Subido por Lucila Angelica Díaz Hernández

Zorraquino y Portoles Los Marcadores del Discurso

Anuncio
Martín Zorraquino, M.a A. / Portóles Lázaro, J. (1999): «Los marcadores
del discurso», en I. Bosque y V. Demonte, dirs., Gramática descriptiva de
la lengua española, Madrid, EspasaCalpe, t. 3, cap. 63,4051-4213.
Referencias bibliográficas
4050
l.AK0FF, GE0RGB (1971): «On Generativo Semantics•, en D. D. Steinberg y L. Jakobovits (eds.), Senwntic.1, Cambridge, Cambridge Universily Press.
63
lAPESA, RAFAEL (1992): d.a interpolación caribeña del sujeto en las oraciones interrogativas:,t, Acws del
11 Congreso de Historia de la lengua espaiiola, vol. 1, págs. 545-553. !También publicado en El español
LOS MARCADORES DEL DISCURSO
moderno y co11temporóneo, Barcelona, Crítica, 1996.]
y M At..KA RAPAPPORT (1995): Unaccusativity ar the Syntax-lexical Semanlics Interface, Cambridge, MassachusselS, MIT Press.
MENÉNDEZ PIDAL. RAMÓN ( 1944): Cantar de Mio Cid. Texto, gramática y vocabulario, Madrid, Espasa
Calpe, vol. l, 1976, vol. II, 1977.
MII.NER, JEAN-C!.AUDE ( 1974): • Les exclamativos et le complementi1.er•, en C. Rohrer y N. Ruwet (eds.),
Acles du Colloque Fra,u:o-Allemand de Grammaire TransfonnatUmelle, 1, Etudes de Syntaxe, Tubinga,
Max Niemeyer.
Mo u NER, MARÍA (1966/1967): Diccionario de uso del ,,pario/, Madrid, Grcdos. [DUE en el texto)
NAVARRO TOMÁS, TOMÁS (1948): Manual de en1onaci611 espa,lolt1, Nueva York, Hispanic Institute. lCitamos por la 4.' ed. de Madrid, Guadarrama, 1974)
- (1950) Manual de pro11u11ciacíó11 esp<11iola, Madrid, C.S.l.C.
PESETSKY, DAVID (1995): 'lero Syntax, Cambridge, Massachussets, MIT Press.
PLANN, SUSAN (1984): «Oáusulas cuantificadas•, Verba ll, págs. 101-128.
QUIRK, RANOOLPII, SIDNEY ÜREENBAUM, GEOFFREY LEECII y JAN SVARlVIK (1985): A Comprehemive
Grammar of the E11glish ltmguage, Londres, Longman.
RAOFORO, ANOREW (1982): t<l ñe Syntax of Verbal Wh-Exclam<ttivcs in ltalian», en N. Vinccnt y
M. Harris (eds.), Swdies in the Romance Verb, Londres y Camberra, Croom Helm.
REAL A CADEMIA EsPANOLA (1874): Gramática de fa lengua castelfana, Madrid, Imprenta y fundición de
Manuel ·rc110. )RAE 1874 en el texto)
(1931): Gramática de la lengua esp<iñolo, Madrid, Espasa Calpe. [RAE 1931 en el texto]
- (1973): Esbozo de 1111a nueva gramática de la lengua e.p<11iola, Madrid, Espasa Calpe. !RAE 1973 en
el texto)
- (1992): Diccionario de la lengua es¡,afio/a, Madrid, Espasa Calpc. )DRAE en el texto]
RoNCAOOR, M. (19TI): «Zur Linguistik der lntensivierenden Ausrufe• , en K Sprengel, W. Dietrich Bald
y H. Werner Viethen (Hersg), Semontik und Pragmolik. Aklen des 11. Linguistiscl1e11 Kofloquiums,
Aachcn, 1976, Tubinga, Max Niemcycr.
Ross, Jo11N R. (1970): «On Declarative Sentences•, en R. A. Jaoobs y P. S. Rosenbaum (eds.), Readi11gs
in English Transformotional Grommar, Waltham, Mass., Ginn and Company.
SÁNCHEZ Rovo, M. J. (1976): La interjección en la lengua casteflana contemporánea, tesis doctoral, Uni~
ver.;idad Complutense de Madrid.
SC11ouRuP, LAwRENCE (1983): •Common Discourse Particles in English Conversation•, Worki11g Papers
in Linguistics 28, The Ohio Statc Univcrsity, Department of Linguistics.
SEARLE, JOHN R. ( 1969): Speech Acts. An essay in tire Phí/o,ophy of La11g11age, Cambridge Univcrsity Prcss.
(1979): Expre.,sion atld Meu11ing. Swdies in the Theory o/ Speech AclS, Cambridge University Press.
SvENNUNG, JosEPH (1958): Anredeformen. Verg/eic/1e11de Forschungen zur indirekte11 Al1rede in der dri11e11
Person um zwn Nominativ fur den Vokativ, Acta Societatjs Lltterarum Humaniorum Regiae U¡>-5aliensis, Band 42, Upsala, Alrnqvist & Wiksclls.
VANDERVEKEN, DANIEL (1990): Meu11ing and Speech Acr~ l, Pri11cíples of La11g11age a11d Use, Cambridge
University Press.
·
VINET, M.' THÉR~SE (1991): • French non-Verbal Exclamatives., Probus 3:1, págs. 77-100.
M ARIA ANTONIA M ARTIN ZORRAQUINO
Universidad de Zaragoza
L EVIN, BETH
JOSÉ PORTOLÉS LÁZARO
Universidad Autónoma de Madrid
ÍNDICE
63. t. El concepto de marcador del discurso
63. 1.1. La aportación de las gramáticas españolas
63.1.2. Definición de marcador del discurso
63.1.3. Propiedades gramaticales de los marcadores del discurso
63.1.3.1.
63.1.3.2.
63. 1.3.3.
63.1.3.4.
63. 1.3.5.
63.1.3.6.
63.1.3.7.
63.1.3.8.
63.1.3.9.
63.1.3.10.
63. 1.3. 11.
63.1.3.12.
63. 1.3.13.
Gramaticalización de los marcadores
Posiciones sintácticas
Marcas de entonación
Modificadores y complementos
Coordinación
Negación
Foco
Perífrasis de relativo
Otras dependencias sintáclicas
Autonomía
Incidencia
Otras vinculaciones sintácticas
Conjuncio11es y adverbios
63.1.4. Significado de los marcadores del discurso
63. 1.4.1. lntroducción
63. 1.4.2. lnsuucciones sobre el significado de conexión
63.1.4.3. lnstrncciones argumentativas
63.1.4.4. lnstrnccio11es sobre la estrnetura informativa
63.1.5. Efectos de sentido
63. 1.6. Clasificación de los marcadores del discurso
63
63.2.
Índice
4052
Estructuradores de la información
63.3.4.2.
63.3.4.3.
63.3.4.4.
63.3. 4.5.
63.3.4.6.
63.3.4. 7.
63.3.4.8.
63.3. 4. 9.
63.3.4.10.
63.3.4.1/.
63.3.4./ 2.
63.3.4./3.
63.2.1. Generalidades
63.2.2. Comentadores
63.2.2. J. Pues
63.2.2.2. Pues bien
63.2.2.3. Así las cosas
63.2.2.4. Dicho esto; dicho eso
63.2.3. Ordenadores
63. 2.3.1. Definición
63.2.3.2. Clasificació11
63.2.3.3. Características de algunos ordenadores del discurso
63.2.4. Digresores
63.2.4.1.
63.2.4.2.
63.2.4.3.
63. 2.4. 4.
63.2.4.5.
Definición
Por cierto
A propósito
A todo esto
Otros digresores
63.3. Conectores
63.3.1. Generalidades
63.3.2. Conectores aditivos
63.3.2. J.
63.3.2.2.
63.3.2.3.
63.3.2.4.
63.3.2.5.
63.3.2.6.
63.3.2. 7.
Generalidades
Además
Encima
Aparte
Por añadidura
Incluso e inclusive
Es más
63.3.3. Conectores consecutivos
63.3.3. J.
63.3.3.2.
63.3.3.3.
63.3.3.4.
63.3.3.5.
63.3.3.6.
63.3.3.7.
63.3.3.8.
63.3.3.9.
63.3.3.LO.
63.3.3. /J.
Definición
Pues
Así pues
Por tanto
Por consiguiente, consiguientemente, consecuentemente
Por ende
De ahí
En consecuencia
De resultas
Así
Entonces
63.3.4. Conectores contraargumentativos
63.3. 4.I.
Generalidades
Índi ce
4053
63.4.
63
En cambio
Por el contrario
Al contrario
Por contra
Antes bien
Sin embargo
No obstante
Con todo
Empero
Ahora bien
Ahora
Eso sí
Reformuladores
63.4.1. Generalidades
63.4.2. Reformuladores explicativos
63.4.2. J.
63.4. 2. 2.
63.4.2.3.
63. 4.2.4.
63.4.2.5.
63.4.2.6.
Definición
O sea
Es decir
Esto es
A saber
Otros refonnuladores explicativos
63.4.3. Rcformuladores rectificativos
63.4.3. /. Definición
63.4.3.2. Mejor dicho
63.4.3.3. Más bien
63.4.3.4. Digo
63.4.4. Reformuladores de distanciamiento
63.4.4.1. Generalidades
63.4.4.2. En cualquier caso
63.4. 4.3. En todo caso
63.4.4.4. De todos modos y otros reformuladores semejantes
63.4.5. Reformuladores recapitulativos
63.4.5. J. Generalidades
63.4.5.2. En suma y otros reformuladores semejantes
63.4.5.3. En resumidas cuentas y otros refonnuladores semejantes
63.4.5.4. En fin
63.4.5.5. Total
63.4.5.6. Al fin y al cabo y después de todo
63.5. Operadores argumentativos
63.5.1. Generalidades
63.5.2. Operadores de refuerzo argumentativo
63.5.2.1. Definición
63
Índice
4054
63.5.2.2. En realidad
63.5.2.3. En el fondo
63.5.2.4. De hecho
63.5.3. Operadores de concreción
63.6. Marcadores conversacionales
63.6.l. Generalidades
63.6.2. Marcadores de modalidad epistémica
63.6.2.1. Generalidades
63.6.2.2. Marcadores de evidencia: funciones pragmáticas y tipos de
unidades
63.6.2.3. Marcadores de evidencia (1): en efecto y efectivamente
63.6.2.4. Marcadores de evidencia (II): desde luego, por supuesto,
naturalmente, claro, sin duda
63.6.2.5. Marcadores orientativos sobre la fuente del mensaje
63.6.3. Marcadores de modalidad deóntica
63.6.3.1.
63.6.3.2.
63.6.3.3.
63.6.3.4.
Bue no
Bien
Vale
De acuerdo y otras expresiones equivalentes
63.6.4. Enfocadores de la alteridad
63.6.4.1.
63.6.4.2.
63.6.4.3.
63.6.4.4.
63.6.4.5.
63.6.4.6.
Hombre
Bueno
Vamos
Mira, mire
Oye, oiga
Fomws verbales de segunda persona como marcadores de
alteridad
63.6.4. 7. Apéndices comprobativos
63.6.4.8. Por favor
63.6.4.9. Perdón, pe rmiso
63.6.5.
Metadiscursivos conversacionales
63.6.5.1.
63.6.5.2.
63.6.5.3.
63.6.5.4.
63.6.5.5.
63.6.5.6.
Ya
Sí
Bueno
Bien
Eh
Este
ÍNDICE DE MARCADORES DISCURSIVOS ESf UDIAD0S
T EXTOS OTADOS
REPERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
4055
El concepto de marcador del discurso
63.1.1
63.1. El concepto de marcador del discurso •
63.1.1.
La aportación de las gramáticas españolas
En casi todas las gramáticas de la lengua caste llana o española , desde Nebrija
en adelante -aunque ello no se exponga de modo sistemático-, se percibe que las
llamadas panículas, es decir, las tradicionales partes invariables de l discurso: adverbios, preposiciones y conjunciones, y o tros elementos gramaticali.zados, pueden desempeñar, en ciertos contextos, funciones que no se ajustan a las que cumplen habitualmente en el marco de la sintaxis oracional. 1 Así, si bien no se reconoce propiamente la existe ncia de lo que hoy denominamos 'marcadores del discurso', se
atribuye a ciertas unidades lingüísticas que puedan presentar usos discursivos, e mpleos enfatizadores, valores expresivos, etc.
Un buen ejemplo del planteamiento tradicional lo constituye Garcés (1791), quien reúne un
gran número de adverbios, preposiciones, conjunciones, interjecciones, etc., ordenado alfabéticamente, y mueslra cómo emplean cada partícula los escritores clásicos, para lo que apona gran
cantidad de ejemplos. ' Garcés da cuenta de la vigencia de los usos que presentan, o de la expresividad - •.fuerza y vigor,,- que aportan, numerosas partículas, describiendo la función elocutiva
que ellas cumplen: para qué sirven, qué efectos quiere conseguir con ellas el hablante, es decir,
indicando una especie de las actuales funciones pragmáticas; señala valores expresivos en las ínter~
jecciones, y los aduce igualmenre para ciertos adverbios como bien, bueno, cierto1 claro, etc., y para
algunas conjunciones, como y, pues, etc. Este autor proporciona, de este modo, una fuente de
inspiración a los primeros gramáticos del español moderno, Salvá y, sobre todo, Bello. '
Ya en este siglo, es en los tratados gramaticales de Gili Gaya (1943: §§ 250253) y de Alcina y Blecua (1975: §§ 7.3.6 y 8.5) donde se identifican más claramente
los elementos que denominamos marcadores discursivos y donde se describen algunas de sus propiedades más características. Gili Gaya los reúne dentro de los
'enlaces extraoracionales' (cf. la n. 6 del p resente capítulo) y presenta algunos de
sus rasgos esenciales: a) su vinculación con nociones externas a la relación de predicación oracional; b) su carácter invariable; e) la heterogeneidad de su entidad
categorial (conjunciones, frases conjuntivas, interjecciones, etc.); d) la versatilidad
• Siendo el presente capítulo fruto de la colaboración de am~ autores, que han revisado y discu1ido su contenido
de forma conjunta (particularincnte. el §63.1), ha de constar que son obra, esencialmente. de María Antonia Manín
Zorraquioo los f§ 63.1.1 y 63.6. mientras que se deben, esencialmente, a José Porlolés, los§§ 63.1.2 y ss., 63.2, 63.3, 63.4
y 63.5. La investigación de este autor ha sido sub•.tencion.ada Por una ayuda de la DGICYT al proyecto PS94-0038.
1 Uno de los primeros testimonios. con referencia a la lengua csi>
añola, sobre algunos de los que hoy se consideran
'marcadores del discurso', lo encontramos en el Di61í>go dt:' la lel(gUQ de Juan de Valdés, escrito a finalc.:s de 1535, donde
se indica la existencia de ..ciertas palabrillas, que algunas personas en su hablar usan ordinariamente,. como -aqttt.St~. pues,
n.ss( etc..., y a las que el autor denomina ·bordones', por cuanto algunos las emplean «quando, estando hablando, no les
vil:ne a la memoria el vocablo tan presto como sería menester,. (Valdés 1535: 186-188). Valdés Sé refiere a unidades que
cumplen, principalmt=nte. lo que hoy llama,lam05 funciones fáticas y me1adiscursivas.
2 Garcés incluye bajo el lérmino 'panícula' no sólo a las tradiciom1le::s partes invariablc.'i del discurso. sino 1ambitn a
los pronomttres, artículos, etc.. CQincidiendo con 01ros tratadistas y estudiosos -pOr ejemplo, con su contemporáneo,
también jesuita, el P. E. Terreros y Pando, en su diccionario de 1786 (cf. Terreros y Pando 1786-1788; \'OI. 111, 49).
' En el capítulo L de su Cmmótica, Dello incluye, como Garcés (cf. Uiteras 1995), un elenco de partículas ordenadas
nlfobéticamentt= (si bien se trata ahí, de manera exclusiva, de adverbios, locuciones ad"crbiates., preposiciones., conjunciones
y locuciones conjuntiv.-s., que -.-en modificado su estatuto gramatical carac.terístlOO). Se reconocen partículas de «:afirmación
reforzada• (sí), de •oposición• (pero, em~ro, ame.s b~n. mós büm, por ti contrario. cte.). de tipo •continuativo,. (ahora
JJ(U'.S. usf. asi a que. con que, puu), que sil"en, en algunos casos. para Cltprcsar «consecuencia.. (con qut:. pi.a), ele. Para
la con1ribución de las gramáticas tradicionales en la descripción de los ·marcadores del discurro', véase Martín Zorraquino
1992, y. sobre todo, Pons 1994, 1995a y 1996-1997.
63.1.1
LOS MARCADORES DEL DISCURSO
4056
distribucional de muchos de ellos (ocupan la posición inicial, medial o final del
mie mbro discursivo en el que comparecen); e) su peculiaridad significativa: contribuyen a establecer lo que el autor denomina 'coherencia', y alcanzan una pluralidad
de valores semánticos, en combinación, frecuentemente, con los rasgos suprasegme ntales adecuados (la entonación, sobre todo); f) pueden adscribirse a registros
distintos (son, en unos casos, más propios del discurso escrito -sin embargo, no
obstante, por consiguiente, etc.- y, en otros, más comunes en el discurso oral -pues,
as( que, con que, e tc.-); g) llegan a constituir meros apoyos de la elocución ('muletillas') en el habla coloquial (Gili Gaya 1943: § 251).
Alciaa y Blecua incluyen entre dichos ele me ntos a los 'ordenadores del discurso'
(por tanto, etc.), que vienen a coincidir con muchos de los marcadores que se analizan e n el presente capítulo. Más adelante, distinguen también los 'ordenadores
léxicos', los cuales podrían también incorporarse al ámbito de los 'elementos periféricos' de carácter invariable (Alcina y Blecua 1975: § 8.5).
Pese al interés de los datos que ofrecen las gramáticas citadas para la descripción de los marcadores discursivos, lo cierto es que apenas se le ha dedicado espacio
a este tipo de palabras en los tratados gramaticales. Ahora bien, desde hace ya
treinta años, a partir del desarrollo de la lingüística del texto, de la gramática del
discurso y, sobre todo, de los diversos enfoques de la pragmática - y la consiguiente
incorporación de los factores pragmáticos a la gramática-, el estudio de estas unidades ha recibido una atención extraordinaria, desde orientaciones teóricas muy
distintas y con aplicación a lenguas muy diferentes.•
A pesar de las contribuciones aludidas, debe destacarse que los marcadores del
discurso son muy difíciles de sistematizar. No estamos ante una clase uniforme de
palabras (pretender establecer una relación biunívoca entre el concepto de 'marcador del discurso' y una categoría gramatical determinada es algo así como intentar
ajustar el término 'deíctico' a una sola clase de palabras). Con todo, en el presente
capítulo tratamos de ofrecer una descripción siste mática de los marcadores del discurso en español. Ya que acometer esta empresa de un modo exhaustivo resultaría
casi tan utópico - hay que admitirlo de entrada- como «ponerle puertas al campo»,
ha de advertirse que hemos tratado de acotar, dentro del conjunto de dichos elementos, un amplio grupo que a) compartiera propiedades gramaticales homogéneas
(§ 63.1.3) - los marcadores que hemos analizado se ajustan, e n general, a las categorías tradicionales de los adverbios, de las locuciones adverbiales y de ciertas interjecciones- y b) cuyas características semánticas -la forma de significar o de
configurar su significado- fueran las propias de los ma rcadores discursivos (los
cuales son elementos que no presentan un contenido referencial o denotador sino
que muestran un significado de procesamiento: § 63.1.4).
,
En lo que sigue, presentamos, en primer lugar, la definición de 'marcador del
discurso' (§ 63.1.2); tratamos a continuación, sucesivamente, de las propiedades gramaticales de dicha clase de elementos (§ 63.1.3) y de su tipo de significado (§ 63.1.4),
así como de los efectos de sentido que aquel puede actualizar con regularidad en
el discurso (§ 63.1.5), para ofrecer, en fin, una clasificación de los marcadores del
discurso (§ 63.1.6) que se describen a lo largo del presente capítulo.
• Véase Martín Zorraquino 1992 y 1994a; Portolés 1993; Cortés 1995a y IW5b, y Foolcn 1996. Los primeros trabajos
conjunto sobre los marcadores del discurso en español se deben, fundamentalmente, a Fuentes Rodríguez (~ase Fuentes
1987a).
de
4057
63.1.2.
El concepto de marcador del discurso
63.1.2
Definición de marcador del discurso 5
Los ' marcadores del discurso'• son unidades lingüísticas invariables, no eje rcen
una función sintáctica en el marco de la predicación oracional -son, pues, e le mentos marginales- y poseen un come tido coincidente en el discurso: el de guia r, de
acuerdo con sus distintas propiedades morfosintácticas, semánticas y pragmáticas, las
infe re ncias que se realizan e n la comunicación.
Para iluminar esta definición, vamos a detenernos en los conceptos básicos que aparecen en
ella. '
63. / .2 /. Entendemos por 'discurso' la acción y el resultado de utilizar las distintas unidades que
facilita la gramática de una lengua en un acto concreto de comunicación; por ello, todo discurso
se compone de una pane puramente gramatical y de otra pragmática. ' La oración Tengo mucho
trabajo es gramaticalmente la misma en (la) y en (l b):
( J)
a. A:
B:
b. A:
B:
¿Quieres venir al cine?
Tengo mucho trabajo.
Tengo mucho trabajo.
Lo siento, no puedo ayudarle. He quedado y me tengo que marchar.
Pero desde la perspectiva pragmática son intervenciones muy distintas: en (la) se recha,.a una
invitación anterior, y en ( lb) se solicita una ayuda.
Contrariamente a la explicación más tradicional, la comunicación no constituye únicamente un
proceso de codificación y descodificación de enunciados, sino también, y muy principalmente, una
labor de inferencia. ' Cuando alguien dice: Tengo fr{o, en una habitación con la ventana abierta, no
sólo desea que el oyente entienda el enunciado, que lo descodifique, sino que concluya que quiere
que se cierre la ventana. Hechos como este no son extraños, todo lo contrario: si una niña en un
cine susurra iPapá! Tengo sed, el padre infiere que su hija le está pidiendo agua, aunque no lo haya
, Para una exposición más detenida de los H 63.1.2-63.1.S, Portolés 1998c.
- Esta denominación es habitual en la bibUografia (Schiffrin 1987; Fraser 1990; Traugott 191)5). Ahora bkn, el mismo
concepto o conceptos cercanos también han recibido otros nombres en español: 'enlaces extraoracionalcs' (Gili Gaya 1943:
32>331; Fuentes 1987a), 'conectores' (Martínez 19')7; Pons 1998b), 'conectores cxtraoracionalcs" (Cortés 1991), 'conectores
argumentativos' (Portotés 1989), 'conectores discursivos' (Montolío 1992), 'conectores pragmáticos' (Briz 1993a, 1993b y
1994), 'conectores enunciativos' (Lamiquiz 1994, 183-191), 'conectivos' (Medcros 1988), 'partfeulas discursivas' (Martín
Zorraquirto 1992), 'ertlaces textuales' (López García 1994, 107-116), 'rclacionarttes supraoracionales' (Fuentes 1996), 'elementos de cohesión' (Manfn Zorraquino 1991), 'operadores discursivos' (Casado 1991 y 1993), 'ordenadores del discurso'
(Alcina y Blecua 1975, § 7.3.6), o 'muletillas' (OuisLI 1996). Nuestra preferencia por 'marcador del discurSO' se basa en
que este tfrmino se ajusta de un modo más adecuado que las otras denominack>nes al objeto que queremos describir.
Como se \'erá a lo largo del capítulo: sólo una parte de los marcadores conectan, no lo hacen, por ejemplo, los operadores
argumentativos (§ 635) y muchos de los 'marcadores conversacionales' (§ 63.6). Ciertamente, los marcadores pueden relacionar una oración con otras unidades externas a ella, pero también es frecuente que relacionen unidades intraoracionales
-ejemplos de (56)- o unidades que pertenecen a otras categorías sintagmáticas distintas de la oración (§ 63.1.3.11 ). Los
marcadores, en fin, cohC$ionan el discurSO, pero esta es sólo una de sus posibles propiedades. Hay que decir, de otro lado,
que buena parte de fos marc.adores tienen cap¡cidad modalizadora, pero también otros sigri~ que no son marcadores
comparten estas prop~des y, por otra parte, para muchos de lo.\ marcadores, la modalización no comtituye su principal
catacterística discursiva: por eso no hemos utilizado un término como 'particulas nlOdales' o 'palabras modales' par.t
designar a las unidades de que tratal1l05 (a diícrencia de lo que se sugi\!re, por ejemplo, en Martín Zorraquino 1992. cuyo
título reza • Partkulas y modaHdad•).
, Para un estado actual de las investigaciones sobre marcadores, Foolen 1996: y limitánd~ al ámbito hispinico Martín
Zorraquino 1992 y 1994a y C.sado 1996a. Una rica bibliogra({a es la de Cortés 1995a y IWSb.
• El término 'discurso' se refiere a una noción sobre la que se han propuesto muchas definiciones y s.obre cuyo estudio
existen numerosos enfoques; vianse, por ejemplo, Schiffrin 1994: 20-43 o Catsamig.lia y Tusón 1999, Tt ngasc en cuenta,
de otro lado, que hemos preferido el término 'discurso' al de 'texto'.
• Esta exposición del proceso comunicaüvo se fundamenta en la Teoría de la Pertinencia (o Relevancia) de Sperber
y Wilson (1986). Para más bibliografía sobre esta teoría y algunH precisiones, Porto~s 1994a, 1994b; y para una explicación
del estudtO de los marcadores discursi\105 den1ro de esta 1eorl'a, Montolío 1997 y 1998.
63.1.2.2
WS MARCADORES DEL DISCURSO
4058
dicho expresamente; rechazamos la invitación a un helado contestando Me duele la gargama; y
sugerimos un cambio de canal de televisión diciendo E11 la Primera empieza u11a película. Los hablantes nos comunicamos presentando lo dicho como un estímulo que permite al oyente obtener
por medio de inferencias lo que pretendemos comunicar. Las 'inferencias' constituyen procesos de
razonamiento y, para que se produzca este proceso inferencia), además de lo dicho, se ha de tener
en cuenta el contexto de los participantes en la conversación. Dicho 1contexto' es siempre mental
y está formado por las creencias que residen en la memoria, pero también por aquellas que se
derivan de la percepción inmediata de la situación o, simplemente, de lo que se ha dicho antes.
Dentro de esta concepción de la comunicación, considerar que los marcadores 'guían las inferencias· significa que los procesos inferenciales no son independientes de la forma lingüística del
discurso. Supongamos que miembros de una comisión de contratación realizan el siguiente intercambio después de una entrevista: A: Es poco hablador; B: Ademó.,, es de Guada/ajara. Por nuestro
desconocimiento del contexto que comparten estos hablantes. no sabemos si están a favor o no de
contratar al entrevistado. No obstante, sí se advierte que el marcador del discurso además fuerza a
la consecución de inferencias de un modo determinado. Vincula los dos enunciados y nos obliga a
obtener de ellos conclusiones comunes. Quien acaba de escuchar Además, es de Guadalajara está
obligado a colegir de ello alguna conclusión idéntica a alguna de las posibles a partir de «ser poco
hablador>. Si reemplazamos el marcador además por e.so si, obtenemos:
(2)
A: Es poco hablador.
B: Eso s4 es de Guadalajara.
Contrariamente a además, el marcador eso si presenta «ser de Guadalajara» como un enunciado
del que se han de obtener conclusiones distintas a las de «ser poco hablador>. Supongamos que se
trata de emplear a un representante de comercio para vender cierto producto en Madrid. Si «ser
poco hablador>. por lo que conocemos de los representantes, se puede considerar desfavorable para
obtener el trabajo, con además se debe inferir de «ser de Guadalajara• conclusiones también contrarias a la concesión del empleo. Por ejemplo, sus comerciantes conocidos serán también guadalajareños y conseguirá pocas ventas. Por el contrario. con eso sí las inferencias son distintas; así. el
segundo enunciado, si el primero se muestra contrario a la contratación, deberá comprenderse como
favorable a esta: conviene que sea de Guadalajara para, por ejemplo, ampliar en un futuro las
ventas a esta ciudad.
63.1.2.2. Con todo, en un análisis minucioso se comprueba que son muchas las palabras y las
construcciones lingüfsticas que guían las inferencias en el discurso por sus peculiares propiedades
lingüísticas.
Veamos el siguiente ejemplo:
(3)
a. Juan tenía recuerdos de su infancia.
b. Juan acam:aba recuerdos de su infanda.
c. Juan atesoraba recuerdos de su infancia.
Con (3a) dependerá exclusivamente del contexto que concluyamos si estos recuerdos eran o
no placenteros. Sin embargo, en (3b) el verbo acamar nos fuerza a concluir que los recuerdos eran
desgraciados, y en (3c) el verbo atesorar nos los presenta como felices. Estos dos últimos verbos
guían de un modo opuesto las po5ibles inferencias que se puedan realizar de su objeto.
A causa de ello, y para conseguir un objeto de estudio abarcable, se ha de constreñir el tipo
de unidades que se clasifican como marcadores del discurso por medio de un nuevo criterio: sólo
serán marcadores del discurso aquellos signos que no contribuyen directamente al significado conceptual de los enunciados, sino que orientan y ordenan las inferencias que cabe obtener de ellos.
Esto cs. el significado de los marcadores contribuye al procesamiento de lo que se comunica y no
a la representación de la realidad comunicada (véase Blakemorc 1987).
Este criterio impide que consideremos marcadores a los nombres, adjetivos y verbos, ya que
estas categorías léxicas reflejan una realidad -aunque en ocasiones sea imaginaria- . Esto también
4059
El concepto de marcador del discurso
63.1.3.1
sucede con muchas palabras invariables. No tienen las mismas condiciones de verdad los enunciados
(a) y (b) de los siguientes pares:
(4)
(5)
(6)
a.
b.
a.
b.
a.
b.
Viene a Santiago.
Viene de Santiago.
Vive lejos.
Vive cerca.
No viene porque estás triste.
No viene para que estés triste.
EUo indica que las prepo5iciones a y de. los adverbios lejos y cerca. y estos usos de las conjunciones porque y JXl'ª qut no guían únicamente las inferencias, sino que también contribuyen a la
construcción de la propo5ición que subyace en cada uno de los enunciados. Sin e mbargo, tienen las
mismas condiciones de verdad:
(7)
a.
b.
c.
d.
Es hablador y. además, es de Guadalajara.
Es hablador. Eso si. es de Guadalajara.
Por un lado, es hablador y, por ocro lado, es de Guadalajara.
Es hablador... Por cierto, es de Guadalajara.
Por tanto, podemos considerar marcadores del discurso: además, eso sí, por un lado, por otro
lado y por cierto.
63. 1.2.3. Desde un punto de vista estricto, si los marcadores han de carecer de significado conceptual, quedarían fuera de nuestra lista los adverbios en función incidental del tipo: francamente,
sú,ceramente o en serio [--+ § 11.5). Las condiciones de verdad de:
(8)
a. Es una buena película.
b. Sinceramente, es una buena película.
no parecen variar: los dos enunciados serán verdaderos si la película tiene calidad y no lo serán si
carece de ella. No obstante, el significado de sinceramente es conceptual. Se puede negar que sea
cierto que se hable con sinceridad.
(9)
A: Sinceramente, es una buena pelfcula.
B: Eso no lo dices sinceramente, lo dices porque sabes que a mí me gusta.
Aunque sinceramente no modifica las condiciones de verdad de es una buena película, no posee
un significado estrictamente procedimental (Wilson y Sperber 1993). De todos modos, no siempre
es sencillo discernir si una unidad lingüística contribuye o no a las condiciones de verdad de un
discurso o si su significado es de procesamiento y no conceptual; por ello, la lista de los marcadores
del discurso, aun coincidiendo en los criterios de delimitación de la clase, puede presentar variaciones.
63.1.3.. Propiedades gramaticales de los marcadores del discurso '"
63.1.3.1. Gramaticalización de los marcadores
Como ya se ha expuesto en la definición de marcador del discurso, se trata de
uaidades lingüísticas invariables. Esta propiedad distingue nuestros marcadores
'° Sobre la importancia del oonocimiento de las propiedades gramaticales para el estudio de marcadores, Martín
Zorraquino 1998, Portolés 1995b. 199& y en prensa d.
63.1.3.1
LOS MARCADORES DEL DISCURSO
4060
de los sintagmas que conservan las capacidades de fl exión y combinación de sus
miembros. Comparemos:
Lucía está lesionada y, por consiguiente, no puede formar parte del
equipo.
b. Lucía está lesionada y, por este motivo, no puede formar parte del
equipo.
(10)
a.
Mientras que por consiguiente es un mareador del discurso, no lo es por este
motivo. Ello se manifiesta en q ue el primero se encue ntra gramaticalmente fijado
-es un adverbio-- ('por consiguientes), mientras que por este motivo conserva su
capacidad de flexión y de recibir especificadores y complementos (hasta por estos
pequeños motivos). De acuerdo con esta propiedad de los marcadores, tampoco se
estudiarán dentro del presente capítulo otros sintagmas que poseen un comportamiento gramatical semejante al de por este motivo, por ello, por eso, por esto, por
§ 56.4.1.3).
esta razón, por esta causa, a causa de esto, etc. [Ahora bien, se ha de advertir que la mayor parte de las formas que se utilizan
como marcadores discursivos pueden aparecer con distintas funciones lingüísticas,
esto es, sin ser marcadores.
(11)
(12)
Lo haré bien./ Bien, lo haré.
Lo haré en cualquier caso. / En cualquier caso, lo haré.
No tie ne por qué responder así. / Así, no tiene por qué responder.
Q uie ro una hamburguesa con todo. / Con todo (y co11 eso), quiero una
hamburguesa.
Lo dijo en una palabra. / En una palabra, lo dijo.
En ese momento él se iba por un lado y su muje r por olro. / Por un
lado, é l se iba y, por otro, tambié n su mujer se tenía que marchar.
(13)
(14)
(15)
(16)
En las parejas de ejemplos precedentes, sólo e n los de la derecha bien, en
cualquier caso, así, con todo, en una palabra, por un lado y por otro tienen la función
discursiva de marcadores. Como tales, carecen de las posibilidades de flexión o de
combinación que se dan en los ejemplos de la izquierda [-+ § 11.5].
Si reciben modificadores, estos marcadores dejan de serlo y se convierren en sintagmas preposicionales o adverbiales; esto sucedería en los siguientes ejemplos (véase, no obstante, el
§ 63.1.3.4).
(17)
a.
b.
c.
d.
Ya bien de salud, lo haré.
En cualquier caso de estos, lo haré.
As/ de enfadado, no tiene por qué responder.
Con casi todo, quiero una hamburguesa.
c. En una palabra malsonante, lo dijo
f.
4061
63.1.3.1
bueno o claro nacen de adjetivos; hombre, de un nombre; entonces, bien o así, de
adverbios; en cambio, por consiguiente o en fin , de sintagmas preposicionales; con
ahora bien o así pues se fijan en una unidad dos adverbios contiguos; y es decir, es
más o no obstante tienen su origen en sintagmas verbales.
No iodos los marcadores que se estudian en estas páginas están igualmente gramaricalizados.
Tomemos, por ejemplo, cuatro marcadores que hemos agrupado como conectores conrraargumcntativos: sin embargo, e11 cambio, ,w obsta11te y eso si (§ 63.3.4). En la primera mitad del siglo XIX,
sin embargo podía recibir comple mentos y conservaba una relación de significado con el nombre
embargo (•obstáculo•, «im pedimento•):
(18)
Adviértase, con todo, que sin embargo de esta equivale11cia de sentido entre «a1mq11e» y
«siquiera>, son diversos sus oficios [... ). !Bello 1847: § 1072c]
Esta posibilidad ya se ha perdido en el espaiiol actual y sólo e n casos de arcaísmo manifiesto
la utilizan algunos escritores. Sin embargo se ha especializado como marcador discursivo y, de csle
modo, su distanciamiento del significado original de representación es casi completo [ - § 59.2.4).
El marcador en cambio en la segunda mirad del siglo x1x todavía podía ser un sintagma preposicional plenamente integrado en la oración.
(19)
Doña Robusriana fiaba mucho en la a mistad de aquel joven de tanto poder entre las
turbas realistas, y por nada del mundo la diera en cambio de la de un principe. [B. Pérez
Galdós, El terror de 1824, 65)
Y, aunque poco frecuente, no es imposible documentar este uso en el español actual.
(20)
lQué puede darle en cambio? [O. Paz, La hija de Rappaccini, 76]
Por otra parte, el significado de •cambio•, que se ha perdido en la mayor parte de sus usos
como conector en favor de un simple contraste entre dos miembros, se conserva en algunas ocasiones:
(21)
Me temo que la ola de jóvenes derechistas que dan el tono actualmente en el Parrido
Republicano va en !al dirección. Quieren acabar con todas las regulaciones de lo público y multiplicar, en cambio, los controles sobre la vida privada. [F. Savater, en El
Pa/s Semana~ 10-111-1996, 14]
Menor todavía es la gramaticalización de no obstante. En español actual es marcador del discurso en:
(22)
No se puede ir al Dios que se ama con las piernas del cuerpo y, 110 obstante, amarle
es estar yendo hacia Él. [J. Ortega y Gassct, Obras completas, V, 556]
Pero también conserva sus originarias cualidades verbales como .participio presente del verbo
obstar en cláusulas absolutas:
(23)
Por uno de los lados, él se iba y su mujer se marchaba por el otro má• lejano.
Otro problema en la aplicación del criterio de invariabilidad de los marcadores
se presenta con su distinto grado de gramaticalización. Los mareadores del discurso
proceden de la evolución de una serie de sintagmas que, de una parte, van perdiendo sus posibilidades de flexión y combinación, y, de otra, van abandonando su
significado conceptual y se especializan en otro de procesamiento. Los marcadores
El concepto de marcador del discurso
No obstante todo lo anterior, en los últimos años la crítica al PRI se ha vuelto más y
más acerba, hasta llegar al denuesto y a la diatriba. [O. Pa,, en ABC, 15-V-1995, 57)
Si bien en estas cláusulas ha perdido su capacidad de concordancia con el sujeto, lo que, a su
vez, es consecuencia de su proceso de gramaticalización como adverbio.
(24)
No obstante las diferencias señaladas en todos estos casos de contac10, el castellano regional adopta rasgos de la lengua o dialecto vernáculos, ya en la entonación, ya e n la
fonética, léxico, sufijos y sintaxis. [R. Lapesa, F.I español modemo y conUmporánw, 333)
63.1.3.2
LOS MARCADORES DEL DISCURSO
4062
4063
La pervivencia de usos verbales en no obstante explica que su significado de procesamiento
tenga estrecha relación con el significado de representación del verbo obstar. De este modo, no
obstante se utiliza, principalmente, en los casos en los que el primer miembro discursivo se pudiera
comprender como un auténtico «obstáculo• para el segundo.
Con eso sí, conviven en el español actual usos como marcador con aquellos en los que es
simplemente un demostrativo y un adverbio afirmativo. Como marcador:
(25)
Hablar de crispación, aquí, tiene muy poco sentido. Malhumor, fastidio, anorexia, envidia, miedo laboral, incultura, malos modales: eso, si. [E. Haro Tecglen, en El País,
18-Xll-1994, 56]
Por añadidura, su significado como marcador es transparente a partir del de los elementos que
lo componen. Algo que no sucede con sin emba,go y que presenta sus dificultades con en cambio "
y no obstante.
Se advierte todavía un menor grado de gramaticalización en los agrupamientos de los adverbios
más o menos, y atín, que, por su significado, se hubieran podido encuadrar dentro de otro tipo de
marcadores - los conectores aditivos (§ 63.3.2)-. Las mismas posibilidades de combinación que
muestran son un reflejo de esta falta de fijación gramatical.
(27)
a. Cada máscara tenía una identidad diferente, un modo de ser propio, una voz irrenunciable. Y más aún: tenía corazón. [G. García Márquez, NOlicin dt un secuestro, 72[
b. Yo ya estaba enamorada de él, aún más, ya habíamos empezado con nuestros escarceos. [G. Martín Garzo, La vida nueva, 78]
c. Prullas no juzgó oportuno aducir que había visto aquella mi,ma película unos días
antes en compañia de Mariquita Pons y menos aún proclamar la opinión que había
merecido. [E. Mendoza, Una comedia ligera, 64)
d. No veáis en estas palabras, reverendo padre un intento de reprobar la forma de ser
de los hombres ni, aún mtnos, el germen de un propósito de transformados. [F.
Savater, Criaturas del aire, IO]
(29)
Posiciones sintácticas
Dentro de las unidades invariables que guían las inferencias, se han de diferenciar por sus propiedades gramaticales las conjunciones del resto de los marcadores del discurso. ' Las conjunciones siempre preceden al sintagma que introducen,
mientras que las unidades que analizamos en el presente capítulo tienen, por lo
general, una mayor movilidad.
" Compárese su signifteado con a cambio, donde C$ manifiesto el significado de «cambiar»: Piensas qut no te puetk
ptmJr 11ada bueno sin qu~, a cambio, le suceda algo malo p. J. Millá~ El ""-sorden de 1u nombrt, l58J.
11
Estas profundas diícreñci"ásgramaticales y el hecho de que otros capítub de esta gramática !---11> Cap. 41 y Cap.
591 se ocupen de conjunciones como ptro, y o awfl/ut nos excusa aquí de su estudio.
a. Juan estaba cansado. No obstante, continuó su camino.
b. Juan estaba cansado. Continuó, no obstante, su camino.
c. Juan estaba cansado. Continuó su camino, no obstante.
(...] y os la pusiera en vuestras manos, para que hiciérades della a toda vuestra voluntad
y talante, guardando, pero, las leyes de la caballería. [M. de Cervantes, Don Quijote,
Parte 1, cap. Lll]
La localización de pero en el interior de la oración no se explica por causas semánticas o
discursivas, sino por motivos morfosintácticos: pero en el siglo xv, podía ser una conjunción y, más
raramente, un adverbio. Aquí la posición de pero se jusLifica por ser adverbio. 0
Esta movilidad, no obstante, tiene limitaciones; así, por ejemplo, un marcador
se puede situar entre categorías mayores: "
(30)
a. Los tejados de pizarra son especialmente adecuados para los climas lluviosos. En
cambio, los de adobe resultan más oportunos para los cálidos.
b. Los tejados de pizarra son especialmente adecuados para los climas lluviosos. Los
de adobe, en cambio, resultan más oportunos para los cálidos.
c. Los tejados de pizarra son especialmente adecuados para los climas lluviosos. Los
de adobe resultan, en cambio, más oportunos para los cálidos.
d. Los tejados de pizarra son especialmente adecuados para los climas lluviosos. Los
de adobe resultan más oportunos para los cálidos, en cambio.
Ahora bien, la construcción es agramatical si se sitúa entre un núcleo y sus
adyacentes especificativos: "
(31)
Nótese que estas son las mismas unidades que encontramos en Trabaja {más/menos} arín y
Estudia aún {más/menos} con la diferencia de desempeñar aquí una función intraoracional.
63. 1.3.2.
63.1.3.2
Cuando Cervantes escribe:
Cheese y Patata son dos palabras mágicas para salir sonriente en una fotografía. Eso si,
con una sonrisa forzada. [El País, 15-11-1995, 36]
Y sin gramaticalización:
(26)
(28)
El concepto de marcador del discurso
a. 'Los tejados de pizarra son especialmente adecuados para los climas lluviosos. Los,
en cambio, de adobe resultan más oportunos para los cálidos.
b. • Los tejados de pizarra son especialmente adecuados para los climas lluviosos. Los
de adobe resultan más, en cambw, oportunos para los cálidos.
c. • Los tejados de pizarra son especialmente adecuados para los climas lluviosos. Los
de adobe resultan más oportunos para, en cambw, los cálidos.
De todos modos, es difícil documentar algunos marcadores del discurso en una
posición que no sea la inicial de su miembro discursivo, sólo precedidos, en su caso,
por una conjunción. Esto sucede con a propósito, a saber, ahora bien, así las cosas,
de ahí, es decir, es más, esto es, pues -cuando es comentador- y pues bien.
(32)
a. A propósito, lpor qué, en la última Junta, cuando discutieron el tema de los suplicatorios (...], usted ocultó su parecer y no votó? [El Mundo, 25-IX-1995, 8]
11
• El ¡xro adverbio se documenta en la actualidad en algunas zonas hispanohablan1cs por influencia del ca1alán
(Español 1996).
•~ Sobre este 1ipo de propii:dad gramatical -y sobre las propiedades grama1icak!s de las particu1as discursivas, en
general-, as( como respecto de algunas de las caractcrfstkas semánticas de dichas unKIAdcs, d. Martfn Zorraquino 1994c.
1998.
" Sí pueden silual'5C los marcadores enlre un núcleo y un adyace!nte explicativo: Aquellos anticuarios mt. wndieron
una silla rQla. Eno.s gitano.~. ~n cambio. que nndon mó.r opwodos «on6micamtnle., nunca me han engañado.
63.1.3.3
LOS MARCADORES DEL DISCURSO
4064
b. La aparente contradicción que encierra ese «haz lo que quieras~ no es sino un
reflejo del problema esencial de la libertad misma: a saber, que no somos libres de
no ser libres, que no tenemos más remedio que serlo. [F. Savatcr, Misterios gozosos,
25]
c. Dicen que toda opinión es respetable. En absoluto. Lo respetable es que todo el
mundo se exprese. Ahora bien, una vez que han opinado, no tengo por qué respetarlos. Sólo faltaba. [El Pals, 23-Vl-1996, 34)
d. Desde que en 1972 se firmó en España el decreto de la sequía, que aún está en
vigor, la mitad del país sufre de sed crónica. Ni llueve. ni nieva. Así las cosas, desde
hace más de una década, los zahories andan pegándole palos a la tierra como
queriendo soltarle las últimas gows. fABC, 20-111-1995, 64[
e. El animal tiene una inteligencia cautiva porque una rutina biológica determina sus
comportamientos. De ahí su existencia estancada. [J. A. Marina, Teoría de la inte-
f.
g.
h.
i.
j.
ligencia creadora, 19]
En eso hemos madurado un poco a lo largo de todos estos días; es decir, que somos
más conscientes. p. J. Millás, en E/ País, 10-111-1995, 72[.
No tenía que contcsuules ahora. Es más, quería que se lo pensara, que lo decidiera
en !unción de su propio interés. [G. Martín Garzo, El lenguaje de las fuenres, 38]
Me ponía en ridículo ante las gentes, diciéndoles que yo era una buena persona,
un infeliz y una alma de Dios, esro e.,, casi un idiota. fJ. Camba, El destierro, 2351
Entonces, ya no sabes qué hacer... iY no haces nada! Te quedas paralizado. Pues
eso fue lo que me pasó a mí, y lo que me sigue paralizando. [F. Aya la, El Hechizado,
1161
Parecía difícil que Antonio Tabucchi pudiera ir más allá del magistral Réquiem, su
obra anterior. Pues bien: ha ido. según acredita este relato [... ]. [M. García-Posada,
en El País Babelia, 20-V- 1995, 5]
Otros marcadores tienen también una clara preferencia por esta posición inicial,
muy especialme nte a todo esto, antes bien, así pues y o sea, aunque en raras ocasiones
se puedan documentar en posiciones mediales o finales.
(33)
63.1.3.3.
a. Dejándonos de freudismos y psicoanálisis, convengamos en que los yanquis (supongo que Barbie es yanqui, a todo esto) van siempre por delante [... ]. [F. Umbral, en
El Mundo, 9-1-1995, 80]
b. No son problemas inherentes a la modernidad con su movida. ni siquiera a la drogadicción con sus secuelas de delincuencia. Son, antes bien. las amargas consecuencias del abuso, la prepotencia, la insolidaridad y los malos modos de una parle no
pequeña de la ciudadanía. [J. Vida!, en El País Mt1drid, 14-111-1995, 2)
c. Los sindicatos respondieron ayer que la negociación en curso se rompe si se pretende introducir mayor flexfüilidad, y anunciaron movilizaciones. Aznar se encuentra, así pues, ante el dilema de todo gobernante: elegir, <!e entre varios males, el
menor. [El Pals, 24-Xl-1996, 12]
d. Sólo me interesa comentar la espectacularización de la realidad. La diversión como
mínima utopía. O sea. [J. A Marina, en ABC Cu/rural, 14-11-1997, 61]
Marcas de entonación
Los marcadores que estudiamos se encuentran limitados como incisos por la
entonación. En una pronunciación esmerada, se percibe una pausa posterior al marcador y, a veces, también una anterior. Así, se puede dife renciar:
a.
b.
Haré bie11 el trabajo.
Bie11 , haré el trabajo.
63.1.3.4
En (34a) bien no puede ser un marcador del discurso por no encontrarse limitado por una entonación especial. Lo contrario sucede en (34b). Por otra parte,
esta e ntonación no es enfática contrariamente a como sucede con otros sintagmas
con función intraoracional pero destacados por este tipo de entonación. Así, se ha
de distinguir:
(35)
a. BIEN haré el trabajo (no mal).
b. Bien, haré el trabajo (y después ¿qué?).
En (35a) bien es un compleme nto circunstancial destacado por una entonación
enfática [ - § 64.3.2], en (35b) se trata de un marcador.
Un caso especial es el de pues comentador (§ 63.2.2.1 ), ya que carece de acento
propio, lo que le impide la movilidad e n su miembro discursivo y también que esté
destacado por pausa. Esta doble excepción podría hacer pensar en que este pues
sea, e n realidad, una conjunción; ahora bien, si se incluyera entre las conjunciones,
no se podría explicar que aparezca en la oración principal con la subordinada antepuesta:
(36)
a. No pudo ser de otra manera. Si Brasil contra Brasil era el partido en el que se
jugaba el oro en la final del sábado de volcy playa, pues ganó Brasil. [ABC, 30-VII1996, 105]
b. Como el P[artido) P[opular] anunció tan pronto la candidatura de Luisa Fernanda
Rudi, pues nosotros hemos tenido que agilizar la elección del candidato. [El País
Domingo, 5-11-1995, 91
En la escritura, la entonación peculiar de los marcadores del discurso se refleja
habitualmente situando el marcador entre comas, 1• aunque no sea extraño que en
ocasiones no se escriba ningún signo de puntuación.
(37)
a. Me encontré pues en una situación terrible - sin poder fumar y en consecuencia
escribir- [ ... ]. [J. R. Ribeyro, Cuentos, 9]
b. Pero es grande e inesperada la impresión que he recibido al descubrir al potente
narrador que además era. JF. Lázaro Carreter, en ABC Cultural, 7-X-1994, 7]
c. La l.ibertad moral de la que Joaquín gustaba hacer exhibición tenía 110 obstante sus
fisuras [... J. [L. Goytisolo, Teoria del conocimiento, 201]
d. La carrera se convierte en una especie de ordalía o juicio de Dios que va a demostrarme si estoy bien sintonizado o por el contrarú, «desenchufado• del orden
misterioso del cosmos. (F. Savater, Misterios gozosos, 57)
63. 1.3.4. Modificadores y complementos
Los marcadorés discursivos que estudiamos -a diferencia de los adverbios que
funcionan como compleme ntos circunstanciales- carecen de la posibilidad de re11,
(i)
(34)
El concepto de marcador del discurso
4065
No obstante, pueden utilizarse 01ros signos de puntuación, incluso, se documentan los dos puntos:
a. Se ha sometido usted a mi voluntad para que yo dirija sus acciones cooforme a la doctrina cvangéltca.
P11u bit11: yo le mando a usted que no haga resistencia a la autoridad. !B. Pérez Gakiós. Gloria. 474)
b. Acepte u.sted que el ser es ticmp0: pasar, declinar. madurar, envejecer. E.rt suma: caducidad. [J. A. Marina,
&ica paro náufragos, 331
63.1.3.5
LOS MARCADORES DEL DISCURSO
4066
cibir especificadores y adyacentes complementarios. Compárese el adverbio lejos con
el marcador discursivo en todo caso:
(38)
(39)
a.
b.
c.
a.
b.
c.
Vive lejos.
Vive lejos de aquí.
Vive muy lejos.
En todo caso, vive lejos.
•En todo caso de esos, vive lejos.
• Muy en todo caso, vive lejos.
Exislen variantes de marcadores que consisten en el marcador originario más un especificador
o algún tipo de complemenlo: con iodo/aun con lodo/con lodo y con eso; es más/atín es más; por el
conlrario/antes por el contrario. Ahora bien, en estos casos se trata de marcadores distintos, ya que
estos especificadores o complementos no se pueden sustituir por olros semejantes, lo que es prueba
de que se ha formado y fijado un nuevo adverbio (adviértase la agramatiealidad de •incluso con
todo, •con todo y con aquello, •todavía es má~ *después por el contrario).
No obstante, hay excepciones. Así, los marcadores además, encima y apane pueden recibir complementos con de [-- §§ 9.3.1 y 9.4.5.2] y, a la vez, permanecer con
el mismo significado y en la misma posición de inciso. De todos modos, una diferencia esencial consiste en que pierden en estos casos su capacidad de conexión
entre dos miembros del discurso, ya que el elemento al que se hacía referencia
anafóricamente con el marcador es el que aparece ahora en el complemento:
(40)
a. Es muy simpático y, además, cocina muy bien.
b. Además de ser muy simpático, cocina muy bien.
4067
63.1.3.9
El concepto de marcador del discurso
63.1.3.6. Negación
Los marcadores discursivos no pueden ser negados [-+ § 40.2]:
(43)
a.
b.
c.
d.
c.
17
No vino, pues, Juan a la fiesta, sino Antonio.
No !i!!!!, pues. Juan a la fiesta , sino que se quedó en casa.
No ~ pues, Juan a la fiesta, sino que ya estaba.
No vino, pues, Juan a la fiesta, sino a la cena de después.
•No vino, l!.Y9., Juan a la fiesta, sino por tanto.
63. l.3. 7. Foco
Cuando se encuentran en una unidad sintagmática, los marcadores del discurso
tienen una relación sintáctica con la totalidad del sintagma, y, en caso de ser este
una oración, se puede comprobar que no dependen sintácticamente del verbo que
constituye su núcleo [-+ §§ 11.4-5 y 40.2.2]. Comparemos por este motivo -sintagma preposicional integrado en la oración- y por consiguiente - marcador discursivo.
(44)
a. Antonio renunciaría al premio por una razón de peso, pero, por este motivo, no.
b. •Antonio renunciaría al premio por una razón de pe so, pero, por consiguiente, no.
Por este motivo tiene una función intraoracional, ya que permite la elisión del
resto de la oración; mie ntras que por consiguiente no pe rmite dicha elisión
[-+ § 43.2.2].
63.1.3.8. Perífrasis de relativo
Otros ejemplos:
(41 )
a. Hablar con ellas al respecto hubiera sido, adem6s de inútil, bastante inoportuno. [A
Mutis, Empresas y 1ribuú,ciones de Maqro/1 el Gaviero, 1, 188]
b. Si encima de 110 donnir no te alimentas, acabarás criando malvas[ ... ]. [E. Mendoza,
Una comedia ligera, 26 l]
c. Dicen que el periódico quema, pero yo creo que sólo quema al que es excesivamente combustible, al que de todos modos se iba a quemar. Aparte de que en algo
hay que quemar.,,. [F. Umbral, Ramón y las vanguardias, 208]
63.1.3.5. Coordinación
Los marcadores discursivos no se coordinan entre sí [-+ § 41.2.8] (por ejemplo,
*bueno y por tanto), pero se pueden coordinar con sintagmas que se sitúan en inciso
en el caso de ser adverbios marcadores (por ejemplo sin embargo) y carecen de esta
posibilidad si se trata de unidades interjectivas (por ejemplo hombre).
(42)
a. La cultura es además, y sobre todo, actualidad. [E. U edó. Días y libros, 92]
b. De hecho, y a pesar de que se verlan infinidad de veces, nunca se referirlan a aquel
hecho sobrenatural, aunque podía asegurar que ninguna lo había olvidado. IG. Martín Garzo, La vida nueva, 171.J
c. Un universo y unos adentros que, sin embargo y como no podla ser menos, tuvieron
aquí, en esta Ávila, su manantial y su nacimiento. IJ. Jiménez Lozano, Ávila, 981
Los marcadores discursivos no pueden ser destacados por perífrasis de relativo,
por tratarse de unidades no integradas en la oración [-+ § 65.1 ).
(45)
a. Fue por este motivo por el que Antonio .tenunció al premio.
b. ' Fue por oonsiguie/1/e por lo que Antonio renunció al premio.
63.1.3.9. Otras dependencias sintácticas
Las relaciones de los diversos marcadores discursivos con respecto al miembro
del discurso que los sigue no siempre son iguales. Partamos del siguiente par:
(46)
a. Bue110, peor sería tener joroba o una enfermedad molesta.
b. Sin em/ia,go, peor sería tener joroba o una enfermedad molesta.
El marcador bueno tiene una independencia mayor que sin embargo con respecto al miembro discursivo que lo sigue. De hecho, bueno puede ser un .enunciado
por sí solo, mientras que nunca lo es sin embargo (§ 63.1.3.10). Ello explica que en
el discurso indirecto se pueda anteponer la conjunción que tanto a buellO como al
enunciado siguiente:
" Marcamos con subrayado los elementos ncgadnt.
63.1.3.10
(47)
LOS MARCADORES DEL DISCURSO
4068
Uno se va acostumbrando a convivir con su cadáver. Es incómodo pero a todo se hace
uno. Piensas ~ bueno, ~ peor sería tener una joroba o una enfermedad molesta.
[F. Umbral, Mona/ y rosa, 2241
Esta distribución de que es agramatical con un marcador del tipo de sin em-
bargo:
(48)
~
a. Dice: •Bueno, pero ltú quiere... o sea, quieres ser tú la que vas... la, la que quieres
saber el resultado?• [M. Esgueva y M. Cantarero, eds., El habla de la ciudad de
Madrid, 3261
b. [...] no iba a aprobar, de ninguna manera iba a aprobar yo mi..., a la primera mi
pase. Pero bueno, me suspendieron el de... el específico, y estaba contenta y todo
[...1. [M. Esgueva y M. Cantarero, eds., El habla de la ciudad de Madrid, 3251
c. Algo rara me parece a mí esta familiaridad de los silícidos. Pero. sin embargo repito
mentalmente estas frases punto por punto. [Azorín, Las confesiones de un peque,io
filósofo , 47)
63.1.3.10. Autonomía
a. A: Vale. / Me alegro.
S: Bueno.
A: Hala. / Hasta otro rato.
S: Adiós.
A: Adiós. [B. Gallardo, Análisis conversacional y pragmdtica del receptor, 91 J
b. -i.Cuatro millones de discos vendidos no cambian una vida?
A: Es rica y le ha tocado la lotería.
Aquí además se comprende como si se añadiera al último miembro del discurso
anterior, esto es, «además, le ha tocado la lotería».
Lo mismo sucede con encima en:
(53)
A: Me ha pedido dinero prestado y después me ha dicho que no piensa devolvérmelo.
B: iEncima!
Se comprende como «encima, no piensa devolverte el dínero».
En otro grupo pueden aparecer adverbios marcadores que solicitan al interlocutor una conclusión o una explicación de lo que acaba de decir. " Algunos ejemplos
son:
(54)
En cuanto a la autonomía de los marcadores en un turno de palabra, no todos
se comportan del mismo modo. Frente a las conjunciones (pero, porque, aunque,
para que, etc.) que no son autónomas en español," ciertos marcadores del discurso
-sobre todo, aquellos que denominamos conversacionales (bie,~ bueno, hombre,
etc.)- aparecen frecuentemente solos en un turno de palabra.
(50)
63.1.3.11
B: /Además!
peor sería tener joroba.
*Sin embargo, pero...
El concepto de marcador del discurso
Pero algunos pueden hacerlo. Dentro de estos últimos se han de distinguir dos
tipos principales.
En el primer grupo figuran marcadores como además y eni:ima (§ 63.3.2). Estos
marcadores con entonación exclamativa pueden ser autónomos en casos como:
(52)
• Piensas ~ sin embargo,
La autonomía de bueno también se refleja en que puede preceder a una conjunción como pero, mientras que esto es imposible con sin embargo. Documentamos
Bueno, pero... (49a) y Pero, bueno (49b), y únicamente Pero, sin embargo (49c) y no
(49)
4069
a. -La vida sería imposible sin la mentira. Si dijéramos siempre la verdad no sería
posible la convivencia...
--/,Entonces... ?
- Yo huyo de estos tipos que te saludan diciendo: «Como somos muy amigos, te
voy a decir la verdad...• [ABC, 5-Vl-1996, 62)
b. [...] En este sentido, la Justicia es la Justicia y debe actuar de forma inexorable
sobre aquellos que delinquieron. Otra cosa es la valoración política que un Gobierno haga, después de que termine su trabajo la Justicia, y las actuaciones que
disponga.
....¿es decir?
-Es decir que donde acaba la Justicia' empieza la política [...]. (ABC, 30-V-1996,
11]
63.1.3.11. Incidencia
-La nuestra, no.
- Hombre...
-Nos estamos haciendo una casa frente a donde vivimos ahora. Y desde siempre,
peseta que ganamos, peseta que invertimos. Estamos tiesos siempre. [ABC, I I-Vl1996, 96)
En el resto de los marcadores se dan mayores variaciones. La mayoría no pueden ocupar ellos solos un turno de palabra.
(51)
A: No te gusta el pescado.
B: •Por el contrario.
Los marcadores pueden situarse en miembros del discurso que constituyen categorías léxicas y sintagmáticas muy diversas -no sólo oraciones. Así, se encuentran:
" Un caso particular es el del operador por ejt:mplo (f 63.5.3). Cuando se afirma. se comprende de un modo semejante
• ad<rnás.
(i)
p,__.¿Lo harf cuando lo cite la juez?
R.- Portj<mpio. ¡El Mundo, 3-V-1994, 6).
•Por ejemplo. lo haré cuando me cite la juez• . Pero cuando se pregunta se comprende de un modo similar a tn1onca:
(ii)
-i,Hay en su vida muchos actos de rebeldía?
-Unos cuantos.
11
'
CJlccpci(m hecha de i.yl. que en ocasiones se emplea para pedir al inlerlocutor que llegue a alguAa cOflClusión a
,,.,rtir lk 1ms prupim~()11luhr11~.
~ Po, ,j<mplo?
- Dedicarme a esta profesión, separarme ... (ABC, IS.lX-1996-. 64J.
63.1.3.12
LOS MARCADO RES DEL DISCURSO
4070
Con nombres:
(55)
a. Ilusión, imaginación y en definitiva arte, son los componen1es que la familia Aragón
presenta en su esperado Circo del Arte. fABC, 17-X-1996, 137]
4071
El concep10 de marcador del discurso
En primer luga r, es habitual hacer una pausa entre el marcador y la conjunción -algo imposible, por ejemplo, en conjunciones como aunque [-+ §§41. 1.1 y 59.2.3), ya que, porque
[-+ § 56.4.1] o para que.
(57)
Con adj etivos:
b. Con cán1abros, al Madrid siempre le ha ido bien. Con Genio y San1illana siempre
hubo títulos; además, europeos. [E/ País, 12-VII- 1995, 53]
Con adverbios:
c. Entonces los periódicos eran de opinión. no de información. Aquellos periodis1as
se arrimaban al sol que más calentaba, y así funcionaban. O sea, mal. fABC, 24-11995, 59]
Con sin1agmas preposicionales:
d. - lHa pecado de ingenuidad?
-Nunca. En todo caso, de sinceridad. JABC, 8-X-1996, 58].
63.1.4.1
a. [No me creo que los extraterrestres se hayan llevado a los niños para experimentar
con ellos) si... quisieran experimentar no se conformarían con un niño ni con dos,
se llevar ían muchos niños, y además, que dejarían también alguna pisla...
[M. Esgueva y M. Cantarero, eds. El habla de la ciudad de Madrid, 88]
b. El mundo sentimental es brillante y oscuro, cálido y gélido, tierno y violento, geométrico y embarullado. O sea, que también yo he caído en la descripción paradójica.
[J. A. Marina, El laberilllo sentimental, 27]
c. Puede ocurrir que el adjetivo se sustantive, es decir, que pase a funcionar en el
enunciado como lo hace un sus1antivo. [E. Alarcos Uorach, Gramática," 80]
d. Quedan muchos porque se plantaron recientemente: por cierto, que son madroños
procedentes de Caialuña. [ABC Madrid, 1-Xll-1995, 62]
Por otro lado, las conjunciones subordinantes favorecen un modo verbal en su oración. Esto
no sucede con es1as combinaciones de mareador y que, ya que pueden aparecer con indicativo o
subjuntivo por motivos independientes a la supuesla conjunción.
(58)
a. Hoy hace frío, o sea, que debes ponerte el abrigo.
b. Espero qu e te calles, o sea, que no se lo digas al primero que te lo pregunte.
Con sinlagmas verbales:
e. [...] el autor de esos pasos tan separados tiene, no obstante, una allura escasa.
fM. Vicent, en El Pals, 6-X-1996, 60]
Con oraciones:
Proceso mayor de gramatiealización presenta de ah/ que (§ 63.3.3.7), pues, contrariamenle a
lo que acabamos de ver, obliga a que el verbo de la oración con que se use en modo subjuntivo
[-+ §50.2.2.7) (Álvarez 1995: 50-51). "
(59)
f. Sólo el mediocre eslá convencido de las bondades de su obra: el poeta de juegos
florales se cree mejor sonetista que Quevedo. Quevedo, en cambio, duda de sus
dotes poéticas. (ABC Culturo/, 21-XJ- 1996, 22]
63. 1.3. 12. 0 1ras vinculaciones sintácticas
De todos modos, no se ha gramaticalizado por completo, pues se introducen incisos entre de
la conjunción (Álvarez 1995: 5 1):
al,/ y
(60)
Algunos marcado res puede n relacio nar miembros d iscu rsivos incluso denlro de
una misma oración:
(56)
a. Un pórtico tan pobre nos da paso, sin embargo, al apasionado vaivén de los colores.
[J. A. Marina, Ética para náufragos, 234]
·
b. Mi estupor ante el fenómeno no significa, no obstame , ningún tipo de rechazo a los
avances de la modernidad. [J. Uamazares, en El Pals Madrid, 15-1-1995, 1~]
c. La idea de que los inmigrantes son, además, analfabetos también puede ser rebatida
con encuestas que demuestran que un 21 % de los extranjeros establecidos aquí
desde 1990 1ienen títu lo universilario f... ). [El Pals Domingo, 24-111-1996, 2]
63.1.3.13. úmjunciolUls y adl'erbios
Con algunos mareadores es frecuen1e que el miembro del discurso que preceden eslé inlroducido por la conjunción que 1-+ § 9.4.5 y 32.1 ]. De esle hecho se podría concluir equivocadamente que combi naciones del tipo además que, o sea que, es decir que, por cierto que, cte. son
conjunciones. Existen, sin embargo, pruebas de lo contrario.
La Pascualina fue la única persona que ya entonces supo captar el verdadero significado
de mis palabras. De ah/ que haya tertninado por convertirse en mediadora única entre
la gente del pueblo y yo. [L. Goy1isolo, Teorú, del conocimiLnto, 253]
a. De ahí, y de que la represión no haya conducido a nada positivo sino al contrario,
que se empiece a considerar la despen;<]ización del consumo [...]. [A. Ga la, en El
Pa/s Semanal, 15-1-1995, 90]
b. De ah/, por ejemplo, que e l problema filosófico de Dios no haya avanzado un milíme tro desde Plalón. [J. Jiménez Lozano, la ronquera de Fray Luis, 243]
Y se puede coordi nar la oración con que y un sintagma nominal:
(61)
El género de la novela da eso y lo subraya o lo trae a nuestra memoria y a nuestra
conciencia, de ahí UJI vez su perduración y que no haya muerto, en contra de lo que
tanlas veces se ha a nunciado. [J. Marías, Mañana en la batalla piLnsa en mi, 419]
63.1.4. Significado d e los marcadores del discurso
63.1.4.1. Introducción
La forma de significar de los marcadores d el discurso constituye, asimismo, un
aspecto muy importante d e su descripción. Ya hemos indicado, al señalar la inva111
Aunque se puede encontrar algún raro ejemplo en indicativo (Man ínez 19117: 51-52).
63.1.4.2
LOS MARCADORES DEL DISCURSO
4072
riabilidad de estos elementos, que no tienen un significado conceptual. En efecto,
el significado de los marcadores del discurso es un significado de procesamiento.
Consiste e n una serie de instrucciones semánticas que guía las inferencias que se
han de efectuar de los distintos miembros del discurso en los que aparecen estas
unidades (Ducrot 1980a). Por tanto, el buen uso de un marcador, dependerá no
sólo de las propiedades gramaticales (§ 63.l.3), sino también de cuál sea nuest ro
esfuerzo para lograr la comprensión de un discurso. Todos los marcadores discursivos compelen al oyente por su significado a realizar las inferencias de un modo
determinado. Cuando el oyente no lo consigue -o le produce excesivo esfuerzodiremos que se trata de discursos gramaticales, pero 'costosos' de comprender. 21 En
el dicho festivo #Era de noche y, sin embargo, llovía, 22 el marcador del discurso sin
embargo, por su significado, fuerza a encontrar un contexto e n el que «llover» se
oponga a «ser de noche», lo cual no es imposible, pero sin duda es costoso de
conseguir; de ahí, la broma.
El método que generalmente se ha utilizado en el estudio semántico de los
marcadores ha sido la conmutación. Se han agrupado aquellos marcadores que e n
un_ contexto determinado se pueden sustituir. Sin embargo -si se parte de que
existen enunciados que, aunque gramaticales, son pragmáticame nte extraños--, tambié n será útil, para descubrir el significado de un marcador, la condición contraria:
hallar ~I contexto en el_ que un marcador supuestamente sinónimo de otro no puede
sustituirlo porque el discurso resultante es, si no agramatical, al menos de costosa
comprensión.
4073
Se pueden distinguir distintos tipos de instrucciones e n el significado de los
marcadores. En primer lugar, existen marcadores que relacionan por su significado
dos o más miembros del discurso frente a otros cuyo significado sólo afecta a un
miembro del discurso. A estos últimos los denominamos 'operadores'," los primeros
son la mayor parte de los usos de los marcadores que denominamos 'estructuradores
de la información' (§ 63.2), 'conectores' (§ 63.3) y 'reformuladores' (§ 63.4). Entre
los 'marcadores conversacionales' (§ 63.6), hay unos más cercanos a los operadores
(hombre) y otros a las unidades que relacionan varios miembros del discurso (vamos). Para comprender esta primera diferencia, analicemos el marcador en definitiva.
Este signo admite dos usos. Como reformulador, después de varios miembros del
discurso introduce uno con el que se recapitulan los anteriores (§ 63.4.5.3).
(62)
a. La otra palabra, a que antes nos hemos referido, es éxito, o más exactamenle,
«acogida•, «resonancia• y, en defi11iJiva, «popularidad». (E. Uedó, Dú,s y libros, 48)
b. La meta final: crear dudas aeerca de la independe ncia profesional, la hones1idad
informativa y, e11 definitiva, la credibilidad de El Pals (... ). [El Pals, 27-1-1996, 10]
~· La Teoría de la Pertinencia (o Re~vancia) de Spcrber y Wilson 1986 aCNic:nc que tocfa comprensión de un discurso
requiere un esfuerzo. Cuando el esfuerzo de comprensK>n es mayor que el beneficio que se pueda obtener, diremos que
se 1rata de un discurso costoso de comprcnt.ler.
u Con el siino # se indican los discursos pragmátkamente cos1osos de comprender.
u Es1a diferencia se basa en h1 que defiende Ducrot cn lre conectores argumcn1a1ivcw, y opera~ argumcnlatiYOS
(D~~l 1983). Sin embargo, la categoría de Ducrot es más amplia, pues también ah.arca unidades que no cum~cn las
cood,c:ioncs que hclnO'i de1em1inado para delimitar a k,s marcadores discursivos en el presente c:apíiuln.
63.1.4.3
Por tanto, en este uso vincula, por su significado, el miembro del discurso en
el que se encuentra con los anteriores.
Su evolución hacia el uso como 'operador' consiste en la supresión de los miembros recapitulados. El operador en definitiva se limita ahora a presentar como un
argumento fuerte el miembro e n el que se encuentra y de este modo condiciona
sus pos.ibles relaciones dentro del discurso. Ya no vincula por su significado dos
miembros del discurso, la relación de su miembro del discurso con el anterior es, si
no hay otro relacionante gramatical, puramente pragmática (Portolés: 1996, en prensa e).
(63)
a. Pero hay otra razón más rigorosa y delicada para separar amor y deseo. Desear
algo es, en definitiva, tendencia a la posesión de ese algo (...]. [J. Ortega y Gassct,
Obras completas, V, 554]
b. Se lrala de una mujer que al cabo de un año de malrimonio se da cuenta de qu e,
en defmitiva, ha traicionado todos sus propósitos y toma una dráslica decisión con
la idea de salvar los restos del naufragio. (ABC, 7-111- 1996, 133]
Aquí el miembro del discurso con en definitiva no se relaciona con el discurso
previo como sucedía en (62). El encadenamiento que pueda existir no se basa en
el significado recapitulativo del marcador sino en la trabazón pragmática que siempre acontece e ntre los diversos miembros que forman un discurso.
Así, en:
(64)
63.1.4.2. lnst,ucciones sobre el significado de conexión
El concepto de marcador del discurro
Juan no viene. Está cansado.
El segundo enunciado se comprende como una justificación del primero. Pero ello se debe a
un enriquecimienio pragmál ico [-+ § 54.7]. En cambio, en (65) el segundo enunciado también se
comprende como un a justificación del primero pero ahora la relación es1á semánlicamente fijada
por el significado de la conjunción pues:
(65)
Juan no viene, pues esuí cansado.
No todos los marcadores tienen la doble posibilidad de en definitiva. El marcador hombre, por
ejemplo, no relaciona por su significado dos miembros del discurro y se limita a condicionar el
sentido del miembro del discurso en el que se encuentra.
(66)
Tú, Zito, alegra el ánimo con la comida. Cuenta algo, hombre. de por tu tierra.
[ l. Aldecoa, Cue/llos, 48]
63. / .4.3. Instrucciones argumemativas
Un segundo tipo de instrucciones semánticas que forman el significado de buena parte de los marcadores son las argumentativas. Estas instrucciones se explican
a partir de la capacidad argumentativa de todo enunciado. 24 Los enunciados por su
significado favorecen una serie de continuaciones del discurso y dificultan otras.
Condicionan, pues, la dinámica discursiva. Así, tene mos:
24 Para la argumentación en la lengua, Ansa>mbre y Duerot 1994, y para una cxpostctón más de111llada de kllS diversos
conceptos que se 1ratan en este apartado Portolés 1998a.
63.1.4.3
(67)
(68)
LOS MARCADORES DEL DISCURSO
a.
b.
c.
a.
b.
c.
4074
Estan divorciados. Ya no viven juntos.
Tiene coche. Seguro que sabe conducir.
Es abogada. Se pasa el día en los juzgados.
#Están divorciados. Todavla viven juntos.
#Tiene coche. No conduce.
#Es abogada. No se pasa el día en los juzgados.
_l;'uestra e~rañeza ante_ los ejemplos de (68) se debe a que los enunciados que
se s1tuan en pnmer lugar onentan argumentativamente hacia un tipo de conclusiones
como las que aparecen en (67), y no a sus contrarias, como en (68). 25 Por lo general,
los ~ivorciados no comparten vivienda, tienen coche quienes poseen carnet de conduc~r, y los abogados permane~en mucho tiempo en los tribunales. En (67) se puede
dectr que los segundos enunciados mantienen la orientación argumentativa de los
prime~os, son conclu_siones esperadas de los argumentos que constituyen el primer
enunciado. Ahora bien, supóngase que, contra lo esperado, nuestros divorciados
comparten casa. Podremos decir Están divorciados; sin embargo, todavfa viven juntos.
El_ m~rcador del ~iscurso sin embargo vincula el primer enunciado con el segundo
e md1ca por su s1gmficado que, contrariamente a lo que se debería esperar de la
orientación argumentativa de están divorciados, estos divorciados todavía viven juntos.
Por consiguiente, Todavfa viven juntos es una conclusión 'antiorientada' con respecto
a la orientación argumentativa del enunciado Están divorciados.
Evidentemente, se puede argüir que no todos los enunciados orientan necesariamente hacia
una conclusión determinada. Compárense:
(69)
a. #Alicia es inteligente. La suspenden en los exámenes.
(70)
a. Alicia es inteligente. Invierte en deuda pública.
b. Alicia es inteligente. No obstante, invierte en deuda pública.
b. Alicia es inteligente. No obstante, la suspenden en los exámenes.
Sabemos que los inteligentes aprueban los exámenes, pero no está establecido que compren o
no deuda pública, por ello no son especialmente costosas cualquiera de las dos continuaciones de
(70). Ahora bien, una vez empleado por un determinado hablante el marcador no obstante, por
eiemplo en (70b), se infiere que para él lo inteligente es no comprar deuda pública, esto es, que
para él 6(ser inteligente~ orienta hacia «no invertir en deuda pública~.
De igual forma que existen enunciados antiorientados con respecto a unos argumentos determinados, también hay enunciados 'coorientados' con otros argumentos.
(71)
a. Juan es inteligente. Encontrará trabajo.
b. Juan es trabajador. Encontrará trabajo.
c. Juan es inteligente y, adem/u, trabajador. Encontrará trabajo.
Tanto «ser inteligente» como «ser trabajador» son dos argumentos orientados
hacia la conclusión Encontrará trabajo. Son, pues, dos argumentos coorientados y se
pueden vincular con un marcador como además.
z, Se habni advertid~ que para resofve~ el prob~m~ que presentan los ejemplos de (68), basta con añadir la conjunción
pero entre los dos enunciados: esto es. un signo que md1que que el segundo miembro no se concspoode con la orientación
argume:ntaliva del primero.
4075
El concepto de marcador del discurso
63.1.4.4
Los argume ntos, además de una orientación determinada, también poseen mayor o menor ' fuerza argumentativa'; así, si dos argumentos son coorientados, algunos
marcadores del discurso indican cuál de los dos tiene más fuerza.
(72)
a. Es rica; incluso. seguramen1e es mullimillonaria.
b. Es inleligente. Es más, tiene un talen10 fuera de lo común.
c. No sabe patinar bien; en todo caso, no se cae.
Estos marcadores crean, pues, una 'escala argumentativa'[-+ §§ 16.6.3, 57.9.2.l
y 59.4.1. 1J en la que los argumentos se ordenan según su fuena argumentativa para
proseguir el discurso en un sentido determinado (Ducrot: 1980b). Así, los argumentos con incluso y es más tienen más fuerza argumentativa que los anteriores: «ser
multimillonaria» tiene más fuerza como argumento que simplemente «ser rica», y
lo mismo sucede con «tener un talento fuera de lo común» e n relación con «ser
inteligente». Por el contrario, el argumento con en todo caso tiene menos fuerza
que el argumento anteriormente enunciado, es decir, tiene menos fuerza argumentativa «no caerse con los patines» que «patinar bien». En conclusión, «ser multimillonaria», «tene r un talento fuera de lo común» y «saber patinar bien» tienen una
posición más alta en su respectiva escala argumentativa que «ser rica», «ser inteligente» y «no caerse al patinar».
63.1.4.4. Instrucciones sobre la estructura informativa
Otro tipo de instrucciones semánticas de algunos marcadores tiene que ver con
la estructura informativa del discurso (Portolés en prensa b). Partamos de un artículo periodístico.
(73)
Los butroneros dejaron e n la madrugada del lunes su tarjeta de visita en Torrejón de
Ardoz. Allí, en una empresa de suministro de material eléctrico, (...], dieron un golpe
de precisión. Sortearon las vallas de seguridad, escalaron muros, agujerearon el tejado
deia nave, pasaron por el falso techo, burlaron rayos infrarrojos y quebraron con un
martillo neumático la caja fuerte. Todo sin forzar una sola puerta y evitando las alar·
mas.
La policía desconocía ayer la au1oría exacta del robo y ni siquiera descartaba que fuese
obra de la banda internacional de a1racadores desarticulada en Madrid el martes e
implicada en cerca de 200 delitos.
La cuantía del botín es un misterio. La empresa, que lo calificó de • millonario», no
quiso dar datos al respec10. Se limitó a señalar que los ladrones sólo se habían llevado
dinero en efectivo. [El País Madrid, 14,Xl-1996, l]
El primer enunciado (Los butroneros ... Torrejón de Ardoz) introduce el asunto
sobre el que se desarrollan los distintos comentarios. Cada comentario se puede
explicar como la respuesta a una pregunta implícita. Supongamos que el primer
párrafo es respuesta a la pregunta: ¿cómo fue el robo? En tal caso, el primer párrafo
es el 'comentario' al 'tópico' Descripción del robo. Los 'tópicos' son los objetos sobre
los que versan las preguntas, explícitas o implícitas, que condicionan el desarrollo
de un discurso. Los 'comentarios' son las respuestas a estas preguntas[-+ §§ 64. 12)."' El segundo párrafo es el comentario que responde a la pregunta lqué dice la
» Para la concepción del par ·1úpico'fcomcntario' rel11cionado con la respuesta a preguntas explk:itas o implidtali,
Vl.:c&nse, Van Kuppevell 1995a, 1995b y Fani 1996. Para otras ~ ibles. explicaciones. véase Brc,wn y Yulc. 1983.
63.1.4.4
LOS MARCADORES DEL DISCURSO
4076
policía? y cuyo tópico sería Opinión de la policía. Y, por último, el tercer párrafo
sería el comentario al tópico La cuantía del robo.
Hay marcadores cuyo significado proporciona principalmente instrucciones referentes a la distribución de comentarios. Estos marcadores los agrupamos bajo la
denominación de 'estructuradores de la información'. Así, por ejemplo, el par de
marcadores de una parte y de otra presentan dos mie mbros del discurso que vinculan
como distintas partes de un único comentario.
(74)
La solución es dificil. De una parte, el problema es complicado; de otro, casi no queda
4077
(75)
a. Nombró a los de siempre. A saber, a Alicia y a Juan.
b. María tiene mucho dinero. Es más, es una de las mujeres más ricas que conozco.
En (75a) una posible pregunta implícita «lA quién nombró?» se responde tanto
con _nombró a los de siempre como con [nombró} a Alicia y a Juan; y en (76b),
«lTiene dinero María?» se contesta con María tiene mucho dinero y también con
[María] es una de las mujeres más ricas que conozco. En cambio, en el ejemplo
siguiente los dos miembros vinculados por el marcador pues no se comprenden como
comentando un mismo tópico, esto es, sólo el primer miembro es respuesta a la
pregunta «lQué día hace hoy?»:
(76)
63.1.S
Veamos otros ejemplos. Tomemos dos marcadores que agruparemos más adelante como rcformuladores explicativos (§ 63.4.2): o sea y esto es. Los dos permilcn los siguientes encadenamientos:
(78)
a. Juan tiene cuatro hermanos. O sea, dos hermanos y dos hermanas.
b. Juan tiene cuatro hermanos. Esto es, dos hermanos y dos hermanas.
Pero sólo o sea sería posible en:
(79)
tiempo para resolverlo.
Los dos miembros discursivos unidos por estos marcadores aparecen como un
único comentario que justifica por qué «la solución es difícil».
Por otro lado, marcadores cuyo significado es esencialmente argumenta tivo o
reformulativo también poseen instrucciones relacionadas con la estructuración informativa. Unos marcadores, los menos, muestran el miembro discursivo e n el que
se incluyen como un nuevo comentario al mismo tópico que ya comentaba el miembro anterior; otros marcadores, la mayor parte, o bien presentan el miembro en el
que se hallan como un comentario a un tópico distinto, o bien son indiferentes a
esta propiedad informativa. Así, por ejemplo, los miembros discursivos con los marcadores a saber y es más repite n el mismo tópico del miembro que los precede.
El concepto de marcador del discurso
a. Juan tiene cuatro hermanos. O sea, que nunca está solo.
b. #Juan tiene cuatro hermanos. Esto es, que nunca está solo.
En los ejemplos (78a, b) el segundo miembro repite el mismo tópico que el primero: los dos
serian respuesta a «lCuántos hermanos tiene Juan?,. En cambio, en (79a, b), el segundo miembro
no constituiría un comentario al mismo tópico que el primero. De estos ejemplos, se deduce que
hay marcadores especializados en tópicos repetidos (esto es) y otros que permiten repetir el tópico
o introducir otro distinto (o sea), aunque vinculado directamente al anterior.
Comparemos otros dos marcadores también reformuladores: en cuaú¡uier caso y en todo caso.
Una de las instrucciones semánticas que diferencia a estos dos marcadores se encuentra en la
estructuración de la información. El miembro discursivo con en todo caso puede repetir el tópico
del miembro anterior. Así, es posible:
(80)
No es muy inteligente. En todo caso, es despabilada. ( = 77a)
Aquí con el segundo miembro (es despabilada) se comenta el mismo tópico que con el primer
miembro (no es m11y i11telige111e), los dos pueden ser respuesta a «lCómo es Alicia?• . Ahora bien,
los dos miembros vinculados por en cualquier caso no pueden ser respuesta a una misma pregunta
«lCómo es Alicia?-, esto es, no pueden comentar el mismo tópico [-+ § 59.6.4].
(81)
a. •No es muy inteligente, sino en cualquier caso es despabilada. ·
b. No es muy inteligente, pero en cualquier caso aprobará el examen.
Por último, si comparamos los conectores por el contrario y en cambio. Los dos permilen tópicos
distintos:
(82)
a. A María le gusta el teatro y a su marido, por el contrario, le desagrada.
b. A María le gusta el teatro y a su marido, en cambio, le desagrada.
Hoy hace mal día. Nos quedaremos, pues, en casa.
Pero sólo por el contrario admite la repelición de tópico:
En (75) los marcadores a saber y es más relacionan dos miembros discursivos
coorientados, pero también es posible vincular con un marcador dos miembros a ntiorie ntados que comente n el mismo tópico:
(77)
a. No es muy inteligente. En todo caso, es despabilada.
b. No sabe alemán perfectamente. Antes /,;en, lo habla con muchísima dificultad. ,,
En (77a) un mismo tópico se comenta con no es muy inteligente y con es despabilada; y sucede lo mismo en (77b) con No sabe alemán perfectamente y con lo
habla con muchísima dificultad.
v Los marcador~ discursivos antiorienlados que indican repetición de tópico pueden coincidir oon la conjunción sino:
No u inttdigente, silto. en todo caso, <kspabilada; No sa/N olemón ptrf«tomente, sino que, anla bien. lo habla con muchlsima
<fifrcullad.
- --
(83)
a. A María no le gusta el teatro. Por el co111rario, le desagrada.
b. #A María no le gusta el leatro. En cambio, le desagrada.
En {83a) los dos miembros vinculados con por el contrario serían respuesta a la misma pregunta
.¿Le gusta a María el teatro?•
63.1.5.
Efectos de sentido
Como ya se ha visto, cuando un hablante compre nde un discurso no sólo
ha descodificado lo dicho, sino que también lo ha enriquecido pragmáticame nte
(§ 63.1.2. L). Tener en cuenta este hecho es esencial para explicar el significado de
los marcadores discursivos. Veamos un par de ejemplos:
63.1.S
(84)
LOS MARCADORES DEL DISCURSO
4078
a. l Hizo la fioción más desdichado o más feliz a don Nonso Quijano? De un lado, lo
puso en entredicho con el mundo, lo hizo estrellarse contra la terca realidad y
perder todas las batallas. De otro, l no vivió así más plenamente que los demás? [M.
Vargas Uosa, en ABC, 25-IV-1995, 54]
b. Sin embargo, dos nuevos conflictos han revuelto otra vez las aguas y provocado las
suspicacias de la coalición nacionalista: de un lado, el proyecto de ley para despenalizar un cuarto supuesto de aborto (...] ha desatado la santa cólera de la democristiana Unió; de otro, las contradictorias declaraciones oficiales sobre el futuro de
los gobernadores civiles[...]. (J. Pradera, en El Pa/s Domingo, 11-Xll-1994, 5[
Al leer (84a) se comprende una cierta oposición entre cada uno de los dos
miembros del discurso introducidos por el par de marcadores de un lado y de otro:
las desdichas que trajo la ficción a Don Quijote se oponen a su vida más plena
también gracias a ella. Por el contrario, en (84b) no se percibe oposición alguna
entre ser enemigo del aborto y no compartir la opinión del gobierno sobre los
gobernadores civiles. Así las cosas, para describir el sig11ificado de de un la¡Jo y de
otro, puede haber dos propuestas: la primera, que consideramos desacertada, consiste en diferenciar dos pares de un lado/de o/ro distintos: uno con un significado
de oposición para (84a) y otro que carece de este significado (84b). La segunda, en
cambio, aprecia que existe un único par de marcadores con un único significado
pero que, según los contextos, pueden actualizarse en sentidos distintos. Se denomina 'efectos de sentido' a los valores semánticos que adquieren las unidades lingüísticas en su uso discursivo. Estos valores nacen de la relación entre su significado
propio y el aporte pragmático del contexto.
La ventaja fundamental de distinguir entre un 'significado' de los marcadores en la 'lengua'
-esto es, en el sistema lingüístico antes de su uso en el discurso- y un 'sentido' 211 en cada discurso
concreto es, evidentemente, la simplificación de su descripción; de lo contrario, existirían tantos
significados como contextos o, en el mejor de los casos, tantos como contextos prototípicos, y, por
otra parte, siempre podría haber nuevos significados, ya que los contextos son ilimitados.
Otro par de ejemplos: al fin y al cabo y encima. El reformulador al fin y al cabo (§ 63.4.5.6)
fortalece como argumento el miembro en el que se encuentra. Ello favorece que se utilice frecuentemente este argumento para justiftcar una conclusión ante rior.
4079
(87)
(86)
a. No en vano dedica Ramón a Azorín un extenso libro, una de sus más bellas biografías, donde llega muy hasta el final de la actitud vital azoriniana, que al fin y al
cabo es la suya. (F. Umbral, Ram6n y las vanguardias, 78[
b. Por primera vez desde el secuestro asistió Villamizar a una fiesta de amigos, y nadie
entendió que estuviera tan contento con algo que al fin y al cabo no era sino una
promesa vaga como tantas otras de Pablo Escobar. (G. García Márquez, Noticia de
un secuestro, 283]
,. Para es1a diferencia en1re 'significado' y 'sentido', véase Ducrot 1980a. No obstante, Oucrot prefiere el término
'significación' a 'significado'.
Tienes que estar contento. La tía te ha llevado al cine y, encima, te ha comprado un
helado.
Para 1<estar conte nto•, es argumento suficiente que la tía 1<te haya llevado al cine». Este significado de encima facilita como efecto de sentido la sorpresa o admiración por el nuevo miembro,
aunque ello no forme parte de su significado.
(88)
a. Desde que las parejas descubrieron que la ropa sucia se lavaba en televisión y
encima gratis, en los platós nunca han faltado celestinas y confesores. [El Pa/s de
las Tentaciones, 14-Vl-1996, 28]
b. Anunció su adiós al ciclismo profesional hace ya varios meses. Pese a las tentadoras
ofertas ha mantenido su palabra. Y encima, no hay critérium al que acuda durante
estas últimas semanas en el que no se imponga. (E/ País, l6-X-1994, 48]
Una serie de efectos de sentido que se ha de tener en cuenta son los que
acontecen en el discurso oral."' Los marcadores son un medio de la lengua para
facilitar la articulación entre lo dicho y el contexto. No ha de extrañar, pues, que a
un distinto contexto le corresponda un diferente uso de estas unidades. Marcadores
como bueno, claro, hombre o vamos son más frecuentes al hablar que al escribir. Lo
contrario sucedería, por ejemplo, con así las cosas, por lo demás, por el contrario o
en consecuencia.
Por regla general, las conversaciones se componen de ' intercambios' formados
por dos intervenciones realizadas por distintos hablantes. La primera es la 'intervención iniciativa', La segunda es la ' intervención reactiva'. Lo habitual al conversar
es que las intervenciones iniciativas tengan un tipo de ' intervención reactiva preferida'. Por ejemplo, si se hace un comentario favorable con respecto a una persona,
se espera que nuestro interlocutor reaccione confirmando dicho comentario.
Hay algunos presupuestos comunes a todas las morales, al fin y al cabo todas están
tejidas con mimbres del comportamiento humano: ser, querer, poder y deber. (J. A.
Marina, Ética para náufragos, 48]
Esto pudiera hacer pensar en un significado de conector justificativo semejante al de algunos
usos de parque (No hace frío, porque la gente va a cuerpo). Pero no se trata más que de un efecto
de sentido en un uso particularmente frecuente.
Así, hay ejemplos de al fin y al cabo que no se comprenderían como justificativos:
63.1.5
El conector encima (§ 63.3.2.3) presenta el miembro del discurso que lo precede como un
argumento suficiente para llegar a una conclusión determinada (Portolés 1998d). El miembro que
lo acoge refuerza esta argumentación.
(89)
(85)
El concepto de marcador del discurso
a. A:
B:
b. A:
B:
Juan es una magnífica persona. /(lnlervenci6n iniciativa))
Desde luego. ((lntervenci6n reactiva preferida))
Juan es una magnífica persona. ((lntervenci6n iniciativa))
Pues a mí no me lo parece. ((Intervención r,activa no preferida)/
Esta estructura de las conversaciones constituye un contexto especial que ocasiona que ciertos marcadores adquieran sentidos condicionados por la posició~ del
intercambio en el que se encuentran. El marcador sm embargo (§ 63.3.4.7), por e1emplo, adquiere un sentido refutativo si inicia una intervención reactiva que no se
acomoda a lo esperado a partir de la intervención anterior.
(90)
INF. iAh! sí, sí, ioh!..., ha dejado ..., aquí ha dejado la reina Cristina, lverdad?, leh?,
magníficos recuerdos, imagníficos!
Sin embargo, no fue muy bien recibida por el pueblo al principio, lno? [M. Esgueva y M. cantarero, eds., El habla de la ciudad de Madrid, 269]
·
ENC.
="' Evidentemente, existen, por ejemplo, obras escrita! que ~lcnden remedar la oonvcrsación y 1ambién conferencias
leídas. De todos modos, tomando ~ cx1rc~: una conve~ión coloquial y un tex10 ci:posilivo e!Jtrito, por ejemplo, la
diíerencia entre lo oral y lo escrito es imprescindible para dar cuenla de la aparición de los marcadores.
63.1.6
LOS MARCADORES DEL DISCURSO
4080
La refutación - negar la verdad del miembro anterior- no está en el significado de sin embargo sino que es un efecto de sentido consecuencia de su posición en la estructura del diálogo. Algo semejante le ocurre al pues come ntador
(§ 63.2.2.1). Este marcador presenta un comentario nuevo e informativamente valioso con respecto al discurso que lo precede. Cuando aparece en una intervención
reactiva no preferida, la intervención que introduce adquiere el sentido de un marcador contraargumentativo.
(91)
- Infalible -<lijo-. Hay celaje allí, y no puede fallar la sentencia que dice: Fronilde
nublada, Ficóbriga mojada.
-Pues pica el sol - indicó el obispo.
- 01ra señal de próxima lluvia, ilustrísimo señor. [B. Pérez Galdós, Gloria, 67)
El obispo introduce un comentario con pues en una intervención que no se corresponde con
la reacción preferida por la intervención anterior. Podría haber dicho de acuerdo con la preferencia
de aquel turno: Así se ha dicho siempre, iQué razón tiene usted! o Además, pica el sol. Ello lleva a
que se interpre te el turno con pues como opueslo a lo mantenido por su interloeútor. Ahora bie n,
se trata de un sentido contextualmenie adquirido y no de un nuevo tipo de pues.
63.l.6. Clasificación de los marcadores del di curso
Para la clasificación de los marcadores que se lleva a cabo en el presente capítulo, se han tenido fundamentalmente en cuenta las funciones discursivas que desempeñan las unidades analizadas. Dichas funciones vienen determinadas, en buena
parte, por el significado de los marcadores. Pe ro más que intentar un ajuste estricto
entre «propiedades semánticas» y «funciones discursivas», hemos privilegiado el papel que los marcadores cumplen en la comunicación, para ofrecer al lector un cuadro claro y representativo de dichas partículas discursivas en español. Distinguimos
cinco grupos de marcadores:
El primer grupo que distinguimos es el de los 'estructuradores de la información', que sirve n, esencialmente, para señalar la organización informativa de los
discursos. Se trata de marcadores que carecen de significado argumentativo. Se dividen en tres grupos: los 'comentadores', que introducen un nuevo comenta rio; los
'ordenadores', que agrupan varios miembros del discurso como partes de un único
comentario; y los 'digresores', que introducen un comentario late ral con respecto a
la planificación del discurso ante rior.
El segundo grupo que establecemos es el de los 'conectores'. Los conectores
vinculan semántica y pragmá ticamente un miembro del discurso con otro anterior,
de tal forma que er marcador guía las inferencias que se han de efectuar del conjunto de los dos miembros discursivos conectados. Se distinguen tres grupos: 'conectores aditivos', que unen a un miembro anterior otro con su misma orientación;
'conectores consecutivos', que conectan un consecuente con su a ntecedente; y 'conectores contraargumentativos', que eliminan alguna de las conclusiones que pudieran inferirse de un miembro anterior.
El tercer grupo es el de los 'reformuladores'. Los reformuladores presentan el
miembro del discurso en el que se encuentran como una expresión más adecuada
de lo que se pretendió decir con un miembro precede nte. Se distinguen cuatro
grupos: 'reformuladores explicativos', que presentan el nuevo miembro del discurso
4081
El concepto de marcador del discurso
63.1.6
como una explicación del anterior; 'reformuladores rectificativos', que corrigen un
miembro discursivo anterior; 'reformuladores de dista nciamiento', que privan de pertine ncia el miembro discursivo anterior; y 'reformuladores recapitulativos', que introducen una recapitulación o conclusión de un miembro discursivo anterior o de
una serie de ellos.
E l cua rto grupo que diferenciamos es el de los 'operadores argumentativos'.
Estos marcadores condicionan por su significado las posibilidades argumentativas
del miembro e n el que se incluyen sin relacionarlo con otro ante rior. Se distinguen
dos grupos: 'operadores de refuerzo argumentativo', cuyo significado refuerza c?mo
argume nto el miembro del discurso e n el que se encuentran fre nte a otros posibles
argumentos; y 'operadores de concreción', que muestran el miembro del discurso en
el que se localizan como una concreción o un ejemplo de una generalización.
En el quinto grupo se integran los 'marcadores conversacionales'. Incluimos en
ese apartado las partículas discursivas que aparecen más frecuentemente en la conversación. Con esta división no se pretende determinar un límite estricto entre lo
conversacional y lo no conversacional: todo discurso es, en esencia, dialógico y, de
hecho, muchos de los marcadores que se han incluido en los grupos precedentes
pueden aparecer también e n la conversación; asimismo, bastantes marcadores conversacionales se emplean a menudo en los textos escritos. Pero la conversación constituye una situación comunicativa peculiar, con propiedades específicas, que determina n, o favorecen, la presencia de una serie de marcadores. Hemos distribuido los
'marcadores conversacionales' en cuatro grupos: los ' marcadores de modalidad epistémica' , que señalan el grado de certeza, de evidencia, e tc., que el hablante atribuye
al mie mbro -o miembros- del discurso con los que se vincula cada partícula; los
'marcadores de modalidad deóntica', que indican diversas actitudes volitivas del hablante respecto del miembro o miembros del discurso en que aquellos comparecen;
los ' enfocadores de la alte ridad', que orie ntan sobre la forma como el hablante se
sitúa en relación con su interlocutor en la inte racción comunicativa, y, por último,
los ' metadiscursivos conversacionales' que sirve n para estructurar la conversación
(para distinguir bloques informativos, por eje~plo, o para alternar o mantene r los
·
turnos de palabra, etc.).
La clasificación expuesta se resume en el esquema siguiente:
COMENTADORES
pues, pues bien, así las cosas, etc.
ORDENADORES
e n prime r lugar/e n segundo
lugar/; por una parte/por
otra parte; de un lado/de
otro lado, etc.
ÜIGRES0RES
por cierto, a todo esto, a
propósito, etc.
ESTRUCTURADORES
DE LA INFORMACIÓN
63.1.6
LOS MARCADORES DEL DISCURSO
CoNECTORES ADITIVOS
CONECTOTRES
CONSECUTIVOS
4082
4083
además, encima, aparte, incluso, etc.
63.2.
por tanto, por consiguiente,
por ende, en consecuencia,
de ahí, enlonces, pues, así,
así pues, etc.
CONECTORES
CONECTORES
en cambio, por el contrario,
CONTRAARGUMENTATIVOS por contra, antes bien, sin
embargo, no obstante, con
todo, etc.
REFORMULADORES
EXPLICATIVOS
o sea, es decir, esto es, a
saber, etc.
DE
mejor dicho, mejor aún,
más bien, etc.
REFORMULADORES DE
DISTANCIAMIENTO
en cualquier caso, en todo
caso, de todos modos, etc.
REFORMULADORES
RECAPITULAnvos
en suma, en conclusión, en
definitiva, en fin, al fin y al
cabo, etc.
OPERADORES
DE REFUERZO
ARGUMENTATIVO
en realidad, en el fondo, de
hecho, etc.
OPERADORES DE
CONCRECIÓN
por ejemplo, en particular,
etc.
DE MODALIDAD
EPISTÉMICA
claro, desde luego, por lo
visto, etc.
DE MODALIDAD
DEÓNTICA
bueno, bien, vale, etc.
ENFOCADORES DE LA
ALTERIDAD
hombre, mira, oye, etc.
METADISCURSIVOS
CONVERSACIONALES
bueno, eh, este, etc.
REFORMULADO\
REGnFICAC!ÓN
\
REFORMUIADORES
OPERADORES
ARGUMENTATIVOS
MARCADORES
CONVERSACIONALES
Estructuradores de la información
63.2.2.1
Estructuradores de la información
63.2.1. Generalidades
Como ya se ha explicado (§ 63.1.4.4), los hablantes desarrollamos nuestro discurso de forma que sus diversas partes «comentan» asuntos -tópicos- determinados. Para facilitar la estructuración de esta información, existen unos marcadores
especializados que denominamos 'estructuradores de la información'. Estos marcadores se dividen en tres tipos: comentadores, ordenadores y digresores, según la
distinta relación en la estructura informativa de los miembros que enlazan. Los
'comentadores' presentan un nuevo comentario, los 'ordenadores' agrupan varios
miembros discursivos como partes de un solo comentario, y los 'digresores' marcan
su miembro del discurso como un comentario lateral con respecto a la planificación
del discurso anterior.
63.2.2. Comentadores
Los comentadores son un tipo de marcadores que presentan el miembro discursivo que introducen como un nuevo comentario, lo que lo dislingue del discurso
previo. Este discurso anterior se comprende como un comentario distinto -esto es,
que responde a otro tópico- o como una preparación al nuevo comentario introducido por el marcador.
El comentador más frecuente, sobre todo en el discurso oral, es pues. Algunos
de sus usos se conservan en pues bien. Menos utilizados y más limitados al discurso
escrito son así las cosas y dicho eso.
63.2.2.1. Pues
Entre los diversos signos lingüísticos que se esconden bajo la forma pues
[-+ §§ 56.3.2 y 58.7], '" es el de comentador ·el más frecuente en el discurso oral
- sin ser extraño en el discurso escrito-. El adverbio comentador pues (sobre el
problema de su categoría gramatical véase el § 63.l.3.3) se sitúa en la posición inicial
del miembro que introduce -sin estar seguido por pausa- y lo presenta como un
comentario nuevo e informativamente valioso con respecto del discurso que lo pre'
cede. Este discurso anterior puede ser una preparación al comentario.
(92)
- lUsted conocía a Soleiro?
- iUn cojo que iba a Mondoñedo al mercado de Quendas?
-iEI mismo' Pues se le apareció a la mujer en figura de cuervo. [A. Cunqueiro, La
historia del caballero Rafael, 131]
Así, una vez establecido quién era Soleiro, se introduce con pues el comentario Se le apareció
a la mujer en figura de cuervo. ·
10 Se distinguen tres puts distintm: un Jl'•U conjunción causal (Est6 en/trmo, ~s no °MM), (--+- § 56.3.2); un P,ltJ
adverbio l"Oncctor consecutivo (No llknt. Est6, p11<'s. enft:nno), véase el § 63.3.3.2;' y el pnes adverbio comentador que aquí
nos ocupa (l'Mf.r no me creo que atl tnfermo). Sobre puei comentador, véanse Mu tín Zorraqui oo 1991: 272-278; Uorcnte
1996: 212-229; Purrochc 1996; Brii 1998: 174-175: par• más bibliografía sobre puu, ,·fase el § 6J_1,3.2.
63.2.2.2
LOS MARCADORES DEL DISCURSO
4084
4085
A usted van a estar esperándola una canlidad de periodistas -<lijo el hombre-. Pues
tenga cuidado. Cualquier palabra de más puede costarle la vida a su cuñada. [G. García
Márquez, Noticia de un secuestro, 191]
Presentada la circunstancia («van a estar esperándola periodistas• ), se introduce el comentario
tras el marcador pues.
Con este significado de introductor de un nuevo comentario, pues es habitual
al comenzar intervenciones reactivas a preguntas, mandatos o simples aseveraciones.
(94)
a. -i, Y después de tantos años, todavía le gusla la gramática?
63.2.2.4
tería; pero sea lo que quiera, usted es un hombre excelente y un sacerdote cristiano, a
cuyas manos baja Dios en el santo oficio de la Misa.
Otro ejemplo:
(93)
Estructuradores de la información
-Sí,
SÍ.
- Pues bien: siendo usted sacerdote y yo pecador, quiero confesarme en esta hora suprema; quiero confesarme, si, después de treinta y tanlos años de impenitencia. [B. Pérez
Galdós, El equip<1je del rey José, 179]
Cuando el discurso no es un diálogo, se supone el acuerdo del receptor del
discurso - por ejemplo, el lector de un texto- con lo que se ha expuesto en el
primer miembro.
(97)
-Pues sí, [...]. IEI País Semanal, ll-XIH994, 47]
b. - Todo está preparado; que entren las señoras...
- Pues allá van las señoras...
- Música, tío, música.
-Pues allá va la música... Ton, lOrontón... [B. Pérez Galdós, Gloria, 40]
c. - Es que 1engo que decirle todo lo que la señorita Amalia me dijo.
a. He dicho que vemos desde la memoria; pues bkn, tambié n percibimos desde el
lenguaje. [J. A. Marina, Teoría de la inteligencia creadora, 32]
b. Dentro de pocos días, Deo volente, voy a cumplir ochenta años; el novelista Gutiérrez Gamero, (...}, hubiera dicho t<mis primeros ochenta años». Pues bien: a los
ochenta años y caminando ya, en consecuencia, por el último recodo del sendero
de la vida, se hacen sinceras las humildades, honestos los propósitos y circunstanciadas y serenas hasta las vanidades. [C. J. Cela, en El País, 24-IV-1996, 36]
-iDimc, dime, Clarita!
- Pues que dimos lierra a la señorita A'l'alia en la misma scpullura que a la señora.
[J. Jiménez Lozano, Un dedo en los labt\ , 99]
63.2.2.3.
Como ya vimos (§ 63.1.5.2), en la conversación existen intervenciones reactivas
preferidas y no preferidas con respecto a una intervención anterior. Por otra parte,
acabamos de comprobar que pues se utiliza para mostrar que su miembro del discurso constituye un comentario. No ha de extrañar, por tanto, que pues se emplee
para introducir un miembro discursivo que no se acomoda a la reacción buscada
por el interlocutor. En estos casos, por lo general, el pues se acompaña con una
subida en el tono de la voz en relación con la línea tonal del final de la intervención
precedente.
(95)
El miembro del discurso que precede a así las cosas muestra un estado de cosas y el miembro que lo sigue un nuevo comentario relacionado con aquel
[ - § 14.4.3.2]. A diferencia de lo que sucede con pues bien, con este nuevo marcador, el estado de cosas reflejado en el miembro que le precede no constituye
expresamente una preparación para el comentario posterior [-+ § 39.3.3).
(98)
a. - (...] Ahora quiero que hablemos de este asumo.
-iPues yo no!
-iPues yo sí... ! (C. Martín Gailc, Los ataduras, 28]
b. -i,Qué te ha pasado, Bernardo?
- Nada.
- Pues tienes la frcnle baslanle inflamada. [E/ País Domingo, l-XII-1996, 18)
En ocasiones, este uso de pues en reacciones no preferidas se comprende por
un efecto de sentido como una oposición en relación con el miembro anterior.
63.2.2.4.
63.2.2.2.
Así las cosas
a. Pensé en huir hacia Portugal cruzando la sierra Trapera, pero sabía que si alguien
del Ejército rojo entraba en tierras portuguesas era entregado a las tropas de Franco. As/ las cosas, lOmé la determinación de buscar dentro de aquel desbarajuste
algún vestigio de gente con vida. [M. Gila, en El País Domingo, 19-111-1995, 23]
b. En la actual semántica del amor hay varias confusiones trágicas. Por ejemplo, pensamos que el amor es pura espontaneidad y que lo que no ,¡ea espontáneo no es
amor sino obligación. Así las cosas, nos entregamos alegre mente suicidas en los
brazos del azar y de las intermitencias cardiacas. Seguimos jurando amor eterno en,
presente condicional. [J. A. Marina, en ABC Cultural, 21-11-1997, 61J
Dicho esto; dicho eso
Pues bien
El comentador pues bien también se sitúa al comienzo del miembro que lo
incluye, pero, contrariamente al pues comentador, va seguido de pausa (Fuentes
1993a). En cuanto a su significado, con el miembro que lo precede, se propone un
estado de cosas que, una vez asumido por el interlocutor, permitirá el comentario
en que consiste el segundo miembro (Castaño 1997: 316).
(%) Usted es sacerdote -añadió don Fernando-, y un buen sacerdole, piadoso, instmido,
aunque ahora caigo en que no cuadraba muy bien a su estado el tener tan buena pun-
Los comentadores dicho esto y su variante dicho eso presenlan un menor grado de gramaticalización. Con ellos se muestra un segundo miembro del discurso con más importancia informativa
que el primero, que, no obstante, también es necesario para dar una información completa.
(99)
a. Sí que manifestaré con mayor firmeza mi deseo de que la selección de poemas
fuera más abundante (...]. ¿Límites editoriales, lal vez? Ojalá en una reedición,
seguramente muy próxima, pueda aumentarse el número de poemas. Dicho esto, no
merece más que elogios la selección, atendiendo casi siempre a los valores estéticos,
a veces a su carácter representativo. (V. Tusón, en El País Babdia, 22-Vl-1996, 18]
63.2.3
LOS MARCADORES DEL D ISCURSO
4086
b. Ni quien encabeza el sector guerrista ni yo queremos ser secretario general. El
poblema de Juan Barranco, persona con grandes valores, es que no lidera ningún
grupo significativo y que hace poco fue derrotado cuando se presentó al frente de
una candidatura para el congreso federal. Dicho eso, me parece razonable que sea
muy tenida en cuenta la opinión de los guerristas para escoger entre los renovadores
al nuevo secretario general. [El Pals, 1-IV-1994, 201
63.2.3. Ordenadores
63.2.3.1. Definición
Los ordenadores (Turco y Coltier 1988; Garcés 1997; Portolés en prensa a) son
estructuradores de la información con dos funciones primordiales: en primer lugar,
indican el lugar que ocupa un miembro del discurso en el conjunto de una secuencia
discursiva ordenada por partes; y, en segundo lugar, presentan el conjunto de esta
secuencia como un único comentario y cada parte como un subcomentario. Como
la mayoría de los marcadores, tienen movilidad dentro de su miembro del discurso. "
Su uso es más frecuente en el discurso escrito que e~ el oral; con todo, este hecho no impide
\
que los hallemos también en la conversación:
(100) Sí, tiene un nivel un poco más alto, por un lado, y luego por otro lado, pues... con dos
idiomas perfectamente aprendidos l no? [M. Esgueva y M. Cantarero, eds., El habla de
la ciudad de Madrid, 317]
Por lo general, los ordenadores se basan en la numeración (primero, segundo,
etc.), en el espacio (por un lado, por otro lado, por una parte, por otra parte, etc.), o
en el tiempo (después, luego, en fin, finalmente, etc.). Algunos de ellos forman pares
correlativos: " por un lado/por otro (lado), por un lado/por el otro, " por una parte/
por otra (parte), de un lado/de otro (lado), de una parte/de otra (parte), etc.
(101) a. Pero lo definitivo para eflos fue que a don Fabio le pareció un mediador providencial. Primero, porque Escobar no tendría con él las reticencias que le impedían
recibir a Villamizar. Y segundo, porque su imagen divinizada podía convencer a la
tripulación de Escobar para la entrega de todos. (G. García Márquez, Noticia de un
secuestro, 275]
b. Este movimiento presenta un doble aspecto: por un lado, aquello que la razón pura
puede programar como lo deseable, lo justo, lo verdadero; por otro lado, lo que la
colectividad, como objeto de ese movimiento, impone desde el complicado e impersonal organismo de los intereses que la rigen. (E. Lledó, Días y libros, 65]
1
·'
Próximos a los ordenadores del discurso. auoquc limitados por su valor cscncialmcn1e gréfico y íalta de movilidad
se encuentran las cifras -como las que encabezan, por ejemplo. los apartados de esta misma gramál.ica-, o las letras (a,
b, e, ...) con que se inician las clasificaciones.
u Estos pares correlativos pueden estar seguidos por un tercer miembro cambi~n con ordenador. E.$tc puede ser
distinto a la\ correlativos: Migud Arroto aaibe tn ti último número de •Scbu ka» ~ el libro de Rtb«ca Cata-Ú>OII,
/... /. Por otro lado, francisco Maná profundUJJ en •la ronaía verba/.. dt Henk lla11Crlcate, / ...). Final~n1e, UUS Garcia
ll<rl,¡iigi, S< oeupo dd hbro .o,,¿, lo ú/1ima fila,, d< F,rnando Fmuln,Góma ¡ABC Cuburat, 16-t ~ O ana repetición del segundo miembro del par: Por un lddo, titM qlle estudiar, f!!!!....!!!!E: Jiffle que lrolxijar y, e!.!!..!!!!!!i no ~de
abandoruu fM en11mamienws.
\\ [.. ,J y tambiht ~ la baH dt tstilizar, JXH' un lado, y acentuar, por ti Olro, su iconografía ¡P. Gimferrer, Ci11e y
literatura, 130).
.,_
4087
Estructuradores de la información
63.2.3.2
c. Con lo cual matan tres pájaros de un tiro: primero se suben al palo y así pueden
satisfacer el afán exhibicionista propio de todo publicista que se precie; lutgo denuncian al tirano y así colman imaginariamente su sed de martirio, mostrando los
dardos del enemigo bien clavaditos en el noble pecho; finalmente, la exhibición y el
martirio les convierten en seguros destinatarios de pingües ofertas para que el especláculo continúe. ¡s. Juliá, en El Pals, 1l·XII-1994, 18]
d. Los propios caballeros del tiempo eran bastante ruidosos y discutidores, y los ediles
de la ciudad cabezotas y picajosos. Y. luego, estaba la gente del común con su
trabajo y sus jaranas, claro está, sobre todo, los mudéjares o ¡noriscos viejos y, luego,
los moriscos nuevos: los islámicos, que continuaban allí, aunque los judíos habían
sido expulsados. [J. Jiménez Lozano, Ávila, 581
Aunque no sea habitual, no es imposible que se combinen número, espacio y
tiempo, o, dent ro de cada tipo, se utilicen ordenadores que no son correlativos:
(102) a. Desde un punto de vista puramente lingüístico sería difícil juzgar si las cunsecuencias del extranjerismo en la tipología fonológica nominal del español son beneficiosas o dañinas. Por w,a parte es innegable que implican cierta desfiguración respecto
de los caracteres tradicionales; dt otro lado, vigorizan posibilidades poco aprovechadas antes y abren algunas nuevas, por lo que suponen un enriquecimiento. [R.
Lapesa, El espa1iol modemo y contemporáneo, 4351
b. En el caso de la experiencia jurídica veo claro el progreso. Por una parte, el contenido de las leyes es más justo (se admiten los derechos de la mujer, la igualdad
de todos los seres humanos). En segundo lugar, también hay un progreso en los
procedimientos judiciales. [J. A. Marina, Ética para náufragos, 97]
c. La verdad era que el país estaba condenado dentro de un círculo infernal. Por un
lado, los Extraditablcs se negaban a entregarse o a moderar la violencia, porque la
policía no les daba tregua [...1. Por su parte, los dos movimientos guerrilleros más
antiguos y fuertes, [...], acababan de replicar con !oda clase de actos terroristas a
la primera propuesta de paz del gobierno de César Gaviria. ¡G. García Márquez,
Noticia de un secueslro, 151]
63.2.3.2. Clasificación
Existen tres tipos de ordenadores del discurso: marcadores de apertura, de continuidad y de cierre.
MARCADORES DE APERTURA. Sirven para abrir una serie en el discurso: en
primer lugar, primeramente, por una parte, por un lado, de una parte, de un lado, etc.
MARCADORES DE CONTINUIDAD. Indican que el miembro que acompañan forma parte de un serie de la cual no es el elemento inicial: en segundo/tercer/... / lugar;
por otra (parte), por otro (lado), por su parte, de otra (parte), de otro (lado), asimismo,
igualmente, de igual forma/modo/manera, luego, después, etc.
Si los marcadores de continuidad están precedidos por una conjunción y, suelen comprenderse
como cierre de una l~ta.
(103) [...] en ambos casos las dos construcciones son posibles, como se ve, de una parte, en
Se busca secretaria o se buscan secretarias, y de otra en Se busca a la secretaria o Se
busca a las secretarias [...]. [E. Alarcos Llorach, Gramática, 212]
63.2.3.3
LOS MARCADORES DEL DISCURSO
MARCADORES DE CIERRE. Señalan el fin de una serie discursiva: por
4088
último, en
4089
( 107)
último lugar, en último término, en fin, " por fin, ,., finalmente, etc.
Es habitual que en la formación de la secue ncia no aparezcan todos los ordenadores de la serie; así, en el siguiente ejemplo se dan los marcadores de continuidad y de cierre, pero no el de apertura.
(! 04) Ayer arreció la polémica sobre la atribución por parte del Prado de un cuadro de Maella
a Goya. La jefa del Departamento de Pintura Española del museo, Trinidad de Antonio,
puso su cargo a disposición del director del Prado, José María Luzón Nogué, con el
fin de que el centro quede «al margen de cualquier circunstancia que pueda empañar
su categoría científica». Por otra parte, la dirección hizo pública otra nota en la que
Luzón lamenta el error inicial cometido y declara que no encuentra razones para aceptar ninguna dimisión al respecto. Por último, el consejero de Presidencia de Madrid,
Jesús Pedroche, aseguró que Trinidad de Antonio permitió la presentación de la obra.
¡ABC, 13-111-1996, 52]
(108)
( 106)
Los berberechos poseen un contenido en hierro tres veces superior al de las lentejas.
Las legumbres, por su parte, son una excelente fuente de carbono y una alternativa a
las grasas tan válida como todos los derivados de la harina. (ABC, 2 1-lll-1996, 75]
Mientras otros ordenadores son indiferentes en cuanto a la imponancia infonnativa de los
miembros que introducen, el marcador de cierre por lo demás prese nta su miembro como inforrnativamcnte menos importante que el anterior o los anteriores, como un miembro únicamente
necesario para completar el comentario.
a. E n El Pa/s Semanal del domingo 14 de enero, e n la sección de Estilo, al hablar de
la superstición del número 13 hacen alusión a Judas lscariote como el que negó a
Jesús tres veces. Siento comunicarles q ue fue Pedro el que lo hizo, y no el apóstol
que más tarde le traicionó, que sí fue Judas. Por lo demás, quiero expresar mis
felicitaciones a esta revista, así como al periódico El País, por sus publicaciones. [El
Pa/s Semanal, 11 -11-1996, 91
b. Es su novela más larga, casi 600 páginas, dura, pero al mismo tiempo divertida. Por
lo demás, como las anteriores, tiene unos personajes sólidos y una historia q ue
atrapa. (El País, 24-XI- 1995, 38]
Con e11 pane se repite el mismo ordenador como marcador de apertura y marcador de continuidad.
(1 10)
a. Hacía esto, en parte, por su inclinación natural a todo lo que fuese estrambótico y
raro, y, en parte, por ir en contra de las preocupaciones de los labracenses.
¡P. Baroja, El mayorazgo de Labraz, 701
b. Pero había evitado su contacto, en parte porque despertaba e n él la envidia del
escritor inédito y, en parte, porque despreciaba su manera de vestir y su literatura.
[J. J. Millás, El <ksorden de tu nombre, 153)
El adverbio asimismo (§ 14.4.3.21 tiene entre sus usos" el de marcador de continuidad
(Fuentes 1987a: 94-97). Añade un nuevo miembro del discurso a un miembro anterior para formar
una secuencia.
(111)
Se trata de un marcador que no se encuentra totalmente gramaticalizado como tal. Ello explica
que puedan existir variaciones en el posesivo.
.w Es ordenador en casos como: Los ,wmbrrs propios tienen un comportamit.nto porticular rcsp«to del artlculo. U1101 lo
lkwm siempre, Olros lo rechazan y. !!!.Íj!}: algunos haWJ allmiar li~nk su presencia o su aumrcia (E. Alarcos Uorach
1994: 68). No obstante, su uso discursivo más frecuente es el de reformull\dor rccapitulativo (§ 63.4.S.4).
v Un ejemplo serla: jOespu& de hablar del reparto de una comedia) Está,~ la parejo supuestamente prol«_r:onista,
la de la señorita y el señorito, que ~,reaman Maria Josl. Caniudo y Pepe Ruiz rnp«twam.cnte lF, Lázaro Carrcter, en Blanco
y Negro, 13-X-1991, 8]. No obstan1c, su uso más frecuente no es de ordenador discursivo; Yu iniciaba la gran ttapa de
Josi l..uis L6pa Yázqi4tZ y Atfrtdo Landa (~rraco a las trrs,., ~No ~anb al vrtino del quinto»), cuando (I ciitt espa;¡o[,
al tiempo que ulilizaba a Buñuel, &rdtm. lkrlanga, Saura por su imagen exterior, con~ía l!!!!..Í!!! lllf estilo enándar de
t!11<H1nt: acep1aci&1 pop«/,(,r fF. Fernán-Oómcz,. e~ El País S,ema,wl, 26-111-1995, 52).
Por una parte, no tengo dinero, por aira parte (•por su parte), me da vergüenza pedirlo
prestado.
Detengámonos en algunas particularidades de distintos ordenadores.
En ocasiones, algunos ordenadores, principalmente 1~ ordenadores por otra parte, por otro lado
y por lo demás, se emplean en incisos -incluidas entre e'los las oraciones explicativas de relativo
[ - § 7.1.3)- , para añadir una información lateral que.. completa la información central de la
secuencia. Se acercan en este uso a los digresores (§ 63.2.4).
El marcador de continuidad por su parte carece, por lo general, de un marcador de apertura
en el miembro discursivo anterior.
Mis amigos de entonces eran dibujantes de cómic «underground» que estaban muy lejos
del mundo de la pintura, que para ellos era un mundo risible. Yo, por mi parte, por
pura incapacidad para hacer otra cosa, estaba condenado a la pintura. ¡ABC Cultural.
1-111-19%, 40)
Esta falta de gramaticalización también da cuenta de que el adjetivo posesivo imponga restric-
( 109)
b. La proximidad a Madrid ha perjudicado, probablemente, e l despegue gastronómico
de una provincia, que, por otra lado, cuenta con materias primas - [...)-- de relieve.
(El Pa/s Semanal, 12-111-1995. 104)
c. El territorio de los Flérvides no hacía frontera con los de los Fecerios y los Salamneos, de quienes, por lo demás, no tenían especial interés en ser vecinos [...].
[R. Sánchez Ferlosio, El testimonw de Yarfoz, 206]
63.2.3.3
ciones en su uso, ya que predsa de una interpretación anafórica sintácticamente condicionada; esto
es, debe ser «la parte de alguien o algo•. Ello explica que, por eje mplo, por su parte no pueda
sustituir a por otro lado en un caso como el siguiente:
63.2.3.3. Caracteristicas de algunos ordenadores del discurro
(105) a. Volvia a reunirse con los ángeles, pero jamás se refería a aquellos encuentros, que
por otra parte apenas se preocupaba de ocultar y que eran más evidentes que nunca
[...]. [G. Martín Garzo, El lenguaje de las fuentes, 91]
Estructuradores de la información
·
a. Un portavoz de Banesto explicó que los carteles luminosos se revisan por un equipo
especial cada siete u ocho meses. Asimismo, añadió que la marquesina que se había
revisado hace medio año por un servicio de mantenimiento. [El Pals Madrid, 12IX-1996, 4]
·"' Algunos casos en 105 que no tiene la fuoc.ión discursiva de ordenador.
(i)
a. Por ser prepolitica, y por fuerza aniidemocrática, es asimismo patológica. (A. Artcta, en El Pafs, 11-111 1995, 131
b. A la superproducción de publicaciones roopcra también otro movimiento asimismo caracterfsticn <k nuestro
tiempo: el de publicación de todo lo producido por aulores. (J. Oaos; tomado de Dt Kock 1991 111: I,
1441
Se debe también diferenciar el ad-.-erbio asimismo del adverbio as{ con el complemento, también ad\.'Crbial, mismo:
Dona Mariquita se tm:omtoba muy /atigoda, ~ ~ l o dijo, añadi6 / ... / (E. Mcndou. Una comeJ;a lit;f.ra, 135)
63.2.4
LOS MARCADORES DEL DISCURSO
4090
b. LDs jóvenes estudiantes de Derecho explicaron que algunos alumnos rompieron a
llorar al conocer el suceso, en medio de un clima de crispación y dolor incontenible.
Asimismo, se escucharon gritos de repul sa e insultos hacia los terroristas. (ABC, 1511-1996, 26]
También el adverbio igualmente puede actuar como marcador de continuidad, aunque sea me·
nos habi tual que asimismo. "
(112)
4091
Estructuradores de la información
(114)
4
- lY qué me dice de la flora? l Qucda algún madroño?
-Quedan muchos porque se plantaron recientemente: por cierto, que son madroños
procedentes de Cataluña. [ABC Madrid, 1-XII-1995, 62]
respuesta a la pregunta l Queda algún madroño? es Quedan muchos porque se plantaron
reciemememe. El enunciado introducido con por cierto no es propiamente parle de la respuesta
requerida y consliluye una digresión, esto es, un comentario lateral al tópico del discurso.
a. Así, un mismo acootecimicnlo, objetivamente anterior, se expresa, según la perspectiva adoptada, con el antepresente o con el pretérito. /gualmeme, cuando alguien
interroga ,Ha vuello Juan ?, se empica la forma compuesta, el antepresente [...]. [E.
Alarcos Llorach, Gramática, 1661
b. La UCOA (Unidad Central Operativa Antitcrrorista) de la policía solici ta urgentemente dicha documentación por juzgarla esencial para averiguar si Polo u otros
utilizaron tales carnés en Salamanca o León para alquilar viviendas o coches, según
fuentes de la lucha antiterrorista. Igualmente, según dichos medios, el análisis de
los partes dados por Polo a ETA sobre tales acciones podrían ser claves para hallar
ele mentos o pistas que faciliten tales documentaciones. [El País, 14-11-1996, 17]
Por otra parte, aunque los digresores introducen un comentario que se distancia
del asunto propio del discurso, este comentario se presenta como pertinente y, por
lo general, se relaciona con algún elemento del primer miembro -en (1 l4), se
continúa hablando de los madroños-. No obstante, esto último no sucede siempre
y, en ocasiones, la digresión en poco o en nada se relaciona con el discurso que le
antecede. Sólo la presencia del propio digresor hace pensar en dicha relación.
( 115)
Cercanos a estos usos de asimismo e igualmente, aunque menos gramaticalizados, son los de
de igual fonna, de igual manera, de igual modo y de igual ~uerte, en casos como los siguientes:
(113) a. Para los responsables comunitarios, actualnl¡,nte es imposible cualquier negociación
con las autoridades canadienses si la Un\ó~ Europea no acepta la posibilidad de
que Canadá tenga plena competencia en las aguas en disputa, como sucede con el
caladero NAFO. De igual fonna, en su informe, Almeida denuncia la Ley de Pesca
de Canadá por estar en contra del Derecho del Mar y así se lo comunicó en su día
a las auloridades canadienses. [El Pa/s, 16-lll- 1995, 58]
b. Como decía un crítico en cierta ocasión, el dolor no es siempre doloroso en la
poesía: a veces aparece en el poema porque rima simplemente con amor. De igual
numera, podemos concebir una obra, simultáneamente, como producto de la superestructura ideológica de la sociedad y como resultado de la neurosis particular del
artista. [J. Goytisolo; tomado de De Kock 1991 111: 1, 1501
c. Y el fu ego entregado a sí mismo, ya se sabe sólo consume. En ca mbio, el fuego
con espuela y freno es motor de civilizaciones. De igual modo, dicen los biólogos.
las hormonas retardatarias -los frenos- determinan la homificación del hombre,
impidiendo que su cráneo se desboque hasta desarrollarse en el hocico animal.
JA. Reyes, I.A experiencia literaria, 109]
d. [Gourrnont] No andaba lejoo de las teorías actuales sobre las reacciones fisiológicas
del color; y por lo que hace al sabor, sin duda recordaba la teoría curativa por
azúcares y jarabes, que en cualquier momento puede resucitar, y a la que consagró
un ensayo. De igual suerte, en otro de sus paseos filosóficos, se refiere a la fitognomónica del napolitano Porta, siglo xvr, antecedente de la bioquímica o farmacopea de las yerbas. [A. Reyes, I.A experiencia literaria, 340]
63.2.4.
63.2.4.3
Digresores
63.2.4.1. Definición
Por entonces, el dirigente ruso se mostró convencido de que el país había alcanzado al
fin la difícil senda de la estabilización económica. El comportamiento del mercado de
divisas le ha quitado la razón.
A propósito, el Partido Liberal Democrático (PDL) del ultranacionalista Vladirnir Zhirinovski volvió a entrar e n el hemiciclo después de protagonizar el viernes pasado un
boicot de protesta. [El Mwulo, 13-X-1994, Jj
En este ejemplo, ninguna relación tienen «la situación del mercado de divisas» y «la vuelta del
PDL al parlamento•. Sólo el uso de a propósito puede hacer pensar en algún vínculo.
63.2.4.2.
Por cierto
El digresor más frecuente es por cierto (Mateo 1996).
(116)
a. iY no digamos nada de Marcelioo! iEstá tan enamorado de ella!... (A Maribel). Por
cierto, me choca mucho que no esté ya e n casa, lvcrdad? fM. Mihura, Maribel y la
exJraña familia, 174]
b. Ha llegado más tropa. Y ha salido mucha para el fre nte. El café estaba lleno de
oficiales. Por cierto que esta tarde han traído el cadáver del capitán Vázquez, el
padre de un compañero de Cherna. (J. Aldecoa, Cuentos, 148]
c. Como vemos, lo que en definitiva cuenta es la libertad, quiero decir el ejercicio de
ella. Si renunciamos - libremente, por cierto- a ello, estamos perdidos [...]. [J.
Marías, en ABC, 29-Xll-1994, 3)
63.2.4.3. A propósito
Los digresores son estructuradores de la información que introducen un comentario lateral en relación con el tópico principal del discurso.
Menos frecuente es a propósito [- §§ 9.2.4.2 y 13.5.3]. Por lo general se utiliza
con un complemento con de, ,. pero también puede aparecer sin complemento, sobre
todo en el discurso oral.
" No sed, ordenador, por ejemplo. en casos como: & curioso notar c6mo amba.r criticas, opuestas por su Knlido.
resultan sin emhargo t(u~n&tó!:'scaminado$, porque ambas partrn del tácito ~,puesto nnciot,ali.rlll al qut yo hobúJ procurado
r:«'tlpar 1f. Ay.tia; toma o
· Kock 199 1 111; 1, 25}.
.- [... J Dt un Sttttto wlo limtn comxinutnlo los qi« participan de il Si ahora mielan s«retos, no putdtn provtnir ni
de los puiodistlU. ni de los diputado, dd P[artido/ P[opular/, que ,ro 1uvieroh ni arte ni porte. / P. ~ de secrrto,:
iera n=sario d b«nkul (El Mundo, 21-IX-1994. 12J.
63.2.4.4
LOS MARCADORES DEL DISCURSO
4092
Conectores
4093
63.3.2.1
c. Eso, tal cual, fue lo que, en efecto, tuve que hacer. Y, entre paréntesis, eslos cuadernos, si acaso aJguien hubiera de leerlos, resultarían un mamotreto monstruoso,
(1 17) a. [... J Yo quería casanguear cuanto antes, pero Florentino me ha dicho que debemos
esperar a que engorden más los elotes, porque así de tiernos se asustan y no cuajan
como se debe. Aunque no creo en supersticiones. voy a dejar pasar una semana
informe. [F. Ayala, El fondo del vaso, 107]
para reunir el dinero que me costará la operación imprevista que va a aumentar
considerablemente los gastos de mi labor. A propósito, el negocio de la zapatería
va de mal en peor gracias al abandono en que se encuentra. [J. J. Arreola, la feria,
155)
b. R. [... J Había un camino muy poco usado, para las relaciones entre el Ministerio
Fiscal y el Gobierno: reunir a la Junta de fiscales de Sala y deja™> aconsejar. Yo
lo he puesto en práctica. Y, aunque el parecer de esa Junta no me vincula, hasta
ahora he seguido siempre el criterio de la mayoría.
P. A propósito, ¿por qué, en la última Junta, cuando discutieron el tema de los
suplicatorios[...], usted ocultó su parecer y no votó? [E/ Mundo, 25-IX-1995, 8]
63.2.4.4.
I NF
INF
I NF
l NF
l NF
B. iHace una ilusión eso del primogénito\
A. ...V... iSí hace ilusión, pero vamos, por el capricho!
B. A todo esto, ¿cómo te llamas?
A. Yo C[armenj. Tú te llamas E[lisa], ¿no?"
B. Sí. [M. Esgueva y M . Cantarero, eds., El habla de la dudad de Madrid, 411]
Tanto Carmen como Elisa llevan un rato conversando. Carmen se da cuenta de que la conversación debería haber comcn1.ado con una presentación y, por medio de una digresión con a
10<10
esto, la introduce. Otro ejemplo:
(119)
Las duras condiciones de vida en una plataforma petrolífera, en un telefilme siniestro
de tensiones humano-profesionales. A todo eslo, ¿quién se preocupa de las duras con·
diciones de vida de los espectadores? JE/ Pals. 29-111-1994, 45)
63.2.4.5. Otros digresores
Los digresores dicho sea de paso, ., dicho sea, entre paréntesis son menos frecuentes y no se
hallan totalmente gramaticalizados.
(120)
(121) a. Yo puedo darle algunas indicaciones muy útiles que le evitarán compromisos engorrosos. Ya sabe a qué me refiero. Otra cosa: cuide su dinero. No pase por generoso en un poblacho como este en donde nos estamos hundiendo en la miseria
[A. Mutis, Empresas y tribulaciones de Maqro/1 el Gaviero, l, 206]
b. [...] Al verles, creía que de terror me moría... Otra cosa: lcómo te llamas? (...J.
[B. Pérez Galdós, Vergara, 183]
A todo esto
Con el digresor a todo esto se interrumpe la planificación discursiva iniciada y
se introduce un miembro que presenta o solicita una información que en ese mome nto del discurso ya se debería conocer.
(118)
Tampoco se encuentra completamente gramaticalizado el digresor otra cosa. Con él, se añade
en la conversación un nuevo comentario sin relación con el anterior después de una secuencia
discun;iva que se acaba de terminar. De este modo, el hablante conserva el tumo de palabra sin
cederlo a su interlocutor.
a. Aquí estoy, a pocas horas de llegar a las famosas factorías de las que nos habló el
chofer que pasaba con ganado del Llano, y no sé sobre ellas mucho más de lo que
nos concó esa noche de confidencias y ron, allá, en la Nieve del Almiranle, que,
dicho sea de paso, es donde quisiera escar, y no aquí. JA. Mutis, Empresas y 1ribu/acilmes de Maqro/1 el Gaviero, 1, 76)
b. Sahagún de Campos, provincia de León, es tierra de puerros, y también, cada do-
63.3.
Conectores
63.3.1. Generalidades
Un conector es un marcador discursivo que vincula semántica y pragmáticamente un miembro del discurso con otro miembro ante rior. El significado del conector proporciona una serie de instrucciones que guían las inferencias que se han
de obtener del conjunto de los dos miembros relacionados (Portolés 1993).
En ocasiones el primer miembro conectado puede no ser realmence proferido y hallarse simplemente accesible a partir del contexto. Un niño puede mostrarle a otro su nuevo coche teledirigido
y decirle:
(122) Además, tiene sirena.
El conector además no vincula aquí dos miembros discursivos sino el miembro en el que aparece con otro elemento implícito, no dicho, que el oy~nte ha de inferir del contexto.
De acuerdo con su significado, se distinguen tres grupos de conectores: 'conectores aditivos', que unen a un miembro anterior otro con su misma orientación
argumentativa (§ 63.1.4.3); 'conectores consecutivos', que conectan un consecuente
con su antecede nte; y 'conectores contraargumentativos', que eliminan o ate núan
alguna de las conclusiones que pudieran inferirse de un miembro anterior.
63.3.2. Conectores aditivos
63.3.2. J. Generalidades
cena de siglos más o menos, le regala al mundo a un Carmelo Gómez que, dicho
sea, ya es puerro de oro de su pueblo. [F. Fidalgo, en El Pals, 29-IX-1996,
60J
" l.1"15 nomlues propios son invent.idos.
• Sin gramaticaliz.ar se dan otntis formtts no participialcs y con capacidad nexrva: Mt ~'Olvl irn'tnciblt' tn au ju~ qut'
impc,s,e tnlrt mis col~as df: la Agencia Frona·Prru, lWIUk enlom:es ttabojo. Dicha age.ncia. diJi ~ paw. tra no s6/o una
f6briC4 dt noticia.s sino ti tmporio del 1abaq11ismo. p. R. Ribeyro, C~n,ru, to)
Los conectores aditivos unen a un miembro discursivo anterior otro con la
misma orientación argumentativa (Fue ntes 1987a: 87-111; Eberenz 1994; Espinosa
1995). Permite n, de este modo, la inferencia de conclusiones que serían difíciles de
lograr si los dos miembros permanecieran independientes. De Luisa es alta se puede
concluir que alcanzará a cambiar una bombilla, que se cargará de espaldas o que
63.3.2.2
LOS MARCADORES DEL DISCURSO
4094
4095
Conectores
63.3.2.3
puede jugar al baloncesto. De Luisa es alta y, además, bota bien el balón, las posibles
conclusiones se limitan.
Dentro de los conectores aditivos se distinguen dos grupos: aquellos que vinculan dos miembros discursivos que se ordenan en una misma escala argumentativa
(§ 63.1.4.3): incluso, inclusive y es más; y aquellos otros que no cumplen esta condición: además, encima, aparte y por añadidura. Comencemos por estos últimos ordenándolos de acuerdo con su mayor frecue ncia de uso a partir de los materiales
que hemos a nalizado.
63.3.2.3.
63.3.2.2. Además
Para concluir que Es una trabajadora incansable, es un argumento suficiente Se marcha a las
once de la ,roche, que se lleve los papeles a casa es un argumento que se añade para refor,ar la
El conector aditivo más frecuente es además (DCRLC, s.v.; Cuartero 1995).
Vincula dos miembros del discurso con la misma orientación argumentativa. El segundo facilita inferencias que sería difícil lograr únicamente del primero.
( 123) Tienes que hacer una declaración escrita, clara y rigurosa, contando !Oda la verdad y,
además. debes hacerla pública cuanto antes. ¡ABC, 5-11-1996, 26j
Como además, encima[-+ §§ 9.3.l y 14.4.5.1] vincula dos miembros discursivos
con la misma orientación argumentativa, pero encima presenta el miembro del discurso que lo precede como un argumento suficiente para llegar a una conclusión
determinada (Fuentes 1996: 26-27; Portolés 1998d).
(126)
(124)
a. P. ¿por qué ha elegido Uruguay como escenario de la serie?
R. Yo 1cnía un compromiso de tipo moral, cultural, y sobre todo por el amor que
tengo a este país, donde me eduqué y pasé mi juventud. Ademá.1, el presupuesto
que tenía la serie era tan pequeño que sólo había un sitio JJ<Y.:iible, y era esta tierra.
fEI Paí$, 29-Xll-1994, 47]
b. Yo conseguí la anulación eclesiástica y no me costó ni tres reales, porque no era
un figurón y ademó$ tení¡¡ razón. (El Pa/$ Semanal, l 1-Xll-1994, 481
El segundo miembro puede ser un complemento que aumente la fuerlll argumentativa del primero. "
( 125)
a. Es una amiga y, además, íntima.
b. Tiene un coche y, además, es grande.
c. Es escritor y, además, bueno.
d. Es un criminal y. además, sanguinario.
e. Tiene una enfermedad y, además, incurable.
Una am;ga {mima tiene más fuerza argumentativa que uno amiga, lo mismo sucede con un
coche grande frente a un coche. wz escritor bueno y un escritór, un criminal sanguinario y un criminal,
y, por fin, una enfermedad incurable y u,u, enfermedad.
Por otra parte, como ya se vio, además puede recibir complementos(§ 63.1.3.4)
y ocupar é l solo un turno de palabra (§ 63.1.3.J O).
Es una trabajadora incansable. Se marcha a las once de la noche, y encima se lleva
papeles a casa. [El Pal, Domingo, 26-1-1997, 14]
argumentación. 42
Este significado de encima explica nuestra extrañeza ante ejemplos como los siguientes -ejemplos que con además no serían costosos de comprender:
( 127)
Las conclusiones que se pudieran inferir del'~prime r miembro (/-lacer una declaración escrita) se ven condicionadas por e l se undo miembro (/-laceria pública
cua/llo antes).
Otros ejemplos:
Encima
a. (Dice una médica] #Deberá hacerse un análisis de sangre y, encima, unas radiografías.
b. [Dice una funcionaria] #Necesita rellenar el impreso y, encima, entregar dos fotografías.
c. [Dice una profesora] #Para aprobar mi asignatura, hay que hacer el examen y,
encima, redactar un trabajo.
La médica de ( 127a) precisa de los análisis y las radiografías para diagnosticar; la funcionaria
de (127b) debe recibir el impreso y las fotos; y la profesora considera necesario comprobar los
conocimientos de los alumnos con un examen y un trabajo. Ahora bien, el paciente, el contribuyente
y el alumno se pueden quejar con:
(128)
a. Debo hacerme un análisis de sangre y, encima, unas radiografías.
b. Necesito rellenar el impreso y, encima, entregar dos fotografías.
c. Para aprobar esa asignatura, hay que hacer un examen y, encimll, redactar un trabajo.
Para ellos con el primer miembro del discurso setí'a suficiente.
Tambié n encima se distancia de además en que el miembro que introduce puede constituir una conclusión opuesta a la esperada del primer mie mbro. Así, una
madre puede regañar a su hija con: Se te compra una cosa y, encima, lloras. De
«comprarte algo» lo esperable sería que «estuvieras contenta», pero la conclusión
es la contraria: lloras.
Olros ejemplos:
( 129)
a. Le echo una mano y, er,cinu,, me toma el pelo.
b. Explica mal y, encima, exige más que nadie.
Encima coincide con además en vincular un complemento que aumente la fuerza argumentativa
del primer miembro: Es una amiga y, encima, íntima. Y también en que puede recibir complementos
(§ 63.1.3.4) y ocupar él solo un turno de palabra (§ 63.1.3.10).
•• En la terminología de Ducrot (1995), se trala de un complemento que es 'rcalizantc' con respecto al núcloo que
l.'ompkmcnta. Compárese este uso de udtmós con el de eso si(§ 63.3.4.14) con complementos 'dcsrcalizantcs'. compfoménlt!IS que disminuyen la fuerza argumentativa del núcleo al que complemenrnn [-+ § 4.3.5.6].
u Sobre sus posibles efectos de sentido, véase el §63.1.5.1.
63.3.2.4
63.3.2.4.
LOS MARCADORES DEL DISCURSO
4096
4097
Aparte
El conector discursivo aparte es propio de la lengua coloquial (Fuentes l 996:
26)." Presenta el miembro en el que se encuentra como un argumento que hubiera
podido llevar a la misma conclusión que el miembro anterior si este no hubiera sido
ya suficiente para ello.
Conectores
63.3.2.6
de los desmanes cometidos por algunos de sus miembros tiene elevados costes para el
conjunto del sistema democrático. [El Pa/s Domingo, IO-IV-1994, 4]
63.3.2.6.
l ocluso e inclusive
No iré a ver esa película. Es larga y aburrida. Aparte, ya he quedado con mis amigas
para ir a la discoteca.
Uno de los usos de incluso e inclusive es el de conector aditivo (Herrero 1987;
Fuentes l987b; Garrido 1993; García Negroni 1995) [-+ §§ 59.4.1.1 y 59.5.3]." Se
trata de casos como el siguienle:
Para llegar a la conclusión de que No iré a ver esa película, se mantiene un argumento suficiente
Es lmga y abunida y después se añade olro que conduciría al mismo punto: Ya he quedado con mis
amigas para ir a la discoteca. Otros ejemplos:
(134) Debemos llevar al niño al hospital. Tiene mucha fiebre e, incluso, ha
comenzado a delirar.
(130)
(131)
a. Ya les estoy viendo la cara pero paciencia. Si quieren no lo sigo. Y bueno, entonces
echá más caña y háganse de cuenta que están leyendo el conde de montecristo. Ya
les previne de entrada que estos casos no les ocurren a todo~ aparte que eran otros
tiempos. [J. Cortázar, los relatos, 11, 851
b. 1: El sur de Francia me encantó, me encamó porque, vamos, Francia, en general,
es muy bonita. Y es muy bonita porque tiene mucha agua, entonces. la vegetación
es completamente diferente a la nuestra, lno? Pasa lo mismo que con el norte de
Esp~_ña.
¡·
E: S,.
1: Cambia complctarnenle la vegetación a la nuestra, ¿no? Y, aparte, la limpieza en
ge neral que hay por toda Francia, l nb? [M. Ollero y M. A Pineda, cds., Sociolingüística andaluza, 6, 1461
En el discurso escrito, generalmente se utiliza con un complemento (§ 63.1.3.4).
63.3.2.5.
Ello explica nuestra extrañeza ante:
( 135)
a. Pero al poco se dieron cuenta de que era un hombre sencillo, sano, serio y por
a1iadid11m sollcro. fJ. R. Ribeyro, Cuemos, 151
b. Él se consideraba un hombre apuesto, simpático y por añadid11ra famoso, y juzgaba
cosa natural que las mujeres cayeran en sus brazos sin esperar contrapartida.
[E. Mendoza, Una comedia ligera, 90]
# Debemos llevar al ni,io al hospital. Ha comenzado a deli rar e, i11c/11so, tiene mucha
fiebre.
«Comenzar a delirar,. es un motivo más serio - y. por lanto, un argumento más fucrle- para
llevar a alguien al hospital que •tener mucha fiebre».
Otros ejemplos:
Por añadidura
Por añadidura conecta el miembro discursivo que lo incluye a un miembro anterior, o más frecuentemente una serie de ellos, con los que comparte una misma
orientación argumentativa. Se trata de un conector de la lengua escrita poco frecuente.
( 132)
Tanto «tener mucha fiebre» como «comenzar a delirar» son argumentos que
conducen a la conclusión: «llevar al niño al hospital». Además, el significado de
incluso indica que el segundo miembro discursivo es más fuerte argumentativamenle
que el primero y, por tanto, se sitúa en una posición más alta en una escala argumentativa (§ 63.1.4.3).
( 136) a. Sólo de ese modo se puede hacer frente a los extras que apa recen mes sí y mes
no e i11c/11so, con suerte, se puede ahorrar un poco. [J. J. Millás, El desorden de /11
nombre, 801
b. Sé de algún escritor que ante el premio concedido a un colega ha llegado a tener
40 de fiebre e incluso ha vomitado. [M. Viccnl, en El País, 13-IV-1997, 52]
En (136a) «ahorrar un poco» tendrá más fuerza argumcntaliva que • hacer frente a los exrras»;
y en (136b) sucede lo mismo con «vomitar» y • tener 40 de fiebre».
Ejemplos semejantes con inclusive son:
(137)
Una variante es de aliadidura:
a. Creía en la posibilidad de que las cartas fueran falsas, de que Guido Parra estuviera
haciendo un juego ajeno, e i11c/11sive de que lodo fuera una jugada de alguien que
no tenía nada que ver con Escobar. IG, García Márqucz, Noticia de un secuestro,
941
(133) La desmoralización causada por estos dos nuevos casos, que colman un vaso repleto de
anteriores escándalos, no descarga únicamenle sobre los electores; también afecta a un
buen nú mero de políticos honrados que ven ensuciada su dignidad por la mancha de
aceite de la com1pción ajena. De añadidura, la generalización a toda la clase política
'
1
No son ooneclorcs ¡,,dusv e incfush~ cuando :aparecen sin paus.i pos1erK>r acompañando a otro elemento al que
destacan 1--),,- §§ 16. 1 y 16.6). Compárenst.:: los dos usos de inclusive en el siguiente texto; en et primero, ac1úa como
conector, en el segundo destaca el sintagma nominal Los niveles popidara: En Amirica se tkltt! t!II general w1 respt:10 grande
hacia Jo l,mgu.a, rl hispanohablante procura apn!SOrK con la mayor propiedad posible; ",ro que, i11clusfrt. el cuidado. fu
atencWI, ol u.ro li1tgüÍSlko es mejor e11 AtntriNl qut! e11 E.lpaña. PQr lo menos. en denos países d;¡r,;¡r-rica, )O lo pt1edo
uttslig11or: <n México. en Colombia, en Pt!rú, cuyai s«iedades pmcunm ct.pru(lrK ron propiedad. i11clu1ive los nfrt.ltsf"/JtllártS,
hay un afán dt! s11ptmdón liJ1gatslico, llay 1111 gusto por el bioi hablar. hoy u11 ,nptto hacia las a,aoridadd lingü,sucas (... /
(Cuodmros Cm'tlntes. 7. 1996. 18)
63.3.2.7
LOS MARCADORES DEL DISCURSO
4098
b. Cierto, podemos encogemos de hombros y recusar toda interpretación que vaya
más allá de lo que dicen los periódicos y las estadísticas. Sólo que reducir el significado de un hecho a la historia visible es negarse a la comprensión e, inclusive,
someterse a una suerte de mutilación espiritual. [O. Paz; tomado de J. De Kock
1991 111: 2, 211)
En escasas ocasiones el primer mie mbro, que sirve como punto de comparación a aquel que
incluye a incluso, no aparece expreso. Compárense:
·
(138)
P. lNo le parece que los abucheos callejeros al presidente del Gobierno o los insultos
al vicepresidente e n el Congreso de los Diputados sólo contribuyen a crispar aún más
las cosas?
R. Hay que diferenciar. En un debate parlamentario vivo y tenso se pueden producir
abucheos, pasa en todos los Parlamentos. 1
P. Hablábamos de insultos.
[
R. Incluso. También ocurre en todos los Parlrmentos [... ]. fEI País Domingo, 22-V-1994, 16]
También, como con además y encima, se compreÓde incluso como añadido al enunciado anterior «hablábamos, incluso, de insultos~.
63.3.2.7.
Es más
El conector es más (Acín 1998) es un marcador aditivo que presenta el miembro
discursivo en el que se encuentra como un argumento con más fuerza que otro
anterior en una misma escala argumentativa (§ 63.1.4.3). Este marcador se sitúa en
la posición inicial de su miembro discursivo (§ 63.1.3.1). "
(140)
(141)
El crítico que milita en Galdós no debe hablar bien de Joyce; es más: su obligación es
hablar mal de Joyce. fABC, 18-X-1996, 18)
Conectores
63.3.3.2
a. No tenía que contestarles ahora. Es más, quería que se lo pensara, que lo decidie ra
en función de su propio interés. (G. Martín Garzo, El lenguaje de las fuentes, 38]
b. Porque España, sin patriotería, es un lugar en el que no se está mal del todo. Es
más, se está bien. [J. L. Coll, en ABC, 29-V-1996, 42)
Este conector cue nta con la variante aún es más.
(142)
a. Es un mentiroso. No sólo dice que la cul pa no es suya. dice, incluso. que yo fui el
culpable.
b. Es un mentiroso. Dice, incl11s0, que yo fui el culpable.
Por lo demás, aunque sea mucho menos frecuente que con además o encima (§ 63.1.3. IO), no
es imposible que incluso ocupe un turno de palabra o se muestre autónomo con respecto a otro
enunciado:
(139)
4099
[...] hasta el punto de que flos socialistas] se creyeron los únioos artífices de la transición
y ---aún es más- del derrocamiento de Franco que jamás aconteció. [J. Marías, en El
País Domingo, ll-Xll-1994, 13]
63.3.3. Conectores consecutivos
63.3.3.1.
Definición
Los conectores consecutivos presentan el miembro del discurso en el que se
encue,ntran como una consecuencia de un miembro anterior (Fue ntes 1987a: 140166; Alvarez 1989, 1991 y 1995; Montolío 1991; García Izquierdo 1998).
En la exposición de estos marcadores, en primer lugar se analizan los conectores pues y as( pues, que se limitan a mostrar el miembro en el que se encuentran
como un consecuente de un miembro anterior. Después nos detenemos en los conectores que fundamentan su paso de un antecedente al consecuente e n un razonamiento: por tanto, por consiguiente, por ende y de ahí. En tercer lugar, se estudian
en consecuencia y de resultas, donde el consecuente es un estado de cosas que se
produce a partir de otro estado de cosas. Y, por último, se ven las unidades menos
gramaticalizadas como conectores consecutivos: así y e111onces.
63.3.3.2.
Pues
La forma pues, además de comentador (§ 63.2.2.1) y conjunción causal
[ - § J 6.2.4), puede ser un conector consecutivo (Chevalier y Molho 1986; Portolés
1989; Alvarez 1990; Martínez García 1990; Martín Zorraquino 1991; Montolío 1991;
Alarcos 1992; Garcés 1992; Miche 1994; Porroche 1996).
•Hablar mal de Joyce• es un argumento con más fuerza que • no hablar bien• .
El mie mbro que introduce es más come nta el mismo tópico que el miembro
anterior - los dos miembros se pueden considerar respuestas a una misma pregunta
implícita- "' (§ 63.1.4.4).
(143) Lo que discuten tal vez nos interesa, pero no lo entendemos. Que se diviertan, pues,
con su juguete. fF. Lázaro Carrcter, El dardo en la palabro, 297)
Aquí el conector pues remite a un miembro del discurso anterior y presenta el
miembro del discurso en el que se encuentra como su consecuente.
Otros ejemplos:
Otros ejemplos:
0
No se i:ncucntra totalmente gramalicalizado, lo que explica ejemplos como el siguiente: / .../ d cami11an1t que ha
lltgr1do lrast11 alll 1/cw,do p« ti dtuo dt conttmplarlo dtsde u110 po.iicitm dt prMlegio y que cr« er1ar haciéndolo, sin caer t11
la c:umta di! l111.f111 qué punto x k ocultaf1, no ya los rt:e01't!.f.YJ.r y pequtilos oocid,mlt:S dd ttrreM, SÍ'10 asimismo los ¡:rrmdts
valles qut youn lrQS hu nwr,tafio, in1e,p1,esta,f
que
la ~'trdadao naturolcu, dt t JOJ montañas dt menor altura
~ ,u~stro cami11a111t ~'tró rrducidas a imó~nts ona, ...
Goytisolo, Tt!Oria dtl cottodmintlO, 159}.
.,. En cs1c ca.w: ~lCómo debe hablar de Joyct un crílico favorable a Galdós?». Con dos respu~1as: No dd>t: /iablur
bitll ,k Joyct y Su obligación ts hubJ4r mal dt Ju¡a.
y,; r,te
(144)
a. Para la moderna filosofía de la ciencia, lo funda mental son las maneras de decir
cómo son las cosas. Lo gnoseológico prima, pues, sobre lo ontológico. [E. Uedó,
D/as y libros, 335]
b. La vergüenza es temor de ser sorprendido en falta por la mirada ajena. Es, pues,
un sentimiento que es mejor no senti r. [J. A. Marina, El laberinto sentimental, 238]
WS MARCADORES DEL DISCURSO
63.3.3.3
4100
Como se advierte en los anteriores ejemplos, el pues consecutivo evita la posición inicial del miembro del discurso en el que se incluye y va seguido de pausa.
Cuando no es así, se confunde con el pues comentador (§ 63.2.2.1).
(145) a. Y ya sé que no puedo correr, pues no corro. [El País Domingo, 23-IV-1995, 4]
b. iNo te sofoques, mujer! Dices que no, pues no ... [J. Benavente, Señora ama, 98]
c. De manera que si ha dicho marzo, pues marzo. [El Mundo, 29-X-1995, 20J
63.3.3.3.
Así pues
El conector asi pues [--+ § 58.7) vincula un primer miembro, generalmente
formado par una secuencia d iscursiva, con otro que se presenta como su consecuencia.'
(146) a. Si la sabiduría popular asegura que •cada maestrillo tiene su librillo», en ningún
dominio del conocimiento se revela ese adagio con más eficacia que en el de la
gramática. No cabe el mínimo acuerdo teórico entre grnmáticos, y por algo fueron
equiparados con los fariseos hace dos mil,años. As! pues, y con el precedente de lo
acaecido con el Esbozo, era de esperar, 1)1 de desear, la decisión adoptada en la
Comisión de Gramática de la RAE /as haber considerado el nuevo texto.
[E. Alarcos Llorach, Gramática, 21]
b. Me parece que la Iglesia española no se da cuenta de que existe una opinión pública
que necesita explicaciones, muchas explicaciones, y a la que seguramente no se ha
dado una sola. Quizá porque esa opinión pública católica española no se manifiesta,
dado que la prensa católica en general es un simple amplificador de las altas esferas
y en cuanto se vuelve preguntona se le cierra la boca o se hace sospechosa se le
vuelve imposible la vida. As/ pues, se da la criptoherejía, la antipatía hacia la Iglesia
y hasta el descreimiento más formal bajo las más exultantes formas de conformismo
religioso hispánico. [J. Jiménez Lozano, La ronquera de Fray Luis, 106]
Por lo general, asf pues ocupa la primera posición del miembro del discurso
que conecta, a unque también puede e ncontrarse en otras más retrasadas(§ 63.J .3.1).
63.3.3.4.
Por tanto
El conector por tan/o [--+ § 58.7] introduce el miembro del d iscurso en el que
se halla como un consecuente que se obtiene después de un razonamiento a partir
<le otro miembro que actúa como antecedente.
u Se podría argumentar que no existe un marcador os/ puts )' que se trata de dos marcadores contiguos., esto es, oos
cnct1ntr11rfamos con una combinación semejante a ad. por ejemplo: No todos los libros dt Galdós t~nen d mismo valor. A.ti;
I"" r~mplo, Fortunata y Jacinta tJ TMjor qut cualquitro dt: los Episodios Nacionales. Ahora bien, en casos como este la
4101
(147)
Conectores
63.3.3.S
Efec1ivamen1e, el arle nos transmile verdad y, por tanto, el ane es conocimiento.
[E. Lledó, Días y libros, 456]
De que «el arte nos transmita verdad» se puede seguir que «el arte sea conocimiento». Para lograr esta consecuencia con por tanto se exige un razonamiento.
Si no existe el razonamiento, se dificulta la aparición de este conector. Esto sucede, por ejem·
plo, cuando el antecedente es un hecho que conduce a otro hecho.
(148) a. Ha metido las monedas en la máquina y (#por tamo) ha salido el refresco.
b. Sale el sol y (#por tanto) canla el gallo.
c. Suena el timbre y (#por tanto/ iodo el mundo sale de clase.
Que la relación e ntre el argume nto y la conclusión que establece por tanto se
fundamente en un razonamiento permite generalmente la inversión de los miembros
que vincula. "'
(149) a. Se ha ido la luz. Por tanto, no funciona la televisión.
b. No funciona la lelevisión. Por tanto, se ha ido la luz.
01ros ejemplos:
(150) a. [La película] Libertarias es un revoltijo de buenos ingredientes ligados entre sí de
una manera excesivamente visible y, por tanto, losca [El Pals, 21-IV-1996, 38]
b. La situación de la cultura española, en muchos campos, sigue siendo inferior a sus
necesidades; lo que he llamado nuestro •relieve» está por debajo de lo debido, y
eso repercule en la universidad y por tamo en la formación de las generaciones
venideras. ¡J. Marías, en ABC, 19-1-1995, 3]
Este marcador cuenta con la variante por lo tanto:
( 151) a. En español, coalicwn no se documenla hasta el primer tercio del siglo x1x: bastante
tarde, por lo tamo. [F. Lázaro Carreter, :El dardo en la palabra, 244]
b. Se habían aficionado a esa pequeña 1abema del pueblo que tenía una gran chimenea
de azulejos en el centro del minúsculo salón con seis mesas servidas por dos mujeres
de edad madura, muy sonrienles, que no hablaban sino finé,. Por lo tamo tenían
un poder absoluto en la disposición del menú. [A. Mutis, Empresas y tribulaciones
de Maqro/1 el Gavicro, JI, 66]
63.3.3.5. Por consiguiente, consiguienteme nte, consecuentemente
El conector por consiguiente [--+ §§ 11.6 y 58.7) tambié n introduce una consecuencia obte nida después de un rawnamiento.
~
de b d05 marcadofcs no se ha gramaticalizado: No todbt los libros dt Galdós Dl,un d mismo valor. Asl
Furtunalit y Jacinta e.t. ~ mtjor qut cualqukra de los Epi.sodios Nacionales.
IX.: 1tll.lus modos. su gramaticalización en una única unidad puede que no sea compartida por todos )os hispaooha·
hl.11111:s y que c.:llo explique que se documente este conector escrito con una coma entre los dos adverbios que lo originaron:
/',:-m ul,r,rn .rahemru con ctrtt:Ul q,•t el gran periodo ertador dt Mesoamhico ts a,ucrior tn wrrio.s siglos a fo llt:'gUtla dt lm
11ztrr·1u ul wilk tk An6huac. /nc/wive ts probablt qi~ Ttotihuacán no haya sido nahua, al menor udusil."1mtntc. A ~e¿
mm,¡m• existe "'"' indudablt rtlació,1 tntrt la cultura d~ Tu/a y la ~ Tt0tihuoc6n -f. .. /- ts un mor estudiar
/H'fJ/ltf'liWJ nahua / .../ la tOlalidad d~ la civilización nie,oomtricana q1ll u una rt!alidad más rica, di1"010 y antigua. (O. Paz:
1rnm11.lt1 Je lx Kod: 1991 111: 2. 201).
• En los cjen1pl0$ de (148), si se invierten los miembro$ se podría utilizar por tanto:
(i)
a. Ha salido el refresco y, por ranto, ha metido las moned..s en la máquina.
b. Canla el gallo y, por umto, sale el sol.
e. Todo eJ mundo sale de dasc y, por tanto, suena el timbre.
En es1os casos, habría un proceso de razonamiento: que haya salido el refresco es una razón para poder concluir que
ha metido las monedas en la máquina.
63.3.3.5
LOS MARCADORES DEL DISCURSO
4102
(152) E.ste era el hijo primogé nito de Espel y el que ahora le sucedía en el principado; había
nacido el año en que se comenzó la conslrucción del puen1e, que fue el 300, y tenia,
por consiguiente, treinta y cuatro años. [R. Sánchez Ferlosio, El testimonio de Yarfoz,
87]
De que Espel hubiera nacido •el año en que se comenzó la construcción del puente• se puede
concluir que tenga «treinta y cuatro años,.,
Ahora bien, con por consiguiente, a diferencia de lo que sucece con por tanto,
el consecuente se presenta como una conclusión necesaria -esto es, ineludible- a
partir de un antecedente.
(153) Un San Pedro sin manos y, por consiguiente, sin llaves, mostraba su calva, [... ], por
encima de un rimero de astillas y tablas rotas. [B. Pérez Galdós, Gloria, 74]
Este San Pedro, al carecer de manos, necesariamente carecerá también de llaves. w
Ello favorece que frecuentemente se utilice en los razonamientos a partir de principios gene-
rales de los que se deducen conclusiones particulares.
(154) Vos se ha de considerar siempre corno plural, sin embargo de que designemos con él
una sola persona. Por consiguiente, es un barbarismo grosero decir, como dicen algunos,
vos eres, en lugar de VOS soís o tú eres. [A. aevo, Advenencias sobr, el uso de la lengua
castellana, 20)
/
O de hechos particulates de los que se deducen principios generales.
(155) Por supuesto que, al rechazar tan alegremente esta parle del diálogo, no sólo se cornete
una arbitrariedad científica intolerable, sino que se pierde una pieza clave para entender
el Crátilo y, por consiguiente, el pensamiento griego sobre el lenguaje. [E. Lledó, Olas
y libros, 462)
Se evita, sin embargo, cuando los razonamientos nacen de hechos contingentes. Nos extrañaría
escuchar.
(156) a. #El bebé está llorando. Por consig11ie111e, voy a darle el biberón.
b. #Es un cuadro horrible. Por consiguiente, se lo regalaré a mi cuñada.
c. #Alicia tiene gripe. Por consig11ienre, no te le acerques.
Cercanos por su significado a por consiguiente son los conectores consiguientemente y conse-
cuentemente.
(157} a. Nadie me ha planteado cualquier cosa y, co,isiguier11emenre, yo no he tornado iniciativas ni en un sentido ni en otro. [El País, 18-V-19%, 20]
" Esta instrucción semántica conduce a que, contrariamenle a lo que ocurre cvn p« ron/o, lo., razonamientos <1uc
liga el conector sean, propi:1mentc, mh de causa a efecto que de efecto a causa. Comparemos:
(i)
Conectores
63.3.3.7
b. Alguno de aquellos popes del Movimiento Nacional acabó creyéndose lo de la democracia -y, co11Sigukntemente, fue liquidado. [G. Albiac, en El Mundo, 20-XI1995, 2]
(158) a. La tasa de mo"alidad en Madrid se sitúa en nueve rnue"es por cada mil habitantes.
La comunidad china afincada en Madrid se cifra en torno a las 3.000 personas, según
cálculos oficiales. Consecuentemente, en Madrid deberían haberse registrado durante el
año pasado 27 fallecimientos de orientales. [E/ País Madrid, 4-[11-1995, 1]
b. Tal vez la característica fundamental de la sociedad contemporánea sea el dominio,
en ella, de la ciencia y, consecuentemente, de toda la artificiosa estructura que, sobre
la naturaleza, ha tendido uno de los productos de esa ciencia, la técnica, la tecnología. [E. Lledó, Días y libros, 466]
63.3.3.6.
Por ende
Por ende tambié n es un conector que introduce una consecuencia obtenida después de un razonamiento. Ahora bien, contrariamente a por tanto o por consiguiente,
se limita a comentar el mismo tópico que el miembro del discurso anterior
(§ 63.1.4.4). '" Por otra parte, es poco frecuen te fuera del registro culto de la lengua.
(159) Último premio Anagrama, este ensayo desvela algunas de las claves de la sociedad
norteamericana, y, por ende, mundial. (ABC Cultural, 31-V- 19%, 19]
A una pregunta implícita ~lDe qué sociedad se desvelan las claves con este ensayo?», ramo se
puede responder con: de la sociedad noneamcricana, corno con /de la sociedad/ mundial.
Otros ejemplos:
(160) a. No voy a afirmar, desde luego, que el cine de entonces, privado de sonido, fuera
superior al actual, en cuanto a posibilidades de expresión. Pero es indudable que
sus estrellas resultaban más irreales, más misteriosas, y, por ende, más legendarias.
[A. Carpcnrier, Letra y solfa, 105)
b. Llegaban más colonos, ahora llamados con promesas de desarrollo ganadero y maderero. Con ellos llegaba también el alcohol desprovisto de ritual y, por ende, la degeneración de los más débiles. [L Sepúlveda, _un viejo que lefa novelas de amor, 53)
63.3.3. 7.
De ahí
El significado del conector de ahí también entraña un razonamiento, si bien de
índole distinta al que implican los conectores anteriores. El consecuente es una
evide ncia y se presenta el antecedente como un argumento que lleva a ella: Ese tipo
~ el culpable; de ah~ las muchas cosas que sabe. Se posee la certeza de que «ese
ltpo sabe muchas cosas» y se presenta un argumento que conduce a esta conclusión.
Este prime r argume nto puede ser una conjetura, como e n este ejemplo, u otra
evide ncia.
a. Se ha tdo la luz y, (por ranto/p« comig,üentt). no funciona la televisión.
b. No fondona la 1c~v~ión y, (p« tnnto/lfpor cmt.Siguiemt). se ha ido la luz.
Mk.!ntras que la falta de contente tiene como eíeclo necesarKl que no funcione el apar.l!o de televisión, el hecho de
que no marche el televisor no lleva a ronduir necesariamente que se carece de lui; es posible, por ejemplo, que se ha)'a
eS1ropeado. Ahora bien, ello no impide la doble dirección si se da la necesidad en los dos sentidos.
(ii)
4103
a. Es rico y, por am.riguienlt. puede comprarse iodo lo que quiere.
b. Puede comprarse todo lo que quiere y. por consiguitntt!, e.s rico.
Otros ejemplos:
,_, Scrf~n exlra~, ~ucs,_ejemplos como: # H?ce frlo y,
;;Jé tnJe· no ittmos al porque, #El libro esi4 tn inglés y, e!?!.
tntk, tiece.tilol'W un dicaonaru, para fttrú,. Es1os CJCmplos puc n arse sin dificuhad con por 10~110 y con por ro,1siguicnt.c,
ya que estos dos conectores carecen de la limitación en cuanto al lópico comentado que condiciona el uso de por tndt-;
con por 1onro y por ctmsigu;tmt! no es necesario que st repita el mismo tópico que comenta el primer miembro.
63.3.3.8
LOS MARCADORES DEL DISCURSO
4104
(161) a. En el coloquio actúan fuertemente los móviles afectivos o prácticos, y no siempre
las exigencias del discurso intelectivo: de ahí sus incongruencias, sus frecuentes tanteos con pérdida del hilo sintáctico, sus frases sin acabar, abandonadas al buen
entendedor o con reticencia insinuadora; de ahí también sus exclamaciones e imperativos, su viveza y su expresividad. [R. Lapesa, El español moderno y contemporáneo, 356)
b. El animal tiene una inteligencia cautiva porque una rutina biológica determina sus
comportamientos. De ah/ su existencia estancada. (J. A. Marina, Teoría de la in,eligencia creadora, 19)
4105
(162) a. lQué había pasado? Una cosa muy sencilla: la plantita en cuestión era una sensitiva,
muy común también aquí en Buenos Aires, y que tiene la particularidad de que sus
hojas se cierran al menor contacto. Solamente que esta aventura pasaba en Misio-
nes, donde la vegetación es muy rica, y por lo lanlo muy grandes las hojas de las
sensitivas. De aqul que al contacto de la abeja, las hojas se cerraran, ocultando
completamente al insecto. [H. Quiroga, Cuenlos de la selva, 33)
b. Con Maqroll todo quedaba pendiente y nada se cumplía a cabalidad. Los cabos
sueltos tornaban a intrigarla, despertanto s/curiosidad por el personaje. De a/JI que
su trato con el Gaviero estaba siempre sazonado de un humor entre irónico y
cariñoso [... ). [A. Mutis, Empresas y tribulaciones de Maqro// el Gaviero, 11, 266)
63.3.3.8.
63.3.3.9.
( 165) a. Por su mala cabeza lo enchiqueraron un día y, de resultas, fue expedientado en la
Facullad o despedido de la fábrica. p. Maqua, en El Mundo, 29-IX-1995, 66]
b. La berenjena se le atragantó a Maella y, de resuhas, Fernando VII le quitó el puesto
de primer pintor [...). [F. Calvo Serraller, en El País Babelia, 23-111-1996, 18[
63.3.3.10. Así
Entre las diversas funciones del adverbio así, existen algunas que, aunque no
totalmente gramaticalizadas, se pueden agrupar dentro de los conectores consecutivos." Estas se han de dividir en dos grupos: el miembro del d iscurso con así ilustra
uno anterior " y, en el segundo uso, este miembro con el conector se interpreta
como una conclusión. Es ejemplo del primer tipo:
(166)
(167)
(163) a. Habfa tenido una juventud muy dificil, muy dura y, en consecuencia, su ingreso en
la vida literaria madrileña había sido bastante tardío. [F. Ayala, Recu,rdos y olvidos,
106[.
b. Ello redobló mi zozobra, lo que me impidió comer y, en consecue11€ia. aumentar de
peso. (J. R. Ribeyro, Cutnlos, 13)
'' En el siguiente ejemplo se muestran ~tas dos posibilidades: Para jugar tu. püpel, /ti PNVJ se ha siJu11do tn 1111
ETA y dtl Estado y al ma,rcn tk la vla dt-moctútU:o-a,nstiluci.onal dt t?/orma de /11 Con.,1ituciún.
timhtt,s en su política polici/Jl; de ohí ta p,t1tn.si6n dt -,endtr puenia- o,grmhando visita, c¡ut sitúon en ple dt
wiiifilüt1 u .na i111,:rlocutum. Pero de uh!, ¡;;¡;;-~ 'I!:!!!,_ perciba hay la wfida del wnfticto romo 11qr,x:iació,1 incnmlirionul
t'llfrt' ,hu \'H,/e11c-ia., e11/rt111uda."' E'fííi7':..studo IS, Julia.en EJ ,,aú, 16- 111-1W7, 171.
" Rccorc.k:mc~ .'w' fu¡ ido fu luz. Por tun/o, no funciona la trkvWl"111 ( '-' 149), N" funriunu fu 1r/rvisilít,. f'or ltmltA ~·<'
Jw hin In /11:.
. - ---/ J,• 11/,/ los
Ese es uno de los problemas, pero hay otros. As/, el progresivo deterioro de la capacidad lingüística de los españoles. [F. Lázaro Carreter. El dardo en la palabra, 145]
Uno de esos otros problemas es •el progresivo deterioro de la capacidad lingüística de los
C1ipañoles•. Otros ejemplos:
El conector en consecuencia [-+ §§ 11.6 y 58.7] muestr a e l miembro del discurso en el que se encuentra como un resultado que se sigue necesariamente de un
estado de cosas en otro miembro anterior.
1rm·110 t1IC'jQdo ¡:,t,,r i,.,'Ual de
De resultas
El signo de resu/Jas, aunque en la mayor parte de las ocasiones tenga complementos con de, "
puede aparecer entre pausas y con interpretación anáforica con respecto a un miembro anterior
del discurso. Puede, por tanto, funcionar como marcador. En tales casos se comporta como un
conector que introduce un estado de cosas como resultado de otro anterior.
En consecuencia
Le diferencia, p ues, de los conectores consecutivos anteriores el que no se presente el segundo miembro como consecuencia de un razonamiento. Así, mientras
los conectores examinados señalan, según los casos, que por un razonamiento se
puede inferir de la causa el efecto y del efecto la causa, " con en consecuencia sólo
se permite el paso de causa a efecto y no la inversa.
63.3.3.10
(164) a. Se ha ido la luz y, en consecuencia, no funciona la televisió n.
b. #No funciona la televisión y, en consecuencia, se ha ido la luz.
El conecto r de ahí siempre se sitúa en la primera posición del miembro que
introduce y, si se !rata de una oración, esla se encabeza con la conjunción que y el
verbo se conjuga en subjuntivo (§ 63.1.3.12) [-+ §§ 14.4.3.2, 50.2.2.7 y 58.7.3)."
Unas variantes poco frecuentes de este conector son de aquí y de allí.
Conectores
a. Oaro que muchas palabras francesas se empleaban por necesidad, ya que carecían
en absoluto de equivalentes alemanas. As/, todas las palabras que servían para designar prendas de vestir femeninas; así, la mayoría de los que se aplicaban a los
artículos de toile11e; así, un enorme vocabulario de cocina [...]. [J. Camba, El destierro, 207]
b. De este modo las mejores patrias, las _que· han dicho algo en el mundo, han sido
vilipendiadas por sus escritores, con el corazón desgarrado y sangrante: así Héilderlin
y Nietzsche y Thomas Mann, en Alemania; as/ Dante, en Italia; así Stendhal, Baudelaire, Rimbaud, Bernanos, en Francia; as{ aquel noble espíritu de Pushkin que,
[...), con lágrimas en los ojos, exclamó: «iQué triste es Rusia!• [E. Sábato; tomado
de De Kock 1991 111: 2, 232)
~., J..uego ~ habla cOJOM ron un ca1alá11 y K habla ido a vivir a BarcckJna. ~ m ultas de lo cual JU brillu111e carrera se
tstancudo (E. Mendoza, Una comalia ligera, 16).
En ca~ como es1e de "su/ras no seria un martadór, sino un nUdeo adverbial con función de complemento circuns-
/1111,/¡1
lnncial.
~ No tratarem05, pue.s, de otros usos de as( qlk! no son propios de los marcadores, por ejemplo: Lo si111uá{m dd
miujh11,.,, put"e ,lescribirse as/ (J. A. Mariua, ltica para náufragos, 851, [... ) Ero la confidrme de todos mis f«Uto:s, así de los
111w mm,~,m romo de los qÜt mdulum mis horas f. ..} (B. Pérei Galdós. l..a estafeta romántica, 92}, Necesidad u,irnte de
/{11m11a r.1. usí termine la gut.ml, atar en corto los dtslllfrtnm· y desboques dd nnckJnalísmo f, ..J (P. Salinas; tomado de De
Kork IWI IB: 1, 2391, Hoy lu~ COfl el práctico wta c:on'o'U30ci6n que me s,n·ió para aclarar, así .sea parcialmf'11/t, ti J!nigma
dr lo,, u.""11'Qdtros (A. Mutis. Emp,tsas y tribu/acio,1es de Maqroll el Ga\•iuo, 1, 73}.
" No e~ extraño que, para este uso, d miembro introducido por as/ también incluya al operador argumentalim por
1'}n11¡1/o: No t()t/o fo aurlntico, lo qi« podemos 1/Jlmar aurir11ico dentro de una kngw, nucionat actlÍa sie.mprt ni mucho menos
1·11 1-I ,fc'f<llmlo plano. el qut hemos flartuido plano liierario. Qualan sustraídas u su dominio, como tendrtmos ocasiót1 de m111¡11( ,.,,,, muyor detalle, a(gu,ws tltmtnlos gtnuinos dtf d«ir. o por lo menos mstraúlOJ en propon:il>n consid~roblt. ~
,·jrmplo, ku ,,~ podtmtJS llamar catidadn .sensibla dt las palabras.. fas que ~'On inseparabl~ntt unidas a 1M ocitii-clt
,-:¡;¡¡:¡;¡¡¡,,, IS, Fcrmtnlk:z Ramírez: lomado de De Kock 1991 111: 2. 220}
63.3.3.10
LOS MARCADORES DEL DISCURSO
4106
4107
Conectores
En otros casos, el conector as(, gracias a su capacidad anafórica como adverbio
modal [-+ §§ 11.3.2.2 y 14.4.1-4), se interpreta como una circunstancia que permite
una consecuencia determinada. El tipo de circunstancia depende del contexto y puede tener diversos sentidos.
c. Pero medüando bien, resolví lener mucha calma, abordar la cuestión con astucia,
evitar un escándalo que me pudiera turbar la paz espiritual del buen Falfán de los
Godos. De esta manera todos quedan contentos. [B. Pérez Galdós, El Grande Oriente, 112]
d. La raíz de tan peculiar conducta se hallaba en el código del honor, que desdeñaba
todos los trabajos «mecánicos•, [...], razón por la cual abominaba de ellos con mayor
intensidad cuando eran, además, propios de la escoria de la sociedad y característicos de los reos de la justicia, como el de los galeotes. De esta suene, los cristianos
Frecuentemente, es una condición:
(168)
63.3.3.11
Padre, si me condenaste a la soledad, lpor qué no me arrancaste los ojos? Así no lo
hubiera visto. l Por qué no me hiciste sorda y muda? lPor qué no me plantaste en la
tierra como a este árbol? A.si no hubiera corrido tras de su sombra. [O. Paz, La /rija
de Rappacci,oi, 88]
mantenían su honra en todo trance, eso sí, pero quedaban honrosamente cautivos
de los moros. (A. Rey y F. Sevilla, «Introducción• a M. de Cervantes, El trato de
Argel, XXXII].
• Si me hubieras arrancado los ojos, no lo hubiera visto». También puede ser una finalidad:
( 169)
Berta tenía el propósito de que su viaje, incómodo por el destino -el otro lado del
estrecho, lo que le obligaba a transbordos y esperas- durase lo menos posible; as/,
había previsto salir el jueves por la mañana y regresar la misma tarde del viernes. (J.
M. Merino, Las palabras del mundo, 53]
«Para que su viaje durase lo menos posible, había previsto salir el jueves por la mañana». Una
causa:
( 170)
l
España nos aisló de nuestro pasado indio y así ella misma se aisló de nosotros. (O. Paz;
tomado de De Kock J991 111: 2, 211]
«Porque nos aisló de nuestro pasado indio1 se aisló e nosotros», Una manera:
(171)
63.3.3.1 J.
El marcador entonces ( - §§ 11.3.2.2 y 48.1.3.3) presenta su miembro del discurso relacionado con el discurso anterior, pero sin constituir su paráfrasis. E llo
explica su frecuente uso en el coloquio para moslrar el progreso en la aportación
de nuevas informaciones sobre un tópico de carácte r general al que servirían de
comentario los distintos miembros discursivos vinculados por este marcador (Lamíquiz 1991 y 1993; Montolío 1991; DCRLC, s.v.; Garcés 1994; Llorente 1996: 196205; Pons 1998b: 148-166).
( 174}
Hasta entonces la trayectoria de Rubio fue la de un funcionario ejemplar, que iba
ascendiendo en el escalafón. As/, hasta llegar a la cúspide de su carrera (...]. [El Pa/s
Domingo, 8-V- 1994, 2]
«Ascendiendo en el escalafón, llegó a la cúspi_de de su carrera».
En ocasiones, un inciso puede explicar la interprelación de así:
( ITI)
a. Conversamos, pero no estamos en la conversación: acechamos desde ella. Y, as/,
suelta y sin sentido, cuando no desmaya, deriva hacia el puro delirio. [F. Ayala, El
hechizado, 195]
b. La hfatoria literaria es, en ellos, mera narrativa histórica, inventario de dalos sin
hipótesis explicativas; faltan o escasean las ideas sobre el pasado y, sobre todo, las
que religan ese pasado a nuestro presente. Y as~ privada de ideas y de juicios, la
historia literaria entra al servicio del statu quo. [F. Lázaro Carreter; tomado de De
Kock 1991: 2, 151]
Relacionados con el segundo uso de así, se encuentran los sintagmas de este modo -el más
frecuente-, de esta manera, de esta forma y de esta suene [-+ § 58.7], que no se hallan por
completo gramaticalizados como marcadores.
a. En tal caso - atajó ella- he de ser yo quien lo tome en mi compañ(a, si es que a
él conviene ser mi paje; de este modo, te lo podré enviar con el socorro diario,
mientras él se hace hombre en mi casa. [F. Ayala, El hechizado, 56)
b. [...] Sabino Fernández Campo le propone al Rey una estrategia digna de un asturiano o un gallego: incluir un párrafo de elogio hacia los periodistas, que se quedarían así desconcertados por la amabilidad y comprensión del Rey frente a la
crítica exacerbada de meses antes. De esta forma , además, pensaba Sabino, se rompería el hielo que existía en ese momento entre don Juan Carlos e importantes
periodistas de diferentes medios. [El País Domingo, 11-Xll-1994, 19]
a. Llevo una época que es que, desde luego, no, no puedo parar. En sexto fue
cuando ... cuando se intentaba quitar la, la reválida; entonces, claro, era cuando no
se pensaba que se iba a seguir haciendo leh?, fue una época en que se dijo que la
reválida se quitaba, entonces, al ser los últimos dijeron que serían los exámenes más
fáciles, en fin, eso me produjo una cierta confianza. [M. Esgueva y M. Cantarero,
eds., El habla de la ciudad d, Madrid, 329]
b. Mi casa es que tiene una distribución muy mala, entonces, se oye todo, se oye todo
desde todos los sitios, lsabes? [M. Esgueva y M. Cantarero, eds., El habla de la
ciudad de Madrid, 334]
De este modo, el marcador entonces refleja'un cier"to sentido de consecuencia. ,.
Este sentido consecutivo débil (-+ § 11.6) es el que permite que se utilice en casos
.,. Este dtbil senlido conseculivo nace de una derivación del Ofiginario sentido 1cmporal f-+ § 48.1.3.31. El adverbio
temporal entonen puede indicar un acontocimienlo contemporáneo con otro.
(i)
U mayor parte de 1~ días Micaela k>s pa.uba sola en casa. Entonce gustaba pasear por los grandes SIi.iones,
casi siempre oscuros. fP. Baroja, El m ~ dt Labrru, 53]
O bien llnO lnmedíaramente posterior a otro.
(ii)
(173)
Entonces
Pidió un aguardiente -nunca !tllpo por qué- y se lo tomó de un ,golpe. Entonen llamó pOr leléfono a su
casa. pc:ro no recordaba bien el nllmcro y se equivocó en dos intentos. fG. García Márquez, N<>1ida tk un
secuuiro, 300)
(iii)
a. Y estuvieron un rato en silencio. Hasta que se oyó una campanila en aquel atardecer que ya dejaba lugar
11 la noche. EnlOllttt, salieron de l.11 celda. p. Jimfoez Lozano, Un dtdo en fm lobiru, 82]
b. El motor suele toser a veces y el hidroavión desciende, e.ntoncu, a f'3S del agua por si se presenta una
averia. IA- Mutis, Empttsas y lribulaciona dL Maqrol/ el Ga~ro. 1, 32]
En (iiia) «se oyó una c.impanita• e inmediatamente después -salieron•, y en (iiib) el «hidroavión desciel"lde- con
posterioridad a «loser el motor-, pero, por otro lado, se esperaba para salir a que :se oyera la campanita y el motivo de
descender el hidroavión era el tosido del motor. Se pasa, pues, de un momento a orro, pero también de una causa a su
efCC10.
63.3.3.11
LOS MARCADORES DEL DISCURSO
4108
en los que algunos conectores propiamente consecutivos como por tanto se notarían
extr~ños; así, por ejemplo, podríamos justificarnos ante un guardia urbano diciendo:
Tema que hacer un recado urgen/e y, en/onces, aparqué un momentfn en la acero.
Pero, si utiliz~ramos por tanto, se deberí~ pensar e n que defendemos alguna razón
que nos permite estacionar en un lugar indebido si tenemos prisa, lo que en nada
nos ayudará e n nuestra excusa. "
4109
Conectores
63.3.4.1
Otro ejemplo:
(180)
P. l Lo jura?
R. Lo juro.
P. EnlOnces iqué hacía usted en un banco de Suiza? [El Mundo, 3-V-1994, 8]
63.3.4. Conectores contraargumentativos
. . Es precisamente este significado lo que permite explicar que el uso de entonces esté menos
~mJtado que el de otros conectores conseculivos. Entoncts se puede encontrar en un miembro
introducido por la conjunción pero:
(175)
iAh! -<lijo después de largo rato-. Ya sé... Huye de su casa y de su familia ... Pero
entonces no volverá. [8. Pércz Galdós, Gloria, 369]
También se documenta en un segundo miembro que es una pregunta:
(176)
Me parece muy rnro -comentó-:-,. no se ve muy triste oi parece que la vida Jo haya
golpeado mucho •Para qué escnbtr, entonces, cosas tristes? [A Mutis, Empresas y
tribulaciones de Maqroll el Gaviero, JI, 24]
Y en la apódosi~ de una condicional, refiriéndose a 11 rótlsis [ - §§ 57.7-8].
( 177)
Ese no viene, ~ ha mu7rto; y s! vive y viene, ,ya verá Aura que debe quererme a mí y
no a él; y s1 as1 no Jo h1c1era, s1 se aferrara a querer al otro..., entonces, iah!, le mato,
me mato... Mato a todos: a ella, a mí, a ti [...]. [B. Pérez Galdós, Luchana, 133]
En el col"'!uio enton7es también puede ocupar él solo un tumo de palabra como pregunta. De
este modo, se md,ca al interlocutor que saque él mismo una consecuencia de lo que ha dicho
(§ 63.1.3.S).
( 178) - No me va usted a decir ahora que soy hija del Tranquilo, l no?
-~o nunca te he dicho eso. lEs que me has oído siquiera nombrarle?
63.3.4.1.
Generalidades
Los conectores contraargumentativos vinculan dos miembros del discurso, de
tal modo que el segundo se presenta como supresor o atenuador de alguna conclusión que se pudiera obtener del primero (Mariner 1985; Fuentes 1987a: 111-140 y
1998b; Cuenca 1991; Portolés 1995a) [-+ § 59.2.4). En María tiene mucho dinero.
Sin embargo, no puede comprarse una casa, del primer miembro (Maria tiene mucho
dinero) podríamos inferir que «María puede comprarse una casa». El segundo miembro, con sin embargo, elimina esta posible inferencia afirmando lo contrario. Por
otra parte, en María tiene mucho dinero; eso sí, invertido en acciones, del primer
miembro se podría concluir, por ejemplo, que «María puede comprarse una casa».
El segundo miembro atenúa la seguridad de llegar a esta conclusión. No se dice
que no pueda comprarse una casa, pero se proporciona un argumento (Invertido en
acciones) que orienta en esa dirección.
Las contraargumentaciones pueden también comentar el mismo tópico que el
miembro anterior o bie n comentar un tópico distinto (§ 63.1.4.4). En el caso de la
contraargumentación con una repetición de tópico, el segundo miembro sustituye la
afirmación que se niega en el primero.
(181)
No le gustan las bebidas alcohólicas. Antes bien, las aborrece.
Aquí los dos miembros discursivos comentan un mismo tópico, pues se pueden considerar
respuestas a una misma pregunta implícita «iLe gustln las bebidas alcohólicas?• Con el primer
miembro se niega una posible afirmación «le gustan las bebidas alcohólicas•, y con el segundo se
reemplaza esa afirmación por «aborrece las bebidas al~hólicas•.
-(.Enl01rces?
-Entonces, nada. [J. Jiménez Lozano, !.As sandalias de plata, 37]
Por último, se ha de destacar que el conector entonces permite tomar como antecedente las
palabras de un interlocutor sin comprometerse con su verdad.
( 179)
A: Seguro que el propietario del segundo derecha va a pagar lo que debe a Ja comunidad de vecinos.
8 : Entonces, adelántele usted el dinero que debe.
Quien pr_ofiere la in~ervención con entonces no se compromete con la verdad
de lo _mantenido por su mterlocutor, aunque extrae de su intervención una consecuencia.
. n Asimismo, k>s ejemplos ~ (148) que eran extraftos con por tonto, en el coloquio se podrían dar con ttilDtrcu.· Ha
metido las monr.da.r en ID máquma y, enUHl«S. ha salido t!I refrrsco, Sale d sol y, uitoncu, canta ti gallo, Sutna ti timbrt y,
todo ti mundo sale de clast.
- -
~
No se interpreta una sustitución cuando el miembro del discurso con el conector
contraargumentativo comenta un tópico distinto al del primer miémbro.
( 182)
No le gustan las bebidas alcohólicas. Sin embargo, conoce todas las marcas.
Aquí sólo el primer miembro sería respuesta a fllLe gustan las bebidas alcohólicas?,.. y el
segundo miembro (Conoce todas las marcas) no sustituye la afirmación • le gustan las bebidas alcohólicas».
Nuestra exposición comienza por los conectores contraargumentativos que presentan un contraste o contradicción entre los miembros vinculados: en cambio, por
el contrario y por contra; sigue con un conector cuyo miembro discursivo comenta
el mismo tópico que el miembro anterior: anles bien; y continúa con aquellos CO·
nectores que introducen conclusiones contrarias a las esperadas de un primer miembro: sin embargo, no obstan/e, con lodo, empero, ahora bien y ahora [-+ § 59.6.4] .
Terminamos con eso sí, conector que muestra un miembro discursivo que atenúa la
fuerza argumenta tiva del miembro anterior.
63.3.4.2
63.3.4.2.
LOS MARCADORES DEL DISCURSO
4110
En cambio
El conector en cambio '" [-+ § 57.9.2] muestra un contraste entre los dos mie mbros discursivos que relaciona (Po rtolés 1998b).
(183)
Esa niña tiene los ojos castaños y, en cambio, el cabello rubio.
Lo ~sperable sería que a los ojos castaños de la niña les correspondiera un pelo
oscuro, sm embargo, esto no sucede, por lo que se ha marcado el segundo miembro
no espe rado ( «tie ne e l cabello rubio») con en cambio.
No se hallará en cambio cuando sea difícil inferir algún tipo de contraste entre los miembros
ligados:
(184)
#Esa niña tiene los ojos castaños y, en cambio, el cabello largo.
4111
(188)
Conectores
63.3.4.3
Alemania pretende favorecer a los países del esle de Europa. España, por el contrario,
defiende a los de América Latina.
Esta contrariedad no se basa exclusivamente en datos léxicos, sino muy principalmente en
factores pragmáticos. El conec1or mues1ra como contrarios dos miembros del discurso y el oyen1e
debe buscar un contexto en el que esta contrariedad sea pertinente.
Este significado lo acerca a en cambio, pero con dos importantes d iferencias.
En primer lugar, la contrariedad es un tipo de o posición más fuerte que el simple
contraste.
Ello explica nuestra extrañeza si se empica por el contrario en casos como los siguientes:
(190) a. María ha comprado un jersey rojo y Pedro, (en cambio/#por el conirario}, uno verde.
b. Juan tiene dos hermanas y, /en cambio/#por el con1rario}, Alicia dos hermanos.
c. La camisa es blanca y, {en cambio/#por el conlrario}, tiene los botones negros.
Nada parece impedir que una niña con ojos castaños lleve el cabello largo o lo prefiera corto.
El paralelismo de los miembros contrastados con en cambio se refl eja en buena
parte de las estructuras gramat icales que vincula (utilizamos corchetes para destacar
este hecho).
(185) [El ensueño puede burlar todas las restriJ.ones porque no pretende realizarseJ. En
cambio, lci proyecto está siempre condieio:ldo por la rea lidad.J [J. A. Marina, Teoría
de la inleligencia creadora, 162]
,
.
Ahora bien, tratándose de un paralelismo argumentativo y no de un caso de coordinación
gramatical es posible que las estructuras sintáclicas vinculadas sean diversas.
(186)
No se trata, claro está, de hacer cine de trucajes y preslidigitaciones mágicas, sino de
!olvidarse de Griffilh, de Dickens y de la novela como patrón o modelo] (para cen1rar
en cambio la a1ención en el espacio visual del encuadre como unidad narrativa.¡
'
[P. Gimferrer, Cine y litera/uro, 44]
Aquí en cambio contrasla la oración fi nal en la que se halla con la pri ncipal.
El significado de «contraste» de en cambio hace que sea preferible a o tros
conectores, como por el contrario, en los casos e n los que la contraargumentación
no llega a ser una verdade ra oposició n de contrariedad. "
(187)
63.3.4.3.
a. María ha comprado un jersey rojo y Pedro, en cambio, uno verde.
b. Juan tiene dos hermanas y, en cambio, Alicia dos hermanos.
c. La camfaa es blanca y, en cambio, tiene los botones negros.
Por el contrario
El conecto r por el contrario presenta como contrario e l miembro que lo incluye
con respecto a un miembro ante rio r (Portolés 1994c y 1998b).
,.. Sobre su grama1icalizactoo, véase el § 63. 1.2.3.
,. Para otras diferencias en1rc estos dos conectores. véase el f 63.3.4-3.
La segunda diferencia con en cambio se e ncuentra en que el miembro con por
el conirario, puede en otras ocasiones comentar el mismo tópico que el miembro
anterio r (§ 63.J .4.4).
(1.91)
No me agradan los perfumes. /Por el conrrorio/#En cambio}, me desagradan.
A una posible pregunta •lTe gustan los perfumes?•, se responde con No me agradan los
perfumes y con Me desagradan (los perfumes/. El segundo miembro sustituye la afirmación que
encierra el primero.
Otro ejemplo:
(192)
La verdad de la justicia nunca es un resplandor. Es, por el contrari(), una convención.
[J. R. Recaldc, en El País, 14-Xl-1996, 13]
Esta segunda posibilidad explica que por el contrario, opuestamente a en cambio, pueda aparecer con las conjunciones sino y o J-+ §§ 41.3 y 41.4.2).
(193)
a. [...] y no la pusieron ninguna pega, sino que, por el contrario, la dijeron:
- Tiene usted todo el derecho [...]. [J. Jiménez Lozano, El coged,or de acianos, 109]
b. He aquí otro lugar común puesto en entredicho lFue realmenle la moral victoriana
tan represiva y tortuosa en materia de sexo como cuenta la historia? i.O, por el
contrario, se trata de una interpretación errónea de una etapa que esconde su punto
de libertinaje? [en El País Babelia, 7-V-1994, 20]
Aunque extrañas en la actualidad, se pueden documentar las combinaciones antes por el con·
trario f¡jJ y muy por el contrario.
(194) a. lQue yo pongo en duda semejante cosa? - gritó, casi fuera de sí, el generaliAnies, por el contrario, declaro y afirmo con !oda la firmeza y energía de un guerrero como soy que el príncipe tiene todo el derecho del mundo a disolver y poner
en cadenas a toda esa canalla y arrojarla para toda su vida al más hondo y oscuro
calabozo del viejo palacio real de Te1recia! [R. Sánchez Ferlosio, El te.r1imo11io de
Yarfoz, 3211
• Para Bello es1e conector se utiliza •cuando l11. corrección es una comple1a conlradicción• (Bello 1847, § 1205b).
63.3.4.4
WS MARCADORES DEL D ISCURSO
4112
b. El hecho de que Bello se sirviera de la Spansk Sproglaere no desluce un ápice su
estudio de los tiempos del español. Muy por el co11trario, pone de manifiesto su
capacidad creadora, su talento para desarrollar una idea oovedosa, que asimila y
perfecciona mucho más allá de lo que Rask hubiera podido pensar. [R. Trujillo,
•Estudio preliminar• a A. Bello, Gramática, 1, 14]
4113
Conectores
63.3.4.5
Una variante más gramat.icaliwda es anles al contrario. Esta unidad no admite especificadores
ni supern las pruebas como adverbio integrado en la oración. No obstante, también en este caso,
el miembro que sigue al adverbio explica el sentido que de otro modo debería inferirse:
(201)
63.3.4.4. Al contrario
Esto no significa, sin embargo, que yo no pueda o no quiera ayudarte. Antes al contrario:
has venido en busca de ayuda y ayuda te daré, pero a mi modo. [E. Mendoza, Una
comedia ligera, 230]
_El adverbio al co111rario no se encuentra gramaticalizado como conector (Portolés: 1994c). Ello
exphca que no cumpla las pruebas que se propusieron en el § 63.1.3; as/, es posible su cuantificación
[-+ § 40.2. l [:
Aunque en menos casos que al contrario, puede encontrarse también sin dicho complemento:
(195) A Berlanga-padre no se le daban bien las •guapas•, pero, muy al co11trario, el hijo no
es zurdo ni rana a la hora de sacar partido a la hermosura femenina (...]. [El Mundo,
13-X-1994, 85]
(202) a. No es mejor, antes al contrario, la definición de Maria Moliner: [...] [F. Lázaro
Carreter, El dardo en la palabra, 329)
b. Porque la inteligencia de un hombre no devalúa a la esposa, antes al contrario;
Puede ser resto en una elipsis (Juan lo hará así, pera, al contrario, 110); y se puede focalizar
por medio de una perífrasis de relativo (Es al contrario como abre esta puerta).
Ninguna de estas pruebas las superaría un coneclor como por el contrario. También le distancia
de este último conector poder ser autónomo en un turno de palabra.
conyugal y un desdoro del antiguo predominio viril. [R. Montero, en El País Semanal, 17-Xll-1995, 6]
(196) A: Me han dicho que no quieres venir.
B: iAI contrario!
El recibir complementos con de:
(197) Al contrario de los saludos, la despedida fue lenta y ceremoniosa. (G. García Márquez,
Del amor y otros demonios, 135]
Y constituir construcciones comparativas con que:
(198) Al contrario que en el ant del siglo XX, en ingeniería civil ha prevalecido el pasado
sobre los impulsos de alejarse de él, siendo excepcionales las rupturas con la tradición.
[J. A. Fernández Ordóñez, en El País, 31-111-1996, 27)
En cualquier caso, al contrario tiene propiedades discursivas que lo distinguen de la mayor
parte de los adverbios. En un ejemplo como el siguiente:
(199)
Pero el caso es que la Corporación tampoco atribuye ninguna patente de corrección al
habla de Castilla. Al contrario: se asigna estricta igualdad al léxico central y al periférico.
(F. Lázaro Carreter, El dardo en la palabra, 109]
el adve_rbio al contrario recibe como complemento la oración se asigna estricta igualdad... que explica
el senudo con que se debe interpretar la •contrariedad• que manifiesta. Es decir, al contrario no
forma parte de la oración que lo sigue, algo que sucede con los adverbios oracionales, sino que es
independiente de ella. Esto explica que en otras ocasiones no se halle este complemento:
(200)
El trato con la gente ha sido estupendo y de los mandos no tengo queja, al contrario.
[El País, 11-11-1996, 25]
Aquí al comrario se interprela sin necesidad de complemento. 61
" No obstante, el uso de al controrio sin estos complementos explicativos puede traer problemas de comprensjón:
(i)
- Ento~ ya se han disipado las dudas.
mientras que el cerebro de la mujer sigue resultando para algunos un conflicto
63.3.4.5.
Por contra
El conector por contra[-+ § 9.2.3.1) comparte con por el contrario el establecer
una relación de contrariedad entre los dos miembros vinculados, pero, como sucede
con e11 cambio, su miembro no puede repetir el mismo tópico q ue el miembro
anterior.
(203) a. A Alicia Je gusta el teatro. Por contra, a su marido le desagrada.
b. #A Alicia no le gusta el teatro. Por co11tra, le desagrada.
Otros ejemplos:
(204) a. Entender las parrafadas de Chato (de 60 años) requiere ser un mago <je la comprensión oral. Por contra, los niños, tras sólo seis meses en España, hablan, leen y
escriben en español e inglés y hasta bromean con los eslóganes de los anuncios de
televisión [...]. [El País Semanal, 3-IV-1995. 26]
b. Quizá esa moderada defensa de los derechos de la mujer por parte de Jovellanos
resulte coherente con el siguiente punto que usted destaca y analiza en su discurso:
el derecho de la ciudadanía al placer, al ocio, en definitiva, a la felicidad, y, por
contra, el obsesivo afán del Gobierno por reglamentar y reprimir dicho derecho. [El
País, 18-V-1997, 34]
- No. señor. al contrario.
-l.No cree usted k> que le he dicho?
- Lo creo: a quien no creo es a ella, es decir, teni;o la convicdón de que mi mujer le engañó a usted (...).
JB. Pérez Galdó<, /A "B"ndo <=ta, 2121
EJ in1crlocu1or de quien ha utilizado al c:()111,ario no ha in1erprctado convenientemente su sentido y, de ahf, que en
olru lomo de palabra se deba explicitar.
63.3.4.6
63.3.4.6.
LOS MARCADORES DEL DISCURSO
4114
Antes bien
4115
Conectores
63.3.4.8
63.3.4. 7. Sin embargo
El miembro del discurso que introduce antes bien •2 (Acín 1993: 32) comenta
el mismo tópico que el miembro anterior (§ 63.1.4.4). Este nuevo miembro sustituye
la afirmación que es negada en el primer miembro. "'
El conector sin embargo 64 [-+ § 59.2.4] muestra que el miembro en el que se
encuentra elimina una conclusión que se pudiera inferir de un miembro precedente
(Portolés 1995a, Gutiérrez 1997: 259-264). .,
(205) Dice un proverbio etíope: «No blasfemes contra Dios por haber creado el tigre; ames
bic11. agradécele que no le diera alas». (A. Gala, en El País Stmanal, 13-Vll-1997, 98]
(210) Toda la torpeza de Tellagorri hablando castellano se trocaba en facilidad, en rapidez y
en gracia cuando peroraba en vascuence. Sin embargo, él prefería hablar en castellano
porque le parecía más elegante. ¡P. Baroja, Zalaca/n el ave11turero, 23]
A una posible pregunta: «lQué debo decir a Dios por haber creado el tigre?• se responde
tanto con No b/a,femes contra Dios como con Agradécele que 110 le diera alas.
Otros ejemplos:
La habilidad de Tellagorri con su lengua materna bacía esperar que prefiriera utilizarla. El
miembro con sin embargo manifiesta lo equivocado de esta conclusión.
Otros ejemplos:
(206) (...] le demostraba que algunas ideas suyas no eran ortodoxas, antes bien, tendían a
coincidir con las posiciones del protestantismo. [F. Ayala, Recuerdos y olvidos, 42]
(211) a. Lo hice para que quedara constancia de mi rechazo, pero convencido de que no
serviría de nada y de que, con excepción de algunas protestas, la medida sería
aprobada por el Congreso con el beneplácito de la mayoría de mis compatriotas.
Sin embargo, no ocurrió así. [M. Vargas Llosa, El pez en el agua, 401
Este conector ocupa en la mayoría de los casos la posición inicial del miembro discursivo en
el que se e ncuentra (§ 63.1.3.1 ). Y por tratarse de una contraargumentación en la que se repite el
tópico del miembro anterior su miembro del discurso puede estar coordinado por si110 y no por
h. Una cosa me asombraba: me sentía un poco débil, pero no agotado. Llevaba casi
cuarenta horas sin agua ni alimentos y más de dos noches y dos días sin dormir,
pues había estado en vigilia toda la noche anterior al accidente. Sin embargo yo me
sentía capaz de remar. [G. Garcfa Márquez, Relato de un náufrago, 126]
pero.
(207)
;
Y para esto no ha tenido una sola palabra de condenación, sino antes bie11 de excusa,
el Sr. Manterola, ea nombre de aquel que había dicho: «Perdónalos, porque no saben
lo que hacen». [E. Castelar, en A. Espina, La elocue11cia, 11, 664]
Por otra parte, los dos miembros vinculados por antes bien deben mostrar su
pertenencia a una misma escala argumentativa (§ 63. l.4.3), en la que el segundo
miembro se sitúa en una posición superior al primero negado.
(208)
La actitud de Milagro, [...], desconcertó a Ibero, sin aplacar su ira, antes bien, encendiéndola más. (B. Pércz Galdós, Montes de Oca, 144]
Podríamos parafrasear el ejemplo: «La actitud de Milagro desconcertó a Ibero, no sólo no
aplacó su ira, sino que, incluso, la encendió más». El segundo miembro «encendiendo más su ira,.
se muestra más fuerte argumenlalivamente que «no aplacó su ira• . Así pues, la falta de graduación
argumentativa entre los miembros explica nuestra extrañeza si introducimos este coneclor en otros
casos de sustitución.
(209)
a. No ha dicho que se llamaba Leocadio, {sino que/#antes bie11} se llamaba Leonardo.
b. No hay que tomar el autobús 64, (sino/#antes bien} el 74.
En el diálogo, si sin embargo inicia una intervención, puede llegar a tener un sentido de refutación(§ 63.1.5.1).
(212) -Sí, cuarenta duros. lQué va usted a comprar con eso? Nada, hombre.
-Si11 embargo, en una prenderla...
-No me hable usted de eso. En las prenderías se venden muebles podridos, y vaya
usted a saber de quién son. IP. Baroja, Aventuras, inventos y mixtificaciones de Silvestre
Paradox, 170]
63.3.4.8.
No obstante
El conector no obstan/e .. [-+ § 59.2.4] refleja que el miembro discursivo que
lo incluye elimina una conclusión que se pudiera inferir de un· primer miembro
(Portolés 1995a).
(213)
El calor de Madrid me incomoda mucho. No obstante, recuerdo veranos muy agradables, porque la población disminuye, está menos tensa y hay más espacios. [El Pals
Madrid, 7-11- 1996, 24)
Aquí habría sólo la sustitución de un primer miembro y no una conexión argumentativa de los dos.
De la afirmación de que •el calor de Madrid le incomoda mucho» se debería concluir que
aborrece los veranos, pero el conector contraargumentativo elimina esa posibilidad e introduce
que «recuerda veranos muy agradables•. Otro ejemplo:
...-: Aunque extraño en d español accual, no es imposibk hallar sólo anles con el mismo significado que antes bie,i: El
amor qw saulo por Gloria no disminuyó ron los dtn'tlrlos de ello. ama se rnaclaba con ciatu C<Hn¡xuión carillosa (a. Pércz
Galdós, Glcri4, 191).
.., También puede comparecer el marcador cuando el sentido del miembro que le precc<k sea negativo, aunque no
haya una negación exprtsa: Pm, en estt cose m~ ab.stul't dt decirle lo que pensaba,· antes bit:11, rorroboré {... / (F. Ayala. El
hechizado, 174). -Me abstuve de decirle• crea un entorno semejante a «'no dije•.
"" Sobre su gramalicalización, véase el f 63.1.2.3 y Garachana (1998).
., En est.Ofi C8S05 oo existe sustitución de un miembro por otro. Ello explica, por ejemplo, que no se documente con
sino, y sí con puo: {. ../no~. iincerum~nlt, que ,u.pimzn muy Q derethas ni sif¡uiua quiin era luttrr.> y k> qLK t«Jl(Jgicamtnte
sigriif,caba, pero. sin
criticaban a la /Kfaia católica, acusándola ck rica y de poderosa (.../ (J. Jiméncz lozano, La
rot1qucrt1 dt Fray lüu, 184 .
"" Sobre su gramaltcaliiacióo. véase el 163.1.2.3 y Garach.ana (1998).
tmbaf
63.3.4.9
(214)
LOS MARCADORES DEL DISCURSO
4116
Confieso que, preocupado por ello, he barajado varias hipótesis, pronto desechadas, no
obstante, como insatisfactorias. [F. Ayala, El hechizado, 24]
El significado de no obstante es próximo al de sin embargo, lo que favorece su
utilización como variante estilística.
(215)
terior, o sea, respecto a otros sintagmas o grupos, no depende crucialmentc de su
na/, 113[
De todos modos, su uso es menos frccuenle y su significado no es idénlico. Por
lo general, se prefiere no obstante en los miembros que con sin embargo pudieran
comprenderse como refutativos con respeclo a un primer enunciado, ambos defendidos por el mismo cnunciador.
Para aligerar el texto sólo doy la referencia de la edición castellana, cuando los libros
La utilización de no obsta11te posibilita que se mante¿ga, por un lado, que sólo cita la traducción
y, por otro, que se da la referencia del original. Las instrucciones introducidas por no obstante
presentan un enunciado que por su sentido se opone a otro anterior como una puntualización que
no disminuye la verdad del p rimero. Su significado es concordante con e l del verbo obstar ( «Oponerse o ser contraria una cosa a otra,.) negado. .-;7 Por ello, cuanto mayor sea el compromiso del
locutor con lo mantenido en el primer miembro, más se favorecerá la aparición de no obstante en
lugar de sin embargo. O tro ejemplo:
Manifestando el motivo de mi largo silencio, no necesitaría pedir a usted perdón. No
obstante, lo pido. [B. Pérez Galdós, De O,iate a La Granja, 108[
(219)
Ello también pemiite explicar que se documente frecuentemente en casos en
los que el primer miembro que relaciona no se limita a un solo argumento sino que
agrupa una serie de ellos.
(220)
De estar mal resuelta la película, no se inferiría que fuera Notable, por ello se introduce este
miembro con el conector con todo.
La diferencia que separa a con todo de otros conectores de significado próximo,
como sin embargo y no obstante, es que presenta el discurso precedenle como un
fuerte argumen10 para conducir a una conclusión contraria a la expresada en el
•' Como en: No obsta q¡,e tJ/0$ &ritOllS.. ad~má.s, hayan sido o1ras cosos (F. Umbral, Ram&1 y laJ 11anguardit1J, 104).
~
ha divulgado «por toda España• (palabras de Leonor). La
Como sucedía con "º obstame, con todo se suele utilizar para oponerse a un primer miembro
del discurso sin refutarlo.
(221)
El portero se retira a las nueve. Este dato permite suponer que el asesino llegó c:1 la
casa después de esa hora y que el propio Ignacio Vallsigorri le abrió la puerta. Co11
todo, es una suposición muy precipitada: caben otras mil suposiciones y hemos de andarnos con prudencia. [E. Me ndoza, Una comedia ligera, 199]
Variantes de con todo, son con 10</o y con eso, que tiene un uso menos frecuente y cstilísticamente menos literario. NI
(222)
[El personaje de] Rocky Balboa está más sonado que en las e ntregas anteriores [de
esta serie de películas J. Con todo y con eso, el boxeador vuelve a las andadas en un
combate con el mismísimo Míster T dando mamporros a diestro y siniestro. [El País,
8-Vll-1995, 54]
Y aun con todo:
El crítico, partidario del realismo y sus varjantes, ha sido generoso al sobrepasar con
creces la superstición del número 9 -el número de la gloria desde la antología de
Castellet- y, aun con todo, muchos lamentarán no estar entre los e legidos. [E/ l'aís
&belio, I-Vl-1996, 11[
.. Otras variantcS menos hahituales ~rían con ew y todo, con rodo y eso o atm con ero y con uKio:
(i)
fEsta es[ La más atípica y menos sugestiva de las películas de Branagh, lo que no le
impide ser, co11 todo, nota ble. [ABC, 13-IV-1996, 117]
La tragedia de Sevilla
han comentado las gentes; ha sido un tema de viva curiosidad para la opinión. Con
todo, en una ciudad de vida tan sencilla y clara como Córdoba, Leonor ha podido vivir,
durante un año, sin que nadie se percate de ello. [Azorín, Rivas y Larra, 29]
Con todo
El coneclor con todo [-- § 9.3.3.l] también muestra que el miembro en el que
se encuentra elimina una conclusión que se pudiera inferir del miembro que le
precede [-- § 59.4.2].
(218)
a. Luisa es extremadamente trabajadorn. Con todo, no conseguirá presentar el informe
a tiempo.
b. # Luisa es algo trabajadora. Con todo, no conseguirá presentar el informe a tiempo.
(223)
63.3.4.9.
63.3.4.9
miembro del discurso en que se encuentra. Por ello, será más explicable su aparición
en un ejemplo como (219a), que en otro como (219b):
están traducidos. No obstante, cito la edición, original, cuando me interesa dejar cons·
tancia de la fecha de p ubLicación. [J. A. Mar¡ na, Teoría de ú, inteligencia creadora, 239]
(217)
Conectores
En todo caso, parece que el comportamiento funcional de los sintagmas hacia el exestructura in tema: así, los adverbios carecen de morfemas [...] y, sin embargo, poseen
capacidades combinatorias evidentes; así también, la estructura interna de muchos sus·
tantivos y de la inmensa mayoría de los adjetivos es idéntica [...] y, no obstante, tienen
capacidades •sintácticas• distintas, etc. (J. A. Martínez, Propuesta de gramática funcio-
(216)
4117
a. El drama de la Segunda República española debe inlt!rpretarse, creo yo, a la luz de un tardítl desarrollo
nacional interno hacia la democracia, 1... ) un drama nacido, pues, de nuestro tradicional aislamiento; mientras que, si se atiende al fondo de lo que .ihont está ocurriendo aquí, podrá bien advenirse que -1 ... )no es sino a~pecto local de un fenómeno europeo cuya raíz deberá hallarse en los cambios socio-culturales
1...] qu..-: están conmocionando a la humantdad entera. Con u() y todo, siendo los españoles quienes p:irticulannente han de sentirse afectados por lo que en España sucede, no es sino muy natural que enmi
nosotros se lo someta al más próximo escrulinio. (F. Ayala, en El País. 19-IX-1995, 13J
b. lQué, está buena la sopa? Excelente, contestó el doctor Mertadal: un poco fuerte para mi gus10, pero
excelente ro,i todo y av. (E. Mcndoza. Umr comedia tigt'ra, 307]
c. Pero 1e estuvo bien empicado. MarK>, al fin y al cabo recogiste lo que scmbrnsle, ni más ni mellOS, que si
tú oo te pones tan pcs;uto con que si a cunuir, ni le: llevas la comraria a Solórlano que, en definitiva, le
dio lo mismo, y si no té p0nes romo ce pusiste con1ra el guardia y. tn lugar de eso. CúmO :mele decirse,
te llegas donde Filgucira y le dice..~ •tiene usted n1..ón, Filgueira. me he obcecado• , nn hubicn1 habido
fuerza en el mundo capaz de quitarno.s el piso, ya te lo digo desde aquí. Y aw, con dO y con iodo. Mario,
para qué nos vamos a engañar, si tú me dejas las manos libre..,;;, idc qué! (... ). (M. Delibes, Cinco /Jora1 con
Marl/J, 261)
63.3.4.10
LOS MARCADORES DEL DISC URSO
4118
4119
Con unas funciones discursivas similares a con todo, aunque con un uso más
coloquial, se encuentra el conector discursivo así y lodo. "'
(224)
a, La ceiií a modo pero es carne enteriza ya la de la Anita; no es la Faustina ni de
lejos. Asi y IO<W nos marcamos un tango con tanto sentimiento que nos fueron
haciendo corro en la pista y, al final, nos pegaron una ovación que ni Cagancho.
[M. Delibes, Diario de un jubilado, 86]
b. La gente se vuelcan por la gente, lno? Aunque yo creo que hasta esto se está
perdiendo, lno? Pero, vamos, as/ y todo, siempre esto es una cosa que se lleva
dentro de sí, l no?, en la sangre lno? fM. Ollero y M. A. Pineda, eds., Sociolin-
gülstica andaluza, 6, 30]
63.3.4.10.
Empero
El conector empero 1-+ § 59.6.1] no es habitual en la actualidad, incluso en la lengua escrita.
Su sign_ificado, próximo a sin embargo, presenta el miembro en el que se encuentra como una
conclusión contraria a la que se pudiera haber inferido de un miembro anterior.
Conectores
63.3.4.12
b, Ya tengo las mulas - le informó-. Mañana o pasado me las traen, Con ellas viene
el arriero que va a acompañarme. Es persona de confianza. Me lo recomendó Álvarez. Ahora bien, me quedé casi sin dinero y necesito una suma, al menos igual a
la que ya me dio. [A. Mutis, Empresas y 1rib11lacio11es de Maqro/1 el Gaviero, 1, 219]
Este significado de ahora bien favorece que sea un único hablante el autor de
los dos mie mbros vinculados. Ello limita en gran medida las apariciones de este
conector en el comienzo de una nueva intervención.
No obstante, este uso se puede dar, al menos, en casos como los siguientes:
(228) - Todo concuerda -repitió, rascándose la oreja con el dedo gordo del pie-. l De
acuerdo?
Asentimos con la cabeza.
-Ahora bien, el infeliz se equivoca - prosiguió Marés--. Ella no le está engañando
por gusto, porque sea un pobre diablo y un fracasado [...], [J . Marsé, en JO relatos de
su,;pense, 185]
a, Convencido de que la gramática debía ajustarse a los conocimientos lingüísticos
contemporáneos, me negaba, empero. a que el texto se convirtiera en un lrahtdo
teórico [...]. [E. Alarcos, Gramática, 19]
b. Su diminuto diccionario nos introduce ~su mundo de juguetes, comida y zapatos,
y otras cosas mane¡ables. No debemos, npero, engañarnos: esas palabras no sig·
nifican para el niño lo mismo que par el adulto. (J. A. Marina, Teorfa de la inlelig.,,cia creadora, 62]
Aquí el hablante busca simplemente la confirmación por parte de sus interlocutores de la
comprensión del primer miembro. Una vez conseguida. prosigue su exposición. De manera análoga,
también puede suceder, por ejemplo, que unos padres, después de haber llegado entre ellos a un
acuerdo, se dirijan a su hijo del siguiente modo:
Como se ha podido comprobar en los ejemplos anteriores, contrariamente a la mayor parle de
los conectores, evita la posición inicial del miembro que introduce, tal vez por haberse consolidado
como conjunción pero, que siempre ha de ocuparla. Ello no impide que se encuentren ejemplos
con empero en primera posición.
Aunque existen dos individuos -el padre y la madre- , se comportan lingüísticamente defen·
diendo un único punto de vista y e llo explica que ahora bien comience el turno de palabra de uno
de ellos.
(225)
(226)
El tiempo, [...], embota eficazmente las lanzas con las que un día acometieron los
guerrilleros del espíritu; empero, más allá de la eficacia muerta de su proclama o de su
denuesto, queda el fulgor subversivo, ya sin asidero, de su finna: iVoltaire! [F. Savater,
Misterios gozosos, 30]
63.3.4.11.
Ahora bien
El conector ahora bien l- §§ 11.6 y 14.4.3.2) presenta el miembro del discurso
que lo antecede, frecue nteme nte formado por una secuencia de enunciados, como
la exposición completa de un estado de cosas e introduce un nuevo miembro que
elimina alguna conclusión que se pudiera inferir de él. Se sitúa e n posición inicial
de su miembro discursivo(§ 63.1.3. l).
(227)
a. Dicen que toda opinión es respetable. En absoluto. Lo respetable es que todo el
mundo se exprese. Ahora bie11, una vez que han opinado, no tengo por qué respetarlos. Sólo faltaba. [El País, 23-Vl- 1996, 34]
• Se puede documentar, inclu.so. un cruce de con todo yde '"4·y1odo, en adycon. todo: Anltesteabrumadorpanorama,
si lo ammt un. solo historiador, /JU!rdt en J}f'tCisi6n k> que gana en u11idad. mitntras qut si lo hacm varios, como St!. Ita
planJeadO aquí, OCU/tt 16git:tJ1nentt fo COIUl'Urio.
J
todo, t/ resuJtado logrado tJ briJJOnlt, $Obre todo en lo qt# Jt refit«
a las parks tuignadil,1., / ... /, a Joaquín Yarza, f... , y a propio Piff!Z Sd11chez, [. .. / IF. Calvo Scrrallcr, en El País Ba~lio, J..
11-1996, 4),
r í°"
(229) A: Hemos decidido dejarte ir de acampada con tus amigos.
B: Ahora bien, primero tendrás que aprobar todos los exámenes.
63.3.4.12. Ahora
Aunque con un significado próximo a ahora bien, ahora [§§ 11.6 y 14.4.3.2)
es un conector contraargumentativo mucho más frecuente que el anterior en el
coloquio (Lamíquiz 1993).
(230)
P. Usted, en España, siempre es muy bien acogido como un hombre comprometido
con Cuba. lNo teme que después de lo que está pasando en la isla se le enfríen las
bienvenidas?
R. La gente es muy cariñosa conmigo en España, por eso siempre regreso. Pero no
tengo miedo a que haya disminuido el afecto; ahora, si ese es el precio que tengo que
pagar, lo pago encantado. lmagfnate lo que yo sería si renunciara a todo lo que he
vivido por un aplauso. [El Pals, 29-Xll- 1994, 28]
No obstante, también se encuentra en el lenguaje escrito, incluso sin intentar remedar el oral.
(231)
La opinión pública habría podido asumir pragmáticamente los costes de una negociación con otro Estado orientada a conseguir que Roldán fuese entregado a la justicia
española con las limitaciones inevitables en cualquier extradición.Ahora, la generalizada
impresión de que la embellecida historia de su detención por la policía espatiola es un
ridículo embuste favorece la idea de un pacto[...]. [J. Pradera, eo El Pals Domingo, 5lll-1995, 7]
63.3.4.13
LOS MARCADORES DE L DISCURSO
4120
Al contrario de lo que he mos señalado para ahora bien, ahora comienza con
frecuencia un turno de palabra. ·
(232)
a. INF A.- Bucno, hay menos gente que un domingo, un sábado.
INF B.- 0 un domingo. iBuaf! ... está lleno también.
INF A.- Ahora, cuando menos gente hay son los días normales, de diario, por la
noche. (M. Esgueva y M . Cantarero, eds., El habla de la ciudad de Madrid, 358]
b. 1: [...] Yo lo leo porque me acuerdo mucho de aquellos tiempos y me hace gracia
y me río mucho con las expresiones y las salidas que tienen tan graciosas.
E: Sf, sí.
1: Ahora, reconozco que como literatura, pues, a mí me gusta, pero dicen que no
es bueno. (M. Ollero y M. A. Pineda, eds., Sociolingülslica andaluza, 6, 263]
4121
63.4. Reformuladores
63.4.1. Generalidades
Los reformuladores son ma rcadores que presentan el mie mbro del discurso que
introducen como una nueva formulación_de un miembro anterior (Rossari 1994).
(237)
(233)
A mi cabeza acudían multitud de ideas, todavía un tanto confusas y mezcladas, pero...
!multitud! Eso si, todavía en nebulosa. [F. A/Ía, El hechizado, l 12]
Las conclusiones a las que se podría llegar a partir de tene r «una multitud de
ideas» se ven limitadas por encontrarse estas «todavía en nebulosa».
tilud, reflexión, precisión».
La reformulación va desde la explicitación de un primer miembro que pudiera
ser mal comprendido, (238), hasta la rectificación, (239):
(238)
(239)
aldeanos con quienes se cruzaba, recibía como respuesta de ellos «buenas noches»,
con entonación, eso si, gallega. [R. Lapesa, El español moderno y conlemporáneo,
352]
b. Lo que demuestra que la verdad objetiva es una pamema y que todos tenemos prejuicios. Eso si, unos más que otros. [R. Montero, en El País Semanal, 5-Xl-1995, 6]
El segundo miembro puede ser un simple complemento que disminuya la fuer, a argumentativa
del primero. "
(235) a. Es una amiga, eso si, lejana.
b. Tiene un coche, eso si, pequeño.
c. Es un escritor, eso sf, bastante malo.
d. Es un criminal. Eso si, no ha matado a nadie.
e. Tiene una enfermedad. Eso si, no parece nada grave.
Menos frecuente que eso sí es la variante esto sí.
10
Sobre su grama1icalización, véase cJ § 63. 1.23.
11
En su origen est4 la concesión corno ctCrto de parle de lo que ha dicho un interlocutor: -J.No ~ coruidua wled
guapa? I - No trtl guapa tn ti stlllido qut se entitruú por beldad. Pao, butno, ttnla cim41 cosQJ. Cierto s«fucci6n, e.so 1(
(El Pals S.mtmal, 8-f,t99S, 30).
12
Compárciue cuos ejemplos con k>s de adcm6s del § 63.3.2.2 (125a-e). Como fundamento teórico de esta explicación,
Ducrot IWS.
Lo contrario de la hipérbole es el trabajo, o sea, exactitud, reflexión, precisión. [Azorín,
Rivas y Larra, 88]
El hablante considera que lo ya dicho no transmite satisfactoriamente su intención comunicativa y utiliza un reformulador -en este caso o sea- para presentar
el miembro del discurso que lo sigue como una mejor expresión de lo que pretendió
decir coa el miembro precedente: «cuando he dicho Trabajo he que rido decir Exac-
Otros ejemplos:
(234) a. Por esos años, si el veraneante castellano saludaba con un •boas noites» a los
63.4.l
(236) Se hablaba de si los hijos de un carpintero, en cuya casa vivía el canónigo, se parecían
más a este que al padre legal de las criaturas; pero todas estas sospechas no llegaban
a producir deshonor; esto si, se miraba con cierta soma al marido, pero nada más.
[P. Baraja, El mayorazgo de L.abraz, 74)
63. 3.4. 13. Eso sí
El conector eso sí~, introduce un miembro discursivo que atenúa o invierte las
conclusiones que se pueden inferir del miembro precedente. "
Reformuladores
El albañil es de aquí, o sea, del barrio de Las Fuentes.
El albaliil es de aquí, o sea, zaragozano.
El albañil es de aquí, o sea, español.
Parece ser que Justo Redondo, el panadero de Castrillo, o sea, el hijo, se los baja
con la furgoneta antes de que amanezca. [M. Delibcs, Diario de w, jubilado, 63]
b. Sobreviví así, reconstruyéndome yo sola, es decir, con mi hijo, los dos en esta ciudad
que no era la nuestra. [A. Muñoz Malina, Plenilunio, 235(
a.
b.
c.
a.
En (239a) no era Justo Redondo quien bajaba los panes, sino su hijo, y en (239b) quien habla
no estaba sola, sino con su hijo.
Ahora bien, en todos los casos, se mantiene que, en lugar d~ lo anteriormente
dicho, la nueva formulación es el miembro que se ha de tener presente e p la prosecución del discurso.
Si se comparan los conectores con los reformuladores, se advierte que el sig·
nificado de los primeros tiene en cuenta tanto el primer miembro discursivo como
el segundo; sin embargo, con los reformuladores, lo fundamental es el segundo
miembro. Este es el motivo por el que a menudo en el coloquio no se pen;ibe si la
reformulación se dirige hacia un miembro expreso anterior o hacia uno implícito,
ya que el reformulador mantiene que es únicamente el nuevo miembro -aquel
donde se halla- el que se ha de tener presente. Este hecho explica la facilidad coa
que los reformuladores evolucionan hasta convertirse en operadores (§ 63.1.4.2).
Puede ocurrir que la reformulación la realice el mismo hablante o que la efectúe su interlocutor. En el primer caso se tratará de una 'autorreformulación'.
(240) Pero siempre que esté en política procuraré ser noticiable. Es decir, voy a estar ea
primera línea. (E/ Pa/s Semanal, 5-lll-1995, 48]
63.4.2
LOS MARCADORES DEL DISCURSO
4122
Y en el segundo, de una ' heterorreformulación' .
(241)
lNF. B: Anles del final, anles del último.
INF. A: O sea, lanles del bueno?
INF. B: Anles del bueno ije, je!
INr. A: O sea, le fallaba una confianza enorme
El habla de la ciudad de Madrid, 33 1)
63.4.2.2
una repetición de tópico, o expresando directamente las conclusiones que debieran
inferirse del primer miembro y, por tanto, sin repetición de tópico (§ 63.1.4.4).
t...¡. [M. Esgueva y M . Camarero, eds.,
(244) a. No tengo el recibo del banco. O sea, no lo he encontrado. (Así que deberemos
volver a pedir otro).
b. Es hipertenso. Es decir, tiene la tensión alla. (Así que no le pongas demasiada sal
en la comida].
P. l Por qué parece senlir tanto miedo anle un panorama radiotelevisivo compuesto
sobre lodo por empresas privadas que compiten e nlre sí?
R. Porque el peligro sería una información dirigida y obligada a defender sólo los
intereses particulares. Una prueba clarísima de ello la hemos tenido en la campaña
para este referéndum. Una manipulación horrorosa.
P. En conclusión: a su juicio, la 1elevisión pública 1iene muchos problemas, pero no el
del partidismo. [El Mundo, 13-Vl-1995, 75)
Aquí el segundo miembro (No lo he e11co,11rado y Tíe11e la re11sió11 alta) se comprende como
una paráfrasis del primero. Si el reforrnulador introduce direclamenle la conclusión, se cambia de
tópico:
Se pueden suceder varios miembros vinculados por estos marcadores, cada uno
de ellos será una reformulación del anterior. Estas cadenas reformulativas no se
pueden coordinar.
/
(243)
Refonnuladorcs
Reformulacioncs explica1ivas con un tópico repetido son: "
ÜITO ejemplo de heterorreformulación:
(242)
4123
a. UlS aventuras, dcsvenluras y diabluras /. mi abuelo Marcclino habían ido empobreciendo y rebajando a la familia Vargas hasta el ambiguo margen donde los bur·
gueses empiezan a confundirse con eso que los que están más arriba llaman el
pueblo, y en el que los peruanos que se creen blancos empiezan a sentirse cholos,
es decir, mestizos, es decir, pobres y desgraciados. (M. Vargas Llosa, El pez en el
agua, 11)
b. De despedida, conforme había acordado con la parienta, les sollé lo de la Sonia, o
sea que se casaba, o sea que si no invi1aba era porque la boda se celebraba en la
estricta intimidad por recienle lulo del novio. (M. Delibes, Diario dt un jubilado,
!JO]
Los reformuladores se pueden situar en cuatro grupos según su significado. Los
'reformuladores explicativos' presentan el segundo miembro del discurso como una
explicación del anterior; con los 'reformuladores rectificativos', este mismo miembro
discursivo corrige otro anterior; los ' reformuladores de distanciamiento' privan de
pertinencia al miembro discursivo anterior al suyo; y, por último, los ' reformuladores
recapitulativos' introducen un miembro del discurso como una recapitulación o una
conclusión a otro -o a otros- miembros precedentes.
63.4.2. Reformuladores explicativos
63.4.2.1. Definición
Los reformuladores explicativos presentan el miembro del discurso que introducen como una reformulación que aclara o explica lo que se ha querido decir en
otro miembro anterior que pudiera ser poco comprensible (l..ópez 1990; Casado 1991
y 1996b; Bach 1996; Portolés 1996). Los hablantes realizan este cometido de dos
modos distintos: volviendo a expresar mejor lo que se acaba de decir, esto es, con
(245) a. No tengo el recibo del banco. O sea, que debemos volver a pedir otro.
b. Es hipertenso. Es decir, que no le pongas demasiada sal en el comida.
63.4.2.2. O sea
El reformulador explicativo más frecuente, sobre todo en el discurso oral, es
o sea. El miembro discursivo que introduce parafrasea aquel que le precede y, por
tanto, comenta su mismo tópico
¡-,.
§§ 41.3.3.2 y 41.3.4.1).
(246) a. Es evidente que el Bien tiene que ser práctico, o sta, humano. IE, Lledó, Días y
libros, 305]
b. Van Branden explicó que iba a quedarse en La Plala hasta que bajara el próximo
barco, o sea un par de semanas. (A. Mutis, Empresas y tribulaciones de Maqroll el
Gaviero, 1, 211]
¡-,.
En otras ocasiones, no se produce una paráfrasis y se comenta un tópico distinto
§ 32.2.1.1).
(247) a. Para que la infamia de la prisión preven1iva haya llegado a los titulares -a los
titulares del poder y de los periódicos-'- han tenido que meter en prevención al ex
director general del Banco de España, al ex presidente de uno de los bancos más
importantes del país y al financiero catalán. O sea, que ha costado mucho. (A.
Espada, en El Pals, 2-11-1995, 64)
•
b. La culpa la tienen las autoridades, que llaman diarrea es1ival al cólera y bichito que
se mata cuando cae al suelo al agenle de la colza. Es normal, pues, que la genté
se aterre cuando niegan la exislencia de la meningilis. O sea, que quién da la vez
[para la vacunación). (J. J. MiUás, en El País Madrid, 23-11-1997, 3]
No se trata aquí de decir lo mismo con otras palabras, sino de presentar como
reformulación una consecuencia que se debería haber inferido del primer miembro.
En es1os últimos casos es frecuente que el segundo miembro vaya precedido por la conjunción
que (§ 63.1.3.13).
Como sucede con otros reformuladores, no es extraño que, sobre todo en el
discurso oral, el primer miembro quede implícito. En tales casos el marcador o sea
" Entre corchetes se muestran algunas posibles conclusiones iníeridas.
63.4.2.3
LOS MARCADORES DEL DISCURSO
4124
4125
Reformuladores
b. Oc ahí el valor de la palabra dada, de ser socialmenle considerado hombre de
palabra, esto es, poderoso hasta el punto de que no necesita mentir. JL Goytisolo,
Teorfa del conocimiento, 2n]
contribuye con su significado a que el miembro en el que se encuentra se comprenda
como una reformulación con respecto a otra posible formulación que no se ha llegado a proferir. "
(248)
a. Desde luego no sé. pero... e... se ve que eslamos enmarcados por una zona muy
clásica, 1ú Preu y yo COU... V ... o sea, va a ser muy clásico, muy clásico de delimiiar,
la, la, la época, o sea, si, si alguna vez en el fuluro esto sale a luz, ije, je! [M.
Esgueva y M. Cantarero, eds., El habla de la ciudad de Madrid, 3241
b. Es que... o sea, es que mi hermana más pequeña, se lo han dado anles que a mí,
o sea, yo ya pregunté que si lo estaban haciendo a letrn por día, o sea, por curiosidad. [M. Esgueva y M. Canlarero, eds., El habla de la ciudad de Madrid, 3211
Este reformulador tiene como variante menos usual o séase.
(249)
Por olra parte, de la farmacopea copta, o séase clíope crisliana, formaban parte importanle los vientos [... 1. [A. Cunqueiro, Tmulia de boticas, 181
63.4.2.3. Es decir
También se puede documentar, aunque sea muy poco frecuenle, la variante eso es.
(253)
a. Emilio hubiera dado todos los lesoros del mundo por un cachilo de lolo, es decir,
por olvidar. [Azorín, Españoles en Parfs, 44]
b. Puede ocurrir que el adjetivo se sustantive, es decir, que pase a funcionar en el
enunciado como lo hace un sus1antivo. [E. Alarcos Uorach, Gramática, 80[
o puede comentar un tópico distinto -y comprenderse como una consecuencia:
(251) a. Con las cosas de comer no se juega: es decir, que hay que cocinarlas bien.
[F. Savater, Misterios gozosos, 52]
b. En eso hemos madurado un poco a lo largo de lodos estos días; es decir, que somos
más conscientes. [J. J. Millás, en El País, 10.111-1995, 721
63.4.2.4.
E l reformulador explicativo a saber se usa casi exclusivamente en el discurso
escrito. "' Como sucedía con esto es, su uso se limita a casos en los que el miembro
discursivo que lo incluye comenta el mismo tópico que el miembro que le precede.
(254)
(252) a. Ames se trataba de persuadir, esto es, de conducir al imerlocutor por una senda
dialéclica, que él lenía que recorrer paso a paso hasta el punlo deseado. [F. Lázaro
Carre1er, El dardo en la palabra, 71]
(255)
semejante.
a. Tanto han robado tantos que empiezo a pensar ya en el disparate, a saber. que si
la horda de ladrones devolviera el dinero que nos ba ido arrebatando, quizá España
no eslaría lan en crisis como está ahora. [R. Montero, en El País Semanal, 22-V1994, 4]
,<
b. La aparenle contradicción que encierra ese «haz lo que quieras,, no es sino un reflejo
del problema esencial de la ~bertad misma: a saber, que no somos libres de no ser
libres, que no tenemos más remedio que serlo. [F. Savater, M"tslerios ¡¡ozosof, 25]
63.4.2.6. Otros reformuladores explicativos
Existen olros reformuladores explicativos que no son ni tan frecuen1es, ni se hallan tan gramat.icalizados como los anteriores. Se trata de signos como: tn otras palabras, en otros tbminos,
dicho {con/en} otros términos, con Olras palabras, dicho [con/en} otras palabras, dicho de otra manera,
dicho de otra forma, dicho de otro modo, de otro modo, n ele.
11o
~ Por ello. se percibe como efecto de sentido {§ 63.1.5) una mochtlización cpis1émiclt (Schwcnter 1996), yd que no
había segurKlad en lo dicho. pues ha sido premo tJccirlo de 01ro modo.
" En lenguaje científte0 no es extraño el uso de la abn,-viación i.e. de la fónnula latina id tst con un significado
a. Lo cual tiene, por sí mismo, menos imporlancia que el hecho de que da testimonio,
a saber, la veriiginosa pérdida de pres1igio que las enseñanzas de la escuela están
experimentando [...1. [F. Lázaro Carreter, El dardo e11 la palabra, 136]
b. No obstante, era imposible sustraerse a la deliranle fantasía de una escena, en que
un personaje, enloquecido de furor al verse separado de la mujer amada, empezaba
a arrojar cosas por una ventana. A saber: un piano, un arado, una jirafa, un pino
encendido, etc. (A. Carpentier, letra y solfa, 146]
Por lo general, se emplea después de un primer miembro con un sintagma
nominal presentado como específico pero que contextualmente no lo es y, gracias a
la reformulación, se explicita.
Esto es
El reformulador esto es también introduce un miembro del discurso que aclara
o explica otro anterior. " No obstante, este marcador sólo aparece en casos en que
el miembro discursivo que lo incluye comenta el mismo tópico que el primero
(§ 63.1.4.4).
Ha empleado usted con verdadera elegancia una forma de raciocinio que los retóricos
llamamos prolepsis... Ese es: anticiparse a la objeción, prevenir los argumentos del contrario, refutarlos anles que los emita. [B. Pérez Galdós, Mmdizábal, 26]
63.4.2.5. A saber
El reformulador es decir tiene un significado cercano al de o sea, aunque un
uso coloquial menor. También el miembro qu~_introduce puede comentar el mismo
tópico que el miembro anterior - y comprenderse como una paráfrasis:
(250)
63.4.2.6
Por el contrario, en otros usos que no :son los de marcador es frecuente en el coloquio: Nacfa frlo y er1 ti parque
no habla wi alma. A sabu qui tromard alt lwmM. (M. Delibes, Diario de un jubilado, 209)
n Con el scntidooc ..:dic-ho de otro modoi., no con el de «si se hace de otro modo• oomo en: - iV-iejo pt.Wludo!
-rq,iti6 Elvira. que habia agarrado, por Jo visto, un.a mQlfa agmiva, y agregó que iba o llamar por telifono a Silvia para que
viru"m:I corriendo o l'>uscarmt. ~ óltO modo, m,ucu/16, con plsimaJ pulgas, yo ua capaz dt darla la l,ata toda k1 noche [J.
Edwards, él orig,n dd m u n d o ~
63.4.3
LOS MARCADORES DEL DISCURSO
4126
(256) a. Yo no pretendo ocultar ninguna prueba, Pepe, arguyó PrullAs; sólo pretendo ocultar
un hecho intrascendente, que no afecta en nada a la investigación, (...] pero que,
de hace™' público, me crearía enormes dificultades personales. En otras palabras,
intento ocultar un devaneo a los ojos de mi mujer, de mis hijos y de mis suegros.
(E. Mendoza, Una comedifJ ligera, 188(
b. Con este secuestro, ETA atenta directamente contra la política. En otros tém1inos,
contra el Estado. [El Pa/s, l l-VJJ-1997, 12]
c. El movimiento está desencadenado por la necesidad de asociar la pieza léxica del
verbo con sus rasgos flexivos o, dicho e,, otros términos, de cotejar las propiedades
flexivas del verbo. (M. Fernández Lagunilla y A. Anula, Sintaxis y cognición, 145]
d. Seguimos con la necesidad de descodificar un mensaje y de codificarlo de nuevo,
pero ya no con las letras inertes, sino con sonidos vivos. Es decir, transcodificarlo
no sólo en símbolos de segundo grado, sino, además, en otros de primer nivel. Con
OIIY.IS palabras: hablar es transcribir nuestra idea del mundo por medio de signos
orales (...(. [M. Alvar, en ABC, 17-Xll-1996. 3]
e. El reino del entusiasta, que se confunde con el de la poesía, es el reino de la infinita
posibilidad, o dicho con otros palabras el reino del «como si•. (G. Martfn Garzo, en
ABC, 3-1-1997, 3]
f. A partir de estos ejes, el guión se construye según una lógica no menos detectivesca
que en Amadeus, puesto que lo que la ficción propone al espectador es estrictamente un dilema de orden inductivo-especulativo: por qué, quién y cuandó castró
a Farinelli, qué es ese persistente rumor de cascos de caballos que pauta el filme,
cuál es la relación que ata al castra/o con su hermano. O dicho de otra manera, y
a pesar de su indudable factura de filme europeo de calidad, Farinelli se comporta
como una hábil operación a la americana con todo lo que tiene que tener un filme
que, hoy por hoy, pretenda una audiencia universal (...]. [M. Torreiro, en El Pa/s,
20-111-1995, 35]
g. No le interesa la escritura en sí, sino lo que esta tiene de rastro, de memoria de
las cosas. O dicho de otro forma, no la palabra sino el pequeño grano, o la escama
que esta puede ocultar. (G. Martín Garzo, en ABC, 6-IX-1996, 3]
h. P. Y lse ha sentido igual de respaldado?
R. No llevo respald6metro.
P. Dicho de otro modo: l percibe que flojea el respaldo del Gobierno? (El Pa/s, 261-1996, 19]
i. Lo cual indica que las preposiciones, aparte de su función, están dotadas de un
significante más o menos explícito según los contextos. De otro modo: las preposiciones, además de ser índices funcionales, componan un valor léxico. [E. Alarcos
Uorach, Gramática, 215]
Reformuladores
4127
63.4.3.2.
63.4.3.3
Mejor dicho
El reformulador rectificativo más habitual es mejor dicho. Ya sea precedido o
no por la conjunción disyuntiva o.
(258) a. Por encima de la coherencia y la trabazón visibles y manifiestas, o, mejor die/ro, por
debajo de ellas, independientemente de ellas, hay otra realidad y otra coherencia
inefables y profundas. (Awrín, Los dos Luises, 59]
b. Los rodeos perifrásticos del tipo reseñado, mejor dicho, su abuso, no corresponden
al genio de nuestra lengua [...]. (F. Lázaro Carreter, El dardo en la palabra, 156]
No es raro que mejor dicho se sitúe detrás de la reformulación, sobre todo, si esta es breve.
(259) a. Adivinaba, veía, mejor dicho, que era más hermoso cuanto más libre en el vestir,
dentro de la decencia, y que no le querían conforme al patrón de los señoritos
atildados. (B. Pérez Galdós, Luc/rana, 143]
b. Nuestra adorada Reina necesita un esposo, no sólo porque es Reina, sino porque
es mujer, o dama, mejor dicho. (B. Pérez Galdós, Bodas reales, 109]
Menos frecuente y menos gramaticalizado es el uso únicamente de mejor, precedido o no por
la conjunción o.
(260) a. Pero los símbolos adquieren de inmediato una calidad de intemporales y eternos,
carecen de historia, o mejor, asumen una historia mítica. [F. Ayala, Recuerdos y
olvidos, 169]
b. lEra aprista el tal Bermúdez? Qué iba a ser, no se metía en política. Mejor, la
política era para vago¡¡, no para la gente de trabajo, el Teniente lo buscaba por un
asunto personal. [M. Vargas Llosa, Convenaci6n e,1 la Catedral, 53]
O de mejor aútL· "'
(261) La inteligencia humana es una inteligencia descante. Mejor aún, el hombre es un deseo
inteligente. [J. A. Marina, Ética para náufragos, 18-19]
También existe la variante menos frecuente por ll)ijor decir.
(262) No se enfade comigo, gimió; yo sólo oigo cabos sin atar o, por mejor decir, suelt.os. JE.
Mendoza, Una comcdifJ ligero, 292]
63.4.3. Reformuladores rectificativos
63.4.3.1. Definición
Los reformuladores rectificativos sustituyen un primer miembro, que presentan
como una formulación incorrecta, por otra que la corrige o, al menos, la mejora. "
(257) El no tener papá, o, mejor dicho, que mi papá estuviera en el cielo, no era algo que
me atormentara. [M. Vargas Llosa, El pez en el agua, 17]
• Como ya se vio en el f 63.4.1.1, además de los reformuladon:s específicos de rectificación, se utilizan otros n:formuladores con este uso en determinadas circunstancias: Cuatro ~rsonas habíamos ruto lo mismo, pno lo hablamos intuprelado tú manero dislinra. O Sffl, que 11() hablamos vi.tto lo mi.smo !J. A. Marina, El labtdnto stntim,n1al, 94). Crt0 ~
d«ir, tsl(JtJ sq:uro---- q11e mi,iJiíiiidod política terminó trt dicitmbrt del uño 1938 f... / fM. Oila, en EJ. Pals Domingo, 19-ltT-
iffl, 22).
63.4.3.3. Más bien
El adverbio más bien como reformulador también rectifica un miembro anterior. "' Como sucedía con mejor dicho, puede estar precedido por la conjunción o,
o bien no estarlo.
"' O aún mejor: Si ttmemm, putJ. en cutnta cómo st componían IOJ textos dade la Antigüedad hasta la époco modmta,
hemos de tmu nmy prr~nlts aas guías rtrorica.i. ~senta en la tllstilanzo dt todo l1ombrt culto/... /; eotr tilo. f... / evitamoor
d mot' de interpretar como debidos a co,idicionamitntQS sisttm6liros lb que Yiart motivado por la s11j«i6n u lot pnctpt<JS
re16ricos en vigor en un determinado momemo. Aú11 ml!jor, to Xtt6ricu puede ayudomKJJ a e,iwukr cómo st fue construytndo
la si,11axir de lo1 tatos, f. .. / IR. Cano, en Rnisto Etpu,iola de Ungiiútica 25:2, 1995, 346).
,. No será reformulador en otros usos advert>iab en los que especifica a un sintagma: Ptro algo especial debla de
1e11er ruando el tipo que estaba tn{rtnu:. un cuamnt6n tná1 bien copultn10, le mimba ran dttt:nidameme. {L. Goytisolo. T~
del conocimien1u, so¡.
63.4.3.4
LOS MARCADORES DEL DISCURSO
4128
(263) a. Durante estos veinticinco años hemos coexistido -más bien: convivido-- con las
inmensas luchas y debates de este cuarto de siglo (O. Paz, enABC, ll-fV-1997, 3}
b. Más tarde, hubo otro asunto de «conspiración, o, más bien, de protesta de estos
~obles abulenses contra Felipe JI por cuestiones de impuestos. (J. Jiménez Lozano,
Avila, 15)
Contrariamente a mejor dicho, más bien se documenta en casos de coordinaciones adversativas con sino.
(264)
63.4.3.4.
a. Por.eso el germano no es, en rigor, propietario del 1errilorio, sino, más bien, «señor»
de el. (J. Ortega y Gasset; tomado de De Koek 1991 111: 1, 199}
b. No hay tal reconstrucción, sino, más bien, la sugerencia de una cadena de espejos
[...J. [G. Reyes, Polifonía textual, 215)
Digo
Menos gramaticalizada es la forma verbal digo, que en algunos de sus usos en inciso se acerca
a los reformuladores rectificativos. "1
(265)
Don Roque Chiscatela Martínez, alias Zaragu!9, q.e.p.d., canónigo lectora! del obispado
de Osma-Soria, digo, de Mondoñedo-Ferroí, digo, de Segorbe-Caslellón de la Plana.
digo, de Tuy-Vigo, bueno, yo no digo nada, ¿para qué? (... (. [C. J. Cela, en ABC, 19IX-1995, 93]
Cada vez que en este ejemplo se utiliza digo se rectifica el miemhro discursivo anterior.
Otros ejemplos:
(266) a. PAULA: lSus padres eran artistas?
D10N1s10: Sí. Oaro. Mi padre era comandante de Infantería. Digo, no. [M. Mihura,
1)-es sombreros de copa, 74]
h. [...] eso es Valvanera. el buen gusto convertido en mujer, digo, en señora, pues no
hay otra que me¡or merezca tal nombre. [8 . Pérez Galdós, La estafeta romántica,
32]
63.4.4. Reformuladores de distanciamiento
63.4.4. l.
Generalidades
Dentro de los marcadores de reformulación, distinguimos los que llamamos 'de
distanciamiento' (Fuentes 1993b; Ruiz y Pons 1996). Estos reformuladores presentan
expresamente como no relevante un miemb¡o del discurso anterior a aquel que los
acoge. Con ellos no se pretende formular de nuevo lo antes dicho, sino mostrar la
nue~a formulación como aquella que ha de condicionar la prosecución del discurso,
al tiempo que se priva de pertinencia el miembro discursivo que le precede.
1
•
Su falta de gramaticalización oomo marcador se refleja en su aparición con especificadores y complementos: UewJba
wlo t~s jomadas aqi,i -lJ!!!..!!!G!!:' trtS horas- y ya habfa ¡xdido a1t16grofru a fas c:ompoñtras de Divine f. ../ IM, Torres. en
El Po,s, 27-111-1996, 56). /.../ que u Telts/oro huy que darle de c;enor temprano; digo ctnar. la pizca~ nada que Joma (J.
Bcnavcnte, LA malquoida, 139).
Y en otro6 usos, también en inciso, que en nada se asemejan a los dt: reformulador: No u ha estudiado bic11 el car6cttr
a¡x,sionante dt los ~mofUu, los diarios fnlimoJ y los crónicas de época, al m~ dd intais documenral e his,6rico. No ~
ha estudiado.~- s11 tar6ctu upasioname de t'ntm literario (F. Umhrnl, Rum6n y las vtmguordio.1. 1021.
4129
Reformuladores
63.4.4.2
(267) Nos ha dado mucha pena que se llevaran el quiosco, porque es el pan nuestro de cada
día. De todas fonnas, pronto volveremos a abrir. Aunque no sabemos dónde. [El País,
26-Lll-1996, 4 J
El hablante refonnula lo que acaba de decir y lo priva de relevancia: carece de importancia
que se llevaran el quiosco, ya que pronto volverán a abrir. Frecuentemente, estos marcadores de
distanciamiento se hallan cercanos a los contraargumentalivos, pues el primer miembro conduciría
a una conclusión contraria a la que se presenta con el segundo; no obstante, no siempre sucede.
(268)
a. A: Hace buen tiempo.
8: De todos modos, no vamos a ir a la playa.
b. A: Hace buen tiempo.
B: ~ todos modos, ya íbamos a ir a la playa.
En la primera réplica el hablante 8 introduce un argumento antiorientado con Hace buen
tiempo --contrariamente a lo esperado de «hacer buen tiempo», No vamos a ir a la playa-, mientras
que (268b) no se opone a su argumentación, es esperable que de «hacer buen tiempo• se concluya
«ir a la playa». Esta doble opción es posible porque de todos modos no es un conector contraargumentativo sino un rcformulador. Tanto en (268a) como en (268b) Hace buen tiempo, por el
particular significado de de todos modos, pierde su valor argumenlativo para dirigir el discurso hacia
una conclusión determinada. Las capacidades argumentativas de este primer enunciado dejan de
tener valor en sí mismas, puesto que el reformulador presenta el nuevo ponlo de vista como el
único válido.
63.4.4.2.
En cualquier caso
§ 57.1.3) se halla frecuentemente desEl reformulador en cualquier caso [pués de un primer miembro complejo (Fuentes 1995-1996; Portolés 1998b).
(269)
a. Pero no me malinterprete: no be venido a lamentarme ni a de(ender mi reputación;
no me interesa ni una cosa ni otra y, en cualquier caso, no serviría de nada.
[E. Mendoza, Una comedia ligera, 85]
b. Bienvenidos a la locura del papel impreso en cuatricomía a las puertas del siglo xx1.
lCultivaréis el hipertexto, el reportaje-buffe1 o el zapping textual? l Preferís la densidad o la espectacularidad? llos cromos o las fotos a sangre? lEJ artículo largo y
sereno o el zoom breve y cardíaco? Suerte, en cualquier caso. [La Revista de El
Mundo, 22-X-1995, 19}
Existen distintas posibilidades, diferentes casos, y el reformulador muestra que
cualquiera que sea la elección, se mantiene como conclusión el miembro que él
introduce. Por otra parte, se trata de un marcador que implica el comentario de un
nuevo tópico y, en consecuencia, no se documenta precedido por la conjunción
adversativa sino, aunque sí por pero (§ 63.1.4.4).
La e,cistencia de distintos casos puede encontrafliC expresa, como en los ejemplos anteriores,
pero frecuentemente es la aparición del propio reformulador la que fuerza esta interpre tación de
complejidad en el primer miembro discursivo.
(270) Puede que el perro esté enfermo. En cualquier caso, no hay que preocuparse.
El significado de en cualquier caso permite inferir, a partir de la modaJización epistémica con
puede que, la existencia de la opción de que «el perro esté enfermo» o •no lo esté•.
63.4.4.3
LOS MARCADORES DEL DISCURSO
4130
Como efecto de sentido (§ 63.1.5) de esta instrucción semántica, se sigue la
presentación del miembro del discurso e n el que aparece en cualquier caso como
definitivo e indiscutible, ya que pase lo que pase en el primer miembro, es el segundo el único relevante. De ahí, intercambios del tipo:
(271)
A: iPapá! Esta noche ponen una película muy bonita.
B: En cualquier caso, tú te vas a las once a la cama.
En ellos, después de este reformulador, se impone una resolución inapelable.
63. 4.4. 3.
En todo caso
El significado del reformulador en t0do caso no coincide con el de en cualquier
caso (Fuentes 1995-1996; Portolés 1998b). En todo caso vincula dos miembros del
discurso de tal forma que el segundo invalida la pertinencia del primero, pero reemplazándolo. Este segundo mie mbro comenta, pues, el mismo tópico que el miembro
ante rior (§ 63.1.4.4). Ello explica que contrariamente al reformulador en cualquier
caso pueda coincidir con la conjunción sino. (272)
es una cuestión fónica sino, en todo caso, de armonía mental. [J. A. Martínez,
Cuestiones ma,¡¡inadas de gramática espoiiola, 139)
Como sucedía con en cualquier caso se priva de pertinencia al primer miembro " para confirmar el segundo, pero aquí -al repetirse el tópico comentadocon el fin de reemplazarlo.
En todo caso incluye, además, otras instrucciones en su significado. Así, tanto
el primer miembro como el segundo forman parte de una misma escala argumentativa, de tal modo que el segundo miembro se sitúa en una posición inferior a la
del primero (§ 63. 1.4.3).
a. No sabe bien inglés. En todo caso, chapurrea algunas frases.
b. #No chapurrea algunas frases de inglés. En todo caso, sabe bien inglés.
En una escala argumentativa «chapurrear algunas frases» se localiza en una posición inferior
a la de «saber bien inglés,., esto es, constituye un argumento con menos fuerza para llegar a una
misma conclusión. En un ejemplo como este, se añade como efecto de sentido (§ 63.1.5) que este
punto conseguido en la escala con el segundo miembro se presenta como el más alto al que se
puede llegar en la escala y, por ello, se comprende como una concesión al interlocutor: «como
mucho admito que chapurrea algunas fraSCSit. Ahora bien, esta interpretación desaparece cuando
lo rectificado no es lo mantenido por el interlocutor, sino por el propio locutor:
(274)
Reformuladores
63.4.4.4
Aquí es el locutor quien modifica su propia opinión de que «el crecimiento sea ilimitado», tal
vez para prevenir el desacuerdo del interlocutor, y este es el motivo de que no se comprenda que
«como mucho» sea tt::muy amplio», sino más bien «como poco». De todos modos, se mantiene el
orden habitual en la escala argumentativa: «muy ampliO>t se sitúa en una posición inferior a «ilimitado».
Hasta este momento hemos a nalizado ejemplos con los dos miembros del discurso expresos. No obstante, en todo caso puede actuar también como operador
discursivo (§ 63.1.4.2). Con este uso, el primer miembro permanece implícito y en
todo caso condiciona las posibilidades argumentativas del miembro en el que se
encuentra (§ 63.5.1). Este se comprende como seguro, aunque situado en una posición inferior a otro implícito que poseería_ más fuerza argumentativa.
(275) - lLa huelga de médicos acabará curándonos a todos?
-En todo caso, acabará curándonos de espantos. [ABC Madrid, 6.Vl-1995, 70]
La respuesta encabezada por en todo caso nos obliga a inferir un primer miembro implícito, situado en una posición superior en una escala pragmática (por ejemplo, «nos acabará curando a todos»), cuya pertinencia se ree mplaza por la de otro
localizado en una posición inferior (Acabará curándonos de espantos) . En estos usos
en todo caso se aproxima a en cualquier caso.
a. No
b. -lTienc algo de bandido?
-No, nada. En todo caso, el espíritu de clan de los hombres del sur. [ABC, 8-IX1995, 62)
(273)
4131
(276)
El recrudecimiento de la superstición es, en todo caso, un hecho en civilizaciones que
definimos como seculares. [J. J iménez Lozano, La ronquera de Fray Luis, 202)
Este último uso de en todo caso es el origen de su utiLización para modalizar una afirmación
anterior restándole certidumbre. Se trata de ejemplos como:
(277)
a. Los rehenes van a ser inmediatamente liberados. En todo caso, es lo que asegura
el Ministro de Asuntos Exteriores.
b. El siglo próximo existirá una vacuna contra el sida. Esta es, en todo caso, la opinión
de los investigadores del Instituto Pasteur.
Por el significado de en lodo caso, los miembr0$ ·Cn los que se encuentra se sitúan en una
posición escalarmente inferior a un miembro implícito (por ejemplo, •Es seguro que...• ). El resultado es el debilitamiento de la primera afirmación, ya que no es indudable que «los rehenes vayan
a ser inmediatamente liberados» o que •el siglo próximo exista una vacuna contra el sida~, sólo es
una aseveración condicionada al crédito que nos ofrezca quien la mantiene.
·
63. 4.4. 4. De todos modos y otros reformuladores semejantes
Los reformuladores de todos modos, de todas formas, de todas maneras y de
cualquier modo, de cualquier Jomw, de cualquier manera -estos tres últimos son
menos frecuentes que los tres primeros~'- tiene n un significado próximo entre ellos
El potencial de crecimiento en el campo de la alimentación, si no es ilimitado es en
._, Todavía menos usual~ son ,/e iodos sumes y de cualqukr suerte.
todo caso muy amplio. [E/ Pa/s Negocim, 7·V-1995, 4]
(i)
112
En realidad, en las ocasiones en que el primer miembro alá negado $C priva de pertinencia a la forma afirmativa,
es10 es, no se invalida que •no 1engt1 nada de bandido•, sino que •tenga algo de bandido•.
a. En cuanto a la brevedad, puede haher refracción del rasgo: nuestro lema teatral cumple un fin de festividad
públka. y la fes1ivtdad pública tiende a la orgía o asuelo que llega ha.\la el cansancio. la fiesta, además,
se alarga en recu~ de cantos y danzas. y el que duren de $OI a sol parece una exigencia rilual cuyos
$CCTtlOS el antropólogo analiza. Dt todas sumes. en la cxprestón puramente lingülstica, en las fórmulas
verbales, se sostiene aquel carácrer de abreviadón ¡...J. (A. Reyes., LA aptn"e11cio. lileraria. TI]
63.4.4.4
LOS MARCADORES DEL DISCURSO
4132
y comparten con el resto de los reformuladores de distanciamie nto la eliminación
como pertinente para la prosecución del discurso de un miembro discursivo anterior
[ - § 57.9.2.1). Como sucede con en cualquier caso, con estos reformuladores no
se comenta el mismo tópico que el miembro discursivo anterior (§ 63.1.4.4). Ello
explica que, siendo reformuladores de distanciamiento, no se documenten con sino.
(278) a. Los trabajos recibidos han sido muy pocos y de desalentadora calidad. De todos
modos, haremos un último esfuerzo para no vernos en el caso de declarar desierto
el concurso. [J. J. Arreola, La feria, 1581
b. P. ¿ Y los madrileños te gustan?
R. Sí. Los chicos en Madrid son muy guapos, pero también creo que es porque hay
más cantidad. De todas formas, los madrileños, a pesar de ser guapos, son muy
chulitos. (El País Madrid, 29-Xll-1994, 201
c. Serían las once pasadas y me puse a copiar aquellos papeles. Ya nadie vendría. Yo,
de todas maneras, eché el cerrojo. [R. Sánchez Mazas, La vida nueva de Pedrito de
Andla, 176)
d. Yo aún no sabré deciros si hablé con un gran loco o con un gran bribón. De
cualquier modo, os aseguro que él es un hombre extraordinario. [J. Benavcnte, Los
intereses creados, 79]
e. [El futbolista) Gascoigne va a estar desprovisto de su escudero Juce. De cualquier
fonna se basta y sobra para tirar de t ~ l equipo. [El País, 22-Vl-1996, 51)
r. En resumen, Federico, si esta carta no le dice nada nuevo, mil perdones, de cualquier manera creo que hago bien en escribírsela. (J. Cortázar, Los relatos, II, 144]
4133
(281)
Reformuladores
63.4.S.1
Como única réplica, Sierva Maria le prendió fuego al colchón con la lámpara del Santísimo. La ioteivención de Martina con sus modos sedantes impidió la tragedia. De
todos modos, la guardiana pidió en el informe de aquel día que la niña fuera trasladada
a una celda mejor protegida en el pabellón de la clausura. [G. Garcfa Márquez, Del
amor y otros demonios, 177]
Aunque se dio la circunstancia de que Martina evitó la tragedia, esto no impidió que solicitara
que la niña fuera trasladada. En un intercambio entre un padre y un hijo:
(282)
Huo: Esta vez me portaré bien.
En cualquier caso, tú te vas inmediatamente a la cama.
PADRE:
Se comprendería «te portes bien o no te port"5 bien, te vas a la cama•, mientras que en:
(283)
Huo: Esta vez me portaré bien.
De todas formas, tú te vas inmediatamente a la cama.
PADRE:
Se interpretaría «aunque se dé la circunstancia de que te portes bien, tú te vas a la cama». Se
debe notar que el uso de en cualquier caso en (282) pone en duda las palabras del niño, ya que se
considera la posibilidad, contraria a su compromiso, de que no se porte bien. EIJo hace que el uso
de este reformulador se presente en algunas circunstancias como más ofensivo para la imagen del
interlocutor que el de de todas formas.
63.4.5. Reformuladores recapitulativos
Estos reformuladores presentan el primer miembro como uno de los posibles
modos, formas o maneras, e n fi n, circunstancias, para llegar a una conclusión determinada. Su significado nos obliga a concluir que ni esta manera que presenta el
primer miembro, ni todas las demás posibles, impiden la conclusión que se mantiene
en la reformulación.
(279)
PAULA: Entre usted... Le
D 10N1s10: Tengo sueño...
PAULA: De todos modos,
invitamos. Se distraerá...
No...
no le vamos a dejar dormir... (M. Mihura, Tres sombreros de
copa, 86)
Es decir, «tenga usted sueño o sean cualesquiera las circunstancias, no le vamos a dejar dor.
63.4.5.1. Generalidades
Estos marcadores presentan su miembro del discurso como una conclusión o
recapitulación a partir de un miembro anterior o de una serie de ellos (Fuentes
1993b; Vázquez 1994-1995). Este miembro recapitulador puede mantener la misma
orientación argumentativa de los miembros anteriores.
(284) Acepte usted que el ser es tie mpo: pasar, declinar, madurar, envejecer. En suma: caducidad. [J. A. Marina, Ética para náufragos, 33)
Pero también puede mar<;ar una distinta orientación argumentativa.
mio,.
Su significado, aunque cercano, no es idéntico al de en cualquier caso. Con este reformulador
se presentaba un primer miembro complejo, frecuentemente formado por una afirmación y su ne·
gación, o por la elección entre dos opciones o más.
(285) Siento tener por amigo una bestia, pero, en [111, eres un buen muchacho [...). [B. Pérez
Galdós, El equipaje del rey José, 24]
«Ser un buen muchacho~ es una conclusión argumentalivamente opuesta a ~ser una bestia».
(280) ¿Qué buscan con semejantes candidatos: más votantes o más cómplices? En cualquier
caso, conmigo que no cuenten. [F. Savater, en El País, 13-1-1996, JO]
Se busque una cosa u otra, la conclusión es que no cuenten con el articulista. Pero, si se
presenta el primer miembro como cierto y se elimina, por tanto, la posibilidad de elección, se
prefieren como reformuladores los que ahora nos ocupan.
b. Que después, oomo 61se cosara y ell.:t volviera con las mismas y yo consintiera y me callara... Es pa que
mi hermano me mate o 1ener que matarle... Y si oo soy consentidor y hahlo y voy y le digo: il.o ves
ahora? il..o ves y a t¡uién quería? Pue~ es pa tener él que matarla a ella, y de cuolqukr sume, la ruina de
un hombre y de una casa.
IJ. Benaventc, Señora ama, 64)
Por otra parte, como ya se vio con o sea (§ 63.4.2.2) y en todo caso (§ 63.4.4.3),
en ocasiones el miembro que debería ser reformulado permanece implícito y el
reformulador pasa a ser operador (§ 63.1.4.2); se limita entonces a reforzar, de
acuerdo con su significado, algunas inferencias que se pueden lograr de su miembro
del discurso.
En el orden de exposición nos centramos e n primer lugar en aquellos reformuladores recapitulativos que mantienen la orientación argumentativa de los miembros reformulados y son extraños como operadores: en suma, en conclusión, en resumen y en síntesis. Los siguientes marcadores estudiados pueden actuar como ope-
63.4.5.2
LOS MARCADORES DEL DISCURSO
4134
radores discursivos: en resumidas cuentas, a fin de cuentas, en definitiva, en fin y total.
Por último, ya más próximos a los operadores, los marcadores al fin y al cabo y
después de todo presentan una conclusión antiorientada con los miembros que recapitulan.
63.4.5.2. En suma y otros reformuladores semejantes
4135
viene concertado desde los orlgenes de la Historia para el triunfo de la acción sobre
la inteligencia. El paisaje, la configuración de la tierra - tan diversa en tantas regiones-, el modo de vivir del español, las empresas guerreras, la conquista de
América, todo, tn suma, impele a la acción. (Azorín, Una hora de España, 106]
b. No hay más que lenguaje de poema: palabras situadas en un conjunto. Cada autor
siente sus preferencias, sus aversiones y-determina sus límites según cierto nivel. El
nivel del poema varia; varia la distancia entre el lenguaje ordinario y este nuevo
lenguaje, e ntre el habla coloquial y esta oración de mayor o menor canto. A cierto
nivel se justifican las inflexiones elocuentes. Nada más natural, a otro nivel, que las
inflexiones prosaicas, así ya no prosaicas. En conclusión, el texto poético tiene su
clave como texto musical. [J . Guillén; tomado de De Kock 1991: 2, 129]
c. Si la Constitución prevé el mecanismo de adelanto electoral es para utilizarlo.
iCuándo? Sin duda, cuando el Gobierno no puede gobernar, cuando no hay gobierno de hecho aunque sí de derecho, tn resumen, cuando el Gobierno no es capaz
de aglutinar fuerzas suficientes para gobernar. [E. Lamo de Espinosa, en E/ País,
8-111-1995, 14]
d. Prosperó la idea de que la ley es el mayor obstáculo para la íelicidad, que de nada
sirve aprender a leer y a escribir, que se vive mejor y más seguro como delincuente
que como gente de bien. E11 síntesis: el estado de perversión social propio de toda
guerra larvada. (G. Garda Márquez, Noticia de un secuestro, 152]
Tiene un significado similar, aunque sea menos frecuente, en resolución.
(287)
(...) lo universal puede entenderse como un punto de vista capaz de abrirse, igual que
una ventana, sobre diferentes espacios posibles y conectar con ellos sin perder su lógica
en lo concreto y lo clásico [...] como la capacidad de que un texto signifique cosas
diíerentes para diferentes generaciones y personas diíerentes dentro de cada generación. En resolución, frente a la idea de que los textos valiosos se ponen a salvo de la
historia, se sosLiene que sobreviven y lransmilen su signicado inlernándose en ella.
[A Soria Olmedo, en Cuadernos Ce,va11tes, 5-XI-1995, 16]
114
Menos frecuente es el uso de conc/usi6rJ.· la mtific'1d6n. tn carta " la a.wciación citada, no ha convuicido a .nu
dirtctivos.. y otkmáJ, la condtsa no actpl6 bafa~ dd balc6n: •fu mi casa, para pontnM domk yo lk:s«». Conc/u.ri6n: tslt
año no hubo danza de 5',n &bastián en ti pazo de Aldán fEI Paú, 23-1-1996, 43].
- -,.., Menos frecuente~ el uso del gerundio resumiendo: En 1/z.qultrda/ U/nido/ tropaomos con ouo en/tnnedadpopular:
d C()l7Ul1Wmo. Naturalmnite SI! trata dd comunismo fttl n, t1 traicionado ¡xx Stalin y la burocracia, la utopla n«esoria, achtra.
Rtswnie,ulo: otra ~ 14 conocida oigaiiifa ttóricamentt incomptttnlt y criminal en la prdctica de tSlt siglo [F. Savater, en El
~.to].
63.4.5.3
Otros reformuladores rccapitulativos semejantes presentan el miembro que introducen como
una expresión condensada de un miembro o miembros discursivos anteriores. Serían, entre otros,
"' 1111a palabro, en dos palabras y en pocas palabras.
(288) a. He aquí que yo he caído al cepo: me encuentro en esta cárcel acusado, arruinado,
vilipc_ndiado; e11 una palabra: hecho polvo. [F. Ayala, El fondo ,le/ vaso, 204)
b. Evaluamos los sentimientos, los fomentamos o reprimimos, inventamos sentimientos
nuevos que se adecuen a nuestros valores. En dos palabras, elaboramos una vida
aíectiva que se aleja cada vez más del determ inante biológico o computacional. [J.
A. Marina, en ABC Cultural, 10-1-1997, 61)
c. Los imaginativos empresarios también organizan seminarios de dos días en los que
enseñan a comportarse inocentemente y a evitar tics delatores. En pocas palabras:
cómo mentir sin que le pillen. [El Pals, 14-VII-1996, 27]
Los reformuladores en suma, en conclusión, "' en resumen ~, y en síntesis presentan el miembro del discurso en el que se encuentran como una recapitulación con
la misma orientación que los miembros anteriores y acorde con el significado de los
nombres que constituyen su origen: el primero muestra su miembro del discurso
como el 'resultado de una suma'; el segundo como una 'conclusión' de una serie
anterior; el tercero como un 'resumen' y el cuarto como una 'síntesis'.
(286) a. En España todo concurre a la exaltación del hecho sobre el pensamiento. Todo
Reformuladorcs
63.4.5.3.
En resumidas cuentas y otros reformuladores semejantes
Los miembros discursivos que incluyen en resumidas cuentas, en definitiva "" o
a fin de cuentas "' pueden ser una conclusión con la misma orientación que los
miembros anteriores reformulados.
(289) a. Déjese de sandeces, replicó Prullils; usted no es un poeta ni nada parecido; usted
es un contrabandista de poca monta, un confidente de la polida y en resumidas
cue11tas un mequetrefe. (E. Mendoza, Una comedia ligera, 293]
b. La vida en la selva templó cada detalle de su cuerpo. Adquirió músculos felinos
que con el paso de los años se volvieron correosos. Sabía tanto de la selva como
un shuar. Era tan buen rastreador como un shuar. Nadaba tan bien como un shuar.
En definitiva, era como uno de ellos, pero no era uno de ellos. (L Sepúlveda, Un
viejo que lefa novelas de amor, 50]
c. Hace unos años, cuando las empresas reducían sus plantillas, lo hacían: 1) porque
estaban apuradas; 2) porque esperaban, gracias a echar lastre, salvar al resto de la
tripulación. A fm de cuemas, había un rostro humano en el monstruo del despido,
y las cribas se hacían para sobrevivir. [V. Verdú, en El País, 18-V-1996, 64]
Pero también el primer miembro puede permanecer implícito y comportarse
estos marcadores como operadores discursivos más que como rcformuladores
(§ 63.1.4.2).
(290) a. Mundideo presentó los pagarés a Gloria.
-En resumidas cuentas, José, tú has tenido un protector, una buena alma, que te
ha socorrido. [B. Pérez Galdós, Gloria, 151]
b. Se trata de una mujer que al cabo de un año de matrimonio se da cuenta de que,
en definitiva, ha traicionado todos sus propósitos y toma una drástica decisión con
la idea de salvar los restos del naufragio. (ABC, 7-111-1996, 133]
,. Existe la variante defin;,ivamente: El partido dt anoche e:1111i6 nutl'lra memoria a pasear por aqud/().f libros dt tato dt
fo infancia J...Jy sus tn.stflat1lll: David co,ura Golit1t, la parábola dt los takntos, 14 deftnsa 11umantina, ti rico Epulón y ti
pobre lázaro. fa tottugo y la lkbre... Defuiiti.,'Omtnte. ti fútbol nos dtwt h't a la infancia (El País, 2·11-1996, 51).
11
T;ene como variante ,m [111 dt: cutnta.r: t Y t11 11 de c11e11ta1 qué pasór (J. J. Arreola, La fuia, 56). Otras variantes
son al fin dt cutnlas y a foral dt cuentos: Porqut, a in cuentaJ todos estos oficios, uicutn/JW y ~ han dtjado dt
ser la vmiadtra substancia de mi vida (A. Mutis, En,p,esas y t · acíot,a dt Maqroll ti GaVU!t'O, 1, 981, Yo si que nunca fw
un fll()Mlo dt gc,ieroso cú:sprtndimit1110. f)Ql"qUI! a fuwl dt cutntas un hombrr dt negocios no eJ u,u, ht rmana de la caridad
/.../ (F. Ayala. El fondo del ,aso, t881,
63.4.5.4
LOS MARCADORES DEL DISCURSO
4136
c. Maruja sintió una emoción sincera. Era, a fin de cuentas, el final de los días más
largos y atroces de su vida, el minuto más feliz. [G. García Márquez, Noticia de un
secuestro, 2971
En el caso de en definitiva y de a fin de cuentas no es extraño que el miembro
que los incluye constituya una conclusión contraria a la esperada de los miembros
discursivos anteriores que han sido recapitulados.
(291) a. Envidio muchos lugares de España por esas cosas de la tradición. Pero, en definitiva,
lo que más me gusta de Madrid es su desarraigo. [E/ País, 27-Xl-1996, 24]
b. Tampoco tiene espacio en la España civil la intransigencia dogmática de verdades
religiosas trasladadas al ámbito político, que se plantean como cuestiones de principio, cuando e11 definitiva tienen más arraigo en cuestiones de intereses. (G. Peces·
Barba, e n ABC, 16-X-1996, 3]
c. [... J iah. los curas «progre5)t, 4Cavanzados,., «dialogantes,., «liberales»... pero curas a
[111 de cuentas y nada más! [F. Savatc r, Misterio.s gozosos, 88)
d. Cualquier persona que entienda por separado lo que significan las palabras del
párrafo, se da perfecta cuenta de que, por muy altisonante que este sea, no dice,
a fin de cuentas, prácticamente, nada. (E/ Pal,, 29-IX-1996, 17]
Como después se verá con al fm y al cabo y despuis de todo (§ 63.4.5.6), en realidad y en el
fondo (§ 63.5.2), un uso habitual de a fui de cuentas será el de un operador con el que se recapitulan
miembros implícitos antiorientados con el miembro en el que se encuentra el marcador.
(292) a. Poco a poco, me voy tranquilizando. ¿Para qué necesito yo realmente volver a esa
choza? A fin ele cuentas esa cabaña significa la muerte y la soledad 1---J. [F. Savater,
Criaturas del aire, 7]
b. Tal vez por eso durante todo el año Sevilla es la Semana Santa; porque la Semana
Santa es, a fin de cuentas, el runrún del recuerdo, el recobrar viejas sensaciones f---1(A. Pérez Reverte, en El Pals Sema11al, 31-lll-1996, 53]
Tanto en (292a) como en (292b) se suponen motivos implícitos contrarios a la conclusión que
se presenta con a fm de cuentas.
63.4.5.4. En fin
El signo en fin, como se vio en (§ 63.2.3.2)," puede tene r distintas funciones
discursivas: adverbio temporal, ordenador y reformulador (Garcés 1996). Como reformulador recapitulativo -su función más habitual, sobre todo en el discurso
oral- , presenta al miembro del discurso que introduce como una conclusión de
otros miembros anteriores.
(293) a. Además del paraíso que Dios destina a los elegidos, ha de haber otro todavía mejor
para estos mártires de la patria1 para estos defensores de los grandes principiost
para estos que en primera línea han peleado por la esposa de Jesucristo, para estos
a quienes debe la sociedad su fundamento, para tu virtuoso y santo padre, en fin.
{B. Pérez Galdós, El equipaje del rey l os,. 255]
b. Son sólo algunos aspeclos de un libro abrumador de información, rico en sugerencias, férlil en explicaciones. Una summa proustiana, en fin , indispensable para quien
quiera adentrarse por la trayectoria vital de uno de los grandes genios del siglo.
IM. García-Posada, en El País, 17-X-1996, 40]
4137
Reformuladores
63.4.S.S
Es frecuente su uso en discursos pobremente planificados e n los que, después
de una divagación o una exposición demasiado prolija, se utiliza este marcador para
anunciar el término de una secuencia del discurso y presentar su conclusión.
(294) Querido amigo:
Quizá le sorprenda recibir estas líneas tan pocas horas después de nuestra grata
reunión en su casa, pero un incidente ocurrido durante la velada me h.a afectado de tal
manera que me veo precisado a confiarle mi preocupación. Ya sabe que detesto el
teléfono y que tampoco me apasiona escribir, pero tan pronto pude pensar a solas en
lo sucedido me pareció que lo más lógico y hasta elemental era enviarle esta carla.
Para serle franco, si Lobos no estuviera tan alejado de la capital (un hombre viejo y
enfermo mide de otra manera los kilómetros) creo que hubiera vuelto hoy mismo a
Buenos Aires para conversar con usted de este asunto. En fm, basta de exordios y vamos
a los hechos. (J. Conázar, Los relatos, 11, 143]
Como sucede con otros reformuladores recapitulativos, el miembro con en fin
puede tener distinta orientación a rgumentativa que los miembros recapitulados.
(295) a. Uno no debería nunca cometer el error de vivir en sitios en que tales cosas no
puedan hacerse o haya que empeñar la casa para hacerlas. Pero, en fin, allá cada
cual. IF- Savater, en El Pa/s Semanal. 1-Xll-1996, 14)
b. Siento tener por amigo un bestia, pero, en fin, eres un buen muchacho: lu solo defecto
es que coceas de vez en cuando. [B. Pérez Galdós, El equipaje tú/ n;y José, 24]
F rente a otros recapitulativos, con en fin se puede renunciar a expresar la con·
clusión, lo que en ciertos contextos crea, como efecto de sentido (§ 63.1.5), la impresión de resignación por parte del hablante. Esta conclusión implícita se com·
pre nde como orientada o antiorientada con el miembro anterior. En este último
caso, genera lmente en fin está precedido por pero.
(296) a. En diciembre le llevé el programa de esté año, aprobado por el patronato, las líneas
de adquisiciones, y la ministra me -dijo que le parecía magnífico; le pregunté si
pensaba que debíamos cambiar algo, reforzar algunas líneas, en fin ..., pero me dijo,
no. no, me parece todo absolutamente perfecto. IEI País, 18-IX-1994, 30] ,
b. Juana, su compañera, que, sonriente y discreta, ha estado junto a él en esta campana, no se decide. «Miramos casas y no se decide. En fin ...», se resigna. (El Pais,
3-111-1996, 18)
c. En cada departamento !del tren] hay dos personas; no es una delicia, pero ie11 fin!
11. Camba. El destierro, 87)
63.4.5.5. Total
El reformulador recapitulativo total se utiliza sobre tod o en el discurso oral
(Vázquez 1994-1995). Tiene dos usos principales. Con el primero, presenta el miembro q ue introduce como una conclusión después de una exposición que se presenta,
gracias al significado del reformulador, como innecesariamente prolija.
63.4.S.6
LOS MARCADORES DEL DISCURSO
4138
(297) a. No sé, la conocí en Holliday. Un día, bueno, el nueve de octubre. Bueno, yo la
conocí primero en verano del ochenta y tres. La conocí en junio pero quedé con
ella una vez. Nos vimos y quedamos para el domingo, i,no? Pero se fue a la piscina.
Total, que me dio plantón, loo? Y como yo me fui de veraneo en julio y ella se
iba en agosto, y ya no nos vimos hasta octubre. Y estaba yo por Holliday. Total,
que ella fue la que llamó. Iba con Virginia, una amiga de ella, i,no? Y total, que
llamó y estuvimos hablando. (M. Ollero y M. A. Pineda, cds., Sociolingüfstica an·
daluza, 6, 21]
b. Muy querido amigo mío: Tengo pésimas noticias que comunicarle, pues hubo un
completo desbarajuste entre el Comité de Feria, la presidencia archimunicipal y la
Cámara de los Lores. Total, que no hay dinero para los Juegos Florales. (J. J.
Arreola, La feria, 158]
El segundo uso de total se corresponde con su utilización como operador discursivo. En estos casos, los miembros reformulados permanecen implícitos y total se
limita a reforzar como argumento el miembro discursivo que introduce.
(298) a. Como ya no tenía tren hasta muy tarde me decidí a ir andando. Total, no son más
que nueve kilómetros y, si me cansaba para volver, cogía el de las siete en Pedernales. [R. Sánchez Mazas, lA vida nueva de Pedrito de Andía, 267]
b. - Monten las escopetas. Más vale andar preparados -ordenó el gordo.
.....i,Para qué? Es mejor llevar los cartuchos secos en las bolsas.
- Yo doy las órdenes aquí.
- A su orden, excelencia. Total, los cartuchos son del Estado. IL. Sepúlveda, Un
viejo qut leía novelas de amor, 97]
63.4.5.6.
Al fin y al cabo y después de todo
El significado de los reformuladores al fm y al cabo "' y después de todo indica que
el miembro discursivo en el que se encuentran tiene más fuerza argumentativa que
otros miembros anteriores antiorientados con él (Montolío 1992; Fuentes 1993b).
(299) a. Argumenté que mis dedicaciones académicas y arqueológicas no me permitirían ni
la permanencia ni la dedicación necesaria (para organizar el musco rural]. Pero mi
tío no aceptaba como buenas mis razones: al fm y al cabo, el año es largo, largos
los inviernos y los veranos, y hay muchos momentos en la vida en que es necesario
el retiro y el descanso. (J. M. Merino, 1.As palabras del mundo, 84]
b. El oro y la plata de algunos indianos, aunque infamaba, procuraba después de todo
goce y comodidad individuales. [A. Castro; tomado de De Kock 1991: 1, 66-67]
Las razones del narrador en (299a) contrarias a organizar el museo las presenta el tío con
menor fuer,.a que el argumento con al [i11 y al cabo, esto es, «et año es largo y hay momentos en
que es necesario el retiro•. En (299b) el argumento de que «el oro y la plata infamaban, tiene
menos fuerza que el argumento antiorientado con después de todo: «procuran el goce y comodidad
individuales».
Otros ejemplos:
41 39
Operadores argumentativos
63.S.l
(300) a. Un cuento narrado, efectivamente, por «un idiota, lleno de furia y confusión•. Pero
un cuento al fin y al cabo. [E. Lledó, Días y libros, 151]
b. Me toca escribir este artículo, que ustedes leerán a primeros del 96, poco después
de haber sabido que esta vez tampoco me cayó la lotería y de decinne que, después
de todo, es estupendo tener salud y trabajo[...). [M. Torres, en El País Semanal, 71-1996, 4]
Pero por lo general los miembros anteriores permanecen implícitos y los dos marcadores actúan
como operadores.
(301) a. No hable usted mal de los muertos; al fi11 y al cabo ya no están en este mundo y
no pueden hacernos nada. [J. J. Arreola. lA feria, 46]
b. Oh, no debes disculparte y, por favor, apea el tratamiento; después de todo, somos
colegas: la pluma nos hermana, al margen de otros vínculos espirituales de orden
general. [E. Mendoza, Una comedia ligera, 229]
Como operadores, presentan su miembro discursivo como más fuerte argumentativamente que otros argumentos contrarios que permanecen implícitos. Esto favorece que se utilicen frecuentemente en e l discurso para justificar un miembro
discursivo anterior (§ 63. 1.4.2). ,.
Por tanto, la diferencia entre:
(302) a. Juanito ha recibido muchos regalos. Es hijo único.
b. Juanito ha recibido muchos regalos. {Al fin y al cabo/después de todo), es hijo único.
reside en que en (302b) los marcadores al fin y al cabo o después de todo nos fuerzan a buscar en
el contexto un argumento que lleve a una conclusión contraria a la que conduce «ser hijo único,.,
por ejemplo, «Juanito es un maleducado•, algo que no sucede en (302a). Es decir, en (302b) se
comprendería que «Juanito ha recibido muchos regalos porque es hijo único, si bien existen otroo
motivos, aunque menos importantes, para no darle regalo algunoit.
63.5. Operadores argumentativos
63.5.1. Generalidades
Los operadores argumentativos son aquellos marcadores que por su signific~do
condicionan las posibilidades argumentativas del miembro del discurso e n el que se
incluyen, pero sin relacionarlo con otro mie mbro anterior.'º
"' Pero es1e sen1ido justificativo no existe en lodos los casos en los que actúan como operadores.
(i)
a. Lo suyo, qui-&. todo lo suyo, vislo a esta luz., no e,,: sino scñoritismo sublirnado, como al fin y al c:abo es
lo de Proust. (F. Umbral, Ramón y las ~'Unguardias, 199)
b. La chavala se quedó embobada al verme, que menuda percha, que menudo porte, que pan; modelo no
lenía prectO. Y k> cierto eli que más discretA que et abrigo ya es y. ,lesp11h de todo, si siempre me dio por
la ropa, ia san10 de qué hacerle ascos ahora a una americ¡ina de hucn corte! (M. Delibcs, Diario de un
jubilado, 761
* El advctbio al fm y o la posrre, aunque cercano en su íonna a al {ut y al cabo, conserva el senttdo originario de
sus componentes de «en último término•: Finalmenlt d()II Tadeo dijo que li Toni no ttttrobo ttt d ponte6n tampoco lo harla
8 d dla qut mm lt t'4nwra. con lo q11c, al fin y a la postrt. tmnin6 salihrdose con la suya. (M. Dclibes.. DiDrio de un
jubilado, 137].
"" El concepto de operador argumentalivo se debe a Ducrot ( 1983). Ahora bien, aunque DucrOI incluye entre los
operadores unidades que se encuen1ran integradas gramaticalmente en el sin11:1gma en el que aparecen, en el pres.:ntc
capítulo limitamos su uso a aqucllns signos que cumplen las coOOiciont:5 gramatic.les que se fijaron para tos marcadores
(163.1.3).
63.5.2
LOS MARCADORES DEL DISCU RSO
4140
Mie ntras q ue los estructuradores de la información, los conectores y los reformuladores" relacionan por su s ignificado el miembro del d iscu rso en el que se e ncue ntran con otro miembro
anterior, esta relación sólo tie ne un fundamento pragmático e n e l caso de los operadores. Ello
explica las muy distintas relaciones argumentativas que pueden tener su miembro discursivo y aquel
q ue lo precede.
Operadores argumentativos
4141
La segunda posibilidad consiste e n que el arg_umento de la «apariencja» no 5<:
encuentre explícito e, incluso, su inferencia a partir del contexto no sea fac1I. Aqu1
en realidad se limita a reforzar su argumento frente a otros posibles:
(305)
(303)
a. María nació en Beirut, pero, e11 realidad, es colombiana.
b. María es colombiana, porque, en realidad, sólo pasó en el Líbano unos pocos meses.
c. Los padres de María son colombianos y, por tanto, en realidad, ella es colombiana,
aunque naciera en Beirut.
d. Dicen que María nació en Beirut. De todas formas, en realidad, es colombiana
porque su pasaporte es de este país.
Los marcadores discursivos que son operadores argumentativos se pueden dividir en dos grupos según su significado: aquellos que refuerzan como argumento
el miembro del discurso e n el que se encuentran y aquellos otros que lo presentan
.como un ejemplo.
63.5.2.3.
Operadores de refuerzo argumentativo
63.5.2.1. Definición
El significado de estos operadores consiste esencialmente en reforzar como argumento el miembro del discurso en el que se e ncuentran frente a otros posibles
argumentos, sean estos explícitos o implícitos. De este modo, y al tiempo que se
refuerza su argumento, se limitan los otros como desencadenantes de posibles conclusiones.
63.5.2.2.
En realidad
El operador argumentativo en realidad presenta el miembro del discurso que lo
incluye como una «realidad» que se distingue de otro argumento que se muestra
como una «apariencia» (Fuentes y Alcaide 1996: 31-52) [---+ §§ 11.5.1.3 y 11.7.2].
Evidentemente, el argumento que representa la «realidad» tiene más fuerza para
conducir a unas conclusiones determinadas que el otro argumento.
El argumento de la «apariencia» puede encontrarse explícito:
(304)
Maruj a asumió una actitud e nsimismada que hubie ra podido confundirse con un completo abando no, pero q ue en realidad e ra su fórmula mágica pa ra sobre llevar la ansiedad. [G. García Márqucz, Noticia de un secuestro, 20)
Maruja tenía una actilud que «aparentemente,, consistía en un abandono completo, la «realid ad» era que constituía su fórmul a para sobrelleva r la a nsiedad .
En el fondo
Él la dijo mejor, desde luego, _pero en el fondo esa es la idea. [A. Mutis, Empresas Y
tribulaciones de Maqroll el Gaviero, 1, 771
La «forma» de decir la idea era mejo r, pero e l «fondo» es el mismo.
Pe ro lo habitual es que ese primer argumento pe rmanezca implícito e, incluso,
que sea difícil de inferir:
(307)
a. La lucha literaria no es, en el fondo, sino la conquista de la solemnidad. (F. Umbral,
Mortal y rosa, 178)
.
. .
b. A veces pienso que los artistas viven, en el fondo, una vida d1shnla a la real, que
es vulgar y despreciable, anodina. [J. Pcrucho, en ABC, 20-IX-1996, 521
63.5.2.4. De hecho
El operador argumentativo de hecho _(Fuentes.1994) introduce un mie mbro del
discurso como un hecho cierto y, constguientemente, con más fuerza argumef\lat1va
que otro argumento que se pudiera pensar como discutible o meramente probable.
-= Esta unidad 00 se hulla completamente gramaticalizada como marte:dor, de ah~ su idéntico significado en usos en
los que se encuentra integrada en la oración: . 7,¡ tt quMarcb o 1-'tr los partidos,., me d1ct:, ~,icanuu/u en el o,uJo_dt. qu~. fa
deje w a chamullar durante todtt ta santa tartlt: de mafdiro dialecto IF. Ayala, El hn:htzado, 170 .
de a I también
variaciones como:
(i)
•3
(i)
'" Recordemos, no obstan1c. que reformuladores como o WJ (§ 63.4.22), en todo caso(§ 63.4.4.3), m l'f!Swnidtu ctutnJa1
(§ 63.4.5.3), a fin d, cu<nlas (§ 63.4.SJ), ,n definitiva (§ 63.4.5.3.). ,n {m (t63.4.5.4), total (§ 63.4.5.5) y, sobre lodo, al fin
y al cabo (§ 63.4.5.6) Y.después de todo (§ 63.4.5.6) se utilizan como operadores en algunas ocasiones.
a. y en esta [estancia) cada día se sentía mejor, a punto que siguió postergando su retomo
a Lima donde en realidad no tenía nada que hacer. [J. R. R,beyro, Cuentos. 151
b. Compró un diario argenl¡'no, un alado de cigarrillos negros, y caminó despacio hasta
el hotel. En el cine de al lado daban d os películas que ya había visto. Y en realidad
no tenía ganas de ir a ninguna parte. [J. Cortazar, Los relatos, 11, 11)
El operador argumentativo en el fondo •2 presenta un miembro del _disc~~
como un argumento con mayor fuerza -por mostrar el '.<fondo,'. de una cuestión que otro posible (Fuentes y Alcaide 1996: 52-54). El pnmer miembro puede e ncontrarse explícito:
(306)
63.5.2.
63.5.2.4
a. y ustedes. por lo demis, en 1o.i primeros años eran iguales., hasta que llegó Ltnin, que era, r:n t./ fondo
dt tos /ondQS, un pequeño burgué.\. (J. Edwards, El origen dd m~. 149 1.
.
.
. .
b. Lo que notatia, tn ti fondo de ,rí mirmo, er-..t un pri.ncip;o dt: dcctpdón, de cansancio. una 1mpacienc1a de
termina r cuanto antes. jA. Muñoz Molina, l'ltnilumo, 41 9).
En su origen se halla el contraste enlre d .rondo,. y la •forma. o tambié n el del •fondo• con la «..--.uperfic-ie•:
a. ----i,Qué clase de crimen7
-Un crimen pasional tn d fo,ido, pt:ro intelectual tn t« forma . (J. J. Millás, El dewrden clt ru nombrt,
2
1/ondo dt su al~a debe alegrarse, y de fijo se alegrará, de vcrr.e libre de nosotras. !J. Valen, Morsumor,
h. ~
1861
63.S.3
WS MARCADORES DEL DISCURSO
4142
4143
63.6.1
Marcadores conversacionales
b. Pero, mientras tanto, dime: iqué es lo que, en concreto, se sabe del hombre?
[F. Ayala, El hechizado, 107]
.
.
.
•
El gobierno no puede seguir así, porque los nac,onahstas, en particular, desconf,an
de él. (El País, 23-V-1995, 54(
Es frecuente que e l miembro con de hecho confirme lo manle nido en un prime r miembro
discursivo:
c.
(308)
Carlos era muy tímido, y de hecho creo que lardé varios meses e n escuchar el sonido
de su voz. [G. Marrín Garzo, la vida nueva, 72]
Que «tardara varios meses en escuchar su voz,. confirma que «Carlos fuera muy tímido». Pero
1ambién son posibles orras relaciones argumentalivas:
No es demasiado habi1ual el marcador por caso, que posee un significado semejante.
(312)
(309) a. Con todo, afirmar que la era G riffith no ha concluido lodavía puede parecer una
paradoja: no es de hecho, una paradoja mayor que decir, en las primeras décadas
del siglo xx, que la novela vivía a ún en la era de Balzae. [P. Gimferrer, Cine y
literatura, 5]
b. En un reciente libro titulado Domingo de post-gueTTtl, el escritor norteame ricano
He nry Miller considera, con su cáus1ica ironía de siempre, los artículos del código
moral que rige, de hec/ro, la producción cinematográfica de Hollywood. [A Carpentier, Letra y solfa, 51).
63.6.
63.5.3.
(310)
a. La vida te obsequia, a veces, con deslumbran1es despertares: un día de lluvia, por
ejemplo. [M. Torres, en E/ Pafs, 25-X-1995, 64]
b. Había en Serrano una honda veta sentimental que le hacía añorar mucho a España
y, en concreto, a Madrid [ ... ). [F. Ayala, Recuerdos y olvidos, 382)
c. Hoy, que gobiernan las lenguas de arriba, en particular el inglés, las nuesrras, las
desleales a Roma, están recibiendo ese lrágala del que podríamos denominar la1ín
atlántico. [F. Lázaro Carreter, El dardo en la palabra, 348)
Aho ra bien, esta aserción general anterior puede no aparecer.
a. Muchas de las recien"res invesligaciones sobre la atención, la memoria, el aprendizaje
o las difere ncias metabólicas enlre los cerebros de hombres y mujeres, por ejemplo,
se ha n realizado utilizando esta nueva tecnología. [G. Casino, en El Mundo, 9-1111995, 45]
.. En oca.sionéS abreviado en la escritura con p.ej. o p.e.: Orucw,, &llo (656) que a menudo tmplt!amoJ ti ~ro fumro
cuando por las rr:lacWl1es de 1kmpo pudiua tener cabido ti antefWUJ'O, l!:!i:._ •Estamos aguardando o que k /nvJn1e (H hayo
f)OMI' nuatrm «¡uipajo a bordo- (Gili Gaya7"943: § 138). Con un uso semejanle a por qcnplo
en el discurso ~rito también se puede documentar el latinismo ~'t'rbigracia, por lo gcnc:ral abreviado como v.,r. o ~.g.:
lnon1ado) d bloqlJffJ paro
(i)
Marcadores conversacionales
Operadores de concreción
Los operadores de concreción presentan el miembro del discurso que los incluye
como una concreción o ejemplo de una expresión más gene ral (Fem ández 19941995). Tienen esta función discursiva los marcadores por ejemplo, "' en concreto y en
particular. ., Por lo general, el miembro en el que se incluyen sigue a un miembro
anterior que presenta esta generalización.
(311)
a. 1Los nacional istas( se a horran enrrar en a~~umentacio nes más compl~j~. Las de
Rodríguez, por caso, sólo tiene n de compleJ1dad la apariencia. [J. Juans11, El bucle
melancólico, 25]
b. De la popularid~d que estos arlículos de crílica y r_eflcxión alcanzaron da fe ~
pervivencia en nuestro recuerdo de algunas de sus piezas más memora.bles ~El
señorío de la R,., «Praxis», «A la moderna ultranza,., por caso- y la mteracc1ón
que los cscri1os de Lázaro Carreter establecieron enseguida con sus leclores. (D.
Villanueva, en ABC Culwral, 4-lV-1997. pág. 71
!médico), YOCablos de moda en la lengua general, como incidir.
prioridad, tn profu11didad. m[()ror nqatimmentt y otros culteranismos de la época; pero los hay estrictamente
proíesk>nales. El documento, ~-erbigrocia, insta con singular alarde antropomórfiro, al «estudio necesario de
toda la p01ología que acuda al hospital-.. (F. Lázaro Carrcter, fJ dardo tll la palabro, 4 IOJ
b. La cnunciactón del hecho oomo real puede referirse a los tres momentos de la acción verbal, o sea: al
presente, v.gr.: Juan VIENE; al pasado. v.gr.: Juan VINO; o al futuro, v.gr.: quitá (acaso, tal vez) VENGA,
VINIERA o VINIESE Juan. JRAE 1931: I 304 aj
1:. Abundan, claro es1á, en el pachucho cscri10
" Los dos últimos no se hallan totalmente gramatíea!izados.
63.6. 1. Generalidade~
La conversación constituye una forma de comunicación peculiar que determina,
o favorece la presencia de ciertos marcadores del discurso. "" Como hemos indicado
e n e l § 63.i .6, distribuimos los marcadores conversacionales e n cuatro grupos: 'marcadores de modalidad epistémica', 'marcadores de modalidad deóntica', 'enfocado res
de la alteridad' y 'metadiscursivos conversacionales'. Las cuatro clases se establecen
a partir de sendos tipos de funciones discursivas que se identifican en la conversación (si bien no todas son exclusivas de ella).
Además de cumplir una fu nción 'informativa' ('transa_ccional'), orientad~ hacia
el mensaje - fu ndamental y predominante en e l texto esenio- la conversac1on presenta una funció n ' inte ractiva' ('interacciona!'), orientada hacia el interlocutor. .,.,
Esta fun ción interactiva favorece, por ejemplq; el cambio frecuente del tema_ de la
comunicación y el uso de expresiones que indican que el hablante_ ha rec1b1do el
mensaje emitido por el oyente, o q ue ha comprendido dicho mensa¡e, o que desea
mantener el contacto comunicativo -o conservar su turno de palabra-, etc. (8rown
y Yule 1983: 1t-13). Varios marcadores del discurso reflejan, así, )as operaciones_
que acabamos de describir (ya, sí, bueno, eh, este, etc.). Se trata, en lmeas gene rales,
de los marcadores que denominamos 'metadiscursivos', que sirven para estructurar
• Sobre el concepto de 'conversación', su 1ipología, los aspectos lingüfsticos y paralingüíst~ relaetonados con cll11,
ele.. existe una hibliografia muy amplia. que revela lo complejo de: su caraacrizadón. Véanse, por CJCmpk). Gumpen 1982;
André-l..arochebouvy 1984; Atkinson y Heritage 1984; Kerbrat-Orecchioni 1990-1994: Roulct y otros ~985: Galhudo. 1996:
Tusón 1997; Briz 1998; ele. En el presente capítulo nos limitaremos a destacar k) que resulta cs1ncu11men1e pcmnente
para el análisis de k'5 marcadores discursivos.
.
.
., La COl'IYCrsaci6n cumple una función informativa como, en genera~ ocurre oon todo 11po de dlSCUrso. De modo que el
lector podrá apn..--ciar que, tan10 en las oonven;aciones romo en los t~QS escrilos, comparece~ muchos de lo& marcadores q.uc
hemo& incluido en los apart~ precedentes. 8 cieno. no obslimte, que, oomo se ha sci\éllaOO. oerws rnarcadorcs son m~ propeos
del discuoo oral que del e.-ailo: véast:, as~ m1onca ('ooned:or alf11..'1;t.'(lltiw): § 633.111~ flhom ew. si_('ronc:ctorcs rontraargumenlativoo': §l 63J.4.1 2-131 o"" frefoonuladc.- c,plic:11..a': 1614121 dilO ('reíormulador recufalMJ : f 63.4J.41 ""al freíormulador n:tapitulatM>': f 63.4j.5). e1c. Pa ocm parte., los ma.rc:adon:5 'metadi5cunM:>s ~rsacionales' eStán íntimamente relacionados con !al ·caruccuradores de bL iníonnación"que hemos analrzado (§ 63.2). en particular con pues ('estructurador comenUldor'). cuya pn,,er<Íll en el discuoo oral ya ,e ha wbrayddo (1 6.1.2211 y ron loo 'man:adoo:s de 1dormulacioo' (§63.4~
r
63.6.1
LOS MARCADORES DEL DISCURSO
4144
la conversación y que pueden convertirse, debilitado su papel, en meros soportes o
indicadores fálicos.
La función interactiva de la conversación determina igualmente el despliegue
de una serie de estrategias que señalan el enfoque o la posición que el hablante va
adoptando con respecto al interlocutor (amigable, por ejemplo, o distanciada)-función que cumplen particularmente los 'enfocadores de la alteridad', a veces próximos
a las interjecciones y los imperativos (mira, oye, etc.)--; estas estrategias se encuentran relacionadas con las de la llamada 'cortesía verbal' (Brown y Levinson 1978;
Haverkate 1994), la cual puede ser 'positiva' o 'negativa', según que refuerce la
' imagen positiva' o proteja la 'imagen negativa' de los interlocutores. "" Algunos marcadores del discurso se constituyen, así, en señales de 'cortesía positiva' (hombre,
bueno, etc.) o de 'cortesía negativa' (por favor, etc.).
En un breve fragmento de una de sus novelas, J. C. Onetti ofrece una muestra de algunas de
las estrategias de acercamiento al interlocutor; se trata de expresiones emparentadas con los 'marcadores del discurso de modalidad epistémica' que indican el acuerdo con el oyente {los marcadores
de 'evidencias') y que vienen a coincidir con los 'enfocadores de la alteridad' en cuanto partículas
de aproximación entre los hablantes:
(313) -Entiendo, clnro esiá, seguro, natural, lo que yo pensaba -iba diciendo en las pausas, alegre
y discreto como si prestara dinero a un amigo. [J. C. Onetti, El asiillero, 42 y ss.)
En la conversación (y en todo discurso que incorpore o integre al hablante) se
actualiza también, por otra parte, un conjunto de actitudes de este en relación con
el conte nido de los mensajes que se intercambian, actitudes que se consideran manifestaciones de la 'modalidad' [-+ §§ 11.4, 49.l y Cap. 50), término polisémico que
suele oponerse al de 'contenido proposicional' (Lyons 1977: 155-161; Palmer 1.986)
y que marca la distinción entre «lo dicho» (la 'proposición') y la actitud subjetiva o
la 'fuerza inlocutiva' [-+ § 60.1) con que «eso se dice» (la 'modalidad'). w
Los contenidos modales pueden expresarse por procedimientos verbales diversos (Benveniste:
1974, 85; Palmer: 1986, passim): la entonación y otros rasgos suprasegmentales; '"' ciertos morfemas
verbales o ciertos verbos auxiliares 1- § 51.3.t]; algunos tipos de palabras, 1" 1 especialmente, un
amplio número de marcadores del discurso (claro, desde luego, etc.), etc. "u
• Las eslrategias de la 'cortesía positiva' refuerzan la 'imagen positiva' del hablan1e (van dirigidas a provocar que los
actos o las palabras de est~ sean aprobados); entre ellas ~ cncu1.:ntnm i;I cmploo de varMJS tipos de elementos verbales
que expresan el acuerdo con el interlocutor, o el uso de ciertos signos «atenuadores- (hedgtr) -algunos de ellos son
marcadores del discurso-, etc. (Brown y Levinson 1978: 112-11S). Las estrategias de la 'cortesía negativa', en cambio.
protegen la 'imagen negativa' del oyente (cstAn cncaminadu a no eontrariar su voluntad o sus deseos) (Brown y l.evinson
1978: 129 y ss.); entre los procedimientos para expresar 'cortesia negativa' se hallan los aclos de habla indirectos; el empico
de ciert0& signos •atenuadores• (hedg,ts) -entre el~ algunos marcadores-, etc. (Brown y Lcvimon 1978: 145 y ss.). La
'cortesía negativa' es la davt de la conducta respetuosa; la 'corte$Í8 !X):Sitiva' se manifies1a, más bien. en la actu:.teión
verbal ..ramiliar• y •chistosa•. Los autores citados comentan que en las lenguas indoeuropeas. las estrategias más habituales
son las propias de la ·cortC$Ía negativa' (Brown y Lcvinson 1978; 129). Otros au1ores, sin embargo. limitan esta importancia
de la oonesía negativa a la cullura anglosajona y hallan tamb.tn en culturas como la española abundantes reflejos de la
cortesía po.tjtiva (Vizquez 1995).
., a. la distinción entre modus y didwn en Bally 1942 (-+ H 11.4-5); vünse, para la aplicación del concepto de
modalidad a los marcadores del discurso tn español, Barrcnechea 1969 y Portolés l99J: 155.159 y nn. Véase, asimismo,
más adelante. n. 102.
.... En español, por ejcmpto, a los enunciados interrogativos absolutos les corresponde un fonema final asctndcnic
-con anticadcncia-, mientras que a los enunciados declarativos se les asigna, en general, un 1onema descendente -oon
cadeocia
§§ 61.1.4 y 6t.3.tJ.
~ Adjetivos como pOlibk, probabk. seguro, ei1tk111e, ciato, etc., que íorman parte de oracK>nes atributivas: a posiblt
qu~... ele. 1-+ §§3.6.1.1 y 32.U.I).
llll Para los marcadores del discurso que expresan modalidad, véanse Barrenechea 1969; Fuentes 1991; Martín Zorra·
quino 1991. 1993, 1994a, 1994b, 1994<::; Porto!& 1993; Fuentes y Alcaide 1996, etc.
r-
4145
63.6.1
Marcadores conversacionales
Establecemos dos grandes tipos o clases de modalidad (Palmer 1986: passim ):
1) la ' modalidad epistémica', que se refiere a nociones que guardan relación: a) con
la posibilidad o con la necesidad, b) con la evidencia, sobre todo a través de los
sentidos, c) con lo oído decir o lo expresado por otros, etc., y 2) la 'modalidad
deóntica', que incluye actitudes que tienen que ver con la voluntad o con lo afectivo.
Entre los ' marcadores de modalidad epistémica' podemos contar a en efecto, claro,
por lo visto, eic., y, entre los 'marcadores de modalidad deóntica', incluimos a bueno,
bien, etc. "'1
Algo que debe subrayarse en relación con los grupos de marcadores conversacionales establecidos es que, a pesar de que renejan funciones claramente delimitadas, no constituyen «comparli·
mientos estancos•. Ello se debe, esencialmente, a dos razones: de un lado - ya se ha indicadociertas funciones están estrechamente relacionadas entre sí (es el caso, por ejemplo, del 'enfoque
de la alteridad' y tanto de la 'modalidad' que expresa 'evidencias' como de la ' modalidad deóntica');
de otra parte, los propios marcadores son, frecuentemente, polifuncionales (sería el caso, por ejemplo de bueno). En la conversación, dicha polifuncionalidad se ve favorecida, además, por el papel
extraordinariamente relevante que cumplen los rasgos suprasegmentales, que se superponen a las
partículas discursivas (sobre todo, ta entonación, pero también, las pausas, la cantidad silábica, el
acento, etc.). En efecto: otra propiedad peculiar de los ' marcadores conversacionales' es et hecho
de que se trasmiten por un canal oral, lo que permite matizar su función mediante los rasgos
suprasegmentales adecuados (cf. el § 63.1.3.3).
En lo que se refiere a las propiedades gramaticales de los marcadores, ha de subrayarse también
que los 'marcadores conversacionales', aun ajustándose, en líneas generales, a las descritas(§ 63.1.3
y ss.), favorecen, en ciertos grupos, algunas más. Nos referimos a que a menudo se presentan
duplicados (oye, oye; claro, claro; mira, mira, etc.) -expresan, en ese caso, una int.ensificación-, y
a que suelen comparecer en posición contigua, en relación con un solo miembro del discurso:
(314) - Desde luego, oye, me han dado un susto horrible, mira.
Finalmente, debe recordarse, asimismo, (cf. el § 63.1.3.10) que los marcadores conversacionales
pueden constituir muy frecuentemente, ellos solos, un enunciado, e incluso llenar un tumo de
palabra o una 'intervención':
(315) A: - Has adelgazado.
B: - Desde luego.
Recordamos al lector que, según hemos indicado ya en el § 63.1.5, la unidad mínima 09nversacional se compone de un par de 'intervenciones' realizadas por sendos hablantes. Hemos denominado a la primera, 'intervención iniciatíva", y a la segunda, 'intervención reactiva'. Cada una de
las 4 intervencioocs' puede estar integrada por uno o más 4enunciados'.
'°"
En el ejemplo que ofre-
cemos a continuación, el hablante A emile la 'intervención iniciativa', constituida por un 'enunciado',
y el hablante B profiere la 'intervención reactiva', que incluye, a su vez, dos 'enunciados':
(316)
A: - Hace un calor terrible.
B: -Claro. Estamos en pleno verano.
1
.-, U1ilizamos los términos 'epistémica' y 'deónlic.t' ~r,¡ caracterizar la 'modalidad' 5iguiendo a Palmer (1986). Para
ser más precisos, quizt debcrta habhtrse de modalidad 'doxok)gica' y dc moda!Kfad 'directiva' o 'volitiva', respectivamente.
Los términos 'epistémioo' y 'deóruioo' son, tc.WI todo, muy frecucnld para referirse a la modalidad. y, en concreto, a los
1u1uí llamad<». marcadores del discurso (cf. POJrolés 1993; Haverkatc 1994, etc.).
t1M Algún :,mtor prefiere deno,ninar a lo que.aquí se llamit 'imtrveocióo', 'contribuciún', y a lo que aquí se consKknt
'enunciado', ·intervención' (Bauhr 1994: 84-86). Todos CStO!i términos nos parecen vil idos. Lo importante es dis1inguir cnire
..conjunlo de palabras que llenan un 1urno de habla• ('intervenóón', según nueMra propuesta) y 1'CQnjunto de palabras
entre pauw que cmile un locutor dentro de cada turno t.le h®'ai. ("enunciado').
63.6.2
LOS MARCADORES DEL DISCURSO
4146
63.6.2. Marcadores de modalidad epistémica
63.6.2.1. Generalidades
Los 'ma rcadores de modalidad epistémica' se utilizan, fundamentalmente en
enunciados declarativos: afectan generalmente a un miembro del d iscurso qu~ es
-o forma parte de- una oración 'aseverativa' o 'enunciativa' (tanto afirmativa
como negativa) [-> §§ 49.1 y 60.1.3].
4147
63.6.2.2
Los marcadores de modalidad epistémica p resentan una amplia versatilidad dislribucional (§ 63.1.3.2).
Su posición no determina inequívocamente, sin embargo, cuál es el segmento más afectado por
ellos: la inlerpretación del ámbito semánti<:o de las partículas discursivas depende, en buena parte,
uc los rasgos suprasegmentales (cf. Barrenechea 1969: 42). Veamos el ejemplo siguiente, donde un
mismo marcador comparece en tres posiciones diferentes:
(320)
Cuando los marcadores epistémicos aparecen en construcciones interrogativas o imperativas se
trata, en realidad, de enunciados cuya fuerza inlocuiiva es declaraliva (constituyen asenos). Así
sucede cuando se emplean en preguntas de tipo 'retórico' o de tipo 'aseverativo', que equivalen a
aseveraciones (Martín Zorraquino: 1994c, 569-571) (-- §§ 61.5.2 y 62.3.3):
Marcadores conversacionales
a. Por lo visto, a Julián lo han admitido en el club.
b. A Julián, por_ lo visto, lo han admitido en el club.
c. A Julián lo han admitido en el club, por lo visto.
En los tres casos precedentes el marcador afecta a todo el conjunto de palabras que lo acompaña. Para señalar que la partícula discursiva ·se refiere especialmente a alguno de los elementos
(317)
a. lQuién, por supuesto, puede dejar de quererte? (= Nadie, por supuesto, puede dejar
de quererte)
b. Usted, claro, sabe dónde está la plaza del Pilar, lvcrdad? ( = Usted, claro, sabe con
seguridad dónde está la plaza del Pilar)
.
Así. ocurre también cuando est?s. marcadores comparecen junto a oraciones interrogativas o
imperativas que representan la repetición de un fragmento de discurso previo (la repetición de una
pregunta o de una orden). En esos casos, los enunciados tienen igualmente una fuerza inlocutiva
declarativa, ya que, al reiterar la pregunta o la orden, lo que implican es la declaración asertiva
sobre la necesidad de dar una respuesta o de cumplir lo ordenado o propuesto (Martín Zorraquino
1994c: 572-574):
(318)
a. Claro, mujer, lquién te ha robado el bolso? [= Claro, mujer, es necesario que digas
quién te ha robado el bolso]
b. Por supuesto, coge el paraguas. ( = Por supuesto, debes coger el paraguas)
Los marcadores e pistémicos constituyen, ellos mismos, una aserción, que refleja
cómo enfoca el hablante el me nsaje que el marcador introduce -o en el que comparece-, según que dicho mensaje se considere, por ejemplo, 'evidente' (desde luego), 'conocido a través de otro' (por lo visto), etc.
Para esta función discursiva de ' modalidad epistémica', los marcadores, pueden a lternar con
pueden venir a equivaler a- otros procedimientos expresivos: verbos realiutivos (percibo yo,
"'!tífico yo, confvmo yo, me da la impresión_, cte.) ¡-. § 60.1.2.1], construcciones verbales copulativas, cuyo predicado nominal guarda relación con algunos rasgos sémicos del marcador (está claro,
claro está, etc. 1--.. §§ 32.2.2.1-2]), incisos, etc. Véase el ejemplo siguiente, donde pueden contrastarse las expresiones aludidas:
~
(319)
a.
b.
c.
d.
Juan, claro, vendrá el lunes.
Confim10 que J uan vendrá el lunes.
Está claro que Juan vendrá el lunes.
Juan vendrá _.,,,tá claro- el lunes.
Ahora bien, mientras que los otros tipos de sintagmas designan siempre «estados de cosas• o
•hechos• -pueden ser negados, como fragmentos del discurso, por ejemplo-, los marcadores
const1t~yen una predicación secundaria, marginal, que rcOcja un cierto juicio .cmetalingüístico», en
la medida en la que apunta a un segmento del discurso (a lo dicho con palabras), o a lo que se
halla implícito en la mente de los interlocutores, más que, directamente, a la realidad extralingüística
(cf. Martín Zorraquino 1994c: 569 y s.), y se ajustan a propiedades gramaticales y significativas
específicas(§§ 63.1.2, 63.1.3 y ss., 63.1.4 y ss., 63.1.5).
del grupo, habría que destacar mediante los rasgos suprasegmentales a este:
(321) a. Por lo visto, a Julián LO HAN ADMITI DO en el club.
b. A JULIÁN, por lo visto, lo han admitido en el club
c. A Julián lo han admitido EN EL CLUB, por lo visto.
Las partículas discursivas que, en español, expresan modalidad epistémica y que,
al mismo tiempo, se ajustan al estatuto de ' marcado r' que hemos definido en el
§ 63.1.2 y ss. pueden ser de dos tipos: 1) las que indican «evidencias» (que tienen
un papel muy importante en la interacción comunicativa) (en efecto, claro, desde
luego, etc.), y 2) las que orientan al interlocutor sobre el origen del mensaje que
introducen o e n e l que comparecen (por lo visto, etc.).
63.6.2.2. Marcadores de evidencia: funciones pragmáticas y tipos de unidades
Los marcadores q ue expresan evidencia se interpretan pragmáticamente como
reforL.adores de la aserció n (lo que implica que muchos de ellos - no todos- puedan re iterar el miembro al q ue remite n -o inti¡nsificar a sí o a 110- tematizándo los
con que: claro que lo sabe; desde luego que s(por supuesto que no, etc.) (cf. Barrenechea 1969: 49-58). A partir de esa función, estas partículas pueden desarrollar
o tra mucho más importante en la interacción conversacional: la· de desenca~enar
procedimientos de cooperación entre los interlocutores, señalando el acuerdo entre
estos e n relación con e l mensaje que se intercambian. Constituyen, así, una clave
impo rtante para que la conversación progrese de modo eficaz y amigable (pueden
reflejar estrategias de 'cortesía positiva') (cf. e l § 63.6.J).
El fundamento del despliegue de estas estrategias de cooperación radica en dos propiedades
de los marcadores de evidencia: 1) asignan una validez que tiende a ser general al sentido del
miembro del discurso que introducen o en el que comparecen (al presentarlo como •evidente•);
2) ratifican o confirman el mensaje que dicho miembro discursivo representa. Ilustraremos lo que
queremos decir con el ejemplo siguiente:
(322)
Desde luego, mi abuelo necesita gafas.
Al decir desde luego, el hablante presenta como libre de toda duda y perceptible para todos
que «su abuelo necesita gafas• . Y, además, ratifica o confimw que él mismo percibe dicha situación.
63.6.2.3
LOS MARCADORES DEL DISCURSO
4148
El oycnteJ a su vez, puede valorar o comentar toda intervención iniciativa como «evidente,., con·
firmando, en su répl ica, las palabras del interlocutor. Al hacerlo, muestra su acuerdo con este:
(323)
(326)
A: Mi abuelo necesita gafas.
B: DeMJe luego.
Así, pues, la expresión de un marcador de evidencia por parte del hablante apunta a la cooperación del oyente, pues le ofrece sus propias palabras (en cuanto evidentes) como implícitamente
compartidas por él. Por su parte, el oyente, al replicar con un marcador de 4<evidencia» establece
una estrategia cooperativa, pues confirma y co mparte -por •evidente•- lo dicho por el interlocutor. Veamos el encadenamiento de los mecanismos cooperativos del «acuerdo» conversacional en
el ejemplo siguiente:
(324)
1149
A: Claro, los precios han subido mucho.
8: Desde luego. Está todo carísimo, por supuesto.
A: E11 t!/ccto. Nosotros no gastamos ni una peseta.
Dentro de los marcadores que expresan evidencias, convie ne distinguir entre
los que no suelen tematizar con que al segmento del discurso que comentan y confirman (en efecto) y los que sí lo hacen (desde luego, claro, etc.). Los primeros remiten obligatoriamente a un fragmento del discurso previo cuya evidencia ratifican
y amplían o explican (son conectores). Los segundos comentan un miembro del discurso y lo valoran, como veremos, e n relación con diversos factores (son habitualmente conectores, pero pueden presentar tambié n el significado característico de los
(327)
a. - Y el año 29, con motivo de los sucesos de Valencia, creo recordar que también
estuvo usted en la cárcel.
-Efeclivamenle, entonces estuve tres meses y sufrí veintidós días de rigurosa incomunicación. [J. Carabias, Crónicas de la República, 35]
b. La Restauracíón significó sobre todo la «curación• de una época social e históricamente anormal; «reanudar la historia de España», dijo Cánovas, y efectivamente
su propósito era entroncar con el torso varias veces centenario de esa historia.
(J. Marías, España antt la historia y ante sí misma /1898-1936), 24]
Marcadores de evidencia (!): en efecto y efectivamente
El marcador en efecto es el más representativo del primer tipo aludido (cf.
Barrenechea 1969: 54-57; Fuentes y Alcaide 1996: 115-123). Remite al discurso precedente, o a las creencias o conocimie ntos que los interlocutores comparten, destacando lo evidente de la justeza de las palabras emitidas -o de los pensamientos
compartidos--, al tiempo que introduce un segundo miembro discursivo que confirma el fragmento anterior -o lo que se halla implícito en la conversación o, en
general, en el discurso- y lo amplía (o lo explica).
En cierto modo, este tipo de marcador está relacionado con lo.s conectores que reformulan
(§ 63.4), e n la medida en que, al destacar la •exactitud• o la •justeza• del miembro del discurso al
que se refiere, propicia una nueva formulación que venga a coincidir (en su sentido) con la emitida
previamente;
í3.6.2.4. Marcadores de evidencia (JI): desde luego, por supuesto, naturalmente,
claro, sin duda
El resto de los marcadores epistémicos que expresan evidencia admiten la com>inación con que para reiterar un miembro del discurso preced_e nte (claro que lo
·abe; desde luego que sí; por supuesto que lo ha dicho, etc.).
lll'I Son comparables a en efeclo, en CUlinto :ti senlido que presentan y a la función pragmática que desempeñan,
lcmenlOl!i como aoctamem~ y uacto, jus,a,~nJe y jw to, etc. Estas unidades no se at ienen, sin embargo, al estatuto de
nareádor del d~urso que hemos aco111do (cf. el f 63. l.2 y ss.). S°'1 más propiamente designliltivas: en su significado remiten
lo «exacto» u a kl •jui.1~ (de j wltza, no de junicia). Y no reflejan una gramatte:31iiación complc1a. De hecho, pueden
¡adua~ (IOlalmtnle (.xacto) e incluso pueden ntgarse:
{i)
(325)
a. Rafael Lapesa ( ...) representa ante la sociedad española el testimonio de la tradición
liberal y de lo mejor de nuestro pasado más inmediato. En efecto, Lapesa es el
único filólogo aún felizmente vivo del Centro de Estudios Históricos que creó la
Junta de Ampliación de Estud.ios. [F. Abad Nebot, en El Pals, 8-11-1998, 7]
b. El progreso, pues, estaba unido de forma estrecha al mar. Pero de t i no procedían
únicamente beneficios. En efecto, las actividades de intercambio propulsadas por la
capacidad náutica no dieron como resultado la disminución de condiciones de vida
miserables, sino qu e ( ...) incentivaron el proceso de las desigualdades sociales que
había consagrado la organi,.ación colectiva bajo la forma de Estados. p. Alvar, «La
ciudad y el mar-, Revista de Occidente, n." 143, 1993, 73 y s.J
En el último de los ejemplos considerados (326b), en efecto confirma que «del mar no procedían
inicamente beneficios•. A modo de demostración de esa confirmación, el autor (el hablante) inroducc, a conlinuación, por medio también del marcador, un fragmento de discurso con el que
,xpone, desvelándolos, cuáles son los hechos, las circunstancias o los dalos que implicaban, en la
inligüedad clásica, que «del mar no procedían únicamente beneficiosi,,. ,os
Presenta clara afinidad con en efecto, el adverbio oracional efectivamente (que muestra una
:vidente 'desemantización' - no equivale, por ejemplo, a «con efectividad•) (es más coloquial que
·n efecto, si bien la preferencia por uno u otro signos puede depender de factores idiolectales). He
1quí dos eje mplos con efectivamente:
operadores).
63.6.2.3.
63.6.2.4
Marcadores conversacionales
A: Estáis encantados con vuestra hija.
B: En efecto: es una monada.
En efecto se emplea, no sólo en la conversación, sino también, muy frecuentemente,
en el ensayo. Sirve, en este género, para introducir un fragmento de discurso que muestra, desarrollándolo, lo expuesto previamente (el mareador permite inferir que las palabras que le siguen confirman el sentido de las que le preceden):
- (...] se observa la d~parición de ocho o dici kilos.. i.Eiito e., el résultado de la die1a vegetariana?
- No. no aae1amt!11te. He adelgazado úhimami:ote porque respeto las incompc1tibili<htdcs de los alimentos.
(Hola, n.• 2546, 27-V-1993,
941
También cumple la función discun1iva 4ue comentamos el demostrativo neulro t.w, que tampoco
r•maticalizado, pues admite especificadores (como mismo: tS<> mismo):
(ii)
~
halla totalmcnle
a. Dm1111s10: ( ...) iAh! Ahora me parece que veo algo. (...) i.Son tres lucecitas que hay allí á lo lejos?
DoN ROSARIO: Sí. ¡Eso! JEw.' IM. Mihura, Tm sombmo.,· ,k copa, 64)
h. -{... ) A mediOOía vino la Josefina y me contó, confidencia, que don Jeremías llegaba csta noche a Sanla
Maña. A medianoche.
-Eso -confirmó Larscn-. Y ahora no hay nada que hacer. {J. C. Onctti, El ustillt!rv, KS)
63.6.2.4
LOS MARCADORES DEL DISCURSO
4150
Por otra parte, en cuanto al ámbito semántico en el que inciden, se comportan
a veces como operadores y, a veces, como conectores, pues un rasgo característico
de ellos es que evalúan la evidencia del miembro del discurso que introducen, o en
el que comparecen, en relación con datos que se hallan en el discurso o que están
presupuestos en la mente del hablante, o en la de los participantes en la conversación.
Vamos a ilustrar este aspecto con un ejemplo. Supongamos que un padre comenta de su hijo
lo siguiente:
(328) Claro, Pepito aprueba siempre.
4151
Marcadores conversacionales
63.6.2.4
para conti nuar el discurso), teniendo en cuenta el significado de estos, que vamos a tratar de
explicar.
Con desde luego se pone de relieve lo evidente del segmento discursivo al que
el marcador afecta en función de la propia experiencia del hablante o de las expectativas que este' tiene o se ha hecho sobre la realidad extralingüística.
Es decir, con dtsdt luego se confirma la evidencia del miembro del discurso en función de la
propia percepción -o experiencia- inmediata del.hablante o de la que_ se produce tras las expcc1a1ivas que este había ido albergando sobre la realidad. Por eso, la réplica con desde luego para el
enunciado Mi hijo ha crecido mucho encaja muy bien en un conlexto en el que el ~ablante B
manifiesta que ha percibido el crecimiento del hijo de A (Hace s,,,s meses que no lo ve,a Y lo noto
mucho más alto).
Con claro, el papá no sólo destaca y confirma como •evidente• que «Pepito aprueba siempre»
sino que, además, apunta a una explicación que aclara por qué se produce ese hecho (por ejemplo:
«porque Pepito estudia todo el año•, o • porque es muy listo• o •porque copia en los exámenes•
o «porque la maestra le tiene mucha simpatía• ). Es decir: claro se comporta en este ejemplo como
un conector; conecta el contenido del miembro del discurso que introduce con a lgún elemento
cotextual o contextual (lo dicho, por ejemplo, o lo que es conocido por los interlocutores). Analicemos, en cambio, un ejemplo como el que sigue:
(329) A: Fuimos de noche y no encontramos la casa.
B: Claro, siendo noche cerrada, en ese sitio, no se ve nada.
El man:ador claro funciona ahora, más bien, como un operador, pues enriquece pragmáticamente
las conexiones que los propios miembros del discurso establecen: sirve, entonces, esencialmente para
marcar el acuerdo entre los hablantes y para presentar la «evidencia• que expresa el miembro del
discurso que introduce, como • normal, clara, perceptible -comprensible-- por todos>.
Los marcadores más representativos de este segundo tipo de partículas modales
de evidencia son desde luego, por supuesto, claro y naturalmente.
(Este último signo refleja un claro proceso de 'desemantización' en relación con el adverbio
verbal homónimo noturalmtnte; el marcador naturalmente no puede parafrasearse como •con naturalidad• o • por naturaleza» y pasa a reOejar un significado de • procesamiento•.)
Estos marcadores se distinguen entre sí en virtud del tipo de comentario evaluador que reDejan, en relación con el miembro del discurso al que remiten. 111• Para
ilustrar esas diferencias utilizaremos el siguiente ejemplo:
(330)
A: Mi
B: a.
b.
c.
d.
hijo ha crecido mucho.
Dtsdt lu,go. Hace seis meses que no lo veía y lo noto mucho más alto.
Naturalmente. Le haces tomar un litro de leche al día...
Claro. Está en la edad.
Por supuesto. Y se ha hecho más sociable y está más guapo y todas las niñas lo
adoran.
A partir de una intervención iniciativa de A, hemos propuesto cuatro intervenciones replicativas
posibles de B (a, b, e, d) integradas por dos enunciados, el segundo de los cuales trata de indicar
lo que consideramos un contexto adecuado para cada uno de los marcadores (una forma congruente
..,. Sobre este tipo de marcadores aportan datos de imcrts Barrencchca 1969; Fuentes 19111. 1993c, 1993d; Martín
Zorraquioo 1991, 1994<; Ponolá 1993; Fuentes y Alcaide 1996: m-206, etc.
Con naturalmente, en cambio, la evidencia del miembro d~I discuCS? que se
confirma se evalúa e n relación con hechos que se hallan necesariamente vinculados
al contenido de este.
\
Mediante el uso de l marcador, se establece de modo explicito una conexión de necesidad
natural entre las inferencias que pueden deducirse del miembro que comenta el marcador y una
serie de circunstancias que se han expresado previamente o que forman parte de la e"\l"rienc,a _que
comparten tos interlocutores (por_lo general, a_dc_más, se tr~ta de fenó~cnos que tienen validez
universal que pertenecen al ámbtto del conoc1m1ento comun que se ttene de las cosas). En el
ejemplo que nos ocupa, el hablanle B confirma el crecimiento _del hijo de A conectándolo con el
hecho de que A te ha hecho beber un litro de leche al día, alimento, como,~ sabe, favor~dor
del crecimiento en los niños y en los adolescentes. El hablan te hace explicita esa conexión de
contenidos, a 1ravés del enunciado que profiere a continuación del marcador.
Claro, por su parte, recalca la evidencia del segme~to del discurso al q_ue remite,
estableciendo una conexión entre los elementos que mtegran su contemdo -y lo
que puede deducirse de ellos- y algún tipo de hecho, situación o circunstancia que
los justifican o los explican y que puede n recuperar_se a. través del contexto o del
conocimiento que comparte n los hablantes (que se mscnbe a menudo en el saber
general sobre las cosas).
·
Claro permite, pues, evaluar el discurso de modo parci:(do a como se hace con 11a111ralmente,
si bien ta conexión entre los contenidos que establece este ultimo marcador es más fuerte _que la
que fija clara (de ahí que nawralmentt pueda parecer más enfático). En el ~jemplo que ~ mentamos,
claro encaja bien en un contexto en el que el hablante B rattfica el _crecimiento _del h1¡o de A en
función de la edad: las personas crecen habitualmente has1a los 25 an~ y, espec1almen1c, entre la
infancia y el final de la adolescencia¡ la respuesta de B permite apreciar que_e~le interlocutor ha
percibido que la edad del hijo de A es precisamente la más apta para el crec1m1eoto.
Por último, por supuesto [-+ § 39.3.3) ra~ifica lo gue ~ infiere del segmento
del discurso al que remite como algo necesariame nte 1mphcado o impuesto en el
contexto comunicativo.
Es decir, con por suputsto, el hablante confirma la evidencia del mie!Dbro del discurso al que
ta pardcula afecta, como un hecho -o una situación, o una _cir~nstancta, etc.- sup~los obligatoriamente en ta mente de los interlocutores, con preferencia meloso sobre otras posibles alternativas, de ahí que se le suela asignar a este marcador especial énfa.slS (cf. D_uE 11: 1237)._ En el
ejemplo que analizamos, B confirma, con por supuesto, que el c_r~c1m1cnto del h1J0 de _A _es evidente,
porque, dadas las inferencias que se deducen del mcnsa¡e emu1do por A y el conoc1m1cnto que B
63.6.2.4
LOS MARCADORES DEL DISCURSO
4152
tiene de la realidad {el hijo de A es joven, por ejemplo, y está e n edad de crecer), dicho fenómeno
se impone como obligatorio en la realidad. En congruencia con ese dato, B prosigue su intervención
aportando otra serie de hechos que se encuentran coorientados argumentativamente con lo confir·
mado (parece que el hijo de A ha superado la timidez habitual en la adolescencia, y, por tanto, se
ha hecho más sociable, está más guapo y tiene mucho éxito con las chicas).
4153
Marcadores conversacionales
63.6.2.4
La relación que guarda desde luego con la esfera de yo favorece, asimismo, que, con este
marcador, el hablante destaque su propia actividad en relación con la de los otros (o bien, enfatice
un argumento, entre varios contiguos, como el más relevante):
(333)
Analizaremos a continuación estos marcadores con algunos de los efectos de
sentido que presentan (cf., para 'efectos de sentido', el § 63.1.5).
En una pared de la Sorbona vi un pasquín en que se proponía que los españoles
asistiésemos a una reunión para coordinar actividades y actitudes. No fuimos. Yo, desde
luego, no te nía nada que coordinar. 1R. Buenaventura, en El Semanal, núm. 548, 26IV-1998, 46)
No sólo se puede poner de relieve un argume nto mediante el uso de desde luego, sino la propia
detenninación del hablante:· una decisión. Desde luego es, así, frecuente en enunciados asertivos que
A) Desde luego '01
En la actualidad desde luego constituye un marcador de modalidad epistémica
de «evidencia», pero su orige n deíctico temporal puede explicar su adscripción a la
esfera de la percepción personal del que habla. Presentamos a continuación algunos
de los efectos de sentido más interesantes que presenta esta partícula. u11<
tienden a teñirse de una fuerza inlocu tiva directiva (con el futuro de indicativo, por ejemplo):
En la conversación, desde luego pone de relieve, en las intervenciones react.ivas, la confirmación
por parte del hablante del miembro del discurso al que la partícula se refiere (incluida en la
Desde luego, como veremos para todos los marcadores que expresan «evidencias», puede adquirir también un matiz concesivo, al introducir un miembro del
discurso que, al confirmar anticipadamente la opinión de un posible interlocutor,
sirve para salir al paso de una objeción previsible:
intervención iniciativa), como algo que ha sido percibido o experimentado -«vivido~
por él
mismo.
(331) - El 14 de abril sería uno de los días más felices para usted.
-Sí, desde luego, y tal era mi entusiamo, que el único dolor que sentía era no poder gritar
por las calles confundido con el pueblo. [J. Carabias, Cró,,icas de la República, 38]
Muy frecuenteme nte, quien replica utiliza desde luego tratando de adscribirse a la esfera de su
interlocutor; la partícula marca un acuerdo cooperativo, en el que el oyente trata de ponerse en el
lugar del hablante y le da la razón así, en sus argumentos:
(332)
MARIBEL: [ ... ] puede ser que después vaya a buscarme al bar donde me encontró, lno
le parece?... Aunque sea en otro plan, claro.
RuF1: Pues sí. A lo mejor va. Él parece quererte.
MARIBEL: Y yo podré tener con él una explicación. Y contarle todo ...
RuFi: Desde luego [M. Mihura, Maribel y la extraña familia , 212]
,.,. Esta partícula constituye una locución adverbial integrada por la preposición dad~ f-1>- H 10.7 y 48.7.1) y el
adverbio temporal deíctico fllego, que en la )engua clásica, y todavfa hoy en algunos dialectos del español (sobre todo. en
Hispanoam~rica), significa «al punto, al momento, en este mismo instante» (cf. Terreros y Pando 1786-1788: vol. 11, 479).
Actualmenle, tanto en el español estándar como en muchas variedades hispánkas., el valor temporal más común de luego
es «después• (Luego le veo; l uq, tt: lo aplico; Hasra luego, cte.). La base léxica que está en el origen de la locución
adverbial que nos ocupa ha quedado, pues., opaca. En d siglo xvm todavfa era posible, no obstante, recoger dt!Jde luego
con su significado tempora l propio («desde el instante mismo»); así lo documenta Terre ros y Pando. por ejemplo. Y lo
encontramos igualmente en la prensa de finales de ese siglo:
(i)
1... ) y esto supuesto, vaya dtsdt luego en hora mala todo mugeril encogimiento; sepase por todM, que ya por
fin, a pesar de algunos entecillos de niiwn nos hallamos de palas en el sig.lo ilustrado. (Diario tú Zaragoza,
n.• 11 1, IO,V-1197, 442]
En el espanot contemporáneo este empleo de datk luqo es prádicamente inexistente. Con todo. un escritor como
M. Azaña todavfa emp~ la cons1ruc:ción con el significado indicado:
(ii)
He procurado, en el curso de la entrevista, reducir las COAAS a lo más concreto posihle, y determinar al ministro
a que las ejecute desd< lu,go. IM. Azaña, OiariM, /932-/933. . Los cuaderno, robado,, 129I
... La vinculactón de dade luqo al ámbito temporal de la inmediatez parece mantencrSC latente en el español de
Argentina, donde según testimonio de algunas infom1antesbonaerenses, 5e empiea ctesde )'O por desde luqo como marcador
discursivo evidencia!; por ejemplo: iDesde ya que sos estúpida! !ejemplo tomado de la conversación real).
(334)
En primer lugar, no admitimos eso de provincias que usted dice. Vizcaya, Guipúzcoa,
ÁJava y Navarra para nosotras no son provi ncias, sino estados. Desde luego, estableceremos una República federal. [J. Carabias, Crónicas de la &pública, IIOJ
(335)
Si Gaona se hubiese ido a casar con una cupletista o con una bailarina, la cosa, dando
mucho que hablar, desde luego, no hubiera sorprendido; pero no se trataba de una
artista de este género. [J. Carabias, Crónicas de la República, 269]
B) Por supuesto recalca y ratifica lo que se infiere del segmento del discurso al
que remite como algo necesariamente implicado o impuesto en el contexto comunicativo.
Por supuesto admite el sufijo supe rlativo -/simo esporádicamente: por supuesr/simo. Dicho sufijo
parece reflejar un matiz intensificativo comparable al que imprimen la repetición o geminación
expresivas, tan frecuentes en los marcadores oonversacionales: por supuesto, por supuesto. Podría
argüirse que dicho sufijo es síntoma de una gramalicalización incompleta de la partícula, pero por
supuesto se ajusta, por lo demás, al estatuto de marcádor del discurso que hemos acotado en el
presente trabajo(§ 63.1.2 y ss.) [-+ § 4.4.6.l]. ''"
El marcador se presenta muy frecuentemente con un efecto de sentido Co_ncesivo (que ya hemos señalado como general e n los marcadores que nos ocupan).
Como se ha descrito para desde luego, uno de los e mpleos más frecuentes de por supuesto es
el concesivo: la partícula sirve para mostrar de antemano el acuerdo con el interlocutor, saliendo
al paso de una previsible objeción de este. Al introducir un miembro discu rsivo, que se impone,
por las inferencias del contexto comunicativo, en la marcha del discurso, por supuesto implica que
el hablante incluye en su intervención lo que piensa que está en la mente del oyente, real o imaginado.
"" Por rupualO es una locución adverbial que reneja el resultado de un proceso de gramaticalizadón a partir, probablcmen1c, del giro" da por supuesto. Beinhauer (1 978': 205 y s.) señala qué por suputrto, coincide en su significado
con 1wt1lltllmtnre y n.identemente: los t.res elementos se c.orrespondt:n, para el autor, con el alemán klbstva1l4ndfiéh.
Bcinhaucr apona también el dato de que en Sudamérica, junto a por supuesto, se usa por desconrado, sobre todo en el
giro eso, por dt:SC011rado, habitual como forma de afirmación. Por dacomado, en el español de España parece menos
fn.-cuente y más litt:rario quepo, supc,esw. Véase, con todo, Fuentes y Akaide 1996: 196 y s., doodc se comenta la presencia
de por dtsconrado en k>S materiales rooogidU'i: en el habla de Sevill a,
63.6.2.4
LOS MARCADORES DEL DISCURSO
4154
El segmento del discurso destacado puede muy bien formar parte de una serie de datos, personas, objetos, circunstancias, cualidades, etc., que están conectados entre sí. El uso del marcador
enfati1.a el elemento seleccionado, le da relevancia en la comunicación:
(336)
Ese abrigo largo lo cosieron aquí mismo, la noche del 21 al 22, las hermanas Molinero,
que son modistas. Y ayudamos a quitar hilvanes y a sobrehilar todas: mi hermana Irene,
mi cuñada Ana María, y yo. por stipue.s10. Fue la noche más larga de mi vida.
¡r. Urbano, La Reina, 262]
4155
Marcadores conversacionales
Uno de los efectos de sentido más habituales de este marcador es el de introducir una respuesta
más tajante de lo esperable por el interlocutor, tras una pregunta absoluta. Quien responde establece con na/uralmeme una conexión de necesidad entre alguno de los elementos que aparecen en
la pregunta y la propia aserción que impLica la respuesta:
(341)
a. --lLes hablas de nosotras?
-Na1uralmenle. Hablo de la felicidad que Dios ha concedido a España, y del glorioso reinado que se aproxima... [B. Pérez Galdós, Los Ayacuchos, 31]
b. - iAh! Pero iestabas ensayando?
Pero el valor que comentamos se presenta con mucha frecuencia, en el contexto comunicativo,
referido también a segmentos del discurso que no se hallan supuestamente incluidos en una serie
más amplia. Lo que resulta constante es la función discursiva de por s11pues10 de prever una posible
objeción o intervención del destinatario:
(337)
J_.;¡ raza gitana -dice- tiene algo especial para el flamenco. Más en el baile que en
el toque. Hay gitanos que son muy patosos para bailar, por sup,,es10; pero les pasa un
poco como a los negrns. T ienen un ritmo, un movimiento, un no sé qu~ interior innato.
[P. López, e n ABC Cul1urul, n." 65, 29-1-1993, 44 y s.J
El otro erecto de sentido que queremos destacar para por .mpuesro es el tipo de aserción
reforzada que refleja, en el curso de la conversación, como respuesta a preguntas absolutas. El
refuerzo viene determinado por el hecho de que el marcador recalca el sí o el 110 de la réplica
como la única alternativa posible de las dos a las que apunta toda pregunta absoluta. El hablante
parece querer enfatizar que su interlocutor no puede suponer otra cosa diferente de la que él
responde:
(338)
a. - En Francia se dice que los franceses tienen el corazón a la izquierda y la cartera
a la derecha: i.tiene corazón?.
-Por supueslo: cartera, mucho menos. [El Pals, 28-Vll-1996, 48]
b. - l Y aceptaría usted que una hija suya 1 dentro del consabido contraste de pare·
ceres, fuera a vivir con un hombre sin casarse?
- Por sup11es10 que no. [R. Montero, Cinco años de País, 18]
c. - i Hablaban de personas? - interrogó Farach.
- Por sup11es10 que hablaban -dijo Abalcásim ¡... [. [J. L Borges, El Aleph, 98]
Las alternativas posibles pueden venir expresadas explícitamente en la pregunta:
(339) - Ycndo al fondo de las cosas, i quién creéis que tuvo más influencia sobre Vuestra
Majestad, el general Franco o vuestro padre? [...]
-iMi padre, por supuesio! [J. L de Vilallonga. El Rey, 192 y s.)
Mientras desde luego se orienta hacia la esfera del hablante como punto de referencia evaluador
del acuerdo con el oyente, por supues10 apunta a los ámbitos de ambos interlocutores (lo que los
dos presuponen), y a menudo, como hemos visto, refleja una ponderación que tiene su origen en
lo que el oyente puede considerar implícito. En el ejemplo que sigue puede apreciarse cómo desde
luego se evalúa a partir de la experiencia del hablante y por supuesto, en cambio, se orienta a lo
que este y su interlocutor imaginario presuponen:
(340) - Necesitas descanso.
Callo y veo una playa larga, con una arena blanquísima, casi sin nadie, por s11pues10 sin
hombres, y desde luego sin Daniel. (F. G. Delgado. La mirada del airo, 94]
C) Naturalmenie
Naluralmenle se manifiesta en especial como un rotundo reforzador de la aserción.
63.6.2.4
-iNaluralmente! ¿Es que no se nota? Pues para que le enteres, dentro de unos
días debutaré como actor en un teatro de cámara. [B. Steel, A Tex1book of Colloquial
Spanislr, 182)
Naiuralmeme se utiliza también para destacar, al confirmarlo, un fragmento del discurso. En
este caso, el hablante pone de relieve dicho fragmento estableciendo alguna conexión de consecuencia necesaria entre alguno de sus miembros y algún dato deducible del contexto o del conocimiento que comparten los interlocutores:
(342)
a. - Los niños estaban muy graciosos. [... [ La Maestranza, 11aturalme111e, preciosa,
adornada y con bastantes mantillas. [J. González de Vega, A la sombra de Adolfo
Suárez, 253)
b. -1---1 para entonces [...) nadie podía relacionar ya la visita del Iider rumano con la
legalización del partido Comunista. Salvo el propio Carrillo, naturalmeme. ¡J. L de
Vilallonga, El Rey, 176]
Nawmlmenle se emplea a menudo, también, para salir al paso de una posible objeción o inteivención del interlocutor: e l hablante oonfirma, de antemano, las palabras de aquel. Este efecto
de sentido, concesivo, se produce especialmente cuando el miembro del discurso afectado por el
marcador se encuentra orientado contraargumentativamente en relación con el que le precede:
(343) a. - Hay bailaores gitanos, incluso gente no profesional, que tienen una gracia indecible, aunque apenas marquen el baile. Na111ral111e111e, no hace falta ser gitano para
bailar bien... [P. López en ABC Culwral, n." 65, 29-1-1993, 44 y s.)
b. -El arte no depende del objeto, sino del ánimo del sujeto que actúa y de la
sensibilidad del otro sujeto que lo percibe. Na111ralmer11e, lo que decide si ese gesto
de arte ha sido tal o no es la calidad de la obra. [J. J. Esparza, en Heraldo de
Aragó11 Suplemen10 Semanal, n." 290, 16-V-f993, 36]
c. -t...) Quizá... en cuestión de deporte, el vuelo sin motor y luego, en cuestión per·
sonal referente a la vida, el Seminario, han sido las dos cosas, cada cual en lo suyo,
na1uralme111e, que más huella me han hecho a mí. [M. Esgueva y M. Cantarero,
eds., El habla de la ciudad ¡le Madrid, 9]. ""
D) Claro
De los cuatro marcadores que venimos analizando el más frecuente e n la conve rsación cotidiana es claro (también se usa muy a menudo en los textos escritos).
Debe ser destacado, por ello, y por la variedad de contextos regularizables en los
º'
(i)
Jumo a 11aruralmente se usa muy coloquialmente, en lenguaje castizo, sobre lodo, el adjetivo adverbializado natural;
MELOUIADES: Pues le hago yo el amor, y to resuelto.
Tuuou1: i,Tú con esa menor? (Riau:lo.) iJa, ja, ja!
MELOUIADru.: iNotural. señor! Como ese cacho de tonta no ha 1cnido nunca quien la diga "'por ahí te pudras•.
pues en cuanto yo la insinúe tanto así, la incc:ndio, cae en mis brazos, se l)Onc de nuestra part~... fC. Arnichcs,
EJ amigo Melq11fada, 77)
63.6.2.4
LOS MARCADORES DEL DISCURSO
4156
41 57
Marcadores conversacionales
63.6.2,4
que aparece (no sólo, pues, por la riqueza de los efectos de sentido que despliega
en el discurso).
Al expresar un comentario que aclara o explica el mie mbro discursivo que comenta, presentando, además, esa explicación como perceptible o experimcntable por
todos (es decir, adscrita a la esfera de todos los interlocutores), claro se convierte
en e l marcador que permite desarrollar mayor número de estrategias comunicativas
de 'cortesía positiva': refuerza la 'imagen positiva' de los interlocutores, favoreciendo
la identificació n recíproca, la solidaridad, etc.
Como he mos indicado al presentar los otros marcadores que expresan eviden,
cías, también claro adquiere un sentido concesivo cuando comparece j unto a un
mie mbro del discurso que se orienta coatraargumentativamente con el que le pre,
cede. La partícula confirma anticipadame nte las palabras del posible interlocutor:
sale al paso de una previsible objeción, concediendo, de antemano, la razón al SU·
puesto oyente. Véanse los ejemplos que siguen:
Este efecto de sentido se percibe en muy diversos ámbitos comunicativos y difumina el papel
comentador de la partícula. En el juego de preguntas y respuestas, por ejemplo, puede apreciarse
la fuera cooperativa que ejerce claro, que se constituye, así, en la respuesta preferida por los
hablantes frente al lacónico si:
gilidad. Ni mucho menos. Claro, estas son cosas que uno ha sabido después. [V. Prcgo,
Así se hizo la transición, 97]
(344) El matrimonio, Goñi, es un ejercicio de paciencia, que te lo dice tu madre ... - y elevó
la voz de un modo desmedido, remarcando la frase-. Mucha paciencia tuve yo con tu
padre, hija mía, que de todo hacéis un mundo ...
-Sí...
-lCómo que sí...? Pues claro...
-Claro. [F. G. Delgado, La mirada del otro, 168)
Muy frecuentemente, con este claro reforzador de la aserción y que marca el
acue rdo con e l interlocutor, se re ite ra lo d icho previamente rematizándolo por medio de la conjunción que:
(345)a. - Allí era muy conocido.
-Creo que allí, hermana, y en oiras muchas partes del mundo - le aclaro deferente.
- iClaro que si. señor! - rectifica ella. [J. L. Olaizola, Viaje al fondo de la esperanza,
1931
b. -Claro q11e estoy enterado de ese horror -asiente el capitán Pantoja-. [M. Vargas
Llosa. Panraleón y las visitadoras. t 14]
c. - Me parece --dijo la hennanita menor a la mayor, después de oír cantata o recitación de poesías- que eso de soles de inocencill lo dicen por nosotras.
Y la mayor:
-Claro que con nosotras va Lodo eso. Lo de augustos ángeles lo dicen por las dos1
y lo de iris de paz por mí sola... porque a ti no te llaman iris... 1B. l'ércz Galdós,
Los Ayacuchos, 7]
En otros tipos de intercambio, claro muestra más nítidamente la clase de comentario evaluador
que refleja. Así, el ejemplo que sigue nos ofrece un uso de claro en el que la partícula pone de
manifiesto que el hablante se percata de algo (establece la conexión entre dos hechos):
(346)
P1u: Cállate ya y dime una cosa. ¿Vosotros cuándo os vais a casar?
MARlllEt: Él quiere cuanto antes. Los papeles ya están casi arreglados. Pero nos vamos
a caSllr en el pueblo donde tiene la fábrica.
Ptu: iAh, vaya!
MARIBEL.: Y lo hemos retrasado un poco hasta que la madre se ponga buena.
1'11,1: iClaro! iYa está!
N1Ni: ¿EJ qué ya está?
P1u: Que si no llaman a un médico, como sería lo natural, es porque la madre no está
mala, sino que lo finge. [M. Mihura, Maribel y la extraña familia, 1801
(347)
iPero si tenían miedo de cualquier cosa! De un encierro de doscientos estudiantes en
la unive~idad. de una huelga en una gran empresa. Tenían verdadero pavor, se ponían
en crisis interna. Eran muy frágiles, pero tenían unas apariencias que no eran de frn-
Este empleo concesivo de claro se marca con unos rasgos suprascgmentalcs
d iversos de los que acompañan a los o tros usos de la partícula.
Mientras que el claro de Claro que lo sé (véanse los ejemplos de (345)) queda destacado con
una subida del tono de la voz en la primera sílaba (la tónica), seguido de un descenso cadencia!,
el cloro concesivo se combina a menudo con una entonación suspensiva y, sobre todo, no alcanza
la subida tonal, en la primera sílaba, de aquel (como si fuera el «eco• de la entonación del inter•
locutor):
(348) a. Hablamos ahora de si le costó mucho o poco espa,iolizarse [... 1- • Me aceptaron, me
aceptasteis, enseguida. Oh, sí, claro, había quienes me miraban despectivamente:
' iGriega, fuera de aquí!' Pero también oía decir: 1 iViva la griega!',-. (P. Urbano, La
Reina, 170]
b. DoN ROSARIO: Esta es la habitación más bonita de toda la casa... Ahora, claro, ya
está estropeada del trajín... iVienen tantos huéspedes en verano! [M. Mihura, Tre•
sombreros de copa, 65]
Muy frecuentemente, este uso concesivo de claro va seguido de la conjunción que. En esto,
casos la presencia de la conjunción puede interpretarse de dos formas: o no está vinculada al
marcador (cf. el § 63.1.3.13) -ya que cabe incluir una pausa entre él y que algunas veces- o bien
la partícula tematiza con que al miembro del discurso que introduce, convirtiéndolo en una especie
de discurso «repelido» (el claro concesivo, sin que, refleja una construcción más acorde con la propia
elocución discursiva; el claro con que marca el resuliado de tematizar lo que se está diciendo como
si ya hubiera sido dicho). Este tipo de <claro + que concesivo> deSllrrolla, además, frecuentemente,
un efecto de sentido secundario, que consiste en reducir la fuena argumentativá del miembro
precedente. Va marcado claramente por el tipo de entonación del claro concesivo (compárense los
ejemplos propuestos a continuación con los incluidos en (345)):
(349) a. [...1 Usted pensó eso, del padre. Yo pensé, y lo sigo creyendo, que él y usted se
parecían mucho. Claro q11e es un parecido largo de explicar. [J. C. Onetti, El astillero, 961
b. Pepe tuvo que vender hasta sus tierras de Italia, que pasaron al Estado español con
el ducado de Sesto incluido, que se perdió aunque le dejan usarlo hasta que muera.
Claro que no lo perdió todo. fR. de la Cierva, El triángulo. La dama de Montmanre,
403)
c. «[ ...) dentro de dos o tres años[ ...) [el obispo] podría volver. Claro que no a Bilbao•.
[V. Prcgo, As/ se hizo la transición, 106]
En fin, como las partículas que expresan evidencia y señalan, por tanto, el
acuerdo con e l interlocutor, claro pueden indicar también, mediante la asignación
63.6.2.4
LOS MARCADORES DEL DISCURSO
4158
de los rasgos suprascgme nta les adecuados, desacuerdo (muy frecuente mente, po r
medio de la subida del tono de la voz en relación con el resto del discurso, seguida
del descenso tona l con final suspensivo). He aquí un ejemplo oportuno:
(350)
MARIBEt.: ¡... ¡ iSi vierais el cariño que le tengo yo a doña Paula!
P1u: Claro, claro, es natural... Todo es muy natural.
MAR/BEL: No sé por qué hablas con ese tono, Pili. [M. Mihura, Muribel y la extra,ía
familia. 1691 "'
E) Si11 duda
Próxima a todos los marcadores que venimos analizando, tanto por su sentido como por la
función pragmática que cumple, es la construcción sin duda. que consti tuye una expresión en vías
de gramaticalización, ya que ofrece variantes como sirr duda ninguna, sin duda alguna, sin ninguna
duda, sin duda de ningún género, cte., y que alterna con incisos como no (me) cabe duda, sin Jugar
a dudas, sin dudarlo, etc.
Sin duda 1-+ § 39.2.2] permite establecer también el acuerdo con el interlocutor y compane
muchas de las propiedades pragmáticas que hemos destacado para desde luego. por supuesto, 1ia11,.
ralmente y claro. Es giro muy frecuente en la lengua actual. que puede llegar a resultar sintomático
de preferencias idiolcctalcs. A diferencia de los marcadores que acabamos de analizar, sin dud11 no
es1t-1blece una evaluación del miembro del discurso que comenta, en rcl"ción con el hablante o con
4159
M arcadores conversacionales
63.6.2.5
63. 6.2.5. Marcadores orientativos sobre la fuente del mensaje
De ntro del ámbito de la modalidad epistémica, suele reconocerse un tipo de
actitudes del hablante, en relación con el mensaje que este e mite, que se re fiere a l
origen o a la fuente de aq uel. El hablante puede presentar e l discurso como algo
que reOeja su propia o pinió n, o bien referirlo como algo que ha oído decir, que
co noce a través de otros, y que transmite como una opinión ajena. En e l prime r
caso, el hablante se responsabiliza sobre la verdad o la falsedad de l me nsaje; en e l
segundo caso, no.
En español, algunas formas verbales sirven para marcar este tipo de oposiciones. El condicional
se usa a menudo para expresar que el proceso verbal que emite el hablante reOcja la opinión de
otros (este tipo de empico de las formas del condicional es muy frecuente en el lenguaje de los
medios de comunicación) [-+ § 44.3.3J. Asimismo, otro procedimiento que permite discriminar en
español entre lo dicho u opinado por uno mismo y lo dicho u opinado por otros guarda relación
con los medios de expresión propios, respectivamente, del discurso directo y del discurso indirecto
[-+ Cap. 55):
algo presupuesto, etc.
Esta condición dota a sin ,luda de una peculiaridad interesante respecto de los otros marcadores
(sobre todo, respecto de desde luego): favorece que pueda introducir o remitir a segmentos del
discurso sobre cuya evidencia no quiere comprometerse el hablante. Expresa, así, un acuerdo menos
«afectivo», más «neutro,- o más fCObjctivo», y es especialmente eficaz para marcar #'.evidencias» sobre
las que el hablante no puede te ner control (porque no tiene experiencia directa, percepción personal, por ejemplo. de los contenidos a los que la partícula remite):
(351)
a. Cuando fui a la estación para tomar otro tren que me llevase a ToronI0 vi un gran
número de niños y niñas, sin duda de una escuela, <¡uc iban a tomarlo. [J. Marías,
Una vida presente, t. 3, 304]
b. CoNSOLACIÓN: ¡... ¡ Había allí una gitanilla, ique bailaba de una manera!... iQué
salero. qué brío, qué encanto más particular! iY era preciosa! [...]
Juuo: Esa sería la chamarina [...]
CoNSOLAClóN: l La conoces tú?
Juuo: Mucho. Nació bailando.
CoNSOLAClóN: El que nació bailando. por lo visto, es una zagalillo de este alto,
más negro y más reo que mandado hacer 1...]
Juuo: iAh, sí!, Malos Pelos, sin duda.
CoNSOLACIÓN: iMalos Peloo! Así le llamaban. jS. y J. Álvarez Quintero, El genio
alegre, 81 J "'
111
Para más dalos sobre claro como marcador discursivo, véase Bcintlaucr 19711': 197 y~-; 2:05 y~- La írccuencia
del UMI de e/uro qt1t es reflejo del Iipu de entidad categorial a la que pcrtencc:c: un adjcIivo advcrbiali1..ado que refleja el
resullado de un proceso de gramatic-dfü:ación a purtir. probahlcmcnt(, de clnro t.st6 o de cloro u (cf. .stguro <¡11e•.., cicrUJ
q11t... , ele.), sintagmas muy frt!Cllcntcs 1.amhién en los textos (como incisos o como oraciones a1ributiv-.is no parcntétkas).
.,ara la expr~ión del desacuerdo coo but!nQ. o con bien, véase más adelante,§§ 63.6.3.1-2.
m Otro signo que se halla vinculndo a los marcadores episIémi<U de evidencia es n ide11tm1e111e, palabra mcxlal que
califica y confirma al miembro del discurso al que remite. como ..evidente•, c:s decir, «libre 1k toda duda• )', además,
•perceptible para todos en tal condición•, pero que no se ajusIa plenamcncc al esIatuto de man::ador del discurso que
hemos esiablcctdo (f 63.1.2 y ss.), pues muestra un significado dcsigm1tivo y oo manificsI1:1 todas las propiedades gramaticales caracteñstica.11 de I<>! marcadores acolados. En la convcrsMción, suele aparecer con menor frecuencia que claro, por
ejemplo, o sin duda, pero ha de adveriirse que su grado de empico depertde, en ultimo 1érmino. de las prcíércncias
individuales: puede ronvcrlirse en el clcmcnlo predilecto de ciertos hablantes p.:ira las intervenciones reactiva.,; que ratífican.
enfáttCamcnrc. la del interlocutor (en esos casos. puede llegar incluso a desgastarse ha~la el punto de equivaler a si o no
s.implemenle). Con lodo, nitknknu:11tt se ajusla espeefalmcnte a un dkcurso mosIraIivo o argumenial; remite a un miembro
del discurso que se hace evidente a través de un ru.ooamiento previo. al cual sirve de conclusión:
(352) a. Mamá, hoy vendrá a comer Jorge. Lo he invitado yo.
b. Mamá, ha llamado Jorge. Que no puede venir a comer.
Con este tipo de valo r modal, en español sólo se identifica propiamente un
marcador: por lo visto, que presenta el segmento discursivo al que afecta como algo
sobre cuya verdad no quiere comprome terse el hablante; con por lo visto, el que
habla excluye todo tipo de responsabilidad sobre dicbo contenido; lo presenta como
conocido a través de o tros, d icho por otros, u oído a otros. '"
Por lo visto constituye e l resultado de un proceso de gramaticalizació n y manifiesta todas las propiedades gramaticales características de los marcadores (cf. el
§ 63.1.2 y ss.). En cuanto a su forma de significar, es un operador.
Por lo visto se distingue del sintagma preposicionil homónimo:
(i)
- Este mecanismo ideal, lno queda desvirtuado por la valoración exclusrvamcnle formal y gregaria del VOlo?
-Evi.tf,-11temente. La genIe no tiene la suficiente información, lo que enturbia el proceso democrático. (J.
Mu,rdo, 9-11-1993, 16)
Marías. en
e,
A veces. eddtnltmente remite a un miembro del discurso que se orienta ron1raargumentaIivamente con el que le
precede; entonces. aporla el cfocto de Sit:nlido concesivo que ya hemos señalado para k>S marcador~s cpistémicos de
evideocia:
(ii)
He intentado ser objetivo, se lo aseguro. Evidtnremtnlt, (el libro) eshi escrito desde la amistad y la lealtad
que me une al presidente. IJ. Feo, en J-leraldo de Ani8'YJ, Suplm1en10 Smumal. n." 290, 16-V-1993, 20J
Signos como pusottalme11te, o sintagmas como a mi iuicio, etc.. que recalcan que el miembro del discurso al que
remiten contiene una opinión personal del hablante, no se ajustan al estatulo de marcador del discurso que hemos acotado
(4 63. 1.2 y ss.). Estos signos se integran en un conjunto hctcrogéOCi.l que incluye a algunos ad\'t:rbios en -mente, como
penonalmemc. particu/armenre, etc., y algunos sintagmas preposicionales: a mi juickJ. a mi par«tr, a mi entender, t-n mi
opinión, a nil-d perwnol. e1c. Desde el punto de vista prngmáIico, esIa clase de expresiones, al recalcar oomo una opintón
personal el contenido del segmento del discuoo al que comentan, aIenúan su validez general. & decir. con todos estos
signos, él hablanIe compromcIe su responsabilidad en la verdad de k) dicho. pero. además, $Obre todo, reduce el alcance
de ~s palabras a la esfera de su propio yo. Por ello, frecuenlemente, constituyen elementos que marcan la «cortesía
ncga1iva•: reflejan ~trategias que protegen la imagen nega1iva del O)'(nle (espccialmcn1e. cuando se combinan con otros
procedimientos lingüísticos): A mi nuxksto tnlender, t.al ,-a $tria n~sarw rrpetir la pmtba.
iu
63.6.2.5
(353)
LOS MARCADORES DEL DISCURSO
4160
a. Por lo visto y lo escuchado por mí, está incomunicado.
b. Por lo visto, o sea, según me han dicho, está incomunicado.
c. Por lo muy visto ya, este alumno no puede resultar apto.
d. /'Muy por lo visto/'casi por lo visto}, este alumno no puede resu llar apto.
e. No por lo visto en los informes, sino por lo escuchado en la Sala, hay que declararlo
f.
4161
(359)
inocente.
• No por lo visto viene hoy sino porque no lo ha comunicado.
a. Los amigos del muchacho fallecido 1... 1 han explicado que el mismo día del accidente ya habían desafiado la llegada de otro tren ¡...]. Al porecer, los muchachos
intentaban demostrar sobre las vías quién era más valiente. IEI M1111do, 11-1- 1996,
28]
b. (...) la alarma social (... \ ha despertado, al ¡>arecer, las oonciencias más dormidas.
[M. A. Baldcllou, en El Mundo, 2-111-1996, 62]
c. A: Al parecer, nos van a colocar una centralita.
B: Sí, eso me ha dicho la decana. Segrín parece, lo ha decidido el equipo de gobierno.
nación, aunque puede aparecer reiterado, particularmente cuando integra una intervención reactiva:
A: Isabel ha reñido con Isidro después de diez años de noviazgo.
B: Por lo visto, por lo visto...
Y no admite la intensificación superlativa:
Por lo visto, a su vez, resulta más coloquial (puede alternar con por lo que se ve, etc.):
(355) a. • Por lo vistisimo, te has vuelto loca.
b. Por supuestísimo, le haré caso.
(360)
Desde el punto de vista pragmático, por Jo visto se halla vinculado al sintagma
al parecer, que revela cierto grado de gramaticalización, pero q ue no se ajusta plena mente al estatuto de marcador discursivo (cf.: al parecer de unos y de oiros, a mi
parecer, etc.). No obstante, para precisar e l sentido de por lo visto, echaremos 1ambién mano de esta otra construcció n.
Para percibir el contraste semántico entre la partícula discursiva y el sintagma al parecer, vamos
a recurrir a un ejemplo. Un médico, después de examinar a una paciente que ha acudido ansiosa
a su consulla, le puede decir, por ejemplo, una de las dos frases siguientes:
(356)
a. Señora, está Ud. embarazada.
h. Señora, al parecer, está Ud. embarazada.
Con la primera frase, el médico compromete su responsabilidad sobre lo dicho. Con la segunda,
da a entender que necesita más pruebas para dar un diagnóstico SC!,ruro.
En cualquier caso, lo que el médico no le dirá a la seilora - sería muy grosero e irónico- es:
(357)
Señora, por lo visto, está Ud. embarazada.
El doctor podría dar a entender, en ese caso, que alguien ha dejado embarazada a la señora.
(Podría analizarse la frase de otro modo, claro está, si se interpretara por lo visto, no como un
marcador, sino como una frase preposicional: Señora, por lo visto y comprobado en los análisis, está
U,/. embamzada.)
De otro lado, ante un informe remitido por otro colega, un médico puede muy bien comentar:
(358)
a. Señora, anda Ud. floja de hierro.
b. Señora, lll parecer, tiene Ud. algo de anemia.
c. Señora, por lo visto, le han de1ecrado a Ud. una anemia ferropéníca.
En la última intervención, el médico elude toda responsabilidad en el diagnóstico. En la segunda, atenúa su adhesión al punto de vista del colega: quizá lo comparte pero no asume la responsabilidad de hacerlo suyo. En la primera intervención, en cambio, el médico adopta como propio
el diagnóstico ajeno y emite lo que d.ice como si fuera de su exclusiva responsabilidad.
Las diferencias semánticas entre el marcador y el otro giro -al parecer- tienen repercusiones
pr:igm;íticas. Al parecer resulta una consrrncción de sentido más neutro, menos marcado expresi-
63.6.3
vamcnte; se utiliza, por ello, muy frecuentemente, en el lenguaje de los medios de comunicación.
En lo que respecta a la conversación ordinaria, le aporta cierto tono formal o cortés. Puede alternar
con expresiones extrapredicativas o con incisos, como según parece, a lo que parece, etc.:
Frente a los marcadores de evidencia, por lo visto no favorece tanto la duplicación o la gemi·
(354)
Marcadores conversacionales
a. El segundo susto nos lo dio un coche de poücia de Madrid que se cruzó con el
nuestro, ya cerca de Jaca. Al verle, ninguno dudó de que nos cazaban, pero no fue
así. Por lo visto, iban a otra cosa. [J. Carabias, Cr611icas de la Repríblica, 89]
b. Por lo que se ve, en este pueblo hay un gran fervor socialista. p. Carabias, Crónicas
de la República, 11J]
c. Al recorrer la ciudad me sorprendió oír que había dejado de ser una ciudad segura
y apacible; la muerte violenta de Olof Palme no era tan insólita e inverosímil como
desde lejos parecía. Por lo visto, había allí, grupos violentos y agresivos que hacían
peligroso circular por muchos lugares de Esrocolmo. !J. Marías, Una vida presente,
l. 3,352)
Al excluir la responsabilidad del hablante en la verdad del fragmento del discurso a l que remite, por lo visto puede provocar efectos más marcados de distanciamiento, en relación con el interlocuto r, que al parecer. El marcador puede crear,
así, una atmósfera poco cordial, provocando la aminoración de la imagen positiva
del hablante, haciéndolo agresivo e irónico:
(361)
a. A:
B:
b. A:
B:
c. A:
B:
i Me prestas cinco mil duros?
.
Por lo visto, t(1 te crees que soy una·mina.
Estoy agotada.
.
Por lo visto, trabajas mucho ... (co11 rctintln).
Si ya se nos han hecho las tres y media...
Sí, si... Por lo visto, aquí no se come... 114
63.6.3. Marcadores de modalidad deóntica
Los 'marcadores de modalidad deóntica' reflejan actitudes del hablante relacionadas con la expresión de la voluntad (o de lo afectivo). Estos marcadores indican
si el hablante acepta, admite (consiente en), e tc. -o no- lo que se infiere de l
fragmento del discurso al que remiten. Por ello, aunque dichos marcadores constituyan elementos asertivos, ellos mismos, y aun cuando, normalmente, se combinen
"~ Cf. Fuentes y Alcaide 1996: 112-115, Las diferencias semánticas cn1rc al pare«r y por /.o visto guardan relación
también con la diverstdad aspectual latente en las bases léxieas que cst:ín en d origen del marcador y de la oua construcción ('n0 pcrftctiva' p.1ra al parear. 'pcrfectr\'a', para por lo ~iJlo). Con al parear, ti hablante puede referirse, más
claramente que con por lo listo, a una realidad extralingüística que se percibe en el acto de la enunciación.
63.6.3.1
LOS MARCADORES DEL DISCURSO
4 162
con fragmentos discursivos de 'modalidad asertiva' (tanto afirmativa como negativa)
[-+ §§ 49.1, 49.5.2 y 60.1.3), estas panículas - a difere ncia de las cpisté micas-afectan a e nunciados directivos. que implican una propuesta, un ofrecimie nto, una
evaluación, etc., que el hablante valora, aceptá ndola o rechazándola. Los propios
marcadores indican que el hablante interpreta e l enunciado a l que remite n como
un enunciado de esa índole.
Como hemos indicado para los marc-adores epistémicos (§ 63.6.2). también los deónticos pueden
alternar con otros procedimientos expresivos: verbos realizativos 1-+ § li0.1.2] (actpto, co11.1i,nto.
admito, etc.); conslruccioncs verbales copulativas que suelen inchiir un predicado o un complemento
circunslancial cuya base léxica es coincidente o esta claramente relaclOnada con el marcador (está
bi~n. bie11 ~st6, buL.no utá, etc.); incisos, etc. Véase el ejemplo siguiente, donde alternan las exprC·
siones aludidas:
(362)
a. No le han concedido el premio. Bueno.
b. Acepto que no le hayan concedido el premio.
c. Bueno está que no le hayan concedido el premio.
Las partículas deónticas admiten, en líneas generales, la versatilidad distribucional característica de las epistémicas (de los marcadores de modalidad, e n general
y de gran parte de los marcadores discursivos), pero van separadas por una pausa
más marcada de los elementos del miembro del discurso que introducen o en el
que comparecen (cf. Fue ntes y Alcaide 1996: 212). Compárense, en los ejemplos
que siguen, los marcados como a, b, c, de un lado, con los que se señalan con d, e
y f:
(363)
a. Cwro, con este calor, no se puede es1udiar.
b. Con este calor, claro. no se puede estudiar.
c. Con este calor, no se puede estudiar, claro.
d. Bien: con este calor, no se puede esludiar.
e. Con esle calor, bien: no se puede es1udiar.
f. Con este calor, no se puede estudiar. Bien.
Los marcadores deónticos propiamente dichos, que se ajustan al estatuto de
marcador del discurso definido e n e l § 63. 1.2 y ss., se reducen, en español, prácticamente, a los signos bueno y bien, los cuales se comportan habitualmente como
4163
Marcadores conversacionales
63.6.3.l
(364) a. A: Mañana iremo.~ a pescar 1ruchas.
B: Desde ú,ego que mañana iremos a pescar truchas.
b. A: Mañana visitaremos el musco.
B: •But110 qut! mañana visitaremos el musco.
Las diferencias sintácticas que comentamos son un reflejo del diverso 1ipo de significado que
presentan unos y otros marcadores (remiten a ejes modales distintos): los que indican evidencia
ratifican el miembro del discurso al que afectan, reforzando su caracter asen ivo en cuanto enlidad
declarativa, mientras que las pan ículas volitivas evalúan dicho miembro como algo aceptable, ad·
misible, etc.: como un enunciado directh•o.
Un rasgo característico de los marcadores que nos ocupan es su polifuncionalidad. Ambas
parlículas no sólo sirven para marcar la modalidad deóntica volitiva, sino que pueden expresar las
ooas dos funciones que hemos distinguido para los marcadores conversacionales: el 'enfoque de la
alteridad' (cf. el § 63.6.4.2) y la estructuración de la conversación (la 'me1adiscursividad') (cf. los
§§ 63.6.5.3-4). Esta polifuncionalidad viene determinada por la versatiLidad semántica de estas unidades, que se deslizan, en su conlcnido, desde el ámbito de la aceptación o conformidad en relación
con el miembro del discurso al que remiten (modalidad de6111ica). hasla indicar la mera recepción
del mensaje (el darse por enterado de este) o el procesamiento de la información (funciones melildiscuniwu), pasando por el valor de marcar el refuerw positivo de la imagen del hablante para
paliar el desacuerdo con el in1erlocutor (enfoque de /Q alteridad). Veamos en el ejemplo siguiente
cómo se actualizan los tipos funcionales a los que aludimos a través de la panfcula bu,110:
(365)
a.
PAVI..A:
Siéntese aquí..., conmigo...
(Sentándose a su lado.) Bueno. [M. Mihura, Tres sombreros de copa, I05]
(Marcador de modalidad.)
b. ENC.: ¡... J Lo que sea que sea un sisiema, l oo?
INF.: Bueno, el sistema es una palabra inventada úlli01amentc1 en mi opinión ¿no?
IÁ. Roseoblat y P. Bentivoglio, eds., E./ habla culta dt Carocas, 291(Enfocador de
la alleridad.)
c. A: Juan no sabe nada de esto...
B: B11e110.
A: ...así que más vale que no se lo cuentes. [Ejemplo tomado de una conversación
1elefónica] (Me1adiscursivo: indicador de la recepción del mensaje.)
d. - Bueno, ly de qu~ quieres que hablen¡os?
- De la reina, majestad. (P. Urbano, la Reina, 33 11 (Metadiscursivo: señalador de
la apertura de la conversación.)
OtONIStO:
conectores.
63.6.3. l.
Bueno
Los marcadores bueno y bien señalan que el hablante acepta, admite, consiente
e n, e tc., lo que se deduce del mie mbro del discurso a l que remiten, el cual, por
tanto, confirman. Sirven, pues, como los marcadores epistémicos que indican evide ncias (§ 63.6.2. 1), para establecer estrategias de cooperación con el interlocutor:
marcan el acuerdo con él (o la aceptación de lo implícito en el contexto comunicativo); refuerzan la imagen positiva del que habla (son indicado res de la 'cortesía
positiva') y protegen, al mismo tiempo, la imagen negativa del oyente. En cambio,
en contraposición con las partículas epistémicas de evidencia, las volitivas no pueden
reiterar con que al segmento del discurso que reproducen. Compárense, entre sí, los
ejemplos 4uc sigue n:
Bueno, frente a bien, como partículas modales, presenta un grado más completo
de gramaticalización; mayor número de efectos de sentido; más riqueza de matices
expresivos y una frecue ncia de uso más alta en la conversación (cf. Martín Zorraquino 1991: 261-263, 1994b; Fuentes 1993a; Fuentes y Alcaide 1996: 217-227; Bauhr
1994; véase también Beinhaue r 1978. " '
uJ Butno constituye él res;ultado de un proceso de gramaticalización a partir del adjc1ivo homónimo o, quiú, m~s
bien, de sintagmas como butno ou1 o bu(no n: su cstaluto cucgor~I se ajusu1 al de un advc:rbto (adjclivo adverbializado)
pr6-:imo a una interjocción (se combina frccucn1emente con la entonación e.~lamativa). Desde el pun10 de viSla scméintioo.
bw.M, que se compona habi1ualmcn1c como un conmor, refleja. asimismo. i,;n proceso de 'dc,eman1izació,f. (1..a dese-manli:zación consi51c en que la palabra pasa, de 1pliou1e q m a.w que, en cmlquicr ~'CtO. son romo deben ser o
como conviene: o gusta que sean• -DUE I· 423--, a n:íc:rirsc: a un fragmento del discurso Jnvio o a algo 1mplfci10 en
el conlcxto o a la propia 11i1uación oomunicativa -y al pro,a:samicnlo de la información-, que: se aceptan. o hacia tos
cuales se expresa «oonfonnidad»: cf. Mar1ín Zorraquino 1994b: 410 y ss.; Bauhr 1994: 120 y ss.).
En cuanto marcador del discurso, ron el valor modal que no,;: ocupa, b.Kno se documenta ya en el español del
sigloxvu. Oareés ( 1791: 116) ofrece algún ejemplo tomodo de Cervantes (en el Quiío,,, pane 11, lib<o 7. capitulo 49):
63.6.3.1
LOS MARCADORES DEL DISCURSO
4164
4165
(366) a. PAULA: Entre usted... Se lo pido yo ... Sea usted simpático.., Está ahí Buby, y me
molesta Buby. Si entra usted, ya es distinto ... Estando usted, yo estaré contenta ...
iYo estaré contenta con usted ... ! lQuicrc?
DrONrsro: (Que siempre es el mismo muchacho sin voluntad.) Bueno. [M. Mihura,
Tres sombreros de copa, 86 y s. l
b. «BUENO. -<lije, y me conformé l...]. Y así como la inigualable ópera A ida empieza
en una sola y dulcísima nota, y termina con la misma nota, y de la misma manera,
mi estancia de doce años en el Colegio, comenzó, y terminó, en la misma y resig·
nada palabra: BUENO, con la que disfracé, en las dos ocasiones, mis verdaderos
sentimientos. [E. Marco Buil, Memorias de una anligua alumna del Sagrado Corazón,
106]
Por otra parte, bueno, a diferencia de bien, en cuanto marcador deóntico, no
admite la gradación con muy:
(367)
(i)
a. MELOUIAOES: l Queréis que organicemos un concurso de baile por parejas, con
premios l... i?
Tooos: (Aplaudiendo.) iSí, sí! iMuy bien, muy bien! [C. Arniches, El amigo Melquíades, 63]
«Y i.adóndc íb1tdcs ahora? (pregun16 el gobernador Sancho Pania de ronda.) Señor. rcspondi() ci hombre á
tomar el ain:. -V l.adónd~ se toma el a.ire en esla fnsula? - Adonde sopta. -Butno: respondéis muy á
propósito; discreto wis manaba-. (G. Garoés. Funda~nto del •-igor y el«antia tk la lengua ca,stcllano apu~,to
en el !'ario uso <k sus partículas, 116J
El marcador ap.-1recc, 1.1mbH.:n en la lengua clásica, coo el matiz semántico contrarK> .il presentado: para cxpre~r .no
conforrnidaJ• (tal como hemos indicado al tratar de los marcadores fph,témlcos que expresan evidencia,¡, n propó&ito de
daro: § 63.6.2).
(ii)
a. -(.Que yo mi.! vaya de aquí? i8ut1u1! Aunque el mundo me <len. ¡F. ~ de Vega, UJJ melindrrs ,le
Be/isa, 3.12; tomado del DCRLC 1: 913 y de Bauhr 1994: 811
b. i.AI amigo, señor don Qcofás - respondió el Cojuelo-, chinchl.! en d oju, como dice d refrán de Cas11lla?
iBuenu, lmtno! IL Vélcz de Gucvara, El diablo Cojuelo, 49)
Esta diferencia de comportamienLo sintáctico manifiesta la diversidad semántica que existe entre bien y bueno. Mientras el primer signo puede expresar tanto una valoración positiva del contenido del fragmento del discurso al que remite como la •aceptación» del sentido del mismo, bue110,
en general, sólo indica lo segundo. Veamos los ejemplos que siguen:
(368) a. ENC.: (...] l No tienes hijos todavía?
INF.: Tres,
ENc.: iAh, tienes tres! Muy bren. [Á. Rosenblat y P. Bcntivoglio, eds., El habla culta
de Carocas, 19]
b. A: ¿Cuántas son dos y dos?
B: Cuatro.
A: Muy bien.
En el ejemplo (368a), muy bien podría sustituirse por bueno; en cambio, en el (368b), es posible
incluir bie11 (o muy bien), pero no bueno, a no ser que bue110 se interprete como marcador metadiscursivo de to:acumulacióni. o «procesamiento» de la información (cf. el § 63.6.5.3). 117
Entre los valores más interesantes y frecuentes de bueno se destaca el que suele
denominarse rectificativo y autocorrectivo. Este empleo del marcador tiende a inscribirse entre las funciones metadiscursivas de la partícula (cf. Bauhr 1994: 101-6}.
Sin embargo, estos usos de bueno parecen reflejar, más bien, el sentido concesivo
característico de los marcadores que expresan el acuerdo con el inte rlocutor (y que
ya hemos señalado para desde /11ego, por supuesto, naturalmente, claro, etc. Cf. el
§ 63.6.2.4 - también para el signo evidentemente).
En los casos aludidos, bueno -<:0mo hemos descrito para los marcadores que expresan evidencias- anticipa el acuerdo con el interlocutor (o consigo mismo, como ente desdoblado), saliendo
al paso de una posible objeción que quien habla prevé o intuye.'" Habitualmente, la objeción
in.íerida suele hacerse explícita a continuación del marf3dor. En general, estos usos de bueno ate111 Bueno, no obstante, puede valorar un seg.mento discursM> previo (y admite entonces la gradación con muy e incluso
el morfema superlativo en -(sbn0): cuando rcmile a un fragmento del discurso que constituye una idea ocurrente, un
-.hallazgo~ llamativamt:nte inleligenle, gracioso u oportuno (equNale a Ew lu:, estado bue110 o muy bueno):
"'
(i)
SolEDAO: l Y qué h&CCn esta noche en el Principal? (se refiere a un tcalroJ
P1CAVEA: (Con ¡:ran malicia.) E,i el principal lse refierl.! a un piso de la casa) no sé lo que hacen. En el
segundo izquierda ~ lo que harían.
M ARCELINO: (i/.f11y bueno, muy hlit110!)
SoLB>Ao: ¿V qué harian, vamos a ver?
PICAYEA: •Locura de amor-. IC. Amichcs, La saiorita de Tn::vt.la, 121 y s.)
1111
'
Prueba de que bueno no txpít'sa simplemente una rectificación o autocorn.-cci6n -un «borrado• en la estmctura
Se recoge igualmen1e l.!n los textos tea1rales del xvm y del x1x:
(iii)
a. lConquc al fin está re\ltelta I A dejar el siglo? iBueno, butno! IL Fcrnándc.z de Mon1tín, La nwjq(Ura.
1.11; tomado del DCRLC 1: 9131
b. En colch6fl de plumas lleno , Podéis caer si me oís; 1Pero si \'OS prdcris Caer sobre duro... ibul!no! IM.
Bretón de los Hcrrern6, f1aq11euu miniskriu/es. 4. 17; 1omc1tlo del IXRLC 1: 91;\I
Desde los teioos clásicos se docume11111 r1simi~mo el sintagma burno rsrd, ron yalore.,; .inálogos a lm indicados para
b1,crw:
(iv)
Buttno dt6 eso, respondió D. Quijote: los libros que están impre(OS con liet:ncia de los reyes... ¿habían de ser
mentira? (Ejemplo tomado del Quijo/e. r,ane 1, libro 4. capítulo 50. ci1. por G. Garc&. fundame,uo tlel vij:tx
y eleganrUJ de la lengua cas,e/ta11a upuato en t'I ..ario uso tk .tu.r partículas. 1161
i w. Véase U.1.uhr (1994: 92 y s.), quien ~ubraya tJue bu.eno «se utiliza a menudo en situaciones en que el hablante ctde
ante la insistencia dt:.- su in1erloculor o acepla una propuesta, invi1ación, ccc., con <les.gana; de ahi que su utilización l.!n
lo!i coo1cx1os en que podña competir con expresiones 11lterna1ivas como si. clam, m11chus ~da.,· y con mucho ~slo pucd.t
tacharse de renuente o poco rort«..
63.6.3.1
b. A: lQucréis que vayamos al cine?
B, C: *Muy bueno. muy bueno.
Bueno refleja un tipo de acuerdo menos decidido, entusiasta o completo
que bien; manifiesta, pues, un grado menor de convicción, por parte de quien
habla. 11•
Que la clase de acuerdo o conformidad que indica bueno es menos rotunda que la que señala
bíen, por ejemplo, lo manifiestan frecuentemente los escritores con sus acotaciones psicológicas y
mctalingüísticas aJusivas al marcador. Veamos algunos ejemplos:
Marcadores conversacionales
de la cooversacíón- es que puede acompaí'iarse de Olro marcltdor (rcformulativo o rwificativo) como mejor dicho o digo
(el. el § 6l4J y s.,.):
(i)
MARmEt..: Bueno, tú... ¿Pero qué es esto? ¿un museo o qué?
M ARCELINO: No. No es ningún museo... Es mi casa... Bueno, mejor dicho... Yo vr.'O aquí ahora. IM. Mihura..
Mari/xi y la exlrañn familia. 141 J
La difuminación del contenido semántico de bue,w puede propiciar, con tQdo, que la parttCula se convierta en una
mera herramien1a de «deleción-. del miembro del discurso que le prt..'Ude para sustiluirlo por el que le sigue (una función
meramente metadiscursiva que derivaría del efecto de sentido concesi\•o del que tratamos y que guarda también relación
ron la de reformulación: véase el § 63.4 y ss.).
LOS MARCADORES DEL DISCURSO
63.6.3.1
4166
4167
Conectados con estos valores rectificativos de bueno se hallan los que hemos incluido como
representativos del 'enfoque de la alteridad' (§ 63.6.4.2). Se trata de los casos en que bueno introduce una réplica que implica un cierto desacuerdo con el interlocutor. El uso del marcador sirve
para atenuar ese desacuerdo, reforzando la imagen positiva del hablante y protegiendo la imagen
negativa del oyente:
(370)
a. ENc.: Para usted, entonces, tienen que ser sagradas las amistades.
INP: Bueno, las amistades, amistades, cie rtamente sí, claro. Es que hay amisHtdes y
amistades l no? [M. Esgueva y M. Cantarero, eds., El habla de lt1 ciudad de Madrid,
32]
Bueno puede aponar también ciertos valores expresivos en los que oscila, desde el punto de
vista pragmático, entre el valor modal deóntico volitivo, el afectivo-sentimental y el metadiscu rsivo
{sefialador de la pura recepción del mensaje). En lodo caso, el marcador contribuye a indicar, con
más o menos entusiasmo, el acuerdo cooperativo en relación con el interlocutor. Así, con este efecto
de sentido, se reconocen dos empleos de hlieno, que indican, respectivamente, actitud afectivamente
positiva y actitud afectivamente negativa: la primera se marca con entonación caracterizada por una
clara subida en el tono de la voz en la sílaba acentuada de la palabra (la primera ), seguida de un
cierto descenso que acaba en suspensión~mientras que, cuando bueno expresa un cierto desencanto,
el tono de la voz se mantiene en niveles bajos. Veamos un par de ejemplos que implican valoraciones positivas:
(372)
b. [P.S.R.].-Todo lo que está ocurriendo se ha desarrollado sin una revolución, merced a la Corona.
(D.J. ].-8ue110, eso ya lo dice hasta el gato. [P. Sáinz Rodríguez, Un reinado en la
sombra , 2661
Como hemos señalado al describir los marcadores que indican evidencias (a
propósito de claro: § 63.6.2.4.D), tambié n las partículas deónticas pasan a expresar
lo contrario de lo que habitualmente rellejan; es decir, pueden señalar, con los
rasgos suprasegmentales adecuados, la «no conformidad» - la «desaprobación»en relación con lo que se infiere del discurso previo o de lo que se halla implícito
en el contexto de comunicación (cf. los ejemplos de la lengua clásica aducidos en
la nota 11 5).
F.stas unidades marcan, entonces, un cierto desacuerdo con el oyente, alterando las esrratcgias
cooperativas de cortesía positiva que suelen establecer entre los interlocutores. Con este efecto de
sentido, bueno resulla menos discordante que bien (ya que aquel marcador muestra. normalmente,
un acuerdo menos decidido que este). En estos casos, butno suele destacarse con una elevación en
el tono de la voz en relación con el resto de los elementos que lo rodean, y, frecuentemente, se
duplica (bueno, bueno) e incluso se triplica (bueno, bueno, bueno); cuando la partícula se reitera, el
tono de la voz va descendiendo en cada palabra y suele terminar con un tonema de suspensión.
Veamos algunos ejemplos:
(371) a. MARJBEL: Además, como es lógico, les he dicho que estás casada con el padre, que
es ingeniero de Minas.
RuA: lTanto?
MAR IBEL: ¿y es que no es verdad? lEs que ya no te acuerdas, mujer? iUn hombre
tan simpático y con una carrera tan brillante! (... ¡
RuFr: iBueno, oye, Maribel! [M. Mihura. Maribel y la extrwia familia , 169]
63.6.3.1
b. Lucio: (...] l Quién ha zío er chivato?
DOi'IA SACRAMENTO: iShiss! lQué palabrota es esa?
Lucio: Chivato quié decí soplón, con permiso de la zeñora.
DoÑA SACRAMENTO: /Jue110, bueno, déjame hablar a mí. (S. y J. Álvarez Quintero,
El genio alegre, 47]
e. GONZALO: Me ha dicho Torrijita que es usted un entusiasta aficionado a la caza...
iUn gran cazador!
NuMERIANO: ¿Yo? ... iPor Dios, don Gonzalo, no haga usted caso de esos guasones!
Yo cazador. .. Nada de eso... Que cojo alguna que otra liebre, una perdicilla, pero
nada...
GONZALO: Bueno, bueno... Usted es muy modesto. (C. Arniches, la señorita de
Trevélez, 146]
núan los argumentos o las conclusiones que expone el hablante (pero el marcador guarda relación
tanto con la 'autorreformulación' como con la ' heterorreformulación ': cf. el §63.4.1):
(369) a. - No eran «nadie», pero ... sabían que iban a rei nar.
-<,Reinar? iEso entonces era impensable! Con los pies sobre la 1icrra, una quimera.
Bueno, sí, estaban los gestos de Franco 1... 1· Pero había que ad ivinar esos gestos de
Franco. [P. Urbano, la Reina , 177]
b. -i.Sólo porque sabía inglés (lo aceptaron en el equipo]? - me ex1raño.
- Bueno - admite-, algo jugaba. p. L Olai,.ola, Viaje al fondo de la espera11za,
2011
c. [... J Nadie puede elegir un guión, ni yo ni nadie. Bueno, quizá Jane Fonda, y tampoco lo creo. (Ch. L6pez en Herat,to de Aragó11. Suple111e11to Sema11al, n." 298, 11Vll- t 993, 25]
d. iY llegó el gran día! 811e110, antes llegó la vlspera, claro. No sé a quién le pregunta ron que cuál había sido el día mejor de su vida, y coniesló: ~1..a víspera•. Desde
Juego, es que debe de haber vísperas y vísperas. (E. Marco Buil, Memorias de una
antigua a/um11a del Sagrado Corazón, 141
Marcadores conversacionales
a. -Así que tiene un título de diez mil pesos...
- Parece raro, ¿verdad? Diez mil pesos. Se acuerda que le dije anoche que podía
mandarlo a la cárcel.
-Sí --<lijo La rsen.
- lEntiende?
- lQué tiene que ver?
-Es falso. Los falsificó él, este y no sé cuántos más. Por lo menos es falso y él lo
firmó. [... ¡ Vendió muchos como este.
- /Jue110 --<lijo Larsen con alegría, descansando. [J. C. Onetti, El astillero, 68 y s.¡
b. Escucho, tanto más atenta cuanto perpleja, porque no sé a qué viene hablar ahora
de este tema. (...] • (...] Yo soy vegetariana porque cuando murió mi padre (... ]
pensé: 'lQué puedo darle? l Qué puedo hacer por él? l Qué puedo ofrecer?' Y e n
ese momento decidí [...] no comer carne en toda mi vida. Y ése/es el motivo, por
el que soy vegetariana,.
•
1'/Juerto...! Pues es un dato inédito, desconocido, interesan te. (P. Urbano, La Reina,
214] '"
11
• Próximo a este empleo de buen.o es el que prcsen1a la partícula cuando introduce un mlembro del discurso en el
que refuena su valor conclusivo (la íunción de la particula guarda relación con la «mctadiscursWa• que precede al fin
inmediato de la coovcrsación: d. el § 63.6.5.3). Este bm!no que mostramos ahora pierde sus propiedades como conector
para ser un opcrndor que enriquece pragmáücamcntc la relación entre los dos fragmcn1os del discurso donde se íntercala:
(i)
a. Yo exuhaba. Mi primo(...] se arrojó al agua ¡... ¡. Fuimos en seguida a tierra, para recibirle( ...). Cogí una
manguera y empecé a bañarles con agua. Butno. fue una apott..-osis. [P. Urbano. La RtU1t1, 114 y s.J
b. D10N1S10: No. Perdone uSlcd: si es que me he equivocado... No es un idioLa... Es que, l--·l pues tiene su
geniecillo... Pero el pobre no tícnc la culpa ... Él, i,qué le va a hacer, si se cayó de una bicicletá?... Peor
hubiera sido haberse quedado manquito... Y la !ic.ñorita esla se lo h&dicho ... y, i~110_1, se ha puesto que
ya. ya ... (M. Mihura, Tm S()ltÚJrmJs de c:0{10, 801
Vinculado lambién con estos casos de buet10 está el uso de la palabra cuando marca un acuerdo intensif1Calivo (con
entonación ascendente y alargamiento silábko):
63.6.3.2
LOS MARCADORES DE L DISCURSO
4168
Las características más notables del marcador deóntico bien ya han sido destacadas al compararlo con bueno (cf. el § 63.6.3.1).
E n general bien puede desempeñar las mismas funciones discursivas que bueno
y alcanzar efectos de sentido parecidos (aunque presente una menor variedad expresiva de estos). 120
He aquí algunos ejemplos representativos del bien que acepta, admite o concede
(comparable a los casos de bueno que hemos presentado):
a. - (... J ¿Po r qué un muchacho de veinticinco años se lo juega todo en un momento?
- J...) para desestabilizar. (...) Hay matones adiestrados, y dinero. Dinero que lodo
lo compra.
- lDinero? Bien, pongamos que es por dinero. J... J Pero, pregunta siguie n1e: ¿Él
para qué lo quiere? (P. Urbano, La Reina, 272(
b. Al comenzar la , Misa de Réquiem• por Fernando Zóbel me ocurrió como en la
misa por Juana Mo rdó: presidencia o así de declarados no creyentes. (... J Bien, sí,
respeto, pero la verdad, había cieno goce, casi maligno, cuando más de media
catedral pasó por delante de la presidencia para comulgar. [F. Sopeña. Escrito de
11oche, 86 y s.]
También abundan, como en el caso de bueno, los ejemplos e n los que bien
expresa desacue rdo -indica la desaprobación o no aceptación de lo dicho o de lo
implícito:
(374)
Marcadores conversacionales
63.6.3.3
(375) A: ¿y tie ne novio'?
B: iBie11! Pues no es poco antipática .. [Ejemplo oído en la conversación]
63.6.3.2. Bien
(373)
4169
DoN E u G10: (... ) lEs decir, q ue usted está pronta a sepultar sus más caras ideas?
DOÑA SACRAME~'TO: J... J a lo que sí estoy decidida es a que mis sentimientos más
legítimos vivan a la par que ellas.
DoN EuGJO: iBien! iMuy bien! iPe,fectamente bie11! De tocio lo cual colijo que usted autori7.a
la construcción de ese teatrillo... JS. y J. Álvarez Quintero, El genio alegre, 105 y s. J
Como ya se ha indicado, la desaprobación con bien resulta más brusca -y menos matizableque la que marca bue110 (cf. DUE 1: 375):
Los valores deónticos y metadiscursivos de bien resuhan muchas veces tan próximos entre sí
que el propio hablante sugiere la transición entre unos y otros, como en el ejemplo siguiente:
(376)
Es por la mañana. Bien. Todo esto está muy bien, pero ya hace varias semanas que
entendí que J... J aquí había un personaje con espesor humano, y por lanlo. un libro
q ue escribir. (P. Urbano, /.A Reina, 307(
Asimismo, como hemos comentado para los marcadores conversacionales, en general. (cf. el
§ 63.6. 1) también en el caso de los deónticos resulta frecuente la combinación yuxtapuesta de varios
Oc ellos en relación con el mismo miembro del discurso:
(377)
a. A: ¿Vamos a los to ros?
B: Bie11. B11eno. Vale.
b. A: Mañana te devuelvo el libro.
B: Bueno. Bien. Vale. De acuerdo.
63.6.3.J.
111
Vale
En los ejemplos q ue preceden comparecen otros dos elementos afines a bueno y a bien: vale y
1/e acuerdo. Vale refleja un proceso de gramaticalización a partir de la tercera persona del presenre
de indicativo del verbo valer, posiblemente en su acepción de +<ser útil» o <resultar conveniente»
(Esto vale para lo que necesito). Beinhauer recuerda su probable origen proletario, del que habría
ascendido al lenguaje general por las corrientes igualitarias de nuestros días. 11~
En la conversación ordinaria actual el uso de vale se ha extendido mucho, sobre lodo entre
las generaciones más jóvenes. Esta palabra, censurada frecuentemente por el abuso que se hace de
ella - llega a convertirse en un bordoncillo o muletilla-, se ha estabilizado en el lenguaje diario:
manifiesta el acuerdo con el interlocutor. Coincide, por ello, con bien y con bueno en aquellos usos
en los que estos marcadores expresan la «aceptación» o «admisión» o .caprobación», de lo que se
infiere del discurso pro pio o del contexto. Es decir, no desarrolla funcio nes enfocadoras de la
alteridad ni se emplea normalmente como partícula metadiscursiva, ni despliega todos los efectos
de sentido que hemos descrito para b11e110 y bien. Vale se limita, más bien, al ámbito del acuerdo
-o del desacuerdo (ivale!, es decir «basta•, por ejemplo)- entre los inte rlocutores. Veamos algunos casos:
(378) a. -i.Cuánto quieres por esto?
(ii)
- Te doy el treinta -fijó Francis
- Nada. J... J
-No quiero nada.
- El treinta. vale -cerró Merry la operación. [J. G iménez-Arnau, Yo Jimmy. Mi ·
vida entre lru Franco, 159(
b. A: Aquí te dejo los libros.
B: Vale, vale.
c. A: El niño dice q ue se va al cine.
B: Ni hablar.
A: Tiene que distraerse.
B: Lo que tiene q ue hacer es estudiar.
A: Pues por un día que salga al cine no le va a pasar nada.
B: Vale, eh, vale. El niño se queda en casa y e n paz.
A: ¿y dices t¡ue es ambicioso'?
B: i81mwoo!
•• EJ cmp~o de bien para expresar ~nuencia o aprobación se halla también documentado -como para d caso de
huen<>- en la lengua clásk'a. Garcé:s (1791: 113) lo recoge en Fray Luis de León y en Cervantes, Salvá (18.1<r. 500 y s.)
dcslaca no sók> ese uso sioo el que refleja lo conlrario: la des3pr000Ctón rcsp..-<:to d.:l discurso prc«dcntc (Bien. bien. )'(J
nos vtrtmos las caros) (d. M.ar1ín Zorraquino 1992: 112; Bauhr 1994: 81). Como equivalenie a bkn, pragmá1icamen1e
hablando, se u1iliza igualmente el sintagma bien está (de modo an:'il~ a romo alternan bueno y bueno má; aunque las
construcciones verbales resollan más literarias, .sohre todo en el caso de butr,o está. y menos frecuentes). En el siglo XVl!I,
por ejemplo, en el teatro de Moralín, comparece a menudo bien ~11á:
(i)
OON DIEGO:( ...¡ Ya vt.~ que hemos sacado a esa niña del convenio y nos la llevamos a Madrid.
S1MON: Si, $Cñor.
OoN DIF..GO: Pues bien ... Pero
te
vuelvo a coc,rgar que a n11idk ~ descubras.
S1MOh-: Rit11 e.f tá, señor. Jamás he gustado de chismes, 11- Fcrmíndcz de Moralín, El 1í dt ln.f ni,ia1, 661
E. igualmente, bien:
(ii)
S1MON: Vamos, que no me parece 1an notable la diferencia. Siete u ocho años, a lo má5:
DoN D11,,0: iQué hombre! lQué hablas de sic1c u ocho años? Si ella ha cumplido diec~is años JXJCOS meses
ha.
S1MON: Y bien, l qué? (L Femández de Moralín, El si de las miia.t, 681
Para m.is cn,trvaciones S(tlre bitn romo marcdor di.scur~ivo,. véase fucn1~ 1993.t y Fuenlc::s y Alcaide 1996: 227-S.
Deinhauer (19783: 21Xi) recoge 1,. opinión de Luis Flór~z (en el Bokrín dr la Acadt.mia Colombia11D, XVI, 244).
Para otras obscr.·aciones sobre valt, véase Fuentes y Alcaide 1996: 213 y~.
11'
ir
63.6.3.4
LOS MARCADORES DEL DISC URSO
4170
_Hay_ que subrayar, sobre todo, que la partícula no constituye propiamente un marcador pues
admue ciertos _modificadores adverbiales y se puede combinar con la modalidad interrogativa. Veamos algunos e¡emplos:
(379)
a. A: Te lo repito: estoy harto.
B: Pues ya vale ¿eh?
b. A: Mañana te acompaño a la peluquería, lvale?
B: Vale.
c. A: Te mando el libro por correo, lvale?
B: Vale. Muy bien.
.La palabra vale se construye_ fre_cuenremente con bueno y con bien y se usa especialmente en
el d15<;urso oral. ~En el texto escroto mtroduc_e una marca clara de coloquialidad que puede resultar
-segun se ha senalado- no del lodo canónica para algunos hablantes.) He aquí algunos ejemplos:
(380)
a. A:
B:
b. A:
B:
c. A:
B:_
Le pones este tapón a la botella y la metes en la nevera.
Bueno pues, vale.
Bajo a comprar un paquete (ele cigarrillos( y subo en seguida.
Vale pues, bueno.
Te he traído un kilo de gambas.
iAh!, pues muy bien, vale, déjalo encima de la mesa de la cocina, que ahora
mismo voy.
4171
Marcadores t.-onversacionalcs
1111li(.'uados (cabalmente) y otros, en fin, parecen más frecuentes en el español americano que en el
peninsular (defuoitivamente, por ejemplo); en el español de América está extendido, asimismo, al
111cm>< e n algunos países, el anglicismo okey:
{383) a. - Lo mejor es que tú acudas a las seis de la mañana a casa de Alejo Fernández
Flórez.
-Perfectamelll< -contestó Rico. (J. Carabias, Crónicas de la República, 88]
b. - DOÑA SACRAMENTO: [... ( Se refiere usted a que no está mi hijo entre nosotros.
OoN ELOGIO: Cabalmente. [S. y J. Álvarez Quintero, El genio alegre, 74]
c. ENc.: J... J allí comienza, dicen los sicólogos, dicen los siquiatr•s, ¿no?, que desde
allí comienz¡i a formarse la personalidad del individuo...
INF.: ...definitivamente, sí... [Á. Rosenblat y P. Bentivoglio, eds., El habla culta de
Caracas, 16(
d. - LNF.: J... J Dijo: «Bueno... yo estoy vendiendo allí... mira esta factura, dos millones
de bolívares en puras lámparas, mira estas otras, mil]ón y medio ... en no sé qué,
en 1ubi1os,, y así era todo, ¿no?, «Ah, bueno, okey•. (A. Rosenblat y P. Bentivoglio,
eds., El habla culta de Caracas, 40(
También algunas interjecciones se utilizan en ciertos contextos para mostrar un tipo de acuerdo
similar. Ese es el caso de venga, por ejemplo, que marca la aceptación de una propuesta que invita
a la acción (sin constituir un marcador). Este signo cumple dicha función en las intervenciones
reactivas:
(384) a.
63.6.3.4.
arrimarse, que voy a leer unos versos en cuarteta, improvisaos por mí.
DAMIANA.-Venga, venga. [C. Arniches, El amigo Melquíade.,, 52(
b. -Una pregunta muy personal... (...]
--/Venga! [P. Urbano, la Reina, 256]
De acuerdo y otras expresiones equivalentes
Otra expresión ya citada que equivale también a bneno y a bien para indicar «conformidad•
'"acc~tación». t<anucncía», etc. es ~e acuerdo,_ 12·~ que constítuye una fórmula no gramaticalizada - n~
c<_>nsl~tuye un marcador:-:-, a partir de la elipsis del verbo estar (estar de acuerdo); admite la combmac16n ~n la prepos1c1ón con (-+ § 9.2.4.2.J, la gradación y la cuantificación, y la modalidad
mterrogat1va:
(381) a. A: Federico es muy inteligente.
B: Totalmente de acuerdo. / Muy de acuerdo. / Casi de acuerdo.
b. A: Esto es un triángulo, lde acuerdo?
B: De acuerdo. Es un triángulo un poco birria, pero es un triángulo.
c. Había que ser duros con Miláns, con Tejero, con Armada y con algunos otros, de
acuerdo, pero no había que emprenderla con las Fuerzas Armadas en su conjunto
(J. L. de Vilallonga, El Rey, 262 y s.]
Aunque 9uizá meno~ u~uales, hay otras expresiones que sirven igualmente para expresar un
acuerdo parecido al qu~ 1!1d1can los marcadores deónticos volitivos. 124 Es de empico común -aunque .~. vaya oyendo qu1za me~os- el -ª~erbio co11fom1e, que puede funcionar como adjetivo adverb1ahzado y mantener, también, su v1tahdad plena (con variación de número, por ejemplo):
(382) Juuo: iEslo ya es otra cosa! (...] iArreglamos las macetas?
CoNSOLACIÓN: Así que las traiga Lucfo.
JULIO: úmfom,es. (S. y J. Álvarez Quintero, El genio alegre, 92(
Se empican también a veces, para la misma función, ciertos adverbios en -mente (tampoco se
trata de marcadores del discurso). Algunos se hallan generalizados (perfectame11te), otros quedan ya
"' Para más detalles sobre de ocuudo. véase Fuen1cs y Alcaide 1996: 215 y s.
m Véase Fuenles y Alcaide 1996: 214 y ss.
63.6.4
A VEUNO: Y
(No se ajustan tampoco al estatuto de 'marcador del discurso' las fórmulas que se empican
para marcar el desacuerdo: en absoluto, ni hablar, etc., por lo que no nos ocupamos de ellas en el
presente capítulo.) '"
63.6.4.
Enfocadores de la alteridad
Se incluyen en este grupo los marcadores· como hombre, bueno, vamos, mira,
oye, etc. Se trata de un conjunto de unidades que coinciden en que apuntan, en su
origen, fundamentalmente, al oyente (oye, mira, e tc.) y, en alguna ocasión, a ambos
interlocutores (vamos). Reflejan, en general, a entidades interjectivas (interjeccíones
propiamente dichas o signos que vienen a funcionar como las inte rjecciones) [ § 62.7]. Los ' enfocadores de la alteridad' suelen mostrar, pues, la versatilidad distribucional característica de esta clase de signos: pueden introducir, normalme nte, todo
tipo de enunciados -declarativos, directivos, preguntas, etc. (con los tres tipos de
modalidades oracionales: asertiva, imperativa e interrogativa)- y aparecen frecuentemente con modulación exclamativa. Si preceden al miembro del discurso al que
remiten, constituyen un enunciado autónomo; si van pospuestas a él, participan de
la fuerza inlocutiva de este. Comparten propiedades pragmáticas con los ' marcadores
de modalidad' que indican el acuerdo con el interlocutor (tanto epistémicos -claro,
por supuesto, desde luego, etc.-, como deónticos -bueno o bien-): expresan tam1t1 Para tas expresiones que indican el desacuerdo con el inlcrlocutor. ~ase Fucn1es y Alcaide 1996: 237-41. Puede
consulu1.1sc igualmente Bcinhaucr 1978': 206-225, cte.
63.6.4.l
LOS MARCADORES DEL DISCURSO
4172
bién estrategias de cooperación entre los participantes e n la conversación. Quizá por
ello se los integra e ntre las partículas modales (cf. Martín Zorraquino 1991: 270272 y 286; Portolés 1993: 155 y s.; Fue ntes y Alcaide 1996: passim, e tc.), de las
cuales difieren, sin embargo, en razón de las peculiaridades gramaticales indicadas
y por el hecho de que sirven, sí, para comentar el fragmento del discurso al que
remiten - para mostrar la actitud del hablante respecto de este- , pero, sobre todo,
para señalar el enfoque de las relaciones con el interlocutor que establece el que
habla -amistosas, corteses, etc.- . Con frecue ncia, los marcadores que nos ocupan
son indicadores de la cortesía verbal (positiva o negativa) (cf. el § 63.6.1). En cuanto
al tipo de significado que reflejan, los enfocadores de la alteridad suelen ser operadores: muestran la vinculación del marcador con el miembro del discurso al que este
remite, enriqueciendo la trabazón pragmática entre este y lo que le precede en el
discurso (cf. el § 63.1.4.2).
Esta clase de partículas se ajusta tambié n a las propiedades características de
los marcadores conversacionales; pueden aparecer inmediatame nte seguidos (con las
pausas y las modulaciones adecuadas de la e ntonación), e n relación con un solo
miembro del discurso:
(385) Hombre, mira, esto que me cuentas es, vamos, muy sorprendente, oye.
Se duplican con frecuencia, especialme nte en las intervenciones reactivas (hombre, hombre; oye, oye; etc.) y representan a menudo una intervención en el intercambio conversacional:
(386)
63.6.4.1.
A: A Paco le han concedido un premio.
8 : Mira...
Hombre
Destacamos, en este grupo de marcadores, en primer lugar, a hombre (cf. Beinhauer 1978': 38-40; Martín Zorraquino 1991: 270-272; Fue ntes y Alcaide 1996: 197203). Se trata de un elemento que presenta un proceso de gramaticalización a partir
§ 62.8].
del sustantivo homónimo, en su empleo como vocativo [Así, ha perdido la posibilidad de moción de número, como puede apreciarse en el ejemplo
siguiente, donde el hablante se dirige a varios interlocutores:
(387) Tnu: iBravo, don Gonzalo, bravo!
ToRRUA: iElegantísimo! iCada día más elegante!
P1CAVEA: i0eslumbrador1 ( ...)
GONZALO: (Riendo) iHombrc, por Dios, no es para tanto! [C. Arniches, La señorila de
Trevélez, 138]
No puede ir determinado por ningún adyacente, a diferencia de lo que sucede cuando se
emplea como un vocativo propiamente dicho (hombre de Dios, hombre de poca fe, hombre desconfiado, ele.):
(388) a. [...) lpor qué no vas ahora mismo a buscarlo?
-lAhora?
-Sí, hombre de Dios, iahora! [F. Ayala, El hechizado, 113]
4173
M arcadores conversacionales
63.6.4.1
b. A: Hombre de poca fe, confía en quienes le rodean.
B: Sí, sí... Ya vere mos cómo me salen las cosas...
No hace referencia exclusivamente al sexo masculino sino que puede afectar igualmente a
sujetos femeninos de cualquier edad, e incluso a toda especie de seres vivos (mujer. en cambio,
remite siempre a una interlocutorn de sexo remenino - y admite también adyacentes: se comporta,
más propiamente. como un vocativo: mujer astrosa, mujer generosa, mujer de annas tomar, etc.;
compárense entre sí los ejemplos primero y segundo que ofrecemos a continuación) (cf. Beinhauer
1973: 38):
(389) a. -lSe enamoró apasionadamente'/ /,O se dejó llevar por la conveniencia?
-iHombreeeee... , mujer! l Apasionadamentc? Yo no soy un hombre que se enamore
apasionadamente, perdidamente[...]. Aparte de que, entre ella y yo, hablábamos en
inglés. [P. Urbano, la Reina, 333)
b. CONSOLACIÓN: [...] Ande usted, ande usted.
DONA SACRAMENTO: M11jer, déjame a mí; yo no estoy para nada. [S. y J. Álvarez
Quin1ero, El genio a/cgn,, 841
c. iNo te asustes, hombre! lQué le pasa? [J. R. Jiméncz, Platero y yo, 56] (El poeta
le habla al burro Platero.)
/Jombre puede rcferírsc al propio hablante, como ente desdoblado, cuando este reacciona ante
una situación que, por ejemplo, le sorprende:
(390) - 1/ombre, aquí hay una farmacia de guardia.
La partícula puede combinarse, además, con un vocativo propiamente dicho (anteponiéndose
o posponiéndose a él) -d. (389a) ¡....... § 62.8]:
(391)
a. GONZALO: (... ] Venid y decidme... i,Sois muy dichosos, muy dichosos? La verdad.
NUMERARIO.-Hombre, don Gonzalo..., yo... ]C. Arniches, la se,iorita de Trevélez.
164]
b. P1CAVEA: \ ...] esa chiquilla es de mi absoluta pertenencia[...)
MARCEUNO: (Sonriendo irónicamente.) Hombre, Pablito, no quisiera quitarte las ilusiones, pero tampoco que vivas engañado. [C. Arniches, la señorita de Trevélez, 123]
c. -Asunción, hombre, no te pongas así. .
d. No le des más vueltas al asunto, Paco,'hombre.
Hombre refleja, pues, un proceso de gramaticalización que convierte a la par!Ícula en una unidad interjectiva, que matiza sus efectos de sentido según la-poSi~ión
que ocupa respecto del miembro del discurso en el que comparece, y que, además,
los modula, por medio, sobre todo, de los rasgos fónicos con los que se combina
(el tono, la cantidad silábica, etc.) (los signos paralingüísticos juegan también un
papel importante en dicha modulación) (cf. Luna 1996). La partícula presenta, por
tanto, la versatilidad distribucional propia de las interjecciones.
La función pragmática fundamental de este marcador es reforzar la imagen
positiva del hablante: hombre imprime un tono amistoso a la conversación; tiñe las
relaciones entre los interlocutores de cierta fam iliaridad o complicidad (incluso si
no se da el tuteo entre ellos: cf. el ejemplo (39la)). Con hombre el hablante atenúa,
en las intervenciones reactivas, la expresión de la disconformidad con lo dicho por
el oyente e incluso introduce efectos paliativos para calmar su posible enfado; de
modo análogo a como, en las intervenciones iniciativas y react ivas, el que habla
atempera, con la partícula, un enunciado directivo para evitar que su actitud ex-
63.6.4.1
LOS MARCADORES DEL DISCURSO
4174
4175
El valor positivo de la partfcula hombre escá conectado con el que guarda el suscancivo hopersona o ciercos adjecivos subs1an1ivados referidos 1ambién a personas: ¡,obre, inoce111e, ingenuo/a,
ele.}, en las que figura acompañado por el arcículo determinado:
(392) a. Juan, el hombre, anda preocupado.
b. - Míralo ahí, el cura, cómo se divierce. (F. Sopeña, Escrito de noche, 93]
c. En Buckingham Palace, la distancia cncre las cocinas y los apartamentos es tan
grande que el café se enfría por el camino. Están obligados a recalentar el café en
un infiernillo, los pobres. (J. L. de Vilallonga, El Rey, 1lO]
El valor persiste fuera de las conscrucciones apuestas, cuando la construcción remite a una
persona ya nombrada, e implica que el hablamc valora amigablemente al referido:
(393) Juan anda preocupado. El hombre no encuentra solución al problema del que te hablé.
Ocupando la posición inicial del fragmento del discurso en el que aparece,
lwmbre presenta, fundamentalmente, dos clases de efectos de sentido que se modulan con sendos tipos de rasgos suprasegmentales.
Muy frecuentemenle la partícula sirve para atenuar diversos grados de disconformidad del
hablante respecto de lo dicho por el interlocutor (en esos casos, el marcador se acompaña de un
tono menos elevado de voz en la primera sílaba - la acentuada: hom·, que el que le corresponde
a hombre cuando va incluido en intervenciones que implican sorpresa o alegría, y suele terminar
en cadencia en la sílaba siguiente -bre-, aunque también propicia la terminación con un tonema
suspensivo, que favorece el alargamiento de la vocal final: -breee):
(394) a. AMBROSIO: (...] Don Julio, lcómo usté por aquí?
Juuo: Hombre, no es tan raro, verme por aquí. ¡s. y J. Álvarez Quintero, El genio
alegre, 76]
b. -Vamos a ver, que yo me entere bien. O sea, que usted quiere que yo le diga a
Añoveros que se vaya dos o tres días a Roma y luego vuelva a Bilbao.
-Hombre, no. No tan rápido. Le he dicho dos o tres días, pero podrían ser dos o
tres meses. (V. Prego, Asf se hizo la transici6n, 105]
c. GONZAtO: ¡...] he oído decir que le gustan a usted mucho mis dos perros [...]
NuMERtANO: Hombre, como gustarme, ya lo creo. Son dos perros preciosos. (C.
Arniches, La señorita de Trevélez, 146] (Numeriano no quiere que le den los perros.)
El mismo efecto de sentido se da en intervenciones reaclivas más extensas, en las que el
marcador aparece al comienzo de un enunciado que sigue a otro respecto del que se expresa, más
propiamente, el desacuerdo:
63.6.4.1
b. En algún momento, durante la fase cumbre de Estados Unidos, ante la intensidad
de la agenda de visitas y actos públicos, don Juan Carlos le dirá al eficiente Rafael
Calvo Serer: «Rafael, 1ú organiza lo que creas de interés. Pero, hombre, iavísanos
un poco anees!• jP. Urbano, iA Reina, 1501
hortativa o imperativa molesten al oyente. Con el marcador se puede provocar también un cierto tono festivo o chistoso, alegre, etc., para señalar la sorpresa que algo
- una situación o lo dicho por otro- provoca. Normalmente, se trata de una partícula «reactiva»: refleja siempre la reacción ante algo implícito o explícito.
mónimo en cierta construcción apuesta (emparentada con otrns que contienen otros nombres de
Marcadores conversacionales
(Obsérvese que, en este último ejemplo, el marcador va precedido de pero que indica la contraargumentación entre los dos fragmentos implicados para la caracterización de hombre.)
En otras ocasiones, hombre aparece al comienzo de una réplica a la que ciñe de alegría, sorpresa
festiva, etc., y que suele reflejar la reacción ante una situación o un comentario inesperados. pero
que se asumen como agradables, gozosamente aceptables, etc. El tono que acompaña a la expresión
de la partícula en estos casos suele implicar una marcada elevación melódica en la primera sílaba
de la palabra (la acentuada: hom-}, que suele ir seguida de un descenso de la voz en la siguiente
(-bre):
(396) a. MARCELINO: Es el cumpleaños del Gobernador Civil.
MEN~NDEZ: iHombre! ¿y cuántos cumple? [C. Arniches, La setiorira de Trevélez,
1191
b. AvEu No: [... ¡ lCómo se llama usté?
BENITA: Benita.
AVELINO: Digo de apellido.
BENITA: Baranda.
AvELINO: (Sonriendo) iBaranda! iHombre, qué casualidad! Usté Baranda, y yo, Escalera. iNos completamos! (C. i\rniches, El amigo Melquíades, 75]
Como ocurre con la mayoría de los marcadores conversacionales, hombre se duplica a menudo.
Y ello, con los dos tipos de efectos de sentido que acabamos de mostrar. He aquí un ejemplo en
el que el marcador parece atenuar - festivamente- la oposición a la postura del interlocutor:
(397) GONZALO: [...) iYo!... iUn pobre viejo!... iFigúrate!...
P1CAvEA: lCómo viejo? Usted es como el buen viao, don Gonzalo; cuantos más años,
más fuerza, más aroma, más boUfJuet.
Trro: Y si no, que lo digan las mujeres. Ellas acreditan su marca. Le saborean y se
embriagan. iNiéguelo uSled!
GONZALO: (Jovialmente.) iHombre, hombre!... Entono y reconforto... Voila 10111••. iJa, ja,
ja! [C. Arniches, La seiiorita de Trevélez, 1l9J
Cuando aparece colocado al final del miembro del discurso al que remite, e l
marcador se liñe del valor ilocutivo que presenta el enunciado que lo precede, en
el que se integra. Presenta, así, la expresión del hablante más atemperada:
·
(398)
ª·
DOÑA SACRAMENTO: No te apures, hombre. Tan pronto lloras como ríes. Pareces
loco. (S. y J. Álvarez Quintero, El genio alegre, 48]
b. RAFAEL: No saltes más. hombre. [C. Arniches, El amigo Melqu(ades, 49)
c. -Su trabajo va a estar muy lejos de la Comandancia - lo observa con recelo, con
consternación, con pied..td el general Scavino-. No sea ingenuo, hombre. lSe le
ocurre que le podría abrir una oficina aquí, para el tráfico que va a organizar?
(M. Vargas Llosa, Pantale6n y las visitadoras, 25]
(395) a. - Ese es el problema de los jóvenes, lno? de ahora (Se refiere al problema de la
droga.)
-Sí, sí, sí... No hay..., no hay otro, leh? En eso estoy de acuerdo. Jlombre, que no
hay trabajo también es muy importante. (M. A. Martín Zorraquino, Elemenlos de
cohesi611 en el habla de Zaragoza, 271 J
A menudo, en función de las relaciones que exislan entre los interlocutores, la expresión del
marcador, en estos casos, puede resultar •paternalista• (si el hablante ocupa una posición de más
poder que el oyente) o de cierta «rebeldía» jovial y hasta «insolencia• (si se trata de personas en
parecida posición jerárquica o en situación de subordinación respecto del interlocutor):
63.6.4.2
LOS MARCADORES DEL DISCURSO
4176
(399) a. Cámbiese usted de gafas y venga a la oficina con otro traje, hombre.
b. MENéNDEz: l Pero usted la ha ofendido?
NUMERIANO: iYo qué la voy a ofender, hombre! (C. Arniches, La señorita de Trovélez, 134]
c. AVELINO: Ni uoa palabra más. i Lo grabo (el nombre] en aqueUa encina [...)?
BENITA: Pero lme quiere usted dejar en paz, hombre? [C. Arniches, El amigo Melq11/ades, 75]
El marcador puede confundirse, en fin, prácticamente, con el vocativo cuya
gramaticalización refleja, sobre todo, cuando aparece colocado en el interior del
miembro del discurso al que afecta:
(400) TITO: iSe ha enterado don Gonzalo del jaleo?
TORRIJA: Creo que no. Pero, en fin, yo también temo que Galán, si apuramos mucho
la broma, en su desesperación, confiese la verdad y se produzca una catástrofe.
TrTO: No asustarse, hombre, si le tiene a don Gonzalo más miedo que nosotros.
JC. Arniches, La señorita de Trevélez, 156] '"
4177
Marcadores conversacionales
63.6.4.3
El hablante utiliza frecuentemente este valor de bue110 para introducir la respuesta a una pregunta que siente orientada en sentido contrario c1 lo que él opina o prefiere. Ateoúa, así, con bueno
J¡¡ disensión con el interlocutor que él cree percibir a través de lo que infiere de la pregunta de
este:
(402) -i.Estaban ¡...] en una especie de campaña de márketing, anunciando un «producto•
nuevo...?
- Bueno... había que dar la imagen de que lo que vendría sería muy diferente de lo
que había. f P. Urbano, La Reina, 245)
En otras ocasiones, el hablante incluye bueno al comienzo de su respuesta, no tanlo porque
intuya un desacuerdo con el oyente sino porque trata de no imponerle a este su opinión o, al
menos, intenta no presentar su contestación como la única posible:
(403) ENC.: iA qué se lo atribuye?
INF.: Bueno, yo se lo atribuyo al subdesarrollo. (Á. Rosenblat y P. Bentivoglio, cds., El
/tabla cu/tu de Caracas, 28)
Este tipo de bueno comparece, asi mismo, con funciones análogas a las expuestas, en interven-
63.6.4.2.
Bueno
Otra partícula que consideramos un 'cnfocador de la alteridad' es bueno, cuya
polifuncionalidad ya ha sido subrayada. El bueno que nos ocupa ahora resulta
distinto del marcador modal deóntico (§ 63.6.3.1) y del bueno metadiscursivo
(§§ 63.6.5.1 y 63.6.5.3): este nuevo tipo de bueno no expresa la «aceptación» de un
fragmento del discurso previo, al que marca como una «propuesta» modal; tampoco
contribuye propiamente a la estructuración de la conversación (parece re(lejar un
valor intermedio entre el deóntico y el metadiscursivo). Este tipo de bueno sirve
para reforzar la imagen positiva del hablante y se emplea normalmente al inicio de
una intervención reactiva que implica un cierto desajuste, oposición, disconformidad,
desacuerdo, etc., con el interlocutor.
Con esta clase de bueno el hablante marca la atenuación de su propia posición; como señala
Haverkate ( 1994: 30), «sirve de enlace pragmático entre la locución del interlocutor que expresa la
opinión no aceptada y la locución del propio hablante que expresa la opinión contraria,. He aquí
un ejemplo que puede ilustrar el tipo de bueno al que nos referimos:
(401)
-f... J Mi padre nunca fue masón. Nunca. Su hermano, mi tío Jorge 11, sí lo era. Mi
marido, el rey Juan Carlos, ni lo es ni lo ha sido. Y tampoco don Juan. Se ha tenido
siempre un extraño interés en decir eso. Pero no es verdad.
-Bueno, en Inglaterra el rey es masón porque se le exige. Del mismo modo que se le
exige ser jefe de la Iglesia anglicana y mando supremo del ejército. Quizá un rey en
apuros, buscando apoyos de su tradicional madrina, la Gran Bretaña...
-Es posible que en Inglaterra haya esa exi~encia; pero en Grecia no la había, y en
España tampoco. [P. Urbano, La Reina, 96] '·'
ciones reactivas que remiten u se refieren a lo opinado, comentado o expuesto previamente por el
interlocutor:
(404) a. ENc.: Muy bien. Veo que a us1ed le gusta el ambiente porque veranear por ahí en
un poblacho, eso no le convence.
INF.: Bueno. vamos a ver, no es exaclamcnte eso. Es decir. a mí me gusta un sitio
quizás inlermedio, ¿no? (M. Esgueva y M. Cantarero, cds., El habla de la dudad
de Madrid, 31]
b. ENc.: Pero seguramente esta gente contaba con un gran capital lno?
INF.: Bueno, era la gente poderosa de Venezuela. era el grupo M [...] IÁ. Rosenblat
y P. Bentivoglio, eds., El habla cu/tu de Caracas, 27]
c. lNF.: Entonces usted diría, por ejemplo. que todos lo... las personas que son equilibradas, en Venezuela, pose... poseen una madre equilibrada, iuh?
ENC.: ...bueno, no... ¡A. Rosenblat y P. Bentivoglio, eds., El habla culta de Caracas,
16) "'
63.6.4.3. Vamos
Otra partícula análoga, pragmáticamente, a las que venimos considerando es
vamos (cf. Beinhauer 1978': 75 y 414-416; Fuentes y Alcaide 1996: 150-163, y Fuentes J998). También la función fundamental de este marcador consiste en reforzar
la imagen positiva del hablante: con vamos, este trata de favorecer la comunión, con
bueno como saludos corteses y amigables, y aduce cjcm~os lomados de Ccr'1an1cs y de Lope de Vega, de los que incluimos
dos:
(i)
•• Para el uso de los vocscivos como proa:dimicn10 exprcsiVtJ de la cortesía verbal en esp.iñol. véanse Jos H 62.8.1·
2 de ~ ta obra, así como Maverka1e 1994: 216-221 y Vhque1.. 1995. Adviértase que el marcador hombre, como unidad
interjeaiva. admite mayor versa1ilidad de mat.CCS que el vocativo -este refleja, de modo más constante, la cortesía pOSitiva.
m Como indica Haverkate (1994: 30), el propio sentido léxjco positivo de but no favorece que la partícula llegue a
convenirse, una vez gramaticali1..ada (d. el f 63.6J.1). en una señal de cortesfa positiva. Ya en la lengua clásica se rccogen
ciertos giros en los que comparece bueno (usado ahf más propiamente como adjc1ivo calificativo) que son caracterizados
como expresion~ familiares o amistosas. Así, por ejemplo, Garcés (179 1: 115) comenta las íórmulasi:Jd6nd~ bueno y d6nde
a. i,Adóndc bueno c.1mina vucsa mtrccd? IM. d~ Cervantes, El ingenioso llidi:J(Jr:O don Quíjote ,it li:J Mancha,
parle 11, lillro 8, capflulo 72. npud O. Garcés, F1mdt1menm del l!ig<>r y elegancia de la len,,110 c11stell,mo.
upue'flO t'n d propio y 1·,u10 ioo ti~ sus parlículas, 115)
b. Pues. id6mle bueno, i.cñora~. / Tan de prisa y a e,<,;t.ts horas? !f. Lopc de Vega, la .~ano de la Vt:ra. apud
G. Garcés. Fu11dmm:m,) d,d Wgo, y ~/ega11du tk lo ltngua rasrellano, apuesto er, ,I propio y rario uso de sus
partkufo_r. 115)
1?11 Es1a cl~sc dt: bueno permile. de 01ra parte, que el hablante pondere la respuc.sta más adecuada, sobre todo cuando
no está lle acuerdo con lo dicho por d interlocutor (o con lo que él cree que este piensa).
63.6.4.3
LOS MARCADORES DEL DISCURSO
41 78
su propio discurso, de los participantes en la conversación, al incluirlos en la misma
esfera enunciativa, a través de la marca de la primera persona verbal que la partícula
contiene.
Vamos representa una unidad interjectiva que muestra e l resultado de un proceso de gramaticalización a partir de la primera persona del plural del presente d e
indicativo del verbo ir. La partícula no p uede contraer las relaciones sintagmáticas
características de la forma verbal de la que deriva (no admite la negació n, ni la
combinación con adyacentes, etc.), ni puede alternar, paradigmáticamente, con otras
unidades verbales; po r otra parte, refleja la pérdida del valo r semántico originario
«de movimiento» inhere nte al verbo ir, de l que perdura, no obstante, un cierto
matiz, en la medida en q ue el marcador sirve, como operador, para introducir una
invitación a que el oyente haga un esfuerzo común con el hablante para continuar
el hilo de la conversación (cf. Be inhaue r 1978' : 414), reforzando las relaciones significativas existe ntes entre los miembros del discurso. ,,.
Vamos presenta una gran versatilidad distribucional~ es muy frecuente en el intercambío con·
versacional. y adquiere efectos de sentido variados. En todos sus empleos se advierte, con todo, el
deseo de implicar a todos los interlocutores en la misma perspectiva enunciativa, al tiempo que el
hablante refuerza su imagen positiva (ya sea para subrayar algo que no crea diseordancia con el
oyente, ya sea para atenuar el sentido de aquello que puede originar un desacuerdo).
En el ejemplo que sigue, el hablante incluye vamos para recalcar los erectos negativos que se
están produciendo en la ciudad en la que vive (Caracas); introduce, así, la partícula para destacar
lo que le parece la idea fundamental a la que lleva su argumentación, y, sobre todo, para que el
interlocutor se sienta atraído hacia su punto de vista y lo comparta:
(405)
(...] la ciudad tiene una cantidad de ... desequilibrios, estructurales, de organización, de
hacinamiento (...] vamos... estamos creando un fenómeno, un monstruo. (Á. Rosenblat
y P. 13entivoglio, eds., El habla culta de Caracas, 11]
En otros casos, en cambio, con vamos se atenúa la oposición a lo dicho por el interlocutor
incitando también al oyente a que adopte la posición de quien habla:
Marcadores conversacionales
4179
63.6.4.3
(407) a. Estoy agotada. He trabajado ya más de tres meses, sin parar. Vamos, estoy extenuada.
b. Sirva de anecdotario que tiene Martínez Montañés, Valdés Leal, Murillo, tiene...
vamos, es una pequeña obra de arte esa iglesia, l no'! [apud C. Fuentes Rodríguez
y E. Alcaide Larn, la expresión de la modalidad en el habla de Sevilla, 159)
En otros casos, en cambio, el marcador va pospuesto al fragmento del discurso al que afecta
(la expresión del hablante suele ser, en estas ocasiones. menos vacilanlc en la medida en que la
idea que ha querido precisar está ya dicha):
(408) a. f'LORA: (...] ¿qué te han gus1ado más, los ojos. la boca, el pie?
NuMERIANO: Ah, eso no, no ... Detallar, no he detallado. Me gustas, lcómo te diría
yo? ... En conjunto, en total... Me gustas en globo, vamos... (C. Arniches. 1A señorita
de Trevélez, 162]
b. P1CAvEA: (...] habrá usted comprendido también que a ese monume nto de criatura
le he puesto verja.
M ARCELINO: lCómo verja?
P1cAvEA: Que esa chiquilla es de mi absoluta pertenencia, vamos. IC. Arniches, La
señorita de Trevélez, 123]
c. Tamhién estaba la reina [... J, su hermana la princesa Irene de Grecia, mis dos hijas,
las infanta~, doña Elena y doña Cristina, y mi hijo don Felipe, el príncipe de Aslurias. Toda la familia, vamos. [J. L de Vilallonga, El Rey, 252] '"'
En 01ros contextos la partícula nos muestra precisamente cómo el hablante marca con vamos
la búsqueda de la expresión que considera apropiada aunque no llegue a conseguirla (e implica al
interlocutor a través del marcador):
(409) Los señores están disgustados porque quisieran que la señorita fuese como su prima,
de esas que..., vamos, de esas que..., en fin, una es vieja y no sabe explicarse. [J. Carabias, Crónicas de la República, 113]
Otro tipo deSlacado de efectos de sentido que presenta vamos es el de atenuar las inferencias
que se deducen del discurso que se va exponiendo. Este tipo de valor viene a coincidir, pragmáticamente, con el concesivo que presenta tan a menudo bueno en cuanto marcador modal deóntico
(§ 63.6.3.1): el llamado bueno «rectificativo,. o «autocorrectivo». En este caso, sin embargo, la partícula que nos ocupa apunta prioritariamente a la coopc;ración entre los interlocutores, a su com-
(406) - Don Manuel quiere pedirle a usted un favor.
- lUn favor a mí, don Manuel...? Vamos, vamos... Quien puede hacer favores es él y
yo no le he pedido nunca ninguno ... [J. Cambias, Crónicas de la Reptíblica, 81]
plicidad. Con vamos el hablante pretende que el oyen té se ponga en su lugar y no se siema molesto
ni disconforme con Jo que él dice.
Detengámonos, en primer lugar, en el primer tipo de efectos de sentido destacado.
El fragmento del discurso que introduce vamos -o al que va pospuesta la partícula (pues el
marcador tiende a privilegiar las dos posiciones características de las interjecciones)- suele representar la expresión más ajustada para lo que el hablante quiere decir. Como si el que habla tratara
de ir precisando, en su elocución, sus ideas, sus apreciaciones, etc., y pretendiera, al mismo tiempo,
que el interlocutor comprendiera su esfuerzo1 lo siguiera y coincidiera en la posición final con él
( en cierto sentido, hay algunas analogías pragmáticas entre estos usos de vamos y los de cier1os
marcadores 'reformuladores': cf. el § 63.4 y ss.) (véase Puentes Rodríguez y Alcaide Lara 1996: 152
y 159). He aquí un par de ejemplos que ilustran Jo expuesto. Colocamos, en primer lugar, los casos
en los que vamos precede al fragmento del discurso al que remite:
b. NUMERIANO: (Recobrámwse s1íbilamente) No. Nada, nada ...; ya se me pasa; no es
nada. El sombrero, el bastón... Esto se me pasa a mí corriendo..., vamos, a escape,
quiero decir... (C. Amiches, la seiiorita de Trevélez, 177]
t!'> Como sucede con bue,w, vamos. refleja también la supi!rposición di: varias fundoncs: cs., fundamentalmente, un
t!nfocodor ck lo alteridad, en la conversación, pero, al mismo tiempo, sirve para construir o configurar l!I discul'$0: com¡>3rte
rasgos funCtonales con los tstruc111radores dt la información (J 63.2) y ron los n:fommlado«s (f 63.4). (Insistimos sobre ello
en el texto.)
(4 IO) a. En aquellos momentos tu familia no me ayudó nada. Vamos, a mí al menos eso
me pareció.
La entonación permite distinguir los dos tipos de vamos que hemos destacado: el primero es
más resuelto y suele terminar en cadencia; el segundo, en cuanto atenuador, se combina adecuadamente con el toncma suspensivo.
l"1 Esta clase de efectos de sentido de vamos se manifiesta no ~o dentro de una intervención, sino precisamente, en
el intercambio rooversad0t1al, de suerte que, a veces, es el O)'Cntc el que introduce vamos cooper.mdo con el hablante y
situando a ambos interJocutorcs en la misma perspectiva cnuncintiva:
(i)
-{...) No creo exagerar si digo que aquella gente estaba allí para abrirle las puertas, jugar al golf con él y
aoompañark en las ca«rías.
-Sirvientes de lujo, l'llmoJ - insinué.
- En dcrto modo, sí. (J. L de Vilallonga, El Rey, 341
63.6.4.4
LOS MARCADORES DEL DISCURSO
4180
Al ser una partícula que trata de ajustar el discurso a lo que el hablante trata de decir, buscando, al mismo tiempo, la complicidad o la co-participación con el interlocutor, vamos sirve frecuentemente para destacar los miembros que integran el fragmento del discurso en el que el marcador aparece. Vamos participa entonces de ciertas propiedades características de los estrncwradores
de la i11fonnación (cf. el §63.2.2.1) (cf. Fuentes Rodríguez y Alcaide Lara 1996: 155-158):
(41 1)
a.
b.
c.
d.
Le dije que viniera y, vamos, que estaba invitado.
No se lo creía pero, vamos, yo lo convencí.
Es mi mejor amiga porque, vamos, la quiero mucho.
Le he regalado la moto para que ... vamos, para que venga a verme.
A menudo vamos, como muchos otros marcadores discursivos, se construye seguido de que; la
conjunción no se subordina, sin embargo, al marcador (que puede ir separado, por medio de una
pausa más o menos pronunciada, de este que), sino que introduce una oración con cierto valor
explicativo o conclusivo (cf. el§ 63.1.3. 13):
(412)
a. Este día que os cuento, había acudido toda la comunidad [de religiosas], por la
curiosidad de ver nuestro debut. Vamos que estaba el «Completo•. [E. Marco Buil,
Memorias de 11na antigua alumna del Sagrado Corazón, 39]
b. [...] entre ella y yo, hablábamos en inglés. En inglés, oye, y a mí el inglés no es
precisamente lo que más me... Vamos, que no es un idioma que me inspire y me
apasione ... [P. Urbano, LA Reina, 333] "'
H 81
Desde el punto de vista semántico, el marcador mira (y sus variantes) refleja
un claro proceso de 'desemantización'; ha perdido su significado originario -«aplicar la vista a un objeto»---, para pasar a convertirse en una señal que trata de atraer
la atención del oyente a la esfera del hablante. 1.12 Con mira, ele., el hablante introduce un mie mbro del discurso que conside ra informativamente relevante para el
oyente y trata de acercar a este a su propio ámbito, con lo que, frecuentemente, la
pa rtícula puede constituir un procedimiento expresivo de la cortesía positiva: el hablante inte nta, con ella, aproxima r al inte rlocutor hacia sí, hacerse comprender por
este. He aquí algunos eje mplos que ilustran lo que queremos decir:
Mira, mire
Otros 'enfocadores de la alteridad' reflejan también la gramaticalización de una
forma ve rbal [--+ § 60.2.2.3). Entre estas partículas analizaremos, en primer lugar,
mira (y sus variantes), que se encuentra estrechamente relacionada con otra, oye (y
sus variantes), con la que se combina frecuentemente (oye, mira; mira, oye) (cf.
Beinhauer 19783: 60-63; Fuentes Rodríguez 1990b; Pons 1998b).
Mira constituye el resultado de un proceso de gramaticalización a partir de la
segunda persona del singular del impe rativo del verbo mirar.
Como marcador, las únicas variaciones que admite mira son Ja de número, asociada a la se~
gunda persona verbal (que no es automática: para un interlocutor plural se puede usar también
mira), y la correspondiente al tratamiento - no formal (de tú o de vos, en las zonas de 'voseo') o
1 1
El ,,amos marcador que acabamos de considerar debe distinguirse del uso interjectivo en el que l'i1mo, constituye
'
una exclamación autónoma que sirw, bien para animar a actuar a alguien, bien para expresar diversas reacciones anímteas
o afectivas (sorpresa. desencanto, enfado, etc.) 1§ 62.7):
(i)
a. A; iOue son las diez!
B: /,Qué dices?
A: iQue te levantes! iVamos! iArriba!
b. A:. Me han dado el premio.
B: iiVamos!! iQué alegria!
c. A: Me niego a hacer las camas.
8: /YQnwsf Pero lqué te has creído?
En el lenguaje vulgar 1,'QmóJ' puede perder la consonante inicial. tanto en sus empleos como marcador como en aquellos
en que funciona como una exclamación imerjectiva aulónoma:
(ii)
H101~10: (...1Tú has dao un cambiazo, Nieves; ni me quieres como me querfas, ni te alegra ya mi querer.
Nu::.vF.S: Amos, chico; quita, quila. A ti te han hecho guiños. fC. Arniches, El amigo Mefqutadn, 57)
63.6.4.4
formal (de 11sted)- : mira (miró, en la América voseante)/mire; mirad (miren, en las áreas hispaaohablantes donde quedan neutralizadas las diferencias de tratamiento en plural -América, Anjalucía, Canarias, etc.-; mirar, muy frecuente en la conversación)/miren (para el tratamiento ex·
: lusivamente formal, en el plural, en la mayor parte de España) [--+ Cap. 22J.
Aparte de las variaciones señaladas, mira. mire, etc., se comportan como panículas discursivas,
claramente interjectivas, que se ajustan, en general, a las propiedades que hemos establecido en el
§ 63.1.2 y ss. No admiten ningún tipo de complementación (•mira esto; •mira allí; •mira de reojo,
cte.) y solo esporádicamente comparecen con el sujeto (mira tú; mirá vos; mire usted, etc.) o con
un vocativo que se refiere a este (mira. Ana; mire, don Pedro, etc.); tampoco admiten la negación
(el tipo de construcción no mires. no miréis, etc., no representa al marcador), etc. En c<1mbio, estas
partículas pueden muy bien ser moduladas por medio de la entonación (con todo. no adoptan,
§§60.2, 61.1.4 y 61.3.IJ.
como es regular para todo imperativo, la modalidad interrogativa) [-
(413)
63.6.4.4.
Marcadores conversacionales
a. No se lo enseñé porque, mim, no tuve tiempo.
b. ¿Y dónde has aprendido tanta mitología? Pero miro, así no se escribe. [M. Alvar,
El envés de la hoja, 12]
c. ENc.: ¿En qué consiste [tu profesiónJ'I
INF.: l En qué consiste? Mira, eso es una cosa que yo todavía no he descubierto,
en qué consiste exactamente. Tiene muchas facetas lno? [Á. Rosenblat y P. Bentivoglio, eds., El habla culta de Caracas, 25]
Como sucede con otras unidades inte rjectivas, mira, e tc., matiza claramente sus
efectos de sentido según que vaya antepuesta o pospuesta al miembro del discurso
al que afecta. Cuando va pospuesta a este, ~dquiere, generalmente, un tono más
autorreflexivo y, en cierto modo, autorreferente: apunta no sólo al interlocutor sino
al propio hablante, que parece subrayar que él mismo es consciente de las infe rencias más relevantes que se deducen del me nsaje. Esta circunstancia se da nq sólo
en los casos en los que el segmento discursivo afectado es emitido por el hablante,
sino tambié n e n aquellas ocasiones e n las que mira implica la réplica inmediata a
una intervención previa:
(414)
a. - No se ha salvado nadie en el accidente, mira.
b. A: Le ha tocado la lotería y se va a comprar un piso.
B: Mira ...
A diferencia de lo que sucede con oye, miro tiende a condicionar el valor inlocutivo del segmento que introduce. Al ser una señal que marca la relevancia de las opiniones o de las preferencias
del hablante, la partícula se combina más a menudo con enunciados declarativos y directivos que
con preguntas. Cuando introduce oraciones o construcciones interrogativas, o bien estas tienen los
i '2 Min, puede referirse 1amhién al propio hahlanle cuaOOo este se dcsdohla, y cumple, entonces, una función análoga
a la que descmr,cña cuando afecta a otro oyenlc: Mira. Maria Amoma. tk,U!s que acabar, de una 1'(2, el rrubajo.
63.6.4.4
LOS MARCADORES DEL DISCURSO
4182
valores inlocutivos citados, o bien el marcador sirve para atenuar la actitud inquisitiva que conlleva
loda pregunta, al liempo que crea una cierla atmósfera de confianza con el interlocutor:
(4L5) a. Mira, icómo has sido capaz de hacerle eso a tu hermano? (= Mira, le has com·
portado mal con tu hermano)
b. Mira, icuándo vas a aprender a guardar la ropa en el armario? ( = Mira, debes
guardar la ropa en el armario)
c. Mira, l qué te gustaría ser? (Viene a querer decir: «Cuéntame lo que le gustaría
ser-)
Como sucede con los marcadores que participan de características interjectivas. mira puede
presentar efeclos estilísticos muy diversos. En general, marca la posición del hablanle en relación
con el oyenle, en el senlido de a1raer a esle hacia su ámbilo e indicarle su punlo de visla. Pero la
partícula puede ser sinlomálica de divcr.;as matizaciones afec1ivas: permile imprimir de cordialidad,
simpatía, ponderación. mesura, e1c., la expresión del miembro del discur.;o que introduce, y 1ambién
puede subrayar la ira, el enfado, la protesta, ele., implicados en lo que se va a decir. En la medida
en que mira señala un cierto «posicionamiento» previo a la emisión del mensaje que introduce, la
partícula puede, en ocasiones, favorecer el acercamjento entre los inlcrlocutores creando una al·
mósf~ra cordial que, por ejemplo, atenúe la posible disensión que cause lo que vaya a decirse; pero
también, otras veces, el marcador resulta una expresión cortante, tajante, amenazadora, etc., porque
puede orientar el discur.;o de forma airada desde el ámbito del que habla, tanto para introducir
una amenaza, por ejemplo, como para replicar ante algo que le ha provocado enfado, disguslo, etc.
He aquí algunos ejemplos:
(4}§1 a. Mira, deberías lener paciencia con tu suegro. (Con tono palernal)
b. Miro, no estoy dispuesto a seguir aguanlando esto. (Con 1ono que atenúa el mensaje
que sigue al marcador)
c. Mira, hasta aquí hemos llegado. (Con lono amenazador)
En la articulación del discurso, se des1acan, espccialmen1e, dos efectos de sentido de este
marcador.
Muy a menudo, mira o mire, etc., se emplean para introducir la explicación, la justificación, la
demos1ración, etc., de algo que el hablante ha hecho o ha expueslo previamen1e (o que se infiere
de lo hecho o de lo dicho por él):
(417) a. Castizo al máximo [el duque de Alba] en el «Misterio• de Elche, en el último
verano de su vida: «Mire, Sopena, yo dejo pasar siempre delante a los curas pero
ahora para mear, después de cuatro horas, no•. [F. Sopeña, Escrito de noche, 133]
b. «A veces lo que me emociona es algo bueno, algo de valor, algo muy bonito que
no esperaba. Mira, por ejemplo, el otro día habíamos hecho una escapada a Palma
[...]. lbamos andando (... (. En estas, pasamos por delante de una pandilla de chiquilos. [...] Entonces, uno de ellos [...] me mira. [...( JQué mirada! (...] Se me empañaron los ojos». [P. Urbano, La Reina, 327]
c. P.: l Qué tipo de gitana eres? i Qué es ser gitano?
R.: Mi padre ha sido un gitano muy cabal. Mí madre no era gitana. Pero los tres
hijos le hemos salido gitanos. Mira, ser gitano no es un lunar, ni una forma de
pensar, ni una forma de vivir. Es una forma de sentir. [E/ Mundo, 28-1-1996, 6]
El otro valor frecuente e interesante de mira o mire, etc., es el que presentan estos marcadores
cuando comparecen en una inteivención reactiva introduciendo un fragmento de discurso con el
que el hablan1e justifica una opinión o un punlo de vista contrarios a los del inlerlocutor. Veamos
el ejemplo siguienle:
4183
Marcadores conversacionales
63.6.4.5
(418) P.: El problema es que algunos analis1as han senalado la posibilidad de que las restricciones provoquen un estallido social e. incluso, los mismos sindicatos han alertado sobre
el peligro de ver.;e rebasados...
R.: Mire, 1995 fue el año en que se registró el menor número de huelgas en la historia
moderna del país. Esto evidencia la enorme madurez y responsabilidad del pueblo de
México y de las organizaciones que lo represenlan. [El MwuÚJ, 24-1-1996, 201
De lo que dice el primer interlocutor se infiere que las medidas económicas que se están
aplicando en México eslán creando malestar social. El segundo interlocutor, en cambio, postula
- atrayendo la alención del oyente hacia su punlo de visla- que lo que sucede en el país justifica
sostener la opinión contrnria (no ha habido huelgas, lo que muestra que la población y los sindicatos
no desaprueban las medidas aludidas, sino que las comprenden y las aceptan).
Otros ejemplos que revelan el mismo efecto de sentido:
(419) a. P.: El Ministerio de Salud Pública advierle que muchos de los equipos son de baja
calidad o están desfasados, y yo he visto informes que seíialan la existencia de al
menos dos equipos españoles defectuosos...
R.: ¿Qué son dos equipos en un negocio de 50 millones de dólares? Mire, los casos
han sido mínimos y no se han dejado de atender ninguno de los problemas que
pudieran haber surgido. [E/ Mwulo, 29-1-1996, 65)
b. A. H.: Usted decía hace tan sólo un mes que nunca aceptaría hipotecas para gobernar de nadie.
J. M. A.: Bueno, mire usted, una cosa es el pacto en polílica, el acuerdo en política,
el diálogo en política y otras cosas son hipo1ecas que no se puedan aceptar o no
se puedan asumir. [E/ Mundo, 7-1-1996, 8]
c. A: No ha venido nadie a la biblioteca.
8: Mire, hoy es sábado. La gente también tiene derecho a descansar. '"
63.6.4.5.
Oye, oiga
El marcador oye está clarame nte relacionado con mira, con el que se combina
frecuentemente (§ 63.6.4.4) (cf. Beinhauer 19783: 64-66; Fuentes 1990a y 1990b;
Pons 1998b).
Oye reíleja también e l resultado de un pr()\:eso de gramalicalización a partir de
la segunda pe rsona del singular del imperativo ·(en este caso, del verbo oír).
Las únicas variaciones que admite la partícula son las indicadas en rela~ión con mira: la de
número, asociada a la segunda perrona verbal (oye, oí -en la América voseante-1 oíd. oiga,¡ -en
América, Andalucía, Canarias, cte.-, oír - muy frecuente en la conversación-) (variación que no
es automática, como ya se ha señalado para mira, pues oye puede utilizarse con referencia a un
inlerlocutor plural), y la de iratamiento (no formal: oye, o~ oíd, oiga,~ oír; formal: oiga, oigan).
Aparte las variaciones señaladas, y el hecho de que. como mira (y sus varianles), oye (y las suyas)
pueda combinar.;e también, esporádicamente, con el sujeto o con un vocativo (oye tú; oiga usted;
oye, Juan; oiga, Pedro; oiga, don Jesús, etc.), la partícula que nos ocupa se ajusla, en líneas generales,
como mira (cf. el § 63.6.4.4), al estatuto de 'marcador del discurso' que hemos determinado en el
§ 63. l.2 y SS.
Oye conslituye 1ambién (como mira ) una unidad in1erjectiva [ - §§ 60.2.2.3 y 62.9.1 (. Presenta
la versatilidad distribucional de las interjecciones. Es modulada por medio de la entonación y adopt.'-' Conviene destacar que hay otros uS<l'i de mira quc quedan fuera de nuestro objeto de estudio porque no se ajustan
al estatuto de marcador que hcmn-; acotado en la pre!ienle contribución (cf. el § 63.1.2 y ss.). Se 1ra1a de k>S empleos
WÓ dónde
intensificativos de mim, de ciertas fórmulas en las que comparece e:,;te signo. etc.: Miro qué g11npa ,s.16, Mira
(.,11¡,e, Mita que no acordarte <k que Edtu1rdo K iba h<Jf de ~·iaje f. ..} [J. Marías, Mailana e11 la &Ua
h&y ha ~-tnido
en mi,
651.
punsa
63.6.4.S
LOS MARCADORES DEL DISCU RSO
4184
ta, en ocasiones, rasgos exclamativos. A diferencia de lo que sucede con mira, oye puede combinarse
-a pesar de reflejar una forma imperativa- con la entonación interrogativa. Pero aludimos a usos
que no afectan propiamente al marcador de que tratamos. Nos referimos a los empleos de oye,
oiga, etc., con los que intentamos comprobar si el interlocutor nos escucha, cuando no se encuentra
cara a cara con nosotros -o, por alguna circunstancia, le resulta muy difícil oírnos- (si le hablamos
por teléfono, por ejemplo, o a través de una pared o de una puerta, e tc.):
(420) a. A: Wye? lOye?
B: Sí. Le escucho, le escucho... Diga, diga... Hable...
b. -1.0iga? iSe ha cortado la comunicación'
Desde el punto de vista semántico, el marcador oye refleja también -quizá, en
me nor medida que mira- un proceso de pérdida de su valor significat ivo pleno - a
partir de oír como «percibir por el oído,,, «atender a quien nos habla», etc.- . La
'desemantizaeión' de oye se puede apreciar cuando se compara su funcionamiento
con el de la forma verbal plena correspondiente (en combinación, por ejemplo, con
míra, que también puede usarse como unidad plenamente verbal y como marcador
discursivo):
(421) a.
A; Mamá, mañana vamos de excursión.
B: Pues oye y mira bien lo que te digo. hija mía: no se te ocurra meterle en el río
antes de hacer la digestión.
b. A: Paco, me he comprado un abrigo de visón.
B: Pues oye. mira. Mercedes, me parece un disparate, lqué quieres que te diga?
Los ejemplos precedentes muestran que, cuando oye y mira funcionan como verbos plenos,
como en el ejemplo (421a), admiten sus complementos y modificadores habituales, y pueden coordinarse entre sí. Eo cambio, cuando funcionan como marcadores -en el ejemplo (42lb)-, no
pueden combinarse con ningún término adyacente (salvo el sujeto o el vocativo, como ya se ha
señalado) ni se someten a la coordinación (cf. el § 63.1.3.5).
Oye (y sus variantes) sirven, fundamentalmente, para introducir un miembro del
discurso como un conjunto informativo relevante que el habla nte desea transmitir
al interlocutor. El marcador implica, pues, también como mira, un «posicionamiento» en relación con el oyente; pero, mientras que, con mira, el que habla trata
de atraer al interlocutor hacia su propio ámbito, con oye, el hablante intenta introducirse en la esfera del oyente.
Como hemos indicado para mira, también oye puede servir. además de para enfocar la información hacia el interlocutor, para establecer estrategias relacionadas con la cortesía verbal. La
presencia del mareador puede reforzar la imagen positiva del hablante en la medida en que favorece
el acercamiento hacia el oyente (sobre todo, si se incluye un vocativo afectuoso a continuación):
( 422) a. De pronto oí que Angel ita le decía a su novio, que, por excepción, era paisano:
--Oye, mi vida, el domingo no podremos vemos.
-iCómo? lQué dices?
-Que no podremos vernos. Me han avisado para salir de propaganda. (J. Carabias,
Crónicas de la República, 254]
b. -lCuánto te han dado por el l.ancia?
-Setecientas.
- l Y eso qué es, mucho o poco?
-Está bien. Oye, tú, que vas a ser famoso, que has salido en la tele. [J. Giméoez.
Arnau, Yo, Jimmy. Mi vida entre los Franco, 451
4185
Marcadores conversacionales
c.
63.6.4.5
1---l Oye, no pierdas el tiempo en esas letras gótic-•s tan difíciles... [M. Alvar, El
envés de la hoja, 121
Pero, como hemos indicado para mira, la partícula oye se presta también, dada la polivalencia
característica de las interjecciones, para enfocar con tono agresivo al interlocutor (máxime, si va
acompañada de un vocativo de carácter peyorativo o insultante):
(423) -iCuánto quieres por esto?
- Nada.
-Oye, tú, imbécil -saltó M~rry- icómo que nada'! El cincuenta por ciento. [J. Giménez-Arnau, Yo Jimmy. Mi vi.da entre los Franco, 159]
Oye puede introducir mayor variedad de miembros discur.;ivos que mira. Se antepone a unidades de modalidad asertiva, imperativa e interrogativa, y se combina con enunciados declarativos,
con órdenes, con ruegos, con preguntas, etc.:
(424) a. Oye. si esto os pasa estando con el presidente Reagan, i qué hacéis con él? iPues...
lo mismo! [P. Urbano, La Reina, 92]
b. P1CAVEA: ( ..•] Oye, eso que cantabas de ladrón, ladrón, digo que no sería por mí,
ieh? (C. Arniches, La señorita de Trevélez, 121]
c. Oye, ven aquí y siéntate.
d. En medio (...] apareció Jesús Puente, empeñado en travestirse en Gardel e imitarlo.
Pues oye, le hacía ilusión al hombre. [El Mundo, 2-1-1996, 321
Como hemos señalado a propósito de hombre, vamos o mira, también oye, dada
su índole interjectiva, matiza su significado según que se anteponga o se posponga
al fragmento del discurso al que remite. Cuando aparece en posición fi nal respecto
de dicho segmento, el marcador, al teñirse de los valores inlocutivos de aquel, pierde
parte de su carácter apelativo, y propicia el acercamie nto al inte rlocutor, atenuando,
por ejemplo, el valor directivo o exhortativo del segmento que le precede o favoreciendo las estrategias de complicidad con él:
(425) a. MAR/BEL: iComo les he hablado tanto de ti, y de tu niño!...
RuFi: l Pero también le has hablado del chico, oye? [M. Mihura, Maribel y la extraña
familia , 168]
_
b. DOÑA MATILDE: iPues claro que sí! iTenemos que hablar de tantas cosas!
MARIBEL: (A la defensiva) lDe qué cosas, oiga?
DOÑA MATILDE: Pues idc qué va a ser! De sus amores con mi hijo... [M. Mihura,
Maribel y la exlraña familia , 145]
c. Aparte de que, entre ella y yo, hablábamos en inglés. En inglés, oye, y a mí el inglés
no es precisamente lo que más ... [P. Urbano, La Reina, 333]
Veamos a continuación algunos de los efectos de sentido más interesantes que actualiza oye
en el discurso.
En las intervenciones reactivas, la partícula se emplea muy frecuentemente para introducir la
discrepancia del hablante en relación con la actitud o las palabras de su interlocutor. Oye - frecuentemente duplicado: oye, oye (o la variante oiga: oiga, oiga)- expresa, así, la protesta, la reconvención o el enfado de quien habla (este efecto de sentido resulta próximo al que muestra el bueno
disconforme que hemos destacado en el § 63.6.3.1; pero mientras bueno apunta al mensaje emitido,
oye se refiere, más bien, al propio interlocutor):
(426) a. - Hay que encargarlo cuanto antes -abre y adelanta las manos Panta-. Para que
llegue rapidito. Ven, chola, dónde te escapas.
-Oye. oye, qué te pasa - salta de la cama, corre hacia el cuarto de baño Pochita-.
iTe has vuelto loco? [M. Vargas Llosa, Pantaleón y las visitadoras, 21)
63.6.4.6
LOS MARCADORES DEL DISCURSO
4186
b. - Voy a regalarle este libro a mi sobrino.
-Oye, oye, que tienes un hijo. !Ejemplo tomado de la conversación real]
c. - Debería usted ir a verle.
-Oiga, oiga, que venga a verme él. •.w
. Otro empleo frecuente de oye es el que incluye a la partfcula en posición final respecto del
miembro del discurso al que remite, para crear una cierta complicidad con el interlocutor. A veces,
tr:3s el marcador, se reitera una parte del miembro discursivo afectado, con lo que se intensifica
dicho segmento. (En todos estos casos, la partícula viene a querer decir ,ictoma nota>t, -.date cuen-
ta..) Veamos algunos ejemplos:
4187
Marcadores conversacionales
63.6.4.6
etc.) y en el de la percepción intelectual (fijarse, entender, saber, ele.), que sirven igualmente para
marcar las relaciones entre los participantes en la comunicación - la confianza y el acercamiento
entre ellos, por ejemplo-: podrían considerarse, pues, 'enfocadores de la alteridad'. Nos referimos
a unidades como ves, verás, escucha, fijate, sabes, e111ie11des, etc., las cuales reflejan síntomas claros
de gramaticalización: aparecen fijadas en la segunda perwna verbal (con las variaciones de n(1mero
y de tratamiento) y muestran una cierta 'desemantización'; no indican propiamente un proceso de
percepción física o intelectual sino que son señales de ciertas actitudes del hablante en relación con
el oyente durante el curso de la conversación. Se las considera, así, a algunas -ves, sabes, c.miendes- 'apéndices justificativos' (cf. Ortega 1986): con ellos, el hablante muestra que considera que
el oyente desconoce la información que él le proporciona o los fundamentos de la orden, exhortación, etc., más o menos suaves, que le transmite, al tiempo que llama su atención y, en cierto
(427) a. • Los hechos•, decía el juez en su auto del 12 de enero del 93 (tres autos nos
contemplan, oiga, y aquí no ha pasado nada), •tienen la necesaria entidad para
repercutir en la seguridad del tráfico mercantil•. ¡J. Cacho, en El Mundo 8-1-1996
5~
•
'
b. A mí no me parece mal que Antonio Banderas anuncie jamón ¡...]. A mí lo que
me preocupa es la frente de Antonio Banderas¡...] A uno le parece mala y envidiosa
toda la campaña de reproches que se le viene haciendo a Banderas. Uno hasta pide
un temprano Osear para Banderas. Pero esa frente, oigan, esa frente. ¡F. Umbral,
en El Mundo, 25-11-1996, 136]
c. No me interesa la edad de los vivos sino de los muertos. Ya que los vivos nos
quitamos años, los muertos deberían ponérselos. Más que nada por no amargarnos
el tiempo que nos queda a los demás. Es una sugerencia, oigan. IC. Rigalt, en El
Mw,do, 29-11-1996, 2] "'
Conviene destacar, en fin, que es frecuente combinar a oye con mira. En esos casos, se produce
un doble señalamiento de los interlocutores: la e.sfera del oyente (oye) y la del hablante (mira). Es
posible empicar, O)~. mira y mira, oye, y es más habitual que ambos marcadores vayan antepuestos
al miembro que afectan, que pospuestos a él:
(428) a. Nadie diría •mira, oye, estos son los reyes de España en el exilio•. fP. Urbano, u,
Reina, 134]
b. Oiga. min,, yo me marcho; no hay quien le dé clase a su hija.
63.6.4.6. Fon11as verbales de segunda persona como marcadores de alteridad
Se emplean también con frecuencia, en la conversación, algunas formas verbales de segunda
persona, cuya base léxica se inscribe en el campo semfotjco de la percepción física (ver, escuchar,
modo, se justifica ante él.
Por medio de sabes (y sus variantes), cte., el que habla puede lograr un clima de confianza
con el oyente -un claro acercamiento hacia él-:
(429) a. -Sabes - prosigue en un tono confidencial-, cuando ya hacía años que yo estudiaba en Madrid ¡...], nuestras relaciones fueron difíciles. [J. L de Vilallonga, El
Rey, 96]
b. -Sabes, Joaquín, cuando estábamos todos allí muchos niños y muchas nitias, se me
acerca una niña y me dice: ..:Tú quién eres para estar aquí, lcómo te llamas que
no te conozco?.. [J. Giménez-Arnau, Yo Júnmy. Mi vida entre los Franco, 198]
c. Saqué la cátedra, ¿sabe? Ya conozco Marruecos y allí he visto cigüeñas en los
campos y en las mezquitas, y arriba, en el cerro del cementerio: me recordaban las
de Alfajarín y las de Ávila; pensaba en usted. iSabc? Me casé. ¿Sabe? Ya tengo un
hijo. iSabe? l"M. Alvar, El envés de la hoja, 271
Con ves -<> verás- el hablante presenta, además, el segmento del discurw que transmite como
algo probatorio de lo dicho o indicado previamente por él mismo:
(430) a. Las grandes divisiones, ya ves, funcionan bien en teoría, pero, teniendo en cuenta
la geografía española, las que mejor funcionan son las pequeñas unidades. [J. L de
Vilallonga, El Rey, 205]
b. INF.: (...¡ toda esa serie de cosas, eso demuestra ingenio, demuestra viveza, demuestra una gran cantidad de cosas, dentro del propio pueblo, i ves? (Á. Roscnblant
y P. Bentivoglio, eds., El /tabla culta de Caracas, 28]
c. A la princesa, al principio le costaba qué yo me arriesgara. Pero en ella hay muchos
siglos de educación en el valor, en el serviciq, en la disciplina... Y me animó. iVes?
Otra vez que estuvo a mi lado. 11'. Urbano, Lt, Reina, 341]
Como es habitual en las partículas que enfocan la alteridad, también estos elementos de·que
tratamos pueden marcar de cierta acritud la relación con el interlocutor, en función de cuál sea la
1.w En los textos periodis1icos actuales. que 1ra13n de reflejar, a menudo, el disctJrso oral, se documenta es1c tipo de
efttlo de sentido:
(;l
Uevábamos d;a, de cri,;~ con la amenaza de ,;,a, la toalla sobr< nuestras cabezas, cuando apareció el nombre
más insólito que se nos podía ocurrir: Josep Maria Ao1au. Para quien 1oda\ll.t no lo sepa, Flotals es una
institución (...). Pedirle a Josep su participación en la pcUcuta no.s sonaba lo m~mo que sugerirle a Jeremy
lrons una colaboración en «La jungla de cristal 3,., Oyt', oyt, E.1:ipera, espera. Si ellos lo hacen, ipor qu6 no
nosotros? Y ahí íuimos. Y Flotats f...¡ dijo inmedia1amenlc que sí. (E/ Mundo, 21 -1-1996, 16)
1
En muchas ocasiones~ se empica para c.tmbiar de rema en la conversación. Sin marcar una ruptura en el curso
de 1:\ mismit, la partk:ula señala la transición tem!tica. Es decir, el marcador presenta, entonces, superpuesta a la función
de ·enfocado, de la alteridad'. orra de tipo más bien mctadiscursivo:
"
(;)
-Cuando me llamaste para escrib;, en El lndi.r<,eto, no s, me pagó.
-lCómo que no se te pagó? Yo mandaba un balones con el dinero para que se 1rajcra tu artículo.
- Pues los Jardón no me pagaron nunca. Oyt, dime, Jimmy, llos Franco tienen tanto dinero como se dice?
-No sé. (J. Giménez-Amau. Yo )immy. Mi villa entre los FmllCQ, 208J
acLitud que adopte el hablante hacia él:
(431)
iAnda, espabila y tengamos la fiesta en paz, que si fueras más hombre ya te habría
puesto de patas en la calle! i Mc entiendes? iPues nos ha merengao! ¡c. J. Cela, La
Colmena, 30]
Las unidades que estamos analizando, como habrá podido comprobarse, aunque comparten
muchos de los rasgos característicos de los marcadores descritos previamente, no se ajustan plenamente, sin embargo, .al estatuto de 'marcador del discurso' que hemos acotado en el presente
caphulo (cf. el § 63.1.2 y ss.). Sabes, ve~ entiendes, etc., no se hallan plenamente gramaticalizadas
(cf. el § 63.1.3.1). Así, se combinan con ciertos complementos (me enriende~ ya ves -y podríamos
pensar en tú ya me entiendes, fíjate bien, yo sabes, etc.-); admiten ciertas alternancias temporales
(ves, verás); pueden ser negadas (ves!ino ves?; sabes!lno sabes?; me e11tiendes/i111J me e111ie11des?) (cf.
el § 63.1.3.6); pueden usarse con la modalidad asertiva y con la modalidad interrogativa (ves/¿ves?;
63.6.4.7
LOS MARCADORES DEL DISCURSO
4188
sabes/isabes?; me e11riemfes/ime e111ie11des?. etc.). Quedan, por ello, fuera del objeto de estudio que
hemos determinado. Ello no obstante, ha querido destacarse su interés c'Omo reguladorns de las
actitudes y de las relaciones que mantienen los participantes en la conversación en su condición de
interlocutores (cf. 13einhauer: 1978': 62-66, 122y 169-170; Ortega 1985; Ortega 1986; Fuentes l 990a
y 1990b, etc.).
63.6.4. 7. Apé11dices comprobarivos
Están también vinculadas con las partículas enfocadoras de la alteridad algunas unidades como
ino?. i verdad?, ieh?, etc., que le sirven al hablante para conseguir del oyente cierta corroboración
(que no excluye su rechazo) respecto del segmento del discurso al que remiten (cf. Ortega 1985)
1-+ § 61.3.4.4). Veamos algu nos eje mplos:
(432) a. ¡... ) he tenido algo que ver con la industria, fabricación y cosas de ésas y en cada
una de las ramas los aspectos son muy distintos üw? Un poquito de administración,
un poquito de control de personal (...]. [Á. Roscnblat y P. Bentivoglio. eds., E,/
habla culta de Caracas, 25)
b. iEres militar. 110? - lanza una bolsa de viaje sobre una silla, se descalza Pocbita-.
4189
Estos elementos se pueden considerar 'apéndices comprobativos' (Ortega 1985) en la medida
en que apuntan a comprobar que el hablante acepta o no el segmento del discurso al que van
pospuestos, segmento que puede reflejar una pregunta, una orden más o menos atenuada, una
información, etc. Comparten, pues, ciertas propiedades con algunas partículas modales deónticas
(como vale: cf. el § 63.6.3.2), pero a diferencia de vale o de acuerdo, los elementos comprobativos
exigen en menor medida una respuesta por parte del oyente, pues indican, más bien, en general.
el deseo del hablante de contar con el interlocutor, buscando su cooperación, su comprensión, su
complicidad, etc. Constituyen, por ello, medios expresivos de la cortesía negativa.
Desde el punto de vista más estrictamente gramatical, las unidades que nos ocupan no se
ajustan tampoco totalmente (como hemos señalado también para sabes, ves, etc.) (cf. el § 63.6.4.6)
al estatuto de 'marcador del discurso' que hemos acolado (cí. el§ 63.1.2 y ss.). Se trata de elementos
que ,enejan una fijación inestable: admiten la combi nación con otras palabras (i110 crees?. ino te
parece?, iverdad que sí?, i verdad que no?, e tc.) - incluso con un vocativo, aun no siendo formas
verbales: i no, tú?, i verdad, usted?-; y, en algunos casos, permiten la alternancia de modalidad
(asertiva e inte rroga tiva) (iverdad?/verdad; ieh?!eh). Esta versatilidad es muy frecuente con eh:
(433)
a. La verdad, lo de ir a pie jugándomela, detrás del armón fue un trago, eh ...
¡P. Urbano, La Reina , 341 ]
b. - (...J Venga, Manolo, ponmc el último, que me voy, y dame un cigarro, anda, rubio
no ieh? [P. Maestre, en El Mundo, ll-11-1996, 76]
Eh, en esa línea, muestra la polifu ncionalidad cttracterística de las interjecciones. Puede utilizarse también como señal apelativa, con exclamación:
(434) iEh!, calma, que eso no significa que vayas a morirte. [E/ Mundo, 14-IV- 19%, 85)
Este signo (eh) resulta más claramente tipificable como marcador 'me tadiscursivo' (§ 63.6.5.5).
nnes
!'.(!
comoorta. entonces. de modo más re~ular. como se verá más adelante.
63.6.4.8
Aunque todas estas un idades escapan del objeto de nuestro análisis, desempeñan, como ha
tratado de subrayarse, un interesan te papel en la interacción conversacional.
63.6.4.8.
Por favor
El último elemento que incluimos entre los enfocadores de la alteridad es por
favor [- § 61.4.2.). Esta partícula se ajusta en líneas generales, al estatuto de 'marcador del discurso' que hemos definido ya en el § 63.1.2 y ss. Refleja el resultado
de un proceso de gramaticalización (véase el § 63.1.3.1).
Podemos distinguir algunos ejemplos en los que este signo funciona como marcador, de otros
en los que mantiene sus características de sintagma preposicional:
( 435)
Sabías que te podían nrnndar a cm1lquicr lado. lquitos no está mal, Panta. lNo ves
que parece un sitio simpático? ¡M. Vargas Llosa, Panrale611 y las visitadoras, 20]
c. -Así que usted tiene un título de diez mil pesos...
- Parece raro, iverdadl Diez mil pesos. IJ. C. Onelli, El astillero, 69]
d. -O sea que es comunista, üh? Yo pensaba que usted era maestro.
- No. Maestro es Ángeles. Va de cuarta en la lista. IUlises/J. Ortiz. en El Mumlo,
11-11-1996, 4]
Marcadores conversacionales
a. Pídeselo por favor.
b. Pídeselo, por favor.
c. Hazlo por el favor que te hice.
d. Hazlo, por favor.
e. Le dieron trato de favor por favores que había hecho.
( Por favor, le dieron trato de favor por favores que había hecho.
g. Lo admitieron pero no por el favor real sino por sus méritos.
h. ' No por favor lo admitieron, sino por obligación.
Cuando por favor se comporta como un marcador del discurso: va destacado entre pausas; no
admite moción de número; no puede ser determinado ni cuantificado (un favor, dos favores, ele.):
no desempeña una función oracional, sino que se mantiene en el ámbito extrapredicativo; no puede
ser negado, etc.
(436)
a. Yo le pido que, por favor, no participes en nada. (...] Así, que, por favor, Joaquín,
haz lo que te dice tu padre, no te metas en nada, no organices, por favor, que ya
sabemos que cuando tú organizas algo... (J. Giménez-Arnau, Yo, Jimmy. Mi vida
entre los Franco, 93]
b. ¡... ) iDónde nos mandarán, Pocha? Pásame la toalla, por favor. [M. Vargas Llosa,
Pa111ale6n y las visitadoras, 111
c. Por favor, i podría decirme dónde está la,calle Madre Vedruna?
d. DoN Luis: iAh! Se me olvidaba darles las gracias porlas cajas de chocolatinas que
tuvo la amabilidad de enviarme, y que son realmente exquisitas. A mi esposa le
gustaron muchísimo.
MARCELINO: Por favor, no vale la pena. [M. Mihura, Maribel y la extraña fa111ilia ,
1541
Por favor puede afectar también a mjembros del discurso que no incluyan un
verbo (cf. el § 63.1.3.11):
(437) El matri monio[ ... ] me ofreció de beber y, como no había nada sin alcohol, pedí:
-Agua, un vaso de agua, por favor. [J. Gi ménez-Arnau, Yo Jimmy. Mi vida enrre los
Franco, 208]
El marcador se combina, pues, con oraciones declarativas, interrogativas e imperativas. No obs¡ante, presenta ciertas restricciones combinatorias ( cf. Molina Redondo 1987: 151 y s.): sólo puede usarse con segmentos del discurso que reflejen
peticiones o propuestas. No introduce, pues, meras informaciones o promesas (cf.
Molina Redondo 1987: 152):
63.6.4.9
(438)
LOS MA RCADORES DEL DISCURSO
4190
a. •Tomó más café, por favor.
b. •Te promelo que podrás 10mar más café, por favor.
Así, el ejemplo precedenle (tomó más café, por favor) sólo resullaría aceplable si tomó má,·
café se interpretara como una «propuesta,.; por ejemplo, replicando a alguien que cuenta que cierta
persona lomó una dclcrminada canlidad de café, quien habla puede •proponer• - pro1es1andoque dicha persona bebió más café del indicado. Para plantear su réplica de modo cortés - sin
imponerla a su interlocutor-, incluirá por favor.
Por favor puede e mplearse también como respuesta a una petición o a una
propuesta, pero no sirve de réplica a una información pura y simple - ni se ajusta,
como respuesta, a una pregunta absoluta o relativa- . Veamos algunos ejemplos:
(439) a. - Si me lo permitís, Señor, voy a leeros un extracto de un a rtículo
publicado en L 'Éxpress del 12 de diciembre de 199 1, firm ado por Jacques Renard.
- Por favor. [J . L. d e Vila llo nga, El Rey, 197]
b. -iTomas vino?
- Por favor.
c. - Ha venido Pedro.
- *Por favor.
d . - ¿Qué hora es? lTienes ho ra?
- •Por favor.
A pesar de resultar una fórmula de cortesía negativa, por favor puede reílejar 1ambién, en
ciertos contextos, como ya se ha sugerido, un efecto de sentido de protesta o de desacuerdo:
(440) - Mañana vendrá Pedro.
- Por favor... (Con tono de desagrado.)
63.6.4.9.
Perdón, permiso
Otros elementos como perdón, permiso -sin preposición-, e tc., se emplean frecuentemente
en español como señales de cortesía negativa, pero no se ajustan propiamente al estatuto de 1marcador del discurso' que hemos definido. Penlón puede allernar con perdona o perdone (se emplea
en todo el ámbito hispanohablante). Pem,iso y otras fórmulas similares muestran un empico ril ua~
lizado: constituyen giros parecidos a los saludos, las felicitaciones, etc. Pem,iso se emplea en la
América hispana. En espafiol peninsular se dice más habitualmente con pemriso u otras expresiones
(como ise puede pasar?).
(441) -¿Las ocho ya? Caramba, qué sueño 1cngo -boste-,a Panlila-. l Me cosisle mi galón?
-Sí, mi tenienlc -,;e cuadra Pochila-. Uy, perdón, mi capitán. (M. Vargas Llosa,
Pa11taleó11 y las visiladoras, 11]
En el ejemplo precedente podría haberse ulilizado, en lugar de perdón. perdo11c -o perdona. He aquí, en fin, una par de ejemplos con pem1iso. El primero no se oiría habitualmente en Espafia;
en cambio, podría emitirse en muchas w nas hispanoamericanas, por ejemplo, antes de entrar en
una habitación. El segundo resulta normal en España, aunque pierde frecuencia (se diría, más
genera\ menle: iPodria retirarle la copa?. l Puedo retirarle la copa?, l Me pennile que le retire la copa?):
(442)
a. -i.Penniw? ¿Cómo le va, don Pedro?
· -
·--· - ...1 - --·:-~-1- 1.. _____ .,
4191
63.6.5.
Marcadores conversacionales
63.6.5
Metadiscursivos conversacio nales
Los marcadores ' metadiscursivos conversacionales' forman parte de los procedimientos que utilizan los interlocutores p ara construir la conversació n. Vienen a
re prese ntar traros del esfuerzo que realizan los hablantes para formular e ir o rganizando su discurso (Briz 1993a, 1993b; Briz e Hidalgo 1998). En ciertos caso s, se
los ha considerado ta mbién marcas que, e n la o ralidad, cumplen un papel parecido
al d e los signos de puntuación que se emplean e n los textos escritos (Gülich 1970).
Las panículas que se recogen en este subapartado se hallan claramente vinculadas con los elementos 'cslrucluradores de la información' que se han analizado en el § 63.2 y con los 'refo rmuladores' descritos en el § 63.4; formamos con ellas, sin embargo, un grupo específico, porque se
refieren, más precisamente, a fenómenos característicos de la conversación.
Los marcadores metadiscursivos constituyen e nunciad os autónomos. Van destacados po r pausas más marcadas que las que afectan a la mayor parte de las partículas estudiadas en el presente capítulo. Desd e el punto de vista semántico, indican
o peraciones relacio nadas con la propia configuración del discurso. Están represe ntados, en general, por signos q ue desempeñan otras funcio nes ( de ti po mo dal o
re lacionadas con el e nfoque de la alteridad), que ven trasladado su sign ificado hacia
el ámb ito de la configuración de la información o de la propia fo rm ulació n de l
discurso. E n la medida en que establecen una re lación entre lo que les preced e y
lo que les sigue, estos marcadores p uede n considerarse conecto res o señales co nectivas.'·"'
En español dos partículas metadiscursivas conversacionales muy características y frecuentes son
bueno y bien; se distinguen por su polifuncionalidad, incluso en el ámbito de la eslructuraeión de
la conversación: sirven para indicar la recepción del mensaje (por lo que se manifi estan en intervenciones reactivás); indican la ruptura discursiva (la apertura o el cierre de una intervención; el
ca mbio de tema en una intervención - o en el transcurso de un intercambio-. cte.) y la acumulación o el procesamiento de la información, tanto en el interior de una intervención iniciativa como
al comienzo de una réplica. Otras partículas muestra[J.¡'cn cambio, una disponibilidad metadiscursiva
más limiiada: se utilizan para marcar la recepción del mensaje (en una intervención replicativa) y,
por tanto, de forma indirecta para iniciar un cambio de ru'rno en el uso de la palabra -es el caso
de ya y de si-, o para mantener el turno de palabra en la conversación (este..., este...; eh. .., eh... ),
junio con la posibilidad de acumular la información (eh. .., eh. ..).
'
Por otra parte, como ya se ha indicado en e l § 63.6.1, tod as las unidades metadiscursivas participan de la función fálica de l lenguaje: su objetivo esencia l es
regular el contacto entre los hablantes.
Nos ocuparemos, e n prime r término, de los signos q ue indican simplemente la
recepción del mensaje por parte del oyente y que, subsidiariamente, marcan e l cambio d e turno en e l uso de la palabra e n la conversació n: ya y sí. Son especialme nte
relevantes cuando la conversació n se realiza a d istancia o cuando los interlocutores
no se encuentran cara a cara (si habla n por teléfono o a través de una pared , por
ejemplo: cf. e l § 63.6.4.5, en relació n con ioye?, loiga?).
,-. Para más detalles sohre las propiedades de los llamados 'marcadores metadiscursr.os·, Yéase, por ejemplo, Roulet
Q'\.Q7 P::tra d c..~nañol. véase también Brii 1993a. 1993b v 1998: 20 1-230.
JQ51.<;·
63.6.5.1
LOS MARCADORES DEL DISCURSO
4192
A menudo se repiten (ya, ya, ya; sí, sf); la repetición puede indicar unc:t cierta intensificación
expresiva (porque el hablante sienle imerés especial en la comunicación, por ejemplo}. o señala,
simplemente. un refuerzo del ac10 de recepción del mensaje. Es1os marcadores cumplen cspecialmenle el papel de indicarle al hablante que sus palabras han sido recogidas y que la conversación
puede proseguir (sobre iodo, cuando es1a no se produce cara a cara).
4193
M arcadores conversacionales
63.6.5.3
tización' representa. El si marcador metadiscursivo. a diferencia del otro sf, no reproduce las pa~
labras del hablante ni las ratifica: como mucho, «afirma• la recepción del mensaje emitido por
aquel. Por ello, el si metadiscursivo puede utilizarse para replicar a una preguma sin indicar propiamente la respuesta:
(445) A: lCuántos años hace que veraneas en Lecumberri?
8 : SI. Vinimos aqu( en el 56...
63.6.5. l.
A: iUn montón de tiempo!
Ya
8: Pues más de cuarenta años...
De las dos partículas mencionadas -ya y sí-, la más neutra, desde el punto
de vista significativo, es ya. Hasta el punto de que puede convertirse en síntoma de
falta de cooperació n o de desinterés en participa r en la conversación por parte del
receptor (este puede da r a entender su frialdad mediante esta partícula) (cí. Fuentes
y Alcaide 1996: 228-231): la presencia de ya puede ser un indicio de que no se
quiere decir sí:
(443) a. CONSOLACIÓN:
darme a ello.
¡... ¡ he
pensado adornar el palio con mis macetas, y tú vas a ayu-
Juuo: iAhora mismo!
CONSOLACIÓN: Cuando este las traiga. He mandado traerlas a Lucío.
Juuo: Ya. [S. y J. Álvarez Quin1ero, fü genio alegre, 89)
b. --lCuán10 te pagan?
- Dos millones.
- lDónde están?
- Todavía no me los han dado.
- Ya. [J. Giménez-Arnau, Yo Jimmy. Mi vida emre los Franco, 160)
Como hemos indicado para ya, también sí marca subsidiariamente el cambio de turno conversacional y pem1ite que progrese el discurso. He aquí un ejemplo en el que J. C. Oneui, con su
habitual sagacidad para caracterii.ar las intervenciones de sus personajes, matiza la emisión del sí
metadiscursivo:
(446) -[...] Ya le voy a explicar -alzó los ojos y remedó gravemente, la mueca que hacía
con la boca al sonreír-. Estoy en Puerto Astillero en lo de Petrus. Me ofreció la
gerencia y allí estoy.
-SI -asintió Díaz Grey con caulela, temeroso de que el olro dejara de hablar (...).
Sí, conozco al viejo PctruSt a la hija. Tengo clientes y amigos en Puerto A stillero.
¡J. C. Oneui, El astillero, p. %]
Otro ejemplo tomado del diálogo teatral:
(447)
No obstante lo señalado, el análisis de ya permite apreciar que las fronteras entre lo metadis-
cursivo y lo modal o lo relativo al enfoque de la alteridad son borrosas(§ 63.6.1)."" Ya puede
preseniar matices de ironía o de incredulidad, valores modales ---<0xpresivos (sinlomáticos de la
aclitud del hablame ame el mensaje)- superpuesios a (o combinados con) la me1adiscursividad
propiamenle dicha (la pura recepción del mensaje). Además, después de ya, el oyen1e puede lomar
la palabra y proseguir la conversación o no:
(444) a. Juuo: !La buñolera] no vive; pero dejó rastro.
CONSOLACIÓN: Ya. El acei1e de los buñuelos se agarra mucho a la garganta. (Con
soma.) lNo puedes olvidarla eh? ¡s. y J. Álvarez Quinlero, El genio alegre, 93]
b. Nadie obliga a comprar un libro. En el precio se incluye la sorpresa, puede salir
un desaforado que le coja aquí y le lleve allí, lu cabeza de un lado para otro, una
y otra vez hasta aburrir. Si quiere, lira de la cuerda y todos van detrás, todos, con
sus ojos pegadilos al papel. Alguien clama:
-Es que hay que respetar a los lectores.
- Ya. p. Giménez-Arnau, Yo Jimmy. Mi vitla e/1/re los Franco, 197]
63.6.5.2. Sí
Si indica también la recepción del mensaje, pero, frente a lo que sucede con ya. puede sugerir
una actitud cooperativa con el interlocutor. implícita en el adverbio afirmatjvo sí, cuya 'dcscman,n Resulta oportuno, por ello, recordar que no es infrt-'CUCntc que un solo man.'ador pueda acumular \/arias funcione.\;
cf. Bauhr 1994: 79, quien remilc a Jakobson a propósiw de la 5uperpo5ición de lus íurtc:Klncs del lenguaje en un mismo
mensaje.
PAULA: ¡...) iOh, perdón! Creí que no había nadie...
D10N1S10: (E,, su misma actitud frente al espejo.) Sf...
PAULA: Me apoyé en la punla y se abrió... Debía esiar sin encajar del todo ... Y sin
llave...
DIONISIO: (Azoradísimo.) Sí...
PAULA: Por eso entré...
D10N1s10: Sí... (M. Mihura, Tres sombreros de copa, 73]
Un úllimo ejemplo, tomado de una en1reviS1a periodísiica (en esle caso, el si puede confundirse
con el sí adverbio de afirmación):
(448) - En el año 1986 se publicó el último man'Úscrito de aventuras de Celia, situado durante
la Guerra Civil.
-Sl Una profesora de la Universidad de Cádiz, Marisol Dorado, amiga mía, encontró
un manuscri10 original de Celia que no se había publicado. [P. Blanco, en Her•ldo de
Aragórc Suplemento Semanal, n." 276, 7-11-1993, 15]
·
63.6.5.3.
Bueno
Como he mos subrayado ya varias veces (§§ 63.6.3.J , 63.6.4.2 y 63.6.5), los ma rcadores bueno y bien son característicos en español, por su polifu ncionalidad. Esta
riqueza de posibilidades exp resivas se manifiesta también cuando se emplean como
partículas mctadiscursivas. Tal como se ha indicado (§ 63.6.3.1), bueno refleja mayor
grado de gramaticalización que bien y una mayor versatilid ad estilística. Estas diferencias se proyectan al ámbito de la metadiscursividad. Analizaremos, en primer
lugar, bueno.
Como marcador metadiscursivo, bueno sirve para indicar d iversas operaciones
constructivas en la conversació n (cf. Bauhr 1994; Martín Zorraquino 1994b): la re-
63.6.5.3
LOS MARCADORES DEL DISCURSO
4194
cepción del mensaje y, secundariamente, el cambio de turno; la ruptura secuencial
{la apertura o la pre-conclusión de la conversación; el cambio de tema -y, a veces,
de turno-) y la acumulación o procesamiento de la información (la continuidad
temálica).
Se empica como marca de recepción del mensaje y, por tanto, con frecuencia, como señal del
cambio de turno en la conversación. En esta fu nción, bueno puede aportar ciertos matices de cooperación con el interlocutor (derivados de su valor modal deónt ico -§ 63.6.3. 1-) e introducir
indicios de cortesía positiva (derivados de su papel e nfocativo de la alteridad: § 63.6.4.2). A través
de esta función, el marcador sirve t<1mbién para hacer progresar la conversación en el intercambio
comunicativo, acumulando o procesando lo dicho, y proyectando e l discurso hacia delante.
Bueno es siempre una part ícula reactiva (como l,ombre: § 63.6.4.1) pues implica, incluso en el
caso en el que sirve para abrir la conversación, la aceptación a hacer uso de la palabra, siendo
condicionada su emisión por el contexto extralingüístico (la situación comunicativa o el rol social
de los interlocutores). Para poder emplear bueno, para abrir la conversación, es necesario que exista
un contacto previo entre los hablantes, sea este contacto fruto de su conocimiento personal, o venga
determinado por las reglas que se derivan de la eslructura social en la que se mueven. Así, no es
esperable que, en español. una persona inicie el contacto lingüístico con un desconocido, por la
calle, de la siguiente forma:
(449)
Marcadores conversacionales
63.6.5.3
Rueno se emplea, asi mismo, como marcador de ru ptura secuencial. Y ello,. no sólo para abrir
pre-comenzar la conversación (con las res1ricciones contextuales indicadas) smo para marcar el
tr,ínsito de un tema de conversación a otro (tanto si la transición se produce en una intervención
iniciativa como si la provoca el oyenle, en su turno de réplica). He aquí algunos ejemplos con bueno
(.'Omo marcador de la apertura de la conversación, y con bueno como partícula que señala el comienzo de un nuevo tema en la conversación:
0
(453)
a. El día 20 [...] comimos con Añovcros en El Escorial y toda la comida se centró en
comentar el discurso de Arias del 12 de febrero. 1---1 En un momento Añoveros
nos dijo:
-Bueno, el domingo sabremos si la ape rtura de Arias es since ra. [V. Prego, A</ se
hizo la rransici6n, 104]
b. Entonces llegó la tarde de la corrida, era una tarde del mes de mayo, e Ignacio me
dijo: ""8ueno, vístete, que esta tarde tienes que salir». (J. Soler Serrano, Personajes
a fondo, 200]
c. MARIBEL'. A mí lo terrorífico me da una risa... (Y se ríe. Él también. Dejan de reírse.
Hay una pausa.) Bueno... ¿qué hacemos?
MARCEUNO: Lo que quieras. (M. Mihura. Maribel y la extmña familia, 143]
d. (Pausa. Nieves se corre en el asiento dejando sitio a Higinio, que se sienta a su derec/u,.)
HtGlNtO: Bueno, ly qué es lo que te pasa? (C. Arniches, El amigo Melquíades, 56]
Bueno, por favor, ¿podría Vd. decirme dónde está la calle Mayor?
En cambio, no resultaría inaceptable - no se dice que sea frecuente- que un guardia urbano,
por ejemplo, (con autoridad reconocida y, por tanto, con capacidad para iniciar un contacto con
cualquier ciudadano, suponiéndolo •conocido• suyo en cuanto funcionario de la administración
municipal) le diga a una conductora que ha cometido una infracción:
(450)
4195
El bueno que marca la ruptura secuencial va precedido a menudo de pero. La conj unción es
un indicio del valor reactivo de bueno: orienta contraargumcntativ;Jmente la conexión de bueno con
la situación comunicativa precedente (o con el contexto comunicativo, en general):
Bueno, señora, pero les que no ha visto Vd. el semáforo en rojo? ¿por qué no ha
parado el coche?
(454) a. [... ) mis padres nos ofrecieron la casa de Psychicó, en Atenas, donde nací yo. Y
llega mos a utilizarla algunas 1emporadas. Mis suegros nos buscaron, pres1ada, allí
en Estoril (... ] una casa 1...]. Vivimos en ella varios meses. Pero, bueno, esa es otra
historia. Estábamos en la boda, y fijare adónde nos hemos ido ... IP- Urbano, La
O que un maestro, viendo a unos chicos que se pelean en la calle, aunque no los conozca, les
diga:
Reina , 137]
(451)
iBueno, chicos, basta de pelea!
b. Pero bueno, ¿3 qué se debe qu e venga Vd. a verme? [Ejemplo tomado de la conversación real, a la entrada del despacho de un colega, que emplea el usted con
mezcla de ironía y de cariño.]
·
Ha de añadirse, que este bue.no conllevaría matices expresivos más cordiales (atenuaría la im
posición del maestro o la reprimenda del policía) que un bien. Por otro lado, bueno evitaría cualquier tipo de ambigüedad valorativa, que, en cambio, sí podría aportar bien (cf. los §§ 63.6.3.1 y
4
63.6.3.2).
Para abundar en el carácter cortés positivo del que tiñe el bueno mctadiscursivo a la configuración del discurso, vale la pena recordar que, en México, bueno es la fórmula habitual para responder al teléfono (cf. Martín Zorraqui no 1994b):
(452) - ... (Suena el teléfono.)
- íBue,w! l ;\fl
Muy a menudo el bueno metadiscursivo orienta, en cuanto marcador de mptura secuencial, el
fin de la conversación: indica la prcconclusión de la misma (Bauhr 1994: 1IO). He aquí a, gunos
ejemplos ilustrativos:
Incluimos a con1inuació n otro ejemplo iluslrali\'O del bur11<J que marca la rcctpción cid mensaje y propicia el cambio
de turno y di.: lema en la CotM:rsación.
(ii)
'"' Veam05 algunos e_)l;mplos más. l lc aquí, en primer término, un eje mplo del bueno que marca la recepción del
mensaje:
(i)
A: f... J Y eslábamoo entonces en Soria.
B: Y lbajabais a bañaros al Duero?
A: Algunos dias. .. (& <>)'1: uno 1-'DZ.)
C:. iPili, que las niñas van a merendar! (Pili a A)
A:. Buf!no, Adela... Íbcuoos a la parte opuesta a San Saturio, la que queda cerca de los Arcos de San Juan.
(Adela es
B: Ya.
q
A: Han llegado ya esos p.'lqueles. me p;lrtce ...
B: Bm:,io. Oye. que se me ha olvkfodo decirte una cosa: que Paco. que lo llamt..'S.
He aquí otro ejemplo. en íin, en el que bt1eno indica la rccepctón dd mensaje. la acumulación o procesamiento de
este como información, y la señal dt.:I cambio de 1urno en el uso de.: la palabra, con el inictO de un nuevo 1ema que hace
progresar la conversación (el marcador se tiñe ron valores modales de «aceptación .. ):
(iii)
-Me confunden tan1os elogios -baja la cabeza el capitón Pantoja-, siempre he. tratado de cumplir con mi
deber y nada más. (...¡
- Bmtno, al toro por los Ct.Jem0$ --«lla sus labtOS con un dedo d general Victoria-. El asu nto exige la más
absoluta reserva . Me refiero a la misión que se le va a confiar. capitán. (M. Vargas Llosa. Pantaltón y las
visitadoras, 141
63.6.5.3
(455)
LOS MARCADORES DEL DISCURSO
4196
a. - Me ha gustado mucho conocerte.
- Para mi ha sido un honor, señora.
- Bueno, «chiquituca», a ver si vienes a verme y me dices qué día vienes a comer
con Joaquín.
p. Giménez-Arnau, Yo Jimmy. Mi vida entre los Franco, 83]
h. BENITA.-Nada, que como a veces, cuando hablamos así de hombres, con mis amigas, y siempre le saco a usté, pues se han maliciao tonterías... But110, yo me voy.
tC. Arniches, El amigo Mdqufadts, 80]
- Muy bien, Abu.
(457)
(456)
Reina, 34J
iOon Rosario!
DON ROSARIO: Bueno. Me voy. Usted querrá descansar... iQuicrc usted que le suba
un vasito de leche? IM. Mihura, Tres sombreros de copa, 71j "'
D10N1s10:
a. Nadie decía nada hasta que apareció uno que dijo: •Yo le he visto jugar; es Cipria ni,
el play maker de la selección nacional)t, Y todos comenzaban a decir: ~iah. si!)t,
aunque no les sonaba mucho mi nombre. Bueno, jugaban el viernes y allí me presenté con el traje de deporte. El entrenador formó dos equipos y a mí me puso en
el de los suplentes. (J. L. Olaizola, Vwje al fondo de la esperanza, 2091
b. - Parece que (Juan Ramón JiménezJ tenía la capacidad de decir la frase justa,
cenera y más hiriente.
- Muchas las he contado y otras no me he atrevido a repetirlas. Me acuerdo que
me hablaba una vez de Antonio M achado, que como usted sabe era muy descui·
dado. y dicen que no se lavaba, lo que en verdad no importa nada para juzgar a
un gran poeta, aunque quizá hubiera sido mejor que se lavase, ino? ... Bueno, pues,
Juan Ramón me hablaba de eso y decía: «iSi le contase a usted cómo tenfo Antonio
Machado la casa!, (J. Soler Serrano, Personajes a fondo, 199]
c. Al principio no pensábamos para nada en los Juegos Olímpicos. Simplemente nos
adiestrábamos. Pero poco a poco fue entrándonos el gusanillo, las ganas de competir. t... ! Cuando dijimos en casa que nos queríamos presentar. en seguida inlervino
el gobierno, por tratarse del príncipe heredero y de unos Juegos Olímpicos que
habían nacido en Grecia: «El diadokos griego[...] tiene que ganar•. 1---1 El primer
ministro era Constantino Karamanlis (...). Bueno, para nosotros dos lo importante
era competir y «servir a la Victoria, la obtenga quien la obtenga•. JP. Urbano. La
Reina, 113]
También implica una acumulación o procesamiento informativos, sea en una intervención ini·
ciativa o a través de una inteivcnción reactiva, el bueno metadiscursivo de sentido rectificativo o
autocorrectivo, que, corno se ha señalado implica la desemantización del efecto de sentido concesivo
que presenta el b11c110 modal deóntico (§ 63.6.3. 1). Este tipo de b11e110 suele introducir un cierto
comentario laleral1 de forma que conlleva una operación discursiva contraria a la que acabamos de
1
" A vcccs el b11eno preconclusivo pui..-dc incluso servir, como señala oportunamente Bauhr (1994: 110, n. 15). de
fórmula elíptica tic dcspcdid.t:
(i)
a. iBueno, Mari! (Y R w,.) {G. Bauhr, Funciona di.K,miwu dt «/,11(.,w,. t'II upnñol modrmo, 110,1
b. -Wutt10!
-/811e110! (Dos jó1Ynt.t en Logro,io. ju/i() tft' 1994.) [G. B3uhr, Furtcio11ts disc®fras dt «lnitnu,. l'n rspailol
modemo. l 10J
a. De mi abuela [...] me acuerdo perfectísimamente 1---1 Me hacía regalos [...] Pero
del resto de la familia nada. Bueno, cuando yo era un bebé de dos meses, mis
padres me llevaron a Holanda, para que me conociera el Káiser. [P. Urbano, La
b. INF.: El profesor siempre hace algunas pruebas, que cs... mover la palanca de repente, muy bruscamente, l no? Yo recuerdo que esto me lo hacía ... bu.eno me lo
hizo algunas veces, nunca me cogía en ese fallo, porque... cogí muy bien su lección.
tM. E.sgucva y M. Cantarero, eds., El habla de la ciudad de Madrid. Materiales para
<JOj
El bueno mctadiscursivo sirve también para acumular la información y hacer progresar la conversación. Normalmente, este empleo de bueno esrnblccc la continuidad temática en la conversación,
tras algún --0 algunos-- segmentos discursivos ligeramente digresivos o laterales (Bauhr 1994: 1061LO) (este bueno va seguido, en muchas ocasiones, de pues):
63.6.5.4
exponer: introduce un fragmento de discurso lateral respecto de lo que le precede, para incluir una
expresión más precisa (comparte, pues, propiedades funcionales con los reformuladores analizados
en el § 63.4). Ahora bien, tanto este tipo de bueno como el que indica la continuidad temática
coinciden en que introducen, en el contexto comunicativo, el segmento del discurso que se considera
más ajustado a los deseos expresivos del hablante. He aquí un par de ejemplos:
c. Juuo: Etcétera, etcétera; no te canses t...].
CoNSOIACIÓN: iBueno! Me voy arriba. IS. y J. Álvarcz Quintero, El genio alegre,
d.
Marcadores conversacionales
4197
su estudio, 9]
Conviene puntualizar que, como marcador metadiscursivo, bueno no se presta habitualmente a
la duplicación (bueno, bueno). La repetición de la partícula está excluida especialmente e n los
empleos en que marca la continuidad temática o la rectificación o autocorreceión.
63.6.5.4.
Bien
Bien presenta propiedades metadiscursivas parecidas a las de bueno. Es una
unidad menos gramaticalizada que bueno, ya que admite la gradación (muy bien) y
puede implicar una valoración del segmento del discurso al que afecta (derivada del
valor modal del adverbio homónimo) (cf. el§ 63.6.3.2).
Como bueno, bien sitve para indicar la mera recepción del mensaje y marca,
indirectamente, el cambio de turno en el uso de la palabra; la acumulación o procesamiento de la información, y el progreso de la conversación, con un nuevo tema:
(458)
-lCómo está vuestra familia, Alteza?
- Muy bien, mi general. Gracias.
-Bien. Tengo que anunciaros algo. (J. L de Yilallonga, El Ney, 98]
Al carecer de los valores expresivos que caraéterizan a bueno ( cf. los§§ 63.6.3.1,
63.6.3.2, 63.6.4.2 y 63.6.5.3), bien resulta partícula más neutra, me nos «amigable»
que bueno, incluso e n su función metadiscursiva. Por eso, este marcador puede ser
preferido, como señal de ruptura secuencial - para la apertura o el cierre de la
conversación y para indicar la transición temática-, por parte del interlocutor que
dirige la conversación. Así, bien es utilizado con más frecuencia que bueno, en muchas entrevistas o encuestas, por parte del entrevistador o del encuestador.
Es decir, el empleo de la partícula se halla, en cierto modo, condicionado por el rol social de
quien la usa (bien se ajusta adecuadamente a las preferencias de quien ostenta más autoridad en
la conversación) o por la actitud que los interlocutores adoptan en el discurso (quien desea expresar
más distanciamiento o frialdad prefiere bien a bueno). He aquí algunos ejemplos:
(459)
a. Y bien, creo que es momento ya de saber de labios de la reina, cómo fueron las
relaciones entre don Juan y don Juan Carlos [P. Urbano, La Reina, 174] (Este
segmento de discurso se coloca al comienm de un apartado dentro de un capítulo
del libro citado.)
63.6.5.4
LOS MARCADORES DEL DISCURSO
4198
b. [D.J.}: [...} Toda la precipitación en el desenlace del asunto del Sahara se debió al
hecho de que Franco se morfa.
IP.S.R.): Bien, sigamos con el guioncele. fP. Sáinz Rodríguez, Un reinado en la
sombra, 263}
c. ENc.: Bien. Usted tiene veintitrés años ...
INF.: Sí
ENc.: W n qué generación se sitúa usted? lEn la generación de hoy día o en la
generación siguiente a la joven? [M. Esgueva y M. Cantarero, eds., El habla de la
ciudad de Madrid, 19)
d. ENc.: [Lo veo} consciente de su futuro. Bien. Me ha dicho que pasa las vacaciones
por Oviedo. Eso me interesa. l Por qué?
INF.: Bueno, pues, vamos a ver. Yo[... ¡ Entonces ¡...¡. Nos gustó enormemente en
plan temperatura, etc. y... y nos apuntamos. IM, Esgueva y M. Cantarero, eds., El
/rabia de la dudad de Madrid, 24 y s.1
Bien se emplea menos frecuentemente que bueno para orientar el cierre de la conversación
-Ja prcconclusión-. Sin embargo, en un estilo más formal, en una conversación más estereotipada
(la entrevista o la encuesta, por ejemplo), bien puede utiliwrse a menudo con ese valor:
(460) Bien. Ya hemos terminado.
Como bueno, también bien marca la acumulación o procesamiento de la información, señalando
la continuidad temática. Normalmente, la partícula se incluye para retomar el tema conversacional,
después de algún comentario lateral o digresivo (y, a menudo, va seguida de pu,s, que e nlaza con
el miembro del discurso temático al que le sigue --cf. el § 63.2.2.1--):
(461) a. Cuando me fui al seminario estaba vigenle la prohibición de asistir a los toros y,
en general a especláculos. [... J En Roma yo necesité un permiso especial del cardenal vicario para asistir a la ópera. De aquí mi gran preocupación sobre las formas
de divertirse los sacerdotes. Un año en el festival de Granada[...} se prohibió a los
sacerdoles acudir [...J. Con la televisión los problemas han sido otros. Bien: mis
compañeros de seminario conocían el torco no sólo de oídas. [F. Sopeña, Escrito
de noche, 143 y s.)
b. Las listas [...), las invitaciones, el programa, todo lo organizaron mis padres [...)
Estaba también en el ajo Miguel de Grecia [...}. Miguel ha vivido muchos años en
nuestra casa, en Grecia. Bien. En el Agamemnon el plan era un poco como en
familia [...]. Había baile todas las noches, y muchas diversiones. [P. Urbano, La
Reina, 101)
c. ¡...] lUstcd sabe que la madre del capitán Galán ha ido a pedir a don Niceto el
indulto de Sanjurjo?
-Sí, he visto una foto en la Redacción del periódico. La publicarán mañana. Tal
vez la saquen antes los de esta noche.
- Bien, pues don Manuel querría que usted fuese a ver a esa señora. que le haga
un inte rviú. [J. Carabias, Crónicas d e la República, 80)
Aunque bien puede adquirir también --como bueno- valor concesivo por efecto de sentido
de la función modal deóntica de la partícula, su empleo ~rectificaLivo,. o to:autocorrcctivo)t es mucho
más limitado que el de bueno:
4199
Marcadores conversacionales
63.6.5.6
63.6.5.5. Eh
La interjección e/t (De Bias 1995) se ajusta a las características de marcador
metadiscursivo con más pertinencia que a las de enfocador de la alteridad
(§ 63.6.4.7). Al convertirse en un ma rcador metadiscursivo, e/t pierde parte de su
«significado» apelativo (perceptible, e n cambio, cuando se comporta como una inte rjección -d. el § 63.6.4.7-), si bien refleja siempre un cierto matiz de señalamie nto hacia el oyente. Como estructurador de la conversación, eh es utilizada por
el hablante para mantener el turno de palabra (la partícula indica que este trata de
ir ajustando la expresión a lo que quiere decir, al tiempo que no cede la palabra al
oyente - apunta a este, en cierto modo, como destinatario del mensaje).
(463)
No sabía... eh ... que tu marido... e/r... había obtenido ese premio... e/r ... Me alegro mucho.
Por otra parte, el marcador sirve, asimismo, para acumular información, para
ir procesándola. Al cumplir este papel, la partícula introduce también una cierta
instrucción hacia el oyente: orienta a que sea él quien procese la información, lo
que permite distinguir a eh de bueno/bien, como marcadores metadiscursivos (bueno
y bien procesan la información desde la pe rspectiva del hablante; eh lo hace desde
la perspectiva del oyente). He aquí un ejemplo ilustrativo:
(464) DocroRA: [...) depende del talante que esté eh, si está fuerte y se encuentra bien,
bájale un poquito eh, no lo saques ahora, pero... allá a las 6 o a las 7 e/r un ratito eh...
más que nada para que tome un poco de aire eh. [J. L. de Bias, L" interjecció11 como
marcador discursivo: el caso de -eh,, 95)
63.6.5.6. Este
También la partícula este (derivada del demostrativo homónimo), sirve, como
marcador metadiscursivo, para señalar que el hablante mantiene el turno de uso de
la palabra. Este se emplea, sobre todo, en muchos ámbitos hispanoame ricanos; resulta rara en el español peninsular, pero su uso no queda excluido en España y
revela preferencias idiolectales. Frente a eh, este no suele indicar la acumulación de
la información. Y, de modo parecido a eh , si puede parecer un rasgo o señal de
búsqueda de la expresión adecuada, no es me nos cierto que manifiesta notoriamente
que el hablante no desea ceder su turno de habla, sino que quiere seguir hablando:
(465)
INF.: [...] Aquí ha venido gente ... en estos días me estaban echando ... otro cucato de
este tipo, l no?, de un inversionista que vino aquí... a hacer contactos con la gente y a
buscar ideas, y él hizo contactos con gente dentro de las ramas profesionales, este...
para buscar ideas nuevas l no?, y la proposición de él era una cosa muy concreta [.. .).
¡A. Rosenblat y P. Bentivoglio, cds., El habla culta de Caracas, 28)
(Quedan fuera del objeto de nuestro trabajo otras expresiones que no alcanzan una representación significante clara: mlrm, mm, ajaa, etc., y que sirven para indicar la recepción de la conver·
(462)
Lo hizo ... Bien, lo hice.
(Para pues bien, véase el § 63.2.2.2)
sación o una cierta señal de contacto.)
63.6.5.6
LOS MARCADORES DEL DISCURSO
4200
INDICE 0E MARCADORES DISCURSIVOS ESTUDIADOS
En este índice se enumeran los parágrafos en los que se estudian los diversos marcadores
discursivos. Si un marcador aparece en más de uno, se marca con negrita aqueJ que tiene mayor
importancia.
a fin de cuemas: 63.4.5.3.
fi11al de cue111as: 63.4.5.3.
a propósito: 63.1.3.2, 63.2.4.3.
a saber: 63.J .3.2, 63.1.4.4, 63.4.2.5.
a todo esto: 63.1.3.2, 63.2.4.4.
además: 63.1.3.4, 63.1.3.13, 63.1.4.3, 63.3.2.2.
ahora: 63.3.4.12, 63.6.1.
ahora bien: 63.1.3.2, 63.3.4. 11.
al co11trario: 63.3.4.4.
al fin de cuentas: 63.4.5.3.
al fi11 y al cabo: 63.1.5, 63.4.5.6.
al parecer: 63.6.2.5
a111es al contrario: 63.3.4.4.
anles bien: 63.1.3.2, 63. 1.4.4, 63.3.4.6.
antes por el contrario: 63.1.3.4, 63.3.4.3.
aparle: 63.1.3.4, 63.3.2.4.
as/: 63.3.3.J0.
as/ las cosas: 63.1.3.2, 63.2.2.3.
así pues: 63.1.3.2, 63.3.3.3.
así y con todo: 63.3.4.9.
asf y uxlo: 63.3.4.9.
asimismo: 63.2.3.2, 63.2.3.3.
a1111 con eso y con todo: 63.3.4.9.
aun co11 todo: 63.1.3.4, 63.3.4.9.
aún es más: 63.1.3.4, 63.3.2.7.
aún mejor: 63.4.3.2.
bien: 63. 1.3.J0, 63.6.3, 63.6.3. 1, 63.6.3.2, 63.6.5.3, 63.6.5.4.
bueno: 63. 1.3.9, 63. 1.3.10, 63.6.3, 63.6.3.1, 63.6.3.2, 63.6.4, 63.6.4.2, 63.6.5.3, 6.1.6.5.4.
claro: 63.6.2, 63.6.2.1, 63.6.2.2, 63.6.2.4.
con eso y todo: 63.3.4.9.
co11 otras palabras: 63.4.2.6.
con todo y co11 eso: 63.1.3.4, 63.3.4.9.
con todJJ y eso: 63.3.4.9.
C0/1 todo: 63.3.4.9,
co11clusió11: 63.4.5.3.
consecuentemente: 63.3.3.5.
consiguientemente: 63.3.3.5.
de ahí: 63.1.3.2, 63.1.3.13, 63.3.3.7.
de allí: 63.3.3.7.
de aquí: 63.3.3.7.
de a,iadidura: 63.3.2.5.
de cualquier fonna: 63.4.4.4.
de cualquier ma11era: 63.4.4.4.
de cualquier modo: 63.4.4.4.
de esta fom,a: 63.3.3.10.
ele esta manera: 63.3.3.10.
de esta suene: 63.3.3.J0.
tle este modo: 63.3.3. IO.
de hecho: 63.5.2.4.
a
4201
Indice de marcadores discursivos estudiados
,1,, igual forma: 63.2.3.2, 63.2.3.3.
,le igual manera: 63.2.3.2, 63.2.3.3.
igual modo: 63.2.3.2, 63.2.3.3.
igual suene: 63.2.3.3.
de otro modo: 63.4.2.6.
ti<' resultas: 63.3.3.9.
de todas fomzas: 63.4.4.4.
de todas maneras: 63.4.4.4.
de todos modos: 63.4.4.4.
de un lado... de otro (lado): 63.1.5, 63.2.3.l, 63.2.3.2.
de una parle... de otra (pane): 63.J .4.4, 63.2.3.2.
tlefi11ilivamenle: 63.4.5.3., 63.6.3.4.
desde IW!go: 63.6.2.1, 63.6.2.2, 63.6.2.4.
después: 63.2.3.1, 63.2.3.2.
después de todo: 63.4.5.6.
dicho (co11/en} o/ras palabras: 63.4.2.6.
dicho (con/en} otros términos: 63.4.2.6.
dicho de otra forma: 63.4.2.6.
dicho de otra ma11era: 63.4.2.6.
didzo de otro modo: 63.4.2.6.
dicho eso: 63.2.2.4.
dicho esto: 63.2.2.4.
dicho sea: 63.2.4.5.
dicho sea de paso: 63.2.4.5.
digo: 63.4.3.4, 63.6.1.
efecti,,anzente: 63.6.2.2, 63.6.2.3.
elz: 63.6.5, 63.6.5.5.
empero: 63.3.4.10.
en cambio: 63. 1.3. l, 63.1.4.4, 63.3.4.2.
en conclusión: 63.4.5.2.
en concreto: 63.5.3.
en consecuencia: 63.3.3.8.
en cualquier caso: 63.1.4.4, 63.4.4.2.
en definitiva: 63.J .4.2, 63.4.5.3.
en dos palabras: 63.4.5.2.
en efecto: 63.6.2.1, 63.6.2.2, 63.6.2.3.
en el fondo: 63.5.2.3.
en fin: 63.2.3.l, 63.2.3.2, 63.4.5.4.
en fin de cuentas: 63.4.5.3.
en otras palabras: 63.4.2.6.
en otros términos: 63.4.2.6.
en pane: 63.2.3.3.
en panicular: 63.5.3.
en pocas palabras: 63.4.5.2.
e11 (primer/segundo/...) lugar: 63.2.3.2.
en realidad: 63.5. 1, 63.5.2.2.
en resolución: 63.4.5.2.
en resumen: 63.4.5.2.
e11 resumidas cuentas: 63.4.5.3.
e11 síntesis: 63.4.5.2.
en suma: 63.4.5.2.
en todo caso: 63. 1.4.3, 63. 1.4.4, 63.4.4.3.
en último lugar: 63.2.3.2.
en último término: 63.2.3.2.
en una palabra: 63.4.5.2.
,/1•
,/1·
63.6.5.6
63.6.5.6
LOS MARCADORES DEL DISCURSO
encúna: 63.1.3.4, 63.1.5, 63.3.2.3.
entonces: 63.1.3.10, 63.3.3.11, 63.6.1.
entre paréntesis: 63.2.4.5.
es decir: 63.1.3.2, 63.1.3.10, 63. 1.3.13, 63.4.2.1, 63.4.2.3.
es más: 63.1.3.2, 63.1.4.3, 63.1.4.4, 63.3.2.7.
eso es: 63.4.2.4.
eso si.· 63.1.3.1, 63.3.4.13, 63.6.J.
este: 63.6.5, 63.6.S.6.
esto es: 63.J .3.2, 63. 1.4.4, 63.4.2.4.
evide,uemente: 63.6.2.4.
fmalmente: 63.2.3.1, 63.2.3.2.
hombre: 63.1.3. 10, 63.1.4.2, 63.6.4, 63.6.4.1.
i.e. (id est): 63.4.2.2.
igualmente: 63.2.3.2., 63.2.3.3.
inclusive: 63.3.2.6.
incluso: 63.J.4.3, 63.3.2.6.
luego: 63.2.3. 1, 63.2.3.2.
más bien: 63.4.3.3.
mejor: 63.4.3.2.
mejor aún: 63.4.3.2.
mejor dicho: 63.4.3.2.
mira: 63.6.4, 63.6.4.4.
mire: 63.6.4, 63.6.4.4.
muy por el colltrorio: 63.3.4.3.
naturalmente: 63.6.2. J, 63.6.2.2, 63.6.2.4.
110 obstante: 63.1.3. 1, 63.1.4.3, 63.3.4.8.
o sea: 63.1.3.2, 63.1.3.13, 63.1.4.4, 63.4.l, 63.4.2. 1, 63.4.2.2, 63.6.1.
o séase: 63.4.2.2.
oiga: 63.6.4, 63.6.4.4, 63.6.4.S.
okey: 63.6.3.4.
otro cosa: 63.2.4.5.
oye: 63.6.4, 63.6.4.4, 63.6.4.5.
por añadidura: 63.3.2.5.
por caso: 63.5.3.
por cierto: 63.J.3.13, 63.2.4.2.
por consiguiente: 63.3.3.5.
por contra: 63.3.4.5.
por dcscomado: 63.6.2.4.
por ejemplo: 63.1.3.10, 63.S.3.
por el comrorio: 63. 1.4.4, 63.3.4.3.
por ende: 63.3.3.6.
por favor: 63.6.4, 63.6.4.8.
por fm: 63.2.3.2.
por lo demás: 63.2.3.3.
por lo tamo: 63.3.3.4.
por lo visto: 63.6.2, 63.6.2.S.
por mejor decir. 63.4.3.2.
por su parte: 63.2.3.3.
por supuesto: 63.6.2.1, 63.6.2.2, 63.6.2.4.
por tallto: 63.3.3.4.
por iíltúno: 63.2.3.2.
por un lodo... por otro (lado): 63.2.3.1, 63.2.3.2, 63.2.3.3.
por una parte... por otro (parte): 63.2.3.1, 63.2.3.2, 63.2.3.3.
primeramente: 63.2.3.2.
primero/segundo/.../: 63.2.3.1.
4202
4203
Indice de marcadores discursivos estudiados
pues: 63.1.3.2, 63.J.3.3, 63.1.5, 63.2.2.1, 63.3.3.2.
pues bien: 63.1.3.2, 63.2.2.2, 63.6.J.
resumiendo: 63.4.5.2.
sí: 63.6.5, 63.6.5.2.
sin duda: 63.6.2.4.
sin emba,¡¡o: 63.1.3. 1, 63.1.4.3, 63.1.5, 63.3.4.7.
rotal: 63.4.5.5, 63.6. 1.
vale: 63.6.3.3.
venga: 63.6.3.4.
vamos: 63.6.4, 63.6.4.3.
verbigracia: 63.5.3.
ya: 63.6.5, 63.6.5.J.
63.6.5.6
Textos citados
4204
TEXmS CITADOS
A/JC. lDiario publicado en Madrid. Se indican día, mes, año y página de donde se toman los textos citados.
Se utilir.a a menudo su suplemento cultural -semanal-, del que se suele ofrecer, además, el número.)
EMILIO AU.ROOS LLORACfl (1994): Gramdrirn de la lengua espa1iola, Madrid, Espasa Calpe.
IG~ACIO ALOECOA (1976): Cuento.,, Madrid, Magisterio Español.
JAIME ALVAR (1993): «La ciudad y el mar». en Revista de Oceideme, 143, págs. 73-89.
MANUEL ALVAR (1982): El envés de la hoja, Zaragoza, Institución «Fernando el católico".
SERAFIN y JOAQUÍN ÁLVAREZ QUINTERO (1987): E/ genio alegre [1906], Madrid, Librerías Sánchcz-Alba.
CARLOS ARNICHES (1994"): El ami¡:o Melqufades [1914]. la seiiorira de Trevé/ez [1916]. Edición de Manuel
Seco, Madrid, Espasa C1lpe.
JUAN Jos~ ARREOU. ( 1963): la feria, Móxico, Joaquín Mortiz, 1981.
FRANCISCO AYAU. (1962): El fondo del vaso, Madrid, Alianza, 1970.
( 1972): El hecloizudo y otros cuemo.,, Madrid, Magisterio Español.
( 1988): Recuerdos y olvidos, Madrid, Alianza.
MANUEL AZAÑA (1997): Diarios, /932-1933. «Lo., cuademos roht1dos,,, Barcelona, Crítica.
AZORíN (1904-1905): Los ¡meb/os. la Andalucía trágica y ()Iros a11iculos (1904-1905), Madrid, Castalia,
1974.
( 1909): Los confesiones de un pequeño filósofo, Buenos Afros, Espasa Calpe, 1950.
( 1916): Riva.r y larra, Madrid, Espasa Calpe, 1973.
(1920): los dos luises y otros ensayos, Madrid, Espasa Calpe, 1977.
(1924): Una hora de Espa,ia, Madrid, Espasa Calpe, 1985.
(1939): Espa,inles en Parir, Madrid, Espasa Calpe, 1984.
Pío BAROJA ( 1901): Aventuras, inventos y mixtificaciones de Silvestre Parudox, Madrid, Espasa Calpe, 1989.
- ( 1903): El mayorazgo de labraz, Madrid, Espasa Calpe, 198<1.
- (1909): Zu/acaín el avelllurero, Madrid, Espasa Calpe, 1976.
ANoRts BELLO (1847): Gramática de la lengua castel/una destinada al uso de los amen'cunos. Estudio y
edición de Ramón Trujillo, Madrid, Arco/Libros, 1988, 2 volúmenes.
- (1833): Adver1e11c:iüs sobre el uso de la ltmgua castellana, La Plata, M inisterio de Educación de la
provincia de Buenos Aires, 1956.
JACINTO BENAVENTE (1907): los intercses creados, Madrid, Cátedra.
(1991): Seliora ama [1908]. /..a malquerida [1913[, Madrid, Espasa Calpe.
Jos~ Luis DE BLAs ARROYO (1995): •La interjección como marcador discursivo: el caso de eh•, Ali-/ XI,
págs. 81-117.
JORGE LUIS BoRGES (1949): El Aleph, Barcelona, Seix Barral, 1983.
Juuo CAMBA ( 1970): El destierro, Madrid, Magisterio Español.
JOSEFINA CARABIAS (1997): Crónica,, de la Re¡,,íb/ica, Madrid, Temas de Hoy.
ALEJO CARPEN1"1ER(1990): letra y solfa, Madrid, Mondadori.
CAMILO l ose CEu. (1951): la colmena, Barcelona, Noguer, 1975.
MIGUEL DE CERVAt-lTES ( 1605- 161 l ): El i11J,-e,rioso hidalgo Don Quijote de la Mancha. ISe cita remitiendo
a la parte y el capítulo correspondientes.]
RICARDO DE u. CIERVA (1988-1991): El triángulo. /Alumna de la libertad. la cuestión de /'afucio. /..a duma
de Montmanre/, Barcelona, Planeta.
Ju u o CoRTÁZAR (1976): Los rela1os, 11, Madrid, Alianza.
Cuadenws Ce,vame.s. [Revista bimestral publicada en Madrid. Se indican número y año de donde proceden
los textos citados.]
Ru1--1No Jost CUERVO ( 1953-1994): Diccionario de e<msrn,cció11 y régimen de la lengua cas1ella11a, Bogotá,
Instituto Caro y Cuervo. [DCRlC en el texto[
ÁLVARO CuNQUEIRO (1976): Tertulia de boticas prodigiosas y escuela de curanderos, Barcelona, Destino,
1994.
(1991): la historia del caballero Rafae( Barcelona, Edhasa.
FERNANDO G. DELGADO ( 1995): la mirada del otro, Barcelona, Planeta.
4205
Textos citados
MIGUEL Da rnES ( 1966): a·nco horas con Man·o, Barcelona, Destino.
(1991): Señora de rojo sobre fondo gris, Barcelona, Destino.
- (1995): Diario de 1111 jubi/11do, Barcelona, Destino.
Diario de Zaragoza. [Publicado en Zaragoza entre 1797 y 1907. Se indican número, día, mes, año y página
de donde proceden los textos.]
JORGE EDWARDS (1996): El origen del mundo, Barcelona, l usquets.
El Mundo. [Diario publicado en Madrid. Se indican día, mes, año y página de la edición de donde proceden
los textos citados.]
El País. [Diario publicado en Madrid. Se indican día, mes, año y página de donde proceden los textos
citados.[
El Semanal, [Publicación semanal asoc.iada a varios diarios españoles. Se indican número, día, mes, año y
página de donde proceden los textos citados.)
MANUEL EsGUEVA y MARGARITA CANTARERO (1981): El habla de la ciudad de Madrid. Materiales para
s11 estudio, Madrid, C.S.I.C.
AITTONIO EsPINA (1995): la elocuencia, 1 y 11, Madrid, Libertarias-Prodhufi.
LEANDRO FERNÁNDEZ DE MORATIN (1806): El si de las niñas, Madrid, Espasa Calpe, 1965.
MARINA Fi1RNÁNDEZ LAGUNILl.A y ALBERTO ANULA, Sintaxis y cognicitm, Madrid, Síntesis, 1995.
CATALISA FUENTES RODRIGUEZ y ESPERANZA R. ALCAIDE LARA (1996): la expresión de la modalidad
en ti habla de Sevilla, Sevilla, Servicio de Publicaciones del Ayuntamiento de Sevilla.
ÜREGORIO ÜARC'ES (1791): Fundamento del vigor y elegancia de la lengua castellana, expuesto en el propio
y vario uso de sus partículas, Madrid, Rivadeneyra, 1852.
GABRIEL GARcfA MÁRQUE7., ( 1970): Relato de uh náufrago, en Narra1iva completa, l , Barcelona, Seix
Barral, 1985, págs. 93-175.
- ( 1994): Del amor y otros demonios, Barcelona, Mondadori.
- (1996): Noticia de m1 secues1ro1 Barcelona, Mondadori.
JoAOUIN G1MeNEZ-ARNAU (1981): Yo, Jimmy. Mi vida e111re lo, Franco, Barcelona, Planeta.
PERE G1Mf"ERRER (1985): Cine y literatura, Barcelona, Planeta.
JAVIER GoNZÁLU DE VEGA ( 1996): A la sombro de Adolfo Suárez, Barcelona, Plaza y Janés.
Luis GoYnSOLO (1981): Ttoria del conocimiemo, Barcelona, Seix Barral.
Heraldo de Arag6n. (Diario publicado en Zaragoza. Se indican día, mes, año y página de donde proceden
los textos citados. Si se trata de su Suplemento Semana4 se ofrece el número del mismo.)
Hola. [Revista semanal impresa en Madrid. Se indica el número, día, mes. año y página de donde se
toman los textos citados.]
JUAN RAMÓN J1 MeNEZ (1914): Platero y yo. Madzid, Taurus, 1981.
JOSÉ J1MÉNEZ l.oZANO ( 1973): La ronquera de Fray Luis y otras inquisicionel, Barcelona, Des1ino.
(1988): Ávila, Barcelona, Destino.
'
(1989): El santo de mayo, Barcelona, Destino.
(1993): El cogedor ti, acianos, Barcelona, Anthropos.
(1996): Un dedo en los labios, Madrid, Espasa Calpe.
(1996): las sundulius de piara, Barcelona, Seix Barral.
JON JUARISTI (1997): El bucle melanc61ico, Madrid, Espasa Calpe.
RArAEL LAPESA (1996): El español moderno y comemporáneo, Barcelona, Crítica.
FERNANDO LÁZARO CARRETER (1997): El dardo en la palabra, Barcelona, Galaxia Gu1cmberg-Círculo de
Lectores.
c'11u o LLEoó (1994): Dfas y libro~ Salamanca, Junta de Castilla y León.
ELENA MARCO 8u1L (1975): Memorias de una a,uig11a alumna del Sagrado Corazón, Zaragoza, Edición de
la autora.
JAVIER MARÍAS (1994): Maíiana t n la bawlla piensa en mí, Madrid, Alfaguara, 1996.
JuuÁN MARIAS (1988-1989): Una vida presente. Memorias, Madrid, Alianza, 3 tomos.
(1996): España ante la historia y ante si misma (/898-1936), Madrid, Espasa Calpe.
Jost ANTONIO MARINA (1993): Teoría dt la in1elige11cia crt.adoru, 8.arcelona, AnagrcllTla.
- (1995): t.tica para náufrago~ Barcelona, Anagrama.
Textos citados
4206
(1996): El laberi1110 sentimema/, Barcelona, Anagrama.
CARMEN MARTIN GAITE (1960): LAs a/aduras, Barcelona, Bruguera, 1983.
GUSTAVO MARTfN GARZO (1993): El lenguaje de las fuente~ Barcelona, Lumen.
(1996): La vida nueva, Barcelona, Lumen.
M.' AN'f'ONIA MARTIN ZORRAOUINO (1991): •Elementos de cohesión en el habla de Zaragoza•, en J. M.
Enguita Utrilla, (ed.), / Curso de geografu, lingüís1ica tle Arog6n, Zaragoza, Institución Fernando el
Ca1ólico, págs. 253-286.
JOSÉ ANTONIO MARTINEZ (1994): Propuesta de grom6tica funciona~ Madrid, Istmo.
(1994): CuesJiones marginadas de gram6tica espa,io/a, Madrid, Istmo.
EDUAROO MEN007..A (1996): Una comedia ligera, Barcelona, Scix Barral.
JOSÉ M.' MERINO (1991): LAs palabras del mundo, Madrid, El Sol.
MIGUEL MIHURA (1989): Tres sombreros de copa [1947]. Maribel y la extraña familia [1959], Madrid, Castalia.
JUAN JOSÉ M1LU.s (1986): El desorden tk Ju nombre, Barcelona, RBA Editores, 1993.
MANUEL MINDÁN MANERO ( 1992): Recu<rdos de mi niñez, Zaragoza, Librería General.
ROSA MONTERO (1981): Cinco a,ios de País, Madrid, El País-Aguilar.
ANToNIO MuÑOZ MOLJNA (1997): LA lruerta del Edén, Madrid, Ollero y Ramos.
(1997): Plenilu11io, Madrid, Alfaguara.
ÁLVARO Mu,1s (1993): Emp= y tribu/acio11,s d, Mac¡ro/1 el Gaviero, 1 y 11, Madrid, Siruela.
JOSÉ LUIS 0LAIZOLA(1992): Viaje al fo11do tle la <S()fflll1Zll, Madrid, Rialp.
MANUEi. OLLERO y MIGUEL ÁNGEL PINEDA (eds.) (1992): Sociolingüistica a11daluza, 6, Sevilla, Universidad de Sevilla.
luAN CARLOS 0 NETTI (1961): El astillero, Barcelona, Seix Barral, 1983.
JOSÉ ORTEGA Y GASSET (1983): Obras completa~ Madrid, Alianza, 12 volúmenes.
OcrAvoo PAZ (1994): A1'?nas movedims [1949). LA hija de Rappaccini 11956], Madrid, Alianza.
BENITO PÉREZ GALOÓS ( 1875): El equipaje del rey José, Madrid, Hernando, 1969.
(1876): LA segwoda casaca, Madrid, Hernando, 1971.
( 1876): El Graode Oriente, Madrid, Alianza, 1992.
(1877): El terror de 1824, Madrid, Alianza, 1993.
( 1877): Gloria, Madrid, Hernando, 1983.
(1898): Mendiiábo~ Madrid, Historia 16, 1994.
(1898): De Oñate a LA Gra11ja, Madrid, llistoria 16, 1994.
(1899): Luchana, Madrid, Historia 16, 1994.
(1899): LA campa1ia del Maes1razgo, Madrid, Hernando, 1973.
(1899): LA estafeta romá111ica, Madrid, Historia 16, 1994.
(1899): Ve,¡¡aro, Madrid, Historia 16, 1994.
(1900): Los Ayacuchos, Madrid, Hernando, 1929.
(1900): Momes de Oca, Madrid, Historia 16, 1994.
(1901): Bodas reales, Madrid, Historia 16, 1995.
VoCTORIA PREGO ( 1995): As/ se hizo la 1ronsici611, Barcelona, Plaza y ]anés.
HORACIO QUIROGA (1918): Cue111os de la selva, Mtxico, Periolibros, 1993.
ANTONIO REY y FLORENCIO SEVILLA (1996): • Introducción• a M. de Ceovantes, El trato de A,gel, Madrid,
Alian,.a, págs. 1-XL
ALFONSO REYES ( 1942): la ,xp,riencia filert,ria, Barcelona, Bruguera, 1985.
GRACIEI.A REYES (1984): Poli[onla tex1ua/, Madrid, Gredos.
Juuo RAMÓN RIBEYRO (1991): Cue111os, México, Periolibros.
ÁNGEL ROSENBLAT y PAOLA BENTIVOGLIO (eds.). (1979): El habla cu/w de Caracas. Materiales ¡x,ra su
estudio, Caracas, Facultad de Humanidades y Educación, Universidad Central de Venezuela.
PEDRO SAINZ RooRIGUEZ (1981): Un reinado en la sombro, Barcelona, Planeta.
RAFAEL SANCIIEZ FERLOSIO (1986): El 1esiimo11io de Yaifoz, Madrid, Alianza.
RAFAEL SANCHEZ MAZAS ( 1951): LA vida nueva de Pedri10 de And/a, Barcelona, Planeta, 1994.
ALFONSO SA>'TRE (1975): Escuadro hacia la muerte [1953[. LA mordaza [1954), Madrid, Castalia.
4207
Textos citados
FERNANOO SAVATER (1979): Cria111ras del aire, Mtxico, Periolibros, 1994.
(1995): Mis,erios gozosos, Madrid, Espasa Calpe.
Luos SEPÚLVEDA ( 1989): Un viejo que leía novelas de amor, Barcelona, Tusquets, 1995.
JOAOUIN SOLER SERRANO (1978): Personajes a fondo, Barcelona, Planeta.
FEDERICO SoPEÑA ( 1985): E.rcri/0 de noche, Madrid, Espasa Calpe.
BROA>~ STtfül. ( 1985): A Tatbook of Collaquia/ Spanish, Madrid. Sociedad General Española de Librería.
RAMÓN TRUHLLO (1988): • Estudio preliminar• a A. Bello (1847), págs. 7-145.
FRANCISCO UMBRAL ( 1975): Mona{ y rosa, Madrid, Cátedra, 1995.
(1978): Ramón y las vanguardias, Madrid, Espasa Calpe.
PoLAR URBANO (1996): La Reina, Barcelona, Plaza y Janés.
JUAN VALERA (1899): Mor.,amor, Barcelona, Labor, 1970.
MARIO VARGAS L1.0SA ( 1969): Convtrsaci6tt en la Cllledral, Barcelona, Scix Barral, 1984.
- (1973): Pan111ldm _r las visitadora.,, Barcelona, Seix Barral.
(1993): El ¡x·: ero,./ 11gua, Barcelona, Seix Barral.
Luos VÉLE"L DL Gt11 VARA (1641): El diablo Cojuelo. Madrid, Librerías Sánchez-Alba, 1996.
]ose Luos DE VoLALLONGA ( 1993): El Rey, Barcelona, Plaza y 1•nés.
VVAA (1993): JO ll!lotos de susp,nst, Barcelona, Pla1.a y Janés.
4208
Referencias bibliográficas
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
AcfN VILLA, EsPERANZA (l993):
Aspectos de la odversación en es¡x,ñol uctual, La Coruña, Universidade
da Coruña.
(1998): .el.os intcnsificadores de función textual "intensificación'' es más, más aún y m6xime11, en
M. A. Martín Zorraquino y E. Montolío Durán, (eds.), pág,s. 163-176.
ALARCOS LLORACII, EMILIO (1992): i<Pues~, Gram'1w-TenuL'f 1, León, Universidad de León, págs. 11-26.
-
ALCINA FRANCH, JUAN y Jos~ MANUEL BLECUA (1975): Gramática espw1ola, Barcelona, Ariel.
ÁLVAREZ MENtNOE7.., ALFREDO I GNACIO (1989): u,s WIU/IUC:ciones ,:onsecutivas en espwio{, Estudio fimciouol sobre ft1 oración compuesta, Oviedo. Departamento de Filología Española.
(1990): • Funciones y valores de pues en español•, Acta.1 del Congrew de la Sociedad Espa,io/a de
Ling,iísticu. XX Aniver.<ario, 1, Madrid, Grcdos, p¡jg,s. 307-3 17.
(1991): • Conectores y grupos oracionales consecutivos,., lEA 13, págs. 117-132.
(1995): la.'f const,uccíone.'f cumecutivas. Madrid, Arco/Libros.
ANDRé-l.AROCl-tEBOUVY, DANltLE ( 1984):
La <.:unversotinn quotidiennt. lntmducti<m U l'unu{ysc stmiofi11-
g11islique de fa conversutirm, París, Crédif-Didicr.
ANSCOM0RE, JEAN·CLAUDE y ÜSWALD O UCROT ( 1994): la urgumentuc:iáu m fe, le11,:m1, Madrid, Gredos.
ATKIN~N, J. MAXWELL y JOHN HERITAOE (1984): Stmctures of So<:iul Actim~ Cambridge, Cambridge
Umvers1ry Press.
BACH MARTORELL, CARME (1996): «Reíormular: i.una operación argumentativa aséptica? Estudio del
conector de refomtulación parafrástica és a dir•, Se11dtbar 1, pág,s. 255-271.
BALLY, ÜiARLES (1942): «Syntaxe de la modalité explicite•, CFS 2, pág,s. 3-13.
BARRENECHEA, ANA M." (1969): • Operadores pragmáticos de actitud oracional: los adverbios en
-me/lle y otros signos», en A. M Barrcnechea y otros, Eswdios /ingiíisticos y dialectofógicos. Tema,'f
liÍ.!pánicos. Buenos Aires, Hachcue, 1979, pág,s. 39-59.
8Au7;¡. Ü13RHARD ( 1994): ~Funciones discursivas de ln,eno en español moderno~, LEA XVI, págs. 79-
BEINHAUER, WERNER (1978'): El espunol coloquial, Madrid, Grcdos.
BELLO, ANDR~..S { 1847): Gramática de fa lengua castellam, destinada al uso de fo.'f americemos, Estudio y
edición de Ramón Trujillo, Madrid, Arco/Libros, 1988, 2 volúmenes.
BENVENISTE, ÉMILE (1974): • L'appareil forme! de l'énonciation•, en /'rob/emes de li11gaístiq11e gé11érale, 11,
París, Gallimard, pág,s. 79-88.
BLAKEMORE, DIANNE (1987): Sema111ic ConS1rai11ts 011 Releva11«, Oxford, Basil Blackwell.
BLAs ARROYO, JOSÉ Luis DE (1995): • l..a interjección como marcador discursivo: el caso de eh•, A li/
XI, pág,s. 81-117.
BRIZ GOMEZ, ANroNto (1993a): • los conectores pragmáticos en español coloquial (1). Su papel argumentativo•, Contextos Xl:21-22, págs. 145-188.
(1993b): • Los conectores pragmáticos en español coloquial (ll). Su papel mctadiscursivo•, EAc 59,
págs. 39-56.
(1994): i<Hacia un análisis argumentativo de un texto coloquial. La incidencia de los conectores pragmáticos•, Verba 21, pág,s. 369-399.
- (1998): El español cofo<¡lüal e11 la co11versació11. Esbozo de pragmagramárica, Barcelona, Ariel.
BRIZ, ANTO" o y ANTONIO HI DALGO (1998): «Conectores pragmáticos y estructura de la conversación•
en M. A. Martín Zorraquino y E. Montolío Durán, (eds.), pág,s. 121-142.
'
BROWN, GtLLIAN y GEORGE YULE (1983): A11álisÍ.! del dÍ.!curso, Madrid, Visor, 1993.
BROWN, PENELOPE y STEP,.F.N C. LEvtNSON ( 1978): Politenm. Some Universa/s i11 lt111g11age Usag, Cam'
bridge, Cambridge University Press, 1987'.
CALSAMIGLIA BLANCAFORT, HELENA y AMPARO TUSÓN VALLS (1999): l a., cosas del decir. Manual de
análisis del discurso, Barcelona, Ariel.
"''º
CAsAoo VELARDE, MANUEL (1991): • loo operadores discursivos es dedr,
es, o s,a y o saber en
español actual: valores de lengua y funciones textuales•, LEA 13, págs. 87- 116.
(1993): /111roducció11 a la gramática del texto del espa11ol, Madrid, Arco/Libros.
(1996a): • La investigación sobre gramática del texto en la lingüística española: tos marcadores discursivos•, A. Gil y C. Scltmiu, (eds.), Kohii.!io11, Kohdrenz, Modalitüt in Tex1e11 Romanisclter Spradren,
Bonn, Romanistischer Vcrlag, pág,s. 32-52.
(1996b): • Notas sobre la historia de los marcadores textuales de explicación es decir y o sea•. en
M. _Casa.do Velarde y otros, (eds.), Scripta Pltilologica in Memoriam Ma11uel Tabooda Cid, 1, La Coruña,
Umvers,dadc da Coruña, pág,s. 321-328.
4209
R eferencias bibliográficas
CAsTAl<O NAVARRO, FRANCISCO JAVIER (1997): Cuestiones sobre la releva11cia y marcadores d, discur.ro,
tesis inédita, Universidad de Sevilla.
CHEVALIER, l EAN-ClAUDE y MAURICE MOLHO (1986): . o e l'implication: esp. pues fr. puÍ.!•, TraLiU 24,
pág,s. 23-34.
CHRISTL, JOACIIIM (1996): «Muletillas en el español hablado,, en T. Kotschi y otros, (eds.), El espurio/
hablado y la cultura oral e11 España e HÍ.!panoamérica, Madrid, Iberoamericana, pág,s. 117-143.
CoRTts RODRIGUEZ, Luis (1991): Sobre conectores, expletivos y multtilla.1 e11 el español hablado, Málaga,
Ágora.
- (1995a): Jlibliografía: marcadores del discurso (l)•, EAc 63, pág,s. 63-82.
- (1995b): • Bibliografia: marcadores del discurso (y ll)•, EAc 64, pág,s. 75-94.
CUARTERO SÁNCHEZ, JUAN MANUEL (1995): • El estatuto categorial de adem6s y sus propiedades distribucionales• , Dicenda 13, pág,s. 103-118.
CUENCA ÜRDINYANA, M. JOSEP (l991): Us oracions ad11ersa1ives, lnstitut Universitari de Filologia Valen-
ciana.
(1953-1994): Diccionario de co,utroccitm y régímen de fa lengua castellana, Bogotá,
Instituto Caro y Cuervo. [DCRLC en el texto]
DucROT, ÜSWALD (1980a): «Analyse de textes et linguistique de l'énonciation• en O. Duero! y otros, les
mots du díscours, París, Minuit, pág,s. 7-56.
- (1980b): Les éche/les ar¡;umematives, Paós, Minuit.
(1983): «Opérateurs argumentatifs et visée argumentative•, ClF 5, pág,s. 7-36.
- (1995): •les modificateurs déréalisants•, JoP 24, págs. 145- 165.
EBERENZ, ROLF ( 1994): «Enlaces conjuntivos y adjuntos de sentido aditivo del español preclásico: otro,/,
tSO miJmo, asimismo, demás, también, aun, etc.», IR 39, págs 1-20.
EsPANOL GIRALT, M. TERESA (1996): i<Algunas insuficiencias de la clasificación de la interferencia lingüística, , en A. Briz y otros, (eds.), Pragmática y ¿,,amárica del esf)(lñol hablado, Valencia, Universidad
de Valencia, pág,s. 299-303.
Esr tNOSA ELORZA, ROSA M.' (1995): «Adverbios aditivos en la lengua medieval y clásica•, Verba 22, páginas 585-594.
FANT, LARs M. (1996): •Estructura informativa y teorías de la dialogicidad•. REL 26:2, p¡jgs. 247-270.
FERNÁNDEZ BERNÁRDEZ, CRISTINA (1994-1995): «Marcadores textuales de ejemplificación,, ElUA 10,
págs. 103-144.
FOOLEN, AD (1996): «Pragmatic Par1icles•, en J. Ve,schueren y otros, (eds.), Handhook o/ Pragmatics,
Suplemento de 1996, Amsterdam, Benjamins, s.v.
FRASER, BRUCE (1990): •An Approach to Discourse Markers•, JoP 14, pág,s. 383-395.
CUERVO, R UFINO Jos~
Enlaces extraoracionalts, Sevilla, Alfar.
(1987b): t<Pr..1gmática y relación intrate.xtual: el caso de hasta, incluso y ni siquiera», EI...UA 4-, pági·
nas 159-176.
(1990a): •Algunos operadores de función íática», en 1'. Carbonero y M. T. Palet, (eds.), Sociolingüística
a11daluza, 5, Sevilla, Universidad de Sevilla, págs. 137-170.
·
(1990b): .A~ndices de valor apelativo•, en P. Carbonero y M. T. Pale~ (eds.), Socioli11giiística an·
daluu,, 5, Sevilla, Universidad de Sevilla, pág,s. 171 -196.
(1991): «Adverbios de modalidad•, Verba 18, pág,s. 275-321.
(1993a): •Compor1amiento discur>ivo de bueno, bien, pues bien• , ElUA 9, págs. 205-221.
(1993b): «Conclusivos y refonnulalivos•. Verba 20, págs. 171-198.
(1993c): i<C/aro: modalización y conexión,., en P. carbonero y C. Fuentes, (eds.), Socio/ingülstica andaluza, 9. Esludios sobre el e11u11ciado, Sevilla, Universidad de Sevilla, págs. 99-126.
(1993d): , l)e.<de luego. Por s11p11es10. Nutu,almeme», en P. Carbonero y C. Fuentes. (eds.), Socioli11güís1ica a11daluzt1, 9. &ludios sobre el enunciado, Sevilla, Universidad de Sevilla, pág,s. 127-160.
(1994): «Usos discursivos y orientación argumentativa: de hecho, en efecto y efectivamente11, EAc 62,
pág,s. 5-18.
(1995-1996): , El lexema caro y su rendimiento en el ámbito de la conexión•, Progma/ingülsticn 3-4,
p:lg,s. 329-349.
{1996): La simaxi.s de los relacionan/es supraoracionafes, Madrid, Arco/Libros.
( 1998a): «Vamos: un conector coloquial de gran complejidad», en M. A Martín Zorraquino y
E. Montolío Durán, (eds.), pág,s. 177-192.
( 1998b): Las constn,cciones adversatiV<JS, Madrid, Arco/Libros.
FUENTES RODRÍGUEZ, CATALINA y EsPERANZA R. ALCAIDE LARA (1996): la expresión tle la modalidad
t!tt el habla tic Sevilla, Sevilla, Servicio de Publicaciones del Ayuntamiento de Se\'illa.
FuENTES R ooRfGUEZ, CATALINA (1987a):
Referencias bibliográ6cas
4210
GALLARDO PAúLS, BEATRIZ (1996): Análisis com'tl>tlciona/ y pragmática d,/ r,cep,or, Valencia, Sinapsis.
GARACI IANA CAMARERO, MAR (1998): o.La evolución de loo conectores contrargumentativoo: la gramaticalización de no obstante y sin embargo• en M. A. Martín Zorraquino y E. Montolío Durán, (cds.),
pág¡¡. 193-212.
GARcts, GREGORIO (1791): Fundam,nto del vigcr y elegancia dt la lengua casttllana, apu,sto en el propio
y ,,uio use de sus partlculas. Edición de M. Balles1eros, Madrid, Rivadeneyra, 1852.
GARcts GOMEZ, M.· P1t.AR (1992): • El operador discursivo pues en el español hablado•, RJb 43, páginas 261-276.
(1994): «Funciones y valores de ento11us en el español hablado•, en M. Alvar Ezquerra y J. A. Villcna
Ponsoda, (eds.), Eswdio, para u11 corpus del españiJI, Málaga, Universidad de Málaga, pág.s. 217-230.
(1996): • Los marcadores discursivos en español•, en A. Gil y C. Schmitt, (cds.), Kohdsior,, Koh4rtnz,
M()(/alitar i11 Texzen Romani.scher Sprache11, Bonn, Romanis1ischcr Verlag. pág¡¡. 125-147.
(1997): .Procedimientos de ordenación en los 1ex1os escrilos•, RJb 48, págs. 296-315.
GARciA IZQUIERDO, ISABEL (1998): Mecanismos dt cohtsi6n tut11al lo, contctorts ilatfro.r '" upaíicl,
Castcllón de la Plana, Universi1at Jaume l.
Ü ARCfA NEGRONI, M.- M ARTA (1995): Rtinler¡Jrétatiott el scalariré: les inslntC.'lio,ts de releclUre da,u la
langut, Parfs, F..oole des Hau1es Études en Seico= Sociolcs, tesis docloral inédita.
GARRIDO MEOINA, JOAOVIN (1993): •Operadores epis1émicos y conectores contextuales>, en H. Haverkate y oiros, (eds.), Aproximacionu pragmalingiiútica.< al español, Diálogos Hispánicos 12, Amsterdam,
Rodopi, págs. 5-50.
- (1997): Eslilo y texto,,, la k11gi1a, Madrid, Grcdos.
G1u GAYA, SAMUEL (1943): Cuno sup,rior de si111axis ,spt1iib/a, Barcelona, Biblograf, 1961.
G üu c11, ELISAOEllt (1970): Makrosyntax der Glitdcrungssignalc ím gesproch,11,n Fronzósi.sch, Múnich, Wilhelm Fink Verlag.
GUMPERZ, JOHN JOSEPH ( 1982): DiJrow>< Sirotq:i<J, Cambridge, Cambridge University Prcss.
GUT!rutRE'L 0Ro0NEZ, SALVADOR (1997): Lo oración y sus funckJna, Madrid, Arco/Libros.
HAVERKATE, HENK (1994): Lo cortes/a verbal. Es111din progmalingt11stic{). Madrid, Gredos.
HERRERO CAtvo. ÁNGEL ( 1987): «llncluso incluso? Adverbios, rematilación y transición pragmática-,
ELUA 4, págs. ln-227.
JAKOOSON, ROMAN (1958): «Lingüística y poética•, en T. Sebcok, (ed.), Eslilo del lt11guafe, Madrid, Cáltdra, 1974.
KERORAT-0RECCIHONI, CATHERl~E (1990-1994): Ú!S inttroctions v,,/xile~ París, A. Colin (3 vols.).
KOCI(, JossE DE ti al (eds.) (1991): Gramática espaiii>/a: Ens,,ia,,za • investigación, U!, Salamanca, Universidad de Salamanca.
l..,,\M(QUIZ, V1DAL (1991): «Valores de e11tbnca en el enunciado discursivo-,., Acta..r del /JI Congrtso lnter·
11acior1a/ del Español de América. 11, Valladolid, Junta de Castilla y León, págs. 759-764.
(1993), .COnexióo conmutadora entre enunciados>, en P. Carbonero y C. Fuentes, (eds.), Sociolingti/slica andaluza, 8, ScviUa, Universidad de Sevilla, págs. 11-34.
(1994): El e111111ciado textual, Barcelona, Ariel.
1.1.nERAS, MARCARITA (1995): • El Tratado de la, partlculas de G. Garcés (1791) y su presencia en
A. Bello•, en M.· T. &benique y otros, (eds.), Hi.storia de la lengua apaño/a en Ambica y Espuria,
Valencia, Universidad de Valencia, pág.s. 371-381.
LLORENTE ARCOCHA, M.• TERESA (1996): Orgattizadorts de la comiemición. Operadorc$ discurs;V()S en
espaiio4 Salamanca, Universidad Pontificia de Salamanca.
LóPEZ ALoNSO, CoVAOOl<CA ( 1990): • El discurso y el conector reíormulativo: es deci,., RFR 1, págs. g7.
97.
LóPl!Z GARCIA, ÁNGEL ( 1994): Gramática del español. l. Lo oracúln compue.rta, Madrid, Arco/Libros.
luSA, CARMEN oe (1996): «Cualidades gramaticales y funcionales de las inlcrjccciones españolas•, en
T. Kotschi y otros, (eds.), El espaiio/ hablado y la cu/Jwu ()(U/'" España • Hi,panoambica, Madrid,
Iberoamericana, págs. 95-115.
LYONS, Jo11N (1977): Semá111ica, Barcelona, Tcidc, 1980.
MAR,-ER B1C-,ORRA, SeoASTIÁN ( 1985): .Sistema de oposiciones de las advemtivas castellanas•, en l'hilologia Hi,pani<nsia U, Madrid, Greoos, págs. 445-452.
MAR.rlN ZoRRAOUINO, M: ANTONIA (1991): • Elementos de cohesión CD el habla de Zaragoza., en
J. M. Enguita Utrilla, (ed.), / Cur,o de gcogmfia lingülstica de Arag611, Zaragoza, Institución Fernando
el Católico, págs. 253-286.
(1992): •Partlculas y modalidad>, en G. Holtus y 01ros, (eds.), /..uikon dtr Romanislisdren Ung11islik
Vl:1, Tubinga, Niemeyer, págs. 110-124.
4211
Referencias bibliográficas
(1993): «Algunas observaciones sobre claro como operador pragmático en español actual», en G. Hilty,
cd.. Acres du Xtm<. ú,ngrb /ntemational dt Un¡¡uistiqut ti Plulo/ogi, Romana. Tubinga-Basilea,
Franeke, 1, págs. 467-478.
(1994a): ..:Gramática del discurso. Los llamados marcadores del discurso>o. Ac1a.r tftl Cong~ de la
Ltng11n Es¡x,iivla, Sevilla, 1992, Madrid, Instituto CeJVan1es, págs. 709-720.
(19941>): •"Bueno.. como operador pragmático en español actual•. en A. Alonso y otros, (eds.),
11 Encuentro dt Lin¡¡üistas y Fi/lJ/OfllM d, Esp<1ña y Mb:ico, Salamanca, Junta de Casiilla y LeónUniversidad de Salamanca, págs. 403-412.
( 1994c): .Sintaxis, scmán1ica y pragmática de algunos adverbios oracionales asertivos en cspa~ol ac1ual•, en V. Demonie. (ed.), r.ram6tica Je/ apa,iol. México, El Colegio de México, pág.s. 557-590.
(1998): «Los marcadores del discurso desde el punto de vista gmmatical•, en M. A. Martín Zorraquino
y E. Montolío Durán, (eds.), págs. 19-53.
MARTIN 7..0RRAQUINO, M." ANTONIA y &"TREI I.JI MONTOUO OURÁN. (eds.) ( 1998): Ma,radom del di.reuno. T,mía y u116li.r,s. Madrid, Arco/Libros.
MARTlsv~ RosER (1997): Cnnec1a11do ttxto, Barcelona, Oc1aedro.
MARTÍNEZ GARCIA, 1-ioRTU'ISIA ( 1990): .e.Del puel' ''temporal" al "causal" y "con1inuativo''•, Actas del
Coogr,so d, /u S,,ciediJd Españolad, U,,güwica. XX A11i•~=rio 11, Madrid, Gredos, págs. 599-610.
MATEO RODRÍGUEZ. Jost': E. ( 1996): • Los marc.dores digresivos. Estudio especial de por cirrto en español
actual}', en S<.:riplu l'hilolül(ict1 in Mtmoriam Mamud Tabnada c;d, 11. La Coruña, Univcrsidade da
Coruña, 1996, págs. 531-552.
MEOE.ROS MAR'li'I, I-IUMBER10 ( 1988): l"rocedimitnlOJ dt mh~siún t:.n el t!~p,11iol ucluu( Sanla Cruz de
Tenerifc, Excmo. Cabildo Insular de Tcnerifc.
MtCHE, ELISABETH (1994): «Dcscrip1ion séman1ico-pragmatiquc de la marque espagnole pues», CLF IS,
págs. 51-76.
MouNA REDO,,DO, Jost ANDRÉS (1987): .Aplicaciones de la pragmática al comentario sint6ctico y semántico de lettos», en F. Hemándcz y otros, Aspec.tru ditfllc1ico.1 dt ltngua y lllerutura. Unguo. 3.
Zaragoza, lnsiituto de Ciencias de lu Educación, págs. 141-158.
MoLINER, MAKIA (1966): Dicrcio11arin dt uso del ,spaño~ Madrid, 2 vols. I/JUE en el 1exto]
MOl<roiJO DuRÁ.S, EsTREI.LA (1991): <Asf ¡,uu ,ntoncu, lo mejor mrl que piensa bi,11 lo d, casan,.
Acerca de loo procondicionules en español>, Fom Hi.sp6nico 2, pág.s. 43-53.
( 1992): • Los conectores discursivos: acerca de al fi11 y al cabo•, en C. Martín Vide, (cd.), l,<ng11ajes
nawral,s y lmguaju formule~ VI11. Barcelona, PPU, págs. 453-460.
(1997): •la tcorla de la relevancia y el estudio de los conectores discursivos-, C. Fuentes Rodríguez,
(ed.), /111rod11cció11 teórica a /11 Praxmdtica Un¡:,iútica, Sevilla, Universidad de Sevilla, págs. 27-39.
( 1998): «J....a teoría de la relevancia y los marc.tdores del discurso,., en M. A. Martín Zorraquino y
E. Montolío, (eds.), págs. 93·119.
ÜGOEN, CIIARLlc.S K. e !VOR R10tAROS (1923): The MBOiling of Meaning, Londres, Routledge and Kegan
Paul. (E/ ,ig11ificado del significado, Buenos Aires, Paidós, 19642. ]
ORTEGA 01JVARES, JENARO (1985): .Aptndices modalizadores: los "comprobativos"•, en J. Montoya
Martíncz y J. Paredes Núñez, (eds.), &ludios Románicas dedicado, al Prof. Andrú Soria Ortega, Gra•
nada, Universidad de Granada, 1, págs. 239-255.
- (1986): .Aproximación al mecanismo de la convemción: aptndices "justificativos"•, Verl>t, 13:1, páginas 269-290.
PALMER, FRANK R. (1986): Mood and M()(fa/ity, cambridge, Cambridge University Press.
PoNs BoRDERIA, SAl,VADOR ( 1994): •La presencia de los enlaces cxiraoraeionales en la tradición gramatical española: la figuro de Andrts Dello• , Moenia 1, págs. 251-267.
(1995a): «La presencia de los enlaces c.xtraoracionales en la 1radición gramatical española: la clasificación de las conjuoeioncs ilativas y continuativas-,AL// X, págs. 331-354.
( 1995b): Para 11na delimitación dt /u co11erión como cattgOria del habla, tesis doctoral, Universidad de
Valencia.
(1996-1997): • La presencia de los enlaces extraoracionnlcs en la tradición gramatical española: la
descripción de algunas conjunciones. Otros valores conversacionales», ELUA l l, págs. 261-284.
(1998a): •Los apelativos O)~ y mira o los límites de la conexión,, en M. A. Martín Zorraquino y
E. Montolío Durán, (eds.), pág¡¡. 213-228.
(1998b): Coneri6n y co,i,:ctom. &ludio d, su rtlación en el r,gisrro informal de la lengua. Valéncia,
Uni\'Crsitat de VaJ~ncia.
Referencias bibliográficas
4212
PoRROCHE BAl.l.ESTEROS, MARGARITA (1996): • las llamadas conjunciones como elementos de conexión
en el español conversacional: pues/pero•, en T. Kotschi y otros, (eds.), El español hablado y la cul111ra
oral en Espafla < Hispanoamlrica. Madrid, Iberoamericana, págs. 72-94.
PORTOI.Cs, Josll (1989): «El conector argumentativo pues>, Diwuia 8, págs. 117-132.
(1993): «La distinción entre los conectores y otros marcadores del discurso en español•, Voba 20,
págs. 141-170.
(1994a): «Pertinencia y pragmática•, Revista de Occid,111, 154, págs. 55-66.
( 1994b): .A,Jgunos oomentarios sobre la Teoría de la Pertinencia•, l'ragmolinRiiftlicu 2. págs. 407431.
(1994c): «Sobre los concctoros discu,.ivos con la palabra contrario•, en C. Martín Vide, (cd.), Lenguaj,, naturales y lenguaje, forma/a, X, Burcclona, PPU, págs. 527-531.
( 1995a): «Diíerencias gramaticales y pragmáticas entre los conectores dbcursivos: ('f!rtJ, sin tmlxrrwJ y
no r,hswnt<•, Bl!Af: 15, págs. 231-269.
( 1995b): «Del discurso oral a la gramática: la sistema1i1.ación de los marcadores discu,.ivos,, L. Cortés
Rodríguez, (ed.), Actas dd I Simposio del an6li.,i., d,I ducu= oro( Almería, Unive,.idad de Almería,
págs. 147-171
(1996): «Sobre la organización interna de la.s in1crvencioncs1t, en A. Briz y otros, (eds.), l'ra,:mdtica y
gromdtica del e.'if"tñol hablado, Valencia, Universidad de Valencia, ~~- 203-214.
(1998a): «Teoría de la argumentación en la lengua y los marcadores del discurso», en M. A. Martín
Zorraquino y E. Montolío Durán. (eds.), págs. 71-91.
(1998b): • Dos pares de marcadores del discurso: t11 cambio y por el contrario, en cualquier caso y en
10do caso•, en M. A. Martín Zorraquino y E. Montolío Durán, (eds.), págs. 243-264.
(199&:): Ma,cadores del disc-u1W, Ban:clona, Ariel.
(1998d): «El concepto de sufici<ncia a,¡¡11m<r1tatfra», Si,~no y .'i<ña 9, págs. 199-224.
(en prensa a): «l.os ordenadores del discurso y el lenguaje periodístico•, en Acws del Congruo: La
/e11,;ua y los medios de comunicació11. Omlidad, escriwra e ima!.ien, Universidad Complutense de Madrid.
(en prensa b): • t i •ignificado informativo de los marcadores del discurso•, en Aaas del / Simposio
lntemacionol d, Análisis del Di.<airso, Universidad Complutense de Madrid.
(en prensa e): • El origen de los marc-1dores y la deixis discursiva», en Home11ufe al profesor Vida!
I.Amlquiz, Madrid, UNED.
(en prensa d): «Dos perspectivas en el estudio de los marcadores discursivos-, E. de Miguel,
M. Fcrnándcz LaguniUa y F. Cartoni, (eds.), Dos jornadas paniculares / Duo giomal< panicolari, Ma·
drid, Unive,.idad Autónoma de Madrid.
REAL ACADEMIA EseAÑOLA (1931): Gramática de la lengua española, Madrid, Espasa Calpe. [RAE 1931
en el texto[
ROSSARI, CoRrNNF (1994): les opbution.s d< tefon11ulatiolt. Berna, Peter l..ang.
Rouurr, EDOY. YOTROS (1985): l 'aniculation du di.scoun contcmporain, Berna-Berlín. Peter l..ang. 1991'.
Ru1z GURll,LO, LEONOR y SALVADOR PoNS (1996): •Escalas morfológicas o escalas argumentativas,,, f:Ac
64, 1996, págs. 53-74.
SALVA, VICENTE (1830): Gramdtica de la knguu CJJSJella11a .s,grln ahora"' /rabia. Edición de Margarita
Uitcras, Madrid, Arco/Libros, 1988 (2 vols.).
ScHtFFRIN, DtllORAII ( 1987): Discou"" Markm, Cambridge, Cambridge Univcrsity Press.
- ( 1994): Approac/r,s to Disc0<1rs,, Oxford, Blackwcll.
ScH WEN1"ER, ScoTT A. (1996): «Sorne Reflections on o s,:a: A Discourac Marker in Spanish•, JoP 25,
~gs. 855-874.
STEEt. DRtA" (1985): A Twbook o/ Co/loquial Spanisl,. Madrid, Sociedad General Española de Librería.
TERREROS Y PANDO, I!sl'EBAN DE (1786-1788): Diccionario caslellano con las voces dt cie,icia.s y arta.
Edición facsímil. Madrid, Arco/Libros, 1987.
TRAUOOTT, EuSABETH C. (1995): «The Role oí the Developement oí Oiscourac Marke,. in a Theory of
Grammaticalization•, ms., Standford Univc,.ity.
'I\JRco, Gtr.DERT y DA,,.tELLE COLTIER (1988): «Des agents doubles de l"organisarion textuelle, les marqueurs d'intégration linéaire•, Prutiques 51, págs. 57-79.
1\JSON, AMeARO ( 1997): Andlisis d< la con,.,,,.,.ci6,c Barcelona, Ariel.
VA~ JUAN DE (1535): Diálogo d, la lengua. Edición de Antonio Ouilis Morales. Bareelooa, P111.a y
Janés, 1984.
KuPPEVEI.T, JAN VAN (1995a): «Discourac Structurc, Topicality and Ouesrioning•, JI, 31, págs. 109-147.
- (1995b): • Main Structure and Side Structurc in Discourac•, U11g11i.rtics 33, págs. 809-833.
4213
Referencias bibliográficas
VAzQUEZ ÜRTA, IONAOO (1995): Summary o/ :A Ú),rtrastfre Study o/ Polilmeu: /'Mnomma ;,. f:nglond
and Spain; Duisburg. IAUD.
VAZQUEZ VEtGA, NANCY (1994-1995): «Una aproximación a algunos marcadores con función textual de
" resumen•, "conclusión" y ·'cierre"•, ELUA 11, págs. 349-390.
Wtr.SON, DEIRORE y DAN SPERBER (1986): Rekl-onc,. CommunicalÚJn and CogniJú,n, Oxford, Basil Blacltwell. [Trad. casi.: LA n,kl"Onc,o, Madrid, Visor, 1994.J
(1993): «Linguistic Form and Relevance• . Unguu, 90, págs. 1-25.
Descargar