Estudio de casos como método de enseñanza. Selma Wasserman. Alumna: Penélope Quintana. Docente: Patricia Díaz. Grupo: 3ºA Magisterio. Fecha: 01/10/2015 Los casos son instrumentos educativos complejos que revisten la forma de narrativas. Un caso incluye información y datos: psicológicos, sociológicos, antropológicos, históricos y de observación, además de material técnico. Los buenos casos se construyen en torno de problemas o de “grandes ideas”: puntos importantes de una asignatura que merecen un examen a fondo. Por lo general, las narrativas se basan en problemas de la vida real que se presentan a personas reales. Un buen caso es el vehículo por medio del cual se lleva al aula un trozo de realidad a fin de que los alumnos y el profesor lo examinen minuciosamente. Un buen caso mantiene centrada la discusión en alguno de los hechos obstinados cono lo que uno debe enfrentarse en ciertas situaciones de la vida real. Al final de cada caso hay una lista de “preguntas críticas”, es decir, tales que obligan a los alumnos a examinar ideas importantes, nociones y problemas relacionados con el caso. Estas preguntas, por la forma que están redactadas, requieren de los alumnos una reflexión inteligente sobre los problemas, y esto las diferencia de las preguntas que obligan a recordar una información sobre hechos y producir respuestas específicas. Lo que se busca con las preguntas críticas no es que los alumnos lleguen a conocer algunos fragmentos de información sobre los hechos, sino que apliquen sus conocimientos cuando examinan ideas. Su objetivo es promover la comprensión. Otra característica de la enseñanza basada en el método de casos es la oportunidad que tienen los alumnos de discutir, reunidos en pequeños grupos, las respuestas que darán a las preguntas críticas. El trabajo en los grupos prepara a los alumnos para la discusión más exigente, que se producirá posteriormente con participación de toda la clase. Aunque la calidad de un caso es fundamental para despertar el interés de los alumnos por los problemas que en él se plantean, la condición esencial en este método de enseñanza es la capacidad del maestro para conducir la discusión, ayudar a los alumnos a realizar un análisis más agudo de los diversos problemas, e inducirlos a esforzarse para obtener una comprensión más profunda. Cuando se elige un caso para una clase hay que tener en cuenta, en primer lugar, la concordancia entre las “ideas importantes” del caso y los principales temas del curriculum. El caso debe referirse por lo menos aun tema, lo cual deja la puerta abierta a estudios complementarios por lecturas (de textos, artículos, relatos), películas, conferencias y otros recursos que aporten información, también a través de otros casos. Un caso es un punto de partida en el estudio de un tema. Todo buen caso genera la necesidad de saber más. La lecturabilidad es otro de los factores a tener en cuenta en la elección de los casos. Además de considerar la calidad, los docentes deben tomar decisiones basadas en su percepción de la capacidad de sus alumnos para el comprender el lenguaje, descifrar el vocabulario y encontrarle un sentido a lo que leen. Los casos, por consiguiente, deben elegirse teniendo también en mente su lecturabilidad. Los docentes pueden juzgar si un caso se adecúa a los niveles de lectura y comprensión de sus alumnos, y deben hallar algo que intermedio entre los casos demasiado difíciles y aquellos que impulsan a los alumnos a alcanzar niveles más avanzados de crecimiento y aprendizaje. La mayor parte de los buenos casos asestan un golpe en el plexo solar, causan en el lector un impacto emocional. No se trata de un elemento accesorio del relato. En realidad, los relatos se construyen de modo que produzcan ese impacto. Una característica de los buenos casos es la sensación irritante de “asunto vacio” que producen. La narrativa del caso progresa hacia un clímax acentúa el dilema. ¿Ya hora que pasa ¿ ¿Qué debería hacerse? ¿Cómo se resolverá el problema? Esta es una más de las cualidades de un caso que fomentan la participación activa de los alumnos en el estudio de la cuestiones que plantea. Un caso que concluya con una solución puede ser visto como el editorial de un diario que recomienda un determinado modo de ser o de hacer las cosas. Un caso semejante militaría en contra de la discusión abierta o de la diversidad de punto de vista. Los estudiantes sabrían que se espera de ellos que estén de acuerdo. Los casos que terminan con un dilema fomentan el debate abierto. Hay alternativas para los buenos casos que pueden ser (y han sido) usadas como instrumentos de enseñanza. Algunas tienen ingredientes similares a los casos: promueven la participación activa de los educandos en el proceso de investigación, fomentan el examen de los problemas en toda su complejidad, evitan las respuestas prontas y simplistas, y aumentan la disonancia. Los alumnos deben luchar con los dilemas que presentan también estas alternativas, y las decisiones, soluciones y acciones pueden ser tan diversas como los puntos de vistas de los participantes. Los juicios fingidos brindan este tipo de oportunidades, y han sido empleados eficazmente en clases de estudios sociales y de derecho. Los problemas cognitivos despiertan el interés de los alumnos por la experiencia y generan entusiasmo por la tarea. La pedagogía usada en la enseñanza con casos es igualmente aplicable a alternativas como los juicios fingidos, las simulaciones y otros problemas cognitivos. Es decir, los alumnos trabajan en pequeños grupos de estudio y participan activamente en el ejercicio. Un buen texto debe ser inteligible para el lector. Un buen texto debe ser claro, comprensible, intelectualmente honesto y hábilmente elaborado. Los relatos de los casos deben ser creíbles. En algunos aspectos, los casos se asemejan más a un buen relato periodístico que a una obra de ficción. Dado que la cualidad más importante de un caso es aptitud para promover la discusión sobre los problemas que presenta, el relato debe aproximarse más a la “realidad” que a la ficción”. Un buen caso progresa hacia un clímax en el que el personaje principal enfrenta su dilema. Muy a menudo el dilema se relaciona con cuestiones morales o éticas. A veces es preciso tomar una decisión en circunstancias en que no se cuenta con ciertos datos importantes. O puede ocurrir que necesidades personales impidan al protagonista actuar de acuerdo con sus convicciones. Al enfrentar problemas complejos, los personajes de los casos luchan con variables que los confunden y les hacen desear que hubiera respuestas fáciles. Estos son los “anzuelos”: los asuntos inacabados con que “terminan” los casos. La mayoría de los casos incluyen una lista de preguntas críticas que demandan un examen reflexivo de los problemas más importantes que cada caso plantea. Las buenas preguntas críticas contribuyen a que los alumnos adquieran el hábito de reflexionar. Al dar respuestas bien meditadas, los alumnos aprenden a razonar a partir de los datos, a sostener la opinión, a examinar problemas desde diversos puntos de vista, a mantener el juicio en suspenso, a distinguir entre hechos y pareceres. Más aún, las buenas preguntas críticas permiten a los estudiantes ingresar en el complejo mundo de comprensión y apreciación de lo que yace bajo la superficie de los acontecimientos. No obstante, la creación de buenas preguntas críticas implica algo más que un ordenamiento eficaz. Las preguntas están formuladas de un modo que alienta el examen reflexivo. Crear buenas preguntas requiere tanta destreza como escribir buenos relatos. Un factor importante en el ordenamiento de las preguntas críticas es una relación con lo que sucede en el caso. ¿Cuáles son las cuestiones de que trata el caso? ¿Quiénes son los protagonistas? ¿Cómo se condujeron? ¿Qué circunstancias contribuyeron a que se condujera de esa forma? ¿Qué ocurrió? ¿Son similares las percepciones de lo que ocurrió? ¿En qué se diferencian? ¿Cuál es la explicación de las diferencias? Las preguntas comienzan con un examen de los acontecimientos, cuestiones y personajes del caso, es decir, con los detalles. Un segundo conjunto de preguntas lleva a los alumnos del examen de los detalles a un análisis de lo que encuentra bajo la superficie de los acontecimientos. ¿Cuál es la explicación de este acontecimiento? ¿Qué hipótesis pueden formularse? ¿Qué datos respaldan la idea? ¿Qué suposiciones se están haciendo? Una tercera serie de preguntas induce a los alumnos a realizar un análisis más profundo. Estas preguntas son más fecundas y requieren evaluaciones y juicios, aplicaciones y propuestas de soluciones. ¿Qué planes se han propuesto? ¿Son esos planes compatibles con los datos? ¿Qué otro planes son posibles? ¿Qué podría hacer fracasar esos planes? ¿En qué se asemejan? ¿En qué se diferencian? ¿Cuál es el mejor? ¿Qué criterios se usan para determinarlo? A veces una última pregunta conceptual hace reflexionar a un estudiante sobre la semejanza entre el incidente del que trata el caso y un incidente de su propia vida., lo que permite comparar el relato de caso con la realidad del estudiante.