Voces: CARGA DE LA PRUEBA - COMUNICACIÓN DEL DESPIDO

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Voces: CARGA DE LA PRUEBA - COMUNICACIÓN DEL DESPIDO - DESPIDO CON CAUSA - SANCIONES
DISCIPLINARIAS
Partes: Sánchez Sonia Mabel c/ Dutra Leandro y otros s/ cobro de pesos
Tribunal: Cámara de Apelaciones en lo Laboral de Rosario
Sala/Juzgado: III
Fecha: 14-mar-2014
Cita: MJ-JU-M-85297-AR | MJJ85297 | MJJ85297
Ilegitimidad del despido decidido por la empleadora, al no haberse acreditado la conducta
injuriosa endilgada a la trabajadora y resultar genéricas las demás causales invocadas.
Sumario:
1.-No se ajustó a derecho el despido directo decidido por la empleadora, pues la adulteración en
el horario de ingreso endilgada a la trabajadora no fue corroborada, como tampoco la falta de
respeto hacia superiores, siendo que el resto de las causales son generalidades sin determinación
suficiente.
2.-Más allá de que el telegrama de despido -salvo en la causal que hace a la falsificación- incumple
ostensiblemente el art. 243 LCT, ha de considerarse que, no habiendo podido suceder al mismo
tiempo todos los incumplimientos genéricos que imputa, la empleadora debió comenzar a la
primer tardanza, falta de respeto, incumplimiento de órdenes, etc. por aplicar una sanción no
disolutiva que, justamente, tiene por finalidad corregir al trabajador que no cumple acabadamente
con sus deberes, y así tender a la realización del principio de continuidad.
3.-Si ante tantas inobservancias sucedidas en el tiempo, el empleador no utilizó su facultad
disciplinaria, no puede trocar abruptamente su conducta, despidiendo a la actora por imputadas
faltas que resultan meras generalidades, y respecto de la única concreta, no expresa la recurrente
cómo la estima probada.
Fallo:
En la ciudad de Rosario, provincia de Santa Fe, a los 14 días de marzo dos mil catorce, se reunieron
en Acuerdo los señores vocales de la Sala Tercera de la Excma. Cámara de Apelación en lo Laboral,
Dra. A. Ana Anzulovich, Dr. Ángel Félix Angelides; y Dr. Eduardo E. Pastorino para resolver en autos
caratulados "SÁNCHEZ, SONIA MABEL C/DUTRA LEANDRO Y OTROS S/COBRO DE PESOS" Expte. N°
168 Año 2013, venidos en apelación del Juzgado de Primera Instancia de Distrito en lo Laboral de
la Octava Nominación de Rosario.
Hecho el estudio del pleito se resolvió plantear las siguientes cuestiones:
1- ¿ES JUSTA LA SENTENCIA APELADA?
2- ¿CUÁL ES EL PRONUNCIAMIENTO A DICTAR?
Practicado el sorteo de ley resultó que la votación debía realizarse en el siguiente orden: Dres.
Angelides, Anzulovich y Pastorino.
1.- A la primera cuestión. el Dr. Angelides dijo: La sentencia de primera instancia N° 1346 de
28/11/12 (fs. 180/3), a cuyos fundamentos de hechos y de derecho me remito, hace lugar
parcialmente a la demanda y condena a CATERING GOURMET SRL a pagar a Sonia Mabel Sánchez
la suma que resulte de la planilla de autos con intereses. Impone las costas al vencido. Asimismo,
hace lugar a la falta de legitimación pasiva interpuesta por el codemandado Leandro Germán
Dutra, con costas. Difiere la regulación de honorarios.
Contra el acto decisorio, ambas partes apelan parcialmente (fs. 184 y 186). Concedidos los
recursos y elevadas las actuaciones, la recurrente actora expresa sus agravios mediante el
memorial de fs. 202/3, los que son replicados por la contraria a fs. 208/9. A su turno, la
demandada formula los propios en su presentación de fs. 205/7, contestados seguidamente por la
contraparte (fs. 211/4).
AGRAVIOS
Se agravia la demandante en cuanto la sentencia de grado rechaza la indemnización prevista por el
art. 80.
Por su lado, la demandada reprocha que aquélla:sostiene que los testimonios de Serravalle y
Medina carecen de validez por formar parte del plantel de Catering Gourmet SRL; afirma que
Sonia Sánchez detentaba la categoría de repostera; admite en sus considerandos la tacha de la
testigo Romina Righi imponiendo las costas, no procediendo de igual modo -expresa- en la parte
dispositiva.
Efectuado el estudio pertinente, arribo a la conclusión de que los agravios -que trataré en el orden
que considere más adecuado- no revisten de entidad para modificar la sentencia impugnada, salvo
en la integración que se expresará.
En efecto:
1. De una breve síntesis de los antecedentes de la causa -para facilitar la comprensión del planteo
de la demandada- surge que la otrora trabajadora de Catering Gourmet SRL, Sonia Mabel Sánchez,
incoa demanda tendiente a controvertir que el despido directo de 27 de febrero de 2008 haya
tenido justa causa en razón de los incumplimientos enunciados en la epístola de esa jornada:
"haber ingresado el día 07 de febrero de 2008 con un retraso de 3 horas a su jornada de trabajo y
haber firmado la planilla de horarios como que hubiese ingresado en su horario habitual de
entrada, haberle faltado el respeto a sus superiores (nutricionistas Cortese Laura y Teruya Lorena)
en varias oportunidades, no cumplir las órdenes e instrucciones impartidas por sus superiores,
organizar reuniones durante la jornada de trabajo desatendiendo sus tareas y perturbando a sus
compañeros de trabajo, y por último, ausentarse de su jornada de trabajo sin permiso ni
autorización de sus superiores en repetidas ocasiones" (fs. 42 y 64).
La jueza, al evaluar la efectiva ocurrencia -o no- de los hechos imputados, y su importancia en
orden a excepcionar la vocación de continuidad del contrato laboral, entiende que no se rindió
prueba hábil.
En resumen, encuentra que la adulteración en el horario de ingreso no es corroborada, como
tampoco la falta de respeto hacia superiores que, a su vez, aduce es una generalidad que afecta el
derecho de defensa de la trabajadora. Este último argumento es reiterado para:desacreditar la
causal atinente a que no se cumplían las órdenes e instrucciones impartidas por sus superiores, ya
que no se describen cuáles eran; la relativa a la organización de reuniones o la ausencia de su lugar
de trabajo sin autorización, dado que -otra vez- no habría determinación suficiente (cfr. fs. 181 y
vta.).
2. La quejosa demandada sostiene agraviarse de la conclusión de la magistrada de grado en el
sentido que no se ha probado la causa del despido, expresando que de los testimonios de
Serravalle, Medina y Piccaluga se acreditan, argumentando respecto de la eficacia de las
declaraciones y equívoco de la jueza al restringir el de las dos primeras.
El agravio es notoriamente inconsistente.
Es que aún cuando -como hipótesis de trabajo- se le otorgue plena eficacia probatoria a la
testimonial que alude, como toda conclusión del análisis que efectúa, la apelante indica que "de
dichos testimonios ... surge que (la actora) no desempeñaba su labor con dedicación adecuada,
contracción al trabajo y respeto ... han coincidido en que...no era una buena empleada, era mal
contestada, cuestionaba a sus superiores, tenía un mal trato con sus compañeros, etc.... La testigo
Piccaluga sostiene lo mismo...la actora tenía malos modales y tratos" (fs. 205 vta./206).
Es evidente, de lo hasta aquí expuesto, que la recurrente no contradice fundadamente la
afirmación de la jueza de grado aludida en el último párrafo de punto precedente, en cuanto a que
no fue acreditada la adulteración del horario, y que el resto de las causales son generalidades, sin
determinación suficiente. Sin crítica, tengo por conforme a la apelante con las afirmaciones en
cuestión (art.118 CPL), quedando prácticamente echada la suerte del agravio.
Es que no explica la recurrente cómo entiende que los dichos que de los testigos destruyen la
vaguedad imputada, no aludiendo a cuáles, concretamente, habrían sido los hechos calificados
como incumplimientos contractuales, época y circunstancia en que fueron cometidos, etc.
Abundando, es de decir que a estas alturas, resulta prístino que el único motivo que queda
incólume como causal, por su confección no genérica (art. 243 LCT), a los fines de analizar la
justeza del despido directo, es la referida a "haber ingresado el día 07 de febrero de 2008 con un
retraso de 3 horas a su jornada de trabajo y haber firmado la planilla de horarios como que
hubiese ingresado en su horario habitual de entrada". En tal sentido, Serravalle, Medina ni
Piccaluga corroboran tal hecho. El primero declara que un determinado día Sánchez llegó entre
dos o tres horas tarde, pero nada aclara sobre la adulteración. Sobre la falsificación, Medina
explica ".eso me enteré que han dicho pero yo no lo vi, fueron comentarios" (f. 121, pta. 6°).
Finalmente, Piccaluga es todavía menos certero: "No lo sé" (f. 120 vta., idem). De todas formas,
siquiera la recurrente ensaya razonamiento alguno para cimentar su eventual existencia y
acreditación.
Entonces, no hay hesitación en que decidir la eficacia probatoria de los mencionados termina
siendo insustancial porque aunque se llegase a concluir que eran convincentes para probar la
tardanza ocurrida -ya que ninguno afirma haber visto la falsificación aducida- lo real es que se
comprobaría un incumplimiento menor para una empleada con una antigüedad de nueve años,
irrelevante también por la falta de circunstancia de tiempo que permita evaluar la
contemporaneidad. Es que la pertinencia de la prueba testimonial es devaluada inicialmente por
una deficiencia del planteo recursivo que ha de interpretarse como una conformidad con las
consideraciones de la jueza a quo.
Obsérvese además que se deja firme (art.118 CPL) la consideración de la sentenciante de grado
que expresa ".llama la atención que si las inconductas fueron tantas y tan diversas oportunamente
no merecieran sanción con el fin de corregir la falta a obligaciones contractuales para mantener la
confianza bilateral típica de todo contrato y no acumular una serie de hechos -no justificados- para
despedir a la trabajadora" (fs. 181 vta./182).
Más allá de que el telegrama de despido -salvo en la causal que hace a la falsificación- incumple
ostensiblemente el art. 243 LCT, ha de considerarse que, no habiendo podido suceder al mismo
tiempo todos los incumplimientos genéricos que imputa, la empleadora -en su postura- debió
comenzar a la primer tardanza, falta de respeto, incumplimiento de órdenes, etc. por aplicar una
sanción no disolutiva que, justamente, tiene por finalidad corregir al trabajador que no cumple
acabadamente con sus deberes, y así tender a la realización del principio de continuidad. Pero si
ante tantas inobservancias sucedidas en el tiempo, no utilizó su facultad disciplinaria, no puede
trocar abruptamente su conducta, despidiendo a la actora por imputadas faltas que, más aún,
como se expuso, resultan meras generalidades, y respecto de la única concreta, no expresa la
recurrente cómo la estima probada.
En consecuencia, la sumatoria de argumentos firmes de primera instancia lejos de ser una
reiteración inútil dan cuenta de que, incluso probada la tardanza, de todas formas el despido
directo no es justificable (arts. 118 CPL; 242, 243 LCT).
No se me escapa que, finalmente, la quejosa expresa que la actora "ya tenía una sanción previa en
su legajo personal, hecho que S.S soslayó al momento de analizar el despido..." (fs.206), en crítica
que se autodescalifica atento no contener un condigno razonamiento de la apelante respecto de
cómo debió haber sido considerada la misma en relación al despido, sin que siquiera exprese el
motivo -para la correspondiente evaluación- y magnitud.
De todas formas, ocurriendo a la contestación de demanda, la sanción refiere a una suspensión de
un día, casi dos años antes del despido, razón por la cual carece de toda entidad como
antecedente para la única falta concreta y de distinta índole, invocada en el telegrama de despido.
He de rechazar el agravio.
3. La recurrente demandada expresa que el CC T de la actividad (405/01) no prevé la categoría de
"postrero" y, por lo tanto, el acto decisorio extralimita la demanda cuando afirma que la actora
era repostera, alegando que son situaciones cualitativamente diversas. Dice el quejoso que si la
magistrada se basa en el testimonio de Ardison, que declaró que Sánchez se encargaba de
preparar meriendas o desayunos, no se entiende cómo luego se concluiría en que era repostera.
Yerra la quejosa cuando imputa a la sentencia el vicio de incongruencia.
Es que en el escrito de demanda se afirma que la actora era "postrera". El término, aunque no se
refleje como tal en las categorías del convenio, inequívocamente refiere a quien hace "postres".
Pero lo relevante para la calificación es la descripción de las tareas que se efectúa seguidamente,
esto es "preparación y elaboración de los postres" (fs. 32 vta.), cuestión introducida a la litis, y que
fue tenida en cuenta por la jueza de grado -más allá del acierto o error en la valoración del plexo
probatorio- al considerar que "las tareas desempeñadas consistían en la preparación y elaboración
de postres ("Pastelero")..." (fs.182 vta.).
Se ajusta entonces lo resuelto a lo propuesto en el escrito de inicio, y la categoría declarada por la
sentenciante es la de "pastelero", y no la de "postrero" o "repostero".
De todas formas, el agravio resulta inoficioso.
En la sentencia impugnada, la única relevancia que tiene la categoría que menciona la jueza, lo es
a los fines de la conclusión de que la relación estaba deficientemente registrada, resultando
procedente la indemnización del art. 1ro. de la ley 25323 (ver fs. 182 vta.). Debió
consecuentemente la demandada -para intentar modificar la condena respectiva- sostener
fundadamente, que el supuesto no debe considerarse de deficiente registración a los fines de la
sanción, y/o que la trabajadora se encontraba correctamente registrada.
Pero la queja se agota en sostener la incorrecta valoración judicial de la categoría, sin referir la
recurrente a la de "pastelero" -que es la declarada-, ni sostener que la correcta era la de "peón
general", extremo que la misma parte descarta al citar en su apoyo prueba de que la actora "se
encargaba de preparar las meriendas o desayunos" (fs. 206), como que la suspensión a la que
alude el responde, lo fue por "no cumplir con las buenas prácticas de manipulación de alimentos"
y, finalmente, una de las "causas" imputadas en el despido, señala que los superiores de la actora
eran "nutricionistas", todo lo cual hace concluir que lejos de probar el correcto registro, es la
postura de la demandada la que avala a la jueza de grado cuando sostiene la deficiencia.
El agravio resulta entonces inoficioso a los fines de modificar segmento alguno de la sentencia.
Obsérvese, a mayor abundamiento sobre la conclusión precedente, que no se reclaman
diferencias salariales, y la liquidación -conforme tramo firme de la sentencia- deberá efectuarse
"sobre la base del informe pericial contable", que considera el mejor salario percibido por la
actora (ver fs.183 y 139) que lo es, obviamente, en la categoría en que se encontraba registrada.
He de rechazar el agravio.
4. Sostiene el quejoso que en los considerandos de la sentencia se admitió la tacha de la testigo
Romina Righi y se impuso las costas a la actora, pero que en la parte dispositiva del fallo no se lo
expresa. Para contestar este agravio, la parte contraria asegura que debe eximírsela de costas en
virtud del allanamiento tempestivo que ejerció.
Inicialmente, ha de notarse que la demandante apeló parcialmente el veredicto, y no anticipó
como motivo de agravio la imposición de costas aludida, por lo que la exención que peticiona debe
ser rechazada de plano (cfr. f. 184).
Por otro lado, si bien la pretensión de la demandada debiera haberse encarrilado por el recurso de
aclaratoria, no puede soslayarse que interpuso la apelación también contra la imposición de costas
y que en esta Sede, la omisión, fue objeto de sustanciación; cuando la aclaratoria siquiera prevé
posibilidad de contradicción. En conclusión, no puede haber reparo serio a que se proceda a
corregir la omisión.
He de receptar el agravio.
5. La recurrente actora apela el rechazo de la indemnización del art. 80 de la LCT porque argumenta- que el decreto N° 146/01 es inconstitucional y arbitrario ya que impone al trabajador
una obligación que no está prescripta en el claro texto del artículo 80, conforme ley 25345.
Prosigue su análisis asegurando que el Poder Ejecutivo, con su facultad reglamentaria (art. 99, inc.
2 de la CN), transgredió la letra de la ley al imponer la intimación fehaciente una vez transcurrido
el plazo de treinta días como requisito adicional para que la indemnización proceda. Cita un
antecedente jurisprudencial que estima aplicable a su caso.
La ley santafesina 7055 que rige localmente el control constitucional de las normas establece
como recaudo de admisibilidad el planteo oportuno de la cuestión, si ello fuera posible (art.1,
último párrafo). No sólo en miras de que el contrincante pueda contraargumentar con
razonamientos y pruebas, sino también para que todo juez pueda pronunciarse dado su deber
irrenunciable de custodiar la Ley Suprema.
Observando detenidamente el escrito introductorio de la demanda, se evidencia que la actora no
discrepó contra el orden jurídico positivo que -ahora- parecería extremadamente disonante (cfr.
fs. 32/6). Nótese que la acción judicial está fechada el 22 de mayo de 2008 y la normativa en
cuestión databa del 14 de febrero de 2001. Así, no puede avalarse la aspiración de invalidez
afirmada desde que la presunta discordancia normativa era de fecha anterior a la interposición de
demanda, y la problemática es intrínsecamente jurídica, es decir que no acaeció algún factor
exógeno y sorpresivo que tornase una norma repentinamente inconstitucional.
A su vez, ningún argumento es valedero para sostener en este caso la posibilidad de la declaración
oficiosa de inconstitucionalidad, atento que cuanto menos se trata de una cuestión discutida por
fundadas y respetables posturas disímiles.
He de rechazar el agravio.
6. En cuanto a las costas, con igual resultado sobre el principal, la jueza de grado las impuso a la
demandada, sin que dicho extremo hubiere sido cuestionado -para el caso de mantenerse el
resultado- por ninguna de las partes. Razón por la cual debe entenderse que éstas la consideraron
ajustada a lo dispuesto por el art. 102 CPL, y mantenerse en esta instancia, atento la conclusión a
la cual se arriba sobre el fondo.
Por lo tanto, a la primera cuestión, voto por la afirmativa.
A similar cuestión, la Dra. Anzulovich dijo: Coincido con las razones manifestadas, por lo cual, voto
en similar sentido.
A igual cuestión, el Dr. Pastorino dijo: Advirtiendo la existencia de dos votos totalmente
coincidentes, me abstengo de emitir opinión (art. 26 ley 10160).
2.- A la segunda cuestión. El Dr. Angelides dijo: Corresponde:1) Rechazar los recursos de apelación
interpuestos por la actora y por la demandada, con la salvedad de la integración relativa a imponer
las costas a la actora por las costas de la incidencia de tacha a la testigo Romina Righi. 2)
Confirmar, en cuanto fue objeto de recursos y agravios la sentencia impugnada. 3) Imponer las
costas a la demandada. 4) Los honorarios de la Alzada se regulan en el 50% de los que se fijen en
primera instancia.
A la misma cuestión la Dra. Anzulovich dijo: Adhiero al fallo propuesto por el Dr. Angelides, por lo
cual voto en su mismo sentido.
A igual cuestión el Dr. Pastorino dijo: Que como dije precedentemente, y de conformidad al art. 26
de la ley 10160, me abstengo de emitir opinión.
Practicada la votación pertinente, la Sala Tercera de la Excma. Cámara de Apelación en lo Laboral;
RESUELVE: 1) Rechazar los recursos de apelación interpuestos por la actora y por la demandada,
con la salvedad de la integración relativa a imponer las costas a la actora por las costas de la
incidencia de tacha a la testigo Romina Righi. 2) Confirmar, en cuanto fue objeto de recursos y
agravios la sentencia impugnada. 3) Imponer las costas a la demandada. 4) Los honorarios de la
Alzada se regulan en el 50% de los que se fijen en primera instancia. Insértese, hágase saber y
fecho, bajen. (Autos "SÁNCHEZ, SONIA MABEL C/DUTRA LEANDRO Y OTROS S/COBRO DE PESOS"
Expte. N° 168 Año 2013).
Angelides - Anzulovich - Pastorino
Netri -Secretaria en suplencia-
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