CONSERVACIÓN ARCHIVOS DEL ASIA SURORIENTAL LA CONSERVACIÓN DE LOS DOCUMENTOS CON REFERENCIA PARTICULAR A MALASIA Autor: John Davies Introducción La conservación de documentos en un clima tropical a menudo confronta problemas que no se presentan en la zona moderadas y que se atribuyen en la mayoría de los casos, factores ambientales. Es un hecho aceptado que los factores de humedad por encima del promedio son normales en toda Asia Suroriental. En Malasia la humedad relativa es alta en todas pares del país. Por ejemplo, la humedad relativa de Malasia Occidental oscila entre 82 y el 86 % subiendo hasta casi el 90% en las regiones montañosas! La temperatura durante la mayoría de los meses del año en las tierras bajas de Malasia Occidental oscila entre 72 F y 82F bajando gradualmente en las horas de la mañana y subiendo constantemente en las horas de la tarde. La alta temperatura constante y la alta humedad relativa que son características en el clima de Malasia están lejos de ser las óptimas para la conservación de documentos. La humedad ocupa el primer lugar entre todos los agentes perjudiciales para los documentos. La alta proporción de vapor de agua en la atmósfera es la causa directa de casi todos los daños de los documentos. La humedad en la atmósfera propicia el crecimiento de bacteria y hongos y también de insectos de varias clases incluyendo las arañas blancas (termitas) que son temidas por quienes velan por los documentos en los países tropicales al igual que en las zonas moderadas. Por le otro lado, la sequedad excesiva causa la destrucción del papel, la encuadernación de cuero, etc. El papel moderno es particularmente vulnerable al calor y a la luz. Los periódicos, por ejemplo se vuelven amarillos y se desintegran aún después de exponerlos brevemente a la luz y al calor. Las fluctuaciones de humedad relativa y de temperatura tiene igual efecto nocivo. Las fibras se expanden y contraen debilitando así la estructura del papel. La combinación de calor y humedad son, por lo tanto, el azote de los documentos en Malasia. Solamente una pequeña cantidad de documentos del pasado de Malasia ha sobrevivido al ataque del clima. Muchos han sido destruidos por incendios, inundaciones y la guerra. No se puede mucho contra estas calamidades. Sin embargo los daños subsiguientes sufridos por los documentos escaparon a estos desastres pudieron haberse prevenido al tenerse un poco de cuidado en los depósitos. En cambio se ha deteriorado una cantidad una cantidad considerable por la ignorancia de parte de los custodios. Por consiguiente, se gasta mucho dinero y energía en rehabilitar estos documentos y protegerlos de enemigos tales como los estragos del tiempo, el clima, los insectos, el moho, los roedores, hasta ponerlos a disposición de la investigación y la consulta. Quienes tienen la responsabilidad de cuidar y mantener los documentos deben estar familiarizados con la conservación y restauración de los mismos. Es necesario saber algo sobre la materia prima que compone el papel y los problemas fundamentales de la conservación de los documentos incluyendo las técnicas que deben emplearse para combatir sus enemigos. Este articulo ha sido preparado como una introducción a la guía y cuidado de los documentos. Se resaltan los principales enemigos con que se enfrentan los custodios de los documentos y se explican las medidas preventivas que cualquiera puede tomar aun bajo la condiciones mas primitivas. También ofrece consejos sobre las medidas de primeros auxilios y reparaciones menores de los materiales que hayan carecido de un cuidado apropiado. Las recomendaciones que aquí se dan son las mínimas requeridas para crear unas buenas condiciones de depósitos para el mantenimiento de documentos. Papel. El papel está hecho principalmente de madera y desperdicios con pequeñas cantidades de paja, bagazo y esparto. Aunque el tipo de fibra afecta las propiedades físicas, un buen papel puede hacerse casi de cualquier material crudo. En la práctica, la disponibilidad, demanda y economía rigen la selección de la materia prima y el tipo de papel que con ella se hace. El papel de alta calidad por lo general está hecho con desechos, mientras que el papel que se hace con madera y otra materia primas, tienen el espectro completo de la calidad. La fortaleza mecánica del papel depende especialmente de la longitud y la fuerza de la fibras individuales, mientras que la calidad depende especialmente de la naturaleza de la fibras. Algunas fibras se vuelven gelatinosas en el proceso de golpeo al fabricar el papel y tienden a producir papel duro y delgados mientras que otros se rasgan fácilmente en los bordes y dan una excelente acción de engranaje que producen papeles fuertes y trabajables. Todos los materiales de plantas, en su estado natural, excepto el algodón son formas impuras de celulosa. Estas contienen lignina y otras materia no celulosa que puede removerse o no al hacer el papel. Si al moler se reduce la madera, como se hace la pulpa de madera mecánicamente para manufacturar papel periódico, la producción es alta, y la lignina se retiene, pero los papeles que contienen lignina son sensible a la luz. Los periódicos modernos contienen una alta proporción de esta fibra de madera cruda que explica su rápido deterioro bajo condiciones adversas de almacenamiento y uso, a diferencia del papel de calidad. Para producir una pulpa aceptable, los desechos nuevos con un alto grado de blancura requieren un pretratamiento menos drástico que el que se da a la pulpa de madera o las desechos d colores. Con el fin d producir papel de calidad, deben quitarse la lignina y otras impurezas de la pulpa. Para hacer esto, la madera se cocina por medio de diferentes procesos y se blanquea usando químicos que son ácidos. Estos tratamientos dejan pequeñas cantidades de ácido en la pulpa y como resultado a menudo se presentan residuos de ácido en el papel. El papel también puede absorber ácido del aire durante su almacenamiento. El papel de un documento debe seleccionares con respecto al uso que se le dará. Los documentos que van a tener un considerable uso deben ser de papel fuerte, libre de madera molida o de fibras no blanqueadas y con una cantidad inofensiva de ácido. Sin embargo, no estaría de mas, mencionar aquí que bajo condiciones adversas de uso y almacenamiento, un papel de alta calidad puede desintegrarse al cabo de un año, mientras que bajo condiciones ideales , un papel puede durar un siglo. Tinta. En la producción de documentos permanentes, la tinta debe seleccionares cuidadosamente ya que es un elemento importante para la conservación. Algunas tintas contiene ácido y dañan el papel mientras que otras tienden a decolorarse. Las tintas que contienen una alta proporción de ácido no solo se tornan amarillas pálidas en poco tiempo sino que también tienden a debilitar el papel. Muchos de los viejos documentos del Archivo Nacional han sido afectado por la tinta ácida. Las pinceladas de tinta han comido el papel completamente. Las tintas con bases de muchos colores también se decoloran con el paso del tiempo sin dejar, en algunos casos, ninguna huella de lo escrito puede volverse ilegible por la propagación y la mancha de tinta. Los documentos requieren una tinta con base de carbón. Estas no se decoloran, no pueden removerse por medios químicos y no dañan el papel. Sin embargo, como la mayoría de los documentos son mecanografiados, el problema de la tinta no es tan serio. La cinta de la máquina está hecha de una fibra textil con una base aceitosa que contiene tinturas solubles en aceite o pigmentos insolubles. "El pigmento negro por lo general, es alguna forma de carbón y por esta razón, las cintas negras y las almohadillas para sellos, siempre son modificados para uso permanente." Las copias en carbón y lápiz no se decoloran. Si se someten a uso prolongado, se vuelven borrosas. La mayoría de los papeles de carbón están cubiertos por un lado con una mezcla de grafito finamente dividido, ceras y aceites, y los lápices modernos contienen grafitos comprimidos que se decoloran cuando se expongan a la luz. Las tintas utilizadas en la impresión y duplicación son en su mayoría, tintas de carbón que contiene negro de humo mezclado con aceites de linaza hervido para formar una pasta apropiada. Las tintas negras de imprentas son permanentes y la mayoría de las tintas de color tienen buenas calidades que las hacen durables. Esto mismo no pueden decirse de los líquidos para duplicaciones, como los usados en hectografia. Estas son soluciones de tinturas y usualmente se decoloran en tiempos relativamente cortos. Causas del deterioro de los documentos. Los materiales que componen los documentos, principalmente el papel, el cuero y los adhesivos usados en la encuadernación, son afectados adversamente por la luz, el aire excesivamente seco o húmedo, las fluctuaciones excesivas en la humedad relativa asociada con amplia variación en la temperatura del día y la noche, y la presencia del dióxido de sulfuro en el aire, la mugre, el polvo, los hongos, los insectos y los roedores Luz El efecto de la luz es mas notorio en el papel que contiene madera molida como el papel periódico y en aquellos que contienen cantidades considerables de resina. Deben evitarse el sol directo y las fuentes artificiales de luz ricas en rayos ultravioletas sobre los documentos de papel. Se ha informado que en la celulosa se encuentra un efecto post irradiación, lo que significa una descomposición continua aun en la oscuridad después de que se ha expuesto a la luz. Algunas veces el deterioro resultante puede ser visible a través de la decoloración de las tinturas o del oscurecimiento del papel, pero eso también puede estar afectado sin que aparezca estos signos. Cuando no puede evitarse que no entre la luz directa del sol, todas las ventanas deben cubrirse con tintes oscuros o con cortinas pesadas que impidan y difundan la luz, o sino los papeles deben guardarse en cajas especiales. Las cajas de cartón baratas pueden proteger adecuadamente los documentos de los efectos nocivos de los rayos ultravioletas. Si la caja se vuelve quebradiza después de una larga exposición, debe reemplazarse. Variaciones en la temperatura y humedad relativa. El papel, el cuero y los adhesivos usados en la encuadernación sufren daños si se secan mas allá de cierto punto. Los papeles se vuelven amarillos y quebradizos y la sequedad excesiva es también la responsable del rompimiento físicos de la pastas, al dañarse la encuadernación por secarse el pegante. Por otro lado la humedad excesivamente alta tiende a producir moho o verdín que crece en cualquier material que lo alimente, tal como el papel, el cuero y el pegante. La humedad afloja la pasta y el pegante hablada y debilita el papel y el cuero, y estimula la expansión de los insectos. Las variaciones excesivas en la temperatura y la humedad relativa tiene un efecto igualmente deletéreo en el papel. Hace que la fibras de celulosas se expandan y se contraigan una y otra vez , así como las debilita. Mantener una temperatura y humedad adecuadamente controladas en el aire de los lugares donde se guardan los documentos, es, por lo tanto. valiosísimos para conservarlos en buenas condiciones por un período prolongado. Se ha encontrado que lo apropiado para la conservación de documentos es tener una temperatura de 70 a 75 F con una humedad relativa de poco menos del 55%. Polución atmosférica La polución del aire es por lo general, un problema de las grandes ciudades y de áreas industriales que usan combustibles sulfúricos. Los aceites minerales y el carbón pueden contener entre el 1 y el 2% de azufre. Estos se oxidan fácilmente formando sulfuro y finalmente ácido sulfúrico con el cuales se depositan finas partículas de hollín. (4) Sin embargo, el dióxido de sulfuro aún en concentraciones mayores de lo normal en el aire, no son por si mismas dañosas para los materiales de papel o la pasta, pero cuando contienen pequeñas cantidades de hierro o de cobre - como es casi siempre en el caso del papel... éstos tienen el poder de cambiar el inocuo bióxido de sulfuro por un ácido sulfúrico muy destructivo que pueda acumularse en el papel hasta alcanzar un 1%. En este punto destruirá rápidamente la estructura fibrosa del papel y lo hará quebradizo (5). La polución en el aire es, por lo tanto, un factor importante que debe tenerse en cuenta cuando es necesario un almacenamiento prolongado. No existen medios para prevenir el acceso de gases sulfurosos a través del aire acondicionado. Moho El problema de los hongos que atacan a los documentos y los materiales relacionados es particularmente en el trópico. La cantidad de especies de los hongos designadas como "Atacantes del papel" es cerca de cien (6) y comúnmente se conocen como moho o verdín. Los hongos son organismos que se reproducen por medio de esporas pequeñitas. El daño que hace a los documentos se atribuye a las esporas micróbicas en el aire y en los depósitos, siempre presentes en la atmósfera y que se establecen en los objetos donde las condiciones son favorables para su crecimiento. El moho tiende a desarrollarse en documentos y libros si la humedad relativa de la atmósfera permanece cerca del 75% aún por corto tiempo(7). Crecen más frecuentemente libros que están unos contra otro formando un depósito delgado y estancado de aire húmedo que favorece su crecimiento. Por esta razón, los libros no deben colocarse en estantes unos contra otros para así asegurar una adecuada circulación de aire y reducir la formación de moho. El aire estancado combinado con la humedad alta tiende a acelerar el crecimiento de moho. La circulación de aire fresco en el área de almacenamiento es necesaria para renovarlo y para prevenir que las esporas se establezcan en los libros y en los documentos. En los depósitos donde la humedad relativa se mantiene un poco por debajo del 55% y donde la temperatura está entre 70 y 75ª F, no se presenta el moho. Si embargo, es necesario recurrir al aire condicionado para obtener unidades deshumedecedoras o agentes deshidratantes, como por ejemplo el gel de sílice. Se puede construir una sencilla unidad casera haciendo soportes con cables, llenándolo con gel de sílice y colocándolo en diferentes partes del cuadro. Al calcular la cantidad de gel sílice requerido, se supone que 7 lbs, son suficientes para deshumedecer un cuarto de 1000 pies cúbico (8) cuando el gel de sílice se satura de humedad, su color cambia de azul a rosado. Entonces, el gel puede reactivarse calentándolo en un horno para volver a usarlo. Otro método útil es fumigar el depósito con fungicidas. Se hace una solución del 10% de timol en metilato (1:10 por volumen) para prevenir el crecimiento del moho. Los vapores del timol son purgante y por estos es aconsejable rociar esta solución al final del día de manera que el cuarto y la ventanas permanezcan cerradas toda la noche (9). Cuando el moho ataca los documentos aparecen unas placas blancas que más tarde se vuelven de colores diferentes: amarillo, rosado, amarillo verdoso, negro, etc. En algunos casos el moho crece en el papel sin mostrar ninguno de sus signos característico excepto una mancha levemente carmelita, hasta que el papel se vuelve quebradizo. Más aún, el moho y los hongos pueden ejercer una acción mecánica sobre el papel, ya que puede filtrarse en las fibras del papel si penetrar en ellos, y además los cuerpos de los hongos están cubiertos de cerdas que se infiltran entre una hoja y otra, soldando las páginas (10). Técnicamente esto es conocido como "foxing". Si los documentos se infectan con moho, inmediatamente debe tomarse medidas para tratar este problema. El material infectado debe sacarse al aire libre y cepillar el moho con un algodón suave teniendo cuidado de no dispersar las esporas durante la limpieza. Donde la infección sea mayor, el material infectado debe fumigarse usando timol. La fumigación con timol es sencillo y cualquiera lo puede hacer sin entrenamiento. Se puede elaborar un buen aparato para fumigar con timol, Adaptando una caja sellada o un estante. Los documentos infectados se colocan unas 6 pulgadas del fondo de sobre un entramado de cables. En la base del aparador o de la caja se instala una lámpara eléctrica de 40 y 60 vatios y encima se calienta un plato con timol. El gas del timol evita el crecimiento del moho en los documentos que están dentro de la caja o el aparador. Polvo El polvo esotro factor que debe tenerse en cuenta en al conservación de los documentos. El viento lleva pequeña partículas de arena y hollín que se pasan en los documentos, los estantes y el piso. La acumulación de éstas en lugares donde la humedad también alta, no solo favorece el crecimiento del moho y los insectos sino que también sirve de núcleo para producir vapor ácido. Además el polvo contiene pequeñas y duras partículas silíceas que cortar el papel y el cuero. El polvo debe limpiarse regularmente en los depósitos. Usando aspiradoras para remover eficazmente el polvo y la mugre del depósito y no con plumeros y sacudidores que hacen que el polvo se quede en el cuarto. Insectos Los primeros casos de insectos que atacaron los libros y materiales relacionados datan de hace casi 2.000 años. La protección de los documentos almacenados contra la depredación de los insectos ha sido un problema desde entonces, y los estragos causado por los libros, impresos y manuscritos son reconocido por todo los gustos- dios de los documentos. Los papeles y los volúmenes encuadernados son atractivos por los insectos por el valor alimenticio que ofrecen. Entre la variedad de alimentos y materiales que le gustan están la celulosa del papel, el pegante, la gelatina, la pasta, y los productos similares en el terminado del papel y la encuadernación. Las cucarachas, lepismas, y las polillas "book-lice" y "brow-house" son especialmente las responsables del daño a los materiales de encuadernación como pastas y pegantes, y también puede atacar el cueros y otros materiales animales y vegetales. Insectos como los escarabajos y las termitas son capases de consumir el papel con alimento y también atacan a las telas de algodón para encuadernación y los cartones de madera y de papel. Son, por lo tanto, los responsables de la mayoría de los daños serios a los documentos incluso de los daños de los estantes. Se dice que los procesos digestivos de estas plagas se han modificado especialmente por digerir celulosa. Se mencionan a continuación algunos de los insectos más comunes encontrados entre los documentos, de acuerdo con el tipo de daño que causan: a) cucarachas Hay varias especies de cucarachas, pero las llamadas especies doméstica se alimentan de una gran variedad de materiales. Son atraídas particularmente por materiales dulces y con almidón y se comen cubiertas de la tela de lo libros con el fin de tomar el adhesivo de almidón utilizado para pegar la tela del material de encuadernación. Además de destruir las superficie de las cubiertas de los libros, también chupan las tinturas y el revestimiento de tela o buscarán y así rompen los extremos y haces una ración pulposa. Durante el día normalmente se retiran a la oscuridad y a los lugares húmedos y durante la noche rondan por todas partes en busca de comida, Proliferan en los desagües y letrinas y entran a través de los tubos de desagüe y pequeños agujeros en las paredes. b) Lepisma Esta se encuentran frecuentemente en los libros y los documentos viejos y muestran una predilección particular por el papel de pulpa de madera blanqueada, pasta de flour, gelatina fotográfica y algunos tipos de fibras textiles(11). Entran a los libros a través del lomo para tomar la pasta de flour. En los documentos de papel causan erosiones de forma irregulares. Las lepsimas son criaturas que se mueven rápidamente, que se alimentan principalmente en la noche y se esconden durante el día. Encuentra condiciones ideales para crecer y reproducirse en lugares tibios y húmedo. c) "Book - lice" Los "book - Lice" o psócidos se encuentran ocasionalmente caminado sobre la cubiertas o entre las páginas de los libros. Se alimentan de pasta de flúor y de papel. El daño que hacen en los libros está, por lo tanto limitado a las partes de encuadernación cerca del lomo donde el adhesivo es más abundante. En general no se les considera que hagan un daño real a libros o papel. Su dieta incluye también moho microscópico de la encuadernación, papel y cuero, y son por lo tanto prevalentes bajo condiciones húmedas lo cual favorece el crecimiento de moho. Rara vez se encuentran en ambientes bien iluminados y ventilados o en libros que se usen diariamente. d) Polillas "Brown - house" Las larvas de esta polillas tiene bocas que muerden y comen gran cantidad de materiales, además de libros como plantas secas y corchos. Cuando atacan los libros y lo hacen generalmente en el lomo y rara vez penetran en el libro. La humedad en los depósitos favorecen su desarrollo. e) Termitas Comúnmente conocidas como arañas blancas, las termitas son capaces de destruir completamente los libros o cualquier material celuloso pero generalmente comienza su ataque en la construcción. Las termitas viven en comunidades en nidos en la tierra o en el fondo de las paredes. Tienen una marcada aversión de la luz por lo que construye camino cubiertos de barro sobre ladrillos y concreto y hacen un escondrijo. Devoran rápidamente y silenciosamente todo lo que se compone de celulosa, cavando trincheras intrincadas de comunicación, y en algunos casos causan la casi total destrucción del material atacado, dejando intacta una capa externa que esconde la devastación que hay en el interior, La infestación se esta especie se detecta solamente cuando ha llegado a ser severa y ha ocasionado un daño considerable. Medidas preventivas El daño que hacen los insectos alados a los documentos como los escarabajos rara vez ocurre en depósito con aire acondicionado que están más o menos herméticamente cerrados o en depósito que están protegidos con ventanas de malla o puerta plegables que se puedan cerrar. Hemos notado que la mugre y el polvo y una leve acumulación de deshechos, son campos de crianza para las plagas de insectos. Por lo tanto, los depósitos deben limpiarse frecuentemente y todos los documentos, estantes, archivadores, pisos, techos y paredes deben mantenerse limpios y pulcros. El uso de químicos repelentes de insectos como el naptaleo y el paradiclorobeceno evita que los insectos dañen los documentos. Un buen seminario de estos químicos colorado en recipientes y localizado cada seis pies en los estantes será suficiente para producir un olor lo suficientemente fuerte que aleje a los insectos. Además, puede asegurase un razonable alto grado de protección fumigando el depósito una vez al mes con mezclas insecticidas que contengan químicos como el diclororidio que se encuentran en el comercio listas para el uso. También se puede preparar mezclas de DDT disuelto en Kerosene en proporción de 40 g. por litro (12) y fumigar con una bomba manual corriente. Debe tenerse cuidado de que se haga directamente sobre la paredes, rincones ocultos y grietas, pero no sobre los documentos. Los fumigantes por lo general contiene solventes que pueden afectar las tinturas usadas en la tela de encuadernación y las tintas de los documentos. Donde la infección de insectos haya tomado grandes proporciones, es necesario hacer una fumigación de los materiales infectados a gran escala. Estos deben colocarse en un cuarto especial con fumigantes como el Metil Bromido o el bióxido etileneoxido-carbono para exterminar los insectos completamente. Estos procesos de fumigación deben ser realizados solamente por operario especializados por la naturaleza altamente tóxica de los químicos. Sin embargo, para una colección pequeña de documentos, se utiliza un método sencillo de fumigación con paradiclorebenceno. Una caja bien cerrada llena de este químico es efectiva y se puede obtener resultados satisfactorios si el recipiente se llena de nuevo con el químico cuando éste se evapora, y si se dejan los documentos dentro de la caja por lo menos durante dos semanas. La cantidad de paradiclorobenceno debe ser de aproximadamente 2 lbs. por cada pie cúbico de espacio aéreo. Este proceso matará solamente los insectos y sus larvas pero no los huevos. Por consiguiente, sería necesario separar los documentos y repetir el proceso después de un largo lapso de dos semanas para así acabar con la plaga completamente. Aunque los químicos usados por la fumigación de los documentos son venenosos, no tiene un efecto continua en las plagas. Por lo tanto, es necesario devolver los documentos fumigados a recipientes limpios y usar repelentes como el paradiclorobenceno o el naptaleno en estantes tal como se describió anteriormente para evitar los insectos y prevenir la plaga. Deben complementarse aquí, los cuidados espaciales son aspectos a los fumigantes. Los vapores de los cualquiera de los agentes tóxicos empleado en la fumigación deben inhalarse. Esto también sucede con los sólidos volátiles que pueden usarse como fumigantes, como son el paradiclorobenceno y los timones. También pueden ser severamente irritantes para la membrana mucosa, los ojos o la piel, particularmente cuando el clima es húmedo y se suda (13). Roedores Las ratas y los ratones entran a los depósitos por los agujeros de los techos y las paredes y devoran papel y cuero con velocidad increíble. Para prevenir su acceso es necesario asegurarse que los techos y paredes defectuosos se reparen rápidamente. Localización El área ideal para el depósito es un cuarto sin ventanas, resistentes a los incendios, aire acondicionado e iluminado con bombillos de pocos voltaje. En las construcciones existente donde es difícil tener este cuarto, el lugar que se escoja para los documentos debe ser seco, a prueba de humedad, iluminando y ventilando adecuadamente. Las puertas y ventanas, si las hay, deben estar protegidas con marcos de malla. Debe evitarse la luz solar directa sobre los documentos. No debe haber posibilidad de una inundación, de tanque que puedan estallar o de canales bloqueados o goteras y es preferible que no haya tuberías que pase por allí. Equipo Los documentos deben almacenarse en estanterías o en archivadores metálicos. Los estantes ajustables de acero son preferibles a los archivadores cerrados ya que permiten su ajuste al tamaño y volumen de los documentos. Los estantes deben colocarse y ordenarse separados de las paredes para permitir la libre circulación del aire y también facilitar la limpieza que debe realizarse en el depósito. Cuando se utilicen estante de madera se debe tener cuidado extra ya que la madera por sí misma requiere atención y tratamiento químico contra plaga de insectos, como las termitas y el comején, los estantes deben estar alejado de las paredes y colocarse sobre bases metálicas ya que la termitas no atraviesan el metal.(14). Como alternativa las bases o pastas deben colocarse en recipientes o tinas que contengan "coaltar" o aceite creosota. Esto creará una barrera química y proteger a los documentos de los insectos. Como medida de precaución, deberá pintarse toda la estructura de madera con una solución al 20% de cloro de cinc en agua.(15) Los mapas, planos y documentos de gran tamaño necesitan un cuidado espacial en el depósito. Es mejor colocar los mapas y planos pequeños en un archivador plano común y corriente o colgados en un archivador vertical; también pueden desarrollarse y guardarse en estantes muy bien envueltos con papeles fuertes. Los mapas y planos grandes o largos deben enrollarse, envolverse con papel fuerte y almacenarse en los estantes. Las carpetas se guardan mejor en cajas unas sobre otras en los estantes. Las cajas de cartón utilizadas por el Archivo Nacional de Malasia son ideales para este fin. En el Apéndice A aparece un dibujo de esta caja. En cada caja se puede guardar un grupo de carpetas que midan aproximadamente 6 pulgadas de grueso bien ordenadas sobre los estantes. Cada caja se rotula con una guía externa que indique su contenido para facilitar su identificación y recuperación. Los volúmenes de libros deben colocarse verticalmente sobre los estantes para ahorrar espacio y al mismo tiempo facilitar su recuperación. Sin embargo, el peso del papel en un libro colocado verticalmente presiona el lomo, y por lo tanto, es importante que se sostengan uno con otro sobre los estantes arreglados razonablemente, o por medios de soportes (cuña-libro). Los volúmenes grandes deben colocarse horizontalmente en los depósitos. Debe instalarse equipo contra incendio, preferiblemente extinguidos de "espuma" y sábanas de asbesto. Toda persona que trabaje en el repositorio debe saber qué equipo contra incendio se encuentra disponible, donde se guarda y cuándo se usa. La brigada de incendio debe consultarse siempre para que supervise la instalación de este equipo y para que proporcione instrucciones sobre su uso al personal del archivo. Estos son algunos de los puntos más importantes que deben tenerse en cuenta sobre el equipo contra incendio (16). 1. El fuego de un recipiente se apaga más fácilmente al tapar el recipiente. 2. El fuego sobre una mesa o banco se apaga más fácilmente al cubrirlo con una sábana de asbesto. 3. Una persona cuya ropa ha sido presa por el fuego debe envolverse en una sábana de asbesto. 4. Un chorro de agua directo sobre solventes orgánicos abrasivos se extienden en lugar de apagarlo. 5. Un incendio ampliamente extendido puede apagarse con "espuma". 6. Si un incendio no se apaga rápidamente, debe hacerse sonar la alarma. La aspiradora es de gran valor en el archivo para recoger el polvo y la mugre de los documentos. Los químicos y los materiales combustibles no deben almacenarse en los repositorios. Está prohibido fumar y consumir alimentos dentro del repositorio al igual que cualquier otro tipo de fuego. Primeros auxilios para Documentos Dañados - Reparaciones Menores Los documentos deben limpiarse antes de guardarlos. Los ganchos y alfileres de metal corrosivo deban quitarse y reemplazarlos por ganchos plásticos o de bronce inoxidable. Cuando las esquinas de los documentos se han doblado, deben levantarse y aplanarse. Los anexos que se han separado deben colocarse nuevamente en el orden correcto. Los documentos afectados por la humedad deben secarse en una buena corriente de aire pero los que han sido afectado por verdín o plagas de insectos, que se extienden rápidamente, deben separarse y tratarlos como se explicó anteriormente. De igual manera, cualquier rasgado en los documentos debe arreglarse pronto para evitar en deterioro mayor por el uso o manipulación posterior. Páginas rasgadas Los rasgados pequeños pueden arreglarse sin tener un entrenamiento especial en restauración de documentos. Donde se observe un rasgado en el borde de un documento, de una página o de un libro, todo lo que se necesita es un pedazo de papel de aproximadamente 1/2 pulgada de ancha un poco más larga que el rasgado. Se cubre la tinta con pasta y luego se coloca cuidadosamente sobre el rasgado, asegurándose de que ambos bordes del rasgado queden parejos. La tira debe un poco más allá del rasgado sobre el lado sano del documento y más allá del borde; finalmente, se corta lo que sombra a lo largo del borde, con una tijeras para completar así la reparación. Cuando el rasgado se extiende a la parte delos documentos que tiene impresiones o escritos en ambos lados, su arreglo es más difícil pero con un poco más de cuidado y paciencia se pueda hacer satisfactoria. El proceso es el siguiente: se pone un poco de pasta sobre las hojas rasgadas y se juntan. Luego se coloca una tira de papel higiénico se adhiere a la rasgadura. Después de esto, se coloca el documento bajo peso hasta que seque. Se quita el papel higiénico sobrante, teniendo cuidado siempre de hablar hacia la rasgura de ambos lados. Las fibras suaves del papel higiénico no solo actúan cómo u encuadernador sino que también llenan los huecos, si los hay, dentro de la rasgura y da una superficie pareja a todo lo largo. Cuando se haya terminado el trabajo, es casi imposible ver cómo se ha hecho arreglo. Cintas sensibles a la presión Estas cintas nunca se deben usar para reparar documentos. Son delgadas, transparentes y viscosas (celofán) con un adhesivo permanente en un lado y se pegan fuertemente a casi cualquier cosa sólida que se les ponga en contacto. El problema se presenta en cuanto a cómo quitarlas sin dañar la suficiente del papel, además, tienden a amarilla el material tratado, mancharlo y oscurecer los escritos se éste. Finalmente, la goma corriente y la goma arábiga no deben usarse para reparar documentos pues tienden a endurecerse con el tiempo y la superficie callosa tendrá una acción abrasiva sobre el papel de los documentos. Elaboración de la pasta En general, es muy sencillo comprar la pasta que venden en cualquier distribuidor de suministros para bibliotecas o encuadernación. Sin embargo, la pasta puede elaborarse con harina y agua. Puede hacerse en cualquier recipiente agregando poco a poco agua a casi media taza de harina mezclando constantemente hasta que el agua y el harina se mezclen bien, no haya grumos y la mezcla se parezca a una salsa. Luego se agrega agua caliente, se pone el fuego y se deje hervir durante un minuto para que quede de buena consistencia, ni tan líquida como la leche, ni grumosa y no debe quedar tampoco como para salirse de un cepillo fácilmente. en lugar de harina, se puede usar almidón. Al usar la pasta debe recordarse que entre menos se use mejor. Una capa delgada de cualquier adhesivo esparcido en forma pareja, y finalmente presionando en los poros de los documentos que se van a pegar, mantendrán las hojas con seguridad. Documentos sumergidos en aguas. El agua se utiliza en muchas etapas de la fabricación del papel, pero una vez que está terminado y listo para el uso, el agua se convierte en su enemigo más peligroso. Los documentos pueden dañarse por el agua de distintas maneras: las tapas de los libros y de los volúmenes encuadernados se empañan, se hinchan y se manchan, los documentos y las páginas se arrugan y se doblan. El papel con cola, cubierto con almidón o goma o arcilla, se arruina al contacto con el agua. Cuando la cola se ablanda con el agua, hace las páginas se pegan unas y otras, y si se secan en este estado, el libro o el montón de papeles serán una masa sólida. Es difícil separarlas sin un entretenimiento, materiales costosos y equipos especiales. Los documentos que se hayan dañado mucho deben a profesionales para que los que los trate. Sin embargo, puede realizarse un tratamiento de primeros auxilios antes de obtener la ayuda profesional, del cual puede hacerse inmediato después de descubrirlo con el fin de evitar mayor deterioro y que sean atacados por el verdín. Los papeles mojados deben separarse unos de otros. Las hojas individuales se deben intercalar con papel secante o papel encerado y precionarles para escurrir el agua que haya quedado. Luego se deben dejar en un cuarto debajo de un ventilador o, donde no haya ventiladores, las ventanas deben mantenerse abiertas para que haya una libre circulación del aire. Los documentos deben voltearse con frecuencia de manera que todas partes queden expuestas al aire, extendiéndose sobre mesas o colgándolos en cuerdas. Después de que se hayan secado, deben mantenerse bajo presión. Rehabilitación de documentos carbonizados Cuando los documentos de papel han sido seriamente afectados por las llamas, o por cualquier otro medio se han carbonizado, su tratamiento es asunto de expertos. si es posible, deben protegerse envolviéndolos suavemente con papel higiénico y metiéndolo en cajas. Cuando se han sometido a un calor intenso, se vuelven quebradizos y no deben manipularse sino hasta cuando hayan tenido tiempo de reabsorber una cantidad normal de humedad de la atmósfera. Si después de algún tiempo aún aparece un poco quebradizos, puede necesitar que se les vuelva a colocar cola ha este, de nuevo será asunto para un experto. Cuando una caja fuerte (más o menos a prueba de aire) ha estado expuesta a una conflagración, existe el peligro de que una gran parte de los documentos allí contenidos, especialmente los de papel, por exceso de calor queden relativamente sin dañarse; pero también existe la posibilidad de que cualquier corriente de aire fresco produzca combustión activa. Por lo tanto, una caja fuerte en estos casos debe dejarse enfriar antes de abrirla. BIBLIOGRAFÍA 1. Bhargava K.D. Repair and Preservation of Records. New Delhi. National Archives of India. 1967 2. British records Association BRA. Records Preservation Section. Memorandum 19, October 1965 3. British Records Association, Technical Section. Bulletin N 16, 1946 4. Cockerell, SM. The repairing of books, 2nd. ed. London. Sheppard, Press, 1960 5. Langwell, WH. the conservation of books and Documents, London, Pitman, 1957 6. Lydenberg, HM and Archer, J. The care and repair of books, rev. ed. New York. RR Bowker. 1960 7. Minogue, AE. 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