Subido por JORGE ALVITEZ

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La niña que bailaba en la oscuridad
Todos los días, a las 9 de la mañana, una bella niña sale de su casa
y a visitar a su abuela que vive cruzando el bosque; su voz es muy
especial, le gusta cantar y también bailar, pero eso casi nadie lo sabe,
porque lo hace mientras avanza por el bosque, en algunas zonas oscuras,
para que nadie la vea.
A veces no puedo dejar de mirarla, tengo que tener mucho cuidado
y usar un buen disfraz, para pasar desapercibido. Yo saludo a todos en
el pueblo, nadie sabe en realidad quien soy. Pero ya he devorado otras
niñas más. Me da mucha pena ver sus padres llorar, a veces los abrazo,
ellos no tienen la culpa de ese dolor. Pero soy un depredador y no puedo
negar mi naturaleza. Siempre me he sentido un desgraciado.
Desde pequeño para referirse a mí la gente usaba las palabras
maldito, mal nacido, error, idiota, o sus sinónimos. Mi padre me enseñó
a matar y luego tuve que matarlo yo a él, porque si no, también me
hubiera matado a mí. No conocí a mi madre, porque me abandonó al
nacer, me crie en el bosque, sobreviviendo con restos y muriendo de
hambre muchas veces. Pero decidí esconderme, usar un disfraz, el mejor
de todos, el de alguien sin identidad, que hace las cosas comunes que
hacen los demás… y me quedó bien. Hoy voy a matar a esa niña, a esa
niña linda que canta muy bonito y baila en la oscuridad.
-.No puedo creer que la niña distinga lo que soy, o sea, creo que ella
sabe lo que soy. Tuve que golpear a su abuela y esconderla en el establo.
Pero ella llegó y no sabía que hacer, entonces me vestí como la vieja, con
su peluca horrible y la bata mal oliente, con sus lentes desenfocados y
bajo unas sabanas blancas. Pero ella sabe quien soy… debería huir,
entonces yo la perseguiría, desgarraría su cuello y la vería llorar dando
su último suspiro.
Ella juega conmigo, habla de mis ojos… que son grandes… de mis
orejas, de mi nariz. Maldición está mocosa está jugando conmigo… No
puedo hacer esto, ya no puedo seguir siendo un maldito payaso, un
maldito asesino… Ella me ha traído algo, en su canasta… qué estúpido
juego es este… Ella se ha subido sobre mis piernas, no la puedo
rechazar… Es un remedio, dice, para que puedas sentirte mejor, dice.
-.No puedo moverme, estoy botando espuma por la boca. Ella se ríe,
ella sabía quién era. Coge mi cola y con una daga que tenía en la canasta
la corta… No puedo gritar… Siento que el calor de mi cuerpo disminuye.
Se acuesta a mi lado, no puedo moverme, no puedo gritar, las sábanas
blancas se manchan sin cesar. Se quita la estúpida caperuza que cubría
su cuerpo… Nunca me di cuenta, que ese también era un disfraz.
Mi hedor, la memoria, el bosque, ella, el camino. Dicen que había
un río donde me llevaron a botar, que comí muchas piedras y que
cortaron mi panza… Lo cierto es que me arrepiento de haberla visto… de
haberla visto bailar en la oscuridad.
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