puede producirse sobredosificación e incluso la muerte. Si se realiza la inducción con
un fármaco anestésico volátil, es menos estresante pesar
al ave después de la inducción pero antes de administrar
cualquier otro fármaco. En la tabla 4.2 se enumeran los
agentes anestésicos inyectables.
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Monitorización
de la anestesia
A pesar de que el isoflurano se considera muy seguro,
no hay excusas para no realizar la monitorización
durante la anestesia. La profundidad de la anestesia sólo
puede controlarse correctamente si el ave se monitoriza
de forma cuidadosa y continua. La monitorización de
las aves debe abordarse exactamente de la misma forma
que la monitorización de cualquier especie de mamífero,
aunque se considera más dif ícil (Flammer, 1989).
Reflejos
En las aves, los reflejos que mejor pueden vigilarse son los
reflejos palpebrales, los reflejos corneales, el reflejo de la
cera, el reflejo de la punción en los dedos y el tirón de las
alas. A medida que la anestesia del ave es más profunda,
los reflejos estándar se hacen más lentos y disminuyen en
intensidad, y posteriormente desaparecen. Los reflejos del
●
145
dedo (fig. 4.26), la cera y el ala desaparecen cuando el ave
entra en un plano medio de anestesia. El reflejo corneal
(fig. 4.27) generalmente es el último reflejo que desaparece
y demuestra que el ave está en un plano muy profundo
de anestesia (Lawton, 1996a). También debe evaluarse el
tono de la mandíbula: se vuelve menos tenso cuando el
ave entra en un plano medio de anestesia.
Volumen circulatorio
Se cree que las aves toleran mejor la pérdida de sangre
que los mamíferos (Heard, 1997), aunque la hemorragia
sigue siendo un problema. La cantidad de sangre que se
pierde durante la cirugía debe vigilarse cuidadosamente (si
es necesario, midiendo las torundas) y debe considerarse
la fluidoterapia e incluso la transfusión sanguínea. En una
situación urgente puede utilizarse sangre de paloma para
la mayor ía de las especies, aunque esta intervención siempre tiene un riesgo, incluyendo las infecciones víricas.
El peso del ave antes y después de la cirugía permite
evaluar la pérdida de líquido. Aunque existen muchos cálculos diferentes de las necesidades de líquido, Sinn (1994)
indicó que las necesidades diarias normales son de aproximadamente el 5% del peso corporal en mililitros, mientras
que las aves deshidratadas pueden necesitar hasta el 10%
del peso corporal en mililitros. Si la ingestión diaria es
inferior al 5%, deben tenerse en cuenta los suplementos.
Dolor
La respuesta del ave durante la cirugía a los estímulos
dolorosos suele apreciarse como un cambio de la respiración, la frecuencia cardíaca o el movimiento. Se recomienda controlar el dolor durante la anestesia y después
de la misma. Los analgésicos (especialmente cuando se
utilizan fármacos anestésicos con pocas propiedades
analgésicas) permiten un mantenimiento más estable de
la anestesia y disminuyen la posibilidad de shock quirúrgico. En la tabla 4.3 se ofrece una lista de los fármacos
analgésicos adecuados; v. también Anestesia local y analgesia, más adelante.
Electrocardiograma
En las figuras 4.28-4.32 se ilustra el equipo electrocardiográfico (ECG) y la colocación de los electrodos. Siempre
que es posible, se recomienda utilizar un monitor cardíaco, aunque puede utilizarse un fonendoscopio esofágico. Los monitores cardíacos son fundamentales cuando
se utilizan determinados fármacos anestésicos, como
xilacina, para apreciar si se produce bloqueo auriculoventricular. Habitualmente, los electrodos se colocan
sobre el tarsometatarsiano lateral distal y las articulaciones carpianas de las dos alas (Burtnick y Degernes, 1993)
utilizando pinzas atraumáticas o agujas de plata (v.
figs. 4.29 y 4.30). La frecuencia cardíaca es espectacularmente eficaz como complemento para evaluar el dolor
(v. figs. 4.31 y 4.32). Cuando una cacatúa siente dolor no
es poco habitual que su frecuencia cardíaca aumente de
300 latidos/min a alrededor de 700 latidos/min (Lawton,
1996a). La frecuencia cardíaca nunca debe caer por
debajo de 120 latidos/min (Doolen y Jackson, 1991).
146
●
CAPÍTULO 4:
Anestesia y cirugía de las partes blandas
TABLA 4.2 Fármacos anestésicos inyectables
Fármaco
Dosis y vía
Comentarios sobre su uso
Inconvenientes
Alfaxalona/alfadolona
5-10 mg/kg i.v.; 36 mg/kg
i.m., i.p.
Se ha considerado que la alfaxalona/
alfadolona es un fármaco anestésico
relativamente bueno (Harcourt-Brown,
1978). Tiene un margen amplio de
seguridad, pero sólo una duración corta
de acción (Mandelker, 1987). Los grandes
volúmenes necesarios hacen que la vía
i.v. sea la preferida. Ahora existen mejores
alternativas a este fármaco
Tras la administración i.v. suele producirse
apnea transitoria (Cooper y Frank, 1973,
1974), que puede ser alarmante. Las vías
i.p. o i.m. producen inmovilización, pero
poca analgesia (Cooper y Frank, 1973,
1974). Existen informes sobre muertes
cuando se ha utilizado en halcones de cola
roja (Cooper y Redig, 1975)
Ketamina
20-50 mg/kg s.c., i.m.
o i.v.
En las aves acuáticas
18 mg/kg, con otras
dosis en incrementos
de 9 mg/kg cuando
sea necesario, y se ha
observado que produce
buena inmovilización
(Borzio, 1973). Forbes
(1991) recomendó una
dosis decreciente: 30 mg/
kg hasta 150 g de peso
corporal, 20 mg/kg para
200-400 g, 10 mg/kg para
hasta 1 kg y sólo 5 mg/
kg para las aves de más
de 2 kg
Se informó por primera vez sobre su
uso en aves en 1972 (Mandelker, 1972).
Históricamente, la ketamina fue el fármaco
de elección; ahora se utiliza menos en
medicina aviaria, aunque es útil para
disminuir el estrés cuando se manejan las
especies más grandes como los cisnes y
otras aves acuáticas
La ketamina se ha utilizado por vía
oral (Garner, 1988) como un medio de
inmovilizar a los halcones criados en
cautividad que han volado y quieren evitar
volver a ser capturados. La dosis utilizada
fue de 10 mg/kg en un trozo de 30 g de
carne, aunque tardó hasta 2 h en hacer el
efecto deseado. Esta vía puede también
utilizarse para coger patos de un estanque,
pavos reales que están en libertad, etc. La
ketamina puede proporcionar hasta 30 min
de anestesia, y el animal se recupera
completamente a las 3 h (Ensley, 1979). La
velocidad de recuperación depende de la
dosis, que es inversamente proporcional al
tamaño corporal (Boever y Wright, 1975).
Las aves acuáticas grandes tienden a
recuperarse más despacio debido a su
metabolismo más lento
La ketamina por sí misma es un buen
sedante pero un mal anestésico, con mala
relajación muscular y poca analgesia,
aunque produce poca depresión
respiratoria o cardiovascular (Flammer,
1989). Con ketamina se observa hipus
(contracción y dilatación rítmicas de la
pupila) hasta que el ave entra en un plano
de anestesia profundo (Lawton, 1984)
Durante la recuperación suele producirse
aleteo, incluso cuando se utiliza
combinada con tranquilizantes. Esto
puede durar varios minutos (Mandelker,
1987)
La ketamina se elimina por los riñones
Puede observarse intoxicación en
aves debilitadas o deshidratadas y en
las que tienen disfunción renal. Los
líquidos intravenosos pueden acelerar la
recuperación de la ketamina causando
diuresis
Las dosis de 35 mg/kg i.v. pueden causar
parada cardíaca inmediata o apnea
prolongada seguida por parada cardíaca
en algunas rapaces, y las que sobreviven
tienen convulsiones después de la
inducción (Redig y Duke, 1976)
Ketamina/
diazepam o
midazolam
Ketamina 10-30 mg/kg
i.v. y diazepam 1-1,5 mg/
kg i.m. o 0,2 mg/kg de
midazolam s.c., i.m.
Existen buenas combinaciones que
permiten una inducción y recuperación
suaves cuando se compraran con
ketamina sola. El beneficio del midazolam
es que puede mezclarse en la misma
jeringa con ketamina, mientras que el
diazepam tiene que administrarse en una
inyección independiente
Mandelker (1988) consideraba que
eran las combinaciones más eficaces
disponibles pero, con la introducción de
medetomidina, que puede revertirse, esto
ya no es así
Ketamina/
medetomidina
1,5-2 mg/kg de
ketamina 60-85 μg/
kg de medetomidina i.m.
(puede revertirse con
atipamezol, 250-380 μg/
kg i.m.)
Añadir medetomidina proporciona
propiedades sedantes y analgésicas, con
buena relajación muscular y sin arritmias ni
depresión respiratoria (Jalanka, 1989). Esta
combinación es especialmente buena para
las aves acuáticas
La medetomidina tiene efectos
hipotensores, produce bradicardia e
hipotermia
Ketamina/
xilacina
4,4 mg/kg
ketamina 2,2 mg/kg de
xilacina i.v. (después se
revierte con yohimbina
0,1 mg)
(Puede utilizarse
atipamezol, 250-380 μg/
kg i.m., para invertir los
efectos de la xilacina)
La acción sinérgica de la combinación
de xilacina con ketamina produce una
inducción suave y mejora la relajación
muscular sin causar dificultades en
cuanto a la recuperación debido al efecto
residual de la ketamina (Degernes et al.,
1988). Petruzzi et al. (1988) observaron
que 18,5 mg/kg de ketamina y 1,5 mg/kg
de xilacina eran eficaces en las rapaces
No puede invertirse, la recuperación es
prolongada y puede producirse depresión
postoperatoria, que hace que el ave sea
incapaz de mantenerse en la percha
correctamente o incapaz de alimentarse,
lo que da lugar a hipotermia, hipoglucemia
e incluso la muerte (Lawton, 1984). Lumeij
(1993) también observó dos muertes
posquirúrgicas (24 y 50 h) en azores, que
fueron atribuibles a bradicardia sinusal
grave
Propofol
1,33-14 mg/kg i.v.
Margen de seguridad muy elevado y
se metaboliza fácilmente. Inducción
muy suave y rápida y buena relajación
muscular con una duración corta, de
2-7 min (Heard, 1997)
Coste elevado. El propofol se metaboliza
demasiado rápidamente en las aves
para tener una utilidad realista por sí
mismo como fármaco para cirugía. La
combinación de propofol e isoflurano
puede causar dificultades para mantener
al ave anestesiada. El propofol
Monitorización de la anestesia
●
147
TABLA 4.2 Fármacos anestésicos inyectables (cont.)
Fármaco
Fármaco
Fármaco
Fármaco
i.v. se considera más estresante que la
inducción con mascarilla con isoflurano
(Lawton 1996a, 1996b)
Tiletamina/zolazepam
5-10 mg/kg i.m.
La tiletamina es un derivado
de la penciclidina que es más
potente que la ketamina. Esta
combinación proporciona buena
inmovilización y se considera
segura (Kreeger et al., 1993)
La tiletamina produce convulsiones a menos
que se administre con un sedante, así como
la combinación preparada
Xilacina
1-20 mg/kg i.m. o i.v. (se
revierte con yodocloruro de
yohimbina, 0,1-0,2 mg/kg i.v.
o atipamezol 250-380 mg/kg
i.m.)
Rara vez se utiliza como agente
único
La xilacina por sí misma es poco fiable,
produce bradicardia y bloqueo AV y es un
gran depresor respiratorio (Mandelker, 1987).
El efecto de bradicardia puede reducirse
si se utiliza atropina. Las rapaces pueden
demostrar hipersensibilidad a los estímulos
externos, incluyendo aumento de temblores,
vocalización y respiración trabajosa, y a
dosis mayores no aumenta la profundidad de
la sedación (Freed y Baker, 1989)
AV, auriculoventricular; i.m., por vía intramuscular; i.p. por vía intraperitoneal; i.v., por vía intravenosa; s.c., por vía subcutánea.
Figura 4.26 Demostración del reflejo de pinchazo en el dedo de un
loro gris.
Figura 4.27 El reflejo corneal es uno de los últimos reflejos que se
pierde tras la anestesia.
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TABLA 4.3 Fármacos analgésicos
Fármaco
Posología
Comentarios
Buprenorfina
0,02 mg/kg i.m.
Analgésico opiáceo que puede producir algo de depresión respiratoria
Considero que esta, en combinación con carprofeno, es la mejor analgesia para los
traumatismos graves
Butorfanol
3 mg/kg i.m.
Se ha utilizado en periquitos (Bauck, 1990)
Carprofeno
5-10 mg/kg i.v., i.m. o
v.o.
Analgésico muy eficaz que puede utilizarse combinado con buprenorfina para
producir un efecto sinérgico en los casos de dolor intenso
He utilizado este fármaco para el tratamiento a largo plazo de trastornos dolorosos
sin observar efectos secundarios
Flunixino-meglumina
1-10 mg/kg i.m.
Se ha utilizado, pero se considera que el carprofeno es más eficaz
Ketoprofeno
5-10 mg/kg i.m.
Mejor que el flunixino, pero no tan bueno como el carprofeno
Meloxicam
0,5-1 mg/kg v.o. dos
veces al día
La vida media es más corta en las aves grandes que en las aves pequeñas (Wilson
et al., 2004)
i.m., por vía intramuscular; i.v., por vía intravenosa; v.o., por vía oral.
148
●
CAPÍTULO 4:
Anestesia y cirugía de las partes blandas
Figura 4.28 Pinza de ECG pequeño adecuado, que es relativamente
atraumática.
Figura 4.29 Colocación de una pinza de ECG en el ala, a nivel del
codo, en un loro gris.
Figura 4.30 Colocación estándar de los electrodos para
monitorización con ECG en un loro africano: uno a cada lado y uno en
la pata derecha.
Figura 4.31 Aspecto del trazado del ECG en un loro gris anestesiado.
También pueden utilizarse aparatos de flujo Doppler,
que pueden producir una señal audible del flujo arterial,
así como servir para monitorizar la frecuencia y el ritmo
cardíacos (Heard, 1997). Algunos fabricantes comercializan una sonda cloacal, o puede utilizarse una sonda
pediátrica como alternativa.
Monitorización de la respiración
Figura 4.32 El mismo trazado del ECG del loro gris que se muestra en
la figura 4.31, pero después de una respuesta al dolor. El trazado del
ECG es un método muy bueno para establecer la profundidad de la
anestesia en los pacientes aviarios.
La monitorización electrónica de la respiración se ha considerado el mejor indicador de la profundidad y la estabilidad de la anestesia en ausencia de respuesta al dolor.
El patrón de la respiración también es importante; debe
ser estable y monitorizarse continuamente durante la
anestesia (figs. 4.33 y 4.34). Un cambio súbito del patrón,
especialmente de la respiración profunda (de superficial a profunda), puede indicar que el plano de anestesia del ave se está haciendo menos profundo o que el ave
Monitorización de la anestesia
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Figura 4.33 Monitorización cuidadosa de un búho anestesiado con un
monitor respiratorio y vigilancia visual continua.
está sintiendo dolor. Generalmente, cuando el ave entra
en un plano más profundo de anestesia, disminuyen la
frecuencia y la profundidad. Dependiendo del tamaño
corporal del ave, la frecuencia respiratoria no debe disminuir por debajo de 25-50 respiraciones/min (Doolen y
Jackson, 1991); a partir de esta frecuencia existe un riesgo
de hipercapnia. La frecuencia respiratoria de cualquier
ave anestesiada nunca debe caer por debajo de su frecuencia normal en reposo (Coles, 1985).
La mayor ía de los monitores respiratorios actúan por
los cambios térmicos entre los gases inspirados y espirados. Esto puede hacer que sea dif ícil realizar las medidas
en las aves pequeñas, especialmente cuando las velocidades del flujo de los gases que se transportan fr íos son
elevadas. Un monitor cardíaco sensible, (especialmente si
tiene un amplificador) capta el movimiento de los músculos respiratorios y constituye otro método de evaluar
la respiración. La pulsioximetr ía con una sonda cloacal es
útil para evaluar la oxigenación de la sangre y también la
frecuencia respiratoria. El uso de la VPPI permite al anestesista proporcionar una velocidad y profundidad de la
respiración definidas y correctas, eliminando así la necesidad de otra monitorización. Esto es especialmente útil
en los pacientes con trastornos respiratorios subyacentes.
La respiración debe monitorizarse cuidadosamente
(incluso por el cambio del movimiento del esternón)
hasta que el ave está completamente recuperada de la
anestesia. Si se está utilizando isoflurano, debe considerarse mantener controlada al ave hasta que se recupere lo
suficiente para mantenerse en una percha (o para dejarse
en libertad), de forma que se la pueda observar continuamente. Cuando se han utilizado fármacos inyectables,
puede ser necesario mantener al ave atada o envuelta
en un paño para evitar que se lastime o se haga daño
en la cabeza o las alas; esto es especialmente importante
cuando se utiliza ketamina (sola o combinada).
Temperatura
Hay que proporcionar calor antes de la inducción, durante
la anestesia y en el per íodo de recuperación (fig. 4.35). Es
posible que las aves anestesiadas no puedan mantener
●
149
Figura 4.34 Tras una intervención quirúrgica, un loro gris se
desconecta del circuito electrónico, pero se coloca una sonda de
monitorización respiratoria al tubo para seguir vigilando la respiración
hasta que el ave esté completamente recuperada.
Figura 4.35 Un loro gris recuperándose de la anestesia se coloca en
una jaula con una lámpara de infrarrojos cerca para proporcionarle más
calor. Hay que tener cuidado para no calentar demasiado al ave.
su temperatura corporal central de forma adecuada (figs.
4.36 y 4.37). Las aves enfermas que intentan mantener una
temperatura central alta pueden volverse hipoglucémicas
debido a la hipotermia. La hipotermia puede causar vasoconstricción periférica, bradicardia, hipotensión y, cuando
es intensa, fibrilación ventricular (Heard, 1997).
Anestesiar a un ave y colocarla en una mesa de operaciones fr ía puede producir una caída rápida de la
temperatura corporal. Generalmente, la temperatura
corporal central de las aves es de entre 40-44 °C (CarterStorm, 1988), y en las aves más pequeñas puede ser de
41 °C (Cooper, 1989). La eliminación excesiva de plumas
o el lavado preoperatorio o la aplicación de alcohol quirúrgico en la zona de la cirugía producirán una pérdida
del aislamiento y pérdida de calor. Las aves anestesiadas
deben colocarse en una toalla o en Vetbed® térmico; el
uso de almohadillas calientes o luces también puede ayudar a disminuir la pérdida de calor, pero hay que tener
mucho cuidado para prevenir el sobrecalentamiento o
las quemaduras. También pueden utilizarse los plásticos
con burbujas o las hojas «separadoras» para envolver a
la mayor ía de las aves y prevenir la pérdida innecesaria
de calor. El uso de OpSite® (Smith & Nephew, fig. 4.38)
150
●
CAPÍTULO 4:
Anestesia y cirugía de las partes blandas
Figura 4.36 Colocación de una sonda de temperatura en la cloaca de
un gavilán mixto (Parabuteo unicinctus).
Figura 4.37 Un gavilán mixto o de Harris anestesiado en el que se está
monitorizando de la temperatura corporal central mediante una sonda
cloacal.
seguridad para realizar diferentes intervenciones médicas.
En las figuras 4.39 y 4.40 se ilustra la administración de anestesia con isoflurano a un halcón gerifalte (Falco rusticolus).
Figura 4.38 El uso de paños quirúrgicos OpSite® permite eliminar
el menor número de plumas posible en el momento de la cirugía.
Disminuyendo la cantidad de plumas que se quitan no se alteran las
propiedades aislantes del plumaje durante el período postoperatorio.
Figura 4.39 Técnico veterinario anestesiando a un halcón gerifalte (Falco
rusticolus) dentro de un hospital de campo. (Por cortesía del Dr. J. Samour.)
permite mantener una zona quirúrgica limpia de forma
adecuada sin necesidad de quitar las plumas al ave. Los
gases anestésicos fr íos también enfr ían a las aves, pero
es poco lo que puede hacerse para prevenirlo, aparte de
intentar que la anestesia dure lo menos posible.
La temperatura cloacal debe vigilarse durante la anestesia (Doolen y Jackson, 1991). Asimismo, debe realizarse una evaluación continua del nivel de hemorragia
durante la cirugía para prevenir un shock quirúrgico y la
hipotermia resultante.
Anestesia en condiciones
de campo
Actualmente, en las cacer ías modernas que se realizan en
Oriente Medio se lleva un hospital de campo completamente
equipado en el que los halcones pueden anestesiarse con
Figura 4.40 El mismo halcón de la figura 4.39. Obsérvese que se ha
dejado puesta la capucha al halcón mientras su cabeza está dentro de
la mascarilla facial. Esto facilita el manejo y la inmovilización durante el
período de inducción. (Por cortesía del Dr. J. Samour.)
Anestesia local
BIBLIOGRAFÍA
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Anestesia local y analgesia
Judith C. Howlett
Anestesia local
Los anestésicos locales tienen una aplicación limitada
y no se utilizan de forma habitual para anestesiar a las
aves, en parte porque se cree que las aves son muy sensibles a los analgésicos locales. Es fácil que se produzca
sobredosis, y las concentraciones más altas del fármaco
152
●
CAPÍTULO 4:
Anestesia y cirugía de las partes blandas
pueden ser tóxicas. Otra consideración es que las aves tienen que restringirse f ísicamente incluso cuando se utiliza
un anestésico local con éxito. La inmovilización f ísica puede
ser muy estresante para el ave y por lo tanto no tienen ninguna ventaja sobre administrar un anestésico general.
●
Lignocaína
Flunixino-meglumina
Si se utiliza como anestésico local, la dosis debe diluirse
al 0,2% o menos.
●
●
Analgesia
Se han realizado pocos estudios sobre los efectos de los
analgésicos en las aves. Se cree que tienen un umbral del
dolor relativamente alto. Los siguientes fármacos, que se
han desarrollado para su uso en caballos o perros, se han
utilizado en las aves sin que se produjeran efectos adversos (Ritchie y Harrison, 1994). Para obtener información
más reciente, se recomienda al lector que consulte las
revisiones de Paul-Murphy (2006) y Marx (2006).
●
●
●
Fármacos analgésicos
●
Posología: 1-2 mg/kg i.m. en los loros grises y
1-3 mg/kg i.m. en los amazonas de La Española (PaulMurphy et al., 1999; Paul-Murphy y Ludders, 2001).
Contraindicaciones: debe utilizarse con cuidado en
las aves con hepatopatías.
Presentación:
● Finadyne inyectable: flunixino-meglumina, 10 mg/ml.
● Gránulos de finadyne: flunixino-meglumina,
250 mg/paquete de 10 g.
● Comprimidos de finadyne: flunixino-meglumina,
5 mg, 20 mg.
Empresa farmacéutica: Schering-Plough Animal
Health (Reino Unido).
Usos: la flunixino-meglumina es un no
esteroideo potente, no narcótico, con propiedades
antiinflamatorias, antiendotóxicas y antipiréticas.
Puede ser útil en algunos casos de shock y
traumatismo. Uso antipirético en el caso de
hipertermia.
Posología: 1-10 mg/kg.
Contraindicaciones: puede causar vómitos y diarrea
en algunas aves.
Ácido acetilsalicílico
●
●
●
Presentación: comprimidos de aspirina: ácido
acetilsalicílico, 5 g, 60 g.
Usos: puede ser eficaz como analgésico, antipirético y
antiinflamatorio en algunas especies.
Posología: no existen recomendaciones para la
posología. Murray (1994) recomienda 30 mg/200 g de
peso corporal sin que se produzcan efectos adversos.
Carprofeno
●
●
●
●
●
Hidrocloruro de buprenorfina
●
●
●
●
●
Presentación: Vetergesic: hidrocloruro de
buprenorfina, 0,3 mg/ml.
Empresa farmacéutica: Animalcare Limited (Reino
Unido).
Usos: la buprenorfina es un analgésico potente
(opiáceo) de acción larga y sedante que se utiliza
para aliviar el dolor postoperatorio en los perros y
que parece ser eficaz para controlar el dolor en los
pacientes aviarios.
Posología: una dosis de 0,1-0,5 mg/kg para
proporcionar analgesia postoperatoria.
Contraindicaciones: no debe utilizarse en las aves con
trastornos hepáticos o de la función respiratoria, ni
con otros analgésicos opiáceos.
Ketoprofeno
●
●
●
●
●
●
●
●
Presentación:
● Inyección de torbugesic: tartrato de butorfanol,
10 mg/ml.
● Inyección de torbutrol: butorfanol, 0,5 mg/ml.
● Comprimidos de torbutrol: butorfanol, 1 mg, 5 mg,
10 mg.
Empresa farmacéutica: Willows Francis (Reino Unido).
Usos: el butorfanol es un opiáceo sintético que se ha
utilizado por sus efectos antitusivos y para la analgesia
y la sedación. Se ha utilizado para controlar el dolor
abdominal; puede utilizarse para el dolor posquirúrgico.
Presentación: Ketofen 10% inyectable: ketoprofeno,
100 mg/ml; Ketofen en comprimidos de 5 mg, 20 mg.
Empresa farmacéutica: Rhone Mérieux (Reino Unido).
Usos: el ketoprofeno es un fármaco antiinflamatorio
no esteroideo, no narcótico, potente, con propiedades
analgésicas y antipiréticas.
Posología: 5-10 mg/kg i.m.
Contraindicaciones: no debe utilizarse en animales
con trastornos de la función hepática, renal o cardíaca.
Indometacina de cobre
●
Butorfanol
Presentación: Zenecarp inyectable: carprofeno 50 mg/ml.
Empresa farmacéutica: C-Vet Veterinary Products
(Reino Unido).
Usos: el carprofeno es un fármaco antiinflamatorio no
esteroideo con propiedades analgésicas y antipiréticas.
Posología: 5-10 mg/kg i.m.
Contraindicaciones: no debe utilizarse en animales
con trastornos renales, hepáticos o cardíacos.
●
●
●
Presentación: Vetapharm Avi-gesic: indometacina de
cobre, 0,2 mg/ml.
Empresa farmacéutica: Vetapharm, Wagga Wagga
(Australia).
Usos: la indometacina de cobre es un fármaco
antiinflamatorio no esteroideo con propiedades
analgésicas para las aves.
Posología: 0,2 ml/100 g i.m.
Meloxicam
●
Presentación:
● Metacam® (meloxicam) suspensión oral, 1,5 mg/ml.
● Metacam® (meloxicam) inyectable, 5 mg/ml.
Hipotermia
●
●
●
●
Empresa farmacéutica: Boehringer Ingelheim (Reino
Unido).
Usos: el meloxicam es un AINE selectivo de
COX2 con propiedades antipiréticas, analgésicas y
antiinflamatorias. Puede utilizarse para
controlar el dolor postoperatorio, y el dolor
agudo y crónico asociado a trastornos
musculoesqueléticos.
Posología: 0,2-0,5 mg/kg. La suspensión oral puede
diluirse para utilizarse en las especies pequeñas y
poder administrar una dosis precisa.
Contraindicaciones: puede producir alteraciones
hepáticas, renales y gastrointestinales.
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Puntos que deben tenerse en
cuenta para prevenir/reducir
la pérdida de calor durante
la anestesia en las aves
●
●
Paul-Murphy J, Brunson DB, Miletic V (1999) A technique for evaluating
analgesia in conscious perching birds. American Journal of Veterinary
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●
LECTURAS COMPLEMENTARIAS
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© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
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In: Rosskopf WJ Jr, Woerpel RW (eds) Diseases of Cage and Aviary Birds,
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Sinn LC (1994) Anesthesiology. In: Ritchie BW, Harrison GJ, Harrison LR
(eds) Avian Medicine: Principles and Application, pp. 1066–1088. Wingers
Publishing, Lake Worth, FL.
153
rápidos de temperatura corporal durante la anestesia.
La pérdida de calor durante la anestesia puede comprometer la supervivencia tras esta. Las aves se vuelven
hipoglucémicas en un esfuerzo por producir calor corporal. Aunque se les aporte calor, su temperatura corporal
central disminuye. Aplicar calor disminuye la velocidad
de la pérdida de calor, especialmente durante un per íodo
prolongado.
Paul-Murphy J, Ludders J (2001) Avian analgesia. Exotic Animal Practice
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Ritchie BW, Harrison GJ (1994) Formulary. In: Ritchie BW, Harrison GJ,
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Wingers Publishing, Lake Worth, FL.
●
●
Asegurarse de que el ave está en un entorno cálido
antes de realizar cualquier intervención quirúrgica
con anestesia.
Las aves deben colocarse en una manta de calor
de bajo nivel con una toalla, o deben utilizarse
almohadillas de calor con agua circulante durante
toda la anestesia, para evitar el contacto con cualquier
superficie conductora fr ía y para ayudar a minimizar
la pérdida de respuestas fisiológicas debido a la
disminución de la temperatura corporal central.
La temperatura debe vigilarse durante toda la
intervención. Es importante registrar la temperatura
cloacal entre 3-5 min para realizar una lectura
precisa, tanto si se utiliza un termómetro tradicional
como electrónico. Cuanto más dure la intervención,
más temperatura se pierde, lo que puede producir
arritmias cardíacas y prolongar el tiempo de
recuperación. En las pérdidas de temperatura intensas
de alrededor de 5,6 °C el ave no se recupera. Si es
necesario, puede administrarse más calor mediante
lámparas de calor, envolviendo al animal en toallas,
empleando goteos i.v. calientes, etc.
La hipotermia puede producirse por eliminación
excesiva de plumas para la cirugía o por el uso
excesivo de alcohol durante la preparación; esto debe
mantenerse al mínimo.
Los gases anestésicos fr íos que pasan a través de
las vías respiratorias también pueden afectar a la
temperatura corporal, aunque esto no puede evitarse.
Durante la recuperación, el ave debe mantenerse en
un entorno caliente y debe seguir vigilándose hasta
que se recupera del todo.
LECTURAS COMPLEMENTARIAS
Coles BH (1985) Anaesthesia. In: Avian Medicine and Surgery, 2nd edn,
pp. 125–147. Blackwell Science, Oxford.
Hipotermia
Harrison GJ, Lightfoot TL (eds) Clinical Avian Medicine. Spix Publishing, Palm
Beach, FL.
Judith C. Howlett
Las aves tienen una tasa metabólica basal alta y una temperatura corporal elevada y por lo tanto metabolizan
los fármacos muy deprisa. Las ves son fisiológicamente
menos eficaces que los mamíferos para mantener la temperatura corporal, y por lo tanto sufren cambios más
Lawton MPC (1996) Anaesthesia. In: Beynon PH, Forbes NA, HarcourtBrown NH (eds) Manual of Raptors, Pigeons and Waterfowl, pp. 79–88.
British Small Animal Veterinary Association, Cheltenham.
Rosskopf WJ Jr, Woerpel RW (1996) Practical anesthesia administration. In:
Rosskopf WJ Jr, Woerpel RW (eds) Diseases of Cage and Aviary Birds,
3rd edn, pp. 664–671. Williams & Wilkins, Baltimore.
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(eds) Avian Medicine: Principles and Application, pp. 1066–1088. Wingers
Publishing, Lake Worth, FL.
154
●
CAPÍTULO 4:
Anestesia y cirugía de las partes blandas
Urgencias anestésicas
Judith C. Howlett
Como cualquier animal que está anestesiado, las aves
deben vigilarse regularmente durante toda la anestesia.
Actualmente se considera que isoflurano es el anestésico
más seguro para las aves. La vigilancia de la anestesia
requiere la total atención del anestesista, que puede ser un
veterinario o un miembro del personal de enfermer ía veterinario. La frecuencia cardíaca debe vigilarse mediante auscultación con un fonendoscopio o electrónicamente, y debe
registrarse regularmente. Si se produce algún cambio, debe
actuarse inmediatamente. La frecuencia respiratoria también debe contarse regularmente; un ECG combinado con
un monitor respiratorio también es una ventaja. La monitorización regular puede ayudar a minimizar los problemas
que pueden producirse y alertar al anestesista cuando ocurren, para que pueda hacer algo inmediatamente.
Es muy útil tener un kit de urgencias a mano que
incluya fármacos como Dopram (clorhidrato de doxapram), porque pueden encontrarse rápidamente y administrarse cuando sea necesario.
Hemorragia
●
●
El volumen sanguíneo de las aves es pequeño;
hay que tener cuidado para minimizar cualquier
hemorragia quirúrgica ya que puede producirse
shock y, en los casos graves, la muerte.
Deben administrarse líquidos para aumentar el
volumen sanguíneo circulatorio.
LECTURAS COMPLEMENTARIAS
Coles BH (1985) Anaesthesia Avian Medicine and Surgery, 2nd edn,
pp. 125–147. Blackwell Science, Oxford.
Harrison GJ, Lightfoot TL (eds) Clinical Avian Medicine. Spix Publishing,
Palm Beach, FL.
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Publishing, Lake Worth, FL.
Urgencias anestésicas
Depresión respiratoria
●
●
●
●
●
Disminuir el nivel de la anestesia o desconectar el gas
anestésico.
Intubar al ave si todavía no se ha intubado.
Infundir O2 hasta que el ave se recupera.
No sobreventilar, ya que esto puede lavar el CO2
e inhibir a los quimiorreceptores que estimulan la
ventilación.
El pronóstico es bueno.
Parada respiratoria
●
●
●
●
●
●
●
Si se produce como una respuesta al anestésico
inyectable, administrar inmediatamente por vía
intravenosa el fármaco que pueda revertirlo.
Si es un resultado de la anestesia inhalatoria,
desconectar el gas anestésico e infundir sólo O2
Intubar si el ave no está intubada.
Inflar el tórax con inhalaciones suaves a través de
una sonda endotraqueal o administrar O2 mediante
ventilación con presión positiva si no se reinicia la
respiración.
Administrar Dopram (clorhidrato de doxapram) i.v. o
mediante gotas en la lengua.
Seguir monitorizando hasta que el ave se recupera
completamente.
El pronóstico es bueno si se utiliza isoflurano.
Parada cardíaca
●
●
●
●
Desconectar el gas anestésico y realizar masaje esternal.
Continuar la ventilación como para la parada respiratoria.
Administrar adrenalina o noradrenalina i.v. o i.c.
Mal pronóstico.
Cirugía de partes blandas
Neil A. Forbes
Experiencia necesaria
Cualquier aspirante a cirujano aviario primero debe
convertirse en un cirujano competente de pequeños animales. El manejo comprensivo de las partes blandas es
fundamental para el éxito de la cirugía aviaria. Debido
al pequeño tamaño del cuerpo y al aumento de la tasa
metabólica, la cirugía aviaria requiere meticulosidad
y precisión, ya que todos los errores se amplifican. La
cirugía de las aves de menos de 2 kg requiere técnicas y
equipo microquirúrgicos, junto con una destreza manual
importante. Para que la cirugía aviaria sea segura y eficaz, deben reducirse al mínimo la hemorragia, el traumatismo tisular y la duración de la anestesia, así como las
complicaciones anestésicas y metabólicas, y son imprescindibles unos buenos cuidados postoperatorios (incluyendo analgesia).
Preparación
La energía y el estado nutricional deben evaluarse, y debe
corregirse cualquier deficiencia circulatoria o sanguínea. La
hipotermia intraoperatoria y postoperatoria, la analgesia,
la sepsis y el shock deben controlarse (v. el apartado sobre
anestesia anteriormente). El ayuno antes de la cirugía debe
ser lo suficiente para asegurar que el buche está vacío (periquitos 1 h, loros 3 h, rapaces 6-8 h). El tiempo de vaciado del
buche var ía entre las especies, el peso, la salud y la ingestión
Equipo necesario
de alimentos. El ayuno no debe superar el mínimo necesario, especialmente en las especies más pequeñas, ya que
rápidamente se vuelven hipoglucémicas (v. anteriormente).
Todas las aves de alrededor de 100 g deben intubarse para
proteger las vías aéreas del reflujo gástrico.
Equipo necesario
Hipotermia
La pérdida de calor debe reducirse al mínimo y debe
proporcionarse una fuente externa de calor.
Preparación de la piel
Deben eliminarse suficientes plumas (nunca las plumas
de vuelo) para permitir un acceso estéril adecuado a la
zona quirúrgica. Las plumas adyacentes pueden retirarse
con cinta adhesiva adecuada. El uso de paños quirúrgicos transparentes adhesivos facilita la observación del
paciente, y permite quitar el mínimo número posible de
plumas y controlar la pérdida de calor.
●
155
Materiales de sutura
Debe utilizarse el menor número posible de suturas, utilizando material monofilamento de 4/0-6/0, que cause
reacción tisular mínima. En la mayor ía de las situaciones
están indicadas las agujas de cuerpo atraumático ahusado y punta triangular cortante troqueladas. La duración de la resistencia de la sutura necesaria se relaciona
con la velocidad de la cicatrización tisular. Los tendones,
los ligamentos y las fascias cicatrizan lentamente (resistencia del 50% en 50 días) y deben repararse utilizando
polidioxanona o nailon. Las aves toleran mal los vendajes y los apósitos. En las zonas donde se requiere algún
apoyo adicional sobre una línea de sutura, los apósitos
cutáneos hidrocoloidales (Granuflex®, Convatec®) pueden suturarse en el sitio. Estos apósitos fomentan la cicatrización y previenen la tracción en la herida.
Hemoclips (y aplicadores)
Son fundamentales para sujetar los vasos intraabdominales donde la ligadura no es práctica.
Radiocirugía
Bolas de algodón estéril
Tienen una enorme utilidad para aplicar «presión en
puntos» con el fin de controlar la hemorragia, así como
para mover los tejidos de forma atraumática.
Aumento
En todos los pacientes de menos de 1 kg de peso es fundamental alguna forma de aumento. Las mejores son las
lentes quirúrgicas bifocales conectadas a una fuente de
luz halógena recargable, con una distancia focal variable; las alternativas más económicas no son ideales, pero
siguen siendo prácticas.
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Instrumental de microcirugía
Se necesita un pequeño número de instrumentos de alta
calidad con extremos miniaturizados y mangos estándar, preferiblemente con contrapeso (para minimizar la
fatiga de los dedos). Es esencial disponer de tijeras de
punta fina, portaagujas, dos pinzas arteriales, pinzas de
sujeción atraumáticas (p. ej., pinzas con punta de anillo
de Harris) y un retractor (p. ej., Alm). Los tejidos delicados deben manejarse de forma atraumática, con cuidado.
Los instrumentos son delicados y su cuidado es esencial.
Siempre que sea posible, los mangos deben tener un perfil redondeado para que la punta del instrumento pueda
moverse girando los dedos, en vez de con el movimiento
de muñeca más normal, para disminuir el traumatismo
tisular. Los instrumentos con cierre automático también
ayudan mucho a reducir la fatiga de los dedos.
El uso correcto de la radiocirugía facilita la incisión (pinzas monopolares) a la vez que evita la lesión tisular excesiva, en ausencia de hemorragia. Es posible controlar con
precisión los puntos de hemorragia (utilizando pinzas
bipolares). El control de la hemorragia impide la pérdida de sangre y permite visualizar el campo quirúrgico
de forma ininterrumpida, disminuyendo así la duración
de la cirugía y facilitando su precisión. Se necesita una
unidad con una frecuencia de 3,8-4 MHz, y electrodos
monopolares y bipolares. Siempre se utiliza el electrodo
del tamaño más pequeño posible, para minimizar el calor
lateral y por lo tanto la lesión tisular colateral. El electrodo debe estar en contacto con el tejido el menor tiempo
posible, para minimizar la lesión tisular. Una vez que se
ha realizado un corte, el cirujano no debe volver al mismo
tejido con un alambre único en 7 o 15 s si es un electrodo
de asa. Debe utilizarse una corriente completamente rectificada, completamente filtrada (corte 90%, coagulación
10%) para cortar la piel y obtener biopsias. Debe utilizarse
una corriente completamente rectificada (50% de corte y
50% de coagulación) para la disección con hemostasia,
y debe utilizarse una corriente parcialmente rectificada
(10% corte, 90% coagulación) para la coagulación.
Láseres quirúrgicos
Actualmente es más fácil disponer de láser quirúrgico.
Los tejidos pueden cortarse o separarse (vaporizado) utilizando la forma de contacto (menos lesión colateral, típicamente 300-600 u) o sin contacto (cuando la visualización
está mejorada, aunque la lesión lateral tiende a ser ligeramente superior). Utilizando cualquier técnica, pueden
156
●
CAPÍTULO 4:
Anestesia y cirugía de las partes blandas
cortarse vasos sanguíneos de hasta 2 mm de diámetro en
ausencia de hemorragia. La cirugía láser puede utilizarse
endoscópicamente. No existen dudas de que la función
de los láseres quirúrgicos ha aumentando en cirugía aviaria durante los últimos años (Bartels, 2002). Las ventajas
principales son la disminución de edemas, inflamación
postoperatoria, lesión lateral y tiempos de cicatrización,
y menos dolor postoperatorio, permitiendo realizar intervenciones más extensas (p. ej., orquidectomía).
Microcirugía
Los cirujanos deben familiarizarse más con el aumento.
Los movimientos ligeros de los instrumentos se exageran
cuando se amplifican; sin embargo, la capacidad natural del cirujano para controlar estos movimientos mejora
mediante el aumento. Es esencial aumentar el control
manual, para lo que es necesario permanecer sentado con
los antebrazos apoyados. Hay que evaluar todos los riesgos y complicaciones posibles antes de la cirugía para que
no produzcan perturbaciones cuando se produzcan. Nunca
se comienza la cirugía a no ser que se esté completamente
familiarizado con la anatomía. Hay que asegurarse de que
todo el equipo necesario para la cirugía está disponible
y esterilizado antes de la inducción anestésica. La mesa
de operaciones debe ser estable (frente al movimiento de
las personas o la maquinaria cercana) y hay que advertir
al personal para que no toque ni dé golpes a la mesa
durante la cirugía, ya que cualquier ligero movimiento del
paciente produce importantes riesgos quirúrgicos.
Cirugía de la piel y los anejos
Quistes de las plumas
(plumafoliculoma)
Existen plumas que crecen hacia dentro y producen inflamaciones importantes. Son más frecuentes en los sitios de
inserción de las plumas de vuelo primarias o secundarias.
Pueden ocurrir debido a una infección o un traumatismo
(incluyendo arrancar las plumas de vuelo). Los quistes de
las plumas son frecuentes en los canarios y se ha considerado que son hereditarios. Bajo anestesia, los quistes pueden abrirse con una lanceta y limpiarse con la esperanza
de que la pluma vuelva a crecer con normalidad; este
abordaje debe utilizarse al principio para las plumas de la
cola y primarias. Como alternativa, puede eliminarse quirúrgicamente todo el quiste, incluyendo la papila dérmica.
Glándula uropigia
La glándula uropigia puede sufrir debido a un bloqueo
del conducto, abscesos de la glándula o neoplasia. El bloqueo suele solucionarse haciendo presión con los dedos,
lo que produce la salida de una secreción grasa y espesa.
Las infecciones y las neoplasias pueden ser dif íciles de
diferenciar, ya que ambas causan una respuesta inflamatoria intensa. Pueden producirse adenomas, adenocarcinomas y carcinomas de células escamosas. Siempre debe
realizarse una biopsia en los casos de duda. Los abscesos
se tratan mediante legrado y antibioterapia tópica y sistémica. Típicamente, en los casos de neoplasia está indicada
la eliminación completa o parcial de la glándula. La eliminación quirúrgica debe extenderse hasta el tejido conjuntivo fibroso ventral a vascular que se une firmemente
a la superficie dorsal del pigostilo y las vértebras caudales. Los dos lados de las glándulas están separados por
un tabique central; en los casos precoces puede eliminarse
sólo un lado de la glándula. La piel que rodea la glándula
debe conservarse para permitir el cierre tras la cirugía.
Tratamiento de las heridas
y las lesiones de las partes blandas
Típicamente, las aves tienen la piel muy fina, con estructuras tisulares blandas mínimas (en especial en las
extremidades). En las aves, es frecuente la desecación y
desvitalización del tejido subcuticular después de la pérdida de la integridad de la piel. Si la piel no puede cerrarse
mediante cicatrización por primera intención, la desecación puede prevenirse aplicando apósitos hidrocoloidales
o con una membrana de vapor. La lesión/necrosis/contaminación orgánica o infecciones bacterianas o fúngicas
importantes del tejido impiden la cicatrización por primera intención (Redig, 1996). En la mayor ía de los casos,
el desbridamiento y la irrigación facilitarán el cierre por
primera intención. La zona más frecuente de déficit cutáneo es el cráneo (como consecuencia de un traumatismo
mientras vuelan). En estos casos pueden utilizarse injertos
cervicales de pedículo único o bipediculados para eliminar
la piel sobrante del cuello y colocarla sobre la zona deficiente. Los injertos de piel libres no suelen tener éxito. El
cierre de la piel puede conseguirse con suturas de colchonero verticales u horizontales, en especial si existe la posibilidad de tensión en la zona de la herida. En las psitácidas
generalmente es mejor proteger la herida (p. ej., apósitos o
suturas hidrocoloidales) o cubrirlas, aunque generalmente
los loros son reacios a aceptar un vendaje.
Neoplasias
Las aves, como todas las especies, pueden desarrollar
varias neoplasias cutáneas, subcutáneas e internas. El
abordaje de estas es parecido al que se utiliza en otras
especies. Antes de su eliminación está indicado realizar
una aspiración con aguja fina o una biopsia. La especie,
la zona y la edad pueden ser factores de predicción con
respecto al tipo de tumor (Forbes et al., 2000).
Lipoma
El lipoma, un tumor benigno del tejido graso, es un
hallazgo frecuente en muchas especies de psitácidas, especialmente los periquitos. Los lipomas suelen situarse alrededor del pecho. Las aves afectadas pueden presentarse
con la cola desplazada ventralmente. La obesidad debe
controlarse antes de la cirugía. Las aves que se alimentan
con dietas basadas en semillas deben cambiarse a dietas de
menor energía. Añadir a la dieta L-carnitina puede facilitar
la resolución no quirúrgica del lipoma (De Voe et al., 2003).
Técnicas para el aparato gastrointestinal
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Xantoma
Son tumores no neoplásicos que se encuentran con frecuencia en las extremidades, especialmente después de un
traumatismo o hemorragia. Microscópicamente, pueden
apreciarse depósitos intradérmicos de grietas de colesterol
con inflamación asociada. Suelen presentarse como placas
subcutáneas de color amarillento, engrosamientos difusos
o masas globuladas, que a veces se ulceran. Los xantomas
están muy vascularizados y generalmente son invasivos.
La disminución del contenido de grasa de la dieta puede
ayudar, pero se recomienda la extirpación quirúrgica
(si es posible) en el momento de la presentación inicial.
Si, tras su eliminación, no puede cerrarse la piel, el déficit
puede cubrirse con pegamento tisular. Si está afectada la
punta del ala, está indicada la amputación.
Técnicas para el aparato
gastrointestinal
Lengua
Figura 4.41 Biopsia del buche para el diagnóstico de una enfermedad
con dilatación proventricular.
Las psitácidas usan la lengua y mastican objetos sólidos, duros, abrasivos y fragmentarios; en las psitácidas
pueden producirse perforaciones, laceraciones y cuerpos extraños en la lengua. Cualquier lesión de la lengua recurrente o que no cicatriza debe investigarse a
fondo teniendo esto en cuenta. El diagnóstico diferencial
incluye Cryptococcus neoformans, micobacterias y neoplasia. La patología de la lengua puede estar causada por
candidiasis, tricomoniasis o granulomas bacterianos. El
diagnóstico diferencial no infeccioso incluye hipovitaminosis A (quistes o abscesos), neoplasia linforreticular, cistadenoma y carcinoma de células escamosas.
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Esófago proximal
Puede producirse estenosis esofágicas tras infecciones
(tricomoniasis, capilariasis, candidiasis), traumatismos
por sonda de alimentación, traumatismos térmicos o
cáusticos, ingestión de cuerpos extraños o traumatismo
quirúrgico iatrogénico. Puede colocarse una sonda de
ingluviostomía para facilitar los cuidados de apoyo y
médicos. Las estenosis pueden aliviarse mediante dilatación mecánica en serie utilizando dilatadores esofágicos
en balón, sondas endotraqueales con manguito o introduciendo sondas o cánulas de tamaño cada vez mayor
durante varias semanas.
Ingluviotomía
Está indicada para eliminar cuerpos extraños del buche,
proventriculares o ventriculares (utilizando imanes
rodeados por sondas de plástico, lavado o endoscopia),
la colocación de una sonda de ingluviotomía o proventriculometr ía, o la obtención de biopsias (fig. 4.41). Los
cálculos del buche, ingluviolitos o «buche agrio» se han
Figura 4.42 Incisión de ingluviotomía.
resueltos mediante ingluviotomía. El ave se coloca en
decúbito dorsal o lateral; se intuba, con la cabeza levantada por encima del nivel del buche. Se coloca una sonda
a través de la boca hasta el buche para perfilar la posición del órgano. Se hace una incisión en la piel sobre la
pared lateral izquierda del buche, cerca de la entrada
torácica (fig. 4.42). La pared del buche se localiza y se
aísla. Se selecciona un sitio de la incisión evitando los
vasos sanguíneos y que no afecte a la sonda de alimentación posquirúrgica. Se realizan suturas de apoyo en el
buche y se hace una incisión de un tercio a la mitad de la
longitud de la incisión de la piel. El buche se cierra con
material absorbible monofilamento sintético de 4/0-6/0
utilizando un patrón de inversión doble continuo, y después se cierra la piel.
158
●
CAPÍTULO 4:
Anestesia y cirugía de las partes blandas
La sonda debe limpiarse después de cada uso, y puede
dejarse colocada durante varias semanas.
Cirugía celómica
Celiotomía
Figura 4.43 Quemadura del buche en un loro gris joven (Psittacus
erithacus).
Durante la celiotomía es inevitable abrir los sacos aéreos
posteriores, lo que causa pérdida de los fármacos anestésicos volátiles desde los sacos aéreos y aumento de la pérdida
de calor. La abertura quirúrgica puede recubrirse o taponarse con los órganos abdominales. Como alternativa, pueden
utilizarse fármacos anestésicos parenterales. Durante cualquier intervención de celiotomía, la cabeza del ave debe
levantarse 30-40 ° para impedir que ningún líquido de irrigación quirúrgico entre en el campo pulmonar.
Celiotomía lateral izquierda
Quemaduras del buche
Se originan debido a la alimentación con alimentos
demasiado calientes (habitualmente calentados en el
microondas) (fig. 4.43). La reparación quirúrgica no debe
intentarse durante al menos 4 días, cuando el tejido desvitalizado pueda diferenciarse del tejido sano. La pared
del buche y la piel estarán adheridas. Estas capas se separan, todo el tejido desvitalizado se elimina y la pared del
buche y la piel se cierran como se ha indicado antes.
Laceraciones del buche
o el esófago
Pueden producirse tras la alimentación traumática con
una sonda o por un traumatismo externo (p. ej., perforaciones por las garras de una rapaz). Los desgarros no
suelen reconocerse en el momento del traumatismo, sino
más adelante, cuando se ha producido una acumulación
importante de alimentos que producen toxinas fétidas en
la zona subcutánea. La exploración quirúrgica, el cierre de
la herida del buche, el drenaje (colocación de una sonda
de faringostomía si es necesario), fluidoterapia, analgesia,
tratamiento antiinflamatorio y antibiótico serán necesarios
durante algunos días antes del cierre quirúrgico de la piel.
Colocación de una sonda
de ingluviostomía
Está indicado colocar una sonda cuando la boca, el esófago proximal o distal o el buche requieren una derivación. El ave se prepara, se realiza una ingluviotomía y se
vacía el buche. Se introduce una sonda de alimentación
de caucho o plástico del tamaño adecuado en el esófago
a través de la incisión y se hace avanzar caudalmente
hasta el proventr ículo. Se coloca una sutura cutánea alrededor del punto de salida de la sonda. Se coloca cinta a
cada lado de la sonda de alimentación cuando sale por
la incisión cutánea y se sutura la piel. El extremo de alimentación tapado se une a la espalda del ave. Se administran cantidades de comida pequeñas regularmente.
Este es el abordaje más útil y se utiliza para acceder a las
gónadas, el riñón izquierdo, el oviducto, el uréter, el proventr ículo y el ventr ículo. El ave se coloca en decúbito
lateral derecho. El ala superior debe abducirse dorsalmente mientras que el ala izquierda se sujeta en dirección
dorsocaudal. Se hace una incisión en la red cutánea en
la pared abdominal y la extremidad posterior izquierda
para facilitar la abducción de la extremidad. Se hace una
incisión cutánea desde la sexta costilla a nivel del hueso
pubiano sobre la pared abdominal izquierda (fig. 4.44). Se
visualizan la arteria femoral medial superficial y la vena
cuando atraviesan la pared abdominal lateral en dirección
dorsoventral ventral a la articulación coxofemoral. Estos
vasos deben cauterizarse con las pinzas bipolares antes de
cortarlos (fig. 4.45). La musculatura (músculos abdominales externos e internos, músculos abdominales oblicuos y
transversos) deben retirarse alejándose de los contenidos
celómicos y cortarse con unas tijeras finas, agudas. La
incisión se extiende desde el pubis hasta la octava costilla. Las pinzas bipolares se extienden desde una posición
caudal alrededor de la cara anterior de la octava costilla
para cauterizar los vasos intercostales antes de cortar la
costilla (con tijeras grandes) (fig. 4.46). La misma técnica
7.a 8.a
Pubis
Figura 4.44 Abordaje de la celiotomía, en el que se muestran los
puntos de referencia, la séptima y octava costillas y el pubis, y la zona
de la incisión (A-B) con colgajo de extensión (C).
Cirugía celómica
●
159
8.a costilla
Figura 4.47 Salpingohisterectomía con rotura del ligamento oviductal
ventral.
Figura 4.45 Radiocirugía de la arteria femoral medial y la vena.
Figura 4.48 Aplicación de un hemoclip entre el infundíbulo y el ovario.
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Figura 4.46 Cauterización radioquirúrgica bipolar de los vasos
intercostales.
se repite con la séptima costilla. Se coloca un retractor
(p. ej., Heiss, Alm o Lonestar) para facilitar la visualización completa de la cavidad abdominal. Cuando se
termina la cirugía intercelómica, se cierra la incisión
utilizando material sintético monofilamento absorbible de 4/0-6/0 con un patrón continuo o discontinuo en
dos capas. Los músculos intercostales se oponen y no se
intenta volver a unir las costillas cortadas.
Precondicionamiento
Si el tiempo lo permite, la cirugía puede retrasarse para
facilitar la involución de las gónadas (médicamente
o reduciendo la luz diaria), así como para reducir el
tamaño de las gónadas y la irrigación sanguínea.
Salpingohisterectomía
La eliminación del ovario de las aves es dif ícil y peligrosa
(ya que está firmemente unido a la pared abdominal dorsal).
Puede conseguirse la suspensión de la puesta de huevos
mediante la eliminación total del oviducto y el útero. Echols
Figura 4.49 Corte y cauterización bipolares del ligamento oviductal
dorsal.
(2002) ha analizado una revisión de las técnicas de ovariectomía. El oviducto se reconoce como una estructura blanca
(comparada con el intestino) que se sitúa ventralmente a los
lóbulos caudales del riñón. El ligamento suspensorio ventral (del oviducto y el útero) se rompe mediante una disección roma (fig. 4.47). Un vaso sanguíneo importante entra
en el infundíbulo desde el ovario sobre su cara medial. Este
último debe pinzarse fuertemente con dos hemoclips antes
de cortarlo (fig. 4.48). El ligamento suspensorio dorsal del
útero debe identificarse extendiéndose desde la pared
160
●
CAPÍTULO 4:
Anestesia y cirugía de las partes blandas
malos casos quirúrgicos. Con el ave estabilizada, se hace
una incisión en la línea media ventral para acceder al oviducto. La torsión puede reducirse (puede ser necesario el
drenaje quirúrgico del oviducto) y después se repara el
ligamento suspensor roto. Como alternativa, puede realizarse una salpingohisterectomía.
Orquidectomía
Figura 4.50 Aplicación de un hemoclip en el oviducto distal.
abdominal dorsal hasta el útero. Este ligamento tiene
varios vasos sanguíneos, que deben coagularse o cortarse
(fig. 4.49). Después se exteriorizan el útero y el oviducto.
Al desplazarse dorsocaudalmente hacia la cloaca hay que
tener cuidado para no lesionar el útero. La colocación de
una bola de algodón a través de la cloaca ayudará a delimitar donde debe cortarse el útero. Esto último se consigue aplicando dos clips al útero y cortándolo en el lado
uterino de estos (fig. 4.50). Toda la hemorragia se controla antes de cerrar la pared muscular abdominal y la
piel, ambas con un patrón de sutura continuo simple.
Obstrucción de huevos
en el oviducto (distocia)
Cesárea
Cuando una gallina está sufriendo debido a la obstrucción
de huevos en el oviducto, y tanto el huevo como la gallina
tienen un elevado valor económico o de conservación o
ella está sufriendo debido a la obstrucción del huevo que
no responde a la intervención médica o a la expulsión del
huevo por la cloaca, puede considerarse la cesárea como
una alternativa. Clínicamente está indicada una incisión
en la línea media. El oviducto se incide directamente sobre
el huevo, evitando los vasos sanguíneos importantes.
Después de eliminar el huevo, el oviducto se inspecciona,
se determina la causa de la obstrucción y se rectifica. Si es
imposible la corrección, está indicada la salpingohisterectomía en una fecha posterior. El oviducto se cierra con una
sutura continua o discontinua única utilizando material
absorbible de 1,5 m (4/0) o más fino.
Los testículos (como los ovarios) están unidos a la pared
abdominal dorsal adyacente a la aorta, y se conectan sólo
por una arteria testicular corta. El testículo izquierdo se
identifica, el polo caudal se levanta y se coloca un hemoclip debajo del testículo (fig. 4.51). Entonces el testículo se
corta quirúrgicamente hacia afuera desde el clip, y después se pone otro clip desde la dirección caudal, entre el
testículo y el clip existente, y el proceso se continúa hasta
que el testículo puede eliminarse totalmente. Si se deja
algo del tejido testicular, puede regenerarse. El acceso
al testículo derecho es más dif ícil y requiere la disección
roma a través de la pared del saco aéreo, o a través de una
incisión nueva sobre la pared abdominal contralateral.
Esterilización
La esterilización, como se ha descrito antes, es una intervención de alto riesgo, mientras que la vasectomía es
menos arriesgada. En el pasado se recomendaba la salpingohisterectomía para prevenir la procreación. El punto de
vista actual es que, disminuyendo la densidad energética
de la dieta (cambiando la dieta a las aves que se alimentan con semillas y frutos secos a una dieta a base de frutas
y vegetales frescos y pienso), junto con el uso inicial de
acetato de leuprolida (un agonista de GnRH), y la institución de un entrenamiento para la modificación de la
conducta (para aumentar la dominancia sobre el ave), la
cirugía está raramente indicada.
Torsión uterina
La obstrucción del huevo puede tener varias etiologías.
Si el trastorno no responde al tratamiento médico, en
especial si existe un celoma muy inflamado, puede existir torsión del oviducto (Harcourt-Brown, 1996). En el
oviducto proximal puede haber varios huevos en varias
fases de descomposición. Típicamente, la torsión se produce después de la fisura traumática del ligamento suspensor del oviducto a través de la cual pasa el oviducto.
Estos pacientes suelen estar en mal estado y representan
Figura 4.51 Aplicación de un hemoclip al testículo izquierdo desde la
cara caudomedial.
Cirugía celómica
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Biopsia testicular endoscópica
Está indicada para investigar el motivo de los huevos
hueros.
Proventriculotomía para acceder
al proventrículo o al ventrículo
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La proventriculotomía está indicada con más frecuencia
para la eliminación de cuerpos extraños, que no pueden
eliminarse por vía oral o a través del buche. La biopsia
proventricular no se recomienda como método diagnóstico de elección cuando se sospecha que existe un
trastorno por dilatación proventricular, debido al riesgo
inaceptable de dehiscencia postoperatoria de la herida
con complicaciones graves (McCluggage, 1992). Aunque
se ha descrito la técnica, generalmente se evita la ventriculotomía, en vista de las paredes, muy musculares
(la actividad muscular postoperatoria fisiológica de la
pared ventricular), la incapacidad para formar un cierre
por inversión y el aumento de la vascularización comparado con el proventr ículo. Puede accederse a los cuerpos
extraños ventriculares a través de una incisión en el istmo
entre el proventr ículo y los ventr ículos. El acceso se realiza
a través de un abordaje de celiotomía lateral izquierdo;
es necesaria una exposición suficiente para visualizar
las membranas suspensoras y evitar los vasos proventriculares que discurren a lo largo de su curvatura mayor.
El ventr ículo se identifica como un órgano muscular con
una cara lateral tendinosa blanca. Se utiliza una disección
roma para romper las uniones suspensoras ventriculares.
Se colocan dos suturas de sujeción en la cara lateral tendinosa del ventr ículo, y se exterioriza si es posible (fig.
4.52). El abdomen debe recubrirse alrededor del ventr ículo con torundas de gasa para minimizar el efecto de los
derrames. Se identifica la parte triangular del hígado, que
Figura 4.52 Exteriorización del ventrículo colocando suturas de
sujeción en la fascia ventricular.
Figura 4.53 Istmo proventricular-ventricular que muestra el sitio de
incisión para acceder a la luz ventricular.
cubre el istmo. Utilizando una bola de algodón estéril, el
hígado se levanta, revelando el lugar adecuado para la
incisión dentro del istmo (unión entre el proventr ículo y
el ventr ículo) (fig. 4.53). Se hace una incisión inicial, que
se extiende con unas tijeras para iris. Debe disponerse de
succión para eliminar el contenido entérico de forma controlada. El contenido entérico se elimina, y después puede
introducirse un endoscopio en la luz para verificar que
todos los cuerpos extraños se han eliminado. La incisión
se cierra en dos capas continuas (primero opuesta y después invertida) utilizando material monofilamento absorbible sintético de 4/0-8/0. Después del cierre, el hígado se
fija sobre el sitio de la incisión. La pared proventricular
es deficiente en colágeno y las suturas se desgarran fácilmente si se tensan. Las suturas deben colocarse a distancia suficiente desde el borde de la herida, pero no tan lejos
que se requiera presión para cerrar la herida, con el fin de
minimizar el riesgo de desgarro. Puesto que las aves no
tienen mesenterio, la enterotomía tiene un riesgo mayor
de derrame postoperatorio y peritonitis. El hígado se
coloca más bien encima de la incisión, sirviendo para la
misma función. Los ligamentos suspensores ventriculares
no se reparan. La pared ventricular se cierra como se ha
descrito anteriormente.
Las neoplasias del proventr ículo y el ventr ículo no
son poco frecuentes en las aves psitácidas. Según la
experiencia del autor, son más frecuentes en los amazonas (Amazona sp.) ancianos (de alrededor de 30 años).
El carcinoma del proventr ículo es más frecuente que el
adenocarcinoma del ventr ículo. Los signos clínicos pueden incluir el paso de semillas no digeridas y regurgitación. El ave puede parecer enferma y débil y sufrir con
frecuencia infecciones secundarias u otras complicaciones. Radiológicamente pueden observarse lesiones grandes, que pueden confirmarse después mediante biopsia
endoscópica per os. El aspecto macroscópico del adenocarcinoma proventricular no suele ser llamativo y es probable que sólo pueda diferenciarse mediante exploración
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CAPÍTULO 4:
Anestesia y cirugía de las partes blandas
histológica. Normalmente, en el momento del diagnóstico estos casos no se resuelven quirúrgicamente. Sin
embargo estas lesiones suelen poder tratarse mediante
quimioterapia utilizando cisplatina, 1 mg/kg cada 7 días
en tres ocasiones (Fillipich et al., 1999).
Saculectomía vitelina
En los pollos recién nacidos, la presencia de un saco vitelino infectado o no retraído requiere eliminación quirúrgica. Los signos clínicos incluyen anorexia, letargia,
estreñimiento, diarrea, pérdida de peso y distensión abdominal. Tras al inducción de la anestesia, el ave se coloca
en decúbito dorsal. Se realiza una incisión pequeña delicadamente craneal al ombligo. Esta incisión se extiende
alrededor del ombligo y se escinde el muñón umbilical.
El saco vitelino se exterioriza y se liga al conducto. Hay
que tener cuidado para evitar romper el saco vitelino o
derramar su contenido. La incisión abdominal se cierra
en dos capas. La supervivencia a esta cirugía en las psitácidas enfermas recién nacidas no es buena. Puesto que la
retención del saco vitelino se relaciona con frecuencia con
anomalías de la incubación, puede haber otras patologías
simultáneas.
Enterotomía
La enterotomía es una intervención poco frecuente que
suele ser necesaria tras un traumatismo del aparato
gastrointestinal, una lesión quirúrgica iatrogénica, intususcepción, torsión, adherencias, enterolitos o áreas de
necrosis. La intervención tiene un pronóstico de reservado a grave. Si se prolapsa el colon a través de la cloaca
(fig. 4.54), puede producirse intususcepción. Estos casos
requieren una celiotomía inmediata por la línea media
(con o sin colgajo), reducción de la intususcepción y
Figura 4.54 Colon prolapsado por la cloaca.
eliminación de cualquier parte del intestino desvitalizada. La intususcepción puede ser secundaria a cuerpos
extraños lineales o una consecuencia de infecciones entéricas. Si el paciente está en shock, puede ser prudente
crear un estoma o una colostomía en asa, y reanexarla
varios días después (VanDerHeyden, 1993). Las incisiones del colgajo de la línea media proporcionan un acceso
adecuado. Son imprescindibles los instrumentos y técnicas microquirúrgicos. Las pinzas aposicionales de vasos
sanguíneos (p. ej., pinzas Acland) tienen un valor incalculable para realizar una oclusión intestinal intraquirúrgica atraumática manteniendo a la vez las secciones
tisulares en aposición durante la colocación de la sutura.
Las pinzas vasculares evitan que se deslice el tejido, pero
tienen poca presión para minimizar la lesión tisular.
Cuando se introducen agujas a través de un tejido fino,
es importante que la aguja siga su curvatura natural,
porque si no se crea un orificio excesivo para la aguja. La
acción de girar los dedos sobre los portaagujas de cuerpo
redondo, en vez de la acción de la muñeca, minimiza la
lesión tisular.
Anastomosis intestinal
Puede conseguirse con el método extremo a extremo
(fig. 4.55) o lado a lado. Si el intestino tiene un diámetro menor a 2 mm se utilizan de seis a ocho suturas simples (de forma parecida a la anastomosis de los vasos
sanguíneos). Si el intestino tiene un diámetro superior
a 2 mm debe utilizarse un patrón continuo. Las ventajas de un patrón continuo son que disminuye la duración de la cirugía, mejora la aposición y se reduce así el
riesgo de derrame, disminuye la irritación del tejido y
Figura 4.55 Aplicación de pinzas en la preparación de la anastomosis
intestinal extremo a extremo.
Cirugía celómica
la endotelización es mejor. Hay que tener cuidado para
no apretar demasiado las suturas continuas, ya que esto
podr ía causar una bolsa de tabaco y comprometer el paso
de alimentos a través del sitio reparado.
Al principio se colocan las suturas a las 12 pm y 6 pm
y después se colocan en la sección caudal del intestino
antes de colocar las suturas de la cara anterior. Si las secciones de intestino que se están uniendo tienen tamaños
diferentes, o cuando es técnicamente dif ícil realizar la
anastomosis extremo a extremo por otros motivos, puede
utilizarse una técnica lado a lado o extremo a extremo.
Si se utiliza una técnica lado a lado, las secciones finales
pueden cerrarse con suturas o hemoclips. Una sección
del intestino se coloca hacia arriba hasta el lado de la otra
y la parte de atrás de la anastomosis se sutura, antes de
crear la abertura y después se sutura la parte frontal. Si
es necesario, pueden colocarse antes las suturas de reparación frontales.
Figura 4.56 Papilomas cloacales.
© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Trastornos de la cloaca
Los trastornos de la cloaca son frecuentes en las aves
de compañía, con etiologías variadas como cloacitis
(causada por papiloma, neoplasia), urolitos, micobacteriosis, trastornos parasitarios, neoplasias, prolapso
cloacal asociado a obstrucción del oviducto o de la
uretra, otros trastornos del oviducto o anomalías de
la conducta (hipersexualidad y falta de dominancia)
(Crib, 1984; Sundberg et al., 1986; VanDerHeyden, 1988;
Lumeij, 1994; Best, 1996; Antinoff et al., 1997; Taylor y
Murray, 1999).
Órganos prolapsados a través
de la cloaca
Además de los prolapsos cloacales parciales, las masas
prolapsadas a través de la cloaca (papiloma [fig. 4.56],
neoplasia o granuloma micobacteriano; v. capítulo 5 para
163
el diagnóstico diferencial), puede producirse el prolapso
total, en el que puede producirse la eversión de las uniones
del colon, la uretra y el oviducto. Como alternativa, pueden prolapsarse el oviducto o el colon (fig. 4.57). La diferenciación de los tejidos que participan es importante y se
consigue evaluando el tamaños de las estructuras presentes
(Best, 1996). Las aves que se presentan con estos prolapsos
generalmente tienen un shock muy intenso. Son imprescindibles la fluidoterapia, la analgesia y el tratamiento
antiinflamatorio. Si existe un prolapso de colon o uterino,
inevitablemente debe haber una intususcepción. Empujar
Celiotomía de la línea media ventral
Este abordaje ofrece poca visibilidad de la mayor ía de
la cavidad celómica. No obstante, facilita la cirugía del
intestino delgado, las biopsias pancreáticas, la biopsia
hepática o la colopexia y se ha utilizado en los trastornos abdominales difusos como la peritonitis, la retención
de huevos y los prolapsos cloacales. El ave se coloca en
decúbito dorsal, la línea media se prepara y las patas se
colocan en abducción caudalmente. La piel de la pared
abdominal se tensa y se hace una incisión inicial utilizando unas tijeras o un electrodo de radiocirugía de
alambre único (hay que tener cuidado para evitar la
lesión iatrogénica de las vísceras). El riesgo se minimiza
creando la incisión caudalmente sobre la cloaca en vez
de sobre el intestino delgado. La incisión se extiende con
unas agujas finas. Este abordaje puede extenderse a lo
largo del borde costal cranealmente y hasta el pubis caudalmente para crear un colgajo en uno de los dos lados
de la línea media para aumentar el acceso. Este abordaje
es especialmente útil para acceder a la parte caudal del
útero y la cloaca.
●
Figura 4.57 Prolapso del oviducto por la cloaca.
164
●
CAPÍTULO 4:
Anestesia y cirugía de las partes blandas
el órgano que causa la lesión hacia atrás a través de la abertura de la cloaca y poner una sutura en bolsa de tabaco no
produce un resultado satisfactorio. Después debe realizarse una celiotomía y reducir o eliminar el material que
ha sufrido la intususcepción.
Cloacolito
Son agregaciones de uratos con la superficie rugosa y
firme. Son poco frecuentes y la patogenia no está clara.
Según la experiencia del autor se producen con más frecuencia en las aves carnívoras, especialmente en aves
que recientemente han tenido conductas largas de anidamiento o de incubación, ya que es posible que no hayan
eliminado heces con la frecuencia normal. Las aves se
presentan con esfuerzo repetido, y con frecuencia se
observa la salida de pequeñas trazas de sangre. El trastorno se diagnostica fácilmente mediante exploración
digital de la cloaca. El ave se anestesia; el cloacolito puede
fragmentarse con unas pinzas arteriales y eliminarse
poco a poco. Deben administrarse analgésicos y antibióticos. Suele existir una zona de inflamación intensa en la
pared ventral de la cloaca. El paciente debe someterse a
una exploración endoscópica cloacal 10-14 días después
del tratamiento para asegurarse de que no se han producido recurrencias.
Figura 4.59 Biopsia hepática, 1 cm desde el lado izquierdo a la línea
media, 0,5 cm caudal al esternón.
Biopsia hepática
Con el paciente en decúbito dorsal, se realiza una incisión de 2-3 cm a través de la piel y después se hace una
incisión en la musculatura abdominal paralela a y 0,5 cm
caudal al borde caudal del esternón justo lateral a la
línea media (fig. 4.58). El hígado se identifica por detrás
del esternón. El hígado se examina visualmente por si
tiene alguna lesión evidente. Si existe una lesión específica, está indicado realizar una biopsia en este sitio. Si no
es evidente una lesión discreta se obtiene una biopsia en
cuña desde el borde caudal de ambos lóbulos izquierdo y
derecho del hígado. En ambas situaciones se utilizan dos
pares de pinzas arteriales finas para triangular y aislar
una cuña de tejido hepático (de 1 cm de ancho y 0,75 cm
de profundidad) (fig. 4.59). El segmento de hígado se elimina y las pinzas se retiran 1 min después. Como alternativa, puede utilizarse un electrodo de lupa monopolar
para recoger una biopsia. En estos casos se activa la energía antes de hacer contacto con los tejidos, asegurándose
que existe un margen suficiente entre la incisión y el
tejido que se va a examinar. El tejido cauterizado ofrece
pocos resultados histopatológicos.
Biopsia pancreática
Figura 4.58 Puntos de referencia para la biopsia hepática. A, carina
del esternón.
Se han observado varios trastornos pancreáticos (Graham
y Heyer, 1992; Speer, 1998; Ritzman 2000), pero se ha
investigado poco sobre la importancia clínica de las
concentraciones de amilasa y lipasa (Fudge, 1997), aunque un aumento de cuatro veces de la concentración
de amilasa puede indicar una patología pancreática.
Actualmente, la histopatología es la herramienta diagnóstica de elección (Speer, 1998). Los signos clínicos asociados a pancreatitis aviaria incluyen anorexia, molestias
abdominales (cólico), pérdida de peso, poliuria, polidipsia, distensión abdominal, polifagia o heces voluminosas
y pálidas, aunque muchos casos son asintomáticos. El
ave se anestesia, se intuba y se coloca en decúbito dorsal.
Se hace una incisión craneocaudal pequeña (1-2 cm) en
Cirugía respiratoria
la región medioabdominal. Hay que tener cuidado para
no lesionar las vísceras subyacentes. El lóbulo pancreático en el asa duodenal del intestino delgado se localiza
fácilmente y se exterioriza. Las asas pancreáticas dorsal
y ventral están separadas por la arteria pancreática (que
no debe dañarse). Aunque las lesiones pueden ser evidentes en otras zonas del páncreas, se obtiene la muestra
de la cara más distal del órgano. Para hacerlo con seguridad, se tira del borde distal y se examinan los tejidos
subyacentes por si existe una arteria, antes de eliminar
la biopsia con cuidado. Si hay lesiones específicas, debe
hacerse una biopsia de ellas (si están en el lóbulo ventral
o dorsal), pero no del lóbulo esplénico, tan grande como
pueda conseguirse sin lesionar la irrigación arterial para
el tejido pancreático restante. La incisión se cierra de la
forma habitual.
Biopsia renal
Es una técnica que se utiliza con frecuencia en el trabajo
diagnóstico de los trastornos renales. La técnica es simple y tiene pocos riesgos si se realiza con endoscopia.
Cirugía respiratoria
© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Traqueotomía
Esta intervención está indicada con más frecuencia para
el tratamiento del aspergiloma de la siringe o la tráquea
o para la eliminación de un cuerpo extraño en la tráquea.
Esta técnica suele ser más necesaria en las psitácidas si
se compara con las rapaces como en el caso anterior de
estrechamiento importante de la parte distal de la tráquea
que hace más dif ícil el tratamiento endoscópico de estas
lesiones. La intubación debe realizarse antes de realizar la
cirugía traqueal. Puede utilizarse una aguja hipodérmica
colocada a través de la parte distal de la tráquea para
cualquier cuerpo extraño con el fin de que el material no
pase caudalmente. El ave se coloca en decúbito dorsal,
con la cabeza dirigida hacia el cirujano. La parte frontal
del ave debe levantarse 45° con respecto a la cola, para
así facilitar la visualización intraoperatoria de tórax. Se
hace una incisión en la piel adyacente a la entrada torácica. Se identifica el buche, se disecciona de forma roma y
se desplaza hacia la derecha. Se penetra en el saco aéreo
interclavicular y se levanta la tráquea. El músculo esternotraqueal (unido bilateralmente a la cara ventral de la
tráquea) se secciona transversalmente. Pueden colocarse
suturas de sujeción dentro de la tráquea para desplazarla
en dirección anterior. En la mayor ía de las especies es
imposible exteriorizar completamente la siringe. Ahora
puede realizarse una traqueotomía, cortando la mitad de
la circunferencia traqueal, a través del ligamento que hay
entre los cartílagos traqueales adyacentes (utilizando una
hoja de un bistur í del número 11). El material extraño
puede extraerse haciendo un legrado utilizando una
cuchara de Volkmann, y los cuerpos extraños (p. ej., semillas) pueden eliminarse por el sitio de la traqueotomía o
pueden desplazarse cranealmente utilizando un catéter
adecuado a modo de sonda, o a veces introduciendo aire
●
165
con fuerza con una jeringa hipodérmica. La incisión se
repara con suturas discontinuas únicas (Maxon de 6/0,
sólo dos o tres suturas) colocada para incluir dos anillos a cada lado de la incisión. Si se requiere un acceso
adicional, los músculos pectorales superficiales pueden
levantarse y puede realizarse la osteotomía de la clavícula. Cuando se cierra, los dos extremos de la clavícula
se aproximan pero no vuelven a juntarse. El músculo se
vuelve a colocar en su sitio y se sutura en su posición.
El buche se sutura hacia atrás en su sitio para crear una
reparación hermética sobre el saco aéreo interclavicular,
utilizando una sutura continua con material absorbible.
La piel se cierra en la forma habitual.
Traquectomía
En los casos en los que se produce una estenosis traqueal
grave, generalmente después de un traumatismo (lo más
habitual es que se asocie a intubación reciente, especialmente en los guacamayos) o una infección, debe hacerse
una resección traqueal y eliminar el tejido afectado
(fig. 4.60). Dependiendo del sitio de la lesión, la mayor ía de las especies pueden perder hasta cinco anillos
traqueales, en cuyo caso, se realiza la aposición estrecha de los cartílagos tras la cirugía, utilizando material
de sutura que provoque una reacción tisular mínima
(p. ej., polidioxanona, Ethicon), para minimizar el riesgo
de formación de granulomas intraluminales. El traumatismo de los tejidos traqueales durante la cirugía debe
reducirse al mínimo. Es preferible colocar suturas en la
tráquea en el momento de la resección, para facilitar la
aposición y la anastomosis. Se utilizan de dos a cuatro
suturas (dependiendo del tamaño del paciente) que se
colocan previamente antes hacer ningún nudo.
Figura 4.60 Traqueotomía con reflexión de los músculos pectorales
superficiales y resección de la clavícula izquierda para aumentar el
acceso a la entrada torácica.
166
●
CAPÍTULO 4:
Anestesia y cirugía de las partes blandas
Figura 4.61 Sitio de la biopsia pulmonar bajo la sexta costilla.
Figura 4.62 Puntos de referencia para la biopsia pulmonar:
A, escápula; B, octava costilla; C, incisión sobre la sexta costilla.
Biopsia pulmonar
apoyo térmico y nutricional, así como la minimización del
estrés, son vitales.
Puede obtenerse endoscópicamente a través de la cirugía de los sacos aéreos (el método que prefiere el autor).
Las radiograf ías de alta definición o la TC le pueden ser
útiles al cirujano para localizar un área de tejido pulmonar con anomalías evidentes del cual obtener la biopsia,
que es más probable que produzca resultados útiles. El
ave se apoya en decúbito lateral, con la pata extendida
caudalmente y el ala en abducción dorsal. Se localiza la
quinta costilla (es decir, quinta de ocho) (generalmente
en la extremidad caudal de la escápula). Se hace una incisión en la piel sobre la costilla desde la escápula hasta el
nivel de la apófisis uncinada. La incisión se continúa
hacia abajo sobre la costilla (fig. 4.61). El tejido pulmonar
puede visualizarse a cada lado de la costilla. Se elimina
una sección de la costilla (0,5 cm) que rodea el pulmón
y se obtiene una biopsia utilizando unas tijeras para iris
desde la parte de debajo de la posición de la costilla (fig.
4.62). Después se cierra la piel sola.
Enmudecimiento de las aves
El Royal College of Veterinary Surgeons considera que
esta intervención es una mutilación y muy acertadamente es ilegal en el Reino Unido. Incluso en los países
donde no está prohibida, es una intervención de riesgo
con resultados inciertos a corto y a largo plazo, es decir,
muchas aves siguen vocalizando a pesar del enmudecimiento quirúrgico.
Cuidados postoperatorios
Los cuidados postoperatorios afectan mucho a los resultados de la intervención. La prevención de autotraumatismos,
una rápida recuperación, analgesia suficiente, líquidos,
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5
Intervenciones médicas
Administración de fármacos
●
Jesus Naldo
Los fármacos pueden administrarse a las aves por cualquiera de las siguientes vías principales: parenteral, oral,
nebulización y tópica. Cada una tiene sus propias ventajas e inconvenientes, que deben tenerse en cuenta antes
de elegir una vía determinada (tabla 5.1).
Administración parenteral
Implica la administración de fármacos utilizando una
aguja o un instrumento parecido del equipo. La vía parenteral es el método de elección para tratar a las aves
gravemente enfermas que requieren un tratamiento inmediato, directo e intensivo (figs. 5.1-5.10). Puede administrarse una dosis exacta con un estrés mínimo y pueden
alcanzarse rápidamente concentraciones sanguíneas. Las
vías principales de administración que se han utilizado en
las aves son la vía intramuscular (i.m.), intravenosa (i.v),
subcutánea (s.c.), intraperitoneal (i.p.), intrasinusal (i.s.),
intraósea (i.o.), intratraqueal (i.t.) e intranasal (i.n.). Existen
varios fármacos que se pueden administrar a las aves
mediante inyección. Existen algunas consideraciones
generales que deben tenerse en cuenta, independientemente de la vía utilizada o del fármaco administrado. Son
las siguientes.
●
●
TABLA 5.1 Vías diferentes de inyección y sitios
recomendados
Vía de administración
Sitios de inyección
Intramuscular
Músculo pectoral
Músculo cuádriceps
Vena subclavia
Vena yugular derecha
Vena metatarsiana medial
Red inguinal
Zona interescapular
Región axilar
Cavidad peritoneal
Narinas
Senos infraorbitarios
Tibiotarso proximal
Cúbito distal
Orofaringe
Anillos del cartílago traqueal
Intravenosa
Subcutánea
Intraperitoneal
Intranasal
Intrasinusal
Intraósea
Intratraqueal
●
●
La elección de la aguja (tamaño y longitud) es importante.
Las agujas lesionan el tejido y, aunque parece que
es leve, puede ser muy importante, especialmente
en las aves pequeñas. En términos generales, es
deseable que la aguja tenga un calibre tan estrecho y
una longitud tan corta como sea posible para que sea
consistente con la administración eficaz del fármaco.
Sin embargo, hay que observar que una aguja fina
puede no ser adecuada para los compuestos espesos
y viscosos y que una aguja demasiado corta puede
hacer imposible depositar un fármaco (que puede ser
irritante) profundamente en la musculatura.
Cuando se elige la zona, hay que tener en cuenta las
circunstancias particulares. Por ejemplo, las inyecciones
irritantes producen degeneración muscular, por lo
que hay que asumir que puede producirse algún
deterioro del vuelo si se utilizan los músculos
pectorales, o de la deambulación o la carrera si
se utilizan los músculos de la pata. Una guía útil
es inyectar estos compuestos dentro de la masa
muscular, que es menos probable que cause molestias
o efectos adversos para el ave. Así, en las aves
terrestres como las codornices, que prefieren andar
en vez de volar, generalmente deben ponerse las
inyecciones en los músculos pectorales, mientras
que a un halcón, que depende mucho más de su
capacidad para volar, es más seguro administrarle las
inyecciones en los músculos de las patas.
Hay que tener en cuenta el volumen del fármaco inyectado.
Como pauta general, los volúmenes máximos
que pueden administrarse mediante inyecciones
intramusculares por zona son los siguientes:
guacamayos y cacatúas 1 ml; amazonas o loro
gris, 0,5 ml; cacatúas y aratingas pequeños, 0,2 ml;
periquitos, canarios y pinzones, 0,1 ml (Rupley, 1997).
A las aves que pesan más de 1.500 g se les puede
administrar un volumen de hasta 1,5 ml en cada sitio.
Si deben administrarse volúmenes mayores, deben
ponerse inyecciones en varios sitios. Las inyecciones
múltiples en el mismo lado del pecho o el uso de
fármacos irritantes pueden producir necrosis o
atrofia muscular.
Las inyecciones subcutáneas son preferibles cuando se
inyectan grandes volúmenes. Sin embargo, parte del
fármaco puede derramarse, y los fármacos irritantes
pueden producir necrosis y ulceración de la piel.
Las inyecciones intravenosas deben administrarse sólo
durante las urgencias y para administrar fármacos
de una sola dosis. Cuando se utiliza esta vía, se
© 2010. Elsevier España, S.L. Reservados todos los derechos
Administración parenteral
●
169
Figura 5.1 Inyección intramuscular en el músculo pectoral de un
halcón peregrino (Falco peregrinus).
Figura 5.2 Inyección intramuscular en el músculo pectoral de un
halcón sacre (Falco cherrug) anestesiado con isoflurano.
Figura 5.3 Venopunción de la vena subclavia de una cacatúa de las
Molucas (Cacatua moluccencis) anestesiada con isoflurano. Se ha
utilizado el mismo sitio para administrar fármacos intravenosos.
© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Figura 5.4 Administración de líquidos intravenosos en la vena
subclavia de un halcón sacre anestesiado con isoflurano.
Figura 5.5 Inyección intravenosa en la vena metatarsiana medial de un
halcón borní (Falco biarmicus).
Figura 5.6 Administración intraósea en el cúbito distal de un halcón
híbrido sacre/gerifalte (Falco cherrug-Falco rusticolus).
170
●
CAPÍTULO 5:
Intervenciones médicas
Figura 5.7 Infusión nasal en un halcón peregrino.
Figura 5.8 Infusión sinusal en un halcón peregrino.
Figura 5.9 Compresor de aire, nebulizador y cámara de nebulización
que se utilizan para las aves pequeñas.
Figura 5.10 Cámaras de nebulización y compresores de aire utilizados
para halcones y otras aves grandes.
●
●
●
●
consiguen concentraciones terapéuticas rápidamente;
sin embargo, los hematomas son frecuentes.
Las inyecciones intraóseas pueden utilizarse para
fármacos no irritantes y para la administración
repetida de fármacos.
Las inyecciones intratraqueales se utilizan para
administrar fármacos en los pulmones y las vías
respiratorias de las aves (Jenkins, 1997). Es una
vía eficaz para administrar anfotericina B a las
aves con aspergilosis. Pueden administrarse con
seguridad volúmenes de hasta 2 ml/kg de fármacos
hidrosolubles utilizando una aguja de alimentación
de metal de pequeño diámetro. El fármaco se inyecta
en la tráquea haciendo algo de fuerza, y después se
libera al ave y se le permite que se recupere.
La inyección en el seno infraorbitario es útil para infundir
y administrar fármacos a las aves con sinusitis.
También puede utilizarse para desprender exudados
y cuerpos extraños de los senos o para obtener
muestras para citología, cultivo y antibiograma. Puede
utilizarse agua estéril y una solución de antibióticos
o antifúngicos para el tratamiento de la sinusitis. No
deben usarse soluciones irritantes para inyectar los
senos (Rupley, 1997).
La infusión nasal puede utilizarse con fines terapéuticos
y diagnósticos en las infecciones de los senos
infraorbitarios. Pueden utilizarse antibióticos y
antifúngicos recomendados para la nebulización en
una dosis inferior. Las cantidades de líquidos para
la inoculación nasal son de 1-3 ml para un periquito
y de hasta 10-15 ml para un guacamayo o cacatúa
grandes (Jenkins, 1997; Rupley, 1997). He utilizado un
volumen de hasta 40 ml en cada narina para desplazar
cantidades grandes de rinolitos y restos en los halcones.
Administración oral
La administración de fármacos u otros compuestos por vía
oral es muy recomendable, especialmente en términos de
facilidad de administración. La administración oral puede
incluir: 1) incorporación de un compuesto en el alimento
o el agua, o 2) la administración mediante una sonda en
el buche o el estómago. Las cuestiones prácticas de esta
última se analizan más adelante, pero primero se ofrecen
algunas pautas generales sobre la administración oral.
●
La administración en los alimentos o el agua, aunque
aparentemente es fácil, puede plantear problemas.
Algunas aves raramente beben, si es que lo hacen
alguna vez, y por lo tanto la administración en el
agua de bebida puede ser inútil. Las aves que no
están sanas es posible que no se alimenten o pueden
tomar cantidades de comida muy pequeñas, por
lo que es posible que no ingieran los compuestos/
fármacos incluidos en los alimentos, y mucho menos
Nebulización
●
171
TABLA 5.2 Administración oral: ventajas e inconvenientes
Vía de administración
Ventajas
Inconvenientes
Directamente por boca:
cápsulas/comprimidos
Puede administrarse por el dueño
Proporciona un volumen del fármaco definido
administrado a un ave individual
Líquidos y suspensiones a
través de una sonda en el
buche o el estómago
Muy útil para trastornos asociados al aparato
gastrointestinal
Permite una posología precisa
Llega rápidamente al intestino
Buena absorción
No se requiere manejar a las aves. No se
produce estrés
Las aves se automedican varias veces al día
El consumo de los alimentos es más consistente
que el consumo de agua
Muy práctico cuando hay un gran número de aves
Útil para la prevención, el seguimiento del
tratamiento o el tratamiento de los trastornos
asociados al aparato gastrointestinal
Concentraciones intestinales o concentraciones
sanguíneas fiables
No se requiere manejar al ave, no se produce
estrés
Las aves se automedican varias veces al día
Probablemente es la única vía posible cuando
se medica a grandes bandadas o aves salvajes
Disminuye la contaminación bacteriana en el
agua de bebida
Ayuda a controlar la multiplicación de las
bacterias en la orofaringe
Puede ser estresante tanto para el paciente como
para la persona que administra el fármaco
Se limita a las aves domesticadas y relativamente
dóciles
La absorción en el intestino puede ser impredecible
Requiere mucho tiempo cuando hay que medicar a
un gran número de aves
Puede ser estresante, debido al manejo repetido
Riesgo de regurgitación y aspiración
Se requiere mucho tiempo cuando existe un gran
número de aves
Alimentos medicados
Agua de bebida medicada
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●
los absorban. Aun cuando el ave esté comiendo
y bebiendo, puede no tomar el fármaco de forma
adecuada si nota el aspecto o el olor del compuesto en
el alimento.
Aunque se ingiera el compuesto, aparentemente
en cantidades adecuadas, la absorción desde el
aparato gastrointestinal puede ser insuficiente para
alcanzar concentraciones sanguíneas adecuadas
del fármaco (esto no es aplicable a los fármacos que
actúan sólo por su actividad dentro del aparato
intestinal). La absorción puede ser inadecuada en
cualquier circunstancia o puede reducirse si el buche,
el estómago o el intestino están llenos de alimento.
La eficacia de los fármacos que actúan dentro del
intestino puede llegar a reducirse si se han ingerido
grandes cantidades previamente.
Se apreciará, por lo tanto, que la administración oral de
fármacos, aunque es muy tentadora, y a veces muy útil,
no carece de inconvenientes (tabla 5.2). Antes de iniciar
este curso de acción, el veterinario debe comprobar los
puntos mencionados antes y asegurarse de que es probable que el tratamiento sea eficaz. Cuando se ponen
fármacos en los alimentos, puede hacerse de varias formas. Las aves que se están alimentando con una dieta
en puré o pienso de una marca registrada pueden tener
el compuesto incluido como fuente (el fabricante) o
mezclado en una fase posterior por el dueño o el veterinario. En el caso de las aves que comen fruta, el compuesto puede inyectarse en un alimento que el animal
prefiera especialmente. Las aves que se alimentan a
base de carne o animales enteros pueden tener algunos
fármacos secretados dentro de la carne o del cuerpo
de la presa.
No es satisfactorio en las aves anoréxicas
El olor puede afectar a la ingestión de alimentos
Interacción impredecible entre el fármaco y los
alimentos
Dependiendo del tipo de fármaco utilizado, puede
producirse una absorción insuficiente para alcanzar
las concentraciones sanguíneas terapéuticas
(v. también ingestión de agua, más adelante)
La ingestión y absorción de antibióticos
administrados en el agua de bebida son poco
precisos, especialmente en las especies adaptadas a
condiciones áridas que beben muy poco
Algunos fármacos no son estables o solubles en agua
Raramente se consiguen las concentraciones
sanguíneas terapéuticas
La ingestión inadecuada de antibióticos puede causar
resistencia bacteriana al fármaco
Cuando se va a administrar en el agua de bebida, asumiendo que el ave pertenece a una especie que bebe con
regularidad, la cuestión del aspecto y la palatabilidad se
convierte en algo destacado. Algunos fármacos alteran
la coloración del agua, y esto puede desanimar al ave a
beber o reducir su ingesta. Por otro lado, el olor de un
fármaco puede reducir la palatabilidad. El efecto del
color puede minimizarse proporcionando al ave agua
en un bebedero de color marrón oscuro o coloreado de
forma parecida antes de comenzar la medicación. La
palatabilidad es menos fácil de resolver pero, en algunos
casos, añadir azúcar u otra sustancia dulce al agua puede
ayudar a enmascarar el sabor del fármaco.
Debe estar claro a partir del párrafo anterior que la
administración oral no es una panacea. Antiguamente,
un tratamiento estándar para las aves de jaula enfermas
en muchos hospitales veterinarios era «oxitetraciclina en
el agua de bebida». Durante años, muchos autores han
llamado la atención sobre la poca fiabilidad de este abordaje y los veterinarios modernos especializados en aves
saben que deben ser más emprendedores para que los
fármacos sean más eficaces.
Nebulización
La nebulización, que se ha utilizado para la administración local en las vías respiratorias superiores, permite
que el fármaco penetre en los sacos aéreos, que pueden
ser el sitio de varias infecciones importantes, incluyendo
aspergilosis, micoplasmosis e infección por Escherichia
coli. Una unidad nebulizadora ideal debe producir partículas tan pequeñas como de 3 πm de diámetro con
el fin de alcanzar los sacos aéreos y los pulmones. Los
172
●
CAPÍTULO 5:
Intervenciones médicas
TABLA 5.3 Tratamiento con nebulización: ventajas
e inconvenientes
Ventajas
Inconvenientes
Puede conseguirse un tratamiento
eficaz causando menos estrés,
aunque haya que repetir la
dosificación
Los fármacos pueden liberarse
directamente en el sitio de la
infección, incluyendo los que son
relativamente tóxicos cuando se
administran por vía parenteral
Humidifica el aire inspirado
Puede contaminar el entorno
No se producen
concentraciones del fármaco
en la sangre ni en las vías
respiratorias inferiores
Habitualmente debe
combinarse con tratamiento
sistémico
parabronquios de las aves tienen un tamaño que var ía
de 0,5-2 mm y los capilares aéreos var ían de 3-10 πm de
diámetro (King y McLelland, 1984). Es probable que la
nebulización penetre hasta una parte limitada del aparato respiratorio inferior; sin embargo, suele observarse
mejor ía clínica. En la tabla 5.3 se resumen las ventajas e
inconvenientes de este tratamiento.
El equipo de nebulización consta de lo siguiente:
Compresor de aire.
Oxígeno.
Nebulizador.
Cámara cerrada.
●
●
●
●
En la tabla 5.4 se enumeran algunos de los antibióticos y
antifúngicos que se nebulizan habitualmente. Debe utilizarse un antibiótico de amplio espectro para iniciar la
nebulización antes de tener los resultados del cultivo y el
antibiograma. La selección del antibiótico puede modificarse dependiendo del antibiograma. Los pacientes
deben nebulizarse durante 10-30 min, dos a cuatro veces
al día, además de administrarles un tratamiento sistémico (Rupley, 1997).
Existe un nuevo desinfectante procedente de Sudáfrica,
F10, que es un amonio cuaternario, libre de aldehído,
con compuestos de biguanidina con actividad virucida,
bactericida, fungicida y esporicida de espectro completo
(Verwoerd, 2001). Se ha utilizado F10 diluido 1:250 para
nebulizar psitácidas, avutardas y rapaces con aspergilosis
o saculitis aérea bacteriana (Bailey y Sullivan, 2001; Chitty,
2002; Forbes, 2001; Stanford, 2001; Verwoerd, 2001). Se ha
utilizado en los loros grises combinado con terbinafina
oral (Chitty, 2002) y en las rapaces combinado con itraconazol (Forbes, 2001; Stanford, 2001). Los distintos factores
que hacen de F10 un fármaco ideal para la nebulización
incluyen que: los pacientes lo toleran bien, es seguro para
los seres humanos y se ha utilizado para la desinfección
en la fabricación de alimentos en Sudáfrica. No es irritante
para los tejidos y no es corrosivo para los metales ni los
plásticos (Verwoerd, 2001). A las aves con signos clínicos
de trastornos respiratorios se les nebuliza con F10 como
parte de la estabilización inicial antes de la investigación
diagnóstica (Chitty, 2002; Stanford, 2001).
Administración tópica
La administración tópica de fármacos tiene la ventaja de
que se aplican directamente en la zona de la lesión; sus
ventajas e inconvenientes se resumen en la tabla 5.5.
TABLA 5.4 Algunos fármacos habituales que se administran mediante nebulización
Fármaco
Posología
Duración y frecuencia
de la administración
Bibliografía
Acetilcisteína al 20%
200 mg/9 ml de agua estéril
200 mg/8 ml de agua estéril y 1 ml de
amikacina o gentamicina
25 mg/10 ml de suero salino
10 mg/10 ml de suero salino
100 mg/15 ml de suero salino
200 mg/10 ml de suero salino
100 mg/10 ml de suero salino
15 min dos veces al día
Rupiper et al., 2000
15 min dos veces al día
15 min dos veces al día
15-20 min cuatro veces al día
15 min dos veces al día
10-30 min dos-cuatro veces
al día
15 min dos veces al día
15 min dos veces al día
30-60 min
20-30 min dos-tres veces al día
Rupiper et al., 2000
Rupiper et al., 2000, Rupley 1997
Aminofilina
Anfotericina B
Carbenicilina
Cefotaxima
Cloranfenicol
Clotrimazol
Desinfectante F10*
Doxiciclina
Enrofloxacino
Eritromicina
100 mg/10 ml de suero salino
200 mg/15 ml de suero salino
Solución al 1%
10 ml de una dilución 1:250
Hidrocloruro de
terbinafina
Piperacilina
200 mg/15 ml de suero salino
100 mg/10 ml de suero salino
50 mg/10 ml de suero salino
100 mg/10 ml de suero salino
200 mg/10 ml de suero salino
200 mg/15 ml de suero salino
50 mg/10 ml de suero salino
50 mg/8 ml de agua estéril y 1 ml de
acetilcisteína al 20%
500 mg y 1 ml de acetilcisteína al 20%
en 500 ml de agua destilada
100 mg/10 ml de suero salino
Sulfadimetoxina
Sulfato de amikacina
200 mg/15 ml de suero salino
50 mg/10 ml de suero salino
Tilosina
100 mg/10 ml de suero salino o 1 g de
polvo/50 ml de DMSO o agua destilada
Espectinomicina
Gentamicina
*
Rupiper et al., 2000, Rupley 1997
Rupley 1997
15-20 min cuatro veces al día
15-20 min cuatro veces al día
15 min tres veces al día
15 min tres veces al día
15-20 min cuatro veces al día
15-20 min cuatro veces al día
15 min tres veces al día
15 min tres veces al día
Rupiper et al., 2000
Forbes 1996
Rupiper et al., 2000
Bailey and Sullivan 2001, Chitty 2002,
Forbes 2001, Stanford 2001, Verwoerd 2001
Forbes 1996
Forbes 1996
Rupiper et al., 2000
Rupley 1997
Forbes 1996
Forbes 1996
Forbes 1996, Rupley 1997
Rupiper et al., 2000
20 min tres veces al día
Dahlhausen et al., 2000
10-30 min dos-cuatro veces
al día
15-20 min cuatro veces al día
15 min dos veces al día
Rupley 1997
10-60 min dos veces al día
Health and Hygiene (Pty) Ltd, PO Box 347, Sunninghill 2157, South Africa; www.healthandhygiene.net
Forbes 1996
Forbes 1996, Rupiper et al., 2000, Rupley
1997
Forbes 1996, Rupiper et al., 2000, Rupley
1997
Enema
●
173
TABLA 5.5 Tratamiento tópico: ventajas e inconvenientes
Fármacos tópicos
Ventajas
Inconvenientes
Ungüentos oftálmicos
Permanecen en los ojos y ejercen su acción
terapéutica durante más tiempo que las gotas
o las soluciones oculares
Puede administrarse directamente en los
orificios nasales de las aves para tratar la
sinusitis
Útil para las infecciones localizadas, como
dermatitis o traumatismos cutáneos, en los que
no se recomiendan las inyecciones sistémicas
Una cantidad excesiva de ungüento que
contamina la piel de los párpados puede producir
irritación y mutilación
Cremas y ungüentos
Gotas para los oídos y los ojos
Aerosol rociador de
antibióticos/antihelmínticos
Polvo
Torundas de gasa impregnadas
con ungüentos de antibióticos/
DMSO
Bolas de polimetilmetracrilato
(AIPMMA) impregnadas con
antibióticos
Útiles para tratar la rinitis mediante instilación
en los orificios nasales externos
Se prefieren a los ungüentos porque limitan la
lesión de las plumas
No produce obstrucción de las plumas
El color del rociador tiñe las plumas dando un
aspecto desagradable
Útil para el tratamiento de ectoparásitos
Útiles para el tratamiento de la inflamación de
las partes blandas localizadas en las patas
Útiles para el tratamiento de las infecciones
de las patas y otras heridas infectadas,
isquémicas. Pueden conseguirse
concentraciones locales mayores de
antibióticos sin afectar a la irrigación vascular y
la integridad de los tejidos
El uso de bolas de polimetilmetacrilato impregnadas
con antibióticos (AIPMMA) tras la desbridación quirúrgica ofrece un método eficaz para administrar antibióticos en una zona infectada, isquémica (Klemm, 1993). Esta
técnica se ha utilizado en las aves para el tratamiento de
osteomielitis, celulitis (Wheler et al., 1996) y pododermatitis (Remple y Forbes, 2000). Algunos antibióticos que
pueden incorporarse en las bolas de AIPPMA incluyen
piperacilina, rifampina, amoxicilina, clindamicina, enrofloxacino y gentamicina (Remple y Forbes, 2000).
BIBLIOGRAFÍA
Bailey TA, Sullivan T (2001) Aerosol therapy in birds using a novel
disinfectant. Exotic DVM 3(4): 17.
Chitty J (2002) A novel disinfectant in psittacine respiratory disease.
Proceedings of the Association of Avian Veterinarians, Monterey, pp. 25–27.
Dahlhausen B, Lindstrom JG, Radabaugh S (2000) The use of terbinafine
hydrochloride in the treatment of avian fungal disease. Proceedings of the
Association of Avian Veterinarians, Portland, pp. 35–39.
© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Puede producir obstrucción de las plumas
Puede producir automutilación
Puede causar intoxicación si se ingiere cuando el
ave se limpia
Las cremas que contienen esteroides pueden
causar polidipsia si se utilizan en exceso
Acción terapéutica de corta duración
Forbes NA (1996) Respiratory problems. In: Beynon PH, Forbes NA, Lawton
MPC (eds) Manual of Psittacine Birds, pp. 147–157. British Small Animal
Veterinary Association, Cheltenham.
Forbes NA (2001) Aspergillosis in raptors. International Falconer 9: 44–47.
Jenkins JR (1997) Hospital techniques and supportive care. In: Altman RB,
Clubb SL, Dorrestein GM, Quesenberry K (eds) Avian Medicine and
Surgery, pp. 232–252. WB Saunders, Philadelphia.
Rupley AE (1997) Manual of Avian Practice. WB Saunders, Philadelphia.
Stanford M (2001) Use of F10 in psittacines. Exotic DVM 3(4): 18.
Verwoerd D (2001) Aerosol use of a novel disinfectant as part of an integrated
approach to preventing and treating aspergillosis in falcons in the UAE.
Falco 17: 15–18.
Wheler CL, Machin KL, Lew LJ (1996) Use of antibiotic-impregnated
polymethacrylate beads in the treatment of chronic osteomyelitis and
cellulitis in a juvenile bald eagle (Haliaeetus leucocephalus), Proceedings of
the Association of Avian Veterinarians, Tampa, pp. 187–194.
LECTURAS COMPLEMENTARIAS
Dorrestein GM (1996) Principles of therapy. In: Beynon PH, Forbes NA,
Harcourt-Brown NH (eds) Manual of Raptors, Pigeons and Waterfowl,
pp. 47–54. British Small Animal Veterinary Association, Cheltenham.
Dorrestein GM (2000) Nursing the sick bird. In: Tully TN, Lawton MPC,
Dorrestein GM (eds) Avian Medicine, pp. 74–111. Butterworth-Heinemann,
Oxford.
Flammer K (1994) Antimicrobial therapy. In: Ritchie BW, Harrison GJ,
Harrison LR (eds) Avian Medicine: Principles and Application, pp. 434–456.
Wingers Publishing, Lake Worth, FL.
Forbes NA, Lawton MPC (1996). Examination, basic investigation and
principles of therapy. In: Beynon PH, Forbes NA, Lawton MPC (eds)
Manual of Psittacine Birds, pp. 27–37. British Small Animal Veterinary
Association, Cheltenham.
Rosskopf WJ, Woerpel RW (1996). Practical avian therapeutics with dosages
of commonly used drugs. In: Rosskopf WJ Jr, Woerpel RW (eds) Diseases
of Cage and Aviary Birds, 3rd edn, pp. 255–259. Williams & Wilkins,
Baltimore.
King AS, McLelland J (1984) Birds: Their Structure and Function, 2nd edn.
Baillière Tindall, London.
Klemm KW (1993) Antibiotic bead chains. Clinical Orthopaedics and Related
Research 295: 63–76.
Remple JD, Forbes NA (2000) Antibiotic-impregnated polymethyl
methacrylate beads in the treatment of bumblefoot in raptors. In: Lumeij
JT, Remple JD, Redig PT et al. (eds) Raptor Biomedicine III, pp. 255–263.
Zoological Education Network, Lake Worth, FL.
Rupiper DJ, Carpenter JW, Mashima TY (2000) Formulary. In: Olsen GH,
Orosz SE (eds) Manual of Avian Medicine, pp. 553–589. CV Mosby,
St Louis.
Enema
Jaime Samour
Un enema es una intervención médica habitual que se
realiza con frecuencia en medicina en los mamíferos
174
●
CAPÍTULO 5:
Intervenciones médicas
para aliviar el estreñimiento. Este trastorno rara vez se
observa en los pacientes aviarios debido a las diferencias en cuanto a la fisiología del sistema digestivo. Sin
embargo, las aves afectadas con deshidratación grave
y algunos trastornos crónicos pueden sufrir impactación del aparato gastrointestinal inferior, especialmente
las rapaces, o de urolitos que producen impactación de
la cloaca. En estos casos está indicado un enema, o más
correctamente un lavado cloacal. Las sondas esofágicas
que se utilizan habitualmente para pequeños mamíferos
son ideales para este fin. En las aves más pequeñas son
más adecuados los catéteres uretrales. Se prepara una
solución de lavado utilizando 100 ml de agua caliente a
37 °C, 5 ml de aceite vegetal o parafina líquida y 1 ml de
un detergente líquido. La sonda o el catéter se lubrican
con aceite o con parafina líquida y se insertan suavemente en la cloaca. Entonces puede inyectarse la solución
de lavado utilizando una jeringa (figs. 5.11 y 5.12).
Figura 5.11 Una sonda esofágica es ideal para administrar
enemas a las aves de mediano tamaño. La sonda se lubrica y se
inserta suavemente en la cloaca. Se muestra una avutarda hubara
(Chlamydotis undulata) a la que se le está poniendo un enema como
tratamiento colateral de la paresia por captura. (Por cortesía del
Dr. T. A. Bailey.)
Fluidoterapia
Thomas A. Bailey
El objetivo de la fluidoterapia es reemplazar la pérdida
de líquidos por un proceso patológico o por la restricción
de la ingesta (Blood y Studdert, 1988), y es una parte
necesaria del tratamiento de la mayor ía de las aves lesionadas o debilitadas, que se asume que se presentan en
un estado de deshidratación (Harrison, 1986).
El agua corporal total, el agua extracelular y el volumen de sangre en las aves adultas constituyen aproximadamente el 60%, 18-24% y 4,4-14,3% del peso corporal,
respectivamente (Jones y Pollock, 2000). Las necesidades
de líquido de mantenimiento diarias no se conocen. Sin
embargo, las necesidades de líquido de mantenimiento
diarias para las rapaces y las psitácidas se han estimado
en 50 ml/kg/día, o aproximadamente el 5% el peso corporal (Redig, 1984). En ausencia de datos en contra, es
probable que esta estimación sea adecuada para muchas
especies de aves, aunque se sabe que el consumo de agua
puede variar del 5 al 30% del peso corporal en muchas
especies que se mueven libremente. La cantidad de agua
necesaria se relaciona de forma inversa con el tamaño del
cuerpo y también puede variar dependiendo de la edad,
el estado reproductor, la ingestión dietética y el tipo
de alimentos consumidos (National Research Council,
1994). Por ejemplo, las aves jóvenes, en crecimiento,
suelen beber comparativamente volúmenes mayores de
agua que las aves adultas, y la deshidratación suele ser
más grave en los pollos que en los adultos debido a que
el agua total del organismo es mayor en los pollos. La
diferencia de la ingestión de agua en los gallos domésticos (Gallus domesticus) se ilustra en la tabla 5.6.
El estado de hidratación puede estimarse a partir de
los signos clínicos y la anamnesis. El aspecto de los ojos,
la hidratación corneal, la presión ocular y la sequedad
de la mucosa oral proporcionan información útil sobre si
un ave está deshidratada. La elasticidad de los pliegues
cutáneos sobre la cara dorsal del metatarso y la turgencia, el tiempo de llenado y el volumen luminal de la vena
y la arteria braquiales tras la compresión digital son buenos indicadores del estado de hidratación (Abou-Madi y
Kollias, 1992; Jones y Pollock, 2000):
●
●
●
Deshidratación moderada ( 5%): tiempo de llenado de la
vena cubital superior de 1-2 s y fruncido breve de la piel.
Deshidratación grave ( 10%): ojos hundidos,
membranas pegajosas, fruncimiento de la piel y los
párpados.
Deshidratación extrema (15%): todos los signos
indicados antes y debilidad, aumento de la frecuencia
cardíaca, mala calidad del pulso y colapso.
TABLA 5.6 Diferencias de la ingestión de agua
en las aves de corral domésticas
Figura 5.12 La solución de lavado contiene agua caliente, parafina
líquida y detergente líquido y se inyecta a través de una sonda
utilizando una jeringa grande. Obsérvese que un ayudante está
sujetando al ave. Es muy recomendable realizar esta operación sobre
una batea. (Por cortesía del Dr. T. A. Bailey.)
Fase
Necesidades (% del peso corporal al día)
Adulto
Crecimiento
Gallina ponedora
5,5
18-20
13,6
Fuente: Quesenberry and Hillyer, 1995.
Fluidoterapia: aplicación clínica
TABLA 5.7 Hallazgos de laboratorio en las aves
con deshidratación
Aumento del hematocrito
Aumento de las proteínas totales
Aumento de urea plasmática
Aumento del 15-30%
( 55% en los adultos)
Aumento del 20-40% con
deshidratación
6,5-15,3 normal
Fuente: Lumeij 1987; Martin and Kollias 1989.
Deshidratación estimada (%) peso corporal (g) déficit
de líquidos (ml).
© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
La mitad del déficit de líquidos totales se administra a las
12-24 h junto con las necesidades de líquidos de mantenimiento diarias. El 50% restante se divide en las siguientes 48 h con los líquidos de mantenimiento diarios.
Más adelante se proporciona un ejemplo. Heidenreich
(1995) opina que la cantidad máxima de líquidos
que puede administrarse de una vez a un ave sana es
de 90 ml/kg/h mediante un goteo a una velocidad de
1,5 ml/kg/min.
Figura 5.13 Los líquidos subcutáneos pueden administrarse en
un flanco lateral, la axila o la región intraescapular en los casos de
deshidratación leve.
175
Fluidoterapia:
aplicación clínica
Una avutarda hubara de 900 g presentaba tricomoniasis de la cavidad orofar íngea. El ave tenía anorexia y, a
partir de la anamnesis y los datos clínicos, se estimó que
tenía una deshidratación de aproximadamente el 10%.
●
Como con los mamíferos, la anemia o la hipoproteinemia pueden afectar a la precisión del hematocrito (Hto)
o los sólidos para detectar la deshidratación (tabla 5.7).
Además, existen cambios relacionados con la edad en
la hematología y el perfil bioquímico de la sangre de las
aves jóvenes, por lo que los cambios en las aves jóvenes
deben interpretarse comparando el hematocrito, las proteínas totales y la urea plasmática con la de las aves normales del mismo grupo de edad.
Aunque no se conocen las necesidades de líquidos de
muchas especies, se ha estimado que las necesidades de
líquidos de mantenimiento diarias de las rapaces y las
psitácidas son de 50 ml/kg/día, o aproximadamente el
5% del peso corporal (Redig, 1993). Puede calcularse una
estimación del déficit de líquidos de un ave basándose
en su peso corporal:
●
●
Déficit de líquido estimado total 0,1 (10%) 900 (g) 90 ml.
Necesidades de líquidos de mantenimiento diarias a
50 ml/kg 50 0,9 45 ml:
● Necesidades de líquidos durante las primeras
12-24 h 45 0,5 (90) 90 ml.
● Necesidades de líquidos durante las primeras
24-48 h 45 0,5 (90) 90 ml.
Los suplementos de líquidos pueden administrarse por
vía oral, subcutánea (figs. 5.13 y 5.17), vía intravenosa
(fig. 5.14) o mediante una cánula intraósea (fig. 5.15). En
la tabla 5.8 se presentan las ventajas e inconvenientes de
cada uno de estos métodos.
En el cuadro 5.1 se ofrece más información sobre la
técnica con cánulas i.o. Se han utilizado con éxito suero
salino con dextrosa al 5%, suero salino de lactato de
Ringer y productos comerciales como refrescos a base
de cola descarbonatados, Pedialyte® (suero oral, Abbott
Laboratories, EE. UU.) y Lectade® (compuesto de rehidratación oral, Pfizer, Reino Unido), para la rehidratación oral. Aunque las aves con deshidratación leve
pueden tratarse de forma conservadora utilizando líquidos orales o subcutáneos, en otros casos se recomiendan
las vías intravenosa o intraósea. En el apéndice VIII se
presenta una lista completa de los fármacos utilizados en
Figura 5.14 Los líquidos y los fármacos intravenosos pueden
administrarse lentamente a través de un catéter de mariposa en la vena
yugular derecha.
176
●
CAPÍTULO 5:
Intervenciones médicas
Figura 5.15 Radiografía que muestra una cánula intraósea en el cúbito
distal de una avutarda kori (Ardeotis kori).
fluidoterapia. A continuación se resume la selección de
los líquidos intravenosos.
Se considera que los cristaloides son los líquidos iniciales de elección en las aves con shock o deshidratación.
Treinta minutos después de administrar líquidos a un
ave, sólo la cuarta parte de los líquidos totales permanecen en el compartimento vascular (Dorrestein, 2000).
Así, los beneficios circulatorios obtenidos de la fluidoterapia son transitorios y el tratamiento debe repetirse. Es
útil tener una incubadora pequeña en la sala de exploración o de tratamiento para poder calentar los líquidos
a 38-39 °C antes de administrarlos. Usar líquidos calientes es especialmente importantes en los recién nacidos.
Redig (1996) recomienda utilizar un bolo intravenoso
rápido inyectado a una velocidad de 10 ml/kg/min utilizando una aguja de calibre 25 o un catéter durante las
primeras 24-48 h del tratamiento de reemplazo. También
puede administrarse con seguridad una inyección con
un bolo i.v. lento de 10-25 ml/kg de líquidos cristaloides
durante un per íodo de 5 min cada 8 a 12 h. Puesto que
la mayor ía de los trastornos que se observan habitualmente desplazan al paciente aviario hacia un estado de
acidosis metabólica, se recomienda la solución de suero
salino de lactato de Ringer (Redig, 1993). El lactato se
metaboliza a bicarbonato en el hígado. Pueden ser necesarios los suplementos de bicarbonato en los estados
muy acidóticos. Si no es posible medir el bicarbonato de
la sangre, puede administrarse una dosis de 1 mmol/kg
cada 15-30 min hasta un máximo de 4 mmol/kg/día
(Hernandez y Aguilar, 1994). En los casos de lesión tisular
grave, catabolismo extremo e insuficiencia renal, puede
administrarse gluconato cálcico lentamente como cardioprotector, y puede administrarse glucosa para facilitar el
movimiento de potasio a través de las membranas celulares (Dorrestein, 2000).
Puede utilizarse suero salino hipertónico (7,5%) como
tratamiento de reanimación para restaurar la función
circulatoria. Produce una expansión rápida del plasma
y después de su uso deben administrarse líquidos isotónicos. El suero salino hipertónico está indicado en casos
de shock hemorrágico y edema pulmonar y está contraindicado en la deshidratación y los traumatismos craneoencefálicos (Dorrestein, 2000). En la clínica de perros
y gatos, un método adecuado para administrar suero
salino hipertónico con un coloide es diluir NaCl al 23,4%
con hetastarch al 6% o dextrano 70 al 6% para hacer una
solución al 7,5% e infundirla a una velocidad de 4 ml/kg
(Day y Bateman, 2006).
Los coloides son polisacáridos de alto peso molecular,
con un tamaño de las partículas parecido al de la albúmina, que se limitan al compartimento plasmático. Están
indicados para sustituir el volumen plasmático en casos
de shock hipovolémico causado por hemorragia, quemaduras, pérdida de agua y electrólitos debido a vómitos o
diarrea persistentes. El efecto es parecido al de la administración de suero salino hipertónico, aunque la duración (24 h) es mayor. Redig (1984) observó una mejor ía
TABLA 5.8 Tipos de fluidoterapia: ventajas e inconvenientes
Vía
Ventajas e inconvenientes
Líquidos orales
Sólo son eficaces con deshidratación leve
La dextrosa al 5% puede ser mejor que la solución de lactato de Ringer
Contraindicados cuando existe estasis del aparato gastrointestinal
Contraindicados en decúbito lateral
Contraindicados con convulsiones y traumatismos craneoencefálicos
No son eficaces para el shock
Se utilizan principalmente para la deshidratación leve
Menos eficaces para el tratamiento del shock debido a vasoconstricción periférica
Eficaces para proporcionar líquidos de mantenimiento
Se administran en el flanco lateral o en las regiones inguinales
La dosis se divide entre varios sitios a 5-10 ml/kg/sitio
Evitar administrarlos alrededor de la base del cuello debido a la comunicación con el saco aéreo
cervicocefálico
Expansión rápida del volumen circulatorio
Perfusión renal rápida
Indicados en el shock
Indicados en la deshidratación grave
Usar una vez en la vena yugular derecha
Usar una vez en la vena metatarsiana medial
Usar varias veces con una cánula intraósea cubital
Utilizar una vez con una cánula intraósea tibial
La inyección de un gran volumen de líquido en la vena cubital o metatarsiana es difícil y puede causar
hematomas
Líquidos subcutáneos
Líquidos intravenosos o intraóseos
Sonda de alimentación y apoyo nutricional
Cuadro 5.1 Líquidos intraóseos:
más información
●
●
●
●
●
●
Líquidos
Sangre
Antimicrobianos
Nutrición parenteral
Coloides
Glucosa
Ventajas de las cánulas intraóseas
●
●
●
●
●
Útiles en los casos extremadamente debilitados
en los que las venas están demasiado colapsadas
Fácil de colocar y de mantener
Tolerancia
Inmovilización reducida del paciente
Menos estresante si se compara con la
venopunción repetida
Las cánulas intraóseas pueden colocarse en
cualquier hueso con una cavidad medular amplia
●
●
Cúbito distal en las aves de tamaño mediano a
grande que requieren días de tratamiento
Tibia proximal para el tratamiento a corto plazo
Nota: se ha demostrado en las palomas que el 50%
de los líquidos administrados en el cúbito entran
en la circulación sistémica en 30 s.
177
adicional que debe tenerse en cuenta cuando se administran líquidos incluye:
●
●
Puede utilizarse una cánula intraósea
para administrar
●
●
●
Calor.
Multivitaminas.
Dextrano de hierro.
Antibióticos, si es necesario.
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espectacular en las especies aviarias que tenían shock
cuando se les administraba 10-20 ml/kg de dextrano
al 6%. Los efectos adversos en los mamíferos incluyen
hipervolemia y anafilaxia. Este no es el caso, debido a
que el volumen de dextrano inyectado supera un tercio
del volumen plasmático. Si se supera esta proporción,
dextrano tiene una acción de tipo heparina y puede producirse hemorragia intensa (Jones y Pollock, 2000). Los
coloides están contraindicados en la sepsis, la sobrecarga
del volumen, los síndromes de derrame capilar y las
coagulopatías (Mathews, 2006). La oxiglobina (Biopure)
es una hemoglobina bovina polimerizada de glutaraldehído, ultrapurificada, en una solución de lactato de
Ringer modificada. En los perros, la oxiglobina proporciona un apoyo para el transporte de oxígeno, mejorando
los signos clínicos de la anemia durante al menos 24 h,
independientemente de los trastornos subyacentes. Se ha
utilizado con éxito en muchas especies de aves con anemia grave.
Se ha demostrado que las transfusiones de sangre homóloga son beneficiosas para las aves con anemia crónica
(Hto 20%) (Dorrestein, 2000) y son factibles en situaciones en las que hay una gran cantidad de aves donantes de la misma especie disponibles.
La evolución de los casos puede monitorizarse utilizando el hematocrito o las proteínas totales. El tratamiento
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Sonda de alimentación
y apoyo nutricional
Thomas A. Bailey
El apoyo nutricional es fundamental para la recuperación con éxito de los pacientes aviarios que no comen
voluntariamente. La alimentación enteral utiliza el aparato digestivo, mientras que la alimentación parenteral
evita el aparato digestivo y aporta los nutrientes directamente en el sistema vascular. El apoyo nutricional enteral
178
●
CAPÍTULO 5:
Intervenciones médicas
generalmente se proporciona a las aves utilizando una
sonda que se introduce en el buche, o directamente en el
esófago distal en las aves que no tienen buche.
El equipo necesario para la alimentación con sonda
incluye:
●
●
●
Catéteres de alimentación de plástico de varios
diámetros.
Jeringas con punta para catéter.
Espéculos orales para el pico.
La alimentación con sonda debe evitarse en los pacientes deshidratados y en las aves con trastornos gastrointestinales, incluyendo vómitos, estasis del buche e íleo
(Harrison, 1986; Quesenberry y Hillyer, 1994).
Debe utilizarse una sonda de alimentación estéril para
cada ave para prevenir la diseminación de la enfermedad.
Los fármacos parenterales deben administrarse antes que
la alimentación con sonda, porque si se administran después, muchas aves los regurgitan. Los fármacos orales
pueden administrarse mezclados con los alimentos.
La alimentación con sonda es bastante más fácil con la
ayuda de un asistente (fig. 5.16), pero una persona sola
puede hacerlo en las aves de tamaño pequeño a mediano.
La siguiente descripción se aplica a un ave de tamaño
mediano, como una avutarda hubara, pero puede adaptarse a otras especies. Se estira el cuello del ave verticalmente con la cabeza sujeta alrededor de las mandíbulas.
La sonda se introduce en la cavidad oral y hacia abajo
hacia el esófago, sobre el lado derecho del cuello. Puede
observarse la colocación de la sonda humedeciendo las
plumas en el lado derecho de la región del cuello o palpando la sonda en la parte proximal del cuello. El cuello debe mantenerse completamente extendido durante
la alimentación para impedir la regurgitación. En las
aves con buche, la sonda se dirige al interior del buche,
mientras que en las aves sin buche, como las avutardas,
la sonda puede introducirse en la parte media o distal
del esófago. En las aves sin buche es importante no forzar el extremo del tubo más allá del esófago distal (esto
puede causar traumatismo iatrogénico del proventr ículo
y/o la molleja, que puede producir perforación del aparato digestivo y la muerte). Tras la alimentación la sonda
se retira cuidadosamente para impedir el reflujo y el
ayudante continúa sujetando a la avutarda con el cuello
extendido hasta que el ave se libera dentro de su jaula. Si
se produce reflujo de los alimentos durante la alimentación con la sonda, el ave debe liberarse inmediatamente y
dejar que se limpie ella misma la cavidad oral.
La mayor ía de las aves hospitalizadas se alimentan
entre una y cuatro veces al día según su estado clínico y
sus necesidades calóricas. La frecuencia de la alimentación depende del temperamento y del estado clínico del
ave. Cuando se trata con especies poco conocidas, se recomienda utilizar pocos volúmenes al principio para calibrar la cantidad de líquidos que el ave puede manejar.
Pueden añadirse los siguientes fármacos a las dietas
líquidas (Coles, 1997; Dorrestein, 2000):
●
●
La metilcelulosa puede ayudar a hacer más lento el
tránsito gastrointestinal y absorber las enterotoxinas.
La lactulosa tiene un efecto laxante leve y también
absorbe enterotoxinas.
La alimentación con sonda está contraindicada en las aves
con íleo e impactación. La esofagostomía y la duodenostomía también se han utilizado para el apoyo nutricional
de especies de aves hospitalizadas (Dorrestein, 2000).
Necesidades nutricionales
El tamaño, el peso, el estado reproductor y la estación
afectan a las necesidades calóricas diarias de las aves. La
tasa metabólica basal (TMB) es la cantidad mínima de
energía necesaria para el mantenimiento diario. Puede
estimarse la TMB de las aves teniendo en cuenta la escala
metabólica utilizando la siguiente ecuación (Quesenberry
et al., 1991):
TMB K (Wkg0,75),
donde K 129 en las paserinas y 78 en las aves no
paserinas.
El factor K es una constante teórica para las kilocalor ías
consumidas en 24 h para varias especies de aves, mamíferos
y reptiles. Las necesidades energéticas de mantenimiento
(NEM) son la TMB mas la energía adicional necesaria para
la actividad f ísica, la digestión y la absorción. Las NEM de
los animales hospitalizados son aproximadamente un 25%
superiores a la TMB. En las aves paserinas, las NEM var ían
de 1,3-7,2 veces la TMB. Con el crecimiento, el estrés y las
enfermedades, los animales se encuentran en un estado
hipermetabólico, y las necesidades energéticas diarias
superan las de mantenimiento. La cantidad del aumento de
la demanda depende del tipo de lesión o del estrés y var ía
entre una y tres veces las necesidades de mantenimiento
diarias. En la tabla 5.9 se enumeran los ajustes del mantenimiento para el estrés. Aunque no es exacta, la escala metabólica puede utilizarse para estimar las necesidades
metabólicas diarias aproximadas de las aves.
Fórmulas de nutrición entérica
Figura 5.16 Alimentación forzada en una avutarda kori adulta (Ardeotis
kori) afectada de paresia por captura. Una jeringa y una sonda
estomacal disponible comercialmente para la alimentación de los
corderos recién nacidos son ideales para este fin.
Existen muchas fórmulas para nutrición entérica que se
comercializan para los seres humanos. Algunas de estas
dietas están disponibles en formulaciones líquidas y
Fórmulas de nutrición entérica
TABLA 5.9 Ajustes para el mantenimiento en el estrés,
como un múltiplo de las NEM
Factor
NEM Inanición
Cirugía programada
Traumatismo leve
Traumatismo intenso
Crecimiento
Sepsis
Quemaduras
Lesiones craneales
0,5-0,7
1-1,2
1-1,2
1,1-2
1,5-3
1,2-1,5
1,2-2
1-2
179
Cuadro 5.2 Ejemplo de escala
metabólica para estimar las
necesidades calóricas diarias
aproximadas de una avutarda
hubara
Una avutarda hubara que pesaba 1.200 g se presentó
con septicemia secundaria a enteritis bacteriana. Las
NEM estimadas fueron de 1,5 TMB, las necesidades calóricas diarias pueden estimarse como:
Fuente: tomado de Quesenberry and Hillyer, 1994.
●
otras en polvo que puede mezclarse con agua. Las dietas
var ían en cuanto a la densidad calórica, el contenido de
proteínas, grasa e hidratos de carbono, y su osmolaridad.
En la tabla 5.10 se enumeran algunos de los productos
entéricos que se han utilizado.
En conveniente conocer la densidad calórica exacta
por milímetro para calcular las necesidades de mantenimiento diarias. Una vez abiertas, las fórmulas entéricas líquidas pueden guardarse refrigeradas durante 2 o
3 días. Los productos en polvo pueden coagularse si se
utiliza una cantidad inadecuada de agua para la mezcla.
Antes de la alimentación, las fórmulas pueden calentarse suavemente, por ejemplo en una jeringa bajo un
grifo de agua caliente. Los productos en polvo suelen
mezclarse con líquidos orales, como Pedialyte® (Abbott
Laboratories) y Duphalyte® (Duphar Ltd). Es importante
asegurarse de que las aves a las que se les administra
nutrición entérica están correctamente hidratadas, porque muchos productos son hiperosmolares y contribuyen a la deshidratación si las necesidades de líquido no
se satisfacen (Quesenberry et al., 1991).
La mejor forma de evaluar una alimentación entérica es pesar al animal todos los días. En el cuadro 5.2 se
ofrece un ejemplo de una aplicación clínica de nutrición
enteral.
Es importante animar a las aves hospitalizadas a alimentarse por sí mismas tan pronto como sea posible. Esto
puede hacerse ofreciéndoles pequeñas porciones de sus
alimentos frescos preferidos. Nosotros ofrecemos gusanos
de la carne, grillos, otros invertebrados (como escarabajos)
y pequeños ratones rosados a las avutardas en el National
Avian Research Center, Emiratos Árabes Unidos.
© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
●
●
●
TME 78 (1,20,75) o 89 kcal/día
1,5 89 kcal/día 134 kcal/día aproximación de
NEM
1,2 134 kcal/día 161 kcal/día aumento para la
sepsis.
Si se conoce el contenido energético de la fórmula
de alimentación, las necesidades calóricas diarias
se dividen entre las calor ías por mililitro de la fórmula para calcular el volumen total necesario de
la fórmula al día. Por ejemplo, utilizando una fórmula con 1 kcal/ml, el volumen total de la fórmula
por día para la avutarda hubara ser ía:
●
161 kcal/día 1 kcal/ml 161 ml necesidades
diarias.
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TABLA 5.10 Productos entéricos comerciales: nutrientes por 100 kcal de energía
Productos
Proteínas (g)
Grasas (g)
Hidratos de carbono (g)
Densidad calórica (Kcal/ml)
4,2
3
3,36
4,98
13,36
10,96
1
1
8,3
0,25
5,2
5,9
3
8,3
1,27
5,9
3,7
4,65
6,13
2,15
3,22
0,95
16,5
13,16
16,95
4,19
4,3
3,8
LÍQUIDOS
Ensure
PediaSure
GELES/SÓLIDOS
Dieta Hill’s a/d
Nutri-plus gel
POLVOS
Cerelac
Complan
Sustagen
180
●
CAPÍTULO 5:
Intervenciones médicas
Figura 5.17 Administración de líquidos a una avutarda hubara
(Chlamydotis undulata) gravemente deshidratada. La administración de
líquidos es necesaria para mantener el equilibrio de electrólitos en las
aves en casos de deshidratación grave debido a inanición, diarrea o
hemorragia. El ave había pasado 48 h en una jaula de transporte antes
de que fuera confiscada.
Ajuste metabólico
de los fármacos
Thomas A. Bailey
Las dosis de los fármacos y la vacunación de las aves no
domésticas suelen estimarse extrapolando la posología de
otras especies, si estos datos existen, pero la eficacia y la
seguridad de este método no siempre son satisfactorios
(Dorrestein, 1991). Se ha considerado que las diferencias
anatómicas y fisiológicas son responsables de algunas
de las dificultades de extrapolar la posología para las
aves a partir de las dosis prescritas para los mamíferos
(Dorrestein, 1991). A medida que aumentan los conocimientos sobre la disposición y el metabolismo de los fármacos, se están haciendo evidentes las grandes diferencias
que existen en cuanto a la dosis, el intervalo de administración y la distribución orgánica, no sólo entre las aves y
los mamíferos, sino también entre las distintas especies de
aves (Dorrestein, 1993; Baggot, 1995). Idealmente, la administración de un fármaco debe basarse en los conocimientos de la farmacocinética de cada fármaco en la especie en
la cual se está administrando. Aunque se han realizado
algunos estudios farmacocinéticos en las aves, no se han
realizado estudios de la mayor ía de los fármacos que se
utilizan habitualmente en la práctica clínica. Incluso en el
futuro, es poco realista esperar que estén disponibles datos
farmacocinéticos derivados de estudios en las aves para
más de un puñado de fármacos, por lo que con frecuencia
suele ser necesario hacer estimaciones de las dosis necesarias de los fármacos y de las frecuencias de las dosis.
El ajuste alométrico proporciona un método para examinar las consecuencias estructurales y funcionales de los
cambios de tamaño o los ajustes entre los organismos que
por otra parte son parecidos (Schmidt-Nielson, 1984). Se
ha observado que muchas variables fisiológicas pueden
relacionarse con el peso corporal (W) mediante fórmulas
matemáticas; por ejemplo, las velocidades de producción
y consumo var ían según W0,5 y la duración de los procesos
biológicos var ía según W1 (Kirkwood, 1983). Actualmente
se ha establecido bien el uso de los principios alométricos
para ajustar los parámetros fisiológicos entre los animales de varios tamaños y se utiliza mucho para estimar las
necesidades de energía y por lo tanto las necesidades de
alimentos de los animales salvajes que viven en libertad
y en cautividad (Kirkwood y Bennett, 1992; Kirkwood,
1996). La captación, distribución y eliminación de los fármacos que se han administrado a los animales afectan de
forma parecida a los procesos fisiológicos que pueden
ajustarse alométricamente (Sedgwick, 1993). Así, cuando
se utilizan fármacos nuevos cuyas dosis no se conocen en
otras aves, es posible utilizar ecuaciones alométricas para
ayudar a calcular las dosis. Se recomienda al lector que
consulte la bibliograf ía para entender mejor las teor ías,
aplicaciones y errores del uso de los ajustes metabólicos y
extrapolar así la dosis entre diferentes especies (Kirkwood
y Bennett, 1992; Pokras et al., 1993; Sedgwick, 1993).
Aunque parece que las ecuaciones alométricas son
intimidantes, es importante ser capaz de utilizarlas para
extrapolar las dosis de los fármacos de unas especies a
otras. Una vez que se está familiarizado con este abordaje
mediante hojas de trabajo descrito por Sedgwick (1993), es
relativamente sencillo escribir los cálculos en uno de los
programas de hoja de cálculo o de base de datos que se
utilizan habitualmente y las dosis pueden calcularse rápidamente en la clínica. Esta información puede proporcionar un punto de partida para la posología de un fármaco
poco conocido y es mejor que la alternativa de adivinarla.
Aunque el rango del tamaño de las aves no es tan grande
como en otros grupos de animales, cuando consideramos
la diferencia de tamaño entre las Otididae, un pollo recién
nacido de avutarda de cresta roja (Eupodotis ruficrista)
pesa 30 g y una avutarda kori adulta grande (Ardeotis
kori) pesa 15 kg, por lo que estamos tratando con diferencias de 500 veces. Creo que se ha prestado poca atención a
la selección de las dosis para tratar a los pollos y a las aves
jóvenes con una fracción pequeña del peso de las aves
adultas y realmente debemos prestar más atención al uso
de los ajustes metabólicos para guiarnos en el cálculo de
las dosis y el intervalo de dosis adecuado según el tamaño.
En los siguientes dos ejemplos me he basado mucho en las
publicaciones de Sedgwick (1993) y Pokras et al. (1993).
El coste de energía mínimo específico (CEME) para
cualquier animal puede calcularse de la siguiente forma:
CEME K (Wkg0,75 / Wkg) K (Wkg0,25).
donde K constante de energía (tabla 5.11).
La dosis del CEME para un fármaco se calcula dividiendo la frecuencia de dosis (mg/kg) del animal de
control por el CEME del control (cuadros 5.3 y 5.4). La
frecuencia del tratamiento es el número de veces que se
administra la dosis de un fármaco a un paciente en un
día (24 h) cuando un régimen de tratamiento es un múltiplo de uno. La frecuencia del CEME es la frecuencia de
los tratamientos de un animal de control divididos entre
el CEME (v. cuadros 5.3 y 5.4). Se proporcionan dos hojas
de cálculo de ejemplo. La primera muestra cómo se extrapola un régimen de tratamiento establecido para acitromicina a partir de los seres humanos (especie de control)
en el que la frecuencia de la dosis se ha establecido
Ajuste metabólico de los fármacos
●
181
TABLA 5.11 Grupos de energía de Hainsworth (Sedgwick, 1993)
Grupo
Constante (K)
Temperatura central media (°C)
Aves paserinas
Aves no paserinas
Mamíferos placentarios
129
78
70
42
40
37
Cuadro 5.3 Ejemplo 1: dosis de CEME y frecuencia de CEME ajustando
hojas de trabajo extrapolando los regímenes de posología estándar
para acitromicina de los seres humanos a tres tipos de avutardas
diferentes según la edad y el tamaño
Cálculos del CEME en la especie de control:
La tasa de la dosis para acitromicina en un ser humano (peso corporal 70 kg) es 500 mg (7 mg/kg) cada 24 h.
Especie de control: seres humanos (peso Wkg 70 kg)
La tasa de dosis es 500 mg (7 mg/kg) cada 24 h
CEME K (Wkg0,75/Wkg) K (Wkg0,25) 24,2
La dosis de CEME es la tasa de dosis divida entre CEME 7/24,2 0,3
Dosis CEME 0,3
Frecuencia (número de intervalos de tratamiento por 24 h) 24/24 1
Frecuencia de CEME es la frecuencia dividida entre CEME 1/24,2 0,04
Frecuencia de CEME 0,04
Especie, edad y peso
CEME
Cálculos de la tasa de dosis
Cálculos de la frecuencia de dosis
Régimen
Pollo de avutarda de
cresta amarilla (0,05 kg)
78 (0,050,25) 165
165 0,3 49,5
165 0,04 6,6
50 mg cada 4 h
Avutarda hubara macho
adulta (1,5 kg)
78 (1,50,25) 70,5
70,5 0,3 21,2
70,5 0,04 2,8
21 mg cada 8 h
Avutarda kori macho
adulta (15 kg)
78 (150,25) 40
40 0,3 12
40 0,04 1,6
12 mg cada 12 h
© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Cuadro 5.4 Ejemplo 2: dosis CEME y frecuencia CEME ajustando
una hoja de trabajo extrapolando los regímenes de dosis estándar
para enrofloxacino establecidos para las avutarda hubaras adultas
de tres clases diferentes según la edad y el tamaño
Cálculos de CEME en la especie de control:
La tasa de dosis para enrofloxacino en una avutarda hubara adulta (peso corporal 1,5 kg) es 10 mg/kg cada 12 h
(Bailey et al., 1998)
Especie de control: avutarda hubara (peso Wkg 1,5 kg)
La tasa de dosis es de 10 mg/kg cada 12 h
CEME K (Wkg0,75/Wkg) K (Wkg0,25) 70,5
La dosis CEME es la tasa de la dosis dividida entre CEME 10/70,5 0,15
Dosis CEME 0,15
Frecuencia (número de intervalos de tratamiento por 24 h) 24/12 2
La frecuencia de CEME es la frecuencia dividida entre CEME 2/70,5 0,03
Frecuencia de CEME 0,03
Especie, edad y peso
CEME
Cálculos de la tasa de dosis
Cálculos de la frecuencia de dosis
Régimen
Pollo de avutarda
de cresta amarilla
(0,05 kg)
78 (0,050,25) 165
165 0,15 25
165 0,03 4,9
25 mg cada 6 h
Avutarda de cresta
amarilla hembra
adulta (15 kg)
78 (0,50,25) 93
93 0,15 14
93 0,03 2,8
14 mg cada 8 h
Avutarda kori
macho adulta
(0,5 kg)
78 (150,25) 40
40 0,15 6
40 0,03 1,2
6 mg cada 24 h
182
●
CAPÍTULO 5:
Intervenciones médicas
siguiendo ensayos farmacológicos para avutardas de distintas clases y distintas edades y tamaños. En la segunda
se muestra cómo extrapolar un régimen de tratamiento
establecido para enrofloxacino desde avutardas hubaras
adultas (especie de control) en el que la tasa de dosis se
ha establecido siguiendo ensayos farmacológicos (Bailey
et al., 1998) para avutardas de diferentes tamaños y edades. Los mejores datos para seleccionar un animal de
control a partir de los cuales extrapolar los regímenes de
tratamiento proceden de los estudios farmacocinéticos
realizados en la especie de control. Claramente, deber íamos tener más confianza en los valores de enrofloxacino
para nuestros tres tipos diferentes de avutardas, que fueron extrapolados a partir de investigaciones farmacocinéticas en avutardas hubaras (Bailey et al., 1998), en vez
de en los valores de acitromicina, que fueron extrapolados a partir de los seres humanos. La acitromicina se ha
utilizado a una dosis de 43 mg/kg cada 24 h en las psitácidas (Rupiper et al., 2000), lo que no es muy diferente
de los resultados de los cálculos alométricos. Incluso con
las limitaciones de los ajustes alométricos, creo que los
resultados de estos ejemplos ayudan a demostrar que las
dosis de los fármacos deben interpretarse con cuidado y
demuestran que una dosis de un fármaco utilizado con
seguridad en las aves adultas puede tener un efecto diferente en los pollos.
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El crecimiento excesivo de las uñas y las garras se observa
con frecuencia en las aves cautivas de varios órdenes, pero
en especial en las psitaciformes, las paseriformes y las falconiformes (figs. 5.18 y 5.19). Este trastorno está causado
por un desgaste insuficiente asociado al uso de perchas
de diámetro demasiado pequeño y a superficies de la percha demasiado suaves. Las uñas y las garras de las aves
están formadas por una envoltura queratinizada, dura,
que cubre las caras dorsal y lateral, mientras que la superficie ventral está formada por una estructura más blanda.
Las uñas y las garras se cortan utilizando cortaúñas, una
navaja multiusos con una hoja curva, un conjunto de
Figura 5.18 Sobrecrecimiento de las garras de un halcón sacre (Falco
cherrug). El uso de perchas inadecuadas, especialmente durante la
estación de la muda, suele ser responsable de este trastorno.
Figura 5.19 Sobrecrecimiento y deformación de las garras en un
halcón sacre. El corte y el remodelado regular previenen estas
deformidades.
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Clinics of North America: Small Animal Practice 21: 1241–1263.
Corte de garras/uñas y pico
limas de metal pequeñas o limas para uñas de grano fino,
según convenga (figs. 5.20-5.23). En las aves pequeñas, las
uñas que crecen demasiado se cortan utilizando cortaúñas
pequeños, de los que suelen utilizarse en los niños, y después se da forma a las uñas utilizando limas de metal en
las aves más grandes, o limas para uñas de grano fino en
las especies más pequeñas. Para recortar las garras de las
aves más grandes, en especial las aves de presa, es preferible utilizar cortaúñas de tipo guillotina de los que se utilizan habitualmente para los perros. Las garras se moldean
utilizando una navaja multiusos y utilizando una combinación de limas de metal planas y redondeadas. Para
dar forma a las garras duras también puede utilizarse
una taladradora manual de Dremel portátil que pueda
conectarse a una fresadora. Durante el proceso pueden
producirse hemorragias si las uñas o las garras se cortan
demasiado. Generalmente sólo es necesario cortar las puntas, 3 mm en las especies más pequeñas y hasta 5-8 mm en
las aves más grandes. Las hemorragias de las uñas y las
garras pueden detenerse utilizando un lápiz de nitrato de
plata, termocauterización o electrocauterización.
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183
Con mucha frecuencia, los clínicos tienen que tratar
uñas o garras desprendidas o rotas. Puede hacerse una
cubierta protectora utilizando varias capas de pegamento de cianoacrilato, polvos antibióticos y polvos de
talco (Molnar y Ptacek, 2001). Como alternativa, también
puede utilizarse pegamento de cianoacrilato y bicarbonato sódico en polvo fino para conseguir el mismo
efecto.
Los picos de las aves de jaula y de pajareras y de las
aves de presa también son propensos a crecer en exceso
debido a la falta de desgaste (figs. 5.24 y 5.25). Las
deformidades del pico, en especial en las psitaciformes,
también se observan con frecuencia y generalmente se
asocian al uso continuo del pico para colgarse, encaramarse y moverse por la jaula. Otros trastornos médicos
asociados a las deformidades del pico incluyen neoplasias, deficiencias nutricionales, infestación por ácaros
knemidocópticos y lesiones traumáticas.
El pico puede cortarse utilizando instrumentos parecidos a los que se utilizan para cortar las uñas. Los cortaúñas son muy útiles en la mayor ía de las especies.
Figura 5.20 Materiales y equipo que se utilizan habitualmente para
arreglar las garras de las aves de presa que viven en cautividad.
© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Figura 5.22 Las navajas multiusos (que habitualmente se utilizan para
cortar alfombras) equipadas con una hoja curva son herramientas muy
útiles para dar forma a las garras de los halcones.
Figura 5.21 Los cortaúñas de tipo guillotina son ideales para cortar las
garras de los halcones y las uñas de otras aves.
Figura 5.23 Las limas de uñas de grano fino dan el toque final en el
proceso de corte y remodelación de las garras. Siempre está indiciado
aplicar aceite mineral o parafina al final de la intervención.
184
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CAPÍTULO 5:
Intervenciones médicas
Figura 5.24 Halcón sacre (Falco cherrug) con un pico extremadamente
largo. No es infrecuente que los picos de estas aves se rompan durante
la alimentación.
Después de cortarlo, puede darse forma al pico utilizando limas de uñas en las especies pequeñas o una
combinación de limas de metal planas y redondeadas en
las aves grandes. En las aves con un pico duro y sólido,
como los guacamayos y las cacatúas, puede ser más adecuado utilizar una taladradora manual de Dremel con un
accesorio adecuado para lijar.
Las caras laterales del pico son propensas a las grietas y las fisuras (figs. 5.26-5.28). A veces es necesario el
limado periódico para evitar problemas más graves,
incluyendo fracturas. Es muy recomendable cortar la
punta del pico de las aves de presa cautivas utilizadas para cetrer ía al comienzo de la estación de muda.
Arreglar es el término antiguo de cetrer ía que significa
el corte y remodelado de las garras y los picos en las
falconiformes.
Figura 5.25 En cautividad, los cálaos son propensos a sufrir grietas,
fisuras y fracturas del pico, muchos de estos trastornos están
relacionados con el alojamiento, el manejo o la nutrición inadecuados y
en muchos casos con enfermedades.
Figura 5.27 Una grieta grande con una fisura difusa en la cara lateral
del pico de un halcón sacre.
Figura 5.26 Los tucanes cautivos también son propensos a sufrir
anomalías del pico, incluyendo fisuras y fracturas.
Figura 5.28 Un caso parecido en un halcón sacre que muestra un
diente tomial normal y una grieta con fisura leve más allá del pico.
Materiales e instrumental utilizados para los injertos
En la literatura se han descrito varias técnicas para
reparar grietas, fisuras y fracturas del pico (Rosskopf y
Woerpel, 1996; Altman, 1997; Clipsham, 1997). Las técnicas incluyen la reparación del pico utilizando agujas,
alambre de acero inoxidable y resinas acr ílicas y epoxi
(figs. 5.29 y 5.30).
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185
Clipsham R (1997) Beak repair, rhamphorthotics. In: Altman RB, Clubb SL,
Dorrestein GM, Quesenberry K (eds) Avian Medicine and Surgery,
pp. 773–786. WB Saunders, Philadelphia.
Molnar L, Ptacek M (2001) Traumatic injuries of beak and talon of captive
raptors. Proceedings of the European Association of Avian Veterinarians,
Munich, pp. 246–247.
Rosskopf WJ, Woerpel RW (1996) Beak repair and surgery. In: Rosskopf WJ Jr,
Woerpel RW (eds) Disease of Cage and Aviary Birds, 3rd edn, pp. 718–721.
Williams & Wilkins, Baltimore.
Reparación de plumas
Jaime Samour
Figura 5.29 Un halcón sacre con un surco unilateral profundo a un
lado del pico. Obsérvese la ausencia de un diente tomial bien definido.
La integridad de las plumas primarias o rémiges y las
plumas de la cola o rectrices es de máxima importancia
para que las especies destinadas a liberarse de nuevo a
su medio natural o para que las aves de presa utilizadas en el antiguo deporte de la cetrer ía puedan volar.
Invariablemente, las plumas tienden a doblarse o romperse durante la cautividad en los centros de rescate y
rehabilitación debido a un diseño inadecuado de la pajarera o de la jaula, a golpes durante el aterrizaje, a peleas
con las presas durante el entrenamiento o la caza, o
debido a prácticas de transporte y manejo inadecuadas.
Reparar las plumas o injertar, un término de cetrer ía
medieval, es el arte de reparar las plumas dobladas o
rotas. Las técnicas de injertos modernas implican la sustitución total o parcial de la pluma o el entablillado. Para
una sustitución de la pluma total o parcial es necesario
disponer de una pluma que sea de la misma especie, el
mismo lado (p. ej., pluma de ala), tamaño, sexo, edad y
color. Los centros de rescate y rehabilitación, los entusiastas de la cetrer ía y los hospitales veterinarios dedicados a
las rapaces generalmente disponen de una colección de
plumas de las mudas y plumas obtenidas de cadáveres.
Se recomienda realizar la exploración y la reparación de
las plumas bajo anestesia inhalatoria general.
Materiales e instrumental
utilizados para los injertos
© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
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Figura 5.30 El mismo halcón después de reparar el pico. El surco
se preparó llenando los bordes para crear un lecho adecuado para
rellenarlo. En este caso se utilizó acrílico dental para rellenar la
deficiencia y se utilizaron pinturas acrílicas para dar color al pico.
También puede reparase el pico utilizando varias capas de pegamento
de cianoacrilato y polvo de bicarbonato sódico fino.
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BIBLIOGRAFÍA
Altman RB (1997) Beak repair, acrylics. In: Altman RB, Clubb SL, Dorrestein
GM, Quesenberry K (eds) Avian Medicine and Surgery, pp. 787–799. WB
Saunders, Philadelphia.
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Tijeras de punta fina, cortantes, pequeñas, de 130 y
160 mm de longitud.
Cortaúñas de guillotina, mediano y grande (p. ej.,
para gatos y para perros).
Agujas de injertar, realizadas con horquillas de acero,
grandes, 50 1,5 mm, medianas de 40 1,5 mm,
cortas, 30 1,5 mm, finas, 25 1 mm.
Pinzas para el pelo (aluminio) de 90 mm de longitud.
Limas de uñas, gruesas y finas.
Pegamento de cianoacrilato, en tubo, 2 g.
Pegamento de epoxi, de secado rápido (5 min), tubos
dobles, 4,2 g.
Bicarbonato sódico, en polvo, fino.
Alicates curvados, de punta fina, de 130 mm de longitud.
186
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CAPÍTULO 5:
Intervenciones médicas
Alicates, de 200 mm de longitud.
Hilo de metal plano, de 150 mm de longitud, unido a
un mango de plástico.
Brochetas para barbacoa, palillos de bambú, de
diferentes diámetros (las brochetas para barbacoa son
ideales).
Palitos de aluminio, agujas de punto, de los números
14 (2 mm), 13 (2,2 mm), 12 (2,5 mm), 11 (3 mm),
10 (3,2 mm) y 9 (3,7 mm).
Navaja multiusos, con hojas intercambiables y punta
fina.
Cartulinas, finas, cuadradas, de 5 5 cm.
Reparación de las plumas
dobladas
El tratamiento para corregir las plumas dobladas var ía
dependiendo de la gravedad de la lesión. Generalmente,
en los casos leves las plumas dobladas pueden estirarse
aplicando vapor durante unos minutos con una olla hirviendo. En la mayor ía de los casos graves es necesario
aplicar agua caliente directamente sobre la zona afectada y estirar el eje de la pluma mediante manipulación
digital. Puede producirse una flexión de moderada a
intensa a diferentes niveles del eje. Las plumas dobladas se reparan utilizando la técnica de entablillado (figs.
5.31-5.38). El doblez se estira sobre su eje dorsoventral o
laterolateral con un par de alicates eléctricos curvos, de
punta fina. La cara ventral del eje de la pluma se corta
entonces 12-15 mm en cada dirección desde el doblez.
Se coloca una pequeña cantidad de algodón en el surco
que se ha creado y se fija firmemente con pegamento
de cianoacrilato. Cuando el pegamento se combina con
el algodón, se crea un entramado de refuerzo interno
fuerte. La superficie ventral del eje de la pluma alrededor del doblez se lima con una lima fina para uñas. Se
unta una capa fina de pegamento de cianoacrilato sobre
la zona aproximadamente 10 mm a cada lado del doblez.
Figura 5.31 Materiales e instrumental utilizados por el autor para
reparar las plumas.
Figura 5.32 Vista ventral del ala derecha de un halcón sacre (Falco
cherrug) que muestra las primeras tres plumas (clasificación de cetrería
árabe) con fracturas parciales que producen un doblez grave en el
centro del eje. Este tipo de fracturas se produce con frecuencia cuando
los halcones golpean la percha o la tierra durante las peleas con sus
presas.
Figura 5.33 El primer paso consiste en hacer una incisión longitudinal
sobre la fractura que se extiende aproximadamente 10 mm en cada
dirección de la fractura. La incisión debe incluir sólo la capa superior
del eje de la pluma.
Figura 5.34 El doblez se estira sobre sus caras dorsoventral y
laterolateral utilizando unos alicates curvados de punta fina. Se inserta
un tapón alargado de algodón haciendo una presión suave dentro del
eje de la pluma utilizando el lado romo de una navaja multiusos.
© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Sustitución parcial de plumas
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187
Figura 5.35 Se coloca una pequeña cantidad de pegamento de
metacrilato directamente sobre la incisión, impregnando el tapón de
algodón. Se aplica presión lateralmente sobre la incisión utilizando
unos alicates curvados de punta fina hasta que se seca el pegamento.
Cuando la bola de algodón impregnada en pegamento se seca
proporciona un refuerzo interno fuerte para el eje de la pluma dañada.
Figura 5.37 La superficie superior de la capa que se ha creado se lima
utilizando una lima para uñas fina. Esta intervención puede repetirse
dos o tres veces para crear una capa tan densa como sea necesario.
Figura 5.36 La superficie del eje de la pluma alrededor de la incisión
se lima utilizando una lima de uñas. Se aplica en la zona una capa fina
de pegamento de metacrilato. Se espolvorea una pequeña cantidad de
bicarbonato sódico directamente sobre la superficie del pegamento.
El polvo se une al pegamento, creando una capa dura parecida al
cemento sobre el doblez.
Figura 5.38 Ahora las plumas están reparadas con una férula de
refuerzo dura formada sobre la fractura original. La férula externa es
translúcida, por lo que no es necesario colorearla.
Se aplica una pequeña cantidad de bicarbonato sódico
directamente sobre la superficie del pegamento fresco. El
bicarbonato sódico se une con el pegamento creando una
capa dura de tipo cemento sobre el doblez. La intervención puede repetirse dos o tres veces para crear una capa
tan gruesa como sea necesario. La superficie y los bordes
de la capa nueva que se ha creado se liman con una lima
de uñas fina. La férula externa es translúcida, por lo que
no es necesario colorearla.
parte distal de la pluma. Si la fractura es completa y el
fragmento de pluma se ha perdido, puede conseguirse
un fragmento parecido de una pluma de un donante. A
la inversa, si el fragmento está disponible, puede volver
a unirse. En ambos casos, los extremos de los fragmentos
se alisan con unas tijeras de punta fina y una lima fina
para uñas para que la unión sea casi perfecta. Se inserta
cuidadosamente una aguja de injerto previamente preparada, hecha con una horquilla de acero, de la longitud y el diámetro adecuados, en ambos fragmentos para
hacer un canal estrecho. También puede utilizarse con
el mismo fin una broca de diámetro fino. Entonces la
aguja se fija al fragmento con una pequeña cantidad de
pegamento de cianoacrilato. El fragmento se une al resto
de la pluma y se comprueba si la alineación es correcta.
Después se aplica más pegamento en el extremo libre de
la aguja del fragmento, que entonces se une al resto de la
pluma (figs. 5.39 y 5.40). Debe aplicarse presión sobre el
Sustitución parcial
de plumas
La sustitución parcial de plumas está indicada si se ha
producido una fractura en la parte central del eje o en la
188
●
CAPÍTULO 5:
Intervenciones médicas
Sustitución total de plumas
La sustitución total de plumas está indicada cuando la
pluma se ha roto en la región proximal del eje de la pluma
(figs. 5.41-5.50). Tras explorar y determinar el número de
plumas que hay que sustituir, el área debe prepararse.
Primero, las plumas coberteras se doblan hacia atrás y se
sujetan en su lugar utilizando cinta adhesiva de 2,4 cm
Figura 5.39 Este halcón sufrió fracturas de las tres primeras plumas
primarias (cetrería árabe), con pérdida de fragmentos distales. Deben
conseguirse fragmentos parecidos de plumas de un donante con el fin
de mantener la simetría bilateral y asegurar un rendimiento adecuado
del vuelo.
Figura 5.41 Materiales, instrumental y equipo utilizados por el autor
para la sustitución completa de las plumas.
Figura 5.40 Un halcón peregrino (Falco peregrinus) sufrió una fractura
de una pluma cobertera, con pérdida del fragmento distal. El fragmento
se fijó utilizando una aguja de injerto previamente preparada fabricada
con una horquilla de acero.
sitio del injerto con unos alicates eléctricos de punta fina
durante aproximadamente 30 s para que el pegamento se
seque. Las caras dorsal y ventral de la línea de fractura
se liman con una lima para uñas fina. En la sustitución
parcial es muy recomendable aplicar una férula externa
ventral, fabricada con varias capas de pegamento de cianoacrilato y bicarbonato sódico, además del método descrito arriba, para obtener un resultado más satisfactorio
y eficaz. La cara dorsal del sitio del injerto puede colorearse si es necesario con un rotulador. El inconveniente
principal de este método es que la pluma tiende a volver
a romperse cerca de la punta de la aguja de injerto r ígido
cuando se somete a tensión.
Figura 5.42 Clasificación según la cetrería árabe de las plumas de las
alas y la cola.
Sustitución total de plumas
Figura 5.43 Vista ventral del ala izquierda de un halcón sacre que
muestra una fractura de la pluma secundaria (clasificación de la
cetrería árabe), con pérdida de un segmento de un tercio distal.
© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Figura 5.45 Se aplica una pequeña cantidad de pegamento caliente
directamente en el eje de la pluma nueva que se ha seleccionado.
Se inserta inmediatamente en el eje una aguja de injerto de aluminio
del diámetro adecuado, ya que el pegamento tiende a secarse en
segundos.
●
189
Figura 5.44 Se ha conseguido una pluma adecuada, teniendo en
cuenta la especie, el sexo, la edad y el tamaño del individuo, y el color
y las marcas de la pluma. La pluma se mide y se corta asegurándose
de que se mantiene la simetría bilateral.
Figura 5.46 Entonces se injerta la pluma dentro del eje hasta el doble
de la longitud comprobada y en el ángulo correcto.
Figura 5.47 Se prepara pegamento epoxi de secado rápido y se
inserta dentro del eje utilizando una jeringa de tuberculina. Obsérvese
que se ha colocado una pequeña cartulina detrás del sitio de trabajo
para evitar que el pegamento se derrame sobre las plumas adyacentes.
Figura 5.48 Entonces se coloca la nueva pluma dentro del eje y
el pegamento epoxi que sobra se limpia utilizando bastoncillos de
algodón.
para exponer la base del eje. La pluma rota se corta aproximadamente a 15-25 mm desde la piel con un cortaúñas. La
nueva pluma se coloca en su sitio para evaluar la longitud, asegurándose de que se conserva la simetr ía bilateral
con el ala opuesta cuando se sustituye una pluma del
ala o con el lado opuesto si se sustituye una pluma
de la cola. Si la pluma del lado opuesto se ha perdido,
el veterinario o el técnico deben seguir el patrón caracter ístico del ala o la cola de esa especie. Por ejemplo, en
un halcón peregrino, la primaria 10 (número 1 en cetrer ía árabe) es aproximadamente 5-8 mm más corta que
la primaria 9 (número 2 en cetrer ía árabe) (v. fig. 5.42).
190
●
CAPÍTULO 5:
Intervenciones médicas
Figura 5.50 Se colocan pinzas para el pelo para asegurar que las
plumas permanecen en la posición correcta mientras se seca el
pegamento.
injerto deben limpiarse por completo utilizando bastoncillos de algodón, y después se aplica una pequeña
cantidad de bicarbonato sódico para terminar el proceso de limpieza. El ala o la cola deben colocarse en su
posición anatómica natural, y todas las plumas deben
sujetarse con pinzas para el pelo hasta que se seque el
pegamento.
Es fundamental asegurarse de que la varilla de bambú
hecha con una brocheta de barbacoa se sumerge en agua
antes de utilizarse, ya que las varillas de bambú viejas y
secas son muy frágiles. Las espigas de bambú también
pueden hacerse con tallos de bambú verdes cortados
frescos. También pueden utilizarse varillas de aluminio
de peso ligero para el mismo fin. Estas pueden fabricarse
con agujas de hacer punto, que se encuentran normalmente en las mercer ías y en las tiendas de manualidades y están disponibles en diferentes diámetros. Estas
son las agujas que prefiero utilizar. Estas agujas tienen
varias ventajas. Primero, las agujas de punto son baratas y es fácil conseguirlas; segundo, las varillas que se
hacen con estas agujas pueden cortarse y se les puede
dar forma utilizando herramientas de ferreter ía normales, como con alicates duros y limas planas, por ejemplo;
tercero, y más importante, las varillas pueden doblarse
para asegurar una alineación adecuada. Recientemente
se ha publicado una revisión útil y exhaustiva sobre las
diferentes técnicas utilizadas para reparar y sustituir las
plumas (Remple, 2003). Se describe metódicamente una
nueva técnica para los quistes de las plumas y la reparación bajo la piel.
En las figuras 5.51-5.53 se ilustra una técnica relacionada para adaptar un equipo de telemetr ía a las plumas
de la cola de un halcón con el fin de localizarle mientras
vuela libremente.
Es esencial tener unos conocimientos ornitológicos
generales para sustituir las plumas correctamente. La
pluma se corta, y se prepara una varillas de bambú de
aproximadamente 80-100 mm de longitud afilando
ambos extremos hasta aproximadamente el diámetro del eje de la pluma nueva y el eje vacío del ala. La
espiga de madera se pega primero dentro del eje de la
pluma nueva con epoxi de secado rápido. Después se
inyecta más pegamento con una jeringa de tuberculina
de 1 mm dentro del eje, asegurándose de que la pluma
está correctamente alineada. Las fracturas del extremo
proximal de las plumas en crecimiento (p. ej., plumas
«verdes» o «de sangre») se corrigen aplicando primero
un tapón hecho con una bola de algodón durante unos
días y esperando hasta que el folículo de la pluma ha
dejado de sangrar. Las pinzas de cocodrilo pequeñas,
que habitualmente se utilizan para retirar los cuerpos
extraños del oído, son adecuadas para retirar el tapón de
algodón. Cuando la hemorragia se ha detenido y se considera que el eje de la pluma ha crecido completamente,
se une una pluma nueva utilizando la técnica descrita anteriormente. Debe colocarse un trozo pequeño
de cartulina debajo del sitio del injerto para impedir
que el pegamento se extienda hasta las plumas adyacentes. Los restos de pegamento alrededor del sitio del
Figura 5.51 Actualmente se utilizan mucho los transmisores de radio
y los equipos de telemetría en el deporte de la cetrería. Un kit para la
cola consta de un radiotransmisor de pilas, pequeño, que se adapta
a un aéreo largo y se monta sobre un clip de acero inoxidable, y una
pinza de las plumas de la cola. En la fotografía se muestran distintos
tipos de pinzas para plumas y herramientas de fijación, junto con un
radiotransmisor.
Figura 5.49 Se aplica una pequeña cantidad de bicarbonato sódico en
el sitio de trabajo para que se aglutine con los residuos de pegamento.
Recorte y corte de las alas
Figura 5.52 Fijación de una pinza de plumas de la cola Marshal® a
un halcón peregrino utilizando una herramienta de fijación Marshal®
especializada. La pinza se fija en la pluma cobertera central. Algunos
operadores prefieren añadir una pequeña cantidad de pegamento
epoxi para asegurar una sujeción adecuada.
© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Figura 5.53 El radiotransmisor se ha fijado en la cola del halcón. El uso
del equipo de telemetría permite al cetrero localizar al halcón cuando
vuela durante una sesión de entrenamiento o mientras vuela para cazar.
●
191
Figura 5.54 El recorte de las alas es una intervención de avicultura
muy simple que se realiza para impedir que las aves vuelen. El
inconveniente principal de esta intervención es que el vuelo sólo se
altera durante un período de tiempo relativamente corto. El ala del ave
se extiende completamente para prepararse para la intervención. (Por
cortesía del Dr. T. A. Bailey.)
Figura 5.55 El recorte de las alas se realiza simplemente cortando un
poco las plumas primarias sólo de un ala, utilizando unas tijeras fuertes
o una cizalla para vendaje. (Por cortesía del Dr. T. A. Bailey.)
BIBLIOGRAFÍA
Remple JD (2003) Feather tricks: practical pearls for the avian practitioner.
Proceedings of the European Association of Avian Veterinarians, Tenerife,
pp. 185–190.
Recorte y corte de las alas
Jaime Samour
El recorte y el corte de las alas son técnicas diseñadas para impedir que las aves vuelen. Están indicadas cuando las aves como las aves acuáticas, grullas,
cigüeñas y flamencos se alojan en corrales abiertos, o
las especies terrestres muy nerviosas se mantienen en
pajareras grandes. El recorte de las alas se realiza cortando simplemente un poco las plumas primarias de un
ala solamente, utilizando unas tijeras fuertes (figs. 5.54
y 5.55). Se recomienda dejar intactas la primera y la
segunda plumas, puesto que dan al ala cerrada un
aspecto más natural. Siempre debe evitarse el corte
excesivo (fig. 5.56), puesto que el objetivo del recorte
del ala es impedir que el ave realice un vuelo enérgico
y sostenido, pero no impedir que el ave vuele del todo.
Un recorte excesivo podr ía producir accidentes si el ave
es incapaz de escapar de los compañeros de jaula o de
192
●
CAPÍTULO 5:
Intervenciones médicas
Figura 5.56 En este caso se cortaron todas las plumas primarias. Sin
embargo, se recomienda que se dejen intactas la primera y la segunda
plumas, puesto que cuando el ala está cerrada da un aspecto más
natural. (Por cortesía del Dr. T. A. Bailey.)
Figura 5.57 El corte de las alas es una intervención relativamente
fácil cuando se realiza en aves jóvenes. La técnica se basa en la
amputación de la punta del ala justo por debajo de la articulación
carpiana utilizando unas tijeras. No es necesaria la anestesia. La
hemorragia puede detenerse utilizando lapiceros de nitrato de plata o
pegamento quirúrgico comercialmente disponible. (Por cortesía del
Dr. T. A. Bailey.)
moverse libremente dentro del recinto. El recorte del ala
debe realizarse sólo cuando las plumas han crecido completamente, puesto que cortar las plumas «verdes» o «de
sangre» produce una hemorragia profusa. El inconveniente principal de esta intervención es que sólo impide
el vuelo un per íodo de tiempo relativamente corto. Es
necesario coger a las aves cada 2 o 3 meses para realizar
otra vez esta intervención.
Existen técnicas más permanentes para impedir que
las aves vuelen, incluyendo la patagiectomía, tenotomía
y tenectomía de los tendones extensores, neurectomía,
fusión de la articulación carpiana mediante cerclaje y
sujeción (fig. 5.57). La mayor ía de estas técnicas (tenotomía, tenectomía) no son fiables, y las aves son capaces de
volar en un corto espacio de tiempo. Otras técnicas, como
la patagiectomía, la fusión de la articulación carpiana y
la neurectomía son caras y requieren mucho tiempo. Por
lo tanto, el corte es el método que más se utiliza en los
aviarios y los zoológicos de todo el mundo.
Idealmente, el corte debe realizarse cuando las aves
tienen alrededor de 1 semana de edad. La intervención a
esta edad es relativamente simple y se realiza utilizando
sólo unas tijeras. El ala del ave se corta por el extremo
proximal del hueso metacarpiano, aunque esto a veces es
dif ícil de evaluar en aves tan jóvenes. Generalmente, el
muñón seccionado no sangra, pero es muy recomendable tener preparado un pegamento quirúrgico comercial
para aplicarlo en la herida en caso de hemorragia.
En las aves adultas, el corte de las alas es una intervención quirúrgica mucho más larga. La cirugía debe
realizarse bajo anestesia completa. El área alrededor de
la articulación metacarpiana se prepara para la cirugía y
se hace una incisión circular sobre la piel, alrededor de
2-5 cm desde la articulación dependiendo del tamaño
del ave. Se ha recomendado ligar los vasos sanguíneos
más grandes antes de seccionar el músculo y los tendones. Después se cortan los huesos utilizando una sierra
ortopédica. La piel se sutura mediante una sutura en
bolsa de tabaco o suturas discontinuas simples. Después
se colocan un apósito y un vendaje en la punta del ala.
Una alternativa a este método consiste en amputar la
punta del ala desarticulando la articulación carpiana en
vez de seccionando la punta del ala justo por debajo de
la articulación. La alula se deja en su sitio para conseguir
un aspecto más natural.
Lewandowski y Sikarskie (1996) describieron una técnica de corte diferente. El área alrededor de la articulación metacarpiana se infiltra primero con un anestésico
local y después se aplica una cinta de caucho de castración justo por encima del sitio de la incisión. La piel y
los tejidos subyacentes, incluyendo los huesos, se cortan
utilizando un cortahuesos de doble acción. Entonces se
aplica un apósito y un vendaje al muñón. No se consideran necesarias las suturas. Más recientemente, se ha
descrito una técnica para impedir el vuelo a las palomas
y las cacatúas. El ave se coloca en decúbito esternal y se
hace una incisión quirúrgica sobre el hombro. Después
de desbridar los músculos, se hace una disección roma
del tendón del músculo supracoracoides y se retira una
pequeña sección, de aproximadamente 4-5 mm. La fascia muscular y la piel se suturan. Después de la intervención, ninguna de las aves pudo realizar la extensión
dorsal normal del ala, pero todas pudieron volar cuando
se las llevó al exterior. Los autores concluyeron que ni la
tenectomía unilateral ni bilateral del músculo supracoracoides fueron métodos eficaces para impedir que volaran
las palomas y las cacatúas (Degernes y Feduccia, 2001).
BIBLIOGRAFÍA
Lewandowski AH, Sikarskie JG (1996) Pinioning. A quick and simple
technique. 1st International Conference of Zoo and Avian Medicine: pp. 414–415.
Degernes LA, Feduccia A (2001) Tenectomy of the supracoracoideus muscle
to deflight pigeons (Columba livia) and cockatiels (Nymphicus hollandicus).
Journal of Avian Medicine and Surgery 15: 10–16.
Vendajes y apósitos
Vendajes y apósitos
Judith C. Howlett
La aplicación de un vendaje es una habilidad para la que los
veterinarios y los técnicos veterinarios deben ser competentes. Un vendaje debe ser cómodo para el paciente, parecer
© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Figura 5.58 «Vendaje en balón» en las patas de un halcón sacre (Falco
cherrug) recientemente operado de pododermatitis. (Por cortesía del
Dr. J. Samour.)
Figura 5.60 La misma ave de la figura 5.59 en la que se muestra la
forma correcta de anclar el vendaje al ala para que no se resbale. El
autor utiliza actualmente un vendaje adhesivo, como Vetrap® en vez de
Sleek®, como la elección preferida para la capa terciaria.
●
193
profesional y servir para la finalidad para la que se ha diseñado. Deben seguirse varios principios para evitar complicaciones. Deben estar suficientemente acolchados, aplicarse
de forma uniforme y cómoda y en tres capas, y colocarse
evitando el tejido de granulación o el epitelio nuevamente
formados. Existen muchos vendajes y apósitos disponibles,
de los más simples a los más sofisticados, algunos de los
cuales se enumeran a continuación (figs. 5.58-5.63).
Figura 5.59 Apósito y vendaje aplicados al ala de una avutarda hubara
(Chlamydotis undulata) tras sujetarle el ala.
Figura 5.61 Un grupo de avutardas hubaras con vendajes protectores
del ala bilaterales. Estos vendajes se fijan a las alas de las aves
que acaban de llegar para impedir lesiones durante el período
de adaptación. Las aves de la fotografía se albergaron en unas
instalaciones de cuarentena del National Avian Research Center,
Emiratos Árabes Unidos.
194
●
CAPÍTULO 5:
Intervenciones médicas
Figura 5.62 Vendaje en 8 en el ala de un halcón sacre (Falco cherrug)
aplicado inmediatamente después de la cirugía para estabilizar una
fractura del cúbito. Es necesario tratar cuidadosamente este tipo de
vendaje para evitar lesionar la membrana patagial.
Funciones de los apósitos
y los vendajes
Figura 5.63 Un vendaje simple aplicado al ala de un halcón sacre
tras la cirugía para inmovilizar una fractura del radio. En este caso se
colocó una aguja intramedular única junto con el vendaje. Este vendaje
consta de dos anillos realizados con cinta adhesiva de 2,4 cm con
el fin de sujetar las plumas primarias en su lugar y de impedir que el
halcón abra el ala. Este es el vendaje de elección que se utiliza en las
alas de los halcones tras la cirugía en nuestro hospital para reducir e
inmovilizar las fracturas del cúbito y/o el radio.
Protección
●
●
●
●
Proteger las heridas tras la cirugía y prevenir la
desecación.
Proporcionar aislamiento térmico.
Impedir que se causen heridas con pico y las garras.
Proteger las heridas de microorganismos patógenos.
Presión
●
●
Como una primera medida complementaria para
prevenir la hemorragia y el edema y reducir el
espacio muerto.
Para reducir la inflamación tras traumatismos o
cirugía.
Apoyo
●
●
●
Como una primera medida complementaria para
minimizar la lesión mayor de una fractura simple.
Para inmovilizar la parte afectada y por lo tanto
aliviar el dolor tras la cirugía o un traumatismo.
Para mantener los catéteres intravenosos e intraóseos.
Absorción, entorno húmedo,
sujeción en su lugar
●
Los apósitos absorben los exudados y ayudan a
desbridar la superficie de la herida.
●
●
Los apósitos ayudan a mantener un entorno húmedo
para fomentar la granulación y la reepitelización tan
rápidamente como sea posible.
Un vendaje correcto mantiene un apósito en su lugar.
Comodidad
●
Para proporcionar comodidad al paciente.
Otras características
de un apósito ideal
●
●
●
●
●
●
●
●
●
●
Baja adherencia o sin adherencia.
Que requieran cambios poco frecuentes.
Libre de partículas contaminantes.
Seguro de utilizar (no tóxico, no sensibilizante, no
alergénico).
Cómodo y moldeable.
Buenas caracter ísticas de absorción (heridas que
exudan).
Impermeable a microorganismos.
Estéril.
Disponible en un rango adecuado de tamaños/formas.
Buena relación precio/eficacia.
Objetivos de manejo del tratamiento de la herida
© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Proceso de selección
El apósito correcto para tratar las heridas depende no sólo
del tipo de herida sino también de la fase del proceso de
cicatrización. Cuando se selecciona un apósito, es esencial
tener buenos conocimientos del proceso de cicatrización
de las heridas, además de conocer las propiedades del
apósito disponible. El éxito del tratamiento de la herida
requiere tener en cuenta estos dos factores juntos. Muchos
de los principios y técnicas del tratamiento de las heridas
y del vendaje de los mamíferos se aplican a las aves, aunque tienen que considerarse las diferencias anatómicas.
Continuamente se están desarrollando materiales para
apósitos para heridas de los seres humanos gracias a que
aumentan los conocimientos sobre el proceso de cicatrización. Los nuevos apósitos mantienen las heridas húmedas
e impiden la formación de costras, lo que aumenta significativamente la velocidad de la reepitelización. La adaptación de estos productos a la medicina aviaria ha mejorado
significativamente el tratamiento y la cicatrización de las
heridas.
Tras la evaluación inicial del tipo de herida y la estabilización adecuada (si es necesario) del ave, es esencial
lavar la herida para eliminar tanto los restos visibles
como los microscópicos antes de colocar ningún apósito.
En medicina humana, el líquido preferido para irrigar
las heridas es el suero salino normal o incluso el agua
del grifo, ya que no son tóxicos para los tejidos. El uso de
antibióticos para enjuagar las heridas es controvertido,
y las soluciones fuertes de antisépticos como clorhexidina pueden ser tóxicas para los tejidos en cicatrización,
un anacronismo que debe evitarse. Algunos apósitos se
comercializan especialmente como fármacos limpiadores de heridas. Los estudios han demostrado que los
limpiadores de heridas realmente no eliminan las bacterias, sino que simplemente las redistribuyen. Después
de lavar la herida, pueden desbridarse los tejidos no
viables.
La profesión médica ha «redescubierto» recientemente
la miel, un remedio antiguo para tratar las heridas infectadas. Después de una investigación de 10 años realizada
en hospitales de Australia, Nueva Zelanda y el Reino
Unido en 2006, Medihoney™ lanzó dos nuevos productos
para el cuidado de las heridas basados en la miel. Existen
varios informes publicados que describen la eficacia de la
miel para reducir las infecciones de las heridas, sin efectos
adversos, y también hay algunas pruebas que indican que
la miel puede fomentar activamente la cicatrización.
Es una buena práctica utilizar métodos estandarizados para evaluar las heridas para asegurar que la información útil se documenta de forma fiable y consistente.
Evaluación de heridas
La evaluación de las heridas debe incluir:
●
●
●
●
Localización de la herida.
Causa de la herida.
Forma.
Etiología.
●
●
●
●
195
Tipo de tejido:
1. Necrosado (generalmente negro, cubierto de
epidermis desvitalizada).
2. Icoroso (contiene una capa de líquido viscoso con
células muertas, de color amarillento).
3. Clínicamente infectado/maloliente (de color
amarillento/verdoso).
4. De granulación (tejido de granulación muy
vascularizado, de aspecto rojizo).
5. De epitelización (se observan pruebas de los
bordes de la herida de color rosado).
Tamaño.
Exudado.
Objetivos de manejo
del tratamiento de la herida
Herida necrosada seca. Desbridar y proporcionar un
entorno húmedo para la herida.
● Herida icorosa. Limpieza, desbridamiento, absorción,
llenar el espacio muerto y proporcionar un entorno
húmedo para la herida.
● Herida con mucho exudado. Controlar las grandes
cantidades de exudado para ayudar a prevenir la
maceración a la vez que se mantiene un entorno
húmedo para la herida.
● Heridas de cavidades. Proteger, hidratar y llenar un
espacio muerto.
● Heridas con granulación/epitelización. Proteger, llenar el
espacio muerto y proporcionar un entorno húmedo
para la herida.
● Desgarro de la piel. Proteger, fijar, absorber y
proporcionar un entorno húmedo para la herida.
● Quirúrgica. Proteger, absorber y proporcionar un
entorno húmedo para la herida.
Las tres capas principales del vendaje y los apósitos se
resumen en la tabla 5.12.
●
●
●
●
Capa primaria o de apósito: el apósito que está en
contacto con la herida. Debe ser estéril, mantenerse en
su sitio en contacto con la herida aunque el paciente
se mueva y proporcionar un clima húmedo para la
herida, así como ayudar al desbridamiento y fomentar
la granulación y la reepitelización.
Capa secundaria: para la absorción de líquidos y
exudados de la herida, acolchar la herida para
protegerla de traumatismos, sujetar o inmovilizar
una extremidad y proporcionar protección para las
fracturas subyacentes.
Capa terciaria: sirve para sujetar las otras capas en
su sitio, proporciona presión y mantiene las capas
internas protegidas del entorno.
Cuidados de los vendajes
●
●
Los vendajes deben protegerse de la suciedad y de la
humedad.
Es necesaria una buena observación para comprobar si
el vendaje o el apósito se han movido y la presencia de
úlceras, olores desagradables, descargas y decoloración.
196
●
●
CAPÍTULO 5:
Intervenciones médicas
Hay que impedir que el ave interfiera con el vendaje;
en las psitácidas puede ser necesario utilizar un collar
isabelino o un dispositivo parecido para sujetar el
cuello.
●
La mayor ía de los apósitos pueden dejarse en el sitio
durante 3 a 7 días y no deben moverse para mantener
la temperatura y la humedad constante e impedir
el acceso de bacterias. Si las heridas se infectan o el
apósito se contamina, es imprescindible cambiarlo.
TABLA 5.12 Materiales de los apósitos
Apósito: marca y fabricante
Descripción y aplicación
CAPA PRIMARIA
Apósitos adhesivos
Malla fina y almohadillas de tejido abierto y torundas de gasa
Apósitos antimicrobianos
Actisorb® plus (Johnson & Johnson)
Actisorb® Silver 220 (Johnson & Johnson)
Acticoat™ con Silcryst™ (Smith & Nephew)
Inadine® (Johnson & Johnson)
Apósitos de alginato cálcico
Sorbsan (Pharma-Plast Ltd, Steriseal Division)
Sorbsan Plus (Pharma-Plast Ltd)
3M™ Tegagen™ Alginate Dressing (3 M Health Care Ltd)
Kaltostat® (ConvaTec Ltd)
Kaltogel® (ConvaTec Ltd)
AlgiSite™ M (Smith & Nephew)
Melgisorb® (Mölnlycke)
Apósitos de colágeno
Apósitos y partículas de Collamend (Genitrex Animal Health and
Nutrition)
Miel
Medihoney™ Antibacterial Wound Gel
Medihoney™ Antibacterial Medical Honey
Apósitos hidrocelulares (espuma)
Allevyn™ (Smith & Nephew)
Allevyn™ Cavity Wound Dressing (Smith & Nephew)
Tielle® (Johnson & Johnson)
Lyofoam (Seton Healthcare Group)
Mepilex® (Mölnlycke)
Vendaje de húmedo a seco. Torundas de gasa empapadas en suero
salino caliente con cambios diarios que pueden utilizarse en los primeros
3 a 4 días en las heridas abiertas, muy contaminadas, para favorecer el
desbridamiento y la eliminación del tejido necrosado. Después pueden
utilizarse apósitos hidroactivos
Los inconvenientes de los apósitos húmedos a secos son que el entorno
húmedo puede favorecer el crecimiento de bacterias y el cambio
regular del apósito puede alterar el proceso de cicatrización. Desde que
empezaron a utilizarse los hidrogeles y los hidrocoloides, se han quedado
obsoletos
Adecuados para las heridas con descargas purulentas y contaminadas.
Contienen carbón activado y plata, que inhiben el crecimiento bacteriano.
El apósito crea un entorno favorable para la cicatrización eficaz de la
herida mediante la adsorción y eliminación de microorganismos que
contaminan e infectan las heridas. El carbono activado también se une a
las endotoxinas bacterianas
Acticoat™ con nanocristales de Silcryst™ actúa de una forma similar a
Actisorb® Silver 220
Apósito para heridas antimicrobiano tópico impregnado con un ungüento
que contiene povidona yodada al 10% (PVP-I). Las moléculas de
povidona proporcionan una liberación sostenida de yodo
Apósito de alginato biodegradable muy absorbente derivado de algas
marinas que se aplican para limpiar varias lesiones secretoras; se
consigue una gran absorción a través de un gel hidrófilo fuerte que limita
las secreciones de la herida y minimiza la contaminación bacteriana.
Las fibras de alginato atrapadas en una herida pueden biodegradarse
fácilmente. Estos apósitos de cavidad se presentan en varias formas
(cuerdas, cintas, relleno) dependiendo del producto. Área de uso: heridas
icorosas, heridas de cavidad, no adecuado para heridas necrosadas
secas o heridas infectadas. La mayoría requiere un apósito secundario
Contiene colágeno y puede utilizarse con hidrogeles y apósitos MVP.
Adecuado para su uso con heridas por desenguantado, quemaduras
y laceraciones. Las partículas ofrecen un contacto excelente con la
superficie de la herida, pueden absorber 60 veces su propio peso en
líquidos; ayudan a eliminar exudados y materiales infecciosos de la
herida; actúan como un agente desbridador enzimático. Los apósitos son
membranas de colágeno porosas que pueden utilizarse sobre cualquier
tipo de herida y en cualquier fase de cicatrización. Producen líquido
que contiene factores de crecimiento. Interactúan con el lecho de la
herida para formar un entorno óptimo para la cicatrización de la herida.
Proporcionan una matriz para la epitelización celular
Antibacterial Wound Gel y Antibacterial Medical Honey vienen envasados
en tubos de un solo uso. El gel es muy viscoso y se recomienda para
utilizarlo en úlceras, zonas quirúrgicas y quemaduras. Las heridas
profundas, las heridas con senos y necrosadas, y quirúrgicas se tratan
mejor con miel
Estos productos constan de una espuma de poliuretano hidrófoba o
una película con espuma de poliuretano con o sin bordes adhesivos.
El lado del apósito que está en contacto con la piel se ha tratado con
calor para colapsar las células de la espuma y así permitir que absorba
líquidos mediante capilaridad. Los apósitos son permeables a los gases
y al vapor de agua, pero resisten la penetración de soluciones acuosas y
exudados de la herida. Cuando se utilizan, los apósitos absorben sangre
u otros líquidos tisulares y el componente acuoso se pierde mediante
evaporación a través de la parte posterior del apósito. El apósito
mantiene un entorno húmedo y caliente en la superficie de la herida, que
contribuye a la formación de tejido de granulación y a la reepitelización.
La mayoría de las espumas son adecuadas para las heridas con exudado
de ligero a medio. Pueden mantenerse en su sitio con esparadrapo o
un vendaje: generalmente no se requiere un apósito secundario. No se
recomienda para las heridas secas o superficiales
Objetivos de manejo del tratamiento de la herida
●
197
TABLA 5.12 Materiales de los apósitos (cont.)
Apósito: marca y fabricante
Hidrocoloide o apósitos hidroactivos
Granuflex® (ConvaTec)
DuoDerm® (ConvaTec)
DuoDerm® ExtraThin (ConvaTec)
Comfeel Hydrocolloid Dressing (Coloplast)
3M™ Tegasorb™ Hydrocolloid Dressing (3 M Health Care Ltd)
3M™ Tegasorb™ Thin Hydrocolloid Dressing (3 M)
RepliCare™ Ultra (Smith & Nephew)
Hidrogeles
IntraSite™ Gel (Smith & Nephew)
Granugel (ConvaTec)
Nu-Gel® (Johnson & Johnson)
Purilon Hydrogel (Coloplast)
Vetalintex Wound Hydrogel (Robinson Animal Healthcare)
Apósitos de baja adherencia
Melolin™ (Smith & Nephew)
Mepitel® (Mölnlycke Health Care)
Mepore® (Mölnlycke)
Mesorb® (Mölnlycke)
N-A Ultra® (Johnson & Johnson Medical)
Release® (Johnson & Johnson)
Tricotex (Smith & Nephew)
Apósitos de polisacáridos
Debrisan® beads
Debrisan® Paste (Pharmacia & Upjohn Ltd)
Iodosorb™ (Smith & Nephew)
© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Iodoflex™ (Smith & Nephew)
Apósitos de matriz de poliuretano
Cutinova™ Hydro (Smith & Nephew) Hydro-Selective™ Dressing
Descripción y aplicación
La mayoría de las membranas opacas semiflexibles son impermeables
al vapor húmedo y actúan como una barrera física sobre una herida
necrosada, y ayudan a rehidratarla. El tejido necrosado posteriormente
se separa dejando un material debajo parcialmente liquenificado,
amarillento, que se conoce como muda. El apósito se adhiere a
la piel normal, pero no a las heridas, y forma una masa gelatinosa
sobre la herida que crea una buena atmósfera para la cicatrización.
Los hidrocoloides fomentan la formación de tejido de granulación y
proporcionan alivio del dolor recubriendo las terminaciones nerviosas
con gel y exudado. Estos apósitos se han utilizado con éxito en varias
especies de aves y son especialmente útiles para las heridas extensas
con una producción excesiva de exudado. También para las heridas que
cicatrizan lentamente y las que necesitan desbridamiento. DuoDerm
ExtraThin se ha utilizado con éxito en traumatismos crónicos del cuero
cabelludo y se mantienen en su lugar con pinceladas de pegamento
tisular Vetbond (3 M). DuoDerm ExtraThin tiene absorción limitada y se ha
utilizado para el tratamiento de las heridas con exudados ligeros. También
puede utilizarse como un apósito secundario sobre hidrogeles y alginatos.
DuoDerm puede cambiarse una vez a la semana una vez que comienza el
proceso de cicatrización. En su estado intacto, la mayoría de los apósitos
hidrocoloides son impermeables al vapor de agua, pero cuando tiene
lugar el proceso de gelificación, el apósito se vuelve progresivamente más
permeable. Los hidrocoloides no son adecuados para heridas infectadas
La estructura básica de los hidrogeles consta de un polímero formador
de gel al 2-3% como carboximetilcelulosa sódica, almidón modificado
o alginato sódico, propilenglicol al 20% y agua al 80%. El gel se coloca
sobre la herida y se cubre con una capa secundaria adecuada (p. ej.,
MVP o apósitos hidrocoloides finos) que impide la pérdida de la humedad
del gel o la absorción por la capa externa. El gel aporta agua al tejido
muerto y lo rehidrata, y así se elimina más fácilmente. Los hidrogeles
son adecuados para su uso en heridas secas, «icorosas» o necrosadas
y heridas con exudado ligero. Son adecuados para todas las fases de
la cicatrización de las heridas excepto para las heridas infectadas o con
muchos exudados
Los apósitos de baja adherencia son la alternativa actual a los apósitos
secos tradicionales como las bolas de algodón, las gasas y los paños
de hilo. N-A Ultra es realmente no adherente, los otros apósitos se
consideran de baja adherencia. La mayoría son adecuados para heridas
secas o con pocos exudados. Mepitel, Mesorb y Mepore pueden
utilizarse sobre heridas con un nivel de exudación medio a elevado,
aunque puede ser necesario un apósito secundario para absorber el
exceso de exudado
Constan de lechos de dextranómero pálido de gránulos de 0,1-0,3 mm
de diámetro. Cuando se introducen en una herida con exudado 1 g de
gránulos absorben hasta 4 g de exudado, cuando se aplican a heridas
icorosas relativamente pequeñas los gránulos absorben líquidos y extraen
progresivamente los restos bacterianos y celulares de la superficie de la
herida. No deben utilizarse en heridas secas o con pocos exudados
Consta de lechos de gránulos hidrófilos de cadexómero (un hidrogel
de almidón modificado, que es biodegradable) impregnados con yodo
elemental. Son adecuados para las cavidades con exudados infectados.
Es necesario cambiar el apósito con regularidad si la herida exuda
mucho, lo que se aprecia por la pérdida de color del yodo
Consta de una pasta de yodo de cadexómero estéril que se encuentra
entre la gasa protectora y se cambia cuando cambia el color
Cutinova Hydro es un apósito que se ha desarrollado recientemente
como un sucesor de los hidrocoloides. Se ha diseñado para ofrecer los
beneficios de los hidrocoloides y ninguno de sus inconvenientes. Su
estructura especial ofrece una forma única de acción, absorbiendo agua
del líquido de la herida pero dejando agentes de cicatrización de la herida
esenciales detrás de la herida. Cutinova Hydro, por lo tanto, combina
todos los beneficios demostrados de limpieza y cicatrización de las
heridas húmedas con la capacidad de dejar los factores de crecimiento,
agentes esenciales en la herida que está cicatrizando y otras proteínas
naturales sobre el lecho de la herida
(Continúa)
198
●
CAPÍTULO 5:
Intervenciones médicas
TABLA 5.12 Materiales de los apósitos (cont.)
Apósito: marca y fabricante
Apósitos de tul (no medicados)
Jelonet™ (Smith & Nephew)
Paratulle (Seton)
Apósitos de tul (medicados)
Fucidin Intertulle (Leo Laboratories Ltd)
Bactigras™ (Smith & Nephew)
Serotulle (Seton)
Clorhexitulle (Roussel)
Sofra-Tulle (Roussel)
Apósitos de película adhesiva permeable al vapor (MVP)
Bioclusive® (Johnson & Johnson)
OpSite™ Flexigrid™ (Smith & Nephew)
3M™ Tegaderm™ Transparent Film Dressing (3 M Health Care Ltd)
Tegaderm™ Plus (3 M)
Mefilm® (Mölnlycke)
Capa secundaria
Almohadillada
Algodón absorbente
Softband
Orthoband
Vendaje
Vendaje de tejido abierto blanco
Vendaje adaptable
Crinx® (Smith & Nephew)
Bioband (Leatherite PTY Ltd, Australia)
Vet-Band™ (Millpledge Veterinary)
Vetband® (Smith & Nephew)
Capa terciaria
Vendaje adhesivo elástico
Elastoplast (Smith & Nephew)
Treatplast (Animalcare)
Veterinary Flexoplast (Robinson)
Vendaje cohesivo
3 M Vetrap Bandaging Tape (3 M Health Care Ltd)
Coflex (Valley Vet Supply)
Coban (3 M)
Wrapz™ (Millpledge Veterinary)
Co-Form™ (Millpledge Veterinary)
Easifix®
Descripción y aplicación
Pueden utilizarse para las heridas superficiales limpias. El tul contiene
diferentes pesos de parafina por unidad de área. La parafina disminuye la
adherencia del apósito a la herida pero requiere cambios frecuentes para
impedir que se seque y se incorpore dentro del tejido de granulación.
Siempre es necesario colocar un apósito secundario
Los apósitos de tul medicados suelen utilizarse incorrectamente para las
heridas superficiales infectadas. Bactigras, Clorhexitulle y Serotulle son
parecidos, contienen clorhexidina al 0,5%. Estos apósitos son adecuados
si se considera necesario el uso de un producto antiséptico. El uso de
Fucidin Intertulle y Sofra-Tulle está disminuyendo dentro de la asistencia
sanitaria, ya que ambos productos contienen antibióticos tópicos y
lanolina, que tienen el riesgo de sensibilización cutánea
Los apósitos MVP son membranas de poliuretanos transparentes,
flexibles, finos, con un refuerzo adhesivo. Son permeables al oxígeno,
pero no al agua o las bacterias, permitiendo que se acumule exudado
líquido debajo del apósito. El mantenimiento de un entorno aerobio bajo
el apósito impide la formación de costras y fomenta la epitelización
más rápida, a la vez que previene la desecación de la herida, y también
disminuye el dolor asociado con la falta de humedad y las terminaciones
nerviosas en carne viva
Estos, así como las membranas hidrocoloides, están indicados para
varias heridas de las aves, pero los apósitos MVP son más adecuados
para áreas en las que es difícil poner un vendaje (p. ej., heridas de la
cabeza) debido a la calidad adhesiva superior y a la flexibilidad del
material. Los apósitos se cambian cada 2 o 3 días al principio, con
más frecuencia si se produce un exceso de exudado que da lugar a un
derrame de líquido desde la parte inferior del apósito. Tegaderm Plus
está recubierto con una capa de adhesivo acrílico que contiene yodo
disponible al 2% en forma de un yodóforo; cuando está en contacto con
la piel se libera lentamente el yodo
Debe utilizarse suficiente almohadillado, especialmente en los puntos de
presión y en las áreas que se traumatizan fácilmente (p. ej., las puntas de
las alas)
Un vendaje de algodón, que ahora se ha sustituido por un vendaje
adaptable
Puede aplicarse firmemente sobre el apósito y almohadillado iniciales y,
como su nombre indica, se adapta a la zona que se va a vendar
Pueden aplicarse varias capas. Bioband es un vendaje impregnado con
un antimicrobiano que impide el crecimiento de bacterias grampositivas
y gramnegativas y disminuye el riesgo de que el vendaje se convierta en
una fuente de contaminación externa
Generalmente se aplica como capa externa para dar un apoyo extra y
sujetar los otros vendajes en su sitio. Hay que tener cuidado para no
colocarlo demasiado apretado o unirlo demasiado a las plumas o la piel
Consta de un tejido de poliéster no tramado, permeable al vapor de agua,
que contiene bandas longitudinales de elastano de poliéster. El tejido se
recubre con una sustancia autoadherente que da al vendaje la capacidad
de adherirse a sí mismo y no a la piel. Sin embargo, hay que tener
cuidado cuando se coloca porque no se puede mover entre los giros del
vendaje para igualar la presión en las áreas locales. La tensión excesiva
tiene el riesgo de crear un efecto de torniquete
Escayolas protectoras para las patas
Eliminación de apósitos
●
●
●
●
Los vendajes deben eliminarse utilizando unas tijeras
de punta redonda o una cizalla para vendajes; hay
que tener cuidado para no cortar la piel ni interferir
con el proceso de cicatrización de la herida.
La eliminación de los apósitos actuales depende del
tipo que se utilice; puede ser necesario empaparlos
con suero salino.
Los apósitos contaminados deben desecharse de
la forma correcta, y las tijeras utilizadas para la
intervención deben lavarse y esterilizarse.
Hay que lavarse las manos con una solución
antiséptica antes de volver a colocar un nuevo apósito.
●
199
PÁGINAS WEB DE INTERÉS
3 M Health Care Ltd: http://cms.3m.com/cms/GB/en/2-163/ilkluFY/view.
jhtml
Coloplast: http://www.coloplast.co.uk/
ConvaTec Ltd: http://www.convatec.com/UK/
Genitrix Animal Health Ltd: http://www.genitrix.co.uk/products/
collamend.htm
Johnson & Johnson: http://www.jnj.com/home.htm
Medihoney: http://www.medihoney.com/
Mölnlycke Health Care: http://www.molnlycke.com/index.
asp?id3142&lang2
Robinson Animal Healthcare: http://www.robinsoncare.com/
AnimalDressings.htm
Smith & Nephew Medical Ltd: http://wound.smith-nephew.com/uk/
Home.asp
Veterinary Wound Management Society: http://www.vwms.org/
El rango de apósitos disponibles es diverso y, dependiendo de su estructura y composición, los apósitos
pueden utilizarse para absorber exudados, combatir la
infección, aliviar el dolor, fomentar el desbridamiento
autolítico y proporcionar y mantener un entorno
húmedo en la superficie de la herida para fomentar
el tejido de granulación y el proceso de epitelización.
Algunos apósitos simplemente absorben los exudados
y por lo tanto pueden ser adecuados para utilizarlos
en varias heridas diferentes. Otros tienen una función
especializada claramente definida y por lo tanto tienen
un rango más limitado de indicaciones. La cicatrización
de las heridas es un proceso dinámico; no hay un apósito adecuado para todos los tipos de heridas y algunos
son adecuados para el tratamiento de una herida única
durante todas las fases del proceso de cicatrización.
El manejo adecuado de las heridas requiere un abordaje flexible de la selección de los apósitos y entender
el proceso de cicatrización. Sin tener en cuenta estos
conocimientos, el proceso se vuelve más arbitrario y
potencialmente ineficaz.
LECTURAS COMPLEMENTARIAS
Cousquer G (2005) Wound management in the avian wildlife casualty. World
Wide Wounds. Available online at: http://www.worldwidewounds.org
World Wide Wounds: www.worldwidewounds.org
Escayolas protectoras
para las patas
Jaime Samour
Las escayolas protectoras para las patas están indicadas
para reducir los traumatismos relacionados con la presión
en las heridas creadas nuevas en los cuidados postoperatorios de la pododermatitis o infección de las garras (figs.
5.64-5.68). Halliwell (1981) propuso primero la aplicación
de una cinta termoplástica (Hexcelite®) para inmovilizar
las extremidades de las aves de presa. Remple y Remple
(1987) describieron un método de escayolado utilizando
la misma cinta termoplástica como tratamiento complementario para la cirugía de la infección de las garras en
los halcones. Después de la cirugía, se aplicaban un apósito y un vendaje en el tarsometatarsiano distal y la garra
utilizando un vendaje no adhesivo elástico (Vetrap®,
3 M). También se colocaban vendajes individuales, más
ligeros, alrededor de la primera falange de cada dedo.
Degernes LA (1994) Trauma medicine. In: Ritchie BW, Harrison GJ, Harrison
LR (eds) Avian Medicine: Principles and Application, pp. 417–422. Wingers
Publishing, Lake Worth, FL.
© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Fowler A (2005) How to Manage Open Wounds in Wildlife. National Wildlife
Rehabilitation Conference. Available online at: http://www.nwrc.com.au/
forms/anne_fowler_1.pdf
Merck Veterinary Manual (2006) Emergency medicine and critical care:
wound management. Available online at http://www.merckvetmanual.
com/
Molan PC (2001) Honey as a topical antibacterial agent for the treatment of
infected wounds. World Wide Wounds. Available online at: http://www.
worldwidewounds.org
Morgan DA (1999) Wound management products on the Drug Tariff.
Pharmaceutical Journal 263: 820–825. Available online at: http://www.
pjonline.com/Editorial/19991120/education/wounddressings.html
Redig PT (1996) Avian emergencies. In: Beynon PH, Forbes NA, HarcourtBrown NH (eds) Manual of Raptors, Pigeons and Waterfowl, pp. 30–41.
British Small Animal Veterinary Association, Cheltenham.
Stewart J (2002) Next generation products for wound management. World
Wide Wounds. Available online at: http://www.worldwidewounds.org
Thomas S (1997) A structured approach to the selection of dressings. World
Wide Wounds. Available online at: http://www.worldwidewounds.org
Figura 5.64 Vista ventral de las garras vendadas de un halcón
después de realizarle cirugía debido a pododermatitis. Las escayolas
protectoras se proporcionan con una ventana en el centro del la
escayola para evitar el traumatismo directo en la herida quirúrgica.
200
●
CAPÍTULO 5:
Intervenciones médicas
Figura 5.65 Vista lateral de la escayola protectora.
Figura 5.66 Las escayolas protectoras para las patas permiten al
halcón estar de pie cómodamente sobre su percha.
Figura 5.67 Escayola protectora para garras fabricada con una cinta
termoplástica. La escayola consta de una pieza de la cinta envuelta
alrededor del tarsometatarsiano que se extiende hacia la primera
falange de cada dedo. Un segundo trozo de cinta se utiliza para hacer
un puente debajo de la garra, dejando una hendidura bajo la superficie
plantar.
Figura 5.68 Un halcón sacre (Falco cherrug) con una escayola para
las patas fabricada con espuma de poliestireno de grado alto. Las
escayolas de las patas también pueden construirse con caucho blando
del que se utiliza habitualmente para fabricar sandalias de playa.
La escayola consistía en una pieza de cinta termoplástica
envuelta alrededor del tarsometatarso y extendiéndose
hacia la primera falange de cada dedo. Se utilizaban tiras
estrechas de cinta no adhesiva para fijar cada dedo a la
escayola. Se utilizaba un trozo de cinta termoplástica de
doble grosor para hacer un puente debajo de la garra,
dejando una hendidura debajo de la superficie plantar de
la garra. Esta pieza se aseguraba a ambos lados del tarsometatarso. Antes de su aplicación, la cinta termoplástica
debe sumergirse en agua caliente para que se haga flexible y sea fácil de manipular.
Remple (1993) propuso un nuevo método para escayolar las garras para el tratamiento posquirúrgico de la
infección de las garras. Se hicieron escayolas plantares
o «zapatos» preformados utilizando un polímero plástico de estireno comercialmente disponible que habitualmente se utiliza para reparar la carrocer ía de los
coches (Bondo). Se prepararon escayolas de diferentes
tamaños y formas utilizando moldes. Se deja un área
hueca grande en el centro de la escayola para asegurar
una protección adecuada de la zona nueva operada. Tras
la cirugía se vendan la garra y los dedos, hasta la primera falange, utilizando una cinta no adhesiva elástica
(Vetrap). La escayola se pega al vendaje.
Riddle y Hoolihan (1993) diseñaron un método de
escayolar compuesto adaptado a la forma para las patas
y las alas de las aves. El método de escayolado se ha utilizado principalmente para el cuidado postoperatorio de
los halcones operados de infección de las garras. Tras la
cirugía, la primera falange de cada dedo se vendó utilizando un vendaje no adhesivo elástico. Se aplicó una
pequeña cantidad de pegamento epoxi de secado rápido
sobre la superficie ventral de cada dedo. Después se hizo
una pequeña bola de algodón y se recubrió en la misma
cinta no adhesiva para formar un cilindro. Esto se fijó
entonces sobre la superficie plantar de la garra en el
punto de la base de la primera falange de cada dedo. El
cilindro se aseguró a la garra utilizando la misma cinta
no adhesiva. Se recubrió el cilindro con pegamento epoxi
fresco y se aseguró a la garra utilizando la misma cinta
Férulas externas
no adhesiva. Se recubrió todo el vendaje y el cilindro con
pegamento epoxi fresco. Las secciones del vendaje alrededor del tarsometatarso y el extremo distal de los dedos
se dejaron sin pegamento para permitir una capa tampón
blanda entre la escayola y la piel. La sección inferior del
cilindro se cortó para proporcionar una ventana para la
zona plantar de la garra y permitir la inspección periódica y volver a colocar el apósito en la herida.
Harcourt-Brown (1996) describió el uso de un apósito
de hidrocoloide adherente combinado con un material
de escayolado plástico para el cuidado postoperatorio
de la infección de las garras. Más recientemente, Remple
(2005) propuso el uso de un material dental compuesto
de silicona para crear una escayola protectora flexible
y adaptable para ayudar a la cicatrización en los cuidados postoperatorios de las infecciones de las garras.
Con esta técnica se crea un zapato mucho más suave
que con cualquiera de las técnicas descritas anteriormente (Remple y Remple, 1987; Remple, 1993; Riddle
y Hoolihan, 1993; Harcourt-Brown, 1996). Yo apoyo el
uso de zapatos protectores de caucho blando grueso
del que se utiliza habitualmente para hacer las sandalias de playa. Pueden fabricarse de diferentes tamaños y
guardarse. Otros cirujanos prefieren utilizar anillos
almohadillados (con forma de donut) que se unen a
las patas del ave utilizando vendajes elásticos no adhesivos (N. Forbes, comunicación personal). El uso de
escayolas protectoras en el tratamiento postoperatorio de la infección de las garras no se limita sólo a las
rapaces. Recientemente se ha descrito el uso de zapatos protectores de neopreno en pingüinos (Reidarson
et al., 1999). Los zapatos incluyeron un talón elevado
para prevenir el deslizamiento sobre las superficies de
hielo y se sujetaron a las patas de las aves utilizando
cintas de Velcro. Probablemente pueda utilizarse una
técnica similar en los cuidados postoperatorios de la
infección de las plantas en otras especies, como los flamencos, las aves zancudas y costeras y las aves acuáticas
grandes.
BIBLIOGRAFÍA
© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Halliwell WH (1981) New thermoplastic casting material and its application
to birds of prey. In: Cooper JE, Greenwood AG (eds) Recent Advances in
the Study of Raptor Diseases, pp. 123–129. Chiron Publications, Keighley.
Harcourt-Brown NH (1996) Foot and leg problems. In: Beynon PH, Forbes
NA, Harcourt-Brown NH (eds) Manual of Raptors, Pigeons and Waterfowl,
pp. 147–168. British Small Animal Veterinary Association, Cheltenham.
Remple JD, Remple CJ (1987) Foot casting as adjunctive therapy to surgical
management of bumblefoot in raptorial species. Journal of the American
Animal Hospital Association 23: 633–639.
Remple JD (1993) Raptor bumblefoot: a new treatment technique. In: Redig
PT, Cooper JE, Remple JD et al. (eds) Raptor Biomedicine, pp. 154–160.
University of Minnesota Press, Minneapolis.
Remple JD (2005) Use of a composite silicone dental impression material
to create a form-fitting, flexible, support cushion to facilitate wound
healing in bumblefoot. Proceedings of the European Association of Avian
Veterinarians, Arles, pp. 467–469.
Reidarson TH, McBain J, Burch L (1999) A novel approach to the treatment
of bumblefoot in penguins. Journal of Avian Medicine and Surgery 13(2):
124–127.
Riddle KE, Hoolihan J (1993) Form-fitting, composite-casting method for
avian appendages. In: Redig PT, Cooper JE, Remple JD et al. (eds)
Raptor Biomedicine, pp. 161–164. University of Minnesota Press,
Minneapolis.
●
201
Férulas externas
Jaime Samour
Las férulas externas se utilizan habitualmente en medicina aviaria para inmovilizar extremidades lesionadas o
fracturadas en los pacientes aviarios. Se comercializan
varios materiales que pueden utilizarse para esta finalidad, pero muchos clínicos prefieren fabricar sus propios
dispositivos de inmovilización con materiales que se utilizan habitualmente en la práctica veterinaria.
Los tipos de materiales ideales para las férulas externas incluyen cintas termoplásticas ortopédicas comerciales, férulas para dedos almohadilladas de aluminio
y material de almohadillado adecuado. El uso de cintas
termoplásticas como material primario para las férulas
externas es muy recomendable, puesto que puede moldearse para adaptarse casi perfectamente a la extremidad.
Las férulas de aluminio para dedos también pueden utilizarse como material primario para las férulas externas en
el caso de fracturas óseas (p. ej., tarsometatarsianas).
Unas de las zonas que con más frecuencia requieren férulas externas en las aves son el radio y el cúbito.
Coles (1985) describió un método para inmovilizar las
fracturas en estas zonas. El método supone suturar una
sección cortada de cinta ortopédica almohadillada por
debajo con un material de almohadillado adecuado
(p. ej., espuma de poliuretano). Se colocan suturas a través de la cinta ortopédica y el material de almohadillado
y se fijan firmemente alrededor de la base de las plumas
secundarias del ala.
Coles (1985) describió una férula externa muy utilizada para inmovilizar las fracturas del hueso carpometacarpiano y los dedos en las lesiones de la punta de
las alas. El método implica «envolver» la punta del ala
utilizando una sección cortada de una placa de rayos X.
Las dos secciones de la placa de rayos X se sujetan en su
lugar mediante suturas colocadas a través de la placa, la
piel y entre el eje de las plumas primarias.
Las férulas de Schroeder-Thomas también se han
utilizado para inmovilizar las patas fracturadas en diferentes especies de aves (Redig, 1986). Pueden hacerse
utilizando alambre de acero de 1-2 mm o varillas de aluminio. Esta férula es especialmente útil para inmovilizar las patas fracturadas de especies con patas cortas y
fuertes, como las aves de presa y las psitácidas. También
debe acolcharse una sección redondeada alrededor de la
zona femoral para evitar la abrasión de la piel. La férula
debe doblarse ligeramente alrededor de las articulaciones
para acomodar la pata en una posición estática normal.
Entonces la pata se fija firmemente a la férula utilizando
cinta no adhesiva.
Las fracturas de los huesos tibiotarsianos y tarsometatarsianos son muy comunes en las aves pequeñas.
Altman (1982) propuso el uso de dos secciones de una
cinta de óxido de cinc enfrentadas una a la otra y colocadas a cada lado de la zona afectada. La cinta se fija
firmemente comprimiendo las dos secciones, muy cerca
de la extremidad, utilizando pinzas arteriales. La férula
puede retirarse más adelante utilizando un disolvente
adecuado.
202
●
CAPÍTULO 5:
Intervenciones médicas
LISTA DE PRODUCTOS MENCIONADOS
Hexcelite®, Hexcel Corporation, Dublin, CA, EE. UU.
Veterinary Thermoplastic®, Imex Veterinary Inc., 1227 Market Street,
Longview, TX 75604, EE. UU.
Sam Splint®, Moore Medical Corp., PO Box 2620, New Britain, CT 060502620, EE. UU.
BIBLIOGRAFÍA
Altman RB (1982) Disorders of the skeletal system. In: Petrak ML (ed.)
Diseases of Cage and Aviary Birds, p. 260. Lea & Febiger, Philadelphia.
Coles BH (1985) Avian Medicine and Surgery. Blackwell Science, Oxford.
Redig PT (1986) Modification of the Schroeder–Thomas splint for birds. In:
Harrison GJ, Harrison LR (eds) Clinical Avian Medicine and Surgery, p. 391.
WB Saunders, Philadelphia.
tamaños y generalmente están fabricados con vinilo o
material acr ílico claro. También pueden estar fabricados
con cualquier material de poco peso, r ígido, pero flexible, como secciones cortadas de placas de radiograf ía. En
el mercado se han introducido varias versiones modificadas de los collares isabelinos tradicionales. Existe un
dispositivo de inmovilización del cuello con forma tubular que proporciona una sujeción más confortable alrededor del cuello que el dispositivo tradicional con forma
de disco. Recientemente, ha aparecido en el mercado un
accesorio de inmovilización del cuello esférico. Es un
collar de plástico esférico que tiene dos secciones interconectadas y está disponible en diferentes diámetros. Este
collar proporciona una fijación confortable alrededor del
cuello y los dueños de las mascotas pueden colocarlo y
retirarlo.
Collares isabelinos
LISTA DE PRODUCTOS MENCIONADOS
Jaime Samour
Los collares isabelinos son dispositivos muy útiles que
se utilizan habitualmente para impedir que las aves se
piquen las plumas, se autolesionen o estropeen los vendajes y las zonas recién operadas. El objetivo es crear una
barrera f ísica entre el pico cortante y la zona afectada.
Los collares isabelinos suelen estar disponibles en varios
Avian Spherical Collar®, GHN Inc., 9299 Mooring Circle, Fort Myers, FL
33912-4919, EE. UU.; http://www.aviancollar.com
Veterinary Specialty Products Inc., PO Box 9311, Mission, KS 66201, EE. UU.;
http://www.vet-products.com
Hexcelite®, Hexcel Corporation, Dublin, CA, EE. UU.
Veterinary Thermoplastic®, Imex Veterinary Inc., 1227 Market Street,
Longview, TX 75604, EE. UU.
Sam Splint®, Moore Medical Corp., PO Box 2620, New Britain, CT 060502620, EE. UU.
Consideraciones
médicas relacionadas
con los traumatismos
6
Luxación y fractura de cuello
Jesus Naldo
La luxación o fractura de cuello es la pérdida de continuidad de la sección cervical de la columna vertebral.
Las fracturas de cuello son un tema en discusión, ya que
los clínicos opinan que estas no son posibles en las aves
debido a la estructura anatómica compacta de sus vértebras cervicales. Las lesiones que dan lugar a una luxación
o fractura de la columna vertebral cervical son traumáticas en origen y normalmente se producen en aves que
chocan contra las vallas o el tejado de los recintos. En
nuestra experiencia, tanto las fracturas como las luxaciones de cuello han sido diagnosticadas (figs. 6.1-6.5). En
la mayor ía de los casos, las aves afectadas se encuentran
muertas junto a las vallas o paredes de sus aviarios. El
examen externo normalmente revela un hematoma en la
piel del cuello y tumefacción del tejido subcutáneo debido
al hematoma. A veces se acompañan de una magulladura
en la cabeza. El diagnóstico inicial de luxación o fractura
se realiza por el examen f ísico de la columna vertebral
cervical. Las luxaciones cervicales y las fracturas se confirman con posterioridad por el examen radiográfico y el
post mortem.
Figura 6.1 Avutarda kori (Ardeotis kori) adulta. Luxación cervical
traumática con hemorragia grave.
© 2010. Elsevier España, S.L. Reservados todos los derechos
Figura 6.2 Radiografía ventrodorsal de una avutarda hubara
(Chlamydotis undulata) con luxación de la porción media de la columna
vertebral cervical.
Figura 6.3 Radiografía lateral del mismo pájaro de la figura 6.2.
204
●
CAPÍTULO 6:
Consideraciones médicas relacionadas con los traumatismos
Figura 6.5 Avutarda hubara adulta. Fractura de la cara lateral del
cuerpo vertebral junto con la apófisis articular proximal de la
7.a vértebra cervical.
Figura 6.4 Avutarda hubara adulta. Luxación entre la 4.a y 5.a vértebras
cervicales.
Lesiones en ojos y párpados
Stephen J. Kellner
La anatomía del globo ocular de las aves var ía en gran
medida de la del ojo de los mamíferos. Estas diferencias
se hacen importantes cuando se realizan procedimientos
quirúrgicos. El globo ocular es muy grande, comparado
con el tamaño del ave, principalmente debido al volumen
del segmento posterior. Se distinguen tres formas diferentes básicas: la forma tubular de los búhos, la forma
globosa de las rapaces diurnas y la forma aplanada en
la mayor ía de los pájaros. La forma se mantiene por el
cartílago de la esclera del segmento posterior y por los
huesecillos esclerales en la esclera del segmento intermedio. La pupila es circular y sus movimientos tienen lugar
fundamentalmente como respuesta a la acomodación
y al control voluntario y no a la luz. El cristalino de las
aves es blando y flexible. Las suturas del cristalino en
las aves se aplican formando puntos de sutura, a diferencia de las líneas de sutura con forma de «Y» de los mamíferos. El aparato de acomodación en las aves está en
contacto directo con las lentes y es capaz de realizar cambios de refracción de 80-90 dioptr ías. La retina es avascular y falta un tapetum. El disco óptico normalmente no
puede visualizarse por la presencia de la superposición
del peine. Tanto los conos como los bastones están presentes en la retina. A diferencia de los mamíferos, las
aves tienen cuatro tipos de conos. Además de la porción visible de los mamíferos del espectro de azul, verde
y rojo, los pájaros tienen un cuarto tipo de conos para
detectar la longitud de onda ultravioleta.
La piel que cubre todo el cráneo en la mayor ía de las
especies de aves no es muy elástica y está adherida al
hueso. Cualquier herida de más de unos pocos días,
incluidas las laceraciones de los párpados, cuando se contraen, da como resultado una fibrosis. El párpado inferior
de las aves es el más móvil, contiene una lámina tarsiana
fibroelástica, y debemos tener especial cuidado cuando
reparamos el párpado inferior. Incluso las heridas muy
pequeñas deben tratarse quirúrgicamente sin ningún
retraso. La desbridación debe ser mínima. La mayor ía de
las lesiones se manejan bajo anestesia local, con hidrocloruro de proximetacaína al 5% y empleando para el cierre
de la herida un material de sutura monofilamento no reabsorbible de 6/0 en una única capa quirúrgica. Las lesiones
de los párpados originadas por un traumatismo deben
diferenciarse de las lesiones originadas por una infección
de poxivirus. Las cicatrices de los párpados no deben confundirse con la agenesia de los párpados o coloboma de
los párpados, y las inflamaciones de los párpados originadas por los traumatismos deben diferenciarse de las blefaritis e hiperqueratosis en las deficiencias de vitamina A.
La membrana nictitante en las aves está muy bien
desarrollada, es muy fina y casi transparente. La lesión de
la membrana nictitante evita la difusión de la película de
la lágrima precorneal, el parpadeo protector y la limpieza
de la superficie corneal, y tiene graves consecuencias. La
membrana nictitante a menudo se traumatiza en las aves
de presa. Las aves rapaces con problemas corneales tienen
una tendencia a una cicatrización corneal lenta e incluso
a ausencia de la misma, por lo que debe realizarse un
examen de las lesiones del tercer párpado. Estas lesiones
deben ser corregidas quirúrgicamente con una sutura no
reabsorbible de 10/0 o reabsorbible de 8/0 bajo anestesia
general. Los cuerpos extraños, tales como las semillas de
hierba o parte de las plumas, pueden alojarse entre el párpado inferior y la membrana nictitante. La eliminación
con anestesia local es un procedimiento sencillo.
El globo ocular es muy grande en las aves, con una
gran cámara posterior, una cámara anterior pequeña y una
córnea. Se reconocen varias formas de globo ocular, que
la mantienen por los huesecillos esclerales de la parte intermedia y el cartílago hialino de la esclera de la cámara posterior. Las lesiones corneales y la queratitis suceden en aves
rapaces después de colisiones accidentales y en otras aves
durante el transporte. Las úlceras corneales pueden desarrollarse y suelen excluirse las infecciones (figs. 6.6 y 6.7).
Las lesiones corneales importantes y dolorosas se ven
beneficiadas por la tarsorrafia temporal. También esta
© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Lesiones en ojos y párpados
●
205
Figura 6.6 Descemetocele como secuela de una lesión corneal en un pato.
Figura 6.8 Desgarro del iris después de una colisión accidental en
un búho.
Figura 6.7 Queratitis fúngica que se desarrolló después de un tratamiento
prolongado de una erosión corneal con antibióticos en un loro.
Figura 6.9 Hipopión estéril en la cámara anterior de un milano real
(Milvus milvus) después de una uveítis.
puede realizarse con anestesia local, empapando un bastoncillo de algodón y aplicándolo sobre la piel durante
medio minuto y utilizando tres o cuatro suturas no reabsorbibles de 6/0. A diferencia de la situación en los mamíferos, realizar un colgajo de la membrana nictitante no
es recomendable, debido a la delicada naturaleza de la
misma y a la intensidad del músculo piramidal que controla el movimiento del tercer párpado.
Los desgarros del iris y la uveítis son lesiones que se
ven frecuentemente después de un traumatismo, especialmente en la aves rapaces (figs. 6.8-6.10). El hipema y
la hemorragia del vítreo pueden ser de gran extensión y
la fractura de los huesecillos esclerales también puede
diagnosticarse, lo cual conduce eventualmente a phthisis
bulbi. Como consecuencia, se desarrollará una catarata secundaria, con una lesión amplia del tejido iridial
y que normalmente cicatriza de manera irregular con
tratamiento tópico a base de corticoides y antibióticos.
Como el músculo iris es estriado, la midriasis terapéutica o diagnóstica no puede realizarse con atropina. La
Figura 6.10 Uveítis aguda en un ratonero común (Buteo buteo)
después de una colisión accidental.
206
●
CAPÍTULO 6:
Consideraciones médicas relacionadas con los traumatismos
Figura 6.11 Catarata secundaria en un periquito (Melopsittacus
undulatus).
aplicación de bromuro de vecuronio (4 mg/ml, una gota
cada 15 min) permite un adecuado examen oftalmoscópico de las lentes, el vítreo y el fundus. Debido a la posibilidad de importantes efectos secundarios, el uso de
vecuronio no se recomienda más que para los exámenes
oftalmológicos estándar. La catarata secundaria (fig. 6.11)
debe diferenciarse de la catarata congénita asociada con
microftalmos (especialmente en aves rapaces), la catarata
hereditaria (canario) y la catarata asociada senil. La extracción de la catarata extracapsular se realiza en pájaros, pero
la recuperación de una visión completa o adecuada no es
posible en todos los casos. La electrorretinograf ía se recomienda antes de eliminar la catarata para evaluar la función de la retina. La luxación de las lentes se ve a menudo
en los ojos con un traumatismo muy grave y la lentectomía, por lo tanto, no se realiza de manera rutinaria.
La hemorragia del vítreo y los desgarros o el desprendimiento de retina pueden ocurrir después de heridas o
accidentes por arma de fuego. El tratamiento del proceso
inflamatorio con corticoesteroides y la prevención de un
trauma posterior en pájaros temporalmente ciegos con la
caja de aislamiento y el propio confinamiento deben iniciarse lo antes posible (figs. 6.12 y 6.13). El tratamiento del
traumatismo de la cámara posterior del ojo normalmente
es conservador y afecciones como la hemorragia del vítreo
pueden llevar semanas hasta su disolución.
Una lesión muy importante del ojo requiere la enucleación. Dos son las técnicas quirúrgicas que pueden
realizarse. En ambas la hemostasia es vital, deben utilizarse suturas de pequeño calibre (6/0-8/0) y habrá que
realizar maniobras delicadas para evitar la tracción excesiva sobre el globo ocular, que podr ía ocasionar fisuras
del septo orbitario y lesiones del quiasma óptico, ocasionando ceguera en el ojo contralateral. El abordaje transaural incluye la eliminación del globo ocular intacto y es
especialmente recomendable en búhos y si el globo ocular es necesario para histopatología. Después de eliminar
las plumas, se realiza una incisión entre el canto lateral y
el margen anterior auricular por debajo de la esclera. La
piel se diseca para exponer la parte posterior del globo y
la conjuntiva. Se aplica una presión digital delicada para
movilizar medialmente el globo, y el nervio óptico y los
músculos extraoculares se seccionan. La hemorragia
se controla envolviendo la órbita con gasas o esponjas
Figura 6.12 Un halcón peregrino (Falco peregrinus) con párpados
«sellados». El «sellado» es tradicionalmente llevado a cabo por los
tramperos de halcones en Oriente para domar halcones que viven en
libertad recién capturados. Las campanas normalmente no se usan,
ya que los halcones capturados pueden quitárselas fácilmente. Una
puntada se coloca en el borde proximal del párpado inferior empleando
una aguja de coser estándar y un hilo fino de algodón. Los dos hilos se
fijan con un nudo en la parte superior de la cabeza para «sellar» los ojos.
Este procedimiento muy a menudo origina laceraciones de los párpados
y córnea e infecciones relacionadas. (Por cortesía del Dr. J. Samour.)
Figura 6.13 Un halcón sacre (Falco cherrug) que muestra lesiones
extensas de viruela en el párpado inferior. Los halcones en Oriente
Medio a menudo se ven afectados por la viruela aviaria durante los
viajes de caza a los países vecinos, como Pakistán. (Por cortesía del
Dr. J. Samour.)
hemostáticas. La conjuntiva, la membrana nictitante y
hasta una porción de 2 mm del margen del párpado se eliminan y los párpados se suturan con sutura reabsorbible.
La enucleación del globo con colapso incluye la eliminación de las partes de la esclerótica osificante del
segmento intermedio del ojo para poder tener acceso a
las estructuras retrobulbares. Después de eliminar las
plumas, la línea de incisión se realiza desde el canto lateral y se extiende dorsalmente hasta el margen auricular
anterior. La córnea entonces se incide en el limbo dorsal
a unos 180° y se diseca la conjuntiva hasta los 360°. Una
parte de la esclera y de sus huesecillos se escinden lateralmente con unas tijeras insertadas entre la úvea lateral y la
esclera. El globo puede entonces colapsarse hacia dentro
y la cámara posterior se hace accesible para eliminar las
partes posteriores. Después de eliminar la conjuntiva, la
membrana nictitante y el margen del párpado, la incisión
se cierra con suturas absorbibles. Los pájaros salvajes que
tienen una reducción de la visión no pueden liberarse de
manera segura en hábitat normal y, aunque algunos pájaros pueden adaptarse a la vida en cautividad, esto suele
ser especialmente dif ícil en las aves de presa.
Lesiones de la quilla
LECTURAS COMPLEMENTARIAS
Hendrix DVH, Sims MH (2004) Electroretinography in the Hispaniolan Amazon
parrot (Amazona ventralis). Journal of Avian Medicine and Surgery 18: 89–94.
Kern TJ (1997) Disorders of the special senses. In: Altman RB, Clubb SL,
Dorrestein GM, Quesenberry K (eds) Avian Medicine and Surgery,
pp. 563–589. WB Saunders, Philadelphia.
●
207
ambas alas. Esto normalmente ocasiona que las aves se
golpeen constantemente contra el suelo de las jaulas y
aviarios, produciéndose lesiones graves.
En otras especies, como las avutardas, las cigüeñas y
las grullas, las lesiones de la quilla se asocian al golpeteo
Kern TJ, Paul-Murphy JR, Murphy CJ et al. (1996) Disorders of the third
eyelid in birds: 17 cases. Journal of Avian Medicine and Surgery 10: 12–18.
Lavach JD (1996) Diseases of the avian eye. In: Rosskopf WJ Jr, Woerpel RW
(eds) Diseases of Cage and Aviary Birds, 3rd edn, pp. 380–386. Williams &
Wilkins, Baltimore.
Williams D (1994) Ophthalmology. In: Ritchie BW, Harrison GJ, Harrison LR
(eds) Avian Medicine: Principles and Application, pp. 673–694. Wingers
Publishing, Lake Worth, FL.
Lesiones de la quilla
Jaime Samour
© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Las lesiones de la quilla se describen como la pérdida de
continuidad de la piel y, a menudo, de los músculos pectorales adyacentes alrededor de la carina o prominencia de la
parte media ventral del hueso de la quilla (figs. 6.14-6.16).
Las lesiones graves pueden incluso convertirse en laceraciones o hendiduras de la carina.
Las heridas profundas ulcerativas alrededor de la
región de la quilla se diagnostican con gran frecuencia
en las psitácidas (Hochleithner y Hochleithner, 1996) y
se asocian habitualmente con automutilaciones. Este tipo
de lesiones se producen por el pico afilado durante el
intensivo desplumado del área pectoral. Este problema
de comportamiento puede incrementarse y llegar a producir heridas ulcerativas en la piel y tejidos subyacentes.
Las lesiones de la quilla también pueden asociarse a un
corte de plumas inadecuado en muchas especies, y en
particular en las grandes psitácidas. Normalmente, sólo
deben cortarse las primeras plumas de un ala. No obstante, es una práctica común entre los propietarios noveles o los aviculturistas el cortar las primeras plumas de
Figura 6.14 Herida abierta reciente de la quilla en un halcón sacre
(Falco cherrug) después de un choque en el «aterrizaje». El ave sufrió
un corte intenso en la piel y tejidos subyacentes cuando chocó contra
el suelo rocoso.
Figura 6.15 Herida abierta crónica con fibrosis asociada e infección en
la región de la quilla de una avutarda hubara (Chlamydotis undulata). La
lesión estaba causada por el choque repetido contra la verja de la jaula.
Figura 6.16 Lesión ulcerativa seca sobre la quilla de un halcón sacre.
Esta lesión fue el resultado de un desapercibido y repetitivo choque
en el «aterrizaje». Se observa el anillo de granulación alrededor de
la lesión. Las lesiones de este tipo se reparan por desbridación
en un patrón semicircular alrededor de la lesión y por resección
parcial del hueso de la quilla. La técnica recomendada para suturar
es la aplicación de un patrón de suturas interrumpidas y el uso de
segmentos cortos de tubos de plástico para evitar la tensión sobre los
bordes de la herida. Alternativamente, se puede incorporar una gasa o
apósito de algodón en la sutura con el mismo propósito.
208
●
CAPÍTULO 6:
Consideraciones médicas relacionadas con los traumatismos
repetido contra las vallas de los corrales abiertos o las
paredes de los aviarios y cercados. Las aves de presa que
se emplean en el deporte de la cetrer ía a menudo se lesionan en los aterrizajes al chocar contra el suelo. Durante
los ejercicios de entrenamiento, el halcón puede equivocarse al agarrar el cebo ofrecido muy cerca del suelo o
hacer una mala captura de la presa durante un juego de
cacer ía y chocar contra el suelo.
Hochleithner y Hochleithner (1996) describieron recientemente una técnica quirúrgica para la solución de las
lesiones ulcerativas de la quilla de las psitácidas. Esta técnica no sólo es adecuada para reparar las lesiones de la
quilla de las psitácidas, sino que también puede usarse
para corregir lesiones similares en otras especies. La técnica implica la eliminación del tejido necrótico y posterior
disección roma de los músculos pectorales adyacentes a la
quilla y la resección parcial ósea. Los músculos se suturan
usando un patrón de sutura de puntos sueltos horizontales y la piel se sutura con un patrón similar, pero los nudos
de esta incluirán una esponja de gasa que minimizará la
tensión sobre los bordes de la herida.
Luxaciones y fracturas
Las luxaciones y fracturas de la articulación del carpo
son a menudo el resultado de un traumatismo importante. (figs. 6.17-6.19). El mejor tratamiento para las luxaciones de la articulación del carpo es la utilización de
fijadores externos. Las luxaciones crónicas a menudo son
muy dif íciles de corregir y con frecuencia dan lugar a
una anquilosis parcial o total. Martin et al. (1993) revisaron ocho casos de luxación de codo en aves de presa. Más
recientemente, Ackermann y Redig (1997) publicaron un
artículo muy útil acerca de la reparación quirúrgica del
codo en rapaces. Las fracturas del carpometacarpo son
frecuentes en muchas especies de aves. Este tipo de fractura a menudo se asocia con lesiones de las puntas de
BIBLIOGRAFÍA
Hochleithner M, Hochleithner C (1996) Surgical treatment of ulcerative
lesions caused by automutilation of the sternum in psittacine birds.
Journal of Avian Medicine and Surgery 10: 84–88.
Lesiones en las puntas
de las alas
Jaime Samour
Las lesiones en las puntas de las alas ocurren también
con frecuencia en muchas especies de aves y normalmente se asocian a un traumatismo. Existen diferentes
tipos de lesiones en las puntas de las alas de las aves y
pueden clasificarse en las siguientes categor ías: heridas
y úlceras, luxaciones y fracturas, bursitis, edema y síndrome de la gangrena seca.
Figura 6.17 Herida en la articulación del carpo que muestra una
ulceración con una fibrosis media en una avutarda hubara (Chlamydotis
undulata).
Heridas y úlceras
Estas lesiones normalmente se producen al estrellarse las
aves contra las vallas, verjas o paredes de sus recintos. Las
heridas de las puntas de las alas normalmente son verticales, sobre la cara frontal de la articulación carpiana. Las
lesiones repetidas en el mismo lugar, dan lugar a heridas
ulceradas, fibrosis y en casos extremos, anquilosis de la
articulación. El tratamiento primario consiste en la desbridación del tejido fibroso, si está presente, y la aplicación
de suturas. Es esencial la cobertura y vendaje, no sólo para
que cicatrice la herida, sino con una función protectora de
la punta del ala en lesiones posteriores. Un aspecto importante que hay que recordar es sujetar el vendaje a las plumas, ya que los vendajes en las puntas de las alas tienden
a caerse. Y es esencial corregir o eliminar la causa principal
que provoca las lesiones, minimizando las alteraciones y
almohadillando las paredes de las jaulas y recintos.
Figura 6.18 Lesión crónica en la articulación del carpo en una avutarda
hubara. Obsérvese el crecimiento tumoral en la cara ventral de la
articulación debido a una fibrosis proliferativa. Este tipo de lesiones son
también causadas por un traumatismo repetido en la punta de las alas
al chocarse contra las paredes de las verjas o jaulas.
Pododermatitis
●
209
y corticoesteroides, cataplasmas y apósitos combinados
con vendajes apropiados.
Edema y síndrome
de gangrena seca
Figura 6.19 Lesión aguda en la articulación del carpo en una avutarda
hubara. La herida es abierta y sangra abundantemente. Estas lesiones
son susceptibles de padecer miasis en los países tropicales; deben ser
suturadas y debe aplicárseles un apósito y vendaje.
las alas cuando las aves jóvenes comienzan a ejercitarse
con el nuevo plumaje de sus alas. Este es un hecho que
pasa sin ser diagnosticado durante largo tiempo en las
grandes especies terrestres, como las cigüeñas, grullas y
avutardas (J. Naldo, comunicación personal). La mejor
corrección para las fracturas a este nivel es la reducción
e inmovilización con una férula externa, como sugiere
Coles (1985), o un vendaje adecuado (Degernes, 1994;
McCluggage, 1996, 1997).
Este síndrome se caracteriza por el edema y trasudado
alrededor de la base de las plumas primarias más distales y la necrosis avascular, que se describen como signos clínicos. Este tipo de lesiones se han diagnosticado
con mayor frecuencia en las aves de presa. La etiología concreta es desconocida, pero las bajas temperaturas puede que sean las responsables, ya que el síndrome
a menudo se diagnostica en países cálidos durante los
inviernos y a principios de la primavera. Las aves de presa
que se guardan atadas en perchas, y por lo tanto menos
activas, se ven afectadas con mayor frecuencia en comparación con otras aves que se guardan en aviarios, donde
pueden volar libremente (Forbes, 1991; Simpson, 1996).
Puede aplicarse un tratamiento que intente restablecer
la adecuada circulación sanguínea, con administración
de antibióticos y corticoesteroides. El pronóstico normalmente es reservado, ya que muchas de las aves afectadas
pueden perder la parte distal de la punta del ala (Forbes,
1991; Simpson, 1996).
BIBLIOGRAFÍA
Bursitis
La inflamación de la cápsula sinovial de la articulación del carpo se diagnostica con frecuencia en las
aves de presa atadas (fig. 6.20) (Cooper, 1978; Simpson,
1996). «Llaga» es el viejo término que usan los cetreros para describir este problema. La bursitis de la
articulación del carpo es el resultado de las lesiones
repetidas en la parte ventral del ala contra el suelo
cuando las aves intentan escapar al aproximarse el cuidador. El tratamiento de la bursitis incluye antibióticos
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Pododermatitis
Nigel H. Harcourt-Brown
Figura 6.20 «Llaga» o bursitis de la articulación del carpo en un halcón
sacre (Falco cherrug). Las lesiones de este tipo están causadas por
heridas repetitivas de la cara ventral del ala.
La pododermatitis (los clavos) es una enfermedad que
afecta casi exclusivamente a las aves con sobrepeso,
inactivas y con acceso a malas perchas, así como a aves
enfermas crónicamente. Se ve casi siempre en aves en
210
●
CAPÍTULO 6:
Consideraciones médicas relacionadas con los traumatismos
cautividad, principalmente halcones de cetrer ía, pero no
normalmente en halcones en libertad, y también en búhos,
aves acuáticas, cacatúas y ocasionalmente otras especies.
La enfermedad ha sido revisada por Harcourt-Brown
(1994, 1996, 2000) y más recientemente por Cooper (2002).
Mueller et al. (2000) encontraron que la inactividad y falta
de ejercicio desempeñan un papel muy importante en el
desarrollo de los clavos. La incidencia en los halcones salvajes capturados se reduce a la mitad, si se les entrena dos
veces al día en lugar de una vez. Las aves salvajes capturadas alojadas en aviarios donde pueden volar durante
la muda también han demostrado una menor incidencia
de clavos que los que permanecen atados y encaramados
en bloques. Lierz (2003) describe una incidencia de clavos del 10,1% en 4.193 halcones empleados en cetrer ía en
los Emiratos Árabes Unidos. La máxima incidencia tiene
lugar a los 2 meses de la captura y después de que termine
la temporada de caza y se termina con el entrenamiento.
Los halcones sacre (Falco cherrug) y los halcones gerifalte
(Falco rusticolus) son los que se ven a menudo más afectados que los halcones peregrinos. Lierz observó que al final
de la temporada de caza, una parada repentina del ejercicio diario ocasiona más casos de pododermatitis que un
descenso gradual del ejercicio a lo largo de 6 semanas.
Las siguientes consideraciones están basadas en estudios en halcones, pero pueden ser aplicadas casi por
completo a casos en otras especies.
En las aves con sobrepeso o defecto de ejercicio ocurren una serie de acontecimientos predecibles; estos han
sido clasificados en tres (Cooper, 1978)o cinco (Oaks, 1993;
Remple, 1993) grandes categor ías. Los cambios son dinámicos, por lo que la separación puede ser arbitraria, y normalmente están originados, en primer lugar, por una pobre
circulación sanguínea en la pata (figs. 6.21-6.23). Al existir
una escasa perfusión, la pata del ave está menos capacitada para responder a las infecciones, como consecuencia
de la necrosis por presión o debido a heridas punzantes. La
escasa perfusión también obstaculiza la cicatrización.
Figura 6.22 La coloración del tegumento de un halcón sacre inmaduro
(Falco cherrug) es normalmente azul, pero esta ave ha tenido un clavo
muy temprano: la almohadilla digital y metatarsiana se ha aplanado,
la escama reticulada se ha hecho plana y lisa, y existe una hiperemia
reactiva en esas áreas.
Figura 6.23 Se ven cambios proliferativos tempranos en la pata de
un halcón peregrino, y son muy grandes en los puntos de máxima
carga del peso. Aunque la piel ha perdido su flexibilidad y hay un
engrosamiento en las almohadillas digitales, además de los cambios
evidentes de la almohadilla metatarsiana, la infección del tejido
subcutáneo todavía no ha ocurrido.
Figura 6.21 Cara plantar del pie de un halcón peregrino (Falco
peregrinus) normal. Las escamas reticuladas de las almohadillas
digitales y metatarsianas tienen una apariencia papiliforme bien
definida y el tegumento es de color amarillo.
El tratamiento está basado en la eliminación del tejido
lesionado y especialmente del material purulento, eliminando la infección, favoreciendo las condiciones que
permitan un incremento del aporte sanguíneo en las
áreas afectadas y devolviendo al área plantar de la pata
un aspecto lo más normal posible. Para ello es necesario
Pododermatitis
●
211
© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
realizar una serie de cambios combinando medicación,
medidas quirúrgicas y de tratamiento (figs. 6.24-6.33).
Después del tratamiento, una pata que no tenga tejido
cicatricial y tenga una apariencia relativamente normal
Figura 6.24 Una única lesión proliferativa se ha engrosado, formando
un «cuerno». Se ha producido una separación entre la epidermis
adelgazada alrededor y el cuerno hiperqueratinizado, lo cual ha
permitido que la infección pase a través del tegumento. Se forma un
absceso en la superficie plantar de la pata.
Figura 6.25 En los casos en que los cambios mencionados no se
notan, a menudo cuando las aves se alojan en un aviario grande para
pasar su muda anual, el ave puede sufrir importantes cambios cuando
se interrumpe su tratamiento. Estas aves han estado en decúbito
esternal durante algún tiempo antes de la presentación; las patas se
han hinchado mucho y contienen pus. Las lesiones del esternón se
tratan de manera similar a la sugerida en la figura 6.16.
Figura 6.26 La etiología del clavo está íntimamente unida a la mala
circulación sanguínea de las patas, que da lugar a un fallo en el
tejido desvitalizado para responder a la infección y también para
cicatrizar. Un molde de látex de la vascularización de la pata de un
halcón peregrino con un clavo muestra la falta de respuesta vascular
a la inflamación. El tratamiento debe centrarse en las técnicas que
incrementen el aporte vascular al área afectada de la pata.
Figura 6.27 El Astroturf (fácilmente disponible como felpudos en
ferreterías o grandes almacenes) proporciona una superficie de
rendimiento constante que también distribuye el peso del ave a través
de los diferentes puntos de contacto cuando se cuelgan. Todas las
superficies de las perchas deben cubrirse con Astroturf, especialmente
durante el tratamiento de los clavos o cualquier otra afección que
cause cojera de una sola extremidad (p. ej., la fractura de una pata).
212
●
CAPÍTULO 6:
Consideraciones médicas relacionadas con los traumatismos
Figura 6.28 Una hembra de halcón sacre con pododermatitis plantar
con material purulento y tejido cicatricial infectado eliminado. Se ha
aplicado una bolsa de tabaco para reducir el defecto. Los dedos de la
patas se han vendado previamente a una férula, utilizando varias capas
de material blando, formando un vendaje y una simple capa de cinta de
óxido de cinc.
Figura 6.31 La extirpación quirúrgica de los tejidos alterados, que se
muestran en la figura 6.30, permitió una reconstrucción más normal
de la cara plantar de la pata. Las suturas de la piel se colocaron para
evitar el espacio muerto y enfrentar los bordes de la piel.
Figura 6.29 Un tapón completo de tejido purulento con una infección
profunda alrededor, que se ha eliminado del halcón sacre de la figura 6.24.
Figura 6.32 La pata ha sido preparada para una férula de la pata, a
la manera de Riddle y Hoolihan (1993). Los vendajes se utilizan para
amortiguar los dedos, para evitar problemas de presión en este lugar y la
superficie plantar de la pata; se coloca un vendaje temporal sobre la zona
quirúrgica para evitar que esta esté en contacto con la férula. Cuando
se prepare, la férula puede ser vendada o pegada a los vendajes de los
dedos. Se prefiere el vendaje si la pata va a ser curada regularmente.
Figura 6.30 Un halcón sacre adulto que presenta dos costras e
hinchazón en las patas. Los cambios están presentes desde hace
varios meses. La base de la pata estaba deformada con tejido
cicatricial. La costra se ha eliminado en esta imagen.
Pododermatitis
●
213
En algunos casos hay inflamación, pero no formación
de pus; y debe administrarse el tratamiento antibiótico
y antiinflamatorio hasta que haya desaparecido la inflamación (durante 7-10 días). En otros casos, con una gran
costra y sin infección, puede aplicarse una pomada con
ácido fusídico (Fucidin pomada, Leo Laboratories) sobre la costra y alrededor de la piel dos veces al día hasta
que la costra se levante o pueda eliminarse. Las pomadas
con corticoesteroides no se deben emplear. Las patas
secas y escamosas deben cubrirse con crema de manos.
La mayor ía de casos avanzados de pododermatitis se
encuentran infectados por Staphylococcus spp. (figs. 6.34 y
6.35). La lincomicina, la clindamicina y el marbofloxacino
son compuestos muy útiles en estos casos; la mayor ía de las
infecciones estafilocócicas son sensibles a estos antibióticos.
Figura 6.33 El material utilizado para la férula es la masilla de
reparación para la carrocería de coche (Repair Metal for Good, Henkel
Home Improvements). Un círculo de acero inoxidable de una aguja
ortopédica «reciclado» se puede usar para reforzar la varilla en el interior
de la férula. Se usa un pulidor para darle forma al interior de la férula y
garantizar que el peso del ave es asumido por los vendajes alrededor de
los dedos. Estas férulas son duraderas y pueden ser reutilizadas.
respecto a su propia cara plantar es mucho más probable que permanezca sana y no que se deforme por una
masa o tejido cicatricial. Sin embargo, las aves que sufren
pododermatitis son más propensas a verse afectadas de
nuevo, especialmente si se las mantiene en las mismas
condiciones.
Las inflamaciones graves de las patas deben ser estudiadas radiológicamente.
En todos los casos de pododermatitis en halcones, a
pesar del estadio de la enfermedad, deben realizarse los
siguientes cambios de tratamiento (Harcourt-Brown, 1996):
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© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
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Una buena dieta con suplementación mineral y
vitamínica.
Recubrir todas las superficies de las perchas con
Astroturf o un producto similar: el cemento, la madera o
las perchas cubiertas con cuerda no son muy adecuadas.
Las aves que están permanentemente en aviarios tienen
que tener perchas de diferentes tamaños, preferiblemente
suspendidas; así tendrán cierta elasticidad al posarse. Las
perchas anchas y lugares favoritos que actúan de perchas
deben cubrirse con Astroturf.
Si el ave está alojada en el interior, el suelo debe
cubrirse con viruta de madera nueva y seca,
especialmente si el ave se tumba más de lo que se
cuelga de la percha. Debe ponerse una capa de entre
unos 7-10 cm de profundidad sobre el suelo seco
permanentemente. Los suelos húmedos permiten
que se desarrollen mohos, y el ave tiene el riesgo
de padecer de aspergilosis. Si el ave se aloja en el
exterior, la superficie de elección será la hierba fresca.
Conviene alejar al ave de grava, cemento, etc.
Reducir el peso del ave hasta su peso de vuelo.
Las aves de aviario deben ser encadenadas y
manipuladas tan pronto como sea posible. Esto
permite un tratamiento más directo de la afección.
Aumentar el ejercicio: volar hasta tres veces al día
en aves atadas con cordel puede ayudar a resolver la
pododermatitis; volar libremente es incluso mejor.
Figura 6.34 Pododermatitis bilateral grave de presentación aguda
en un esmerejón (Falco columbarius). Se ha retirado la costra, se ha
tomado una muestra con hisopo y se ha administrado lincomicina; sus
patas se han vendado con un vendaje almohadillado. Del cultivo se han
aislado Staphylococcus aureus, sensibles a la lincomicina.
Figura 6.35 A pesar del apropiado tratamiento que se realizó,
el esmerejón de la figura 6.34 no respondió correctamente. La
endoscopia reveló lesiones indicativas del síndrome de hígado y riñón
grasos. El pronóstico era muy grave, y por eso el ave fue sacrificada.
Esta es una imagen endoscópica a través del septo oblicuo que revela
un lóbulo craneal pálido y aumentado de tamaño del riñón izquierdo,
cubierto por el ovario.
214
●
CAPÍTULO 6:
Consideraciones médicas relacionadas con los traumatismos
La lincomicina y el marbofloxacino son inyectables y fáciles
de dar en tabletas, en la comida (lincomicina: 50 mg/kg dos
veces al día por vía oral; marbofloxacino: 10 mg/kg una vez
al día por vía oral). La clindamicina tiene una presentación
en cápsulas, lo que hace difícil su división. Estos antibióticos
se absorben bien en el intestino y llegan hasta las fascias tendinosas, articulaciones, huesos y otros tejidos infectados. Los
antibióticos preoperatorios suelen ser útiles, ya que eliminan
la infección y reducen la hinchazón e inflamación antes de la
cirugía. La cefalexina, la amoxicilina, la amoxicilina potenciada con ácido clavulánico y la ampicilina no son muy útiles.
Las figuras 6.36 y 6.37 ilustran otros casos de pododermatitis
avanzada en los que pueden contrastarse otras causas. Si el
ave tiene dolor, el tratamiento antibiótico debe combinarse
con el analgésico. Tanto el meloxicam como el carprofeno
son compuestos útiles que pueden administrarse por vía
oral (carprofeno: 1-2 mg/kg dos veces al día; meloxicam
0,1-0,2 mg/kg dos veces al día) y en inyectable (carprofeno
Figura 6.36 Un cirujano con buena intención amputó la pata
gravemente traumatizada de un halcón peregrino. Esta fotografía
de los restos, que antes fueron una pata normal, se tomó 10 días
después de la amputación. La discapacidad crónica de una sola pata
o una amputación siempre terminan con el sacrificio de las aves en
cautividad debido a la pododermatitis, incluso en las especies que
habitualmente no se ven afectadas por esta lesión.
Figura 6.37 Un caso de pododermatitis crónica en una ninfa (Nymphicus
hollandicus) debido a una falta completa de ejercicio de vuelo, obesidad
y malnutrición a largo plazo (dieta sólo con semillas). Muchos casos de
pododermatitis pueden mejorar en estas especies si hay cumplimiento
por parte del dueño; si el dueño no es colaborador y comprometido,
el ave morirá. Los requisitos incluyen una dieta baja en calorías y
suplementación de vitaminas y minerales: las dietas de tamaño pequeño
todo-en-uno son las ideales; las perchas se cubrirán con un refuerzo de
acolchamiento de alfombras de goma; no se pondrá papel de lija en el
suelo de la jaula; se establecerán períodos diarios regulares fuera de la
caja para pasear y, si es posible, algún ejercicio de vuelo.
1 mg/kg s.c.). Estos hacen que el ave se sienta más confortable y reducen la hinchazón, pero no deben emplearse para
sustituir a los antibióticos. Los antiinflamatorios no esteroideos deben darse siempre en el postoperatorio.
La falta de respuesta a la terapia con antibióticos, o una
infección muy agresiva, hace vital la bacteriología. Los cultivos deben tomarse desde la zona más profunda y activa
de las áreas de la infección. Algunos casos están infectados con bacterias gramnegativas (p. ej., Pseudomonas
spp.) y otras con hongos o levaduras. La clindamicina, la
enrofloxacina, el marbofloxacino, el sulfa-trimetoprim, el
ketoconazol y el itraconazol podrán ser los empleados.
La administración oral de medicamentos es la vía de elección en los casos que requieran varias semanas o incluso
meses de terapia. Las infecciones graves hacen que el pronóstico sea peor. Remple y Forbes (2000) demostraron que
se podía emplear cuentas de polimetilmetacrilato impregnadas con antibióticos introducidos durante la cirugía en
áreas infectadas crónicamente, permitiendo que el antibiótico pasara a los tejidos adyacentes lentamente, consiguiendo concentraciones significativas en la zona. Y dado
que el efecto es local, se pueden utilizar antibióticos relativamente tóxicos, como la gentamicina, con seguridad.
En las patas de las aves, el pus siempre es caseoso, a
menos que se mezcle con el líquido sinovial de la articulación o de la vaina tendinosa. La cirugía es necesaria para
eliminar el pus y el tejido cicatricial. Debe usarse una antibioterapia preoperatoria durante 5 días y se deben realizar
los cambios de tratamiento rutinarios recomendados. El ave
debe anestesiarse y se sitúa en decúbito dorsal. La pata debe
prepararse para el procedimiento quirúrgico realizando el
lavado y la aplicación de solución jabonosa alcohólica de
clorhexidina para piel; pues esta esteriliza y penetra mejor
que otras rutinas. Se debe eliminar todo el tejido cicatricial
de la piel y del tejido subcutáneo, así como todo el material
purulento mediante disección. El pus a menudo forma abscesos en la membrana de la piel entre los dedos y alrededor
del tarsometatarso distal; la eliminación deja una bolsa o
espacio muerto. La introducción de las cuentas impregnadas con antibióticos en estos espacios previene la formación
de abscesos de nuevo. Las vainas tendinosas y cápsulas articulares infectadas requieren eliminación del pus y lavado;
cualquier desgarro o incisión debe ser reparado una vez
eliminada la infección. El propósito de la cirugía una
vez eliminada la infección es recuperar el aspecto plantar de
una pata normal. Si es posible, la piel debe suturarse para
permitir una cicatrización por primera intención. Las suturas monofilamento son las mejores: polidioxanona, nailon
o supramid (Braun). Si la pata está muy infectada y deformada, se puede emplear una sutura en forma de bolsa de
tabaco para reducir la herida, pero deberemos realizar limpiezas y colocación de apósitos diariamente. Esto favorece
la cicatrización por segunda intención y su consumación a
través del agujero de la férula de la pata (v. fig. 6.32). A veces
es necesaria una segunda intervención para reconstruir la
almohadilla del metatarso. En cualquier caso, es muy recomendable, para ayudar al proceso de cicatrización, vendar la pata durante el postoperatorio, permitiendo que la
sangre circule sobre los tejidos en proceso de cicatrización
(v. «Escayolas protectoras para las patas» en el capítulo 5).
Algunos casos muy graves de pododermatitis tienen
una progresión de uno o más de los siguientes estadios: infección grave y penetrante con pus en las vainas
Esqueleto de las aves y tratamiento de las fracturas
tendinosas de los flexores, que originan deformación de
los dedos y a veces artritis séptica de las articulaciones
falángicas, artritis séptica de las articulaciones metatarsofalángicas, rotura de los tendones flexores, habitualmente
de la articulación metatarsofalángica, y osteomielitis del
hueso sesamoideo ventral del origen del dedo II. Todas
estas afecciones tienen mal pronóstico, pero es posible
salvar a algunas de esas aves (Harcourt-Brown, 1994).
No obstante, el tratamiento es caro y conlleva una importante inversión de tiempo por parte del dueño, y también
es doloroso y estresante para el ave, por lo que la eutanasia debe considerarse como una opción.
●
●
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Fracturas
Patrick Redig, Luis Cruz
Los objetivos del tratamiento de las fracturas en aves son
estabilizar la fractura, permitir o favorecer el reparto de
las cargas y propiciar un uso limitado durante la cicatrización. Reducir la morbilidad al aplicar los dispositivos
nos lleva a reducir la morbilidad general del paciente
y obtener una rápida recuperación. También se busca
la conservación de la longitud del hueso y la alineación angular y rotacional del miembro, pero la reducción
exacta y anatómica de los fragmentos óseos en muchos
casos no es necesaria.
Entre las caracter ísticas de los dispositivos ortopédicos
para llevar a cabo estos objetivos se encuentran la rigidez,
la versatilidad, la eficacia, la maleabilidad y el bajo peso.
215
Existen muchos diseños y objetivos funcionales que el dispositivo para la fijación debe ser capaz de cumplir.
BIBLIOGRAFÍA
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●
El dispositivo debe neutralizar las fuerzas que aplican
tensión, torsión, flexión y cizallamiento sobre el hueso.
En caso de fracturas oblicuas o conminutas, también es
esencial evitar el colapso del foco de fractura.
El dispositivo debe permitir un cierto grado actividad
durante la marcha y movimiento, sin lesionar el
miembro ni el resto de las partes adyacentes del cuerpo.
El dispositivo debe promover el intercambio de
carga en la medida en que la fractura lo permita.
Las fracturas oblicuas no tienen habilidad inherente
para compartir la carga; por lo tanto, la fijación debe
ser lo suficientemente fuerte como para soportar
toda la carga aplicada sobre el hueso. A medida
que la cicatrización progresa, el fijador puede ser
parcialmente retirado en el proceso que se conoce
como desestabilización dinámica, compartiendo así
la carga con el hueso cicatricial e incrementando el
porcentaje de cicatrización.
Con una buena fijación y un buen estado vascular
general en el foco de fractura, la cicatrización suele
llevarse a cabo entre 18-25 días, tiempo que está
dentro de la vida útil de los dispositivos para la
fijación. Sin embargo, la mayor ía de las fracturas
requieren más tiempo, y la integridad de los fijadores
debe mantenerse durante todo el per íodo. La pérdida
de las agujas no es una consecuencia inevitable y
puede evitarse con la adecuada colocación y uso de
agujas enroscadas con rosca positiva.
Esqueleto de las aves
y tratamiento de las fracturas
El fijador es la mitad de la ecuación en la reparación
de una fractura; el paciente es la otra mitad. El esqueleto de
las aves es fundamental y significativamente diferente
de los esqueletos de los mamíferos y presenta desaf íos
únicos para la fijación de las fracturas. Las corticales de
los huesos son finas y quebradizas, pero muy fuertes. Su
fuerza viene dada por su anatomía monocasco (es decir,
como la cáscara de huevo). Un defecto en su pared reduce
en gran medida su fuerza. También hay menor capacidad
para soportar los accesorios de fijación. Es esencial que las
agujas de los fijadores tengan un agarre sólido en las dos
corticales. Hay escasez de partes blandas sobre los huesos
largos. Por ello, los fragmentos óseos de la fractura conminuta pueden desplazarse y son propensas a perder su
aporte vascular. Además, la piel es muy fina y los fragmentos óseos se exteriorizan fácilmente. El hueso muy expuesto
es más a menudo inviable y se originan secuestros en 23 semanas si no se eliminan. Hay escasez de hueso esponjoso en el esqueleto de las aves y, hasta la fecha, no se han
probado clínicamente métodos fiables para el injerto óseo.
Por último, en relación con las fracturas del miembro pélvico, dado que la locomoción de las aves es bípeda, una
fractura unilateral supone que la extremidad contralateral
debe manejar una fuerza tremenda. El tratamiento satisfactorio de la fractura en aves requiere no sólo la aplicación
de una buena fijación, sino también el tratamiento de esos
otros muchos desaf íos que son únicos en las aves.
216
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CAPÍTULO 6:
Consideraciones médicas relacionadas con los traumatismos
Materiales
Los materiales y dispositivos que se utilizan principalmente
para resolver las fracturas de las aves son agujas intramedulares, tanto clavos de Steinmann como agujas (las agujas
de Kirschner o K-wires son agujas con un diámetro menor
de 1,6 mm); los fijadores externos (FE) emplean barras y
conectores convencionales o una barra conectora de polímero (metacrilato o resina epoxi), y rótulas de fibra de carbono. La estabilización con placas óseas ha recibido escasa
atención en las diferentes especies de aves por diferentes y
variadas razones, incluidas la morbilidad asociada a la colocación, la necesidad de seguimiento quirúrgico para quitar
las placas en el caso de aves salvajes destinadas a ser liberadas y la falta de una eficacia demostrada (Christen et al.,
2005). Al final del capítulo puede encontrarse un listado de
los productos mencionados en las páginas siguientes.
Para los FE, se pueden emplear agujas parcialmente
enroscadas, agujas de rosca positivaa diseñadas específicamente para aves y animales exóticos pequeños y que
están disponibles comercialmente. Estas nos ofrecen una
gran energía de sujeción en las finas corticales. Estas agujas también pueden tener superficie rugosa en la porción
terminal del lado opuesto enroscado diseñado para que
se agarre la matriz acr ílica de los materiales adhesivos.
Las agujas con rosca negativa pueden emplearse como
una aguja de anclaje secundario en una estructura compleja, pero no se deben usar en aplicaciones de alta tensión, ya que son más propensas a romperse en el punto
de unión entre la rosca y la aguja. También hay disponibles agujas enroscadas en el centro de rosca positiva
especiales para los fijadores tipo II y en tamaños grandes,
las cuales son útiles en aves que pesan más de 4-5 kg.
Los materiales como el metacrilato y resina epoxi son
una categor ía de materiales que se utilizan para conectar
las agujas de un FE. Entre los acr ílicos pueden ser adecuados los acr ílicos dentalesb o los productos para reparar los
cascos de los caballos.c,d El acr ílico puede moldearse sobre
la aguja en forma de masa mientras fragua o puede cargarse en una jeringuilla durante su fase líquida e inyectarse en un material moldeable como un drenaje Penrose
o una paja de plástico. Las resinas epoxi son menos adecuadas por su carácter más viscoso y pegajoso antes de
fraguar y ser más flexibles y blandas hasta que fraguan.
La resina epoxi Plumber se suplementa con una masa
moldeable a mano que la hace más fácil de usar, pero es
menos r ígida que cuando fraguan los acr ílicos. Las resinas epoxi tienen la ventaja de que, como los adhesivos, se
unen íntimamente a las agujas de los FE, mientras que los
acr ílicos forman sólo un cierre mecánico.
Los otros tipos de materiales usados para las barras
de los fijadores externos son cintas de precintoe,f,g que
tienen resinas termolábiles impregnadas en la matriz de
material sintético. Estas cintas son irrompibles y tienen
una capacidad sustancial para soportar fuerza. Algunas
de ellas (p. ej., Hexcelite) tienen un carácter adhesivo
medio, por lo que se adhiere a las agujas de los FE. Son
inodoras y moldeables para adquirir cualquier configuración, según la situación de la aguja. Los termoplásticos requieren inmersión en agua caliente para activar la
resina y pueden ser recalentados más tarde, por ejemplo
con una pistola o secador de calor o una compresa de
agua caliente, y así se podrán hacer ajustes en el fijador.
Su unión a las agujas de acero puede incrementarse con
un revestimiento de una última capa mediante un pegamento de cianocrilatoh justo antes de aplicar la cinta o
esparadrapo (R. Hess, comunicación personal).
Aunque existen varios métodos diferentes para reparar
diversas fracturas aviarias descritos en la literatura científica, la construcción conocida como fijador esquelético
externo-interno tie-in (TIF, también denominada fijador
híbrido) y variaciones de la misma han dado resultados
excepcionales en una variedad de fracturas que afectan a
la mayor ía de los huesos largos (Redig, 2000). Este fijador
consiste en una aguja intramedular que rellena aproximadamente tres cuartas partes de la cavidad medular y dos
agujas colocadas en las porciones más proximal y distal
del hueso afectado para poder formar el fijador externo
(fig. 6.38a-c). La aguja intramedular se dobla en un ángulo
de 90° en el punto de salida y se rota en el mismo plano
que las agujas colocadas para el fijador externo. Se coloca
una pieza de tubo fino de látex (p. ej., un drenaje Penrose)
sobre las agujas como molde. El molde se rellena con el
acr ílico reparador de los cascos de caballo inyectándolo
con una jeringuilla; así se consigue fijar todas las agujas juntas. Esta técnica se desarrolló para conseguir una
estabilidad rotacional y longitudinal en las fracturas de
húmero sin recurrir a una coaptación externa, como los
vendajes en ocho, durante el per íodo postoperatorio y se
ha ido extendiendo a otros huesos largos. La coaptación
en forma de ocho se utiliza como fijación adicional en las
fracturas del ala en algunas circunstancias.
Este capítulo está organizado de acuerdo a la disposición de los huesos en el esqueleto apendicular,
comenzando por el miembro pectoral. Los abordajes quirúrgicos, las técnicas de fijación y las radiograf ías pre- y
postoperatorias de los casos reales se utilizan para presentar un amplio pero detallado resumen.
Métodos de fijación
para las fracturas del húmero
Consideraciones generales
El húmero puede dividirse en tres zonas para la evaluación de las fracturas y la selección del dispositivo para la
fijación. La zona proximal se extiende desde la región subcondilar, cerca de la articulación del hombro, hasta la parte
distal de la cresta pectoral. La zona diafisaria se extiende
desde el final de la porción distal de la cresta pectoral
hasta el vértice de la curvatura diafisaria distal, y la zona
distal, que incluye la porción curvada del húmero distal.
Un método para la fijación de las
fracturas de la zona proximal del
húmero: la banda de tensión tie-in
Las fracturas que se producen más a menudo en la zona
proximal son transversas. Uno de los factores que complican la fijación es la curvatura de este segmento óseo.
Adicionalmente, con frecuencia es dif ícil porque existe
poco apoyo en el fragmento proximal con la aguja
Métodos de fijación para las fracturas del húmero
Cúspide de la
cresta pectoral
Epicóndilo
© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
(a)
(b)
Figura 6.38 (a-c) Véase el pie de figura en la página siguiente.
●
217
218
●
CAPÍTULO 6:
Consideraciones médicas relacionadas con los traumatismos
90° de curvatura
del clavo
intramedular
Barra acrílica
Aguja de FE
(c)
Figura 6.38 (a) Colocación de un clavo intramedular (IM) por inserción retrógrada del clavo en el fragmento proximal del húmero. (b) Reducción
de la fractura y colocación normógrada del clavo IM en el fragmento distal humeral y colocación de las agujas de un fijador externo (FE) en las
localizaciones proximal y distal. (c) El fijador híbrido completado (TIF). Se aprecia los 90° de curvatura del clavo intramedular y la inclusión del
mismo a lo largo de ambas agujas de FE en la barra acrílica conectora cilíndrica.
intramedular, como se utiliza convencionalmente en
la fijación TIF, y no hay suficiente hueso para aceptar
una aguja proximal del fijador externo al lugar de fractura. Una alternativa es una variación del TIF utilizando
una banda de tensión (fig. 6.39). El método se parece a
uno usado para la reparación de las fracturas proximales de húmero en humanos. Esto incluye la exposición
del húmero proximal desde su cara dorsal (v. fig. 6.39d)
y la colocación de dos pequeñas agujas de pequeño
diámetro cruzadas en el lugar de la fractura en el fragmento proximal. Estas agujas se dirigen de manera retrógrada para que cada una de ellas salga por cada una de
las caras de la cresta pectoral (v. fig. 6.39e). La fractura
se reduce y las agujas entonces se dirigen hacia el fragmento distal, obteniendo como resultado la aplicación
de presión sobre los bordes de la fractura. Un cerclaje (es
el único lugar donde se puede recomendar la colocación
de un cerclaje) se pasa a través de un agujero perforado
transversalmente en el fragmento distal alrededor del
diámetro del hueso distal al lugar de la fractura y otro
taladrando a través del borde de la cresta pectoral justo
detrás del punto de salida de las agujas (v. fig. 6.39f). La
elevación del periostio del músculo deltoides y del pectoral del húmero es necesaria para poder llevar a cabo
estas maniobras. Una vez que se sitúa el cerclaje, este se
anuda en forma de ocho, completando de esta manera
la banda de tensión. Se deja que las agujas sobresalgan
sobre la cabeza del húmero para su futura retirada (en
aves pequeñas –menos de 300 g– es suficiente la colocación de las agujas). La musculatura se sutura de nuevo
en la cresta pectoral y la piel se cierra por encima. Para
dar un soporte adicional, se pueden colocar dos agujas
del FE en el fragmento distal. En este caso, las agujas protruirán desde el fragmento proximal y se doblarán en 90°
conectando una barra de metacrilato que reúna y enlace
todos los elementos con la configuración tie-in. El ala se
vendará pegada al cuerpo durante 1 semana.
(a)
Métodos de fijación para las fracturas del húmero
●
219
© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
(b)
(c)
(d)
(e)
(f)
Figura 6.39 (a-i) Véase el pie de figura en la página siguiente.
220
●
CAPÍTULO 6:
Consideraciones médicas relacionadas con los traumatismos
(g)
(h)
(i)
Figura 6.39 Tratamiento de una fractura proximal de húmero. (a) Radiografía preoperatoria
de una fractura en el segmento proximal del húmero de un águila calva (Haliaeetus
leucocephalus). En este caso, la fractura transversa se acompañaba con una ablución
parcial de la cresta pectoral. (b) Ilustración del método de fijación de banda de tensión
para a. Tras la exposición quirúrgica del fragmento proximal, dos agujas Kirschner de
1,6 mm de diámetro fueron situadas retrógradamente en cruz desde los fragmentos dorsal
y ventral hasta la cresta pectoral en el fragmento proximal. La fractura se redujo y las
agujas se dirigieron de manera normógrada en el fragmento distal. Se realizaron agujeros
transversos en el fragmento distal, uno distal al foco de la fractura al diámetro del hueso
y otro a través del borde de la cresta pectoral. Se pasó un cerclaje en forma de ocho a
través de los agujeros y detrás de las agujas. (c) Preparación del lugar de la cirugía
para un abordaje dorsal del húmero. Las plumas se retiraron desde un lugar
craneal al hombro hasta justo distal a la cara medial del húmero. (d) Exposición del
lugar de fractura. El vientre del músculo deltoides fue dividido longitudinalmente y retirado,
dejando su anclaje a la diáfisis del húmero intacto mientras se permitía la exposición
del borde de la cresta pectoral. Ventral a la cresta, el músculo pectoral mayor se elevó.
(e) Colocación de agujas cruzadas. Dos agujas de Kirschner de 1,6 mm se colocaron
retrógradamente en el fragmento proximal, atravesando el espacio intramedular y
saliendo a cada lado de la cresta pectoral. Tras esto, la fractura fue reducida y las agujas
se dirigieron hacia el fragmento distal. (f) Colocación y cierre de un cerclaje en forma
de ocho. El cerclaje largo tensado es el cerclaje en forma de ocho. El cerclaje pequeño
tensado es uno de los muchos usados para unir una porción avulsionada de la cresta
pectoral. (g) Radiografía postoperatoria. Se ha conseguido un realineamiento anatómico
normal, preservando la curvatura del húmero proximal. (h) Radiografía 23 días después
de la operación. Alineamiento y aproximación de los fragmentos satisfactorios, evolución
del callo óseo favorable. El grado de movilidad pasiva de la terapia física comenzó en el
día 2 del postoperatorio. (i) Radiografía 31 días después de la operación. La cicatrización
fue completa. Una aguja cruzada fue eliminada, la otra no era recuperable. El alambre del
cerclaje fue un implante permanente.
Aplicación del TIF en las fracturas
de la diáfisis del húmero: TIF
arquetípico
Las fracturas diafisarias del húmero se reparan fácilmente, a no ser que haya una excesiva conminución
o una exteriorización amplia de los fragmentos óseos.
La mayor ía de las fracturas diafisarias son oblicuas,
y el fragmento proximal tiende a proyectarse hacia la
superficie dorsal del ala, o bien el fragmento distal atraviesa la piel en la superficie ventral o empuja contra el
radio y el cúbito debido a la contracción de los músculos
extensores del carpo. El nervio radial atraviesa la diáfisis
desde la zona caudal hacia la craneal y debe preservarse
durante el abordaje quirúrgico dorsal. La manipulación
de este nervio es un rasgo caracter ístico en el tratamiento
de las fracturas diafisarias. El tendón del tr íceps recorre distalmente la zona caudal del hueso, envolviendo
Métodos de fijación para las fracturas del húmero
el cóndilo distal y desplazándose por el olécranon.
El músculo tr íceps es muy fuerte y el momento de flexión
que aplica sobre el húmero es una fuerza que debe ser
contrarrestada con la fijación. Los pasos que se requieren para la colocación del TIF en la fractura de la diáfisis humeral se ilustran en la figura 6.38a-c y se muestran
en la serie de imágenes quirúrgicas y radiograf ías de la
figura 6.40.
El método de las agujas cruzadas para reparar las fracturas distales es una variación del procedimiento tie-in;
sin embargo, la colocación de las agujas es técnicamente
(a)
(b)
© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
(f)
(c)
(g)
Figura 6.40 (a-k) Véase el pie de figura en la página siguiente.
221
Un método de fijación para las
fracturas distales y subcondilares
del húmero: las agujas cruzadas TIF
(e)
(d)
●
(h)
222
●
CAPÍTULO 6:
Consideraciones médicas relacionadas con los traumatismos
(i)
(k)
( j)
Figura 6.40 Fijación de una fractura diafisaria media de húmero con un fijador híbrido o tie-in. (a) Radiografía preoperatoria. Este caso consistía
en una fractura cerrada, diafisaria media, transversa, en un búho chico (Asio otus). (b) Introducción de una aguja intramedular (IM). La aguja se
insertó de manera retrógrada en el fragmento proximal en el foco de fractura. Obsérvese la retracción del nervio radial con una lazada de gasa.
(c) Colocación de las agujas de un fijador externo (FE). Se emplearon agujas enroscadas con rosca positiva (Imex Veterinary Inc., Texas, EE.UU.).
La primera se situó en la diáfisis proximal a los cóndilos a la altura del epicóndilo, donde el tendón del origen del supinador y del extensor digital
común se anclan (v. fig. 6.38b). (d) La segunda aguja de FE se situó en la diáfisis del húmero proximal en el punto adyacente al vértice de la
curvatura de la cresta pectoral. (v. fig 6.38b), un punto que puede ser palpado como referencia. Para proteger las partes blandas de las lesiones con
los taladros de las agujas, se creó un túnel con una hemostática y los músculos que la rodeaban fueron retraídos. (e) Imagen intraoperatoria tomada
en el momento en que la aguja IM se colocó en los fragmentos proximal y distal, ambos de 1,15 mm de diámetro. Las agujas de la interfase del
FE acrílico se han instalado (Imex Veterinary, Longview, TX). (f) Doblado de la aguja IM. Para unir la aguja IM al FE, el extremo de la aguja IM se
dobló 90°. Para hacer esto, es imperativo estabilizar la aguja con pinzas de bloqueo para evitar transmitir las fuerzas de flexión al hueso. (g) Anclaje
de la barra del fijador. La aplicación de la barra del fijador se lleva a cabo forzando una pieza tubular de pared de plástico fino (p. ej., un drenaje
Penrose de 10 mm de diámetro) sobre las agujas. Entonces se rellena con un material acrílico para reparar los cascos de los caballos inyectado
a través de la boquilla de una jeringuilla de irrigación. Cuando el acrílico haya fraguado, el exceso de material se recorta. (h) «Almohadillado».
Se colocaron gasas estériles de 2 2 entre el fijador y la piel para absorber los fluidos exudados y reducir la inflamación postoperatoria y el
movimiento de las partes blandas. Las gasas deben cambiarse cada 18-24 h en el postoperatorio. Obsérvese el uso del acrílico para la barra del
fijador en este caso. (i) Radiografía postoperatoria después de completar el TIF. Nosotros elegimos utilizar sólo una aguja proximal y otra distal en
el FE en este caso, para reducir la morbilidad en los alrededores de las partes blandas gravemente traumatizados adyacentes al foco de fractura
(compárese con la fig. 6.48). (j) Radiografía 21 días después de la operación. La aguja intramedular se ha eliminado, pero las agujas del FE y la
barra conectora se dejaron en su lugar durante 1 semana más. (k) Radiografía después de la eliminación del fijador; la cicatrización fue completa
en 30 días.
diferente de la colocación de la aguja intramedular convencional. Parte de la estabilidad conseguida se debe a la
presión lateral de las agujas sobre las paredes de la cavidad neumática del hueso.
Se colocan dos agujas de manera retrógrada, saliendo
por la cara del cóndilo opuesto al de la cavidad intramedular por el que se introdujo y con un ángulo de 20-30°
con respecto al eje longitudinal del hueso. Se deben introducir retrógradamente hasta que se nivelan los extremos
o justo ligeramente por debajo del borde del lugar de la
fractura (fig. 6.41a). Se reduce la fractura y las agujas se
dirigen hacia el fragmento proximal, 1-2 cm al mismo
tiempo, alternativamente, hasta que se asientan en el fragmento proximal (fig. 6.41b). El error más frecuente en este
momento es insertar una aguja demasiado lejos por delante
de la otra. Las agujas del fijador externo se insertan como se
ha descrito anteriormente. Se usa una barra de acero inoxidable convencional (de diámetro de 3,2 mm) del dispositivo KE para pequeños animales con las correspondientes
rótulas que conectarán las agujas de la fijación junto con
al menos una de las agujas cruzadas intramedulares, obteniendo la configuración tie-in (v. fig. 6.41b). Las radiograf ías tomadas del caso ilustran este tipo de tratamiento de la
fractura y se muestran en las figuras 6.41c y 6.41d.
Métodos de fijación para las fracturas del húmero
●
223
(a)
© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
(b)
(c)
(d)
Figura 6.41 Método TIF con agujas cruzadas para las fracturas femorales y humerales distales. (a) Colocación de agujas de pequeño diámetro en
los fragmentos de una fractura distal humeral donde no hay hueso suficiente para obtener agarre en el fragmento distal con una aguja convencional
intramedular. (b) TIF con agujas cruzadas tal como se aplicaría a una fractura distal de húmero. (c) En esta radiografía postoperatoria de un gran
búho cornudo se muestra la relación de las agujas cruzadas en los cóndilos y el lugar de la fractura, así como la manera de incorporar esas agujas
al fijador en el TIF. (d) Radiografía 4 semanas después de la operación y después de eliminar el fijador; se muestra la fractura completamente
cicatrizada.
224
●
CAPÍTULO 6:
Consideraciones médicas relacionadas con los traumatismos
Métodos de fijación
de las fracturas diafisarias
del miembro anterior
Consideraciones generales
La mayor ía de las fracturas del miembro anterior pueden
ser reparadas aplicando el TIF al cúbito y estabilizando
el radio con una aguja intramedular para evitar la sinostosis (puente óseo entre el radio y el cúbito). Métodos
menos complejos, como el vendaje en forma de ocho
(fig. 6.42), pueden utilizarse si no es necesario el restablecimiento de la capacidad de vuelo.
(a)
Aspectos importantes
en la colocación de las agujas
en diferentes fijadores
El método y la localización de la situación de las agujas
intramedulares en el radio y el cúbito es fundamental
para minimizar la morbilidad articular. El radio puede
repararse mediante la colocación de una aguja intramedular de manera retrógrada con la salida de la aguja
en el extremo distal. La anatomía de la articulación del
carpo permite esto sin una excesiva morbilidad. El cúbito
debe ser abordado de manera normógrada insertando
la aguja en el extremo proximal justo distal al punto de
inserción de anclaje del tendón del tr íceps (fig. 6.43a).
(b)
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Métodos de fijación de las fracturas diafisarias del miembro anterior
●
(c)
(d)
(e)
(f )
225
Figura 6.42 El vendaje en forma de ocho es mucho más fácil de aplicar con el animal anestesiado y en decúbito esternal. El ala afectada se
extiende parcialmente y las plumas terciarias se identifican e incluyen en el vendaje (a). Se emplea gasa para la primera capa del vendaje (p. ej.,
Johnson & Johnson Kling). El extremo libre de la gasa se sujeta en su posición con los dedos de una mano en la cara ventral del ala en el
borde anterior (b) y se lleva desde debajo del ala por detrás de plumas terciarias y sobre la superficie dorsal. Se aplican cuatro vueltas de gasa
de esta manera, prestando atención a mantener la gasa distribuida de manera uniforme entre el codo y la axila. Después de esto, la capa se
extiende llevando la gasa alrededor del borde craneal del ala, anterior al húmero (c) y continuando con una figura en ocho hasta que se obtiene un
voluminoso, que no apretado, envoltorio aplicado (d). Se aplica sobre la gasa una envoltura de un vendaje elástico no adherente (p. ej., 3M Vetrap).
Este debe empezar en el codo de la misma manera que la envoltura con la gasa inicial (e) y se extiende cranealmente, completando la figura en
ocho como se ve en (f). Cuando el vendaje se ha completado, debe estabilizarse el codo y la articulación del carpo sin sobreflexionar el carpo. El
borde craneal de las plumas primarias debe estar paralelo a las plumas secundarias.
226
●
CAPÍTULO 6:
(a)
(b)
Consideraciones médicas relacionadas con los traumatismos
Área aproximada de
inserción del tendón del tríceps
Métodos de fijación de las fracturas diafisarias del miembro anterior
●
227
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(c)
(d)
Figura 6.43 Ilustraciones para la colocación de una aguja IM en el cúbito. La aguja del cúbito se introduce por la cara caudal del cúbito, entre los
folículos de las últimas plumas secundarias (las más proximales) y casi perpendiculares al eje longitudinal del hueso (a). Se realiza una perforación
alargada en la corteza del hueso y se reduce el ángulo de la aguja con el hueso, y, según la aguja penetra la cortical del cúbito, ambos se alinean
longitudinalmente. La aguja entonces se dirige normogradamente a través de la fractura reducida y se asienta en el extremo distal del hueso (b). Hay
que tener cuidado de no penetrar el extremo distal del cúbito. Para obtener el resultado final, se transforma la aguja del cúbito en un fijador tie-in
añadiendo unas agujas para un FE, se dobla la aguja intramedular 90° (c) y se aplica una barra conectora (d).
228
●
CAPÍTULO 6:
Consideraciones médicas relacionadas con los traumatismos
La colocación retrógrada de la aguja intramedular en el
cúbito está contraindicada, ya que, con la salida de la
aguja por el olécranon, puede lesionar la articulación,
el tendón del tr íceps, o ambos. Además, una aguja que
sale por el olécranon puede causar lesión articular con
el movimiento asociado a la terapia f ísica controlada
durante el per íodo postoperatorio. A continuación se
detallan recomendaciones específicas para la fijación de
varios tipos y localizaciones de fracturas.
Fracturas de la diáfisis proximal
del cúbito, con el radio intacto
o fracturado
Si el radio está intacto y la fractura del cúbito es estable (p. ej., las fracturas transversas bien alineadas) una
opción de tratamiento adecuado es la simple coaptación
con un vendaje en ochoi,j (v. fig. 6.42). Hay que asegurarse de que el cúbito está bien alineado en ambas proyecciones radiográficas ventrodorsal y caudocraneal
cuando se elige esa opción.
Si el radio está fracturado, se puede emplear una
aguja intramedular en el radio sin fijación en el cúbito
(fig. 6.44), especialmente si esta es conminuta, o también
es viable colocar un tipo I de FE en el cúbito (fig. 6.45)
(un TIF no se puede usar, dado lo extremadamente corta
que es la porción proximal del cúbito en este caso). La
aguja del radio puede colocarse introduciéndola por el
foco de fractura del radio y de manera retrógrada hacia
el metacarpo; asimismo, con una buena técnica, esta
puede introducirse con el motor por el extremo distal del
radio y de manera normógrada hacia el fragmento proximal después de la reducción de la fractura. En algunos
casos, cuando la fractura del cúbito tiene una localización muy próxima, sólo se puede colocar una aguja del
FE tipo I en el fragmento proximal, pero por lo menos
dará una estabilidad longitudinal y rotacional en este
segmento óseo. La coaptación con un vendaje en forma
de ocho o la colocación del esparadrapo para sujetar el
ala al cuerpo durante 7-10 días proporciona más ventajas. La terapia f ísica puede llevarse a cabo dentro de la
primera semana eliminando temporalmente el vendaje
bajo anestesia.
Fracturas diafisarias y distales
del cúbito, con el radio intacto
o fracturado
A continuación detallaremos varias opciones para la
reparación del radio y el cúbito y la elección dependerá
de las caracter ísticas de la lesión y el resultado deseado.
Las figuras 6.43a-d ilustran los pasos básicos para la aplicación de una barra de acr ílico-TIF en el cúbito.
(a)
(b)
(c)
Figura 6.44 Este gavilán de cola roja (Buteo jamaicensis) fue admitido con una fractura conminuta de radio y cúbito de alta energía (a) que se reparó
con la colocación retrógrada de una aguja IM sólo en el radio (b) para preservar las partes blandas restantes en los alrededores de la fractura de
cúbito. El ala se mantuvo con un vendaje de coaptación en forma de ocho y se consiguió una unión satisfactoria en 33 días (c).
Métodos de fijación de las fracturas diafisarias del miembro anterior
(a)
© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
●
●
Para las fracturas de cúbito en las que el radio
está intacto y no se requiere una vuelta al vuelo
necesariamente, una coaptación con un vendaje
en ocho puede ser adecuada. Si es necesaria la
vuelta al vuelo, se tendrán más posibilidades de
éxito con una fijación con aguja intramedular,
un FE tipo I, o un fijador tie-in (preferiblemente,
véase más adelante).
Para fracturas simples de uno o ambos huesos,
el radio o el cúbito, las agujas intramedulares se
aplicarán como muestra la figura 6.46. Este método
aporta un alineamiento y estabilización longitudinal,
pero requiere un vendaje en forma de ocho en el
postoperatorio durante 10-14 días. Puede utilizarse
la inserción normógrada de la aguja en el cúbito
(v. fig. 6.43a,b).
En las fracturas conminutas de cúbito se aplica un
FE tipo I (fig. 6.47). Obsérvese el uso de tres agujas
en el FE en cada fragmento de la fractura para
proporcionar una adecuada estabilidad.
229
(b)
Figura 6.45 Radiografías de la fijación con
un FE en el cúbito y una aguja IM en el radio.
Este gavilán de Cooper (Accipiter cooperi)
fue admitido con fracturas de radio y cúbito
(a). Se insertó una aguja intramedular en
el radio de manera retrógrada, saliendo
por el carpo. Se aplicó un tipo I de FE al
cúbito con una barra conectora acrílica
(b). La cicatrización progresó normalmente
y la fijación se eliminó en 28 días (c). El
enclavijamiento del cúbito con una aguja IM
puede ser una alternativa aceptable en este
caso.
(c)
●
●
●
La mejor opción para cualquier fractura de cúbito
en los dos tercios distales del hueso es un fijador
TIF (fig. 6.48) cuando se desea que vuelva a volar y
cuando la fractura y las partes blandas permiten su
aplicación. El TIF se aplica como se muestra en la
figura 6.43. Las pequeñas agujas del FE se pueden
colocar a lo largo de la diáfisis del cúbito en aves con
miembros anteriores muy largos (águilas, grullas)
para aportar estabilidad adicional. En la figura 6.48b,
se ve el uso de dos agujas en el FE con la convencional
barra y las rótulas de Kirshner-Ehmer como fijación
temporal. Esto puede aplicarse con rapidez durante
el examen a la recepción del animal y puede
evitar que se exterioricen los fragmentos óseos y
favorecer la circulación mientras se espera realizar
la oportuna fijación definitiva. La reparación de la
fractura puede retrasarse de esta manera hasta un
máximo de 1 semana; el ala con este fijador aplicado
temporalmente se debe mantener unida al cuerpo
mientras tanto.
230
●
CAPÍTULO 6:
Consideraciones médicas relacionadas con los traumatismos
(a)
(c)
Casos especiales del miembro
anterior: radio fracturado proximal
o distalmente, con el cúbito intacto
Entre las opciones de tratamiento se encuentran: 1) coaptación y no fijación, recomendada sólo para las fracturas
de radio muy proximales, y 2) colocación de una aguja
intramedular típicamente situada retrógradamente, con
salida por el extremo distal del radio, en el caso de fracturas de radio diafisarias y distales.
(b)
Figura 6.46 Agujas IM, una en el radio y
otra en el cúbito, que ofrecen resultados
satisfactorios donde ambos huesos están
fracturados. La aguja del radio se coloca
primero retrógradamente en el fragmento
distal, saliendo por el metacarpo. Esta águila
dorada (Aquila chrysaetos) fue admitida con
una lesión por proyectil de baja energía en
el radio y el cúbito (a) acompañada de una
mínima lesión en las partes blandas. Se
insertaron agujas intramedulares en el radio
y el cúbito, la primera de manera retrógrada
saliendo por el carpo, la segunda de manera
normógrada (b). Ambas fracturas cicatrizaron
completamente en 70 días (c).
Las fracturas proximales de radio a menudo ocurren
en halcones y ocasionalmente en otras rapaces, originadas frecuentemente por las redes de alambre suspendidas.
Estas puede que vayan acompañadas o no de diferentes
grados de luxación de codo (fig. 6.49). En la mayor ía de
los casos el fragmento proximal es muy corto para la colocación de agujas. La coaptación es lo que se emplea más
frecuentemente; se aplica durante 3-4 semanas combinada
con terapia f ísica intermitente comenzando después de la
segunda semana. Si el cúbito está luxado desde el húmero,
la imbricación de los bordes del tendón del tr íceps y del
Métodos de fijación del metacarpo principal
(a)
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(c)
tendón extensor digital común suelen ayudar para estabilizar la articulación. Entre las consecuencias indeseables se
encuentran la artritis del codo y la no-unión.
La mejor manera de reparar las fracturas de radio que
se sitúan en los tres cuartos distales del hueso es con el
enclavijamiento intramedular (fig. 6.50). El radio es un
hueso muy móvil incluso cuando el cúbito está intacto
y el ala se estabiliza con un vendaje en ocho; el radio
tiende a moverse, de ahí la necesidad de inmovilización.
Hay una alta probabilidad de formación de sinostosis,
es decir, un puente óseo entre los dos huesos, especialmente en las fracturas que se localizan más distalmente,
si el radio no está estabilizado.
●
231
(b)
Figura 6.47 Este gavilán de cola roja
presentaba una fractura diafisaria del cúbito
en la que existía desplazamiento de los
fragmentos y un alto riesgo de sinostosis con
el radio si no se llevaba a cabo la reducción
y estabilización. (b) Radiografía, 2 semanas
después de la operación, que muestra la
implantación de un fijador externo de tipo I.
Debido a la presencia de lesión de partes
blandas en el foco de la fractura, se eligió
este tipo de fijación en lugar de un TIF. Para
asegurar la estabilidad y longevidad del fijador,
se emplearon tres agujas enroscadas de rosca
positiva, colocadas perpendicularmente al
hueso, a cada lado del foco de la fractura.
(c) Radiografía, 5 semanas después de la
operación y después de la eliminación del
fijador. Puede observarse una cicatrización
de la fractura con la formación de un mínimo
callo externo.
Métodos de fijación
del metacarpo principal
Consideraciones generales
El tratamiento de las fracturas de los huesos metacarpianos mayores constituye un desaf ío. La mayor ía de
las fracturas metacarpianas son fracturas de alta energía. La energía del agente causante de la fractura, ya sea
una valla de alambre, líneas de alta tensión o proyectiles, se concentra sobre un área muy pequeña que tiene
una escasa protección por las partes blandas. La pequeña
232
●
CAPÍTULO 6:
Consideraciones médicas relacionadas con los traumatismos
(b)
(a)
(c)
(d)
(e)
Figura 6.48 (a) Vista ventrodorsal y craneocaudal de unas
fracturas diafisarias de radio y cúbito en un gavilán de cola roja
causadas por un proyectil. El grado de desplazamiento de los
fragmentos puede verse rápidamente en la vista craneocaudal.
(b) Aplicación temporal de un fijador de dos agujas. Colocado
rápidamente en el momento de la admisión y acompañado de una
coaptación en forma de ocho, este dispositivo se emplea para
restablecer la longitud del hueso y eliminar la tensión de las partes
blandas hasta que la fijación quirúrgica completa se pueda llevar a
cabo. (c) Radiografía intraoperatoria que muestra la colocación de
la aguja IM en el radio y el cúbito, y las agujas del FE en el cúbito
distal y proximal, concretamente las mismas que se usaron para
el fijador temporal. (d) Vistas ventrodorsal y craneocaudal,
3 semanas después de la operación. Puede observarse claramente
la formación del callo. (e) Vistas ventrodorsal y craneocaudal,
5 semanas después de la operación y después de la cicatrización
de la fractura y eliminación del material de la fijación.
cantidad de partes blandas absorbe una buena porción
de esa energía y sufre una importante lesión en este proceso. Las fracturas típicas del metacarpo son abiertas o
conminutas. Los huesos metacarpianos menores pueden
suministrar un soporte interno y repartir las fuerzas si no
están fracturados, logrando que el pronóstico mejore. El
porcentaje de éxito con cualquier tipo de tratamiento es
más bajo que el que tienen otro tipo de fracturas en huesos largos, excepto en el tarsometatarso.
El rango de las opciones de tratamiento va desde la
coaptación usando una férula reforzada (férula de bordes curvados) y el vendaje en forma de ocho hasta los FE
tipo I. Las fracturas del metacarpo son altamente inestables y restablecer la carga compartida no es posible; por
lo tanto, el fijador o el dispositivo de coaptación deben
soportar la carga por completo durante la cicatrización.
Los TIF han tenido menos éxito que otros modos de
fijación.
Métodos de fijación del metacarpo principal
(a)
(c)
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(a)
(c)
(b)
Figura 6.49 Fractura proximal de radio (dentro de los
2-3 diámetros del hueso del codo). (a) Admisión. (b) Tres
semanas. (c) Cinco semanas. Este halcón peregrino fue
admitido con una fractura transversa de baja energía y
cerrada del radio proximal. El cúbito estaba intacto y los
elementos de la articulación del codo estaban luxados. En
esta localización, el radio está protegido y se mantiene por
las partes blandas. Esta fractura se maneja adecuadamente
con una coaptación y un vendaje en forma de ocho;
con todo, los resultados estuvieron acompañados de
degeneración articular.
(b)
Figura 6.50 Fractura distal de radio en un águila calva
(Haliaeetus leucocephalus) causada por un proyectil.
(a) La flecha indica el lugar de la fractura. (b) Vista
postoperatoria ventrodorsal después de colocar una
aguja IM. En este caso, la aguja ha sido introducida por
el extremo distal del radio al metacarpo y dirigida de
manera normógrada desde el fragmento distal hasta el
proximal. (c) Cinco semanas después de la operación
y después de que la fractura ha cicatrizado, la fijación
se ha eliminado. El lugar de la fractura se indica con la
flecha.
●
233
234
●
CAPÍTULO 6:
Consideraciones médicas relacionadas con los traumatismos
La coaptación es adecuada para las fracturas de baja
energía, transversas, reducibles, especialmente si los
metacarpianos pequeños están intactos. Dado que el ala
debe consolidarse con una férula durante más de 3 semanas, la morbilidad potencial relacionada con la inmovilización es importante. Las férulas deben ser de material
moldeable (p. ej., las férulas Samk o las de plástico termomoldeable para veterinaria [VTP]f de bordes curvados) y han sido medios utilizados satisfactoriamente
para la coaptación en la estabilización de las fracturas
del metacarpo (figs. 6.51 y 6.52). La fijación externa convencional es otra elección para las fracturas del metacarpo de alta intensidad con conminución y lesiones
muy extensas de las partes blandas, para su reducción,
alineamiento y estabilización, que puede llevarse a cabo
con una mínima manipulación de las partes blandas. La
opción menos deseable es la aguja intramedular, y debemos conocer la morbilidad asociada con la implantación
de la aguja, pues no se ganará estabilidad sin una coaptación posterior del miembro. Los fijadores tie-in no han
sido siempre eficaces. El retraso en la aplicación de una
fijación 5-7 días después de la lesión permite que las partes blandas se recuperen antes de volverlos a lesionar
con la colocación de un material duro, lo que ha llevado
a mejorar la cicatrización en las fracturas del metacarpo.
Este hecho es particularmente cierto en los halcones,
donde las fracturas del metacarpo se acompañan muy a
menudo por un edema de moderado a grave. Este debe
reducirse antes de llevar a cabo la reparación de la fractura. Esto puede realizarse mediante la aplicación de
calor dos veces al día en el ala durante unos 5-10 min, la
aplicación de dimetilsulfóxido (DMSO) sobre el área una
o dos veces, y la administración periférica de sustancias
vasodilatadoras (p. ej., la isoxuprinal). Mientras tanto, el
ala debe mantenerse con un vendaje en forma de ocho y
unido al cuerpo. Ningún otro hueso del esqueleto aviario
requiere tanta atención durante la evaluación y selección
del dispositivo de fijación para maximizar todo el potencial de cicatrización de la fractura.
Recomendaciones específicas
de tratamiento
(a)
Las fracturas diafisarias conminutas o distales de los
huesos mayores del metacarpo pueden ser reparadas con
una coaptación mediante una férula de bordes curvos de
una sola cara (v. figs. 6.51 y 6.52) o con un FE tipo I, como
se ilustra en la figura 6.53.
El método tie-in
para las fracturas del fémur
Consideraciones generales
(b)
Figura 6.51 Una férula con borde curvado hecha con material
moldeable para un águila pescadora (Pandion haliaetus). El
termoplástico veterinario (VTP®, Imex) es un vendaje termoactivado.
(a) Una tira del material se cortó suficientemente larga para cubrir
la distancia desde el extremo proximal de la articulación radiocubital
carpometacarpiana hasta más allá de la segunda falange y
suficientemente ancha para cubrir la anchura de los huesos del
metacarpo. (b) Se dobló haciendo un ángulo recto en el material, como
se muestra (VTP® se sumerge en agua caliente para moldearse). Se
colocó sobre la cara ventral del ala con el borde doblado envolviendo
el borde craneal. Muchas piezas de esparadrapo colocadas dorsal y
ventralmente, presionando las superficies opuestas, y juntadas todo
lo posible, se usaron para sujetar la férula directamente sobre el ala.
Después el ala se cubrió de una manera convencional con un vendaje
en forma de ocho con almohadilla de gasa añadida a la superficie
dorsal para presionar la férula ligeramente sobre los elementos óseos
mientras se aplicaba el vendaje en ocho.
Con una abundante protección por las partes blandas,
dada la importante musculatura de la zona, el fémur responde muy favorablemente a la mayor ía de las fijaciones
que se realizan. El abordaje para la fijación se asemeja
al del húmero y las agujas intramedulares y los FE tie-in
funcionan muy bien. Para la inserción de la aguja intramedular, el fémur se aborda por su cara lateral. El ave se
tumba sobre su cara contralateral. La extremidad afectada
se abduce y la porción distal del ala ipsolateral se coloca
debajo de la pata, entre el lado medial de la pata y la
pared del cuerpo. La incisión se realiza aproximadamente
en la posición de las 4 en punto sobre la cara femoral,
como se ve desde el extremo distal, y va desde los cóndilos y desde la porción distal hasta la proximal. Se realiza
una disección roma para separar el músculo cuádriceps
femoral del grupo muscular flexor ventral. La arteria y la
vena femoral discurren profundamente y en sentido ventral al fémur; y pueden ser visualizadas, pero no constituyen un serio peligro durante la reparación del hueso.
El método tie-in para las fracturas del fémur
(a)
(c)
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Fracturas del fémur
Las fracturas femorales pueden tratarse de manera muy
similar a las del húmero. La aplicación de un fijador TIF
se ilustra esquemáticamente en la figura 6.54. En las fracturas diafisarias, la aguja intramedular del TIF se introduce normalmente en el lugar de la fractura de manera
retrógrada hasta la porción proximal. La aguja distal del
FE se sitúa de lateral a medial en los cóndilos. La aguja
proximal del FE se coloca de lateral a medial palpando
el borde dorsal del acetábulo y seleccionando un punto
en el fémur a 2-4 mm de distancia. Normalmente se selecciona una aguja más pequeña que la usada distalmente,
ya que debe compartir la cavidad medular con la aguja
intramedular. Como la cara medial del fémur no puede
ser palpada, la determinación de la adecuada profundidad del taladro de la aguja debe ser por «intuición».
Caracter ísticamente, la resistencia a la rotación de la aguja
cuando se encaja puede sentirse cuando el trocar de la
aguja taladra a través de la cortical. Por lo tanto, se siente
resistencia al atravesar la primera cortical, se deja de sentir cuando la aguja está taladrando la cavidad neumática
●
235
(b)
Figura 6.52 Este cernícalo americano (Falco sparverius) fue admitido
con una fractura cerrada y diafisaria mayor del metacarpiano
acompañada de una contusión grave de las partes blandas (a). Se
aplicó una férula de bordes curvados (hecha con un material de una
férula de aluminio con revestimiento de espuma, Sam Splint®) y la
fractura cicatrizó despacio a los 24 días (b). La unión completa se
realizó en 60 días (c).
y aumenta de nuevo la resistencia cuando el trocar golpea la cortical opuesta. Se debe ejercer una presión menor
sobre la aguja mientras se continúa taladrando. De dos a
tres vueltas enteras del mandril, después de un aumento
de la resistencia, son suficientes para asentar la aguja
en la cortical opuesta. Las desviaciones angulares del
mandril de la aguja deben sentirse entonces en todo el
fragmento óseo, moviéndose al mismo tiempo. Si no se
detecta un gran movimiento del hueso, esto significa que
sólo una cortical ha sido atravesada. Después de colocar
las agujas del FE, la porción externa de la aguja intramedular se dobla a 90° y el resto de componentes se unen
con una barra y rótulas o con una barra acr ílica.
Las fracturas del fémur proximal pueden repararse
empleando un sistema de cerclaje en banda de tensión utilizando dos agujas y un cerclaje (Harcourt-Brown, 1996).
Las fracturas distales pueden ser reparadas con agujas
cruzadas, método similar al del húmero distal (v. anteriormente). De nuevo, atando una o ambas agujas cruzadas al
FE, nos da una estabilidad excelente. Un ejemplo de tratamiento de fractura femoral en un águila calva con la colocación de un TIF se muestra en la figura 6.55.
236
●
CAPÍTULO 6:
Consideraciones médicas relacionadas con los traumatismos
(b)
(a)
Agujas
del FE
Agujas
del FE
(c)
(d)
Figura 6.53 Aplicación de un fijador de tipo I a una fractura proximal del metacarpiano mayor en un halcón peregrino (Falco peregrinus).
(a) Obsérvese el desplazamiento vertical de los fragmentos que se muestran en la vista craneocaudal. (b) Intraoperatoriamente, las agujas del
FE fueron empleadas para manipular los fragmentos y alinearlos y se verificó radiográficamente antes de aplicar la barra acrílica. (c, d) Se hizo
un enganche temporal con una barra convencional Kirschner-Ehmer y un dispositivo que se empleó para sujetar los fragmentos alineados mientras
se aplicaba y fraguaba la barra acrílica. La fractura cicatrizó en 6 semanas y todos los elementos de fijación se eliminaron.
El método tie-in para las fracturas del fémur
(a)
●
237
(b)
© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Figura 6.54 Aplicación de un fijador de tipo I a una fractura femoral. (a) Después de la exposición y suave elevación del fragmento proximal, la
aguja IM, seleccionada para que rellene al menos el 70% de la cavidad medular, se inserta en el foco de fractura. (b) La fractura se reduce y la aguja
se dirige y se coloca en el fragmento distal. Se localiza un lugar para las dos agujas que forman una X. La aguja más distal se coloca primero, y se
dirige a través de los cóndilos. Dado que no comparte el espacio medular con la aguja IM, esta puede ser una aguja fuerte (p. ej., 1,6 mm) en un
paciente de 1 kg.
(a)
Figura 6.55 (a-c) Véase el pie de figura en la página siguiente.
(b)
238
●
CAPÍTULO 6:
Consideraciones médicas relacionadas con los traumatismos
(c)
Figura 6.55 Águila calva (Haliaeetus
leucocephalus) con una fractura
diafisaria femoral. (a) Radiografía de la
admisión. (b) Radiografía intraoperatoria
tomada para comprobar la colocación
de las agujas IM y del FE. (c) Radiografía
tomada 5 semanas después de la
operación, y después de la cicatrización
de la fractura y la eliminación de todo el
material.
Métodos de fijación para
las fracturas del tibiotarso
La colocación cuidadosa de la aguja intramedular mitiga
este problema potencial.
Consideraciones generales
Entre las rapaces capturadas con propósitos de cetrer ía,
las fracturas del tibiotarso en el primer tercio proximal se
ven con frecuencia debido a accidentes por abatimiento
(Harcourt-Brown, 1996). Estas son típicamente fracturas
transversas de baja energía. Las aves salvajes afectadas
padecen la mayor ía de las veces fracturas complicadas
de alta energía y conminutas que afectan al tibiotarso.
Debido a la gran musculatura del muslo, especialmente en
la región proximal, las fracturas del tibiotarso pocas veces
son abiertas y el pronóstico es bueno. Existen dos advertencias para las aves salvajes afectadas: 1) las fracturas
de tibiotarso a menudo se acompañan de lesión nerviosa,
lo que origina un retorno lento en el uso del miembro
inferior, y 2) las lesiones espinales a menudo acompañan a estas fracturas pero son dif íciles de detectar en el
momento de la admisión debido a la falta de sensibilidad
en el miembro roto. La equivocación en la adecuada evaluación de este problema nos conducirá a un infructuoso
e innecesario procedimiento de fijación. Una advertencia
adicional para cualquier fractura de tibiotarso es evitar la
utilización de una sola aguja intramedular, ya que esta no
proporciona una adecuada estabilidad rotacional.
Mientras que un FE tipo II ha sido recomendado por
muchos cirujanos y ha dado resultados satisfactorios
(Redig 1986a; Hess, 1994, Harcourt-Brown, 1996; Bennett
1997), nosotros hemos encontrado que una adaptación
El tibiotarso es un hueso muy recto con una cavidad
esponjosa estrecha y otra que se estrecha de proximal a
distal. Los dos tercios proximales están bien protegidos
por las partes blandas y las cargas primarias durante su
uso son compresivas. El hueso es irregularmente triangular en la primera mitad proximal, con la base del
triángulo apoyada y orientada de medial a mediocaudal. El tratamiento ortopédico satisfactorio de las fracturas de este miembro obliga a un alineamiento rotacional
de las articulaciones de la rodilla y del tarso y a un
alineamiento de lateral a medial de los fragmentos; el alineamiento anteroposterior es menos importante. Para
preservar la integridad del pie contralateral, es deseable
que la carga sea inmediata en el postoperatorio, aunque
a menudo las partes blandas resultan deterioradas a
pesar de que la fijación sea capaz de soportar carga. Las
fracturas más frecuentes en el tercio proximal son transversas, por lo que permiten repartir la carga. El TIF ha
demostrado una gran efectividad en el tratamiento de las
fracturas de este hueso. Ambos extremos del tibiotarso se
encuentran protegidos por los huesos adyacentes de la
extremidad y las articulaciones asociadas; por lo tanto, la
afectación de los extremos proximal y distal es un factor
de morbilidad cuando se inserta una aguja intramedular.
Fracturas del tibiotarso
Métodos de fijación para las fracturas del tibiotarso
●
239
del TIF nos da resultados excepcionales, por lo que este
método será el de elección en todos los casos excepto en
los que exista una conminución importante, en los que
el tipo II de fijador externo sea la elección apropiada, o
en las fracturas muy distales, donde las agujas cruzadas
serán las recomendadas (Harcourt-Brown, 1996).
Para la aplicación del TIF en el tibiotarso, la aguja intramedular se introduce por la cara medial de la meseta tibial
de la articulación femorotibial y se dirige de manera normógrada por el fragmento proximal (fig 6.56). La aguja
Aguja de
FE proximal
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Sitio de
la fractura
Sitio de
la fractura
Aguja de FE distal
(a)
Figura 6.56 (a-d) Véase el pie de figura en la página siguiente.
(b)
240
●
CAPÍTULO 6:
Consideraciones médicas relacionadas con los traumatismos
Cresta tibial
Peroné
Aguja IM
Aguja de
FE distal
Cresta
supratendinosa
(c)
(d)
Figura 6.56 Aplicación de un fijador del tibiotarso. (a) Vista lateral de la introducción de una aguja IM en el tibiotarso. Véase el texto para más
detalles de inserción de la aguja. (b) Colocación relativa de las agujas IM y las agujas del FE proximal y distal. (c) Vista del TIF desde la parte
lateral del tibiotarso. (d) Vista craneocaudal del TIF aplicado al hueso tibiotarso. Obsérvese que la parte distal de las agujas del FE se insertan
proximalmente a la cresta supratendinosa y que la barra conectora se encuentra en la cara lateral de la extremidad.
Métodos de fijación para las fracturas del tibiotarso
(a)
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(c)
atraviesa la piel a lo largo del borde medial del tendón
rotuliano, casi paralelo a la superficie articular. El trocar de
la aguja se deja por debajo del tendón, empujándolo más
tarde lateralmente. La aguja se alinea con el eje longitudinal del fragmento tibiotarsiano proximal y se avanza distalmente. La fractura se reduce y la aguja se avanza hacia
el fragmento distal. Para seleccionar la aguja intramedular
se utiliza el diámetro de la cavidad medular de la porción
distal como medida para este hueso fundamentalmente
en la porción distal (Harcourt-Brown, 1996). Las agujas
enroscadas de los FE se colocan transversalmente distal
y proximalmente. La aguja distal debe colocarse a 1-2 veces el diámetro del hueso proximal a la articulación del
tarso para evitar lesionar la vascularización y los tendones
al final del hueso, y no debe dirigirse distal a la porción
supratendinosa del corvejón (v. fig 6.56d). La aguja proximal se debe introducir en la cara craneolateral, justo distal
a la meseta tibial y craneal al peroné. Esta debe dirigirse
caudomedialmente, para evitar el paquete neurovascular
de la cara medial del tibiotarso proximal (Harcourt-Brown,
●
241
(b)
(d)
Figura 6.57 Fractura proximal del
tibiotarso y el peroné en un cárabo
norteamericano (Strix varia).
(a) Radiografía en el momento de la
admisión. (b) Radiografías craneocaudal
y lateral postoperatorias después de la
reparación de la fractura tibiotarsiana
con un TIF. (c) Radiografía, 3 semanas
después de la operación. La curación
está progresando bien y las agujas IM
se han eliminado. Los elementos del FE
se quedaron en el lugar para continuar
el apoyo de la fractura. Fueron retirados
5 semanas más tarde. (d) Radiografía 5
semanas después de la operación; todos
los elementos de la fijación de la fractura
se han eliminado y esta está bien curada
(flecha).
2000). La aguja intramedular se dobla de nuevo en 90° y se
dirige lateralmente y así se podrá juntar con las agujas del
FE a una barra acr ílica o a las rótulas de un fijador convencional y a la barra (v. fig 6.56d).
En el postoperatorio, se esperará que no se cargue el
peso en la extremidad afectada durante 3-5 días, debido
a la aparición de una neuroparálisis temporal, que se
produce por la propia lesión o por el procedimiento
quirúrgico; «andar sobre los nudillos» es común. Es
importante vendar los dedos del miembro afectado con
material protector (p. ej., Vetrap®) para evitar la abrasión
de la superficies dorsales. Simultáneamente, la carga del
peso asimétrica predispone a la formación de clavos en el
pie contralateral, por lo que también deberemos realizar
un vendaje protector (la fig. 6.57 muestra las radiograf ías
de la secuencia de la cicatrización). Las fracturas proximales del tibiotarso en las que el fragmento proximal es
demasiado pequeño para colocar un TIF pueden manejarse mediante un fijador transarticular, como demuestra
la figura 6.58.
242
●
CAPÍTULO 6:
Consideraciones médicas relacionadas con los traumatismos
(a)
(c)
(b)
Figura 6.58 Método de fijación transarticular para las
fracturas tibiotarsianas proximales. (a) Azor de Cooper
con fractura proximal del tibiotarso producida en una
pelea con una hembra de faisán. (b) El fragmento
proximal era demasiado corto para ser estabilizado
adecuadamente con un fijador convencional de tipo II.
En consecuencia, se aplicó un fijador transarticular de
tipo I, que consta de agujas enroscadas de 1,15 mm
de diámetro, de rosca positiva, con interfase acrílica,
con dos agujas distales, a la fractura, una aguja en
alfiler en el fragmento corto proximal del tibiotarso, y
dos en el fémur. Una pieza de drenaje Penrose de
9,6 mm de diámetro se hizo pasar a través de las agujas
y la extremidad se colocó con la rodilla flexionada
en una posición de apoyo normal. El tubo se rellenó
con acrílico de reparación de cascos de caballo. Al
lugar de la fractura se accedió desde la cara medial y
la alineación de los huesos después de la reducción
se observó visualmente mientras se aplicaba la barra
fijadora y el acrílico fraguaba. Cuando el tubo llegó a
endurecerse con el ángulo agudo de la rodilla, parte del
tubo se eliminó después de que el acrílico endureciera
y la superficie cóncava de la parte flexionada se reforzó
con más material acrílico. (c) La curación de la fractura
fue lenta, pero la unión se logró en 27 días. Una aguja
se rompió debajo de la piel y se dejó en el mismo lugar.
Se necesitaron 4 meses para recobrar la función plena.
Métodos de estabilización
y fijación para las fracturas
tarsometatarsianas
Al igual que el metacarpo, el metatarso tiene una escasez de partes blandas que lo recubren y, por lo tanto,
muchos de los mismos problemas de tratamiento.
Anatómicamente, es algo distinto en el sentido de que la
cavidad medular en el primer tercio en halcones y búhos
no existe, mientras que en halcones la cavidad medular
recorre toda la longitud (Harcourt-Brown, 2000). En una
sección transversal, es un hueso en forma de «U» que se
forma embriológicamente por la fusión de los elementos óseos del tarso y metatarso. Los tendones flexores
Métodos de estabilización y fijación para las fracturas tarsometatarsianas
discurren por un canal sobre la cara caudal; las venas
se localizan en la cara lateral y medial, y el aporte sanguíneo arterial discurre a lo largo, junto con los nervios,
sobre la cara craneal. Además, el hueso está protegido
por las superficies articulares en ambos extremos. Estos
factores se combinan para hacer que el enclavijamiento
intramedular sea una mala elección como fijación.
Adicionalmente, cuando un ave se cuelga a descansar, el
hueso se posiciona con el ángulo de la superficie de la
percha, por lo que la carga del peso aplica sobre el hueso
fuerzas de flexión, así como fuerzas de rotación.
© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
(a)
●
243
Elecciones para la fijación
En aves que pesan por encima de 150 g, con fracturas
cerradas y de otro tipo poco complicadas, un efectivo
medio de estabilización es la coaptación con una férula
de esparadrapo combinada con una fijación del tarso
con esparadrapo en flexión; de esta manera el tarsometatarso se feruliza por el tibiotarso (figs. 6.59 y 6.60).
Una inmovilización r ígida con material termoplástico
puede utilizarse, particularmente en las fracturas cerradas en las que no se requieren cuidados de ninguna
(b)
(b)
Figura 6.59 Fracturas tarsometatarsianas: (a) coaptación con una férula de esparadrapo (b, c), combinado con la inmovilización y flexión de la
articulación tibiotarsiana.
244
●
CAPÍTULO 6:
Consideraciones médicas relacionadas con los traumatismos
(a)
(b)
Figura 6.60 Este cernícalo americano se presentó con una fractura cerrada a la mitad del eje tarsometatarsiano. (a) La fractura se estabilizó con
una férula y cinta de Altman y la pata se ferulizó al tibiotarso utilizando gasa Vetrap®, que se aplicó directamente a la pata. (b) La fractura curó sin
incidentes en 18 días.
(a)
(b)
(c)
(d)
Figura 6.61 Este halcón pálido o mexicano (Falco mexicanus) se presentó con una fractura abierta y transversal del tarsometatarso (a).
(b, c) Con el fin de facilitar el acceso a la herida para un tratamiento adecuado, se aplicó un fijador de tipo II. (d) La curación fue completa en 35 días.
Cuidados postoperatorios de los pacientes con fracturas reparadas
herida. La férula de Schroeder-Thomas es todavía otra
alternativa para las aves que pesan menos del 1-1,5 kg
(Redig, 1986b).
La aplicación de un fijador a la manera de un FE tipo II
puede emplearse en una amplia variedad de situaciones y es el método de elección en cualquier situación
en la que exista conminución o una herida abierta que
requiera cuidados (fig. 6.61). Hay que tener cuidado para
que las agujas no atraviesen el canal del flexor sobre la
cara caudal del hueso. Debido a las fuerzas de flexión
aplicadas a este hueso, es útil colocar tres agujas, no dos,
a cada lado del foco de fractura, si es posible.
Cuidados postoperatorios
de los pacientes
con fracturas reparadas
© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
En el postoperatorio, debe realizarse a los pacientes una
inspección dentro de las 24 h siguientes a la cirugía. En
los casos poco complicados, se levanta el vendaje y se
limpia la herida quirúrgica. Se aplica una fina capa de
pomada triantibiótica (p. ej., neomicina, bacitracina,
polimixina B) sobre la línea de sutura y los orificios de
las agujas y se aplica de nuevo un vendaje ligero absorbente. Las fracturas complicadas y abiertas requerirán
(a)
Figura 6.62 (a-c) Véase el pie de figura en la página siguiente.
●
245
un tratamiento diario de la herida hasta que el tejido de
granulación esté en marcha. Las cefalosporinas, antibióticos bactericidas, tienen que administrarse en el postoperatorio (p. ej., cefotaxima, Claforanm) y los pacientes
con enrofloxacina (Baytril®n) o amoxicilina y ácido clavulánico (Clavamox®o) vía oral se les debe mantener en el
postoperatorio, hasta por 5 días. En pacientes con fracturas abiertas, contaminadas y huesos infectados, se usará
en su lugar la clindamicina (Antirobe®p). En el postoperatorio se tomarán radiograf ías a los 10-14 días y a los
20-24 días postoperatorios y a intervalos quincenales a
partir de entonces, si es necesario. A partir de los 10 días
postoperatorios, se pueden hacer ajustes en la alineación.
Alrededor del día 21, las fracturas no complicadas deben
evolucionar favorablemente hacia una cicatrización
completa y se puede realizar la eliminación parcial del
montaje –desestabilización dinámica– (Egger, 1993) del
fijador. Algunas fracturas puede que estén cicatrizadas.
Si la cicatrización no progresa adecuadamente, radiográficamente se apreciará evidencia de secuestro alrededor
de las 3 semanas. El secuestro debe ser eliminado quirúrgicamente cuando se visualice claramente y la reevaluación del paciente y el proceso de reparación se hagan
de modo acorde. En casos no complicados, toda fijación
debe eliminarse a las 6 semanas. La tensión del hueso
normalmente es importante en este punto y al paciente
se le puede permitir utilizar ese miembro por completo.
(b)
246
●
CAPÍTULO 6:
Consideraciones médicas relacionadas con los traumatismos
Tratamiento del patagio
(c)
Figura 6.62 (a-c) Rango de movimiento pasivo de terapia física para
la prevención de la contracción patagial que se realiza en una lechuza
Tengmalm (Aegolius funereus). Estas sesiones se llevan a cabo bajo
anestesia en el postoperatorio inmediato antes de despertar y después
de la primera semana; cada sesión dura alrededor de 5 min y consiste
en extensiones y flexiones repetidas, con manipulaciones amplias y
mantenidas.
Terapia física para el tratamiento
de las fracturas de las alas
La terapia f ísica como forma pasiva de ejercicio para
mantener el rango de movilidad (PROM) se empieza
1-2 días después de la intervención para las fracturas de
húmero y alrededor de 10 días en otras fracturas de las
alas. El paciente es anestesiado de manera normal para
ello. El PROM se hace en sesiones de 5 min dos veces a
la semana durante las primeras 1-2 semanas, tras las cuales no se espera conseguir mayores progresos. Deben
alternarse ejercicios de estiramiento y mantenimiento con
movimientos de rango de movilidad por el tiempo que el
miembro lo permita (fig 6.62). Hay que tener cuidado para
no sobreextender el miembro durante estos ejercicios.
La contracción intensa del patagio a menudo acompaña a las fracturas que han sido estabilizadas mediante
coaptación con un vendaje en ocho o a las que no se ha
provisto de una terapia postoperatoria f ísica para conseguir el rango de movilidad. El hueso puede cicatrizar
satisfactoriamente, pero puede que haya una restricción
importante en el ala para la extensión después de que la
fractura haya consolidado (fig 6.63). Hay dos formas de
prevenir este problema. La primera es aplicar una adecuada fijación de la fractura que permita un rango de
movilidad completo en el postoperatorio, sin necesidad
de una inmovilización adicional con un vendaje (p. ej.,
un fijador híbrido). La segunda es instaurar una terapia
f ísica pasiva y un masaje patagial dentro de la primera
semana postoperatoria y mantenerla a lo largo del proceso de cicatrización. Esta se realiza bajo anestesia con
isofluorano y la sesión tiene una duración aproximada
de 5 min cada 2 días. El ejercicio consiste en movimientos del rango de movilidad y elasticidad y manipulaciones de sujeción (v. fig 6.62). Es necesario poner especial
atención en las áreas focales engrosadas a lo largo del
borde craneal del ala (ligamento propatagial). El masaje
y estiramiento de este ligamento las minimizará o eliminará. Este procedimiento se instaurará a partir del
segundo día del postoperatorio, para así evitar los problemas de contracción del patagio y la reducción en la
extensión del ala.
Las laceraciones del patagio pueden manejarse bien
suturándolas o dejando que cicatricen por segunda
intención. De todas las maneras, las fibras elásticas del
patagio no soportan suturas y el área de la herida debe
ser protegida del movimiento durante la cicatrización.
Un método recomendable para proporcionar esta protección consiste en usar un stent de cartón de manila (carpeta de archivador) que se corta con una forma y tamaño
(a)
Figura 6.63 Durante la curación de una fractura de húmero puede producirse una grave contracción patagial si: (a) un vendaje en ocho se utiliza
para proporcionar un soporte coaptivo (especie: cernícalo), y (b) no se da terapia física postoperatoria (especie: águila pescadora).
(b)
Luxaciones
●
247
(a)
(b)
(c)
(d)
Figura 6.64 Tratamiento de una herida patagial utilizando un stent de cartón. (a) Herida no perforada en cara ventral del patagio (halcón híbrido).
(b) Aplicación de apósito sobre la herida. (c) Sutura en los agujeros perforados en el stent de cartón cubriendo la herida. (d) Stent terminado en su
lugar. El ala debe estar unida al cuerpo y se somete a ejercicios, con un rango de movimientos pasivos dos veces a la semana.
aproximadamente un 20% más grande que el área de la
herida. Después de que se aplique un material protector
sobre la herida, este cartón se colocará sobre la herida. Se
aplicarán suturas a través del patagio y del cartón, trabajando alrededor del per ímetro de este último (fig 6.64).
Debido a la dehiscencia de las suturas en el patagio, este
stent se sustituye a intervalos semanales o más a menudo
si es necesario, hasta que la herida haya cicatrizado.
Luxaciones
© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Luxaciones del codo
La reparación quirúrgica de las luxaciones caudodorsales del codo ha tenido un éxito moderado (Ackerman
y Redig, 1997). Esta intervención debe realizarse muy
pronto en el per íodo postraumático (p. ej., a los 2-3 días)
para tener éxito. Se debe realizar una incisión curvada
sobre la superficie lateral del ala que incluya el extremo
distal del húmero y la porción proximal del antebrazo.
El tendón donde se origina el músculo supinador, si
está intacto, se seccionará para exponer la articulación.
El final del cúbito se repondrá en su lugar con la ayuda
de un periostótomo plano situado entre el cúbito proximal y el cóndilo humeral y apalancando el cúbito distalmente hasta que este se alinee con el cóndilo humeral.
La aplicación de tracción sobre el cúbito distal ayuda a
esta maniobra. Los dos extremos seccionados del tendón
del supinador serán suturados. Se creará un ligamento
seudolateral suturando los bordes del tendón del tr íceps
al tendón del extensor digital común con el material de
sutura de elección para el cirujano. Después del cierre, se
estabilizará el codo con un fijador externo transarticular
durante 7-10 días. La terapia f ísica se instaura seguida de
la eliminación del fijador y el ala se mantiene inmovilizada en contraste con la coaptación.
Las luxaciones menores del codo pueden tratarse
de manera más efectiva en comparación con la simple coaptación con una incisión sobre la piel del codo y
suturando el borde del tendón del tr íceps al del extensor
digital común. Este procedimiento está muy recomendado con un fundamento de prevención en pacientes
con fracturas de radio proximal (v. fig 6.48), ya que estas
a menudo tienen un cierto grado de subluxación cubital
asociadas a las mismas que no se evidencian durante el
examen f ísico ni radiológico.
248
●
CAPÍTULO 6:
Consideraciones médicas relacionadas con los traumatismos
Luxaciones de la rodilla
Las luxaciones de la rodilla deben repararse con fijadores externos transarticulares que incluyan la implantación de agujas enroscadas para el FE en el fémur y el
tibiotarso, que serán entonces conectadas con una barra
acr ílica moldeable al contorno de la rodilla y situadas
parcialmente flexionadas como en una posición de estar
posadas (v. fig. 6.58). Si el acr ílico se moldea dentro de
un tubo de látex (drenaje Penrose), la flexión de la rodilla
creará un área de estrechamiento más delgada en la barra
acr ílica. Esto se remedia reforzando con una cucharada
de material acr ílico el ángulo agudo después de quitar el
tubo de látex de la superficie de la barra del fijador.
Otro método de estabilización de la rodilla incluye la colocación de agujas intramedulares en ambos huesos, fémur
y tibiotarso (Bowles y Zantop, 2002). Las agujas sobresalen
por sus respectivos huesos en la rodilla y se unen con una
cucharada de material acr ílico. La luxación de los elementos
del hombro y del fémur se trata típicamente con reposo en
la jaula y, en el caso del hombro, un vendaje coaptivo del ala
contra el cuerpo durante un per íodo de 10-14 días.
AGRADECIMIENTOS
Los autores quieren expresar su sincero agradecimiento a los veterinarios
residentes del Raptor Center, incluidos los doctores David Howard,
Elizabeth Stone, Janette Ackermann, Jalila Abu, Juli Ponder, Hugo
López y Miguel Saggese, quienes han sido fundamentales en la larga
progresión del desarrollo y comprobación de estos métodos, junto al
equipo de técnicos veterinarios del TRC, incluidos Lori Arent, MS, Toni
Guarnera, CVT, y Jane Goggin, que han empleado incontables horas, con
grandes habilidades y atenciones durante los cuidados postoperatorios
de los pacientes ortopédicos. Quisiera expresar un agradecimiento
especial dirigido al Dr. Chikako Akaki, que ha realizado las ilustraciones
originales para este libro, ha fotografiado las radiograf ías y ha guardado
todos los distintos componentes en orden durante varias revisiones del
desarrollo. Además, las revisiones de las actuales ilustraciones, junto con
otras nuevas para esta edición, fueron proporcionadas por Giovanny
Rojas, un diseñador grafico/publicitario profesional que ofreció su
experiencia. Gracias también a los Dres. Larry Wallace y Denny Aron por
mostrar un especial interés, guiándome en los principios ortopédicos y
brindándome sus muchas sugerencias para aplicarlas al tratamiento de
las fracturas de las aves. Por último, gracias a Animal Care Products,
3M Co., St Paul, MN, por su generosa donación de pantallas y películas
radiográficas de tierras raras, que ha permitido una documentación
radiográfica completa de la evaluación y cicatrización de la fractura, y
a Imex Veterinary Inc., Texas, por fabricar y proporcionar el hemifijador
acr ílico empleado en el desarrollo y las pruebas clínicas de estos métodos.
Parte de este material ha sido publicado previamente en Proceedings of the
Association of Avian Veterinarians.
BIBLIOGRAFÍA
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Journal of Avian Medicine and Surgery 11: 247–254.
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Christen C, Fischer I, von Rechenberg B et al. (2005) Evaluation of a
maxillofacial miniplate compact 1.0 for stabilization of the ulna in
experimentally induced ulnar and radial fractures in pigeons (Columba
livia). Journal of Avian Medicine and Surgery 19(3): 185–190.
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In: Lumeij JT, Remple JD, Redig PT et al. (eds) Raptor Biomedicine III, pp.
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Redig PT (1986b) Evaluation and non-surgical management of avian
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pin-external skeletal fixator) for stabilization of long bone fractures in
raptors – a review of 26 cases. In: Lumeij JT, Remple JD, Redig PT
et al. (eds) Raptor Biomedicine III, pp. 239–254. Zoological Education
Network, Lake Worth, FL.
LECTURAS COMPLEMENTARIAS
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and Wildlife Medicine 23: 5–38.
Brown RE, Klemm RD (1990) Surgical anatomy of the propatagium.
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Degernes LA, Roe SC, Abrams CF Jr (1998) Holding power of different pin
designs and pin insertion methods in avian cortical bone. Veterinary
Surgery 27: 301–306.
Howard DJ, Redig PT (1994) Orthopedics of the wing. In: Fudge AM,
Redig PT (eds) Seminars in Avian and Exotic Pet Medicine, pp. 51–62.
WB Saunders, Philadelphia.
Piermattei DL, Flo GL (1997). Brinker, Piermattei and Flo’s Handbook of Small
Animal Orthopedics and Fracture Repair, 3rd edn, p. 743. WB Saunders,
Philadelphia.
Rochat MC, Hoover JP, Digesualdo CL (2005) Repair of a tibiotarsal varus
malunion in a bald eagle (Haliaeetus leucocephalus) with a type 1A hybrid
external skeletal fixator. Journal of Avian Medicine and Surgery 19: 121–129.
Simpson GN (1996) Wing problems. In: Beynon PH, Forbes NA, HarcourtBrown NH (eds) Manual of Raptors, Pigeons and Waterfowl, pp. 169–179.
British Small Animal Association, Cheltenham.
LISTA DE PRODUCTOS MENCIONADOS
a
Acrylic Half-pins®, Imex Veterinary Inc., 1227 Market Street, Longview,
TX 75604, EE.UU.
b
Caulk® Dental Acrylic, Dentsply International Inc., York, PA 17405,
EE.UU.
c
Technovit®, Jorgensen Laboratories, Inc., 1450 North Van Buren Ave.,
Loveland, CO 80538, EE.UU.
d
e
f
Hoof Wall Restorative Material, Equithane, 600 East Hueneme Road,
Oxnard, CA 93033-8600, EE.UU.
Hexcelite®, Hexcel Corporation, Dublin, CA, EE.UU.
Veterinary Thermoplastic®, Imex Veterinary Inc., 1227 Market Street,
Longview, TX 75604, EE.UU.
g
Bolite®, Jorgensen Laboratories, Inc., 1450 North Van Buren Ave., Loveland,
CO 80538, EE.UU.
h
Vetbond®, 3M Animal Care Products, St Paul, MN 55144–1000, EE.UU.
i
Kling Gauze®, Johnson & Johnson Products, Inc., New Brunswick, NJ 08093,
EE.UU.
j
Vetrap®, 3M Animal Care Products, St Paul, MN 55144–1000, EE.UU.
k
Sam Splint®, Moore Medical Corp., PO Box 2620, New Britain, CT 060502620, EE.UU.
Heridas
l
●
249
Isoxsuprine, Geneva Pharmaceuticals, Inc., 2655 West Midway Blvd,
Bloomfield, CO 80038-0446, EE.UU.
m
Claforan®, Aventis Pharmaceuticals, 399 Interpace Parkway, Parsippany, NJ
07054, EE.UU.
n
Baytril®, Bayer Corporation, Pharmaceutical Division, 400 Morgan Lane,
West Haven, CT 06516, EE.UU.
o
Clavamox®, Pfizer, Inc., 235 East 42nd St New York, NY 10017-5155, EE.UU.
p
Antirobe®, Pharmacia & Upjohn, 100 Route 206, North Peapack, NJ 07477,
EE.UU.
Heridas
Thomas A. Bailey
Una herida es una lesión corporal causada por medios
f ísicos, con la interrupción de la continuidad de las
estructuras (Blood y Studdert, 1988; figs. 6.65-6.76). Las
heridas se clasifican en:
●
●
Figura 6.66 Una gran herida en la cara interna de la zona de la tibia en
una pata de un halcón sacre (Falco cherrug). Las peleas entre halcones
son frecuentes, en particular cuando tratan de robarse la comida.
(Por cortesía del Dr. J. Samour.)
Abiertas: cuando la causa rompe la cobertura de
la superficie del cuerpo (p. ej., piel o membrana
mucosa). Estas lesiones pueden ser vistas, y la
pérdida de sangre, estimada. Los principales tipos de
heridas abiertas se describen en el cuadro 6.1.
Cerradas: cuando la lesión no penetra el grosor de la
piel para causar una rotura en el recubrimiento del
organismo. Esta categor ía incluye desde pequeñas
contusiones hasta graves lesiones de órganos internos
(p. ej., rotura del hígado). Debido a que estas heridas
no pueden ser vistas, la pérdida de sangre es dif ícil de
evaluar. Los principales tipos de heridas cerradas se
describen en el cuadro 6.2.
© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Figura 6.67 Una herida semejante a la de la figura 6.66, pero en la
zona craneal de la región femorotibial de la pata de un halcón sacre.
(Por cortesía del Dr. J. Samour.)
Figura 6.65 Halcón borní o lanario (Falco biarmicus) con una gran
herida transversal en toda la zona occipital de la cabeza. La herida
se produjo durante un encuentro con un gran halcón dentro de
un vehículo de caza. Los bordes de la incisión se ven ligeramente
hinchados debido a la proliferación de tejido de granulación.
(Por cortesía del Dr. J. Samour.)
Figura 6.68 Un clavo al rojo vivo fue introducido a través de los
orificios nasales de este halcón peregrino (Falco peregrinus), con
la consiguiente pérdida de tejido. La lesión fue causada de forma
artificial. Los veterinarios de Oriente Medio emplean comúnmente este
método para el tratamiento de la rinitis en las aves comunes. Estas
lesiones «por marca» siguen siendo comunes en los halcones, los
animales domésticos e incluso en personas en todo el Oriente Medio.
El ave fue sacrificada por razones humanitarias. (Por cortesía de
Dr. J. Samour.)
250
●
CAPÍTULO 6:
Consideraciones médicas relacionadas con los traumatismos
Figura 6.69 El mismo halcón de la figura 6.68, vista lateral. (Por
cortesía del Dr. J. Samour.)
Figura 6.72 Lesión por constricción de la anilla en la pata de una
avutarda kori (Ardeotis kori) causada por el uso de una pequeña banda
de metal. (Por cortesía del Dr. J. Samour.)
Figura 6.70 Este halcón sacre fue «marcado» por su propietario en un
intento por tratar una gran lesión proliferativa de viruela aviaria. Todo
el puente nasal se necrosó y se desprendió. El ave fue sacrificada por
motivos humanitarios. (Por cortesía del Dr. J. Samour.)
Figura 6.73 Una lesión similar a la constricción de la figura 6.72,
causada por un lazo enredado alrededor de la base del dedo posterior
de un halcón sacre. Estas lesiones son comparables a las causadas
por hilos de algodón, de uso común como material de anidación, o por
cordajes de las bolsas de alimentos, que se enredan alrededor de los
dedos de los pies de las aves de jaula. (Por cortesía del Dr. J. Samour.)
Figura 6.71 Halcón sacre que muestra una extensa abrasión en la
región del tarso metatarsiano de la pata debido al uso inadecuado
de cordones y lazos de cetrería. Lesiones similares se observan en
el medio silvestre en aves de presa atrapadas utilizando trampas de
alambre. (Por cortesía del Dr. J. Samour.)
Figura 6.74 Necrosis distal avascular de un dedo del pie en un halcón
sacre, debido a las costras producidas por el virus de la viruela aviaria.
(Por cortesía del Dr. J. Samour.)
Heridas
Figura 6.75 Herida lacerada en la cara lateral de una avutarda kori.
La herida se produjo durante una pelea con un compañero. Las
agresiones durante la temporada de cría son un suceso muy común
entre los miembros de esta especie.
251
Figura 6.76 Amplia y grave abrasión debajo del ala de una avutarda
hubara (Chlamydotis undulata) producida por un arnés muy apretado
de cintas de teflón (obsérvese la banda oscura que atraviesa la lesión).
El arnés en cuestión se colocó en el ave como parte de un estudio de
telemetría por satélite. (Por cortesía del Dr. J. Samour.)
Cuadro 6.1 Heridas abiertas: tipos
principales
Cuadro 6.2 Heridas cerradas:
tipos principales
Incisa
Causada por un instrumento afilado, por lo que los
bordes de la piel están cortados y claramente definidos. Estas heridas pueden penetrar en profundidad y lesionar estructuras más profundas
Contusión (moratón)
Causada por un golpe con un instrumento romo,
que produce la rotura de vasos sanguíneos en la
piel y las partes blandas por debajo
Lacerada
Causada por accidentes de tráfico, desgarros o
peleas. Estas heridas son irregulares en cuanto
a la forma, con los bordes dentados desiguales, y
suele haber pérdida de piel. Hay riesgo de infección por la suciedad incrustada y la contaminación
bacteriana. Si hay áreas de piel y tejido subcutáneo
arrancadas y desgarradas, como un colgajo suelto,
se conocen como heridas avulsionadas
Punción
Causada por un golpe de un instrumento afilado
como uñas, espinas, anzuelos y garras de aves de
presa o dientes en heridas por mordedura. Aunque
la herida sea pequeña, puede penetrar profundamente. La infección es muy común
© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
●
Contusa
Una herida contusa es aquella en la que hay un
moratón
Abrasión
Causada por el roce de la capa superior de la piel
(epidermis) que expone la dermis
Hematoma
Si la pérdida de sangre por debajo de la piel es más
grande que en una contusión, se forma una hinchazón redondeada, llena de líquido, denominada
hematoma. Esta se ve con frecuencia después de la
técnica de venopunción de la vena braquial
252
●
CAPÍTULO 6:
Consideraciones médicas relacionadas con los traumatismos
Cicatrización de las heridas
●
Las heridas cicatrizan por uno de estos dos métodos:
1) cicatrización por primera intención, o 2) cicatrización
por granulación. La cicatrización por primera intención
ocurre cuando los bordes de la herida no están muy
separados y se mantienen unidos por los coágulos de
sangre. Los vasos sanguíneos crecen dentro del coágulo
y promueven la cicatrización a través de la producción
de un tejido cicatricial, que mantiene los bordes de la
herida juntos. La cicatrización por primera intención
sólo puede tener lugar en las heridas incisas donde los
bordes se mantienen muy juntos, lo cual puede conseguirse suturando o vendando mientras la cicatrización
tiene lugar (v. «Vendajes y apósitos», en el capítulo 5). La
cicatrización por granulación ocurre cuando los bordes
de la herida están muy separados, y el proceso es lento.
El tejido de granulación es húmedo, rojo brillante y está
formado por grupos de células sobre el tejido externo de
la herida. La granulación rellena el espacio entre los bordes de la herida y, cuando está al nivel de la superficie
de la piel, nuevas células epiteliales se distribuyen en la
parte superior para completar el proceso de cicatrización.
El tejido de granulación normalmente cura heridas con
laceración, avulsión e infección, y el proceso de reparación lleva varias semanas.
●
Tratamiento de las heridas
El tratamiento de las heridas abiertas comprende los
siguientes pasos:
●
●
●
●
●
●
●
●
Control de la hemorragia: el primer objetivo es
localizar el origen de la hemorragia y proporcionar
una hemostasia rápida.
Eliminar la causa de la lesión.
Eliminar los cuerpos extraños contaminantes:
suciedad, grano y plumas es lo que se encuentra
a menudo en las heridas. Lavar la herida con
suero salino templado eliminará la mayor ía de los
contaminantes.
Si se sospecha infección bacteriana, se deben tomar
muestras para cultivo y aislamiento de la bacteria
después de haber eliminado los contaminantes de la
superficie.
Eliminar las plumas alrededor de la herida: es mejor
cortar las plumas de las cercanías de la herida.
Eliminar el tejido necrótico, que debe desbridarse
quirúrgicamente.
Lavar la herida empleando una solución antiséptica
adecuada como la clorhexidina o el F10 diluido.
Aplicar un apósito sobre la herida (v. «Vendajes y
apósitos», en el capítulo 5).
●
Colocar un drenaje en las heridas contaminadas.
Insertar un polymath.
Tratar el shock: una fluidoterapia especial debe
comenzar en una fase muy temprana
(v. «Fluidoterapia», en el capítulo 5).
El vendaje y la desbridación dos veces al día preparan
las heridas infectadas o viejas para poderlas cerrar en
pocos días. El tratamiento de las heridas cerradas, como
las contusiones y hematomas, consiste en un vendaje
firme que limite la inflamación. El tratamiento de la
heridas/lesiones traumáticas en las especies aviarias se
resume en el cuadro 6.3. Los colgajos de avance cervicales dorsales simples se han utilizado en tres especies de
aves diferentes con defectos de piel craneal. La cicatrización tuvo éxito por completo en los tres casos (Gentz y
Linn, 2000). Recientemente se han publicado comentarios
útiles sobre el tratamiento de heridas en rapaces (Burke
et al., 2002) y el uso de colgajos e injertos de piel para
el tratamiento de heridas en rapaces (Stroud et al., 2003).
Se ha descrito el empleo de xenoinjertos para la reparación de defectos de piel en aves (Hernández-Divers y
Hernández-Divers, 2003). Estos injertos se fabrican utilizando submucosa del intestino delgado porcino. Los
autores concluyen que las heridas tratadas cicatrizan en
6 semanas con cuidados menos intensos que los que se
requieren para una cicatrización por segunda intención.
Las heridas de mayor tamaño, que tienen una lesión
tisular extensa y que además están contaminadas o infectadas deben manejarse como las heridas abiertas. Este
tipo de heridas deben dejarse cicatrizar por contracción
y epitelización. El correcto uso de los vendajes y la medicación ayuda a proporcionar un ambiente óptimo para
la cicatrización de las heridas. Las heridas traumáticas
deben dejarse abiertas para que drenen y cierren.
La miasis causada por moscas es una complicación
frecuente en las heridas de las aves, particularmente en
los climas tropicales y en aves alojadas en recintos abiertos o aviarios al aire libre. Aunque es normalmente una
complicación después de una lesión traumática, puede
ocurrir también en pacientes hospitalizados con heridas vendadas. El tratamiento de la miasis comprende
la eliminación de las larvas, lavado e irrigación con una
solución de un antiséptico diluido o agua oxigenada. La
inyección parenteral de ivermectina o la aerosolización
del área afectada con ivermectina al 0,0005% (Malley y
Whitbread, 1996) están también recomendados. Los productos que contienen cumafos (p. ej., Negasunt, Bayer)
deben utilizarse con moderación alrededor del área afectada para evitar la reinfección, pero no se deben aplicar
directamente sobre la herida.
Entre las otras lesiones traumáticas que no se clasifican estrictamente como heridas, se encuentran: la constricción en anillo, las quemaduras, la necrosis avascular
distal, la automutilación y la congelación.
Tratamiento de las heridas
●
253
Cuadro 6.3 Tratamiento de las lesiones más frecuentes de heridas
traumáticas en especies aviaries
Daños en la vascularización de las plumas
Quitar las plumas dañadas de los folículos afectados, pero con cuidado de no ocasionar lesión en el epitelio
germinal. Sellar el conducto abierto con pegamento quirúrgico o emplear una presión leve para la pérdida de
sangre
Lesiones del pico o garras
El tratamiento se puede hacer con agentes cauterizantes, como las varillas de nitrato de plata o un bistur í eléctrico. Las garras dañadas gravemente requerirán la amputación. Molnar y Ptacek (2001) describieron la reparación de las lesiones de las garras en rapaces utilizando una mezcla con pegamento de cianocrilato, polvo de talco
y un antibiótico para hacer un «capuchón para la garra» colocada sobre la apófisis distal del dedo. Una técnica
similar se ha utilizado para proteger las garras dañadas y las lesiones de pico en halcones, empleando pegamento de cianocrilato y bicarbonato sódico (J. Samour, comunicación personal)
Lesiones de la orofaringe
Puede necesitarse anestesiar al ave y suturar la herida directamente empleando un electrobistur í. La epinefrina
tópica puede ser de utilidad
Lesiones de los dientes o relacionadas con las garras
Irrigación, lavado y drenaje. Frecuentemente las bacterias, especialmente Pasteurella spp., infectan estas heridas y
pueden causar una septicemia fatal
Traumatismos en las puntas de las alas
Estos suelen ser abrasiones, y lo mejor es limpiarlas y vendarlas. Sin embargo, la resolución quirúrgica puede
estar indicada en las heridas incisas o laceraciones recientes (v. «Lesiones en las puntas de las alas», con
anterioridad)
Heridas de la cabeza
Normalmente están causadas por un traumatismo, y pueden conllevar una extensa pérdida de piel sobre el cráneo. El uso de apósitos hidrocoloides o hidroactivos puede acelerar la cicatrización. Estas heridas pueden necesitar ser suturadas en el lugar
Lesiones de la quilla
Suelen requerir una solución quirúrgica. Ya que normalmente son causadas por un impacto traumático, estas
lesiones precisan un dispositivo que proteja de futuras lesiones (v. «Lesiones de la quilla», con anterioridad)
© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Articulaciones infectadas
Las causas infecciosas de cojera en aves corredoras pueden ser el resultado de una tendosinovitis, una artritis o
una osteomielitis. La infección de las articulaciones, a menudo la articulación tibiotarsiano-tarsometatarsiana,
puede ser el resultado de una herida traumática o de una diseminación hematógena. Los protocolos de tratamiento para las artritis sépticas deben ser agresivos. Se ha usado el lavado articular, la antibioterapia, los
fármacos antiinflamatorios, los analgésicos, los rosarios de polimetacrilato impregnados de antibiótico, el dimetilsulfóxido tópico y la inyección intraarticular de antibióticos. Los métodos para realizar estos rosarios antibióticos han sido discutidos por Remple y Forbes (2000)
254
●
CAPÍTULO 6:
Consideraciones médicas relacionadas con los traumatismos
BIBLIOGRAFÍA
Blood DC, Studdert VP (1998) Baillière’s Comprehensive Dictionary. Baillière
Tindall, London.
Burke HF, Swaim SF, Amalsadvala T (2002) Review of wound management
in raptors. Journal of Avian Medicine and Surgery 16: 180–191.
Gentz EJ, Linn KA (2000) Use of a dorsal cervical single pedicle advancement
flap in three birds with cranial skin defects. Journal of Avian Medicine and
Surgery 14: 31–36.
Hernandez-Divers SJ, Hernandez-Divers SM (2003) Xenogeneic grafts using
porcine small intestinal submucosa in the repair of skin defects in 4 birds.
Journal of Avian Medicine and Surgery 17: 224–234.
Malley AD, Whitbread TJ (1996) The integument. In: Beynon PH, Forbes NA,
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for wound management in raptors. Journal of Avian Medicine and Surgery
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LECTURAS COMPLEMENTARIAS
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therapy and emergency medicine. In: Harrison GJ, Harrison LR (eds) Avian
Medicine: Principles and Application, pp. 362–375. WB Saunders, Philadelphia.
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Nursing, 2nd edn, pp. 22–96. Butterworth-Heinemann, Oxford.
Redig PT (1996) Avian emergencies. In: Beynon PH, Forbes NA, HarcourtBrown NH (eds) , pp. 30–41. British Small Animal Veterinary Association,
Cheltenham.
Trastornos relacionados
con el manejo
Osteopatías metabólicas
●
James Kirkwood
El uso de la terminología que describe los trastornos de
crecimiento, mineralización, maduración y mantenimiento
óseo es inconsistente en la literatura. El término osteopatía
metabólica cubre varias entidades clínicas que incluyen
las que se describen a continuación (Fowler, 1986) y en las
figuras 7.1-7.4.
Figura 7.1 Radiografía de un cuervo común (Corvus corax),
aproximadamente 3 semanas después de la eclosión, con osteopatía
nutricional grave. Esta ave se crió en cautividad. Existen varias
deformidades esqueléticas asociadas a fracturas patológicas debido
a una mineralización muy pobre de los huesos. Esto se debe a una
deficiencia de calcio y se desarrolla rápidamente en las aves carnívoras
que se alimentan de carne sin hueso.
© 2010. Elsevier España, S.L. Reservados todos los derechos
●
7
Osteoporosis: depleción de la matriz osteoide, orgánica,
del hueso. En este trastorno, que puede estar causado
por caquexia prolongada, falta de uso de los huesos
o senilidad, la mineralización del osteoide restante es
normal.
Osteomalacia: reblandecimiento y debilidad de los
huesos debido a la disminución de la mineralización
de la matriz del osteoide. Es una consecuencia
frecuente de la deficiencia de calcio. Los depósitos de
osteoide pueden aumentar en momentos de estrés en
respuesta a la debilidad del hueso.
Figura 7.2 Radiografía de un cuervo maduro con deformidad del
tibiotarso derecho. Esta ave se crió en cautividad. Es probable que
esta deformidad se origine debido a una fractura patológica durante el
crecimiento.
256
●
CAPÍTULO 7:
Trastornos relacionados con el manejo
Figura 7.3 Radiografía de un pollo de grulla damisela (Anthropoides virgo)
con raquitismo. Las placas de crecimiento son anormalmente gruesas
(proximal a distalmente), incluso para esta ave de crecimiento muy rápido,
y la línea de mineralización de la placa de crecimiento es irregular.
●
●
●
Raquitismo: fracaso de la mineralización del osteoide o
de la parte de maduración de la placa de crecimiento
cartilaginosa en los animales jóvenes, en crecimiento.
En las radiograf ías se aprecia ensanchamiento y
distorsión de las placas de crecimiento. El raquitismo
puede estar causado por varios desequilibrios de
nutrientes, aunque el término suele utilizarse para
definir la deficiencia de un nutriente específico
(generalmente vitamina D3).
Osteodistrofia fibrosa: un trastorno en el que se produce
resorción osteoclástica del osteoide y sustitución
por tejido conjuntivo muy celular en respuesta a
la debilidad del hueso. Esto puede producirse en
respuesta a osteoporosis (debido a deficiencia de
proteínas prolongada) o a osteomalacia (debido a un
desequilibrio de calcio en la dieta prolongado).
Hiperparatiroidismo nutricional secundario: la
hipocalcemia (típicamente causada por deficiencia
de calcio en la dieta) estimula la liberación de la
hormona paratiroidea (PTH), que, a su vez, estimula
la movilización de calcio desde el hueso. Esto produce
osteomalacia en los adultos y raquitismo en los jóvenes.
Etiología
En las aves, las osteopatías metabólicas más frecuentes
son las que se producen como resultado de los trastornos
de la mineralización, y estos generalmente se deben a
desequilibrios de la dieta. Según mi experiencia, la causa
Figura 7.4 Radiografía de la articulación intertarsiana de un pollo de
grulla damisela con raquitismo (aumento mayor que en la figura 7.3).
La placa de crecimiento es anormalmente gruesa y la mineralización
de la placa es irregular.
más frecuente de la disminución de la disponibilidad de
calcio para depositarse en los huesos es la deficiencia
simple de calcio en la dieta, pero puede estar relacionada
con otros factores. La falta de disponibilidad de calcio
puede deberse a una deficiencia en la dieta o a una disminución de la absorción. La absorción puede disminuir
cuando existe deficiencia de vitamina D, si la dieta contiene exceso de grasa o de ácido f ítico, o si la proporción
entre el fósforo y el calcio es elevada. La deficiencia de
vitamina D puede estar causada por concentraciones
bajas en la dieta, malabsorción o fracaso de los procesos
de síntesis, lo que puede ocurrir cuando existen hepatopatías o nefropatías o en condiciones de exposición
inadecuada a la luz ultravioleta. El raquitismo también
puede estar causado por una cantidad incorrecta de fósforo en la dieta, como se ha observado en las rheas (Rhea
americana) (Gröne et al., 1995).
Especies susceptibles
Todas las especies de aves son susceptibles. Las osteopatías
metabólicas se han observado en aves que viven en libertad
(p. ej., cuando disminuye la disponibilidad del calcio en el
entorno debido a lluvias ácidas) y cuando los buitres seleccionan trozos de porcelana o de plástico en vez de hueso
para complementar las dietas de sus cr ías. Sin embargo,
teniendo en cuenta con qué facilidad se producen osteopatías metabólicas en las aves silvestres criadas en cautividad,
es curioso lo poco que parece que afecten a las aves salvajes.
Osteopatías metabólicas
Un punto muy importante que raramente se incluye en
la literatura es que, debido a su tasa de crecimiento muy
rápida, las aves tienen unas necesidades mayores de calcio
durante el crecimiento que otros taxones. Las aves altriciales, que son criadas por sus padres en el nido, alcanzan
el tamaño adulto cinco veces más deprisa que los mamíferos que tienen el mismo tamaño cuando son adultos
(Kirkwood y Webster, 1984). La densidad del calcio en las
aves adultas es muy parecida a la de los mamíferos (todos
los vertebrados contienen aproximadamente un 2,5% de
calcio basado en la materia seca), por lo que las aves altriciales en crecimiento generalmente tienen que depositar
aproximadamente cinco veces más calcio que los mamíferos del mismo tamaño adulto. Por tanto, necesitan dietas
con una proporción mayor entre el calcio y la energía que
otros taxones (Kirkwood, 1996), y cuando la concentración
dietética de calcio es demasiado baja, pueden desarrollar
osteopatías metabólicas graves en unos días.
Las especies que tienen más riesgo de deficiencia de
calcio son las que crecen más deprisa (especies altriciales) y que se cr ían de forma artificial (es decir, criadas en
cautividad) por personas sin información o inexpertas.
Esto suele observarse en las aves carnívoras jóvenes que
se han alimentado con dietas que no contienen huesos.
Se sabe que algunas especies de aves seleccionan alimentos ricos en calcio para sus cr ías, y esa capacidad puede
estar muy generalizada en las aves. En la medida en que
estos elementos están disponibles en sus pajareras, es
menos probable que las aves padres proporcionen dietas desequilibradas que los seres humanos. Por tanto, las
aves cautivas criadas por sus padres tienen menos riesgo
que las que se cr ían de forma artificial.
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Signos clínicos
Los signos clínicos dependen de la especie, la edad, la
duración de la causa predisponente (p. ej., deficiencias
dietéticas) y otros factores. Una debilidad gradual del
esqueleto en un adulto, o el fracaso de la mineralización
del esqueleto durante el crecimiento, pueden hacerse
evidentes de forma repentina cuando se producen fracturas patológicas. Las aves con osteopatía metabólica
grave generalmente muestran cojera y dificultad para
moverse, pero incluso las anomalías esqueléticas muy
graves a veces se pasan por alto en las cr ías de las aves,
y una disminución del apetito puede ser el motivo de la
presentación inicial. Las osteopatías metabólicas deben
sospecharse en cualquier ave que está en fase de crecimiento, pero que no crece. Puede producirse distorsión
del pico, curvas en la línea del esternón y, si existen fracturas patológicas, pueden ser evidentes las deformidades
macroscópicas de las extremidades.
Cambios post mortem
Las fracturas patológicas post mortem pueden ser evidentes y los huesos largos pueden ser anormalmente flexibles
(en los pollos jóvenes en los que ha fracasado el proceso
de mineralización) o fracturarse fácilmente. También
pueden ser evidentes las distorsiones del pico y/o el
esternón y de otras partes del esqueleto. También pueden
apreciarse signos de un mal estado f ísico general.
●
257
Radiografía
La radiograf ía es muy útil para confirmar el diagnóstico
y evaluar la gravedad de las lesiones. Puede producirse
una desmineralización considerable antes de que pueda
detectarse cualquier cambio mediante radiograf ía. En
los casos relativamente leves, puede apreciarse adelgazamiento de las cortezas y un patrón trabecular más
pronunciado. Pueden observarse fracturas patológicas y
depósitos subperiósticos de hueso nuevo.
Hematología/bioquímica sanguínea
En las osteopatías metabólicas, es probable que las concentraciones de fosfatasa alcalina estén elevadas y, en las
últimas fases, puede haber hipocalcemia. La hematología
y la bioquímica sanguínea no son especialmente útiles
para el diagnóstico de las osteopatías metabólicas, pero
son muy útiles en el proceso de determinar la causa. A
partir de estos resultados, puede descartarse que otros
trastornos subyacentes (p. ej., del riñón o el hígado,
v. anteriormente) formen parte de la etiología.
Evaluación de la dieta
La evaluación detallada de la ingestión diaria de alimentos y de la composición de los nutrientes de la dieta es un
componente importante de la investigación para determinar con precisión la causa del problema. Debe conseguirse
información del dueño sobre la dieta. Se requiere una lista
completa de todos los componentes de la dieta, con una
estimación correcta (o medidas precisas, si pueden realizarse) de la cantidad de cada elemento que consume
el ave al día. A partir de aquí, puede realizarse una estimación de la ingestión diaria de energía, calcio, fósforo y
otros nutrientes utilizando una base de datos de nutrición
(p. ej., Animal Nutritionist, N-Squared Computing, OR)
o tablas de datos de la composición de nutrientes de los
alimentos (p. ej., Paul y Southgate, 1987). La deficiencia
de calcio de la dieta suele ser fácil de demostrar de esta
forma. Puesto que las concentraciones de vitaminas de los
alimentos son más variables y más dif íciles de predecir, la
estimación de la ingestión diaria de vitaminas obtenida
de esta forma debe interpretarse con cuidado.
Tratamiento
Los casos relativamente leves de osteopatías metabólicas
causadas por desequilibrios o deficiencias de la dieta y
en los que no hay otra causa subyacente responden bien
y rápidamente si se corrige la dieta y puede ser posible
corregir las deformidades leves de los huesos de las extremidades con férulas. Si el trastorno es grave, con múltiples fracturas patológicas, está indicada la eutanasia.
Prevención
Proporcionar una dieta con un equilibrio adecuado de
nutrientes es la clave para prevenir todas las osteopatías
metabólicas, e incluso las formas más raras (es decir, las que
están causadas por hepatopatías o nefropatías subyacentes).
Sin embargo, es más fácil decirlo que hacerlo. Existen dos
258
●
CAPÍTULO 7:
Trastornos relacionados con el manejo
dificultades. La primera es que los conocimientos sobre las
necesidades nutricionales, no de todas pero sí de algunas
especies, son escasos (v., p. ej., Scott, 1986; Robbins, 1983);
segundo, la preparación de dietas bien equilibradas para
insectívoros o fructívoros, por ejemplo, puede ser una tarea
compleja. Una vez que se han decidido los componentes
en los que debe basarse la dieta y sus proporciones aproximadas (que deben basarse en los conocimientos sobre los
hábitos de alimentación de las especies en el entorno salvaje), debe estimarse la composición de nutrientes de la
dieta, utilizando el método descrito anteriormente o, mejor
todavía, analizarse. Pueden compararse las concentraciones
dietéticas, al menos de calcio, fósforo y vitamina D3, con las
recomendaciones adecuadas.
Deformidades por torsión y
flexión de los huesos largos
en aves en crecimiento
James Kirkwood
Figura 7.6 Desviación hacia dentro de la parte distal del tibiotarso
en un ánade azulón (Anas platyrhynchos). Esto puede asociarse a
tasas excesivas de ganancia de peso durante las primeras fases de
crecimiento.
Descripción
Las deformidades por torsión y/o flexión de los tibiotarsos y los huesos tarsometatarsianos (figs. 7.5-7.11) y/o
de los huesos de las alas, además de las que pueden atribuirse a las osteopatías metabólicas (v. más arriba), son
frecuentes durante el per íodo de crecimiento en algunas
especies de aves que se cr ían en cautividad (Kirkwood,
1993). Estas deformidades pueden producir desviaciones mediales o laterales, o rotaciones hacia dentro o hacia
fuera de las partes inferiores de las extremidades. El síndrome se conoce de varias formas, «de la pata extendida», «síndrome de la pata inclinada» o «debilidad de la
pata». La etiología de las deformidades comparables de
los huesos de las alas produce «ala de ángel» o «ala extendida», en las que se produce una rotación hacia fuera,
que probablemente es parecida. Algunas de estas distorsiones de los huesos de las extremidades pueden desarrollarse bastante deprisa (horas a días) y, si son graves,
Figura 7.7 Rotación intensa (aproximadamente de 90°) del tibiotarso
izquierdo de una barnacla nené (Branta sandvicensis) durante el
crecimiento.
Figura 7.5 Distorsión leve de la pata izquierda de una avutarda de
cresta roja (Eupodotis ruficrista). Parece que se debe a la rotación del
tibiotarso más que a la flexión hacia fuera del tarsometatarso.
Deformidades por torsión y flexión de los huesos largos en aves en crecimiento
●
259
Figura 7.8 Articulación intertarsiana de un rea (Rhea americana) en
crecimiento. Puede apreciarse una lesión en el lado izquierdo de la
parte recientemente mineralizada del tarsometatarso proximal. Puede
haber sido causada por un traumatismo o, posiblemente, por un
trastorno metabólico de la placa de crecimiento unos días antes. Esto
causó una flexión ligera del tarsometatarsiano proximal.
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Figura 7.10 Sección a través de la placa de crecimiento del
tarsometatarso proximal de un rea en crecimiento, que ilustra la
profundidad de la zona de proliferación (célula plana), en cuyo
interior los vasos sanguíneos penetran profundamente desde el lado
metafisario (distal).
Figura 7.9 Huesos tarsometatarsianos de un rea joven, con
deformidades por torsión y flexión.
Figura 7.11 Deformidad por flexión lateral del tarsometatarso proximal
de un sarus (Grus antigone) en crecimiento. El extremo proximal del
tarsometatarso de esta especie crece rápidamente y parece probable,
por tanto, que esta deformidad esté causada por un trastorno de
la placa de crecimiento (trastorno metabólico), que produjo un
enlentecimiento del lado lateral de la placa unos días antes de realizar
la radiografía.
260
●
CAPÍTULO 7:
Trastornos relacionados con el manejo
comprometen mucho la locomoción y la capacidad para
caminar, por lo que pueden causar complicaciones potencialmente mortales. Como las osteopatías metabólicas,
estas deformidades pueden ser frecuentes en las aves
criadas en cautividad, pero parece que son muy raras en
las aves que viven en libertad (aunque se han observado,
p. ej., por Kreeger y Walser, 1984).
Etiología
Parece que existen varios factores que influyen en la incidencia de estos trastornos. Algunos factores pueden ser
genéticos, puesto que las deformidades son más frecuentes en las especies grandes, de patas largas y precoces.
Sin embargo, también afectan a aves acuáticas y gallináceas pequeñas y otras especies, y se han observado
con una incidencia muy elevada en algunas estirpes de
pollos domésticos criados en determinadas condiciones.
Parece que la incidencia está influenciada por factores
del entorno que pueden facilitar el crecimiento rápido,
incluyendo el acceso ad libitum a dietas ricas en energía
o proteínas y la falta de ejercicio. Varios desequilibrios
o deficiencias de nutrientes se han relacionado con la
etiología, pero en algunos casos parece que estas deformidades se producen incluso cuando las dietas están
aparentemente bien equilibradas (Riddell, 1981).
Algunos, y posiblemente todos, estos trastornos se originan debido a alteraciones de la placa de crecimiento. La
velocidad a la que crece el extremo de un hueso en crecimiento está en función del número de células que se dividen en la placa de crecimiento cartilaginosa, la frecuencia a
la que se dividen y el tamaño al que crecen antes de mineralizarse. Las aves de patas largas lo son porque los huesos
de sus patas crecen rápidamente, y no durante un per íodo
largo, si se compara con las que tienen las patas más cortas,
y las tasas de crecimiento superiores a 1 mm/día no son
poco frecuentes (Kirkwood et al., 1989). La diferencia de
la velocidad del crecimiento de los huesos entre las especies se debe en gran medida a la variación del número de
células que se dividen y, por tanto, al grosor de la placa de
crecimiento cartilaginoso (Kember et al., 1990); por tanto, el
precio del crecimiento rápido es la necesidad de unas placas de crecimiento relativamente gruesas (en el plano de
crecimiento). Estas estructuras metabólicamente muy activas están irrigadas por vasos sanguíneos que hacen protrusión profundamente por encima y por debajo y que les
aportan los nutrientes necesarios (Wise y Jennings, 1973),
y los traumatismos y otras lesiones alteran fácilmente su
función. Cualquier trastorno, como la alteración local de
la irrigación sanguínea, hace más lento el crecimiento a un
lado de la placa, lo que rápidamente causa una curvatura.
Signos clínicos y post mortem
Incluyen la rotación o la desviación de las extremidades
inferiores. En la radiograf ía, además de la deformidad, el
aspecto del hueso y de las placas de crecimiento puede
ser normal. Debido a la velocidad rápida de crecimiento,
las lesiones de la placa de crecimiento que dan lugar a
la deformidad enseguida empiezan a desplazarse «hacia
abajo» de la placa que avanza y es probable que queden
ocultas cuando comienza a mineralizarse pocas horas
después de producirse el problema.
Tratamiento
Si se detecta en una fase temprana, los cambios del tratamiento dirigidos a limitar la ingestión de alimentos ricos en
energía o ricos en proteínas y a aumentar el nivel de actividad pueden detener la evolución de la deformidad del
hueso de la extremidad. Las deformidades graves son dif íciles de tratar y es dif ícil manejar a las aves con estas deformidades. Stewart (1989), Jensen et al. (1992), Greenacre et
al. (1994) y Gilsleider (1992) han descrito abordajes para el
tratamiento, incluyendo la osteotomía desrotacional.
Prevención
La incidencia de estas distorsiones de los huesos de
las extremidades pueden minimizarse alimentando
a las aves con dietas correctamente equilibradas, evitando el acceso ad libitum a dietas ricas en proteínas y
ricas en energía, animando a las aves a realizar ejercicio corriendo en el exterior, facilitando el acceso a la luz
solar, y tomando medidas para minimizar el riesgo de
traumatismos de las extremidades (y esfuerzos bruscos).
Tendón deslizado, ala
de ángel y dedos enrollados
James Kirkwood
Tendón deslizado
Definición
El tendón deslizado es el nombre que se da al trastorno
en el que el tendón del gastrocnemio, en vez de discurrir sobre la parte caudal de la articulación intertarsiana,
se desplaza lateral o medialmente. Esto impide la extensión eficaz de la extremidad inferior. Las aves afectadas
tienen una cojera intensa y son incapaces de caminar con
normalidad. El trastorno a veces se denomina perosis.
Etiología
En muchos libros de texto antiguos sobre nutrición de las
aves, se afirmaba que la causa de la perosis era una deficiencia de manganeso. Sin embargo, otras deficiencias
de nutrientes (incluyendo deficiencias de vitamina B6 y
B12, biotina, colina y metionina) y otros factores también
pueden causar o predisponer a este trastorno. Puede producirse como una secuela de deformaciones mediales o
laterales del tarsometatarso (cuya etiología es compleja
y multifactorial, v. más arriba), porque, una vez que el
tibiotarso y el tarsometatarso quedan desalineados, se
producen unas fuerzas oblicuas considerables sobre el
tendón, especialmente cuando se extiende la articulación.
Inanición
Signos clínicos y post mortem
Las aves afectadas son incapaces de extender la articulación intertarsiana de forma eficaz y, por tanto, no pueden
caminar o mantenerse de pie con normalidad sobre la
extremidad afectada. A la palpación, puede sentirse que
el tendón es móvil; cuando la articulación intertarsiana
se flexiona, tiende a deslizarse hacia la cara medial o lateral de la articulación. Típicamente, es una enfermedad de
las aves jóvenes, en crecimiento y precoces, pero también
puede ser el resultado de un traumatismo en los adultos
de cualquier especie.
●
261
de las plumas primarias, que puede aparecer ya a los 2 días
de edad (Sukhanova, 1992), haciendo que la punta del
ala gire hacia fuera (Kear, 1973; Olsen 1994), el calor
excesivo al principio del per íodo de crecimiento (White,
1985), una ingestión elevada de proteínas (Olsen, 1994),
deficiencia de manganeso (Olsen, 1994) y factores genéticos (Wallach y Boever, 1983).
Tratamiento y prevención
Generalmente, el ala de ángel se corrige pegando el ala
con cinta sobre sí misma (en vez de alrededor del cuerpo)
en la posición anatómica normal durante 3-5 días.
Tratamiento y prevención
© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
El tratamiento es dif ícil y, aunque la etiología no se conoce
del todo, se cree que se relaciona principalmente con deficiencias de la dieta; así, proporcionar una dieta bien equilibrada es el abordaje principal para la prevención. A lo
largo de los años, se han propuesto varias técnicas quirúrgicas para corregir los tendones deslizados, principalmente en las anseriformes. Una técnica especialmente útil
consiste en diseccionar el tendón desplazado desde cualquier adherencia y volver a colocarlo en el surco troclear.
Entonces se sutura la vaina del tendón al periostio lateral y al retináculo, utilizando suturas sueltas simples con
material absorbible fino (Olsen, 1994). Recientemente, se
ha descrito una técnica innovadora para reparar el tendón
deslizado en un gansito. La técnica supuso la colocación
de una grapa quirúrgica en cada cóndilo del tibiotarso
distal. El tendón volvió a colocarse sobre la tróclea entre
dos grapas y se mantuvo en su lugar utilizando un tejido
y haciendo un nudo con un cable estéril sobre el tendón
y a través de las grapas (Brown, 2000). La piel se suturó
utilizando suturas sueltas simples. Las grapas y el nudo
de cable se retiraron 4 días después, puesto que el ave era
incapaz de caminar libremente utilizando la extremidad,
y se observó que el tendón estaba atrapado con el nudo
de cable y no podía moverse libremente a lo largo de la
tróclea. A pesar de ello, el ave se recuperó sin incidentes
y continuó creciendo hasta hacerse adulta (Brown, 2000).
También se ha demostrado la utilidad de una intervención no invasiva, que consiste en colocar grapas sobre la
piel para reducir temporalmente el tendón desplazado.
Ala de ángel
Dedos enrollados
Definición
Los dedos enrollados son la rotación media de las falanges en las aves jóvenes en crecimiento. Este trastorno
se observa con más frecuencia en las avutardas (Naldo
et al., 1998) y las ratites (Stewart, 1994).
Etiología
Se ha sugerido que los dedos enrollados se desarrollan
de forma secundaria a perosis (Gewalt y Gewalt, 1966).
La deficiencia de riboflavina y la malposición embrionaria son factores que pueden causar este trastorno
(Anderson, 1983). En los avestruces, la incidencia de
dedos enrollados parece que se relaciona con anomalías
genéticas, problemas de incubación y suelos inadecuados
durante la primera semana de vida (Stewart, 1994).
Tratamiento y prevención
Los dedos enrollados se corrigen habitualmente colocando
férulas sujetándolas con cinta adhesiva. En las especies
más grandes, está más indicado utilizar cinta termoplástica, tubos de goma o férulas almohadilladas de aluminio.
Inanición
James Kirkwood
Definición
El ala de ángel o ala deslizada puede definirse como la rotación lateral de la parte distal del ala en aves jóvenes en crecimiento. Parece que este trastorno afecta principalmente a
algunas especies de aves acuáticas (Kear, 1973; Olsen, 1994)
y avutardas (Sukhanova, 1992; Naldo et al., 1998).
Etiología
Existen diferentes factores que pueden contribuir al desarrollo del ala de ángel, y que incluyen el peso añadido de
las quillas llenas de sangre durante el crecimiento rápido
Definición
La desnutrición es el estado de depleción grave de las reservas de energía debido a la ausencia total de ingestión de
alimentos. La disminución crónica de la ingestión a niveles
inferiores de los necesarios para satisfacer las demandas
energéticas se denomina inanición. A menos que se inviertan, ambas causan la muerte debido al consumo total de
las reservas de energía o a complicaciones secundarias
(metabólicas o infecciosas). En el momento de la muerte,
pueden haberse utilizado todos los lípidos no estructurales. El aporte de alimentos regula el límite final del tamaño
262
●
CAPÍTULO 7:
Trastornos relacionados con el manejo
de las poblaciones y, puesto que las demandas de las
poblaciones que viven en libertad suelen superar el aporte,
la desnutrición es una causa común de mortalidad en los
animales de muchas especies y una causa de mortalidad
en masa.
En los animales cautivos, la desnutrición es rara, pero
la inanición puede deberse a un cálculo erróneo de las
necesidades (especialmente en los polluelos recién nacidos) o a la inmovilización excesiva de la ingestión de alimentos en las aves que se utilizan para la cetrer ía para
que mantengan el «entusiasmo».
Etiología
La inanición puede estar causada por: 1) factores del
entrono que causan una disminución de la ingestión de
alimentos (p. ej., fracaso del aporte de alimentos o condiciones climáticas que impiden la búsqueda de comida)
o un aumento del gasto energético (p. ej., climas fr íos),
y 2) factores intr ínsecos que disminuyen el apetito o que
comprometen la capacidad para encontrar, aprehender,
ingerir, digerir o metabolizar los alimentos. La ausencia
completa de ingestión de alimentos produce una depleción rápida de los almacenes de glucógeno e intercambio
al catabolismo de las grasas y proteínas. En la desnutrición, los hidratos de carbono derivan del catabolismo
de las proteínas mediante gluconeogénesis. Durante el
ayuno, la pérdida de peso se debe a la pérdida de grasa,
proteínas y agua, en unas proporciones que hacen que
la densidad energética que normalmente se pierde en
los tejidos (peso) sea de aproximadamente 2-3 kcal/g
(Kirkwood, 1981; Robbins, 1983).
Signos clínicos
En las últimas fases se producen debilidad y letargia. Las
aves con desnutrición están delgadas a la palpación y
pueden pesar tan poco como el 66% de lo normal. Pueden
tener anemia, leucopenia, aumento de la urea y la creatinina, hipoproteinemia y quizá hipocalcemia (fig. 7.12).
Hallazgos post mortem
El rigor mortis puede ser débil o estar ausente, se observa
ausencia de grasa, consumo muscular y ausencia de otras
patologías importantes (aunque puede haber signos de
infecciones oportunistas). El aparato digestivo suele estar
vacío, aunque no siempre es así.
Tratamiento y prevención
Excepto en los casos extremos, las aves afectadas suelen
responder bien cuando se les proporciona un aporte adecuado de alimentos de buena calidad. En los casos extremos, en el tratamiento inicial es importante administrar
líquidos y nutrientes por vía parenteral. Evidentemente,
la prevención en los animales cautivos depende de una
alimentación adecuada. Idealmente, debe vigilarse el
estado corporal (peso) y, si no se proporcionan alimentos
ad libitum, la vigilancia debe ser estrecha.
Figura 7.12 El halcón sacre (Falco cherrug) de la fotografía se
presentó con antecedentes de disminución del apetito de 2 semanas
de duración. Tenía una emaciación intensa y estaba deshidratado. En
la exploración se descubrió que el halcón tenía una infección grave por
cándidas que afectaba al buche.
AGRADECIMIENTOS
La mayor parte de mi trabajo sobre el crecimiento óseo de las aves se realizó
en el Institute of Zoology, Londres. Estoy muy agradecido al Sr. Tony
Fitzgerald y a otros miembros del personal del Veterinary Science
Department del Institute of Zoology por realizar las radiograf ías y al Sr.
Terry Dennett por la fotograf ía.
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●
263
crecimiento, posiblemente durante la cr ía en cautividad
(Harcourt-Brown, 2003). Muchos de los huesos largos
estaban afectados de distintas formas, pero en todas las
aves afectadas el tibiotarso estaba deformado. Parece
que este hueso es el que soporta mayor tensión cuando
el ave está caminando o de pie. La deformidad ósea causada por osteodistrofia juvenil no se ha observado en los
loros grises africanos importados, adultos, capturados de
la naturaleza.
Los huesos de crecimiento rápido son relativamente
débiles, se deforman fácilmente y tienen una resistencia
baja a la tensión y el esfuerzo f ísico. El hueso tiene que
ser lo suficientemente fuerte para proporcionar apoyo,
así como soportar la función muscular normal. La velocidad de crecimiento de las aves se relaciona con su peso
corporal final, la tasa metabólica y la ingestión de alimentos. En las aves salvajes existe un equilibrio entre la velocidad de crecimiento y el tiempo que el ave depende de
sus padres. Existen muchos motivos por los que para las
aves jóvenes representa una ventaja crecer rápidamente
hasta independizarse, pero la velocidad se equilibra por
el riesgo para los padres (Starck y Ricklefs, 1998). Las
cr ías de aves altriciales (como los loros) dependen completamente de sus padres para que las alimenten y protejan durante el crecimiento, y permanecen en el nido; pero
crecen rápidamente. Este crecimiento rápido es posible
si los huesos permanecen débiles; la deformidad se previene manteniendo al ave en un espacio de anidamiento
pequeño que le impide moverse mucho. Excepto cuando
se están alimentando, estos bebés permanecen amontonados, en estrecha relación unos con otros, y apoyándose
entre ellos (fig. 7.13).
Carrier y Leon (1990) exploraron el patrón de crecimiento de los huesos de la gaviota de California (Larus
californicus). Las cr ías nuevas de gaviota pueden empezar a correr y a nadar en los primeros 2 días después de
la eclosión. Sin embargo, no vuelan hasta que tienen al
menos 42 días de edad. Se evaluó la fuerza de los huesos largos rompiendo la tensión; esto demostró que los
huesos de las extremidades inferiores tenían una fuerza
relativa parecida a la de las aves adultas a lo largo del
per íodo de crecimiento debido al aumento del espesor;
Osteodistrofia conductual
© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Nigel H. Harcourt-Brown
Existen pocas dudas de que la causa de la osteodistrofia
en las aves criadas en cautividad, como los loros, es principalmente la mala nutrición, pero otros factores también
pueden intervenir, causando deformidad ósea. Existen
pocos estudios en los que se haya revisado la incidencia de la osteodistrofia juvenil en las aves. Se realizaron
radiograf ías de todo el cuerpo como parte de su exploración clínica a un grupo de 36 loros grises (Psittacus erithacus), criados a mano, no relacionados entre sí. Todas
las aves habían terminado de crecer, su esqueleto era
maduro, y sus dueños no pensaban que hubieran sufrido
ningún problema ortopédico. En este grupo, se encontró que el 44% tenían signos radiológicos de osteodistrofia juvenil previa que se había producido durante el
Figura 7.13 En un nido de loros (Pionus fuscus), las aves jóvenes
descansan en montones apoyándose unas sobre otras. Esta conducta
tiene muchas ventajas; ayudar al crecimiento óseo normal es una de
ellas.
264
●
CAPÍTULO 7:
Trastornos relacionados con el manejo
los huesos de las alas estaban relativamente menos
desarrollados y débiles durante todo el per íodo de crecimiento. Cuando las aves alcanzaban la masa corporal
máxima y comenzaban a ejercitar las alas, la fuerza de los
huesos de las alas aumentaba rápidamente hasta igualar
a la de las aves adultas. Basándose en varios parámetros,
Carrier y Leon (1990) dedujeron que existía una equivalencia temporal entre el desarrollo y las necesidades de
energía: el desarrollo temprano de las aves requiere un
aporte de energía que podr ía utilizarse «mejor» para
otras funciones más cr íticas para el desarrollo.
En un loro típico (p. ej., loro crepuscular, Pionus fuscus), Harcourt-Brown (2003) demostró que, en circunstancias «normales», los loros no empiezan a caminar
hasta que termina la madurez esquelética y hasta que
la mayor ía de las plumas han dejado de crecer, se vuelven neumáticos y el peso es el menor posible. En el nido,
estas aves se movían relativamente muy poco, manteniéndose en un grupo muy unido que soportaba su
esqueleto en crecimiento, relativamente débil (v. fig. 7.13).
A los 50 días de edad, en el momento en el que los huesos dejaron de crecer, trepaban hasta la entrada del
nido, pero volvían a entrar en él si se asustaban. El día
51 empezaron a mover las alas vigorosamente dentro
del nido. El día 53 los loros mayores salieron del nido.
Utilizando las medidas obtenidas de las radiograf ías, los
huesos de las patas ya no parecían más gruesos (y, por
tanto, más fuertes) que los de las alas. Durante el curso
de este estudio, se observó un reflejo conductual: las aves
en crecimiento que se sacaban del nido y se colocaban
solas en una superficie plana se mantenían de pie y caminaban hasta que se las sujetaba (fig. 7.14). En cuanto se
colocaban otra vez con sus hermanos, volvían a amontonarse con ellos y se recostaban. Esta conducta refleja una
gran ventaja en una cavidad de anidamiento grande. Un
ave bebé que se separa de sus hermanos caminará hasta
que se choque con ellos y después reasumirá su posición
en el montón, lo que le proporciona calor, protección y
apoyo esquelético, así como una «posibilidad de tener
suerte» en el momento de alimentarse. Otros grupos de
aves altriciales comparten el reflejo de apiñarse/caminar.
Los zoólogos lo han observado en las rapaces (Newton,
1978) y las paserinas pequeñas, como el carricero común
(Acrocephalus scirpaceus) (A. Radford, comunicación personal).
Ahora se cr ían muchos loros en cautividad y, debido
a este reflejo, se les suele permitir moverse de esta
forma anormal, e incluso se les anima a ello. Se ha
supuesto que este aumento de la actividad normal y la
ausencia de apoyo de los hermanos podr ían predisponer a estas aves criadas a mano a desarrollar deformidades óseas patológicas. Cuando las aves se ponen de
pie y caminan, el tibiotarso soporta la mayor tensión,
por lo que primero se deforma este hueso. Si las aves
se alimentan con una dieta con deficiencias de calcio
y vitamina D3, la mala mineralización del esqueleto
aumentará la incidencia y la gravedad de estas anomalías
esqueléticas.
Cuando se cr ían en cautividad aves jóvenes de cualquier especie, parece una precaución sensata intentar imitar su conducta natural cuando le cuidan sus padres en
la naturaleza (figs. 7.15 y 7.16). Idealmente, a las aves que
crecen en nidos se les debe proporcionar un nido de las
mismas dimensiones. En una ocasión en que se criaron
cautivos turacos de mejillas blancas (Turaco leucotis) con
una dieta aparentemente bien equilibrada, les siguieron
afectando las deformidades óseas durante el crecimiento.
Sin cambiar la dieta, esto se previno en la siguiente
nidada manteniendo a las aves en un nido para turacos
durante el per íodo de crecimiento; se movieron menos y
parecía que estaban mejor apoyados (J. Wayne, comunicación personal). Muchas aves de patas largas, como las
grullas (Gruidae) y los flamencos (Phoenicopteridae), son
relativamente hiperactivas cuando carecen del cuidado y
la guía de sus padres (fig. 7.17). Esto causa deformidades rotacionales de los huesos largos así como deformidades
Figura 7.14 Un loro (Pionus senilis) criado por sus padres, en la mitad
de su período de crecimiento, aislado de sus hermanos, aunque
no se le anime, se pone de pie y empieza a caminar. Su pesado
compartimento visceral hace necesario que extienda las patas,
aplicando una fuerza anormal sobre los tibiotarsos y el fémur; las
posibilidades de que se produzcan deformidades por flexión y rotación
son evidentes.
Figura 7.15 Las grullas damisela (Anthropoides virgo) pasan tiempo
protegiendo a su descendencia y buscándoles comida. Las patas de
estas aves jóvenes crecen muy deprisa. Las aves buscan comida y se
la dan a las aves jóvenes. Cuando los llaman para comer, los pollos
llegan de una forma lenta y deliberada; las llamadas de alerta provocan
una respuesta de agazapamiento. (Por cortesía de S. Parkes.)
Osteodistrofia conductual
Figura 7.16 Cuando las grullas no están buscando comida se
sientan de forma protectora y el polluelo se sienta entre ellas, lo que
permite al ave joven reposar. En los corderos, se ha demostrado que
el crecimiento del hueso tiene lugar durante el período de reposo
(Noonan et al., 2004); es probable que ocurra lo mismo en las aves,
lo que hace que el reposo sea muy importante para los huesos de
crecimiento rápido. (Por cortesía de Mr. J. Chitty.)
© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Figura 7.17 La fotografía muestra una grulla manchú (Grus japonensis)
que se está criando de forma artificial. Esta ave es mucho más activa
que los pollos criados por los padres, pasa más tiempo caminando y
corriendo sin impedimentos sobre una superficie concreta. La alarma
causa un aumento de los movimientos y movimientos de pánico. (Por
cortesía de Mr. J. Chitty.)
●
265
que existen en varios tamaños, pero suelen ser relativamente grandes. La caja suele estar recubierta con papel
absorbente, como papel de cocina; en la parte superior
del plástico, puede hacerse una superficie resbaladiza.
Generalmente, las aves se sacan de la caja para alimentarlas, lo que también es una medida higiénica. Suelen
sujetarse con la mano mientras se las alimenta, lo que
puede forzar a las patas en posturas anormales. Cuando
las aves crecen, intentan salir de las cajas y, con frecuencia, utilizan las alas para subir. Descansan sobre su esternón y, en las cajas pequeñas, con las alas colgando a los
lados. Cuando las aves han llegado a la mitad o dos tercios de su crecimiento, suelen colocarse, como un grupo,
en una caja grande donde puedan caminar. Los loros de
compañía jóvenes suelen venderse a sus nuevos dueños
antes de que las plumas hayan crecido del todo y mientras todavía se les cr ía a mano. Desde una edad temprana, los loros jóvenes responden a la alimentación y a
la persona que les alimenta con entusiasmo. Es muy frecuente que se permita a los pollos que están a mitad del
proceso de crecimiento correr detrás de la cuchara o la
jeringa con la que se les alimenta.
La alimentación a mano fomenta las conductas f ísicas anormales en los loros que están creciendo y otras
aves, lo que exacerba los efectos de una dieta deficiente
y fomenta la aparición de deformidades esqueléticas. Es
posible que en algunas aves el ejercicio excesivo sea un
factor etiológico principal, más que menor, de las deformidades óseas.
Puede limitarse el movimiento de las aves durante
la cr ía en cautividad imitando las condiciones de anidamiento naturales tanto como sea posible: un área de anidamiento limitada con paredes sólidas altas y un suelo
blando que pueda adaptarse a la forma del cuerpo (p. ej.,
virutas de madera con papel de cocina); la presencia de
hermanos, otros loros de tamaño parecido o un almohadillado adecuado para sustituir el apoyo de los hermanos
para las aves que están solas; reducir la intensidad de la
luz en los per íodos en los que no se les está alimentando; y
tener mucho cuidado cuando se mueve y se alimenta a las
aves jóvenes. Muchos criadores ya hacen esto con sus aves.
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por flexión. Se han observado cambios parecidos en las
aves de corral que se alimentan ad libitum, y la sobreactividad causada por un fotoper íodo excesivo (23 h de
luz) mientras están creciendo aumenta la incidencia de
anomalías óseas, incluyendo deformidades por rotación;
Whitehead (1992) revisó este tema.
En las aves jóvenes criadas en cautividad, la edad
a la que les separa de sus padres var ía, pero es posible
criarlas a mano desde el momento de la eclosión. Los
loros más jóvenes son más fáciles de entrenar y alimentar a mano que los más mayores. Es muy dif ícil mantener a las aves limpias. Para combatir este problema, las
aves en crecimiento se mantienen en cajas de plástico,
Noonan KJ, Farnum CE, Leiferman EM et al. (2004) Growing pains: are they
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266
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CAPÍTULO 7:
Trastornos relacionados con el manejo
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Paresia por captura
Thomas A. Bailey
Este apartado trata sobre la paresia por captura, que es
una causa importante de mortalidad de las aves durante
los episodios de captura y transporte (Spraker et al.,
1987). Aunque cuando se capturan ungulados salvajes se
produce un trastorno muy parecido que se conoce muy
bien (Harthoorn y Young, 1974; Harthoorn, 1976; Wallace
et al., 1987; Robinson et al., 1988; Spraker, 1993), esta
complicación ha recibido menos atención en las aves.
Se conoce por un amplio rango de nombres, como
distrofia muscular, trastorno de la captura, miopatía
de la captura, polimiopatía de la captura, enfermedad por exceso de tensión, enfermedad del músculo
blanco, parálisis de las patas, necrosis muscular, necrosis muscular idiopática, rabdomiólisis del ejercicio,
miopatía por estrés, miopatía transitoria, degeneración
muscular difusa y síndrome de estrés del músculo blanco
(Spraker, 1993).
Definición
Blood y Studdert (1988) definieron la paresia como
«parálisis ligera o incompleta, e incluye a los animales
que pueden intentar levantarse, pero que no son capaces de hacerlo, los que pueden levantarse con ayuda, los
que pueden levantarse y caminar con grandes dificultades como caídas frecuentes, y los que pueden ponerse
de pie y caminar sin ayuda, pero con ligeros trastornos
locomotores».
Especies afectadas
La paresia por captura y otras miopatías degenerativas
se han descrito en las siguientes especies:
●
●
●
●
●
●
●
Flamenco común (Phoenicopterus ruber roseus)
y flamenco enano (Phoeniconaias minor)
(Young, 1967).
Secretario (Sagittarius serpentarius) (Heerden, 1977).
Avestruces (Struthio camelus), emúes (Dromaius
novaehollandiae) y reas (Rhea Americana) (Heerden,
1977; Rae, 1992; Stewart, 1994; Tully et al., 1996).
Aguja colipinta (Limosa lapponica) (Minton, 1980).
Grulla canadiense (Grus canadensis) (Windingstad
et al., 1983; Carpenter et al., 1991).
Grulla trompetera (Grus americana) (Gainer, 1988).
Barnacla canadiense (Branta canadensis) (Chalmers y
Barrett, 1982).
Figura 7.18 Avutarda hubara (Chlamydotis undulata) recostada, con
paresia relacionada con la captura.
●
●
●
●
Pavos (Meleagris gallopavo) (Atkinson y Forrester, 1987;
Spraker et al., 1987; Jessup, 1993).
Grulla coronada cuelligr ís africana (Balearica
regulorum gibbericeps) (Brannian et al., 1981).
Avutarda hubara (Chlamydotis undulata macqueenii),
avutarda kori (Ardeotis kori) y avutarda de cresta
roja (Eupodotis ruficrista, fig. 7.18) (Bailey et al.,
1996a, 1996b).
Pavo doméstico (Meleagris gallopavo) (Cardona et al.,
1992).
Patogenia
No se conoce bien la patogenia exacta de la paresia por
captura, pero implica el metabolismo anaerobio durante
una actividad muscular intensa (Harthoorn, 1976; Wallace
et al., 1987). El ácido láctico que produce el músculo causa
acidosis local y sistémica, que produce lesiones y signos
clínicos de paresia (Harthoorn, 1976; Chalmers y Barrett,
1982). El pH bajo a nivel tisular produce un aumento de
la permeabilidad de las membranas celulares y lisis celular, por lo que se liberan enzimas intracelulares en la sangre, como creatina cinasa (CK), lactato deshidrogenasa
(LDH) y aspartato aminotransferasa (AST) (Harthoorn,
1975; Chalmers y Barrett, 1982). Las concentraciones elevadas de CK y AST en el suero o el plasma reflejan así
la lesión del músculo esquelético y cardíaco. Parece que
el aumento de las concentraciones séricas de CK es un
índice más sensible y específico de la lesión muscular
tanto en los mamíferos (Chalmers y Barrett, 1982) como
en las aves (Franson, 1982; Lumeij, 1988a, 1988b, 1993;
Cardona et al., 1992). Hay que observar que no todos
los aumentos de la actividad plasmática de CK indican
enfermedad: por ejemplo, se sabe que las concentraciones
de CK aumentan de forma espectacular en las avutardas
sanas cuando se las maneja (Bailey et al., 1997).
Signos clínicos y anamnesis
Se ha considerado que existen varios factores que predisponen a las aves a la paresia por captura, e incluyen:
Paresia de la captura
●
●
●
●
●
●
●
●
Persecución extenuante durante las operaciones de
captura.
Manejo y ejercicio prolongado.
Traslados.
Malas condiciones de transporte.
Posibles deficiencias de vitamina E y de selenio.
Trastornos intercurrentes.
Climas cálidos.
Sujeción de las alas.
●
●
●
●
Depresión.
Paresia o parálisis de las extremidades.
Sentarse sobre los tarsos.
Decúbito lateral o esternal con rechazo a levantarse o
moverse.
Muerte durante o después de la captura, el manejo o
el traslado.
Anamnesis
Causa posible
Traumática
Fracturas o luxaciones vertebrales
Fracturas múltiples
Fracturas pélvicas
Dislocaciones o esguinces
Neuritis (nervios periféricos)
Encefalitis o encefalomielitis
Abscesos intervertebrales
Septicemia con infección espinal
Nefritis
Infecciones víricas, incluidos PMV-3, reovirus,
papovirus y virus de Pacheco
Infecciones bacterianas, que incluyen
Chlamydia, Listeria, Yersinia, Salmonella y
Streptococcus
Infecciones fúngicas, incluida la aspergilosis,
que afectan al sistema nervioso central
Sospecha de deficiencia de vitamina E/selenio
Fracturas múltiples secundarias a osteopatía
metabólica
Parálisis del obturador por puesta difícil
Huevos aglutinados o retraídos
Rotura de las patas por hipocalcemia
Huevos ectópicos, puesta abdominal
Adenocarcinoma renal
Fibrosarcoma
Otras neoplasias o lesiones que ocupan
espacio
Botulismo
Intoxicación por plomo
Intoxicación por flurazolidona e ionóforos
Litiasis cloacal
Infecciosa
Metabólica/
nutricional
Reproductora
En muchos casos se produce mortalidad aguda y se cree
que está causada por necrosis y traumatismos del miocardio, mientras que la necrosis de los músculos de los
muslos y las alas produce parálisis de las extremidades
(Young, 1967). La disposición generalmente excitable
de las ratites predispone a estos animales a miopatía,
especialmente en los centros donde las condiciones no
son adecuadas. Los factores dietéticos son importantes cuando se investigan los brotes de miopatías. Se ha
observado miopatía en los pelícanos (Pelicanus occidentalis) tras la hipovitaminosis E causada por alimentación con alimentos rancios (Shivaprasad et al., 2002). La
intoxicación por monensina se ha relacionado con miopatía degenerativa en los avestruces (Baird et al., 1997).
Neoplásica
Envenenamiento
Otras
●
●
Diagnóstico diferencial
Hay que tener en cuenta otras causas de paresia o parálisis de las extremidades inferiores y descartarse en el
diagnóstico diferencial de este trastorno. En la tabla 7.1
se presenta una lista completa de las causas posibles de
paresia y parálisis en las aves.
© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Diagnóstico
El diagnóstico de la paresia por captura se basa en tener en
cuenta la anamnesis, los signos clínicos y la detección de
concentraciones plasmáticas elevadas de CK, AST y LDH.
267
TABLA 7.1 Diagnóstico diferencial de las causas
de paresia y parálisis en las aves
Los signos clínicos de la paresia por captura son:
●
●
Hemorragia en la musculatura de las patas y las alas.
Petequias en el miocardio.
La histopatología es importante para el diagnóstico de
este trastorno, porque no siempre se detectan lesiones
visibles macroscópicamente en la exploración post mortem (Gainer, 1988). Microscópicamente, los cambios principales incluyen necrosis del miocardio y del músculo
esquelético. También pueden detectarse signos de insuficiencia renal. En otro apartado se describen exhaustivamente los cambios microscópicos asociados a este
trastorno (Young, 1967; Windingstad et al., 1983; Spraker
et al., 1987; Carpenter et al., 1991; Rae, 1992).
Tratamiento
Cambios post mortem
Los siguientes hallazgos macroscópicos se han observado en la exploración post mortem de aves que murieron
debido a paresia por captura (Young, 1967; Windingstad
et al., 1983; Spraker et al., 1987; Carpenter et al., 1991;
Cardona et al., 1992; Rae, 1992):
El objetivo principal del tratamiento es controlar el shock
y la hipertermia (fig. 7.19):
●
●
●
●
●
Focos blancos o pálidos de pequeños a grandes
y bandas en el miocardio, los músculos de las
extremidades posteriores y los músculos pectorales.
Roturas musculares.
●
●
●
Bicarbonato sódico intravenoso y oral para corregir la
acidosis.
Fluidoterapia para restaurar la presión arterial y el
volumen sanguíneo.
Vitamina E y selenio por vía parenteral y complejos
vitamínicos.
Corticoesteroides.
Enfriar al ave si tiene hipertermia.
Posiblemente, estimulantes cardíacos y respiratorios.
268
●
CAPÍTULO 7:
Trastornos relacionados con el manejo
●
●
●
●
Utilizar técnicas de captura adecuadas y aprobadas
para la especie que se va a capturar.
Ser consciente de que algunas especies, como los
pavos salvajes, son más susceptibles a este trastorno
que otras (Spraker et al., 1987).
Transportar a las aves en contenedores bien
ventilados.
Condicionar y entrenar a los grupos de animales, lo
que puede disminuir la mortalidad asociada a los
métodos más antiguos de captura, que implicaban
utilizar la fuerza.
BIBLIOGRAFÍA
Figura 7.19 El tratamiento de apoyo, incluida la fisioterapia, es
importante para las aves con paresia relacionada con la captura.
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Se ha intentado sujetar a las aves afectadas en cabestrillos (fig. 7.20) y proporcionarles fisioterapia en forma de
masajes y sumergiéndoles las extremidades en agua templada. Los casos leves de paresia pueden recuperarse,
pero el pronóstico es malo para los casos graves.
Prevención
La miopatía por captura es dif ícil de tratar y deben
realizarse todos los esfuerzos posibles para prevenir
el problema. Las recomendaciones para minimizar el
problema son:
●
●
●
Suplementos de vitamina E y de selenio antes de los
episodios de captura, manejo y/o traslado (Mushi
et al., 1998).
Capturar a las aves los días con condiciones
medioambientales aceptables.
Reducir al mínimo la duración del manejo y el
forcejeo para evitar la hipertermia.
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Toxicología
© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Jaime Samour
La toxicología es el área de la medicina que estudia la
actividad de las sustancias químicas sobre los sistemas
biológicos. Normalmente, estos compuestos se denominan tóxicos o sustancias tóxicas, venenos y toxinas.
El término toxina debe utilizarse sólo y exclusivamente
para definir una proteína producida por un organismo
biológico, como una planta superior, algunos animales
y bacterias patógenas, que es tóxica para otros organismos vivos. La toxicosis, el envenenamiento y la intoxicación se relacionan con los trastornos causados por
la actividad de compuestos químicos. Las sustancias
tóxicas pueden ser exógenas o endógenas. Las sustancias exógenas son las que se originan en el exterior del
organismo. Incluyen: 1) compuestos sintéticos o fabricados por el hombre, como los pesticidas, y 2) compuestos naturales o que se producen de forma natural,
como los que se encuentran en las plantas y los hongos
tóxicos. Las sustancias tóxicas endógenas son las que se
originan en el interior del organismo, e incluyen principalmente toxinas producidas por bacterias u hongos
patógenos.
Las aves en cautividad son especialmente susceptibles a varias toxicosis debido a su naturaleza curiosa.
Con mucha frecuencia se permite a las aves de compañía que vuelen libremente dentro de las casas y pueden acceder fácilmente a productos domésticos, como
detergentes, pesticidas, desinfectantes, plantas tóxicas y
●
269
agentes inhalantes, que pueden dañarlas. En los aviarios,
los zoológicos, los parques y las granjas, las aves pueden
entrar en contacto con materiales de construcción, plantas tóxicas o elementos que les arrojan los visitantes y
que también podr ían ser perjudiciales para su salud. Las
aves que viven en libertad entran en contacto con mucha
frecuencia con sustancias tóxicas, como pesticidas, fertilizantes y herbicidas en las granjas y las tierras de cultivo,
plomo de perdigones o plomadas de pesca en las charcas, los lagos y los r íos, y una gran cantidad de compuestos potencialmente dañinos en las zonas industriales, las
obras y los vertederos.
La toxicología aviaria es un área extensa que incluye
la descripción completa de todas las sustancias potencialmente tóxicas para las aves, y se sale del ámbito de
este libro. En este apartado se incluyen las toxicosis más
frecuentes que han observado los clínicos en las especies aviarias. Para obtener más información sobre toxicología aviaria, el lector puede consultar Petrak, 1982;
Cooper, 1985; Harrison, 1986; Osweiler, 1986; Rosskopf y
Woerpel, 1986; Humphreys, 1988; LaBonde, 1991, 1996a;
Lumeij et al., 1993; Porter, 1993; Dumonceaux y Harrison,
1994; Bauck y LaBonde, 1997; Lang, 1997.
Intoxicación por cloruro
de amonio en falconiformes
El cloruro de amonio (NH4Cl) o muriato amónico es una
sal inorgánica, comercialmente disponible como cristales incoloros higroscópicos o como un polvo cristalino
blanco, con un sabor salino suave. La dosis que causa
una probabilidad de mortalidad del 50% (es decir, la
dosis letal mediana [LD50]) en la rata es de 1.650 mg/kg.
Su aplicación tanto en medicina humana como veterinaria es la acidificación de la orina y el aumento de la
tasa del flujo urinario, pero también se utiliza mucho
como expectorante secretor y para aumentar los cilios.
Es probable que esto se consiga por el aumento directo
o indirecto de la frecuencia de latido de los cilios en el
aparato respiratorio, pero la forma exacta de acción o
el mecanismo que participa no se conocen bien (Brander
et al., 1991).
Cuando los animales domésticos y las personas
ingieren cloruro amónico, se metaboliza en el hígado y
se convierte en urea y ácido hidroclórico, produciendo
una acidosis intensa. Se excreta a través de la vía urinaria (Gilman et al., 1985). Las aves son uricotélicas,
excretan los productos finales del metabolismo del nitrógeno como ácido úrico. Este se sintetiza en el hígado y
se excreta mediante filtración glomerular, pero principalmente por secreción tubular (King y McLelland,
1984). Así, en los mamíferos, y posiblemente en las aves,
cuando se administra por vía oral una dosis elevada
de cloruro amónico o si existe insuficiencia hepática, se
produce hiperamonemia aguda. Como resultado, las
concentraciones de NH3 son demasiado elevadas para
la capacidad de detoxificación del hígado, por lo que
actúa como una sustancia citotóxica, principalmente en
el cerebro. A veces, dependiendo de la dosis ingerida y
del proceso digestivo, se producen carbamatos como
270
●
CAPÍTULO 7:
Trastornos relacionados con el manejo
metabolitos tóxicos, que actúan como inhibidores reversibles de la colinesterasa (Forth et al., 1983).
En los países del Golfo Pérsico, el cloruro amónico se
conoce como schnather, palabra árabe que utilizan mucho
los cetreros y los comerciantes relacionados con la medicina árabe tradicional, que normalmente lo venden en
forma de cristales.
Durante la fase inicial del per íodo de caza (noviembre), un gran número de cetreros del Golfo administran
de forma habitual cloruro amónico a los halcones que
están a su cargo para mejorar su capacidad para cazar.
Otros cetreros administran cloruro amónico a aves determinadas que no son capaces de matar a las presas o no
muestran interés por ellas durante el primer vuelo de
caza. Normalmente, el método requiere la participación
de dos personas, una que sujeta el halcón y otra que
introduce un cristal pequeño (10-25 mm de diámetro) de
cloruro amónico en el buche del ave inmovilizada. Como
alternativa, también es una práctica común introducir
varios cristales pequeños de cloruro amónico en un trozo
de algodón, formando un saco pequeño, que se ata por
un extremo con un trozo de cuerda fina de aproximadamente 25 cm de largo. Cuando el saco pequeño se introduce de forma forzada para alimentar al animal, se deja
que el otro extremo del hilo sobresalga de la boca para
poder recuperar el saco después de unos minutos. La
teor ía que subyace a esta técnica es que la actividad química del NH4Cl elimina los «depósitos de grasa dentro
del estómago», haciendo que el ave tenga más hambre y,
por tanto, esté más interesada en la caza.
Signos clínicos
Dos o tres minutos después de la administración del cloruro amónico, el halcón suele vomitar violentamente,
expulsando grandes cantidades de un moco espeso, de
color verde amarillento (fig. 7.21), a veces con hebras blanquecinas y el cristal parcialmente disuelto. No obstante,
Figura 7.22 El ave de la figura 7.21 ha expulsado la «bolsa» utilizada
para envolver los cristales de cloruro amónico. Con mucha frecuencia,
los halcones mueren cuando los cristales grandes se rompen en
fragmentos más pequeños y el ave no puede vomitar todo el cloruro
amónico ingerido.
los cetreros están muy familiarizados con los efectos
tóxicos de esta sustancia y saben, probablemente debido
a las experiencias negativas previas, que si el ave no
puede vomitar el cristal ingerido en 5-10 min, sin duda
morirá. A este respecto, yo he presenciado la muerte de
varios individuos en los 15 min siguientes a la ingestión.
A veces, un trozo grande del cristal ingerido se rompe
en trozos más pequeños dentro del buche (fig. 7.22),
produciendo sólo el vómito parcial del cristal de cloruro
amónico que había deglutido al principio, un hecho que
generalmente pasa desapercibido para el cetrero. En
este caso, el ave se vuelve letárgico y anoréxico, pierde
peso rápidamente y comienza a expulsar excrementos
de color verde metálico oscuro, caracter ísticos. En la fase
terminal, el ave es incapaz de mantenerse de pie en su
soporte, permanece en el suelo la mayor ía del tiempo y
la respiración se hace disneica. Después de un per íodo
corto, generalmente 4-8 h, que se caracteriza por convulsiones y opistótonos, se produce la muerte. Los signos clínicos se desarrollan en 3-7 días, dependiendo de
la cantidad total de cloruro amónico ingerido, aunque ha
habido casos en los que el ave ha muerto hasta 2 semanas
después.
Cambios patológicos
Figura 7.21 Intoxicación por cloruro amónico en un halcón peregrino
(Falco peregrinus). Tres minutos después de la alimentación forzada
con la sustancia tóxica, el ave comenzó a vomitar. Obsérvese la pared
manchada con moco verde.
Los cambios patológicos macroscópicos que se observan
en la exploración post mortem de las aves afectadas incluyen congestión generalizada de la mucosa y presencia
de moco de color verde metálico, oscuro, en todo el aparato digestivo. El hígado está friable y de un color verde
metálico oscuro, uniforme. Los riñones muestran edema
perirrenal leve y congestión cortical y medular de leve a
intensa. Los hallazgos histológicos son inespecíficos. El
hígado presenta congestión de moderada a intensa y pigmento de color castaño dorado (posiblemente hemosiderina), con células de Kupffer y macrófagos. Otras lesiones
son variables. En algunas aves se aprecia revestimiento
Intoxicación por plomo
perivascular por plasmocitos y otras células mononucleares. También se observan focos pequeños, subcapsulares, muy dispersos, de necrosis coagulada temprana y
vacuolización del citoplasma de los hepatocitos. A veces,
la necrosis se asocia a infiltración de células mononucleares. Es posible que algunas de estas lesiones sean secundarias a pododermatitis. Los riñones muestran nefrosis
tubular de leve a intensa. Muchos túbulos están dilatados y/o parcialmente ocluidos con material amorfo acidófilo o ligeramente basófilo, probablemente debido a
nefrosis por uratos.
Fuentes
Signos clínicos
Pinturas con base de plomo,
pinturas sin plomo con
agentes de secado con
plomo, plomadas para pescar,
perdigones, baterías, linóleo,
yeso, masilla de albañilería,
gases de carburantes, objetos
domésticos e industriales
cubiertos de plomo
Signos generales: debilidad,
pérdida de peso, letargia,
anorexia
Signos hematológicos:
punteado basofílico,
vacuolización intracitoplásmica
de eritrocitos
Signos renales: poliuria,
hematuria, hemoglobinuria
Signos gastrointestinales:
diarrea, heces oscuras, íleo
del aparato digestivo superior,
regurgitación
Signos neurológicos: ataxia,
tumores cerebrales, torneo,
inclinación de la cabeza, alas
caídas, paresia, hiperestesia,
parálisis, ceguera, convulsiones
© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
clínicos pueden ser agudos o crónicos y, habitualmente,
la gravedad depende de la cantidad de plomo ingerido.
Bailey et al. (1995), recientemente, han informado de
intoxicación por plomo en una bandada de avutardas
hubara (Chlamydotis undulate) tras la ingestión de escamas de pintura a base de plomo. Para obtener más información sobre la intoxicación por plomo en otras especies
de aves, consulte Redig et al., 1980; MacDonald et al.,
1983; Harrison, 1986; Dement et al., 1986; Mautino, 1990;
Dumonceaux y Harrison, 1994; LaBonde, 1996b; y Bauck
y LaBonde, 1997. En la tabla 7.2 se muestran las fuentes
más frecuentes de plomo y los signos clínicos relacionados con la intoxicación en las aves.
Diagnóstico
En las figuras 7.23-7.35 se ilustran los signos, el diagnóstico clínico y post mortem, y el tratamiento del envenenamiento por plomo.
El diagnóstico de la intoxicación por plomo en las
aves se basa en:
AGRADECIMIENTOS
●
Quiero dar las gracias al Veterinary Record por permitirme reproducir parte
de Samour JH, Bailey TA, Keymer IF (1995) Use of ammonium chloride
in falconry in the Middle East. Veterinary Record 137: 269-270.
●
Intoxicación por plomo
●
La toxicosis por plomo o plumbismo es la intoxicación por metales pesados más frecuente en las aves que
viven en libertad y en las aves que viven en cautividad,
y quizá es la forma más frecuente de intoxicación en las
especies aviarias de todo el mundo. Las aves pueden
ingerir plomo deliberadamente, como en el caso de las
aves acuáticas que ingieren perdigones como arenilla,
o accidentalmente, como en el caso de las aves de presa
cautivas que ingieren perdigones ocultos en un ave o un
mamífero que ha muerto por un disparo. El plomo es
relativamente insoluble, pero pueden absorberse pequeñas cantidades a través del aparato gastrointestinal, causando una amplia variedad de signos clínicos. Los signos
271
TABLA 7.2 Fuentes y signos clínicos relacionados
con la intoxicación por plomo
Consideraciones fisiológicas
y patológicas
La actividad bioquímica del cloruro amónico como acidificador puede ser responsable de la estimulación del apetito a nivel del sistema nervioso central. En los animales
domésticos, se sabe que los grupos de neuronas del hipotálamo lateral fomentan el apetito, y que los sistemas transmisores noradrenérgico y colinérgico también participan en
la estimulación del apetito (Klemm, 1984). Probablemente,
y quizá más correctamente, el cloruro amónico puede ser
responsable de una irritación química crónica de las terminales del apetito en el aparato digestivo superior. En las falconiformes, las papilas gustativas se localizan en la base de
la lengua. Existen 30-40 axones que conectan cada papila
gustativa con el sistema nervioso central a través del nervio glosofar íngeo (King y McLelland, 1984). Las terminales
autónomas del buche, el esófago y la molleja también pueden estimularse por esta acción química, enviando mensajes constantes de hambre al hipotálamo.
Los cetreros suelen observar que, tras la administración de cloruro amónico, el halcón parece más alerta
durante la caza y tiene hambre todo el tiempo. Es dif ícil evaluar la validez de esta afirmación, pero, a pesar de
su efecto aparentemente favorable, el cloruro amónico
sigue siendo una sustancia muy tóxica, responsable de la
muerte de un importante número de halcones.
●
●
●
●
Anamnesis clínica.
Radiología (presencia de cuerpos extraños radiopacos
en el buche y el aparato gastrointestinal).
Perfil bioquímico de la sangre (aumento de AST, LDH
y creatina fosfocinasa [CPK]).
Hematología (hemoglobina [Hb] y recuento de
eritrocitos bajo, vacuolas intracitoplásmicas, punteado
basófilo).
Análisis de sangre (las concentraciones sanguíneas
de 20 μg/dl son indicativas de intoxicación por
plomo y las concentraciones de 50 μg/dl o superiores
confirman el diagnóstico).
Análisis tisular (las concentraciones de los tejidos
embebidos de 3 y 6 partes por millón (ppm) indican
intoxicación por plomo y las concentraciones de
6 ppm o superiores confirman el diagnóstico).
Tradicionalmente, en medicina veterinaria las concentraciones sanguíneas de plomo se han estimado utilizando
espectrometr ía de absorción atómica con incineración de
grafito. Sin embargo, últimamente se ha introducido un
272
●
CAPÍTULO 7:
Trastornos relacionados con el manejo
Figura 7.23 Radiografía laterolateral de un halcón sacre (Falco cherrug)
que muestra un perdigón de plomo de un arma de fuego dentro del
ventrículo. En Oriente Medio, igual que en otros países, los halcones
se intoxican con frecuencia con plomo cuando se alimentan de aves
pequeñas que han muerto por disparos de rifles de aire comprimido
o de escopetas y contienen perdigones o fragmentos de perdigones
dentro del cuerpo.
Figura 7.26 Cisne común de la figura 7.25 sometido a un lavado
del proventrículo y la molleja para eliminar los perdigones de plomo
y las partículas de plomo, que constituye una parte fundamental del
tratamiento primario de la intoxicación por plomo. (Por cortesía de
Mr. N. A. Forbes.)
Figura 7.24 Vista endoscópica de un perdigón de plomo dentro del
ventrículo del halcón de la figura 7.23.
Figura 7.27 Bala de un rifle de aire comprimido dentro del ventrículo
de un halcón gerifalte (Falco rusticolus). A veces es necesario eliminar
la bala con ayuda de la endoscopia, utilizando endoscopios rígidos o
flexibles cuando no puede extraerse del ventrículo mediante lavado
gástrico.
Figura 7.25 Radiografía de un cisne común (Cygnus olor) con
intoxicación por plomo. Los cisnes y otras aves acuáticas se intoxican
con plomo al ingerir perdigones y plomadas que utilizan habitualmente
los pescadores, del fondo de los estanques poco profundos y los
lagos. (Por cortesía de Mr. N. A. Forbes.)
Intoxicación por plomo
●
273
Figura 7.28 Cisne común. Arriba: esófago normal sin abrir (obsérvese
que esta especie no tiene buche), proventrículo y molleja. Abajo:
distensión del esófago y el proventrículo causada por la impactación
de materias vegetales debida a envenenamiento por plomo. (Por
cortesía de Mr. A. Hunt.)
Figura 7.31 Un caso parecido de intoxicación por plomo en un azor
común (Accipiter gentilis). (Por cortesía de Mr. N. A. Forbes.)
Figura 7.29 Cisne común. Esófago, proventrículo y molleja
abiertos para mostrar la impactación con materia vegetal debida a
envenenamiento por plomo. (Por cortesía de Mr. A. Hunt.)
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Figura 7.32 Águila moteada (Aquila clanga) inmadura con intoxicación
por plomo. Los signos nerviosos, como ataxia, temblores de la cabeza,
ceguera, alas caídas, parálisis y convulsiones, son característicos de la
intoxicación por plomo avanzada. (Por cortesía del Dr. U. Wernery.)
Figura 7.30 Busardo mixto (Parabuteo unicinctus) con intoxicación por
plomo. Obsérvese la posición deprimida, «sentado como un perro», a
causa de la debilidad general y progresiva de las patas. (Por cortesía
de Mr. N. A. Forbes.)
274
●
CAPÍTULO 7:
Trastornos relacionados con el manejo
Figura 7.33 Radiografía de un halcón peregrino con perdigones de
plomo dentro del buche y el proventrículo. (Por cortesía de Mr. N. A.
Forbes.)
nuevo método electroquímico (LeadCare System®) en el
mercado para utilizarlo en las especies aviarias (Samour
y Naldo, 2002). Este sistema se basa en la electroquímica
y en un sensor que detecta las concentraciones de plomo
en sangre completa (v. fig. 7.30). La mayor ía del plomo se
transporta en los eritrocitos. Cuando se mezcla sangre
completa con el reactivo del tratamiento, el plomo presente en los eritrocitos se elimina y queda disponible
para su detección. Cuando se realiza una prueba, el analizador hace que el plomo sea recogido por el sensor.
Después de un corto per íodo de tiempo, el analizador
elimina el plomo, lo mide y convierte el resultado en una
concentración sanguínea de plomo que puede medirse.
Los resultados se expresan en μg/dl. El rango de medidas superior del analizador es de 65 μg/dl. Los resultados superiores a este valor se expresan como «alto».
Tratamiento
Tratamiento primario
●
Eliminar los cuerpos extraños (lavado del buche o
gástrico, endoscopia, cirugía).
Tratamiento quelante
●
●
●
Figura 7.34 Águila real (Aquila chrysaetos) con envenenamiento
crónico por plomo. Obsérvese el proventrículo dilatado. (Por cortesía
de Mr. N. A. Forbes.)
●
Calcioedetato disódico (CaNa2 EDTA), 10-40 mg/kg
i.m. dos veces al día. En una publicación reciente, se
informa sobre el uso de una solución de CaNa2 EDTA
al 25% en los halcones a una tasa de dosificación de
100 mg/kg, sin diluir, i.m., dos veces al día durante
5-25 días consecutivos (Samour y Naldo, 2004) sin
observar ningún efecto negativo.
d-penicilamina (PA), 55 mg/kg v.o. dos veces al día
durante 10 días.
Dimercaprol (BAL), 2,5 mg/kg i.m. cada 4 h durante
2 días, seguido por la administración dos veces al día
hasta que se resuelvan los signos clínicos.
Ácido dimercaptosuccínico (DMSA), 25-35 mg/kg v.o.
dos veces al día/5 días/semana durante 3-5 semanas.
Tratamiento de apoyo
●
Líquidos con glucosa/electrólitos i.v. o s.c.,
corticoesteroides, antibióticos, vitamina B12, vitamina
B1, fármacos antifúngicos y sulfato de magnesio.
Intoxicación por cinc
Figura 7.35 El LeadCare System® se utiliza mucho para el diagnóstico
de la intoxicación por plomo en las aves. El sistema se basa en la
electroquímica y un sensor detecta las concentraciones de plomo en
sangre completa.
La intoxicación por cinc o «enfermedad del alambre
nuevo» es un trastorno tóxico relativamente frecuente
que afecta principalmente a las aves que viven en cautividad. Los alambres galvanizados y los bebederos y
comederos galvanizados que se fabrican actualmente
generalmente son la fuente principal de intoxicación
por cinc en las aves que viven en cautividad. Algunos
recubrimientos galvanizados pueden contener hasta un
99,9% de cinc, mientras que otros pueden tener un 98%
de cinc y un 1% de plomo (Howard, 1992). Algunas
monedas también tienen una alta proporción de cinc.
Un ánade azulón (Anas platyrhynchos) se llevó a una clínica para su exploración porque presentaba debilidad
Intoxicación por cobre
TABLA 7.3 Fuentes y signos clínicos relacionados
con la intoxicación por cinc
Fuentes
Signos clínicos
Alambres y mallas
galvanizados, comederos
y bebederos galvanizados,
algunas monedas
Letargia, pérdida de peso, anemia,
regurgitación, polidipsia, poliuria,
hiperglucemia, ataxia, convulsiones
y letargia, y era incapaz de caminar. En una radiograf ía
pudo observarse un cuerpo extraño grande, de forma
irregular, en la zona gástrica. Se realizó la cirugía y se
recuperaron 12 monedas de 2 peniques ingleses muy
desgastadas de la molleja. No se analizaron los tejidos,
pero se hizo un diagnóstico presuntivo de intoxicación
por cinc (J. Samour, observación no publicada). Se ha
informado de la intoxicación por cinc en un sisón negro
alioscuro (Eupodotis afra) (Lloyd, 1992) y en un guacamayo azul (Anodrhynchus hyacinthus) (Romagnano et al.,
1995). Más recientemente, la intoxicación por cinc se
diagnosticó en una bandada de periquitos ventrinaranjas (Neophema chrysogaster) que se albergaban en una
jaula nueva. Los periquitos no mostraban ningún signo
de enfermedad antes de morir. La mayor ía de las aves
se encontraron muertas sin lesiones histológicas evidentes. Las aves afectadas tenían una concentración media
de cinc de 154,3 μg/g en los riñones, 289,8 μg/g en el
hígado y 723,6 μg/g en el páncreas (Holz et al., 2000). En
un informe reciente, se da una descripción detallada del
diagnóstico y el tratamiento de la intoxicación por cinc
en una grulla carunculada (Bugeranus carunculatus) de
una colección zoológica (Barrows et al., 2005). Los signos
clínicos de la intoxicación por cinc son muy parecidos a
los que se han descrito para el plomo. Para obtener más
información sobre la intoxicación por cinc en otras especies de aves, el lector puede consultar Harrison, 1986;
Howard, 1992; Dumonceaux y Harrison, 1994; LaBonde,
1996a; Bauck y LaBonde, 1997; y Van Sant, 1997. En la
tabla 7.3 se presentan las fuentes más comunes de cinc y
los signos relacionados con la intoxicación.
●
275
Tratamiento quelante
●
●
●
CaNa2 EDTA, 10-40 mg/kg i.m. dos veces al día.
PA, 55 mg/kg v.o. dos veces al día durante 10 días.
BAL, 2,5 mg/kg i.m. cada 4 h durante 2 días, y
después dos veces al día hasta que se resuelvan los
signos clínicos.
Nota: El CaNa2 EDTA o la PA son agentes quelantes útiles, pero quizá el BAL sea el fármaco más indicado en los
casos de intoxicación por cinc.
Tratamiento de apoyo
Como se ha descrito para la intoxicación por plomo.
Intoxicación por cobre
Existen escasas referencias en la literatura sobre la intoxicación por cobre en las especies aviarias. Esto puede
deberse al hecho de que el cobre se utiliza menos en el
entorno de las aves o en los parques para aves que el
plomo o el cinc. Frank y Borg (1979) observaron una concentración de cobre en el hígado superior a 3.000 mg/kg
y una concentración de cobre en el riñón superior a
50 mg/kg en un cisne común (Cygnus olor) que mostraba
los signos clínicos típicos que se asocian a la intoxicación por cobre. Yo he sido testigo de un caso de intoxicación por cobre en un kiwi común (Apteryx australis) en
un zoológico tras la ingestión de tres segmentos de cable
eléctrico de cobre, de 3-5 cm de longitud, que se dejaron en su recinto los electricistas tras realizar un trabajo
de mantenimiento de rutina. La concentración de cobre
en el hígado del kiwi era de alrededor de 3.500 mg/kg
(J. Samour, observación no publicada). Para obtener más
información sobre la intoxicación por cobre en otras
especies de aves, se recomienda al lector que consulte
Dumonceaux y Harrison, 1994. Las fuentes posibles de
cobre y los signos clínicos relacionados con la intoxicación por cobre se enumeran en la tabla 7.4.
Diagnóstico
La intoxicación por cinc generalmente se diagnostica por:
●
●
© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
●
●
Anamnesis clínica.
Radiología.
Análisis de sangre (concentraciones de cinc de 200 μg/dl
indican intoxicación por cinc).
Análisis tisular (las concentraciones de cinc en el
tejido pancreático superiores a 1.000 μg/g indican
intoxicación por cinc).
Diagnóstico
La intoxicación por cobre puede diagnosticarse por:
●
●
●
Anamnesis clínica.
Radiología.
Análisis tisular.
Tratamiento
El tratamiento de la intoxicación por cinc es muy parecido al tratamiento que se ha descrito para la intoxicación por plomo.
Tratamiento primario
●
Eliminar los cuerpos extraños (lavado del buche o
gástrico, endoscopia, cirugía).
TABLA 7.4 Fuentes y signos clínicos relacionados
con la intoxicación por cobre
Fuentes
Signos clínicos
Cables eléctricos, algunas
monedas, suplementos de
cobre excesivos en la dieta,
fármacos antialgas (sulfato de
cobre)
Anemia, debilidad, pérdida de
peso, letargia
Resultados post mortem:
aspecto del hígado de color
negro metálico
276
●
CAPÍTULO 7:
Trastornos relacionados con el manejo
Tratamiento
Tratamiento quelante
●
PA; en los mamíferos se han recomendado 52 mg/kg/
día v.o. durante 6 días.
Tratamiento de apoyo
Como se ha descrito para la intoxicación por plomo.
Botulismo
El botulismo (figs. 7.36 y 7.37) es un trastorno neuroparalítico tóxico causado por la ingestión de toxinas de
Clostridium botulinum. Existen al menos siete tipos de
toxinas producidas por diferentes cepas de C. botulinum.
El tipo C es responsable de la mayor ía de las toxicosis
que se han observado en las aves en todo el mundo.
Los tipos A y E, que son más importantes para el botulismo humano, también se han relacionado con brotes
de intoxicación en las aves. C. botulinum es un bacilo
grampositivo, móvil, formador de esporas, anaerobio,
que habitualmente se encuentra en la materia vegetal en
putrefacción de las zonas pantanosas y los humedales,
Figura 7.36 Gaviota cabecinegra grande (Larus ichthyaetus) con
intoxicación por Clostridium botulinum. Obsérvese el signo clínico
típico de parálisis de las alas que se manifiesta por el aspecto de
«alas caídas». A las gaviotas que tienen la costumbre de alimentarse
de restos les afecta muy a menudo la intoxicación por C. botulinum
cuando se alimentan en basureros cerca de asentamientos de seres
humanos. (Por cortesía del Dr. U. Wernery.)
Figura 7.37 Aspecto típico de cintura de avispa de un ratón blanco
tras la inoculación intraperitoneal de la toxina de Clostridium
botulinum. (Por cortesía del Dr. U. Wernery.)
y en los cadáveres de animales en descomposición. El
bacilo también puede encontrarse en los cereales, el
forraje y el heno en descomposición y mal almacenados. En las aves acuáticas se han documentado muchos
brotes de botulismo, pero también puede afectar a las
gaviotas, las golondrinas de mar y otras especies acuáticas. El botulismo también se ha documentado en avestruces en cautividad (Shakespeare, 1995). En Oriente
Medio, esta enfermedad se ha observado en palomas
domésticas (Columba livia) silvestres y en tórtolas turcas
(Streptopelia decaocto) después de alimentarse con pienso
comercial que se había almacenado incorrectamente en
un silo (J. Samour, observación no publicada). Este trastorno tóxico se observa con más frecuencia durante los
meses más cálidos del año, debido a que aumenta la
alcalinidad del agua estancada y a las condiciones anaerobias de los sustratos de las charcas y los pantanos. Las
toxinas de C. botulinum afectan al mecanismo de liberación de acetilcolina en las secciones terminales de los
nervios periféricos, causando una parálisis aguda, flácida y descendente. Otros signos clínicos incluyen disnea, hipersalivación, descarga nasal y ocular, y diarrea.
Para obtener más información sobre el botulismo en las
aves, consulte Bennett, 1994; LaBonde, 1996a; y Gerlach,
1997 (figs. 7.38 y 7.39).
Figura 7.38 Exploración post mortem de un halcón gerifalte (Falco
rusticolus). El halcón murió por enterotoxemia causada por Clostridium
perfringens. Obsérvese el intestino muy congestionado. (Por cortesía
del Dr. U. Wernery y el Dr. J. Kinne.)
Figura 7.39 Mucosa intestinal del halcón gerifalte de la figura 7.38.
Obsérvense los cambios hemorrágicos extensos causados por enteritis
grave. (Por cortesía del Dr. U. Wernery y el Dr. J. Kinne.)
Intoxicaciones por compuestos farmacológicos
Diagnóstico
●
●
●
●
●
Anamnesis clínica.
Cultivo.
Análisis de toxinas en los tejidos (hígado y riñón
congelados).
Análisis de toxinas en el agua y los alimentos
(se envían congelados).
Prueba de neutralización con inoculación en
ratones.
●
Administración de antitoxina (0,05-1 ml/día).
Tratamiento de apoyo
●
●
●
277
TABLA 7.5 Micotoxinas importantes en medicina aviaria
producidas por hongos o levaduras
Micotoxina
Hongo o levadura
Signos clínicos
y patológicos
Aflatoxina B1
Aspergillus flavus,
A. parasiticus
Ocratoxina A
Aspergillus
ochraceus,
Penicillium citrinum,
P. viridicatum
Vomitoxina
(deoxinivalenol)
Tricotecenos,
satratoxinas,
toxina T2,
diacetoxi-scirpenol
Fusarium roseum,
Gibberella zeae
Stachybotrye atra,
Fusarium roseum,
F. scirpi, F. tricinctum,
F. equiseti,
F. culmorum
Anorexia, letargia,
signos del sistema
nervioso central
(SNC), muerte súbita,
hepatitis, esplenitis,
pancreatitis
Signos del SNC,
signos hepatotóxicos
y nefrotóxicos,
depresión del sistema
inmunitario y de la
médula ósea
Vómitos, regurgitación,
diarrea
Lesiones ulcerativas
necrosantes del
aparato digestivo
superior, cuello flácido
y parálisis de las
alas, dermatitis por
contacto, necrosis
distal
Tratamiento
Tratamiento primario
●
Enjuagues, catárticos y laxantes.
Alimentación con sonda.
Glucosa/líquidos con electrólitos i.v. o s.c.,
antibióticos y vitaminas B12 y B1.
Tratamiento
© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Micotoxicosis
Micotoxicosis es un término general que se utiliza para
describir una serie de trastornos tóxicos causados por
la ingestión de alimentos contaminados con toxinas de
diferentes hongos y levaduras saprófitos y fitopatógenos. Estas toxinas se denominan normalmente micotoxinas. Las micotoxinas son metabolitos secundarios,
que no se producen para el beneficio de los hongos o las
levaduras.
Habitualmente, los hongos y las levaduras crecen
sobre ingredientes de los alimentos básicos y alimentos
comerciales granulados si se almacenan durante per íodos largos de tiempo y en condiciones de temperatura
y humedad relativa inadecuadas. Algunos hongos crecen incluso en el propio buche cuando las condiciones
del entorno son adecuadas. Dumonceaux y Harrison
(1994) proporcionaron información más detallada de
las micotoxicosis en las aves. Scheideler y Kunze (1997)
describieron el efecto de las micotoxinas (aflatoxina B1 y
vomitoxina) en pollos jóvenes de avestruces. Como describió Pier (1990), la aflatoxina es tóxica para los patitos
con una LD50 oral de 0,36 mg/kg, y para los pollitos con
una LD50 oral de 6,5 mg/kg. Las micotoxinas más importantes para las aves producidas por hongos o levaduras
se enumeran en la tabla 7.5.
Diagnóstico
●
●
●
●
Anamnesis clínica.
Cambios post mortem.
Análisis histopatológico.
Análisis cuantitativo de toxinas en los alimentos y el
contenido gastrointestinal.
Generalmente, los intentos de tratamiento de los casos
clínicos de aflatoxicosis no tienen éxito. Sin embargo,
otras micotoxicosis, si no son crónicas o graves, generalmente se resuelven cuando se elimina la fuente de la
intoxicación y con la ayuda del tratamiento de apoyo.
Intoxicaciones por
compuestos farmacológicos
Existen numerosos compuestos farmacológicos que son
potencialmente tóxicos para las aves. En la mayor ía de
los casos, el efecto tóxico de un compuesto en particular
se relaciona con la administración de una dosis superior a la recomendada. A la inversa, la toxicidad puede
deberse a la administración de un compuesto en particular durante un per íodo de tiempo más largo del que habitualmente se recomienda (Harrison, 1986; Dumonceaux y
Harrison, 1994; LaBonde, 1996a; Bauck y LaBonde, 1997).
En un estudio reciente, se observó toxicosis sospechosa
por fenbendazol en dos especies de buitres y marabúes
africanos. Un grupo de diez buitres dorsiblancos africanos (Gyps africanus), tres buitres orejudos (Torgos tracheliotus) y seis marabúes africanos (Leptoptilos crumeniferus)
se trataron de forma habitual para los parásitos gastrointestinales utilizando 47-60 mg/kg durante 3 días consecutivos. Seis buitres dorsiblancos africanos, un buitre
orejudo y un marabú africano murieron después de
un corto per íodo de depresión y anorexia. Los análisis
hematológicos revelaron leucopenia intensa en todos los
casos. En la exploración histológica se observó enteritis
necrosante grave, hepatitis bacteriana y pruebas de septicemia (Bonar et al., 2003).
En los últimos 10 años se ha observado una disminución sostenida de la población de al menos tres especies
278
●
CAPÍTULO 7:
Trastornos relacionados con el manejo
TABLA 7.6 Efectos tóxicos potenciales de los compuestos farmacológicos habituales en las aves
Compuesto farmacológico
Signos clínicos y patológicos
ANTIBIÓTICOS
Cefalosporinas
Cloranfenicol
Gentamicina
Doxiciclina
Ticarcilina
Oxitetraciclinas
Combinaciones farmacológicas de
trimetoprima-sulfa, furazolidona
Tilosina
Nefrotóxicos, hepatotóxicos
Nefrotóxicos
Nefrotóxicos
Necrosis tisular, anomalías del cartílago en las aves en crecimiento
Combinada con tobramicina puede ser hepatotóxica
Necrosis tisular, inflamación, nefrotóxico, el uso prolongado puede deprimir la flora intestinal
Regurgitación, depresión general, estasis del aparato gastrointestinal
Convulsiones
ANTIFÚNGICOS
Anfotericina B
Flucitosina
Nefrotóxicos, hepatotóxicos, vómitos, convulsiones
Anemia, depresión de la médula ósea, leucopenia
ANTIHELMÍNTICOS/ANTIPARASITARIOS
Fenbendazol
Ivermectina
Levamisol
Pracicuantel
Signos del SNC
Letargia, depresión y muerte en algunas psitácidas pequeñas cuando se administra i.m.
Regurgitación, ataxia, disnea, hepatotoxicidad
Depresión general, muerte
ANTIPROTOZOOS
Dimetridazol
Signos del SNC, hepatotoxicidad
VITAMINAS
A
D3
Osteodistrofia, hiperplasia paratiroidea, dermatitis
Mineralización de los órganos, nefrosis, aumento de las concentraciones séricas de calcio
ANTICOCCIDIOS/ANTIPROTOZOOS
Monensina
Ataxia, disnea, miopatía degenerativa, muerte (Baird et al., 1997)
de buitres en el subcontinente indio. Las especies afectadas incluyen el buitre hindú (Gyps indicus), el buitre pico
fino (Gyps tenuirostris) y el buitre de dorso blanco (Gyps
bengalensis) (Prakash 1999; Gilbert et al., 2002). Esta crisis ha provocado una respuesta internacional inmediata
para investigar la causa de esta disminución. Tras realizar muchas pruebas de seguimiento sanitario, no se ha
podido detectar una causa común de esta mortalidad
extensiva. Sin embargo, en la exploración post mortem se
ha observado gota visceral grave en alrededor del 85%
de los cadáveres explorados. Las investigaciones toxicológicas extensivas para metales pesados, pesticidas y
herbicidas no han revelado ningún resultado importante.
En la exploración toxicológica más exhaustiva se detectó
el fármaco antiinflamatorio no esteroideo diclofenaco,
en residuos de 0,051-0,643 μg por gramo de riñón en 25
de 25 buitres que tenían gota visceral (Risebrough, 2004;
Oaks et al., 2004; Green et al., 2004). El grupo de control,
que constaba de buitres que habían muerto por otras
causas, era negativo para la presencia de diclofenaco. En
2005, el gobierno de la India anunció la eliminación progresiva de diclofenaco para su uso veterinario en 6 meses
(anónimo, 2006).
En la tabla 7.6 se muestran los signos clínicos y patológicos que se asocian al uso de determinados compuestos farmacológicos en las aves.
Intoxicación por pesticidas
Pesticida es un término amplio que comprende grupos
de productos químicos que se utilizan habitualmente
para erradicar los animales y plantas indeseables y
destructivos. Estos compuestos químicos pueden clasificarse en tres grupos principales: insecticidas, rodenticidas y herbicidas.
La mayor ía de los casos de intoxicación por pesticidas en las aves se producen debido a negligencia o
accidente. Con mucha frecuencia, no se siguen correctamente las instrucciones del fabricante y el pesticida se
aplica directamente a las aves o alrededor de las pajareras. Con respecto a esto, yo he presenciado varios casos
en los que los dueños de las aves intentaron tratar a las
aves con infestación por pulgas o piojos y rociaron directamente a las aves con productos que habitualmente se
utilizan para moscas y cucarachas. A la inversa, los pesticidas se aplican con frecuencia o se colocan en zonas
a las que las aves tienen acceso directo y los ingieren,
ya sea en su forma pura o a través de alimentos o agua
contaminados.
Los signos clínicos var ían mucho dependiendo del
compuesto y el grado de intoxicación. Los signos clínicos
que se observan con más frecuencia incluyen trastornos
gastrointestinales, como anorexia, regurgitación, vómitos
y diarrea, signos del sistema nervioso central, convulsiones, disnea, cianosis y muerte. Para obtener más información sobre la intoxicación por pesticidas en las aves, se
recomienda al lector que consulte Harrison, 1986; Lumeij
et al., 1993; Porter, 1993; Dumonceaux y Harrison, 1994;
LaBonde, 1996a; y Bauck y LaBonde, 1997. En las tablas 7.7-7.9 se enumeran los pesticidas más habituales
que son potencialmente tóxicos para las aves.
Generalmente, el diagnóstico se basa en la anamnesis
clínica y en la exploración forense para un compuesto
tóxico en particular. El tratamiento de los casos graves de
intoxicación por pesticidas generalmente no tiene éxito,
Otros compuestos tóxicos
TABLA 7.7 Insecticidas habituales potencialmente
tóxicos para las aves
Compuesto tóxico
Fuente/acción
Hidrocarburos
clorados
Utilizados habitualmente alrededor de los
animales vivos: lindano, metoxiclor, toxafeno
Tóxicos para su uso alrededor de animales
vivos: aldrín, dieldrín, hexacloruro de
benceno, clordano, endrín
Diclorvós, malatión, paratión, diacinón,
fentión, triclorfón, coumafós
Carbaril, carbofurano, metomil, propoxur
Piretrinas: piretrum es un insecticida que
se utiliza mucho y se extrae de las flores de
Chrysanthemum cinerariaefolium
Piretroides: son preparados sintéticos
fabricados con piretrinas puras. Incluyen
aletrín, cipermetrina, decametrina, fenvalerato,
fluvalinato, permetrina, tetrametrina
Oganofosfatos
Carbamatos
Compuestos de
origen vegetal
TABLA 7.8 Rodenticidas habituales potencialmente
tóxicos para las aves
Compuesto tóxico
Fuente/acción
Rodenticidas
anticoagulantes
Piraminil
Fosfuro de cinc
Warfarina, brodifacoum, coumafuril
Crimidina
Vacor
Se utiliza mucho, porque los roedores
afectados habitualmente mueren al
descubierto
Castrix
●
279
principalmente Microcystis aeruginosa y Anabaena flosaquae (Alonso-Andicoberry et al., 2002).
Otros compuestos tóxicos
Existe un amplio rango de productos domésticos e
industriales que son potencialmente tóxicos para las aves
(fig. 7.40). En la literatura, aparecen referencias esporádicas con descripciones definidas de toxicosis causadas
por compuestos determinados (Dumonceaux y Harrison,
1994; LaBonde, 1996a; Lang, 1997). En la tabla 7.10 se
describen algunas de las intoxicaciones más comunes
relacionadas con diversos compuestos.
Existe mucha información sobre las propiedades tóxicas para los mamíferos, especialmente los herbívoros,
o para los seres humanos de la mayor ía de las especies
de plantas que se consideran tóxicas para las aves. Sin
embargo, sólo se han diagnosticado algunos casos clínicos de toxicosis causados por plantas tóxicas (Harrison,
1986; Dumonceaux y Harrison, 1994; LaBonde, 1996a;
Bauck y LaBonde, 1997). En la tabla 7.11 se enumeran las
especies de plantas mencionadas en la literatura como
potencialmente tóxicas para las aves.
TABLA 7.9 Herbicidas habituales potencialmente
tóxicos para las aves
Compuesto tóxico
Fuente/acción
Herbicidas con
hormonas de
plantas
Ácido 2-4-diclorofenoxiacético, ácido
2,4,5-triclorofenoxiacético, ácido
2-metil-4 clorofenoxiacético, ácido 2,2dicloropropiónico
Atracina, cianacina, prometrina, propacina,
metribucina, simacina
Barbán, clorprofam, dialato, pebulato,
trialato, vernolato
Diurón, fenurón, linurón, monolinurón, norea
Compuestos de
triacina
Compuestos de
tiocarbamato
Compuestos de
fenilurea
Pentaclorofenol
También se utiliza como fungicida,
insecticida, conservador de la madera y
molusquicida
© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
pero en algunos casos la salud puede recuperarse hasta
la normalidad, eliminando la fuente del tóxico y administrando un tratamiento de apoyo.
Plantas tóxicas
Existe mucha controversia en la literatura médica sobre
qué especies de plantas y qué parte de la planta tienen un
riesgo definitivo de intoxicación para las aves. También
parece que existen discrepancias sobre qué especies de
aves son susceptibles a la intoxicación tras la ingestión
de determinadas plantas.
En el verano de 2001, un gran número de flamencos
comunes ( 579) (Phoenicopterus rubber) murieron envenenados en el Parque Nacional de Doñana. Otras especies
de aves acuáticas también perecieron en el mismo brote.
Se sospechó de que la causa fue la presencia repentina
en el agua de un florecimiento denso de cianobacterias,
Figura 7.40 Golondrina de mar inmadura parcialmente cubierta
de petróleo. Los vertidos de petróleo son muy frecuentes en las
zonas litorales de todo el mundo y cada año son responsables de la
muerte de centenares de aves costeras. Generalmente, la muerte se
produce porque las plumas quedan cubiertas de aceite y las aves no
pueden moverse libremente y alimentarse. La muerte también puede
producirse debido a la hipotermia y a la ingestión directa de petróleo.
TABLA 7.10 Otros compuestos potencialmente tóxicos
para las aves
Compuesto tóxico
Fuente
Etilenglicol
Chocolate
Nicotina
Amoníaco, cloro,
hidróxido sódico
Sulfito de selenio
Arsénico
Monóxido de carbono
Compuestos anticongelantes
Disponible comercialmente
Productos del tabaco, humo del tabaco
Desinfectantes, limpiadores
Mercurio
Cloruro sódico
Silicona
Nitratos
Vapores de
politetrafluoroetileno
Petróleo
Champús para perros
Bloques minerales contaminados
Automóviles, hornos de combustión y
hornos domésticos/humos de cocinas
Recubrimiento de espejos
Sal doméstica, rocas de sal
Musgo esfagnáceo
Fertilizantes
Cazuelas de cocina recubiertas de teflón
sobrecalentado, recubrimiento de las
tablas de planchar, algunos calefactores,
algunas lámparas
Petróleo crudo o sus derivados
280
●
CAPÍTULO 7:
Trastornos relacionados con el manejo
TABLA 7.11 Plantas potencialmente tóxicas para las aves
Nombre científico
Nombre común
Nombre científico
Nombre común
Amarylidaceae
Rhododendron occidentale
Persea americana
Poinciana gilliesii
Acepodium podograria
Robinia pseudoacacia
Microcystis aeruginosa
Buxus sempervirens
Arctium minus
Ranunculaceae
Caladium spp.
Trichodesma incanum
Ricinus communis
Prunus spp.
Montana rubens
Sesbania vesicaria
Caltha polustris
Datura spp.
Daphne spp.
Dieffenbachia spp.
Hedera helix
Alocasia y Colocasia spp.
Claviceps purpurea
Digitalis purpurea
Conium maculatum
Hyacinthus orientalis
Hydrangea spp.
Iris spp.
Arisaema spp.
Solanum pseudocapsicum
Datura stramonium
Juniperus virginiana
Delphinium spp.
Amarilis
Azalea
Aguacate
Ave del paraíso
Gingidio
Acacia común
Cianobacterias
Madera de boj
Bardana
Ranúnculo
Caladio
Bunge
Semilla de ricino
Cereza
Clemátide
Grano de café
Prímula
Datura
Adelfilla
Diefenbaquia
Hiedra común
Guanacaste
Cornezuelo
Dedalera
Cicuta
Jacinto
Hortensia
Flor de lis
Arisema
Cereza de Jerusalén
Estramonio
Enebro
Espuela de caballero
Convallaria majalis
Lobelia spp.
Astragalus y Oxtropis spp.
Kalanchoe spp.
Cannabis sativa
Phoradendron villosum
Asclepias spp.
Prunus caroliniana
Aconitum spp.
Ipomoea spp.
Kalmia latifolia
Narcissus spp.
Solanum spp.
Quercus spp.
Nerium oleander
Petroselinum sativum
Philodendron scandens
Euphorbia pulcherrima
Phytolacca americana
Conium maculatum
Solanum tuberosum
Arbus precatoius
Ligustrum vulgare
Rhododendron simsii
Rheum rhaponticum
Abrus precatorius
Symplocarpus foetidus
Ornithogalum umbellatum
Nicotiana spp.
Parthenocissus spp.
Wisteria spp.
Taxus media
Lirio de los valles
Lobelia
Astrágalo
Kalanchoe
Marihuana
Muérdago
Algodoncillo
Celinda
Acónito
Don Diego de día
Calmia
Narciso
Belladona
Roble
Adelfa
Perejil
Filodendro
Poinsetia
Hierba carmesí
Cicuta
Patata (brotes)
Peonia de Cuba
Aligustre
Rododendro
Ruibarbo
Abro
Col fétida
Campanilla blanca
Tabaco
Madreselva
Glicina
Tejo
Fuente: adaptado de Harrison 1986 y LaBonde 1996a.
En la figura 7.36 se ilustra un caso inusual de intoxicación en un halcón sacre (Falco cherrug) mordido en la
garra por una culebra de Schokar (Psammophis schokari).
En los mamíferos domésticos se han observado con frecuencia mordeduras de serpiente, pero, según mis conocimientos, nunca se había documentado en un ave.
Recientemente, se observó en un loro gris africano
(Psittacus erithacus) macho adulto un incidente curioso
de intoxicación sospechosa por chocolate. El loro se llevó
al veterinario aproximadamente 12 h después de haber
ingerido un donut grande de chocolate. El ave murió
24 h después de la presentación. Los cambios post mortem
macroscópicos y los resultados histopatológicos posteriores fueron consistentes con los cambios que se observan
en los perros tras la ingestión de dosis letales de teobromina, la metilxantina que se encuentra en el chocolate
(Cole y Murray, 2005) (fig. 7.41).
Figura 7.41 Un caso poco habitual de mordedura de una culebra
de Schokar (Psammophis schokari), una serpiente levemente
venenosa que habita en zonas de vegetación escasa en Oriente
Medio, a un halcón sacre en la garra posterior. La serpiente mordió
al halcón durante un ejercicio de entrenamiento cuando este aterrizó
inadvertidamente cerca de donde estaba escondida la serpiente. El
halcón recibió atención veterinaria 12 h después del incidente, pero era
demasiado tarde y el ave murió inmediatamente después del ingreso.
Trastornos del aparato digestivo
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Trastornos del aparato
digestivo
Ian F. Keymer, Jaime Samour
Esta es una revisión abreviada de los trastornos del
aparato digestivo de las aves. Las enfermedades que
se enumeran y se analizan se aplican principalmente a
las psitácidas a menos que se especifique otra cosa. El
282
●
CAPÍTULO 7:
Trastornos relacionados con el manejo
objetivo de este apartado es ayudar al diagnóstico diferencial de los trastornos del aparato digestivo. La revisión trata principalmente de los aspectos patológicos del
sujeto; no se intenta cubrir este amplio tema con detalle.
Los trastornos que se conocen mejor simplemente se han
enumerado, y el análisis se limita principalmente a los
datos que tienen un interés especial, a trabajos que no
se han publicado anteriormente o que se han documentado poco, o sobre los que existe poca información. Para
obtener más información, el lector debe consultar otros
capítulos de este libro, y los libros de texto de Arnall y
Keymer (1975), Burr (1982), Petrak (1982), Griner (1983),
Gabrisch y Zwart (1984), Cooper (1985), Fowler (1986),
Ritchie et al. (1994), Beynon et al. (1996a, 1996b), Randall
y Reece (1996), Ritchie (1996), Rosskopf y Woerpel (1996)
y Altman et al. (1997).
Aunque sabemos mucho sobre los trastornos del
aparato digestivo, todavía existen muchas lagunas en
nuestros conocimientos. Las enfermedades se enumeran según las estructuras anatómicas principales a las
que afectan: el pico; la cavidad bucal y oral, incluyendo
la faringe (orofaringe) y la lengua; el buche o ingluvia;
el proventr ículo; la molleja o el ventr ículo; el intestino
(duodeno, intestino delgado e intestino grueso, incluyendo el ciego); el páncreas; la cloaca y el hígado. El
ciego es rudimentario en muchas especies y no está presente en la mayor ía de las psitácidas, incluyendo los periquitos (Melopsittacus undulatus), a pesar del informe de
Shanthikumar (1987) sobre Heterakis gallinae en el ciego
de los periquitos.
Merece la pena observar que, aunque parece que hay
una incidencia mayor de neoplasias en los periquitos que
en cualquier otra especie de vertebrados, las neoplasias
del aparato digestivo son relativamente poco frecuentes
en la mayor ía de las especies. Para obtener información
más detallada, especialmente con respecto a las psitaciformes, véase Latimer, 1994.
Pico
En el cuadro 7.1 y en las figuras 7.42-7.52 se presentan
algunas anomalías del pico.
Cuando se explora el pico buscando anomalías, es
importante conocer su aspecto normal, porque su forma
y color var ían dependiendo de la especie (v. Arnall y
Keymer, 1975, para ver ilustraciones). Un pico sano debe
ser suave, con brillo, y tener un color y una forma simétricos. La coloración y el filo o la brusquedad del pico suelen ser específicos de las especies. En algunas especies de
psitácidas, por ejemplo, una coloración suave puede indicar que el ave es joven, porque el pico se oscurece cuando
el ave madura. En otras especies ocurre lo contrario, los
jóvenes de la especie tienen el pico de color más oscuro.
Existen muchos tipos de anomalías del pico, cuyas
causas en muchos casos son una conjetura y no se han
demostrado (como se define en el cuadro 7.1). Por ejemplo, varios tipos de deformidad y una mala calidad del
pico se han atribuido a desnutrición, como deficiencias
de vitaminas A y D, ácido pantoténico, biotina y ácido
Cuadro 7.1 Anomalías del pico
Mala calidad: seco, superficie laminada y sobrecrecimiento; desnutrición, hepatopatía, senilidad,
sarna cnemidocóptica, EPPP (v. más adelante)
Enfermedad del pico y las plumas de las psitácidas (EPPP): infección por circovirus. Cambio de
color y crecimiento progresivo. Dilatación del pico
con desarrollo de líneas defectuosas asociadas a
pérdida de plumas
Crecimiento transversal: enfermedad crónica respiratoria, EPPP
Hendiduras: secuelas de recorte o traumatismos,
desnutrición
«Pico de goma»: hiperparatiroidismo secundario
en todas las especies
«Pico en tijera»: etiología desconocida; se cree que
se produce por alimentar a los recién nacidos colocando la jeringuilla siempre en el mismo lado de la
orofaringe
Maloclusión y anfractuosidad: las causas incluyen
desgaste insuficiente y desgarros, desnutrición,
osteopatía metabólica y traumatismos. Sarna (infestación por Cnemidocoptes pilae) en las psitaciformes
más pequeñas
Dilatación del pico superior: las causas incluyen
desgaste insuficiente y desgarro, por descuido
Dilatación del pico inferior: se considera que el
picoteo obsesivo del alambre de la jaula en las psitaciformes es una causa
Hiperqueratosis: cambios debidos a senilidad y,
posiblemente, a hipovitaminosis A crónica
Neoplasias que causan deformidad: en las psitaciformes: carcinoma, fibrosarcoma, adenocarcinoma,
queratoma, osteosarcoma
Deformidades del pico de las crías y las aves
jóvenes: hereditarias y/o congénitas. En las psitaciformes, a veces se asocian a alimentos pegajosos
o húmedos cuando se alimentan a mano
Deformidad del pico de etiología desconocida
Otras deformidades: traumatismos (p. ej., secuela
del recorte); quemaduras por picar cables eléctricos
o utensilios de cocina, especialmente en las psitaciformes; infecciones bacterianas localizadas con
osteomielitis; necrosis del pico causada por cigomicosis (infección por Zygomycetes); sarna cnemidocóptica, etc.
fólico, pero no existen pruebas experimentales que lo
apoyen. De todas estas deficiencias, en las psitaciformes
la hipovitaminosis A es la más convincente, especialmente cuando existen signos de hiperqueratosis.
Pico
Figura 7.42 Cacatúa galerita (Cacatua galerita) con hendidura
longitudinal y separación de la mandíbula inferior. La desnutrición y
un traumatismo posterior son causas posibles. Obsérvese también la
superficie laminada asimétrica de la vaina córnea de las mandíbulas, es
decir, ranfoteca maxilar (superior) y ranfoteca mandibular (inferior). (Por
cortesía de Mr. T. Dennett, Zoological Society of London.)
© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Figura 7.44 Periquito inmaduro (Melopsittacus undulatus) con
maloclusión, posiblemente de origen hereditario o congénito. (Por
cortesía de Mr. A. D. Malley.)
Figura 7.46 Tucán (Ramphastos sp.) anciano con descamación del
pico que se asocia con frecuencia a la senilidad. (Por cortesía de
Mr. T. Dennett, Zoological Society of London.)
●
283
Figura 7.43 Cacatúa galerita con osteomielitis que se origina en la
base de la mandíbula superior y afecta a los orificios nasales externos.
Ello ha interferido con el crecimiento del pico y puede haber causado la
formación de escamas en la superficie de la ranfoteca. (Por cortesía de
Mr. A. D. Malley.)
Figura 7.45 Lorito senegalés (Poicephalus senegalus) que muestra
el denominado «pico en tijera». La mandíbula superior está desviada
hacia la izquierda del ave y la inferior hacia la derecha. A veces esto se
produce cuando el ave es joven y se le alimenta a mano con alimentos
pegajosos o húmedos. (Por cortesía de Mr. T. Dennett, Zoological
Society of London.)
Figura 7.47 Pingüino del El Cabo (Spheniscus demersus) anciano
con hiperqueratosis de ambas mandíbulas. Posiblemente, la
hipovitaminosis A crónica haya contribuido. (Por cortesía de
Mr. T. Dennett, Zoological Society of London.)
284
●
CAPÍTULO 7:
Trastornos relacionados con el manejo
Figura 7.48 Amazona alinaranja (Amazona amazonica) con deformidad
y sobrecrecimiento de la ranfoteca maxilar de etiología desconocida.
La descamación, el alargamiento de la ranfoteca y las líneas de defecto
que se observan en ambas mandíbulas (especialmente cerca de la
base del pico) parecen la EPPP, pero este trastorno es menos frecuente
en los Amazona spp. que en otras psitácidas como Cacatua spp.
(Por cortesía de Mr. A. D. Malley.)
Figura 7.51 Vista lateral de la cabeza de un avestruz (Struthio camelus)
de 4 meses de edad con un pico superior muy deformado asociado
a un entorno con una temperatura incorrecta durante la incubación
artificial. El avestruz se sacrificó por motivos humanitarios. (Por
cortesía del Dr. J. Samour.)
Figura 7.49 Gorrión doméstico (Passer domesticus) melanístico
con sobrecrecimiento notable del pico. La mandíbula superior está
muy dilatada y la inferior está engrosada, curvada ventralmente y ha
crecido en exceso. Causa desconocida. El plumaje muestra melanismo
casi completo. (Por cortesía de Mr. T. Dennett, Zoological Society of
London.)
Figura 7.52 Pollo de avestruz de la figura 7.51. Vista dorsal. (Por
cortesía del Dr. J. Samour.)
Figura 7.50 Periquito con sobrecrecimiento muy intenso del pico
causado por abandono. (Por cortesía de Mr. A. D. Malley.)
Parece que las psitácidas son propensas a dos presentaciones de desviación del pico frecuentes durante el
per íodo de crecimiento: el denominado «pico de tijera»,
en el que el pico superior crece hacia el lado del pico
inferior (Speer, 2003a); y el prognatismo, en el que el pico inferior es más largo que el pico superior (Clipsham, 1989,
1992; Speer, 1995, 2003b). Clipsham (1992) y Martin y
Ritchie (1994) y más recientemente Tully et al. (2005) han
propuesto diferentes técnicas y materiales para corregir
estas anomalías.
Cavidad bucal y faringe (orofaringe), lengua y glándulas salivales
●
285
El difteroide o la denominada «viruela húmeda», que
afecta a la cavidad bucal, a veces se extiende hacia abajo
hacia la faringe y afecta a la laringe, e incluso a la parte
proximal de la tráquea. Esta infección vírica también
puede causar septicemia, especialmente en las paserinas
pequeñas (p. ej., los canarios [Serinus canaria]). Puede
asociarse o no a la forma cutánea. En las psitácidas, la
enfermedad es más frecuente en las aves más grandes,
importadas recientemente. En la fase temprana de la
«viruela húmeda», el exudado fibrinoso recubre la mucosa
bucal y más adelante se vuelve de color castaño grisáceo
y caseoso. Las áreas focales rápidamente confluyen hasta
que en los casos avanzados afectan a todas las mucosas. Si
se hace un legrado de estas lesiones caseosas, se observa
una superficie hemorrágica con destrucción del epitelio.
Figura 7.53 Loro gris africano (Psittacus erithacus) con queratoma
sublingual, probablemente causado por hipovitaminosis A.
(Por cortesía de Mr. A. D. Malley.)
Cavidad bucal y faringe
(orofaringe), lengua
y glándulas salivales
Herpesvirus de las anátidas
(enteritis vírica del pato o peste
del pato) (fig. 7.55)
Puede causar membranas diftéricas y ulceración de la
mucosa bucal, y de la mucosa de otras zonas del aparato
gastrointestinal (v. el apartado de esofagitis, más adelante).
Hipovitaminosis A
La hipovitaminosis A (fig. 7.53) produce metaplasia del
epitelio de las glándulas salivales y lagrimales, y es un
problema frecuente en las psitaciformes que se alimentan con semillas grandes y que se mantienen con dietas con determinadas semillas. Existen pruebas de que
algunas especies, como el loro ecléctico (Eclectus roratus),
tienen unas necesidades especialmente altas de esta vitamina. Las infecciones fúngicas y bacterianas generalmente son una secuela de esta forma de desnutrición.
Histológicamente, las lesiones se caracterizan por metaplasia escamosa del epitelio de los conductos de las glándulas salivales, que en los casos crónicos causa oclusión
debido a la formación de masas homogéneas de queratina y restos celulares, necrosados.
© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Necrosis de las mucosas
Se asocian a Escherichia coli, Pseudomonas spp., Mycobacterium avium y otras infecciones bacterianas. Estas
infecciones pueden ser secuelas de traumatismos. La tricomoniasis (infección por Trichomonas gallinae) puede ser
una causa, especialmente en las palomas (Columbidae) y en
las aves de presa (falconiformes). Puede ser una secuela de
la deficiencia de vitamina A. Recientemente, se ha descrito
la estomatitis por Pseudomonas aeruginosa en los halcones
sacre (Falco cherrug) que viven en cautividad como una
secuela de la infección por Trichomonas (Samour, 2000a).
Viruela
El virus produce membranas diftéricas y ulceración de las
mucosas. Afecta principalmente a las falconiformes, galliformes, columbiformes, psitaciformes y paseriformes.
Afecta a aves de otros órdenes con menos frecuencia.
Candidiasis (infección
por Candida albicans)
Se produce de forma secundaria a desnutrición (p. ej.,
hipovitaminosis A), tratamiento prolongado con antibióticos o alimentación con alimentos mucilaginosos, mal
preparados, cuando los recién nacidos se alimentan a
mano. Afecta a muchas especies de aves, y a veces se asocia a Aspergillus spp. Últimamente, se ha descrito cómo
diagnosticar la candidiasis en los halcones (falconiformes) y un tratamiento nuevo en Arabia Saudí (Samour y
Naldo, 2002a).
Mucormicosis de la lengua
(infección por Absidia
corymbifera)
A veces se denomina cigomicosis o ficomicosis, y es
secundaria a desnutrición y tratamiento prolongado con
antibióticos.
Infestación por Capillaria spp.,
especialmente por C. contorta
Es rara en las psitácidas, y se observa con más frecuencia
en las galliformes y las falconiformes.
Traumatismos
Pueden estar causados por cuerpos extraños alojados
debajo de la lengua (fig. 7.54) o en la garganta, o por
quemaduras.
286
●
CAPÍTULO 7:
Trastornos relacionados con el manejo
Figura 7.54 Loro gris africano con un absceso en la lengua. Obsérvese
la inflamación redondeada en la base en el lado izquierdo del ave. La
parte anterior de la lengua es normal. La causa puede haber sido la
punción de la lengua por un cuerpo extraño agudo. (Por cortesía de
Mr. A. D. Malley.)
Hemorragia
La hemorragia puede estar causada por traumatismos,
infecciones bacterianas o una deficiencia de vitaminas A
o K, o de calcio.
Neoplasias
En las psitaciformes, pueden ser fibrosarcomas o carcinomas de células escamosas.
La lengua de las psitácidas que se alimentan con semillas es corta, roma, lisa y muscular, pero la de las que se
alimentan con frutas (p. ej., loris [Loridae]), tiene papilas
en la punta que no deben confundirse con lesiones.
Halitosis
La halitosis a veces es un signo clínico de lesiones de la
boca (v. fig. 7.54), el buche o el proventr ículo, otros trastornos digestivos (v. más adelante) y también de trastornos de las vías respiratorias altas, especialmente cuando
son de etiología bacteriana y/o fúngica.
Esófago y buche
Esofagitis, ingluvitis y necrosis
Están causadas por infecciones bacterianas mixtas y/o
fúngicas, infección por herpesvirus en las palomas y por
el virus de la enteritis del pato o la infección por herpesvirus de las anátidas en las aves acuáticas (v. fig. 7.55).
Keymer (1958a) observó por primera vez el síndrome
de necrosis del esófago y el buche en los periquitos
(Melopsittacus undulatus) y se ha asociado a una microflora bacteriana mixta, como ilustraron Arnall y Keymer
(1975). Se caracteriza por bordes elevados, paralelos y
amarillentos de material necrosado sobre la mucosa. En
los casos graves, las lesiones pueden extenderse desde
Figura 7.55 Esofagitis grave debida a una infección por herpesvirus
de las anátidas en un cisne común (Cygnus olor). Obsérvense las
lesiones hemorrágicas, de color rojizo, y las lesiones necrosantes
confluentes, de color castaño, más avanzadas, que afectan a
los pliegues longitudinales del esófago. El virus también produce
lesiones vasculares en otras zonas del aparato gastrointestinal.
La unión esofágico-proventricular puede aparecer como un anillo
hemorrágico. Suele encontrarse sangre libre en el intestino delgado de
varias especies de aves acuáticas. En una fase posterior, se forman
placas necrosadas blanquecinas en la mucosa intestinal. También se
producen lesiones cecales y hemorragias cloacales, y/o la necrosis
también es común. Las lesiones que se encuentran en los cisnes y los
gansos (Anser spp.) son diferentes de las que se observan en los patos
(Keymer y Gough, 1986). (Crown copyright.)
el esófago cervical al torácico y afectar a la mayor ía
del buche. Parece probable, al menos en algunos casos,
que estas lesiones sean una secuela de tricomoniasis.
Generalmente, las aves afectadas vomitan y tienen diarrea. La tricomoniasis es un trastorno especialmente
importante del aparato digestivo superior y del aparato
respiratorio en las columbiformes y las falconiformes
(Samour y Cooper, 1995; Samour, 2000b; Samour y Naldo,
2003, 2005), en las cuales se conoce como «frunce». La
estasis ingluvial se produce principalmente en los recién
nacidos alimentados a mano y en las aves ancianas, debilitadas. En el poliomavirus aviario (PVA) de las psitácidas, incluidas las enfermedades de las cr ías de periquitos
(ECP), se produce una degeneración vesicular del epitelio con formación de cuerpos de inclusión. En un informe
reciente que comprende desde 1994 hasta 2004, se describió ingluvitis esclerosante en 12 especies de aves, incluyendo tres cacatúas ninfas (Nymphicus hollandicus), dos
guacamayos (Ara spp.), dos amazonas (Amazona spp.),
una cacatúa blanca (Cacatua alba), un loro gris africano
(Psittacus erithacus), un aratinga ñandai (Nandayus nenday), una perdiz copetona (Eudromia elegans) y un gallo
rojo (Gallus gallus var. Domestica). El diagnóstico se realizó mediante histopatología, que se caracteriza por
engrosamiento o aumento de la densidad de la túnica
serosa de la ingluvia debido a serosis y neovascularización y, en ocasiones, edema (Garner, 2005).
Impactación esofágica y/o ingluvial
Está causada por picar e ingerir el recubrimiento de tela
de la jaula; debilidad extrema y desnutrición; y envenenamiento por plomo, especialmente en las anseriformes.
Esófago y buche
●
287
Puede ser una secuela de la estasis ingluvial (v. más adelante) y causar autointoxicación.
Infestación del esófago
y/o el buche por Capillaria contorta
y otras Capillaria spp.
Raro en las psitácidas, se observa principalmente en las
falconiformes (Cooper, 1969) y las galliformes.
Candidiasis esofágica y/o ingluvial
Véase el apartado sobre cavidad bucal anteriormente.
Figura 7.57 Cría de cacatúa ninfa (Nymphicus hollandicus) que muestra
impactación intensa del buche. (Por cortesía de Mr. A. D. Malley.)
Tricomoniasis esofágica
y/o ingluvial
Véase el apartado sobre cavidad bucal anteriormente.
Inflación ingluvial
Cálculos ingluviales (fig. 7.56)
Un ejemplo en un periquito (Melopsittacus undulatus) fue
de composición mixta (Arnall y Keymer, 1975). Los cálculos de uratos pueden representar uratos ingeridos de
los excrementos. Todos los tipos son raros.
Estasis ingluvial (fig. 7.57)
Se asocia a infecciones bacterianas y/o fúngicas, PVA,
incluidas las ECP, dieta incorrecta y cuerpos extraños.
Puede estar causada por la formación de gas debido a
estasis e infección bacteriana.
«Síndrome del buche agrio»
Es la ingluvitis y ulceración de la mucosa debido a alimentos rancios de mala calidad, o infecciones bacterianas o fúngicas localizadas. También se ha asociado a
candidiasis (figs. 7.58 y 7.59) y a tricomoniasis. Secuela
de la estasis.
Buche colgante
© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
La distensión es una secuela de la estasis ingluvial y/o
inflación. Suele asociarse a bacterias gramnegativas.
Puede producir hipertrofia de la mucosa ingluvial y flacidez, con vaciamiento lento del buche.
Figura 7.56 Cálculo ingluvial procedente de un periquito, que contenía
potasio, fosfatos y oxalatos, y tenía una reacción a la cistina positiva
muy intensa. (Por cortesía de Sr. G. Dibley.)
Figura 7.58 Candidiasis del buche en una cría de lori (familia Loriidae).
Obsérvese el material epitelial, necrosado, blanco cremoso, que afecta
a la mucosa del buche. En la cavidad bucal también hay lesiones
menos extensas. (Por cortesía de Mr. A. D. Malley.)
288
●
CAPÍTULO 7:
Trastornos relacionados con el manejo
Figura 7.59 Candidiasis ingluvial en una perdiz (Perdix perdix). El
epitelio del buche muestra necrosis extensa y colapso notable de
material necrosado, de color blanco amarillento.
Figura 7.60 Proventrículo de un amazona (Amazona sp.) que muestra
dilatación e impactación debidas a un trastorno por dilatación
proventricular. En el envenenamiento por plomo y en las aves
debilitadas puede producirse un aspecto parecido. (Por cortesía de
Mr. A. D. Malley.)
Regurgitación del contenido
del buche
Galanteo que muestran algunas aves psitácidas sanas
(p. ej., periquitos). Representa vómitos en las aves enfermas (causas multifactoriales).
Neoplasias
En las psitaciformes, incluye leiomiosarcoma y carcinoma de células escamosas.
Proventrículo
El proventr ículo es el estómago glandular. La regurgitación de los jugos gástricos puede ser responsable de
algunos casos de buche agrio (v. más arriba). En comparación con el esófago y el buche, el proventr ículo sólo
sufre lesiones con poca frecuencia.
Figura 7.61 Periquito afectado por levaduras gástricas aviarias.
Obsérvese el aspecto ahuecado deprimido con las alas ligeramente
alejadas del cuerpo. (Por cortesía de Mr. A. D. Malley.)
Enfermedad por dilatación
proventricular
en las psitaciformes
También se conoce como síndrome de dilatación proventricular de las psitácidas (SDPP), enfermedad consuntiva de los papagayos, dilatación gástrica neuropática,
neuritis de los ganglios mesentéricos y encefalomielitis,
dilatación gástrica neuropática y neuropatía esplácnicoinfiltrativa. Probablemente está causada por una infección vírica.
La enfermedad por dilatación proventricular (EDP)
es la enfermedad más importante del proventr ículo en
las psitaciformes (figs. 7.60-7.62). En los casos típicos se
observa leiomiositis linfocítica, multifocal, a veces con
infiltración linfocítica de los ganglios nerviosos. Los
signos clínicos incluyen pérdida de peso, regurgitación
intermitente, diarrea y la presencia de semillas no digeridas en las excreciones. Los signos neurológicos son
Figura 7.62 Levaduras gástricas de las aves (Macrorhabdus
ornithogaster) en el proventrículo de un periquito. Tinción de Gram,
100. (Por cortesía de Mr. A. D. Malley.)
Proventrículo
una secuela, con incoordinación y cojera. Este trastorno
se caracteriza histológicamente por infiltración de células linfoplasmocíticas en los nervios viscerales del aparato gastrointestinal (Lumeij, 1994; Boutette y Taylor,
2004). Clark (1984) sugirió que la desnutrición puede ser
una causa importante de la dilatación proventricular, y
cree que la impactación que se produce en este trastorno
puede asociarse a la hinchazón rápida de las semillas
secas en contacto con las secreciones proventriculares.
La presión y la isquemia que se producen pueden ser
suficientes para interferir con el peristaltismo. Cuando
algunas semillas pueden pasar a través de la molleja, el
ave continúa comiendo para satisfacer su apetito, dando
lugar a mayor distensión del órgano. Sin embargo, las
investigaciones más recientes (Gough y Drury, 1996;
Gough et al., 1996; Gregory et al., 1997) indican que un
virus de aproximadamente 80 nm de diámetro puede
ser la causa de la enfermedad. No puede excluirse la
posibilidad de que la desnutrición pueda ser un factor
predisponente.
Aunque parce que esta enfermedad afecta principalmente a las aves psitácidas, recientemente se ha producido un caso curioso de EDP en un halcón peregrino
(Falco peregrinus) (Shivaprasad et al., 2005). Parece que
esta es la primera vez que se ha observado esta enfermedad en aves de presa.
Impactación proventricular
y de la molleja (figs. 7.63 y 7.64)
© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Además de causar impactación en las psitaciformes, la
EDP también se ha sospechado en algunas especies no
psitácidas (es decir, ciconiiformes, anseriformes, piciformes y paseriformes). Las impactaciones también pueden
asociarse a envenenamiento por plomo, desnutrición,
infecciones bacterianas y/o fúngicas y, en ocasiones,
parasitismo.
Figura 7.63 Impactación del proventrículo y la molleja de un avestruz
de 3 meses de edad causada por la ingestión repetida de material
vegetal áspero y fibroso. (Por cortesía del Dr. U. Wernery.)
●
289
Figura 7.64 Radiografía laterolateral de un halcón sacre (Falco
cherrug) que muestra impactación intensa del ventrículo con arena
fina del desierto. En Oriente Medio, los halcones suelen alimentarse en
sus soportes. Sin embargo, es frecuente que los halcones obtengan
alimentos del suelo e ingieran arena fina adherida a los alimentos, lo
que provoca impactación. (Por cortesía del Dr. J. Samour.)
Candidiasis (infección
por Candida albicans)
La candidiasis en poco frecuente en las psitácidas y,
generalmente, es una extensión de la infección del buche
y el esófago torácico.
Infestación por nematodos
del estómago (proventrículo) (fig. 7.65)
Afecta principalmente a: estrutioniformes (avestruces), Libostrongylus (= Ornithostrongylus) douglassi; pelecaniformes y charadriiformes, Contracaecum spp.;
anseriformes, Echinuria spp.; columbiformes, Tetrameres
fissipina y Dispharynx nasuta; y psitaciformes, Synhimantus
(Dispharynx) nasuta (varios sinónimos; también conocido
como Spirura incerta, Habronema incertum y Cyrnea incerta).
Los nematodos del estómago se limitan casi por completo a las aves importadas recientemente que vivían
en libertad. Existe mucha confusión con respecto a la
nomenclatura de estos nematodos en las psitácidas. Los
taxonomistas helmintólogos, especialmente en el pasado,
han cambiado no sólo los nombres de las especies,
sino también el género de estos parásitos. Los veterinarios también suelen ser culpables de causar confusión,
porque los helmintólogos no identifican correctamente los
parásitos. Según Linda Gibbons, International Institute of
Parasitology, St Albans, Reino Unido (comunicación personal, 1991), actualmente el género Spiroptera está obsoleto y los parásitos de este género se clasifican ahora como
Acuaria o Spirura. Esto significa que Spiroptera incerta,
al que dieron nombre Keymer (1982) y Shanthikumar
(1987), ahora es Spirura incerta. El género Dispharynx
se ha relegado a un subgénero del género Synhimantus y, por tanto, debe escribirse entre paréntesis
después del nombre del género. Según Shanthikumar,
290
●
CAPÍTULO 7:
Trastornos relacionados con el manejo
Cuerpos extraños
Afecta principalmente a las estrutioniformes y las rheiformes, pero también a otras aves, como anseriformes,
galliformes, psitaciformes y paseriformes.
Neoplasias
En las psitaciformes: adenocarcinoma.
Molleja o ventrículo
Las lesiones de la molleja son relativamente poco frecuentes.
Enfermedad por dilatación
proventricular
Véase «Proventr ículo», más arriba.
Erosión del recubrimiento córneo
de la molleja
Figura 7.65 Ánade azulón (Anas platyrhynchos). Distensión e
impactación parcial del proventrículo (estómago) causadas por
infestación con el nematodo Echinuria (sinónimo Acuaria) sp.
(Por cortesía de Mr. T. Dennett, Zoological Society of London.)
Synhimantus (Dispharynx) nasuta afecta a los periquitos y
otras psitácidas. Sin embargo, como todos los parásitos
del estómago, requiere un huésped intermedio invertebrado y sólo se encuentra en las aves que viven en libertad o que se han capturado recientemente, o en las que
se mantienen en pajareras en el exterior con suciedad y
plantas en crecimiento.
Atonía
En las psitaciformes, suele asociarse a estasis del buche,
que da lugar a autointoxicación. Es un resultado típico
del envenenamiento por plomo (v. «Esófago y buche»,
anteriormente).
Posiblemente causas nutricionales y cuerpos extraños.
Ingestión excesiva de arena fina, muy afilada en las psitaciformes. La erosión de la capa córnea, especialmente en
la unión proventricular, puede estar causada por hipovitaminosis A o por la alimentación con ácidos grasos
muy poliinsaturados, como los que contiene el aceite de
hígado de bacalao, cuando no están protegidos por una
concentración dietética adecuada de vitamina E.
Infestación por nematodos
del estómago
Véase también «Proventr ículo», anteriormente. La infestación por Amidostomum anseris afecta a los gansitos
(anseriformes) (fig. 7.66). Burr (1982) ha observado el
nematodo Porrocaecum ensicaudatum en la molleja de las
Hipertrofia de etiología
desconocida
Afecta a los guacamayos (Ara spp.) y las cacatúas
(Cacatua spp.).
Proventriculitis
Se asocial a levaduras gástricas de las aves (Macrorhabdus
ornithogaster), especialmente en las psitaciformes y, con
menos frecuencia, en las paseriformes y en aves de otros
órdenes. La causa se atribuyó originalmente a megabacterias. Pueden participar virus (p. ej., adenovirus). Los
factores que contribuyen pueden ser deficiencias de la
dieta, especialmente hipovitaminosis A.
Figura 7.66 Nematodo de la molleja (Amidostomum anseris) en un
ganso (Anser sp.). Estos nematodos blanquecinos, parecidos a hilos,
son claramente visibles y han causado daños considerables en la
capa córnea negruzca, teñida de bilis y sangre, del ventrículo. (Crown
copyright.)
Molleja o ventrículo
●
291
psitaciformes. Sin embargo, esto puede ser un ejemplo
de identificación incorrecta, puesto que el parásito se
encuentra normalmente en el intestino delgado de las
aves paserinas (Keymer, 1982).
Atrofia muscular
Posiblemente, deficiencia de vitamina E y selenio.
Síndrome de disfunción micótica
Especies de hongos que penetran en la pared de la
molleja.
Figura 7.68 Impactación grave del aparato intestinal de un halcón
peregrino (Falco peregrinus). La impactación fue causada por un
excremento sólido formado por arena, partículas de plumas y heces
secas. El halcón estaba muy deshidratado.
Ventriculitis traumática
Perforación y/o erosiones y ulceraciones (v. también
«Proventr ículo», más arriba) de la capa queratinizada
de la molleja («recubrimiento córneo») causadas por
cuerpos extraños, como trozos del alambre de la jaula.
A veces, debido a la actividad muscular de la molleja,
penetran objetos agudos que perforan la pared y causan
peritonitis.
Hemosporidiosis
En las psitaciformes, se producen megaloesquizontes
en la musculatura de la molleja. La identificación precisa no es tan clara y se ha atribuido de forma variable a
Leucocytozoon, Akiba o Haemoproteus spp.
Neoplasias
© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
En las psitaciformes, las neoplasias que se limitan a la
molleja son poco frecuentes: por ejemplo, un adenocarcinoma secretor de moco en la molleja de un lori domicela (Domicella domicella) descrito por Appleby y Keymer
(1971), y un adenoma en un lorito murciélago (Loriculus
vernalis) registrado por Griner (1983) (figs. 7.67-7.73).
Figura 7.67 Periquito espléndido (Neophema splendida) con
impactación del asa proximal del duodeno y congestión intestinal del
asa distal asociados a pseudomoniasis. (Por cortesía de Mr. A. D. Malley.)
Figura 7.69 Disección del aparato intestinal del halcón de la figura
7.68, que muestra el excremento responsable de la impactación y una
sección transversal del mismo.
Figura 7.70 Intususcepción o invaginación de un segmento del
intestino grueso de un avestruz de 6 meses de edad. Obsérvese el
asa intestinal muy congestionada y casi necrosada. (Por cortesía del
Dr. U. Wernery.)
292
●
CAPÍTULO 7:
Trastornos relacionados con el manejo
Intestino, incluido el ciego
En las figuras 7.67-7.78 se ofrecen algunos ejemplos de
trastornos intestinales.
Figura 7.71 Periquito espléndido. El intestino delgado estaba
impactado con numerosos nematodos (Ascaridia spp.). (Por cortesía de
Mr. A. D. Malley.)
Figura 7.74 Tuberculosis intestinal (infección por Mycobacterium
avium) con nódulos necrosados, múltiples, muy diseminados, que
afectan al intestino de un arao (Uria aalge). Tanto la mucosa como la
pared del intestino estaban afectadas. Obsérvese la ausencia de ciego.
Se ha retirado el aparato digestivo anterior al duodeno. (Por cortesía de
Mr. T. Dennett, Zoological Society of London.)
Figura 7.72 Tucán (Ramphastos spp.). Enteritis diftérica grave del
intestino delgado causada por una infestación intensa por ascaris
(Capillaria spp.). Obsérvese la membrana diftérica necrosada de color
blanco amarillento que cubre la mayoría de la mucosa, cuya parte
expuesta adyacente muestra enrojecimiento y congestión intensos de
la superficie epitelial. (Por cortesía de Mr. T. Dennett, Zoological Society
of London.)
Figura 7.75 Salmonelosis (infección por Salmonella typhimurium) que
afecta al aparato intestinal de un guacamayo (Ara sp.). La mucosa del
proventrículo está ligeramente enrojecida, pero el duodeno, el páncreas
y los restos del aparato intestinal tienen un color negro morado. El
epitelio intestinal se encontró notablemente congestionado, y se
encontraron múltiples nódulos necrosados, principalmente discretos,
a lo largo de la pared intestinal. Muchos de ellos eran visibles a través
de la pared del intestino, así como sobre la superficie mucosa donde
el intestino se había abierto. La molleja estaba vacía y mostraba
una coloración de la bilis verdosa en la capa córnea. Obsérvese la
ausencia de ciego. (Por cortesía de Mr. T. Dennett, Zoological Society
of London.)
Figura 7.73 Tuberculosis (infección por Mycobacterium avium) con
una lesión necrosada caseosa grande y redondeada, que afecta a la
unión ileocecal de un pavo real común (Pavo cristatus). Obsérvese la
presencia del ciego bien desarrollado. (Por cortesía de Mr. T. Dennett,
Zoological Society of London.)
Intestino, incluido el ciego
●
293
Infecciones bacterianas
Figura 7.76 Somormujo lavanco (Podiceps cristatus). Parte del
intestino delgado abierto para mostrar una infestación por cestodos
(especie no identificada). El ave se encontraba en buen estado físico
y murió accidentalmente. No había pruebas de que los nematodos
estuvieran desempeñando una función patógena.
© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Figura 7.77 Tiflitis nodular (infestación por Heterakis isolonche) en un
faisán orejudo marrón (Crossoptilon mantchuricum). Ambos ciegos
estaban muy afectados por la formación de nódulos en la pared cecal,
que son visibles exteriormente. Estos nódulos contienen el parásito
embebido en tejido conjuntivo proliferativo. (Crown copyright.)
Figura 7.78 Cisne común. El intestino delgado se ha abierto para
mostrar una infestación intensa por acantocéfalos o gusanos de
cabeza espinosa (especie no identificada). Estos parásitos requieren
un huésped intermedio invertebrado acuático y pueden ser patógenos.
(Por cortesía de Mr. A. Hunt.)
Salmonelosis (Salmonella spp., especialmente infección
por S. typhimurium) (v. fig. 7.75); infección por Escherichia
coli; pasteurelosis (infección por Pasteurella spp.); yersiniosis (infecciones por Yersinia pseudotuberculosis y raramente Y. enterocolitica); tuberculosis (Mycobacterium avium
en todos los órdenes de aves (v. figs. 7.73-7.74) e infecciones por M. tuberculosis y M. bovis en las psitaciformes);
seudomoniasis (infección por Pseudomonas aeruginosa,
v. fig. 7.74); aeromoniasis (infección por Aeromonas hydrophila); enteritis necrótica asociada a Clostridium spp. en los
loris arcoíris (Trichoglossus haematodus) (v. más adelante);
y clamidiosis o psitacosis (infección por Chlamydophila
psittaci). No se conoce bien la función de otros microorganismos en las infecciones entéricas de las psitaciformes (p. ej., Campylobacter jejuni y Serratia y Citrobacter
spp.). Casi todas estas bacterias, con la excepción de
M. tuberculosis y M. bovis, infectan a la mayor ía de las
demás especies de aves. La enteritis clostridial causada
por Clostridium perfringens se conoce bien en las galliformes, pero C. colinum es la causa en las codornices
(Colinus virginianus y Coturnix coturnix). La infección por
C. perfringens también se ha descrito en las esfenisciformes, columbiformes y paseriformes. La tiflitis causada
por Treponema spp. también afecta a veces a otras especies
(p. ej., galliformes y anseriformes). Es necesario realizar más estudios sobre la microflora normal del intestino de las aves con el fin de evaluar la patogenia de las
bacterias.
Infecciones víricas
En las psitaciformes, incluyen paramixovirus (PMV)
grupo 1 (enfermedad de Newcastle), grupo 5 (virus de
Kunitachi de los periquitos) y, posiblemente, grupos 2 y 3;
y la enfermedad de Pacheco (herpesvirus), que causa
diarrea hemorrágica y se sospecha que enteritis vírica (de
tipo enterovirus) en las cacatúas (Cacatua spp.). La enteritis por herpesvirus de las anátidas con cloacitis afecta a
las anseriformes; adenovirus en las psitácidas y palomas;
enteritis por rotavirus en los faisanes (Phasianus colchicus);
y posiblemente reovirus en algunas especies.
Aunque la patogenia de la mayor ía de las especies de
bacterias se conoce bien, no puede decirse lo mismo de
los virus, especialmente de los coronavirus, reovirus y
rotavirus. McOrist (1991) observó un ejemplo de enteritis
vírica en las cacatúas que viven en libertad, que se cree
que está causada por un microorganismo de tipo enterovirus. Se encontró en la cacatúa galah (Eolophus roseicapilla) y en la cacatúa galerita (C. galerita). Los signos
clínicos fueron diarrea y pérdida de peso. En la necropsia, se observó que el duodeno estaba distendido con
líquido amarillento. La exploración histológica reveló
proliferación de las criptas y atrofia de las vellosidades.
En los enterocitos se observaron cuerpos de inclusión
intracitoplásmicos pequeños de un enterovirus mediante
microscopia electrónica. Se han encontrado partículas de
tipo circovirus (asociadas a excrementos «acuosos») en
la bolsa cloacal de palomas jóvenes (Columba livia), pero
294
●
CAPÍTULO 7:
Trastornos relacionados con el manejo
no se ha establecido su función etiológica (Gough y
Drury, 1996).
La virología aviaria es un campo de estudio que crece
rápidamente. Para obtener más información sobre las
infecciones víricas del aparato digestivo, el lector debe
consultar los libros de texto mencionados en los párrafos
de introducción. Es necesario investigar más la patogenia de los virus aviarios, especialmente en las psitácidas
y otras aves no gallináceas.
Infecciones fúngicas
Infección por Candida albicans.
Infestaciones por protozoos
La giardiasis (infección por Giardia spp.) afecta especialmente a las aves psitaciformes, pero también a las
anseriformes y las galliformes; la hexamitiasis (infección
por Hexamita spp.) afecta a las galliformes, columbiformes y, más raramente, a las psitaciformes, incluyendo
los periquitos; la denominada disenter ía por protozoos asociada a Hexamita, Trichomonas y Blastocystis spp.
afecta a las aves de caza (galliformes); y la coccidiosis
(infecciones por Eimeria e Isospora spp.) afecta principalmente a las galliformes, pero también a otros órdenes
(p. ej., anseriformes, columbiformes y psitaciformes). La
microsporidiosis se ha observado en ocasiones en las psitaciformes. Histomonas meleagridis produce tiflitis y hepatitis
en algunas aves gallináceas (v. «Hígado», más adelante).
Coclosomiasis (Cochlosoma spp.) en las paseriformes.
Fudge (1991) ha afirmado que la giardiasis es muy frecuente en las cacatúas en Norteamérica. La coccidiosis en
las psitaciformes es un diagnóstico frecuente, pero incorrecto, realizado por aficionados, probablemente porque es
frecuente en las aves de corral y en las aves de caza. El primer registro confirmado de la infección en las psitaciformes
parece que es el que hizo Keymer (1958b), que identificó
una Eimeria sp. en un periquito. Farr (1960) encontró el
parásito 2 años después en México y lo denominó Eimeria
dunsingi. Desde entonces, la coccidiosis se ha observado en
otras psitácidas, pero sigue siendo una enfermedad poco
frecuente. Sin embargo, es probable que muchas aves tengan infecciones subclínicas durante un largo per íodo de
tiempo, como han sugerido Hooimeijer y Fortune (1991),
que encontraron una Eimeria sp. en un amazona frentiazul
(Amazona aestiva) que había permanecido completamente
aislado durante 2 años aproximadamente.
Infestación por nematodos
Incluyen Ascaridia spp., especialmente Ascaridia hermaphrodita, en el intestino delgado de las psitaciformes
(v. fig. 7.71); infestaciones por Capillaria spp. del intestino
delgado en las psitaciformes y algunos otros órdenes
(v. fig. 7.72); Ascaridia columbae, Capillaria columbae y
C. longicollis en las palomas; infestación del ciego por
Heterakis gallinae en varias especies de galliformes y
H. isolonche en el pavo real (Pavo spp.) y algunas especies de faisanes (Phasianinae). (v. fig. 7.77.) Otros muchos
nematodos afectan a todas las especies de aves.
Infestaciones por acantocéfalos
Shanthikumar (1987) ha observado Mediorhynchus grande
en varios loros (Trichoglossus: Psitteuteles versicolor). Los
acantocéfalos son muy raros en las psitácidas. Las aves
acuáticas son huéspedes frecuentes (v. fig. 7.78), pero
estos parásitos también infestan a muchas otras especies
de paseriformes y aves de presa (falconiformes).
Infestaciones por cestodos
Existen varias especies que afectan a las psitaciformes,
pero Raillietina spp. probablemente son los más frecuentes. Los cestodos a veces producen impactación del intestino, y son especialmente prevalentes en los loros grises
(Psittacus erithacus) y las cacatúas (Cacatua spp.). Un considerable número de especies afectan a una amplia variedad de aves, y los géneros Dilepis y Choanotaenia son
especialmente frecuentes en las paseriformes, Raillietina
en las galliformes y las columbiformes, e Hymenolepis en
las anseriformes.
Infestaciones por trematodos
Se han encontrado en raras ocasiones en las psitaciformes. La incidencia de infestación es mayor en las anseriformes y otras especies acuáticas.
Atrofia de las vellosidades/
síndrome de malabsorción
Enfermedad crónica, con frecuencia mortal, que se asocial a pérdida de peso en los periquitos. Baker (1985) ha
descrito en los periquitos la atrofia de las vellosidades
que da lugar al síndrome de malabsorción. El único dato
post mortem macroscópico fue una dilatación de los dos
tercios proximales del intestino. El contenido intestinal
puede ser normal o ligeramente mucoso. Sin embargo,
la exploración histológica inicialmente muestra una reacción inflamatoria masiva, que llena y distiende mucho la
lámina propia de las vellosidades. Las células inflamatorias son predominantemente linfocitos, con un pequeño
número de plasmocitos. La reacción inflamatoria persiste
y las vellosidades se acortan y tienden a fusionarse. Las
criptas aumentan tanto en tamaño como en el número
de células que las recubre. Se cree que este estado puede
persistir durante meses. En los casos de larga duración,
las células de la mucosa aparentemente normales son
sustituidas por células globosas. Posteriormente, la enfermedad puede causar la muerte. La causa de la enfermedad no se conoce. Sin embargo, se ha observado que se
parece a la enfermedad inmunoproliferativa del intestino
delgado de los perros Basenji y, por tanto, puede participar una reacción inmunitaria.
Vólvulos
Poco frecuentes, pero se han observado en las estrutioniformes (Wade, 1992).
Páncreas
© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Enteropatías no específicas
Causan enteritis y diarrea. Probablemente, la «enteritis» es la enfermedad más frecuente que aparece en los
libros sobre aves de jaula y pajareras escritos por los
criadores de aves y otros no veterinarios. De hecho, la
enteritis confirmada como una entidad específica no es
tan frecuente como generalmente se cree. Esto se debe
a que, en la exploración post mortem, el aparato intestinal suele estar demasiado autolisado para que pueda
confirmarse la enteritis histopatológicamente y la diarrea no indica necesariamente enteritis, como frecuentemente suponen los no veterinarios. En algunas especies
de aves, el aspecto normal de las heces a veces se confunde con diarrea. Por tanto, es fundamental que el clínico conozca el aspecto de las excreciones normales de
las especies que está explorando (p. ej., en las especies
frugívoras, las excreciones son líquidas). Además de
a enteritis, la diarrea puede asociarse a hepatopatía.
La gota visceral y los trastornos renales suelen causar
excreción excesiva de uratos, y esto puede confundirse
con diarrea. La presión sobre el intestino, debido a neoplasias abdominales, especialmente en los periquitos,
puede producir signos de diarrea. Aunque la enteritis verdadera puede asociarse a trastornos de la dieta,
generalmente se debe a septicemias causadas por infecciones bacterianas y víricas. Esto también ocurre en las
infestaciones por protozoos del intestino (v. anteriormente)
y, a veces, está causado por helmintos, especialmente
Capillaria spp. En las psitácidas, es más probable que
Ascaridia spp. cause impactación intestinal que enteritis.
Esto se debe a que los parásitos generalmente afectan
al duodeno y a la parte superior del yeyuno, donde en
las psitácidas la luz del intestino es más amplia que más
caudalmente.
McOrist (1991) ha registrado una enteritis necrótica en
los loros arcoíris que viven en libertad en Australia. Se
pensó que la causa eran bacterias del complejo Clostridium
perfringens. En la necropsia, la enfermedad se caracterizaba por dilatación e inflamación agudas del intestino
delgado. La exploración histológica reveló «necrosis
e inflamación agudas de la mucosa, con hileras de bacterias clostridiales unidas a la superficie de la luz de
los enterocitos de las vellosidades». Aunque la enteritis
clostridial se conoce bien en algunas especies de gallináceas, parece que es rara en las psitácidas. De hecho, la
mayor ía de las infecciones bacterianas que se enumeran
más arriba se conocen bien en otras especies de aves. Sin
embargo, la aeromoniasis es una excepción, y se conoce
mejor como una enfermedad de los anfibios y los peces.
Panigrahy et al. (1981) la han descrito en las cacatúas
(Nymphicus hollandicus).
Un tipo frecuente de enteropatía es la que se observa
en las psitaciformes pequeñas y las paseriformes importadas recientemente (G. Jackson e I. F. Keymer, datos
no publicados). Parece que se relaciona con el estrés y,
probablemente, con hipoglucemia. Las aves mueren en
un estado f ísico razonablemente bueno, con la molleja
contraída y habitualmente vacía. El intestino delgado
contiene material mucoso negro y sangre digerida o parcialmente digerida. Parece que este síndrome se produce
●
295
después de la inanición, debido a no haber recibido alimentos durante varias horas o después de un cambio de
dieta que es desconocida e inaceptable para el ave. La
mucosa intestinal suele tener un aspecto hemorrágico.
En la exploración bacteriológica, habitualmente pueden
aislarse Escherichia coli no hemolíticos en el cultivo puro.
La perforación intestinal suele causar peritonitis. Las
causas incluyen cuerpos extraños de muchos tipos; infestaciones intensas por Ascaridia spp. (especialmente en los
periquitos australianos), otros nematodos y cestodos.
Impactación del colorrecto
Generalmente es secundaria a la impactación del oviducto, incluyendo «huevos aglutinados» y neoplasia
renal.
Enterolitiasis
Un trastorno raro que han observado Kollias et al. (1984).
En una cacatúa blanca (Cacatua alba) se encontró un enterolito que pesaba 11,5 g en la luz de la flexura duodenal.
Tenía una textura subcristalina y contenía una proporción elevada de oxalatos.
Prolapso rectal
Causado por esfuerzo, también produce prolapso de la
cloaca (v. más adelante). Secundario a trastornos intestinales y otros.
Neoplasias
En las psitaciformes: adenocarcinoma, leiomiosarcoma.
Páncreas
El páncreas está rodeado por el asa duodenal y tiene funciones tanto endocrinas como exocrinas. Para obtener
información sobre la disfunción endocrina del páncreas,
véase «Trastornos endocrinos». Las enfermedades del
páncreas en las psitaciformes son relativamente raras,
pero cada vez se observan con más frecuencia a medida
que aumenta el uso de la bioquímica sanguínea en el
diagnóstico clínico.
Pancreatitis
Parece que Wallner-Pendleton et al. (1983) describieron
por primera vez la pancreatitis con cuerpos de inclusión
(PCI) en los inseparables (Agapornis sp.). Se cree que está
causada por un adenovirus. Los adenovirus también causan pancreatitis en algunas especies de gallináceas. Otros
virus que causan pancreatitis son PMV-1 en las palomas
domésticas; PMV-3 en las psitaciformes (Neophema spp.,
v. «Atrofia» más adelante); virus de la gripe aviaria en
algunas gallináceas; herpesvirus en psitaciformes; y herpesvirus de las anátidas en las anseriformes. La pancreatitis suele causar poliuria.
296
●
CAPÍTULO 7:
Trastornos relacionados con el manejo
Necrosis pancreática aguda
Causa desconocida. Pass et al. (1986) han descrito una
necrosis pancreática aguda en la cacatúa galah o en la
cacatúa rosa. Se ha afirmado que las lesiones difieren
considerablemente de las de la PCI, y se produce necrosis masiva tanto del tejido endocrino como exocrino.
Las aves afectadas están muy obesas, y el páncreas se
observa inflamado y edematoso. En el tejido necrosado
se han encontrado sales de calcio. También hay lesiones
en la grasa abdominal, el hígado y el bazo. No se conoce
con precisión la causa exacta, aunque se cree que las
lesiones están causadas por la liberación de enzimas proteolíticas pancreáticas en el sistema circulatorio y en los
tejidos.
Diabetes mellitus
Se ha diagnosticado con poca frecuencia hasta hace relativamente poco tiempo (v. «Trastornos endocrinos», más
adelante).
Atrofia
Parece que Beach (1962) observó atrofia pancreática por
primera vez en un periquito. Los signos que mostraba el
ave indicaban disfunción endocrina más que exocrina.
A principios de los años ochenta, en Inglaterra, Keymer
(datos no publicados) observó lesiones patológicas asociadas a atrofia del órgano en periquitos (Neophema splendida). Las lesiones eran muy extensas. Tres aves tenían
pancreatitis grave, que parecía que era primaria y podía
haber causado atrofia posteriormente. Había infiltración
intensa con células mononucleares y algunos fibroblastos de los tejidos intersticiales. Las células infiltradas
eran principalmente linfocitos y plasmocitos. Había muy
pocos granulocitos. Las células acinares mostraban
alguna pérdida de gránulos cimógenos. Los intentos de
aislar virus en huevos embrionados de aves y cultivo
celular no tuvieron éxito. Simpson (1993) describió datos
similares en Neophema spp. y se sospechó que la causa de
la pancreatitis era una infección por PMV-3, como observaron los investigadores de Bélgica y Holanda. Desde los
informes de Beach (1962), Hasholt (1972) y Quesenberry
y Liu (1986) también han observado atrofia pancreática.
Las lesiones descritas por estos últimos investigadores no
son diferentes de las del síndrome de atrofia infecciosa
de los pollos domésticos, según C. J. Randall (comunicación personal, 1986). Evide
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