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UR DE LOS CALDEOS

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UR DE LOS CALDEOS
Siendo estudiante del Programa de Urbanismo y Arquitectura de una de las
Universidades de mi país, una de las materias que mas me apasionaron fueron los de
Historia de la Arquitectura. Pude a través de estas asignaturas recorrer mentalmente
la historia no solo de las edificaciones que dejaran los antepasados, sino los conceptos
para fundar sus ciudades, el uso y aprovechamiento de su entorno, los materiales que
usaron, la evolución de sus formas, el concepto de estética, los diseños estructurales,
en fin, diversos elementos que ayudan a entender mejor a quienes a través de los
siglos tuvieron su parte en la historia de la humanidad.
Cuando uno regresa al pasado, uno de los elementos importantes para descubrir la
forma de vida, las costumbres, hechos históricos importantes, son los restos
arqueológicos que dejaran los antepasados. Si bien es cierto que la herencia
arqueológica tiene sus bondades, sin embargo se debe tratar de ir mas allá. Es
importante tratar de descubrir sus costumbres, el modo de vida, su pensamiento, el
concepto de la vida, la idea de la muerte, su forma de gobierno, el concepto de familia,
su religión y todo aquello que nos permita comprender mejor no solo la historia de las
edificaciones sino de su gente.
Ur de los Caldeos visto Arqueológicamente
¿Qué implica ver a Ur desde un punto de vista Arqueológico?
La palabra Arqueología no es un vocablo moderno, ya era empleado por los escritores
en el periodo del Nuevo Testamento. Flavio Josefo , usó esta palabra como titulo de su
libro Antigüedades ( en Griego Arqueología ) de los Judíos. El término “Arqueología”
era sinónimo de lo que hoy se llama “historia”, y en tiempos antiguos tenía el
significado de “estudio del pasado”.
La Arqueología Bíblica necesita una definición más precisa, porque esta se limita a los
materiales relacionados con los periodos Bíblicos y su entorno.
El propósito de la Arqueología Bíblica es el de ayudar a comprender el mensaje de la
Biblia. Nos da un fuerte sentido de la realidad histórica de los sucesos y los personajes
de la Biblia. Proporciona un contexto físico en cuanto tiempo y lugar, de quienes
produjeron la Biblia o lo que se menciona en ella. Millas Burrows, escribió:”Después de
todo, lo que realmente necesitamos no es defender la Biblia sino entenderla. Y es en
esto en lo que la Arqueología hace su mayor aportación”.
Así pues el aporte de la Arqueología al estudio de la Biblia es que arroja luz sobre el
escenario histórico y cultural en que tienen lugar los sucesos que indican la
intervención de Dios.
Localizando Ur de los caldeos
Se debe aclarar que hay varias ciudades que han usado la raíz Ur, pero el sitio más
importante está situado en Mesopotamia. Pese que hay mucha divergencia la mayoría
de los especialistas concuerdan que Ur de la Biblia es el actual Tell-al -Muqayyar.
La importancia de Ur de los caldeos no está solo en el hecho de ser nombrado por el
escritor bíblico como leemos en Gn. 11:31: Y tomó Taré a Abram su hijo , y a Lot Hijo
de Aran, hijo de su hijo, y a Sarai su nuera, mujer de Abram y salió con ellos de Ur de
los caldeos. Este pasaje tiene un fuerte sentido de significación teológica, pues nos
invita a preguntarnos donde estuvo Ur, como fue, que implicancias tuvo en la vida de
Abram, y si su salida tiene significación hoy para nosotros.
Ur está situado al Sur de Mesopotamia, a 16 Kilómetros del curso actual de Eufrates, a 224
Km. al Sur del sitio de la Antigua Babilonia, a 240 Km. al Noreste del Golfo Pérsico. Hace
unos años Ur era una estación de ferrocarril situada a 190 Km. al Norte de Basora, cerca del
Golfo Pérsico, y una de las muchas estaciones del ferrocarril de Bagdad. En otros tiempos
- hace 4000 años – existían inmensos campos de trigo y de cebada y se extendían cultivos
de hortalizas y campos de palmeras y de higueras hasta perderse de vista. El verdor de los
campos estaba surcado por su sistema de canales y zanjas en línea recta, obras prodigiosas
del arte de la irrigación. Sus pobladores habían aprovechado el agua de los grandes ríos
encausándolas con destreza y convertían así terrenos desérticos en paisajes de vegetación
admirable.
Trabajos arqueológicos
Una de las partes tristes de la historia de Ur, es no tener jamás la oportunidad de
poder apreciar parte de las importantes edificaciones de Ur de los Caldeos. Lo que
había resistido a los siglos, a las tempestades de arena y el ardor del sol, cayó víctima
de la piqueta demoledora del primer grupo de escavadoras dirigido por J.E. Taylor por
el año 1854. Taylor no tenía ambiciones científicas ni conocimientos previos. Al
observar el enorme montón de ladrillos, no le dice nada como construcción. Piensa
vagamente en una vieja estatua, en armas, en piezas de adorno y hasta un tesoro
escondido. Pero Taylor no encuentra nada de eso y poco a poco va destruyendo una de
las edificaciones en forma de cono más importantes de Ur de los caldeos. Este
promontorio llamado Tell-al -Muqayyar era una especie de cuatro grandes
construcciones que se alzaban en forma de cubos sobrepuestos cada vez más delgados
de unos 25 mts. de altura y revestidos de ladrillos de bellos colores. Sobre la parte
negra de los cimientos, un cuadrado de 40 mts. de lado soportaba los cuerpos
superiores de color rojo y azul, todos ellos rodeado de árboles. La parte más alta del
edificio formaba una pequeña terraza en la cual a la sombra de una techumbre dorada
había un santuario.
Finalmente Taylor, encuentra pequeños cilindros de arcilla cocida que están cubiertos
de inscripciones.. ¡Se trataba de caracteres cuneiformes!. Con este descubrimiento se
termina la primera empresa arqueológica en Ur de los caldeos.
Durante 75 años el cono de Tell-al -Muqayyar queda al olvido. Las paredes derruidas y
sobre todo la parte superior de la construcción constituyen una cantera de materiales
de construcción para los árabes. La torre escalonada la cual llamaban Ziggurat está
casi destruida, las tempestades de arena, las lluvias, el viento, el sol terminan por
hacerlo.
En 1915 R. Campbell Thompson auxiliar del museo británico, llega al lugar y ve la
ruina con espanto y le hace sospechar la existencia de otras edificaciones que están
cubiertos por la arena del desierto. Esto motiva que se estudien los cilindros de arcilla
encontrados por Taylor. Allí se descubre que hace 2500 años el rey Nabonid de
Babilonia hizo escribir: “he hecho reconstruir la estructura de este Ziggurat como en
los tiempos antiguos, con mortero y ladrillo cocido”.
Años mas tarde para Charles Leonard Woolley por el 1923, el Tell-al -Muqayyar
constituye la gran tarea de su vida. Wolley dirige su mirada a los montículos planos
semejante a pequeñas mesetas, cuyas pendientes descienden en formas simétricas. Los
hombres de Ur crearon allí un primer poblado, que un día fue destruido por la guerra
o un incendio o abandonado por sus habitantes; después vinieron unos conquistadores
que construyeron sus moradas en el mismo emplazamiento. Generación tras
generación fueron así levantando en el mismo lugar viviendas y ciudades una tras
otra. Los árabes lo llaman Tell que quiere decir: “montón, hacinamiento”. Sus
diferentes capas son para el arqueólogo testigos mudos que hablan de una época, de su
vida y sus costumbres, del arte, la cultura y la civilización de sus habitantes.
Woolley al seguir con las excavaciones, lo primero que encuentra son ruinas de cinco
templos que rodeaban en semicírculo al Ziggurat construido por el rey Ur-Nannu.
Aquí además del culto a la luna; a Nin- Gal esposa de Nannar, tambien se recaudaban
los diezmos y los impuestos, que eran anotados en una tablilla de tierra cocida, cual
especie de recibos que tenían datos semanales, mensuales y anuales.
También se fabricaban los vestidos de los sacerdotes, y en las tablillas figuraban los
nombres de las muchachas que los tejían. En otro edificio se observó que estaba
destinado a al administración de justicia donde encontraron los textos de las
sentencias de los culpables.
De ese modo las palas van poniendo al descubierto toda una serie de casas, cuyas
paredes alcanzaban hasta tres metros, y entre ellas, calles que desembocan en amplias
plazas, y poco a poco fue apareciendo toda una ciudad: la Ur de los caldeos que habla
la Biblia.
¡Con que comodidad habían vivido sus moradores! ¡Cuan espaciosas eran sus casas!
En ninguna otra ciudad del país de los Dos Ríos, existieron edificios tan hermosos y
confortables. Vivían en macizos edificios en forma de villas, casi todos de dos plantas,
contando de doce a catorce estancias. La planta baja era sólida, construida con
ladrillos cocidos y la segunda con adobes, cuyas paredes estaban limpiamente
blanqueadas y enlucidas con mortero. Cuando alguien entraba a la casa, llegaba a un
pequeño atrio con sus pilas de agua donde se lavaba los pies y las manos. De allí
ingresaba en un patio interior espacioso y claro, cuyo suelo estaba bellamente
pavimentado. Alrededor de este patio se agrupaban el recibidor, la cocina y las
habitaciones, así como el altar privado. Por una escalera de piedra, debajo de la cual se
escondía el cuarto de aseo, se subía al piso superior; en él, las estancias se distribuían
entre las propias de la familia y las de los huéspedes.
Ur de caldea a principios del segundo milenio antes de J.C. era una poderosa capital,
rica y llena de magnificencia. Esto nos anima a pensar que Abraham era ciudadano de
una gran ciudad y que heredó la tradición de una civilización antigua y bien
organizada. Las mismas casas denotan confort, hasta casi lujo.
Se encontraron también tablas matemáticas. En estas tablas, además de simples
sumas, estaban escritas fórmulas para la extracción de raíces cuadradas y de raíces
cúbicas. Y en otros textos, los escribas habían copiado las inscripciones de los edificios
de la ciudad y hasta una pequeña historia del templo. Abraham, evidentemente no era
un simple nómada sino hijo de una gran ciudad del segundo milenio antes de J.C.
Dios llamó a Abram de una ciudad próspera y rica. Su salida dejando atrás todo
demandaba fe, esa fe que lo hizo el amigo de Dios y padre de la fe.
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