LICENCIATURA EN COMERCIO Y NEGOCIOS INTERNACIONALES ANTROPOLOGIA FILOSOFICA PROF: JORGE ALBERTO TORRES ALFARO MARCO ANTONIO SERVIN AYALA REPORTE DEL LIBRO EL MEDICO DE NOAH GORDON El medico un relato del siglo Xl, se trata de un joven medico judío que esta bendecido con un don de sanación, que viaja de la miserable e insalubre ciudad de Londres a la ubérrima en Persia, es ahí donde se somete a enseñanzas de un sabio llamado Avicena, para aprender la profesión junto a los mejores médicos especialistas de la época. En una población de Londres en el año 1021 vivía una familia pobre el padre era carpintero, la madre bordaba encajes y cinco hijos los cuales tenían nueve, siete, seis y cuatro años, el menor de dieciocho meses y otro que venía en camino, la gente comentaba que el año 1021 pertenecía a Satán por las muchas calamidades que había sufrido el pueblo. Agnes la madre de rob muere a causa del nacimiento de su sexto hijo. El padre Nathanael Cole sufre de una enfermedad del pecho por trabajar mucho en el gremio, fue un médico a revisarlo y dijo que tenía anginas, después le estiro la mano a su hijo el mayor que era Rob le tomó de la mano y sintió como cuando tuvo la mano de su madre que pronto moriría y así ocurrió. Los niños quedaron huérfanos y junto con las pocas pertenencias fueron repartidos a diferentes familias, la nodriza se queda con el recién nacido y el mayor Robert Jeremy Cole es adoptado por el cirujano Barbero Henry Croft que en su trabajo se llamaba Barber. Barber y Rob emprendieron un viaje a la clina junto a un rihachuelo, saliendo de Londres en un carromato guiado por un caballo gris llamado Tatus, al anochecer acamparon alado del calor de la fogata Barber le contó a Rob la historia de su vida. Cuando llegaron a Chelmsford se encontraron con un vendedor de ungüentos que utilizaba un oso para sus espectáculos. Barber obligó a Rob a luchar con el oso, Rob lo hizo, pero estaba muy asustado, el oso estaba entrenado y no le hizo daño a Rob. Rob cumplió diez años ya había crecido, Barber lo hacía trabajar mucho, llevaba a cabo la mayoría de las faenas más desagradables como cargar y descargar el carromato, acarrear leña, recoger agua, cuidar del caballo. Aprendió a preparar la “Panacca Universal”, medicina que vendían en todos los pueblos y que solo se componía de licor corriente endulzado con hidromiel y al que agregaban Vitalia una hierba de la vida que era una pizca de salitre que le daba a la bebida un fondo medicinal, rob practicaba a que era un malabarista y lo hacía con tres pelotas Barber tenía una casita en Exmouth para pasar los inviernos y fue a donde se dirigieron, se prepararon para el invierno acarreando leña y comprando alimentos. La navidad la pasaron con Editha, una amiga viuda de Barber. Barber azotó con una fusta a Rob hasta que hizo brotar sangre para que aprendiera a lanzar cinco pelotas y lo amenazó con dejarlo abandonado en el siguiente pueblo. Rob se puso a practicar con manzanas y lo consiguió, Barber estaba feliz. Rob llegó a dominar los malabares, aprendió juego de manos, gestos del cuerpo, bailes, himnos, canciones, chistes y anécdotas, todo para distraer a la gente. Él cirujano Barbero declaró que su aprendiz ya estaba preparado y partieron una brumosa mañana de abril, llegando a la Aldea de Bridgeton, donde montaron su espectáculo, luego pasaron a Yeoville y en la misma semana a Taunton, Barber estaba feliz porque le dejaba ganancias que eran buenas. Viajaron hacia el norte, llegando a la población de Abergavenny y ayudó a Barber por primera vez en los reconocimientos y tratamientos. Estando en el pueblo de Hereford, Rob tomó de las manos a un anciano para introducirlo en la carpa donde atendía Barber y percibió la muerte. Asustado huyó; cuando Barber lo encontró detrás de un árbol. Rob le contó que había percibido lo mismo cuando murieron su padre y su madre y que el viejo moriría pronto. Barber decidió abandonar la aldea porque si el viejo moría los acusarían de brujos. Se dirigieron a Chipping Norton donde compraron Hidromiel, en Buckingham Barber le enseñó a arrancar dientes, en Clavering aprendió a fabricar hierro. En el siguiente invierno no pudieron llegar a la casita de Exmouth y alquilaron una en la aldea de Carliste en el norte. Se abastecieron como siempre de comida y como el clima de finales de otoño era perfecta para recoger hiervas, recorrieron bosques y brezales; Barber buscaba las hiervas y le explicaba a Rob su poder curativo como la verdolaga para disipar la fiebre, eneldo para combatir afecciones urinarias y muchas más. Tenían la panacea embotellada, las hiervas secas y en polvo, estaban impacientes y aunque no se terminaba el invierno decidieron partir hacia el sur, lentamente porque los caminos estaban casi intransitables. Con la llegada del buen tiempo recorrieron muchas aldeas, su espectáculo adquirió brillo y agudeza, despertando numerosos aplausos. En la ciudad de Leicester conoció a un judío llamado Benjamín Merlín que prometió a un anciano Edgar Thorpe operarlo para quitarle las nubes de los cristalinos de los ojos y devolverle la vista. Rob estaba alelado, le preguntó al judío donde había aprendido a hacer eso, el judío le contestó que en una escuela para médicos que estaba ubicada a medio mundo de distancia. Cuando llegaron a Exmouth a pasar de nuevo el invierno, Barber le dio a Rob una pieza de paño para que lo llevara a Editha era costurera para que le confeccionara una muda, había crecido tanto que las ropas le quedaban pequeñas, Barber le pagó a Editha para que iniciara a Rob en el juego del amor, porque prefería la bondad de Editha en lugar de una cruel iniciación con otra mujer. Viajaron a Londres en compañía de un mercader, Rob estaba ansioso por encontrar y ver a sus hermanos, pero se llevó una gran desilusión porque la panadera que había adoptado a su hermana ya no vivía allí se había ido a otra ciudad, Samuel su otro hermano había muerto en un accidente y de sus otros hermanos nadie sabía nada, Barber le prometió que en su viaje hacia el norte averiguarían sobre sus hermanos. Rob visitó las tumbas de sus padres y la de Samuel. Rob le pidió a Barber que le enseñara a utilizar las armas, ya que lo más sensato era tener por lo menos una daga, porque en cualquier momento podrían ser asaltados y Barber comenzó a adiestrarlo en el uso de la daga y la espada. Rob llevaba seis años con Barber y decidió negociar los términos laborales, después de discutirlo quedaron en que Barber le daría el importe de un frasco de cada veinte vendidos y un paciente de cada veinte durante un año, además Rob ganaba pintado retratos con carbón. Barber lo dejaba para que curara solo, amputó un dedo y supo que existía el cáncer llamado en ese tiempo Buba. Rob tenía diecisiete años cuando murió Incitatus, el viejo caballo al que Barber reemplazó por una yegua parda a la que llamaron solo Caballo, conocieron a un herrero que trabajaba buenas armas y le encargaron que les hiciera un sable y una daga, después pasaron otro invierno en la casita de Exmouth y cuando llegó la primavera recogieron sus armas con el herrero. Rob a los dieciocho años era esbelto, de hombros anchos, pelo castaño rizado, grandes ojos azules, cara grande huesuda y mandíbula cuadrada, Barber estaba orgulloso de él. Rob bebía mucho y le gustaba buscar peleas, en una de estas le quebraron la nariz y le quedó torcida. Se puso de acuerdo con Barber para recibir la cuarta parte de las ganancias durante el siguiente año y la tercera parte en los siguientes. Viajaron hacia el sur, Rob no volvió a beber, pero Barber lo siguió haciendo hasta que murió. Rob llevó el cadáver a una pequeña aldea Aire’s Cross, donde el sacerdote del lugar ofreció una misa y luego lo enterró, Rob lloró con amargura por Henry Croft (Barber), encargó una lápida y especificó cual debía ser la inscripción: Henry Croft Cirujano Barbero Falleció el 11 de julio del año 1030 a. D. Fumum Vendidi “vendía humo” Rob se volvió heredero de todo lo dejado por Barber y pensó que quizá buscaría un ayudante. Rob volvió a viajar solo, montando sus espectáculos en una granja se compró una gata a la que llamó Señora Buffington. En el camino a Tettenhall encontró a un lado del camino a una mujer enferma, el esposo dijo que estaba a punto de dar a luz, y que el médico no llegaba. Al ver que la mujer tenía convulsiones Rob se bajó del carro para ayudarla y supo que el niño estaba muerto, puso las piernas de la mujer en posición empezó a dar luz pero era más putrefacción que bebe sacó la placenta y limpió a la mujer, al levantar la vista vio que el médico judío ya había llegado, como la hemorragia no cesaba el judío le dijo que masajeara con la palma de la mano el abdomen, Rob lo hizo y sintió que la matriz se encajaba hasta hacerse una bola pequeña y dura y entonces, la hemorragia cesó. El judío era Benjamín Merlín, el que hace unos años le habló de la escuela de Medicina. En el pueblo de Lucteburne, Rob buscó a Edgar Thorpe porque tenía curiosidad por saber de la operación de cataratas. Thorpe le contó que fue atado de pies y manos a una silla, su cabeza fue rodeada de ataduras fijas al respaldo de la silla, le dieron a beber licor para insensibilizarlo, con unos ganchos pequeños le levantaron los párpados y el judío Merlín cortó las cataratas, el dolor fue tan intenso que perdió el conocimiento, durante dos semanas, sufrió espantosamente, pero al final recobró la vista. Rob cuando oyó esto pensó que todo lo que Merlín le había contado era verdad y decidió visitarlo. Lo encontró en el camino y lo acompañó a visitar unos enfermos, Merlín lo invitó a su casa para cenar, hablaron sobre las escuelas de medicina que en Europa solo existían dos hospitales, uno en París, otro en Salerno, que eran como lazaretos donde los pacientes solo iban a morir, únicamente en Persia los árabes habían hecho un arte de la ciencia de la medicina y tenían un hospital en Ispaham, un auténtico centro curativo y una academia donde Avicena forma a sus doctores. Avicena era el médico más eminente del mundo, en esta academia no admitían estudiantes cristianos. Rob quería que Merlín lo tomara como aprendiz, pero este no quiso porque los sacerdotes no soportaban que un judío fuera maestro de un cristiano, le recomendó que fuera donde Arthur Giles un médico de pobres. Cuando Rob lo encontró resultó ser un ser gordo y mugriento que solo sabía hacer sangrías. Rob en su camino encontró a otro médico judío, Isaac Adolescentoli, estudiado en la Universidad de Bagdad, pero este tampoco quiso tomarlo como aprendiz por los mismos motivos que Merlín. Rob decidió que, aunque se tardara la vida entera encontraría un médico que le enseñara, se convertiría en un falso judío se haría crecer las barbas, además cuando era pequeño su madre le había hecho circuncidar, conocería a otros judíos para estudiar sus costumbres y se iría a Persia. Rob trabajó duro para reunir una buena cantidad de dinero y embarcó con carro, caballo y gata rumbo a Caláis (Francia), cuando desembarcó se buscó a una persona que hablara el idioma, quien por una pequeña paga le sirvió de traductor, acompañado por Charbonneau emprendieron camino en el carromato, parando en todas las aldeas donde Rob montaba su espectáculo traducido por Charbonneau. El viejo traductor llevó a Rob a visitar a su familia, le presentó a su hermano y luego después de saborear una rica cena siguieron el camino romano hasta la tierra de los teutones. Cuando llegaron al río Danubio, Charbonneau dijo que hasta allí no más lo acompañaba, que más allá estaba Bohemia donde hablaban una lengua que le era desconocida, se abrazaron y se despidieron. Después de viajar por varios días solo, en una aldea encontró una caravana dirigida por un alemán Kerl Fritta quien por una paga accedió a llevarlo, en la caravana conoció a un escocés llamado James Geikie Cullen, a su hija Margaret de cabello rojo muy linda y se hizo amigo de unos mercaderes judíos Rob se sentia confiado porque viajaría con más de ciento veinte personas. Rob accedió a tratar a los viajeros enfermos varias veces por semana y para poder comunicarse con ellos, le pidió al judío Simón Ben Halevi que le sirviera de intérprete por una paga. Al enterarse que Simón conocía la lengua persa que ellos llamaban Parsi, le pidió que se la enseñara que él le pagaría, simón aceptó y Rob de inmediato comenzó a practicarlo. Rob avanzaba en el aprendizaje del parsi, una serie de viajeros habían abandonado la caravana en Novisan y en Belgrado y otros se unieron al grupo. Fritta el jefe de la caravana parecía estar en todas partes ayudando y estimulando a las gentes, tenía que llevarlos a la ciudad de Gabrovo antes de las nevadas. Rob se deshizo de la tarima que utilizaba para los espectáculos y alimento el fuego con ella, el lugar de la tarima en el carro lo utilizaron para llevar a Gershom, uno de los judíos que estaba enfermo. Simón prometió a Rob llevarlo a conocer a Rabbenu (el maestro). Gabrovo era una ciudad desolada, la comida mala y los viajeros tendrían que dormir codo con codo porque todas las posadas estaban abarrotadas de gente, los judíos se alojaron en una población más pequeña llamada Tryavna en un barrio judío, aceptaron a Rob como huésped a cambio de trabajo. El Rabbenu llevó a Rob a dormir en un establo. El invierno llegó y Rob en su lecho de paja repasaba palabras y costumbres y las almacenaba en su mente para cuando llegara el día en que lo necesitara. Esa navidad fue la más extraña de sus 21años de vida los judíos no acostumbran a festejar, Jesús no pertenecía a su mundo. A medida que avanzaba febrero, Rob pasaba cada vez más tiempo en la casa de estudios tratando de entender el coran persa, le asombraba la hostilidad del Corán hacia los cristianos y el aborrecimiento de los judíos. Rob despertó una mañana con el ruido de un tintineo, un torrente, un bramido que crecía a medida que el hielo y la nieve cedían convirtiéndose en agua que barrían las montañas anunciando la llegada de la primavera. La gente que estaba esperando el deshielo en el campo, comenzó a llegar a Gabrovo, el punto de partida hacia el gran desfiladero conocido como Portal de los Balcanes, cuando todo estuvo preparado, Fritta dio la señal de partida de la caravana hacia la larga y última etapa que los llevaría a Constantinopla. En el camino murió la gata Señora Buffingtón, fue arrollada por los cascos de unos caballos montados por caballeros franceses. Las mesetas por las que pasaban eran en su mayoría mesetas de labranza de frutales y trio, Rob y Mary la de cabello rojo, estaban enamorados y en un alto que hizo la caravana en la penumbra de un trigal hicieron el amor. Cullen el papá de Mary le ofreció a Rob llevarlo con ellos a Escocia, eran ricos y tenían muchas tierras, en cuatro días ellos se separarían de la caravana para dirigirse al sur hasta Malkara, rob dijo que lo pensaría. Pasó una noche de insomnio, él amaba a Mary y tendría un futuro asegurado, pero al día siguiente le dijo a Mary que no iría con ellos porque quería estudiar medicina en Ispahán y que se haría pasar por judío, pero Mary no comprendía porque Rob quería hacer esto, el día siguiente cuando Rob despertó los Cullen se habían ido, durante una semana Rob se sintió muy triste y solo pues no podía dejar de pensar en Mary. La caravana coronó una cuesta y ante sus ojos apareció Constantinopla. Fritta condujo a los viajeros hasta el caravasar, un enorme edificio por el que pasaban los viajeros y cargamento, los judíos después de descansar unas horas siguieron camino hacia Angora donde era su hogar. Simón le dijo a Rob que buscara a Zevi él era un jefe de caravanas, judío y se encargaría de que viajara seguro. En la ciudad Rob compró ropa judía en su habitación se puso el tsitsith luego el largo caftán negro su barba seguía siendo escasa acomodó su cabello rizado y se puso el gorro de cuero en forma de campana, adopto el nombre de Jesseben Benjamín de Leeds y serenamente y confiado salió a la calle. La caravana solo estaba compuesta por Zevi y dos judíos más, Loeb Ben Kohen y Aryeh Askari, eran negociantes en perlas que volvían a su hogar al otro lado del golfo Pérsico. Rob tenía que vender el carromato y el caballo porque el viaje lo harían por el mar negro en embarcaciones pequeñas. Los dos primeros días el tiempo se mantuvo tranquilo, pero al tercero el viento hizo olas grandes, todos se marearon. A los siete días llegaron a un diminuto puerto donde cada uno compro un burro para montar y una mula como animal de carga. En su viaje pasaron por el río Coruh de agua salada, Bayburt una aldea de menos de cien habitantes, la mayoría judíos, Kara Kose donde solo vivían una docena de familias judías; Igdir una aldea montañosa, Nazik construida a lo largo de un desfiladero. Tres semanas después de dejar Nazik, llegaron a Urmiya, un lago salado y poco profundo que queda en la frontera con Persia. El Rabbenu de Kankan les dijo que no era prudente seguir hacia el sur por las montañas, que en el camino había una nutrida fuerza de seljucies que son unos pastores asesinos y feroces luchadores y para evitar a los seljucies viajarían durante tres días por el desierto, el viaje por el desierto fue muy pesado, pero cuando salieron de este la tierra se convirtió en llanura llena de verdores y con agua donde saciaron su sed. En el sendero que siguieron Rob iba a la cabeza de la marcha su burro se espantó por un leopardo que lo acechaba desde una rama el leopardo saltó sobre él, una saeta disparada con fuerza mató al animal que antes de caer con sus garras rasguño al burro, haciendo caer a rob. El cazador que mató al leopardo era Ala-alDawla, Shabansbab; Rey de Reyes quien llamó a Rob Dbimmi que significa “Hombre del Libro” y es el nombre que se les da a los judíos. En un cruce de caminos de la aldea de Kupayeh, los tres judíos se separaron, a Rob le quedaba menos de un día de camino. Después de 20 meses que había dejado Londres Rob vio Ispahán deambuló lentamente por la ciudad, en un establo hizo arreglos para el cuidado de sus animales y se fue a dormir. Al día siguiente después de bañarse y ponerse el mejor de sus dos caftanes preguntó dónde quedaba la escuela de medicina llamada Madraza y se dirigió hacia allá. Los edificios de la Madraza eran al estilo de las mezquitas, ampliamente espaciados con jardines intermedios, los jóvenes estudiantes utilizaban turbantes verdes. Rob entró a un edificio con un letrero que decía “El lugar de los enfermos”, donde se imaginó lo interesante que sería ver tantos pacientes todos los días y escuchar las lecciones de los grandes hombres. Salió de allí y se presentó ante el vicerrector, quien escuchó la solicitud de Rob y le dijo que no lo podían aceptar porque todos los estudiantes descendían de una larga estirpe de médicos. -No me iré sin hablar con Ibn vicerrector se asustó y llamó a de la escuela, lo llevaron ante encerraron en una cárcel y lo atroz. Sina- dijo Rob con voz firme, el unos soldados, quienes lo sacaron el juez y después de golpearlo lo metieron en un cepo bajo un sol Después de veinticuatro horas en el cepo, soltaron a Rob, le habían robado todo el dinero Toda la gente se dirigía a la audiencia del Sha y Rob también se sumó a esta gente, no le quedaba otra opción, se hizo anotar para entablar una queja y cuando le tocó el turno contó la historia de la pantera que lo atacó en el camino e hizo su petición de ser aceptado en la Madraza. Al Sha le gustó su historia de la pantera y le concedió un calaat, el soldado Khuff le explico que el calaat era un regalo que le hacía el Sha, consistente en una casa, un caballo, una muda de ropa y mantenimiento. . Le dieron un caballo castaño castrado, una bolsa con monedas, ropa sencilla, un turbante verde y una casita de ladrillos viejos, con un establo y un diminuto jardín. En su casa fue visitado por el Visir, quien le comunicó que tenía una invitación para matricularse en la Madraza y estudiar medicina en el Maristán. La primera mañana como estudiante, cuando llegó a la Universidad le pareció que el edificio se parecía a una teta y desde ese día lo llamó la Gran Teta, Le asignaron a Karín Harun para que le mostrara la escuela y el hospital. El hospital tenía dos secciones, la de los hombres atendida solo por hombres y la de las mujeres atendida por mujeres, le mostró dos salas dedicadas a la cirugía y a guardar las medicinas, en otro edificio le mostró la sala de exámenes, de clases, laboratorios, una cocina y un refectorio. Le contó que había cuarenta y ocho médicos y cirujanos y veintisiete estudiantes de medicina. Lo que más le llamó la atención a Rob fue la biblioteca que llevaba el nombre de “Casa de la Sabiduría” con casi cien mil libros. Por la tarde Rob conoció al llamado jefe de Príncipes, Ibn Sina, lo acompañó en su recorrido por el hospital, en la mañana siguiente asistió a su primera clase en la Madraza, aprendió a operar cataratas en un perro muerto, hizo un recorrido con Jalal-Ul-Din, un médico cuyos pacientes llevaban complejos sistemas de retractores, empalmes, cuerdas y poleas. Cuando terminó, Rob ayudó a los sirvientes a alimentar a los pacientes y a retirar lavazas. Los compañeros le dijeron a Rob que además de la medicina era obligación estudiar filosofía, derecho y teología. La primera clase de Rob con Ibn Sina, fue una lección de anatomía en la que disecaron un cerdo, porque sus órganos internos son idénticos a los del hombre, según Ibn Sina. El animal estaba lleno de tumores. - Cuando hicieron la ronda a los enfermos de tumores, Rob cogió la mano de Ismail, uno de los enfermos y dijo: - Al caer la noche morirá-, los demás estudiantes lo miraron atónitos y luego soltaron la carcajada, pero a la mañana siguiente al llegar a la sección de los pacientes con tumores les dijeron que Ismail había muerto durante la noche. Todos pensaron que Rob había acertado una adivinanza, pero concluidas las visitas Rob sintió una mano en su brazo, se volvió y se encontró con Ibn Sina, que lo invitó a compartir su cena. Rob acudió a la cena, la casa de Ibn Sina era una gran residencia de piedra. La comida sencilla y excelente. Cuando terminaron lo interrogó sobre su don de predecir la muerte, Rob se lo contó todo e Ibn Sina le dijo que él también lo tenía, pero no tan potente como el suyo, que estaba en la obligación de trabajar más arduamente para convertirse en un excelente médico. Al despedirse, Rob le pidió que le prestara el libro “Los diez tratados del ojo” de Hunayn, Ibn Sina sonriente se lo prestó a su discípulo. Rob asistía todas las mañanas a la sinagoga, Casa de Paz, le parecía que el balanceo y el cántico era una forma serena de empezar el día. La mañana estaba ocupada en las clases de filosofía, religión y una serie de cursos médicos. Mejoraban sus conocimientos de la lengua persa y lo que no entendía se lo explicaba Karimun, gran amigo. Con otro de los médicos, Al Juzjani, casi tan sabio como Ibn Sina, aprendió a utilizar las yemas de los dedos y golpes definidos para descubrir el mal. Vendió el burro y la mula para no tener que emplear el tiempo atendiéndolos y alimentándolos, tiempo que utilizaba en estudiar. Ibn Sina insistía mucho con la orina, porque provenía del interior del cuerpo, donde ocurren cosas importantes, si la orina es abundante el cuerpo está expulsando la enfermedad y si es escasa significa que las fiebres internas están secando los líquidos del organismo. El soldado Khuff, fue a buscar a Rob, el Sha lo mandaba a traer para que mirara una demostración de espadachines que esgrimían cimitarras. El Sha le preguntó a Rob quien mandaba en Inglaterra, si los hombres eran guerrero y caballistas, de la temperatura, la comida y Rob contestó a todas sus preguntas. Luego el Sha y sus invitados jugaron montados en ponis, cada uno con un palo largo y una pelota pequeña de madera, formando filas se enfrentaban como ejércitos enemigos. Entrada la noche, Rob regresó a su casa, pensando en el enigma que era Persia. Una brillante y terrible mañana Ibn Sina fue informado de que había estallado un brote de pestilencia (peste) en Shiraz, la ciudad más grande del territorio Anshan. Ibn Sina dijo que debían contener la enfermedad, pues la peste pasaba rápidamente de un lado a otro, por lo tanto, decidió mandar a un médico y una partida de aprendices, para lo cual solo escogió algunos. Les dijeron que no podían enseñarles a combatir la peste, porque nunca había hecho su aparición, pero les darían un libro con muchas teorías y remedios de escaso valor, que debían encender fogatas de maderas aromáticas y lavarse con vino o vinagre, además debían tomar nota pormenorizada de todo y dejar esas notas donde pudieran ser encontradas si algo les ocurriese. Emprendieron el viaje, cada uno montado en un caballo y conduciendo otro caballo de carga o una mula con los implementos y medicamentos necesarios. En el camino, Suleimán y Omar Nivahend, desertaron porque pensaban que eran muy sabias las palabras de Galeno cuando dijo que el médico debía huir de la plaga para poder seguir curando. Cuando se detenían a descansar leían párrafos del libro de la Plaga, había en este libro tantos consejos que en conjunto resultaban inútiles para la desconcertada misión médica. En las aldeas por donde pasaban solo había gente sana, llegaron a las ruinas de Persépolis y a corta distancia de esta encontraron un cadáver al que dieron sepultura. Cuando llegaron a una granja, un comerciante asomó por la mirilla de la puerta y les contó que en Shiraz todos estaban muriendo, que la peste la habían traído los seljucies. El hombre les dijo que él estaba protegido en su casa con abundantes provisiones, Hakim Fadil, el jefe médico y Abbas Sefi decidieron quedarse a compartir la seguridad con el mercader a pesar de los ruegos de sus compañeros. Los cuatro que quedaron, preocupados y llenos de incertidumbre siguieron su camino. Cuando llegaron a Shiraz, vieron a unos hombres quemando cadáveres fuera de las murallas, una ciudad destruida, y un solo médico llamado Hafiz. Este les contó que la mayoría de la población había huido, cerca de seis mil estaban muertos y los que aún no se habían infectado se encerraban en sus casas a orar. Le preguntaron qué tratamiento aplicaba, les contestó que nada servía contra la peste, que lo único que podían hacer era proporcionarles un poco de consuelo a los moribundos, les aconsejó tomar vino y vinagre. En uno de sus registros, Rob escribió: - Llevamos cuatro días en Shiraz, durante los cuales han muerto 243 personas. La pestilencia comienza con fiebre leve y dolor de cabeza. La fiebre sube cuando aparecen bubas en la ingle, las axilas o detrás de una oreja, estas bubas son redondas y grandes como una ciruela o pequeñas como una lenteja. Suelen registrarse vómitos de sangre, lo que significa que la muerte es inminente. La mayoría de las víctimas fallecen a los dos días de aparecida la buba. En unos pocos la buba supura y se recuperan. A los nueve días, Rob vuelve a escribir: - Resulta interesante la relación de las bubas con la muerte, si la buba estalla y evacua su hedionda supuración verde, es probable que el paciente sobreviva. Habiendo observado esto, nos hemos empeñado en madurar las bubas con cataplasmas de mostaza y bulbos de lila, cebollas hervidas y toda clase de emplastos que favorecen la exudación. En algunos casos hemos abierto las bubas, pero muchas veces se vuelven tan duras que no se las puede cortar, en este caso hemos utilizado cáusticos para quemarlas, pero con malos resultados. Algunos pacientes se salvan y nos consuela saber que hemos sido útiles a unos pocos. Uno de los estudiantes, Ali, enfermó y murió, quedando solo Rob, Karín y Mirdín, pero afortunadamente las muertes eran cada día menos. Rob escribió otro registro, diciendo: - Diversos animales han muerto por la peste. La disección de seis ratas muertas por la peste fue interesante, los signos exteriores son similares a los encontrados en víctimas humanas. Es probable que la lesión tenga raíces profundas y que después de quitar el cuerpo principal de la buba sigan impregnando a la víctima y haciendo estragos en ella. Al abrir el abdomen de las ratas, encontré que los orificios del estómago y los intestinos estaban descoloridos por una bilis verde, los hígados estaban arrugados y los corazones aparecían reducidos, en una de las ratas el estómago estaba internamente pelado. Así, aunque no conocemos los hechos causales de la muerte por plaga en los humanos, podemos tener la amarga certeza de que ocurren internamente y están excluidos por tanto de nuestra exploración. Dos días más tarde, Rob enfermó de peste, sus compañeros, Mirdín y karín, lo cuidaron, la buba reventó, lo drenaron y Rob se recuperó. La epidemia se acabó, la gente comenzó a volver y a arreglar de nuevo la ciudad. Mirdín y Karín esperaron diez días para que Rob se recuperara y emprendieron el viaje de regreso. Al llegar a la casa del mercader, encontraron los cadáveres del mercader y de Fadil, no había huellas del aprendiz Abbas Sefi. Prendieron fuego a la casa para incinerar los cadáveres. La misión médica había abandonado Ispahán con ocho hombres; tres fueron los que regresaron. Ibn Sina se entristeció, pero no se sorprendió al enterarse de las deserciones y las muertes. Recibió ansioso el libro con las anotaciones de Rob. Los tres muchachos permanecieron un mes aislados para cerciorarse de no llevar la plaga a Ispahán. Rob fue llamado a la Casa del Paraíso, el Sha quería hablar con él sobre los seljuices. Escuchó atentamente todo lo que Rob le contó acerca de la fuerza que había invadido Anshan. Luego el Sha le enseñó a jugar un juego llamado del Sha. De nuevo en las aulas, Rob estuvo de aprendiz con el Bakín JalalUl-Din, especialista en huesos. Un día Jalal sobornó a un sepulturero, desenterraron un cadáver para estudiar y conocer todos los huesos. Rob decidió que durante seis semanas dejaría de asistir a clases, salvo a las de derecho, ayudaría a Karín para sus pruebas, además ayudando a Karín se estaría preparando para sus propias pruebas. Ibn Sina, mandó llamar a Rob para que viera a su primera esposa Reza, Rob le cogió las manos y le dij o a Ibn Sina que era cuestión de días su muerte. Por la noche llamó a su puerta el eunuco Wasif, para decirle que la segunda esposa de Ibn Sina, Despina, lo llamaba. Rob acudió y se encontró con una mujer persa de rostro encantador que se había preparado para hacer el amor. Rob leyó el libro del Romano Celso sobre la enfermedad del costado, se sintió fascinado al descubrir que Celso había abierto cadáveres para perfeccionar sus conocimientos y describía esta enfermedad como malos humores en el intestino grueso, cerca del ciego, acompañados por una violenta inflamación y dolor en el costado derecho. Renza murió, Rob esperó una semana y fue a ver a Ibn Sina, estaba triste pero sereno, le dijo a Rob que para ser un buen médico tenía que estar en condiciones de responder a un acertijo que carecía de respuesta. - Cuál es la pregunta? Inquirió Rob, pero el anciano sonrió en medio de su pesar. - Tal vez algún día lo descubras. También forma parte del acertijo. Mirdín y Rob estaban sentados en los escalones esperando a Karín que estaba en las pruebas, cuando llegó se abrazaron y gritaron y Karín les dijo que debían llamarlo Bakín. Mirdín los invitó a su casa a celebrar. Su familia fue una sorpresa para Rob, una esposa tímida Fara y dos hijos de cara redonda, Dawwid e Issachar. Una mañana Khuf fue a buscar a Rob, el Sha solicitaba su compañía para una cabalgata. Después de cabalgar, jugaron al juego del Sha, comieron y luego el Sha llevó a Rob a una cueva cubierta de helechos con un pozo de agua tibia y fragante a causa de los depósitos minerales. Después de conversar de muchas cosas, Rob comprendió que había sido atraído a una trampa. El Sha Ala estaba comprometiendo su futura lealtad en beneficio propio. Rob lamentó haber salido a cabalgar esa mañana, pero aceptó ser leal a su majestad. Karín se entrenaba diariamente para competir en la carrera nacional, llamada Chatir, quería ganar para hacerse famoso y ganar un calaat. Rob interrogó a una caravana si había brotes de peste en algún sitio, le dijeron que no, pero que, a cinco jornadas al oeste, más allá de la ciudad de Datar, un forastero cristiano se había contagiado una fiebre europea en tierras del islam, que estaba cuidado por una hija de pelo rojo. Al atardecer del cuarto día pasó por la ciudad de Datar, siguió el camino y llegó a una casita de barro y piedra en la que estaban Mary y su padre James Cullen muy enfermo, tenía la enfermedad del costado, Rob hizo todo lo que pudo, pero james Cullen murió. Rob y Mary hicieron un pacto de amor, pronunciando las palabras de un matrimonio y emprendieron el viaje a Ispahán. En el camino tuvieron que esconderse detrás de unos matorrales mientras pasaba un ejército de seljucies y cabalgando junto a ellos Qandrasseh, el visir persa. Rob visitó al Sha para informarle sobre los seljuices que había visto en el camino en compañía del Visir. Las mujeres judías de la colonia trataban a Mary con frialdad por ser europea y llevar su cabellera roja al descubierto, únicamente era visitada por Karím. El chatir comenzó y Karím participaba, había toda clase de gente en la carrera. Rob y Mirdín lo estaban asistiendo. Cada vez que pasaba por la Madraza alzaba la mirada para mirar a la mujer de la que estaba enamorado, Despina, la segunda esposa de Ibn Sina. En el camino los corredores iban abandonando la competencia con los pies sangrantes, solo quedaban seis corredores. Karín hizo las ciento veintiséis millas en menos de doce horas, recogió doce flechas de las doce vueltas. Cuando terminó la carrera todo su cuerpo estaba insensible, pero el Sha lo esperaba y la multitud lo aclamaba. El premio por ganar la carrera era de quinientas piezas de oro y el nombramiento honorario, aunque muy bien pagado de jefe de los Chatirs. Karín estaba feliz, fue como si de pronto poseyera a Persia. Rob extrañaba a Mirdín que cuando lo veía lo evitaba. Un día Rob se decidió a buscarlo y le reclamó, Mirdín redijo que no debió buscar a una extranjera; y cuando Rob le contó que Mary era cristiana, Mirdín se puso furioso porque al decírselo lo involucraba y ponía en peligro a su familia. Rob lamentó profundamente la perdida de Mirdín, ya que a Karín casi no lo veía porque los nobles de la corte, desde que ganó el Chatir lo agasajaban con fiestas y entretenimientos. Una tarde se presentó Mirdín en su casa, le presentó a Mary y oyó los consejos que le dio de permanecer alerta porque si fuera descubierto lo matarían, además estarían en peligro todos los judíos del barrio, ya que en Persia era fácil hacer sufrir a los inocentes. Poco a poco y con ayuda de Mirdín, los judíos del barrio aceptaron a Rob y a Mary. Rob acudía a la sinagoga Casa de la Paz y danzaba en las procesiones, estudió los mandamientos y disfrutaba escuchando las leyes judías. Aquel año estudiaba a Galeno y era aprendiz de cirugía de AlJuzjani. Habían transcurrido siete meses sin que Rob recibiera ningún mensaje real, lo que lo llenaba de alegría, pero una mañana el Sha mandó a unos soldados a buscarlo. Mirdín también había sido invitado. Los esperaba Karín que era el compañero predilecto del Sha. En la caverna secreta del Sha, los cuatro se relajaron en las aguas tibias y sulfurosas. Cuando volvieron a palacio, el Sha decidió hacer ostentación de su compañía y gritó ante todos sus cortesanos: - ¡Solo somos cuatro hombres buenos que son amigosRob pasó dos semanas con los maestros farmacéuticos aprendiendo a mezclar brebajes para embotar a los pacientes y poderlos operar sin las convulsiones, estremecimientos, quejidos y gritos de dolor. Todos estos brebajes eran preparados a base de opio. Rob practicaba día tras día amputaciones, extirpaba almorranas, aligeraba venas varicosas; Juzjani le decía que tenía un don para cortar carne. Los atractivos de la cirugía se estropearon para Rob gracias a una serie de castraciones, a muchos solo les cortaba los testículos, pero a otros les amputaban la totalidad de los genitales y se veían forzados a llevar el cañón de una pluma para orinar. Mary estaba en embarazo y Rob y Mirdín presentarían sus exámenes en dos semanas. Ibn Sina, era el médico más destacado de los Califatos de Oriente y Occidente, pero trabajaba en un entorno docente que no contaba con el prestigio de los grandes centros. La Academia de Toledo tenía su casa de las ciencias, la Universidad de Bagdad, su escuela para traductores; el Cairo se jactaba de una tradición médica rica y sólida muy antigua. Todos estos lugares contaban con bibliotecas famosas. Por contraste en Ispahán solo existían la pequeña Madraza y una biblioteca que dependía de la caridad de Bagdad. El Maristán era una pálida versión del gran Hospital Azudi de la misma ciudad. Llegaban a Ispahán el examinador médico jefe de Bagdad y como Ibn Sina se sentía orgulloso de sus dos aprendices, Jesse Ben Benjamín y Mirdín Askari, y quería dar a conocer a la comunidad médica de Bagdad la clase de médicos que pasaban por sus manos, los convocó a exámenes que les concedería o negaría su derecho al título de Bakím. Cuando le tocó el turno a Mirdín, dejó admirados a los examinadores y los convenció de que se hallaban ante una mente privilegiada. Cuando le tocó el turno a Rob, estaba sereno, contestó a todas las preguntas y cuando Juzjani le preguntó cómo tratar una rodilla fracturada, Rob dijo que haría un dibujo para explicarlo. Todos se horrorizaron, pero Rob siguió dibujando, cuando terminó el dibujo lo pasó a los examinadores que vieron sorprendidos que el miembro dibujado era el miembro de un árbol, un nudo en la madera hacía las veces de articulación de la rodilla. Rob y Mirdín pasaron los exámenes y ganaron su título de Bakim. Rob tenía veinticuatro años, no podía volver a su patria porque Mary estaba embarazada. Mirdín esperaría unos meses más para aprender algunas cosas que le faltaban y regresaría a Masqat, su tierra, donde su familia lo esperaba. Rob y Mirdín fueron convocados por el Sha Ala, para decirles que cinco días después saldría de Ispahán a la cabeza de una numerosa partida de ataque hacia el sudoeste indio y quería que Rob, Mirdín y Karín lo acompañaran. Rob, antes de partir, buscó una partera para que atendiera a Mary y le pidió a Ibn Sina que si no regresaba se ocupara de que Mary y el niño pudieran volver a su tierra. Emprendieron el camino montados en camellos, el Sha iba orgullosamente sentado en un elefante y Karín montaba un nervioso semental gris inmediatamente detrás del elefante real. En cada campamento que montaban diariamente, Rob y Mirdín atendían a los enfermos, Karín solo tenía que atender al Sha. Cuando llegaron a Shiraz, el kelonter salió a recibirlos al otro lado de las murallas y tras rendir homenaje al Sha, el Kelonter abrazó a Rob, a Mirdín y a Karín, tomaron vino y recordaron los tiempos de la plaga. Casi un mes después de la partida de Ispahán, dejaron atrás Persia y llegaron al suelo extranjero de Sind, pasaron por el río Indo y continuaron su camino hacia Mansura. El Sha decidió enviar a Rob y Mirdín a hacer un reconocimiento en la ciudad, dijo que dos mercaderes judíos no despertarían comentarios, mientras tanto ellos acamparían a la espera de su regreso. Cerca de la ciudad, se encontraron con unos mercaderes judíos, entablaron conversación y cuando Rob les preguntó por la guarnición de la ciudad, se asustaron y se apartaron, Rob les dijo que lo mejor era que buscaran refugio en el bosque hasta oír el paso del último de un gran número de hombres. Antes de irse el jefe de los judíos le dijo a Rob que en la ciudad de Mansura había novecientos soldados. Cuando llegaron a la ciudad, Rob y Mirdín, tomaron nota de la situación y de todos los efectivos, la grabaron en su memoria y regresaron al campamento. El Sha arrugó la frente cuando se enteró de que había novecientos soldados, pues sus espías le habían hecho creer que Mansura no estaba bien defendida. Pero no se amilanó y atacaron Mansura. En el fragor de la batalla, los hombres combatían con furia, todos atrapados en la misma carnicería. Rob y Merdín a partir de ese momento olvidaron la contienda y comenzaron a esforzarse como médicos. Entrada la noche, cuando terminó la última refriega, los espadachines persas aniquilaron a todos los enemigos heridos. Rob, Mirdín y un puñado de soldados, recogieron del campo de batalla a los persas que aun podían salvarse y los llevaron a una casa para tratar las heridas con aceite caliente, coserlas y vendarlas. También curaron a cuatro elefantes heridos. Los soldados seleccionaron los elefantes que se llevarían de Mansura y decidieron seguir hasta Kausambi, una aldea situada a tres días al norte de Mansura, donde vivía un herrero indio que hacía espadas de un precioso acero de dibujos en espiral muy resistente. Ala apresaría al herrero y lo llevaría a Ispahán para fabricar armas que lo ayudarían a derrotar a sus vecinos. En kausambi los soldados indios se internaron en el bosque y atacaban a los persas en el camino, murió el capitán de las Puertas Khuff y en la última batalla cuando volvía con unos heridos, un indio mató a Mirdín de hachazo. Rob tenía la mente en blanco y se movía como si estuviese borracho, Mirdín ya no estaba allí. Perdió la conciencia de que su amigo había muerto, se inclinó sobre la gran herida en el pecho y logró curiosear abriéndola un poco con las manos. Por primera vez tuvo acceso a las vísceras de un hombre y tocó un corazón humano. Karín y Rob escogieron un lugar para enterrar a Mirdín, levantaron un mapa para enviarlo a Masqat y dar pruebas de que Mirdín había muerto. Llamaron al Sha para que estuviera presente, pero como este estaba celebrando la victoria no asistió al entierro, se le olvidó sus palabras de “Somos cuatro amigos”. En el viaje de regreso, Rob se quedó con veintiún heridos y un grupo de indios y soldados en Beluchistan, porque los heridos si no descansaban morirían. Rob asistió a un hecho importante, casi todos los casos tratados con aceite hirviendo, las heridas estaban inflamadas y supuraban, en tanto que los tratados con vino y con la panacea no tenían pus y sobrevivieron. Comenzó a tomar notas, sospechando que esa sola observación podía hacer que su presencia en la India valiera para algo. Al cabo de tres semanas abandonaron Beluchistan, dos heridos más habían muerto y los diecinueve restantes estaban en condiciones de seguir camino. Cuando Rob llegó a su casa, Mary notó que había adelgazado mucho, ella había tenido a su hijo. Rob preguntó por Fara, la esposa de Mirdín, Mary le contó que cuando Karín se lo dijo, ella cogió a sus dos hijos y se unió a una caravana con rumbo a Masqat. Ibn Sina nombró a Rob como su asistente. Mary se alegró por él, pues además de un buen salario contaría con prestigió y respeto. Le hicieron hacer la circuncisión a su hijo, dándole por nombre Mirdín Ben Jesse. Cuando todos los judíos se fueron, Rob y Mary se humedecieron los dedos en agua de cebada y tocando al niño en la frente, el mentón y el lóbulo de cada oreja dijeron: - En el nombre del Padre y el Hijo y el Espíritu Santo te bautizo con el nombre de Robert James Cole. Rob cada día aprendía más cosas con Ibn Sina, entre ellas que el pulso es el mensajero que nunca miente porque un pulso lento y regular significa salud. Rob curó de una enfermedad del estómago a la esposa del herrero indio Dhan, este en agradecimiento le fabricó a Rob unos instrumentos quirúrgicos hechos con acero y hierro fundido. Cuando Rob regresaba a su casa se encontró con una partida de caza a cuya cabeza iba el Sha, al ver a Rob lo mandó a llamar para decirle que en agradecimiento a los servicios prestados en la guerra le daría una casa más grande y extensos terrenos. Rob le agradeció y le dijo que él solo quería de recompensa seguir en su casita del Yehuddiyyeh donde se sentía cómodo y feliz, el Sha lo miró con dureza y asintió. Las borracheras y el libertinaje del Sha eran cotidianas, el Visir mandó al jefe de edecanes para que intentara razonar con el Rey, pero este como llevaba horas bebiendo, lo que hizo fue volcar vino encima del edecán y luego echarlo empapado y humillado. Karín fue a ver Ibn Sina para consultarle sobre esto y lo único que le dijeron era que intentara apartar al Sha del vino y que él también debía cuidarse porque lo consideraban rival del Visir y tenía enemigos poderosos. Una mañana dos soldados Casa del Paraíso, donde más grande y un anillo. llevaría con gratitud y le dijo que no aceptaba fueron a buscar a Rob y lo llevaron a la el Sha volvió a ofrecerle a Rob una casa Rob le recibió el anillo y le dijo que lo orgullo, pero con voz respetuosa y firme la casa. A la mañana siguiente la noticia de este rechazo llegó a oídos de Ibn Sina y pensó que había sido una imprudencia de su asistente, y que el Rey mandaría a matar a Rob. Para evitar esto y para ganar tiempo, Ibn Sina mandó a Rob hacia el sur a tres días de lento camino a trabajar y montar un dispensario en Idhaj. Luego Ibn Sina visitó a Mary y le dijo en latín, que era la única lengua con la que pudieron entenderse, que debía ir con el rey porque de lo contrario el rey mataría a su marido. Se presentaron a buscarla unos soldados, Mary llevó al niño y lo dejó al cuidado de las mujeres del harén. Mary, después de bañarla y perfumarla, fue llevada a una cámara amoblada solo con un jergón, almohadones y mantas. El Sha llegó copuló y salió sin dirigirle una mirada, ni decirle una palabra. Mary no derramó ni una lágrima, se vistió, recogió a su hijo y se fue a casa llevando una bolsa de cuerda entretejida llena de melones. Una mañana un beduino llevó a su hija Sitara al Maristan, estaba con la enfermedad del costado, Rob hizo todo lo que pudo, pero la niña beduina murió a los tres días. Rob repasó todos los detalles de la enfermedad, los comparó con los del niño y los de su suegro que murieron de lo mismo, pero no encontró ninguna similitud, no obstante, los tres habían muerto del mismo modo. Cuando comentó todo esto con Ibn Sina, este le dijo que abriera un cerdo y estudiara el enigma, porque debía practicar la cura de las enfermedades dentro de las reglas de la religión y la voluntad general de los hombres. Despina y Karín fueron arrestados, estaban acusados de adulterio y fornicación. Ibn Sina estaba desorientado y envejecido, Rob trataba de consolarlo. Rob le preguntó a Ibn Sina como podrían ayudar a karín –Solo el Sha puede hacerloPero el Sha no quiso ayudar a Karín, ni siquiera quiso recibir a Ibn Sina y a Rob. Le entregó a karín y Despina al Visir, fueron llevados ante un tribunal islámico que los condenó a muerte. Despina sería decapitada y a Karín le rajarían el vientre. Pagaron sobornos para que Rob pudiera entrar en la prisión a despedirse de karín y a hacerle tomar una bebida preparada por Ibn Sina para que no sufriera, además Rob debía ocuparse de que Despina y Karín fuesen llevados a un cementerio extramuros de la ciudad. Cuando terminó el funeral, Rob la jarra y dejó que el caballo de la Casa del Paraíso, frenó palabras del Sha “Somos cuatro ¡Indignado! se tomó la infusión que quedaba en lo guiara. Pero cuando llegó cerca su caballo y al acordarse de las amigos”, sacudió el puño y gritó - Ispahán se había convertido en un lugar sombrío, si Ala y el Visir habían sido capaces de aniquilar al héroe del atletismo, quien se atrevería a quebrantar las leyes de Persia establecidas por el profeta. Un día acudió al hospital un viejo Qasim, quejándose de dolor del costado. Rob le pidió que se quedara a vivir allí haciendo faenas de limpieza, quería estudiar esta enfermedad desde sus comienzos. Acudió también a la Casa de la Sabiduría para leer a los antiguos egipcios que practicaban la disección del cuerpo humano, la mayoría de estos libros habían sido destruidos por los romanos, solo había una breve mención de esta enfermedad en una obra de Celso titulada De-re-medicina. Rob se sintió decepcionado. Cuando Mary, que estaba en avanzado estado de embarazo, se enteró que había llegado un europeo a Ispahán, le pidió a Rob que lo invitara. El inglés llamado Bostock, acudió a la casa de Rob donde lo abrumaron con preguntas sobre Escocia y Londres. Cuando Bostock se fue, Mary le preguntó a Rob si alguna vez volverían, Rob le contestó – claro que volveremos. Mary dio a luz un robusto niño al que bautizaron con el nombre de Thomas Scot Cole. Qasim llevaba dos meses en el hospital, cuando volvió a sentir dolores en el abdomen, Rob le dio a tomar la panacea, lo que hizo feliz a Qasim porque le gustaba beber. En el 1043 llegaron Rob, Mary y sus hijos al puerto de Londres en la embarcación Barco “Queens Hythe”, luego de haber pasado por territorios, países y penurias de salud. Jesse ben Benjamín había desaparecido y quedado en el Imperio persa, ahora colgaba un cartel en el apartamento de Peter Lound que le arrendaba que decía “Robert Jeremy Cole, médico”. Rob y Mary tenían ansias y expectativas distintas al llegar a Londres, pero eran un poco más pesimistas las de Mary. Robert Cole, recorrió la ciudad y la vio extremadamente cambiada no solo en edificaciones, sino en el ambiente mismo, el comportamiento de las personas y sus enfermedades. En efecto, sobre esto último hablan con el médico Nicolás Hunne que se encontraba en el otro extremo de la ciudad y le preguntó cuánto cobraban por consulta y si había muchos enfermos en Londres. El médico le dio unos precios que a él le resultaron altos y le sorprendió que dijera que hay pocos enfermos y muchos médicos. Robert Cole comenzó a atender a los enfermos en su consultorio. Un día tuvo que hacerlo con un esclavo a quien le mejoró, pero éste había sido propiedad de Charles Bostock, propietario de un almacén y del muelle de Londres. Este manifestó que no pagaría por ningún motivo por la atención de un esclavo. Se entabló un conversación inquisidora y no muy amable entre los dos. Bostock creyó reconocer al Robert como al judío médico Jesse ben Benjamín, con turbante y abundante barba en Ispahán, pero Robert lo desmintió. En la ciudad se comentaba que Julia Swane arrestada por brujería él había convertido a su hija Glynna en caballo volador y que tras montarla bruscamente la había dejado lisiada. Al final la mujer se encontró culpable y la ejecutaron públicamente. Mary y sus hijos habían viajado a Dunbar en la vieja Escocia, a visitar a sus parientes. Solo en esta primera Navidad Londinese, Rob solo atinó a ir al restaurante “El Zorro” a comer queso, cerdo y vino. Vio luego que un marinero golpeaba a un judío y él sin pensarlo lo defendió y le dio tan duro al marinero que este huyo despavorido y golpeado. Luego Rob libó tanto licor que por primera vez en su delirio se sintió todos los amigos de la escuela de medicina persa se confundían en una sola persona que era él. Rob, visitó el Liceo de Londres donde se formaban los médicos, habló Aubrey Rufos y otros, pero luego de escucharlos en sus conferencias particulares sobre diversos aspectos de medicina concluyó que ni siquiera merecía la pena intervenir en esos foros porque estaban muy desactualizados. Rob una mañana fue llevado a audiencia en el Porche sur de San Pablo, donde vio varias personas con hábitos religiosos, creyó por un momento y por lo visto de Julia Swane, que el pérfido médico Hunne, lo había denunciado por hechicería. Sin embargo, cuando se le indicó que había golpeado a un marinero por defender a un hebreo extranjero, se tranquilizó un poco. Sin embargo, por orden del Monje gris, en aquella audiencia declaró Charles Bostock, el cura que dijo conocía a Jesse ben Benjamín un cirujano barbero o médico judío que trabaja en Ispahán y casado con una cristiana escocesa de nombre Mary. Rob, desmintió todo y dijo que era cristiano bautizado en Londres hijo de ingleses y que sus estudios primarios y fe religiosa la inició en la escuela parroquial de St. Botolph. El hermano Paulinos que a la postre resultó hermano de sangre de Rob J., Cole, le pidió que antes que enfrentar un juicio de la iglesia en el cual le aplicaría la prueba de las ordalías (agua fría, agua caliente, hierro candente y pan sagrado), porque no podría probar sus dichos ya que se requería doce testigos para hacerlo, o mejor once, porque él declararía a su favor, era mejor que abandonara Londres. Tras tomar una cerveza en la taberna, decidió oír al monje y salir vía Lincoln de Londres. Rob maldecía y vociferaba el nombre de su hermano Paulinus, por su comportamiento, pero se dijo la vida debe continuar. Lo apropiado para él fue alejarse por el mar en una pequeña barca de los pescadores Need y Aldus, quienes aceptaron llevarlo a las costas escocesas si ayudaba a pescar con ellos. Eso hizo hasta cuando arribaron a dichas costas. Allí conoció Craig Cullen y casi enseguida vio a Tam y Mary con quienes comió pasteles con leche y la familia Cole volvía a reunirse. Rob a la mañana siguiente observo en los campos verdes muchas ovejas y caballos por doquier. Allí acabó de conocer al padre de Mary el anciano, Malcolm, a Ostric el gaitero, quien sufriera una herida en la mano y la curara sin problema y en general a toda una gran familia que trabajaba las labores del campo y cuidando ovejas y caballos. Al anciano Malcolm, también le aplicó curaciones para sus pulmones llenos de líquido, los cuales drenó para aliviar la presión. Kilmarnock (Escocia), a partir de ese momento contaba ya con un médico con Ispahán. El sueño de Rob se le había cumplido: encontrarse con sus hijos y esposa y poder explicarles a ellos en la calma de bosque, qué hojas y plantas servían para curar un resfriado, un dolor de cabeza o de estómago o cualquier otra dolencia. Craig, que era experto en hacer piezas de madera, también pudo hacer las piezas del juego del Sha, por petición de Rob. Con el Juego horas y horas se distraía con Mary, al rato que escuchaba música de gaita de Ostric Cullen. Un buen día, Rob conoció al padre Domhnall, quien desde el primer momento le cayó bien, al punto que lo invitó a pescar, no cualquier cosa sino salmón. Por varias horas pescaron en el río y el padre y Rob tras terminar exhaustos, fueron a disfrutar la pesca con la familia Culen, fue así como aprendió Rob que es diferente pescar una trucha y un salmón, como es diferente tomar una flor y cortar un árbol. Rob, tras aprender el gaélico a fuerza de vivir con la familia de Mary y por el libro de las sagradas escrituras regalado por el padre Domhnall, pensó que vivir con sus hijos Rob J, y Tam y su esposa le hacía muy feliz, aunque siempre quedara la duda de la paternidad de Tam. Sin embargo, un buen día cuando Rob J, tenía 7 años, dos menos que los que él tenía cuando se presentó ese poder inexplicable en sus manos, sintió que el círculo se había cumplido, pues en una ocasión después de coger las manos de Argis un pequeño de la región y el cual también fue cogido por Rob, éste sintió como su padre el poder de la vida y la muerte, pues Ardís después de ese hecho murió al poco tiempo. Mary había concebido a Jura Agnes, luego a Nathanael Robertson y otro más que nació muerto y al que llamaron Carrik Lyon Cole. Un coftán negro llegó un día hasta Kilmarnock y saludo en su lengua a Rob y este le contestó “la paz sea contigo”. El coftán dijo llamarse Dan ben Gamliel, hablaron y le dio de comer. Este preguntó si Rob era judío y practicaba su religión, este negó y dijo ser cristiano. Dan le dijo entonces que era un judío apóstata que no reconocía su religión. Al día siguiente el judío visitante desapareció sin previo aviso como quien no quiere que se le pegue la apostasía. Rob jamás volvería a ver a un judío, prefirió seguir su vida de campiña, con sus hijos y esposa, aunque añoraba los días en el Maristan y la vida en Persia. Personajes principales Rob o “Robert Jeremy Cole El médico Rob J y Tam El hermano Paulinus Mary Cullen Robert James Cullen o Mirdin ben Jesse Mirdin Askari Reb Lonzano el Sha de Persia Personajes secundarios El Kervanbasbi judío turco Loeb ben Kohen Aryeh Askari El griego Illias Dedeh Reb lonzano ben Ezra Karin Harum El vicerrector Davout Hosein Rector Rotun bin Nasr El gran Santo imán Mirza-aboul Qan-drasseh Khuff Fadil Ibn Parviz Asmahl Rabin Abbas Sefi Hinda esposa de Tall Isak el Zapatero Yaakob ben Rashi Naoma y Lea panadero Alevi Judit Omar Nivahend Suleiman-al-Gamal y Sabit Ibn Qurra estudiantes aprendices Paciente Ismail Ghazali imán Mirza-aboul Qan-drasseh Mirdin Askari el especialista en huesos Jalal-ul-Din el eunuco Wasif Reza primera esposa de Ibn Sina Bibliotecario Yussuf-ul-Gamal el filósofo Sayyid Sa´di el “legalista” Madir Busk el téologo Mullah Abul Bakr Nicolás Hunne Charles Bostock Julia Swane Glynna Aubrey Rufos Monje gris el Obispo Aelfsige Need y Aldus Craig Cullen Ostric el gaitero el anciano Malcolm padre de Mary Padre Domhnall Ardis Jura Agnes lNathanael Robertson Carrik Lyon Cole El coftán Dan ben Gamliel. Ibn Sina príncipes de los médicos al-Harat de Hamadhan Nafis Jurjis Achmed Siddha esposa del herrero indio Dhan Vangalil Imán Mirza-abouk Qandrasseh Jefe de edecanes Mulluh Musa Ibn Abbas Harsha Sitara la hija del beduino Prisca Charles Bostock Quasim Gabri Beidhawi Halevi Judit Hinda Naoma Lea Yaakob ben Rashi El circuncidador Reb Asher Jacobi Fara y sus hijos Dawwid e Issachar Al-Juzjni Mahmud el matemático Ibn Sabur Yaqut el herrero indio Dhan Vangalil capitán de las puertas Farhad