Subido por Miguel Ángel Palacio Dominguez

DIA DE LA CANDELARIA

Anuncio
DIA DE LA CANDELARIA
PRESENTACIÓN DEL SEÑOR
¡Puertas, ábranse de par en par; agrándense, portones eternos, porque va a
entrar el rey de la gloria! R/. El Señor es el rey de la gloria.
¿Quién es el rey de la gloria? Es el Señor, fuerte y poderoso, el Señor,
poderoso en la batalla. R/. El Señor es el rey de la gloria.
BENDICIÓN DE LAS VELAS Y PROCESIÓN
Primera forma: Procesión
1. A una hora conveniente, se reúnen los fíeles en algún lugar adecuado,
fuera del templo donde va a efectuarse la procesión. Los fíeles sostienen en sus
manos las velas apagadas.
2. El sacerdote, revestido de blanco, como para la Misa, se acerca, junto con
los ministros, al lugar donde el pueblo está congregado. En lugar de la casulla,
puede usar la capa pluvial durante la bendición de las velas y la procesión.
3. Mientras encienden las velas, se canta la antífona siguiente u otro cántico
apropiado. Nuestro Señor vendrá con gran poder, e iluminará los ojos de sus
siervos, aleluya.
4. El sacerdote, después de saludar a los fíeles en la forma acostumbrada, les
explica brevemente el significado del rito y los exhorta a participar en él activa
y conscientemente. Lo puede hacer con estas palabras u otras parecidas:
S. Hermanos, hace cuarenta días celebramos con júbilo el
nacimiento del Señor. Hoy también la Iglesia está de fiesta al
celebrar el día en que Jesús fue presentado en el templo por María
y José. El Señor quiso sujetarse a este rito para cumplir con las
exigencias de la ley, pero, sobre todo, para manifestarse al pueblo
que lo esperaba.
Página 1
Impulsados por el Espíritu Santo, fueron al templo aquellos dos
ancianos, Simeón y Ana, e iluminados por el mismo Espíritu,
reconocieron al Señor y lo anunciaron a todos con entusiasmo.
También nosotros, que formamos el pueblo de Dios por la gracia
del Espíritu Santo, vayamos al encuentro de Cristo en la casa de
Dios. Hallaremos al Señor en la Eucaristía mientras esperamos su
venida gloriosa.
C. Después de la exhortación, el sacerdote bendice las velas, diciendo con
las manos juntas: Oremos:
S. Dios nuestro, fuente y principio de toda luz, que concediste al
justo Simeón contemplar a Cristo, luz destinada a iluminar a todas
las naciones, bendice + estas velas con las que tus fíeles van a ir a
tu encuentro en medio de himnos de alabanza, y escucha su oración
a fin de que por el camino del bien puedan llegar a la luz
inextinguible. Por Jesucristo, nuestro Señor.
R/. Amén.
Y rocía las velas con agua bendita, sin decir nada. El sacerdote toma entonces
la vela destinada a él e inicia la procesión, diciendo:
Vayamos ahora alegres al encuentro del Señor.
Durante la procesión se canta la antífona siguiente, o algún canto apropiado.
R/. Cristo es la luz enviada para iluminar a las naciones y para gloria de Israel.
Ahora, Señor, ya puede morir en paz tu siervo, según tu promesa. R/. Porque
mis ojos han visto a tu Salvador. R/. Al Salvador a quien has puesto a la vista
de todos los pueblos. R/.
Al entrar la procesión en el templo, se canta la Antífona de entrada de la
Misa. Al llegar al altar, el sacerdote hace la debida reverencia y, si se cree
conveniente, lo inciensa.
Página 2
Luego se dirige a la sede, en donde se quita la capa pluvial (si la usó en la
procesión) y se pone la casulla. Ahí mismo, después de que se ha cantado el
Gloria, dice la Oración Colecta como de ordinario. Prosigue luego la Misa de
la manera acostumbrada.
Segunda forma: Entrada solemne
C. Los fieles se reúnen en el templo, teniendo las velas en sus manos. El
sacerdote, revestido de ornamentos blancos, va en compañía de los ministros y
de una representación de los fíeles a un sitio adecuado, ya sea ante la puerta del
templo o en el interior del mismo, en donde, por lo menos una gran parte de los
fíeles, puedan participar cómodamente de la ceremonia.
Al llegar el sacerdote al sitio escogido para la bendición de las velas, se
encienden éstas, y se canta la antífona ‘Nuestro Señor vendrá con gran poder’ u
otro cántico apropiado. En seguida el sacerdote, después del saludo al pueblo y
de la breve exhortación, bendice las velas; se efectúa luego la procesión con los
cánticos,
Mal 3,1-4: Entrará en el santuario el Señor a quien ustedes buscan. Salmo
23: El Señor, Dios de los ejércitos, es el Rey de la gloria Le 2,22-40: Mis ojos
han visto a tu Salvador
Página 3
LA MISA
Monición de entrada:
La fiesta de hoy es conocida y celebrada con diversos nombres: La
presentación del Señor, la purificación de María, la fiesta de la luz, la fiesta de
las Candelas o Candelaria, es decir, fiesta de la luz. María y José acuden con el
Niño al templo de Jerusalén para cumplir la doble disposición de la ley mosaica:
presentación del primogénito varón al Señor para su rescate y purificación de la
madre a los cuarenta días del parto. De pie, por favor para recibir a los
celebrantes de esta Eucaristía.
ANTÍFONA DE ENTRADA. (Sal 47,10-11)
Recordaremos, Señor, los dones de tu amor en medio de tu templo. Que todos
los hombres de la tierra te conozcan y te alaben, porque es infinita tu
misericordia.
Se dice Gloria
ORACIÓN COLECTA
Dios todopoderoso y eterno, mira a tus fieles reunidos hoy para
celebrar la presentación en el templo de tu Hijo Jesucristo, y
concédenos que podamos presentarnos ante ti plenamente
renovados en el espíritu. Por nuestro Señor Jesucristo...
Monición.
Primera lectura: Malaquías 3, 1-4
(El mensaje del Señor entrará en su santuario). En la primera parte de la
alocución de Simeón, es decir, en la proclamación mesiánica de Jesús,
escuchamos un eco, mejor dicho vemos la realización del anuncio del profeta
Malaquías: venida del Señor al santuario.
El libro de Malaquías está centrado en la figura del Mensajero, se orienta a
crear una nueva actitud religiosa que, a su vez, renueve el culto del templo, que
estaba en franca decadencia. Escuchemos.
Página 4
PRIMERA LECTURA
Del libro del profeta Malaquías: 3,1-4
Esto dice el Señor: «He aquí que yo envío a mi mensajero. El preparará el
camino delante de mí. De improviso entrará en el santuario el Señor, a quien
ustedes buscan, el mensajero de la alianza a quien ustedes desean. Miren: Ya va
entrando, dice el Señor de los ejércitos.
¿Quién podrá soportal el día de su venida? ¿Quién quedará de pie, cuando
aparezca? Será como fuego de fundición, como la lejía de las lavanderas. Se
sentará como un fundidor que refina la plata; como a la plata y al oro, refinará
a los hijos de Leví y así podrán ellos ofrecer, como es debido, las ofrendas al
Señor. Entonces agradará al Señor la ofrenda de Judá y de Jerusalén, como en
los días pasados, como en los años antiguos». Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL. Del salmo 23
R/. El Señor es el rey de la gloria.
S. ¡Puertas, ábranse de par en par; agrándense, portones eternos, porque va
a entrar el rey de la gloria! R/. El Señor es el rey de la gloria.
S. ¿Quién es el rey de la gloria? El Señor, Dios de los ejércitos, es el rey de
la gloria. R/. El Señor es el rey de la gloria.
Monición.
Segunda lectura: Hebreos 2, 14-18 (Tenía que parecerse en todo a sus
hermanos). Jesús participó de nuestra humanidad y con su muerte nos liberó del
poder de Satanás que nos tenía esclavizados. Jesús es el Sumo Sacerdote
compasivo fidedigno en lo que toca a Dios. Pongan atención.
SEGUNDA LECTURA
De la carta a los hebreos: 2, 14-18
Hermanos: Todos los hijos de una familia tienen la misma sangre; por eso,
Jesús quiso ser de nuestra misma sangre, para destruir con su muerte al diablo,
que mediante la muerte, dominaba a los hombres, y para liberar a aquellos que,
por temor a la muerte, vivían como esclavos toda su vida.
Pues como bien saben, Jesús no vino a ayudar a los ángeles, sino a los
descendientes de Abraham; por eso tuvo que hacerse semejante a sus hermanos
en todo, a fin de llegar a ser sumo sacerdote, misericordioso con ellos y fiel en
las relaciones que median entre Dios y los hombres, y expiar así los pecados del
pueblo. Como él mismo fue probado por medio del sufrimiento, puede ahora
ayudar a los que están sometidos a la prueba. Palabra de Dios.
Página 5
Monición.
Tercera lectura: Le 2, 22-40 (Breve (22-32) (Mis ojos han visto a tu
salvador). En el texto evangélico de hoy y en boca del anciano Simeón hay una
proclamación solemne, casi oficial, de Jesús en el mismo templo de Jerusalén,
como el Mesías esperado.
Dichoso este anciano a quien el peso de los años no le apagó sus pupilas,
sino que le dio una visión más aguda y penetrante para ver en aquella ocasión,
que parecía tan rutinaria como una de tantas, a una pareja distinta y a un niño
sin paralelo, el Mesías de DIOS.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO. (Lc. 2,32)
R/.Aleluya, aleluya.
EVANGELIO
Del santo Evangelio según san Lucas: 2, 22-40
Transcurrido el tiempo de la purificación de María, según la ley de
Moisés, ella y José llevaron al niño a Jerusalén para presentarlo al
Señor, de acuerdo con lo escrito en la ley: Todo primogénito varón será
consagrado al Señor, y también para ofrecer, como dice la ley, un par
de tórtolas o dos pichones.
Vivía en Jerusalén un hombre llamado Simeón, varón justo y
temeroso de Dios, que aguardaba el consuelo de Israel; en él moraba el
Espíritu Santo, el cual le había revelado que no moriría sin haber visto
antes al Mesías del Señor. Movido por el Espíritu, fúe al templo, y
cuando José y María entraban con el niño Jesús para cumplir con lo
prescrito por la ley, Simeón lo tomó en brazos y bendijo a Dios, diciendo:
«Señor, ya puedes dejar morir en paz a tu siervo, según lo que me
habías prometido, porque mis ojos han visto a tu Salvador, al que has
preparado para bien de todos los pueblos; luz que alumbra a las
naciones y gloria de tu pueblo, Israel». El padre y la madre del niño
estaban admirados de semejantes palabras. Simeón los bendijo, y a
María, la madre de Jesús, le anunció:
«Este niño ha sido puesto para ruina y resurgimiento de muchos en
Israel, como signo que provocará contradicción, para que queden al
descubierto los pensamientos de todos los corazones. Y a ti, una espada
te atravesará el alma».
Página 6
Había también una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser.
Era una mujer muy anciana. De joven, había vivido siete años casada y
tenía ya ochenta y cuatro años de edad. No se apartaba del templo ni de
día ni de noche, sirviendo a Dios con ayunos y oraciones. Ana se acercó
en aquel momento, dando gracias a Dios y hablando del niño a todos los
que aguardaban la liberación de Israel.
Y cuando cumplieron todo lo que prescribía la ley del Señor, se
volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret. El niño iba creciendo y
fortaleciéndose, se llenaba de sabiduría y la gracia de Dios estaba con
él. Palabra del Señor.
R/Gloria a ti, Señor Jesús.
HOMILIA
Hoy la Iglesia celebra la fiesta de la Presentación del Señor o la Fiesta de las
Candelas. Esta fiesta data del siglo IV en Jerusalén. Es el encuentro oficial del
Señor con su pueblo en la persona de Simeón y en el templo de Jerusalén. El
evangelista intenta dar una respuesta teológica y catequética a los cristianos
formados en un ambiente tradicional judío. A Lucas le interesa colocar a Jesús
en relación con la ciudad de Jerusalén, como lugar donde se revela para todos
los pueblos la luz de la salvación. El cántico de Simeón así lo demuestra.
Jesús, el bebé, será «luz para alumbrar a todas las naciones, presentado a
todos los pueblos».
Así, la salvación queda conectada al pasado de Israel, pero abierta
universalmente a todos los pueblos y naciones del universo y de la historia.
Jesús es luz que disipará las tinieblas de todo el mundo. Por eso esta
celebración está llena de simbolismo, de belleza, de iluminación. - Dejemos que
la luz de Cristo nos invada a todos.
El cumplimiento de los ritos. (2, 22-24)
Según el Levítico 12, 6-8, .Cuando se termina (para la mujer) el tiempo de
su purificación, tanto por un hijo como por una hija, lleva al sacerdote un
cordero de un año. Si no consigue hacerse con un cordero, toma dos tórtolas o
dos pichones- (cf. Lev 5,7). Esta ceremonia no atañe sino a la mujer y tiene
lugar 40 días después del nacimiento de un varón (cuando se trata de una hembra
son 80 días).
El rito de rescate del primogénito es muy diferente. Según Ex 18, 1-2, Dios
dijo a Moisés: .
Página 7
Conságrame todo primogénito, todo el que abre el seno materno. Según
Números 3, 47, al primogénito se le rescata con cinco ciclos y debe hacerse
durante el mes que sigue al nacimiento (Núm 18, 16). En esta ocasión es el
padre el que tiene que actuar' y nunca se pide que el niño esté presente en el
templo.
A Lucas no le importan mucho estos ritos. El los mezcla confusamente y
habla indebidamente de su purificación. Lo único que le interesa es presentar al
niño en el templo, como había sido presentado el pequeño Samuel por Ana (1
Sam 1.22-28). Es posible que quiera decirnos igualmente que los padres de
Jesús eran fieles cumplidores de la ley, fuertemente vinculados al pueblo de
Israel. Pero es, el mismo tiempo, un medio de anunciar el tema de las divisiones
dentro del mismo Israel (2,34), utilizando ¡para ello el paralelismo, tan típico
de Lucas.
Simeón el profeta (2. 25-38)
La ley que empuja a los padres de Jesús y el espíritu que lleva a Simeón se
une para designar al nuevo mesías en el corazón mismo de la religión de Israel,
en el templo. Simeón, perfecto representante de los más altos valores
espirituales, esperaba .el consuelo de Israel-, es decir la inauguración de la era
mesiánica. El tema del consuelo es particularmente apreciado por el Segundo
Isaías (ls 40, 1s) y la palabra “consolador”, será uno de los títulos que recibirá
el mesías.
Al igual que Isabel y Zacarías, llenos del espíritu (1,41.67; 2,25.27), Simeón
identifica a Jesús como .Cristo del Señor-, el rey ungido por Dios (l Sam 24, 7)
para reinar sobre Israel y salvar al pueblo de Dios. El anciano Simeón, a las
puertas de la muerte, tiene en sus brazos toda su esperanza.
El cántico de Simeón, construido igualmente en el hermoso estilo de los
cantos bíblicos, vislumbra ya la misión de Jesús. El profeta ha visto el signo
prometido y la larga espera del mesías se acaba. La salvación anunciada por
Isaías (.Toda carne verá la salvación de Dios-: ls 40,5; cf. Le 3,6), y anunciada
por Zacarías (Le 1,69. 71.77), ya se ha realizado. El horizonte, sin embargo, su
ponía el del solo pueblo de Israel y se hace universal.
El hecho concierne a todos los pueblos, como dice Simeón utilizando las
palabras del Segundo Isaías: • Te he destinado para luz de las naciones, para ser
mi salvación hasta los extremos de la tierra- (cf. Is 42, 6; 49, 6). Estas palabras
de Simeón, nos recuerdan una vez más la figura del Samuel de las antiguas
tradiciones aggádicas judías.
Página 8
En el relato del Pseudo-Filón que habla de la presentación del pequeño
Samuel en el templo y que presenta el cántico de Ana, que el autor retoca a su
manera, la figura del profeta Samuel recibe tintes de mesías-, utilizando para
ello expresiones sacadas del Segundo Isaías: Ana ha dado a luz da luz de las
naciones... Vive el profeta del pueblo. Que sea por mucho tiempo la luz de este
pueblo • (LAS 51, 6-7). Mateo centró su reflexión sobre Jesús niño partiendo
de la figura de Moisés. Lucas de la de Samuel.
La doble profecía de Simeón en los v. 34_35 es difícil de comprender. Es el
último anuncio del relato de la infancia. Pueden encontrarse quizá en este
pequeño relato algunos elementos del esquema de anuncio: extrañeza de los
padres de Jesús (cf. el temor en los otros relatos), el término “he aquí”, la
mención de un signo contestado (o expuesto a la contestación) -, el
reconocimiento del signo operado por María en su propio interior...
La hija de Sion se verá dividida, como desarticulada en su más íntimo ser.
Nos encontramos con el tema bíblico de la división de los corazones, aunque no
es posible alegar una cita bíblica concreta: quizás 8, 14 Y 28, 16 (cf. Le
20,17.18), o quizá el poema del siervo que sufre, al que se exalta y desprecia (ls
52, 13-53, 12). En este texto se encuentra como concentrada toda la historia de
Jesús, llena de gloria y de humillaciones, así como la historia de Israel
profundamente dividido con su venida. María, en medio de esta lucha, será el
preciso lugar en el que el signo de la división se manifestará con toda su fuerza,
el lugar del desgarro realizado por la espada de la que habla Ez 14. 17, que corta
a Israel en dos, dejando únicamente un resto, la parte elegida por Dios.'
Podemos comparar, finalmente, el versículo que se refiere al crecimiento de
Jesús (2. 40) con el que se refiere a Juan (1.80): en este caso, se insiste en la
sabiduría y en la gracia de Dios (compárese 1,66). La palabra sabiduría aparece
igualmente en 2.52, al final de la segunda parte del díptico de las presentaciones
en el templo.
Este término es muy fuerte, en aquella época era más o menos el equivalente
de lo (que nosotros llamamos hoy .cultura-. Lucas insiste en este tema (cf. 7,35;
11,31.49; 21,15; Hech 6,3. 10; 7,10; 19. 22). La sabiduría era igualmente el
ideal de los escribas y de los doctores de aquel tiempo a los que agradaba
llamarse precisamente .sabios». La repetida mención de la sabiduría de Jesús
(2, 40. 52) que se enfrenta a la de los doctores, tiene un profundo sentido, por
el uso de paralelismos antitéticos de Lucas.'
Página 9
ORACIONES DELOS FIELES
1. Por la Santa Iglesia de Dios: para que, por la vida de sus, fieles y el
ministerio de sus sacerdotes, haga brillar ante los hombres la luz de Cristo,
Salvador de las naciones. Roguemos al Señor.
2. Por nuestros gobernantes: para que su labor sea siempre de servicio, de
justicia y de paz. Roguemos al Señor.
3. Por las madres de familia: para que reciban en sus hogares el honor, la
ayuda y la gratitud que merecen sus afanes de cada día por el bienestar su
familia. Roguemos al Señor.
4. Por los enfermos y todos los que sufren: para que perseveren en la llamada
de atención a la responsabilidad de todos. Roguemos al Señor.
5. Por nosotros mismos los aquí reunidos y por todos los miembros de
nuestra parroquia: para que la manifestación del Señor en la carne sea causa de
edificación y vida, y no ocasión de caída y escándalo. Roguemos al Señor.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Que te sea agradable, Señor, el sacrificio de tu Hijo único, el
Cordero sin mancha que tú quieres que la Iglesia te ofrezca por la
salvación del mundo. Por Jesucristo, nuestro Señor.
PREFACIO
C: El Señor esté con ustedes.
A: Y con tu espíritu.
C: Levantemos el corazón.
A: Lo tenemos levantado hacia el Señor.
C: Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
A: Es justo y necesario.
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias
siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, porque
al ser presentado hoy en el templo tu eterno Hijo, fue proclamado por el Espíritu
Santo gloria de Israel y luz de las naciones.
Por eso, nosotros, al venir hoy llenos de júbilo al encuentro del Salvador, te
alabamos con los ángeles, diciendo sin cesar:
Página 10
SANTO
Santo, Santo, Santo es el Señor Dios del universo. Llenos están el cielo y la
tierra de tu gloria. Hosanna en el cielo. Bendito el que viene en nombre del
Señor. Hosanna en el cielo.
ACTO CONSACRATORIO
Santo eres en verdad, Señor, fuente de toda santidad; por eso te pedimos que
santifiques estos dones con la efusión de tu Espíritu, de manera que sean para
nosotros Cuerpo y + Sangre de Jesucristo, nuestro Señor.
Tomen y coman todos de él, porque esto es mi Cuerpo, que será entregado
por ustedes.
Del mismo modo, acabada la cena.
Tomó el cáliz, y, dándote gracias de nuevo, lo pasó a sus discípulas y sus
discípulos, diciendo:
“Tomen y beban todos de él, porque esta es mi Sangre, Sangre de la alianza
nueva y eterna, que será derramada por ustedes y por todos los hombres para el
perdón de los pecados, hagan esto en memoria mía”
S. Este es el Sacramento de nuestra fe.
T. Anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección. ¡Ven Señor Jesús!
S. Así, pues, Padre, al celebrar ahora el memorial de la muerte y resurrección
de tu Hijo, te ofrecemos el pan de vida y el cáliz de salvación, y te damos gracias
porque nos haces dignos (as) de servirte en tu presencia.
Te pedimos humildemente que el Espíritu Santo congregue en la unidad a
cuantos participamos del Cuerpo y Sangre de Cristo.
C1. Acuérdate Señor, de tu Iglesia extendida por toda la tierra; y rehundida
aquí en el domingo, día en que Cristo ha vencido la muerte y nos ha hecho
partícipes de su vida inmortal.
Acuérdate también de nuestros hermanos que se durmieron en la esperanza
de la resurrección, y de todos los que han muerto en tu misericordia; admítelos
a contemplar la luz de tu presencia.
Página 11
Ten misericordia de todos nosotros, y así, con María, Madre de Jesús, su
esposo San José, los apóstoles, los santos y mártires y cuantos vivieron en tu
amistad a través de los tiempos, merezcamos, por tu Hijo Jesucristo, compartir
la vida eterna y cantar tus alabanzas.
TERCERA ELEVACIÓN
S. POR CRISTO, con él y en él, a ti, Dios Padre omnipotente, en la unidad
del Espíritu Santo, todo honor y toda gloria por los siglos de los siglos. R./
Amén.
RITO DE LA COMUNIÓN.
Fieles a la recomendación del Salvador y siguiendo su divina enseñanza, nos
atrevemos a decir:
O bien:
Llenos de alegría por ser hijos de Dios, digamos confiadamente la oración
que Cristo nos enseñó.
Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a
nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también
nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal.
Líbranos de todos los males, Señor, y concédenos la paz en nuestros días,
para que, ayudados por tu misericordia, vivamos siempre libres de pecado y
protegidos de toda perturbación, mientras esperamos la gloriosa venida de
nuestro Salvador Jesucristo.
R/ Tuyo es el reino, tuyo el poder y la gloria por siempre Señor.
S. Señor Jesucristo, que dijiste a tus apóstoles: «La paz les dejo, mi paz les
doy», no tengas en cuenta nuestros pecados, sino la fe de tu Iglesia y, conforme
a tu palabra, concédele la paz y la unidad.
Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.
R/ Amén.
La paz del Señor esté siempre con ustedes
Página 12
R/ Y con tu espíritu.
S. Como hijos de Dios, intercambiemos ahora un signo de comunión
fraterna.
CORDERO
S. Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN. Le 2,30-31
Mis ojos han visto a tu Salvador, a quien has puesto ante la vista de todos los
pueblos.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Señor, tú que colmaste las esperanzas del anciano Simeón de no
morir antes de ver al Mesías, completa en nosotros la obra de tu
gracia por medio de esta comunión, para que sepamos buscar
siempre a Cristo en esta vida y podamos llegar a contemplarlo en la
eternidad. Por Jesucristo, nuestro Señor.
S. El Señor esté con ustedes
R/ Y con tu espíritu.
S. La bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo + y Espíritu Santo,
descienda sobre ustedes.
R/ Amén.
S. La alegría del Señor sea nuestra fuerza. Pueden irse en paz. Nuestra
celebración ha terminado.
R/ Demos gracias a Dios.
Página 13
Descargar