LA VENIDA DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO

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LA VENIDA DE NUESTRO SEÑOR
JESUCRISTO
Y NUESTRA REUNIÓN CON ÉL Parte I
Instrucciones de Melquisedec
24 de agosto de 2014
Hermano Hugo Guevara:
Un saludo para todos los bendecidos que en este momento sintonizan
el programa, invitándoles específicamente a que estén muy pendientes
de todo lo que vamos a tratar en el día de hoy. Porque en el nombre
de nuestro Padre Melquisedec y nuestra Madre Miguel traemos una
información de vital importancia para toda la amada. Recordando que
vivimos tiempos bien importantes, tiempos en los cuales los misterios
que estaban ocultos en el Apocalipsis, en los profetas no habían sido
revelados. Hoy en día, gracias a la presencia del Arcángel Miguel en
medio nuestro, todo ese arsenal profético que estaba oculto pues está
saliendo a flote.
Y, para el día de hoy traemos una entrega bien interesante titulada
La Venida de Nuestro Señor Jesucristo y Nuestra Reunión con Él,
Parte I
Para tal efecto, simplemente, quiero invitarlos a que vayamos allí a la
segunda carta del apóstol Pablo a los tesalonicenses en el capítulo 3,
versículos 1 al 12, para que a través del desarrollo de esta temática
podamos tener claro dos puntos que son muy importantes, y que de
pronto cuando ustedes revisan todo lo que tiene que ver con el
contexto profético y lo que hoy en día aun en el sistema protestante,
la teología común habla pues es un tema que es muy controversial,
tiene demasiadas contradicciones en lo que uno les ha escuchado decir
a los teólogos que regularmente manejan este tema.
Y, el objetivo, para lo que nos trae en este día específicamente es
hablar de esa venida de nuestro Señor Jesucristo y nuestra reunión
con Él, pero ojo con este detalle que es muy importante, es el detalle
de entender que son dos eventos aislados: La venida del Señor y
nuestra reunión con Él. ¿Por qué razón? Porque estamos hablando de
un evento en el cual la amada esperamos la venida de nuestro Padre
Melquisedec por nosotros en la transformación. Pero, de igual manera,
nuestra reunión con Él es algo que está específicamente relacionado,
ya no con Melquisedec directamente, sino con nuestra Madre, el
Arcángel Miguel. Y que hoy en día, nosotros estamos disfrutando de
una manera muy especial.
Entonces, en esta temática básicamente, eso es lo que nosotros vamos
a encontrar, esa diferencia. Y, ojo, un detalle muy importante que
quiero remarcar y es que esta información es una información que
tiene un corte paulino, ciento por ciento paulino. De paso, para que
aquellos que de alguna manera han dudado o han puesto en duda en
algún momento de que lo que el Arcángel Miguel está desarrollando
tiene que ver específicamente con todo lo que Pablo comentó y que
Pablo también habló acerca de nuestra Madre y de su ministerio.
La idea entonces es que vamos a trasegar, vamos a dar un paseo allí
en la segunda carta del apóstol Pablo a los tesalonicenses en el
capítulo 2, desde el versículo 1 hasta el versículo 12. Damos inicio con
el versículo 1.
2 Tesalonicenses 2:1-12
1
Pero con respecto a la venida de nuestro Señor Jesucristo, y nuestra
reunión con él…, Fíjense ustedes, bendecidos, que aquí tenemos que
revisar esos dos aspectos: su venida y nuestra reunión con Él. Pero,
fíjese que hace mención de nuestro Señor Jesucristo. Es bien
importante que en este aspecto recordemos esa enseñanza que Mamá
nos dio que es vital, ella la ha llamada de una manera muy bien
descrita, le ha llamado la clave, la llave que nos permite abrir todo,
qué fue, pues el misterio de Dios el Padre y del Hijo, donde
entendimos que había esposo y esposa, donde entendimos que Dios es
dos y no uno, como nos había enseñado la teología. Bueno, una serie
de detalles. Y aquí empieza el apóstol Pablo a abrirse, precisamente
cuando habla de nuestra reunión con él.
Entonces, ese es otro aspecto que tenemos que entrar a mirar, porque
no solamente es hablar de la venida del Señor, sino nuestra reunión
con él. La reunión implica que vamos a congregarnos, que vamos a
tener un tiempo, es bien importante esa palabra, vamos a tener un
tiempo en el cual pues vamos a compartir con Jesucristo. Eso es lo que
está planteando el apóstol Pablo, porque dice congregarnos,
congregarnos es reunirnos.
Pero la cosa no para allí, vámonos al verso 2 y verso 3 para que
vayamos ampliando cada vez más la idea porque es muy enriquecedor
el pasaje. Dice:
Verso 2:
2 que no os dejéis mover fácilmente de vuestro modo de pensar, ni os
conturbéis, ni por espíritu, ni por palabra, ni por carta como si fuera
nuestra, en el sentido de que el día del Señor, y aquí quiero
puntualizar. Empiecen allí en sus mentes a tomar nota de este punto,
el día del Señor. Dice de que, el día del Señor está cerca.
3 Nadie os engañe en ninguna manera; porque no vendrá, ojo con este
detalle, sin que antes venga la apostasía, sin que antes venga la
apostasía, puntualice ese detalle, y se manifieste el hombre de
pecado, el hijo de perdición,
Si ustedes observan el apóstol Pablo remarca el día del Señor, remarca
algo que es muy importante que es la apostasía. Son detalles que nos
van llevando a ir identificando de que la venida del Señor no es un
planteamiento, repito, como la teología nos había confundido, nos
había engañado. En el sentido de decirnos de que esto era un evento
como ellos lo esperan, que era en un abrir y cerrar de ojos, bup!,
íbamos a desaparecer. No, no, no. Ahí Pablo, repito, y este es el punto
en el cual quiero que ustedes piensen y analicen y lo vayan mirando
en detalle, no con la ligereza con que lo veíamos en otros tiempos,
para poder identificar la importancia, la importancia que reviste la
dispensación que hoy vivimos y la importancia que reviste el
protagonista que hoy abandera el proceso de esta dispensación, que
es el Arcángel Miguel, nuestra Madre Lisbet. Entonces, tengamos en
cuenta y presente este detalle.
Ahora, continuamos con el desarrollo de la temática y nos vamos al
verso 4. Dice que ese hombre de pecado, vamos identificando ahí ese
detalle, ese hombre de pecado el cual mencionó que es digámoslo así
como el detalle del tema de la apostasía, dice:
Verso 4:
4 el cual se opone y se levanta contra todo lo que se llama Dios o es
objeto de culto; tanto que se sienta en el templo de Dios, ojo con ese
punto, templo de Dios, subraye eso ahí, templo de Dios como Dios,
haciéndose pasar por Dios.
Fíjese usted que el apóstol Pablo ya empieza utilizando un detalle que
alguna vez nuestra Madre nos compartía acerca de los acertijos,
empieza como a develar, como a abrir el acertijo porque nos habla,
primero de una reunión, antes de eso nos ha dicho de la venida del
Señor, pero nos empieza a dar detalles con el evento de una reunión,
de congregarnos, luego empieza a hablarnos como un condicionante,
nos dice -ojo, ojo, que el Señor no nos vamos a reunir con Él hasta
que no aparezca la apostasía y se manifieste-, otro detalle y otra
clavecita que nos da ahí, que es que se manifieste el hombre de
pecado, el hijo de perdición. Y entonces, cuando vamos mirando y el
panorama ya lo vamos teniendo como más claro, así como cuando
usted está armando un rompecabezas, como que cada vez que le va
poniendo una pieza, usted le va viendo más forma al asunto, más
forma a qué es la figura que realmente se está formando y en la que
usted está trabajando. Entonces, vamos entendiendo de que -oye, se
sienta en el templo de Dios (señala la mente)-. Oiga, recuerden que
desde la dispensación pasada uno de los elementos que el Edificador
nos dio es que el templo es nuestra mente y eso lo ratificó nuestra
Madre, cuando nos ha hablado acerca de ese punto.
Entonces, ojo, este personaje llamado el hombre de pecado, el hijo de
perdición, que aparece en el proceso de lo que se conoce como la
apostasía, oye se sienta en el templo de Dios, haciéndose pasar por
Dios. Entonces, cuando nosotros vamos y revisamos lo que el Arcángel
nos ha enseñado y lo cotejamos -oye un detalle, ojo- nos encontramos
con que -oye, a nosotros el Arcángel nos habló y nos enseñó acerca de
la babilonia, nos habló de la mente carnal-, ojo con la palabra “mente
carnal”. ¿Qué implica eso? Bueno, que este personaje no es un
personaje de 1’ 80 de alto, moreno o rubio, ojos azules, ojos café. No,
no, es la mente carnal, es la babilonia, es la mente género diablo.
Entonces, ya con esto vamos dándole, repito, se le va dando cuerpo a
lo que Pablo está hablando cuando recordamos, repito, lo que el
Arcángel Miguel nos ha venido enseñando. Pues entonces, empezamos
como a darle más sentido a todo esto que hemos aprendido y
empezamos a encontrar la correlación que existe entre lo que habló
Pablo, lo que escribió Pablo y lo que hoy en día el Arcángel Miguel nos
está develando. Eso es bien importante.
Ahora bien, continuando en este caminar de la carta del apóstol Pablo
a los tesalonicenses, esta segunda carta, pues vámonos a los versos 5
al 7. Y vamos a encontrar más detalles de todo este rompecabezas
maravilloso que nos va develando el apóstol ahí.
Verso 5-7:
5 ¿No os acordáis… viene una pregunta muy interesante, ¿no os
acordáis que cuando yo estaba todavía con vosotros, os decía esto?
6 Y ahora vosotros sabéis lo que lo detiene, quiero puntualizar esa
frase porque más adelante la voy a explicar, pero quiero que de una
vez usted la consigne, y ahora vosotros sabéis lo que lo detiene a
fin de que a su debido tiempo se manifieste.
7 Porque ya está en acción el misterio de la iniquidad; ojo con eso, sólo
que hay quien al presente lo detiene, hasta que él a su vez sea quitado
de en medio.
Fíjense ustedes que hay un punto en el cual a mí de una manera muy
particular me gusta mucho enfatizar y esta es una frase que mi Padre
y mi Madre me enseñaron. Es que uno en la Biblia no encuentra las
cosas, a uno se las muestran. Entonces, en este caso, ellos me
mostraron ese detalle que les hice puntualizar ahora cuando lo leímos.
Mire, póngale cuidado: “Y ahora vosotros sabéis lo que lo detiene, a
fin de que a su debido tiempo se manifieste”. Y entonces, uno se
pregunta: ¿Cómo así que “ya sabéis lo que lo detiene”? ¿Qué es lo que
lo detiene y a quién? ¿Quién es el que está detenido? Bueno, si
ustedes revisan y recuerdan la parte anterior, el contexto de lo
anterior, es muy interesante porque Pablo empieza a hablar de la
venida del Señor y nuestra reunión con Él y empieza a dar unos
elementos en los cuales él demuestra claramente por qué razón el
Señor todavía no había venido. Entonces, empieza a hablar de la
apostasía, empieza a hablar de la aparición del hombre de pecado, del
hijo de perdición. Y entonces, al seguir en los versos 5 al 7, que
acabamos de leer, claro, ahí es donde él dice -¿ahora, sí saben por qué
razón qué es lo que lo detiene?
Claro, que no se había, ojo con este detalle, este detalle es bien
importante, en el tiempo de Pablo él sabía, él sabía que existía algo
que se conoce como la mente carnal, la mente género diablo, él lo
sabía. Es más, por esa razón en Gálatas 5, (Ref.Gál.5:16-26) él
escribe los elementos, lo que regularmente le llamamos los 18 perros,
que aparecen como adulterio, fornicación, ira, contienda, enojo, bueno
todo eso que hace parte del acervo de la mente carnal, pero él lo
conocía. Pero hay dos detalles que usted debe tener claros, muy claros
respecto a ese punto. En el tiempo de Pablo no se había ni identificado
ni se había destruido la mente carnal. En el tiempo del Edificador de
igual manera, no se había manifestado o identificado ni tampoco fue
destruida. Tenga en cuenta ese detalle, porque ahora más adelante
vamos a tener que hablar de eso. Pero ya Pablo, repito, está dando
unos vislumbres, unas muestras, unas evidencias de esta
manifestación. Entonces, tenga presente eso. Entonces, por eso él dice
-esta es la razón por la cual él está detenido, por eso no aparece,
porque todavía no se ha manifestado, no se ha manifestado en su
plenitud-.
Ahora, de pronto, con lo que voy a decir me voy a adelantar un
poquito pero vale la pena porque me parece pertinente. Cuando
nosotros revisamos las enseñanzas de nuestra Madre, el Arcángel
Miguel Lisbet, recordemos que si alguien nos enseñó a identificar, si
alguien expuso lo que es la mente carnal, si alguien le levantó las
faldas a la mente carnal fue ella, fue el Arcángel Miguel. Ahora, ¿quién
lo destruyó? ¿Quién destruyó la babilonia? ¿Quién nos dijo que había
caído babilonia? El Arcángel Miguel. Fíjese que eso no ocurrió ni en la
dispensación del Edificador ni en la dispensación de Jesús de Nazaret,
entonces viene y ocurre en esta. Entonces, empiecen a observar estos
detalles porque ese detalle que acabo de plantearles, que acabo de
poner sobre la mesa de quién identificó y quién destruyó a la mente
carnal es un detalle que nos permite temporizar, o sea darle el tiempo
de cumplimiento a esa manifestación y a esa dispensación de la cual
vamos a seguir hablando.
Para eso continuemos. Vámonos al verso 8. Nos dice ahí el apóstol
Pablo, mire bien.
Verso 8:
8 Y entonces, este es el punto clave, por eso le dije que me estaba
adelantando un poquito pero me pareció pertinente, y entonces se
manifestará aquel inicuo, a quien el Señor, acordémonos, ojo con el
detalle, bendecido, acordémonos del misterio del Padre y del Hijo; del
Padre y del Hijo, el esposo y la esposa, acordémonos lo que le acabé
de decir, que ya temporizamos esta acción que voy a leer, o sea
cuando yo digo temporizar es que pusimos el tiempo de cumplimiento,
o sea que estamos hablando de que este evento ocurre en esta
dispensación. De paso, valga el comentario, esto es otro de los
detalles por los cuales tenía que haber otra dispensación, porque la
mente carnal, la mente género diablo, la babilonia tenía que
manifestarse y tenía que ser destruida. Y, ni se manifestó en el tiempo
de Pablo, muchísimo menos en el de Jesús de Nazaret y tampoco se
manifestó en los días del Edificador.
Entonces, mire bien, aquellos que dicen amar y seguir a pie y juntilla a
Pablo, pues aquí les tengo una noticia o mejor una pregunta: ¿Usted
me podría decir, entonces -dicho por el apóstol Pablo- que esa mente
carnal, ese inicuo, ese elemento diabólico, que es la carne, que ya lo
tenemos identificado; si no se manifestó en la anterior dispensación
donde el protagonista era Jesucristo Hombre, pero Jesucristo Hombre,
Melquisedec en ese velo ya pasó a luz inaccesible y eso no se cumplió
en esa dispensación, entonces este concepto paulino, este comentario
paulino en qué momento tenía que cumplirse? ¿En qué momento se
iba a llevar a cabo la identificación de la mente carnal y la destrucción
de la misma? Está súper claro, con base en lo que hemos, visto, oído
de parte de nuestra Madre, el Arcángel Miguel que era para esta
dispensación. Ese, repito, es otro elemento que justifica la vivencia y
la ocurrencia de esta dispensación. Entonces, tengamos presente eso,
bendecidos.
Ahora, pasando al verso 8 nos encontramos con el siguiente punto,
2 Tesalonicenses 2:8
8 Y entonces se manifestará aquel inicuo, a quien el Señor matará con
el espíritu de su boca, ojo, dos palabras claves: se manifestará, oiga
bien, se manifestará. Por eso, he insistido en el comentario que he
venido haciendo que en la época de Pablo no era, Pablo sabía de qué
se trataba, él sabía que era la mente carnal como digo, en Gálatas lo
describió, pero ‘manifestarse’. Qué es manifestarse. Bueno, darse a
conocer, como decía Papá, que lo tiraran al medio, que lo identificaran.
Eso no se daba, no se dio en esas dispensaciones. Y, miren la otra
parte. La otra parte es espectacular, dice: “a quien el Señor”, mire
bien, nadie más podía con ese aparato, “a quien el Señor matará”. La
pregunta es: ¿La mente carnal fue destruida en el tiempo de Jesús de
Nazaret? ¿La mente carnal fue destruida en el tiempo de Pablo? ¿O, de
pronto, en el tiempo del Edificador? No. Los que venimos caminando
sometidos bajo el Orden de Melquisedec, los que estamos sometidos
bajo el Arcángel Miguel podemos dar fe hoy en día, como lo hemos
dicho en otras intervenciones de que hoy más que nunca tenemos la
capacidad, hemos sido hechos aptos para lidiar con ese ente diabólico
de una manera muy sencilla, muy fácil, que en otras épocas no
podíamos. ¿Por qué razón? Porque babilonia ya cayó. Y cayó cuándo,
en esta dispensación. ¿Y quién la destruyó? ¿Quién es el Señor que la
destruyó? El Arcángel Miguel.
Ahí está escrito. Dice, “a quien el Señor matará con el espíritu de su
boca, y el resplandor de su venida”. Ahora, ojo con un detalle. Yo
quiero invitarlos a que por un momento, nos salgamos de la segunda
carta del apóstol Pablo a los tesalonicenses. Y, como he mencionado
una palabra, es esta palabra que es de esas palabras claves que no
podemos dejar pasar, porque tienen mucha riqueza, porque hacen
parte de un componente, de un engranaje que enriquece el contenido,
el contexto, la idea de lo que se quiere plantear, de lo que se quiere
que se entienda.
Y vamos a Hebreos capítulo 1, versículos 2 al 3. Allí cuando nos habla
de que lo destruirá con el espíritu de su boca, el espíritu de su boca es
el evangelio eterno, es su predicación; pero el resplandor de su venida
es la manifestación o mejor, el protagonismo de esa persona, de ese
Arcángel, de Dios mismo con voz de Arcángel en esta dispensación.
Entonces, entendemos la dispensación, entendemos el protagonista de
la dispensación y entendemos el propósito, uno de los propósitos de la
dispensación.
Entonces, allí vamos a Hebreos capítulo 1, versículos 2 al 3. Y
entonces, acá atrás nos había dicho el apóstol que el Señor iba a
destruirlo con el resplandor de su venida. ¿Resplandor? Sí, ojo, en el
capítulo 1 de Hebreos en los versos del 2 al 3, dice:
Hebreos 1:2-3
2 En estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, está hablando de
que Dios nos ha hablado por el Hijo. Ahora, apliquemos el código: no
es Padre e Hijo es Esposa, Esposa. –Ah, entonces es Esposo, Esposa.
Entonces: En estos días nos ha hablado por la Esposa, a quien
constituyó heredera de todo, y por quien asimismo hizo Él el universo;
3 el cual, siendo el resplandor de su gloria…
Mire, sencillo, nosotros cuando vemos acá el amanecer, los rayos del
sol, nosotros lo que vemos es el resplandor del Sol. Eso es lo que nos
evidencia que hay un Sol, sencillo. Bueno, lo mismo, cuando usted ve
al Arcángel Miguel, a nuestra Madre Lisbet está viendo a Dios mismo.
Usted está viendo a Melquisedec allí, está viendo a Dios porque ella es
el resplandor de su venida. Su ministerio reviste la presencia misma
de Melquisedec a través de ella. Rechazarla a ella es rechazar a Dios
mismo. Rechazarla a ella es rechazar a Dios. Aceptarla a ella,
someterse a ella es estar sometido a Melquisedec. Todos aquellos que
enarbolan la bandera de la fidelidad y del sometimiento a Dios, y
rechazan a su esposa son ignorantes porque no saben que están
rechazando al mismo Dios porque es el resplandor de su venida. Es
como cuando usted cuando está haciendo sol, entonces usted llega y
pone una pared, levanta algo y tapa el sol. Usted está tapando el
resplandor, cierto, pero en sí lo que está tapando es el Sol. Porque ese
resplandor de dónde viene, del sol. Es exactamente lo mismo. Lo
mismo que hoy está ocurriendo con nuestra Madre el Arcángel Miguel.
Entonces, fíjese qué interesante, sigue diciendo:
Verso 3
3 …el cual, siendo el resplandor de su gloria, ojo, y la imagen, aquí lo
acentúa para que no nos quede la menor duda, la imagen misma de
su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su
poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por
medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas.
Pienso que está muy claro, está muy claro es muy evidente de que
venía una manifestación de la mente carnal, la babilonia, listo; al decir
se iba a manifestar es porque iba a ser identificada. O sea,
manifestarse es porque alguien la vio, o sea salió y alguien dijo –uy,
ahí está. Listo. La segunda, tenía que ser destruida.
La pregunta, vuelvo y repito, y esto es para que usted allí reflexione,
use sus sentidos, de una manera juiciosa, piense en lo que le estoy
diciendo: ¿Quién hizo eso? ¿Quién la identificó? ¿Quién nos dijo que
ahí estaba? ¿Quién nos dijo cómo era? El Arcángel Miguel. ¿Quién la
destruyó? El Arcángel Miguel.
Ahora, cuando Pablo dice, cómo la va a destruir. Pensemos. Pensemos.
Dice: “con el espíritu de su boca”. Mmmm, fue identificada a través de
mensajes, a través de las predicaciones y fue declarada su destrucción
también por efecto de declaraciones, de enseñanzas. Ahora, ojo con
un detalle, ojo con un detalle. Cuando dice que lo destruirá con el
espíritu de su boca y el resplandor de su venida, mmmm, con su
presencia, en el hecho de que haga el protagonismo en la dispensación
que le correspondía para hacer lo que tenía que hacer. Ahí lo vemos
claramente. Está claramente manifestado.
Por esa razón, bendecidos, cada vez más, repito, todo esto nos va
llevando a un entendimiento pleno, a ese conocimiento pleno de
comprender la importancia del tiempo dispensacional que vivimos, la
importancia de la presencia del protagonista, esa palabra no la quiero
soltar, del Protagonista, del capitán, de la Cabeza, como usted le
quiera llamar de esta dispensación, el Arcángel Miguel.
Pero no para la cosa ahí, bendecidos, vayamos al versículo 9, nos dice:
2 Tesalonicenses 2:9
9 inicuo, refiriéndose a la mente carnal, ojo con este detalle, cuyo
advenimiento… La palabra advenimiento es una palabra bien
interesante porque la palabra advenimiento habla precisamente de la
ascensión de un Rey al trono, póngale cuidado. Y entonces,
exactamente eso es lo que la mente estaba haciendo, porque
acuérdese que Pablo allá atrás nos había dicho que se sentaba en el
templo de Dios, haciéndose pasar por Dios. Entonces cuando habla de
advenimiento eso es lo que significa advenimiento, es la ascensión de
un Rey a su trono. Ese es el advenimiento. Entonces cuando dice que
el advenimiento de este inicuo o sea de esa mente carnal nos muestra
cuál es su origen, su origen es diabólico, es satánico porque dice, es
por obra de Satanás, con gran poder y señales y prodigios mentirosos.
Pero antes de pasar al verso 10, un pequeño detalle simplemente,
mire cómo cierra, dice “con gran poder y señales y prodigios
mentirosos”. Esa es la carne, bendecidos. La carne está llena de qué,
qué nos enseñó Mamá. La carne está llena de engaños, de mentiras,
de espejismos. Y eso constituye precisamente lo que se conoce como
la mente carnal. No como de pronto, algunos de ustedes que están
observando este video podrían en algún momento recordar que esta
escena o esta narrativa que está llevando a cabo el apóstol Pablo, en
la ignorancia de la teología del sistema religioso, protestante
específicamente se van mucho por esa línea, demostrar esto diciendo
–ah, no, ese es el anticristo-, el famoso anticristo ese que se
inventaron en Hollywood, que ha producido mucho dinero y que no
existe y que hoy en día anda buscando un personaje público a quien
endilgarle ese cargo. Entonces dicen que es el uno, que es el otro, que
es fulano, que no sé qué y ninguno de esos era porque eso no es por
ahí.
Entonces, cuando nosotros llegamos a este punto dice claramente que
el origen, el advenimiento es por obra de Satanás. Bueno, nosotros ya
sabemos gracias a la dispensación anterior y a las enseñanzas del
protagonista de la dispensación anterior, el doctor José Luis De Jesús
Miranda, el Edificador, entendimos con base en lo que él nos mostró
en Hebreos 2:14, que Satanás, el diablo fue destruido. Entonces, no
podemos decir que este personaje tenga nada que ver con la persona
misma de Satanás. No, no, no, es el género, la mente, la babilonia, la
mente carnal. Entonces, fíjese usted cómo todo, si usted sabe ajustar
las piezas, si usted sabe ubicar de una manera correcta y adecuada lo
que se nos dio aun en la etapa del Edificador, pues hombre, todas esas
piezas también aplican en un momento determinado para que el
rompecabezas pues vaya tomando mucha más forma. Eso es bien
importante.
Ahora, con el verso 10, a este verso yo lo he llamado la joya de la
corona. ¿Por qué razón? Porque reviste un punto de suma importancia.
Leamos.
2 Tesalonicenses 2:10
10 y con todo engaño de iniquidad para los que se pierden, por cuanto
no recibieron el amor de la verdad para ser salvos. Aquí hay un detalle
que yo quiero puntualizar en el texto. Es un detalle gramatical, pero de
suma importancia. Dice: ”con todo engaño de iniquidad para los que
se pierden, ojo con esto, por cuanto no recibieron, aquí viene la
parte, el amor de la verdad, ojo, el amor de la verdad, para qué,
para ser salvos.
Cuando uno observa las razones que han llevado a ciertos elementos a
rechazar este mensaje, ellos lo que están rechazando en sí, en
esencia, la profundidad de lo que está rechazando es el amor de la
verdad, porque la verdad contiene amor. Ese amor expresado a través
de esa verdad es lo que nuestros Padres nos han dado. Todo parte
desde el mismo momento, de la premisa que nuestra Madre nos
enseñó, cuando habló de la reconciliación que hubo entre Melquisedec
y Miguel; y cómo a través de esa reconciliación que hubo esa
manifestación de ese amor eterno que fue transferido a nosotros. La
manera como ese amor es transferido es a través de la verdad, a
través de que se nos ha impartido la verdad. Porque mire, acuérdese,
hay una frase que decía por allá nuestro Padre cuando estaba en ese
velo de Jesús de Nazaret: “Y conoceréis la verdad y la verdad os hará
libres”. Hombre para los que hoy en día disfrutamos del Orden de
Melquisedec, para los que hoy en día estamos sometidos al Arcángel
Miguel, si algo hoy en día experimentamos y vivimos es la libertad; la
libertad que solo puede dar la verdad. Y esa verdad nos fue dada,
repito, por amor.
Y aquí es donde el apóstol Pablo toca este punto. Y, fíjese, usted lo
puede leer y usted lo lee como cualquier parte de un texto paulino. Y
lo quiero leer y soy enfático en eso y repetitivo, pero es que es muy
importante para analizar: “y con todo engaño de iniquidad para los
que se pierden, por cuanto no recibieron, oiga bien, no
recibieron…” Cuando dice –no recibieron- implica que hubo una
acción de que alguien vino a dar. Piense, son cosas de pensar, no
recibieron el amor de la verdad. Alguien trajo la verdad y lo hizo por
amor.
Ahora, yo le pregunto, si usted o por amor o por odio ha estado
haciendo un seguimiento al Arcángel Miguel y si usted ha sido honesto,
o sea si usted ha sido lo suficientemente honesto y si es una personal
realmente honesta, ¿no nos ha hablado ella de amor? ¿No nos ha
hablado ella, precisamente, de cuánto nos ama el Padre y cuánto nos
ama nuestra Madre? ¿No nos ha hablado, precisamente, de ese
liberarnos de una serie de elementos como por ejemplo, la mente
carnal? Piense en eso, porque cuando usted conjuga lo que el apóstol
Pablo está diciendo, que de pronto cuando usted lo lee no le encuentra
mucho sentido, porque dice –cómo así que dice que rechazaron el
amor de la verdad-. Entonces, usted dice –¿qué rechazaron, el
evangelio de la incircuncisión?
Fíjese un detalle, cuando usted piensa en el grupo de las vírgenes
insensatas, fíjense que esos individuos no rechazaron el evangelio de
la incircuncisión, por el contrario, lo aceptaron y lo han hecho parte de
su vida de alguna manera y levantan la bandera de la incircuncisión.
Entonces, fíjese que no está hablando de esas personas, no está
hablando de ese elemento para esas personas, me corrijo. Está
hablando de otro elemento que fue dado por otra persona diferente al
Edificador, que se llama el Arcángel Miguel y que trajo este mensaje
que a ellos no les caló. Entonces, cuando nosotros observamos y
repito conjugamos lo que el apóstol Pablo está diciendo con lo que
nosotros hemos podido evidenciar ya, vivir, ver, ser testigos
presenciales de este hecho pues nos damos cuenta, como se dice,
sumamos y restamos y entendemos qué es lo que realmente se quiere
decir allí. Tengamos presente ese detalle de que ellos rechazaron el
amor de la verdad.
Ahora, vámonos a los versos 11 y 12, donde dice:
2 Tesalonicenses 2:11-12
11 Por esto Dios les envía un poder engañoso, para que crean la
mentira,
12 a fin de que sean condenados todos los que no creyeron a la verdad,
sino que se complacieron, en qué cosa, en la injusticia. O sea,
aquellos, óigame bien, para que crean la mentira. La mentira es lo
contrario a la verdad. La verdad es lo que hoy está dándonos nuestra
Madre, el Arcángel Miguel Lisbet.
Pero ese poder engañoso, fíjese qué interesante, cuando usted
empieza a escudriñar, y hay cosas que solo se pueden entender
definitivamente ya cuando ocurren, porque antes pueden haber sido o
una aplicación al momento o a la circunstancia que Papá quería que tú
entendieras en ese momento o simplemente era una lucubración o una
especulación que por carne está sacando una deducción, como lo hace
regularmente el sistema religioso, una deducción de una forma de que
–a ti te parece, a mí está, yo creo, etc.- Pero no, cuando aquí
hablamos de ese poder engañoso y entonces, miramos los hechos,
miramos el escenario entonces podemos entender algo que es bien
importante, ese poder engañoso es el mismo Dios, el mismo Dios en la
persona del velo anterior, en la manifestación anterior tras de la cual
muchos se quedaron prendidos, rechazando esta manifestación, este
protagonista y esta dispensación.
Entonces, les envió un poder engañoso, porque eso es poder engañoso
para que crean la mentira porque rechazaron qué, la verdad. La
verdad ahora es esta que se está planteando. Si yo hoy en día aplico o
me pego de lo que hubo en la anterior dispensación, pues estoy
cayendo precisamente en ese poder engañoso. Como nuestra Madre
nos ha enseñado, estoy levantando un becerro de oro fundamentado
en la anterior dispensación y en el protagonista de aquella
dispensación. Pero, si tengo claro que ahora tengo una nueva
dispensación, tengo un nuevo protagonista que es el mismo Dios, es el
mismo Dios. Pues, obviamente que las cosas se contemporizan, se
actualizan, se ponen al nivel de lo que Dios quiere para mí en este
tiempo y disfruto y me hago beneficiario de todo el paquete que Él
tiene para mí en este tiempo. Es tan sencillo como eso.
Ahora, el verso 12 remarca un punto. Dice:
12 a fin de que sean condenados todos los que no creyeron a la
verdad, sino que se complacieron en la injusticia. Bueno,
definitivamente, si hay algo hemos podido entender en este tiempo,
bendecidos es que el que le gusta el desorden no está acá. No. ¿Por
qué? Porque si algo vino a poner Mamá fue orden. Y es que el orden
hace parte de esta nueva etapa.
Imagínense ustedes, Papá y Mamá tienen un diseño que está claro, el
Gobierno de Dios en la Tierra va a ser instaurado, pero el Gobierno de
Dios en la Tierra va a ser instaurado a partir de la célula de la sociedad
que es la familia. Entonces, ¿dónde creen ustedes que ellos van a
empezar su trabajo quirúrgico? En el individuo de familia, en la
familia: padre, madre, hijos. ¿Por qué razón? Pues porque ellos son el
modelo. “Todo lo que se ve fue hecho de lo que no se veía.” Entonces,
imagínense ustedes a dónde creen que ellos están trabajando.
Entonces, pregunta, una pregunta para que reflexionemos: ¿Qué clase
de sociedad vemos hoy? ¿Qué es lo que estamos viendo? Bueno, para
resumirle la historia se la voy a poner de la siguiente manera,
bíblicamente dice que estos tiempos serían como los días de Noé.
También por ahí dice en otro texto en Lucas dice que serían como los
días de Lot. Ahora, revisemos la historia: ¿Cómo eran las sociedades
de esa época? ¡Hum! Eran desordenadas, muy desordenadas,
exageradamente desordenadas. El concepto ‘familia’ brillaba por su
ausencia. Bueno, hoy en día es exactamente igual. Si nosotros hoy
observamos, la familia está destrozada. Ahora, si revisamos la
sociedad, pues claro, si la célula está enferma, el órgano, la sociedad,
está enfermo, está muy dañado.
Entonces, en ese punto, claro, viene y nos plantea la verdad, en esa
verdad planteada nos invita a vivir justamente, o sea en orden. Claro,
al que no le gusta esto pues por eso le mandan ese poder engañoso –
ah sí, listo, siga prendido del velo anterior y de la dispensación
anterior-, que para ese tiempo, claro era parte de lo que se tenía que
vivir. Aun ese mismo “desorden” en cierto modo era parte de lo que se
tenía que vivir. Pero, recordemos una palabra muy importante que
trajo nuestra Madre, ojo, dicha por nuestro Padre: “Borrón y Cuenta
Nueva”. ¿Qué quiere decir eso? Ok, listo, listo. Ok, está bien, en la
dispensación anterior, ok, hubo desorden, probamos que la gracia
funcionaba, no perdimos la salvación, perfecto, ¡muá! una belleza,
maravilloso. Pero, ojo, era para esa dispensación. En esta
dispensación, borrón y cuenta nueva. ¿Qué implica eso? Un cambio.
Un cambio.
Entonces, ahí se está planteando de que el que ama la injusticia, al
que no le gusta el orden ese no está aquí, le cuesta mucho trabajo.
Entonces, tengamos presente eso.
Me despido de ustedes, declarándolos bendecidos con toda bendición
en el nombre de nuestro Padre Melquisedec y nuestra Madre, el
Arcángel Miguel.
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