Subido por Eduardo Novoa

Mi época

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Mi época, mi tiempo, pareciera que avanzará a pasos vertiginosos, las tradiciones,
las costumbres, los pensamientos, las tendencias, mi época, cambia con tanta
rapidez que se diluyen en la historia sin dejar rastro perdurable. Es una época,
donde lo que hoy es vanguardia, rápidamente se convierte en obsoleto al compás
del recorrer de pocos meses, convirtiéndose en presa del olvido. Las épocas,
llevaban consigo un estilo de vida, donde lo constante era su esencia, las
tradiciones, las costumbres y las fronteras, tenían identidad, y creaban una
abstracción de una época en el imaginario colectivo. En mi tiempo, el cambio es la
constante, aunque suene contradictorio, el cambio es la nueva esencia de los
estilos de vida, es lo que caracteriza la época actual, aunque siga sonando
contradictorio, las fronteras ahora tienen una identidad de globalización, cada vez
son más borrosos los patrones de la identidad de una época.
Tiempos, donde el desarrollo personal surge en un contexto de libertad, donde
podemos decidir nuestro futuro y ser protagonistas de nuestra historia, este es el
realismo que lo sociedad en teoría nos ofrece, pero es muy distante de su
verdadero significado, y en algunos casos se podría decir que raya con ser
inverosímil. Se promulga la libertad como derecho, y como individuos que se
lanzan a la aventura de la vida, desarrollamos un pensamiento de futuro sobre la
base utópica de la libertad y derechos, grandes anhelos y sueños se cimientan en
la mente del individuo, quien comienza su andar por los caminos de la vida, con
hambre de progreso y de éxito, y los caminos que parecían anchos, son estrechos
y atiborrados, las oportunidades de aprender una ciencia son escasas, el camino
al acceso a la educación tiene anatomía de embudo, donde muchos aspiran pero
pocos ingresan, parece que la libertad tiene varias puertas cerradas para muchos.
A pesar de ello, en nuestra época la libertad sigue vigente, la economía, el
capitalismo aparece como el consuelo en medio de la desolación, es el camino a
seguir, trabajando fuerte podemos lograr lo que nos proponemos, todo depende
de nuestro esfuerzo y dedicación, es la consigna que se intrinca en nuestra
identidad. Todo lo que queramos, va depender de la benevolencia del mundo
globalizado, solo tienes que entregarte en cuerpo y alma, y el sistema se
encargará de recompensarte. La felicidad, es el premio mayor, la libertad es el
camino, la felicidad y la superación dejan de ser abstractas, y se materializan a la
voluntad de la industrialización y tecnología, el mercado es el promotor de la
felicidad material, es la luz que nos descubre lo que debemos alcanzar con el fruto
de nuestro trabajo. Tu identidad comienza a desarrollar su resplandor, su
verdadero potencial, el dinero que la clemente economía te provea, es la altura
que tu identidad puede alcanzar, es el poder de adquisición de la materialización
de los sueños, según nuestra época, nuestro tiempo, entre más obtengas de este
sistema, estarás ad portas de la felicidad y la libertad.
En esta atmósfera de libertad, nunca estamos desprotegidos, el estado nos
acompaña paso a paso por el trajinar de la vida, nos garantiza nuestros derechos
fundamentales, claro está, antes que todo, así como el individuo, tiene que
entregarse en cuerpo y alma a los promotores de la economía, la fuente de
nuestros sueños, las empresas y sus capitalistas. Seguido, el estado tiene el fin de
alcanzar el bienestar de los representantes elegidos de manera libre por pueblo, la
llamada democracia, finalmente, el estado cumplirá su papel de promover el
bienestar de los individuos que conforman su sociedad.
Esta breve descripción de nuestra época y tiempos, nos confronta en la
autenticidad de nuestra identidad, en el significado de la libertad que como
derecho tenemos y en el papel que como individuos desempeñamos en la
sociedad. Somos parte del andamiaje productivo de la globalización económica, o
somos protagonistas de la construcción de una Identidad individual y colectiva
humanizada.
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