Jesús de Nazaret; Benedicto XVI

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Jesús de Nazaret
Benedicto XVI
RESUMEN
Prólogo.
Dios, se hizo visible a través del hombre Jesús y, desde Dios, se pudo ver la
imagen del auténtico hombre.
Los avances de la investigación, llevaron a distinciones sutiles entre los
diversos estratos de la tradición, detrás de estos la figura de Jesús, en la cual
se basa la fe, era cada vez más nebulosa e iba perdiendo perfil. Además las
reconstrucciones de Jesús, que había que buscar a partir de las tradiciones de
los evangelistas y sus fuentes, se hicieron cada vez más contrastantes. Por
esto ha aumentado tanto la desconfianza ante estas imágenes de Jesús, pero
también la figura misma de Jesús se ha alejado cada vez más de nosotros.
En cualquier caso a quedado a relucir que sabemos pocas cosas ciertas sobre
Jesús, y que ha sido sólo la fe la que ha pasmado posteriormente su imagen,
por lo tanto la íntima amistad con Jesús, de la cual depende la fe, corre el
riesgo de moverse en el vacío.
A los que hoy la investigación científica hace sentirse inseguros, para que
conserven su fe en la persona de Jesucristo como redentor y salvador del
mundo. Mediante los esfuerzos de la investigación con métodos históricocríticos no se logra, o se logra de modo insuficiente, una visión fiable de la
figura histórica de Jesús de Nazaret.
Sin su enraizamiento (Jesús) en Dios, la persona de Jesús resulta vaga, irreal e
inexplicable. Es decir considera a Jesús a partir de su comunión con el Padre.
"Quieren por así decirlo, revestir de carne al misterioso hijo de Dios aparecido
sobre la tierra", no necesitaban revestirle de carne, Él se había hecho carne
realmente.
La lectura de la sagrada escritura se debe interpretar teniendo en cuenta el
contexto y los sucesos que ocurrían en el momento que fue escrita, no se
puede hacer actual, porque ello sobrepasaría lo que le es propio. En la
precisión de la explicación de lo que sucedió reside tanto su fuerza como su
limitación.
Con esto se relaciona el hecho de que se debe tratar las palabras como
palabras humanas, si se reflexiona cuidadosamente se puede entrever quizás
el "valor añadido" que encierra la palabra.
Todo intento de conocer el pasado debe ser conciente de que no puede
superar el nivel de hipótesis, ya que no podemos recuperar el pasado en el
presente.
Relectura, lectura progresiva, se lee la escritura y cada vez se le da una
interpretación distinta, respecto a hechos de la actualidad, en los cuales se
puede aplicar.
El pueblo de Dios, la Iglesia, es el sujeto vivo de la Escritura; en él, las palabras
de la Biblia son siempre una presencia.
Introducción: UNA PRIMERA MIRADA AL MISTERIO DE JESÚS.
En el libro del Deuteronomio no se promete un rey de Israel y del mundo, ni un
nuevo David, sino un nuevo Moisés.
Las religiones buscan formas de predecir el futuro para poder aconsejar
correctamente al hombre con el fin de no fracase.
El libro del Deuteronomio recuerda las diversas formas de "apertura" del futuro
que se practicaban en el entorno de Israel, tales como astrólogos, adivinos,
hechiceros, etc. Los prohíbe tajantemente argumentando que éstas prácticas
son abominables para el señor.
También este libro señala que cualquier forma de apoderarse del futuro es
abominable a los ojos de Dios.
En este libro se anuncia la llegada de un profeta, el cual no anuncia el pasado,
ni el futuro, sino que será aquel que muestre el rostro de Dios, y con ello el
camino que debemos tomar. Es la indicación del camino la que lleva al
autentico éxodo, que consiste en que todos los caminos que tomemos lleguen
a Dios. Esto concuerda con las creencias de Israel de un único Dios, en su
transformación en la vida concreta de una comunidad ante Dios y en camino
hacia Él.
Éste profeta será aquel quien pueda hablar cara a cara con Dios, su rasgo
distintivo es el acceso inmediato a Dios, de modo que puede transmitir la
voluntad y la palabra de Dios de primera mano, sin falsearla. Éste profeta será
el mediador de una Alianza superior a la que Moisés podía traer a Sinaí.
La afirmación "Jesús vive ante el rostro de Dios no sólo como amigo, sino como
hijo; vive en la más íntima unidad con el Padre", nos permite entender
verdaderamente la figura de Jesús.
Capítulo 8: LAS GRANDES IMÁGENES DEL EVANGELIO DE JUAN.
1. INTRODUCCIÓN: LA CUESTIÓN JOÁNICA.
Para escuchar y conocer a Jesús se acude en general a los Evangelios
sinópticos (Mateo, Marcos y Lucas), dejando de lado a Juan, ya que este último
en varios aspectos muestra una imagen de Jesús muy distinta a la que
muestran los sinópticos.
La imagen que muestran los sinópticos de Jesús es la de su unidad con el
Padre esta siempre presente y lo determina todo, pero que también permanece
oculto bajo su humanidad. En cambio en Juan la divinidad de Jesús se muestra
sin tapujos. En el evangelio de Juan no oímos parábolas, sino que grandes
sermones centrados en imágenes, esto también a llevado a la investigación
critica moderna a negar el carácter histórico del texto, a excepción de la pasión
y algunos detalles aislados.
Se dice que el Evangelio de Juan es verídico por sus características tales como
el conocimiento preciso de lugares y tiempos, los cuales sólo pueden proceder
de alguien perfectamente familiarizado con la Palestina del tiempo de Jesús,
también se ve que se piensa y se argumenta totalmente a partir del Antiguo
Testamento.
Una de las cosas interesantes del Evangelio de Juan es que nunca dice
explícitamente quién es el autor, es obvio que mantiene el secreto a propósito.
Durante el texto menciona al autor como un testigo ocular en varias escenas,
una de ellas durante la crucifixión (cuando un soldado le entierra a Jesús una
lanza en el costado y sale agua y sangre), lo que reivindica para sí la condición
de figura histórica, lo que le da un realce al Evangelio ya que de lo contrario los
hechos escritos en éste quedarían vacíos de significado y perderían su objetivo
y cualidad. Se sabe y asume que el autor es Juan Zebedeo, el cual habría
escrito también Las Cartas y el Apocalipsis.
"Los contenidos del Evangelio se remontan al discípulo a quien Jesús, de modo
especial, amaba. Al presbítero hay que verlo como su transmisor y su
portavoz"(Peter Stuhlmacher).
"El autor del Evangelio de Juan es, por así decirlo, el administrador de la
herencia del discípulo predilecto"(Eugen Puckstuhl y Peter Dschulnigg).
Es importante destacar que independientemente del carácter que se le de al
Evangelio de Juan, histórico o no histórico, esto no indica que lo escrito sea
pura ficción o historia neta, ya que lo importante es el sentido de la palabra, lo
que se quiere transmitir a través de ella, ya que si dejamos de lado todo lo que
no es histórico estaríamos cayendo en el gnosticismo.
Hengel considera factores determinantes para la composición del cuarto
evangelio. Según el en este evangelio confluyen:
 El pretendido enfoque teológico del autor.
 Su memoria personal.
 La tradición eclesiástica.
 La realidad histórica, que Hengel considera modificada, más aún forzada
por el evangelista.
 Quien tiene la última palabra no es el recuerdo de los acontecimientos
pasados, sino el espíritu paráclito (espíritu santo), que interpreta y guía
hacia la verdad.
La memoria personal y la realidad histórica, van unidos y conforman el factum
historicum, que determina el sentido literal del texto.
Estos dos factores llevan por si mismos a la tradición eclesiástica y la guía por
el paráclito. Por un lado el recuerdo del autor tiene un acento muy personal,
pero por otro es un recuerdo en y con el "nosotros" de la iglesia.
Juan utiliza la palabra "recordarse" 3 veces en el evangelio:
1. En el relato de la purificación del templo: "Sus discípulos se acordaron de lo
que está escrito:<<El celo de tu casa me devora>>", en este caso la memoria
permite descubrir el sentido del hecho y sólo de esta manera hace que el
hecho mismo sea significativo.
2. Luego de este relato continúa con el anuncio de Jesús de que en tres días
volverá a levantar el templo destruido. "Y cuando resucitó de entre los muertos,
los discípulos se acordaron de lo que había dicho, y dieron fe a la Escritura y a
la palabra que había dicho Jesús", esto refleja la meta que tiende el Evangelio,
la unidad de Logos (escritura) y hecho.
3. Después la palabra "acordarse" vuelve a aparecer el Domingo de Ramos,
Allí se relata que Jesús encontró un borriquito y se monto en él, "como estaba
escrito: <<No temas, Sión, mira a tu rey que llega, montado en un borrico>>".
Nuevamente relata un episodio que al principio aparece como un simple
episodio, y nuevamente nos dice que luego de la resurrección los discípulos
reciben como un destello que les hace entender lo acontecido.
La resurrección enseña una nueva forma de ver, descubre la relación entre las
palabras de los profetas y el destino de Jesús. Despierta el "recuerdo", esto es,
hace posible el acceso al interior de los acontecimientos, a la relación entre
hablar y el obrar de Dios.
Lo que Juan dice en su Evangelio sobre el recordar, que se convierte en un
comprender y en un encaminarse hacia la "verdad plena", se acerca mucho a
lo que Lucas dice sobre el recuerdo de la Madre de Jesús. Se refiere a una
confrontación interior de lo acontecido, de esta manera penetra en su interior,
ve los hechos en su contexto y aprende a comprenderlos. De este tipo de
recuerdos se refiere el evangelio de Juan, que sigue profundizando en le
concepto de del recuerdo como memoria del "nosotros" de los discípulos, de la
iglesia. Este recordar no es un simple proceso psicológico o intelectual, sino un
acontecimiento pneumático (del alma).
Dos indicaciones importantes sobre el Evangelio de Juan:
1. Juan se basa totalmente en el Antiguo Testamento. Moisés – Jesús.
2. El carácter litúrgico del Evangelio de Juan. Los distintos episodios que narra
de la vida de Jesús están en sincronía con las celebraciones Judías.
2. LAS GRANDES IMÁGENES DEL EVANGELIO DE JUAN.
El agua.
Se encuentra en distintas formas y por lo tanto tiene diversas interpretaciones.
La primera forma es el manantial, el agua fresca que brota de las entrañas de
la tierra. Es origen, principio, con su pureza todavía no enturbiada ni alterada.
Aparece como verdadero símbolo creador, de fertilidad, de maternidad.
La segunda es el río. Los grandes ríos, Nilo, Éufrates y Tigris, son los grandes
portadores de vida en las tierras de Israel. El Jordán en Israel es quien asegura
la vida a la tierra. Durante el Bautismo vemos que el simbolismo del curso del
agua nos muestra otra cara: con su profundidad, representa también el peligro,
el descenso a la profundidad puede interpretarse como el descenso a la
muerte, y el salir de ella un renacer.
Finalmente está el mar como fuerza que causa admiración y majestuosidad,
pero al que se teme sobre todo como opuesto a la tierra, el espacio vital del
hombre. El paso del mar Rojo se ha convertido para Israel sobre todo en el
símbolo de la salvación.
El bautismo como ingreso en la comunidad de Cristo es interpretado como un
renacer que responde a un doble principio, "el Espíritu divino y el agua como la
tierra materna, la santa Iglesia que acoge en sí la creación y la representa".
Se relaciona también con la historia salifica de Israel. Quien beba de ese pozo
tendrá vida eterna.
Se identifica también un síntoma latente en la humanidad, el cual es que el
hombre tiene una sed que va más allá del agua del pozo, pues busca una vida
que sobrepase el ámbito de o biológico.
En dos casos se usa el agua como elemento purificador y limpiador, viniendo
intrínsicamente el bautismo como purificador y limpiador de almas.
La fe en Jesús es el modo en que se bebe el agua viva, en que se bebe la vida
que ya no está amenazada por la muerte.
"El que cree, de sus entrañas manarán", es decir, el hombre que cree se
convierte él mismo en un manantial, en un oasis del que brota agua fresca y
cristalina, la fuerza dispensadora de vida del Espíritu creador.
A partir de Jesús se muestra el sentido coherente de la Escritura, a el confluyen
todos los ríos de la escritura.
El hombre creyente y que ama con Cristo se convierte en un pozo que da vida.
La vid y el vino.
El pan representa la bondad de la creación y del Creador, pero al mismo
tiempo la humildad de la sencillez de la vida cotidiana.
El vino, representa la fiesta, permite al hombre sentir la magnificencia de la
creación.
El aceite proporciona al hombre la belleza, posee una fuerza curativa y
nutritiva.
Estos tres dones junto con el agua se han convertido en los elementos
sacramentales de la Iglesia, los cuales son signos mediante Dios nos muestra
su especial cercanía.
El milagro de Caná se caracteriza como una anticipación de la hora
(glorificación de Jesús) y está interiormente relacionado con ella.
Se comienza a celebrar la unión de Dios con su pueblo, Dios y el hombre se
hacen uno.
En un relato de Jesús, hace alusión a su situación actual, en la cual dice en
sentido figurado que "El patrón de la viña manda a su hijo querido a que cobre
la renta ante los jueces, pero ocurre que los viñadores matan al hijo, ¿Qué hará
el dueño de la viña? Acabará con los labradores y arrendará la viña a otros".
La vid expresa la imposibilidad de separar a Jesús de los suyos, su ser uno con
Él y en Él. Es decir, en la encarnación Dios se ha comprometido a sí mismo.
La vid necesita purificarse.
La purificación tiende al fruto, el fruto que Él espera, en primer lugar es el que
Él mismo ha producido con su muerte y resurrección (la justicia y la rectitud que
se alcanza viviendo en la palabra de Dios, en la voluntad de Dios).
El fruto que espera de nosotros como sarmientos es el amor, el amor que
acepta con Él el misterio de la cruz, y también la verdadera justicia que prepara
al mundo en vista del Reino de Dios.
Purificación y fruto van unidos, ya que sólo a través de las purificaciones de
Dios podemos producir un fruto que desemboque en el misterio eucarístico.
Fruto y amor van unidos, ya que el fruto verdadero es amor que ha pasado por
la cruz, por las purificaciones de Dios.
La perseverancia es primordial para la obtención de un buen vino
("Permanecer, tiene que ver con esa fe que no se aparta del Señor").
La oración es un factor esencial de este permanecer.
El pan.
Hoy dos dones de Moisés que en Cristo adquieren su forma definitiva:
1. Dios ha comunicado su nombre a Moisés.
2. La Torá, la palabra de Dios que muestra el camino y lleva a la vida.
El verdadero pan del cielo que alimentó y alimenta a Israel es precisamente la
Ley, la palabra de Dios.
La sabiduría aparece como "pan".
La Torá si bien es el pan que viene de Dios, sólo nos muestra la espalda de
Dios, ya que "El pan de Dios es el que baja del cielo y da la vida al mundo".Es
decir Jesús es el pan."Yo soy el pan de vida. El que viene a mí no pasará
hambre, y el que cree en mí no pasará nunca sed".
El pan presupone que la semilla ha caído a la tierra, "ha muerto", y que de su
muerte ha crecido después la nueva espiga. El pan terrenal puede llegar a ser
portador de la presencia de Cristo porque lleva en sí mismo el misterio de la
pasión, reúne en sí muerte y resurrección.
El pastor.
Jesús es el pastor y la Iglesia somos su rebaño, Simón Pedro es el designado
por Jesús para cuidar se rebaño. Puesto que llega al rebaño por medio de la
puerta que es Jesús., como llega unido a Jesús en el amor, las ovejas
escuchan su voz, la voz de Jesús mismo; no siguen a Simón, sino a Jesús.
La gran promesa de Jesús es: dar vida en abundancia. Jesús promete que
mostrará los "pastos", que los conducirán realmente a las fuentes de la vida.
El hombre vive de la verdad y de ser amado, de ser amado por la Verdad.
El hombre necesita por sobre todo la Palabra, el Amor, a Dios mismo (vida en
abundancia).
"El buen pastor da la vida por las ovejas", Él da la vida, (crucifixión)
El conocimiento mutuo entre el pastor y su rebaño."Él va llamando a sus ovejas
por el nombre y las saca fuera y las ovejas lo siguen, porque conocen su voz".
* El pastor conoce a las ovejas porque le pertenecen, y ellas lo conocen
precisamente porque son suyas.
* Se pertenecen mutuamente en el hecho de que aceptan la libertad del otro y
se sostienen el uno al otro en el conocerse y amarse, son libres y al mismo
tiempo una sola cosa para siempre en ésta comunión. Ésta es la diferencia
entre el pastor y el ladrón, el ladrón posee a las ovejas como propiedad, en
cambio para el pastor son seres libres en vista de alcanzar la verdad y el amor.
El hombre sólo se conoce a sí mismo cuando aprende a conocerse a partir de
Dios, y sólo conoce al otro cuando ve en él el misterio de Dios.
El verdadero pastor no se apodera de nosotros, sino que nos conduce a la
libertas de nuestro ser, adentrándonos en la comunión con Dios y dando Él
mismo su propia vida.
El pastor Dios reúne de nuevo en un solo pueblo al Israel dividido y disperso.
En su encarnación y en su cruz conduce a la oveja perdida, la humanidad, a
casa, y me lleva también a mí. El Logos que se ha hecho hombre es el
"verdadero portador de la oveja". Llevados en sus hombros llegamos a casa.
Ha dado la vida por nosotros. Él mismo es la vida.
Capítulo 9: DOS HITOS IMPORTANTES EN EL CAMINO DE JESÚS: LA CONFESIÓN DE
PEDRO Y LA TRANSFIGURACIÓN.
1. LA CONFESIÓN DE PEDRO.
La confesión de pedro esta presente en los 4 evangelios del nuevo testamento.
En todos se muestra de una manera distinta, el mas verídico sería el del
Evangelio de San Marcos: "Tú eres el Mesías", ya que tiene el carácter de una
confesión netamente "judía". Se supone que sería una confesión hecha luego
de la resurrección de Cristo, hay que aclarar el significado de la palabra Mesías
en la frase. Mesías es el "Hijo del hombre", que es condenado a muerte y que
sólo así entra en su gloria como el Resucitado a los tres días de su muerte.
Dos tipos de fórmulas de confesión: la sustantiva (sinópticos) y la verbal.
Pesca milagrosa, hace que crean en Él. En esta y en muchas ocasiones los
discípulos se sintieron en presencia de Dios mediante Jesús.
Leer página 354 – 355 – 356.
2. LA TRANSFIGURACIÓN.
Se cree que la transfiguración ocurrió en la celebración Judía, la fiesta de las
Tiendas.
El relato de la transfiguración:
Jesús tomo consigo a Pedro, a Santiago y a Juan, y los llevó a un monte alto, a
solas, para orar. Hay que notar la similitud donde Moisés lleva consigo a su
ascensión a tres personas más sesenta ancianos de Israel. El monte se
entiende como el lugar de máxima cercanía de Dios. Hay que entenderlo
también como una subida interior, que me da altura interior y que me hace
intuir al Creador.
Mientras oraba, se transfiguró delante de ellos. El aspecto de su rostro cambió,
sus vestidos se volvieron de un blanco deslumbrador, como no puede dejarlos
ningún batanero del mundo.
* Las vestiduras de los elegidos son blancas porque han sido lavadas en la
sangre del Cordero, es decir, porque a través del bautismo se unieron a la
pasión de Jesús y su pasión es la purificación que nos devuelve la vestidura
original que habíamos perdido por el pecado.
Aparecen Moisés y Elías hablando con Jesús. Hablaban de su muerte, que iba
a consumar en Jerusalén.
La cruz de Jesús es el éxodo, un salir de esta vida, un atravesar el "mar Rojo"
de la pasión y un llegar a su gloria, en la cual quedan siempre impresos los
estigmas.
Ésta pasión trae la salvación, que está impregnada de la gloria de Dios, que la
pasión se transforma en luz, en libertad y alegría.
Capítulo 10: NOMBRES CON LOS QUE JESÚS SE DESIGNA A SÍ MISMO.
1. EL HIJO DEL HOMBRE.
2. EL HIJO.
3. "YO SOY".
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